• libro senderos salvajes - Santiago Mazarro

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    Un violin quebradizo llora desde hace dias la muerte de un hombre libre. Sus notas lanzan una melodia tan tenue que esta manana apenas alcanzaban la orilla civilizada del Misisipi. Imagino que el difunto arrastrara siempre la fama de hombre feroz y extravagante, pero los que le conocimos no ignoramos que, ante todo, y digan lo que digan, don Manuel Lisa fue una buena persona. En realidad, por aqui todos le llamabamos <>, o <>, por los anos en que lidero la compania de comerciantes mas prospera de Norteamerica. Lamento de todo corazon ser el ultimo de nosotros con vida. Habria sido mas facil entender esta historia si la hubiese escrito cualquier otro. Pese a ello, si estais leyendo estas lineas, es porque, nada mas volver de su sepelio, he decidido dejar constancia de quien fue Lisa y quienes fuimos los que le seguimos. Aunque espanol en origen, su verdadera patria fue siempre la frontera, y, con ella, cualquiera de los horizontes que visitamos los anos en que hicimos del mundo indomito y salvaje nuestro autentico modo de vida. Manuel, que en paz descanse, admiraba la curiosidad frente al resto de las virtudes, y sabia hallar fortuna en la libertad absoluta que le conferia su oficio. Tal vez por eso tuvo siempre la valentia de aventurarse en lo desconocido de nuestro continente; de sonar con un mundo nuevo. Los primeros recuerdos que vienen a mi cabeza --y mas ahora que en estas paginas trato de narrar como ocurrio todo-- son de la primavera de 1807. Si cierro los ojos, casi puedo ver a Manuel esperandome en un pequeno banco de la ciudad de San Luis. Yo llegaba a caballo, tras cuatro dias de penurias que ahora no procede contar. Alli estaba el, manos en los bolsillos y rostro inquieto tras una chalina de pano grueso. La enorme espalda apoyada en el respaldo de roble. Las piernas cruzadas, la una sobre la otra. Recuerdo pensar que estaba en plena forma. Era un hombre imponente, bastante alto, fuerte y poseedor de unos penetrantes ojos marrones. Aquel dia iba debidamente arreglado segun la moda de la epoca: frac negro con cuello de piel y sombrero de copa, aunque el pelo negro enmaranado y las botas altas anticipaban en su aspecto costumbres mas de campo que de ciudad. Me acerque. Se levanto lentamente. Pese a la voluptuosidad de sus patillas, no me fue dificil discernir que la herida fea que le recordaba en el cuello se habia tornado en cicatriz. Pocos sabran que se la hizo en la emboscada mas famosa del ano 1801, nada mas arrancado el siglo. Una expedicion de veinte espanoles volvia exitosa a Nueva Orleans tras pasar el otono cazando castores en el curso medio del rio Misisipi. Al parecer, la niebla les hizo acampar en un lugar poco aconsejado, y los indios arikaras defendieron su territorio degollando, uno tras otro, a aquellos hombres cristianos. Que se sepa, solo dos lograron escapar a semejante barbarie. Manuel Lisa fue uno de ellos. Cuentan que, en plena emboscada, se dejo caer bosque abajo, entre la maleza, esquivando los hachazos de los nativos. Por pura fortuna encontro malherido a su hermano, escondido tras un arbusto. Retrocedio unos pasos, aupo el cuerpo sobre sus hombros y le convirtio asi en el segundo superviviente de la velada. Mi padre era aquel afortunado. Joaquin Lisa. Lo que convierte a Manuel en mi tio. Ambos fueron companeros de incursiones durante muchos anos; compartieron no solo un lazo de sangre, sino tambien una de esas hermandades propias de haber vivido cientos de aventuras juntos. Desgraciadamente, mi padre murio al medio ano, fruto del mal curar de sus heridas. Recuerdo el malestar que estas le provocaron durante meses y lo sorprendido que siempre me quedaba cuando le veia bromear con mi tio Manuel sobre arrancarse la costra de cuajo y echarsela de comer a los cerdos. Eran otros tiempos, que decia mi madre. Con ella, por cierto, me fui enseguida a vivir al presidio de San Antonio de Bejar, en la provincia espanola de Texas. Alli pase cinco anos siendo mitad monaguillo en una mision catolica y mitad sirviente en la casa de unos criollos que pocos respetos le guardaban ya al rey Borbon al otro lado del oceano. Aunque hoy dia no me arrepiento, dudo mucho que, de haber conocido las actividades y companias de mi tio Manuel en aquellos anos, le hubiese ofrecido mis servicios tan a la ligera. Mas aun teniendo en cuenta lo que acababa de ocurrirle aquella misma manana. El caso es que, tras bajarme del caballo, le di un fuerte abrazo, y el me lo devolvio sin dudarlo ni un segundo. --Joaquin, cuanto has crecido --creo recordar que fue lo primero que me dijo--. Siento mucho lo de tu madre. De haberme enterado, habria tratado de ir al entierro. --Yo tambien me alegro mucho de verle, tio. Y le agradezco que me haya aceptado como ayudante. Tanta desgracia junta os resultara abrumadora, pero la realidad es que mi pobre madre murio unos dias antes del comienzo de esta historia --tras agravarsele una gripe-- y que yo me quede sin empleo el mismo dia que las tropas de San Antonio se marcharon a rendir cuentas al fuerte del Alamo. No recuerdo si, harto de servir a desconocidos o deseoso de tener a mi familia cerca, robe un caballo mas lento y flaco de lo que hubiera sido aconsejable para que me llevase directo a San Luis, lugar en que vivia mi tio Manuel como ciudadano estadounidense. Como sabreis, Napoleon le habia comprado toda la Luisiana a Espana para tres anos mas tarde vendersela a los Estados Unidos. --?Que tal el viaje? --dijo mi tio, observando la montura escualida que me acompanaba. --Muy bien --menti. Habia sido un autentico desastre. --Has llegado el dia esperado... y a la hora adecuada. Manuel se meso las patillas con calma y miro a su alrededor con un gesto de sospecha. --Tio, de verdad, no se como agradecerle... Pronto le permitire ver que soy una persona responsable... --Tranquilo. Es una buena noticia que estes aqui. Como digo, no podias haber llegado en mejor momento. --Gracias. --Tengo planes para ti. --No volvio a abrir la boca en un buen rato. Manuel Lisa no era hombre de muchas palabras, ni mucho menos. Solo hablaba si era estrictamente necesario, y, cuando lo hacia, era para poner punto y final a un debate, pues poca gente le contradecia. Subio a un caballo negro y robusto de un brinco y tiro de las riendas con agilidad. Yo hice lo propio para seguirle a paso ligero. Lisa era lo bastante conocido en San Luis como para que mas de una persona en el camino parase el carro o la montura con el animo de concederle un saludo cortes. La mayoria, sin embargo, parecia tenerle cierto respeto. Incluso me atrevere a decir que algo de miedo. Avanzamos por un camino de tierra que muy pronto se convirtio en otro elegantemente adoquinado. Me averguenza decir esto, pero otra cosa que me sorprendio nada mas pisar la ciudad fue la actitud y la vestimenta de las mujeres, mucho mas joviales y despreocupadas que en las ciudades de Nueva Espana, donde siempre andaban escondidas tras su misal y su rosario. En San Luis, los carruajes iban y venian con damas jovenes que no dudaban en mirarte de pies a cabeza para concederte una sonrisa. El trajin era sorprendente para tratarse de una ciudad ubicada en tierra tan inhospita. Pronto me di cuenta de que estabamos dando extranos rodeos. --Cuidado ahora. Acercate a mi --dijo Manuel con voz firme y segura--. Bajaremos al rio por la parte trasera; no quiero que nos descubran. --?Quienes? --pregunte. --Haz lo que te digo, Joaquin. --?Alguien nos persigue? --Pero no obtuve respuesta. Muchos habreis oido hablar de la expedicion de Lewis y Clark. Fue la primera llevada a cabo por estadounidenses con el objetivo de encontrar una ruta fluvial desde el Atlantico hasta el oceano Pacifico. Pues bien, hacia apenas unos meses que Lewis y Clark habian regresado a San Luis, y los carteles de bienvenida aun podian verse bajo las ventanas de los edificios mas proximos al rio. Con el objetivo de reclamar la presencia estadounidense en el Oeste americano antes de que franceses, espanoles o britanicos pudiesemos hacer lo mismo, la campana habia sido un gran exito. Y si os cuento esto es porque me parecio curioso enterarme de que mi tio, aun siendo espanol de nacimiento, habia tenido un papel destacado en todo aquello. Conocedor en buena parte de los territorios del oeste --gracias a la experiencia obtenida como cazador e interprete de los indios--, brindo a los estadounidenses un buen numero de consejos, mapas y provisiones a cambio de que el nuevo gobierno de Luisiana le otorgase una sola cosa: la posibilidad de seguir comerciando con los territorios espanoles de Texas y la Florida. Apeados del caballo y casi a hurtadillas, como escondiendonos de algo o de alguien, bajamos por el sendero adoquinado. A medida que nos acercabamos al rio, el numero de las calles iba descendiendo: 6, 5, 4... Finalmente llegamos a una via bastante larga en la que habia un poste del que colgaba un gran cartel: <>. Segui de cerca a mi tio, mirando de reojo a los vendedores de carne de los soportales y a los jovenes que jugaban a las cartas aranando los ultimos rayos de sol frente al muro de una iglesia protestante. No escapo a mi atencion un grupo de cuatro o cinco hombres que, observandonos desde lo lejos, intercambiaron susurros y palabras en un perfecto frances. --Es aqui --dijo Manuel por fin. Su voz era aspera y ruda como ninguna. Mientras atabamos mi caballo y el suyo a la parte trasera de su almacen, al otro extremo del pequeno jardin, desde una altura considerable y apoyado en la barandilla de madera, nos saludo mi primo Remon. Otros cabellos rubios y alborotados asomaban timidamente entre los balaustres. Debian de ser los de su hermano. Dieron las siete de la tarde en la torre de la iglesia. Y justo en ese instante, como si las campanadas hubieran definido con rigor la hora de llegada, subi con atino los peldanos de la casa, y antes de que pudiesemos hacer uso de la aldaba, la puerta se abrio de golpe. Mi tia Polly, a la que llevaba sin ver una eternidad, sonrio nada mas verme y me dio un fuerte beso en la mejilla. --Bienvenido, Joaquin. Siento mucho lo de tu madre. Ya sabes que ella y yo nos llevabamos bien. --Gracias, Polly. --Que mayor estas... ?Cuando fue la ultima vez que nos vimos? --En Nueva Orleans, hace al menos seis anos --respondio mi tio. Aunque hablaba espanol a las mil maravillas, su acento ingles seguia siendo inconfundible. Polly Charles Chew, una viuda a la que Manuel Lisa habia conocido anos atras en Nueva Orleans, era su mujer por aquel entonces. Timida, amable y carinosa, poseia unos preciosos ojos azules que combinaban a la perfeccion con una larga y ondulada cabellera rubia. No digo que no se quisieran, pero siempre tuve la sensacion de que Polly le estaba mas agradecida a mi tio que cualquier otra cosa. A fin de cuentas, Manuel Lisa se habia hecho cargo de ella --y de su pequena hija Rachel-- tanto afectiva como economicamente en un momento de suma delicadeza para sus vidas en la capital. Con el paso de los anos y tras su mudanza a San Luis, el matrimonio habia hecho crecer la familia, trayendo al mundo a Remon y a Manuel, mis dos pequenos primos carnales. --Te hemos preparado una cama en la habitacion de Remon, en el piso de arriba --dijo Polly. Creo que en aquel instante sonrei amablemente, le di las gracias por acogerme en su preciosa casa y segui a mi tio hasta el salon, donde se encontraban los tres ninos. Guardo de aquel momento un recuerdo tierno, de profunda calma y quietud. Los dos pequenos jugaban con un caballito de madera en torno a una mesa con la cena recien servida. Rachel, la mayor, leia junto a la chimenea. Cuando pienso en un hogar, tal vez por no haber tenido uno apropiado a lo largo de mi vida, viene a mi ese preciso instante. Entre en la habitacion y deje en el arcon lo unico que poseia: una camisa a rayas, ropa interior, unos calcetines bien gordos y un medallon de plata que solia cuidar como un tesoro, pues era lo unico que conservaba de mi madre. Pocos minutos despues, sentados a la mesa y tras haber ordenado lo poco que tenia, mi tio saco una botella de vino tinto de un cajon, sirvio tres copas y extendio una hacia mi con cuidado. <>, decia la etiqueta. --Pruebalo, Joaquin. Un barco solia llegar cargado de barricas desde el puerto de Cadiz. Directo a Nueva Orleans. Tu padre y yo las subiamos en bote por el Misisipi y lo vendiamos aqui y en San Carlos. --Mi tio evoco aquel recuerdo como si la llegada de su sobrino hubiese pellizcado de algun modo su memoria. --?Y ya no llega? --pregunto Rachel sin levantar la vista del libro que leia al mismo tiempo que cenaba. --El vino que llega ahora es frances. Todo es frances. ?Que estas leyendo, Rachel? Seguro que tambien es frances. Rachel sonrio, dio la vuelta a su pequeno librito y lo dejo sobre la mesa. El titulo de la portada estaba escrito en ingles: <>. Probe el vino. Estaba realmente bueno. --Creo que la novela es inglesa. Pero la protagonista es francesa --contesto Rachel--. ?Tu sabes leer, Joaquin? --Si que se --respondi orgulloso--, aunque no he tenido oportunidad de hacerlo muy a menudo. --?Cuantos anos tienes? --Veinte. --?Y no has tenido tiempo? No lo entiendo. --Si Dios quiere, pronto leere alguna novela. He oido que el Quijote de la Mancha es muy divertida. Mi padre tenia un ejemplar y solia recitar alguno de sus pasajes de memoria. --No la conozco. En las estanterias del salon habia al menos dos o tres decenas de libros viejos. Los observe con calma. Luego hubo un breve silencio que sirvio a mi tio para medir sus siguientes palabras. --Escucha, Joaquin. --Manuel lisa me miro firmemente--. Esta manana, unas horas antes de que llegaras, ha ocurrido algo. Algo que cambia mis planes. Olvida la carta que te mande: ya no me serviras en el muelle. --?Que ha ocurrido? --Pronto lo sabras. --Sus manos inquietas delataban en el cierto grado de nerviosismo--. Muy pronto. Por el momento, quiero que descanses bien esta noche y que estes preparado. No vamos a estar mucho tiempo en San Luis. --Asenti, acabe con presteza la sopa que Polly habia preparado y apure poco despues la copa de vino. Escuche el coloquio posterior sin volver a abrir la boca. Luego pedi permiso para levantarme de la mesa y retirarme a mi nueva alcoba. Me tumbe en la cama. Una cama dura y rigida de madera sobre la que colgaban sabanas gruesas y amarillentas. Aquella primera noche aprendi que Rachel, la hija adoptiva de Manuel Lisa, leia a menudo novelas de terror. Que Remon y el pequeno Manuel detestaban leer y preferian jugar con sus amigos en los canales del rio. Aquella noche, arropado ya entre mantas de piel, se me escapo una lagrima tras pensar un buen rato en mi pobre madre. No tuve tiempo de despedirme de ella, de poner en orden nuestros asuntos. Todo habia sido tan precipitado... Justo despues escuche a Polly lamentarse. Fuera lo que fuese aquello que habia ocurrido por la manana y que tanto inquietaba a mi tio, preocupaba sobremanera a mi tia. Por el quicio de la puerta vi la silueta apenas iluminada por las llamas de Manuel Lisa. Se acercaba a su mujer para darle un abrazo. Sobre el torso descubierto, y para mi sorpresa, Manuel Lisa lucia un enorme tatuaje. Una forma oscura, geometrica y alargada sobre la que se cruzaban un par de flechas. Entiendase que el impacto que me causo aquello fue debido a que, pese a que era comun entre marinos y otras profesiones, solo en una ocasion habia visto un dibujo similar sobre la piel, concretamente en el pellejo de un indio comanche al que llevaban preso los guardias de Santa Fe. Cuando se hubieron separado, observe como el le mostraba a ella una carta hecha anicos que llevaba en el bolsillo. --Lo haremos por nuestra cuenta --susurro--. No nos queda otra manera. Arrojo los pedazos de papel al fuego y observo lentamente como se consumian. --?Sigues confiando en el dibujo? --?En que dibujo? --El mapa de Heceta. --Por supuesto. --Manuel Lisa giro sobre si mismo y apago la pequena lampara de gas que iluminaba la estancia.

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  • Muerte Sin Redencion de Jessica Fiedler

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    El punal lo atraveso sin previo aviso y en un primer instante la sorpresa impacto a Manny mas que el dolor. Cuando quiso reaccionar ya era demasiado tarde. Luego lo invadio la debilidad. Para entonces ya nada importaba. La vida se le escapo con la misma rapidez con la que su sangre formo un charco en el suelo, pero antes de morir consiguio murmurar una oracion de gratitud. Al menos, su final seria rapido. El asesino arranco el cuchillo del cuerpo de su victima y lo envolvio en un trapo. Lamentaba tener que deshacerse de un arma tan magnifica, pero no podia permitir que la relacionaran con el, asi que terminaria en el fondo del Patapsco. Miro al viejo que yacia en el suelo con la camisa ensangrentada, los ojos abiertos y la mirada perdida. Era una vision que deberia causarle euforia, o cuando menos satisfaccion. Habia esperado tanto por ese momento... y sin embargo se sentia vacio. La muerte de Bunkers no le proporciono el alivio que esperaba, y eso lo enfurecio. Despues de esconder el cuchillo en el interior de su chaqueta, se asomo a la puerta para comprobar que nadie se habia acercado al cuartucho que servia como vivienda al viejo conserje. El pasillo estaba desierto. Despues de todo, ?quien querria deambular por esa zona del hospital a esa hora de la noche? Aun asi aseguro la puerta con el cerrojo para no correr el riesgo de que lo interrumpieran. El asesino miro a su alrededor mientras trataba de adivinar donde podria encontrar aquello que Manny guardo en secreto durante tantos anos. La habitacion que habia servido de vivienda a Bunkers era pequena y daba oportunidad a pocos escondrijos, asi que el criminal paso por encima del cadaver de su victima y comenzo a registrar hasta el ultimo rincon. Si estaba alli, lo encontraria. Jarod. La manana comenzo mal, como corresponde a un mal dia. Iba camino del cuartel de Policia cuando entro la llamada de Marian y tuve que desviarme hacia el hospital Rothberg. No me gustan los hospitales. Me traen malos recuerdos, y comienzo a sentir punzadas en la cadera apenas pongo un pie en ellos. Mi psicologo de apoyo dice que es psicosomatico, pero es que tampoco me gustan los psicologos. En fin, que hice de tripas corazon y llegue al nosocomio. El Rothberg no habia cambiado mucho desde mi ultima visita. Las mismas paredes blancas con sus cristales impolutos en el exterior, los pasillos de ceramica blanca pulida, y el insoportable olor a desinfectante en el interior. Tan impersonal y aseptico que parecia un mausoleo. Despues de informarme con el recepcionista de la puerta, me encamine hacia la vivienda del conserje en el sotano del edificio, junto al cuarto de las calderas. Avance tan deprisa como mi maltrecha cadera me lo permitio sin que se notara la cojera. Cuando llegue al sotano, no resulto dificil encontrar la escena del crimen. Solo habia que localizar el perimetro trazado con cintas que vigilaban agentes uniformados, y detras del cual se desarrollaba un trasiego de personas con un tufo a policia que se percibia a varios pies de distancia. Stevens fue el primero que me vio. Se llevo la mano a la visera de la gorra a modo de saludo, y aparto la cinta para que yo pudiera pasar. --Te daria los buenos dias, Charlie, pero no pueden serlo si comienzan con un asesinato. --Usted lo ha dicho, teniente. --?De que se trata? --Nos llamo el jefe de seguridad. Esta manana temprano, algunos pacientes se quejaron de que la calefaccion estaba demasiado alta, asi que intentaron llamar al jefe de mantenimiento para que revisara las calderas, pero no pudieron localizarlo. Uno de los vigilantes vino a buscarlo y encontro la puerta asegurada. Cuando no recibio respuesta penso que el conserje pudo sufrir un colapso o algo asi, pues se trataba de un hombre de avanzada edad. En fin, el vigilante pidio refuerzos y un cerrajero. Cuando consiguieron abrir la puerta se dieron de bruces con el empleado muerto sobre un charco de sangre. Entonces nos llamaron. --Supongo que no habia nadie a su lado con el arma humeante, o una nota con la confesion del asesino --dije con sarcasmo. --Me temo que no, teniente. Me removi con incomodidad. Tenia un deseo imperioso de alejarme de ese lugar, y de repente comprendi la razon. --Todavia hace un calor infernal aqui. ?No revisaron las calderas? --Las puertas tambien estaban cerradas con llave. Solo hace pocos minutos que el cerrajero nos dio acceso a ellas y pudimos apagarlas, senor. --Sospecho que esto tambien es obra del homicida. Muy bien, Charlie, gracias por el informe. Entrare al horno y vere de que mas me entero. Stevens asintio y se hizo a un lado para que yo pudiera pasar. !Malditas las ganas que tenia! Esa manana me habia puesto un traje de tweed muy apropiado para la estacion, pero que me hizo sentir en los predios de Satanas en cuanto entre a la sobrecalentada habitacion. El olor que ya se desprendia del cadaver tampoco contribuia a mejorar mi disposicion a reunirme con mis colegas. La vivienda del conserje parecia el area de desastre de un tornado caprichoso. Los armarios y gavetas fueron vaciados y su contenido sembraba el suelo de todo tipo de objetos; ademas de que alguien se dedico a mover los muebles y sacarles el relleno. La conclusion era evidente.--El asesino buscaba algo --dije en un alarde de genialidad. --Cuidado te estalla la cabeza de tanto pensar --me respondio Pattie, sin apartar la concentracion del cadaver. --?Tienes algo para mi? Dukes me lanzo una rapida mirada de desaprobacion y volvio a lo suyo. --?Un <> te basta? --Mi alzamiento de una ceja debio convencerla de que no seria suficiente con eso--. De acuerdo. Apartando lo evidente, lo asesinaron con una punalada al corazon. Murio en cuestion de segundos. --?Cual fue la hora aproximada de la muerte? --Eso sera muy dificil de determinar --confeso la forense, mientras dejaba escapar un suspiro--. Con este calor se acelero la putrefaccion. --Si, supongo que ese era el objetivo del criminal cuando puso las calderas a tope -- conclui.--Esas vitaminas que te tomas le estan haciendo mucho bien a tu cerebro, ?no es asi? Esta vez fui yo quien suspiro ante el tono sarcastico de la doctora Dukes, al mismo tiempo que separaba la pretina de mi pantalon valiendome de mis pulgares. Pattie era la unica persona que conocia que era capaz de superar mi cinismo. Y se esforzaba en demostrarlo. --Touche. Reconozco que es una conclusion obvia, pero que esperabas a esta hora de la manana, antes de mi primera dosis de cafeina. ?Tenia nombre el occiso? --Manny Bunkers --respondio una voz grave y conocida a mi espalda. Cuando me volvi, me encontre de frente con el rostro del jefe del CSI. Me avergonzo comprender que habia escuchado el duelo verbal entre Dukes y yo. Me senti como un crio pillado en falta. Si alguien se tomaba en serio la escena de un crimen y el respeto a los muertos, ese era Jacobs, asi que contuve mi ironia y compuse mi expresion mas circunspecta. --?Encontraron algo sus hombres que sea de ayuda para la investigacion, capitan? El jefe del CSI lleno sus pulmones y contuvo el aire, como si se preparara para dar un largo discurso: --No puedo decirle mucho mas alla de lo evidente, teniente. En el suelo encontramos una botella de cerveza medio llena y los fragmentos de un vaso, asi que deducimos que Bunkers estaba sentado a la mesa bebiendo cuando se presento el homicida. --?Solo habia un vaso? --Si. Es evidente que no se sento a compartir una cerveza con el asesino, sino que este llego mientras el bebia. Sin embargo, el criminal debio estar muy cerca de el para poder asestarle una punalada tan certera. Por otro lado, el estado de la habitacion no nos permite saber si la victima se defendio. Supongo que debera esperar los resultados forenses para responder a esa pregunta --Alfred miro a Pattie cuando pronuncio las ultimas palabras. --Por supuesto, senor --respondio Dukes, con la misma actitud formal que habia adoptado yo. El prestigio de Jacobs imponia--. Cuando realice la autopsia sabremos si el senor Bunkers sufrio heridas defensivas. Decidi salvar mi imagen con una observacion un poco mas aguda que las obviedades que venia soltando: --Aun cuando es notorio que asesino y victima no compartieron una copa, el perpetrador debio estar a muy corta distancia para poder apunalarlo en el corazon --el jefe me miro con el ceno fruncido, asi que me apresure a explicarme--. Lo que quiero decir es que Bunkers debia conocer al homicida, aunque no compartiera mesa con el. --Expliquese mejor, teniente. --Muy bien, digamos que Manny esta sentado a la mesa bebiendo una cerveza cuando se presenta el criminal. Para que el homicidio se cometiera aqui y no en el umbral, el debio permitirle la entrada. --A menos que lo asesinara en la puerta y arrastrara el cuerpo hasta aqui para ocultarlo -- senalo Jacobs. Tanto el jefe como yo miramos en direccion a la doctora, como si formaramos parte de una coreografia. Dukes nego con la cabeza. --Puedo asegurarles que no movieron el cuerpo. --?Y si todavia estaba vivo cuando lo arrastro hasta aqui? --sugeri, haciendome eco de la idea del jefe. Juro que sin intenciones de adularlo. Esta bien, no mucho. Dukes nego con la cabeza antes de que terminara de exponer mi brillante teoria. --Una herida en el corazon como esta causa una hemorragia masiva --explico Pattie--. Es evidente por el charco de sangre que se formo debajo del cuerpo en los pocos segundos que tardo en morir. No habia ni una gota cerca de la puerta. --Tal vez el asesino la limpio para confundirnos --insisti, empenado en defender mi postura.--La doctora Dukes tiene razon --sentencio Jacobs, como un arbitro que saca la tarjeta roja. Y yo defendiendo su teoria, pobre ingenuo--. Las evidencias indican que la victima cayo en el lugar donde la encontraron. Aunque corregiremos nuestras conclusiones si hallamos manchas positivas al luminol cerca de la puerta. Asenti derrotado. ?Que mas podia hacer? De manera que volvi sobre mis pasos y enfoque el asunto desde la perspectiva original. --En ese caso, si el homicidio ocurrio aqui, significa que Bunkers dejo entrar a su asesino y que este lo apunalo por sorpresa, tal vez mientras hablaban. Si ocurrio asi, me pregunto cual fue el tema de conversacion. --Como de costumbre, tienes un asunto dificil de resolver entre manos, hijo --me dijo el jefe en tono paternal, mientras me palmeaba el hombro con conmiseracion. Jacobs no tenia idea de cuan profeticas resultarian sus palabras. *** Me alegro mucho abandonar la escena del crimen, y no pude sino compadecer a los chicos del CSI, aunque ellos ya debian estar bastante acostumbrados. Cuando consegui alejarme lo suficiente para dejar de sentir el olor a putrefaccion, llene mis pulmones con el aire cargado de desinfectante. Ni siquiera me importo, pues mi mente estaba concentrada en mi siguiente paso. Lo primero seria averiguar quien era el hombre que yacia sobre un charco de su propia sangre. ?Por que alguien querria asesinar a un viejo conserje? ?Habia ofendido a quien no debia? ?Tendria enemigos? Regrese a la recepcion, donde me indicaron como llegar a las oficinas administrativas. Se encontraban en el segundo piso, asi que decidi subir por las escaleras. Estaba seguro de que mi cadera protestaria, pero asi soy yo: un necio incorregible. Por supuesto que me perdi. Tengo la secreta certeza de que Dedalo fue el arquitecto que diseno el Rothberg, porque es lo mas parecido que conozco a un laberinto. Segui las indicaciones del personal de enfermeria que se cruzo en mi camino, al mismo tiempo que ignoraba sus expresiones de conmiseracion. ?Saldria de alli algun dia? Existen leyendas al respecto. Avanzaba tan concentrado en mis pensamientos que en un cruce de pasillos me di de bruces con un paciente y casi lo tiro al suelo. Mis reflejos afloraron con tanta celeridad como mi verguenza, y pude sujetarlo para ahorrarle la caida. Cuando levante la mirada para disculparme se me hizo un nudo en la garganta. Entonces mi atencion se centro en el baston y la pierna artificial. --!Jarod! ?Que haces por aqui? No me digas que la cadera te ha vuelto a causar problemas. Debo confesar que me sorprendio reconocer a Paul, aunque visto desde la distancia, no era tan extrano encontrarlo alli. Supongo que ese dia mi velocidad de pensamiento no estaba en su mejor momento. Despues de todo, solo habian pasado un par de dias desde mi ruptura con Tina, si es que puedo utilizar un fracaso sentimental para justificar mi torpeza. Abrace a mi amigo antes de responderle. Por supuesto que el correspondio a mi abrazo. --Nos llamaron por un suceso que ocurrio anoche y que debemos investigar --le respondi, evasivo. Aunque Paul era como mi hermano, no considere profesional contarle los detalles de lo que ocurrio, aun cuando estaba seguro de que el asesinato del conserje se convertiria en la comidilla del hospital en pocas horas. --?Que ocurrio? ?Un robo? --Eso no importa ahora. ?Que haces tu aqui? ?Estas enfermo? --Por supuesto que no. Ya sabes que soy un roble. Hace tiempo que no hablamos y por eso no te lo habia contado: me colocaran una protesis sensorial en lugar de esta <> --dijo, al mismo tiempo que daba un par de palmadas a su pierna izquierda--. ?No es genial? --?Protesis sensorial? --pregunte con desconcierto. --Esta provista de electrodos que me permitiran experimentar algunas sensaciones. Es grandioso, pero debo acostumbrarme, asi que vengo tres veces a la semana a la terapia fisica para adaptarme. --Me alegra mucho por ti, amigo. Despues de pronunciar el cliche, no supe que mas decir y se instalo un silencio incomodo entre nosotros. Ambos sabiamos que si el estaba condenado a vivir sin una pierna era por mi culpa. El lo llevaba mejor que yo. --Pareces bastante perdido --observo Paul--. Me recuerdas aquella ocasion… --Revie vio algo en mi expresion que lo obligo a cambiar de tema--. ?Buscas a alguien? --Debo encontrar el despacho de personal. --Es sencillo. Sigue por este pasillo y cruza en la segunda interseccion. Al final estan las oficinas administrativas. ?Tienes tiempo para tomarte un cafe? --Me gustaria Paul, pero me temo que estoy bastante ocupado. Tal vez otro dia. --De acuerdo. Quiza unas cervezas para celebrar mi nueva protesis. Asenti. Cualquier recuerdo o mencion de la perdida de la pierna de Paul me anudaba el estomago. Mi cerebro traidor me llevo al ano 2008 en Afganistan, donde servi en otra vida. Mi patrulla hacia una ronda. Yo los comandaba, asi que fui el principal responsable de lo que paso. Era un veinteanero imprudente y arrogante. Es doloroso reconocerlo, pero aquel aciago dia conduje a mis hombres a una trampa. La granada mato a Chris, mi mejor amigo. Cuando cayo a mi lado, ni siquiera senti los trozos de metralla que se incrustaron en mi cadera. Al siguiente momento, yo tambien estaba en el suelo a punto de perder la conciencia. Paul fue el heroe del dia. El asumio el comando, y junto con el resto de los hombres repelieron el ataque, pero en el intercambio de disparos una rafaga le alcanzo la pierna izquierda y se la destrozo. Si se hubiera puesto a cubierto conservaria todas sus extremidades y yo seria hombre muerto. Por esos dias ni siquiera eramos amigos todavia. Paul Revie me salvo la vida, y lo pago caro. --Jarod, ?te encuentras bien? Te pusiste palido de repente. --No te preocupes, Paul. Estoy bien --afirme, mientras me secaba el sudor de la frente con un panuelo--. Este hospital me trae malos recuerdos, eso es todo. Revie acompano su respuesta con un par de palmadas en el hombro: --La vida continua, companero. Ha sido duro, pero debemos afrontar el futuro con optimismo. --Si, claro. Supongo que tienes razon --respondi con sincera admiracion. Nunca pude comprender como Paul podia afrontar su perdida con una actitud tan positiva. Yo solo tenia un poco de metralla en la cadera que me molestaba en los dias frios, y que en ocasiones me obligaba a cojear un poco. Era suficiente para amargarme la vida. Me senti muy mal cuando me di cuenta de que mi amigo trataba de levantarme el animo, siendo el quien tenia que vivir con una pierna artificial. Me despedi de Paul con otro abrazo fraternal, y le desee suerte con su nueva protesis. Segui las indicaciones de Revie y llegue sin problemas a las oficinas administrativas. La secretaria se mostro muy compungida y colaboradora cuando me identifique. --!Esto es espantoso! ?Como es posible que alguien le hiciera algo asi al pobre Manny? Con lo mucho que lo queriamos. Nadie esta seguro. Digame, senor, detective... --Kinsley. Teniente Kinsley, de la Policia de Rothberg. --Si, claro, teniente. ?Ya detuvieron al asesino? --Todavia estamos investigando. Por esa razon necesito hablar con el director del hospital y con el jefe de Recursos Humanos. --El director esta de viaje desde hace dos semanas. Lo sustituye su ayudante, pero ahora esta operando. En cuanto al jefe de Recursos Humanos: la senora Harriet se encuentra en su despacho. --En ese caso, me gustaria hablar con ella. --Por supuesto. Aguarde un momento y lo anuncio. La chica abandono su silla y se encamino hacia una de las puertas que custodiaba. Despues de un par de toques suaves se escucho un <> apagado. La secretaria se asomo e intercambio un par de palabras con la persona que ocupaba la oficina, entonces me miro y sonrio: --Puede pasar, teniente. Obedeci. Despues de dar unos pasos me di cuenta de que estaba cojeando aunque no me dolia la cadera. <>, me dije a mi mismo. Debia olvidar el encuentro con Paul y la emboscada. Con un esfuerzo lo aparte de mi mente, aunque no fue facil. Consegui concentrarme en el caso, pero no pude evitar la sensacion de angustia que me invadia cada vez que recordaba lo que ocurrio en el desierto de Registan. Del otro lado de la mesa me esperaba una mujer de unos sesenta anos, cuya baja estatura era evidente aun cuando estaba sentada. Tenia la preocupacion pintada en el rostro. Por supuesto que ya conocia las novedades. --Teniente Kinsley --dijo, despues de comprobar mi nombre en la identificacion que le mostre--. Mi secretaria me informa que desea hablar conmigo. ?En que puedo ayudarlo? Por supuesto que colaboraremos con ustedes para que todo este desgraciado asunto se resuelva lo antes posible. Me sente frente a ella y despues de rechazar el cafe que me ofrecio a pesar de la protesta de mis tripas, entre en materia.

  • Un mapa de sal y estrellas de Jennifer Zeynab Joukhadar

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    El pasado y el presente de Siria en una novela poderosa y conmovedora, en traduccion en catorce paises.

  • Sabor a ti (Carta de sabores 2) de Dacar Santana

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    Segunda entrega de la serie <>.

  • Mi sabor preferido eres tu de Andrea Adrich

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    Eva esta lejos de ajustarse a los canones de belleza que dicta la sociedad. Sus complejos e inseguridades impiden que fantasee con la idea de que un hombre como Adrian Montenegro pueda desearla.
    El es guapo, sexy, elegante. y puede tener a la mujer que quiera. Pero el dijo que la queria a ella.
    Sin embargo, el secreto y los miedos con los que convive Eva pueden mandarlo todo al traste y acabar con cualquier oportunidad para ellos. Sobre todo cuando se da cuenta de que el pasado y sus fantasmas tienen una y mil formas de pasar factura en el presente.

  • El misterio de la creacion artistica de Stefan Zweig

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    De todos los misterios del universo, ninguno mas profundo que el de la creacion. Nuestro espiritu humano es capaz de comprender cualquier desarrollo o transformacion de la materia. Pero cada vez que surge algo que antes no habia existido -cuando nace un nino o, de la noche a la manana, germina una plantita entre grumos de tierra- nos vence la sensacion de que ha acontecido algo sobrenatural, de que ha estado obrando una fuerza sobrehumana, divina.

  • Mujeres y Millonarios de Eva Nieto

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    Mujeriego Enganchado: Sexo, Dinero y Amor con la Chica Mala y el Actor Millonario
    Actor de renombre. Icono sexual. Accionista mayoritario.
    Aceptemoslo, las mujeres nunca han sido un problema. El sexo menos.

  • El siglo de la revolucion de Josep Fontana Lazaro

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    El periodo que va de 1914 a nuestros dias ha sido un siglo de luchas de liberacion, de un gran enfrentamiento de clases. La revolucion que se inicio en Rusia en 1917 ha marcado el siglo entero. La amenaza de subversion del orden establecido determino la evolucion politica de los demas, empenados en combatirlo y, sobre todo, en impedir que se extendiera por el mundo. La culminacion de esta dinamica se produjo despues de la segunda guerra mundial, cuando, tras la derrota del fascismo, se organizo por una parte la guerra fria, mientras, por otra, los avances sociales del estado de bienestar servian como antidoto para evitar la penetracion de sus ideas en las sociedades del mundo desarrollado. Fue asi como se alcanzo aquella situacion excepcional de los anos que van de 1945 a 1975, cuando en los paises desarrollados se registraron las mayores cotas de igualdad hasta entonces conocidas.

  • El corazon de la fiesta de Gonzalo Torne

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    Despues de heredar un enorme piso en el centro de Barcelona (una <>), Clara Montsalvatges decide reconvertirlo en un espacio donde cuidar a amigas que pasan una mala racha, ya sea profesional, amorosa o de salud. El verano llega, el espacio se vacia y en el piso de enfrente se instala una pareja de vecinos misteriosos que no tardaran en entregarse a desagradables discusiones a gritos. Un poco por miedo a la violencia y un poco por jugar, Clara convoca a su antiguo novio (de quien sigue dudando si es el hombre de su vida o una calamidad manifiesta) para que la ayude a <> la situacion mientras deciden que hacer el uno con el otro. Tras una noche de risas interrumpida por golpes y alaridos, Clara terminara allanando el piso de enfrente y se convertira (empujada por la curiosidad y en contra de su sentido comun) en la confidente de su vecina, que la arrastrara a un remolino de vivencias donde los origenes modestos se mezclan con la promesa del lujo, y donde el desprecio y la desconfianza compiten con la feroz alegria de las ambiciones, todo recorrido por la bendicion y la pesadilla del dinero: bienvenidos al mundo de Violeta Mancebo, la nuera del Rey de Cataluna. Planteada como una luminosa comedia romantica que no tarda en revelar su caustico interior, El corazon de la fiesta dibuja a partir de la historia intima de dos parejas las grietas de una sociedad tensionada por los sentimientos comunitarios y las diferencias de clase, el coctel explosivo que forman al mezclarse la nacion y el dinero. Propulsado por una prosa vibrante y desvergonzada, y por una mirada tan acerada como lucida, Gonzalo Torne ha escrito, con El corazon de la fiesta, su novela mas audaz, y una de las mas ambiciosas y pertinentes de los ultimos tiempos.

  • Sin control de Zara Cox

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    Nada mas conocer a Lily Gracen, todo un prodigio en programacion, Caleb Steele supo que iba a saltarse su regla de no acostarse con las clientas. Sin embargo, antes tenia que dar con su acosador. Estaba a cargo de la seguridad de Lily, aunque era ella la que tomaba la iniciativa cuando se encerraban en su mansion de Silicon Valley. La cuestion era que, de tanto contenerse, Caleb estaba a punto de perder el control.

  • En el otro lado del corazon 2, Andrea Adrich de Andrea Adrich

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    EN EL OTRO LADO DEL CORAZON es la historia de Raul, uno de los hermanos de Jorge Montenegro. Es un libro INDEPENDIENTE, formado por dos volumenes. Este es el 2, el desenlace.

  • El guardian de las sombras de Vidal Fernandez Solano

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    Cuando cae la noche, las sombras se aduenan del mundo y de nuestra mente. El temor atavico a la oscuridad pervive en el interior de cada uno, intacto a pesar del paso de las eras desde que el ser humano moraba en las cavernas, tras la luz de las hogueras.Tememos todo lo se oculta mas alla del velo negro: la vida despues de la muerte, el universo, las sombras que reptan dentro y fuera de nosotros.A lo largo de catorce relatos de diverso sesgo narrativo: terror, historico o ciencia ficcion, el autor explora ese territorio prohibido en los rincones del alma: la inseguridad, la incertidumbre, el miedo.Si reunes valor y te adentras en esos parajes, no olvides llevar tu propio fanal de luz.

  • Todo es posible en Navidad de Vanessa Gonzalez Villar

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    ?Te has preguntado que pasaria si alguien te hiciera entrega de un calendario de adviento con veinticuatro propositos navidenos y tuvieras que cumplir todos ellos? Tal vez tu vida cambiaria, tal vez volverias a creer que los deseos se cumplen, tal vez, solo tal vez, descubririas que: Todo es posible en Navidad.Pablo, un publicista sarcastico e introvertido. Gabriela, una psicologa alegre y excentrica. Julia, una nina muy lista y simpatica. Juntos abriran ese calendario esperando cumplir sus deseos. ?Se haran realidad? Una novela llena de amor y mucha esperanza. Vuelve a sentir la magia de la Navidad.

  • Cada siete olas de Daniel Glattauer

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  • Una noche en el paraiso de Lucia Berlin

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  • El misterio de la ultima botella de Alejandro Rocca

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    Me levante agitado en mitad de la noche, empapado en mi sudor. Tenia la boca seca y la lengua se me pegaba al paladar. Acababa de tener la pesadilla mas espantosa de toda mi vida. Voltee a verla y de inmediato me calme un poco. Ahi estaba ella, tan hermosa como siempre. Desde el primer momento que la vi me ha tenido bajo su hechizo. No se que haria sin ella. Especialmente despues de todo lo que paso. Mire el reloj, no eran ni las tres de la madrugada. Todavia estaba alterado por el sueno. Me sente en la cama y me quede viendo a la pared un buen rato, luchando por controlar mi respiracion. Baje a la cocina por un poco de agua. Caminar resultaba una tarea dificil. Estaba completamente extenuado sin entender por que. Al entrar a la cocina decidi que me hacia falta algo un poco mas fuerte que el agua. Abri una botella de buen vino y llene una copa hasta los bordes. La vacie rapidamente y repeti el procedimiento hasta que no quedo ni una gota. Me recoste en el sillon de la sala, ya comenzando a sentir los efectos del alcohol. El miedo y la inquietud dieron paso rapidamente al sopor y la calma. El vino en mis venas sirvio de anestesia para mi torturada mente. Mis pensamientos se alejaron de toda la miseria de los ultimos meses, aunque fuera por un momento. Mis ojos se acostumbraron rapidamente a la luz nocturna y comence a observar toda la sala con detenimiento. Los sillones ya estaban viejos y desgastados, hacia falta pintura en las paredes y en el techo, el librero de cedro se veia maltratado y desordenado, la alfombra tenia manchas en todas partes. ?Que manera de vivir era aquella? Habia que hacer algo con todo ese desastre. Ahora que ya estaba mejor era momento de atacar esos problemas. "Manana mismo empiezo." me dije a mi mismo A punto estaba de levantarme para volver a la cama, cuando me fije en el cuadro que teniamos encima de la chimenea. Era el retrato de un tio abuelo de mi madre. Estaba vestido con traje militar. Segun me habia contado mi madre, habia sido un buen oficial en el ejercito hasta la dictadura de Franco, cuando tuvo la mala ocurrencia de oponerse terminantemente a la ejecucion de tres inocentes y fue fusilado junto con ellos. Nunca me habia gustado particularmente, pero lo conservaba con mucho carino como un recuerdo de mi querida madre, que habia fallecido hacia un par de anos por culpa de una pulmonia que complico su leucemia. Al darmelo como regalo, me dijo que lo pusiera en un lugar importante en mi casa y que el espiritu de ese tio desconocido me cuidaria siempre. Una extrana historia para un extrano cuadro. Mi mujer nunca estuvo de acuerdo en colgar el cuadro de un perfecto desconocido arriba de la chimenea, pero finalmente accedio cuando la convenci de que complaceria a su suegra, con la que nunca tuvo muy buena relacion. Mi madre se habia portado de manera muy entrometida en nuestra relacion desde que eramos novios y las asperezas entre ella y mi querida Hilde fueron creciendo con el paso de los anos. Yo nunca supe que hacer al respecto, pues si bien le daba la razon a mi mujer, no queria encarar a mi madre, a quien nunca supe realmente hacerle frente. Esto continuo asi hasta una noche en la que invite a mis padres a cenar. Era invierno, cerca de Navidad. – !Nico, querido, que gusto verte! ?Como te ha ido? – me saludo mi madre llenandome de besos. – !Muy bien mama! !Muy bien! !A mi tambien me da gusto verte! – dije intentando liberarme. -Hola muchacho- me saludo friamente mi padre. -Hola padre. ?Como estas? Los saludos para Hilde eran completamente al reves. -Hola Hilde- la saludo mi madre haciendo una mueca parecida a una sonrisa. -Hola senora- contesto con un ademan similar. -!Hilde, nina de mi corazon! ?Como estas hoy, pequena? ?Te trata bien este zoquete que tengo por hijo? – la saludo efusivamente mi padre. -!Hola, senor! !Todo esta bien y su hijo me trata de maravilla! Que gusto que nos puedan acompanar. Pasen por favor. La cena esta lista. A pesar de que ninguna de las dos lo admitiria nunca, mi mujer intentaba impresionar a mi madre cada vez que venian a la casa y mi madre hacia lo mismo con ella cuando nosotros ibamos a visitarlos. Era una especie de competencia silenciosa. Esa noche Hilde habia preparado codornices tiernas en salsa cremosa de vino acompanadas de esparragos asados con mantequilla y un vino blanco que le sentaba de maravilla. Nos sentamos a cenar en silencio. Al inicio siempre era un poco incomodo. La tension que existia entre mi madre y mi mujer y entre mi padre y yo se dejaba sentir. Despues, como siempre, y despues de deshacerse en elogios para Hilde con uno o dos comentarios despectivos de mi madre al margen, mi padre comenzo a hablar de su negocio, de la economia y de la situacion politica en el mundo. Esos eran los unicos momentos en los que sentia que podia entenderme con el. Podiamos hablar por horas y horas acerca de lo que dijo aquel senador, o el problema del desempleo, o la nueva propuesta de ley, o el conflicto en Medio Oriente. Mi esposa y mi madre se sumaban ocasionalmente a la conversacion, pero en general se limitaban a observarnos calladas, divertidas con la situacion. Ellas tambien se amigaban un poco en esas ocasiones, pues compartian el sentimiento de admiracion y simpatia que les provocaba vernos discutir. Entonces sucedio; Mi madre tomo un bocado un poco demasiado grande de comida y un insospechado huesito se atoro en su garganta. Inmediatamente comenzo a carraspear y a toser ruidosamente, intentando expulsar el hueso con todas sus fuerzas. Rapidamente mi padre se puso a darle palmadas en la espalda, mas no parecia hacer otra cosa que anadir color a la escena. El panico me congelo por unos momentos, hasta que de pronto se vio reemplazado por una gran determinacion. -!A un lado, padre! – le ordene Me levante de golpe, tome por los brazos a mi madre y la tumbe lo mas delicadamente que pude en el piso, inmovilizando con mis piernas. Le abri la boca y sin pararme a pensarlo ni un segundo meti mi mano en su garganta en busca del hueso. Lo tome con todo el cuidado y rapidez de que fui capaz y se lo saque. -?Estas bien? – preguntamos todos al mismo tiempo -!Nina! !cof, cof! – grito, roja como tomate y sin parar de toser – !Casi me matas, mocosa inutil! !cof, cof! ?Por que no aprendes a cocinar? !Nina tonta! -!Mama!, ?que te pasa? – intente decir calmadamente -Claramente no fue su cul… -!Callate, vieja bruja! !No tienes ningun derecho a hablarme asi! !Siempre me has tratado con la punta del pie! !Ojala te hubieras ahogado! !Estupida! -!Querida, tranquila! -!Perra malparida! !Bruja! !Largo de mi casa! -!Hilde, basta! – dije tomandola por los hombros y llevandomela de ahi. -!Fuera! ?Me oiste? !Fuera! – siguio gritando mientras la sacaba del comedor a la cocina. -!Mi amor, para! !Para ya! – la abrace con fuerza, ahogando sus gritos en mi camisa. -!No fue mi culpa! – sollozo, y comenzo a llorar sobre mi. -Tranquila, linda, yo se que no. – la abrace mas fuerte -Mi mama tambien lo sabe. No queria decir lo que dijo y estoy seguro que tu tampoco. Fue la emocion del momento. Hablare con ella. Entro mi padre a la cocina, visiblemente alterado por todo lo que acababa de pasar. -Hilde, carino, ?Estas bien? – pregunto. No hubo respuesta. -Esta bien papa. Llevate a mama a casa. Yo hablare despues con las dos. -Bueno hijo, pues, gracias por la cena. Estuvo deliciosa.

  • Operacion espejo de Valeria Caceres B.

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    A Vanesa la conoci en un bar. Y nuestra historia empezo como toda historia de bar. Ella estaba sentada en un taburete mirando su reloj. Y yo estaba mas pendiente de su escote que de sus ojos. En fin, ?a quien iba a enganar? Siempre fui un Don Juan. Le invite una copa. Queria llevarmela a la cama. ?Quien no? Acepto un poco temerosa, pero su sonrisa me dio pie para entablar una conversacion banal. ?Por que estas aqui tan sola? ?Vienes muy seguido? Nunca te habia visto. Resulto que estaba esperando a alguien. Un tipo que se robo la atencion de todas las mujeres que se encontro a su paso y que le dio un sonoro beso en los labios. De forma posesiva. --Llegas tarde --le dijo ella con la vista baja. Deje de mirarlos para fijarme en los tragos ordenados que habia detras del bar. Vodka. Whisky. Pisco. Tequila. Ron. El barman me conocia, asi que no tardo en llenar mi copa del mejor Vodka. Mientras me lo bebia, la pareja desaparecio. Iban a los gritos. Recriminandose cualquier cosa. Otra noche paso lo mismo. Me la encontre alli mirando su reloj. Y me atrevi sin ninguna pretension a hablarle. Hay cosas que se deben hacer con calma, de manera estudiada. Claramente falle. --No se para que te vienes antes si sabes que siempre llega tarde. --Bebi de mi copa atento a su reaccion. Me miro con el ceno fruncido y despues suavizo el gesto cuando se encogio de hombros. --Supongo que porque lo amo. Me rei internamente. Amor. Que absurda era esa palabra. --!Luis! --llame al camarero--. Sirve dos copas de Vodka. --No, gracias. Estoy bien --respondio ella con voz dulce. --Es para que la espera no se te haga tan larga. Se quedo callada, mirandome. Y en su mirada no pude evitar escuchar su grito de auxilio. --Vamonos --le dije levantandome del taburete y tomandole la mano--. Vamonos de aqui antes de que el llegue. No dijo nada. Fue como llevar conmigo a una muneca de trapo que se dejaba guiar por mi. La subi a mi auto y lo puse en marcha hasta un edificio que habia sido casi como un Motel. Rente un departamento y ella siguio aferrada a mi mano. Complementando lo que no sabia que me faltaba. Ella. No preste atencion a aquello, sino mas bien me dedique a desnudarla. Y cerre los ojos. Los cerre porque no queria verla y saber que no estaba haciendo lo correcto. Que ella no estaba alli por sexo sino por algo mas. Necesitaba ser escuchada, pero yo no queria hacerlo. La use. La use como a cualquier mujer. Sabiendo que era fragil. Que estaba vulnerable. Ella se dejo guiar. Y poco a poco el deseo se apodero tambien de ella. Me quito la camisa y le ayude a desprenderse de su sujetador. Estabamos tan jodidamente excitados que no recuerdo muy bien como terminamos gimiendo apoyados en una pared. Y despues en el suelo. Y en la cama. --Vanesa --murmuro sobre mis labios--. Mi nombre es Vanesa. No queria saber mas de lo que ya sabia. Asi que volvi a besarla, inmovilizando su rostro con mis manos y, entre cuatro paredes, le hice… el amor. Dos horas despues estaba dormida sobre mi pecho y en la mesa de noche vibraba sin cesar su telefono. Podia ver el nombre de quien la llamaba: Daniel. Asi se llamaba el cobarde. Descubri tambien, gracias a mi tacto, que en sus brazos tenia marcas de dedos grandes. Y no eran producto de una noche apasionada. No. No queria despertar con ella, asi que le deje sobre la mesa un monton de billetes para que se fuera en taxi a casa y una nota en donde le sugeria que dejara al imbecil de Daniel. Me fui. Me fui con un vacio que jamas habia sentido. Vanesa pudo ser cualquier otra chica de bar; una de las miles que tuve. Pero no. Vanesa tenia unos ojos que jamas podria olvidar. Y, hasta el dia de hoy, me pregunto si Vanesa seguira frecuentando aquel bar con la absurda idea de que espera por amor a que llegue su principe azul. Yo no soy un principe. Y nunca he sido azul. Mas bien soy oscuro. Demasiado oscuro para Vanesa. Mucho mas oscuro que Daniel. II Vanesa Abro los ojos con dificultad. No lograba reconocer donde estaba y, por un instante, creo que quien ha ocupado el otro lado de la cama es Daniel. De pronto una oleada de terror se apodera de mi y no puedo reprimir las ganas de vomitar. ?Que he hecho? Corro al bano para vaciar mi estomago. No estoy borracha ni con resaca. Bebi solo una copa. Pero estoy nerviosa. De pronto las imagenes de la noche anterior me invaden por completo. !?Que hice?! Me repito una y otra vez. Cuando por fin me recupero, me miro al espejo. Esa no soy yo. No puedo ser yo. Descubro el brillo inusual en mis ojos. Hay lujuria. Es como si mi cuerpo hubiese cambiado totalmente durante la noche. Me siento mujer. Y asqueada. Daniel no me lo perdonaria jamas. Y, por solo haberlo hecho esperar, me iba a… Trago el ovillo de nervios que se ha instalado en mi garganta y me largo a llorar. Me siento indefensa. Desprotegida. <>. Esa mano que me condujo hasta aca me hizo sentir protegida. Solo un instante. Despues… Despues todo se descontrolo. Lo habia visto antes. Una vez. Habia intercambiado no mas de diez palabras… !y me fui con el! <>, digo muy bajito mientras salgo del bano y observo la cama deshecha. Mi ropa esta esparcida por todo el piso. Mi celular descansa en la mesa de noche y, junto a el, una nota. La tomo entre mis dedos con un temblor que adjudico a mi perturbacion. <>. Ni lo habia notado. Pero ahi esta. Es mucho. Demasiado. Sigo leyendo. <> ?Como supo el nombre de mi novio? !Mi telefono! Dejo de leer la nota y enciendo la pantalla de mi celular. Cuarenta y cinco llamadas perdidas. Y al menos veinte mensajes de voz. Me siento en la cama con indecision. Y es alli, sentada, que me doy cuenta de que aun sostengo la nota en mi mano. Entonces leo lo ultimo que escribio. <>. ?Quien se cree? Dejo caer la nota y me cubro el rostro con ambas manos. Vuelvo a sentir nauseas. Abro los ojos de pronto. ?Se cuido? Busco por todos lados algun indicio de aquello. Dos envoltorios de preservativos me devuelven un poco el alma. Salgo de alli intentando ocultar mi verguenza y prohibiendome recordar lo vivido la noche anterior. No se ni el nombre de aquel hombre. Podia ser un violador o un asesino. Pero no pense. Aun no comprendia por que me habia dejado llevar por el. <>, me susurra esa voz que, aunque se esta volviendo cada vez mas muda, aun sigue dentro de mi. Daniel… Daniel era el hombre mas guapo con el que habia salido. El me amaba. El queria casarse conmigo. El queria que yo fuera la madre de sus hijos. <>, susurra otra vez aquella voz. Pero me digo que tal vez es mi culpa. Muchas veces lo hago enojar. Y, lo que habia hecho anoche, lo iba a hacer enojar mucho. Muchisimo. De forma automatica me abrazo. Me abrazo porque iba a necesitar un abrazo despues de que me presentara en su puerta. No quise escuchar los mensajes de voz. Se muy bien lo que decian. El primero tendria un tono de voz carinoso y conciliador. <>. Despues vendria su desesperacion. <>. Y, finalmente, vendrian sus amenazas. <>.

  • Fuera de angulo de Beatriz Ros Nieto

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    Probablemente, fueran muchos los que quisieran haber acabado con la vida de Osvaldo cruseido, pero ?como se consigue asesinar a uno de los mejores jugadores de futbolista de la historia sin dejar el mas minimo rastro? La investigacion de esta muerte supondra un profundo cambio en la vida de una recien llegada a la comisaria, la inspectora Ana Ferrer. Con su ayudante Alex, intentara unir todas las piezas del rompecabezas que supone este caso, asi como su propia vida.Los policias deberan trabajar contra reloj en un caso seguido con lupa por los medios. Intriga, amor, misterio y excelentes toques de humor se unen en esta fascinante historia que atrapar al lector.

  • Multimillonario Inesperado. Jax de J. S. Scott

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    Hace varios meses... --!No voy a dejarte aqui sola, Taylor! --le dije a mi becaria con toda la fuerza que pude reunir. Por desgracia, tenia la boca tan seca que mi voz apenas era poco mas que un susurro airado. Tras nueve dias prisioneras en un pais extranjero sin comida y con muy poca agua, Taylor y yo estabamos hambrientas y gravemente deshidratadas. Basicamente habiamos quemado todas las reservas de energia que teniamos hacia mucho tiempo. Solo intentar hablar durante unos instantes suponia un enorme esfuerzo. Fulmine con la mirada al rebelde laniano que habia intentado levantarme de un tiron despues de cortar las apretadas ataduras de mis piernas. Me negue rotundamente a levantarme cuando me ordeno que lo hiciera. --Llevatela a ella --exigi gesticulando con la cabeza hacia Taylor--. Me quedare yo. No conocia mas que unas pocas palabras de laniano, pero nuestro captor chapurreaba suficiente ingles para que yo entendiera que se habia pagado mi rescate y que estaban planeando dejarme marchar. Tambien estaba totalmente claro que mi becaria, Taylor, no estaba incluida en el plan de liberacion y, sin duda, aquello no iba a funcionar para mi. --No --gruno el guerrillero agitando su rifle automatico en mi cara--. Solo tu. Yo sacudi la cabeza. <>, pense. Aquella era mi exploracion geologica. Ya me faltaba un miembro de aquel pequeno equipo de tres. Taylor y yo no habiamos oido nada de Mark, el tercer miembro de nuestro grupo. Era el ingeniero de minas cuya llegada se esperaba en la isla nacion hacia diez dias para reunirse conmigo y con Taylor. Yo habia pasado cada uno de esos nueve dias histerica por lo que le habria sucedido. Mark no solo era un miembro del equipo, sino tambien un hombre que me importaba mucho. <>, me dije. ?Habia escapado Mark a la captura de alguna manera? ?Habia sido secuestrado tambien, pero ya lo habian liberado? ?O estaba aguantando a duras penas como Taylor y yo ahora mismo? No conocer su suerte me corroia las entranas desde el dia en que Taylor y yo fuimos secuestradas a punta de pistola unos instantes tras nuestra llegada a Lania. --Tu vienes --insistio el rebelde en tono enfadado mientras me golpeaba la cabeza con el canon de su rifle de asalto. Volvi a sacudir la cabeza. Tal vez deberia estar aterrada, pero se me habia agotado la adrenalina necesaria para sentir aquella emocion mediante la privacion y la intimidacion emocional. Lo unico que me quedaba era resignarme. Encontraria a Mark. No dejaria que mi becaria muriera alli, sola. Ya no me quedaba energia para temer. No queria morir, pero si ese cabron terminaba disparandome, no le quedaria mas alternativa que dejar marchar a Taylor si tenia que liberar a un rehen. El hombre dejo escapar un rugido salvaje y salio como un vendaval por la puerta de nuestra pequena prision. Yo hice una mueca al oir el chirriante sonido del metal contra el metal cuando el aseguro las barreras en la puerta. Era un sonido premonitorio que siempre me recordaba lo precaria que era nuestra situacion en ese momento y el poco tiempo que nos quedaba a Taylor y a mi. La diminuta habitacion volvio a quedarse a oscuras en cuanto se cerro la puerta y el alivio momentaneo que recibimos del calor sofocante mientras la puerta estaba abierta termino bruscamente. Casi no habia ventilacion en la estructura de una habitacion donde nos retenian y entraba muy poca luz a traves de las minusculas ventanas cerca del techo. ?De verdad podian llamarse ventanas esos agujeros? Taylor y yo apenas logramos sacar una mano por ellos y proporcionaban muy poca ventilacion para neutralizar el calor agobiante de Lania en verano. --Tienes que ir, Harlow --dijo Taylor con voz aspera y apenas audible--. Sabes que debes hacerlo. Si no lo haces, Mark y yo probablemente moriremos antes de ser rescatados. Solte un debil gemido al bajar el tronco al suelo de tierra, junto a Taylor, sintiendome completamente agotada tras el esfuerzo de permanecer incorporada durante unos minutos. <>, pense. Me odiaba a mi misma por haber metido a Taylor en aquella situacion. Mark y yo eramos ambos empleados de Montgomery Mining y lo habiamos sido durante anos. Cierto, ahora yo era geocientifica investigadora, asi que ya no hacia mucho trabajo de campo, pero no era como si Mark y yo no tuvieramos experiencia en exploraciones. Taylor Delaney era una simple becaria de verano que trabajaba bajo mi tutela en el laboratorio de Montgomery Mining en San Diego. Sinceramente, ella ni siquiera estaria en Lania si yo no hubiera tomado la fatidica decision de dejar que viniera con nosotros a la expedicion. Taylor acababa de terminar su master en Stanford y yo pense que sus estudios en geologia ambiental serian utiles. <>, reconoci para mis adentros. Tambien queria que viniera para que viviera su primera experiencia con un trabajo de campo internacional. Se suponia que yo era su mentora, asi que queria proporcionarle durante sus practicas todas las oportunidades posibles que la ayudaran en su futura carrera. Sin embargo, si se me hubiera ocurrido ni por un segundo que traerme a Taylor fuera a poner su vida en peligro, nunca habria puesto un pie en ese maldito pais. No solo era mi becaria. Taylor y yo tambien eramos amigas. <>, pense desesperada. Nada de aquel viaje rutinario deberia haber sido peligroso. Se suponia que ya no habia agitacion politica en Lania y estar alli conmigo deberia haber sido perfectamente seguro para ella. --?Como voy a hacer eso, Taylor? --pregunte con voz ronca--. ?Como voy a marcharme y dejaros aqui a ti y a Mark? --?Como no vas a hacerlo? --me contradijo debilmente--. Si no vas e intentas hacer que nos rescaten, ninguno de nosotros aguantaremos mucho mas. --No digas eso --suplique, aunque sabia que tenia razon. Taylor y yo estabamos extremadamente debilitadas. No habiamos comido en nueve dias y la pequena cantidad de agua de lluvia que habiamos recogido por las ventanas diminutas estaba evaporandose. Aqui, las temporadas de lluvia eran cortas y esporadicas. Habiamos llegado al punto en que pasabamos largos ratos en silencio porque simplemente no nos quedaban energias para hablar. Cada vez con mas frecuencia, teniamos periodos en que ya no eramos completamente coherentes. Tarde o tempranos, nuestros cuerpos renunciarian a la lucha. Nos quedariamos dormidas y ya no despertariamos. --Somos realistas, Harlow --respondio Taylor en voz baja--. Ambas sabemos que llevamos dias muriendo lentamente de deshidratacion. No estoy segura de como estara Mark en este momento, pero tengo la certeza de que el tiempo tambien es crucial para el. El rebelde volvera. Deja que te saque de aqui para poder sacarnos de aqui tambien a Mark y a mi. Una vez que estes de vuelta en Estados Unidos, puedes contarles a los negociadores lo que esta pasando aqui realmente. Se que moveras cielo y tierra hasta que alguien venga por nosotros. --Quiero que te lleven a ti --susurre--. No quiero dejarte aqui. Prefiero ser yo quien se quede. --Sabes que te quiero por eso, pero es imposible --respondio Taylor--. Estare bien, Harlow. Si se que vas camino de casa, tendre un poco de esperanza. Algo por lo que vivir al saber que la ayuda esta en camino. Mi corazon se rebelo ante la idea de partir de Lania sin Taylor y Mark, pero mi cabeza sabia que tenia razon. --No entiendo por que no te liberan conmigo. Si realmente han pagado mi rescate, ha tenido que ser Montgomery Mining quien lo pago. La unica a la que podria importarle lo suficiente para soltar dinero por mi es mi madre y no tiene tanto efectivo. --?Y crees que Montgomery tambien habria pagado por la liberacion de una simple becaria? --murmuro Taylor. --Si. Se que lo habrian hecho. Los hermanos Montgomery son multimillonarios, pero siempre se han asegurado de dirigir un negocio justo y etico, aunque sea la corporacion minera mas grande del mundo. He trabajado para ellos el tiempo suficiente para saber que se preocupan por sus empleados, incluso los becarios de verano. --Una vez yo fui una de esas pasantes, asi que sabia que eran bondadosos con todos los empleados y no solo con la alta direccion de la empresa. --Entonces, tal vez los rebeldes solo accedieran a liberarte a ti primero para conseguir mas dinero --sugirio Taylor--. Sin duda, no hay nadie ahi fuera dispuesto a entregar el dinero que probablemente exigen si no lo hace Montgomery. Nadie sabra siquiera que he desaparecido. --Estoy segura de que tiene algo que ver con el dinero --convine--. Y tus amigos sabrian que has desaparecido. --Eres la unica amiga que tengo en San Diego y la unica persona que sabe que estoy aqui -- susurro. Como Taylor se habia mudado recientemente a San Diego para hacer sus practicas de verano, no podia discutirle aquella afirmacion. Sus amigos de la universidad de Stanford probablemente estaban repartidos por todo el pais a estas alturas, y Taylor no tenia familia. Queria desesperadamente tenderle una mano a Taylor para reconfortarla, pero no podia. Teniamos las manos atadas demasiado fuerte como para envolverla en un abrazo. El hecho de ser incapaz de hacer absolutamente nada para ayudar a Taylor me habia destrozado lentamente. Su seguridad era mi responsabilidad y le habia fallado por completo. --Superaremos esto, Taylor. Mientras pronunciaba aquellas palabras de consuelo, no habia verdadera conviccion en mi voz. Sin comida. sin mas agua y sin un respiro del calor sofocante de aquella diminuta celda que nos retenia, Taylor y yo probablemente estariamos muertas en un dia o dos. Contuve un quejido al sentir que la circulacion volvia levemente a mis piernas. Ya casi estaba acostumbrada al dolor de tener las extremidades atadas tan fuertemente que todos los musculos suplicaban alivio. Ahora que finalmente estaban libres, me percate de que la circulacion cortada con anterioridad probablemente habia atenuado parte del dolor del maltrato. --?Taylor? --pregunte en voz baja--. ?Sigues conmigo? <>. Era triste necesitar confirmacion de que aun respiraba. --Estoy aqui --dijo con la garganta seca--. Por favor, no te preocupes por mi, Harlow. Ve a conseguir ayuda. Yo seguire aqui, sonando con una gran jarra de agua con hielo hasta que tambien me rescaten. --Y un enorme chuleton jugoso con una patata asada rellena --respondi yo automaticamente. Taylor y yo habiamos convertido en un juego hablar de las primeras cosas que queriamos comer y beber cuando escaparamos de aquel antro. Yo sabia que esa comida en particular era la primera en su lista. --Se lo duro que es esto para ti, Harlow --musito Taylor--. Yo tampoco querria dejarte atras. Pero es nuestra unica oportunidad. Nadie en casa sabe que no estamos recibiendo comida ni agua para mantenernos con vida durante mucho tiempo. Quizas crean que tomarse este rescate con calma y llevarlo sobre seguro es la mejor manera de manejarlo. --Ire --le asegure. Aunque sabia que era mi unica opcion, la decision me estaba partiendo el alma--. Tienes razon. Quienquiera que este negociando nuestra liberacion tiene que comprender que se le acaba el tiempo. --Han vuelto --farfullo Taylor cuando el molesto sonido estridente de la puerta al abrirla hizo que sintiera un escalofrio de pavor en la columna. --Me voy --dije sin aliento--. Te sacare de aqui lo mas rapido que pueda. No te rindas, Taylor. Por favor, no te rindas. Solo aguanta un poco mas. --Hare todo lo que pueda para no morir sobre tu conciencia, Harlow --me prometio--. Hemos aguantado todo este tiempo. Creo que puedo sobrevivir unos cuantos dias mas. La luz del sol inundo la habitacion cuando los rebeldes abrieron la puerta de un empujon. Yo estaba tan desacostumbrada al resplandor tras nueve dias de penumbra casi constante o de total oscuridad que cerre los ojos y parpadee con fuerza hasta que mi vision se ajusto. El guerrillero habia traido refuerzos y, esta vez, no pude resistirme cuando tres de ellos me pusieron en pie de un tiron. --!Mierda! --maldije, haciendo todo lo posible por mantenerme erguida cuando el dolor me atraveso la rodilla izquierda. Sabia que la lesion era mas que los musculos atrofiados y tensos de pasar tanto tiempo atada. Me habia torcido la rodilla cuando los rebeldes nos secuestraron y nos arrojaron al suelo a Taylor y a mi. Si, dolia, pero en realidad, una lesion de rodilla era la ultima de mis preocupaciones. <>, me dije. Necesitaba la maldita pierna para salir de alli. Me dolio en el alma al echar un vistazo atras hacia Taylor y ver lo fragil que parecia mi amiga pelirroja, normalmente feliz. Si no supiera que se trataba de Taylor, podria no haberla reconocido. --Tu, vete --dijo uno de los rebeldes mientras me empujaba hacia la puerta. Tropece y perdi de vista a mi amiga. <>, me recorde. Solte un sollozo de angustia mientras salia por la puerta cojeando con paso vacilante. Quizas necesitara una especie de desahogo temporal, pero no pensaba desmoronarme completamente. Tenia un unico proposito en mente, un objetivo, y lo unico que podria impedirme lograrlo seria la muerte. Como no parecia que aquel fuera mi dia para morir, resolvi que Taylor y Mark no pasarian ni un segundo mas de lo absolutamente necesario en aquella pocilga. Harlow En el presente… --No necesito un consejero de Last Hope, Marshall --le dije al hombre maduro que estaba sentado frente a mi en la mesa de mi cocina--. Especialmente, no uno como Jaxton Montgomery, por Dios. Sabes lo que quiero. Tengo unas ganas desesperadas de formar parte de Last Hope en lugar de ser tratada como uno de sus rescates. Marshall dio un sorbo de su taza de cafe y arqueo una ceja. Era una mirada que pretendia intimidar a la mayoria de la gente y, vaya, tenia que reconocer que el excomandante Marshall tenia una presencia tremenda que impedia discutirle nada. Sin embargo, esas expresiones que pretendian alarmar a cualquiera que las viera ya no funcionaban conmigo. Tal vez hubiera sido el lider supremo de todo hombre que hubiera servido a sus ordenes en su equipo SEAL de la marina estadounidense. Tampoco me cabia duda de que merecia ese culto al heroe. Pero Marshall era mucho mas que su antigua carrera militar. Durante los ultimos meses, habia visto una faceta diferente suya que estaba convencida de que el no queria que nadie viera en realidad. No es que se hubiera convertido en un osito de peluche ni nada parecido a ser calido o afectuoso, pero tampoco era el perfecto hombre duro que queria que todos creyeran que era. --Ya conoces las normas --dijo el con brusquedad--. Cualquiera implicado en Last Hope es antiguo miembro de las fuerzas especiales. No te ofendas, Harlow, pero no estas en condiciones de hacer frente al secuestro de otra persona ahora mismo. No cuando ni siquiera has lidiado con las secuelas de haber sido prisionera tu misma. Por eso he convertido a Jax Montgomery en tu consejero. Tienes trabajo que hacer con esos problemas, senorita, y te ayudaria tener a alguien con quien hablar que realmente pueda ayudarte a superarlos. ?Acaso te has molestado en responder a las llamadas de Jax? Yo puse los ojos en blanco. Lo detestaba cuando me hablaba como si fuera mi padre. --Jax se ha dejado caer por aqui antes --reconoci. --Deja que lo adivine. Le diste con la puerta en las narices --dijo Marshall acertadamente. Yo me encogi de hombros. --Le dije que si conseguia pasar dos semanas sin ser fotografiado con una de sus citas de una noche, accederia a dejar que sea mi consejero. Era la manera mas facil que se me ocurrio de librarme de el y no tener que volver a verlo nunca. Dudo que aguante un solo dia sin ser fotografiado con otra mujer. Ha sido un casanova durante anos. Eso es lo ultimo que necesito ahora mismo. --Tambien es uno de los dos hombres que arriesgaron su vida para rescatar a Taylor --me recordo. Suspire. Tenia razon. Jax y Hudson Montgomery no habian dudado en hacer volar uno de sus aviones privados en cuanto se enteraron de que Taylor estaba mal. De hecho, para cuando los encontre en sus despachos corporativos tras mi liberacion, Marshall, Jax y Hudson ya estaban planeando ejecutar un rescate para Mark y Taylor. Una cosa de la que no me percate cuando sali de Lania eran las probabilidades casi nulas de que Taylor fuera liberada pagando un rescate. Por lo visto, los rebeldes lanianos eran conocidos por aceptar el dinero del rescate por la liberacion de ultimos rehenes para despues matarlos a todos. Una tentativa de rescate era la unica opcion para ella. Tenia que reconocer que me quede conmocionada al descubrir que los tres hermanos Montgomery eran miembros de una operacion secreta de rescate voluntario llamada Last Hope. Marshall la puso en marcha despues de retirarse de la marina estadounidense debido a una lesion. Jax, Hudson y Cooper Montgomery se habian subido al carro hacia anos, despues de abandonar cada uno sus unidades en las fuerzas especiales. No solo eran miembros activos de Last Hope, sino que yo sospechaba que tambien estaban financiando la operacion. Por lo que habia visto, Last Hope era demasiado sofisticado para ser un grupo de voluntarios con un presupuesto limitado. --Lo se --confese con voz temblorosa--. Y nadie estara nunca mas agradecido que yo de que encontraran a Taylor a tiempo. No es como si Jax y Hudson tuvieran que llevar a cabo el rescate ellos mismos, pero gracias a que lo hicieron, le salvaron la vida a Taylor. Dios, ni en mis suenos mas descabellados podria haber imaginado que los poderosos multimillonarios duenos de la compania para la que yo trabajaba formaban parte de una organizacion civil secreta como Last Hope. Si Jax y Hudson no hubieran formado parte del grupo ni estuvieran altamente cualificados para llevar a cabo su propio rescate de inmediato, Taylor no habria sobrevivido. Si hubieran perdido tiempo reuniendo otro equipo, yo estaba casi segura de que habrian repatriado a Taylor a Estados Unidos en una bolsa. Ni Taylor ni Marshall me habian contado exactamente como estaba cuando la encontraron. Pero yo no era completamente idiota. Sabia que no se habia levantado ni salido de alli por su propio pie. Desesperada, Taylor habia hecho un pobre intento de escapar una vez que yo deje el recinto, y la golpearon severamente por sus acciones.

  • Confesiones de una mascara de Yukio Mishima

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    Koo-chan, el joven narrador de ” Confesiones de una mascara ” (novela publicada en 1949 que fue el primer gran exito literario de Yukio Mishima (1925-1970) y que lo catapulto a la fama), es un alma atormentada por una sensibilidad turbadora que va creciendo con el estigma de saberse diferente a los demas. De aspecto debil y enfermizo, solitario y taciturno, de extraccion menos favorecida que sus companeros, ira descubriendo sus inclinaciones homosexuales cuando se siente atraido por Omi, un chico de fuerte constitucion. No obstante, en el Japon de los anos 1930 y 1940 el protagonista debe ocultarse tras una mascara de correccion y convertir su vida en un escenario, en una representacion en la que confluyen la realidad y las apariencias.

  • Predestinados de Minnie Darke

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    Una chispeante novela astrologica que encantara tanto a escepticos como a sonadores.

  • Trilogia Generacion (Completa) de Lisa Sune

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    No me olvides (G#1)
    Sheena huye de su hogar al cumplir la mayoria de edad. Dejando una sociedad adinerada que no desea para su carrera. Inconformista por el futuro que le habian disenado y ambiciosa por tomar sus propias decisiones.
    Diez anos despues de su marcha se enfrenta al pasado para cerrar una etapa. Enfrentarse al hombre que puso su vida patas arriba y que tanto se habia empenado en olvidar todo ese tiempo. El amor que pudo sentir hacia el anos atras paso a ser rencor, pero tras su primer reencuentro no logra alejarse de el y corre el riesgo de volver a caer rendida a sus pies.
    ?Sera capaz de mantenerlo lejos de ella?
    ?Sera capaz de no volver a enamorarse?

  • La cabana azul de Helena Pinen

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    Amanda Jefferson tiene el corazon herido, el cuerpo magullado y un secreto por el cual
    daria la vida. Cuando decide marcharse, consigue borrar sus huellas, hacer que Amanda Jefferson deje de existir. En su lugar, Mandy Jeff ha llegado a Blue Valley, un pequeno pueblo de Texas donde todos se conocen, un lugar donde ella siente que puede perder el miedo a vivir.
    Al igual que la gente del lugar, Remington Montgomery se pregunta quien es esa mujer que se ha trasladado a la cabana azul. De algun modo logra ver su coraza y entiende que su antigua relacion ha sido oscura y terrible, pero esta dispuesto a ser paciente y esperar su oportunidad para demostrarle que otro amor es posible.

  • Un amor a la medida de Vanessa Lorrenz

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  • Hijos de la sombra de Graciela Ramos

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    Era una pequena comunidad olvidada por las lineas cartograficas. No quedaba de paso para ningun lugar. Cada vez tenia menos habitantes. Los jovenes huian, los viejos morian. La vida de todos circulaba por las calles empolvadas alrededor de la unica plaza coronada por la comuna, la comisaria, la iglesia, la escuela primaria y el club social. Los grifos incrustados en lapidas eran los proveedores de agua potable. Rosalinda Espinosa era la curandera para todos los males. Era curioso ver como las personas salian del unico dispensario y caminaban hasta la casa de Rosalinda. Lo que les decia el doctor tenia que estar avalado por ella. El club social, un respiro para las almas cansadas. Y la iglesia, con todos sus dones, era la que gobernaba en el pueblo. "?Por que habre nacido aca? ?Tendre el valor para irme algun dia de este pueblo?", rezaba Agustin. 2 Los huevos, amontonados en la canasta de mimbre, marrones, gordos, fanfarrones, esperaban. Agustin, apurado, los vio, se detuvo y les clavo la mirada. Su pecho comenzo a palpitar y su respiracion a acelerarse. Comenzo a largar aire por la nariz como un bufalo. Estaba enojado. Tenia ganas de correr al gallinero, apresar una por una las ponedoras y acogotarlas. Y ahora, con la llegada de Eusebio, el gallo nuevo, estaban como locas. No paraban de poner y poner huevos. "Espero que esta vez no me toque a mi. Por favor. Ella no entiende que me averguenza salir con esa canasta por el pueblo. Me la paso esquivando a los conocidos y escondiendome de las chicas. ?Tanto le cuesta entender que un chico no puede andar vendiendo huevos? Esas son cosas de viejas, o bien, de mujeres", pensaba Agustin, cruzando los dedos. Tratando de escabullirse antes de que lo vieran. --Hoy va la Rosana a vender los huevos --dijo Erna, su madre, como si hubiera escuchado su pensamiento--, y uste vaya a arreglar el alambrado del gallinero antes de irse a la escuela. !Dios bendiga mis gallinas! Esos zorros me los manda el mismisimo diablo. A la Pepa le mataron el Quique. No se puede reponer la pobre. Un pavo como ese… El pavito lo esta criando en la cocina. Es hijo del Quique. Erna era el motor de la familia, a su manera, porque todo lo sometia a la voluntad de Dios. Luis, su padre, trabajaba en el aserradero de los Salvatierra, como casi la mitad del pueblo. Y Rosana, su hermanita, se pasaba la mayor parte del tiempo haciendo munecas de trapo con los retazos de tela que quedaban en el costurero de su madre. Luego, a escondidas, las vendia en la feria que eventualmente se hacia en la escuela. Con ese dinero Agustin le traia del pueblo vecino, Las Chunas, pinturas de labios, de unas, revistas. Las tenia escondidas en una caja con candado debajo de la cama. Era su tesoro. --Pobre dona Pepa. Si, lo queria al pavo. Voy a arreglar el gallinero -- contesto Agustin y salio rapido. A ver si todavia se arrepentia y le enchufaba la canasta. Era extrano ver como funcionaban las cosas en su familia, su padre era el hombre de la casa, pero todo se hacia como lo mandaba su madre. Rosana se acomodo el sombrero de tela gastado, tomo la canasta con los huevos y camino hacia la calle. A ella no le importaba, pero, claro, no era tan eficiente como Agustin, recorria la mitad de las calles y nunca se acordaba de cobrar las deudas de la semana anterior. --!Pase a cobrarle a dona Pepa, que se viene haciendo la sota y me debe dos docenas ya! --grito Erna desde la cocina. Y asi las cosas se acomodaron para Agustin. Silbando y con las herramientas de la precaria cajita de madera de su padre, fue a visitar la casa de las gallinas. "Cuando me vaya de este pueblo, voy a ser medico", rumio. 3 Acariciaba sus crines, revisaba sus patas, la llamo Lola. La yegua no era suya, era de Cosme, un vecino. Se la prestaba los dias habiles para que pudieran ir a la escuela en Las Chunas. A cambio, lo ayudaban a mantener su huerta, que ocupaba el potrero donde antes, cuando era joven, tenia caballos. Rastrillar, limpiar, poner las semillas. El ano pasado habian cosechado mas de cien zapallos y doscientas zanahorias. Las habia contado, si, no podia controlar esa mania de contar las cosas. No lo hacia feliz, lo cansaba, pero hasta que no llegaba al ultimo numero no podia parar. Erna sacudia la cabeza y observaba desde la ventana de la cocina. --!Cuantas veces le tengo que decir que primero ensilla el sulky, luego se pone el guardapolvo! --grito. --!No voy en sulky! --contesto y ajusto las correas de cinchar. Hacia calor y no tenia ganas de ir a la escuela. Pero sabia que, si queria una oportunidad para progresar en la vida, debia estudiar. Eran muy pocas las familias que podian enviar a sus hijos pupilos a diferentes ciudades para cursar el secundario. --!Mejor que vaya solo, esos dos burros no son buena compania para uste! -- contesto Erna y siguio con sus cosas. Se referia a sus amigos. Marcos habia repetido tres veces primer ano. Y Diego, dos. Salio como un rayo montado sobre Lola mientras conjugaba los verbos. Tenia leccion. Le faltaba poco para terminar el secundario. No le costaba tanto estudiar, pero no le gustaba ir solo a la escuela, era como ir desnudo. Sentia que todo el mundo lo escrutaba, el extrano, el raro… Cuando estaban los tres juntos, era diferente. Enfrentaban con heroismo las miradas inquisidoras

  • El loco de la plaza libertad de Hassan Blasim

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    El loco de la plaza Libertad es el primer volumen de cuentos de Hassan Blasim, considerado por muchos como el mejor escritor arabe contemporaneo de ficcion. Mezclando lo fantasmagorico con lo mas descarnadamente real, en un estilo que se ha comparado con el de Roberto Bolano por su propension a la comedia macabra, Blasim sumerge al lector en los destinos individuales de quienes vivieron la paranoia institucionalizada del regimen de Sadam Hussein, la guerra de Irak, y la posterior ocupacion americana, y de los que tuvieron que emigrar sufriendo el trafico de seres humanos en los bosques de los Balcanes o las pesadillas al tratar de construir una nueva vida en Europa. Pocas veces se ha narrado la perturbadora verdad de la experiencia de la guerra y de los refugiados como en estos cuentos, escritos por alguien que vivio ese infierno donde ideas como la dignidad humana y la libertad de decision suelen convertirse y la libertad de decision suelen convertirse en un chiste cruel.

  • Buscame en la Alhambra de Alba C. Serrano

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    ?Confiarias en la buenaventura de Romerita Heredia? Monika jamas creyo en esas cosas, sin embargo, se cruzara en su camino con ella y a partir de ese momento, entrara en un bucle de desgracias. Un inesperado viaje acompanada por sus dos mejores amigos, amenaza con cambiar su vida repleta de manias y rutinas. Alan, un hombre que no cree en el amor y que en algunas ocasiones es dificil de entender, conocera a una bailarina de danza del vientre que trastocara su estabilidad emocional por completo. Ambos se daran cuenta de que quizas, existan los flechazos, pero… ?Que hacer cuando te separan miles de kilometros y la confianza amenaza con romperse? ?Dejarias atras las diferencias o en cambio, aprenderias a convivir con ellas? Tras una serie de revelaciones, Monika tomara una decision que marcara su camino hacia algun lugar que tendras que descubrir a traves de las paginas de Buscame en la Alhambra.

  • Interludio con el Sr. Darcy de Abigail Reynolds

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    Elizabeth Bennet habia rehusado la insultante propuesta de matrimonio del Sr. Darcy se la forma mas severa, sin descubrir hasta despues que habia juzgado su caracter extremadamente mal. En Orgullo y Prejuicio, ella tiene una segunda oportunidad con el debido a un encuentro accidental en la hacienda de el, pero ?que hubiera ocurrido si ese encuentro nunca hubiera ocurrido? ?Podria el Sr. Darcy recuperarse del golpe de perder a la unica mujer que habia amado nunca? ?Podria Elizabeth perdonarse alguna vez por haber sido tan cruel con el?

  • Lo mejor que se decir sobre la musica de Robert Walser

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    <>. Para Robert Walser, la musica no fue solo algo bello y autentico, sino tambien algo increiblemente subversivo que, en cuanto distinto al lenguaje, se oponia a la limitacion de las convenciones.

  • Un cafe no se le niega a nadie, Victoria Aihar de Victoria Aihar

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    Indira es una contable de treinta anos que arrastra una importante lista de fracasos amorosos. Es una mujer correcta, segura e independiente; pero en lo que al amor se refiere, se muestra muy insegura.

  • Te deseo para mi (Rosa blanca 6) de Laura A. Lopez

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    Llega la sexta entrega de la serie de romance historico <> de Laura A. Lopez con la historia de Lucy y Dylan.

  • Laura y el misterio de la isla de las gaviotas de Javier Holgado

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    En los ocho anos que Susana llevaba viviendo en el faro era la primera vez que las gaviotas la despertaban con sus graznidos. Se levanto de la cama, un poco desorientada porque era temprano. Habia tenido un sueno muy profundo, debido sobre todo a las pastillas para dormir que habia tomado la noche anterior. Miro por la ventana. Desde alli podia distinguirse la Cala del Santo, uno de los lugares de la isla elegidos por las gaviotas para asentar su bandada. Algo estaba pasando: se las veia realmente alborotadas. Muchas de ellas extendian sus alas, gesto que ejecutaban cuando estaban a punto de atacar al verse en una situacion de peligro. Intrigada, comenzo a vestirse con la intencion de bajar a la cala y comprobar lo que ocurria. Cogio unos vaqueros, una camisa y un jersey grueso de algodon: a pesar del buen tiempo del que habian disfrutado durante las ultimas semanas, el cielo habia amanecido encapotado, y era mejor prevenir. Tenia treinta y cinco anos, era morena y muy atractiva. Vestida asi, con ropa de campana, costaba imaginarla viviendo en ningun otro sitio que no fuese aquella isla. Mucha gente opinaba que llevaba una vida demasiado solitaria, pero era lo que ella deseaba. A menudo la habian oido decir que las aves eran lo unico que le importaba, las unicas que seguian estando ahi, en los buenos y en los malos tiempos, estuviese sola o acompanada. Su pasion habia comenzado cuando, siendo una nina, su madre la habia llevado a ver Los pajaros, de Alfred Hitchcock. La pelicula le parecio aterradora, pero al salir del cine Susana habia descubierto que el lado oscuro de esos seres a los que no se prestaba atencion, a los que se daba por hecho, la fascinaba. Ademas, habia sentido cierta afinidad con las aves de la pelicula. En ella, las causas por las que los pajaros querian exterminar a la humanidad no estaban explicadas. Puede que fuese un simple mecanismo de defensa, ya que el hombre iba a terminar arrasando el planeta y habia que evitarlo de cualquier manera. O puede que estuviesen castigando a los humanos por alguna culpa atavica o milenaria de la que ellos eran absolutamente inconscientes. No lo sabia. Pero en su caso, si que tenia muy claro por que a veces sentia la necesidad de que todos los que la rodeaban desapareciesen. La causa era sencilla: no lo habia tenido nada facil en la vida. Un padre que se esfumo cuando se descubrio que era un estafador y que habia desplumado el negocio de telas que la familia de su madre tenia desde hacia varias generaciones, fue el primero de los hitos en un camino algo complicado. A este se anadieron las dificultades economicas derivadas de la bancarrota de la empresa, el acoso escolar que habia sufrido desde siempre debido a su caracter algo hurano y retraido, y unas cuantas decepciones amorosas y relaciones frustradas. No habia pensado en ninguna de estas cosas desde que vino a vivir al faro rehabilitado que habia en la isla. El estudio de las gaviotas y la correspondencia con ornitologos que vivian en cualquier parte del planeta ocupaban la mayor parte de sus pensamientos. Por eso, mientras se miraba en el espejo del bano, terminando de arreglarse, se reprochaba que quiza todo lo que habia estado ocurriendo durante las ultimas semanas habia sido en parte culpa suya. Si no hubiera estado tan absorbida por su trabajo de campo, podria haber percibido las senales. Y haberles prestado atencion. Entonces no habria sido demasiado tarde. Salio de su habitacion, situada en la base del faro, y se dirigio a la cocina. A menudo solia subir las escaleras de caracol que conducian a la linterna para ver como el sol de la manana hacia brillar el mar, pero ese dia no tenia ganas: el cielo parecia anunciar tormenta y ademas creia que esa manana, en vez de sentirse afortunada por vivir en la pequena isla y poder disfrutar del panorama que se divisaba desde arriba, no haria otra cosa que mirar la costa con nostalgia, deseando volver, deseando que los seis ultimos anos de su vida se borraran y desaparecieran, desde el mismo momento en que Celia le propuso ir a la Isla de las Gaviotas y vivir en el viejo faro deshabitado y en desuso. Habia roto la regla que se impuso como norma de vida: ocuparse unicamente de los pajaros, y ahora estaba a punto de pagar las consecuencias, como habia ido descubriendo asustada las ultimas semanas. Intentando animarse, comenzo a silbar mientras fregaba los platos de la cena a la vez que ponia en el fuego una cafetera. Un pensamiento cruzo su cabeza, tan rapido que fue incapaz de atraparlo. Se trataba de algo que alguien le habia dicho alguna vez acerca de los faros, pero en ese momento era incapaz de recordarlo. Cuando el cafe estuvo listo, puso comida en el cuenco de Trufa, la labrador de color crema que habia sido su compania desde que la rescato de una perrera. --!Trufa! !Trufa! --llamo, hasta que cayo en la cuenta de que lo que acababa de hacer era un gesto maquinal, impuesto por la costumbre. Su perra no iba a ir a por su comida, haciendole fiestas y cubriendola de lametones, como todas las mananas. Habia desaparecido hacia unas semanas, sin dejar rastro. Tras dias de busqueda, desesperada, Susana estaba convencida de algo: en una pequena isla de quince kilometros cuadrados no habia ningun lugar donde un perro pudiera esconderse. Y no creia que hubiese podido despenarse por ninguno de los acantilados. El animal tenia miedo de las alturas, sollozaba cada vez que Susana se asomaba a uno de ellos para observar a sus gaviotas. Se quedaba unos pasos atras, llorando y lanzando gemidos, aterrorizada, hasta que Susana se reunia con ella. Solo habia una manera por la que Trufa se hubiera arrimado a un acantilado: que alguien la hubiera obligado. Susana estaba convencida de que alguien la habia arrojado al vacio. Ademas, esa explicacion casaba perfectamente con la serie de pequenos atentados que habia sufrido durante las ultimas semanas. Un dia, al llegar a casa, encontro todos sus cuadernos de campo y los diarios con sus anotaciones sobre el comportamiento de las gaviotas tirados por el suelo, en completo desorden. Algunas de sus paginas habian sido arrancadas y quemadas en la chimenea. Otro dia, el objeto de la rabia del misterioso atacante fueron las fotos que tenia colgadas en el salon. Muchas eran instantaneas de algunos de los pajaros que habia observado y controlado anos anteriores. Tambien tenia retratos de Juan, un novio con quien mantuvo una relacion durante bastante tiempo, y que, de no haber muerto en un accidente de coche, estaria ahora mismo alli con ella compartiendo sus inquietudes. El caso es que alguien habia descolgado todos los retratos y los habia manchado con pintura roja, que asi, a primera vista, parecia sangre. En la misma incursion, el intruso habia destrozado tambien los delicados arreglos florales que poblaban los parterres que rodeaban el faro. Susana dio parte de los hechos a la policia y consiguio que se interrogara a las personas que residian en la isla en aquel momento, pero no sacaron nada en claro. Inquieta, mando poner una costosisima cerradura de seguridad en la puerta de roble que servia de entrada. Y los estrechos barrotes que protegian todas las ventanas del faro impedirian cualquier intrusion. Como consecuencia, los robos y los actos vandalicos cesaron. Pero Susana no podia comprender quien podia albergar semejante rabia contra su persona: era de natural pacifica y no creia haber hecho dano a nadie en su vida, al menos conscientemente. El atacante tenia que ser alguien cercano a ella, alguien de la isla, pero ?quien? Nunca hubiera sospechado que la solucion a ese misterio estaban a punto de proporcionarsela los seres que menos imaginaba: las gaviotas. Susana se acerco al borde del acantilado. El tiempo se estaba revolviendo despues de unas semanas de calor sofocante y el viento soplaba cada vez mas fuerte. No era el mejor dia para andar trepando entre penascos, pero eso no le importo. Queria saber por que las aves estaban tan alborotadas. Abajo, en las rocas, las gaviotas seguian moviendose inquietas. Algo habia pasado. Susana comenzo a bajar con cuidado por el sendero que conducia hasta la playa de piedra, mientras se preguntaba por primera vez en su vida, a la vista de lo ocurrido las ultimas semanas, si su pasion por los pajaros merecia la pena, teniendo en cuenta todo lo que habia sacrificado por ellos: retirarse a esa isla para poder estudiar a sus gaviotas en un entorno no demasiado contaminado por el hombre; pasarse gran parte del dia observandolas y haciendo anotaciones en su cuaderno, hiciese frio o calor, lloviese o nevase; renunciar a vacaciones; ausentarse de bodas y bautizos de amigos que ya hacia tiempo que habian dejado de llamarla, incapaces de creerla cuando decia que su calendario dependia de las costumbres de sus aves… ?Y que habia recibido a cambio? Nada. Se desvivia por unos seres para los que ella nada significaba. <>, se dijo a si misma. <> La mayoria consideraba las gaviotas como una especie de ratas voladoras, seres que se alimentan de carrona, agresivos y muy celosos de su entorno. Susana se reia del desconocimiento de la gente: no solo englobaban bajo el termino gaviota una gran cantidad de especies que no tenian nada que ver con ellas, sino que ademas se trataba de seres fascinantes: probablemente eran las aves mas inteligentes de todas, y su organizacion social resultaba tan compleja que parecia imposible que no hubiese sido disenada por una mente racional. La especie que poblaba esa isla era la Larus argentatus, el genero mas extendido en el hemisferio norte. A Susana no le importaba que sobre esa especie estuviese todo dicho. Consideraba que siempre se podia aprender algo nuevo. Y el tiempo le dio la razon: si el estudio que estaba llevando a cabo se revelaba verdadero podian cambiar muchas cosas. Cuando llego a la playa, Susana comprendio la razon de semejante alboroto. Las aguas estaban tenidas de rojo. Varias gaviotas estaban muertas sobre las rocas o flotando en el mar. Sus cuerpos presentaban infinidad de pequenas heridas por las que todavia manaba la sangre. De inmediato supo lo que habia ocurrido: otro ejemplar las habia atacado, matandolas a picotazos. Y solo conocia un ejemplar de esa bandada capaz de hacer algo asi, capaz de atacar con esa ferocidad. Le bastaron unos segundos para localizarlo. Era el unico que no se movia nervioso, el unico que permanecia quieto como una estatua sobre una de las rocas, mirandola fijamente, todavia con sangre seca en el pico y heridas humedas en su plumaje. Conforme Susana se le fue acercando, no intento asustarla extendiendo las alas o soltando graznidos enfurecidos. Permanecio inmovil. Los dos se quedaron frente a frente durante unos segundos: la ornitologa extendiendo sus brazos, dudando si coger el ejemplar; la gaviota mirandola desafiante, retandola a que lo hiciera.

  • Los peces solo flotan muertos de Jose Luis Caballero

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    Barcelona, 1972. Un misterioso asesinato en el Club Nautico que pondra en jaque a la policia, a las mas altas esferas de la burguesia de la ciudad y a los Servicios Secretos de la Casa del Principe Juan Carlos de Borbon.

  • A flor de piel de Javier Moro

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    El 30 de noviembre de 1803, una corbeta zarpa del puerto de La Coruna entre vitores y aplausos. En su interior viajan veintidos ninos huerfanos cuya mision consiste en llevar la recien descubierta vacuna de la viruela a los territorios de Ultramar. Los acompana Isabel Zendal, encargada de cuidarlos. Los heroes de esta descabellada expedicion, dirigida por el medico Francisco Xavier Balmis y su ayudante Josep Salvany, sobreviviran a temporales y naufragios, se enfrentaran a la oposicion del clero, a la corrupcion de los oficiales y a la codicia de quienes buscan lucrarse a costa de los desamparados.

  • Corazon congelado (Corazones en Manhattan 5) de Camilla Mora

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  • Inmemorian de Ismael Santiago Rubio

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    Ano 2093. Fisher Dantakis, presidente de Inmemorian, anuncia mediante una rueda de prensa a nivel mundial, que abarata los servicios de grabado y contacto con las consciencias de los que ya no estan. La vida de Marc cambia por completo cuando decide cargar la consciencia de su tio Sebastian en la domotica de su apartamento, y esta le confiesa que no fallecio de muerte natural, sino que fue asesinado.Con la ayuda de Ron Blake, un detective anclado en el pasado, investigaran el caso en una epoca donde la realidad virtual y la inteligencia artificial nos permiten viajar mas alla de la muerte.

  • Serendipia de Carol S. Brown

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    La doctora Victoria Allendale es una de las mejores forenses de la ciudad. Asi que, cuando un joven aparece asesinado en Trafalgar Square, Scotland Yard no duda en solicitar su ayuda.
    Lo que en principio parecia un simple robo, pronto se complica al descubrir que el movil del asesinato esta relacionado con una obra de arte que lleva un cuarto de siglo perdida.
    El inspector Stone, encargado del caso, se vera obligado a incluir en la investigacion a su hermano Oliver, un famoso catedratico en Historia del Arte, al que no ve desde hace quince anos. Dia a dia, Oliver tratara de ignorar la fuerte atraccion que siente por Victoria y de recuperar la relacion que tenia con su hermano, sabiendo que el secreto que lleva anos guardando podria separarlos todavia mas.
    De la mano de Carol S. Brown, vive esta historia de amor, con toques de misterio y thriller.
    !No te la puedes perder!

  • Todo sobre nosotras de Monica Lavin

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    Alejandra las habia recogido en el aeropuerto Humberto Delgado de Lisboa, pero sin mas, a pesar de que venian de un vuelo trasatlantico y de que habian trasbordado en Paris, las subio a la camioneta y tomaron la carretera. Habian venido a festejar el cumpleanos sesenta de su amiga y los de ellas; las tres habian nacido el mismo ano y habian ido a la misma escuela desde los seis anos hasta la preparatoria. Pero Carla y Nuria no habian visto a Alejandra en treinta anos. Les sorprendio que fuera casi una calca de la que habia sido: el pelo seguia lacio y oscuro, aunque se lo pintara y lo llevara en una melena corta, los ojos negros intensos, casi moros, pero sus formas sofisticadas de cuando conducia aquel programa de television habian quedado ocultas por una voluntad rural. Al fin y al cabo, mujeres de ciudad, les costaba trabajo ver a Alejandra en tenis, con muy poca pintura, aunque, eso si, el barniz de unas impecable la seguia distinguiendo. Sus manos en el volante lo ostentaban. --?El azul esta de moda? --dijo Nuria, que jamas se pintaba las unas. Era lo menos apropiado para una panadera. --Ya no se que esta de moda, pero lo veo en las tiendas y lo sumo a mi cajon de barnices -- dijo Alejandra, con esa voz cantarina, con su risa facil. La recordaban en la preparatoria: con mas maquillaje que ellas, con esos barnices naranjas, o rojos o rosas nacarados que se estilaban. Las unas con forma ovalada, como de revista. Las tres distraian la platica con nimiedades porque no sabian por donde empezar. Carla y Nuria habian tenido oportunidad de conversar algo en el avion, antes de quedarse dormidas y de quejarse de lo reducido de los asientos. --?No podriamos viajar en business? --habia dicho Nuria, que era de caderas anchas, pero con menos posibilidades economicas. --?Y pagar el doble? Nuria habia olvidado por que administrar era el fuerte de Carla, despues de la nutricion. Por algo tenia una compania. Si tuviera el dinero, Nuria lo habria pagado, ?cuando tendrian sesenta anos de nuevo? ?Cuando vendrian a festejar con Alejandra a Portugal juntas? Claro que pensar asi la habia llevado a no ahorrar nada, a destinar parte de su herencia en poner la panaderia en Ensenada, cuando por fin decidio que no podia vivir un dia mas en la Ciudad de Mexico. Recorrieron el campo de arboles de follaje verde seco, con la tierra mas bien arenosa, o esa impresion daba, entre Lisboa y la desviacion hacia Evora, donde Alejandra prometio llevarlas de regreso para ver las ruinas romanas, esas columnas del templo de Diana en medio de callejas medievales. --Para quienes me visitan es parada obligada. Pero sera despues. --?Y no te hartas de hacer paseos turisticos con los que venimos? --pregunto Carla. --Ustedes no habian venido en los treinta y un anos que llevo aqui. Vivo muy lejos y las visitas no son frecuentes. Ir a Evora era un placer para Alejandra, era una conexion con el asombro original de cuando llego, recien casada con Esteban, y se comio el paisaje, la historia, el acento, el bacalao, las cerezas del verano, con los ojos, con el cuerpo, con una alegria chispeante. Estaba entonces en la cresta del descubrimiento y en la euforia amorosa; no habia ponderado lo que significaban la distancia, el desarraigo, que sus padres murieran en Mexico y que ella llegara tarde a despedirse. La friccion de las llantas contra el asfalto siseo adentro de la camioneta, donde las ventanas abiertas ventilaban el fin del verano. Entonces hizo algo abrupto, se orillo en la cuneta, oteo a ambos lados de la carretera y tomo el carril de regreso. Sus amigas no comprendieron. --?Te equivocaste? --Volar trece horas, traer otro horario, por lo menos merece una parada para comer y tomar algo. Vamos a Evora. Nuria y Carla agradecieron sentarse en las mesas al aire libre frente al templo de Diana, en medio de la convergencia de varias calles empedradas, estirar las piernas y tomar una cerveza con aceitunas para empezar a sentir el aire del Mediterraneo de su travesia. La ruta las llevaba al este, hacia la frontera con Espana. El mar les quedaba a la espalda y al sur, y la sensacion de estar en un pais desconocido las excitaba. --?No estan cansadas? --pregunto Alejandra. --A mi solo me cansa el que no pase nada, el agua quieta --dijo Carla con la espuma de la cerveza en los labios--. Esto es vida. Ademas, la cerveza es muy sana. --Se rio. Siempre habia sido una pesada con los asuntos de los nutrimentos, pero habia bajado la guardia. Era una fortuna que no hubiera tenido hijos, los habria atosigado con el discurso del balance de proteinas y grasas de las buenas, y carbohidratos de los malos y calorias vacias. Aunque sus clientas agradecian sus consejos para estar mas sanas, para aceitar el deterioro, para impedir la gordura, pero sin abandonar el placer de comer. --Ya vas a empezar. --Se burlo Nuria. --Yo quiero todos tus consejos para presumir en el hotel. Esta de moda eso de la conciencia de nutrirse bien y la dieta portuguesa es buena para eso. --Pidio Alejandra mientras compartian un plato de embutidos y una ensalada fresca. --Tengo consejos de todo tipo --anadio Carla con picardia--. Aunque les confieso que ya me harte de ser la flaca que soy. Eso de querer ser ejemplo viviente de mi compania es catastrofico. En este viaje pienso comer todo lo que se me atraviese. --Ya era hora --anadio Nuria, que era robusta, generosa de carnes y espiritu, y que movia su cuerpo sin que sus senos y caderas prominentes fueran un obstaculo. Carla casi no habia visitado a Nuria desde que se fue a Ensenada, hacia un lustro, y no soltaba el cuerpo, como si al hacerlo pudiera irse por el camino torcido. Tal vez le pesaba ser hija de medicos; su padre, un endocrinologo. --Esteban es un gran cocinero. --Presumio Alejandra--. No podras rehusarte a ningun platillo. --Ese debe ser uno de sus encantos. Alejandra sonrio con cuidado, sin la espontaneidad que le conocian. De las tres era la unica que permanecia casada, la unica que habia conservado la pareja con la que decidio hacer una vida. Dejaron que lo que Alejandra les platico sobre aquel templo --que era del siglo I antes de Cristo y que en algun momento habia sido carniceria, lo cual ayudo a que se conservara en pie-- fuera acomodando sus cuerpos al nuevo paisaje y a la alegria fortuita de compartirlo. Alejandra les dijo que lo mas impresionante era la Capilla de los huesos dentro de la iglesia de San Francisco, hecha con la osamenta de los monjes, apilados uno sobre otro, macabra y poderosa, pero penso que lo dejarian para otro dia, si acaso. Habian sido tan amigas en secundaria y preparatoria. Habian celebrado la primera boda de las amigas, la de Carla, cuando ella aun no terminaba la licenciatura, con Joaquin, su novio de tantos anos, de quien no se habia vuelto a hablar. Todas habian puesto su amistad por encima de cualquier otro argumento. No eran tres, eran cuatro. Renata habia sido mas amiga de Alejandra; Nuria y Carla, las mas cercanas. Las cuatro inseparables en aquellos anos. Tal vez por eso no se habian reunido en treinta anos. Pues, aunque Alejandra habia hecho viajes a Mexico para visitar a su familia, no las habia buscado ni ellas habian preguntado cuando iria. Las mexicanas habian perdido todo contacto con la que vivia en Portugal, hasta que ella les propuso celebrar su cumpleanos sesenta en el Alentejo. Alejandra y Renata cumplian anos el mismo dia, en una fecha innombrable: 19 de septiembre. Volvieron al auto, achispadas y con deseos de conocer el paraiso que Alejandra les habia prometido: aquella quinta donde crecian olivos y vides, y donde acababan de estrenar un hotel rural, con apenas cuatro habitaciones y un comedor. Oculto el nombre del hotel hasta que, despues de un cabrioleo por una carretera delgada entre cultivos, les senalo el letrero: Quinta Renata. Habian llegado. 2 Alejandra le asigno un cuarto a cada una, pero les advirtio que durante el fin de semana tendrian que compartir habitacion. --Como en los viejos tiempos --dijeron. --Me vengo con ustedes. --Se rio divertida. Le hubiera encantado revivir las noches en que estudiaban e ideaban estrategias para no quedarse dormidas. --Lo malo es que el vino me arrulla --dijo Nuria-- y en lugar de platicar seguro me quedo dormida pronto. Y no quiero beber Coca-Cola. --Yo, si --agrego Carla--, toda la que he dejado de beber durante anos. --Esteban la tiene prohibida hasta para el hotel --enfatizo Alejandra. Desde sus cuartos verian los vinedos dorarse bajo el sol del verano al caer la tarde, les advirtio Alejandra. Estuvieron de acuerdo en que la vista les daba paz. --Aunque tambien da desasosiego --dijo Carla. En realidad, a ella le encantaba vivir en uno de esos edificios altos del poniente, desde donde la ciudad se veia lejana, como una colcha de luces que advertia que el bullicio no paraba. Cuando visitaba a Nuria en la casa del acantilado, sentia la angustia del infinito mar. Esperaba poder dormir, el insomnio podia atacarla y que haria sin television, sin horario y con tanto verdor. La boca se le seco, pero no dijo nada. Las estaban consintiendo. Alejandra las apresuro, pues sabia que Esteban estaria ansioso por recibirlas. Quedaron en instalarse con mas calma despues. --Igual me paso desde hoy a tu cuarto --le dijo Carla a Nuria por lo bajo, temiendo el vertigo del espacio abierto. Caminaban de nuevo hacia el auto para llegar a la casa principal, una vieja construccion de adobe que les tomo tiempo remodelar, como explico Alejandra. --Claro que si, mi reina, pero ronco. --Se rio Nuria. --Yo tambien --dijo Alejandra, que las habia oido--. Eso dice Esteban. Que verguenza. --Verguenza con un amante, con el marido no creo --siguio Nuria--. Aunque yo soy la que soy a esta edad. Si alguien quiere dormir conmigo, que se lleve las caricias con el paquete completo, yo hare lo mismo.

  • Oriente Medio, Oriente roto de Mikel Ayestaran

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    Cuando Mikel Ayestaran decidio convertirse en reportero de guerra, dejando atras un apacible trabajo de redaccion, no tuvo demasiadas dudas sobre hacia donde iba a dirigir sus pasos. Oriente Medio no es la unica zona caliente del planeta, pero, de entre ellas, es la que no falta ningun dia en las secciones de internacional de los medios de todo el mundo. Marcada por profundas divisiones etnicas, politicas y religiosas, en la region las potencias mundiales y los regimenes locales dirimen sus diferencias a traves de terceros paises, y florecen grupos terroristas que han llegado a erigirse en amenaza global, como Al Qaeda o Estado Islamico.

  • Ciega traicion. Donde nace tu vuelo, libelula de Genne L. Paris

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    Armando Sanfield es un hombre de personalidad fuerte, con una trayectoria politica intachable y una gran carga emocional en su alma… Dedicarse a su carrera diplomatica era su prioridad, por lo que dejo de lado cualquier relacion personal que lo desviara de ese proposito. Distante, callado e intransigente, es como lo describen quienes se relacionan con el. Sin embargo, en la vida se tejen senderos que son imposibles de evadir…, porque escapar nunca fue una opcion. Asi, lejos de su tierra natal, una eslava de ojos azulados y piel perlada le robara el corazon, convirtiendose en su bendicion y... ?en su condena? Pero ?acaso puede sobrevivir un gran amor a la sospecha de haber sido traicionado? ?Que se es capaz de hacer por despecho? ?Conseguira un alma atormentada y herida encarcelar el dolor con tal de no perder lo que mas ama? Odiar y amar a la vez, ?es eso posible?… ?Donde esta la frontera entre la razon y la locura? El destino, imprevisible, lanza sus redes al viento como hojas marchitas de otono que se tejen entre si, enlazandonos a nosotros y, a veces, marcando el futuro de aquellos a los que tanto amamos… Descubre en este relato los detalles de un pasado que pueden resquebrajar la historia de Armando e Ivanna… Un gran amor, una ardiente pasion. Dos culturas diferentes y una dolorosa duda que te llevara con ellos a descubrir… Donde nace el vuelo de una libelula…

  • Auschwitz de Esther Mucznik

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    <> Shlomo Venezia, superviviente de Auschwitz El campo de concentracion de Auschwitz es el sinonimo del mal absoluto que el nazismo preconizo. Los judios y gitanos sirvieron como cobayas para la experimentacion diabolica de los nazis, gaseando a mas de un millon de personas y matando de hambre, frio, agotamiento o, simplemente, de soledad y desesperanza. Sin embargo, muchos presos resistieron a la total deshumanizacion del campo esforzandose por mantener la dignidad. Cuidar la higiene, escribir o dibujar eran actos que ayudaban a sobrevivir. Esther Mucznik cuenta a traves de las voces de aquellos que sobrevivieron al infierno de Auschwitz el insoportable silencio tras los asesinatos de ninos, la barbarie de la experimentacion medica sobre miles de hombres y mujeres o la lucha por sobrevivir en un campo de horror y muerte. Estos son los relatos que deben servir para mantener viva la memoria de aquellos que sucumbieron a la maquinaria del terror nazi.

  • Su Amante Misteriosa (Los Hermanos Thorpe 3), Elizabeth Lennox de Elizabeth Lennox

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  • El final del comienzo de Nisa Arce

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    Mientras abria la puerta con la tarjeta llave que le habian dado en recepcion, Mateo no pudo evitar esbozar una sonrisa. Se quedo de pie en el marco, maleta en mano, observando aquella estancia: las lineas clasicas y elegantes aunque frias de la decoracion, los cortinajes que tapaban las ventanas, la amplia cama en la que habia pasado la que recordaba como una de las peores noches de su vida, si no la que mas. Se sento en el lecho, y mientras deslizaba lentamente la mano sobre la colcha para recrearse en el tacto, se dijo que aquella si que era una buena manera de cobrarse su pequena venganza personal. Y es que Alejo, eficiente y cumplidor como de costumbre, habia hecho realidad sus peticiones en cuanto se hizo publico que estaba nominado nuevamente al Balon de Oro por sus logros la temporada pasada. Lo que le habia pedido era sencillo, aunque lleno de significado: queria alojarse en el mismo hotel de Zurich que la anterior vez. En concreto, en la misma habitacion. Y alli estaba cinco anos despues, mas empoderado y seguro de si mismo, con muchas mas cargas y preocupaciones sobre los hombros, pero tambien con la tranquilidad de tener la conciencia totalmente limpia, a apenas unas horas de saber si el mundo del futbol profesional, ese mismo que habia tratado de aislarle formando un vacio a su alrededor, claudicaba por carecer de motivos que justificasen que no se tuvieran en cuenta sus logros meramente deportivos. Una parte de si mismo estaba deseando comprobarlo, pero la otra, dominante en aquellos momentos, ya celebraba el poder seguir ejerciendo su vendetta. Que importaban los premios, las alabanzas de los medios o el reconocimiento de los cientos de companeros del sector que habian hecho constar su voto para la categoria a la que estaba nominado. Todo ello quedo en un segundo plano en cuanto escucho que la puerta volvia a abrirse. Sentado en la amplia cama, vistiendo, al igual que aquella noche funesta, un traje a medias tras haberse despojado de la chaqueta y los zapatos, Mateo dejo que Dani volviera a convertirse en el epicentro de su universo, solo que en lugar de tenerlo al otro lado de una linea telefonica se encontraba a pocos metros de el, recien llegado del aeropuerto tras haber tomado un vuelo en Madrid. Ese momento, tenerle ahi con el justo donde la historia de ambos se habia resquebrajado cuando no sabian cual iba a ser el curso de los acontecimientos, se le antojo perfecto. --Joder, menos mal que apenas habia trafico para venir hasta aqui. Creia que no iba a llegar nunca --protesto Dani tras dejar su maleta en el suelo. En lugar de responderle, Mateo le sujeto de las munecas y tiro hasta conseguir que el defensa se metiera con el en la cama. Tras quedar recostado sobre su torso, Dani procedio, esta vez si, a saludarle como era debido: --?En serio han pasado solo dos semanas? --Le beso--. Se me ha hecho eterno. --Dos semanas y tres dias --puntualizo el delantero argentino, que llevaba a pies juntillas la cuenta del tiempo transcurrido desde la ultima vez que se habian visto. Dani se lo quedo mirando, haciendo un esfuerzo tremendo por centrarse, tal y como llevaban haciendo desde que retomasen su relacion, en disfrutar del presente, pero saber que tendrian que volver a separarse a primera hora de la manana era un dato dificil de obviar. --?Nervioso? --le pregunto. --?Yo? Pero boludo, si quedare finalista --replico con guasa, como si diera por hecho que no iba a llevarse el galardon. El gesto del capitan del Juventud se torno serio. --Mateo, vas a ganar --afirmo--. Si no lo haces, somos muchos los que dejaremos de creer en las federaciones y todo lo que representan. El, pasandole las manos por detras de la cintura, volvio a restarle importancia: --No hay que menospreciar los meritos de los demas. --Por una vez, creetelo --pidio Dani, visiblemente enervado--. Lo digo en serio: te lo mereces. Mateo tomo aire y volvio a sonreir. Haciendole caso, repaso mentalmente lo que habian sido sus registros la anterior temporada: de nuevo maximo goleador tanto en liga como en copa; los titulos ganados con el Westhound; y, sobre todo, la segunda Copa del Mundo, consecutiva ademas. Su imagen vistiendo la albiceleste con la banda de capitan en el brazo y la medalla al cuello, levantando el iconico trofeo mientras se apoyaba en una muleta tras haberse lesionado al marcar el gol que habia decantado la balanza a favor de Argentina, habia dado la vuelta al planeta. --Y si gano, ?que? --se cuestiono mas bien a si mismo. --Pues elegantemente les dices a todos los que trataron de enterrarte antes de tiempo que se pueden ir a tomar por culo. El delantero rio. --En verdad, algo por el estilo preparamos Alejo y yo para el discurso por si lo tuviera que leer... Che, cuanto te extrane. --Cada vez se hace mas cuesta arriba sobrellevar la distancia, ?verdad...? --musito Dani contra sus labios. Mateo asintio mientras volvia a besarle. No disponian de demasiado margen antes de tener que poner rumbo al Kongresshaus, el recinto en donde tendria lugar la ceremonia, por lo que aunque nada le hubiera gustado mas que poder aislarse del mundo con el lo que quedaba de jornada, opto por ir al grano: --?Vos estas preparado para salir? --Tengo que cambiarme, pero lo hago en un momento. ?Por? --Este..., es que antes de que Alejo nos venga a buscar quiero hablar con vos de un asunto. Dani fruncio el ceno. --?Va todo bien?

  • No solo el destino de Anna Olsson

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    Todos aman y admiran a la hermosa Susana, es una mujer triunfadora, disfruta su vida plenamente, hace lo que quiere cuando quiere y como quiere. Por cosas del destino aparece un ex novio; un multimillonario que ella penso que nunca mas veria, al verla no dudo en hablarle comenzando una nueva aventura que nunca pensaron tener. En su vida moderna y liberal aparece un atractivo y musculoso moreno que la tratara de manera distinta a como lo hace el resto de los hombres. Entre nuestra libre y atractiva protagonista y el hermoso multimillonario ex novio hay un asunto pendiente que no es su antigua relacion, si no que otro asunto que puede ser aun mas importante que su noviazgo del pasado.

  • Conquistar el cielo de Paolo Giordano

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    Tras ganar en 2008 el afamado Premio Strega con La soledad de los numeros primos, una primera novela que se convirtio de inmediato en un fenomeno de ventas y critica en todo el mundo, Paolo Giordano vuelve a abordar en Conquistar el cielo los ideales de la juventud y las vicisitudes de la pasion a traves de la vida de cuatro jovenes a lo largo de veinte anos.

  • Peregrinos en la Ciudad de Issa Chelsrodt

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    Tras las puertas de otra dimension, en la ciudad de New York se cruzaron dos almas divagantes por sus frias calles a la espera que un soplo de vida los regresase a la tierra que les fue robada. Robert Dylan Evans y Emily McAdams viajaran por los sitios en los que cualquier terrestre caminaria, entre chanzas y dramas, irreverencias y formalidades, musicalidad y lamentos, se uniran para enfrentar la soledad de estar al borde de la muerte; descubriran asi habilidades del mas alla y conoceran lo inhospito que puede llegar a ser la vida, y quiza encontraran un lazo mas fuerte entre los dos, si es que la senora vida decide darles una nueva oportunidad en retornar al mundo tangible, y asi cumplir juntos todo lo que se plantearon forjar mientras sus horas de vida se quedaban en un hospital, esperando por su despertar.

  • Rindete mi amor (Amor en cadena 2) de Lorraine Coco

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    ?Srta. Brooks? --!Mm...! --Srta. Brooks, disculpe. Estamos entrando en una zona de turbulencias. Tiene que abrocharse el cinturon-- le dijo la voz cada vez mas cercana de la azafata. --Gracias Anne--consiguio decir ella despertando abruptamente de su profundo sueno. Andy se abrocho el cinturon y giro en el asiento para mirar por la ventanilla. No habia mucho que ver. De noche, apenas algunas lucecitas de color anaranjado se divisaban bajo el avion. Observo su reloj. Hacia tres horas que habia salido de Tejas con destino Nueva York. Estaba agotada y deseando llegar a casa, recoger a Brook y darse un largo bano. Resoplo y volvio a mirar por la ventanilla, aun le quedaban unos cuarenta minutos para llegar. Decidida a hacer algo productivo con su tiempo, se agacho bajo su asiento y saco su maletin con el ordenador. No le gustaba la sensacion de sentirse desocupada, asi que decidio repasar el informe que habia estado realizando los ultimos quince dias. Pero cuando llevaba un rato con el, los numeros comenzaron a bailarle frente a los ojos obligandola a sujetarse el puente de la nariz con dos dedos, para intentar mitigar esa desagradable sensacion. --?Se encuentra bien?-- pregunto la azafata. --Si, gracias. Solo un poco cansada-- contesto con una sonrisa. Debido a su trabajo como directiva ejecutiva, para la Cadena Hotelera y de Turismo Cox, Andy tenia que viajar muy a menudo. Su empresa tenia un contrato con aquella compania aerea para realizar todos los vuelos de sus empleados, y aquella circunstancia, le habia permitido conocer durante los ultimos dos anos, a un gran numero de auxiliares de vuelo con las que solia coincidir. --?Desea tomar algo? --No se, ?cuanto queda para aterrizar? --Unos veinte minutos. --Perfecto, tomare un zumo de pina, por favor-- le pidio Andy. Habia pasado casi todo el vuelo dormida, no habia tomado nada y estaba sedienta. Bebio su zumo intentando relajarse, recordando los acontecimientos de los ultimos dias. Su viaje a Tejas, el reencuentro con Natalie, su mejor amiga, y haberla acompanado al altar el dia mas importante de su vida. Aquellos dulces recuerdos hicieron que el ultimo tramo de aquel viaje pasase volando, y unos minutos despues, estaban avisando el aterrizaje. Al salir del aeropuerto de La Guardia, el aire calido y humedo la impregno haciendola sentir incomoda y sucia. Impaciente por llegar a casa, tomo el primer taxi que encontro frente a la puerta de salida. Estaba en Queens y tenia casi media hora de trayecto hasta llegar a Manhattan, y otros quince mas, concretamente a la zona del Village, donde se habia mudado hacia casi seis anos, durante la universidad. !Le encantaba vivir alli! Era Nueva York, pero sin el ajetreo frenetico del centro de Manhattan. "Refugio de bohemios y escritores", recordo que habia leido en un papel del tablon de anuncios de la Universidad, y estaba en lo cierto. Se trataba de un barrio hermoso y pintoresco, de edificios bajos, zonas ajardinadas, galerias de arte, y cafes de musica alternativa y en directo. Cuando se mudo, lo hizo con otras dos companeras, una de ellas, fue Natalie. Habian compartido piso mientras fueron estudiantes. Una vez terminada la carrera, cada una tomo su camino, pero ella no habia querido marcharse. Se quedo en el piso, lo repinto y remodelo para quitarle aquel aspecto alocado de piso estudiantil, y desde entonces, se habia convertido en su hogar. Hacia un ano que Julia, su hermana pequena, se habia mudado con ella, pero como sus horarios eran muy distintos, y Julia compaginaba sus estudios con su trabajo como canguro, coincidian muy poco en la casa. Por lo que ambas disponian de toda la intimidad que precisaban. --?La dejo aqui? -- le pregunto el taxista cuando hubieron llegado. --Si, gracias. Pago, y mientras el taxista sacaba su equipaje del maletero, se dio cuenta de que Pierce habia puesto flores nuevas en los maceteros de su ventana. Estas, de un precioso blanco nacarado, contrastaban con la fachada de ladrillo rojo y rejas color chocolate del edificio. Daban un aspecto mucho mas alegre y hogareno. Apunto mentalmente que no debia olvidar alabarle el gusto a su casero. Cogio las maletas y subio la pequena escalinata que llevaba a la puerta. Estaba buscando las llaves en el interior de su bolso, cuando la ventana que habia junto a la puerta se abrio. --!Andy querida! Espera un segundo que voy a ayudarte con el equipaje -- le dijo Pierce. Pierce, ademas de ser uno de sus mejores amigos, era su casero. Andy lo adoraba, era entranable y protector como una madre. --Trae, dame la maleta grande -- le dijo este abriendo la puerta y agarrando el bulto que senalaba --. No me cansare de decirtelo querida, vas demasiado cargada; la ropa, la bolsa de aseo, la bolsa de mano y para colmo el ordenador y el maletin de trabajo-- le recrimino mientras dejaban todo en el recibidor de Andy --. Al menos viajas con un juego de maletas divino. !Tienes un gusto exquisito! --Continuo acompanando aquel ultimo comentario con grandes aspavientos de sus manos y un picaro guino de ojos. El juego de maletas, habia sido un regalo de Pierce y Paul, su pareja, para su ultimo cumpleanos, y si algo le gustaba a su casero-madre-amigo era recrearse en el enorme gusto que tenia para la moda. --Lo se, lo se. Me gusta viajar con clase, ya sabes -- le dijo devolviendole el guino-- . He tenido que utilizar todas mis maletas para poder dar envidia al resto del pasaje del avion. Parecia una autentica diva. Ademas, esta vez eran muchos dias de viaje, necesitaba todas estas cosas. Asi que deja de renirme por ir tan cargada y dame un abrazo. --Sabes de sobra que lo digo por tu bien. Para ir de vacaciones no hace falta llevarse las cosas del trabajo-- la rodeo con su brazo --. Vamos a dejar todo esto aqui, ven a tomarte un te y cuentame esa boda tejana tan maravillosa. --?Estas solo? --Si, Paul toca esta noche en el club. Paul, pareja de Pierce, era uno de los mejores musicos que habia escuchado jamas. Un virtuoso del saxo con una intuicion y sensibilidad increibles, se ganaba la vida tocando en clubs nocturnos, y a menudo Pierce, Julia y ella iban a verlo tocar mientras tomaban algun coctel sin alcohol. --Me quedo, pero solo un rato. Estoy agotada y manana tengo un dia movidito. --?Tenemos nuevo jefe en la oficina? -- Le pregunto Pierce entrando en su casa. --Si, finalmente el nieto del senor Cox tomara posesion manana de la empresa. --Bueno, en las revistas lo ponen como el soltero de oro de la ciudad, y no puedes negar que es !verdaderamente atractivo! -- Comento su amigo con picardia. --Pierce, tambien dicen que es un mujeriego empedernido y de sobra sabes que esa no es precisamente la caracteristica que mas valoro en un hombre. De cualquier manera, eso en nada tiene que importarme a mi, a fin de cuentas, aunque es mi jefe, nuestro trato va a ser minimo. --?Por que lo dices? --Hasta ahora siempre ha sido asi, el senor Cox y yo, me refiero al abuelo-- Aclaro Andy quitandose los tacones, y sentandose en el sofa--, solo nos veiamos a la hora de encargarme un proyecto y poco mas, y nuestra relacion era estupenda, no tiene porque ser diferente con su nieto... Y cambiando de tema, que ya se por donde van tus tiros... ?Donde esta Brook? --!Nina, eres una aburrida, no me dejas divertirme! Llevo todo el dia solo en casa, contandole mis delirios al pobre de Brook, y cuando tengo la oportunidad de hablar con alguien que puede contestarme, me aguas la fiesta-- contesto Pierce con una mueca burlona--. Ven, esta en el jardin trasero comiendose mis rosales. Pierce abrio la puerta trasera y un precioso lasha de pelo corto entro corriendo hacia Andy. --!Hola Brook! ?Me has echado de menos precioso? ?Te ha torturado mucho el malo de Pierce con sus historias?-- Pregunto al perro cogiendolo en brazos y abrazandolo. De reojo vio como su amigo miraba hacia otro lado haciendose el ofendido. Mientras, Brook le lamia la cara agradecido por la atencion--. !Vaya! Parece que si me has anorado, yo a ti tambien bonito -- le dijo ella en respuesta. --?Que tal la boda de Nati?-- le pregunto Pierce interrumpiendo sus juegos con Brook. Andy dio un gran suspiro. --!Estaba maravillosa, y tan feliz! --Radiante, ?como una novia debe estar el dia de su boda? --Si, la verdad es que si. Intuyo que van a ser muy felices. --Contesto ella distraida. Recordo a su Natalie en el altar junto a Tucker, mirandose enamorados. Tenia que reconocer que en algun momento habia tenido envidia de su amiga, feliz, casada y futura madre. Ella sin embargo, a sus veintiocho anos, habia renunciado a los hombres. Siempre la habian buscado para una cosa, y era algo que ella no estaba dispuesta a dar si no era unida al verdadero amor. ?Y quien podia estar segura en estos tiempos, de que los halagos y atenciones de un hombre no fuesen encaminados mas alla que a conseguir meterla en su cama? --?Te ocurre algo, carino? -- pregunto Pierce preocupado. --No, que va. Solo estoy un poco cansada, sera mejor que nos vayamos a casa. Quiero darme un bano antes de acostarme-- dijo levantandose con Brook en brazos --. ?Te parece bien que comamos manana juntos y te lo cuento todo? --Me parece perfecto. Espero que hayas sacado muchisimas fotos, sino no tendre nada que criticar-- dijo entre risas. --!Eres incorregible! Pero te quiero. Por cierto, las flores de la ventana son maravillosas. Muchas gracias-- le dijo dandole un beso. --No lo son ni la mitad que tu. Descansa, hasta manana carino. Andy entro en casa y fue directa a prepararse el bano. Abrio el grifo de agua caliente y luego un poco el del agua fria. El verano era realmente caluroso en Nueva York y no le apetecia escaldarse. Dejo el agua corriendo mientras deshacia las maletas y ponia de comer a Brook. Notaba el cuerpo dolorido por las horas de viaje y anadio al agua una bola de sales y aceite esencial de coco. El bano caliente seria la mejor ayuda para tener un sueno reparador. Comprobo que aun no se habia llenado del todo la banera y fue a su dormitorio a por ropa limpia. Momentos despues, estaba en el agua y a su lado en la alfombrilla, Brook, mirandola atento. Quiza se preguntase que encontraria ella de divertido en aquel ritual. --!Hola pequeno! ?Quieres jugar?-- le pregunto ensenandole un pequeno pato de goma. Al instante su amigo se levanto y empezo a mover la cola contento. Andy le tiro el juguete y el salio disparado al pasillo para cogerlo. Le encantaban los perros. En casa siempre habian tenido, asi que cuando termino la universidad y se quedo en el apartamento ella sola, decidio comprarse uno. En realidad ella preferia las razas grandes, los pequenos siempre le habian parecido muy histericos, pero los lasha, eran una raza especialmente tranquila y apropiada para un pequeno apartamento. El dueno de la tienda le conto que era un perro tibetano. Los monjes budistas los tenian en los conventos y segun se decia proporcionan tranquilidad. Cuando escucho aquello penso que era justo lo que ella necesitaba y despues de verlo, se enamoro de el. Tenia un pelo precioso, que ella le cortaba una vez al ano. Ahora lo llevaba un poco mas largo, por lo que parecia el pompon de una animadora, que se arrastraba por el suelo de madera de su apartamento. En ese momento regreso Brook con el pato. Estuvieron jugando un poco mas y luego termino su bano tranquilamente. Al rato se sentia mucho mejor. Se puso unas braguitas culotte blancas con una camiseta de tirantes. Se recogio la larga y rizada melena en una coleta y se fue a comprobar los mensajes del contestador. Solo tenia dos mensajes; el primero de su hermano cuatro anos mayor, Robert, para ver como estaba. Y el segundo de su madre, diciendole que la esperaba el domingo para comer, y recordandole que llamara a su hermana. Julia tenia veintitres anos y hacia uno que se habia mudado desde New Jersey, donde vivia su madre, hasta su apartamento en el village, junto a la universidad. Pero hacia tres semanas que se habia ido a hacer un curso becado de verano a Paris para perfeccionar su frances. Julia, Robert, y ella, eran muy parecidos. Fuertes e independientes, pero a las vez con un gran sentido de la familia. Suponia que debido a que solo se habian tenido los unos a los otros, desde hacia dieciocho anos, cuando su padre los abandono, dejando a su madre con la responsabilidad y carga de criar a sus tres hijos.

  • Has cambiado mi vida de Sophie Saint Rose

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    Hanna es una de las editoras mas importantes de Nueva York y necesita con urgencia un Best Sellers infantil antes de la junta de accionistas. Estaba harta de tener que demostrar continuamente su valia, pero lo iba a conseguir. Lo que no sabia, era que el autor se le iba a resistir tanto y que su vida iba a cambiar para siempre.

  • El senor de la mansion 1 de Elena Martin

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    La casa que los clientes iban a habitar era preciosa. Espacio, luz y comodidad era todo lo que una nueva familia podria pedir. La pareja que estaba atendiendo se habia casado hace un ano y ahora buscaban una casa mayor, visto que, aguardaban la llegada de su primer hijo. No pude dejar de sentir alguna envidia de ellos. En los ultimos tiempos, me pasaba siempre que encontraba parejas y familias felices. Recogi todos los papeles para entregar en la agencia. Mas una venta. Este mes iba lanzada y con suerte, antes de terminar el ano, lograria mi objetivo. Pasar unas merecidas vacaciones, bien lejos de aqui, en algun lugar paradisiaco del mediterraneo. Sonaba con ello, tanto como sus clientes con su nueva casa. --Gracias por todo, Jane. La casa es maravillosa --dijo mi clienta. --Es mi trabajo. No teneis que agradecerme. Espero que vaya todo muy bien y que disfruten de vuestro nuevo hogar. Ah... y por cierto, espero que el bebe nazca bien y que prontamente pueda estar corriendo por todas las instancias. --?No tienes hijos? --No se por que a la gente le gustaba hacer estas preguntas. Me parecia tan invasivo preguntar a alguien algo tan privado y personal. --No. Afortunadamente no. Ademas, primero tendria que encontrar un padre para eso y no tengo mucho tiempo. --No queria dar mucho mas detalle, aunque eso era solo la verdad pura y dura. Habia llegado a mis 29 anos sin hijos, sin marido, y sin atisbo de novio en camino. No por falta de intento. No podia decir que no habia tenido mi oportunidad. Conocia a James de toda la vida; fue mi novio desde el instituto. Teniamos todo planeado. Ir a la universidad, casar, viajar. Mil historias. Pero la muerte de mis padres y mi hermano menor, en un accidente de coche, llevara mi vida a otro rumbo. James y yo seguimos juntos durante mucho tiempo. El quiso ir a la universidad cerca de donde viviamos: para poder estar la mayor parte del tiempo conmigo, tras el sucedido. Como yo ya era mayor de edad y podia hacerme cargo de todas las responsabilidades, decidi que no queria estudiar un curso academico. Empece a trabajar en la agencia inmobiliaria donde mi madre trabajaba, antes de fallecer. Conocia a los jefes y me dieron trabajo inmediato, al haber quedado sin su mejor trabajadora. Y fue asi como acabe siendo consultora inmobiliaria. Con el paso del tiempo, James empezo a hablar del futuro y de familia: queria casarse conmigo y tener hijos, como siempre habiamos planeado. Pero eso no estaba en mis objetivos. El trabajo paso a ser mi gran prioridad tras la tragedia que me dejo sin familia. Y dedicaba mucho tiempo a ello. Aparte, no queria tener hijos. Nunca fue una cosa que me llamara a la atencion. Me encantaban los ninos, pero no para tenerlos mios. Cuando explique a James que, quizas, seria mejor esperar algun tiempo hasta acabar su curso y despues podriamos pensar en viajar, note que no estaba contento. Yo queria juntar dinero suficiente para tener mi propio negocio. Me habia quedado con la casa de mis padres y alguna otra propiedad que tenian. Asi que, no necesitaba buscar casa; la que teniamos era enorme, incluso para mi sola. Pero era ideal para vivir con James si quisiera. Me di cuenta de que para James, nuestra relacion habia cambiado mucho en los ultimos anos y mis planes para el futuro no eran los mismos que los suyos. En efecto, no eran. Porque, un dia, quise sorprenderle en el campus universitario y lo encontre besandose con otra chica. Resulto que esa chica era la novia que tenia en la universidad y que no sabia de mi existencia. Terminamos en ese dia casi 8 anos de relacion. Pero fue mejor asi: James termino el curso y el mismo ano se caso con la misma chica que encontre en sus brazos. Se, por amigos cercanos y comunes, que fue padre hace poco tiempo. No mantuvimos contacto. Era obvio. Por ambas partes. Y de esta forma, James logro cumplir sus planes y suenos, mientras yo seguia construyendo, dia tras dia, los mios. Me sumergi tanto en el trabajo, que aunque posiblemente ya hubiera podido abrir mi propia agencia, nunca lo hice. Siempre tenia miedo a arriesgar y posponia acciones. Mi vida era siempre igual. Eso me permitia superar el dolor, o mejor, no dejarme ahogarme en eso. Pero ahora ya habia puesto fecha. En el final del ano, tras unas buenas vacaciones, iba a dejar la agencia y abrir la mia. La venta de esta casa era un paso mas. Tenia un colchon financiero importante y eso me daba la tranquilidad de seguir con mi nueva etapa. Cuando llegue a la agencia, mis companeros ya estaban con la Champana abierta. --Enhorabuena, Jane. Mas una casita. Vas sobrada este mes --dijo Martha. --Nunca se va sobrado. Especialmente cuando hablamos de dinero. --Martha no solo era companera de trabajo, como se habia trasformado en una grande amiga. Al vivir para trabajar, las personas de aquella oficina se convirtieron en mi familia, practicamente. --Jane, ?puedes llegar a mi despacho, por favor? --mi jefe llamo. --Voy. --Deje mi taza de celebracion a medio terminar sobre la mesa y hable para Martha--. Seguro que ya tiene trabajo para mi. A veces me gustaba tener un poco de respiro. Soy sincera. Martha rio meneando la cabeza negativamente. Sabia perfectamente que, aunque pudiera, no me tomaba descansos. Entre en el despacho de Joseph. --Querias hablar conmigo, aqui me tienes. --Me fui sentando en la silla. --Antes de nada, enhorabuena por tu venta. Aunque eso significa que estas a un paso menos para conseguir salir de esta agencia. --Hizo una mueca de desagrado. Joseph era el hijo de los primeros jefes. Era poco mayor que yo y nos dabamos bastante bien. Pero claramente no estaba feliz, sabiendo que, una de sus mejores consultoras iba a salir para abrir negocio propio. --Jo... sabes que aun queda para eso. Y ademas, no tienes que preocuparte. Ya te he dicho que no voy a ser tu competencia: podemos hasta colaborar. Me encantaria. Pero yo necesito cumplir este reto, necesito tener algo que sea mio. --Eso es otra cosa que no tienes, porque eres cabezota. --Me hablaba de el. Jo decia estar enamorado de mi. Varias veces me propuso citas y que tuviesemos una oportunidad, pero yo no mezclaba trabajo con placer y mucho menos vida personal. Era un chico encantador, pero yo no queria hombres en mi vida. Tras algunas citas falladas, llevaba casi un ano sin salir con nadie. Y no estaba en mis planes conocer nuevas personas. --Aparte de otra consultora muy buena, seguro que encontraras alguien que realmente te merezca. --El esbozo una sonrisa. --Vale, vale. No insisto mas --hizo un gesto de derrotado--, no te llame aqui para hablarte de eso. Te llame, porque necesito que seas tu a trabajar un cliente muy especial. --Hum... especial, ?como especial? ?Quieres decir un buen negocio? ?O un cliente aburrido que nadie quiera llevar? --Digamos que este cliente es alguien muy importante. Mi padre me pidio que hiciesemos el favor de vender esta casa. Esta en un pueblo cerca de aqui. Es una mansion gigante. Varias hectareas y una excelente oportunidad para consiguieres tu pasaporte de salida, en grande, de aqui. --Jo, entiendo que me quieras ayudar, a pesar de todo, pero ?por que me darias a mi este cliente y no a cualquier otra persona del equipo? No es justo. --En primer lugar: eres mi mejor vendedora. De lejos. En segundo: no creas que es favoritismo. He hablado con tus companeros antes de llegares y todos se han puesto de acuerdo de que tu deberias llevar este cliente. --Jo estaba siendo redundante en aquella atribucion. --Muy bien, entonces, ?que tiene de especial el cliente? !?Solo eso, que es una mansion?! Bueno, no sera facil, tendre que buscar mi cartera de inversores, hablar con algunas personas... --No pude continuar, porque Joseph me interrumpio. --Jane, el propietario de esa vivienda es Kyril Petrakis --solto. --?Ese no es el magnate griego dueno del conglomerado industrial mas poderoso del mediterraneo? O me lo estoy confundiendo con otra persona ?quizas? --Ese mismo. --Bajo los ojos a los papeles que tenia en la mesa. --!No me jodas, Jo! Me estas pidiendo que sea yo la que tenga que vender su mansion, cuando sabes perfectamente que ese hombre es un arrogante y engreido. Por favor, todos lo conocemos por los medios de comunicacion. Es broma. --Querer ganar dinero era una cosa, pero trabajar con personas como aquella era venderse y no estaba dispuesta a llegar tan bajo. --No, no es broma. Ese es el motivo por el cual nadie ha querido hacer el trabajo, pero imagine que eso no seria un problema para ti. Jane, piensatelo, se que es mucho trabajo e imagino que hablar con una persona asi sea muy complicado, pero ?tienes idea de la comision que vamos a recibir por este negocio? --Odiaba cuando Jo pensaba en el dinero. Por otro lado, sabia que eso era lo correcto. Prontamente iba a ser duena de mi propia agencia y no podia desperdiciar clientes, solamente por lo que decian por ahi de ellos. --?Sabes que? Me da exactamente igual, es un cliente como cualquiera. Puedes contar conmigo. Pero, solo por curiosidad, ?como un cliente como ese quiere trabajar con nosotros? Con certeza tendra hasta sus propias agencias para hacerlo. --Como te he dicho, mi padre conoce a su tio; al parecer se conocieron en un viaje. No me preguntes. Y creo que se siguen hablando. Mi padre debera haber dicho algo de la agencia y bueno, una cosa llevo a la otra... sinceramente Jane, no se muy bien los motivos, pero la cosa es que ahora tenemos esto en manos. --Se levanto, rodeo la secretaria y paro delante de mi--. Hay una cosita mas. Esta manana recibi un correo del propio senor Petrakis. Me dijo que la persona que enviase para hacer el trabajo tendria que hablar directamente con el y que se iba a encargar de estar presente en todas las visitas. Dice que la casa tiene mucho valor y que no confia en nadie. --!Genial! Empezamos bien. Entonces el senor ese ya esta dudando de nuestro trabajo y confianza. Perfecto. Anteveo que esto va a ser un final de ano realmente interesante. Quizas, si logro vender su casa, pasare no quince dias de vacaciones, sino un mes. En una playa paradisiaco- griega. Empece a ironizar, porque este trabajo ya prometia ser un grano en el culo.

  • Tu tiempo (Con j de 1) de Lucia Blanco

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    <>.
    Julia, insegura y traumatizada por diversas causas. La reina de los <>.
    Joseph, empresario brasileno de exito, seguro de si mismo; nada mas lejos de la realidad.
    ?Podran dos personas con unos pasados tan cargados de dolor y de incognitas tener un futuro juntos?
    A todas luces parece complicado… y lo sera. Mucho mas de lo que ellos podrian imaginar.
    Una historia que, desde la primera palabra, hara que te introduzcas en sus mundos y los multiples misterios que les rodean, y cuyo final te dejara con el corazon en un puno.

  • Amor Sin Palabras de Lucy Monroe

    https://gigalibros.com/amor-sin-palabras.html

    UN AMOR SIN PALABRASLucy MonroeDescubrir que su jefe, el magnate Andreas Kostas, ten’a intenci-n de casarse fue un golpe devastador para Kayla. Pero entonces Andreas le propuso que fuera ella quien llevase su anillo de compromiso.Seis a-os atr+s, Kayla hab’a experimentado el incandescente placer de sus caricias y hab’a escondido su amor por el desde entonces.Era la proposici-n que siempre hab’a so-ado, pero Ase atrever’a a arriesgar su coraz-n sabiendo que Andreas no cre’a en el amor?

  • La chica que vivio dos veces de David Lagercrantz

    https://gigalibros.com/la-chica-que-vivio-dos-veces.html

    Lisbeth Salander esta preparada para la batalla final contra la unica persona que, siendo identica a ella, es su opuesta en todo: su hermana Camilla. Pero esta vez, Lisbeth tomara la iniciativa.

  • La casa entre los cactus, Paul Pen de Paul Pen

    https://gigalibros.com/la-casa-entre-los-cactus-paul-pen.html

    El autor espanol de exito internacional, Paul Pen, regresa con un inquietante thriller psicologico.