• libro muerte y cenizas - Teo Palacios

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    Teo Palacios nos sorprende con una nueva novela historica, esta vez situada en la epoca del Imperio Romano en Hispania. Una aventura de intriga que nos mantendra firmemente atrapados entre las paginas de esta nueva aventura, pero siempre manteniendo la linea historica real. Una oleada de incendios asolan la ciudad de Hispalis en la Hispania del Imperio romano, sin causa aparente. Las prostitutas son perseguidas y asesinadas en las calles. Y, cuando el cadaver del joven Fabio Justo, hijo de uno de los grandes patricios de la ciudad, aparece de forma inexplicable entre los escombros de una de las insulae quemadas, la clase noble pedira justicia e intentara detener el desastre. El joven abogado Gayo Longo Licinio se vera obligado, para sus sorpresa, a resolver el misterio bajo la presion de los nobles patricios, hostigados por las revueltas de la peble. Los problemas se le acumulan, mientras lidia con los problemas que le causan tanto su bella esposa como su exigente padre, Gayo se ira adentrando rapidamente en un asunto que cada vez resulta mas oscuro y peligroso. Por ello comprara un nuevo exclavo: el famoso Lentulo, un gladiador picto, cuya mision sera la de proteger a su amo. Pero las fuertes manos de Lentulo tal vez no sean suficientes para mantener a salvo a Gayo de una conjura que no solo parece amenaza su vida, sino tambien la estabilidad de todo el Imperio romano.

  • MUERTE Y CENIZAS | TEO PALACIOS | Casa del Libro

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    1 mar 2017 — "Una oleada de incendios asola Hispalis. Las prostitutas son perseguidas y asesinadas en las calles. Y, cuando el cadáver del patricio Fabio ...

  • MUERTE Y CENIZAS: Conjura en Hispalis (Narrativas ...

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  • Muerte y cenizas: Conjura en Hispalis (Narrativas históricas)

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  • MUERTE Y CENIZAS - PALACIOS TEO - Sinopsis del libro ...

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    Teo Palacios nos sorprende con una nueva novela histórica, esta vez situada en la época del Imperio Romano en Hispania. Una aventura de intriga que nos ...

  • Muerte y Cenizas - Ficha libro | Edhasa

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    EDHASA, libros con historia, editorial literaria, especializada en novela histórica, narrativa y ensayo, con ediciones y traducciones de calidad.

  • MUERTE Y CENIZAS. CONJURA EN HISPALIS. PALACIOS ...

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  • muerte y cenizas - conjura en hispalis - Librería Cámara

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  • Muerte y cenizas - -5% en libros | FNAC

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    Muerte y cenizas, libro o eBook de . Editorial: Edhasa. Los mejores precios en libros y eBooks.

  • muerte y cenizas - conjura en hispalis - Librería Serendipia.

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    MUERTE Y CENIZAS. ... EL MERCADER DE LIBROS (EDICIÓN LIMITADA A UN PRECIO ESPECIAL): ZUECO, LUIS: Todo gran viaje comienza en los libros.

  • MUERTE Y CENIZAS. CONJURA EN HISPALIS. PALACIO,TEO ...

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    MUERTE Y CENIZAS. CONJURA EN HISPALIS, PALACIO,TEO, 23,00€. ... Otros libros del autor. HIJOS DE HERACLES: PALACIO,TEO: Cuando el rey Teleclo es asesinado ...

  • Seduciendo su Corazon (Manhattan Dinner Club 2), Jean Joachim de Jean Joachim

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    Dentro de una moderna casa en el noreste de Manhattan, saltan chispas cuando la arrendataria Bess Cooper, tan exquisita como los postres que prepara en su programa de reposteria en la TV, choca con su guapo nuevo vecino Whit Bass, un reconocido periodista de radio intimamente relacionado con una modelo bien sofisticada, de esas que complementan cada uno de sus trajes y vestidores.
    Al igual que su famoso y dulce pastel de manzana, Bess tiene un guapo novio policia -y su pijamada del viernes- quien alega que sus asuntos secretos de la policia le impiden arrastrarse bajo sus sabanas con mas frecuencia- y un companero de por vida, su pug, Dumpling.
    El Sr. Whit, tambien conocido como Sr. Sin Compromiso, es un mujeriego de voz suave y persuasiva. Bess es el tipo de chica que haces madre de tus hijos y que cree en los “vivieron felices para siempre”. Aun asi, contra su voluntad, ella y este hombre se atraen mutuamente con la fuerza de los polos de un magneto. ?Tendra Bess la fortaleza para sobrevivir a un corazon destrozado – de nuevo? ?Estara Whit persiguiendo un sueno de exito a medio mundo de distancia, o corriendo asustado? Desesperada, Bess se va a su “club de cenas de los lunes” – sus fieles cuatro amigas, todas duenas de pugs. Combinando aventuras empresariales de alto nivel y el impresionante climax de un crimen altamente confidencial, de esos que explotan en los periodicos, !este cuento torrido te dejara sin aliento!

  • No te dejare de Kate Hartman

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    El viaje onirico termina y la oscuridad se marcha despues de encontrar regocijo efimero. El descanso es tan dificil de hallar con la ausencia de luz, deseando nunca despertar. El peso de los parpados disminuye, y se diluye en un pozo de pesadez ligero que deja columbrar el sol a traves de la ventana, sus rayos dibujandose en el suelo, y otro dia mas en una habitacion y en un lugar que ya a nadie quiere. El aire tropieza en los pulmones de Kate, atraviesa su pecho, y, a traves de sus fosas nasales, siente un dia mas de vida, uno que tal vez ella ya no quiere despues de todo. Durante unos minutos observa el techo y no se siente dentro de si misma, sus brazos no le pertenecen, ni sus parpados, ni sus piernas; no es ella misma, y, sin embargo reconoce que en realidad lo es. Ella es Kate y las dudas sobre su existencia definen lo que ella es: vacuidad. Ya no hay nada para ella, sus anos y alegrias se esfuman, dejandola solitaria, con un cuerpo y una consciencia que la tortura con cada segundo que pasa. Con la energia que ya no existe, Kate se levanta y observa el resto de su habitacion. Todo esta en el mismo lugar; el espejo, la mesa de noche, la comoda, la alfombra, todo sigue alli. Solo hay algo mas que sobresale del resto de las cosas: dos maletas. Dos maletas junto a la puerta, con lo unico que queda de ella, su ropa, algunos libros, arrepentimientos, resignacion, y dinero para nunca mas regresar. Un suspiro atraviesa su pecho y deja salir su dolor, el cual nunca deja de morir, y le recuerda que ya nada se puede reparar; es tiempo de aceptar que el dano es irreparable. Kate se dirige a la ducha, su vuelo sale en unas horas, y le asquea seguir en aquella casa, en aquella ciudad, rodeado de personas que guardan reminiscencias insidiosas de ella. Kate reflexiona diariamente al respecto, y en la ducha cada gota de agua quema como saetas disparadas a quemarropa, asesinandola con recuerdos que no quieren desaparecer. Ella sabe que solo hay una manera de asesinarlos, pero es imposible borrar los vestigios de una vida llena de errores. Es imposible estar limpio despues de encontrar comodidad en la suciedad. Asi, durante varios minutos, Kate se acostumbra a recibir tantos disparos que la ducha le ofrece, soportandolos con dignidad y uniendo aquellas saetas con los residuos de su alma resignada que manan de las comisuras de sus ojos, recorriendo sus mejillas, y largandose por el desague, a donde toda la suciedad se marcha. Sale de la ducha y se viste rapidamente. Se mira al espejo y no se reconoce; todo sigue alli, su tez blanca y sus ojos azules tan resplandecientes como siempre, pero ella no puede notar ya el resplandor que alli vive, el brillo se apaga, y la alegria se diluye y se marcha por el desague de la existencia. Ella se ve en el espejo, y alli esta Kate, pero una Kate que ya no vive; la nueva version de Kate aun no nace, y lucha por ello, pero quiere rendirse y ya no puede evitarlo. Es como ver a un cuerpo mas de tez blanca y ojos azules; un cuerpo mas, pero no a una persona real. Kate da un giro y se dirige a la puerta, la deja abierta y toma sus maletas. Sus pasos bajando las escaleras suenan en toda la casa de aquel vecindario, haciendo un eco insoportable; el recordatorio de la soledad. Se siente sola, en medio de aquella sala, los muebles, la cocina, y el televisor apagado. Suspira una vez mas y se dirige a la cocina, hay un sandwich, una taza de cafe, pero no hay ninguna nota, y tampoco esta su madre, aunque nada de esto importa ya para Kate. El cafe esta frio y la pesadez que domina a Kate la reprime de calentarlo, y lo bebe asi, no por placer, sino por el simple habito de hacerlo, ya nada importa para Kate, todo en aquel pais y en aquella casa pierden su importancia para ella. Puso el sandwich en una pequena taza, la introduce en la maleta, y se dirige a la puerta. Camina lentamente hacia las afueras del vecindario en donde vive; observa las calles, los autos, las casas, las plantas, y algunos rostros conocidos. Todo este conjunto forma parte de ella, de su vida, pero sabe en el fondo que ya no le pertenece y que debe continuar, porque todo esta atras y forma un peso adicional junto a la pesadumbre que la domina en este instante. Al llegar a la entrada del vecindario, gira su cabeza, y observa aquella caterva de recuerdos una vez mas; este es el adios. Unos minutos despues, el taxi llega a su lado. --Al aeropuerto, por favor. --Claro que si, senorita --responde el taxista y el automovil inicia su recorrido hacia el inicio del viaje de Kate. Kate recuesta su cabeza en la ventana y la siente vibrar, gracias al ritmo del automovil por la uniformidad de las calles. Kate observa los ultimos arboles y casas de su urbanizacion, y aquel reflejo se traslada hacia el retrovisor, el cual ocupa todo el espacio del mismo, para minimizarse lentamente hasta hacerse mas pequeno que una hormiga, y desaparecer en su totalidad, viajando hacia la mente de Kate, que va a transformar y borrar aquel reflejo, junto a los recuerdos relacionados al mismo con el paso del tiempo; es el viaje tragico de nuestras vivencias, piensa Kate. Por otra parte, unos minutos despues, el automovil tambien pasa cerca del hospital de aquella ciudad, un hospital que guarda recuerdos especificos que ya quiere olvidar porque son una de las tantas razones por las cuales ella desea irse de aquel pais. Desvia su mirada hacia el conductor y luego hacia la calle que tiene delante de ella porque es mas facil evitar aquellas escenas que enfrentarlas, al fin y al cabo. Para Kate, estando en aquel automovil, es dificil no pensar en todas las razones que tiene para marcharse, y los minutos se alargan, y los segundos se hacen horas; lo unico que desea es mirarse a si misma en un aeropuerto. Trata de visualizarse asi, pero los ruidos de las calles borran aquellas imaginaciones. --!Muchas gracias! --!Buen viaje, senorita! --Responde el taxista. Kate mueve su mano en senal de despedida, junto a sus maletas. Al entrar al aeropuerto, se asegura de que su pasaje esta alli. Toma sus maletas y se adentra en el aeropuerto. Es la primera vez que ella viaja, y esta un poco perdida, sin embargo, sabe muy bien que es lo que tiene que hacer. Despues de dar unos pasos, sin embargo, siente un aura extrana alli que la rodea porque todos estan ocupados en sus asuntos, en todo lo que van a hacer, y nadie la observa, Kate se siente invisible, y siente que no tiene un lugar en el mundo; esta sensacion incrementa aquellos pensamientos daninos que la obligan a iniciar una nueva vida y a recordar que esta realmente sola y que sus amigos, o alguien que realmente se preocupa por ella, desaparecieron en su totalidad. Continua caminando con sus maletas y se sienta en algunas sillas a esperar. A traves de una ventana enorme observa varios aviones detenidos, y rapidamente puede visualizar, en su mente, subiendo a alguno de ellos, y mirando, desde el avion el lugar en donde esta ahora mismo, mientras el tamano disminuye, hasta convertirse en algo mas pequeno que alguna hormiga. Kate baja la mirada, con sus maletas junto a sus piernas, y observa el suelo, sin observar realmente algo. Se siente abrumada por alguna caterva de vacuidad porque ya sus recuerdos no la abruman como para sentir culpabilidad, sus recuerdos ya no existen y ella solo esta alli esperando un vuelo para iniciar una nueva vida. Sin embargo, el pensar que sus recuerdos ya no existen, que ya nada importa, se siente mucho peor que la misma culpabilidad que puede atormentarla de vez en cuando, y esto es mucho peor. Sube la mirada y observa el mismo panorama, muchas personas caminando alrededor, hablando a traves de algun telefono, otros buscando a alguien mas, siempre buscando a alguien; todos tienen algo que hacer, y Kate solo tiene que estar sentada alli y esperar, y nada mas. Ella no tiene que llamar a nadie, tampoco tiene que buscar a nadie, y nadie la esta buscando a ella. Ese pensamiento le hace sentir mucha pesadumbre porque no importa cuantas veces diga que no le importa continuar sola; en el fondo le importa mucho y sabe que no puede escapar de ese inevitable sentimiento, de que quiere algo de compania y entendimiento. Pero esta ultima parte esta quedando atras, relegada, casi desapareciendo, porque una manta enorme de indiferencia la esta cubriendo y de resignacion en cuanto a su pasado y a lo que le queda por continuar. --?Mucha soledad a tu alrededor? Kate sube la cabeza y responde: --?Huh? --Soy Mark, estoy esperando por mi vuelo, y supongo que tu tambien por el tuyo. ?A donde vas a ir? Se que mi presentacion puede parecer extrana. --Soy Kate, y si, espero por mi vuelo. Voy a ir a los Estados Unido, a Miami. --?Por que a los Estados Unidos? Yo voy a ir a Inglaterra. --Simplemente... Quiero iniciar una nueva vida, eso es todo --responde Kate. --?No es extrano este lugar? --Pregunta Mark. --?Por que? --Todos estan tan ocupados, caminando de un lado a otro. Cuando viajas, ya sea por iniciar una nueva vida o por simple placer, este aire te muestra que la vida es muy efimera, y al pasar esa puerta, antes de subir al avion, te sientes en el final de una vida pasada. Es como morir y renacer, pero, ?sabes que es lo peor de todo? --?Que cosa? --Responde Kate. --Que a veces no sabes si vas a renacer. ?No lo crees? --Bueno, a veces pienso lo mismo sobre este lugar. Es la primera vez que viajo, y por eso puede que mis imaginaciones y pensamientos sean de este tipo. Supongo que hay gente que cree lo contrario, pero esto es lo que yo pienso. Quiza algun dia mis opiniones en cuanto a los aeropuertos cambien. --?Tu crees que vas a renacer en los estados unidos? --Pregunta Mark. Kate lo observa y nota que es un hombre fornido, con una barba larga, y muy poco cabello; pero en la manera de hablar, Kate siente que es un hombre muy seguro de si mismo, tanto que probablemente ese es el precio que se debe pagar para terminar como el: en un aeropuerto intentando empezar de nuevo, siempre intentando. --Honestamente --responde Kate--, no lo se. Realmente, no lo se. No se que responder. Lo unico que se es que aqui, en esta ciudad, no puedo renacer. --Si, comprendo Kate, yo tampoco se si voy a sentir lo mismo en Inglaterra, pero, es mejor intentarlo y ver que reserva la vida para nosotros, ?no lo crees? --Si --Kate comienza a sentir un poco mas de simpatia por Mark--, definitivamente. --Aunque la vida no nos reserva nada, es mucho mejor descubrir aquella ausencia y no quedarse con las dudas. En ese instante, un altavoz suena, Kate observa su pasaje y sabe que aquel vuelo anunciado es el suyo. Mark lo observa y el sabe que no va a ver a Kate otra vez, por eso el dice: --Buena suerte, Kate, si necesitas algo, voy a estar en Inglaterra. !Buen viaje! --Muchas gracias, Mark --responde Kate

  • La princesa del East End (Secretos de alcoba 3) de Christine Cross

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    El carruaje que traqueteaba por las calles londinenses a esas horas de la noche olia a dinero por los cuatro costados, lo mismo que el hombre que se sentaba a su lado. Rose se reclino contra el lujoso asiento acolchado, tapizado en seda adamascada, y permitio que sus labios se estiraran en una sonrisa satisfecha. Habia hecho bien en no hablar sobre el caballero con ninguna de las chicas del burdel o alguna de ellas se lo habria arrebatado. Solo Bertha, la pequena criada que limpiaba las habitaciones, conocia su existencia, aunque se habia encargado de dejarle claro lo que sucederia si se iba de la lengua. No tenia nada en contra de la pobre chica, ademas, era demasiado asustadiza y timida como para ir a contarle sobre sus asuntos a la madame; a la muchacha le convenia estar en buenos terminos con todas las chicas, pues su sueldo dependia de ellas. Habia sido mala suerte que la nina saliera a tirar la basura al callejon trasero del edificio justo cuando ella le ofrecia sus servicios al caballero, aunque le habia bastado una mirada de advertencia para que la criadita desapareciese a la carrera por la puerta de la cocina. Para una vez que tenia fortuna en la vida, no iba a desperdiciarla. El prostibulo que regentaba madame Beth en Haymarket era uno de los mas cotizados entre los nobles de la aristocracia, pero tambien uno de los mas estrictos en cuanto a sus reglas de gobierno. No se permitian las relaciones fuera del local, quiza por miedo a que alguna de las chicas emulara el ejemplo de Laura Bell, la joven cortesana irlandesa que habia conseguido casarse con el capitan August Frederick Thistlethwayte, de Grosvenor Square. La que habia sido conocida como <> era en esos momentos la orgullosa senora de una finca en Ross-shire, Escocia. Rose echo un vistazo al semblante de su acompanante. Su perfil, elegante y masculino, oscilaba entre las luces y sombras que atravesaban la ventanilla del coche. Si jugaba bien sus cartas, ella, Rose O'Flaggerty, tambien obtendria lo mismo que su compatriota. El hombre era atractivo, de constitucion fuerte y movimientos mesurados. Sus ojos tenian un perpetuo halo de tristeza que le provocaba la acuciante necesidad de envolverlo en sus brazos, como si fuese un nino necesitado de consuelo, aunque lo cierto era que el le doblaba la edad. --?Se arrepiente, senorita O'Flaggerty? La voz calida y suave le produjo un estremecimiento. Le encantaba que la tratase con el respeto debido a una dama, hacia que se sintiese valorada como mujer. --En absoluto, milord. ?Como podria arrepentirme? --Su tono reflejo cierta incredulidad. No comprendia que el pudiera pensar que le costara dejar atras la vida que llevaba. Habia llegado a Londres desde Irlanda con dieciseis anos y habia comenzado trabajando como sirvienta por unos pocos chelines. A los diecisiete, el hambre y las circunstancias --una madre viuda y tres hermanos menores-- la habian obligado a prostituirse en las calles. Odiaba aquel negocio, se sentia como una mercancia usada, pero habia aprovechado bien su belleza juvenil para evitar que sus hermanas menores tuviesen tambien que prostituirse. Entrar en el negocio de madame Beth habia sido lo mejor que habia podido sucederle, tenia su habitacion propia y ganaba casi tres veces mas de lo que conseguia en la calle; poseia vestidos elegantes y podia comer un plato caliente cada dia. No, desde luego, no se arrepentia. En esos momentos tenia veinticinco anos y, aunque seguia siendo una mujer hermosa, los caballeros preferian a las muchachas mas jovenes, con lo que cada vez mermaban mas sus posibilidades de conseguir un buen sustento para el futuro. --Conocerlo ha sido lo mejor que me ha pasado --agrego Rose al ver que el no decia nada. --Me alegro mucho. --Tomo su mano con suavidad y se la apreto con delicadeza. Sintio la reconfortante calidez que emanaba del cuerpo masculino cuando se inclino hacia ella, y las notas especiadas de su aroma--. Es mi deseo hacerla feliz y que pueda vivir en paz. Rose parpadeo, un tanto sorprendida, ante aquella forma de expresarse. Con toda certeza, <> no era una palabra que habria incluido en su vocabulario y en su vida. Se removio inquieta sobre el asiento, con una sensacion extrana atenazandole las entranas; sin embargo, se esfumo apenas vio el estuche de terciopelo que el caballero puso ante sus ojos. --!Oh, es precioso! Paso los dedos con delicadeza sobre las piedras de rubi, talladas con una gran perfeccion, que descansaban sobre engarces de oro. Tenia un aire antiguo que atraia la atencion de un modo casi hipnotico. --Pertenecio a una reina. --La voz profunda no logro arrancar su mirada del brillo de los rubies--. Toda mujer deberia poder lucir una joya asi al menos una vez en la vida. Saco el collar del estuche y le hizo darse la vuelta para colocarselo. Rose se estremecio, aunque no supo si fue por el roce de las manos masculinas sobre la piel de su nuca o por el peso de la gargantilla. Noto un calorcillo en el pecho y la recorrio una pequena agitacion. --Milord, no se que decir. --Se giro de nuevo hacia el y esbozo una sonrisa seductora--. Muchas gracias por este precioso regalo. Yo… Se quedo en silencio cuando el coloco un dedo sobre sus labios para acallarla. Noto como lo deslizaba despacio por el carnoso labio inferior y deseo que la besara. No lo habia hecho despues del dia en que se conocieron en aquel oscuro callejon, al que ella salio para refrescarse del opresivo ambiente del burdel. En esa ocasion, la habia besado con fuerza, casi con desesperacion; pero, tras aquel dia, se habia comportado como un perfecto caballero, como si de verdad la cortejara. Y aunque le encantaba sentir aquella especie de veneracion con que el la trataba, en algunos momentos le hubiera gustado que pareciese un poco mas terrenal. --?Por que no brindamos por la nueva vida que le espera? --le dijo, sacando del bolsillo interior de su chaqueta una petaca de plata y ofreciendosela--. Sera una mucho mas feliz, sin carencias, sin dolor. ?Me cree, senorita O'Flaggerty? Rose asintio. --Le creo, milord. --Entonces, brindemos a nuestra salud. Acepto la petaca y dio un largo sorbo. El liquido le quemo la garganta y le calento las entranas. Aunque era algo mas fuerte de aquello a lo que estaba habituada, no se quejo. No pensaba morder la mano que le iba a dar de comer. A ella y a su familia. Aun no le habia hablado de sus hermanos ni le habia contado que les habia entregado a ellos el dinero que el le habia ofrecido con tanta generosidad. Maud habia crecido en los ultimos meses y necesitaba vestidos nuevos; a Sheila se le habia acabado el material para fabricar los bonitos sombreros que luego vendia a un elegante negocio de la calle Bond; y Michael habia requerido zapatos nuevos. Si el caballero cumplia su palabra, no les faltaria de nada a partir de aquel momento. --?Falta mucho para llegar? --pregunto. Sentia la lengua rasposa y dio otro pequeno trago, o tal vez lo hacia solo para animarse a hablar. Sabia que tenia que ser sincera con el y contarle de su familia, y aquel era un buen momento para hacerlo. --No demasiado --respondio, al tiempo que le quitaba la petaca de la mano temblorosa y volvia a guardarsela en el bolsillo--. En un par de minutos habremos llegado a nuestro destino. --Aun no me ha dicho adonde nos dirigimos. --?Eso importa? Mientras encuentre el camino, todo estara bien. Rose sacudio la cabeza en un intento por despejarse. Aquellas palabras le habian resultado incomprensibles, quiza porque habian llegado a ella distorsionadas. De hecho, la figura del hombre parecio desvanecerse por momentos, y extendio las manos hacia delante para aferrarse a ella mientras una sensacion extrana se apoderaba de su mente y de su cuerpo, una liviandad que la asusto. --?Que… camino? Yo… me siento… Cerro los ojos casi al mismo tiempo que notaba las manos de el acercandola a su cuerpo. Su calor y su esencia la envolvieron, y se dejo llevar por la niebla que inundaba sus sentidos. --Duerma, senorita O'Flaggerty. Pronto terminara todo y usted podra descansar en paz, como deseaba. El dolor le martilleaba en las sienes y detras de los parpados. Ademas, tenia frio; la superficie sobre la que se hallaba tumbada desprendia un helor que le calaba los huesos a traves de las capas de su vestido. Voces indistintas alcanzaron sus oidos, pero se encontraba demasiado aturdida para comprender los ricos tonos masculinos. Se pregunto si se habria quedado dormida en algun salon del burdel. Intento abrir los ojos y una luz brillante, como del sol, la deslumbro. ?Ya era de dia? Pero ella recordaba haber viajado de noche con el caballero. Parpadeo varias veces y trato de enfocar la mirada. No era el sol. La luz que la cegaba era el fuego ardiente de unas antorchas que iluminaban el recinto en el que se encontraba. Sombras oscuras danzaban sobre las paredes. Componian extranas figuras que provocaron que su corazon comenzase a latir apresurado. Una se cernio sobre ella y quiso gritar, pero tenia la garganta seca y cerrada. La respiracion acelerada provoco que le dolieran los pulmones y se acrecentase el mareo. --No tendria que haber despertado. --Reconocio la voz y casi sollozo por el alivio. Aunque no podia ver bien su rostro, sabia que se trataba del caballero--. Ahora todo sera peor. Rose no comprendio sus palabras por completo. Todavia sentia el cuerpo descompuesto y temblaba de frio. --Agua --le pidio, arrancando un quejido a su garganta. --Es mejor que no tome nada. Todo se acabara pronto, se lo prometo --le aseguro el. Su voz sonaba cargada de melancolia y tristeza, y la caricia suave que retrato su mejilla sabia a dolorosa despedida. Un estremecimiento involuntario la recorrio por entero. Intento incorporarse, a pesar del mareo, pero un fuerte tiron en las munecas se lo impidio. El panico comenzo a atenazarla, un terror irracional que se acrecento cuando el caballero se alejo y la luz de las antorchas le permitio ver las cadenas que sujetaban sus manos. Rose comenzo a gritar mientras tiraba con fuerza de sus ataduras en un vano intento por deshacerse del tintineante metal. --!Dejeme ir, milord, yo no he hecho nada! --La garganta le ardia, pero los ecos de su voz se perdian en la resonante boveda de piedra. Las lagrimas que arrasaban sus ojos le quemaban la piel--. !Soy una buena chica! Cerro los parpados, angustiada. ?Que iba a ser de su familia: de su madre, del pequeno Michael, de Maud y Sheila? ?Como podrian vivir sin su sustento? Una sombra la cubrio y abrio los ojos, sobresaltada. En ese momento, la luz se habia tornado mas intensa y pudo ver con claridad los de el. El caballero la miraba con una tristeza mas profunda de lo que nunca le habia visto. Pero, en esta ocasion, no sintio compasion, solo terror cuando un coro de voces masculinas entono un cantico en una lengua desconocida y extrana. Unos hombres vestidos con tunicas negras rodearon la piedra sobre la que se encontraba tumbada. --?Podra perdonarme, senorita O'Flaggerty? --La voz del caballero era un susurro dulce--. Ella es todo lo que amo y la necesito de vuelta conmigo. Usted tiene que morir para que ella viva, ?lo comprende? --!No! !No, no, por favor! --suplico entre sollozos--. No quiero… Enmudecio y sus ojos se dilataron por el terror cuando vio ondear sobre su cuerpo una daga de plata, empunada por el hombre que le habia prometido que la haria feliz. El grito agudo y horrorizado golpeo las paredes de piedra, pero sus oidos permanecieron sordos al eco de su propia voz y al borboteo de su sangre caliente al derramarse en el interior del caliz de plata. El caballero contemplo el bello rostro de la mujer, exangue y palido, y durante unos instantes experimento lastima por ella. <>. El pensamiento vago por su mente y lo ayudo a tranquilizarse. --Lo has hecho muy bien. --La felicitacion del Gran Maestro de la Orden lo saco de sus cavilaciones--. El primero es siempre el mas dificil, pero tu no has dudado. Estoy seguro de que conseguiras lo que te propones. El asintio. Volver a ver a su preciosa Alice, a su unico amor. Nunca habria nadie como ella; nunca podria amar a nadie mas. Si, lo conseguiria. El numero siete era el numero de la perfeccion, el que unia el numero tres del espiritu con el numero cuatro de la materia y devolvia la vida. Solo necesitaba seis victimas mas para realizar el ritual completo y poder traer a su esposa desde el abismo de la muerte

  • Contrato prenupcial de Pilar Portocarrero

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    Raymundo esta obsesionado con Amanda, a pesar de haberse convencido de que ella fue la amante de su mejor amigo.
    El siente que es una insensatez, pero la quiere sin excusas, aunque tenga que pagar un alto precio por tenerla solo para el.

  • Un buen dia para enamorarse de Gin

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    La vida y el destino comenzaron a crear una historia de amor, a diferencia de las otras, esta historia de amor se formaria y finalizaria con una sola persona.

  • A traves de Escocia (Highlands 1), Alexia Seris de Alexia Seris

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  • 7 dias en Entebbe de Saul David

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  • En los ojos de Youki (En los ojos del highlander 2) de Ana E. Guevara

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    Ferguson vivia en una granja rehabilitada a las afueras de Edimburgo, nunca sintio el mismo aprecio que William por la capital de Escocia, el preferia la tranquilidad del campo. Le hubiera gustado vivir aun mas al norte, cerca de las Highlands, pero por su trabajo tenia que ir a Edimburgo a menudo y no queria sacrificar calidad de vida metiendose trayectos innecesarios en el coche. Cuando llego a la ciudad esta apenas se estaba despertando, las calles adoquinadas y los edificios de piedra recubrian todo el centro historico, pintando las calles del mismo gris que lucia el cielo. Aparco su todoterreno y se dirigio a paso vivo al piso que William tenia en una calle paralela a la Royal Mile. Desde fuera aparentaba ser otro de esos edificios historicos que salpicaban la capital cada pocos metros, pero el interior habia sido renovado unos anos antes por uno de los mejores despachos de arquitectos de toda Escocia. Saludo al portero del edificio con una inclinacion de cabeza, estaba acostumbrado a verlo, y este le devolvio el saludo de forma cortes. Subio los peldanos hasta el piso de su amigo de dos en dos utilizando la escalera en vez del ascensor y llego hasta la puerta con vigor redomado. Llamo al timbre y cuando se abrio la puerta, William lo estrecho entre sus brazos. Eso no era una buena senal. Eso era todo menos una buena senal. Siguio a Will al interior del apartamento, un loft con amplios ventanales que daban a la calle y que comenzaban a mostrar los tipicos patrones de las gotas de lluvia resbalando por el cristal. Iba a ser uno de esos clasicos dias escoceses en los que el tiempo podia cambiar varias veces en el transcurso de veinticuatro horas. William se sento en el sofa de cuero y Ferguson pudo observarlo con tranquilidad. Su metro noventa de estatura parecia haber empequenecido y su pelo rojizo lucia ahora mas apagado. Profundas ojeras circundaban sus ojos y una barba descuidada ornaba su mandibula. Solo sus ojos verdes guardaban un apice de la fuerza que el estaba acostumbrado a ver. --?Que ha pasado? Iba a hablar, pero el timbre de la puerta sono sobresaltando a Ferguson. Edward aparecio detras de William y estaba tan sorprendido de ver a Ferguson como este de verlo a el. Edward era el hermano pequeno de William, y, aunque tenia los mismos ojos verdes que su hermano, su pelo rubio trigueno hacia que fuera facil distinguirlos. A pesar de que eran apenas las ocho de la manana de un sabado, ya iba vestido como si fuera a asistir a algun evento: pantalon verde musgo y chaqueta con un bordado de flores, muy del estilo de las que Juan Avellaneda suele disenar. --Ferguson --dijo en tono seco a modo de saludo. --Edward --respondio el aludido. William se sento en una esquina del sofa dejando el butacon libre para que su hermano lo ocupara. Se quedaron en silencio y viendo que Will tenia problemas para romperlo, fue Edward quien decidio tomar las riendas de la conversacion. --Hermano, a pesar de que no me disgusta tu compania, supongo que nos has hecho venir por algo mas que por el placer de reencontrarnos los tres juntos. ?Me equivoco? --No, no te equivocas. !Mierda! --dijo de repente poniendose en pie de un salto. --No os he ofrecido nada de beber, mama me mataria por tal afrenta al protocolo. ?Quereis algo? Edward y Ferguson intercambiaron una rapida mirada. Actuar de forma erratica no era propio de William que, por lo general, tenia siempre todo bajo control. --Yo tomare un cafe --dijo Ferguson. --Yo otro, con sacarina y unas gotas de leche de almendra. --Pues yo me voy a servir un whisky doble --les dijo William desde la cocina. Su piso era como un loft neoyorkino afincado en medio de Edimburgo. Una mesa de billar, una enorme cocina abierta al salon y una pared cubierta del suelo al techo con estanterias en las que obras literarias de todos los generos y todas las epocas compartian hogar. Ferguson se levanto y franqueo los pocos pasos que separaban los dos ambientes hasta llegar a la cocina de estilo industrial en la que su mejor amigo se estaba peleando con la cafetera con manos temblorosas. Cuando sintio la presencia de Ferguson, dejo de intentar cargar de cafe la maquina y se echo en brazos de su amigo para ponerse a llorar como un bebe. --Menos mal que has sido tu el primero en llegar a el, me hubiera muerto aqui mismo si decide mostrarme tanto afecto de una sola vez --musito Edward, lo que le valio una avinagrada mirada por parte del moreno. --Esta bien, deja que yo me ocupe de la cafetera, olvidate de tomarte un whisky ahora que no son ni las ocho de la manana y ve a sentarte en el sofa. Seguro que Edward te puede consolar durante dos minutos. Este hizo un mohin, pero supuso que no tenia mas opcion que obedecer, a fin de cuentas, era su hermano el que estaba en ese estado catastrofico. Se sento al lado de Will en el sofa y en un arranque de ternura fraternal muy impropio de el, le puso una manta sobre las rodillas y le paso un brazo por los hombros. William dejo reposar su cabeza en el hombro de su hermano, apenas unos segundos, antes de que fuera demasiado incomodo para ambos, pero fue suficiente. Su relacion nunca habia sido ejemplar, se basaba fundamentalmente en una tolerancia mutua a la mayoria de las acciones del otro. Durante anos Edward habia sido el favorito de su madre, hasta que decidio salir del armario ante el estupor de toda su familia en una cena de Navidad. Su madre, una mujer afincada en las tradiciones y para quien el protocolo era una forma de vida y no una mera recopilacion de reglas de buenos modales, lo vivio como una afrenta personal alejandose de su hijo predilecto. Eso hizo que los hermanos se acercaran, aunque nunca tuvieron una relacion fraternal marcada por muestras de carino o momentos de complicidad. Por esa razon, ese brazo sobre los hombros de William significaba tanto para ambos. Ferguson llego unos minutos despues llevando tres tazas de cafe en una bandeja, azucar, sacarina y leche. Ademas de unas galletas que encontro en un armario y las puso en un plato. --?No habia leche de almendras? --No, no habia --corto Ferguson la protesta que ya comenzaba a formarse en los labios del rubio. --Y ahora, ?nos vas a contar que esta pasando? --La he perdido --dijo con tono ausente--. La he perdido para siempre, ya... Ya no hay vuelta atras. --Supongo que hablas de Emma, pero ?que ha pasado exactamente? --Fiona. --!Uf! Fiona era una amiga de infancia de la familia, una mujer bellisima, rubisima y de piernas interminables. Una mujer de buena familia que la madre de William aprobaba y con la que llevaba anos tratando de emparejarlo. Ella habia mostrado su interes por el pelirrojo en varias ocasiones y en su determinacion por conseguir lo que queria, era capaz de llevarse por delante a cualquiera que osara cruzarse en su camino. Y fue la pobre Emma la que se cruzo. Y de la forma mas disparatada posible. Unos meses antes habian ido los tres a Espana a cerrar unos negocios y decidieron festejar la buena marcha de las negociaciones pasando el fin de semana cazando en la sierra. Hasta ahi todo normal, si no fuera porque Ferguson se cayo dislocandose el hombro y la traumatologa encargada de recolocarselo era Emma. Entre ella y William fue amor a primera vista, una historia de esas que solo se leen en los libros de Isabel Jenner o Sandra Bree, que discurria de forma impecable hasta que Fiona entro en accion. Por una serie de catastroficas coincidencias Emma acabo pensando que Will estaba con ella para ganar una apuesta con sus antiguos companeros del colegio y huyo despavorida de vuelta a Espana cuando estaban en medio de un fin de semana en las Highlands para festejar el cumpleanos de la madre de Edward y William. El, dispuesto a luchar por su amor, habia ido a Espana con la unica intencion de recuperarla, pero por lo visto, algo no habia salido bien. --?Puedes ser mas explicito? Un nombre propio no es suficiente para que nos hagamos una idea de lo que pudo pasar --dijo Edward. --Quede con Emma en los jardines del Palacio Real, queria darle una sorpresa, pues fue ahi nuestro primer beso. Pero entonces aparecio Fiona, me dijo que habia llevado la broma demasiado lejos, que ya no tenia gracia y que debia parar. No entendi lo que queria decir, por lo visto ella pensaba que mis sentimientos por Emma eran alguna especie de estupida apuesta o algo de ese tipo. Asi que tuve que explicarle que no, que estaba enamorado, que no habia otra mujer en mi vida y que pensaba reconquistar a Emma, aunque me fuera la vida en ello. Tomo aire al tiempo que reunia fuerzas para continuar con la historia. Dio un sorbo a su taza de cafe y Ferguson apenas podia contener la impaciencia por conocer el resto de la historia. --Entonces me beso. Y eso no seria tan malo en si si no fuera porque Emma lo vio. --!Ay! --exclamo Ferguson. --No te va a perdonar en la vida --anadio Edward llevandose otra mirada avinagrada por parte de Ferguson. --Tienes razon, hermano. Ahora si que la he perdido. He tratado de llamarla, de contactar con sus amigas, de acercarme a ella de alguna manera y lo unico que he conseguido es que Diana me amenace con denunciarme a la policia por acoso. --Chica lista --anadio Ed granjeandose otra mirada nada cordial--. ?Que? Es lo que yo hubiera hecho, por lo que he oido es la mas capaz de todas las amigas de Emma. --La he perdido... William estaba casi al borde las lagrimas, y a Ferguson le dolia el corazon de ver a su amigo asi. Habian pasado por mucho desde los tiempos del colegio y nunca lo habia visto tan abatido por nada. Esa mujer de verdad le importaba. --Veamos, creo que solo hay dos cosas que puedas hacer ahora, hermano --propuso Edward haciendose cargo de la situacion--. ?Estas seguro al cien por cien de que no quieres intentarlo con Fiona? La mirada de odio que se llevo por parte de su hermano fue respuesta suficiente para que esa posibilidad no volviera a plantearse nunca mas. --Esta bien, pues dado que hemos descartado la opcion mas simple, tendremos que ir a por la mas complicada: recuperar a la chica. Ferguson y William se giraron al unisono, como las gemelas de El resplandor. --?No me has escuchado? La he perdido. La cague en casa de nuestros padres por marcharme de caceria y dejarla sola con esas hienas que tiene mama por amigas, pero es que cuando trate de recuperarla, la cague aun mas. Jamas me perdonara. Edward se habia echado hacia adelante y apoyando los codos en las rodillas junto las manos como si estuviera tratando algo muy importante en una reunion de accionistas. --Veamos, ahora mismo las cosas estan calientes y lo mejor es dejar algo de tiempo para que se enfrien, pero despues podremos volver a presentar nuestra oferta. --?Por que tu plan para recuperar a Emma suena como si prepararas la adquisicion de una empresa?

  • Mi algo maravilloso de Jill Barnett

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    La tomo por todo lo que alguna vez conocio, le pidio que confiase en el, cuando mas necesitaba alguien en quien confiar, y ella le siguio con el corazon, sin saber que poseia un secreto oscuro que podia apartarlos.

  • perdida en mi memoria de Brianne Miller

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    Un dolor indescriptible me saca de mi estado inconsciente con un gemido. Abro los ojos para encontrarme en una habitacion blanca, llena de maquinas cuyos cables estan enganchados a mi cuerpo, y una via sale de mi brazo hasta una bolsa colgada en una barra. Tengo un tubo instalado en la garganta, lo que me impide hablar, y algo me tira en la mejilla. Cuando estiro la mano para ver que es, descubro que una enorme gasa la cubre casi por completo. El panico me asalta al darme cuenta de que estoy en un hospital. ?Que me ha pasado? ?Por que estoy aqui? Un sonido ensordecedor llena el silencio de la habitacion cuando intento levantarme con desesperacion para quitarme todos esos cables. Una doctora entra a toda prisa para inmovilizarme en la cama. Me debato en un intento de escapar, pero una enfermera inyecta algo en la via, y empiezo a sentirme muy cansada. Se que la doctora esta hablando, pero no consigo escucharla. --Senorita, calmese. Ahora mismo le sacaremos el tubo, pero tiene que relajar la garganta para que no le hagamos danos mayores a los que ya tiene. Calmarme... Me calmare cuando alguien me explique que demonios hago en un hospital y como he llegado a estar en un estado tan lamentable... Pero si no me sacan el tubo no podre preguntarlo, asi que me tumbo en la cama y las dejo trabajar. Me duele hasta el ultimo hueso del cuerpo, pero nada es comparable a esto. Sentir como el tubo sale de tu traquea es doloroso y repulsivo, pero el dolor que siento en todo el cuerpo mitiga su intensidad. Cuando la doctora ha terminado su trabajo, una enfermera me pone una bolsa de calmantes y nos deja a solas. --Bien, senorita, ahora que estamos solas, debo presentarme. Soy la doctora Stevens, cirujana cardiotoracica del hospital Bellevue de Manhattan. ?Puede decirme su nombre? Abro la boca para hablar, pero las palabras no fluyen. Acabo de darme cuenta de que no recuerdo nada. Ni quien soy, ni que ha pasado... nada. El panico se apodera de mi al dame cuenta que soy una mujer anonima en medio de alguna parte. La doctora debe haber adivinado mi terror al descubrirlo, porque me coge la mano y me sonrie tranquilizadora. --Tranquila, le costara un poco hablar debido a la irritacion que te ha producido el tubo endotraqueal. --No me acuerdo de nada --gimo con la voz ronca. La doctora observa mis pupilas con ayuda de una linterna, y me hace repetir una serie de movimientos absurdos antes de volver a dejarme tranquila. --No hay signos de danos cerebrales, asi que sufres amnesia post-traumatica. Te han agredido con sana, y tu cerebro reacciona ocultando esos recuerdos para que puedas seguir adelante, asi que es normal que no lo recuerdes. Poco a poco vendran los recuerdos, pero ahora necesita descansar. Tuve que repararle un desgarro en la aorta debido a una punalada muy cerca del corazon, esta viva de milagro. Duerma un poco, hablaremos despues. Cierro los ojos y la doctora Stevens sale de mi habitacion cerrando la puerta tras de si. Intento dormirme, pero el sueno no llega. Los murmullos llegan hasta mi desde la puerta de la habitacion. --Aun esta muy debil. No va a serle de ninguna ayuda --dice la doctora Stevens. --Tengo que hablar con ella. Necesito saber que recuerda. Es la voz de un hombre. Una voz profunda y ronca, que penetra en mi mente y me hace sentir mareada, vulnerable. --Ahora necesita descansar. Vuelva manana --dice la doctora. --!No puedo esperar hasta manana! Es imprescindible que identifique al agresor, o puede que manana tenga otra victima en el hospital. --Sufre amnesia post-traumatica. No recuerda nada, ni siquiera sabe quien es. Si descansa un poco quizas consiga volver a recordar. --!Que haga un esfuerzo, maldita sea! --!Esa mujer ha pasado por un autentico infierno! ?Acaso quiere obligarla a recordar algo que no va a volver a su mente por mucho que ella quiera? Lo unico que conseguira entrando en esa habitacion sera preocuparla, inspector, y creame, despues del trauma que ha sufrido es lo peor que podria hacer. --!Esta bien, maldita sea! Volvere por la manana. El silencio vuelve a inundar mi habitacion. Inspector, agresor, victima... Eso quiere decir que el motivo por el que estoy en el hospital no ha sido un accidente. Sea lo que sea lo que me ha pasado ha sido intencionado, y no puedo acordarme ni de que ha ocurrido ni de quien pudo hacerlo. Los calmantes empiezan a hacerme efecto y poco a poco me quedo dormida. Me despierto mucho tiempo despues. Lo se porque por la ventana solo entra la luz de una farola, y mi habitacion esta en penumbra. Miro alrededor, y me encuentro con la silueta de un hombre sentado en el sillon, que se levanta y se acerca a mi lentamente. La iluminacion de las maquinas apenas me deja verle, pero estoy segura de que no le conozco. El desconocido enciende la luz que hay encima de mi cama y deja al descubierto sus rasgos cincelados. Es moreno, con el pelo corto y de punta, y de ojos color caramelo. Bastante alto, si contamos que sobrepasa la maquina que hay al lado de mi cama, y de hombros fornidos. Labios carnosos y sensuales, y dos hoyuelos hacen amago de aparecer en sus mejillas. Va vestido con un sencillo traje de chaqueta anil y una camisa blanca. Se sienta con cuidado a mi lado en la cama, y coge mi mano entre las suyas. Empiezo a ponerme nerviosa. Su comportamiento es el de alguien que forma parte de mi vida, pero no me suena de nada. ?Le conozco? Y si es asi, ?por que demonios no le recuerdo? --Por fin se ha despertado. Bienvenida al mundo de los vivos, senorita. --Gra... gracias. --Soy el inspector Davis, agente de la unidad de victimas especiales de la policia. ?Recuerda su nombre? Ahora entiendo la familiaridad con la que me trata. Soy una victima, y esta haciendo su trabajo. Niego con la cabeza, frustrada, en respuesta a su pregunta, que no es lo unico que he olvidado. --Tranquila, es normal debido al trauma que ha sufrido. Esta viva de milagro. --?Que... que ha pasado? --Una mujer la encontro detras de un cubo de basura sin apenas pulso y llena de golpes y cortes. Gracias a Dios era estudiante de ultimo ano de medicina, y logro mantenerla con vida hasta que llego la ambulancia. Ha tenido mucha suerte. --Tengo que darle las gracias, ?podria decirme quien es ella? --Ha estado aqui todo el dia. La obligue a irse a casa a descansar, pero prometio venir manana. --Gracias. Siento no serle de ayuda, inspector, pero no me acuerdo de nada. Ni de quien soy, ni de que paso... de nada. --Tranquila. Sufre amnesia post-traumatica. La doctora Stevens cree que lograra recordar con el tiempo. Mientras eso ocurre, tengo a todo mi equipo buscando alguna pista en el escenario del crimen, espero que encuentren algo que nos sea de ayuda para que deje de ser una victima anonima. El inspector se levanta de mi cama, y tras apagar la luz, vuelve a ocupar su lugar en el sillon. --Deberia descansar. El cuerpo se cura mejor cuando esta descansando. --?Va a quedarse ahi? --pregunto intrigada. --No hay nadie a quien pueda avisar para que la cuide, y yo no tengo nada mejor que hacer, asi que si, me quedare aqui. --Le dijo a la doctora que volveria por la manana. ?Por que ha cambiado de opinion? --No lo hice, es la segunda vez que vengo desde que esta usted aqui. Lleva durmiendo mas de veinticuatro horas. --Gracias por quedarse.

  • Ardiente verano de Noelia Amarillo

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    Maria, una joven con un hijo adolescente, se prepara para afrontar las vacaciones estivales en el pueblo de su exmarido. Solo hay un pequenisimo problema. !Odia el pueblo! ! ?Que va a hacer alli durante todo un mes? ?Visitar el castillo? ?Banarse en la fuente? ?Pasear? !Aburrirse como una ostra! O quiza no. Un dia, harta del calor, se escapa al bosque. Sus pasos la llevan hasta una cabana escondida, donde experimentara juegos prohibidos a manos de un hombre que impide que vea su rostro... Un desconocido que le susurra ordenes y al que desea mas de lo que jamas pudo imaginar. Un extrano que parece conocer sus mas intimos deseos, satisfaciendolos, y del que es incapaz de alejarse.
    ?Podra ignorar sus mas secretas fantasias o se rendira a ellas... a el, a un hombre al que ni siquiera puede ver el rostro?

  • Los dolores de una casa de Fabian Tapia

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    Cada familia tenia el mismo destino, pero no la misma suerte con el tiempo.
    Y cada familia tenia un don producto de la naturaleza que los rodeaba hasta convertirlas en fieras de esa selva olvidada.
    Tan fieras que se olvidaron de su humanidad.>>

  • La batalla por el paraiso de Naomi Klein

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    Entre los escombros del huracan Maria, los puertorriquenos y los <> multimillonarios estan atrapados en una batalla campal para decidir como reconstruir la isla. En esta vital y asombrosa investigacion, Naomi Klein revela como las fuerzas de las politicas del shock y del capitalismo del desastre buscan minar la vision radical y resiliente de una recuperacion justa.

  • Donde uno cae de Lorenzo Silva

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    De las consecuencias de la crisis mundial hasta la entrada de VOX al Congreso y el muro de Trump han pasado diez anos. Diez anos en los que, semana a semana, Lorenzo Silva ha tomado un retazo de realidad y lo ha convertido en ficcion literaria para su columna en la edicion digital de El Mundo. De estos pequenos cuentos han salido diez ebooks, uno por ano, que, bajo el titulo de Vidas.zip, han ido recogiendo la actualidad de nuestro tiempo y que ahora Destino reune en un solo volumen.

  • La voz de los Dioses de Mia Campbell

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    Cuando los dioses encadenan el destino, solo el amor puede obtener la llave.
    Sumergete en la antiguedad, en un mundo de dioses, heroes y leyendas griegas que han perdurado hasta nuestros dias, te acompanare de la mano a traves de las historias relatadas por sus protagonistas, unas que quiza difieran un poco de lo que los dioses querian que conocieses...
    ?Estas lista para adentrarte conmigo en la Antigua Grecia y conocer la verdad que se escondia detras del mito?

  • No me quieras 1 de Raquel R. Gallagher

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    ?Que sucede cuando tu peor enemigo duerme cada dia a tu lado y en tu misma cama? Clara Balboa es una universitaria de diecinueve anos atrapada en una relacion monstruosa. Alex, su novio, es un chico guapisimo, con un cuerpo de infarto y la apariencia de un actor de Hollywood. Pero tanta perfeccion no es mas que fachada, una bajo la que se esconde un monstruo despiadado, controlador y egoista que disfruta convirtiendo la vida de Clara en un infierno. Para ella no hay escapatoria. No hay forma humana de escapar de ese infierno. O eso pensaba hasta que Hugo aparecio en su vida para proporcionarle un halo de esperanza y mostrarle una cara del amor que hasta el momento desconocia.

  • Genesis. El libro de Phlaigh (Apocalipsis 1) de Juani Hernandez

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    ?Que ocurriria si el hombre de tus suenos fuera real?

  • Tu reflejo – Claudia Cardozo de Claudia Cardozo

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    Lorraine es una joven que suena con convertirse en una afamada disenadora de modas. Alegre, vivaz y un tanto alocada, solo piensa en el ahora y en la vida que tendra una vez que consiga cumplir sus metas. Tiene buenos amigos y un novio que esta a punto de sumarse a su lista de fracasos amorosos; el unico hombre que le ha llamado realmente la atencion y por quien lleva anos suspirando es Eric, pero ellos no tienen nada en comun, y con su historial de miedo al compromiso seguro que el intentar algo con el seria una mala idea.

  • No creo en las despedidas de Enrique Garcia Diaz

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    Crissie, agente del cuerpo de jovenes policias, esta acostumbrada a infiltrarse en los ambientes estudiantiles para evitar que otros cometan delitos. Siempre ha salido airosa, y espera tambien en este caso.

  • El rey del hampa de Marcia Cotlan

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    Paddy entro en El tuerto Joe, la taberna mas famosa del puerto, y se dirigio a la mesa del fondo, donde un hombre alto, vestido de negro y con gesto taciturno, fumaba un cigarro y bebia whisky. El local olia ligeramente a vinagre y la madera del suelo crujia con cada paso. --Acabamos de hablar con Robert Penrose, jefe. Dice que hay unas cuantas partidas de naipes importantes a la vista y que podra reunir el dinero. Pide un par de semanas mas y pagara los intereses por el retraso. --Paddy era un hombreton robusto, aunque no demasiado alto. Su poblada barba pelirroja ponia de manifiesto su origen irlandes. Cuando estaban en publico, siempre llamaba jefe a su amigo, pero en privado utilizaba su apellido: Raven. --?Le ensenaste a ese cabron estirado lo que ocurre cuando no me pagan a tiempo? --Los ojos del hombre eran dos brasas. Tan oscuro estaba el local que cada vez que daba una calada al cigarro, se le iluminaba brevemente el rostro haciendolo parecer un demonio. No prestaba demasiada atencion a Paddy. Estaba mirando a la tabernera que, a su vez, se lo estaba comiendo con los ojos. Su voz profunda y varonil habia hecho que la mujer se estremeciera. --Claro, jefe --respondio Paddy, frotandose un puno y sonriendo--. Le hemos dado lo suyo. --De acuerdo, entonces. Dale esas dos semanas de plazo. Si despues no paga… --No pagara, jefe --se atrevio a interrumpirlo Paddy--. Ese bastardo de Penrose cree que podra ganar haciendo trampas, pero lo que no sabe es que Malone jugara con el, y no hay tramposo que se le escape a Malone. --Raven miro a Paddy pensativo. --Tendremos que ayudarlo entonces. Hay que asustarlo lo suficiente como para que se concentre. Si se juega algo que le duela mas que su propia vida, tal vez se convierta en un mejor tramposo. Dicen que los aristocratas dan mucha importancia a eso del honor. --Dio una calada al cigarro y sus ojos relumbraron en la oscuridad de la taberna--. Debe de tener una esposa, quizas no la ame, pero hara lo que sea para que no se sepa que la secuestraron. Su honor quedaria manchado para siempre. Traela, eso le hara saber que vamos en serio. Paddy asintio. Raven se levanto, con el cigarro aun entre los labios, y se dirigio a la tabernera. Ella le sonreia con ojos lujuriosos. Casi de forma inconsciente, la mujer se atuso el cabello ligeramente despeinado y se paso la lengua por los labios. --?Como te llamas? --le pregunto el, que acaba de comprar la taberna y aun no conocia a sus empleados. --Millisent, mi rey --le dijo la joven, melosa, mientras contenia la respiracion para elevar su ya de por si abundante busto. --?Soy tu rey? --le pregunto con la voz fria, casi indiferente. --Por supuesto, Raven --respondio ella como si ya lo conociese--, sois mi rey y el rey de todos nosotros. El rey del hampa --le dijo; el torcio la boca en lo que podria haber sido considerado como una sonrisa, aunque no era mas que una mueca. --Ven --le dijo a la tabernera. Ella salio de detras de la barra. El le puso la mano al final de la espalda, casi en el trasero, y la empujo delicadamente escaleras arriba. Cuando habia llegado al primer piso y ya estaba fuera del alcance de la vista de Paddy, dijo en voz elevada, pero sin llegar a gritar--: Paddy, trata bien a la esposa de Penrose. Ella no es culpable de haberse casado con un maldito hijo de perra tramposo. El hombre vestido de negro era, efectivamente, el rey del hampa. Tenia veintiseis anos y la dureza de su gesto demostraba todo lo que habia tenido que pasar hasta llegar a su posicion actual. Nadie controla a los maleantes de Londres si no tiene mano de hierro. Lo apodaban El Cuervo. Si le preguntabas a alguien el motivo de tal apodo, te decia que se debia a que siempre vestia de negro o a que, cuando aparecia en persona para ver a alguien, nunca traia buenas noticias. Pero en realidad el mismo se habia hecho llamar El Cuervo debido a su apellido: Raven. William Raven, ese era su nombre, pero casi nadie lo sabia ni lo habia utilizado nunca. Solo su madre, cuando era nino, lo llamaba Billy. Margaret Raven, su madre, habia sido prostituta. William era hijo de alguno de sus clientes, ella nunca supo decir de cual, porque era una moza atractiva y bastante solicitada en el burdel en el que trabajaba. Recordaba de su madre las caricias y los besos, la sensacion de amparo que suponia dormirse entre sus brazos. Esas sensaciones habian durado poco, ya que ella comenzo a escupir sangre un invierno y habia muerto antes de llegar la primavera. Raven tenia ocho anos y tras su muerte empezo a vivir en la calle, a robar para poder comer, a imponerse al resto de muchachos para que ellos no se impusieran a el. Su constitucion fuerte y su altura le hicieron un gran favor: era facil infundir miedo con tal envergadura corporal. Media mas de un metro noventa, sus hombros eran anchos y los musculos de su cuerpo parecian esculpidos a cincel. Incluso vestido de negro y con el gesto constantemente tenso (ceno fruncido y boca apretada) era un hombre tan atractivo que cortaba la respiracion. <>, solia decir cuando alguien le pedia mas tiempo para pagar una deuda o imploraba su perdon tras intentar traicionarlo. Y ciertamente no lo era. Habia hecho lo que habia tenido que hacer para llegar donde estaba: robar, golpear y asesinar. Solo por eso seguia vivo, porque cuando habian querido robarle, golpearlo o matarlo, el habia sido mas rapido. En eso consistia la supervivencia. Tambien seguia vivo porque habia sabido rodearse de amigos leales: Paddy y Alistair eran sus inseparables. Pero al igual que su dureza y crueldad eran legendarias en los bajos fondos londinenses, tambien era famosa su extrema amabilidad con las prostitutas, que tanto le recordaban a su madre. Nadie habia vuelto a golpear a una prostituta desde que el mandaba en los bajos fondos. Pero tampoco les permitia a ellas burlarse de el. Lo temian tanto como lo deseaban y jamas se hubiesen atrevido a traicionarlo. Todas, sin excepcion, esperaban ser las elegidas de Raven, que un dia entrase en uno de los burdeles y subiera con ellas a los cuartos. Pero Raven nunca se acostaba con prostitutas, precisamente porque le recordaban a su madre. Y como los hijos de ellas le recordaban a si mismo, no habia nadie mas generosos que el con aquellos chiquillos. Con todos los chiquillos de los bajos fondos, en realidad. <>, le decia Alistair lleno de orgullo. Alistair era la voz de la conciencia de Raven y aunque era un incordio soportar a veces sus sermones, el rey del hampa siempre lo escuchaba para no perder demasiado el contacto con la realidad. Raven era un hombre cruel, tenia que serlo, pero queria que alguien le marcase los limites de tal crueldad y no habia nadie como Alistair para ese cometido. *** Rosalind Penrose habia llegado puntual a la cita, como era su costumbre. El anciano senor Havisham la hizo pasar a su despacho. Era pequeno y oscuro, y los muebles tenian muchos anos y demasiado uso. --?Tiene algo para mi, senor? --le pregunto la joven, ansiosa. --Me temo que no, milady. La mayoria de las familias piden institutrices con experiencia y por muy buenas que sean mis palabras sobre vos, cuando se enteran de que nunca antes habeis trabajado, os desechan. Lo siento. --Y realmente lo sentia. Aquella joven dama le parecia muy agradable y necesitada de trabajo. Era una lastima que una muchacha asi se viese obligada a trabajar por culpa de un hermano calavera que habia dilapidado la fortuna familiar en las mesas de juego. Queria ayudarla de verdad. Fue entonces cuando penso en su cunado--. Aunque quizas haya algo… Si no os importa viajar, claro. --Expliquese, por favor --rogo ella con un brillo de esperanza en los ojos. --Mi cunado Arthur ha hecho una considerable fortuna con un negocio de maderas, pero como usted bien sabra, no todo en esta vida lo puede comprar el dinero. No compra, por ejemplo, la clase. Mi cunado quiere contratar a alguien que eduque a sus dos hijas y que les de a el y a mi hermana algunas lecciones de como comportarse, pero en Nueva York no encuentra a nadie dispuesto a ello. Las institutrices mas cualificadas consideran que trabajar para una familia como la de mi hermano es rebajarse. --?Nueva York? --pregunto ella decepcionada, a pesar de que deseaba desde hacia tiempo conocer la ciudad, pero no era el momento adecuado--. Me temo que no puedo irme tan lejos, senor Havisham. Mi hermano… --Perdonad que os interrumpa, milady, y perdonad por lo que voy a deciros, pero vuestro hermano no es digno de que sigais sufriendo por el. Si no os alejais, acabara arrastrandoos en su caida --le dijo con sinceridad el anciano. --Lo se, senor Havisham, pero, aun asi… --Ella habia bajado la mirada y la tenia fija ahora en la gastada alfombra del despacho. Parecia consternada. --Hagamos una cosa. Os lo pensais, y si no tengo noticias vuestras en una semana, eso me indicara que no aceptais la propuesta. Teneis siete dias para pensarlo. --De acuerdo --dijo ella, aun con el animo decaido. Se levanto de la silla raida y se dirigio a la puerta--. Buenas tardes y muchas gracias

  • Que fue de los Mulvaney de Joyce Carol Oates

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    Una de las mayores novelas de la gran escritora americana, <> (Elena Hevia, El Periodico de Catalunya).

  • Checkpoint de Elsa Drucaroff

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    Los cuentos de Elsa Drucaroff invitan a no cerrar los ojos ante lo terrible y al mismo tiempo a no callar lo que esta pasando.

  • El Principe Desencantado de Clara Montecarlo

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    Debo salvar a mi hijo. Y solo ella puede ayudarme. Hace tiempo fue mi mejor amiga. Antes de que todo se torciese. De que me encandilasen. De que me demostrasen que el amor duele. De que fuese un padre soltero. Mi hijo es todo lo que me queda. Se convirtio en todo mi mundo. Ahora ella acaba de volver a mi vida. Y solo ella puede salvar a mi hijo. Solo debe hacer una cosa: Llevar mi anillo. Ser mi esposa, y podre mantener la custodia de mi hijo. A cambio ella obtiene todos los privilegios. Mi mansion. Mi chofer. Mi dinero. Y su propia cama. Era un negocio redondo. Solo tenia que besarme en la boda. Nada mas. Podia hacer lo que quisiese. Pero... ?y si yo terminaba deseandola a ella? Ya no era mi mejor amiga. Era mi pareja ideal. Mi esposa ideal. Y yo ya no era el cretino sin cabeza que solia ser. Ahora era un millonario de exito. Un padre. No pude resistirme. Ella tampoco. No viendonos todos los dias. Cuidandonos todos los dias. Respirandola todos los dias. Viendo sus labios a cada momento. Fue dificil, complicado y retorcido. Pero salio bien.

  • Las doce balas de Samuel Hawley de Hannah Tinti

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    Samuel Hawley no es como los demas padres. Es un tipo solitario acostumbrado a vivir huyendo de un sitio a otro y que ha educado a su hija Loo en el camino, de motel en motel, siempre vigilando sus espaldas. Conforme Loo se hace mayor, su curiosidad respecto a una madre que nunca conocio tambien va creciendo. Descubre un pasado oscuro que es tangible todavia en el cuerpo de su padre, marcado por las cicatrices de doce balas que recibio durante su carrera criminal. Los demonios del pasado de su padre irrumpiran en el presente, y entonces padre e hija deberan enfrentarse juntos.

  • El regalo mas dulce de Nuria Llop

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    Buscar un marido en tres semanas para poder cumplir un sueno puede ser dificil si no se cuenta con las dotes de celestina de Catalina de Velasco. Madrid 1640. A la actriz Elisa Villanueva le surge la oportunidad de hacer realidad uno de sus suenos: actuar en la inauguracion del Coliseo, el teatro que Felipe IV ha hecho construir en el palacio del Buen Retiro. Pero su solteria se lo impide y solo dispone de tres semanas para encontrar marido. Reticente a dejar pasar esa oportunidad unica, decide confiar en Catalina de Velasco con la ilusion de que sus dotes de celestina sirvan a otro de sus suenos: encontrar el amor de su vida. Ante la dificultad de la tarea, Catalina propone alternativas que las conducen hasta Juan Morales, un picaro de Lavapies cuyo padre trabajo como tramoyista en la compania teatral de los padres de Elisa. Juan decide ayudarlas con la intencion de alejarse despues, ya que en su vida de delincuencia no hay lugar para la gente honrada. Sin embargo, la atraccion que siente por Elisa se lo va a poner tan dificil como esquivar las maquinaciones de Catalina.

  • El retorno del mundo de Marco Polo de Robert D. Kaplan

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    A finales del siglo XIII, Marco Polo emprendio un largo viaje hacia Oriente, siguiendo una Ruta de la Seda por la que Europa extenderia su influencia. En las primeras decadas del siglo XXI, el sentido de esta ruta esta cambiando y el poder en el escenario internacional se esta moviendo. Nuevas potencias emergentes luchan por imponerse, mientras que los paises que antiguamente dominaban el mundo se enfrentan a nuevos desafios.
    Con su habitual clarividencia, Robert D. Kaplan analiza en esta recopilacion de articulos el mundo que nos espera: desde las dificiles decisiones debera tomar Estados Unidos en un futuro proximo hasta los dilemas de la Union Europea, pasando por los movimientos estrategicos de paises como Iran o India, o por el puente que esta construyendo China hacia Europa.

  • La chica que lo tenia todo de Jessica Knoll

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    El thriller revelacion del ano, del que muy pronto se estrenara la pelicula basada en esta adictiva novela.

  • El rey de Itaca de Glyn Iliffe

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    Cuando Eperitus, exiliado tras la traicion de su padre, decide interrumpir su camino para ayudar a un grupo de guerreros que batallan por su vida en clara desventaja, poco podia imaginar que los dioses le habian puesto en el camino de Ulises, Principe de Itaca. La inquebrantable amistad que surge entre ellos sera puesta a prueba en el apasionante viaje que inician a Esparta, donde estan la bellisima Helena y Agamenon.

  • Edith (Las feas tambien los enamoran 3) de Elizabeth Urian

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    Camile, Deirdre, Edith, Leonor y ahora Phillipa son las protagonistas de la saga romantica ambientada en la epoca Victoriana <>, cinco historias que demuestran que el amor se rige por su propia logica.

  • Los chicos malos del barrio de Gavin Knight

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    Tres historias reales y tres ciudades que podrian ser cualquier otra…

  • Solidaridades misteriosas de Pascal Quignard

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    Mireille Methuen se caso en Dinard el sabado 3 de febrero de 2007. Claire fue alli el viernes. Paul no quiso acompanarla. No conservaba ningun vinculo con lo que quedaba de la familia. Hacia las once, Claire sintio apetito. Estaba siguiendo el rio Avre. Prefirio dejar atras Breux, Tillieres, Verneuil. A la salida de Verneuil, se detuvo a comer en un area arenosa y vacia. Era el bosque de L'Aigle. Atraviesa el parking en direccion a una mesita de hierro posada ante un chalet alpino. En la mesita habian colocado una maceta con forsythias amarillas. Ante la maceta de forsythias esta el menu del dia, escrito con tiza en una pizarra. Examina el menu. Un hombre de unos cincuenta anos sale timidamente del albergue. Lleva un delantal a grandes cuadros rojos y blancos. --Senor, ?puedo comer ahi, al sol? Claire senala la mesita de hierro en el exterior. --?Pero se da cuenta de que aun no es mediodia? --?Le causa un problema cocinar ahora mismo? --No. --Entonces me gustaria instalarme ahi, en ese rayo de sol, aunque aun no sea mediodia. El hombre parece algo remiso. No responde. Se comporta de forma extrana. Examina a Claire atentamente. Esta se le acerca, le toma del brazo, casi le dobla en altura. --Estoy hablando con usted, le estoy preguntando si puedo sentarme ahi, al sol. --?Ahi? --Si, ahi, donde da el sol. El posadero alza sus ojos azules hacia ella. --Senor, quisiera comer algo, aunque solo sea una ensalada, ahi, a pleno sol, a las once, en pleno mes de febrero --repite ella. Silencio. --Senor, me parece que deberia usted responderme. Entonces el posadero se adelanta, retira el letrero, la pizarra donde figura el menu del dia, y el tiesto de las forsythias. Lo lleva todo al chalet. Regresa con una esponja. Limpia lentamente la mesa. Al limpiarla, se nota que la mesa esta coja. El posadero se arrodilla. Las raices han levantado la tierra. Desliza un guijarro bajo una de las patas de la mesa. Aun con la rodilla en tierra, enarcando las cejas, alza la vista hacia Claire y dice, en tono tranquilo: --Estaba indeciso, senorita, porque hay un autillo. Senala con el dedo hacia la copa del arbol. Los dos al mismo tiempo alzan la mirada. El aire es ligero y azul. El roble parece desnudo, pese a que los rayos de sol acarician sus hojitas tiernas. --Supongo que a estas horas el autillo estara dormido --dice Claire. --?Usted cree? Claire asiente. --?De verdad lo cree? El posadero, aun con una rodilla en tierra y los brazos cruzados sobre la otra, la observa en silencio. --Estoy segura --dice Claire. Coge la silla, se sienta ante la mesita, y se echa, suavemente, a llorar. La cita en la alcaldia es a las diez y media. Claire ha tomado el desayuno lo mas temprano posible (en cuanto la patrona del hotel ha ido a buscar el pan a la panaderia), a las siete y cuarto. A las nueve, va al mercado. Deambula. Contempla una cestita de fresas perfectamente fuera de temporada. No resiste las ganas de tomar una fresa, metersela en la boca, sentir su perfume. Cierra los ojos. La paladea. Estaba saboreando una fresa bastante insipida, cuando oyo una voz que le afecto de forma indescriptible. Sintio que el interior de su cuerpo se dilataba, sin entender muy bien que le pasaba. Abrio los ojos. Se dio la vuelta. Un poco mas lejos, a la izquierda, una vendedora de verdura ecologica sostenia una animada conversacion con una senora de edad avanzada. Se acerco lentamente. Las verduras expuestas a la venta en aquel puesto no tenian un aspecto magnifico: su apariencia era penosa; el volumen, informe; la piel estaba llena de tierra. La voz procedia de una dama pequenita que estaba ante ellos. Llevaba un delantal blanco y --por encima-- un panuelo con un motivo rosa de florecillas sobre fondo negro, demasiado pequeno para la masa de su cabello. La senora vieja estaba preguntando como estaban los puerros. A Claire le gustaba su voz, que oia a diez pasos de distancia. Adoraba aquella voz. Buscaba el nombre que darle a aquel timbre tan claro, a aquella especie de oleaje de frases ritmicas que la atraian. La voz ascendia de las lechugas romanas y de las remolachas negras. La voz pidio, bruscamente, con autoridad, un manojo de rabanos. Luego la voz pidio unas acelgas, y entonces los ojos de Claire Methuen ya se llenaron de lagrimas. No llego a llorar, pero con la vista empanada vio, sin extranarse, la mano y el anillo, que surgian por encima de las grandes hojas oscuras de los ramos de espinacas, para alcanzar la bolsa deslucida, de papel reciclado, que le tendia la vendedora. Claire empujaba a la gente que hacia cola. Los que formaban la cola se pusieron a murmurar y a refunfunar. --Senora Ladon --murmuro Claire, muy bajito. Nada. La anciana no se volvio. Repitio mas fuerte: --!Senora Ladon! Vio que la espalda de la anciana se contraia y su rostro se volvia lentamente hacia ella. La anciana tenia ojos castanos y gafas doradas. Alzo la mirada hacia el rostro de Claire y parecio muy intimidada al encontrarse ante aquella joven tan grande, tan alta, el doble de alta que ella, que la llamaba por su nombre. La senora Ladon no reconocio de inmediato a Claire. Estaba observandola cuando un senor, cubierto con un sombrero suizo, exigio a Claire que se pusiera al final de la cola. --Senora Ladon --repitio Claire. Claire tomo la bolsa de la compra de manos de la vieja. La dejo en el suelo. Le tomo la mano, le acaricio los dedos, tan bellos, tan transparentes, tan articulados, tan apergaminados. Los acaricio de uno en uno, como solia hacer tiempo atras. La mirada de la anciana se habia endulzado. Tenia el cabello muy fino y blanco, un poco azul. Algunos mechones blancos flotaban sueltos alrededor de la cara. --No me lo puedo creer. ?Eres la nina de los Methuen? Entonces se apartaron en silencio de la cola y del mostrador. --?Has vuelto? --Usted tambien, senora, ha vuelto a Bretana. ?Ha vuelto a Saint-Enogat?1 --pregunto Claire. --Exactamente. La tendera estaba tan emocionada como parecian estarlo las dos mujeres --era una tendera muy comprensiva. Deposito junto a la balanza la segunda bolsa de papel reciclado de la que asomaban los puerros. Los rabanos eran tan pequenos como grosellas y eran mucho mas palidos. --Eres la hermana mayor de Marie-Helene --dijo la senora Ladon con dulzura. Claire asintio. No era capaz de decir nada. Se le cerraba la garganta. --?Y el pequenin? --Paul esta en Paris. --Tengo que acabar las compras, pero prometeme que antes de irte vendras a verme a casa sin falta.--?Cuando? --Ven a verme, a Saint-Enogat, esta tarde despues de comer. --Esta tarde no puedo, es la boda de Mireille. --?La hija de Philippe Methuen se casa? --Si, hoy se casa Mireille, pero manana aun estare aqui. --Entonces manana domingo. Despues de misa, cuando quieras. --?En la misma casa de siempre? --En la misma. Ya era de noche. Claire habia bebido demasiado vino durante el banquete de boda. En la habitacion de hotel, con el mapa de la ciudad desplegado sobre la cama, verificaba como ir en coche, a partir del hotel de Dinard, a casa de la senora Ladon, en Saint-Enogat. Luego se durmio. A las nueve, tomo el desayuno en el cuarto. Desplazo el sillon hasta la ventana. Encendio un cigarrillo. Busco en el listin telefonico del hotel abierto sobre las rodillas los nombres de su infancia. Encontro el nombre de Evelyne. Los timbrazos resonaron en el vacio. Ella no estaba en casa. No habia contestador. No encontro el nombre de Simon Quelen. Encontro el nombre de Fabienne Les Beaussais. Fabienne respondio a la primera. --Soy Claire. Claire Methuen. ?Te acuerdas de mi? --Estas loca. Es domingo. --?Te acuerdas de mi, de Claire Methuen? --Si, claro, claro que me acuerdo. --?Te he despertado? --Si. --?Estas sola? --Si. --Entonces ven a desayunar conmigo. Quedaron en el cafe del puerto, La Barque de Festivus, frente al transbordador a las islas. Fabienne dejo la bici de Correos en la acera, cerca de la mesa donde Claire estaba ya sentada con una taza de cafe. Claire se incorporo pero no llegaron a besarse. Se rozaron las mejillas con los labios. A continuacion Fabienne llevo una silla a la acera y se sento a su lado. --?A que te rompe los esquemas? Tu mejor amiga es cartera.

  • Aunque sea lo ultimo que haga de Federico Correa Gil De Biedma

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    Ano 1997, la comisario Rocio Prados se halla en el cementerio de Santander con Maria, dispuesta a poner fin de una vez por todas al caso de Una rosa blanca. Una rosa negra. Mientras, en Madrid, su fiel Mendia acude a la llamada de una mujer que asegura tener pruebas que apuntan a su marido como el responsable de la muerte de su hermano, diez anos atras. Asegura que no ha sido su unico crimen. Cuando la policia llega el marido ha huido.

  • El ladron de niebla de Lavinia Petti

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    CONOCE AL LADRON DE NIEBLA. ALGUIEN QUE PERSIGUE LAS ESPERANZAS Y LOS AMORES OLVIDADOS, ALGUIEN QUE ROBARA TUS SUENOS.
    Antonio M. Fonte es un escritor de exito. Pero eso no significa nada para el, que vive alejado de todo y que, mas alla de su agente literario, no se relaciona con nadie. Sin embargo, un dia algo le obliga a salir de su aislamiento: es una carta, fechada quince anos atras, escrita a un antiguo amor, en la que se habla de un hombre que acaba de ser asesinado. Comienza asi una intrepida busqueda por Napoles, que llevara a Antonio a caminar por entornos extranos tras los pasos de un personaje enigmatico. Un ladron de niebla que colecciona todo aquello que los hombres pierden, desde llaves, gafas y libros hasta recuerdos de amores juveniles, esperanzas o suenos olvidados. Lavinia Petti sabe evocar, con la magia de los grandes escritores, el recuerdo persistente de un mundo que quizas no ha existido nunca.

  • Complice de Amor de Lily Cerda

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    La hija mayor de la familia Logan es una dama ya pasada de edad para contraer nupcias, aunque posee un corazon tierno y compasivo, por esta razon, recibe la herencia de un caballero que en verdad no era su padre, su forma de ser y el temor a Dios la llevan a conocer al Conde de su region, un anciano de corazon duro por el odio, el resentimiento y falto de compasion. El cual, la hace llamar a su presencia, para humillarla y burlarse de la senorita Zarina Logan por su creencia, pero este encuentro, hace que el anciano Conde se quede desconcertado con la joven dama, y ella poco a poco derrite la coraza del corazon de este, haciendole mas compasivo.

  • Era tarde, muy tarde de James Kelman

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    Sammy Samuels, 38 anos, tipico representante de la clase baja de Glasgow, ratero y exconvicto, se despierta un dia tirado en una acera tras dos dias de borrachera. No tarda en liarse a tortas con unos policias y pasa la noche en la carcel. Ya alli, poco a poco toma consciencia de su estado: le han dejado molido y esta completamente ciego. Cuando por fin regresa a casa se da cuenta de que su novia se ha ido.

  • Cenit de Lizbeth Azconia

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    Todo mundo ha hecho cosas de las que no se siente muy orgulloso. Y Cassandra no es la excepcion. Ella se acostumbro a ser un “algo” en lugar de un “alguien”. Pero cuando otro <> de su misma especie le promete que afuera de su zona de confort hay personas dispuestas a amarla, se aventura a vivir las consecuencias de haberse enamorado de la persona equivocada.

  • La melodia del tiempo de Jose Luis Perales

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  • Biografia de un cuerpo de Monica Rodriguez

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    El cuerpo manda. Obliga, es un tirano. Lo miro en el espejo a traves del vaho. Largo, recien amoldado a esta corpulencia que me desconcierta. Las costillas marcadas, los musculos del vientre esbozados por lineas oscuras, el ombligo. Aun las gotas de agua lo cubren. Pequenas constelaciones detenidas en la pelusa. El grifo gotea; su sonido metalico es un martilleo ritmico que no quiero escuchar, pero que escucho. Los azulejos del bano estan empanados. Bajo la neblina del vapor, contra el espejo, destellan los muslos dorados, casi blancos, el sexo entre las piernas, encogido sobre la mata oscura. Las rodillas formando un pequeno arco. Agacho la cabeza y me detengo en esa vision desde arriba. Estas no son mis piernas. Ni ese pene languido, acobardado como si no fuera un tirano, me pertenece. El vello de mis piernas sombrea la piel humeda, las gotas prendidas en los pelos, aplastados bajo el peso del agua. Son extranos vistos desde esta perspectiva. ?De quien seran esas piernas? ?Y esos pies grandes, de hombre? Levanto los dedos y se marcan los tendones como si alguien tirara de una cuerda. La piel se vuelve mansa, lisa, casi deslumbrante por los talones, los costados. Miro tanto esos pies que ya no parecen pies. Me fijo en sus dedos grandes, que debo domar y doblar, estirar. Me pongo de puntillas, desciendo. Hay un pequeno charco en las baldosas, bajo mis plantas. Y la gota del grifo. Clin, clin, clin. Vuelvo a levantar la cabeza. El espejo se ha empanado lo suficiente para que solo vea un borron de ese cuerpo. Esa pincelada impresionista soy yo. Froto el espejo con la palma de la mano. Mi rostro aparece en el agujero del vaho y se que es mio. Lo distingo porque lo he visto muchas veces en este mismo espejo, su imagen especular, ahora distinta, mas angulosa, menos dulce, con un ligero vello sobre el labio superior. Pero, aunque haya cambiado, hay algo que es solo mio, que soy yo, un punado de gestos, esa mirada hosca, timida, confusa, enmarcada ahora por las pestanas mojadas. No se que es, no se que soy yo, pero estoy ahi, en ese rostro, que hasta hace poco era suave y blanco como la piel de una cebolla. Sonrio. Los brillos metalicos de los hierros esconden mis dientes. Muevo la boca y siento el rozamiento de los brackets, paso la lengua por ellos. Todavia tengo que acostumbrarme a su presion. El agujero del espejo comienza a empanarse de nuevo. Voy desapareciendo y eso me provoca un pequeno vertigo. Entonces empiezo a tiritar. Tengo frio. Mi cuerpo tiene frio. Manda, me obliga a envolverme en la toalla. Me siento en la taza del vater. Sigo tiritando, pero no voy a vestirme, no voy a obedecerle. Miro el desodorante sobre el lavabo. El cuerpo grita cuando suda. Pero ahora tiene frio y no voy a moverme, no. Golpes en la puerta. Me sobresalto. !Haz el favor de salir del cuarto de bano! La voz de mi madre. Estoy harto de someterme siempre. El cuerpo, los adultos. Resistire aqui sentado, tiritando. Clin, clin, clin. Tengo la piel helada, como si una plancha metalica me envolviera. Los musculos tensos de tanto soportar el frio. Las plantas de mis pies mojadas son un trozo de algo que ya no siento, pero son mis pies. Mis pies. Mi torso. Los labios tiritando. El frio. Ya no lo soporto. El cuerpo gana y me envuelvo en la toalla. Salgo del cuarto de bano. Tambien mi madre, que espera fuera impaciente, gana. 2 Soy un dios alojado en el cuerpo de un toro. 3 Estira mas. No puedo. Claro que puedes. Estira. Lo hago. Te tiembla la pierna, no pongas tanta tension. Lo intento. No hay que intentarlo, hay que hacerlo. !Estira! Noto como el sudor nace en mis sienes, en mis axilas. Mis mejillas empiezan a arder del esfuerzo. No puedo controlar la tension, la pierna me tiembla ligeramente. Si me relajo deja de hacerlo, pero entonces no la estiro lo suficiente. Me concentro en el pie, en toda la fuerza del pie, y tiro de el hacia arriba. El muslo ya no aguanta mas. La pierna cae desobediente. ?Quien te ha dicho que la bajes? La profesora se ha vuelto hacia mi. Grita, golpea el suelo con uno de sus zapatos elasticos y negros. De inmediato, trato de subirla de nuevo. Noto el hormigueo de la tension. Ella se acerca, me sostiene la pierna por el tendon de Aquiles, con firmeza. La misma que desprenden sus ojos inflexibles. La levanta. Cuidado con la cadera. Controla el peso. Lo hago. Siento las fibras del musculo interno tirando. Rita, la profesora, suelta la pierna, que se baja ligeramente. Trato de sostenerla, sudo. Me inclino hacia la barra. Mi mano se aferra a ella con demasiada fuerza. Puedes hacerlo mejor, dice. Rita cambia de ejercicio, se pasea por la clase. Coloca un hombro, sube una barbilla. Pasa el dedo por la columna vertebral de una espalda que de inmediato se estira. Del cansancio veo la clase borrada por una leve neblina, las luces en el espejo. La profesora detenida frente a Alex asintiendo, el borron del piano negro, abierto como un feretro, en una esquina de la sala. Muy bien, Alex. Dos palmadas. Centro. Nos colocamos todos frente al espejo. Hay un ligero murmullo, mientras vamos buscando nuestras posiciones. Mi maillot esta sudado. Siento la humedad en la espalda. Clara me mira y sonrie, y algo se encoge dentro de mi. Ella se coloca en segunda fila. Yo trato de ponerme en la primera, no en el centro, en un lateral. Rita esta seleccionando la musica con el pianista. Alex esta en el centro y resopla mirandome complice. Nos colocamos. Veo las figuras en el espejo, todos con las espaldas muy rectas, la cabeza alta, los monos tirantes, los maillots sudados. Respiramos. Me detengo en mi imagen. Ese es mi cuerpo. Lo noto, pulsa dentro de mi, aulla cansado. Dolorido. Por un instante lo vuelvo a ver como un extrano. Un extrano que me lleva la contraria, me reta. Cierro los ojos y vuelve a ser mio. Necesito este dolor para domarlo. Para bailar. Me gusta este dolor. Adagio, dice Rita. Cuando quieras, maestro. Yo abro los ojos. El piano empieza a sonar, las notas caen como nudos de luz por el aula. Levanto un brazo... 4 ?Estas bien? Claro, por que lo dices. No se, te he visto raro en la clase. Cansado. No estoy cansado. ?Vienes a comer? Ahora voy. Te cojo sitio. Veo a Clara alejarse hacia los vestuarios, con la mochila al hombro. El corazon me golpea como cuando termino de hacer los saltos. Sin que yo pueda controlarlo. Tan rapido, tan violento. Golpes de animal vivo. Pero este fluir me gusta. Me hace sonreir y me asusta a un tiempo. Es Clara la que lo desencadena. Ella me dice que me reservara un sitio a su lado en el comedor y abre la compuerta. El torrente del pulso precipitandose. Clara manda sobre mi cuerpo. Entro en el vestuario de chicos. Alex sale de la ducha, desnudo, dejando un reguero a su paso. Se seca con la toalla el pelo humedo. Por un momento admiro su cuerpo. Es perfecto para la danza, tiene flexibilidad, empeines, potencia. Alex, muy bien. Alex, perfecto. Alex, si sigues asi, seras un gran bailarin. Alex, repitelo, que te vean todos. Alex. Alex. Alex. Agita la cabeza y su pelo en hebras castanas y rubias, del color del tabaco, desprende diminutas gotas, como una aureola. Entonces posa sus ojos, tambien rubios, en mi y vuelvo la vista hacia los banos, avergonzado, en un movimiento brusco. Simon y Manuel ya estan vestidos, el pelo empapado y negro, repeinado hacia atras. Me miran a traves del espejo cuadrado, incrustado en la pared. Desparejos: Simon, muy alto; Manuel, bajo. No te va a dar tiempo a comer si no espabilas, tio. Encojo los hombros. Mi corazon ya se ha calmado. Pienso: Clara, y esta calmado. Pero las comisuras de mi boca se dilatan en una sonrisa que provoca su nombre. La contengo mientras miro como Simon se echa colonia. Pero que haces, marica, eso huele que apesta. Manu le quita el bote, se pelean de mentira. Se insultan, se dan algun golpe en el biceps y salen del vestuario arrastrando las mochilas, a voces, riendo, las tarteras colgadas del hombro. ?Te espero? Alex me mira mientras se pone la cazadora. Inclina la cabeza ligeramente. Tiene el rostro redondo, aun imberbe, y su belleza es deslumbrante, amarilla, de nina. No, digo. Me cogen sitio.

  • Juegos de pasion (Amigas Forever 5) de Anna Soler

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    Michelle huia de un pasado oscuro. Nadie conocia cual era su verdad, ni tan siquiera su unico hermano Ivan.
    Dejando atras brooklyn Michelle comienza una nueva vida en San Francisco.
    Nuevo trabajo, nuevos amigos, nuevas experiencias. Entonces conoce a Ethan Macconner, el aclamado neurocirujano del hospital “Madison center”.
    La atraccion entre ambos sera inmediata, una pasion arrolladora incapaz de controlar.
    Michelle iniciara una torrida aventura con el atractivo doctor sin saber que esta jugando con fuego.
    ?Sera capaz de parar a tiempo antes de que el amor gane el juego?
    Los fantasmas de su vida la acechan de cerca. Michelle tendra que afrontar sus propios miedos para poder ser feliz.
    Lujuria, desenfreno, y deseo seran la trama de una pasion incontrolada.

  • El Caso de la mosca dorada de Edmund Crispin

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    Las companias de teatro suelen ser siempre un hervidero de habladurias. Pero pocas son tan intrigantes como la que se encuentra actuando en estos momentos en Oxford. La joven y letal Yseut, actriz algo mediocre y maliciosa, es el centro de todas las miradas, aunque su principal talento consiste en destrozar las vidas de los hombres que la rodean. Hasta que es hallada muerta en extranas circunstancias. Por fortuna, entre bastidores se encuentra el excentrico profesor Gervase Fen, quien halla mayor placer en resolver crimenes que en ensenar literatura inglesa. Y cuanto mas investiga el caso, mas cuenta se da de que todo aquel que conocia a Yseut habria sido candidato a asesinarla; pero ?sera capaz Fen de descubrir quien lo hizo en realidad? El cadaver de la joven ha dejado una pista reveladora: una reproduccion de un extrano anillo en forma de mosca dorada.
    Este es el primer caso del extravagante y genial profesor de Oxford y sabueso aficionado Gervase Fen (“La jugueteria errante”), y una de las cumbres de la Edad Dorada de la novela de detectives inglesa.

  • Bajo el arbol de la toraya (Narrativa), Philippe Claudel de Philippe Claudel

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  • Al mas fuerte de Robert Fabbri

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    Babilonia, 323 a. C.

  • Lo eres todo de Fran Moran

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    CERRO los ojos y escucho su voz, como siempre lo hacia cuando la camara se movia de ella a algun invitado o pasaba a algun rollo B de la historia que ella estuviera relatando. El no necesitaba informacion sobre otro tiroteo en alguna escuela, o sobre los gatitos rescatados de un desague. Solo queria saber de ella. Eso era todo lo que veia en las noticias. Eloy Marti. Sus rasgos eran suaves y dulces, acompanados de una cabellera rubia oscura y rizada, que caia hasta sus hombros en suaves ondas. Sus ojos emanaban calidez y empatia. Tenia labios rosados, y sus pechos bajo la elegante y cara blusa lo volvian loco. Cristo, el la queria. Siempre lo habia hecho. Desde aquel dia en la universidad cuando entro en la biblioteca de Harvard y la vio. Con su apariencia, dinero y posicion en el Upper East Side de Nueva York, el podria tener a cualquier mujer que quisiera, y habia tenido bastantes. Pero siempre recordaria esa. La que se le escapo. La chica de la camiseta rosa. Ese dia, la biblioteca estaba tranquila y casi vacia. Ella estaba sola en uno de los pasillos, leyendo. Miro hacia arriba cuando el se acerco. Era una chica pequena, delgada y joven, tal vez de diecisiete, o dieciocho anos. Al mirarlo, le sonrio. A su parecer, era encantadora, no solo bonita, sino dolorosamente hermosa. Tenia grandes ojos de color marron intenso y una calida y amistosa sonrisa. Para ese momento, su cabello colgaba casi hasta su cintura, luciendo suave y un poco desordenado. Ella le habia quitado el aliento. Era la chica que habia estado buscando. Y asi como asi, se habia ido. Una voz detras de el la habia llamado. Ella se despidio con una sonrisa y paso junto a el. En menos de treinta segundos, su vida habia cambiado para siempre. Y ahora ella estaba en su television todas las noches. Pero esta noche, sin embargo, las cosas serian diferentes. Sabia donde encontrarla, y donde llevarla. Su lugar en el campo era aislado y seguro. Ella definitivamente aprenderia a amarlo alli. Abrio los ojos cuando escucho al reportero devolverle el pase a Eloy, y sonrio cuando vio su hermoso rostro de nuevo. Esta noche, querida, esta noche… ELOY CERRO las noticias con una sonrisa y espero hasta que la camara apagara la lucecita para asegurarse de que estuvieran fuera del aire. --Gracias a todos. Sonrio para sus companeros mientras el personal del piso le aplaudia. Era una de las pocas anclas que trataba a todos por igual y siempre habia sido amable y cortes. Eloy se rio de sus aplausos, ignorando a su co-presentador que se quejaba del sonido. Su asistente, Rae, se rio mientras Eloy la levantaba un poco y la hacia girar. --Alguien esta de buen humor. Bajo a su amiga, y volvieron a su camerino. --Puedes apostar a que si. Guido me va a recoger y vamos a tener dos felices semanas de nada mas que sol, mar, arena y divertido sexo sucio. Rae se rio. --No estoy celosa en lo absoluto. Realmente, realmente no. Eloy se rio. --Lo siento, boo. No deberia regodearme, pero Dios, he estado esperando esto desde siempre. --Escucha, te lo mereces. ?Entre tu y yo? Me preocupa que trabajes demasiado. --No --Eloy le sonrio--. Sabes que vivo y respiro las noticias. Escucha, ya que compartimos secretos… cuando regrese, le preguntare a Jack si puedo hacer mas periodismo de investigacion. Me encanta ser ancla, pero tambien extrano estar en el campo. Rae le sonrio. Ella tenia unos cincuenta anos, era afroamericana y la crema y nata de las asistentes personales. Ellas se conocieron hacia ya un ano, y desde entonces eran inseparables. Ahora mismo, charlaba con Eloy, mientras ella se ponia unos jeans y una camiseta, y se preparaba para encontrarse con su novio, Guido Wheeler. Llevaban dos anos juntos, y estaban tan enamorados como siempre. Eloy sabia que el era el indicado, su personalidad divertida y ferozmente inteligente los hacian coincidir en todo lo que hacian. Guido llego poco despues y la beso, permaneciendo ambos en un abrazo prolongado. Le sonrio, y sus ojos marrones oscuros, se volvieron alegres y llenos de emocion. --?Estas lista, nena? --Vamos, guapo. Se tomaron de la mano al salir del edificio hacia la cabina de espera, y no fue hasta que escucho su nombre que Eloy se dio la vuelta para ver al hombre que esperaba detras de ellos. Empezo a sonreir, ya que era su respuesta automatica para los fans que la esperaban fuera del estudio. De pronto, todo parecio ir mas despacio cuando ella vio el arma. Escucho el grito de Guido, oyo un disparo y vio su pecho explotar. Ella grito de rabia cuando el hombre le apunto con el arma, pero aun asi se lanzo sobre el sin pensar en las consecuencias. Sintio tanto dolor, que su vision se volvio negra. Por la manana, en el hospital, despues de horas de cirugia, le dieron la noticia. Guido habia fallecido, y el hombre que lo habia matado se habia escapado, desapareciendo en el frio viento de la noche. Eloy sabia que nunca mas sentiria la calidez de la felicidad, o la sensacion de estar a salvo. CAPITULO UNO UN ANO DESPUES ELOY MARTI DEJO de existir en el momento en que cerro la noticia esa noche con una sonrisa para su publico, seguida de su habitual y alegre despedida. Charlo con Rae como de costumbre, se puso su ropa y le dijo a su amiga que la veria manana. Usando un baston que ya no necesitaba, pero que guardaba para desviar la atencion, salio cojeando hacia la limusina que la esperaba, y entonces, desaparecio. Mientras el auto, conducido por uno de los choferes del FBI, se adentraba en la oscuridad del estado de Nueva York y se dirigia al refugio, la Eloy que todos conocian quedo en el pasado, y en su lugar, nacio Sunday Kemp. En el refugio, su cabello rubio oscuro fue tenido profesionalmente hasta alcanzar un tono marron oscuro que lucia natural, sus ojos marrones fueron cubiertos con lentes de contacto violetas, su nariz perforada, e incluso se hizo un pequeno tatuaje en su muneca. Entonces, el jet privado que la llevaria a su nueva casa estuvo listo, y ella supo que eso seria todo. El ultimo momento de su antigua vida. Dudo una vez mas antes de subir al avion. Sam, su protector, que se habia convertido en un buen amigo durante el ultimo ano, le puso una mano en el hombro. --?Estas bien, Sunday? Sunday. Su nuevo nombre. Lo habia elegido para honrar a Guido, a quien conocio un dia domingo. Kemp era el apellido de soltera de su madre. Cuando perdio a Guido, sintio que de hecho perdio a ambos. Habia sido demasiado doloroso para la familia de el volver a verla, aunque Patricia, la madre de Guido, se habia quedado al lado de Eloy mientras esta se recuperaba del disparo. Tan pronto como fue dada de alta, sin embargo, se quedo sola. Su propia familia, dispersa desde hacia mucho tiempo por el mundo, habia enviado sus condolencias, pero ninguno de ellos la habia visitado. Rae habia sido su familia, y ahora tenia que dejar atras a su unica amiga. Se fue desde Nueva York, el unico hogar que habia conocido, hasta la vida de pueblo en las Rocosas, Colorado. Paso de presentadora de noticias a mecanografa de alguien. Le habian encontrado trabajo con un artista que vivia en el pequeno pueblo cerca de Telluride y ella se reuniria con el el lunes siguiente. Hasta entonces, se instalaria en su nuevo hogar, un pequeno apartamento en la calle principal de la ciudad, en lo alto de las Montanas Rocosas. No habia traido nada de casa, ni siquiera ropa interior, excepto una fotografia de Guido que habia colado en el bolsillo de su chaqueta. El FBI le habia dicho que dejara todo lo que pudiera atarla a su antigua vida. --Todo sera provisto para ti --fue lo que dijeron--. Tienes que dejar tus cosas atras --le dijo Sam gentilmente--. Si apareces en la ciudad con millones en el banco… --Lo entiendo --dijo. El dinero no significaba nada mas para ella que una herramienta para hacer su vida mas conveniente; nunca habia sido una mujer avara. Pero odiaba dejar sus libros, su piano, y sobre todo, a sus amigos y companeros en la estacion. Las amenazas a su vida eran constantes. El, quienquiera que fuera, era implacable y muy sigiloso. Constantemente le enviaba recordatorios de que estaba cerca, que terminaria el trabajo, que le haria pagar por su "traicion". Imbecil. Su intestino se retorcia de la rabia, y a veces deseaba que su acosador mostrara la cara. Aunque la matara, al menos tendria la oportunidad de vengarse. El FBI estaba preocupado, y para cuando la convencieron de la posibilidad de que su atacante fuera alguien conectado a la mafia y que nunca escaparia de el, Eloy, o Sunday, casi se habia resignado a morir joven. El equipo del FBI, y Sam Duarte en particular, finalmente la convencieron de que se protegiera. --Tienes mucha mas vida que vivir --le dijo Sam, un hombre amable de unos cuarenta anos--. Tienes veintiocho anos, carino. Vive. Vive para honrar la memoria de Guido. No podria haberlo dicho de otra manera que pudiera persuadirla. De repente, un ritmo de vida mas lento, y tener tiempo para llorar por Guido, sonaba mas tentador que continuar con su carrera en Nueva York. En el jet privado, Sam le sonrio. --?Estas lista, Sunday? Ella asintio. --Creo que estoy lista, Sam. Gracias por organizar todo esto, en serio. Y el trabajo tambien. Me volveria loco sin algo que hacer. El le dio una palmadita en la mano. --No se mucho sobre tu futuro empleador, excepto que mantiene sus cosas para si mismo. Es muy reservado. --Bien. Se sintio aliviada al oir eso. Sabia que su nuevo jefe tenia una casa grande y esperaba que no se cruzaran tanto y asi tener espacio suficiente para trabajar y pensar. El avion aterrizo en Telluride, y los agentes le dieron las llaves de un todoterreno de segunda mano. Todo era parte del engano, ella lo sabia, pero realmente no le importaba. Era comodo y fiable. En la parte de atras habia maletas llenas con su nuevo guardarropas. Sam se aseguro de que estuviera comoda. --Te seguiremos hasta el nuevo apartamento --le dijo--, pero mantendremos la distancia para no llamar la atencion. Parecera que has llegado por tu cuenta. El lugar esta amueblado, por lo que deberias ser capaz de instalarte rapidamente. Hay un par de bolsas con alimentos basicos en la camioneta. ?Tienes el telefono desechable que te di? Sunday cavo en su bolso y se lo mostro, sacudiendo su mano ligeramente. --Buena chica. Entonces, estare en contacto. Manten eso contigo, pero consigue uno nuevo para usar con tus nuevos amigos aqui.

  • Pretendamos (Flying with love 2) de Flor M. Urdaneta

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    La noche que la azafata Lilian White y el piloto Richard Hernandez se conocieron fue catastrofica, en muchos sentidos. Esa noche ellos no buscaban el amor; ambos disfrutaban de su libertad y del sexo sin compromiso a plenitud. Pero, sin darse cuenta, sucumbieron en un juego peligroso.
    Pretender fue facil, dejar de hacerlo no tanto. Porque bien es conocido el dicho: El que juega con fuego se quema. ?Que pasa cuando juegas con el amor? ?Empatas, pierdes o ganas? Descubrelo en esta apasionante y sensual historia.

  • La democracia es un tranvia de Andres Mourenza

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    El lider turco se halla hoy embarcado en una mision historica: transformar Turquia a su imagen y semejanza. Desteja el laicismo impuesto en 1923 por el fundador de la Republica, Mustafa Kemal Ataturk, al tiempo que recupera el legado del Imperio otomano y la aspiracion de convertir Turquia en una potencia internacional islamica. Todo ello sin derrocar formalmente las instituciones democraticas del pais, sino aprovechandose de ellas.

  • A tres pasos de ti de Sophie Saint Rose

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    Shaba levanto la caja de carton del suelo del ascensor, gimiendo por lo que pesaba. Soplo sobre un mechon rubio platino que le cayo sobre la cara y salio del ascensor caminando rapidamente porque temia que la caja se rompiera. Tenia que haber contratado a una empresa de mudanzas, pero no es que le sobrara el dinero precisamente despues de comprar su piso. Cuando llego a la puerta, dejo la caja al lado de las otras y suspiro agotada. Oyo el clinck del ascensor y miro hacia atras viendo como las puertas doradas se cerraban.-No, no, no...- echo a correr hasta el ascensor mientras las puertas se cerraban - !Mierda!- exclamo cuando se cerraron del todo justo cuando llego. Habia dejado dentro cuatro cajas.- mordiendose el labio inferior, miro con sus ojos azules hacia las luces y se dio cuenta que bajaba al hall. Pulso el boton impaciente y se estiro sus pantaloncitos cortos negros. -Venga....- el ascensor empezo a subir y sonrio.-Estupendo. Escucho que se habria la otra puerta de esa planta y se volvio distraida. Una chica con un top rojo y unos shorts del mismo color salio del piso. - !Hasta luego, carino!- grito antes de cerrar la puerta sin esperar respuesta. Shaba sonrio y dijo mirando a la despampanante morena- Hola. -Hola- respondio con cara de borde para luego ignorarla y volver a pulsar el boton. -?Vives aqui?- pregunto intentando ser amable. La morena la miro de arriba abajo, desde su coleta pasando por su camiseta de tirantes rosa, hasta llegar a sus deportivas negras. Cuando volvio a subir la mirada, la taladro con sus ojos negros y pregunto- ?Y a ti que te importa? Se sonrojo intensamente y farfullo- No, sino me importa -?Entonces para que preguntas? -la mujer puso los ojos en blanco y volvio a mirar a la puerta- ?Que diablos le ocurre a este ascensor? Justo en ese momento se abrio y esa antipatica miro las cajas-Genial. -?Puedes sujetar la puerta un momento? Cogio la primera caja y la saco del ascensor. Cuando iba a por la siguiente, apreto los labios al ver que no habia sujetado la puerta. Esa tia era una desagradable de primera. Pobre del novio. Saco las cajas rapidamente y sonrio forzadamente antes de decir con ironia- Gracias. La chica volvio a chasquear la lengua justo antes de que se cerraran las puertas del ascensor- Sera estupida. Dos minutos despues estaba metiendo las cajas en el piso, porque preferia ir guardandolas antes de buscar las siguientes a su antiguo piso, cuando llego el ascensor a la planta y se bajo una pelirroja impresionante con un vestido ajustado verde. -Hola- dijo radiante antes de ir hacia la puerta de al lado. -Hola- respondio con una sonrisa viendola llamar a la puerta mientras recogia la ultima caja. Desde el interior del piso la voz de un hombre grito- !Esta abierto! La pelirroja solto una risita antes de entrar diciendole al hombre- Mi amor, no deberias dejar la puerta abierta. Puede entrar cualquiera. Shaba se quedo con la boca abierta mientras cerraba tras ella. Ese tio debia ser un hacha. En menos de quince minutos habia visto salir a una y entrar a otra. Y las dos preciosas. Hizo una mueca entrando en la casa. Su hermano era un ligon pero aquello era demasiado. Dos horas despues llevaba un paraguero y un perchero en las manos, cuando salio del ascensor y casi le mete un brazo del perchero en el ojo a un hombre que entraba en ese momento- Oh , lo siento. - dijo apartando aquel trasto para verle la cara. El hombre la miro con aburrimiento, pero Shaba se habia quedado demasiado impresionada para que sus neuronas actuaran. Era el hombre mas atractivo que habia visto en su vida. Moreno de ojos verdes, era el macizo mas impresionante de su triste existencia. !Y ella con esas pintas! -?Sales del ascensor o me acompanas al hall?- pregunto el observando su paraguero. -Oh, si. - salio del ascensor y el se tuvo que apartar para que no le volviera a golpear con el perchero. - Claro- solto una risita estupida que ni ella se creia y le observo entrar. Los vaqueros le sentaban de miedo. Dios mio, que trasero. -Por cierto, soy tu vecina. El tio la miro de arriba abajo y dijo- Muy bien. Te vere por aqui... -Shaba. Me llamo Shaba...- sonrio radiante mientras las puertas se cerraban esperando su nombre sin dejar de comerselo con los ojos. -Eso. Hasta luego, Sara. Fruncio el ceno cuando se giro lentamente- ?Sara? ?Estara sordo? Le he dicho mi nombre dos veces. - dijo para si preocupada yendo hacia su puerta. Estaba abriendo cuando una chica de unos quince anos salio del piso. Tenia el pelo castano cortado por la barbilla y un vestido de flores precioso con unas manoletinas blancas- Hola, ?eres la nueva vecina? -Si- respondio confusa pensando que aquel piso parecia el camarote de los hermanos Marx.- ?Tu vives aqui? -Si, soy Leticia. La sobrina de Cameron- extendio la mano con una agradable sonrisa.- Solo estare aqui el mes de julio porque mis padres estan de vacaciones. Una vuelta al mundo. -Yo soy Shaba- dejo el paraguero en el suelo para estrecharle la mano- Encantada de tenerte por aqui. Si necesitas algo… -Lo mismo digo. Bueno, me voy que he quedado con mis amigas para ir a dar una vuelta. -Pasatelo bien- dijo sacando las llaves. La chica la observo atentamente- Si quieres, luego puedo ayudarte con eso. -Oh, gracias. Pero dentro de dos horas me voy a trabajar. Tengo turno de noche. -?En que trabajas? -Estoy en mi ultimo ano de residencia. -?Eres medico?- pregunto sorprendida -Si- metio la llave en la cerradura. La chica se mordio el labio inferior- ?No habras comprado el piso? Esa pregunta la extrano un poco y se volvio - ?Si por? ?No pasara algo raro, no?

  • El proceso de Franz Kafka

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    El proceso, sin duda una de las obras clave del genio del absurdo que fue Franz Kafka, enfrenta al lector a la angustia de comprobar que algunas cosas son demasiado reales para ser ciertas.

  • Ausencia de Tania Sexton

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    Me llamo Alejandra Pacheco Cortes. Desciendo de mexicanos, que, a su vez, descienden de espanoles, pero he nacido en California, y soy. perfecta.
    No lo digo yo, lo ve cualquiera, sobran las palabras. Pero si mi cuerpo y mi rostro son perfectos, mi cerebro es superior.
    He conseguido muchas cosas, la mayoria con sacrificio y trabajo. otras. con planificacion y sangre fria; pero ahora, toca el siguiente paso. Ya estoy preparada, y lo estoy porque lo he encontrado. Es el, a quien deseo por esposo, el hombre con el que formare una familia, y sera mio sin lugar a dudas, eliminando cualquier obstaculo, cualquier impedimento que surja.
    Espero no equivocarme. Hasta ahora, no me ha pasado.
    Yo soy la que planifico mi futuro, igual que planifique el pasado.
    Yo soy la que decido.
    El libre albedrio me pertenece.
    Y la ausencia de sentimientos me hace mas fuerte.
    ?No te lo crees?
    Preguntaselo a mi familia.

  • Carol de Patricia Highsmith

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    Claire Morgan, una autora desconocida y que eligio permanecer en el mas absoluto anonimato, publico en 1952 una novela, El precio de la sal, notablemente audaz para la epoca. Los criticos trataron el libro con una mezcla de desconcierto y respeto, pero el exito de publico fue inmediato, y se vendieron mas de un millon de ejemplares de la edicion de bolsillo. La novela no volvio a editarse, y ahora reaparece con el titulo Carol, que originalmente le habia dado su autora, y firmada por esta con su verdadero nombre.

  • El secreo de marcos de Rafael Nieto Rio

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    *A partir de 10 anos*
    La vida de Marcos transcurre tranquila. Se divierte en el recreo, juega de defensa suplente de futbol sala. hasta que un dia tropieza con un portal al territorio magico de Alistea y su apacible existencia da un vuelco espectacular. Un guerrero elfo, al que le encantan dos cosas de nuestro mundo (una de ellas es el chocolate con churros) se convertira en su canguro. Ambos deberan resolver un enigma por las calles de Madrid con la ayuda de un vecino jubilado, recorreran Alistea en una carrera contrarreloj.y descubriran un secreto estremecedor.

  • Cicatriz (Narrativas hispanicas) – Sara Mesa de Sara Mesa

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    Sonia conoce a Knut en un foro literario de internet y, a pesar de los setecientos kilometros que los separan, establece con el una particular relacion marcada por la obsesion y la extraneza. Entre la atraccion y la repulsion, no puede evitar sentirse fascinada por este personaje insolito y perfeccionista, que vive fuera de toda norma social y que la corteja a traves de suntuosos regalos robados. <> Su necesidad de poner distancia cuando Knut se vuelve demasiado absorbente, pero tambien su irrefrenable curiosidad y el ansia de vivir experiencias mas alla de una existencia excesivamente reglada, llevaran a Sonia a una doble vida secreta en la que quedara atrapada durante anos sin posibilidad de exculparse. En esta inusitada historia, Sara Mesa recupera temas que ya aparecieron en sus primeras obras narrativas, dandoles forma a traves de un estilo conciso y electrico en un mundo ?frio, escasamente comunicativo? cuyas reglas establecen unicamente los propios personajes que lo habitan. Cicatriz no es solo una inquietante historia de amor descompensado protagonizada por dos seres muy distintos pero a la vez complementarios, es tambien una reflexion sobre la sociedad de consumo y los robos a gran escala en grandes almacenes, la sumision y el poder, la anulacion del deseo y la carnalidad, el refugio de la infancia, la fantasia como alternativa, la culpa y la expiacion, la escritura y la vocacion literaria. La autora de la celebrada Cuatro por cuatro (que fue finalista del Premio Herralde de Novela), en vias de publicacion al frances, se confirma con Cicatriz como una de las voces mas singulares e imprescindibles de su generacion.

  • BULLY (Fall Away 1) de Penelope Douglas

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    Ha pasado un ano desde que Tate sufrio acoso en el instituto … y al final, ha decidido luchar.
    Me llamo Tate. Pero el no me llama asi. Nunca se referiria a mi de una manera tan informal, eso es el caso de que me dirigiera a la palabra. No, casi ni yo habla. Aun asi, nunca me deja sola.
    Hubo un tiempo en que fuimos muy amigos. Luego me dio la espalda y hizo de arruinarme la vida a su objetivo. Me han humillado, me han gritado y han murmurado sobre mi durante toda la secundaria. Sus burlas y los rumores se volvieron cada vez mas sadicos segun iba pasando el tiempo, mientras tu volvias la hora tratando de no disparar en su cancion. Incluso me fui a Francia durante un ano, solo por evitarlo.
    Pero ya me has cansado de esconderme y no pienso consentir que me arruine tambien el ultimo ano. Puede que el no haya cambiado, pero yo si. Ha llegado el momento de luchar.
    !No hay nadie que te permita volver a acosarme nunca mas!