• mariana leky libros - Mariana Leky

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    Todo el mundo en Westerwald sabe que Selma tiene un don especial: cuando suena con un okapi alguien fallece en veinticuatro horas. El dia que se hace realidad la premonicion que todos temen, las verdades acalladas y las cartas iniciadas con nunca y siempre comienzan a circular, y su sueno cambia irreversiblemente las vidas de Luise, su nieta; de Martin, el nino levantador de pesas; del optico enamorado; de la triste Marlies e, incluso, la de un peculiar monje budista.

  • Mariana Leky: Libros - Amazon.es

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  • Libros y Ebooks de Mariana Leky - Amazon

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  • Mariana Leky | PlanetadeLibros

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  • EL DIA QUE SELMA SO�O CON UN OKAPI - MARIANA LEKY

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  • EL D�A QUE SELMA SO�� CON UN OKAPI (Libro en papel)

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    POPULAR LIBROS S.L. ... EL D�A QUE SELMA SO�� CON UN OKAPI (Libro en papel) ... Mariana Leky se ha convertido en la revelaci�n de las letras germanas.

  • Pasiones prohibidas de mi pasado 2 de Mercedes Franco

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    Isabella descubre el amor al lado de Abel, estos juran amarse por siempre y deciden que nadie los separara, pero el destino tiene otros planes para la joven pareja.

  • Que la vida te de todo lo que merezcas de Leire Milanesi

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    Toda la escena parece sacada de una mala pelicula americana. David cuelga de su propia corbata atada a la lampara y las zapatillas se le han caido al suelo dejando al descubierto sus pies desnudos. El Gran Hombre se fija en sus dedos que miran hacia arriba. Por ellos gotea la orina del joven muerto que forma un charquito amarillo en el suelo. <>. Aunque le cueste admitirlo, al Gran Hombre le ha sorprendido la profesionalidad de Harry, que ahora esta apostado a su lado, como si fueran dos camaradas. Desde el momento en que lo conocio, penso de el que era un animal, un ser violento que solo servia para intimidar, amenazar o dar palos. Sin embargo, ha eliminado las pocas pruebas que han dejado de una forma tan metodica que el Gran Hombre no ha podido evitar admirarlo. Y ahora Harry, a su lado, mira el resultado de su trabajo con orgullo. Incluso hace un gesto de asentimiento con la cabeza. --Creo que da el pego --dice--. Fijo que esto pasa por un suicidio. El Gran Hombre prefiere no contestar. Ha intentado por cualquier medio posible que David no lo fastidiase todo como lo ha hecho, que las cosas no llegaran hasta donde han llegado. Pero no ha sido posible y ahora la sensacion de fracaso esta tan presente como si cargara una loza sobre sus hombros. --Vamos, hermano, no te hagas mala sangre. El se lo ha buscado. A Harry le gusta llamarlo hermano, pero el Gran Hombre se alegra de que no sea su hermano. Ni siquiera podria ser su amigo, es demasiado imprevisible. Por eso no puede dejar que del siguiente paso se encargue el. --Deja que me ocupe yo de la mujer --dice--. Esto no se puede repetir. --?Que quieres que te diga, hermano? Si me hubiera encargado yo desde el principio, nada de esto habria sucedido. --No te acerques a ella. Lo estropearas todo. Harry se rie, pero no esta contento. Le molesta ese aire de superioridad que emplea siempre con el. --Ya veremos --contesta y se aleja. Cuando se marcha deja tras de si su aliento a tabaco y su olor a perfume barato que se aplica despues de afeitarse. El Gran Hombre lo ve dirigirse hacia la puerta del piso. Los atisbos de admiracion que ha sentido por el se han desvanecido. Ahora vuelve a despreciarlo. Harry representa todo lo que el detesta. El instinto contra la razon, la doctrina contra las ideas... Por eso se arrepiente de lo que ha sucedido esta noche, de haber cedido a sus impulsos, de haberse puesto en sus manos. Al dedicarle la ultima mirada al cadaver de David, antes de irse, siente la necesidad inevitable de disculparse, de pedirle perdon. Pero sabe que ya todo es inutil. CAPITULO I Seis, seis, dos. Son las cartas que estan sobre la mesa. No se puede tener mas suerte. Vuelvo a mirar las mias --un seis de picas y un as de corazones--. He ligado un trio que me puede hacer recuperar en una sola mano los ochocientos euros que llevo perdidos. Un buen jugador de poquer pensara que puedo llevar cualquier cosa, porque ese es precisamente mi problema. Soy una jugadora compulsiva que juega todas las manos. De hecho, la unica razon por la que juego en una de estas timbas ilegales es porque yo misma me he registrado como adicta al juego en todos los casinos de Tenerife y, cuando tengo una crisis, estos son los unicos sitios en los que puedo entrar. Por desgracia, en tugurios como este les importan bastante poco mis problemas. Me toca apostar y empiezo flojo. No quiero asustar a mis rivales. Si se huelen que llevo algo, se retiraran y sacare poco dinero, asi que pongo una ficha negra de cien en el bote. Todos me cubren la apuesta y yo empiezo a frotarme las manos. Todos menos unos que arrastra el solito la totalidad de sus fichas hacia el centro de la mesa. Unos mil y pico euros. Lo miro fijamente y me pregunto que llevara para hacer una apuesta como esa. Los demas jugadores se retiran y solo quedo yo. Esta claro que tengo la mejor mano, asi que no me da miedo. Sacristan es un gorrilla enclenque que se saca una pasta en el aparcamiento del Hospital Universitario. Por la noche, acude a timbas de poquer como esta a jugarse las propinas de los coches que vigila y casi siempre acaba perdiendolo todo. En el argot se le considera un pescado o un fish. Como a mi. Unos pringados que nos dejamos los cuartos para que los buenos jugadores se vayan satisfechos a casa. Tambien se ven por estos antros a algunos profesionales que viven de desplumar pescadillas, pero no muchos. Casi todos son peninsulares que vienen de vacaciones y que aprovechan para ver si los pescados se las pagamos. Casi siempre lo consiguen. --?Cuanto hay? --le pregunto al crupier para saber lo que tengo que apostar. Es un chico joven al que es la primera vez que veo por aqui. Muy profesional y serio se pone a contar las fichas. --Mil cincuenta --dice. Yo tengo unos mil trescientos. Es una pena, porque el imbecil de Sacristan ha espantado a los demas y ahora no sacare tanto como pensaba. --Vale, all in --digo. --Espera --me detiene el gorrilla--. ?Cuanto tienes? --Mil trescientos --respondo. Sacristan se vuelve hacia el tipo que esta sentado en un sofa en un extremo de la habitacion y que no pierde detalle. Todos alli sabemos quien es. Su apellido es Martel y le llaman por el. Nadie tiene ni idea de cual es su nombre de pila. Es el que organiza la timba y el usurero que presta dinero a ludopatas como Sacristan y yo. --?Me cubres, Martel? --pregunta el gorrilla. Martel mira las cartas y luego me mira a mi. --Claro --dice--. Dale mil mas --le ordena al crupier. Este le obedece y le entrega un nuevo monton de fichas. --Vale, veo tus mil tres cientos. --?All in? --me pregunta el crupier por si quiero pedir prestado yo tambien. Me lo pienso. Miro sus cartas, que estan bocabajo. Debe de tener el otro seis. Ha ligado un trio y se cree que me va a desplumar. Con as seis le gano seguro --Yo te cubro, Karo --dice una voz con acento peninsular desde el otro extremo de la sala. Todos los jugadores giramos nuestras cabezas hacia el. Es un tipo con barba y pelo cano peinado a modo de cresta, en plan moderno. Y va vestido con traje azul marino y corbata roja, como si acabase de salir de la oficina hace un momento. Esta sentado en la pequena barra donde se sirven las bebidas y sostiene un whiskey con hielo en la mano. No lo he visto en mi vida. --?Nos conocemos? --le pregunto. --No, pero seguro que tienes la mejor mano. Es un buen negocio. --Bueno --le digo al crupier--, vamos a ver el turn. El chico aparta una carta y pone sobre el tapete la siguiente. Es un as. Las cartas comunitarias son seis, seis, dos, as. Tengo un full house. Mi noche se acaba de volver tan luminosa como si acabara de salir el sol, pero debo disimular para que no se me note. Solo hay una cosa que la puede mejorar y esta a punto de ocurrir. Sacristan toma aire y arrastra el resto de los mil que le ha prestado Martel hasta el centro de la mesa. Tiene un trio de seis, estoy segura. Se va a jugar todo lo que pueda porque cree que le ha tocado la loteria, cuando en realidad el decimo bueno lo tengo yo. Me vuelvo entonces hacia mi prestamista misterioso y le pregunto con la cabeza. El saca una tarjeta de credito de color negro y la pone sobre la mesa. --Adelante --dice. --Los veo --le digo al crupier y este anade las fichas. --?All in? --vuelve a preguntarnos el crupier viendo que cada uno tenemos nuestra propia financiacion. --Cuidado, Karo, este lleva algo --dice otro jugador. Se llama Anselmo, tiene unos sesenta anos y me conoce desde hace tiempo. Casi siempre se muestra condescendiente conmigo porque soy una mujer y se cree en el deber de protegerme. No me molesta demasiado, es de otra generacion. El crupier levanta la ultima carta. Un cinco de corazones. Ya esta todo hecho, solo necesito saber cuanto le voy a sacar al pringado del gorrilla y llevarme mi dinero. --?Ocho mil? --le pregunta Sacristan a Martel. Este asiente y el crupier coloca las fichas --Cuidado, Karo --me advierte Anselmo, pero yo voy lanzada. He ligado un full de seis y ases y ahora pienso en cuanto tengo que subir la apuesta para que el gorrilla no se eche atras. O al menos para que no lo haga Martel, que es el que va a decidir. --?Once mil? --le pregunto al mio, que asiente con el whiskey en la mano--. Once mil, entonces. Sacristan se acaricia el menton con el pulgar intentando ver a traves de mis cartas que es lo que llevo. A mi tambien me gustaria saber con que ha apostado tan fuerte. ?Doble pareja o el trio de seis? En cualquier caso, gano yo. --Subo a quince --dice satisfecho. --No te emociones --responde Martel--, que como sea un farol vas a tener que ampliar ese descampado en el que te aparcan los coches para pagarme. --Venga, Martel, que lo tengo ganado. Cubreme. ?Lo tiene ganado? Muy seguro lo veo. Solo hay una mano que me gane. Solo una entre las decenas que puede tener. --No, esto se acaba aqui --Martel se dirige de nuevo al crupier--. Cubrele la apuesta y que levanten las cartas. El crupier coloca las fichas que faltan hasta los once mil euros y luego me mira para que ensene mi mano. Yo levanto mi as seis. Confirmo mi full y sonrio feliz. Una felicidad que se nubla al instante cuando veo que la boca de hiena de Sacristan suelta una carcajada. Se me eriza el vello de la nuca, como si el mismo silencio que se ha hecho a mi alrededor fuera el de mi funeral. El gorrilla levanta sus cartas y veo dos malditos ases como si fueran dos lapidas con mi nombre. --!Joder! --dice uno de los jugadores. --!Full de ases y seis! --exclama Anselmo--. Mira que te lo dije, Karo, que tuvieras cuidado. Yo lo oigo todo como si fuera la television sonando de fondo. Tengo delante de mis ojos la unica mano que podia ganarme. ?Cuantas veces se pierde con un full house? No tengo ni idea, pero muy pocas. Tan pocas que a todos se les han quitado las ganas de seguir jugando. Empiezan a levantarse y se dirigen a la barra a cambiar sus fichas. --Si es que... Mira que ponerte a jugar con profesionales --me dice el gorrilla con sorna. Su cuerpo enclenque parece haberse inflado y ahora hasta se asemeja a un hombre de verdad. Se cree un tiburon el muy idiota. Me dan ganas de pegarle una hostia. Cuando la sala se ha quedado practicamente vacia, me levanto de la mesa como si estuviera sonambula. Aun me resisto a apartarme de las cartas. Mi as y mi seis siguen frente a mi. Me pregunto que es lo que he hecho mal. Revivo una y otra vez las fases del juego, como si esta vez pudiera ganar la partida. --Tranquila, Karo, estas cosas pasan --dice Martel. --Y tanto que pasan. Sobre todo, a mi. --Tomate un whiskey, estas invitada. No tengo animos ni para darle las gracias, aunque el whiskey lo voy a pagar yo con la comision que le he hecho ganar. Me acerco a la barra y le pido un ron a Juanito, el whiskey me sentaria mal. --Lo siento, Karo --me dice el camarero cuando me pone la copa. Mi prestamista esta a mi lado, mirandome. --Supongo que el trato es el de siempre. Diez por ciento al mes --le digo. Estaba tan confiada en que iba a ganar que he aceptado el dinero sin establecer las condiciones. Vaya una lumbrera. --No te preocupes por la deuda, ya lo resolveremos. Estoy de tu parte. --El prestamista comprensivo --respondo con la vista hundida en mi vaso. El tipo se levanta, recoge su tarjeta y siento su mano sobre mi hombro antes de verlo irse. --Espera --lo detengo. --?Si? --No soy una puta. No voy a prestarme a nada raro para reducir la deuda. No, no soy una puta. Solo una profesora interina de Historia que no sabe que cono hace en un sitio como este. --Es bueno saberlo --responde mientras sale por la puerta. Es vasco, estoy segura. Por su acento. No es muy pronunciado, pero me ha parecido identificarlo. Hace tres dias estaba en una terapia de grupo y todos me felicitaban por llevar dos meses sin jugar y ahora me encuentro arruinada y viendo mi vida pasar ante mis ojos. La sala se ha vaciado sin que me haya dado cuenta y yo solo tengo energias para encender de nuevo mi movil y mirar las llamadas perdidas de David. Dos llamadas la anterior madrugada que tenia que haber contestado. Tal vez asi las cosas habrian sido diferentes. El estaria vivo y yo no me habria jugado mis pocos ahorros mas otros doce mil euros en una partida de cartas. Desde luego no habria recibido el mensaje de mi excunada, hace tres horas y cincuenta y dos minutos. <>. Las manos me tiemblan tanto que me cuesta introducir la llave en el contacto y arrancar. No estoy segura de si es por el frio humedo y nocturno de La Laguna, porque mis problemas economicos se han multiplicado en una sola noche o por la impresion de saber que David esta muerto. Comprendo que Agatha, mi excunada, me haga responsable de lo ocurrido, yo misma me siento como si hubiese apuntado una pistola a su pecho y disparado con ella. Una imagen se me viene a la mente con una claridad que casi parece que la este viviendo en este momento. David esta sentado en el sofa del piso que compartiamos en La Salle. Tiene la mano apoyada en la frente, con la vista fija en el suelo, y mueve la cabeza diciendo que no como si la sola idea de que lo deje le resulte imposible. Yo he metido mis cosas mas urgentes en una bolsa de viaje que ahora esta aparcada junto a la mesa del comedor y me encuentro sentada frente a el sin saber muy bien como actuar.

  • Preguntaselo al gato de Melinda Metz

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    Jamie no queria volver a enamorarse… pero su gato MacGyver tenia otros planes para ella. !Como iba a quedarse quieto un gato con ese nombre! Jamie Snyder tiene treinta y cuatro anos y esta soltera. Sin embargo, no es que tenga muchas ganas de iniciar una nueva relacion… Tras sufrir durante todo un ano a un tipo enamorado de si mismo y a otro… que habia olvidado decirle que estaba casado, ha decidido celebrar el ano de ella con ella misma y MacGyver. MacGyver no es otro que un gato encantador que tiene el habito, no tan encantador, de escabullirse por la noche y robar cosas a los vecinos. Si, es cierto: MacGyver es un gato ladron, pero sigue siendo el unico ser del genero masculino en el que Jamie confia… y la unica compania que necesita, ?no?

  • Sabor critico de Xabier Gutierrez

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    Ha transcurrido un ano desde que asesinaron a balazos a Ferdinand Cubillo, Ferni, un reputado critico gastronomico del Pais Vasco. El subcomisario de la Ertzaintza Vicente Parra y su equipo se encargaron en su dia de interrogar a quienes pudieran haber estado relacionados con el crimen. Pero la investigacion ha resultado, hasta el momento, infructuosa. Aun asi, Vicente Parra no cejara en su empeno por aclarar lo ocurrido en un caso que, mas alla de la muerte de Ferni, esta relacionado con el misterio que se cierne sobre unos acontecimientos ocurridos hace mas de treinta anos.

  • Hijo del pasado de Blanca Miosi

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    Blanca Miosi, una de las autoras mas sobresalientes del mundo literario latinoamericano nos trae esta vez un personaje vivido, con un pasado de luces y sombras.

  • Hazme Disfrutar (Amar sin Querer 1) de Noni Garcia

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    Feria, Feria, Feria! M iercoles de feria, dia de la mujer. Rebujito, serranitos, sevillanas, bulerias, rumbas y volantes, muchos volantes. Y aqui estamos Carmen, M arina, Noelia y yo para disfrutar de un caluroso dia de mayo con nuestros trajes de flamenca. – ?Que te pasa Nuria? Alegra esa cara hija, que estamos en la feria. Para una vez que venimos a la feria sin nuestros chorbos... – He discutido con Juan, Carmen. – Pero eso no es nuevo ?por que ha sido esta vez? – Por lo de siempre, por que va a ser, por los celos. – ?Por venir con nosotros? – Si, siempre es lo mismo y estoy cansada de decirle que mal va por ese camino. Yo le quiero mucho, pero esta situacion cansa. – Chicas, ?habeis visto el grupito de cuarentones que no dejan de mirarnos desde la barra? - nos interrumpe M arina. – !Hala! disfrutad Noelia y tu, que estais solteras. Nuria y yo estamos pilladas. Con curiosidad miro hacia el grupo de hombres del que hablaba M arina y mayuscula sorpresa me llevo. Hacia como cuatro anos que no lo veia, exactamente desde que cambie de instituto. Decidida me levanto y me acerco a ellos que empiezan a murmurar. – ?Que pasa que no pensabas saludarme? – ?Nos conocemos? – Pablo, vas a tener que empezar a tomar algo para la memoria, te estas haciendo mayor. – ?M e das una pista? – A ver... soy la unica que le ha echado cojones a M anuela. La adolescente sincera y directa que te hacia reir a carcajadas cuando no tenias esa fachada de hombre serio de negocios. La que ayudaba a tu hijo mayor en ingles. Vamos, la primera novia de PJ.

  • Hasta que nos volvamos a encontrar de Maya Moon

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    Descubre la romantica historia de Alex y Olivia de mano de Maya Moon.

  • Barrio Bravo de Roberto Melendez

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    ?Por que amamos la pelota? En mi caso lo he pensado muchas veces, pues parto de esa certeza: amo este juego desde todos sus contornos, tambien los mas oscuros, si no esto solo se trataria de un relamido ejercicio paradigmatico y no de tierra y piel humana. Perfectible, por supuesto; mundano, sin dudas. El futbol, popularmente expandido, brinda un lenguaje culturalmente expresivo, cuyo reflejo es el mismo dia a dia a traves de sus personajes, canchas, dilemas y dialogos. Barrio Bravo comenzo como un humilde espacio de internet en el que decidi explorar las distintas experiencias y facetas que se viven a traves y alrededor de la redonda. Un partido desmenuzado desde una aparente jugada secundaria; el camino de un jugador en la cancha, y mas alla de la cancha; los cuentos del pasaje que tienen tanto de verdad como de fantasia; mis propios recuerdos, que ya no se si son propios, pero sin duda me otorgan un origen. Ha sido una ruta esforzada, aunque plenamente satisfactoria. El inicio, hace dos anos atras, fue con noventa amigos como espalda de un proyecto entusiasta aunque poco claro; hoy llenamos todos los estadios del mundo y lo claro es que si existe un para adelante. Este libro nace del deseo de pasear junto a una pelota por diferentes escenarios que alguna vez fueron y otros que tal vez no; jugadores inmortales, como Totti, Pele, Salas, y Elias Figueroa, y otros tal vez no tanto, pero aun cuando anonimos, llenos de pasion; la industria misma y el barrio mismo; el futbol, la letra y la calle..., la realidad y la ficcion como una misma cosa. Fantaseemos un rato, pues, probablemente, aquello sea lo mas real del futbol. PRIMERA PARTE El jugador que no quiso dejar de serlo Es una juerga mas. Tiene ganas de mear. El bano maloliente del bar suburbial no brinda tregua, asi que sale del local a buscar una esquina con la cerveza en la mano. Siente el alivio, tambien el agradable paso del viento por debajo de las bolas. Inhala, pletorico y reconfortado, evacua al aire libre y deja el nombre en una pared gastada. Tararea una cancion de Arctic Monkeys, esos que fueron sus vecinos en Sheffield y que desde hace poco la revientan en las radios britanicas. Al dia siguiente no hay partido, el entrenamiento es por la tarde y hace dos minutos ha decidido que no ira a trabajar a la fabrica. La fria cerveza esta magnetica, al igual que esa pelirroja escocesa que hace pocos minutos le mostro el tatuaje que lleva detras de la oreja derecha. Sonrie, satisfecho de aquello que le espera, conforme con una decision que le es propia, pues va de rebelde, y es asi como encaja y engrana su conciencia; asi mide su propia idea de respeto, algo que en algun momento perdio, y que ahora, a punta de peleas, amores fugaces y decisiones contra la corriente, cree haber recobrado. La noche parece no tener temperatura y el cielo fue secuestrado por la neblina. Enciende un cigarro y, una vez mas, aparece ese maldito recuerdo de hace cuatro anos, cuando con veinte centimetros menos y un millon mas de ilusiones, fue desechado por el equipo de sus amores y donde hizo todas las inferiores. Desde aquel dia en que salio corriendo de las instalaciones del Sheffield Wednesday --con los ojos cerrados y las lagrimas banandole el rostro-- su vida ha sido asi: interminable y angustiantemente inmediata. Porque alguna vez sono con hacer eterno su nombre, pero eso parece que fue hace tanto... Se termina de un buen sorbo el resto de chela que le queda y emprende el regreso al bar. De pronto, poco antes de llegar, alguien es arrojado desde adentro de manera brutal: es <>. Un amigo suyo que efectivamente es sordo. Detras del Sordo, cayendo, aparecen dos sujetos que lo embisten en el suelo, dandole patadas. Atonito, observando la escena, sin entender nada, cierra el puno con los nudillos encostrados; mira para todos lados, no aparece nadie al rescate, solo la pelirroja que grita por ayuda. Sin pensarlo se arroja de pique al area y clava dos voleas, una en el culo, otra en la espalda. Mientras El Sordo tiene la boca rota y se retuerce en el suelo, el delantero comienza a mostrar la testosterona acumulada, ademas de toda la actividad pendenciera sumada en el frustrante paso de los dias. Y los golpea duro, aun siendo mas flaco que ellos, como si nada importara, como si la calle y la mocha fuesen su real origen. Es cierto que recibe y ya tiene la nariz quebrada, pero mucho menos que el par de matones reducidos a nada por ese muchacho que descarga la mierda, sin pausas, sin miedo. Ya con el par de sujetos caidos, los escupe y les saca las billeteras, como castigo y porque quiere mas cervezas. Al acto llega la policia. Tiene veinte anos y es condenado a usar un brazalete electronico, cumplir un toque de queda que lo obliga a estar en su hogar siempre antes de las 18.30 horas, y no moverse en un radio superior a ochenta kilometros. El mazazo para el joven futbolista es fuertisimo. El escandalo no consta en ningun medio, claro, a nadie le importa lo que haga el delantero del Stocksbridge de la septima division inglesa. Aun asi, su carrera parece estar arruinada, su vida en el fango, la pelirroja ya desaparecio. El club planea caducarle el contrato que consta de un salario de cuarenta euros por partido. Pese a ser el goleador y quizas quien cuenta con mayor proyeccion en la plantilla, los problemas no son una novedad y lo tienen con pie y medio fuera de la institucion. Reconoce el panico, tiene miedo. El asegura que el futbol es todo lo que ama y lo unico que hace bien. Promete cambiar, pero principalmente, bajo la angustia, promete lo mejor que conoce: goles. Es jueves, un jueves cualquiera. Son las 17.30 horas y el partido va 1-1. Debe irse, si no la cosa se le puede poner peluda. Viene la modificacion, pero pide un minuto mas. Van sesenta y quiere una chance, sabe que la defensa rival ya esta agotada y se siente rapido, porque lo es. Su madre ya tiene el auto encendido y le toca la bocina. No la toma en cuenta y se planta en medio del campo, rechazando los bocinazos y la inminente modificacion. El tecnico lo llena de garabatos, aunque interiormente lo conoce y sabe que quizas pueda pasar algo. Aguanta el cambio una jugada mas. Un melon con vino para adelante, un pelotazo sin gran calidad pero lleno de intencion; y corre, sin dejar de acelerar, nunca deja de acelerar; alcanza el balon, tiene el arco en la mente y planta el bombazo a treinta metros: GOLAZO. No hay tiempo para festejar, sigue corriendo, salta la reja que limita pequeno el estadio con la calle y sube al auto. --Por poquito --le dice a su vieja, mientras ella sin mirarlo, pone primera. Deslenguado, frivolo y temperamental, fruto del acido paseo de una experiencia tosca y acontecida, de la que tuvo que salir airoso a punta de punetes, transformandose en un conchasumadre, porque quizas asi valia la pena, porque quizas asi igualaba, un tanto, a la puta vida seca. De la boca para afuera y las palabras que llenan el elogio de la virtud, pero cada quien clama como sobrevivir. Al final de cuentas, lo importante es hacerlo. Pero en ese adusto rostro palido, lleno de escepticismo, habitaba algo mas que solo revancha, porque estaba enamorado de jugar y, en esa pasion, busco una conquista. Cada segundo lo hacia mas improbable, pero cada gol alimentaba una tierna esperanza. Y la abrazo con fuerza. Infantilmente no dejo de sonar, anadiendo a eso el caracter que le dio la oscuridad para no intimidarse por el paso del tiempo ni por el eslogan de lo probable. No paro de hacer goles, le sacaron el brazalete y siguio haciendo goles, pasando al Fleetwood Town de la quinta division. Hizo treinta y un pepas en treinta y seis partidos, y llevo a su escuadra a un inesperado ascenso. Con los papeles manchados --y ya con veinticuatro anos a cuestas-- parecia que debia ganarse los morlacos en la sombra del profesionalismo, sin embargo, su irrupcion era real. No era solo un jugador rapido que hacia goles, tambien entendia el juego, podia recostarse por las bandas o descender y asociarse. Por supuesto, agil y astuto en el area. En definitiva, un delantero lleno de condiciones. Asi lo vio el Leicester, un equipo que militaba en segunda y que no dudo en pagar dos millones de dolares por el, el precio mas alto pagado jamas por un jugador venido del mundo amateur. Paso el tiempo. Al principio la adaptacion al ritmo y la presion fueron dificiles, pero nada imposible para quien venia del infierno. Fue determinante en el ascenso de su equipo a primera y, en la temporada 2015-2016, se convirtio en el goleador de la Premier League. Misma temporada en que el humilde Leicester, con su goleador a la cabeza, hizo de la realidad un poco de fantasia y dejo a los grandes clubes de la isla como Chelsea, Arsenal o Manchester United mirando desde abajo. Con veintinueve anos, aquel desconocido que peleaba afuera de los bares transformo su nombre en referencia planetaria; que importaba que haya tardado, si finalmente llego escribiendo su huella al vaiven inolvidable de la calle. Su nombre: Jamie Vardy. Curiosidades del destino: la unica vez que Leicester estuvo cerca de ser campeon habia sido en 1929, ano en que el Sheffield Wednesday lograra la consagracion. Seria un hincha y jugador descartado de ese equipo quien comando algo insospechado y extraordinario. Como el vuelco en la vida de Vardy, ese jugador que no quiso dejar de serlo, aunque tuviera un brazalete condenatorio en el pie. El Sordo cuando va al estadio se sienta en primera fila, la pelirroja lo ve por la tele, Vardy se mira al espejo y, ahora si, encuentra el respeto que buscaba. El milagro de Estambul La crisis financiera en mi familia se instalo con su agresividad natural, la mensualidad universitaria se volvio inviable y mis dias de mimado se acabaron de un plumazo. Lo intente como mesero pero mi pulso me invito a renunciar tras una jornada de tres platos rotos y varias puteadas en tono urbano. Mande mi curriculum anorexico a distintas partes, por supuesto rebotando como limonada tibia. Picando cero, no me quedo otra que dirigirme al clasico <>, el metodo nacional por excelencia. Fue asi como termine de asistente de ventas de un proyecto inmobiliario en unos edificios de la comuna de San Miguel. Sin nada de experiencia y con apenas veinte anos, era yo quien intentaba convencer a clientes recelosos que en esos sesenta metros cuadrados debian sellar el negocio de sus vidas, la sonada casa propia y el futuro de su prole. Y a pesar de que <>, el sabueso experto que increiblemente cerraba todos los tratos, me dio la magica receta <>, mis numeros estaban en rojo y la patada en la raja ya la estaba sintiendo hace semanas. Cada dia era mas dificil levantarse, en la universidad estaba definitivamente en la rama, y vender algo que no me convencia efectivamente me superaba; si, para ser vendedor hay que tener una retorica especial y el estomago duro. Tocaba una nueva jornada laboral y camine al metro con la obvia alegria de saber que estaria lleno, me puse los audifonos y, junto a <> de The Beatles, trate de hacerme el gil. Me subi al vagon sintiendo el aroma propio de felicidad que suelen tener y abri el cuerpo de Deportes del diario que le habia robado al vecino desde su choapino. Como es habitual, no habia nada muy interesante, pero si una informacion que valorare por el resto de mi vida: ese dia se jugaba la final de la Champions League entre el gigante AC Milan y el historico Liverpool. Y a mi que me gusta eso de las senales del destino, el hecho de que el cuarteto leyenda del puerto ingles estuviera en mis oidos determino mi conviccion; me baje del metro, adios pega, viva el futbol. El ambiente en Estambul derretia los frios topicos europeos; setenta mil fanaticos multiplicando la energia del tiempo, transmitiendo electricidad. Los forofos italianos aparecian expectantes y seguros de estar cerca del septimo dominio europeo, y no se trataba de arrogancia, mas bien se sustentaba en un equipo acostumbrado a ganar, con un portero en forma (Dida), una solida defensa (Cafu, Nesta, Stam, Maldini), el mejor mediocampo del mundo (Gatusso, Pirlo, Seedorf, Kaka) y dos <<9>> de epoca (Shevchenko y Crespo). Su director tecnico, Carlo Ancelotti, no se resto favoritismo, y su propietario, el viejo verde de Silvio Berlusconi, ya habia llenado de bailarinas su mansion. A pesar de ello, el local ese dia en el estadio Olimpico de Ataturk era el otro equipo, Liverpool. Lo de la parcialidad inglesa conmovia, el raspado de sus gargantas agredia, envolvia y entusiasmaba. El equipo porteno del norte ingles contaba con el pedigri del palmares --cuatro titulos anteriores--, pero habian transcurrido veintiun anos desde la ultima conquista importante en Europa, mientras su clasico rival ingles, Manchester United, lo ganaba todo. Si, tambien existia ansiedad y presion en la escuadra que dirigia el espanol Rafa Benitez. Tanta presion que al minuto de juego una falta lanzada por el pie de Pirlo encontro solo a dos metros del punto penal a Maldini, y el eterno capitan rossonero la mando a guardar. Gol de camarin y los pronosticos rapidamente comenzaban a confirmarse. El balde de agua fria para los britanicos se sintio en el semblante de los once que pisaban el campo, asi como inmediatamente trastocaba el plan conservador dispuesto por Benitez. Liverpool tuvo que salir mas de lo planificado, pero lo hacia simplemente empujando, mientras con espacios el cuadro italiano dominaba las acciones de riesgo y por momentos le daba un toque a su rival. Y asi llego el segundo, con un Kaka que a la carrera condujo una contra sin desesperarse, leyendo perfectamente el movimiento de la jugada, habilitando entre los centrales a Shevchenko; el ucraniano sin ser gloton, centro al medio para que Crespo decretara el silencio en los latidos del <>. 2-0. Parecia sentencia mortal. Cinco minutos despues, a falta de uno para el final de la primera mitad, nuevamente Kaka dictando catedra, ahora daba un pase extraordinario de cuarenta metros para que otra vez Crespo se llevara los flashes: el argentino pico el balon de primera, suave y con clase al portero Dudek, que termino a medio camino cuando buscaba achicarle el angulo: 3-0. Si, esto estaba sentenciado: con un golazo esencialmente sudamericano, el punal se clavaba en el alma del oponente. Una final de cuarenta y cinco minutos, pense, mientras en paralelo ojeaba mi celular que tenia muchas llamadas perdidas ante mi ausencia laboral. Que cagada. Rafa Benitez trato de morder el ego de sus futbolistas, garabateo, reordeno sus piezas, quiso hacer hervir la sangre de sus jugadores en medio de un animo abatido y carente de respuestas. Desde el otro lado, Ancelotti pedia tranquilidad, solo quedaban cuarenta y cinco minutos para levantar una nueva <>. El futbol es un juego tecnico, pero tambien es profundamente espiritual, y es ese sustrato cualitativo y elocuentemente vibrante el que puede cambiar la direccion de aquello que se presume sentenciado; perseverar por un motivo, encontrar esa causa y arriesgarlo todo. Y mientras Benitez gritaba, Steven Gerrard, el emblematico capitan formado e identificado en el club, exigio con su postura un breve silencio, conectando una simbiosis de pasion: desde las gradas invadia en el camarin un cantico apasionado, fuera de contexto, indistinto al resultado, redoblando en estos tiempos livianos esa anormalidad llamada compromiso. El hincha de Liverpool se sacudio de la mierda sin abandonar y fue ese romanticismo perdido el que reengancho el brio y la verguenza: <> (nunca caminaras solo), y que fuese lo que fuese. Y fue. Liverpool salio totalmente concentrado al segundo tiempo, sin dejar de correr, entendiendo que se trataba de una final, abrazados en la atmosfera inigualable que sus fanaticos brindaban en Turquia. Quien otro que Gerrard ponia el primer descuento a los 54. ?Que cresta hacia el volante en area chica esperando el cabezazo de un centro lanzado lateralmente desde tres cuartos? De eso se trata sorprender y comprender que este juego se gana muchas veces si se mueve al espacio, sin la pelota. Aunque en este caso fue el puro instinto de arrojarse por esa camiseta que llevaba en la sangre. Porque Gerrard no estaba de paso, vivia su historia, la de su club, la de si mismo. Gerrard de nino llamaba a la calle lateral de su casa <>, pues ahi masticaba el dia al lado del balon. Esto no era un negocio, no se trataba de vanagloria, lo era todo. Y el color rojo lo defendia no solo por el y su afecto, tambien por su primo Jon-Paul, quien murio aplastado en Hillsborough, cuando tenia apenas diez anos, e hinchaba ingenua y vivamente por la roja de Liverpool. Steven Gerrard no se iria de esa cancha sin al menos intentar devorarse la inercia del destino y aplastarlo de vuelta. Jugaria como lo hace un capitan, como un futbolista hambriento y como un amigo que no olvida. La celebracion con animo de remontada, de posible, termino de encenderlo todo. Dos minutos despues, Smicer clavo un zapatazo inesperado en la red de Dida y la locura contaminaba al planeta futbol... !Y queriamos volvernos locos! !Y que importa la pega! Ahora la inercia variaba con la brutalidad del empuje, y terminaria provocando el penal de Gatusso sobre quien mas que Gerrard, que arremetio voraz en el area. Una final es mas que jugarla, habia que sentirla y Steven Gerrard lo hacia. Lo increible a doce pasos. Xabi Alonso se paro nervioso frente a la pelota, mirando a ninguna parte. Tomo breve carrera y metio el derechazo pero Dida adivino el lado, !increible, lo fallaba! Sin embargo, el aroma embriagado del capitan estaba en el aire, y Alonso persiguio el rebote, lo cazo y de zurda la mando a la malla: 3-3. La explosion y el futbol en aliento drogado. En seis minutos tres goles y el llanto honesto de los mas fieles. El resto fue tension propia de una definicion de este nivel; Liverpool espoleado por lo acontecido, Milan en blanco, aunque con arrebatos que dejaron lo mejor que hizo Dudek en su vida... y con la suerte necesaria para salvarse de varias, porque a veces tambien toca que la bonita este soltera. Noventa minutos, luego el alargue y todo se cerro en los penales. Milan fallaria tres veces, Liverpool convertiria tres veces. Rafa Benitez estuvo en silencio, sin mirar, acariciando una victoria unica, irrepetible, junto a la musica de sus hinchas, esos que siempre estuvieron y a los que Gerrard perfectamente escucho, interpreto y jugo como uno mas de ellos, y tambien por el, por su club, por sus recuerdos. El trofeo lo levantaria el gran capitan en una imagen eterna, conocida hoy como <>, o el milagro de la pasion, pueden decirle como quieran. Al dia siguiente me despidieron, pero ?como arrepentirme despues de tamana final?

  • Una sola vez en la vida de Carlota Manzano

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    Abrochandome los botones de la camisa ante el espejo, pense que ya quisieran muchos de mi edad conservarse tan bien como yo. No quiero parecer un engreido, pero nadie podia creerse que tuviera cuarenta anos. Las chicas que conocia por ahi en los locales de copas me decian que las estaba vacilando, y es que ninguna me echaba mas de treinta o treinta y dos tacos. Supongo que el hecho de no tener ni una sola cana aun en las sienes tenia mucho que ver en el asunto. Cero canas, cero arruguitas en el rostro y cero barba, que siempre me ha gustado ir con la cara bien afeitada. Ademas, normalmente suelo vestir de manera informal y muy juvenil, pero aquella tarde de sabado tocaba ponerse un poco mas elegante, puesto que habia quedado con mi amigo Claudio para asistir a la inauguracion de un lujoso bar-pub en uno de los barrios mas selectos de Barcelona. La ropa de pitimini, como yo la llamo, la dejo para ocasiones especiales. Y para el trabajo, claro esta. Un director de banco no puede permitirse el lujo de sentarse en su despacho en vaqueros y camiseta para atender a los clientes, pero el resto del tiempo... dificil era pillarme a mi con traje de chaqueta y corbata. Ni siquiera aquella tarde. Una camisa blanca arremangada hasta medio antebrazo, un pantalon azul marino de pinzas y unos modernisimos zapatos marrones que tocaba estrenar me parecia el look perfecto para la ocasion. Ni mas mas ni mas menos. Bueno, miento. El Lotus que me habia regalado Maria un par de anos antes, puesto en la muneca, completaba mi atuendo. Con el pelo ligeramente engominado y un toque de mi perfume preferido de Calvin Klein, parecia yo el tipico senorito andaluz. Lo digo sin animo de ofender a nadie, ojo, pero esa fue la comparacion que me vino a la cabeza mientras me terminaba de abrochar los botones. En ese preciso momento recibi la llamada de Claudio. --?Como vas, Thiago? --Ya estoy listo. ?Por? --Genial, estoy por ahi en ocho o diez minutos, que me he metido en un atasco que no veas. --?Un atasco a estas horas? --Me extrano, la verdad. Si fuese a primera hora de la manana, cuando la ciudad condal es un autentico caos de gente moviendose a la carrera por todas partes para ir al trabajo, todavia... --Bueno, ha habido un pinazo con una moto. Una movida que no veas, ahora te cuento cuando te vea. --Perfecto, enseguida bajo. Claudio trabajaba en la misma sucursal bancaria que yo, solo que aquel chaval era un simple cajero, lo que no impidio, como es logico, que hicieramos buenas migas desde que entrase a currar alli seis meses atras. Mi amigo tenia treinta y seis anos y acababa de separarse cuando vino a parar alli. Lo estaba pasando mal, sobre todo porque su ex era una de esas mujeres de armas tomar que le ponia mil trabas para ver a las dos ninas cuando le tocaba recogerlas. Por mi parte, acababa de poner punto final a mi relacion con Maria, aquella mujer celosa hasta la saciedad. Tres anos y medio habiamos estado de noviazgo, tiempo suficiente para entender que lo nuestro no tenia ningun futuro. No solo por sus celos, que ya bastante con eso. Maria era una mujer con mamitis aguda cronica. Parece mentira que con casi treinta tacos no pudiera mover un pie sin el visto bueno de su madre. Aparte, todos los fines de semana sin excepcion teniamos que ir a comer con sus "papis", como ella les llamaba, al chalet en que vivian en las afueras. Y los tres veranos que estuvimos juntos... a Benidorm de vacaciones con ellos, al apartamento que los senores tenian alli, porque "?que mejor que pasar las vacaciones en familia?". Y como asi, tantas y tantas cosas mas, de modo que estaba un poco harto del tema. Mandona tambien, el colmo fue ver a las claras que aquella chica no queria tener hijos. Al principio no le di tanta importancia, pensando que con el tiempo quizas cambiase de opinion, pero al ver que me estaba equivocando de medio a medio porque nadie la sacaria de sus trece, me dije que por ahi no pasaba. Tengo cuatro hermanos, tres chicos y una chica, y bien orgulloso que estoy de todos ellos. Los cinco nos llevamos fenomenal y siempre estamos disponibles los unos para los otros en cuanto nos necesitamos. No es que pretendiera tener en el futuro una familia tan numerosa, pero queria tener al menos un par de hijos que heredasen mi apellido y mis genes. Estaba visto que con Maria tendria que abandonar mi sueno. Eso o abandonarla a ella, y opte por esto ultimo, aunque ese no fue el unico motivo, como ya he explicado. Claudio tardo algo mas de un cuarto de hora en aparecer con su Audi. Venia vestido mas o menos en mi misma linea. --Venga, sube, que nos cierran Barcelona--me dijo a la par que bajaba la ventanilla del coche. --A mi no me estreses, ?eh? que es sabado y hoy no tengo ninguna prisa en acostarme. --Toma, ni yo. Bueno, aunque manana tengo que recoger a las nenas a las once, asi que tampoco quiero enredarme mucho. --?Y todo bien? --Calla, toquemos madera--el muy vacilon se dio unos toquecitos en la cabeza con los dedos --. Ultimamente, la madre esta mas relajada. Yo creo que debe andar con alguien y por eso no chista. Vamos, que parece que esta deseando que me lleve a las crias para quedarse tranquila. --La vida sigue para todo el mundo. --Estaria bueno. Oye, ?Has visto la foto esa del local que ha salido hoy en el periodico? --No, vi una la semana pasada. --El sitio esta guapisimo, tiene un pedazo de terraza asi en plan chill out que flipas. --Veremos a ver que se cuece por alli. Nada malo, desde luego. Claudio aparco unos metros mas arriba en la misma acera y el portero nos dio la bienvenida alli en el escalon de entrada. "Esperamos que les guste el Karachi", anadio. Aquel sitio destilaba lujo por todos los rincones. El ambiente tambien era de lo mas "chic", con tanta gente elegantemente vestida, charlando animada con sus copas entre las manos. Mi amigo y yo nos acoplamos en la barra, cerca de un par de chicas mas jovenes que nosotros que andaban ya ahi sentadas en sus taburetes. Me llamo muchisimo la atencion una de ellas por su espectacular melena de rizos pelirrojos. Llevaba un traje de coctel de color rosa palido y unos altisimos tacones a juego que no le hacian mucha falta, y es que debia medir cerca de metro ochenta con ellos. No es que uno sacase ahi el metro, pero fue llegar nosotros y levantarse y salir andando hacia el bano. Un metro ochenta y cinco mido yo y aquella guapisima chavala de ojos verdes casi me alcanzaba. --Eh--Claudio chasqueo los dedos ante mis narices--, estoy aqui, espabila. Me habia quedado por unos segundos medio alelado, siguiendola con la mirada. --?Has visto que porte? Ufff, madre mia. --Ya te digo --me respondio mi companero alzando las cejas. Minutos despues, la chica volvia del bano y la escena se repitio. Ahi no pude reprimirme y le di las buenas noches educadamente al pasar junto a mi. --Buenas noches. No se limito a corresponder por cortesia a mi saludo con esas simples palabras. La preciosa sonrisa con que las acompano me cayo de propina, asi que no me lo pense mucho. Espere a que se sentase y apurase el ultimo trago de su vaso, le pregunte en voz baja a Claudio y, con su aprobacion, me acerque a ella. --Disculpa. ?Estais solas? Nos gustaria invitaros a una copa. La chica, que se quedo un poco cortada, miro a su acompanante antes de volver la cabeza de nuevo hacia mi para disculparse. --Te lo agradezco muchisimo. Mejor dicho, os lo agradezco, pero estoy hablando con ella de negocios. --Oh, perdon--Yo si que me quede cortado con su respuesta. --Lo siento mucho. Ademas, tengo que irme en breve a trabajar. ?A trabajar? Eso si que me pillo fuera de juego. Un sabado por la noche y de esa guisa... la verdad es que asi de repente no se me ocurrio a que podria dedicarse. --Planchazo, amigo mio--Claudio me hizo un gesto de resignacion con los ojos. En cambio, yo no me resigne a dejar la cosa ahi. No es que insistiese mas, pero se dio la circunstancia de que media hora despues entraron unos amigos de mi companero a los que, al parecer, hacia bastante que no veia, y se liaron a charlar. Apenas cinco minutos mas tarde, la preciosa y finisima pelirroja cogio su bolso de cartera y se dispuso a salir de alli con la otra chica, que tambien estaba de muy buen ver, por cierto. Alta, morena, con un vestido muy sexy y tacones plateados, parecia otra modelo de alta costura. Me disculpe con Claudio y sali tras ellas como un detective de pacotilla. Mi amigo se quedo flipado y quiso saber a que tanta prisa. --Ya te contare--Fue lo unico que le respondi. Capitulo 2 Ambas mujeres desfilaron hacia la puerta acaparando a su paso todas las miradas masculinas, con sus firmes y elegantes andares. Cuando las vi coger calle abajo y acercarse a un lujosisimo Mercedes blanco para meterse en el, tire para arriba y pare un taxi justo cuando la pelirroja echaba andar. --Buenas noches, ?donde vamos? --Quiso saber el taxista. Eso quisiera saber yo tambien, a donde ibamos, pero como no tenia ni idea ni era plan explicarle que teniamos que perseguir al coche blanco de delante, le dije que tirase, que yo le iria indicando. Asi pues, cada vez que la veia poner un intermitente, le indicaba que tirase a izquierda o derecha, segun procediera, y asi hasta ir a parar al comienzo del Paseo de Gracia. Cuando vi que la pelirroja aminoro la marcha y torcio a la derecha para entrar con su coche en el garaje de un edificio de alto standing, le pedi a aquel tipo bigotudo que parase ya donde pudiera. --Muchas gracias, que tenga buena noche. --Se debio poner mas contento que unas castanuelas con los cinco euros que le di de propina. --No hay de que, buen servicio, amigo. Y buena pamplina la que yo acababa de hacer, y es que... ?que narices hacia alli, en la otra punta de la ciudad, mirando como un idiota los ventanales de aquel suntuoso bloque? Tal vez la mujer habia ido a cambiarse de ropa para ir a trabajar. O quizas me la habia dado con queso y aquello solo habia sido una mera excusa para quitarse el muerto de encima. Espere como unos quince minutos, plantado ahi en la acera como un pasmarote, antes de montarme en otro taxi que me llevase de vuelta a mi casa. De camino, recibi un wasap de Claudio. --?Se puede saber que mosca te ha picado? ?A santo de que te has largado con tanta prisa? --?Sigues ahi? --Desvie el balon porque me sentia un tanto ridiculo. --Claro, seguimos aqui dandole a la alpargata, vente para aca, que no veas como se ha puesto ya esto de gente. --No, tio, tengo un poco de acidez de estomago y no me apetece mucho. --Que jodio, pues no sera por lo que has bebido hoy, que ni te has terminado el primer cubata. Venga, anda, animate. --No, gracias, prefiero tirar ya para casa. --?Eras tu el que decia que hoy sin prisas? Como veas, que te compre el que te entienda, pero tu te lo pierdes. Quizas tuviera razon, pero no me apetecia un pimiento volver hasta alli para juntarme con aquella panda de antiguos companeros universitarios de mi colega a los que yo no conocia de nada. Parecera una estupidez, pero me dije para mis adentros que lo mas interesante de ver en aquel lugar ya se habia recogido en su casa, asi que no dude en meterme en la mia, ponerme otra copa y tomarmela tranquilamente, escuchando musica en el sofa. Seguia dandole vueltas a la cabeza. Con que arte me habia despachado aquella pelirroja tan guapisima y tan bien moldeada... El viernes de la siguiente semana, al salir a mediodia de trabajar, me encontre de casualidad con un vecino y amigo con quien tambien habia salido por ahi en tiempos alguna que otra vez. Marcos entraba justo en ese momento en la zapateria de al lado del banco. --Ey, Thiago, ?ya acabaste por hoy la faena? --Me pregunto sonriendo. --Si senor, hasta manana ya no me ve ni Cristo el pelo por aqui. --?Tienes prisa? --Ninguna, ?por? --Echame una mano, tio, que tengo que comprarme unos zapatos para la boda de mi hermana, y luego nos tomamos unas canejas. --Vale. --Acepte su propuesta del tiron, y es que no tenia nada que hacer. Al menos, nada que no pudiera esperar. Despues de escoger uno de los pares de zapatos mas caros que habia alli dentro, entramos a tapear en un bar a la vuelta de la esquina. --?Tienes algun compromiso para manana? --. Estaba visto que pensaba plantearme alguno. --No, nada. --Pues vente con Israel y conmigo a tomar un copazo por la noche. Hace un par de dias me pregunto por ti. --?Donde pensais ir? --A un sitio que quizas no conozcas, pero creo que te va a gustar. Nosotros hemos ido un par de veces. Es un sitio de esos donde uno puede recrearse la vista a base de bien con los bombones que andan por alli. La vista y, si uno quiere, otras cosas tambien... Me la vi venir.

  • Primavera en Tokio de Andrea Izquierdo

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    AVA huye a Tokio para alejarse de todo y alli conoce a KANNA, una tatuadora con una personalidad arrolladora. Por su parte, LILY no podria estar peor en Londres: OLIVER parece incapaz de dejarla tranquila y TOM necesita tiempo para superar lo ocurrido con XIMENA, con ALICE. y si, tambien con JASMINE. Menos mal que CONNOR se ha convertido en un apoyo inesperado, ahora que se encuentra lejos de la influencia de REX y MARTHA.

  • Los hundidos de Daniel Mendelsohn

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    Este libro empieza con la historia de un muchacho que crecio en una familia golpeada por la tragedia: seis de sus miembros desaparecieron en Europa durante la segunda guerra mundial. Era un asunto del que no se podia hablar y que fue aduenandose paulatinamente de la imaginacion del joven Daniel Mendelsohn. Muchos anos mas tarde, a partir del descubrimiento de unas cartas que su abuelo recibio en 1939, el silencio se convirtio en una pregunta que lo interpelaba y decidio seguir la pista de los parientes perdidos durante el exterminio nazi.

  • Puto Happy End de Roser A. Ochoa

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    Sus besos sabian a chocolate negro, igual de amargo que todas las despedidas, con cierto regusto a salado por las lagrimas que no dejaban de brotar de sus ojos. No pudo evitar pensar en cuando lo conocio, de eso hacia ya algunos anos. Siempre habia adorado el vigor de sus ojos, la vitalidad que irradiaba todo su ser, su sonrisa siempre tan sincera... Esa manera en la que sus manos acariciaban cada rincon de su cuerpo al hacer el amor, como la miraba con ternura mientras la penetraba con rudeza, entregandose ambos en cuerpo y alma a esa danza ancestral que los llevaba directos al paraiso, en el momento justo en el que el se derramaba en su interior. Como desobedecieron al Rey, su padre, convirtiendose asi en proscritos luchando por su amor. Con esos pensamientos y aun con la sensacion del calor de sus manos recorriendole la piel e invadiendo sus entranas, la princesa acaricio la mejilla de su principe musitando un adios, antes de que su cuerpo terminara de hundirse en el fango. --Te amare el resto de mi vida --susurro, viendolo desaparecer. Fin Rebeca paseaba de un lado a otro de la habitacion aguardando a que Paola, su mejor amiga, que ademas era muy critica, terminara de leer el manuscrito de su nueva novela. Estaba impaciente, asi lo denotaban su erratico caminar y los resoplidos que soltaba cada poco rato. Desde que tenia uso de razon, Rebeca sonaba con ser escritora. Con doce anos ya habia leido todos los libros que su madre tenia en la biblioteca, y pronto empezo a devorar todo lo que caia en sus manos, fuera del genero que fuese, pero siempre sintio especial predileccion por las novelas romanticas, puede que el motivo principal fuera porque la hacian reir mucho. Un movimiento en la cama capto su atencion, Rebeca paro en seco clavando la mirada en Paola y la apremio a que hablara, necesitaba conocer esa primera impresion de la que era no solo su mejor amiga, sino tambien la mejor lectora que conocia. Paola, al igual que ella, habia leido cientos de libros desde que era pequena, de hecho, asi era como se habian conocido, en una biblioteca peleando por llevarse ambas la ultima novedad. Rebeca no pudo evitar sonreir ante ese bonito recuerdo que le vino a la mente. --?Y bien? --apremio sin poder contener mas sus ansias. --Me gusta --respondio Paola, alzando la mirada hacia su amiga. --?Si? --inquirio emocionada. --Aja... --empezo a anadir Paola. --Pero... Siempre hay un <>, venga, !desembucha! --la animo. --?Por que no terminan juntos? --cuestiono, dejando los papeles a un lado de la cama y clavando la mirada en Rebeca. <>, penso Rebeca; el final, sabia que ese final iba a levantar ampollas. Sin embargo, asi eran sus finales, inesperados, y eso le gustaba, era algo asi como su sello de identidad. Sus lectores sabian que conforme se acercaba el desenlace de la historia, cualquier cosa podia pasar. No le gustaban los finales lineales que no albergaban sorpresa alguna; se habia convertido casi en una necesidad imperiosa el ir siempre un paso mas alla y terminar sorprendiendo en las ultimas paginas. En este caso, se habia esmerado con la repentina muerte de uno de los protagonistas, cerrando tambien, en ese momento, la puerta a cualquier posible segunda parte.--No lo se... --contesto ella, alzando los hombros--. Supongo que porque nadie se lo espera... --Todos los finales de tus historias siempre son... --?Reales? --tanteo Rebeca. --Tristes --aclaro Paola. --El amor duele --solto seca Rebeca, sentandose en el suelo con la espalda apoyada en la pared.--Becca... --Paola se levanto de la cama y se sento frente a su amiga cogiendola de las manos--, cuando las lectoras cogemos un libro, lo que queremos es evadirnos de la realidad, sonreir, emocionarnos, queremos... --Que os mientan --resumio Rebecca pragmatica. --!No! --exclamo Paola indignada. --!Si! --insistio Rebecca--. En serio, ?piensas que los tios de las novelas son reales? !No me hagas reir! --!Joder, Becca! !Eres escritora de novela romantica! --le recordo. --Sentimental, gracias --corrigio sarcastica ella--. Aunque casi que podriamos decir que es ciencia ficcion, en realidad, los hombres tan perfectos no existen y los finales felices apestan un monton --sentencio. --A veces, es necesario un final feliz... --insistio Paola, tratando de hacer que su amiga razonase. --Ppffff --bufo Rebeca--. No se, no me los creo, y yo necesito creerme los finales. --Eres la escritora mas rara del mundo --se quejo su amiga, levantandose para irse--. Prueba a escribir un thriller --se burlo Paola al tiempo que se ponia la chaqueta--. Alli todos mueren, estarias en tu salsa. --!Vete al cuerno! --gruno molesta--. ?Te lo llevas y vuelves a releerlo? --pregunto Rebeca senalando el manuscrito. Sabia que lo haria, Paola se habia convertido en eso que en el mundillo llamaban <> y era una maquina, no solo por la velocidad a la que leia, sino porque era unica para ver todos esos pequenos gazapos que, a ella, como autora, a pesar de haber releido la novela cientos de veces, se le escapaban. Se moriria de verguenza mandando la novela a su agente literaria Carmen sin que esta estuviera lo mas perfecta posible, a veces, Carmen bromeaba con el hecho de que no le hacia falta ni corrector. --Claro, tengo algunas anotaciones para hacerte, como que cambies el final. Pero me gusta, ?eh? --se apresuro a anadir--. Aunque sea un desenlace triste yo te quiero igual, y la novela va a ser un exito, aun habiendo matado al principe... --Lo merecia por idiota --justifico Rebeca--. !Anda, largate! Nos vemos manana. --Claro, recuerda que hemos quedado con las chicas a las seis, ?llegaras? --Correre. --Te esperamos, no te preocupes. Ambas amigas se despidieron en la puerta de ese pequeno apartamento que habian compartido durante un tiempo, de hecho, desde que habian empezado la universidad y hasta que Paola se habia mudado con su pareja hacia tan solo unos meses. Vivir juntas siempre habia sido su sueno desde el colegio; eran amigas del alma, casi como si fueran hermanas, incluso algunos hablaron de ellas como si, en realidad, fuesen pareja. Todo lo hacian juntas, donde iba una lo hacia tambien la otra. Y esos anos compartiendo el minusculo apartamento habian sido, al menos para Rebeca, los mas felices. Jamas reconoceria en voz alta lo sola que se sentia ahora, a pesar de estar tan feliz por Paola y Fran. Sentimientos agridulces, como los finales de sus novelas, porque en la vida real no todo era blanco o negro. Rebeca, que sin duda aun no se habia acostumbrado a vivir sola, se quedo pensativa unos instantes. Se levanto para servirse una taza de te y siguio con la mirada fija en ninguna parte durante un buen rato mas. Estaba convencida de que era una buena historia, y el final... Bueno, el principe se lo habia buscado, no todas las princesas necesitaban ser rescatadas. Eso le paso no por caballeroso, sino por desconfiado, por menospreciar el poder y fuerza de ella para conseguir solucionarlo todo. No todas las mujeres necesitaban un hombre a su lado, estaba segura de que la princesa podria arreglarselas sin el a partir de ese momento. --Merecia morir --sentencio al fin en voz alta para reafirmarse en su decision. Decidio que veria un poco la television, dispuesta a evadirse un rato de todo su mundo interior. Con suerte podria ver alguna pelicula de muertos vivientes, terror o cualquier cosa que no tuviera nada que ver con la romantica. Habia publicado su primera novela a la edad de diecisiete anos, para ello habia necesitado el consentimiento paterno. Despues de esa historia, que obtuvo muy buenas criticas, vinieron seis mas, aproximadamente, una al ano. Adoraba escribir y, a pesar de dedicarle muchas horas al dia, era incapaz de publicar al mismo ritmo que otras companeras de profesion, ella necesitaba su tiempo. Conocer bien a los personajes, vivir con ellos, pensar en ellos, sonarlos, interiorizarlos, hacerlos suyos, dejar que, finalmente, fuesen ellos los que hablasen. Todo ese proceso requeria muchos meses, sin embargo, lo que mas desgaste le ocasionaba era desprenderse de esos seres que ella ya sentia como reales. A veces, le resultaba hasta doloroso. Por mas tiempo que pasaba no lograba no empatizar con esas vidas que creaba, esos mundos que, para ella, durante meses, eran tan reales como su propia vida, puede que incluso mas reales que ese empleo en una tienda de ropa que le pagaba las facturas, pero que, en realidad, no le aportaba nada. Sus historias y fantasias eran lo que la mantenia cuerda en ese mundo que poco a poco se hacia mas insoportable. Y si, escribia erotica porque adoraba el sexo. Escribirlo y, sobre todo, practicarlo. No obstante, de un tiempo a esta parte parecia que ya nada valia, el amor convencional habia caido en el olvido y ahora tocaba siempre superar lo insuperable. El sexo <> habia muerto. Cuerpos perfectos, posturas imposibles, sesiones de sexo maratonianas... Tenian su punto, habia que admitirlo, como bien decia Paola, la gente leia para abstraerse de su realidad y hombres feos que follaban con los calcetines puestos los habia a patadas. Sin embargo, a ella le gustaban esas historias sencillas aunque con sus matices, personajes imperfectos y finales creibles, reales y grises. El blanco y el negro eran dos colores preciosos, pero el gris, y todas sus tonalidades, era lo que a ella realmente la fascinaba. Ni los buenos eran tan buenos, ni los malos simplemente malos. Puede que no fuese una autora al uso, sin embargo, adoraba lo que hacia, le gustaba releer una y otra vez sus novelas, verse reflejada en ellas y sentirse orgullosa de su trabajo. Ahora, como cada vez que terminaba una historia, necesitaba descansar una temporada. Tomo una reconfortante ducha y se entretuvo en darle muchos mimos a su cabello, sus rizos necesitaban un plus de cuidados si no queria terminar pareciendo una loca en medio de un huracan. Cuando termino con el difusor, ya era la hora de cenar. Odiaba los domingos por la noche, no tenia nada en contra de ese dia, solo que eran la antesala de su detestado lunes y su aun mas odiado martes. Odiaba todos los dias de la semana sin excepcion, todos aquellos en los que tenia que arrastrarse hasta su lugar de trabajo, ponerles buena cara a las clientas, aunque estas se comportaran como autenticas groseras, y asentir con simpatia al dueno del negocio. Ese si era un buen especimen. Puede que Paola tuviera razon, le apetecia escribir un thriller con el siendo la victima de algun personaje al mas puro estilo de Jack el Destripador

  • El rey del Honka-Monka de Tomas Gonzalez

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    Despues de la tragedia se quedaron todavia por un tiempo en Bogota. Pasadas las molestias del entierro, las palmadas en el hombro, la piedad de gente que apenas conocia, el perdio la fortaleza que se le habia visto despues de la noticia y durante las ceremonias que siguieron. Y entonces a ella, que habia sufrido de desmayos primero y luego habia sido sacudida por crisis nerviosas que debieron ser calmadas con enormes dosis de Valium, le toco oirlo llorar a altas horas de la noche, encerrado en el bano, con gemidos contenidos de persona corpulenta. No volvio a tocar un pincel y amontono los cuadros, sin mirarlos, en una especie de bodega que habia bajo la escalera. Y aunque seguia siendo una persona silenciosa y afable, se le podia notar cierto desgano, cierta agresividad refrenada. Todavia andaba con muchos amigos, pero ahora se quedaba alelado mientras los otros hablaban, mirando al vacio con ojos desolados. A veces bebia demasiado y terminaba dejando su pesado corpachon colgado de la silla. Los amigos lo cargaban entonces y Lucia los veia entrar, sudando, los tragos pasmados por el esfuerzo de bajarlo del carro y subirlo hasta la alcoba. Lucia les servia un trago, les ponia un disco, conversaba un poco, los besaba en la mejilla y los echaba. Despues de un ano de verlo como roto e inmovilizado, ella empezo a preocuparse. Con los cuadros terminados se habia logrado montar una exposicion que resulto ser un relativo exito, tratandose de un pintor todavia joven y poco conocido. Pero si en condiciones normales el exito le producia cierta desconfiada curiosidad, ahora lo dejaba indiferente. Lucia tuvo que disfrutar sola con las resenas donde se alababa su extrema habilidad y se le auguraba un futuro promisorio; y solo ella pudo alegrarse por la rapida venta de los cuadros y recibir unos dineros que llegaban bien, aunque en el fondo no los necesitaran. Entonces metieron los muebles en un deposito, alquilaron la casa y se fueron. Volaron a Los Angeles. Alquilaron un carro. Al principio el parecio aliviado con el cambio, y por momentos se le pudo ver alegre con aquel vagabundeo que los metia veloces entre naranjales infinitos y despues los hacia entrar a los deslumbrantes paisajes resecos de Nuevo Mexico y Arizona. Vieron soles enormes desaparecer entre piedras y cactus; vieron camiones lejanos titilando en la distancia requemada. Se quedaban un par de dias en algun motel o cabana y despues volvian a meterse en los paisajes gigantescos, donde podia sentirse al mismo tiempo la sensacion de la inmovilidad y del vertigo. Y si viajaban de noche, el incluso podia poner musica, subir el volumen y dejar que el sonido de mandolinas saliera por las ventanillas y se fuera como chispeando contra la enorme oscuridad. Pero fue un entusiasmo fugaz. Antes de llegar a Nueva Orleans su mal genio volvio a acentuarse. Se quejaba de la monotonia de hoteles y autopistas, hacia comentarios sarcasticos sobre la pulpa insipida en que los gringos convertian todo lo que tocaban y se burlaba de los cuadros de Picasso que colgaban sobre los inodoros de los hoteles. Cuando llegaban a algun hotel, se quedaba esperando a que ella saliera de la oficina con la llave, y entonces estacionaba el carro, entraba al cuarto y se tiraba a la cama sin ayudar a bajar nada, sin lavarse los dientes, sin desvestirse siquiera. Y al dia siguiente Lucia debia cargar maletas y maletines, y entregar la llave en la oficina. En Nueva Orleans se alojaron en el barrio frances en un apartamento bello y polvoriento que les alquilo una senora que tenia los dientes podridos y parecia la bruja de Hansel y Gretel. Salieron de dia a pasear por las aguas lodosas del Misisipi en un pequeno vapor de aspas rojas, cargado de turistas, que navegaba bien aunque pareciera de confite y caramelo; por la noche recorrieron Bourbon Street, mezclados con los demas turistas a medio emborrachar que recorrian la calle de arriba abajo oyendo musica y mirandose los unos a los otros. Y aquella primera noche, rematada en un bar donde un pianista musculoso que tenia nariz quebrada de boxeador le dedico a Lucia una version algo desvencijada de Farolito, el parecio divertirse. Durmio mal, sin embargo. A las cuatro de la manana, sentado en el balcon frente a un cenicero repleto de colillas, miraba pasar los ultimos borrachos. Y a las diez miraba su desayuno con cara cenuda y cenicienta. Ella le recordo, en el tono mas severo del que era capaz, que no era solo el quien habia sido golpeado por la desgracia. Se quedaron cuatro dias en Nueva Orleans. A pesar de los comentarios sarcasticos que debia oir de tiempo en tiempo, Lucia se sintio fascinada por esa ciudad alegre, un poco sucia y un poco fermentada, tan parecida a las ciudades del Caribe. Como pasa a veces con la gente silenciosa, el parecia certero cuando hablaba; pero si alguien se hubiera puesto exigente, lo del Disney World para borrachos o lo de los prostaticos tocando clarinete habrian resultado apenas intentos debiles de hacerle dano a un sitio que resultaba dificil dejar de querer. Lucia se quedaba un rato callada, mirandose las manos, y despues de darle la razon volvia a dejarse llevar por un bullicio y un movimiento que la deslumbraban. En Nueva Orleans entregaron el carro, que con su olor a resinas sinteticas, sus blanduras plasticas y sus peluches a base de petroleo habia empezado a asquearlo a fondo, y se fueron para el norte en el camarote-litera de un enorme tren expreso. Por la noche, mientras pasaban postes y fabricas sombrias, mientras el dormia o fingia dormir en la litera, Lucia miraba la eternidad que cada cierto tiempo abrian hacia el este los relampagos de una tormenta cercana. Horas despues se acosto y lo sintio llegar, innecesariamente brutal -- dulce y carinosa, ella nunca se le habia negado--, arrancandole la ropa a manotazos y penetrandola, rasgando y magullando, mientras el tren pitaba feroz, metido ahora en la tormenta masiva que azotaba las ventanillas y revolcaba los arboles vertiginosos y relumbrados. El climax fue rapido y aterrador, y parecio venirles desde el corazon mismo de las tinieblas. Dias despues, sin camisa, el miraba llover por la ventana. Aunque estuvieran todavia en plena primavera, sobre la ciudad habia caido una ola de calor y lluvia que la oscurecia y la hacia aun mas densa. Frente al hotel un hombre despatarrado dormia aferrando una botella de vino en la mano derecha. Lucia habia salido temprano y esta vez ni se habia tomado el trabajo de invitarlo. Cuando lo llamo a mediodia para decirle que todavia se demoraba otro par de horas, el le contesto que podia demorarse lo que quisiera; cuando regreso, a eso de las cuatro de la tarde, lo encontro sin camisa, mirando llover por la ventana. El hombre despatarrado se habia despertado y, sin levantarse, sin soltar la botella ni quitarle la cara barbuda a la lluvia, le pedia plata a la gente que pasaba. Dejo de llover. Visitaron a un amigo pintor que se vestia de negro, llevaba el pelo muy corto y usaba una gotera de oro en una oreja pulcra y rosada como un caracol. Tenia un estudio grande, donde producia cantidades abrumadoras de animales como electrizados sobre fondos de colores primarios. Despues de dos tragos empezaron a recorrer el estudio mirando esa serie infinita de imagenes -- vendidas, ciertamente, mucho antes de que empezaran a ser pintadas--. <>, dijo el, y Lucia lo miro con ojos muy abiertos. El amigo no parecia ofendido, pero tampoco encontraba que decir. Sonrisa cordial y ojos helados, menciono los tiempos, que cambiaban. Lo de la puta fabrica fue lo unico que dijo hasta el final de la visita. Para salvar las apariencias, ella tuvo que sostener la conversacion con su ingles precario mientras un macaco endemoniado la miraba desde uno de los oleos. El cielo se habia cerrado otra vez y habia tomado el color del cemento. De regreso al hotel, Lucia sintio ganas de llorar. El domingo siguiente miraban a un maromero chino que con dos palos lograba mantener otro en el aire, golpeandolo constantemente hasta dar la sensacion de que flotaba. La pequena plaza era un caos de prestidigitadores, equilibristas y musicos. Jovenes de pelo verde y pantalones de cuero fosforecian de palidez bajo el sol. Despues de hacer flotar el palo, el maromero chino empezo a escupir candela, pero solo Lucia pudo verla, porque el estaba sentado en una banca, encorvado bajo sus grandes espaldas, mirandose los zapatos. De regreso al hotel vieron a una viejita en patines, con la cabeza canosa llena de flores plasticas de colores. Cruzo frente a Lucia y le sonrio, afectuosa y feliz. --?La viste? --pregunto ella. El no contesto. Lucia dijo que habia visto a una viejita en patines con el pelo lleno de flores plasticas de colores. --?Y que queres? --pregunto el. Y entonces pregunto que si ella queria que el se orinara de la risa. Para la primavera siguiente el pellejo le colgaria de los huesos como a un buey enfermo. Despues de la partida de Lucia --lo dejo, por supuesto, incapaz de aguantar por mas tiempo esa mezcolanza de apatia y crueldad-- se sintio aliviado, como si le hubieran quitado un morral de encima. Camino liviano por las calles, sin rumbo. Entraba a los bares, salia de los bares, disfrutaba de una inmediatez que por su intensidad abolia el pasado por completo. A la senora que le alquilo el cuarto, unas roidas, joyas baratas y una actitud impersonal algo ingenua, le dijo que se llamaba Boris y se dedicaba a la reparacion de instrumentos. Adorno la mentira con algunos detalles y dejo aparecer el gesto mas parecido a una sonrisa que habia tenido o iba a tener en mucho tiempo. Y se instalo en un cuarto que olia a humedad y a estiercol de palomas. Las palomas venian de todas partes y anidaban en el alfeizar de las ventanas. La primera manana fue despertado por su arrullo desapacible y por el aleteo sordido que producian cuando llegaban o se iban del alfeizar. No sin esfuerzo abrio la ventana, que habia sido pintada muchas veces sin nunca abrirse y estaba soldada al marco, y vio dos nidos, cada uno con un par de pichones implumes y ciegos. Blandos reptiles del Apocalipsis, gargolas repugnantes, abrieron sus desmesurados picos con avidez primordial y cayeron al vacio como pequenos demonios, para estrellarse y desaparecer tres pisos mas abajo, entre pedazos de ladrillo, pedazos de alambre, sillas desbaratadas y colchones sucios, todos desperdigados en el patio que correspondia al edificio. Dos edificios vecinos estaban abandonados: uno tenia las ventanas tapiadas y parecia un enorme nicho funerario, del otro entraban y salian las palomas. Y del reguero de ladrillos del patio brotaban pequenos arboles, muy proporcionados, frescos y de un verdor absurdo para aquellos lugares donde no llegaba nunca el sol. Durante el verano durmio de dia y camino sin rumbo por las noches. Tal como se habia anunciado desde la primavera, el verano llego especialmente caliente y sofocante: llovia mucho y antes de cada aguacero el aire se ponia espeso y aplastaba. Metido en una penumbra de persianas bajadas el sudaba en pantaloncillos, durmiendo o mirando girar un ventilador de aspas metalicas que sonaba como si alguien estuviera sacudiendo una bolsa con clavos o monedas. Por la noche se ponia la ropa sobre el cuerpo todavia encharcado de sudor y salia a la calle despues de sacar un par de billetes del sobre donde Lucia le habia dejado una suma grande, tan grande al menos como irian a ser sus necesidades durante el verano, dinero que el ni habia pedido ni habia rehusado. Despues de caminar un rato se metia a cualquier bar, pedia una cerveza y se sentaba a mirar la television. En las tinieblas del bar alumbraba el verde del pasto en estadios donde hombres de mandibula cuadrada escupian y rasgaban el aire con miradas diamantinas. Senoras de ojos azules abrazaban con amor cajas de detergente mientras maridos vestidos con camisas impecables las miraban complacidos. Una pareja de novios se arrebataba una galleta de chocolate y se reia. La espuma de su cerveza se desvencijaba poco a poco, regresando de una elaborada e ilusoria estructura a la sencilla repugnancia del liquido plano y ahora tibio, que el bebia sin asco y casi sin pensarlo. En la pared de los banos, vulvas humilladas recibian falos en los que el orgullo masculino se sumaba a la propia torpeza del dibujo para plasmar una vanagloria atroz que alcanzaba los ultimos limites posibles de la fealdad. Cuando algun fanatico del beisbol le palmoteaba la espalda, sin sospechar que no se trataba de un camarada sino de alguien que solo miraba el verde puro, abstracto e irreal de los prados lejanos, el encogia sus hombros anchos, cada vez mas huesudos, de modo que el fanatico dejaba congelar un poco la sonrisa, enfriar sus ojos entusiastas, y retiraba el brazo, consciente de que habia tocado un territorio profundo y prohibido. Despues de mantener por horas el codo sobre la barra y la mandibula apoyada en la palma de la mano, salia del bar a la hora de cerrar con el hombro derecho cubierto por la ceniza de los incontables cigarrillos que habian ardido entre sus dedos mientras miraba a los novios que se disputaban las galletas de chocolate. Caminaba por calles que olian a orines, llenas de periodicos y paraguas desmembrados, y se dirigia hacia los parques del rio. En las bancas dormian los hombres desplomados. El movil reflejo de un aviso de Pepsi-Cola flotaba sobre las aguas oscuras. A veces dormia en una banca, como los otros, a veces se amanecia viendo bajar las aguas sucias hacia el mar. Cuando llegaba al cuarto se tomaba un trago grande, para escapar del aleteo de las palomas, y se tiraba en la cama a sudar y a sonar con un pasado que regresaba en imagenes descoyuntadas y revolcadas, como si por su memoria acabara de pasar un viento furibundo. Sin hablar casi con nadie, sin lavar su ropa, sin preocuparse por su creciente mal olor, se le fue pasando el verano. El pintor de animales endemoniados lo invito un dia a una fiesta a la que irian amigos comunes, pero el no fue, por supuesto. Ni siquiera penso que resultaria dificil entenderse con gente demasiado inteligente, que el buen gusto de una rebeldia aparente iba a hastiarlo o que las minimas formas convencionales de trato irian a resultarle insoportables. En un tono neutro dijo, sin mas, que no queria ir; miro con sencillez al pintor de animales electrizados, como se mira y entiende un cactus o una rosa, le dio la espalda y lo olvido por completo. El clima todavia no empezaba a refrescarse. Los hidrantes elevaban de dia chorros de agua en los que se banaban los ninos como pajaros; de noche caian contra el espejo del asfalto como si arrastraran carros y edificios, sirenas y neones, y los aniquilaran en un cataclismo espectacular contra la tierra. El recorria las noches del verano metiendose por sitios profundos, recovecos turbios, pero casi siempre buscando terminar la noche bajo cielo abierto. Por algun tiempo anduvo con una mujer morena que tenia el tatuaje de una culebra en el estomago. Con ella entro y salio de bares, con ella paso dias en cuartos de hoteles desastrados, que tenian baneras negras y cortinas espesas y raidas, y que parecian estar mas hondo que los trenes subterraneos cuyo ruido los calaba por completo. Envuelta en la luz de mecheros de alcohol, la vio hacer brillar jeringas, la vio casi desaparecer de placidez en el fluido de su propia sangre como quien se deja llevar por un ancho rio hacia el olvido. Aparte de que se hacia llamar Boris, ella no supo ni quiso saber nada de su vida. Se poseian con lujuria y sin ternura. Se encontraban al azar, sin alegria y de un modo fatal, como si dioses desganados hubieran tenido el momentaneo capricho de arrimarlos. Se despedian sin darse cuenta, desapareciendo el uno del otro como desaparecen las personas en los suenos. Cada cierto tiempo recibia cartas con estampillas de animales, plantas tropicales, proceres. Las dejaba sin abrir hasta que llegaba una nueva y entonces leia las dos con desatencion, chismes lejanos, historias de amigos que ya habia olvidado, formas afectivas que de lo puro marchitas ya ni tristeza producian. A veces se quedaba largos ratos mirando el azul intenso de las grandes mariposas, y a duras penas leia la letra abierta, pulcra, femenina, que le hablaba de gente que para el ya estaba muerta. Las orquideas, las mariposas de Muzo, los heroes de mirada ingenua, en la barra de un bar, en su propio cuarto, en los hoteles, eran despojos minimos y nitidos de un inmenso naufragio que a estas alturas ya ni centro tenia, ni periferia. En un sobre le llegaron las paginas dobladas de un periodico, donde se hablaba de el y se reproducia uno de sus cuadros. Las miro y volvio a doblarlas como si fueran un documento amarillo y apolillado, un poco repugnante, que hablaba de gente remota, desde hacia mucho tiempo convertida en polvo. Para entonces el pelo le habia crecido demasiado y se lo habia agarrado atras con un caucho. Su frente se veia muy amplia, sus ojeras muy grandes. Los vientos empezaron a soplar mas frescos. Las camisas de pana que habia traido de Bogota le colgaban abundantes y le daban una apariencia mistica. Se afeitaba cuando el roce de la barba con la almohada empezaba a fastidiarlo, cada tres o cuatro dias, sin espejo, rapido y sin preocuparse por los parches de barba que quedaran. Una vez, ya casi de madrugada, lo sorprendio un aguacero mientras miraba bajar el agua del rio para el mar. Camino despacio bajo la lluvia y sintio que uno de sus zapatos estaba roto. La noche siguiente, en un baratillo que abria las veinticuatro horas, compro unos tenis que al principio casi cegaban de blancura en contraste con su ropa oscura, pero que rapidamente se fueron curtiendo con el polvo de calles y bares hasta ponerse casi negros, y que serian usados sin lavarse nunca y de un modo continuo hasta su disolucion total. Otra noche un hombre tan flaco y grande como el mismo le pidio cuarenta y tres centavos que le faltaban para una botella de vino. Con uno de los billetes que le dejara Lucia compraron una botella de conac caro y se sentaron a beber frente al rio. Un pequeno velero, con solo una luz verde en lo alto del mastil y las velas desplegadas, paso remontando la corriente en la oscuridad, como una mariposa nocturna. El hombre dijo ser sueco. Durante la noche dijo ser exmarino mercante, exingeniero, exgeologo. Tambien era aleman, y el entonces lo dejo hablar, sin creer ni dejar de creer, como el que se deja acompanar por el ruido del agua que baja entre las piedras. La noche era limpia y las luces de los aviones se movian muy nitidas contra la negrura compacta del cielo. Una rata larga paso en la oscuridad y desaparecio en un bote de basura volcado. El sueco, ya borracho, termino una historia que lo habia conmovido y agitaba los hombros bajo el peso de sollozos vigorosos. Se bebio un trago grande. Parecio aliviado de la angustia que le habia producido su propia ficcion y siguio hablando sin parar, como saltando un abismo a cada instante, creyendose por turnos extopografo, finlandes, exgeologo, exmarino, holandes, unas veces arruinado por los viajes, otras por las mujeres, el juego y el alcohol. Como esa noche pasaron muchas. Las personas desaparecian y volvian a aparecer. A traves del sueco conocio mucha gente. Habia ajedrecistas fetidos, borrachos y caballerosos, muy raidos, que jugaban partidos a veces insensatos, a veces brillantes; habia hombres abstraidos que garrapateaban incansablemente cosas en cuadernos sucios; habia gente que con el alcohol comenzaba a discutir minucias a grandes voces y con gestos ampulosos y violentos, como si estuvieran en juego los destinos ultimos. Noches largas durante las cuales probo por primera vez vinos dulces que llevaban nombres como Rosa Salvaje de Irlanda, o Pajaro del Trueno, los mas baratos tal vez sobre la Tierra; noches que terminaban en un reguero de papeles y botellas quebradas que chispeaban despues con el sol mientras los hombres que las bebieron, desperdigados ahora, quedaban caidos en bancas, donde respiraban apenas entre su propia sombra, o intrincadamente ocultos en las grietas del cemento, como si fueran cucarachas o murcielagos. Las hojas empezaron a caer copiosas y a acumularse junto a las basuras de los parques. El caminaba metido en una gabardina demasiado larga, aunque corta de mangas, como las de los espantapajaros de las tiras comicas. La habia comprado por dos dolares a un amigo que ofrecia mercancia vieja, casi basura, en la plazoleta donde habia una escultura que representaba un dado gigantesco. Por algunos dias alcanzo a sentir el espeso olor acumulado de anteriores propietarios, sedimento oscuro que se perdia en los origenes de la raza humana, pero ahora su propio olor habia tomado posesion, o se habia tal vez integrado al antiguo, y ya no lo sentia. Y como la caldera del edificio aun no habia sido encendida, muchas veces el llegaba y se tiraba a la cama con la gabardina puesta, mientras afuera arrullaban las horripilantes palomas, a sonar con un pasado que cada vez le llegaba mas trocado y equivoco. A finales de septiembre recibio una carta donde se anunciaba la llegada de un pariente para principios de octubre. La carta decia que ellos estaban muy preocupados por la falta de noticias, y el tuvo que hacer un esfuerzo para recordar de cuales <> se trataba. A la duena del cuarto todo en la vida, al parecer, le importaba un bledo, y se encogio de hombros cuando el le dijo que se iba. Recibio la llave sin mirarlo y no se tomo siquiera el trabajo de levantar los ojos para verlo salir con su pequeno maletin en la mano y perderse en una noche excepcionalmente calida, aunque llena de bruma. Horas despues la mujer entraria al cuarto y meteria medias rotas, tubos de papel higienico y colillas en una bolsa de plastico negro. Lo haria con gestos mecanicos, sin siquiera odiar, sin recordar siquiera a la persona que habia dejado tras de si semejante basural. Se metio en un hotel pequeno, al frente de una avenida que cruzaba la ciudad de este a oeste, apretujado entre un almacen de almohadas y colchones demencialmente desordenado y una ferreteria polvorienta. Alquilaban cuartos por horas, dias, semanas, anos, tal vez siglos. Al otro lado de la avenida habia un parque con columpios y balancines oxidados, donde alumbraban por la noche los botes de basura a los que hombres oscuros metian fuego y despues rodeaban para calentarse. Su cuarto tenia un inodoro rajado minuciosamente, como una cascara de huevo, y un lavamanos mugroso. No habia ni ducha ni ropero. Ni el ni las demas personas que entraban y salian parecian ya necesitarlos. Se salia del hotel por corredores y escaleras iluminados por debiles lamparas de neon que soltaban luz nebulosa. Todas las noches, al lado de las canecas de basura y de la escalera que bajaba del hotel a la acera, habia un viejo que se acurrucaba para dormir protegido del viento. Mantenia la cabeza metida en una bolsa de plastico negro a la que le habia hecho orificios para respirar. Una vez el le ofrecio dinero, pero el hombre no quiso recibirlo; dejo en cambio oir una voz aspera y gruesa que venia de las profundidades de su cerrada noche de plastico, y le dijo que se llevara su dinero para otra parte, que nadie le estaba mendigando. Por entonces habia empezado a dibujar con carboncillo a la gente de los bares. Una noche quisieron comprarle el dibujo que habia hecho de modo mecanico sobre una servilleta, y que mostraba a un hombre pequeno sentado en una banca alta, encorvado sobre la barra del bar, a la vez envuelto en si mismo y echado para adelante, como un ave de rapina o un demonio. Esa vez no quiso recibir dinero, aunque no tuvo inconveniente en dejarse invitar a un par de tragos que, como siempre, le duraron hasta que cerraron el sitio. Pero despues decidio comprar un revolver que le ofrecian por ahi, conto lo del sobre y vio que le alcanzaba para el arma y solo le sobraba algun ripio. Entonces comenzo a dibujar a la gente y a recibir lo que quisieran dar por los dibujos. Los retratos eran tan oscuros como los bares, y las personas, aunque todavia identificables, aparecian a medio tragar por las tinieblas. Pero el limite de la oscuridad no se adivinaba en el bar (esquinas que, aunque invisibles, estuvieran alli; estructuras que, sin ser vistas, llenaran el alma con la luz de su logica, tranquilizandola), sino que se perdia sin remedio en un abismo sin fondo. El reflejo de unas gafas, una mano cundida de anillos de plata, eran creados con la nitidez necesaria para que todo lo demas cayera en el vientre horroroso de lo oscuro. Sin embargo, la gente, metida en su sopor de alcohol y cigarrillo, rara vez se horrorizaba; miraba el dibujo con interes, sorprendida por la evidente habilidad del dibujante, hablaba un rato con el, le ponia las manos en el hombro y se mostraba casi siempre generosa. Tan pronto recogia lo necesario para pagarse la noche de hotel, la comida y los tragos, el dejaba de dibujar y se quedaba otra vez en la barra, inmovil y en silencio. Pagaba el hotel cada madrugada. Llegaba poco antes de que saliera el sol y le daba el dinero al empleado sonoliento, que le entregaba una llave atada a una lamina metalica de apariencia carcelaria y le devolvia el maletin repleto de ropa sucia que habia dejado en la oficina al salir. Caminaba por escaleras inundadas de luz lechosa --el revolver, helado, subia metido en una media entre la ropa-- y entraba a un cuarto que cada noche era distinto. Todos tenian espejos desportillados y borrosos e inodoros rajados, pero unos daban a la avenida y otros a pasadizos oscuros donde las ratas hacian sonar las latas en las basuras. A el todos le daban lo mismo. Por las delgadas paredes llegaban sonidos que a veces eran vagos, sollozos lejanos que se fundian con los ruidos del vapor en los tubos de la calefaccion, disputas deshilachadas; pero a veces eran demasiado nitidos, bofetadas en cuartos adyacentes, gemidos sexuales, carcajadas crueles.

  • Las chicas buenas no. mienten de Victoria Dahl

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  • Un escalon para besarte, Angie Garcia de Angie Garcia

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    Violeta acaba de cumplir treinta anos cuando su estable vida en Barcelona se desmorona y tiene que volver a su pueblo, a vivir de nuevo en casa de su madre.

  • After Dark de Haruki Murakami

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    Perfil de una gran ciudad. Captamos esta imagen desde las alturas, a traves de los ojos de un ave nocturna que vuela alto. En el amplio panorama, la ciudad parece un gigantesco ser vivo. O el conjunto de una multitud de corpusculos entrelazados. Innumerables vasos sanguineos se extienden hasta el ultimo rincon de ese cuerpo imposible de definir, transportan la sangre, renuevan sin descanso las celulas. Envian informacion nueva y retiran informacion vieja. Envian consumo nuevo y retiran consumo viejo. Envian contradicciones nuevas y retiran contradicciones viejas. Al ritmo de las pulsaciones del corazon parpadea todo el cuerpo, se inflama de fiebre, bulle. La medianoche se acerca y, una vez superado el momento de maxima actividad, el metabolismo basal sigue, sin flaquear, a fin de mantener el cuerpo con vida. Suyo es el zumbido que emite la ciudad en un bajo sostenido. Un zumbido sin vicisitudes, monotono, aunque lleno de presentimientos. Nuestra mirada escoge una zona donde se concentra la luz, enfoca aquel punto. Empezamos a descender despacio hacia alli. Un mar de luces de neon de distintos colores. Es lo que llaman un barrio de ocio. Las enormes pantallas digitales instaladas en las paredes de los edificios han enmudecido al aproximarse la medianoche, pero los altavoces de las entradas de los locales siguen vomitando sin arredrarse musica hip-hop en tonos exageradamente graves. Grandes salones recreativos atestados de jovenes. Estridentes sonidos electronicos. Grupos de universitarios que vuelven de una fiesta. Adolescentes con el pelo tenido de rubio y piernas robustas asomando por debajo de la minifalda. Oficinistas trajeados que cruzan corriendo la encrucijada a fin de no perder el ultimo tren. Aun ahora, los reclamos de los karaoke siguen invitando alegremente a entrar. Un coche modelo Wagon de color negro y decorado de forma llamativa recorre despacio las calles como si hiciera inventario. Lleva una pelicula negra adherida a los cristales. Parece una criatura, con organos y piel especiales, que habita en las profundidades del oceano. Una pareja de policias jovenes hace la ronda por la misma calle con expresion tensa, pero casi nadie repara en ellos. A aquellas horas, el barrio funciona segun sus propias reglas. Estamos a finales de otono. No sopla el viento, pero el aire es frio. Dentro de muy poco comenzara un nuevo dia. Nos encontramos en Denny's. Iluminacion anodina, aunque suficiente; decoracion y vajilla inexpresivas; diseno de planta calculado hasta el menor detalle por ingenieros expertos; musica ambiental inocua sonando a bajo volumen; empleados formados para que sigan el manual a rajatabla. <>. Mires a donde mires, todo esta concebido de forma anonima e intercambiable. El establecimiento se halla casi lleno. Tras barrer el interior del local con la mirada, nuestros ojos se posan en una chica que esta sentada junto a la ventana. ?Por que en ella? ?Por que no en otra persona? No lo se. Sin embargo, por algun motivo, la chica atrae nuestra atencion... de un modo espontaneo. Ocupa una mesa de cuatro asientos, esta leyendo un libro. Sudadera gris con capucha, pantalones vaqueros, zapatillas deportivas de color amarillo destenidas tras multiples lavados. Sobre el respaldo del asiento contiguo cuelga una cazadora. Tampoco esta parece nueva, en absoluto. Por lo que respecta a la edad, hara poco que la chica es universitaria. Ya no es una estudiante de bachillerato, pero aun conserva el aire del instituto. Tiene el pelo negro, liso, corto. Lleva poco maquillaje, ninguna joya. Cara pequena y delgada. Gafas con montura negra. De vez en cuando frunce el entrecejo con aire reconcentrado. Esta absorta en la lectura. Apenas aparta los ojos del libro. Es un grueso tomo de tapa dura, pero, como lleva puesta la sobrecubierta de la libreria, no se ve el titulo. Dada la gravedad con que lo lee, debe de tratarse de un libro de contenido muy serio. La chica no se salta una sola linea, sino que, por el contrario, parece ir masticandolas a conciencia, una a una. Sobre la mesa hay una taza de cafe, un cenicero y, al lado de este, una gorra de beisbol de color azul marino con la <> de los Boston Red Sox. Posiblemente le vaya un poco grande. En el asiento contiguo descansa un bolso bandolera de piel marron. A juzgar por lo abultado del bolso, la chica ha ido embutiendo en el de forma apresurada todo cuanto le ha venido a la cabeza. Alza la taza a intervalos regulares y se la lleva a la boca, pero no parece que saboree el cafe. Tiene la taza delante y se toma el cafe porque eso es lo que tiene que hacer. Como si se acordara de pronto, se pone un cigarrillo entre los labios y lo enciende con un mechero de plastico. Achica los ojos, lanza el humo de manera libre y facil, deja el cigarrillo en el cenicero y, luego, se acaricia las sienes con la punta de los dedos como si quisiera alejar el presentimiento de un futuro dolor de cabeza. La musica que suena a bajo volumen es Go Away Little Girl, de Percy Faith y su orquesta. Nadie la escucha, por supuesto. Hay gente muy diversa comiendo y tomando cafe en Denny's esa madrugada, pero ella esta sola. De vez en cuando levanta la mirada del libro y echa una ojeada al reloj de pulsera. Por lo visto, el tiempo no avanza tan rapido como ella quisiera. Tampoco parece que haya quedado con alguien. No recorre el interior del local con la mirada ni dirige los ojos hacia la puerta. Simplemente esta sola leyendo un libro y fuma algun que otro cigarrillo, inclina la taza de cafe con un gesto maquinal y espera a que el tiempo transcurra deprisa, aunque solo sea un poco. Sin embargo, es obvio que aun falta mucho para el amanecer. La chica interrumpe la lectura y mira hacia fuera. Por la ventana del primer piso puede ver, a sus pies, la calle concurrida. Aun a aquellas horas la calle esta llena de luz, con una multitud de transeuntes que van y vienen. Personas que se dirigen a algun sitio y otras que no se dirigen a ninguno. Personas que tienen un objetivo y otras que no lo tienen. Personas que querrian detener el paso del tiempo y otras que querrian acelerarlo. Tras permanecer un rato contemplando esa imagen deslavazada de la ciudad, la chica respira hondo y vuelve a posar los ojos sobre las paginas del libro. Alarga la mano hacia la taza de cafe. En el cenicero, el cigarrillo, al que solo ha dado unas caladas, va convirtiendose en ceniza sin perder su forma original. Se abre la puerta automatica y un hombre joven, alto y desgarbado, entra en el local. Chaqueta de piel negra, pantalones chinos arrugados de color verde oliva, zapatones marrones. Lleva el pelo bastante largo, con grenas. Quiza se deba a que durante los ultimos dias no ha tenido la oportunidad de lavarselo. O quizas a que acaba de cruzar algun matorral muy espeso. O puede que, para el, lo habitual sea llevar el pelo enmaranado. Esta delgado, pero, mas que tener un fisico elegante, lo que parece es desnutrido. Del hombro le cuelga un gran estuche de color negro de un instrumento musical. De un instrumento musical de viento. Ademas, en la mano sostiene una sucia bolsa de lona. Atiborrada, al parecer, de partituras y de varios objetos de pequeno tamano. En la mejilla derecha presenta un corte profundo que atrae las miradas. Una pequena cicatriz producto, al parecer, de la incision de un objeto afilado. Aparte de esto, nada en el llama particularmente la atencion. Es un joven normal y corriente. Tiene el aire de un perro cruzado, bonachon, aunque no muy listo, que vaga perdido por las calles. La camarera encargada de acomodar a los clientes se acerca y lo conduce hasta una mesa al fondo del local. Pasa por delante de la chica que lee. Y, en el preciso instante en que acaba de dejar la mesa atras, el joven se detiene, como si de repente le hubiera venido algo a la cabeza, retrocede despacio igual que si estuviera rebobinando una pelicula y vuelve junto a la mesa. Ladea la cabeza, mira con profundo interes el rostro de la chica. Resigue sus recuerdos. Le cuesta acordarse. Es el tipo de persona que se demora al realizar cualquier cosa. La chica percibe su presencia y alza la mirada, entrecierra los ojos, mira al joven que se le ha plantado delante. Es tan alto que tiene que levantar mucho la cabeza. Sus miradas se encuentran. El chico esboza una sonrisa. Una sonrisa que intenta demostrar que no abriga ninguna mala intencion. El le dirige la palabra. --Oye, perdona si me equivoco, pero tu eres la hermana de Eri Asai, ?verdad? Ella no dice nada. Mira el rostro del joven con ojos de estar contemplando un arbusto demasiado espeso en un rincon del jardin. --Nos vimos una vez --prosigue el joven--. Te llamas Yuri, ?verdad? Tu nombre tiene una silaba diferente al de tu hermana. Todavia observandolo con cautela, ella lo corrige de forma concisa: --Mari. El joven levanta el dedo indice. --!Eso es! Mari. Eri y Mari. Una silaba distinta. No te acuerdas de mi, ?verdad? Mari ladea levemente la cabeza. Puede significar tanto que si como que no. Se quita las gafas y las deja junto a la taza de cafe. La camarera vuelve y pregunta: --?Estan juntos? --Si --responde el. La camarera deposita la carta sobre la mesa. El hombre toma asiento frente a Mari y deja el estuche del instrumento musical en el asiento contiguo. Luego le pregunta, como si se acordara de pronto: --No te importa que me siente aqui un rato, ?verdad? Despues de comer me ire enseguida. He quedado en otra parte. Mari frunce levemente el entrecejo. --Eso se dice antes, ?no crees? El hombre reflexiona sobre el significado de sus palabras. --?Que he quedado luego? --No me refiero a eso --dice Mari. --O sea, que se trata de una cuestion de modales. --Si. El hombre asiente. --Tienes razon. Deberia haberte preguntado primero si podia compartir tu mesa. Te pido perdon. Pero el local esta lleno y voy a quedarme poco rato. ?Te importa? Mari se encoge levemente de hombros. Con ello viene a decir: <>. El hombre abre la carta, la mira. --?Ya has comido? --No tengo hambre.

  • Los secretos que guardamos de Lara Prescott

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    En plena guerra fria, dos secretarias reciben un encargo que cambiara sus vidas para siempre: dejar su aburrido trabajo en Washington como mecanografas de la CIA para ayudar a introducir de manera ilegal miles de ejemplares de la novela El doctor Zhivago en la URSS, donde la censura la considera contraria al sistema. Mientras tanto, su autor, Boris Pasternak, con el apoyo incondicional de Olga, su musa y amante, se debate en Rusia sobre la publicacion internacional de un libro que podria suponer su consagracion como escritor o bien una sentencia de muerte.

  • El circulo escarlata de Cesar Mallorqui

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    E 1. Una llamada inesperada n cierta ocasion, hace ya mucho tiempo, vi un fantasma. Y luego, cuatro anos despues, vi otro. El primer fantasma era amable, incluso olia bien. A nardos. Era el espiritu de Beatriz Obregon; gracias a ella encontre las Lagrimas de Shiva, un fabuloso collar que habia estado perdido durante setenta anos. El segundo fantasma fue mucho menos amable. Daba miedo y, desde luego, no olia precisamente a nardos. Tuve un desagradable encuentro con el en la Mansion Kraken, poco despues de oir hablar por primera vez del Circulo Escarlata, una oscura y siniestra secta tan antigua como el tiempo. Eso ocurrio en el verano de 1973, cuatro anos despues de mi estancia en Villa Candelaria, el hogar de mis tios y mis primas, los Obregon. Mis primas, las cuatro flores: Rosa, Margarita, Violeta y Azucena. Cuantas cosas aprendi de ellas durante aquel verano de 1969 en Santander, cuando un ser humano piso por primera vez la Luna. Sobre todo Violeta; ella me enseno los secretos del corazon, fue mi primer amor, un romance adolescente que duro menos de lo que dura un verano, pero que dejo una huella indeleble en mi. Violeta y yo nos quisimos durante las dos ultimas semanas de agosto del 69; despues, a comienzos de septiembre, tuve que regresar a Madrid y nos separamos. Al principio, nos escribiamos cartas con frecuencia, como minimo una cada semana; tambien hablabamos por telefono, pero solo de vez en cuando, porque las conferencias eran caras. Eso fue asi durante mas o menos el primer ano de nuestra separacion. Pero, poco a poco, las cartas y las llamadas se fueron espaciando, hasta que al cabo de un tiempo cesaron por completo. Teniamos nuestras propias vidas y estabamos muy lejos el uno del otro; era imposible que una relacion asi prosperase. Ademas, la ultima vez que hablamos por telefono, discutimos. Ella se enfado conmigo y casi me colgo. De modo que perdimos el contacto, aunque yo no llegue nunca a olvidarla. Es imposible borrar de la memoria a tu primer amor. Pasaron los anos y el mundo fue cambiando lentamente, aunque en Espana seguia Franco, el viejo dictador; cada vez mas viejo y con las manos temblorosas por la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, el pais comenzaba a despertar de su larga siesta; cada vez se veian mas chicos con el pelo largo y mas chicas con minifalda, y las manifestaciones resonaban con frecuencia en las fabricas y las universidades. La gente queria libertad y democracia, y cada vez lo gritaba mas alto. Aun faltaban unos anos para obtenerlas, pero el pais ya se estaba sacudiendo el sopor. Acabe el colegio, hice <> y me matricule en la Universidad Complutense. Escogi la facultad de Fisicas; supongo que mi aficion a la ciencia ficcion influyo en que eligiera una carrera de ciencias. Ademas, mi padre era quimico, y quiza optar por la fisica habia sido una sutil forma de llevarle la contraria. Mi padre se habia restablecido por completo de su enfermedad y mi madre seguia tan activa y energica como siempre. La verdad es que mi vida no podia ser mas corriente, salvo por un pequeno detalle: en el pasado habia visto un fantasma. Eso es raro, ?verdad? No obstante, con el paso del tiempo, conforme aquella experiencia me resultaba cada vez mas lejana, empece a sospechar que todo habia sido fruto de mi imaginacion, quiza un sueno tan realista que lo confundi con la realidad. Ademas, no le habia hablado a nadie de <> fantasma; no queria que me consideraran un chiflado, de modo que fui relegandolo a un rincon de la memoria. De hecho, esa fue la causa de la discusion con Violeta; le dije que creia haber imaginado mi encuentro con el fantasma de Beatriz Obregon, y ella se enfado muchisimo. Me dijo que era un <>, se despidio con sequedad y colgo. No volvimos a hablar. Hasta que una manana de finales de junio de 1973 sono el telefono de casa. Ni remotamente podia imaginarme que quien llamaba era mi pasado. * * * No hay nada mas placentero que acabar el curso con todo aprobado y tener por delante un largo y calido verano para hacer lo que te venga en gana. Asi me sentia yo a principios de verano del 73; las ultimas notas ya habian salido y eran perfectas. Vale, solo consegui un monton de aprobados y un par de notables, pero a mi me sabian a gloria. Aquella manana de sabado me levante temprano y me di una ducha. Mientras me secaba, contemple mi imagen en el espejo del cuarto de bano. Un par de anos atras habia pegado un estiron que me llevo hasta el metro ochenta y uno de estatura; superaba en cuatro centimetros a mi hermano Alberto, lo cual me llenaba de maliciosa satisfaccion. Tenia diecinueve anos, el pelo castano (y demasiado largo, segun mi madre), los ojos de color marron verdoso --o verde amarronado, como yo preferia definirlos-- y una constitucion atletica gracias a formar parte del equipo de baloncesto de la facultad. La verdad es que no estaba nada mal, pense satisfecho de mi mismo. Por desgracia, tambien me habia salido una cada vez mas espesa barba, lo que me obligaba a afeitarme a diario. Me enjabone la cara, pase minuciosamente la cuchilla y me limpie con agua el jabon sobrante; me eche un poco de after shave en las mejillas, con el consiguiente escozor, y regrese a mi cuarto con la toalla enrollada a la cintura, me vesti y fui a la cocina. Alli estaban mis padres, desayunando. Me servi una taza de cafe con leche y me sente a la mesa, sobre la que descansaba una fuente de pan tostado, mantequilla y un bote de mermelada. --?Y Alberto? --pregunte mientras untaba mantequilla en una tostada. --Aun no se ha despertado --respondio mama. --Menudo vago… --murmure. Mama dejo escapar un suspiro. --?Algun dia os llevareis bien? --dijo. --Si, cuando se vaya de casa. --Deberiamos echaros a los dos --bromeo papa--. Sois como garrapatas que nos chupan la sangre. Me encogi de hombros. --Eso os pasa por haber tenido hijos en vez de perros --replique. Papa se volvio hacia mama y asintio con fingida solemnidad. --Mira, en eso tiene razon --dijo--. A lo mejor aun estamos a tiempo de cambiarlos por un par de chihuahuas. Mama volvio a suspirar. --Tres hombres en la misma casa --murmuro en tono compungido--. Que desgracia la mia… Ojala hubiese tenido hijas. Papa me guino un ojo mientras bebia un sorbo de cafe. Tras una larga pausa, pregunto: --?Que vas a hacer estas vacaciones, Javier? Eso era algo nuevo en mi vida. Hasta hacia poco, se daba por hecho que Alberto y yo iriamos con nuestros padres a pasar las dos primeras semanas de agosto en el apartamento que alquilaban todos los anos en Javea, un pueblecito de Levante. Pero el ano anterior, Alberto se fue de viaje con su novia, mientras que yo me iba con mis padres; y, pese a lo insoportable que era mi hermano, me aburri como una ostra. Pero ahora, por primera vez, podia elegir, asi que ese ano decidi irme de vacaciones por mi cuenta. --He quedado con Tito y Jose Mari en hacer un Interrail en agosto --respondi. Tito y Jose Mari eran mis mejores amigos del colegio. --?Que es eso de <>? --pregunto mama. --Un billete muy barato para menores de veinticinco anos --respondi--. Puedes viajar durante el verano en todos los trenes de Europa que quieras. --?Y adonde ireis? --pregunto papa. --Aun no lo hemos decidido. Quiza a Francia o a Italia. --Eso esta bien. Viajar expande la mente. --Pues a mi no me hace ninguna gracia que un crio como tu vaya solo por el mundo a sitios raros --dijo mama. --Que tengo diecinueve anos --proteste. --Pues eso, un crio. --Y ademas no voy solo, sino con Jose Mari y Tito. --Ah, entonces me tranquilizas --ironizo mama--. Como tus amigos son tan sensatos y responsables… La experiencia me habia ensenado que era inutil discutir con mi madre, asi que cerre la boca y solo la abri para seguir desayunando. Al cabo de un rato aparecio Alberto, en pijama y con cara de sueno. --Pasmao --me dijo al pasar por mi lado. --Capullo --respondi en voz baja. Mi hermano habia cambiado mucho. Estudiaba Derecho y se habia echado novia, una companera de clase llamada Silvia que le llevaba recto como una vara. Desde que salia con ella, hacia ya un par de anos, se habia vuelto el tio mas formal del mundo. No obstante, nuestra mutua rivalidad seguia en pie; ya no nos llevabamos como el perro y el gato, siempre peleando, pero si como un perro y un gato que se miran con desconfianza y de vez en cuando se grunen un poco. Alberto saludo a nuestros padres con un sonido gutural, bostezo ruidosamente y comenzo a servirse una taza de cafe. Entonces sono el telefono. La somnolencia se esfumo del rostro de mi hermano. --Debe de ser Silvia --dijo, echando a correr. Se fue tan rapido que no me dio tiempo a decirle que solo faltaba que su novia le pusiera un anillo en la nariz, como a los osos amaestrados. Sin embargo, tardo menos de un minuto en volver; no le llamaba su novia. --Es para ti, atontado --dijo. --?Por que no intentais llevaros un poco mejor? --tercio mama en el tono de quien ha perdido ya la esperanza. --?Quien es? --le pregunte a Alberto. --Una tia. --?Que tia? --Y yo que se. Sera de la Protectora de Animales, para preguntarte si te cuidamos bien. Ni siquiera me moleste en contestarle; le dedique una mirada de desprecio y me dirigi al salon. El auricular estaba descolgado; me sente en un sillon y respondi a la llamada. --Diga… --?Javier? --dijo una voz de mujer. --Si, soy yo. --Vaya, cuanto te ha cambiado la voz; no te habia reconocido. Soy Violeta, tu prima. !Violeta! Su voz tambien habia cambiado. Sonaba mas grave, mas profunda. Igual que me ocurria a mi, supongo. --Violeta, que sorpresa --dije--. Cuanto tiempo sin saber de ti. --Si, la vida, ya sabes; los estudios, la familia, todo eso. ?Como estas? --Bien, bien; ?y tu? --Estupendamente. Mi madre me ha dicho que estudias Fisicas. --Pues si. --Te va mucho. --Hizo una pausa y bromeo--: ?Ya has encontrado al marciano que andabas buscando? Sonrei. --Todavia no, pero sigo intentandolo --respondi--. ?Que estas estudiando tu? --Periodismo en Barcelona. --Tambien te va mucho. Durante unos minutos continuamos divagando; nos interesamos por nuestros familiares, comentamos los estudios, y empece a preguntarme para que me habia llamado mi prima. Finalmente, tras una pausa, Violeta dijo: --?Por que no vienes estas vacaciones a Santander? Asi, de sopeton. Me pillo de improviso. --?Que? --murmure. --Que te invitamos a pasar el verano en Villa Candelaria, como hace cuatro anos. ?No te apetece? --Si, claro, estaria bien; pero no puedo. --?Por que? --Porque voy a irme de Interrail con unos amigos. --?Cuando? --De mediados de julio a mediados de agosto. --Pues posponlo. --No puedo posponerlo; ya he quedado. Hubo un largo silencio cuajado de estatica al otro lado de la linea. --?Violeta?… --murmure, pensando que la comunicacion se habia cortado. --Necesito tu ayuda, Javier --dijo ella.

  • Una vida con angeles de Tania Karam

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    Descubre como los angeles se comunican contigo

  • Lo inolvidable de Eduardo Berti

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    Eduardo Berti posee una de las escrituras mas solidas de la literatura argentina actual.

  • Amante Despierto de J. R. Ward

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    Antiguo esclavo de sangre, el vampiro Zsadist todavia lleva las cicatrices de un pasado lleno de sufrimiento y humillacion. Conocido por su innegable furia y su siniestro caracter, es un salvaje temido tanto por humanos como por vampiros. La rabia es su unica compania, y el terror su unica pasion, hasta que rescata a la hermosa aristocrata de la diabolica sociedad de restrictotes. Bella se siente irremediablemente atraida por el increible poder que Zsadist posee. Pero incluso mientras su mutuo deseo empieza a apoderarse de ambos, la sed de venganza de Zsadist contra los secuestradores de Bella le lleva a la locura. Ahora Bella debe ayudarle a superar las heridas de su tortuoso pasado, y encontrar un futuro con ella...

  • Apostoles de Tom Bissell

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    Un viaje profundo y conmovedor al corazon del cristianismo que explora las vidas y los legados misteriosos y a menudo paradojicos de los doce apostoles.

  • non_MOD de David Jimenez Cano

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    ?Que pasaria si la humanidad fuera capaz de trascender como especie y evolucionar hasta llegar a interaccionar con Inteligencia Artificial (IA)?

  • El atico De La Quinta Avenida de Sarah Morgan

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    Eva, una romantica empedernida, adoraba todo lo que tuviera que ver con la Navidad. Ese ano probablemente habria pasado las fiestas sola, asi que cuando le ofrecieron cuidar un atico espectacular en la Quinta Avenida, no dejo escapar la oportunidad. ?Que mejor lugar para celebrar la Navidad que Manhattan cubierta de nieve? Lo que no se esperaba era encontrar que el atico seguia ocupado por su guapisimo y misterioso propietario.

  • Un asunto del diablo de Paolo Maurensig

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    La literatura es un asunto muy serio en el pueblo suizo en el que transcurre esta novela: todos sus habitantes, desde el cura anciano que lleva anos redactando sus memorias hasta la muchacha ingenua que fabula cuentos infantiles infantiles, escriben y ambicionan, sin exito, ser publicados. Pero todo cambia cuando el diablo entra en escena disfrazado de editor. ?Quien no estara dispuesto a hacer un pacto con el con tal de ver publicado su libro? Solo el rubio padre Cornelius, enviado por la diocesis en ayuda del parroco local, advertira del peligro de la situacion.

  • Donde habita el olvido, Lorena Franco de Lorena Franco

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    Desde que Tom Levy murio en extranas circunstancias hace doce anos, Amy Campbell no ha vuelto a ser la misma. A sus treinta y siete anos, lleva una vida solitaria y tranquila en Chelsea (Londres). No tiene amistades y evita a los hombres que se interesan por ella. Aun recuerda las ultimas palabras de Tom; misteriosas y sin sentido antes de morir. Como si las visiones y pesadillas que tenia desde nino le alertaran de una muerte inminente. Tom aun la visita en suenos, algo que complica irremediablemente la vida de Amy.
    Una manana, de camino al trabajo, siente que alguien la sigue y la observa desde la lejania. Dias antes habia visto al misterioso hombre desde la ventana, siempre mirando hacia ella. Vigilandola. Mas adelante, recibe la inesperada llamada de un hombre que dice ser el abogado de Tom y su familia y de cuya existencia, Amy no sabia nada. Le informa que es la propietaria de una casa solitaria en un acantilado de la bahia de Dingle (Irlanda), que Tom construyo especialmente para ella. Amy decide ir y enfrentarse a los demonios que la acechan; los propios y los ajenos. Lo que no podria imaginar jamas, es que el pequeno y pacifico pueblo irlandes se convierte en una autentica pesadilla, cuando se inician unos macabros asesinatos que le recuerdan demasiado a un traumatico pasado del que no puede huir.

  • El cazador de estilemas de Alex Grijelmo

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    Eugenio Pulido es un filologo con poca suerte en la vida. Cuando se queda en el paro y sin ahorros, gracias a un viejo amigo entra en contacto con el comisario Contreras, al que va a hacer una proposicion insolita. Pulido puede ayudarle a resolver delitos utilizando para identificar a los delincuentes una herramienta de la lengua, los estilemas, variaciones idiomaticas que son propias de cada persona y que se deben a su origen, historia familiar y trayectoria vital. Al principio esceptico, muy pronto Contreras se dara cuenta de que el metodo de Pulido es de una eficacia insospechada.

  • Como arena entre tus dedos – Gadea Fitera de Gadea Fitera

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    Margarita Ruiz de Lihory era una joven y bella aristocrata que decidio ser libre. En una epoca, los anos veinte, en la que ser mujer significaba estar atada a duros convencionalismos sociales, ella se salto las normas y disfruto de una vida apasionante llena de intrigas y aventuras. Espia, pintora, empresaria, triunfo en todo lo que hizo y consiguio poner el mundo a sus pies. De las arenas del Rif al palacio presidencial de Mexico, de las calles de La Habana a la elite social de Boston, Margarita conocera el amor de los hombres mas poderosos y vivira dos guerras que cambiaran el rumbo de su vida.

  • Con solo tocarte de Victoria Dahl

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  • Una mascara imperfecta de Nina Andrassy

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    Disfrazar sus emociones era su arte y forma de vida.
    Alejandro Forrester era un bastardo que habia tenido que adaptarse a llevar una vida de la que siempre habia renegado. Forzado por su padre, desde muy joven debio enfrentar las decepciones y las burlas de las que fue objeto, por eso su compromiso con la descarada Berenice Valencia era un triunfo y un medio para conseguir un fin, aunque significara sacrificar a la mujer que queria.
    La sumision y la obediencia siempre habian regido su vida.
    Sofia Valencia era la hija perfecta con los padres perfectos y el novio perfecto de cara al mundo, pero en su corazon siempre estaria a la sombra del hombre al que en realidad amaba y que nunca tendria. Despreciada por su padre y obligada a aceptar un compromiso que no la hacia feliz, ademas debia ser testigo de como Alejandro, su gran amor, y su hermana planeaban su boda.
    Pero aunque el verdadero amor tarda en llegar, cuando se encuentra no hay poder humano que pueda contra el.

  • Lejos del corazon de Lorenzo Silva

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    Un joven de veinticinco anos, con antecedentes por delitos informaticos, desaparece en la zona del Campo de Gibraltar. Hay testigos que aseguran haber visto como un grupo de hombres lo abordaban en plena calle y lo metian a la fuerza en un coche. Poco despues de su desaparicion, se reclama por el un abultado rescate en efectivo, que los suyos abonan sin rechistar. Desde entonces, no se vuelve a saber de el, lo que hace pensar que han acabado con su vida.

  • Hispania. El sueno de un rebelde de Agustin Tejada

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    Hispania, ano 76 a. C.

  • El claro mas oscuro (Tracy Crosswhite 3) de Robert Dugoni

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    La inspectora Tracy Crosswhite tiene un don para los crimenes sin resolver… y cierta debilidad por ellos. Asi que cuando Jenny, su antigua companera de la academia de policia, le pide ayuda con un caso, Tracy acepta de inmediato: se trata de un oscuro episodio relacionado con el suicidio de una estudiante de instituto, ocurrido cuarenta anos atras en extranas circunstancias.

  • Ser feliz no es gratis, pero tampoco cuesta tanto de Tamara Gorro Nunez

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    Para conseguir acercarnos a una vida plena y feliz es necesario llevar a cabo unas pautas que nos hagan sentirnos bien por dentro y por fuera.

  • Las crisis de Europa de Manuel Castells

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    La Union Europa se enfrenta actualmente a la crisis mas seria desde sus origenes hace mas de medio siglo. Lo que la hace tan grave es que se trata de multiples crisis (el Brexit, los refugiados, la crisis griega, el impacto de la austeridad, el auge de la derecha radical y la crisis de la socialdemocracia, la crisis financiera, la ambivalente identidad europea…) que se solapan y refuerzan reciprocamente. El presente volumen reune a sociologos, economistas y politologos de toda Europa que arrojan luz sobre estos problemas y sobre como se ha llegado a esta situacion. Un libro imprescindible que ofrece un diagnostico ecuanime y en profundidad del estado de la Union Europea.

  • Miss 7 de Nadia Noor

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    Minerva, una joven medica residente en el Hospital Saint Thomas de Londres, comienza a convivir con el famoso futbolista Cristian Cros, padre de su hijo biologico, Junior, concebido por inseminacion artificial. Su vida junto al delantero del Chelsea culmina en planes de boda, pero su mundo perfecto se desmorona cuando Juan, el hombre que le disparo, queda en libertad condicional. 2a parte MISTER 7

  • Tuya Incondicional 4 de April Russel

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    Unidos en matrimonio. Por fin Megan y Mikhail han logrado sobrepasar las diferencias e intrigas que se le cruzaron en el camino. Todo pareciera que todo comienza a tomar sentido en la vida de ambos, pero aun esta ese misterio, ese temor, ese secreto que oculta Mikhail en su interior. un secreto que puede poner en riesgo la estabilidad de su matrimonio con Megan. La falta de amor propio, la desconfianza hacia todos y el miedo a ser abandonado por Megan dominan a Mikhail. Estara en Megan decidir si vivir sin saber que es eso que tanto atormenta a Mikhail o enfrentarse a sus demonios y ayudarlo a liberarse y salir de su propio infierno. El amor incondicional y la compasion tendran que acompanar a Megan, un accidente inevitable, que marcara la vida de ambos pone a prueba ese amor que juraron tenerse. El amor y el pasado se enfrentan en una guerra donde la lucha por la libertad es el unico objetivo.

  • Batea mi corazon, Rose B. Loren de Rose B. Loren

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    Ryan es un exitoso jugador de beisbol cuya vida no ha sido un camino de rosas; viudo y con una hija de siete anos, tendra que enfrentarse a una gran lesion que puede acabar con su carrera deportiva. Frustrado y totalmente perdido despues de una operacion, conocera a Cristal, una fisioterapeuta que no le pondra las cosas faciles.

  • Culpa mia de Mercedes Ron

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    Mientras subia y bajaba la ventanilla del nuevo coche de mi madre, no podia dejar de pensar en lo que me depararia el siguiente e infernal ano que tenia por delante. Aun no dejaba de preguntarme como es que habiamos acabado asi, yendonos de nuestra casa, de nuestro hogar para cruzar todo el pais hasta California. Habian pasado tres meses desde que habia recibido la fatal noticia, la misma que cambiaria mi vida por completo, la misma que me hacia querer llorar por las noches, la misma que conseguia que suplicara y despotricara como una nina de once anos en vez de diecisiete. ?Pero que podia hacer? No era mayor de edad, aun faltaban once meses, tres semanas y dos dias para cumplir los dieciocho y poder largarme a la universidad; lejos de unos padres que solo pensaban en si mismos, lejos de aquellos desconocidos con los que me iba tocar vivir porque si, de ahora en adelante iba a tener que compartir mi vida con dos personas completamente desconocidas y para colmo, dos tios. -?Puedes dejar de hacer eso? Me estas poniendo nerviosa-dijo mi madre, al mismo tiempo que colocaba las llaves en el contacto y ponia en marcha el coche. -A mi me ponen nerviosa muchas cosas que haces, y me tengo que aguantar-le dije de malas maneras. El sonoro suspiro que vino en respuesta se habia convertido en algo tan rutinario que ni siquiera me sorprendio. Pero ?Como podia obligarme? ?Acaso es que no le importaban mis sentimientos? Claro que si, me habia respondido mi madre mientras nos alejabamos de mi querido pueblo de Toronto en Canada. Todavia no me podia creer que no fuesemos a vivir solas nunca mas; era extrano. Ya habian pasado siete anos desde que mis padres se habian separado; y no de forma convencional ni agradable: habia sido un divorcio de lo mas traumatico, pero al fin y al cabo lo habia superado… o por lo menos seguia intentandolo; y vivir sola con mi madre me insuflaba una tranquilidad que seria destrozada nada mas llegar a la que seria mi nueva casa. Yo era una persona que le costaba muchisimo adaptarse a los cambios, me aterrorizaba estar con extranos; no era timida pero si muy reservada con mi vida privada y eso de tener que compartir mis veinticuatro horas del dia con dos personas que apenas conocia me creaba una ansiedad que me hacia tener ganas de salir del coche y vomitar. -Aun no puedo comprender por que no me dejas vivir en casa-le dije intentado poder convencerla en lo que seria por lo menos la decima vez desde que habiamos salido de casa ayer por la manana.-No soy una nina, se cuidarme, ademas el ano que viene estare en la universidad y al fin y al cabo estare viviendo sola… es lo mismo-dije intentado hacerla entrar en razon y sabiendo que yo estaba completamente en lo cierto. -No voy a perderme tu ultimo ano de instituto, y voy a disfrutar de mi hija antes de que te vayas a estudiar; Noah ya te lo he dicho mil veces, quiero que formes parte de esta nueva familia, eres mi hija, por Dios santo, ?enserio crees que te voy a dejar vivir en otro pais sin ningun adulto y a tanta distancia de donde yo estoy?-me contesto sin apartar la mirada de la carretera y haciendo aspavientos con su mano derecha. Mi madre no comprendia lo duro que era todo eso para mi. Ella comenzaba su nueva vida con un marido nuevo que supuestamente la queria pero ?y yo? -Tu no lo entiendes, mama, ?no te has parado a pensar que este tambien es mi ultimo ano de instituto? ?Que tengo alli a todas mis amigas, mi trabajo, mi equipo…? !Toda mi vida, mama!-le grite intentando contener las lagrimas que estaban a punto de derramarse por mis mejillas. Aquella situacion estaba pudiendo conmigo, eso estaba clarisimo. Yo nunca y repito, nunca, lloraba delante de nadie. Llorar es para debiles, para aquellos que no saben controlar lo que sienten, o en mi caso para aquellos que han llorado tanto a lo largo de su vida que han decidido no derramar ni una sola lagrima mas. Aquellos pensamientos me hicieron recordar el inicio de toda aquella locura y al igual que siempre lo hacia, mi cabeza no dejaba de arrepentirse de no haber acompanado a mi madre a aquel maldito crucero por las islas del Caribe. Porque habia sido alli, en un barco en medio de la nada donde habia conocido al increible y enigmatico William Leister. Si pudiera volver atras en el tiempo no dudaria ni un instante en decirle que si a mi madre cuando se presento a mediados de abril con dos billetes para irnos de vacaciones. Habia sido un regalo de su mejor amiga Alicia, la pobre habia sufrido un accidente con el coche y se habia roto la pierna derecha, un brazo y dos costillas. Como es obvio no podia irse con su marido a la islas Fidji, y por ese motivo se lo regalo a mi madre. Pero vamos a ver… ?mediados de Abril? Por aquellas fechas yo estaba con los examenes finales y metida de lleno en los partidos de voley. Mi equipo habia quedado primero despues de estar en segundo lugar desde que yo tenia uso de razon, habia sido una de las alegrias mas grandes de mi vida; pero ahora viendo las consecuencias de no haber asistido a aquel viaje, devolveria el trofeo, dejaria el equipo y no me hubiese importado suspender literatura y espanol, con tal de evitar que aquel matrimonio se realizara. !Casarse en un barco! !Mi madre estaba completamente loca! Ademas se casaron sin decirme absolutamente nada, me entere en cuanto llego, y encima me lo dijo tan tranquila como si casarse con un millonario en medio del oceano fuera lo mas normal del mundo… Toda esta situacion era de lo mas surrealista, me iba de mi pequeno apartamento en uno de los lugares mas frios de Canada para mudarme a una mansion en California, EEUU. Ni siquiera era mi pais, aunque mi madre habia nacido en Texas y mi padre en Colorado. Pero aun asi me gustaba Canada, yo habia nacido alli, era cuanto conocia… -Noah sabes que quiero lo mejor para ti-me dijo mi madre haciendome regresar a la realidad.- Sabes por lo que he pasado, por lo que hemos pasado; y por fin he encontrado un buen hombre que me quiere y me respeta y no me sentia tan feliz desde hace muchisimo tiempo… le necesito y se que vas a llegar a quererle, ademas puede ofrecerte un futuro que yo nunca podria ni haber imaginado darte. -Mi instituto en Toronto era muy bueno-dije suspirando al mismo tiempo que pensaba en lo feliz que estaba mi madre. Hacia muchisimos anos que no la veia tan contenta, tan ilusionada. Era otra persona, y me alegraba por ella pero yo no sabia si iba a poder adaptarme a un cambio tan radical en mi vida. -Uno de los mejores institutos…publicos, Noah.-me aclaro mi madre-Ahora vas a poder asistir a uno de los mejores del pais, y vas a poder optar a las mejores universidades… -Es que yo no quiero ir a una universidad de esas, mama, ni tampoco quiero que un desconocido me la pague-dije sintiendo un escalofrio al pensar en que dentro de un mes empezaria en un instituto pijo lleno de ninos ricos. -No es un desconocido, es mi marido, asi que ve haciendote a la idea-agrego en un tono mas cortante.

  • Eterna Perdicion (Amores eternos 1) de Clau Pardo

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    Durante ocho anos, Bennet Lewis ha vivido en la monotonia. Va de su casa al trabajo, del trabajo a su casa y evita a toda costa salir demasiado para esconderse de las incomodas presentaciones. Sin embargo, luego de tanto tiempo guardando secretos, el pasado regresa a pedir respuestas, abriendo puertas que creia cerradas y arrastrandolo a explorar un millon de emociones desconocidas de las cuales siempre arrancaba.

  • No puede estar pasando de Ariadna Baker

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    Ahora que ha pasado el tiempo me doy cuenta de que la vida no es un camino de rosas para nadie, que en todas partes se cuecen habas y que por mucho dinero que se tenga o muy famoso que se sea, en un segundo las cosas pueden dar un giro de ciento ochenta grados e irse al traste. !Que me lo digan a mi! Aun lo recuerdo todo como si hubiese ocurrido ayer. Hasta entonces, yo estaba en la inopia, o sea, viviendo en los mundos de Yupi, como se suele decir para expresar que alguien permanece ajeno a la realidad o la ve de un modo muy distinto al del resto de la gente. Por aquellos dias estaba terminando mi carrera de Ingenieria Quimica en la Universidad de Columbia, una de las mas prestigiosas de Nueva York. Hasta alli me desplazaba a diario desde Brooklyn, ciudad en que vivia a todo tren con mis padres en nuestra super lujosa mansion. Valgame, Dios que si no tenia un chofer particular que se encargara de llevarme y traerme era porque me negue tajantemente, que no es por presumir, pero podiamos permitirnos eso y mucho muchisimo mas. Sin embargo, siempre he sido bastante rebelde y no estaba dispuesta a que, a mi edad, tuviese que ir casi de la manita de nadie de puerta a puerta. Asi pues, recogia a mi amiga Susan con mi Range Rover, el coche que me habia regalado mi padre el dia que cumpli 18 cumpleanos, y los treinta minutos de trayecto los pasabamos canturreando y riendonos del mundo. Eramos felices y nos creiamos superiores a todo el mundo, por lo que mas de una vez asomamos la cabeza por la ventanilla para meternos con cualquiera por su aspecto desalinado o simplemente porque si. Asi nos las gastabamos, sobre todo yo. No se que hubiera sido de mi si no hubiera estado consolandome aquellos dias en que la burbuja en que vivia estallo. No tengo hermanos y aquella companera de carrera era mi apoyo, mi confidente, mi complice... mi todo. El dia de marras, al llegar a casa, escuche desde el vestibulo de la planta baja unos gritos que me sobresaltaron. Me quede paralizada al pie de la gigantesca escalera de marmol que daba a los dormitorios, agarrada a la barandilla de caoba. --!!Eres un cabron!!--El insulto de mi madre hacia mi padre volo escaleras abajo hasta mis oidos. --!!No me hagas hablar, Violet!! !Estoy harto de tener que fingir que somos la pareja perfecta!!--Mi padre trataba de justificarse. --!No! !No me hagas hablar tu a mi, Austin! !Lo uno no tiene nada que ver con lo otro! --?Y que te creias? ?Que no soy humano? !!!?Que no podia cometer ni un minimo error?!!! --Los gritos iban en aumento. --?Un error? !!!?Un error llamas tu a esto?!!! --!Claro, tu lo ves todo tan facil! --El tono de voz de mi padre no podia ser mas ironico--. Como la senora no ha tenido que mover en un dedo en la santa vida para ganar dinero, !?verdad?! --!!!No hacia ninguna falta!!! --!Ah! !Claro, claro, dona Violet! !Tu con poner el cazo ya tenias suficiente!, ?no? En ese momento se hizo el silencio mas absoluto. Me imagine a mi madre, con su orgullo herido de muerte, asesinandole con la mirada. No llego la sangre al rio, pero casi, porque a continuacion escuche un "!plaf!" asi como de un cachetazo y, del tiron, otro grito de mi padre acusandola de loca. Si no subi antes fue por empaparme de todo lo que se estaba cociendo entre ellos, y es que hasta entonces todo parecia ir perfecto, como bien dijo el. No tenia ni idea desde cuando tenian esos problemas cuyo origen todavia desconocia una. --!!!Estas mal de la cabeza!!! !Ya me lo decia mi hermana Juliet! --Le puso ya el estoque metiendo a mi tia en el ajo. --!!?Ah, si?!! ?Pues sabes lo que te digo, pedazo de cabron?, !!que ya te estas largando ahora mismo con la lagarta de tu hermanita!! !A ver si tiene lo que hay que tener para aguantarte! --!Me ire cuando me de la gana y donde me de la gana! !Esta es mi casa y de aqui no me echas tu! --!!No me calientes, Austin, que no se de que soy capaz!! Ahi me dije que tenia que intervenir porque yo tampoco sabia hasta donde podria llegar mi madre con semejante estado de nervios. Estaba claro que ya le habia soltado un guantazo y quizas no fuera el ultimo. Lo cierto es que no me imaginaba a mi padre rebajandose a su altura en ese sentido, pero con el ambiente asi tan caldeado, tuve miedo de que el asunto se les fuese de las manos a los dos y aquello terminara como una autentica batalla campal. !Que verguenza! Subi las escaleras como un rayo y me plante en la puerta de su dormitorio. --?Se puede saber que esta pasando aqui? ?Alguien me lo puede explicar? Mi padre se quedo mudo de repente, pero a mi madre no parecio sorprenderle mucho mi presencia. Es mas, me dio la sensacion de que estaba deseando que apareciera. --Kimberly, hija...--Raro que el me llamase de esa manera, pues siempre lo hacia por mi diminutivo, es decir, Kim. --!!Ea!! !Aqui la tienes! --ella seguia con las voces--. Cuentaselo, anda--ahi ya se rebajo a la ironia mas absoluta ella tambien --, pero cuentaselo delante de mi, que yo me entere de lo que le dices. --?Que ocurre, papa? ?De que va todo esto? --Hija... veras... tenemos un problema. --?Un problema? !!!?Un problema nada mas?!!! !Seras sinverguenza! --Le interrumpio. --Mama, por favor, dejale hablar. ?Vale? --!No! !No me da la gana! --me grito. --!!!?Me quereis decir de una santa vez que es lo que esta pasando?!!!--Mis nervios ya se desataron del todo. --Carino, estamos arruinados--me solto el tal cual, dejandome de piedra. --???Como???--Casi me muero, imaginandome sin mas por una milesima de segundo, tirada por las calles como una pordiosera, vestida de aquella manera y con el pelo lleno de mugre. Mi mente no daba mas de si por entonces, lo reconozco. --!Como lo oyes! --intervino ella. --!Pero eso no puede ser, mama! --me volvi hacia el--. Dime que no, papi, jurame por Snoopy que no es cierto lo que acaban de escuchar mis oidos. --Lo siento, hija, pero no puedo decirtelo. Ha sido una mala gestion y... --!!!Y para celebrarlo se larga con su amante y nos deja tiradas como a dos colillas!!! Mi madre anadio la coletilla para humillarle ya del todo delante de mi persona. Supongo que imagino que con eso de "dejarnos tiradas como a dos colillas" me inyectaria de sopeton tal veneno en las venas que odiaria a mi padre por el resto de mi vida. Sin embargo, yo siempre habia estado muy unida a el. Mas que a ella, tengo que reconocerlo. Mi padre era mi idolo, mi referente, mi... en fin. Y el tambien tenia delirio conmigo. En vista de que no fui capaz ni de articular palabra con esa ultima revelacion, mi senora madre siguio con su particular machaque... --?Te has enterado, Kim? Nos deja solas en la vida porque se quita de en medio con su amiguita. Y sin un duro, asi que ya podemos ir despidiendonos de todo esto...--Movio la cabeza a derecha e izquierda. --No, no, no...--me negaba a creer todo lo que estaba escuchando--. Esto no puede ser, !esto tiene que ser una pesadilla!

  • el constructor de muros de Natalia Walsh

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    Tenia poco mas de diez anos cuando lo conoci. Aun puedo percibir el olor a tierra humeda y el sonido de mis zapatos recorriendo el camino hasta su casa, la casa de los Ardwell. Decenas de viviendas georgianas poblaban ambos lados de la calle. Yo las contaba al ritmo de mis pisadas, hechizada por el color ahumado de los edificios. --De prisa, Valery --dijo mi madre. Interrumpi la cuenta--, y recuerda: debes portarte bien. No levantes la voz ni pidas algo si no te lo ofrecen. Se educada y… Mama, que tiraba de mi como solia hacerlo con Paul, nuestro mastin, detuvo la marcha y saco un panuelo de su bolsillo. Me levanto la barbilla y froto mi menton. --?Volvera Paul si me porto bien? --pregunte--. Dime, ?volvera? Sonrei al imaginar a mi amigo brincando por el patio de nuestra casa en Marsella, jadeando como cuando papa le hacia corretear de un lado a otro. --No es el momento, Valery. Y espero no tener que repetirtelo: nada de separarte de nosotras, ni de acariciar animales si los hay, ni de tocar los muebles. Y mucho menos… Clave la mirada en el cielo mientras mama seguia parloteando y tirando de mi con fuerza. Unas enormes nubes negras borboteaban alli arriba y comenzaban a caer las primeras gotas. Escuche refunfunar a mi hermana unos pasos mas adelante. Maldito Edimburgo, decia, maldito y estupido clima. Aunque su pelo seguia liso, no como el mio, Melissa no paraba de tocarselo sin perder de vista el cielo oscuro. Llevaba un vestido negro precioso y el maquillaje impecable. Cuando yo tuviera veinte anos, pense, querria verme como ella. Un zarandeo de mama me devolvio a la realidad. Caminamos durante diez minutos, hasta detenernos junto a una casa algo mas grande que el resto. En total conte tres pisos de piedra ahumada y cuatro enormes ventanales. El jardin frontal consistia en una pequena alfombra de hierba y varios arbustos. En cuanto cruzamos el estrecho camino de piedra que conducia a la puerta mama llamo al timbre. Melissa se sacudio los zapatos y volvio a arreglarse el pelo. Poco despues un hombre vestido de pinguino nos abrio; entonces mama apreto mi mano y me puse muy tiesa. --La senora Ardwell las espera en el salon. Melissa esbozo una sonrisa deslumbrante y siguio a aquel hombre. Yo me deje arrastrar por mama. El techo del hall era altisimo y de el colgaba una lampara de lagrimas que me corto la respiracion. Deje de mirarla al descubrir los mosaicos de las paredes, pero note un empujon que me obligo a seguir. Pronto nos encontramos en una sala de estar de aspecto antiguo, donde aguardaba una mujer mucho mas joven que mama. Tenia la frente amplia y el menton muy marcado, al igual que los pomulos. Tarde un poco en darme cuenta de que el cabello, oscuro y rizado, le colgaba hasta la cintura, y es que iba completamente vestida de negro. Sus ojos me dedicaron un guino. A su lado habia un chico de la edad de Melissa, que saludo a mi hermana con un apreton de manos. Cuando reparo en mi se agacho para besarme. --Pinchas --le dije, frotandome la mejilla. El joven echo a reir. Mas tarde supe que era Robert, el hijo mayor de la senora Ardwell. --Saluda tu tambien a Valery, William. Entonces lo vi. Papa solia decir que nadie recuerda el momento en que aparece la Persona que lo Cambiara Todo, de la misma manera en que se pasa por alto el encuentro con un desconocido. Un apreton de manos, contaba, no es suficiente para leer el futuro. Aquella tarde papa llevaba tres semanas dentro de la caja que unos hombres habian enterrado bajo la hierba del cementerio, y con el sus palabras, por eso mire a William Ardwell creyendo saber quien era. El estaba sentado en el sofa, absorto en un libro. Cuando su hermano mayor le dio una colleja alzo la vista y me escruto durante unos instantes. Gruno, cerro el libro y echo a andar hacia la puerta. Quise ir tras el, pero la mano de mama se me clavo en el hombro. Segui a William con la mirada hasta que desaparecio. Retales Seis noches tardo mama en terminar el vestido que Melissa llevo a casa de los Ardwell, puntada a puntada, con la ayuda de una maquina vieja de coser. Incapaz de dormir, yo la observaba trabajar y me entretenia con los retales que caian al suelo. Cuando viviamos en Marsella, mama solia animarme a disenar vestidos para mis munecas usando la tela que sobraba. Los haciamos por decenas, pero su armario en Edimburgo estaba tan vacio como el mio y alli nadie tenia tiempo para ayudarme con las puntadas. Terminada la noche de faena, mama apagaba la maquina, barria alrededor y los pedacitos de tela iban a parar a la basura. No hubo retales durante nuestra primera semana en Escocia, sin embargo. Hasta el dia en que acompanamos a papa al cementerio mama se nego a salir de la pension. Llegado el momento las tres nos pusimos nuestros mejores vestidos y, mientras caia la lluvia, observamos como dos hombres con la camisa arremangada resoplaban y recubrian de tierra la caja de madera. Nadie salvo el cura dijo una sola palabra. Nadie mas que el nos acompano. Despues de permanecer un rato larguisimo frente a la tierra humeda y revuelta nos invito tomar el te en una salita de los locales parroquiales. --Aun… Aun no puedo creerlo. Mama miraba algun punto en el fondo de la sala, la mano sosteniendo una cucharilla hundida en el azucarero. Me fije en como Melissa la sacudia con disimulo, hasta que solto el cubierto. El cura colmo nuestras tazas de te. --Has vuelto a casa, Ann, a Edimburgo, y tus hijas estan contigo. Los ojos de mi madre empezaron a ponerse vidriosos. Clave los mios en la bandeja de pasteles situada en el centro de la mesa y elegi al azar dos o tres que fueron a parar a mi plato con mas estruendo del necesario. Melissa me pellizco por debajo de la mesa y ahogue un grito. Aunque yo habia intentado no levantar la cabeza del plato, mi mirada se cruzo con la del cura. Era mucho mayor que papa y no sonreia, aunque le caian por encima de las orejas unos mechones pelirrojos parecidos a los de el. --Ann, mirame. --El cura levanto la barbilla de mi madre--. ?Cual es vuestra situacion? Silencio. Pronto ya no quedarian pastas en mi plato, me dije. De un salto baje de la silla y bordee la mesa, hasta alcanzar la bandeja. Melissa no me reprendio cuando me servi casi todas las que quedaban. --En Marsella teniamos el taller --dijo ella--. Habia empleadas, incluso una pequena tienda. Haciamos arreglos, mas que todo. Los meses antes del cierre yo tambien cosia. --?Es suyo el traje que llevas? Todas nos giramos para mirar a Melissa, incluso mama. Mi hermana asintio y se puso de pie. --Bueno, no soy un entendido, pero podria servir. --El cura rodeo los hombros de mama--. Escuchame, Ann. Lo primero sera encontrar un colegio para Valery… Un lugar en el que podais vivir. Melissa te ayudara con el trabajo, y yo te dare algunos contactos. No digo que sea sencillo, pero pondremos los medios y dejaremos que Dios haga el resto. ?Estas dispuesta? Mama murmuro que si. Volvimos a ponernos nuestros abrigos y el cura nos despidio despues de entregarnos una caja muy pesada que apenas pudo sostener con ayuda de Melissa. --Vais a necesitarla… Hay muchos retales que recomponer. De vuelta a la pension, aquella noche, el color volvio al rostro de mama al acariciar la vieja y oxidada maquina de coser. Medidas --El padre McAnthony me ha hablado maravillas de ti. ?Es tuyo ese vestido? La senora Ardwell dejo la taza de te sobre la mesa y senalo el atuendo de mi hermana. Mama asintio; tenia las mejillas rojas. --Es precioso. --Yo... Gracias, senora. --Brenda, Ann, llamame Brenda. Mama se sonrojo aun mas y volvio a asentir. Cuando extendio la mano para alcanzar la tetera a punto estuvo de volcarla. --?Conoce... conoce al padre desde hace muchos anos, Brenda? --!Diria que desde siempre! Oficio mi confirmacion, mi matrimonio y bautizo a los chicos. Nos ha acompanado en algunos momentos dificiles, tambien. --La senora Ardwell agito su larguisima melena--. Pero no hablemos de el, Ann. Me gustaria mucho ver alguno de tus otros trabajos. Llevas anos dedicandote a la costura, ?verdad? --Diria... --Mama esbozo una pequena sonrisa--. Diria que desde siempre. --!Es la mejor! Sus vestidos son los mas bonitos que yo haya visto, solo tiene que mirar el de Melissa. --!Valery! Mama me dedico una mirada dura y yo agache la cabeza. Cuando me atrevi a levantarla, la senora Ardwellreia. --Asi que el vestido mas bonito del mundo. --!Claro que si! --Senora Ardwell, disculpela, no... --empezo mama. --Dime, Valery, ?crees tu que me sentaria bien uno parecido? --Asenti de nuevo y su sonrisa se hizo mayor. Entonces echo la silla hacia atras mientras miraba a mama--. Pues no se hable mas. ?Que te parece si me tomas las medidas, Ann? Mi madre se puso de pie al momento y comenzo a hurgar en su bolso. Melissa apuro el te e indico a la anfitriona que se levantara. --Tardaremos un momento. No sera nada, de verdad, y quedara usted encantada… Se alegrara de habernos hecho venir. Aproveche el revuelo para escabullirme, no sin antes esconder un punado de pastas en mi bolsillo. Solo la senora Ardwell, en pie para que mama le tomara las medidas, noto que salia, y me dedico un guino. Volvi al vestibulo y me asome al salon, donde ya no quedaba nadie. Contemple la majestuosa escalera de madera y aferrada a la barandilla subi un par de peldanos. Dude entre seguir o regresar al salon; luego imagine que William habia tomado ese camino y ascendi uno mas. Al hacerlo, recorde la advertencia de mama: portate bien. Baje los escalones de puntillas y me sente a contemplar la lampara de cristal mientras engullia las pastas. --Melissa, pasame otro alfiler. Eso es, con que anadamos cinco o seis centimetros al bajo es suficiente... ?Y Valery? ?Donde se ha metido esa chiquilla? Corri al salon de te al oir mi nombre y me apresure a regresar a mi asiento. Mama me reprendio con una mueca pero pronto volvio a arrodillarse junto a la senora Ardwell. Su hijo mayor, el chico de la barba pinchuda, entro al poco. Pense que William vendria con el, pero nadie le siguio. --Robert, ?has visto? El padre McAnthony tenia razon. Finalmente Ann cosera un vestido identico al de Melissa, para mi. --Genial, mama. Vi como sus ojos se cruzaban con los de mi hermana y a ella se le escapaba la cinta metrica. Ambos se agacharon para recogerla y entendi por que mama habia sugerido anadir unos centimetros al vestido. Aquella tarde volvimos a casa en taxi, y mi madre insinuo que pronto podria estrenar zapatos nuevos. Melissa resplandecia: como comento, no tardariamos en regresar a la casona. Antes de que la puerta se cerrara detras de nosotras volvi la cabeza en busca de William. El ya no estaba, pero lo estaria. Luto Desde que la senora Ardwell requirio nuestros servicios habia dias en los que ni siquiera pasabamos a que me cambiara despues de clase. Tomabamos el te en, al menos, tres casonas distintas, y solo habia sustitutos para mi uniforme si vivian ninos en alguna de ellas. Mas que un maniqui, yo solia ser objeto de burlas por culpa de mi acento. Terminado el repertorio de vestidos nuevos, que despues vendian, nada mas quedaban las risas de aquellos ninos. Para Melissa, en cambio, cualquier tarde era divertida. Ella parloteaba con los hermanos mayores entre taza y taza de te, mientras mama media y sonreia. Yo era demasiado joven para entender por que nadie se reia de su acento. Una noche, cuando el vestido de la senora Ardwell comenzaba a parecer tal, me acerque a la maquina de coser. --Apartate de la luz, Valery --dijo mi madre. --?Puedo…? --?Es que no me escuchas? --Yo solo… Levanto los ojos de la prenda y senalo una silla proxima. Me sente con las manos sobre la falda hasta que parecio olvidarse de mi presencia. --?Crees que hablo mal en ingles? --pregunte. --Siempre se te ha dado muy bien. ?A que viene eso? --?Y Melissa? ?Habla Melissa mejor que yo? Mama no contesto. --?Tu sabias frances cuando conociste a papa? --insisti. Una vez mas, silencio. Suspire y segui con desinteres el trazo de la aguja, hasta que, incapaz de aguantar un minuto mas sentada, me acerque a la maquina de coser. --Mama, ?por que la senora Ardwell lleva trajes negros? Hice ademan de acariciar el vestido. Mi madre me dio un manotazo y grito que no se me ocurriera poner las manos sobre la tela. --Vuelve a sentarte. !Mas atras! --?Por que negro, mama? El negro es feo y oscuro, ademas se ensucia enseguida… Tironee de su brazo. --Supongo que la senora Ardwell es viuda, y las viudas deben vestir de luto --dijo al final. --?Y por que no haces tu lo mismo? Mama paro la maquina y me miro a los ojos. --Yo tengo que trabajar, Valery. --?Volveremos algun dia a Marsella? Suspiro, me espanto de su taller y siguio cosiendo. La muneca El pago de la senora Ardwell me llego en forma de una muneca Barbie que mama compro en cuanto tuvo su adelanto en la mano. Aquello me hizo pensar que las cosas iban mejor de lo esperado. La prueba definitiva del vestido tuvo lugar dos noches de costura mas tarde. Caminamos las cuatro hasta la casa de la senora Ardwell: mama, Melissa, mi muneca y yo. Aquel dia vimos el sol en Escocia por primera vez, de ahi que nadie echara de menos un taxi. Mucho rato despues, ya en el recibidor en penumbra de la casona, sentia calor en las mejillas. Le pregunte a mi hermana si le ocurria lo mismo, y sus ojos brillantes me contestaron que tambien habia pensado en Marsella. La senora Ardwell nos hizo pasar de inmediato al jardin. --Un dia como este no puede desperdiciarse. !Y en pleno octubre! !Vamos, todos fuera! Melissa, cielo, quitate esa chaqueta. !Me estas dando calor! Mi hermana lo hizo y tambien yo, aunque percibieramos la temperatura como la del mas cruento invierno en Francia. La senora Ardwell comenzo a poner la mesa bajo la pergola. --Lo habia olvidado, ?sabe? --dijo mi madre. --?Te refieres a tratarme de tu, y no de usted, como insistes en hacer? Mama forzo una sonrisa. --Me refiero... me refiero a que aqui tambien sale el sol. La senora Ardwell le froto los hombros. --Pues claro, mujer. El sol sale todos los dias. Todos, aunque haya veces que este detras de las nubes. -- Giro sobre si misma--. !Robert! Hacen falta dos sillas mas. ?Las traes tu? --Volvio a mirar a mama--. No importa donde estemos, Ann. Lo importante es la compania. Mama se quedo parada durante un instante, y luego comenzo a repartir servilletas con gesto ausente. Melissa y Robert aparecieron a los pocos minutos cargados con las sillas que faltaban. Sirvieron te y una generosa racion de pastas. Yo probe unas migas y enseguida me levante de la mesa. La hierba era tan esponjosa como la habia imaginado. Me sente a unos metros de la pergola, lo bastante cerca como para que mama pudiera verme pero lo bastante lejos como para que no me prestara atencion. Cepille el pelo de mi muneca con mimo, pensando en cuantas mas tendria si la senora Ardwell decidia llenar su armario de vestidos nuevos. De vez en cuando levantaba la cabeza en busca de William, pero el no se dejo ver. --... Brenda, no voy a aceptar tanto. --Quiero que lo cojas todo, Ann. --No es justo que... --!No protestes! Mientras los hoteles funcionen todos debemos comer y vestirnos. Hazlo por la nina, y sobre todo por ti. --Yo... --Estoy pensando en un traje de falda y chaqueta; ademas William necesita unos arreglos en su Kilt. Tomatelo como un adelanto. !O un regalo!

  • Mentes maravillosas de Carl Safina

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    Entrelazando decadas de observaciones de campo con nuevos y sorprendentes escubrimientos sobre el cerebro, Mentes maravillosas ofrece una vision intima de la conducta animal que suprime las clasicas fronteras que separaban hasta ahora a los seres humanos del resto de animales. En el libro, los lectores viajan al Parque Nacional de Amboseli en el paisaje amenazado de Kenia donde las manadas de elefantes luchan para sobrevivir a la caza furtiva y la sequia, luego al Parque Nacional Yellowstone para observar a los lobos y como gestionan la tragedia personal de una manada, para finalmente sumergirnos en la asombrosa y pacifica sociedad de las orcas que viven en las cristalinas aguas del Pacifico Noroeste. Mentes maravillosas ofrece una vision iluminadora de las personalidades unicas de los animales a traves de historias extraordinarias sobre su alegria, pena, celos, ira y amor. La similitud entre las conciencias humana y no humana, el conocimiento de uno mismo y la empatia nos lleva a reevaluar como interactuamos con los animales. Safina argumenta que asi como nosotros pensamos, sentimos, usamos herramientas y expresamos emociones, otras criaturas y mentes con las que compartimos el planeta tambien lo hacen.

  • No dejes que me vaya de Lorena Concepcion

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    Autumn es una chica enfrascada en sus estudios en la universidad y, en lo que menos piensa es en empezar una relacion. Un viaje inesperado la lleva junto con su hermana a vivir unas vacaciones de relax en un balneario donde conocera a un guapo masajista que volvera del reves todos sus planes.
    Jake es masajista en un balneario situado en un pueblo pequeno en las montanas, no tiene previsto enamorarse pero un encuentro un tanto vergonzoso con una de sus clientas, lo hara cambiar de opinion. Entre ellos nacera una atraccion que no podran ignorar, no obstante, las vacaciones de Autumn se acaban y todo se complica.

  • Nunca salgas de mi vida (1 de 2) de Coral Fernweh

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    Nunca imagine que pudiera llegar a encontrarme en esta situacion, ni siquiera se si a dia de hoy estoy haciendo lo correcto… Una carta…, muchos recuerdos…, sentimientos encontrados. ?Y tu, que harias en mi lugar?

  • La ultima musa de Elle Catt

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    Tras abrir la ventana, una sensacion de libertad me invade. Siento un hormigueo por todo el cuerpo. Dejo momentaneamente que el frescor de la noche me acaricie el rostro. Joder, !que bien se siente! Con una mezcla entre excitacion y temor, salgo por la ventana y me encuentro sobre el inmenso techo plano de la casa de mis padres. Joder, jamas habia hecho esto. Si mi madre supiera... Ella, que nunca me ha dejado salir, y todavia menos despues de las diez de la noche... Le daria un ataque si me viera aqui. Veo el descapotable de Robin aparcado frente a la valla y mi corazon se acelera. Dios mio, Robin esta delante de mi casa. Robin. Ese por el que todas las chicas del instituto se pelean. Bendigo secretamente a Stella por haberme invitado a salir con su pandilla esta noche. Aunque rompa todas las normas de la casa, se que no me arrepentire jamas de esta locura. Ignorando los escalofrios que corren por mi piel, me escabullo discretamente por el techo y salto con agilidad sobre el muro de abajo. Al menos todos esos anos de danza sirven para algo. Me encuentro rapidamente sobre el cesped. Me doblo en dos para salir del patio sin dejarme ver. Al llegar al coche, reajusto mi ropa para quitar las arrugas. Robin esta frente a mi, apoyado contra la puerta del vehiculo con los brazos cruzados. Me mira con aire malicioso. Es guapo. Magnifico. De hecho, tiene el cabello oscuro, la piel mate y ojos negros como el ebano. No me sorprende que todas las chicas se enamoren de el. Porque aparte de estar bueno, es inteligente y amable. En un futuro sera cirujano, como su padre y el mio. Tiene un futuro prometedor y una bonita carrera como destino. Robin es el hijo de un colega de mi padre, el que ha cenado en casa y que yo he espiado toda la noche porque mi madre me ha prohibido salir de mi habitacion. Es el tipo de hombre que ella alaba y que pasa todas las pruebas con exito: una familia respetable y rica, un futuro bien planeado, una educacion ejemplar... <>, como dice ella. La perfeccion. Creo que me gusta un poco. Cuando Stella me dijo de salir con su grupo de amigos, me prohibi negarme. Por culpa de Robin. (O gracias a el). Y aqui, en este momento, por primera vez en mi vida, estoy desobedeciendo a mi madre. Peor, desobedezco la regla numero uno: <>. Pero voy a cumplir dieciocho anos, asi que decido desafiar la prohibicion. Esta noche, Robin me lleva a la fiesta de la musica. Noto las mariposas revolotear en mi estomago mientras me acerco a el. Veo que sus ojos se deslizan sobre mi y un destello de interes atraviesa sus ojos. Esta noche es excepcional, y he hecho un gran esfuerzo para arreglarme. Me he dejado el pelo suelto, me he maquillado ligeramente y me he puesto la unica falda que es un poco mas corta que todas las demas. --Eh, Kataline, estas... muy guapa. Me pongo roja en cuando su mirada desciende por mi cuerpo. Instintivamente cierro los lados de mi chaleco mientras subo a su descapotable. Hay algo en sus ojos que me intriga, un resplandor sucinto de deseo mezclado con algo mas que no logro identificar. Solo dura unos segundos, asi que me distraigo con otra cosa. *** Tras llegar al concierto privado de un grupo universitario de moda, nos encontramos con el resto de la pandilla, los amigos de Robin y Stella. Este concierto es un momento magico para mi, que nunca he salido. Es como un parentesis en mi cotidianidad lugubre y desprovista de fantasia. Rio como nunca. Y me atrevo a beber un poco de cerveza. !Que sensacion mas agradable la de sentirse como una chica normal! Tengo la sensacion de tener por fin una vida. Una verdadera, con ese punto de locura que la hace maravillosa. Cuando el concierto termina, mi voz esta ronca de tanto reir y no tengo ganas de volver a casa. Me gustaria que esta noche no terminara jamas. Durante la actuacion, Robin se ha acercado a mi. Incluso le he dejado que me cogiera de la mano. Y ahora quiero mas. No se por que, pero tengo la sensacion que debo aprovechar estos momentos como si fuera la ultima vez que pudiera divertirme. Cuando unos de los amigos de Robin, Miguel, un chico de origen puertorriqueno, nos propone acompanarlo a una fiesta, no dudo ni un segundo. Si me pillan cuando vuelva a casa, se que no me arrepentire de haber aprovechado la noche al maximo. --?Seguro que quieres venir, Kataline? Porque te puedo llevar a casa, si quieres. La mirada de Robin pasa rapidamente de Miguel a mi. Parece estar dividido entre el querer estar con su amigo y el deber de estar conmigo. No tengo ni la voluntad ni las ganas de ponerle fin a esta velada, asi que le respondo con determinacion: --Vamos a por la prorroga. Me apetece divertirme esta noche. Una sonrisa de complicidad con Miguel y nos vamos. Nos encontramos en una megafiesta de fraternidad, donde el alcohol fluye libremente y las chicas bailan sobre las mesas. Jamas habia visto a tanta gente joven divertirse (fuera de las peliculas que miro furtivamente en mi ordenador). No se hacia donde dirigirme entre las parejas que se comen la boca, los que hacen juegos para beber y los que se divierten sobre la pista de baile, improvisada en pleno centro de la sala. Miguel y Robin hablan mucho sobre su pasado. Aparentemente, Miguel acaba de volver del extranjero, asi que supongo que tienen mucho que decirse. Escucho vagamente su conversacion, aunque prefiero observar las escenas que se desarrollan bajo mi mirada. Quiero llenar mi memoria de imagenes de esta fiesta. Puede que sea la unica a la que jamas asistire. Hay una chica muy simpatica que me atrapa de la mano y me hace bailar. Yo me dejo hacer. Nunca lo habia hecho. Dejarme ir... Me hace bien. Por unos instantes siento las miradas de Miguel y Robin puestas en mi y tengo la impresion de que hablan de mi. Como sensacion, es algo nuevo. Yo, que paso los dias inadvertida, llamo su atencion y, en parte, me halaga que un chico como Robin se interese por mi. Me mira sutilmente cada vez con mas frecuencia, hasta que atrapo su mirada y deja de disimular. ?Podria ser que yo le gustara... un poco? Aun asi, me siento de todo menos sexi con mi falda plisada a media pantorrilla y mi blusa de manga corta. Nada que ver con los maniquies desvergonzados que desfilan bajo nuestras miradas desde el inicio de la noche. ?Podria ser que mi lado bien educado le guste a Robin? Mi madre se pondria verde de hastio. La noche avanza y los vasos vacios se multiplican en nuestra mesa. Los miembros del grupo ya se han ido y me encuentro sola con Miguel y Robin, quienes, al parecer, se han comprometido a regar sus reencuentros. Acabo en el sofa, esperando a que el tiempo pase y mirando como acaban con sus bebidas una a una. Me empiezo a preguntar si seran capaces de llevarme a casa. Tras un rato, empiezo a aburrirme, rechazando las bebidas que me van ofreciendo. La fiesta se resume finalmente a la droga, la musica neurotica, al alcohol y al sexo. !Nada divertido! Acabo por pedirle a Robin que me lleve a casa. Con un vistazo a Miguel, acepta sin quejas. Naturalmente, Miguel nos sigue, y salimos de la fraternidad hacia la noche clara por la luna llena. En el coche, nadie dice nada. Estoy decepcionada. Me hubiera imaginado otro final para esta salida, un momento romantico con Robin bajo la luz de la luna; quizas un beso. Pero ahi estoy, impaciente porque el coche aparque delante de mi casa. Deberia sentirme bien por volver a casa, pero, extranamente, cuanto mas conducimos, mas incomoda me siento. Miguel esta en el asiento trasero y Robin le lanza miradas regularmente a traves del retrovisor. Un silencio mortal se aduena del habitaculo y siento que algo se trama. Me retuerzo en mi asiento, ansiosa por encontrarme en el ambiente familiar de mi vecindario. Entiendo que las cosas van mal cuando Robin de repente gira a la derecha y aparca el vehiculo en el borde de un bosque. Abro la puerta instintivamente y salgo precipitadamente. Sin prestar atencion al terror que me revuelve el estomago, me alejo reculando, pero me detengo en seco cuando Robin sale y empieza a hablarme con una voz que no reconozco. --?Donde vas, carino? Ven aqui... No tengas miedo. Tiene un brillo en su mirada que hace que se me hiele el cuerpo. Hay algo de demente que lo hace terrorifico. Miguel me lanza una sonrisa carnicera mientras se acerca. En este momento empiezo a entrar en panico. En el fondo de mi se lo que tienen intencion de hacer. Me quieren hacer dano, pero soy incapaz de darme cuenta ni de moverme, o incluso llorar. Estoy completamente hipnotizada por la locura mortal que veo brillar en sus ojos oscuros. No es hasta que Miguel abre la boca que vuelvo en mi. --Te dejamos veinte segundos de ventaja, muneca. Quedo momentaneamente indecisa, como si mi cerebro no quisiera creer lo que esta pasando. --Vamos. El contador esta en marcha. Uno... Es como un clic. Sin gritar, con el miedo en el vientre, me doy la vuelta y huyo. Huyo tan lejos como mis piernas me dejan. Corro. Hasta perder el aliento. Sin saber adonde. Con la consternacion de la presa que huye de su depredador. Escucho la cuenta de los segundos y las risas diabolicas que me siguen a medida que me adentro en el bosque. --Corre mientras puedas, carino. La caza ha comenzado y nos encanta perseguir a nuestras presas... !Doce! Continuo adentrandome en el bosque, sin preocuparme de las ramas que me cortan los brazos y las piernas. Se que es mi unica posibilidad de sobrevivir: alejarme lo maximo posible de esta voz diabolica que lleva la cuenta de mi indulto. --!Veinte! Mi corazon se salta un latido y siento las lagrimas de despecho rodar por mis mejillas. Oigo ruidos detras de mi. Pasos que se acercan. Intento alejarme lo maximo posible. Tras lo que me parece una eternidad, me encuentro delante de una cabana, rezando por que este habitada... !Que error! Llamo. Llamo con todas mis fuerzas a la puerta de madera para que alguien me abra y venga a ayudarme. Pero la cabana esta vacia. Tiemblo y empiezo a sollozar. El desespero me asalta como una mano invisible que agarra mi garganta y me sofoca. No, esto no puede ser verdad... Me congelo cuando una rama se rompe justo detras de mi. Mi sangre se hiela en las venas. Lentamente, me doy la vuelta y me los encuentro de cara. Mis verdugos. Jamas olvidare sus sonrisas sadicas tras comprender que han ganado, que estoy a su merced y que me han ganado. Cuando Miguel habla, su voz esta llena de odio: --Sucia musa virgen, tan mojigata, tan inocente... ?Piensas que te vamos a dejar intacta antes de venderte? Robin ataca primero. Una fuerte patada en el estomago me dobla por la mitad. Se que soy mas debil que ellos. Que, ante su fuerza, yo no tengo ninguna posibilidad. Sin embargo, me defiendo. Como una loca. Logro rascarle la cara a Miguel de tal forma que tendra una cicatriz para el resto de su miserable vida. --!Puta, pagaras por esto! Y, de nuevo, tiene razon. Lo pago. Me persiguen por varios minutos. Me golpean por turnos por todo el cuerpo, sin parar. Los golpes me llueven de tal forma que soy incapaz de devolverselos ni de esquivarlos. Siento que se me rompen las costillas cuando Miguel me patea en el torax. Mi cuerpo no es mas que dolor. Tengo hematomas y heridas por todas partes. Al final, el sufrimiento es tan intenso que estoy a punto de desvanecer. Robin interviene, deteniendo mi calvario. --Para, Miguel, se va a desmayar. En este momento pienso inocentemente que ha terminado. Que han desahogado sus frustraciones conmigo y que ahora me dejaran tranquila. De nuevo, otro error. --Mierda, no es normal --dice Robin con voz jadeante--. Deberia haber reaccionado. Miguel me mira con desprecio. --Si, creo que tienes razon. Aunque no es tan grave. De todas formas, aprovechemos. No hemos hecho todo esto para nada. No entiendo a que se refiere. Lo unico que veo son sus ojos inyectados en sangre y como su cara forma una expresion tan feroz que parece poseido. Se deshace de sus pantalones ante mi mirada aterrada. --Vamos, Rob, sostenla. Robin obedece y en este momento quiero morirme. Miguel se pone encima de mi y comienza a besar mis labios avidamente mientras Robin me agarra. Aprieto los dientes, pero me muerde hasta hacerme sangre y no puedo hacer otra cosa que permitirle el acceso. Su lengua invade mi boca con rudeza y me quedo sin fuerzas para luchar. Despues, arranca mi blusa y mi falda y me quedo en ropa interior, a su merced. --Joder, si esta buena... Jamas me habria imaginado que bajo su ropa de mierda encontraria tal tesoro. Arranca mis bragas con un brillo demente en los ojos. Un sabor a bilis invade mi boca cuando comienza a entrar en mi. El dolor que he sentido cuando me han pegado no es nada en comparacion al que ahora me retuerce el estomago. Las lagrimas corren por mis mejillas mientras Miguel me roba lo mas preciado que tengo. Mi pureza, mi inocencia. Me viola mientras Robin me mantiene en el suelo, disfrutando del espectaculo con una sonrisa demoniaca. Me siento humillada, danada en lo mas profundo de mi cuerpo y de mi alma. Sin embargo, mientras dura el calvario, me obligo a mirar a Miguel a traves de las lagrimas. Quiero fijar su cara en mi memoria, sus ojos mientras me brutaliza de la manera mas vil. Estas imagenes me perseguiran hasta el fin de mis dias. Cuando Miguel ya ha tenido suficiente de mi, se endereza sin siquiera mirarme. Ahi cruzo la mirada con la de Robin. Se lo que quiere hacer y me duele. Me duele decir que habia confiado en el, que estaba preparada para confiarle mi corazon, y de verlo traicionarme de la forma mas despreciable. Con una mirada fria, Miguel se acerca y extiende la mano para acariciar mi pecho sin apartar los ojos de mi. Tiene una voz dulce que contrasta con la dureza de su mirada. Su mano recorre mi mejilla en un gesto casi tierno. --?Que es lo que esperabas saliendo esta noche, Kataline? ?De verdad pensabas que me interesabas? ?Que saldriamos juntos como los demas idiotas? Pero mirate... Con tu ropa de vieja, no eres nada. Si no hubieramos tenido dudas sobre tu naturaleza, ni siquiera te habria mirado. Es una pena, porque en realidad estas buena. Quizas mas que la mayoria de las musas que conocemos. No entiendo a que se refiere ni tengo fuerza para responderle, asi que me contento con mirarlo con todo el odio que puedo darle. Robin suelta una risita desdenosa. --Apuesto a que no entiendes lo que esta pasando, ?verdad? No pasa nada, son cosas fuera de nuestro control. Miguel interviene y da un golpecito a la cabeza de su complice. --Callate, Robin, no es el momento de dar explicaciones. Tenemos que terminar el trabajo. No podemos arriesgarnos a que ella abra... Se lo que significa eso. No me dejaran salir de aqui sin terminar su sucio trabajo. Quizas acabaran por matarme. No se arriesgaran a que se lo cuente a la policia. Realmente, me da igual. De todas formas, no creo que pueda vivir despues de lo que me han hecho. Impasible, miro como Miguel saca un cuchillo de su chaqueta. Avanza hacia mi con una mirada mortifera. Respiro profundamente mientras su mano se levanta para atacar. Pero en el momento en el que cierro los ojos esperando el golpe letal, suena un estruendo. Una sombra gigantesca aparece en el marco de la puerta. No se lo que es, pero inmediatamente me siento en paz. Una ola de calor me acaricia suavemente y me da un alivio liberador. Mis musculos se relajan y el dolor se desvanece. Me siento vacia de todas mis fuerzas, asi que me dejo ir, y mi cuerpo finalmente se rinde. Justo antes de hundirme en la nada, escucho la voz de Miguel transformada por el miedo. --Joder, mierda, un maldito... 1 Cuatro anos mas tarde Si me hubieras dicho que una modificacion del empleo del tiempo podria cambiar toda una vida, me habria reido en tu cara. Sin embargo... Las 9:30. Toca ir a la siguiente clase. Recojo mis cosas y las meto en mi bolsa. Tengo que ir a la sala de trabajos practicos, y esta en la otra punta del edificio. Pfff. Si hubiera sabido que este ano seria tan complicado, me lo habria pensado dos veces. Me levanto demasiado rapido de la silla y se me cae la bolsa, que se vacia bajo las mesas. <>. Me doblo en dos para reagrupar las hojas de dibujo mientras mi vecina de mesa se inclina para ayudarme. La chica tiene una pequena sonrisa burlona con el don de irritarme, pero me abstengo de decirle nada; ya esta bien que me ayude. Ademas, ha pasado mucho tiempo desde que no he despertado el miedo a ninguna chica de mi edad, asi que me resigno. --Kataline, ?verdad? --Kat, si no te importa. La sequedad de mi voz le hace recular, y me arrepiento de mi exceso de humor. Maldita sea, lo voy a joder todo de nuevo. Pero no puedo hacer nada, me horroriza que pronuncien mi nombre entero. Me recuerda demasiado a mis origenes. Ya tengo un nombre un tanto particular, y si encima lo pronuncian entero, le da un aire pomposo que no soporto. La chica me pasa el resto de mis pertenencias con una sonrisa dudosa. Parece realmente simpatica. Recojo mis croquis evitando su mirada. --Gracias, eres muy amable. --De nada. No se que mas anadir y, viendo mi verguenza, me dirige un pequeno asentimiento de cabeza. --Bueno, ?hasta la semana que viene, entonces? --Si, claro. Me precipito hacia la salida, pero en el momento en el que salgo del anfiteatro, ella me llama. --Eh, Kat, el taller es hacia el otro lado. !Mierda! Freno en seco y doy media vuelta mientras le dirijo un pequeno gesto de agradecimiento. Corro para llegar a tiempo a la siguiente clase. Corro. Todavia y siempre. Tengo la impresion que es lo unico que hago desde que entre en esta escuela de locos. Sin embargo, es mi culpa. Si no hubiera decidido seguir un doble grado este ano, no estaria como estoy. Y si, lo se, soy una loca. Me ha dado por hacer dos carreras completamente distintas. Esto llena mis dias, no me deja reflexionar demasiado y, sobre todo, no me deja tiempo para ningun tipo de relacion social. Y asi, me divido entre mis dos pasiones: las ciencias y el arte. De golpe he aumentado el numero de horas lectivas un treinta por ciento. Eso, mas el trabajo en casa para ponerme al dia de las clases a las que no he podido asistir. Una locura. Y, como si no fuese suficiente, no me he integrado a esta nueva universidad a la que he entrado. Hace mas de seis semanas que estoy en esta universidad y estoy tan sobrecargada con mis horarios que no he tenido tiempo de conocer a nadie. !Vaya cosas! Me doy cuenta con amargura de que no conozco el nombre de la chica que me ha ayudado antes. Es patetico. Sin embargo, cuando pienso en su rostro, me digo que podria ser una amiga. Hace mucho tiempo que no he tenido una amiga... Entro precipitadamente al taller de diseno y me acerco al profesor, que se sienta frente a su escritorio. --Buenos dias, profesor. Soy Kataline du Verneuil. La senora Martin debe haberlo avisado de que me incorporaba hoy a su clase. Me dirige una mirada vaga y me senala el fondo de la sala, sacudiendo la mano en el aire. --Ah, si. Bien, ?a que esperas? Instalate en algun sitio, ya hemos empezado. <>. La sala es grande, sin embargo, solo queda un sitio libre. Me instalo delante de una mesa de dibujo, evitando cruzar las miradas curiosas que siento sobre mi. Deslizo mis pertenencias bajo la mesa y me pongo rapidamente una bata de trabajo. El profesor ya ha dado sus explicaciones. Continua el programa donde lo habia dejado, como si yo no hubiera interrumpido su clase. Dios, pero ?que me ha dado para agregar esta clase en plena mitad del semestre? Don Cretino --ese sera su apellido para el ano-- nos pide varias herramientas para el trabajo practico. Tras servirme en el armario de los consumibles, vuelvo a mi sitio. Es entonces cuando me doy cuenta de que un chico ocupa la misma mesa que yo. No habia contemplado hasta ahora. Me mira con media sonrisa, como si yo fuera el evento que vino a alegrarle el dia. Avergonzada, bajo la vista. --Hola. Su voz ronca me hace saltar. Le lanzo una mirada de soslayo y veo su rostro agradable que me anima a contestarle, aunque yo no quiera hacerlo. --Hola. Sus ojos se fijan en mi con interes. --?No nos hemos visto por algun lado? No respondo. Me escudrina intentado encontrar algo entre sus recuerdos. Despues, su sonrisa se ensancha. --Vale... Entonces, ?eres nueva en esta clase? Maldita sea, sigue insistiendo. Muestro un ceno fruncido que espero que calme sus ardores. --Es eso, eres nueva. Es por eso que todos te miran como si fueras un extraterrestre. ?De donde vienes? Mierda. Me ha tocado el pesado. Suspiro. ?Tengo la obligacion de responderle? <>. Mi pequena conciencia me pone en orden y le saco la lengua interiormente antes de volverme hacia mi vecino. --Columbia. El chico parece impresionado e intrigado a la vez. --Ah, he ahi el acento. Imita la entonacion de mi voz y me arranca una sonrisa muy a mi pesar. Efectivamente he pasado los ultimos diez anos de mi vida en Estados Unidos. Y aunque volvi a Francia hace mas de diez meses, conservo un ligero acento americano del que me resulta dificil separarme. --?Y que ha hecho que dejes una de las mejores universidades del mundo para venir aqui? Mi corazon se hunde y una sensacion familiar de estres me invade. Respiro lentamente para calmarme. Aunque me parezca simpatico, me recito mis argumentos habituales como un automata. --He decidido retomar mis estudios en Arte. Y solo podia venir a esta universidad presentandome directamente a ultimo ano. --Guau, impresionante. ?Has conseguido convencer al jurado de seleccion? Hago una mueca. --Si, bueno, no tengo ningun merito puesto, salvo que ya habia estudiado todas las asignaturas en mi anterior... universidad. Seguia el curso a distancia. El profesor nos interrumpe. --Eh, artistas, sera mejor que os concentreis en vuestro trabajo en vez de parlotear como urracas. Thomas, pasa el programa. Joder, !que irritante es!

  • El ultimo paraiso de Antonio Garrido

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    En 1929, el joven y avezado Jack Beilis conducia su propio automovil, vestia trajes a medida y frecuentaba los mejores clubs de Detroit. Pero la brutal crisis que aquel ano azoto America lo arrojo, junto a millones de compatriotas, al hambre y la desesperacion.
    Desahuciado y perseguido por un oscuro crimen, embarcara junto a su amigo Andrew hacia la legendaria Union Sovietica, el idilico imperio en el que cualquier hombre tenia derecho a trabajar y ser feliz, sin sospechar los extraordinarios avatares que les tenia reservados el destino.
    Inspirada en hechos reales, con El ultimo paraiso Antonio Garrido funde magistralmente thriller, amor y novela historica en la dramatica epopeya de un superviviente en un mundo dividido. Un formidable fresco de una epoca convulsa que dio un nuevo rumbo a la historia.

  • En el momento justo de Chris De Witt

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    ?Volvera la protagonista de esta historia a confiar en los hombres?

  • Para Helga de Bergsveinn Birgisson

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  • El violinista en el balcon de Ana Alvarez

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    ?Desde cuando estar encerrado es un obstaculo para celebrar tu cumpleanos… y encontrar el amor?

  • Pena Amaya de Pedro Santamaria

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    Ano 572. Hace un siglo que el Imperio Romano de Occidente ha caido y mas de ciento cincuenta anos desde la irrupcion de los barbaros en Hispania. Pese a las constantes guerras Cantabria, un pais diminuto, se mantiene independiente en parte gracias a la inexpugnable ciudad de Amaya, lugar donde se reune su Senado.
    Despues de sus exitosas campanas contra los bizantinos en el sur peninsular, el rey visigodo Leovigildo sitia la ciudad rebelde de Corduba. Pero su ambicion va mas alla: el monarca pretende unir toda Hispania bajo sus leyes y, para ello, debera marchar con sus huestes hacia el norte de la peninsula.
    Tomas, un joven cantabro que en otro tiempo fue guerrero, ha abrazado la verdadera fe y se ha unido a Emiliano (San Millan), hombre santo cuya fama se extiende por todo el norte peninsular. Este, en un sueno turbador, vera la destruccion de Amaya y elegira a Tomas para que lleve la palabra de Dios a los cantabros, paganos en su mayoria, como unica garantia de salvacion.
    Tomas tendra que enfrentarse a su pasado y a su hermano mayor, Necon, que sera el encargado de defender Amaya, y con ella toda Cantabria, del ataque visigodo.
    Pedro Santamaria, con su habitual prosa fluida, nos presenta un relato heroico cargado de accion, que reflexiona sobre los limites del amor y la resistencia.

  • La guerra civil contada a los jovenes de Arturo Perez Reverte

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    La Guerra Civil espanola contada de forma escueta, objetiva y rigurosa, sin cliches partidarios ni etiquetas faciles, en textos de Arturo Perez-Reverte e ilustrada de forma esplendida por Fernando Vicente.