• luna ascendente libro - Ian McDonald

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    Luna ascendente, la esperada continuacion de Luna, por uno de los mejores autores de ciencia ficcion del mundo.

  • Luna ascendente (Trilogía Luna 3) Versión Kindle - Amazon.es

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  • Luna ascendente (Trilogía Luna 3) : McDonald, Ian - Amazon.es

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  • LUNA ASCENDENTE (TRILOGÍA LUNA 3) | IAN MCDONALD

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  • Luna ascendente (Trilogía Luna 3) | Penguin Libros

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  • Luna ascendente - Libro de Ian McDonald - Lecturalia

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    Luna ascendente, la esperada continuación de Luna, por uno de los mejores autores de ciencia ficción del mundo. Un centenar de años en el futuro se libra ...

  • Luna Ascendente (trilogía Luna 3) - IAN MCDONALD - Agapea

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  • Luna ascendente. Trilogía Luna 3 - Anika Entre Libros

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    Luna ascendente. Trilogía Luna 3 · Argumento: · Opinión: · Comentario de los lectores: · Si te gustó este libro, también te puede interesar...

  • El granado de Lesbos de Maria Iglesias

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    Esta es la cronica de como una periodista y escritora espanola, andaluza, en pleno impasse profesional, tras la crisis global y su maternidad, pasa de ver en television la huida de un millon de refugiados por el Egeo a vivir como reportera el mayor exodo en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Maria Iglesias embarca al lector en el viaje que hizo al otro extremo del Mediterraneo para rodar un documental sobre el caso del arresto, en 2016, en Grecia, de bomberos espanoles acusados de trafico de personas.

  • Madlam: Mas alla de las montanas de Griselda Martin Carpena

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    Aura, Telma, Odina, Akhasia, Artur, Neo, David, personajes que transcurren en la narracion de un otono corriente, entre paisajes corrientes y entre vidas corrientes, pero que nos conducen a una insolita posibilidad, a una asombrosa fabula factible para aquellos que saben que mas alla de lo que vemos, todo es posible.

  • Esposa por encargo de Susannah Erwin

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    Contrato a una profesional para que le buscara una esposa, pero no podia ser la mujer a la que deseaba.

  • Para no olvidarte de Viki Tapada

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    Era pleno verano. En la noche se oian a los grillos cantar con todo el enfasis con que podian hacerlo. Aquella noche Laura no habia podido dormir casi nada y lo poco que habia dormido lo habia hecho a ratitos y mal. El sudor hacia de las sabanas una pegajosa masa de tela que no podia quitarse de la piel. El estridente canto de los grillos habia hecho de aquella jadeante noche bastante movida, llenas de pesadillas y malos pensamientos. Amanecio la manana con un gran sol. Los restos de la noche pasada se reflejaban en el rostro de Laura, pero habia llegado la hora de levantarse. Aun no habian terminado las clases, aunque faltaban pocos dias. Ya se sabe que los ultimos dias de clase son los mas desesperantes pues parece que nunca llega el final. Se levanto como siempre. La cabellera morena y larga se asemejaba a un revoltijo de pelo en el que se habian puesto todos de acuerdo para hacerla parecer una leona. Unas ojeras hasta los pies y arrastrando el cuerpo con poco garbo. Laura inmediatamente se dirigio al cuarto de Marcos y desperto a su hermano. --Marcos, despierta, que ya es hora. Vamos a llegar tarde, levantate… !Ya! --!Vale! Podrias gritar menos, ?y mama? --Esta dormida. Ahora voy a despertarla. !Tu vistete, desayuna y despierta a Ines…! --Siempre me toca lo peor a mi. Ines no se despierta conmigo, solo se despierta con mama... --suspiro con cara de pocos amigos. Laura se dirigio a la habitacion de su madre, descalza y de puntillas…. --!Mama! !Despierta! Que llegamos tarde, ya son las ocho. !Vamos, Mama! --le susurro en el oido suavemente. Laura paro por un momento y se quedo observandola. En un gesto inconsciente de querer grabar su serenidad en su mente. Empezo a menearla. Primero con suavidad, al no conseguirlo insistio con mas fuerza a ver si conseguia despertar de una vez a su madre. Pero no habia manera. Un brazo se quedo colgando fuera de la cama. De repente, al tocarla, sintio un escalofrio por todo el cuerpo. Su madre estaba completamente helada. El cuerpo lo tenia rigido. Laura empezo a ponerse muy nerviosa. No sabia que hacer, apoyo su cara sobre el pecho de su madre, pero no oyo los latidos de su corazon. No oyo nada. No podia ser… no, no podia ser eso… se repetia Laura una y otra vez en su interior. La realidad se habia convertido en pura ficcion. Ni en sus peores pesadillas hubiera imaginado algo asi, a veces la realidad supera con creces a nuestra imaginacion por muy retorcida y siniestra que pueda llegar a ser. Alli estaba Laura, en pie frente a ella, paralizada, en otra dimension, en un escalon que separaba la realidad de sus propias fantasias para no cruzar el crudo hilo de la realidad. Su madre no podia irse de esta manera, pensaba para sus adentros. Tan pronto, no. A los treinta y tres anos era pronto para morir e incluso para ella que habia vivido deprisa, que las amargas experiencias habian marcado aquella vida que hoy se habia truncado por completo. Como hoja de otono barrida por el viento, sin pena ni gloria, sin darse cuenta de su verdadera existencia. Se habia ido con la misma soledad con la que habia nacido, crecido y vivido. Aunque su soledad fue rota por el nacimiento de sus tres hijos: Laura, Marcos e Ines. Sola en una cama inmensamente grande para una persona sola. Sola en el principio, sola al final. En la oscuridad de aquel retraimiento que siempre la habia perseguido alli donde fuese. Laura rogaba a Dios que aquello no fuese verdad. ?Que podia hacer ella? Su hermano estaba a punto de entrar en la habitacion donde se hallaba postrada su madre, pero Laura se lo impidio justo a tiempo: --Marcos, !estate quieto! No entres en el cuarto. Quedate con Ines en la sala. Mira los dibujos que tengo que llamar por telefono. !Anda, vete ya! --exclamo Laura nerviosa y con un maldito nudo en la garganta. --Pero... ?por que? Eres una gorda insoportable. Culona. Solo quiero decirle una cosa a mama... --protesto con genio el nino. --Por favor, por una vez hazme caso, es mejor que te quedes cuidando que Ines no venga, que no entre en el cuarto de mama. Esta durmiendo --imploro Laura. Cerro la puerta del cuarto de su madre, suspiro por haber salvado la situacion y se dirigio corriendo hacia la entrada de la casa, donde estaba situado el telefono. Se sento en el suelo mirando hacia la mesa de madera de color caoba que habia en la entrada, era la tipica de madera, clasica con un poco de carcoma que le daba cierto aire envejecido y un poco desalinado. Cuando se dispuso a coger el telefono entre sus manos, se le resbalaba por el exceso de sudor. Siempre que le asaltaban malos pensamientos, que estaba preocupada y nerviosa, su cuerpo respondia transpirando en exceso. Por una parte, el calor que hacia era insoportable, por otra los nervios la hacian estremecerse en lo mas profundo, perturbando su mente y su cuerpo. Llamo al 061, el telefono de urgencias sanitarias. Sin llorar, casi sin creerse lo que estaba ocurriendo, despues de llamar dos o tres veces, consiguio que le cogieran la llamada, entre los nervios y la tristeza que sentia, logro explicarse a duras penas, entre tartamudeos y lagunas en blanco, se sentia como un nino pequeno intentando explicarse, por desgracia una de las cosas mas normales y corrientes, pero a la vez mas dolorosas. Que su madre habia muerto… en la noche y a escondidas como una nina traviesa se habia marchado dejandola sola, con un gran vacio a cuestas y una insistente pregunta: ?por que a ella? Todo lo que ocurrio a continuacion fue penoso. La separacion de su madre habia sido horrible, el alma se le habia ido muy lejos, pero separarse de sus hermanos, ya era la gota que colmaba el vaso, separarse de esas dos personitas pequenas fue una punalada rastrera y baja del destino. Aunque logico… eran hermanos, si, pero de diferente padre. Sus hermanos tenian el mismo y por lo menos seguirian juntos, seguirian con los mismos amigos y el mismo colegio. Se harian compania juntos en un mismo dolor. Pero ella no. Ella cambiaria todo: la familia, la casa, el pueblo por la ciudad, dejaria a sus amigos de toda la vida. Se sentiria morir. A ratos le daban ataques de furia, culpando a su madre por no estar ahi con ella, como siempre habia sido… otras, le acosaban los remordimientos, pensaba: ?y si hubiera estado mas con ella? ?Y si la hubiera ido a ver por la noche? ?Y si…? ?Y si…? Las pesadillas ahora eran muy reales y no podia quitarselas de encima, estaban dentro de ella y no tenian intencion de salir, se habian acomodado en su corazon. Se alimentaban de sus recuerdos. El cielo azul de aquel dia 19 de junio se habia transformado para ella en una gran losa negra que tapaba sus esperanzas, asi como sus ansias de vivir. Deseaba con todo su ser morirse para reunirse con ella. Llego el dia del funeral. La iglesia aquella que habia sido testigo para ella de los bautizos de sus hermanos, de su comunion. Ahora le parecia tenebrosa y fosca. Alli estaban todos los familiares. Sus hermanos con su familia, (Laura les miraba desde lejos queriendo recordar cada detalle de sus pequenas caritas, no sabia cuando les volveria a ver). Marcos, con sus grandes ojos, estaba embelesado mirando las esculturas de santos y apostoles mientras Ines jugueteaba con el lazo de su vestido, Laura penso: debe sentirse incomoda porque no le gustaban los vestidos. Su familia, amigos, enemigos (!como no! Ni ese dia la podian dejar en paz…). Todos ellos estaban alli. Tambien un monton de curiosos y las consabidas beatas que se encontraban alli con sus rosarios, como siempre, para averiguar quien era, como vivio y sobre todas las cosas…, ?como murio? En un banco cercano al de Laura estaba sentada la que habia sido la mejor amiga de su madre durante los ultimos cinco anos. Al ver a Laura, Isabel se dirigio hacia ella. La abrazo energicamente. Isabel no podia dejar de llorar, tenia los ojos enrojecidos y la cara blanca como si hubiese visto algo tan terrorifico que le habia cambiado el semblante de la cara. --Lo siento mucho, Laura, si pudiera hacer algo por ti lo haria… pero no creo que te pueda ayudar, carino --dijo Isabel apretujando contra su pecho a Laura, que tenia el cuerpo como una marioneta. --Gracias, Isa, pero de todas formas me tengo que ir a Palma y casi no nos veremos, ?y tus hijos? --pregunto Laura. --En casa con mi marido, ellos estan bien, pero no he querido que viniesen, ya sabes que la querian mucho y no queria que vieran esto --respondio agradecida la mujer por el detalle de Laura al preguntar por sus hijos--. Bueno, carino... --titubeo un poco-- Yo me voy porque no aguanto mas aqui. Si algun dia vienes por Inca, pasa por casa, nos gustara verte. Tu sabes que siempre seras bien recibida --le dijo abrazandola de nuevo. --Gracias. Te prometo que nos veremos algun dia. Si subo a Inca te hare una visita --dijo Laura despidiendose --!Adios! --intento sonreir Laura sin conseguir mas que una mueca. --Adios, que te vaya bien en Palma --se despidio Isabel entre sollozos que no podia contener por mucho que lo intentara. Pasaron a darle el pesame muchos amigos de su madre, unos lo llevaban mejor y otros lo llevaban peor. Se sentia como una estatua a la que habian dejado en una exposicion, a la que todos miran de arriba abajo y luego se van para seguir admirando otras esculturas. Aquel olor a incienso que antano le gustaba tanto, hoy le repugnaba, al igual que todo lo que la rodeaba. Aquello la estaba dejando sin respiracion, sentia como hacia esfuerzos sobrenaturales para seguir respirando, pero no conseguia sentir que el aire entrase en sus pulmones. Se sentia ahogar… su mente estaba muerta junto con su corazon y con todas aquellas cosas que un dia le parecieron bellas y que una vez amo. Todo habia quedado en el pasado. Un pasado que le parecia muy lejano, pero en realidad era su presente. Todo habia ocurrido en cuestion de dias. Unos dias eternamente largos y pesados en los que habia podido recapacitar en lo fragil que puede ser la vida, en como un suceso como el que habia vivido ella le habia cambiado todas sus convicciones. Haciendo que de pronto tuviera que crecer a la fuerza. La ninez se habia truncado delante de ella sin poder evitarlo, la burbuja de su mundo se habia roto y no existia en el mundo parche que pudiese remendar lo inevitable de su vida. Se habia quedado sin su madre. Ella se habia ido para no volver nunca mas. Tal vez en sus suenos...

  • En Tus Brazos 1, Noe Casado de Noe Casado

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    Nicole lleva una vida que desean muchas mujeres de su edad: tiene una familia perfecta, un novio ideal y una carrera exitosa como abogada. Suele caer bien a la gente y nunca se desvia del camino correcto.
    Pero tras ese mundo modelico se esconde la verdadera Nicole: una mujer infeliz que anhela por encima de todas las cosas una noche de pasion y desenfreno que la haga temblar de placer.

  • Rendida al Destino de Clare Connelly

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  • El Instituto de Stephen King

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    La nueva e inquietante novela del maestro Stephen King.

  • El latido de la tierra de Luz Gabas

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    Vuelve Luz Gabas con su novela mas sentida.

  • Los casos del comisario Croce de Ricardo Piglia

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    El comisario Croce, investigador singular, era uno de los protagonistas de una de las grandes novelas de Ricardo Piglia, Blanco nocturno. El autor rescata al personaje en estos <>, una sucesion de deliciosos relatos policiacos que son un homenaje a un genero que Piglia amo como lector, divulgo como editor y practico como escritor. El meditabundo y astuto Croce se enfrenta aqui al caso de un joven marinero yugoslavo acusado de matar a una prostituta en un cafetin portuario, al misterio de una supuesta pelicula en la que apareceria Eva Peron en una escena pornografica, a un ladron de joyas relacionado con el peronismo, a un crimen resuelto con la ayuda de los versos de un cirujano del ejercito de Rosas… En estos textos juguetones y virtuosos asoman guinos y referencias a Agatha Christie, Conan Doyle, Chesterton, Poe y tambien Borges, que amo el genero policiaco tanto como Piglia.
    Del comisario Croce dice su autor: <> Y en la misma nota final explica: <> Y es que Los casos del comisario Croce fueron surgiendo a medida que la enfermedad que le iba paralizando el cuerpo avanzaba implacable. Y al leer este volumen exquisito y deslumbrante, el lector no podra sino maravillarse ante la arrolladora vitalidad de unos textos que son, por encima de todo, una hermosisima celebracion de la literatura, el poder de las palabras y la fabulacion.
    El autor dejo preparado para su publicacion postuma este libro, que es una muy notable incorporacion al corpus literario de uno de los mas grandes escritores en lengua espanola de los ultimos tiempos.

  • Zapatillas (A Swift Romance 1) de Terri Reid

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    Un romance breve inspirado en Taylor Swift
    Esta historia esta inspirada en la cancion de Taylor Swift: “You Belong With Me.” ("Estamos hechos el uno para el otro").
    Molly y Jack han sido vecinos y mejores amigos desde que eran pequenos. Pero el verano antes del ultimo curso de secundaria de Jack, el joven pasa todas las vacaciones lejos de Molly. Cuando regresa, no solo es su fisico lo que ha cambiado notoriamente, los sentimientos de Molly por el tambien lo han hecho. Desafortunadamente, el primer dia de clase el nuevo atractivo del chico capta la atencion de la principal animadora y la chica mas popular de toda la escuela. ?Tendra Molly siquiera la oportunidad de conquistar su corazon?
    Hay tres generaciones de fans de Taylor Swift en mi casa. Personalmente, me encanta que sus canciones retraten las preocupaciones y los lios mentales que todos experimentamos sobre todo en nuestra epoca adolescente, sentimientos que, por supuesto, todavia nos invaden en nuestra etapa adulta.
    Me diverti muchisimo escribiendo esta historia que ha sido revisada por una adorable lectora beta pre-adolescente y muchas mujeres quienes dejaron su adolescencia anos atras, y todas lo han disfrutado mucho. Se trata de un romance muy entranable y MUY apto para todas las edades.

  • Mi mal de amores eres tu (Seleccion RNR de Emma J. Care

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  • Denuncia inmediata de Jeffrey Eugenides

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    Un joven viaja por el mundo en busca de iluminacion y se enfrenta a todo tipo de experiencias, no siempre agradables; una estudiante de origen indio seduce a un profesor buscando una salida desesperada a la situacion de su familia; un poeta fracasado que ha encontrado trabajo en la editorial de un antiguo pornografo acaba dejandose arrastrar por la tentacion del dinero y la America del pelotazo; un sexologo tiene un perturbador encuentro sexual en una selva remota; un matrimonio que empezo por conveniencia acaba en desastre; un musico que toca el clavicordio se enfrenta a la dificultad de combinar su arte con su condicion de esposo y padre y termina perseguido por unos cobradores de morosos; una chica decide quedarse embarazada sea como sea; una mujer visita a una vieja amiga a la que le estan haciendo pruebas para saber si padece alzheimer y le regala un libro que ambas adoraban en su juventud… Jeffrey Eugenides, que ha demostrado en tres novelas excepcionales –Las virgenes suicidas, Middlesex y La trama nupcial– su capacidad para ahondar en la complejidad de las relaciones humanas, continua su exploracion en esta envolvente coleccion de cuentos. Nos encontramos aqui una vez mas con hombres y mujeres que se enfrentan a sus miedos, toman decisiones drasticas y se adentran en territorios desconocidos. En dos de los cuentos reaparecen personajes de sus novelas, que, al igual que los nuevos, son seres humanos desamparados que el autor retrata con perspicacia y humanidad, plasmando sus anhelos y contradicciones. Elegante, sutil, a ratos ironico y en otros momentos hondo y conmovedor, Eugenides traza aqui un poderoso mapa de las emociones humanas.

  • La hija del jardinero de Natalia Roman

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    Angel y Demonio
    ?Como dos hermanos que crecen juntos y con las mismas normas de educacion pueden ser tan distintos?
    La vida de Cristina se vera marcada por una guerra sin cuartel entre los hermanos Osoro. Uno es un psicopata asesino; el otro, un juez respetable.
    No existe nada peor en la vida que los celos y la sed de venganza, y esos sentimientos nublaran la razon del pequeno de los Osoro convirtiendolo en un hombre sin sentimientos. Un hombre capaz de todo y con un unico proposito: ver llorar a su hermano lagrimas de sangre.
    Cristina se convertira en el blanco de todos sus macabros y despiadados planes de venganza, pero por mas que intente destruirla Robert siempre la amara y estara ahi para recomponerla.
    ?Puede el amor restaurar un corazon destrozado?
    ?Dejarias que el odio y la venganza de un hombre marcaran tu vida? ?O serias capaz de dejar de lado todo el dolor y aferrarte a ese otro hombre cuya pasion te hace olvidar tanta barbarie?
    Amor y odio, pasion y venganza. Dos hermanos con unos sentimientos muy distintos hacia una misma mujer: la hija del jardinero.

  • Cabos sueltos de Terri Reid

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    Morir es lo que cambio la vida de Mary O’Reilly. Bueno, en realidad, volver de la muerte y tener la capacidad de comunicarse con los fantasmas, es lo que realmente hizo que asi fuera.
    Ahora, como investigadora privada en la zona rural de Freeport, Illinois, Mary esta tratando de aprender como incorporar su experiencia como policia de Chicago y su nuevo talento recien descubierto, en un trabajo de verdad. Su desafio es resolver misterios, obtener evidencias reales (la palabra fantasma no se sostiene ante los tribunales), y asegurarse de que los habitantes de la ciudad, especialmente el atractivo nuevo jefe de policia, no piensen que esta loca.
    Veinticuatro anos atras, una joven se ahogo en la piscina de un Senador estatal recien elegido. El caso fue archivado como un accidente. Pero ahora, mientras el Senador se prepara para ascender a cargos mas altos, el fantasma se le aparece cada dos por tres a la esposa del politico.
    Mary es contratada para descubrir la verdad detras de su muerte. Ella descubre una conexion entre el asesinato y la desaparicion de cinco ninas cuyos casos, veinticuatro anos despues, siguen sin ser resueltos. A medida que excava mas se convierte en el proximo objetivo de un asesino en serie que quiere dejar bien atados todos los cabos sueltos.

  • Condicion artificial de Martha Wells

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    Ganadora de los premios Hugo y Locus

  • Caden 1 de Natalia Diaz

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    Todo nino nace total y rotundamente indefenso y es el deber de sus padres, protegerles de las inclemencias del mundo al que llegaron. Se puede argumentar que el mayor vinculo de amor y de proteccion es el de la madre a su hijo, pero desafortunadamente para Caden; ese vinculo nunca existio. Desde nino sufrio el rechazo de la sociedad y el de quien fuera su madre, quien lo mantuvo aislado y escondido la gran mayoria de su vida. Justo cuando Caden comenzaba a resignarse a pasar el resto de su existencia en sufrimiento; llega una persona que marcaria el resto de su vida. Ese “Angel”, como Caden lo veia, le hizo sentir amor y comprension; por primera vez en su miserable existencia sentia que alguien se preocupaba por el. A lo largo de su relacion con su “angel”; Caden descubrira que las apariencias enganan y que los peores y mas daninos demonios, suelen disfrazarse de angeles de luz.

  • La herida de Jorge Fernandez Diaz

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    Una monja desaparece, dejando un enigmatico mensaje, y un colaborador del papa Francisco les encarga a dos agentes de Inteligencia buscarla por cielo y tierra. En paralelo, una operadora politica despedida por la Casa Rosada es contratada por el gobernador de un feudo patagonico para mejorar su imagen y evitarle una catastrofe electoral. Con la ayuda de Remil [?]un perturbador agente que trabaja desde las sombras[?], ella se vale de todo: espionaje politico, compra y amenaza de jueces, soborno de dirigentes y manipulacion de la historia. Hasta que juntos se topan con un crimen de Estado y una organizacion siniestra.
    La herida es un thriller politico dentro de una gran novela policial cruzada por cuatro misteriosas historias de amor, que empieza en el Vaticano y deriva en la Patagonia, que se devora con suspenso y que retrata el lado oscuro del poder real. Una combinacion que solo la pericia de Jorge Fernandez Diaz, uno de los escritores y periodistas mas importantes y reconocidos de la lengua espanola, es capaz de llevar adelante con el pulso y el rigor de una investigacion y demoledor ritmo cinematografico.

  • Derrota al corazon de Emma Weimann

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    Pero eres una mujer. Ese sujeto era uno de los gerentes de la construccion mas repulsivo que Sam habia conocido en su vida. Se separo la camiseta gris del cuerpo y bajo la mirada hacia el sosten. --Si, lo soy. Definitivamente, una mujer. --Volvio a elevar la mirada e ignoro la forma en que el senor Hayes tenso la mandibula--. Vengo a pintar el apartamento de los Wallace. El sujeto clavo la mirada en el calendario. --Pero me dijeron que le habian encargado el trabajo a un Sam Freedman. Sam reprimio las ganas de golpearlo con los altoparlantes llenos de polvo que habia sobre el escritorio. --Sam es el diminutivo de Samantha. Y esa soy yo. Ya se lo explique dos veces. ?Por que no llama a los Wallace y simplemente les pregunta? Reprimio las ganas de gemir. ?Como era posible que un sujeto como ese obtuviera empleo en uno de esos lujosos complejos de apartamentos? El reviso la agenda sobre el escritorio. --No puedo. Estan de vacaciones. --Fruncio el ceno y contemplo la pintura, los pinceles y la escalera que ella habia llevado--. De acuerdo. Te llevare al apartamento. Pero ire a controlarte de vez en cuando. Para que lo sepas. --Al terminar, dejo la sala. Claro. Patan. ?Acaso pensaba que iba a robar aire de un apartamento vacio? Con un gesto negativo de la cabeza, Sam recogio la mayor cantidad de cosas que podia cargar. Las manijas de los baldes se le clavaron en los dedos. Tendria que regresar por la escalera. El senor Hayes se quedo de pie en el pasillo, con los brazos en jarra y un ceno tan fruncido que haria llorar a los ninos. --El elevador de servicio no funciona. Debemos tomar el otro. Intenta pasar lo mas desapercibida posible. Mientras lo seguia por el vestibulo de cielo raso alto, Sam intento ser silenciosa. Ese edificio emanaba una atmosfera de iglesia, construido para impresionar y presumir ante los visitantes. Ciertamente lo habia logrado con ella. Pasaron por una fuente rebosante con escalones acuaticos de pizarra. Sam no queria ni adivinar cuanto habia costado eso. Milagrosamente se las arreglo para meter todas sus cosas en el elevador vidriado; los baldes se plantaron con firmeza entre ella y el senor Hayes, quien le clavo la mirada al tiempo que entrecerraba los ojos. Los segundos parecieron horas. Finalmente, el elevador repico. --Llegamos. --Con desden, la observo luchar para sacar los materiales del elevador. Sam coloco los baldes en el piso. El pasillo estaba vacio. --?Que numero es? --El apartamento siete --escupio el senor Hayes a sus espaldas--. Al fondo del pasillo, la ultima puerta a la derecha. Antes de que Sam pudiera responder, se abrio la puerta a su izquierda. Una mujer con cabello largo y oscuro, vestida con un traje pantalon de un rojo intenso aparecio en el umbral. --Gillian, carino --grito hacia el apartamento--. Apresurate. --Se volvio hacia el senor Hayes--. Detenga el elevador, ?si? --Por supuesto, senora. --Casi se tropieza y cae para asegurarse de presionar el boton del elevador a tiempo. Sam apenas se contuvo de poner los ojos en blanco. El mismo hombre que no habia pensado dos veces dejarle hacer todo el trabajo de carga ahora practicamente se desvivia para asegurarse de que las puertas del elevador permanecieran abiertas para la femme fatale. Siempre lo mismo. Cuando una mujer tenia pechos del tamano de melones, cintura de avispa y cerebro de pajarito, los hombres se volvian locos. Sam sonrio. Bueno, por otro lado... le echo una mirada a la mujer en traje pantalon. De verdad tiene buenos pechos. Una segunda mujer salio del apartamento y cerro la puerta a sus espaldas. --De acuerdo. Estoy lista. --Le echo una mirada a Sam antes de bajar la vista y dirigirse hacia el elevador. Si, asi se deben sentir los insectos cuando los observa una mantis con ojos verdes. --Cielos, esas dos estaban buenas. --El senor Hayes casi se estaba babeando sobre la camisa. Este sujeto realmente es un cliche andante. Sam cruzo los brazos sobre el pecho. --?Tiene las llaves del apartamento? --Si, si, vamos. --Se alejo y la dejo cargando todo de nuevo. Que patan. Esperaba que la dejara sola tan pronto como estuviera instalada con todas sus cosas. Pero primero, probablemente le diria exactamente como debia haber su trabajo. Sam se sento en el suelo y apoyo su espalda protestante contra la pared. Esa noche requeria una ducha larga y caliente. Y una cerveza fria. Y una pizza. Satisfecha, miro las paredes con pintura blanca todavia fresca. Por mucho que le doliera la espalda luego de ocho horas de pintura, habia hecho un buen trabajo. Las dos habitaciones mas pequenas estaban terminadas. Quedaba la habitacion grande, lo que significaba un dia mas de trabajo razonable y bien pago. Los duenos del apartamento habian estado tan contentos con su disponibilidad para comenzar de inmediato que ni siquiera intentaron debatir su tarifa por hora. Eso habia sido una sorpresa agradable. A menudo, las personas adineradas resultaban ser los clientes mas molestos. Fue afortunada de que los duenos del apartamento fueran parientes de una de sus clientas mas antiguas y agradables. La vieja senora Henderson probablemente habia hablado bien de ella y se habia encargado de las negociaciones del pago. Y Sam estaba de acuerdo con eso. Abrio la botella de agua y bebio un sorbo. Trabajar en un edificio como ese era inusual para ella. A menudo eran propiedad de profesionales con sueldos altos y trabajos que demandaban que se quedaran a pasar la noche en la ciudad mientras sus deslumbrantes familias felices vivian sus deslumbrantes vidas felices en una casa no tan pequena en las afueras. Su opinion sobre eso era: trabajos aburridos, vecindarios aburridos, vidas aburridas y mas dinero del que nadie necesitaba. Suspiro. Esa vida bien podria haber sido la suya. El sonido del celular saco a Sam de su cavilacion. --?Si? --Hola, Sam, soy Linda. ?Como estas, guapa? Ag. Un llamado de su amiga y companera de trabajo solia significar mas trabajo o compras compulsivas de cosas que estaban en liquidacion en algun sitio. --Estoy bien. ?Que sucede? --Voy de camino a lo del senor Zimmer para hacer la instalacion electrica. Dime, ?vienes esta noche? !Mierda! --?A la fiesta? --?De que otro evento crees que hablo? Sam se paso una mano por el pelo. Se habia olvidado de la invitacion por completo. --No lo se. Solo tengo dos dias para pintar un apartamento entero. --Ay, vamos, Sam. Me lo debes. Si y me lo recuerdas cada vez que quieres algo. --De acuerdo. Pero no te prometo que me quede mucho tiempo. --Genial. Nos vemos esta noche, maquinita de amor. Sam dejo caer la espalda contra la pared. Mierda. Hasta ahi llego mi agradable noche de relajacion en casa.

  • Secuestrada – Anna Zaires de Anna Zaires

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    Primer volumen de la trilogia de romance oscuro y exito de ventas en las listas del New York Times y el USA Today.

  • Shokunin de David B. Gil

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    Shokunin es un spin-off de El guerrero a la sombra del cerezo, la novela de ficcion historica mejor valorada en las librerias on-line.

  • Y vendra la oscuridad de Katy Rose Pool

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    Durante generaciones, los Siete Profetas usaron sus visiones del futuro para poner fin a las guerras y mantener unidas las naciones: hasta que llego el dia en que desaparecieron, cien anos atras. Lo unico que dejaron fue una ultima profecia, secreta, que predecia la llegada de la Era de la Oscuridad y el nacimiento de un nuevo Profeta que podia salvar al mundo… o causar su destruccion.
    En mitad del caos, cinco vidas se cruzaran:
    Un principe exiliado de su reino.
    Una asesina implacable conocida como la Mano Palida.
    Un lider leal en una encrucijada entre su deber y su corazon.
    Un jugador que tiene el poder de encontrar a cualquier persona o cualquier objeto.
    Una chica al borde de la muerte y a punto de darse por vencida.
    Uno de ellos, o todos ellos, podrian desencadenar el fin del mundo.
    ?Seran los salvadores o los destructores de la humanidad?

  • Una noche en el Tamesis (Un dia en el Tamesis 3) de Diaz De Tuesta

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    !Vuelve Diaz de Tuesta con el esperado final de la trilogia <>, para deleite de todos sus lectores!

  • Vidas Paralelas de Charli Farinha Toni

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    Un mismo tiempo en un solo pais, con cinco chicos, cinco clases sociales, cinco mundos. Los mismos problemas vistos desde otras perspectivas y todos deseando lo mismo: una valvula de escape.
    Miedos a enfrentarse a si mismos, fracasos personales, ilusiones rotas, decepciones amorosas y familiares, suenos realizados, desafios a cada instante, y solamente se tienen a si mismos.
    Distintas historias, diferentes nacionalidades, varias ciudades, donde no somos tan distintos los unos a los otros como podriamos pensar, y todos buscamos lo mismo: un punto en comun.

  • Beauty, Susana Rubio Girona de Susana Rubio Girona

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  • Inocencia Perdida de Dimitri D. Mier

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    Luz acude a una entrevista de trabajo en el “Hotel Fiesta Americana”, la primera despues de graduarse de una prestigiada universidad. Ella, con toda ilusion, viaja de Guadalajara a Weslaco, lugar en el que esta el trabajo para el que sera contratada. Y es ahi, en Weslaco, donde comienza esta apasionante historia real y romantica, llena de intrigas, que cambiaran la vida de Luz. Los personajes que participan en esta historia son ficticios, los escenarios, reales.

  • El mensaje del multimillonario (Los Sinclair 3) de J. S. Scott

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    Evan y Randi no se soportan, pero la pasion unira sus destinos.

  • El libro de los adioses de Ramon Pernas

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    El famoso escritor Leonardo del Rio, romantico y taciturno, se encuentra a si mismo en la vispera de cumplir 80 anos ante la pagina en blanco de la que sera su ultima novela, encargada por su editor. Leonardo ha concretado todas las nostalgias de su vida en una conversacion olvidada que mantuvo una Semana Santa de hace mas de sesenta anos en su pueblo con sus amigos de la infancia, a los que olvido como lo olvido todo de aquella vida pueblerina y sin cuyo recuerdo, se dice, no podra empezar la obra. Las unicas personas con las que habla son Amanda, la biografa que la editorial le impuso hace anos, y que trata de animarlo a escribir mientras lucha por aclarar sus propios sentimientos hacia el, y Ricardo, un periodista deslumbrado por el viejo maestro y enamorado de Amanda, que acude cada jueves a visitarlo con la esperanza de descubrir su mayor secreto: la verdad sobre la perdida de un amor en Paris hace ya cuarenta anos.

  • La amante del Highlander de Hugo Sanz

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    Cuando Malvina acepta un trabajo en la casa de los McLarcon, no imagina que un simple primer cruce de miradas con Duncan, su jefe, dara un giro de ciento ochenta grados a lo que habia sido su vida hasta ese momento.

  • La biblioteca de agua de Clara Obligado

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    ?Como se construye una ciudad? ?Se puede leer en ella como si fuera una biblioteca? ?Es escribir una forma de descifrar las capas de la memoria? ?Que indicios esconde el paso del tiempo?

  • Tierra de chacales de Amos Oz

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    <>.Tierra de chacales, opera prima de Amos Oz, es una deslumbrante y emotiva coleccion de relatos inspirados en su mayoria por la vida en el kibutz, escenario ya familiar para todos los lectores del gran novelista israeli, ese microcosmos en el que el destino individual de quienes lo habitan esta indisolublemente ligado a la estructura fisica y social de la comunidad. Cada una de las ocho historias que conforman el volumen transmite la tension y la intensidad de las emociones que se vivieron durante el periodo fundacional de Israel: un Estado nuevo con un pasado milenario. Mencion aparte merecen <>, verdadera obra maestra de la narrativa breve, que se desarrolla en un hogar de clase media, y <>, particular exegesis de la leyenda biblica de Jefte.<br /><br />Tras su aparicion en 1965, la obra recibio el unanime respaldo de la critica y su autor fue considerado de inmediato como la voz mas original y prometedora de su generacion, juicio que desde entonces se ha visto corroborado con cada nuevo titulo del que, probablemente, sea el mejor escritor en lengua hebrea del panorama internacional.

  • Entre tus sombras de Gemma Garcia Veiga

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    El descubrimiento de una mujer torturada en una finca de Fresnedilla no sera un crimen mas para Alejandra Casado y su equipo; alrededor de la victima, Sofia Piedrahita, amante del ministro de Justicia, se entreteje una realidad manipulada para el divertimento de una mente privilegiada. La teniente Casado, de la Guardia Civil, revelara que la verdad duele una vez, pero la mentira se convierte en una herida abierta siempre que se recuerda: cuestionando el pasado, alterando el presente y aniquilando el futuro. Para dar caza a este depredador debera rastrear cada detalle de su vida, encontrando su propio lado oscuro e inconfesable, hurgando en los secretos de familiares y amigos. Vivimos en un mundo que no controlamos, meras marionetas que en las manos equivocadas condicionan de manera poderosa lo que conocemos, pensamos y creemos.
    Una novela en donde la verdadera victima y lo motivos cobran mas importancia que el asesino.

  • Tres muertes en Estambul de Francisco Manuel Granado Castro

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    Durante la Segunda Guerra Mundial, se refugian en Estambul gentes de toda Europa. Es un nido de espias y se cometen crimenes ante el silencio de la policia turca, que no quiere comprometer su neutralidad. Aqui vive con falsa opulencia una duquesa rusa, la princesa Beresina. Cuando su hermano David sea detenido por la policia, ella debera enfrentarse a miembros de la Gestapo, a agentes dobles, y al general Ozaban, el corrupto jefe de la inteligencia turca. Conocera a Dick, un americano, el dueno de Cafe Estambul, el local nocturno mas popular de la ciudad. La caceria emprendida por sus enemigos les obligara a decidir que buscan en realidad: la fortuna, el amor o la libertad. Al incorporar algunos personajes historicos, esta novela nos ofrece un fresco vibrante del Estambul convulso de la guerra.

  • Traicion. Un Secreto Peligroso de Mary Martin

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    Despues de un doloroso trayecto
    nuevamente la vida junta a los
    enamorados, lo que hace que
    compartan un cruel destino.

  • La vida mas patetica de Dryadeh Lair

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    Eryn lleva anos sola. A Peter acaba de dejarlo su novia.
    Los dos tienen algo en comun: no estan buscando conocer a alguien, pero cuentan con unos amigos tan bienintencionados como entrometidos que se han empenado en encontrarles pareja. Cuando se conocen, tras una encerrona, Eryn y Peter se sumen en una alocada competicion por ver quien tiene la vida mas patetica.
    Aunque no acabara como esperaban…

  • La senora Harris en Nueva York de Paul Gallico

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    La senora Ada Harris y la senora Violet Butterfield, que vivian respectivamente en los numeros 5 y 9 de Willis Gardens Street, en el barrio londinense de Battersea, se estaban tomando la taza de te de todas las noches en el pisito de la primera de ellas, una casa pulcra y adornada con flores, en el semisotano del numero 5. La senora Harris era senora de la limpieza, de ese tipo robusto y tipico de Londres que se pasa el dia yendo de un lado a otro dispuesta a adecentar la ciudad mas grande del mundo; su amiga de toda la vida y companera del alma, la senora Butterfield, era cocinera por horas y tambien limpiaba. Las dos atendian a una elegante clientela de Belgravia, donde corrian diversas aventuras a lo largo de la jornada, enterandose tambien de algun que otro chisme interesante de los excentricos personajes para los que trabajaban. Por las noches se juntaban para tomar una ultima taza de te y contarse esos chismes. La senora Harris rondaba los sesenta anos, era baja y enjuta, tenia unas mejillas que parecian manzanas glaseadas y unos ojillos traviesos. Aunque tenia un lado muy eficiente y pragmatico, tendia a idealizar las cosas, al optimismo y a ver la vida muy simplificadamente, en blanco o negro. La senora Butterfield, tambien de unos sesenta anos, era una mujer rechoncha, sinuosa y temerosa, de un pesimismo absoluto, que imaginaba que todo el mundo, ella incluida, vivia siempre al borde del desastre. Estas dos buenas senoras eran viudas desde hacia muchos anos. La senora Butterfield tenia dos hijos casados, y ninguno de ellos la ayudaba a mantenerse, cosa que no le extranaba; le habria sorprendido que lo hubieran hecho. La senora Harris era madre de una hija casada que vivia en Nottingham, a la que escribia todos los jueves por la noche. Las dos llevaban una vida provechosa, ocupada e interesante, se brindaban apoyo fisico y espiritual, y se consolaban en su soledad. Habia sido la senora Butterfield quien, al ocuparse temporalmente de los clientes de la senora Harris, habia hecho posible que esta cogiera un avion a Paris con el emocionante y romantico objetivo de comprarse un vestido de Dior, un trofeo que ahora colgaba de su armario y que le recordaba a diario lo maravillosa y trepidante que puede ser la vida para alguien con un poco de energia, tenacidad e imaginacion. Comodas y a gusto en el pulcro piso de la senora Harris, bajo el resplandor de la pantalla de la lampara, con la caliente y fragante tetera debajo de la funda amarilla y florida que la senora Butterfield le habia tejido por Navidad, las dos mujeres se contaban los acontecimientos del dia. La radio estaba encendida y de ella salia una serie de ruidos horribles atribuibles a la grabacion hecha por un tal Kentucky Claiborne, cantante estadounidense de musica hillbilly. [?]Y le dije a la condesa: <> -contaba la senora Harris[?]. Que tacana es esa mema. <>, me contesto, <>. !Que nos sirva un ano mas! Cada vez que toco el condenado trasto, me suelta una descarga que me baja hasta los pies. Le he dado un ultimatum. <> [?]declaro. Echar las llaves de un piso por la ranura de un buzon era la forma clasica en que una senora de la limpieza anunciaba su dimision. La senora Butterfield le dio un sorbo al te. [?]No lo comprara -aseguro en tono sombrio[?]. Conozco a las personas como ella. Todo el dinero se lo gastan en si mismas, lo demas les da igual. Desde el altavoz de la pequena radio de mesa, Kentucky Claiborne cantaba entre gemidos: Adios con un beso, mi mustang querido, adios con un beso a lo que hemos sido. Los malos me han pegado un tiro, me temo que he sido abatido. Adios con un beso, mi mustang querido. [?]!Buf! -exclamo la senora Harris[?]. Ya no aguanto mas esos quejidos. Tesoro, quita eso, por favor. Obedientemente, la senora Butterfield se inclino y apago la radio mientras comentaba: [?]Hay que ver la pena que da que al hombre le peguen un tiro y luego quiera darle un beso a su caballo. Ahora nunca sabremos si llega a hacerlo. Sin embargo, si llegaron a enterarse, ya que por lo visto los vecinos eran grandes seguidores del cantante de baladas norteamericano, y todo el folletin de tragedias y amores del Lejano Oeste se filtro por las paredes. Otro ruido distinto llego a la cocina en la que estaban las dos mujeres: un leve golpe seco y despues un aullido de dolor, tras los cuales el volumen de la radio subio enseguida para que el punteo de la guitarra y los grunidos nasales de Kentucky Claiborne tapasen los sollozos. Las dos senoras se irguieron inmediatamente, con un gesto triste y muy preocupado. [?]Que gentuza -susurro la senora Harris[?], estan volviendo a zurrar al pobre Henry. [?]Ay, pobre criatura -dijo la senora Butterfield, y anadio[?]: Ya no le oigo. [?]Por eso han subido la radio. Ada se acerco a un punto de la pared en el que era evidente que antes habia una compuerta y en el que el tabique era mas fino, y lo golpeo fuertemente con los punos. Casi en el mismo momento le contestaron con los mismos golpes. Acerco la boca al tabique y grito: [?]Oigan, dejen de pegar al nino. ?Quieren que llame a la policia? La respuesta del otro lado de la pared fue clara y concisa: [?]Vayase a freir esparragos -le espeto una voz masculina[?]. ?Quien esta pegando a nadie? Las dos mujeres esperaron cerca del tabique, angustiosamente atentas, pero no oyeron nuevos sintomas de sufrimiento, y al poco tambien perdio intensidad el ruido de la radio. [?]!Que gentuza! -repitio la senora Harris[?]. El caso es que no le pegan lo bastante fuerte para dejar marcas, porque si no podriamos llamar a la Sociedad Nacional para la Prevencion de la Crueldad contra los Ninos. Manana les dire muy claro lo que pienso. La senora Butterfield aseguro, abatida: [?]No servira de nada, despues se desquitaran con el y ya esta. Ayer le di un trozo de bizcocho que me habia sobrado de la merienda. Madre mia, como se abalanzaron sobre el esos mocosos de los Gusset, se lo quitaron antes de que pudiera llevarselo a la boca. De pronto aparecieron dos lagrimas de frustracion y rabia en los ojos azules de la senora Harris, que solto una retahila de palabras muy malsonantes e irreproducibles para describir a los vecinos, la familia Gusset. La senora Butterfield le dio unos golpecitos en la espalda a su amiga y dijo: [?]Vamos, vamos, querida, no te alteres. Es una pena, pero ?que podemos hacer? [?]!Algo! -respondio la senora Harris con ahinco. Luego repitio[?]: Algo. Es que no lo aguanto. Es un chiquillo adorable. -Le aparecio un brillo en la mirada[?]. Seguro que si yo fuera a Estados Unidos podria encontrar a su padre sin demasiadas complicaciones. En algun sitio tiene que estar, ?no? Sufriendo mucho por su pequeno, sin duda. El rostro regordete de la senora Butterfield adopto un gesto de espanto, la papada se le empezo a agitar y sus labios, a temblar. [?]Ada -dijo con voz tremula[?], no estaras pensando en viajar a Estados Unidos, ?verdad? Recordaba muy bien que, en una ocasion anterior, a la senora Harris se le habia metido entre ceja y ceja que lo que mas deseaba en el mundo era un vestido de Dior, y que despues se habia tirado dos anos apretandose el cinturon y ahorrando; luego habia cogido un avion a Paris y habia vuelto triunfante con el vestido. A la senora Butterfield le causo gran alivio ver que lo que su amiga era capaz de hacer tenia un limite, ya que esta anadio, apenada: [?]Pero ?como iba a hacerlo? Aunque esto me parte el corazon. No aguanto ver como maltratan a un nino. Esta tan flaco que no puede ni tenerse en pie. Todo Willis Gardens conocia la historia del pequeno Henry Brown y los Gusset, una tragedia de la epoca posterior a la guerra que, desgraciadamente, se repetia demasiadas veces. En 1950, George Brown, un joven piloto norteamericano destinado en alguna base aerea, se habia casado con una joven camarera del pueblo mas cercano, una tal Pansy Cott, con la que habia tenido un hijo llamado Henry. Cuando, al acabar su periodo de servicio, a George Brown lo volvieron a enviar a Estados Unidos, la mujer se nego a acompanarlo, se quedo en Inglaterra con el nino y exigio una manutencion. Brown regreso a su pais y fue mandando el equivalente a dos libras semanales para el cuidado del pequeno. Tambien se divorcio de su mujer. Pansy y Henry se trasladaron a Londres, donde ella encontro trabajo y tambien conocio a otro hombre, que mostro interes por el matrimonio. Sin embargo, no queria tener nada que ver con el nino, y el precio que puso para convertir a Pansy en una mujer decente fue que se desembarazara de el. Ella no tardo en dejar al pequeno Henry, que por aquel entonces tenia tres anos, en casa de una familia apellidada Gusset, que vivia en Willis Gardens y que ya tenia seis hijos; se caso con su novio y se mudo a otra localidad. A lo largo de tres anos, la libra semanal que Pansy habia acordado pagar a los Gusset para que se ocuparan del pequeno Henry (con lo que claramente se sacaba una libra de beneficio) no dejo de llegar, y el nino, aunque tampoco es que se atiborrase de comida gracias a semejante opulencia, no vivia en condiciones mucho peores que los hermanos Gusset. Pero un dia la libra no llego, y a partir de entonces no volvio a hacerlo. Pansy y su nuevo marido se habian esfumado y no hubo modo de dar con ellos. Los Gusset tenian una direccion del padre, George Brown, en Alabama. Una carta que mandaron a estas senas, en la que pedian dinero, les fue devuelta con una inscripcion sellada que decia <>. La familia se percato de que no podia deshacerse del nino, y a partir de entonces las cosas se pusieron feas para Henry. Desde ese momento, en el barrio quedo claro que los Gusset, que ya tenian fama de ser una familia parecida a los Juke, 1 estaban tomando represalias contra el nino. Henry se convirtio en gran motivo de preocupacion para las dos viudas que vivian a izquierda y derecha de los Gusset, pero sobre todo para la senora Harris, a quien conmovia el infeliz chiquillo, legalmente huerfano, cuya desgracia se le aparecia en suenos por las noches y tambien en sus ensonaciones diurnas. Si los Gusset lo hubieran tratado con mayor brutalidad, la senora Harris podria haber tomado alguna medida inmediata y drastica en cooperacion con la policia. Pero los vecinos eran demasiado listos para hacer algo asi. Nadie sabia a ciencia cierta a que se dedicaba el padre para mantener a la familia, pero su actividad se desarrollaba en el Soho, a veces de noche, y en general se opinaba que estaba relacionada con algo turbio. Fuera cual fuera esa actividad, se sabia que a los Gusset les inquietaba en especial llamar la atencion de la policia, y por lo tanto, en lo que respectaba al pequeno Henry, cumplian la ley al pie de la letra. Estaban muy al tanto de que, cuando habia un nino de por medio, la policia solo podia actuar en casos de crueldad extrema y visible. Nadie podia decir con exactitud hasta que punto el chico pasaba hambre o se le infligian lesiones. Pero la senora Harris sabia que habian convertido su vida en un infierno continuo de raciones escasas, bofetones, golpes, pellizcos e insultos, con los que los Gusset se vengaban de el por la desaparicion del dinero. Henry era el criado y la victima de esta desastrada familia, y cualquiera de los seis hijos, cuatro chicos y dos chicas entre los tres y los doce anos, podia darle patadas, pellizcarlo y ofenderlo con impunidad. Aunque lo peor de todo era que el nino se estaba criando sin amor ni carino de ninguna clase. Al contrario: lo odiaban, y esto era lo que mas dolia tanto a la senora Harris como a la senora Butterfield. La senora Harris tambien habia recibido bastantes golpes; en su mundo eran algo que se esperaba y se aceptaba, pero ella era de naturaleza calida y acogedora y habia conseguido criar a una hija; lo que veia del nino de al lado y del trato que recibia empezo a causarle un dolor y una inquietud continuos, a convertirse en algo que siempre le rondaba la cabeza, de lo que nunca se olvidaba del todo. Muchas veces, cuando, en consecuencia con su caracter, estaba contenta, animada, sin preocupaciones y entregada por completo al trabajo, a sus clientes y a sus amigos, se acordaba de pronto y con gravedad de la desgracia del pequeno Henry. Entonces se sumia en una de sus ensonaciones, de esas que en torno a un ano antes la habian llevado a emprender la gran aventura de su vida en Paris. La nueva ensonacion tenia el tono de las historias romanticas a las que era muy aficionada, y que leia en las revistas que muchas de sus clientas le pasaban cuando ya las habian terminado. La opinion de la senora Harris, trasladada a sus ensonaciones, era que Pansy Cott, o fuera cual fuera ahora su nuevo apellido, era la mala de la historia; Brown, el piloto desaparecido, el heroe; y el pequeno Henry, la victima. Entre otras cosas, estaba convencida de que el padre seguia manteniendo al nino, y de que Pansy se quedaba con el dinero. Todo era culpa de Pansy: ella se habia negado a acompanar a su marido a Estados Unidos, que era lo que le dictaban sus obligaciones de mujer casada; ella habia apartado a Brown del nino; ella, para contentar a un novio, habia colocado al chiquillo en casa de esa monstruosa familia; y, por ultimo, ella se habia esfumado con el botin y habia abandonado al pequeno a su espantosa suerte. George Brown, por otro lado, era uno de esos hombres nobles por naturaleza; seguramente, en los anos transcurridos se habia hecho rico, que era lo tipico en Estados Unidos. A lo mejor se habia vuelto a casar, a lo mejor no, pero se hallara donde se hallara estaria anorando a su Henry perdido. Esta valoracion de George Brown se basaba en lo que la senora Harris habia visto de los soldados estadounidenses destinados en Inglaterra, que siempre le habian parecido simpaticos, de buen corazon, generosos y especialmente carinosos y atentos con los ninos. Recordaba que, durante la guerra, nunca habian dejado de compartir su racion de dulces con los chiquillos que vivian en las inmediaciones de sus bases. Tendian a ser ruidosos, gritones, fanfarrones y derrochadores, pero, cuando se les acababa conociendo, en el fondo eran mas buenos que el pan. Evidentemente, tambien eran las personas mas ricas del mundo; la senora Harris erigio una especie de palacio de fantasia en el que en esos momentos debia de estar viviendo George Brown, y donde el pequeno Henry tambien podria estar disfrutando de lo que le correspondia por derecho de nacimiento, si su padre estuviera al tanto de sus desventuras. No le cabia la menor duda de que, si de un modo u otro pudiera encontrar al senor Brown y ponerle al corriente de la situacion, este haria acto de presencia, tras haber viajado en un avion a reaccion mas veloz que el sonido, para recuperar a su hijo y alejarlo de la tirania y la esclavitud a que lo tenian sometido los espantosos Gusset. Solo hacia falta que un hada madrina tirara levemente de los hilos del Destino y pusiera el mecanismo en marcha. Tanto le afectaban los padecimientos del pequeno Henry que no tardo en considerar que ella era esa hada madrina. En esa ensonacion, de un modo u otro, se trasladaba a los formidables Estados Unidos de America, donde, gracias a una mezcla de astucia y suerte, encontraba casi enseguida al desaparecido George Brown. Mientras la senora Harris le contaba la historia del nino, el padre empezaba a llorar, y, cuando ella terminaba, el ya estaba sollozando sin freno. <> Era una ensonacion muy feliz. Sin embargo, como se ha dicho antes, la senora Harris no era unicamente dada a construir castillos en el aire. Era realista, pragmatica, y sabia perfectamente cual era la situacion del pequeno Henry y de los Gusset; tambien, que nadie habia podido localizar al padre, a lo que se sumaba el hecho de que tampoco nadie lo habia intentado de veras. Por debajo de esos suenos estaba la certeza creciente de que, si se le presentaba la ocasion, trataria de encontrarlo; una certeza a la que no restaba la menor intensidad la circunstancia de que solo supiera de el que se llamaba George Brown y habia sido miembro de las Fuerzas Aereas de Estados Unidos. II En el fondo de su corazon, la senora Harris sabia muy bien que, para ella, un viaje a Estados Unidos era tan improbable como uno a la luna. Era verdad que habia llegado a cruzar el canal de la Mancha, y que gracias a los aviones el oceano Atlantico solo era una masa de agua que se podia sobrevolar a toda velocidad, pero las consideraciones practicas de los gastos, la manutencion, etcetera, hacian que un viaje asi le resultara inalcanzable. Habia conseguido ir a Paris y materializar su sueno despues de dos anos de ahorros y economias, pero ese esfuerzo habia sido de los que se hacen una vez en la vida. Ahora era mayor y consciente de que ya no se veia capaz de intentar reunir la cantidad necesaria de libras para financiar semejante expedicion. Tambien era verdad que l'af aire Dior se habia iniciado porque habia ganado cien libras en una quiniela de futbol, sin las cuales quiza no habria llegado a emprender la tarea de ahorrar otras trescientas cincuenta. Seguia jugando a las quinielas, pero sin la honda conviccion gracias a la cual a veces la fortuna sonrie. Y sabia perfectamente que ese tipo de rayo nunca caia dos veces en el mismo sitio. Sin embargo, en el mismo momento en que al pequeno Henry, silenciado por los espantosos aullidos de Kentucky Claiborne, lo estaban zurrando en la cocina del numero 7 de Willis Gardens, y mientras lo mandaban a la cama mal alimentado una noche mas, el Destino ya estaba preparando el terreno para un cambio asombroso que iba a producirse no solo en la vida del nino, sino tambien en la de Ada Harris y la senora Butterfield. No se obro ningun milagro, ni hubo nada sobrenatural; solo paso que dos grupos de hombres se reunieron frente a frente en una mesa de direccion de la sala de juntas y reuniones de un gigantesco estudio de Hollywood, de cine y television, a nueve mil quinientos kilometros de distancia, mientras se lanzaban miradas asesinas con toda la mala fe que pueden llegar a albergar unos hombres codiciosos, enzarzados en una lucha por el poder. Despues de siete horas, ciento tres cafes y cuarenta y dos Havana Perfectos, la maldad de las miradas no se habia atenuado, pero la batalla habia terminado. Se envio un cablegrama que tuvo consecuencias directas e indirectas en la vida de un extrano conjunto de personas, algunas de las cuales ni habian oido hablar de la North American Pictures and Television Company Inc. Entre los clientes a cuya casa la senora Harris <> no solo con regularidad sino tambien con entusiasmo, pues tenia sus preferencias, estaban el senor Joel Schreiber y su mujer, que vivian en un piso de seis habitaciones en la ultima planta de una de las casas reformadas de Eaton Square. Joel y Henrietta Schreiber eran una pareja de estadounidenses, de mediana edad y sin hijos, que llevaban tres anos instalados en Londres, donde el senor Schreiber trabajaba de representante y director de distribucion en Europa de la North American Pictures and Television Company. Habia sido gracias a la bondad de Henrietta Schreiber como la senora Harris habia podido cambiar sus libras, que tanto le habia costado ganar, por los necesarios y exportables dolares que le habian permitido pagar el vestido de Dior en Paris. Ni una ni otra habian tenido la menor idea de que al hacerlo estaban violando la ley. Tal como lo veia la senora Schreiber, ?acaso no iban a seguir las libras estando con ella en Inglaterra, sin salir del pais, que era lo que querian los britanicos? Tambien es cierto que la senora Schreiber era una de esas personas aturulladas que nunca llegan a entender del todo como funcionan las cosas, o como deben funcionar. Con la ayuda diaria y los consejos de la senora Harris, la mujer habia llegado a acostumbrarse a llevar una casa en Londres, a ir de compras por Elizabeth Street y a cocinar ella sola, mientras, gracias a la energica aparicion de Ada dos horas al dia, su piso estaba impoluto. Era muy probable que, si surgian contratiempos o un cambio repentino, a la senora Schreiber le diera un ataque. Al ser una persona que, antes de instalarse en Inglaterra, se habia visto obligada a aguantar al tipo de servicio domestico disponible en Hollywood y Nueva York, Henrietta era una ferviente admiradora de la rapidez, eficiencia y facilidad para que el polvo desapareciera de la senora Harris, y, sobre todo, de su capacidad de lidiar con casi cualquier situacion que se presentase. Joel Schreiber, como el soldado raso de Napoleon que portaba una vara de mariscal en el macuto, llevaba en el maletin un sello de presidente de una gran empresa imaginaria. Era un tenaz hombre de negocios que habia ido ascendiendo en la North American Pictures, que habia pasado de recadero a su puesto actual, pero siempre en el ambito ejecutivo; tambien tenia aspiraciones vinculadas a las artes y las letras, y sonaba con lo que haria si fuera presidente de la North American, una posibilidad tan remota que ni siquiera llegaba a comentarla con su Henrietta. El puesto que ocupaba el senor Schreiber no llevaba a la presidencia, ni a la creacion de estrategias, ni a reuniones con las grandes y medianas estrellas del sector del cine y la television. No obstante, cuando termino la reunion en Hollywood mencionada anteriormente y se mando el cablegrama, este tuvo como destinatario nada mas y nada menos que a Joel Schreiber, con las instrucciones de que trasladara tanto su despacho como su domicilio a Nueva York para ejercer durante cinco anos de presidente de la North American Pictures and Television Company Inc. Dos facciones de poder que luchaban por el control de la empresa, ninguna de las cuales era lo bastante fuerte para imponerse a la otra, proximas al agotamiento, habian accedido al fin a nombrar a Schreiber, un candidato inesperado y ajeno a ambas; por consenso, acabaron convirtiendolo en presidente de la North American. Despues del cablegrama que Schreiber recibio en su despacho esa tarde, se produjeron conferencias telefonicas, milagrosas conversaciones en <> celebradas con oceanos y continentes de por medio, en las que cinco personas (una en Londres, dos en California, dos en Nueva York) hablaron por telefonos distintos y lo hicieron como si todas estuvieran en la misma sala, y cuando el senor Schreiber, un hombrecillo fornido de mirada inteligente, llego a casa a ultima hora de esa tarde, estaba que no cabia en si por la ilusion y las noticias. No pudo contenerse, lo solto todo de golpe en cuanto cruzo la puerta. [?]Henrietta, !lo he CONSEGUIDO! Tengo que contarte una novedad, una importante. Soy presidente de la North American Pictures, !soy el responsable de todo! Van a ponerme una oficina en Nueva York. Tenemos que irnos dentro de dos semanas. Vamos a vivir en un piso enorme de Park Avenue, la empresa ya me ha buscado uno; es un atico, un duplex. Henrietta, ahora soy el mandamas. ?Que te parece? Formaban una pareja carinosa y afectuosa, asi que en primer lugar se abrazaron; a continuacion, el senor Schreiber dio unos pasos de baile con Henrietta, hasta que ella empezo a jadear mientras su corpulento y acogedor cuerpo se agitaba. [?]Te lo mereces, Joel -le dijo[?]. Lo tendrian que haber decidido hace mucho tiempo. Entonces, para tranquilizarse y ordenar las ideas, se acerco a la ventana y contemplo la sosegada y arbolada sombra de Eaton Square, con la calzada que la atravesaba por la mitad, y con una punzada penso en cuanto se habia acostumbrado a esa vida apacible, cuanto le habia gustado, y cuanto habia temido que la volvieran a llevar al barullo y el ritmo frenetico de Nueva York. Schreiber se paseaba entusiasmado por la casa, incapaz de sentarse, mientras docenas de pensamientos, grandes emociones e ideas nuevas, relacionados con su nueva posicion superior, le venian a la cabeza; de pronto se detuvo y solto: [?]Henrietta, si hubieramos tenido un hijo, ?no habria estado orgulloso de su padre ahora mismo? La frase se le clavo a la mujer en el corazon, donde se quedo temblando como un dardo lanzado a una diana. Sabia que aquello no pretendia ser un reproche, porque su marido no era un hombre de esos; eran palabras que solo surgian de las ganas que el habia sentido tanto tiempo de ser padre, ademas de marido. Y, ahora que de un dia para otro se habia convertido en alguien importante, ella entendia que ese deseo hubiera cobrado mayor intensidad. Cuando se aparto de la ventana, tenia lagrimas al borde de los ojos y solo pudo decir: [?]Ay, Joel, pero que orgullosa estoy de ti. El vio enseguida que la habia herido; se acerco a ella, le paso un brazo por los hombros y le dijo: [?]Oye, Henrietta, no me malinterpretes. No te eches a llorar. Somos una pareja muy afortunada. Ahora somos importantes. Piensa en lo bien que lo vamos a pasar en Nueva York, en las cenas que vas a organizar para un monton de gente famosa. Como suele decirse, seras la anfitriona perfecta, ya lo veras.

  • La reina de los dragones de Amanda Lake

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    Mina tiene un buen trabajo, pero su existencia es aburrida, practicamente no tiene vida social. Se considera una chica del monton, en cambio su amiga, Maria, quizas su unica amiga, es cualquier cosa menos eso: alta, espigada, guapa, arrogante. son tan diferentes que Mina tiene la sospecha que simplemente sale con ella para brillar con mucho mas esplendor. Mina es una romantica empedernida y, a falta de una relacion real, se refugia en las historias de amor que viven sus heroinas en unas peliculas que ha visionado cientos de veces. No obstante, en la oficina hay un chico nuevo, un Apolo americano, por el que Mina se siente muy atraida y cree, o quiere creer, que por su forma de actuar, quizas el tambien siente lo mismo por ella, solo que no lo expresa por timidez.

  • El Cuadro De La Sirena de Andrea P. Munoz

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    Bonnie le miro sonriendo desde la proa. Los ojos castanos le brillaban con un jubilo que hacia tiempo habia creido perdido. Sus cabellos rojos danzaban alrededor de su rostro iluminando el paisaje como la cabeza encendida de una cerilla. Las comisuras de sus labios se ensancharon formando una gran sonrisa. El chico que le acompanaba pensaba que no habia cosa mas hermosa que ella. La miro absorto como si esta fuera una sirena y el un simple marinero sin posibilidad de huir de su embrujo. --Esto es maravilloso --pronuncio Bonnie deleitandose con la brisa, con las olas que rompian en el balandrajo[1] y el perfume salino que se pegaba a su piel. El chico la abrazo con fuerza. Le acaricio los cabellos y la beso dulcemente. Los labios de el sabian a mar. Siempre habia sido asi. Hasta llevaba el mar en su nombre. Moray [2] . Bonnie susurro para si el nombre de su marido. Se besaron de nuevo mientras las olas mecian la embarcacion. La joven pelirroja se habia quedado embarazada del chico a los diecinueve anos y a pesar de que nadie habia apostado por ellos, ahi estaban. Cinco anos despues y celebrando su primer aniversario como marido y mujer. Con una familia preciosa. Una punzada de tristeza cruzo el pecho de la joven. No estaba acostumbrada a estar lejos de su hija y aquel dia la habia dejado al cuidado de sus suegros. A la pequena le pusieron Yvaine que en gaelico se traducia como estrella de la manana. Era una nina muy bonita. Su rostro pecoso le recordaba a una sandia, redonda y con pequenas semillas. Habia heredado el fuego en su cabello y la mirada de su padre. Tenia cinco anos y apenas balbuceaba unas pocas palabras. Cada manana Bonnie la levantaba, le masajeaba las articulaciones, le daba su medicina y le preparaba el desayuno. Despues, y con bastante dificultad, la banaba en la banera de ceramica mientras Yvaine se retorcia y aparecian las primeras convulsiones. El siguiente paso era vestirla. En ese punto, a menudo Bonnie se enfadaba pues su hija se negaba a ponerse la ropa que le habia elegido y se frustraba en silencio porque la nina era incapaz de meter un brazo por la manga del jersey. Una vez vestida, le ponia los dibujos animados en el televisor o bien le tendia alguna pintura que esta agarraba con dificultad. A Yvaine le gustaba pintar y su color favorito era el verde. Podia pasarse horas rayando una hoja en blanco con un crayon verde esmeralda o en su defecto azul. El color azul era su segundo color favorito. El tercero aun no lo habia descubierto. Mientras ella pintaba, Bonnie limpiaba la casa y preparaba la comida solo para ellas pues Moray no llegaba hasta la noche. A veces incluso tenia que ausentarse varias noches seguidas. El trabajo en alta mar era asi. Los pescadores paraban su trabajo durante la epoca de tormentas pero pasaban largas jornadas fuera de casa cuando el mar respondia a sus demandas de abadejo[3] y crustaceos. Por la tarde, la chica paseaba a Yvaine en una diminuta silla de ruedas. Visitaba la fruteria o cualquier otro establecimiento en el que tuviera que comprar. A la vuelta del paseo senalaba el mar. "Tu papa esta ahi, luchando contra monstruos marinos para volver con nosotras", decia. No sabia si su hija la entendia o no pero esta se quedaba mirando el mar con absoluta fascinacion infantil. Cuando regresaban a casa, Bonnie estaba siempre cansada. Aun asi le daba la cena a su pequena, le ponia el pijama y la arropaba en su cama mientras le contaba un cuento. A Yvaine le habian diagnosticado paralisis cerebral infantil (PCI) que afectaba tanto a sus funciones motoras como neurologicas pero no la hubiera cambiado por nada del mundo. Para ella era una nina sana. Normal. Una nina feliz y risuena que llenaba de dicha su corazon. Por supuesto, criarla suponia muchas veces que se levantase con ojeras, con los musculos rigidos y tan agotada como la noche anterior. Pero Yvaine era su estrella. Su estrella de la manana. --!Mira! Moray senalo la boveda celeste protegiendo a su esposa del frio con los brazos. Rodeandola con extremada ternura. Las estrellas habian comenzado a aparecer por encima de sus cabezas. Estas brillaban con fuerza y ambos se quedaron admirandolas un rato pese a la frialdad del norte. Sin embargo, las estrellas no duraron mucho en el cielo pues su brillo fue disminuyendo hasta desaparecer. Por completo. Una a una. Parecia que el barco flotase en mitad de la nada. Entre un mar oscuro y un cielo tan negro como un abismo. El joven no recordaria mucho a partir de ese momento. Tan solo pequenos fragmentos. Imagenes confusas del peor momento de su vida. La nubes negras; Los rayos; Observar el barografo[4] con sorpresa; Las embestidas de las olas; El grito de Bonnie; El miedo en la mirada de ambos; El casco partiendose en dos, separandoles en el acto. Las astillas que saltaban de la madera; El agua que arremetia sin piedad; La lluvia que le impedia ver con claridad; La sal de su boca. Pero lo que Moray nunca podria olvidar fue ver los destellos rojos de una melena de sirena hundiendose en el mar. 2 2013 Crail. Escocia. Aisla tenia sesenta y tres anos y toda una vida de recuerdos a su espalda. A menudo, los recuerdos se agolpaban en su pecho y le impedian dormir. Como aquella noche. Se desperto y bajo las escaleras agarrada al pasamano. Sus pasos cansados deambularon por el pasillo en plena penumbra. Penso que lo mejor seria hacerse un te. Una tila quiza le viniera bien a sus nervios. Encendio la cocina de gas y puso una tetera a hervir. Mientras el agua bullia, sus ojos se desviaron hasta una lata metalica de galletas abollada y descolorida. Normalmente su mirada siempre evitaba aquel rincon pero esa noche no tenia fuerzas. Cada dia que pasaba la anoranza por lo que una vez sintio se hacia mas y mas honda. Sin apenas ser consciente de ello, sus dedos alcanzaron la lata del estante. A Aisla se le empanaron los ojos mientras sacaba las cartas que tenia escondidas. Habia pasado casi toda una vida guardando aquellas palabras de juventud. Su memoria reconstruyo la mirada de un muchacho. Unos ojos aguamarina como la pintura que manchaba los dedos del chico. Aisla casi podia verse en aquel ano de 1964 con aquel vestido claro de volantes ondeando sobre las rocas. La tetera empezo a silbar y la anciana la aparto del fuego. Despues apago la cocina de gas y se sento en la salita llevandose la infusion y las cartas con ella. La luz de las estrellas entraba debilmente a la casa a traves de las cortinas de encaje. El viento, por su parte, llamaba a la ventana golpeando los cristales. Aisla leyo toda la noche o al menos, todo el rato que pudieron sus ojos abnegados en las lagrimas antes de quedarse dormida en su butacon amarillo como la piel de un limon. Desperto con las cartas aun en su regazo y el foso de la infusion pegado a la taza en pequenos granulos oscuros. Fuera tocaban a la puerta y desde la ventana donde antes la visitaba el viento del Norte era ahora el sol vespertino quien inundaba la estancia a traves del cristal. La anciana se levanto renqueante y con la rodilla dolorida. Los anos no pasaban en balde. Guardo las cartas en la lata de galletas con toda la prisa que pudo darse pensando en la visita que la esperaba. Su hija y su nieta habian conducido desde Edimburgo hasta la costa de Fife para llegar ahi con la intencion de pasar unos dias con ella. Aisla se sentia agradecida por tener a su lado a Effie y a la pequena Sheena. Habia volcado en ellas todo el amor que la propia anciana no pudo obtener de su familia cuando era joven. Abrio la puerta y enseguida se vio rodeada por unos brazos fuertes pero delgados como raspas de pescado. --!Mama! Que alegria verte --saludo Effie abranzandola con fuerza--. ?Como estas? Effie se subio las gafas de sol para contemplar mejor a su madre. La anciana tenia el rostro delgado surcado de arrugas y su cuerpo menudo estaba cobijado bajo un camison holgado. El cabello cano, que aun guardaba en sus hebras algun que otro destello dorado, caia a un lado del hombro, trenzado como una espiga de trigo. Sus ojos, antes de un azul intenso, estaban levemente empanados por las cataratas. --!Abuela! --exclamo su nieta mientras arrastraba una maleta con ruedas. Aisla abrio los ojos de par en par sorprendida de lo mucho que habia crecido la joven en los ultimos meses. Sheena era toda un mujer con sus diecinueve anos recien cumplidos. Alta. Pelirroja. Iris azul como el mar. Aun asi se mostraba emocionada por visitar a su abuela. Al contrario de lo que cualquier persona de su edad sentiria confinada al pueblo pesquero de Crail sin nada que hacer ni pubs sofisticados donde beber. Crail era un laberinto de casas de piedra de una o dos plantas que llegaban casi al muelle donde las embarcaciones dormitaban. Entre el aroma salino y la fragancia de las flores que abundaban entre sus calles, se escondian pequenos cafes y pintorescas tiendecillas. La guinda de aquel pueblo escoces era su mercado con la captura fresca que el mar traia consigo. A Sheena le gustaba aquello. La tranquilidad que se respiraba en el ambiente. Por supuesto, lo que mas le gustaba era convivir con su abuela bajo los techos de aquella casa de piedra clara con los postigos azules, el tejado rojo y su puerta pintada de amarillo. Su abuela siempre habia fomentado el lado artistico de la chica. Le gustaba contarle cuentos, incluso ahora cuando ya no era una nina. Siempre que ella iba a visitarla a su casa esta le ofrecia una taza de te y una historia como quien ofrece una galleta de mantequilla o una porcion de tarta. Y Sheena absorvia esas palabras como una esponja de bano. Las dejaba inundar su mente y las historias se quedaban alli tanto como pudiera recordarlas. Su historia preferida era el cuento de la sirena. La joven recordaba a su abuela sentada en su silla de madera blanca pintada a brocha ancha por ella misma. Recordaba que el salon olia siempre a una mezcla de te negro y sandalo. Tambien recordaba la voz de Aisla que se elevaba por encima del pitido de la tetera. Habia una vez… decia siempre. Pues era asi como comenzaban todos sus cuentos. Como comienza cualquier cuento. Cuando era pequena, Sheena se sentaba en su regazo y jugueteaba con su collar de perlas de nacar. En una ocasion, de tanto retorcerlo, el hilo se rompio y las perlas se dispersaron por la alfombra. La anciana nunca le regano por eso. "Podemos arreglarlo" dijo, "haremos un collar nuevo y quedara mas bonito que el anterior. " Aisla nunca trato a la nina con malas palabras. Nunca le dijo "Sheena deja eso", "Sheena no comas mas tarta", "Sheena, ahora no puedo contarte un cuento". Ella nunca le nego nada. Ninguna historia. Incluso de adulta no podia hacerlo. Sheena era su consentida. Ella lo sabia. Su madre lo sabia. Todo el mundo sabia que Sheena era su ojito derecho. --Pasad, pasad. No os quedeis en la puerta --pronuncio Ailsa olvidandose de la lata de galletas. Olvidandose del dolor y los secretos de antano. Todo lo que importaba es que estaba ahora con su hija y su nieta. Era feliz. Effie cerro la puerta despues de dejar pasar a su hija Sheena. Enseguida, las tres se pusieron a arreglar las habitaciones de arriba mientras charlaban acerca del dia a dia que ambas vivian en la ciudad. Aisla pregunto por su yerno, Archie Scott, que se habia quedado al cuidado del Tea House. La anciana no habia visto el salon de te de su hija salvo por las fotografias y siempre que podia preguntaba por el negocio pues sabia que para Effie era muy importante. Terminaron de acomodar los dormitorios y de ponerse al dia casi a la hora de comer. Sheena y su abuela estababan en el comedor esperando a que Effie terminase de cocinar su famoso Scotch Broth [5] . Para Effie, cocinar en Crail suponia mas tiempo y esfuerzo puesto que no estaba familiarizada con las cocinas antiguas de gas frente a la electrica que tenia en Edimburgo. --Recuerdas… --Sheena comenzo a hablar intentando llenar el silencio de la casa--. ?Recuerdas aquel cuento de hadas que me contabas siempre? ?Ese que trataba sobre sirenas? La anciana dio un respingo. Aquello le habia venido por sorpresa. Parecia que el recuerdo del muchacho que conocio en el muelle de Anstruther hacia ya decadas se resistia a irse. Aferrandose con unas y dientes a su presente. Asintio. Por supuesto que recordaba aquella historia pues siempre le habia recordado al chico. Aisla carraspeo antes de llenar el acogerdor salon de la casa con su suave voz. Habia una vez --Murmuro justo antes de hacer una pausa para beber de su taza azul anil--, un palacio de coral y nacar, de piedras preciosas y algas de mil colores que resplandecia bajo el oceano como la luz de un faro. Este era el hogar de las sirenas. El corazon de aquel mar gelido e inmenso. Las sirenas eran criaturas mitad humanas mitad pez cuyas colas irradiaban a las olas del color del arcoiris. Sus escamas eran duras y brillantes como las esmeraldas y portaban en sus cabellos pequenos tesoros como perlas, corales, estrellas de mar y oro. Gobernaba sobre todas aquellas profundidades, un joven principe de ojos azules como el mar que le pertenecia. El joven sireno era un aventurero nato y descubrio muy pronto los placeres que le producia observar los barcos de la superficie. Un dia asomo la cabeza y vio a una joven pintar a carboncillo en una cuartilla de papel. Se enamoro. Tanto de aquella joven como de la pintura. Compartio charlas con ella a la luz de la luna junto al puerto cada madrugada. Ella en tierra. El en mar. Ambos se amaban pero nada podian hacer para estar juntos. Eran de mundos distintos. Hasta la pintura se le escurria de las manos al principe pues el agua no era un buen medio para que sobreviviera el papel. Se dijo que su corazon tampoco sobreviviria mucho tiempo alli. Una noche en que ambos se separaron despues de un romantico encuentro, el joven pidio a las estrellas ser humano para asi estar con su amada. No sabia que ella habia deseado aquella misma noche ser sirena para entregar su corazon al mar. Ambos desearon estar juntos y aunque hicieron lo imposible, siempre se mantenian separados. Pese a su deseo de encontrarse, ella acabo en el mar; el en tierra. Convertida en sirena, la joven vio que era inutil resistirse a los hados. El destino le habia quitado lo que mas amaba y no lo soporto. Olvido. Pidio a los dioses que se deshicieran de su memoria y el tiempo acabo por convertir aquella sirena en piedra. El joven principe, transformado en humano y sin hogar, vago por el mundo pintando sirenas sobre sus lienzos. Esperando asi el regreso de su amada con cada pincelada. A Sheena siempre se le rompia el corazon. Mas de una vez habia querido preguntarle acerca de la historia pero nunca encontraba las fuerzas. Aquel tragico cuento la impresionaba demasiado para poder pronunciar palabra alguna hasta pasado un rato. Pero la pelirroja ya no era una nina que se hubiera quedado sin habla. --?Y despues que paso? --pregunto Sheena esperanzada por la posibilidad de un final feliz todavia no descubierto. Aisla la miro con ojos graves y tristes. Parecia que, como en un hechizo de cuentos de hadas, hubiera envejecido cien anos de golpe. Le temblaron ligeramente las manos e hizo todo su acopio de fuerzas para no derrumbarse. El aroma a verduras floto en el ambiente. Pronto estaria terminada la comida y despues la anciana iria a su cuarto a descansar. Descansar de una noche dormitando en el sillon y relajarse por las emociones que no habia previsto tener aquella manana. --?Despues? --susurro con la boca pequena mirando fijamente a su nieta. Aun dirigiendo su vista a Sheena, era a el a quien veia. A aquel muchacho jovial, noble y leal que habia conocido en el muelle durante su juventud. Hablo, mas consigo misma que con su nieta--. Despues no paso nada.

  • Mi alfa de Sophie Saint Rose

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    Daniela ha sufrido demasiado en la vida como para continuar, pero su hermano no se rendira en encontrar una solucion para su enfermedad. Aunque puede que la cura la lleve a la muerte de todas formas, porque estan a punto de traspasar una frontera a un nuevo modo de vida lleno de enemigos, en donde nada es lo que parece.

  • El Traje Gris de Andrea Camilleri

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    A lo largo de su brillante carrera profesional al frente de una entidad bancaria siciliana, donde ha demostrado su habilidad para resolver las complejidades financieras en un entorno minado por la mafia, el protagonista de esta novela ha recibido tres cartas anonimas. Ahora, en la primera manana de su vida de jubilado, despliega cuidadosamente los tres sobres junto a una caja de cerillas. Una de las cartas, recibida unos pocos anos atras, contiene insinuaciones sobre la supuesta infidelidad de su esposa, la joven viuda con la que se caso hace una decada, una mujer elegantisima y enigmatica, replica exacta de una de las divas americanas del cine en blanco y negro. Adele, esplendida e irresistible femme fatale, ocupa el lugar central de este nuevo y sugestivo relato de Andrea Camilleri. Dotada de una sensualidad desinhibida que contrasta con el esmero con el que guarda las apariencias burguesas, Adele es una esposa tan entregada como escurridiza. Solo en muy determinadas ocasiones viste un viejo traje de chaqueta gris, de una impecable sobriedad, un traje que adquirira un inquietante simbolismo, cuyo significado seria mejor no tener que desentranar jamas. En esta breve e intensa novela de misterio psicologico, el matrimonio es el escenario de la dimension cotidiana de la tragedia, a un tiempo ultimo reducto del deseo y de la fantasia, y espejo de una sociedad esencialmente corrupta. El traje gris, que Camilleri ha descrito como <>, demuestra la fecundidad y la maestria literaria del gran autor siciliano que, una vez mas, consigue sorprendernos sin dejar de ser fiel a si mismo.

  • Un buitre al Acecho de Bea Wyc

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    Nicolas Brooksbank, alias el buitre ha sido un hombre que todo lo ha conseguido por medio de la fuerza. A sus treinta y siete anos, es poseedor de una cuantiosa fortuna, sin embargo, su vida transcurre en las sombras del East End de Londres, donde es conocido como el ejecutor, el hombre que se encarga de que todos sigan las reglas impuestas por los hermanos Brooksbank. Cuando de manera sordida, lady Kate de Kent, le es ofrecida como moneda de pago, buitre se encuentra ante el reto mas grande de su vida.Por primera vez el peligroso hombre, es tentado a sucumbir ante emociones totalmente desconocidas. ?Podra lady Kate romper las murallas erigidas por el ejecutor para defenderse? Te invito una vez mas, adentrarte en otra de mis historias.

  • Los heroes felices de Vea Kaiser

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    En un tono tragicomico irresistible y con desbordante talento para la fabulacion, Vea Kaiser despliega el abanico de peripecias que vive una familia griega desde los anos cincuenta hasta el presente.

  • Como el hielo de Jennifer L. Armentrout

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    Nueva novela para fans de Jennifer Armentrout, con mucho romance y dosis del clasico humor ironico de la autora. Una historia sobre mejores amigos, que siempre se han amado en secreto. Primera entrega de la bilogia HIELO, una novela new adult, romantica y muy sexy, con toques de comedia, accion y suspense. Para Sydney, estar enamorada de Kyler no es nada nuevo. Han sido mejores amigos desde que el la empujo en el patio del colegio y ella le obligo a comerse un pastel de barro Y fue poco despues cuando empezo a sentir algo por el. Entonces, ?cual es el problema? Kyler es el chico mas guapo de la facultad. Nunca sale con una chica mas de un mes seguido, y ya que es su ultimo ano en la universidad, Syd no quiere arriesgar su amistad declarandole su amor. Kyler siempre ha sabido que Syd esta totalmente fuera de su alcance. Ella es perfecta. Lo es todo para el. Sin embargo, siempre ha intentado ocultar sus sentimientos por ella. Despues de todo, Kyler es el chico impulsivo que toma malas decisiones, y Sid siempre sera la unica chica que no puede tener. Pero cuando quedan atrapados en una estacion de esqui por una tormenta de nieve, no hay nada que impida que sus sentimientos al rojo vivo salgan a la superficie. ?Podra su amistad sobrevivir a la atraccion? O mejor aun, ?Podran sobrevivir ellos? Porque, mientras la nieve cae, alguien esta acosandolos, y ese inocente viaje podria cambiar su vida en mas de un sentido.

  • Los que odian a las mujeres (Vanessa Frank 2) de Pascal Engman

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    El poster, en el que ponia AMOR SORORIDAD MUSICA , estaba manchado de sangre. La respiracion de Vanessa era pesada, notaba olas de adrenalina recorriendole el cuerpo. El humo de la polvora le picaba en la nariz. Se pego los punos a las sienes, apreto las mandibulas y ahogo un grito. Debajo del cartel habia una companera policia. Su cuerpo estaba retorcido, le habian disparado a la cabeza. La sangre que no habia salpicado el poster habia salido a borbotones de su craneo y se deslizaba por el cesped. Habia otras cuatro mujeres tiradas en el suelo en un semicirculo. Algunas se movian levemente, otras gritaban de dolor. Llamaban a sus madres, a Dios, a sus hijos. En la salida, una muchedumbre de mujeres trataba de alejarse a empujones del area del festival. Las sirenas de la policia y las ambulancias se iban acercando, aullando como si tambien estuvieran sufriendo un ataque de panico. Vanessa percibio un movimiento con el rabillo del ojo. Nicolas le estaba tirando de la manga. Ella se lo quedo mirando estupefacta. Entorno los ojos. La boca de Nicolas se movia, pero Vanessa no oia nada de lo que decia. De pronto el se abalanzo y se echo al suelo, al lado de una de las chicas abatidas. Era pequena y delgada. El cabello, tenido de color verde. Vanessa dio un paso al frente, pero las piernas le fallaban, trastabillo. Estuvo a punto de caerse. Logro mantenerse en pie y se acerco a Nicolas y a la muchacha. El le estaba sujetando la cabeza con las manos. El pelo le caia entre los dedos. Nicolas grito y pego su frente a la de ella. Entonces Vanessa cayo en la cuenta de quien era la chica. Deslizo la mirada por su cuerpo. En el estomago tenia un orificio que se abria de par en par. Nicolas le habia soltado la cabeza y presionaba ahora la herida para impedir que la sangre abandonara su cuerpo. --?Esta viva? --grito Vanessa. Prologo Una bolsa de plastico se habia quedado enganchada en la valla metalica que rodeaba el Centro Penitenciario de Akersberga. Emelie Ryden, de veinticinco anos, giro la llave en el tambor de arranque de su Kia de color verde y el motor callo de golpe. Se inclino hacia delante y descanso la frente en el volante. Dos anos atras habia dado a luz a Nova, la hija que tenian en comun. Ahora habia venido para cortar con Karim, el hombre al que habia llegado a considerar el amor de su vida. Emelie tenia miedo. Se enderezo, levanto el labio superior y se observo la cara en el retrovisor. La parte inferior de uno de sus incisivos estaba amarilla. Cuatro anos antes, Karim la habia lanzado sobre un radiador en mitad de una discusion. Emelie se habia desmayado. Cuando se desperto, el no estaba. Cuarenta y ocho horas mas tarde habia vuelto a casa, apestando a bar y a sudor, y con ojos enrojecidos le habia pedido mil disculpas. Emelie abrio la puerta del coche y al bajar metio el pie derecho en un charco de agua que se habia formado en un hoyo en el asfalto. Tenia que ponerle fin a aquello. Tenia que hacerlo por Nova. Su hija no se merecia criarse con un padre en prision. Aunque Karim fuera a salir en cuestion de tres meses, Emelie estaba convencida de que lo volverian a encerrar tarde o temprano. Probablemente, mas lo segundo que lo primero. Se dirigio a la entrada de visitas con pasos grandes, pulso el timbre y la dejaron entrar. Durante los ultimos tres anos habia estado viniendo cada semana, salvo algunas excepciones contadas. Nova habia sido concebida en una de las salas de visita. Algunos de los funcionarios de prisiones le mostraban compasion; otros, desprecio, en mayor o menor medida. A lo largo de los anos habia hecho todo lo posible por mantener la cabeza erguida y cruzar los pasillos con la espalda recta. Reconocio al vigilante de la recepcion. Era un hombre taciturno, parecia timido. Pese a haber coincidido varias veces, el no dio senal alguna de reconocerla. --Vengo a ver a Karim Laimani --dijo Emelie. El funcionario asintio en silencio. --?Me puedes prestar un boli? El hombre le dio un boligrafo sin quitar los ojos de la pantalla. Emelie desplego el dibujo de Nova y apunto la fecha en la esquina derecha. El procedimiento que vino luego era el mismo de siempre: chaqueta, bolso, telefono movil y llaves, encerrados en un armario. Despues la hicieron pasar por el arco detector de metales y la cachearon. Emelie abrio los brazos en cruz y dejo que el vigilante le palpara el cuerpo. --Acompaname --dijo el en tono mecanico, y pego su pase al lector de tarjetas. Caminaron por un pasillo, doblaron a la derecha. El funcionario de prisiones iba por delante. Emelie, detras, con el dibujo de Nova doblado en la mano. El hombre se detuvo delante de una puerta blanca que tenia un ventanuco redondo. Emelie echo un vistazo. Karim estaba sentado con las manos sobre la mesa. Tenia puesta la capucha de la sudadera gris. La puerta se abrio y Emelie entro en el pequeno cuarto. Respiro hondo. Le temblaban las manos y las piernas. Ensayo una ultima vez lo que le queria decir mientras la puerta se cerraba a su espalda. Karim se levanto de la silla. Las palabras que Emelie habia estado practicando se esfumaron de golpe. El tiro de ella para acercarsela, le magreo los pechos. --Karim, para... El hizo como si no la hubiera oido, pego el miembro a su entrepierna y le metio la lengua en la boca. Ella se lo quito de encima. --?Que cono te pasa? --pregunto el. Karim la miro enfurecido unos segundos, dio media vuelta y volvio a sentarse. Emelie dejo el dibujo de Nova en la mesa, delante de el, que lo miro sin mostrar ningun interes. --Has engordado, ?no estaras prenada otra vez? Emelie se arreglo un mechon de pelo que se le habia descolocado. Abrio la boca, pero tenia la garganta demasiado seca. En cuanto hubiese pronunciado las palabras, ya no seria mas su novia, sino su enemiga. El mundo de Karim era blanco o negro. Emelie jamas podria desdecirse. Se aclaro la garganta y trato de mantener la voz firme. --No quiero que sigamos juntos. Karim arqueo las cejas, se raspo la barbita del menton con las unas. --Callate. --No funciona --dijo ella. Se le quebro la voz. Volvio a carraspear--. Ya no puedo mas. A Karim se le estrecharon los ojos. Se levanto lentamente y las patas de la silla rascaron el suelo. Su menton se iba apretando y aflojando mientras se acercaba a Emelie. --?Te crees que es algo que puedes decidir asi como asi? Casi habia llegado hasta ella. Emelie hizo de tripas corazon. --Por favor... --susurro mientras se le empanaban los ojos. Los cerro. Trago saliva--. ?No puedes dejar que me vaya y ya esta? Podras ver a Nova cuando salgas. --?Te estas tirando a alguien? --No. La cara de Karim se detuvo a diez centimetros de la suya. Olfateo el aire. --Anda que no, siempre has sido pesima mintiendo. ?Has estado correteando por la ciudad y abriendote de piernas? Eres una puta zorra idiota. Emelie se dio la vuelta, estiro el brazo para coger la manilla de la puerta. Karim se le adelanto y la agarro. --No te escaparas. Si me entero de que le has ofrecido el cono a otros, te mato. El funcionario abrio la puerta de un tiron. Karim la solto y alzo las palmas de las manos. Emelie recupero su brazo y se masajeo la muneca. Al instante siguiente, la voz de Karim resono por toda la salita de visitas. --Te voy a matar. Ya veras. Te vas a arrepentir de esto. El funcionario se interpuso entre los dos. --Tranquilizate. Karim fulmino a Emelie con la mirada por encima del hombro del vigilante. Mientras retrocedia, esbozo una sonrisa. PARTE I Nosotros tambien somos personas. Solo queremos que nos quieran por lo que somos. Nuestra desesperanza no ha surgido de la nada. Me alegro de que tu nunca te hayas sentido asi, pero espero que puedas sentir empatia. Nos marginais, nos humillais. En todas partes. En lugar de hacer eso, deberiais preguntaros que es lo que nos ha hecho sentirnos asi. A menudo hay una historia que nos ha traido hasta aqui. Si escucharais nuestros relatos, quiza os mostrariais mas comprensivos con nuestra situacion, que no deja de habernos sido impuesta en contra de nuestra voluntad. HOMBRE ANONIMO 1 U na tira de luz violeta colgaba en el abeto en el parque dedicado a la cantante Monica Zetterlund. La subinspectora Vanessa Frank llevaba un abrigo azul marino. Debajo, pantalon de pinzas oscuro y camisa blanca recien planchada. Se paso la lengua por la encia. Por primera vez en su vida, Vanessa habia hecho una promesa de ano nuevo: dejar de usar snus , el vicioso tabaco en polvo que llevaba anos colocandose bajo el labio. Se habia pasado todo el invierno posponiendolo. Ahora ya estaba a mediados de abril, la nieve se habia derretido. Hacia cuarenta y ocho horas que se habia tomado la ultima monodosis y el sindrome de abstinencia le estaba provocando picores por todo el cuerpo. La tienda de telefonia movil de Hassan, que a pesar del nombre ofrecia un poco de todo, seguia iluminada. La campanilla de la puerta tintineo y Hassan sonrio al ver que era ella. --Agente Frank --la saludo en sueco con un fuerte acento y l e hizo una suerte de reverencia descorazonada--. Espero que no hayas venido para comprar snus . --Cortate, que tengo cuarenta y tres. Dame una cajetilla. --Hace dos dias estabas exactamente en el mismo sitio prohibiendome que te vendiera snus . --O me vendes una cajetilla o te atraco. Hassan corrio a bloquear la neverita del tabaco en polvo con todo su cuerpo. --Cigarrillos electronicos, menos peligrosos, te mantendran ocupada --dijo, senalando una vitrina--. Lo digo en serio, Vanessa, me obligaste a hacer una promesa. Pienso cumplirla. Vanessa solto un suspiro y se arreglo el cuello de la camisa. Apreciaba a la gente que mantenia sus promesas. --Vale, vale, dame una mierda de esas. Pero, Hassan, procura no rayar el suelo. El la miro sin comprender, luego bajo la vista a sus pies. --?Que? --Con la vara moral que llevas metida en el culo, digo. En la esquina de Odengatan, Vanessa hizo un alto y encendio el cigarro electronico, dio una calada y estudio pensativa el humo blanco que se diluyo en la oscura tarde de primavera. Paseo en direccion a la avenida Sveavagen. Las terrazas habian abierto. La gente tomaba cerveza con mantas en los hombros, inclinada sobre mesas destartaladas de madera. La vida de Vanessa estaba en plena transformacion. En diciembre, Natasja, la adolescente siria de dieciseis anos que Vanessa tenia en acogida, habia recibido de forma inesperada una llamada de su padre. El hombre habia sobrevivido a la guerra, lisiado pero vivo. El dia de Navidad, mientras la nieve caia a raudales, Vanessa se despidio de Natasja delante del portal y vio los faros traseros del taxi desaparecer por Surbrunnsgatan. Las luces de freno se habian encendido. Por un momento, Vanessa habia tenido la esperanza de que Natasja fuera a saltar del coche, coger su maleta, bajar la calle corriendo y decirle que todo habia sido un malentendido. Habian pasado cuatro meses, y aun asi notaba la soledad como una cadena de bici oxidada rascandole las costillas cada dia.

  • Manos arriba (Enredos con la ley 2) de Ruth M. Lerga

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    O sea, que lo mejor para los desenganos es tirarme a un desconocido un sabado por la noche con una copa de mas, ?no? --Aitana intentaba hacerse oir por encima de la musica pero sin que las escucharan los de la mesa de al lado. --!Exacto! Isabel, amiga desde la facultad de Medicina y de las pocas personas con las que no habia perdido el contacto al marcharse de Valencia diez anos antes, la habia invitado a ir <> a los dos dias de regresar a su ciudad natal. Habian sido tremendas durante sus salidas universitarias. --?Y le pregunto como se llama?, ?o no es necesario? --le siguio la broma, porque esperaba que estuviera de cachondeo y no hablando en serio. --Si quieres, hazlo, !pero no le digas tu nombre! Ni lo lleves a tu casa, tampoco. <>, corroboro, dado que todavia no habia acabado de instalarse. Una empresa de mudanza habia llevado los muebles y cajas llenas de objetos y ropa, pero aun habia muchas cosas que colocar, y mas todavia de las que deshacerse. --?Que tiene de malo mi nombre? Despues de treinta y ocho anos le he cogido carino. Y Aitana es una sierra preciosa, ademas. --Ni nombre ni direccion, hazme caso. Cuando entres en su casa enviame la ubicacion para que sepa donde estas. Y que no se te olvide avisarme al salir. ?O eres de las que se queda a dormir? --?A dormir con un desconocido sin tener ni siquiera una muda para ducharse a la manana siguiente? Antes muerta--. No me pongas esa cara, no puedes haber olvidado todo lo que te ensene. En fin, si a las once de la manana no tengo noticias tuyas sabre donde comenzar a buscar, al menos. Aquella conversacion se estaba poniendo demasiado seria. --Isa, no flotes. ?Acaso tu te has acostado alguna vez con un completo desconocido? Sacudio la otra la mano izquierda, como restandole importancia a su inexperiencia, mientras con la derecha cogia su mojito y le daba un sorbo. --!No, claro que no!, pero yo soy medico, estoy en urgencias. No te imaginas lo que me encuentro los sabados y los domingos por la manana si estoy de guardia. Se te van las ganas de tener sexo anonimo. La tranquilizo saber que, a pesar de todas las locuras de juventud, su companera de correrias seguia siendo prudente. Le respondio con la misma cantinela: --Pues si tu ves cosas de escandalo en urgencias, !imagina lo que me puedo encontrar yo!, que soy medico forense --fue su replica medio en broma medio en serio. Su amiga casi escupio su trago. --Eres una cortarrollos, Aitana. ?Que probabilidades hay de que te maten por ir a pegar un polvo con un desconocido? --Desconozco las estadisticas de aqui --encogio el hombro derecho--, pero te aseguro que a nivel nacional no son alentadoras. De todas formas, no hay que ser un genio de las matematicas para saber que solo necesitas una vez para que ocurra. Es como lo de coger una enfermedad de transmision sexual o quedarse embarazada. Isabel se levanto, seria. --Con esa actitud moriras sin volver a follar, lo sabes ?verdad? --Rieron las dos--. Voy a la barra a por otro par. ?Era Tankeray con Fever-Tree? --Tankeray Rangpur con Fever-Tree --especifico. Ambas tenian gustos caros cuyas nominas no podian cubrir. Y tambien padres con dinero. El atico al que Aitana se habia trasladado, en una calle peatonal al lado de la Bolsa de Valencia, fue de su abuela. Su familia lo habia reformado tres anos antes, cuando aquella murio. Tambien el coche que llevaba estaba por encima de sus posibilidades: fueron sus padres quienes se lo compraron cuando tuvo un accidente de coche leve, argumentando que con un todoterreno como aquel no habria sufrido ni un rasguno y que hacia demasiada carretera, yendo y viniendo desde Salamanca tan a menudo. Habian pasado siete meses desde aquello. Ya habia pedido el traslado al Ministerio del Interior cuatro meses antes, al romper con Carlos, y, por fin, le habian concedido Valencia. Habria quien se avergonzaria de su dinero o quien, por el contrario, presumiria; ella simplemente agradecia haber nacido en el seno de una familia adinerada que le habia permitido estudiar lo que quiso y, sobre todo, no haber tenido que compartir piso durante la residencia. Apuro de un trago largo su gin-tonic y lo dejo en la mesa, volviendose a otear la pista. La alegre salsa sonaba en el local y un monton de parejas se movian a su son. Bailaban bien, era un lugar habitual para sociales[1]. Habia tomado clases de salsa, bachata y kizomba con Carlos, prescripcion de su terapeuta de parejas para intentar salvar una relacion que se hundia inexorablemente. No funciono, pero le cogio el gusto al estilo. Adoraba bailar, habia hecho anos de ballet de nina. Para su suerte, Isabel compartia su aficion, habia ido a una academia en la ciudad y era quien habia elegido donde ir esa noche. Regreso su amiga con sendas copas. --Deberiamos entrar alli. --Senalo el centro de la discoteca--. Hemos venido a eso, ?no? --Primero bebamos y elijamos victima --bromeo una vez mas, guinandole el ojo. Despues de diez minutos alguien en la pista llamo su atencion. Sonaba una bachata y un hombre bailaba con una chica inexperta, a juzgar por la inseguridad de sus movimientos. Observo con mas atencion: era el quien le hacia los adornos, le llevaba los brazos e, incluso, rotaba su cintura en los momentos lentos. Ella se limitaba a hacer el paso basico y dejarse llevar, o lo intentaba. <>, reconocio para si. Estaba convencida de que podria hacer bailar a un palo. Paso toda la cancion, cuya letra prefirio ignorar, fascinada viendo como la manejaba. En su mente imaginaba como hubiera ella ejecutado alguna figura o la corregia si erraba en el pie de salida. Le sorprendio la paciencia de el tanto como su habilidad para adaptarse a sus fallos. En cuanto la cancion termino se dieron dos besos y se separaron, cada cual en busca de nueva compania, ella con una sonrisa radiante. Que te hicieran bailar cuando no sabias era una experiencia reconfortante. Vio alejarse unos hombros anchos, una espalda amplia y un trasero fantastico. --Diria que ya has elegido, Aitana. Y esta buenisimo, te lo reconozco. Aparto la vista del cuerpazo de mas de metro ochenta que se alejaba y se volvio a Isabel, asombrada. --?Lo has visto bailar? --?A quien, a Alberto? Un monton de veces, es un asiduo. --?Has bailado con el? --Claro. La miro con ojo critico. --?No te lo habras montado con el, por un casual? Le molestaba pensarlo. No se acostaban con los ligues de la otra, era una norma que dejaron bien clara cuando comenzaron a salir juntas de marcha. Habia hombres suficientes, no hacia falta darles pie a comparaciones y vaciladas de crios inmaduros. --No, todo tuyo. --No es que fuera a acostarse con el, claro... o no de entrada... pero le encanto saber que no le estaba vetado--. Y deja de mirarlo como si fuera un bistec, al final se va a molestar. Roja, giro la cabeza. En efecto, se lo estaba comiendo con los ojos. --Tienes razon, pero... ?tu lo has visto bien? --Moreno, ojos negros, labios carnosos, uno ochenta y cinco de altura y unos ochenta kilos de puro musculo. No, no lo he visto en mi vida, !no te jode! Tendria que estar ciega. Yo y todas las mujeres de la sala. Se acabo el cubata, se cambio los zapatos por los de baile, amarillos con pequenos cristales cosidos que brillaban conforme se movia, y se puso en pie. --Voy a ver si muevo el culito un poco, ?vienes? ?Segura? Vale, pues vigila las cosas hasta que te canses de beber. Camino sola hasta la pista y se quedo en un lado, esperando a que la balada terminase. A partir de ese momento no dejo de bailar, cambiando de pareja en cada cancion. Una hora despues necesitaba un respiro, asi que se acerco primero a la barra a por un par de bebidas y despues a la barandilla que separaba la pista de la zona de mesas, solo para vips --su amiga conocia al organizador de aquella velada, que se celebraba una vez al mes en un lugar distinto--, elevada un par de escalones y separada por la balaustrada de metal, y pidio por senas a Isabel que cogiera la suya. Dio un trago a su gin-tonic y cogio aire despacio, recuperando la respiracion despues de la ultima salsa rapida. Supo que el guaperas estaba detras de ella porque su amiga comenzo a hacer muecas, era eso o que le estuviera dando un sincope. Y malditas las ganas que tenia de colocarla en horizontal y montar un numerito. --No iras a decirme que ya no vas a bailar mas, por favor. --El <> habia sido una mera formalidad, la voz sensual; no pedia aunque no exigia--. Me romperias el corazon --termino con voz divertida. Se giro a el con una sonrisa. Su voz habia hecho que se le acelerara el pulso, como cuando era una adolescente. El alcohol, tres cubatas despues de meses sin beber, le robo la verguenza. --Si no te importa bailar con alguien que va un pelin achispada, adelante. Tomo la mano que le tendia y se colocaron al fondo, en la zona mas oscura. Como no se calmara, la que iba a colapsar seria ella.

  • Habla como un lider de Julian Reyes

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    Conseguir atrapar a tu audiencia y que te presten atencion durante una presentacion no es tarea sencilla. Julian Reyes ha desarrollado una metodologia propia que persigue, no solo la mejora de la oratoria a traves de la tecnica, sino tambien el desarrollo de la autoconfianza personal en el orador.

  • La venganza de los inocentes de Soledad Palao Sires

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    Son los anos 40.

  • Trimalcion de Francis Scott Fitzgerald

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    Se ha dicho muchas veces que El gran Gatsby es una novela perfecta, lastima que no cuente un poco mas de Gatsby. Pero en el original que Fitzgerald presento a la editorial habia mas de Gatsby. Tambien tenia otro titulo: Trimalcion (Fitzgerald queria que su novela fuera el equivalente norteamericano del Ulises de Joyce). La leyenda dice que El gran Gastby se convirtio en una novela perfecta luego de pasar por las manos santas de Maxwell Perkins, su editor. Pero en Trimalcion se puede ver a Gatsby tal como lo veia Fitzgerald: mas crudo, mas epico, mas noble, mas estupido. Solo por eso vale la pena sumergirse de cabeza en este libro.

  • La mujer del collar de Carol Higgins Clark

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    La nueva aventura de la detective Regan Reilly, el delicioso personaje creado por Carol Higgins Clark, la lleva en esta ocasion hasta un paraiso turistico… que puede convertirse facilmente en un infierno. Cuando Regan acepta la invitacion de su amiga Kit para pasar unos dias en el complejo turistico de Waikiki Waters, en Hawai, influyen varios factores: la promesa de fiesta, el clima, las playas… y el cadaver que acaba de llegar a la orilla llevando un valioso collar robado anos atras del museo de la isla. Los sospechosos de haber asesinado a Dorinda son numerosos: turistas excentricos, millonarios seductores con negocios poco claros… incluso el atento gerente del hotel. Kit le habia prometido a Regan un fin de semana con emociones y, quizas a su pesar, ambas van a conseguirlo. Una nueva novela de Carol Higgins Clark que mantiene los ingredientes de sus anteriores exitos: estilo, humor, intriga y personajes curiosos e inolvidables.

  • Dulce y salado de Margarita B. Sainz

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    Martin no quiere ningun tipo de compromiso.

  • Sissi, emperatriz rebelde de Allison Pataki

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    La tumultuosa, romantica y tragica historia de una mujer que lucho por liberarse de la jaula dorada en que la habian encerrado.

  • El nombre de la rosa de Umberto Eco

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  • Alma entre brumas de Yolanda Revuelta

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    Alma es una joven que ha tenido una infancia diferente al resto de las ninas de su edad. Al terminar sus estudios de Historia del arte decide dar un giro a su vida y para ello viajara a Versalles, Francia, para trabajar como AuPair en casa de los Arnod. Durante su estancia se sentira inexorablemente atraida por su jefe, pero cuando descubre el gran secreto que la ha perseguido desde su ninez todo su mundo volvera a tambalearse.