• libro robot salvaje - Peter Brown

    https://gigalibros.com/robot-salvaje.html

    Cuando Roz abre los ojos por primera vez, descubre que esta sola en una isla remota y salvaje. No tiene idea de como llego ahi o con que proposito, pero sabe que necesita sobrevivir. Despues de enfrentarse a una feroz tormenta y escapar del ataque de un oso, se da cuenta de que su unica oportunidad para sobrevivir es adaptandose a sus alrededores y aprendiendo de los demas habitantes, aunque estos nos sean los mas amigables. Cuando trata de hacerse cargo de un gansito que queda huerfano, finalmente los demas animales deciden cooperar, y la isla se empieza a sentir como un hogar. Los castores le ensenan tecnicas avanzadas de construccion, el venado le muestra como cultivar un huerto y una tortuga le cuenta a Roz acerca de los efectos del cambio climatico. Hasta que un dia, el misterioso pasado de Roz viene a perseguirla… Con fantasticas ilustraciones que parecen saltar de las paginas, llega una novela conmovedora y llena de aventura sobre lo que sucede cuando la naturaleza y la tecnologia colisionan. Del reconocido ilustrador y autor Peter Brown. Las diferencias no nos hacen menos, sino unicos.

  • Robot salvaje - Peter Brown | PlanetadeLibros

    https://www.planetadelibros.com/libro-robot-salvaje/300307

    8 oct 2019 — Es autor e ilustrador de muchos libros muy queridos como ¡Mi maestra es un monstruo! (No es cierto), El señor Tigre se vuelve salvaje, Children ...

  • Robot Salvaje Tapa blanda - Brown, Peter - Amazon.es

    https://www.amazon.es/Robot-Salvaje-Peter-Brown/dp/6070751744

    Como ilustrador ganó el Children's Choice Book Award. Robot salvaje es su primera novela. ¡Díselo a la editorial! Me gustaría leer este libro en Kindle

  • El escape de la robot salvaje (Infantil y Juvenil) Versión Kindle

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    Peter Brown, es autor e ilustrador de muchos libros muy queridos como ¡Mi maestra es un monstruo! (No es cierto), El señor Tigre se vuelve salvaje, Children ...

  • ROBOT SALVAJE | PETER BROWN | Casa del Libro

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    Robot salvaje, libro o eBook de Peter Brown. Editorial: Destino infantil & juvenil. Los mejores precios en libros y eBooks.

  • ROBOT SALVAJE - PETER BROWN | Alibrate

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  • Reseña: Robot salvaje - Peter Brown - LIBERANDO LETRAS

    https://libletter.blogspot.com/2019/08/robot-salvaje-peter-brown-resena-resumen.html

    Robot salvaje es un libro enternecedor que refleja muchos aspectos del mundo en el que vivimos acudiendo a Roz, una robot inolvidable y de la que deberíamos ...

  • robot salvaje - Librería Publics.

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    ROBOT SALVAJE, PETER BROWN, 13,95€. Cuando Roz abre los ojos por primera ... ROBOT SALVAJE. PETER BROWN. 13,95 €. IVA incluido ... Otros libros del autor.

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  • Hielo de Erika Gael

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  • Tinisima de Elena Poniatowska

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    Convertida en leyenda, tanto por su vida como por su obra, Tina Modotti tuvo una existencia llena de pasion y de furia, que encontro en la fotografia el medio ideal para expresar su disconformidad y compromiso con el tiempo que le toco vivir.

  • Rosas al anochecer de Cristina Font Briones

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    Los cuerpos congelados de Sofia Duarte y Daniel Saez son hallados aun con vida a unos kilometros de la localidad de Javea. La noticia causa incertidumbre sobre el extrano suceso acaecido a dos personas que, en apariencia, no se conocen de nada.Un mes antes, sus caminos se cruzaron en Valencia y surgio entre ellos una fuerte e inusual atraccion.

  • Miguel Superacion de Nanda Gaef

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    Miguel, un abogado de renombre que lo tenia todo. Una espiral de autodestruccion le hizo tocar fondo, perder su dignidad, trabajo, amigos y a si mismo. Nadie lo queria cerca. Estaba a punto de perder a la unica persona que seguia teniendo fe en el.
    Divisando un futuro negro, con el apoyo de Rafa, busco ayuda. Con lo que nadie contaba es que las mismas personas que lo curaron le traicionarian y volverian a enfermarlo.

  • Avaricia de Raul Garbantes

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    Las olas estaban agresivas aquella manana. Asi lo penso Jerry Wilson cuando estaciono cerca de la costa y contemplo a distancia el indomito mar en el cual tenia intenciones de zambullirse para surfear. Las primeras horas de un sabado en la manana de clima frio, aunque tolerable, era el momento perfecto para practicar su deporte favorito sin tener que toparse con nadie. Segun lo acostumbrado, la costa apenas recibiria sus primeras visitas en un par de horas. Jerry no se arrepintio de su decision. Ningun factor en contra superaba sus ganas de surfear. Era justo la clase de olas que constantemente esperaba, durante sus visitas al litoral, para lanzarse a la aventura de conquistarlas. Si bien ya no era el mismo jovencito imprudente de antes, todavia conservaba la energia y el impetu de sus mejores anos. A sus casi cuarenta lucia en excelente forma. Nunca descuido su alimentacion y llevaba una vida dedicada al ejercicio. Aunque era un hombre deportista, era el surf la actividad fisica que mas le apasionaba. Sin pensarselo dos veces, Jerry cogio su tabla y se adentro en el mar. La realidad no contradijo su anterior impresion visual. En efecto, el mar estaba iracundo e impaciente, tal como el mismo lo estaba al querer montar la primera ola que viniera a su encuentro, con el proposito de olvidar todo lo que no fuera el presente. Habian sido meses dificiles para Jerry desde que murio su padre, el hombre que lo crio a el y sus hermanos luego de que su madre los abandonara, y quien lo inspiro a convertirse en policia. Fue el unico entre sus hermanos en continuar esa tradicion, que de padre a hijo se siguio cabalmente durante generaciones en su familia. Jerry penso que era lo apropiado por ser el primogenito. Sin embargo, tambien lo hizo porque le complacia. Una de las razones por las cuales queria tener un hijo era para ensenarle a surfear. Lo cierto era que todavia lloraba por la ausencia de su padre. A veces le sobrevenian las ganas de hacerlo en los momentos mas inoportunos, cuando algo le recordaba a el. Jerry era un clasico tipo rudo, al cual no le gustaba demostrar de forma abierta su lado mas sensible. Incluso entre quienes lo llegaban a conocer mas profundamente asumia siempre el caracter protector y fuerte, aparentando que nada le afectaba. A su vez preferia enmascarar el dolor con el sarcasmo. Preferia ser el bufon del grupo y nunca la nube negra de la cual era preferible alejarse. La muerte de su padre activo una conexion distinta con el sufrimiento que antes no habia experimentado, ni siquiera cuando lamentaba el abandono de su madre siendo el mayor entre sus otros dos hermanos, todavia demasiado pequenos para que les afectara realmente. Era como si aquella muerte lo obligara a confrontar la acumulacion de dolor que nunca se dio la oportunidad de desahogar. Nada de eso importaba, en verdad, cuando nadaba aferrado a la tabla hasta que fuera el momento perfecto de subirse a ella y poner a prueba el equilibrio. Jerry sentia el aire frio y humedo obligandole a entrecerrar los ojos. No le hacia falta tener pleno dominio de la vision en ese instante porque se conducia por puro instinto. No importa cuanto tiempo pasara sin surfear, su cuerpo nunca olvidaba como actuar. Minutos mas tarde Jerry se colocaba encima de la cresta de varias olas que pretendian regresarlo a la orilla. Tal como previo, el mar estaba enfurecido y no se dejaria domesticar con facilidad. Eso era justo lo que el queria; una fuerza retadora que lo obligara a tensar todos sus musculos e incluso a sentir pavor si fuera necesario. En otras circunstancias habria sido mas prudente, considerando que incluso para un surfista profesional existian limites al momento de decidir cuando detenerse. Aun asi continuo montando las olas, a pesar de que le costaba mantenerse en pie. En un par de oportunidades se resbalo de la tabla y tuvo que nadar a contracorriente para mantenerse a flote. Tras varios intentos, Jerry al fin decidio rendirse, al menos momentaneamente. Todavia no estaba dispuesto a abandonar la costa, aunque solo fuera para permanecer sentado en la orilla contemplando el hermoso paisaje mientras lamentaba su derrota. Tenia la intencion de recuperar fuerzas para intentarlo nuevamente. La playa seguia siendo toda para el, por lo cual seria insensato no aprovechar y alargar tanto como pudiera ese rato de introspeccion y soledad que necesitaba. Asi que puso la tabla a un lado y se tendio, poco ajeno a prestarle importancia a detalles superfluos, como la arena que se le meteria en el traje de bano. En la posicion de la orilla donde se encontraba, todavia el mar lo banaba hasta la altura de los muslos cada vez que la corriente alcanzaba su maximo punto. Esa sensacion de frialdad lo calmaba hasta el deseo de querer quedarse durmiendo alli. No obstante, era consciente de que seria riesgoso y comprometido dejarse llevar por la somnolencia que lo embargaba. Asi que Jerry opto por ponerse de pie nuevamente al sentir que los parpados le pesaban, esta vez con la intencion de caminar a lo largo de la orilla, todavia sujetando la tabla en caso de que se animara a lanzarse otra vez a la caza de olas. Al cabo de un minuto de caminata Jerry noto un extrano objeto encallado a cierta distancia. A medida que se acercaba se dio cuenta de que era una trampa de langostas, la cual llevaba algo en su interior. Por logica, el policia asumio que se trataba de una langosta o algun otro desafortunado animal. En el caso de que siguiera vivo, estaba dispuesto a liberarlo. Si bien no era vegetariano y el mismo disfrutaba la ingesta de langostas, le parecia razonable salvarlo si estaba en sus manos hacerlo. A escasos metros de distancia entre el y la trampa, no eran los contornos reconocibles de una langosta lo que el objeto retenia en su interior. Tampoco parecia un animal. Jerry sintio un nudo en la garganta mientras acorto los pasos restantes, corriendo para comprobar que su vista no le estaba haciendo una mala jugada. --!Dios santo! --exclamo horrorizado--. ?Como es posible? Jerry no era facilmente impresionable, de ninguna manera, tomando en consideracion lo que atestiguaba con frecuencia en su trabajo. A pesar de eso, encontrar una trampa para langostas que se ondula entre las olas y lleva dentro una mano cortada era razon suficiente para agradecer que todavia no hubiera desayunado. El hallazgo le resulto chocante porque siempre habia considerado ese lado de la costa como un refugio de paz y serenidad. Ahora aquella mano mutilada le recordaba que no existia lugar alguno que no pudiese ser afectado por las consecuencias del crimen. Tras unos segundos de cavilacion antes de tomar una decision al respecto, opto por dejar caer la tabla contra las rocas cercanas y correr hasta su camioneta para buscar el telefono movil. Antes de marcar el numero que tenia en mente regreso de nuevo al lugar donde dejo su tabla y la trampa para langostas. No era conveniente moverla de su sitio en vista de que se trataba de la escena de un crimen. Por otra parte, Jerry temia que la trampa se desatascara a efectos de la corriente y retornara al oceano. Era probable que quien la haya colocado alli tuviese la intencion de que eso fuera lo que sucediera. El policia no quito los ojos de la trampa mientras llamaba al contacto que mejor sabria actuar ante una situacion como aquella: el detective David Hensley. Al primer intento de Jerry, el detective no atendio la llamada, tras esperar prudencialmente cuatro repiques antes de colgar. El policia dejo pasar unos minutos para intentarlo de nuevo. Era probable que Hensley no atendiera la llamada si es que se encontraba disfrutando un dia de familia junto con su esposa. A Wilson le daba pena molestarlo, pero temia tomar una decision erronea. Solo alguien como David sabria decirle cual era la mejor alternativa antes de hacer una llamada oficial a la estacion de Policia. Por fortuna para el indeciso Jerry, Hensley le respondio al segundo intento. El tono de su voz no disimulo la molestia respecto a ser molestado tan temprano durante un fin de semana. --Disculpa la molestia, David --saludo Jerry--. Eres la primera persona en la que pense cuando... --?Te das cuenta de que hora es? --Hensley grune al otro lado de la linea antes de que el policia pueda seguir disculpandose--. ?O acaso olvidaste que es sabado? Jerry duda antes de continuar. Considera apropiado insistir en su disculpa hasta conseguir que el detective suene mas calmado para poder contarle sobre su hallazgo. --Comprendo que debes estar descansando junto con tu esposa. Nuevamente te pido disculpas. Yo tambien andaba disfrutando de mi tiempo libre. --Ya me molestaste, Jerry. Supongo que no daras marcha atras, para mi desgracia. Ahorrate los rodeos y dime que ocurrio. ?Te metiste en un problema? El tono aspero y directo del detective, aunque con un ligero dejo de cinismo y camaraderia, era una buena senal para el policia. Hensley estaria dispuesto a escuchar lo verdaderamente importante aun al margen de su impertinencia. --Es dificil describir lo que encontre porque yo no lo creeria. ?Has visto alguna vez una trampa de langostas? Encontre una en la costa con una mano dentro de ella. --He visto algunas de esas trampas --respondio Hensley, asumiendo esta vez un tono mucho mas serio--. Pero nunca con una mano dentro de ella. Supongo que es humana, ?cierto? ?No sera una jugarreta de adolescentes? --Luce como una mano real para mi --insistio Jerry--. Por supuesto, no pretendo tocarla para confirmarlo. Ese mensaje es un poco mas de lo que Hensley puede digerir a esa hora de la manana. Asi que, en lugar de continuar la conversacion, simplemente cuelga. Jerry esta sorprendido, pero no demasiado. Hensley puede ser dificil a veces. En parte, supuso que lo estaba castigando por haberlo importunado. No tenia caso volver a llamarlo, ya que era evidente que no estaba dispuesto a prestarle ninguna colaboracion extraoficial que danara sus planes para el fin de semana. A Jerry le habria gustado hacer lo mismo y desentenderse de aquel asunto como si nada hubiera ocurrido, para que fuera otro el que lo descubriera. Pero eso ya no era una alternativa para el segun los limites de la etica en su profesion. Con o sin Hensley, le correspondia actuar. En vista de que no obtuvo el consejo que buscaba del detective, no le quedo otra opcion mejor que llamar a la comisaria para reportar la situacion. Esta vez la respuesta al otro lado de la linea no se hizo esperar. Tras identificarse, describio la naturaleza de su descubrimiento y el lugar donde se encontraba. El sargento de la recepcion hace una pausa por una fraccion de segundo, lo suficiente para interpretar el mensaje de Jerry. --?Y donde dijo que encontro la trampa para langostas, senor? --pregunto el sargento--. ?Esta seguro de que no es una broma? --No, no es una mano de mentira --replico Jerry exasperado--. He venido a la costa para pasar un sabado tranquilo. No estoy en mis horas de trabajo y esta clase de asuntos no deberian ser de mi competencia. Yo soy el primer importunado con esta lamentable situacion. --Pasare el reporte, oficial Wilson. Y nos ocuparemos de inmediato. El sargento le pidio que le diera su ubicacion exacta, a pesar de que Wilson ya la hubiera mencionado. --?Puedo comunicarme con algun detective en relacion a esto? --pregunto Jerry, aunque evitando revelar que llamo a Hensley antes de comunicarse con la comisaria--. Sally Lonsdale ha lidiado con situaciones similares. Quiza seria pertinente llamarla.

  • Aniquilame. Navidad de Christina Ross

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    Es Navidad en la costa de Maine, junto a Jennifer y Alex, Lisa y Tank, y Blackwell y sus dos hijas. Lo que al principio parecia una buena idea empieza a ponerse en duda una vez que Blackwell exige que sea ella quien haga la cena de Navidad sin ayuda de nadie mas. ?Estara pensando servirles hierbas variadas e invitarlos a masticar hielo o en una cena tipica hecha por alquien que no tiene ni idea de cocina?

  • Mi vida, mis reglas de Julianne May

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    Siempre existen esos momentos en los que crees que tu vida no puede empeorar mas, hasta que un dia -o una noche- descubres que no hay imposibles y mucho menos en la ciudad en la que los suenos se vuelven realidad. Claro que esto puede ser tan maravilloso como peligroso, pues no solo depende ti, creeme, sino tambien del hada madrina que este disponible para ayudar… Mi nombre es Adam Style, y esta es mi historia… o, al menos, esa pequena parte de mi vida que jamas podre olvidar. Capitulo 1 <>. Si. Esas fueron las primeras palabras que habia oido en el dia. Bueno, en realidad, las segundas despues del matutino <> de mis dos hijos mellizos y preadolescentes. Digamos que solia ser el saludo afectuoso que me daban cada manana antes de que partieran a la escuela. Y Vicky, mi escultural esposa, pues… no tenia tiempo ni para eso. Pero era algo que yo entendia. Vivia trabajando, pues ser una de las mejores relacionistas publicas de Hollywood implicaba varios sacrificios, o por lo menos eso era lo que ella decia. Y a mi de verdad que solo me importaba verla feliz, asi que… si, luego de esas mananas, debia esperar durante todo el dia hasta la noche a que alguien me dirigiera la palabra. Suena extrano, pero asi era… Bueno, tal vez no siempre. Monica y Bea, del sector de contabilidad, a veces me hablaban. No era que fueran largas conversaciones -porque, siendo honestos, no lo eran-, pero escuchar que alguien se dirigiera a mi aunque fuera con un <> era para mi suficiente. Al menos para saber que para alguien de mi trabajo yo existia. Y se lo que estaran pensando: <>. Lo mismo que mi unico y mejor amigo, Robert, me decia cada vez que nos juntabamos en la playa para terminar hablando de mi vida. Claro que lo ultimo de lo que yo queria conversar era de mi, pero, luego de que lo observara montar y domar esas tremendas olas del mar californiano, pues se relajaba en la arena junto a mi a reflexionar al estilo Robert. En fin… Sabia a lo que se referia cuando me decia que renunciara, pero ese habia sido mi primer y unico trabajo por casi veinte anos. En serio. Y se que comprar papel higienico o ser el eterno asistente personal de Hugh Lawrence, director de la compania, nada tenia que ver con mi sueno de ser un gran columnista o escritor, pero lo tomaba como el trampolin ideal para lograrlo, pues no habia persona que en todo el estado no deseara trabajar para el California News, el periodico mas leido del oeste del pais. Y el ver mi empleo de esa manera no era una mera fantasia mia. Hugh mismo me lo habia asegurado el dia que empece a trabajar con el, cuando aun vivia mi madre. Me conocia desde mi infancia y, si bien aun no habia cumplido del todo su promesa de nombrarme columnista de alguna de sus secciones, no dejaba de ser un gran hombre…, al menos hasta esa tarde de viernes. -Lo siento mucho, Adam -dijo luego de que yo elevara la vista desde mi pequeno escritorio al haber oido el <>. No suelo ser una persona de esas que viven quejandose, pero, a decir verdad, aquella diminuta mesa nada se parecia a las del resto de la oficina. Eso sacando que la silla que solia usar tenia una de sus rueditas averiada desde tiempos inmemoriales… y esto sin tener en cuenta que estaba ubicado en un rincon, lo que me mantenia alejado de todo el departamento de inquietos y triunfadores periodistas. Sin embargo, segun Hugh, el que yo me mantuviera al margen, alejado de todo el mundo, no era mas que una ubicacion estrategica para darme una mejor vista de lo que seria mi futuro. No estaba tan seguro de su metodo, pero el insistia en que la visualizacion directa era la mejor tecnica para inspirarme. Solte la agenda en la que organizaba su dia a dia -ya que carecer de un ordenador o tablet era parte de la tecnica, pues se suponia que, al no poseer nada de todo eso, creceria en mi el deseo por adquirirlo- y parpadee mas de la cuenta antes de que pudiera abrir la boca, algo a lo que me animaba solo porque ya no habia nadie en la oficina a excepcion de nosotros dos. -?Es… es una broma, Hugh? -Mi titubeo se entremezclo con mi agitada respiracion. Bajo la mirada y, al tiempo que inspiro profundo, coloco las manos en jarra sobre su cintura. Aquello hizo que pasara lo que todo el dia murmuraban Monica y Bea, pues su pecho, claramente trabajado en el gimnasio, se elevo mas y se fundio con la camisa slim fit[3] turquesa que amaba lucir cada viernes. Y claro, sus jeans de tiro bajo me confirmaron que era cierto que usaba ropa interior fluorescente… Como fuera, largo todo el aire, calculo que con pena, y volvio a mirarme a los ojos. -En serio, me agradas y no tengo nada para decir en contra de ti, pero… -Suspiro inseguro. Se tomo unos segundos y, tras sacudir la cabeza, continuo determinante-. Pero ya es hora de que tomes un nuevo rumbo. Lo siento, Adam. -Y resoplo como si se hubiera sacado un enorme peso de encima. ?Era cierto? Veinte anos trabajando para el y otros tantos mas de relacion cercana que habia tenido -pero que no va al caso mencionar-, !?y no tenia nada mas para decirme?! Frunci las cejas y el sudor frio que senti en mis sienes me impulso a levantarme. Claro que la vieja silla de escritorio hizo que casi me cayera gracias a su jamas reparada ruedita. Pero, por fortuna, Hugh me tomo por el brazo, lo que evito que terminara en el suelo junto al clasico asiento de los noventa. -?Despedido? -Volvi a parpadear varias veces y, tras un incomodo silencio, necesite seguir-. Hugh, ?me estas diciendo lo ultimo que hubiera esperado escuchar de ti y no puedes darme un motivo mas que debo tomar un nuevo rumbo? -exprese sin quitarle la mirada de encima, pero el no se atrevia a elevar la vista, y crei saber por que. Pero mi silencio y mi espera lo obligaron a hacerlo. -!Oh, por Dios! !No hagas esto mas dificil de lo que ya es, Adam! -exclamo alterado y al tiempo que se paso una mano por su gris pero moderna cabellera. Nos quedamos mirando fijamente por varios segundos. Y pude haber continuado presionando para saber por que, pero, ademas de que no era mi estilo ni por lejos, sus cejas fruncidas, su respiracion nerviosa y su mirada, suplicante y llena de culpa, me decian que el motivo era tan impronunciable que no sabria si seria mas doloroso para el, al tener que decirlo, o catastrofico para mi al tener que escucharlo. No hacia falta hacer grandes deducciones… Tenia bien en claro que el <> que mis hijos usaban como saludo por la manana era la palabra con la que toda la oficina me identificaba. En pocas palabras, Hugh nunca habia creido en mi como futuro periodista. O peor aun: en todo ese tiempo, yo no habia conseguido que el creyera en mi. Baje la mirada, asenti con la cabeza y simplemente hice lo que Adam Style haria: -Esta bien, Hugh. No lo sientas. Te entiendo. -Y lo abrace. Sin dudas que aquello lo sorprendio y dejo sin aliento, pues apenas se animo a apoyarme una mano en la espalda, y yo, despues de eso, simplemente me marche. *** -!?Eres idiota?! -grito Rob. Por poco, destruye mi oido y el sistema de sonido de mi automovil, por lo que agradeci no haber tenido el movil pegado a mi oreja. -Hey, calmate, ?si? -Suspire mientras mantenia la vista fija en el camino para volver a mi casa. Necesitaba relajarme-. Deberias haber estado alli. Pude sentir su culpa. Su mirada lo decia todo, Rob. Si tu hubieras… -!Si yo hubiera estado alli, le hubiese apretado las bolas contra aquel estupido escritorio que jamas te cambio desde que trabajas con el! !Y no lo hubiese soltado hasta que rogara perdon y te diera el maldito puesto que te prometio desde siempre, Adam! -Y largo todo el resto de aire que tenia contenido. Revolee los ojos y frene ante la luz roja del semaforo. -Rob, se lo que dices y por que, pero entiendo la posicion dificil de Hugh. -Suspire enojado conmigo mismo y avance tras ver el cambio a verde-. El problema soy yo. Y si hay algo que debo admitir es que tampoco he hecho nada por merecerme un mejor lugar alli, asi que… -!Cierra el maldito pico de la version drogada del Buda que te hayas aspirado! !El que ahora tiene una posicion dificil eres tu! !Acabas de perder el trabajo y todavia te queda lo peor! !Ni yo quisiera lidiar con la zorra esa! -Calma, Rob… -le adverti, como siempre. -OK, perdon. No debi llamar <> a la zorra de Vicky… -Suspiro al tiempo que yo negue con la cabeza-. En fin… Calculo que aun no le has dicho nada, ?cierto? De lo contrario, no estarias vivo… -Rob… -suspire. La verdad era que, de algun modo, tenia razon. Vicky tenia un temperamento digamos que… fuerte, y sus aspiraciones eran, cada ano, mas altas. Y siendo honestos, no sabia como tomaria mi despido. O tal vez si…

  • Donde nadie habla de Jose Ignacio Garcia Martin

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    Donde nadie habla propone una intriga criminal que cambia los escenarios y personajes comunes del genero por referentes mas familiares y aparentemente libres de sospecha: los pasillos de una universidad privada, una reunion de antiguos alumnos, un cruce
    cualquiera en una noche de lluvia... Lugares donde los delincuentes mas peligrosos se llaman verguenza, pudor,
    prejuicio o tabu, y donde impera la ley del silencio.
    Al volver a casa una noche, Fernando es atropellado por un conductor que se da a la fuga y lo deja en coma. Mientras la policia investiga, el caso se va convirtiendo en trending topic.
    La inspectora Ruth Cuevas, lesionada durante una operacion para desmantelar una red de pedofilos, pasa ahora sus dias impartiendo charlas en colegios universitarios para concienciar sobre los peligros de las novatadas. Una coincidencia profesional hara que conozca a Rodrigo, un ejecutivo de prometedora carrera que se enfrenta a la certeza de que el pasado puede ignorarse, pero nunca borrarse.
    Ruth y Rodrigo terminaran jugando un papel esencial en la resolucion del caso y en la identificacion del agresor, un tipo enigmatico y atormentado que se debate entre morir para dejar de sufrir o matar para seguir viviendo.
    A medida que el lector conozca mas sobre Fernando y su agresor, se vera obligado a cuestionar su punto de vista y sus impresiones iniciales sobre las figuras de la victima y el culpable.

  • Tres rosas robadas (Corazones desahuciados 2) de Ascen Nunez

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  • Tierra madre de Paul Theroux

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    La esperada gran novela de Paul Theroux, fruto de anos de reflexion literaria y afectiva.

  • Asfixia de Raul Garbantes

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  • Despertar a tu lado, Camilla Mora de Camilla Mora

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    Libro 3o de la serie Corazones en Manhattan
    Nicholas Bale es el tipico hombre carismatico, tierno, amigo y del que cualquier mujer podria enamorarse. Sin embargo, d

  • El lobo y la oveja de Tania Villar

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    El caso mas complicado de mi vida

    Sientes que tu carrera esta a punto de terminar antes de que empiece, hasta que llega la oportunidad que puede cambiar tu vida.

  • Lo mas dulce (Pretty 3) de M. Leighton

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    La pequena cosita que hay en el extremo de la llave del gato se desliza fuera de la tuerca y me aplasta el dedo contra el pavimento caliente. Una vez mas. Resisto la tentacion de meterme el palpitante dedo en la boca y me trago un exabrupto. <>. Estos dias me comporto como un chucho bien entrenado; actuo de forma correcta, visto de forma correcta y hablo bien. Soy lo que las apariencias exigen. Tengo que serlo. Lance lo exige y yo lo necesito, asi que sigo sus reglas. Me paso el dorso de la mano por la frente humeda y vuelvo a intentarlo. <>. Suspiro de alivio cuando cargo todo mi peso en el gato del coche y el obstinado tornillo cede. Lo desenrosco y retiro la llanta, que hago rodar para apoyarla en el guardabarros trasero del coche. Me sacudo el polvo de las unas y compruebo que no se me ha roto ninguna --Dios me libre de servir las bebidas con las unas hechas un desastre-- antes de dirigirme al maletero para sacar la rueda de repuesto. Despues de luchar para retirarla del pequeno cubiculo que se oculta debajo del falso suelo del maletero, la dejo caer sobre el asfalto, pensando como voy a colocarla. Y lo hubiera logrado si no fuera porque la de repuesto tambien esta pinchada. --!Nooo! --gimo en voz alta. <>. Me siento frenetica cuando vuelvo a echar un vistazo de nuevo al reloj. A este ritmo, nunca tendre tiempo para cambiarme y llegar al hotel a tiempo. Pero si aparezco vestida asi, jamas dejaran de echarmelo en cara. Se que no debo usar pantalones cortos y camisetas sin mangas, pero a veces no puedo resistir la tentacion de ser yo misma. De la yo que acostumbraba a ser. De la yo que todavia soy, a pesar de lo demas. --?Por que no aceptaste ayuda cuando te la ofrecieron, Tommi? --murmuro cerrando los ojos y alzando la cabeza al cielo. Ser una rubia con problemas en medio de la carretera no siempre es malo. Por suerte, generalmente atrae a una gran cantidad de hombres mas que dispuestos a convertirse en un heroe y salvar a una pobre damisela en apuros. En esta ocasion no ha sido diferente, solo que los he mantenido a distancia. Es decir, la mayoria resultaban espeluznantes y estoy aqui sola. No hubiera sido lo mas inteligente. Asi que aqui estoy. Sola. Sin heroe, impotente y frustrada. --Todavia no es demasiado tarde, ?sabes? --replica una voz agradable a mi espalda, en tono de diversion. Sobresaltada, contengo un gritito y me doy la vuelta. Hay un hombre moreno y muy apuesto detras de mi. Esta tan cerca y es tan alto que doy un paso atras. Eso hace que tropiece con la llanta de repuesto, pierda el equilibrio y casi me caiga dentro del maletero. Cualquier rastro de control personal se va por la consabida ventana cuando intento recuperar el equilibrio. --!Hostia puta, joder! --chillo, llevada por la sorpresa. Dos manos grandes y fuertes se extienden hacia mis brazos desnudos para sostenerme y devolverme a la posicion vertical, librandome de un humillante error. La electricidad que hace hormiguear mi piel ante su contacto combinada con su risa ronca me provoca un escalofrio que sube por mis brazos. La atraccion hace vibrar mis terminaciones nerviosas de forma similar a un terremoto. --Una hermosa mujer que jura como un camionero. Justo mi tipo de chica. <>. Pero me olvido con rapidez de la razon cuando le echo una buena ojeada a mi salvador. Estoy cara a cara con el hombre mas impresionante del mundo. Ojos castanos que brillan como dos diamantes de chocolate con los ultimos rayos del sol poniente, largas pestanas negras que los enmarcan como plumas y una sonrisa que amenaza con derretirme al instante. !Santo Dios! Y tengo que mirar hacia arriba para verle la cara, lo que ya es mucho decir, porque midiendo uno setenta y cinco soy una chica alta. --Perdon por la expresion. Me has asustado --tartamudeo, curvando los dedos alrededor de sus musculosos antebrazos antes de poder pensarlo mejor. Mantenemos aquel contacto durante varios ardientes segundos. Se que deberia soltarme, protestar, fingir indignacion, hacer algo..., pero no puedo. A pesar de que suelo ser prudente, no quiero hacer nada porque no quiero que me suelte. --No es necesario que te disculpes. Me encanta que las mujeres digan cosas sucias. --No he dicho nada sucio --me defiendo con debilidad. Arquea las cejas con curiosidad, y me doy cuenta de lo mal que suena. --?Hay mas? ?Palabras mas sucias? A pesar del sofocante calor, noto que me sube por las mejillas un caliente rubor. <>. Ni siquiera soy capaz de recordar la ultima vez que me sonroje. He visto y hecho cosas a lo largo de mi vida que me han dejado insensibilizada hasta el punto de que habria jurado que nada me podia hacer sentir verguenza. Y, sin embargo, aqui estoy, sonrojandome ante un perfecto desconocido (que esta como un tren). Respiro hondo de forma temblorosa y sonrio, quitandoles importancia a el y al peligro de mi situacion... del que por fin soy plenamente consciente. Este tipo podria hacerme dano y yo estoy babeando ante su pecho. Su ancho, duro y musculoso pecho. Cierro los ojos con fuerza. <>. --?Estas bien? --se interesa aquel perfecto desconocido que esta como un tren. Cualquier rastro de alegria ha desaparecido de su voz. <>. Bajo la vista y clavo la mirada en mi camiseta sucia al tiempo que me enderezo para pasar entre su impresionante cuerpo y el maletero abierto. --Estoy bien. Solo... mmm... que hace mucho calor y... er... estoy cambiando el neumatico. Solo tengo calor. Y estoy cansada. Y... Doblo la esquina del coche, pensando que me separan solo unos pasos del bolso y el movil. Miro como el perfecto desconocido que esta como un tren da un golpe a la rueda con la punta de la bota. --Espero que esta sea la que acabas de quitar. <>. Estoy tan desinflada como las camaras de mis neumaticos mientras lo veo acercarse a la llanta que acabo de quitar, y comprobar el estado de la goma. --Por cierto, me llamo Sig --me dice de forma casual. Luego cruza los brazos sobre el pecho y estudia la situacion, pensativo--. Y me da la impresion de que vas a necesitar una grua. Una grua. !Si! Corro hacia el asiento del conductor y me inclino para alcanzar mi movil, muy consciente de lo cortos que son mis pantalones y de la forma que se suben mas arriba de mis piernas cuando me estiro. Me apresuro a incorporarme blandiendo el iPhone como si fuera un arma. --!Si! Necesito una grua. Voy a llamarla ahora mismo --le comunico, tratando de ignorar la calida mirada en sus ojos, que sube de forma descarada por mis piernas.

  • Un vizconde para mi (Nobles 3) de Olga Salar

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    El sueno de Lady Caroline Whinthrope siempre habia sido el de viajar a Italia para aprender las tecnicas de pintura de los grandes maestros.
    Tratando de complacerla, su hermano, el marques de Hawkscliffe, le prepara la sorpresa como regalo en su vigesimo segundo cumpleanos. El problema es que el viaje no podria haber llegado en peor momento, justo cuando acaba de prometerse al hombre que ama.
    Respaldada por el, ambos deciden mantenerlo en secreto para que Caroline pueda cumplir su sueno.
    Lo que esta jamas hubiera imaginado era que se veria obligada a volver a toda prisa de Italia para evitar que su prometido cortejara a otra dama.

  • El silencio de nuestras palabras de Simona Sparaco

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    Es medianoche y una fina niebla envuelve la ciudad dormida mientras en un edificio se origina un incendio cuyas llamas, lentas e invisibles, comienzan a devorar lo que encuentran. En uno de los pisos Alice se duerme mientras espera que Matthias, su nuevo amor del que todavia no se ha decidido a hablar a su madre, regrese. Bastien, el hijo de otra de las vecinas, lleva meses tratando de revelarle algo que podria romperle el corazon, pero no encuentra el coraje para hacerlo. Otro tipo de coraje es el que le falta a Polina, una antigua bailarina clasica, incapaz de aceptar su cuerpo tras la maternidad.
    Pero tanto para ellos como para el resto de habitantes del edificio ya no queda tiempo: los acontecimientos estan a punto de revolucionar sus perspectivas, obligandolos a tomar decisiones extremas y a descubrir, al fin, que las distancias que nos separan de los demas solo se superan con un amor absoluto: aquel que
    no conoce condiciones.

  • La liebre que se burlo de nosotros de Andrea Camilleri

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    Si realmente un dia logramos saber que opinion tienen de nosotros los animales, estoy seguro de que no nos quedara mas remedio que desaparecer de la faz del planeta, cubiertos de verguenza. Yo, afortunadamente, ya no estare. Pero quisiera que algun bisnieto mio entregara a los animales un ejemplar de este librito para que pudieran tener de mi, y de muchisimos otros como yo, una opinion, ni que fuese ligeramente, distinta.

  • Morir en el intento de Lee Child

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    Un paseo sin rumbo por las calles de Chicago. Tras un simple gesto de ayuda a una joven con una muleta, de repente, Jack Reacher se encuentra con una pistola que le apunta al estomago. Encerrado en una furgoneta con la misteriosa desconocida, Reacher no sabe por que los han secuestrado ni adonde los llevan, pero de algo si que esta seguro: debera hacer uso de todo su coraje y astucia si, contra todo pronostico, quiere sobrevivir.

  • Tu corazon te lo dira de Sophie Saint Rose

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    Allegra Brown es una de las editoras de moda mas importantes de los Estados Unidos y lleva preparandose para ese puesto toda su vida. La temen como la adoran, pero eso tiene unas consecuencias y es que ningun hombre se le acerca lo suficiente para conocerla. Cuando conoce a Robert, cree que al fin ha encontrado al hombre de su vida. No es de la industria y no se detiene ante nada cuando quiere algo. Y la quiere a ella.
    ?Por que?

  • Sabes que te quiero…a mi manera, Iris T. Hernandez de Iris T. Hernandez

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  • Un amor a la fuerza II de Helen Blue

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    Jack Rowan, un atractivo pirata a cargo de un barco dispuesto a conquistar el oceano, lleva nueve anos sin apenas poder dormir por culpa de un sueno que se repite cada dia, atormentandolo. Cuando durante una parada en una isla su camino se cruza con una joven dama a la que escucha decir que sufre su misma maldicion, decide secuestrarla sin saber que, en realidad, Elizabeth no es solo una chica mas de la corte, sino que se trata de la mismisima princesa y la hija del hombre que el tanto odia. Una vez en alta mar, a pesar de lo diferentes que son, la atraccion entre ambos pronto resulta imposible de ignorar.
    “Una apasionante historia de piratas, princesas, matrimonios a la fuerza, secuestros, misterios, traiciones y pasiones”.

  • Melocotones de vina de Lola Lopez De Lacalle

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    En la inmediata postguerra, Pilar y Paulina, dos sencillas vecinas de un pueblo de la Rioja Alavesa, temerosas de Dios, que nunca se han saltado una misa en una fiesta de guardar, comparten un terrible secreto. Viuda una con dos hijos, despues de que su marido fuese cuneteado por los falangistas, y madre de doce criaturas la otra, tejeran una urdimbre de lealtad para protegerse a si mismas y a sus familias, incluso mas alla de la muerte.

  • El viaje mas largo de Sherryl Woods

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  • Cosas que haremos tu y yo cuando volvamos a vernos de Felicidad Ramos

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    Olivia toma la decision mas dura de su vida cuando descubre, de la peor forma, que esta enferma. El miedo y la falta de informacion sobre su dolencia, le llevan a poner tierra de por medio y dejar atras a todo y a todos, creyendo que este sacrificio impedira el dolor de los suyos. Pero, ?y si esta equivocada? ?Y si el amor le demuestra que no puede pasar por esto sola?

  • Nunca mas de Sara Larsson

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    NUNCA MAS SE ACERCARAN A MI.

  • Un cielo de hechizos de Morgan Rice

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    En UN CIELO DE HECHIZOS (A SKY OF SPELLS), (LIBRO # 9 de EL ANILLO DEL HECHICERO – THE SORCERER’S RING), Thorgrin finalmente regresa a ser el mismo y debe enfrentarse a su padre de una vez por todas. Se produce una batalla epica, cuando los dos Titanes se enfrentan unos a otros y Rafi usa su poder para convocar a un ejercito de muertos vivientes. Con la Espada del Destino destruida y el destino del Anillo en la balanza, Argon y Alistair tendran que convocar a sus poderes magicos para ayudar a los valientes guerreros de Gwendolyn. Pero incluso con su ayuda, todo podria estar perdido si no fuera por el regreso de Mycoples y su nuevo companero, Ralibar.

  • Mas alla de la frontera de Luis Bauset Martorell

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    Mario perdio su empleo, hizo las maletas y emigro. Dejo atras todo aquello que amaba, incluida Sara, quien se uniria a el tiempo despues. En el nuevo pais conocera a Carmela, una emigrante gallega ya establecida, y a Braulio y Sebastian, dos jovenes recien llegados al nuevo pais. Juntos, viviran una experiencia que pondra de manifiesto la capacidad de superacion del ser humano y descubriran que emigrar, en contra de sus prejuicios, no era como ellos habian pensado.

  • La fiebre del heno de Stanislaw Lem

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    Una agencia de detectives requiere los servicios de un astronauta norteamericano retirado para que ayude a esclarecer una serie de misteriosas muertes acaecidas en un balneario de Napoles. Varias personas han enloquecido y algunas se han suicidado sin que se conozca motivo para ello. Otras parecen haber muerto accidentalmente. Todas las victimas eran extranjeras, viajaban solas, rondaban la cincuentena y padecian algun tipo de alergia. Tanto la policia local como la Interpol consideran que no hay pistas suficientes para afrontar el caso con garantias, hasta que empieza a cundir la idea de que en cierto modo las muertes obedecen a algo mas perverso. ?Estaran sujetos los asesinatos al jugueton capricho de las leyes de la probabilidad y el caos? Obra maestra indiscutible de la ciencia ficcion, aderezada con los ingredientes de la novela clasica de suspense, La fiebre del heno es un autentico tesoro recuperado del genio Stanislaw Lem y una de las historias mas miticas de un autor irrepetible.

  • la reina de mi corazon de Sophie Saint Rose

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    Grace se levanto a toda prisa del sofa, donde estaba viendo las noticias, en cuanto escucho el timbre de la puerta. La abrio sonriendo y sus sobrinos entraron en casa chillando con un helado cada uno en la mano -- Vaya, hola. -- dijo ironica viendoles tirarse al sofa para coger el mando de la tele. Su cunada puso los ojos en blanco --Gracias por quedarte con ellos. --July, te veo un pelin desesperada. -- dijo a punto de echarse a reir. --Que ganas tengo de que empiece el campamento de verano. Las vacaciones se me estan haciendo eternas. -- ?Tienes tiempo para un cafe? --Un refresco. Me muero de calor. -- dijo entrando en la casa mirando a sus hijos-- !Matt, baja los pies del sofa! --Mama...-- protesto sin mirarla siquiera mientras cambiaba de canal impidiendo que su hermana cogiera el mando. July se volvio exasperada yendo hacia la cocina, donde Grace ya estaba sirviendo limonada para todos -- Te has cortado el pelo. -- dijo mirando sus rizos rubios a la altura de los hombros. Grace sonrio mirandola con sus preciosos ojos verdes --Asi estoy mas fresca. --Si, yo queria cortarmelo tambien, pero lo dificil es convencer a tu hermano. Me mira como si estuviera loca cada vez que lo menciono. -- se sento en uno de los taburetes mirando a su alrededor. Las nuevas encimeras de granito y los electrodomesticos de acero inoxidable relucian --La cocina te ha quedado preciosa. --Si, pero me ha costado un ojo de la cara. -- miro a su alrededor sonriendo satisfecha -- ?Te gustan los armarios rojos? --Muy chic. --Espero no cansarme pronto de ellos, tienen que durar cincuenta anos. July se echo a reir negando con la cabeza. Un mechon castano salio de detras de la oreja y volvio a colocarselo-- Dentro de diez anos pensaras en cambiarlos otra vez. --la miro maliciosa-- Eso si sigues viviendo aqui. -- ?Y donde voy a ir a vivir? ?Contigo? --Que graciosa. Grace se echo a reir-- ?Se lo has dicho ya? --Se lo dire en el fin de semana cuando vaya con Matt al partido. Volvera de muy buen humor y sintiendo que ser padre es lo mejor del mundo. Ahi le dire sonriendo de oreja a oreja, pues viene otro mas. Espero que no le de un infarto. --Va, es el tercero. Tampoco es para tanto. -- !Eso lo dices tu que estas soltera, pero nosotros solo queriamos uno! Y vienen dos de golpe y ahora esto. -- gruno tapandose la cara con las manos-- Mierda de preservativos. Grace se echo a reir a carcajadas. -- !Tita, tita! -- grito su sobrina desde el salon. Perdio la sonrisa y salio de la cocina a toda prisa seguida por su cunada-- !Mira! -- grito la nina senalando la tele-- !Es tu collar! Sin comprender lo que decia, miro la television y vio un retrato que parecia antiguo, pero lo que la dejo de piedra era que el hombre que estaba alli retratado, llevaba colgado al cuello el mismo crucifijo que llevaba ella. Con la misma piedra central en rojo que ella tenia y los mismos grabados. Se llevo la mano al pecho comprobando que estuviera alli y palpo la cruz con los dedos por encima de la camiseta. --Vaya... -- susurro su cunada acercandose a la tele-- Es tu cruz. La imagen del cuadro desaparecio sustituida por otro retrato y escucharon como el presentador decia que la exposicion comenzaria en el museo Metropolitan al dia siguiente. --Tienes que ir a verla. -- dijo July divertida -- !Que casualidad! Nunca habia visto un crucifijo asi y resulta que ya lo llevaban desde hace doscientos anos. Bueno, me largo o sino llegare tarde a la consulta del medico. En cuanto su cunada salio por la puerta Matt la miro levantando una ceja-- Mama no se entera de nada. -- !Nino! !Mas respeto! -- !Esa es tu cruz! !Es igualita y la tuya parece muy antigua! Grace se mordio el labio inferior mirando a su sobrino de diez anos, que era demasiado listo para tranquilidad de todos y dijo-- Vamos a mirar en Internet. Matt se levanto a toda prisa, corriendo hasta el ordenador de su estudio antes de que llegara su hermana --Tranquilos, chicos. Ya sabeis que este material es muy caro. --aparto una bolsa con las camaras de encima del escritorio y sonrio al ver que Matt ya estaba tecleando. --Juliette cuidado con el helado. -- su sobrina se lo metio en la boca rechupetenandolo para que no cayera una sola gota y su hermano la miro como si fuera tonta. --Siempre tardas siglos en comertelo. --Si piensas que te lo voy a dar, alucinas. Divertida se coloco tras los chicos para ver la pantalla, acariciando sus cabezas castanas. Matt no perdio el tiempo y puso en el buscador el nombre del museo en el buscador tecleando proximas exposiciones. Su cuadro no salia en la ventanita principal, pero habia una referencia a los cuadros de la exposicion. Tuvieron que buscar entre cuarenta cuadros del siglo dieciocho y Juliette se empezo a aburrir-- Me voy a ver la tele. -- !Este! -- Matt sonrio volviendo la cabeza y ella se acerco mirando la gran pantalla--Es este. ?A que si? --Si. -- susurro mirando la cruz. No la tenia colgada del cuello, sino que parecia prendida en su panuelo del cuello -- ?Quien lo pinto? Saca toda la informacion del cuadro. Juliette miro el cuadro-- Es muy guapo. --Era, idiota. Este lleva criando malvas mucho tiempo. --Matt...-- ella miro la pantalla y le dijo a su sobrino al ver que no conseguia nada -- Dejame a mi. --Ahora veras como usa estos chismes. Vas a flipar. -- le dijo a su hermana levantandose excitado. Grace se sento en su sillon y acerco el teclado. Acerco los dedos indices a la pantalla y amplio el cuadro-- Matt, enciende la otra pantalla. Su sobrino lo hizo y antes de que se lo pidiera encendio la que tenia a su izquierda tambien. Ella copio la imagen en formato de foto y deslizo con el dedo sobre la pantalla rapidamente. La foto paso a la pantalla de la derecha -- !Hala! -- dijo su sobrina admirada-- ?Me ensenaras a hacer eso? --Claro, cielito. -dijo mirando la pantalla del museo buscando informacion. El cuadro se llamaba Conde de Plimburd, pero el pintor era desconocido. La exposicion trataba sobre misterios del siglo diecinueve, pero como todavia no se habia inaugurado no habia explicaciones detalladas de cada cuadro. Utilizando la pantalla de la izquierda tecleo el nombre el cuadro para obtener informacion y cuando salieron veinte mil resultados su sobrino chillo-- !Vaya! Reduce porque sino vas a estar aqui todo el mes. --Pon cuadro. -- dijo la nina. Se mordio el labio inferior mientras su sobrino decia-- Tenemos que averiguar quien era ese tio. El cuadro ya lo hemos visto. --Debe haber muchos condes a lo largo de la historia que lleven ese nombre--respondio con burla-- Se hereda, ?sabes? Divertida miro a su sobrina-- ?Y tu como lo sabes? Levanto la barbilla orgullosa-- Perdona, pero en los cuentos de princesas sale eso. Y los reyes se mueren y su hijo hereda el titulo de rey. Con los condes pasa lo mismo. Miro a su sobrina admirada porque en los Estados Unidos no tenian reyes, pero parecia que sabia las normas de hereditarias de la nobleza muy bien. Su hermano chasqueo la lengua molesto, pero aun asi dijo-- Muy bien, enana. --Gracias. -- dijo mostrando su enorme sonrisa como si la aprobacion de su gemelo fuera lo mejor. Matt sonrio antes de fijarse en la pantalla frunciendo su ceno y Grace anadio en el buscador Cuadro Conde de Plimburd 1878. Al darle al Enter salieron doscientos cincuenta y tres busquedas y las imagenes del cuadro aparecieron ante ella. En el primero se leia "Terrible maldicion del Conde de Plimburd" -- ?Maldicion? Pincha ahi-- dijo su sobrino excitado. --Calmate, Matt. Seguro que es una chorrada. -- movio el raton sobre la alfombrilla y pincho donde decia Matt. Mas por entretenerlos que por otra cosa, porque sino la volverian loca en menos de una hora. La foto del cuadro salio debajo del encabezado y despues bajo la pagina para leer la informacion. Era una pagina muy larga y como los chicos querian leerla, tardo un rato. -- !Vaya! -- la miraron con los ojos como platos. Se echo a reir al ver sus expresiones-- ?No creereis esa tonteria? --Les mataron. Los mataron a todos. -- Matt bajo el tono de su voz como si compartieran un secreto-- Y ella desaparecio. Grace volvio su sillon y miro a sus sobrinos-- ?Y que? Eso fue hace muchisimo. -- ?Has visto la historia de Anastasia? -- pregunto Juliette mirandola ilusionada. --Julie, eso es un cuento. Anastasia murio como el resto de su familia y esto es una coincidencia. Seguro que la hija de ese senor tambien murio y si huyo del castillo familiar por un pasadizo como dice la leyenda, te puedo asegurar que esta muerta desde hace mucho tiempo. --Pero, ?y la cruz?

  • Bajo la luna de navidad de Christina Mcknight

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    UN HOMBRE QUE INTENTA ESCAPAR DEL PASADO.

  • La semilla (Los casos de la agente Utrilla 1) de Luis M. Nunez

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    La agente de policia Lucia Utrilla esta a punto de descubrir que el ultimo caso de asesinato que se le ha asignado esconde una realidad mucho mas siniestra y oscura de lo que parece a simple vista.
    En su investigacion, topara con aliados y enemigos capaces de dominar fuerzas mas alla del entendimiento humano y comprobara que existe un mundo de locura y horror escondido tras el nuestro, viendose implicada de manera personal y peligrosa en las conspiraciones de una criatura blasfema y poderosa.
    Su vida, su familia y su cordura dependeran de lo acertado de sus decidiones frente a un enemigo implacable.

  • El despertar de Olivia de A.m. Silva

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    Olivia es una chica tranquila y algo timida que cree haber encontrado la felicidad en los brazos de Bryan, un hombre guapo e inteligente con el que, por fin, vera su sueno hecho realidad.Matthew es un soltero empedernido de treinta y cuatro anos que ha conseguido compaginar las dos cosas que mas le apasionan: el deporte de aventuras y el trabajo.

  • Consejos de Amor de Elizabeth Harbison

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    -Nuestra invitada de hoy es Leticia Bancroft, autora del controvertido libro: Como seducir al hombre de tus suenos. Leticia, hablame de la acogida que ha tenido tu libro. -Hara que las mujeres retrocedan cincuenta anos -le dijo Bonnie Vaness a la television, secandose la nariz con un panuelo de papel-. Obviamente, tendra una gran acogida -aparto la manta, buscando el mando a distancia de la television, pero solo encontro panuelos de papel. Todos los anos, en noviembre, pillaba un resfriado monumental. Habia gastado cuatro cajas de panuelos en los ultimos tres dias. -En mi opinion -dijo Leticia-, la reaccion al libro ha sido fantastica. Pero vamos a pedir a algunas de las mujeres del publico que hablen de el. El publico irrumpio en un aplauso. Bonnie maldijo entre dientes y aparto los cojines, buscando el mando. -La verdad, no crei que fuera a funcionar -decia en ese momento una mujer con un aspecto muy normal. Parecia avergonzada de hablar ante un microfono. Bonnie dejo de buscar el mando y miro la pantalla. -Cuando oi hablar del libro, me ofendi. Pense que haria que las mujeres retrocedieran cincuenta anos... -!Exacto! -grito Bonnie. -... pero, por otra parte, ser yo misma tampoco me estaba llevando a ningun sitio. Asi que decidi leer el libro de Leticia. Me disfrace y fui a comprarlo a una libreria de otro pueblo -el publico solto una carcajada. Bonnie estornudo. -Mi historial sentimental era pesimo. Muchos novios y muchas rupturas. Llegue a pensar que no encontraria al tipo de hombre que queria, y tendria que conformarme con menos. Pero lo encontre. Y el ni siquiera se fijaba en mi. Bonnie se irguio en el sofa. Esa mujer podria ser ella. Un monton de novios desastrosos y horribles rupturas, miedo a tener que conformarse o quedarse sola. Despues, eso era lo peor, habia encontrado al hombre de sus suenos y el ni siquiera sabia que existia. -Pero este libro... -hizo una pausa y siguio emocionada-. Este libro me dio ideas para atraer su atencion. Tecnicas practicas, no un monton de filosofia. Casi sin darme cuenta, el hombre que no me habia mirado durante seis meses, me pidio que saliera con el. -Cuentales lo demas -intervino Leticia con entusiasmo. Miro al publico-. !Os va a encantar! -!Nos casamos la semana que viene! -la mujer mostro la mano izquierda, y un bonito anillo de diamantes. El publico grito entusiasmado e irrumpio en un largo aplauso. Bonnie apunto el nombre del libro. 1 Los hombres son criaturas muy visuales. Descubre sus colores favoritos y utilizalos. Se sentira comodo y tranquilo en tu presencia, sin saber por que. Ese es el primer paso de nuestro Plan de Seduccion. Recuerda, el color tiene mucha fuerza; vistete con sus colores favoritos y evita los que no le gusten. Una asociacion desagradable con el color de tu ropa puede llevarlo a evitarte, en vez de adorarte. Como seducir al hombre de tus suenos, Leticia Bancroft. -?Vas a entrar en el ejercito, o algo asi? Bonnie Vaness, que cerraba la puerta de su apartamento, se volvio y miro con impaciencia a Dalton Price, el encargado del edificio. -?Que quieres decir? -Ese traje que llevas. Es la tercera cosa verde y fea que te pones esta semana. Bonnie toco automaticamente el nuevo traje verde oliva que habia comprado en una boutique de Quince Street. Le habia costado media semana de sueldo. -La verdad es que serias buen soldado -siguio el-. Con un genio como el tuyo... -Callate, Dalton. -Eh, solo digo... -el se rio. -Se lo que dices. Que tengo un aspecto horrible. Gracias. -?Yo he dicho eso? -Dalton encogio los hombros-. No, senorita. No eres tu, es el traje. Pense que te gustaria oir una opinion objetiva, antes de salir al mundo vestida asi. Ella no lo miro. No queria que se diera cuenta de que le estaba poniendo los nervios de punta. Dalton Price llevaba poniendola nerviosa desde segundo de primaria, cuando iban juntos al colegio, en Tappen, Nueva Jersey. El la oyo llamar <> a la profesora, accidentalmente. La atormento durante anos por eso, y por todos los errores que tuve la desgracia de cometer en su presencia. -?No tienes nada mejor que hacer que criticar mi ropa? -pregunto ella, consciente de que quiza Dalton tenia razon. Cuando se probo el traje, se habia dicho que el tinte verdoso que veia en su rostro se debia a la luz de los fluorescentes; pero empezaba a pensar que era el reflejo de la tela verde oliva. -?No tienes algun lavabo atascado que arreglar? -le pregunto. No queria que Dalton notara sus dudas. En el fondo, sentia curiosidad por el trabajo de Dalton. Diez anos antes, Dalton se habia marchado a una universidad del oeste. En el pueblo se rumoreaba que habia tenido mucho exito, que se habia hecho asesor financiero y se habia casado con una actriz. Pero Dalton habia regresado cuatro meses antes, divorciado y con una nina casi adolescente. Lo mas extrano era que no trabajaba como asesor financiero, sino como encargado de un edificio, antiguo y agradable, pero nada lujoso. Bonnie se preguntaba si realmente habia tenido exito o si los rumores eran fantasias de su madre. Al principio habia sido cordial con el, pero a los dos dias de llegar, Dalton empezo a tratarla con la impertinencia de antano, y ella hizo lo propio. Algunas cosas no cambiaban nunca. El clavo en ella sus ojos azules. Unos ojos que, como sabia bien, conseguian que las mujeres se derritieran a sus pies. A ella la irritaban. -Arreglo todo lo que necesita ser arreglado -dijo el, contestando a la pregunta. -?Si? -ella guardo las llaves en el bolso-. Entonces arregla mi ducha. Lleva goteando desde que Carter era presidente. -?Que Carter? -pregunto el. Bonnie lo miro boquiabierta, justo cuando Dalton esbozaba una sonrisa ironica-. Chica, siempre picas, es increible. -De eso nada, solo... -se detuvo. Era verdad. El le tomaba el pelo una y otra vez, siempre con exito. -?No tienes que ir al autobus? -pregunto el, interrumpiendo sus pensamientos. -!Uy! Si -la presencia de Dalton la desconcertaba-. Paula esta esperando abajo. Me matara si perdemos el autobus por perder el tiempo discutiendo contigo. -Estare aqui cuando vuelvas -sonrio y saco una llave inglesa del bolsillo-. Puedes gritarme despues. Entretanto, voy a arreglar el grifo de la senora Neuhouse. -?Y mi ducha...? -Esta en la lista -dijo el por encima del hombro, alejandose. -Me gustaria ver esa lista. -Pasa por mi casa esta noche. Te la ensenare. La guardo debajo de la almohada. -Limitate a arreglar la ducha, ?vale? -a ella le costaba creer que conquistase a las mujeres con frases tan manidas. Bonnie suponia que se fijaban en su atractivo fisico y no se preocupaban de mas. Eran idiotas. -!Papa! -una chica de pelo rubio dorado doblo la esquina corriendo-. !Espera! !Papa! Era Elissa, su hija de nueve anos. Bonnie no pudo evitar detenerse a observarlos juntos. La nina le gusto desde el momento en que la vio, pero tambien la cautivaba la relacion entre padre e hija. El padre de Bonnie habia muerto en un accidente de trafico cuando ella era muy pequena, y no tenia recuerdos de el. Dalton Price tenia muchos fallos, pero Bonnie admiraba su actitud paternal. -Pense que la senora Malone ya te habia llevado al colegio -dijo el, con una ternura que siempre emocionaba a Bonnie. Nelly Malone era una anciana que vivia en el edificio. Era casi como una abuela para Elissa y le encantaba pasar tiempo con ella. -He vuelto a olvidarme el dinero de la comida -dijo Elissa. -Ah, bueno -se metio la mano en el bolsillo y saco un billete de dolar-. ?Basta con esto? -Papi, solo la comida cuesta un dolar sesenta, ya lo sabes. Y el postre es aparte -movio la cabeza, pero sonrio-. Deberias abrir una cuenta en el colegio, igual que hacen casi todos los ninos. -No tienes por que empezar a vivir a credito tan joven -saco otros dos dolares, se los dio y le revolvio el pelo-. Ahi tienes, nena. Comprate un helado de postre. -!Bien! !Gracias! -rodeo su cuello con los brazos, le dio un beso y despues bajo corriendo las escaleras.

  • La Revolucion rusa contada para escepticos, Juan Eslava Galan de Juan Eslava Galan

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    El triunfo de la Revolucion rusa transformo el mundo y fue trascendental para la historia de la politica contemporanea. Este libro, riguroso y ameno, nos ayudara a entender los motivos que provocaron el derrocamiento de los Romanov y el triunfo de la Revolucion.

  • Hugo de Jenny Del

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    Mi vida en Torrejon de Ardoz no era muy distinta de la de cualquier otra chica de mi edad. Aunque vivia en aquel rincon del este de la Comunidad de Madrid, naci en Barcelona y alli me habia criado, pero a mi padre, militar, le destinaron de un dia para otro a aquella localidad. Por tanto, tuvimos que levantar el campamento y desplazarnos la familia al completo, es decir, mis padres, mi hermano Andreu y yo. Para mi, que me encontraba en plena adolescencia y era la persona mas feliz del planeta en aquel barrio cercano a Las Ramblas donde tenia todas mis amistades, el traslado supuso un verdadero mazazo. Como es logico, de nada me sirvio el recurso del pataleo y, aunque esa nueva ciudad no fuese santo de mi devocion, con el pasar del tiempo me fui acostumbrando a ella. A mis veintisiete anos, me ganaba la vida trabajando como camarera los fines de semana en un famoso bar de tapas del centro de Torrejon. En el terreno sentimental, tambien estaba "asentada" ya. Llevaba tres anos conviviendo con Alfredo, mi novio desde hacia algo mas de once anos. Nos habiamos conocido en el instituto en que los dos estudiabamos y desde el primer momento surgio una quimica especial entre nosotros. Nunca fui muy buena estudiante que digamos, pese a lo cual termine el Bachillerato e hice la selectividad. No obstante, ya no quise continuar con los estudios, cosa que a mis padres sento como un jarro de agua fria. Para mi madre sobre todo, mas que un jarro de agua fria, la noticia represento una verdadera tragedia. Parece que todavia estoy viendo su cara cuando solte la bomba en casa. --Mara, hija, mia, !no me digas eso! --Lo siento, mama, pero yo no me veo estudiando una carrera. --?Pero por que? Cerebro tienes como cualquiera. --Porque no. Quiero buscarme un trabajo de lo que sea para empezar a ganar dinero ya. --Pero vamos a ver, carino, ?te falta a ti algo en casa? --Que no, mama, que no es eso. Pero que a mi los libros no me van y yo no quiero seguir estudiando, punto. --Pues tu dime a mi de que vas a trabajar con la edad que tienes, sin estudios ni experiencia de nada. ?Que quieres? ?Ponerte a limpiar escaleras? --Pues mira, no se me van a caer los anillos. --!Ay, por favor! !Que pena, con lo que tu vales, hija! Estudia, aunque sea peluqueria, o yo que se, algo, Mara, por el amor de Dios... --Y bueno, si tuviese que trabajar limpiando, ?que pasaria? Eso no tiene nada de malo. --Claro que no, carino, todo trabajo es digno, de eso no cabe duda. Pero dime tu a mi si es lo mismo trabajar tranquilamente sentada en una silla descansando las espaldas como tu prima Adela, que partiendote los lomos con la fregona. --Bueno, ya veremos que hago... --Bendito sea Dios, Mara, piensatelo, hija... A duras penas logro convencerme para que me metiese en la escuela de hosteleria, pero tampoco hizo carrera de mi en ese plano. A los seis meses me aburri y lo deje. Ahora bien, mientras yo daba bandazos, Alfredo continuaba devorando los libros por los dos, de modo que a sus veintiun anos ya tuvo en sus manos el diploma de Enfermeria. Con su brillante expediente academico y su "espabilaera" en todos los aspectos, no le costo mucho conseguir trabajo en un hospital de Madrid. Por mi parte, tuve trabajillos sueltos durante esos anos como cajera y como pinche de cocina en algun que otro restaurante. Eran currillos de los que me iba largando por "h" o por "b", pero cuando Alfredo me propuso alquilar un piso para irnos a vivir juntos, entendi que debia tomarme la vida mas en serio y dejar de comportarme como una ninata. A pesar de que su sueldo nos alcanzaba sobradamente para tirar para adelante, yo queria ganarme el mio para contribuir con los gastos y costearme mis caprichos. Otras faltas tendre, pero jamas he sido una floja. Llevabamos ya un par de anos conviviendo cuando por mediacion de Aurelio, un vecino del bloque de mis padres con el que me llevaba de maravilla, pase de mi ultimo empleo como dependienta en una perfumeria a entrar a trabajar en la barra de la cafeteria de Josue. Con ese tipo de trabajos me sentia mas identificada. Josue no era mala gente. Otra cosa era Rosana, una de mis dos companeras. Ella trabajaba alli a turno completo y parece que no le hizo mucha gracia mi llegada. Siempre sospeche que ella y nuestro jefe, que estaba casado, andaban liados, si bien nunca pude comprobar mis sospechas. La muy capulla no desaprovechaba ocasion para pincharme, y yo, que habia sido la ultima mona en llegar, no queria entrarle al trapo para no tener una gresca gorda con ella que pudiera costarme el empleo, puesto que ya me habia dado cuenta del fervor que le tenia Josue. --Mira, Mara, --me comento Aurelio cuando le conte una de sus constantes faenas --"andando yo caliente, riase la gente", decia la pobre de mi abuela, que en paz descanse. --Ya, pero es que a veces me dan ganas de darle un guantazo y estamparla contra la pared. --Y todo lo que tu quieras. Pero conozco a Josue y te garantizo que no va a consentir ningun numerito entre sus empleados. --Pues por eso me estoy conteniendo, que, si no, ya te diria yo a ti... Aurelio tenia cincuenta anos y la vida no le habia tratado bien. Era un guardia civil mallorquin prejubilado por una lesion en la espalda, estaba divorciado de una alemana de armas tomar y su unica hija, injustamente, no le hablaba desde hacia un siglo. Sin embargo, tenia un caracter tan agradable y tan templado que a mi me encantaba escucharle hablar y que habia hecho que le convirtiera en mi eterno confidente. En cuanto a mi Alfredo, tambien era una buena persona, no lo negare. Nunca me ponia pegas a nada. Si queria salir una noche por ahi a mi aire con mis amigas, pues bien. Que queria cogerme un avion y plantarme en Barcelona para pasarme dos o tres dias entre semana en casa de mi tio Adria, el unico hermano de mi madre y que acababa de enviudar, pues bien tambien. Ese era precisamente el problema; que todo aquello me estaba dando que pensar que no tenia tanto interes por mi como pretendia aparentar. Seguro que muchos diran que soy injusta, que, encima de que me daba total libertad, me quejo. Pero no he terminado. Al principio de nuestra convivencia, ibamos juntos a todas partes; al cine, a pasear o al teatro, cosa que nos encantaba a los dos...En cambio, ultimamente no estaba muy por la labor de los planes en comun. Incluso en la cama le veia inapetente y eso ya me estaba mosqueando mas. --?Te ocurre algo? --le pregunte una noche mientras cenabamos. --?A mi? ?Por? --mi pregunta le pillo fuera de juego, a juzgar por su cara de asombro. --Si, claro, a ti. Que yo sepa, no estoy hablando con el vecino. --Pues no se a que te refieres. Estoy bien. --A ver, Alfredo. De un tiempo a esta parte, te veo un tanto apatico. Casi no salimos juntos a ningun lado... --Mara, carino, no te preocupes. Es solo que estoy cansado, el curro en el hospital se ve muy bonito desde fuera, pero tambien tiene lo suyo. "Yo no puedo entender como en tan poco tiempo has cambiado tanto". Eso le decia la de Pimpinela al otro en la cancion "Como le digo" cuando le interrogaba a causa de lo mismo y el se justificaba tambien con la cuestion laboral.

  • Cien canciones para Amelia de Maruja Moyano

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    El dia que Amelia desaparecio parecia un dia normal, como cualquier otro. El otono hacia semanas que arrancaba hojas de los arboles plantados a la entrada de aquel pequeno patio de vecinos y el viento las arremolinaba obcecadamente junto al pozo situado a la derecha de la entrada de mi casa, justo enfrente de la de Amelia Apenas habia comenzado la tarde y corri, como cada jornada, con mi pedazo de pan con chocolate, a pasar unas horas con ella, a contarle los pormenores de mi manana escolar y, mientras me rehacia las coletas con aquellas manos finas y habiles, escucharla cantar las canciones de aquella epoca en la que las heridas de la contienda continuaban sangrando y el Madrid de principios de los anos sesenta se llenaba de gentes de otras partes de Espana, que escapaban de la miseria de sus pueblos y se encontraban de bruces con mas miseria. La puerta estaba cerrada, extranamente cerrada, porque en aquel tiempo las puertas se cerraban solo de noche y la casa de mi vecina siempre estaba abierta y mas a aquella hora en la que yo solia visitarla. Aplique la oreja a la madera despues de llamarla varias veces sin obtener respuesta, y volvi sobre mis pasos mordisqueando con desgana el chocolate, defraudada por el inesperado planton de mi vecina. Nadie habia echado en falta a Amelia aquella manana. Los hombres partian muy temprano hacia el trabajo, aquellos que lo tenian, los demas salian tambien temprano a buscarlo por las obras y los talleres. Habia que caminar un cuarto de hora hasta llegar a una parada de autobus que comunicaba aquel barrio marginal y apartado con el centro de la capital y otros barrios colindantes y mas afortunados. Excepto Pedro, un joven al que una bomba en el ano 44, siendo un nino pequeno, le habia amputado una pierna y le habia dejado privado de la vision de un ojo cuando jugaba con otro nino en el campo. El vivia con su madre, ya anciana, que recogia chatarra y la revendia para abastecerse de lo mas basico; los ninos y ninas, que en aquella epoca abundabamos, acudiamos a la escuela muy pronto, aliviando la carga de trabajo de nuestras madres durante unas horas; las mujeres trabajaban sin descanso desde el amanecer: despues de preparar el almuerzo de sus maridos y el bocadillo que los hijos que ya iban a la escuela comerian en el recreo, calentaban la leche para todos --en el caso de que tuvieran--, despues salian con los orinales repletos de porqueria a volcarlos en el descampado anexo a aquel conjunto de casitas en las que habitabamos, y que crecia con el paso de los meses sin permiso ni control. Aquel era un barrio colonizado por la miseria, sin agua corriente ni alcantarillado, con luz electrica enganchada quien sabe como, rodeada de campo con escasos arboles y un buen monton de basura. Sus habitantes, en su mayoria inmigrantes andaluces, luchaban a diario por sacar la cabeza de los barrizales de los dias de lluvia y las colas de leche en polvo para sus hijos, como resultado de una parte del acuerdo del regimen franquista con EEUU, a cambio de la instalacion de bases militares en territorio espanol. Pero como decia, nadie echo en falta a Amelia. Yo insistia en preguntarle a mi madre donde estaba Amelia, y ella, molesta y un poco celosa por mi interes, me daba razones vagas que no acababan de convencerme: <>, <>, <>. Nadie atendia a mi preocupacion, ni mi madre ni las vecinas del patio. Nadie. En realidad, nunca se hace mucho caso a los ninos, y en aquellos anos menos aun. Nadie parecia percatarse de que mi angustia, la angustia de una nina de cinco anos, era algo lo suficientemente importante como para pararse un momento y escuchar. Fue la senora Josefa la que dio la voz de alarma avanzada la tarde, cuando al sacar agua del pozo encontro las gafas de Amelia con un cristal roto enganchadas en el cubo. Recuerdo que, a pesar de mi escasa edad y de que no entendia muy bien la situacion, el hecho de que todas las vecinas acudieran curiosas y alertadas a contemplar aquella pesca fortuita, evidencia de que algo andaba mal en el vecindario, me produjo cierto alivio. !Por fin se habian dado cuenta de que Amelia habia desaparecido! Padecia una miopia lo suficientemente importante como para impedirle marchar sin sus gafas. Entonces comenzaron los golpes en la puerta, los gritos de llamada, los corrillos y los comentarios morbosos sospechando que ella, mi querida Amelia, pudiera estar en el fondo del pozo de cuyas aguas bebiamos los habitantes de aquel patio; o tal vez un ataque repentino la hubiera dejado muerta o postrada, incapaz de moverse y abrir la puerta. Unas vecinas jaleaban para tirar la puerta abajo, otras, mas prudentes, preferian llamar a las autoridades y que se hicieran cargo de una posible desgracia. Tardaron mucho en decidir que hacer, hasta que dos vecinos en moto marcharon hacia el puesto de policia mas cercano --y bastante lejano-- para alertar del incidente. Era ya de noche y me encontraba acostada en mi cama, a punto de sumergirme de lleno en el sueno, cuando los vecinos volvieron acompanados de varios policias. Escuche las voces de los adultos y el ruido del motor del coche patrulla. Me asome a la ventana: todo el mundo estaba reunido en el patio frente a la casa de Amelia. Sonaron varios golpes en su puerta y la llamada potente de una voz masculina que achaque con acierto a los uniformados. Por fin, el estruendoso golpe de una patada en la puerta de Amelia resono en la noche en medio del sepulcral silencio de los vecinos expectantes. La casa de Amelia estaba vacia. Digo vacia porque ella no estaba; en cambio, su humilde pero primorosamente decorado hogar se presentaba ante los circunstanciales invasores pulcro y acogedor. Yo lo conocia bien, no era necesario entrar para visualizar cada detalle de aquella casa. Empece a llorar al pensar en que aquellos hombres revolverian sus delicadas pertenencias, aquellas que yo no volveria a tocar jamas. Supe, porque me lo decia el corazon desde un lugar no identificado dentro de mi, que no volveria a ver a Amelia, que los dias de dicha en los que me cantaba sus canciones mientras trenzaba mi pelo; que me ensenaba fotos de los anos en que actuaba en los teatros; que me permitia disfrazarme con sus zapatos y sus complementos de coloridas plumas… aquellos dias en los que con dulzura me llamaba <> habian desaparecido para siempre con ella. Al dia siguiente sondearon el pozo, cuyas aguas abastecian a un buen numero de familias, y comprobaron que no albergaba cadaver alguno, calmando asi los peores temores de los vecinos preocupados por su salud. Yo tambien me alegre, pero no porque temiera contaminarme con los fluidos de un cuerpo muerto, sino porque al menos estaba segura de que Amelia no se habia ahogado en aquel oscuro y profundo hueco al que a los ninos y ninas del patio se nos tenia prohibido asomarnos. Una vez lo hice bien agarrada al cuello de mi padre y me dio pavor mirar hacia aquellas profundidades negras como el mismisimo infierno; al menos eso es lo que me sugirio aquel abismo interminable y oscuro, y tambien fue esa la intencion de mi padre: provocarme un sentimiento de miedo hacia el pozo y mantenerme alejada de el. No recuerdo con claridad que paso despues. Las idas y venidas de gente a aquella casa, posiblemente la policia y algunos familiares que fueron localizados, se mantuvieron durante algunas semanas. Lo que si recuerdo es un profundo sentimiento de tristeza, un vacio que permanecio dentro de mi durante mucho tiempo. Llore la ausencia de Amelia como si hubiera sido la de mi propia madre. Creo que escuche la palabra <> por primera vez durante los dias que siguieron a la desaparicion de Amelia. Aquella palabra me produjo una sensacion de desazon inexplicable. No sabia muy bien que pasaba con la gente que moria. Decian los mayores que tras la muerte las personas subian al cielo si habian sido buenas, o caian a las llamas de un infierno aterrador si habian sido malas. Amelia debia estar sin duda en el cielo, no podia imaginarmela en ningun otro lugar si no estaba a mi lado, asi que dirigia mis ojos hacia lo alto, escudrinaba con los ojos semicerrados entre las nubes; trataba de mirar directamente al sol con mis manos por visera; buscaba verla, una senal, un saludo, sus rasgos dibujados en el aire… cualquier cosa que me indicara que no la habia perdido para siempre. No era posible que se hubiera marchado, ni siquiera al cielo, sin despedirse de mi, eso no era propio de ella. A veces escuchaba hablar a mi madre con otras vecinas, y al acercarme curiosa callaban o decian bajando la voz: <>. Y aunque era muy pequena, me producia enfado, me sentia absolutamente sola ante una pena que no me permitian compartir con nadie. Eran mi pena y mi soledad mucho mas grandes que el pecho que las albergaba. Ni siquiera mi madre conseguia calmar los llantos nocturnos que ella atribuia a pesadillas y terrores infantiles. En realidad, cada noche creia que al despertar todo seria como antes, pero nunca fue asi, la verdad se me mostraba implacable cada amanecer. * * * Tan solo hacia tres anos que Amelia ocupaba aquella casita con patio. Tres anos desde el milagro, o eso decia mi madre al recordar lo que pudo haber sido un drama en mi casa y que, gracias a la vecina recien llegada, no llego a pasar. Unas pocas semanas desde que aquella mujer joven, sola y peculiar se instalo en su casa frente a la mia, ocurrio algo inesperado. Era invierno y anochecia pronto, mi madre planchaba y mi padre aun no habia vuelto del trabajo. Yo era muy pequena y lloriqueaba aburrida y sonolienta despues de tomarme un vaso de leche con galletas. No habia mucho mas. Mama decidio acostarme, mas que nada por quitarme de en medio para que la dejara trabajar tranquila en sus quehaceres. Al poco de acostarme, deje de lloriquear y mama continuo con su plancha creyendome dormida. El viento silbaba frio en el exterior. Ella acabo pronto con la plancha y entro en el pequeno cuarto para asegurarse de que estaba bien arropada en mi mantita, pero lo que encontro le hizo gritar de horror: yo estaba boca arriba, fria y con los ojos abiertos, inmovil y segregando una espesa espuma blanca por la boca. Abrio la puerta de la calle gritando desesperada y pidiendo ayuda; los vecinos abrieron sus puertas. Tambien Amelia. Ella fue la primera en entrar, me cogio en brazos y me tumbo en el suelo de la cocina mientras todo el mundo se arremolinaba impotente a nuestro alrededor. Con su propio panuelo limpio mi boca por dentro y por fuera y comenzo a presionar ritmicamente mi pecho, soplando aire en mis pulmones de tanto en tanto. Aquel masaje cardiaco duro unos minutos que a todos les parecieron interminables; eso es lo que me contaron anos despues. De pronto comence a llorar con todas mis fuerzas, despertandome de no se sabe que triste sueno. Mi corazon latia y mis pulmones se llenaban de aire y lo exhalaban de nuevo.

  • Historia de una flor de Claudia Casanova

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  • Manhattan Wolf (American Wolf 1) de Kelly Dreams

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    Cuando Shane Pears entro en aquel hotel buscando a su prima Carly, lo ultimo que esperaba era que la confundiesen con una de las empleadas y la enviasen a la habitacion del todo poderoso Luke Evans.
    A solas con el hombre mas explosivo de Manhattan, comprendio que lo que comenzo siendo un tremendo error estaba a punto de convertirse en la mas irreal y excitante de las aventuras.

  • La psicologa de Helene Flood

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    Una manana, despues de dejarle un mensaje en el contestador, el marido de Sara desaparece sin dejar rastro. Ella creia que Sigurd habia quedado con unos amigos, pero ellos tampoco saben donde esta. Para Sara, Sigurd miente; para la policia, la experiencia de Sara como psicologa la convierte en sospechosa. Pero, cuando los detectives descubren que la vida de Sara esta siendo vigilada mediante camaras y microfonos ocultos, se dan cuenta de que ni la verdad es tan obvia, ni la mente tan poderosa.

  • Una impostora en Minstrel Valley (Minstrel Valley 3) de Mariam Orazal

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    Adentrate en la nueva y rompedora serie de <>, creada por catorce autoras de Selecta. Ambientada en la Inglaterra de la Regencia en un pequeno pueblo de Hertfordshire, descubriras una historia llena de amor, aventuras y pasion.

  • ?Bailas conmigo? de Chris Razo

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  • Libro de familia de Galder Reguera

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    La Nochevieja de 1974, la madre de Galder Reguera supo que estaba embarazada de el. Ese mismo dia, su padre murio en un accidente de coche. En estas paginas se unen un emocionante relato familiar lleno de giros inesperados y la cronica de una investigacion: <>.

  • Mi dulce espia de Arwen Grey

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    Solo el amor es capaz de curar las almas mas heridas.

  • Seducido por Valentina de Adrian Blake

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    Carlo trabaja en el Fenway como guardia de seguridad. Su vida es simple… Se acuesta con quien quiere, cuando quiere y sin preocuparse del manana. Una noche conoce a Valentina… una mujer de infarto que pondra su vida patas arriba.

  • Tierra, tragame, y escupeme en el Caribe, Ivanka Taylor de Ivanka Taylor

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  • Un caballero en Moscu de Amor Towles

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    Condenado a muerte por los bolcheviques en 1922, el conde Aleksandr Ilich Rostov elude su tragico final por un inusitado giro del destino. Gracias a un poema subversivo escrito diez anos antes, el comite revolucionario conmuta la pena maxima por un arresto domiciliario inaudito: el aristocrata debera pasar el resto de sus dias en el hotel Metropol, microcosmos de la sociedad rusa y conspicuo exponente del lujo y la decadencia que el nuevo regimen se ha propuesto erradicar. En esta curiosa historia se basa la segunda novela de Amor Towles, que despues de recibir innumerables elogios por Normas de cortesia, su opera prima, se consolida como uno de los escritores norteamericanos mas interesantes del momento. Erudito, refinado y caballeroso, Rostov es un cliente asiduo del legendario Metropol, situado a poca distancia del Kremlin y el Bolshoi. Sin profesion conocida pese a estar ya en la treintena, se ha dedicado con autentica pasion a los placeres de la lectura y de la buena mesa. Ahora, en esta nueva y forzada tesitura, ira construyendo una apariencia de normalidad a traves de los lazos afectivos con algunos de los variopintos personajes del hotel, lo que le permitira descubrir los jugosos secretos que guardan sus aposentos. Asi, a lo largo de mas de tres decadas, el conde vera pasar la vida confinado tras los inmensos ventanales del Metropol mientras en el exterior se desarrolla uno de los periodos mas turbulentos del pais. Ademas de mantenerse durante casi cincuenta semanas en las principales listas de exitos de Estados Unidos y de superar el millon de ejemplares vendidos, Un caballero en Moscu ha obtenido numerosos premios, entre los que destacan el del Libro del Ano segun The Times y The Sunday Times. Escrita con suma elegancia, calido sentido del humor y un aprecio muy profundo por los grandes clasicos de la literatura rusa, esta novela excepcional nos habla de nuestra inagotable capacidad para arrostrar los infortunios de la existencia.

  • Proximo destino. Las Vegas de Dani Vera

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    Julio Diaz es un informatico especializado en delitos ciberneticos que trabaja en una empresa dedicada a realizar aplicaciones. Aunque el trabajo en si le gusta, no le supone ningun reto. Tras un fracaso amoroso y cansado de su vida, le proponen ser el jefe de seguridad informatica de uno de los complejos hoteleros mas importante de Las Vegas.
    Un viaje a la Ciudad de la lujuria y la diversion, un hotel donde ocurren robos, sistemas que fallan. y una directora del complejo un tanto especial. Todo ello, le llevara hacia una investigacion que le traera mas de un dolor de cabeza.
    Accion, humor, erotismo y amor se entremezclan en una historia que no te dejara indiferente. ?Te atreves a conocer su proximo destino?

  • Estrellas en los ojos de Lia Fd

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    Iria se crio jugando entre las telas de los vestidos de novia en la tienda de su tia. Ahora ella es la propietaria de este negocio y lo compagina con su carrera de disenadora, que empieza a despegar.
    Es feliz con su vida sino fuera por la pesada de su madre que insiste en que encuentre marido y se ha empenado en hacer de Celestina. Un desfile que le absorbe mas horas de las que tiene; un atractivo hombre que aparece en la tienda en el momento mas (in)oportuno, y quien la hara cometer mas de una locura. Sin olvidar todos esos mensajes que recibe y que la hacen suspirar deseando mas.

  • Enamorate de ti de Walter Riso

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    EL amor a uno mismo es un dique de contencion contra el sufrimiento mental. Amarse a uno mismo no solamente es el punto de referencia para saber cuanto se debe amar a los demas (“Ama a tu projimo como a ti mismo”), sino que parece actuar como un factor de proteccion para las enfermedades psicologicas y un elemento que genera bienestar y calidad de vida. Activar toda la autoestima disponible o amar lo esencial de uno mismo es el primer paso hacia cualquier tipo de crecimiento psicologico y mejoramiento personal. Y no me refiero al lado oscuro de la autoestima, al narcisismo y a la fascinacion del ego, a sentirse unico, especial y por encima de los demas; no hablo de “enamoramiento” ciego y desenfrenado por el “yo” (egolatria), sino de la capacidad genuina de reconocer, sin verguenza ni temor, las fortalezas y virtudes que poseemos, integrarlas al desarrollo de nuestra vida y volcarlas hacia los demas de manera efectiva y compasiva. Quererse a uno mismo, despreciando o ignorando a los demas, es presuncion y exclusion; querer a los demas, despreciandose uno mismo, es carencia de amor propio. “Enamorate de ti” significa: “Quierete y amate a ti mismo honestamente”. Perseverar en el ser (conatus), como decia Baruch Spinoza, para defender la existencia individual y sacar a relucir lo mejor de cada quien. Quererse a uno mismo tambien es propiciar la autoconservacion sana, tal como promovian los estoicos, y procurarse el mayor placer y salud posible, como lo estipulaba Epicuro. Quererse a uno mismo es considerarse digno de lo mejor, fortalecer el autorrespeto y darse la oportunidad de ser feliz por el solo hecho, y sin mas razon, de estar vivo. El amor empieza por casa. Tu primer amor es el que se dirige a ti mismo, y en ese primer idilio aprenderas a amar la existencia o a odiarla. ?Como abrirle las puertas al amor de los que te rodean si desprecias o no aceptas tu ser, o si te averguenzas de existir? Un paciente destruido por la depresion me decia: “Lo siento, pero… Me averguenza estar vivo”. ?Habra mayor decadencia del ser? Asi como no atacas ni te desentiendes de quienes amas, no hagas lo mismo con tu persona. Ser amigo de uno mismo es el primer paso hacia una buena autoestima. Amar es buscar el bien del otro y disfrutarlo, que su dolor nos duela y su alegria nos alegre, y con el amor propio ocurre algo similar: si no te perdonas, si te fastidia estar contigo mismo, si no te soportas y te menosprecias, !pues no te amas! A veces me preguntan si es posible odiarse a uno mismo, y mi respuesta es categorica: “Por supuesto, !y con que intensidad!”. Incluso hasta el extremo de querer desaparecer de la faz de la tierra y obrar en consecuencia. Muchas veces nos regodeamos en el dolor autoinfligido. Cuentan que una senora iba en un tren y, a las tres de la manana, mientras la mayoria dormia, comenzo a quejarse en voz alta: “!Que sed tengo, Dios mio! !Que sed tengo, Dios mio!”. Una y otra vez. Su insistencia desperto a varios de los pasajeros, y el que estaba a su lado fue a buscar dos vasos de agua y se los trajo: “Tome, senora, calme su sed y asi dormimos todos”. La senora se los bebio rapidamente y la gente se acomodo para retomar su descanso. Todo parecia que habia vuelto a la normalidad, hasta que a los pocos minutos se escucho nuevamente a la senora decir: “!Que sed tenia, Dios mio! !Que sed tenia, Dios mio!”. Incorporamos el castigo psicologico a nuestras vidas desde pequenos sin darnos cuenta y como si fuera una faceta normal y hasta deseable; en suma, nos acoplamos a el. Nos regodeamos en el sufrimiento o le ponemos velas. A veces nos comportamos como si el autocastigo fuera una virtud porque “templa el alma”, y aunque sea cierto que es importante el esfuerzo por alcanzar las metas personales, una cosa es la autocritica constructiva y otra la autocritica despiadada que nos golpea y nos hunde. Una cosa es aceptar el sufrimiento util y necesario, y otra muy distinta acostumbrarnos al dolor que masoquistamente nos propiciamos a nosotros mismos en aras de “limpiar culpas” o “tratar de ser dignos” para que alguien nos ame. Los hallazgos realizados en el campo de la psicologia cognitiva en los ultimos veinte anos muestran claramente que la vision negativa que se tiene de uno mismo es un factor determinante para que aparezcan trastornos psicologicos como fobias, depresion, estres, ansiedad, inseguridad interpersonal, alteraciones psicosomaticas, problemas de pareja, bajo rendimiento academico y laboral, abuso de sustancias, problemas de imagen corporal, incapacidad de regular las emociones y muchos mas. La conclusion de los especialistas es clara: si la autoestima no posee suficiente fuerza, viviremos mal, seremos infelices y ansiosos. El presente libro va dirigido a aquellas personas que no se aman lo suficiente a si mismas, que viven encapsuladas, amarradas a normas irracionales y desconsideradas con ellas mismas. Tambien va dirigido a quienes sabian amarse a si mismos en alguna epoca y se han olvidado de hacerlo por los rigores de la vida o las carreras desenfrenadas por la supervivencia, donde uno se pone en segundo plano, como si fuera material desechable. La propuesta de estas paginas es simple y compleja a la vez: “Enamorate de ti; se valiente; comienza el romance contigo mismo, en un ‘yo sostenido’, que te haga cada dia mas feliz y mas resistente a los embates de la vida cotidiana”. ENAMORARSE DE UNO MISMO QUERERSE a uno mismo es quizas el hecho mas importante que garantiza nuestra supervivencia en un mundo complejo y cada vez mas dificil de sobrellevar. Aun asi, y curiosamente, gran parte del aprendizaje social se orienta a sancionar o subestimar el valor del amor propio, posiblemente para evitar caer en las garras del engreimiento. Si decides felicitarte dandote un beso, es probable que las personas que te rodean (incluso el psicologo en turno) evaluen tu conducta como ridicula, narcisista o pedante. Esta mal visto que nos demos demasiado gusto o que nos mostremos muy alegres de ser como somos (una persona muy feliz consigo misma y con el mundo puede facilmente ser diagnosticada como hipomaniaca por algunas reconocidas clasificaciones psiquiatricas). Cuando nos ocupamos de nosotros mismos por demasiado tiempo, nos mimamos o nos autoelogiamos, llegan las advertencias: “!Cuidado con el exceso de autoestima!” u “!Ojo con el orgullo!”. Y en parte resulta entendible, si vemos los estragos que puede realizar un ego inflado y sobredimensionado. Sin embargo, una cosa es ser egolatra (endiosado de si mismo), egoista (avaricioso e incapaz de amar al projimo) o egocentrico (incompetente para reconocer puntos de vista distintos), y otra muy distinta ser capaz de aceptarse a si mismo de manera honesta y genuina sin hacer alharaca ni despliegues publicitarios. La humildad es ser consciente de la propia insuficiencia, pero de ninguna manera implica ser ignorante de la valia personal. La consigna: “Quierete, pero no en exceso”, es decir, desproporcionada o irracionalmente (para no quedar embelesado y atrapado por la propia imagen reflejada), es un buen consejo, ya que nos pone en alerta contra el lado oscuro de la autoestima. No obstante, es mejor no exagerar y tener presente que en determinadas situaciones, cuando nuestro amor propio es vapuleado o atacado, querernos a nosotros mismos sin tanto recato ni miedos irracionales puede sacarnos a flote y ayudarnos a andar con la cabeza en alto. La politica de ocultar y/o minimizar el autorreconocimiento, y de disimular las fortalezas que poseemos, produce mas dano que beneficios. La sugerencia de no quererse a uno mismo “mas de lo necesario” puede transformarse en un autoamor resfriado y enclenque. Es verdad que no hace falta gritar a todo pulmon lo maravillosos que somos ni publicarlo en primera pagina, pero reprimirlo, negarlo o contradecirlo termina por herirnos emocionalmente. Al intentar dejar fuera el egoismo salvaje, a veces no dejamos entrar el amor propio; por evitar la pedanteria insufrible del sabelotodo, algunos caen en la verguenza de ser lo que son; por no despilfarrar, somos mezquinos. Si me siento mal por ejercer mis derechos personales o simplemente los ignoro o pienso que no los merezco, quiza me falte autorrespeto. A medida que vamos creciendo, una curiosa forma de insensibilidad hacia nosotros mismos va adquiriendo forma y nos lleva a dejar atras aquellas gloriosas epocas de la ninez cuando el mundo parecia girar a nuestro alrededor y saltabamos felices de juego en juego. En aquellos momentos, todo era gratificante y fantasioso. El “yo”, por momentos, parecia bastarse a si mismo autogratificandose y construyendo universos infinitos a su antojo (esta claro que la tendencia natural de un nino no es el autocastigo, sino pasarla lo mejor posible y de paso sobrevivir). Pero las cosas buenas no duran tanto, y al crecer hacemos a un lado ese delicioso mundo “yoico” (ya que ninguna sociedad sobreviviria a tal egocentrismo) y nos orientamos mas “hacia fuera” que hacia dentro: nos “descentramos”, por decirlo asi, y aceptamos a reganadientes que amar al projimo es mas importante, valioso y encomiable que amarse a uno mismo. Las conclusiones psicologicas actuales sobre el tema de la autoestima son un llamado de alerta que vale la pena tener en cuenta: no educamos a nuestros hijos para que se quieran a si mismos, al menos de manera sistematica y organizada como en otros aprendizajes. Desde pequenos nos ensenan conductas de autocuidado personal respecto a nuestro fisico: lavarnos los dientes, banarnos, arreglarnos las unas, comer, controlar esfinteres, vestirnos y cosas por el estilo. Pero ?que hay del autocuidado psicologico y la higiene mental? ?Les prestamos la suficiente atencion? ?Los ponemos en practica? ?Resaltamos la importancia del autoamor?

  • Juego de Sombras de Aitor Angelats

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    Siguiendo las indicaciones de una desesperada carta de auxilio que ni siquiera lleva su nombre como destinatario, Ted Legentrell, un desconocido cientifico de Domstrool, se ve empujado a embarcarse en el Cillian y atravesar el mar con rumbo a Angra. Al pisar por fin tierra firme, Ted conocera al senor ToddCodge, responsable de tal llamada de socorro. Juntos investigaran una oleada de muertes y desapariciones y se adentraran en un laberinto de pistas desordenadas y desconcertantes, que les conduciran a desenmascarar el nudo de mentiras y sombras que se cierne sobre Cliffdavil.
    Al final de todas las pesquisas, descubriran que tras aquel oscuro cortinaje de misterio siempre estan “ellas”; una sombria incognita vestida de feminidad.

  • Buscando mi camino (Los hermanos Fuller 2) de Kate Dawson

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    Segunda parte de la serie de Los hermanos Fuller. Nos encontramos aqui con la historia de Pierce, el mayor de los hermanos.

  • Ginger de Tierra Salvaje

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    Hoy es sabado, no tengo ningun plan mas alla de ver una pelicula en casa y descansar. La semana se me hizo cuesta arriba con tanto trabajo, y estoy cansado. Un dia de relax no viene mal. Cuando estaba en Netflix buscando algo medio decente para ver llaman a mi puerta. Voy al teleportero, veo que Hugo esta abajo y le abro. Hugo es mi mejor amigo. Es la persona a la que le puedo contar cualquier cosa y consigue hacerme reir siempre que nos vemos. Le abro la puerta en calzoncillos, pero que cono, el es mi amigo. Con el no tengo que recoger los platos sucios de la cocina ni la ropa del viernes todavia tirada en un sillon. Es Hugo, hay confianza. --Joder, tio, ?que haces de esa guisa? -- ?Que pasa? Iba a ver una peli tranquilo --No me digas que ya te has olvidado del cumple de Ruth. No puedes ser mas capullo ni intentandolo. --Dijo mientras empezaba a reirse. --Menos mal que vine a buscarte temprano. Vete a la ducha y yo te espero por aqui. Y rapidito que nos esperan en media hora para cenar. --Pero... --Pero nada, hace dos semanas que nos aviso, ?asi que te vas duchando o tengo que ensenarte yo a hacerlo? --Dijo mientras me amenazaba con la jarra de agua que habia en la encimera. --Ademas hasta puede que pilles, pero eso si, no la traigas aqui. ?Cuanto hace que no lavas los platos? --No me seas cabron que tu eres peor que yo. --Dije ya desde el pasillo hacia el bano. Esta claro que no iba a sacar nada de discutir, y, lo peor de todo, el tenia razon. Ruth nos habia avisado hace dos semanas, y hace una semana nos lo habia recordado. Gracias a los benditos regalos en comun no tenia que preocuparme de comprarle algo, pero no me apetecia nada salir. Ya me habia hecho a la idea de pasar el fin de semana sin rascarla y aqui estoy yo ahora, pensando que cojones me voy a poner. Creo que tengo la camisa negra planchada y los vaqueros que me regalo Ruth por mi cumpleanos en la secadora. Seguro que le gusta el detalle de llevarlos, y, bueno, los vaqueros no se planchan ?No? Le di vueltas a lo que Hugo dijo de pillar. ?Deberia recortar un poco el vello alrededor de mi polla? Dicen que parece mas grande si no hay tanta selva. Hombre, yo no me quejo, pero nunca esta de mas. Mire el reloj y decidi que no tardaria mucho. Tras terminar de esquilar me meti en la ducha e intente quitar todos los pelillos pegados a mis piernas. Afeitarse, desodorante, colonia... Tras 20 minutos de reloj estaba yo como un pincel entrando en mi salon. Cuando vi a Hugo comiendose los espaguetis con albondigas que me habia traido mi madre ayer y que iban a ser mi comida de manana casi lo mato. --No me mires con esa cara. Da igual a donde vayamos a cenar, nada va a estar tan bueno como los espaguetis de tu madre y lo sabes. --Me dijo mientras me miraba con cara de cordero degollado. --Era mi comida de manana, cabronazo. --Pues pide una pizza. Ademas, tu disfrutas de los tuppers de tu madre a menudo, y sabes que yo no como tuppers de mi madre ni, aunque me pagaran. Que suerte tienes con la madre que te pario. Ademas, te hago un favor, tantos hidratos se te estan empezando a notar. --Se que es la envidia la que habla y no pienso contestarte. --Lo dije con mucha mas confianza de la que sentia. Ultimamente no habia tenido tiempo para nada mas que el trabajo, lo cual excluia tambien el gimnasio. Cuando pasamos por el espejo de la entrada, mientras Hugo cogia la cazadora, aproveche para echar un vistazo. Yo no notaba diferencia, pero ya se sabe que uno no nota nada hasta que de repente no te cabe ni un punetero pantalon. Supe que Hugo me la habia jugado cuando dijo que vino en moto y mi casco seguia casualmente en su casa. Lo cual era un eufemismo de "vamos en coche y tu no bebes". Que majo por su parte. En fin, no soy de los que echa de menos el alcohol, con lo que no me importo. Lo cual no quiere decir que no fuera insultandolo hasta el restaurante. No tengo pensado reconocerlo ante nadie, pero me vino genial cenar fuera y hablar de cosas que no tuvieran nada que ver con trabajo. Consegui desconectar al cien por cien, reirme, hablar con gente que llevaba tiempo sin ver, todo iba genial, y cuando nos dimos cuenta la cena habia terminado y yo estaba por retirarme cuando Hugo me dijo que fuera con el a por una cosa que se habia dejado en el coche. -- ?Desde cuando necesitas que te acompane al coche, ?que pasa? --Es que hoy es el cumple de Ruth, y, bueno, la noto mas receptiva de lo normal, ademas le compre un regalo solo mio para ella y queria darselo cuando venga con nosotros a la disco, venga tio, necesito que me ayudes. Por un instante no me gusto que me hubiera metido en un embolado asi, pero yo sabia que el estaba mas colado por Ruth de lo que reconocia y si podia hacer algo para poder sacarlo de la friendzone lo haria. Cuando volvimos un par de parejas se habian marchado y el resto ya habian decidido a donde ibamos. Nos repartimos en los coches y consegui que la cumpleanera fuera en el mio. Nada mas llegar al coche me di cuenta de que me habia "olvidado el movil en el restaurante" y fui a ver si todavia no me lo habia robado alguien. Les di diez minutos hasta que "casualmente" descubri que lo tenia en el bolsillo trasero del vaquero. Cuando llegue estaban los dos sentados en los asientos traseros muy juntitos. Ella con la cara roja y el con una sonrisa de oreja a oreja. Parecia que las cosas habian salido bien asi que me sente y conduje en silencio hasta la discoteca mientras ellos se decian cosas al oido y se reian. Senti una punzada de celos cuando los vi tan complices. No celos de Ruth, para nada, y de Hugo menos, yo quiero que sea feliz. pero yo nunca he conseguido conectar tanto con una tia. Es decir, no soy un santo, y he tenido sexo increible, pero ese vinculo, ese no poder sacar los ojos de una tia, esa sonrisilla tonta, ese aleteo de mariposas nunca lo he sentido. Quizas no todos estamos destinados al amor. O igual tengo unas expectativas muy altas. Igual la tia de mis suenos ha pasado por delante de mis narices y no me he dado cuenta. Llegamos al local y todos estaban en la puerta esperandonos. Sali del coche para explicar el retraso y todos miraron sin ningun disimulo a los dos tortolos que salian de los asientos de atras. No hicieron ningun comentario, pero sabia que cuando las chicas se fueran al bano o a bailar a Hugo le caeria un puteo de aupa, probablemente alguna palmadita en la espalda tambien. Pero sobretodo un puteo generoso. Asi que fui a por bebidas a la barra y los deje que fueran a escoger sitio. Con las manos llenas de bebidas me gire para buscarlos con la vista, y vi que habian juntado varias mesas bajas y sillones en una esquina de la pista de baile, en penumbra. Como llegamos directamente de cenar era temprano y no habia demasiada gente, pero hicimos acopio de sillones con cazadoras para los que faltaban por llegar, porque en una hora el local estaria de bote en bote. No pude evitar sonreir al ver a Ruth sentada en el brazo del sillon de Hugo y como disimuladamente "resbalo" hasta quedar totalmente sentada encima de las piernas de el. No paraban de hablar al oido e incluso en un momento me parecio ver que ella le mordia el lobulo de la oreja. Yo estaba sentado al lado, por eso podia ver el espectaculo de primera mano. Pude ver como ella aprovechaba que se colocaba la falda para pasar la mano por encima del paquete de mi amigo y se sentaba justo encima de el. Tambien vi como el habia aprovechado tambien para apretarle una nalga, desapareciendo sus dedos en las profundidades de su falda. Y cualquiera podia ver como el top de saten de ella marcaba sus pezones como si no llevara ropa, casi se podia distinguir la aureola de lo excitada que estaba. Yo no era el unico que me fijaba en el espectaculo que estaban dando y que habia conseguido que mi polla se pusiera morcillona. Uno no es de piedra y esos dos como no pararan pronto iban a acabar follando alli mismo. De hecho, si las miradas contaran, esos dos ya habrian consumado un par de veces.