• luis gonzalo diez - Luis Gonzalo Diez

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    Los antiguos, sostiene el liberal frances de origen suizo Benjamin Constant en una famosa conferencia pronunciada en 1819, eran hombres de virtud. Atenienses, espartanos y romanos se caracterizaban politicamente por su espiritu publico, por su compromiso con las instituciones y el bien comun. El sentimiento del deber apelaba a una modalidad republicana de libertad politica basada en la participacion en el proceso deliberativo y de toma de decisiones. De ello resulta una ciudadania ascetica para la cual, por encima de sus derechos individuales e intereses privados, prevalece la pertenencia a una comunidad politica. Esta reposa, en ultimo termino, en una antropologia moral que hace del hombre un ser de valor en tanto en cuanto animal politico, siendo la participacion institucional el sello de su dignidad y virtud, de su capacidad heroica para ejercer la libertad como una vida de renuncia y sacrificio al servicio de la voluntad de todos. En palabras de Constant, la libertad de los antiguos consistia en ... ejercer colectiva y directamente muchas partes de la soberania entera; en deliberar en la plaza publica sobre la guerra y la paz; en concluir con los extranjeros tratados de alianza; en votar las leyes, pronunciar las sentencias, examinar las cuentas, los actos, las gestiones de los magistrados, hacerlos comparecer ante todo el pueblo, acusarlos, condenarlos o absolverlos. Esta libertad politica de tipo republicano tenia como correlato <>. Los antiguos carecian de la nocion de derechos individuales. De ahi que, entre ellos, el individuo fuese <> al tiempo que soberano en los negocios publicos. Precisamente, su virtud residia en no atender a otro patron de conducta que el del poder de la asamblea para intervenir en cualquier aspecto de la vida de la comunidad, desde la decision sobre la guerra y la paz y la destitucion de un magistrado hasta la regulacion legal de las costumbres y la vigilancia del interior de las familias. Por decirlo de una vez, para los antiguos, no habia diferencia entre lo publico y lo privado porque la politica tenia un caracter moral y, por ello, totalizador. Lo impregnaba todo porque de ella dependia lo mejor del hombre. Semejante planteamiento implica que la politica no era una parte de la existencia humana, sino el criterio que tasaba su valor, el paradigma de sentido que fijaba el significado profundo de aquella. II La tradicion republicana llega a un punto de ruptura a finales del siglo XVIII con las revoluciones francesa y americana. Los padres fundadores de los Estados Unidos y de la Francia contemporanea establecieron el fundamento de un nuevo tipo de democracia basado en un concepto diferente de libertad. Para los modernos, ser libre significa el derecho de no estar sometido sino a las leyes, expresar su opinion, escoger su trabajo, disponer de su propiedad, moverse libremente, reunirse con otros individuos e influir en el gobierno. Mientras la libertad de los antiguos consistia en la <>, la de los modernos estriba en el <>. Esto les lleva a fijar como principal objetivo politico el establecimiento de un marco institucional y procedimental pensado para garantizar <>. Entre los factores historicos responsables de esta mutacion, del declive del republicanismo, Constant senala uno fundamental, al que los pensadores ilustrados del siglo XVIII, caso de un David Hume, un Adam Smith o un Montesquieu, fueron muy sensibles: el comercio. El temprano desarrollo del capitalismo en las sociedades del Antiguo Regimen, inmersas en un proceso de modernizacion cultural y economica en el que, a veces, no se repara lo suficiente, creo las condiciones sociales de una nueva cultura politica. El comercio <> pues <>. Las interdependencias creadas por las relaciones comerciales provocan el surgimiento de una sociedad mas compleja y sofisticada que la antigua, menos unilateral en su asignacion de roles y papeles, dado que, en ella, aumentan <>. La consecuencia politica de la aparicion de esta nueva sociedad sera extraida por los revolucionarios americanos y franceses al entender que la fundacion de la democracia moderna debia hacerse en terminos ya no de participacion directa de la ciudadania en las instituciones, sino de limitacion del poder del Estado. Lo principal, ahora, no era educar a la ciudadania en los valores de la abnegacion y del ascetismo, sino procurarle las condiciones adecuadas para que cada individuo pudiese ejercer su libertad en la busqueda de la felicidad. La democracia pasa a concebirse, en esta novedosa cultura politica tan vinculada con el progreso comercial, en terminos de gobierno representativo. Este descansa en el supuesto de que la libertad individual es el fin y la libertad politica es el medio. Para los antiguos, no habia libertad individual y la libertad politica constituia un fin en si misma, pues de su ejercicio dependia la formacion de una ciudadania virtuosa. Para los modernos, la politica en general, y la libertad politica en particular, pierden su condicion de antropologia moral, de paradigma de sentido y se transforman en una serie de procedimientos y estrategias para garantizar la libertad individual, la <> de la que hablaba Emile Durkheim. Los medios politicos de la modernidad estan pensados para que los individuos dispongan del mayor tiempo posible a fin de atender sus intereses privados. De ahi la necesidad de un sistema representativo basado en el consentimiento que la ciudadania da a sus representantes electos para que estos ejerzan el poder con sentido de la responsabilidad. Y, tambien, en el sometimiento de los mismos a la vigilancia y control de una opinion publica siempre temerosa de los abusos de poder. La libertad politica adquiere otras formas y sentido, pero no desaparece. Es el mejor instrumento para evitar la arbitrariedad, que un gobernante vulnere los derechos individuales y atente contra los intereses privados. Asi como la libertad politica significaba para los antiguos participacion directa en el poder e intervencion legal sobre las costumbres y la conducta individual, para los modernos significa poder legitimado por el consentimiento directo del mismo y limites legales y controles politicos que eviten el dominio social de una virtud institucionalizada con el poder de todos.

  • Todos los libros del autor Gonzalo Diez Luis

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    16 t�tulos para "Gonzalo Diez Luis" � La epopeya de una derrota � Edmund Burke y la moderna guerra ideol�gica � El viaje de la impaciencia � EL LIBERALISMO ...

  • LUIS GONZALO DIEZ | Casa del Libro

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    Luis Gonzalo Diez. Este ensayo sobre los Episodios nacionales de Gald�s no es un estudio literario, ni hist�rico. Su objetivo, al margen de convenciones ...

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    Luis Gonzalo D�ez �lvarez (Madrid, 1972) ... es Doctor en Ciencias de la Informaci�n por la UCM y licenciado en Ciencias Pol�ticas por la UNED. Desde el a�o 2000, ...

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  • Luis Gonzalo D�ez: libros y biograf�a autor - Lecturalia

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    Doctor en Ciencias de la Informaci�n y licenciado en Pol�ticas, Luis Gonzalo D�ez es profesor en la Universidad Francisco de Vitoria.

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  • La tierra maldita de Juan Francisco Ferrandiz

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  • La razon por la que salto de Naoki Higashida

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    Un libro que otorga voz a aquellos ninos autistas que ni siquiera tienen la capacidad de comunicarse verbalmente, que explica sus comportamientos; aquello que adoran y odian; las sensaciones que les produce nuestra actitud incredula o temerosa.Igual que La escafandra y la mariposa o Wonder, La razon por la que salto conmueve y es un canto a la vida.

  • Una manana cualquiera de Esteban Moneo

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    --!Esteban! !Senor! ?Me oye? !Esteban! !Esteban! --Una senora bajita y regordeta, enfundada en un chaleco naranja fosforescente y rodeada de media docena de personas del servicio de asistencia y de la policia municipal, vociferaba con cara de pocos amigos. La condenada chillaba como las pescaderas en esos antiguos mercados de abastos de los puertos: <>. Jureles no, pedazo de atun inmovil, que no reaccionaba ante semejante griterio. Y Marta, su mujer, con un ataque de panico al verlo convertido en un guinapo. Todos en torno a la cama, contemplando un tesoro, algo divino, digno de contar por la noche en sus casas. Nada que ver. Un cuarenton, con los pelos revueltos despues de una noche de sudor y fiebre, no despertaba. Quizas, tantos decibelios por parte de la dichosa senora provocaron el chispazo. El cable rojo y el cable azul se rozaron, encendiendo una bombilla dentro de el. La alarma del despertador le hizo incorporarse y miro la habitacion. Su pequeno espacio privado invadido por gente con uniforme que vociferaba y escudrinaba. ?Que sucedia?, ?que...? <>. No, perdon, jureles no; eso es lo que a el le resonaba en la cabeza, a punto de explotar por ese grito ininteligible: --!Senor! ?Me oye? !Estebaaaan! Del mismo modo que desperto, atonito ante las voces de la medica a medio metro de su rostro, se desplomo sin decir palabra. No pudo. Sus fuerzas se consumieron en una simple mirada desencajada. Esos ojos de atun y su cuerpo, un saco de patatas recien descargado, cayeron hacia atras, sumergidos de nuevo en otra dimension. Senal suficiente para que la senora del chaleco determinara la gravedad de su estado y cambiara los chillidos por ordenes a sus companeros: --!Protocolo ictus! !UVI movil! !Vamos, senores, traslado urgente al hospital! Mientras, su mujer solo pensaba en disimular para que sus hijos no se asustaran por la situacion. Tarea complicada a la hora del desayuno en una casa con cuatro ninos, ante tal despliegue de personal uniformado que efectuaba su trabajo sin miramientos: entraban y salian, subian y bajaban escaleras. Y habia dos ambulancias y un coche de policia en la puerta. Una vecina, muy amiga de la familia, corria en camison en busca de la llave de la salida de emergencias de la urbanizacion. Al marido, mas para alla que para aca, dos fornidos facultativos del Samur lo bajaron en una silla de ruedas por las escaleras. Un espectaculo. Varios vecinitos, en vez de seguir rumbo al colegio, se detenian en la puerta del domicilio para verlo. Lo de pasar de largo, pura quimera. Otro chispazo. Otra mirada fugaz. El traqueteo del descenso conecto de nuevo los dos cables mal pelados de su cerebro y volvio a enchufarse a la realidad. Lo metieron en una ambulancia. No pronuncio palabra, ni balbuceo. Se iba rodeado de luces y personal sanitario, ante la cara de susto de su mujer y el nino cotilla de turno, que se habia quedado paralizado en la puerta. De milagro, en esa breve conexion fue consciente de que no era el, ni su cuerpo. Diez segundos dentro de un saco, mirando con los ojos de un extrano. Con el mismo impulso que vino, se fue, como aquellas bombillas de filamento de toda la vida, no estas modernas repletas de puntitos, que se agitaban a contraluz para comprobar si estaban fundidas o dando sus ultimos coletazos. Se apagaron su mirada, sus recuerdos y su escasa, por no decir nula, capacidad de reaccion. El personal sanitario lo aseguro con bridas a la silla. El viaje hasta el hospital de la zona, uno de los mas modernos de la ciudad, era corto. Cuantas veces habian hablado de lo conveniente que era tener semejante mole cerca de casa, por si algun dia ocurria aquello que piensas que nunca te va a pasar a ti. Ni en el peor de sus suenos ni en sus quejas continuas sobre su estado de salud, habia imaginado que su primera visita al complejo hospitalario seria por la puerta grande, como los primeros espadas de la tauromaquia, pero al reves: ellos triunfan y salen, no entran. Los cuatro ninos apuraban sus desayunos, ajenos a lo sucedido y al trago dificil por el que pasaba su madre. Calma absoluta. Su padre estaba con gripe en la cama, los medicos habian venido a verlo. Nimiedades, una enfermedad comun no impedia que continuaran con la misma rutina de cada manana: risas, colacaos, cereales, y zumbando a clase. Sin saber que le ocurria a su marido, inconsciente de camino al hospital, aderezaba su incertidumbre con la idea de que el vecinito cotilla, que iba a clase con uno de sus hijos y habia contemplado la funcion matutina desde primera fila, le contara, con la habitual inocencia infantil, que su padre se estaba muriendo. Estas preguntas, muchas mas y toda la tension contenida salieron disparadas, como si se abriera la espita de una olla expres, cuando los ninos brincaron del coche, rumbo al patio. Con el cierre de las puertas, la madre rompio a llorar. La noche anterior, se habia planteado si una simple gripe era motivo suficiente para hacer que el medico se desplazara a su casa. Los telediarios ya habian avisado de que las urgencias estaban colapsadas por los casos de gripe. ?Que les iba a decir? <>. Vamos, igual que el resto de los contagiados por el virus en ese frio mes de enero. Ellos mismos lo habian comentado en mas de una ocasion: --Si estas enfermo, caldito, y a la cama. Sin exageraciones, que el sistema sanitario bastante tiene con lo suyo. Pero esa manana, al despertar, fue consciente de que algo anormal sucedia. Ni gripe ni catarro. Temio que fuese a mayores. Si otras veces procuraba hacer el minimo ruido posible para dejarlo descansar, ese dia no. Por fortuna, su sexto sentido femenino le advirtio que no debia salir sin mas. --Esteban, Esteban, ?estas bien? ?Como te encuentras? No obtuvo respuesta. Su marido no despertaba. No estaba. --Esteban, Esteban, ?que te pasa? --insistia Marta--, ?sabes quien soy? Igual que sucederia una hora mas tarde con los gritos de la sanitaria, los ojos de su marido dieron un repaso al cuarto traspasando el cuerpo de ella; esa forma de mirar de quien no esta viendo. Y no pronuncio palabra. Eso activo las alarmas de Marta. Las llamadas de sus vecinas la hicieron volver al crudo presente. Los ninos estarian en el colegio hasta media tarde; llegados a ese punto, ya veria como se las arreglaba para contarles lo sucedido. Lo primero era lo primero: ir al hospital para informarse del estado de Esteban. Solo sabia que a esa persona con la que llevaba mas de media vida la habian metido en la ambulancia como un fardo, inconsciente. Pero habia visto su mirada dura, distante; la misma que un familiar suyo anos atras, ese que no tuvo un final feliz. La llegada al hospital fue un nuevo mazazo. A diferencia de esas series hospitalarias que tanto gustaban a los televidentes, donde cirujanos, interinos, enfermeras y celadores vivian aventuras dignas de un culebron a la par que la sangre surgia a borbotones (eso si, sus batas blancas se mantenian impolutas), la realidad que se encontro Marta fue una sala de gran tamano a rebosar de ancianos en camillas agolpadas en las esquinas y pasillos, a la espera de su turno o a mitad del tratamiento que calmase sus sintomas gripales. Sofocada y con el susto en el cuerpo, la llevaron hasta los boxes de urgencias. Las paredes de cristal, con un enorme punto rojo en el centro para que las personas no se dieran de bruces, y las cortinas a medio descorrer apenas preservaban la intimidad de los enfermos: un abuelito, que pocas horas mas tarde pasaria a mejor vida, y un par de accidentados. La enfermera le senalo con amabilidad la esquina, justo donde empezaba el pasillo: ese era el de su marido.

  • Un escoces despistado para la chica de al lado (Adonis tours 4) de Sandra Bree

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    Vengo de Inverness, en Escocia. Bueno, mas bien de un sitio muy cercano que ni siquiera aparece en los mapas. De hecho, el senor Google, cuando le pregunto mi direccion --porque si, lo he hecho en alguna ocasion, me gusta charlar con Google y a veces hasta discutimos-- me dice que no existe. Me llamo Sean McArthur, y en otro tiempo mi clan fue muy poderoso. <>. En cambio, ahora estamos todos muy desperdigados. Tanto que no se ni donde viven mas de la mitad de mis parientes. !Pero para el caso que nos hacemos...! Tenemos un grupo de WhatsApp --?que familia no lo tiene?-- y ahi cada uno ve los mensajes cuando le sale de la gaita. Y hablando de gaitas, ahora que he sacado el tema, soy fan, muy fan de tocarla. Si hay algo que tengo muy claro en esta vida, es que la mujer que me quiera a mi debe de querer a mi gaita. ?Por que digo esto? Pues porque a la ultima que le dije --me habia enamorado de verdad-- que la amaba tanto como a mi gaita, se enfado y no volvio a hablarme nunca mas. Supongo que se puso celosa y por eso no quiso saber nada mas de mi. Reconozco que lo pase muy muy muy mal cuando se marcho. Fueron un par de horas bastantes jodidas. Pero, como dice mi abuelo, el laird de los McArthur --titulo que le otorgamos los nietos para hacerle ver que es un dictador--, <>. No es que sea una frase de grandes y poderosos sabios, pero hay que admitir que tiene su verdad. Tras mi desengano amoroso, decidi que tenia que salir de mi fortaleza --que quede claro que no exagero. Vivo en un castillo que necesita mas reparaciones que la ciudad de Nueva York despues de ser atacada por los alienigenas de la pelicula de Independence Day--. Mi abuelo y mis padres estan empenados en restaurarlo para convertirlo en algo parecido a un museo. De momento han permitido que rodasen alli algunas escenas de peliculas. Por casualidad cayo en mis manos una oferta de trabajo en Espana. Cumplia con los dos requisitos mas importantes: hablar perfectamente el castellano y medir mas de 1,80. Mido 1,93 y el idioma lo domino fenomenal. Siempre me ha llamado mucho la atencion ese pais, que encima presumia de sus mujeres morenas de ojos oscuros y cuerpos de guitarra. Unas verdaderas bellezas. La agencia Adonis Tours me acepto y, aunque no sabia muy bien de que iba aquel trabajo, con mi maleta en una mano y mi gaita colgada del hombro, sali de Escocia. El viaje no se me hizo muy largo. Fue vuelo directo a Madrid. Sin embargo, reunirme con mi jefe, Anthony --un tio que, sin exagerar, su cabeza me llegaba por el torso-- y con los otros Adonis que, como yo, llegaban en diferentes vuelos, fue una completa odisea. Todo gracias a mi gran facilidad para perderme, porque hay dos cosas que me definen muy bien: mi sentido de orientacion funciona como el culo, y tengo panico a todas las cosas que sean paranormales. Si alguien quisiera torturarme, no tendria mas que hacerme ver una pelicula de terror con espiritus o regalarme una guija. Durante un buen rato estuve deambulando por la terminal, hasta que escuche por los altavoces que me llamaban y me daban un punto de encuentro. Sin embargo, yo no encontre ni punto de encuentro ni nada. De hecho, casi estuve a punto de embarcarme otra vez --por error. Se me ocurrio que, si me escuchaban tocar la gaita, ellos me encontrarian a mi. Y no solo me encontraron, sino que la gente, muy amable, me regalo dinero por haberlos deleitado con tan bonitas canciones regionales. Ese dia conoci a los Adonis. Eramos un grupo de lo mas variopinto y, por que no decirlo, de lo mas sorprendente. La gente nos miraba con curiosidad, y no era para menos. Los cinco teniamos una altura considerable. De los que no necesitamos subir a una escalera para cambiar una bombilla. Aunque obvio, en mi fortaleza usabamos andamios para hacerlo, por eso dejabamos que se fundiesen unas cuantas antes de reponerlas. De los cinco Adonis, se encontraba Dase, un etiope tan negro como el ebano y, aunque este mal admitirlo por eso de ser tio y esas cosas, tengo que reconocer que era un joven muy atractivo, de boca ancha y expresivos ojos negros. Vestia de manera muy elegante y costosa. Despues estaba Erik, el noruego, un tipo que me recordaba a algun dios nordico, todo rubio de melena larga y que llevaba ropas de lenadores --en las peliculas suelen vestir asi--: camisa de franela de cuadros y jeans con botas altas, de esas que tienen un doblez superior y se ven forradas de lana de cordero. Y luego Tane, el surfero maori, una mole de tio que media al menos dos metros, con un cuerpo capaz de ocupar tres plazas en un autobus. Por ultimo estaba Stefano, el italiano. Era de Verona. Al principio pense de el que era un hombre con mala memoria. Apuntaba en una libreta todo cuanto ocurria a nuestro alrededor, sin embargo, luego supe que era escritor de novela romantica, conocido en el gremio por Steve Norton, su seudonimo. Desde el aeropuerto, nos trasladamos todos juntos en la furgoneta de la empresa hacia nuestra residencia, situada en el barrio de La Latina. Durante el viaje me habia hecho a la idea -- supongo que al igual que mis companeros-- de que se trataria de un sitio chulo y luminoso, con ventanales enormes en el dormitorio y bano tipo spa. Con piscina y solarium, eso venia escrito en el contrato ?O era en el mismo folleto? El caso es que, cuando llegamos, todo fue muy diferente. El lujo y el glamour que habia esperado eran inexistentes. De hecho, la piscina era de esas desmontables situada en la terraza, y antes de entrar en ella debiamos ducharnos con una manguera verde, que tambien servia para regar las macetas. Luego estaba el tema de la lavanderia. Ahora me atrevo a entrar con un poco mas de seguridad, pero los primeros meses era capaz de dar dinero para que me hicieran la colada. Es mas, alguna vez se la habia dado a Dase para que la llevase a la lavanderia a la que el solia acudir. Y es que Dase era un poco especial con la ropa --ya lo he dicho antes--, siempre va que parece un maniqui de escaparate. O como se dice aqui en Espana, como un pincel. La lavanderia o, para no andarme por las ramas, el lugar donde se encuentra la lavadora, es un sotano lugubre y humedo que me recordaba a un deposito de cadaveres. La luz del techo parpadeaba cada vez que la encendiamos, y la lavadora, cuando centrifugaba, se desplazaba unos metros hacia cualquier lado. Por si eso fuera poco, el ascensor subia y bajaba cuando le daba la gana. Mi dormitorio estaba en frente del de Tane --en realidad su nombre es Tangaroa Evaristo Waititi Lopez. Desde luego, sus padres se vengaron de el al nacer--. Ambos eramos los unicos que teniamos balcones al exterior. A mi porque me toco, en cambio, Tane lo pidio porque es un poco... curioso. Se siente mas cerca de la gente asomado a la calle con los brazos cruzados sobre la balaustrada. Y es que le encanta estar al aire libre y, como no, oler el aroma a queso que ascendia del local que habia abajo. Una tienda donde se podia encontrar cualquier clase de queso, desde un cabrales, pasando por la burrata, hasta un buen roquefort. Y Tane perdia el sentido por este alimento y por la duena de la boutique, por supuesto. Su novia Olivia. Stefano, por eso de que necesitaba escribir en silencio, se habia quedado con la alcoba que estaba mas cerca de la escalera y cuya ventana daba a un cochambroso patio interior. Dase y Erik se habian pillado los que quedaban en medio. A pesar de que la residencia no era lo esperado, muy pronto los cinco nos adaptamos a ella. Y de ser simples companeros de trabajo, nos convertimos en grandes amigos --ahora no me refiero a nuestra altura. Me daba cosilla pensar que era lo que iba a pasar una vez que se nos acabara el contrato, aunque aun quedaba tiempo, y quiza, solo quiza, algunos querriamos prorrogar. Capitulo 1 Finales de octubre Siempre me despertaba antes de que sonase el despertador. Me gustaba levantarme temprano y ser uno de los primeros en meterme debajo de la ducha, aunque la goma que la sostenia soltaba mas chorros que la propia alcachofa. Tambien me levantaba pronto porque, al dormir en una habitacion exterior, escuchaba todas las mananas como subian los cierres de los negocios y los saludos exagerados de los porteros que limpiaban sus portales. Eran tan escandalosos como los Celtic de Glasgow cuando el equipo ganaba. Ahora ya estaba acostumbrado a estas cosas pero, al principio, me daba la sensacion de que subian hasta mi dormitorio para dar voces. Por otro lado, es que yo tengo un oido muy fino. El laird decia que yo dormia con un ojo cerrado y otro abierto como los conejos, y debia de ser verdad, porque gracias a ese oido portentoso habia ayudado a descubrir que, en la residencia, entre nosotros, habia un okupa. Y cuando digo okupa, ni me equivoco ni exagero. En varias ocasiones he tenido que sacarlo de mi cama cuando alguna noche he llegado algo tarde. Se trata de un antiguo Adonis llamado Arnold que, en mas de una ocasion, nos robo la comida. Aunque eso habia sido lo de menos, lo importante es que me tenia acojonado. Habia pensado que una presencia extrana y sobrenatural convivia entre nosotros; abria y cerraba grifos, el ascensor se movia solo, se zampaba nuestra comida, dejaba fria el agua de la ducha, movia cosas de un lado a otro... Fruto de esa obsesion habia llegado a colgar una ristra de ajos junto a la puerta. Stefano decia que los ajos eran para ahuyentar a los vampiros pero, por si acaso, no pensaba quitarlos. El caso es que ahuyentaran a algo. De todas maneras, ya le habia advertido al tipo en cuestion que, como volviese a coger algo sin permiso, le iba a arrancar la piel a tiras. De momento no habia vuelto a meter sus zarpas en mis natillas de chocolate. Ni sus pudorosas partes en mi cama. Abri la persiana y me asome al balcon. Estuve a punto de tragarme a un sujeto que estaba enganchando las luces de Navidad en la fachada del edificio. El hombre tuvo la suerte de reaccionar con rapidez, cual Spiderman, y de la impresion se aferro a la barandilla de hierro. Se quedo colgando en el vacio, con los pies en el aire. Observe que llevaba unos guantes de lana, de esos que si coges nieve --que no habia todavia-- se empapan, o si se agarran a una barandilla de hierro, resbalan. --Buenos dias --le dije, amable. El alzo la vista hasta la mia. Era la misma mirada que la de mi primo cuando necesitaba pasar al bano e iba diciendo que tenia la tortuguita fuera del caparazon--. ?Necesita ayuda? El sacudio la cabeza. Bueno, en realidad sacudio todo su cuerpo. !Era increible la fuerza que hacia el hombre para sostenerse sin caer en el abismo! --?Y que? ?Estan poniendo las luces de Navidad? --pregunte para entablar conversacion. Uno no se encontraba todos los dias a alguien dentro de su casa. --?Que pasa? Buenos dias. --La voz de Tane llego desde su balcon. Con seguridad habia escuchado ruidos tambien y habia salido a ver que estaba ocurriendo--. ?Has visto que tienes a un tio colgando de la barandilla? --Si, estan adornando las calles. Espero que estas luces no vengan acompanadas de esa musiquilla que entonan villancicos a todas horas. --Le ensene el brazo--. Mira, tengo los pelos como escarpias. Estoy emocionado, van a ser mis primeras Navidades en Espana. --Oye --Tane senalo al operario--, creo que te esta diciendo algo. Era verdad, el tipo me miraba fijo y susurraba. Agitaba las piernas y el tronco de un modo convulso. --No le escucho bien --le dije acercandome un poco mas e inclinandome hacia el. Lei en sus labios que formaba la palabra <>. --!Por todos los demonios del infierno! !Se esta electrocutando! --mire a Tane--. ?Que hago? ?Lo suelto para que caiga abajo? --!No! !Si lo tocas a ti tambien te dara un tabardillo! --me grito haciendome dar un ligero brinco. No sabia que era un tabardillo, pero me sonaba a mosquito gigante. Me puse nervioso. El hombre era capaz de morirse delante de mis narices. ?Y si lo empujaba con el pie? Era probable que se rompiese las piernas, las costillas, los brazos... pero quiza le salvaba la vida. Por suerte para ese pobre hombre, se fue de repente la luz de todo el distrito. Por suerte para el y para mi, que ya habia llevado el pie hasta los dedos de su mano. Esa situacion era menos graciosa que estornudar con cagalera. En ese momento, Tane llego corriendo para ayudarme a subirlo y meterlo en mi dormitorio. Lo tumbamos sobre mi cama. Yo di un paso atras cuando vi que el operario tenia todo el pelo revolucionado y, aunque me parecia increible --porque crei que solo pasaba en los dibujos animados--, su cara estaba manchada de negro como si le hubiese explotado una bombilla en la cara. --?Estas viendo eso, Tane? --Creo que voy a llamar a una ambulancia --dijo sacando su movil. Mientras el llamaba a emergencias, yo palmee el rostro del hombre. Tenia los ojos abiertos y me miraba como si yo hubiese tenido la culpa de aquello. --Me quiero marchar de aqui --dijo con voz ronca. --Tranquilo, no pasa nada --lo veia tan asustado que me hice el gracioso--, nadie te obliga a estar aqui conmigo. Si te quieres ir, ahi tienes la puerta, rompe el candado, saca las cadenas, cruza la fosa con cocodrilos, salta la reja electrica y... --!Sean! --Tane fruncio el ceno--. Electrica no, macho. El hombre gimio. De repente, mi dormitorio se empezo a llenar de gente. Entraron los companeros de luces del afectado; Marisa, encargada de la oficina de los Adonis; Duscha, una rusa que se dedicaba a la limpieza y el mantenimiento de la residencia; Dase, que miraba a todos con una toalla colocada en sus hombros, y por fin, los del Suma. --?Que ha pasado? --pregunto Dase. Tane se encogio de hombros. --Que se ha ido la luz. --Pero ?usted lleva mucho tiempo trabajando en esto? --le pregunto uno del Suma al paciente. --Unos meses --susurro con voz temblorosa. --Ay, ya lo dice el laird --solte sin pensar--: <>. --Salgan de la habitacion todos --ordeno un enfermero. Todos le hicieron caso y yo me senti muy aliviado, con tanta gente en mi espacio vital empezaba agobiarme. --Usted tambien --me senalo con el dedo. Sacudi la cabeza. Soy escoces, pero no gilipollas. --Este es mi dormitorio y aqui estan todas mis cosas, no les voy a dejar solos. --Para demostrarles que hablaba en serio, me cruce de brazos con las piernas ligeramente abiertas, a ver si tenian lo que debian tener para sacarme de alli. Era como el juego aquel del rey de la montana, en el que, si me querian desterrar, debia ser empujandome a la fuerza. Ellos se lo pensaron mejor y dijeron: --De acuerdo, puede quedarse, pero guarde silencio. --No van a saber que estoy aqui. Vi que colocaban al operario una via en el brazo, mientras otro le tomaba la tension. Rece para que no le pasase nada, sobre todo para que no muriese en mi dormitorio. Habia oido decir que las almas se adherian al lugar donde el individuo fallecia, y no estaba dispuesto a compartir cama con un fantasma. *** Carolina cruzo los brazos sobre el pecho. Suspiro con disimulo, cansada de escuchar a sus amigas que no dejaban de hablar de hombres de ciencia ficcion. Tal vez ellas no se daban cuenta, pero segun los describian, parecia que se trataba de superhombres con poderes. Que si. Que Carolina comprendia que les pudiesen gustar las novelas romanticas y, sobre todo, eso que ellas decian, los highlanders. Al principio tardo en descubrir que esos hombres eran escoceses. El nombre highlander le sonaba a marca de robot de cocina. Pero, obviando ese hecho, los escoceses que ella habia visto en television eran tipos normales y corrientes, puede que mas blanquitos de piel de lo acostumbrado y que abundasen sus cabelleras color zanahoria --aqui, en Espana, los hombres tenian fama de morenos, bajitos y regordetes--. Y luego los cuerpos, pues eso, habia de todas clases: altos, bajos, gordos y delgados. Pero highlander como tal, como ellas los describian, eran todos musculados, duros, altos, atractivos, fuertes, de piel bronceada que daba ganas de lamer, chupar, morder y succionar. !Vamos, que no! Que Carolina no tenia ningun interes en ver a un tipo con falda por muy buenas piernas que tuviese. De hecho, nunca se habia fijado en las piernas de un tio. Preferia un buen torso y un culo firme. Marta la observo frunciendo el ceno. --?Te estamos aburriendo, Carol? --Mas que ver una carrera de berberechos. --Sacudio la cabeza arrepentida--. Quiero decir, no, repasaba en mi cabeza la lista de la compra. Beatriz sonrio, divertida --Yo creo que, para que nos entiendas, deberias leerte un libro de highlanders. Vas a fliparlo. Los labios de Carolina compusieron un gesto hastiado. Leer no era uno de sus hobbies favoritos. --O puedes ver una pelicula --anadio Marta. --Ya vi una hace tiempo. Braveheart, y lo que mas recuerdo de todo es que los hombres se ponen a ensenar culos, ademas, que Mel Gibson puede que fuese un galan en su epoca, pero a mi... --Carolina chasqueo la lengua-- no me va mucho. --Intenta leerte un libro --le suplico Beatriz buscando algo dentro de su bolso. Carolina tenia que haber imaginado que aquellas dos forofas de la lectura llevaban siempre libros consigo--. Ten. Es Tierra audaz. Si esta novela no te engancha, no lo hara ninguna otra. Carolina cogio el libro y le echo un vistazo por encima. --!?Trescientas treinta y ocho paginas?! --Se leen en nada --insistio Beatriz--. Lo intentas, y si ves que no puedes, me lo devuelves. Carolina se rindio. --De acuerdo. Beatriz saco una libreta pequena, busco el boligrafo y, a medida que anotaba, iba diciendolo en alto. --Dejo la novela de Jude Deveraux, serie de Los Audaces, a Carol. --?Por que hace eso? --le pregunto Carolina a Marta. --Yo tambien lo hago. La gente tiende a devolver cualquier cosa que pide, excepto libros. No se por que, pero a mi me han desaparecido unos cuantos, y me duelen no por el gasto que conlleva, sino por lo hermosa que es la historia. --?No me digas que te lees los libros mas de una vez? --!Hombre, claro que si! Carolina deslizo los ojos sobre la portada de la novela. Un hombre rubio sobre un caballo blanco estaba inclinado para besar a una mujer de larga capa roja que parecia que le agarraba la pierna con desesperacion. Leyo: <>. Volvio a suspirar, esta vez de forma audible.

  • Estar junto a ti (Los Visconti), Anais Valcarcel de Anais Valcarcel

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  • Los corazones de Ana de Ivette Chardis

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    Una historia de amor con Valencia y Barcelona como telon de fondo.

  • Un extrano en la oscuridad (eLit) de Jill Shalvis

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    Solo por una noche la comandante Corrine Atkinson se permitio traspasar las barreras que habia construido a su alrededor para seducir a un sexy desconocido. Cuando llego la manana y recupero el control sobre si misma, Corrine salio de alli a escondidas y recupero la normalidad.

  • Un lugar en el mapa de Shaun Prescott

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    Shaun Prescott es uno de los autores revelacion de la nueva literatura australiana: un relato alegorico y mordaz sobre la desaparicion de los pueblos.

  • La mujer que disparo a Mussolini de Frances Stonor Saunders

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    A las once de la manana del 7 de abril de 1926, una mujer salio de la multitud en la Plaza del Campidoglio de Roma.

  • Al mal tiempo, mejor cara de Barbara Constantine

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    Con la tripa pegada al volante, y la nariz al parabrisas, Ferdinand conduce muy concentrado. La aguja del velocimetro no se despega del cincuenta, la velocidad ideal. No solo ahorra combustible sino que ademas le da tiempo a ver desfilar el paisaje por la ventanilla, a disfrutar del panorama. Y, sobre todo, a detenerse a la mas minima alerta, sin exponerse a sufrir un accidente. Hablando de accidentes, justo ahora ve un perro corriendo delante de el por la carretera. Por puro reflejo, Ferdinand pisa el freno. Los neumaticos chirrian, y la grava sale despedida. Los amortiguadores dejan escapar un quejido. El coche da un bandazo y por fin se detiene en mitad de la calzada. Ferdinand se asoma por la ventanilla. – ?Adonde vas, chaval? Por ahi de juerga, ?eh? El perro se aparta, pasa de largo a toda velocidad y se tumba algo mas lejos en la hierba de la cuneta. Ferdinand sale del coche con dificultad. – Anda, pero si eres el perro de la vecina. ?Y que haces aqui tu solo? Se acerca, alarga la mano muy despacito y le acaricia la cabeza. El perro tiembla. Al cabo de un rato, cuando ya se ha ganado su confianza, el animal se decide a seguirlo. Ferdinand le abre la puerta del asiento trasero y vuelve a arrancar el motor. Al llegar a un camino de tierra, abre la puerta del coche. El perro baja, pero se le arrima a las piernas gimiendo, como si tuviera miedo. Ferdinand abre la cerca y lo anima a entrar. El perro repta a sus pies, sin dejar de gemir. Ferdinand recorre el sendero entre dos setos de maleza y llega a la puerta de una casita. Esta entornada. Llama en voz alta... Eh... ?Hay alguien?... No recibe respuesta. Mira a su alrededor, pero no ve a nadie. Empuja la puerta. Al fondo de la habitacion alcanza a distinguir en la penumbra una silueta tendida en una cama. Vuelve a llamar. La silueta no se mueve. Ferdinand olfatea el aire. Ahi dentro apesta... Olfatea otra vez. !Buf, pero si huele a gas! Corre hacia la cocina, cierra la bombona de butano y se acerca a la cama. !Senora, senora! Le da palmaditas en las mejillas. Al principio flojito pero, al ver que la mujer no reacciona, cada vez mas fuerte. El perro ladra, dando saltos alrededor de la cama. Ferdinand tambien se asusta, y ya no son palmaditas sino bofetadas lo que le da a su vecina. Le grita que se despierte. Los gritos se mezclan con los ladridos. !Senora Marceline! !Guau, guau! !Abra los ojos, maldita guau! !Despierte, por guau, por favor, guau! La mujer deja escapar por fin un pequeno gemido. Ferdinand y el perro suspiran de alivio a la vez. 2 CINCO MINUTOS MAS TARDE, MARCELINE SE ENCUENTRA MEJOR Marceline ha recuperado un poco de color en las mejillas e insiste en servirle una copita. No recibe visitas todos los dias. Son vecinos, pero nunca habia puesto un pie en su casa, hay que celebrarlo. Por mas que Ferdinand le dice y le repite que no tiene sed, que solo se ha acercado a traerle a su perro, ella se levanta de todas maneras, avanza tambaleandose hasta el aparador y saca una botella de licor de ciruela que quiere a toda costa que pruebe para saber que opinion le merece. Es la primera vez que lo prepara. Digame a ver que le parece, a ver si esta bueno. De acuerdo, Ferdinand asiente con la cabeza. Ella empieza a servirle y, de pronto, se detiene y pregunta, preocupada, si luego tiene que conducir. El le dice que ya se va para casa, esta solo a quinientos metros, !podria recorrer el trecho con los ojos vendados! Mas tranquila, termina de servirle la copita. Apenas le da tiempo a mojarse los labios cuando Marceline siente un mareo. Se deja caer pesadamente sobre una silla, con la cabeza entre las manos. Incomodo, Ferdinand se concentra en el mantel de hule, en deslizar el vaso sobre las lineas y los cuadros. Ya no se atreve a beber ni a decir nada. Al cabo de un largo silencio le pregunta, casi en un susurro, si quiere que la lleve al hospital. – ?Al hospital? ?Para que? – Pues para que la examinen. – Pero si solo me duele un poco la cabeza. – Ya, pero... con lo del gas... – Ya... – No es bueno... – No, claro. – Puede haber efectos secundarios. – ?Ah, si? – Vomitos, me parece. – Ah. No lo sabia. Otro largo silencio. Marceline tiene los ojos cerrados. Ferdinand aprovecha para mirar a su alrededor. La habitacion, pequena y oscura, esta repleta de cachivaches. Enseguida piensa que en su casa ocurre exactamente al reves, casi hay eco de vacia que esta. Esa idea le deprime, asi que vuelve a concentrarse en el mantel de hule. Por fin se anima a decir: – Por lo general no me suelo meter en la vida de los demas, Marceline, bien lo sabe usted. Pero ?no sera porque tiene usted muchas preocupaciones por lo que ha... por lo que ha...? – Por lo que he ?que? – ?El gas? – ?Que pasa con el gas? – Pues eso... A Ferdinand le cuesta hablar. Es un tema personal. No se le da bien hablar de temas personales. Sabe que tiene que decir algo, pero es incapaz de ir al grano, asi que se pone a hablar y hablar para no decir nada, intentando hacerse entender con medias palabras. (Tambien le gusta mucho la expresion <>.) Esta tan convencido de que las palabras traicionan el pensamiento que preferiria funcionar por instinto y dejar que este se encargara de todo. !Aunque no le falta lucidez para reconocer que mas de una vez se la ha jugado, el muy sinverguenza del instinto! Pero, sin querer, una cosa lleva a la otra, y teme provocar un exceso de emocion, le da miedo que la mujer se eche a llorar para desahogarse o le desvele algun secreto, y esas cosas a el no le gustan nada. !Cuanto mas facil seria la vida si la gente se las apanase siempre sola! Con su mujer tenia un truco para evitar la trampa de las conversaciones demasiado intimas: en cuanto notaba que ella iba a ir por ese camino, Ferdinand evocaba el pasado. Una palabra nada mas, como quien no quiere la cosa, y listo, ya podia escucharla sin prestarle atencion, como quien oye llover. Como le gustaba hablar a su pobre difunta... De cualquier cosa, de tonterias. Era una autentica cotorra. Pero lo que mas le gustaba, por encima de todo, era hablar del pasado, de su juventud. Solia decir que todo era mejor antes, que todo era mucho mas bonito. !Sobre todo antes de conocerlo a el! Siempre terminaba enumerando con rabia todo lo que habria podido vivir en otra parte, en America, en Australia o en Canada, quiza. !Pues si, por que no, claro que habria podido ser asi! Si no la hubiera sacado a bailar, si no le hubiera susurrado palabras tiernas, si no se hubiera arrimado tanto a ella, en ese dichoso baile del 14 de julio. Que lastima. Ferdinand no le guardaba rencor por hablar asi. El tambien habia tenido suenos. El tambien habia sonado con cosas bonitas. Pero no habia tardado en comprender que los suenos y el amor no iban de la mano. A lo mejor porque el no estaba hecho para esas cosas. O quiza seria en otra ocasion. !O en otra vida, como los gatos! Bueno, toca volver al presente. Esta en casa de su vecina. La mujer tiene un problema pero no parece querer hablar de ello, pese a las preguntas que el le hace discretamente. No sabe gran cosa de ella excepto que se llama Marceline, que vende miel, fruta y verdura en el mercado, y que es un poco extranjera. ?Rusa o hungara, quiza? Del Este en todo caso. No hace mucho tiempo que se instalo aqui. Bueno, unos anitos ya si que hace. ?Seis o siete? Si, por lo menos seis o siete ya... Ferdinand vuelve a mirar a su alrededor. Esta vez repara en que no hay calentador encima del fregadero, ni tampoco hay nevera, ni lavadora ni televisor. Ninguna comodidad moderna. Como cuando era nino, tan solo la radio para enterarse de las noticias, y agua fria en la pila para lavarse. Recuerda que en invierno siempre buscaba la manera de escaquearse. Y tambien intentaba librarse de hacer la colada, la ropa salia tiesa y helada del lavadero, y el tenia que ayudar a escurrirla, con las yemas de los dedos moradas de frio y arrugadas como garbanzos. !Anda que no era dificil todo en aquellos tiempos, me caguen diez! Se dice a si mismo que tal vez la pobre senora Marceline se haya cansado de esa vida tan dura y tan llena de incomodidades. Se habra desanimado. Y tambien se habra deprimido por estar lejos de su pais y de su familia, ?no? Lo mismo es ese el motivo por el que... Siente que no se va a poder librar, que no va a tener mas remedio que hablar. Y no de tonterias, de si va a llover o si va a hacer bueno. O incluso de su perro. !Que chucho mas listo, oiga! Que suerte tener uno asi. Yo el ultimo que tuve era tonto perdido, pero muy carinoso. Este... Ah, ?que es una perra? ?Esta usted segura? No me habia fijado. Inspira hondo y se lanza a hablar. De un tiron le dice que lo entiende, que a el tambien le han dado ganas un par de veces en su vida. Tres, en realidad. Bueno, venga, para ser del todo sinceros, cuatro. Si, pero... el se tomo el tiempo de pensarlo bien antes, y encontro muy buenas razones para no hacerlo. Como por ejemplo... Asi de sopeton no se le ocurre ninguna. !Ah, si, claro, sera tonto: sus nietos! Los nietos son maravillosos. Apasionantes. Nada que ver con los hijos. Si, si, de verdad. Son mas guapos, mas vivos y mucho mas listos. A lo mejor tiene que ver con la epoca en que vivimos, los tiempos han cambiado. A no ser que seamos nosotros, tal vez al hacernos mas viejos nos volvamos mas pacientes. Puede ser... ?Usted no tiene nietos? ?Ninguno? Vaya. Que pena. Pero hay otras cosas por las que vale la pena vivir. Espere, dejeme pensar... Marceline levanta los ojos para mirar al techo. Ferdinand se rasca la cabeza. Tiene prisa por encontrar algo. – Mire usted, de vez en cuando tambien es bueno acordarse de que hay gente que esta peor que uno. Asi uno pone los pies en la tierra. O, si prefiere, pone las cosas en perspectiva. A veces es necesario, ?no cree? Marceline parece estar en otra parte. Ferdinand busca algo gracioso que decir. – Bueno, y como nadie ha vuelto nunca para decir si al otro lado estan mejor las cosas, lo mismo no merece la pena adelantarse, ?eh, senora Marceline? Puede que sea mejor esperar a que llegue tu hora, y ya esta. Suelta una risita. Espera su reaccion. No hay reaccion. Entonces ya si que se preocupa. Se inclina hacia ella. ?Me entiende cuando le hablo? A lo mejor hay alguna palabra que no... Marceline tiende la mano hacia la tuberia de la cocina y, temblandole la voz, dice que ya esta, que llevaba un rato pensandolo pero que ya se acuerda, que todo ha sido por su viejo gato. Hace ya varios dias que ha desaparecido. ?Se habra muerto? Espera que no. Seria dolorosisimo para ella... Y, mientras tanto, su casa es un caos. Los ratones hacen lo que les da la gana. No paran de bailar, todo el dia y toda la noche. En los armarios, debajo de la cama, en la despensa... Roen, roen y roen sin parar. !La estan volviendo loca! Si siguen asi, al final se subiran a la mesa y comeran de su plato, los muy descarados. Ferdinand ha desconectado, ya casi no la escucha. Divaga por completo la pobre mujer. Debe de ser por el gas. Eso que cuenta del gato muerto y los ratones que bailan no tiene ni pies ni cabeza. La mira hablar y luego le observa las manos. Bonitas y estropeadas. Piensa que es por trabajar la tierra, deberia cuidarse, ponerse crema, lo necesita. Pero el caso es que parece mas joven de lo que el pensaba. Tendra unos sesenta, calcula... De pronto, la mujer se pone de pie. Sorprendido, Ferdinand da un respingo y se levanta a su vez. Ella le dice que es muy frustrante hablar y que nadie te escuche. Pero bueno, ya se encuentra mejor. Gracias por todo, ya puede irse, ahora se va a tumbar a descansar un poco. El gas la ha dejado aturdida. Ferdinand mira el reloj: las cuatro y media, es pronto para acostarse, le extrana. Ella le dice que no lo acompana hasta la puerta, que ya se las apanara el solito. El le dice que si, escondiendo una sonrisa. !No hay mucho peligro de perderse en una casa que solo tiene una habitacion! Le acaricia la cabeza a la perra. Bueno, pues nada, adios, senora Marceline. Si necesita algo, lo que sea, no dude en llamarme. Si, gracias, asi lo hare. Se encoge de hombros y masculla en voz baja: en cuanto me instalen el telefono, no te digo...

  • Al sur de Andalucia de Katy Molina

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    Todo empezo una noche, me encontraba tumbada en el sofa de casa. De pronto, el movil sono con un mensaje en el Messenger de Facebook. Fueron unas simples palabras, "Hola, buenas noches" , escribio. A partir de ese inocente saludo comenzo la historia eterna entre un aleman y una andaluza. Dia a dia, fuimos hablando y conociendonos, sin prisas. Sin darnos cuenta surgio una bonita historia de amistad, una muy sincera y profunda, una que sin pretenderlo fui enamorandome cada dia de sus palabras, de su voz y ternura. Alexander, era un hombre complicado, tenia muchos problemas en la vida. Llegue como un remedio para su malestar, fui su luz en la oscuridad. Durante casi un ano estuvimos forjando una amistad especial, a pesar de la distancia, fuimos muy dependientes el uno del otro. Mi pareja, era un buen hombre pero muy distinto a mi. En cambio, Alexander me daba todo lo que siempre desee en un hombre. Se habia convertido en mi secreto mas personal e intimo. Nos llamabamos a todas horas, nos escribiamos e incluso chateabamos por Facebook, era un no parar. Nos convertimos en una obsesion. Mi vida no me la imaginaba sin el, lo necesitaba y cuando por trabajo hablabamos menos me daba ansiedad de no poder escuchar su voz. Muchas veces miraba a mi pareja queriendo que fuese tan atento como Alexander. Dicen que nuestra media naranja ronda en algun lugar del mundo queriendo encontrarnos. La encontre pero demasiado tarde. Santiago, asi se llamaba mi pareja, no tenia ni idea de mi relacion con el aleman. Sufria cada dia sintiendome una mala persona, estaba mal lo que estaba haciendo. El no se merecia que le fuera infiel de pensamientos, pues no lo podia ser de otra manera, la distancia era un inconveniente. Dia a dia fui enganandome, me decia a mi misma que mi pareja era buena para mi vida y que lo que sentia por Alexander era simplemente atencion. La relacion con Santiago estaba muerta de amor desde hacia mucho tiempo y yo no queria verlo pero el problema no era el aleman sino mi ceguera. Sin darnos cuenta, la pasion se habia acabado. Si tengo que ser sincera, creo que nunca la hubo, solo nos acostumbramos a estar juntos. Llevabamos saliendo desde el instituto, el habia sido mi primer todo y nunca tuve otra opcion. Alexander era distinto, se preocupaba por mi bienestar, me dedicaba palabras dulces y tiernas. Era mi todo y mi nada, pues no lo tenia a mi lado. Cuando lo conoci, su vida era un desastre y no confiaba en las personas. Por mi caracter andaluz desinhibido, supe sacarle del pozo. A distancia, con un simple telefono, consegui darle esperanza y luz a su vida. Le aporte felicidad y que sonriera a la vida. La mia se complico muchisimo, pase las horas pensando en Alexander, sonaba con abrazarlo. Un dia, mi pequeno, asi me gustaba llamarlo carinosamente, me confeso que se habia enamorado de su mejor amiga, esa era yo. Me quede muda, llorando, sin saber que contestar. Le hubiese dicho que yo tambien lo amaba pero no podia. Querer es facil, lo dificil es expresarlo. No pude decirle la verdad, no quise hacerle dano. Hable con el para convencerlo de que estaba confuso. Tuve que decirle que habia confundido los sentimientos, que la soledad hacia que nos sintiesemos confusos a la hora de recibir un poco de carino. Se me encogio el corazon al recordar como negaba e insistia. Al final, tuve que decirle que no olvidara que tenia pareja y que no complicara mas las cosas. Recuerdo con anhelo el ultimo mensaje de buenas noches que le escribi y que en el ultimo momento borre "En la proxima vida, buscame con mas ganas". Ese dia fue definitivo para que mi corazon lo reconociese como mi mitad perfecta. La amistad siguio y Alexander se contuvo en sus sentimientos. Hasta que llego el dia que una mujer cambiaria nuestros destinos, ella seria el detonante para desatar la tormenta del sufrimiento. Alexander se obligo amar, era un hombre consumido por la soledad, con una familia egoista y una vida dura. Necesitaba tener a alguien a quien abrazar, besar y sobre todo que lo quisiese con libertad. Crei que animarlo a conocer mujeres, traeria un equilibrio a lo nuestro pero me equivoque. Ahi empezaron los problemas. Ella se llamaba Lorena, una mujer tres anos mayor que el, divorciada con dos ninas y buena persona. Esa era la unica informacion que tenia acerca de aquella mujer misteriosa

  • Mi jefe otra vez de Whitney G

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    Cuando ella y Jonathan empiezan a preparar la boda de sus suenos para formalizar su compromiso de amor eterno, Claire se da cuenta de que el doloroso pasado que habia dejado atras esta mucho mas encima de lo que pensaba, y la duda parece querer instalarse en su perfecta vida junto a Jonathan.

  • El hombre Z de Pedro Suarez Ochoa

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    Una ciudad en Venezuela se paralizo por un extrano evento ocurrido en 1998. Algunos hablaban del advenimiento de la era zombi, pero 21 anos despues se conocio la verdad.

  • Nunca digas nunca de Ana Ximena Santibanez

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    Entro a su cuarto con cierta resignacion. El dia que tanto habia esperado estaba aqui, pero no como ella lo habia sonado. Sabia que este deberia ser un dia emocionante y lleno de felicidad, pero no podia evitar pensar en los grandes ausentes. Grace fijo su mirada en la casita de munecas que estaba en una esquina, rodeada de peluches y juguetes que ahora parecian una vitrina mas del museo. Contemplo el hermoso vestido que le habian disenado para esta noche. Por un momento le parecio casi tan especial como anos atras le habia parecido esa casa de munecas, no podia creer que fuera suyo. Al acercarse noto que habia un paquete con un mono y un sobre encima de la cama. Emocionada vio el sobre con la letra de su madre y su tradicional dedicatoria: "Para mi princesa". Las palabras la emocionaban aun mas que lo que pudiera encontrar detras de la envoltura y el mono. No habia pasado aun mucho tiempo, pero cada segundo que su madre no estaba con ella parecia una eternidad. Ella, su eterna complice, protectora y companera. Creciendo como hija unica, rodeada de tantas cosas tan anormales, su madre y la familia de ella, eran su unico y verdadero contacto con el mundo ordinario. Con las manos un tanto temblorosas y los ojos llenos de lagrimas, abrio el sobre y leyo: "Grace: No estes nerviosa amor, hoy es un gran dia y tanto papa como yo estamos convencidos que haras un excelente papel. Perdona mi ausencia amor mio, ni el tiempo ni la distancia lograrian separarnos, pero hay cosas mas grandes y dificiles de comprender que me alejan de ti. No tienes nada de que preocuparte, todos hemos dudado en algun momento si seremos capaces de cumplir con el papel que nos toca al ser parte de esta familia. Y mira que si lo se yo, que me negue durante anos a cargar con la presion y la historia de estar parada en donde estaras en tan solo unas horas. Solo ten presente que el papel que te toca desempenar no es un peso, sino un privilegio. El universo es perfecto y si Dios te ha permitido tener todo lo que haz gozado durante tu vida, es por algo. Nunca te sientas culpable o responsable, sientete bendecida y agradecida. Papa y yo creimos que este dia seria el mejor momento para que tuvieras esto en tus manos. Es tu historia, escrita en mi diario, desde mi perspectiva y por lo tanto tengo que pedirte un gran favor. Cuando la leas, por favor no hagas mucho caso de los juicios y criticas que hice de la gente que mas amamos tu y yo. Cuando se es joven, todo se ve de una manera distinta. Y no solo por una cuestion de edad, sino por falta de experiencia, de paciencia y de humildad. Cuando somos jovenes nos da tanto miedo reconocer que sabemos tan poco del mundo, que nos aferramos a lo que conocemos y lo defendemos como cierto con unas y dientes. Espero que no sea tu caso y precisamente por eso quiero que tu tengas este libro. Mi mayor deseo es que al ver los errores que cometimos todos nosotros, tu te puedas mantener alejada de ellos. Ten en mente que todo lo que hicimos, tus abuelos, tu papa, tus tios y yo, lo hicimos por amor. Por amor a las cosas que creiamos que eran mas importantes. Bien o mal, todo lo que hicimos en el pasado, nos ha permitido gozar de ti y de las bendiciones que ha traido tu presencia en nuestras vidas. Esto no es uno de los cuentos que te contaba papa, o las novelas que has leido con heroes y villanos. Es mucho de lo que te vas a encontrar en la vida. Con el tiempo veras que todos hacemos lo mejor que podemos hacer con los conocimientos, los valores y el talento que tenemos en determinado momento. Este mundo mas que blanco y negro, esta lleno de colores y matices que en realidad lo hacen mas hermoso e interesante. La vida es corta amor mio, disfrutala y no la sufras, mucho menos por decision propia. Nada en esta vida me ha resultado mas absurdo y doloroso que perderme de dias o anos de felicidad por miedo. Siempre estoy contigo princesa, aunque no este fisicamente a tu lado. Te amo con toda mi alma y aun mas si fuera posible. Mama" Interrumpiendo los pensamientos de Grace, Francine y Manolo entraron en la habitacion. Francine la ayudo a ponerse el vestido y Manolo realizo el peinado que habian acordado para la noche. Ambos se extranaron de ver a Grace tan callada, pero se limitaron a pensar que era solo el nerviosismo de la noche. Unos minutos antes de que estuviera lista, su padre entro al cuarto. --?Lista princesa? --pregunto mientras miraba asombrado como habia crecido su nina los ultimos anos. --Ya casi papi. --Contesto aun sumergida en sus pensamientos. --Me imagino que esa carita es porque abriste tu regalo. --Si. No lo puedo evitar. Me va a hacer mucha falta hoy. Conteniendo sus propias emociones, Arthur se esforzo por dibujar una sonrisa en su rostro. --Lo se princesa. Y se que ella hubiera dado lo que fuera por estar aqui contigo, yo tambien la voy a extranar mucho, pero agradezco enormemente el privilegio de poder estar aqui y caminar contigo de mi brazo esta noche. La idea de bajar por las escaleras de palacio del brazo de su padre si le regreso la sonrisa a los labios. Afino algunos detalles, agradecio a Francine y Manolo su ayuda y cuando estaba por levantarse su padre le mostro otro obsequio. Este venia en una caja de terciopelo azul y Grace la reconocia perfectamente. La habia visto en aquella vitrina miles de veces. La abuela le habia permitido sacarla un par de ocasiones y le mostro la frase que su padre le habia grabado hace mas de cincuenta anos atras cuando ella habia sido presentada en la corte: "leantainn do chridhe". Siempre le parecio un tanto extrano que una corona dijera "sigue tu corazon", pero esa frase se habia convertido en una especie de lema familiar. Parecia que dos de las mas grandes ausentes de la noche se habian puesto de acuerdo y eso la hizo reir. Arthur sabia que el regalo la alegraria, pero como siempre tambien estaba consciente de que no entendia lo que pasaba por la mente de su hija. Ese era un don que solo compartian Barbara y ella y eso hacia que el sintiera aun mas la ausencia de su esposa. Grace se sentia increiblemente orgullosa de poder portar la tiara y la banda real por primera vez. Bajar esas escalinatas del brazo de su padre y cumplir con todos los pasos del protocolo sin olvidar el mas minimo detalle. No pudo evitar extranar a su abuela y a su madre ese dia. Pero sentia su presencia, en la tiara y la banda que portaba como ellas lo habian hecho en algun otro momento. Disfruto enormemente ver el carino que profesaba la gente afuera del balcon y se sentia privilegiada de que su tio le hubiera concedido ese privilegio, normalmente restringido solo para sus propios hijos. No entendia quizas la importancia tan grande de este evento para toda la familia real. No solo era esa maravillosa oportunidad, sino el momento de magia que podian permitirse y permitirle a su pueblo en medio de un momento increiblemente critico para todos ellos. Aunque como casi siempre, ni el pueblo ni el resto del mundo sabian lo que estaba pasando a tan solo kilometros del palacio. Grace, a pesar de todas las emociones y alegrias, no podia dejar de pensar en leer aquellas palabras que tanto su madre como su padre pensaban que debia conocer. Su pasado no era un enigma, pero habia muchas cosas que todo mundo parecia evitar mencionar. Antes, como ahora, el palacio era un colmenar con zumbidos de rumores y medias verdades, y contando con un libro lleno de verdad, no podia esperar para leerla. Asi fue que en cuanto termino la velada, corrio a su cuarto y sin esperar a quitarse la tiara o el vestido comenzo a leer el pequeno libro recubierto en piel color vino. 15 de Abril de 1999 ?Como se puede escribir y hablar de un gran amor cuando nunca se ha vivido? Nunca entendi como una de las mas grandes escritoras romanticas del mundo pudo escribir a esos increibles hombres que defendieron ante todo el amor, para morir sola y lejos de quien sea que los haya inspirado. Por eso, inicio este nuevo diario con una nueva aventura. Tomo todos mis ahorros y me costo trabajo conseguir tiempo libre del trabajo, pero aqui estoy. Yo, la mujer que mas rehuye del romanticismo en la vida real, persiguiendo cada huella que haya dejado ella para entender al menos por un momento, de donde salieron sus historias... Sus personajes... Y todo esto, con un sabor un tanto agridulce, pero no pienso permitir que una mala experiencia me quite todo lo que los maravillosos paisajes naturales han logrado inspirarme. Despues de varias horas de viaje en avion, un autobus y un tren, por fin llegue al bed and breakfast en el que pasare la proxima semana. Es un lugar pequeno, pero acogedor. Joan, la senora que esta a cargo, ha sido increiblemente amable y me ayudo a conseguir informacion de todos los recorridos que habia planeado realizar. No me deja de fascinar este pais. Amo mi Mexico, sin lugar a dudas, pero cada vez que viajo me contagio de algo magico que me hace disfrutar todo un poquito mas y anhelar conocer todo un poco mas, si es que eso tiene algo de sentido. Hay algo sin lugar a dudas que me atrae a Inglaterra desde hace tiempo. No se por que, pero una serie de cosas han coincidido en el hecho de que el dia de hoy este aqui, justo en un momento en que necesitaba estar conmigo misma. Todo se fue acomodando poco a poco para que este viaje fuera posible, en un momento en el que en mi vida, pareciera haber demasiados imposibles. Inglaterra siempre ha tenido un gran atractivo para mi. Pero en esta visita, el orden, la elegancia y lo importante que es la naturaleza para la gente de esta zona me tiene fascinada. Los colores son impresionantes. Todos los paisajes estan pintados de un verde que parece casi artificial. No se como explicarlo, pero pareciera que la iluminacion o algo hace que todos los paisajes sean radicalmente distintos a los que acostumbro ver en mis tierras, incluso a lo que he conocido en Canada, Estados Unidos y otras grandes obras naturales que he visto en otros paises. Pero eso no es lo unico. La gente me atrapa por completo, no lo puedo evitar. Es un carino y una empatia que no logro comprender. Hay algo que me atrapa entre las tradiciones historicas de su elegancia, su protocolo y el enorme amor literario y cultural que me tienen embobada por completo. Culpo a Jane Austen, sin lugar a dudas. Culpe hace anos a William Shakespeare con ese ritmo y el maravilloso entendimiento de la locura y el amor humano que me aporto. Tambien podria culpar a Laura Esquivel, pero unas cuantas recetas e Isabel Allende me ayudaron a levantarle tan severa acusacion. Ademas, siento una empatia con Jane Austen que no puedo explicar, cada libro que lei de ella parecia invitarme a vivirlo y entenderlo. Y, sin embargo, hay un lado de ella que no he logrado comprender, a pesar de lo mucho que la he estudiado. Esa fe que la movio en todo momento y que de alguna manera la hizo llegar a realizar tantos "imposibles", la envidio y me parece tan ajena...

  • El puente de Alexander de Willa Cather

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    Bartley Alexander anda ya por la mediana edad y es un ingeniero de exito, un hombre hecho a si mismo, admirado por los puentes que construye. Casado con una mujer culta y rica, vive en una bonita casa en Boston y parece tambien tener una feliz vida conyugal. Pero en un viaje a Londres vuelve a encontrarse con un antiguo amor, Hilda Burgoyne, a la que conocio en Paris cuando era estudiante -entonces <>[?] y que ahora es una actriz famosa. El reencuentro reaviva <>. A los dos las cosas les han ido bien; sin embargo, quiza no hayan agotado sus posibilidades.

  • El enigma del domador de pulgas de Antonio Envid Minana

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    Antonio Envid (“El tenue aroma de la acacia”, 2013; “La invencion de la taberna”, 2014, y “A beneficio de inventario”, 2015) nos sorprende con esta nueva y excitante novela negra con la que, con su siempre sabia pluma, consigue sumergir al lector en una apasionante trama policiaca, a menudo impregnada de su caracteristico y sutil humor, en el interesante contexto de la Espana del final del franquismo, con un inspector y un comisario que tratan de esclarecer el enigma de un personaje de oscuro pasado: un domador de pulgas. La investigacion nos trasladara hasta la Guerra Civil y al cruel destino de aquellos espanoles que acabaron en el amargo exilio de la Europa de la Segunda Guerra Mundial.

  • A dos metros de ti de Rachael Lippincott

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  • Departamento 240 de Felipe Zurita

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    Novela que cuenta la historia de Gerardo Bustamante, un joven adulto que comenzo a sufrir extranos sucesos nocturnos al cambiar de hogar.
    Durante el trayecto de su historia se cuestiona si esta viviendo alucinaciones, terrores nocturnos, esquizofrenia o si se encuentra en medio de una situacion paranormal. Obligado a escribir su historia por personas que no son mencionadas nos entrega un ano de su vida y un inesperado final.

  • El vigilante del fiordo de Fernando Aramburu

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    El <> es un hombre de mediana edad destinado a una inhospita cabana solitaria, en las orillas de un fiordo noruego, con la mision de alertar de la presencia de terroristas en la zona, por lo que debe permanecer dia y noche ojo avizor. Esa situacion de pesadilla, intimamente relacionada con el enloquecedor sentimiento de culpa que asedia a un funcionario de prisiones, conforma la atmosfera claustrofobica del relato que da titulo a este excepcional libro de cuentos. Y algo de esa angustia provocada por el terrorismo se reconoce tambien en <>, donde el miedo empuja a un matrimonio a huir de ciudad en ciudad, o, ya en su maxima expresion, en <>, un mosaico impactante a partir de las vivencias de varios personajes en la tragedia del 11-M. Otras conmociones mas intimas se recrean en la historia del adolescente que descubre la catadura moral de su padre durante unas vacaciones; en el personaje que se encuentra cada dia con el dolor de una mujer que llora en una estacion de metro, o en el que asiste a su propia muerte.

  • Que tengo de malo de Maria Jose Caro

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    “Me quede en silencio asustada de lo que pudiera pensar. Pero ella introdujo la mano en su casaca de jean y me ofrecio un cigarro. Cuando lo acepte, entendi que ella podia convencerme de cualquier cosa”.

  • Julen. Irresistible y prohibido de Jess Gr

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    La cancion Pump It de Black Eyed Peas resuena por los altavoces ahogando el sonido ronco de mi BMW Serie 3. El viento despeina el pelo de la preciosa rubia con tetas enormes que se sienta a mi lado. Solo necesito una mirada de reojo para saber que esta noche va a ser muy agitada. --!Acelera! --grita, posando su mano sobre mi muslo. No pierdo ni un segundo y hundo el pie en el acelerador. Son las cuatro de la madrugada y las calles de Madrid estan casi desiertas, a excepcion de un punado de coches que no me cuesta nada adelantar. Tal vez deberia cerrar la capota superior del coche, pero la rubia ha insistido en que no lo hiciera. La verdad es que tampoco me molesta demasiado. Ya estamos en junio y las temperaturas son agradables. Ademas, aunque estuviesemos a veinte grados bajo cero, yo no sentiria frio alguno, no despues de todo lo que he bebido y tragado esta noche. --Dame otra --ordeno mirando a la rubia de soslayo. No recuerdo como se llama, Amanda, Alicia… Bah, que importa eso. Acabo de conocerla en una disco, y lo unico que puede interesarme es llevarla a mi picadero y follarmela antes de darle puerta--. !Otra, Rubia! --repito. Se quita el cinturon y gira su cuerpo hacia mi. Enseguida mi mirada va a parar a esos dos melones que sobresalen del sujetador que lleva a modo de camiseta. Coloca una pastilla amarilla en su escote y se acerca aun mas a mi. Yo sonrio de manera ladina y aparto la mirada de la carretera un momento, sin dejar de acelerar, para lamer ese trozo de piel y recoger la pastilla. La trago en seco y sigo chupando su escote al notar como su mano se dirige a mi entrepierna. La tengo dura, vaya que si. La rubia aprieta mi polla por encima del pantalon y siseo de placer. Quiero llegar ya al puto picadero o terminare tirandomela en el coche. --!Cuidado! --Su grito me hace alzar la cabeza justo a tiempo para mover el volante y esquivar un coche que circulaba por el sentido contrario. O tal vez era yo el que no iba bien. Da igual, me he apartado a tiempo. Ademas, ahora mismo dudo que sienta algo si me estampo contra otro coche. Mis extremidades estan adormecidas y me cuesta centrar la vista en la carretera. Supongo que la pastilla ya esta haciendo su efecto--. !Julen! --Un nuevo grito me hace dar otro volantazo. --!No grites, cono! --exclamo girandome de nuevo hacia ella. Veo el miedo en su mirada, y solo entiendo el motivo cuando las luces me ciegan y siento el impacto. [?][?][?] El policia lanza una carpeta sobre la mesa metalica y esta aterriza con un estruendo. --!Te estoy hablando! --grita justo frente a mi cara. Cierro los ojos con fuerza y siseo de dolor. Casi no soy capaz de mantener los ojos abiertos. ?Como pretende que mantenga una conversacion? Llevo horas encerrado en esta mierda de sitio. Se supone que mi abogado iba a llegar hace un buen rato, y hasta ahora no ha aparecido. --Lo se, ?podria hacerlo en un tono mas bajo? --!Oye, ninato, no me vengas con chulerias! --Golpea de nuevo la mesa, esta vez con la palma de su mano, y una vez mas siento un pinchazo en las sienes--. Una cria esta ingresada en el hospital con la cabeza abierta como un puto melon, ademas de varias costillas rotas y la cara desfigurada. ?Crees que esto es una broma? --Respiro hondo por la nariz y me acomodo en la silla echando la cabeza hacia atras. Solo quiero dormir unas cuantas horas tranquilo --. !Me cago en la puta! !Abre los ojos, joder! --Tras resoplar, hago lo que me pide, y el agente griton se apresura a abrir la carpeta y desperdigar un punado de fotos sobre la superficie de la mesa--. Mira esto y dime si es una broma. --Intento enfocar la mirada y analizo las imagenes. En una de ellas aparece la rubia con la cara cortada y cubierta de sangre. Otra esta tomada desde mas lejos, y en ella se puede ver como la chica ha atravesado la luna delantera del BMW. Joder, que putada--. Alison Martinez tiene solo dieciocho anos, y has arruinado su vida. --Fue un accidente --me excuso. --?Un accidente? --Me lanza un papel a la cara y no tengo reflejos para esquivarlo--. Conducias a ciento ochenta kilometros por hora hasta arriba de alcohol y MDMA[1] . No ha sido un accidente. Mierda. ?Me van a meter en la carcel? No creo. !Joder! Pestaneo un par de veces y me enderezo en la silla. Tal vez deba prestar atencion. Puede que este lio sea mas grave de lo que creia. --?Puedo beber agua? --pregunto al notar la garganta seca. Otro agente, que ni siquiera era consciente de que estaba con nosotros, se acerca y me tiende un botellin de agua. Tras beber un trago largo, respiro hondo y me centro de nuevo en las fotos--. La rub… Alison, ?esta bien? --Sobrevivira, pero no, no esta bien. Esa nina nunca volvera a ser la misma. --El agente resopla y se sienta en una silla frente a mi --. Ahora que te veo mas espabilado, explica que fue lo que paso. --No lo se --susurro desviando la mirada. --Si que lo sabes. ?De que conoces a la chica? --!De nada, joder! Sali con unos amigos, fuimos a una discoteca en el centro y la vi alli. Nos liamos y ella me pidio que la llevara a otro lugar para echar un polvo. Nada mas. --?No la habias visto antes de esta noche? --Niego con la cabeza--. Muy bien, ?y a donde os dirigiais? --A la Latina. Un amigo tiene un piso alli, y lo usamos para llevar a… Bueno, para… --A modo de picadero, ?no? --Asiento--. ?Donde conseguiste las drogas: en la discoteca, de algun amigo? Me froto la cara con las manos y niego con la cabeza. --No me acuerdo. Quiero hablar con mi abogado. --Esta a punto de llegar, pero antes vas a decirme de donde sacaste el extasis. Frunzo el ceno y clavo mi mirada en la suya. --No voy a decir una mierda sin mi abogado. El agente esta a punto de decir algo mas, pero la puerta se abre de pronto y un par de hombres entran en la pequena sala de interrogatorios. Tras ellos, puedo reconocer el uniforme de mi padre. Genial, ya ha llegado. --Buenos dias, soy el abogado del senor Julen de la Torre -- senala uno de los recien llegados. Mi padre se asoma tras el y me lanza una de sus miradas intimidatorias que tan bien se ignorar--. ?Alguien va a explicarme por que se esta interrogando a mi cliente sin mi presencia? El agente se levanta y se cruza de brazos frente a el. --La ley dice… --?De verdad quiere hablar conmigo de leyes, agente? --le pregunta el abogado--. Traigo una orden para su puesta en libertad de manera inmediata firmada por el juez don Santiago Tordesillas. --No es posible --sisea el agente arrebatandole el papel de las manos a mi abogado. --Ahi lo tiene. Mi cliente ha de ser liberado, no hay motivos para mantenerlo bajo vigilancia. --Conducia bajo los efectos del alcohol y las drogas superando el limite de velocidad. Eso es un delito contra la seguridad vial que conlleva a una pena de seis meses a dos anos de prision. --Eso hablelo usted con el juez, agente. --Una chica esta en el hospital con lesiones graves. --La familia no va a presentar cargos --aclara mi abogado--. Ademas, segun me han informado, encontraron una gran cantidad de pastillas en el bolso de esa chica. Es posible que ella le proporcionara las drogas. Con solo echarle una mirada a mi padre, se con seguridad que el se ha encargado de todo. Apuesto a que le ha ofrecido una buena pasta a la familia de la chica y el juez es amigo suyo. --Esto es… --El agente resopla y niega con la cabeza--. ?Asi funcionan las cosas en este pais? Un nino rico puede hacer lo que le de la gana porque su papa le saca las castanas del fuego cada vez que se mete en lios. --Agente… --El abogado sonrie y se ajusta la corbata con altivez--. Lo que usted piense o crea, no es relevante. Ahora, libere a mi cliente o presentare una denuncia en su contra. [?][?][?] Me despierto con un dolor de cabeza impresionante, aunque al menos ya no me siento tan ido como al acostarme. Ni siquiera se cuantas horas he dormido. Nada mas llegar a casa, me fui a mi habitacion y me lance sobre la cama. Mi padre no dijo ni una sola palabra en el coche, tampoco al llegar. Supongo que ahora me tocara aguantar uno de sus sermones. Joder, no tengo coche. ?Sera que me compra otro si se lo pido? Tal vez deberia esperar a que se le pase un poco el cabreo antes de hacerlo. Tras pegarme una ducha, me visto con un pantalon de chandal, y descalzo bajo a la planta principal de nuestra casa. Aqui he vivido toda mi vida, en el barrio de Salamanca, lugar donde nacimos mi hermano y yo. Al bajar las escaleras no puedo evitar sentir un pinchazo en el centro del pecho. Aun guardo buenos recuerdos de esta casa, cuando se escuchaban risas por las mananas, a mi madre tarareando alguna cancion. Ahora ella ya no esta, y mi hermano Hugo tampoco. Solo quedamos el Almirante y yo. Respiro hondo y sigo bajando las escaleras. Al asomarme al comedor, lo veo sentado en la cabecera de la mesa con un periodico en la mano. Para no variar, lleva puesto su uniforme. A veces pienso que lo usa hasta para dormir, como si vestirse con el le diera mas poder y autoridad del que ya tiene. Es un puto almirante de la Armada Espanola, esta forrado, y entre sus amigos mas allegados hay jueces y politicos. ?Que mas poder necesita? --Buenos dias --susurro sentandome a la mesa. La unica respuesta que recibo por su parte es una mirada por encima del periodico. Enseguida vuelve a centrarse en su lectura y Marisol, la mujer que trabaja en casa desde que era un nino, llega con mi desayuno. Normalmente me saluda de manera muy efusiva, pero hoy parece preocupada o cohibida por algo. Espero que el Almirante no se haya pasado con ella. En cuanto se marcha, ataco mis tostadas y me bebo el zumo de naranja de un solo trago. Estoy dandole el primer sorbo a mi taza de cafe cuando veo a mi padre doblar el periodico y dejarlo en la mesa junto a su plato, cuadra la espalda y me mira con atencion. --Tenemos que hablar --dice en su habitual tono serio. Ya, ahora es cuando me cae la del pulpo. <>. --?Que pasa? --pregunto tras limpiarme la boca con la servilleta de tela. --Creo que ha llegado el momento de poner las cosas claras -- afirma--. Lo que paso ayer no fue ninguna tonteria, y ya estoy cansado de pedir favores para librarte de los problemas en los que te metes. --Almirante… --No me interrumpas --ordena de manera cortante. Estrangulo la servilleta con el puno y aprieto la mandibula con fuerza, aunque hago lo que me dice. He aprendido a mantenerme callado en algunas ocasiones. Cuanto antes suelte todo, antes acabara esta conversacion y podre volver a mi vida normal--. Ya no eres un nino, Julen. Tienes veintiun anos, y hasta ahora te he estado protegiendo de ti mismo, pero eso se acabo. No voy a volver a permitir que esto pase en mi casa. --?Me estas echando? --pregunto alzando una ceja. Me clava su mirada furiosa y, por primera vez en mucho tiempo, temo lo que vaya a salir por su boca. --Es tu decision marcharte o quedarte, pero si decides seguir viviendo en esta casa, vas a acatar mis normas. --?Que normas? --Vas a entrar en la escuela naval de inmediato. --!Y una mierda! --exclamo. --No es una sugerencia, Julen. Estas descontrolado, lo que sucedio ayer es demasiado grave como para dejarlo pasar sin mas. Siempre fuiste un nino rebelde, desde la muerte de tu hermano… --?Puedes dejar a Hugo fuera de nuestras conversaciones al menos por una vez? --siseo aguantandome las ganas de pegar cuatro gritos. Odio que haga eso, que me recuerde que mi hermano esta muerto. !Ya lo se, joder! --He intentado educarte de la mejor forma posible, pero no fui capaz de llevarte por el buen camino, y me temo que ahora ya es demasiado tarde. La unica forma de enderezar tu conducta es entrando en la escuela naval. Alli sabran disciplinarte como yo no pude hacerlo. --No voy a ser militar --escupo. --No tienes otra opcion. Entras en la escuela naval o te vas de mi casa. Ya eres un hombre y tienes que asumir las consecuencias de tus actos.

  • Dark Man (Halcon 1) de Anisa Gjikdhima

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    Se dice que el diablo tambien le teme a la ira de una mujer, pero no Carlos. Valentine Harper hara un pacto con el diablo para conseguir su objetivo. Tendra que lidiar con la personalidad retorcida del hombre y contentarlo hasta que el lo desee.
    Asi empieza un juego peligroso, donde no hay ni vencedores ni vencidos.
    Dos mundos dementes que se destruyen poco a poco hasta no quedar nada. Solo un loco puede quedarse sabiendo que sera su fin, y los dos estan locos.
    <>.

  • Los dieciseis arboles del Somme de Lars Mytting

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  • Amor azul de Emily Maat

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    Abby ha cumplido 40 anos sin ninguna suerte en el amor y sin ninguna estabilidad material. De una extrana belleza melancolica, se ha sumergido en cuatro paredes, donde el caracter autoritario de su madre la ha vuelto dia a dia en una mujer mas fragil.

  • El caso de las japonesas muertas de Antonio Mercero

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  • Esclava domestica de Julio Poder

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    Mia.
    Solo un maletero, cuerda y cloroformo.
    Hasta que la muerte nos separe.
    Los barrotes de mi mansion no lo haran.

  • Vibrato de Isabel Mellado

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    La literatura hecha musica. La musica hecha literatura

  • No te muevas de Encarna Bernat

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    ?Puede olvidarse un amor de juventud? Clara pensaba que se habia perdido en una relacion equivocada, nunca olvido aquel amor de verano. Finalmente el destino los unio en otro pais. Los celos entre hermanas pueden originar una tragedia en sus vidas. ?Y si el matrimonio en algunos casos fuera un error? Algo que paraliza tus suenos y tus planes para siempre. Enamorarse despues de muchas vidas y comprender que es la persona que buscabas, perdida entre un mar de gente. La nostalgia de un tiempo pasado, la amistad verdadera. ?Pueden un hombre y una mujer ser solamente amigos? Anos mas tarde la protagonista recuerda, el olor a tinta de los libros y los colores de la vida que hace tiempo dejo atras.

  • Bonita – Carolina Blanca de Carolina Blanca

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    Esta es la historia de Florencia, una muchacha que vive sola durante la semana, usa ropas de varon por motivos personales y su unico gran anhelo es egresar de la escuela para entrar a la universidad y no volver a depender de nadie.
    Tambien es la historia de Franco, un hombre que atraviesa un periodo delicado tras la muerte de su abuelo y la ruptura de su compromiso matrimonial. Es asi como, buscando descanso, conoce a Florencia y pronto surge entre ambos una gran amistad que no tardara en derivar a sentimientos mas profundos.
    Florencia tiene sus motivos para rechazar la cercania masculina en general y Franco no quiere incomodarla buscando su contacto, pero cuando los sentimientos se tornan insoportables para el, busca la manera de llegar hasta ella como hombre. Desgraciadamente el tiempo se agota y debe regresar a la capital, de donde proviene, dandose cuenta de que ha quedado atrapado en el juego inocente que el mismo invento para hacerla sonreir, anhelando a esa mujer que otros han lastimado de todas las formas posibles.
    ?Lo lograra o las heridas de Florencia le impediran amarlo?

  • Delirando contigo de Irina Cristina Cretu

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    Ella es una bailarina con mucho arte. solo con ponerse de puntillas y hacer sus piruetas a su alrededor todo se calma, aunque detras de su hermosa sonrisa hay un dolor insoportable. Escondida en sus propios pensamientos y con un pasado alborotado se decide a seguir el consejo de su mejor amiga y esta decision hace que por un tiempo sus penas se suavicen. Con un solo click en su portatil, conoce al hombre que le ensena a delirar en su propio mundo. Viven una vida llena de inseguridades, confusiones y secretos, pero con un simple roce entre sus miradas, aprenden a perdonar lo que parece imposible. Cambian el odio por el amor, las lagrimas por sonrisas, y construyen su propio cuento voluptuoso, sensual. Sin embargo, ?conseguiran que el destino permita un final feliz para los dos?

  • Secretos del corazon (Corazones prohibidos 1), Norah Jones de Norah Jones

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  • Chispa (Electrico 2) de E. L. Todd

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    Me he enamorado de Taylor.

  • La traicionada de Kiera Cass

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    Desde el coche de caballos en marcha, mire por encima del hombro y a traves de la ventanilla trasera, como si alguien pudiera seguirme. Pero enseguida me recorde a mi misma que era una idea ridicula; no quedaba nadie en Coroa que pudiera ir tras de mi. Silas --mi marido-- estaba muerto, igual que mis padres. Aun tenia alguna amiga en la corte, pero eran leales al rey Jameson, y ahora aun mas, despues de que lo hubiera dejado plantado la misma noche en que iba a declararseme. En cuanto a Jameson..., al menos daba la impresion de que contaba con su perdon por haberme fugado con un plebeyo, y no un plebeyo cualquiera, sino uno extranjero, nada menos. Delia Grace habia ocupado mi puesto al lado el rey, y yo no tenia ningunas ganas de recuperarlo. Y no habia nadie mas. Aparte de ellos, las unicas personas que me importaban iban en el carruaje, a mi lado. Aun asi, seguia mirando. --Me he pasado la mayor parte de mi vida adulta haciendo eso exactamente --comento lady Eastoffe, mi suegra, apoyando una mano en mi muslo. En el otro banco, delante de nosotras, dormia Scarlet, mi hermanastra. Aunque durmiera, habia algo en su postura que dejaba claro que podria despertarse en una fraccion de segundo, una reaccion que se habia vuelto habitual en ella desde el ataque. Por la ventanilla lateral vi a Etan, que cabalgaba con ese gesto orgulloso e irritante, siempre atento. Escrutaba la fina niebla, y por el modo en que ladeaba constantemente la cabeza estaba claro que escuchaba con atencion, por si percibia alguna senal de peligro. --Espero que despues de este viaje todos podamos dejar de mirar atras constantemente -- comente. Lady Eastoffe (ahora debia llamarla <>) asintio, mirando a Scarlet, muy seria. --Ojala. Cuando lleguemos a casa de los Northcott, tenemos que encontrar el modo de enfrentarnos al rey Quinten. Cuando lo hagamos, las cosas se pondran en su sitio... para bien o para mal. Trague saliva, reflexionando sobre el sentido de aquellas ultimas palabras. Un dia saldriamos del palacio del rey Quinten victoriosos, o no saldriamos nunca. Observe a mi nueva madre: aun me sorprendia que hubiera aceptado un matrimonio que la unia tan estrechamente a un rey tan malvado. Aunque lo cierto era que yo habia hecho lo mismo, casi sin darme cuenta. Los Eastoffe eran descendientes de Jedreck el Grande, el primero de la larga serie de reyes de Isolte. El actual soberano del pais, el rey Quinten, era descendiente del primer hijo varon de Jedrek, pero la primogenita habia sido una mujer. Los Eastoffe eran descendientes del tercer hijo de Jedreck. Solo Etan --que era de la familia Northcott-- podia presumir de un linaje que se remontaba hasta la primogenita de Jedreck, su hija mayor, a la que habian despojado de sus derechos dinasticos a favor del primer varon. Independientemente de como fuera la historia, Quinten veia en todos los Eastoffe y Northcott una amenaza al reinado de su dinastia, que duraria poco, a menos que la salud de su hijo mejorara repentinamente. Yo no lo entendia. No entendia por que parecia decidido a deshacerse --no, a matar-- a todos los hombres con sangre real. El principe Hadrian no era lo que se dice un hombre fuerte, y, cuando al rey Quinten le llegara su hora --como les llega a todos los mortales--, alguien tendria que ocupar el trono. No veia que sentido tenia que estuviera matando a todos los que podian reclamarlo legitimamente. Silas incluido. Asi que ahi estabamos, decididas a hacer lo que fuera necesario para que las muertes de nuestros seres queridos no hubieran sido en vano, y del todo conscientes de que probablemente no lo conseguiriamos. --?Quien va ahi? --grito una voz, perfectamente audible por encima del crujido de las ruedas. Al momento, el coche se detuvo. Scarlet irguio el cuerpo de golpe, y de bajo la falda saco un pequeno cuchillo que yo no sabia que escondia. --Soldados --murmuro Etan--. De Isolte. --Luego se dirigio a ellos alzando la voz--: Buenas tardes. Soy Etan Northcott, soldado de su majestad... --?Northcott? ?Eres tu? Observe que Etan relajaba el gesto y fruncia los parpados, como para ver mejor. De pronto se le veia mucho mas tranquilo. --?Colvin? --dijo el. No hubo respuesta, asi que asumi que seria afirmativa--. Estoy escoltando a mi familia de vuelta a casa, procedentes de Coroa. Ya habras oido lo de mi tio. Estoy acompanando a su viuda y a sus hijas a casa. Se produjo una pausa: evidentemente, el mensaje resultaba confuso para el soldado, que tardo un momento en reaccionar. --?Viuda? ?Me estas diciendo que lord Eastoffe ha muerto? El caballo de Etan se puso algo nervioso, pero el enseguida reacciono y lo mantuvo firme. --Asi es. Y sus hijos. Mi padre me confio que me encargara de traer al resto de la familia a casa. Un silencio incomodo. --Le damos nuestro pesame a tu familia. Os dejaremos pasar, pero tenemos que hacer un control de seguridad. Protocolo. --Si, por supuesto --accedio Etan--. Lo entiendo. El soldado se acerco para examinar nuestro carruaje mientras otro lo rodeaba para mirar los bajos. Por su voz, comprendi que el que nos miraba era el que habia estado hablando con Etan. --Lady Eastoffe --dijo, mirando a Madre--, lamento muchisimo su perdida. --Le agradecemos la consideracion. Y sus servicios --respondio ella. --Las senoras han tenido suerte de haber dado con el mejor regimiento de Isolte --dijo, sacando pecho--. Este camino suele estar plagado de coroanos. Prendieron fuego a un poblado fronterizo hace apenas dos semanas. Si las llegan a encontrar, no se que les habria podido pasar. Trague saliva, baje la mirada y me gire hacia el soldado. Viendo a una dama de mas junto a las de la familia Eastoffe y la direccion de la que veniamos, enseguida ato cabos. Fruncio los parpados y miro a Etan para que se lo confirmara. --La viuda de mi primo Silas --explico el. El soldado meneo la cabeza. --No puedo creerme que Silas nos haya dejado..., ni que se casara --anadio, mirandome de nuevo. Parecia estar ordenando sus pensamientos, asimilando que Silas se hubiera casado con una coroana, algo que le resultaba increible. Como a muchas otras personas. Su gesto, en un principio sentencioso, se transformo en una sonrisa complaciente. --No puedo culparla por querer salir de alli --me dijo, senalando con un gesto de la cabeza el camino que habiamos dejado atras--. No sigo mucho las noticias de Coroa, pero es imposible no estar al tanto de que su rey practicamente se ha vuelto loco. --?Tu crees? --dijo Etan--. Yo diria que ya lo estaba antes. El soldado se rio. --Tienes razon. Pero, segun parece, una joven lo rechazo, y desde entonces no hay quien lo entienda. Se rumorea que destrozo uno de sus mejores barcos a hachazos, ahi mismo, en el rio, a la vista de todos. Tambien se dice que tiene otra amante, aunque no le es fiel en ningun sentido de la palabra. Y he oido que hace unas semanas prendio fuego a su castillo. --Yo he estado ahi --dijo Etan, sin inmutarse--. Desde luego no se ha perdido gran cosa. Tuve que hacer un gran esfuerzo para morderme la lengua. Por mal que estuviera Jameson, nunca habria destruido la obra maestra de la artesania coroana que era el castillo de Keresken. Pero lo que mas me dolia --si es que era cierto-- era que Jameson se estuviera viendo con otras chicas a espaldas de Delia Grace. No podia soportar la idea de que, despues de luchar tanto por conseguir lo que queria, tuviera que admitir que estaba completamente equivocada. El soldado se rio estentoreamente ante la ocurrencia de Etan, pero luego se puso serio. --Con lo impredecible que esta ultimamente, se dice que podria intentar invadirnos. Por eso tenemos que registrar los carruajes, incluso los de las personas de confianza. Jameson esta tan loco que ahora mismo podria hacer cualquier cosa. Senti que me ruborizaba, y me dio mucha rabia. Por supuesto, nada de eso era cierto. Jameson no estaba loco, ni planeaba ninguna invasion, ni nada por el estilo..., pero la mirada desconfiada de aquel hombre me dejo bien claro que era mejor que me guardara aquellos pensamientos para mi sola. Madre me apoyo una mano en la rodilla para tranquilizarme y hablo al guardia por la ventanilla: --Desde luego, lo comprendemos, y les damos las gracias de nuevo a todos ustedes por su trabajo. Los tendre presentes en mis oraciones en cuanto lleguemos a casa. --Esta limpio --dijo el otro soldado desde el lado contrario de la carroza. --Pues claro que lo esta --respondio el primero, en voz alta--. Son los Eastoffe, bobo. -- Meneo la cabeza y se retiro--. !Abrid las barricadas! --les grito a los otros--. Dejadles pasar. !Id con cuidado, Northcott! Etan asintio, y por esta vez no dijo nada. Cuando llegamos a la frontera, observe por la ventanilla y vi a decenas de hombres. Algunos nos saludaban, mostrando respeto, mientras que otros se limitaban a mirar. Temi que alguno de ellos me reconociera como la chica que supuestamente habia vuelto loco a su rey, y que me exigieran salir del carruaje para volver con el. Nadie lo hizo. Habia emprendido aquel viaje voluntariamente. Mas que eso, lo habia deseado. Pero aquel pequeno incidente me hizo darme cuenta de que no solo estaba cruzando una frontera; estaba penetrando en un mundo diferente. --El camino hasta casa no deberia ofrecer mayores dificultades --dijo Etan, cuando dejamos atras a la multitud. Scarlet volvio a meterse entre los pliegues de la falda el pequeno punal que habia escondido entre las manos. Menee la cabeza; ?que pensaba hacer con el exactamente? Madre se acerco y me rodeo los hombros con un brazo. --Un obstaculo menos; quedan muchos otros por delante --bromeo. Y, pese a todo, me rei.

  • Las trompetas de Jerico de Nicholas Wilcox

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    El alto mando aleman empieza a ser consciente de que su ofensiva parece haberse estancado. El avance de Hitler necesita un nuevo impulso, y poco importa de donde provenga.

  • Sin limites de Lori Foster

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  • Comer y amar, todo es empezar de Mayte Esteban

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    El despertador salio de su letargo a la hora programada, las siete y media, al ritmo de una melodia animada. Carlos se levanto con el sueno todavia prendido en sus ojos, se vistio con la ropa de trabajo y, medio dormido aun, abrio la ventana. El viento helado de la madrugada castellana de finales de diciembre se colo en la habitacion como un visitante indeseado. El silencio lo presidia todo; en Grimiel aun seguia siendo de noche. Con el rastro del sueno marcado en el rostro --la sabana le habia dejado su impronta en la mejilla, oscurecida por la barba de un par de dias--, se preparo el desayuno. Carlos Herrero tenia veinticinco anos y era el dueno de un picadero en un pequeno pueblo. Su negocio se situaba a las afueras, a muy pocos metros de un extenso pinar. Dedicaba su actividad a la tutoria de caballos y a rutas para los eventuales inquilinos de las casas rurales de la zona. Tambien se ocupaba de la formacion de jinetes, aunque esto no fuera mas que una manera elegante de llamar a lo que en realidad era ensenar a unos cuantos ninos a no caerse del caballo. En un lugar donde apenas habia actividades de ocio, el picadero de Carlos casi era la estrella. Le proporcionaba a su propietario los recursos suficientes para vivir y tambien le habia ayudado a no tener que marcharse a la ciudad, como habian tenido que hacer la mayoria de sus amigos. Cuando despues de desayunar salio de casa, el frio de la calle le golpeo en las orejas. Rebusco en los bolsillos de su abrigo, pero el gorro que siempre llevaba se habia quedado en el tendedero, con la colada del dia anterior. Era inutil que volviera a entrar para buscarlo, lo mas probable era que siguiera empapado. Echo mano de la capucha del abrigo, que servia mas bien de poco, y se encamino hacia el trabajo. Fue andando hasta el a buen paso para entrar en calor. El picadero distaba de su casa kilometro y medio y, en mananas tan gelidas como aquella, tal vez pudiera estar justificado ir en coche, pero Carlos preferia no hacerlo si no era imprescindible. Era un firme defensor de la naturaleza y trataba de aportar su granito de arena todos los dias para cuidar de ella. Caminar un poco, ademas de que le venia bien a su forma fisica, le ahorraba al planeta unas cuantas emisiones toxicas. Dejo atras los vehiculos, que dormitaban tenidos de blanco, y las aceras desiertas, brillantes bajo la mortecina luz de las farolas que a intervalos rasgaban la penumbra del camino. Faltaban apenas un par de minutos para que dieran las ocho cuando llego a la puerta de acceso a su negocio. Saco la llave del bolsillo y se dispuso a abrir. --!Buenos dias! Una voz femenina, demasiado euforica para la temprana hora, lo tomo por sorpresa y le hizo dar un brinco involuntario. Era Paola, una de sus amigas de la infancia y tambien clienta asidua del picadero, que acababa de salir de un coche aparcado a unos metros de la entrada. Carlos, pensativo como iba y con la capucha tapandole parte de su campo de vision, no la habia visto. --!Que susto me has dado, Paola! ?Que haces aqui? --le pregunto. El dia apenas empezaba a deshacer en el horizonte las tinieblas que en la noche envolvian al pueblo dormido. No eran horas, ni mucho menos, para hacer uso de los servicios del picadero. Si por el fuera, se habria quedado en la cama un rato mas, pero no tenia mas remedio que levantarse temprano para ocuparse de los animales, limpiar las cuadras y ponerles agua y comida fresca. Era preciso que todo estuviera listo antes de la hora de apertura. --He venido a ver a Leyenda --le dijo ella. Leyenda era la yegua blanca de Paola, un impresionante ejemplar pura raza espanola de ocho anos que tenia desde que era una potrilla. Carlos introdujo la llave en la cerradura e intento abrir la puerta, pero esta se obcecaba en encasquillarse. Dio un golpe con el hombro para ayudarse y, al final, logro vencer su resistencia. En el forcejeo, la capucha se le cayo y se la volvio a colocar. La helada de la noche habia dejado su impronta como un manto blanco que lo cubria todo y hacia demasiado frio como para dejar al descubierto las orejas, que amenazaron con convertirse en tempanos de hielo en segundos. --?No tienes un gorro? --le pregunto Paola. --Se ha quedado en casa --respondio el. --Creo que tengo uno en el coche, espera. Paola volvio a su vehiculo, abrio la puerta trasera y recogio del asiento uno de lana en color crudo. Se lo ofrecio a Carlos en cuanto volvio frente a el. --Toma. Era un gorro muy poco masculino, uno de esos que Paola usaba a menudo y que a ella le quedaban tan bien. Enmarcaba su delicado rostro y dejaba escapar los rebeldes rizos de su pelo castano dandole aspecto de hada de invierno, pero no creia que en el tuviera el mismo efecto estetico. Mas bien pareceria un fantoche. Carlos se quedo mirandolo y sonrio. Era tipico de Paola pensar que el podria ponerse aquello. Rehuso utilizarlo con amabilidad, mientras atravesaba la puerta seguido de la chica. --Gracias, pero no. --Tu mismo... Hace un frio espantoso y nadie te va a ver, yo no lo rechazaria --le dijo Paola, adivinando por su cara de circunstancias lo que estaba pensando. No le era dificil seguir algunos pensamientos de Carlos, habian sido inseparables desde el colegio. --Perdona, tu me estas viendo --dijo el divertido, excusandose de nuevo por no querer ponerse el gorro. --Bueno, ni que no te conociera desde el primer dia de colegio... -- respondio ella, riendose tambien. Carlos termino de cerrar la puerta y echo el cerrojo interno. No volveria a abrir hasta que a las diez el negocio se pusiera en marcha. --Venga, no seas bobo y pontelo, porfa --le rogo. Le miro componiendo una mueca exagerada de suplica, a lo que el respondio emitiendo un resoplido que en cierto modo le recordo a Paola al de un caballo, lo que provoco que se riera con ganas. Sin esperar su permiso, ella levanto los brazos, bajo la capucha del abrigo y le coloco el gorro a Carlos. Se distrajo un momento mirando su rostro, los enormes ojos castanos y las facciones cuadradas de el que conocia desde siempre. Al ajustarlo sobre las orejas, las yemas de los dedos de Paola le acariciaron las mejillas. El suave roce accidental a el le descoloco un latido y un subito calor, que se contradecia con el gelido comienzo del dia, se apodero de su animo. --A ver si nos afeitamos --le dijo ella, divertida por la seriedad que mostraba de pronto. El volvio a resoplar. O mas bien fue un suspiro con el que trato de recomponerse. --?Por que has venido tan pronto? --le pregunto, para dejar de pensar en lo que habia sentido cuando ella le toco--. Aun no he preparado a los caballos, no abro hasta dentro de un par de horas. Es demasiado temprano para montar a la yegua. Paola solto el aire contenido en sus pulmones y, con el, la sonrisa se fue desinflando en su rostro. Trago saliva y tomo aire, como si lo que iba a contarle necesitara oxigeno nuevo para no ahogarse; como si le costase mucho confesar la verdadera razon por la que se habia levantado tan temprano y se habia presentado en el picadero. --Me quedan solo unos pocos dias con Leyenda, Carlos. La vamos a vender. Quiero pasar todo el tiempo que pueda con ella y a las diez tengo que entrar a trabajar en la farmacia. Necesito verla y por eso he venido ahora. Carlos no necesitaba que Paola le contase lo que sentia por ese animal. Llevaba con la yegua desde la adolescencia y Leyenda y Paola parecian un todo. No entendia muy bien por que habia tomado la decision de deshacerse de ella si era casi la prolongacion de si misma. --?Vender a Leyenda? ?Por que? ?Que me he perdido? --pregunto, extranado. --He encontrado un trabajo fuera y despues de Navidad me ire del pueblo --le dijo. --?Te vas? --pregunto. Las palabras salieron de su boca con una alarma que hubiera preferido ser capaz de evitar. --Si. Mi contrato de media jornada en la farmacia se acaba el treinta y uno de diciembre. La farmaceutica se jubila y su hijo ha decidido volver de Madrid y quedarse con el negocio. No cuenta conmigo. Su mujer tambien trabajara con el y ya sabes que esto no da para tres sueldos, ni siquiera para dos y medio. --Vaya, no sabia que te ibas. --Tampoco lo he contado, bastante me disguste cuando me lo dijo a principios de otono. Pero bueno, he tenido tiempo de buscar un nuevo trabajo en Valladolid, en otra farmacia, y esta vez seran ocho horas. Supongo que vendre a menudo, pero desde luego no podre montar a Leyenda todos los dias como ahora. Es mejor para ella que la venda y otra persona la cuide como necesita. --Te vas --afirmo Carlos, quiza para confirmarse a si mismo que lo que estaba escuchando era cierto. --Aqui no hay futuro ni trabajo. Si quiero progresar, tengo que hacerlo. Ademas, tiene su lado bueno; Ricardo vive en Valladolid, podremos vernos mas a menudo que ahora. Ricardo era el novio de Paola. Como la mayoria de los jovenes, habia decidido quedarse en la ciudad una vez terminada la universidad, seducido por una oferta de empleo. Las oportunidades de trabajo, mucho mas deslumbrantes que las del campo, ofrecian alli un futuro que distaba mucho del callejon sin salida que parecia el pueblo. Con la mayoria de edad recien estrenada, los chicos se marchaban a Madrid, a Burgos, a Salamanca, a Valladolid... ciudades que una vez terminada su formacion, no los devolvian. Al final, la madre de Carlos tenia razon cuando decia que en el medio rural, si no quieres perder a tus hijos y que la ciudad se los quede, no debes darles estudios. Carlos penso que Paola habia tardado mucho en seguir ese camino. Era, sin duda, una anomalia en ese proceso. Estudio, pero ella regreso a Grimiel y encontro un hueco en la farmacia. Fue la excepcion, aunque tiempo despues la realidad del desempleo la estuviera devolviendo de un empujon al mundo urbano. --Mi padre me ha dicho que ya tiene ofertas por Leyenda. Al escucharla, Carlos salio de sus pensamientos e intento poner cara de circunstancias y hacerse el sorprendido, aunque en realidad no lo estaba. Dias atras oyo una conversacion a medias en el bar y en ese momento empezo a atar cabos. Era de Leyenda de quien estaba hablando el padre de Paola con unos conocidos. Les habia preguntado si alguien se la queria quedar, pero Carlos no presto mas atencion. Ni se le paso por la cabeza que la conversacion girase en torno a la yegua. Se quedo observando a Paola, intentando encontrar en su rostro el beneplacito con la decision tomada de deshacerse del animal. --?Estas segura de que quieres vender a Leyenda? --Al mirarla, a Carlos no le parecio que estuviera muy conforme. --No me mires asi --le dijo la chica, ahogando las ganas que tenia de llorar. --?Asi como? --Con pena, Carlos. Era justo de ese modo como la estaba mirando, triste porque sabia lo que significaba la yegua para su amiga. Se imaginaba que nada de aquello estaba siendo facil para Paola. Ella, buscando unos instantes de intimidad en los que desahogar el nudo que se le habia hecho en el pecho, se dirigio hacia la cuadra y abrio el cerrojo que mantenia encerrados a los animales de noche. Dos perros de raza indefinida salieron corriendo, libres por fin despues de pasar la noche cautivos. Cada uno eligio un poste del cercado para deshacerse de la urgente necesidad matutina y despues corrieron hacia Paola, que los acaricio. Luego, como hacia siempre, cogio a uno de ellos, Drako, en brazos. --No hagas eso --le dijo Carlos--. Cuando te vayas yo no pienso mimarlo y lo echara de menos. ?O te lo piensas llevar contigo? Drako era un perro especial. Le faltaba una de las patas delanteras. Paola los habia salvado, a el y a su hermano, de una muerte segura a manos de su madre anos antes, cuando la perra se volvio loca y mato a mordiscos a la mayoria de la camada que acababa de parir. La chica, apenada por el suceso, se llevo a los dos perritos supervivientes a casa para cuidarlos en esos dias tan delicados. Black crecio sin problemas, pero sacar adelante a Drako costo bastante porque un mordisco de su madre lo dejo sin una de las patas delanteras. Tardo mas de cuatro meses en devolverlo al picadero y, desde entonces, el perro adoraba a la muchacha casi tanto como la yegua. --No creo que sea bueno que me lo lleve, esta demasiado acostumbrado a corretear por aqui y encerrarlo en un piso no es buena idea. Este perro necesita hacer mas ejercicio que los demas. Paola dejo a Drako en el suelo, que la siguio con su paso renqueante de perro de tres patas, y se dirigio al establo. Alli, Leyenda la recibio aproximando su enorme cabeza a la cara de la muchacha, que apoyo la frente en la de la yegua. Ambas estuvieron asi un rato, en silencio. Al verlas, uno suponia que se estaban contando secretos sin palabras. Incluso las dos cerraron los ojos al unisono, mientras el perrito lisiado y Carlos, apoyado en el quicio de la puerta, las observaban de cerca. El iba a echar de menos a Paola cuando dejase de ir tanto como los perros o la yegua. Estaba seguro de que extranaria los momentos en los que la muchacha se mantenia pegada a su animal y ambas se quedaban suspendidas en algun lugar indefinido que, si hacia caso de la sonrisa de Paola, era lo mas parecido a la felicidad que podia imaginar. Estaba seguro de que el tambien lo pasaria fatal cuando Paola tuviera que despedirse. Se lo estaban diciendo unos latidos erraticos en su pecho a los que le era imposible poner freno. Carlos decidio que ya habia perdido demasiado tiempo y abandono su posicion de espectador, por mucho que le pesara dejar de mirar a Paola. Le transmitia un millon de sensaciones que hacia mucho que preferia no analizar. Lo mejor que podia hacer era ponerse con su tarea y no pensar. Tenia apenas dos horas para dejarlo listo todo. --Si quieres, te ayudo --le dijo ella, cuando advirtio su presencia en la puerta del establo. --Me vendra bien, pero has venido a montar a Leyenda. --He venido a verla, pero te quiero ayudar. El joven le paso la pala que tenia en las manos y fue a buscar otra para el. Ambos, sin intercambiar mas palabras, se pusieron manos a la obra, mientras los perros correteaban a su alrededor. Durante una hora se dedicaron a reemplazar la paja sucia por otra fresca y rellenaron con agua fresca los abrevaderos. --Pao, deberias montar a Leyenda ya si no quieres llegar tarde a la farmacia. Son las nueve --le dijo Carlos cuando fue consciente de la hora. --?Pero cuantas veces te tengo que decir que no me gusta nada que me llames asi? --le dijo ella, con un tono que ni se aproximaba a ser de enfado. --!A sus ordenes, Pao! Hizo un gesto comico y ella puso los ojos en blanco y le lanzo unas briznas de paja. No habia manera. Carlos empleaba muchas veces el diminutivo absurdo que le habia puesto en el colegio y que dejaba a su nombre mutilado. Nego con la cabeza, resignada a no conseguir jamas que dejara de hacerlo, y preparo a Leyenda. Limpio sus cascos, cepillo con suavidad el lomo y despues ajusto los estribos y la cincha sobre la silla de montar antes de elevarla y colocarla sobre una almohadilla de ensillar que ya tenia encima de la yegua. Despues ato los arreos, tranquilizando al animal con suaves palabras. Coloco las riendas sobre la cabeza del animal y empujo con suavidad el bocado hasta que Leyenda lo tomo mansamente. Como siempre que hacia esto, premio al animal con una chucheria que guardaba en el bolsillo. Poco despues, subida a lomos de su yegua, daba vueltas por el recinto del picadero. Carlos llevaba razon, se habia entretenido y no tenia mas de veinte minutos porque deberia volver a casa, ducharse y cambiarse para ir a la farmacia.

  • Tierra americana de Jeanine Cummins

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    Lydia Quijano Perez vive en Acapulco, Mexico, donde regenta una libreria. Tiene un hijo de ocho anos, Luca, el amor de su vida, y un maravilloso esposo que es periodista. Y aunque la situacion en Acapulco comienza a agrietarse debido a los carteles de la droga, Lydia lleva una vida confortable.

  • Un buitre al Acecho de Bea Wyc

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    Nicolas Brooksbank, alias el buitre ha sido un hombre que todo lo ha conseguido por medio de la fuerza. A sus treinta y siete anos, es poseedor de una cuantiosa fortuna, sin embargo, su vida transcurre en las sombras del East End de Londres, donde es conocido como el ejecutor, el hombre que se encarga de que todos sigan las reglas impuestas por los hermanos Brooksbank. Cuando de manera sordida, lady Kate de Kent, le es ofrecida como moneda de pago, buitre se encuentra ante el reto mas grande de su vida.Por primera vez el peligroso hombre, es tentado a sucumbir ante emociones totalmente desconocidas. ?Podra lady Kate romper las murallas erigidas por el ejecutor para defenderse? Te invito una vez mas, adentrarte en otra de mis historias.

  • La belleza del mal de Annie Ward

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    El thriller psicologico mas explosivo y vertiginoso desde La mujer de la ventana.

  • El pequeno libro de la superacion personal de Josef Ajram

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    Una recopilacion de frases, citas y maximas escritas tanto por personas anonimas como grandes pensadores en las que el atleta de pruebas extremas, empresario y coach personal Josef Ajram ha encontrado fuerza y motivacion para conseguir sus retos y objetivos. En cada pagina habra una frase, una ilustracion y una explicacion de Josef.

  • La Absolucion de Olivier (Senor Brooks) de Andrea Adrich

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    Dolida y decepcionada, Noah esta dispuesta a alejarse de Olivier, asi le cueste la vida. Ha descubierto su parte mas oscura y es consciente de que es un hombre que no conviene tener cerca. En su vida y en su futuro no encaja una persona como el.
    Pero el caprichoso destino tiene otros planes para ellos. Un acontecimiento inesperado que les obligara a replantearse todo, incluida su relacion, y que dejara al descubierto la verdadera cara del despota y frio Olivier Brooks.

  • El Soltero (Los hermanos Walker 1) de Amanda Adams

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    Algunos suenos son dificiles de matar.

    Cuando Chance Walker era un nino, sonaba con ser muchas cosas.

  • De pie ante el mundo de Daniel Arriondo

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    Al fin de sus dias de gloria, los ojos del Papa al que Roma nunca olvidara fueron testigos de la historia de amor mas grande y apasionante de todos los tiempos. Su hija Lucrecia, cansada de ser usada para forjar alianzas con dinastias rivales, decidio rebelarse y en una trifulca acabo asesinada por su hermano Cesar. El Principe estropeo los planes de su padre, pero cuando descubrio la existencia de una hermana gemela de Lucrecia, criada por unos campesinos, intento redimirse capturandola. Lo que el hijo predilecto de Rodrigo de Borja no imaginaba era que el corazon de la humilde muchacha ya tenia dueno, un osado estratega que, por su amor, estaba dispuesto a enfrentarse al ejercito mas poderoso del mundo.

  • Las Ratas de Miguel Delibes

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    Es una novela realista, de denuncia frente a las injusticias sociales. Trata la historia de un nino que lleva una vida miserable junto a su tio, viviendo en una cueva y alimentandose de ratas de agua, en un pueblo de Castilla. Esta vida miserable, moldea y determina el futuro de los personajes, el Nini, el nino, trabajador, agradable y apreciado por el pueblo, y el Ratero, su tio, que no quiere abandonar su vida miserable y rechaza las propuestas de cambiar de vida propuesta por las autoridades, que presionan movidos por propios intereses. Los paisajes son fundamentalmente urbanos, ya que se centra en el pueblo donde el Ratero, vende el producto de su caza, que pronto tendera a extinguirse y debera buscar otros recursos de subsistencia.

  • La sangre de las bestias de Joel Rodriguez Aleman

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    Hacia ya tiempo que Damian se sentia como si la vida lo hubiera agarrado por el cuello y no lo soltara. La impasible mano apretaba cada dia mas y mas, y cuando el flujo del aire empezo a cortarse, perdio la poca paciencia que le quedaba y cruzo el umbral que conducia a la senda de los perversos. Era muy tarde y aun estaba en la oficina. Nada lo obligaba a ello, salvo su altruismo; un companero, que iba atrasado en su trabajo, le pidio ayuda para cuadrar unos balances. La idea de hacer horas extras que nadie le iba a remunerar, sumada a lo mucho que despreciaba a aquel <>, segun sus propias palabras, le atraia tanto como a un ateo ir a misa. Sin embargo, debia hacerlo, pues las consecuencias de no terminar aquella tarea o, peor aun, terminarla mal, podian ser graves no solo para su companero, sino para la propia empresa. A medianoche, por fin bajo del autobus que lo dejaba a unos diez minutos de su casa. A pesar de la corta distancia, lo incomodaba recorrer aquellas calles repletas de drogadictos y carteristas. Miraba a todas partes y se maldecia por haberse quedado trabajando hasta las tantas. A mitad del trayecto, vio a un muchacho con sudadera sucia y una gorra con la visera hacia atras apoyado en la pared de un edificio y con una lata de cerveza en la mano derecha. Sintio una repentina opresion en el pecho. Parecia que aquel chico estaba absorbido por sus propios pensamientos y no albergaba intenciones aviesas, pero eso no lo tranquilizo. Aun asi, siguio su camino como si nada. Cuando estuvo a su altura, el muchacho solto la cerveza, que cayo con un estruendo amplificado por el silencio de la noche, y le corto el paso. Saco una navaja con la destreza de quien se ganaba la vida con ella, y dijo: --La cartera. Ya. Damian levanto las manos. Temblaban. --Voy, voy. --Su voz sono mas aguda de lo normal--. La tengo en el bolsillo izquierdo del pantalon. Voy a sacarla, ?vale? --Como me la juegues, te mato. --No, no te la juego, te lo juro. Entrego su deshilachada cartera al atracador. Este, mientras lo apuntaba con la navaja, maniobro con la mano izquierda para examinar el contenido: solo habia un billete de cinco euros y algo de calderilla. --Joder, que mierda. A pesar de lo tenso de la situacion, Damian encontro suficiente animo para ofenderse. <>, penso. --Dame tu movil. Bajo esta vez la mano derecha y extrajo de su bolsillo un Nokia de los antiguos, tan solo capaz de hacer llamadas y enviar mensajes SMS. --?Que mierda es esta? ?Por que no tienes un movil normal como todo el mundo? Me pagaran una miseria por esta basura. Antes de que tuviera la oportunidad de contestar, el ladron le propino un golpe con el reverso de la navaja que le hizo caer al suelo, y huyo a toda velocidad, insatisfecho con su botin. Damian encendio la luz, y su estudio de treinta metros cuadrados se tino del color amarillento de la bombilla del techo. La pintura de las paredes estaba desconchada aqui y alla. Sobre el escritorio, enfrente de la puerta, habia un ordenador portatil con una raja en la carcasa, fruto de una desafortunada caida anos atras. A su izquierda, el somier hundido por el centro comunicaba al mundo que su uso prolongado haria peligrar la espalda de su dueno. La cocina, al fondo de la estancia, estaba justo al lado del bano, lo cual le producia una sensacion desagradable a la que nunca se acostumbraba. Se dejo caer sobre la cama, apoyo los codos sobre sus rodillas y se tapo la cara con las manos. La amargura, que habia esperado con paciencia su momento, lo invadio. Aun asi, no lloro, tan solo se lamento de su desgracia. Normalmente, la soledad no lo afectaba, pero aquella noche lo ahogo. No tenia con quien hablar: ni mujer, ni hijos, ni tan siquiera un simple companero de piso. Se acordo de sus padres, pero bajo ningun concepto acudiria a ellos en busca de ayuda. Tras desnudarse, apago la luz y se acosto con la vana esperanza de dormirse; sin embargo, su corazon tardaba mucho en apaciguarse y aun bombeaba la sangre a demasiada velocidad. Reflexiono sobre el incidente, pero tambien sobre su propia vida. Comprendio que ser atracado en plena calle no era mas que la consecuencia de un problema mas grande: sus escasos ingresos economicos lo obligaban a residir en un barrio conflictivo, en un piso miserable, sin opcion a renovar su mobiliario, sus aparatos electronicos o su indumentaria. Le dolia vivir asi. Habia soportado mil y una penurias con encomiable estoicismo durante muchos anos, pero se acabo. Tomo una determinacion que ya no lo abandonaria jamas: cambiar esa situacion de una vez por todas. Capitulo 2 Dos dias despues, un soleado jueves de finales de verano, Damian disfrutaba de un almuerzo con su amigo Mario en la terraza de un restaurante. Cobijados por la sombra de un toldo grueso mientras bebian unas cervezas frias, mitigaban los efectos del calor. Se encontraban en una calle peatonal repleta de comercios y viandantes. --Gracias por invitarme --le dijo Damian. --Nada, para eso estan los amigos. Mario poseia una panza y unos mofletes prominentes, pelo rizado y nariz ancha. Contrastaba con Damian, enjuto, de apariencia fragil y con un pelo lacio tan mustio que no se despegaba de su craneo. Ambos llevaban sandalias y sus peludas pantorrillas al desnudo. --Mario, necesito dinero. Estoy harto de vivir donde vivo, con miedo constante a que me pase algo, en un piso que parece que se va a venir abajo a las primeras de cambio. Estoy harto de mi trabajo, estoy harto de... --Vale, vale, lo pillo. --Su amigo, un optimista perenne, no queria ver a nadie regodeandose en sus propias miserias--. Mira, es tu dia de suerte: te voy a proponer un proyecto que nos hara ganar mucha pasta. Damian, como cabria esperar, aguzo el oido: --Te escucho. Mario hizo un triangulo con ambas manos y las separo lentamente al tiempo que decia: --Inteligencia artificial. Su gusto por la teatralidad le hizo dejar una pausa dramatica, pero no logro el efecto deseado. Damian se encogio de hombros y espero a que continuara su discurso. --Es el futuro, chaval. Voy a desarrollar una inteligencia artificial para procesar grandes volumenes de informacion y detectar patrones que ayuden a decidir sobre esos datos. No es nada revolucionario, las grandes empresas llevan ya un tiempo haciendolo, pero eso es bueno: significa que hay gente dispuesta a pagar por algo asi. Y pagaran mucho dinero, muchisimo. ?Te das cuenta del enorme potencial que esconde un sistema informatico de ese estilo? --Me lo puedo imaginar. --No, no podia. --El caso es que yo me encargare de programar ese sistema, pero necesito a alguien que se ocupe de todo lo demas: buscar clientes, el marketing online... En fin, ese tipo de cosas. Asi que... ?que me dices?

  • Apartamentos Fifi. Forever de Lux Aeris

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    Alicia es una mujer atractiva, emprendedora, segura de si misma y, sobre todo, de sus gustos que ya no cree en el amor, pues su ultima relacion la ha marcado mas de lo que es capaz de admitir.
    Kala busca su lugar en el mundo. Se acaba de mudar a los apartamentos y cree que alli lo ha encontrado. Sin pretenderlo, se presentara ante ella la ocasion de saciar su curiosidad y experimentar con aquello que la hace arder de deseo.
    Alejandro es un comprometido estudiante de veterinaria, de gustos peculiares, que tiene claro lo que quiere en la vida y con quien.
    ?Conseguiran los integrantes de la comunidad unir a personas tan dispares? ?Fifi estara a la altura de sus nuevos retos? ?Vodka dejara a un lado sus lios de faldas y se unira a las nuevas misiones que se le encomienden?
    El circulo se cierra en estos locos apartamentos con sus peculiares inquilinos y esta vez, con un cincuenta por ciento mas de Vodka... con Limon.

  • Codigo terrorista de Alfredo De Braganza

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    Caminaban cogidos del brazo, bromeando, observando los escaparates. De vez en cuando se paraban y se hacian fotos. Parecian una pareja feliz. Eran dos jovenes espanoles inocentes y enamorados. Sin embargo, eran terroristas y estaban a punto de cometer una masacre. Los dias anteriores habian estado dando largos paseos por la zona. Solian sentarse en las cafeterias, en los bares y en las terrazas de los restaurantes. Estaban atentos para no perderse detalle alguno. Observaban a los peatones, el trafico y, sobre todo, las medidas de seguridad. Centrica y bulliciosa, la Puerta del Sol es una de las plazas mas famosas de Madrid, ademas de punto de encuentro de turistas. Alli esta ubicado el reloj de la Casa de Correos, conocido en toda Espana por ser el lugar desde donde se emiten las campanadas de fin de ano. Tambien se encuentra en ella la estatua del Oso y el Madrono, simbolo de la ciudad, y el Kilometro Cero, donde comienzan las carreteras radiales espanolas. Compradores y curiosos circulaban con rapidez en el frio de la tarde y los bares y cafeterias empezaban a llenarse. La pareja giro a la izquierda, continuo unas cuantas manzanas mas adelante y decidieron entrar en una cafeteria antes de su bautismo yihadista. Se sentaron uno frente a otro, dejando sus pesadas y anchas mochilas a sus pies. Ella pidio un cafe con leche con rosquillas Alcala, un hojaldre banado en yema y con azucar glas. El solo quiso un cafe negro. El camarero de la pasteleria La Mallorquina se fue tras tomar nota. El local estaba lleno de clientes. Desde el ancho ventanal podian ver el ajetreo del exterior. Los cafes llegaron junto con un plato lleno de rosquillas amarillas. El puso cara de asco. --No se como puedes comer algo tan cargado de azucar. Es repugnante. --Vamos, es Navidad --respondio ella con tono de sarcasmo y encogiendose de hombros--. ?Donde esta tu espiritu navideno? El sonrio ampliamente y solto una carcajada aspera. --Llevas razon. Ademas, despues de cumplir nuestro objetivo las cosas solo podran mejorar. En el local se escuchaban distintos idiomas y diferentes acentos espanoles de los clientes. El miraba hacia el exterior. La calle estaba mas concurrida que otros dias. Aquel sabado por la tarde los madrilenos habian salido a pasear y hacer compras. Vio a un grupo de jovenes fumando y tomando bebidas energeticas. Una chica con ropa ajustada beso a su joven acompanante. No llegarian a los veinte anos. Luego, dos chicas se besaron. Un vagabundo enfundado en un grueso abrigo se sento en una esquina con un perro que llevaba atado con una cuerda. El resoplo audiblemente e hizo un gesto hacia su companera. Ambos observaron aquella variopinta muchedumbre desde el cristal. --Infieles --dijo ella con voz firme--. Arderan en el infierno dentro de unos minutos. --Son los padres quienes han dejado a sus hijos caer en ese mundo depravado. --No. Es el sistema politico el culpable de precipitar una degeneracion moral tan rapida en la sociedad --replico ella. --Eso. Ella le sonrio, satisfecha de la reaccion a su reprobacion. --?Sabes cuantas prostitutas trabajan en las calles de Madrid durante las navidades? --No, pero me lo imagino. --?Que te imaginas? El quedo un tanto cohibido. --Pues que pueden ser muchas. Ella perdio su mirada en los viandantes. --Beben alcohol, se prostituyen, se drogan… recibiran su merecido. --Inshallah --anadio el en voz baja--. Pero nuestro objetivo no son ellos, querida. --?Que mierda estas diciendo? --le espeto entre dientes, mostrando su enfado. El se repantingo en su asiento, temeroso de una reaccion violenta. Sintio la necesidad de pedirle disculpas. En alguna ocasion hasta le habia abofeteado. Ella no se sentia mal al humillarlo incluso en publico. --Quiero decir que nuestra mision es provocar el caos, el desorden, la incertidumbre en esta sociedad capitalista. Mas apaciguada, hizo un gesto afirmativo con la cabeza. El le respondio con una sonrisa. --?Estas contenta de matar? --pregunto sin percatarse de que elevaba la voz debido al entusiasmo. --Calla --le interrumpio ella--. Habla mas bajo. El miro alrededor, al concurrido local. Hizo un barrido visual. No vio a nadie sospechoso. Se encogio de hombros, pero asintio con la cabeza. Debia ser mas prudente. Un hombre vestido de Papa Noel caminaba por la acera agitando una ruidosa campana al son de una cancion navidena, mientras que con la otra mano sostenia un gorro rojo para recolectar limosna de los peatones. --Venga, por favor, vamonos --dijo, mostrandose inquieto y agarrando el asa de la pesada mochila que tenia a sus pies--. Quiero que esto termine cuanto antes. --Espera. !Feliz Navidad! --dijo ella mientras se inclinaba sobre la mesa. Se besaron apasionadamente. Sus corazones empezaron a palpitar en el pecho. La adrenalina inundaba el torrente sanguineo. Era una sensacion de la que los dos disfrutaban. Entonces ocurrio lo imprevisto. 2 Aquella manana temprano, mientras sorbia su segundo cafe en la cafeteria del Cervantes, Laura Garcia veia las noticias en television de lo sucedido en la tarde del sabado anterior. Su pelo, largo hasta los hombros, estaba recogido en cola de caballo. Tenia el rostro joven, aunque ya rondaba los cuarenta anos. Vestia con pantalon fino de algodon azul oscuro, camisa blanca y una chaqueta a juego. A primera vista podia parecer una modelo sacada de un catalogo de ropa o la ejecutiva de una multinacional. Sin embargo, la labor que desempenada a diario distaba mucho de ese tipo de sectores profesionales. En el Cervantes, Laura Garcia tenia que competir con hombres muy bien preparados, tanto a nivel fisico como psicologico, y su desempeno se valoraba con los mismos patrones que los de sus companeros varones. No habia distincion. El Cervantes era una organizacion secreta dedicada principalmente a la lucha contra el terrorismo: preveian atentados, realizaban informes de inteligencia, hacian seguimientos a sospechosos, hackeaban todo tipo de productos electronicos y espiaban a criminales, terroristas, politicos, periodistas, diplomaticos y figuras prominentes de paises extranjeros. No tenian limite. Era un grupo reducido de personas de ingenio y aguda inteligencia. Pero tambien eran verdugos, pues se encargaban de despachar los asuntos relacionados con el terrorismo que nadie se atrevia o queria asumir. El trabajo era de veinticuatro horas al dia los siete dias de la semana. Aunque de manera individualizada libraban un dia a la semana, ese dia tenian que estar atentos a cualquier llamada de emergencia. Las vacaciones, que solian ser una vez al mes, consistian en enviar al operativo a lugares remotos durante una semana como maximo, donde hubiera una inestabilidad social o politica, o a paises conflictivos vecinos del destino, como Mali, Egipto, Libia, Israel, Argentina, Republicana Dominicana, Corea del Sur, Indonesia… Eran viajes costeados con todo tipo de lujos y privilegios y tarjetas de credito sin limite. Del agente se esperaba un detallado informe de inteligencia. Durante esas estancias se realizaban contactos con otras redes de similares e incluso se captaban colaboradores locales para el posterior flujo de informacion privilegiada, como politicos, empresarios o personas con influencia en el pais. En el pasado, los islamistas habian cometido un devastador atentado en Madrid, causando mas de doscientos muertos y cientos de heridos: fue la gota que colmo el vaso y que dio pie a la creacion del Cervantes ante la ineptitud del Gobierno y la burocracia politica, que no sabian, o mas bien no se atrevian, a tomar medidas contra la amenaza del islamismo radical. Con la conformidad y decision final del rey de Espana, se creo en secreto la organizacion

  • Imagina que no estoy de Adam Haslett

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    Cuando John es hospitalizado por depresion en Londres en los anos sesenta, su prometida, Margaret, se enfrenta a un dilema: seguir con sus planes a pesar de lo que ahora sabe o alejarse del sufrimiento que pueda ocasionarle. Finalmente decide casarse con John. “Imagina que no estoy” es la historia de lo que supone este acto de amor y fe. En el centro de la narracion esta el hijo mayor de la pareja, Michael, un fanatico de la musica, brillante y ansioso, que da sentido al mundo a traves de la parodia. Y la historia de como, en el transcurso de decadas, sus hermanos mas jovenes -la inteligente y responsable Celia y el ambicioso y controlado Alec- luchan junto a su madre para cuidar de la existencia cada vez mas preocupante y precaria de Michael.

  • Monstruos de la vida real de Sergio Sepulveda

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    Sergio Sepulveda, quien a lo largo de su carrera profesional ha revelado los casos mas inverosimiles olvidados por la historia y los ha llevado a la pantalla nacional, abre los expedientes de los 15 homicidas mas terribles de todos los tiempos, hombres que saltaron a la fama por su sadismo y sangre fria, y que tocan esa parte oscura de la naturaleza humana tan dificil de creer:

  • A contraluz (Libros del Asteroide), Rachel Cusk de Rachel Cusk

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  • Una boda peligrosa de Debra Webb

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    Jennifer Ballard jamas habria pensado que su boda seria un intrincado montaje. Su prometido queria matarla y despues apoderarse del negocio farmaceutico de su familia… El primer instinto de Jennifer fue recurrir a la prestigiosa Agencia Colby en busca de ayuda. Y de repente se encontro bajo la proteccion de Ethan Delaney, el guapisimo investigador al que le habian asignado el caso. Pero lo mas sorprendente fue que, en medio de aquella complicada mision para descubrir la conspiracion que podria arruinarle la vida, Jennifer comenzo a sentirse inconscientemente atraida por el duro guardaespaldas…

  • Besame Diez Veces de Karo Leiva Arriaza

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    --Quizas aun estan estudiando no seas paranoica, Matilde-- le dice Josefa, su madre, mirando desde la puerta de cocina como su hija se comia las unas mientras estaba al lado del telefono esperando la llamada de Agustin, su novio. Hace mas de una semana que no se han hablado y mucho menos visto, desde el miercoles anterior, cuando se vieron para estudiar y el le comento que iria a casa de Felipe en Quintero a estudiar para el examen de grado que se acercaba de manera insoportable, y claro, tenia mucha logica... el lugar era perfecto para concentrarse, ella lo conocia habian pasado alli algunos fines de semana juntos. --Si, mama tienes razon, no se que me pasa yo no soy asi. Pero aunque no me creas tengo algo aca en el pecho que no me deja tranquila, angustia quizas, no lo se. Josefa paso por su lado y deposito un beso en su coronilla dandole algo de tranquilidad, pero no dijo nada, volvio a la cocina a terminar el pastel para el te. Matilde, estudiante Diseno Grafico, cursa cuarto ano de Universidad, y con Agustin, estan juntos desde el primer ano, se conocieron cuando ella entro a la facultad y el fue el encargado de "mechonearla" en la bienvenida a los novatos, le habian arrojado un balde con vinagre y otras sustancias de las que no se sabia su procedencia, pero si el aroma, y era repugnante. En ese entonces, Agustin no supo por que, pero la aparto del monton de novatos escondiendola en un pasillo de la facultad, en donde con sus ropas le limpio los ojos y el rostro del liquido asqueroso... fue quimica inmediata, Matilde sentia que su corazon iba a explotar y Agustin, tuvo todas las intenciones de besar en ese momento exacto sus labios hinchados, rosados y brillosos, pero temio asustarla, mas que mal aun eran desconocidos y ese un muy mal momento. Tiempo despues siguieron viendose hasta que se hicieron inseparables, ella se enamoro como una idiota, pero lo mejor fue lo complices que se convirtieron... estudiaban juntos y tenian muchas cosas en comun, como los gustos musicales y literarios, eran una pareja de enamorados bellisima, se les veia siempre muy compenetrados. Agustin Miller, era un joven tranquilo muy inteligente y con unos ojos maravillosos, no eran verdes ni azules, pero eran hermosos, color miel decia ella, tenian luz propia, algo que a Matilde le fascinaba. Desde que se vieron por primera vez no se separaron mas. Por lo que la relacion se basaba al cien por ciento en la confianza, nunca hubo celos ni aprehensiones por parte de ninguno de los dos. Pero aquello habria cambiado de pronto hasta hace poco mas de un par de semanas en donde Agustin, actuaba de manera extrana con Matilde y cada vez que podia esquivaba su compania. Ella entendia que los nervios de un examen de grado conllevan querer aislarse del mundo y lo dejo, no quiso ser la tipica novia obsesiva e histerica, esos no eran rasgos de su personalidad, sino todo lo contrario. --!De pronto es mejor que salgas a tomar algo de aire, Mati!--grito su madre desde la cocina--. Quizas el encierro te este agobiando. --Si, puede que tengas razon, ire a buscar a Irene, para que me acompane un rato al rio. --Esta bien, pero ten cuidado, y relaja la mente hija tal vez si haces eso que tanto te gusta hacer para bajar las revoluciones, te sientas mejor. Te aseguro que no pasa nada Agustin llamara pronto. --Si--respondio Matilde con la mirada perdida--. Debo ser yo, no hay nada que el yoga no calme, vuelvo luego. A pesar de sus angustias y presentimientos Matilde tomo su equipo de yoga y lo metio en su bolso, conecto sus auriculares al equipo de musica y salio camino a las faldas del cerro cerca del rio, donde acudia normalmente con Agustin, alli llenaba su alma y espiritu de paz, el mismo le habia ensenado como hacerlo anos atras, cuando sus padres se habian separado y los nervios la tenian vuelta una adolescente neurotica y depresiva. Desde entonces intentaba meditar y hacer yoga cada vez que el cuerpo la traicionaba y la hacia preocuparse por todo y por nada. Antes de llegar al claro paso por la casa de Irene, quien ha sido su mejor amiga desde la infancia, para que la acompanara, aunque fuera a conversar un rato y despejar su mente de los supuestos del porque Agustin no se habria pronunciado, pero esta no se encontraba en casa. Le marco el celular pero salto el buzon de voz al segundo timbre, no le tomo mayor importancia, no era novedad que Irene no estuviese en casa era una amante de la libertad, lo que la hacia odiar mantenerse en casa por un par de horas, en cambio a Matilde le encantaba la paz de su habitacion el silencio y tener su espacio. Eran muy distintas pero muy amigas. Asi, oyendo la musica para meditar que emitian sus audifonos siguio su rumbo hasta el lugar en donde acostumbraba a ejercitarse con las energias de la naturaleza, se encontraba sentada en la posicion del loto concentrandose en que el aire llegara bien a su estomago, cuando un ruidola saco del modo << ommanipadmehum >> unas risas complices, los arbustos se movieron un poco mas abajo de donde ella estaba, penso en los chicos del colegio cercano, los habia visto antes reunirse en ese lugar; se sintio extrana, no era su costumbre curiosear, pero algo la impulso a acercarse... Y lo hizo cautelosamente, por un pequeno espacio entre las hojas de los arbustos y maleza los vio. Felipe e Irene... digamos que << divirtiendose >> , ella se encontraba sin su camiseta y Felipe disfrutaba de su generosa anatomia. Irene se retorcia y gimoteaba como actriz de pelicula para adultos, mientras Felipe ahogaba sus gemidos con besos poco carinosos, sino mas bien desesperados y agresivos. Matilde se quedo de piedra y cuando se dio cuenta que estaba observando a escondidas retrocedio de inmediato, se sintio voyerista y se avergonzo, sabia que su amiga era una loca, y aunque jamas la habia juzgado por ello no podia creer que estuviese con Felipe. Conocian a la novia de este, es mas, pertenecian al mismo circulo de amigos de ambos. Por otra parte se suponia que Felipe estaba en Quintero con Agustin estudiando, habia algo alli que no cuadraba para nada. Tomo todas sus cosas lo mas rapido que pudo y salio del lugar antes que cualquiera de los dos pudiera descubrirla y pensar que los habia estado observando !Que verguenza! Solo de pensarlo se le subian los colores al rostro, esa tarde estaba siendo realmente extrana. --?Y a ti que te pasa? Ni que hubieses visto un fantasma. ?O sera que tu amado principe azul aun no te llama? << Ojalahubiese sido un fantasma >> --penso--. !Y a ti que te importa! No seas intrusa--. Le respondio de mala gana a su hermana Marcela, una adolescente bastante odiosa y entrometida, como todas las hermanas menores. Matilde entro directo a su habitacion, la tarde de yoga y meditacion habia sido un completo fracaso, no podia sacarse de la cabeza las imagenes de su amiga con Felipe, y aunque se sacudia la cabeza como sacandose tierra del cabello, no pudo olvidarlas. Se metio en la ducha e intento lavar su memoria, siendo eso absolutamente imposible. --?Mama?-- pregunto con la esperanza de recibir una buena noticia. --No carino, no ha llamado, ?Porque no vas a su casa y hablas con su mama? Asi quizas te quedaras mas tranquila. --No me gusta parecer una desesperada-- respondio, negando con la cabeza y mirando la nada. --Lo se, pero una semana sin noticias es un tiempo razonable para acercarse y preguntar. --Si, tienes razon, pasare manana despues de clases. --Esta bien, entonces no te espero a almorzar. --No, mejor sera que no lo hagas, Maritza no dejara que salga de su casa sin comer con ella. --Esta bien, yo me ire a dormir carino, intenta relajarte. Por favor no pienses tonteras y descansa, cierra bien las ventanas esos malditos zancudos anoche acabaron conmigo.--Musito Josefa ya bostezando. --Si mama, descansa tu tambien-- contesto con voz apagada. Se besaron como todas las noches a modo de despedida y Josefa fue directamente a su habitacion, dejando a Matilde en la sala mirando la nada. Casi ya no le quedaban unas, tenia un presentimiento extrano y para eso ella era buena, generalmente obedecia a sus voces internas. En fin, al siguiente dia terminaria con ello que no la dejaba en paz. A primera hora se levanto tomo de desayuno lo que su estomago producto de los nervios le permitio digerir y partio a clases, como buen dia lunes estuvo intenso y agotador, termino casi a las 4 de la tarde. Llamo a casa de Agustin para avisar a Maritza, su suegra, que llegaria en treinta minutos mas o menos, eso si el trafico no era mucho. El telefono de casa sono y sono pero no contesto nadie, su suegra tenia un taller en casa, alli se dedicaba a tallar