• libro la cancion de los caballos - Ricarda Jordan

    https://gigalibros.com/la-cancion-de-los-caballos.html

    Las andanzas de la romantica y aventurera Aenlin en la Espana del Cid Campeador.

  • LA CANCION DE LOS CABALLOS | RICARDA JORDAN

    https://www.casadellibro.com/libro-la-cancion-de-los-caballos/9788466666268/9665101

    El libro LA CANCION DE LOS CABALLOS de RICARDA JORDAN en Casa del Libro: ¡descubre las mejores ofertas y envíos gratis!

  • La canción de los caballos (Histórica) Tapa blanda - Amazon.es

    https://www.amazon.es/canci%C3%B3n-los-caballos-Hist%C3%B3rica/dp/8466666265

    La canción de los caballos (Histórica) : Jordan, Ricarda: Amazon.es: Libros.

  • La canción de los caballos Versión Kindle - Libros - Amazon.es

    https://www.amazon.es/canci%C3%B3n-los-caballos-Ricarda-Jordan-ebook/dp/B07TZ2DJTW

    La canción de los caballos eBook : Jordan, Ricarda: Amazon.es: Libros.

  • La canción de los caballos - Anika Entre Libros

    https://anikaentrelibros.com/la-cancion-de-los-caballos

    Título: La canción de los caballos. Título Original: (Das Lied der Pferde, 2019) Autor: Ricarda Jordan Editorial: Ediciones B. Copyright:.

  • La canción de los caballos - Ricarda Jordan - Lecturalia

    https://www.lecturalia.com/libro/99594/la-cancion-de-los-caballos

    Este libro todavía no ha sido comentado ¿Quieres ser el primero ? Otros libros del autor. El ...

  • canción de los caballos, la - La llar del llibre

    https://www.llardelllibre.cat/es/libro/cancion-de-los-caballos-la_931072

    Disponibilidad inmediata. 10,95 €. Comprar. Otros libros del autor.

  • La canción de los caballos by Ricarda Jordan - Goodreads

    https://www.goodreads.com/book/show/52196147-la-canci-n-de-los-caballos

    Vaya por delante que no soy ni muy de romántica ni muy de novela histórica. Compré este libro por las referencias a los caballos. La novela me recuerda, ...

  • Libro: La canción de los caballos - 9788466666268 - Marcial ...

    https://www.marcialpons.es/libros/la-cancion-de-los-caballos/9788466666268/

    La canción de los caballos.[ Jordan, Ricarda; ]. Aenlin, una chica intrépida e inteligente de trece años, hija de un mercader de Colonia y apasionada de los ...

  • LA CANCIÓN DE LOS CABALLOS - RICARDA JORDAN

    https://www.alibrate.com/libro/la-cancion-de-los-caballos/5e73c8f5c89bec059b89e424

    Encuentra el libro LA CANCIÓN DE LOS CABALLOS en Alibrate. Descubre reseñas, sinopsis, frases y más de este libro de RICARDA JORDAN. Puedes comprar el libro ...

  • Libro La Cancion de los Caballos, Ricarda Jordan, ISBN ...

    https://www.buscalibre.es/libro-la-cancion-de-los-caballos/9788466666268/p/51970136

    Libro La Cancion de los Caballos, Ricarda Jordan, ISBN 9788466666268. Comprar en Buscalibre - ver opiniones y comentarios. Compra y venta de libros ...

  • King (La Hermandad de los Solteros 1) de Kendra Little

    https://gigalibros.com/king-la-hermandad-de-los-solteros-1.html

    El gobierna un imperio de venta al por menor. Siempre consigue lo que quiere... hasta que la encuentra a ella.

  • Persuasion (Placeres prohibidos 2) de Adrian Blake

    https://gigalibros.com/persuasion-placeres-prohibidos-2.html

    Pidio veinticuatro horas… pero ahora Derek necesita mas.
    Gabrielle intenta olvidarle, pero volveran a encontrarse.
    Ella quiere experimentar. El esta dispuesto a intentarlo
    ?Sera Derek capaz de superar las duras pruebas que debera superar para estar con ella?

  • Perfect de Alison G. Bailey

    https://gigalibros.com/perfect.html

    <>

  • Tus Secretos (Tu Silencio 2) de Virginia Camacho

    https://gigalibros.com/tus-secretos-tu-silencio-2.html

    Ana ha llegado a la ciudad junto con su mejor amiga y sus hermanos para cambiar, para ser libre, para mejorar. Pero hay alguien que no aprecia los esfuerzos que ella hace, y solo la ve como la campesina que alguna vez fue, haciendo caer sobre ella la sentencia de que aunque se vista de oro, seguira siendo la misma. O eso es lo que ella cree.
    Carlos es un hombre de negocios ante todo. Tiene su vida organizada, su destino y futuro trazados, pero guarda un secreto que lo ha venido carcomiendo desde hace mucho tiempo, y ya no podra aguantarlo. Pronto aprendera que el amor, entre mas intentes contenerlo, mas desbordante se hara

  • Tarjeta Amarilla de Paolo Bacigalupi

    https://gigalibros.com/tarjeta-amarilla.html

    Los machetes relucen en el suelo del almacen, reflejando una roja conflagracion de yute, tamarindo y muelles percutores. Ya estan por todas partes. Los hombres con sus panuelos verdes en la cabeza, sus consignas y sus hojas chorreantes. Sus voces resuenan en el almacen y en la calle. El hijo numero uno ya ha desaparecido. A Flor de Jade no consigue encontrarla, da igual cuantas veces pedalee su numero de telefono. Los rostros de sus hijas se han partido por la mitad, como durios afectados por la roya. Mas llamaradas. La negra humareda se enrosca a su alrededor. Atraviesa las oficinas del almacen a la carrera, dejando atras las carcasas de madera de teca y los pedales de hierro de los ordenadores, los montones de ceniza que senalan el lugar donde sus empleados se han pasado la noche quemando documentos, eliminando los nombres de las personas que han ayudado a las Tres Velas. Corre, asfixiado por el calor y el humo. Una vez en su elegante despacho, se abalanza sobre los postigos de la ventana y forcejea con los pestillos de bronce. Embiste con el hombro contra la madera pintada de azul mientras el almacen arde y los hombres de piel tostada irrumpen como una marabunta, blandiendo sus viscosos cuchillos escarlatas… Tranh se despierta, sin aliento. Unos afilados cantos de cemento se clavan en las protuberancias de su espinazo. Un asfixiante muslo salobre le cubre la cara. Aparta de un empujon la pierna del desconocido. En la penumbra resplandecen pieles barnizadas de sudor, marcadores impresionistas que senalan la posicion de los cuerpos que fluctuan y se agolpan a su alrededor. Ventosidades, gemidos y vuelcos, carne contra carne, hueso contra hueso, los vivos y los muertos a causa del calor, todos juntos. Un hombre tose. Pulmones humedos y gotitas de saliva que surcan el aire hasta el rostro de Tranh, que tiene la espalda y el vientre pegados a las sudorosas pieles desnudas de los desconocidos que lo rodean. La claustrofobia se revuelve en su cubil. Se obliga a contenerla. Se obliga a yacer inmovil, a respirar de forma acompasada, hondamente, a pesar del calor. A paladear las sofocantes tinieblas con toda la paranoia de su mente de superviviente. Se mantiene despierto mientras los demas duermen. Conserva la vida cuando otros hace ya mucho que la perdieron. Se obliga a permanecer inmovil, y a escuchar. Suenan timbres de bicicleta. Abajo, a lo lejos, a diez mil cuerpos de distancia, a toda una vida de distancia, suenan timbres de bicicleta. Se desenreda de la madeja humana, arrastrando tras el el saco de canamo que contiene sus pertenencias. Llega tarde. De todos los dias en los que podria demorarse, este es el peor. Se cuelga la bolsa de un hombro huesudo y baja las escaleras a tientas, pisando con cuidado entre el alud de carne dormida. Sus sandalias se deslizan entre familias enteras, amantes y hambrientos fantasmas al acecho, rezando para no resbalar y partirle el cuello a algun anciano. Paso, tanteo, paso, tanteo. Una maldicion se eleva de entre la masa. Los cuerpos ruedan y se sacuden. Recupera el equilibrio en un rellano, entre los privilegiados que yacen horizontalmente, y continua anadeando. Abajo, siempre hacia abajo, doblando mas recodos en la escalera, pisando con cuidado en el manto que forman sus compatriotas. Paso. Tanteo. Paso. Tanteo. Otro recodo. Un destello de luz grisacea se insinua a lo lejos. Un soplo de aire fresco le besa la cara, le acaricia el cuerpo. La catarata de carne anonima se materializa en individuos, hombres y mujeres amontonados unos encima de otros, con el cemento por almohada, apoyados en la pendiente de la escalera sin ventanas. La luz gris se torna dorada. El tintineo de los timbres suena ya con mas fuerza, tan claro como el repicar de las alarmas de cibiscosis. Tranh sale de la torre de pisos y se zambulle en la marea de vendedores de congee, tejedores de canamo y carros de patatas. Apoya las manos en las rodillas y jadea, llenandose los pulmones de remolinos de polvo y estiercol pisoteado, agradeciendo cada bocanada de aire mientras el sudor mana a chorros de su cuerpo. De la punta de su nariz caen perlas salobres cuya humedad salpica el empedrado rojo de la acera. El calor mata a las personas. Mata a los ancianos. Pero el ha salido del horno; no ha perecido asado, pese al ardor de la estacion seca. Las bicicletas y sus timbres pasan por su lado como bancos de carpas, camino de los respectivos puestos de trabajo de sus duenos. La torre de pisos se cierne a su espalda, cuarenta alturas de calor, enredaderas y hongos. Una ruina vertical de ventanas rotas y apartamentos saqueados. Un residuo del esplendor de la antigua Expansion energetica, devenida ahora en recalentado ataud tropical, sin aire acondicionado ni electricidad que lo protejan del implacable sol ecuatorial. Bangkok mantiene a sus refugiados encerrados en el palido firmamento azul, con la esperanza de que no salgan de alli. Y sin embargo el ha emergido con vida, pese al Senor del Estiercol, pese a los camisas blancas, pese a los anos; una vez mas, ha bajado de los cielos abriendose paso con unas y dientes. Tranh endereza los hombros. La gente remueve woks repletos de fideos y extrae humeantes bolas de baozi estofado de sus ollas de bambu. El engrudo gris de arroz U-Tex rico en proteinas inunda el aire con la pestilencia del pescado podrido y los aceites acidos saturados. El estomago de Tranh se encoje de hambre y una pelicula de saliva pastosa le reviste la boca, todo cuanto consigue invocar su cuerpo deshidratado ante el olor a comida. Los gatos demonio rondan las piernas de los vendedores ambulantes como tiburones, aguardando a que caiga algun bocado, atentos a la menor ocasion de latrocinio. Sus relucientes formas camaleonicas centellean parpadeantes, revelando indicios de pelajes manchados, siameses y anaranjados antes de confundirse con el telon de fondo de las paredes de cemento y las hordas hambrientas contra las que se rozan. Los woks arden con fuerza, resplandecientes de metano tenido de verde, emitiendo nuevos aromas conforme los fideos de arroz chapotean en el aceite caliente. Tranh se obliga a girar sobre los talones. Se abre paso a empujones entre el gentio, arrastrando la bolsa de canamo con el, ignorando a quien golpea y quien lo impreca a su espalda. Las victimas del Incidente ocupan los portales, agitando las extremidades amputadas y mendigando a aquellos que tienen un poco mas que ellas. Acuclillados en taburetes para el te, algunos ven como se acumula el bochorno de la jornada mientras fuman diminutos cigarrillos de tabaco de hoja dorada de contrabando liados a mano que saltan de boca en boca. Las mujeres conversan en corrillos, manoseando nerviosas sus tarjetas amarillas mientras esperan a que los camisas blancas aparezcan y les renueven los sellos. Los tarjetas amarillas se extienden hasta donde alcanza la vista: un pueblo entero, refugiados en el gran reino de Tailandia tras huir de Malaca, donde de repente habian dejado de ser bienvenidos. Un denso coagulo de desplazados sometidos a la autoridad de los camisas blancas del Ministerio de Medio Ambiente, como si no fueran mas que otra especie invasora que contener, como la cibiscosis, la roya y el gorgojo pirata. Tarjetas amarillas, personas amarillas. Huang ren por todas partes, y Tranh llega tarde a la unica oportunidad de escapar de su presa. Una sola oportunidad en todos sus meses como refugiado chino tarjeta amarilla. Y llega tarde. Se abre camino junto a un vendedor de ratas, traga otro torrente de saliva ante el olor de la carne asada y se adentra corriendo en un callejon, en direccion a la bomba de agua. Frena en seco. Otras diez personas hacen cola delante de el: ancianos, jovenes, madres, chiquillos. Se le hunden los hombros. Le gustaria indignarse ante semejante reves. Si tuviera energias para ello… si hubiera comido bien ayer, o anteayer, o incluso el dia anterior, gritaria, tiraria la bolsa de canamo al suelo y la pisotearia hasta reducirla a polvo… pero sus calorias estan demasiado bajas. No es mas que otra oportunidad malograda gracias a la mala suerte de los huecos de la escalera. Deberia haber dado sus ultimos baht al Senor del Estiercol para alquilar un espacio en algun apartamento cuyas ventanas dieran al este a fin de ver el sol en cuanto despuntara y levantarse temprano. Pero opto por racanear. Con su dinero. Con su futuro. ?Cuantas veces les habia dicho a sus hijos que gastar dinero para ganar mas dinero era perfectamente aceptable? Pero el timido refugiado tarjeta amarilla en que se ha convertido le aconsejo que reservara los baht. Como un ignorante raton de campo, eligio aferrarse a su dinero y dormir en huecos de escalera negros como la brea. Deberia haberse alzado como un tigre y haber hecho frente al toque de queda y a las porras de los camisas blancas del ministerio. Ahora llega tarde, apesta a hacinamiento y debe hacer cola detras de otros diez, todos los cuales deben beber y llenar un cubo y cepillarse los dientes con el agua marron del rio Chao Phraya. Hubo una epoca en que exigia puntualidad a sus empleados, a su esposa, a sus hijos y a sus concubinas, pero eso era cuando poseia un reloj de pulsera de cuerda y podia contemplar el lento desgranar de los minutos y las horas. De vez en cuando daba vueltas al muelle diminuto, escuchaba su tictac y azotaba a sus vastagos por su actitud indolente. Se ha vuelto viejo, lento y estupido, de lo contrario habria previsto esta situacion. Como deberia haber previsto la creciente beligerancia de los Panuelos Verdes. ?Cuando se emboto tanto su mente? Uno por uno, los demas refugiados terminan con sus abluciones. Una madre con la dentadura mellada y brotes grises de fa' gan tras las orejas llena su cubo, y Tranh avanza. El no tiene ningun cubo. Tan solo la bolsa. La preciada bolsa. La cuelga junto a la bomba y se cine el sarong en torno a las caderas enjutas antes de acuclillarse debajo del cano. Tira de la palanca de la bomba con un brazo esqueletico. Lo bana un chorro caliente de agua marron. La bendicion del rio. La piel se descuelga de su cuerpo con el peso del agua, tan flacida como la de un gato afeitado. Abre la boca y bebe el liquido arenoso, se frota los dientes con un dedo, preguntandose que protozoos podria estar engullendo. No importa. Ahora confia en la suerte. Es lo unico que le queda. Los ninos observan como se bana el cuerpo arrugado mientras sus madres rebuscan entre las pieles de mango de PurCal y las cascaras de tamarindo de Red Star con la esperanza de encontrar algun pedazo de fruta sin contaminar por la cibiscosis.111mt.6… ?O es 111mt. 7? ?O mt.8? Antes conocia todas las plagas biologicas de diseno que las afectaban. Sabia cuando estaba a punto de malograrse una cosecha, y si los nuevos bancos de semillas estaban pirateados. Se beneficiaba de esos conocimientos llenando sus cliperes con las semillas y las hortalizas adecuadas. Pero de eso hace toda una vida. Le tiemblan las manos cuando abre la bolsa y saca su ropa. ?Es la edad o la emocion lo que le hace estremecer? Ropa limpia. De calidad. El traje de lino blanco de un hombre adinerado. El atuendo no era suyo, pero ahora si, y lo ha mantenido a salvo. A salvo para esta ocasion, aun cuando necesitaba desesperadamente venderlo a cambio de dinero en efectivo o ponerselo mientras el resto de sus ropas se convertian en harapos. Arrastra los pantalones por sus piernas huesudas, quitandose las sandalias y haciendo equilibrios sobre cada pie. Comienza a abotonarse la camisa, obligando a sus dedos a apresurarse mientras una vocecita en su cabeza le recuerda que el tiempo apremia. --?Piensas vender esas ropas? ?O vas a pasearlas por ahi hasta que te las arrebate alguien con carne en los huesos? Tranh mira de reojo a pesar de que no deberia ser necesario, deberia reconocer esa voz, y sin embargo mira de todas maneras. No puede evitarlo. Antes era un tigre. Ahora no es nada mas que un ratoncito asustado que salta y se estremece a la menor insinuacion de peligro. Y alli esta: Ma. De pie ante el, sonriente. Gordo y exultante. Tan vital como un lobo. Ma sonrie de oreja a oreja. --Pareces uno de esos maniquis de alambres de la plaza Palawan. --Ni idea. No puedo permitirme el lujo de comprar alli. --Tranh continua vistiendose. --Ese traje es tan elegante que podria haber salido de Palawan. ?Como lo has conseguido? Tranh guarda silencio. --?A quien quieres enganar? Esas ropas se disenaron para alguien mil veces mas grande que tu. --No todos podemos ser igual de gordos y afortunados. --La voz de Tranh es un susurro. ?Desde cuando susurra asi? ?Ha sido siempre un monton de huesos traqueteante que susurra y suspira ante cada nueva amenaza? Lo duda. Pero le cuesta recordar como deberia sonar un tigre. Lo intenta otra vez, templando la voz--. No todos podemos ser tan afortunados como Ma Ping, que vive en los pisos mas altos con el Senor del Estiercol en persona. --A pesar de todo, sus palabras suenan como juncos barriendo el cemento. --?Afortunado? --Ma suelta una carcajada. Tan joven. Tan pagado de si mismo--. Me gano mi destino. ?No es eso lo que solias decirme siempre? ?Que la suerte no tiene nada que ver con el exito? ?Que todas las personas se forjan su propia fortuna? --Vuelve a reirse--. Mirate ahora. Tranh rechina los dientes. --Hombres mejores que tu han caido. --Otra vez ese espantoso susurro cohibido. --Y hombres mejores que tu se alzaran. --Los dedos de Ma se posan en su muneca. Acarician un reloj de pulsera, un elegante cronografo antiguo de oro y diamantes: Rolex. De otra epoca. De otro lugar. De otro mundo. Tranh se queda mirandolo fijamente, embobado, como una serpiente hipnotizada. No logra apartar la vista de el. Una sonrisa languida se dibuja en los labios de Ma. --?Te gusta? Lo encontre en una tienda de antiguedades, cerca de Wat Rajapradit. Me parecio familiar. La rabia de Tranh se incrementa. Empieza a replicar, despues sacude la cabeza y no dice nada. Pasa el tiempo. Abrocha los ultimos botones, se pone la chaqueta y se peina los ultimos mechones de su lacio cabello gris con los dedos. Si tuviera un peine… Hace una mueca. Es un deseo estupido. La ropa es suficiente. Tiene que serlo. Ma se rie. --Ahora pareces un pez gordo. No le hagas caso, dice la voz en la cabeza de Tranh. Saca los ultimos baht arrugados de la bolsa de canamo --el dinero que ha ahorrado durmiendo en los huecos de las escaleras, el responsable de que ahora llegue tarde-- y se los guarda en los bolsillos. --Cuantas prisas. ?Tienes una cita en alguna parte? Tranh se abre paso a empujones, procurando no encogerse mientras aparta el corpachon de Ma. --?Adonde vas, mister Pez Gordo? --se rie Ma a su espalda--. !Mister Tres Prosperidades! ?Tienes algo de informacion que te gustaria compartir con el resto de nosotros? Otros levantan la cabeza ante sus gritos: tarjetas amarillas de rostros famelicos y bocas hambrientas. Los tarjetas amarillas se extienden hasta donde alcanza la vista, y todos ellos estan mirandolo ahora. Supervivientes del Incidente. Hombres. Mujeres. Ninos. Ahora saben quien es. Reconocen su leyenda. Con un cambio de atuendo y un simple grito ha salido del anonimato. Sus burlas lo banan como un diluvio monzonico: --Wei! !Mister Tres Prosperidades! !Bonita camisa! --!Comparta un cigarrillo, mister Pez Gordo! --?Adonde vas tan deprisa, tan arreglado? --?Te vas a casar? --?Has encontrado una decima esposa? --?Has encontrado un empleo? --!Mister Pez Gordo! ?Tienes trabajo para mi? --?Adonde vas? !Quiza deberiamos seguir todos al antiguo empresario! A Tranh se le eriza el vello sobre la nuca. Se sacude el miedo de encima. Aunque lo siguieran, seria demasiado tarde para que pudieran aprovecharse. Por primera vez en seis meses, la ventaja de la habilidad y la informacion esta de su parte. Ahora todo depende del tiempo. Trota en medio de la aglomeracion matinal de Bangkok, cruzandose con bicicletas, rickshaws y escuteres de cuerda. Esta cubierto de sudor. Tiene la camisa empapada, incluso la chaqueta se ha humedecido. Se la quita y se la cuelga en el brazo. Su cabello gris se adhiere al cuero cabelludo liso como una cascara de huevo, salpicado de vitiligo, chorreante de agua. Se detiene cada pocas manzanas para caminar y recuperar el aliento mientras las espinillas empiezan a dolerle, su respiracion se entrecorta y su corazon de anciano martillea en su pecho. Deberia invertir los baht en un viaje en rickshaw, pero no logra animarse a hacerlo. Llega tarde. ?Demasiado tarde, quiza? Si es demasiado tarde, habra dilapidado los baht y pasara hambre esta noche. Por otra parte, ?de que sirve un traje empapado de sudor? El habito hace al monje, les decia a sus hijos; la primera impresion es la que cuenta. Empezad con buen pie y empezareis con ventaja. Por supuesto que se puede conquistar a alguien con talento e informacion, pero las personas son ante todo animales. Cuida tu aspecto. Huele bien. Satisface sus sentidos primarios. Despues, cuando se sientan bien dispuestos hacia ti, formula tu propuesta. ?No fue ese el motivo de que propinara una paliza a su segundo hijo cuando este se presento en casa con un tigre rojo tatuado en el hombro, como si fuese un gangster de calorias cualquiera? ?No fue ese el motivo de que pagara a un dentista para que retorciese los dientes de su propia hija con bambu cultivado y curvas de goma importadas de Singapur hasta dejarselos rectos como cuchillas? ?Y no es ese el motivo de que los Panuelos Verdes de Malaca odiaran a los chinos? ?Por nuestro buen aspecto? ?Por parecer tan acaudalados? ?Por hablar tan bien y trabajar con tanto ahinco cuando ellos ganduleaban y nosotros sudabamos de sol a sol? Tranh ve pasar una manada de escuteres de cuerda, todos ellos de manufactura chino-tailandesa. Que artefactos tan ingeniosos y veloces: un muelle percutor de un megajulio y un volante, pedales y frenos de friccion para reutilizar la energia cinetica. Y todas sus fabricas pertenecian al ciento por ciento a los chinos chiu chow, a pesar de lo cual, la sangre de los chiu chow no corre por las cunetas de este pais. Los chinos chiu chow son queridos, pese al hecho de que llegaron al reino thai como farang. Si nos hubieramos integrado en Malaca como hicieron aqui los chiu chow, ?habriamos sobrevivido? Tranh sacude la cabeza para apartar de si esa idea. Habria sido imposible. Su clan habria tenido que convertirse tambien al islam y renegar de todos sus antepasados en el infierno. Habria sido imposible. Quiza fuera ese el karma de su pueblo, la destruccion. Controlar y dominar brevemente las ciudades de Penang y Malaca, ademas de toda la costa oeste de la peninsula malaya, y extinguirse despues. El habito hace al monje. O lo mata. Tranh por fin ha aprendido esta leccion. Un traje blanco a medida de los Hermanos Hwang es lo mas parecido a una diana. Una antigualla mecanica de oro oscilando en tu muneca no es mas que un cebo. Tranh se pregunta si los dientes perfectos de sus hijos yaceran aun entre las cenizas de los almacenes de Tres Prosperidades, si sus preciosos relojes atraeran ahora a los tiburones y los cangrejos en las bodegas de sus cliperes barrenados. Deberia haberlo sabido. Deberia haber visto como subia la marea de sectas sedientas de sangre y nacionalismo exacerbado. Del mismo modo que el hombre al que siguio hace dos meses deberia haber sabido que un atuendo elegante no es ninguna armadura. Un hombre trajeado, tarjeta amarilla para colmo de males, deberia haber sabido que no era mas que un pedazo de cebo ensangrentado ante un dragon de Komodo. Por lo menos el muy mentecato no mancho sus elegantes ropas de sangre cuando los camisas blancas acabaron con el. Ese no tenia espiritu de superviviente. Habia olvidado que ya no era un pez gordo. Pero Tranh esta aprendiendo. Igual que aprendio una vez a leer los informes de las mareas y los mapas de profundidad, el movimiento de los mercados y las plagas biologicas de diseno, ahora aprende de los gatos demonio que parpadean y se ocultan a la vista, que huyen de sus cazadores al primer indicio de peligro. Aprende de los cuervos y los milanos que prosperan con la carrona. Estos son los animales a los que debe emular. Debe descartar los reflejos del tigre. Ya no quedan tigres, salvo en los zoologicos. El destino de un tigre es ser cazado y abatido. Pero un animal de pequeno tamano, un carronero, tiene la oportunidad de roer los huesos del tigre y huir con el ultimo traje de los Hermanos Hwang que habra de cruzar jamas la frontera de Malaca. Con el clan de los Hwang exterminado y todos sus disenos reducidos a cenizas, no queda nada salvo recuerdos y antiguedades, y un anciano carronero que conoce el poder y los peligros de una fachada elegante. Un rickshaw vacio pasa ociosamente por su lado. El conductor mira a Tranh por encima del hombro, inquisitivos los ojos, intrigado por la tela de los Hermanos Hwang que ondea sobre el magro armazon de Tranh. Dubitativo, Tranh levanta una mano. El rickshaw aminora. ?Es prudente arriesgarse? ?Dilapidar con tanta frivolidad su ultima medida de seguridad? Hubo una epoca en que enviaba cliperes al otro lado del oceano, a Chennai, con las bodegas repletas de durios pestilentes con el presentimiento de que los indios no habrian tenido tiempo de sembrar variedades resistentes antes de que se les echaran encima las nuevas mutaciones de la roya. Una epoca en que compraba te negro y madera de sandalo en los mercados fluviales con la esperanza de poder revenderlos en el sur. Ahora no es capaz de decidir si deberia montar en el rickshaw o seguir caminando. !Que personaje tan gris se ha vuelto! A veces se pregunta si no sera en realidad un fantasma voraz, atrapado entre dos mundos sin poder escapar hacia ninguno de los dos. El rickshaw rueda despacio ante el; el jersey azul del conductor reluce bajo el sol tropical, aguardando una decision. Por senas, Tranh le indica que siga su camino. El conductor del rickshaw se pone de pie sobre los pedales, sus sandalias aletean contra los talones encallecidos, y acelera. El panico se apodera de Tranh. Levanta la mano otra vez, corre detras del rickshaw. --!Espera! --Su voz no es mas que un susurro. El rickshaw se incorpora al trafico, uniendose a las bicicletas y las gigantescas formas bamboleantes de los megodontes elefantinos. Tranh deja caer la mano, alegrandose secretamente de que el conductor no lo haya oido, de que la decision de gastar sus ultimos baht haya recaido sobre una fuerza mas grande que el. Las aglomeraciones de la manana fluyen a su alrededor. Cientos de ninos con sus uniformes de marineros cruzan en columnas las puertas de las escuelas. Monjes con habitos azafranados pasean a la sombra de grandes paraguas negros. Un hombre con un sombrero conico de bambu se fija en el y murmura algo para su amigo. Ambos lo estudian. Un reguero de temor recorre la espalda de Tranh. Lo rodean por completo, igual que en Malaca. Para sus adentros, los llama extranjeros, farang. Y sin embargo aqui es el el forastero. La criatura que no encaja. Y lo saben. Las mujeres que cuelgan sarongs en los alambres de sus balcones, los hombres sentados descalzos mientras beben cafe con azucar. Los pescaderos y los vendedores de curri. Todos lo saben, y Tranh a duras penas consigue dominar el terror. Bangkok no es Malaca, se dice. Bangkok no es Penang. Ya no tenemos esposas ni relojes de oro y diamantes que puedan robarnos. Pregunta a los cabezas de serpiente que me abandonaron en la jungla infestada de sanguijuelas de la frontera. Ellos tienen toda mi riqueza. Yo no tengo nada. No soy ningun tigre. Estoy a salvo. Durante unos segundos, lo cree de veras. Pero, de repente, un muchacho con la piel oscura como la teca rebana la tapa de un coco con un machete oxidado y se lo ofrece con una sonrisa, y Tranh debe recurrir a toda su fuerza de voluntad para no proferir un alarido y huir despavorido. Bangkok no es Malaca. No van a incendiar tus almacenes ni a cortar a tus trabajadores en pedazos que emplear como cebo para los tiburones. Se enjuga el sudor de la cara. Quiza deberia haber esperado antes de ponerse el traje. Llama demasiado la atencion. Hay demasiadas personas que lo observan. Seria mejor mimetizarse como un gato demonio y cruzar la ciudad al amparo del anonimato en vez de pasearse por ahi como un pavo real. Poco a poco, los bulevares ribeteados de palmeras dan paso al paramo descubierto del nuevo barrio extranjero. Tranh aprieta el paso camino del rio, adentrandose en el imperio manufacturero de los farang blancos. Gweilo, yang guizi, farang. Cuantas palabras en cuantos idiomas para estos simios sudorosos de piel translucida. Hace dos generaciones, cuando se agoto el petroleo y se clausuraron las fabricas gweilo, todo el mundo dio por sentado que estaban verdaderamente acabados. Pero ahora han vuelto. Los monstruos del pasado han regresado con nuevos juguetes y nuevas tecnologias. Las pesadillas con que lo amenazaba su madre invaden las costas asiaticas. Autenticos demonios, inmortales. Y el se dispone a rendirles pleitesia: los secuaces de AgriGen y PurCal, con sus monopolios de arroz U-Tex y trigo TotalNutrient; los hermanos de sangre de los ingenieros biologicos que piratearon gatos demonio inspirandose en un libro y los dejaron en libertad para que procrearan a sus anchas; los patrocinadores de la misma Policia de Propiedad Intelectual que abordaba sus flotas de cliperes en busca de infracciones, husmeando como lobos tras el rastro de calorias sin sello y cereales pirateados, como si sus plagas de cibiscosis y roya de diseno no bastaran para garantizarles los mayores beneficios… Ve un corro de gente ante el. Tranh frunce el ceno. Empieza a correr, pero se obliga a seguir caminando. Sera mejor no dilapidar calorias ahora. Ya se ha formado una fila enfrente de la fabrica de los Hermanos Tennyson, esos diablos extranjeros. Se extiende a lo largo de casi toda una li, dobla la esquina, pasa por delante del logotipo de equipamiento para ciclistas que adorna la reja de hierro forjado de la Corporacion de Investigacion Sukhumvit, por delante de los dragones entrelazados de la Division del Este Asiatico de PurCal, y por delante de Mishimoto & Cia., la ingeniosa empresa japonesa de dinamica de fluidos a la que Tranh solia encargar el diseno de sus cliperes. Se rumorea que Mishimoto esta repleta de mano de obra mecanica importada. Repleta de neoseres ilegales modificados biologicamente que caminan, hablan y se mueven a trompicones… y que roban el arroz de los cuencos de personas reales. Criaturas de hasta ocho brazos, como los dioses hindues, criaturas sin piernas para que no puedan fugarse, criaturas con ojos tan grandes como tazas que, aunque solo pueden ver a unos pocos palmos de distancia, lo inspeccionan todo con su tremenda curiosidad aumentada. Nadie puede ver lo que hay dentro, no obstante, y si los camisas blancas del Ministerio de Medio Ambiente saben algo, los astutos japoneses deben de pagarles bien para que hagan la vista gorda ante sus afrentas contra la biologia y la religion. Se trata tal vez de lo unico en lo que podrian estar de acuerdo un budista, un musulman e incluso los cristianos grahamitas farang: los neoseres carecen de alma. Cuando Tranh compraba sus cliperes a Mishimoto, hace tanto tiempo, eso le traia sin cuidado.

  • Lluvia fina de Luis Landero

    https://gigalibros.com/lluvia-fina.html

    Tras mucho tiempo sin apenas verse ni tratarse, Gabriel decide llamar a sus hermanas y reunir a toda la familia para celebrar el 80 cumpleanos de la madre y tratar asi de reparar los viejos rencores que cada cual guarda en su corazon, y que los han distanciado durante tantos anos. Aurora, dulce y ecuanime, la confidente de todos y la unica que sabe hasta que punto los demonios del pasado siguen tan vivos como siempre, trata de disuadirlo, porque teme que el intento de reconciliacion agrave fatalmente los conflictos hasta ahora reprimidos.

  • Buscame en el viento de Silvia Montemurro

    https://gigalibros.com/buscame-en-el-viento.html

    Camilla vive de notas esparcidas por el viento. Estudia en el conservatorio y la musica es todo su mundo. Vive en un pueblecito cerca de Milan, el mismo en el que nacio y que, a diferencia de sus amigas, todavia no ha logrado abandonar. Quien sabe, quiza algun dia lo hara, para intentar colmar la inquietud que a veces la asalta.
    Teo acaba de llegar al pueblo y todavia tiene grabado en la retina el mar de su Cerdena, el mismo que de pequeno miraba todos los dias por la ventana, en casa de su abuela. Alli, con la nariz pegada al cristal, hacia descubrimientos extraordinarios, mas instructivos que un libro de texto. Tal vez por eso, al crecer, prefirio arremangarse y ponerse a trabajar, en vez de estudiar. Desde aquella ventana, Teo empezo a observar a las personas y a catalogarlas, y decidio que si un dia tenia que entrar en una de esas absurdas categorias, solo habia una cosa que queria ser: un solitario.
    Camilla y Teo se conocen un dia cualquiera, en un bar cualquiera. Pero en aquel momento, algo ocurre. Porque siempre es algo inocuo lo que nos cambia la vida. Tierra y mar, luz y sombra: Camilla y Teo son dos almas opuestas que, despues de rechazarse brevemente, se atraen. El amor entre ambos es tan intenso y unico que les crea la ilusion de ser invencibles. Pero la vida los obligara muy pronto a afrontar una prueba terrible.

  • Te dare un beso antes de morir de Estela Chocarro

    https://gigalibros.com/te-dare-un-beso-antes-de-morir.html

    Ha pasado mas de un ano del desenlace de Nadie ha muerto en la catedral. Rebeca Turumbay no ha vuelto a ponerse en contacto con sus amigos de Carcar y se ha refugiado en Florencia, donde estudia restauracion de arte renacentista. Por su parte, Victor Yoldi se ha trasladado a Pamplona para trabajar en el Diario de Navarra. Cuando se le presenta la oportunidad de escribir un articulo sobre la carcel recien inaugurada, aprovecha para visitar a Jonas Sadaba, que sigue en prision desde la muerte de su madre, y para llevarle recuerdos de todo Carcar. Jonas esta preocupado, ya que Massimo, su companero de celda, un hombre muy respetado en la prision que habia pasado casi veinte anos encarcelado por el asesinato del hijo de su antiguo jefe, se suicido hace poco. Pero Jonas tiene motivos para sospechar que en realidad lo mataron. Victor inicia sus propias pesquisas para ver que hay detras de estos hechos y se vera implicado, junto a Rebeca, en el asesinato del jefe de esta, Hugo Castells. Victor y Rebeca tendran que emprender una peligrosa investigacion que puede costarles la vida.

  • Cuando no te tengo de Donna Kenci

    https://gigalibros.com/cuando-no-te-tengo.html

    Con la fuerza del primer amor...

  • Las hijas de la tierra de Alaitz Leceaga

    https://gigalibros.com/las-hijas-de-la-tierra.html

    Tras el exito de El bosque sabe tu nombre, Alaitz Leceaga regresa a las librerias con una saga familiar ambientada en una bodega de La Rioja.

  • Las chicas de Rosewood de Osvaldo Semrik

    https://gigalibros.com/las-chicas-de-rosewood.html

    Anne no es como todas las ninas.
    No tiene las mismas habilidades que los demas para comunicarse. Su familia resuelve entonces enviarla a un instituto de salud mental.
    Al poco tiempo, pierden contacto con ella.
    Anne ha desaparecido.

  • Un amor en el aire, Alexandra Danell de Alexandra Danell

    https://gigalibros.com/un-amor-en-el-aire-alexandra-danell.html

  • Mas que cuerpos de Susana Martin Gijon

    https://gigalibros.com/mas-que-cuerpos.html

    Mas que cuerpos es una novela de Susana Martin Gijon que revisa el genero policiaco desde una perspectiva femenina y social en la que se abordan sin reservas el racismo, la homofobia, los nuevos modelos de familia o los crimenes de genero durante un caso de violencia domestica que oculta mucho mas de lo que las apariencias sugieren.

  • Corazones de plata de Josephine Lys

    https://gigalibros.com/corazones-de-plata.html

    Finalista del VI Premio Internacional HQN

  • La mujer equivocada de Amaya Evans

    https://gigalibros.com/la-mujer-equivocada.html

    Despues de la muerte de su amado padre, Constance Glanvile debe convertirse en una pariente pobre dependiente de su tia la baronesa de Tinsley. Pero ella no tiene planes de cobijar bajo su ala, a la pobre muchacha venida a menos, sino de sacar provecho de ella como chaperona.
    Constance acepta las condiciones de su tia para quedarse, sabiendo que a su edad y con ese trabajo, tendra muy pocas expectativas de casarse y tener una familia propia. Pero lo acepta pues lo que menos quiere es enamorarse y cree que su destino ya esta escrito. Sin embargo, ella no sabe que Lord Victor Champan, conde de Crasford, alguien de su pasado con quien tal vez no tuvo un buen comienzo, volvera a su vida para despertar sentimientos poderosos y mostrarle que nada esta escrito en piedra como ella pensaba.

  • El chico de una noche (Los chicos 3), Jana Aston de Jana Aston

    https://gigalibros.com/el-chico-de-una-noche-los-chicos-3-jana-aston.html

    ?Alguna vez has sentido un flechazo por tu jefe?

  • Estigia. Donde comienza el olvido de Ikerne Mandaluniz

    https://gigalibros.com/estigia-donde-comienza-el-olvido.html

    No necesita esperar a que suene la alarma; despues de mas de seis meses trabajando en ese lugar, su cuerpo esta acostumbrado a despertarse temprano. Asi que, a las seis de la manana, Edurne comienza su rutina. Aun en pijama camina hasta la cocina, se sirve un tazon de leche y cereales, saca de la nevera un botellon de agua que puso a enfriar durante la noche. Desayuna de pie, mirando por la ventana. Desde alli observa un paisaje que para cualquiera hubiese sido paradisiaco: arboles increiblemente altos y frondosos que se alzan como una especie de cortina que bordea el rio, cuyas aguas impetuosas banan las rocas de ambas margenes. Flores de calidos colores ordenadas en grupos forman una ancha hilera en el camino. Entre las flores, un bloque rectangular de piedra, dejado alli quiza por el azar. Todo refleja un equilibrio perfecto, que en ese momento le es imposible disfrutar. Tanta belleza no es capaz de emocionarla, sino que genera en ella una sensacion de amargura visceral. Su vida ha cambiado por completo. Hace apenas diez meses se encontraba en un crucero por el Mediterraneo, trabajando como psicologa de un tour de jovenes adolescentes. Su vida fluia en armonia entre su profesion y la vida familiar. Solia jugar al tenis antes de atender su consulta. Por las tardes, tomar cafe con las amigas era su cita infaltable. Ahora, despues de verse forzada a emigrar junto a su familia, y dejar atras una vida que adoraba, su trabajo, su casa, sus amigos, ha dejado un mundo casi perfecto que en los ultimos anos se fue resquebrajando, poco a poco, casi imperceptiblemente como el hielo falsamente grueso. Pero era imposible quedarse a esperar que llegara una hipotetica mejora, que probablemente nunca habria de llegar. Mientras observa por la ventana, piensa: <> Para ella es un momento de nostalgia. Sabe que esa tranquilidad que ahora disfruta, en cuestion de una hora se transformara, como cada dia, en una situacion que ella detesta. Luego de ese breve momento de abstraccion, toma su uniforme blanco, lo dobla, lo mete en la mochila junto con el ancho cinturon que, de forma disciplinada, utiliza siempre para cuidar su espalda. Luego se calza las zapatillas plasticas amarillas y se dirige a la habitacion donde todavia esta su marido. --Listo Andres, ya me tengo que ir. --?Desayunaste? --Si. --?Llevas tu cinturon y el agua? --Si, tengo todo, vamos ya. Se suben en la furgoneta azul en completo silencio y recorren el camino hasta llegar frente a la residencia donde trabaja. Una vez alli, Edurne se toma unos minutos antes de bajarse. Permanece callada, tomada con fuerza de la mano de Andres, y espera a que alguno de los companeros de trabajo llegue para entrar acompanada. Es su forma ingenua de vencer el miedo. --Vamos, Edurne, es solo un dia mas--le dice Andres como parte de la rutina que tienen para darse animo. --Un dia menos para salir de aqui--contesta ella. El turno de trabajo inicia, como todos los dias, a las siete en punto de la manana. Se trata de una residencia para mayores, donde viven mas de ciento cuarenta abuelos distribuidos en cinco pabellones. Es un edificio blanco de tres pisos, con las columnas pintadas en gris plomo. Lo rodea un muro de piedra, sobre el cual reposa una verja que deja al descubierto sus hermosos jardines. La fachada esta repleta de ventanas modernas, con impecables vidrios ahumados que dan sensacion de claustro. A la entrada, dos amplias puertas automaticas de vidrio templado con el logotipo de la empresa. Tanto alli como en el techo, hay dos letreros gigantes con letras azules que se iluminan en la noche anunciando el nombre: El Remanso, en alusion al tranquilo recodo que toma el rio que bordea la parte trasera de la residencia, donde los abuelos cuentan con unas agradables banquetas de madera para sentarse en los dias soleados. A pesar de la impresionante edificacion, los empleados deben entrar por una rustica y desconchada puerta de hierro gris ubicada en la parte de atras, para que los usuarios o sus familiares no los vean sin uniforme. El estacionamiento para los visitantes esta en la parte frontal, con una gran redoma que facilita que los coches y las ambulancias puedan acercar a los abuelos hasta la entrada principal sin necesidad de caminar. En el centro de la rotonda hay una escultura moderna y abstracta de la que emergen cinco grandes tubos de acero inoxidable de los cuales brota agua que luego reposa en un estanque rodeado de flores. Adentro, cada pabellon esta senalado con pequenos letreros azules segun los numeros de las habitaciones. No hay cuadros, ni adornos. Las paredes son de impecable color blanco, solo interrumpido por el brillo de las barandas y las laminas de acero inoxidable colocadas a media altura de las paredes de los pasillos para evitar que el roce de las sillas de ruedas las ensucie. Las puertas de las habitaciones son de madera oscura y tienen en la parte superior un rotulo con el nombre de las personas que viven en cada una de ellas. En cada pabellon hay habitaciones individuales y dobles. Cada una cuenta con su propio bano. Las camas en su mayoria son de madera, pero otras son metalicas, y para nada concuerdan con la imagen de modernidad del exterior. Por el contrario, lucen viejas y desgastadas, y muy pocas cuentan con sistema motorizado. En fin, simples camas de hostal barato. Todas tienen barandas metalicas que se les han adaptado para poder engancharlas a los laterales de las camas. Cuentan con una mesa de noche para cada residente y un sillon para compartir. Algunas habitaciones han sido remodeladas y muestran un poco de lujo. Impresiona la idea casi certera que al construir la residencia el presupuesto hubiese estado dirigido a impactar a los familiares con la imagen de la fachada, y que luego la falta de lujo la asumieran los pobres abuelos en la incomodidad de las camas. En cada pabellon un auxiliar va de cuarto en cuarto levantando, banando y vistiendo a cada residente, y arrastrando el pesado carro con panales, sabanas y toallas, llenando el saco verde de ropa sucia y el amarillo siempre a reventar de panales usados. Lo que podria sonar como una tarea sencilla, dista mucho de serlo, pues levantar a un abuelo conlleva despertarlo, desatar las amarras, quitarles el pijama, que por lo general esta empapado de orina, desvestirlo por completo, asearlo o banarlo, de acuerdo con el numero de banos que le correspondan a la semana segun lo acordado a su ingreso entre la administracion y sus familiares. Tambien hay que limpiar la mierda, si han hecho, colocarles crema para evitar las escaras, humectante en todo el cuerpo, buscar en sus cajones y armarios la ropa, vestirlos hasta con cinco capas dependiendo de la epoca del ano, calzarlos, llevarlos al lavabo, limpiarles los ojos que suelen tener leganas, lavarles la boca y sus dentaduras antes de colocarlas, peinarlos, y todo esto movilizandolos con la ayuda que cada uno pueda proporcionar, que las mas de las veces es nula. Todo esto sin olvidar que son personas, no objetos. Entonces viene lo que en realidad hace que este trabajo sea complejo y delicado: cada dia, el mismo abuelo puede despertar de diferente humor. Puede resistirse a ser levantado, estar desorientado y reaccionar de diferentes modos ante la presencia del auxiliar. Pueden comportarse amablemente o no parar de gritar. Una vez vestidos, al igual que un bebe, quiza vomiten. Tal vez quieran un abrazo o solo charlar. Son muchas variables que manejar. Ese dia el carro de ayuda de Edurne se habia quedado sin panales y tenia que correr al bano de enfermeria para buscar mas, lo que le suponia un retraso en su rutina. Ella y su companero asignado para ese dia son los responsables de levantar un pabellon completo en dos horas y media, lo cual significa que cada uno debe encargarse de catorce o dieciseis residentes, dependiendo de la ocupacion de cada semana. Y todo en unas muy escasas e hipoteticas dos horas. Edurne entra apresurada al bano de enfermeria. Los panales estan guardados en un armario para que los abuelos no se los lleven a escondidas. Cada abuelo tiene derecho a un numero de panales especifico, tres al dia, por lo general. Es decir que, si un dia las estadisticas no coinciden con sus ganas de cagar, pues tendran que aguantarse hasta el siguiente cambio programado. Es por ello por lo que buscan tener alguno de repuesto escondido en sus habitaciones para esas "emergencias". En una residencia los panales son un tesoro muy apreciado. Edurne se detiene en seco al ver a Nixon, uno de los auxiliares, muy conocido por su mal caracter que en ese momento esta gritandole a Isidora mientras le bana. Isidora es una abuela que pesa mas de cien kilos y los multiples pliegues de su piel hacen que sea complejo lavarla. Ademas solo puede mantenerse de pie un rato, puesto que, a sus mas de setenta anos, tiene las rodillas afectadas y no soportan su propio peso. Hay que ser habilidoso y rapido para atenderla antes de que necesite sentarse y la caca se extienda bajo su cuerpo. Nixon, que no le tiene la mas minima paciencia, en uno de sus constantes ataques de rabia, se descarga con ella.

  • Las Increibles Aventuras de Mr. Flowers de Jose Flores

    https://gigalibros.com/las-increibles-aventuras-de-mr-flowers.html

    El amor es un misterio de cuatro letras. El alfabeto, de veintises. Pero Mr. Flowers ha descubierto su secreto: cada pais esconde una letra que sigue el orden del alfabeto para ofrecerle el amor. Por desgracia, las reglas son muy estrictas. Asi que, cuando conoce a la persona adecuada con la que compartir su vida con la letra equivocada, tendra que tomar una dificil decision: respetar el camino de su destino o renunciar a descubrir lo que la vida tiene preparado para su futuro.

  • Adicta a el, hasta que los paparazzi nos separen (Bilogia Adicta a el 1), Isabella Marin de Isabella Marin

    https://gigalibros.com/adicta-a-el-hasta-que-los-paparazzi-nos-separen-bilogia-adicta-a-el-1-isabella-marin.html

    ?Te has enamorado alguna vez de la persona equivocada?

    ?Consciente de que amarle te consumiria, cerraste los ojos y te lanzaste por un precipicio solo porque sabias que el estaria abajo?

  • Lanzado al vacio de A.a Espigares-sanchez

    https://gigalibros.com/lanzado-al-vacio.html

    “El ano es 2048.
    En una peninsula iberica arruinada e incomunicada del resto de Europa por un infranqueable muro, un hombre despierta una manana de invierno sin el mas minimo recuerdo de su pasado en la memoria. Como unica respuesta tiene una escueta nota: por sus crimenes pasados ha sido expulsado de las Islas Baleares, alli donde las personalidades espanolas mas poderosas se refugiaron cuando la Peninsula colapso. Este hombre sin nombre ha sido condenado de por vida a vagar por un territorio enfermo de pobreza, violencia y odio. Pero no esta solo; alguien de su pasado olvidado parece dispuesto a sacarle de alli a cualquier precio, aunque no es una tarea sencilla.”

  • Worder – La leccion de August de R.j. Palacio

    https://gigalibros.com/worder-8211-la-leccion-de-august.html

    <<Todos deberiamos recibir una ovacion al menos una vez en nuestra vida, porque todos vencemos al mundo.>>
    Auggie

  • El Club de las 5 de la manana de Robin Sharma

    https://gigalibros.com/el-club-de-las-5-de-la-manana.html

    <>
    Paulo Coelho

  • Lagrimas de angel (Serie Extrarradio, #1), Juani Hernandez de Juani Hernandez

    https://gigalibros.com/lagrimas-de-angel-serie-extrarradio-1-juani-hernandez.html

  • Tatuada en mi alma (Cuidarte el alma 2), Mariel Ruggieri de Mariel Ruggieri

    https://gigalibros.com/tatuada-en-mi-alma-cuidarte-el-alma-2-mariel-ruggieri.html

    “-?Sabias que. uno de los siete pecados capitales. es la lujuria? -pregunta Paulina jadeando sobre mi boca.
    -?Y vos sabias que. otro pecado. es la gula? -replico mientras la recuesto en la cama y mi lengua se pierde entre sus piernas.
    Ella las abre mas y me ofrece sin reservas ese manjar.
    -Eso esta muy mal…
    -Hay algo peor, cosa hermosa.
    -?Que puede ser peor?
    -Incesto -respondo con una sonrisa, mientras pienso que el cielo que tengo en mi boca, bien vale arder en el infierno…”

  • Lo que descubriras a continuacion te sorprendera de La Mandanga

    https://gigalibros.com/lo-que-descubriras-a-continuacion-te-sorprendera.html

    Quiza hayas jugado alguna vez a ?Que prefieres? Si no, tampoco importa, porque este libro lleva el juego un poco mas alla. Atras quedan opciones como mar o montana, carne o pescado, activo o pasivo. Aqui lo que encontraras es conflicto del bueno.

  • De miel y mosto de Lis Haley

    https://gigalibros.com/de-miel-y-mosto.html

    Esta es mi historia: la de una mujer que encontro el amor en el lugar y en el momento menos indicados. Despues de todos estos anos, todavia deslizo la mano hasta mis labios y los acaricio con la punta de los dedos, con el conocimiento de que lo encontrare alli. Noto que aun me arde la boca a causa de sus besos, y es entonces cuando los ojos se me inundan de lagrimas.

  • Cuando todo acabe de Clara Albori

    https://gigalibros.com/cuando-todo-acabe.html

    Desde pequena, Nayra es un absoluto desastre. O al menos ella se siente asi hasta que un dia un nino aparece en su vida para robarle mas de una sonrisa.
    D.J. no ha tenido infancia. A los nueve anos ha tenido que vivir cosas que nadie deberia. Pero sus problemas no impiden que suene con un futuro mejor.

  • El panuelo negro de Rafael Sarmiento

    https://gigalibros.com/el-panuelo-negro.html

    Habian pasado treinta anos, pero el rostro de Elisaveta no lo aparentaba. Ni su figura, ni su porte ni el aura que rodeaba la elegancia de aquella hermosa mujer. Al menos asi lo pensaba Marek, su marido. Treinta anos hacia que la habia tomado por esposa y el seguia viendo en ella a aquella joven alta y rubia, de maneras lozanas, ojos picaros y sonrisa mordaz que le cautivo en su juventud y que, aun entonces, cuando ambos habian sobrepasado de largo la cincuentena, seguia dejandole sin habla cuando le miraba con ese gesto confiado tan cargado de sensualidad. La cena habia sido excelente, muy acorde con la celebracion de dicho aniversario. El siguiente seria un buen dia para continuar con la rutina de sus vidas, pero aquella noche pasearian tranquilamente, si el frio lo permitia. Marek nunca descuido a su esposa, a pesar de la enorme responsabilidad que conllevaba su trabajo, pero vivia con el pesar de no haberle dedicado mas tiempo, que era lo que de verdad le hubiera apetecido. Siempre penso que no se puede tener todo, que quien mucho abarca, poco aprieta y que llevaban una vida de ensueno, al menos en comparacion con la inmensa mayoria de la poblacion del pais en el que vivian. Pero dicha vida era consecuencia de su trabajo, de su estatus, y ese era el precio que debia pagar. Sin embargo, aquel dia era para ellos. Aquel dia, no habia otra cosa que no fueran ellos. Acababan de terminar los postres y, al tiempo que avisaba al camarero para que le trajera la cuenta, Marek hizo un gesto a Juliusz, su escolta, que esperaba en otra mesa mientras tomaba algo y leia un libro. De inmediato, se levanto de su asiento y se dirigio a la salida. Hasta que el no lo autorizara, Marek y Elisaveta no saldrian del restaurante. – Aqui tiene, senor-. El camarero, perfectamente vestido, como era propio en un sitio de lujo como aquel, tardo apenas un minuto en traerles la cuenta. Era quien les habia atendido desde que entraron en aquel lugar y habia hecho su trabajo de una manera mas que eficiente, lo cual satisfacia sobremanera a Marek. Era algo que el valoraba mucho en un profesional, daba igual el rango o el sector. En su opinion, el trabajo habia que hacerlo bien, terminar siempre lo que se empieza, nunca dejar nada a medias y emplearse a fondo para que el resultado sea el mas satisfactorio posible. A pesar del nivel en el que se manejaba en la vida, no juzgaba a los demas en funcion de su estatus o su ocupacion, sino por la efectividad con la que lo realizaba. Y aquel camarero habia aprobado con nota alta segun su escala de valoracion. Una vez pagada la cuenta, la pareja permanecio en sus asientos hasta que Juliusz se asomo desde la puerta de salida y les hizo un gesto. – Ya nos podemos ir-. Marek se levanto entonces y retiro la silla de su esposa para facilitarle a ella el que lo hiciera tambien. Luego, ambos se dirigieron al guardarropa, donde les dieron sus abrigos, se los pusieron y salieron del restaurante, ella agarrada al brazo de el y el encantado de sentir el contacto de ella. En verdad, hacian una pareja imponente. Ambos altos, bien parecidos y con el porte gallardo tan propio de quienes, por su posicion, miran la vida por encima del hombro, por mucho que traten de evitarlo viviendola con sencillez y sin estridencias, como era el caso. Juliusz se echo a un lado y les dejo pasar delante de el. Luego, espero unos segundos mientras Marek y Elisaveta caminaban, para empezar a hacerlo el unos metros por detras, de manera que pudiese tenerlos a la vista y al alcance, pero sin molestarles en lo mas minimo. – Hace una noche preciosa, a pesar del frio-. Exclamo Elisaveta, mostrando su agradable sonrisa. – No ha querido fallarnos y tambien ella nos acompana-. Asintio Marek, pasandole el brazo por encima de los hombros para abrazarla. – Podriamos ir al mismo lugar que fuimos cuando vino a visitarnos tu hermana el mes pasado-. Propuso ella entonces-. Me gusto mucho el vino que sirvieron. – Y con un poco de suerte, coincidiremos con el mismo pianista. Tocaba muy bien. Es un sitio muy agradable, me parece buena idea. – El problema es que hace demasiado frio para pasear. Podriamos acortar camino callejeando, en lugar de ir por la avenida. Marek hizo una mueca y se quedo callado. No le gustaba ir a los sitios por calles secundarias y solitarias. Eran, sin duda, mucho mas peligrosas que las principales. No llevaba escolta por gusto, la responsabilidad de su cargo lo hacia conveniente, y en el estaba facilitarle la tarea, no hacersela mas complicada. Y eso se conseguia, entre otras cosas, con pequenos detalles como aquel. Sin embargo, Elisaveta tenia razon. Hacia mucho frio y no queria que nada le estropeara una velada tan especial. Ni siquiera eso. Ademas, el lugar al que se dirigian estaba cerca y no les llevaria demasiado tiempo llegar hasta el, de modo que, despues de ese momento de duda, accedio a los deseos de su esposa. No fue buena idea, sin embargo. En absoluto. No llevaban recorridos ni cincuenta metros de una calle estrecha y oscura cuando un grito a sus espaldas sobrecogio a la pareja. Apenas se dieron la vuelta cuando aquel hombre les dio alcance. No era demasiado alto, pero tenia pinta de fuerte. Sus ropas eran oscuras y llevaba la cabeza cubierta con un gorro de lana. Les amenazaba con una navaja de grandes dimensiones, la misma que habia utilizado para herir a Juliusz, el cual yacia en el suelo unos metros mas alla, sin poder levantarse y retorciendose por el dolor. – Si no hacen ninguna tonteria, nadie mas tiene por que acabar herido-. Les dijo, pero Marek no hizo caso y trato de abalanzarse contra el para arrebatarle el arma. No obstante, el hombre fue capaz de revolverse y le hizo caer de un fuerte punetazo en la cara, tras lo cual, agarro con fuerza a Elisaveta por un brazo y la inmovilizo, para a continuacion amenazar su cuello con la hoja de la navaja. – Esta bien, no le hagas dano-. Le rogo Marek, que se habia levantado de inmediato y se llevaba la mano a la nariz para comprobar que le sangraba. – Ahora es tarde-. Respondio el hombre con frialdad-. Se lo adverti, nadie mas tenia por que salir herido, pero ahora es tarde-. Y entonces, apreto la navaja contra el cuello de Elisaveta, provocando el grito de esta y haciendola sangrar levemente. – !No! !No sigas! ?Que quieres de nosotros? – En principio, solo queria dinero, pero ahora no se… Marek suponia que aquel hombre solo pretendia robarles, pero estaba sobreactuando para provocarles mientras mas miedo mejor y asi conseguir lo que pretendia evitando que el volviera a revolverse. Ademas, debia ser consciente de que ellos eran buena presa. Incluso, era muy probable que llevara espiandoles desde hacia rato. Marek sabia que habia ladrones que controlaban las entradas de los restaurantes de lujo para atacar a los clientes que salian de ellos porque eran gentes de dinero, y aquel hombre debia ser uno de aquellos. Les habria estado observando, habria visto que llevaban proteccion y lo primero que hizo fue eliminarla. Se habia quitado de en medio al guardaespaldas antes que nada y ahora les atacaba a ellos, ya sabiendo que Juliusz no les podria ayudar. Sin embargo, saber todo eso no le valia para nada y Marek, al no encontrar la manera de salir de aquel entuerto, se decidio por lo facil, saco la cartera del bolsillo interior del abrigo y alargo el brazo para acercarsela. En ese momento, el hombre solto una carcajada. – Las cosas no son asi de faciles, aunque lo pueda parecer-. Le dijo entonces este-. Se quien es usted, pedazo de hijo de puta. ?Sabe? En verdad, le he mentido con eso de que nadie tiene por que salir herido. Solo pretendia que bajaran la guardia. La cartera me la voy a llevar, no le quepa duda, pero quiero hacer mas. Voy a hacer mas. Yo le odio a usted y todo lo que representa y no hay cosa que desee mas que tomarme venganza, aunque solo esto que voy a hacer no seria suficiente para todo lo que ustedes han hecho antes. Pero mejor que nada, sin duda. – Por favor, suelteme, no me haga dano-. Suplicaba entre lagrimas Elisaveta mientras Marek, impotente, no sabia que hacer.

  • Julia en las Highlands de Kate Dawson

    https://gigalibros.com/julia-en-las-highlands.html

    Julia vive con su abuela. Tiene tres amigas a las que conoce desde que iban a primaria, y eso une mucho.
    Julia no cree en el amor y tiene el convencimiento de que todos los principes se acaban convirtiendo en ranas.
    La madre de Julia era una artista y dejo un cuaderno de dibujos para cuando ella cumpliera los veinticinco anos.
    Un cuaderno y un detallado viaje a Escocia que organizo para que hiciera sola.
    ?Se encontrara Julia a si misma en ese viaje?
    ?O quiza tenga algun tropiezo con una excitante y pelirroja rana?

  • Alguien a quien conoces de Shari Lapena

    https://gigalibros.com/alguien-a-quien-conoces.html

    El esperado nuevo thriller de la autora del best seller internacional La pareja de al lado.

  • Seduciendo a Emma de Dylan Martins

    https://gigalibros.com/seduciendo-a-emma.html

    Era un hombre de exito. Tenia todo lo que queria y mas. Y eso, en Manhattan, no era nada facil. Pero yo lo logre.
    Tenia todo… Menos a ella.
    Desde el dia en que la vi, supe que tenia que ser mia. No me lo puso facil, pero yo iba a desplegar todas mis armas de seduccion.
    El problema es que lo que en un principio solo vi como sexo, se convirtio en algo mas.
    El juego de la seduccion habia comenzado y yo estaba dispuesto a ganar

  • La libreria de los corazones solitarios de Robert Hillman

    https://gigalibros.com/la-libreria-de-los-corazones-solitarios.html

    La novela perfecta para quien haya tenido el corazon roto, para quien haya conseguido recomponerlo y para quien se lo haya dejado alguna vez en una libreria.

  • Infidelidad (Mentiras con amor 1) de Chris Razo

    https://gigalibros.com/infidelidad-mentiras-con-amor-1.html

    Primera entrega de la trilogia <> de Chris Razo.

  • Mi irresistible americano de Sophia Ruston

    https://gigalibros.com/mi-irresistible-americano.html

    Si hay algo que mueve al capitan Richard es la venganza. Lleva anos dedicando su vida a ello. Nada desea mas que vengarse del hombre que habia destrozado a su familia. Despues de intentar llevarlo a la ruina, decide que no es suficiente y esta dispuesto a arrebatarle lo que mas quiere en este mundo: su hijastra.

  • Al final de la manana de Michael Frayn

    https://gigalibros.com/al-final-de-la-manana.html

    John Dyson trabaja en un periodico londinense que parece estar sumido en el letargo y en el que los periodistas se aburren soberanamente, alternando largas visitas al pub con siestas que duran toda la tarde. Editor de medio pelo (su seccion se alimenta de noticias sobre el campo, reflexiones religiosas y crucigramas), casado con un ama de casa resignada, padre de dos hijos raros y vecino de un suburbio decadente, suena con alcanzar la fama y la vida burguesa. Tiene la impresion de que su carrera esta paralizada y se pasa el dia compartiendo sus penas con Bob, su subordinado, un joven que no sabe muy bien como enfrentarse a sus propios problemas. Hasta que un buen dia se le presenta su gran oportunidad: asistir a un programa de la BBC para participar en un debate sobre el conflicto racial.

  • El Pozo de Sandra Kyuumei

    https://gigalibros.com/el-pozo.html

    Se lo preguntaba por las noches cuando las dudas sobre mi futuro me embargaban. Nunca nadie creyo mi como lo habia hecho ella y por eso le estaba eternamente agradecido. Ella era la unica que veia algo en mi y por eso me negaba a separarme de su lado. Por primera vez podia vislumbrar una vida duradera con alguien mas.

  • Los ojos de la muerte, Eba Martin Munoz de Eba Martin Munoz

    https://gigalibros.com/los-ojos-de-la-muerte-eba-martin-munoz.html

    Cuando la joven Natalia abandona el orfanato para reunirse con un padre totalmente desconocido, no se podia imaginar que la verdadera pesadilla estaba a punto de comenzar para ella. A traves de los diarios de su madre muerta, descubrira una realidad que llevaba oculta largo tiempo. Los fantasmas despiertan y una oscura amenaza se cierne sobre ella hasta que abandona el hogar.
    Anos despues, la pesadilla volvera a comenzar. Solo que, quiza, esta vez no haya escapatoria.
    1.La Muerte ha regresado.
    2.Tiene hambre.
    3.Te esta buscando.
    4.No la mires a los ojos.
    5.Si tu ventana aparece abierta, !huye!

  • A la caza de un seductor de Alexia Mars

    https://gigalibros.com/a-la-caza-de-un-seductor.html

    Con paso decidido, Sara cruzo el verdoso parquecito que adornaba la entrada de la Ciudad de la Justicia. Traspuso las grandes puertas de cristal y se dirigio al puesto de control. Armando, el guardia civil que controlaba las entradas y salidas, la saludo con una brillante sonrisa. --?Otra vez por aqui, letrada? --Me temo que si, Armando --le respondio ella con tono apagado. --Vaya, no parece usted muy alegre hoy. ?Un dia duro? --apunto observando el aura de tristeza que la rodeaba. --Peor, me siento como si fuese la primera vez que vengo al juzgado. --Y sin que el la oyese senalo--: Bueno, y en cierto modo asi es. --Tranquila, eso nos ha pasado a todos. Vera como manana ve las cosas de otro color. No hay nada que no se arregle con un sueno reparador. --Sara penso en su problema y deseo que pudiese desaparecer tan facilmente. No, lo suyo no se solucionaba durmiendo. --Eso espero --le contesto, mientras pasaba por su lado--. Que tenga un buen dia, Armando. --Lo mismo le digo, abogada. -- Inclino la cabeza a modo de despedida y observo el contoneo de las caderas de la atractiva joven. Suspiro. <> Las puertas del ascensor se abrieron y Sara emprendio el camino hacia el mostrador. Un recorrido que habia hecho cientos de veces, pero que ahora se le antojaba diferente, quiza porque esta vez le atania directamente... Miro el reloj. Nueve menos diez. Bien, tendria que aguardar hasta que llegase su turno. Se dirigio a la zona de espera y tomo asiento. De reojo observo a la mujer que hablaba con la auxiliar y un extrano nerviosismo invadio cada poro de su piel. Cerro los ojos e inspiro. ?!Que le pasaba!? Esto era lo que tanto habia deseado, ?no? Taconeo con sus stilettos negros y entrelazo las manos, masajeando inconscientemente la preciosa alianza que todavia decoraba su dedo anular. Su corazon, ya de por si agitado, sufrio una sacudida cuando un estruendo seguido de un poderoso <> sono tras ella. Observo la escena con el ceno fruncido; una joven habia arrollado a un hombre y ahora se encontraba encima de el, rodeados por un monton de papeles. La rubia del abrigo fucsia se puso en pie con dificultad y se deshizo en disculpas con su victima, quien farfullo algo acerca de <>, recogio sus documentos y desaparecio entre maldiciones.

  • La promesa de Pisa de Juan J. Prieto , Mano Bouzamour

    https://gigalibros.com/la-promesa-de-pisa.html

    Sam Zafar, hijo de inmigrantes analfabetas y fieles seguidores del Islam, le hizo una promesa a su hermano en Pisa: no equivocarse como el lo hizo, no terminar en la carcel.

  • Todas Nuestras Vidas (Luna 3) de Violet Haze

    https://gigalibros.com/todas-nuestras-vidas-luna-3.html

    Un pasado misterioso.

  • La teteria de la felicidad (Valerie Lane 1) de Manuela Inusa

    https://gigalibros.com/la-teteria-de-la-felicidad-valerie-lane-1.html

    Laurie es la propietaria de una pequena tienda de te en la romantica Valerie Lane de Oxford. En su teteria se venden los tes mas deliciosos del mundo, y sus clientes se sienten como en casa; es comoda y acogedora e irradia la misma calidez que la propia Laurie. Su unico problema: el amor nunca le ha acabado de funcionar. Y, mientras, Laurie lleva meses sonando con Barry, su atractivo proveedor de te… Asi que las amigas de Laurie deciden que es hora de trazar un plan.

  • Guerra de voluntades de Nena Lima

    https://gigalibros.com/guerra-de-voluntades.html

    Cuando Anne Peabody llego al pueblo californiano de Aguas Bravas para acudir a una cita de trabajo, no imagino los contratiempos que su llegada ocasionaria en el seno de la familia Carter. Su terquedad la enfrentara desde el primer momento al fuerte, brusco e intimidante temperamento del senor Carter. Este no desperdiciara la ocasion de provocarla para que se marche del rancho y tome la diligencia que la trajo hasta el pueblo.
    En un continente tan salvaje y hostil donde los enfrentamientos con los pueblos indigenas eran frecuentes y donde la inminente llegada de una guerra civil tenia al pais en vilo, la joven senorita Peabody aprendera a comprender y a valorar acerca de los prejuicios raciales que le rodea, experimentando a diario lo que es vivir con el peligro cuando se convive con tantas tribus nativas.
    En esta apasionante y bella historia, la atraccion y el deseo sexual golpearan de improviso en la vida de nuestros protagonistas y sellara para siempre sus destinos.

  • Animal de nieve de Dara Scully

    https://gigalibros.com/animal-de-nieve.html

    Llego con el galope de los caballos. Los animales habian comido de su mano, habian lamido aquellas palmas blancas, hermosas: palmas hechas para la caricia. Las alumnas lo vieron desde los dormitorios. Desde las ventanas: los ojos calientes de la casa. De pie, algunas ya vestidas, otras todavia en camison, los pies desnudos, frios sobre el suelo de madera. Tenian la vista clavada en el hombre desconocido. Quien seria, se preguntaron. Quien seria aquel hombre que tocaba a los caballos con sus manos delicadas, que se quitaba luego el sombrero en un saludo correctisimo. Tal vez un ministro, se dijeron, o un predicador; sin duda alguien de importancia, pues ahi estaba Miss Bell, erguida, rigida como su baston: una mujer de negro. La expectacion ascendia en los dormitorios. Pronto lo perderian de vista, entraria en la casa, su casa, su colegio. Seguiria a Miss Bell por los pasillos, por los rellanos silenciosos, entraria tal vez en su despacho. ?Para que?, se preguntaban. Una de las maestras va a casarse. Tal vez nos deje Miss Stone, que tiene el rostro blanco de las novias. Las alumnas especulaban. Un hombre habia penetrado en sus dominios, en su colegio de paredes de piedra, de entramados de flores en los jardines. ?Acaso se aventuraban a decirlo? ?Era tal vez un maestro? ?Se atreveria Miss Bell a dejar que un hombre ensenara a las muchachas? Frederic permanecia en silencio. Habia dejado atras un hilo de pisadas suaves, un rumor en la gravilla. No habia visto a las muchachas en las ventanas. Podria haber alzado la cabeza, mirarlas: rostros pequenos como flores tras los cristales. Pero seguia con la vista a la mujer que cojeaba. Su baston acompasaba el movimiento de su cuerpo. Le recordo a un fantasma que habia conocido una vez, en un tiempo apenas perceptible. Ella tampoco hablaba. Se habia presentado con educacion; habia en sus gestos una elegancia solapada, cierta nobleza en los rasgos afilados, en sus manos. Alguien habria dicho: no es solo una profesora. Una directora de un colegio para ninas. Un animal dormido la poseia. Habitaba en su cojera, acentuada en las escaleras que llevaban al ultimo piso. Quiso preguntarle su edad. Quiso saber, aquella primera vez, ante la mirada ciega de las muchachas, cuando se habia quedado coja. Si se habia caido de un caballo. Si habia sido la enfermedad o una rotura mal curada. Pero el silencio se habia vuelto movedizo. No hubiera podido hablar, aunque lo deseara. Estaba alli, denso, caliente, un silencio que ascendia por la casa. Una palpitacion muda de las voces de las ninas, de las maestras, todo detenido ante el paso irregular de quien guiaba la vida del colegio. Era un lugar sobrio. Los pasillos estrechos se abrian a las aulas. Dijo que se las ensenaria luego, cuando se hubiera acomodado. ?Llegaria su equipaje al mediodia? Algunas de las maestras ya se habian instalado. Le senalo las escaleras, el tercer piso: los dormitorios. Alli las alumnas cuchicheaban. Una de ellas, alta, de gesto altivo, observaba desde la balaustrada. Luego les relataria como Miss Bell habia guiado al hombre por el colegio. Imaginaria el paso desigual, la voz grave, el gesto amplio de la mano ante las cosas. Imitaria con perfeccion sus movimientos. Era sin duda un maestro, de geografia tal vez, quizas un refuerzo para las matematicas. Un maestro joven, de mirada diafana. <> Las ninas sonaban con los amantes. Sonaban con las novias, con Miss Stone, que llevaba un anillo dorado. Pero la muchacha se conducia con misterio. Habia visto mas de lo que contaba, y lo que decia se alteraba a traves de sus palabras. Podia ser todo lo que ellas imaginaran. Un caballero, un religioso, un hombre del mal. Lo que ella dijera seria aceptado por las muchachas aun descalzas, aun vestidas de blanco nocturno. Tenia el poder de la que ha visto, dominaba la ceguera de las otras. <>, les dijo. Y ellas empezaron a vestirse. Lo dejaron con la promesa de la comida. El cuarto era pequeno, desnudo; la luz aniquilaba su misterio. Veia el jardin desde la ventana. Un parterre de flores se acomodaba ante sus ojos. Al fondo, los sauces cercaban la casa, la hierba todavia humeda de rocio, fresca. Imagino sus paseos por aquel jardin cuidado, la lectura entre los sauces. De nino disfrutaba leyendo en los jardines. Aspiraba el aroma de las flores, la tibieza de la hierba; sus manos acariciaban la tierra con el cuidado de quien toca a un animal pequeno. Supo que aquel jardin lo acogeria. A diferencia de la casa, de las alumnas todavia invisibles, aquel jardin le resultaba conocido. Lo habia habitado antes, en otra vida, en otro tiempo feliz y escurridizo. Comio en su cuarto, en el escritorio que daba a la ventana. Una mujer joven le trajo una bandeja. Le dijo que pronto subirian su maleta, el baul pequeno y anticuado. El se habia quitado la chaqueta, se habia desatado los zapatos. El viaje habia sido largo. <>, le pregunto. Un cierto bullicio se habia apoderado de la casa. Las muchachas, uniformadas, calzadas ya con sus botas relucientes, cruzaban las estancias, se reconocian de nuevo, volvian a la vida del colegio. Habian pasado alejadas un verano entero. Habian aprendido palabras nuevas, tenian cosas que contarse. A el le daban jaqueca. Aquella voz caliente, unisona, trepaba por las paredes de la casa. Tomaria la cena en su cuarto. Comeria en la quietud de aquel reducto pequeno, aquel espacio blanco, limpio. Se enfrentaria a ellas a la manana siguiente. Desperto temprano, antes que la casa. En el jardin se intuia el otono; los sauces ondulaban sus ramas con el viento. El dia seria fresco. Atras quedaban el verano, las fresas maduras sobre la mesa, los largos banos en el rio. El colegio se plegaba sobre el frio, comenzaban a encenderse las chimeneas, las estufas. Pronto pasearian con mitones. Las capas largas de las ninas rozarian las hojas, la hierba a punto de escarcharse. Un invierno prematuro se intuia en los parterres. O tal vez era su propia debilidad. Su miedo creciente a haberse equivocado. Estaba en un colegio. A los treinta y seis anos ensenaria musica por primera vez. Dejaria atras las ensenanzas basicas, la botanica, el algebra, el estudio meticuloso de la ciencia. Aquello que le habian ensenado se disipaba. Tocaria como cuando era nino, ensenaria escalas, tal vez no ensenara nada en absoluto. ?Que sabrian las alumnas de musica? ?Habria alguna virtuosa entre ellas? En realidad no le importaba. Las ninas se mantenian alejadas, su voz habia enmudecido. Estaba alli como podia estar en cualquier parte, atento solo al trazado de las nubes en el cielo. Un ultimo lugar al que aferrarse, aquel colegio, aquella musica que le habia sido devuelta tras anos en la sombra. Habria preferido desayunar en su cuarto, pero aquella mujer joven de la vispera le pidio que la siguiera. Las maestras desayunaban en el comedor pequeno. Eran de edades variadas, de rostros serenos, agrietados algunos, lisos como el de las muchachas los mas jovenes. Habia un solo hombre entre ellas, anciano, ajeno sin duda a la ensenanza. No pregunto por el. Tampoco por Miss Bell, que se encontraba ausente. Las maestras mas mayores le tendieron la mano, saludaron con una educacion uniforme, aprendida tras largos anos en el colegio. Tambien su voz resultaba similar, de inflexion clara; la voz de quien gobierna multitudes. Las imagino ante las alumnas, algunas severas, otras sumisas, domadas por sus criaturas. No reconocio ningun rostro de la calle en ellas. Aquellas mujeres crecian en las escuelas, en los hospicios; caian luego en manos del colegio y alli acababan de formarse. Poseian una mirada comun; los muros de la casa las aislaban. Quizas habian sonado con viajar, con amar a hombres o a mujeres; tal vez lo hicieran todavia, tendidas sobre el lecho blanco, virginal, abiertos sus ojos a la noche. Imagenes de playas amplias o reuniones jubilosas, cualquier cosa que no fueran ninas malcriadas. --Asi que sera usted nuestro profesor de musica --le dijo una de ellas.

  • Escalofrios de Douglas E. Winter

    https://gigalibros.com/escalofrios.html

    He aqui un libro estremecedor que reune a los maestros de la literatura de terror contemporanea. Desde el entusiasmo maniaco de Stephen King hasta el elegante ingenio de Paul Hazel, pasando por el simbolismo enigmatico de M. John Harrison, el psicologismo inquietante de Clive Barker, el estilo implacable de Denis Etchison y el erotismo refinado de Thomas Tessier, esta obra recopila seis pequenas joyas del horror universal. Se trata de seis largos relatos que, por distintos medios, logran un mismo resultado: sacudir las fibras intimas del lector, hacerle participe de espeluznantes experiencias que bordean los imprecisos limites entre la realidad y la ficcion. Una lectura imprescindible para conocer lo mejor de un genero apasionante.

  • Diario de un seductor de Joaquin De Saint Aymour

    https://gigalibros.com/diario-de-un-seductor.html

    Hoy la he visto por primera vez. No la conozco de nada, nunca me habia cruzado antes con ella en mi negligente deambular por esta ciudad en decadencia, como una vieja tramoya que se hunde inflamada en los confines del horizonte. No me ha mirado, nadie repara en mi. Bajo mi aspecto anonimo soy como la sombra de un fantasma, un hombre maduro que oculta su pasado bajo identidades inventadas, acorde con la maxima que proclamara Michel Montaigne: "deberiamos vivir la vida como si fuera la de un personaje ficticio". Antes de comenzar te advierto que aqui no vas a encontrar una topica novela romantica de velas encendidas y petalos de rosa flotando en la banera, con parejas que se aman hasta la eternidad mirandose a los ojos embelesados. Mas bien, esta es una historia sobre nuestro lado mas oscuro, de las pasiones ocultas, el fin de la inocencia y la caida en los abismos. La elegida es tan joven que la supongo inexperta en los avatares de la vida y de los hombres, el arquetipo perfecto para el fin que le aguarda entre mis manos de creador comprometido con el mundo del arte y de la belleza, una chica sin malear todavia. Pero yo nunca subestimo a una doncella, por joven que sea. Ella siempre sera mejor y mas fuerte que cualquier hombre. Por eso siento un gran respeto hacia las mujeres, nunca pienso en ellas como una victima o un objetivo, pues ante todo me considero un rendido admirador del universo femenino. Rendido y, sin embargo, peligroso. Soy un hombre poseido por los demonios de la literatura. Un escritor maldito. Un poeta urbano, que convierte la ficcion en realidad y la realidad en ficcion; la existencia cotidiana en un arte y las mujeres en poesia. Soy como un embalsamador de la belleza, un pintor de naturalezas muertas. Mi libro de cabecera es El arte de amar, escrito por el poeta romano Ovidio. Lo elegi porque ya no quedan seductores como los de antano, ahora solo hay hombres que disimulan su complejo ante las mujeres cayendo en los topicos que la sociedad propaga igual que nuevos mantras para el consumo, como esa tonteria que prodiga la sensibilidad masculina y el descubrir tu lado femenino. Por el contrario, al seductor le conviene una cierta indolencia para no mostrar su juego de perversidades, aunque debe comportarse con la intrepidez que toda mujer en el fondo desea. Tal como lo expresa Ovidio, "el amor, como la milicia, rechaza a los pusilanimes y a los timidos que no saben defender sus banderas". El amor es una milicia, si, pero la seduccion es un sacerdocio, exige una entrega mucho mas alla de lo fisico, para llegar a lo psicologico. Porque antes de penetrar en el cuerpo de una mujer, tendras que saber penetrar en su cabeza. Todo seductor ha de tener un acusado sentido de la estetica y saber elegir a la protagonista de su transformacion. Seducir a cualquiera revela escaso compromiso y poca exigencia con la mision. Seducir a varias para demostrar tu hombria solo evidencia una falta de autentica virilidad. Un seductor no es un conquistador, ni mucho menos lo que la literatura conoce como un Don Juan. El verdadero seductor es un creador que sublima la belleza y la feminidad, revela todo el potencial de una joven para convertirla en mujer, como la oruga termina transformada en mariposa, y luego muere feliz revestida de toda esa hermosura. Ayer estuve durante un rato largo en el mismo lugar y a la misma hora en que me cruce con ella en la Plaza de Cataluna, sentado en un banco dejando pasar el tiempo, aunque mi espera no diese los frutos deseados. No importa, seguire aguardandola, porque intuyo por su forma casi sonambula de caminar que quiza ese recorrido se trate de un trayecto frecuente o habitual. Cuando la vi el otro dia ella cruzaba la Plaza de Cataluna en diagonal, llegando, yo diria, que del Paseo de Gracia. Un albor de palomas levanto el vuelo a su paso, provocando un fugaz y repentino aleteo. Atraveso la calle por el cruce de peatones en direccion hacia la Rambla. Yo me quede observandola, evaluando su figura, su forma de caminar (elegante y tan escasamente convencional en las chicas de su edad), la media melena de color castano con reflejos dorados en el sol encarnado de la tarde que declina por detras de los edificios, anadido a ese aire de joven inteligente, todavia no enterada de su poder. En el momento en que fui a seguirla, el semaforo del paso peatonal ya estaba cerrado y un torrente de trafico me lo impidio. He de asegurarme, porque no me sirve una chica cualquiera; sin embargo, la primera impresion ha sido muy favorable. Por ejemplo, al atravesar la banda en vuelo de las palomas no dio muestras de sobresalto, continuo adelante como si fuera un espiritu inmarcesible, que solo las aves lograsen percibir y quisieran respetar. Cualquiera en semejante situacion se hubiese llevado las manos a la cabeza para protegerse o hubiera hecho un atolondrado requiebro, tal vez emitiendo un grito indecoroso. Deseo que la protagonista de mi experimento sea una persona de caracter, necesitara temple para soportar lo que le aguarda durante todo el proceso de modelado. La experiencia de la que hablo supone un intenso trauma, que una gran parte de las mujeres con parecida edad no lograrian soportar. Ella no lo sabe, pero la otra tarde, al cruzarse conmigo, lo hizo por primera vez con su destino. Por fin la he vuelto a ver. El mismo recorrido, la misma carpeta contra el pecho, el mismo caminar indolente y elegante a la vez. Una indumentaria clasica y discreta, que revela su buen gusto, sin estridencias, aunque con el toque sofisticado (quiza un rasgo de rebeldia) de la cazadora tejana sobre un vestido de corte formal, de senorita perteneciente a una destacada esfera social. Hoy si he podido seguirla, bajando por la Rambla, densa de paseantes, en direccion al Liceo, a cuyo edificio ha entrado por la estrecha calle Sant Pau, donde figuran los accesos para el personal del teatro. Creo adivinar el motivo: intuyo que la chica pertenece a la plantilla de la Joven Orquesta y Coro del Liceo, y en la carpeta lleva las partituras de la obra que tal vez se hallan ensayando para una futura interpretacion. De ser asi, me agrada; la prefiero sensible y con alma de artista, pues la caida en el abismo sera mucho mas dramatica. He aguardado hasta que saliera de nuevo (una hora mas tarde) sentado en una mesa del restaurante del Hotel Espana. Entonces la he seguido de regreso, seguramente hacia su casa, y no he tenido que aguardar mucho para comprobarlo. Ha entrado en un edificio palaciego del Paseo de Gracia, en aquel sobre cuya cupula de pizarra negra campa el emblema comercial cincelado en bronce, perteneciente a la conocida empresa de seguros La Union y el Fenix. En el recibidor al estilo neoclasico, decorado con marmoles, apliques y lamparas de laton, languidece aburrido un portero ya proximo a jubilarse, uniformado de gris y tan macilento como una figura de cera. Le pregunto por la chica que acaba de subir en el bello ascensor modernista y, tal como yo esperaba, me contesta muy severo que no puede ofrecer informacion a cualquiera que llegue consultando sobre los vecinos que habitan el edificio. Lo que todo portero desea es demostrar su autoridad sobre la pequena parcela que recae bajo su egida profesional. Pero hay algo mas fuerte que dicha demostracion de autoridad, y es el afan de protagonismo que distingue a cualquier ser humano. Asi lo dejo claro Andy Warhol cuando aludio a los "quince minutos de gloria" que toda persona desea disfrutar por lo menos una vez en la vida. Entonces le filtro que soy periodista de investigacion y el portero agranda los ojos, interesado. El hecho de que me halle indagando algun episodio escabroso que pueda salir al otro dia en los periodicos me garantiza su colaboracion. Quiere mostrarse como el hombre bien informado que a si mismo se considera. Y es entonces cuando accede a lo que deseo: –Esa chica se llama Elvira y es pariente de la senora Giralt, una dama de gran empaque. –?Giralt? -repito, brindandole la ocasion para que me demuestre su amplio conocimiento en el pequeno universo vecinal que domina. –?No la conoce usted? Pues Lluisa Giralt fue una cantante de opera muy conocida en su epoca, toda una celebridad -se me acerca en confidencia y huelo su aliento a conac barato–, dicen que incluso la cortejo Alfonso XIII, porque al rey le gustaban mucho las actrices y la cupletistas. –?En que piso vive? -inquiero atajando su chismorreo. –Arriba del todo, en los aticos, el mejor duplex del edificio. Elvira es una sobrina nieta que vive con ella desde nina. Oiga, ?esto cuando sale? -pregunta el portero, cada vez mas interesado. Como tengo previsto volver por alli, me conviene llevarmelo a mi terreno, asi que le digo, adoptando un tono confidencial: –Todavia no lo tengo claro, he de atar algunos cabos. –Bueno, yo no he comentado nada, ?eh? -subraya precavido–, que a la senora Giralt le gusta pasar lo mas desapercibida posible. Ya es bastante anciana la pobre, y esta muy achacosa. Me tiene dicho desde hace anos que no haga subir a nadie que venga preguntando sobre su pasado en el mundo de la opera. He seguido a Elvira varios dias a prudencial distancia, desde que sale hasta que regresa de nuevo. Asi he podido saber, por ejemplo, que asiste al prestigioso colegio Jesus y Maria de San Gervasio, y que varias tardes al mes acude al Liceo para recibir lecciones de ballet, lo cual explica su elegante caminar de gacela. Su piel tiene la palidez y consistencia del nacar, unos ojos azules e inocentes, que seguro no han visto nunca la fealdad de la vida, criada en una jaula de oro, como un animal precioso, en el formidable atico de su anciana tia, perteneciente a un mundo en el ocaso de su existencia, como la imagen en blanco y negro de una vieja enciclopedia ilustrada y fuera de uso. Elvira no habra escuchado todavia palabras de amor, como no sea en el cine o en la television. Por eso no percibe las miradas masculinas, no piensa que pueda ser el foco de interes para ningun hombre, porque aun es demasiado joven para ello. La veo detenerse frente al escaparate de una boutique especializada en ropa interior, de las multiples que hay abiertas en el Paseo de Gracia. Mira con cierto asombro las prendas que visten los maniquies, en particular un conjunto en color negro, de seda bordada, el mas caro, sensual y vistoso de Christian Dior. Posa los ojos interesada, preguntandose quiza por que las mujeres eligen ropa tan hermosa para cubrir las bellezas de su cuerpo sin nadie puede apreciarlas. Considero que por fin ha llegado el momento propicio para poder abordarla y me acerco. La miro desde su espalda y a traves del reflejo del cristal, absorta todavia en el valioso conjunto de ropa interior. –Te sentaria de maravilla -digo, susurrandole al oido. Ella se vuelve sobresaltada por la repentina intrusion, pero antes de darle tiempo a reaccionar, a que me demuestre que se trata de una chica educada y con el recato propio de su condicion, yo retrocedo un paso, esgrimo una leve sonrisa de disculpa, junto a una sutil inclinacion de cabeza como saludo, y continuo adelante con mi paseo, con las manos en los bolsillos, entre las hojas quebradizas que caen planeando de los madronos plantados en las aceras del bulevar. No me detengo, ni mucho menos me vuelvo, sigo caminando negligente, disfrutando de la calida tarde que nos ha deparado el otono. Por hoy basta con eso, no debo hacer nada mas. He implantado la peligrosa semilla en su mentalidad indefensa todavia. Y pronto crecera en su interior como una planta carnivora, devorando su placido sueno adolescente con imagenes tan turbias que despertara ruborizada y sin aliento, humeda de anhelo por primera vez. Ni siquiera me ha visto con la suficiente claridad para poder identificarme despues, en la siguiente ocasion, pero confio en que recordara mi voz cuando pase dentro de unos dias por el atico donde reside junto a su vieja tia. Entonces comenzara su proceso de aprendizaje y devastacion. Dias despues, acorde con lo previsto, acudo a mi cita concertada por telefono (cuyo numero me ha facilitado el portero del edificio) para entrevistarme con dona Lluisa Giralt. Le llevo una botella de brandy al portero con el fin de seguir manteniendo su complice colaboracion ante cualquier imprevisto. Y el hombre se deshace obsequioso considerandome un caballero en toda regla. He preparado la visita con todo detalle. No debo mostrar demasiado interes, ni mucho menos curiosidad. Finjo que soy un profesional acostumbrado a entrevistar celebridades. La vieja dama me recibe a la puerta del atico demostrando una encomiable voluntad en agradar, un retazo de su buena educacion, apoyado el brazo izquierdo en una muleta de aluminio y el derecho en su nieta Elvira, vestida tambien para la ocasion con un juvenil atuendo que acentua su inocencia, un tesoro que yo voy a robarle muy pronto, pero no antes de que lo suplique, de que pida ser la inmolada en el sacrificio de su propia virginidad. Pasamos a una salita iluminada desde un mirador acristalado, por donde penetra la luz filtrada de la tarde atravesando los cortinajes livianos, tendidos al aire como sudarios. Tal como suponia, Elvira, que se afana en servir el te, no me ha reconocido. Sin embargo, cuando comienzo a exponer frente a la dama el motivo de mi visita, la veo de reojo ruborizarse. Acaba de recordar mi voz. Lluisa Giralt es una mujer gruesa, vestida por completo de blanco, igual que una vieja novia victoriana. La cabellera canosa, larga y lacia dividida en dos mitades y recogida con esmero por atras en un apretado mono ensartado con horquillas y peinetas. Irradia la elegancia trasnochada de las grandes divas de antano. Pasa el tiempo impedida en una butaca o en su silla de ruedas, junto al ventanal por donde puede ver, a lo lejos, por encima de la ciudad, el mar sumido en la bruma del horizonte. Vive ignorando cuanto la rodea. La frivolidad ya no encaja dentro de su anacronico mundo, porque haber llegado a mas de los noventa es una cruel fatalidad, permite que veas como la muerte se va llevando a las personas que amas y conoces, mientras eres testigo de toda esa desdicha. Elvira permanece presente durante nuestra conversacion, preguntandose si de verdad soy yo el que le susurro aquello frente al escaparate de ropa interior. He podido saber que tiene 16 anos, aunque parece mayor. Es muy hermosa, tanto de rostro como de figura; me satisface haber acertado en mi eleccion, aunque no es hacerme con su cuerpo lo que yo deseo, sino con su alma. Porque la mayor posesion de todas no ambiciona la estetica carne sino la sublime del espiritu. Durante la conversacion mantenida con la respetable dama he sabido que los padres de su sobrina fallecieron a causa de un accidente de trafico cuando ella solo tenia un ano de vida, demasiado poco para recordarlos, y por tanto ni siquiera los echa de menos. Elvira, que no viajaba con ellos aquel fatidico dia, se quedo huerfana de golpe y fue acogida por Lluisa Giralt. La chica no tiene ninguna experiencia en las anagazas que oculta el confortable aunque traicionero mundo que le rodea. Puesto que no ha conocido nunca otra cosa, Elvira considera normal su peculiar modo de vida, del acreditado colegio religioso en regimen de internado en donde cursa sus estudios, al Liceo, donde se prepara para ser bailarina de ballet; una vida semejante a la del jilguero feliz, atrapado sin pena en la jaula donde ha nacido. Mientras tomamos el te y a la vez intento convencer a su tia sobre mi sincero interes hacia su pasado de diva, Elvira todo el tiempo se remueve nerviosa en el sillon tapizado de cretona donde ha tomado asiento, presente pero callada, segun dictan las normas impuestas por ese tipo de ambito social tan enfermo de apariencias, junto a los modales aprendidos en su colegio para senoritas distinguidas. Como la taza le tiembla en la mano, Elvira la deposita sobre la mesa para que no se percate su tia. No sabe hacia donde mirar, a cualquier parte menos a mi, lo cual evidencia que la carga de profundidad enviada frente al escaparate ha estallado en su interior avivando el fuego que arde, todavia oculto, bajo su virginal imaginacion de joven adolescente. Al final de mi propuesta para rememorar el pasado de la vieja soprano, formulada con todo el tacto del mundo, Lluisa Giralt accede a evocar para mi aquellos anos con destino a un supuesto libro sobre la historia del Liceo. La dama no ha podido resistirse a mi encanto mundano, soy un persuasor nato, nadie domina como yo las claves ocultas de la comunicacion subliminal. Decir algo como senuelo para que mi oponente baje la guardia y entonces clavar el mensaje que deseo igual que un fino estilete florentino en su corazon, de modo que le convenzo usando su negativa inicial, mientras yo quedo a salvo de mi propia ponzona. Mientras la dama me despide, acompanandome con esfuerzo hasta la puerta del amplio atico donde reside, me ha tomado de la mano, afectuosa, con los ojos anegados de lagrimas. Y asi es como, para sorpresa de su sobrina, que ha permanecido muda durante toda la entrevista, contemplandome con recelo, dona Lluisa y yo acordamos la siguiente visita para continuar nuestra conversacion sobre su pasado en el mundo de la opera. Hoy he seguido a Elvira, sin que lo note, cuando salia de casa en direccion al Liceo. Tras verla desaparecer por la puerta de acceso en el callejon lateral del edificio he aguardado media hora y luego he subido hasta donde, segun me ha dicho un bedel, tienen lugar los ensayos del ballet. En la parte mas alta existe una gran sala iluminada por grandes ventanales, desde donde se aprecia una extensa vista de Barcelona. Por el suelo entarimado y alrededor de un piano de cola, corretea un grupo de chicas entre los 15 y los 17 anos, las alumnas de ballet; mientras la profesora, una mujer de unos 35, que debio ser bailarina titular en algun teatro y ahora ejerce como directora, vestida de negro igual que una institutriz, impone rigurosa su autoridad. Me quedo en el umbral, espiando los graciles movimientos, los ejercicios en la barra y frente al espejo, de unas chicas tan jovenes y en apariencia fragiles que parecen munecas de trapo y porcelana. Ya se han cambiado para el ensayo y todas lucen un conjunto similar, el maillot negro, de manga corta, cenido al cuerpo; el tutu blanco y vaporoso, como una espuma de merengue, dejando las piernas a la vista; los pies como amortajados en las zapatillas de cintas anudandose a los tobillos, euforicas como las ocas correteando alegres en un corral. Todas ellas menudas, delgadas, cuyo pecho apenas despunta cenido por el maillot, acomodandose a los androginos canones de belleza exigidos por la danza. Elvira es la mas hermosa, un cisne mezclado entre las torpidas ocas; ella es la que goza de un cuerpo mas definido, porque las imposiciones del ballet son tales, con ensayos llegando hasta los limites de la resistencia fisica, una dieta draconiana y tortuosos ejercicios que modelan el cuerpo hasta convertirlo en materia ductil para conseguir el canon de belleza, el estereotipo estetico impuesto por la pieza musical a interpretar, que algunas chicas no pueden soportarlo y caen enfermas, con bastante frecuencia de anorexia, incluso en ocasiones hepatitis. Me mantengo a distancia, oculto en la oscuridad, observando las evoluciones del grupo de ballet, a Elvira en particular, ensayando la clasica obra Coppelia, con musica del compositor frances Leo Delibes. Cuando culmina la escenificacion, y antes de que se dispersen, mientras Elvira rie alborozada con sus companeras, evocando las peripecias del ensayo, cruzo el umbral y me hago de notar. La directora, como una gallina clueca protegiendo a los polluelos, viene hacia mi preguntandose quien es el intruso que osa molestar a sus alumnas con su presencia, y como es que me han dejado subir a la sala del ensayo. Pero yo enseguida la envuelvo con el influjo de mi oscuro magnetismo. No me resulta dificil neutralizarla, porque con toda seguridad es una mujer soltera cuyo unico amor en este mundo ha sido y es el ballet, por quien desde nina lo dio todo y ahora no le queda nada en su escualido pecho, sin duda reducido en una operacion quirurgica cuando todavia era casi una nina, como hacen muchas bailarinas en ciernes para parecer mas ligeras y volatiles, y ahora se arrepiente de la imagen que ofrece, tan poco adecuada para el aprecio de los hombres. Me identifico sonriendo con indolencia premeditada: he venido para recoger a Elvira, le miento, ya que se ha hecho un poco tarde, por encargo de su tia. Entonces Elvira me ve y enrojece tan de subito que sus companeras lo notan y giran los ojos en mi direccion. Pero la directora palmea con autoridad y todas corren a cambiarse de ropa, incluida Elvira, mientras yo me quedo a la espera junto a esa mujer de rictus amargado y pecho desecado, que hoy tal vez habra sentido latir de nuevo su entumecido corazon de solterona.

  • Exigencias de pasion de Andrea Laurence

    https://gigalibros.com/exigencias-de-pasion.html

    Siempre hay margen de negociacion

  • La hija fugitiva de Joanna Rees

    https://gigalibros.com/la-hija-fugitiva.html

    Una nueva vida le espera, pero su pasado nunca estara enterrado del todo.

  • El hielo de mis venas de Mike Lightwood

    https://gigalibros.com/el-hielo-de-mis-venas.html

    Vivir con culpa no es tarea facil, y eso es algo que Dario sabe muy bien. Despues de todo, el que solia ser su mejor amigo vive un autentico infierno tras confesarle lo que sentia por el, y lo peor es que Dario no puede hacer nada para arreglar la situacion. Atormentado por unas oscuras pesadillas, Dario se enfrenta cada dia a su peor enemigo: el mismo. El problema es que es demasiado dificil aceptar lo que siente, sobre todo cuando hacerlo significaria que tal vez no sea la persona que siempre ha creido ser. El hielo de sus venas se extiende cada vez mas, y dependera solo de el conseguir que se derrita o dejar que se extienda hasta congelarlo por completo.

  • El retiro de Mark Edwards

    https://gigalibros.com/el-retiro.html

    Hace dos anos, Julia perdio a su familia en un tragico accidente: su marido murio ahogado tratando de salvar a la hija de ambos en el rio que discurre junto a su casa. Pero lo cierto es que el cadaver de la pequena Lily nunca se encontro. Destrozada por el dolor, Julia esta convencida de que su hija aun sigue viva en alguna parte.

  • Stella, la novia provisional de Miguel Angel Itriago Machado

    https://gigalibros.com/stella-la-novia-provisional.html

    Al detective Pablo Morles, le toca descubrir la extrana desaparicion de dos parejas de alumnos del que fuera el centro educativo donde estudio cuando adolescente. Uno de los desaparecidos es el deportista mas famoso del Instituto y de la region, quien salio a disfrutar de un fin de semana, con Stella, una joven de extraordinaria sensualidad y belleza, amiga de su novia. La otra pareja esta integrada por un joven y la que fuera su enamorada, una muchacha con problemas. El desenlace del caso es sorprendente.

  • Un verano en tu corazon de Norah Carter

    https://gigalibros.com/un-verano-en-tu-corazon.html

    Hacia un mes que se habia marchado Lucas, yo estaba afrontando una pequena depresion y no habia tenido ningun tipo de noticias por parte de el; eso era predecible, pero pasarlo dia tras dia, era algo dificil de asumir y hacia que me encontrase en ese estado. Los primeros dias fueron los mas dificiles de mi vida, me acostaba y me levantaba llorando como una enana, tenia la sensacion de que me faltaba el aire para respirar, habia momentos que pensaba que habia tocado fondo y que no queria seguir viviendo. Mi hermana me llamaba y notaba que me estaba pasando algo, estaba realmente preocupada e incluso decia que queria venir pronto a verme. La Semana Santa la pase metida en casa y no sali ni para comprar el pan, luego me incorpore al trabajo y era para lo unico que salia de mi hogar, por lo demas me apetecia refugiarme y vivir mi pena sola. Habia adelgazado varios kilos y estaba animicamente por los suelos, precisamente ese jueves tenia cita con mi medico para que valorarse un poco mi estado. Algo me decia que debia de tener una anemia de ordago. Tenia la sensacion de estar mas sola que nunca y en esos momentos fue cuando realmente me partia el alma no tener a mis padres ahi, desde que murieron los habia echado muchisimo de menos, ademas de haberlo pasado francamente mal, pero esa vez estaba que se me iba el alma de no tenerlos. Tras terminar de tomar el cafe, sali hacia el instituto para afrontar la flojera que traia el comenzar la semana, todo el camino me pase recordando, como siempre, cuando Lucas me acompanaba hasta el trabajo; ahora, el hacerlo sola, hacia que fuese todo con mucho desanimo. A la salida me fui a comer con mi companera Patricia, ultimamente habiamos coincidido poco y no habiamos tenido posibilidad de hablar tranquilamente, aunque en los cafes Express que nos tomabamos diariamente la mantenia informada de todo. Gracias a Dios que hablar con ella de vez en cuando hacia que me desahogara al menos un poco y que no me llegase a sentir tan sola, aunque evidentemente cada una teniamos nuestras vidas. -- ?Que tal estas, mi nina? -- Bueno, ahi vamos, sera cuestion de tiempo --dije mientras ibamos andando hacia el restaurante asiatico. -- Deberias de apuntarte a alguna actividad por las tardes, necesitas evadir un poco la cabeza --dijo mientras me agarraba el brazo y lo acariciaba. -- Ahora mismo no estoy para esas cosas, solo me apetece estar tirada en el sofa y no escuchar nada, imagino que todo sera cuestion de tiempo. -- Ese estado en el que te encuentras es el principio de depresion, como ya te dije, y debes rapidamente tratarla, no vayas a faltar el jueves a tu cita con el doctor, pero sobre todo debes de sacar fuerzas y hacer algo mas que estar encerrada en tu casa. -- Claro que ire al medico, imagino que tendran que hacerme pruebas ya que estoy muy debil y no tengo absolutamente nada de fuerzas, el tema de la ansiedad y de la depresion me imagino que comenzaran a tratarlo. -- Me duele tanto verte asi, imagino que cuando pase el tiempo recordaras esta historia como algo dulce que dejara de causar dolor. -- Ese es el problema, que fue tan dulce y bonito que es incomprensible que algo asi tuviese que terminar, jamas pense que el amor tuviese una fecha de caducidad.

  • Una maldita historia de Bernard Minier

    https://gigalibros.com/una-maldita-historia.html

    Lluvia, viento huracanado y un ferri que, en mitad de una noche gelida en el oceano Pacifico, se bambolea a merced de las olas. Ajenos al temporal, dos adolescentes, Henry y Naomi, se pelean en cubierta. Al dia siguiente, el oleaje arrastra el cuerpo inerte de ella atrapado entre redes de pesca. Henry tiene dieciseis anos, y la burbuja sobreprotectora en la que ha crecido esta a punto de estallar, provocando un giro radical en su vida y en el lugar en el que reside desde siempre, Glass Island.