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Daniel Innerarity
Cuando Daniel Innerarity me planteo prologar este texto lo hizo sugiriendome utilizar las ideas que habia expresado en un articulo de prensa, <
>, sobre la funcion y exigencias de la politica y, en especial, de la actividad parlamentaria en el contexto de la epidemia del Covid-19. Conociendo a Daniel y sus ideas esperaba, pues, que este librito fuera un texto <>, inscribiendose asi en una muy honrosa linea de pensamiento que, no solo no se desmiente con los errores de quienes nos dedicamos a la politica, sino que se reafirma cada vez que comprobamos los desastres que genera su sustitucion por la huida a los falsos refugios de la Verdad con mayusculas, la (unica) voluntad del pueblo o la seguridad nacida de la irresponsabilidad y la demagogia. Y sin embargo este libro va mas alla. El lector tiene en sus manos un autentico alegato en favor de la honestidad, de la humildad, del respeto al otro y del aprendizaje. Virtudes que, sin duda, se necesitan en la politica, pero que valen tambien para muchos otros campos de la actividad humana y, desde luego, para la reflexion filosofica y cientifica. En momentos de busqueda de certezas y seguridades, de decisiones claras y efectivas, de liderazgos unitarios, es bueno recordar que las crisis surgen precisamente en ambitos de incertidumbre, duda y hasta desorientacion. Identificar unanimemente y sin dudas una amenaza parece permitir una identificacion igualmente unanime e indubitada de la respuesta <>. Pero esa correlacion es erronea. La <> no es siempre facil de identificar ni hay consenso sobre la misma o sencillamente no existe. Las respuestas expertas son habitualmente plurales, las perspectivas desde las que identificarlas y sus posibles consecuencias son tambien diversas y distintas para cada uno de sus destinatarios. Las crisis invariablemente plantean opciones inciertas, afectan a diversos ambitos y valores, y exigen ponderar sus efectos en todos ellos. La decision en la incertidumbre y la ponderacion son eminentemente politicas, tambien porque sobre el peso de los valores afectados no hay expertos, sino juicios y opciones personales y sociales, como explica este libro con la caracteristica elegancia de su autor al definir la politica como <> que <>, aunque esas dificultades no sean <>. Confiar la decision, en tales casos, a la politica democratica es signo de humildad y respeto al otro, que quiza tenga razon; pero sobre todo es un instrumento para conseguir que esa decision sea informada, razonada, integre el maximo de aportaciones, sea asumible por los ciudadanos y se adopte de modo plenamente responsable. A las crisis se responde tambien con el pluralismo y la discusion politica, aunque exijan modular el debate partidista ante el objetivo compartido y las necesidades de una actuacion convincente y compartida. En frase especialmente feliz, Daniel Innerarity afirma que <>, aunque afirmarlo en lugar de desearlo sea quiza un caso benevolo y comprensible de sacrificio del rigor en beneficio de la esperanza. No es extrano que sea Innerarity precisamente quien nos recuerde que esa es la responsabilidad institucional que debe prevalecer ante las visiones de la crisis como oportunidad de autoafirmacion partidista, senal clara, en sus palabras, <>. Reivindicar la politica democratica, la discusion plural y el sentido institucional es una posicion esperable en una diputada, mas aun si asume la Presidencia de la Camara de representacion ciudadana. Pero de un texto de Daniel Innerarity el lector espera algo mas, y este libro no le defraudara, al menos en dos aspectos: por una parte, la defensa de una politica marcada por la relevancia de lo publico y por su caracter multinivel; por otra, la exigencia no solo etica sino profundamente pragmatica de una actitud personal de apertura, humildad, comprension y aprendizaje, en los politicos y en el conjunto de los ciudadanos. Primer aspecto: la politica es quien fija las prioridades sociales, y las instituciones son quienes permiten que esa fijacion se haga de modo publico, responsable, consciente de sus efectos y alternativas y con respeto a los valores que hemos decidido proteger reforzadamente. Ni los estudios de television ni las calles pueden hacerlo. Las instituciones publicas son nuestro instrumento mas poderoso como sociedad, y son quiza el unico instrumento para quienes disponen de menos recursos. Si no funcionan o no lo hacen suficientemente, podemos reformarlas o cambiar a sus miembros; pero no podemos permitirnos sustituirlas ni renunciar a ellas. Solo las instituciones garantizan una explicacion y una argumentacion publica de las medidas, considerando y dando respuesta a las dudas, objeciones y alternativas que se susciten. Unicamente ellas permiten integrar el maximo de aportaciones, pues como afirma el autor, <>. Solo en las instituciones quien decide lo hace sometido al control y a la presion del otro, cuyas alternativas se someten asi tambien a las reglas propias del debate institucional y al mismo escrutinio publico. Unicamente ellas, en fin, hacen legitimo responder a la crisis, la sanitaria y sus consecuencias sociales y economicas, con un uso intenso y responsable de lo publico, que siempre asume la respuesta y la responsabilidad de actuar. En tiempos de crisis, todos nos refugiamos en los medios publicos, y a los representantes publicos les corresponde en consecuencia dirigir la respuesta. De la crisis saldremos gracias a lo publico; gracias, pues, a las decisiones politicas que generaron sus capacidades y a las que lo ponen en funcionamiento. Saldremos gracias a las instituciones de todos. Unas instituciones que integran hoy necesariamente diversos niveles. Frente a quienes ven en la crisis una oportunidad para recuperar el protagonismo de los estados o poner en duda las instituciones supranacionales, este libro nos pone ante una realidad incuestionable que su autor expresa como la disociacion de los grandes asuntos politicos del Estado como marco unico de generacion, impacto y solucion. Por ello, el Estado, y en concreto Espana, actua hoy en distintos niveles: algunos de ambito mas reducido, autonomico y local, y otro mas amplio, el de la Union Europea. Todos ellos son, a mi juicio, necesarios y estan profundamente interconectados. Con el fin de mejorar la respuesta a los nuevos retos hemos decido que el poder sea, de nuevo en palabras de Daniel, <>. El lector encontrara en estas paginas argumentos para reforzar la dimension europea de nuestras capacidades, pero lo hara consciente de los limites actuales de las instituciones de la Union y de las razones de esos limites, condicion necesaria para su superacion. Segundo aspecto: las finalidades a las que sirve la politica no se alcanzan de modo automatico. La politica la hacemos personas, y de nuestra responsabilidad y acierto depende que el sistema parlamentario funcione y que sus fines se hagan reales tambien en la gestion y superacion de las crisis. En tales casos, el pluralismo de nuestras instituciones debe ser solo un instrumento real para mejorar el camino hacia el objetivo que ahora todos compartimos: superar la crisis del Covid-19. Para ello es requisito inexcusable el respeto por el otro; un respeto que nace de la necesaria humildad de cada uno, de la conciencia de las limitaciones, las propias y las que impone la realidad, de la exigencia de asumir las propuestas utiles, independientemente de su procedencia, y tambien del reconocimiento del esfuerzo y la voluntad del otro. Al debate politico y partidista en tiempos de crisis puede aplicarse lo que Daniel afirma sobre el debate entre estados dentro de la Union: <>. Admitamos las limitaciones y asumamos, sin rendirnos, que en ocasiones chocaremos con obstaculos insuperables. Ni la ciencia ni la politica son infalibles. Desconfiemos de quienes lo tienen todo claro, pues en el debate publico no hay mejor senal de soberbia ni mayor riesgo de error. Con muertes de seres queridos, con afectacion de los negocios, con incertidumbre sobre el futuro, con pisos pequenos y sin luz... se que es dificil, pero mas que reproches y diatribas, demoliciones y bilis, hace falta prudencia, serenidad, comprension y empatia. Respeto por el trabajo y la contribucion ajenos y prudencia en su valoracion; comprension por el esfuerzo realizado e incluso por la impotencia que pueda encontrar; implicacion en la oferta de respuestas; empatia y solidaridad con quienes mas sufren, con quienes pierdan recursos, fuerzas y, sobre todo, personas queridas. Esos son los signos que distinguen a quienes luchan contra la crisis, quienes se comprometen para superarla, frente a quienes querran utilizarla para sus intereses. En estas semanas, los responsables publicos hemos asumido intimamente la decision de incluir siempre en nuestras intervenciones el agradecimiento, institucional y personal, a quienes durante la crisis trabajan por el conjunto de los ciudadanos: trabajadores publicos, gestores, responsables, profesionales y empleados en servicios esenciales, fuerzas de seguridad y tantos otros junto a los profesionales sanitarios que asumen ademas el riesgo para su propia salud y su vida. A su lado, palidece el agradecimiento a Daniel Innerarity por este texto, pero en su justa medida es enormemente gratificante encontrar una reflexion serena, constructiva y coherente con las virtudes que defiende de honestidad, humildad, respeto al otro y aprendizaje. Gracias pues, tambien, a quienes reflexionan, sobre todo cuando lo hacen desde la humilde voluntad de aprender antes de ensenar.
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