• libro paris de fondo - Roberto Wong

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    En Paris D. F. todo empieza con un mapa, mejor, con dos
    mapas superpuestos. Arturo, el protagonista, es un joven
    que lleva una vida anodina y que pasea por las calles del
    Distrito Federal buscando la superficie de los 105 kilometros
    cuadrados de Paris, ese espacio sonado, ajeno a la crueldad,
    donde pueda suceder lo extraordinario. Un dia, un atraco en
    la farmacia en la que trabaja trastoca su vida. El delincuente,
    abatido por la policia, muere a sus pies, pero la sensacion
    de que la bala podia haberle llegado a el es demasiado
    perturbadora. Nada sera igual a partir de ese momento
    en el que toma en sus manos la llave del azar, pero todo
    se decanta en la direccion no deseada: la violencia, el sexo,
    el cruce de tiempos y destinos paralelos. Realidad y delirio
    se confunden en esta novela en la que Roberto Wong nos
    habla de la ley de las probabilidades y de la mala suerte,
    pero tambien de la supervivencia y de las agresiones
    de las ciudades que habitamos. Paris D. F. nos descubre
    una voz osada, original, capaz de sacudirnos.

  • PARIS | EDWARD RUTHERFURD | Casa del Libro

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  • PARÍS | EDWARD RUTHERFURD | Casa del Libro

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    Ciudad de la revolución. Rutherfurd novela la historia de París desde su fundación hasta los días de la revuelta estudiantil de 1968. París, ciudad del amor, de ...

  • Viaje al fondo de paris - Librería Sotomayor

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    Viaje al fondo de paris. , Martinez Lopez, Manuel, 15,50€. Había contemplado infinidad de veces el plano de Paris como el caparazón de un caracol que se ...

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    Quien no aspira, en el fondo, a encontrar el amor perfecto? ... Dos vidas paralelas unidas por un libro infantil con una dedicatoria que esconde un misterio ...

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  • El populacho de París (ebook) - Luc Sante - Libros del K.O.

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    19 nov 2018 — En este libro, el autor de Bajos fondos explora las fuerzas ocultas de París y pone a danzar a los espíritus insepultos del populacho que ...

  • 7 libros para llevar (ahora más que nunca) París en el ...

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    25 nov 2015 — Historias de amor, de amistad, comedias, tragedias, un poco de todo pero con un denominador común: la ciudad de París de fondo, como un faro que ...

  • París (Edward Rutherfurd) - Lecturalia

    https://www.lecturalia.com/libro/83013/paris

    Sin embargo, el salto en el tiempo y entre personajes a veces se hace algo tedioso. Quizá no sea la mejor literatura ni el mejor libro de historia, pero en ...

  • El terror – Dan Simmons de Dan Simmons

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    La verdadera historia de una legendaria expedicion al Artico, transformada en una excitante y extraordinaria novela en la linea del mejor Stephen King o Patrick O’Brien y llevada a la TV en una extraordinaria serie de 10 episodios.

  • La boca roja del Riachuelo de Graciela Ramos

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  • Nadina o la atraccion del vacio de Marisa Sicilia

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    Mathieu Girard es agente de los Grupos de Intervencion de la Gendarmeria Nacional, una unidad de elite francesa. Le gusta su trabajo y siente cierta atraccion por el riesgo, que se empena en negar y le causa problemas a la hora de mantener relaciones estables.

  • La Carpa y las Escrituras de los cuatro elegidos de Leonardo Ibarra

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    Dos mundos: el magico y el humano.El Guardian del Norte, mago sabio y enigmatico, tiene la importante mision de viajar al otro mundo para encontrar a los elegidos. Asi lo dicen las Escrituras.Se trata de cuatro humanos que deberan iniciarse en la magia y enfrentarse en una ineludible batalla contra la Legion del Oeste, liderada desde el mas alla por el poderoso y malevolo Lord Balfour, quien no se detendra hasta obtener el control total de los mundos.Es una carrera contra el tiempo y depende de Ostin, Emmy, Susan y Martin impedir que ocurra lo peor.

  • Circe de Madeline Miller

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  • Atormentado deseo de Ana Coello

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  • Cuando menos lo esperaba de Loren Gray

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    Denis solo queria hacer bien su trabajo, demostrarle a su padre que era un hijo digno y demostrarse a si mismo que era capaz…

  • La sonrisa del lobo de Tim Leach

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    Tengo una buena historia que contarte. De duelos y traiciones; de exilio y venganza.
    Ninguna otra historia importa, si esta se olvida.

  • Nosotros, en singular, se dice tu y yo de Paula Minana

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    Nosotros: pronombre personal, primera persona del plural. Pero, ?existe el singular de nosotros? ?se puede decir nosotros en singular? ? es posible ser tu y yo mientras somos nosotros? Todas estas preguntas son las que Ada se hace tras dejar a su novio numero dos, un terrorista psicologico que se resiste a salir de su vida y volver con su novio numero uno, alguien a quien ella considera perfecto por el simple hecho de ser normal.

  • Raices de mujer de Luisa Garcia Martinez

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    Una infancia marcada por el maltrato, la soledad y el aislamiento. Una vida llena de porques. Un lugar al que no le permiten volver.Sara es una periodista reconocida en la ciudad de Londres. Ha luchado con fuerza para enterrar su pasado y forjarse un futuro prometedor, pero la enfermedad de su hermano la obligara a volver a sus raices. Regresara al lugar donde crecio, a sus tierras, al anisado aroma de las vinas. Volvera a sentarse bajo la sombra del arbol gordo, donde conocio el amor por primera vez, un amor que creia perdido.Los fantasmas del pasado la enfrentaran a sus miedos, a revivir pasiones olvidadas y a perderse en los ojos que un dia la cautivaron. ?Es posible recuperar un amor al que se habia renunciado? ?Seran tan fuertes sus raices como para elegir un nuevo destino?

  • EL ULTIMO CARNAVAL de Menchu Garceran

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    -?Crees en fantasmas?
    -No.
    -Yo tampoco.
    -No se que hacer.
    -Pues esta claro, hacer lo que te ha pedido.
    -?Hacer caso a un fantasma en el que no creemos?
    Y de esta manera tan ilogica, Gabriela decide viajar a Venecia para descubrir que paso a su antepasada durante el carnaval de 1796
    Alli se encontrara con Mario, un conde tan atractivo como irritante que, para colmo, es el descendiente de Angelo, el novio de su antecesora. A pesar del choque de caracteres, trabajaran juntos para descubrir el misterio que los rodea.
    Una historia con misterio, fantasmas, amor y mucha magia.
    RESENA DE ROMANTICAS AL HORIZONTE (Extracto)
    <> me ha parecido una novela de sobra interesante. Con una buena mezcla de intriga y romance. Un verdadero coctel a lo Bond, James Bond, que siempre pide el Martini con Vodka (un Vesper) mezclado y no agitado. Dicen quienes lo han probado que es una combinacion de lo mas especial. Y asi es como he visto yo la novela de Menchu. Mezclada y no agitada, con todos sus ingredientes en la justa medida para que ningun sabor se imponga a los demas. Un resultado que estalla en tu paladar como la famosa bebida del agente 007.

  • La tormenta infinita de Laura Perez Caballero

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    Veo, veo. ?Que ves? Una cosita. ?Y que cosita es? Veo la cama de Eva Simon Marquez. Veo la cama de una estudiante de enfermeria de veinte anos que comparte piso en Oviedo con dos companeras mas. La cama esta deshecha. Faltan las sabanas y el colchon esta cubierto de sangre. Falta algo mas. Falta un cuerpo. El cuerpo a quien pertenece la sangre. Cuerpo que no es dificil imaginar envuelto en las sabanas ausentes de esa cama. Las camas sin vestir dan sensacion de mudanza, de dia de colada o de casa abandonada. No puedo evitar pensar en alguna de esas situaciones cuando veo una cama sin sabanas. En este caso, ademas, la sangre indica una agresion, una pelea, puede que un crimen. Veo a los de la cientifica afanandose en su trabajo, zumbando como moscas a mi alrededor, con ese aspecto aseptico que los rodea y que los vuelve impenetrables, ajenos a todo lo que no les parezca que pueda ser una prueba. Ajetreados en obtener todo aquello que pueda ser util, antes de que la escena se contamine, como se contamina todo aquello que toca la mano humana. Mis ojos se desplazan por el cuarto tomando nota. Persiana levantada, cortinas cerradas. Algo de sangre salpica la pared a la que esta pegada la cama, pero en general se concentra toda en el colchon. En el suelo una huella borrosa de un zapato, dibujada con el rojo de la sangre de la victima. --Supongo que alguien habra fotografiado eso --digo. Aunque lo hago en un susurro, mas para mi misma que para el resto, uno de la cientifica se apresura a responder que si. Su tono es neutro. No hay reproche por la intrusion en su trabajo. Las dos companeras de piso de Eva permanecen en el salon del pequeno piso alquilado. Esta en El Cristo, muy cerca del Campus, es facil saber porque lo han elegido. Es una tercera planta, en un edificio viejo en el que recientemente han instalado un ascensor que baja hasta los estacionamientos del sotano. En seguida hablare con ellas, pero primero quiero ver con detalle la escena del crimen. ?El crimen? Por la cantidad de sangre que empapa el colchon yo diria que si, que la pobre chica no puede seguir viva despues de haber perdido tanta. ?La chica? Estoy haciendo conjeturas demasiado rapido. No hay cadaver, la sangre podria ser de otra persona y la inquilina de la habitacion ser su asesina. ?Asesina? Todavia no se nada. Dejo hacer su trabajo a los de la cientifica y observo. Observo una mesita junto a la cama. Sobre ella una lamparilla de noche antigua, con una de esas tulipas que se llevaban tanto en los anos ochenta, un paquete de panuelos de papel, la funda de unas gafas, una botella de agua mineral y un libro. El libro se titula Tiempo de silencio. Esta escrito por Luis Martin Santos. Yo no leo demasiado. En la portada hay un par de ratas blancas, de esas de laboratorio. Giro el libro y leo la sinopsis. Va de un estudiante de medicina. Muy adecuado para alguien que estudia enfermeria, aunque tiempo es lo que alguien ya no tiene. Y silencio, bueno, no es silencio exactamente lo que se escucha ahora mismo en este piso, pero son gajes del oficio, el alboroto es basico en el inicio de una investigacion. El alboroto y el caos que se forma cuando cuatro personas nos movemos con premura en una habitacion de apenas ocho metros cuadrados. Uno de los agentes sale de un pequeno bano con lo que parece una servilleta de cafeteria. --Estaba dentro de la taza del vater, tiene algo escrito pero no es legible --dice dirigiendose a mi. La guarda con cuidado en una de las bolsitas plasticas que usan. Imagino a alguien extrayendola del servilletero de un bar, rojo (no se por que, pero lo imagino de ese color con la publicidad de una marca de cerveza serigrafiado en el) y garabateando algo en ella. Que se anota en una servilleta. Un numero de telefono, una direccion, un poema, o se hace un dibujo de forma distraida mientras se toma algo en un bar. Estas en la barra, sentada en uno de esos taburetes altos, tomandote un vino o una cervecita, mientras picoteas del coctel de frutos secos que te han puesto en un platillo y de pronto te llaman por telefono. El interlocutor te dicta un numero o una direccion y ?que haces? Sacas una de esas servilletas que no absorben absolutamente ningun liquido y le pides un boligrafo al camarero para apuntar en ella lo que te estan dictando. Veo una comoda un poco mas alla, apoyada contra la pared pintada de color azul cielo. A primera vista se distingue un cepillo de cabello, del que seguramente alguno de la cientifica habra recogido algun pelo, un foulard muy bien doblado, una caja que parece un joyero, un frasco de perfume. Y pienso que ni volcando todo el contenido del perfume podriamos dejar de respirar ese olor metalico tan caracteristico de la sangre. Ese olor se mete por la nariz y tarda mucho en abandonarte, se instala en la pituitaria y se repite una y otra vez a lo largo del dia, con mucha mas intensidad al tragar saliva. Veo una foto. Es la foto de una nina sentada frente a una tarta de cumpleanos con una vela de numero. El numero es un seis. Una mujer la abraza desde la espalda y su cabello, largo, claro y brillante, cae sobre los hombros de la nina, mezclandose con el suyo. Supongo que son Eva y su madre. Estan al aire libre, parece que es el patio de una casa. Hacia un dia esplendido, se puede apreciar por la luz en la fotografia, el sol estaba alto, asi que debia ser primera hora de la tarde cuando se la sacaron. Pienso en su madre, en que tendre que llamarla para darle la noticia de la desaparicion de su hija. No sera la primera vez, tampoco la ultima, pero todas son igual de incomodas, dolorosas. --Nosotros hemos terminado aqui --dice el jefe de la cientifica. El resto de sus hombres ya han salido de la habitacion. Es un hombre enorme, debe medir cerca de dos metros y tiene algo de sobrepeso, pero su voz es suave y amable -- ?Como esta tu madre, Lujan? --Sigue igual. Eres el unico del que recuerda su nombre --miento. Les digo lo mismo a todas las personas que tienen la delicadeza de preocuparse por ella, aunque sea con una simple pregunta. Puede que ni siquiera les importe, pero se agradece el que la recuerden ya que ella no puede hacer lo mismo. Sonrie y me aprieta el hombro con una de sus manazas antes de dejarme sola en el cuarto. Sola con los fantasmas. La habitacion se vacia y el silencio se vuelve, ?como se dice?, si el silencio se vuelve atronador. Vuelvo la vista de nuevo hacia la foto y despues observo la imagen que me devuelve el espejo que tengo enfrente. Veo una mujer de cincuenta y seis anos. Una piel lechosa, con pecas que, de nina, fueron el deleite de los abusones del colegio. Veo un cabello que llega a la altura de los hombros, cobrizo, con canas brillando en las sienes, intrusas peleando por destacar entre el tinte. Un rostro que se ha ido rellenando con carne y arrugas. Veo ojeras y bolsas bajo los ojos. Si, esa soy yo. Veo a Lujan Garcia Prieto, inspectora en el cuerpo de policia de Oviedo. Veo, en resumen, que otro caso mas me esta esperando. 2. ALEJANDRA Menuda noche, vaya manera de echar agua, hacia anos que no caia una tormenta asi. Lo se porque siempre me ha gustado ver los rayos mientras me siento a salvo, como ahora tras la ventana. Cuando era una nina, mi abuelo siempre nos contaba a los nietos como le habia caido un rayo a un vecino del pueblo mientras araban la tierra. Los ojos se le enrojecian y la voz salia temblorosa de su boca, acompanada de aliento con olor a vino y queso. Decia que el rayo le habia destrozado la ropa, que el vecino habia quedado tendido en el suelo, con el cuerpo abrasado y la ropa desperdigada a su alrededor. Los nietos le escuchabamos en silencio, sobrepasados por la historia y sobre todo por las lagrimas de mi abuelo. En nuestras cabezas se dibujaba la imagen de un hombre desnudo y chamuscado. Durante la infancia tuve miedo a las tormentas. Era un miedo que al mismo tiempo me atraia. Como el vertigo que se siente al montar en una montana rusa, o el cosquilleo mientras ves una pelicula de terror. Hace anos que lo supere para disfrutar del espectaculo natural que suponen los hilos de luz que caen sin piedad sobre la tierra, como si la castigara por haber cometido algun pecado. Eva me llamaba pesada porque yo contaba aquella historia, la de mi abuelo, siempre que habia tormenta. --Pero que pesada que eres, de verdad. Superalo ya --me decia usando aquellas expresiones de adolescentes que escuchaba en la escuela o leia por las redes. Sin embargo, el haz de luz que atraveso los cristales de mi habitacion no era el de un relampago. Era sin duda la luz que proyectan los focos de un coche. Instintivamente dirigi la mirada hacia el reloj despertador que tenia sobre la mesita para, entrecerrando los ojos, comprobar que era mas de la una de la madrugada. Luca, la perra pastor que le habiamos regalado a Eva cuando cumplio ocho anos, ladro en el salon, donde tenia su cama para dormir. El viento habia cambiado de direccion y las gotas de lluvia ya no golpeaban contra los cristales de la ventana. Contuve la tentacion de abrir las hojas para inspirar el olor a tierra mojada y observe sorprendida que se encendia el farolillo de entrada de la casa del jardin. La casa que mi marido habia construido para Eva cuando ella apenas tenia dieciseis anos y reclamaba intimidad. --Yo te construyo la casa, pero tu prometes ser responsable. Su padre siempre la habia mimado y consentido. --Es una cria --habia protestado yo. --Asi aprendere a dejar de serlo --replico ella. --Asi ?como? --Asumiendo responsabilidades, como dice papa --dijo mientras se colgaba del cuello de su padre. Sabia que habia ganado la batalla, que tenia a su padre vencido. Y eso bastaba. --A ver, a ver a ver. Cierra los ojos y desealo con fuerza, con mucha fuerza, con toda tu alma. Sabes que lo que se desea con toda el alma se acaba cumpliendo --reia Benjamin, encantado con los arrumacos de su hija. --Papa --protestaba Eva--, que ya no soy una nina pequena para creer en esas milongas. Y ya se habia salido con la suya. Eva siempre se salia con la suya. Su padre, arquitecto, dibujo los planos y se ocupo de construir una pequena casa de una sola planta con una cocina que hacia las veces de sala, una habitacion y un bano minusculo. Yo la observaba entrar y salir acompanada de Nestor. Me averguenza reconocer que algunas veces llegue a asomarme a traves de los cristales para tratar de ver lo que hacian dentro, deseando descubrir algo que me diera la razon en mi postura de que aun era una cria irresponsable, pero con el paso de los meses acabe por acostumbrarme y Eva se instalo a vivir en la casita de a hecho. Luca se quedo con nosotros en la casa grande. Eva habia rogado por tener un perro, pero se habia cansado de la perrita en muy pocas semanas. Benjamin era quien se ocupaba de sus cuidados, comprarle la comida, cambiarle el agua, sacarla a pasear por el monte. Luca le adoraba. La cortina de lluvia me impedia ver quien era la persona que abria la puerta y accionaba la luz del recibidor, pero si distinguia la figura de una mujer. Regrese a la mesita de noche y tome el telefono mientras buscaba su numero entre los contactos. Al tercer pitido su voz me llego como desde otro mundo. --?Mama? ?Te he despertado? --Eva ?eres tu? ?Estas en la casa del jardin? --Si, soy yo, mama. --?Que ocurre? ?Como has venido a estas horas? Y ademas con la que esta cayendo. --No pasa nada, mama, acuestate. --Voy a verte. --No, mama, acuestate. Estoy bien, de verdad, pero estoy muy cansada y no quiero que vengas con este diluvio. Manana con calma hablamos, necesito dormir un rato. Las madres sabemos cuando nuestros hijos no estan bien, pero ademas yo tenia una ventaja, o dos: la hora que era y el tiempo que hacia. Nadie se aventuraria desde Oviedo hasta Valmilar por gusto bajo aquella lluvia torrencial, pero como buena madre tambien sabia cuando era mejor ceder. --Esta bien, carino. Manana me paso a verte. Tuve que ir hasta el salon a tranquilizar a Luca que no dejaba de ladrar. Me miraba con esos ojos grandes y cansados, su pelaje se habia poblado de canas y cada vez aspiraba mas de sus pelos de los suelos y los sofas, ya tenia doce anos y comenzo a lloriquear cuando le dije con voz firme que se callase. --Tonta, tonta, ?que pasa? Es Eva. ?Por que te asustas asi? Eres una cagona, menuda perra guardiana estas hecha. La perra se dejaba mimar, mi mano pasaba una y otra vez sobre su cabeza, entre las orejas, arrastrado pelos entre mis dedos. En cuanto daba un paso para alejarme comenzaba a aullar desesperada. Al final me la lleve al cuarto y le permiti echarse sobre la alfombra, a mi lado, como si fuese una nina pequena asustada que quisiera dormir con su madre. Algo que Eva nunca habia hecho. A Luca no se lo habia permitido mientras Benjamin estaba vivo, sin embargo, al morir el fue como si Luca se volviera mas asustadiza. Benjamin habia sido el faro que guiaba su vida, ahora tenia que acostumbrarse a su ausencia y a mis cuidados, sustituir las rutinas que mantenia con mi marido a las que yo misma mantenia. Me parecio que su vida ya se habia vuelto lo suficientemente dura como para negarle algun capricho de vez en cuando, como el dormir en la habitacion conmigo cuando se mostraba mas estresada, como ahora. Lo ultimo que vi antes de meterme en la cama y quedarme dormida, hasta que me desperto la llamada al movil, fue un rayo caer en el terreno, cerca de la casa del jardin. O quien sabe, quiza solo hubiese sido parte de un sueno, el inicio de un sueno del que seria dificil despertar.

  • Amame ahora y siempre de Priscila Serrano

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  • El mar de tus suenos de Susan Stephens

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    El apasionado beso de un desconocido desperto una pasion que no podia rechazar.

  • Princesa de los Hielos de Tea Stilton

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    Una figura encapuchada avanzaba sigilosamente por los pasillos desiertos del castillo de Arcandida. De vez en cuando, se pegaba a las paredes de hielo y aguzaba el oido: no habia ni una alma. Era temprano. Aun no habia salido el sol, y la figura tenia tiempo de sobra para hacer lo que se habia propuesto. Con paso fatigado, subio el amplio tramo de escaleras, que estaba cubierto de una suntuosa alfombra verde, y llego hasta una gran puerta doble de madera oscura. La empujo con la mano, pero solo logro abrir una rendija, apenas suficiente para colarse hasta el interior. La sala era enorme, circular y tapizada de libros por los cuatro costados. La grisura de las ultimas horas nocturnas lo envolvia todo, aunque una tremula y debil luz recorria una de las estanterias. --Senor Haldorr --llamo en voz baja la figura encapuchada. La luz se detuvo y empezo a descender hacia el suelo de marmol, que, una vez iluminado, revelo unos esplendidos motivos florales. A la luz de la vieja lampara de aceite, aparecio el rostro de Haldorr, el bibliotecario de Arcandida. Sus rasgos afilados subrayaban una expresion absorta en lejanos pensamientos. Tenia los ojos oscuros y asimetricos, y una nariz aguilena que casi le rozaba el labio superior. No obstante, su sonrisa alegre y jovial lo serenaba todo, como el sol que estaba a punto de salir. --Buenos dias, condesa Berglind --dijo Haldorr, colocando a la altura de la luz el frasco que sostenia con la otra mano--. Disculpad que os haya hecho esperar. La condesa Berglind se bajo la capucha y se acerco para ver mejor. Era una mujer anciana, con el cabello plateado recogido en un mono apretado que le adornaba la nuca como un pequeno acerico. Hacia ya tiempo que habia cumplido los setenta, pero las dificultades de la vida no habian marcado su piel, que aun era lisa y sonrosada. Solo le traicionaba la vista, que no le permitio leer la etiqueta del frasco: <>. --?Estas seguro de que esta tinta nos servira? --pregunto la anciana condesa, achicando los ojos con la esperanza de distinguir alguna letra. --Completamente, no os preocupeis --la tranquilizo el bibliotecario--. Es una tinta especial, unica, diluida con escarcha que recogi personalmente en las laderas del volcan Hekta. Es una formula muy antigua. La condesa parecia impresionada con la explicacion de Haldorr, quien abria mucho los ojos para dar mayor enfasis a sus afirmaciones. --Y lo que escribamos ?solo podra verlo el destinatario de la invitacion? -- pregunto la condesa. --Exacto. De este modo, evitaremos que las personas equivocadas lean el contenido del mensaje. --!Perfecto! Creo que ya esta todo listo. --Solo tenemos que avisar a la princesa Nives. Por un instante, la condesa parecio contrariada. Luego, agito una mano ante su rostro, como si quisiera ahuyentar algun pensamiento. --Gracias, Haldorr --dijo, sonriendo--, yo me ocupare de Nives. Ya veras, todo va a salir bien. Ademas, no podiamos hacer otra cosa: ya es hora de que mi sobrina se case. --Desde luego, condesa. Os ayudare a preparar las invitaciones. Manana, los lobos se las entregaran a las focas mensajeras, y estas cruzaran el Mar de las Travesias para llevarlas a su destino. --Muy bien. Me has sido de gran ayuda, Haldorr. La anciana se subio la capucha y salio de la biblioteca. Haldorr se quedo solo, esperando el amanecer. El primer rayo de sol entro por el ventanal de la sala, y rodeo su delgada silueta de un halo de luz rosada. Observo unos instantes la sombra proyectada a su espalda, y recordo que, cuando era nino, le encantaba crear figuras de sombra. Despues, alzo los ojos hacia la gran cupula de la biblioteca, en la que habia pintados cientos de libros, y su mirada y pensamiento se perdieron en las alturas. El dia siguiente amanecio con un sol radiante. Tras un invierno polar, el buen tiempo y la temperatura moderada infundian alegria y buen humor en los corazones de los habitantes del castillo. Con el sol bien alto en el cielo, era mas facil despertar felices y activos. En la gran cocina del segundo piso, Arla y Erla, las dos cocineras, ya ocupaban sus puestos ante los fogones, enzarzadas en una discusion acalorada. --Arla, !no insistas! Hicimos tarta de pera hace dos dias. Ahora toca de manzana --argumento Erla, con una manzana roja en la mano izquierda. --!Ni hablar, Erla! --replico su hermana, con una pera en la mano--. La haremos de pera. Arla y Erla eran hermanas, pero no se parecian en nada. Erla, la mayor, era alta y muy delgada, tanto que habia que mirarla de frente para verla. En cambio, la mas joven era todo lo contrario: bajita y regordeta, tenia la misma forma vista desde cualquier angulo. En lo que si se parecian era en el caracter: las dos eran testarudas y resueltas, nunca estaban de acuerdo y discutian por todo, hasta el ultimo detalle. --!Te digo que sera de manzana! --!Ah, no! Sera de pera, o… --?Y si haceis una tarta de pera y manzana? --sugirio una voz, por detras de ambas cocineras. --!Buenos dias, princesa Nives! -- saludaron a coro, cogidas por sorpresa. La princesa de Arcandida estaba especialmente guapa aquella manana. Su rostro dulce y palido resplandecia, y su mirada, a veces glacial, era serena y distendida. Parecia haber dormido mucho y bien. Nives correspondio al saludo de las cocineras y entro en la cocina con una hermosa sonrisa. Lucia un vestido sencillo, confeccionado en una seda especial hecha con lana. Un vestido azul noche, que llevaba con elegancia y gracia innatas, al igual que una flor luce sus petalos. Arla y Erla intercambiaron una mirada de complicidad. --?Hoy os tomais el dia libre? -- pregunto Arla, la mas chismosa de las dos, aludiendo al vestido, que no seguia las normas de etiqueta de la corte. --Voy al Gran Arbol con Gunnar --respondio la princesa. Al pensar en ello, una sonrisa veloz atraveso sus ojos claros. Le encantaba correr al galope, con Gunnar, por el hielo de su amado reino. En esa estacion, la mas benigna del ano, Nives sentia como si floreciera, y cabalgar hasta el Gran Arbol era su forma de renacer. Luego, a escondidas, apoyo sus esbeltos dedos en la mesa de la cocina, y los paso por encima del azucar glas. --!Princesa! --exclamo Erla, intentando detenerla--. !No se meten los dedos en el azucar! Pero Nives, con una mirada divertida, ya se habia llevado los dedos a los labios y se habia ensuciado hasta la punta de la nariz. --!Oh, princesa! --suspiro Arla--. !Nunca aprendereis! !Vuestra tia, la condesa, os va a reganar! --?Y quien se lo va a decir? --la reto Nives, riendo--. ?Vosotras? ?Sereis capaces de hacer que me castiguen por un poco de azucar? Las dos cocineras sonrieron, resignadas: no habia nada que hacer. La condesa Berglind y todos los demas se esforzaban por ensenarle a Nives las etiquetas y usos de corte necesarios para hacer de ella una digna reina, pero la chica eludia las normas y seguia comportandose como una nina traviesa. Sin embargo, ya no era ninguna nina, sino una joven llena de energia. --Otra cosa… --anadio con tono de desden, moviendose como una flecha entre las cocineras, con su traje de campanilla. --?Quereis decirnos algo en especial, princesa? --dijo Arla, mirando a su hermana. --?Aparte de que vais a ir con Gunnar al Gran A

  • Con la Biblia y la Parabellum de Pedro Ontoso

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    Cuando las armas callan, llega el momento de prestar atencion a las historias. Y la de este libro hasta ahora no se habia contado entera.

  • Novia Tropical (Novias del Paraiso 1) de Vicky Loebel

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    Anna Williams abrio un cuaderno de dibujo sobre el apoyabrazos del sillon para visitas y miro por la ventana mientras atardecia. --Esta nevando --le comento a su amiga, que estaba en la cama de un hospital--. Otra vez. Diane apenas echo un vistazo. --Por supuesto que esta nevando. --Oprimio un boton de forma ritmica en la pantalla de su movil--. Es febrero. Es Milwaukee. Es ley. --No creo que haya una ley sobre la nieve. --Anna dibujo la forma cuadrada de la ventana--. No conducir tu motocicleta por avenida Downer en una tormenta de nieve… Tal vez haya una ley sobre eso. --Su amiga habia tenido la suerte de salir solo con una pierna rota--. Podrias haber terminado en la carcel. --Los policias fueron muy comprensivos. Les dije que me habia quedado sin cerveza. --Conducir bajo los efectos del alcohol. Buena idea. --Un farol de la calle parpadeo en un halo de vapor. Anna lo dibujo con trazos debiles de lapiz --. Si decias que habias robado un banco, tal vez ahi habrias tenido problemas. --Ja, ja. Una serie de cables brillaban sobre el estacionamiento semivacio del hospital. Anna dibujo una linea en la hoja. >>Como sea --continuo Diane--. No les dije a los policias que habia bebido. Dije que tenia que celebrar haber ganado un lugar en Novia tropical. --Ya veo. --Anna sombreo un poco de escarcha en la cara interna del cristal de la ventana--. Mentiste. --No fue una mentira. Fue una verdad prematura. Aun queda media hora para entrar en el concurso. Eso me recuerda que tambien usaremos tu telefono para participar. --Diane estiro la mano con la palma hacia arriba--. Damelo. Anna cerro el cuaderno y entrego el movil. No le molestaba pasar la tarde con su amiga, aunque en realidad no podia darse el lujo de cancelar las clases particulares de natacion que daba. Diane habia acompanado a Anna durante dieciocho meses de examenes y cardiologos, y durante el baipas de su padre, aun despues de que ellos habian tenido que cerrar la pasteleria de la familia, lo que habia dejado a Diane sin empleo. La cirugia habia sido exitosa. Anna golpeo los nudillos sobre la madera de la silla. "Papa esta bien. Si tan solo la nieve amainara… Si tan solo la primavera llegara para que el pudiera salir y jugar unas rondas de golf…". Los medicos querian que su padre se levantara y caminase, pero el clima glacial lo mantenia en casa. --!Esta al aire! !Novia tropical! --La tablet de Diane estaba abierta en el sitio web del concurso--. Estan mostrando videos de la serie mientras eligen a las ultimas cuatro mujeres. --Tomo ambos telefonos y accedio al concurso con los pulgares. Anna se acerco a la cama con la silla. Durante tres semanas, ella y Diane habian mirado la transmision en vivo de Novia tropical, donde las mujeres hacian el ridiculo en Internet: comian insectos, llevaban pilas de cocos sobre la cabeza, luchaban por convertirse en la novia de Ryan Andersen, el atractivo soltero millonario del programa. Esa noche, Novia tropical seleccionaria a las ultimas mujeres para unirse al concurso en el Paradise Resort en las Islas Virgenes de Estados Unidos. Habria tres semanas mas de competencia y luego --suponiendo que Ryan y una de las mujeres se enamoraran--, una boda magnifica. Tap. Tap. Diane oprimio "enter" una y otra vez en ambos telefonos. Para cuando eso terminara, necesitaria cirugia en los pulgares, ademas de la de la pierna. Un video mostro a un grupo de mujeres que buceaban en jaulas rodeadas de tiburones. Anna fruncio el ceno, pero no pudo resistir la vista del agua cristalina y de los peces de colores. Las palmeras se mecian suavemente detras de Bobbie, la sofisticada conductora, y casi podia sentir la suave brisa tropical. El video termino. Aparecio un mensaje que anunciaba la primera de las ultimas concursantes. Anna debia admitir que era buena publicidad sumar mujeres mientras el programa estaba en curso. Contuvo la respiracion. Nada ocurrio. Anna suspiro con suavidad. --Esos policias volveran para arrestarte --le comento a Diane--. De todas maneras, no se por que te inscribes. No puedes competir con una pierna rota. --Es el destino. --Su amiga volvio a oprimir letras--. Tengo un presentimiento. Los presentimientos de Diane habian perdido la loteria de Wisconsin ciento setenta y seis veces seguidas. Miraron un video de mujeres en bikini que se desplazaban, al estilo Tarzan, de arbol en arbol, y luego otro que involucraba un frisbee y mucha locion bronceadora. No eran todas hermosas. No se podia esperar eso en un programa que seleccionaba inscripciones al azar. Pero hasta las menos atractivas se veian notablemente distinguidas. Los nombres de dos participantes mas fueron enviados por mensaje de texto. >>Ademas --argumento Diane--, podriamos ganar en tu movil. Piensa en el sol, en la arena, en que puedes llevar a tu propio estilista. Imagina lo bien que le haria un campo de golf tropical a tu padre. Anna imagino a su padre fuerte y bronceado, tal como habia estado dos anos atras, en lugar de la sombra irritable que habia pasado el invierno caminando de un lado al otro detras de la ventana de la sala de estar. >>Hace veintisiete grados en el Caribe --senalo Diane--. Todo el ano. Anna fruncio el ceno ante la nieve que caia. >>Y, si Ryan Andersen no elige una novia, la ganadora del concurso se lleva veinticinco mil dolares. Apuesto a que por eso enfrentarias a unos cuantos tiburones desde una jaula. --Enfrentaria a unos cuantos fuera de la jaula. --Veinticinco mil dolares pagarian muchas cuentas--. Aunque seria preferible hacerlo en la arena. Un video mostraba a mujeres que armaban un vestido con algas y con cascaras de banana. El concurso selecciono a la ultima participante. El telefono sono. --!Oh, cielos! --exclamo Diane. --No es gracioso. Al sonido original le siguio medio tono de llamado. Diane dio un salto de entusiasmo y luego se agarro el yeso con un gesto de dolor. --!Si! !Au! !Si! En el sitio web de Novia tropical, un Ryan Andersen en diferido pregunto: "?Esta mi futura novia en Milwaukee?". >>!Manana! --Diane hablaba efusivamente por telefono--. Cinco de la manana. Aeropuerto internacional Mitchell. Sin duda. !Gracias! La llamada finalizo. El movil volvio a sonar con una seguidilla de mensajes de texto. --!No puedes ir! --objeto Anna--. !No puedes competir con una pierna rota! Diane sonrio. --Dame mi bolso. Anna se inclino y abrio un cajon. --No te ayudare a escaparte del hospital. --Le paso el bolso a su amiga --. !Acabas de pasar por una cirugia! Diane saco cuatro billetes de veinte dolares. --Es todo el efectivo que tengo. Pero el Paradise Resort tiene todo incluido, asi que estaras bien. --?De que hablas? Diane coloco el dinero en manos de Anna. --Si necesitas… ?Que estoy diciendo? Nada de "Si…". --Saco las llaves de su departamento--. Pasa por casa y recoge algo de ropa. Lleva las sandalias doradas. Te quedan de maravilla. ?Estaba loca? Por un instante, Anna imagino que llevaba a su padre de vacaciones, pero luego se cruzo de brazos y sacudio la cabeza. --No puedo hacerme pasar por ti. !Es fraude! --?Quien dijo algo sobre eso? --Diane levanto el movil. Por primera vez, Anna se dio cuenta de que aparato habia sido el utilizado--. Tu fuiste la elegida. --No es posible. --Anna se sintio mareada. --Si, lo es --respondio Diane--. Y asi fue. Y faltan apenas doce horas para el vuelo. !Asi que largate de mi habitacion de hospital, ve a casa y dile a tu padre que empaque! Una catarata de sonidos salio del telefono. Anna leyo mensajes que confirmaban los boletos y le explicaban como llegar a las Islas Virgenes de Estados Unidos. Le permitian llevar un estilista personal, con todos los gastos pagos, y todas las maletas que quisiera. --Cielo santo. --Anna no estaba segura de tener una maleta--. No puedo creerlo. --No tenia ningun interes en aparecer en un reality show en Internet, mucho menos en ganarse un esposo rico. Sin embargo… Anna levanto la vista. Por la ventana del hospital se veia una noche llena de nieve. "Papa necesita vacaciones"--. Parece que me voy al Caribe. --No me digas, Sherlock. !Ahora, muevete! Anna se acerco despacio a la puerta, con los ochenta dolares de Diane. --Gracias por esto. --Entre las facturas medicas de su padre y los gastos mensuales, lo unico que Anna podia obtener de un cajero automatico era una carcajada--. Te lo devolvere. --Se que lo haras --remarco Diane con una sonrisa--. Porque, cuando seas rica, !reabriras la pasteleria de tu padre y triplicaras mi sueldo!

  • El sentido de un final de Julian Barnes

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    Recuerdo, sin un orden concreto: – la reluciente cara interior de una muneca; – el vapor que sube de un fregadero mojado cuando jocosamente se introduce en el una sarten caliente; – gotas de esperma alrededor de un desague, antes de que las engullan las largas tuberias de la casa; – un rio que fluye absurdamente cauce arriba y los rayos de media docena de linternas que lo persiguen e iluminan su chapoteo y sus ondas; – otro rio, ancho y gris, y el viento recio que agita su superficie y encubre la direccion de su flujo; – agua de banera que se ha enfriado hace mucho detras de una puerta cerrada con llave. Esto ultimo no lo vi realmente, pero lo que acabas recordando no es siempre lo mismo que lo que has presenciado. Vivimos en el tiempo --nos contiene y nos moldea--, pero nunca he creido comprenderlo muy bien. Y no me refiero a las teorias sobre como se desvia y se desdobla, o a que pueda existir en otro lugar en versiones paralelas. No, me refiero al tiempo ordinario, cotidiano, que los relojes de pared y de pulsera nos aseguran que transcurre regularmente: tictac, clic-cloc. ?Hay algo mas verosimil que una segunda aguja? Y, sin embargo, el placer o el dolor mas nimio basta para ensenarnos la maleabilidad del tiempo. Algunas emociones lo aceleran, otras lo enlentecen; de vez en cuando parece que no fluye, hasta el punto final en que desaparece de verdad y nunca vuelve. No me interesa mucho mi epoca escolar y no la anoro. Pero el colegio es donde comenzo todo y tengo que remontarme brevemente hasta unos incidentes que se han convertido en anecdotas, hasta algunos recuerdos aproximativos que el tiempo ha deformado y transformado en certeza. Aunque ya no tengo la seguridad de que algunos sucesos fueran reales, al menos recuerdo con claridad las impresiones que dejaron. Es lo mas lejos que llego. Eramos tres y el fue el cuarto. No esperabamos anadir a nadie mas a nuestro apretado trio: desde mucho antes habia habido camarillas y emparejamientos, y ya empezabamos a imaginar nuestra huida del colegio al mundo. Se llamaba Adrian Finn y era un chico alto y timido que al principio mantenia los ojos bajos y no decia lo que pensaba. Los primeros dias apenas nos fijamos en el: en nuestro colegio no se hacian ceremonias de bienvenida y no digamos lo opuesto, la iniciacion punitiva. Simplemente tomamos nota de su presencia y aguardamos. Los profesores se interesaron mas por Adrian que nosotros. Tenian que valorar su inteligencia y su sentido de la disciplina, comprobar si hasta entonces habia recibido una buena instruccion y si demostraria ser <>. La tercera manana de aquel trimestre de otono tuvimos una clase de historia con Old Joe Hunt, un profesor amablemente ironico que vestia un terno completo y cuyo sistema de control dependia de su capacidad de mantener un aburrimiento suficiente pero no excesivo. --Bien... Recordareis que os pedi que hicierais una lectura preliminar sobre el reinado de Enrique VIII. Colin, Alex y yo nos miramos de reojo, confiando en que la pregunta, lanzada como la cana de un pescador, no nos aterrizara encima. --?Alguno quiere caracterizar la epoca? --Saco su propia conclusion al ver que mirabamos hacia otro lado--. Bueno, quiza Marshall. ?Como describirias el reinado de Enrique VIII? Nuestro alivio fue mayor que nuestra curiosidad, porque Marshall era un ignorante cauteloso que carecia de la inventiva de la autentica ignorancia. Busco posibles complejidades ocultas en la pregunta antes de encontrar una respuesta. --Habia descontento, senor. Una incipiente sonrisita apenas controlada; el propio Hunt casi sonrio. --?Podrias ser mas preciso? Marshall asintio lentamente, reflexiono un poco mas y decidio que no era momento de cautelas. --Yo diria que habia un gran descontento, senor. --Finn, entonces. ?Tienes nociones sobre ese periodo? El nuevo estaba sentado una fila delante de mi y a mi izquierda. No habia reaccionado de un modo visible a las idioteces de Marshall. --La verdad, me temo que no, senor. Pero hay una corriente de pensamiento segun la cual lo unico que se puede decir realmente de cualquier suceso historico, incluso, por ejemplo, de la Primera Guerra Mundial, es que <>. --?Ah, si, en serio? Bueno, eso me dejaria sin trabajo, ?no? Tras algunas risas aduladoras, Old Joe Hunt indulto nuestra festiva holganza y nos ilustro sobre el carnicero regio y poligamo. En la pausa siguiente me acerque a Finn. --Soy Tony Webster. --El me miro con prevencion--. Una gran respuesta a Hunt. --Parecia que no sabia de que le estaba hablando--. Lo de <>. --Oh. Si. Me ha decepcionado un poco que no lo haya suscrito. Esto no era lo que se esperaba que dijera. Otro detalle que recuerdo es que nosotros tres, como simbolo de nuestra union, llevabamos la esfera del reloj en la cara interior de la muneca. Era una afectacion, desde luego, pero tal vez algo mas. Convertia el tiempo en una cosa personal, hasta secreta. Esperabamos que Finn advirtiera esta costumbre y la imitara; pero no lo hizo. Mas tarde, aquel mismo dia --o puede que otro dia--, tuvimos una clase doble de ingles con Phil Dixon, un joven profesor recien salido de Cambridge. Le gustaba utilizar textos contemporaneos y lanzaba desafios repentinos. <>. Una vez comparo a un heroe de Shakespeare con Kirk Douglas en Espartaco. Y recuerdo que un dia en que estabamos hablando de la poesia de Ted Hughes, ladeo la cabeza de modo profesoral y murmuro: <>. En ocasiones, al dirigirse a nosotros, nos llamaba <>. Por supuesto, le adorabamos. Aquella tarde nos entrego un poema sin titulo, fecha ni nombre del autor, nos dio diez minutos para estudiarlo y luego nos pidio comentarios. --?Empezamos por ti, Finn? Sencillamente, ?de que te parece que trata el poema? Adrian levanto la vista de su pupitre. --De Eros y Tanatos, senor. --Hum. Sigue. --Del sexo y la muerte --prosiguio Finn, como si no solo no entendieran griego los zoquetes de la ultima fila--. O del amor y la muerte, si lo prefiere. En cualquier caso, del conflicto que enfrenta el principio erotico con el principio de muerte. Y lo que se deriva de ese conflicto, senor. Es probable que yo pareciese mas impresionado de lo que Dixon consideraba saludable. --Webster, aclaranos mas. --Yo pensaba que solo era un poema sobre una lechuza, senor. En esto consistia una de las diferencias entre nosotros tres y nuestro nuevo amigo. Nosotros sobre todo nos cachondeabamos, excepto cuando hablabamos en serio. El hablaba sobre todo en serio, menos cuando se cachondeaba. Nos costo un tiempo entenderlo.

  • Mujeres que compran flores, Vanessa Montfort de Vanessa Montfort

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  • Todas las benditas decisiones (Everlasting Wound 2) de May Boeken

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    Despues de la ruptura con Gary, Rebeka se refugia en casa de su hermano en Hallerburg, Alemania, para reorientar su vida e intentar olvidar cuanto antes al rockero norirlandes. Se siente perdida, herida y cabreada. Lo echa mucho de menos, pero se niega a recular e intentar arreglar las cosas con el.
    A base de juergas en el Rocco’s -un peculiar bar ilegal-, los cuestionables consejos de su amiga Ana y una nueva amistad con su vecino Daniel -un especimen germano guapo a rabiar-, consigue recuperar el rumbo. Pero lo que tiene el amor es que viene sin avisar y a veces llega sin llamar.
    ?Su relacion con Daniel se convertira en amistad-algo-mas? ?O existiran las casualidades cosmicas y volvera a aparecer Gary en su vida?

  • De joyas y guerreros de Andrea Luna

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    Todos buscamos algo. De alguna manera, a
    veces La busqueda se convierte en la esencia de
    nuestras vidas. ?Que buscas? ?Que harias para tenerlo contigo al fin?
    ?Y si buscaras el amor de tu vida, perdido en los
    confines dei fiempi? ?Que harias para que el
    reencuentro se produzca? ?En quien conliarias?
    Dicen que si dos almas estan destinadas a
    encontrarse ni el Universo podra contra su fuerza
    de atraccion…
    Para Leonor y William implicara reunirse
    atravesando mas de tres siglos de separacion.
    Una venganza extrema a finales dei siglo XVII
    llevara al joven caballero ingles a una busqueda
    imposible en la Patagonia Argentina dei siglo
    XXI. ?Podran Julian Sinclair, un esceptico
    investigador, y Pedro Nampelkan, un mapuche
    exiliado, ayudarlos contra una magia tan
    poderosa? Comienza a descubrir el poder de la
    Patagonia magica…

  • Despedida a la francesa de Patrick Dewitt

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    -Todo lo bueno llega a su fin -sentencio Frances Price. Era una mujer adinerada y rutilante de sesenta y cinco anos y se estaba poniendo los guantes negros de cabritilla en los escalones de un edificio de piedra rojiza del Upper East Side de Nueva York. Su hijo, Malcolm, de treinta y dos anos, esperaba cerca de ella, con su habitual aire mohino y desalinado. Era un anochecer de finales del otono; las ventanas del edificio estaban iluminadas y se oia un piano; en el interior de la casa se estaba celebrando una fiesta elegante. Frances le estaba explicando el motivo de su temprana retirada a otra dama igualmente rica pero menos rutilante, la anfitriona. Su nombre carece de importancia. La mujer se mostraba apenada. -?Seguro que os teneis que marchar? ?Tan mal esta la cosa? -Segun el veterinario, ya es solo cuestion de horas -aseguro Frances-. Es una pena. Estabamos disfrutando de esta deliciosa velada. -?En serio? -pregunto esperanzada la anfitriona. -Una velada deliciosa. Y detesto tener que marcharme. Pero parece que estamos ante una verdadera emergencia, ?y que puede hacer una en estos casos? La anfitriona medito la respuesta. -Nada -acabo admitiendo. Se hizo un silencio; para espanto de Frances, la anfitriona se abalanzo sobre ella y la abrazo-. Siempre te he admirado tanto -le susurro. -Malcolm -llamo Frances. -De hecho, me impones. ?Soy muy boba por sentirme asi? -Malcolm, Malcolm. A Malcolm la anfitriona le resulto manejable; la despego de su madre, le tomo la mano y se la estrecho. Ella miro desconcertada su propia mano moviendose arriba y abajo. Habia bebido dos copas de mas y no llevaba en el estomago mas que un viscoso pate. Volvio a meterse en su casa y Malcolm tiro de Frances para que bajase los escalones hasta la acera. Pasaron ante la limusina que les esperaba y se sentaron en un banco a veinte metros de la casa, ya que no habia ni emergencia, ni veterinario, y al gato, ese estrafalario vejestorio llamado Pequeno Frank, no le pasaba nada, que ellos supieran. Frances encendio un cigarrillo con el encendedor de oro. Adoraba este encendedor por su equilibrado peso y por el elegante !clic! que hacia en el momento de la ignicion. Senalo con el cigarrillo encendido a la anfitriona, a la que ahora se veia tras la ventana del piso superior conversando con uno de sus invitados. Frances nego con la cabeza y sentencio: -Nacida para aburrir. Malcolm estaba examinando una de las fotografias enmarcadas que habia robado del dormitorio de la anfitriona. -Esta borracha. Con suerte ni se acordara manana por la manana. -Si lo hace, nos mandara flores. -Frances cogio la fotografia, un retrato de estudio reciente de la anfitriona. En el posaba con la cabeza un poco echada hacia atras, la boca entreabierta y una desbordante felicidad en la mirada. Frances paso el dedo por el ornamentado marco-. ?Es de jade? -Creo que si -dijo Malcolm. -Es muy bonito -dijo, y se lo devolvio a Malcolm. El lo abrio, saco la foto, la doblo en cuatro y la tiro a la papelera que habia junto al banco. Volvio a guardarse el marco en el bolsillo del abrigo y retomo el analisis de la fiesta y se centro en un tipo madurito con una faja que le envolvia la prominente barriga. -Ese hombre era una suerte de embajador. -Si, y si esas charreteras que llevaba pudieran hablar… -?Hablaste con su mujer? Frances asintio y dijo: -Una dentadura de hombre en una boca infantil. Tuve que apartar la mirada. -Dio un golpecito con el dedo al cigarrillo para que la ceniza cayese en la acera. -?Y ahora este que quiere? -dijo Malcolm. Un vagabundo se les acerco y se planto ante ellos. Los ojos le brillaban por efecto del alcohol y les pregunto con tono animado: -Amigos, ?teneis una moneda? Malcolm estaba ya a punto de ahuyentar al tipo con un gesto de firmeza, pero Frances lo agarro del brazo. -Es posible que si -dijo-. Pero ?podemos preguntarte para que quieres el dinero? -Oh, ya sabe. -El individuo alzo y dejo caer los brazos-. Para ir tirando. -?Puedes ser mas concreto? -Pues, si quiere saberlo, la verdad es que me gustaria beber un poco de vino. Permanecio balanceandose ante Frances, que le pregunto con tono de confidencia: -?Es posible que ya te hayas tomado alguna copa esta noche? -Me he entonado un poco, si -admitio el tipo. -?Y eso que significa? -Que ya me he tomado una copa, pero me apeteceria otra. A Frances le gusto la sinceridad de la respuesta. -?Como te llamas? -Dan. -?Puedo llamarte Daniel? -Si quiere… -Dime, Daniel, ?cual es tu marca de vino favorita? -Senora, me puedo beber cualquier cosa liquida. Pero me gusta el Three Roses. -?Y cuanto cuesta una botella de Three Roses? -Cinco pavos la botella. Ocho la garrafa de un galon. -Se encogio de hombros, como para dar a entender que un galon era la opcion mas ventajosa. -?Y que te comprarias si te diese veinte dolares? -Veinte dolares -repitio Dan, y resoplo-. Con veinte dolares podria comprar dos galones de Three Roses y un frankfurt. -Se palmeo el bolsillo-. Ya tengo cigarrillos. -?Entonces con veinte dolares te apanarias bien? -Oh, de maravilla. -?Y adonde te llevarias todo eso? ?A tu habitacion? Dan entrecerro los ojos. Estaba imaginando mentalmente la situacion. -La salchicha me la comere nada mas comprarla. El vino y los cigarrillos me los llevare al parque. La mayoria de las noches duermo alli. -?En que parte del parque? -Debajo de un arbusto. -?Un arbusto en concreto? -Mi experimento…, mi experiencia me dice que todos los arbustos son iguales. Frances le sonrio con dulzura a Dan. -Muy bien -le dijo-. Asi que te echaras bajo un arbusto en el parque, te fumaras los cigarrillos y te beberas el vino tinto. -Si. -Mientras contemplas las estrellas. -?Por que no? -?Te vas a beber los dos galones en una noche? -quiso saber Frances. -Si, desde luego. -?Y por la manana no tendras una resaca de campeonato? -Las mananas son para eso, senora. Lo dijo sin intencion jocosa alguna, y Frances penso que las mananas de Dan debian de ser horripilantes. Conmovida, abrio el monedero y saco un billete de veinte. Dan lo cogio, un escalofrio le recorrio el cuerpo de pies a cabeza y se largo con una rapidez inusitada. Se les acerco un policia uniformado, que lanzo una mirada despectiva a Dan mientras se escabullia. -Espero que ese tipo no les estuviese importunando. -?Quien, Daniel? -dijo Frances-. Para nada. Es amigo nuestro. -Me ha parecido que les estaba pidiendo dinero. Frances miro con frialdad al agente. -De hecho, le estaba pagando lo que le debia. Deberia haberle pagado hace mucho, pero Dan ha tenido mucha paciencia conmigo. Doy gracias a Dios de que existan hombres como el. Aunque eso a usted que le importa. -Alzo el encendedor y lo prendio: !clic! La llama, gruesa y con la base azul, se interpuso entre ellos como una frontera. El poli se sintio rechazado y siguio su camino, murmurando lamentos para si mismo. Frances se volvio hacia Malcolm y dio una palmada con ambas manos para celebrar el desenlace de la situacion. No les gustaban los polis, no les gustaba nadie que representase la autoridad. -?Ya te has quedado a gusto? -pregunto Malcolm. -Pues si -respondio Frances. Mientras se dirigian a la limusina, cogio a Malcolm del brazo con un gesto carinoso muy tipico de ella. -A casa -le ordeno al chofer. El lujoso apartamento de dos plantas estaba a oscuras y parecia un museo a deshoras. La cocinera les habia dejado un asado en el horno; Malcolm sirvio dos raciones y cenaron en silencio, que no era lo habitual, pero ambos estaban ensimismados en sus propios problemas. Malcolm estaba inquieto por Susan, su novia. Llevaban varios dias sin verse, y la ultima vez que habian hablado ella se habia dirigido a el de un modo rudo y vulgar. La preocupacion de Frances era de tipo existencial; ultimamente no se quitaba de encima una sensacion de intranquilidad, como si alguien tirase de ella hacia las profundidades. Pequeno Frank, ya decrepito por su avanzada edad, trepo a la mesa y se sento ante Frances. Ella y el gato se miraron a los ojos. Frances encendio un cigarrillo y exhalo una bocanada de humo directa a los ojos del animal. Este hizo una mueca y salio de la habitacion. -?Que plan tenemos para manana? -pregunto Malcolm.

  • Te encontrare de Raquel Antunez

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    Alexia es jueza de lo penal y cuando culmina el caso criminal mas importante de toda su carrera, sabe que debe replantearse toda su vida. La separacion de su marido no sera facil, asi que decide liarse la manta a la cabeza y marcharse al pueblo donde se crio, en Costamata de Gradec. Pero alli, lejos de paz y tranquilidad, le espera un duro golpe. De forma inesperada, Irache, su ahijada, desaparece sin dejar rastro.
    En la investigacion Alexia se ve envuelta en una voragine de sucesos. Por suerte, se reencuentra con Samuel, un viejo amigo que calara hondo en su corazon y sera su apoyo en este caso.
    Entre las paginas de Te encontrare se esconde el amor en todos sus estados: puro, enfermizo, eterno, platonico, imposible, robado, desgarrador, que nace, que muere. ?te atreves a encontrarlo?

  • La luz tras la ventana de Lucinda Riley

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  • No te atrevas a dejarme de Kris O'coneill

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    Exigente, alocada y sumamente sensual, asi es Blanca. Una Sexologa con un pasado que ha hecho de ella lo que es, una mujer fuerte, que sabe lo que quiere y cuando lo quiere, principalmente en el ambito sexual.
    Una fotografia marco un antes y un despues entre ella y el guapo dueno de un Sex Shop, pero tambien hay algo mucho mas fuerte que siempre los ha unido, ?o no?
    Blanca no cree en el amor y por eso no esta dispuesta a decirle a nadie “No te atrevas a dejarme” porque ahora la que deja, exige y domina es ella y nadie mas.
    Adictiva, ardiente y divertida como ella misma, asi es esta historia

  • Tormenta cerebral de Daniel J. Siegel

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    Entre los doce y los veinticuatro anos el cerebro se transforma de manera decisiva y, con frecuencia, complicada. En Tormenta cerebral, Daniel Siegel, el reconocido psiquiatra y autor de exitos editoriales como El cerebro del nino, desmantela una serie de mitos populares sobre la adolescencia --por ejemplo, que es una simple fase de <> llena de comportamientos a menudo <>-- para descubrir como, en realidad, es una etapa transcendental de nuestras vidas a la hora de trazar la trayectoria del adulto que acabaremos siendo.

  • La sospecha de Fiona Barton

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    Cuando dos jovenes britanicas desaparecen en su ano sabatico en Tailandia, su caso pasa a copar el foco de la atencion mediatica internacional. La periodista Kate Waters esta lista para informar sobre la historia: como siempre, quiere ser la primera en conseguir la exclusiva y descubrir la verdad, y esta vez no sera una excepcion. Sin embargo, a medida que se van conociendo mas detalles de la investigacion, Kate no puede dejar de pensar en su propio hijo, a quien no ha visto en dos anos.

  • Un lugar donde olvidarte de J. De La Rosa

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    Era una sensacion tactil. Como un recuerdo de la infancia. Algo que fluia como la arena entre los dedos. O como una tela tan suave que se desgarra solo con tocarla. Era el principio de algo. O el fin de todo. No estaba muy segura. Un camino. Un hombre. Un objeto perdido. Elena se removio inquieta, mientras sus suenos continuaban torturandola. Ahora era mas nitido. Alguien la llamaba con una voz familiar, con un apodo que no reconocia. Y ella sentia miedo. A despertar. A ver que lo que habia al otro lado fuera incierto. Un espejismo de algo hermoso. Un recuerdo roto por amor. De nuevo la voz. De nuevo su nombre en labios de un extrano. Abrio los ojos. Y todo comenzo. Capitulo 1 --Le atendera enseguida --dijo la enfermera desde el mostrador, dedicandole una sonrisa tranquilizadora. Elena se sobresalto, pues estaba tan concentrada observando la fotografia que colgaba de la pared que su cabeza habia abandonado la sala de espera hacia un buen rato. Se lo agradecio a la enfermera con un gesto de la mano y volvio a aquella imagen de colores rabiosos que habia conseguido captar toda su atencion. Representaba una pequena casa en la playa. Era apenas un cuadrado de muros encalados y techos de hojas secas, con una ventana que se abria al oceano. Se alzaba casi al pie de la arena, tan cerca del agua que se podria pensar que en las grandes mareas de septiembre el mar entraria bajo los muros encharcandolo todo. Era una imagen serena, pero a la vez llena de vida. Casi se podia sentir el calor sofocante de una tarde de verano, donde la arena se convertia en una parrilla ardiente llena de conchas de mar. Pero lo que de verdad la tenia arrobada de aquella fotografia era su familiaridad. Estaba segura de que conocia aquella casa, aquella playa de arena fina y luz deslumbrante. Y si no fuera asi... al menos era un sitio que necesitaba visitar. --?Sabe donde fue tomada esta imagen? --le pregunto a la enfermera. La mujer levanto la vista del ordenador y la miro sin comprender. Tardo un instante en darse cuenta de a que se referia. --Lleva ahi mucho tiempo. --La luz parece que emana del agua. Es sorprendente. --?Por que me lo pregunta? Ni ella misma sabia la razon. --Simple curiosidad. Por cierto... ?como es el doctor? La enfermera volvio a sonreirle de aquella manera maternal. --Un hombre del que usted se enamoraria. Al menos eso dicen todas sus pacientes. Elena sintio que se ruborizaba. No era precisamente eso lo que le habia preguntado. --Vaya, lo dice usted con mucha seguridad, pero me referia a si es un profesional con quien se pueda hablar con sinceridad. --Es el mejor --respondio la enfermera con absoluta seguridad --, no le quepa duda. Y ahora pase. Ya la esta esperando. Elena volvio a agradecerselo y se puso de pie. Por un momento se sintio insegura. Aquella cita era algo que habia temido desde que se la dieron. Dependian demasiadas cosas de su diagnostico y casi podria decirse que su vida tomaria un camino u otro segun lo que le dijera el doctor. Se aliso la falda, respiro hondo y, decidida, atraveso la puerta de la consulta. No tenia el aspecto de otras muchas que habia visitado. Las paredes estaban cubiertas de fotografias a color en vez de engolados diplomas medicos. Habia un sofa de piel marron, y una mesa baja donde se apilaban libros de viaje. Una alfombra marroqui de vivos colores y una estanteria repleta de libros cuyos lomos decian que ninguno trataba sobre medicina. Solo al fondo, en el angulo mas discreto, estaba la mesa, y tras ella el doctor. Se habia puesto de pie en cuanto la habia visto entrar y habia salido de su refugio para recibirla. Elena tuvo que admitir que la enfermera tenia razon, aquel hombre era alguien de quien ella se enamoraria sin ningun problema. Era alto y robusto. A pesar de la bata blanca se podia distinguir una espalda ancha y unos brazos moldeados. Por debajo asomaban unos pantalones oscuros, al igual que el cuello se despejaba en una camisa tan blanca como la bata, ligeramente abierta en la embocadura. Tenia la piel tostada, que a esa altura del otono indicaba que le gustaba la vida al aire libre, quiza los deportes, porque estaba en muy buena forma. Llevaba el cabello muy corto, casi rapado, aun asi se apreciaba abundante y de color oscuro. Quiza hoy no se habia afeitado y la barba era una sombra tupida alrededor del menton, solo cortada por una ligera cicatriz que le dividia la barbilla en el lado derecho. La boca firme, marcada por una expresion dura, incluso desdenosa.

  • Blind (Corazones amargos 2) de B. E. Raya

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    El detective Kai Wilson, vive por y para su trabajo, solo necesitaba dos cosas para sentirse satisfecho, atrapar criminales y tener un amante ocasional para quemar calorias. El no era de los que se comprometian o creian en nada mas que el sexo. Amaba su solteria y no pensaba jamas renunciar a ella.

  • El dice. Ella dice de Erin Kelly

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    Kit y Laura son la joven pareja perfecta, unidos por su amor a los eclipses y su deseo de viajar por el mundo para ser testigos de estos fenomenos naturales. En el silencio, tras un eclipse de sol, en un festival en Cornwall, Laura es testigo de una agresion sexual. Ella y su novio Kit llaman a la policia, y meses despues ambos declararan en el juicio. En ese momento cuatro vidas cambiaran para siempre.

  • Un olivo entre trigales de Angeles Castillo Caballero

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    En ciertos momentos de nuestra vida, todos solemos tener la ilusion de que manejamos las riendas de la misma a nuestro antojo. Es entonces cuando el destino se hace presente, desatando su furia sobre nosotros, encabritando nuestra montura que huye despavorida hacia el abismo, para demostrarnos hasta que punto estabamos equivocados. Solo los mas fuertes de espiritu son capaces de aguantar sus envites, reconociendo el nuevo sendero y redirigiendo el rumbo. Encorsetada por los condicionamientos morales de su tiempo, la existencia de Isabel, una joven nacida en 1837, ha comenzado a tambalearse. Hija de un poderoso terrateniente jienense, se vera obligada a convivir con unos labradores a los que quedara eternamente agradecida y a quienes permanecera ligado su porvenir. Tambien la vida de Antonio, un bibliotecario de la epoca actual, se ha visto convulsionada por acontecimientos ajenos a su voluntad. Mientras intenta salir de una reciente crisis personal coincidira con una companera de trabajo con la que congeniara muy bien, una universitaria en practicas que se encuentra investigando la situacion de la mujer en el pasado. Juntos nos introduciran en la cotidianeidad de las gentes del sureste espanol durante la segunda mitad del XIX. A traves de la tecnica del flashback, combinando matices de novela historica, etnologica y de intriga, se van entrelazando las diferentes tramas para descubrir la conexion existente entre los distintos personajes, escenarios y periodos historicos.

  • La humanidad dividida de John Scalzi

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    El teniente Harry Wilson tiene una mision imposible: ayudar a proteger la union de las colonias humanas ante una terrible revelacion. Conseguir la supervivencia de la Union Colonial requerira toda la astucia politica y sutileza que sus diplomaticos sean capaces de reunir. En paralelo, Harry y sus chicos formaran un <> encargado de enfrentarse a lo inesperado.

  • 4 Horizontal de Anna Casanovas

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    Amanda salio de la revista media hora mas tarde que de costumbre. Sam estaba un poco saturado de trabajo: Gabriel seguia en Barcelona, el y Agata habian hecho las paces y no regresarian a Londres hasta la siguiente semana. Se alegraba mucho por ellos; Gabriel se merecia ser feliz y la espanola, ademas de conquistar a uno de sus mejores amigos, era una chica fantastica a la que tambien echaba de menos. Se dirigio hacia el metro y bajo las escaleras silbando. La semana habia empezado bien e iban recuperando la normalidad poco a poco. Los ultimos meses habian sido una locura y Amanda, como secretaria de Sam, el director de la revista, habia ido de craneo e incluso habia llegado a temer que The Whiteboard cerrara para siempre. La publicacion habia vivido momentos muy criticos cuando articulos aun por publicar habian aparecido impresos en la competencia. Afortunadamente, Sam y Gabriel supieron reaccionar a tiempo y pocos dias atras habian atrapado al ladron. Por fin habia vuelto la calma, aunque debido a la ausencia de su mano derecha y redactor estrella, Gabriel, Sam seguia muy liado y hoy la habia retenido alli mas de lo habitual, pero no le importaba, tampoco tenia a nadie esperandola en casa. La puerta del vagon se detuvo justo delante de ella y Amanda entro y se sento en el extremo de uno de los bancos, pegada a la salida. Se coloco el bolso encima del regazo y saco el periodico; ahora empezaba uno de los mejores momentos del dia: el crucigrama. Le encantaba resolver crucigramas; se habia aficionado a ello de pequena, cuando su padre la retaba a que los terminara antes que el y, si lo lograba, le daba una piruleta. Por aquel entonces una piruleta, de esas rojas color sangre, era el mayor de los tesoros, sobre todo teniendo en cuenta que su madre era dentista y le tenia prohibido comer caramelos. El trayecto hasta su pequeno apartamento duraba media hora, ocho paradas encerrada en un metro abarrotado, pero asi tenia tiempo para resolver el crucigrama entero y, para seguir con la tradicion, comprarse una piruleta en el quiosco que habia al salir. El altavoz anuncio su estacion y a Amanda aun le faltaban un par de palabras. Bueno, aquel dia no lo habia logrado. Guardo el boligrafo y se puso de pie. Las puertas se abrieron. -Madagascar. Al escuchar la voz, Amanda se giro y vio a un chico mirandola. -?Perdon? El metro empezo a pitar para anunciar su salida. -Once vertical -dijo el con una sonrisa-. Madagascar. (c) 2008 Este relato no podra ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del propietario. Todos los derechos reservados. 1 4 HORIZONTAL: ROMA AL REVES Anna Casanovas Las puertas se cerraron a la vez que el le guinaba el ojo. Atonita, Amanda miro su periodico. <<11 vertical: Nacion insular situada en el Oceano Indico, frente la costa sudeste del continente africano, a la altura de Mozambique.>> -Madagascar -pronuncio en voz alta para si misma, mientras recuperaba el boligrafo alli mismo para escribirlo. Ahora solo le faltaba una palabra. Desvio la mirada para releer la otra definicion y, ahora si, dio con la respuesta. Habia acabado el crucigrama. Camino contenta hacia el quiosco y sin cuestionarselo demasiado, compro no una sino dos piruletas: una para ella y otra para su misterioso, y demasiado atractivo para ser real, ayudante. A pesar de que estaba convencida de que era imposible que volviera a verlo, Amanda se guardo el caramelo en un bolsillo del bolso, por si acaso. Entro en su casa, se quito los zapatos (usar tacones era uno de sus pocos vicios) y fue a la cocina para ver que podia prepararse para cenar. Las opciones se reducian a dos: leche con galletas o lasana congelada. Opto por la lasana, e incluso se premio con una copa de vino. Estaba contenta: el hermano listo de Brad Pitt -habia decidido llamar asi al chico del metro, pues tenia unos rasgos similares a los del actor pero con gafas y el pelo mas desalinado- le habia guinado el ojo. A ella. A Amanda Sole, castana, de metro y medio y con una figura con demasiadas curvas para los canones actuales. De pequena le habia preocupado, ahora ya no; habia pasado de <> a <>. No se enganaba a si misma, no era Monica Belluci ni Sophia Loren, pero habia aprendido a vestirse y sabia sacarse partido... aunque a veces tenia ganas de gritarles a ese monton de sacos de huesos que poblaban la capital britanica que se fueran al infierno. <> Y ella pecaba… Pero bueno, ahora, con veintiseis anos, y despues de varias dietas fallidas y sesiones maratonianas en el gimnasio, habia aprendido a quererse a si misma y era feliz. Al dia siguiente Amanda podria haber salido puntual pero prefirio mandar un par de e-mails mas y asi coger el metro a la misma hora que el dia anterior. Mientras bajaba las escaleras trato de convencerse de que no lo hacia para ver a ese chico, sabia que era imposible, pero no sirvio de nada y cuando no lo vio en la estacion perdio el buen humor. Se sento en un banco y, justo cuando iba a colocar el periodico en su regazo, el entro y las puertas se cerraron. Llevaba el pelo igual de despeinado que el dia anterior y tras dejar la bolsa en el suelo se coloco bien las gafas. Giro la cabeza a ambos lados, como si buscara a alguien, y cuando sus ojos (c) 2008 2 Este relato no podra ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del propietario. Todos los derechos reservados. 4 HORIZONTAL: ROMA AL REVES Anna Casanovas se toparon con los de ella, sonrio. Amanda giro la cabeza, pues penso que debia de saludar a alguien que estaba tras ella y no queria hacer el ridiculo, pero a su lado solo habia una anciana totalmente ajena a lo que estaba pasando. La habia sonreido a ella, asi que le devolvio la sonrisa. Estaba muy guapo pero se le veia cansado; estaba apoyado contra la barra de hierro que hay para sujetarse y un monton de colegialas impedian que pudiera acercarse a ella. Tenia que dejar de mirarlo, y cuando vio que el echaba la cabeza hacia atras y cerraba los ojos, opto por concentrarse en el crucigrama. Pasaron seis paradas y el vagon, aunque habia cambiado de inquilinos, seguia estando abarrotado. Levanto la vista hacia el lugar que habia ocupado el hermano de Brad y vio que ya no estaba. Iba a suspirar cuando escucho: -Kilimanjaro. Alzo la cabeza y lo vio de pie junto a ella. Habia aprovechado esos minutos para cambiar de sitio. -Doce vertical. -Senalo con un dedo. Amanda miro el crucigrama. <<12 vertical: Volcan situado en el parque nacional homonimo en Tanzania, que con sus 5.895 m es la montana mas alta de Africa. >> -Kilimanjaro. Me encanta la geografia -dijo a modo de explicacion. -Es obvio que a mi no. -Apunto la palabra-. Gracias. -De nada. ?Tenia que decir algo mas? ?Que? A ella no le pasaban esas cosas, ella no era una de esas chicas audaces y picaras que siempre saben que decir. No, ella era solo Amanda. Los altavoces anunciaron su parada y empezo a levantarse. Guardo el periodico y el boligrafo en el bolso y, al hacerlo, toco la piruleta. Lo penso un segundo; no, la verdad es que no lo penso. Decidio arriesgarse. -Es para ti. -Le dio el caramelo-. Por lo de ayer. -Vio que el la miraba atonito-. Por ayudarme a terminar el crucigrama. -Ya iba a retirar la mano cuando el cogio la piruleta. -Gracias. -Se la guardo en el bolsillo. El vagon se detuvo y abrio sus puertas. Tenia un pie ya fuera, cuando el le coloco una mano en el hombro. -Me llamo David. Sono el timbre y ella lo miro a los ojos. -Amanda. Aparto la mano para que no se la pillaran las puertas. (c) 2008 Este relato no podra ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del propietario. Todos los derechos reservados. 3 4 HORIZONTAL: ROMA AL REVES Anna Casanovas -Capadocia. -Le guino el ojo-. Diez vertical. Me debes otra piruleta. - Sonrio, y desaparecio junto con el tren. Amanda miro el periodico. <<10 vertical: Region historica de Anatolia central, en Turquia, que abarca partes de las provincias de Kayseri, Aksaray, Nigde y Nevsehir.>> No pudo evitar sonreir. Habia vuelto a terminar el crucigrama, y al salir compro dos piruletas: una para ella y otra para David. Siempre le habia gustado hacer crucigramas pero si hubiera sabido que hombres como ese compartian tambien esa aficion, se lo habria tomado mas en serio. Amanda se dijo que no estaba nerviosa. Cuando Jack le pregunto por que se habia puesto cuatro cucharadas de azucar en el cafe y no dos como de costumbre, le respondio que necesitaba glucosa. En realidad se habia olvidado de contar. Y cuando Sam le dijo que ese dia podia salir antes, ella fingio tener trabajo pendiente. Amanda nunca tenia trabajo pendiente. A la hora senalada, ni un minuto antes ni uno despues, se dirigio hacia el metro. Subio al vagon, y no vio rastro de David por ninguna parte. Las puertas se cerraron y el metro salio de la estacion sin que el apareciera. Suspiro, ya sabia que esas cosas sacadas de pelicula a ella no le sucedian. Le escocieron un poco los ojos. Vaya tonteria. No iba a llorar por algo asi. Saco el periodico, y lo abrio por la pagina del crucigrama. Ojala tuviera una pastilla de chocolate a mano. Ese dia no se compro ninguna piruleta. A decir verdad, paso junto al quiosco mirando hacia el otro lado, y al llegar a casa se cambio en seguida. Ponerse esa blusa entallada habia sido una soberana tonteria. Ceno pasta y fue a acostarse aun enfadada. Era mejor estar enfadada que dolida. David cruzo la calle como alma que lleva el diablo, salto los escalones de la parada de metro de dos en dos y esquivo a todas las ancianas que se interponian en su camino... pero nada evito que se le escapara el tren. Se quedo de pie viendo como el tunel engullia el ultimo vagon y maldijo por enesima vez al estupido de su jefe por haber organizado una reunion a ultima hora. Habia tratado de salir puntual, pero no, el imbecil de Andrew no callaba, y el no podia dejar de mirar el reloj. Si perdia el tren no veria a Amanda. Amanda. El nombre se le ajustaba como anillo al dedo. Era bonito y sensual, pero a la vez dulce, como un susurro. El lunes, cuando la vio por primera vez, casi se queda sin habla. Se la veia tan concentrada, tan preocupada con ese (c) 2008 4 Este relato no podra ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del propietario. Todos los derechos reservados. 4 HORIZONTAL: ROMA AL REVES Anna Casanovas crucigrama, y tan ajena a lo sensual que estaba mientras mordia ese boligrafo. El, que llevaba casi un ano sin sentir el mas minimo atisbo de deseo, habia dado gracias a Dios por haber llevado la bolsa precisamente ese dia y poder asi ocultar lo excitado que estaba. Eso no era normal. Al menos no para el. Se paso mas de diez minutos pensando en como acercarsele y cuando vio que iba a bajar, supo que tenia que arriesgarse. Ademas, se moria de ganas de decirle que una de las palabras que le faltaban era <>. Al dia siguiente, cuando ella le dio la piruleta, tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para no besarla. Se contuvo por dos motivos: primero, seguro que lo arrestarian, y segundo, ella no querria verlo mas. Y pasara lo que pasara, queria seguir viendola. Despues de ese ano horrible, queria seguir viendo a Amanda. Necesitaba recordar que no todo el mundo era como Eva y Charles. El jueves Amanda salio a la hora habitual, es decir, a la de toda la vida. La noche anterior habia decidido aterrizar en el planeta tierra y olvidarse de David y de todas las peliculas romanticas del mundo. Salio de la revista y se compro una chocolatina como premio por haber tomado una decision tan madura. Llego al metro, subio y... cuarenta minutos mas tarde abria la puerta de su casa furiosa por no haber terminado el crucigrama; ese dia tenia mas toponimos que de costumbre. Leyo un rato y se fue a dormir jurandose que no iba a sonar con guapos desconocidos que guinan los ojos en el metro. David maldijo su suerte y, a juzgar por el modo en que le miro la anciana que tenia al lado, las palabrotas que solto fueron de lo mas explicitas. Amanda no estaba en el vagon. Ni tampoco en la estacion. Mierda. Al llegar a su parada, bajo y, mientras recorria el camino que faltaba hasta su casa, decidio que no iba a resignarse. Ni hablar. ?Que sabia de esa chica? Nada. No, eso no era cierto. Sabia que le gustaban los crucigramas, que tenia la sonrisa mas dulce que habia visto jamas, que le gustaban los caramelos, que tenia los ojos preciosos, que cogia el metro a la misma hora que el y que se bajaba dos estaciones antes. Con eso habia bastante. Si el era capaz de crear el mejor programa del mundo para cualquier banco, bien podia dar con su misteriosa Amanda. Llego a su casa; con el dinero de la venta del piso habia decidido comprarse una pequena y destartalada casa en las afueras. Eva queria vivir en el centro de la ciudad, el no; en realidad lo odiaba. Odiaba las multitudes y los ruidos; le gustaba muchisimo estar alli y poder ir remodelando poco a poco todas las habitaciones. El (c) 2008 Este relato no podra ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del propietario. Todos los derechos reservados.

  • Lugar siniestro de Juan De Haro

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    La Institucion Morris fue convertida en una residencia para estudiantes pese al recelo de los lugarenos. Connie Merril es inscrita a su programa de estudios y comienza a visitar a Patricia Krenwinkel, la psicologa del centro, para contarle que por la noche escucha gritos. La psicologa insiste en que son debido a sus pesadillas. Sin embargo, debajo de la cimentacion del edificio se oculta un viejo secreto, vivo, palpitante, que se estremece por la noche provocando leves temblores. Connie inicia una serie de investigaciones que la llevan a la verdad. ?Que ocurrio? ?Que son los gritos. o de quien?

  • Prohibido nacer de Trevor Noah

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    – Mi madre me queria tanto, que tuvo que tirarme de un coche en marcha para que huyera. – Mi padre me queria tanto, que cuando paseaba conmigo lo hacia por la vereda de enfrente, sin mirarme. – Mi padre era suizo, muy blanco. – Mi madre era xhosa, muy negra. – Y, segun las leyes del apartheid, por ser de razas distintas tenian prohibido hacer el amor. – Pero al parecer lo hicieron… porque naci yo. – Lo peor que podia haber hecho. Trevor Noah (Johannesburgo, 1984) nacio en una familia pobre en la violenta Sudafrica del apartheid. Dos decadas despues, es la nueva estrella de la comedia politica en EE. UU. y el principal azote de Donald Trump. <> Michiko Kakutani, ‘The New York Times’

  • Un amor de locos de Hugo Sanz

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    Marina, Marina, mira la tiara de flores que te he comprado para el dia de tu Primera Comunion, ?no es una autentica preciosidad? -Mama, si que es muy bonita, pero ?cuantas veces voy a repetirte que tengo veintiocho anos? -?Veintiocho? Seran ocho, hija mia. Y date prisa que ahora mismo nos vamos para la catequesis. -Mira, mama, por ahi viene papa. ?Por que no te marchas a tomar un cafelito con el y me esperais en el bar para llevarme a la catequesis? -Venga, pero no tardes, ?eh? Que luego te pones a jugar con Celia y se te va el santo al cielo. No se lo que harias sin tu madre-me solto y yo respire lentamente para que no me diera el ataque. Mi madre salio cantando por Ana Belen, concretamente el “mirala, mirala, mirala, mirala, la puerta de Alcala…” y yo pense que de la puerta de Alcala no, pero que de un puente si que me iba a tirar cualquier dia. -Te va a dar el ataque, te va a dar, ?te traigo la bolsa para hiperventilar? -me pregunto Celia. -No, con que me acerques el Ventolin sera suficiente. Esto es una locura, siempre lo mismo… -No te quejes, ya sabes que yo daria la misma vida por tener a mis padres conmigo, que me he quedado mas sola que la una en la vida. Y ahora ni unos padres ni otros, me va a dar el ataque a mi tambien, pero de pena… -No te preocupes que los vamos a encontrar… -?Me lo prometes? -Su carita de necesidad hizo que se me cayera el alma al suelo. -Palabra de Marina. -Que solemne te ha quedado. -Celia hizo un aspaviento de los suyos y yo esboce mi mejor sonrisa. Tenia toda la razon del mundo. Yo no tenia derecho a quejarme o, dicho de otro modo, si yo lo tenia, ella debia colgarse de un pino. Me llamo Marina y mi historia deberia ser de lo mas convencional, claro que debiera serlo no quiere decir que lo fuera. Mejor dicho, lo fue hasta mis veinte anos… Concretamente ocurrio el dia de mi cumpleanos. Mi madre, Susana, vino a recogerme tras haber estado de celebracion con mis amigas. Lo hizo sola, pues mi padre, Alberto, que es policia, estaba de guardia esa noche. Jamas hemos podidos explicarnos como ocurrio. Bueno, no he podido explicarmelo yo, porque mi madre por suerte no recuerda nada de lo sucedido. El caso es que ibamos ambas charlando animadamente mientras ella conducia cuando, salida como de la nada, una motocicleta de gran cilindrada se nos empotro a toda pastilla por la luna delantera. Milagrosamente yo sali casi ilesa a excepcion de una pequena cicatriz en la frente que no se observa a simple vista, pero que si te fijas esta ahi y se da un aire a la de Harry Potter, motivo de mofa eterna para mis amigos. No imaginais las bromitas que he tenido que aguantar al respecto. Por desgracia, lo de mi madre no quedo en una anecdota. sino que fue una total pesadilla, pues la pobre entro en coma y estuvo asi dos meses… Dos eternos meses en los que mi padre, mi hermano Carlos y yo rezamos a todos los santos para que no apartara de nuestro lado a la mujer que hasta entonces fue el faro que alumbro nuestros dias. En contrapartida, la fortuna quiso que mi madre despertara una buena manana. Lo primero que pregunto al verme fue si ya me habian echado el agua bautismal. Recuerdo la cara con la que nos miramos los tres y las risas que nos echamos, felices por haberla recuperado y pensando que aquello era unicamente una laguna de su memoria. Lo malo vino cuando comprobamos que mas que lagunas, en su memoria lo que habia era oceanos completos… A mi madre, sencillamente, le faltaba un tornillo o mejor dicho una caja completa de ellos. No tardamos en darnos cuenta de que la nueva situacion habia llegado para quedarse y que teniamos faena por delante. Hechos como que nos levantara cada manana para ir al colegio, que quisiera ponerme dos trenzas o que se empenara en vestir a mi hermano (que ya estaba estudiando Ingenieria Informatica en la universidad), dieron las siguientes voces de alarma. Por no contar cuando queria venir conmigo y con mis amigas, cogiendo la ropa de mi armario y fotografiandose, poniendo morritos en el bano, antes de coger la puerta para salir de marcha. Mientras, el pobre de mi padre demostraba quererla mas que a su vida y tener mas paciencia que el santo Jobs. Un ano despues de su despertar, los medicos nos dijeron que ya su cabeza habia avanzado todo lo que podia hacerlo y se habia estancado. “?Avanzado?” Yo no sabia si reir por los nervios o llorar como una Magdalena por el percal que teniamos por delante. Y encima Carlos se nos echo una novia llamada Karina (si, si, igualito que los protas de la serie “Cuentame como paso”) y lo que ambos nos contaron es que se iban a vivir a Londres y que alli nos quedabamos mi padre y yo con la papeleta. Permaneci un buen punado de anos viviendo con ellos y echando una manita en todo lo que podia en casa, pero seis meses atras decidi independizarme con Celia, mi socia y amiga. Celia y yo eramos una y carne y ella tambien me habia servido de gran ayuda con mi madre en innumerables ocasiones. No en vano, decia que tambien era la suya, su segunda madre; y eso que ella con lo de las madres y los padres tenia un cacao monumental que ya luego os contare. A resultas de aquella, mis padres ahora vivian solos, pero eso no queria decir que yo no estuviera en contacto permanente con ellos y que no me ocupara de muchos aspectos de su vida domestica. Eso si, mas que nada a modo de supervisora porque de tenerles la casa como los chorros del oro y de que todo funcionara en ella se encargaba Urraca, su chica de servicio. No voy a negarlo, la primera vez que me dijeron que su asistenta se llamaba Urraca, como los dibujitos animados aquellos de “Las urracas parlanchinas” me tire al suelo de risa. Bromas aparte, yo debia besar el suelo por donde pisaba esa chica porque el marron que me habia quitado de encima era del tamano de una catedral. Dicho esto, yo sentia la obligacion de estar al quite, por cualquier cosa que mis padres necesitaran, pero tenia la posibilidad de hacer mi propia vida sin mayores trabas. Convivir con Celia estaba constituyendo toda una experiencia pues, aunque esa petardilla a veces me sacaba de quicio, yo la queria como a una hermana. ?Por que me sacaba de quicio? Por cosas como que solia hablar a voces (debia pensar que todos estabamos sordos); porque tenia la misma memoria que el pez Dory (por lo que no se acordaba nunca de nada de lo que yo le contara); porque tenia mas cara que espalda (y a veces me ponia en el palo por ello) y porque le gustaba un movil mas que a un tonto un lapiz (y a menudo se pasaba horas inmersa en la pantalla y desconectada de todo mundo que no fuera virtual). Aunque comprendo que la he puesto a parir en un momentito, tambien tengo que decir que Celia era la mejor amiga que una pudiera tener y alegre como unas castanuelas… Eso si, aguita tambien con la nina cuando se enfadaba, dado que tenia un caracter que solia decir que no se aguantaba ni ella, claro que yo tambien era de armas tomar. En definitiva, las dos teniamos un fuerte caracter, pero nos complementabamos a la perfeccion, aunque de higos a brevas nos formaramos unas buenas zapatiestas y nos pusieramos finas. Pese a eso, todo hay que decirlo, nunca llegaba la sangre al rio y, es mas, despotricar nos servia para desahogarnos y luego echarnos unas buenas risas a costa de los improperios que soltabamos cuando se nos calentaba el pico. He mencionado antes que, aparte de ser mi querida amiga, Celia era mi socia. Y es que hacia dos anos que ambas nos lanzamos a la colorida y dulce aventura del cupcake y montamos el “Celicioso”. Elegimos este nombre haciendo honor al de Celia, pues fue mi amiga quien siempre tuvo en mente la idea de abrir el negocio y yo quien no tarde en asociarme con ella en cuanto la vi decidida. La verdad es que basto con abrir las puertas de nuestro precioso local, que nos llevo unos meses decorar, para saber que aquel iba a ser un exito rotundo. Y lo fue, hasta el punto de que no descartabamos abrir mas sucursales en otro barrio de nuestra ciudad o contratar personal de refuerzo porque ambas no dabamos ya abasto. No en vano, la nuestra era una de las pastelerias y cafeterias mas cuquis, bonitas y dulces de la ciudad y en ella no solo vendiamos exquisitos cupcakes sino muffins, plumcakes, coconuts, tartas y otro sinfin de productos que hacian las delicias de los mas golosos. Todo esto nos permitia a Celia y a mi disfrutar de una posicion economica desahogada y, aunque ambas teniamos en mente hacer alguna inversion inmobiliaria en el futuro, de momento nos habiamos lanzado al alquiler de un magnifico atico que decoramos a nuestro gusto. El atico estaba a estrenar y sin amueblar, por lo que fue para vernos a la hora de personalizarlo. En mi vida habia tenido mas discusiones con Celia, pareciamos un matrimonio mal avenido. Al final, dividimos la casa por estancias y cada una se encargo de la decoracion de varias de ellas. El resultado, en contra de lo que pudiera pensarse, fue bastante armonioso y las dos estabamos muy satisfechas.

  • Trenzas de papel de Emma Kelsen

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    “Nadie lograra silenciar un corazon que se alimenta de suenos”
    Basada en hechos reales

  • Alter Ego de Jose Antonio Suarez

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    Te pierden todo el respeto cuando mueres.

  • El Libro De Aurora de Aurora Bernardez

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    ?Quien fue Aurora Bernardez? Mi amiga Aurora fue una muchacha de Buenos Aires, ciudad donde nacio en 1920 de padres espanoles, emigrantes gallegos de primera generacion. Su juventud transcurrio en los anos dorados de la Argentina, cuando sus clases medias urbanas --a diferencia de muchos paises europeos de la epoca-- podian mandar a los hijos a una excelente universidad. Tuvo cinco hermanos mucho mayores que ella --de un primer matrimonio de su padre --, entre ellos un importante poeta: Francisco Luis Bernardez, cuyo prestigio, amistad con Borges y articulos publicados en La Nacion la impresionaban mucho. Y dos hermanos mas de padre y madre: Teresa y Mariano, a quienes adoro eternamente. Fue una lectora precoz y constante, se sumergio muy pronto en la literatura, pasion que la acompano toda la vida. "Estoy hecha de papel", me dijo una vez, ya muy mayor. Casi naturalmente, tras sus estudios de filosofia, se convirtio en la legendaria traductora de El cuarteto de Alejandria o de El cielo protector y de tantas y tantas obras maestras que llegaron gracias a ella a los lectores de lengua espanola. Mucha gente le decia que a menudo sus maravillosas traducciones mejoraban el original. Ella aceptaba el elogio, pero aventuraba ironicamente que, en sus inicios, su parcial dominio del ingles podia explicar su creativa aportacion en espanol. Fueron muchos anos, muchos autores, muchos libros, hasta que en 2014 se cerro el ciclo y se publico su ultimo trabajo: la traduccion de los poemas de su hermana Teresa, escritos originariamente en ingles. En 1948 una cita en la confiteria Richmond de Buenos Aires con un joven escritor, Julio Cortazar, de quien habia leido "Casa tomada" y a quien queria conocer, determino el curso futuro de su vida. En agosto de 1953 se casaron en Paris y juntos compartieron en Europa los anos mas fecundos del escritor. Los dos trabajaban como traductores en la Unesco, pero siempre con contratos temporales, lo que les permitia viajar y escribir con tranquilidad buena parte del ano. Hasta que a partir del terrible 1968, "Julio fue un hombre para afuera mientras yo segui siendo para adentro". Conoci a Aurora en Paris por medio de una comun amiga argentina, Marisa Rossi, al inicio de la decada del 80. Desde el primer dia se instauro entre nosotros una amistad basada en la confianza y la simpatia que se mantuvo invariable hasta su muerte en 2014. A partir de nuestro primer encuentro ella vino a todos mis conciertos y a todos los estrenos de mis operas, entre ellas una basada en Los reyes de Julio Cortazar. Junto con otros amigos compartimos veraneos y tambien helados inviernos en Mallorca, en su casa de Deya, posada sobre los bancales, y divertidas estancias toscanas en la pineta di Roccamare, con Chichita Calvino (nacida Esther Singer), su gran amiga, otra portena de inenarrable talento escenico. Cuando Aurora venia a Barcelona --donde esta la mitica agencia literaria Carmen Balcells, que administra los derechos de Cortazar-- se instalaba en mi casa. Durante mas de treinta anos nunca se agotaron los temas de su portentosa conversacion: "Es tan dificil hacerme hablar en publico como hacerme callar en privado", decia con exactitud. Pero, ?quien fue Aurora Bernardez? ?Que significo ese "vivir para adentro"? Responder esa pregunta es la finalidad de este libro. Escuchar la voz mas personal de Aurora. Aunque ella nunca se decidio a publicar lo que escribia --primero su hermano poeta y despues el marido escritor proyectaban sombras muy alargadas--, sabiamos que en su casa de la place du General Beuret existian agendas y cuadernos con textos y narraciones, diarios y poesias. Pero sabiamos tambien que en los ultimos anos de su vida numerosos documentos, libros y objetos de aquella casa habian ido desapareciendo. Un dia de sus ultimos meses Aurora, desamparada, me senalo los estantes vacios de su biblioteca preguntandose con angustia que habia pasado, quien habia venido, donde estaban los libros. Cuando ella murio, la rapida intervencion de su heredero mantuvo a salvo todo lo que quedaba. En un pequeno armario encontro los cuadernos y las agendas, origen de la seleccion que ofrecemos en este libro. La poesia se publica siguiendo el orden de una lista precisa establecida por la propia Aurora en una agenda de 1996. Habia tambien poemas terminados escritos en hojas sueltas, fuera de esa ordenacion. Las notas eran muy diversas. En cuadernos escolares aparecian borradores de poemas, cuentos y traducciones, narraciones de suenos, viajes. En numerosas agendas abundaban referencias breves de la vida corriente, citas, encuentros. Aurora empezaba a veces un cuaderno y lo abandonaba, hasta que diez anos mas tarde volvia a escribir en el sobre distintos temas. En un cuaderno de 1954, por ejemplo, se encuentra una traduccion de un largo fragmento de Amers, de Saint-John Perse, seguido de textos fechados en 1963. Cuando habia diversas versiones se ha tomado en cuenta la ultima. La transcripcion no ha sido facil. En algun momento Aurora utilizo una tinta verde que con el tiempo se desvanecio para el ojo humano. Gracias a un procedimiento tecnico milagroso se ha conseguido la "reaparicion" de esas paginas. Este volumen contiene tambien la unica entrevista que Aurora concedio en toda su vida. Se titula "Nunca me fue mal". Esta expresion, que ella utiliza en la conversacion, retrata su caracter. En realidad muchas cosas fueron mal, como en la vida de todo el mundo, pero ella se mantuvo en toda circunstancia como la joven que nunca dejo de ser: sonriente, elegante, literaria, conversadora... pero tambien secreta, para adentro. Que este libro sirva a la memoria de la que fue nuestra amiga, para siempre.

  • Julio Cesar en Hispania de Miguel Angel Novillo

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    Miguel Angel Novillo ofrece al lector, con un estilo riguroso y dinamico, un recorrido completo por la vida y la obra de Cesar en torno a su anos en Hispania. Desde la II Guerra Lusitana, hasta las miticas y decisivas batallas de Ilerda y Munda, pasando por el establecimiento de un sistema juridico y administrativo que se convertiria en un modelo posterior para todo el imperio, sus anos en la propretura de la Hispania Ulterior fueron absolutamente definitivos para comprender la grandeza del personaje que dirigio con gloria los designios de Roma Una perspectiva fundamental que nos conduce a una lectura diferente, vibrante y peculiar de un joven Cesar desde multiples facetas como politico, militar, estratega, estadista, literato, amante y visionario que le llevaron a ganarse, por derecho propio, un lugar eterno en la Historia.

  • OJOS DE DRAGON (STEEL 9) de Rose Gate

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    Cuenta la leyenda que las almas humanas estan conectadas por un hilo rojo que los dioses atan al dedo menique.
    Esas almas estan predestinadas a encontrarse sin importar el lugar, el tiempo, o la circunstancia.
    El hilo puede enredarse, liarse, o tensarse hasta tal punto, que puede parecer que quiera romperse. Pero eso jamas ocurre, el hilo rojo que une a dos almas humanas predestinadas a encontrarse es indestructible.

  • La muerte de las cuatro reinas de Astrid Scholte

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    Iris se marcho de su pais natal a los dieciocho, cuando la informaron del fallecimiento de su madre. En un barco toriense, navego por el canal hasta llegar a palacio. Se adapto a su nueva vida y al trono sin inmutarse e insistio en participar en la corte minutos despues de que enterraran a su madre bajo el palacio. Aquella misma noche se quedo despierta hasta la madrugada, leyendo libros de historia arquiana y sobre diplomacia. Nada la afectaba. Ni siquiera la muerte de su madre.
    Iris abrio sus ojos verdes y observo el cielo azul brillante. Estaba disfrutando del respiro que se habia dado del eterno palacio dorado. Como una cupula de cristal rodeaba el palacio, tanto en cada habitacion como en el interior se reflejaba un tono dorado. Incluso por la noche, los pasillos adquirian un color ambar oscuro, como si la oscuridad no se atreviese a rozar a las reinas con sus dedos negros…
    Una abeja le pico en la garganta. Una picadura fuerte que dio paso a un ligero dolor.

  • Septiembre del 94 de Lola Kabuki

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    Si piensas que ya lo has leido todo y que nada puede sorprenderte, debes leer “Septiembre del 94”. Es un interesante y visual ejercicio literario, ejecutado como si fuera un puzle, que puede ser entendido a diferentes niveles, y en el que todas las piezas terminan encajando.?Que pueden tener en comun, un adolescente rebelde que siempre lo ha tenido todo, un suicida vocacional, una chica bipolar que no se ha enamorado nunca, una millonaria indigente, un fan de Dumbo, un bikini plateado, y un aprendiz de asesino? ?Nada?La historia transcurre al mismo tiempo en diferentes ciudades.

  • El precio de la llama eterna de Gibraan Hanna

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    Despues de que la ONU descubre evidencias de desarrollo de armas nucleares en Iran, se desata una intensa crisis y la real posibilidad de una guerra de alcances mundiales. Acusados de estar envueltos en este terrible hecho, la diplomatica brasilena Helena Gouveia y el ingeniero nuclear Arash Zarak son considerados fugitivos internacionales y reciben la dificil mision de viajar a Iran y seguir las pistas que dejo el inventor Cesar Montenegro, mentor de Helena. Estas pistas indican el camino del artefacto cientifico mas revolucionario de la historia: un prototipo de Energia Libre que proporcionara no solo energia limpia, libre y gratuita para toda la humanidad sino tambien un salto cientifico nunca antes visto en las areas de la fisica y la medicina ademas de una drastica ruptura del sistema geopolitico vigente. Sin embargo hay un gran obstaculo en el camino que ambos emprenden: una fuerza paralela que, por intermedio de un asesino mortal, intenta impedir a toda costa que esa tecnologia sea dada a conocer no sin antes robarla para si.

  • Blonde de Joyce Carol Oates

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    Marilyn Monroe era puro fuego, sexualidad a flor de piel, romances turbulentos; pero tambien era fragil, una mujer asustada y repleta de inseguridades que buscaba en otros -el Ex Deportista, el Dramaturgo o el Presidente- ese amor que ella misma se negaba. Una artista emblematica cargada de conflictos y temores, de pasiones desatadas; una nina que no dejo de huir hacia delante, y llego a burlar a la propia muerte para convertirse en leyenda.

  • Cuba Libre de Cheryl Ness

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    Esa es la oracion clave que envuelve esta historia de amor real desarrollada en las calles de la Habana, Cuba, y que, de alguna manera, refleja como la vida de los cubanos cambio despues de la implementacion de la Ley de Democracia Cubana por el Congreso de los Estados Unidos de Norteamerica.

  • El tiempo es un canalla de Jennifer Egan

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    En plena crisis de madurez, Bennie Salazar, que en los setenta formo parte de una banda punk y ahora es un alto ejecutivo de la decadente industria discografica, se echa copos de oro en el cafe para recuperar el apetito sexual.Sasha, su asistente, despues de haber viajado mucho y no siempre en circunstancias felices, se trata de su cleptomania con un psicoanalista que viste jerseis estramboticos. En torno a ellos se despliega una variopinta red de personajes, desde una relaciones publicas que intenta lavarle la cara a un general genocida hasta un periodista que ha estado en prision por abusar de una estrella de cine adolescente. Con el rock palpitando en cada una de sus paginas, El tiempo es un canallaes un entramado fascinador que pasa por lugares como Nueva York, San Francisco, Kenia, Napoles o el desierto de California, y cubre un periodo que va de los anos setenta hasta el 2020. La mirada punzante de Jennifer Egan auna lo comico y lo tragico, y consigue que los fragmentos de tiempos y espacios dispersos converjan en una novela polifonica e innovadora que recurre a tecnicas narrativas insolitas para acabar trazando un lucido retrato de la era digital.

  • Uno. Jugada Perfecta de Moruena Estringana

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    Cam no podia creer que su novia, su mejor amiga, su mitad perfecta le hubiera hecho aquello. No podia ser verdad… El habia visto a Blanca con ese chico y habia temido que lo dejara, que se diera cuenta de que eran tan diferentes que no estaban hechos para estar el uno con el otro. Cam era muy serio. Siempre habia sido un nino responsable, y Blanca era divertida, amante de las emociones y de los planes creados en el ultimo segundo. <>, penso el joven. Fue a buscar a su chica y, en cuanto la vio, dijo lo primero que se la paso por la cabeza. Estaba tan triste que hablo sin pensar. —Me has sido infiel… Me has puesto los cuernos. Blanca lo miro impactada. —?No me vas a permitir dar mi version? —pregunto Blanca dolida. —Os he visto juntos. Soy iguales…, tan perfectos… Ni siquiera se que haces con alguien como yo. Para ti solo ha sido un juego. —!!Yo no me he liado con Noel!! —?Y como sabes que estoy hablando de el? —!Porque es la unica persona con la que me pueden relacionar! —!Porque sabes que tengo razon! ?Como has podido hacerme esto? —Como has podido tu, Cam. Confiaba en ti mas que en nadie, y me has juzgado sin mas. Creia que tu si eras capaz de ver como soy en verdad, pero me equivoque. Que te aprovechen tus prejuicios. Blanca se marcho corriendo para que Cam no viera sus lagrimas deslizarse por sus mejillas. Lo queria mas que a nadie y, aunque eran diferentes, eso no cambiaba lo que sentia. La habia juzgado como todos, pensado de ella cosas que no son. No pensaba volver a dirigirle la palabra… Solo asi conseguiria olvidarlo. Capitulo 1 Blanca La madrastra de Cam me ha dejado con el para ir a su casa a darse una ducha. No puedo creer que haya estado a punto de morir por conducir rapido. El, que se sabe al dedillo todas las normas de seguridad y es el cenizo que te las recuerda si te las saltas. Ha salido del peligro, pero, hasta que no despierte, no pueden saber el alcance de sus heridas en la cabeza. Me acerco a el. No he sido capaz de irme de su lado desde que supe la noticia. Colin, su hermano mellizo, me llamo para decirmela. El estaba de viaje y ahora ha regresado para estar junto a su hermano. Me imagino que esas horas lejos de Cam se le hicieron eternas. Miro a Cam deseando que despierte y me mire con sus ojos verdes. Seguramente me taladrara con la mirada y me dira que me marche, pero hasta que eso ocurra, pienso seguir aqui. Sin aparentar que no me importa, que me da igual lo que le suceda. Una parte de mi siempre sera suya. De repente, noto que Cam se mueve… Me sobresalto y lo miro. Su mirada esta vidriosa, y sus ojos, rojos por el golpe en la cabeza. —Eres una aparicion… —Eso quisieras tu, que aparte de ser infiel estuviera muerta —le digo mordaz. Sonrie de medio lado antes de dormirse de nuevo. Con el corazon dolorido y acelerado, voy a buscar al doctor para informar que ha despertado; que hable es buena senal, pero sus palabras no nos aclaran si va a tener una lesion cerebral o no. Informan a la familia de todo y regreso al lado de Cam hasta que la puerta se abre, y aparece Colin. —Cam… —Colin ni me ve. Solo puede mirar a su hermano. Llega a su cama y lo abraza con cuidado al tiempo que llora como un nino—. Si te pasa algo, me muero… Me marcho para dejarles intimidad. Voy a la zona de espera y veo a la novia de Colin. Me acerco a ella. Es un poco rara, pero llevan ya mucho tiempo y ellos se entienden bien. —Hola. ?Como esta? —me pregunta. —Esperan que lo peor haya pasado, aunque yo no me quito de la cabeza que Cam corriera tanto con el coche. —Yo tampoco —dice Luke, que acaba de volver con Roy. Han estado yendo y viniendo desde lo sucedido. —Cam no iria a esa velocidad a menos que pasara algo grave —anade Roy—. Esperemos a que se despierte para saber lo sucedido. —Mira por la sala—. ?Y su querida prometida? ?Sigue sin aparecer? —Si, tiene el movil apagado. No han podido localizarla —respondo. —A saber si no paso algo con esa bruja —dice Luke, al que no le cae muy bien la que fue su ex hace anos. Bueno ni a el, ni a nadie. No se como Cam pudo no confiar en mi y sigue al lado de alguien con tan pocos escrupulos como Carla, su prometida. Le ha dado mil y un motivos para no confiar en ella, pero sigue ahi. Cuando el padre de Carla acabo en la carcel por todos los delitos que cometio, todos esperabamos que rompiera su compromiso, pero Cam no… Cam se ha mantenido fiel a su palabra y ha protegido a esa arpia, que es igual de mentirosa y mala que su padre. Que Carla no este aqui me hace pensar si ella no ha tenido la culpa de lo sucedido. Me espero todo de ella. Al final me convencen para irme a casa a descasar. Al llegar, Emily y Peyton me preguntan por Cam y les cuento lo que ha pasado al despertar. —No deberia volver… —digo agotada—, pero tampoco puedo estar lejos hasta que no este bien y pueda seguir odiandolo como siempre. —Te entendemos. Me despido de ellas y me meto en mi dormitorio. Me tiro sobre la cama y me quedo dormida al instante. * Nada mas despertar, me doy una ducha, como algo y me marcho al hospital. Al llegar, Colin me informa que se ha despertado otra vez y que sus recuerdos estan todos bien salvo las ultimas horas antes del accidente. No recuerda por que iba a esa velocidad. —Mis padres se han ido a tramitar unos papeles en la comisaria. Yo tengo que ir con mi hermano pequeno. ?Puedes quedarte un momento hasta que regresen? —Claro. Si sucede algo, os informo. —Gracias. De mis amigos, soy la que no tiene trabajo. He acabado la carrera y me esta costando encontrar algo. He echado curriculums y hasta ahora no he conseguido nada. Nada que no sea trabajar con mi padre, el nuevo alcalde de la ciudad. Cada vez que pienso que ha vuelto para ser alcalde y no por mi, me enfado con el… Mi madre me abandono al nacer y siempre hemos sido el, yo y sus negocios. Siempre me ha dicho lo siento con un regalo caro por no poder pasar mas tiempo conmigo, y lo entiendo. Tiene mucho trabajo. Cuando era nina contrataba nineras para que me cuidaran. No siempre eran las mismas, porque no queria que me encarinara demasiado con ellas y, cada seis meses, buscaba una nueva para que no olvidara que ellas no eran mi familia, sino simples trabajadoras. Se que tenia miedo de que otra persona ocupara su lugar y las quisiera mas que a el, pero eso nunca paso. No tenia tiempo para quererlas y, como cambiaban tanto, me daba tanta tristeza despedirme que acabe por ser fria con personas que en verdad no queria dejar de ver. Era mejor eso que sufrir sus despedidas. Conozco a Cam de toda la vida. Mi padre es amigo de sus padres y su casa esta aqui, aunque no viva mucho en ella. Por eso, cuando empece la universidad, tras la ruptura de Cam, decidi independizarme y vivir sola, para que asi dejara de contratar cada seis meses personas para mi cuidado y poder vivir con gente que no se marchara. Fue la mejor decision, aunque provoco que mi padre aumentara el numero de regalos, porque sentia que estaba mas sola. El nunca ha tenido tiempo para mi, pero se que me quiere; no por los regalos, como el piensa, sino por las veces que me llama para preguntarme si estoy bien. El tiempo ha pasado y conozco poco al hombre del que llevo su sangre, y ahora que ha vuelto, es peor. Siempre esta liado para sacar esta ciudad para adelante tras el destrozo que hizo el anterior alcalde. Entro al cuarto de Cam y me siento cerca. Lo miro fijamente y, sin quererlo, recuerdo el dia que me di cuenta de que ese chico al que conocia de siempre me gustaba mas de lo que debia. Habia una comida en su casa y a mi padre le habian invitado, pero, como no podia acudir, me mando en su lugar. La tarde caia y algunos jovenes aburridos de la fiesta propusieron jugar a algo. Colin saco unas barajas de cartas del juego del Uno y, a los que no sabiamos como jugar, nos explico las reglas. Jugamos todos menos Cam, que estaba sentado cerca viendolo todo sin participar. Algo que hacia siempre

  • Alteravita de Estefania Yepes

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    En algun momento dado, todos almacenamos en nuestra memoria el recuerdo de un acto, decision, palabra o gesto, que nos remueve por dentro y nos martillea la sien. Duele. Tanto como solo lo hacen aquellas cosas que viven en un interior desprovisto de visitas ajenas, donde el propio yo es dueno y senor de nuestras emociones mas ocultas, recordandolas cada vez que se siente dispuesto a castigarnos con ellas. Los remordimientos existen desde tiempos inmemorables. Residen en el ser humano y constituyen parte de su propia existencia, cohabitando junto con todos los buenos pensamientos. Son casi tan importantes como ellos, tal vez incluso mas. Se aprende a partir de las ensenanzas, pero tambien de los errores. Estos, precisamente estos, son los que generan una sensacion en el cuerpo imposible de emular por cualquier explicacion doctrinal o farmaco. Resulta muy facil entender que si tu sonries a una persona justo despues de desearle que tenga un buen dia, existe un noventa y ocho por ciento de posibilidades de que esta te responda del mismo modo, lo cual, provocara en ti emociones de placer, serenidad y lo mas importante, permitira la liberacion de las llamadas endorfinas, los neurotransmisores responsables de hacer que nos sintamos felices y al mismo tiempo, disminuiran los niveles de estres. Sin embargo, nadie nos prepara para la llegada de aquel momento en el que, sobrepasados quiza por ciertas circunstancias, tal vez una noche de insomnio o bien, una semana cargada de tension en el trabajo, cuando alguien nos sonrie tras desearnos ese radiante "buenos dias" respondemos con un despiadado bufido, enarcamos las cejas y le recriminamos que todavia siga en la cama cuando deberia de estar haciendo algo productivo con su vida, y no dejar que todo el peso de la casa recaiga sobre uno mismo, justo antes de cerrar la puerta a tus espaldas y desaparecer con el corazon batiendo con fuerza contra el pecho. Tras ese dos por ciento de posibilidades que existen de que esto suceda, cuando la furia inicial remite y la razon consigue hacerse un hueco e imponerse sobre la excitacion sobrevenida, surge lo que se conoce como los remordimientos. Los remordimientos no son mas que sentimientos, un patron de pensamiento segun el cual, el ser humano ahonda y rememora unos actos, reacciones o palabras que quiza podria haber evitado, en la mayoria de ocasiones de forma muy sencilla. Los hay productivos, es decir, todos aquellos que nos permiten aprender de un error y afrontar nuestro futuro de un modo distinto; pero tambien, existen los considerados como improductivos, capaces de sepultarte y hundirte sin piedad en un infierno de emociones con las que no podras cambiar absolutamente nada e incluso, de destruir cada recodo de tu ser. Dicen que de los errores se aprende. La historia que os traigo a continuacion no versa unicamente sobre ellos, sino sobre la capacidad que tiene el ser humano para caer, levantarse, comprender, crecer y, en la mayoria de los casos, volver a caer. Dar el siguiente paso, ya solo depende de uno mismo. ?Cuantas veces os habeis preguntado "que habria pasado si..."? 0. El principio... o tal vez el final. Desperte demasiado tarde. Bueno, en realidad no lo hice. Pero, por lo visto, una ya no podia dormitar tranquila ni siquiera a las siete de la manana. Me sentia agotada por culpa de las incesantes horas de trabajo a las que me veia sometida y mi jefe no parecia tener muy por la mano el concepto "limites". Una cosa era tener disponibilidad horaria completa y otra muy distinta no respetar el descanso de tus empleados. Sali del bano envuelta en una nube de vapor, el pelo encrespado y el maquillaje sin sellar. Me esperaba un dia duro. Debia despedir a mi secretaria y a dos de los chicos de mantenimiento despues de una remodelacion de plantilla. Llevabamos toda la semana con reuniones a casi todas horas. El comite nos exigia cifras con las que respaldar una decision que me provocaba nauseas. Me mire frente al espejo del armario y mis ojeras no me devolvieron el saludo. Por lo visto, ellas tambien me odiaban. Toda yo me odiaba por tener que dar ese paso. A mis espaldas, Sam continuaba tumbado en la cama, como si el mundo no fuera con el. La serenidad se reflejaba en su rostro, aquella calma que solo reside en las personas que no viven con remordimientos o tal vez, aquellas que con el tiempo, han aprendido a gestionarlos sin que estos logren aduenarse de su cordura. Uno de sus pies reposaba apacible sobre las sabanas, al que le seguia una pierna musculada y fibrosa. Senti rabia y muchisima envidia. Rabia porque el pudiera dormir con tal placidez cada noche, ajeno a todas las emociones que me hacian tambalearme, sufrir migranas hasta altas horas de la madrugada y acabar llorando hecha un ovillo cuando la tension me sobrepasaba. Envidia de que el pudiera seguir durmiendo mientras yo debia ir al despacho y afrontar el que seguramente seria uno de los peores dias, cuando lo unico que deseaba era quedarme en casa, servirme una copa de vino y encargar una tarta con crema de mantequilla. --Buenos dias, mi amor --me saludo feliz, con un ojo entreabierto y algunos mechones ondulados cubriendo su frente. Mostraba una de esas sonrisas mananeras, obnubiladas por un sueno del que aun no habia despertado por completo. Si, me moria de rabia, de envidia y estaba furiosa con el, por un motivo que ni siquiera le concernia. --Eso lo sera para ti --espete en un tono hosco que no se merecia--. Te pasas las mananas durmiendo sin hacer nada de provecho. Ya podrias levantarte y salir a hacer la compra por lo menos, seria todo un detalle por tu parte. A traves del espejo vi que levantaba ligeramente la cabeza, contrariado por aquel ataque gratuito que acababa de recibir. Me dedico una mirada de estupor nada fingida. Cerre los ojos y sostuve la cabeza en alto, arrepintiendome en ese mismo instante de lo que acababa de decirle. Pero no tenia tiempo para disculpas. Cogi el bolso que habia sobre la silla, me coloque el panuelo en el cuello y me despedi con un simple e impersonal "adios". Llegue a la oficina con el estomago encogido y una aguda jaqueca, por no mencionar la presion que me oprimia el pecho. El metro a esas horas de la manana era un horror. Se formaban grandes tumultos y algunos de los viajeros, sin haber pasado previamente por una ducha calida y necesaria, me conducian con su impaciencia a un estado de mayor irritacion. No me gustaban las aglomeraciones, pero nos habiamos quedado sin coche y el chico del taller dijo que tardaria dos o tres dias en darnos una respuesta al problema. Hacia tiempo que no iba en metro y ahora no podia pensar en otra cosa que no fuera lo mucho que llegaba a odiarlo. Entre en la oficina con el pulso disparado y un ligero temblor en las manos. Todavia podia escuchar mis propias palabras mientras el rostro de Sam me interrogaba atonito desde la cama. Me habia pasado con el. No se merecia mi descaro. Algo se removio en mi interior y supe que tenia que disculparme cuanto antes. Eleve la mirada al techo, puse los ojos en blanco y exhale un suspiro mientras mi conciencia se encargaba de mortificarme. Sentia la imperiosa necesidad de pedirle perdon y hacerle saber que en realidad, no queria decir lo que habia dicho. Era consciente de que trabajaba hasta muy tarde y que nuestros horarios a veces resultaban incompatibles, pero queria que supiera que no creia que fuera un hombre sin pretensiones ni dedicacion, ni mucho menos. Al llegar a mi despacho, deje las cosas en el perchero, encendi el ordenador y saque el telefono movil para enviarle un mensaje. Sin embargo, mi jefe aparecio en ese mismo instante, dispuesto a cortar de raiz mis intenciones. --Llegas tarde. Estan todos en la sala de juntas. Date prisa. Le hice un gesto afirmativo con la cabeza y me vi obligada a dejar de lado mis propositos para coger los portafolios antes de salir tras el como un rayo. Respire con profundidad un par de veces a sus espaldas y me dije a mi misma que en cuanto hicieramos el primer descanso le enviaria el mensaje. El debia de seguir durmiendo y seguramente, despertaria a media manana, daba igual que el mensaje llegara a las ocho menos cuarto que a las diez.

  • Sobre lagartijas y monstruos de Carlos Diaz

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    Pepa y Corso, un matrimonio en la cincuentena, rememoran en primera persona los acontecimientos del verano de 1980, cuando Los Once (su pandilla de amigos del colegio) se disponia a disfrutar de unos meses repletos de mananas de playa, tardes de pesca, amores juveniles y confidencias. Aquel prometedor verano, en la transicion entre la escuela y el instituto, se vera truncado por una tragedia que definira la vida de todos para siempre.

  • Carol de Patricia Highsmith

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    Claire Morgan, una autora desconocida y que eligio permanecer en el mas absoluto anonimato, publico en 1952 una novela, El precio de la sal, notablemente audaz para la epoca. Los criticos trataron el libro con una mezcla de desconcierto y respeto, pero el exito de publico fue inmediato, y se vendieron mas de un millon de ejemplares de la edicion de bolsillo. La novela no volvio a editarse, y ahora reaparece con el titulo Carol, que originalmente le habia dado su autora, y firmada por esta con su verdadero nombre.

  • El vendedor de tabaco de Robert Seethaler

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    Antes del exito internacional de Toda una vida, Robert Seethaler habia escrito El vendedor de tabaco. En la tradicion de clasicos del genero como Reencuentro, de Fred Uhlman, y El lector, de Bernhard Schlink, Seethaler nos sorprende una vez mas con una novela sobre una serie de personas enfrentadas a los vaivenes de la historia, todo ello con la concision y la elegancia que lo caracterizan. En agosto de 1937, el joven Franz Huchel abandona las idilicas montanas de Austria por las bulliciosas calles de Viena y el estanco de Otto Tresniek, un hombre benevolo pero algo mordaz. En el quiosco de Tresniek, donde se encuentran las clases populares y la burguesia judia de la Viena de los anos treinta, Franz Huchel empezara su aprendizaje vital. Si bien la lectura asidua de la prensa y los rumores sobre el ascenso del nacionalsocialismo lo educan politicamente, su conocimiento de la vida sigue siendo insuficiente. Por eso, sin saber a quien pedir consejo sobre Anezka, la joven de la que esta enamorado, Franz buscara el asesoramiento del <>, el mismisimo Sigmund Freud, cliente del estanco y gran fumador de puros, que vive a dos calles del puesto. Aunque viejo y cansado, el profesor cedera ante el tenaz interes mostrado por este jovial y curioso chico de pueblo. Pero los tiempos son inciertos y, en marzo de 1938, el Anschluss pondra fin de forma brutal al aprendizaje de Franz y a su relacion con el prestigioso doctor. Otto Tresniek, poco dispuesto a boicotear a su clientela judia, se convierte en la diana de la Gestapo. El humor vienes que desprenden Otto Tresniek y Sigmund Freud es la respuesta a la desesperacion de una sociedad desorientada. En El vendedor de tabaco, Robert Seethaler confirma su enorme talento como escritor, capaz de emocionar con la sobriedad y la belleza de su prosa.