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  • ELEANOR OLIPHANT ESTÁ PERFECTAMENTE

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    Gail Honeyman juega con una dicotomía muy interesante a lo largo del libro; conjuga constantemente la hilaridad de determinadas situaciones y reflexiones, con ...

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    ELEANOR OLIPHANT ESTA PERFECTAMENTE, HONEYMAN, GAIL, 5,72€. EL PERSONAJE QUE HA ENCENDIDO LA MENTE Y EL CORAZÓN DE TODO EL MUNDO.«Eleanor Oliphant está ...

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  • Eleanor Oliphant está perfectamente • Gail Honeyman

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    La mala racha, que es la segunda parte, es genial. Eleanor Oliphant no es ningún monstruo de feria, es atrevida y valiente, y como a su planta Polly, por muy ...

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  • Eleanor Oliphant está perfectamente de Gail Honeyman

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    Se me acumulan las reseñas y las ganas que hablaros de libros que han pasado por mis manos. Hace ya unas semanas que lo acabé pero me dejó tan buenas ...

  • El obrador de los prodigios de Christian Escriba , Silvia Tarrago

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    Alba decidio convertirse en pastelera cuando se entero de que su madre no supo que estaba embarazada de ella hasta no probar unos pastelillos de Tortosa hechos en el obrador de Mateu Serra. Pero el camino no le resultara facil. Alba hace de la cocina su universo, un laboratorio de dulces donde trabaja incansablemente.

  • Amor Latente; Romance y Pasion con el Jefe de Policia de Isabel Conde

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    Argentina, Buenos Aires, 2015. Barbara Jensen se desperto de mal humor. Su vecino, la plaga del barrio, habia llegado a su casa a las tres de la madrugada haciendo un ruido insoportable. Si su automovil tenia un silenciador, hacia mucho tiempo que habia dejado de funcionar. Por desgracia, su dormitorio estaba situado justo al frente de la entrada del vecino; ni siquiera tapandose la cabeza con la almohada pudo amortiguar el ruido de aquel Volkswagen. Cerro la puerta oxidada de golpe, encendio la luz del porche --la cual, por algun cruel y desconocido proposito, estaba colocada de forma que le daba a ella directamente en los ojos si se volteaba de frente a la ventana, tal como era el caso--, dejo que la puerta de rejilla golpeara tres veces al entrar, salio de nuevo unos minutos mas tarde, luego volvio a entrar en la casa, y evidentemente se olvido de la luz del porche, porque momentos despues se apago la luz de la cocina, pero aquella maldita lampara del porche permanecio encendida. Si antes de comprar aquella casa hubiera sabido que iba a tener aquel vecino, jamas de los jamases habria firmado los papeles que decian legalmente que estaba destinada a la desgracia junto aquel sujeto. En las dos semanas que llevaba viviendo alli, aquel tipo habia conseguido el solito estropearle toda la alegria que le habia causado el hecho de comprarse su primera casa. Era un borracho. ?Pero por que no podia ser un borracho feliz?, se pregunto con amargura. No, tenia que ser un borracho desagradable, de los que hacian que una tuviera miedo de dejar salir al gato cuando el estaba en casa. Pantera no era gran cosa como gato --ni siquiera era de ella--, pero su madre le tenia mucho carino, de modo que Barbara no queria que le sucediera nada mientras estuviera temporalmente bajo su custodia. Jamas podria volver a mirar a su madre a la cara si sus padres regresaran de las vacaciones de sus suenos, un viaje de seis semanas por Europa, y se encontraran con que Pantera habia muerto o desaparecido. * * * * Por suerte para ella, se marchaba a trabajar a la misma hora que el; por lo menos, en principio creyo que el se iba a trabajar. Ahora pensaba que probablemente iba a comprar mas bebida. Si es que trabajaba, desde luego tenia un horario de lo mas extrano, porque hasta el momento no habia logrado percibir pauta alguna en sus entradas y salidas. De todas formas habia intentado mostrarse simpatica el dia en que el descubrio las huellas del gato en el parabrisas de la cafetera que tenia por coche; incluso le sonrio, pero el tipo no presto la menor atencion a aquel sonriente ofrecimiento de paz, sino que en cambio salto furioso de su automovil casi en el mismo momento de haber puesto las posaderas en el asiento. -- ?Que te parece si no dejas que tu gato se suba a mi coche? A Barbara se le congelo la sonrisa en la cara. Odiaba desperdiciar una sonrisa, sobre todo con un individuo sin afeitar, malhumorado y que tenia los ojos inyectados de sangre. Le vinieron a la mente varios comentarios feroces, pero los reprimio. Al fin y al cabo, ella era nueva en el barrio y con aquel tipo ya habia empezado con mal pie. Lo ultimo que deseaba era declararle la guerra. Asi que decidio probar una vez mas con la diplomacia. --Lo siento --dijo, manteniendo un tono tranquilo--. Procurare vigilarlo. Estoy cuidandolo hasta que vuelvan mis padres, asi que no va a estar aqui mucho tiempo. --Solo otras cinco semanas. El vecino contesto con un grunido murmurando cosas, volvio a entrar en el coche cerrando de un portazo y se alejo haciendo rugir el potente motor con un ruido de mil demonios. Barbara ladeo la cabeza, escuchando. La carroceria del Volkswagen ofrecia un aspecto deplorable, pero el motor sonaba suave como la seda. Habia muchos caballos debajo de aquel capo. Era evidente que la diplomacia no funcionaba con aquel tipo. Pero alli estaba ahora, despertando a todo el vecindario a las tres de la madrugada con aquel maldito automovil. La injusticia de ese hecho hizo que le entraran ganas de ir una noche hasta su casa y pulsar el boton del timbre hasta que el estuviera tan levantado y despierto como todos los demas. Solo que habia un pequeno problema. Le tenia un poco de miedo y eso no le gustaba. Barbara no estaba acostumbrada a retroceder ante nadie, pero aquel individuo la ponia nerviosa. Ni siquiera sabia como se llamaba, porque las dos veces que se habian visto no fueron encuentros de los de "Hola, me llamo fulano de tal". Lo unico que sabia era que era un personaje de aspecto desalinado y que por lo visto no tenia un empleo fijo. En el mejor de los casos, era un borracho, y los borrachos pueden ser mezquinos y destructivos. En el peor, estaria metido en algo ilegal, lo cual agregaba a la lista el calificativo de peligroso. Era un individuo grande y musculoso, con cabello oscuro y tan corto que casi parecia un militar. Cada vez que lo veia tenia el aspecto de no haberse afeitado en dos o tres dias. Si a eso se le anadian los ojos inyectados en sangre y el mal genio, la palabra que le venia a la cabeza era borracho. El hecho de que fuera grande y musculoso no hacia sino incrementar su nerviosismo. Aquel barrio le parecia muy seguro, pero ella no se sentia segura teniendo a semejante tipo por vecino. Grunendo para sus adentros, salto de la cama y bajo la persiana de la ventana. Con los anos se acostumbro a no cerrar las persianas, ya que era posible que no se levantase con el ruido del despertador, pero si con la luz del sol. El amanecer era mejor que un molesto sonido metalico para levantarse de la cama. Como varias veces se habia encontrado el despertador tirado en el suelo, supuso que la habria reanimado lo suficiente para atacarlo, pero no lo bastante para despertarla del todo. Ahora su sistema consistia en usar visillos y una persiana; los visillos impedian que se viera el interior del dormitorio a no ser que estuviera la luz encendida, y levantaba la persiana solo despues de haber apagado la luz para dormir. Si hoy llegaba tarde a trabajar, seria por culpa del vecino, por obligarla a depender del despertador en vez del sol. De vuelta a la cama tropezo con Pantera. El gato dio un salto con un maullido de sorpresa, y Barbara estuvo a punto de sufrir un infarto. -- !Dios santo! Pantera, me has dado un susto de muerte. No estaba acostumbrada a tener un animal domestico en casa, y siempre se le olvidaba mirar donde pisaba. Siguio balbuceando cosas referente a su vecino insoportable y el bendito gato de sus padres. Pensando que su vecino le impediria volver a dormirse, Barbara cruzo las manos por detras de la cabeza y contemplo el oscuro techo mientras trataba de enumerar todas las cosas que queria hacer con la casa. La cocina y el bano necesitaban modernizarse un poco, lo cual constituia una reforma muy cara que economicamente no estaba preparada para afrontar. Pero pintar la casa y poner persianas nuevas haria mucho por mejorar el interior, y ademas queria derribar la pared que separaba el salon y el comedor. Despejar aquel espacio para que el comedor fuera mas una continuacion que una habitacion independiente, con un arco que podria decorar con una de esas pinturas de falsa piedra para que pareciera de roca… Se desperto con el molesto sonido del despertador. Por lo menos aquel maldito trasto la habia despertado esta vez, penso mientras rodaba hacia un costado para silenciar la alarma. Los numeros rojos que brillaban ante sus ojos en la penumbra de la habitacion la hicieron parpadear y mirar una vez mas. --Mierda --gimio disgustada al tiempo que saltaba de la cama. Las seis cincuenta y ocho; la alarma llevaba casi una hora sonando, lo cual queria decir que era tarde. Muy tarde. --Maldita sea, maldita sea --recalco, mientras se metia en la ducha y, un minuto despues, volvia a salir. Mientras se lavaba los dientes, corrio a la cocina y abrio una lata de comida para Pantera, que ya estaba sentado junto a su cuenco mirandola con el gesto torcido. Escupio en el fregadero y abrio el grifo para que el agua arrastrara la pasta de dientes. --Precisamente hoy, ?no podias haber saltado encima de la cama cuando te dio hambre? Pero no, hoy decides esperar, y ahora soy yo la que no tiene tiempo de comer nada. Pantera dio a entender que no le preocupaba lo mas minimo que ella comiera o no, siempre que el tuviera su comida.

  • Binti. Hogar de Nnedi Okorafor

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    Cinco, cinco, cinco, cinco, cinco, cinco --susurre. Ya estaba ramificando, con los numeros dando vueltas a mi alrededor como granos en una tormenta de arena, y senti un profundo chasquido cuando algo en mi interior cedio. Produjo un dolor agradable, igual que al crujir los nudillos o estirar un musculo. Me hundi mas y halle calidez. Podia oler la sangre en mis venas y el aroma terroso del otjize que me habia aplicado en la piel. La habitacion desaparecio. La mirada sorprendida en el rostro de Okpala, mi profesora de matematicas, desaparecio. Aferraba mi edan, y las puntas de su forma estrellada se me clavaban en las manos. --Oh, cielos --murmure. Algo le estaba pasando. Abri las palmas ahuecadas. Como no sabia que no debia soltarlo, lo habria dejado caer si no me hubiese hallado en meditacion matematica profunda. Lo primero que pense fue en la bola de hormigas que vi una vez, con seis anos, rodando por una duna; asi se desplazaban cuesta abajo las hormigas del desierto. Habia corrido para observarla de cerca y chille con alegria y asco ante la fluctuante masa viva de sus cuerpos. Mi edan se retorcia y revolvia ahora como una bola de hormigas del desierto; las laminas triangulares que lo componian giraban, rotaban y cambiaban entre mis palmas. La corriente azul que habia invocado oscilaba rodeando y adentrandose entre las placas como un gusano. Se trataba de una nueva tecnica que me habia ensenado la profesora Okpala y que habia perfeccionado durante los ultimos dos meses. Incluso la llamaba la corriente del <> por su forma y porque requeria emplear la metrica de estos agujeros para activarla. <>, me dije. Una parte reprimida de mi queria lamentarse porque la corriente que atravesaba el edan lo estaba desmontando; debia parar, nunca seria capaz de juntar todas las piezas de nuevo. Sin embargo, abri la boca y volvi a susurrar el numero tranquilizador. --Cinco, cinco, cinco, cinco. <>, pense. Senti una rafaga de viento en la cara, como si algo hubiera pasado por delante. Me pesaban los parpados. Deje que se cerraran... -- oOo -- Me hallaba en el espacio. Oscuridad infinita. Ingravidez. Volaba, caia, ascendia, atravesaba el quebradizo polvo metalico de un anillo planetario. Unas piedras minusculas me acribillaban la piel. Abri un poco la boca para respirar y el polvo me azoto los labios. ?Podia respirar? Un aliento lleno de vida broto en mi pecho desde mi interior y senti que los pulmones se expandian, llenandome. Me relaje. --?Quien eres? --pregunto en el dialecto de mi familia una voz que procedia de todas partes. --Binti Ekeopara Zuzu Dambu Kaipka de Namib, ese es mi nombre --respondi. Silencio. Espere. --Hay mas --dijo la voz. --Eso es todo --repuse, irritada--. Ese es mi nombre. --No. El fogonazo de rabia que me atraveso me pillo por sorpresa. Pero enseguida lo acogi con agrado. Conocia mi nombre. Estaba a punto de gritarlo cuando... -- oOo -- ...Me halle de vuelta en el aula. Sentada delante de la profesora Okpala. <>, pense. <>. Esa furia era un sentimiento horrible. En casa, las sacerdotisas de las Siete Deidades podrian haber dictaminado que tal nivel de rabia era impuro. Uno de mis okuoko con aspecto de tentaculo se contrajo. Fuera, el segundo sol se estaba poniendo. Su brillo se mezclaba con el del otro sol e inundaba el aula de un color que me encantaba, una combinacion intensa de rosa y naranja que los nativos de Oomza Uni llamaban <>. Los ntu ntu eran unos insectos del planeta que ponian huevos de ese intenso rosa anaranjado que resplandecian con un brillo tenue en la oscuridad. La luz ilumino mi edan, cuyas partes simetricas flotaban ante mi en una red de corriente. Nunca lo habia visto tan desmontado y no habia sido mi intencion hacerlo. Lo que pretendia era que el objeto se comunicara por si mismo al filtrar una corriente entre sus trazados. Segun Okpala, eso solia funcionar y yo queria saber lo que mi edan tenia que decir. Sufri un pinchazo de ansiedad. <>, pense con desesperacion. Llena de alivio, observe que todas las partes del edan que se habian separado regresaban lenta y sistematicamente a su lugar. Completo de nuevo, el edan se poso en el suelo ante mi. <>, pense. Tanto el azul de la corriente que seguia envolviendo al edan como el intenso ntu ntu brillaban en la cabeza gacha de Okpala. Tenia una libreta y un lapiz de verdad en la mano, elementos muy terricolas. Escribia con frenesi con uno de esos rudos lapices que confeccionaba ella misma a partir de la rama de un arbol parecido al tamarindo que crecia cerca del edificio de Matematicas. --Te has caido de la rama --dijo sin levantar la mirada. Asi llamaba a ese momento cuando alguien estaba ramificando y de repente dejaba de hacerlo--. ?A que ha venido eso? Por fin habias conseguido que el edan estuviera dispuesto a abrirse. --?Eso es lo que hacia? ?Entonces es algo bueno? --La profesora se rio entre dientes sin dejar de escribir. Yo frunci el ceno y sacudi la cabeza--. No lo se... Ha ocurrido algo. --Me mordi el labio--. Ha ocurrido algo. Centre mi atencion en ella cuando alzo la mirada. Hubo un momento en el que me pregunte si era su estudiante o su objeto de estudio. Deje que la corriente se disipara, cerre los ojos y descanse la mente con la ecuacion tranquilizadora de f(x) = f(-x). Toque el edan. Solido de nuevo, menos mal. --?Te encuentras bien? --pregunto la profesora Okpala. A pesar de curarme con la ecuacion calmante, la cabeza empezaba a dolerme. Y entonces una ira cegadora me inundo como agua hirviendo. --Uf, no lo se --respondi, masajeandome la frente y con el ceno mas arrugado--. No creo que lo que ha pasado tuviera que pasar. Ha ocurrido algo, profesora Okpala. Algo raro. La profesora solto una carcajada. Aprete los dientes, enfadada. Otra vez. Tanta furia... No era propia de mi. Y ultimamente se estaba convirtiendo en parte de mi, porque ocurria muy a menudo. Pero ?mientras ramificaba? ?Como era posible? No me gustaba ni un pelo. Aun asi, llevaba un ano terricola trabajando con la profesora Okpala y si algo habia aprendido era que trabajar con cualquier tipo de edan, sin importar en que planeta se hubiera encontrado, significaba trabajar con lo impredecible. <>, solia decir Okpala. Cada edan hacia algo distinto por distintas razones. El mio, ademas, era ponzonoso para las medusas; aquello me salvo la vida cuando me atacaron en la nave. Por eso Okwu nunca venia a ver mis sesiones con Okpala. Sin embargo, si yo lo tocaba, no me producia ese efecto. Incluso me habia arriesgado a tocar el edan con uno de mis okuoko. Solo asi me di cuenta de que, por muy medusa que fuera esa parte de mi, yo seguia siendo humana. --Ha sido una deconstruccion aislada --dijo la profesora Okpala--. Habia oido hablar de ella. Nunca la habia presenciado. Bien hecho. Lo dijo con toda la tranquilidad del mundo. <>, me pregunte. Ensanche las aletas de la nariz para calmarme. No, eso no era propio de mi. El tentaculo volvio a contraerse y un pensamiento extrano y bastante solido se instalo en mi mente: <>. Me atraveso un escalofrio electrizante de rabia y pegue un salto. ?Quien intentaba hacerle dano? Me esforce por parecer tranquila. --Profesora, tengo que irme. ?Puedo? --dije. Dejo de escribir y me dirigio un ceno fruncido. La profesora Okpala era tamazight y, por lo que mi padre decia tras anos vendiendo a los tamazight, eran gente de pocas palabras, aunque contundentes. Podria haber sido una generalizacion, pero resulto ser cierto en mi profesora. Conocia bien a Okpala; tras ese ceno se daba toda una galaxia repleta de accion. Sin embargo, debia marcharme, y debia marcharme ya. Okpala alzo una mano y la agito. --Vete. Me levante y casi choque contra una maceta que habia detras de mi al darme la vuelta con torpeza hacia donde tenia la mochila. --Cuidado --me dijo--. Estas debil. Recogi la mochila y sali antes de que cambiara de opinion. La profesora no era directora del departamento de matematicas por nada. Seguro que cuando me conocio ya lo tendria todo calculado. No fue hasta muchisimo mas tarde cuando me percate del peso de esa sucinta advertencia. -- oOo -- Tome la lanzadera solar. Como el segundo sol se estaba poniendo, la lanzadera de la universidad se habia cargado por completo e iba a maxima potencia. Tenia forma de serpiente, pero era tan espaciosa que cabian cincuenta individuos del tamano de Okwu sin problema. La capa externa estaba hecha de la piel mudada de alguna criatura gigantesca que residia en alguno de los muchos bosques en Oomza. Me contaron que el cuerpo de la lanzadera era tan resistente que una colision no le dejaria ni un aranazo. Se apoyaba y viajaba sobre un lecho de <>, un aceite verde y resbaladizo secretado sobre la via por unas plantas insectivoras enormes que crecian junto a la estacion.

  • El fantasmocopio de Carlos Enrique Freyre

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    ?Que pasaria si, de pronto, descubriesemos que la muerte no es el final?, ?que no existe el cielo ni el infierno?, ?si comprobamos la existencia de Dios? ?Que pasaria si pudiesemos comunicarnos con los muertos?

  • Secretos Inconfesables. Una pasion tan peligrosa que pocos se atreverian 1 de Mercedes Franco

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    Andre Ackermann es un prestigioso psiquiatra berlines que sin querer termina atrapado en una voragine de politica cuando se enamora de la hermosa y misteriosa esposa de un oficial de la SS, el terrible y peligroso general Otis Furtwangler.

  • La resurreccion de Liz de Pilar Lepe

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    --!Vamos Liz, no te quedes atras! --Vamos a jugarle una broma --propuso Michael de pronto. --A mi hermana no le gustan las bromas --repuso Paul. --No seas aburrido, nos esconderemos y creera que estamos perdidos. La dejaremos que nos busque un par de cuadras y luego aparecemos entre la multitud. --Esta bien, vamos, pero te aseguro que no estara nada contenta. Diane avanzaba, mezclandose entre la gente que desfilaba, celebrando el carnaval, por la avenida principal. Escucho que su hermano gritaba, pero no le entendio, y levanto su mano para que viera donde estaba. Entre tanta gente, se hacia dificil caminar, y sentia que los chicos se alejaban cada vez mas. Un hombre vestido con un disfraz de Fauno la tomo de la cintura para danzar, ella dejandose llevar por el ambiente le siguio la corriente hasta que se dio cuenta que su hermano y su amigo habian desaparecido. Se zafo del abrazo del Fauno y se dio a la tarea de buscar a los mocosos. --Cuando los encuentre no se salvaran del tiron de orejas --refunfunaba mientras miraba con atencion la muchedumbre. De pronto le parecio verlos a lo lejos cuando dio vuelta la esquina. Dirigio sus pasos hasta alli, solo para encontrarse con un parque marcando el fin de la avenida. Miro la plaza y se veia desierta, claro, si toda la gente estaba en el carnaval. Consulto su reloj, ya casi era media noche. A pesar de la multitud, Liz se vio sola en la calle, meditando si volver al carnaval o cruzar hasta el parque. La furia que sentia en un primer momento, se habia transformado en una desesperacion muy fuerte que le oprimia el pecho. A pesar de que el lugar se veia desierto, se decidio a cruzar de todas maneras, con tanta gente bailando cerca, dudaba de que fuera peligroso. --Cuando te encuentre Paul, ya veras. Y ese Michael se ira directo a su casa en el primer vuelo. Diane hablaba sola mientras caminaba por la acera, era un recurso que utilizaba siempre que sentia temor. Recordo que ella le habia dicho a su padre que no llevaran al amigo de Paul de vacaciones, ?para que? Si las vacaciones en Alemania habian sido idea de ella para celebrar que se habia graduado con honores de restauradora en la Escuela de Arte. Sin embargo, su hermano, que estaba en la edad en que los chicos andan acompanados de sus compinches a todas partes, habia insistido en llevar a su amigo, y como sus padres no sabian decir no, se habia salido con la suya. Y ahi estaba ahora, sin saber por donde buscar, en un pais desconocido en donde apenas sabia decir hola o pedir cerveza. De pronto le parecio escuchar una risa de hombre, seguro que eran los chicos escondidos burlandose de ella. Camino hacia donde provenian las risas y los llamo en voz alta. --!Paul! !Michael! !Salgan de su escondite, ya es hora de volver al hotel! De inmediato aparecio una sombra de detras de un arbol. --?Paul? Antes que pudiera reaccionar, Liz, se vio envuelta por algo o alguien. Le dio un empujon con todas sus fuerzas y lo unico que alcanzo a ver fueron unos ojos brillantes, encendidos como los de un animal en la oscuridad. Los ojos la miraron dominantes. Liz se quedo clavada en su sitio, sabia que algo malo estaba a punto de ocurrir, pero no era capaz de gritar y menos aun correr. Dos manos como garras la atrajeron con rapidez para darle un abrazo mortal. Escucho un sonido de algo que se rompia y luego succionaban muy cerca de su oido. No sabia que se trataba de su propio cuello siendo desgarrado, que su propio cuerpo era el receptaculo de la bebida mas apetecida por este ser infernal. En cuestion de segundos sus brazos y piernas se aflojaron como si fuera una muneca de trapo, sus ojos se quedaron mirando al vacio y el ultimo pensamiento que su mente alcanzo a procesar fue que jamas trabajaria en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York. Diane quedo tirada en el suelo con su cuerpo desmadejado, pronto se lleno de curiosos y alguien llamo una ambulancia. --?Esta muerta? --No. Aun respira. !Llama a emergencias! Cuando llegaron los paramedicos a examinar a Liz, la declararon muerta pues no tenia signos vitales. El medico de urgencias estuvo de acuerdo con el diagnostico y lleno una ficha en la que decia: Liz Saunders, ciudadana de los Estados Unidos segun consta en su identificacion. El cadaver presenta algunos hematomas y mordidas en el cuello. Se procedera a la autopsia de rigor para determinar la causa exacta de su muerte. 23:30 hrs. Colonia, 20 de febrero de 2014. Luego de esto fue trasladada a la morgue para meterla dentro de uno de los enormes nichos de acero, adosados a la pared, en espera de la autopsia. --Era hermosa --comento uno de los encargados, un hombre mayor de calva brillante. --Que mala suerte morir tan lejos del hogar --acoto la medico forense--. Vamos, Franz. Aun debemos terminar con la mujer del asilo. Tenemos varios antes de pasar a la chica. --Lo se, Ingrid. Los profesionales se alejaron dejando a Liz, encerrada en su mortaja de acero. Aparentemente para ella habia terminado su existencia que habia sido bastante breve. Ya no habria mas amaneceres, mas puestas de sol en la playa, ni mas diversion junto a sus amigas, y menos aun cumpliria su sueno de restaurar las grandes obras que se guardaban en las bodegas del Museo Metropolitano, y por que no, en el mundo entero. Liz Saunders, de veinte anos, desaparecia para siempre en esa noche de festival en Colonia.

  • Raices de rebeldia de A. R. Cid

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    Henrietta lleva toda una vida reprimiendo sus deseos y acatando ordenes. Ella sabe que lo que tanto anhela esta prohibido, sin embargo, no puede evitar sentirse mas viva que nunca.
    Aquella noche empezo como tantas otras, pero termino ante un hombre sumamente apuesto y peligroso. Aquel hombre podia ser muchas cosas, pero desde luego no era un caballero.
    Al tomar su mano supo que se enfrentaria a la muerte, pero quizas escapar de su preciosa jaula dorada no fuera tan malo.

  • Dos copas y una noche (Dos mas dos 1) de Ana Alvarez

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    Primera entrega de la bilogia <> de una de las autoras mas exitosas del sello digital Selecta.

  • Pecados a la luz de la luna de Jennifer Armentrout

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    --?Es cierto eso que dicen de las mujeres que vienen aqui? --Las unas pintadas de un rojo resplandeciente recorrieron el estomago de Lucian de Vincent y le sacaron la camisa por la cintura--. ?Que se vuelven locas? Lucian enarco una ceja. --Porque ahora mismo siento que estoy perdiendo la cabeza. Que estoy fuera de control. Llevo tanto tiempo deseandote... --Los labios del mismo color que las unas rozaron el pelo mas corto alrededor de su oreja--. Pero tu nunca te fijaste en mi. Hasta esta noche. --Eso no es cierto --dijo el con voz cansada mientras alcanzaba la botella de Old Rip. Se habia fijado en ella en mas de una ocasion. Hasta podia habersela comido con los ojos un par de veces. Con esa melena rubia y el cuerpo de infarto embutido en un vestido tan escotado, por supuesto que se habia fijado en ella, al igual que la mitad de los clientes del Red Stallion. !Joder! Seguramente el noventa por ciento de ellos, tanto mujeres como hombres, habian mirado en su direccion mas de una vez, y ella lo sabia. --Pero siempre estabas pendiente de otras cosas --continuo ella. Lucian casi pudo oir el mohin que formaron esos preciosos labios rojos. Se sirvio un poco del burbon de veinte anos, intentando recordar en cuantas mujeres mas podia haber estado pendiente. Las posibilidades eran ilimitadas, pero nunca se centraba en nadie en particular. En realidad, tampoco estaba prestando atencion a la mujer que tenia detras de el, ni siquiera cuando presiono contra su espalda lo que, sin duda, tenian que ser unos pechos espectaculares y deslizo una mano debajo de su camisa. El gemido gutural que dejo escapar ella mientras le acariciaba los abdominales tampoco tuvo ningun efecto en el. Hubo un tiempo en el que solo necesitaba una sonrisa de complicidad y una voz sensual para tener una ereccion capaz de taladrar una pared. Incluso se habia follado a mujeres y se habia perdido en ellas por menos que eso. ?Pero ahora? Ahora no tanto. Sus pequenos dientes afilados le mordieron el lobulo de la oreja mientras deslizaba la mano hacia abajo y movia sus dedos agiles en el cinturon. --?Pero sabes que, Lucian? --?Que? --Se llevo el vaso bajo y pesado a los labios y se bebio el potente liquido de un trago sin pestanear. El burbon se deslizo por su garganta y le calento el estomago mientras miraba el cuadro que habia sobre la barra. No era de los mejores que habia alli, pero esas llamas tenian algo que le gustaba. Le recordaban al ardiente descenso a la locura. Ella le desabrocho el cinturon. --Voy a asegurarme de que no vuelvas a pensar en nadie mas. --?En serio...? --Se detuvo y fruncio el ceno, buceando en su memoria. !Mierda! Se habia olvidado de su nombre. ?Como cono se llamaba esa mujer? Las llamas purpuras y rojas del lienzo no iban a darle la respuesta. Respiro hondo y estuvo a punto de ahogarse con su perfume dulzon. Sintio como si le hubieran vomitado un monton de fresas en la boca. El boton de sus pantalones se solto y el sonido amortiguado de la cremallera bajando resono en la espaciosa habitacion. Un segundo despues, la mano de ella descendio por la cintura de los boxers, hasta el lugar donde descansaba su pene. Y entonces detuvo la mano en seco. Parecia haber dejado de respirar. --?Lucian? --pregunto ella con tono sugestivo. Sus calidos dedos se cerraron en torno a su miembro medio erecto. La obvia falta de interes de su cuerpo hizo que Lucian torciera el labio disgustado. ?Que le pasaba? Tenia a una mujer impresionante tocandole el pene y el estaba tan excitado como un colegial en una habitacion llena de monjas. Estaba... !Joder! Solo estaba aburrido. Aburrido de ella, aburrido de si mismo, aburrido de todo. En circunstancias normales, esa mujer era su tipo. Habria pasado un buen rato con ella y no la habria vuelto a ver jamas. Nunca se acostaba dos veces con la misma mujer, porque si lo hacia, corria el riesgo de crear un habito, y luego a uno le costaba mucho romper los habitos. Ademas de que alguien siempre acababa albergando sentimientos, y nunca era el. Pero se habia... hastiado de todo eso. La sensacion de estar harto, de no importarle nada, llevaba persiguiendole desde hacia un par de meses, asfixiando casi todas las facetas de su vida. La inquietud se habia metido bajo su piel y se habia extendido por sus venas como la maldita hiedra que se habia apoderado de la fachada de la casa. Habia empezado a sentir esa incomodidad mucho antes de que todo se pusiera del reves. Ella deslizo su otra mano debajo de la camisa mientras apretaba su agarre alrededor de su sexo. --Voy a tener que esforzarme para ganarme esta verga, ?verdad? Lucian casi se rio. !Joder! Teniendo en cuenta el rumbo de sus pensamientos, iba a tener que esforzarse mucho. Dejo el vaso en la barra, echo la cabeza hacia atras y cerro los ojos, intentando que su mente estuviera en paz. Por suerte, la mujer estaba callada mientras lo estimulaba con la mano. Necesitaba eso mas que nunca. Un orgasmo sin preocupaciones. Y ella... ?Clare? ?Clara? Estaba bastante seguro de que empezaba por <>... Bueno, daba igual, ella sabia lo que estaba haciendo. Su miembro se iba endureciendo cada vez mas, pero su cabeza... Si, su cabeza no estaba centrada en eso. ?Pero desde cuando necesitaba que su cabeza estuviera centrada en eso? Cambio de posicion para darle mas margen de maniobra y tanteo con la mano hasta alcanzar la botella de wiski de varios miles de dolares. Esa noche queria perderse en el alcohol, sentir que estaba vivo de verdad. Lo que tampoco era muy diferente del resto de las noches, pero hoy le hacia mas falta, porque manana tenia que encargarse de algo muy importante. Aunque ahora no tenia por que pensar en eso. Lo unico que necesitaba en ese momento era sentir esa mano, esa boca y tal vez... El sonido apenas perceptible de unos pasos en la planta de arriba hizo que abriera los ojos de golpe. Ladeo la cabeza, pensando que su imaginacion le estaba jugando una mala pasada, pero ahi estaban. No le cabia la menor duda de que eran pasos. ?Pero que cojones? Bajo la mano y agarro la muneca de la mujer para detenerla; algo que a ella no le hizo ninguna gracia, porque empezo a masturbarle con mas ahinco. Asi que tuvo que apretar un poco mas para inmovilizarla. --?Lucian? --pregunto con tono confundido. No respondio. Estaba demasiado ocupado intentando prestar atencion a cualquier sonido. Era imposible que hubiera oido aquello. Las habitaciones de arriba estaban vacias. Alli no podia haber nadie moviendose. Los miembros del personal no dormian alli. Se negaban a quedarse en la mansion de Vincent en cuanto caia la noche. Silencio. Era muy probable que se lo hubiera imaginado. Seguramente gracias al burbon. !Dios! Puede que estuviera perdiendo la cabeza. Despues de sacar la mano de ella de sus pantalones, se dio la vuelta y la miro. Mientras contemplaba su cara respingona penso que en realidad era muy guapa, pero hacia mucho tiempo que habia descubierto que la belleza era un regalo caprichoso. La mayoria de las veces solo era superficial, y en la mitad de los casos ni siquiera era natural, sino fruto de los diestros dedos de los cirujanos. Rodeo su nuca con los dedos y se pregunto donde terminaria su belleza y empezaria su parte mas fea. Presiono el pulgar en su pulso y este se acelero. La vio entreabrir los labios mientras bajaba las espesas pestanas, ocultando los iris del mismo color que el de la mayoria de los nativos de Luisiana. Se apostaba lo que fuera a que en su casa guardaba una o dos coronas, junto con unas cuantas bandas que la declaraban una de las tantas caras bonitas que el sur tenia en su seno. Cuando empezo a bajar la cabeza hacia ella, su telefono sono sobre la barra. Se separo de ella de inmediato y se dio la vuelta, sin importarle el murmullo de decepcion que la oyo soltar. Le sorprendio ver el nombre de su hermano en la pantalla. Era tarde, seguro que el hijo prodigo ya estaba en la cama, en algun lugar de esa misma casa. Y Dev ni siquiera estaria con su prometida, follando toda la noche como se imaginaba que haria cualquier pareja normal y feliz. Aunque, por otro lado, le costaba horrores imaginarse a la inmaculada Sabrina teniendo sexo. Se decian muchas cosas de los hombres y las mujeres de la familia De Vincent. Una de ellas parecia una mentira absoluta. Por lo visto, un dia su tatarabuela afirmo que cuando un varon De Vincent se enamoraba, lo hacia rapido y perdidamente, con locura y sin medias tintas. Una tonteria enorme. El unico de ellos que se habia enamorado habia sido su hermano Gabe, y mira como habia terminado. Como un completo desastre. --?Que? --respondio mientras alcanzaba la botella de nuevo. --Tienes que venir al despacho de papa ahora mismo --le ordeno Dev. Alzo ambas cejas al oir que su hermano colgaba sin mas. Era una peticion de lo mas interesante. Se metio el telefono en el bolsillo, se abrocho los pantalones, se quito el cinturon y lo lanzo sobre el sofa que tenia al lado. --Quedate aqui. --?Que? ?Me dejas asi? --Hablo como si ningun hombre hubiera osado alejarse de ella en cuanto le ponia la mano en el pene. La miro con una sonrisa y abrio la puerta que conducia a la galeria de la segunda planta. --Si. Y seguiras aqui cuando vuelva. Su respuesta la dejo boquiabierta, pero salio al aire fresco de todos modos. Sabia que, a pesar de su enfado, le esperaria. Atraveso la galeria, tomo la escalera cerrada y salio por el almacen de la planta principal a la que daba. El mausoleo que tenian por casa apenas estaba iluminado a esas horas y reinaba el silencio. Sus pies descalzos pisaron el suelo de baldosas que enseguida paso a ser de madera. Tardo un par de minutos en llegar al despacho, ya que estaba al otro lado del ala derecha, lejos de las miradas curiosas de todo aquel que visitaba la casa De Vincent. Incluso tenia su propia puerta y camino de entrada. Lawrence, su padre, se habia asegurado de garantizar su privacidad hasta limites extremos. Fue aminorando el paso a medida que se acercaba a las puertas cerradas. No tenia idea de que le podia estar esperando en aquel despacho, pero sabia que su hermano no le llamaria en plena noche por una nimiedad, asi que se preparo para cualquier eventualidad. Las pesadas puertas de roble se abrieron silenciosamente. Cuando entro en la habitacion bien iluminada se detuvo en seco. --?Pero que...? Dos piernas se balanceaban ligeramente; los mocasines de piel de cocodrilo de Brooks Brothers colgaban a metro y algo del suelo. Habia un pequeno charco debajo. El hedor nauseabundo que flotaba en la habitacion le dijo lo que era. --Por esto te he llamado --dijo Dev desde algun lugar de la estancia con tono neutro. Lucian miro hacia arriba, a lo largo de los pantalones oscuros que estaban mojados en la parte interior de los muslos, la camisa torcida de cachemir azul a medio meter, las manos y los brazos laxos a los lados, los hombros caidos y el cuello doblado en un angulo antinatural..., sin duda, por el cinturon que lo rodeaba. Un cinturon que estaba atado al ventilador de techo importado de la India que habian instalado hacia poco mas de un mes. Cada vez que el cuerpo se balanceaba, el aparato emitia un tictac similar al de un reloj de pie. --!Dios bendito! --gruno Lucian, con las manos a los costados mientras echaba un vistazo rapido al despacho. El charco de orina se iba extendiendo hacia la antigua alfombra persa beis y dorada. Si su madre hubiera estado viva se habria llevado la mano a su collar de perlas horrorizada. Al pensarlo, esbozo una sonrisa ironica. Echaba de menos a su madre todos y cada uno de los dias desde que lo habia dejado, a el y al resto, aquella humeda y sofocante noche de tormenta. A su madre siempre le habian gustado las cosas bellas, atemporales e inmaculadas. Por triste que fuera, no era de extranar que se hubiera ido de este mundo de esa forma. Preocupado por esos pensamientos mas que por la muerte que impregnaba el despacho, fue a la derecha y se dejo caer en un sillon de cuero. El mismo en el que se habia sentado durante horas y horas de nino, con la espalda recta, escuchando en silencio las multiples razones por las que era una decepcion. Ahora estaba mas repantingado, con los muslos separados. No necesitaba un espejo para saber que llevaba el pelo rubio (a diferencia del de sus hermanos, que era oscuro) despeinado como si una docena de manos se hubieran deslizado entre sus mechones. Tampoco tuvo que respirar muy hondo para captar el maldito aroma afrutado que se adheria a su ropa. Si Lawrence le hubiera visto con ese aspecto, habria torcido los labios como si estuviera oliendo algo profundamente desagradable. Pero teniendo en cuenta que ahora estaba colgado del ventilador de techo como un trozo de carne en el gancho de un carnicero, jamas volveria a mirarle de ese modo. --?Ha llamado alguien a la policia? --pregunto. Tamborileo con los dedos en el brazo del sillon. --Eso espero --repuso Gabriel arrastrando las palabras. Su otro hermano estaba apoyado en el aparador de roble de cerezo recien pulido. Las copas de cristal chocaban unas con otras. Los decantadores de brandi y wiski apenas se movian. Gabe, al que todo el mundo consideraba el mas normal de los hermanos De Vincent, todavia parecia medio dormido. Solo llevaba un par de pantalones de chandal y se frotaba la mandibula mientras observaba el balanceo de las piernas. Se le veia demacrado y palido. No obstante, aquellos que sostenian esa opinion, no conocian al autentico Gabriel. --He llamado a Troy --respondio Dev con gravedad desde el lugar en el que se encontraba, al otro lado del despacho. Tenia todo el aspecto que un hijo mayor, el hijo que ahora era el cabeza de la dinastia De Vincent, siempre debia tener. Pelo oscuro peinado a la perfeccion, mandibula afeitada y ni una sola arruga en los pantalones de lino con los que dormia. Conociendolo, seguro que los habia planchado antes de venir. --Le he contado lo que ha pasado --continuo Dev--. Viene de camino. Lucian lo miro. --?Te lo encontraste tu? --No podia dormir. Me levante y baje aqui. Cuando vi que la luz estaba encendida, entre y me lo encontre asi. --Dev se cruzo de brazos--. ?Cuando llegaste a casa, Lucian? --?Y eso que tiene que ver con esto? --Solo responde a la pregunta. Lucian esbozo una lenta sonrisa de comprension. --?Crees que he tenido algo que ver con el estado en el que se encuentra nuestro querido padre? Devlin no dijo nada. Solo espero. Aunque eso era muy tipico de Dev. Era silencioso y frio, como una tumba recien cavada. Nada que ver con el. Absolutamente nada. Fue Gabe el que lo miro como si estuviera tratando de discernir la verdad. Lucian puso los ojos en blanco. --Ni siquiera se si estaba despierto cuando llegue a casa. Use mi propia entrada y, hasta que me llamaste, estaba pasando un buen rato, entretenido con otro tipo de actividades. --No te estoy acusando de nada --respondio Dev con el mismo tono que habia usado cientos de veces cuando eran ninos. --Pues eso no es lo que parecia. --Aquello no era normal. Su padre estaba colgando del ventilador de techo, con un cinturon de cuero de seiscientos dolares al cuello, ?y Dev le preguntaba por su paradero? Detuvo el tamborileo en el brazo del sillon. Ahi fue cuando se dio cuenta de una mancha roja en la punta. Metio los dedos hacia dentro--. ?Y donde estabais vosotros? Dev alzo las cejas. Gabe aparto la mirada. Lucian movio la cabeza y se rio entre dientes. --Mirad, no soy ningun forense experto, pero todo apunta a que se ahorco. --Es una muerte no intencionada --senalo Gabe. Lucian se pregunto en que serie criminal habria aprendido ese termino--. Aun asi, la policia querra investigarla. Sobre todo porque no parece que haya dejado ninguna carta o nota. --Senalo con la barbilla el escritorio--. Aunque tambien es cierto que ninguno de nosotros se ha puesto a buscar nada. !Mierda! No me lo puedo creer. Lucian volvio a mirar el cuerpo de su padre. Si, el tampoco se lo creia. --?Has llamado a Troy? --Se centro en Dev--. Seguro que se alegra muchisimo. !Joder! Deberiamos estar celebrandolo. --?Es que no tienes ni un apice de decencia? --escupio Dev. --?De verdad me estas haciendo esa pregunta? ?Por nuestro padre? Dev apreto la mandibula. Fue el unico indicio de emocion que mostro. --?Te haces una idea de lo que va a decir la gente sobre esto? --Mirame a la cara. ?Hay algo en mi expresion que te haya llevado a creer que me puede llegar a interesar lo que piense la gente? --inquirio en voz baja--. ?O que me ha interesado alguna vez? --Puede que no te importe, pero lo ultimo que necesita nuestra familia es que la vuelvan a arrastrar por el fango.

  • La Duquesa (Hermanas MacBride 2) de Kira Freitas

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    Libro 02 de la Trilogia de las Hermanas MacBride

  • Toda una Lolita (Yo soy tu candidato 4) de Miranda Wess

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    Catalina es una joven chispeante y divertida que no se deja vencer por las circunstancias. Entre la universidad, sus amigos y los romances efimeros se pasa la vida.
    Bruno es un empresario exitoso, ecuanime y un ejemplo de rectitud para su familia. Pero pronto descubrira Catalina que en la intimidad es un hombre sexy y ardiente acostumbrado hacer las cosas de la unica forma que conoce.
    La suya.
    ?Sera Bruno aquel destinado a amarla a pesar de las diferencias o simplemente sucumbira a la pasion pasajera que le despierta esta Lolita?

  • La decision de una dama de Trixie George

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    Una dama debe sonreir siempre, estar al dia de las ultimas tendencias de moda y ser amable en todo momento. Ademas, una dama nunca debe tomar decisiones por si misma, sino obedecer a las de su padre o su esposo. Eso es lo que lady Verity ha oido toda su vida, y lo que debe poner en practica cuando llega a Londres dispuesta a encontrar esposo.

  • Un crimen imperfecto de Sandra Garcia

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    Todo empezo un dia cualquiera. A partir de ese dia todo cambio. Una conversacion que no debio de ser escuchada marca el principio. Santiago intentara descubrir que secretos esconde Ramon Benitez y sobrevivir al mismo tiempo. Encontrara a alguien muy valioso que le hara llegar hasta quien necesita salvar. Traiciones, secretos y nuevos descubrimientos haran que la vida de Santi de un completo giro.

  • Pistolar de Ivan Soto Camba

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    Pistolar es un caleidoscopio, una indagacion fragmentaria en el mosaico del yo: basta un ligero movimiento de muneca y de repente todo cobra sentido.

  • El reflejo del agua (Diario de una viajera en el tiempo 1) de Miriam Erlan

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    Diana es la ultima descendiente de su estirpe, heredera de una antigua mansion situada en Tramoz (Aragon). La protagonista, en su regreso a la casa familiar, a se vera envuelta en una serie de acontecimientos a causa de un inesperado viaje doscientos diez anos atras en el tiempo. En plena Guerra de la Independencia contra Francia debera salvar a sus ancestros de comienzos del siglo XIX. Un emocionante viaje en el que redescubrira a sus antepasados que, hasta entonces, solo conocia por antiguos retratos y leyendas familiares. Samuel, un joven perteneciente a sus ascendientes, lograra despertar en ella sentimientos inesperados.
    ?Como afectara la transformacion de los acontecimientos al presente de la protagonista?
    Diana descubrira las claves de su vida mientras reescribe la historia del pasado de su familia y la de su propia existencia.

  • El precio de estar a tu lado de Leire F. Cascon

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    Ubicada en la Inglaterra victoriana, “El precio de estar a tu lado” es la historia de Ann Lake, una nina nacida dentro del seno de una familia adinerada y de gran posicion que aprendera que dinero y posicion social no son suficientes para alcanzar la felicidad. La vida de Ann cambia drasticamente tras la repentina muerte de su madre, lo cual provocara en ella una crisis vital que da lugar a un encerramiento que agrieta su vida marcandola en un antes y un despues.

  • La conjura de Cain de Carter Damon

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    Una ola de brutales asesinatos conmociona al pais. El modus operandi apunta a un asesino en serie que esta acabando con las vidas de distinguidos personajes relacionados con Lycoon Industries, una puntera empresa tecnologica financiada con capital riesgo dedicada al desarrollo de inteligencia artificial. El FBI acudira a un antiguo promotor del proyecto para que les ayude a resolver el caso, Edward Cooper. Pero su interes por el ingeniero tambien obedecera a otra causa; es el principal sospechoso.

  • No te ahogues en un vaso de agua de Richard Carlson

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    ?Te gustaria aprender a aceptar los problemas en lugar de resistirte a ellos?

  • Puedo contigo de Carlota Manzano

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    De Malaga a Castellon el viaje en tren se hace interminable. Ya podian haber puesto un AVE, y no que parece que se esta viajando a la otra punta del planeta, virgen santa. Un ave... eso me hubiera gustado a mi aquel dia; poder volar. Pero como un avion, mas que como un pajaro. Estaba deseando alcanzar aquella tierra que me esperaba, ese lugar donde, de momento, tendria que cubrir una excedencia por dos anos en un colegio de educacion primaria. Despues, ya se veria. Me ilusionaba muchisimo la idea, y es que era la primera vez que me enfrentaba a una aventura asi. Hasta entonces, habia hecho suplencias cortas ejerciendo de profesora en colegios de la zona de Malaga, ciudad en la que vivia con mi madre. La inestabilidad laboral no me habia permitido independizarme aun a mis veintiseis anos, pero habia llegado ya mi gran oportunidad. Castellon como tal no lo conocia. El sitio mas cercano en que habia estado era Oropesa del Mar, precisamente en Marina d'Or. Y en vacaciones, como no podia ser de otra forma. Seis anos antes, en pleno verano, habia pasado alli una semanita con Quique, mi por entonces novio. Cortamos unos cuatro meses despues de aquello. Sentada en mi sillon junto a la ventanilla, en aquel tren que me iba acercando a ese colegio de la costa valenciana, se me vino al pensamiento inevitablemente aquel personajillo. Mas que nada, el dia que aparecio por las puertas de mi casa con su "sorpresa", ese viaje a la famosa "ciudad de vacaciones" que habia estado planeando a mis espaldas. --Adivina donde nos vamos el mes que viene, Susi --me dijo emocionado. --Ummm. ?Al circo? --le respondi en plan burlona. Nosotros nos entendiamos. --!Que malaje eres! Ea, pues ya no te doy tu entrada --Cruzo los brazos y fruncio los morros, pero de cona. Quique era un guason de tomo y lomo. Un payaso, que decian mis amigas, aunque me constaba que lo decian de cona en plan carinoso. A sus veinticuatro anos, seguia siendo un nino para muchas cosas. El problema es que esas mismas cosas que al principio me hacian tanta gracia, con el tiempo, cada vez me hacian menos. No es que tuvieran mucha importancia, pero me iban dando a entender que no eramos compatibles. Detalles como que se negara tajantemente a peinarse para salir a la calle o a llevar la ropa planchada hacian que me llevaran los demonios. Una siempre tan mona hecha un pincel para salir al cine o a cenar con su chico, y el... pues eso; con los pelos como un loco y mas arrugas que un acordeon en las camisas y pantalones. Mas de una bronca tuvimos a cuenta de asuntos por el estilo. Sin embargo, era un chaval super responsable en aspectos fundamentales como el trabajo. Y guapo, no, lo siguiente. Tenia un trabajo fijo como chapista y pintor en un taller de coches de Malaga con muy buena fama. Justo alli fue donde nos conocimos. A mi madre le habian dado un senor porrazo por detras en su Peugeot y esa manana la acompane a dejarlo para que se lo reparasen. Ella conocia de sobra a los cuatro chicos que curraban en aquel taller, pues eran ya unas cuantas las veces que habia tenido que dejar en el su troncomovil, como ella lo llamaba, pero esta que esta aqui no habia pisado por alli en su vida. Era un dia de mediados de febrero y hacia un frio que pelaba, por lo que, tras dejar su tartana en aquel establecimiento, entramos a tomarnos un cafe en un bar que habia enfrente. Sentadas en la barra, todavia no nos los habian servido cuando Quique entro y se planto del tiron en un taburete junto a nosotras. Parece que les estoy viendo; mi madre se frotaba las manos para entrar en calor y el otro venia con una chaqueta negra de cuero, encima de su mono azul de trabajo lleno de manchas. --?Hora de desayunar, Quique? --le pregunto. --Hora de tomarse un tentempie, Rosa. --Vaya fresquito que hace, ?eh? --No pasa nada, mujer. Eso tiene facil solucion. Sin encomendarse a Roma ni a Santiago, se quito su cazadora y se la planto a mi madre por encima de los hombros. Tal era la confianza que se tenian los dos. Desayunamos juntos y, a la hora de soltar la gallina, aquel chaval tan monisimo no permitio ni bien ni mal que mi madre abriese la cartera para pagar. Quique se empeno en invitarnos y yo me monte minutos despues con ella en el autobus de vuelta a casa mas feliz que una perdiz porque le habia notado bastante interes en mi persona. Esas cosas se notan a leguas. Cerca de una semana tardarian en tenerle el coche listo. Para ser sincera, dire que se me paso por la cabeza pasarme por alli cualquier manana como el que no quiere la cosa para dejarme ver, pero me pudo mas el corte. En cambio, me apunte sin vacilar a la recogida del troncomovil. --?Pero tu no tienes clase hoy? --me pregunto mi madre. --No. Lo unico que tengo hoy es un examen a las doce y media. Mentira de las gordas. Como de costumbre, deberia haber estado a las nueve de la manana en clase, pero no quise perderme la oportunidad de volver a ver, sin trampa ni carton, a aquel chaval tan simpatico y tan guapo con esa nariz chatilla y esa melenita de rizos a la altura de los hombros. La ocasion la pintan calva y yo no iba a dejar escapar la mia. Si ocurrente habia estado la primera vez, la segunda ya ni te cuento. No solo se emperro en volver a invitarnos a desayunar tras entregarnos el coche, sino que cuando me quise dar cuenta, llevaba encima su telefono apuntado en un kleenex. El sabria como se las apano para metermelo en el bolsillo de mi abrigo sin que me coscara de nada, pero no lo vi hasta mas tarde, ya en casa, al ir a echar mano de un boligrafo que siempre solia llevar en el. A partir de ahi empezamos con el tonteo. Logicamente, fui yo la que dio el primer paso escribiendole por wasap de inmediato, puesto que Quique no tenia mi numero y habia dejado su suerte en mis manos. Esa misma tarde volvimos a vernos para tomar una cerveza. Y la siguiente, y la otra, y la otra... Mi madre, aunque se quedo muy sorprendida al saber lo que me traia con el guapisimo chapista, dio el visto bueno a mi relacion con el; una relacion que acababa de comenzar. --Es un chaval muy majete, Susana, un poco locuelo, pero buena gente. --Y super gracioso --apuntille--. Esta siempre con las bromas y me harto de reir con el. --Eso es lo importante, hija, tener al lado a alguien que te haga reir. Eso era justamente lo que le hacia falta a ella en su vida, pero desde la muerte de mi padre, teniendo yo diez anos, mi madre no habia conocido a ningun hombre que le llamase la atencion. A decir verdad, no movia ningun dedo para ello. Y no era lo que se dice una persona amargada, pero pocas veces asomaba la sonrisa a su rostro. Sus razones tenia la mujer, aunque, bajo mi punto de vista, ya habia pasado sobrado tiempo para ir superando todo aquello. Encontrandose mi padre todavia en vida, ella tenia sus sospechas de que la estaba enganando con una companera de hospital. Sin embargo, nunca pudo corroborarlas hasta el dia de su muerte, que no pudo ser mas tragica. Se suponia que aquel domingo mi padre estaba de guardia, con lo que salio por la manana temprano de casa como si tal cosa para volver a la manana siguiente. Pero no fue el quien aparecio de vuelta por casa, ni a esas horas. Estabamos cenando ese mismo domingo cuando una pareja de la guardia civil llamo a la puerta. Me duele muchisimo recordar todo aquello, por lo que abreviare: venian a notificarnos que mi padre, a quien yo adoraba, se habia estrellado en la carretera con el coche, muriendo casi en el acto. Y no iba solo. En esos momentos le acompanaba Belen, una auxiliar de clinica. Ya no hubo lugar a mas dudas para mi madre. Y siendo como yo era hija unica, nos quedamos las dos solas de un dia para otro, pero la vida tiene esos golpes. Todo esto ha venido a colacion de lo de mi historia con Quique. Estaba contando que una de las cosas que mas me atrajeron de el desde el punto y hora en que le conoci era ese sentido del humor suyo. Tres anos duro nuestra relacion, una relacion en la que hubo de todo, como en cualquier pareja. Quique queria que nos casaramos cuanto antes, pero yo no lo tenia claro aun. Por un lado, porque me encontraba en plena carrera y preferia terminarla y situarme antes de dar un paso tan

  • Sucedio en Las Vegas de Grace Marie March

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    --LO que pasa en las Vegas se queda en las Vegas --dijo Olga levantando la copa para brindar con sus amigas en la cena que habian organizado en el hotel donde se iban a quedar ese fin de semana, tanto sus amigas, como sus familiares levantaron la copa para brindar por la felicidad de ella.--Cuando supo Aidan que veniamos a las Vegas perdio todo el color de la cara, pense que le iba a dar algo --le dijo Cloe a su amiga Sophie. --A Robert le paso lo mismo --dijo riendose. Olga y sus dos hermanas, Rebecca e Irene, eran las hijas de Alexandra Winchell, unica hija de Rebecca, lo cierto es que ellas no estaban muy unidas a su familia materna, se veian pocas veces, tenian muchisima mas relacion con la familia de su padre, pero cuando conocieron a Cloe, la esposa de su primo hermano y a Sophie, hija de un amigo de la familia, entre ellas crecio una gran amistad. --No puedo creerme que mi hermana pequena se case antes que yo --dijo Rebecca en plan dramatico--, como se case tambien Irene, ahi si que me da algo. --dijo provocando las risas de todas, pero Rebecca oculto sus verdaderas emociones con esos chistes y con un par de copas de mas, en verdad ella penso que seria la primera en casarse, habia tenido una relacion seria que se termino cuando quiso hacerle una visita sorpresa a su novio, en su piso, para celebrar su aniversario y la sorpresa se la llevo ella al verlo junto a la vecina en la cama. No solo rompio con el ese dia, sino que tambien vio afectada su autoestima cuando el le dijo que al fin estaba con una mujer de verdad, ella siguio con su vida, refugiandose en sus estudios y su trabajo, llegando a entrar en una gran empresa, ascendiendo hasta el departamento de recursos humanos, por meritos propios, como le gustaba recordar a sus hermanas. Poco a poco se fueron retirando todas de la discoteca del hotel, pero Rebecca insistio en quedarse a tomar una copa mas, pese a que ya habia tomado mas de la cuenta, si hubieran estado sus hermanas o sus primas se la hubieran llevado si o si, pero las amigas de Olga simplemente le hicieron caso. --?Rebecca? Ella se giro al escuchar su nombre y se quedo mirando al hombre que tenia frente a ella, entrecerrando los ojos tratando de verlo mejor, ya que con las copas de mas que llevaba le veia doble. --?Jefe? --Si, soy Eduard, ?te encuentras bien? --No lo se, en estos momentos creo que tengo alucinaciones, sera mejor que me vaya a mi habitacion--, estaba tratando de levantarse cuando el la escucho murmurar--, vengo hasta aqui para alucinar viendo a mi jefe, para flipar, igual es un mensaje de que quiero acostarme con el y hasta ahora no me habia dado cuenta. Eduard no pudo evitar reir ante sus palabras y al ver que casi se cae, la cogio por la cintura para ayudarla. --Vamos, que no creo que puedas llegar tu sola. --Nunca me ha pasado esto, alucinar con ver a mi jefe, si no sueno ni contigo ni nada, no eres el dueno de mis fantasias mas ocultas. --Si sigues asi destrozaras mi ego en pocos dias. --Bueno, voy a ver donde me lleva esta alucinacion tan extrana--, trato de ponerse de pie delante de el--, ?vas a despedirme? --dijo de pronto y parecia hecha polvo, llevandose una mano al pecho--, No, eso no puede ser, me llamarias a tu despacho y no vendrias a buscarme a las vegas. --volvio a apoyarse en el para volver a ir hacia las puertas--, mi hermana pequena se casa, voy a ser la solterona de la familia--, empezo a decir cuando le entro hipo--, y a este paso tambien la borracha --dijo empezando a reir--, me han dejado sola --dijo poniendose de nuevo triste. --eso es porque Adara no ha venido, es mi mejor amiga, ella estaria aqui conmigo, seguramente mas borracha que yo. --No se si eso es posible. --?Que haces aqui? --He venido a visitar a un amigo, tipo tu Adara. --?Si?, y habeis venido a las Vegas. --Es que el vive aqui. --Ahhhh --ella se aparto un poco de el y se sento en un reservado antes de la salir de la discoteca--, dejame descansar, todo me da vueltas, ?podrias traerme algo para beber? Eduard hizo un gesto al camarero y pidio dos aguas, ella vio la botella cuando se la pusieron delante y le miro horrorizada. --Es lo unico que te voy a pedir --le advirtio. Rebecca saco el movil y el vio que realizaba una llamada, pensando que seria a alguien para que fuera a buscarla, se sorprendio cuando la escucho. --Si, ya se que hora es, …, Adara es que estoy teniendo una especie de fantasia con mi jefe, ?que crees que pueda significar?, …, no, aun tenemos la ropa puesta, …, ?por que dices que eso no es una fantasia?, …, vale, entonces como estamos vestidos es normal, …, ?y que crees que quiere decirme mi subconsciente?, …, no, cobro bien, no quiero un aumento de sueldo --Eduard escuchaba boquiabierto--, vale, yo me dejo llevar, luego te llamo, …, vale manana, sabes que me ha dicho que tiene un amigo en las vegas, le voy a decir de quedar los cuatro y te lo presento, …, es verdad, si es una fantasia, olvida lo que te he dicho. Dejo el telefono en su bolso, bebio un sorbo de agua con cara de asco y le miro. --Voy a dejarme llevar --le dijo Rebecca. --Bueno, lo cierto es que estaba hablando con mi amigo, porque precisamente necesito casarme. --?Tienes novia? --No, y necesito estar casado durante dos anos para cobrar una herencia de un excentrico tio. --Madre mia, ya se lo que pasa, como he dicho que mi hermana pequena se iba a casar antes que yo, mi subconsciente me ha traido un marido --dijo casi cayendo encima de la mesa--, necesito algo mas fuerte que agua. --Solo vas a beber agua, vamos que te llevo hasta tu habitacion. --Pero no has venido para casarte, aqui en el hotel hay una capilla --dijo ella tratando de levantarse--, pero te aviso, si no me caso de Marylin, yo no me caso. --?Me vas a firmar un papel comprometiendote a estar casada conmigo durante dos anos? --Claro, porque no, no tengo planes para los proximos dos anos --dijo volviendo a sentarse --, todo me da vueltas. --Tal vez deberias irte a tu habitacion, lo mejor es que lo hablemos manana, no te veo en la mejor de las condiciones. --Mira, jefe --dijo ella tratando de senalarlo--, esta es tu ultima oportunidad conmigo, te casas ahora, siempre y cuando yo vaya de Marylin o te olvidas de casarte conmigo para siempre. Eduard la miro y saco un sobre de su chaqueta, sacando las hojas del interior. --Habia redactado esto, lo cierto es que me iba a casar con una prima de mi amigo, pero ahora mismo pienso que sera mas creible si me caso contigo, aun no esta puesto el nombre, seria escribirlo y firmar. --Pues vamos alla --dijo cogiendo los papeles y no pudiendo leerlos del mareo que llevaba --, te los voy a firmar sin leer, mira si confio en ti. --Despues de firmarlos, se levanto junto a el --. Vamos a por mi vestido. --Yo no pienso vestirme de Elvis. --Pero que soso eres, no puedo creerme que no quieras hacer eso, mal empezamos con esta boda. --Cada uno puede casarse como quiera. --Vale --dijo un poco a reganadientes--, vamos alla, no puedo creer que vaya a casarme la primera de mis hermanas.

  • La Ciudad de los Hombres Santos (Los buscadores 3) de Luis Montero Manglano

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  • Suave como la lluvia de Miguel Rubio

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    Alli seguia, sentado en el borde de la silla, sin creerme del todo lo que acababan de anunciarme. Aquello no podia ir conmigo, tenia que ser un error o simplemente no estaba pasando. El medico se habia puesto de pie y me mostraba las radiografias senalando con un boli las manchas blancas. Parecia el tipo que anuncia el tiempo en la television despues de las noticias. Solo que las tormentas se extendian desde el centro de mi craneo. --Como le digo, desgraciadamente no esta encapsulado, lo que facilitaria las cosas. Se encuentra disperso y su propagacion parece rapida --me miro un instante y volvio a apuntar con el boli--. Lo previsible es que se extienda desplazando el cerebro, comprimiendolo poco a poco, y me temo que ya no hay forma de frenarlo. En este sentido, la resonancia es clara. Aunque, desde luego, me gustaria realizarle una biopsia. La realidad es que hay una gran variedad de tumores de esta clase y generalmente son muy agresivos. Lo siento mucho, pero como le he dicho no es operable. No hay gran cosa ya que podamos hacer. Quiza, si hubiera venido antes... En estos casos, la deteccion precoz es fundamental, desafortunadamente no siempre es factible. <>. Nunca me habian gustado los medicos y jamas solia ir a consulta, pero supongo que la larga enfermedad de mi madre me metio el miedo en el cuerpo. Mal asunto. Cuando uno teme a los medicos, no puede esperar que estos traigan buenas noticias. Este era el caso. Yo siempre habia sufrido jaquecas de manera esporadica y, un dia, al final del verano, me maree en casa y me cai al suelo. Pense que seria agotamiento, que estaba bajo de defensas, algun virus. Mi madre siempre se empeno en que conservaramos aquel seguro medico que yo nunca usaba y que a ella no sirvio para salvarle. El caso es que esta vez decidi hacerme un chequeo completo. Al parecer, demasiado tarde. Finalmente, a mi tampoco me iba a servir. --Lo que me resulta extrano --continuo casi para si-- es que no tuviese ningun sintoma hasta el mareo de aquel dia. Salvo las jaquecas, claro. Bueno, tambien es cierto que no en todas las personas se manifiesta del mismo modo. La ciencia aun tiene mucho camino que recorrer en este sentido. --Justo el que yo no tengo --murmure. --?Perdon? --se guardo el boligrafo en el bolsillo superior de la bata y me miro como si no me hubiera visto antes. Respire hondo. --?Cuanto me queda, doctor? --pregunte intentando que no se me quebrase la voz. El medico, que tenia una cabeza enorme pero sana, apreto los labios y su boca se curvo hacia abajo. Igual que un preso que se niega a confesar algo. Se dejo caer en la silla como si fuese el el derrotado. Volvio a coger el boli y lo sostuvo agarrandolo por los extremos con dos dedos de cada mano. Me fije, otra vez, en su cabeza y luego mire la radiografia de mi craneo. --Bueno --balbuceo--, de todos modos, vamos a ir controlando la presion sobre el cerebro, de manera que podamos... --?Cuanto me queda? --repeti. Todos hemos oido historias de gente a la que le cae de pronto una enfermedad y se acabo. Pero siempre son los demas: ese al que una maceta le revienta la cabeza camino del trabajo, otro al que un camion le pasa por encima cuando corre por la calle escuchando musica por los auriculares del movil, o aquel al que lo fulmina un rayo mientras pasea ensimismado en sus cosas, quiza haciendo planes para el fin de semana. Eso nunca nos pasa a nosotros. --Bueno, es dificil precisar con exactitud, tenga en cuenta que... --?Cuanto? --insisti--. Si no es mucho, no quisiera desperdiciarlo aqui repitiendole la misma pregunta una y otra vez. El doctor se volvio a guardar el boligrafo en el bolsillo de la bata, como si le hubiera dolido mi falta de interes en sus explicaciones. O puede que lo que le molestase era no poder seguir haciendo de hombre del tiempo con la radiografia de mi craneo. --Yo diria que dos, tres, cuatro meses a lo sumo --arqueo las cejas para anadir--. Lo siento, lo siento de veras. Un par de frases que derrumban una vida entera. Asi estaban las cosas. Un sujeto con una bata blanca, una cabeza enorme y un boli en la mano, te senala unas manchas en una radiografia y empieza la cuenta atras. Tu vida se ha acabado. Tarde un momento en reaccionar, hasta pense que no sentia nada, que todo era muy extrano, que quiza no me importaba. Pasados unos segundos note un frio humedo deslizarse por la columna vertebral. Me estremeci. --?Se encuentra bien? <>. Me agarre las manos con fuerza, como si eso pudiera sostenerme. --?Que me va a pasar a partir de ahora? --quise saber. El medico miro un momento hacia algun punto por encima de mi y recupero su tono monocorde. A veces las palabras son cuchillos afilados con ganas de cortar, de hacer sangre. --Es muy probable que la motricidad se vea afectada. Mas adelante podria tener dificultades para expresarse verbalmente, ademas de esto, la gestualidad puede verse comprometida, y, evidentemente, es mas que previsible que termine afectando tambien a las funciones cerebrales. Me mire las manos, tenia los dedos y los nudillos blancos. Afloje la presion. Baje la vista hasta la punta de los zapatos, me apoye sobre las rodillas, cogi aire como si fuera a echar a correr y me levante con cierta dificultad. Es curioso, pero de repente parecia que me habian caido treinta anos encima. Ese era el resultado que las palabras de aquel hombre habian tenido sobre mi. Como una maldicion de efectos inmediatos. Me sentia sin fuerzas, y me pregunte si no seria que mis musculos habian captado el mensaje y decidian rendirse sin presentar batalla. Si el horizonte era ya inalcanzable, ?para que seguir persiguiendolo? --De todos modos, le propongo iniciar un tratamiento cuanto antes --continuo--. Podemos probar con radio y quimio... --?Tratamiento? --pregunte cargado de agresividad--. ?Ese que no va a servir para salvarme? --solte un bufido y anadi--: Olvidelo. --Escuche, es normal su reaccion, pero creo que deberiamos empezar por... Cogi mi chaqueta, le di la espalda y sali de alli arrastrando los pies. Sin escucharle, sin despedirme y sin molestarme en cerrar la puerta. Me encamine por el pasillo esforzandome en respirar. Notaba plomo en los zapatos y arena en los pulmones. Me parecio que la chica de recepcion me miraba sabiendo que tenia delante a un condenado. Un hombre al que se le acababa el tiempo. Como el pobre diablo que espera su turno en el corredor de la muerte. Al entrar en el ascensor choque contra un individuo de unos treinta y pocos anos, e hice que se le cayera el movil. Ni siquiera me disculpe, le mire a los ojos y me parecio extranamente familiar; bajo la mirada y le vi agacharse para recuperar su telefono mientras se cerraban las puertas. El ascensor empezo a descender y yo notaba que en mi interior crecia algo que era mucho mas que un enfado. Tambien habia tristeza. Pero, sobre todo, me atrapo una rabia desconocida, irracional, salvaje. Una especie de odio incontrolado que no supe si iba dirigido hacia aquel medico, hacia el hombre contra el que habia chocado, hacia el mundo entero o, sencillamente, hacia mi mismo. No recuerdo el camino de vuelta a casa. Mis zapatos debieron decidir por mi. La rabia habia dejado paso a un profundo vacio en mi pecho, como si me hubiera atravesado una bala y por el agujero penetrase un viento helado. Cerre la puerta, deje las llaves sobre la repisa, me quite la chaqueta y encendi la radio, desde hacia tiempo mi habitual y unica compania. Marc Cohn cantaba para mi. Saints preserve us, We're all going down, Saints preserve us, Wherever we might fall [1] . Abri el mueble y cogi una botella de conac que estaba casi entera, y ni siquiera recordaba como ni cuando habia llegado alli. Supongo que era de alguna cesta navidena, de los viejos tiempos, cuando en la empresa nos hacian estos regalos para justificar los sueldos de mierda. Luego ya no les preocupo, todo el mundo pagaba una mierda similar. Se acabaron las cestas. Despues tambien se acabaria el empleo. El caso es que me tumbe en el sofa escuchando aquella cancion y, envuelto en una asfixiante tristeza, me bebi el maldito conac hasta perder el conocimiento. A la manana siguiente tenia una horrible resaca. Me dolia tanto la cabeza que pense que el tumor se habia acelerado y acabaria conmigo ese mismo dia. Tome las pastillas que utilizaba para las jaquecas, aunque sabia que no eran muy efectivas, y me invadio el panico. Me plantee ir al hospital y suplicar que me dieran algo que me hiciera dormir para siempre. Sentia terror ante la perspectiva de una larga agonia y sabia que seria mejor quitarme cuanto antes de en medio. Me arrastre hasta el bano, vomite y, entonces si, entonces la rabia, la pena y la autocompasion se apoderaron de mi en forma de un torbellino confuso, y me derrumbe por completo. Llore como no recordaba haberlo hecho nunca. Llore por saber que me estaba muriendo. Por mi madre, que habia fallecido hacia seis meses y a la que aun le debia esas lagrimas. Pero tambien por la vida vulgar que habia llevado, por ser un hombre pusilanime que no habia sido capaz de hacer realidad ninguno de sus suenos, ni tampoco encontrar nunca la felicidad. Llore por no haberme casado con Carmen, que tanto me quiso y a la que no supe corresponder y preferi dejar atras. Por los anos que perdi trabajando en un sucio almacen, creyendome seguro, hasta que me echaron para contratar a otro tipo mas joven cuyo sueldo era aun mas bajo que el mio. Por no haber conseguido materializar mi secreta ambicion: escribir una novela. Llore por no haber viajado mas, no haber leido mas, no haber reido mas, no haber follado mas. Y entonces, toque fondo y llore por Eva, claro, por no haberla mantenido a mi lado, por no haber podido olvidarla, por haberla buscado en todas las mujeres que conoci despues y, sobre todo, por lo patetico que resultaba que siguiese pensando en una chica con la que habia salido cuando tenia 17 anos. Asi era yo: cobarde y patetico. Y sobre todo, llore por eso

  • Extrana Obsesion, Cathryn de Bourgh de Cathryn De Bourgh

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  • Tan tuyo como tu muerte de Emili Bayo

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    Una asesina convertida en victima, un moribundo dispuesto a salvar una vida, el odio de la mano del amor… El sargento Abel Claramunt aspira a acabar sus dias como policia en un retiro tranquilo, pero el pasado familiar y la pasion de una joven companera le complican la existencia. Deberan esforzarse por salvar una vida, atrapar a una asesina e investigar un secuestro. Mucho para alguien a quien solo quedan unos meses de vida.

  • Notas para Grace de Brittainy C. Cherry

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    “Por y para siempre.”

  • La ultima carta de Mercedes Guerrero

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    Mitad thriller mitad novela romantica, esta es la historia de la transformacion de una mujer enfrentada a si misma y a su cruda realidad.

  • El dueno del mundo (Los Austrias) de Jose Luis Corral

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    Fines de primavera del ano de 1539; Carlos de Austria, emperador de Alemania y rey de las Espanas y de las Indias, se encierra, desesperado por la muerte de su esposa Isabel, en un monasterio cercano a Toledo. Entretanto, sus enemigos amenazan su poder y sus dominios. En Gante, su ciudad natal, los comerciantes se rebelan en protesta por los excesivos impuestos. Los turcos avanzan hacia Europa y ganan posiciones en el Mediterraneo. Los protestantes cuestionan su autoridad.

  • Inteligencia emocional en la empresa de Daniel Goleman

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    Inteligencia emocional en la empresa de Daniel Goleman es un volumen de la coleccion <> de Conecta, que reune las ideas esenciales para el profesional y la empresa de hoy por los autores de referencia.

  • Amigos, sin mas (Serie Amigos 4) de Ana Alvarez

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    Una emocionante historia de amor oculta en el pasado.

  • Adanmel de Gema Gil Gutierrez

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    Raquel es una joven y brillante ingeniera medioambiental, contratada en una fabrica de quimicos en Irlanda. Un vertido al rio procedente de un deposito ilegal, y un informe detallado del incidente ocasiona el cierre de la fabrica, poniendo su vida en peligro. Salvada de la muerte por alguien que es mucho mas de lo que aparenta ser, descubrira un mundo que ha permanecido oculto durante siglos a la raza humana, y un amor que exigira un sacrificio.

  • La isla del poeta de Jordi Sierra I Fabra

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    Isa tiene diecinueve anos y un deseo: conocer al poeta cuyos libros salvaron su vida en la adolescencia, ver al hombre cuyos versos la animaron a luchar cuando estuvo frente a la muerte. Pero ese poeta, Isaac Estruch, lleva veinte anos retirado en una pequena isla de las caribenas aguas de Cartagena de Indias, en Colombia. Encerrado alli, sin querer ver a nadie, Isaac es un ermitano con fama de irascible. Pese a todo, Isa cruza el Atlantico y se planta frente a su cabana.

  • Un dueto oscuro de Victoria Schwab

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    El mundo cae a pedazos. Y ellos tambien. Kate Harker no teme a los monstruos. Los caza. Y lo hace muy bien. August Flynn alguna vez tuvo el anhelo de ser humano. Pero ya no. Tiene un papel que cumplir. Y va a cumplirlo, cueste lo que cueste. EMPEZO LA GUERRA. LOS MONSTRUOS ESTAN GANANDO. Kate tendra que regresar a Verity. August tendra que dejarla entrar otra vez. Y un nuevo monstruo espera… un monstruo que se alimenta del caos y que hace aflorar los demonios internos de sus victimas. ?Cuales seran mas dificiles vencer: los monstruos contra los que pelean, o sus monstruos internos?

  • Eres mio de Lina Perozo Altamar

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    Pandora Corneille, es una mujer aparentemente normal que llega hasta una afamada galeria de arte en la ciudad de Nueva York, para ocupar el puesto de restauradora. Con el fin de recuperar lo que considera suyo, sin importar el precio que debera pagar.

  • Una verdad oculta de Ann Cleeves

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    Un asesino crea bellas tumbas de flores y agua. ?Como sera su proxima obra maestra?

  • Compromiso temporal de Natalie Anderson

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  • Pandemocracia de Daniel Innerarity

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    Cuando Daniel Innerarity me planteo prologar este texto lo hizo sugiriendome utilizar las ideas que habia expresado en un articulo de prensa, <>, sobre la funcion y exigencias de la politica y, en especial, de la actividad parlamentaria en el contexto de la epidemia del Covid-19. Conociendo a Daniel y sus ideas esperaba, pues, que este librito fuera un texto <>, inscribiendose asi en una muy honrosa linea de pensamiento que, no solo no se desmiente con los errores de quienes nos dedicamos a la politica, sino que se reafirma cada vez que comprobamos los desastres que genera su sustitucion por la huida a los falsos refugios de la Verdad con mayusculas, la (unica) voluntad del pueblo o la seguridad nacida de la irresponsabilidad y la demagogia. Y sin embargo este libro va mas alla. El lector tiene en sus manos un autentico alegato en favor de la honestidad, de la humildad, del respeto al otro y del aprendizaje. Virtudes que, sin duda, se necesitan en la politica, pero que valen tambien para muchos otros campos de la actividad humana y, desde luego, para la reflexion filosofica y cientifica. En momentos de busqueda de certezas y seguridades, de decisiones claras y efectivas, de liderazgos unitarios, es bueno recordar que las crisis surgen precisamente en ambitos de incertidumbre, duda y hasta desorientacion. Identificar unanimemente y sin dudas una amenaza parece permitir una identificacion igualmente unanime e indubitada de la respuesta <>. Pero esa correlacion es erronea. La <> no es siempre facil de identificar ni hay consenso sobre la misma o sencillamente no existe. Las respuestas expertas son habitualmente plurales, las perspectivas desde las que identificarlas y sus posibles consecuencias son tambien diversas y distintas para cada uno de sus destinatarios. Las crisis invariablemente plantean opciones inciertas, afectan a diversos ambitos y valores, y exigen ponderar sus efectos en todos ellos. La decision en la incertidumbre y la ponderacion son eminentemente politicas, tambien porque sobre el peso de los valores afectados no hay expertos, sino juicios y opciones personales y sociales, como explica este libro con la caracteristica elegancia de su autor al definir la politica como <> que <>, aunque esas dificultades no sean <>. Confiar la decision, en tales casos, a la politica democratica es signo de humildad y respeto al otro, que quiza tenga razon; pero sobre todo es un instrumento para conseguir que esa decision sea informada, razonada, integre el maximo de aportaciones, sea asumible por los ciudadanos y se adopte de modo plenamente responsable. A las crisis se responde tambien con el pluralismo y la discusion politica, aunque exijan modular el debate partidista ante el objetivo compartido y las necesidades de una actuacion convincente y compartida. En frase especialmente feliz, Daniel Innerarity afirma que <>, aunque afirmarlo en lugar de desearlo sea quiza un caso benevolo y comprensible de sacrificio del rigor en beneficio de la esperanza. No es extrano que sea Innerarity precisamente quien nos recuerde que esa es la responsabilidad institucional que debe prevalecer ante las visiones de la crisis como oportunidad de autoafirmacion partidista, senal clara, en sus palabras, <>. Reivindicar la politica democratica, la discusion plural y el sentido institucional es una posicion esperable en una diputada, mas aun si asume la Presidencia de la Camara de representacion ciudadana. Pero de un texto de Daniel Innerarity el lector espera algo mas, y este libro no le defraudara, al menos en dos aspectos: por una parte, la defensa de una politica marcada por la relevancia de lo publico y por su caracter multinivel; por otra, la exigencia no solo etica sino profundamente pragmatica de una actitud personal de apertura, humildad, comprension y aprendizaje, en los politicos y en el conjunto de los ciudadanos. Primer aspecto: la politica es quien fija las prioridades sociales, y las instituciones son quienes permiten que esa fijacion se haga de modo publico, responsable, consciente de sus efectos y alternativas y con respeto a los valores que hemos decidido proteger reforzadamente. Ni los estudios de television ni las calles pueden hacerlo. Las instituciones publicas son nuestro instrumento mas poderoso como sociedad, y son quiza el unico instrumento para quienes disponen de menos recursos. Si no funcionan o no lo hacen suficientemente, podemos reformarlas o cambiar a sus miembros; pero no podemos permitirnos sustituirlas ni renunciar a ellas. Solo las instituciones garantizan una explicacion y una argumentacion publica de las medidas, considerando y dando respuesta a las dudas, objeciones y alternativas que se susciten. Unicamente ellas permiten integrar el maximo de aportaciones, pues como afirma el autor, <>. Solo en las instituciones quien decide lo hace sometido al control y a la presion del otro, cuyas alternativas se someten asi tambien a las reglas propias del debate institucional y al mismo escrutinio publico. Unicamente ellas, en fin, hacen legitimo responder a la crisis, la sanitaria y sus consecuencias sociales y economicas, con un uso intenso y responsable de lo publico, que siempre asume la respuesta y la responsabilidad de actuar. En tiempos de crisis, todos nos refugiamos en los medios publicos, y a los representantes publicos les corresponde en consecuencia dirigir la respuesta. De la crisis saldremos gracias a lo publico; gracias, pues, a las decisiones politicas que generaron sus capacidades y a las que lo ponen en funcionamiento. Saldremos gracias a las instituciones de todos. Unas instituciones que integran hoy necesariamente diversos niveles. Frente a quienes ven en la crisis una oportunidad para recuperar el protagonismo de los estados o poner en duda las instituciones supranacionales, este libro nos pone ante una realidad incuestionable que su autor expresa como la disociacion de los grandes asuntos politicos del Estado como marco unico de generacion, impacto y solucion. Por ello, el Estado, y en concreto Espana, actua hoy en distintos niveles: algunos de ambito mas reducido, autonomico y local, y otro mas amplio, el de la Union Europea. Todos ellos son, a mi juicio, necesarios y estan profundamente interconectados. Con el fin de mejorar la respuesta a los nuevos retos hemos decido que el poder sea, de nuevo en palabras de Daniel, <>. El lector encontrara en estas paginas argumentos para reforzar la dimension europea de nuestras capacidades, pero lo hara consciente de los limites actuales de las instituciones de la Union y de las razones de esos limites, condicion necesaria para su superacion. Segundo aspecto: las finalidades a las que sirve la politica no se alcanzan de modo automatico. La politica la hacemos personas, y de nuestra responsabilidad y acierto depende que el sistema parlamentario funcione y que sus fines se hagan reales tambien en la gestion y superacion de las crisis. En tales casos, el pluralismo de nuestras instituciones debe ser solo un instrumento real para mejorar el camino hacia el objetivo que ahora todos compartimos: superar la crisis del Covid-19. Para ello es requisito inexcusable el respeto por el otro; un respeto que nace de la necesaria humildad de cada uno, de la conciencia de las limitaciones, las propias y las que impone la realidad, de la exigencia de asumir las propuestas utiles, independientemente de su procedencia, y tambien del reconocimiento del esfuerzo y la voluntad del otro. Al debate politico y partidista en tiempos de crisis puede aplicarse lo que Daniel afirma sobre el debate entre estados dentro de la Union: <>. Admitamos las limitaciones y asumamos, sin rendirnos, que en ocasiones chocaremos con obstaculos insuperables. Ni la ciencia ni la politica son infalibles. Desconfiemos de quienes lo tienen todo claro, pues en el debate publico no hay mejor senal de soberbia ni mayor riesgo de error. Con muertes de seres queridos, con afectacion de los negocios, con incertidumbre sobre el futuro, con pisos pequenos y sin luz... se que es dificil, pero mas que reproches y diatribas, demoliciones y bilis, hace falta prudencia, serenidad, comprension y empatia. Respeto por el trabajo y la contribucion ajenos y prudencia en su valoracion; comprension por el esfuerzo realizado e incluso por la impotencia que pueda encontrar; implicacion en la oferta de respuestas; empatia y solidaridad con quienes mas sufren, con quienes pierdan recursos, fuerzas y, sobre todo, personas queridas. Esos son los signos que distinguen a quienes luchan contra la crisis, quienes se comprometen para superarla, frente a quienes querran utilizarla para sus intereses. En estas semanas, los responsables publicos hemos asumido intimamente la decision de incluir siempre en nuestras intervenciones el agradecimiento, institucional y personal, a quienes durante la crisis trabajan por el conjunto de los ciudadanos: trabajadores publicos, gestores, responsables, profesionales y empleados en servicios esenciales, fuerzas de seguridad y tantos otros junto a los profesionales sanitarios que asumen ademas el riesgo para su propia salud y su vida. A su lado, palidece el agradecimiento a Daniel Innerarity por este texto, pero en su justa medida es enormemente gratificante encontrar una reflexion serena, constructiva y coherente con las virtudes que defiende de honestidad, humildad, respeto al otro y aprendizaje. Gracias pues, tambien, a quienes reflexionan, sobre todo cuando lo hacen desde la humilde voluntad de aprender antes de ensenar.

  • Alex (Mayores 1) de Maria Jose Tafur Quinones

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    Emily Stone. Dieciseis anos y completamente diferente a cualquier otra adolescente de su edad. Es mas o menos alta, bonita y aun una nina pequena. Le gustan los libros y el cafe, pero dejar que su mejor amiga la convenza de pedir uno en una tarde especifica podria resultar poner todo su mundo al reves.

  • Del oleo al pasado de Mayra Redmontt

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    Elise Wright es una chica sencilla de Newark, quien con grandes ambiciones y suenos emigro a Philadelphia. Una noticia inesperada en la editorial donde labora le hara cambiar drasticamente su hasta entonces pacifica y rutinaria vida. Pronto su trabajo la orillara a conocer a un enigmatico par de artistas, Valrick y Gretchen Bremer, quienes son perseguidos por una tortuosa historia, que poco a poco, y sin haberlo previsto, se ira desentranando en una suerte de aventuras, donde el romance y el misterio van de la mano.

  • Malditas las rosas de Sofia Ortega Medina

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    Rico, poderoso y dueno de un imperio de cosmetica, el gran senor Echevarria no dudara en acabar con cualquiera que se atreva a alterar sus planes.

  • Tu y yo. Nivel principiante (Tu y yo 1) de S.j. Hooks

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    Ella es su alumna. El tiene mucho que aprender.

  • Legado de sangre de Karen Delorbe

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    Libro 2 de la trilogia Dhampyr
    Todo dhampyr sabe que el llamado de la sangre es imposible de ignorar.

  • 4:36 de Anna De Ulibarri

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    Ana Moreno es una joven inteligente, imaginativa y extremadamente sensible que viaja a un pequeno poblado de Mexico para localizar una pintura novohispana como parte de la investigacion de su tesis de historia, ahi, sin embargo, el destino la llevara a descubrir en las ruinas de un convento franciscano, un viejo manuscrito que cambiara el rumbo de su vida...

  • Desmembrado de Joyce Carol Oates

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    Joyce Carol Oates ahonda en las vidas de ninas y mujeres vulnerables: unas se convierten en victimas, mientras que otras se ven incitadas, por un profundo malestar emocional, a cometer actos violentos contra los demas. En <>, una nina precoz de once anos se sube al Chevrolet azul celeste de un pariente de la familia, un hombre atractivo y misterioso, que la conducira a un destino incierto e imposible de olvidar; en <>, una viuda regresa de manera obsesiva a la casa que antano compartia con su marido, hasta que una invitacion a entrar por parte de los nuevos propietarios adquiere visos amenazadores; en <>,una estudiante universitaria se obsesiona con el caso de una mujer que murio; ahogada o fue asesinad

  • Prestame tu nombre (Prestame 9) de Iris Boo

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    Serguey escapo de Rusia gracias a sus familiares americanos. Les debe mucho, no solo por el, sino por su hermana, y esta dispuesto a pagar esa deuda de la manera que ellos quieran.Lo que no imagino es que le pedirian ayudar a otra persona que tambien huye de un hombre que la esta destruyendo, fisica y emocionalmente.Serguey esta contento con lo que tiene, pero despues de conocer a su estrella, se da cuenta de que ya no es suficiente. Ella es la unica que podra recomponer su maltrecho corazon.Pero el pasado de ambos esta empenado en no dejarlos libres.

  • El Efecto Humano de Miguel Angel Caro Galan

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    Ariadna Rhod, una mujer con un extrano pasado y a la que no le importa nada ni nadie despierta sola en un planeta desconocido sin recordar como llego hasta alli. En su viaje para averiguar lo que ocurrio, descubrira que su vida jamas volvera a ser la misma y sentira algo que la cambiara para siempre. El efecto humano. Este libro esta dedicado a los amantes de la ciencia ficcion. Los que cada noche suenan con tiempos futuros, tecnologias que aun no se han inventado y viajes a sitios que aun no se puede llegar. Todos imaginamos mundos mejores, pero por mucho que odies en el que vives, siempre hay algo por lo que vivir.

  • No busco marido de Sophie Saint Rose

    https://gigalibros.com/no-busco-marido.html

    … Contenido ….

  • Preguntale al polvo de John Fante

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    Los Angeles en la decada de los anos treinta. El joven aprendiz de escritor Arturo Bandini lucha por la dura supervivencia diaria, mientras suena con el triunfo artistico y economico. Arturo proclama que es un genio de las letras, mientras se enfrenta a una compleja relacion amorosa con Camilla, una chica mexicana que trabaja como camarera. Arturo Bandini se ve abocado a una destructiva relacion de amor-odio, mientras sigue sonando con alcanzar la gloria. Novela de supervivientes urbanos que entusiasmo a Bukowski, Preguntale al polvo es un nuevo volumen de la saga protagonizada por Arturo Bandini, alter ego de John Fante.

  • Dos amores para Cassie 1 – Mark Miller de Mark Miller

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  • Ardiente pasion – Adrian Blake de Adrian Blake

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    Leo Johnson es oficial de la brigada ciento dieciocho del cuerpo de bomberos de Nueva York. En una fiesta de disfraces de Carnaval, conoce a Taylor, una preciosa mujer disfrazada de conejita de Playboy con la que mantiene una torrida sesion de sexo.
    Todo se complica cuando descubre que ella es su nueva vecina de enfrente. El intentara seducirla, convencerla de tener una relacion con el, pero Taylor acaba de divorciarse y no cree en el amor. ?Conseguira Leo hacerla cambiar de opinion?

  • El ultimo coyote de Michael Connelly

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    Connelly desvela un episodio oscuro en la vida de Harry Bosch.
    La vida de Harry Bosh es un desastre. Su novia le ha abandonado, su casa se halla en un estado ruinoso tras haber sufrido los efectos de un terremoto, y el esta bebiendo demasiado. Bosch se resiste a ver al medico asignado por la policia de Los Angeles, pero finalmente acaba reconociendo que un hecho tragico del pasado continua interfiriendo en su presente. En 1961, cuando tenia once anos, su madre, una prostituta, fue brutalmente asesinada. El caso fue repentinamente cerrado y nadie fue inculpado por el crimen. Bosch decide reabrirlo buscando, si no justicia, al menos respuestas que apaciguen la inquietud que le ha embargado durante anos.

  • Los nombres de las cosas que alli habia de Antonio Skarmeta

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    Los mejores cuentos del autor del inolvidable El cartero de Neruda.

  • El asesino de La Pedrera de Aro Sainz De La Maza

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    En la fachada de La Pedrera aparece colgado un cuerpo en llamas. La investigacion posterior descubre un grado de crueldad extrema: la victima fue colgada viva antes de prenderle fuego. Todo indica que en la Barcelona para turistas ha empezado a actuar un psicopata. Y politicos, policia y jueces tienen prisa por detenerlo. Para ello, el Grupo Especial de Homicidios de los Mossos pide ayuda al inspector Milo Malart, apartado del servicio por un expediente disciplinario. Solo el parece capaz de detener al monstruo que amenaza con sembrar Barcelona de cadaveres.