• libro poesia reunida - Roberto Bolano

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    Toda la poesia publicada por Roberto Bolano por primera vez en un solo volumen y en edicion revisada.

  • Poesía reunida - Ida Vitale | PlanetadeLibros

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    23 may 2017 — Otros libros de Poesía · Fragilidades · Sara Búho. Comprar · La civilización no era esto · Aitana Monzón. Comprar · Donde muere la muerte.

  • POESIA REUNIDA | IDA VITALE | Casa del Libro

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  • POESIA REUNIDA | JUAN GELMAN | Casa del Libro

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  • Poesía reunida: (1949-2015) (Marginales) Tapa blanda

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  • Poesía reunida: Edición de Andreu Jaume : Stevens, Wallace ...

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  • Poesía reunida | Planeta de Libros - Pinterest

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    "Poesía reunida" Ida Vitale. La presente "Poesía reunida" recopila todos los libros de Ida Vitale en las ediciones y antologías que la propia autora ha ido ...

  • POESÍA REUNIDA. ROBERTO BOLAÑO. Libro en papel ...

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    POESÍA REUNIDA (Libro en papel). ROBERTO BOLAÑO. Editorial: ALFAGUARA; Año de edición: 2017; Materia: Poesía; ISBN: 978-84-204-2886- ...

  • poesia reunida: i. vitale - Tornamesa

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  • POESIA REUNIDA. BOLAÑO, ROBERTO. Comprar libro

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    POESIA REUNIDA (Libro en papel) ; Materia: Poesía ; ISBN: 978-84-204-2886-4 ; Páginas: 520 ; Encuadernación: RUSTICA ; Colección: Hispánica.

  • A la intemperie de Roberto Bolano

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  • Desayuno sin diamantes de Merche Diolch

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    Dicen que de una boda sale otra boda.
    Dicen. pero del dicho al hecho hay mucho trecho y lo que menos necesita Pepi es verse inmersa en una nueva relacion. El trabajo la ahoga y todavia no ha olvidado al que fue su gran amor. No, no, no. No puede comenzar nada con nadie, y menos con el, el padre de su mejor amiga.
    La diferencia de edad, distinto estatus social, la discrepancia de ideas y opiniones. son claros indicios de que estan ante una relacion abocada al fracaso. No existiria nada entre ellos, si no fuera por la atraccion que sienten el uno por el otro.
    Solo con la atraccion fisica, el sexo, pero del bueno, no se puede sustentar una relacion. ?No?

  • Que dia mas bueno de Ayelet Waldman

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    Un mes en la vida de una mujer, escritora, esposa y madre de cuatro hijos que busca la estabilidad depositando sobre su lengua dos gotas de LSD.

  • A pesar de todo… Sigo siendo audaz de Rosirys Rondon

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    Camila es una mujer audaz y Matthew un hombre testarudo.
    Un accidente lleva a una apuesta que se convierte en otra y luego en otra mas, hasta que lo que se compromete es el corazon. Ninguno buscaba una historia de amor, pero les resulto imposible luchar contra sus sentimientos y al final entendieron que rindiendose era la unica manera de ganar.
    A pesar de todo... Sigo siendo Audaz es la segunda entrega de la saga "A pesar de todo" ahora concentrada en la historia de otra de las socias de Tu Decoracion, Camila Uzcategui, la mas decidida y alegre del grupo, fanatica del helado y de vez en cuando de la combinacion de colores exoticos.

  • A un minuto de medianoche (Forelsket 1) de Ros Marval

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    Emily Evans siempre tuvo una meta en la vida: ser publicista y vivir en Manhattan. Su tenacidad la llevo a conseguirlo; sin embargo, pronto aprendio que el destino puede llegar a tejer otros planes a tus espaldas.
    Tras la repentina muerte de sus padres, se vio obligada a abandonar su vida sonada para volver a Taylors Falls, su pueblo de origen, y a hacerse cargo de sus dos hermanos adolescentes. Ahora sus dias transcurren entre dos trabajos, facturas y labores del hogar. Apenas tiene tiempo para ella misma y ya ni siquiera suena por las noches.

  • El rey caido de Joaquin Sanjuan

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    La venganza es un sentimiento destructor, pero tambien constructor, pues destruye mundos y construye imperios; destruye civilizaciones y crea reinos donde no los habia; destruye vidas y crea alianzas; destruye amores, y crea, por que no, amor.
    Esta es la historia de una venganza de proporciones divinas: la de una diosa despechada. Es tambien la historia de una venganza de proporciones epicas: la de un gran rey. Pero es ademas la venganza del ultimo eslabon de la sociedad, de un ratero devenido en asesino.
    La venganza es lo que alza de nuevo al Rey Caido, y lo lleva a amenazar Saphir, en una espiral de miedo, de terror, que lo cubre todo y amenaza con destruir la vida como la conocemos. Solo un punado de Neonatos, dirigidos por el lider de sus asesinos sera capaz de plantarle cara, a la vez que huyen del acoso de la Legion de los Cien Corazones.
    ?Quien quedara en pie cuando las cenizas de la venganza se enfrien?
    Joaquin Sanjuan, autor de la saga de fantasia oscura Leyendas de Lacenor y de la antologia de relatos sobre Solomon Kane Cazadores de lo Imposible nos ofrece una nueva novela de fantasia epica en la que la oscuridad toma nombre propio.

  • Amar por partida doble, Encarni Arcoya Alvarez de Encarni Arcoya Alvarez

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  • Rosas para Emilia de Virginia Camacho

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    ?Como podrias amar al hombre que una vez destruyo tu vida? ?Como enamorarse de alguien que una vez llamaste monstruo? Emilia tiene mil razones para odiar a Ruben, y Ruben todas las razones para amarla. Uno de los dos tendra que ceder. Pero el camino es largo y lleno de curvas, lo que una vez fue el motivo de tus lagrimas, hoy podria ser la plenitud de tu felicidad. ?Quien sabe?

  • Corazones enredados de Judith Priay

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  • Bailando Descalzos de Zoe Chant

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    Un padre soltero + la maestra de su hija = un amor tan inexplicable como innegable.

  • El gigante rubio de Bela Marbel

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    Vuelve Bela Marbel y su serie <>.
    Si te quedaste con ganas de mas despues de Mi tierra eres tu, no te pierdas esta historia.

  • No mas secretos de Sophie Saint Rose

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    Patricia se levanto de la cama muy emocionada. Ese dia iba a cambiar su vida. Repleta de energia fue hasta el bano bailando porque hoy al fin iba a cobrar su herencia. La herencia que al fin la liberaria del trabajo de mierda que tenia en la fotocopiadora. Se miro al espejo y sus ojos verdes brillaban mas intensamente y su cabello rubio parecia que tenia el color mas rubio y brillante. Hasta sus ondas estaban mas marcadas. --Leche. Que bien te sienta ser rica --dijo alucinada acercandose mas al espejo. El primer dia que viviera su ano numero veintiseis. El dia anterior habia cumplido veinticinco, asi que ese era el primer dia de su ano veintiseis. Sonrio al espejo y abrio el grifo del agua lavandose las manos para ir a preparar el enorme desayuno que pensaba pegarse. Entrecerro los ojos al ver que sus manos se tenian de azul, pero al ver el agua que caia en el lavabo, la vio trasparente. Se extrano y aparto las manos para poner el tapon pensando que habria algun problema con la caneria, pero el agua era cristalina. Pero sus manos estaban de un azulado algo raro. Que cosa mas rara. ?Seria algun producto quimico que habian echado en el agua? En Nueva York cualquier cosa podia pasar. Cogio la toalla y fue hasta la cocina secandose las manos. Abrio el grifo del fregadero y el agua salia bien. Se miro las manos y jadeo al ver que la toalla blanca estaba impecable y que sus manos volvian a su color natural. -- Madre mia. !Con lo bien que iba el dia, no me puede salir una alergia! Nerviosa pidio cita con el medico para despues de su encuentro con los abogados. Olvidandose de las manos, le guino el ojo al abuelo, que le sonreia desde la foto que tenia sobre la chimenea sentado en su sillon con su espesa barba rubia. Habia muerto hacia cuatro anos y para su sorpresa en su testamento habia especificado que no podia heredar hasta despues de cumplir veinticinco anos. Fueron unos anos dificiles porque los albaceas de su abuelo solo le pagaban los gastos del piso que tenia en la Quinta Avenida. De su mantenimiento debia encargarse ella y trabajando en la fotocopiadora no es que ganara demasiado, asi que esos anos no habia podido permitirse ningun lujo. Pero al fin todo habia terminado y era rica. Estaba forradisima y despues de pensarlo cuatro anos, tenia decidido viajar por todo el mundo. Iba a tirar la casa por la ventana. Comio mas que normalmente, que ya era decir. Y fue a ducharse despues de sacar del armario unos pantalones negros y un jersey de cachemira azul intenso. Era la unica ropa que tenia de calidad y no queria desentonar en el despacho de abogados. Abrio el agua de la ducha mirandola con desconfianza, pero despues de quitarse el pijama se metio dentro cuando el vaho invadio el cuarto de bano. Cerro los ojos debajo de la alcachofa de la ducha y extendio las manos hasta el dispensador de champu que tenia delante. Se enjabono con calma. No tenia ninguna prisa y disfruto de su primera ducha sin tener que ir corriendo al trabajo. Se dio la vuelta y enjabonandose cantando a pleno pulmon "My way" de Frank Sinatra y se le metio algo de jabon en los ojos. Cerrandolos gimio porque dolia. Alargo la mano para coger la toalla mientras que con la otra cerraba el grifo. Salio de la ducha pasandose la toalla por la cara y cuando abrio los ojos se miro al espejo pasando la mano por el para quitar el vaho. Grito trastrabillando hacia atras chocandose con la pared cubierta de marmol. Pero ni se inmuto por el dolor en la espalda mirandose al espejo con los ojos como platos. !Estaba verde! !Y no un verde clarito, no! !Parecia un lagarto! Asombrada se miro las manos y gimio al ver que sus unas parecian doradas. Dios, todavia no se habia despertado. Era eso. Se arreo un tortazo y se miro al espejo. Aquello habia dolido asi que no estaba dormida. Observando su cabello que tenia unos rizos increiblemente dorados y sus ojos rasgados rodeados de pestanas azules siseo --Me cago en la leche--. Miro hacia abajo para encontrarse que tenia el pelo del sexo del mismo color. Se dio la vuelta en el espejo y casi se muere del susto al ver encima de su nalga derecha algo trasparente. Temblando llevo la mano hasta alli y se lo toco. Parecia plastico y tenia una forma curvada. Tiro de ella. --!Auchh! -- chillo cuando se la quito como si hubiera salido de su piel. Alucinada lo puso ante su cara sintiendo su corazon a mil por hora. Tenia el tamano de la palma de su mano y era un semicirculo algo curvado. No era trasparente del todo. Al ponerlo a la luz del cuarto de bano, tenia un color ligeramente verdoso en su transparencia y estaba duro. Se le puso el pelo de punta dejandolo sobre el lavabo con el corazon a mil. A toda prisa salio del bano y se sento sobre la cama mirando hacia alli. El vaho salia del bano y se volvio a mirar las manos. Cuando antes del desayuno se habia secado se le habia ido el color. Histerica cogio las sabanas y empezo a secarse con fuerza hasta hacerse dano. Cinco minutos despues el color empezo a desvanecerse lentamente y suspiro de alivio al ver que el color de pelo se desvanecia hasta volver a su color. Iba a tener una conversacion muy larga con el medico en su cita de esa tarde. !Algo le estaba sentando fatal! Se lavaria con agua mineral hasta que descubrieran lo que tenia el agua. Mas tranquila por haber encontrado una solucion se vistio mirando de reojo el bano. Se sento en el tocador y se cepillo el cabello haciendose una cola de caballo. Ya no tenia animos de alisarselo, no fuera a ser que con el calor se le pusiera rojo o algo asi. Cogio su abrigo negro y el bolso antes de ir hacia la puerta de su habitacion, pero nerviosa volvio a mirarse al espejo, suspirando de alivio cuando vio su color. Todo iba bien. Una hora despues llego al despacho de los abogados. Se habia mirado en casi todos los escaparates de camino hacia alli y empezaba a estar algo paranoica. Se acerco a la recepcion del lujoso despacho de abogados y espero impaciente a que la recepcionista la atendiera. Sonrio agradablemente pulsando un boton del teclado. --Buenas tardes, senorita Walters. Llega pronto a su cita. --Es que tengo algo de prisa --susurro mirandose al espejo que tenia la recepcionista tras ella. --No pasa nada. Si espera en la sala, avisare al senor Williams. --Si, claro. --Se volvio apretando su bolso. Menuda mierda. El dia que debia ser la persona mas feliz del mundo, estaba totalmente acojonada. Se sento buscando un sitio donde mirarse y suspiro de alivio al ver la mesa de cristal que tenia al lado. Al mirarse entrecerro los ojos al ver el color de su retina. Se acerco a la mesa de cristal y la recepcionista entrecerro los ojos al verla jurar por lo bajo acercandose tanto que casi podia pegar la nariz a la mesa. --Senorita Walters. ?Se encuentra bien? Se sobresalto incorporandose y dejando caer el bolso. --!Si! !Claro que estoy bien! --Forzo una sonrisa y se levanto de golpe. --Voy al bano, tengo algo en la lentilla. La chica sonrio de alivio. --Por supuesto. --Senalo el pasillo. --Al fondo a la derecha. Casi corrio hacia alli y al cerrar la puerta gimio cerrando los ojos. --Por favor, sere buena. Asustada giro la cabeza hacia el espejo y abrio los parpados lentamente. De la fuerza con la que los habia cerrado ahora veia chiribitas. Se acerco al lavabo encastrado en una encimera de marmol y se miro al espejo. !Su puntito negro estaba dorado! !Dorado! ?Madre mia y como se secaba el ojo? !Unas gafas de sol! A toda prisa abrio el bolso y las busco, pero no las encontraba. Dios, no podia tener tan mala suerte. Entonces escucho el pitido y asustada miro hacia arriba pensando que era la alarma de incendios. Como saltaran los aspersores aquello iba a ser un espectaculo. Al ver que no saltaban escucho atentamente y era un pitido extrano, parecia mas bien una melodia aguda. ?De donde saldria? Encogiendose de hombros volvio a buscar en el bolso y casi chilla de la alegria al abrir una cremallera y encontrar el estuche de las gafas. Vacio. Estaba vacio. Casi estrella el bolso contra la pared. Se volvio a mirar al espejo. --Llevas lentillas de colores. Y son la leche. Se van a quedar de piedra porque pareces una extraterrestre. Aparentando que no le daba importancia, salio del bano pasandose la mano por el vientre y se dio cuenta que de los nervios ni se habia quitado el abrigo. Volvio a la recepcion y se sento dando golpecitos con el pie sobre la moqueta. La chica la miro algo molesta por el ruido que hacia, pero estaba tan nerviosa que no se dio ni cuenta. Miraba de un lado a otro como si fuera una fugitiva que huyera de algo y la de recepcion carraspeo. --?Quiere que le traiga un cafe? --?Un cafe? --Forzo una sonrisa. --No, gracias. --?Agua? --!No! --exclamo horrorizada como si hubiera dicho un sacrilegio. Se sonrojo al ver su expresion--. Quiero decir... vengo bebida de casa. --Ahora lo entiendo --siseo la chica volviendo a su trabajo. Patricia gruno por lo bajo y nerviosa movio su pierna mas rapidamente. -- ?Van a tardar mucho? La chica suspiro levantando la mirada. --Enseguida la llaman. ?Por que no lee una revista? --!Si! Una revista. --Entonces volvio a escuchar ese ruido. ?Se le habria cambiado la melodia del movil? Lo miro, pero no era el suyo. Miro a la recepcionista con el ceno fruncido. --?No piensa cogerlo? --?El que? --El telefono. ?Esta sorda? La chica movio los ojos de un lado a otro y forzo una sonrisa empezando a acojonarse. --?Que telefono? Patricia se levanto. --?No lo oyes? --pregunto mirandola con los ojos como platos--. La chica levanto el telefono lentamente. --?Ves como sonaba? ?Que pasa? ?Te estas quedando conmigo? --Ni se me ocurriria, senorita Walters. ?Senor Crown? Tenemos un problema. Su cita de las doce ya esta aqui. --Y susurro --Y parece drogada. --?Pero que dices chiflada? ?Tengo pinta de drogata? --Bueno, aquello era el colmo. Tapo el auricular y sonrio. --Es para que se de prisa. --Atonita vio que se ponia el telefono al oido de nuevo. --Si, la pasare a la sala de juntas. Cinco minutos. --Colgo el telefono. --Venga conmigo senorita Walters. El senor Crown la atendera en cinco minutos.

  • Oh, esto parece el paraiso de John Cheever

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  • Liquidacion Final de Petros Markaris

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    Mientras los griegos ricos se las ingenian para no pagar impuestos, los griegos empobrecidos por la crisis solo pueden indignarse ante el escandaloso fraude fiscal o desesperarse ante el empeoramiento de la situacion. Sin embargo, un hombre ha decidido pasar a la accion y tomarse la justicia por su mano. Con cartas de amenaza y armas anticuadas, se dispone a ajustar cuentas. Entretanto, en la Atenas al borde de la quiebra, todo esta patas arriba, excepto el Departamento de Homicidios. No hay crimenes, solo rutina y burocracia. Cuando encuentran el cadaver de la primera victima que se cobra ese peculiar justiciero, el comisario Kostas Jaritos casi siente alivio. Su jefe le ha hablado de un posible ascenso, pero de momento le han recortado el sueldo y su hija Katerina piensa en emigrar porque no encuentra trabajo. Y el tiene que atrapar a un asesino que realiza una obra <>, aplaudida por muchos ciudadanos.

  • La mujer del enterrador de Amanda Clark

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    El inspector Enzo Barese recibe una inquietante llamada la noche de fin de ano. Han asesinado a una joven en el bosque del pequeno pueblo de Lagarza. Cuando llega a la escena del crimen, enseguida se percata de que no se trata de un asesinato corriente, sino lo que parece la obra de un asesino en serie.

  • Por ti. Hare lo que sea de Lucia Gonzalez Lavado

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    Ha llegado septiembre y con ello el inicio del nuevo curso. Es viernes por la noche y me encuentro en casa de mi mejor amigo, Simon, con algunos mas. Muy pronto todos estaremos centrados en los estudios y salvo los descansos entre clase y clase, en rara ocasion nos veremos. Es el ultimo curso, las aspiraciones que tenemos son muy elevadas y esta pequena fiesta sera uno de los ultimos momentos que tendremos antes de tomarnos otro respiro en Navidades. Tras dedicar una sonrisa a Simon, me dirijo al bano. Mi inicio de curso no podria haber sido peor. Un virus estomacal ha hecho que me pierda los tres primeros dias de clase, aunque Simon me ha mantenido al dia de las asignaturas, los horarios y todo lo que tenia que saber, incluso los ultimos rumores, a pesar de que el sabe cuanto detesto esos absurdos cotilleos que forman parte de nuestro dia a dia. Una vez cierro la puerta tras de mi, lanzo un suspiro. Aun no me encuentro del todo bien, quizas permanecer en casa hubiera sido lo mejor, pero mi padre y amigos insistieron en que tomar un poco el aire me vendria bien. Tras enjuagarme el rostro con agua fria me echo un vistazo en el espejo. Estoy algo palida y ojerosa, pero muestro mejor aspecto que dias atras. Tras tomar un pequeno neceser de mi bolso, me dispongo a retocarme. Normalmente no uso maquillaje, salvo un poco de brillo de labios, pero hoy ha sido una excepcion. Doy algo de color a mis mejillas y labios. No aplico rimel a mis ojos. Es uno de los rasgos que mas destacan de mi pequeno rostro, pues son verdes, enmarcados por unas finas cejas. Llevo el pelo largo, liso, hasta los hombros. Mi color es castano, pero hace unas semanas me aplique algunos reflejos dorados y cobrizos, y la verdad es que me gustan mucho. De nuevo salgo del bano y me dirijo al comedor, donde se han reunido todos con algunas snacks, chocolatinas y cervezas. Tomo asiento junto a Simon, en el suelo, donde han esparcido varios cojines para que estemos mas comodos y a la misma altura. Realmente llamar a esto una fiesta, es exagerar. En realidad, solo somos seis que se han reunido un viernes por la noche. A Simon le gusta llamarnos los inadaptados, en cambio Rose es mas severa calificandonos como aquellos a los que nadie quiere ver y Alex simplemente nos llama frikis. Es cierto que somos un grupo peculiar. Alex y Simon son unos expertos en informatica; saben todo sobre ordenadores, internet y la red profunda. Alex alardea de querer convertirse en un hacker y aunque Simon nunca me ha dicho nada, se que el tambien aspira a serlo. Despues esta Rose; su pasion es la musica, toca el violin desde nina y es gotica. Lleva el pelo muy negro y largo, los ojos casi ocultos debido al lapiz de ojos y la sombra oscura. Despues estamos los artistas, el grupo donde yo entro. Tanto Laurel como yo formamos parte de el. Ambas escribimos, aunque Laurel se dedica mas a la poesia y las dos dibujamos tambien. Yo me decanto por el arte digital, mientras que Laurel siente devocion por el arte mas clasico, como los oleos. Y por ultimo esta Connor, el genio, el cientifico del que todos sabemos tendra un gran futuro y ademas, gran admirador de la serie The Big Bang Theory. Es raro el dia que no lleve una de las camisetas que tan populares se han vuelto tras la serie. --Es agradable ver como la reina cae --anade Alex, con una sonrisa. Esta mirando un video en su movil, que pronto pasa a los demas y al ver mi cara de hastio, me encara--. Disfruta de lo que esta pasando, Elle, se lo merece. --!Es la teoria del karma! --interrumpe Connor. --No puedo creer que hayas sido tu quien haya pronunciado el karma --anade Laurel mientras se levanta y va a la cocina. Cuando regresa trae consigo dos colas light, me tiende una y de buena gana la tomo. Laurel es delgada y muy alta; tiene el cabello rubio, largo y rizado, con algunos mechones en rojo que hacen juego con el color de la pasta de sus gafas. Tiene el rostro pecoso y lleva ortodoncia. Le encantan los tonos pasteles y siempre suele vestir con ropa estilo vintage en tonos suaves, como el vestido rosa con lunas doradas que ha elegido hoy--. Siempre buscas una logica a todo lo que esta pasando. --Solo intento no desencajar demasiado en el grupo y ya que vosotros creeis en esas tonterias, pues ahi va. Lo que le ocurre a Claire es debido al karma... Todos ponemos los ojos en blanco al escucharlo. Su cinismo ha vuelto y me hago a un lado cuando toma asiento junto a Simon. Ambos son pareja y al parecer ha llegado el momento de darse mimitos, observo al ver como se abrazan. Sin duda Connor fue una buena compania para Simon al volverlo mas social e introvertido. Connor es mucho mas alto que Simon, casi llega al uno noventa y sin duda su altura es una de las razones por las que muchos no se burlan de sus estramboticas camisas o vestuario en el instituto, pues se sienten intimidados. Tiene el cabello moreno y lleno de ondas. Normalmente utiliza gafas de pasta negra, pero hoy lleva lentillas, lo que hace que sus ojos marrones se vean mucho mas. Simon es mucho mas delgado, enclenque y bajo. Lleva el cabello corto, de color cobrizo y sus ojos son de un claro avellana. --Eh, eh, algo esta pasando en la fiesta de Elisa --anade Alex, euforico--. Lo de estos dias no esta siendo nada con lo de esta noche. Y los muy capullos estan retrasmitiendo la fiesta en directo. !Eh, cerebrito! --anade mirando a Simon--. No podemos perdernos esto, vamos a enchufarlo en el televisor. Mientras Simon y Alex trastean, Laurel, Rose y yo nos sentamos juntas. Es cierto que Simon me ha contado algunos cotilleos estos dias sobre Claire, pero no he hecho mucho caso. Claire y yo fuimos amigas un tiempo. Realmente llamarnos amigas es algo exagerado. Mi hermano Dominic y su hermano Cameron eran muy buenos amigos; pasaban mucho tiempo juntos y cada vez que mi hermano iba a casa de Cameron, me llevaba con el, y Claire y yo jugabamos. Nuestra relacion no termino al entrar al instituto, seguimos en contacto, aunque como era de esperar, todo eso acabo, al fin y al cabo eramos muy diferentes. Claire era lo que la gente califica como "normal". Le gusta las cosas que a la gran mayoria, hace lo que todos, es simpatica y cae bien. Si, la tipica chica popular que va con otros como ella y se burlan de gente como mis amigos y yo. Este iba a ser su gran ano, seria la mas exitosa del baile y todas esas chorradas a la que aspira gente como ella, es decir, !ser el centro de atencion! --?Que es lo que ha pasado estos dias? --pregunto al fin, lanzando un amargo suspiro. Ya que al parecer nuestro encuentro se ha convertido en un cotilleo sobre los demas quiero saber que es lo que les tiene tan excitados. --!Rachel ha regresado! --exclama Laurel--. Borra esa expresion de tu cara. No es como la recuerdas. --Ahora es otra Barbie mas de Malibu --anade Rose con desprecio--. Ha cambiado mucho en estos anos. No solo en su aspecto, no parece ella... es su personalidad. !Fuimos a saludarla en el descanso y nos ignoro! --Al menos di la verdad --interrumpe Connor--. Sus palabras textuales fueron: !Antes de sentarme con una panda de frikis como vosotros prefiero pasearme desnuda por el campo de futbol delante de todo el instituto! --!Pues a mi me gustaria ver ese cuerpo correr sin nada de ropa! --exclama Alex--. Fue un corte que tales palabras vinieran de ella, pero me puso cachondo. Todas ignoramos a Alex. Es cierto que formamos un peculiar grupo. Nuestros gustos musicales no encajan con los demas o nuestra forma de vestir, ni tampoco muchas de otras actividades que nos gustan. Pero Alex no es asi. Es extrovertido, alegre y tiene una envidiable manera de encajar en todo tipo de grupos. Es de mi misma altura, es decir, apenas supera el metro sesenta, aunque como el dice, compensa su baja estatura con sus pectorales, pues en su habitacion tiene un banco de pesas con el que hace ejercicios todos los dias. Tiene el cabello castano, muy corto, y al igual que Connor utiliza gafas, aunque el siempre lleva lentillas, ya sea de dia, noche o de madrugada, pudiendo apreciar mucho mejor sus profundos ojos negros. --Los amigos de Claire rieron --prosiguio Rose--. Y la invitaron a comer con ellos. Lo peor ha sido hoy. En solo dias Rachel se ha camelado a Brandon, el novio de Claire. --?Camelar? --pregunta Alex, volviendo a tomar asiento--. ?De verdad se sigue usando esas palabras hoy en dia? Le habra tocado... --Vale, vale, me hago una idea --le interrumpo. --Los han pillado en el bano de las chicas --prosigue Laurel--. Y te habras imaginado la escenita que monto Claire, llorando, gritando. !Un dramon! Pero lo mas sorprendente vino cuando Brandon le dijo que estaba harta de sus dramas. !Se acabo! Que en solo tres dias Rachel le habia hecho ver lo diferente que eran las relaciones y se quedaba con ella. --!Ahi esta! --dijo Simon--. Conexion en directo con la fiesta de las divas en casa de Elisa. Todos dirigimos la mirada a la pantalla. Es cierto que la fiesta se esta retrasmitiendo en directo, al menos lo que ocurre en el salon. Es muy comun que Claire y Elisa hagan eso. Instalan una camara en una de las habitaciones donde durante la noche envian saludos a todos aquellos que los ven desde las redes sociales, que suele ser todo el instituto. El salon de la casa de Elisa ya empieza a ser algo comun para mi. No es la primera vez que nos colamos virtualmente en alguna de las fiestas. No tardo en localizar a Claire y Elisa, ambas estan juntas y al parecer, Elisa, consuela a Claire. Ambas tienen la mirada puesta en el telefono movil, mientras que los demas rien y miran a Claire. --?Que estara pasando? --formula Rose la pregunta que todos nos estamos haciendo. --Es facil averiguarlo, voy a meterme en los moviles de uno de ellos --anade Simon. Se pone en pie, saca el ordenador de su mochila y tras instalarse en un escritorio, comienza a realizar su magia. Es una pasada verlo trabajar, abrir una ventana tras otra, indagar en pantallas donde yo solo veo codigos y demas extranezas--. Ya esta, estoy conectado al movil de Elisa. Estamos viendo lo mismo que ella.

  • La chica de un solo ojo de Cesar Garcia Munoz

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    Nota: La chica de un solo ojo es un relato de 7 capitulos.

  • Las virgenes suicidas de Jeffrey Eugenides

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    En menos de un ano y medio, cinco hermanas adolescentes hijas de una catolica ferviente que no las dejaba salir con chicos, se suicidaron. Veinte anos despues, varios hombres que fueron sus vecinos intentan desentranar el enigma de esas muertes relacionadas con los misterios de la feminidad y el deseo. Una esplendida primera novela que ha sido llevada al cine con gran exito por Sophia Coppola.

  • La humana es mia de Iris Montes Meseguer

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    LA HUMANA ES MIA

  • Una noche en el Eden de Olga Salar

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    Cuando Eva decide salir esa noche, a pesar de que sus amigas la dejan plantada, lo que menos espera es terminar en el Eden, viviendo una serie de misteriosas y sorprendentes coincidencias. La mayor de ellas, Adam, un tipo que le acelera el corazon y le funde el cerebro con sus besos.
    ?Pero que le deparara la noche mas tentadora de su vida?

  • Cosas que no quiero saber de Deborah Levy

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    Cosas que no quiero saber y El coste de vivir forman la <> de Deborah Levy, un relato de la feminidad como libertad y no como castigo.

  • Nunca Te Olvidare de Natalia Lee

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    Parecia un dia soleado de verano. Algunos ninos ruidosos jugaban en el cesped, mientras que otros paseaban en bicicleta con sus padres por el parque. Habia mucho verde por todas partes, y Mel se apoyaba contra el tronco de un arbol, aprovechando la sombra fresca que ofrecia. Inesperadamente, la figura de una mujer aparecio a pocos metros de la nina. La luz brillante que emanaba de ella eclipso los hermosos ojos azules de Melissa durante unos minutos, hasta que finalmente se detuvo. Frente a ella, descalza y con un vestido blanco que cubria la mayor parte de su cuerpo, estaba Helena, su madre. Aunque Mel queria abrazarla y besarla, debido al anhelo que sentia, la bella mujer no dejo que su hija se acercara. -Solo escuchame, Melissa, tenemos poco tiempo. – declaro. -Pero mama … -No, no hables, por favor. Se todo lo que estas sintiendo, querida. Se de tu angustia, tu tristeza, el miedo a volver a Nueva York … Es normal que tengas miedo. Todos tenemos miedo cuando tenemos que enfrentar cosas mas grandes que nosotros. Pero se necesita fuerza, hija, especialmente ahora que conoceras a muchas personas. Algunos no son lo que parecen, de hecho, son falsos, egoistas, pero puedes estar segura de que tambien encontraras otros que son justos, verdaderos y que te han estado esperando durante mucho tiempo. Simplemente no se han dado cuenta todavia. Se que lo que te estoy diciendo ahora no parece tener sentido, pero lo importante es que sabes que siempre estare a tu lado para protegerte. Confia en mi, carino, todo estara bien, no te preocupes. Por unos momentos Mel guardo silencio, totalmente paralizada . Su cerebro habia articulado una serie de frases y preguntas para la madre, pero ninguna palabra podia salir de su boca. Helena, por su parte, tampoco dijo nada mas. Solo miro a Melissa con ternura y sonrio. La suave luz de antes comenzo a envolver su cuerpo nuevamente, hasta que se volvio tan intensa que Melissa tuvo que apartar la cara para proteger sus ojos de la luz exasperante . -Senorita? !Senorita, despierta, por favor! "Dijo una voz desconocida, que ahora sonaba cada vez mas cerca de la luz cegadora. Desconcertada, Mel abrio los ojos bruscamente, al mismo tiempo que daba un pequeno golpe en la silla gracias al susto. Las gafas en sus manos rodaron directamente al piso del avion, uniendose a una revista que se habia caido alli desde que se durmio. -Disculpe las molestias, senorita, pero vamos a aterrizar. Por favor, abrochense los cinturones. Aun bajo la influencia del extrano sueno, Melissa solo sacudio la cabeza. La joven azafata sonrio mostrando su llamativo lapiz labial rojo y continuo recorriendo el pasillo del avion, despertando a las pocas personas que todavia estaban dormidas . “Fue un sueno, solo un sueno”, penso Mel, mientras buscaba sus gafas en el suelo. Pero aunque trato de convencerse de que todo era solo un gran desastre debido a su cerebro cansado, el encuentro con su madre parecia tan real como el hecho de que ella estaba alli, en ese avion, rumbo a los Estados Unidos. Cuando finalmente encontro las odiadas gafas con lentes gruesos, Mel se los puso en la cara de todos modos y se ajusto el cinturon como lo habia ordenado la azafata. Mirando por la pequena ventana a su izquierda, pudo ver un enorme lago brillando bajo el sol de la tarde, y su avion que se acercaba cada vez mas a la pista del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy. -Si, bienvenida de nuevo a America, dijo Melissa. , respirando profundamente mientras se ajustaba las gafas, y se miro a si misma en el claro reflejo del cristal. – Finalmente llegaste a casa … * * * * * A pocos kilometros de distancia, en el corazon verde de Manhattan, Aaron Stonewell estaba distraido. Sentado en el cesped brillante de Central Park a la sombra de un arbol, no parecio notar a las dos ciclistas que pasaban por tercera vez (y a proposito, por cierto) frente a el. No es que no fueran bonitas, por el contrario, eran dos chicas impresionantes. Pero la atencion y los ojos de Aaron ahora estaban completamente pegados a la pantalla de su MacBook que mostraba en pequenos intervalos las innumerables fotos tomadas en el ultimo show de su banda de punk rock, Nonsense . Por mucho que ya las habia visto millones de veces solo esa tarde, era imposible para el no admirar toda la vibracion de la audiencia que parecia desbordarse a traves de la pequena pantalla del ordenador. Aunque ese era solo el decimo espectaculo de su banda inexperta, se habian conmocionado y eso valia mas para el que la pequena tarifa ofrecida por el propietario del pequeno club en Brooklyn donde tocaban. Aprovechando la distraccion de Aaron, una figura se escabullo a sus espaldas y, teniendo cuidado de no llamar su atencion, camino de puntillas hasta que estuvo muy cerca del nino. Sin embargo, la persona no contaba con el revelador crack de una rama de arbol seca que termino pisoteando por simple descuido. – Buen intento, Marvin James! se burlo Aaron, volviendose hacia su amigo. – Como ladron, soy un gran bajista, ?no? – Pregunto el chico de ojos negros, depositando su bajo en el suelo y sentandose justo al lado de Aaron. -Di, ?que estas viendo en ese cuaderno que te alegra tanto ? -Son las fotos de nuestro ultimo show. – respondio Aaron con cierto orgullo. – Disfrutan demasiado, ?no? Mira la emocion de la multitud! -Si Total! – Marvin estuvo de acuerdo, estirando el cuello para verlos. – Lastima que Sophie, tu nueva musa inspiradora, no fuera. -!Y Chloe , tu pequena pasion eterna , tampoco aparecio alli! espeto Aaron bruscamente. -Oye, solo soy el hijo del conserje de la escuela. !No tengo oportunidad con esa chica! Tu, hombre … Ah … !Puedes tenerla en cualquier momento! ?Olvidaste que te llaman a ti y a Oliver “Los hermanos perfectos”? Todas las chicas de la Academia Eugenne Sinclair babean por vosotros , incluso las mas veteranas … – Ah, esta bien … !Deja de exagerar , MJ! La mayoria solo sabe mi nombre por mi hermano. Y ademas, la unica chica que realmente me importa no se preocupa por mi ", suspiro Aaron, bajando la cabeza. El hecho de que Aaron Stonewell fuera adorado por gran parte del ala femenina de la escuela no era nada nuevo para nadie. El otro “Hermano Perfecto”, como las chicas comenzaron a llamarlo al final del sexto grado, tenia una belleza inusual. Era alto, delgado, con penetrantes ojos verdes, como los que no puedes dejar de mirar, y cabello negro corto e intenso, un poco desarreglado en el frente. Como si eso no fuera suficiente, ademas tenia una cara hermosa y una sonrisa brillante que hacia que todos a su alrededor sonrieran tambien. Su unico defecto real era que estaba enamorado de la ahora ex novia de su hermano Oliver. Y por mucho que Marvin le mostraba a su amigo la gran cantidad de chicas que se derretian por el en los pasillos de la escuela y en los espectaculos, era Sophie la que le gustaba y Aaron sufria debido a su increible indiferencia. -Olvidate de esa chica , sabes que todavia le gusta Oliver. Manana deberian comenzar a salir de nuevo. Lo hicieron tanto … No es la primera vez que pelean. – dijo MJ, ahora colocando el ordenador de grafito de Aaron en su regazo para ver mejor las fotos. -Pero esta vez fue grave, el idiota de mi hermano estaba con otra chica y Sophie lo vio. !Esta podria ser mi oportunidad! Creeme, no hay chica como ella en esta ciudad. Marvin, quien hasta entonces parecia no estar de acuerdo con su amigo, comenzo a sonreir. De hecho, Sophie debia ser la unica criatura en Manhattan, o quizas en todo el planeta, capaz de ser tan hermosa y tan egoista al mismo tiempo. Simplemente no se comparaba en maldad con Darth Vader de Star Wars, porque era de otra galaxia muy, muy lejana y la disputa se limitaba solo al espacio terrestre. -Estoy de acuerdo, ella es muy bonita. Pero no se, creo que le falta algo … – respondio Marvin, presionando las teclas del MacBook para que las fotos pasaran a una velocidad mas rapida. “?Le falta algo?”, Repitio Aaron, frunciendo el ceno como si su amigo hubiera dicho algo increible. -?Que puede faltar en una chica completamente perfecta? Aunque la respuesta de MJ era “corazon”, algo lo hizo detenerse repentinamente y reir en voz alta senalando la pantalla del ordenador . Alli, en una foto que parecia muy antigua, habia dos ninos sonrientes y abrazados, que no recordaba en absoluto haber visto en el ultimo espectaculo de la banda. -Oye! ?Quienes son la rellenita y el chico que tiene aparatos en los dientes? -Le pregunto Marvin al amigo, aun riendose. Cuando Aaron miro el MacBook, no pudo entender como esa foto que debia haberse perdido por los innumerables archivos que tenia su ordenador, habia parecido alli, junto con los registros del concierto, no tenia sentido . -Bueno, el de los aparatos soy yo. – Aaron comenzo a explicar un poco avergonzado. – Y la rellenita es Melissa, la hermana de Sophie que regresa a Nueva York. -?De verdad? ?Este feo eres tu? – se burlo Marvin, pareciendo no creerlo. – Wow … Has mejorado mucho eh, hombre! Y que cosa mas absurda, la nina llega hoy y esta foto de ella aparece asi, de la nada … Oye, pero ?por que la tienes en tu ordenador ? Pasion infantil, ?verdad? Es? Pregunto, alzando las cejas maliciosamente y golpeando ligeramente a su amigo. Aaron puso los ojos en blanco y volvio a llevar el ordenador a su regazo. -No inventes , Marvin. Melissa y yo jugabamos juntos cuando eramos ninos y eso es todo. Despues de que ella se fue con su madre a Brasil, nunca volvimos a hablar. Quiero decir, incluso nos enviamos correos electronicos al principio, pero luego la comunicacion se volvio mas rara. La zona horaria diferente tampoco ayudo y ella siempre estaba ocupada ayudando con la ONG de su tia. Entonces, ya sabes, la amistad se extinguio gradualmente. – explico Aaron, mientras cerraba el cuaderno. Habia un toque de tristeza en su voz, pero sabia como disfrazarlo. La verdad es que el y Melissa eran grandes amigos. “!Los mejores del mundo!”, Como Aaron incluso se llenaba la boca para decir cuando hablaba de su amistad con la pequena Mel. Se habian conocido en Central Park, mientras jugaban a los columpios bajo la supervision de sus nineras, y desde ese dia se mantuvieron unidos de tal manera que no pudieron hacer nada mas el uno sin el otro. Tenian una especie de hermosa amistad, una que todavia era demasiado pura para ser sacudida por las hormonas de la pubertad, cuando la linea divisoria entre ninos y ninas se fortalece y los hace parecer seres de planetas totalmente diferentes. Pero el destino decidio ser implacable con los dos amigos, y cuando Melissa menos lo esperaba, ya estaba en un avion que se dirigia a Sudamerica con su madre, dejando a Aaron solo y lloroso en Nueva York. Hoy en dia, incluso despues de que hayan pasado cuatro largos anos, el nino todavia recordaba tristemente la separacion forzada de su mejor amiga . Era una herida ya curada, que a veces dolia cuando veia algo que le recordaba a Mel, pero eso ya no importaba demasiado. El pasado estaba detras de ellos y ahora no serian mas que simples extranos el uno para el otro. – Bueno, y hablando de Melissa … – dijo Aaron con un suspiro, volviendose hacia MJ -… Creo que es hora de ir al hotel Meditteranean para empacar las cosas para la presentacion. Hoy la tarifa vale la pena y nos pagaran por adelantado. -Oh, ni me digas! Despues de esa bagatela que ganamos en el ultimo show, incluso pense en renunciar a mi carrera. – se burlo el bajista, saltando. Aunque llegarian un poco mas tarde de lo acordado con el dueno del hotel, Aaron y Marvin caminaron en silencio hacia la salida oeste de Central Park, cada uno pensando en lo que mas le importaba. El bajista de los altos salarios y Aaron en ver a Sophie de nuevo, hasta que sus pensamientos derivaron sin querer al recuerdo infantil de Mel. Por unos momentos recordo las travesuras que los dos habian hecho juntos cuando eran ninos y esto lo hizo sonreir, pero pronto la imagen infantil de la amiga se perdio y Sophie volvio a dominar su mente haciendo que su corazon volviera a dolerle. * * * * * El vestibulo de la Terminal Tres estaba lleno cuando Melissa aterrizo en el aeropuerto JFK. Parecia que todos los ninos estadounidenses habian decidido viajar en la primera semana de sus vacaciones escolares, a juzgar por la cantidad exorbitante de ninos y ninas que jugaban con los carritos de equipaje bajo la mirada impaciente de sus padres. Llevando sus dos pesadas maletas, Mel miro a su alrededor en medio de toda esa agitacion cuando reconocio a su padre, a pocos pasos de ella, con un elegante traje gris que lo hacia verse serio, un alto ejecutivo. Albert, al parecer, no habia cambiado tanto como ella habia pensado. Aunque su cabello ahora tenia algunos mechones blancos en las sienes, aun conservaba la forma encantadora que hacia que la madre de la nina muriera de celos cuando aun estaban casados. -Hola papa. – Mel lo saludo, luego de caminar torpemente hacia el. -Melissa?! Dios, no puede ser! !Carino, como has crecido ! Albert se sobresalto mirandola de pies a cabeza. – !Estas muy alta y hermosa ! Mel sonrio levemente y se sonrojo, bajando la cabeza para mirar al suelo. No estaba acostumbrada a escuchar cumplidos y, como no estaba satisfecha con su apariencia, tenia una imagen muy distorsionada de si misma. -Oh, no te pases, papa! Alta si, pero hermosa ? ?Esta chica miope? – bromeo, abrazandolo con timidez, sin acercarse demasiado. Despues de tanto tiempo fuera y un sujetador finalmente (y muy bien) lleno, Mel no sabia como comportarse con Albert. No eran como dos extranos, pero tampoco tenian la tipica intimidad de padre e hija. Ademas, ya no era esa nina de diez anos, y la falta de contacto habia abierto un profundo abismo entre los dos que solo el tiempo podia salvar. -Es bueno tenerte por aqui otra vez. No te puedes imaginar como tu hermana y yo te hemos extranado todos estos anos. Dijo, con la voz rebosante de emocion. Cuando acurruco a su hija en ese abrazo timido, pero lleno de anhelo, Albert cerro los ojos e inmediatamente su mente lo transporto al pasado a cuatro anos atras, cuando habia abrazado a Melissa por ultima vez en ese mismo aeropuerto. Fue una separacion dolorosa y los anos que siguieron fueron aun mas tristes, ya que gracias a la terquedad de Helena, su ex esposa, que se nego a darle la direccion donde vivia, nunca puedo visitarlos en Brasil y mucho menos enviar los regalos de cumpleanos y Navidad que compro todos los anos a Mel. Ni siquiera la pension que depositaba regularmente en el banco todos los meses para pagar la educacion de su hija, su ex esposa la toco. -Espera, dejame mirarte de nuevo. dijo Albert, liberandose de los brazos de Mel. – !No puedo creer que mi pequena nina ahora sea una adolescente de catorce anos ! 14 -Es asi padre, si lo soy. – Mel murmuro, un poco incomoda con toda esa atencion. -Pero ya es suficiente, esta conversacion se esta volviendo demasiado dificil. Siempre dijiste estas mismas cosas por telefono despues de que te envie mis fotos por correo electronico, ?recuerdas? A pesar de la alegria que sentia, Albert decidio no molestar mas a Melissa con esos comentarios sobre el crecimiento, tipicos de las tias solteronas en las reuniones familiares. Queria que se sintiera bien por haber regresado y, sobre todo, que se olvidara de la muerte de su madre que habia sucedido meses atras. Luego, volviendose hacia el guardia de seguridad del traje negro que esperaba inmovil como un soldado ingles a pocos metros de distancia, Albert hizo un leve gesto con la mano para que se acercara el empleado. -Toma hija, creo que esto es tuyo. dijo, tomando algo de las manos del empleado y colocandolo justo despues de la cabeza de Mel. Al instante reconocio su vieja gorra azul para mascotas de los Yankees de Nueva York , el equipo de beisbol que amaba de nina. Ya ni siquiera recordaba las reglas del juego, ya que en Brasil el deporte popular era el futbol, pero no podia contenerse ante algo que le recordaba tanto a su infancia. -Wow! Pense que lo habia perdido durante el traslado a Brasil. Muchas gracias papa! – le agradecio Melissa, mientras ajustaba la gorra en su cabeza. -No, hija, no me lo agradezcas todavia. Tengo otra pequena sorpresa para ti y creo que te complacera mucho mas que esta. Incluso sin fuerzas debido al viaje y su cuerpo pidiendo a gritos una cama, la apariencia cansada de Melissa se animo repentinamente . Tenia curiosidad por saber de que hablaba Albert. ?Sorpresa? Dijo Mel , frunciendo el ceno. – Ah, padre, dime … por favor. -No puedo. Tendras que ser paciente. Por ahora, creo que sera mejor que caminemos a la limusina. Aunque parte de la ciudad esta pasando las vacaciones de verano en los Hamptons , el trafico de Manhattan puede no ser muy bueno a esta hora. dijo, senalando el equipaje de Melissa para que lo llevara el guardia de seguridad. Aunque no le pagaban por eso , sin embargo, lo hizo de todos modos, sin lugar a dudas. – Vamos! No he estado en una limusina en mucho tiempo. Creo que ni siquiera recuerdo como es por dentro … Mel exagero, recordando sus dias de infancia, cuando todavia iba y venia por Manhattan, llevada a donde quisiera por el chofer de su padre. Un coche como ese estaba muy lejos de la realidad que ella vivia en el interior de Brasil. Como su madre y su tia Veronica habian abrazado la causa ambiental, siempre preferian usar bicicletas o transporte publico para ir a algun lado. Obviamente, no eran las formas mas faciles y rapidas de moverse, sino formas politicamente correctas para evitar que se arroje innecesariamente mas dioxido de carbono al aire y se agote la capa de ozono. ?Que dirian las dos si vieran a Mel entrar en una limusina que gastara tanto combustible ? La chica ni siquiera se lo queria imaginar … Pero tambien, ?que podia hacer ella? Su padre estaba en la lista de los 100 hombres mas ricos de los Estados Unidos segun la revista Forbes. Si no tuviese una limusina, ?que utilizaria ? Autobus? Metro? Coches compartidos? En realidad no … Eso era para los mortales pobres, no para el poderoso propietario de la cadena hotelera The Meditterranean . Y, como hija del dueno, Melissa tendria que acostumbrarse nuevamente, voluntaria o involuntariamente, a esta vida llena de mimos y privilegios. Albert cruzo rapidamente el vestibulo, feliz de tener a su hija de regreso a su lado y, cruzando la puerta automatica que conducia a la calle, se dirigio hacia la magnifica limusina que se detuvo ante ellos con precision cronologica. -Entonces? ?Lista para tu primera vuelta? pregunto, mientras el chofer abria la puerta del lujoso coche para que la chica entrara. Al ver la limusina justo delante de sus ojos, Mel trago, totalmente deslumbrada. Era dificil pensar en los casquetes polares que se derretian a miles de kilometros de distancia gracias a las emisiones de CO2, cuando algo tan hermoso, brillante y lujoso estaba parado frente a ti. -Disfruta, querida . Es del hotel y solo atiende a clientes VIP , pero hoy ordene que estuviera completamente a tu disposicion. – Una limusina? ?Solo para mi? Vamos , papa, a esto llamas una pequena sorpresa? – Mel se admiraba a si misma mientras se acomodaba en el suave asiento del auto. Albert se sento a su lado riendo y despues de cerrar la puerta de la limusina, fue al frigorifico y tomo una botella de agua mineral Glaceau para calmar su sed. -Pero no dije que esta sea la sorpresa. continuo, recordando lo que les esperaba en el restaurante del hotel. – Aun no has visto nada, hija. Y para ser sincero, las emociones de esta noche apenas comienzan. Capitulo 2- PIMIENTA Y DIENTES Despues de tantas retenciones tipicas de Manhattan, la limusina entro en Park West Street, donde se encontraba el famoso y admirado hotel The Meditteranean . Con sus ojos atentos al continuo movimiento de personas caminando por las aceras esa tarde, Mel pronto reconocio el maravilloso verde de Central Park que aparecia en el lado derecho de la calle. – ?Estamos ahi? pregunto ella, ajustando sus odiadas gafas que insistian en deslizarse casi hasta la mitad de la nariz. -No creo que no estes reconociendo el hotel, hija. A pesar de que se sometio a algunas renovaciones, no esta tan diferente. dijo Albert, saliendo del coche . Cuando Mel salio de la limusina y miro la imponente fachada del Mediterraneo , le era imposible no admirar, como si fuera la primera vez, el majestuoso hotel frente a ella. Es cierto que habia crecido en esos pasillos y conocia incluso los detalles mas pequenos del lugar, sin embargo, despues de tantos anos de distancia, regresar y mirar todas esas pequenas ventanas blancas, las banderas estadounidenses ondeando en el viento y los pisos que casi se perdian de vista. Fue emocionante para ella. ” Wow, no puedo creer que este aqui de nuevo ” , penso Mel mientras entraba en el gran salon de The Meditteranean con su padre. Cuando pisaron la lujosa alfombra que completo la sofisticacion del lugar, Melissa pronto fue reconocida por el gerente del hotel, y tambien por el imbecil encargado del hotel de su padre, Pierre Le Blanc. Al mismo tiempo, dejo el mostrador donde estaba supervisando al personal que registraba a los huespedes , para sonreir y encontrarse con ella y Albert. -Mademoiselle Fenner , que honrra los terrmes aqui! Pero, maldito mon Dieu , !como creciste y adelgazaste ! ?Cuando fue emborra dificilmente podria olharr porr el balcon y agorra es mi tamano. Oh! Me estoy haciendo viejo. Dijo dramaticamente, con su acento frances divertido que se nego a perder. -Es bueno verlo tambien, senor. dijo la chica, todavia un poco timida. Mel sabia que habia cambiado mucho, despues de todo, habia perdido varios kilos y era mucho mas alta, pero estar alli escuchando ese bla bla bla acerca de cuanto pero habia perdido y crecido era casi una tortura. No le gustaba recordar sus dias de “peso pesado” como algunos companeros de escuela la llamaban en ese momento. "Si , es verdad. Era una bola de manteca que tenia un trasero mas grande que la luna y del tamano de un enano. Satisfecho? “Fue la respuesta grosera que tenia en la punta de la lengua, pero que no se atreveria a decir Era demasiado educada y no le gustaba herir los sentimientos de los demas. Afortunadamente, uno de los empleados del hotel arrojo torpemente el equipaje de un huesped importante del carrito del equipaje y Pierre dejo la conversacion para ir y reganarlo con toda la autoridad que el trabajo del gerente le garantizaba. Solo despues de deshacerse de Le Blanc, Melissa puede notar realmente el impresionante entorno a su alrededor. El vestibulo del hotel parecia mucho mas lujoso ahora que en su infancia. En el centro estaba la gran recepcion flanqueada a la derecha y a la izquierda por dos escaleras de marmol gigantes, por las que siempre se deslizaba por la barandilla para desesperacion del gerente Le Blanc. Ahora habia un pequeno salon luego de la entrada, para la comodidad de los huespedes y visitantes, asi como muchas plantas, flores y obras de arte que se extendian a traves de las diversas paredes del lugar decoradas exactamente en estilo europeo. En el techo, ademas de una pintura inspiradora con angeles y nubes, estaba el costoso candelabro de cristal, con un diseno firmado por Tiffany, que era dificil de no notar debido a su intenso brillo. A pesar del poco tiempo que paso en el Salon, Mel quedo impresionada por lo sumamente sofisticado que era ahora The Mediterranean . -Es maravilloso, lo se. – dijo Albert en el elevador , mientras miraba a la nina a traves del reflejo del espejo lleno de arabescos florales. – Hoy somos el segundo mejor hotel de Manhattan. Solo estamos detras del Plaza. Pero ya estamos haciendo mejoras para resolver esta situacion. -Dios, papa, no pense que The Mediterranean estuviera asi. Parece mas un palacio que un hotel. – exagero Melissa. -Si, pero ahora es tu palacio, querida. – Anadio sonriendo, saliendo por la puerta de metal que acababa de abrir. En el pasillo bien iluminado lleno de pequenas estatuas de marmol, Mel y su padre caminaron hacia la puerta de madera y vidrio del Chateau D’ore. A pesar del silencio pedregoso que dominaba el lugar y la ausencia de personas que entraban y salian del restaurante, lo que seria normal en ese momento, la chica no se dio cuenta de la misteriosa atmosfera que se cernia alli. -Tu primero, hija. – ordeno Albert enigmatico, empujandola ligeramente por la espalda. Cuando Mel entro en el restaurante, todavia vacilante, se vio sumida en la oscuridad. Al no ver nada frente a ella , penso en retroceder unos pasos hacia la puerta, pero de repente se encendieron las luces y cayo una lluvia de globos de colores y mucho papel picado. Varias personas, en su mayoria adolescentes que estaban dentro del restaurante, la recibieron dandole la bienvenida. -Es un placer tenerla con nosotros, senorita Fenner . Sea bienvenida. – dijo una mujer con cabello rojo, apareciendo justo frente a ella . Parecia haber pasado la treintena recientemente y tenia ojos en forma de almendra que la hacian sentir envidia. Mel abrio la boca, pero todavia estaba demasiado sorprendida para responder algo. ?Quienes eran todas esas personas? ?Y por que demonios tu padre no te advirtio sobre eso? Al menos podria haberse puesto ropa mas presentable que la que llevaba puesta. -Querida, esta es Rebeca Pitty, mi secretaria personal. Ella fue quien me ayudo a planear toda esta fiesta para ti. dijo Albert, senalando a la mujer. -?Ah, si? Gracias , senorita Pitty. – saludo Mel, todavia un poco confundida , pero devolviendo la sonrisa amistosa a la secretaria. Sophie, que estaba a solo unos metros de distancia, se acerco a los tres, seguida de cerca por Chloe y Vicky , sus inseparables amigas que se parecian mas a un par de guardaespaldas que la perseguian. Cuando las hermanas finalmente se encontraron cara a cara, Mel tuvo la ligera impresion de que Sophie no estaba muy entusiasmada con su regreso. La miro de arriba abajo como si la ropa de Melissa fuera una ofensa en ese lugar, y respiro hondo, como lo haces cuando vas a tomar una medicina horrible. -Bienvenida, Melissa. – dijo la hermana entre dientes, abrazandola con cuidado para no arrugar su top de Marc Jacobs . Gracias a Mel, Sophie se estaba perdiendo el lanzamiento de la nueva coleccion de Rihanna en una galeria super moderna en Soho , la meca de la moda de Nueva York, y no estaba contenta con eso. Su presencia alli era obra de Albert, que le habia ordenado que asistiera a la fiesta de bienvenida de su hermana bajo la pena de cancelarle todas las tarjetas de credito si no se presentaba. -Es bueno verte de nuevo, Sophie. – l respondio Mel, un poco timida . – Ha pasado tanto tiempo, ?no? -Sabes que ni siquiera me di cuenta? – respondio la hermana, con un timbre seco en su voz. -Wow! Pense que eran gemelas como Mary Kate y Ashley Olsen, pero al mirar a ambas ahora, se puede ver que tienen muy pocas cosas en comun. – Comento Vicky , analizando a Mel como si fuera un animal exotico en exhibicion. De hecho, las hermanas no eran muy parecidas. Despues de todo, no eran identicas , y el tiempo habia colaborado aun mas para acentuar estas diferencias. Sophie era hermosa como una pintura. Tenia el pelo rubio liso y la piel blanca que la hacia parecer una muneca de porcelana, ademas de tentadores ojos azules y finos labios rosados. Aunque Mel tenia el mismo color que los ojos y el cabello de su hermana, al mirarla se sentia fea. En realidad no lo era, pero cuando se comparo con Sophie, descubrio que su cabello ondulado y opaco no se comparaba con el de ella . Si solo Albert le hubiera contado sobre la fiesta antes, tal vez habria logrado vestirse un poco para no verse tan sin sal frente a todas las personas elegantes y bien arregladas. !Oh, como queria salir de alli y volver a Brasil! “?Tienes alguna preferencia musical, querida ?”, Pregunto Albert de repente. – No tenia idea de lo que te gustaba, asi que contrate una banda y un DJ especialmente para tu fiesta de bienvenida. Que quieres escuchar -Bueno, hmm … Dejame ver … Realmente me gusta esa cantante, Pink, ?sabes? – dijo Mel, fingiendo no darse cuenta de que Sophie miraba sus zapatillas grises All Star y arrugaba su nariz. Aunque no tenia idea de a quien era esa “Pink” que mencionaba su hija, Albert fue inmediatamente a un rincon de la habitacion para responder a su solicitud. Alli, apretujados entre el bar y la puerta del balcon debido a la cantidad de invitados a la fiesta, estaban Aaron, Marvin y Doug, ya en posesion de sus instrumentos, esperando que Albert pasara su repertorio para comenzar otro espectaculo sin sentido. -Bueno, ya que Sophie no nos presenta, soy Victoria McQueen. dijo Vicky , extendiendo la mano para estrechar la mano de Melissa. -Hola, bienvenida . Ya me conoces, soy Chloe Von Bondenburg . – saludo a la otra chica con cabello castano, flequillo corto y ojos color miel. – Chloe ” Dumbo “? ?La que estudiaste conmigo en la Academia Sinclair ? !No puede ser! !Tenias orejas enormes! Mel disparo, sin querer. Sophie y Vicky se miraron con miedo, esperando que Chloe explotara. Melissa habia tocado inadvertidamente un tema delicado para la chica y eso era sinonimo de detonacion, pero en lugar de una respuesta grosera, Chloe se sonrojo.

  • Ni contigo ni sin ti de Lorraine Coco

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    La primera vez que Lauren Weaver poso su incendiaria mirada verde en Kenneth O'Brien, este estaba bajo su ventana, con la misma cara que ponia Neo, su Golden Retriever, cuando atacaba el plato del beicon del desayuno a traicion y lo pillaban infraganti. No le importo que pareciera realmente afligido, ni que el flequillo le cayese sobre la frente de lado, como a Zac Efron en los carteles a doble pagina que tenia colgados en las paredes de su cuarto. Tampoco que sus preciosos ojos castanos implorasen piedad. Ella estaba furiosa y el iba a recibir toda su ira.Sin duda no fue la ultima vez que esto pasaria, porque cuando conoces a tu gran amor a los once anos, y este es tu vecino y el mejor amigo de tu hermano, tu vida se convierte en una montana rusa de la que no sabes si quieres o puedes bajarte. Pero cada subida es tan divertida, cada bajada tan emocionante, y cada giro tan inesperado y excitante, que... ?quien podria resistirse?

  • Hechiera de Clara Ann Simons

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    Tras la oscuridad, abro los ojos y me veo rodeada de varios hombres de aspecto fiero, vestidos con extranos atuendos como si se hubiesen escapado de algun documental sobre la Edad Media. La cabeza me da vueltas y apenas soy capaz de mantener el equilibrio. Joder, si esto es un mal sueno seria un buen momento para despertarse. Desenvainan grandes espadas con una rapidez sorprendente, profiriendo gritos amenazantes que apenas soy capaz de comprender hasta que otro hombre, mejor vestido que el resto y sentado en una gran silla de madera, indica levantando una mano que se detengan. --!Explicate!--ordena con voz ronca el hombre que se sienta en la pesada silla. Petrificada, permanezco en silencio por unos instantes, eligiendo bien mis palabras antes de contestar. Una tarea complicada porque ni yo misma se lo que ha ocurrido, asi que dificilmente puedo explicarlo de una manera minimamente coherente. --No creo poder explicar lo sucedido--respondo timidamente mientras coloco detras de mi oreja un rebelde mechon de pelo--caminaba por el bosque y no estoy segura de lo que ha pasado, pero creo que accidentalmente debi cruzar algun tipo de... En ese momento detengo mi explicacion. No solo es cierto que no se lo que ha pasado, sino que si utilizo las palabras "portal a traves del tiempo" estoy segura de que complicare aun mas las cosas. Sin embargo, por mas que mi mente se niegue a admitirlo, es la unica explicacion que encuentro, por disparatado que sea mi razonamiento. Me gustaria que no fuese asi, quisiera pensar que sigo en algun tipo de sueno, aunque ya tardo mucho en despertarme y todo esto me parece demasiado real como para tratarse de una pesadilla. Recuerdo la extrana puerta de piedra que habia encontrado en el bosque entre la neblina, los inexplicables dibujos tallados en su arco que por algun motivo me resultaban familiares y, sobre todo, el sentimiento de asfixia al cruzarla como si alguna fuerza extrana y muy poderosa estuviese estirando mi cuerpo. Y mas tarde, el vacio hasta aparecer en este lugar. Joder, !que estupidez! Los portales a traves del tiempo no existen, son solo un invento de las peliculas de Hollywood y de escritores locos. --?Donde estoy?--pregunto aturdida mientras mi cabeza sigue buscando en vano alguna explicacion que pueda resultar minimamente logica. Los hombres que me rodean se miran unos a otros extranados y la sensacion de panico crece por momentos en mi corazon al escuchar sus fuertes risas. Mi mente empieza a contemplar con mayor detenimiento la posibilidad de haber cruzado realmente un portal temporal a pesar de mis vanos intentos por descartar esa teoria. En ese caso, habria aparecido de improviso en el medio de aquella enorme habitacion como por arte de magia. --?He cruzado esa puerta?--pregunto con un hilo de voz senalando una pesada puerta de madera y forja que se encuentra a mi derecha, provocando una nueva carcajada en aquellos soldados. --No, has aparecido de repente frente a ella--contesta el hombre que se sienta en la gran silla de madera que por momentos parece estar divirtiendose a mi costa. Abro la boca un par de veces para decir algo, pero las palabras se me escapan y todo lo que puedo hacer es quedarme mirando a ese hombre que se acaricia la barba negra mientras me mira entre curioso y entretenido. --?Por que vistes esos extranos ropajes?--pregunta el hombre de pronto rompiendo el incomodo silencio--pareces proceder de tierras distantes. Observo mi ropa; desde luego, mis pantalones vaqueros y la camiseta negra no parecen encajar muy bien con las prendas que visten esas personas, y las zapatillas de deporte menos aun. Al menos, el hombre de la silla ha pedido a los demas que envainen las enormes espadas, con lo que no parece que me consideren una amenaza y eso ayuda a que me tranquilice un poco. --Pareces confusa--exclama el hombre de la pesada silla--empecemos por el principio, estas en presencia de Uther Pendragon, heredero al trono de Camelot y, ?tu eres? --Ana...de...de otro sitio--contesto luchando por sacar las palabras de mi boca ante la sorpresa que me provoca lo que ese hombre acaba de decir. La posibilidad de haber atravesado algun tipo de portal en el tiempo parece cada vez mas real; eso o me he vuelto completamente loca, y no se cual de las dos opciones prefiero. --Muy bien, Ana de otro sitio, quiero que me expliques lo mejor que puedas como has aparecido aqui. Observo que estas confusa, pero no debes temer, no te haremos ningun dano siempre y cuando tus intenciones no representen un peligro para la corona o para el reino. Te ruego que trates de aportar una explicacion, por extrana que te parezca, para que podamos terminar con todo esto cuanto antes--explica el hombre de la pesada silla de madera en tono pausado. --Creo que he atravesado algun tipo de portal o agujero en el tiempo-- admito del tiron cerrando los ojos sin atreverme a mirar su rostro. Para mi sorpresa, Uther Pendragon no parece demasiado asombrado con mi contestacion, simplemente cambia de postura sobre la gran silla de madera y, ladeando la cabeza, prosigue con su interrogatorio. --Y, ?como se supone que has atravesado ese portal o agujero en el tiempo al que haces referencia?--inquiere con calma acariciando de nuevo su barba negra. --Lo cierto es que no lo se, caminaba por el bosque y, de pronto, me encontre con una extrana puerta de piedra con forma de arco que parecia estar rodeada de una inusual neblina. Al detenerme a observar los simbolos grabados sobre las piedras que la formaban, una poderosa fuerza comenzo a tirar de mi cuerpo como si lo estuviese estirando, me vi envuelta en una profunda oscuridad y, de pronto, apareci en esta sala. Supongo que no me crees, ?verdad?--pregunto encogiendome de hombros. Nada mas terminar de hablar, los hombres que me rodean se inquietan y uno de ellos parece acercarse mas a mi con gesto amenazante, hasta que Uther le hace una sena con la mano para que se detenga. --Debes referirte a mi como "su majestad" o "mi senor" y hablarme en modo formal. Asumo que vienes de tierras extranas, Ana de otro sitio, y te lo perdonare por esta vez--explica el heredero al trono sin perder la calma--y ahora, por favor sigue contestando a mi pregunta. --Perdon, su majestad--respondo tragando saliva--como le iba diciendo, me encontre con esa extrana puerta y apareci en este lugar, no comprendo lo que ha pasado, supongo que fue simplemente casualidad. Imagino que si abro esa puerta y la atravieso no volvere a mi hogar, mi senor... su majestad-- pregunto nerviosa senalando la gran puerta de madera y forja que tengo a mi derecha, ante la sonora carcajada de los hombres que me rodean. --Te llevara al pasillo principal del castillo, pero te animo a probar-- bromea ironico el heredero al trono provocando de nuevo las risas en sus secuaces.

  • Una mentira al dia (Unidos por el amor 5) de Fernanda Suarez

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    !Vuelve la serie romantica de regencia <>!

  • El pecado que mato a Carolina Martin de Eugenia Dalmau

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    El 26 de diciembre una vecina encuentra muerta a Carolina Martin en su casa de la urbanizacion Los Cerezos. A Jaime Reyes, investigador con mucha experiencia a sus espaldas, le asignan como companero al subinspector Manuel Serra, un policia novato. Ambos se encargaran de esclarecer la muerte y notaran detalles extranos. Nadie ha visto a Carolina desde el dia 24 ni se ha preocupado por localizarla.
    Jaime y Manuel se veran inmersos en una investigacion complicada, pues iran descubriendo que los allegados a Carolina tenian un motivo para cometer el crimen; aunque lo que mas les llamara la atencion sera comprobar que la personalidad de los sospechosos encaja a la perfeccion con cada uno de los pecados capitales.
    Las pesquisas de los inspectores, junto a las pistas que iran encontrando, los sumergira en una trama de ambiciones, infidelidades, celos y dinero que destapara los secretos y oscuros intereses de cuantos rodeaban a Carolina Martin. Pero... ?que pecado la mato?

  • 22 Gemidos de Noelia Medina

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    Mike Cloud siempre habia sido mi punto debil. Ni que decir tiene, que nunca habia comentado nada a nadie y mucho menos a el. El novio de una amiga es intocable; asi que el novio de una hermana es algo superiormente intangible. Aquel miercoles, Sheila me habia llamado muy emocionada concertando una cena para esa misma noche en casa. Tenia algo que contarnos y no podiamos faltar ninguno. No puse objecion alguna, el jueves era mi dia libre en el trabajo y no me importaba si esa pequena celebracion se alargaba un poco mas de la cuenta. La mesa estaba compuesta por mi padre, en el extremo izquierdo; Sheila y Mike, a su derecha, y mi hermana menor, Megan. En el otro lado, estabamos el hueco vacio de mi madre --que se paso toda la cena arrimando comida en exageradas cantidades--, y yo. Tras charlar de cosas sin importancia durante toda la velada, Mike, tan correcto como siempre, saco una carisima botella de Pernod Ricard y se levanto amablemente a por las copas para poder brindar por la buena noticia. Admire cada movimiento pausado, su cuerpo alto y robusto, sus modales finos que tanto habian llamado siempre mi atencion... Y en mitad de mi embobamiento, hablo: --Nos casamos --dijo con su comun sonrisa impoluta y la copa en alto, situado junto a mi hermana. Tras ello, la beso y nos miro extendiendo la copa hacia nosotros para compartir su felicidad. Que me pusiera como un tren aquel tio no quito que me alegrara por ellos. Mi atraccion por el llevaba despierta muchos anos y habia aprendido de sobra a controlarla. A menos que se cinera demasiado a mi cuerpo cuando lo felicitaba por su compromiso o me besara casi en la comisura de los labios, como paso aquel dia cuando me acerque a darles mi enhorabuena. Me removi en la silla durante toda la noche sintiendo el frescor de su aliento en mi comisura, como una adolescente que no quiere lavar el trozo de piel que ha tocado su cantante favorito en el ultimo concierto. Que me tomara varias copas de ese buen champan como la que bebe Champin sin alcohol, no ayudo mucho a aminorar mi excitacion. --Carino, voy a tomar el aire y quiza a fumar un cigarrillo --oi decir a Mike casi en el oido de mi hermana. Esta solo asintio, sonrio y siguio charlando animadamente con nosotros sobre los preparativos de la boda. Unos minutos despues de la ausencia de Mike, me di cuenta de que estaba mejor alejada de el. Me encontraba bastante mareada y las burbujas del Pernod Ricard bailaban en mi cabeza burlandose de mi. Me levante sigilosamente y me dirigi al bano. No necesite excusarme ante nadie, ya que todos participaban fascinados en la conversacion sin percatarse siquiera de que habia desaparecido del asiento. Entre a mi habitacion y repose unos segundos tras la puerta; el haberme levantado de subito habia incrementado mi mareo. Escuche un leve sonido al otro lado de la puerta de mi bano y, sin pensar mucho mas, anduve hasta el con cautela. La puerta entreabierta me dejo la imagen mas caliente que habia visto nunca. Mike se encontraba de pie, apoyado en el lavabo, con la mano izquierda masajeando muy despacio su pene y la derecha en su cara con mis bragas negras de encaje de la noche anterior, que recordaba perfectamente haber echado al cesto de la ropa sucia. Me quede en silencio observando como olia con esmero la entrepierna y su miembro se hinchaba mas. Era perfecto. Todo en el era perfecto. La corbata levemente torcida, el pantalon con la cremallera desabrochada y su falo oscuro, grande y venoso asomado. No me atrevi a decir nada. Contuve la respiracion y, sin poder evitarlo, levante un poco el vestido y aparte mis bragas a un lado. <>, pense. No me sorprendi al encontrar mi vagina demasiado lubricada y el clitoris hinchado. Aquello era mas de lo que podia imaginar. Siquiera hizo falta estar presente ante el para notar como le excitaba. Su boca se entreabria jadeando levemente mientras sacudia, ahora ya, su polla energicamente e inhalaba mi olor como el mejor de los manjares. Mis ojos se cerraron al imaginar las veces que Mike habria hecho aquello cuando estaba en mi casa, o las veces que habria fantaseado con tener mis bragas cerca. Estaba a punto, el orgasmo llegaria a mi en pocos segundos si no me controlaba, pero no podia parar. Mis manos no respondian a ninguna orden que no fuera la del placer que le proporcionaba, asi que segui frotando con impetu mientras bombeaba dos dedos en mi interior y, sin mas, me estremeci hasta el punto de fallarme las piernas y caer de rodillas al suelo. Lo mire desde mi nueva perspectiva a la vez que me corria y pensaba en las ganas que tenia de entrar y seguir arrodillada ante el, proporcionandole todo el placer que yo acababa de sentir. Uno de los orgasmos que mejor me habian sabido e incluso asi, me habia quedado deseosa de mas. Mucho mas. Mike echo la cabeza hacia atras ante mi atenta mirada, bajo las bragas sin dejar de pajearse y la coloco ante su miembro, banandola con su leche mientras gemia y las miraba con deseo intentando ocultar un grunido que salio de manera leve pero ronca de su garganta. Aparto la mayor cantidad posible con un papel, las devolvio al cesto de la ropa sucia, se lavo las manos y recoloco su compostura. El, un hombre fino, elegante, educado... El, que nunca se salia del tiesto, acababa de culminar sobre la ropa interior sucia de su cunada, poco antes de su boda. Intente moverme rapidamente y salir de alli, pero la torpeza del champan no me lo permitio. Mi cunado abrio la puerta y me encontro con el vestido subido en un patetico intento de levantarme del suelo. Y se que os encantaria leer que me atrapo entre sus brazos y me encerro en el bano a empotrarme contra el lavabo, pero no fue aquello lo que ocurrio. No cruzamos una sola palabra. El salio primero con los ojos de par en par hacia la terraza y yo sali despues de recomponerme a sentarme en la mesa, donde apenas habian notado mi ausencia. Y la cena siguio tal cual sin dirigirnos ni una sola mirada. Despues de todo, era el prometido de mi hermana

  • Todo de mi (Hermanos Montgomery 3) de Moruena Estringana

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  • Una prometida inesperada (Inesperada 2) de A. S. Lefebre

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    Hacer su presentacion en la sociedad era la ilusion de todas las muchachas que entraban en la edad casadera y que querian contraer matrimonio, y la senorita Kalsie Robinson no era la excepcion. Desde nina sonaba con ese dia y se preparo arduamente para ese momento. Ella siempre ponia atencion a sus clases, y se esmeraba para aprender todo lo que su institutriz le ensenaba, y asi convertirse en la prometida perfecta y encontrar un esposo con el que pudiera hacer un buen matrimonio. Kalsie no aspiraba a casarse con un lord y mucho menos a obtener un titulo, como la mayoria de las mujeres. Era consciente de que su familia no era de la aristocracia, sin embargo, su padre siempre le decia que con su belleza y carisma lo haria, y dia a dia le repetia que uno de esos hombres con titulos se enamoraria de ella y le propondria matrimonio. En realidad, el senor Robinson estaba muy seguro de que todas sus hijas se iban a casar con un par del reino, incluso tenia la loca idea de que una de ellas podria llegar a duquesa. Las senoritas Robinson no solo eran muy hermosas, tambien dulces, amables y amorosas, y tenian la certeza de que se casarian por amor. Precisamente lo que Kalsie queria y deseaba con todas sus fuerzas. La mayor de las hermanas Robinson, Kalsie, era una sonadora, y anhelaba un matrimonio como el de sus padres, que, si bien al principio no fue perfecto, gracias al amor que se profesaban, supero sus problemas y hoy en dia era una pareja muy feliz. Y era por ello, que para escoger a un futuro esposo, antes de ir al altar, ambos debian estar enamorados el uno de otro. Kalsie era consciente de que no seria tan facil como aseguraba su padre, pero no improbable y se esforzaria. Solo esperaba que, si llegaba a enamorarse, ese amor fuera correspondido y no uno imposible, o jamas se casaria. Su madre siempre le decia que uno solo se enamoraba de verdad una vez, que lo demas eran simples ilusiones, y que cuando esa persona llegara lo sabria porque su corazon iba a palpitar diferente, y el mundo dejaria de existir. Kalsie estaba segura de que eso le sucederia cuando conociera a ese hombre especial. Durante su adolescencia, tuvo algunas de esas ilusiones. Incluso sabiendo que no era correcto para una muchacha de su posicion, le dio un beso furtivo a uno de los mozos de cuadras que la tenia deslumbrada, pero habia sido cuestion del pasado. Entre otras cosas porque aquel roce de labios no se sintio nada memorable. Kalsie era la hija de un respetable comerciante, cuyo nivel de vida era mas que aceptable para poder atender a sus tres hermanas y al heredero de su padre. Aunque el hermano mayor solia dar muchos quebraderos de cabeza al su progenitor. --!Como me hubiera gustado que nos presentaramos juntas! --La voz de su hermana Megan, con quien ella tenia mas afinidad, la devolvio al presente. Kalsie estaba sentada frente al tocador, en su habitacion, mientras Megan la ayudaba a elegir los pendientes y el collar que llevaria esta noche. --Lo se, hubiera sido maravilloso compartir esta experiencia juntas --le dijo con sinceridad Kalsie. Su hermana sonrio maliciosa. --Madre dice que te voy a quitar los pretendientes --se mofo Kalsie, aunque bien sabia que la belleza sin parangon de Megan era insuperable. --Quizas tenga razon, pero ya sabes lo que pienso al respecto. --Kalsie la adoraba, asi que siempre que sus hermanas fuesen felices, ella estaria mas que satisfecha con lo que le deparase el futuro. Su hermana Megan era un ano menor, y estaba igual de ansiosa por hacer su debut en sociedad, aunque ella tenia una idea un poco... diferente del matrimonio. Observo a su hermana y curvo los labios en una sonrisa, puede que su madre tuviera razon y los pretendientes se fijasen primero en Meg, y !como no hacerlo! Siempre considero que era la mas hermosa de las dos, aunque Megan pensaba diferente. Kalsie sabia que no era la apariencia de su hermana lo que llamaria la atencion de un hombre, sino su actitud. Megan tenia un don para molestar a los caballeros y estaba segura de que en cuanto apareciera alguien que la frenase, su adorada compinche de fechorias acabaria postrada a sus pies. Ese pensamiento hizo que Kalsie se sintiese insegura. Era cierto que ella tenia unas facciones amables en el rostro, su cabello y ojos eran acordes a la moda. Su figura delicada y elegante tambien era un buen punto a tener en cuenta. Al menos eso era lo que opinaba su madre. Pero su caracter no tenia la fuerza de Megan. Kalsie era menos temperamental, mas calmada y dulce. Habia tantas damas bellas con mas prestigio y contacto que ella en Londres... --?Que te apena, Kalsie? --quiso averiguar Meg al verla tan seria. --Me asusta el matrimonio. --?A ti te asusta? --su hermana menor no podia creer lo que oia. --Si --respondio con sinceridad la belleza rubia. --No deberia, porque estoy convencida de que, con tu adorable aspecto y tu temperamento tranquilo, haras que un hombre caiga a tus pies con un simple vistazo. --Megan compuso una mueca de disgusto y agrego--: Lo mio si sera complicado. --?Por que sera complejo casarte, Meg? --Kalsie no veia la complicacion por ningun lado. --Porque no hallare a ningun caballero que tolere mi temperamento. --Hay mucha competencia en el mercado matrimonial. No me siento demasiado comoda. --Quedate tranquila, hermana. En cuanto lo veas, sabras que es el. Sentiras la conexion y veras que todo ira bien. Solo ten un poco de fe en ti misma. Haras un buen matrimonio. No creo que ni que llegues a tener otra temporada. !Ellos querran robarte para casarse contigo! Las dos hermanas se echaron a reir. Megan la tomo por lo hombros con el fin de infundirle animos. Despues de unos breves minutos, las dos se sonrieron a traves del espejo. Las palabras de Megan hicieron que su corazon se asentase en una tranquilidad mas que bienvenida. Kalsie tenia la certeza de que, si la persona indicada apareciese, ese hombre solo tendria ojos para ella, sin importar las bellezas que lo rodeasen. --Solo debes preocuparte de los deseos de nuestra madre. Bien sabes que lo que quiere es deshacerse de nosotras pronto, pretende que tu te cases en esta temporada y yo en la siguiente porque dice que cuatro muchachas es demasiado trabajo para ella y que se centrara de una en una para casarnos bien. --Puso los ojos en blanco--. Me gustaria saber que hara con las gemelas, ellas si o si deben presentarse juntas y la volveran completamente loca con sus travesuras. Blair y Delila pueden ser como una plaga biblica. --Conociendo a madre, se inventara alguna excusa para dejar a una en casa. -- Comprendia que esas dos hermanas eran mucho mas dificiles de lo que lo eran Megan o ella misma. Casarlas cuando llegase el momento iba a ser una ardua tarea. Por suerte, para que eso sucediese faltaban anos. Ambas se echaron a reir, sus hermanas pequenas eran un poco peculiares y estaban seguras de que en el momento que hicieran su presentacion, les darian unos cuantos dolores de cabeza a sus padres, principalmente a su madre. --Ponte las perlas para el baile de hoy, Kalsie. El blanco resaltara mejor tus ojos --le aconsejo su hermana al tiempo que sacaba las joyas del estuche de terciopelo rojo. La joven rubia asintio ante el consejo de Meg. La doncella toco la puerta antes de entrar en la habitacion para ayudar a prepararse a Kalsie. Esa noche iria a su primer baile y asi daria inicio a su debut en la temporada. Los nervios se la comian por dentro. Kalsie, con el estomago encogido, se preparo lo mejor que pudo. Era un momento fundamental en toda joven inglesa de buena crianza. Ser presentada y lograr un buen partido era lo que su familia esperaba de ella. Sentia el peso de la obligacion sobre sus hombros. Un nuevo golpe en la puerta hizo que Kalsie olvidase sus temores. --Adelante --ordeno. Megan entro y la miro con los ojos como platos. Eso era una buena senal, puesto que su hermana menor no solia mostrar demasiadas emociones si no la impresionaban. --Estas muy hermosa con ese vestido. Kalsie le dio una sonrisa timida. --?Realmente lo crees? --Megan cabeceo afirmativamente--. Estoy tan nerviosa que no logro reconocerme. Megan se acerco a su espalda, delante se encontraba el espejo donde estaba admirandose, al situarse ahi, el reflejo de ambas mostro a dos hermanas que se comprendian y se amaban. Kalsie y Megan eran como el yin y yang, ella tenia el cabello rubio a diferencia de su hermana que era cobrizo, aunque sus ojos si eran identicos, pero eran muy diferentes. --Mirate, si esta noche no consigues al hombre ideal, es porque todos estan ciegos. Tu seras la dama mas hermosa en el salon de baile. No tengas dudas en eso. Kalsie sonrio, de alguna manera ella siempre lograba animarla. --Gracias, Meg. --Kalsie se giro y la abrazo. Megan nego con la cabeza. --Solo digo la verdad, y es momento que bajes. Nuestros padres te esperan. Estoy segura de que esta misma noche recibiras al menos dos propuestas matrimoniales. Ambas se echaron a reir. Deshicieron su abrazo y Kalsie se miro de nuevo al espejo. En esta ocasion se sentia la mujer mas hermosa del mundo. Tomo los guantes y el abanico de encima de la mesa, y salio de su habitacion junto a su hermana. Ambas bajaron. Sus padres se encontraban esperandola en el recibidor, al mirarla el senor Robinson, dibujo una amplia sonrisa en sus labios. Esperaba que Megan no se sintiera mal por no ser presentada y de que solo Kalsie pudiera tener el privilegio de la temporada. No. Seguro que su hermana menor agradecia no tener que pasar por esto ahora mismo. Megan decia que no estaba preparada para casarse. --!Te ves tan hermosa! --exclamo el senor Robinson con orgullo--. !Como me hubiese gustado que mis ninas no crecieran rapido! --adujo con nostalgia--. Sin embargo, hoy inicias tu primera temporada, y estoy seguro de que tambien sera la ultima. Te deseo mucha suerte y recuerda: tu eres un gran tesoro. Kalsie se puso de puntillas y beso a su padre en la mejilla. Adoraba a ese buen hombre que tanto las queria y protegia. --Es momento de irnos o llegaremos tarde --expreso la senora Robinson mientras observaba a su hija mayor con el mismo orgullo que lo habia hecho el padre. *** Durante el viaje en carruaje, su madre le dio algunas instrucciones de lo que no debia hacer en la velada. La senora Robinson le hizo sentir que la noche seria maravillosa. Asi que llegaron a su destino. Un baile con un ambiente distinguido. Caballeros elegantes, damas radiantes... Era un sueno y ella se sentia una princesa. Solo necesitaba que apareciese su principe azul. Despues de las presentaciones oficiales, Kalsie permanecio al lado de sus padres. Estaba muy sorprendida de los muchos caballeros que se acercaron para anotarse en su libro de bailes y eso le dio mayor confianza en si misma. En su mayoria todos eran hombres muy apuestos, muchos con titulos, aunque ninguno llamo su atencion de forma especial. La noche estaba siendo vertiginosa, y como estaba un poco agotada informo a su madre que iria a beber ponche, asi descansaria un poco. Llevaba casi toda la velada bailando y conversando, y le dolian pies. Localizo un par de sillas muy cerca de donde se encontraba, y se dirigio ahi, pero no consiguio llegar porque de camino, un caballero la intercepto, y Kalsie hubo de frenar su avance. Era alto, con una espalda ancha y una cintura estrecha. Muy elegante en su atuendo y apostura. Su cabello rubio, de un color similar al suyo, le gusto. La joven se quedo congelada al examinar su rostro. Era apuesto. Con facciones casi angelicales. Ella se fijo en su mirada, el color aguamarina de sus ojos le robo el aliento, pero mas lo que vio reflejado en ellos, porque al observarlo con especial atencion algo se removio en su interior. El carraspeo y eso hizo que Kalsie moviese la vista hacia su boca. Labios ricos, rosados y gruesos. !Ella no deberia pensar en los labios de un hombre! Se recrimino mentalmente para obligarse a recuperar la sensatez. --Disculpe que me haya interpuesto en su camino, milady, pero llevo un rato observandola y me preguntaba, si aun tiene algun baile disponible para concederme. --Su voz era profunda. Como terciopelo deslizandose en sus oidos. Kalsie salio de su ensimismamiento y curvo los labios, mas no sonrio. Debia mantenerse cauta. Habia visto al caballero llegar una hora despues del inicio de la velada porque le parecio un hombre apuesto, y el solo se habia dedicado a conversar con una copa de licor en sus manos, por lo que se sorprendio de que le pidiera un baile. Por suerte su madre le aconsejo que no aceptara todas las invitaciones asi que tenia un hueco. --Yo... --Kalsie se quedo en blanco. El parecio sentir la perturbacion de ella y sonrio complacido. --Si es que aun le queda alguno, por supuesto --la ayudo el. Ella irguio la espalda todo cuanto pudo y echo mano de su inteligencia para evitar perderse en lo que ese caballero le inspiraba. --No es correcto que un caballero avasalle a una dama sin la presentacion oportuna. El no parecio avergonzarse con la recriminacion. --Lo es para el resto, pero no para un hombre como yo. De todos modos, puesto que no veo a nadie que pueda hacer las presentaciones oportunas, y deseo bailar con usted, yo mismo me presentare. Soy Ethan Howard, marques de Wyatt y me gustaria tener un baile con usted. Ella no supo si echar a correr o seguir clavada en su lugar. Ese aplomo que detectaba en su voz, esa arrogancia... Estaba segura de que pretendia incomodarla. Kalsie hizo una reverencia conforme marcaba el protocolo. Ante todo, era una muchacha instruida. La mirada de uno y otro continuo fundiendose. --Es poco usual hacer algo como lo que ha hecho, milord. De todos modos, pasare por alto este pequeno desliz... Comprendo que un marques no esta habituado a seguir las normas. -- Estaba segura de que el titulo de el le habia permitido muchas licencias y ella no deseaba escapar de su mirada, esa que la tenia subyugada. --?Entonces me permitira conocer su nombre? --le dijo con humor. Ahi se confirmo que el era un marques muy arrogante y autoritario. --Soy la senorita Kalsie Robinson, milord. El tomo su mano enguatada y deposito un beso que Kalsie sintio llegar hasta su piel. !Era del todo atrevido en sus formas! Estaba segura de que pretendia ponerla nerviosa. Se prometio que no lo conseguiria, asi que aparto la mano con rapidez. Lo vio sonreirse y ella bufo por lo bajo. El no se demoro en anotar su nombre, y luego de brindarle una sensual sonrisa se retiro. Kalsie lo vio marcharse, avanzo los pasos que la separaban de su objetivo, esa silla que ahora necesitaba mas que nunca, suspiro de alivio al sentarse y extender las piernas. Lo que mas deseaba era poder quitarse los zapatos, pero eso no podia ser. Abrio el libro para observar el nombre del caballero y ver la caligrafia de ese extrano ejemplar masculino que... Kalsie suspiro sin ser consciente de haberlo hecho. Efectivamente se trataba de lord Wyatt. Sonrio al ver esos garabatos altos y elegantes, no pensaba aceptar mas bailes, no obstante, desde que lo vio entrar, sintio curiosidad por el, y no se atrevio a rechazarlo, aunque algo dentro de ella le impulsaba a correr en la direccion opuesta. No comprendia el motivo, pero sentia que el era mas complejo de lo que lo eran sus hermanas Blair y Delila. Descanso durante unos minutos y despues de bailar con un caballero muy agradable, el proximo seria lord Wyatt. El no tardo en acercarse a ella cuando llego su turno y sonrio con coqueteria al brindarle la mano para permitir que la llevase al centro del salon. Kalsie sintio una sensacion desconocida recorrer todo su cuerpo cuando ambos se volvieron a tocar de nuevo. Wyatt carraspeo, ella subio el rostro, y lo miro a los ojos, nunca habia visto unos tan hermosos como esos. Su tono aguamarina tenia un brillo que le volvio a robar el aire de sus pulmones. --Admito que pense que no tendria la oportunidad de bailar con usted. --La actitud de el en esos momentos no era tan tiranica como lo habia sido instantes antes. Eso la relajo. --Quizas si hubiese llegado unos minutos mas tarde, eso hubiera sucedido, milord. --!Ella estaba flirteando! Se sintio orgullosa de si misma. --No lo dudo, es usted una dama muy hermosa y he visto un unico hueco en su libro. Todos los caballeros la miran y admiran. Confieso que nunca me considere un hombre celoso... --dijo pensativo. Kalsie se sonrojo levemente. No esperaba que el dijese algo como eso. --Apenas es mi primer dia, milord. --No deseaba mostrarse vanidosa, pero queria hacerle ver que ella podria valer la pena. --Supongo que ya debe tener a mas de un caballero interesado en cortejarla, ?cierto? Kalsie perdio el paso y las fuertes manos de su companero de baile le hicieron volver a seguir los pasos del vals. No fue tanto en si la frase lo que la inquieto, fue la posesividad que percibio ahi. Ella fruncio el ceno primero y luego se obligo a sonreir. Estaba mas que claro que en efecto era un marques que no se andaba por las ramas. --Pudiera ser. --Pretendio parecer misteriosa. No queria pecar de ser una engreida malcriada. Wyatt la miro con seriedad.

  • Mi mayor deseo de Abigail C.m

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    Una familia marcada por la indiferencia y el desprecio. Una relacion destinada a la oscuridad.
    Las vidas de Susana y Jonathan estaban llenas de reproches y desplantes por parte de sus padres, lo que propicio que buscaran apoyo el uno en el otro y que un pequeno rayo de luz se colara de la forma mas inapropiada posible.
    Cuando maduraron y todo dejo de ser tan inocente, Jonathan se marcho a la capital, intentando distanciarse de esos sentimientos prohibidos.
    Ahora, cuatro anos despues, ambos se reencontraran.
    ?Podran las vidas de estos dos jovenes unirse a pesar de todo lo que tienen en contra? ?Lucharan por lo que sus corazones gritan o fingiran una normalidad que estan lejos de sentir?
    Cuando es puro y verdadero, ?donde estan los limites del amor?

  • Fernando VII de Emilio La Parra

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    Fernando VII (1784-1833) ha sido considerado uno de los monarcas mas nefastos de la historia de Espana, tanto por su caracter, muy influenciable, determinado por su doblez y desconfianza hacia todo y hacia todos, como por sus actuaciones. Autoritario y cruel, ejercio un acusado poder personal y reprimio toda disidencia. Entre otras consecuencias, ello supuso la perdida de casi la totalidad de las colonias americanas y el declive de Espana como potencia internacional.
    Basado en multiples fuentes y documentos, en los relatos de la epoca y en las interpretaciones de la historiografia actual, Fernando VII. Un rey deseado y detestado --brillante ganador del XXX Premio Comillas de Historia, Biografia y Memorias en 2018-- traza la biografia de este contradictorio monarca, mitificado por algunos de sus contemporaneos, que lo convirtieron en el rey virtuoso e inocente, y detestado al mismo tiempo por casi todos. Su reinado marco el final de una epoca y el inicio de la politica moderna en Espana.

  • Punto de Partida de Patricia Cornwell

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    En Richmond, la doctora forense Kay Scarpetta participa en la investigacion de una serie de incendios provocados que presentan un denominador comun: en los cuerpos calcinados de las victimas se encuentran siempre restos de magnesio. Con Punto de partida, Patricia Cornwell vuelve a los origenes de la carrera de la doctora Scarpetta con un relato que sondea el lado mas oscuro del alma humana.

  • Para siempre es demasiado tiempo de Camille Pagan

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    Cuando James Hernandez, un escritor de ficcion frustrado, conoce a la poetisa Louisa Bell, esta seguro de que ha encontrado a la mujer de su vida. Pero hay un pequeno problema: Lou es la prometida de su mejor amigo, Rob.
    Decidido a quitarse a la joven de la cabeza, James se centra en su faceta de escritor. Sin embargo, con el paso de los anos, sus suenos parecen mas inalcanzables que nunca: no puede ni terminar su novela ni olvidar a la mujer de su amigo.
    Pero una noche, el azar y la pasion cambiaran las vidas de James y Lou para siempre.

  • Amores que dejan Marcas de Ruth Lefin

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    Dia a dia, nos encontramos con enunciados en los medios, como: “Mujer fue asesinada por su esposo”, “Nuevo femicidio en la capital”, “Mujer es torturada y corre riesgo vital.

  • El amante de Jade (Joyas de la nobleza 5) de Catherine Brook

    https://gigalibros.com/el-amante-de-jade-joyas-de-la-nobleza-5.html

  • El largo viaje a un pequeno planeta de Becky Chambers

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    Rosemary Harper se une a la tripulacion de la Peregrina, una vieja nave tuneladora, sin saber muy bien que esperar de su primer trabajo. Aunque la nave ha visto tiempos mejores, le ofrece un pequeno lugar al que llamar hogar durante un tiempo, algo de aventura en los confines mas alejados de la galaxia y, lo que es mas importante para ella, la oportunidad de dejar atras su pasado.

  • Debatiendo con Piketty de J. Bradford Delong

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    El capital en el siglo XXI de Thomas Piketty es el libro sobre economia de mas exito de la historia reciente. Su detallada explicacion del aumento de la desigualdad en las ultimas decadas suscito un encendido debate politico que aun hoy continua y que probablemente marcara el futuro inmediato. Pero, ?son ciertos los analisis de Piketty?, ?acierta en su percepcion de la desigualdad y los objetivos de crecimiento? Y, si es asi, ?como deberia desarrollarse la investigacion economica a partir de sus estudios? ?Como debemos plantear el debate actual?

  • La Biblia perdida de Igor Bergler

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    La Biblia perdida es un thriller trepidante y adictivo, cuya accion vertiginosa y giros inesperados arrastran al lector en un pasado historico que se desvela antes nuestros ojos rico de vividos detalles.

  • Astillas en la sangre de Ashley Dyer

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    La sargento Ruth Lake y el comisario Greg Carver andan a la caza de un asesino en serie que recoloca a sus victimas como si fueran maniquis y les cubre el cuerpo entero de complejos y misteriosos tatuajes. Los medios ya lo han apodado <>, por el metodo primitivo y tremendamente doloroso del que se sirve para tatuarlas. Despues de muchos meses de investigacion, cuando parece que la resolucion del caso es inminente, el asesino asesta un golpe personal: dispone a su ultima victima de forma que se parezca a la esposa de Carver. Sometido a una gran presion, el comisario entra en una espiral autodestructiva de sexo y alcohol. De pronto, se encuentra en el suelo, medio muerto por un disparo, y sobre el se alza la imperturbable Lake, apuntandolo con un arma. ?Le ha disparado ella? Si no es asi, ?por que esta retirando de su apartamento todas las posibles pruebas y falseando el escenario del crimen?

  • La danza de la muerte (Inspector Pendergast 6) de Douglas Preston , Lincoln Child

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    Un nuevo y trepidante thriller del agente Pendergast.

  • Las cuevas y sus misterios de Juan Gomez

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    Las cuevas son el genesis donde han surgido todo tipo de misterios. Desde antiguo se creian de ellas que eran puertas al infierno y que adentrarse en su oscuridad era viajar al autentico inframundo. No son pocos los que afirman que estos lugares son portales a otros mundos donde habitan criaturas legendarias, mitologicas o terribles, e incluso las poseedoras de fabulosos tesoros a la espera de ser encontrados. Juan Gomez ha viajado por todo el mundo. Sus pesquisas le han llevado a contactar con protagonistas de historias increibles desde Nevada hasta Tailandia, desde los primeros albores de la humanidad en cuevas como la de El Castillo en Cantabria, hasta la busqueda de vampiros e incluso gigantes en Honduras.

  • El precio de la muerte de J. Jackson

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    .La inspectora Carolina Arnal espera en la sala de reuniones de su comisaria la llegada del inspector jefe Cuadrado y del Comisario Galvez, seguramente acompanados por alguien del servicio secreto. Aunque lo hayan tratado de disfrazar como una reunion informal, es consciente de que sus palabras podrian dejar en evidencia a muchas de las personas con las que se habia cruzado en las ultimas dos semanas.

  • Come bien hoy, vive mejor manana de Henri Joyeux

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    ?Por que la mejor forma de coccion son el vapor suave y la barbacoa vertical? ?De que manera la carne roja aumenta el riesgo de cancer de senos y colon? ?La pildora puede provocar cancer? ?Como combatir la osteoporosis sin abusar de los lacteos animales? ?Pueden los alimentos frenar el riesgo de alzheimer?

  • Un capricho del corazon 3 de Kate Ross

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    Despues de haber sido rescatada por Liam, el amor de su vida, de las garras de su psicopata hermano, Ellie esta pasando por una etapa de sanacion que marcara un antes y un despues en el amor entre ella y su atractivo ex vecino. Por su lado, aunque lo unico que Liam quiere hacer es ir tras su hermano para vengar a Ellie, se abstiene de hacerlo ya que lo primero en su mente es recuperarse. Ambos haran lo que sea para devolver la paz a su relacion de pareja, junto a sus dos mejores amigos, sin saber que esto es otra gran mentira mas.
    Pese a todos sus intentos, nada funciona. Ni el brillante sol de El Caribe los ayudara en esa encrucijada que se les avecina.
    Porque el quiere venganza.
    Y ella quiere olvidar.

  • Como en una pesadilla de Ursula Llanos

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    Tras una fiesta de despedida de solteros, se despierta Valeria en la habitacion de una nave agricola abandonada, en mitad del campo.Sospechando que ha sido drogada por alguno de los asistentes a la fiesta con la intencion de abusar sexualmente de ella, denuncia lo ocurrido a la policia, que no la cree, por lo que se ve obligada a defenderse con la unica ayuda de su abogada, Noelia Villarroel, de la persecucion de que es objeto por parte de su acosador, viendose posteriormente implicada en la muerte de ese hombre.

  • Las dos muertes de Ray Loriga de Daniel Jimenez

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    En 2017, tras varios anos de silencio, Ray Loriga gana el Premio Alfaguara con su novela Rendicion. El escritor mas representativo de la nueva narrativa espanola de los noventa recupera de golpe la fama que habia ido perdiendo. El libro recibe buenas criticas y se agota la primera edicion, la segunda, la tercera. Ray concede entrevistas, bromea con los periodistas que le habian dado por muerto, acude como invitado a un late night. Luego viaja a Latinoamerica para promocionar su obra. La gira finaliza en Buenos Aires. Y alli, en un hospedaje del barrio de La Boca, aparece su cadaver.

  • Yoga & medicina de Timothy Mccall

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    En el yoga la ausencia de sintomas no es sinonimo de salud. El yoga busca optimizar la funcion de todos los sistemas del cuerpo, desde los musculos hasta la digestion, la circulacion y el sistema inmune, junto con un bienestar emocional y una sensacion de optimismo. El yoga ensena que solo cuando estos elementos se alinean se puede maximizar la oportunidad de gozar de una buena salud y alcanzar la curacion.
    Yoga & Medicina presenta los beneficios del yoga y sus usos terapeuticos desde un punto de vista medico.

  • Dias de ira, noches de pasion (Un romance en Londres 3) de Nieves Hidalgo

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    El quiere desenmascarar a la que creia una timadora.
    Ella se resiste a contarle su secreto.

  • Lissy de Luca D’andrea

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    Dos golpes ligeros y estas palabras: Crunch, crunch, crunch. ?Quien roe, roe? ?Quien mi casita me come? Marlene, veintidos anos, un metro sesenta, o algo mas, ojos color azul melancolia, un lunar al final de la sonrisa, indudablemente hermosa e indudablemente asustada, se miro reflejada en el acero de la caja fuerte y se dijo a si misma que era idiota. Era metal, no el mazapan del cuento. Y no habia ninguna bruja en las inmediaciones. Es el miedo, se dijo, solo es eso. Movio los hombros, dejo de respirar, como su padre antes de apretar el gatillo de la escopeta, vacio los pulmones y volvio a concentrarse. Las brujas no existian. Los cuentos mentian. Solo la vida importaba, y Marlene se preparaba para cambiar la suya definitivamente. La combinacion era facil de recordar. Uno. Tres. Dos. Luego un cuatro. Un giro de muneca, otra vez cuatro y ya estaba. Tan simple que las manos de Marlene lo hicieron todo por si solas. Aferro el tirador de acero, lo bajo y apreto los dientes. Un tesoro. Fajos de billetes de banco apilados como lena para la Stube . Una pistola, una caja de municiones y una bolsita de terciopelo. Por debajo de la caja asomaba una libreta que valia mas que todo ese dinero multiplicado por cien. Habia sangre y tal vez incluso un par de cadenas perpetuas guardadas entre sus paginas arrugadas: una interminable lista de acreedores y deudores, nombres de amigos y de amigos de amigos escritos con la caligrafia pequena, delgada e inclinada de Herr Wegener. Marlene no le dedico un segundo vistazo. No le interesaban la pistola, las balas ni los fajos de billetes. La bolsita de terciopelo, en cambio, hizo que le sudaran las palmas de las manos. Conocia su contenido, conocia su poder, y estaba aterrada. El suyo no era un simple robo. Llamemos a las cosas por su nombre. Lo que la mujer joven estaba haciendo con el corazon en un puno era… traicion. Marlene Taufer in Wegener, legitima esposa de Robert Wegener. El hombre frente al que todo el mundo se quitaba el sombrero: cuarenta anos transcurridos en la construccion de una carrera hecha de intimidaciones, contrabando, emboscadas y asesinatos. Nadie bromeaba con un hombre como Wegener. Nadie se atrevia ni a utilizar siquiera su nombre de pila. Para todo el mundo Robert Wegener era Herr Wegener. Incluso para ella. Marlene. Su esposa. Espabila. El tiempo apremia. Sin embargo, tal vez precisamente debido al acoso de las agujas del reloj, durante un parentesis entre un tic y un tac, cuando Marlene abrio la bolsita de terciopelo, la fabula volvio a tomar la delantera sobre la realidad y la mirada de la mujer joven se cruzo con la azul, profunda y terrible, de criaturas minusculas y puntiagudas. Cobolds. Le parecio incluso obvio. A los cobolds les gustaba el metal, el frio y la muerte: caja fuerte, pistola, dinero y libreta. Un nido perfecto. Los cobolds reaccionaron con ferocidad ante ese allanamiento. Se apoderaron de la luz de la habitacion, la apresaron en sus ojitos crueles y la transformaron en un destilado de odio tan salvaje que por poco a Marlene no se le cayo la bolsita de los dedos. Eso la hizo volver al presente. A la caja fuerte completamente abierta. A la villa en el Passirio. Es decir, a la realidad. La bolsita de terciopelo estaba repleta de zafiros. Carbono condensado que, debido a una broma de la fisica, habia aprendido a brillar como una estrella. Toda, o casi toda, la fortuna de Herr Wegener apretada en su puno. Pero nada de brujas ni de cobolds. Porque, se dijo de nuevo Marlene, no existian las brujas, ni tampoco los cobolds; en cambio, esas piedras preciosas no solo eran reales, sino que tambien eran la llave para su nueva vida. Siempre y cuando dejara de perder el tiempo y se largara. Sin prestar mas atencion al mundo de los cuentos, y sin pensar en la cadena de consecuencias que acababa de poner en marcha, Marlene cerro la bolsita, la escondio en el bolsillo interior de su chaqueta acolchada, cerro la caja fuerte, la oculto detras del cuadro, enderezo la espalda, le dio un toquecito a un mechon que amenazaba con acabar dentro de los ojos y dejo atras el dormitorio. Recorrio el pasillo, un tramo de escaleras, el salon, el vestibulo con innumerables espejos, la escalinata exterior. La noche la acogio con una suave brisa que soplaba del norte. No se detuvo. Puso en marcha el Fiat 130 gris y se marcho. La villa que se desvanecia en el espejo retrovisor. El discurrir de las farolas. La alianza de oro tirada por la ventanilla sin volver a pensarselo. La ciudad dormida. El desguace. Una parada rapida y, gracias a un abultado sobre de dinero, el Fiat 130 se convirtio en un Mercedes W114 color crema, con matricula <>, la documentacion en regla, los neumaticos recien estrenados y el deposito lleno. Nada de gracias. Nada de saludos. Directa hacia el oeste. Aparte de los primeros copos de nieve, todo iba de acuerdo con los planes. Al menos hasta el puesto de control a pocos kilometros de Malles. Un autentico engorro. Al final de una serie de curvas que Marlene habia empezado a enfilar, vio una furgoneta con las luces de emergencia apagadas y un par de carabineros con el aspecto de alguien que se esta muriendo de frio. O de sueno. O de quien, furtivo, esta esperando a alguien o algo. Herr Wegener tenia ojos y oidos en todas partes. Tambien entre los uniformes. De manera que: ?tentar a la suerte o cambiar de itinerario? Si no fuera por la ansiedad y el miedo, Marlene habria podido mantener todavia su plan a salvo de los imprevistos. Sin embargo, la ansiedad, el miedo y la nieve cada vez mas densa la llevaron a pisar el freno, cambiar de sentido y enfilar una carretera secundaria, desencadenando una nueva serie de acontecimientos. La carretera secundaria la llevo a otra, aun mas estrecha y sinuosa, que atravesaba un pueblecito sumido en el sueno hasta un cruce (?derecha o izquierda?, ?cara o cruz?), y aun mas adelante, con la nieve que se acumulaba en capas. Y cuando el coche empezo a dar bandazos, la chica con el lunar al final de la sonrisa decidio continuar de todos modos, con un ojo puesto en la calzada cada vez mas empinada y otro en el mapa en el que, no hace falta decirlo, ese paso (malditos sean ellos y sus mapas llenos de errores) no aparecia marcado. No era cierto. El mapa era inexacto, tal vez, como todos los demas, ?pero erroneo? Era de 1974, y en 1974 el hombre ya habia dejado su huella en el polvo lunar: no era posible que un mapa se equivocara. Marlene simplemente tendria que haber estacionado, echar el freno de mano, encender la luz del interior, respirar profundamente un par de veces y verificar mejor. Las cosas habrian ido de otra manera. Pero Marlene no se detuvo. A la ansiedad se le habia anadido la incredulidad de quien descubre que se ha perdido. Dale gas, pero adagio , se dijo, y sigue adelante. Tarde o temprano la carretera conducira a alguna parte. Un pueblo, un refugio, una explanada. Se sentiria satisfecha incluso con un espacio abierto que fuera lo bastante ancho para consentirle maniobrar y volver atras, dispuesta a desafiar el puesto de control: cualquier cosa con tal de interrumpir esa nueva e inexorable secuencia de acontecimientos y retomar el control de su propio destino. No fue asi. Tal vez la nieve, tal vez los ojos que no podian despegarse del mapa; en cualquier caso, Marlene percibio de repente que el Mercedes perdia adherencia, derrapaba a la izquierda, hacia un trompo y volaba . Fue horroroso. La negrura barrida por los faros. La nieve oscura que remolinaba en enjambres. Las fauces del precipicio. Los troncos de los arboles, inmoviles y perfectamente perceptibles en todos sus detalles. La colision. Violenta. Un fogonazo de dolor sofocado por el ruido de chapas rasgadas. Un aullido infernal, esta vez si, demasiado parecido al chirrido de la puerta de la bruja. Marlene grito el nombre de Dios. Y mientras la montana, negra y sin nombre, se cernia sobre ella, su grito se convirtio en un jadeo. Pero fue el amor lo ultimo que invoco. El amor que la habia empujado a traicionar al hombre mas peligroso que habia conocido en su vida. Ese amor que tenia un nombre. --Klaus. La ultima palabra de Marlene antes de la oscuridad. 3 Casi al amanecer. De no haber sido por el reloj, nadie se habria dado cuenta. La nevada se habia convertido en una tormenta de nieve. No habia nada de luz en el exterior, tan solo una neblina blanca. Tampoco habia nada de luz dentro de la habitacion. La arana de cristal parecia incapaz de iluminar nada, limitandose a dibujar una masa informe en el suelo. Si uno la observaba largo rato, se arriesgaba a que le asaltaran malos pensamientos. Tanto el hombre como la mujer evitaban hacerlo. Se parecia demasiado a una mancha de sangre. Aparte del tictac del reloj de pendulo y de su respiracion, solo habia silencio. La mujer estaba sentada en una butaca, las manos entrelazadas sobre los muslos apretados. Rigida como un soldadito de plomo, los rasgos faciales cristalizados en una mueca que la envejecia una decada. Llevaba una especie de uniforme. La falda hasta la rodilla, un delantal muy blanco y el pelo recogido en una trenza. De no ser por la expresion cenuda (?o asustada?), habria sido hermosa. Se llamaba Helene, y desde hacia mas de cinco anos era el ama de llaves en la villa del Passirio. Hacia mas o menos el doble de tiempo que habia dejado de morderse las unas. Esa habia sido una de las primeras lecciones en la Escuela de Economia Domestica de Bresanona, donde aprendio los fundamentos del oficio. Las manos de una buena ama de llaves, le explicaron sus profesores, son su tarjeta de visita. Nunca sucias, siempre arregladas, bien cuidadas. Dejar de morderse las unas habia sido casi como dejar de fumar, pero luego se acostumbro a ello. Durante anos la idea de volver al viejo habito ni siquiera se le habia pasado por la cabeza. Hasta que empezaron los gritos. ?Que clase de hombre podia emitir semejantes sonidos? Basto solo un instante y volvio a caer. Mordisqueaba, roia, y cuando los dientes alcanzaban la carne viva, Helene, con un gesto irritado, dejaba caer sus manos sobre el regazo para martirizarse el delantal. Luego empezaba de nuevo. Manos. Boca. Unas. Dientes. Una pequena punzada de dolor. Delantal. Y otra vez mas, desde el principio. Helene habia intercambiado una unica mirada con el hombre alli de pie, apoyado en la gran chimenea que nadie usaba nunca. Una unica mirada. Mas que elocuente. El hombre se llamaba Moritz. Habia cumplido recientemente los treinta, tenia unas ojeras como hematomas y una pistola automatica en una funda, oculta bajo la americana de su traje oscuro. Por regla general, ese traje le sentaba de maravilla. Habia pagado por el una cantidad desorbitada, pero habia valido la pena. Se lo decia por las mananas, mientras se hacia el nudo de la corbata o le daba un ultimo retoque al pelo engominado, y se lo confirmaba el interes de las mujeres con las que se cruzaba por las calles del centro. En ese amanecer, en cambio, con o sin traje oscuro, Moritz se habria sentido en cualquier caso incorrecto y torpe como un espantapajaros. Porque cuando sus ojos se reflejaron en los de Helene, el hombre de la pistola vio algo que lo aterro. Una mirada de las que habia ya captado bastantes, desde que entrara a formar parte del circulo de Herr Wegener. La mirada de una victima. Y eso no estaba bien. No estaba bien, porque Moritz era un hombre sencillo que dividia el mundo con el lanzamiento de una monedita. ?Victima o verdugo? Facil: nada mejor que el sonido de una nariz al romperse. Con su metro noventa y sus noventa kilos de peso, y su propension natural a la violencia, Moritz nunca habia sentido el miedo de la victima. Hasta el momento en que, reflejandose en los ojos de Helene, se pregunto: <>. Pero tambien: <>. Por eso dejo de mirar al ama de llaves. Y la mancha en el suelo de la habitacion. Demasiadas, demasiadas preguntas. Moritz odiaba las preguntas. Porque a las preguntas uno no podia romperles la nariz. A las preguntas no les podia meter una bala en el corazon (y otra en la cabeza, por seguridad) y hacer que se callaran para siempre. Las preguntas eran como esos insectos repugnantes, todo boca y paciencia que, famelicos y canallas, eran capaces de derrumbar incluso el mas solido de los castillos. Silencio. Eso es lo que le habria gustado a Moritz. Pasar por completo de los gritos y desaparecer durante unos minutos. Los suficientes como para ahuyentar los malos pensamientos. Un cigarrillo en el jardin. O una copita de brandi. Pero las ordenes eran las ordenes. Las ordenes, para alguien como Moritz, le cortaban la cabeza a los signos de interrogacion. Marcaban la frontera entre lo que se podia hacer y lo que estaba prohibido. Las ordenes trazaban una linea recta, simple, y el era un hombre simple. Ademas, hacian que la desobediencia fuera mucho mas emocionante. Y era esto, si queremos ser sinceros hasta el fondo, lo que le habia provocado problemas. Asi que Moritz permanecia inmovil, erguido en su traje oscuro, apoyado en la chimenea apagada. Escuchando los gritos y sintiendo el peso de la automatica, que lo aplastaba contra el suelo. Sobre la mancha informe del suelo. Helene, sin embargo, tenia una vision mas compleja del mundo. No existian unicamente el blanco y el negro. La obediencia y la transgresion, las victimas y los verdugos. Habia todo un oceano de grises en los que navegar. Bastaba poco para transformar una orden en un consejo y los consejos no eran trampas, siempre ofrecian alguna escapatoria. Sus obligaciones, por ejemplo, guardaban relacion con la villa. No con su empleador. Villa y empleador eran dos cosas diferentes. Aqui habia una via de escape. Cuando decidio que ya habia tenido suficiente de aquellos gritos, Helene se levanto de golpe y salio de la habitacion. Silenciosa como un fantasma. 4 El amanecer. Mas que verla la sintio en los huesos. No habria podido hacer otra cosa. Las ventanas que daban al jardin estaban cerradas. Solo la pantalla de una lampara, rota pero aun en funcionamiento, iluminaba la habitacion sumida en el caos. Armarios completamente abiertos, cajones fuera de sitio, mantas y ropa hechas jirones, una infinidad de papeles, joyas, cuadros, libros (menos uno) por los suelos, victimas inocentes de su furia. En el centro de la sala, toda ella de estuco y con cortinas de terciopelo bordadas en oro, sentado en la cama sin hacer, Herr Wegener se dio cuenta de que si no dejaba de gritar y empezaba a razonar de manera lucida y racional todos los logros que lo habian llevado a ser lo que era se convertirian en una montana de estiercol y esfuerzo desperdiciado. El autocontrol habia sido durante anos su orgullo. Los nervios de acero y la sangre fria le habian permitido llevar la batuta de lo que, en secreto, habia bautizado como <>. Un imperio listo para dar el salto que, ese era el plan, le consentiria elevarse desde el rango del hombre ante el que uno se quita el sombrero al del hombre en cuya presencia es obligatoria una genuflexion . En ese gelido amanecer, por mucho que se esforzara en recuperarlo, el autocontrol seguia siendo una quimera. Lo era porque Wegener no queria creer lo que sus nervios de acero y su sangre fria le sugerian. Y la que era la unica y simple explicacion: Marlene. Imposible. Marlene nunca lo habria traicionado. Marlene era su esposa. Marlene era la mujer a la que amaba. Por encima de todo, Marlene era una mujer y nunca se habia visto que una mujer lograra joder a alguien como el. O tal vez si, tal vez en algunas partes del mundo habia mujeres capaces de atreverse a tanto, pero Wegener estaba seguro de que Marlene no pertenecia a esa categoria. Ni en broma. Nervios de acero y sangre fria no estaban de acuerdo. No hacian mas que repetirselo. Ha sido ella, ha sido ella, ella, ella.

  • El camino que me lleva hacia ti de Francisca Herraiz

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    Iba de compras con su madre, necesitaba ropa de invierno nueva para comenzar las clases en septiembre. A diferencia de otros chicos, a el le gustaba ir de compras con su madre, le gustaba pasar tiempo con ella y le gustaba probarse cosas nuevas. La unica pega era que su madre siempre decidia por el, nunca podia elegir su propia ropa y ella siempre compraba la misma ropa aburrida, de cuellos altos, tonos grises o marrones y pantalones azul oscuro. A el le gustaba el color, sobre todo el violeta, o el rosa, pero sabia que no eran colores apropiados para un chico, asi que no decia nada. Pero, aun asi, disfrutaba yendo de tiendas. Por aquel entonces tenia unos once anos y su vida no era complicada, solo debia obedecer a sus padres, estudiar y jugar, no tenia preocupaciones. Su madre se detuvo un momento en la iglesia, a ella le gustaba entrar y encender alguna vela por sus padres, que habian fallecido hacia poco. El les echaba de menos, fueron unos buenos abuelos. No tenia muchos recuerdos de ellos, pero los que tenia eran felices. Recordaba ir los domingos a comer a su pequeno piso de alquiler, donde se reunia toda la familia. Recordaba como su abuela siempre le daba una propina antes de irse y que siempre tenia chocolate en la nevera para sus nietos. A su abuelo le gustaba pasear y siempre le llevaba con el para que jugara en el parque. Al volver le compraba alguna golosina. Su madre se enfadaba, pero sus abuelos siempre le decian: <>. Y asunto zanjado. A el le gustaba recordarles, pero no entendia por que debia hacerlo en una iglesia, podia hacerlo en cualquier momento. A el no le gustaban las iglesias, eran frias y aburridas, aun asi, tenia que asistir cada domingo a misa. Estaba obligado a ir, pero no a entrar para poner velas a sus abuelos, asi que la espero fuera. Mientras esperaba se acerco a la libreria jugueteria que habia justo en frente de la iglesia. Le gustaba pararse a mirar el escaparate, siempre tenia un monton de munecas expuestas. Habia una en especial que le gustaba mucho, era preciosa. Sus cabellos eran largos y rubios, tenia una diadema rosa con una flor en el lateral, un vestido largo, de falta ancha, tambien de color rosa y unos delicados zapatos de tacon. Era muy bonita. Le encantaria poder tener una, pero no se lo podia decir a su madre, ella no lo veria bien. Sus padres siempre le compraban camiones, o coches para navidad y en su cumpleanos, soldados o libros de aventuras. Al menos los libros estaban bien, el resto lo guardaba en el armario, le aburria jugar siempre con coches y soldados. Su madre salio con una sonrisa, le encantaba la iglesia, decia que siempre se sentia mejor despues de asistir a misa o simplemente entrar y mirar la cruz. Segun ella era un lugar sagrado, donde sentia cerca a Dios. El no podia entenderlo, solo veia un bonito edificio con unas campanas escandalosas. Su madre se puso a su lado y continuaron el camino. No tenia hermanos, pero si una prima con la que se llevaba muy bien. Solian venir a visitarlos cada semana, comer juntos los domingos y, mientras los mayores tomaban cafe, fumaban y jugaban a las cartas, ellos dos se iban a jugar al cuarto. Le encantaban los domingos, cuando terminaba la misa de la manana. Despues eran divertido y pasar tiempo con su prima era de lo mejor, porque sentia que ella le entendia. En casa era como si fuera invisible, nadie le escuchaba y solo podia hablar de deberes y de tareas en casa. Con su prima era diferente, nunca le juzgaba, hablaban de cualquier cosa, se reian, lo pasaban bien juntos. Y le encantaba cuando hablaba de cosas de chicas, vestidos, amigas, chicos guapos, era entretenido. Aquel dia, Andrea, su prima, trajo sus munecas Barbie. Cuando el las vio le parecieron una preciosidad. Cogio una y la miro como si fuera el primer juguete que le hubiesen regalado nunca. Por fin tenia una en las manos, era tan delicada, tan bonita y ese vestido... --?A que son bonitas? --le dijo su prima. El asintio. --Vamos a jugar, venga, tu puedes ser esa misma que tienes en la mano, eres la amiga de esta que tengo yo, se llama Julia y la tuya es Sonia. Han quedado para ir a comprar ropa y alli se encontraran con Kevin, que es este chico tan guapo de aqui que, en realidad, es un principe. Su prima continuo hablando, Felipe asentia y se sentia de lo mas feliz. Ir de compras, encontrarse a un apuesto joven, todo le parecia ideal. Entonces su prima se detuvo y le miro. --Ahora que lo pienso, tu deberias ser el principe, sera lo mas normal, ?no crees? Le acerco al muneco. --No, me gusta Sonia, quiero ser Sonia. Andrea se encogio de hombros y continuo. --Esta bien, es normal, porque esa muneca es la mas bonita que tengo. El sonrio, le encantaba poder ser tan natural con ella y que no le mirara raro o se cuestionara nada. Los padres de Andrea la llamaron para volver a casa. --Oh, que fastidio --dijo ella-- ?te parece si continuamos la historia el domingo que viene? El asintio mientras le decia: --?Me dejas tu muneca esta semana? El domingo te la devuelvo, yo no tengo juguetes asi. --Claro, quedatela, igual le digo a mi madre que me compre otra, te puedes quedar a Sonia. Ademas, eres un chico, no creo que tus padres te compren una muneca. --No, ni pensarlo. --Bueno, nos vemos el domingo. Cuida bien a Sonia. Se dieron un abrazo y Andrea salio del cuarto. De forma instintiva, Felipe guardo la muneca bajo la almohada, no queria que la vieran sus padres. Salio a despedirse y despues volvio a su cuarto. Corrio hacia la cama y cogio la muneca, le acaricio el pelo y sonrio. Le gustaria poder tener otra para jugar con ellas, se quedo pensativo. No habia otra, sacaria los soldados y jugaria con ellos, podian rescatar a Sonia que, como diria su prima, era, en realidad, una princesa. Cogio los munecos y se sento en el suelo. Nunca le habia apetecido tanto jugar. Se invento una preciosa historia donde un soldado debia rescatar a la princesa, que se habia escapado de palacio porque no era feliz. Buscaba su amor verdadero, su padre, el rey, queria que se casara con alguien que ella no amaba... --?Se puede saber que haces? Felipe miro hacia la puerta, estaba tan concentrado en el juego que no le escucho entrar. ?Cuanto tiempo llevaria en la puerta? ?Le habria escuchado poner voz de chica? Su corazon latio deprisa y se quedo sin habla, no sabia que decir. Sintio que sus mejillas se ruborizaban, avergonzado. Se sintio culpable, ?de que? No estaba seguro, solo estaba jugando, pasandolo bien, sin molestar a nadie. Su padre se acerco a el y le quito la muneca de las manos. Se le veia enfadado. Al poco aparecio su madre. --?Que son esos gritos? --pregunto desde la puerta. Felipe seguia sentado en el suelo, sin moverse por miedo a la reaccion de su padre. --?Que hacias con esta muneca? --pregunto su padre con seriedad, zarandeando la muneca delante de el. --Es de Andrea, se la ha dejado. --?Y por eso tienes que jugar con ella? --Se giro para mirar a su madre--. Te dije que no era bueno que jugara tanto con Andrea, es una mala influencia, necesita jugar con otros chicos. Manana mismo te apunto al equipo de futbol del colegio. --Miro a su hijo, mostrandole la muneca--. ?Y esto? Si te vuelvo a ver con una muneca, de la paliza que te doy no te levantas en una semana, ?me oyes? --grito. --Solo estaba jugando. --Intento defenderle su madre. --?Con una muneca? Sabes tan bien como yo que eso no conduce a nada bueno, cuanto antes le queden las cosas claras, mejor. --Le volvio a mirar--. Eres un chico y juegas con juguetes de chicos, esto es una mariconada y no quiero volver a verte con una de estas, ?queda claro? Felipe asintio. Su padre salio del cuarto, entregandole la muneca a su madre. Ella le miro entristecida. --No te preocupes, ya sabes como es, guardare la muneca y se la devolvere a Andrea el domingo. Tu sigue jugando con tus soldados, eso estara bien, ?si? El asintio, seguia sin saber que decir. --Tranquilo, veras como jugar al futbol te gusta. Te llamo cuando este la cena. La vio cerrar la puerta con cuidado y llevarse la muneca con ella. Felipe siguio en el suelo, miro los aburridos soldados, la historia ya no tenia sentido. ?Jugar al futbol? Era un deporte absurdo, lo odiaba. Su padre siempre veia los partidos y el no entendia como podia gustarle. Ver a un monton de hombres corriendo detras de un balon. ?Y eso era muy masculino? No entendia a su padre, no se parecian en nada y tampoco queria parecerse. Era un hombre frio, hurano, siempre de mal humor, se enfadaba por cualquier cosa, nunca hacia reir a su madre y siempre la veia triste, sola. Y el ni se daba cuenta ni le importaba. Despues del trabajo solia irse a tomar alguna cerveza con sus companeros. Los sabados se iba al bar a jugar al domino y a seguir bebiendo. A veces venia algo borracho, lo que acentuaba su mal humor. Nunca le veia ir a pasear con su madre, nunca le traia ningun detalle, solia olvidarse de los cumpleanos y, sobre todo, del aniversario. Y su madre callaba, consentia y se refugiaba en la Biblia, que siempre llevaba encima. A veces la escuchaba llorar, pero ella siempre se escondia o fingia si Felipe la descubria diciendole que recordaba a sus padres. Felipe sabia que no era feliz en su matrimonio, pero el solo era un crio y ella no queria preocuparle. Si, era un crio, pero se enteraba de las cosas y sabia cuando su madre estaba triste o decepcionada, o enfadada, o se daba cuenta que sus padres no eran como los padres de Andrea. Sus tios se cogian de la mano, se besaban alguna vez, reian y parecian llevarse bien. Nunca vio a sus padres mirandose como lo hacian sus tios. Nunca los veia cogerse de la mano o besarse en la mejilla. Su madre se pasaba los dias en casa, sola, limpiando, cocinando y cuidando de ellos. Segun ella era lo que debia hacer una buena esposa y madre, cuidar de los suyos. Pero ella tambien era algo mas, era una mujer y deberia dedicarse tiempo a si misma. Por eso a Felipe le gustaba tanto pasar tiempo con ella los dias de compra, al menos la veia mas alegre. Ella se merecia algo mas, pero nunca le escucharia, era su hijo y era un nino, no tenia ninguna autoridad, solo debia obedecer y callar. Cogio los soldados y volvio a guardarlos en el armario. Ya no tenia ganas de jugar. Se tumbo en la cama y se puso a leer, al menos en los libros podia ser quien quisiera, sin miedo.

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