• libro la tropa - Daniela Rea

    https://gigalibros.com/la-tropa.html

    Desde que el Ejercito asumio el papel de la policia, una persona muere cada dia a manos de militares en Mexico. ?Que hay detras de esas muertes?

  • La tropa. Por qué mata un soldado (Premio Javier Valdez ...

    https://www.amazon.es/Tropa-Soldado-Premio-Javier-Soldier/dp/6073177798

    La tropa. Por qué mata un soldado (Premio Javier Valdez) / The troop. Why a soldier kills : Rea, Daniela, Ferri, Pablo: Amazon.es: Libros.

  • 'La Tropa': El libro de las preguntas incómodas | Cultura

    https://elpais.com/cultura/2019/06/18/actualidad/1560889492_213731.html

    18 jun 2019 — Los periodistas Pablo Ferri y Daniela Rea analizan en 'La Tropa' el ... Los autores del libro se enfocaron en los soldados de menor rango.

  • La tropa | Penguin Libros

    https://www.penguinlibros.com/es/economia-politica-y-actualidad/5042-ebook-la-tropa

    La tropa. Por qué mata un soldado ... Los autores de este libro frontal, riguroso en su investigación , no por ello menos humano y con pasajes conmovedores, ...

  • Ebook LA TROPA EBOOK de DANIELA REA | Casa del Libro

    https://www.casadellibro.com/ebook-la-tropa-ebook/9786073177863/9599760

    El eBook LA TROPA EBOOK del autor DANIELA REA en PDF al MEJOR PRECIO en Casa del Libro.

  • La Tropa. Por qué Mata un Soldado (Premio Javier Valdez)

    https://www.buscalibre.es/libro-la-tropa-por-que-mata-un-soldado-premio-javier-valdez/9786073177795/p/51634198

    Libro La Tropa. Por qué Mata un Soldado (Premio Javier Valdez), Daniela Rea; Pablo Ferri, ISBN 9786073177795. Comprar en Buscalibre - ver opiniones y ...

  • La tropa. Por qué mata un soldado. REA DANIELA. Libro en ...

    https://www.elsotano.com/libro/la-tropa-por-que-mata-un-soldado_10548650

    Un soldado mata y una parte del Estado se rompe. Algo que no debería ocurrir de repente sucede. Camuflados como policías, los militares mexicanos patrullan ...

  • Tropa, La. Por qué mata un soldado. Rea, Daniela / Ferri ...

    https://pendulo.com/libro/tropa-la_378353

    Los autores de este libro frontal, riguroso en su investigación, no por ello menos humano y con pasajes conmovedores, quisieron entender el motivo, ...

  • "La Tropa: Por qué mata un soldado", el libro que muestra la ...

    https://www.infobae.com/america/mexico/2019/09/21/la-tropa-por-que-mata-un-soldado-el-libro-que-muestra-la-otra-cara-de-la-moneda-del-conflicto-mexicano/

    21 sept 2019 — "La Tropa: Por qué mata un soldado", el libro que muestra la otra cara del conflicto mexicano · La periodista mexicana Daniela Rea y el ...

  • LA TROPA (EBOOK) - PABLO FERRI DANIELA REA - Agapea

    https://www.agapea.com/libros/La-tropa-Ebook--EB9786073177863-i.htm

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  • Sin consuelo: ?Como vivir con una culpa que te invita a morir? de Max Almiron

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    Todo comienza cuando otra muerte azota la vida de Kurt. Las pruebas le apuntan, el pasado y el presente se combinan formando una mezcla explosiva, que acaba con todo su mundo tal como lo conocia.
    Una historia de terror y misterio que te introducira a un mundo al que no te gustara pertenecer, pero que hasta cierto punto existe.

  • Doma, lucha de sumision de Mamba Negra

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    Danielle visita todos los dias la cafeteria que hay en frente de las oficinas de su trabajo y ahi esta el; Jared. Un seductor camarero que no ha podido evitar que llame su atencion.
    Quiere jugar con el, someterlo, hacer de el un esclavo sexual con el que disfrutar. Sin embargo, ?Jared sera capaz de someterse?
    Dos dominantes comenzaran una guerra por el poder y traspasaran barreras en las que sus sentimientos se veran involucrados.
    Danielle y Jared. Dos Amos respetados en el mundo del BDSM.
    ?Quien ganara la batalla?
    Y lo mas importante, ?podran dejar el juego una vez iniciado?
    Descubrelo en DOMA.
    Arde de placer con esta intensa historia llena de erotismo, BDSM, y por supuesto, romance.
    No apto para corazones debiles.

  • No importa donde de Luz Guillen

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    Carmen esta desencantada con el amor. Debido a su trabajo como abogada especializada en divorcios, es una esceptica incorregible por lo que a relaciones sentimentales se refiere.

  • La nina que miraba los trenes partir de Ruperto Long

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  • El secreto mejor guardado de Jackson (Amar a un multimillonario 1) de Towanda Richardson

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    Cuando Tiffany buscaba su primer trabajo como profesora, no podia imaginar que acabaria dando clase a los reclusos de la prision de Westmoore Fields. Ni que uno de ellos seria Jackson Higgins, con toda la leyenda negra que acarrea a sus espaldas.

  • Momoko y la gata de Mariko Koike

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    Con ecos de Mishima, Murakami y Kawakami, esta exquisita novela de amor y suspense retrata todas las emociones humanas.

  • Las naranjas de Paris de L. A. Cooper

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    Hay estudios que afirman que para lograr superar una ruptura, una persona tarda aproximadamente tres meses por cada ano de relacion. No importa la intensidad, la cercania o la razon de la separacion, matematicamente hablando, solo hacen falta noventa dias para dejar atras trescientos sesenta y cinco. Por aquel entonces ya se habian cumplido los seis meses reglamentarios que Luis supuestamente necesitaba para superar el final de la relacion de dos anos con su exnovia. Lo habia intentado todo para dejar de pensar en ella. Salir de fiesta, viajar, encerrarse en casa, leer…, pero nada habia funcionado lo suficiente. Solo el tiempo lo estaba ayudando. El tiempo que aquel estudio decia, era eso lo unico que le ayudaba a seguir adelante y no venirse abajo. Eran las ocho de la manana de un martes siete de octubre cuando se desperto de aquel horrible sueno. Caminaba hasta el altar de la mano de su exnovia, feliz, extasiado, ilusionado por estar a punto de comenzar una nueva vida al lado del amor de su vida. Todo era perfecto hasta el momento en el que ella tenia que responder <>; era entonces cuando la joven se transformaba en una especie de serpiente gigante causando el panico de todos los presentes. El, de piedra pero aun enamorado, se quedaba viendola fijamente a los ojos, en silencio, detallando cada centimetro de la mirada de aquel espantoso bicho. <> le preguntaba despues de unos segundos. Y entonces, cuando estaba a punto de recibir una respuesta, se levanto. Su cuerpo estaba tan sudado que cualquiera que lo viese en ese momento pensaria que se habia acabado de dar una ducha. Su corazon latia como el trote de una manada de bisontes en un arido desierto. Y su cabeza, aun confundida, habia empezado un largo proceso de maquinacion con el fin de encontrar un significado a tan terrible pesadilla. Penso que darse un bano le ayudaria a despejarse, asi que fue lo primero que hizo despues de retorcerse en un crujiente e intenso estiramiento. Trabajaba con su padre por las mananas; aquel martes tenia que organizar un archivador con cientos de documentos. No era algo que realmente le gustase hacer, pero <>. Asi, mientras movia papeles y carpetas de un lado a otro, recordo que aquella tarde quedaria con Lindsay, una amiga americana que habia conocido casi tres anos atras en una fiesta de estudiantes internacionales que se celebraba en una de las discotecas mas importantes de la capital espanola. El contacto entre ambos habia sido practicamente nulo desde entonces. Ella habia vuelto a Estados Unidos y luego habia pasado un tiempo viviendo en Mallorca. El habia estado totalmente centrado en la relacion con su exnovia. Estaba nervioso. Por alguna razon sentia que dicho encuentro marcaria un antes y un despues para el. Acababa de leer El Alquimista de Paulo Coelho y tenia muy presente el tema del destino y de las oportunidades que no se pueden desaprovechar. Paso el resto de la manana y parte de la tarde ordenando papeles. Se tomo un segundo para revisar la hora en su reloj y fue cuando se dio cuenta de que habia estado demasiado concentrado en los archivos. Eran las cinco de la tarde y habia quedado con su amiga a las seis y media; tomando en cuenta que vivia en las afuertas de Madrid y que habian quedado en el centro, no le quedaba mucho tiempo para salir. Se vistio tan rapido como pudo. Una camisa, una chaqueta ligera que lo abrigase de los quince grados de temperatura que marcaba el termometro de su telefono y unos vaqueros comodos. Finalmente se perfumo con una colonia que encontro en el cuarto de su hermano, salio de casa y se subio al autobus rumbo a Moncloa, un distrito cercano a Ciudad Universitaria donde habia quedado con Lindsay. Durante el trayecto, pensaba en lo curioso que era quedar con una americana tan lejos de aquel pais. Luis era venezolano, por lo que la peculiaridad de la cita era aun mayor. Siempre habia sentido una predileccion especial por todo lo que tuviera que ver con Estados Unidos, y llevaba anos queriendo tener algun amigo americano, ahora tenia la oportunidad de hacerlo y, tratandose de una chica, todo era el doble de bueno. Llego al punto de encuentro primero que ella, asi que se quedo esperando recostado de una pared cercana a la salida de la estacion de metro de Moncloa. Hacia un dia precioso. Ni rastro de nubes en el cielo ni molestas rachas de viento. Empezaba a atardecer y Luis se quedo viendo el cielo mientras la voz de Lenny Kravitz viajaba por los cables de los auriculares hasta sus oidos. Lindsay llego unos minutos despues. Vestia una chaqueta ligera de color azul oscuro y unos vaqueros; su cabello lo llevaba recogido en un mono. No habia cambiado mucho desde la ultima vez que Luis la habia visto. El la saludo con dos besos y mientras se ponian al dia, empezaron a caminar hasta una cerveceria que habia no muy lejos de ahi. Para Luis, en un principio, aquel encuentro era complicado, no por culpa de Lindsay, quien hacia todo mucho mas sencillo, sino por su propia culpa. Era la primera vez que quedaba a solas con una chica desde que lo habia dejado con su ex. Sabiendo lo enamoradizo que era, tenia miedo de empezar a sentir algo por alguien nuevamente. --Entonces ?que has venido a hacer a Madrid este ano? -- pregunto el. --Ahora estoy trabajando como auxiliar de ingles en un colegio. Pero la verdadera razon es que quiero quedarme haciendo un master aqui y para eso necesito mejorar mi espanol. --?No lo hablas perfectamente? -- pregunto el joven confundido. Llevaban ya unos cuantos minutos hablando en espanol y Lindsay no habia cometido error alguno. --No, necesito tener un nivel C1 y a veces cometo errores. Ademas, hacer un master requiere mucho mas nivel que una conversacion normal -- contesto ella. Luis penso que seria un buen gesto ofrecerse para ayudarla a mejorar su espanol, asi que le sugirio quedar tantas veces como le hiciese falta; no habia mejor forma de aprender un idioma que practicarlo. Y, si ademas se podian tomar unas cervezas al mismo tiempo, todo sonaba mucho mejor. La conversacion siguio su curso. De vez en cuando habia algun silencio, que, para sorpresa del joven, no resultaba incomodo. Era como si no hubiera mejor forma de estar en silencio que con Lindsay en frente de el. Aquello le recordo a su epoca universitaria, por aquel entonces logro convencer a Elena, una chica que le gustaba mucho, de quedar una tarde para tomarse algo. Lo que en un principio era para el una oportunidad de empezar a salir con una chica espectacular, se termino convirtiendo en un calvario. Habia tantos momentos de silencio que el joven empezo a desear que todo acabase para irse a casa. --?Sabes que te pareces mucho a la protagonista de Bajo la misma estrella? -- dijo Luis despues de dar un largo trago a su botellin de cerveza. Ella se quedo mirandolo en silencio. Definitivamente era la primera vez que le habian dicho eso. Sin embargo, la chica de la pelicula era guapa, por lo que sonrio al suponer que la comparacion era un piropo. --Nunca me lo habian dicho -- dijo sonrojada. --Creo que va a ser hora de que me vaya, no se cuando sale el ultimo autobus hasta Majadahonda -- dijo Luis apenado. Era raro en el, pero despues de un par de horas seguia teniendo ganas de hablar con ella. Se despidieron poco despues. Ambos parecian igual de interesados en verse nuevamente, asi que decidieron hablar por Whatsapp unos dias despues para acordar el proximo encuentro. Luis caminaba a la estacion de autobuses cuando ocurrio aquello que lo cambiaria todo; la pulsera de oro que le habia regalado su exnovia hacia casi tres anos y que aun llevaba puesta en su muneca izquierda, se solto. El joven se detuvo y sus pulsaciones empezaron a subir deliberadamente. Era la primera vez que aquel brazalete se soltaba de su mano desde que se lo habia puesto. Habia jugado tenis, golf, nadado, levantado pesas…, y nada habia sido suficiente para soltarlo. Y ahora, sin esfuerzo alguno de por medio, se habia desprendido como si de ella dependiese hacerlo. Una complaciente sonrisa atraveso la cara del joven. <> se dijo a si mismo antes de guardar la pulsera en su bolsillo. Luego entro en el autobus, se sento y se quedo con la mirada perdida. <> penso. Capitulo dos Aquel domingo treinta de noviembre Luis se levanto casi a la una de la tarde. Su cabeza latia levemente por haberse bebido unas cuantas cervezas el dia anterior. La ultima vez que habia quedado con Lindsay habia estado a punto de besarla. Ambos habian bebido durante horas y la conversacion habia ido mejorando al mismo ritmo que las botellas llegaban y se iban. Fue casi antes de tener que volver a casa cuando Luis aprovecho para regalarle una rosa; ella acepto encantada, y entonces cuando el creyo que era el momento perfecto para besarla, le dio un ataque de nervios y fue incapaz de dar el paso. Ahora solo pensaba en lo tonto que habia sido. Llevaba mas de una semana sin hablar con ella y seguramente todo se debia a que ella se habia aburrido de el. Tenia toda la razon de hacerlo. <> se dijo a si mismo; El Alquimista siempre tenia razon. Le habia enviado un mensaje el viernes que no habia sido contestado; luego el sabado la habia felicitado por su cumpleanos y ella agradecio el gesto sin decir nada mas. Estaba mas que claro que todo habia acabado. Aquel iba a ser un domingo cualquiera, como todos; aburrido, gris, de peliculas tristes y television mala. Sin embargo, por alguna razon hasta el momento inexplicable para Luis, Lindsay aparecio. <> decia el mensaje que recibio en su movil a eso de las tres de la tarde. No tenia sentido. Ella se habia aburrido de el ?no? Le habia hecho pagar el no aprovechar la oportunidad de besarla. ?Por que aparecer otra vez? <> penso Luis mientras releia el mensaje con incredulidad. <> respondio. Sus manos temblaban ligeramente. Ella acepto minutos despues. Una fuerte mezcla de nervios y alegria invadio el cuerpo del joven. Por un lado se sentia bien, tenia una nueva oportunidad para hacer lo que no habia podido hacer unos dias atras. Sin embargo, eso mismo era lo que lo tenia tan nervioso, el hecho de que esa noche seria <>; tenia que besarla si o si, no hacerlo significaria dejar escapar la ultima oportunidad de dar un paso mas en la relacion. Y Lindsay parecia alguien con quien valia la pena avanzar. Ya casi eran las cinco de la tarde cuando Luis decidio vestirse y arreglarse para la cita. Se puso una camisa de tela de vaquero en conjunto con un pantalon del mismo estilo. Ya era invierno, asi que se abrigo con una chaqueta de nailon color azul marino, y despues de atar sus zapatos Timberland de cuerro marron, se peino y se perfumo frente al espejo de su cuarto de bano. --?Listos? -- se pregunto a si mismo. --Listos -- respondio su alter ego. * El camino en autobus fue totalmente reflexivo. Luis no paraba de intentar pensar y elaborar una tecnica infalible para besar a Lindsay, pero todas tenian fallos. No habia forma de planearlo, iba a tener que improvisar. Era la primera vez que lo haria, por lo que aquello lo ponia aun mas nervioso. Jamas habia tenido dudas de besar o no a una chica, siempre habia ido seguro de si mismo; lo que le pasaba con Lindsay no tenia precedente. Con la cara recostada de la ventana del autobus, penso en lo mucho que habia cambiado su vida en tan solo unos meses. Es increible pensar que dia a dia nuestra vida no cambia en absoluto, pero cuando expandimos la linea de tiempo, nos damos cuenta de cuantas cosas son diferentes en el presente. Aquella tarde Lindsay estaba mas hermosa que nunca, Luis no sabia si era porque llevaba tiempo sin verla o porque subconscientemente le estaba cogiendo carino. Fueron a la misma cerveceria de siempre. Cosmopolitan. Estuvieron un rato hablando de cosas sin importancia y al poco a poco la conversacion fue tomando tintes mas intimos. --?En serio tu primer beso fue casi a los diecisiete? -- pregunto Lindsay. --Si, y tarde casi un ano para el segundo, ambos fueron con chicas que ni siquiera me gustaban -- rio Luis. Todo estaba siguiendo el camino correcto para acabar como Luis queria que acabase, asi que penso que seria mejor continuar la conversacion en El Chapandaz, una especie de taberna que quedaba a unos pasos del Cosmopolitan y que, al ofrecer una luz mas tenue, un ambiente mas acogedor y un volumen de musica mayor, aumentaba las posibilidades de beso en un doscientos por ciento. Una vez sentados en el nuevo bar, reanudaron la conversacion que habian empezado minutos antes. --Te propongo algo -- empezo diciendo Luis que empezaba a sentir ya los efectos de la bebida. --Cada uno formulara una pregunta intima que debera ser respondida por ambos. Asi nos conocemos mejor, ?te parece? -- termino diciendo. Ella se limito a asentir, luego, con una mueca, le dio a entender a Luis que era el quien debia comenzar. --?Con cuantos chicos te has acostado? -- pregunto el. No tenia claro si en realidad queria saberlo, pero era necesario empezar con algo y aquella pregunta era lo unico que le venia a la cabeza en ese momento. Ella se quedo pensando por unos segundos, intentaba recordar la cifra sumando con los dedos de su mano derecha. --Menos de diez -- dijo luego. ?Y tu? --Una. --?En serio? --Si, hace unos tres anos, con mi ex. --?Y despues? Han pasado unos meses desde que lo has dejado con ella… ?No has estado con mas nadie? --No. Algunos besos, puede que un poco mas, pero no ha llegado a mayores -- respondio el. Lindsay asintio. Era curioso que un chico de veintidos anos solo hubiese tenido una experiencia sexual. Ahora le tocaba pregunta a ella. Antes de decir nada, dio un sorbo al inmenso vaso de <> que habian pedido. Era el trago especial de la casa; hecho con ron, ginebra, azucar, canela y escencia de menta.

  • Un lugar para escondernos de Mile Palma

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    Natalia ha vivido toda su vida enamorada del hombre con el que quiere casarse, sin saber que el solo la utiliza para complacer sus caprichos. Cuando descubre que George se ha comprometido en matrimonio con otra mujer, decide acabar con su vida. Ahi aparece Eduardo, salvandola y enamorandose de ella. Pero las cosas con el no son como parecen y todo se va al traste. Y es una casualidad la que pone a Jose Luis en su camino, haciendola conocer el verdadero amor.

  • Solo recuerdo tu voz de Priscila Serrano

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    Se suponia que iba a ser el dia mas feliz de mi vida. Se suponia que, tras cinco anos de estar juntos, ibamos a ser felices para siempre. Se suponia que nos conociamos hasta el punto de saber los secretos mas inconfesables. Supuse tantas cosas y se fueron al traste en menos de tres segundos. Los miseros segundos que Carlos eligio para decirme que no podia hacerlo. --Lo he intentado, de verdad. --Agacho la cabeza avergonzado--. Tu sabes que si, pero... --Pero no hay suficiente amor entre ambos como para poder superarlos, ?no? ?Es eso lo que me ibas a decir? No fue capaz de responderme, ni siquiera tuvo la decencia de hacerlo antes de ponernos frente al altar. Porque era ahi donde nos encontrabamos, delante de todos los invitados y a punto de darnos el <>. ?Se podia ser mas cobarde que el? No lo creia, estaba segura de ello. --Lo siento, Judith. Sin mas, sin darme un minuto para intentar convencerle de que lo que estaba haciendo era el peor error de su vida, porque se iba a arrepentir, se fue. Por unos largos minutos, estuve mirando al frente, creyendo que iba a volver, que se daria la vuelta y me abrazaria prometiendome que era una broma. No lo hizo, se fue sin mirar atras. Y solo cuando reaccione, corri tras el, tras el hombre que me hubo prometido hacia anos que ibamos a estar juntos para toda la vida. En cuanto sali de la iglesia, la luz del sol me dio de lleno, obligandome a cerrar los ojos unos instantes hasta acostumbrarme a su brillante luz. Aunque segui corriendo sin importar nada. Puse un pie en la carretera sin antes cerciorarme de que no viniese ningun vehiculo cuando... Senti el fuerte golpe en mi cuerpo desplazandome a su vez unos centimetros cayendo al suelo. Los gritos desgarradores de mi familia se escuchaban tan lejanos que no era capaz de distinguir a quien pertenecia. --!Judith! Capitulo 1 Judith Tiempo despues Que cansado era levantarse a las seis de la manana para estudiar. Estaba bastante agotada, pero solo me quedaban tres examenes y terminaria la carrera de Periodismo. En los momentos de aburrimiento era capaz de entender por que decidi estudiar eso. Mi cotilla interior siempre andaba leyendo las revistas, pendiente de cada lanzamiento para saber los secretos mas jugosos de las celebrities. Lo unico es que a mis veintiseis anos deberia haber terminado, pero estuve mucho tiempo incapacitada fisica y mentalmente como para ponerme a ello. Entre el intento fallido de boda y el accidente, mi vida se estropeo un poco. Cosas que pasan. Ahora intentaba ponerme al dia en todos los sentidos, los tres anos en los que ni siquiera queria ver a mis padres y mi hermano, habian sido del todo liberadores. Estuve todo ese tiempo curandome tanto en cuerpo como en alma y, aun asi, mi alma seguia destrozada; solo que la coraza que yo misma me habia puesto, no dejaba ver la angustia que aun vivia en mi interior y que creia que jamas se iria de mi lado. Tras terminar el estudio, sali de mi habitacion para desayunar algo. En la cocina me encontre a mi amiga y companera de piso, Fernanda. --Buenos dias, dormilona --dijo en cuanto me puse delante de ella. --?Dormilona yo? --Me senale con un dedo--. Llevo estudiando desde las seis de la manana. ?Acaso no ves las preciosas ojeras que ya llevo como maquillaje diario? Yo no se por que nos maquillamos, si esto --indique poniendo un dedo en mi ojo-- queda genial. Fernanda se acerco a mi y me metio el dedo en el ojo, haciendome dano por unos pequenos segundos. --Au, ?estas loca o que? Tienes la cabeza perdida del todo, eh. --Lo siento, pero es que pretendia quitarte el negro luto de tus ojos para cambiarlo por el rojo drogada. Creo que te va mejor. Intente no reirme y digo intente porque la carcajada que se me escapo de entre los labios fue tan fuerte que hasta mis padres me habrian escuchado, y eso que vivian a cinco calles de mi apartamento. No podia negar que Fernanda era capaz de hacerme reir con puras tonterias. --Asi esta mejor. Es que me agobias cuando te pones tan dramatica --refunfuno, sirviendose una taza de cafe--. Cono, ?tan dificil es levantarte con una sonrisa? Me quede en silencio de golpe, pero solo por no responderle, porque tenia razon. Pero aun me costaba despertar sintiendome en paz. Aun creia que estar viva, era pura suerte y nada mas. Habia dias en los que preferia estar dormida mas tiempo, asi como sucedio despues del accidente. Era tan relajante, me sentia tan bien. Claro que tambien ayudaba esa voz, la voz del hombre que me atropello. No sabia quien era, solo que era joven y guapo; palabras de mi madre. Vino a verme durante mas de una semana, hasta que dejo de hacerlo. Estuve en coma tres meses, descansando, y cuando desperte todos los recuerdos me vinieron como una rafaga de viento, haciendome mas dano que mis propias heridas. Y es que dolia recordar que me habian dejado plantada en el altar, solo por no ser lo suficientemente fuerte como para superar algo que aun hoy era incapaz de hacer. Era todo demasiado complicado y, Carlos, lo complico aun mas. Solo esperaba que donde quiera que estuviera, porque desde que salio de la iglesia no supimos nada mas de el, encontrase esa felicidad que tanto..., que ambos ansiabamos. --Judith, Judith. --Fernanda puso una mano en mi hombro, despertandome de mis pensamientos. --Eh, dime. --Te has quedado en Babia. ?Estas bien? --Si, tranquila. --?Segura? --insistio algo preocupada. Asenti dandole un bocado a la magdalena casera de su madre. Dora, la madre de Fernanda, siempre nos traia comida, dulces y todo lo que sabiamos que iba a las caderas. Aunque en eso yo no tenia queja, mis caderas eran bastante pronunciadas y la talla cuarenta y dos a veces me apretaba. Aunque tampoco ayudaba la estatura, mi metro sesenta y uno no era compatible con mi peso. Pero aun asi, yo me veia estupenda, nunca tuve complejos en ese sentido. Sin embargo, Fernanda era alta y delgada; demasiado, a decir verdad. Siempre me metia con ella llamandola jirafa, o esqueleto andante. Lo hacia de carino, todo hay que decirlo. Pero la adoraba con toda mi alma. Desde que la conoci en el instituto, cuando estabamos en la edad del pavo y teniamos la cara llena de acne, no nos separamos ni para ir al bano. Ella llego desde Venezuela, algo aterrada por ser la nueva y en un pais diferente, pero yo me propuse ser su angel de la guarda y nos hicimos casi hermanas. Hasta su madre y la mia ya lo eran y pasaban muchas tardes juntas, bebiendo, comiendo y poniendonos a caldo. Nos criticaban solo por no pasar tiempo con ellas, no podian entender que nosotras eramos personas muy ocupadas entre los estudios, el trabajo y las juergas a las que Fernanda me obligaba a ir. Sobre las once de la manana sali de mi apartamento junto con Fer. Ella se dirigio a su trabajo, era cocinera en uno de los restaurantes mas conocido de Madrid; y yo me dirigi a la universidad para hacer el dichoso examen que no llevaba preparado, aunque me hubiese levantado a las seis. Era un desastre. Al llegar a la universidad, me sente en la ultima fila y deje el tiempo pasar mientras me comia la cabeza buscando las respuestas correctas del examen. Las manos me sudaban tanto que el lapiz se me cayo al suelo dos veces. El profesor ya me miraba mal y con eso me demostraba que si por el fuera, estaba suspendida. --Joder --musite, tan bajito que solo yo debia escucharlo. Aunque siempre estaba el tipico que estaba pendiente a todo y el siseo tenia que darmelo. Mire a mi derecha y dos sillas mas alejadas de mi, estaba el susodicho que me callo. Lo mire con el ceno fruncido en cuanto se puso un dedo en los labios, insistiendome. --Callate tu, pesado --respondi supuestamente bajito, supuestamente, porque el profesor se acerco a mi y me quito el examen de entre las manos. --Creo que has terminado, ?verdad? --aseguro, mirandome con una ceja alzada. Trague saliva hecha un manojo de nervios. Nunca en mi vida me habia pasado esto. Negue, aferrandome al folio del examen, casi tirando de la hoja porque el tambien lo hacia. --Suelte el examen, Srta. Robles. --No es justo, el ha sido el culpable --me queje como si fuese una nina pequena. --No mienta, llevo observandola un buen rato y el Sr. Castillo no ha hecho mas que intentar callarla. Rode los ojos ofuscada y me levante para despues empezar a recoger mis pertenencias. Me di cuenta de que el estupido con apellido estupido no dejaba de mirarme con una sonrisa llena de suficiencia que le hubiera quitado de un punetazo. El profesor Navarro tampoco dejaba de mirarme y ambos me tenian hasta el mismo... Me di la vuelta tras terminar de recoger y me dirigi hacia la puerta para marcharme; porque, si no me iba a dejar de terminar el examen, ?para que quedarme en el aula? --Espere, Srta. Robles. Manana la quiero aqui a las nueve de la manana. Tendremos una tutoria --exigio el muy... <>. Asenti con una sonrisa fingida y sali de alli y, por consiguiente, de la universidad. El haber salido mas temprano me dejaba tiempo para aburrirme, asi que me subi a mi coche y conduje hasta la casa de mis padres para verles. Hacia ya una semana que no los veia, pero es que con los examenes estaba demasiado estresada como para lidiar con ellos por mas de media hora. No era que no los aguantara, pero mis padres se pasaban el dia quejandose por todo y eran agotadores. Cuando llegue, aparque en el aparcamiento de mis padres y me encamine al ascensor para despues marcar el numero tres. Ya frente la puerta, toque un par de veces y me abrio la puerta mi madre. --Hombre, pero si tengo una hija --se quejo, obligandome a desear irme sin llegar a pisar la casa. --Mama, no empieces, por favor --pedi en tono conciliador. --Es que no me negaras que parece que solo tengo a Jesus. Me dejo pasar tras darle un beso en la mejilla y fui hasta el salon para sentarme en el sillon de mi padre. Como no estaba, cosa rara, aproveche porque el sillon era tan comodo que hasta seria capaz de echarme una buena siesta. --?Donde esta papa? --me interese viendo como recogia la ropa que tenia sobre el sofa. --Ya sabes, a esta hora esta con los amigotes tomandose una cerveza en el bar de la esquina. A no, como lo vas a saber si no vienes a vernos --volvio a quejarse y yo puse los ojos en blanco. --Hace bien --respondi sin ser consciente de lo que mi respuesta iba a provocar en mi madre, ademas de evitar su chascarrillo. Que, de llegar a saber que se pondria asi, me hubiese callado. El problema estaba en que yo era igual que mi padre, no era capaz de cerrar la boca cuando habia que hacerlo. Era un defecto que teniamos ambos, segun mi madre.

  • Ahora que lo dices de Kristan Higgins

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    Bienvenidos a las complicaciones de la vida, a la familia, al amor… Y a la realidad de que, a veces, das un paso adelante… y luego dos atras.
    Un paso adelante. Dos atras. La beca Tu que puso a Nora Stuart en el camino de convertirse en medico especialista fue un paso adelante. Que la atropellaran y darse cuenta de que su novio flirteaba con la doctora cuando la creyo moribunda fueron dos pasos atras. Y menudos dos.
    Destrozada, Nora siente que su vida, esa vida que ha levantado con tanto cuidado, se agrieta. Solo hay un sitio adonde ir: a casa. Pero la pequena comunidad de Maine que dejo hace quince anos no es que la reciba con los brazos abiertos. En cada esquina se topa con alguien que la culpa de algo sucedido hace anos en el pequeno pueblo de la isla Scupper.

  • Si me quisieras de Arlene Sabaris

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    La voz en mi cabeza vuelve a estallar en un escandaloso cantico repetido, ordenandome que apague el televisor. La serie de suspenso que estoy mirando ya casi esta llegando a su ultimo capitulo, y a pesar de que son las dos de la madrugada, me niego a pulsar el boton del control remoto para detenerla. Manana debo trabajar muy temprano y sin embargo aqui estoy, observando a los insipidos personajes descubrir un asesino que hace dos capitulos ya he descubierto (estoy segura de saber quien lo ha hecho). Espero a que se marque <> el mensaje que le he escrito a Marco unos minutos atras. A veces hace eso… me coloca un mensaje, le contesto y luego pasa un buen rato para que responda nuevamente. Pareciera que se le ocurre decirme algo, lo escribe sin pensarlo mucho y luego se pone a hacer quien sabe que, porque pueden pasar dias sin que sepa de el. No se por que me escribe, pero peor aun no tengo idea de por que respondo. Tengo rabia conmigo misma otra vez, decido alejar el telefono y, enfrentemoslo, es medico y tiene razones para estar despierto a estas horas, pero yo, por el contrario, debo lucir descansada y feliz como una mariposa en menos de cinco horas para mostrar mi mejor cara a un equipo de ventas de diez personas. Me gusta mi trabajo. He avanzado velozmente en estos ultimos tiempos y lejos ha quedado la pasante presurosa que recorria las oficinas de la multinacional farmaceutica, tratando de suplir las necesidades de todo el que me llamara. Hace ya seis anos de aquella reunion en la que me avisaron que podia quedarme como empleada fija dando asistencia administrativa. Me habian asignado especificamente al area de Registros, que era el lugar mas aburrido del mundo pues yo tenia un grado recien adquirido en Mercadeo, pero era trabajo, en un lugar importante donde habia muchos chicos guapos. Ademas, quedaba muy cerca del apartamento que compartia con mi mejor amiga y pagaban muy bien, incluso cuando solo era pasante. Sin embargo, mis metas eran claras, yo me queria ir al Departamento de Ventas… alli estaba la actividad mas interesante de toda la empresa y tocaba ir a mostrarle los medicamentos a los medicos mas encantadores. !Un trabajo genial! No fue tan facil cambiar el rumbo. El puesto de visitador era muy codiciado y toco esperar tres anos a que se abriera una vacante. Estuve tentada a buscar otro trabajo, pero la economia iba de mal en peor y debia dar gracias al universo que no fui victima de una de las multiples reducciones de personal que se dieron en aquella epoca. Sobrevivi con estoicismo a las crisis y aproveche la oportunidad cuando se presento. Ahora tengo mayores responsabilidades y manana es un gran dia para mi equipo pues lanzaremos un nuevo producto. Decido, sin titubeos, llevar mi movil al salon de estar para recargarlo y regreso a la habitacion decidida a dormir. El pijama de rayas azules casi borradas se confunde con las sabanas de cuadros y parezco una pintura vanguardista mientras me preparo para finalmente ir a la cama. Nunca he podido conciliar el sueno si me siento prisionera, y la coleta que recoge mi cabello corto pronto desaparece dejando los rizos dorados esparcidos en la almohada. El edredon me cubre por completo y arropo mi cara con el, percibiendo el suave perfume de jazmines del detergente nuevo que he comprado, ha sido una buena adquisicion. Me entretengo con cualquier pensamiento irrelevante cuando escucho el sonido del mensaje que han respondido. Vuelvo a cubrirme con el edredon tapandome el rostro, no pienso levantarme a responder… <>, me digo y respiro profundo para creerlo. No… ya he esperado una hora, y si bien quiero saber lo que dice, no voy a darle la satisfaccion. Lo vere manana… da igual, estoy dormida, o al menos deberia estarlo. Quiza deberia levantarme a colocar el movil en silencio, asi ya no lo escucho… !No! !Es una trampa! Que chille cuanto quiera, no ire… lo leere por la manana. Y asi, luchando con mis mas temidos demonios, venzo al fin y consigo olvidar que ha escrito. Duermo profundamente casi enseguida, pero las horas pasan volando y de repente son las siete de la manana y la lejana melodia del movil anunciando que debo tomar agua me despierta. Ya en pie, descubro las cortinas del amplio ventanal de mi cuarto, es una de las razones por la que escogi este piso, bueno… eso y que la estacion del tren esta a unos pasos y en dias como hoy, que la lluvia amenaza con empapar la manana, pues es de lo mas conveniente. El paseo de la Bonanova se muestra ligeramente activo ante mi, las calles humedas reciben sus primeros visitantes y el sol, aunque timido, despide sus primeros rayos reflejandose sobre la calle recien despierta. Respiro con profundidad y doy vuelta para continuar mi rutina de la manana. Remuevo de su perchero el vestido violeta de falda a media pierna que me han regalado en la oficina por mi cumpleanos, espero que me quede, porque esta tela se ajusta al cuerpo como guante a la mano. El escote discreto en forma de corazon, las mangas cortas al estilo tulipan y la cintura ajustada me dicen que ha sido Paula quien lo ha escogido. Estas caderas no caben en todas partes y por mas que me guste eso cuando uso pantalones, necesito que el cliente, esta manana, mantenga los ojos en la presentacion. Incluyo una chaqueta oscura de mangas tres cuartos a mi vestuario, pero dudo de mis zapatos negros de tacon con esta lluvia. <>, pienso y decido ponermelos de todos modos. Debi suponer cuando me corte el pelo este verano que estos rizos no iban a llevarse bien con la lluvia. Lucen mas encogidos de la cuenta, asi que coloco una pisa pelo de piedras brillantes para apaciguarlo al estilo Marilyn Monroe y asi verme menos divertida. Me maquillo sin exagerar con un labial lila y delineo mis ojos; los dias grises se reflejan en ellos y un poco de rimel les dara mas luz. !Vamos, que luzco preciosa! Si no nos compran la investigacion, al menos me haran la foto para la revista medica del mes. Me dirijo con mi paraguas hacia el tren, resistiendo las ganas de leer el mensaje de Marco, asumiendo que en realidad sea suyo. Esperare a estar en el vagon porque asi no podre responder de inmediato. Voy armando la presentacion en mi cabeza y rezando que mi equipo tenga todo listo. Cuando termine esta reunion debo dar una charla de bienvenida al personal de nuevo ingreso, almorzare con mi amiga Laia y espero ir a casa temprano. Es viernes. El vagon llega y entro con impaciencia esperando encontrar un asiento vacio. Por suerte, un chico se pone en pie para la proxima parada y solo voy unos minutos sosteniendome del extremo de un asiento. Finalmente abro el bolso y tomo el telefono con la misma curiosidad que venci minutos antes cuando lo he agarrado de la mesa de mi habitacion sin mirarlo. Efectivamente, tengo no uno, sino varios mensajes de el. Viernes 2:22 a.m. Marco: ?Estas despierta? Marco: ?Raquel? Marco: ?Ahora vas a ignorarme? Supongo que todas las dominicanas que conozco me ignoran… Marco: Te escribia, ademas de saber como estabas y si te habia gustado la pelicula, porque he decidido ir al congreso… Marco: Tu estaras alli, ?no? No pensaba ir, pero he cambiado de opinion y me voy manana para aprovechar el fin de semana… bueno, hoy… es de madrugada. Marco: Estas ahi leyendo en silencio o ya estas dormida? Marco: Bien… tu ganas, Raquel. Lo siento, mi movil se ha descargado antes y por eso no te habia contestado. Espero respondas en la manana… ?cenamos? Mi vuelo llega a Barcelona al mediodia y estare en el mismo hotel del congreso. ?Sera que por fin nos conocemos en persona?

  • Esclava en tu cama de Megan Galan

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    Desesperada por conservar su casa, Victoria decide trabajar como chica de compania en una casa de citas de lujo, pero ella no espera encontrarse con Norman, un hombre guapo, torturado por su pasado que parece tener unos gustos peculiares en la cama…

  • La espia que te amo de Elsa Tablac

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    Emma trabaja en una agencia de detectives. Y las cosas no le van nada mal, si no fuera por su desastrosa vida sentimental y en especial por ese cantamananas de Mateo, que no le trae mas que quebraderos de cabeza. Asi que lo mejor es, hasta que amaine el temporal, pasar de los hombres. Centrarse en el trabajo, el yoga, el gato, las amigas. Hasta que un buen dia cae en sus manos el misterioso caso de Lloyd Cooper, un guapisimo britanico que va y viene por la ciudad desde hace unos meses, con una turbia historia familiar a sus espaldas y al que Emma debera investigar.
    Hasta aqui todo bien.
    Siempre y cuando no te enamores del hombre al que has de seguir.
    Ni el de ti.

  • El simbolo perdido de Dan Brown

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    Washington. El experto en simbologia Robert Langdon es convocado inesperadamente por Peter Solomon, mason, filantropo y su antiguo mentor, para dar una conferencia en el Capitolio. Pero el secuestro de Peter y el hallazgo de una mano tatuada con cinco enigmaticos simbolos cambian drasticamente el curso de los acontecimientos. Atrapado entre las exigencias de una mente perturbada y la investigacion oficial, Langdon se ve inmerso en un mundo clandestino de secretos masonicos, historia oculta y escenarios nunca antes vistos, que parecen arrastrarlo hacia una sencilla pero inconcebible verdad.

  • La Herencia del Bebe de Mckenna James

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    ?RECHAZADA? --Si, senora. Lo intente dos veces. ?Tiene otra...? La voz del asistente se apaga mientras lo fulmino con la mirada. Ignoro el bufido apenas audible que se escapa de los labios de mi amiga Penelope. Ella esta parada directamente detras de mi, sin duda porque no quiere perderse el momento de presenciar el rechazo de mi tarjeta. Debe pensar que todos sus regalos de navidad han llegado improvisadamente al spa de dia. De hecho, me sorprende que se este controlando a si misma tan bien siendo como es ella. --Claro, dame un segundo--, murmuro, hurgando en mi bolso. Le lanzo una tarjeta de diamantes y lo despacho, asegurandome de que sepa lo molesta que estoy con todo esto. El no me devuelve la mirada mientras murmura un agradecimiento, antes de salir de mi vista. Respirando hondo, sonrio como si no me importara, antes de volver a mirar a mis amigos. --Lo siento--, le digo con un suspiro perezoso. --Estoy segura de que es solo una confusion con el banco-- Me apacigua Holly, apartandose el pelo largo y oscuro de los ojos. Sonrio cuando ella se acerca y me da un apreton tranquilizador en la mano. Estoy segura de que tiene razon, porque se con certeza que hay mucho efectivo en la primera tarjeta, no se llama tarjeta infinita por nada. --Seguro--. Penelope tambien me sonrie, pero a diferencia de Holly, no hay nada comprensivo o genuino en su sonrisa. --Aunque no puedo decir que alguna vez me haya pasado algo como esto--, dice con un fuerte acento sureno, sus labios entreabiertos en una amplia sonrisa. --?Quizas los bancos estan un poco mas atentos a sus clientes mas notables? Abro la boca para devolver una respuesta, pero estoy distraida al ver al asistente caminando. Incluso antes de que hable, se que no es bueno. Busco otra tarjeta en mi bolso en preparacion a lo que va a decir, aunque solo sea para evitar la verguenza de tener que mirarlo cuando me diga que la segunda tarjeta tambien fue rechazada. --Lo siento --Aqui tiene--, ladro, cortandolo mientras empujo otra tarjeta en su mano. --Prueba esa Estoy haciendo todo lo posible para no mostrarlo, pero realmente estoy empezando a entrar en panico. Claro, un rechazo puede explicarse como una confusion en el banco, pero ?dos bancos diferentes tienen problemas al mismo tiempo? No es probable. Aun asi, me aferro a la esperanza de que sea algo tonto, porque pensar en la alternativa es demasiado horrible. --?Puedo pagar con la mia si eso ayuda?-- dice Holly, dando un paso adelante. --Sabes lo mucho que odio cuando tratas de cubrirme de todos modos. Miro hacia otro lado, porque la lastima en sus ojos es aun peor que la expresion de emocion en los de Pen. Asi debe ser como se siente cada vez que trato de pagar por ella, ya que es la unica en nuestro grupo que no es de una familia adinerada. Antes de hoy, nunca habia pensado mucho en como eso podria afectarla. --Esta bien. Pagare--. Pen lanza un suspiro exagerado, antes de dar un paso adelante para ir al rescate y entregarle su tarjeta al asistente. El gran problema es que al hacer esto me hace aun menos feliz que dejar que me cubra, pero no tengo otra opcion. --Espero que no la rechacen--, dice entre risas mientras me mira. --Simplemente moriria de verguenza. Deja de ser una desgraciada y solo paga la maldita factura. Trago mis palabras, porque me niego a darle la reaccion que se que quiere. En cambio, retrocedo con Holly y espero mientras Pen arregla la cuenta. Evito encontrar la mirada de Holly, fingiendo escribir un texto. Lo que realmente estoy haciendo es intentar iniciar sesion en mi banco, pero sigue dandome un error no autorizado. Salto cuando Holly apoya su mano en mi espalda. La miro y deslizo el telefono en mi bolsillo. --Estoy seguro de que todo esta bien, V. Asiento y fuerzo una sonrisa de vuelta. --De acuerdo, chicas, estamos todas listas--, declara Penelope con un gesto dramatico de su mano. Sus ojos oscuros se fijan en los mios. --No necesitaras pasar el resto del dia lavando toallas sucias y malolientes--, dice por encima del hombro con una risita. --Aunque hubiera sido divertido verlo. Pongo los ojos en blanco a su espalda. Si lo refriega con mas fuerza, se rompera una una. No importa que le haya pagado los ultimos cincuenta viajes aqui; ella ordenara esto tanto como pueda. Mientras lucho contra las lagrimas, salimos. Respiro profundamente, el aire frio me quema los pulmones. Lo ultimo que quiero es que me vean llorar. --Oh, carino, relajate. Solo juego contigo-- Pen se rie y me abraza. --No seas tan sensible. Ni siquiera tienes que devolverme el dinero. --?Cuarenta y nueve viajes mas y estamos a mano?-- Respondo con una sonrisa falsa. --No sabia que llevabas la cuenta--, murmura, lanzandole una mirada a Holly. --De todos modos, me encantaria pasar el rato y conversar, pero tengo una cita y debo prepararme. Abrazo a las dos y luego camino hacia mi auto, un Fiat Spider rojo de dos asientos que papa me compro cuando me gradue de SCAD. Ir a la universidad era algo en lo que mi abuela habia insistido, aunque no estoy segura de por que, no es como si fuera a necesitar darle uso. Abrochandome el cinturon me dirijo a casa. Intento llamar a papa por el camino, pero no responde. Frunzo el ceno e intento de nuevo, pero todavia no hay respuesta. Esto es raro. Papa siempre responde, incluso si es solo para ladrar en la linea que el esta ocupado con algo mas importante que yo. En realidad, asi es como van las conversaciones. Si no va a contestar el telefono, entonces tendre que ir alli. Treinta minutos despues, al entrar en el largo y extenso camino de entrada que conduce a la mansion de mi padre, se que algo no esta bien. Probablemente sean los diez coches de policia que me estan dando esa impresion. Tampoco son coches de policia ordinarios, estas son furgonetas negras brillantes, del tipo que asocias con persecuciones de alto perfil o grandes operaciones: palabras pronunciadas por alguien que obviamente ha visto demasiado Criminal Minds. Aparco junto a una de las furgonetas y salgo. Mi corazon se acelera mientras avanzo por el camino, tan rapido como mis tacones Christian Louboutin de 4000 dolares me llevan. Los hombres con trajes pululan a mi alrededor, con lo que normalmente estaria muy feliz, pero no hoy, no cuando se que algo esta muy mal. Abriendome paso por la puerta principal, miro a mi alrededor en estado de shock. Hay gente por todos lados. Entran y salen, llevando todo, desde computadoras, a pilas de archivos, hasta una cuadernos y carpetas que reconozco como mias desde mi ultimo ano de secundaria. --Hola--, le digo, entrando en el camino de uno de esos hombres. Se detiene en seco y me mira impaciente. --?Que estas haciendo? --, pregunto. --Seguir ordenes--, replica, frunciendo el ceno. --?Y usted es? --Valentina Rossi--, anuncio, enderezandome al anunciar mi nombre tal como me ensenaron los anos de encanto de la escuela. --Ah-- El mira por encima del hombro y llama a alguien. Una mujer levanta la vista y asiente al verme. Ella camina hacia nosotros y me lleva fuera de la habitacion, hacia la sala formal. --?Senorita Rossi, supongo? Asiento, con la garganta seca. --?Donde esta mi padre? --Ha sido detenido bajo sospecha de fraude. Estamos aqui recolectando cualquier cosa que pueda contener evidencia --, explica. La miro y me rio. No puede hablar en serio, ?verdad? --?Sabes quien es mi padre?-- Pregunto, levantando una ceja. La mujer me mira directamente a los ojos. --Sabemos exactamente quien es el, y es por eso que nos estamos tomando esto tan en serio-- --Entonces, ?te lo llevas todo?--, cuestiono, aun incredula. --?Y sus cuentas?, ?Han sido congeladas tambien? Me sonrojo al darme cuenta de lo superficial que debo sonar. Probablemente piense que soy otro bebe malcriado del fondo fiduciario, que vive del dinero de papa. Bien, entonces ella tendria razon, pero no es mi culpa. Soy un producto de mi educacion. --Sus cuentas no estan congeladas, senorita Rossi. Estan vacias. --?Que quieres decir con vacias?-- gruno --Mis cuentas nunca han estado vacias en mi vida. Tengo un fondo fiduciario… --Tenias un fondo fiduciario--, Corrigio ella. --Tu padre movio todo a un lugar desconocido, y estamos haciendo todo lo posible para tratar de encontrarlo. ?Vacio mi fondo fiduciario? Mi corazon late en mi pecho. El no me haria eso … ?o si? No, tiene que haber algun tipo de explicacion. Probablemente este tratando de protegerme moviendo mi dinero a un lugar seguro. Estoy convencida que hablar con el aclarara todo. --Quiero verlo--, Demando. --?Donde esta el? Ella sacude su cabeza. --Lo siento, no puedes. No hasta que hayamos terminado de recopilar nuestra evidencia-- Se mete la mano en el bolsillo y saca una tarjeta. La tomo y miro, sintiendome entumecida. --Llamame manana. Arreglare que lo veas tan pronto como sea posible. Mientras tanto, lo siento, pero no puedes quedarte aqui. Puedo ayudarte a encontrar un alojamiento alternativo... --Tengo un apartamento--, interrumpo, metiendo la tarjeta en mi bolsillo. --Solo estaba aqui porque …-- Me detuve, dandole una sonrisa tensa. Al menos ahora se por que rechazaron mis tarjetas. --Gracias por tu ayuda. Camino hacia mi auto y entro. Me siento alli por un rato, mirandolos entrar y salir de la casa como abejas obreras. ?Fraude? Sacudo la cabeza. No tiene ningun sentido. Mi padre es muchas cosas, pero no esto. ?O tal vez no conozco a mi padre tan bien como pensaba? Salgo del ascensor de Sorrel Towers hacia el atico que llame hogar durante el ultimo ano. Todo lo que quiero hacer es acurrucarme como una pequena bola en mi cama, pero justo cuando llego a la puerta principal, escucho a alguien toser detras de mi. Me giro y encuentro al administrador del edificio, que sonrie torpemente mientras se pone de pie. --Valentina--, murmura, una gota de sudor cae por su frente. --Lo siento, pero el gerente de contabilidad llamo y me pidio que hable con usted. Parece que su ultimo cheque de alquiler reboto … --?Oh?-- Digo y frunzo el ceno, como si no tuviera idea de por que pudo haber sucedido. -- Bueno. Ire al banco y lo resolvere lo antes posible. El alivio inunda su rostro. --Gracias-- Respira y luego duda, como si estuviera sopesando decir que mas tiene en mente. Levanto las cejas, expectante. --Es solo que… ?esta todo bien? Vi a tu padre en las noticias, y luego, cuando el cheque no paso… --Se interrumpe nuevamente, luciendo avergonzado. Lo miro friamente, inclinando ligeramente la cabeza. --En el ano que he estado viviendo aqui, ?alguna vez he dejado de pagar, Andreas?-- pregunto. Sacude la cabeza, sus mejillas sonrojadas. --Exactamente. Y no tengo la intencion de empezar ahora-- Agrego, y le doy una mirada severa. --Por supuesto. No quise ofenderte --, musita. --Es solo que… estaba preocupado… -- Se rie con inquietud mientras se frota la nuca. Casi siento pena al notar su estado; pareciera que va a desmayarse en cualquier momento. --Si te preocupa como puedo pagar este lugar, deberias calmarte--, le aseguro --Tengo un fondo fiduciario que podria comprar comodamente este edificio y sus inquilinos tambien-- Lo que es mucho teniendo en cuenta que Sorrel Towers alberga a algunas de las elites mas ricas de toda Savannah. Me detengo el tiempo suficiente para deslizar mi llave en la cerradura, luego miro hacia atras y arqueo la frente. --?Hay algo mas?-- Agrego, esperando haber dejado en claro que nuestra conversacion ha terminado. --No, lamento haberle molestado con esto. Que tenga buenas noches, senorita Rossi-- El asiente con la cabeza hacia mi, luego corre a la vuelta de la esquina en direccion a los ascensores. Entro y recuesto mi espalda contra la puerta hasta que se cierra de golpe, luego me deslizo hacia el suelo, abrazando mis piernas contra mi. Esta manana me desperte y fue como cualquier otro dia. ?Como cambio todo tanto en el espacio de unas pocas horas? Mas importante aun, ?como diablos voy a llegar con el dinero del alquiler? No hay forma de que pueda encontrar ese monto de efectivo. Mi estomago se revuelve ante la idea de mudarme, porque amo mi departamento. Ubicado en el corazon del distrito historico, es la definicion de la opulencia y el lujo. Desde la vista de un millon de dolares hasta la banera de hidromasaje en el balcon, es la casa que siempre sone. El precio no fue un factor y mi padre estaba mas que feliz de conseguirlo, como todo lo que le pedia. Supongo que anos de descuidar emocionalmente a tu hija te hacen sentir culpa. Respiro lentamente, tratando de detener el ataque de panico que se que se avecina. Todo estara bien. Solo necesito sobrevivir hasta que mi padre resuelva esto. Me rio de lo ingenua que soy. ?Como puede estar bien? El unico dinero que tengo esta en ese fondo fiduciario, que aparentemente ahora esta vacio. Cuando quitas eso de la ecuacion, mi valor total asciende a la friolera de diez dolares. Conseguir un trabajo no tiene sentido, porque ni siquiera cubriria mi renta, y mucho menos mis otros gastos. Demonios, incluso diez trabajos no estarian cerca de sacarme de este lio. ?Que diablos voy a hacer?

  • La perra de Pilar Quintana

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    Una conmovedora novela de Pilar Quintana.

  • Sucedio un diciembre de Betzacosta

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  • El fantasmocopio de Carlos Enrique Freyre

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    ?Que pasaria si, de pronto, descubriesemos que la muerte no es el final?, ?que no existe el cielo ni el infierno?, ?si comprobamos la existencia de Dios? ?Que pasaria si pudiesemos comunicarnos con los muertos?

  • Dark Man (Halcon 1) de Anisa Gjikdhima

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    Se dice que el diablo tambien le teme a la ira de una mujer, pero no Carlos. Valentine Harper hara un pacto con el diablo para conseguir su objetivo. Tendra que lidiar con la personalidad retorcida del hombre y contentarlo hasta que el lo desee.
    Asi empieza un juego peligroso, donde no hay ni vencedores ni vencidos.
    Dos mundos dementes que se destruyen poco a poco hasta no quedar nada. Solo un loco puede quedarse sabiendo que sera su fin, y los dos estan locos.
    <>.

  • Una semana de siete lunes de Jessica Brody

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    SI TUVIESES LA OPORTUNIDAD DE EMPEZAR DE CERO, ?LA APROVECHARIAS?
    Ellison Sparks descubre que esta reviviendo una y otra vez el mismo lunes de pesadilla. Cualquier otra adolescente hubiese optado por volverse loca, pero Ellison lo ve como una oportunidad. La oportunidad de lograr que sus suenos se hagan realidad y, sobre todo, la oportunidad de recuperar a su novio.
    Pero, a pesar de sus esfuerzos, las cosas nunca salen como ella desea. ?Descubrira Ellie como arreglar este dia? ?O quedara atrapada en un lunes de pesadilla para siempre?

  • Zapatos Rojos Para Saltar en los Charcos de Nacho Montes

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    Esta novela es una historia de mujeres en guerra con la vida, de amistades complices, de almas comunes. Hay noches de confidencias con los amigos que hacen que el mundo parezca mas amable y la vida menos dificil. Los secretos de la amistad siempre forman hilos dificiles de romper. Hay secretos que nos encadenan a personas que nunca imaginamos. Lugares que guardan para siempre el alma de quienes los habitaron. Esta novela es una caja de secretos. Secretos de muerte, secretos de amor, secretos que acabaran uniendo a sus protagonistas en torno a un arbol que solo florece en julio. Hay pequenas cajas en la vida que guardan para siempre grandes historias. Y hay zapatos rojos que nos hacen saltar en los charcos disipando todas las tormentas.

  • Darling de Gabriel Tallent

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    A los catorce anos, Turtle Alveston esta lejos de ser la tipica adolescente: le gusta deambular sola por los bosques de la costa norte de California, buscando refugio en parajes de increible belleza y exuberancia. Pero, mientras el mundo exterior se abre a ella en toda su inmensidad, su universo familiar es angosto y turbio: Turtle ha crecido sola, bajo el control de un padre carismatico y torturado a partes iguales, obsesionado con la idea de que el fin del mundo tal y como lo hemos conocido esta cerca y de que solo los mas fuertes seran capaces de sobrevivir.

  • Mi princesa vikinga de Sophie Saint Rose

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    Maisey llevaba toda la vida soportando el odio de su pueblo a causa de su padre. Cuando los vikingos asaltaron su aldea, vio la oportunidad que necesitaba para llegar hasta el, pero su secuestrador decidio reclamarla como suya y convertirla en su esclava. Quizas deberia demostrarle que no le iba a ser facil….

  • Hijas del Norte de Sarah Hall

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    Me llamo Hermana. Ese es el nombre que me pusieron hace tres anos. Es como me llamaban las demas. Es como me llamo a mi misma. Antes de eso mi nombre no tenia importancia. No recuerdo que se usara. Ya no respondere a ese nombre ni me oire decirlo en voz alta. No dare muestras de reconocerlo. No existe. Me llamareis Hermana. Fui la ultima mujer que salio en busca de Carhullan. Fue un mes de octubre de lluvias torrenciales cuando me puse en camino. En la ciudad, las hojas habian empezado a caer de los arboles y el suelo estaba cubierto de su pulpa amarilla. Los ultimos frentes tormentosos atravesaban la region del norte descargando aguaceros. El verano se retiraba. Daba la sensacion de que la atmosfera habia estallado por fin, y las mananas y las noches empezaban a ser mas frescas. Era un alivio no despertarme empapada en sudor en nuestra habitacion del barrio de adosados, salir de una pesadilla con esa humedad lechosa en el pecho. Siempre he dormido mejor en invierno, como si la frecuencia del pulso disminuyera. El frescor parecia limpiar tambien la ciudad. El olor a bacterias de la refineria y las plantas de fuel se dispersaba por la noche cuando las nubes se disipaban y aflojaba el calor. Los ultimos anos, desde la Reorganizacion Civil, el bochorno habia durado mas de lo normal; los meses frios se concentraban en una franja mas estrecha del calendario, y viviamos envueltos continuamente en una nube toxica de colza y arenas bituminosas, hacinados como peces en un ahumadero. El cambio de la temperatura trajo consigo una sensacion de euforia, un estado de alerta que iba mas alla de los nervios o la creciente conciencia de los peligros que sabia que estaba afrontando. Era reparador. El frescor me recordaba los tiempos de mi infancia. Las estaciones estaban entonces mas definidas, mas separadas. La gente mayor de la fabrica en la que trabajaba decia que de todas las tradiciones inglesas que estaban amenazadas el tiempo era la mas triste. Como si hubieramos tenido la posibilidad de elegir en referendum aquel clima semitropical. Todavia recuerdo las cosquillas frescas del granizo en la cara en el mes de marzo, cuando esperaba el autobus para ir al colegio. Y el rugido del viento que en otono lo zarandeaba todo, las cosas grandes y las pequenas. El frio en las venas en enero; las manos y los pies entumecidos a pesar de la lana y el vellon. Cuando eres joven no tienes miedo de las posibilidades. No crees que el mundo pueda destruirse o que vaya a ocurrirte una desgracia a lo largo de la vida. Incluso la lluvia es diferente ahora: imprevisible, violenta, no como la constante llovizna gris de las postales antiguas, de los chistes y las cronicas televisivas. Es una lluvia que parece herida. Rara vez se ve nieve en los montes, aunque la gente de la ciudad sigue buscandola por pura costumbre. Me dirigia a una zona alta y remota, y tenia la esperanza de volver a ver esas ventiscas blancas, si es que podia quedarme alli algun tiempo. Sali al amanecer, con la idea de alejarme de Rith sin que nadie me viera. Prepare una mochila ligera para resistir el largo camino hasta las montanas. Llevaba pocas cosas: ropa, botas, unas cuantas latas de comida, galletas, una cantimplora con agua y un botiquin, para el caso de que pudiera quitarme el dispositivo, aunque no sabia si era posible. Y llevaba un fusil de la Segunda Guerra Mundial, entre las sudaderas y los impermeables. La punta roma del canon rozaba la solapa de la mochila. Con el me proponia negociar en Carhullan. La noche anterior escondi la mochila en un callejon, detras de nuestro edificio, para salir sin peso, sin chocar contra las paredes y aranarlas al bajar las escaleras. Lo deje en un hueco oscuro y seco, detras de la camara principal del deposito de lluvia. Lo puse alli mientras las familias de las otras casas estaban cenando y antes de que mi marido volviera del trabajo, tanteando primero en el vacio con un palo para asegurarme de que no habia nidos de ratas. De madrugada sali de la cama sin despertar a Andrew y me vesti sigilosamente en el cuarto de bano comun. Me habia guardado una bolsa de plastico en un bolsillo de los pantalones para meter las cosas que necesitaba. En un estante habia una pastilla de jabon nueva, de la familia con la que compartiamos la casa, y decidi llevarmela. La eche a la bolsa con la pasta de dientes, el desodorante y una cuchilla de afeitar con varias hojas de repuesto. Dude un momento antes de abrir el botiquin de los vecinos. Encontre aspirinas, un paquete de compresas y una bolsita de polvos para la cistitis, caducados. Lo cogi todo. Despues cruce el pasillo y baje las escaleras. En la puerta principal espere unos minutos para asegurarme de que Andrew no me habia oido salir y procure tranquilizarme. El corazon me bombeaba la sangre a chorros. Notaba la corriente de ida y vuelta en las puntas de los dedos. Me dije que todo saldria bien. Llevaba meses entrenandome, levantandome temprano, y habia ensayado la huida. Siempre lograba salir en silencio y sin peligro y recorrer la ciudad a oscuras, evitando las zonas por las que merodeaban los perros asilvestrados, antes de volver a casa. Pero esta vez no era un simulacro. Respire hondo, solte el aire y espere. Lo ultimo que queria era que Andrew me siguiera, que me dijera que estaba loca, que armara un escandalo y despertara a todo el mundo. Jamas me dejaria marcharme con una mochila, salir de las zonas oficiales, a pesar de que estabamos enfrentados, nos odiabamos y no nos dirigiamos la palabra. Yo estaba atada a aquella casa. Los dos lo sabiamos. No teniamos ninguna otra alternativa. Si me hubiera descubierto, me habria llevado a rastras escaleras arriba, o me habria inmovilizado en la calle, a pesar de mis forcejeos, hasta que apareciese un supervisor de la Autoridad, y entonces habria puesto alguna excusa para explicar mi comportamiento, como que estaba colocada o habia tenido una pesadilla. Me habria dicho que esperara un poco, que por muy mal que estuvieran las cosas en ese momento conseguiriamos salir adelante, y despues nos separariamos, cuando el ambiente estuviera menos tenso, cuando fuera menos peligroso. Me apoye en la fachada, atenta al ruido de sus pasos por ultima vez. Lo unico que se oia en el piso de arriba era el zumbido del contador electrico en modo de espera, como una avispa. Levante la mirada. El cielo tenia el color oscuro del asfalto, como el esquisto que trituraban en los tanques de la refineria donde trabajaba Andrew. La mancha blanca de la luna asomaba como una ulcera hinchada y opaca por detras del forro de las nubes. Aun no se habian encendido las luces en Rith y nadie saldria a la calle hasta que se reanudara el suministro electrico, a las seis de la manana, para que la gente pudiera calentar el agua, cocinar y ver el primer parte informativo de alguno de los frentes meteorologicos o el sorteo de la loteria. Para entonces esperaba estar muy lejos. Por fin me acerque al callejon a recoger mi mochila. Sabia que tenia que darme prisa y no pensar mas de lo necesario. Normalmente la ciudad estaba muerta a esa hora, pero siempre era posible encontrarse con una patrulla de la Autoridad. Me ponia mala solo de pensarlo. No tendria ninguna posibilidad de explicarme. Y no queria enfrentarme a lo que estaba haciendo, y flaquear, aunque estaba segura de que no me pasaria. Despues de las ultimas semanas no podia pasarme. Cruce la ciudad, alejandome de las viviendas compartidas, y pase por delante del antiguo centro comercial, con las ventanas cubiertas con tablones, y por delante del almacen de las turbinas, donde las carcasas de metal esperaban apiladas desde hacia anos el momento del reparto. Las calles estaban desiertas y tranquilas. Unicamente los ladrillos rojos, la pizarra y el asfalto reflejaban cierto resplandor, presentando una version de la ciudad que parecia antigua y fantasmagorica. Costaba imaginar que hubiera tanta gente detras de las fachadas, durmiendo dos o tres en la misma habitacion, o despierta, hablando en voz baja para no molestar a las otras familias. Algunos estarian llorando y alguien quiza los consolaria, o nadie les haria caso. A otros les traeria sin cuidado que pudieran oirlos a traves de las paredes, arrastrando el cuerpo dolorido cuando el efecto del chute de efedrina barata empezara a esfumarse. Cada vez que me habia atrevido a ensayar la fuga, el ambiente de las madrugadas me parecia disminuido, como si en lugar de concentrar a la gente hubieran practicado un sacrificio selectivo. Al final de cada hilera de adosados se veian las siluetas de los contadores, como quistes pequenos y ruidosos disenados para leer el flujo de la energia de las tejas fotovoltaicas. Ahora los empleaban para regular el consumo de la antigua red de suministro domestico. Habia habido muy pocas mejoras despues de la Reorganizacion. El plan de recuperacion de diez anos empezaba a convertirse en un mito imposible. Me costaba no volver la cabeza para ver si alguien me seguia o me veia pasar. Me obligue a no mirar. Me dije que la mejor manera de seguir andando era poner la vista en un solo punto: adelante. Se oyo un leve chasquido en el cielo, y un trueno retumbo al oeste. Sabia que pronto empezaria a llover, que tendria que parar a ponerme el impermeable. Pero no podia permitirme el lujo de detenerme mientras siguiera dentro del perimetro. Quiza mas tarde, cuando estuviera lejos de alli y hubiera entrado en calor con el ejercicio, podria desnudarme. Me secaria antes que la ropa. Llevaba anos sin salir de Rith. Ningun civil habia salido de la ciudad, salvo para que lo trasladaran a un centro de detencion. No se permitia el transito de una zona a otra. La gente quedo atrapada en el sector en el que se encontraba cuando se hizo el primer censo despues del colapso. Solamente la Autoridad y los agentes del gobierno tenian necesidad de viajar o medios de transporte, y en esos casos solian ir en tren. Yo habia nacido en Rith y conocia bien el entorno: las calles empinadas y el maremagnum de los tejados, el cerro de Beacon y el castillo enfrente, en la cima de dos penas gemelas. Continue por el antiguo paso elevado de la carretera. Abajo habia montones de basura y escombros, y se oian susurros animales. Mas alla de las fronteras de la ciudad, en las llanuras, las carreteras se habian deteriorado. Estaban mucho peor de lo que me esperaba, hundidas y agrietadas tras anos de desuso. Las riadas se habian llevado tramos enteros. Al plantar el pie tenia la sensacion de estar atravesando un pedregal. En algunas partes habia crateres llenos de agua de lluvia. Metia las botas sin verlos y me empapaba los pantalones hasta las rodillas. Comprendi que era verdad lo que la gente decia en la fabrica y en las reuniones del distrito. Que solo estaban reparando las principales arterias, las que utilizaba la Autoridad. Al principio fui corriendo siempre que podia, muy atenta para no resbalar o torcerme un tobillo, y luego afloje el paso para afrontar el largo dia que tenia por delante. En media hora habia llegado al promontorio donde se encontraba la caseta blanca del puesto de peaje. No tenia ventanas, y una parte del tejado se habia hundido. Recordaba que en una clase de historia local nos contaron que tuvieron que reconstruirla en dos ocasiones, despues de que los escoceses le prendieran fuego. Ahora volvia a estar casi en ruinas. Los duenos debian de haberse marchado a Rith hacia mucho tiempo, con los demas vecinos de la periferia. A los pies del monte, un poco mas adelante, el antiguo puente de Yanwath seguia intacto. Lo habia cruzado muchas veces en coche antes de que se prohibiera el trafico. El semaforo que regulaba la circulacion estaba muerto, con los focos negros de mugre y el poste inclinado en los cimientos de hormigon. En la hondonada de la carretera, antes del punto en que empezaba a subir hacia los contrafuertes del puente, se habia formado un charco de agua arremolinada. Habia residuos flotando, casi imposibles de identificar; tal vez trastos superfluos de las casas de la parte alta del rio. Vadee el charco, llegue hasta el centro del arco y me asome a mirar por el parapeto. El rio Eden corria a mis pies, encrespado y turbio, a una velocidad aterradora. Vi en la penumbra el brillo del agua en movimiento en las orillas, la estela de los remolinos y las crestas blancas. Las lluvias habian reventado la ribera, y el caudal anegaba las acequias y los huertos a ambos lados. Se oian crujidos en las ramas mas bajas ahora que los arboles de la orilla habian perdido sus hojas. Las casas de campo mas cercanas al puente estaban sumergidas en el agua hasta las ventanas. Notaba un olor fuerte, a cemento, a tela mojada y a cieno: el olor familiar de las viviendas inundadas. La corriente se deslizaba por las paredes de las casas, pudriendo alfombras y cortinas. Diez anos antes me habia despertado con el mismo olor, cuando al bajar las escaleras me encontre la casa inundada por las aguas residuales. Sabia que, al otro lado del puente, la carretera pasaba por un pueblo desierto y se adentraba mas adelante en los abandonados parajes del antiguo parque nacional: en la zona que la generacion de mi padre conocia como el Distrito de los Lagos. Era mediodia cuando vi aparecer el coche, y estaba lloviendo a cantaros. Al principio pense que era el ruido del agua que arrastraba el viento o corria por los acuiferos por debajo del asfalto. Despues oi el cambio de marcha. Me aparte de un salto a la cuneta y di media vuelta, casi esperando ver la forma azul oscura de un coche patrulla y dispuesta a esconderme detras de una cerca de piedra. Una furgoneta civil, de color blanco, se acercaba despacio por la carretera destrozada. Parecia que tenia la suspension en mal estado y eso amplificaba el ruido, como si la carroceria se levantara del chasis, y vi que se zarandeaba al pasar por encima de un monticulo o un bache. Llevaba las ventanillas cubiertas de residuos, de vainas y de hojas arrancadas de los arboles por el ultimo diluvio. Desprendia un olor a grasa quemada y negra. Paso a mi lado y freno despues. Me acerque a la puerta del conductor y la ventanilla chirrio al bajarse. --?Adonde vas, chica? --Era un hombre con la cara roja como un trozo de cristal sacado de un horno. Me miro de arriba abajo con sus ojos claros. Estaba hecha una pena. Tenia el pelo chorreando y el chubasquero viejo y blanco empapado y pegado a la piel. Doble los hombros hacia delante y me cubri el pecho con los brazos. Se echo a reir. Tenia los dientes picados en los bordes, deslucidos y cubiertos por una capa amarillenta, y en la linea de las encias se veia una reveladora sutura de plata--. Bueno, parece un buen sitio para ir de excursion. ?Eres de los ultimos de los Wainwright? O a lo mejor quieres ser la primera que vuelve a subir a las cumbres y plantar tu bandera. Eso significa que las cosas han mejorado en la ciudad. Vamos. Sera mejor que subas al coche. Dude. No queria hablar con nadie en el camino y sabia que si me hacia preguntas podia tener problemas, pero me dolian los hombros y los pies y no tarde en decidirme. Di la vuelta por detras de la furgoneta hasta la puerta del pasajero. Me quite el chubasquero empapado y lo escurri. El conductor se inclino para abrirme la puerta, como hacia mi padre cuando me llevaba al colegio. Puso un trapo sucio encima del asiento, para que no lo mojara al sentarme. Deje la mochila a los pies del asiento y subi al coche. --Bueno --dijo--. Que encuentro tan oportuno, ?verdad? Metio la marcha y arranco. Tuve una sensacion extrana. Hacia anos que no subia a un coche. Me obligaron a entregar las llaves y la documentacion, como a todo el mundo, y se me habia olvidado lo que era llevar el control de un vehiculo, estar encerrada en el y al mismo tiempo libre de ir adonde una quiera. Ver como pisaba el embrague o movia la palanca del limpiaparabrisas me parecio un sueno o un recuerdo perdido. Habia un olor muy fuerte en la cabina, acido, como a ropa vieja o a vinagre mezclado con orina, o quiza fuera el olor corporal del conductor, que no se lavaba. Pero no me queje ni hice ademan de bajar la ventanilla. Me alegraba de librarme de la lluvia. Empezaban a dolerme las plantas de los pies, y eso que me habia puesto dos pares de calcetines gruesos. Empezaba a notar como si me clavaran alfileres y agujas en las puntas de los dedos y me puse a encogerlos y a estirarlos. No esperaba volver a viajar en coche. Llevaba meses entrenandome para la caminata en mi tiempo libre, al principio sin rumbo, solamente por pasar el rato, luego con un objetivo, rodeando la periferia de Rith, subiendo hasta la cima del Beacon y bajando otra vez. Andar no era un delito, aunque a Andrew le parecia absurdo que me arriesgara a ser atacada por los perros que buscaban comida en la ciudad y removian la basura en los vertederos. Decia que estaban sucios y desquiciados, y que andar por alli era como pedir a gritos que me mordieran. Atacaban a la gente de vez en cuando, aunque nunca con consecuencias fatales. En esas excursiones no podia llevar la mochila, para no levantar sospechas, y me sorprendio que pesara tanto. Me habia asegurado de comer bien la ultima semana: dos raciones de arroz en vez de una y sardinas para desayunar; incluso pense que estaba acabando con las provisiones y que Andrew lo pasaria mal el resto del mes. Estaba todo lo en forma y bien alimentada que podia. Pero rodear la ciudadela de madrugada y comer una lata de sardinas de mas era muy distinto de atravesar el parque nacional abandonado, con mis bartulos a cuestas. Habia recorrido unos veinte kilometros y estaba reventada. Tenia la espalda agarrotada por el peso de la mochila. Llevaba horas soportando chaparrones intermitentes y me rozaba el dobladillo de la ropa mojada. Cada paso me alejaba de la ciudad y me acercaba a mis propios limites. Que pudiera aparecer un vehiculo era improbable, casi milagroso, y di las gracias.

  • Conquistada (Hermanos Falcon 4) de Kelly Dreams

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    Jeremy Falcon tenia una cosa clara en la vida, no queria comprometerse. La solteria le gustaba demasiado, disfrutaba de su trabajo, de sus esporadicas companeras de cama y estaba dispuesto a que siguiese siendo asi. Pero entonces, la dulce y timida Lizzie se cruzo en su camino y, lo que prometia ser solo una conquista mas, se convirtio en algo mas peligroso.

  • Con los pies en el cielo de Enrique Delgado Zayas

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    “Cuando el dolor y los deseos dejan de gritar preguntas en la mente, el espiritu susurra todas sus respuestas.”
    El cancer es una de las enfermedades enigmaticas que asolan hoy en dia a la humanidad. Es tan multifactorial y compleja como lo son sus primas, las alteraciones mentales. Esta es una novela apasionante que habla acerca de ambas. Encontrareis el escenario de unas vidas verdaderas que elevan sus voces por encima de las religiones y sus dogmas; de las ciencias actuales y su estricta objetividad. Es un libro ideal para lectores inquietos. Y si alguien os dice que tal vez resulte una obra dificil de leer, contestadle que para vosotros nada es demasiado complejo o profundo, porque esas son solo algunas de las propiedades inconmensurables de la realidad.
    “Cada voz es celosamente registrada por su rincon vibrante del universo; sus sonidos resurgen constantemente, pero su apreciacion siempre depende de quien es el que escucha.”

  • Rendida de Tierra Salvaje

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    Su desdichado y pobre pene encerrado en el interior de su ajustado boxer Calvin Klein, se estremecia y palpitaba a causa de las diabluras llevadas a cabo durante la manana debajo del mostrador junto a Rosalia, su joven companera en la recepcion. Ciriaco sacudio la cabeza a un lado y al otro con fuerza y se dijo a si mismo que era un tonto de capirote. ?Pero que diablos le estaba ocurriendo? Le complacia la frecuencia y la variedad en las relaciones sexuales, y adoraba a cualquier femina lozana con la que se le presentara la oportunidad de acostarse, pero habitualmente no se lanzaba al vacio como si fuera un vulgar adolescente. Sobre todo, si tenia la certeza de que iba a quedar insatisfecho. Sucedia, sin embargo, que su companera Rosalia lo volvia completamente loco haciendole perder la razon sin remedio. Habia algo en aquella muchacha, no podia precisar exactamente el que, algo poco comun en otras mujeres, que lograba perturbarle intensamente. No se trataba simplemente de una respuesta puramente erotica, ni tan solo que su polla se agitara por el sexo y el deseo hacia ella junto a toda aquella memorable feminidad que lo acompanaba. Aunque debia reconocer que sus redondos pechos, sus rotundas nalgas y aquel par de estilizadas piernas resultaban tremendamente sensuales para cualquier mortal. Cualquier miembro de aquel hotel, fuese hombre o mujer, se sentia irremediablemente atraido por la curvilinea figura de la guapa recepcionista. Los multiples escarceos de Rosalia con diferentes miembros del hotel e incluso con algun conocido cliente que les habia visitado, tanto hombres como mujeres, eran bien conocidos por todos ellos pues ella no trataba en modo alguno de ocultarlos. No, lo que verdaderamente lo seducia era el espiritu indomable de aquella linda gatita. Su energica repulsa a todo aquello que pudiera desacreditarla, ya fuera la prepotente actitud machista de Ciriaco --de la que en numerosas ocasiones el muchacho se avergonzaba-- o bien otros elementos como la zorra, engreida y vanidosa de Valentina. La subdirectora era astuta y malpensada y, dicho sea de paso, ni la mitad de eficaz en su trabajo que Rosalia. Vicente, el director del hotel, era aun mas incompetente que su arrogante asistente, y no deberia estar al frente ni tan siquiera de una pequena pension asi que aun menos de un hotel de cinco estrellas archiconocido en todo el pais. Ciriaco llego al fin al primer piso y, al tiempo que gozaba de la discreta, pero opulenta decoracion penso que el Hotel Alameda era, sin ningun genero de dudas, uno de los mejores hoteles del pais. Los enormes lienzos que colgaban en las paredes de la galeria de la primera planta junto a las antiquisimas estatuas de bronce y los jarrones de estilo chino deberian tener un valor incalculable --supuso mientras intentaba menguar su incipiente ereccion. Penso en dirigirse directamente a la suite ocupada por Celia Luzaro, la famosa escritora vitoriana y de exito mundial; sin embargo, volvio sobre sus pasos y se paro ante un cuadro de un autor del siglo XVIII nada celebre. La figura femenina que aparecia en el lienzo era de cabellos de tonos rojizos, de pronunciadas curvas bajo aquel vestido de epoca y de bellos bordados. Una mujer representativa de la sociedad burguesa de la epoca y que por alguna siniestra razon le recordo al instante a Rosalia. Al imaginar a su estupenda companera de recepcion engalanada con aquel magnifico vestido de seda, en lugar de con su habitual traje de chaqueta de color gris marengo, su mano se encamino al instante hacia su entrepierna en busca de una leve caricia. Se presiono su miembro por encima de los pantalones de pinzas, al mismo tiempo que fantaseaba con la imagen de Rosalia despojandose del vestido y quedandose desnuda ante el. Imaginaba el roce con su desnudo cuerpo y el perfil redondeado de su delicado trasero, redondo como un par de manzanas, mientras el se dedicaba a palparlo a conciencia. Era plenamente consciente de que dicha caricia complaceria enormemente a la muchacha: ciertamente apenas media hora antes su descarado y audaz magreo sobre sus nalgas habian logrado arrancarle un sonoro orgasmo. Mientras seguia acariciando su cada vez mas inquieta virilidad, Ciriaco sopeso la opcion de llevar a cabo una necesaria pausa en su habitacion. Experimentaba una profunda incomodidad entre las piernas. Debia resolver un par de cosas que tenia pendientes, pero una efimera masturbacion lograria que sus pensamientos se relajasen. Penso en el momento de la placentera descarga, pero al mismo tiempo imagino que le resultaria poco o nada gratificante. No queria correrse con la sola compania de su imaginacion y su mano, sino que deseaba compartir aquel momento con Rosalia. O en su defecto con cualquier otra mujer. Volvio a su cabeza la faena que la recepcionista le habia encargado y recordo la penetrante mirada que Celia Luzaro, la popular novelista cuya ducha no funcionaba desde hacia veinte minutos, le habia regalado el dia anterior. Ciriaco, eres un sinverguenza y un bribon --se dijo al dirigir sus pasos hacia la suite numero veintisiete, la cual ocupaba aquella madura mujer en cuyo sinuoso y apetecible cuerpo reparo desde la primera vez que la vio. Debia reconocer que se sentia plenamente atraido por aquella dama. Si senor, la senora Celia Luzaro era deliciosamente atractiva para un joven muchacho como el. Nada mas verla llegar al hotel se quedo prendado de su esbelta figura y de aquellos expresivos ojos verdes que tanta curiosidad le habian inspirado. Ciriaco sospecho que el aspecto confusamente idealista de aquella mujer, acaso vendria dictado por su prolifica inspiracion a la hora de imaginar historias, pero por otro lado penso que seguramente se correspondiese con un problema en la vista, pues al firmar en el libro de registro del hotel necesito echar mano de las gafas que tenia guardadas en el bolso. Luego supo, por boca de la propia senora Luzaro, que desde hacia tres anos tenia un problema de vista cansada debido al uso asiduo del ordenador al escribir sus novelas. Pese a la evidente molestia de Celia Luzaro con su vista, no le habia impedido obsequiarle con una pronta y encantadora ojeada por debajo de aquel par de lentes de exquisito diseno italiano que la hacian parecer mas joven de lo que realmente era. Cuando el muchacho le sonrio, ella se sonrojo de manera encantadora y volvio a tomar del mostrador el bolso de mano de Valentino que debia haberle costado un buen monton de dinero. Luego cuando le entrego una suculenta propina y apenas se rozaron sus dedos, volvio a enrojecer intensamente. Ciriaco se cuestiono sobre que temas versarian las novelas de aquella mujer, y en cuanto tuvo ocasion se lo pregunto a Rosalia. Pues para serte franca, la verdad es que no tengo ni la mas remota idea. Nunca lei ninguno de sus libros. La informacion de Claudia, su camarera favorita, le resulto mucho mas valiosa. !Bah! Menuda bazofia, son unos libros sin el mas minimo interes. A las jovencitas y las marujonas que no buscan mas que sensibleria y cursileria y nada de follar les encantan. No gastaria ni un euro en uno de ellos. Ciriaco sonrio abiertamente meditando sobre todas aquellas cosas que la rubita de Claudia estaria dispuesta a tantear, a succionar y lamer, a manosear y acoger en aquel soberbio cuerpo. Llamo a la puerta dos veces con los nudillos y enseguida escucho ruido en el interior de la suite. Celia Luzaro le habia dado la sensacion de ser una mujer un tanto inocente pese a ser una persona celebre y haber corrido mucho mundo. No daba la sensacion de estar muy convencida de su feminidad, pese a que cualquiera la hubiese imaginado como una autora de novela rosa con unos modales refinadamente femeninos. Hola --saludo cuando la senora Luzaro abrio la puerta. Tengo entendido que tiene un problema con la ducha. Pues la verdad es que si --le contesto ella mirandole con cara de sorpresa y una expresion apocada en el rostro. Necesito darme un bano para relajar los musculos del cuello que los tengo agarrotados y apenas salen unas gotas... ?Seria tan amable de arreglarla? Se lo agradeceria infinito... Tras estas palabras en busca de auxilio, entro a la habitacion con un frufru de seda rosa palido que balanceaba en torno a sus piernas. Ciriaco trato de contener la risa mientras la seguia hasta el cuarto de bano. Pese a la abundancia de invencion que se le podia imaginar gracias a su profesion, Celia habia claudicado ante un evidente y recurrente estereotipo: La idea de la mujer fatal que recibe al fontanero, cubierta con un simple neglige transparente y zapatillas de bajo tacon. Aquella prenda no daba lugar a que corriese la imaginacion de uno, pues se traslucia todo y ademas el escote de la espalda le llegaba hasta el inicio de las nalgas. El problema radicaba en que las artimanas de aquella madura mujer lograron el efecto deseado. Ciriaco noto que su libido se aceleraba y que su virilidad se encabritaba por debajo del pantalon. No tuvo duda de que se habia topado con una nueva admiradora. La vestimenta, los ademanes de la escritora y la sensual fragancia que la envolvia asi lo atestiguaban. Ciriaco centro su vista en aquel excitante balanceo de las caderas de la senora Luzaro bajo aquella ligera prenda y se interrogo sobre las causas que la llevaban a mostrarse de ese modo tan sumamente explicito. La suavidad de la tela era de una delicadeza sublime y, si se hubiera encontrado en un casino, hubiese apostado todo su dinero a que la mujer no llevaba ninguna otra prenda. Ante aquel pensamiento su miembro se rebelo debajo del pantalon buscando un mejor acomodo. Miro disimuladamente a la senora Luzaro, la cual corrio la puerta de la mampara a un lado y aparento un gran interes por la averiada ducha. Ciriaco, mientras revisaba el mando de la ducha que no parecia sufrir ningun dano, penso que Celia Luzaro poseia una belleza realmente cautivadora. Con su ondulado cabello, sus modales y su semblante indiferente, no guardaba la mas minima relacion con Rosalia, pero poseia un gran atractivo. Celia era delicada y fragil al mismo tiempo, lo cual la hacia mas interesante que aquella estampa refinada y artificial que pretendia sugerir. Aquella mujer era toda ella ternura, un ser candido y sin ningun atisbo de malicia. En ese momento le vinieron a la cabeza las palabras de Claudia sobre sus empalagosos escritos y reflexiono si todo aquello se debia a que la senora Luzaro tenia pensado variar la tematica de sus novelas y pasar a desarrollar unas narraciones de caracter mas erotico y donde el elemento sexual fuera mucho mas evidente. Si fuera tan amable... necesito darme un bano y como vera el mando esta atascado. No funciona ni a un lado ni al otro. --le comento mientras se acercaba a el y casi rozo el brazo del muchacho con su seno.

  • Adrian y Rosa (El llamado del Amor 2) de Kankis Lefky

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    Adrian Bilbao era un joven tan encantador como apuesto, aunque algo mal-hablado y vanidoso, cuya idea de diversion era pasarse todo el fin de semana de parranda con sus amigos. Llevaba la mitad de su carrera universitaria con calificaciones mediocres, las cuales lograba mas por su carismatica personalidad, ya que a los profesores les caia muy bien y lo consideraban tan agradable y simpatico que no lo reprobaban. Si no fuera por lo cautivante de su personalidad, seguro enfrentaria la realidad... !Tendria que estudiar! Era tan cordial y sociable que a pesar de su irresponsabilidad, profesores, companeros y amigos lo apreciaban mucho y como en verdad era un joven muy atractivo, por supuesto tambien contaba con la estimacion de las chicas universitarias, quienes lo consideraban adorable. Aunque el Sr. Bilbao conocia el estilo de vida de su hijo Adrian, solo le llamaba la atencion cuando llegaba a pescarlo haciendo algo fuera de lugar, pero pronto terminaba su regano, pues era minado por la apenada expresion de su encantador hijo, que cada vez le hacia sus vanas promesas de que ya se portaria bien. Asi era la despreocupada vida de Adrian Bilbao, hasta que un dia... --Yo creo que ahora si la hiciste Adrian, papa no te va a pasar esta borrachera. --Le decia su hermana Viviana, mientras el estaba acostado escuchando musica. --No pasa nada carnalita, siempre es lo mismo, me avienta su sermon de 10 minutos, le digo que lo siento, que no volvera a suceder... !y ya! !listo! Todo queda olvidado. --Respondio confiado, mientras fingia tocar una invisible guitarra electrica en la parte mas algida de la cancion. --No Adrian, esta vez no sera asi... --le aseguro su hermana mayor al quitarle los audifonos --. Esta vez si te pasaste de la raya... En ese momento su mama abrio la puerta de la habitacion y al verlo acostado, negando con la cabeza le ordeno: --Levantate, tu papa te espera en el despacho... --Adrian se levanto y de inmediato peino su larga melena, pues una de las cosas que mas le reprendia su papa era precisamente esa, que tuviera el cabello hasta el hombro--. Ay hijo, ahora si te metiste en una buena. Sonriendo y dandole un beso en la mejilla a su mama comenzo a caminar por el pasillo para ir a recibir el paternal regano y al irse acercando a la oficina preparo en su rostro la expresion de arrepentimiento y chico confundido. En cuanto entro al despacho vio que con gesto adusto el ya lo esperaba. --Sientate. Con energica voz ordeno el Sr. Bilbao y al ver que se sentaron junto a el su mama y su hermana Viviana, Adrian entendio que esta vez la cosa iba en serio, pues parecia estar en el banquillo de los acusados. Los tres lo miraban de forma reprobatoria, aunque extranamente su hermana parecia estarlo disfrutando, pero como solo lo veian y ninguno hablaba, Adrian comenzo a divagar y mientras les mostraba su cara de arrepentimiento, en su mente empezo a planear la nueva parranda del fin de semana. De pronto la severa voz de su papa lo saco de sus profundos pensamientos: --?En que estabas pensando Adrian? --Ante tal pregunta Adrian titubeo, pues el estaba pensando en lo que haria ese fin de semana, pero sabia que no era esa la respuesta que su papa esperaba escuchar y solo atino a mirarlo con desconcierto--. Te doy todo lo que quieres, no puse obstaculos para la Universidad que elegiste y que no aprovechas porque siempre andas en tus famosas fiestecitas. Ademas, en la casa tenemos cuatro perros que recogiste en tus parrandas y dime... ?Como correspondes? --Mientras su papa recitaba el mismo regano de siempre, Adrian tenia la estudiada expresion de afliccion, arrepentimiento y chico bueno--. Cada fin de semana es lo mismo, desde el viernes te vas de parranda con tus amigos buenos para nada como tu, se gastan todo el dinero en borracheras y ya has chocado tres coches. Todo parece indicar que no comprendes que te enfrentas a muchos peligros... pero en fin, esta vez ya fue el colmo... me llamaron de la Delegacion y tuve que pagar una fuerte multa para poder sacarte, porque en tu borrachera le pegaste a no se cuantas personas. Era cierto, sin saber como habia empezado el pleito o quien lo habia provocado, al final de la fiesta se agarraron a trancazos todos contra todos y al recordar lo buena que se habia puesto la fiesta y el pleito, Adrian sonrio y al instante escucho la severa voz de su padre: --?Y todavia tienes el descaro de reirte Adrian? !No puedo creerlo! --No papa... ?Como crees? No me estoy riendo. --Entonces... ?Por que pones esa cara de estupido? --Es que iba a estornudar... --!Pues estornuda carajo! --Despues de fingir el estornudo y hacer un esfuerzo para no reirse de sus propias tonterias, volvio a poner su tan gastada expresion de nino bueno con la que siempre se salia con la suya, pero en esta ocasion no le sirvio de nada--. Despues de haber hablado largamente con tu madre y tu hermana, hemos decidido el castigo que mereces. --Al instante Adrian las miro pensando: "Traidoras". --?Castigo? Pregunto como si no pudiera creerlo y volteo a ver a su hermana esperando que lo ayudara, pero ella solo asintio como diciendo: "es por tu bien". No le paso desapercibido a Adrian, que Viviana hacia un esfuerzo por no reir, pues tal parecia que le parecia gracioso que al fin lo castigaran. En cambio su mama se veia triste porque habia conspirado en su contra y aprobado la crueldad del castigo. --Si, estas castigado... trabajaras. Ante esas palabras Adrian se trabo, eso era mucho peor que recibir un insulto o que lo mandaran de rodillas hasta la muralla china. --?Que? ?Yo trabajar? Pero papa... --Ya esta decidido, trabajaras. --Comprende papa, si trabajo no tendre tiempo para estudiar. --El Sr. Bilbao le dirigio una mirada de no poder creer lo que estaba diciendo. --No digas babosadas Adrian, tu nunca estudias, de hecho no recuerdo haberte visto una sola vez con un libro en la mano. En cuestion de segundos infinidad de pensamientos pasaban por la mente de Adrian, pues trataba de encontrar algo que pudiera liberarlo de tan terrible apuro. De pronto llego una idea que le parecio genial, penso que si le decia que si a todo, aceptaba su culpa y mostraba rasgos de madurez, entonces su papa le retiraria el castigo y lo perdonaria como siempre. --Tienes razon papa, comprendo que me equivoque... he sido un irresponsable y tal parece que no he valorado el carino y el apoyo que me has brindado siempre, pero es todo lo contrario, creeme que me considero afortunado por tener un padre como tu y por eso te aseguro que esto no volvera a repetirse. --Me alegra que lo tomes tan bien, pero no por eso dejare de ser mas estricto. El proximo lunes vas a entrar a trabajar en una de las companias y por supuesto empezaras desde abajo. --Al ver que su estrategia fallo, enojado exclamo en voz baja:. --!Me lleva la ching...! --?Que dijiste Adrian? --Que en donde queda dicha compania. --Deberas trabajar en esa compania por lo menos tres meses para que puedas pagar la ultima reparacion del coche y la multa que pague. --Al entender que no habia manera de librarse del castigo, espeto:. --Papa tengo 20 anos... ?No es la edad en la que puede uno divertirse y vivir la vida? Comprende que la juventud se va y no regresa jamas... --El Sr. Bilbao lo miro fijamente durante largos segundos, algo que le dio a Adrian un halito de esperanza. --Veo que me he equivocado al darte tanta libertad, pero afortunadamente es algo que si puedo corregir. Desde el lunes iras a trabajar y olvidate de la camioneta. --!Pero papa! ?Como voy a trasladarme? --Como lo hace la mayoria de los empleados, en autobus o caminando, tu provocaste el castigo Adrian y aunque no lo creas, esto me duele mas a mi que a ti. --Si... !Como no! Exclamo Adrian en voz muy baja, mientras veia que tranquilamente su papa salia del despacho. 2 Ese fin de semana fue un suplicio para Adrian, pues no podia superar el entripado que sentia por la traicion de su hermana y de su madre, que no lo defendio, pero que aseguraba cada 5 minutos que lo adoraba, y tambien por el Genhis Kan de su padre, que le habia impuesto un castigo imperdonable. Lo estaba enviando a trabajar sabiendo que el no tenia ni la menor idea de como hacer eso, es mas, el solo pronunciar esa palabra le provocaba escalofrios. Finalmente llego el lunes y a las 5:15 de la manana su hermana Viviana fue a despertarlo con una jarra de agua que casi le vacio en la cara, pues el despertador ya llevaba algunos minutos sonando. Tan fuerte fue la impresion, que Adrian se cayo de la cama. Estaba sonando que estaba en la playa rodeado de hermosas chicas con seductores trajes de bano, cuando de pronto una ola lo envolvio revolcandolo y haciendolo despertar en el piso de su habitacion... sin contar que se encontraba todo empapado y tiritando de frio. --!Pero que demmm...! --Deja de vociferar y levantate, tienes que ir a trabajar. --Le dijo su hermana aun con la jarra en la mano. --!Te pasas Viviana! ?Esa es la forma de despertar a la gente? --A la gente no, pero a ti si, pones el despertador y parece que no lo oyes. --Es que me siento cansado, para tu conocimiento casi no dormi. --No pongas pretextos porque de esta no te salvas, hoy es tu primer dia de trabajo. !Y apaga esa cosa, que no para de aullar como gallo asustado! --Exigio de mal humor senalando el despertador. --Vaya con la inteligente de mi hermana mayor, los gallos no aullan. Viviana le dirigio una severa mirada y salio de la habitacion. Ya resignado, Adrian entro a asearse y despues de peinar y atorar detras de las orejas su largo cabello castano, se puso un fino traje gris, camisa blanca y una corbata color vino con delgadas rayas grises. Mientras se revisaba frente al espejo, con seriedad dijo: --Bueno Adrian, ya tienes casi 21 anos y no hay manera de evitar tu primer dia de trabajo... tienes que emplear toda tu simpatia porque no tengo ni idea de lo que debo hacer en esa compania. --Resoplo con fastidio--. Definitivamente creo que para pagar la reparacion y la multa es una exageracion trabajar tres meses. Adrian, debes poner atencion y hacer meritos para que mi padre nos devuelva la camioneta, el fin de semana la necesitamos para ir al fandango con los cuates. -- En ese momento cayo en cuenta que no tendria coche--. !Un momento! No estara pensando que me voy a ir en camion al trabajo... Alarmado salio en busca de su papa, que tambien ya estaba casi listo para ir a sus diarias actividades, entonces le pregunto: --Oye papa, si no me permites usar la camioneta, entonces dime... ?En que me voy a ir? -- Mientras el Sr. Bilbao se anudaba la corbata frente al espejo, un tanto cortante respondio: --Yo te voy a llevar. --!Que, que, que! Tengo casi 21 anos... !Eso no es cool! --?Casi 21 anos? Pues seria bueno que lo recordaras de vez en cuando antes de irte de parranda y apurate, que ya nos vamos. --Cuando ya estaban listos para irse, Viviana se despidio diciendole: --Mama y yo vamos a extranarte Adrian. --No me digas... ?Mientras pasean por las tiendas del centro comercial al que van casi todos los dias? --Los dos hermanos se querian mucho, pero siempre se la pasaban molestandose uno al otro, asi que Viviana respondio rapido:. --Por cierto Adrian... !Aguas! Creo que a tu jefe le vas a gustar mucho... !Le gustan los grenudos! --Adrian se irguio y mostrando esa sonrisa que siempre enloquecia a las chicas dijo confiado:. --Espero que si. --Pero... ?Si sabes que es hombre? ?No? --Ante la espontanea carcajada de su hermana, el se quedo helado. --Ya subete Adrian. --Ordeno el Sr. Bilbao. --?Me dejas conducir a mi? --Pregunto con inocente sonrisa. --?Es chiste Adrian? --No papa. --Ante la fria mirada del Sr. Bilbao, que no mostraba intencion de moverse del volante, resignado Adrian se sento en el lado del copiloto. --?Bueno y donde voy a trabajar? --Es una fabrica de veladoras y creo que te pondran en el area de produccion... el dueno de la empresa es uno de mis grandes amigos, asi que por favor portate como la gente decente y no quiero enterarme que dices palabrotas. --!Hombre papa! ?Yo? --Si, tu, que a veces pareces carretonero… mira hijo, aunque te he impuesto trabajar como un castigo, creeme que te estoy haciendo un favor. Aprovecha esta oportunidad y aprende. ?Entendido? --Entendido papa, sere tu orgullo. Dijo con su juvenil sonrisa, mientras hacia un ademan de saludo a un militar de rango. A pesar de que no le gustaba nada la idea de trabajar, Adrian no perdia el buen humor, por lo que durante el trayecto le conto divertidas anecdotas de sus dias de fiestero, que inevitablemente hicieron reir a su papa hasta que llegaron a la fabrica. Se despidieron con el carino de siempre y Adrian se bajo para comenzar su primer dia de trabajo. 3 La fabrica de veladoras no se veia nada mal, eran tres enormes naves pintadas de blanco y de pronto al joven Adrian Bilbao le parecio interesante conocer lo que se hacia en cada una de ellas. Aunque su papa le habia advertido que entraria a trabajar desde abajo, quiso impresionar al llegar bien vestido, pues imagino que ahi trabajarian chicas guapas que le harian soportable esos meses de martirio. Al llegar a Vigilancia pidio hablar con el Sr. Leonel Cervantes, el Jefe de Produccion, quien al recibirlo en su oficina lo miro de arriba abajo, pues le sorprendio la elegancia con la que vestia para trabajar en produccion. Luego de una corta charla, el Sr. Cervantes le pidio que pasara a Recursos Humanos para que realizaran los tramites correspondientes. Asi lo hizo y la Gerente lo atendio unos minutos despues de que llego. En cuanto entro a su oficina, Adrian se presento con educacion y prestancia y la Gerente le dio la bienvenida. No le paso desapercibido que a la guapa Psicologa, una joven de cabello y ojos castanos, literalmente casi se le caia la baba al verlo, pero el se mostro sereno, seguro de si y manejando muy bien sus armas mientras pensaba: -- "Obvio, no podia fallarme". --Me da mucho gusto darte la bienvenida Adrian. --Le dijo extendiendo su mano y el la recibio con un calido y suave apreton--. El Sr. Moncada me hablo de ti y me pidio que te cuidaramos muy bien porque eres el hijo de su mejor amigo. --Decia encandilada al ver lo alto y guapo que era Adrian. --Me siento honrado, es usted muy amable Srita.... --Cinthia… Cinthia Garcia, pero puedes llamarme Cindy. --Dijo con una coqueta sonrisa, mientras le apretaba ligeramente el brazo al nuevo empleado. --"A fuerzas, ya caiste". --Pensaba Adrian mientras mostraba una falsa sonrisa timida, que por supuesto ella se creyo--. Muy agradecido por la confianza... Cindy. Mientras la risuena y guapa Psicologa no dejaba de platicar de manera encantadora y de tocarle el brazo mientras se hacia la simpatica, Adrian asentia con toda propiedad. Se sentia tranquilo porque se daba cuenta de que se la iba a pasar muy bien, pues solia causar ese efecto en las mujeres y desde los 15 anos habia aprendido a aprovecharlo para su propio beneficio. --Adrian, me encanta tu cabello, dime el secreto de como lo cuidas, luce mas suave y brillante que el mio. --Decia Cinthia sin dejar de sonreir. --Gracias Cindy, pero no es asi, tu cabello es tan hermoso, que es dificil dejar de mirarlo. --Ay Adrian... ?Asi te parece? Le dijo con coqueta mirada, mientras con una de sus manos tomaba su cabello y lo colocaba sobre uno de sus hombros. Como Adrian estaba encantado de no hacer nada, con discrecion guio la platica. Despues de una hora de platicar sobre los lugares que les gustaba frecuentar los fines de semana, alguien llamo a la puerta, era el Sr. Moncada, dueno de la fabrica, quien con sincera sonrisa llego para darle la bienvenida al hijo de su amigo. Como todo un caballero Adrian se levanto y estrecho la mano que el le extendio, de inmediato le agradecio por la oportunidad de trabajar en su empresa y le aseguro que trabajaria con mucho ahinco. Mientras lo hacia, Cinthia no disimulaba la clara expresion de embobamiento. --No hijo, no tienes nada que agradecer, espero que encuentres interesante tu nuevo trabajo, que seguramente Cindy ya te explico en que consiste. ?Verdad? --Ella se sorprendio, pues se la habian pasado hablando de todo menos de trabajo, por lo que Adrian respondio:. --La Srita. Garcia ha sido tan amable y paciente, que ha estado informandome sobre los lineamientos de la empresa y sobre el trabajo que debo desarrollar en el area de produccion. --Lo dijo mirandola y dedicandole esa sonrisa que las volvia loquitas a todas. --Perfecto, Cindy hagame el favor de mostrarle su lugar de trabajo al Sr. Bilbao y haga las presentaciones correspondientes. --Con mucho gusto Sr. Moncada, enseguida lo hare. Con amable sonrisa se despidio el Sr. Moncada y cuando salio de la oficina, a grandes rasgos Cinthia le informo a Adrian sobre el funcionamiento del area de produccion y sobre el trabajo que el debia realizar, el cual en realidad no era dificil. --Lo mas seguro es que te pidan que te cortes el cabello, pero no les hagas caso porque tu cabello te hace lucir mas atractivo, solo recogelo en una coleta. ?ok? --El asintio sonriendo, pues entendio que con ella iba a tener el camino facil--. Vistes tan elegante, que me apena informarte que aqui solo vestiras uniforme. --No te preocupes Cindy, lo entiendo. ?Donde me entregaran el uniforme? --Yo tengo los uniformes, en un instante te los entrego. --Cindy camino hacia un armario, saco dos pantalones y dos camisas con logotipo de la empresa en color gris oscuro--. Para evitar que algun obrero te haga una diablura en tu ropa, entra a mi bano para que te cambies y cuando termines puedes guardar en el armario tu ropa y el uniforme extra. Cuando salgas de trabajar pasa a recogerlos. --Deliberadamente rozo sus manos cuando le entrego los uniformes--. Ay Adrian, te ves tan guapo y elegante, que me apena darte los uniformes... pero en fin... --Al recibirlos el penso: "esto esta horrible", pero al instante le dijo:. --No tienes por que apenarte, yo no tengo ningun problema en ajustarme a todos y cada uno de los lineamientos de la empresa... Cindy. --Nuevamente ella sonrio y toco su brazo. --Ay Adrian, tienes brazos muy fuertes... El sonrio encantador y entro a cambiarse. Luego de algunos minutos salio y mientras guardaba sus pertenencias en el armario le pregunto: --Ya estoy listo Cindy. ?Ahora podrias indicarme a donde debo ir y a quien debo dirigirme? --De ninguna manera Adrian, yo te llevare para presentarte con todos. --Con traviesa sonrisa el respondio:. --Me parece genial ir en tu adorable compania. Halagada Cindy se colgo de su fuerte brazo y al cruzar el area administrativa y al entrar en la de produccion, todos los empleados lo vieron como si se hubiera equivocado de lugar o se tratara de una publicidad, pues Adrian parecia modelo de portada de revista disfrazado de plomero.

  • Ciudad negra de Fernando Gamboa

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  • Inteligencia emocional en la empresa de Daniel Goleman

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    Inteligencia emocional en la empresa de Daniel Goleman es un volumen de la coleccion <> de Conecta, que reune las ideas esenciales para el profesional y la empresa de hoy por los autores de referencia.

  • Dia de San Valentin de. 3 de Lisa Aidan de

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    Hacia unos ocho anos que Sandra compartia piso con la siempre delgada Silvia, de ojos pardos casi como el pelaje de un oso, su estomago bien podria ser el de uno porque por mas que comiera, y no era de las que tenian miramientos por las calorias, siempre permanecia en el mismo rango de peso, y con Marta, la amiga alta y rubia del grupo, esa a la que nada mas pisar una discoteca, el resto de mujeres odiaba automaticamente. Las dos eran modelos y actrices cuyas carreras habia dado una buena vuelta de tuerca durante el ano anterior. Decidieron viajar juntas a varios castings en otros paises de Europa y se apuntaron en agencias de modelos internacionales, dentro y fuera de Espana, sus agendas empezaron a llenarse poco a poco, mas que antes, con trabajos mejor remunerados. Claro que, desde entonces tambien debian viajar mas. Andrea, otra de sus amigas y a la que parecian haber adoptado pues pasaba mas tiempo alli que en su casa, tambien habia visto como la vida empezaba a sonreirle de nuevo los pasados meses. Encontro trabajo de lo suyo, era disenadora grafica; al principio fue algo temporal, pero luego empezaron a llamarla de anteriores trabajos para que realizara tareas aqui y alla, los clientes que pedian sus servicios cada vez eran mas importantes y termino fichando por una empresa extranjera que pagaba la mar de bien. Y no tenia que desplazarse por lo que acabo instalando oficialmente un despacho en su casa. Habia vuelto a cambiar su color de cabello, ahora lo llevaba morado claro con mechas rosas y violetas, mas oscuras conforme se aproximaban a la raiz, y como aquel color conjuntaba con sus ojos azules, habia dejado de usar las lentillas. Al menos durante un tiempo. O eso decia ella. Con Becca triunfando como autora de exito internacional en Estados Unidos, su grupo parecia pasar por un bache separacional importante. Esta bien, de acuerdo, aquella palabra no existia, pero deberia. Sandra sentia el vacio de sus amigas cada dia, mientras en su trabajo todo se mantenia exactamente igual. Era administrativa en un bufete de abogados y eso estaba bien, era un trabajo fijo, estable, seguro y todo eso pero sin ningun aliciente. Y la falta de las locas de sus amigas alrededor, encerradas en sus propias burbujas laborales, hacia tiempo que habia creado un hueco en su vida muy dificil de rellenar. La primera en volar fue Rebecca, le siguieron las modelos Marta y Silvia y lo de Andrea fue algo mas paulatino pero ella… permanecia alli, estancada, anclada a su vida de nueve a seis. Al lado del suyo, cualquier trabajo parecia mas emocionante. La separacion de su grupo, momentanea, se repitio, le habia hecho pensar y darse cuenta de algunas cosas; en primer lugar: de lo mucho que dependia de sus amigas para casi todo. Desde hacer las compras, pensando en sus preferencias, a encargar comida a domicilio o ir de tiendas. Estaba muy sola tambien, eso era algo a lo que, hasta entonces, no presto ni la mas minima atencion, no le habia dado importancia siquiera. Si tuviera un novio, al menos podria compartir sus cosas, sus secretos, suenos y trivialidades con alguien mas aparte de las chicas. Su vida junto a ellas tenia todos los condimentos que echaba de menos; sin ellas, era monotona y sin chispa. --Sandra, ?acudiras a la fiesta de la oficina este ano? --?Eh? ?Que fiesta? --La de San Valentin, mujer. Ya sabes que al nuevo jefe le agrada mantener las tradiciones de su otra sucursal y hermanarlas de ese modo. Dicen que este ano sera mejor que la del ano anterior. Era cierto, ese habia sido un cambio. Hacia cinco anos los puestos de trabajo de todos en la oficina pendieron de un hilo al conocer que un grupo extranjero queria comprar la empresa para la que trabajaba. Sus anteriores jefes cogieron la pasta y, como ella predijo, salieron corriendo sin echar la vista atras ni mirar por sus trabajadores. Por suerte, el nuevo dueno cubrio sus pagas extras, a pesar de no tener necesidad alguna de hacerlo. Desde ese momento se convirtio en el heroe trajeado de cada persona del despacho. Lo idolatraban aunque no lo hubieran visto nunca. De hecho lo unico que hizo fue traer a un director de su sucursal en Atlanta. ?Que llevaba a un hombre, un abogado, rico de Atlanta a comprar una empresa mediana de abogados? Era un misterio que estuvo en boca de todos mucho tiempo, pero en la actualidad nadie se lo cuestionaba. Bajo la tutela del nuevo director, habian crecido e incluso aumentaron la plantilla y el numero de clientes. Algo debian estar haciendo muy bien. Con todo, por mucho que eso hubiera sucedido cinco anos atras, sus companeros de oficina lo seguian llamando: El nuevo jefe. Y ahora llegaba de nuevo esa fecha del ano en que todos los trabajadores estaban invitados a una fiesta el dia de San Valentin. Sandra solia escaquearse de asistir y lo celebraba con las chicas, saliendo a tomar algo o quedandose en casa para ver una maraton de peliculas romanticas con litros de helado y panuelos. Pero ese ano… Ni siquiera sabia cuando volveria a verlas de nuevo. --Lo pensare. --Ah, es verdad. Seguro que tus amigas y tu salis a quemar la ciudad esa noche --repuso Adela, su companera mas veterana, una mujer de casi cincuenta anos con uno de los espiritus mas jovenes que habia conocido. --En realidad todavia no lo… sabemos. Se dio cuenta a tiempo de que si decia de buenas a primeras que no tenia plan alguno, era muy posible que se viera arrastrada en contra de su voluntad a la fiesta de la empresa y no queria verse en ese brete, por lo que reacciono a tiempo decorando un poco su respuesta tras un momento de duda. --Esta bien, estaria muy bien que vinieras. Asi podrias asistir por primera vez, creo que eres la unica de toda la oficina que no ha ido nunca. --No sera para tanto… Lo cierto era que toda la oficina hablaba y especulaba acerca de la fiesta. Era algo continuo, el tema de conversacion favorito de sus companeros, aunque ella no era capaz de inmiscuirse en toda aquella excitacion y dicha, mucho menos desde que era consciente de cuan insignificante e insulsa era su vida. Ya en casa el catorce por la tarde, habia hecho una compra de varios litros de helado y busco en la television de pago algunas peliculas para ver mas tarde. No pensaba salir. Decidio que lo mejor seria rebozarse un poco en su patetico dolor y en su soledad. Si pensaba en ello no era la unica que tendria un dia de los enamorados de pena. Rebecca habia llamado, se dirigia a Italia para una reunion de trabajo con su agente que ya la esperaba alli. Si habia algo peor que estar solo, era tener pareja y estar cada uno en una parte del planeta pasando aquel dia, dedicado al amor, separados por miles de kilometros como le ocurria a su mejor amiga. En pijama, escogio uno de los sabores de helado y se tiro en el sofa dispuesta a dejar pasar el resto del maldito dia. Se sentia empachada del dichoso Valentin. Su empresa hacia una semana que estaba decorada con corazoncitos y querubines aqui y alla. El telefono sono, detuvo la pelicula pulsando el boton de pausa, clavo la cuchara en el helado de vainilla con cookies que estaba comiendo como si fuera la Bridget Jones espanola y respondio sin muchas ganas. --!Sandy! Que la reunion era una tapadera. !Craig acaba de pedirme que me case con el! --!No jodas! --Se compincho con Astrid para sorprenderme. Ay, Sandra, soy muy feliz ahora mismo. --Se nota, cielo. Me alegro mucho por ti. Disfruta. Aquello era grande, muy grande. ?Que tio movia medio mundo para pedir la mano de una mujer? Pues uno verdaderamente enamorado.

  • Runas de tinta de David Calvo

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    Ha llegado la noche, se han encendido las hogueras, el humo se eleva hacia las estrellas, es la hora de narrar cuentos, la hora de sonar...
    Una aventura de Robin Hood como ninguna otra.
    Un viejo pistolero forzado a salir de su retiro para ayudar a una joven a la que no conoce.
    La batalla de Maraton vista a traves de una mirada inesperada.
    El cuento de un cruzado que carga con la cabeza insepulta de su primo como una maldicion singular.
    Las Mil y Una Noches y el ultimo (o quizas el primero) de los cuentos de Sherezade.
    Relatos de otro tiempo. Relatos de todos los tiempos.

  • Cuando la miel muere de Hanni Munzer

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    La joven e inquieta Felicity acaba de terminar sus estudios de medicina y se dispone a irse a Afganistan con una ONG. Una llamada de su padre, enfermo en una silla de ruedas, va a cambiar todo. Su madre no ha vuelto a casa tras ir a la residencia a recoger las pertenencias de la abuela Deborah que acaba de fallecer. En la residencia le dicen que se marcho muy agitada llevando una caja. Los movimientos de su tarjeta apuntan a que, incomprensiblemente, se ha ido a Roma.

  • Mujeres asesinas 3 de Marisa Grinstein

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    Una tarde, sola en su casa, Blanca A. empezo a escuchar voces. Ni por un momento se asusto ni penso que habia entrado alguien a robarle ni que se habia vuelto loca. Eran voces desconocidas pero firmes que le decian que tenia que cuidar a su marido. Las voces llegaron en una epoca en la que Blanca habia empezado a temer por la estabilidad de su matrimonio. Llevaba 16 anos casada con Cacho, un electricista apocado y honesto que la habia elegido como mujer despues de un desengano sentimental con su novia de toda la vida. Blanca, por su parte, tambien habia tenido un noviazgo frustrado que termino sin pena ni gloria por un clarisimo desinteres por parte del novio. Asi, la union de Blanca y Cacho estuvo marcada por el agradecimiento mutuo: cada uno sentia que el otro lo ponia a salvo de opciones peores y conflictivas. Cuando se casaron, Blanca tenia 24 anos y su marido 32. La diferencia de edad tranquilizaba a Blanca, cuya madre, Aurora, siempre le habia machacado sobre el mismo asunto. "Los maridos -le explicaba- tienen que ser bastante mayores. Si no, se aburren de una y se van con otras mujeres mas jovenes." Asi, Blanca vivio sus relaciones con un miedo enfermizo a que se aburrieran de ella. Y contra eso no podia hacer nada, tenia la certeza de que era una persona anodina, que no podia despertar el interes de nadie. Desde muy chica, Blanca queria ser arquitecta para construir casas enormes con vista a jardines. Pero Aurora la habia convencido de que su capacidad no daba para tanto. Impaciente, le recomendaba ser maestra y tener un trabajo seguro y menos complicado. Blanca acepto. Su hermana Rosa, cinco anos mas grande, la cuidaba y habia intentado preservarla de la asfixia materna. Pero muy pronto se fue de la casa: se caso un mes despues de haber terminado el colegio secundario y se instalo en otro barrio. Blanca todavia tenia 13 anos, de modo que paso su adolescencia como hija unica, escuchando los sermones de su madre. Su padre, un empleado municipal enfermo y depresivo, pasaba el tiempo escuchando radio y haciendo crucigramas, aunque una vez por semana, todos los miercoles, desaparecia de la casa a las 7 de la tarde y no volvia hasta las 11 de la noche. Cuando Blanca se animo a preguntarle a Aurora por el misterio de esas ausencias, recibio una cachetada. Mucho mas tarde, cuando su padre murio de un infarto y ella ya estaba casada, se entero de lo que ya suponia: su padre reservaba las tardes de los miercoles para encontrarse con su amante. El matrimonio de Blanca fue rutinario desde el comienzo. Sin embargo, ella compensaba la falta de pasion con la certeza intima de que Cacho se iba a cansar de ella y le pediria el divorcio. Y esa certeza hacia que el interes por su marido estuviera activado constantemente. Durante los primeros anos, trabajaba como maestra. Daba clases a alumnos de septimo grado, pero despues se dio cuenta de que nada le interesaba de la ensenanza primaria. Cada dia era una tortura: los planes de estudio le parecian mediocres, los alumnos la asustaban, sus madres le resultaban agresivas. Solia dar clases parapetada tras su escritorio, indecisa y fragil. Los chicos habian advertido sus puntos debiles y la martirizaban: le tiraban tizas, se burlaban de ella, la imitaban, le pegaban chicles en la silla. Volvia a su casa llorando y se quedaba en la cama todo el dia. Los medicos le habian dado varias licencias psiquiatricas hasta que, al fin, la jubilaron anticipadamente, a los 33 anos. Cacho, su marido, la acompanaba en este proceso. Nunca minimizo sus miedos ni sus fobias, y siempre fue partidario de que abandonase un trabajo que -era evidente- no la hacia feliz. Un dia, mientras tomaban el desayuno en la cocina. Cacho anuncio que Gutierrez, uno de sus mas antiguos clientes, queria instalar un negocio de articulos de electricidad. Habia alquilado un local a una cuadra de la estacion de trenes y, como sobraba espacio, lo habia invitado para poner alli mismo su taller de arreglos. Blanca estaba espantada. Todos sus miedos se materializaban: su marido, al fin, tal como ella habia imaginado, se iria. Al borde de las lagrimas, le suplico que no aceptara la propuesta de Gutierrez. A pesar de los antecedentes psicologicos de su esposa. Cacho no entendia esa reticencia absurda. Los miedos y traumas de Blanca eran demasiado complejos para un hombre sencillo como el. Tres meses despues, Gutierrez y Cacho inauguraron el local. Una semana antes, Blanca empezo a escuchar las voces que la alertaban sobre el alejamiento de su marido, y se acostumbro a contestarles. Solia hablar sola en voz alta, y disimulaba en cuanto llegaba su marido. Para distraerse, limpiaba su casa freneticamente. Compraba revistas femeninas en las que buscaba todo tipo de consejos para el hogar. Asi, se habia acostumbrado a varios rituales: frotaba las alfombras con vinagre, pasaba espatulas en las juntas de los azulejos, les daba brillo a las canillas usando un trapo con jugo de limon. Sus habitos de limpieza le calmaban los nervios, le hacian pasar mas rapido el tiempo en el que Cacho estaba fuera de la casa y le daban la idea de que su marido, viendo una casa reluciente y pulcra, no estaria tan ansioso por abandonarla. Paralelamente, habia desarrollado la costumbre de rascarse el brazo izquierdo hasta lastimarse. Durante anos, Blanca y Rosa respetaban la costumbre de visitar juntas a su madre una vez a la semana. Pero desde que Cacho habia instalado su taller en el local de Gutierrez, Blanca habia dejado de ir. Estaba demasiado desmoralizada y desganada como para, ademas, escuchar las permanentes criticas de su madre. Una tarde, sin embargo, Rosa fue a buscarla y la llevo casi a rastras. En casa de Aurora se comporto de forma tan esquiva que la madre y la hermana advirtieron que algo extrano estaba pasando. Blanca ofrecio resistencia, pero al final confeso que se sentia debil y sin ganas de nada. "Por ahora, Cacho se va a trabajar, pero dentro de poco me va a dejar. ?No entienden? Se va a ir y no va a volver", dijo. El marido de Rosa habia muerto hacia dos anos y vivia sola. Como su hermana, jamas habia podido quedar embarazada, pero si bien Rosa vivia este hecho como una injusticia menor, Blanca se sentia culpable de no haberle dado un hijo a Cacho. Le pregunto otra vez quien le habia contado que Cacho se iba a ir. Blanca no aguanto mas y dijo: "Escucho voces". Rosa la convencio de que fuera a un psiquiatra. Antes, tuvo que jurarle a Blanca que la acompanaria y no le contaria lo de las voces ni a su marido ni a su madre ni a nadie. Blanca siguio escuchando voces. Tomo las pastillas durante unas semanas, pero antes de que hubiera pasado el tiempo necesario para producir efecto las abandono. Las voces ya no solamente le confirmaban sus miedos y sospechas, sino que habian empezado a darle ordenes. Asi, las voces le exigieron que controlara de cerca la actividad de Cacho. Blanca pasaba entonces tardes enteras espiandolo desde la esquina del local, histerica ante la posibilidad de ser descubierta, rascandose el brazo hasta lastimarse. Otro dia, cuando Cacho llego a su casa mas tarde de lo habitual y explico que habia estado terminando un arreglo atrasado, las voces le dijeron a Blanca que el mentia. Enceguecida, ella le dijo que queria saber la verdad y que sus explicaciones eran falsas. Todo termino en una pelea feroz. Cacho estaba al tanto de la precariedad emocional de su esposa. Rosa, su cunada, le habia contado lo de las voces, las sesiones con el psiquiatra y los medicamentos. De modo que Cacho, a su vez, tambien espiaba a su mujer: escondido, pudo verla hablando sola, destornillador en mano, o cortando un tomate mientras movia los labios como si rezara. Una manana Cacho se despidio mas temprano que lo usual. Dijo que tenia que buscar un dinero en la casa de Gutierrez y despues pasar por el banco. En cuanto se fue, Blanca advirtio que habia dejado su caja de herramientas. Se sento al lado de la caja, pensativa. Las voces le indicaron que Cacho estaba mas dedicado a su trabajo que a ella, y que era esa dedicacion enfermiza lo que estaba acabando con su matrimonio.

  • Cuando llegue a Monfort de Noah Evans

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    Tras el abandono de su pareja y la muerte de su madre, Lina llega a Monfort en busca de una nueva vida. Animada por Lucia, una antigua amiga, se instala en la casa que comparte con Kitty y Margot. Lo que Lina no sabe es que la mayor sorpresa que le guarda Monfort, vive en la casa de al lado.

  • El placer de la venganza de Helen Bianchin

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    Habia llegado la hora de su venganza.

  • Para el chico que nunca me amo de Carolina L. Aguirre

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    Ana Salazar.
    Fiel creyente del amor.
    Romantica empedernida.
    Aspirante a ser la protagonista de una historia de ensueno.
    A sus dieciseis anos esta convencida de que el amor es el sentimiento mas puro y hermoso que
    cualquiera podria experimentar, pues unicamente ha leido maravillosos versos sobre aquel.
    Sin embargo, tras conocer a Adrian, el chico que se convertiria en su mejor amigo y de cual caeria
    terriblemente enamorada, descubre el lado mas turbio y doloroso que no suelen desvelar en los
    cuentos de hadas.
    Y con ello debera aprender a lidiar, incluso, con la desconfianza en si misma.

  • Deseo concedido de Megan Maxwell

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    Si algo tiene claro Lady Megan Philiphs es que ningun hombre doblegara su caracter y su voluntad. Acostumbrada a cuidar y velar por la seguridad de sus hermanos, Megan es una joven intrepida, de bello rostro moreno, a la que le divierten los retos y no le asusta el sonido del acero.

  • Amor en tinta de Stephanos Tomasis

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    Amor en tinta es una historia romantica contada a traves de dos puntos de vista y aborda la enfermedad terminal de Christopher y la vida amorosa de su hija Nicole, quien no sabe como lidiar con la muerte y la ausencia de aquellos que ama. La ciudad de Amenti parece estar embrujada por el desamor y la perdida, pero tal vez hay historias de amor que pueden cambiarlo todo. Cada cumpleanos Nicole recibe un girasol y una carta enviada por su padre difunto, que piensa que el amor es capaz de traspasar las barreras del tiempo y la vida.

  • La mujer del pelo rojo de Orhan Pamuk

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    La nueva novela del Premio Nobel Orhan Pamuk.

  • Ni la muerte nos puede separar de Mano Book

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    Edward Mu es el soltero mas codiciado de la ciudad, nacido en una familia rica, nunca supo lo que era el amor, algo que jamas obtuvo de sus padres. Rocio era una mujer especial. Como una coronel del ejercito, estaba acostumbrada a llevar una vida dura y sacrificada, sin embargo, su principal objetivo era luchar como madre soltera por criar al hijo que tuvo con Edward seis anos atras y del quien el ni siquiera conocia la existencia. Un dia, finalmente, ella decidio reaparecer en su vida con el pequeno… Pero lo que no esperaba era que esa decision transformaria por completo la vida de los tres. Cautivado por esta mujer tan especial, esta vez Edward la amaria con locura. ?El destino les daria una nueva oportunidad?

  • Lluvia de Yolanda Quiralte

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    La miro desconcertado y suspiro. Jamas hubiera podido llegar a imaginar, ni siquiera por un breve instante de tiempo, que aquella mujer, a la que siempre habia deseado de una manera sobrenatural, iba a dejar de satisfacer esa parcela tan importante de su vida. No era el, ni mucho menos, un sonador, o uno de aquellos hombres que se dejaba enamoriscar y engatusar por cualquier mujer; no, mas bien era todo lo contrario. Oscar se enorgullecia de ser uno de esos tipos duros y poco romanticos que hasta la fecha se dejaba llevar mas por impulsos sexuales que por verdaderos sentimientos. No es que no creyese en el amor, pero habia decidido no compartir su vida con nadie, al menos por el momento. Solo tenia veintiocho anos y aun le quedaba un largo camino por recorrer en el terreno de las conquistas. Volvio a mirar a su acompanante de cama. Ella dormia. Sus cabellos rubios se desparramaban por las almohadas y brillaban bajo aquel sol de primavera que entraba casi a escondidas por la ventana. Las sabanas, de un verde claro, formaban extranas formas mientras cubrian el esbelto e impresionante cuerpo de la mujer que descansaba a su lado. Ella tenia la maravillosa cualidad de poseer la piel mas tersa y suave del mundo, y el lo sabia muy bien, pues la habia recorrido con sus manos mas de mil veces. !En cuantas ocasiones habia temblado con solo imaginar en su cama que rozaba esa exquisita piel! !Cuantas! Y sin embargo... No es que la muchacha no tuviera otras facultades. Era de una belleza deslumbrante, con sus ojos azul cobalto y su boca, algo grande, pero bien formada. Podria considerarse que era toda una belleza. Conquistarla le habia costado lo suyo. No habia sido cosa de uno ni dos dias, ni siquiera semanas, y eso para el encantador ego de Oscar Quintana, habia supuesto todo un reto a vencer, incrementando sus ganas de hacer frente a aquella batalla con forma de cuerpo femenino. Y sin embargo... Sin embargo alli estaba, tendido junto a ella en aquel enorme lecho, exhausto tras haber gozado de ella una tarde mas. Una vulgar tarde mas. Al mismo Oscar le sorprendio la frialdad con la que describio lo que un buen observador hubiera denominado como la escena mas torrida jamas contada. Si, era cierto, sus cuerpos se entendian a la perfeccion. Cada vez que el rozaba con sus manos los lustrosos pechos, ella disfrutaba, al igual que lo hacia cuando, minuto tras minuto, la penetraba con fuerza una y otra vez hasta conseguir llevarla al mas profundo abismo. Y ella, !ay, ella!, era capaz de volverle loco con tan solo acariciarle el torso desnudo o besar su abdomen. Su virilidad siempre respondia con entusiasta satisfaccion a los masajes que aquella mujer, hecha para el placer, le proporcionaba. Y sin embargo... Sin embargo, lo supo. Lo supo tras haber derramado su semen una vez mas. Tras aquella explosion multicolor que lleno su cuerpo de temblores, descubrio que aquello ya no le producia la misma sensacion de placidez que en ocasiones anteriores. Algo habia cambiado. Fisicamente estaba claro,seguia disfrutando, pero en su alma empezaba a abrirse paso un vacio preocupante y nada comun. Volvio a mirarla. Quizas si la poseyera una vez mas, eliminaria todos esos pensamientos ridiculos que le martilleaban el cerebro. Y no porque se hubiera cansado de su amante, sino porque si era franco con sus emociones, siempre habia pensado que aquella mujer seria la amante definitiva, no su mujer, eso estaba claro. Nunca hubiese afirmado tal cosa. Martina conocia a la perfeccion el arte del sexo, pero no tenia las cualidades suficientes como para pedirle que se casara con el algun dia. Era una cortesana, muy habil, pero cortesana. Ella suspiro, y quizas eso fue lo que le distrajo de sus pensamientos. Decidio volver a poseerla a pesar de que aun dormia. Oscar deslizo sus manos despacio entre las sabanas hasta alcanzarle el trasero. Aquello fue la senal. Ella rodo en el lecho hasta ponerse con la espalda tocando el mullido colchon de plumas y abrio las piernas. El hecho de que durmiera, no importaba. Hasta en suenos sabia distinguir cuando Oscar estaba excitado. Y lo estaba, vaya si lo estaba. El se coloco entre sus piernas, y sin ni siquiera despertarla, la penetro con fuerza. Ante tal invasion, ella, adormilada, sonrio y fue abriendo los ojos a medida que el la embestia una y otra vez. La poseyo con dureza durante un buen rato, y solo tras lograr que ella obtuviera su orgasmo, se derramo en ella, volviendo a temblar con la misma intensidad de siempre, sin miedos, porque como ella decia siempre, no habia posibilidad alguna de quedar embarazada. Nunca habia sucedido a lo largo de sus muchos anos de matrimonio con el difunto conde. A pesar de todo, antes de dormirse, Oscar penso que aquello ya no tenia remedio. No le quedaba otra opcion que dejar de visitar a aquella diosa del sexo. Ya no le bastaba. Capitulo 1 Oscar Quintana era guapo, irremediablemente guapo, y lo peor de todo es que era consciente de ello. No es que se aprovechara de la situacion, pero su belleza, unida a una muy bien modelada educacion, hacian de el el perfecto prototipo de caballero. Los rumores que volaban por la ciudad susurraban que era un conquistador empedernido, un coleccionista de amantes. Se decia que por sus brazos habian pasado tantas mujeres que no cabian juntas en un gran salon de baile. La fama le precedia, y alla donde iba, antes de que el senor Oscar Quintana hubiera hecho su aparicion, podia verse a todas las mujeres, incluidas las casadas, expectantes y esperanzadas ante la posibilidad de lograr un buen beso de tan deseado caballero. Y todas las mujeres estaban satisfechas con el hasta entonces. Todas excepto quizas una,su madre Valeria. --Habladurias, mama --rio antes de preguntar--: ?Desde cuando has hecho caso a los rumores? --dijo Oscar besuqueando mimoso a su madre, una dama de la alta sociedad, bien situada y muy hermosa. --Oscar, es cierto. En esta ciudad los cotilleos se engrandecen pero, Dios mio, estos rumores empiezan a martillear mi conciencia. Hablan ahora de una condesa... --!Mama, por Dios! No es algo que deba preocuparte, puedo asegurartelo... --exclamo Oscar con la intencion de calmar a su madre, mientras la miraba con recelo--. La mitad de las conquistas que me adjudican son falsas. Cierto es que como soltero me permito algunas licencias mas... --Querido, ? algunas licencias? Desde que volviste de la universidad hasta ahora no hay semana en la que no me lleve algun sobresalto. Oscar miro a su madre de soslayo. ?Que sucederia si llegara si quiera a imaginar como fueron sus anos universitarios? Fue el despertar a la sexualidad. Alli descubrio el genero femenino. Alli comenzaron sus andanzas. --No dejo de escuchar rumores sobre el hecho de que hayas coleccionado << amistades>> una tras otra, sin tan siquiera plantearte la posibilidad de encontrar una mujer adecuada y casarte --concluyo su madre, mientras se ahuecaba las faldas color berenjena. << Maldicion>> , penso Oscar. !Ya estaba alli el dichoso tema! Sabia que a su madre le preocupaba que ninguno de sus hijos, cuatro para ser exactos, dos varones y dos damas, hubieran contraido matrimonio. Oscar, el primogenito; y Pablo, con quien tan solo se llevaba un ano de diferencia, ya estaban en edades de analizar la situacion. Lorena, de diecinueve; y Amelia, de catorce, aun podian sin embargo retrasar tan magna decision por un tiempo, aunque no demasiado,si se regian por los canones de la epoca. --Madre --comenzo a replicar con voz severa, tono que cambio cuando vio la tristeza que asomaba en sus ojos verdes y que se reflejaba en todo su rostro--. Mama, aunque considero razonables tus preocupaciones al respecto --dijo con un tono mucho mas dulce--, no deseo que ellas te impidan disfrutar de tu tiempo. Admito que quizas tengas un punto de razon en algunos de tus comentarios, pero te ruego dejes esa eleccion en mis manos. Confieso --anadio de forma silenciosa y un tanto apesadumbrado por los recuerdos-- no haber encontrado aun una mujer con la que poder vivir una historia de amor. --En tiempos anteriores, hijo --alego Valeria--, el amor era algo secundario. Bien sabes que cuando tu padre y yo nos casamos no habia entre nosotros ningun sentimiento romantico y, si te fijas, el destino hizo que nos enamorasemos. --Quizas sea por ello, madre --empezaba a agotarse su paciencia--, puesto que he sido testigo durante anos del amor que padre y tu os profesais, puedo aspirar a disfrutar de algo semejante, ?no? Jaque mate. Sabia que acababa de dejar a su madre sin palabras. --Bien, bien, Oscar, prometo concederte una tregua, puesto que he observado que este tema te produce cierta desazon. --Sonrio la dama, ahuecandose de nuevo las faldas para sentarse, con el mayor decoro posible, en el sillon de estilo romantico que presidia aquel cuartito de estar--. Lamento haber sacado tan espinoso asunto --y dicho esto procedio a ojear la nueva revista de moda que le habian facilitado zanjando asi el tema... De momento. La gran casa familiar presidia una de las principales calles de la ciudad. Tenia una gran balconada desde la cual se podia divisar el enrevesado e imponente parque, El Olmedar. Se decia de el que habia sido testigo silencioso de los principales romances de la ciudad, guiados, quizas los enamorados por el bucolico entorno de aquellos parajes centenarios, donde los caminos cubiertos de bellos olmos evocaban en la imaginacion escenas de amor furtivo, ese que aprovecha la oscuridad y la penumbra del follaje para dar rienda suelta a la pasion mas absoluta. La Mansion Quintana, como era conocida la finca, era descrita por Oscar como un gran cuartel de caballeria, salvando las distancias, por supuesto. Llena de alegria y luz, era de todo menos silenciosa. Alli se habian criado numerosas generaciones de Quintana, entre ellas, el ultimo batallon, como decia su padre, Alonso Quintana. La decoracion era impecable, cinendose a los canones actuales, desde luego, pero dotada tambien de cierta comodidad y bienestar, algo poco comun entre las casas aristocraticas de la zona. Abundaban los amplios sillones de terciopelo amarillento, cuyas almohadas cobijaban recuerdos de conversaciones secretas. Cabia destacar tambien la presencia de la amplia biblioteca, que hacia las delicias de toda la familia, desde el primero hasta el ultimo, incluyendo al numeroso personal domestico que ayudaba a mantener la mansion en perfecto estado. Estos ultimos constituian sin duda alguna un gran grupo de personas de confianza, ganada a pulso gracias a los numerosos anos de servicio a la familia, logrando con ello que los vinculos que se habian establecido entre senores y trabajadores se hallaran marcados por el afecto y la cordialidad, hecho que dotaba al servicio de ciertos privilegios, como el acceso a la biblioteca y a los libros, la participacion en tertulias familiares y la satisfaccion de ser tratados como autenticos miembros de la familia Quintana. El ama de llaves, Maria, llamada en la intimidad familiar con el diminutivo Marita, era una inflexible y organizada mujer que habia ayudado a traer al mundo a todos los actuales Quintana. Su mano firme y su capacidad de decision ferrea y autoritaria desaparecia por completo cuando ante ella se posaba cualquier par de ojos que perteneciera a un Quintana, especialmente el joven Oscar, puesto que el la habia salvado sin duda de una gran catastrofe. Marita estaba casada con Victor, tutor de estudios de todos los hermanos Quintana. Juntos vivian en una casita cubierta de jazmin amarillo que se encontraba en el jardin de gran la finca senorial. Formaban una estupenda y maravillosa pareja, que aun todavia, de vez en cuando, a pesar de los muchos anos que llevaban casados, eran sorprendidos por alguno de los hermanos dandose algun beso furtivo o alguna caricia sofocada. Tenian una hija, pequena aun, la traviesa y escurridiza Victoria, a la que todos llamaban Lluvia, en recuerdo de la magica noche en que fue hallada. Casi todos los miembros de aquella familia habian olvidado por completo que Lluvia en realidad no era hija de Marita y Victor. La nina aparecio de repente en sus vidas como un torbellino de fuerza y alegria. Sucedio una noche de tormenta. Todos los hermanos Quintana adoraban las tormentas. Les encantaba permanecer durante horas apoyados contra las enormes cristaleras de la mansion mientras disfrutaban de << la gran batalla>> , nombre popular con el que la familia solia llamar a las tan temidas, por otros, tormentas. La idea surgio de Alonso, el padre de familia, hombre dotado de una gran imaginacion y aficionado a escribir en sus ratos libres. Habia desarrollado toda una serie de fantasticas historias que entretenian a su numerosa familia durante las horas que duraban las descargas electricas. Una de esas noches, toda la familia al completo, incluyendo a Marita y a Victor, los Quintana se hallaban reunidos, acurrucados en torno a los ventanales, escuchando una de las maravillosas historias que Alonso solia narrar. Merecia sin duda la pena ver las caras de los ninos, mientras el patriarca gesticulaba, gritaba,susurraba y saltaba, a la vez que contaba su ultimo cuento. En aquellos dias, Oscar ya tenia 16 anos, y pronto comenzaria la universidad en una prestigiosa institucion donde habian estudiado todos los miembros varones de su familia. Pablo, con 15 anos, terminaba la escuela superior mientras comenzaba a convertirse en un alocado joven que traia de cabeza a sus padres con sus incesantes y constantes aventuras, pues era un enamorado de las piedras y las rocas, razon por la cual siempre andaba metido en alguna cueva buscando material geologico. Lorena, la mayor de las muchachas, con siete anos y una cara llena de pintorescas pecas, ademas de a sus obligaciones escolares, se dedicaba, no con demasiada fortuna, a tocar el piano; y Amelia, la benjamina de la familia, con solo tres anos, hacia las delicias de toda la familia, ahora que ya habia dejado de ser un bebe regordete y jugueton, mas bien dado a romper todo lo que encontraba a su paso. --... De pronto,se abrio de forma repentina el baul que con tanto esfuerzo habia llevado Baltasar al desvan y... ?Sabeis que encontro? --pregunto Alonso misterioso. Siete caras expectantes se movieron con rapidez a la vez que negaban con la cabeza... --!Pues encontro el viejo mapa del tesoro familiar que se habia perdido durante el viaje del tatarabuelo a las colonias! --!Oh, papa, es sin duda una de tus mejores historias! --Si, querido, hacia tiempo que no disfrutaba con tanta intriga. --?Crees que publicaras tambien este cuento? --?Lo haras bajo tu nombre secreto? Todas estas preguntas salian con atropello de las gargantas de los Quintana mientras hablaban a voz en grito preguntando al compas de los truenos y relampagos que sacudian con fuerza las hermosas ramas de los arboles que poblaban el jardin. --Tranquilos, hijos, tranquilos... Si, es probable que esta sea una mas de las increibles historias del legendario escritor Augusto Sancho --rio el padre con esa risa profunda y gutural a la que tan acostumbrada estaba ya su prole. De repente, un gran relampago ilumino la estancia, acompanado de un estruendo tan ensordecedor que por un instante ninguno de los Quintana oyo el grito desgarrador que bramo en medio de aquella salvaje tempestad. --?No habeis oido gritar a alguien?

  • El hijo del jefe 3 de Sierra Rose

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    Britt Collier no estaba segura de si iba a hacer lo correcto, pero no habia tiempo que perder pensando demasiado. Se encamino hacia la puerta a tiempo para coger a Jack, el nuevo novio con el que se acababa de reconciliar apasionadamente. El iba de camino hacia el hospital de Santa Teresa para estar con su padre, el jefe de ella, que habia sufrido un infarto. Le cogio del brazo. -Jack, se que te tienes que ir. ?Quieres que vaya contigo? -Me encantaria, pero…quiero ver primero lo serio que es, si no te importa. -Lo que necesites. Esta bien. No quiero entrometerme, simplemente quiero que sepas que aqui estoy. -Gracias, Britt. Te llamare. Le beso en la frente y se dirigio hacia la calle. Estaba tan diferente, tan apagado en comparacion con unas horas antes cuando habia venido hacia ella y se habian reconciliado. Esta tenia que haber sido una de las noches mas felices de su vida. Su banda habia firmado un contrato con un estudio de grabacion, y el y Britt habian encontrado una manera de solucionar sus diferencias. En vez de eso, iba corriendo hacia el hospital con la esperanza de encontrar a su padre aun con vida. El padre de Jack era un eminente hombre de negocios que se habia quedado hacia poco con la Consultoria Creativa, la empresa donde Britt era contable. El senor Fitzsimmons se supone que estaba bajando el ritmo de trabajo, la carga de trabajo siguiendo ordenes del medico. El era un hombre que necesitaba actividad, y no uno que se pudiera pasar horas y horas jugando al golf. Como resultado, habia llevado al limite su salud. El corazon de Britt estaba con Jack ahora mismo. Sabia lo mucho que se preocupaba por su padre, lo unidos que estaban. Incluso habia empezado a trabajar en la empresa en el departamento de marquetin para ser el apoyo en la transicion de la carrera de su padre, aunque Jack ya tenia una carrera como disenador grafico autonomo. Sabiendo el nivel de respeto y devocion entre ellos, era inimaginable el dolor que estaria sufriendo Jack. Estaba desesperada por animarle, por estar a su lado cuando escuchara los resultados, tanto buenos como malos. Pero habian estado juntos tan poco tiempo y sobretodo porque habia sido un secreto por la posicion de Britt como empleada de su padre…este habria sido un momento extrano para presentarse a su familia y un poco forzoso en una situacion dificil. Sin duda era mas sencillo que se quedara en casa…menos explicaciones que dar. Pero eso no hacia nada para satisfacer su necesidad de animarle en este momento complicado. Totalmente en conflicto, se comio tres galletas y siguio sin tener una decision clara. Lo ultimo que queria hacer en este mundo era poner las cosas mas dificiles para Jack. Solo queria cogerle de la mano, tocarle el pelo y asegurarle de que estaria a su lado cada paso que diera. Intento ver la television, pero seguia pensando en Jack. Le mando un mensaje para hacerle saber que estaba ahi, a un mensaje de distancia. El le contesto que el doctor seguia examinando a su padre y que sabrian mas cuando salieran los resultados de algunas pruebas. Al final, se quedo dormida esperando saber algo mas. Por la manana, comprobo el telefono y no habia ningun mensaje de Jack. Se vistio lo mas comoda posible y se hizo una coleta. No le apetecia acicalarse demasiado en un dia asi. Cogio las carpetas del trabajo que se habia llevado a casa la noche anterior, llenas de papeleo del seguro y se dirigio a la oficina. Marj, su mejor amiga, le llevo una taza de cafe. - ?Lo has oido? Britt nego con la cabeza esperando que fuera de manera casual, ya que nadie en la oficina sabia nada de Jack y ella. -Al jefe le ha dado un ataque al corazon. Supongo que sera por ser mayor. Le estan operando ahora mismo en el Santa Teresa. - ?De verdad? Es terrible. -Lo se, me lo dijo Luke. Supongo que habra hablado con Jack esta manana. -No le he visto hoy por la oficina, supongo que estara con su padre. -Si. Espero que se ponga bien. No es el gilipollas que teniamos antes. -Eso es. Este es majo, nunca ha intentado meterme mano. Espero que este bien. Siempre ha sido muy amable conmigo. -Curioso. Pense que no te caia bien. Le evitas un monton. - ?En serio? Nunca me he dado cuenta. -Te escondes de el. -Es un mal habito. Supongo que no quiero decirle que tengo que ir detras de todo el mundo para lo del seguro. -Deberias ser mas segura. Eres la mejor contable de esta empresa. -Soy la unica, Marj. Eso no anima mucho. -Oh, bueno, pero aun asi eres la mejor. Si hubiera nueve, seguirias siendo la mejor. -Esta bien saberlo. Deberias trabajar en el departamento de negociaciones. -bromeo Britt. -Oye si sabes algo nuevo de Fitzsimmons, dimelo, ?vale? -Por supuesto. ?Comemos? -Claro. Britt estaba enfrascada trabajando con el tema del seguro cuando el telefono se ilumino. Gracias a Dios. Llevaba esperando una llamada toda la manana. "Papa ha salido del quirofano. Todo bien" le escribio Jack. "Que bien. ?Como lo llevas?"

  • Navidad. menudo desmadre (Locura 1) de Sarah Rusell

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    ?Que pueden tener en comun siete personas aparentemente diferentes? Un fin de semana en un hotel rural en los Pirineos de Huesca donde disfrutar de la nieve, esquiar, descubrir senderos y pasear por ellos... Pero, a veces, y solo a veces, el destino puede tener otros planes. Empecemos por el principio, y conozcamos a estos siete aventureros. El trio "MAS", tres amigos que decidieron ir a pasar dos agradables dias en aquel rincon de estampa preciosa y nevada, para que dos de ellos limaran asperezas. Marta, una joven descarada de diecinueve anos, bastante borde por lo que dicen quienes mejor la conocen, que, como se suele decir, no tiene ni oficio ni beneficio. En definitiva, que ni estudia, ni trabaja, ni intenciones tiene de ello porque en sus propias palabras "Se vive muy bien en casa de mis padres, que me lo dan todo". Abel, un reconocido influencer de treinta y dos anos, el mejor amigo de Marta y quien mas la soporta porque, en ocasiones, es el unico capaz de callar a esa "localcono" como el la llama. Abel es gay, muy enamoradizo, y busca ese principe de brillante montura. Si, montura, porque el no quiere un hombre que llegue en un precioso corcel blanco, sino en una moto de gran cilindrada, a ser posible negra porque, como el dice: "El negro va con todo". Terminamos este trio tan dispar con Samira, estudiante de enfermeria, veinte anos y prima de Marta. Eso de "se parecen en el blanco de los ojos", desde luego que va con ellas, porque no tiene nada que ver la una con la otra. A pesar de que sus padres son tan pudientes como los de su prima, Samira decidio estudiar, encontrar un trabajo y vivir de ella misma, no de los demas. Entre Marta y Samira no hay feeling, es por este motivo que sus padres decidieron regalarles un fin de semana en ese hotel para que, con la ayuda de Abel, hubiese un acercamiento entre ambas primas. ?Lo conseguira nuestro querido influencer? Seguimos con los huespedes de este particular hotel. Le toca el turno a dos amigos que buscaban desconectar un fin de semana de sus trabajos y pensaron que ningun lugar mejor que aquel donde disfrutar de la nieve. Aitor, un simpatico policia de treinta y cinco anos que, en su circulo de amistades, es quien siempre intenta poner paz en aquellas pequenas disputas que puedan provocarse. Asier, medico por vocacion, cuarenta anos y un hombre de lo mas tranquilo. Procura no meterse demasiado en las discusiones entre sus amigos. Y acabamos con estos siete magnificos huespedes con una pareja que no es tal, al menos de momento, claro esta. Rebeca tiene veintisiete anos, es reponedora en un supermercado y un poco cotilla... Bueno, bastante cotilla. Conocio por Internet a Alan, un escoces de treinta anos que no habla ni papa de espanol, pero con el que congenio a las mil maravillas y decidieron conocerse. Nuestro escoces decidio viajar a Espana para conocerla y pasar juntos un fin de semana como tantas veces imaginaron, riendo, charlando cara a cara y compartiendo esas horas en compania del otro, como tantas y tantas tardes y noches lo hicieron frente a la pantalla del ordenador. Afortunadamente para el, el resto de companeros en su estancia en el hotel hablaban ingles, salvo Marta, que ni siquiera habia intentado aprenderlo. En el hotel se encontraran con Manuel, un hombre bonachon de sonrisa afable que, a sus sesenta anos, lleva toda la vida en ese lugar, pues heredo el negocio de sus propios padres. Le acompanan Pepa, su mujer que deleita a los huespedes con los mejores platos que preparara entre fogones, y su hijo Miguel, un joven de treinta anos que, como hiciera el propio Manuel, seguira los pasos de este, llevando el hotel cuando su padre le pase el testigo. A ese rincon en el que pasar dos dias de ensueno, o eso creen y esperan nuestros huespedes, llegaron aquel viernes de diciembre con ganas de descansar, ademas de desconectar, del ir y venir estresante y agobiante de la ciudad. Entre risas y caidas mientras esquiaban, intentando mantener el equilibrio en el caso de los mas torpes, respirando el aire que les ofrecia la zona de arboles que rodeaba el hotel, tomando cafe y chocolate caliente en el salon junto a la chimenea. Inmortalizando aquel fin de semana con fotos y videos que mirar una y otra vez, solo para recordar el instante en que un pequeno conejo blanco camuflado en la nieve asusto a Samira al salir corriendo, o cuando Abel poso para un video que subir a su red social y un mal traspie hizo que ese momento se convirtiera en el mas visto tras acabar en una caida donde el influencer quedo cubierto por completo de nieve. Y todo ante la atenta mirada de Marta, que no perdia oportunidad para soltar alguna de las suyas. El descanso necesario para un policia un poco estresado y para un medico que, en los ultimos meses, habia tenido demasiadas personas en su mesa de operaciones, salvando vidas y perdiendo alguna otra que se fue demasiado pronto. Dos dias de confesiones entre una pareja que ya se habian contado de todo durante meses, pero que seguian recordando cosas que les habian pasado a lo largo de los anos y compartian con el otro. El domingo tocaba despedirse de aquel rincon, volver a la rutina, al trabajo, a los estudios, regresar al otro lado del mundo donde, a pesar de la distancia, ese agradable escoces seguiria al otro lado de la pantalla de Rebeca. Pero, como el destino a veces tiene otros planes para cada persona, a estas siete les deparaba algo con lo que no contaban. Todos estaban listos para montar en sus coches, los duenos los despedian en la puerta de su hogar, esperando que volvieran a visitarles pronto, hasta que la montana hablo y quiso ser protagonista indiscutible. Una avalancha de nieve empezo a caer ladera abajo, cubriendo por completo la carretera, la unica carretera que los podia sacar de alli y llevarlos de regreso a sus casas, a sus ciudades, a sus vidas y rutinas diarias. Por si la mala suerte que acababan de sufrir fuera poca, la nieve tambien quiso tener su momento estelar, como esa actriz secundaria que en la pelicula hace que la trama de un giro completamente inesperado. Y nevo, por supuesto que nevo. Al calor de la chimenea y con un cafe, mientras veian las noticias de ese fuerte temporal que comenzaba a azotar la zona, Manuel les dijo que las autoridades se habian puesto en contando con el, para saber si tenia localizados a todos sus huespedes, el les indico que si, que seguian todos en el hotel, asi que le informaron que debia hacerse cargo de ellos durante unos dias, que no salieran del hotel, ni siquiera a la zona mas cercana que les rodeaba, ya que debido a las fuertes nevadas y borrascas les seria imposible sacarlos de alli, al menos por el momento. El panico se hizo un poco mas presente, la desesperacion llego a algunos de los huespedes al ser conscientes de que, como decian en las noticias, debido a ese inesperado temporal, no podian enviar helicopteros de rescate a algunos puntos de la zona, como era el caso del suyo. Encerrados, aislados, conviviendo con personas a las que apenas conocian, asi se encontraban desde ese momento. Lo que iban a ser dos dias de relax y tranquilidad se habian convertido en varios dias mas de incertidumbre. Lejos de sus familias y confinados a dos dias de Nochebuena.

  • La chica que leia en el metro de Christine Feret-fleury

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    Una fabula moderna sobre el amor por los libros y la vida. Una historia amable, llena de luz y optimismo, acompanada por las tiernas ilustraciones de Nuria Diaz.

  • Me quiero mas a mi de Tamara Marin

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    Maria tiene una familia que la quiere, una pareja y un buen trabajo. Es la chica perfecta, con la vida perfecta, pero algo en ella se rebela ante tanta perfeccion. Tendra que aprender que para querer a alguien primero tiene que quererse a ella misma.
    Alex es una persona paciente, que tiene muy claro lo que quiere y no duda en luchar por conseguirlo.
    ?Podra Maria deshacerse de esa sensacion de vacio?
    ?Por que los dos tienen la impresion de que les falta algo?
    ?Seran capaces de enamorarse, o tal vez nunca han dejado de estarlo?

  • Para el tiempo que reste de Cesar Antonio Molina

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    Paisaje glauco del oceano. Los cielos, las montanas, los bosques, se comen el horizonte. Y el panorama desde los acantilados con su fondo rojizo del atardecer parece salir de una fragua incandescente. La naturaleza se apropia de nosotros y nos impregna lentamente y se dilata en nuestro ser que se desconoce. Si, la paz, el silencio y no tener prisa mientras contemplamos los aviones a reaccion. Pero el ruido de las babeles, una confusion de sonidos vagos, el castigo del tumulto informe. De la abundancia del corazon habla la boca. ?A quien Dios toco con un carbon encendido? Desdichada melancolia de lo inaccesible. Todo escritor es un sonambulo. Y esta belleza que enferma gravemente a quien la posee y no puede deshacerse de ella. TEMPLOS DE MAIZ Los campos de maiz, templos como aquellos otros de Paestum, los recorria de infante en medio de las pobladas mazorcas. ?Que quedara de nuestros recuerdos del pasado? ?Que materia los conformara? ?Para que me trajeron aqui? ?Para que se cumplio un deseo que no pedi? Aun permanezco inquieto en este mundo fugitivo y sin sentido. Por las playas, por las ensenadas, por las dunas, entre la lluvia, los vientos y los sauces latigantes, avanza el otono de nuestra desesperanza. Y a lo lejos, como una senal en el camino, los pomos de las puertas de las casas en llamas.

  • Olvide Decirte Quiero de Monica Carrillo

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    Tras sufrir un terrible accidente de coche, en la difusa linea que separa la vida de la muerte, a Malena se le aparecen todas las palabras que se quedaron sin decir: palabras de amor, de perdon, de amistad, de reconocimiento... Por su mente desfilaron todos sus amores, los felices y los fallidos: aquel que la hizo sufrir, aquellos otros que le sirvieron para olvidar y su amor actual, a quien tanto debe y de lo cual hasta ahora no se habia dado cuenta; su mejor amiga, a la que olvido decir <> antes de que se fuera; su familia y, sobrevolandolo todo, el personaje de su perrita Mia, una figura entranable, divertida y sorprendente que conseguira encauzar el destino de Malena para que nunca mas olvide decir <>.

  • Baile De Invierno (Un Baile Austeniano 1) de M. Cavani

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    Tras su exito al conseguir la boda entre su institutriz y el senor Weston, Emma Woodhouse se plantea una nueva union, la de su amiga Harriet Smith y un viejo amigo de la familia, el senor Charles Bingley, para lo cual ha organizado el primer baile publico de la temporada en Highbury. Baile de invierno es el primer relato de la serie “Relato a la Austen”, un divertido fanfic de las novelas de Jane Austen, un homenaje a la autora desde el punto de vista de una de sus lectoras.

  • ?Dormimos juntos? de Andrea Hoyos

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    Andrea es escritora, aunque no vive de los libros. Quiza por eso sucumbe a la propuesta de Borja y se encierra para escribir con el un relato erotico que la haga millonaria y la libere. Pero el placer es gratis y la libertad es cara: a los dos les gusta el sexo y les da miedo el amor. ?Llegaran a dormir juntos o haran solo todo lo demas?

  • La Cadena del Profeta (Los buscadores 2), Luis Montero Manglano de Luis Montero Manglano

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  • Tu eres mi primavera eterna de Alexis Rain

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    ?Alguna vez te has sentido perdido? ?Sientes que alguien mas tira de las riendas de tu vida?
    Una ciudad. Dos culturas.
    Durante un trayecto en tren dos personas de mundos opuestos, Sakura, una japonesa
    dedicada a la veterinaria, de familia adinerada y con un padre arraigado a sus tradiciones, y
    Liam, un australiano perdido en la vida y atrapado en un pais en el que le es dificil encajar y en
    un trabajo que ama pero en el que no le toman en serio, tienen un primer encuentro fugaz que
    los marcara a ambos y les hara cuestionarse el rumbo de sus vidas y lo que quieren hacer con
    ellas.
    ?Conseguira Sakura escapar del futuro que planea su padre? ?Liam encontrara su
    sitio en un pais tan distante como Japon?