• libro la maldicion de la inteligencia - Carmen Sanz Chacon

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  • LA MALDICIÓN DE LA INTELIGENCIA - Casa del Libro

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  • La Maldición de la Inteligencia - El Mundo del Superdotado

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  • La maldición de la inteligencia - Plataforma Editorial

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  • La maldición de la inteligencia - Libro de Carmen Sanz Chacón

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  • La maldición de la inteligencia - Carmen Sanz Chacón - Fnac

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  • La maldición de la inteligencia · Sanz Chacón, Carmen

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  • La Maldición De La Inteligencia - Carmen Sanz Chacón

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    Críticas, citas (3) extractos de La Maldición De La Inteligencia de Carmen Sanz Chacón. En este libro, la psicóloga Carmen Sanz Chacón nos habla de las ...

  • LA MALDICION DE LA INTELIGENCIA - CARMEN SANZ ...

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  • El funeral de las Cadenas: LA MISMA SANGRE – Adhemar Antunez de Adhemar Antunez

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    Rosana, es una joven como el resto. Reparte su vida entre la Facultad, y la desesperacion de vivir en dos casas diferentes. La separacion de sus padres, es algo que con insistencia la empuja a tomar decisiones que la van desgastando. Pero la sangre no miente, aunque pasen los anos y los recuerdos se olviden, ella siempre regresa para encontrar su lugar.
    Hay veces que el color de la piel, crea murallas dificiles de sortear. Hoy medimos el amor, solemos ponerlo a prueba para descubrir si es verdadero. No aceptamos que algunas cosas, queden lejos de nuestro alcance. En esta historia, mundos diferentes seran puestos a prueba, y en ellos la piel jugara un papel que lo cambiara todo. La juventud de un mundo chocara con el otro, que lejos de lograr encontrar una salida, sigue repleto de sufrimiento. Si te animas, te desafio a permanecer sin derramar una sola lagrima hasta el final. Eso es todo lo que voy a decirte, te prometo que no te vas a arrepentir de leerla.

  • Almas Guerreras, Raquel Campos de Raquel Campo

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  • La ultima bala de plata de Arwen Grey

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    En Fort Worth solo hay dos tipos de personas: los Kavanagh y los que osan enfrentarse a ellos.
    A Gereon Meier le robaron su vida, su rancho y su futuro, ahora volvera para descubrir lo que ocurrio hace cinco anos y vengarse de los que se lo arrebataron todo.
    Arabella DuPont solo quiere una nueva vida, sin importarle quien se interponga en su camino.
    Cuando las barreras entre enemigos y amigos son tan difusas como la niebla, solo puedes fiarte de tu instinto.
    La libertad y la verdad solo estan a cinco balas de plata de distancia.

  • Lazo eterno (Seleccion RNR), Lucia de Vicente de Lucia De Vicente

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  • Detonacion Inminente de Raul Garbantes

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    Una llamada a la Policia Metropolitana de Londres advierte sobre una pronta detonacion de una bomba. La alerta es remitida al MI5, porque solo ellos seran capaces de resolver el misterio para hallar a los culpables y desactivar la bomba antes de que se cumpla la promesa de su explosion.

  • Tu segunda vida empieza cuando descubres que solo tienes una – Raphaelle Giordano de Raphaelle Giordano

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    ?Cansada de la rutina? ?Necesitas dar cuerda a tu vida?

  • Enamorada de ti (Enamorados 2) de Beta Julieta

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    Evelyne Taylor lo ha perdido todo. Su puesto de trabajo en la empresa de publicidad Advertising pende de un hilo, la relacion con su padre y con sus amigos no pasa por su mejor momento, y por si fuera poco, el hombre que parecia poder curar su maltrecho corazon, se lo ha destrozado.
    El encuentro con Mark es inminente, y no dejara indiferente a ninguno de los dos. Y cuando Evelyne descubra la verdadera razon por la que Mark decidio terminar su relacion con ella, ya nada volvera a ser como antes.
    ?Podra Mark enfrentarse a sus propios demonios y ganarse de nuevo su corazon? ?Sera Evelyne capaz de entender esos extranos sentimientos que solo Mark parece despertar en ella? ?O se dejara llevar por su orgullo y le dara una oportunidad al inquietante Neil, que esta dispuesto a darle aquello que buscaba antes de que Mark apareciera en su vida?
    Descubre el final de la historia narrada en Hasta que te Enamores de mi y dejate enamorar por el ardiente romance entre Mark y Evelyne…

  • Las tarantulas venenosas no siempre devoran a los dioses griegos de Rachel Antunez Cazorla

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    Gea ha decidido que por el momento ya le han tomado el pelo lo suficiente como para no querer saber nada de hombres, despues de que el cuernifero de su ex novio se fue con aquella como-se-llame.

  • Deseo de ser punk de Belen Gopegui

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    Belen Gopegui, autora de La escala de los mapas, nos adentra en el mundo de Martina, una adolescente indeleblemente marcada por las estelas rebeldes del rock.

  • Amar a Jason Thorn de Ella Maise

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    Jason Thorn... El amigo de la infancia de mi hermano...

  • El frio de la muerte de John Connolly

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    El detective privado Jaycob Eklund ha desaparecido, y Charlie Parker recibe el encargo de localizar su paradero. Quien le pide eso a Parker es Edgar Ross, agente especial del FBI, que tiene sus motivos --inconfesados-- para encontrar a Eklund. Pero Eklund no es un investigador comun y corriente. Esta obsesionado con seguir el rastro de desapariciones y homicidios poco comunes. Y ahora Parker, acompanado por los inseparables Louis y Angel, debe internarse en el mundo por el que ha transitado ya Eklund, un lugar regentado por una Madre monstruosa que dirige un vasto imperio criminal al margen de la ley.
    Para solucionar este caso, Parker tambien tendra que llegar alli donde el frio de la muerte, desde hace mas de un siglo, alcanza a los inocentes, sin que estos nunca lleguen a saber por que.

  • Ciudad espejo de Jose A. Bonilla Hontoria

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    --?Donde esta el nino? La mujer tenia la cara desencajada, el corazon en un puno. Su marido habia empalidecido, su rostro transformado en una enfermiza luna como la que se aferraba al cielo aquella noche, mas alla de la cima de los titanicos edificios que los rodeaban. Sus labios temblaban, la voz entrecortada, sus pupilas vibrantes, desesperadas, buscando sin encontrar... ?El nino? ?Donde estaba el nino? El nino habia desaparecido. Clavados al suelo, enraizados a la angustia, se miraban sin comprender lo sucedido, procurando una exigua explicacion que no hallaban. Debia de estar con ella. Debia de estar con el. Pero no estaba con ninguno de los dos. Un oceano de gente pasaba a su lado sin prestarles la menor atencion, una riada humana cargada de bolsas y paquetes que discurria por las aceras, cerca de los luminosos aparadores engalanados para las fiestas navidenas, yendo y viniendo, con los bolsillos cada vez mas vacios, pero con las ilusiones llenas. Faltaban apenas tres dias para Navidad, los comercios hervian de actividad y los villancicos que salian de algunas de las tiendas, o que proyectaban altavoces estrategicamente colocados en las calles, recordaban de forma machacona que era tiempo de compras, de dispendio, de regalos, de obligada felicidad... --!Tenia que estar contigo! --le recrimino la mujer, las lagrimas rodando por sus encendidas mejillas, fuera de si, temblando de rabia y temor. --Pen... pensaba lo mismo. Se separo de mi mano y crei... crei que iba hacia ti. De verdad, ha sido tan solo un segundo. Un miserable segundo… --Solo eso es suficiente, ?no lo entiendes? Un maldito segundo. Un segundo...-- Sus ojos no dejaban de escudrinar entre la muchedumbre buscando a su pequeno, pero no veia mas que perfiles desconocidos, caritas sonrientes y luminosas que no eran las de su hijo. Sentia una fuerte opresion en el pecho, el corazon golpeando con fuerza contra su esternon, galopando desbocado. No podia sufrir uno de sus ataques de ansiedad, no en aquellos momentos. Su hijo la necesitaba. La necesitaba mas que nunca. Tenian que buscarlo, tenian que encontrarlo. Probablemente estaria con la naricilla pegada a uno de los escaparates de los alrededores, contemplando con los ojos repletos de emocion sus juguetes preferidos, si, seria eso, seguro que era eso, tenia que serlo. Por favor, que lo fuera. --!Marc! !Marc! Marc, ?donde estas? --Su voz fue ahogada por los acordes navidenos de All I want for Christmas is you de Mariah Carey que comenzaron a vomitar unos potentes altavoces colgados en una farola. No recordaba que aquella cancion le hubiera resultado otras veces tan irritante, tan agobiante; le estaba crispando sus ya de por si alterados nervios. --!Marc, hijo! !Marc! --Su marido se abria paso entre los viandantes a base de codazos, de premura, de urgencia. Los transeuntes le dedicaban miradas desagradables, acompanadas de muecas de sorpresa y enfado. No entendian lo que sucedia y el no tenia tiempo de dar explicaciones. No podia perder ni un suspiro, ni un latido, ni un halito de su vida en hacerlo. Tan solo habia sido un segundo... !Joder! No podia andar muy lejos. Jamas habia rezado a nadie, pero, en aquellos instantes, la plegaria que se repetia como un perverso soniquete en su cabeza era ferviente y devota. Si existia un dios al menos que no se hiciera el sordo, que escuchara sus suplicas, luego ya arreglarian cuentas. ?Donde estas, hijo? ?Donde? Aun podia recordar las yemas de sus deditos desprendiendose de los suyos, creyendo que iba en busca de su madre, a escasos metros de el, como tantas veces hacia, entretanto el decidia que ordenador portatil comprarse entre los expuestos en el escaparate de la tienda. Y ya esta. Habia sido suficiente. Un parpadeo y el nino se habia sumergido en una marea humana que lo habia devorado, engullido para siempre, arrastrado al olvido igual que la putrefacta tabla de un naufragio. ?Por que pensaba aquellas cosas? !No, no, Marc tenia que estar cerca, muy cerca! Lo peor es que habian perdido unos valiosisimos segundos antes de darse cuenta de lo que sucedia, unos alarmantes momentos que ahora se le antojaban simas abismales imposibles de superar. Entre la muchedumbre, sus ojos tropezaron con una pareja de la policia local. Su corazon le dio un brinco en el pecho. Ellos podrian ayudarlos. Corrio hacia los agentes mientras su mujer seguia gritando a los cuatro vientos, cada vez mas angustiada, el nombre de su hijo. Paraba a los peatones y, con atropelladas palabras, les preguntaba si habian visto a su pequeno. La mayoria la esquivaban asustados, otros le dedicaban duras miradas de indiferencia y, los que menos, negaban con la cabeza huyendo lejos de los problemas, como si aquella mujer pudiera trasmitirles un contagioso virus. No, no lo habian visto. La calle estaba llena, repleta de ninos que iban de las manos de sus padres, de sus abuelos, de sus familiares, no sabian a cual de ellos se referia, y tampoco deseaban saberlo, continuando su camino, cabizbajos, procurando olvidarla cuanto antes y dejandola sin esperanzas, arrancandole un pedazo mas de vida. El hombre, afligido, al borde del llanto, les comunico a los policias lo que habia sucedido. Los agentes avisaron por radio de inmediato a sus companeros de la patrulla movil, que se encontraba cerca del lugar, dandoles una breve descripcion del nino para que procedieran a vigilar la zona e identificar cualquier actividad sospechosa. Al verlos llegar con su marido, la mujer, con el rostro contraido en una mueca descompuesta y el maquillaje convertido en dramaticos tizonazos trazados por las lagrimas, corrio hacia ellos como si fueran su ultima salvacion. Su esposo sintio una punzada de dolor cuando paso por su lado sin dirigirle una misera mirada complice, agarrando del brazo a uno de los agentes, una mujer que debia tener mas o menos su edad, y a la que, vomitando su dolor, le explico lo sucedido. El se acerco para arroparla, para proporcionarle un atisbo de consuelo, pero fue respondido con un frio y brusco gesto de desprecio. Y entonces supo lo que eso significaba. El era el culpable de la perdida de su pequeno. El, y unicamente el, habia permitido, con su torpe y egoista negligencia, que la oleada humana se lo llevara, que su hijo se encontrara solo y perdido en aquella marabunta carente de alma y de corazon. Y no se lo perdonaria. Jamas. Alli, aquella maldita noche del recien inaugurado invierno, se rompia su proyecto en comun, su matrimonio, su amor. Nada seria capaz de compensar lo que habia sucedido, nada seria capaz de reparar su imprudencia, ni tan siquiera el encontrarlo sano y salvo. O quizas eso si. Quizas, despues de todo, aun existia una posibilidad de enmendar su error. Y eso le acongojo todavia mas. ?Y si no lo encontraban? ?Que sucederia con Marc? ?Que seria de ellos, de sus vidas? No queria ni imaginarselo. Pensarlo le colapsaba los sentidos, abotargaba sus sentimientos, provocandole un terror desconocido y feroz que le destrozaba por dentro. Nunca habia experimentado un miedo tan atroz, tan salvaje, tan violento, un miedo que te anulaba, que te impedia pensar, actuar, que te inhabilitaba como persona. !Tenia seis anos recien cumplidos, por el amor de Dios! ?Como habia sido capaz de perderlo?, se volvio a preguntar, flagelandose, asumiendo toda la culpa de su desdicha. ?Como no habia reaccionado a tiempo y le habia dejado marchar sin comprobar que acabara en manos de su madre? Ella tenia razon, se merecia cuanto le sucediera, pues el era el responsable de que la sangre de su sangre se hubiera desvanecido ante sus ojos. Estaba helado y no era precisamente por el frio. La sensacion de perdida, de impotencia y vacio era una astilla gelida recorriendo el interior de sus arterias y venas, desgarradora y cruel. Podia comprenderla. ?Como no iba a hacerlo? Pero ella debia de darse cuenta de un detalle que parecia habersele olvidado, que parecia haber pasado por alto. El era su padre y amaba a Marc como a nadie en el mundo. Su llegada le habia devuelto las ganas de vivir, le habia convertido en el hombre que era. Y... y... y, despues de todo, tambien le habria podido suceder a ella, ?verdad? ?O no? Sabia la respuesta. Y eso le resulto aun mas doloroso. Incapaz de contenerse, empezo a temblar, y las lagrimas, que durante los ultimos minutos habian enturbiado su vision, quemandole como acido, comenzaron a derramarse por sus mejillas, calcinando sus ultimas esperanzas. Marc, hijo, ?donde estas? PROLOGO Marc sintio que tiraban de el. Supuso que era su madre, que queria ensenarle uno de los juguetes que habia pedido para Navidad, uno de tantos que se exponian en aquellas enormes tiendas repletas de colores y luces que llenaban la calle en la que se encontraban. Por eso se dejo separar de su padre, por eso dejo de sentir el contacto de sus dedos con los de el y por eso se habia dejado llevar. Mas, tras aquel suave tiron de su bracito, no estaba su madre, sino una senora a la que no conocia. Entrecerro los ojos y penso en llamar a su mama, pero dudo unos instantes y la senora aprovecho para apartarle a un lado, haciendose paso entre la gente, agachandose y poniendose a su altura. Busco a su alrededor. No vio a sus padres cerca. ?Donde se habian metido? Mama siempre le decia que no debia perderlos de vista, para evitar extraviarse. Pero en realidad no lo habia hecho, estaba alli con aquella senora que, por otro lado, a primera vista, le resulto bastante agradable. --Hola, pequeno, ?te gustan los perritos? ?Te gustaria ver uno? ?Ver un perrito? !Eso era mejor que los juguetes de las tiendas! Le encantaban los perros, sobre todo si se dejaban acariciar. Era muy gracioso cuando movian la colita y empezaban a saltar a tu alrededor, ladrando contentos, su lengua rebotando descolocada. Si, claro que le gustaria verlo. Por supuesto. Pero sus padres le habian advertido que no debia irse con desconocidos. Que habia gente mala. Claro que… ver un perro no podia considerarse nada muy terrible. Aun asi, no estaba muy convencido de querer aceptar la proposicion de aquella senora a la que le brillaban intensamente los ojos. --Mis papas dicen que no debo hablar con desconocidos --dijo el, con firmeza y rotundidad. --Tus papas tienen toda la razon del mundo. Me llamo Carla, ?y tu? --Yo me llamo Marc Isern Garcia. --Ahora ya nos conocemos, Marc. --Sonrio--. Te he visto hace un rato. Eres muy guapo. Y... he pensado que quizas te apeteciera ir a ver a mi cachorrito. ?Que te parece? Marc inclino la cabeza hacia un lado, pensativo. Aquella mujer se llamaba Carla y tenia un cachorro que le queria ensenar. Nunca la habia visto, pero le habia dicho su nombre. Ademas, no pensaba tardar. Le diria a aquella senora que le trajera al mismo sitio y asi sus padres no se preocuparian. Si, podia ir a ver al perrito, decidio. ?Por que no? Ademas, le hacia una ilusion barbara. Y, si le gustaba mucho, aun tenia tiempo de escribir a Santa Claus y pedirle que le trajera uno por Navidad.

  • La batalla de Teruel de David Alegre Lorenz

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    La batalla de Teruel, por su magnitud y virulencia, constituyo un punto de inflexion en la Guerra Civil espanola. Esta obra ofrece, a traves de la experiencia de civiles y combatientes, testimonios orales y documentacion de archivo, una vision inedita y novedosa sobre uno de los acontecimientos belicos clave de la guerra en Espana.

  • Aromas de otro mundo de Stephanie Doyle

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    Claudia Bertucci era una artista de la manicura, nacida en Brooklyn y que jamas habia puesto un pie fuera de Nueva York. Pero de repente se vio obligada a esconderse de la mafia, y que mejor sitio que una tranquila granja en el lejano Wisconsin, que ademas era propiedad de Ross Evans, un agente del FBI. Podia soportar el olor de las vacas, levantarse antes del amanecer, incluso prescindir de los cafes capuchinos… Pero resistirse al deseo que despertaba en ella su atractivo anfitrion, quizas acabara por obligarla a volver a Nueva York…

  • La ultima linea del espejo de Gema Samaro

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    La manana era tan perfecta que ni nos inmutamos cuando un tipo con una bolsa de papel de una hamburgueseria en la cabeza salio a nuestro paso: --Fjewisfgielikie --dijo el tio de la bolsa. Eva y yo nos miramos y soltamos una carcajada. El senor se habia hecho dos agujeros para los ojos y habia abierto una ranura para la boca, pero la bolsa se habia ladeado de tal forma que no se le entendia nada. --?Podemos ayudarle en algo? --pregunto Eva, sin poder contener la risa. --Kefjeiwsfejiowe. --Disculpe, ?se podria quitar la bolsa? Es que no le oimos --propuse llevandome el dedo indice a la oreja. El hombre se ajusto la bolsa para que coincidiera la abertura con la boca y, de nuevo, se dirigio a nosotras: --Buenos dias, senoras --solto con una inclinacion de cabeza que por poco hizo que la bolsa saliera disparada. Nosotras rompimos a reir, mientras el tipo volvia a ajustar la bolsa a la cabeza. --Buenos dias. --Logramos decir al fin. --No quiero asustarlas... --No, tranquilo. No nos asusta --replique sin poder reprimir la carcajada. Era un tipo alto, atletico, joven a tenor de su voz, de sus manos y de su vestimenta, una camiseta de rayas y unos pantalones vaqueros desgastados. --Siento abordarlas de esta forma, pero no me queda mas remedio que hacerlo asi. --No se preocupe. ?Que vende? ?Ofertas de dos por una? --pregunto Eva, con los ojos achinados por la curiosidad y la risa. --No, no vendo nada --respondio encogiendose de hombros--. Estoy aqui por otra razon. Era primavera, la vida estallaba por todas partes, incluidas nosotras que estabamos exultantes, eramos primavera, dos flores que no podiamos mas que imaginar razones de lo mas creativas para explicar lo que estabamos viviendo: --Teatro de calle, es usted actor. Esto es una performance comercial financiada por la marca de las hamburguesas --deduje mirando a mi alrededor, convencida de que publico y actores en breve nos rodearian para disfrutar del espectaculo. --Esto es la vida --repuso muy serio y ofendido, dando un paso atras dramatico, como un actor de cine mudo. Era una pena que el pobre hombre estuviera tan perjudicado como para plantarse en la calle con una bolsa de Burger King en la cabeza a las ocho de la manana. No parecia borracho, mantenia bien la verticalidad y hablaba estupendamente. Posiblemente seria un trastornado: --?Donde vive? --Quise saber para devolverle a su casa. --!A usted que le importa! --?Tiene familia? --!Oiga, dejeme en paz! --protesto dando un manotazo al aire--. No soy un perturbado. --Entonces, ?quien es? --inquiri mordiendome los labios. --Alguien que necesita saber muchas cosas... --?Y por que lleva el rostro tapado con esa bolsa ridicula? --pregunto Eva retirandose un mechon de pelo detras de la oreja. --Me compre un pasamontanas en un chino y lo he perdido. Soy un desastre. No tenia nada mas a mano para cubrirme y me he colocado esta bolsa. --?Por que se cubre? ?Le conocemos? --dije intentando reconocer su mirada, unos ojos verdes, que brillaban de un modo especial. --Dejense de preguntitas y vayamos al grano. --El tipo se echo la mano a la espalda y saco una especie de punal. Cuando la primavera arranca con toda su fuerza, cuando la vida despierta, cuando el sol reina en lo alto de un cielo perfecto, lo que menos esperas es que esa maravilla se malogre por culpa de un atracador con una bolsa de papel en la cabeza. Respire hondo y tome a Eva por el brazo. Estaba embarazada de cinco meses y esos sustos podian resultar mas que peligrosos. Sin embargo, mi amiga estaba encantada. --!Que maravilla! --exclamo Eva, contemplando extasiada el arma--. !Es una daga de vela, de acero, hierro y madera, espectacular! !Del XVII! ?Me equivoco? --Se equivoca. Es del XVI. --Vi hace poco una asi en el Museo Lazaro Galdiano. --Esta es mia --informo el hombre agitando la daga al aire--. Lleva toda la vida conmigo, es una preciosidad --susurro mirandola fascinado. --!Es una joya! --grito Eva. --Cuidela mucho. Nosotras tenemos prisa. !Buenos dias! --me despedi tirando de Eva para salir pitando de alli. --!No tan deprisa! --El tipo nos corto el paso empunando la daga. Mire a derecha y a izquierda y por alli, a escasos veinte metros de la farmacia, no habia mas que un gato parduzco indolente cruzando la calle. Lo mejor era terminar aquello cuanto antes: abri mi bolso, cogi mi cartera, saque el DNI que luego renovarlo era un fastidio, y se lo tendi al atracador. --Tenga. Y dejenos marchar. --?Para que quiero yo esa cartera tan horrible? --replico mirando con desden mi cartera maravillosa roja, de hace mil anos, y a la que tengo tantisimo carino. --!Quien va a hablar! !El encapuchado de la bolsa de papel! !Tiene usted tanto estilo atracando! --A mi, la verdad, que tu cartera tambien me parece un pelin de abuela --comento Eva llevandose la mano al pecho. --No tienes ni idea, Eva. Y usted... Si no quiere dinero, ?que quiere? --dije molesta por lo que habia dicho de mi cartera y guardandola con mimo en el bolso. Eva metio la mano en su bolso, extrajo un bote de repelente de insectos y, apuntando a la cara del hombre, hablo con la serenidad propia de la mala de la pelicula: --Si lo que busca es sexo, preparese porque con esto... --Senora, no me ofenda, se lo ruego. Ni soy un agresor sexual ni un mosquito tigre. !Ande, guarde eso! --Como que, si lo fuera, me lo iba a decir... --Soy un hombre de palabra. Puede confiar en mi --confeso solemne, con una leve inclinacion de cabeza. --Dejese de pamplinas y no nos haga perder mas tiempo. ?Que quiere? ?Pasarse la manana vacilandonos? --El tio me estaba sacando de mis casillas. --Me cuesta muchisimo hacer esto --explico el tipo, moviendo la daga a un lado y a otro, con un movimiento zigzagueante de la muneca--. Pero la vida nos obliga a veces a hacer cosas que atentan contra nuestros principios y kdfeiofaejfeifeofejek. --No se esfuerce, que no se le entiende nada --le corte muy borde. El hombre se coloco la bolsa de nuevo para que pudieramos escucharlo y siguio: --Decia que lamento mucho lo que voy a hacer, pero no me queda otra para recuperar lo que es mio. --?De que habla? !Nosotras no tenemos nada suyo! --espete con un gesto de desprecio. --No estoy tan seguro, por eso es mejor hacer cierta comprobacion --informo el embozado trazando con la daga circulos en el aire. No tenia miedo. Y no porque fuera inmortal y supiera que no podia pasarme nada, es que la situacion era tan absurda que cualquier mortal no habria sentido mas que bochorno ante semejante espectaculo. --Deje de hacer el idiota y guarde esa daga --le ordene sin pestanear, como la mama le exige al nino que deje de jugar con las cerillas. --Solo sera un momento, senora. --!No hay momentos que valgan! Tome a Eva nuevamente del brazo y cuando apenas habiamos dado un paso, el hombre se dirigio a mi amiga diciendo: --Senora, ?ve aquello de alli? --Y senalo con el dedo indice a algo que estaba detras de nosotras. --?El que? --pregunto mi amiga. --Eso de ahi, grande, de lunares, con ojos grandes, dientes afilados, cola, cuernos... --!Que bobadas dice! --solte indignada. --Eso solo puede ser una jirafa --dedujo Eva entre risas. Las dos nos dimos la vuelta y al hacerlo el tiparraco aprovecho para gritar: <> y largarle una cuchillada a mi amiga en el culo, rauda y traicionera, que la hizo caer de rodillas al suelo. --!Rata inmunda! --le chille a la cara--. ?Que ha hecho? --Lo... lo... puedo explicar... Veran... yo... yo... tengo la profunda conviccion... --Antes de que el vil y rastrero energumeno terminara la frase, le arrebate la daga y se la puse en el cuello. --!Como le suceda algo al bebe que espera mi amiga, voy a convertir su vida en una perpetua agonia! --le amenace rabiosa, yo creo que hasta me salio espuma por la boca. Mis amenazas le resbalaron. Insensible, cruel y frio, el siguio a lo suyo: --?Por que solo le preocupa el bebe y no su amiga si le he propinado una punalada de picaro en el trasero? Mire a Eva, tenia la tela de su vestido blanco y las piernas banadas en sangre. Sin embargo, su rostro no mostraba ni el mas leve indicio de dolor, solo incredulidad y asombro. Las dos sabiamos que faltaban apenas unos segundos para que su herida cicatrizara y empezaramos a tener serios problemas ante un tipo demasiado curioso. --!Marchese de aqui! --le exigi a voz en grito. --Senora, lamento profundamente haberle dado este susto en su estado, pero no tengo otra forma de saber si usted es una de los nuestros. --!Majadero! --grite empunando la daga a un centimetro de su nariz--. Larguese si no quiere que le deje el cuerpo como un colador. --Haga lo que quiera, no pienso irme. Necesito comprobar como evoluciona esa herida -- replico el tipo, flematico, senalando con el dedo indice a mi amiga.

  • Dos tumbas (Inspector Pendergast 12) de Douglas Preston , Lincoln Child

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    El agente especial Pendergast se enfrenta al desafio de un asesino en serie…

  • Un te quiero por Navidad de Christian Martins

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    Los dias pasaban con demasiada rapidez y a Gabrielle Reuben se le acababa el tiempo en el preciso instante en el que el calendario le daba la bienvenida al festivo y alegre mes de diciembre. Treinta y un dias de plazo para presentar la nueva novela, ni uno mas, ni uno menos. Despues todo habria terminado para Gabrielle. Aquella noche, la muchacha se desperto con las sabanas empapadas en sudor y una extrana sensacion de fracaso en el vientre. Se levanto de la cama a reganadientes, tan solo por el mero hecho de sentirse util. Se sirvio una taza de cafe y se dirigio hacia el umbral de su despacho; ese rincon de la casa que en los ultimos meses habia logrado causarle verdadero pudor. La mesa del escritorio estaba despejada, limpia, ordenada. El portatil pulcramente colocado en el centro, junto al raton. Tiempo atras aquello habia sido un verdadero desastre, con papeles por todas partes y cuadernillos con anotaciones por cada esquina. Pero esos dias, los dias en los que Gabrielle habia tenido inspiracion, se habian esfumado. -- Necesito una musa... -- murmuro, repasando mentalmente todos aquellos consejos que le habian dado y que, por experiencia, podia afirmar que no servian para nada. Aun era temprano y la luz se colaba levemente a traves de las cortinas. Pulso el interruptor y paso a la habitacion, sin soltar su taza de cafe. Se sento frente a la mesa, recordando aquellos anos en los que nada mas levantarse de la cama se habia dirigido a ese rincon, ansiosa por continuar con aquellos personajes, aquellas historias, aquella sucesion de palabras que lograba darle vida a todo lo que rondaba en su cabeza. El cafe siempre habia tenido que esperar, y aun asi, se lo habia tomado a pequenos sorbitos, entre tecla y tecla, sin desperdiciar un solo segundo. "Uno tiene que estar siempre en el mismo lugar, a la misma hora, para que la inspiracion pueda encontrarle". "El mejor truco para escribir con fluidez es leer; leer mucho, leer todo". En aquel mundillo literario, todo el mundo tenia algo que decir. El peor de los errores de Gabrielle habia sido confesar abiertamente su bloqueo literario. Hasta entonces, a pesar de su frustracion, habia logrado "sacar algo" de su cabecita. Desde que dijo en voz alta que se encontraba sin inspiracion, bloqueada, no habia logrado sacar nada con sentido. Uno de diciembre. Se acababa el ano. Escucho el telefono fijo resonar en el salon y se pregunto a si misma si debia responder la llamada o no. Al final, suspirando hondo, decidio acercarse; estaba convencida de que era Ruth. Ruth era su agente literario y, a su vez, su mejor amiga. Era una suerte, porque cualquier autor en su situacion no habria sabido que decirle a su "pesado" agente para salir del paso y quitarselo de encima, pero ella no tenia ese problema. -- ?Hola? -- !Buenos dias, escritorzuela! -- exclamo Ruth, con un buen humor poco habitual en ella. Aunque no era, en absoluto, una amargada, Ruth solia encontrarse demasiado estresada en cada pequeno instante de la vida, cosa que menguaba su humor. -- Ahora mismo me iba a poner a escribir... -- bromeo, mientras sorbia los ultimos posos de cafe del fondo de la taza -- . ?Me llamas para escuchar mi dulce voz? -- En realidad, no. No te vas a creer lo que he conseguido... -- canturreo con felicidad. Esa frase habria sido magica para los oidos de Gabrielle en otra epoca, pero dadas las circunstancias, lo unico que le provocaba era pavor. Gabrielle tenia veintiseis anos, con diecisiete habia escrito su primer best seller y con veinticuatro el ultimo de todos. Los contratos editoriales le habian llovido desde entonces, y Ruth siempre se habia encargado de rastrear las mejores ofertas entre las propuestas que tenian sobre la mesa. De la ultima, Gabrielle habia cobrado un cuantioso anticipo que poco a poco se habia esfumado de su cuenta. Se suponia que el primer borrador del manuscrito tendria que haberlo tenido disponible para el caluroso mes de junio, pero la cosa no habia salido exactamente segun lo planeado. Uno de diciembre. La ampliacion del plazo llegaba a su final. -- ?Gabi? -- pregunto Ruth a traves del auricular -- , ?puedes prestarme un poco de atencion y bajar de las nubes? Una gran parte de ser escritora se debia a su incesante imaginacion. Gabrielle no solo tenia la capacidad de inventarse lugares, personas, escenarios, tramas... Si no que sonaba despierta. Era algo extrano. En ocasiones, se imaginaba la proxima conversacion telefonica que tendria con su madre y la recreaba en voz alta, riendose con las ocurrencias que su padre gritaria de fondo. -- Te estoy escuchando, te estoy escuchando... -- canturreo . -- Pues entonces, !atenta! -- exclamo, recuperando el buen humor de su tono de voz -- . Creo que ya he encontrado la solucion a todos tus problemas. -- ?La solu...? -- Fantasy Book necesita doce historias para una antologia y esta buscando autores nuevos para su plantilla -- continuo explicando con rapidez, sin permitirle a Gabi interrumpir -- , como solo sera una antologia y los relatos tendran la tematica asignada, no incumpliremos el contrato que ya tenemos firmado para la novela. "La novela". Esa que no existia. Esa que dudaba que fuera a existir en algun momento del futuro. -- Estoy bloqueada, Ruth... -- musito con voz de melancolica, recordandole a su agente aquello que ya sabia -- , no creo que pue... -- Seran solo cuatro mil palabras -- continuo con entusiasmo -- , ni una mas, ni una menos. !Y eso no es nada para ti, Gabi! !Te he visto escribirlas en una sola tarde! Ella suspiro desde el otro lado de la linea. Era cierto, cuatro mil palabras no eran demasiado pero... ?Pero como iba a escribirlas si no podia siquiera sacar doscientas? -- Veras, no creo... -- Sabia que te negarias, asi que me he tomado la libertad de poner al dia tu cartilla bancaria. ?Sabes cuanto dinero te queda en el banco? Gabrielle dudo. No tenia ni la menor idea, asi que guardo silencio. -- Me lo imaginada -- continuo Ruth -- , cero. No te queda dinero en el banco. -- !Mierda! Aquellos ultimos meses se habia alimentado de sobras, cereales y cafes, asi que no le habia prestado demasiada atencion a su cuenta bancaria. En realidad, ?para que necesitaba mas? No salia de casa, y se pasaba el dia por completo sentada en una silla donde ni siquiera movia los dedos de las manos. ?Para que necesitar, entonces, la energia que le proporcionaban los alimentos? -- Cuatro mil palabras y, por arte de magia, recibiras doscientos dolares. Gabrielle guardo silencio. ?Y que demonios iba a hacer con doscientos dolares? Con eso no le llegaba ni para pagar el alquiler. -- Mira, Gabi... -- continuo Ruth, adivinando sus pensamientos -- , creo que ha llegado la hora de poner las cartas sobre la mesa, ?vale? Tienes que bajarte de esa nubecita en la que estas subida. -- Lo se... -- murmuro, procurando cortar cuanto antes con aquella desagradable conversacion. -- Vas a tener que cambiar de habitos y empezar a pensar seriamente sobre tu futuro. "!Oh, oh!", penso, "!peligro!" Odiaba cuando Ruth se ponia en plan madre preocupada por su futuro literario a echarle la bronca. Ademas, si se metia en ese papel, no habia nadie que lograse sacarla. -- No te preocupes tanto... -- Gabi, por favor -- gruno -- , abreme la puerta de casa. -- ?Que te abra que...? -- pregunto, justo en el instante en el que el timbre resonaba todo su apartamento. Colgo el auricular del telefono y se dirigio a la puerta arrastrando un pie delante del otro. No tenia demasiadas ganas de hablar con ella, menos aun de recibir una visita, pero, ?que iba a hacer? ?Echarla? Abrio la puerta y alli estaba Ruth, tan perfecta como siempre y radiante a pesar de las tempranas horas. Vestia un pantalon de pata de gallo y una americana negra que le iba perfecta. -- !Oh, Dios, Gabrielle! -- exclamo, repasandola de hito a hito -- . !Pero si estas en los huesos! Ella, con los ojos en blanco, se separo de la puerta para dejar paso a su amiga. -- ?Cafe? -- pregunto, mientras se dirigia sin esperar respuesta hacia la encimera.

  • El valle de los lobos de Laura Gallego

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    Dana crecio junto a sus hermanos llevando una vida normal. El dia que el Maestro la llevo con el a la Torre, en el Valle de los Lobos, no se imaginaba que su vida cambiaria para siempre y que se convertiria en la depositaria de secretos tan magicos como antiguos. ?Que aventuras le depara el destino a nuestra joven heroina? Fantastico libro donde nos acercamos a un mundo poblado de seres magicos y criaturas sobrenaturales.

  • Matar cabrones de Fernando Mansilla

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    Matar cabrones es la novela postuma de Fernando Mansilla, artista por excelencia de la escena independiente sevillana. A su legado en musica, teatro y literatura, anade esta brutal novela en la que estaba trabajando en el momento de su fallecimiento.

  • La tierra del viento de Javier Arias Artacho

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    A finales del siglo XIX, durante los ultimos anos de la Inglaterra victoriana, una joven muchacha se ve abocada a viajar hacia los confines del mundo despues de quedar huerfana. Se trata del sur de Argentina, casi el ultimo puerto habitado antes de alcanzar la Antartida. De Ushuaia, aquel pequeno y lejano enclave fundado por los misioneros anglicanos, solo sabe de asesinatos de colonizadores a manos de sus indigenas, pero tambien de la construccion de un poblado rodeado de una belleza tan inesperada como desconocida.

  • A contraluz (Baltimore 2) de Claudia Cardozo

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    Logan llego al edificio principal de la Escuela de Arte de Maryland quince minutos antes de que iniciara la clase de Retrato y figura humana a la que llevaba asistiendo cada sabado desde los ultimos tres meses. Su premura no estaba relacionada con el hecho de que era escrupulosamente puntual, que tambien. En realidad, y le habia costado reconocerlo en tanto hacia el camino de ida, se sentia un poco nervioso. Hasta entonces, la clase habia sido netamente teorica; incluso, habian llevado un interesante seminario de Anatomia Artistica en que aprendio todo lo relacionado con el estudio de las articulaciones, las proporciones humanas y las perspectivas de movimiento. Ahora, sin embargo, tocaba llevar todo ese conocimiento a la practica. Como un artista aficionado que llevaba dibujando desde que tenia uso de razon, a Logan le gustaba pensar que tenia ya una base solida sobre la cual trabajar y no era tan modesto como para no reconocer que era bastante bueno. Pero nunca habia trabajado con modelos vivos y la idea no dejaba de ser un poco extrana. Dibujar algo que se le ocurria de la nada o recordar a algo o a alguien que deseara perpetuar en el papel no era en absoluto lo mismo que contemplar a un ser humano cuyo unico fin era posar durante horas ante un auditorio que podia analizar cada detalle de su cuerpo para plasmarlo en un block de dibujo. Tal vez se inquietara por nada de cualquier forma, se dijo segun ascendia las escalinatas de marmol que conducian al salon principal. Quiza el fuera un principiante en todo aquello, pero sin duda los modelos no lo eran, y tampoco la extraordinaria maestra que impartia el curso. Casi como si la hubiera conjurado, oyo una voz pronunciando su nombre y giro a su izquierda para encontrarse con la avida mirada de Lisa Vossler. La claraboya en lo alto del vestibulo arranco destellos de su cabello de un rubio dorado que caia en lisas cascadas hasta los hombros y que ella despejo con un movimiento elegante. Iba de negro, como acostumbraba, con un vestido cenido hasta debajo de la rodilla; Logan suponia que era muy consciente de lo bien que le quedaba el color y de la forma en que resaltaba sus curvas, y procuraba sacar al mejor partido a aquello. Cuando un conocido le hablo de ese taller no dudo dos veces en inscribirse. Seguia la obra de Lisa desde que descubrio su trabajo en una galeria de Baltimore y creyo que seria fascinante conocerla y aprender de ella. Y asi habia sido, reconocio componiendo una sonrisa al verla llegar a su lado y ponerse de puntillas para depositar un par de besos sobre sus mejillas, una costumbre a la que no creia que fuera a acostumbrarse. Apoyo las manos sobre sus codos para apartarla con delicadeza y dio un paso hacia atras de forma casi inconsciente. Habia algo en ella, en la forma en que lo veia y la postura que asumia cada vez que se encontraban, que no dejaba de hacerlo sentir incomodo. Se trataba de una mujer muy atractiva, sin duda; voluptuosa y con una sensualidad casi palpable; era, en suma, totalmente su tipo. Y era evidente, ademas, que ella lo encontraba tambien muy atractivo. Sin embargo, Logan no podia evitar el mantener la guardia en alto cuando se encontraba cerca. Deformacion profesional, lo habria llamado su madre. --Has llegado justo a tiempo para acompanarme al salon --Lisa le sonrio y se hizo a un lado la melena con un movimiento delicado; tenia una voz aspera y extranamente musical--. Nos espera una buena clase. --Precisamente pensaba en eso al llegar. Logan la siguio por las escalinatas camino al segundo nivel y, en tanto, desvio la mirada de su rostro para admirar el vestibulo desde lo alto antes de girar en un recodo en direccion al ala destinada a las clases de arte y diseno. Nunca dejaria de estremecerse al contemplar la belleza del edificio; era, de lejos, su favorito en la ciudad. --?Nervioso? Logan parpadeo y llevo su atencion a Lisa, que lo observaba a su vez con una pequena sonrisa sardonica. --Algo, supongo --reconocio el con sencillez encogiendose de hombros--. Nunca he trabajado con modelos vivos; sera un reto. --Lo haras bien. Eres bueno, Logan; mejor de lo que piensas --ella lo sondeo con la mirada y sus tacones resonaron sobre el marmol del corredor--. No entiendo como no te dedicas al arte en exclusiva. --Bueno, eso se debe a que no soy tan bueno como crees; estas siendo demasiado generosa. No soy un artista de verdad, no como tu. Lisa entorno los parpados y lo observo con interes. --Nunca he creido que la modestia sea una virtud tan atractiva como algunos piensan --senalo ella--. Aunque debo reconocer que en ti resulta encantadora. Logan sonrio, sin responder, y dio una mirada hacia adelante, agradecido al reconocer la puerta que conducia al auditorio destinado a la clase, y donde un pequeno grupo aguardaba la llegada de la maestra. Esta, al notar su mirada, hizo un pequeno mohin y simulo una expresion animada de bienvenida que engano a todos, excepto a el. ?Por que no?, se pregunto Logan tras ingresar al salon en tanto ella se ocupaba de saludar a los otros estudiantes. Estaba claro que cualquier avance suyo seria bien recibido y, considerando que aquel era un curso libre, no tenia que enfrentarse a ningun problema de etica por involucrarse con la maestra que lo impartia. Lisa era preciosa, inteligente, y una artista renombrada; la consumacion de sus suenos humedos. Estaba claro, ademas, que lo mismo que el, no estaba interesada en una relacion seria, lo que la hacia practicamente perfecta. Podria invitarla al final de esa clase, llevarla a cenar y algo le dijo que no encontraria muchos obstaculos para pasar una noche estupenda a su lado. ?Por que no, ciertamente?, se repitio al dar un rodeo a las sillas dispuestas alrededor de la plataforma en que se ubicaria el modelo. Eligio el lugar mas apartado a la izquierda en primera fila y rebusco en su mochila para sacar el block de dibujo y los utiles que tendria que utilizar durante la clase para disponerlos en el caballete situado a su derecha. Los otros estudiantes empezaron a entrar tambien y a ocupar sus lugares y dio una nueva mirada a la mujer que se ubico en el centro de la clase. Su mirada se detuvo un segundo en su rostro afilado y ella, al notarlo, le dirigio una pequena sonrisa que termino por convencerlo de que se estaba portando como un idiota. Tan pronto como terminara esa clase le propondria una salida, se prometio, aliviado en parte de haber tomado una decision. Lisa cerro la puerta a la hora exacta en que iniciaba la clase y atenuo las luces del salon hasta que quedaron sumidos en una semi penumbra; pero mantuvo una potente lampara encendida sobre la plataforma. Logan dio una mirada alrededor y comprobo que los otros estudiantes parecian encontrarse en su misma posicion: expectantes y un poco nerviosos. Supuso que todos esperaban que en cualquier momento se abrieran las puertas tras la plataforma y un hombre con el tipo de Apolo reencarnado apareciera para empezar la clase. El auditorio estaba compuesto por hombres y mujeres en similar proporcion: todos artistas aficionados, como el, aunque Logan pudo reconocer a un par de expositores que conocia de sus recorridos por las galerias de la ciudad. Ellos captaron su mirada y le sonrieron alzando las manos; Logan hizo un gesto discreto de saludo y volvio su atencion a la plataforma precisamente en el momento en que las puertas batientes tras ella se abrieron y una figura alta y espigada se abrio paso. Lo primero que Logan penso al mirarla con atencion fue que se habia equivocado de plano con la idea de Apolo reencarnado. Era Artemisa. Sus dedos sujetaron el lapiz que acababa de afilar y lo sostuvo de forma casi inconsciente ante su rostro en tanto analizaba los rasgos de la modelo. Ella vestia una bata blanca que la cubria del cuello a los tobillos y por un momento se permitio admirar su rostro. Tenia una fisonomia realmente extrana, se dijo el; pero en el buen sentido. Unas cejas bien perfiladas enmarcaban unos ojos grandes y de un tono cafe con matices de verde que destellaban bajo la luz; sus pomulos pronunciados y una nariz aquilina remataban en una barbilla puntiaguda que lo llevo a pensar irremisiblemente en un ser sobrenatural. Un duende, tal vez. Y su boca... labios de proporcion perfecta que mantenia entreabiertos en tanto veia a la nada. La vio intercambiar un rapido gesto con Lisa, que se habia puesto un metro a su lado, y una marana espesa de cabello castano corto hasta la barbilla refulgio en el momento en que se puso de espaldas y dejo caer la bata a sus pies. Logan estaba seguro de que no imagino el suspiro colectivo que emitio la clase por el asombro al observar la piel expuesta bajo la luz de la lampara. Hasta entonces habia creido que se sentiria incomodo al encontrarse ante una persona que se desnudaba con el fin de que un grupo de gente estudiara sus formas y la plasmara en el papel; pero en ese momento comprendio que se sentia demasiado fascinado como para hacer nada que no fuera admirarla. Habia visto mujeres desnudas antes. Varias y en distintas circunstancias, y definitivamente estaba lejos de ser un mojigato. Asi que no vio nada que no hubiera contemplado antes; sin embargo, recorrer el cuerpo de la mujer en la plataforma le hizo pensar que nunca se habia detenido a apreciar los muchos matices de la naturaleza humana. Tal vez las ultimas clases tuvieran algo que ver con eso, supuso al tomar el lapiz con mayor fuerza y asentarlo sobre el papel sin ser muy consciente de lo que hacia. Las lineas del cuerpo de la mujer le parecieron perfectas bajo la luz; tenia una figura delgada pero atletica; los musculos de los hombros y los brazos estaban bien definidos y hacian un conjunto armonioso con la linea de los omoplatos y su estrecha cintura. Sus caderas delgadas se unian a unas piernas que le parecieron interminables. --El modelo es una de las armas primordiales del arte. La voz de Lisa lo volvio a la realidad y aparto la mirada de la joven para fijarla en ella, que alternaba sus ojos azulados alrededor de la clase con una expresion levemente sardonica. --Es importante no olvidar esa frase; me la dijo mi maestro de anatomia durante mi primera clase de dibujo humano y la repito ahora --continuo ella iniciando un lento paseo alrededor de la modelo--. Admiren la perfeccion humana e intenten replicarla lo mejor que puedan. Ya hemos estudiado la teoria y ahora es momento de llevarla a la practica; hoy nos centraremos en el contorno. Recuerden la importancia del analisis, la atencion al detalle y dejen que su imaginacion fluya. No se preocupen si tienen problemas esta primera vez y no se encuentran satisfechos con su trabajo al final de la clase; lo intentaremos de nuevo en la siguiente. Lisa apenas habia terminado de decir la ultima frase cuando el sonido de los blocks de dibujo y los lapices siendo afilados reemplazaron a su voz. Logan, que tenia todo ya listo y en las manos, le presto atencion a medias; todos sus sentidos estaban puestos en la modelo y en la forma en que permanecia de pie sobre la plataforma sin mover un solo musculo y sin que pareciera como si le afectara que la maestra se refiriera a ella como un cuerpo sin emociones. Claro que no podia verle el rostro, concluyo Logan; tal vez estuviera lejos de sentirse tan serena como aparentaba. Trazo unas lineas sobre el papel con los ojos entrecerrados; alternaba la mirada de la modelo a sus manos e iba bosquejando el contorno con expresion concentrada. Fue mas sencillo de lo que habia pensado que seria y al mismo tiempo lo mas complejo a lo que se habia enfrentado en su vida; al menos en lo que a su inclinacion artistica se referia. El tiempo paso de una forma extrana, lo que le ocurria siempre que se hallaba embebido en su trabajo. Dibujo sin pausa excepto para beber un trago de agua de la botella que llevara consigo y para tender un borrador al hombre ubicado a su derecha y que por algun motivo parecia haber olvidado algo tan importante. Cuando su mirada se encontro con la suya luego de que le diera las gracias en un murmullo, lo reconocio como uno de sus conocidos de las galerias. Este le sonrio y senalo a la modelo con una cabezada y un guino lascivo que, por algun motivo que no se vio capaz de analizar en ese momento, le provoco estampar su rostro contra el caballete. Tal vez se debiera a que no soportaba a la gente que no podia controlar sus instintos, se dijo luego desviando la mirada con una mueca de desagrado y retomando su trabajo. Se perdio de nuevo en lo suyo y no se detuvo hasta que una campanilla marco el final de la clase. El sonido de los lapices rasgunando el papel se detuvieron de golpe y el dejo caer el suyo con un suspiro y un molesto adormecimiento en la muneca. Al mirar en direccion a la modelo, advirtio que ella se inclinaba para tomar su bata y se vestia con ella con movimientos calmados; luego, se perdio por las puertas por la que habia llegado en un parpadeo. Por un momento, Logan se pregunto si no la habria imaginado, pero al mirar a su caballete y encontrarse con el contorno de su figura y la linea de su espalda que habia dibujado y vuelto a dibujar una y otra vez, se dijo que no, que desde luego que habia sido muy real. Lisa dio otro breve discurso entonces antes de dar una mirada a los trabajos de la clase; senalo errores y alabo avances. Al detenerse ante el suyo, arqueo las cejas y le dirigio una mirada entendida, sin decir una palabra; tal vez quisiera implicar con eso que estaba impresionada, Logan no lo tenia muy seguro, pero no se quedo a averiguarlo. Sus companeros comenzaron a despedirse y el hizo otro tanto, pero cuando llego a la puerta del auditorio recordo que se habia prometido invitar a Lisa al salir. Sin embargo, cuando la vio en medio del salon, reuniendo sus cosas, y sus miradas se encontraron un segundo, la suya expectante, tan solo atino a elevar una mano en senal de despedida y se dirigio a la salida del edificio sin pensarlo dos veces. De alguna forma, la idea de pasar el tiempo con ella le parecio menos tentadora que antes. Estaba cansado, se dijo al encaminarse al estacionamiento en busca de su auto. Habia tenido una semana dificil y le esperaba una mas dura aun. Quiza el sabado siguiente, decidio al iniciar el regreso a casa. Entonces estaria bien. Tara olisqueo el aire y emitio un corto gemido de anhelo al tiempo que su estomago empezaba a rugir. Estaba mucho mas hambrienta de lo que habia pensado y el delicioso aroma proveniente de la cocina que le salio al paso tan pronto como puso un pie en casa solo incremento la sensacion. Pasta. En salsa bolonesa, si su olfato no la enganaba. --?Papa? --llamo en voz alta. --!Lavate las manos primero! Tara sonrio y se encogio de hombros, dirigiendose al bano bajo la escalera para hacer lo que su padre ordenara. No importaba la edad que tuviera, los habitos de higiene del senor Duncan permanecian inalterables. Cuando fue a la cocina, lo encontro afanandose ante la estufa; la pequena mesa bajo la ventana que acostumbraban compartir cuando coincidian a la hora de las comidas se encontraba puesta y Tara se acerco a darle un beso en la mejilla antes de llevar unos vasos y el agua que saco de la nevera. --?Que tal el trabajo? --Pregunto su padre. Tara se encogio de hombros y doblo unas servilletas con expresion concentrada antes de responder. --Aburrido. Como siempre --dijo ella al fin observandolo servir el contenido de la cacerola en una fuente--. Pero esta bien. --Bueno, es una suerte que lo tengas y que sea solo los sabados. No podrias hacerlo entre semana con la escuela y todo lo demas. --Me las arreglaria. Su padre arqueo una ceja rojiza y le tendio la fuente que ella se apresuro a sostener en tanto el cogia el baston que dejara apoyado contra la encimera de la cocina. --Si, claro --comento el-- ?Y cuando dormirias? --En clase, claro. ?Donde mas? El senor Duncan se dejo caer sobre la silla con un suspiro ahogado y sostuvo su plato para que Tara lo rellenara luego de ocupar el asiento frente a el. --Mas te vale estar bromeando --dijo el senalandola con el tenedor. Tara no respondio. No hacia falta; el sabia que bromeaba. Comieron en un silencio armonioso, roto apenas para que ella respondiera las preguntas acerca de como habia ido su dia y si la semana siguiente tendria que salir tambien tan temprano como lo hizo en esa ocasion. Tara respondio con monosilabos, y no solo porque se encontrara encantada con el almuerzo; nunca se sentia comoda respondiendo a las preguntas de su padre referidas a su empleo de fin de semana. --En serio. No es nada interesante; de no ser por lo bien que pagan ni siquiera me lo plantearia --comento ella ante su insistencia. El senor Duncan se limpio la comisura de los labios con una servilleta y la observo por encima de su vaso con el ceno fruncido. --No deberias de hablar asi --la reprendio el--. Y vaya que te pagan bien; en especial considerando que es solo por unas horas. ?Que clase de dibujos dijiste que hace esa gente? Tara bajo la mirada a su plato.

  • Infamia de Ledicia Costas

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    Emma Cruz es abogada y profesora de derecho penal. Se traslada al pequeno pueblo gallego de Merlo para impartir clases en la universidad, sin saber que ese lugar esta marcado por la desgracia.
    Su llegada coincide con el veinticinco aniversario de la desaparicion de las hermanas Giraud, a quien parece que se las haya tragado la tierra. Asi, Emma descubrira que los habitantes de Merlo guardan secretos inconfesables. ?Que fue de las hermanas Giraud? ?Estan muertas? Y si es asi, ?quien fue el responsable
    y por que nunca encontraron sus cuerpos?

  • Deuda de sangre de Conti Constanzo

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    Cuando Emily claxon recibio la mision mas importante en su carrera como agente jamas imagino que eso la llevaria por un oscuro camino, pero a la vez excitante. Infiltrada dentro de la mafia rusa en Moscu bajo una falsa identidad, descubrira que su primer objetivo de investigacion es solo un espejismo, pues existen cosas mucho mas profundas de las que no pueden observar a simple vista. Sin embargo, sera la mano derecha del vor quien la coloque en una verdadera encrucijada, pues el apuesto y enigmatico ruso no tardara en hacer tambalear sus valores.

  • Nueva historia de la Revolucion rusa de Sean Mcmeekin

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    La historia mas original, polemica y definitiva sobre la Revolucion Rusa en el ano de su centenario.

  • El ultimo minuto de nuestras vidas de Susanna Herrero

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    One, two, three --entona Dylan a traves del microfono. Despues, un par de acordes en el piano que percuten en todo el estadio. Dylan y los musicos van al encuentro del tono de la melodia. Improvisan. Calientan. Crean. Y lo hacen con soltura frente a noventa mil personas, entre grada y pie de pista, y frente a otros noventa millones mas desde sus casas, en uno de los conciertos beneficos mas multitudinarios de los ultimos anos, retransmitido en directo en mas de cincuenta paises. Sobre el escenario, artistas de la talla de Lady Gaga, Beyonce, Taylor Swift, Ed Sheeran, Harry Styles, Madonna... Y el amor de mi vida con sus vaqueros y su camiseta y las Adidas blancas que le regale por su ultimo cumpleanos. --Ta, ra, ra, ra. Lo tengo. One, two, three... Dylan se acerca al borde del escenario. Alla va. Con los anos, he memorizado los gestos de su rostro de tal manera que se en que momento exacto va a comenzar a cantar. I’ve paid my dues. Time after time. I’ve done my sentence. But committed no crime. And bad mistakes. I’ve made a few. I’ve had my share of sand. Kicked in my face. But I’ve come through. La musica, por encima de los cien decibelios, resuena en cada rincon de este recinto al aire libre en las afueras de Paris (el mayor estadio del pais) y tambien en mi pecho, al igual que aquella vez en el concierto en Madrid, cuando lo conoci. Y como si se hubieran colado en mi sistema, hoy tambien retumban en mi caja toracica y en el estomago las guitarras electricas, el bajo, el piano, la bateria y la voz de baritono tan inconfundible del vocalista. Pero nada es igual. El vocalista. Mi vocalista. Creo que jamas me acostumbrare a esto. A estar aqui arriba y no ahi abajo. A su voz, que vibra en cada molecula de nitrogeno y oxigeno del aire, interpretando uno de mis temas favoritos de Queen, We are the champions, con el recuerdo de su susurro en mi oido --<>-- hace menos de cuatro minutos. Al calor de los focos sobre mi cabeza y mi rostro. Al sudor de su cuello y de su frente en mi paladar a pesar de la distancia. A los miles de fans aclamandolo con los brazos en alto. A asumir que es un personaje publico, querido y admirado por millones de personas. Puede que Dylan Carbonell sea Dylan Carbonell. Pero para mi es mi marido. Me siento orgulloso de verlo sobre el escenario, con el microfono en la mano, moviendose arriba y abajo con esa naturalidad y esa confianza absoluta en lo que hace. Pero tambien me siento orgulloso cuando se levanta de la cama a las tantas de la madrugada y se va a su estudio a componer. O cuando agarra un microfono imaginario y se sube encima del sofa a hacer el idiota. Y me vuelven loco esos pantalones ajustados. Para mi, Dylan es como el verano. Siempre me apetece. Me apetece todo el. Tocarlo. Besarlo. Sentirlo. Amarlo. And we mean to go on and on and on and on. --Esa baba, veterinario, que nos inundas el backstage. Miro hacia abajo y aparto la mano de Cata de mi barbilla al tiempo que elevo los ojos al cielo. O al techo, que tiene forma eliptica. --No estoy babeando. --Claro, y yo no estoy embarazada de tu hermano mayor. Me lo he comido y por eso estoy asi de gorda, no porque este de treinta y seis semanas. Imagino a Cata abriendo la bocaza que tiene (en sentido figurado, porque no calla ni cuando duerme) y devorando a mi hermano. Rio de forma involuntaria. Eh, podria pasar. --?Te ries porque en tu imaginacion me estoy comiendo a River Maldito Cabana? --Absolutamente. --Rio mas todavia--. Y... ?River Maldito Cabana? --?No te lo habia dicho? Su hijo no nato me esta destrozando la espalda, el sueno y el buen humor, asi que he recuperado la buena costumbre de llamarlo asi. La observo con los parpados entrecerrados. Cata esta exultante de felicidad debido al embarazo, y hasta ahora no ha sido de las que se quejan, por muchas molestias que pudiera tener. --?Que te pasa? --Nada. No cuela. Lo dejo pasar porque no es el momento de entrar en conversaciones profundas. --Tu tambien babeas, por cierto. --Es que miralo, Hugo. Miralo --me dice con una sonrisa en todo su rostro--. Es nuestro chico, delante de millones de personas. Lo hago. Lo miro. Dios, cuanto lo quiero. Cada pedacito de el. Somos los primeros en abandonar el recinto una vez finalizado el concierto. Hay una celebracion en el backstage con la musica de Never ending story de fondo, pero Dylan ha insistido en salir a cenar los tres juntos por Paris, a nuestro aire. El protocolo se lo pasa por el forro. Cata se ha quejado un poco, o mas bien un mucho, por no poder permanecer mas tiempo entre Gaga y Styles, pero es lo que hay. Dylan lleva mas de diez dias aqui, preparandolo todo y ayudando a la organizacion del evento en lo que ha podido, y ahora solo desea pasar unas horas con su familia. Nos ha echado en falta. Y nosotros a el. Y tanto. Como que nos hemos venido a Paris un dia entre semana, dejando la clinica en manos de mi ayudante y a River con nuestros tres perros y su gato, muy cabreado porque el embarazo de Cata esta casi a termino. Yo no quiero ir de listo, pero aun le faltan cuatro semanas para salir de cuentas, y ademas tengo un palpito: se le va a retrasar. Y malo seria que se pusiera de parto justo los dos unicos dias en todo el embarazo en que ha salido del pueblo. Me rio solo de pensarlo. Es casi imposible. Y yo, de esto, controlo. Justo antes de marcharnos, uno de los artistas invitados al evento le toca el culo a Dylan. Es la tipica palmada de <> o de <> o de yo que cojones se, pero no me hace ni puta gracia. Le meto un par de guantazos con los ojos y la boca me la muerdo como nunca, porque este es el entorno laboral de Dylan y no quiero liarla parda. Pero... me falta el canto de un duro. De camino al restaurante tambien me muerdo la lengua; Dylan ha estado increible y me niego a darle la noche. Estoy un poco cabreado con el. Quiza no deberia, aunque me importa una mierda. ?Se deja tocar el culo a menudo por sus companeros? Dylan es muy liberal y no se toma nada en serio, pero a mi, si alguien me tocara el culo, le diria alto y claro que la proxima vez le pongo la cara del reves. Creo que hay limites que no se deben cruzar, por mucho cachondeo que te traigas. Para mi, el contacto fisico intimo no es ninguna tonteria. Dylan apenas se ha inmutado cuando el tipo en cuestion (me niego a decir su nombre) ha ejecutado, con premeditacion y alevosia --y con demasiada naturalidad--, la gran hazana. Es mas, parecia divertido. Ja. A mi me hace una gracia de la hostia tambien. ?No se me nota? Ja. Ja. En el restaurante nos acomodan en una mesa alejada de la multitud pero cercana a la cristalera: las vistas de la ciudad son impresionantes y la musica de Lewis Capaldi es el complemento perfecto. Ya ha anochecido. Mis mejores recuerdos de esta ciudad son por la noche. En el Arco del Triunfo. Con Dylan. Cruzo una mirada con el y me guina un ojo con descaro. Esta pensando en lo mismo. <>, me susurra. No le respondo. --Voy a pedir un plato de cada, chicos. --Cata saliva mientras lee la carta de arriba abajo--. Tengo tanta hambre ahora mismo que podria comerme la Torre Eiffel cubierta de chocolate y vainilla. --Yo no se si ahi dentro llevas un bebe o un dinosaurio. Mi marido y sus dinosaurios. Yo me lo como a el. Cuando se me pase el mosqueo. --Por la forma de la criatura en las ecografias, a mi tampoco me queda claro --anado yo. Cata me da un codazo y hace un mohin. --Muy gracioso. Para vuestra informacion, va a ser un bebe precioso. --Pues claro, no hay Cabana feo. Sin presion, ?eh? --Eso no lo ponemos en duda, Cata, pero ?un bebe humano precioso o un bebe dinosaurio precioso? Dylan y yo reimos juntos y abrimos nuestras respectivas cartas al mismo tiempo. Yo le guino un ojo y el me lanza un beso. Supongo que hay costumbres que son inevitables, por muy picajoso que este yo. Y luego Marcos dice que las tias son complicadas. Yo no encuentro diferencia entre ellas y nosotros, la verdad. O entre ellas y yo. --Dejaos de gracietas y dadme de comer, nenes.

  • La espada del diablo de Mariano F. Urresti

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    La luz de las velas proyectaba la gigantesca sombra del monarca sobre la tienda de campana. Pedro II de Aragon caminaba alrededor de los dos gruesos tendales, los postes que sostenian aquella fabrica de telas y brocados donde se alojaba. Desde los extremos superiores de los fornidos maderos coronados por una pieza de cuero partia un haz de cuerdas clavadas en la tierra mediante estacas, y sobre ellas se disponian las lonas y alabes que hacian las veces de paredes y puertas. Los dos metros de altura del aragones parecian ser cuatro gracias al juego de sombras que provocaban las parpadeantes llamas, y la fiera expresion de su rostro, que tanto espanto habia provocado a los infieles un ano antes en la batalla de las Navas de Tolosa, hubiera acobardado al mas templado en aquel claroscuro. El monarca evidenciaba su irritacion por aquel retraso; y es que el no estaba acostumbrado a esperar, y menos a una mujer. Un grunido escapo a traves de su poblado bigote, y sobre sus cabellos, largos y enmaranados, resbalo por un instante la luz dorada de las velas. En el exterior de la tienda se escuchaban las voces de los soldados, el piafar de los caballos y el miedo, porque el miedo habla en voz alta con los hombres en la vispera de una batalla. Pedro II escupio al suelo de tierra y paja seca. El aire olia a cera quemada, sudor, estiercol, arena y vinagre, con el que los hombres limpiaban sus cotas de malla. Y a orines viejos, a cuerpos sucios y a tierra humeda. El monarca reanudo su ir y venir por la tienda dando enormes zancadas. Tenia treinta y cinco anos y estaba viudo. Su esposa, Maria de Montpellier, habia fallecido meses antes, pero no la echaba de menos. En realidad, de no haber sido porque el papa se opuso a ello, se hubiera divorciado de aquella mujer que a punto estuvo de no cumplir con su deber de darle un heredero. Y aunque al final pario a su hijo Jaime, el monarca necesitaba muchas mujeres para saciar su sed de sexo, y justamente ese era el motivo de su impaciencia y malhumor aquella noche. --?Donde se ha metido esa dama? --bramo. Dos arrugas verticales atravesaron su ceno. Sin embargo, nadie respondio, porque el rey estaba solo en su tienda. Minutos antes habia ordenado salir a todo el mundo. Los condes de Tolosa, de Foix y de Cominges se vieron arrojados al exterior de un modo que juzgaron humillante, pero no se atrevieron a levantar la voz ante el iracundo monarca a quien habian jurado vasallaje y a cuya fortaleza militar habian apostado su propia supervivencia y la de su gente, muchos de ellos entregados a la fe catara. Pero al soberano aragones los cataros y sus ideas religiosas le traian sin cuidado. Si estaba alli, en el bello y ansiado Languedoc, no era por una guerra de credos, sino para lograr que Aragon reinara al fin al otro lado de los Pirineos. Ademas, los occitanos le enervaban. Todo en ellos era diferente: su lengua, mas parecida a la catalana que a la francesa; su peculiar cultura, que incluia la presencia de trovadores en los castillos --algo que Pedro consideraba un sintoma de la propia debilidad de una nobleza--, o aquel peculiar compendio de virtudes religiosas, morales y sociales por el que se regian y al que denominaban paratge. Aquellas gentes extranas hablaban de cristianismo, pero no eran catolicos; al mismo tiempo, brindaban por el disfrute de la vida y eran excesivamente corteses para el gusto del aragones. En cuanto al orgullo del que hacian gala, el rey lo ridiculizaba cuando hablaba con los condes recordandoles su incapacidad para formar un ejercito unico, solido y capaz de enfrentarse a los soldados del papa y del rey frances. La causa principal de aquella debilidad militar era la existencia de una constelacion de pequenos senores feudales debido a que en aquellas tierras no imperaba la costumbre del mayorazgo, de manera que al no heredar el feudo el primogenito, las haciendas se subdividian y enflaquecian de ese modo sus fuerzas. En resumen, aquella gente vivia lejos de lo que un rey como el, aguerrido y virtuoso en la batalla, consideraba principios morales. Y, para colmo, los occitanos eran indisciplinados y carentes de virtudes militares. Aquella misma manana, sin que el hubiera autorizado semejante aventura, los milicianos procedentes de Tolosa se habian lanzado a la toma de la ciudad y fortaleza de Muret, frente a la cual todos estaban acampados. Aquel ataque, contraviniendo su voluntad, habia puesto en grave riesgo la estrategia que el habia disenado para derrotar definitivamente a Simon de Montfort. El rey se detuvo de nuevo y sintio como la sangre le hervia en la entrepierna y en el pecho. La primera se saciaria en breve, se consolo, pero la ira que habia provocado aquel ataque no consentido no se aplacaria facilmente. ?Como hacer entender a aquellos estupidos occitanos que el objetivo no era vencer a los defensores de Muret, sino acabar con el maldito Simon de Montfort de una vez por todas? --?Donde se ha metido? --gruno de nuevo y, colerico, levanto uno de los alabes de lona que cerraban la tienda a modo de puerta. Los soldados que custodiaban la entrada se envararon, pero el rey los ignoro. Sus ojos negros se achicaron buscando entre la oscuridad salpicada de antorchas del campamento a la mujer que aguardaba, Azalais de Boissezon, esposa de uno de aquellos faidits, como se llamaba a los senores occitanos que habian perdido hacienda y posicion por el empuje de los soldados del papa en aquella guerra. El rey habia quedado prendado de aquella belleza morena desde el mismo instante en que la vio, tiempo atras. Y ahora el destino la ponia a su alcance, puesto que era una de las damas que habian visitado a sus maridos antes de la batalla. Al verla en el campamento, el rey le hizo llegar una ardorosa carta en la que le ordenaba, mas que solicitaba, un encuentro en su tienda aquella misma noche, sin preocuparle lo mas minimo la presencia del esposo de Azalais. La amaria hasta el amanecer, rubricaba el gigantesco aragones al final del billete. Pero Azalais se retrasaba. Los guardias miraban al frente y el rey paso entre ellos olvidando durante unos segundos a la dama de sus anhelos. Contemplo en silencio la ciudad amurallada de Muret y se prometio que al dia siguiente seria suya. Tras sus muros, juro, no habria sino enemigos muertos o derrotados. --Mi senor. --La voz joven de una mujer le saco de sus pensamientos, y el rey se giro dejando a su espalda Muret--. Mi senor, traigo una nota de la dama Azalais de Boissezon, a quien tengo el honor de servir. Pedro II arrebato el papel de las manos de la joven sin ceremonia ni palabra alguna. La muchacha, paralizada por el temor, se palpo instintivamente su abultado vientre. En un mes, pariria. El rey entro en su tienda y leyo la nota a la luz de las velas. Cuatro lineas le habia escrito la dama Azalais. En las dos primeras, elogiaba el valor del monarca y expresaba su rubor por el interes del aragones hacia su persona; en las dos ultimas, declinaba la invitacion de visitar su lecho, pues su esposo le habia ordenado retirarse, junto a las mujeres de otros caballeros y senores, a alguna de las fortalezas cataras que aun podian conceder cierta seguridad. El monarca estrujo la nota entre sus poderosos dedos y, furioso, levanto el alabe y salio al exterior. Necesitaba respirar el aire frio de la noche. Por un instante, penso en dar muerte al incomodo esposo, pero comprendio que aquella decision lo enemistaria irremediablemente con el conde de Tolosa y con los demas nobles occitanos. --!Por todos los diablos! ?Es que esta gente no respeta nada? --grito. Los soldados mas proximos se estremecieron y procuraron desviar la mirada. El rey bufo una vez mas y miro a su alrededor con los ojos extraviados. Y de pronto, reparo en la joven mensajera y, por primera vez, poso sus ojos en su abultado vientre. Pero tambien admiro sus jugosos labios, su cabello rubio y su piel blanca. No debia tener aun veinte anos, presumio. Y asi agoto el monarca el ultimo pensamiento racional de aquella jornada. --?Como os llamais? --Ysabela, mi senor --respondio con un hilo de voz la muchacha. Y quiso anadir algo mas--: Soy dama de compania de... --No preciso saber nada mas de ti --atajo el rey--. Esta noche, solo me serviras a mi. Los ojos claros de Ysabela se encharcaron y volvio a palpar su vientre antes de que el aragones le rasgara el vestido con sus dedos de oso. Simon contemplo desde la torre Prima del castillo de Muret el mar de tiendas de campana de sus enemigos. Cientos de antorchas alumbraban el campamento dando forma a un inquietante ejercito titilante. Las tiendas de los aragoneses y occitanos se extendian como una plaga a tres kilometros al noroeste de la ciudad, y aun mas cerca, entre el arroyo Saudrune y una zona pantanosa proxima, podia divisar el campamento de los milicianos tolosanos. Sus ojos verdes se cerraron, pero no con pesar, sino con esperanza. Dos noches antes, mientras estaban en Fanjeaux, su esposa, Alix de Montmorency, habia tenido un sueno terrible. En la pesadilla, un torrente de sangre manaba de sus brazos, y Alix desperto angustiada. Llorosa y con voz entrecortada, le explico lo sucedido. --Hablais como una mujer --respondio Simon a los lamentos de su mujer, que le suplicaba no acudir al combate--. ?Creeis que doy fe a los augurios como hacen los aragoneses o esos herejes occitanos? Si yo hubiera sonado que iba a morir en la batalla, iria a ella aun mas seguro para burlarme de esos malos cristianos que dirige el rey Pedro --anadio rubricando sus palabras con un poderoso punetazo sobre la cama de nogal, que temblo como una hoja. Hacia tiempo que Simon de Montfort sospechaba que el rey Pedro II de Aragon cruzaria los Pirineos para alinearse con los condes cataros, y por ello habia salido de Carcasona dispuesto a ir al encuentro del aragones. Al mismo tiempo, ordeno a su hijo Amaury partir desde Cominges para encontrarse con el. Sus sospechas se confirmaron poco despues, cuando un correo llegado desde Muret le advirtio de la presencia de un formidable ejercito acampado frente a esa ciudad. En Muret no habia ni hombres ni viveres suficientes para resistir un asedio mientras llegaban refuerzos. No obstante, se encomendo a Dios y, aunque aun lo separaban sesenta kilometros de Muret, ordeno a sus hombres avanzar hasta la abadia cisterciense de Boulbonne, donde se detuvo para rezar. --!Oh, Senor! Tu me has elegido, pese a mi indignidad, para tus combates --murmuro en la soledad de la iglesia, rodilla en tierra, tras depositar su espada sobre el altar. A continuacion, se concedio unos segundos de introspeccion durante los cuales creyo escuchar dentro de si una voz reconfortante. Despues, recogio su espada, y anadio--: De tu altar recibo hoy de ti mis armas para que en el momento de la batalla estes a mi lado. Cuando salio de la iglesia, sus hombres lo miraron como si contemplaran a un profeta. Todos lo conocian ya como el conde de Cristo. De pronto, entre todos ellos se abrio paso un clerigo que dijo ser sacristan de la abadia de SaintAntonin de Pamiers y llamarse Maurin de Montlaur. --Mi senor, teneis poca gente en comparacion con vuestros enemigos --advirtio el enjuto hombre de Dios--. He visto su campamento, y entre ellos esta el rey de Aragon, hombre muy experto en la guerra. Junto a el estan los ejercitos de los condes de Tolosa, Raimundo VI, de Cominges, Bernardo IV, y el de Foix, Raimundo Roger. Simon escucho al sacristan imperturbable, y cuando el de Pamiers concluyo, se limito a sacar de su limosnera una carta y se la entrego a su informador. Desconcertado, el clerigo leyo su contenido y descubrio que habia sido escrita por el rey aragones y dirigida a la dama Azalais de Boissezon. En la nota, Pedro hablaba de amor y sexo del modo mas desvergonzado. --?Que quereis decir con esto, mi senor? --pregunto el sacristan, perplejo. --?Que que quiero decir? --trono Montfort. Su enorme corpachon ensombrecio al canijo capellan--. ?Aun lo preguntais? --Agarro por los habitos al clerigo y lo zarandeo como a un muneco, evidenciando su fuerza herculea--. ?Que clase de fe teneis vos? ?No veis acaso que Dios me envia una senal? ?No veis que Dios dispuso lo necesario para que nos hicieramos con esa carta? No temo a un rey que en lugar de cuidar del negocio de Dios viene a la batalla para fornicar con una mujer. A continuacion, empujo al sacristan apartandolo de su camino, monto sobre su imponente caballo blanco y ordeno a los suyos partir rumbo a Saverdum, adonde llegaron al atardecer. Al dia siguiente, atravesaron un arroyo que desembocaba en el rio Aure y dejaron atras las colinas de Terrefort. Estaban a pocos kilometros de Muret, y todos aguardaban el inminente ataque que, presumian, ordenaria el rey de Aragon para evitar que llegaran a la ciudad. Pero, para su sorpresa, la emboscada nunca se produjo y llegaron al pie de las murallas rojizas de Muret sin sobresaltos. Envalentonados, sus hombres propusieron cruzar de inmediato el puente sobre el rio Garona y cargar contra el enemigo acampado, pero Simon les disuadio de ello. --Estamos cansados, y ellos frescos --dijo aun sin descender de su montura, y girandose contemplo el inmenso campamento, cuya extension era superior a la de la propia ciudad de Muret--. Dejemosles que sigan creyendose superiores solo porque lo sean en numero. A continuacion, entraron en la ciudad por la Puerta de Salas, atravesaron el Mercadal, la enorme plaza que era el corazon de la ciudad, y mientras sus hombres se instalaron en la Villa Nova, el se traslado al Castillo Viejo, desde lo alto del cual contemplaba en aquel momento el mar de hogueras y antorchas de sus enemigos. --?Por que nos han permitido entrar en Muret? --murmuro para si. Se habia hecho aquella pregunta mil veces a lo largo del camino. Una rafaga de viento removio la barba y el cabello, salpicados de canas, de aquel hombre cuya mano creia guiada por Dios. De pronto, se sintio demasiado lejos de su hogar, y viejo. Estaba en la cincuentena, y se pregunto si regresaria a su casa antes de morir. Era de origen franco-normando, y su linaje hundia sus raices en Montfor-l'Amaury, al oeste de la Isla de Francia. Sin embargo, desde hacia cinco anos, cada primavera y cada verano, habia entregado su vida a imponer la verdadera fe en aquellas tierras, erradicando de raiz la herejia. --!Cinco anos! !Que rapido se escapa el tiempo! --murmuro. El 10 de marzo de 1208, el papa Inocencio III habia convocado una cruzada contra los occitanos, deseoso de extirpar la herejia catara de aquellas tierras. El asesinato en Sant Geli un ano antes de su legado, de fray Pierre de Castelanau, a manos de un soldado al servicio del conde de Tolosa, le sirvio en bandeja la excusa necesaria para tomar una decision como aquella, sin precedentes: !una cruzada contra otros cristianos! Voluntarios de Normandia, Champana, Anjou, Flandes o Picardia acudieron a la llamada del pontifice. Muchos eran pecadores que ansiaban el perdon de sus faltas; otros, salivaban imaginandose ya senores de las ricas tierras del sur, y otros encontraron en aquella cruzada el modo de evitar cumplir su promesa de acudir a Tierra Santa para combatir al infiel. Y de entre todos aquellos senores, Simon de Montfort fue elegido como brazo armado del pontifice, aunque fuera Arnaud Amaury, legado papal y abad de Citeaux, quien capitaneara a aquella gigantesca hueste. --!Malnacidos! --escupio con la mirada clavada en el campamento aragones y occitano. Si hasta entonces ningun cataro habia logrado derrotarle, ?por que iba a ser diferente al dia siguiente?, penso. Las aguas del rio Louge, que discurrian mansas a los pies del castillo, le parecieron de pronto siniestras. El rio Garona abrigaba la fortaleza por el lado opuesto. Un foso inundado por las aguas de ambos rios aislaba el Castillo Viejo de la Villa Nueva de Muret, aunque un puente levadizo permitia la comunicacion entre ambos. Desde su atalaya, Simon podia contemplar a su derecha el puente de Sant Serni, que permitia abandonar la fortaleza hacia el este, donde estaban acampados los voluntarios occitanos. El castillo se erguia, orgulloso, aranando el cielo negro con sus cinco torres. La de Lissac tenia mas de treinta metros de altura, y vigilaba el rio Garona; la del homenaje, o de Loja, superaba los cuarenta metros de alto, y se alzaba sobre el vertice en el que se abrazaban las aguas de los dos rios que rodeaban la fortaleza. Simon se encontraba en la torre de Prima, y a su espalda se alzaba la torre de Dantin. La quinta torre defendia el puente levadizo que unia el castillo con la ciudad, y las cinco se enlazaban por muros de quince metros de altura y tres metros de anchura. Simon contemplo el paseo de ronda que rodeaba las murallas de aquella fortaleza de mas de cinco mil metros cuadrados y, a pesar de ello, se sintio indefenso. --Si nos quedamos aqui, moriremos --penso. Entonces, alzo la mirada al cielo y pidio ayuda a Dios; el mismo Dios en nombre del cual habia matado, mutilado y torturado a mujeres, ninos y ancianos desde que estaba en aquella maldita tierra de herejes. El sol salio poco antes de las siete y media de la manana. Era jueves 13 de septiembre; un buen dia para matar a Montfort, penso el rey Pedro al despertar. En el suelo, hecha un ovillo, permanecia Ysabela. La muchacha tenia los ojos enrojecidos por el llanto, las nalgas enrojecidas por los azotes, los pechos enrojecidos por los mordiscos del monarca, el cuerpo molido tras sentir el gigantesco corpachon del aragones en todas las posturas que el deseo durante aquella interminable noche, y el alma en los huesos. Por un instante, parecio que el rey se apiadaba de ella pero el brillo en sus ojos nada tenia que ver con la piedad. Pedro se levanto del jergon, puso sus pies en el suelo cubierto de paja, y acerco su virilidad a la boca de la joven. La muchacha comprendio, mientras las lagrimas caian por sus mejillas. Minutos despues, el rey se aparto de ella.

  • Infinito mas uno de Tamara Varela

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    INFINITO: dicese de todo aquello que no tiene fin. ?Puede el amor ser infinito? Ari siempre creyo que si. Que la unica clave para ello era encontrar a la persona adecuada que lo hiciera posible. Por eso, cuando aquellos perfectos ojos verdes se perdieron en los suyos, lo supo. La infinitud del amor, podia ser real. Lo que no esperaba era que la cruda realidad acabara por demostrarle que nada en este vida es infinito por mucho que uno se empene en creer que si. Y esa certeza se ha quedado graba en su alma, de la misma forma que aquella noche se grabo en su piel. Hugo siempre penso que el tiempo lo curaria todo. Que con el paso de los anos la herida lacerante de su corazon acabaria cicatrizando y dejando atras todo el dolor del pasado. Pero el destino es caprichoso y, sin esperarlo, ha vuelto a poner en su camino aquellos ojos del color del mar en los que siempre ha sonado con volver a ahogarse. El pasado siempre vuelve, sobre todo cuando uno se empena en no dejarlo marchar. Y aunque el dolor lo empane todo, en el fondo, la luz siempre vuelve a brillar. Y es que. quizas, y solo quizas, al final el amor si que pueda ser INFINITO.

  • Al Rescate de Irina (A la captura del Shadowboy 2) de Adrian Henriquez

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    Irina, al igual que Elena de Troya esta maldita por su belleza. Obligada a prostituirse por uno de los proxenetas mas importantes de Cuba, la joven es considerada la jinetera mas famosa de la isla. Entre sus clientes se encuentran coroneles y generales. Normalmente estos la usan para que participe en las orgias organizadas para poderosos gobernantes y figuras internacionales que visitan la isla. Su mision es satisfacerlos, grabarlos y luego reportar sus gustos y obsesiones a los jerarcas del Politburo.
    La oportunidad de salirse de ese mundo le llega con Manuel Mendoza. Un experimentado asesino, aparentemente un anciano, que la ayuda a escapar hacia los Estados Unidos. Pero una vez en Mexico sus planes se ven frustrados cuando es capturada por el cartel del Golfo (aliados del general Sandoval) y enviada al Rancho Bacanales. el prostibulo de esclavas sexuales mas famoso de Veracruz.
    En Bacanales tendra que “trabajar” hasta ser devuelta a los generales cubanos. aunque el cartel comete el error de subestimar la inteligencia de la joven prostituta y la de sus poderosos aliados.
    Una visita cruel y real al mundo de la esclavitud sexual.

  • Suenos de una dama de Brianne Miller

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    Lady Anne Townsend decidio dedicar su vida a obras de caridad ahora que se habia convertido en una solterona. Su tarea en Bedlam, el hospital siquiatrico de Londres, la hacia sentirse viva de nuevo, sobre todo cuando conocio a un marques de mirada atormentada que, aun sin pronunciar palabra, le pedia a gritos que le rescatara.

  • !Te odio, Derek Brooks! de Isabella Marin

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    La alocada, divertida, (un poco loca, quiza) Lizzy O'Conner tiene un sueno: publicar un libro bajo el sello de Ediciones Brooks, que, a su juicio wisconsiniano, es la mejor editorial de la ciudad.

  • La ternera de Aurora Freijo Corbeira

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    Quieta, piensa, si es que es un pensamiento, que no le importaria morirse. Tampoco no morir. No parece funcionar en su cabeza el silogismo disyuntivo, al menos en este asunto. Le es algo indiferente, pero tal vez muerta doleria menos. Si se la llevase el viento o si no despertara, nada cambiaria demasiado, pero descansaria. Le asoman a la cabeza las hortensias azules de su madre y las flores celestes de su pared. Inexplicablemente, desoidos sus lamentos, amanece de nuevo con la rutina brutal. El ancla que es su pantalon bajado hasta las rodillas en esas tardes ya no se separara de sus pies durante anos, quiza nunca. ?Que interminable conversacion hay entre todos ellos que impide que la vean? Su padre mira a su madre, su madre mira a su hermana, los dos miran a su hermano recien nacido. Alli se paran todos los ojos. Puede quedarse dormida sobre el suelo sin que nadie lo note. No es divertido, aunque la madre crea que el desorden engrandece y aligera. Toda ella es un sinsentido. Puede volver a casa con la falda del reves y nadie repara en ello. ?Como no darse cuenta de lo que sucede en una falda de cinco anos? No piensa comer. No va a abrir la boca: ni para comer, ni para hablar. Bien cerrada. Toda ella cerrada, en lo que pueda. Que sordera de casa. De acuerdo: si se trata de tener secretos, habra que tenerlos. Otra vez huele mal en la escalera. Todos los chicos se rien del asunto; es repugnante. Es el olor del 3.o B. Ahi vive el zapatero. Se tapa la nariz porque lo hacen todos los demas. Sin embargo no es lo unico putrefacto, bien lo sabe ella, y de nada vale taparse la nariz. Ni no respirar. Bien lo sabe ella. LA CUERDA DE PITA El padre se reia de aquel vecino flaco y desmadejado porque en lugar de un cinturon se ajustaba el pantalon con una cuerda de pita. De pita; a ella le hacia gracia esa expresion de resonancias de gallina. La risa de su padre no era franca sino algo cobarde, enredada, gallega al fin y al cabo. Reia igual cuando hablaba de unos perros de su pueblo de nino, perros emaciados, como galgos sin cuidados, cuya extrema delgadez, decia, les hacia caminar juntos para formar una pobre unidad que permitiese resistir la soledad de su vida miserable. Tenia ese padre una risa hacia dentro censurada siempre por la madre, que lo ignoraba en el mejor de los casos, cuando no despreciaba su mediocridad inamovible. Pero a ella su padre le gustaba. Siempre seria su complice, pese a la desatencion de su madre, o quiza por ello. Esperaba horas cerca de la puerta para oir su llave abrir el cerrojo anunciando su vuelta a casa. Papa no sabe nada de su cazador porque tiene que ausentarse para trabajar. No esta en casa para vigilar a sus cachorros. Ni sabe que a veces le roban uno un rato para, despues de manosearlo, devolverlo al mismo sitio. No puede oler el asqueroso rastro que dejan las manos del raptor. LA LIEBRE No fue dificil cazarla. No parecia una trampa ni quiza el tampoco fuese un cazador, pero resulto atrapada. Irrelevante que, al terminar, la puerta de aquel modesto bano del 4.o A volviese a abrirse: el pestillo, aunque retirado despues, quedaba atrampado en su boca y sus visceras de cinco anos. El debio intuir lo facil que le resultaria llevarsela a las manos, traerla a su pantalon. No hizo falta demasiada destreza. Todo fue calmo. El 4.o A y el 4.o C eran de buena vecindad. El pantalon para ella hasta entonces era un sustantivo que concernia unicamente al de su padre, del que colgado en el galan, al llegar de trabajar, solian caerse algunas monedas haciendo un ruido de arropo y seguridad. En casa sobraban las monedas. El pantalon guardaba cada noche la forma de su padre y cuidaba la casa. Era el pantalon del bienestar y el resguardo. Su madre amorosamente la llamaba liebre. No sabia que su liebre habia sido cazada en la pernera de un pantalon. Ahora todos tienen que ir a la calle a jugar. No es que le apetezca, pero su madre le encarga a su hermana que la cuide. Pobre madre insensata. Sus ojos verdes no ven nada mas que versos. No acierta a saber que esta ya descuidada del todo. Y no se puede vivir en verso. A ver si se entera. Bien. Baja a jugar. ROSADO ?Por que nadie interrumpe en esa sala de bano cuando estan? Si lo hicieran encontrarian la sala de dano. Ni rastro de peces, ni flores, ni nubes. El nunca la tumba. Le basta tenerla quieta y a mano. Mansa como es, puede acercarsela al inodoro, donde siempre se sienta para tocarla. El lavabo es blanco, la bayeta gris, la lejia azul, el suelo negruzco. Y su sexo rosado. Y su sexo rosado. NO LE VE LA GRACIA Tendra que ser amiga de Rosi. Pero la Rosi es tan tonta. No se dice <> delante de un nombre propio, le insiste su madre, y es que su madre es culta. Ella siempre tiene que contentarse con lo que sobra: con la ropa heredada de su hermana, con el padre despreciado por su madre, con las amigas que nadie quiere, con las palabras que quedan bajo la boca de su madre despues de que esta converse con su hermana y arrulle a su hermano. Vale. Bajara con Rosi al pretil. Pero que nadie espere grandes cosas: sera una amiga casi muda y herbivora. Y seria. Ella no le ve la gracia ni a correr unos tras otros, ni a esconderse, ni a las comiditas. SE LA VAN A COMER Iba a parir inminentemente y podrian verlo de muy cerca. Les despertaron para ello muy de madrugada, en las horas insolitas para que los ninos esten despiertos, pero la ocasion lo merecia. Si todo iba bien veriamos salir primero la cabeza y las patas delanteras. La misma luz amarilla que en sus suenos de carniceria. Nacio con esa rareza de feto que hace que todos parezcamos un pez al nacer, desamparado, extranado, sin saber si respirar es la mejor opcion. Se pegaba a su madre el tiempo que la dejaron hacerlo, con un miedo de cabeza irracional y de cuerpo sin limites. Pronto las separaron: -Si no lo hacemos ahora, luego es imposible. No lo sabia, pero se la iban a comer, como dios manda, como se debe hacer con los terneros. Si todo iba bien estaria algunos dias mas sola y engordando. Si todo iba bien vendria el camion a buscarla. Carne de primera.

  • Te ofreci mi corazon de Sandra Gabriel

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    Las puertas del ascensor se abrieron brevemente y al momento se volvieron a cerrar. Rashid quedo impactado, estaba acostumbrado a ver mujeres hermosas, pero esta superaba todos sus suenos.

  • Lejos de aqui de Eduardo Fuembuena

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    Ano 1978. JOSE MANZANO, un chaval de la UVA de Vallecas, sumiso y fantasioso, se ofrece a la salida de unos billares del centro de Madrid. Lo recoge ELOY DE LA IGLESIA, rara avis, vasco, homosexual, comunista y el cineasta mas comercial del momento. Eloy queda fascinado con Jose, se lo lleva a vivir a su apartamento y lo elige como protagonista de “Navajeros”, exponente del nuevo cine coyuntural sobre la situacion de la juventud espanola en una apenas estrenada Espana constitucional. Eloy modela a la medida de sus deseos a Jose Luis Manzano, el actor, imagen del lumpen, del quinqui y del delincuente juvenil. Para los chicos de barrio el es el Jaro, su heroe, un rebelde con causa. Manzano se convierte en un icono de esa Espana que De la Iglesia codifica, presentando sus claroscuros, en cinco peliculas, las mas valientes de su tiempo. Sin embargo, Jose resulta un chico contradictorio e infeliz, que sobrevive entre las apariencias reales y ficticias, en busca de un lugar en el que poder ser lo mejor que intuye de si mismo.

  • Laila Winter y el corazon de las sombras de Barbara G. Rivero

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    Las sombras se extienden y amenazan con invadir cada rincon de Ialanthilian. Los tenebrii revelaran sus intenciones y sera necesaria la union de todos para hacerles frente. Laila tendra que dar lo mejor de si ante las adversidades que se interpondran en su camino para intentar salvar el mundo del mayor peligro de su historia. Ella y sus amigas conoceran traiciones, amistades rotas y amores imposibles, que pondran en riesgo todo aquello por lo que luchan. ?Dejara Maeve a un lado sus ambiciones por el bien comun? ?Recordara Jack el amor que sentia? ?Que ocurrira con Nia? Este libro cierra, con broche de oro, la mejor y mas exitosa saga de fantasia en espanol de los ultimos anos. Lo acontecido en los volumenes anteriores confluye, gracias a una fabulosa narrativa, en un desenlace trepidante que nos revelara al fin todos los secretos que aun permanecian ocultos.

  • Matar a la Reina (Diamante Rojo 1) de Angy Skay

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    Las alegres Navidades de Micaela Bravo se ven interrumpidas cuando, con solo doce anos, alguien, a quien creia de su familia, le arranca la infancia acabando con lo que mas quiere. Todos sus seres queridos son asesinados sin piedad y, ella, ultrajada y agredida hasta tal punto que sus agresores piensan que han terminado con su vida.
    En su ultimo aliento, su alma se impregna de un sentimiento vengativo que la hara tomar las riendas de su vida unos anos despues, por un oscuro y tenebroso mundo donde las mafias y el peligro son algo constante.
    En otra parte del planeta, un asesino a sueldo recibe una llamada que hara cambiar su existencia por completo cuando descubra una lista con seis nombres, teniendo que asesinar a cada persona por orden correlativo, segun su antiguo instructor, Anker Megalos.
    Matar a la Reina es la primera parte de la serie Diamante Rojo, donde la mafia, los asesinatos, la accion y un amor peligroso se juntaran, dandole lugar a las personas que, al parecer, nunca tienen oportunidad de vivir un futuro a su antojo: los villanos.
    En esta ocasion, <>.

  • Un deseo por navidad de James Lopez

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    Cuando naces en un pueblo y vives ahi es muy dificil salir adelante, estudiar una carrera o en todo caso ser independiente es complicado, el exito es casarse y atender bien a tu marido, quien se casa es una mujer con mucha suerte, quien se casa es triunfante, y es por eso que Margaret ha evitado visitar a su familia, no quiere escuchar comentarios sobre su solteria. Maggy no era una mujer que no creia en el amor, todo lo contrario; ella creia ciegamente en aquel sentimiento, el problema es que aun no encontraba aquel hombre que la hiciera sentir parte de algo. Margaret Fabri ha pasado los ultimos anos pidiendole a los santos de su pueblo y a Santa Claus que le envien el amor, cada cumpleanos soplaba la vela con el unico pensamiento de encontrar aquel hombre especial que la amara sin condiciones. Cuando cumple treinta y cinco anos, ella ya sabe perfectamente que ni Santa Rosa de Lima y mucho menos Eros le mandaran al amor de su vida.
    Ha tenido que ver a sus hermanas pequenas casadas, a sus amigas las liberales llevar un anillo en sus dedos y a todos sus ex que solo buscaban divertirse terminando en una iglesia y diciendo <>. ?Que paso con ella? es la pregunta que todos los dias se hace. Ella es linda, tiene un buen empleo y dos gatitos que le hacen compania, ?que esta mal con ella?
    Pero esta navidad todo cambia, su padre le pide que pase noche buena en la casa del pueblo remarcando que toda la familia ira. Ella esta aterrada, desde hace anos ha evitado ir a todas las fiestas para evitar aquellas miradas y preguntas que se repiten una y otra vez cada ano: ?Y cuando se casara la pequena Maggy? o advirtiendole que se le pasara el tren. Pero esta vez sera diferente, porque Santa Claus bajara por su chimenea para mostrarle la otra cara del amor.

  • Noches de Bonanza de Hugo Burel

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    En Noches de Bonanza, Hugo Burel concluye con maestria la primera trilogia de novela negra montevideana. Una historia apasionante que ha atrapado a miles de lectores, con un protagonista que ya se ha convertido en leyenda.

  • Cosas que pasan cuando conversamos de Estrella Montolio

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    ?Que implica que dos personas hablen simultaneamente o se interrumpan con frecuencia? ?De que modo podemos expresarnos asertivamente o defendernos de las agresiones verbales? ?Las formas comunicativas tecnologicas amplian las ventajas del hablar cara a cara?

  • El mundo al reves de Myriam Oliveras Palomar

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    A la pandilla le quedan los dias contados: es septiembre y se avecina la partida de Echo, quien se muda a Barcelona para comenzar la universidad. A Evelyn le da la sensacion de que las cosas han estado demasiado tranquilas por Foscor ultimamente, y este hecho, unido a la inminente separacion de su amor platonico, la tiene en un estado de permanente angustia y malos presentimientos.

  • Te doy mi amor 2 de Silvia Cruz

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    El amor de verdad no duele, no hace dano, no te hace debil. El amor de verdad es todo lo contrario a eso. Y es lo que los protagonistas de esta apasionante saga tendran que aprender a traves de una intensa y desgarradora historia de amor. El amor no debe ser nunca una condena, una carcel.El amor debe liberar, nunca aprisionar.

  • Los muertos si hablan de Eba Martin Munoz

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    Dos hermanas estrechamente unidas. Un horrible accidente que cambiara sus vidas. Un incidente oscuro y perverso. Un secreto, un misterio y dos versiones sobre los hechos.
    ?Quien miente? ?Quien cuenta la verdad?
    ?Alguien dice la verdad?
    ?Y si nadie miente?
    Escucha lo que tienen que decirte los muertos porque... porque los muertos si hablan.

  • Tu me salvaras de Angie Garcia Lopez

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  • Perfecto error de Ali Novak

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  • Otro para ti de Elva Martinez Medina

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    Acelerada, con el corazon a punto de saltar y traspasar la cavidad toraxica, Natalia entro en el edificio de oficinas, con una rapida sonrisa saludo a Manuel, el guardia de seguridad de la entrada, que le devolvio la sonrisa e hizo un guino de complicidad al verla bucear entre el maremagnum de cosas de su bolso en busca del movil que no paraba de sonar. Una nueva llamada se iniciaba cuando las puertas de los abarrotados ascensores se cerraban, poco le importo al ver quien la llamaba. --Hola, esto si que es una autentica sorpresa--Una amplia sonrisa acompano el saludo al que se habia convertido en mucho mas que uno de sus mejores amigos en los ultimos cuatro anos y medio. Confesor, psicologo, sin la menor de las dudas, era la mejor de sus terapias al final del dia. Sensacion mutua, aquel era el mejor momento del dia para ambos, que deseaban el momento de tumbarse movil en mano y olvidar los enfados, el estres y cualquier problema del dia a traves de sus largas conversaciones de WhatsApp. --. Gracias--dijo al senor que mantenia la puerta abierta para que ella pudiera entrar en el ascensor. --. A la octava, por favor--. Tan repleto estaba el ascensor que le era del todo imposible pulsar el boton por ella misma--. Perdona, Mike, me has pillado entrando en el ascensor--Natalia empezo a hablar en ingles, poco era el conocimiento de espanol de su amigo. --, no imaginas el comienzo de manana que he tenido. He estado hora y media en un atasco, te puedo asegurar que tu llamada le ha dado otro color a mi dia --. Una sonrisa ilumino su rostro, porque aquella afirmacion era del todo cierta, mucho mas de lo que ella misma creia. --Me alegra saber que soy ese <>--riendo respondio Mike. --Creeme tras un inicio de manana entre bocinazos y conductores enfadados, cualquier cosa me alegra el dia. --!Nat! --Solto una sonora carcajada--. !Seras bruja! ?Por que rompes mi ilusion? Me gustaba la idea de ser el que te alegra el dia y ahora resulta que soy <>. A las risas de Mike se sumaron las de ella mientras intentaba bajarse del ascensor sin propinar muchos codazos. --Perdona, es verdad, tienes razon--respondio riendo al escuchar los grunidos de Mike--. ?Por cierto, ?a que se debe tu llamada? ?No es un poco temprano para ti? --Si, he venido antes a la oficina. Lios de ultima hora. ?Te pillo mal? --Llego con el tiempo justo a una reunion, pero para ti tengo unos minutos--Con la mirada saludo a un par de companeros antes de entrar en su despacho y cerrar la puerta. --Manana estoy en Madrid. Como si de un encantamiento se tratase, sus palabras consiguieron que las risas se congelasen, un silencio atronador se adueno de la conversacion. Aun con el abrigo y el bolso colgado en el hombro Natalia se sento, necesitaba procesar la informacion. No estaba segura del significado, motivaciones e implicaciones de aquella repentina visita. --Nat, ?estas ahi? --Si...Si...Perdona... --Veo que mi viaje no te causa la misma alegria que mi llamada--comento serio. --No, no es eso. ?Como no me va a alegrar? Solo me ha pillado por sorpresa, hablamos cada noche y no me habias dicho nada, ni tan siquiera insinuado la posibilidad de venir a Madrid. ?Vienes de vacaciones? --No, es un viaje de trabajo. No estaba en mis planes, por eso, no te lo habia dicho. Todo se ha acelerado de pronto, asi que manana voy y vengo, pero crei que podriamos vernos y brindar por el ano que termina--Mike se giro en su asiento, su despacho tenia una vista privilegiada sobre el Tamesis, pero no en dias como aquel en el que la lluvia no permitia ver mas alla de los cristales. --. Se que siempre hemos dicho de no vernos ni en Londres, ni en Madrid, pero creo que ya hace mucho que nos conocemos y...--hizo una pausa--no quiero ir a Madrid y no verte. Mucho menos no decirtelo y que, por casualidad, nos tropecemos por la calle--. Mike se levanto, camino hacia la ventana, nada estaba yendo como lo habia imaginado media hora atras--. No te preocupes, si no te apetece o, no lo crees oportuno, no tenemos por que vernos. Solo queria que lo supieras. --Mike...--Sin exito intento interrumpirlo. --No se cuanto me va a llevar la reunion, asi que nos veremos el proximo verano, bueno, solo si seguimos desparejados... --Mike...--insistio. --Yo seguro, tu a saber... --!Mike! --Grito, levantandose de golpe como si aquel movimiento consiguiera captar la atencion de su amigo--. ?Puedes callar un momento? ?Tu estas del todo seguro que eres britanico y no espanol o italiano? --Natalia deposito el bolso sobre la mesa y sin soltar el movil se quito el abrigo. --. Yo no he dicho que no quiera verte--dijo mirando por la ventana, percatandose de las oscuras nubes que se aproximaban y amenazaban--. No montes un drama digno de tu Shakespeare o mi Calderon. ?Como no voy a querer verte? ?Eres tonto? --Sonrio al escuchar las quejas de Mike--. Si, ya se que dijimos que nada de vernos en nuestras ciudades, pero tu mismo lo has dicho, tras casi cinco anos nos podemos saltar esa regla absurda. Dime, ?a que hora llegas? --A tus nueve--Su sonrisa fue sentida por ella. --No puedo ir a por ti, la manana la tengo bastante liada, no podre verte hasta la hora de comer--explico, no pudiendo borrar una sincera sonrisa producto de la emocion por aquel encuentro--. Estos dias estan siendo una autentica locura y manana mas aun, en principio, tendria un brindis con los de la oficina, pero me escapare a comer contigo, asi que ni por un momento dudes de que me encantara verte. --?Comemos juntos entonces? --Si--Un ligero cosquilleo recorrio su cuerpo con la idea de aquella inesperada cita--. Mike, te tengo que dejar o llegare tarde a la reunion. Luego hare reserva para manana, a la noche te cuento. --Genial, brindaremos por el ano nuevo y planearemos nuestro proximo encuentro. --Aun falta para julio--dijo risuena. --Siempre podemos vernos antes--Ni el mismo terminaba de creerse haber dicho aquello. --Nat, nos estan esperando. Natalia dio un salto, la entrada de su companero la habia pillado desprevenida. --Perdona--dijo al ver la cara de susto de Natalia--, no queria asustarte. --Me pillaste despistada. --Nos estan esperando. --Si, enseguida voy, Daniel, necesito un par de minutos. --No tardes--respondio cerrando la puerta. --Mike, te tengo que dejar--Volvio a su perfecto ingles--, me estan esperando. --Tu voz es bonita si o si, pero en espanol es increiblemente sensual--comento totalmente en serio, pero sin parar de reir--. No te quito mas tiempo hablamos esta noche. Un beso. --Otro para ti--Aquella frase provoco una sonrisa en Mike, que repetia mentalmente la frase con la que su amiga siempre se despedia. ***** --Vaya, vaya, asi que manana tienes una cita con el inglesito--Con una picara sonrisa en la mirada comento Marga--. ?Cuanto tiempo hace que os conoceis? --Este verano hara cinco anos. --Cierto, este verano hara cinco anos que me case con el imbecil de tu querido companero... --Y el tuyo--interrumpio divertida--, y Daniel no es un imbecil, lo sabes perfectamente. --?Te vas a poner de su parte ahora? Te recuerdo que tu y yo nos conocemos desde la universidad, dieciocho anos de amistad me conceden ciertos privilegios. --No, bien sabes que no me voy a poner de su parte, pero Daniel no es un imbecil. --Bueno, da igual, ahora eso es lo menos importante, al fin y al cabo, gracias a nuestra boda fuimos de despedida de soltera al crucero por las islas griegas. --Si, la verdad es que fue un viaje estupendo, aunque tu y el resto seais incapaces de recordar la ultima noche. --!Era mi despedida! En las despedidas todo esta permitido. --?Liarte con otro? --Claro, ahora soy la unica que se salio del plato esa noche. --No, pero tu te casabas en unos dias--La miro seria--. Mucho quejarte de Daniel, que no lo voy a defender, y tu hiciste exactamente lo mismo. Por cierto, ?te dije que Eliah tambien se ha divorciado? --?Quien es Eliah? --El amigo de Mike, el que estaba de despedida de soltero en el crucero y se casaba el mismo dia que tu. Se divorciaron el mes pasado. --Pues, ya duraron mas que nosotros. ?Esta bueno el amigo de Mike? Si es como tu inglesito, hay que reconocer que tiene un buen polvo. --!Marga! --No te escandalices, no estoy pensando en liarme con un ingles y mucho menos con el tuyo. --No es mio--Salto a la defensiva--. ?Por que me miras asi? --Porque tu y el inglesito os traeis mucho rollito, no entiendo vuestra amistad y mucho menos que en todos estos anos no hayais sucumbido a la tentacion. --Solo somos amigos, si el sexo estuviera por medio nuestra amistad se hubiese jodido. Nada seria igual. --Amigos--Con sorna apunto--. Yo no os definiria asi. No os entiendo, os conoceis y pasais toda una noche hablando, contandoos vuestras vidas, os intercambiais numeros y empezais a mensajearos. La casualidad hace que coincidais en el mismo hotel de Paris y decidis pasar esos dias juntos, pero ni un beso, ni un...ni un...nada de nada, eso si, tomais la decision de pasar siempre cinco dias de vuestras vacaciones juntos en algun punto de Europa. Natalia, !hablais cada noche! ?Pensais seguir con este juego toda la vida? --Somos amigos, ?que hay de malo en hablar? ?No nos vemos nosotras casi todos los dias al salir del trabajo? Y bueno, lo de los viajes juntos sabemos que se acabara el dia que uno de los dos tenga pareja. --Nat, llamame loca si quieres, pero yo estoy segura que tu misma boicoteas tus relaciones y es por Mike. --Eso no es cierto.

  • Amantes en Shangri de Tina Isabel Leung

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    Lanying, una timida sichuanesa en sus veinte, viaja al Campamento de Conservacion Ambiental de la Montana en Nepal. Ahi, conoce a Vitor, un hombre misterioso con acento portugues. Ellos, junto con otros voluntarios internacionales - Parvana de Iran, Idunn de Islandia y Luca del Vaticano - empezaron La Tribu Shangri-La. La Tribu bloguea sobre ecologia y tiene una regla de reencontrarse todos los anos y hacer algo bueno por el planeta Tierra.
    Lanying se da cuenta rapidamente que Vitor es mas que un amigo para ella, pero ella no puede ignorar el hecho de que hay mas de 16.000 km de distancia entre sus ciudades natales.
    ?Su amor encontrara una manera de funcionar o estan destinados a separarse?

  • Todo Cuentos de Claudio Hernandez

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    Stephen King es un buen narrador de relatos y cada siete anos saca puntualmente, una antologia de cuentos, al cual mas sorpresivo. A mi, me encantan. Disfruto como un enano leyendo en voz alta sus cuentos. Algunos de ellos tan aterradores que los leo de dia. Pero el, es Stephen King y domina el arte. Yo soy un pugil a su lado, pero creo que he conseguido reunir bastantes relatos de calidad. Al menos eso creo yo, pero eso no puedo decirlo yo. Son ustedes, los lectores quienes juzguen. Si al acabar este libro-eso si lo acaban-me sentiria muy feliz por ello. Eso es porque algo se ha quedado retenido en mi mente, tras leer tantos relatos de King, Poe o Lovecraft. No, no me comparo con ellos, pero creo que en algunos casos he conseguido crear la atmosfera necesaria para que el cuento se pueda leer y no durante la noche. Se nota y mucho, que estoy influenciado por los mencionados maestros y de pronto recuerdo, en mi adolescencia, como buscaba los libros que contenian algun cuento de ellos, y otro buen punado de escritores del genero. Espero que disfruten leyendo, como yo escribiendolos. Espero que pasen mucho miedo y que de vez en cuando abran mas los ojos y no la boca. Eso seria un punetazo en la barriga para mi. Adelante. Lee. Claudio Hernandez La caja de los relatos 1 Con trece anos de edad Steve se encuentra una caja repleta de manuscritos, en el sotano de la casa de su tia. Esta de paso y es una de las muchas casas en las que vivira hasta la edad adulta, mucho mas adelante. Entonces recordara su ninez y que sintio al encontrar la caja, que rapidamente le dio el nombre de “Inicios”. Steve se acerca a la caja de carton amarillenta y empolvada, dispuesta como una forma siniestra en la penumbra. Se acerca lentamente, pero sin titubeos. Y piensa que de pronto podria salir de alli una enorme rata de largos dientes y un rabo como el palo de una escoba. Steve se acerca de todas formas. Un poco mas. Esta en silencio y de sus labios convulsos no sale ni un silbido, sus ojos, abiertos como platos otean en la penumbra. Alrededor de la caja. No hay nada. Salvo esta caja. Se acerca mas hacia ella y entonces su corazon comienza a palpitarle con desmesurada rapidez, en una ola creciente. Cada vez mas. Comienza a sentir calor. Las primeras gotas de sudor aparecen en su frente y una de ellas se introduce en su ojo derecho. De forma impulsiva se lleva la mano ahi y manotea sus enormes gafas de montura de hueso que casi se caen al suelo, las cuales estan arregladas con cinta adhesiva. Se acerca mas y mas. El galopante corazon parece latirle ahora en su propia mano. Y toca la caja, primero con la yema del dedo indice, despues con todos los dedos. La caja esta cerrada. Steve curva sus labios, traga aire y lo expulsa en un potente soplido. El polvo sale despedido como una tormenta de arena hacia todos lados. Entonces ve las iniciales D.E.K en una de las solapas de la caja. --?Que? Steve sopla una vez mas para eliminar el polvo restante que cubre la caja. Ahora su corazon estalla dentro de su pecho. ?Que sera amigo Steve? Ten cuidado con lo que te encuentras dentro de ella. Le sacude una voz interior. Ahora con las dos manos comienza a abrir la caja de carton. Y dentro ve algo. No es aterrador, no son ratas ni tan siquiera serpientes ni monedas como recordo, mientras miraba el interior de la caja, unas monedas que un amigo suyo escondio en el sotano de su casa para protegerlo de su hermano mayor. Recordo tambien que solto el tarro de monedas cuando escucho de su hermano que en el bosque habia un chico muerto. Pero pronto los recuerdos se diluyen al ver de nuevo el interior de la caja. Papeles. amarillentos, empacados y acordonados con una fina cuerda. Eran manuscritos. Hojas sueltas numeradas. todos los folios tenian texto. Mucho texto y a primera vista todos tenian una nota adjunta que decia, a malas penas si se leia, ” lo sentimos pruebe otra vez”. Steve saco todos los manuscritos de la caja mientras oteaba las hojas, habia palabras interesantes como “garras como espatulas”, y “se convirtio en un monstruo” y “muerte”. Eran las ocho y media de la manana y los primeros rayos del sol se atrevian a pasar por entre los huecos de la pared de tablas. El pulso del corazon galopante dio un vuelco de entusiasmo. A Steve le gustaban aquellas palabras y pronto supuso que eran historias de terror o quizas de ciencia ficcion. Y transcurrio la manana en el sotano leyendo aquellas viejas paginas amarillentas y rasgadas, mientras los rayos del sol se movian dentro del sotano formando diferentes formas de sombras. Y ya con el pulso estabilizado aunque extasiado o emocionado, se preguntaba que diablos significaban aquellas iniciales. D. E.K. --La cara mas horrible que se pudiera visto antes --susurro Steve. Y siguio leyendo frases escabrosas, horribles algunas y atractivas para el, otras. Habia encontrado una caja llena de relatos de terror y novelas de ciencia ficcion. Algo que le entusiasmaba. 2 Pasar los dias leyendo los manuscritos encontrados, en la penumbra de su habitacion, era todo lo mejor que le podia suceder, ya que en la escuela secundaria era objeto de todo tipo de burlas y eso le pesaba mucho. Steve, un nino de trece anos que habia aprendido el arte de amar la lectura y la escritura, era verdaderamente un nino solitario a los ojos del mundo. Sus palabras, cuando hablaba, casi ni se escuchaban. Hablaba poco. Mas bien susurraba y podia contar con los dedos de la mano cuantos amigos tenia. El y su nuevo descubrimiento ocupaban gran parte de su vida ahora. Escurridizo en la escuela, cerraba sus ojos bajo los gruesos cristales de sus gafas cuando le decian tacos. su miopia era evidente y caminaba casi encorvado debido a su delgadez y su altura. Su pelo negro, aplastado sobre el craneo, como una masa gelatinosa, mostraba todo tipo de formas en su peinado. Y todas las cosas segun el, no sucedian porque si, sino que tenian algun sentido. Un significado. Lo descubrio a medida que devoraba los relatos perdidos de aquella caja, cuyas iniciales todavia le sorprendian. 3 Mientras apuraba el cigarrillo de una larga calada, Steve miro de reojo el final de uno de los relatos. --Me encanta! --dijo de repente, al tiempo que dejaba las hojas amarillentas sobre la cama. --De que trata? --se intereso su hermano. --De un hombre que se infla a beber cerveza y se convierte en una masa deforme que devora gatos --se apresuro a contar Steve con un brillo inusual en sus ojos. --Uhmm --eso esta bien le contesto Ben, con la mente en otra parte. --Es fantastico!. todo lo que estoy leyendo es fantastico. Habla de maquinas que cobran vida, de un asesino en serie, de un pueblo controlado por los ninos --Steve estaba entusiasmado y su voz cada vez era mas grave--. Tambien hay alumnos que mueren y regresan de la muerte!. --Siempre te gustaron los cuentos de terror, ?eh? Hermanito. --Su voz sonaba distante. Steve se llevo una mano hacia el ojo derecho para quitarse una lagana y se aparto las gafas con sumo cuidado. No dijo nada. Solo se quito la lagana con el dedo indice y parpadeo ligeramente. Despues, se puso de nuevo las gafas y se quedo dubitativo, con la mejilla apoyada en uno de sus punos. Reino el silencio por un largo tiempo. Ben estaba ahora mirando a traves del cristal de la ventana que estaba sucio. Fuera nevaba copiosamente y los copos de nieve se estrellaban contra el cristal haciendose pedazos. Quizas, dibujando formas imposibles. De repente la voz de Steve, sono cascada, pero fuerte. --Algun dia sere un escritor profesional y me comprare un enorme coche --hizo unos cuantos ademanes de manos y dejo caer los brazos. Tambien dejo caer el cigarrillo consumido al suelo y lo aplasto con el pie izquierdo. Ben se volvio hacia el y asintio con la cabeza. 4 Las pesadillas eran recurrentes si y los trabajos para aportar algo mas en una casa pobre, eran sencillamente embarazosos. Steve tuvo junto con otro amigo de la escuela, que cavar durante una semana, varias fosas en las que iban a enterrar los ataudes. Steve no los vio y por ello le pregunto a su madre si habia visto morir a alguien de verdad. --Dos veces --respondio ella. Steve hinco los codos sobre la mesa y abrio mas los ojos. --?Y que vistes? --le interrogo inmediatamente, con un brillo inusual en sus ojos. Su madre movio la cabeza de un lado para otro y se llevo una mano a ella, como para sustentarla. --Nada --respondio con un silbido inaudible en la voz. --?Algo tuviste que ver? --insistio de nuevo Steve algo nervioso ya. Hubo un corto pero cansino momento de silencio y al fin contesto. --Vi paz. Se trataba de una nina de corta edad. Estaba morada pero todavia tenia los ojos abiertos. Habia algo de brillo en ellos pero que se iban apagando poco a poco --Trago saliva y dejo de hablar por otro ominoso y largo silencio. Despues continuo--. Un hombre le hizo el boca a boca y de la garganta de la nina salia agua, abundante agua, pero el brillo de sus ojos se perdian por momentos. Se puso mas amoratada. Pero ningun musculo de su cara reproducia dolor alguno. Estaba en paz. El hombre seguia haciendole el boca a boca. Salio mas agua y sus ojos se cerraron lentamente. Su cara estaba muy amoratada pero no afligida. Parecia que estaba durmiendo, salvo el color de su cara. Habia paz. Y silencio. No habia nada mas. Steve bajo los brazos de la mesa y se quedo dubitativo durante mucho tiempo. 5 Y esa noche Steve tuvo una pesadilla. Sono que su hermano Ben corria la misma suerte que la nina ahogada. Estaba recostado, en el suelo, a la orilla del lago Cristal. Sus ojos estaban abiertos y de su boca manaba agua sucia. Trataba de decir algo, pero Steve no conseguia escucharlo. En el sueno todo estaba en silencio. Los ojos de Ben se cerraron un instante y se abrieron despues. Su cara cada vez mas hinchada y amoratada estaba frente a el. Los ojos de su hermano le miraban, casi vidriosos. Y entonces el sonido se activo como si alguien le hubiera dado al interruptor. --La.Ca --dijo Ben en voz muy baja. Steve puso cara de sorpresa y horror al mismo tiempo. Sus facciones se debilitaron y dibujaron en su cara una preocupacion extrema. Quizas eran las arrugas que formaban surcos sudorosos y lo que representaba era miedo. Sencillamente eso. Miedo

  • Pornus de Ulises Novo

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    Una joven observa que un hombre masturba sin pudor a su novia en una cafeteria. Detras de esa relacion de pareja tan abierta y desinhibida hay, sin embargo, una historia de dolor y maltrato que alguien nos contara en primera persona. La joven, excitada al observar el comportamiento de la pareja, no dudara en participar de ese placer en publico. Pero ni ella ni nosotros podremos imaginar jamas las consecuencias de esa decision. PORNUS es una invitacion a comprender el sensacionalismo extremo que vive nuestra sociedad, no solo en cuanto al sexo como una forma de consumo, sino como una forma de esclavitud y de violencia sin precedentes.

  • El mapa del fin del mundo de Ignasi Serrahima

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    Embarcate en una de las mayores aventuras de la Historia de la humanidad: la primera vuelta al mundo de Juan Sebastian Elcano.

  • Amor y vino de Erina Alcala

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    Papa -le dijo Gino a su padre en su casona de la Toscana. -?Que pasa hijo? -He conseguido una importante venta a Estados Unidos, una red de restaurantes nuevos, en todo el pais, sobre todo en Nueva York. -Eso es estupendo, hijo, este ano nos viene mejor que nunca Gino. Tenemos excedente de cosecha que no vamos a poder vender. -Tu lo has dicho, pero hay un problema. -?Que problema si has encontrado donde introducir nuestros excedentes? -Lo seria si no nos faltara produccion. -Ahora te introduces en el mercado americano y vas a vender, no solo lo que nos sobra, sino lo que nos falta, que no tenemos y a ver de donde lo sacamos. Pero ?Por que has hecho eso? Eres demasiado impulsivo y competitivo, tenias que vender lo que nos sobra. Nada mas. -Me han pedido mas y no he querido decir no, porque perderiamos todo. ?Y si se echan para atras? -Pero hijo, si este ano ha sido muy buena la cosecha, -decia el padre sentado en la puerta, debajo de una gran parra que daba frescor al porche de piedra de la gran casona. Te has metido en un buen lio, a ver como salimos de el y donde encontramos unos vinos como los nuestros. El padre de Gino, Gaspare Santoro, habia sufrido una ciatica en la pierna y no podia moverse. Los dolores eran insoportables y ademas habia tenido una caida y el medico le recomendo reposo absoluto, pero Gaspare Santoro, no queria estar acostado, y lo tenian en su mecedora con la pierna en alto en el porche de la gran casona de piedra. Alli estaba bien. Y al frescor de la tarde. Cuando su hijo salio a hablar con el desde el despacho, se lo dijo. Y ambos estaban preocupados. El despacho lo tenia en pleno ventanal, desde donde veia todo el vinedo que tenian en la Toscana, un lugar maravilloso a las afueras de Grosseto, una ciudad antigua de mas de 81.000 habitantes, con un rio precioso, el Ombrone, a pocos kilometros de la costa del mar Tirreno. Gino se habia comprado una casa fabulosa cerca del rio, un barco pequeno y un jet no demasiado grande, pero iba todos los dias a los vinedos de su padre, donde trabajaba. A veces, se quedaba a dormir con sus padres y la abuela que aun vivia, en la gran casona que dominaba los vinedos interminables. Las bodegas, estaban situadas a la derecha de la casona, a un kilometro de ella. Desde que Gino salio de la universidad y antes, le habia encantado el campo, la bodega, los vinedos... Comprarse la casa, fue un lujo para llevar a chicas y tener algo propio en la ciudad. Era joven y queria algo suyo, y tenia mas que cualquier chico de su edad, claro que eran ricos. Eran uno de los bodegueros mas famosos de la Toscana, tambien los mas ricos. Y de la mitad de Italia. Tenian coches, para el campo, para salir... Gino tenia un BMV y hasta un pequeno avion privado que usaba cuando tenia que ir a ver clientes fuera del pais, donde exportaban mayoritariamente o dentro del pais, pero lejos. Y ahora acababa de introducirse en el mercado americano, con un problemilla por resolver. -?Y que piensas hacer Gino? Hijo eres impulsivo. No puedes ofrecer lo que no tienes, aunque te lo pidan. Le repetia el padre machaconamente. -Buscar un vino parecido al nuestro, este ano ha sido un ano de produccion para todo el mundo. -Pero ninguno es como el nuestro, lo sabes y no pues mandarle un vino diferente al que les has ofrecido, a ver donde vas a buscarlo hijo. ?Te has comprometido? -Si, lo he hecho porque si no, no sacamos nuestro excedente y el mercado americano es el que mas paga. -Pero Gino, yo jamas he hecho eso en mi vida. -Voy a solucionarlo, no te preocupes, tengo un mes para eso, mes y medio para enviarles los vinos aparte de a nuestros clientes habituales. Eso ya lo estan embotellando y metiendo en cajas en la bodega y enviandose. Mateo esta en ello con los trabajadores. Y yo tengo que ir a Espana. -A Espana, si, me voy esta noche en el jet. -Pero a Espana ?Por que? -Hay una ciudad en el sur, bueno, un pueblo grande, Jerez de la Frontera y espero no equivocarme. Un pueblo bodeguero por excelencia. Alli hay un vinedo, sus vinos son iguales a los nuestros. Y se que tienen excedentes suficientes, los que nos faltan y no tienen donde venderlos. -?Estas seguro? -Lo estoy, nuestro sumiller los ha probado, toma... -Y le puso dos copas delante.-El padre los probo. -No bebas demasiado con las medicinas. Solo probarlos. -Son iguales Gino. Bueno, un poco... -Son practicamente iguales. -Si, iguales del todo. Eso no es normal. ?Y conoces la bodega? -He estado estudiandola. Se llama Casa de la Marquesa. La lleva un tal Juan Luis Perez con sus hijas Soledad y Elvira. Perez, es viudo, Elvira se encarga de los vinedos y Soledad de la bodega, y las ventas y supongo que todo lo relacionado con el despacho. Con ella es con la que tengo que tratar. Estos son-y le enseno las fotos de padre y de sus hijas en la bodega. -!Que guapas son! Son chiquitas como me gustan. ?No te gusta alguna Gino? -!Papa!... Estamos en otra cosa. -Eres un soso. No te gustan sino esas con las que sales. Guapas, si pero no son mujeres para el campo. Y Gino no queria iniciar una y otra vez a misma conversacion con su padre. Vivia bien, mejor que queria, tenia todo en la vida y el trabajo que le encantaba. Le gustaba vestir bien cuando volvia de los vinedos e ir a sitios exclusivos. Para ellos trabajaba como un mono durante la semana y habia hecho de los vinedos lo que eran y su padre estaba muy orgulloso de el, pero en ese aspecto... -Ademas -continuaba Gino-puedo dejar el jet en el pueblo, tiene un pequeno aeropuerto. Ya hemos hablado con el aeropuerto. -Pero Gino, ?Sabes si tiene produccion para venderte? ?Has hablado con ellos? -No, ire directamente. -?Y si lo tiene vendido a otras personas? -De momento no, por eso nos vamos esta noche. -Bueno tu veras, pero ir sin llamar ni avisar me parece el factor sorpresa. -A ver si te vas a llevar tu la sorpresa y tienen vendidos los vinos... -Lo se de buena tinta. Les va a sobrar, y sera nuestra, se la compraremos. Han tenido demasiada produccion para los vinos jovenes como los nuestros. No tienen suficientes clientes. No es una gran bodega como la nuestra a gran escala. Asi que le haremos una oferta que no podran rechazar. -A ver si no vamos a ganar nada. -Vamos a ganar, ?Cuando has visto que tu hijo pierda algo? -Nunca, la verdad. Deberia retirarme en cuanto tenga bien la pierna. Tu madre me lo dice. -No digas tonterias papa, tienes 60 anos, y las bodegas te necesitan si no quieres ir al campo, solo echas un vistazo y a la bodega. -Bueno, ?Llevas dinero? -Claro. -?Cuanto piensas comprarles? -Todo lo que les sobre. Lo necesitamos. -Bueno, espero que tengas suerte. ?Cuando sales? -A las seis, tardaremos unas tres horas. Nos quedaremos en un hotel y manana por la manana les hago una visita, alquilo un coche. -Me llamas. -Claro que si papa. Dame un abrazo, me despido de mama, me tengo que ir, me llevo a Marco, viene conmigo, y Mauro el piloto. Y Virginia. -Tened cuidado. -Lo tendremos. El tiempo es bueno. -Suerte. Ya me cuentas. Y Gaspare Santoro, penso que le hubiese gustado tener el arranque de su hijo, pero su hijo habia comprado tierras aqui y alla y habia conformado uno de los vinedos mas grandes de lo que el jamas habia sonado. Era un buen hijo y estaba orgulloso de lo que habia conseguido en esos siete anos. En la bodega La Marquesa De Jerez, Soledad hablaba con su padre en el cortijo que tenian en el vinedo, la decima parte o mucho menos que el vinedo de Gino. Solo exportaban vino dentro de Espana, tenian sus clientes principalmente en Andalucia, el sur, pero ese ano la produccion era excesiva y Soledad, su hermana Elvira y su padre, estaban preocupados por ver a quienes vendian su excedente. Soledad buscaba a diario, pero nada, no habia manera. -Papa, ha habido demasiada produccion y no puedo sacarla toda. Vamos a tener un excedente sin poder sacarlo-le decia Soledad. -No te preocupes, -le dijo el padre -sigue llamando a clientes y les ofreces mas, busca clientes, restaurantes en el norte. -?Crees que no lo he hecho? llevo una semana y me temo que vamos a perder un buen dinero si no encuentro quien nos compre la cosecha. -Bueno, deja ya eso, es de noche, -su hermana Elvira-vamos a cenar y manana ya veremos con mas claridad, Soledad. Soledad, era la menor de las hermanas. Se llevaba 3 anos con su hermana, se preocupaba mucho por la Hacienda, llevaba todo, excepto los vinedos que esos eran de Elvira y habia trabajado bien ese ano, tanto que tenian vino de sobra. Soledad, echaba una ojeada a la bodega y llevaba las cuentas y ventas. Su padre era mas del campo. Pero ella habia estudiado en la universidad y habia hecho un curso de sumiller que le sirvio de mucho para su bodega. Tenian un vino tinto y otro dulce, pero su fuerte, era el vino blanco. La super produccion le preocupaba porque no tenia donde ubicarlo. Era una pena que tuviera una buena cosecha y se desperdiciara. Soledad era pequena, le pelo largo, unos ojos verdes grandes, de largas pestanas y un cuerpo bien proporcionado, con una trenza o una cola alta siempre para el trabajo, unas botas, vaqueros y camisetas, era lo que mas utilizaba. Su hermana Elvira era un poco mas alta que ella, pero eran guapas ambas, los ojos marrones como su madre, que les falto cuando Elvira tenia 10 anos y Soledad de 7, de un cancer. Si salian, se vestian como jovenes que eran con 24 anos Soledad y 27 Elvira. Trabajaban tanto que no salian apenas. Desde que su madre murio hacia unos anos, estuvieron cuidando de su padre y Soledad, terminaba la carrera y el curso, e iba todos los fines de semana a casa desde Sevilla donde estudiaba Administracion de Empresas. Y en ese tiempo fue Elvira la que con su padre se encargaba de todo, hasta que Soledad volvio y le descargo trabajo a su hermana. No tenian tiempo de nada, entre la enfermedad de su madre, su muerte, cuidar a su padre, no tenian tiempo para chicos ni para salir, ademas sus amigas estaban en Sevilla, las de las dos que habian estudiado alli. Sin embargo, ya estaba empezando a salir porque Elvira decia que eran jovenes y debian salir los fines de semana, que tenian hombres que se encargaban del campo y de la bodega y Maria que cuidaba la casa, le podia echar un ojo a su padre, porque ultimamente se desorientaba mucho. Estaba como en su mundo. Fue progresivo desde que murio su madre, pero le habian aumentado las ausencias. Lo bueno es que vivian en el cortijo que estaba a cinco kilometros de Jerez. A la manana siguiente, llego al cortijo y coche negro impresionante, como de ejecutivos. Pero ella sabia que era un coche alquilado del aeropuerto, los conocia, por otros clientes que iban al cortijo. Estaba saliendo de la bodega y se acerco a la casa donde paro el coche. Su padre estaba en el campo con Elvira y Maria, que se encargaba de la casa, salio a recibir a esos dos hombres impresionantes y elegantes. Y Soledad vio como Maria la senalaba. Cuando se acerco, los saludo. -!Hola! Soy Soledad Perez, duena de esta bodega, bueno mi padre es el dueno y ustedes son... dandoles la mano, primero al que parecia llevar la batuta en la conversacion y que era un modelo de tio bueno y moreno con unos ojos verdes de muerte. -!Hola! Senorita Perez. -Y le apreto la mano como hacen los ejecutivos, ni lacia ni demasiado fuerte, con entusiasmo. -Soledad por favor. -Entonces me llama Gino, Gino Santoro y el es mi secretario Marco. -?Son italianos? -Somos italianos, si senorita. De la Toscana. -?Y que hacen en mi bodega y en mi casa desde tan lejos? -Negocios.- Contesto Gino con firmeza y esa voz preciosa y susurrante que tenia como si te hiciera el amor, mirandola de arriba abajo. -?Nos sentamos, por favor? ?Quieren cafe, limonada, cerveza... Si no han desayunado Maria puede prepararles algo. -Gracias, cafe solo. Hemos desayunado. Se lo agradecemos. Y Soledad, le dijo a Maria que trajera cafe y leche y unas pastas. Les senalo el sitio en la gran mesa que a Gino le recordo a la que tenian en sus vinedos. Y se sentaron uno a cada lado de Soledad. -Habla bien espanol. -Si, gracias. -Hablo unos cuantos idiomas, ?y usted? -Ingles, italiano y Castellano simplemente. No me exigian mas en la carrera y no he tenido tiempo. Llevo esto casi sola. Pero, llamame, Soledad y te llamare Gino, eres joven -dijo ella alegremente. Era alegre y simpatica, una buena anfitriona. -Gracias, mejor asi, Soledad. Al menos nos entendemos, si no en castellano, en italiano. -Bueno, mi padre esta dando una vuelta al campo, aunque yo tomo las decisiones, pero puedes decirme mientras viene, que te trae desde tan lejos. Asi que usted dira, Gino Santoro. -Y Gino le sonrio.

  • Los adictos de Paolo Roversi

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    Offenburg (Alemania), 1994 Al comisario Jurgen Fischer el nombre no le habia parecido nunca tan apropiado como aquella Nochebuena: Selva Negra. Se referia al inmenso bosque que rodeaba y deglutia, con sus imponentes abetos, aldeas y caminos de la region de BadenWurtemberg, una zona que se extiende, de norte a sur, a lo largo de cientos de kilometros. Obviamente, el origen de aquel apelativo se debia a la densisima vegetacion aunque, en aquel momento, el color predominante del paisaje era el blanco. Hacia horas que era noche cerrada y la nieve no habia dejado de caer desde la manana. Las pesadas botas de Fischer se hundian hasta los tobillos haciendole dificil avanzar. Acompanando al comisario iba Conrad Berger, un guia experto que, pese a conocer el lugar como la palma de su mano, despotricaba debatiendose por encontrar la direccion correcta. Fischer recordaba haber leido en una de las publicaciones para turistas a la venta en todas las librerias de Friburgo a Stuttgart que por alli habia mas de veinte kilometros de senderos para excursionistas: un autentico laberinto, teniendo en cuenta las actuales condiciones atmosfericas. Por no hablar de que, con aquella oscuridad y con los copos de nieve cayendo densos, parecia que estuviesen caminando por una landa remota de Alaska mas que por un paraiso de amenos paseos en el corazon de Alemania. Para hacer honor a la verdad, aquella zona no era ni siquiera competencia suya, pero los colegas de Friburgo, ya bajo minimos debido a las vacaciones, habian quedado aislados por la nevada y le habia tocado a el bailar con la mas fea. La llamada habia llegado cuando se encontraba a medio camino entre Baden Baden y Offenburg, donde vivia su hermana Adelmute. Como cada ano, se dirigia a su casa para pasar las fiestas. Sus superiores no tenian la mas minima duda de que aceptaria: Fischer no estaba casado ni tenia hijos, asi que el espiritu navideno no lo contagiaba y no tenia ningun problema en trabajar ni siquiera en Nochebuena. --Jurgen, hay que hacer una comprobacion de rutina. Y, visto que vas de camino a Offenburg, eres el que mas cerca esta... Te acompanara un guia experto para que no te pierdas en el bosque. Aunque no se habia podido negar, comenzaba ya a arrepentirse. La tormenta de nieve no daba senales de amainar y el rastro luminoso que habia dejado en el cielo la bengala que habia desencadenado todo aquello hacia ya un rato que se habia extinguido. Por suerte, Berger y los muchachos del rescate de montana habian tenido tiempo de calcular con cierta aproximacion el punto exacto desde el que se habia disparado aquel haz, y ahora Fischer y el guia se dirigian hacia alli. No sabian que les esperaba. Podia tratarse de cualquier cosa: una indisposicion, en cuyo caso Conrad se encargaria de estabilizar al paciente gracias a su cualificacion, a la espera del rescate. Si, en cambio, habia sucedido algo mas, bueno, Fischer estaba alli, con su placa y su pistola, precisamente para eso... Disparar una bengala de socorro, del tipo usado en el mar por las embarcaciones en dificultades, era una practica bastante comun en aquella zona para situaciones de emergencia. Por ejemplo, si las lineas telefonicas no funcionaban o, lo que era mas realista, si los habitantes de las cabanas esparcidas por el bosque no tenian siquiera telefono. Varias familias vivian en el corazon salvaje de la Selva Negra y quizas en aquel momento alguna estaba en apuros. Los dos hombres avanzaban despacio entre los troncos de altos arboles y un manto blanco que no dejaba de engordar. El guia llevaba en la mano derecha una brujula y buscaba el mejor recorrido para llegar al punto calculado. En la izquierda empunaba una linternita con la que iluminaba la nieve ante ellos. Estaban siguiendo lo que, en condiciones normales, debia de ser un sendero de tierra, pero que, en aquella situacion, era un trayecto arduo. Fischer se pregunto si estarian, de verdad, avanzando en la direccion correcta. Y a la busqueda... ?de que? No estaba claro. Habian transcurrido ya cuatro horas desde la senal de socorro, una eternidad si quien habia pedido ayuda estaba en peligro de muerte... Tras otras dos horas de esfuerzo, llegaron por fin a su destino. Berger echo un vistazo rapido y se volvio asustado hacia el comisario senalando algo ante el. La debil luz de su linterna ilumino una mancha roja en la nieve. A primera vista, parecia un animal herido. En la Selva Negra eran frecuentes escenas asi: cazadores y cazados empenados en la eterna lucha por la supervivencia. Podia tratarse de un ciervo o de un corzo atacado por lobos. Fischer se acerco otro paso: la victima no tenia ni patas ni pezunas, sino un par de robustas botas con suela antideslizante. La nieve dejo de caer de pronto. Solo entonces el policia se dio cuenta del gran silencio piadoso que lo rodeaba. Ante sus ojos se abria un pequeno claro delimitado por la espesura del bosque, un circulo perfecto en medio de los abetos. En el centro del escenario, aquel inquietante charco rojo. El guia encendio los focos que llevaba en la mochila, y entonces Fischer pudo ver aquel horror que seria incapaz de olvidar durante el resto de su vida... 1 Ginebra (Suiza), actualidad Rebecca Stark observaba fascinada el chorro de agua que se alzaba potente hacia el cielo desde el centro del lago Leman. Aquella manana de finales de abril era como si estuviese viviendo un sueno: un jet privado habia volado expresamente a Londres para llevarla a la cita. Habia embarcado en el London City Airport bajo la lluvia y desembarcado en Suiza, donde la habia recibido un templado dia de sol. Ahora estaba sentada en un sillon de diseno, en un lujoso despacho de grandes ventanales. Frente a ella, al otro lado de un escritorio con la superficie de cristal, se encontraba Grigori Ivanov, un magnate ruso del petroleo al que habia conocido hacia casi un ano, cuando lo habia tenido como paciente. Ivanov era un hombre alto y elegante, de unos sesenta anos, con ojos grises y el cabello del mismo color, muy corto. Llevaba un traje oscuro sin corbata y un reloj de oro, adquirido, casi seguro, en una de las muchas joyerias de la ciudad. Mientras lo escuchaba, Rebecca habia vuelto a las semanas --ocho en total-- durante las que su interlocutor habia estado a su cuidado. Entonces, el ruso no habia mostrado ni rastro de la seguridad y la determinacion de la que hacia gala ahora. Cuando lo habia conocido en su consulta de Kensington, se habia encontrado con un hombre de rostro demacrado, mirada huidiza y expresion apagada, fisicamente debilitado por las malas costumbres. Solo en aquel momento se dio cuenta Rebecca de que Ivanov le habia hecho una pregunta. --?Perdone? --He dicho que se estara planteando el por que he querido verla con tanta urgencia... La mujer no respondio. Se limito a inclinar levemente la cabeza. --Como sabe, soy muy rico y presumo de ser tambien un discreto hombre de negocios. Pero, para lo que tengo en mente, no pienso en los beneficios. Al menos, no en los inmediatos, porque todo se hace por interes propio, ?verdad? Sere directo, doctora: quiero que proporcione a otros la ayuda que me presto a mi. Mi deseo es que su metodo beneficie y cure a todas las personas posibles, a cambio de una compensacion justa, por supuesto. Rebecca lo miro interrogativa, como un jugador de ajedrez observaria a su contrincante en espera de su siguiente movimiento. --Le estoy proponiendo que trabaje para mi. ?Le interesa? Ella volvio a mirarlo desafiante, aunque en el fondo admirada. ?Podia fiarse de el? Segun el historial medico que ella misma habia redactado, si: estaba perfectamente curado. Hacia ya ocho meses que no se producian recaidas y, a ojos vista, el magnate era el vivo retrato de la salud. Por desgracia, y tambien esto lo habia aprendido con los anos, a menudo las apariencias enganan. Especialmente en el caso de enfermedades como las que ella trataba en su consulta, en las que los pacientes se convierten en habiles impostores y hacen de la mentira un arte para ocultar su perturbacion a los demas. Ivanov se puso en pie y Rebecca sintio que debia hacer lo mismo. Se acercaron al resplandeciente ventanal calentado por los rayos de sol. --Su metodo es fantastico, doctora. !Usted es fantastica! Por eso he decidido invertir. Rebecca no sabia si sentirse halagada o asustada.

  • De las cenizas, Molly Mcadams de Molly Mcadams

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  • El latigo del Cowboy de Jorge Borges

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    Mark era un hombre sencillo.
    Desde que fallecio su esposa.
    Un rancho en la montana.
    Y una vida en solitario.