• libro el verano en que mi madre tuvo los ojos verdes - Tatiana Tibuleac

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    Aquella manana en que la odiaba mas que nunca, mi madre cumplio treinta y nueve anos. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre mas inutil que haya existido jamas. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela como una pordiosera. La habria matado con medio pensamiento. Junto a mi, silenciosos y asustados, desfilaban los padres. Un triste hatajo de perlas falsas y corbatas baratas, venido a recoger a sus hijos defectuosos, escondidos de los ojos de la gente. Al menos ellos se habian tomado la molestia de subir. A mi madre yo le importaba un pimiento, al igual que el hecho de que hubiera conseguido terminar unos estudios. Deje que sufriera casi una hora; observe que al principio se mostraba irritada, caminaba arriba y abajo a lo largo de la valla, luego se quedo inmovil, a punto de echarse a llorar, como alguien con quien se hubiera cometido una injusticia. Tampoco entonces baje. Pegue la cara al cristal y permaneci asi, contemplandola, hasta que salieron todos los chicos: incluso Mars, con su silla de ruedas, incluso los huerfanos, a los que tras la puerta esperaban las drogas y los hospicios. Jim, mi mejor amigo, me saludo con la mano y grito que no me suicidara en verano. Estaba con sus padres, que lo habrian vendido por sus organos en un abrir y cerrar de ojos si no les hubieran importado los comentarios de la gente. La madre de Jim, guapa y nacarada, lanzo una larga carcajada con la barbilla levantada y el pelo arreglado en tres capas. Rieron tambien nuestra tutora psicotica y el profe de Matematicas, y la directora... La unica persona normal de la escuela. De hecho, nos echamos a reir todos, porque habia sido un chiste muy bueno. No era necesario fingir cuando estabamos solo nosotros. Ademas, el ultimo dia de clase los profesores se habrian reido de cualquier cosa con tal de vernos marchar. Si no para siempre, si al menos para el verano; entretanto, la mitad de ellos intentaria encontrar otro trabajo. Algunos lo conseguian y se les perdia la pista. Otros, sin embargo, menos afortunados, se veian obligados a regresar cada otono con los mismos alumnos diabolicos a los que detestaban y temian. Despegue la cara de la ventana como una pegatina desgastada. Era, por fin, libre, pero mi futuro tenia algo de la solemnidad de un cementerio engalanado. Empece a descender lentamente las escaleras. En el segundo piso, junto al despacho de la psiquiatra, me detuve y garrapatee con las llaves, en la pared, <>. Si me hubiera visto alguien, le habria dicho que era mi agradecimiento por todos aquellos anos de terapia. Pero los pasillos estaban desiertos, como despues de un terremoto. En nuestra escuela no aguantaban ni las infecciones. En la planta baja, como una mierda de perro, estaba Kalo --mi segundo mejor amigo--, que fumaba un cigarrillo a la espera de una tia lejana que tenia que llevarselo a su casa una semana. La madre de Kalo se habia ido a Espana para dar masajes a un oligarca ruso --esta era su version, por supuesto--. Salvo Kalo, todos sabian a que se dedicaba su madre, pero se lo callaban porque era un chaval majo. Y lo era. Retrasado, pero majo. Le pregunte si sabia que iba a hacer despues de estar con su tia y antes de que nos fueramos a Amsterdam, pero me dijo que no iba a hacer nada. Como todos nosotros, por otra parte. Las nonadas no iban a hacer nada. Durante los anos que pase en esa escuela, no escuche a ningun companero presumir de unas vacaciones, como si, ademas de estar locos, fueramos tambien unos leprosos. Ya teniamos suficiente con que nos dejaran pasar los veranos sin correa ni bozal. ?Para que ibamos a gastar en unas vacaciones? Senti asco de Kalo, de Jim, de mi mismo. Eramos unos despojos humanos --polipos y quistes, y encima extirpados--, pero teniamos las pretensiones de unos rinones y un corazon. Siempre me ha gustado la anatomia. Me viene, seguramente, de mi madre, que tendria que haber sido profesora de Biologia, pero se quedo en vendedora de rosquillas. De mi padre no tengo nada. Me quede con el y fumamos juntos un cigarrillo porque vi que estaba triste y que esquivaba mi mirada; luego me acorde de su hermana mayor, casada en Irlanda con un granjero. Le pregunte por que no pasaba con ella una semana en lugar de con la vieja. Kalo me respondio como a un idiota: la pasaria, claro que la pasaria, le habia enviado ya una limusina, porque su hermana se moria de ganas de cuidar de ese <> durante todo el verano. Cuando me despedi, le solte un capirotazo y le dije que nos veriamos dentro de dos semanas en la estacion y que no se gastara todo el dinero. Kalo respondio simplemente que alli estaria. En cuanto me vio, mi madre empezo a gritar que me diera prisa, que no habia pagado el aparcamiento. Encendi otro cigarrillo y subi al coche fumando. <>, la oi hablando sola. Abri la ventanilla y lance un escupitajo hacia la puerta. La escuela empezo a menguar a nuestras espaldas junto con los siete anos que habia perdido alli a lo tonto, como en un juego de azar. No habia cambiado nada. Mika seguia muerta, y yo todavia queria pegar a la gente. 2 Ademas de sus otros defectos, mi madre estaba siempre deslumbrantemente blanca, como si antes de acostarse se quitara la piel y la dejara toda la noche en una banera llena de nata. Su piel no tenia arrugas ni lunares. No tenia olor, ni vello ni otras senales corrientes. A veces me preguntaba si no seria un trozo de masa resucitada. Bajo los sobacos de mi madre nacian dos pechos como dos balones de rugby, orientados en direcciones distintas y, en la cabeza, un cabello de muneca que llevaba siempre trenzado en forma de cola de sirena. Su cola de sirena me volvia loco; sin embargo, era el tema de conversacion favorito de los chicos de la escuela. <>, le decian todos y se meaban de risa cuando venia a buscarme para llevarme a casa. Mi padre la llamaba <>. La nueva mujer de mi padre, <>. 1 Y solo yo estaba obligado a llamarla <>. Hasta el dia de hoy, cuando soy casi tan viejo como ella aquel verano, no he conocido nunca a una mujer peor vestida. Ni siquiera aquellos dos anos en que, justo despues del accidente, vivi junto a una fabrica procesadora de pescado en el norte de Francia. Imaginad a mas de cien mujeres feas que se visten cada dia para matar cangrejos, gambas, langostinos y otras porquerias. Mi madre se vestia aun peor. Era aun mas fea. Tenia unos pantalones, unas blusas y una ropa interior mas horribles que toda la fabrica, las empleadas y los crustaceos de mierda juntos. De haber podido, la habria cambiado en dos segundos por cualquier otra madre del mundo. Incluso por una borracha, incluso por una que me zurrara todos los dias. Las borracheras y las palizas las habria soportado yo solo, mientras que su fealdad y su cola de sirena estaban a la vista de cualquiera. Las veian mis companeros, las veian los profesores y la gente del barrio. Lo peor, sin embargo, era que las veia Jude. Algunas tardes, cuando volvia a casa despues de clase --yo sin decir ni pio en todo el camino y ella diciendo tonterias sin parar--, no la podia soportar. Me daban ganas de meterla en la lavadora y poner en marcha el programa de escaldar sabanas. Encerrarla en el congelador y sacarla hecha migas. Irradiarla. En aquellos momentos, cuando tenia en la cabeza las caras de mis companeros deformadas por la risa y a Jude languida, degustando sus chistes guarros, queria que mi madre estuviera muerta. Sabia que todos se reian de mi. Que los chicos escupian cuando yo pasaba a su lado, que Jude me despreciaba. Que era un don nadie y que tendria mucho mas sentido que me ahogara o que me ahorcara de una puta vez, o que me pegara un tiro, o cualquier otra cosa. Porque cualquier otra cosa seria mejor que lo que yo era: el producto asqueroso de una piel blanca. 3 En la contribucion de mi padre no queria siquiera pensar. La idea de mi padre me hacia vomitar. Mi padre habia huido de mi madre, la abandono por una polaca con un piercing en la lengua. Se habia divorciado porque, si la hubiera matado --eso es lo que habria preferido el y lo mas rapido--, habria acabado en la carcel. Mi padre tambien me habria matado a mi si no hubiera estado seguro de que me moriria enseguida. El divorcio fue rapido y salio ganando el. Pero mi madre, como la tonta que era, pensaba que habia ganado ella. Durante una semana telefoneo a su unica amiga vendedora y le conto como habia reventado a aquel imbecil y como lo habia desgraciado porque yo me quedaba con ella. Solo la abuela lo comprendio, pero no le dijo ni pio a mi madre. <> No quiero ni pensar en la alegria de mi padre al escuchar la sentencia del juez. Creo que se cago de felicidad. Librarte al mismo tiempo de dos seres por cuya muerte habrias pagado era demasiada suerte incluso para el conductor de un trailer. Ese aspecto tenia mi madre aquella manana en que cumplio treinta y nueve anos. Yo la habria tirado a la chatarra y habria empezado por el pelo. Solo una cosa desentonaba en toda esta historia: los ojos. Mi madre tenia unos ojos verdes tan bonitos que parecia un desproposito malgastarlos en un rostro fermentado como el suyo. 4 Los ojos de mi madre eran un desproposito.

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    Plena de emoción y crudeza, Tatiana Ţîbuleac muestra una intensísima fuerza narrativa en este brutal testimonio que conjuga el resentimiento, la impotencia ...

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    VERANO EN QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES,EL 5ªED. Tibuleac Tatiana. ISBN. 978-84-17553-03-6. Editorial. IMPEDIMENTA EDITORIAL S.L.

  • El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes - El Periódico

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    16 ago 2019 — CRÍTICA DE LIBROS. 'El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes': diario de un artista huérfano. Tatiana Tîbuleac es una autora de ...

  • El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes - El Corte Inglés

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  • EL VERANO EN QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES

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    Aleksy aún recuerda el último verano que pasó con su madre. Han transcurrido muchos años desde entonces, pero, cuando su psiquiatra le recomienda revivir ...

  • El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes - Babelio

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    Leí la sinopsis y me conquistó del todo. No suelo prodigarme en este tipo de libro (novela intimista, narrativa) porque, a veces me encantan, pero en muchas ...

  • Sugar Baby de Luis Avila

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    ?Una forma de pareja o un acuerdo comercial?
    La universidad de Tania peligra y ella esta dispuesta a todo con tal de conseguir el dinero suficiente para poder pagarla. Asi es que entra a una web donde buscar Sugar Daddies, lo cual da inicio a su nueva vida de Sugar Baby. Joyas, zapatos, carteras, mansiones, un mundo de lujos se extiende delante de si con una enorme cantidad de peligros, entre ellos. que ningun hombre se obsesione con ella.
    Pero la peor amenaza de todas seria enamorarse.
    ?Cuanto esta dispuesta a dejar de si misma con tal de conseguir lo que necesita?
    #SugarBaby #Tania #Marco #Aiden

  • La lengua de los secretos de Martin Abrisketa

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    <> Bernardo Atxaga

  • Amar a un extrano de Cassie Miles

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    Eden Miller habia amado y perdido al hombre de sus suenos. Doce anos despues ese mismo hombre volvio convertido en un agente del FBI, con la mision de investigar a su familia.

  • ?Cual es tu historia? – Ana Paula Benitez de Ana Paula Benitez

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    Con el corazon roto, Cara, una escritora promedio, se dirige a la cafeteria en busca una dulce taza de te para aliviar su tristeza. Alli se encontrara con Albert, un anciano con quien forjara una gran amistad y de quien aprendera sobre la vida, el amor y la muerte.

  • Oculta tras su mirada de

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    La vida de Paola transcurria con normalidad hasta que, sin motivo aparente, es retenida y conducida hasta un fastuoso palacete arabe situado en un recondito lugar de Costa de Marfil. En su afan de descubrir las oscuras intenciones de sus captores, conoce a un enigmatico arabe por el que siente una irresistible atraccion. Dispuestos a localizar a Paola, sus amigos se veran envueltos en un torbellino de intriga y peligro del que tendran que salir con la unica ayuda del inspector Damien Allard. ?Que esconde la desaparicion de Paola? ?Dinero, amor, sexo, venganza? O tal vez… La respuesta la da esta absorbente novela de suspense romantico ambientada en Africa cuya lectura no da tregua.

  • Candela de Juan Del Val

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    <>.

  • Aurora Leigh de Elizabeth Barrett Browning

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  • La tierra esconde tu secreto de Lina Bengtsdotter

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    Hace treinta anos, el cuerpo de Paul Bergman, un adolescente alumno de un prestigioso internado, fue hallado sin vida en un lago. A los pocos dias, su mejor amiga, Francesca Mild, desaparecio de su casa. La muerte del chico fue declarada un suicidio; Francesca nunca fue encontrada.
    Charlie Lager, la mejor investigadora de la policia de Estocolmo, regresa a Gullspang, su pueblo natal, para hacerse cargo del caso Francesca. Un viaje en el tiempo hacia sus propios y oscuros pasados que siguen acechandola en el presente.

  • La perla rusa. Trilogia Tu+Yo completa de Phavy Prieto

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    Irina Luciana Komarova es una brillante joven con un futuro prometedor, puesto que algun dia heredara el imperio de negocios que creo su padre. Deseosa de demostrar su valia, abandona su Rusia natal para realizar unas practicas en la sede Espanola que empresas Komarov tiene en la capital, aunque comete el error de enviar una imagen poco adecuada a la persona menos indicada.

  • Policida de Paul Durante

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    Dos policias son emboscados y seguidamente asesinados en un pequeno pueblo al sur del pais. A continuacion, no mucho tiempo despues, a otro par de elementos de la ley les pasa lo mismo, calcado. A partir de ahi, los atentados contra los uniformados ya no se detienen. El homicida, que no actua solo, a todas luces tiene la intencion de acabarselos a todos, lo que esta logrando con bastante rapidez.
    La Policia esta viviendo lo impensable: son victimas de ataques y muertes de modo sistematico ?Quien iba a creer que sucederia un dia tal cosa? Nadie. Pero ocurre en Jaqueton. El miedo se ha extendido entre la tropa y todos los que trabajan en la institucion. Con los dias, la situacion sigue igual, puesto que el criminal ha resultado muy escurridizo. Nadie haya que hacer, hasta que, al fin, un equipo de detectives, que lidera un oficial cuya mejor arma es la perseverancia, empieza a pisarle los talones al lider de los asesinos de los agentes.

  • El pais escondido de Martin Abrisketa

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    Maggie es una nina muy timida que vive en su mundo, protegida por una fantasia desbordante que entre otras cosas le hace creer que todo lo que dibuja con sus rotuladores magicos se convierte en realidad. Es una suerte que vea la vida asi, ya que su historia es triste: su madre la abandono cuando era bebe y se ha criado con su abuelo, con el que se siente feliz en su castillo, en una casita diminuta. Pero el abuelo se esta olvidando de quien es, padece demencia senil, y las asistentes sociales del ayuntamiento quieren separarlos, enviarlos a cada uno a un centro. Maggie no lo puede permitir, el abuelo es todo lo que tiene, y decide ir en busca de su madre, pues es la unica que puede evitar que los separen. Ya no cree que sea una sirena, como le contaba el abuelo de pequena; una sirena que tuvo que regresar al mar porque no podia respirar fuera del agua. Ha encontrado droga en una caja que le pertenecia y, desesperada, se lanza a las calles de aquel Bilbao de plomo con el proposito de dar con algun drogadicto que la conozca y los conduzca a ella. Afortunadamente, no esta sola ante el peligro: la acompana su abuelo, que disfruta de esa busqueda por los bajos fondos de una ciudad llena de barricadas como si fuera una aventura fabulosa.
    Le ayudaran tambien un vecino de su edad, tan inocente como ella, y un fantasma que vive en la pared de su dormitorio, con el que comparte todos sus secretos. Cuenta ademas con el poder de sus dibujos milagrosos, con los que intentara salvar su mundo, un mundo lleno de magia, del que, no obstante, debera escapar para volver a ser feliz.

  • Cuidado con lo que deseas, Wendy de Joana Arteaga

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    Wendy ama a Jagger desde hace una eternidad.
    Wendy desea ser correspondida.
    Wendy pide un deseo.
    Ay... Cuidado con lo que deseas, Wendy.

  • La espada del diablo de Mariano F. Urresti

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    La luz de las velas proyectaba la gigantesca sombra del monarca sobre la tienda de campana. Pedro II de Aragon caminaba alrededor de los dos gruesos tendales, los postes que sostenian aquella fabrica de telas y brocados donde se alojaba. Desde los extremos superiores de los fornidos maderos coronados por una pieza de cuero partia un haz de cuerdas clavadas en la tierra mediante estacas, y sobre ellas se disponian las lonas y alabes que hacian las veces de paredes y puertas. Los dos metros de altura del aragones parecian ser cuatro gracias al juego de sombras que provocaban las parpadeantes llamas, y la fiera expresion de su rostro, que tanto espanto habia provocado a los infieles un ano antes en la batalla de las Navas de Tolosa, hubiera acobardado al mas templado en aquel claroscuro. El monarca evidenciaba su irritacion por aquel retraso; y es que el no estaba acostumbrado a esperar, y menos a una mujer. Un grunido escapo a traves de su poblado bigote, y sobre sus cabellos, largos y enmaranados, resbalo por un instante la luz dorada de las velas. En el exterior de la tienda se escuchaban las voces de los soldados, el piafar de los caballos y el miedo, porque el miedo habla en voz alta con los hombres en la vispera de una batalla. Pedro II escupio al suelo de tierra y paja seca. El aire olia a cera quemada, sudor, estiercol, arena y vinagre, con el que los hombres limpiaban sus cotas de malla. Y a orines viejos, a cuerpos sucios y a tierra humeda. El monarca reanudo su ir y venir por la tienda dando enormes zancadas. Tenia treinta y cinco anos y estaba viudo. Su esposa, Maria de Montpellier, habia fallecido meses antes, pero no la echaba de menos. En realidad, de no haber sido porque el papa se opuso a ello, se hubiera divorciado de aquella mujer que a punto estuvo de no cumplir con su deber de darle un heredero. Y aunque al final pario a su hijo Jaime, el monarca necesitaba muchas mujeres para saciar su sed de sexo, y justamente ese era el motivo de su impaciencia y malhumor aquella noche. --?Donde se ha metido esa dama? --bramo. Dos arrugas verticales atravesaron su ceno. Sin embargo, nadie respondio, porque el rey estaba solo en su tienda. Minutos antes habia ordenado salir a todo el mundo. Los condes de Tolosa, de Foix y de Cominges se vieron arrojados al exterior de un modo que juzgaron humillante, pero no se atrevieron a levantar la voz ante el iracundo monarca a quien habian jurado vasallaje y a cuya fortaleza militar habian apostado su propia supervivencia y la de su gente, muchos de ellos entregados a la fe catara. Pero al soberano aragones los cataros y sus ideas religiosas le traian sin cuidado. Si estaba alli, en el bello y ansiado Languedoc, no era por una guerra de credos, sino para lograr que Aragon reinara al fin al otro lado de los Pirineos. Ademas, los occitanos le enervaban. Todo en ellos era diferente: su lengua, mas parecida a la catalana que a la francesa; su peculiar cultura, que incluia la presencia de trovadores en los castillos --algo que Pedro consideraba un sintoma de la propia debilidad de una nobleza--, o aquel peculiar compendio de virtudes religiosas, morales y sociales por el que se regian y al que denominaban paratge. Aquellas gentes extranas hablaban de cristianismo, pero no eran catolicos; al mismo tiempo, brindaban por el disfrute de la vida y eran excesivamente corteses para el gusto del aragones. En cuanto al orgullo del que hacian gala, el rey lo ridiculizaba cuando hablaba con los condes recordandoles su incapacidad para formar un ejercito unico, solido y capaz de enfrentarse a los soldados del papa y del rey frances. La causa principal de aquella debilidad militar era la existencia de una constelacion de pequenos senores feudales debido a que en aquellas tierras no imperaba la costumbre del mayorazgo, de manera que al no heredar el feudo el primogenito, las haciendas se subdividian y enflaquecian de ese modo sus fuerzas. En resumen, aquella gente vivia lejos de lo que un rey como el, aguerrido y virtuoso en la batalla, consideraba principios morales. Y, para colmo, los occitanos eran indisciplinados y carentes de virtudes militares. Aquella misma manana, sin que el hubiera autorizado semejante aventura, los milicianos procedentes de Tolosa se habian lanzado a la toma de la ciudad y fortaleza de Muret, frente a la cual todos estaban acampados. Aquel ataque, contraviniendo su voluntad, habia puesto en grave riesgo la estrategia que el habia disenado para derrotar definitivamente a Simon de Montfort. El rey se detuvo de nuevo y sintio como la sangre le hervia en la entrepierna y en el pecho. La primera se saciaria en breve, se consolo, pero la ira que habia provocado aquel ataque no consentido no se aplacaria facilmente. ?Como hacer entender a aquellos estupidos occitanos que el objetivo no era vencer a los defensores de Muret, sino acabar con el maldito Simon de Montfort de una vez por todas? --?Donde se ha metido? --gruno de nuevo y, colerico, levanto uno de los alabes de lona que cerraban la tienda a modo de puerta. Los soldados que custodiaban la entrada se envararon, pero el rey los ignoro. Sus ojos negros se achicaron buscando entre la oscuridad salpicada de antorchas del campamento a la mujer que aguardaba, Azalais de Boissezon, esposa de uno de aquellos faidits, como se llamaba a los senores occitanos que habian perdido hacienda y posicion por el empuje de los soldados del papa en aquella guerra. El rey habia quedado prendado de aquella belleza morena desde el mismo instante en que la vio, tiempo atras. Y ahora el destino la ponia a su alcance, puesto que era una de las damas que habian visitado a sus maridos antes de la batalla. Al verla en el campamento, el rey le hizo llegar una ardorosa carta en la que le ordenaba, mas que solicitaba, un encuentro en su tienda aquella misma noche, sin preocuparle lo mas minimo la presencia del esposo de Azalais. La amaria hasta el amanecer, rubricaba el gigantesco aragones al final del billete. Pero Azalais se retrasaba. Los guardias miraban al frente y el rey paso entre ellos olvidando durante unos segundos a la dama de sus anhelos. Contemplo en silencio la ciudad amurallada de Muret y se prometio que al dia siguiente seria suya. Tras sus muros, juro, no habria sino enemigos muertos o derrotados. --Mi senor. --La voz joven de una mujer le saco de sus pensamientos, y el rey se giro dejando a su espalda Muret--. Mi senor, traigo una nota de la dama Azalais de Boissezon, a quien tengo el honor de servir. Pedro II arrebato el papel de las manos de la joven sin ceremonia ni palabra alguna. La muchacha, paralizada por el temor, se palpo instintivamente su abultado vientre. En un mes, pariria. El rey entro en su tienda y leyo la nota a la luz de las velas. Cuatro lineas le habia escrito la dama Azalais. En las dos primeras, elogiaba el valor del monarca y expresaba su rubor por el interes del aragones hacia su persona; en las dos ultimas, declinaba la invitacion de visitar su lecho, pues su esposo le habia ordenado retirarse, junto a las mujeres de otros caballeros y senores, a alguna de las fortalezas cataras que aun podian conceder cierta seguridad. El monarca estrujo la nota entre sus poderosos dedos y, furioso, levanto el alabe y salio al exterior. Necesitaba respirar el aire frio de la noche. Por un instante, penso en dar muerte al incomodo esposo, pero comprendio que aquella decision lo enemistaria irremediablemente con el conde de Tolosa y con los demas nobles occitanos. --!Por todos los diablos! ?Es que esta gente no respeta nada? --grito. Los soldados mas proximos se estremecieron y procuraron desviar la mirada. El rey bufo una vez mas y miro a su alrededor con los ojos extraviados. Y de pronto, reparo en la joven mensajera y, por primera vez, poso sus ojos en su abultado vientre. Pero tambien admiro sus jugosos labios, su cabello rubio y su piel blanca. No debia tener aun veinte anos, presumio. Y asi agoto el monarca el ultimo pensamiento racional de aquella jornada. --?Como os llamais? --Ysabela, mi senor --respondio con un hilo de voz la muchacha. Y quiso anadir algo mas--: Soy dama de compania de... --No preciso saber nada mas de ti --atajo el rey--. Esta noche, solo me serviras a mi. Los ojos claros de Ysabela se encharcaron y volvio a palpar su vientre antes de que el aragones le rasgara el vestido con sus dedos de oso. Simon contemplo desde la torre Prima del castillo de Muret el mar de tiendas de campana de sus enemigos. Cientos de antorchas alumbraban el campamento dando forma a un inquietante ejercito titilante. Las tiendas de los aragoneses y occitanos se extendian como una plaga a tres kilometros al noroeste de la ciudad, y aun mas cerca, entre el arroyo Saudrune y una zona pantanosa proxima, podia divisar el campamento de los milicianos tolosanos. Sus ojos verdes se cerraron, pero no con pesar, sino con esperanza. Dos noches antes, mientras estaban en Fanjeaux, su esposa, Alix de Montmorency, habia tenido un sueno terrible. En la pesadilla, un torrente de sangre manaba de sus brazos, y Alix desperto angustiada. Llorosa y con voz entrecortada, le explico lo sucedido. --Hablais como una mujer --respondio Simon a los lamentos de su mujer, que le suplicaba no acudir al combate--. ?Creeis que doy fe a los augurios como hacen los aragoneses o esos herejes occitanos? Si yo hubiera sonado que iba a morir en la batalla, iria a ella aun mas seguro para burlarme de esos malos cristianos que dirige el rey Pedro --anadio rubricando sus palabras con un poderoso punetazo sobre la cama de nogal, que temblo como una hoja. Hacia tiempo que Simon de Montfort sospechaba que el rey Pedro II de Aragon cruzaria los Pirineos para alinearse con los condes cataros, y por ello habia salido de Carcasona dispuesto a ir al encuentro del aragones. Al mismo tiempo, ordeno a su hijo Amaury partir desde Cominges para encontrarse con el. Sus sospechas se confirmaron poco despues, cuando un correo llegado desde Muret le advirtio de la presencia de un formidable ejercito acampado frente a esa ciudad. En Muret no habia ni hombres ni viveres suficientes para resistir un asedio mientras llegaban refuerzos. No obstante, se encomendo a Dios y, aunque aun lo separaban sesenta kilometros de Muret, ordeno a sus hombres avanzar hasta la abadia cisterciense de Boulbonne, donde se detuvo para rezar. --!Oh, Senor! Tu me has elegido, pese a mi indignidad, para tus combates --murmuro en la soledad de la iglesia, rodilla en tierra, tras depositar su espada sobre el altar. A continuacion, se concedio unos segundos de introspeccion durante los cuales creyo escuchar dentro de si una voz reconfortante. Despues, recogio su espada, y anadio--: De tu altar recibo hoy de ti mis armas para que en el momento de la batalla estes a mi lado. Cuando salio de la iglesia, sus hombres lo miraron como si contemplaran a un profeta. Todos lo conocian ya como el conde de Cristo. De pronto, entre todos ellos se abrio paso un clerigo que dijo ser sacristan de la abadia de SaintAntonin de Pamiers y llamarse Maurin de Montlaur. --Mi senor, teneis poca gente en comparacion con vuestros enemigos --advirtio el enjuto hombre de Dios--. He visto su campamento, y entre ellos esta el rey de Aragon, hombre muy experto en la guerra. Junto a el estan los ejercitos de los condes de Tolosa, Raimundo VI, de Cominges, Bernardo IV, y el de Foix, Raimundo Roger. Simon escucho al sacristan imperturbable, y cuando el de Pamiers concluyo, se limito a sacar de su limosnera una carta y se la entrego a su informador. Desconcertado, el clerigo leyo su contenido y descubrio que habia sido escrita por el rey aragones y dirigida a la dama Azalais de Boissezon. En la nota, Pedro hablaba de amor y sexo del modo mas desvergonzado. --?Que quereis decir con esto, mi senor? --pregunto el sacristan, perplejo. --?Que que quiero decir? --trono Montfort. Su enorme corpachon ensombrecio al canijo capellan--. ?Aun lo preguntais? --Agarro por los habitos al clerigo y lo zarandeo como a un muneco, evidenciando su fuerza herculea--. ?Que clase de fe teneis vos? ?No veis acaso que Dios me envia una senal? ?No veis que Dios dispuso lo necesario para que nos hicieramos con esa carta? No temo a un rey que en lugar de cuidar del negocio de Dios viene a la batalla para fornicar con una mujer. A continuacion, empujo al sacristan apartandolo de su camino, monto sobre su imponente caballo blanco y ordeno a los suyos partir rumbo a Saverdum, adonde llegaron al atardecer. Al dia siguiente, atravesaron un arroyo que desembocaba en el rio Aure y dejaron atras las colinas de Terrefort. Estaban a pocos kilometros de Muret, y todos aguardaban el inminente ataque que, presumian, ordenaria el rey de Aragon para evitar que llegaran a la ciudad. Pero, para su sorpresa, la emboscada nunca se produjo y llegaron al pie de las murallas rojizas de Muret sin sobresaltos. Envalentonados, sus hombres propusieron cruzar de inmediato el puente sobre el rio Garona y cargar contra el enemigo acampado, pero Simon les disuadio de ello. --Estamos cansados, y ellos frescos --dijo aun sin descender de su montura, y girandose contemplo el inmenso campamento, cuya extension era superior a la de la propia ciudad de Muret--. Dejemosles que sigan creyendose superiores solo porque lo sean en numero. A continuacion, entraron en la ciudad por la Puerta de Salas, atravesaron el Mercadal, la enorme plaza que era el corazon de la ciudad, y mientras sus hombres se instalaron en la Villa Nova, el se traslado al Castillo Viejo, desde lo alto del cual contemplaba en aquel momento el mar de hogueras y antorchas de sus enemigos. --?Por que nos han permitido entrar en Muret? --murmuro para si. Se habia hecho aquella pregunta mil veces a lo largo del camino. Una rafaga de viento removio la barba y el cabello, salpicados de canas, de aquel hombre cuya mano creia guiada por Dios. De pronto, se sintio demasiado lejos de su hogar, y viejo. Estaba en la cincuentena, y se pregunto si regresaria a su casa antes de morir. Era de origen franco-normando, y su linaje hundia sus raices en Montfor-l'Amaury, al oeste de la Isla de Francia. Sin embargo, desde hacia cinco anos, cada primavera y cada verano, habia entregado su vida a imponer la verdadera fe en aquellas tierras, erradicando de raiz la herejia. --!Cinco anos! !Que rapido se escapa el tiempo! --murmuro. El 10 de marzo de 1208, el papa Inocencio III habia convocado una cruzada contra los occitanos, deseoso de extirpar la herejia catara de aquellas tierras. El asesinato en Sant Geli un ano antes de su legado, de fray Pierre de Castelanau, a manos de un soldado al servicio del conde de Tolosa, le sirvio en bandeja la excusa necesaria para tomar una decision como aquella, sin precedentes: !una cruzada contra otros cristianos! Voluntarios de Normandia, Champana, Anjou, Flandes o Picardia acudieron a la llamada del pontifice. Muchos eran pecadores que ansiaban el perdon de sus faltas; otros, salivaban imaginandose ya senores de las ricas tierras del sur, y otros encontraron en aquella cruzada el modo de evitar cumplir su promesa de acudir a Tierra Santa para combatir al infiel. Y de entre todos aquellos senores, Simon de Montfort fue elegido como brazo armado del pontifice, aunque fuera Arnaud Amaury, legado papal y abad de Citeaux, quien capitaneara a aquella gigantesca hueste. --!Malnacidos! --escupio con la mirada clavada en el campamento aragones y occitano. Si hasta entonces ningun cataro habia logrado derrotarle, ?por que iba a ser diferente al dia siguiente?, penso. Las aguas del rio Louge, que discurrian mansas a los pies del castillo, le parecieron de pronto siniestras. El rio Garona abrigaba la fortaleza por el lado opuesto. Un foso inundado por las aguas de ambos rios aislaba el Castillo Viejo de la Villa Nueva de Muret, aunque un puente levadizo permitia la comunicacion entre ambos. Desde su atalaya, Simon podia contemplar a su derecha el puente de Sant Serni, que permitia abandonar la fortaleza hacia el este, donde estaban acampados los voluntarios occitanos. El castillo se erguia, orgulloso, aranando el cielo negro con sus cinco torres. La de Lissac tenia mas de treinta metros de altura, y vigilaba el rio Garona; la del homenaje, o de Loja, superaba los cuarenta metros de alto, y se alzaba sobre el vertice en el que se abrazaban las aguas de los dos rios que rodeaban la fortaleza. Simon se encontraba en la torre de Prima, y a su espalda se alzaba la torre de Dantin. La quinta torre defendia el puente levadizo que unia el castillo con la ciudad, y las cinco se enlazaban por muros de quince metros de altura y tres metros de anchura. Simon contemplo el paseo de ronda que rodeaba las murallas de aquella fortaleza de mas de cinco mil metros cuadrados y, a pesar de ello, se sintio indefenso. --Si nos quedamos aqui, moriremos --penso. Entonces, alzo la mirada al cielo y pidio ayuda a Dios; el mismo Dios en nombre del cual habia matado, mutilado y torturado a mujeres, ninos y ancianos desde que estaba en aquella maldita tierra de herejes. El sol salio poco antes de las siete y media de la manana. Era jueves 13 de septiembre; un buen dia para matar a Montfort, penso el rey Pedro al despertar. En el suelo, hecha un ovillo, permanecia Ysabela. La muchacha tenia los ojos enrojecidos por el llanto, las nalgas enrojecidas por los azotes, los pechos enrojecidos por los mordiscos del monarca, el cuerpo molido tras sentir el gigantesco corpachon del aragones en todas las posturas que el deseo durante aquella interminable noche, y el alma en los huesos. Por un instante, parecio que el rey se apiadaba de ella pero el brillo en sus ojos nada tenia que ver con la piedad. Pedro se levanto del jergon, puso sus pies en el suelo cubierto de paja, y acerco su virilidad a la boca de la joven. La muchacha comprendio, mientras las lagrimas caian por sus mejillas. Minutos despues, el rey se aparto de ella.

  • Esperare de Antonio Mora Diaz

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    Maria es una joven malaguena, de clase obrera, de principios del Siglo XX. A pesar de las desgracias que durante sus primeros anos de vida castigan a su familia, ella no pierde su interes por el mundo que le rodea.
    Aunque los recursos familiares no le permiten estudiar para dedicarse a la docencia, ella encuentra un camino alternativo para conseguirlo.
    Un buen dia aparece el amor en su vida.
    Maria se enamora de Alfred Stern, un fugitivo que le corresponde. Todo parece ir perfectamente hasta que los acontecimientos historicos de su tiempo los arrastran como una bola de nieve cayendo por una pendiente.
    Esta es la historia de Maria y de Alfred, pero tambien es la historia de Josefina, de Juan, de Nuria, de Carmen, de Jose y de muchas otras personas, en su mayoria normales y corrientes, que tuvieron que ir adaptandose a un mundo duro y cambiante y en el que las guerras y los conflictos pasaron a ser parte del paisaje.

  • En el huerto de las Mujercitas de Gloria V. Casanas

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    En el huerto de las Mujercitas rinde homenaje a una escritora que evadio los esquemas de pensamiento reservados a las mujeres de su epoca, se atrevio a desafiar las convenciones sin perder su amor por la familia ni el romanticismo, y dejo profunda huella en otros escritores. Es tambien una novela dentro de otra, a tal punto fusionadas que la realidad se torna ficcion y esta se vuelve real.

  • Buscando a Caleb de Anne Tyler

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    La busqueda de Caleb, el hermano de su abuelo que un buen dia desaparecio hace 60 anos, se convierte para Justine en la busqueda de su propia vida.

  • Sobre la felicidad de Lucio Anneo Seneca

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    Todos los hombres, hermano Galion, quieren vivir felices, pero al ir a descubrir lo que hace feliz la vida, van a tientas, y no es facil conseguir la felicidad en la vida, ya que se aleja uno tanto mas de ella cuanto mas afanosamente se la busque, si ha errado el camino, si este lleva en sentido contrario, la misma velocidad aumenta la distancia. Hay que determinar, pues, primero lo que apetecemos; luego se ha de considerar por donde podemos avanzar hacia ello mas rapidamente, y veremos por el camino, siempre que sea el bueno, cuanto se adelanta cada dia y cuanto nos acercamos a aquello que nos impulsa un deseo natural. Mientras erremos de aca para alla sin seguir a otro guia que los rumores y los clamores discordantes que nos llaman hacia distintos lugares, se consumira entre errores nuestra corta vida, aunque trabajemos dia y noche para mejorar nuestro espiritu. Hay que decidir, pues, a donde nos dirijamos y por donde, no sin ayuda de algun hombre experto que haya explorado el camino por donde avanzamos, ya que aqui la situacion no es la misma que en los demas viajes; en estos hay algun sendero, y los habitantes a quienes se pregunta no permiten extraviarse; pero aqui el camino mas frecuentado y mas famoso es el que mas engana. Nada importa, pues, mas que no seguir, como ovejas, el rebano de los que nos preceden, yendo asi, no a donde hay que ir, sino a donde se va. Y ciertamente nada nos envuelve en mayores males que acomodarnos al rumor, persuadidos de que lo mejor es lo admitido por el asentimiento de muchos, tener por buenos los ejemplos numerosos y no vivir racionalmente, sino por imitacion. De ahi esa aglomeracion tan grande de personas que se precipitan unas sobre otras. Lo que ocurre en una gran catastrofe colectiva, cuando la gente misma se aplasta, nadie cae sin arrastrar a otro y los primeros son la perdicion de los que siguen, puedes verlo suceder en toda vida; nadie yerra solo por su cuenta, sino que es causa y autor del error ajeno. Es danoso, pues, apegarse a los que van delante; y como todos prefieren creer que juzgar, nunca se juzga acerca de la vida, siempre se cree, y nos perturba y pierde el error que pasa de mano en mano. Perecemos por el ejemplo de los demas; nos salvaremos si nos separamos de la masa. Pero ahora la gente se enfrenta con la razon, en defensa de su mal. Y sucede lo mismo que en los comicios, en los cuales los mismos que han nombrado a los pretores, se admiran de que hayan sido nombrados, cuando ha mudado el inconstante favor; aprobamos y condenamos las mismas cosas; este es el resultado de todo juicio que se falla por el voto de la mayoria. Capitulo 2 Razon y opinion Cuando se trata de la vida feliz, no es propio que me respondas, segun la costumbre de la separacion de los votos: "Esta parte parece ser la mayor"; pues por eso mismo es la peor. No marchan tan bien los asuntos humanos, que las cosas mejores agraden a los mas; la prueba de lo peor es la muchedumbre. Busquemos que es lo mejor, no lo mas acostumbrado, y lo que nos ponga en posesion de una felicidad eterna, no lo que apruebe el vulgo, pesimo interprete de la verdad. Y llamo vulgo tanto a los que visten clamide como a los que llevan coronas; pues no miro el color de los vestidos con que se adornan los cuerpos; no me fio de los ojos para conocer al hombre; tengo una luz mejor y mas cierta para discernir lo verdadero y lo falso; el bien del espiritu, el espiritu lo ha de hallar. Si este tuviera alguna vez ocasion de respirar y de entrar en si mismo, !oh! Como se torturaria, confesaria la verdad y diria: "Todo lo que he hecho hasta ahora, preferiria que no hubiera sido hecho; cuando pienso en todo lo que he dicho, envidio a los mudos; cuanto he deseado, lo juzgo maldicion de mis enemigos; todo lo que he temido, !justos dioses!, cuanto mejor fue que lo que he deseado. Me he enemistado con muchos y del odio he vuelto a la amistad (si es que hay alguna amistad entre los malos): aun no soy amigo de mi mismo. He hecho los mayores esfuerzos por salir de la multitud y hacerme notar por alguna cualidad: ?que he hecho sino ofrecerme como un blanco y mostrar a la malevolencia donde podia morderme?. ?Ves a esos que elogian la elocuencia, que escoltan a la riqueza, que adulan al favor, que ensalzan el poder? Todos son enemigos o, lo que es igual, pueden serlo; tantos son los admiradores como los envidiosos. ?Porque no buscar mas bien algo bueno realmente, para sentirlo, no para mostrarlo?. Esas cosas que se contemplan, ante las que se detienen las gentes, que uno senala a otro con asombro, por fuera brillan, por dentro son deplorables". Capitulo 3 La felicidad verdadera Busquemos algo bueno, no en apariencia, sino solido y duradero, y mas hermoso por sus partes escondidas; descubramoslo. No esta lejos: se encontrara; solo hace falta saber hacia donde extender la mano; mas pasamos, como en tinieblas, al lado de las cosas, tropezando con las mismas que deseamos. Pero para no hacerte dar rodeos, pasare por alto las opiniones de los demas, pues es cosa larga enumerarlas y refutarlas; oye la nuestra. Cuando digo la nuestra, no me apego a ninguno de los maestros estoicos: tambien yo tengo derecho a opinar. Por tanto, seguire a alguno, pedire a otro que divida su tesis, tal vez despues de haberlos citado a todos no rechazare nada de lo que decidieron los anteriores, y dire: "Esto opino tambien". Por lo pronto, de acuerdo en esto con todos los estoicos, me atengo a la naturaleza de las cosas; la sabiduria consiste en no apartarse de ella y formarse segun su ley y su ejemplo. La vida feliz es, por tanto, la que esta conforme con su naturaleza, lo cual no puede suceder mas que si, primero, el alma esta sana y en constante posesion de su salud; en segundo lugar, si es energica y ardiente, magnanima y paciente, adaptable a las circunstancias, cuidadosa sin angustia de su cuerpo y de lo que le pertenece, atenta a las demas cosas que sirven para la vida, sin admirarse de ninguna; si usa de los dones de la fortuna, sin ser esclava de ellos. Comprendes, aunque no lo anadiera, que de ello nace una constante tranquilidad y libertad, una vez alejadas las cosas que nos irritan o nos aterran; pues en lugar de los placeres y de esos goces mezquinos y fragiles, danosos aun en el mismo desorden, nos viene una gran alegria inquebrantable y constante, y al mismo tiempo la paz y la armonia del alma, y la magnanimidad con la dulzura, pues toda ferocidad procede de debilidad.

  • Las buenas madres de Alex Perry

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    Fundada hace mas de 150 anos por pastores calabreses, la ‘Ndrangheta esta considerada la mafia mas poderosa del mundo: trafica con el 70 % de la cocaina y la heroina de Europa, negocia acuerdos ilegales de venta de armas con criminales y terroristas, y blanquea miles de millones de euros al ano. Es el imperio del crimen mas poderoso, afirma Alex Perry, pero lo extrano es que pocos de nosotros hemos oido hablar de ella.

  • Deseo de Veronica A. Fleitas Solich

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    Hugo y Alexia llevan un par de meses viviendo juntos, tienen planes para el futuro y sus vidas son lo que siempre imaginaron que serian: perfectas, ordenadas y exitosas. O eso creia Alexia, hasta el momento en que se encuentra frente a su tarta de cumpleanos a punto de soplar las velas y descubre unos ojos azules clavados en ella.

  • No huyas del Alpha de Lighling Tucker

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    Olivia siente que ha cambiado un cautiverio por otro. Ya no esta siendo golpeada, pero no puede salir de esas cuatro paredes que dicen ser su proteccion. El recuerdo de la muerte del amor de su vida la esta desgastando.
    Ademas, el cambio a loba esta siendo dificil y mas tratando directamente con su protector. El tiene un caracter muy especial, se cree divertido cuando lo que ella siente es que es un bufon de la corte. Pero, ?a quien puede enganar?
    Sin proponerselo, el se acaba convirtiendo en alguien indispensable en su vida y eso cambia las reglas del juego. Olivia siempre ha dicho que, una vez finalizase el ano, se marcharia con su hermana y viviria una nueva vida.
    ?Es eso posible con la presencia de Lachlan en su vida?
    Lachlan no supo lo que hacia cuando acogio a Olivia en su casa. La ha protegido durante meses y ha establecido un vinculo tan fuerte que le duele pensar el dia en el que la vea marcharse.
    Ha descubierto en ella miles de facetas que no creia que existieran. Olivia tiene picardia, fuerza y siente que debe ayudarla; que no debe dejarla caer en el pozo oscuro de la pena.
    No obstante, se ha marcado una meta: no tocarla durante el ano que ha prometido cuidarla.
    ?Podra resistirse? ?Luchar contra si mismo? ?Entre honor y placer?
    Amor, pasion y accion en un libro plagado de seres que te robaran el aliento. Sin olvidarnos de la presencia de los Devoradores.
    ?Te atreves a entrar en su mundo?

  • Lo que nos dijo la tormenta de Helen Rytkonen

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    Una ciudad magica. Una poderosa tormenta. Un hotel como escenario . Y dos personas atrapadas bajo el mismo techo. Ahora, despues de diez anos, podran decirse todo aquello que callaron. O no. Podran ser valientes, o no. Podran dejarse llevar, o seguir su vida. Pero no podran dejar de escuchar lo que les dice la tormenta.
    Una historia intima que te llegara al corazon.

  • Ginger de Tierra Salvaje

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    Hoy es sabado, no tengo ningun plan mas alla de ver una pelicula en casa y descansar. La semana se me hizo cuesta arriba con tanto trabajo, y estoy cansado. Un dia de relax no viene mal. Cuando estaba en Netflix buscando algo medio decente para ver llaman a mi puerta. Voy al teleportero, veo que Hugo esta abajo y le abro. Hugo es mi mejor amigo. Es la persona a la que le puedo contar cualquier cosa y consigue hacerme reir siempre que nos vemos. Le abro la puerta en calzoncillos, pero que cono, el es mi amigo. Con el no tengo que recoger los platos sucios de la cocina ni la ropa del viernes todavia tirada en un sillon. Es Hugo, hay confianza. --Joder, tio, ?que haces de esa guisa? -- ?Que pasa? Iba a ver una peli tranquilo --No me digas que ya te has olvidado del cumple de Ruth. No puedes ser mas capullo ni intentandolo. --Dijo mientras empezaba a reirse. --Menos mal que vine a buscarte temprano. Vete a la ducha y yo te espero por aqui. Y rapidito que nos esperan en media hora para cenar. --Pero... --Pero nada, hace dos semanas que nos aviso, ?asi que te vas duchando o tengo que ensenarte yo a hacerlo? --Dijo mientras me amenazaba con la jarra de agua que habia en la encimera. --Ademas hasta puede que pilles, pero eso si, no la traigas aqui. ?Cuanto hace que no lavas los platos? --No me seas cabron que tu eres peor que yo. --Dije ya desde el pasillo hacia el bano. Esta claro que no iba a sacar nada de discutir, y, lo peor de todo, el tenia razon. Ruth nos habia avisado hace dos semanas, y hace una semana nos lo habia recordado. Gracias a los benditos regalos en comun no tenia que preocuparme de comprarle algo, pero no me apetecia nada salir. Ya me habia hecho a la idea de pasar el fin de semana sin rascarla y aqui estoy yo ahora, pensando que cojones me voy a poner. Creo que tengo la camisa negra planchada y los vaqueros que me regalo Ruth por mi cumpleanos en la secadora. Seguro que le gusta el detalle de llevarlos, y, bueno, los vaqueros no se planchan ?No? Le di vueltas a lo que Hugo dijo de pillar. ?Deberia recortar un poco el vello alrededor de mi polla? Dicen que parece mas grande si no hay tanta selva. Hombre, yo no me quejo, pero nunca esta de mas. Mire el reloj y decidi que no tardaria mucho. Tras terminar de esquilar me meti en la ducha e intente quitar todos los pelillos pegados a mis piernas. Afeitarse, desodorante, colonia... Tras 20 minutos de reloj estaba yo como un pincel entrando en mi salon. Cuando vi a Hugo comiendose los espaguetis con albondigas que me habia traido mi madre ayer y que iban a ser mi comida de manana casi lo mato. --No me mires con esa cara. Da igual a donde vayamos a cenar, nada va a estar tan bueno como los espaguetis de tu madre y lo sabes. --Me dijo mientras me miraba con cara de cordero degollado. --Era mi comida de manana, cabronazo. --Pues pide una pizza. Ademas, tu disfrutas de los tuppers de tu madre a menudo, y sabes que yo no como tuppers de mi madre ni, aunque me pagaran. Que suerte tienes con la madre que te pario. Ademas, te hago un favor, tantos hidratos se te estan empezando a notar. --Se que es la envidia la que habla y no pienso contestarte. --Lo dije con mucha mas confianza de la que sentia. Ultimamente no habia tenido tiempo para nada mas que el trabajo, lo cual excluia tambien el gimnasio. Cuando pasamos por el espejo de la entrada, mientras Hugo cogia la cazadora, aproveche para echar un vistazo. Yo no notaba diferencia, pero ya se sabe que uno no nota nada hasta que de repente no te cabe ni un punetero pantalon. Supe que Hugo me la habia jugado cuando dijo que vino en moto y mi casco seguia casualmente en su casa. Lo cual era un eufemismo de "vamos en coche y tu no bebes". Que majo por su parte. En fin, no soy de los que echa de menos el alcohol, con lo que no me importo. Lo cual no quiere decir que no fuera insultandolo hasta el restaurante. No tengo pensado reconocerlo ante nadie, pero me vino genial cenar fuera y hablar de cosas que no tuvieran nada que ver con trabajo. Consegui desconectar al cien por cien, reirme, hablar con gente que llevaba tiempo sin ver, todo iba genial, y cuando nos dimos cuenta la cena habia terminado y yo estaba por retirarme cuando Hugo me dijo que fuera con el a por una cosa que se habia dejado en el coche. -- ?Desde cuando necesitas que te acompane al coche, ?que pasa? --Es que hoy es el cumple de Ruth, y, bueno, la noto mas receptiva de lo normal, ademas le compre un regalo solo mio para ella y queria darselo cuando venga con nosotros a la disco, venga tio, necesito que me ayudes. Por un instante no me gusto que me hubiera metido en un embolado asi, pero yo sabia que el estaba mas colado por Ruth de lo que reconocia y si podia hacer algo para poder sacarlo de la friendzone lo haria. Cuando volvimos un par de parejas se habian marchado y el resto ya habian decidido a donde ibamos. Nos repartimos en los coches y consegui que la cumpleanera fuera en el mio. Nada mas llegar al coche me di cuenta de que me habia "olvidado el movil en el restaurante" y fui a ver si todavia no me lo habia robado alguien. Les di diez minutos hasta que "casualmente" descubri que lo tenia en el bolsillo trasero del vaquero. Cuando llegue estaban los dos sentados en los asientos traseros muy juntitos. Ella con la cara roja y el con una sonrisa de oreja a oreja. Parecia que las cosas habian salido bien asi que me sente y conduje en silencio hasta la discoteca mientras ellos se decian cosas al oido y se reian. Senti una punzada de celos cuando los vi tan complices. No celos de Ruth, para nada, y de Hugo menos, yo quiero que sea feliz. pero yo nunca he conseguido conectar tanto con una tia. Es decir, no soy un santo, y he tenido sexo increible, pero ese vinculo, ese no poder sacar los ojos de una tia, esa sonrisilla tonta, ese aleteo de mariposas nunca lo he sentido. Quizas no todos estamos destinados al amor. O igual tengo unas expectativas muy altas. Igual la tia de mis suenos ha pasado por delante de mis narices y no me he dado cuenta. Llegamos al local y todos estaban en la puerta esperandonos. Sali del coche para explicar el retraso y todos miraron sin ningun disimulo a los dos tortolos que salian de los asientos de atras. No hicieron ningun comentario, pero sabia que cuando las chicas se fueran al bano o a bailar a Hugo le caeria un puteo de aupa, probablemente alguna palmadita en la espalda tambien. Pero sobretodo un puteo generoso. Asi que fui a por bebidas a la barra y los deje que fueran a escoger sitio. Con las manos llenas de bebidas me gire para buscarlos con la vista, y vi que habian juntado varias mesas bajas y sillones en una esquina de la pista de baile, en penumbra. Como llegamos directamente de cenar era temprano y no habia demasiada gente, pero hicimos acopio de sillones con cazadoras para los que faltaban por llegar, porque en una hora el local estaria de bote en bote. No pude evitar sonreir al ver a Ruth sentada en el brazo del sillon de Hugo y como disimuladamente "resbalo" hasta quedar totalmente sentada encima de las piernas de el. No paraban de hablar al oido e incluso en un momento me parecio ver que ella le mordia el lobulo de la oreja. Yo estaba sentado al lado, por eso podia ver el espectaculo de primera mano. Pude ver como ella aprovechaba que se colocaba la falda para pasar la mano por encima del paquete de mi amigo y se sentaba justo encima de el. Tambien vi como el habia aprovechado tambien para apretarle una nalga, desapareciendo sus dedos en las profundidades de su falda. Y cualquiera podia ver como el top de saten de ella marcaba sus pezones como si no llevara ropa, casi se podia distinguir la aureola de lo excitada que estaba. Yo no era el unico que me fijaba en el espectaculo que estaban dando y que habia conseguido que mi polla se pusiera morcillona. Uno no es de piedra y esos dos como no pararan pronto iban a acabar follando alli mismo. De hecho, si las miradas contaran, esos dos ya habrian consumado un par de veces.

  • Y si fuera cierto de Antonia J. Corrales

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    No recordaba haber viajado nunca en un tren tan arcaico. Era lento y destartalado, con asientos de madera vieja y eskay marron decolorado, sucio y aplastado por el uso. Aquel vehiculo parecia quejarse en cada tramo del recorrido. Al circular emitia un ruido metalico, constante y monotono que se asemejaba a un quejido. En cada curva que tomaba aparentaba partirse en dos, como si hubiese perdido algun anclaje y con el la posibilidad de seguir su curso por aquellas vias tan primitivas como el. Durante el viaje, a pesar de los traqueteos que dejaron mi espalda maltrecha, consegui dormitar. Aquel duermevela siempre desembocaba en una pesadilla que me llevaba una y otra vez a nuestro ultimo encuentro. A la imagen surrealista de las hojas de arce girando en el aire; rojas, de un rojo tan intenso como irreal. Y de ellas a su copa y a la mia. A la mirada de el, a nuestro silencio, a sus manos soltando las de ella. Al dolor que senti, al dolor que se tambien sintio el cuando nuestras miradas se cruzaron. Al abismo por el que se precipito nuestra vida en comun; al barranco por el que fue resbalando nuestra relacion hasta hacerse girones. A nuestras mentiras, a nuestros enganos, a sus sonrisas y mis lagrimas, al luto que acompano nuestras ultimas veladas. A aquellas noches marchitas, adornadas con rosas de petalos desprendidos y secos que se dejaban caer sobre el mantel blanco, junto a las copas de aquel vino tinto de reserva que dejamos de compartir. Los recuerdos de aquellos dias, los ultimos de nuestra relacion de pareja, se sucedian uno tras otro sin orden ni concierto, componiendo aquella pesadilla hasta que el tren brincaba sobre algun riel ligeramente dilatado y el salto me devolvia al interior de aquel vagon que olia a suenos rotos. Alli todos dormian. Lo hacian como yo, a intervalos cortos. Entreabrian los ojos y quejumbrosos intentaban adoptar una nueva posicion. Con la mirada perdida y desorientados volvian a cerrarlos a los pocos segundos, bamboleados por el traqueteo constante y molesto del vagon, al que acompanaba un chirrido que, a veces, se asemejaba a los acordes producidos por las cuerdas de un violin desafinado. Dentro de aquel vagon el presente parecia no existir, al menos esa fue mi sensacion, que todos estabamos inmersos en una extrana pausa que no terminaria hasta que el tren llegara a su destino. Antes de subir a aquel artilugio, que parecia haber regresado del pasado, me percate de que no llevaba mi ordenador, pero ya era demasiado tarde para regresar. Habia esperado mas de una hora sentada en uno de los bancos de aquel apeadero que, por su austeridad y decoracion decadente, parecia pertenecer a otro siglo. Cuando a traves de los altavoces indicaron la llegada del tren y fui a echar mano de mi equipaje comprobe que solo llevaba el trolley. No habia cogido el maletin con el ordenador portatil, ni la maleta con mi ropa. Arrecida y sola en aquel paraje que se me antojo inhospito, gelido, silencioso y demasiado solitario, me recrimine el despiste, las prisas con las que habia abandonado mi lugar de residencia. Me reproche haber permitido que mis sentimientos se antepusieran a la razon. Ser tan visceral siempre me habia dado problemas y dejar mi ordenador y la maleta con la mayor parte de mi vestuario en casa, era uno mas para anadir a la lista. Apenas recordaba lo sucedido la noche anterior, despues de salir del restaurante. Tampoco lo que hablamos Torcuato y yo. Sin embargo, estando segura de que hablamos, no conseguia recordar ni tan siquiera un gesto suyo, ni una palabra que apuntar; nada. Su ausencia era extrana, demasiado inusual y ello me llevo a suponer que, tal vez, le hubiese molestado mi marcha apresurada. Pero lo deseche porque le habia manifestado mi deseo de aceptar el trabajo y el se mostro receptivo; me apoyo. Entonces, ?por que no se habia despedido de mi?, me cuestione varias veces sin encontrar una respuesta. Todo parecia haber perdido sentido, como si aquello, lo sucedido en el restaurante, no hubiera ocurrido jamas. Sin embargo, la hoja de arce permanecia en mis manos, roja, brillante y esclarecedora; demostrandome que todo era real. Me marche de forma precipitada. Senti la necesidad de escapar, de huir. Aquel detalle era lo unico que recordaba con mayor claridad. La prisa; la necesidad casi vital de perderme, de no regresar a la casa, de no volver a verle, de no enfrentarme a una realidad que nos perseguia hacia tiempo y que ambos nos negabamos a aceptar. Mi falta de valentia ante aquella situacion inesperada, tan infrecuente como posible, permanecia fresca en mis pensamientos aranandome por dentro, haciendo que me sintiera mal. Recordaba una y otra vez sus ojos fijos en los mios y una inusual sensacion de ahogo. Aquella presion en el pecho que me impedia hablar y el sonido seco de la puerta de casa al cerrarse tras de mi, parecian adheridos a todos mis pensamientos. --Estas loca, como te vas a marchar a un lugar al que no llega ni la senal de la telefonia movil. No sabes quien es ese hombre, que tipo de vida lleva, ni tan siquiera si su identidad es real. Es una irresponsabilidad. Puede ser un paranoico, un perturbado o vete tu a saber--me dijo mi marido una semana antes, cuando le mostre el anuncio que habia recortado de la pagina de ofertas de trabajo de un diario nacional. --Imagino que habra algun pueblo cerca desde el que pueda comunicarme. Hoy en dia no existe ningun lugar tan alejado de la civilizacion, tan incomunicado. No dramatices, igual hasta te sientes mejor sin mi. Total, casi que va a ser lo mismo que ahora. No creo que me eches mucho en falta..., ni yo a ti -le respondi en un tono ironico al que no se enfrento. Nunca se enfrentaba a mis palabras si estas eran recriminatorias. Le dijese lo que le dijese el simulaba no escuchar si hacerlo le iba a suponer una discusion. Algo que a mi me ponia empirica y que tambien contribuyo a que nuestro distanciamiento fuese cada vez mayor. --No te das cuenta de que hasta el anuncio es, cuando menos, un poco raro. No hay ningun dato, ni direccion, solo un numero de telefono movil. Deberias cerciorarte de que todo es veraz antes de aceptar el trabajo. Tendrias que hacerlo, aunque solo fuese por responsabilidad. --Tu siempre has dicho que hay que arriesgar, arriesgar para ganar. Pues eso precisamente es lo que voy a hacer. Ademas, ?que tengo que perder?, mi vida es como un juguete roto, un puzle al que cada dia le faltan mas piezas... La llegada a la estacion fue tan brusca como los baches y desniveles que durante el viaje truncaban mis continuos intentos por descansar. El tren paro en seco. Fue como si sus ruedas metalicas y viejas se hubieran clavado en el suelo de golpe. El sonido que produjo, ferreo y estridente, parecio convertirlas en unas de hierro que se aferraron a las viejas vias, incrustandose en ellas y parandolo contra su voluntad. A pesar de aquel frenazo brusco e inesperado, del ruido agudo que invadio el vagon, nadie se movio de sus asientos, ni hizo un solo gesto de extraneza; solo me levante yo. En el apeadero me esperaba el, el hombre que me habia contratado para que escribiese su vida. Era alto, de complexion fuerte y cojeaba ligeramente de su pierna derecha. Vestia abrigo de pano gris. Sus manos estaban cubiertas por unos guantes negros de cuero. Llevaba la solapa del abrigo alzada y rodeandola una bufanda de lana negra. Su rictus era severo, como su planta, de aire castrense. Si no fuese por aquella sonrisa que me dio la bienvenida antes que sus palabras, habria pensado que no solo su vestimenta y sus ojos eran grises, su interior tambien. Me resulto intranquilizador comprobar que nadie mas que yo se apeaba en la estacion, tambien la aparente desolacion que rodeaba el lugar. Tal vez estuviera equivocada, quiza aquel viaje era una locura, un riesgo que no debia correr, pense mirando desconcertada hacia el vagon del que terminaba de bajarme. El tren comenzo a moverse paulatinamente, demasiado lento, como si quisiera y no pudiese coger velocidad. Una de las ventanas de mi vagon se abrio y la mujer que habia viajado frente a mi se asomo por ella. Saco su mano y dejo caer una hoja de arce que, llevada por el viento, llego hasta mis pies. Instintivamente busque en mi agenda la hoja de arce, la hoja roja del restaurante, pero no estaba. Debio caerseme dentro del vagon, pense. El se agacho, la recogio y con una expresion calida y entranable dijo: --Aqui hay muchos arces --senalo las montanas y el valle--, pero ninguno tiene unas hojas tan rojas como esta, parece de terciopelo. Puedo plastificarsela..., si quiere. La convertiriamos en un marca paginas perfecto-- afirmo ofreciendomela. >>Soy Santos, y usted debe ser mi biografa, Fabiola, ?me equivoco?...

  • Lo que te hace grande de Valenti Sanjuan Gumbau

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    Pense que correr servia para escapar. Asi empezo todo. Corria para escapar. Para dejar fantasmas atras. Huyendo de personas, sentimientos y decepciones que todavia ardian demasiado hondo como para poder meter el dedo dentro del cazo sin quemarte la piel hasta arrasarla. Sin arrancarla de cuajo demasiado pronto. Como cuando arrancas el Ironfix transparente de un libro de la escuela que estabas forrando y, al ver que queda una pequena burbujita, o que queda desencajado, intentas despegarlo y te llevas todos los colores que habia en la portada. Todos los rostros. Todas las miradas. Todos los recuerdos. Todos los todos. Un all included en toda regla. O como cuando arrancas un bluetag de la pared, porque la foto que aguantaba ya no debe estar ahi, ni en la pared ni en tu vida, y al quitarlo te llevas por delante medio centimetro de pladur. Porque la pared no era pared, y el recubierto de pintura era menos solido que lo que te unia a la persona de la foto que acabas de romper a pedacitos. Por eso corria yo. Solia hacerlo a todas horas. Corria por la manana, a mediodia, antes de comer o despues de hacerlo, a media digestion. Corria en ayunas, antes del amanecer, mientras la ciudad todavia no se habia despertado, como sintiendo que les estaba robando a todos unas cuantas horas de ventaja. Incluso puede que pensara que absorbia alguno de sus suenos, minutos antes de que se levantaran --os levantarais-- para ir a trabajar. Haciendole trampas al reloj, desactivando la cuenta atras para que no estallara la bomba. Corria a la hora de la siesta, o despues de hacerla, o mientras todo el mundo veia El diario de Patricia. Corria antes de hacer el amor, o recien follado. Corria habiendo merendado un zumo de naranja con cereales, o sin ganas de correr. Con las calles iluminadas por el sol, por farolas, o por nada. A ritmo de buena musica, de un podcast de radio o de mis propios pasos contra el suelo. Derecha izquierda, derecha izquierda, uno dos, uno dos, vamos vamos tira tira tira tira, vamos vamos vamos, de forma casi hipnotica. Corria mientras echaban futbol por la tele, aunque fuera la final de la Champions. O mientras el 90 por ciento de la gente de mi edad y en esa misma ciudad preciosa que es Barcelona estaba emborrachandose en el Razzmatazz o en el Apolo. Corria en verano, en invierno, en primavera o en otono. Incluso en epoca interestacional, si es que esto existe. Muerto de hambre porque aun tenia que cenar o jodido de frio porque ese dia diluviaba y habia salido a lo Sanjuan, es decir, sin un puto cortaviento. Y ni hablar de chubasquero: es lo que tiene la vida, que los chaparrones no avisan. El que avisa es el hombre del tiempo de las noticias, y no da una ni en pintura. Life is life, dicen en ingles. O <>, que dicen en mi barrio. Corria por la ciudad. Asfalto en vena. Como sintiendo que gastando suela gastaba dolor. Como creyendo firmemente, y juro por el de la religion y el de las biblias que es verdad, que a cada paso que daba, estaba un metro mas lejos de aquello que me atormentaba. Asi de ingenuo era entonces. Cuanto mas corras, mas habras huido. Cuanto mas corras, menos te perseguira el ruido. Corria por la carretera de les Aigues, un santuario que todo corredor que vive en mi ciudad venera como una especie de pulmon al que escapas cuando los archivadores verticales ya te han comido demasiado terreno y tienes el alma a media asta. O cuando la alegria que te caracteriza te obsequia con un minuto de silencio que dura dias. O Semanas. O meses. O con un cerrado por defuncion. Ahi es donde antes solia refugiarme: poca gente, vistas privilegiadas de las calles, hormigas que se mueven en plena ebullicion. Y tu, en medio de la montana. Lejos. Pero no tan lejos como para no ver todo lo que sucede. Cerca, pero no tanto como para no sentirte superior: estas por encima. Muchos metros por encima. Y a la tranquilidad que eso te da, hay que anadirle un inevitable sentimiento de superioridad: <>. Bueno, esto fue hasta que de repente ese templo, en una referencia casi biblica, se convirtio en un mercadillo de poca monta. O en una analogia mas nuestra: hasta que la carretera de les Aigues se transformo en las Ramblas. Corria por Collserola. Por la avenida Diagonal, arriba y abajo. Al lado de Sagrada Familia, donde vivia en ese momento. Y bordeando el mar que le da vida a la capital catalana. Siempre el mar. Siempre el romper de las olas. Siempre el vaiven del agua contra las rocas. Asi que fuera la hora que fuese, en algun momento de mis carreras, a medio sprint o recuperando despues de hacer series, olia esa libertad que venia manchada de Mediterraneo. Siempre ese olor a mar roto. A sal apetecible. A helado no dulce ni comestible, pero que te llena la boca solo con su aroma. Daba igual si era al amanecer. Por la tarde. A la hora de la siesta o a la hora del polvo mananero. Pero sobre todo corria de noche. Y los que habeis corrido de noche sabeis que correr de noche no es correr. O no es solo correr. Corria de noche. De madrugada, incluso. Porque la oscuridad de la noche oculta tu fragilidad ante la gente que te cruzas por la calle. Y eso ya es algo. Pero la soledad de la madrugada hace que no haya nadie por las calles que pueda juzgarte. Paz absoluta. Tranquilidad sanadora. Segundos que se convierten en minutos, que mutan en horas, que vacian tu cabeza y te recargan el alma. Cuantas mas horas corria, mejor me sentia. Cuanto mas sudaba, menos pensaba. Cuanto mas lloraba, menos recordaba. Cuanto mas escapaba, menos me alcanzaban. Mis fantasmas. Mis problemas. Mis horas turbias. Como si fuera un poema, en fondo y forma. La primera epoca en que sali a correr con regularidad, sin que eso tuviera nada que ver con un entreno o un objetivo deportivo, fue por una chica que me dejo. El tema de siempre. Mas viejo que Van Gogh, que se corto la oreja para mandarsela a una chica; mas gastado que Laura Pausini. Si, si, la de <>. Pues superalo, mujer, y no nos atormentes con tu musica. Y aun asi, cai en lo mismo en lo que caemos todos desde el inicio de los tiempos. Asi de previsibles somos. A mis veinticinco anos estaba convencido de que iba a ser la mujer de mi vida. Recuerdo que cuando me dejo por otro que trabajaba conmigo no podia evitar los ataques de panico. De inseguridad. Hasta tal punto que durante unos dias me sentia incapaz de hacer lo que llevaba ya siete anos haciendo: una simple entrevista. Un reportaje. Unas preguntas divertidas con el micro por la calle. Lo unico que me tranquilizaba en ese primer gran duelo que senti en mi vida era meterme en la cama abrazando su cuerpo desnudo. Pequeno. Menudo. Agarrable. Aunque, claro, despues de una primera noche sin ser novios pero durmiendo abrazados y desnudos, me di cuenta de que iba a ser peor el remedio que la enfermedad. Y sin pensarlo, sin que nadie me lo hubiera recetado, sin saber muy bien de donde lo saque ni por que, sin esperar que lo anunciara el hombre del tiempo, que de todas formas no iba a acertar, a la siguiente madrugada sali a correr. Corri toda la noche. Corri toda la madrugada. Corri por toda la madrugada. Un rato y paraba. No estaba demasiado en forma. Andaba y corria. Corria y me paraba. Lloraba y pensaba, y volvia a correr. Y a llorar. Y a parar. Y arrancaba de nuevo. ?A que? Pues a todo un poco. Y asi paso mi primera madrugada corriendo. Ese fue mi bautizo. Porque en cierto modo se puede decir que esa noche volvi a nacer. Y ese 25 de octubre de 2005 empezo una nueva vida para mi. Aunque en ese momento yo no lo sabia. De dia seguia hecho trizas. Porque mi cabeza pensaba. Porque mi corazon sentia. Porque mi alma anoraba. Y que cojones, porque me habia tirado la noche corriendo y llorando, y llorando y corriendo. O al reves. En esa epoca las hice bastante gordas. Eso si que eran sanjuanadas y no lo que hago ahora. Recuerdo que saliamos a tomar unas copas con los amigos. Al Jamboree, por ejemplo. De hecho, a cualquier local de la plaza Real. Salir, o estar fuera de casa, que no es lo mismo, me convenia. Porque a pesar de ser mi casa, mi casa no era mi casa si no estaba ella. Total, que, a la minima que podia, montaba un plan para salir a darlo todo. Aunque fueran solo unas horitas, para enganar al cuerpo y hacerle pensar que todo iba bien, y que al llegar a casa, una vez desnudo, despojado de problemas, y de noche, y de oscuridad, me meteria en la cama y ahi estaria la agarrable. La menuda. La que me acababa de dejar por un companero de trabajo

  • Lo tuyo es amor por narices de Iris T. Hernandez

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    ?Crees que el amor aparece de repente? ?Que el hombre al que llevas buscando toda tu vida puede aparecer de pronto ante ti, como si nada? Yo pensaba que no, hasta que supe que EL, en mayusculas, iba a ser el hombre perfecto, sin mas.

  • Absolutamente unica de Elena Garcia

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    Vanessa es una chica albina que sufre bullying en la universidad debido a su trastorno genetico. Aunque su mente es brillante, se ha visto obligada a cambiar de centro en varias ocasiones debido al acoso constante que recibe por parte de sus companeros.

  • La revolucion cultural nazi de Johann Chapoutot

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    La <> era en un principio para el nacional socialismo la simple transcripcion de la naturaleza: reverenciar a los arboles y a los rios, reproducirse, alimentarse, pelear como los demas animales, defender unicamente la propia horda… La desnaturalizacion se produjo cuando los semitas se instalaron en Grecia, cuando la evangelizacion introdujo el judeocristianismo y cuando finalmente la Revolucion francesa termino de instaurar construcciones ideologicas absurdas (igualdad, compasion, abstraccion del derecho…). Para salvar la raza nordico-germanica habia que operar una <>, volver a encontrar el modo de ser de los antepasados y hacer que de nuevo coincidieran cultura y naturaleza. Recreando asi el derecho y la moral fue como el hombre germanico creyo poder actuar de conformidad con lo que exigia su supervivencia. Gracias a la reescritura del derecho y de la moral, golpear y matar se convertian en legal y moral. A traves de aspectos como la lectura del estoicismo y de Platon durante el III Reich, el uso de Kant y de su imperativo categorico o la recepcion del derecho romano en Alemania, Johann Chapoutot pone de manifiesto como se opero la reescritura de la historia de Occidente y por que canales llegaron tales ideas a los actores de los crimenes nazis.

  • La tierra del viento de Javier Arias Artacho

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    A finales del siglo XIX, durante los ultimos anos de la Inglaterra victoriana, una joven muchacha se ve abocada a viajar hacia los confines del mundo despues de quedar huerfana. Se trata del sur de Argentina, casi el ultimo puerto habitado antes de alcanzar la Antartida. De Ushuaia, aquel pequeno y lejano enclave fundado por los misioneros anglicanos, solo sabe de asesinatos de colonizadores a manos de sus indigenas, pero tambien de la construccion de un poblado rodeado de una belleza tan inesperada como desconocida.

  • ?Te acuerdas de mi? de Martina Minkoff

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    Lila regresa a Espana tras estudiar la carrera en una universidad norteamericana. Ha cambiado mucho: ya no es la jovencita timida y acomplejada a la que dejaron plantada en la fiesta de fin de curso del instituto. ?La reconocera Javi, el mismo que le rompio el corazon en la pista de baile, hace mas de diez anos?

  • Chica Dura de Elena Romero

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    Angela no es una mujer cualquiera.
    Es una boxeadora profesional.
    Y muy prometedora.
    Hasta que necesito dinero. Mucho.

  • El Haren del Tibidabo de Andreu Martin

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    En la avenida del Tibidabo, por donde circula el viejo Tramvia Blau entre imponentes mansiones modernistas, se encuentra el Haren, un exclusivo prostibulo, muy popular ya en tiempos del franquismo: el mas lujoso de la ciudad, con puertas doradas, camaras de vigilancia, vitrales de colores, cortinajes y tapices, y repleto de refugios, con salas clandestinas y pasadizos secretos. Tan secretos como los misterios que esconden tambien muchos de sus protagonistas. Y es que Mili Santamarta, histrionico personaje y unico heredero de la saga familiar y regente del club, recibe la terrible noticia del hallazgo del cuerpo de su madre, asesinada con dos tiros en la nuca. Junto a Sancha, su madre adoptiva y mano derecha del burdel --y tambien traumatizada por la muerte de su hijo anos atras--, emprenden un largo camino para aclarar los hechos y encontrar una verdad que, al final, supondra una caja de sorpresas, con desaparecidos, traficantes de mujeres, listas inesperadas, sectas satanicas, rituales de vudu, clubes sadomasoquistas. y muchos muertos. Con esta novela, la voz imperecedera de Andreu Martin vuelve con una dura historia, violenta, pero con buenas dosis de ironia y humor, con giros constantes que inyectan un ritmo vertiginoso en el que apenas queda espacio para la pausa, y ahi el lector se convierte casi en un personaje mas dentro de una trama donde cada detalle cuenta.

  • Rescate en Berlin (Amor y Guerra 2) de Alexis J. Regnat

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    Estar “quemado”, tampoco iba a resultar tan malo para el capitan en la reserva Anthony Daylight Strieber.
    Ya no podia volver a primera linea del servicio britanico de “los informadores”. Era un hombre de treinta que llevaba mas de doce anos sin un solo dia de descanso en su trabajo. Ser el instructor y entrenador de futuros agentes, era un trabajo agradable, le hacia compartir sus vastos conocimientos y ejercitarse a diario fisicamente, con jovenes con muchas ganas de luchar.

  • Cicatrices inutiles de Juan David Morgan

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    En 1989 Estados Unidos intervino militarmente en Panama para acabar con el gobierno dictatorial de Noriega, antiguo colaborador de la CIA. Cicatrices inutiles es la novela sobre este evento fundamental de la historia reciente de America Latina.

  • Enterrad a los muertos de Louise Penny

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    Tras Una revelacion brutal y Enterrad a los muertos, este nuevo caso del inspector Armand Gamache es la tercera obra publicada en castellano de una de las series policiacas mas galardonadas y celebradas por la critica internacional. Ganadora de un Anthony Award y elegida mejor novela negra del ano por The New York Times Book Review, El juego de la luz es una nueva leccion magistral de la gran dama canadiense del crimen. Clara Morrow lleva muchos anos trabajando en el mas absoluto anonimato como pintora aficionada en Three Pines, un tranquilo pueblecito de las afueras de Montreal.

  • Como caida del cielo de Maya Alvarez

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    Un hombre sexy y encantador, ligado a la riqueza y la television se topa con una chica dulce, normal y que despierta todo su interes. Juntos es imposible evitar la conexion y el deseo.
    Una historia de amor en medio de una falsa realidad.
    Cada dia se convencen mas de que no quieren separarse, pero hay una vida que vivir. Se ven obligados a huir del escandalo y la locura, para vivir su propio sueno romantico y erotico.
    ?Podran lograrlo? ?Podran superar la ambicion de la television y los enredos?
    ?Sera amor verdadero?

  • Mi riesgo eres tu de Lauren Davies

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    Estaba mas que cansada de mi rutina, necesitaba algo que le diera emocion a mi vida. El ascenso en mi trabajo me hizo dar el primer paso: apuntarme a barranquismo ?Por que? Porque yo soy asi de impulsiva. Esa decision le da un giro a mi vida y, gracias a ella, conozco el amor. Mi dia a dia se convierte en la aventura que queria, llena de amor y secretos.

  • La chica que perseguia copos de nieve de Anina Roma

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    Una novela romantica sobre segundas oportunidades en el amor que leeras en menos de dos horas.

  • Aqui se quisieron Carla y Nico de A. M. Irun

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    Porfi, porfi, porfi… --rogaba Tere con insistencia. Carla suspiraba mientras daba saltitos de impaciencia sentada en la silla. --Ay, Tere, es que no se. --El plan es perfecto. Un finde en la playa, buena compania, tres noches durmiendo con tu churri… ?Que mas se puede pedir? --Pues que no tenga que hacerme pasar por la novia de nadie, por ejemplo. --A ver, que no te estoy pidiendo que te acuestes con Marcos, solo que le ayudes un poco. Creo que el intercambio es mas que justo. Tere y Carla estaban tomandose algo en una cafeteria de Malasana. Todas las mesas y sillas eran diferentes unas a otras, y parecian sacadas de la casa de las abuelas de los duenos del bar. Si hubieran puesto unos tapetes de ganchillo en las mesas no habrian desentonado en absoluto. Las chicas habian quedado ahi porque Tere tenia una propuesta para Carla. --Es que me parece muy raro. No se si quiero participar en eso --se justifico Carla. --No es nada raro. Es muy sencillo. Marcos quiere pasar el puente de agosto con su novio Fer, pero no puede decirle a sus padres que se va por ahi con un chico porque ya estan con la mosca detras de la oreja y no son nada abiertos. Ademas, en Gandia esta medio Madrid. No seria raro que coincidieran con algun conocido. Por eso, nos pidio a Rai y a mi que les acompanaramos. Pero Marcos seguia pensando que irnos de vacaciones tres chicos y una chica chirriaba tambien... --Y es ahi donde entramos nosotras --concluyo Carla. --Exacto. La familia de Fer tiene un apartamento en Gandia. Nos invita a todos con tal de estar con su novio. --Muy generoso por su parte. --Quiere mucho a Marcos --apunto Tere. Carla se reclino sobre la silla de enea y el mimbre crujio bajo sus posaderas. --?Y por que ir mas alla haciendonos pasar por sus novias? Que le diga a sus padres que vamos un punado de gente y ya esta, ?no? Tere aspiro con los labios formando una u. --Ya… --Tere se inclino sobre la mesa y poso sus generosos pechos en ella--. Por las fotos --dijo por fin como si estuviera revelando un secreto de la CIA. --?Que fotos? --Las que os tendreis que hacer para subirlas a las redes sociales. A Carla se le cayo la cabeza y miro a su amiga por debajo de las cejas. --?Perdona? --Porfi, porfi, porfi --dijo Tere con las manos unidas por las palmas. Al llevarse las manos a los labios, los brazos se cerraron sobre el pecho empujandolo hacia arriba y distrayendo a Carla. --Fotos… ?para que? --pregunto Carla haciendo verdaderos esfuerzos para no fijarse en las tetas de su amiga. --Solo un par. Ya sabes como va esto del postureo. Ya hay muchos companeros del equipo de rugby de Marcos y Rai que preguntan donde van, con quien… ?Sabes? Pues nos hacemos unas fotos de grupo y que la gente de por hecho que sois sus novias. Ya esta. No os pedimos nada mas. Carla se rasco la frente. --No se, Tere… --Salis ganando. Apartamento gratis. Y tres noches de amor. Los ojos de Carla se perdieron bajo su ceno fruncido. --Nico trabaja, no se si podra ir. --La iremos a buscar a la salida del curro y nos iremos desde alli a Gandia. --Igual no quiere participar en este teatrillo. --Por lo poco que conozco a Nico, hara lo que sea con tal de pasar mas tiempo contigo. --A ver, yo la conozco mejor, ?no? --salto Carla ofendida. La espalda de Tere se tenso. --Perdona, no queria insinuar eso. Solo que seguro que estara deseando pasar alguna noche contigo. --Eso es lo que mas me preocupa --Cuando Carla se dio cuenta de que habia dicho aquello en voz alta quiso que se le tragara la tierra. Tere se irguio de sopeton. --?Va todo bien entre vosotras? Carla suspiro con pesadez. --No tenia ni idea de que estuvierais mal, Carla --dijo Tere alargando la mano para coger la de su amiga--. Se os ve tan enamoradas… --No, no es eso. Tere respiro aliviada. --?Que ocurre entonces? Carla evito la mirada de su amiga. --Carla… Puedes contar conmigo. Tere acariciaba la mano de Carla con delicadeza. Carla se quedo ensimismaba en el tacto de los dedos de su amiga sobre su piel. --No nos hemos acostado todavia --dijo Carla. Su amiga asintio. --No es gran cosa. ?Cuanto llevais? ?Dos meses? --Si, un poco menos. --Es normal, Carla. No pienses nada raro. Le gustas. Mucho. Se ve a la legua. Pero es dificil encontrar el momento y, sobretodo, el lugar --dijo. Seguido, levanto la mano y dio una palmada--. Por eso este trato os viene de perlas. Asi podreis hacer el amor tranquilas. --!Pero es que yo no quiero! --confeso Carla por fin. Tere ladeo la cabeza enfocando con la oreja hacia la boca de su amiga para que le llegara algun eco que le corroborara lo que acababa de oir. --?Por que? --pregunto incredula. Carla enmudecio. Agarro su taza de cafe y le dio un par de vueltas. --?Pero tu has visto a Nico? --insistio Tere--. Esta guapisima, es un cielo, y le gustas un monton. --Pero yo no --dijo Carla en un susurro. --?Tu no que? Carla miro de frente a su amiga. --Yo no me gusto. --?Y ahora eso por que? --quiso saber Tere--. Precisamente ahora que tienes pelo, que tienes color en las mejillas, que tienes musculo en las piernas… --!Que ya! --le freno Carla. --Que ya nada. A mi no me vengas con complejos. Lo que hubiera dado yo por tener tu cuerpo. --?Cicatriz incluida? --le dijo Carla con mirada desafiante. Tere freno en seco y se agarro a la mesa. --Es por eso. --Si, es por eso. Las dos quedaron en silencio unos momentos. --Es solo una cicatriz, Carla. No le des mas importancia de la que tiene. --Es enorme. Ademas, no le puede dar el sol. Otro motivo mas para no ir a la playa. --Puedes ponerte un banador. Creo que se ponen de moda otra vez. --Con lo palo que soy tengo que estar preciosa en banador -- dijo Carla con ironia. Tere levanto el culo de su silla y la acerco hasta Carla. Le agarro la cabeza y la apoyo en su pecho. --Vendreis. No hay excusas. Las dos sabian que el argumento de la cabeza de Carla en los pechos de Tere era irrefutable. La cama de Carla estaba llena de ropa desordenada que iba lanzando desde el interior del armario. Eligio una camiseta, la desplego y la puso delante de sus narices. --!Que horror! --dijo, y la lanzo a la montana de camisas y camisetas que habia sobre su cama. Volvio a meter la cabeza en el armario en busca de algo que ponerse. Tan enfrascada estaba en la tarea que no escucho el timbre de la puerta. Unos segundos despues, su madre entro en su habitacion y Carla se sobresalto al oir su nombre. Del susto golpeo con la cabeza en el estante superior del armario. --Joder, mama, !que susto! --Lo siento, carino, pero es que Nico ya esta aqui. Carla miro incredula su reloj de muneca. --?Ya? Su madre permanecia bajo el umbral de la puerta esperando indicaciones.

  • Una vez mas de Holly Evans

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    He estado enamorada antes hasta que todo se desmorono bajo mis pies y todo lo que me quedaba era un corazon roto lleno de verguenza y culpa. En el momento en que vi a Connor, me dejo sin aliento. El es atractivo, inteligente y encantador. La verdad es que alguien como yo no merece el amor. Lo tenia y lo arruine. Pero Connor esta arrasando mis defensas y no se rinde sin intentarlo.
    Me hace olvidar.
    Dice que el tampoco se ha sentido asi nunca.
    Pero el pasado siempre llama a la puerta antes de lo que menos te lo esperas.

  • Trieste de Dasa Drndic

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    Haya Tedeschi espera junto a un cesto repleto de cartas, fotografias, recortes, versos, testimonios, listados… A los ochenta y tres anos, su historia, reflejo de un pasado turbulento, se ha quebrado ya en mil pedazos que Haya repasa uno a uno: la infancia en Gorizia, en el seno de una familia judia multilingue, Trieste y el ascenso del totalitarismo, los anos de juventud, el cine y el primer amor. Pero tambien estan la guerra, los trenes cerrados y los campos de exterminio, como la antigua arrocera de San Sabba, de la que dia y noche salian humo y ceniza que se transformaban en un barro negro en el que jugaban los ninos. El mismo barro donde hubiese jugado su hijo de no haber sido secuestrado para formar parte del siniestro proyecto Lebensborn de Heinrich Himmler.
    Haya Tedeschi espera el reencuentro con su hijo y, mientras lo hace, desmenuza la compleja marana de su vida revelando la fragilidad de la memoria y las limitaciones de la Historia, que nunca pueden agotar la realidad. Asi, poco a poco, se va componiendo el rompecabezas de esta obra, en la que la autora entremezcla magistralmente realidad y ficcion para, con un impactante manejo del lenguaje, ofrecernos una cruda cronica de las profundas heridas que la Segunda Guerra Mundial ha dejado en Europa.

  • Todas mis canciones son para ti de Cristina Gonzalez

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    Gracias a un golpe de fortuna, Leire puede dejar su trabajo, irse a vivir al centro de Madrid y dedicarse a su pasion: cantar. Y disfrutar de la vida, claro. Una noche van a ver actuar a Aaric Lodge, un famoso cantante del que Leire ha grabado una version para su canal de YouTube. La noche del concierto, Leire sube al escenario a reganadientes y cantan juntos. Es todo maravilloso. hasta que Aaric besa a Leire delante de todos y sin pedirle permiso. Furiosa, Leire le suelta un bofeton. Desde ese momento, la tranquila vida de Leire cambia por completo: las fans de Aaric la asedian por las redes sociales, se vuelve famosa a su pesar y Aaric le propone grabar un tema con el. Y eso solo es el principio. ?Podra Leire resistir la tremenda quimica que hay entre ambos?

  • El reino destrozado (Los Royal 5) de Erin Watt

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    Tragedia. Trampas. Traicion. Nadie puede escapar de los Royal

  • Un Cowboy por Navidad de Tess Curtis

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    La Navidad para Tyler Davis no es la mejor epoca del ano. Su unico plan es aislarse durante al menos quince dias, por segundo ano consecutivo, en su cabana en medio de la nada y pasar el tiempo en soledad.
    Ashley Jones ha decidido retirarse durante las vacaciones a un tranquilo hostal junto a un precioso lago de Montana. Necesita superar los malos recuerdos de la Navidad anterior, cuando su corazon se rompio en mil pedazos, al igual que su autoestima.
    La Navidad y una tormenta de nieve se alian provocando que ambos tengan que compartir techo durante las fiestas en la cabana del cowboy. La atraccion entre los dos es mas que evidente y hace que vuelvan a creer en las segundas oportunidades y la magia de esta maravillosa epoca del ano.

  • Inmemorian de Ismael Santiago Rubio

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    Ano 2093. Fisher Dantakis, presidente de Inmemorian, anuncia mediante una rueda de prensa a nivel mundial, que abarata los servicios de grabado y contacto con las consciencias de los que ya no estan. La vida de Marc cambia por completo cuando decide cargar la consciencia de su tio Sebastian en la domotica de su apartamento, y esta le confiesa que no fallecio de muerte natural, sino que fue asesinado.Con la ayuda de Ron Blake, un detective anclado en el pasado, investigaran el caso en una epoca donde la realidad virtual y la inteligencia artificial nos permiten viajar mas alla de la muerte.

  • Nadie nos separara jamas de Sophie Saint Rose

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    Charlotte Harlow volvia a casa despues de estudiar su carrera de medicina para encargarse del consultorio del pueblo. Sorprendio a todos al anunciar que se habia comprado la Mansion Howard, por la que medio pueblo estaba fascinado. Un nuevo vecino que aparentemente no la tragaba, era lo que la fascinaba a ella…

  • Ocho noches blancas de Andre Aciman

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  • Mary Ventura y el noveno reino de Sylvia Plath

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    Un relato inedito de Sylvia Plath, la escritora que sigue fascinando generacion tras generacion, ilustrado por Monica Bonet y con epilogo de Mariana Enriquez.

  • Trenes nocturnos, Barbara Wood de Barbara Wood

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  • Racer (Real 5) de Katy Evans

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    Racer Tate, el hijo de Remington Tate y Brooke Dumas, es adicto a la adrenalina que corre por sus venas cuando conduce. Es sexy y misterioso, y cuando Lanie se cruza en su camino, una cazatalentos profesional e hija del jefe de la escuderia, saltan las chispas. Pero la relacion entre ellos no es facil: porque cuando el deseo lo supera todo, los secretos y los miedos corren el riesgo de interponerse entre los dos.

  • Hechiera de Clara Ann Simons

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    Tras la oscuridad, abro los ojos y me veo rodeada de varios hombres de aspecto fiero, vestidos con extranos atuendos como si se hubiesen escapado de algun documental sobre la Edad Media. La cabeza me da vueltas y apenas soy capaz de mantener el equilibrio. Joder, si esto es un mal sueno seria un buen momento para despertarse. Desenvainan grandes espadas con una rapidez sorprendente, profiriendo gritos amenazantes que apenas soy capaz de comprender hasta que otro hombre, mejor vestido que el resto y sentado en una gran silla de madera, indica levantando una mano que se detengan. --!Explicate!--ordena con voz ronca el hombre que se sienta en la pesada silla. Petrificada, permanezco en silencio por unos instantes, eligiendo bien mis palabras antes de contestar. Una tarea complicada porque ni yo misma se lo que ha ocurrido, asi que dificilmente puedo explicarlo de una manera minimamente coherente. --No creo poder explicar lo sucedido--respondo timidamente mientras coloco detras de mi oreja un rebelde mechon de pelo--caminaba por el bosque y no estoy segura de lo que ha pasado, pero creo que accidentalmente debi cruzar algun tipo de... En ese momento detengo mi explicacion. No solo es cierto que no se lo que ha pasado, sino que si utilizo las palabras "portal a traves del tiempo" estoy segura de que complicare aun mas las cosas. Sin embargo, por mas que mi mente se niegue a admitirlo, es la unica explicacion que encuentro, por disparatado que sea mi razonamiento. Me gustaria que no fuese asi, quisiera pensar que sigo en algun tipo de sueno, aunque ya tardo mucho en despertarme y todo esto me parece demasiado real como para tratarse de una pesadilla. Recuerdo la extrana puerta de piedra que habia encontrado en el bosque entre la neblina, los inexplicables dibujos tallados en su arco que por algun motivo me resultaban familiares y, sobre todo, el sentimiento de asfixia al cruzarla como si alguna fuerza extrana y muy poderosa estuviese estirando mi cuerpo. Y mas tarde, el vacio hasta aparecer en este lugar. Joder, !que estupidez! Los portales a traves del tiempo no existen, son solo un invento de las peliculas de Hollywood y de escritores locos. --?Donde estoy?--pregunto aturdida mientras mi cabeza sigue buscando en vano alguna explicacion que pueda resultar minimamente logica. Los hombres que me rodean se miran unos a otros extranados y la sensacion de panico crece por momentos en mi corazon al escuchar sus fuertes risas. Mi mente empieza a contemplar con mayor detenimiento la posibilidad de haber cruzado realmente un portal temporal a pesar de mis vanos intentos por descartar esa teoria. En ese caso, habria aparecido de improviso en el medio de aquella enorme habitacion como por arte de magia. --?He cruzado esa puerta?--pregunto con un hilo de voz senalando una pesada puerta de madera y forja que se encuentra a mi derecha, provocando una nueva carcajada en aquellos soldados. --No, has aparecido de repente frente a ella--contesta el hombre que se sienta en la gran silla de madera que por momentos parece estar divirtiendose a mi costa. Abro la boca un par de veces para decir algo, pero las palabras se me escapan y todo lo que puedo hacer es quedarme mirando a ese hombre que se acaricia la barba negra mientras me mira entre curioso y entretenido. --?Por que vistes esos extranos ropajes?--pregunta el hombre de pronto rompiendo el incomodo silencio--pareces proceder de tierras distantes. Observo mi ropa; desde luego, mis pantalones vaqueros y la camiseta negra no parecen encajar muy bien con las prendas que visten esas personas, y las zapatillas de deporte menos aun. Al menos, el hombre de la silla ha pedido a los demas que envainen las enormes espadas, con lo que no parece que me consideren una amenaza y eso ayuda a que me tranquilice un poco. --Pareces confusa--exclama el hombre de la pesada silla--empecemos por el principio, estas en presencia de Uther Pendragon, heredero al trono de Camelot y, ?tu eres? --Ana...de...de otro sitio--contesto luchando por sacar las palabras de mi boca ante la sorpresa que me provoca lo que ese hombre acaba de decir. La posibilidad de haber atravesado algun tipo de portal en el tiempo parece cada vez mas real; eso o me he vuelto completamente loca, y no se cual de las dos opciones prefiero. --Muy bien, Ana de otro sitio, quiero que me expliques lo mejor que puedas como has aparecido aqui. Observo que estas confusa, pero no debes temer, no te haremos ningun dano siempre y cuando tus intenciones no representen un peligro para la corona o para el reino. Te ruego que trates de aportar una explicacion, por extrana que te parezca, para que podamos terminar con todo esto cuanto antes--explica el hombre de la pesada silla de madera en tono pausado. --Creo que he atravesado algun tipo de portal o agujero en el tiempo-- admito del tiron cerrando los ojos sin atreverme a mirar su rostro. Para mi sorpresa, Uther Pendragon no parece demasiado asombrado con mi contestacion, simplemente cambia de postura sobre la gran silla de madera y, ladeando la cabeza, prosigue con su interrogatorio. --Y, ?como se supone que has atravesado ese portal o agujero en el tiempo al que haces referencia?--inquiere con calma acariciando de nuevo su barba negra. --Lo cierto es que no lo se, caminaba por el bosque y, de pronto, me encontre con una extrana puerta de piedra con forma de arco que parecia estar rodeada de una inusual neblina. Al detenerme a observar los simbolos grabados sobre las piedras que la formaban, una poderosa fuerza comenzo a tirar de mi cuerpo como si lo estuviese estirando, me vi envuelta en una profunda oscuridad y, de pronto, apareci en esta sala. Supongo que no me crees, ?verdad?--pregunto encogiendome de hombros. Nada mas terminar de hablar, los hombres que me rodean se inquietan y uno de ellos parece acercarse mas a mi con gesto amenazante, hasta que Uther le hace una sena con la mano para que se detenga. --Debes referirte a mi como "su majestad" o "mi senor" y hablarme en modo formal. Asumo que vienes de tierras extranas, Ana de otro sitio, y te lo perdonare por esta vez--explica el heredero al trono sin perder la calma--y ahora, por favor sigue contestando a mi pregunta. --Perdon, su majestad--respondo tragando saliva--como le iba diciendo, me encontre con esa extrana puerta y apareci en este lugar, no comprendo lo que ha pasado, supongo que fue simplemente casualidad. Imagino que si abro esa puerta y la atravieso no volvere a mi hogar, mi senor... su majestad-- pregunto nerviosa senalando la gran puerta de madera y forja que tengo a mi derecha, ante la sonora carcajada de los hombres que me rodean. --Te llevara al pasillo principal del castillo, pero te animo a probar-- bromea ironico el heredero al trono provocando de nuevo las risas en sus secuaces.

  • Contad hombres vuestra historia de Alberto Savinio

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    Este libro, el mas famoso de Savinio y para muchos su obra maestra, fue publicado por primera vez en 1942 y, sin embargo, su esencia permanece inalterada a pesar de los anos. El artista italiano se propone resucitar el arte extinguido de un gran pintor como Holbein, cuya grandeza consiste en captar la impura materia de la que esta hecha la vida y la esencia del personaje retratado de un modo tan vivido que perdure eternamente. “Contad, hombres, vuestra historia” es la personal galeria de retratos con que Savinio quiere inmortalizar, sirviendose de la prosa, a una serie de variopintos personajes-desde Isadora Duncan o el torero Antonio Bienvenida, hasta Nostradamus o Julio Verne-a los que insufla vida su mirada imaginativa, autenticamente penetrante, piadosa y despiadada a un tiempo.

  • Nico, por favor de A. M. Irun

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    Recuerdo como le conte a Raul que creia estar colada por una chica. Estabamos en la biblioteca de la Facultad. Ambos cometimos la insensatez de querer convertirnos en periodistas y desde que nos conocimos durante el primer dia de carrera ya no nos hemos vuelto a separar. Estabamos sentados frente a frente, con un monton de folios y fotocopias esparcidos por la mesa, subrayabamos y haciamos anotaciones al margen de nuestros apuntes. Cualquiera que nos hubiera visto desde fuera hubiera pensado que estabamos estudiando, pero un zoom a la mesa habria revelado que las notas al margen eran monigotes y el subrayado localizaba palabras a lo largo del texto con el que formar nuevas frases. Raul me paso un folio con su subrayado especial. Lei las palabras resaltadas: “Esto es… un… sopor”. Me rei y la bibliotecaria me chisto pidiendo silencio. Nos quedamos mirando un momento y Raul pudo ver como mi gesto cambiaba, me mordia el labio y le miraba con preocupacion. --?Que te pasa? --susurro Raul. La bibliotecaria volvio a chistar. Alcance mi movil, reflexione durante unos segundos y le escribi un mensaje. “Creo que me he enamorado”. Cuando Raul lo leyo no pudo contener la sonrisa y se recoloco en el asiento. “Vamos a la cafeteria y me lo cuentas”. Envio el mensaje y me miro. Negue con la cabeza. “No podria contarte esto en voz alta”. Raul escribio a toda velocidad. “?Por que?”. Volvi a morderme el labio. Los pulgares me temblaban. “Porque es una chica”. Escribi lo mas rapido que pude y le di a enviar sin pensarlo dos veces. Los ojos de Raul se abrieron como platos. En ese momento, se le pasaron mil cosas por la cabeza, como mas tarde me confesaria. Que si ya sabia que me iba el rollo bollo, que si pobre de mi, que si pobres de mis padres, que si ahora voy a vivir como yo quiero. Tardo unos segundos en volver a escribir. “Vale. Me lo cuentas cuando quieras :)” Sabia que necesitaba tiempo, que primero tenia que asumirlo yo para poder contar mi historia. Pero tambien sabia que Raul no iba a dejar que me lo callara mucho tiempo mas. H a b ia a bie rt o u n a r e n dij a d el a r m a rio y la lu z m e c e g a b a , p e r o la b ris a q u e e n t r a b a p a r e c ia d ulc e y s u a v e. Capitulo 2 La chica del metro Lo que no recuerdo muy bien es cuando me fije en esa chica. Simplemente, un dia la vi. Bueno, ya la habia visto varias veces antes como parte de ese elenco de extras que me acompanan todas las mananas en el metro y que me dan cierta sensacion de seguridad y casi familiaridad. Pero un dia, no se cual, la mire. Ya he comentado que tiene ese tipo de belleza que solo muestra a quien ella quiere, asi que es probable que fuese ella quien eligiera el dia para mostrarse a mi. Y yo pique. Un dia tras otro. Suele calzar zapatillas de deporte. Alguna vez botas. Siempre vaqueros y una cazadora azul marino con capucha y con pinta de ser muy calentita. Nunca la he visto con el pelo recogido. Lo lleva suelto, negro y de un liso que solo puede ser recien planchado. Y solo en una ocasion, la he visto con gafas, asi que supongo que de normal usa lentillas. Me sudan las manos. Las tengo metidas en el bolsillo de la cazadora y manoseo el papel doblado con mi nombre y mi numero de telefono. Las saco para que se sequen. Tomo aire. Llega un tren y miro el reloj. No es este. Dejo que el mundo entre y salga mientras yo apoyo la espalda en la pared de la estacion. El siguiente tren llegara en dos minutos, anuncia el cartel luminoso. Visualizo la situacion. Siempre me viene bien cuando estoy nerviosa. Bajamos en la misma estacion, con un monton de personas mas porque es un punto neuralgico de la red de metro. Me hare un hueco entre la gente, le tocare el hombro y le dare el papel. No creo que le diga nada. Estoy segura de que lo entendera. Tendria que haber traido un libro, meterle el papel entre las paginas y decirle que se le habia caido o algo asi. Normalmente va con los auriculares escuchando musica y moviendo los labios mientras canta tan bajito que ni su nariz podria escucharla, pero la he visto alguna vez con El senor de los anillos. Muy pocas veces. Seguro que lo coge con muchas ganas por las mananas pero luego se arrepiente de cargar con semejante tocho en la mochila todo el dia. Durante todo este tiempo he estado inventandome una personalidad para ella. Me imagino haciendo escapadas de fin de semana con ella, alquilando un coche y discutiendo por que musica poner (a mi me gusta Lady Gaga y a ella Kings of Leon). Estudia Fisioterapia o Educacion Fisica porque siempre le ha gustado el deporte, sobretodo el balonmano. Seguro que es una buena extremo: delgada pero musculosa y agil. El eco del tren que llega por el tunel me saca de mi mundo de fantasia y noto que algo me hace sombra repentinamente. Cuando levanto la vista, veo a un equipo de jugadores de baloncesto que se van a meter en mi mismo vagon. Nuestro vagon. No, no, no, no. No puede ser. Son como torres enormes y estan especializados en hacer bloqueos y pantallas. Me van a joder el plan. Les miro con odio pero apenas perciben mi existencia desde sus dos metros de altura. Mierda. Capitulo 3 El parto Una vez la chica del metro se sento junto a mi. Casi se me salio el corazon del pecho. Incluso ahora mientras lo recuerdo estoy empezando a tener palpitaciones. Yo habia encontrado un asiento libre en nuestra zona del vagon y me lance a el. Habia salido a correr el dia de antes despues de mucho tiempo sin hacerlo y no podia con mi vida ni con mis muslos. Estaba tan cansada que me daba igual si la chica del metro subia o no. Pero subio y, llamalo casualidad, llamalo destino, la senora que estaba sentada a mi izquierda se levanto y salio del vagon, por lo que la chica aprovecho y se sento a mi lado. Tarde un poco en darme cuenta de eso. Como digo, estaba agotada y todavia era martes. Como hoy. Levante la vista y me vi reflejada en la ventana de enfrente. Al estar en un tunel, la ventana se habia ennegrecido y hacia de espejo. Entonces la vi sentada a mi lado, aunque mirando hacia otro lado. Me quede paralizada, como si tuviera a un doberman salivando y mostrando sus dientes afilados justo en mi oreja. Llevaba los auriculares, como siempre, tenia una mano apoyada en la barandilla junto a su asiento y la otra en su muslo derecho que estaba a un dedo del mio. Sin pensarlo dos veces, hice desaparecer esa distancia y pegue mi muslo al suyo. El calor me inundo. Era agradable y horrible a la vez. Se me acelero el corazon y empece a respirar de manera entrecortada, pero no separe el muslo y ella tampoco lo retiro. Veia por la ventana que ella seguia mirando hacia el otro lado, pero su mano derecha ganaba terreno milimetro a milimetro en su muslo, hasta que su dedo menique rozo mi pierna. Quise gritar, quise abrazarla, besarle. No dejaba de sonreir. Entonces, como ahora, alguien interrumpio el momento. Una embarazada habia puesto su bombo justo delante de mis narices y carraspeo un par de veces. Pille la indirecta y le cedi el asiento. La muchedumbre y mi estado de estupor hicieron el resto y me deje arrastrar hacia el fondo del vagon, lejos de aquel menique. Maldije a todo el tren, embarazada y bebe incluidos, de la misma manera que ahora maldigo al equipo de baloncesto que tengo delante y que no paran de reir y hablar muy alto (en todos los sentidos) y que apenas me dejan ver la puerta de entrada por la que tiene que hacer aparicion mi chica. Mi chica. Siento hormigas en el estomago cada vez que lo pienso. Llegamos a su parada y entra puntual al vagon. La veo entre el poco espacio que hay entre los cuerpos de los jugadores y veo que tambien le sorprende y le fastidia de alguna manera su presencia, pero no alcanza a verme. Pienso que en algun momento se iran y tendre via libre para mirarla. Pero no. Permanecen en el vagon durante todo el trayecto y se bajan en la misma parada que nosotras y que la mayoria de la gente. Avanzamos en manada, casi arrastrandonos y empujandonos unos a otros. Los jugadores de basket estan en todo momento entre la chica del metro y yo, haciendome pantalla. No puedo hacerme un hueco de manera elegante. Tendria que empezar a dar codazos o escurrirme de manera poco natural entre la gente. Veo que se escapa, que es arrastrada por la masa a lo largo del intercambiador hasta que el camino se bifurca y ella toma una salida y yo la otra. Me niego. No he reunido todo el valor que tengo y que no es mucho para que al final me vuelva a casa con las manos vacias. Me doy media vuelta y lucho a contracorriente para seguir los pasos de la chica. Tengo que darle el papel como sea. !Como sea! Parece un parto. Sudo. Empujo, la gente me mira mal, me pisa. Yo tambien piso y pido perdon cada dos pasos. Conforme avanzo, noto que la masa se hace menos densa, que hay mas hueco, y respiro aliviada. Corro hacia la otra salida, busco con la mirada a la chica y la encuentro subiendose a otro tren. --!Espera! --le grito. Ha sido una tonteria gritarle, lo se, me ha salido de muy adentro, de donde salen las cosas sin sentido. Pero la chica se gira y me ve. Le saludo con la mano y con la sonrisa mas bonita que tengo, pero nada mas. Estoy paralizada. La empujan hacia el interior del vagon y ella me mira con gesto triste. Le miro extranada y ella niega con la cabeza. El tren emprende la marcha y desaparece de la estacion.