• libro el odio que me das - Angie Thomas

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    Starr es una chica de dieciseis anos que vive entre dos mundos: el barrio pobre de gente negra donde nacio, y su escuela situada en un elegante barrio residencial blanco. El dificil equilibrio entre ambos se hace anicos cuando ella es testigo de la muerte a tiros de su mejor amigo, Khalil, a manos de un policia. A partir de ese momento, todo lo que Starr diga acerca de la aterradora noche que cambio su vida podra ser usado de excusa por unos y como arma por otros. Y lo peor de todo es que, tanto los de un lado como los de otro, la tienen en el punto de mira y amenazan con poner en riesgo su vida.

  • EL ODIO QUE DAS | ANGIE THOMAS | Casa del Libro

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  • El Odio Que Das Tapa blanda - Thomas, Angie - Amazon.es

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    Es un libro juvenil porque está contado por Starr que tiene 16 años y me ha parecido un libro rompedor, ella es negra, en un barrio de negros con problemas, en ...

  • EL ODIO QUE DAS - thomas,angie - Librería Sinopsis

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    Starr es una chica de dieciséis años de edad que vive entre dos mundos: el barrio pobre de gente negra donde nació, y su instituto situado en un elegante ...

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    El odio que das, libro de Angie Thomas. Editorial: Oceano gran travesia. Libros con 5% de descuento y envío gratis desde 19€.

  • El odio que das (libro), de Angie Thomas – Reseña

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    Starr es una chica de dieciséis años que vive entre dos mundos: el barrio pobre de gente negra donde nació, y su escuela situada en un elegante barrio ...

  • EL ODIO QUE DAS - ANGIE THOMAS - 9788494631573

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    Un libro hermoso y doloroso, que te muestra la realidad del racismo. Esta hermosa historia te permite ponerte en los zapatos de una joven que vive ...

  • Reseña de “El odio que das” - Afroféminas

    https://afrofeminas.com/2021/05/01/resena-de-el-odio-que-das/

    1 may 2021 — Esta es la sinopsis principal del libro “The hate u Give”, o como se ha traducido al castellano “El odio que das” un libro que leí hace un ...

  • EL ODIO QUE DAS - THOMAS ANGIE - Sinopsis del libro ...

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    Starr es una chica de dieciséis años de edad que vive entre dos mundos: el barrio pobre de gente negra donde nació, y su instituto situado en un elegante ...

  • El arbol de las cerezas de Paola Peretti

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    Mafalda es una nina de nueve anos que adora ir a clase, jugar al futbol y a su gato, Ottimo Turcaret. Esta segura de que el espiritu de su abuela vive en el cerezo que hay en el patio de la escuela, junto a Cosimo, el protagonista de su libro favorito, El Baron Rampante. Mafalda siempre cuenta los pasos hasta la escuela y cada dia son mas los que necesita para ver el cerezo: la enfermedad de Stargardt que padece la esta dejando ciega poco a poco. Mafalda intenta aceptar la oscuridad que se aproxima a pasos de gigante con una mezcla de terror y prodigiosa valentia. Junto con la extraordinaria Estella, la conserje de la escuela, aprendera a subir al cerezo con los ojos cerrados y a hacer una lista de las cosas que mas le gustan y que no quiere olvidar.
    En este extraordinario, debut literario, Paola Peretti transmite con una fuerza contagiosa la complejidad de su propia experiencia, pues ella misma esta perdiendo la vista poco a poco. Con vocacion de clasico universal, inolvidables personajes y un lenguaje de intensa fuerza poetica, El arbol de las cerezas supuso un acontecimiento editorial extraordinario, e incluso antes de su publicacion los derechos se adquirieron en veinte paises.
    ?Somos aun capaces de recuperar lo esencial, lo verdaderamente valioso de nuestra experiencia vital? ?Es posible conservar aquello que conocemos y amamos, y a la vez dar un salto hacia lo desconocido? Mafalda conoce, mas temprano que muchos otros, el vacio de la perdida, pero tambien la belleza infinita de la amistad y el amor, y aprende que la aceptacion no es renuncia. Una novela sensible, exquisita y osada, para lectores de todas las epocas y todas las edades.

  • Esmeralda de Elena Romero

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    Soy un tiburon de los negocios.
    Multimillonario. Trajeado.
    Acostumbrado a mandar.
    Y a ganar.

  • El elefante que sonreia de Gustavo Vazquez Lozano

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    En medio de la Gran Depresion un circo estadounidense se traslada a Mexico con sus personajes deformes, fantasticos, caracteristicos del circo norteamericano. Huyendo de la miseria y de historias personales insoportables, el senor Carothers y sus artistas comienzan de nuevo, acompanados de sus contrapartes mexicanos. Durante anos recorren el pais, envejecen y ven como su espectaculo pasa de moda. Con la intencion de atraer mas gente y salvar el circo, el mago recurre a la hipnosis colectiva y al espectaculo-horror. Para ello acude a Cecilia, una acrobata cuya cara le fascina y repele al mismo tiempo. Como una sombra pesa sobre todos la virgen de Jalapilla, una nina asesinada que tiene fama de hacer milagros y esta enterrada en una tumba clandestina.

  • Volver a encontrarnos de Judit Da Silva

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    Lisa Freeman se ve obligada a dejar su hogar en Bishopstoke, Hampshire, y trasladarse con su familia al bullicioso Londres. Alli, junto a su hermana Clea, tendran que aprender a moverse en sociedad. Pero no todo son rostros nuevos, alli se reencontrara con su querido amigo de la infancia Adrien Bells. Lo que ella no espera es que la ciudad le haya cambiado tanto. ?Que se ha hecho del encantador Adrien que ella conocia?
    Adrien Bells, dejo anos atras Bishopstoke para emprender una nueva vida en Londres. Convertido en un hombre de negocios parece haber dejado de lado al joven amable y atento que fue antano. Ahora es un hombre frio y practico, que siente un profundo disgustado por ver a Lisa convertida en una mujer de fuerte caracter. A pesar de ello, no puede dejar de sentirse atraido por ella. ?Sera capaz de dejar de lado sus prejuicios y escuchar a su corazon?
    Dos protagonistas opuestos, condenados a entenderse por el bien de sus familias. Atrevete a descubrir esta maravillosa novela que nos llega de la mano de Judit Da Silva.

  • Los tuneles de huesos de Victoria Schwab

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    Los problemas parecen no abandonar a Cassidy Blake.
    Ahora, Cass junto a Jacob (su mejor amigo, que es un fantasma) estan en Paris, donde los padres de
    Cassidy se encuentran filmando un nuevo episodio de su programa sobre las ciudades mas embrujadas del mundo. Comer croissants y visitar la Torre Eiffel es muy divertido, pero hay peligros verdaderamente escalofriantes al acecho debajo de Paris. en las famosas Catacumbas.
    Cuando Cass, por accidente, despierta a un espiritu muy poderoso, se ve obligada a confiar en sus habilidades como cazafantasmas que aun esta aprendiendo a dominar. Ahora, debera confiar en viejos y nuevos amigos para develar el misterio que se esconde en la ciudad de las luces. Pero el tiempo corre y el espiritu que Cassidy desperto se esta volviendo cada vez mas fuerte.
    Si no lo logra, la fuerza que libero podria atormentar Paris por siempre.

  • Apaga el fuego, si puedes de Maria Laso

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    El asesinato de un profesor de yoga en el parquin de un centro comercial y la desaparicion de Carlos Abreu, uno de los empresarios mas poderosos de la provincia, mantendran durante semanas en jaque a la policia de Huelva. A la inspectora Houda Falu y a su companero, Raul Damacio, se lo va a poner dificil un variopinto grupo de personajes, a cual mas enigmatico y traicionero. Desde la mano derecha del empresario, una joven portuguesa, hasta las mafias rumanas que se pasean a sus anchas entre Sevilla y Huelva.
    Maria Laso presenta la que puede ser su mejor novela, en la que nos sumerge en un mundo en el que amistad, amor, celos, corrupcion y violencia se aunan en un thriller tan evocador y entretenido que acaba atrapando irremediablemente al lector.

  • El granero, tu y yo (Bdb) de Antonella De Quevedo

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    Eloisa, aparentando calma y normalidad, inspiro con intensidad y extendio sobre la gran mesa el mantel de los domingos. Apoyo las manos a ambos lados y agacho la cabeza para intentar tranquilizarse. Cuando termino de preparar la mesa, se sento sin dudar un instante de que Julian, su hijo, regresaria pronto y se sentaria con ella. Confiaba en que el berrinche cesara pronto si le dejaba su espacio. Despues de largo rato, escucho el chirrido de la puerta al abrirse y unos pasos cansados que se dirigian hacia el comedor. Eloisa dejo escapar un suspiro de alivio cuando vio que su hijo estaba de vuelta. Venia bastante sudado y con sintomas de haber estado llorando, pero aun asi se sintio menos angustiada. Julian, antes de tomar asiento, miro a su madre con frialdad, con escrutinio, se sento agachando la cabeza y comenzo a comer. Queria evitar cualquier tipo de conversacion. --Espero que te guste, hijo. --Eloisa esbozo una sonrisa. --?De verdad te importa? --le solto disgustado sin apartar la mirada de su plato. --Claro que si, he guisado la carne como te gusta. --Estaba equivocado si pensaba que ella se iba a rendir. Tenia toda la paciencia y el amor del mundo para el. --Asi es como la odia papa --protesto Julian clavando sus ojos castanos en los de su madre, que brillaban y amenazaban con inundarse de lagrimas. --Papa ya no esta, no tiene sentido que cocine a su gusto --aclaro decidida pero sin alterarse. Golpeando la mesa con los punos cerrados, Julian retiro la silla de un empujon y se marcho a su habitacion ante la mirada triste de su madre. Los malos modos cada vez eran mas frecuentes en Julian, un chico que siempre habia sabido comportarse. Una vez que estuvo en su habitacion, cerro la puerta con pestillo y se tumbo en el puf gigante que tenia en el suelo. No tenia herramientas para apaciguar su frustracion, pero si era consciente de que no queria herir de manera gratuita a su madre. No se sentia orgulloso por su comportamiento, pero de alguna manera necesitaba rebelarse contra alguien, y se daba la circunstancia de que solo estaba ella. No soltaba por su boca todo lo que pensaba y no por falta de ganas, un rescoldo de sensatez lo frenaba, porque, despues de todo, no conocia al cien por ciento todo lo ocurrido entre sus padres. Era joven pero no imprudente, asi que antes de odiar a su propia madre con todas sus fuerzas, sentia la necesidad de saber quien habia sido el verdadero culpable de que su vida se tambaleara de esta manera tan asquerosa. Los adoraba a ambos, y su madre siempre estaba ahi, pero el apoyo y la seguridad que le transmitia su padre eran cuanto creia que necesitaba para terminar de convertirse en un hombre. Sabia que su padre habia tocado fondo por algun motivo que se le escapaba, pero para eso estaban ellos alli, para apoyarlo y ayudarlo. No compartia en absoluto con su madre la decision de echarlo a la calle como a un perro sarnoso. No, Julian sabia que de haberse tratado de un perro sarnoso, Eloisa le hubiese dado atencion veterinaria y cobijo. Gritos, reproches y una maleta. Esa maldita imagen lo acompanaria por siempre. Solo habia podido entender, desde la planta de arriba, parte de la discusion. Eloisa habia echado a Fernando de la casa para siempre. El le habia pedido que lo dejara al menos despedirse de Julian, pero no se lo permitio alegando que eso complicaria aun mas las cosas, que ya lo haria en otro momento. Lanzando la pelota una y otra vez contra la puerta, sentado en el puf, desistio de su intento de contener las lagrimas. Necesitaba alguna via fisica de escape, y llorar por segunda vez tal vez lo ayudaria. Pero tras un rato durante el cual el derroche de lagrimas no habia sido capaz de apaciguar su malestar y su dolor, decidio ir en busca de la unica persona con la que no debia guardar las formas ni las apariencias. Era su mejor amigo, solo que se trataba de una chica. Estela descansaba en el granero leyendo uno de sus libros. Como cada tarde, incluso en domingo, se refugiaba en el granero de los padres de Julian huyendo del ruido de la maquina de coser de su madre, una mujer incansable que cosia de sol a sol para sacar adelante a su familia y ayudar a su marido. Julian acudia en busca de Estela cada vez que tenia ocasion. Vivian muy cerca y sus familias se apreciaban y ayudaban de forma mutua desde hacia muchos anos, de ese modo habian crecido juntos. Cuando ninos, su relacion habia sido natural, fluida y divertida. Sus preocupaciones se habian basado en quien recogia mas huevos o quien cruzaba mas rapido el cercado. Pero desde que la adolescencia habia hecho acto de presencia, ambos tenian la sensacion de tener que medir sus palabras. Julian era algo arisco, y ella, bastante susceptible. A pesar de eso, sobrellevaban bien el descontrol hormonal, y la necesidad mutua los mantenia unidos. Cada vez eran mas los vecinos que se rendian y vendian sus tierras, sus animales o sus casas en la zona para ir a vivir a la ciudad, asi que eran casi los unicos adolescentes que habitaban aquel lugar tan hermoso de la sierra. La situacion era muy dificil. Durante los ultimos meses, la inestabilidad en el hogar de Julian lo habia trastocado a el y de paso a su caracter ya de por si complicado. Pero Estela, como buena amiga, se aguantaba las ganas de patearle el culo y pasaba por alto sus malas contestaciones. Comprendia lo dificil de la situacion y no queria ni imaginar que sus padres llegaran a separarse. La puerta del granero se abrio con su caracteristico chirrido por el oxido en las bisagras, y Estela supo que Julian venia en su busca. Habia visto a Fernando salir de la casa con cara de pocos amigos, asi que supo que Julian necesitaba hablar.

  • Cadena de favores de Marisa Grey

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    Estado de Kansas, 1879 Si alguien necesitaba cualquier cosa, un retal para un vestido, un saco de harina o una pala, solo tenia que acercarse al almacen de Gertrud y Pete Schmidt. No habia nada que ellos no consiguieran en el condado de Ellsworth. Tal vez por eso el establecimiento era el corazon de aquella pequena poblacion de poco mas de cien habitantes, con calles polvorientas en verano y nevadas en invierno, que se convertian en un lodazal con las lluvias de primavera u otono. No habia otro almacen en cincuenta kilometros a la redonda, lo que obligaba a los rancheros y granjeros del condado a recurrir a la pareja para cualquier necesidad que se les presentara. Por esa misma razon no era de extranar que Gertrud llevara su negocio como una reina que impartiera justicia divina. Ni el mas audaz de la zona se atrevia a romper las normas de esa mujer de rostro enjuto. Su mirada de halcon era bien conocida, nada se le escapaba en su reino atestado de cachivaches y era capaz de averiguar si faltaba algo con una simple ojeada. Llevaba el cabello siempre tan tirante que muchos aseguraban que no tenia arrugas por ese sempiterno mono negro salpicado de canas. Sus ojos oscuros, pequenos y vivaces, se agitaban de un lado a otro sin perder de vista su mercancia, y cuando algo la molestaba, fruncia la boca de labios finos. Menuda y flaca hasta parecer un junco y pese a su escaso metro cincuenta de estatura Gertrud era capaz de hacer temblar al mas temido. Esa mujer rezumaba autoridad y no dudaba en usar su lengua viperina cuando alguien no acataba sus normas. Como era de esperar, alli estaba cuando Emily entro en el almacen acompanada de su hijo Cody. La recien llegada habria preferido con mucho encontrarse con Pete Schmidt, un hombre afable de rostro rubicundo y siempre sonriente. Inhalo lentamente para darse animos, porque ya sabia lo que estaba a punto de suceder: tendria que humillarse para conseguir los articulos de primera necesidad de la lista arrugada que aguardaba en su bolsillo. Echo un vistazo a la calle, donde la lluvia se cebaba engrosando los charcos que amenazaban con tragarse las ruedas de las carretas. La suya esperaba a pocos metros y Emily se compadecio de Sanson, su viejo caballo, un animal tranquilo que aguantaba con resignacion el tamborileo de la lluvia con los cascos hundidos en el barro. Era absurdo esperar a que Pete regresara de donde estuviera; si ella y Cody salian, se calarian hasta los huesos en un abrir y cerrar de ojos, y lo unico que conseguirian seria un buen catarro. Su orgullo tendria que sufrir las consecuencias del arisco caracter de Gertrud. Oteo el local desde la puerta y descubrio que en ese momento no habia mas clientes; al menos en eso tendria suerte: nadie seria testigo de su verguenza. --!Cierre la puerta! La voz de Gertrud restallo como un latigazo en el ambiente tranquilo del almacen. ?Como habia notado su presencia si no habia hecho ruido con la puerta, y Gertrud no habia levantado la mirada de su libro de cuentas? La mujer la estudio desde detras de sus gafas pequenas y redondas esbozando una sonrisa que provoco un escalofrio en Emily. --Senora Coleman, justo estaba pensando en usted hace un momento. De haber provenido de cualquier otra persona, esa frase habria sido una bienvenida. Viniendo de Gertrud, en cambio, era una clara alusion a lo que Emily le debia. El dedo indice de la mujer golpeaba ritmicamente el libro de cuentas, atrayendo la mirada de la recien llegada. Esta trago el nudo que llevaba anidado en la garganta desde que habia salido del rancho. No supo que contestar, de manera que avanzo hacia el mostrador y sus pasos resonaron sobre el suelo de madera, al ritmo de los fuertes latidos de su corazon. Estrecho la mano de Cody para infundirse valor y el nino le devolvio el apreton, consciente del mal trago que les esperaba. Llego al mostrador de madera con una vitrina de un extremo a otro dividida en compartimentos, donde se exponian articulos tan dispares como fruslerias de encaje y municiones de rifle. Emily se dispuso a hablar cuando Gertrud alzo una mano para atajarla. --Espere aqui, tengo que sacar una cosa al mostrador. Emily asintio agradecida por esos minutos de gracia. Madre e hijo intercambiaron una mirada. Cody le dedico una sonrisa vacilante ensenando el hueco que un incisivo de leche habia dejado la noche anterior al caerse mientras cenaba. Aquel gesto tan sincero e inocente le llego a Emily al alma, hasta el punto de que se agacho para besarle la coronilla al pequeno con toda la ternura de una madre. Atras oyo un ruido, pero no se dio la vuelta, porque en ese momento Gertrud regresaba con una bandeja de manzanas recubiertas de reluciente caramelo. Desprendian un olor dulzon que arranco a Cody un suspiro de deseo. Instintivamente el pequeno se puso de puntillas agarrando el filo del mostrador para ver de cerca esas delicias brillantes y sabrosas. Le encantaban, de hecho habria dado cualquier cosa por un bocado, pero en casa el azucar era un lujo que no se podian permitir, y mucho menos para un despilfarro como manzanas caramelizadas. Se paso la punta de la lengua por el labio inferior con los ojos fijos en la tentacion. --Aparta, nino --le ordeno Gertrud, y agito una mano delante de las narices de Cody, como si su simple presencia pudiera contaminar las manzanas--. Ya sabes que no puedes permitirte una. Emily apreto los labios, sintiendo el impulso de alargar la mano y agarrar uno de los palitos de madera clavados en las manzanas para darselo a su hijo. Reprimio el gesto, consciente de no poder pagar semejante capricho. Carraspeo tragandose la congoja y se saco la lista del bolsillo de su abrigo humedo. --Buenos dias, senora Schmidt. Necesitaria estos arti... La interrumpio el chasqueo de lengua de Gertrud, que la miraba con una condescendencia insultante. --Todavia nos debe los ultimos tres encargos, senora Coleman. Emily arrugo la lista en el puno. Gertrud ya le habia advertido anteriormente de que no le fiaria mas. Aun asi necesitaba aquellas cosas tan sencillas. --La ultima vez le dije que a finales de mes llevaremos el rebano a Dodge City. Cuando nos paguen, saldare mi deuda con ustedes. El senor Schmidt estuvo de acuerdo. --?Sigue con esa absurda idea? ?Llevara un rebano con un cojo, un gandul y un indio? --Yo tambien ire y ayudare --intervino Cody--. Tengo casi nueve anos y se montar a caballo y manejar el lazo. Gertrud ni siquiera se molesto en mirarlo, sino que clavo los ojos en la lista que Emily habia dejado sobre el mostrador. --Es una insensatez. Deberia ser mas responsable y vender la propiedad junto con el rebano a Cliff Crawford. Sabe que esta interesado en esas tierras desde que se establecio en el condado. Es una locura que una mujer lleve un rancho ella sola. --Mi marido volvera... --aseguro en voz baja Emily. Un nuevo chasqueo de lengua la interrumpio. --?Cuanto tiempo hace que el cabeza hueca de su marido se marcho a Oregon en busca de oro, senora Coleman? --Seis meses --murmuro, consciente de que Gertrud lo sabia a la perfeccion. --?Y cree que volvera? Su mirada inquisitiva encogio a Emily. Todos sabian que Gregory se habia marchado seis meses antes en busca de oro, dejando a su familia sola en un rancho aislado con tres personas para ayudar a su mujer. Pero nadie sabia cuando regresaria, ni siquiera su esposa. --Volvera --insistio Emily--. Y llevaremos el rebano a Dodge City --reafirmo, devolviendo la mirada a la mujer--. Por favor, necesitamos esos articulos. Gertrud apreto los labios y los surcos que iban de las aletas de la nariz a las comisuras de los labios se acentuaron. Leyo en silencio la lista. --Esto es pan para hoy y hambre para manana. ?Es consciente de los peligros a los que tendra que enfrentarse para llegar a Dodge City? Ademas, una vez alli ningun hombre querra hacer negocios con una mujer. --Gregory ya habia apalabrado la venta del ganado, el comprador nos espera a finales de mes. --Esta sera la ultima vez --sentencio Gertrud--. Tiene que pagarnos lo que nos debe, y si a final de mes no lo hace, hablare con el sheriff. Emily asintio, sintiendose como una nina a la que estuvieran dando una reprimenda. Se obligo a tragarse las palabras que pugnaban por escapar de sus labios, como que todos sabian que las basculas del almacen de Gertrud estaban manipuladas a favor de los Schmidt; lo que pesaba una libra para Gertrud, era algo menos en cualquier otra balanza. --Por supuesto --convino Emily a desgana--. A final de mes tendra el dinero que le debemos. Gertrud estudio la lista y arqueo las cejas. --?Huevos? ?Acaso sus gallinas ya no ponen? --Se murieron --informo Emily con una nueva oleada de verguenza. --Insensata --musito la otra. Gertrud la examino unos segundos en silencio hasta que algo capto su atencion justo detras de Emily. Entorno los ojos antes de volver a posar su mirada en Cody y su madre.

  • Desaparecida en Siboney de Rosario Raro

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    En 1875, Mauricio Sargal, un millonario antillano retornado a Espana, libertino y bon vivant, se ve obligado a regresar a Cuba cuando le comunican que su hermana Dulce ha desaparecido de su hacienda en Siboney. Para saber de ella tendra que enfrentarse a su cunado, Bartolome Gormaz, quien fuera profugo de la justicia y que, con el olvido de cualquier escrupulo, ha conseguido reunir una de las mayores fortunas de todos los territorios espanoles, peninsulares y de ultramar. En su busqueda, Mauricio encontrara tambien el amor en la enigmatica Deva, por la que sentira una atraccion irresistible.

  • Tantas razones para decirte que no de Sara Tessa

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    Una historia de amor adictiva y tormentosa, autentico fenomeno editorial en Italia gracias al boca a boca.

  • The gamblin’gunfighter de Matt Dillon

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    Kate Huston es una excelente medica.
    Una mujer fuerte y decidida que se mantiene alejada de todo y de todos.
    Hace algunos anos vio su vida destruida por la perdida de su hijo, y ahora todo lo que ella quiere es poder dejar el dolor de lado y proseguir, pero la verdad es que nunca supero la muerte de su pequeno Bobbie.
    Andrew Johnson es un hombre exitoso, un empresario que lleva una vida de solteria convencida desde hace anos, pero eso cambia cuando descubre que una ex amante dejo un recuerdo amarga y con ella un recordatorio de que sus dias de soltero estaban contados.
    Kate quiere olvidar el dolor de aislarse
    Andrew no quiere compromiso y necesita a alguien que entienda de panales.
    ?Serian ellos capaces de superar los dolores y conflictos internos, y asi proseguir?

  • Cancion De Sombra de S. Jae-jones

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    Oscura, romantica e inolvidable, una encantadora historia para las lectoras de Dentro del laberinto y La bella y la bestia. La conclusion de la extraordinaria bilogia iniciada con Cancion de invierno.

  • Sere tu luz (Presagios 1) de Sonia Lopez Souto

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    Una alianza. Una premonicion. Una decision que se convierte en error. En momentos dificiles, aferrarse a un tiempo que ya fue o a una esperanza infantil, puede resultar peligroso. Sin embargo, mirar adelante, a pesar de los mas arraigados miedos, puede suponer la diferencia entre el triunfo y el fracaso.

  • Acero bajo la piel (Titania amour), Maria Jose Tirado de Maria Jose Tirado

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  • El corazon de Aldabia de Pat Casala

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    Aladi Hustrasga era el segundo en la linea de sucesion al trono de Aldabia, juerguista empedernido, chulo, despreocupado e irresponsable que pasaba los dias de fiesta en fiesta sin escatimar con el alcohol, drogas o sexo. Hasta el asesinato de su hermano en palacio. De la noche a la manana se convierte en el heredero legitimo al trono y se ve obligado a abandonar su vida disoluta para adoptar su nuevo papel en la linea sucesora monarquica. Intenta eludir esa realidad, pero nada evita su destino.

  • Te encontre de Sandra Estevez Calvar

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    Lola, profesora de lengua y literatura, huye de su pasado sin darse cuenta que este la perseguira hasta que descubra la verdad. Para ello solicita un traslado y se va a vivir a Sevilla; una ciudad que siempre la ha atraido por sus gentes, sus costumbres y su hermosa historia.

  • Un Dios de rodillas de Francisco Correa

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    Alex Gabarda era Dios.
    Mi Dios. Mi obsesion.

  • Un debut en la vida de Anita Brookner

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  • Cuentos de la Guerra Civil de Ambrose Bierce

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    Los cuentos que invadiran la cabeza del lector no fueron escritos por un general avido de medallas, un profeta del pacifismo o un escritor esperanzado en la humanidad. Fueron creados por un soldado que vivio la Guerra de Secesion en carne propia y supo, pese a todo, desentenderse del patriotismo ciego y el discurso oficial del Norte, que a la postre gano la guerra y se autoerigio como el bando <> y redentor de los esclavos negros. Bierce desecha de cuajo ese facilismo binario y detalla las contraluces propias de una guerra fratricida: pondera miedos y valentias, explica atrocidades, ilumina las sombras de personajes esculpidos por una epoca feroz de la cual solo queda una leyenda. Una leyenda que aun divide a Estados Unidos y provoca odios mutuos. Con todo, esa equidistancia (oscura, a veces desgarradora) es lo que diferencia a Bierce de la mayoria de los narradores y corresponsales belicos, quienes muchas veces buscan asentar la culpa del conflicto en un bando. Leyendo estos relatos se adivina que el soldado promedio de los dos ejercitos era el mismo prototipo, que muchas veces se trataba de un hermano luchando por el Sur y otro por el Norte, que los generales casi nunca tragaban barro y que la muerte vivia al acecho. Ademas, para quien recien se adentra en la tematica, es posible detenerse en ciertas frases racistas o analizar la perspectiva que los blancos, incluso los yanquis, tenian de los negros. Y eso lleva a sospechar que Bierce, quiza inconscientemente, ya sugeria lo que el grueso de los gringos sigue ignorando: que la Guerra Civil norteamericana no se libro con el mero proposito de liberar a los esclavos negros y adaptarlos en un plano de igualdad ciudadana a la sociedad, sino que mas bien se trato de un choque entre elites y sistemas economico-productivos. Por un lado, el Norte de la Union Federal, lleno de industrias que requerian mano de obra libre y asalariada, la cual se podia despedir a placer y no exigia la manutencion del obrero; por el otro lado, el Sur Confederado, atrasado, agricola y cuasi feudal, que veia a las plantaciones de algodon y a la esclavitud como un asunto medular e irrenunciable de su identidad. Pero dejemos la vastedad de este topico a economistas e historiadores sociales. Calculemos, por un instante, la interpelacion que generan estos cuentos en nosotros como latinoamericanos. No hay nexo aparente. Los gringos estan locos, la esclavitud tuvo otros ribetes en Latinoamerica y acaso el unico suceso comparable, en cantidad de muertos, sea la revolucion mexicana. No obstante, al palear unos centimetros de tierra, aparecen osamentas para refutarnos. Y no me refiero a las guerras civiles del siglo diecinueve ni a las montoneras que siguieron a la independencia del dominio espanol. Me refiero a muertos mas recientes; aquellos que les toco vivir una epoca donde un vecino era un potencial delator o un amigo de la infancia podia transformarse en verdugo. Probablemente el adolescente Ambrose Bierce jamas sospecho que le dispararia a muchachos de Alabama o Texas. Y muchos ninos latinoamericanos de la decada de 1960 tampoco pensaron ser asesinados por sus ideas politicas o convertirse en torturadores. El devenir, sin embargo, dictamino otra cosa. Sirvan estos relatos como advertencia a los horrores fratricidas. Sirvan como un oscuro testamento a favor de la paz. No despertemos a la bestia. Es un monstruo que duerme a la sombra de la paz. Lo que vi de Shiloh I Esta es la sencilla historia de una batalla; una historia contada tal como puede narrarla un soldado que no es escritor a un lector que no es soldado. La manana del domingo seis de abril de 1862 fue clara y tibia. El toque de diana resono algo tarde, ya que las tropas tendrian un dia de descanso tras una larga marcha. Los hombres haraganeaban en torno a las brasas del vivac; unos preparaban sus desayunos, otros examinaban con descuido la condicion de sus armas y pertrechos, aguardando la inevitable inspeccion, y algunos otros hablaban con indolente dogmatismo acerca del tema infalible: el final y el proposito de la campana. Los centinelas deambulaban el confuso frente con una libertad de paso y maneras que no hubiesen sido toleradas en otro momento. Un punado de ellos cojeaba, sin parecer soldados, a causa de sus pies ampollados. A escasa distancia, en la retaguardia de las armas apiladas, se veian unas pocas tiendas de campana; ocasionalmente, desde su interior, asomaban oficiales despeinados. Languidamente daban ordenes a sus sirvientes para que les llenasen una palangana con agua, desempolvaran un abrigo o puliesen una vaina. Jovenes y esbeltos ordenanzas, cargados de mensajes evidentemente insignificantes, espoloneaban a sus caballos viejos y se abrian paso entre los hombres, soportando con desden sus burlas y humoradas, ese castigo por ostentar un puesto superior. Pequenos negros de estatus y funciones imprecisas se revolcaban sobre sus estomagos, golpeando el suelo con sus talones largos y desnudos bajo el brillo del sol, o bien dormitaban pacificamente, inconscientes de las bromas aleccionadoras, preparadas por manos blancas para enmendar su perdicion. De pronto, la bandera que colgaba floja y sin vida en los cuarteles parecio levantarse vivamente en el asta. En el mismo instante, se escucho un sonido amortiguado y distante, semejante a la pesada respiracion de un animal gigante bajo el horizonte. La bandera alzo su cabeza para oir. Hubo una pausa momentanea en el zumbido del enjambre humano. Entonces, mientras la bandera caia, el silencio se fue. Pero ya habia cientos de hombres de pie, miles de corazones latiendo a un pulso alborotado. Otra vez la bandera hizo una senal de advertencia, y nuevamente la brisa trajo hasta nuestras orejas el sonido largo y profundo de unos pulmones de acero. Como si hubiese recibido una orden ferrea, la division se puso de pie y se conformo en grupos de atencion. Incluso los negritos se irguieron. Despues de esto he vuelto a ver conmociones similares, provocadas por terremotos, pero creo que en ese momento no temblaba. Los cocineros, sabios de su generacion, sacaron los calderos humeantes del fuego y se prepararon para correr. Los ordenanzas montados se esfumaron. Los oficiales se arrastraron a punta y codo desde sus tiendas de campana y se aunaron en grupos. Los cuarteles se habian transformado en una bullente colmena. El sonido de la metralla ahora llegaba en rafagas regulares. Era el latido fuerte y constante de la fiebre de guerra. La bandera ondeaba entusiasmada, remeciendo su escuderia de estrellas y bandas con una especie de feroz placer. Un ayudante de campo montado corrio hacia la sombra del circulo de los oficiales; parecia haber brotado del suelo en una nube de polvo y al instante se oyeron las notas claras y agudas de un clarin. Las notas se repitieron y fueron replicadas por otros clarines hasta alcanzar los campos marrones, esparcidas por las filas de los bosques, transportadas hasta lejanas colinas; hasta en los valles nunca vistos se reprodujeron esas notas. Los acordes mas leves y remotos casi se ahogaban entre vitores, mientras los hombres corrian a agruparse torno a las bayonetas. Porque esta llamada no era el tedioso clarin "general" ante el cual se desarman las carpas. Este era el emocionante llamado de "asamblea", que llega al corazon como el vino y revuelve la sangre como los besos de una mujer bella. Habiendolo escuchado, sobre los rugidos de los canones, ?quien seria capaz de olvidar la intoxicacion salvaje de su musica? II Las fuerzas confederadas de Kentucky y Tennessee habian sufrido numerosos reveses que culminaron en la perdida de Nashville. El golpe fue severo: cantidades inmensas de material de guerra quedaron en manos de los vencedores, junto con todos los puntos estrategicos importantes. El general Johnston reculo el ejercito de Beauregard hacia Corinth, al norte de Mississippi, donde esperaba conseguir mas reclutas y equiparse hasta ser capaz de asumir la ofensiva y recuperar los territorios perdidos. El pueblo de Corinth era un lugar miserable, la capital de un pantano. Esta a dos dias de marcha hacia el oeste del rio Tennessee. Alli, y por el curso de ciento cincuenta millas, el rio fluye casi hacia el norte, hasta desembocar en el Ohio, en Paducah. Es navegable hasta este punto, es decir, hasta el embarcadero de Pittsburg, al cual se llega desde Corinth mediante un camino erosionado que cruza una region boscosa y tupida y que corre hacia el rio bajo arcos selvaticos cubiertos de musgo espanol. En algunos lugares la via yace obstruida por arboles caidos. El camino a Corinth se convertia, en ciertas estaciones, en un brazo del rio Tennessee. Su boca era el embarcadero de Pittsburg. Aqui, en 1862, habia algunos campos y una o dos casas. Ahora existen un cementerio nacional y otros progresos. El general Grant emplazo su ejercito en el embarcadero de Pittsburg, con un rio a su retaguardia y dos lanchas a vapor como medio de comunicacion con el lado Este, adonde llegaria el general Buell desde Nashville, acompanado de treinta mil hombres. La pregunta ha sido formulada: ?por que el general Grant ocupo la ribera enemiga del rio, encarando a una fuerza superior antes del arribo del general Buell? Buell tenia un largo trecho que recorrer; acaso Grant estaba cansado de esperar. Seguramente Johnston lo estaba, pues durante la plomiza manana del seis de abril, cuando la division de vanguardia de Buell estaba vivaqueando cerca del pueblito de Savannah, ocho o diez millas mas abajo, las fuerzas confederadas -habiendo abandonado Corinth dos dias antes- cayeron sobre las brigadas avanzadas de Grant y las masacraron. Grant estaba en Savanah, pero se apresuro hacia el embarcadero, justo a tiempo para encontrar sus campamentos en las garras del enemigo y los rastrojos de su ejercito derrotado, acorralado por un rio a sus espaldas como apoyo moral. He relatado las noticias de este asunto tal como nos llegaron a Savannah. Vinieron a grupas del viento, un mensajero que no transporta detalles copiosos. III En la ribera opuesta al embarcadero Pittsburg existen algunas colinas bajas y ralas, parcialmente rodeadas por un bosque. Visto desde el otro lado del rio Tennessee, durante el crepusculo del seis de abril, este espacio abierto (esta ribera, de hecho, fue angustiosamente contemplada por miles de ojos, muchos de los cuales se oscurecieron antes del ocaso) hubiese dado la impresion de estar veteado por franjas largas y oscuras, con nuevas franjas que surcaban constantemente el horizonte. Esas franjas eran los regimientos de la division de vanguardia de Buell. Habiendose desplazado desde Savannah a traves de un territorio que no era mas que pantanos y bajios sin senderos, con repentinas irrupciones de exuberante selva, la vanguardia arribaba al campo de batalla exhausta, con los pies doloridos y muerta de hambre. Habia sido una carrera terrible; algunos regimientos perdieron un tercio de sus hombres por fatiga, los soldados caian abatidos como si les hubiesen disparado, y alli los dejaban en el suelo para que se recuperasen o fallecieran a su gusto. La escena a la que les habian invitado tampoco inspiraba la confianza moral capaz de curar la fatiga. El aire estaba colmado de truenos y la tierra temblaba bajo sus pies. Y si hay algo de verdad en la teoria de la conversion de la fuerza, estos hombres almacenaban energia por cada shock que lanzaba ondas sobre sus cuerpos. Quizas esta teoria explique mejor que otras el tremendo aguante de los hombres en la batalla. Pero los ojos solo constataban materia idonea para la desesperacion.

  • Surfers de mar del plata de Martin Ross

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    Hay de todo en el menu. Una mujer del mundo del delito que tiene tatuada la ola de la Pepita de Mar del Plata, porque empezo todo alli, hasta su carrera delictiva. Personajes marginales por doquier, como un tipo narco que no puede ser narco porque se aspira todo lo que tiene que vender. Un abogado que hace querellas penales, pero detesta la profesion, los abogados y la justicia. Una agrupacion anarquista clandestina que critica las marcas del surf y boicotea locales de marcas y torneos de surf con bombas molotov, practica el sexo tantrico y los rituales esotericos y busca, sobre todo, renovar la conciencia, se llama “Los rebeldes de la olas”. Mucha violencia y marginalidad, secuestros, asesinatos, drogas, ex convictos que salen a delinquir, corrupcion, decadencia, todo como dios manda, historias de amor entrecruzadas, intriga y muchas, muchas, muchas pero muchas olas, porque, si hay olas, el titulo lo vale.

  • Desatame 2 de Christina Ross

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    De Christina Ross, autora de Aniquilame, llegan tres nuevos libros en la serie con mas de dos millones de libros vendidos en todo el mundo.

  • El Ultimo Baile de Mary Higgins Clark

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  • La memoria del tiempo de Lorena Franco

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    Tras una serie de tragicas circunstancias, malas decisiones y una amenaza de muerte, Chloe Ackerman huye hasta Greening Island, un lugar recondito en medio de la nada, marcado por un suceso del pasado. Durante el sosiego que garantiza la temporada baja en la que no se aloja ningun huesped, se escondera en el Hotel Raventhorp que dirige su tia Lydia, tratando de evitar a quienes trabajan en el. Un dia, Chloe tropieza con un hombre vestido con ropa de otra epoca que dice llamarse Isaac Hamsun. Para su asombro, el tambien se aloja en Raventhorp y le asegura que es el nuevo director del hotel en 1928, el ano en el que mucha gente morira. Chloe empezara a viajar sin control del presente al pasado y, al darse cuenta de que se esta enamorando de Isaac, quien le ha confiado el verdadero motivo por el que esta en la isla, hara lo posible por cambiar la memoria del tiempo.

  • Desaparicion en Tregastel (Comisario Dupin 6) de Jean-luc Bannalec

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    El comisario Georges Dupin se enfrenta a la mision mas dificil de su vida: descansar durante dos semanas enteras. Pero odia estar inactivo y aprovecha la minima oportunidad para merodear por los alrededores, de modo que su incansable curiosidad no tarda en verse recompensada. Primero desaparece una estatua de la capilla del puerto, mas tarde una diputada es agredida durante una manifestacion y poco despues una mujer se esfuma sin dejar rastro. Pero el golpe que perturba definitivamente la tranquilidad de Dupin es el hallazgo de un cadaver. La tentacion es demasiado fuerte y el comisario empieza a investigar a escondidas.

  • Habitaciones Cerradas de Care Santos

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  • La isla del Grifo de Daniel Mateos

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    El pequeno buque atraco en el malecon y los dos marinos bajaron de inmediato. Vestian uniforme gris, el cuerpo cubierto desde las suelas hasta la cabeza. Bajaron del buque a pasos largos, una mano en las escaleras para subir y la otra en la M16. Una vez estables, el buque se alejo y su tripulante hizo un gesto de despedida; los dos marinos lo imitaron y dieron media vuelta despues de eso. Avanzaron por el camino de concreto que los llevo hasta la playa y que, si avanzaban un poco mas, los llevaria hasta la selva. Pero la revision de la isla implicaba todo, y para revisar todo, se tiene que empezar por donde se entra. Ambos pisaron la arena, casi blanca, y continuaron caminando por toda la orilla del mar; uno por la parte seca y el otro mojaba sus botas con la poca agua que llegaba del oleaje. -- Quisiera poder quitarme las botas --dijo Santiago -- este calor me va a quemar los pies. -- No creo que te convenga --contesto Leonardo, su companero -- te dan permiso de quitarte el casco y los guantes, pero las botas nunca. No te apures, pronto bajara el sol y con el la temperatura. Ademas, se ve que va a llover, eso refrescara un rato. -- Por eso mismo hay que apurarnos. No quiero que me agarre la lluvia en este lugar. Terminaron la franja de arena, se encontraron con unas rocas frente a ellos y decidieron escalar unas cuantas. Leonardo, con mas experiencia por haber nacido en un lugar con mar, ayudaba a Santiago a dar cada paso sobre las rocas, dandole a veces la mano para que no resbalara con las rocas lamosas; y con la otra mano, ambos, sujetaban su arma porque "ella era su vida y la de su companero", les dijeron. Cuando se dieron cuenta de que por ahi ya no habia acceso, retrocedieron pisando las mismas piedras por las que habian avanzado y, de la misma manera, regresaron por toda la franja de la playa, uno por la arena seca y el otro por la humeda. -- Tomemos el camino pavimentado, para que te sientas mas en casa --dijo Leonardo. -- Y por la sombrita, al cabo que ya vamos para la selva. Los dos marinos subieron las escaleras que conectaban la playa con el camino de concreto y el malecon. Habian recibido ordenes de recorrer toda la isla para vigilar que las normas dictadas por la Secretaria de Marina se estuvieran cumpliendo a cabalidad. -- Segun dijo el teniente, con que recorramos todo el camino de concreto, hasta donde nos lleve, con eso terminamos el trabajo. Dijo que aunque vieramos otros caminos, si no eran de concreto, no los siguieramos, porque corremos el riesgo de perdernos --apunto Santiago a su companero, como si el no hubiera estado presente cuando les dieron las ordenes. -- Ya lo se --dijo Leonardo -- yo estaba ahi, al lado tuyo, cuando nos dieron las ordenes. Pero no te preocupes, esta isla es pequena, no nos perdemos. Y si lo hacemos, por muy pendejos que podamos estar, el chiste es caminar derecho para ubicar en que lado de la isla estamos -- frente a ellos estaba la trifurcacion del sendero, el camino de en medio parecia subir, el de la derecha recorrer por el barranco de la isla y el izquierdo conducia por el mismo espacio que la playa abarcaba -- ?cual tomamos? -- Derecha --contesto Santiago sin pensarlo -- una vez lei que para salir de un laberinto siempre hay que tomar el camino de la derecha. -- ?A poco si muy lector? -- Solo a veces, cuando nos tienen encerrados en la base. Mientras los otros se masturban entre ellos prefiero hacer cosas menos homosexuales, y leer es lo poco que nos queda. Tambien investigue esta isla y se que por el camino de la derecha llegas a una playa oculta donde nadie te veria desde alguno de los buques o desde la base... -- ?Traes? --pregunto Leonardo con una sonrisa. -- Nunca salgo sin ella. Caminaron por el sendero de la derecha, solo hojas cafes tiradas por todos lados. El sendero era estrecho, por lo que caminaron uno delante de otro; el de enfrente con la M16 sujeta, apuntando al suelo; el de atras con el arma colgada en la espalda. Cuando sintieron dar la vuelta a la isla al seguir ese camino, pensaron que era interminable y que, aunque el paisaje cambiaba constantemente de su lado derecho (arboles en diagonal colgando hacia las rocas del mar, luego mar sin rocas y luego rocas con mar pero sin arboles), no parecia haber ninguna novedad del lado izquierdo, solo rocas y plantas, nada mas. -- No encontre mucho. --dijo Santiago -- Lo que se de la playa me lo dijeron unos companeros que ya habian venido. Y a pesar de que la gente si la visita, pareciera ser una isla abandonada. -- Una isla maldita... -- Abandonada, dije. Eso si. Se cree que vivia gente aqui antes de que la Marina se encargara de ella. Se dice que estos caminos de concreto fueron hechos sobre los caminos naturales, hechos con los pies, de los antiguos pobladores del lugar, a los que nadie sabe que les paso. -- Algo los habra hecho desaparecer. -- Tal vez --dijo Santiago -- solo fueron pescadores que frecuenten estas aguas, o contrabandistas que esconden cosas aqui o piratas, tambien; recuerda que este puerto es muy viejo, esto no tiene por que ser una historia encontrada en un libro. El camino se separa de la costa y sube y se adentra en la selva, al llegar a este punto, ellos tambien lo hicieron y se sintieron aliviados de caminar hombro con hombro. En lo que subian, vieron un camino de tierra. El viento soplaba fuerte aun en esa profundidad de la selva y, sin embargo, el camino de tierra no se lleno de hojas como si lo estaba el sendero de concreto. Los dos marinos solo lo miraron. Mas adentro, ya con las copas de los arboles como techos protectores del sol y el calor, encontraron otro camino de tierra que subia una ladera y parecia que regresaba por donde el camino de cemento los habia traido. -- ?A donde crees que lleve? --pregunto Leonardo. -- De regreso. Parece --contesto Santiago. -- ?De verdad me estas diciendo que te lleva al mismo lugar a donde te lleva este mismo camino? -- ?Y por que no? -- Escuchate. Dices que la gente que hizo ese camino con sus pies, llego a este punto, quiso regresarse y, en lugar de darse una media vuelta y bajar por donde habia venido, decidio dar una vuelta en U y regresar por otro camino al mismo punto de donde partio. ?Te parece logico? -- Lo que me parece logico --dijo Santiago -- es lo que nos ordeno el comandante. Que siguieramos solo el camino de cemento. No te distraigas con eso, por favor, si te pierdes tendre que buscarte y sabes que soy malo con los ambientes naturales. Seguro me perdere yo tambien y tendre que reportar tu desaparicion con el comandante. Ven, hay que apurarnos que ya quiero llegar. Cuando empezaron el descenso, Leonardo estaba seguro de que ya habian encontrado la playa; el sabia distinguir el ruido del oleaje, el olor a sal y lo fresco del aire, pero fue Santiago el que se emociono al escuchar el comentario de que estaban a punto de llegar. Bajaron por un camino que zigzagueaba como una serpiente y Leonardo recordo estar alerta de que ningun animal se les acercara. -- ?Sabes como le decian antes a esta isla? El grifo, por el animal con alas de aguila, cuerpo de leon y quien sabe cuanta madre mas. -- A lo mejor en otro tiempo si vivia un animal asi por estos lados. -- O vivian varios animales parecidos, de los que se componia el grifo ese... o viven... mantente alerta. Bajaron lo suficiente como para ver, por fin, una ola rompiendo en las rocas y llegando sin fuerza hasta la playa. "Playa palmitas. Por favor, no ensucie la playa ni corte ninguna planta. Area protegida por la Marina Armada", decia el letrero colocado un escalon antes de tocar la arena. -- Mira --dijo Santiago -- somos nosotros. -- Y venimos a cuidar --sentencio Leonardo. Los marinos estaban por quitarse los uniformes cuando Leonardo recordo que debia echar un vistazo al mar para cerciorarse de que no habia buques que pudieran verlos. Santiago, por su parte y en lo que su companero regresaba, busco entre sus multiples bolsas el cigarro de mariguana que habia traido para esa ocasion. Cuando Leonardo, desde las piedras mas cercanas al mar, dio la senal de todo en orden, Santiago dejo el cigarro acomodado en una piedra, se quito el uniforme y desnudo entro al agua. De aquel lado el oleaje era mas intenso que en la primera playa que visitaron. El marino que se encontraba desnudo y dentro del agua tenia dificultades para mantenerse estable ya que las olas lo arrastraban con violencia y, si se descuidaba lo azotaban contra rocas atoradas en la arena. -- Con cuidado, no te vaya llevar. -- La que me llevo fue la chingada --respondio Santiago -- pero eso hace mucho tiempo. ?Tu ya has zarpado? -- Si, cuando estaba en la escuela. ?Tu no? Pense que eso era lo primero que le hacian a los grumetes cuando entran. -- Alla no. De donde yo soy lo primero que haces el lavar banos y cambiar jabon. Esta es la primera vez que vengo al mar desde que entre. Leonardo prendio el cigarro de mariguana y comenzo a inhalar. Reposo su espalda en la arena, bajo un arbol, concentrado en los sonidos: el agua golpeando contra las rocas, los pajaros que, creia, estaban justo arriba de su cabeza, otros animales, los gritos que hacia su companero mientras luchaba contra la corriente y de repente, el ruido de un animal extrano que nunca habia escuchado y que olvido al poco rato de haberlo oido. El tiempo para Leonardo se habia detenido, se sentia suave, como un insecto mas de la isla y los arboles giraban alrededor suyo. Enterraba los dedos en la arena, sentia cada grano entre sus unas, como para contarlos todos. Leonardo estaba en paz, y fue por eso que el agua salpicandolo se sintio en cada parte de su cuerpo. Al principio penso que era Santiago saliendo del agua el que le estaba jugando una broma, sin embargo, al incorporarse y recuperar la atencion hacia el exterior, se dio cuenta de que el oleaje habia crecido peligrosamente, tanto, como para salpicarlo hasta donde el estaba. Lo primero que hizo fue ponerse de pie y buscar a su companero. A primera vista no lo encontro. El agua estaba agitada, asi que la espuma y la arena revuelta le impedian ver lo que estaba sumergido. Grito el nombre de Santiago mientras lo buscaba en las rocas. Fue por su M16 gritando por su companero. Quito el seguro y apunto. Una mano se coloco sobre la empunadura de su arma. -- ?Y luego que? --dijo Santiago -- ?Ibas a dispararle a las rocas? No se malviaje, marino. La corriente esta muy fuerte y el sol se esta tapando por las nubes, es mejor que nos vayamos. Cuando Santiago se puso el uniforme prendio de nuevo el cigarro de mariguana e inhalo tres veces. Luego se nego a darle a su companero, lo apago y tiro los restos en la tierra una vez que subieron a la selva. -- El plan ahora es seguir los otros caminos --dijo Santiago -- ?te parece si vamos al faro hasta que se te pase el efecto? No quiero que por casualidad vuelvas a hacer otra pendejada y alguien, por casualidad nos este viendo. Leonardo no dijo nada. Solo asento con la cabeza. Regresaron a la trifurcacion, esta vez tomaron el camino de la izquierda. Recorrieron toda la franja de la playa por entre los arboles y, cuando termino la playa, el sitio por el que no habian podido subir por entre las rocas del mar. Sintieron, otra vez, que daban la vuelta a la isla pero ahora del otro lado y llegaron a una especie de plaza hecha quiza por la naturaleza o por el hombre, era dificil saberlo. En ella, la vista era espectacular. La naturaleza cubria una especie de cuadro que semejaba a una pantalla, la vision era de tierra firme, las dos puntas de la bahia: la vista de siempre pero al reves. -- ?Ya viste eso? --dijo Santiago senalando una roca enorme, casi redonda, colocada como con las manos en una superficie de rocas ultradelgada, de donde no se entendia como era posible que la roca grande se mantuviera inmovil sobre esa base tan inestable -- No entiendo como es que esa roca grande se mantiene inmovil sobre esa base tan pequena. Leonardo no dijo nada. Ambos se quedaron mirando la roca. Santiago tomo tres piedras del suelo, del tamano de un puno y las arrojo contra la roca, creyendo que con un leve movimiento iba a poder desestabilizar aquello. Pero nada paso y los dos marinos continuaron el recorrido. Regresaron a la trifurcacion. La nube gris ahora estaba encima de la isla pero todavia no llegaba a tierra firma. Parecia mas grande cada vez. Ahora tomaron el camino de en medio, el que subia, y subieron. Eran escaleras pequenas que parecian no tener fin aunque no provocaban cansancio. Cuando por fin llegaron a una planicie, se encontraron frente a un puente como de unos 3 metros de alto y 5 de largo, estaba hecho de madera pero no se veia peligroso, solo un poco viejo, pero nada que hiciera pensar en peligro. -- ?Escuchaste al teniente mencionar esto?

  • Seremos Libres de Alexa Bleu

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    --Necesito salir de aqui, ya no aguanto mas encerrada --manifiesto, dando vueltas por el salon de este diminuto piso. --Pero si acabamos de empezar la cuarentena, Lucre --responde Bea, mi companera de piso y mejor amiga, mientras se atiborra a Doritos, enganchada a alguna serie de Netflix. La envidio. No le esta afectando casi nada el encierro porque ella siempre ha sido una persona casera. Yo soy todo lo contrario; necesito salir a que me de el aire, estar con gente o incluso asistir a clase, por muy extrano que parezca esto ultimo. Desde que el presidente del Gobierno declaro el Estado de Alarma hace casi una semana por culpa del virus, la gente no puede salir de sus casas, excepto para comprar comida, ir a la farmacia o pasear al perro, y en este instante me arrepiento de no haber adoptado uno, aunque la casera nos haya prohibido tener mascotas. De pronto, una grandiosa idea se me viene a la mente. Voy directa a mi habitacion, cojo papel y boli, y regreso al salon. Sobre la mesa que usamos para comer y que se halla llena de todo tipo de trastos, escribo lo que se me acaba de ocurrir. Soy Lucrecia, la vecina del 3degC. Me ofrezco como voluntaria para hacer la compra, ir a la farmacia a por medicinas o pasear a vuestro perro si sois personas de riesgo o con movilidad reducida. No pido nada a cambio. Podeis llamarme o mandarme un mensaje al movil. Le enseno la nota a mi amiga, que se burla de mi desesperacion, y abandono un momento la casa para pegar el papel en el espejo del ascensor. Ahora solo me queda esperar a que alguien contacte conmigo. Cuando vuelvo al piso, la lavadora ha finalizado y voy a la terraza, que se ha convertido en mi templo desde que ha comenzado el confinamiento, para tender la ropa. Basicamente mis dias son bastante rutinarios. Por la manana me levanto, desayuno, hago ejercicio y salgo a comprar el pan. Por la tarde estudio, aunque no sepa como va a acabar mi ano academico, y veo alguna serie con Bea. En fin... Un aburrimiento. --!Bea, ven, corre! --exclamo, asomada a la calle al terminar de tender. Mi amiga viene en mi busqueda con rapidez y las dos contemplamos como el vecino nuevo tira la basura en el contenedor con su elegancia. --?Tanta basura acumula todos los dias el solo? --pregunto. --Depende... --Bea frunce los labios, con la expresion de estar inventandose algo macabro --. Igual ha descuartizado a su exnovia y se esta deshaciendo del cadaver poco a poco. --Ladea su cabeza en mi direccion y me dedica una sonrisa traviesa--. Ya sabes... Para no generar sospechas. Por ejemplo, ayer le toco tirar un brazo; hoy, un pie; manana, la cabeza... --No creo. No tiene pinta de asesino. Seguimos con la mirada al vecino hasta que se mete en nuestro edificio. Compartimos rellano y su terraza esta justo al lado de la nuestra, asi que todos los dias lo veo un par de veces salir a fumarse un cigarro sin camiseta o leer un libro, dando un toque misterioso. Hace dos semanas se mudo aqui, pero no hemos entablado ninguna conversacion; solo nos hemos saludado con cordialidad. --?Y de que tienen pinta los asesinos? --inquiere Bea--. Los que parecen buenos, al final son los peores. Tenlo en cuenta, futura criminologa. --Voy a intentar conocerlo cuando lo pille en la terraza. Tengo curiosidad por saber cosas de el. A Bea se le escapa una carcajada. --Tu lo que quieres es que se meta en tus bragas. --Tambien --le doy la razon, riendome--. Estoy necesitada por culpa del confinamiento. No voy a mentir; ese tio esta muy bueno y supongo que tendra un par de anos mas que yo. Una alegria para el cuerpo no me vendra mal. --Me temo que no puedes acercarte a un desconocido a menos de un metro --me recuerda, mirandome fijamente--. Y mucho menos mantener relaciones sexuales con el. Suspiro, poniendo los ojos en blanco. --Gracias por romperme la ilusion. *** Tras los aplausos de las ocho, me quedo esperando un rato mas en la terraza por si el misterioso vecino da senales de vida, porque no ha salido ni un dia a aplaudir. Nuestro barrio es bastante tranquilo. Se encuentra en una zona apartada de Valencia, y la mayoria de vecinos son personas mayores o familias con hijos, asi que no dan mucho la lata. Algunos, tras aplaudir, se ponen a cantar y a bailar desde sus terrazas o balcones, y yo me uno a ellos porque tengo que aprovechar el unico momento del dia que puedo socializar con gente que no sean Bea o mis padres (por videollamada). Esta noche le toca a mi amiga preparar la cena con los pocos alimentos que nos quedan en la nevera. Manana me encargare de hacer la compra, y espero, de todo corazon, que haya papel higienico, porque nos queda solo un rollo. El olor del tabaco inunda el ambiente, lo que significa que el vecino sadico ha salido a su terraza a fumar. Observo que se asoma a la calle, apoyando los codos en su muro, mientras que con una mano sujeta el cigarrillo con expresion melancolica. Me doy el privilegio de estirar mi cuello desde donde me encuentro para estudiar al chico de cuerpo entero. Lleva una sudadera, un pantalon corto de chandal y va descalzo. De pronto, ladea su cabeza hacia mi, como si se hubiese dado cuenta de que me lo estoy comiendo con los ojos; enseguida aparto mi vista y me centro en observar el edificio de enfrente, fingiendo que no soy ninguna mirona de vecinos desconocidos y posibles asesinos en serie. --Buenas noches, vecina --oigo una voz masculina grave, que me parece muy sexy. Lo miro y le dedico una sonrisa. El tambien sonrie y despues exhala el humo del cigarro por la boca. --Buenas noches, vecino --le respondo. ?Le pregunto como lleva la encerrona? ?O por lo que hace todo el dia en su casa? ?O por que saca cada dia la basura? Siempre se me ha dado fenomenal mantener una conversacion con las personas, aunque no las conozca. De camino a mi facultad en el metro, nunca me he quedado callada y le hablaba al que tenia sentado a mi lado; no paraba de parlotear hasta que llegaba a mi destino, e incluso muchas veces me he despistado y he tenido que bajarme dos paradas despues. --?Que tal el confinamiento? --se atreve a preguntar, como si me acabase de leer el pensamiento. --Regular. --Me rio con tanto nerviosismo que parezco una tonta--. Estar enjaulada todo el tiempo no es lo mio. ?Y tu? --No veo la diferencia entre la cuarentena y mi vida normal. Estoy acostumbrado a estar en casa sin que me afecte. --Ah, que bien. Te envidio un poco. Yo estoy deseando que se acabe esta distopia para irme de fiesta. Lo hago reir con mi comparacion. Despues le da otra calada al cigarro y vuelve a echar el humo. --Em... Esto... Manana me toca hacer la compra. Si quieres que te traiga algo, no tienes mas que pedirmelo --le propongo--. Un paquete de papel higienico, harina, tabaco... Un paquete de preservativos para que uses con tu novia descuartizada, por si se te han gastado... --No tengo novia. Rompi con ella porque me puso los cuernos con mi companero de piso. Me quedo sorprendida. ?Como alguien puede serle infiel a este monumento? O a cualquier persona, en general. Yo no podria ni mirar a la cara a mi pareja. --Lo siento mucho --le contesto con lastima--. Si te sirve de consuelo, ella no te merecia. --Ya. --?Entonces no necesitas que te traiga nada del supermercado? --decido cambiar de tema. --No, gracias. Tengo de todo. --Vale, pues... --Enredo un mechon de pelo en mi dedo--. Voy a cenar. Ya nos veremos manana en la terraza. Se echa a reir. Dios mio, su risa desprende tanta sensualidad que hasta creo que me estoy enamorando. Asi, sin conocerlo ni nada. Muy bien. Puede que sea un psicopata que asesino a su ex por ponerle los cuernos, y yo estoy aqui, charlando tan ricamente con el y creyendo en el amor a primera vista y en tiempos de confinamiento. Sigo pensando que el encierro me esta afectando de mala manera. Tras despedirme del chico, que todavia no se ni como se llama, ceno con Bea y le cuento la pequena conversacion tan bobalicona que he tenido con el. Mi amiga me dice que de esta situacion puede surgir una bonita historia de amor entre vecinos, pero sin dejar de burlarse de mi. *** A la manana siguiente, me paseo por el supermercado del barrio, buscando todo lo que ha apuntado Bea en la lista de la compra y lo que me han pedido algunos vecinos tras leer mi anuncio pegado en el ascensor. La mayor parte de la gente va con guantes, mascarillas y respetando la distancia de seguridad. Gracias a mi amiga y a su alergia, me he podido poner una mascarilla de las que tiene por casa, porque en la farmacia ya no quedan existencias por culpa de los borregos que fueron a comprarlas a montones. Se creian que se avecinaba el apocalipsis o algo asi. Ahora mismo solo me queda coger el papel higienico para marcharme. Me dirijo hacia el pasillo por donde se encuentra y descubro, a escasos metros desde donde estoy, que nada mas hay un paquete y que el vecino sadico se esta acercando a toda pastilla para hacerse con el. Yo corro una maraton, con la esperanza de ganarle la carrera, pero cuando llego a su lado, el me sonrie con socarroneria y lo mete en su carrito. --Has llegado tarde --me dice, en tono burlon. Tambien lleva una mascarilla cubriendole la boca, pero lo que mas me llama la atencion de su rostro son sus ojos azules. --?No decias que no te hacia falta nada? --Anoche no necesitaba nada, pero hoy si. --Se separa un metro de mi, porque estabamos muy cerca el uno del otro--. Hay que respetar la distancia de seguridad. Podrias pegarme el bicho, Lucrecia. En este momento me queda claro que este tio es un psicopata. ?Como sabe mi nombre si no se lo he dicho? --O podrias pegarmelo tu --contraataco--. Yo estoy sana. --No lo sabes. A lo mejor eres portadora asintomatica. --O tu tambien. Se que esta sonriendo por debajo de la mascarilla; sus ojos lo delatan. Sin embargo, no me hace ni pizca de gracia que me haya robado el papel higienico. --Nos vemos, vecina Lucrecia. --Se despide de mi con la cabeza y no tarda en desaparecer de mi vista. Pues nada. Hoy me toca limpiarme el trasero con servilletas. Una vez que llego a casa, la exagerada de Bea me abre la puerta, sujetando un trapo, lejia y gel desinfectante, y vestida con un disfraz de astronauta, como si pensara que le traigo la lepra en la compra. Me obliga a desnudarme en mitad del rellano (solo permite que me quede con las bragas y el sujetador), y la dejo desinfectarlo todo mientras me doy una buena ducha de agua caliente. --!?Por que no has traido papel higienico, tia?! --me pregunta de sopeton, al colarse en el bano y descorrer la cortina de la ducha; yo casi me resbalo por el susto que me ha dado. --Porque solo quedaba un paquete --le explico, enjabonandome el cuerpo--. Adivina quien se lo ha llevado. --?La vecina loca del quinto? ?La que tiene veinte gatos? --No. El vecino descuartizador. Mi amiga permanece atonita durante unos segundos, y yo aprovecho para seguir duchandome. --?Como has permitido que te lo robara? --Llego antes que yo. Es idiota. --!Pues esto no se va a quedar asi! --exclama, senalandome con su dedo--. Pienso lanzarle basura a su terraza. --Y se esfuma del bano, dando un portazo. Salgo de la banera, me envuelvo el cuerpo con una toalla y mi cabello negro con otra, y me meto en mi habitacion con la intencion de ponerme el pijama, pero un mensaje en mi movil me interrumpe, asi que lo cojo de mi escritorio y entro en WhatsApp. Descubro que el numero no lo tengo guardado. Hola, Lucrecia, soy tu vecino. Como te has puesto tan triste cuando me he llevado el papel higienico, he decidido dejarte seis rollos sobre tu felpudo (yo me he quedado con otros seis). No te preocupes, que no los he tocado y continuan metidos en el paquete de plastico. De nada. Posdata 1: Tu numero lo he cogido de la nota que he visto pegada en el ascensor. Posdata 2: Limpiate bien. Mira que considerado el descuartizador... Tiro el movil sobre la cama y corro hacia la puerta de la entrada, sosteniendo la toalla con una mano para evitar que se me caiga y que los vecinos me vean como mi madre me trajo al mundo. Y ahi esta el paquete con los seis rollos de papel higienico, descansando en el felpudo. Echo un vistazo a la puerta de al lado, que se encuentra cerrada, y sonrio negando con la cabeza. Despues entro en mi piso y le cuento a Bea lo que acaba de suceder, pero ella, como es tan miedosa, se ocupa de desinfectar el plastico y le pasa a cada rollo un trapo por encima, por si da la casualidad de que el virus haya llegado hasta ahi.

  • En la oscuridad o en tu corazon de Luz Guillen

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    Maria Costa Berenguer, guia turistico en Barcelona, acaba de cumplir veintiocho anos. Como <> recibe el encargo de acompanar durante una semana a Sean McLoud, un escoces muy especial que la retara a ensenarle la Ciudad Condal desde los sentidos, olvidandose por completo de lo que muestran los folletos publicitarios. La atraccion entre ellos nace sin buscarla y, tras un tiempo, Maria decide que merece la pena arriesgarse y cambiar su lugar de residencia, su gente y su forma de vida por un nuevo comienzo en Glasgow. Alli la espera Sean, su perro Dark y un clan de amigos y familia, que enseguida la acogeran con carino. Pero no todo puede ser perfecto. Claudia, la exnovia de Sean que lo abandono en el peor momento de su vida, reaparece para amargar la existencia de la pareja en mas de un sentido.

  • Forjada en acero vikingo (Skjaldmo 1) de A. R. Cid

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    El invierno siempre habia sido su estacion favorita. Eyra se sentia reflejada en la crudeza de sus temperaturas, en la crueldad que podias hallar en la blanca nieve que cubria el bosque. Los arboles apenas soportaban el peso y se plegaban ante la joven, los animales estaban escondidos y la convertian en la unica inconsciente que alli se encontraba. Alzo los ojos azules euforica, deseando forzar sus musculos todavia mas, furiosa en el fondo. No sabia que le pasaba, no queria pensar en ello. Se dejo caer sobre una piedra y estiro los dedos, recordando la primera vez que se habia visto forzada a cruzar la linea. Ese instante que debia convertirla en una verdadera guerrera y que la transformo en un fantasma hurano que apenas soportaba la presencia de otras personas. "Siempre has sido una asesina. ?Acaso lo has olvidado?" La voz de su abuelo inundo su cabeza. --Solo era una nina. Tu me obligaste a hacerlo... --gimoteo Eyra, sin atreverse a alzar la voz contra el fantasma de quien tanto dano le habia causado. En la aldea todos festejaban. Bebian y comian en honor a los vencedores, disfrutando de un botin maldito. Sin embargo, eran sus preguntas y comentarios para los que ella no estaba preparada. Ellos esperaban una gran historia, palabras que ensalzarian las hazanas de su pueblo sin comprender que lo que Eyra habia visto era solo oscuridad y dolor, tristeza y lagrimas, que dejaban sobre su piel una ponzonosa sensacion. ?Por que habia elegido ir? Ya no habia marcha atras. "He protegido a mi pueblo, a mis hermanos", se dijo Eyra. ?Por que entonces no habia sido capaz de volver a levantar la espada desde esa incursion? Ahora preferia correr, saltar los arroyos y alejarse tanto como podia, hasta que la proximidad de la noche la obligaba a regresar. El orgullo que los ojos de los suyos le mostraban era el peor de los venenos. "Jamas podre olvidarlo", comprendio Eyra, ahogandose en un sollozo que no permitio salir. Ella no lloraba, no caia, no se rendia. Fue el silencio sepulcral que ahora preferia el que la ayudo a escuchar lo que estaba demasiado lejos. Aunque puede que fuera su instinto, lo cierto era que giro la cabeza y miro en direccion a su pueblo sin saber que era lo que buscaba. Una columna negra se alzo buscando las blancas nubes. "No se atreverian", ni siquiera ella fue capaz de creerse tamana mentira. ?No se atreveran? La venganza era un sentimiento poderoso que conferia fuerzas a quienes ya habian sido derrotados. Solo un pueblo los odiaba lo suficiente, perdio unos valiosos segundos ante la sensacion de que se lo merecian. Entonces, ?por que corria? Era sencillo, puede que mereciera morir, mas eso no implicaba que fuera a permitir que acabasen con los que apreciaba, que permitiera que colocasen unas cadenas en sus munecas y convirtieran sus vidas en un infierno permanente. La aldea era un caos cuando llego. Rostros con marcas de guerra perseguian a otros que buscaban como defenderse. No quiso reconocer a nadie, cerro los ojos con fuerza mientras llegaba a su choza y buscaba a una vieja amiga que nunca creyo que volveria a empunar. "Son tiempos de guerra", solia comentar su abuela cuando se sentaba frente al mar en verano. Para ella siempre lo eran y, lo cierto, era que rara vez se equivocaba cuando se aventuraba a discernir lo que el futuro les habia preparado. --Y para que la paz llegue es preciso dar un tributo a Tyr --solto Eyra, disculpandose cuando se planto ante un hombreton y flexiono las piernas--. Supongo que de poco valdra que trate de negociar. --Os arrancaremos la cabeza a todos. No habra prisioneros --prometio el guerrero, sediento por la sangre de sus enemigos. Sus pupilas eran tan diminutas que Eyra dudaba que pudiera verla, estaba perdido en otro lugar y otro tiempo. No por eso era menos peligroso. --Lamento esa decision. Nunca fue mi intencion arrancar mas vidas. --?Tu? --escupio el hombreton lanzando el hacha sobre su cabeza. Golpe que esquivo de tal forma que parecia bailar, sus pies se movian con tanta habilidad que ella no tenia que pensar como, permitir que su instinto tomase el control era suficiente --Deja de correr, de nada te servira. --Estoy segura. Llevo escapando de quien soy anos y, aqui nos hallamos. Mis pecados me escupen de frente. --Sonrio con los labios, sin que el gesto llegase a sus ojos. Su interior estaba tan helado como el bosque que habia dejado atras, eso no impedia que un fuego explotase en sus musculos cuando la espada estaba en su mano--. Estoy destinada a ser una asesina. El guerrero era inmenso y sus movimientos lentos. Ella buscaba herir y fue a por su gemelo, apunto a sus piernas sabiendo que habia muchos otros a los que debia detener. Rapida y eficiente, tanto que se detuvo tras cuatro cuerpos caidos sin recordar como habia llegado tan lejos. Su cerebro desconectaba como si pelear fuera todo cuanto necesitase, como si fuera ella misma arrancandose las cadenas, cadenas que su conciencia trataba de grabar a fuego en un alma negra como la noche misma. Era ella y no queria serlo. No queria sonreir al demostrar que podia doblegarlos, no queria ulular cuando corria ni cerrar los ojos de placer cuando el viento movia su pelo y refrescaba su piel. Viva, se sentia viva. Gritos, promesas, amenazas y ruegos. ?Para que? Eso no cambiaria nada. Los enemigos no se rendirian y ellos no dejarian de luchar por sobrevivir. Algo le llamo la atencion, hizo girar la espada en su mano mirando hacia el norte sin comprender por que ese hombre atraia sus ojos. Un paso, dos pasos, tres pasos... Llego hasta la esquina y esquivo un golpe mortal. Giro sobre si misma y aprovecho la nieve para cegar a alguien, que gruno furioso haciendo que los ojos verdes, de quien tanto le habia llamado la atencion, virasen a su persona. "Hermoso..." Eyra retuvo el aire que pugnaba por salir de sus pulmones. El estaba cubierto por sangre, sangre de los suyos. Debia matarlo... "?Por que?" --?Una mujer? --se carcajeo Snorri, alzando la ceja derecha. ?Debia sentirse insultada? Ella lo miro con mas curiosidad-- ?Ahora mandan a las mujeres a protegerlos? Eyra miro a su alrededor buscando a la joven debil que el parecia estar observando, desde luego no se sentia identificada. Se senalo a si misma con la empunadura de la espada y volvio a hacerla girar, un gesto que demostraba su nerviosismo y, al mismo tiempo, lo bien que se desenvolvia con ella. Era un apendice mas. --Debo detenerte --se dijo, ?o se lo habia dicho a el? ?Importaba? --No te matare. --?Estas loca? --inquirio el, pareciera verdaderamente interesado en la respuesta a dicha pregunta. Se habrian pasado horas mirandose si el grito que rasgo el aire no perteneciera a Lena. El estaba en el medio, lo convirtio en un hermoso estorbo. Ataco cegada, sintiendo la prisa espoleando sus movimientos. Grito dandole fuerza a sus golpes, haciendo que las espadas chocasen de tal forma que Snorri acabo retrocediendo.

  • Los caprichos del millonario de Melissa Hall

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    Peyton Raksy jamas imagino que vengaria la muerte de su hermana pequena. Estaba dispuesta a meterse en la cama del millonario Aleksander Bogdanov para que confesara el delito que cometio con la persona que mas queria en el mundo. Despues de arrebatarle lo unico que tenia en la vida, Peyton estaba dispuesta a jugar con Aleksander hasta hacerle sufrir. Seducirlo y enamorarlo hasta romperle el corazon. Pero no podia caer en la seduccion del hombre rico como hizo su hermana, o terminaria como ella; muerta.

  • Tres metros bajo el suelo de Raul Sanchez Quintana

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    En la cima del monte Ezkaba, a casi novecientos metros de altitud, existio una prision donde las condiciones de vida de sus prisioneros fueron tan inhumanas como las que se vivieron en los campos de concentracion y exterminio que surgieron unos anos despues, durante la II Guerra Mundial.

  • El principiante de Julie Miller

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    De pronto habia algo mas importante para el inexperto agente Josh Taylor que destapar aquella red de trafico de drogas en la universidad y convertirse en detective. Porque, en mitad de aquella investigacion que estaba realizando infiltrado en la universidad, habia conocido a la profesora Rachel Livesay; aquello habia encendido todas las alarmas de peligro… y de pasion.

  • Demuestrame que me quieres 2 de Sophie Saint Rose

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    Sybil, a punto de terminar un master e iniciar una nueva vida, no puede creerse la proposicion de su cunada. !Estaba loca! ?Trabajar para el egocentrico, creido e irresistible John Follman? No debia estar en sus cabales para sugerirle algo asi. Pero lo malo era que su familia sabia perfectamente como convencerla apelando a su orgullo profesional. Eso y que algo en su interior le decia que trabajar para el seria todo un reto. Ahora tenia que demostrarle su valia.

  • Rock Therapy de L. A. Brier

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    Elizabeth Harvey tiene la vida resuelta. Vive en un lugar tranquilo de Los Angeles, tiene un trabajo que adora junto a su madre adoptiva, y ha conseguido que la industria de la musica se olvide de que alguna vez existio: la que una vez fuera la nina mas mimada del rock desaparecio con su apellido, y su padre quedo enterrado en el olvido junto con su cadaver.

  • Musica del alma de Becca Berger

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    El amor es el sentimiento mas poderoso del mundo, capaz de hacernos reir, llorar, vibrar y suspirar.

  • Sirens 3 de Lena Valenti

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    Historia y mundo creado por Lena Valenti y Valen Bailon.

  • Un asesino enamorado (Atraccion peligrosa 1) de Alina Covalschi

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  • El arte de ser normal de Lisa Williamson

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    Los invitados a mi fiesta estan cantando el Cumpleanos feliz. No suena muy bien. Mi hermana pequena, Livvy, apenas canta. Con solo once anos ya ha decidido que las fiestas de cumpleanos familiares son tragicamente vergonzosas, y deja que mama y papa continuen con el resto de la cancion. La aguda voz soprano de mama choca con el desafinado bajo de papa. Suena tan mal que Phil, nuestro perro, sale de su cesta y se escabulle a mitad de la actuacion algo asqueado. No lo culpo; todo es algo deprimente. Hasta los globos azules que mi padre ha estado hinchando toda la manana se ven palidos y tristes, especialmente los que tienen escrito con rotulador negro: <>. Ni siquiera estoy seguro de que todo este espectaculo que se esta desarrollando delante de mi pueda clasificarse como una fiesta. --!Pide un deseo! --me dice mi madre. Tiene la tarta inclinada para que no me de cuenta de que esta algo torcida. Pone <> en letras de glaseado rojo como la sangre. El <> de <> esta muy apretujado; seguramente se quedo sin espacio. Catorce velitas azules forman un circulo alrededor del borde de la tarta y gotean cera encima de la cobertura de crema. --!Date prisa! --me dice Livvy. Pero no dejare que me den prisa. Quiero hacer esta parte como toca. Me inclino hacia delante, me coloco el pelo detras de las orejas y cierro los ojos. Intento bloquear los chillidos de Livvy y las lisonjas de mi madre e ignorar a papa, que no deja de trastear con los ajustes de la camara, y de repente todos los sonidos parecen amortiguados y lejanos, como cuando sumerges la cabeza debajo del agua en la banera. Espero unos segundos antes de abrir los ojos y soplar todas las velas de un tiron. Todos aplauden. Mi padre abre un lanzador de confeti manual, pero ni siquiera se dispara, y cuando saca otro del paquete, mama ha abierto las cortinas y ha comenzado a quitar las velas de la tarta, y el momento ya ha pasado. --?Cual ha sido tu deseo? !Me apuesto lo que quieras a que ha sido algo estupido! --exclama Livvy de manera acusadora, enroscandose uno de sus rizos castanos con el dedo corazon. --No te lo puede decir, tontita, o no se cumplira --dice mama, llevandose la tarta a la cocina para cortarla. --Si --corroboro yo, sacandole la lengua a Livvy. Ella enseguida me saca la lengua a mi. --?Donde estan tus dos amigos? --me pregunta, poniendo enfasis en la palabra <>. --Ya te lo he dicho: Felix esta en Florida y Essie en el balneario Leamington. --Que lastima --dice Livvy con cero simpatia--. Papa, ?cuanta gente vino cuando celebre mis once anos? --Cuarenta y cinco. Todos con patines. Una absoluta carniceria --balbucea papa con tono serio, a la vez que saca la tarjeta de memoria de la camara y la introduce en la ranura de su portatil. En la primera foto que aparece en la pantalla salgo yo, sentado a la cabecera de la mesa con una chapa enorme que dice <> y un gorro puntiagudo de cartulina. Tengo los ojos semicerrados y la frente me brilla. --Papa --gimo--. ?Tienes que hacer eso ahora? --Solo corrijo los ojos rojos antes de enviarselas por correo electronico a tu abuela --dice, haciendo clic con el raton--. Esta destrozada por no haber podido venir. Eso no es verdad. La abuela juega al bridge todos los miercoles por la tarde y no se lo pierde por nadie, y menos por el nieto que menos le gusta. Livvy es su favorita. Pero bien pensado, Livvy es la favorita de todos. Mi madre tambien habia invitado a la tia Jane y al tio Trevor, y a mis primos Keira y Alfie. Pero esta manana Alfie desperto con unas manchas raras por todo el pecho que podrian ser de varicela, asi que tuvieron que disculparse, dejandonos a los cuatro solos para la <>. Mama regresa alsalon con la tarta cortada en porciones, y la pone sobre la mesa. --Mirad todas estas sobras --dice, frunciendo el ceno mientras inspecciona los montones de comida que hemos picoteado--. Vamos a tener suficientes hojaldres de salchicha y pasteles hasta Navidad. Solo espero tener suficiente film transparente para envolverlo todo. Genial. Una nevera llena de comida para recordarme lo increiblemente impopular que soy. Tras la tarta y la accion intensiva de envolver todo en papel film, vienen los regalos. De mama y papa recibo una nueva mochila para el instituto, el set de DVD de la serie completa de <> y un cheque regalo de 130 euros. Livvy me regala una caja de bombones Cadbury y una funda de color rojo brillante para mi iPhone. Luego todos nos sentamos en el sofa a ver una pelicula llamada Ponte en mi lugar. Trata de una madre y una hija que comen una galleta de la fortuna encantada y, entonces, intercambian sus cuerpos durante un dia. Por supuesto que todo el mundo aprende una valiosa leccion antes del inevitable final feliz, y por centesima vez este verano lamento mi incapacidad vital para seguir el argumento de una simpatica pelicula para adolescentes. Papa se queda dormido hacia la mitad de la pelicula y se pone a roncar con ganas. Esa noche no puedo dormir. Estoy despierto tanto tiempo que mis ojos se acostumbran a la oscuridad y puedo distinguir los bordes de los posteres en las paredes y la pequena sombra de un mosquito volando de aqui para alla por el techo. Tengo catorce anos y se me esta acabando el tiempo. 3 Es el ultimo viernes de las vacaciones de verano. El lunes vuelvo al colegio. He tenido catorce anos durante exactamente nueve dias. Estoy acostado en elsofa con las cortinas cerradas. Mama y papa estan en el trabajo. Livvy esta en casa de su mejor amiga, Cressy. Estoy viendo un episodio repetido de <> mientras un paquete de galletas de chocolate hace equilibrios sobre mi barriga. Tyra Banks acaba de decirle a Ashley que no sera la proxima top model de America. Ashley llora a lagrima viva y todas las demas chicas la abrazan, aunque han pasado todo el capitulo hablando de lo mucho que odiaban a Ashley y que querian que abandonara el programa. La casa de <> es de lo mas cruel. Las lagrimas de Ashley son interrumpidas por el sonido de una llave en la puerta de entrada. Me siento y con mucho cuidado pongo el paquete de galletas en la mesita de centro que hay a mi lado. --David, ya he llegado --grita mama. Ha regresado temprano de su reunion. Frunzo el ceno mientras oigo como se quita los zapatos y tira las llaves con gran estruendo en el platillo que hay cerca de la puerta. Rapidamente cojo la manta de ganchillo que tengo a los pies, la subo para taparme el cuerpo y me la meto debajo de la barbilla, poniendome en posicion justo antes de que mama entre en elsalon. Ella pone mala cara de inmediato. --?Que? --pregunto, mientras me limpio las migas de galletas de la boca. --A lo mejor te gustaria abrir las cortinas, David --me sugiere con las manos en las caderas. --Pero entonces no podre ver bien la pantalla. Ella me ignora y se dirige directamente hacia la ventana y abre las cortinas. La luz del sol de ultima hora de la tarde inunda la habitacion y hace que el aire se vea polvoriento. Yo me retuerzo en elsofa y me protejo los ojos. --Por Dios, David --dice mama--. No eres un vampiro. --Puede que lo sea --murmuro entre dientes.

  • En busca de un hogar – Claudia Cardozo de Claudia Cardozo

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    A la venta en junio
    A la venta el 25 de junio
    Londres, 1890. Juliet Braxton es una joven de origen estadounidense que vive en la Inglaterra de fines de la Era Victoriana junto a una abuela de ferreo caracter, un tio amable, pero poco apegado, y un primo, por quien siente un profundo afecto fraternal. Su mayor ambicion es regresar al que considera su hogar, en donde vivio una feliz infancia. Sin embargo, pese a contar con medios propios para hacer realidad sus suenos, no cuenta con la aprobacion de su familia.
    Robert, conde Arlington, vive en la tranquilidad del campo con su madre, la condesa viuda, una mujer
    que muestra adoracion por su hijo; lo unico que Robert encuentra intolerable es la constante intervencion de su madre en su vida, intentando convencerlo de que se case lo antes posible a fin. A el esto no le hace ninguna gracia, y procura mantenerse alejado de cualquier tentacion, pero un accidente pone en su camino a Juliet.
    Desde entonces, por un motivo u otro, sus caminos parecen cruzarse una y otra vez, y pese a que el hace todo lo posible por ignorar lo que esta joven le inspira, no puede evitar sentirse atraido y buscar su compania. Ella, por su parte, temerosa de los sentimientos que Robert le inspira, y obsesionada con la vuelta al pais que considera su hogar, procura mantenerse alejada… pero el destino les tiene deparadas muchas sorpresas.
    Atraccion, intrigas, ambicion; pero, sobre todo el amor, son los pilares de esta novela.

  • Donde enterre a Fabiana Orquera de Cristian Perfumo

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    Verano de 1983:
    En una casa de campo en la Patagonia, a quince kilometros del vecino mas proximo, un prestigioso politico despierta en el suelo. No tiene un solo rasguno, pero su pecho esta empapado en sangre y junto a el hay un cuchillo. Lo ultimo que recuerda es que viajo hasta alli para pasar un fin de semana con Fabiana Orquera, su amante. No se imagina que ya nadie volvera a verla. Ni viva, ni muerta.
    Treinta anos despues:
    Nahuel, un periodista sin pelos en la lengua, ha pasado casi todos los veranos de su vida en esa misma casa. Cuando encuentra alli una vieja carta que plantea una serie de enigmas para llegar a la verdad sobre la desaparicion de Fabiana Orquera, Nahuel sabe que tiene en sus manos la historia del ano. Sin embargo, al descifrar el primer acertijo recibira un golpe muy bajo que solo da lugar a una interpretacion posible. Hay alguien dispuesto a impedirle a toda costa que responda la pregunta que lleva treinta anos flotando en el aire frio de aquella inhospita parte del mundo.
    ?Que paso con Fabiana Orquera?

  • 7 dias en Entebbe de Saul David

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  • Las chicas de la bahia de Susan Mallery

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    Nicole Lord queria ser una buena esposa, pero habia una gran diferencia entre apoyar a su marido y mantenerlo. El habia dejado el trabajo para escribir un guion de cine que ella no habia visto nunca. Ni siquiera ayudaba a cuidar de su hijo y era ella quien tenia que ocuparse de la casa y trabajar a jornada completa.

  • El olor de las flores secas de Marta Yanci

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    "Lo envolvio en una mantita azul, con cuidado, antes de dejarlo sobre la hierba. Se quedo de pie mirandolo, sonriendo. Entonces abrio la bolsa y comenzo a colocar las flores, despacio, de manera metodica.Cuando hubo terminado, saco el zapatito que quedaba en el fondo de la bolsa y lo coloco sobre la manta.Ya estaba todo listo. Echo un ultimo vistazo y comenzo a caminar".

  • Enemiga por accidente (California Beach 2) de Olivia Kiss

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    Claire le declaro la guerra a Thomas una noche en la que sus caminos se cruzaron en el California Beach. Un choque casual los convirtio en enemigos no solo en la intimidad, sino tambien de forma publica. Se odian y evitan verse por encima de todas las cosas.
    Sin embargo, sus mejores amigos van a casarse y han decidido que ellos oficien la ceremonia.
    Juntos.
    Un punado de encuentros, un discurso que preparar, unos cuantos secretos y una tension sexual no resuelta conseguiran que, finalmente, todo estalle por los aires.
    ?Podran Claire y Thomas ser algo mas que enemigos por accidente?

  • La inocente 1 de Rangel M. Bellerose

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    E CAPITULO 1 La ola de cuerpos n la oscuridad de la noche, dos cuerpos se encontraban bajo la tenue luz que alumbraba la habitacion, la pobre iluminacion que entraba por la ventana, daba brillo a los cuerpos sudorosos por el placer, las curvas de la mujer se dibujaban en las sombras de la pared sobre el cuerpo extasiado del hombre, nada molestaba a los amantes mas que el gemido de sus voces en la mas absoluta soledad de la vivienda, el telefono sono antes de acabar lo que sus cuerpos ansiaban. Ella encendio la luz y se incorporo, mientras se acercaba a su movil, el hombre admiraba en silencio sus perfectas curvas al caminar, -Diga-, contesto ella. Al rato de conversar, la joven se apresuro a vestirse, -?te vas?-, le pregunto el amante desde la cama. -Tengo trabajo... han encontrado un cuerpo sin vida y tengo que ir inmediatamente. -?Piensas irte sin recibir tu placer?…, ?vas a ser capaz de concentrarte en tu trabajo cuando te arde la entrepierna?-, le dijo. Ella le miro con deseo, el cuerpo desnudo y pecaminoso sobre la cama estaba muy bien formado, moreno de pelo y piel y con las abdominales bien marcadas, sus labios le decian ven y aprovecha el tiempo. -Me vas a meter en un lio-, respondio ella. Se volvio a bajar la prenda intima y sin pensar se subio sobre el hombre como si lo fuese a cabalgar. -Victoria... eres unica, no creo que pueda vivir sin ti-, alcanzo a decir el joven entre suspiros. Ella le miro entre sudores y con la respiracion agitada, -pues vas a tener que hacerlo..., yo ya me he corrido, lo siento-, solto. Luego se levanto, se vistio y le dejo alli tirado sobre la cama como un papel usado, a Victoria le encantaba el sexo, pero su trabajo era su prioridad. Al llegar al embarcadero, la mujer se encontro con sus companeros de comisaria, -espero que no me hayas molestado para nada-, le dijo al teniente. -Llegas tarde, hace bastante que te llame y ahora me vienes con enfados…, si no fueras la mejor de la unidad no te hubiera reclamado... esto es serio. -Dime..., informame de lo que ha pasado. -Ven y miralo tu misma-, le respondio. Saltaron el cordon policial y se acercaron hasta el muelle, parecia haber un cuerpo bajo una sabana blanca y el teniente la levanto, -?has visto antes algo asi?. -He visto muchas cosas., solo veo un muerto. -?Un muerto?, esta desfigurado y le faltan los testiculos y... -La polla, ya lo veo…, sera algun caso de violencia machista o conyugal-, le dijo Victoria. Se puso en cuclillas junto al cadaver, examino tanto como pudo, al rato se volvio a levantar, -?a quien le vas a dar el caso? -A ti., es por lo que te he llamado, ?no crees? -Entonces que hace aqui Alejandro, ya sabes que no pienso trabajar con nadie, te conozco y no me lo vas a endosar. -Lo se, pero no estaba seguro de que llegaras a tiempo…, ultimamente vives muy ocupada-, le solto. El teniente era un hombre de color, fornido y alto, casi siempre usaba traje para vestir y le encantaba llevar corbata. -Lo que haga en mi tiempo libre es cosa mia... no creo que tenga que darte explicaciones. -Mientras cumplas con tus horarios no me entrometere. -?Con mis horarios?, ?acaso este trabajo tiene horarios?, ?sabes lo que estaba haciendo cuando me has llamado?…, me estaba follando a un joven atleta, tenia para toda la noche y me he tenido que correr para apresurarme en atender tu llamada. -Victoria..., no me gusta conocer tus intimidades, y mucho menos que me hables con ese lenguaje... ?Puedo contar contigo para este asesinato? -Todavia no sabemos si ha sido un asesinato…, tal vez se haya suicidado-, le dijo volviendose a examinar el cuerpo con una media sonrisa. -No puedo contigo…, Resuelvelo-, le respondio alejandose de ella, -!Alejandro!, recoge y vamonos. Se quedo sola en la escena del crimen, sola con los agentes de calle y el forense claro, ya era suyo el caso del hombre sin rostro. Victoria era una joven inspectora con un talento innato, aunque algo borde y despreocupada, su hermosa figura podria hacer babear a cualquiera, pero su vocabulario echaba para atras a mas de uno, sus prendas tampoco eran muy sofisticadas, pantalones anchos, camisetas ajustadas y deportivas casi siempre desatadas, con el pelo corto negro y ojos verdes, bastante guapa y admirada por la mayoria de sus companeros, aunque se empenara en ir de dura y solitaria. -?Que sabes?-, le pregunto al forense. -Parece que murio entre veinticuatro y cuarenta y ocho horas, por el rigor mortis, pero debo confirmarlo en el laboratorio, en la escena no hay mucho que recoger…, lo han sacado del mar en una red de pesca, buscare algo que nos pueda dar alguna pista, pero el agua siempre es un aliado de los asesinos. -Bien., en cuanto sepas algo me llamas al movil, supongo que no estara identificado aun. -No llevaba ropa ni documentacion. , buscare en sus huellas y en cuanto tenga algo te lo dire. -Estupendo-, dijo ella. Seguia en cuclillas junto al muerto, volvio la cara para agradecer al forense, este no le quitaba ojo a su trasero, el pantalon se le habia bajado y mostraba buena parte de su prenda intima, -?nunca has visto unas bragas?. -No me imaginaba que usaras ropa de encaje rosa…, me ha sorprendido. -Ya…, bueno informame cuando descubras algo-, le dijo levantandose y marchandose hacia su coche. El suelo del muelle estaba mojado, lo cual era de agradecer en aquella noche calurosa de verano, el sonido del mar traia consigo la brisa desde el interior del oceano, ese agradable viento refrescaba a los agentes que se quedarian hasta el levantamiento del cadaver. Victoria subio a su coche y se marcho a casa, al llegar a su adosado, la recibio en la entrada su mascota, un gato blanco de ojos azules que hacia las delicias de la joven, amante incondicional de los animales. Le sujeto en sus manos y se dirigio al salon, una vivienda de dos plantas, arriba sus dos dormitorios y un bano, y en la parte de abajo la cocina, salon comedor y un pequeno patio trasero donde el animalito pasaba casi todo su tiempo mientras Victoria no estaba en la casa. Dio de comer al gato en la cocina y luego regreso al salon donde habia soltado su arma, golpeo el boton del contestador automatico y se tumbo en el sofa apoyando la cabeza sobre sus manos para escuchar los mensajes. " Me ha encantado estar contigo esta noche, espero poder verte pronto ". Bip " No me has vuelto a llamar, soy Eduardo, pensaba que lo de la otra noche significaba algo para ti ". Bip " Victoria, soy Javier, es la ultima vez que trato de contactar contigo, si no quieres volver a quedar dimelo ". Bip " Como no me devuelves las llamadas... -, sonaba la grabacion cuando apago el aparato. -Follas un dia con ellos y ya se creen que eres su mujer... que simple son los hombres-, decia en voz alta, -para que despues nos llamen sensibles a las mujeres. Se levanto del sofa algo molesta por los mensajes del contestador, ella era una mujer libre y muy independiente, no buscaba ninguna relacion formal y eso lo sabian ellos, en la planta de arriba se ducho con agua fria y luego, con la lenceria fina que tanto le gustaba usar, se acosto, – vente, Lucky-, dijo. El gato no tardo en echarse a sus pies despues de apagar la luz. Otra manana de rutina, la luz ya entraba por la ventana y Victoria seguia acostada cuando sono el telefono, -?diga?-, pregunto. -No me digas que sigues en la cama Victoria, el teniente ya ha preguntado por ti varias veces…, Tengo nuevas evidencias del cadaver-, le dijo el forense. -Me acoste anoche a las tres, ?es que no me da ni un respiro?, dile que ya voy por favor..., o mejor dile que estuve ya en la oficina y que sali a investigar al muelle. -Si lo que quieres es no venir por aqui, te puedo dar la direccion de la mujer del hombre que encontramos muerto anoche. -Mucho mejor, asi desayuno tranquila…, ?como se llama?. -La mujer se llama Brenda Smith y vive en la calle Costa de la miel numero 3., ?lo has escrito? -Si, pero no conozco esa calle. -Porque no esta en ciudad, ella vive en una urbanizacion de lujo a las afueras..., pudiera ser que el mar trajera el cuerpo hasta nuestro muelle, son un matrimonio ingles, el se llamaba Jorge y llevaban en la costa varios anos como residentes…, ya tienes trabajo, hablare con el teniente para cubrirte otra vez. -?Cubrirme?…, ya quisieras tu estar en esas-, dijo con una sonrisa. -Me refiero con tu impuntualidad preciosa. -Ya te habia entendido soso, pero gracias..., Luego cuando llegue a comisaria hablare contigo para que me des los detalles de la autopsia-, termino diciendo. La joven inspectora era una buena profesional, pero un poco desordenada con su vida, despues de alimentar al gato y vestirse con sus vaqueros y camiseta negra, salio hacia la urbanizacion para hablar con la viuda. Sobre las doce de la manana estaba frente a la puerta del bonito chalet de los Smith, llamo al timbre y fue recibida por una adolescente con mirada dulce y triste, -?que desea?. -Soy inspectora de policia, queria hablar con Brenda Smith. , ?es posible? -Claro pase, es mi madre…, ella esta muy afectada desde que desaparecio mi padre, sigame por favor-, dijo educada la jovencita. Por las palabras de esta, Victoria adivino que seria ella quien tendria que dar la noticia de la muerte a su familia, algo que detestaba. -Buenas tardes, senora me llamo Victoria y soy inspectora de la policia..., Me han asignado el caso de su marido-, se presento ante la mujer. -Buenas tardes, ?saben algo ya de Jorge?-, le pregunto la mujer. Una mujer de unos treinta y ocho anos, rubia y bastante guapa se levanto del sofa para dar la mano a Victoria. -Me gustaria hablar del tema a solas si fuera posible-, le respondio la policia mirando a la adolescente. -Por supuesto., ?hija te importa? -No me importa, pero luego me cuentas-, respondio saliendo del salon la joven. -?Y bien?…, Sientese y digame-, dijo la viuda que aun no sabia que lo era. -Hemos encontrado a su esposo, anoche aparecio muerto. -?Muerto?, ?como que muerto?-, dijo sorprendida la mujer. -Lo siento... no habia venido para darle esta mala noticia sino para investigar sobre su asesinato-, le dijo con poco tacto. -?Lo han asesinado?, ?quien?…, no puedo creerlo-, solto. La mujer se quedo en shock, tapando su cara con las manos y sollozando. -Entiendo que es duro recibir una noticia asi, pero vamos a trabajar para encontrar al culpable…, necesito hacerle unas preguntas... si esta en condiciones para responder. -?Como ha sido?… no me lo puedo creer, Jorge era un buen hombre, nunca tuvo problemas con nada. -La entiendo... ?desde cuando noto su desaparicion? La viuda estaba muy afectada, se le notaba su afeccion, pero no dudo en colaborar con la inspectora, -desde hace tres dias, debia regresar de uno de sus viajes de negocios…, estaba en Malaga, pero ya no supe mas de el, esa noche no regreso como esperabamos.

  • La conquista de Mexico de Ivan Velez

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    En el V Centenario de la llegada de Cortes a Mexico es imprescindible volver sobre aquellos hechos que las cronicas antiguas nos han legado. Lo ocurrido desde 1519 hasta la caida del Imperio mexica constituye el primer avance continental hispano en el Nuevo Mundo. Estos acontecimientos se han prestado a diversas mitificaciones que presentan a los espanoles como una suerte de superhombres de relucientes corazas, pero tambien como a una banda depredadora que acabo con un mundo arcadico. Ivan Velez, con gran agudeza y sentido critico, analiza los complejos aspectos belicos, juridicos, economicos y religiosos que acompanaron a la conquista, pero tambien al orden politico que la sucedio. Una historia cruda, emocionante y extraordinaria sobre una las mas grandes aventuras que el mundo ha visto.

  • Beatriz decidio no casarse de Maria Paulina Camejo

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    Beatriz dedico toda su vida a cumplir su unico sueno, el cual era ser una escritora exitosa y reconocida. A sus cuarenta y cinco anos, sus largas horas de trabajo se vieron recompensadas con el Premio Cervantes de Literatura, premio que alcanzo despues de tener una vida llena de noches que transcurrieron en soledad con la unica compania de un vino y musica. Han pasado veintitres anos desde que termino con su novio Santos, con quien habia disfrutado de una bella relacion. En el avion que la lleva a Madrid para recibir su premio, Beatriz se reencuentra con Santos y juntos rememoran momentos que ninguno ha olvidado. Al saberla merecedora del prestigioso Premio Cervantes, Santos le pregunta a Beatriz <>.

  • Espabila chaval de Pablo Poo

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    Pablo Poo es un profesor de instituto que se ha hecho muy popular por una carta que escribio a sus alumnos, <>, que se hizo viral en las redes y de la que todos los medios de comunicacion se han hecho eco.

  • Samsara. Dentro de mis suenos de Isabel Quilis Bayona

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    La informacion le llegaba a traves de terribles pesadillas. Cada dia perdia mas el control de su vida experimentando vivencias ajenas a ella que la sumergian en una voragine de sensaciones y emociones fuera de su realidad. No sabia como salir del mundo de sombras que la rodeaba y que cada noche la acosaba y la sacrificaba para volver a revivirlo una y otra vez sin posibilidad escapar. La locura se iba instalando poco a poco en su interior, debia encontrar una salida antes de volverse completamente loca.

  • Galeon de Jesus Sanchez Adalid

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    Jesus Sanchez Adalid, en este libro a caballo entre la ficcion y la historia, nos acerca, con sencillez y amenidad, a los viajes de la flota de Indias desde su partida del puerto de Sevilla a su llegada a las costas de America. A la manera de un memorial escrito en un pergamino envejecido por un joven viajero extremeno, Galeon descubre los secretos del arriesgado periplo atlantico que emprendian los navegantes del siglo XVII. Cuales eran los motivos que les llevaban a emprender tan larga travesia, quiza sin retorno; como se preparaba la partida; la vida a bordo; las leyes de ultramar; las creencias religiosas; el sentido del honor; los peligros del oceano y de la pirateria. Y, al fin, la llegada a los exoticos paisajes del Nuevo Mundo.

  • Un Tren al Pasado de Rachel B. Miller

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    Sam Carter y Jennifer Van Hoydon pertenecen a mundos opuestos. Ella es una emergente modelo del mundo de las pasarelas, y el un fotografo de una modesta agencia de publicidad, hasta que un dia sus destinos se cruzan en una fiesta en el Upper East Side.
    Desde ese momento Sam sera incapaz de apartarla de su pensamiento deslumbrado por su exuberante belleza, y emprendera una trepidante busqueda por Europa en un viaje repleto de intriga y pasion.

  • La sabiduria de la inseguridad de Alan Watts

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    Este libro significa una inversion radical del pensamiento ordinario sobre la busqueda de la seguridad. El autor plantea la pregunta: ?como vivir en un mundo de inseguridad? ?en un mundo privado del consuelo de las tradicionales creencias religiosas? Y la respuesta la encuentra en la ley de la retrocesion: los seres humanos sufren y perecen debido a los esfuerzos mismos que hacen por no sufrir y por no perecer. Ya lo expuso Lao-tze, el viejo maestro del pensamiento paradojico. <>. <>. <>. No es una filosofia del nihilismo sino al contrario: es una llamada a vivir el presente sin la ansiedad generada por el espejismo del tiempo y de la historia. Es una filosofia, evidentemente taoista, que ensena que la salvacion comienza cuando uno asume no hay “salvacion”, y que la seguridad surge cuando uno asume su mas radical inseguridad. Escrito en estilo lucido y ameno, este libro de Alan Watts posee inagotable acutalidad en nuestra epoca de incertidumbre y crisis.