• libro el final del affaire - Graham Greene

    https://gigalibros.com/el-final-del-affaire.html

    En 1946, en un Londres en el que todavia se perciben las heridas de la guerra, Maurice Bendrix se encuentra por casualidad con el diplomatico Henry Miles, a quien no veia desde hacia tiempo. Henry esta casado con Sarah, con quien Maurice habia tenido un affaire durante la guerra. Cuando Henry le confiesa que sospecha que Sarah le es infiel, sera Maurice, empujado por la curiosidad y los celos, quien decida contratar a un detective privado para averiguar la verdad.

  • El final del affaire - Libros del Asteroide

    https://librosdelasteroide.com/libro/el-final-del-affaire

    En 1946, en un Londres en el que todavía se perciben las heridas de la guerra, Maurice Bendrix se encuentra por casualidad con el diplomático Henry Miles, ...

  • EL FINAL DEL AFFAIRE | GRAHAM GREENE | Casa del Libro

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    Sinopsis de EL FINAL DEL AFFAIRE. En 1946, en un Londres en el que todavía se perciben las heridas de la guerra, Maurice Bendrix se encuentra por casualidad con ...

  • El final del affaire: 221 (LIBROS DEL ASTEROIDE) Tapa blanda

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  • El final del affaire (Libros del Asteroide nº 221) Versión Kindle

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    El final del affaire (Libros del Asteroide nº 221) de [Graham Greene] ... Henry está casado con Sarah, con quien Maurice había tenido un affaire durante la ...

  • Reseña de El final del affaire | El Quinto Libro

    https://www.elquintolibro.es/2021/07/resena-de-el-final-del-affaire/

    5 jul 2021 — Sinopsis de El final del affaire ... En 1946, en un Londres en el que todavía se perciben las heridas de la guerra, Maurice Bendrix se encuentra ...

  • EL FINAL DEL AFFAIRE - GREENE GRAHAM

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    Traducido de nuevo por Eduardo Jordá, El final del affaire es sin duda uno de los grandes libros del siglo xx. Información del libro. GéneroNovela negra, ...

  • El final del affaire - Graham Greene -5% en libros | FNAC

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    El final del affaire, libro o eBook de Graham Greene. Editorial: Libros del asteroide. Los mejores precios en libros y eBooks.

  • "El final del affaire", una de las novelas más autobiográficas ...

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    1 abr 2020 — Libros del Asteroide publica una nueva edición, con epílogo de Mario Vargas Llosa, de "El final del affaire" de Graham Greene.

  • Pasión humana y divina: Graham Greene y El final del affaire

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    13 dic 2019 — La segunda, protagonizada por Julianne Moore y Ralph Fiennes, se ha llevado justamente a la portada del libro, traducido esta vez por Eduardo ...

  • el final del affaire - greene, graham - Librería Publics.

    https://www.llibreriapublics.com/es/libro/el-final-del-affaire_2011391

    Traducido de nuevo por Eduardo Jordá, El final del affaire es sin duda uno de los grandes libros del siglo xx. «Una novela tan profunda, intensa y turbadora ...

  • Cuando los tontos mandan de Javier Marias

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    Este volumen reune los noventa y cinco articulos publicados por Javier Marias en el suplemento dominical El Pais Semanal entre el 8 de febrero de 2015 y el 29 de enero de 2017.

  • Protegiendo a Alba de Jorge Borges

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    Yo daria la vida por mis hermanos.
    Por mi familia. Por mi mafia.
    Y mi jefe habia confiado en mi.
    Para cuidar de su hija. VIRGEN.

  • La criminologa (Los casos de Jennifer Palmer 1) de Arthur R. Coleman

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    En ese punto intermedio entre la noche y el amanecer, Jennifer Palmer se desperto. Mientras se desperezaba aun podia seguir oyendo a Jim Morrison en el recuerdo de su fogoso sueno. Enrollate, nena, enrollate, nena.... Una vez mas, como cada vez que aparecia en sus visitas nocturnas, se pregunto por que sonaba con torridos encuentros amorosos con un hombre que habia muerto antes de que ella naciese y que ni siquiera era su tipo. Ademas, su vida sexual era placentera, intensa y variada. Joven y atractiva, alta, largas piernas, sugerentes curvas y seductores ojos grises, Jennifer no necesitaba los encuentros eroticos en suenos de Jim Morrison para sentirse satisfecha. Abrio los ojos y aun podia oir en su mente a The Doors con Roadhouse blues: Si, vamos al bar de la carretera. Vamos a pasarlo realmente bien. Un buen rato... donde tienen habitaciones... y son para la gente que le gusta hacerlo despacio. Enrollate, nena, enrollate, nena... Entre suaves sabanas de algodon blanco, la joven se incorporo en la gran cama. Recogio su larga melena castana en una coleta y se despabilo lo suficiente para recordar que en unas pocas horas debia encontrarse con Donald Walker, uno de los miembros de la agencia de detectives y asesoramiento en materia criminal que ella dirigia. Donald estaba siguiendo a un marido, un importante hombre de negocios relacionado con el mundo del arte. Al contratarles, su mujer aseguro que estaba preocupada por el. Al parecer el hombre habia recibido alguna amenaza, pero no habia querido emplear escolta privada mas alla de los guardias de seguridad que vigilaban su magnifica galeria de arte y las camaras de vigilancia de su finca y la seguridad del propio residencial. Aunque, penso Jennifer, en realidad lo mas probable es que quisiese saber si le era infiel y conseguir pruebas comprometedoras y usarlas para sacar una buena tajada en el divorcio. Vaya estupidez, penso la joven, como si ser infiel o pretenderlo no estuviese en la naturaleza humana. Por su experiencia, lo raro era justamente lo contrario. De cualquier forma, aunque era un trabajo rutinario y anodino, estaba bien pagado. A pesar de que no era la actividad que mas le atraia, en realidad le interesaba mas bien poco, habia que hacer de todo para mantener a flote la agencia Solution Channel. Descalza por el pavimento de madera pulida, cruzo el salon por encima de la silueta de un dragon estampada en una gruesa alfombra rojiza. A Jennifer le gustaban estos enormes animales miticos. Desde nina le habian fascinado los cuentos de dragones, guerreros y princesas, aunque ella no tenia interes en ser una princesa, lo que deseaba en sus fantasias de nina era convertirse en una aguerrida guerrera que luchase contra el mal. Finalmente, su sueno se habia hecho, en buena parte, realidad. Jennifer era la propietaria de la agencia Solution Channel. Habia estudiado criminologia en SUNY, la Universidad Estatal de Nueva York en Albany, y desde el principio sus profesores vieron su potencial. Al acabar la universidad pronto se labro un prestigio gracias a sus acertados diagnosticos. Tenia poco mas de treinta anos, y en ocasiones hacia labores de consultora en determinados casos para Inteligencia Criminal del Departamento de Policia de la ciudad de Nueva York: revision de casos desde el comportamiento y las perspectivas de investigacion, analisis del crimen, sugerencias de lineas de investigacion, perfiles de delincuentes desconocidos y estrategias para dar caza al asesino. Una joven precoz, una mente brillante, un cuerpo sensacional. Llego a la cocina y se sirvio un cafe largo bien cargado, solo, sin azucar. El primer cafe del dia solo; el segundo, a media manana, con azucar de cana. En ese momento sono el telefono. ?Quien seria a esas horas tan intempestivas? En el visor aparecio el rostro pecoso y juvenil de Donald. --Hola. --Sera mejor que nos veamos --oyo la voz alterada de su colaborador. --?Es grave? --Se han cargado al objetivo. --No fastidies. ?Donde estas? --Largandome del edificio. Esto se esta llenando de policias. --Esperame en El Mogador. Un contratiempo. La muerte del hombre al que estaban vigilando. Eso no era nada bueno para el negocio. Jennifer solia llevar ropa cenida, que resaltaba su cuerpo esbelto y llamativo. Se puso una blusa y un sueter de lino suave de color verde, abierto en pico, que dejaba ver la curva de sus senos, y unos pantalones beige ajustados a sus largas y torneadas piernas. Se calzo unos comodos zapatos de tacon bajo y se abrigo con un grueso chaqueton de lana trenzada a juego con los pantalones y los zapatos. La primavera estaba cerca, pero aun no harian mas de 10 grados centigrados. Se anudo una suave bufanda de cachemir alrededor del cuello, y salio rauda hacia la cafeteria donde habia citado a su fiel asociado. Donald Walker era fotografo, especialista en el seguimiento de personas y en obtener informacion, y experto en un poco de todo. Melena rubicunda, impulsivo, simpatico, ni muy alto, ni muy atletico. Un joven que pasaba desapercibido, ideal para su trabajo. Solia vestir de forma informal y desalinada, zapatillas de tela, vaqueros descoloridos por el tiempo, no por la moda, camisas amplias y sueltas por debajo de la cintura. Nunca usaba reloj y siempre sabia la hora exacta. El reloj atomico, solian llamarle en la agencia. Buena parte de la ciudad de Nueva York esta en tres islas: Manhattan, Long Island y Staten Island. Jennifer vivia en el distrito de Brooklyn en la punta oeste de Long Island en un apartamento de alquiler, lo que le permitia mudarse de casa y de barrio siempre que le apetecia. Su apartamento tenia una amplia habitacion y un gran salon con la cocina integrada. Cuando se instalo, el barrio era tranquilo y familiar, pero al cabo de un tiempo aparecio una reluciente lavanderia, cafes sofisticados, boutiques, restaurantes independientes y varias tiendas de vinos organicos que fueron la senal de que la zona habia sido conquistada por artistas y estudiantes con poder adquisitivo, y los precios del alquiler se elevaron drasticamente. De mil dolares se habia disparado al doble. Mucha gente trabajadora del barrio tuvo que trasladarse a las afueras donde los precios aun eran asequibles a sus posibilidades. Jennifer tambien estaba pensando en irse a una zona menos convencional. Las modas frivolas le repateaban, pero cerca de su casa aun quedaban lugares y establecimientos en los que se encontraba a gusto, como El Laberinto, un local con cocteles y bebidas de todo tipo, buena musica y amena compania. Jennifer se arrebujo en el chaqueton, salio del edificio y se subio en su Opel Cabrio blanco para dirigirse a Williamsburg, un agradable barrio de Brooklyn. Llego a Wythe Avenue y aparco en las cercanias. El sol apenas comenzaba a despuntar entre los altos edificios, cuando entro en El Mogador, un acogedor cafe bastante concurrido. Donald estaba sentado en una mesa en la parte del fondo iluminada de luz natural y ornamentada con plantas. Tomaba un sandwich de pollo con curry y una cerveza. Su desayuno predilecto, herencia de su padre, un veterano de la Guerra del Golfo. --A ultima hora de la tarde segui al objetivo tras su coche cuando salio de su galeria de arte. Le vi recoger a una joven en la esquina de una zona de dudosa reputacion --explico Donald cuando su jefa se sento frente a el. Le mostro una de las fotografias en la pantalla de su camara. Una chica de veintipocos anos, delgada, guapa, rubia, tez palida y nariz respingona. --Estuvieron hablando un buen rato en el coche, y luego fueron a un edificio en Manhattan, donde el tiene un lujoso apartamento. Estuve observando la entrada. Luego llego otra joven. Donald puso otra fotografia en el visor. Otra joven, unos treinta anos, recia, de mediana estatura, pelo largo moreno, nariz prominente. --Llamo al interfono y le abrieron. Mira --dijo senalando con el dedo indice la imagen--, apreto el boton de la casa de Adams. Al poco salio la acompanante de Adams, y una hora mas tarde la otra joven. Un rato despues vi que el portero no estaba en su puesto. Me extrano. Espere un rato mas y sali del coche a comprobar que pasaba, y justo cuando iba a entrar llego la mujer del fallecido. En cuanto la vi coger el ascensor, entre. El mostrador estaba vacio. El portero estaba inconsciente tumbado en el suelo en una pequena dependencia trasera. Subi al piso del apartamento del objetivo, la puerta estaba abierta. La mujer, Sarah Adams, estaba sola frente al cadaver de su marido. Creo que ni siquiera me vio. Estaba de pie con la mirada perdida y el telefono en la mano. --Vaya --expreso Jennifer mirandole con sus hermosos ojos grises que traspasaban a su interlocutor--. ?Viste entrar o salir a alguien mientras esperabas? --Entraron Adams y su acompanante, luego la otra joven y finalmente su mujer. --?Y salir? --Las dos jovenes, primero una, luego la otra. Nadie mas. Donald le mostro en el visor de su camara las fotografias que corroboraban su relato. El joven se puso un chicle en la boca, como si quisiese anadir una pausa a toda la informacion que acaba de soltar, y mascullo entre dientes. --Feo asunto. --Espera, tengo una llamada. !Hola! --Soy Mark. Mark Crowell, un apuesto y atletico inspector de la brigada contra el crimen de la ciudad de Nueva York. --?Que sucede? --Tenemos que vernos. Asunto oficial --la voz del inspector sonaba preocupada. --?De que se trata? --Asesinato. --?De quien? --el vello de la joven se erizo, signo de la llegada a su mente de una intuicion o, mas bien de una sincronia, como ella preferia explicar que su mente supiese algo que su razon aun no habia explicado. --William Adams, un tratante de arte. Te envio la direccion --dijo Mark, y colgo. Jennifer hizo un mohin con la nariz y fruncio sus labios sensuales y bien perfilados. William Adams. El mismo hombre que Donald estaba siguiendo por orden de su mujer. La joven no creia en las coincidencias. Y aquello era algo mas que una coincidencia. Pero nada ni nadie iban a quitarle las ganas de tomar su desayuno tranquilamente. Pidio al amable y sonriente camarero pan recien horneado, huevos benedictinos, zumo de naranja y cafe. --Nos vemos en la agencia --le dijo a Donald--. Informa a los demas, y prepara todo el material fotografico que tengas del caso. Tras el delicioso desayuno, al salir del local, Jennifer cogio su coche. Cuando una ligera bruma matizaba las aun frias aguas del rio y el sol lanzaba sus rayos matutinos, cruzo los casi dos kilometros del puente de Brooklyn. Aunque el aire era fresco, se veia bastante gente caminando en una u otra direccion del puente, runners, ciclistas y vendedores ambulantes instalando sus cuadros, llaveros y muchos otros recuerdos de la ciudad. Algunos eran turistas madrugadores haciendo fotos y mirando las vistas de la bahia, Manhattan, Brooklyn y a lo lejos la Estatua de la Libertad. Los edificios despertaban a uno y otro lado de la ciudad. Pero en uno de ellos, alguien no volveria a despertar jamas. 2 ELASESINATO La relacion entre Jennifer y Mark habia empezado una manana cuando ella impartio una ponencia sobre criminologia para miembros del cuerpo de policia. Jennifer tenia un especial don para descubrir los entresijos de los casos mas alla de las pruebas aparentes y establecer conexiones entre los hechos que pocos podian ver. Aunque a mas de uno podia parecerle una habilidad sobrenatural, Jennifer simplemente usaba su mente, su memoria y sus excepcionales conexiones sinapticas y redes de circuitos neuronales, trascendentales para los procesos biologicos que se hallan bajo la percepcion y el pensamiento. Cierto que esa genuina capacidad era algo con que la naturaleza le habia dotado, pero ella se ocupaba de mantenerla y mejorarla con sus profundos analisis y reflexiones. Al acabar la conferencia, el se acerco y le pregunto, con su voz segura y viril, algo insustancial para trabar conversacion. --Mejor sera que te conteste tomando algo en la barra de un bar --dijo Jennifer, y el estuvo encantado. Esa misma noche retozaron entre las sabanas gris marengo de la cama de Mark. Mejor en la primera cita, para que hacer esperar lo bueno, sino se corria el riesgo de que no sucediera, opinaba Jennifer, cuantas cosas placenteras dejamos para manana, y ese manana nunca llega. Habian pasado tres anos y su relacion seguia por los mismos derroteros. Compartian casos, cama y conversaciones, algunas de estas ligadas a su trabajo de asesoramiento para el departamento de policia, y otras previas a sus citas intimas. En ambas actuaciones, en los casos criminales y en los encuentros sexuales, al acabar ella se levantaba y se iba. Pocas veces se encontraban en casa de Jennifer, pero cuando lo hacian el tacito acuerdo era el mismo, el se vestia y se marchaba. Todo iba bien. Una relacion fructifera, placentera y sin ataduras. Hacia mas de un mes que Mark no la llamaba para cuestiones policiales, y cuando se encontraban era para otros menesteres mas ludicos. Una cena a la luz de las velas, un buen vino y la gran cama que Mark tenia en su agradable apartamento con vistas al Hudson. En Mark todo era grande. Jennifer media mas de un metro setenta centimetros, y aun asi Mark le sacaba toda la cabeza. Mediada la treintena, pelo rubio ligeramente rizado, aspecto agradablemente desalinado, tez curtida y bronceada y ojos azules, grandes y perseverantes, especialmente cuando miraba a Jennifer. Aunque vivian en Alpine, un exclusivo barrio residencial de Nueva Jersey, los Adams tenian un apartamento junto a la Sexta Avenida en Manhattan. Era una zona cosmopolita que se habia revalorizado mucho en los ultimos anos y un piso en ese barrio solo se lo podian permitir personas muy adineradas. Ante el edificio de piedra gris perla se veian curiosos y periodistas. Los medios de comunicacion ya estaban al tanto del luctuoso asunto. Furgonetas, hombres y mujeres jovenes microfono en mano ante sus respectivas camaras se agolpaban en las inmediaciones del toldo verde de entrada a las doce plantas del edificio. Jennifer se acerco conduciendo con cuidado, abriendose paso hasta llegar a la puerta de entrada custodiada por la policia donde se veia una ambulancia forense. Unos conos rojos y blancos marcaban la zona de la acera y de la calle protegida por la policia. Un autobus amarillo de una escuela precedia al coche de Jennifer y en cuanto paso por el carril libre frente al edificio, la joven aparco junto a la acera y una pequena zona ajardinada al aire libre. Perry Howard, un joven detective del grupo comandado por Mark, la esperaba mientras comprobaba la direccion hacia donde estaban enfocadas las camaras de vigilancia del edificio. De mediana estatura, corpulento, pelo corto oscuro, labios finos y cara sonrosada, al bajar la joven del coche, echo un furtivo vistazo a las largas y estupendas piernas de Jennifer y a su escote que, aunque prudente, se adivinaba entre el grueso chaqueton y dejaba ver parte de sus bien moldeados senos. Cuando Jennifer entro en el lujoso edificio, Mark estaba en el hall dando instrucciones a dos agentes para que hablasen con todos los vecinos del edificio. Vestido con chaqueta de sport y camisa gris, pantalones negros y mocasines comodos para poder moverse con facilidad en caso de necesidad. --El edificio tiene camaras --le indico Perry cuando se acercaron--. Cuatro, entre la entrada y la recepcion. --Compruebalas --ordeno Mark--. Y tu --se dirigio a Ron, otro de sus colaboradores--, ve tambien a hablar con los vecinos de los otros apartamentos de la planta doce por si han visto u oido algo. El detective Ron Speegle, adjunto a Mark, se aproximo. Pelo largo, castano y nariz prominente, un hombre macizo de voz grave a quien la gente solia escuchar con atencion, especialmente cuando movia sus grandes y recias manos. Mark se acerco a ella y le saludo con una sonrisa seductora. --Empieza desde el principio, mon ami --correspondio con otra sonrisa Jennifer. La joven habia pasado un ano aprendiendo frances y haciendo un master en la Universidad de Paris sobre criminologia y analisis de la conducta, y de vez en cuando le gustaba meter algun termino en frances con las personas a las que apreciaba y con las que se sentia a gusto. Y Mark era uno de sus preferidos. Guapo, amigo leal y gran amante. !Que mas se podia pedir! Mark miro con admiracion el sensual cuerpo embutido en el ajustado sueter, pero reprimio sus instintos sensuales y se limito a hablar del caso. --Un asesinato. --!Que novedad! Ni que estuviesemos en Nueva York. --Me ha llamado el capitan Mael para asignarme el caso y me ha dicho que te incorpore al grupo como consultora. --Al final acabare cayendole bien. --Me parece que el asunto no va por ahi --contesto Mark--. Ahora lo comprobaras. Mael y Jennifer tenian diferentes enfoques en cuanto al modo de enfocar los casos y los tramites reglamentarios. Y de ahi su cierta prevencion hacia Jennifer, quien a veces gustaba de coger atajos para evitar farragosos procesos burocraticos. --Vaya, que desilusion --chanceo Jennifer. Mientras hablaban se dirigieron al interior del edificio. El portero estaba siendo asistido por unos sanitarios. --Por lo que parece ha sido drogado, pero en un rato podra hablar con cierta coherencia -- dijo Perry, refiriendose a un hombre de mediana edad con una prominente calva, que estaba medio abatido en una silla y con los botones dorados de una chaqueta gris desabotonados. --?Aviso el a la policia? --pregunto Jennifer. --No, fue la mujer del difunto. La joven recordo el relato de Donald sobre la mujer con el telefono en la mano y la mirada extraviada. Los dos cogieron el ascensor y el detective pulso el boton de la ultima planta. --?Y la victima? --Millonario, norteamericano --contesto Mark. --?Norteamericano en Norteamerica? --dijo sarcasticamente Jennifer--. Esto se pone interesante. --Una de cada tres personas que viven en Nueva York no ha nacido en Estados Unidos. Bueno, ?vas a dejar de interrumpirme? --Claro, claro, continue --dijo la joven dando un toque en el brazo del inspector con su suave y firme mano. Un breve pasillo bien iluminado con apliques dorados en las paredes y revestido de marmol claro conducia a cuatro lujosos apartamentos. Ante la puerta abierta de uno de ellos se veia a dos policias hablando entre ellos con una cinta amarilla en la mano en donde se veia: escena del crimen, no pasar. Los miembros de la cientifica entraban y salian como si estuviesen en la cafeteria de la esquina. --Era un hombre hecho a si mismo --comento Mark. --Un canalla, vaya. --Un triunfador. --Vamos, eso. Nueva York, simbolo internacional y centro de las finanzas, sede del mayor mercado de valores del mundo y centro de grandes negocios en todos los ambitos incluyendo el arte de vanguardia. Y en esta area, William Adams habia sido el rey.

  • Con amor, de Valentina de Becka Black

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    Mario y Valentina solo tienen en comun la ciudad de Milan. Dos almas solitarias y oscuras que no encuentran la paz, ni siquiera la buscan. Mario huye de Espana con el corazon roto y se refugia en Italia sin sospechar que los fuertes vinculos de su familia con la mafia siciliana, convertiran su vida en un infierno.

  • El largo camino a casa de Alan Hlad

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    En septiembre de 1940, mientras las bombas alemanas caen sobre Gran Bretana, la joven Susan y su abuelo Bertie hallan consuelo criando y entrenando palomas mensajeras que el Ejercito usara para transmitir informacion sobre los movimientos de los nazis en la Francia ocupada.

  • Que vaya Meneses de Fernando Schwartz

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    En un pais del Africa Ecuatorial, Mazambezi, se produce un sangriento golpe de Estado durante el cual un hospital en plena selva es destruido y sus dos medicos, cuatro enfermeras y cinco monjas, todos espanoles, pasados a cuchillo. En un ataque de dignidad ofendida, el Gobierno espanol rompe con Mazambezi.

  • Role Playing. Una apuesta arriesgada de Minerva Hall

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    Tras sobrevivir a una dificil y traumatica experiencia, Brenda necesita reencontrarse consigo misma, alcanzar la paz y redescubrir esas emociones que, de pronto, le resultan esquivas. Sabiendo que esta vacia por dentro y ansiosa por volver a sentir, se interna en el ambiente de seduccion del Pleasure’s Club, sin esperar que esa decision la vuelva a poner de lleno en el ojo del huracan.
    Gabriel Grier es uno de los Amos del club erotico mas exclusivo de la ciudad, o al menos lo era, ahora lleva meses sin disfrutar del sexo. La dominacion, tan necesaria para el como respirar, de pronto lo enferma y se descubre incapaz de tener una ereccion con cualquiera de sus habituales sumisas.
    Sin embargo, la noche de los viernes, cuando su nueva bailarina ameniza la velada, su cuerpo responde, su alma la anhela y su corazon sufre porque sabe que nunca podra tenerla.
    Pero cuando ella vuelve a ser objetivo de una mente perversa, sabra que sera capaz de cualquier cosa con tal de mantenerla a salvo.
    ?Seran capaces estas dos almas perdidas de abrir el corazon y amar por una vez y para siempre jamas?

  • Contradireccion, sin frenos y sin ti de Pat Casala

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    Kristie sigue sin tener las cosas claras. No quiere volver a confiar en Luke ni perdonarle otro desliz y tampoco es capaz de olvidar sus sentimientos por Dennis. Necesita poner distancia, pensar, dejarse mecer por las olas y aprender a hacer surf mientras consigue hallar la forma de centrarse, pero el verano en California no es suficiente para encontrar la respuesta a sus dudas.. Luke intenta recuperarla, va en su busca, quiere convencerla con palabras, como siempre, pero la ha herido demasiadas veces con su actitud y sus actos. Quizas ya es tarde para reconducir la situacion. O puede que se merezca una ultima oportunidad.
    Los recuerdos de su relacion con Dennis la bombardean. El fue el amor de su vida, la persona que estuvo a su lado durante los dificiles anos de su infancia a cargo del sistema estatal de tutela de menores y, aunque no sabe si podra perdonarle algun dia como acabaron, tampoco puede quitarselo de la cabeza.
    Tras enfrentarse a un giro inesperado y descubrir que Dennis guarda demasiados secretos peligrosos acerca de su pasado, Kristie debera decidir a quien pertenece su corazon.

  • Por ti respiro de Poppy Garcia

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    Segundo jueves de mes Me estaba costando mantener el ritmo de la respiracion. Tan prieta, tan deseable y salvaje. Su espalda se movia como las olas siguiendo el ritmo de mis caderas. -!No pares, caramelo! !Por favor, no pares! Acelere solo para darle gusto a la vez que estiraba el brazo para jugar con sus pezones y, ya de paso, dejarme llevar. -!Aaahhh! -grito. Senti la presion desde todos los angulos y explote en ella ya sin aire en los pulmones. La fuerza de gravedad hizo el resto derramandonos los dos en aquella cama de suaves sabanas negras. Como en un baile sincronizado. De A a B, siguiendo una coreografia en la que cada vez teniamos mas practica, mas eficiencia y menos alma. Pero aquello era lo que era y no valian eufemismos. Ese era siempre el momento de la verguenza. Cuando me daba excusas a mi mismo de porque estaba alli, o mas bien, para que estaba alli. Estaba alli precisamente para disfrutar, aunque fuese a costa de pretender durante un rato. Una tarde cada varios meses. Pagando. Anos atras, Cuqui habia sido mi regalo de cumpleanos. Aquella noche no lo supe, pero pocas dudas tuve cuando encontre en mi billetera dias despues una tarjeta con su nombre y un corto mensaje adosado a un <>. Me cabree, mucho, pero he de admitir que duro poco. Una vez que asumi que ese seria el unico contacto que tendria con una mujer creo que hasta senti alivio. Primero, Cuqui era guapisima y, segundo, me gustaba el sexo con ella. Desde aquella primera noche nos habiamos visto de forma mas o menos regular; ella recibia su recompensa y yo la mia. La verguenza, aunque persistente, quedo algo mitigada cuando gire la cabeza para mirar a mi escort -tenia prohibido llamarla <>- tumbada de espaldas mirando al techo satisfecha de si misma. Cuqui era muy especial para ciertas cosas, aunque su naturalidad era reconfortante. Al igual que siempre, no tardo ni dos segundos en encenderse un cigarrillo. Una costumbre que yo personalmente odiaba y que ella parecia disfrutar. Cuqui era puro estereotipo, supongo que por su profesion, y el cigarrillo de despues del coito era imprescindible. En ningun otro momento la habia visto con un pitillo entre los dedos. -?Por que me llamas siempre caramelo? -pregunte. Normalmente no hablabamos demasiado; siempre hubo un silencio comodo entre nosotros. Ella no husmeaba en mi vida y yo no pedia explicaciones. Como debia ser. Con todo y eso, soliamos cruzar unas palabras mientras nos recuperabamos y con el tiempo esos momentos habian pasado de un par de minutos, antes de que yo recogiera mis cosas y pagara, hasta llegar a la media hora si no teniamos nada que hacer despues. Hoy parecia no importarle que zanganearamos un rato, asi que pregunte aquello porque realmente me intrigaba que me hubiese puesto un mote tan empalagoso. -No se. Me recuerdas a uno. Apoyo la cabeza sobre mi brazo estirado, mirando a la nada mientras intentaba hacer anillos con el humo. Anos practicando sin resultado. -Eres como uno de esos caramelos con envoltura de colores chillones con el logotipo de la empresa. -Paro un segundo para echar el humo por la nariz-. Cuando vas a abrirlo, te das cuenta de que el papel se ha quedado pegado al caramelo y ves venir que los dedos van a quedar pegajosos. Pero como es un caramelo, pues haces el esfuerzo. Al llevartelo a la boca tus papilas gustativas se corren de gusto de repente y cierras los ojos mientras disfrutas de la experiencia. Una vez comienzas a mover el caramelo en la boca, te acuerdas de que tienes pegado el envoltorio entre los dedos, asi que te deshaces de el y te chupas las yemas porque el regustillo es casi mejor que el caramelo en si. Tu eres igual. Un caramelo… Vaya analogia. Si estaba alli con ella era porque yo no era del gusto de nadie. No queria recordar la cantidad de motes que me habian puesto a lo largo de los anos; ninguno cercano a nada dulce, eso seguro. De hecho, desde bien pequeno a cada nuevo apodo la cosa empeoraba a la par que mi aspecto. Quien sabe cuando empece a parecer un engendro. Primero fueron los pies planos y el empeno del medico en ponerme botas ortopedicas; despues fueron las gafas de pasta de color marron mierda que mis padres debieron encontrar en oferta en la optica; con la pubertad aterrizo el maldito acne que me dejo desagradables marcas de por vida por toda la cara y lo peor, esos perpetuos carrillos rojos que decian a gritos <>. Por suerte mi cara no era redonda como la de un pan. Eso me hubiese dado la puntilla en el instituto. Basicamente era mas feo que un culo y para colmo, mis padres tuvieron que recurrir al maldito santoral para ponerme el peor nombre de la historia. Llamarme Artemio era algo que todavia llevaba fatal, tanto que no dejaba que nadie me llamara asi. Gracias a Dios, las botas ortopedicas dejaron de ponerse de moda; el genio mas genio de todos los tiempos invento las lentillas y el bigote y la perilla atraian ahora las miradas mas que los boquetes dejados por las espinillas llenas de pus y grasa que los miles de tratamientos dermatologicos no consiguieron disimular. Lo que no habia cambiado en absoluto con los anos era el asco, el desprecio o la pura y dura indiferencia del genero femenino hacia mi persona, sexualmente hablando se entiende. Jamas habia estado con una mujer porque le atrajera. Jamas. Siempre tuve amigas, eso si. Rodeado de feminas que decian lo encantador que era, no hacia mas que afianzarme en la idea de que ademas de feo, no conseguia hacerles llegar las sobredosis de testosterona que me hacian producir. Siempre pase inadvertido; al menos ningun otro chaval penso en mi como oponente lo que me evito algun que otro encontronazo con los malutos en el recreo, aunque no siempre. Lo dicho, mi testosterona pasaba desapercibida a todos los niveles. Pero debia agradecerle a Cuqui que, aunque solo fuese por agradar a un pobre cliente, me dijera que no era tan repelente. Quiza la profesion le daba un sexto sentido para reconocer y utilizar sobreproducciones de hormonas. Quien sabe. -?Me estas piropeando? -me salio con una media sonrisa. El hecho en si era realmente comico. -No. Solo digo la verdad. Estas riquisimo. Apago el cigarrillo en el cenicero de la mesilla y comenzo a besarme en el pecho. Mi respiracion empezo a acelerar e inconscientemente entrelace los dedos en su pelo. -No se si estoy preparado para una segunda ronda y ademas se esta haciendo tarde. -Por mucho que me gustase las cosas que me hacia, lo nuestro era un encuentro con unas reglas estipuladas y queria que siguiese siendo asi. Ademas, no queria forzar nada. Pero ella ni caso. -No te hagas el modesto, caramelo. Tu siempre estas preparado. Saco la lengua para empezar hacer dibujos sobre mi piel y luego soplo para mirar triunfante como todo se ponia de punta. Empezo a chupetear mientras bajaba restregandose con abandono y yo mire el reloj para asegurarme. Estabamos en tiempo de descuento asi que esta ronda iria por parte de la casa. Si a ella le daba igual… Mis dudas quedaron resueltas cuando se incorporo para ir a sacar un condon del cajon de la mesilla. Lleve las dos manos a su cabeza, cerre los ojos y deje gustoso que Cuqui me tratase como un dulce.

  • El tiempo entre suturas de Enfermera Saturada

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  • El chocolate no hace preguntas de Yolanda Quiralte

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    Bruno Garcia acaba de invertir todos sus ahorros en La Bookeria, una libreria con tintes neoyorquinos situada en una pequena ciudad espanola.

  • Azul Venezia de Marina G. Torrus

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  • Como al leon por sus garras de Jose Manuel Sanchez Ron

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    <>, la expresion que utilizo el matematico Johann Bernoulli cuando reconocio un texto de Newton sin firma, abre esta interesantisima recopilacion de textos de grandes cientificos. Una gran oportunidad para conocer a los maestros de la ciencia mediante una cuidada seleccion de escritos en los que explican sus descubrimientos.

  • La tentacion mas dulce, Lucia Herrero de Lucia Herrero

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  • 10 anos y 10 dias de Poppy Garcia

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    <>.
    Bienvenidos a la saga de sierra Negra.

  • Tu sangre es mia de Rachel Rp

    https://gigalibros.com/tu-sangre-es-mia.html

    La Gran Guerra marco un antes y un despues en la Historia de la humanidad. Los seres sobrenaturales que antes se escondian se unieron para luchar contra los humanos. La guerra no fue justa, los seres sobrenaturales ganaron sin apenas bajas y doblegaron a sus enemigos posicionandolos en la base de la cadena alimentaria. Han pasado siglos de eso y hoy en dia los perdedores conviven en ciudades cupula dirigidas por vampiros, cambiantes y brujos o aislados en asentamientos humanos de los cuales nadie sale. hasta ahora.

  • Maravilloso desastre (Beautiful 1) de Jamie Mcguire

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    LA CHICA BUENA
    Abby Abernathy no bebe, no se mete en lios y trabaja muy duro. Cree que ha enterrado su oscuro pasado, pero cuando llega a la universidad, un rompecorazones conocido por sus ligues de una noche pone en peligro su sueno de una nueva vida.

  • Labios de piedra de Nancy Huston

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    En Labios de piedra, Nancy Huston traza la biografia de Saloth Sar, uno de los mayores genocidas del siglo xx bajo el pseudonimo de Pol Pot, y la contrapone a su propia historia de joven rebelde, a traves de Dorrit, su alter ego. Nacida en Canada, su rechazo a una vida programada la lleva a labrarse su propia formacion intelectual y humana. Su busqueda la llevara al mismo Paris efervescente y radical que anos antes habia pisado Saloth Sar. Emigrado a Paris desde Camboya, Saloth Sar transformara su marxismo teorico en hechos y, ya como Pol Pot, sumira a su pais en un horror sin precedentes.

  • Por la C de Carol – Mary Shepherd de Mary Shepherd

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    Carol es algo. bueno, algo no, es pija. Es rubia de <> y lleva lentillas de colores. Jura por la D de Dior, suelta !jopelines! cada dos por tres, viste ropa de los disenadores mas famosos y lleva zapatos de marca. Es socia de una boutique y vive con sus dos <>, Bubble y Muffin.
    Un corte de agua hace que salga, toda enfurrunada, a la busqueda y captura del <> de la sospechosa desaparicion del preciado liquido y entonces lo encuentre a el. ?Y quien es el? El es Lolo, tia, osea, Lo-lo, albanil, guapete el, pero rustico, rural y tiene el descaro de llamarla <> y a partir de ese momento. mmm, eso, eso es <>.

  • Sombras sobre el Nilo, Kate Furnivall de Kate Furnivall

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    La vida de Jessie Kenton ?una nina londinense de siete anos, nacida en una familia de clase media alta? gira alrededor de su hermano pequeno Georgie, que padece un grave trastorno emocional. Una noche, sin darle mas explicaciones, sus padres se llevan a Georgie y lo sustituyen por Timothy, un huerfano al que acaban de adoptar. Tras el dolor inicial de la separacion, Jessie se ira encarinando con Timothy, pero nunca olvidara a Georgie.

  • La infancia de los dictadores de Veronique Chalmet

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    Joseph, Francisco, Muamar, Idi, Saloth... ?Quien sospecharia que detras de estos nombres anodinos se ocultan algunos de los dictadores mas perversos que ha conocido el siglo XX? La mancha roja que dejaron en los libros de historia nos hizo olvidar que Stalin, Franco, Gadafi, Amin Dada o Pol Pot, antes de transformarse en tiranos, alguna vez fueron ninos.

  • Maldito ex. diario de una ruptura de Isabella Marin

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    Que tu novio corte contigo, cuando tu ya habias fichado el vestido de novia, es una desgracia.

  • Una Larga Espera de Joan Elliott Pickart

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    Habia dejado su corazon en aquel lugar. y ahora regresaba para entregarselo a el.

  • El maestro del Prado de Javier Sierra

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    Al mas puro estilo de los relatos de enigmas de Javier Sierra. El maestro del Prado presenta un apasionante recorrido por las historias mas desconocidas y secretas de una de las pinacotecas mas importantes del mundo, el Museo del Prado.

  • El abrazo del monstruo de Felix J. Palma

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  • Coffee Sugar. Un lugar para empezar de Ariadna Baker

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    La vida de Valeria transcurre de lo mas tranquila, dedicada en cuerpo y alma a regentar la pasteleria que acaba de inaugurar junto con su novio, Edu. De la noche a la manana, el toma de la decision de marcharse con otra mujer, dejando a la joven con el corazon roto y al frente del pago de numerosas deudas.

  • Aislados de Kimberly Mccreigh

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  • Tiempos de esperanza de Emilio Lara

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  • Luz de febrero de Elizabeth Strout

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    A primera hora de la tarde de un sabado de junio, Jack Kennison se puso las gafas de sol, se monto en su deportivo descapotable, se abrocho el cinturon de seguridad pasandoselo por encima de la prominente barriga y se fue hasta Portland, a casi una hora de viaje, a comprar una botella grande de whisky, cualquier cosa con tal de no encontrarse con Olive Kitteridge en el colmado de Crosby, Maine. Ni con aquella otra mujer que le habia hablado del tiempo mientras el esperaba en la cola del colmado con el whisky en la mano. !Del tiempo! Aquella otra mujer (no recordaba su nombre) tambien era viuda. Mientras conducia, se apodero de el algo muy parecido a la calma y, una vez en Portland, aparco y fue a dar un paseo junto al mar. El verano ya habia hecho acto de presencia y aunque todavia hacia frio para mediados de junio, el cielo estaba azul y las gaviotas sobrevolaban el muelle. Habia gente en las aceras, muchos jovenes con ninos pequenos o empujando cochecitos de bebe, y todos parecian conversar. Aquello no dejaba de asombrarlo: !como daban por sentado el hecho de estar los unos con los otros, de hablar! Nadie parecia prestarle atencion y se dio cuenta de algo que ya sabia pero que ahora entendia de otro modo: que era solo un viejo con una barriga fofa en quien no merecia la pena fijarse. Y casi resultaba liberador. Atras quedaban esos anos en que habia sido un hombre alto y guapo, sin barriga, que se paseaba por el campus de Harvard, y que llamaba la atencion. Los alumnos lo miraban con respeto y las mujeres, las mujeres tambien lo miraban. En las reuniones del departamento imponia; se lo decian sus colegas y el no lo dudaba, porque precisamente ese era su proposito. Ahora, al pasar por uno de los muelles frente a los que habian construido zonas residenciales, se le ocurrio que tal vez debiera trasladarse a vivir alli, donde habia agua por todas partes, y tambien gente. Saco el telefono movil del bolsillo, le echo un vistazo y volvio a guardarlo. Era con su hija con quien queria hablar. Por la puerta de uno de los edificios de apartamentos aparecio una pareja de su misma edad: el hombre tambien tenia barriga, aunque no tan grande como la suya, y la mujer parecia preocupada, pero por su manera de estar juntos le parecio que llevaban muchos anos casados. <>. Pasaron por delante de el (sin advertirlo) y cuando se giro para mirarlos un instante despues, le sorprendio --vagamente-- ver que la mujer se habia cogido del brazo del hombre mientras avanzaban por el muelle hacia aquella ciudad pequena. Jack se quedo alli quieto, mirando el mar; primero hacia un lado, despues hacia el otro. Una brisa que no habia notado hasta ese momento levantaba unas cabrillas en el agua. Alli atracaban los ferris que venian de Nueva Escocia. Una vez, Betsy y el se habian subido a uno. Habian pasado tres noches en Nueva Escocia. Hizo un esfuerzo por recordar si Betsy lo cogia del brazo; tal vez si. Y le vino a la mente una imagen de ellos dos bajando del ferri, ella cogida de su brazo. Se dio la vuelta para irse. --Menudo cabeza de chorlito. Nada mas decirlo, vio que un nino que habia cerca, en el muelle, se habia girado y lo miraba desconcertado, lo que queria decir que era un viejo que hablaba solo en un muelle de Portland, Maine. Y no conseguia comprender como el --Jack Kennison, con sus dos doctorados-- habia llegado a ese punto. --!Vaya, vaya! Eso tambien lo dijo en voz alta, despues de adelantar al nino. Habia unos bancos y se sento en uno que estaba vacio. Saco el movil y llamo a su hija; todavia no debia de ser mediodia en San Francisco, que era donde vivia ella. Le sorprendio que respondiera. --Papa --dijo--. ?Pasa algo? El alzo la vista al cielo. --Ah, Cassie --dijo--. Solo queria saber como estas. --Estoy bien, papa. --Ah, vale, bien. Me alegro de oirlo. Ninguno de los dos dijo nada durante unos instantes, hasta que ella le pregunto: --?Donde estas? --Oh, estoy en el muelle de Portland. --?Y que haces ahi? --le pregunto ella. --Nada, se me ha ocurrido venir a Portland. Ya sabes, para salir un rato de casa. Jack entorno los ojos y miro hacia el agua. Otro silencio. Entonces ella dijo: --Bien. --Oye, Cassie --dijo Jack--. Solo queria decirte que ya se que soy una mierda. Eso lo se. Para que lo sepas, nada mas. Se que soy una mierda. --Papa --dijo ella--. Venga, papa. ?Y ahora que se supone que tengo que decir yo? --Nada --respondio el, afable--. No tienes que decir nada. Solo queria que supieras que lo se. Se hizo otro silencio, esta vez mas largo, y el tuvo miedo. Ella dijo: --?Esto es por como me has tratado o por la relacion que tuviste todos esos anos con Elaine Croft? El bajo la vista y la clavo en los tablones del embarcadero, se fijo en las zapatillas deportivas negras, de senor mayor, sobre los tablones desgastados. --Por las dos cosas --dijo el--. O escoge tu la que prefieras. --Ah, papa --dijo ella--. No se que hacer. ?Que se supone que tengo que hacer por ti? El meneo la cabeza. --Nada, nina. No tienes que hacer nada por mi. Solo queria oir tu voz, nada mas. --Papa, ibamos a salir. --Ah, ?si? ?Y donde vais? --Al mercado de productos locales. Es sabado, y los sabados vamos a ese mercado. --Esta bien --dijo Jack--. Pues idos. Ya hablaremos. Adios. Le parecio oirla suspirar. --De acuerdo --dijo ella--. Adios. Y nada mas. Nada mas. Jack se quedo mucho rato sentado en el banco. La gente pasaba por delante, o tal vez habia ratos en que no pasaba nadie, pero el seguia pensando en su mujer, Betsy, y le entraban ganas de aullar. Solo entendia una cosa: que se merecia todo lo que le habia pasado. Se merecia estar llevando en ese momento una compresa para las perdidas como consecuencia de su operacion de prostata; se lo merecia. Se merecia que su hija no quisiera hablar con el, porque durante anos el no habia querido hablar con ella. Su hija era lesbiana; era lesbiana, y eso aun le provocaba cierta sensacion de incomodidad. Pero Betsy no merecia estar muerta. El que merecia estar muerto era el, pero Betsy no. Aun asi sintio una rabia repentina hacia su mujer: <>, murmuro. Cuando se estaba muriendo, era ella la que estaba furiosa. Le dijo: <>, y el le dijo: <>. Y ella le dijo: <>. Pero el se lo decia en serio. ?Como iba a echarle la culpa a ella? No podia hacer eso. Y las ultimas palabras que le dijo fueron: <>. Al levantar la vista y ver una gaviota, penso: <>. * * * El bar del Hotel Regency estaba en el sotano, las paredes eran de un verde oscuro y las ventanas daban a las aceras, pero estas quedaban muy arriba y casi lo unico que veia el eran piernas que pasaban. Se sento en la barra y pidio un whisky solo. El camarero era un tipo agradable. --Bien --respondio Jack cuando el joven le pregunto como estaba. --Pues me alegro --dijo el camarero.

  • Flores para la senora Harris de Paul Gallico

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    La senora Harris, una viuda de cierta edad que se dedica a limpiar casas de la clase alta londinense, descubre un buen dia, en el armario de una de sus mas ricas clientes, un par de vestidos de Dior que la dejan cautivada. Contra todo pronostico, decide que ella quiere [?]necesita[?] uno de esos vestidos, aunque nunca vaya a tener ocasion de llevarlo. Cuando se entera del precio, en lugar de desistir, empieza a ahorrar para alcanzar su sueno e inicia asi un largo proyecto que, al cabo de mas de dos anos, acabara llevandola a Paris. Sus aventuras en la casa Dior, de la mano de madame Colbert, el joven contable Fauvel y la bella modelo Natasha, y sus inopinados atisbos del gran mundo parisino la guiaran por un camino en el que no faltaran el escarnio ni el desprecio ni finalmente la amistad. Flores para la senora Harris (1958) tuvo tanto exito en su dia que su autor, Paul Gallico, llegaria a dedicar al singular personaje tres novelas mas. Esta fabula sobre el deseo y el entusiasmo, y tambien sobre su otra cara, la frustracion, tiene desde luego mucho de cuento de hadas, pero es asimismo una aguda y divertida comedia social.

  • Un mapa en la cabeza de Ken Jennings

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    ?Por que nos fascinan tanto los mapas? Un libro unico y sorprendente sobre las curiosidades,
    historias y anecdotas presentes en los mapas y en la capacidad que ha tenido la cartografia para
    transformar el mundo.

  • Volvere cuando me encuentre de Tamara Sr

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    Esta es la historia de Irene, una chica normal y corriente.
    Nunca sabes que puedes llegar hacer o en quien te puedes llegar a convertir, cuando tu vida da un giro inesperado de 180o.
    Todo lo que conocia ya no volvera a existir, ahora la gente le tiene miedo, cruzan de calle, la senalan.
    Todo se complicara, porque ella guarda un gran secreto, que por ahora no debe ser descubierto.
    Todos su planes cambian, su vida vuelve a dar un giro, su corazon vuelve a latir, cuando menos se lo espera, aparece el, Brian.

  • Boda con un extrano (Millonarios italianos 3) de Florencia Palacios

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    Tercera entrega de la saga millonarios italianos.
    La presente es una novela de romance, erotismo con cuotas de misterio y suspenso, distinta a las anteriores.
    Boda con un extrano.
    Una manana Isabella despierta en un hospital sin recordar nada, aturdida y con un fuerte dolor de cabeza, solo sabe que ha perdido la memoria y toda su historia parece atrapada en una especie de limbo.
    A su lado hay un hombre guapo y seductor, un italiano que lleva anillo de casado y la trata como a una reina.
    No sale de su asombro al enterarse que ese hombre es su marido.
    No puede creer su buena suerte. pues de repente recuerda que era una chica profuga y solitaria.
    Descubrir la verdad se convertira en su obsesion y tambien descubrir quien es ese hombre que dice ser su esposo y del que no puede recordar nada.

  • Entre Trazos de David Sando

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    Hefestia se encuentra al borde de una guerra. La joven Alia esta en paradero desconocido, nadie ha visto al mago Suricata desde hace semanas, y Partia Bonaserra ha abandonado la Brigada Demoniaca. Pero la vida sigue en Atroreth y mas alla de sus fronteras, y en esta antologia de relatos visitaremos a algunos de nuestros personajes favoritos para descubrir que ha ocurrido con ellos.
    En “Reflejos” el Rey de las Ratas se enfrenta a un futuro incierto.

  • Jueves de Esther Mor

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    Cada manana, el coge el tren.

  • Justo de Carlos Bassas Del Rey

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    La verdadera justicia debe ser fria, implacable, desapasionada. Y para aplicarla, Dios decidio que cada generacion contara con treinta y seis Justos, los tzadik, hombres anonimos que mantienen el equilibrio entre el Bien y el Mal sobre la faz de la Tierra. Justo Ledesma es uno de ellos. Un viejo irascible que discurre por las calles de un barrio, el de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera, que ya no es el suyo; de una ciudad, Barcelona, que dejo de serlo hace tiempo. Un hombre cansado que, consciente de que su fin esta cerca, decide saldar cuentas con su pasado; con un pasado que regresa de forma inesperada cincuenta anos despues.

  • Podria decirte la verdad de Elena Vega

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    Tras la buena acogida de la novela “La primera vez” y ante la peticion de algunas lectoras de contar la historia de Namir y Nora, se presenta “Podria decirte la verdad”.Nora es una joven introvertida, emocionalmente cohibida y volcada en su trabajo. Se siente el patito feo y totalmente negada para las relaciones amorosas. Mientras que su hermano Namir, es todo lo contrario, extraordinariamente atractivo, extrovertido, y coleccionista de amantes, incapaz de mantener relaciones duraderas.Dos personalidades distintas, dos maneras de enfrentarse al mundo y una cosa en comun, no creen en el amor.

  • Miedo en los ojos de Raul Garbantes

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  • Preterito presente de Nelly Ortiz Perez

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    Los rayos de sol, de un sabado de primavera, inciden alternativamente cada vez que aparece ante mi uno de mis pies, que se bambolean sin que yo tenga conciencia de ello, han adquirido su propio ritmo pausado, pero a la vez parecen irradiar una energia, que manifiestan su proposito, que de un momento a otro van a salir en estampida a su libre albedrio, sin tenerme en cuenta; ?como seria quedarme alli sentada en el alfeizar de la ventana?, viendo como mis pies emprenden un camino desconocido del que yo no voy a formar parte. Pies, ?a donde quereis ir?, cuando elaboro en mi cabeza esta pregunta, me siento ridicula, pero, asi y todo, los pongo paralelos y los contemplo, por supuesto no obtengo ninguna respuesta, los miro, me miran y nada, nula comunicacion. La sola idea me pone furiosa, a la vez que me parece injusto ser troceada de esa manera, por ello cuando desaparece un pie y reaparece otro, me esfuerzo y lo detengo de su constante oscilacion, lo contemplo, veo un pie, nada mas, me afano en enfocarlo con mas detalle, a ver si aparte de los cinco dedos, me dice ese apendice lejano algo mas, lo primero que siento es que esta caliente, es agradable, pero este hecho me hace tomar conciencia de las diferentes temperaturas de mi cuerpo, la espalda, la siento helada, es la misma trampa que sucede cuando nos situamos delante de una chimenea porque estamos gelidos y sentimos un fuerte calor en el rostro, las manos que nos quema, pero el resto del cuerpo continua glaciar. Levanto la mirada y me sorprende un cielo aborregado que se aproxima, es evidente que en pocas horas se va a producir un cambio de tiempo, seguro que esta noche habra tormenta. Me giro sobre mi misma y de un salto, entro en la habitacion. La cama esta cerca de la ventana, asi, cuando me despierto el sol roza mis mejillas, estoy tentada a tumbarme, miro la cama, para finalmente ceder y caer atravesada. Contemplo el cuadro de Wassily Kandinsky, <>, al volver la cabeza veo el que yo misma habia hecho para honrar a mis padres que no estan entre nosotros, cierro los ojos y me quedo muy quieta, boca arriba, cuando los abro me centro en el techo que esta cubierto por un papel especial que se parece al cielo por la noche con sus estrellas. Mi madre siempre decia que, cuando morimos, nos convertimos en una estrella, por eso al dormir me sentia mas cercana a ellos. Los minutos pasan, siento lo comoda que es mi cama, es como estar en las nubes, le doy cuerda a mi imaginacion, y pienso ?como seria vivir en el cielo?, ?estara el Olimpo alli, junto con todos los dioses?, ?seriamos angeles?, ?la gente dormiria en las propias nubes? y ?veria a mis padres otra vez? Pero, mientras entro en el mundo de la fantasia, reflexionando todas estas remotas utopias, alguien me llama: --!Olimpia!, baja que ya es hora de cenar. Es mi abuela, que desde que yo era peque me mima mucho como si aun fuera una cria, ahora vivimos juntas y cuidamos la una de la otra. Me pongo una ropa mas abrigada porque se ha levantado un viento frio y los pies se me han quedado helados. Bajo y me topo con mi perro, Percy, que, como siempre, esta tumbado como una alfombra al pie de la escalera, he de tener cuidado para que no haya accidentes pues, es enorme, todo blanco como la nieve, parece un oso y le encanta el agua, su nombre ya lo dice todo, teniendo en cuenta que es un homenaje al hijo de Poseidon, el dios de los mares. Entro en la cocina, veo a mi hermano, Miguel, que ya esta sentado a la mesa. Como de costumbre, su pelo rubio esta todo alborotado y con un pijama viejo lleno de agujeros, me recuerda a mi de mas joven, despreocupada, toda tirada, sin problemas existenciales alguno. La mesa ya esta puesta, vasos de cristal, platos y la comida distribuida en medio y, como de costumbre, me invade un olor que es una divinidad, y aunque parezca exagerado, lo podria sentir a kilometros de distancia, pero esta tarde no ha ocurrido, creo que estaba muy ensimismada en mis pensamientos para haberlo notado. Miro, tras la cena por la ventana, los rayos del sol que antes incidian, han desaparecido y la tormenta llega de golpe, hemos tenido la suerte de haber cenado pronto esta noche, porque en pocos minutos se fue la luz. Oscuridad total, no se ve nada, asi que nos liamos a poner velas por toda la casa y despues de haberlo hecho, nos sentamos en el sofa, propongo un juego hasta que vuelva la luz. Consiste en dibujar, yo hago un trazo y mi abuela lo sigue, esperando que surja algo al final, que suele resultar harto dificil pero algunas veces nos sorprendemos con los resultados. Es una tarea que a las dos nos gusta mucho: dibujar y pintar, ella me conecto con el mundo del arte y despues, incluso, hice un curso de dibujo. Amor eterno No es la carne ni la sangre, sino el corazon, lo que hace una buena convivencia. F. Schiller Mientras ellas se afanan en la tarea que se traian entre manos, con risas y protestas mas fingidas que reales, Miguel se ha despatarrado en el sofa y parece totalmente concentrado en su movil. --Miguel, ?por que no juegas con nosotras?, venga tio, mira que eres soso... Por respuesta se escucha el silencio, la tormenta parece que se va alejando, pero el repiquetear de la lluvia es constante, justo en ese momento regresa la luz, Olimpia se levanta y comienza a apagar velas. --Abuela, ?quieres tomar algo? --No voy a decir que no, me he quedado algo destemplada, estos cambios tan bruscos de temperatura… --Estamos en primavera abuela, vale, ?un te?, pero tu sigue ?eh? --!Uf!… pero si tenemos un atasco de mil demonios. --Pues a desatascarlo. Segun pronuncia estas palabras se aleja hacia la cocina, se escucha una risa mal sofocada. --!Te escucho! …, un te, un te… Lo que tu querias era dejarme con el tinglado sola, !que morro tienes Olimpia! A los pocos minutos reaparece en el salon, aparta hojas y lapices y coloca la bandeja en la mesa, para tomar despues asiento. --?Que vas a hacer manana, hija? --Pues esta claro abuela, todo lo que no he hecho hoy, que me he pasado el dia vagueando. -- Emite un largo y sonoro suspiro--. --Ya, ya, ?se puede saber que hacias sentada en la ventana? --Pensar. --Vale, pero para pensar no hace falta partirse la crisma. --?Como te has enterado? --Mis pajaritos, ya sabes… --De pajaritos nada, <>, y punto. --Hija, habria que estar ciega para no verte sentada en un doceavo piso, en el alfeizar de una ventana y no me ha avisado un <>, sino tres, !figurate!, y me he visto obligada a tildarte de <>, para borrar el estigma de <>, porque eso era lo que parecias, ?no? --!Que tonteria!, ?ves?, cotillas, y tu, que ni te has molestado en ir a verme. --Porque algo te conozco y seguro que estabas al sol y sentada en la poyata de dentro, pero esto no lo saben los que te ven desde fuera, por eso porfa no lo vuelvas a hacer, la proxima vez me llamara todo el vecindario y de rarita puedes pasar en un pispas a loca y a alguno se le puede ocurrir llamar a la policia, figurarte el follon. <>, vamos, que nos encierran a las dos. --?Y a ese? <>. --Tambien, seguro, seguro, ?no lo ves?, tiene una pinta bastante apropiada para acompanarnos al manicomio. Las dos se rien sonoramente sin ningun control, Miguel ni se inmuta, Olimpia piensa que no se entera de nada, porque esta escuchando a todo el volumen el tipico pachan-pachan de la musica disco, mientras esta liquidando supuestos enemigos, terrestres o marcianos. --Ahora en serio, ?que planes tienes? --No voy a salir, solo por aqui a correr un rato a primera hora, despues tengo que hacer ejercicios de elasticidad. El lunes tenemos ensayo general y estoy un poco bluf… --Claro, este lunes, y al otro, tu trabajo te obliga a estar en plena forma, mira que meterte en musicales. --?Que vas a hacer cuando tengas mi edad? --Bailar, bailar, siempre bailar. --Ja, Ja, ya veremos, esto es un decir, pero este donde este, te echare un ojo para verte, bailar… --!Que cosas dices! De polvo a las cenizas El sol de los vivos ya no calienta a los muertos. A. Lamartine El fin de semana ha pasado como una flecha, y ahora todos vuelven a sus tareas cotidianas. Olimpia se tiene que ir al ensayo general, Miguel a la Universidad y Lola que ya esta jubilada por lo que nunca se sabe que hace en realidad. Los hermanos se despiertan pronto y juntos se marchan al metro. --Miguel, ?como te van las clases?, ?te estan gustando? --Ahora estamos haciendo practicas sobre Epidemiologia Veterinaria. --!Ay madre!, solo a ti podria gustarte esas cosas, recuerdo que yo no soportaba biologia cuando iba al colegio. --No solo a mi me gusta, ?y la abuela?, ?te has olvidado de que era profesora de biologia? --!Que no, hombre!, es solo una manera de hablar, a veces eres tan serio. Hay que tener un poco mas de humor --Vale, lo que digas. Olimpia, ya estamos en tu estacion, preparate para bajar, nos vemos en casa esta tarde. --De acuerdo, que tengas un buen dia. Ella se toma su tiempo caminando sin prisas por las calles de Madrid, un leve viento le alborota el pelo y el sol le templa las mejillas, como a ella le gusta, admira el entorno. Hoy hace un dia estupendo para dar un paseo, pero no puede darse el lujo de retrasarse en llegar al trabajo, su jefe por supuesto le echaria una bronca pues es unas de las protagonistas de la obra, no le queda mas remedio que ser el ejemplo para los demas, como dice el director. En el ensayo no ha habido muchos problemas, solo algunos desacuerdos por aqui y por alli, como de costumbre suele pasar. Olimpia hace el papel de una joven campesina, llamada Blanca, que vivia a finales del siglo XIX, donde aun existia la esclavitud. En los descansos se comenta cual sera la reaccion de los espectadores, pues ignoran que la historia esta contada al reves, asi que es dificil averiguar cual es el final y, aunque a algunos de los miembros de la compania este hecho les produzca ambivalencia, a Olimpia no, el misterio siempre es algo bueno. La tarde lentamente va dando paso a la noche, Olimpia regresa a casa, ha estado todo el dia enfrascada en los ensayos, piensa que en cuanto llegue tendra que repasar alguna de las letras, pero se siente exhausta y por eso, cuando se acerca a la interseccion de las calles, decide cruzar el parque, el trayecto se reduce a la mitad, ademas aun hay luz, y se ve gente... Cuando ya lleva un rato caminando, nota en la pierna derecha un tiron a la altura de los gemelos, mira en su entorno y localiza un banco, duda, pero finalmente toma asiento y se masajea con vigor la pierna, se reprende a si misma, pues ultimamente no esta dedicando el tiempo necesario al ejercicio. Parece que se le pasa el dolor, pero mientras tanto se queda alli y contempla el entorno, la primavera ha traido consigo color, olor y ruido, una multitud de pajarillos comienzan a anidar en los arboles en un gran jolgorio.

  • Una noche en el paraiso de Lucia Berlin

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  • Mi mejor error de Gema Samaro

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    Yago llevaba una hora de lectura placida recostado en una de las tumbonas mas alejadas de la piscina, cuando le sobresalto una musica atronadora: --?Que es eso? --pregunto levantando la cabeza de su Kindle. Diego, su sobrino, que estaba a su lado, respondio como si tal cosa, con la vista clavada en su libro: --Fonsi y Demi Lovato. --Ya, ya se quienes son. Conozco la cancion. Pero ?nos van a tener toda la manana dando por saco con la musiquita? --Imagino que la tarde tambien. !Me encanta! --Te encanta porque no estas leyendo Antifragil de Taleb, un tocho de ochocientas paginas que es incompatible con este atroz ruido ambiental. --Lee otra cosa, si quieres te paso uno de Los Compas --replico Diego, risueno. Yago bufo, miro a ese pequeno diablo que no entendia aun como podia habersela jugado de esa manera, y dijo: --Para ti todo es muy divertido, pero... Yago no pudo acabar la frase porque, de repente, se escucho una voz dulce canturrear: --!Hola, hola, caracola! !Buenos dias! !Bienvenidos a nuestro hotel Atardeceres Rosas! !Comenzamos el dia con un temazo y lo que nos queda! !Va a ser genial! !Que disfruteis mucho de la manana y os recuerdo que en diez minutos comienza la clase de aquagym! !Os espero, caracolas! Yago se quedo mirando al kiosco de madera de donde procedia la voz y la vio a ella tras un equipo basico de musica. De pronto, en medio de ese desproposito aparecio una chica con una sonrisa enorme y preciosa, ojazos que intuia verdes, nariz fina y puntiaguda, media melena ondulada castana con reflejos naturales de color rojo y miel, de estatura normal y curvas que se intuian a traves de una horrible camiseta naranja de dos tallas mas y unos pantalones azules cortos que le llegaban a mitad del muslo. El uniforme no podia ser mas antisexy, pero daba lo mismo, hasta con ese atuendo tan espantoso ella destacaba como una flor de hibisco en medio de un estercolero. --?Que te pasa que te has quedado atontado? ?Te gusta la animadora? --inquirio su sobrino metiendole un codazo. Yago dio un respingo, miro ofuscado a su sobrino y respondio agitando el Kindle al aire: --Pasa que esto es un infierno, pasa que yo no tenia que estar aqui, pasa... Diego le interrumpio muerto de risa para preguntarle con los ojillos chispeantes: --Pasa que te has quedado pillado por la animadora. ?Quieres que me entere de como se llama y luego que te la presente? Yago clavo la mirada a su sobrino, bufo y respondio para que dejara de decir estupideces: --La culpa de todo esto la tiene tu madre. --?Mi madre? ?Que tiene que ver mi madre con que te hayas quedado pasmado al ver a esa chica tan guapa? --pregunto Diego, que no podia parar de reir. Yago se paso la mano por la cara, resoplo y le contesto muy serio, pues tenia que pararle los pies ya mismo: --Tu madre te tiene todo el dia viendo peliculas y series romanticas y eso te tiene trastornado. --!Tu eres el que se ha quedado flipado al ver a esa chica! --exclamo Diego, apuntandole con el libro. Yago se recosto otra vez en la tumbona, clavo la vista en la lectura al tiempo que mascullaba: --!No digas bobadas! --Digo la verdad, por eso estas asi de picado. Por cierto, ?te has dado cuenta de todos los idiomas que habla esa chica? Ahora esta dando los buenos dias en klingon... Yago se habia dado cuenta perfectamente porque esa chica no paraba de repetir lo mismo en distintas lenguas: --Es neerlandes, pero celebro que conozcas el klingon. Eso me da alguna esperanza. --He visto Star Trek con el abuelo. Es un hombre muy sabio que, por cierto, dice que vamos a ser muy felices en este sitio. --Pues yo de buena gana me marchaba ahora mismo --aseguro Yago, que solo tenia ganas de huir. --Porque eres un trol de fango que no sabe disfrutar de lo bueno de la vida. Yago alzo la vista hacia las laderas deserticas, hacia los cultivos hidroponicos de tomates y hacia ese mar que languidecia al fondo y solo pudo refunfunar: --!No me toques las narices! Estoy que me subo por las paredes desde que tuve que cancelar mis vacaciones a Indonesia para venirme a este sitio horripilante contigo. --Te gane una apuesta --le recordo Diego, feliz. --!Me pillaste volando bajo! Tuve un mal dia, me dolia la cabeza, estaba desconcentrado... Y paso. Me ganaste esa maldita partida de ajedrez. !Pero una y no mas! Diego dejo el libro en el regazo, coloco las manos detras de la cabeza, suspiro y luego musito: --!Te gane porque el amor mueve montanas! Yago le miro ofuscado, apreto las mandibulas y casi que gruno: --!Ya estamos! Diego con la mirada sonadora puesta en el cielo que para el lucia mas azul y mas bonito que nunca, confeso sin importarle para nada lo que pudiera pensar su tio: --Creo en el amor. Llegados a ese punto, Yago considero conveniente abrirle los ojos al pobre pardillo de su sobrino antes de que la vida lo cosiera a guantazos: --A ti te han hecho que creas, porque por culpa de tu madre te pasas el dia consumiendo esas mierdas romanticas. Y los deseos son mimeticos... --?Y eso que es? --pregunto Diego, convencido de que por mucho que dijera su tio no iba a dejar nunca de amar a Yasmina Trujillo. Yago se puso mas serio todavia, ya que habia llegado la hora de quitarle la venda a ese mocoso, aunque le doliera y contesto: --Muchas veces creemos que nuestros deseos son nuestros y realmente son los deseos de los otros. Tu crees que estas enamorado, pero en verdad lo que haces es imitar lo que te venden en esas peliculas y series. Sin embargo, a Diego esa verdad de su tio le parecio tan absurda que mascullo: --Yo se muy bien lo que siento. !A mi no me cuentes cuentos! --Algun dia me agradeceras que te este abriendo los ojos. !Espabila! Diego se incorporo para replicar a su tio, al que le costaba asumir su derrota: --!Espabila tu! Y acepta de una vez que perdiste una apuesta y que estas en el mejor lugar del mundo con tu sobrino favorito. A Yago no le quedo mas remedio que soltar una carcajada, pues aquello no podia ser mas gracioso: --Jojojojojo. --Te ries porque sabes que tengo razon. --Si, seguro que si --murmuro ironico. --Ademas no se de que te quejas tanto si no tenias deseos de nada. --!De estar tranquilo! --!Que aburrimiento! --repuso Diego, fingiendo un bostezo. --?Te parece poco? Pues para mi no hay nada mejor que estar tranquilo mientras disfruto de la naturaleza, de la belleza salvaje, de la aventura... Joder, !solo de pensar en que a estas horas tendria que estar subiendo el volcan Merapi, me pongo enfermo! --!Que perezon subir a un volcan con este calor! --?Hay algo que a ti no te de perezon? --!Y encima solo! --exclamo Diego con cara de asco. Yago se envaro y dijo con orgullo, pues era algo que llevaba muy a gala: --Solo estoy tan ricamente. No hay nada que disfrute mas que de mi soledad. --Pero esos deseos de estar tranquilo, ?son tuyos o es lo que te dicen que tienes que desear? Yago fulmino a su sobrino con la mirada y, antes de que se le siguiera subiendo a las barbas, le exigio: --!No me vaciles, Diego! Y escuchame... Una de las grandes lecciones que debes aprender en esta vida es a estar solo y a disfrutar de estar contigo mismo. --Ya, bueno, si. Que me vas a contar si soy hijo unico. De todas formas, el abuelo dice que la familia es lo mas importante. Estas mucho mejor aqui y conmigo. A Yago no le extrano que su sobrino sacara a colacion a su abuelo, porque para el era su dios, pero con todo le aclaro: --A ti te padezco todo el ano. Y yo necesito unas vacaciones de verdad, no esta tremebunda pesadilla. Diego fue a replicar algo, pero no pudo ya que ansioso por reencontrarse con Yasmina y por dejar de escuchar al plasta de su tio, le dio por mirar a la puerta de acceso a la piscina y aparecieron ellos. Los Trujillo. Y los miro admirados porque no podian molar mas... Eran tan guapos y estaban tan felices que parecian sacados de un anuncio de Halcon Viajes. El padre con su gorra Goorin Bros con un gallo estampado, su porte de bombero de calendario y cargado con dos bolsones de paja. La madre con un impecable look piscinero al que no le faltaba de nada, ni las unas decoradas con pequenas sandias, pues para algo regentaba un centro de unas. El hijo pequeno, que tenia siete anos, el pelo de pincho y la cara de travieso, y que habia salido disparado hacia la piscina infantil y luego estaba ella... Yasmina. Con el pelo largo de sirena, rubio y liso, los ojos azules, la sonrisa divina y los andares de princesa de cuento, aunque llevara unas sandalias de dedo de plastico. Diego creyo que se le iba a salir el corazon y musito llevandose la mano al pecho: --!Ya estan aqui! Capitulo 2 Yago miro a su sobrino con el ceno fruncido porque no sabia que mosca le habia picado y replico: --Ya estan aqui, ?quienes? ?Los de la invasion zombi? ?Por que tienes esa cara? --Porque acaban de llegar los Trujillo y no hay nada mejor en el mundo que ellos. Yago conocia a los Trujillo de los cumpleanos y las fiestas del colegio de Diego y sabia perfectamente lo que a su sobrino le pasaba con ellos. Pero decidio no ahondar en la herida y decir restandole importancia: --Son una familia mas. Diego nego con la cabeza y preciso, pues no podia consentir que su tio dijera semejante cosa: --No. Son lo mas. Mario es un bombero que salva vidas, Barbi es una gran artista de unas, Iker es el nino mas divertido que conozco y Yas es mi crush. Yago miro a su sobrino horrorizado y le pidio para que no continuara por ahi: --!No sigas diciendo esas cursilerias porque estoy a punto de vomitar el desayuno de la manana! Diego guardo su libro en la mochila, se levanto, se quito la camiseta blanca que llevaba y replico a su tio encogiendose de hombros: --Es lo que siento. Y, ahora, levanta el culo que tenemos que ir a hacer aquagym. --Yo ya he ido al gimnasio esta manana mientras tu dormias como un oso. --!Tu si que roncas como un oso! !Me he despertado ochenta veces por tu culpa! Y eres mi tio, no puedes dejarme solo en esto. Yasmina me ha contado que todas las mananas y todas las tardes hacen aquagym. !Vienen a este hotel desde siempre! Y, miralos, !ya se han quitado la ropa y estan en traje de bano! !Tenemos que hacer lo mismo que ellos! Y no porque sea un mitetitico, es porque necesito estar cerca de ella. Y contigo doy menos el cante. Disimulo mas. ?Lo pillas? Yago tenia tan claro que no iba a meterse en la piscina para hacer coreografias absurdas al son de la musica que se limito a responder manteniendo la calma: --Mimetico. Se dice mimetico. Y no cuentes conmigo para hacer el ridiculo. Gracias. Yago se enfrasco de nuevo en la lectura de su ensayo en tanto que Diego se acuclillo a su lado y le suplico: --Por favor, Yagui, hare lo que me pidas. Yago no pensaba ser el que le ensenara a su sobrino que las cosas no se conseguian con burdos chantajes, pero si el que le ensenara a negociar. Por eso replico con una sonrisa de oreja a oreja: --!Hecho! Yago se desabrocho la camisa blanca, la dejo sobre la tumbona, se levanto y se calzo las chanclas a la vez que su sobrino se incorporaba de un salto y exclamaba exultante de felicidad: --!Genial! Yago, que no pudo evitar sentir ternura por esa pobre criaturita, saco el protector solar de su mochila y le pidio a sobrino: --!Antes de ir al agua, dejame que te ponga crema!

  • Beauty, Susana Rubio Girona de Susana Rubio Girona

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  • Por los aires de Stephen King

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    Stephen King odia volar. Para saber por que, solo tienes que abrir este libro.

  • La gente no existe de Laura Ferrero

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    A veces, Amelia se esconde detras de la verja y se queda ahi, de pie, observando como sus companeros de clase, que salen en tropel, se abalanzan al cuello de esas madres que los esperan a la salida del colegio con los bocadillos envueltos en papel de plata, donuts para los afortunados, y bollycaos si aun hay mas suerte. A Amelia le gusta quedarse ahi, a caballo entre los dos mundos, la escuela y la calle, agarrada a esa mochila en la que Cobi extiende los brazos con traje y corbata. <>, se lee en el bolsillo exterior. De puntillas, mirando a traves del jazmin enredado en los barrotes, fantasea por unos segundos. Observa a las madres de sus companeros, de sus amigos, y piensa en como seria ser hija de Susana, por ejemplo, que va a buscar a Matias con un 4x4 enorme de color blanco que aparca en la esquina. O de Pati, la madre de Tito, su mejor amigo, que no tiene marido porque se murio pero tiene una casa con piscina a la que Amelia va muchos viernes. O de Antonia, tan divertida y carinosa siempre, la madre de Alejo, al que el Ratoncito Perez le trajo un viaje a Paris de regalo: le dejo una tarjeta debajo de la almohada y en ella se recortaba la silueta de la torre Eiffel. En ocasiones, Amelia tambien fantasea con regalos caros escondidos en cajas de terciopelo, piscinas en frondosos jardines y madres que guardan en el bolso cruasanes recien hechos, bombones con guindas por dentro o bocadillos de mantequilla de cacahuete, como suele ver en las series. Pero sabe que tambien hay otras madres como Leonor, la de Ana, la nina mas lista de clase, y Leonor es de esas madres, las peores, que llevan para merendar fruta cortada en un tupper, o frutos secos, y <>, se dice Amelia. Al menos, se reconforta, la suya, en algunas ocasiones, cuando su padre no esta, le deja comerse una tostada de nocilla de dos colores. Su madre la espera en la esquina de siempre charlando con las otras madres: la de Matias, la de Ana. Recibe a Amelia con los brazos abiertos y el bocadillo en el bolsillo de la gabardina; y lo saca cuando llega su hija y la reprende por salir, como ya es costumbre, mas tarde que ningun otro nino de su clase. --Nos vamos a ver pisos --se despide de las otras madres--. A ver si encontramos algo ahora que ya podemos mudarnos del barrio ese en el que vivimos. Ninguno de sus amigos de clase ha estado nunca en su casa, el pequeno piso sin ascensor del <> donde viven sus padres y ella. De manera que celebran los cumpleanos de Amelia en cafeterias, en parques, incluso una vez lo hicieron en el jardin de Tito porque los dos cumplen el mismo mes. Amelia se queja porque quiere invitar a sus amigos a casa, pero su madre no da el brazo a torcer: viven lejos, dice, demasiado lejos. Sin embargo, desde hace un par de meses, ha decidido que van a mudarse y Amelia la acompana todos los viernes, cuando sale del colegio, y pasan la tarde entre laberinticas casas unifamiliares con piscina interior y jardin, y amplios y exclusivos aticos con galerias y vistas al parque. Ha aprendido a no preguntar demasiado y mucho menos cuando hay gente delante. Y muchisimo menos de dinero, aquel dios pequeno y burlon, como dice su madre, que las separa, por fuerza, de una vida completa, del zumbido sin interferencias de la autentica felicidad. A sus nueve anos, Amelia se ha acostumbrado a que su madre cambie de opinion y a que cuente cosas distintas segun el interlocutor frente al que se encuentre. Dice, por ejemplo, que estan en <> porque la abuela esta muy mayor y no pueden dejarla sola. O porque la consulta de su marido esta muy cerca, tan cerca que asi puede regresar a casa a comer, el, que es muy casero. Pero su padre no tiene ninguna consulta. Antes si. Ella recuerda aun esos tiempos y le llegan destellos de su primera infancia, del apartamento en la playa, de esa vez que fueron a Estados Unidos y alquilaron un coche: el cinturon de seguridad automatico que bajaba por el riel superior hasta encajarse el solo en la hebilla. Tambien la foto que tiene con Goofy frente al castillo de Disney y el melon de color naranja, cantalupo se llamaba, que sabia tan extrano y que le dieron en una bandejita de plastico cuando pararon en aquella area de servicio. Por otro lado, su abuela, que es la que le paga el colegio, no es mayor. El ano anterior, el verano en que la ciudad se engalano para recibir los Juegos Olimpicos, la vieron llegar a casa de la final de Espana contra Polonia y, con amigas suyas, tambien viudas, se habian pintado la bandera de Espana en la mejilla y contaban que se habian subido a la silla para corear <> cuando el jugador marco el gol que dio el oro a Espana. Amelia nunca sabe que responder cuando le preguntan por su casa y hace poco se sorprendio diciendo, una tarde en la piscina de Tito, que ellos tambien tenian una piscina en el terrado y que la suya era incluso un poco mas grande y habia unos salvavidas naranjas con los que el socorrista --porque tambien se invento al socorrista-- le dejaba jugar. Cuando se despiden de sus companeros y de las demas madres, enfilan la avenida de sauces llorones y Amelia escucha atentamente todo tipo de detalles sobre los pisos que van a ver. --Hay uno que me gusta mas que el otro, Ame --dice mientras bajan por la calle Escoles Pies --. Porque tiene una salita de billar que podriamos reconvertir en un cuarto de juegos para ti. Como el de Tito. ?Que te parece? Su madre, alta y elegante sobre sus zapatos de charol, que a Amelia le parecen los mas bonitos del mundo, se aparta el flequillo y le lee el recorte que lleva en el bolso: <>. Amelia asiente y se ilusiona por las posibilidades, y, cuando llegan a la direccion indicada, el vendedor ya las esta esperando y se adentran en una porteria elegante y saludan al portero. Les ensena el atico y entre suspiros y exclamaciones de su madre, el vendedor cuenta que es uno de los pisos mas bonitos que ha visto jamas. --El precio no sera un problema para nosotros --escucha finalmente--. Vivi un tiempo en un piso muy parecido a este --empieza su madre--. Trabajaba en Londres y vivia en una zona preciosa, llena de jardines. Era adjunta de direccion de una empresa textil. --Que interesante --responde el vendedor--. Barcelona le parecera un pueblo comparada con Londres. --Una se acostumbra a todo. Pero estariamos mejor en una casa como esta, eso seguro. Es que por motivos familiares vivimos lejos de aqui, ?sabe? Cuando se despiden, apresuran el paso todo lo que los zapatos de charol le permiten a la madre. --Ay, Ame, que nostalgia. Londres…, eso si que era una ciudad. ?Te imaginas que vivieramos ahi? ?Cerca de Regent's Park? Un dia de estos, cuando tu seas un poco mayor, volvere a la empresa y ya veras --le dice--. Nos iremos tu y yo. Cuando sus padres se enfadan siempre es de noche y Amelia escucha las discusiones camufladas entre los dialogos de las peliculas que ven. Su madre exclama, con grandilocuencia y desconsuelo, que ya ha tenido suficiente de esa vida y entonces Amelia se hace una bola debajo del edredon. <>, dice su padre. Y Amelia se enfada con su padre aunque tampoco sabe bien por que. Supone que son cosas de ese dios pequeno y burlon, de las vacaciones, de querer algo que nunca tiene, pero la retahila de quejas y lamentos de su madre siempre queda ahogada por la misma frase de su padre: <>. La discusion termina y Amelia escucha lloros e incluso algun portazo. Pero luego, al dia siguiente, su madre esta risuena y la acompana de nuevo a la parada de autobus del colegio. La segunda visita es una <>, que tiene tres plantas y un jardin inmenso aunque descuidado, con una unica palmera seca, moribunda, y una cabana. --Yo dormire ahi --exclama, feliz, Amelia. El vendedor sonrie: --Es la casa donde el jardinero guarda las herramientas. No hay sala de juegos en esta casa, diafana y clara, aunque revestida de azulejos pasados de moda y gotele. Lo unico nuevo son las persianas automaticas que el vendedor les va ensenando, y a Amelia le parece magico que tocando un boton se vayan oscureciendo las estancias a medida que las abandonan para entrar en otras. --?Que te parece, Ame? ?Nos la quedamos? --Me gustan las persianas --responde. --Tiene usted una hija deliciosa --dice el vendedor con una sonrisa de complicidad. --El dinero no es ningun problema --vuelve a decir su madre--. Pero necesitariamos mudarnos ya… y, ademas, esto de que aun no hayan terminado la pista de tenis del complejo y que en el anuncio del periodico conste como que si… No se si a mi marido le va a encajar, ?me comprende? El vendedor asiente. --Pero si, lo pensaremos. La verdad es que el lugar es envidiable, aunque claramente necesita una buena reforma. Y ya que estamos, se que es una tonteria, pero a mi esa palmera solitaria del jardin…, ?podriamos quitarla? La he visto muy sola, ?sabe? Como si fuera una metafora… La madre espera que el vendedor la siga, pero este enarca las cejas esperando que continue. Amelia se retira un poco. Siente que vuelve a embargarla esa sensacion extrana. De angustia, de desazon. La asalta una vez mas esa palabra que le quema por dentro. Que le quema en los labios. --?Una metafora? --pregunta el vendedor

  • La pagina numero treinta y tres de J.l. Dominguez

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    LA PAGINA NUMERO TREINTA Y TRES

  • Maria Estuardo (El Acantilado 263) de Stefan Zweig

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    Coronada reina de Escocia con apenas seis dias, Maria Estuardo es uno de los personajes mas enigmaticos y apasionantes de su tiempo. Su vida y sus desdichas han suscitado la curiosidad de multitud de estudiosos. Educada en Francia, refinada, culta y hermosa, su adhesion al catolicismo en la turbulenta epoca de las revueltas protestantes, la complicada politica sucesoria en Inglaterra, asi como la fragilidad politica del reino de Escocia la convirtieron en una traidora intrigante y en una santa de la Iglesia catolica al mismo tiempo. El retrato de toda una epoca.

  • Tu casualidad (Rancho Anderson 2) de Eva River

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    Los Anderson tenian un ultimatum. O encontraban esposa o encontraban esposa.
    ?Que tan dificil podia ser? ?Acaso no tenian a todas las chicas babeando por ellos? Pues… estaban a punto de comprobarlo.

  • Hoy no quiero matar a nadie de Boris Quercia

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    Hace frio, son las seis veintitres de la manana, es recien martes y no tengo ganas de matar a nadie. Que tontera mas grande. Estoy de guata en la vereda, miro por debajo de un Fiat Fiorino, solo les veo los pies. A mi espalda hay un pasaje estrecho que cruza toda la manzana y llega hasta la otra calle. La idea es que ninguno de los Guateros se escape por ahi. Asi se llaman. Los Guateros. Los seguimos hace cinco meses, nos sabemos de memoria sus caras, sus voces, sus chistes repetidos de cuando hablan por telefono. Se descolgaron de una banda mayor, los Melacomo, pero los Guateros no saben cuidarse, hacen todo mal y hoy les toca. A ellos y a nosotros. Cuando se trabaja con estas bandas de poca experiencia es mas peligroso. Los que saben hacerla, se entregan de inmediato. Tienen abogados eficientes, dinero con el que comprar a actuarios, infiltrados entre los gendarmes. Y en el peor de los casos, van a pasar un tiempo en la carcel sin tanta incomodidad. En cambio, los que intentan armar su primer negocio son pura adrenalina y ganas de disparar. Y yo hoy no quiero matar a nadie. Seria mas facil si estuviera en la panaderia, pero el jefe puso ahi a Garcia. La panaderia de la esquina tiene un segundo piso donde estan los hornos y la amasanderia. Desde ahi se controla el sector. Si los Guateros tuvieran mas experiencia trabajarian desde la esquina y no aqui, a mitad de cuadra. Ellos no saben, pero estan acorralados. Son las seis treinta y cuatro, y comienza a clarear. El camion esta atrasado. Yo estoy entumecido. Tengo las manos a la misma temperatura que la pistola: heladas. Ya se van a calentar con el primer balazo. Voy a tratar de darle en una pierna, quizas se caiga y suelte el arma. No tengo ganas de matar a nadie, hoy no. Escucho el camion. En la panaderia se prende la luz de la ventana pequena del bano, es la senal para nosotros. El guardia que fuma en la puerta tambien escucha el camion, tira el cigarro a la calle y entra con los demas monos de la banda. Por un momento no pasa nada. La colilla del cigarro humea a unos dos metros de mi en medio de la calle, me quedo mirando el humo que forma una figura rara y azul en el aire. Pongo mi dedo en el gatillo, lo saco. Por ultimo, que sea en un hombro; le voy a dar en el hombro del lado en que lleve el arma. Si le doy en la pierna, puede que me dispare desde el suelo. Lo malo es que el hombro esta cerca de la cabeza, cerca de los pulmones, cerca del corazon, y uno tiene que cargar la punteria hacia el centro del cuerpo, lo que aumenta el riesgo. Que pocas ganas tengo de matar a alguien hoy. Lo que si tengo son unas ganas terribles de mear, siempre es asi cuando estoy esperando que comience algo, me pasaba de nino, en Valparaiso, antes de los fuegos artificiales. Muevo las piernas, las hago tiritar y aprieto por dentro para no mearme. El camion dobla la esquina. Ya estamos, ahora si, pongo el dedo en el gatillo. Un cuarto para las siete. Marina debe de estar despertandose en este mismo instante. Cuando se queda en mi departamento, se levanta a esta hora. Estoy viendo su cara somnolienta, se incorpora y se sienta en la cama, permanece un buen rato asi, a mitad de camino entre el sueno y el dia laboral. La veo ahi sentada, bostezando antes de prender la luz; tiene puesta una polera que le preste con el logo grande en la espalda de la Policia de Investigaciones de Chile, la PDI, y sus calzones diminutos, diminutos y transparentes que dejan ver su pubis, sus vellos depilados en una pequena linea. Antes de que Marina se meta en la ducha esto habra terminado. Los Guateros comienzan a salir de la casa. Yo me arrastro debajo de la Fiorino para poder ver algo mas. Hay uno que lleva un arma larga, alcanzo a distinguir el canon que le llega mas abajo de la rodilla. El camion se estaciona. La rueda trasera pisa la colilla y disipa el humo. Salgo con cuidado de debajo del Fiat, me acuclillo. Frente a mi veo el largo pasaje, si alguno intenta arrancar por ahi lo tengo listo. Escucho el portalon trasero del camion que se abre y las voces familiares de los Guateros, con las tipicas frases tontas y autosuficientes. Marina tiene que haber prendido la luz, se habra puesto de pie, entonces se estira, levanta los brazos y se le sube la polera, dejandome ver su traste bien formado. Luego se saca la polera, la tira sobre mi cama y se va al bano. ?Que hago con esta ereccion? Comienzan a bajar las cajas. Yo no veo nada, solo escucho, ahora. <>. Empezamos, y cada vez tengo menos ganas de matar a nadie. Un auto de los nuestros a cada lado cierra la calle. Comienzan los disparos. Nosotros respondemos rapido. Desde la panaderia, Garcia apunta un fusil con mira telescopica y tiene que dar en mas de un blanco. Garcia es bueno y siempre esta dispuesto a disparar, no como yo. Si por mi fuera, no descargaria un tiro mas en mi vida. No se si estoy cansado, no se si esto pasa con los anos, no se. El del arma larga devuelve los disparos como malo de la cabeza. Desde donde estoy veo que Garcia tiene que cambiar de posicion porque su puesto de francotirador es descubierto. Aqui va a correr sangre. Una granada de gas acaba de caer dentro del camion, comienza la estampida, uno de los Guateros escapa hacia el pasaje. Lo reconozco de inmediato cuando pasa a mi lado, es Baltasar, el mas chico. Quince anos, tres en la correccional por matar a su padrastro a punaladas. Corro detras de el. <>, le grito, como avisandole, para salvarle la vida. Baltasar se gira y dispara en medio de su carrera, sin ninguna punteria. El balazo rompe un vidrio de una ventana que da al pasaje, se escuchan gritos desde dentro de las casas. <>, grito de nuevo. Baltasar ya va llegando al final del pasaje; si sale, lo pierdo. Pienso en los pies, pero apunto al hombro, disparo. La fuerza del impacto lo hace saltar incluso mas rapido de lo que el iba corriendo, como si un caballo le hubiera dado una patada en la espalda. El muchacho cae... Mitad del cuerpo en la vereda, mitad en la calle. Camino lentamente sin dejar de apuntarlo, me giro un poco hacia atras y veo a mis companeros esposando a los Guateros en el suelo, ya no se escuchan disparos. Miro hacia adelante y veo que Baltasar no se queja, no se mueve. Cuando me acerco, tomo una de sus zapatillas que quedo casi pegada al suelo mientras su cuerpo salio volando. Es una Nike, aun con olor a nueva. La tomo, esta caliente, algo humeda, me da un poco de asco, como cuando en el metro uno se sienta en un asiento que recien fue ocupado por alguien. El pasaje se llena de murmullos, yo sigo caminando hacia el muchacho. Mi bala le entro por la nuca, tiene el rostro desfigurado. Ni preguntar, esta muerto. Marina debe de estar prendiendo la ducha ahora, que ganas de que mojara todo esto y limpiara esta sangre que comienza a escurrir por el pavimento. Que pocas ganas tenia hoy de matar, pero ahi esta Baltasar. 2 A Marina no le gusta la playa, siempre le hacen el mismo chiste con su nombre. Pero es verdad, le cargan los mariscos, le cargan las olas y encuentra que el sonido del mar es hostigoso. Tampoco le gusta la arena y encuentra el agua demasiado fria. Una vez se subio a un ferri para cruzar a Chiloe y jura que nunca mas. Ella nacio en Farellones. Su papa era paco y estaba a cargo del reten antiguo. A su mama le vinieron las contracciones de noche en medio de una tormenta de nieve, ni sonar con bajar a Santiago. Su papa atendio el parto. No sabe por que le pusieron Marina, se iba a llamar Rocio, pero cuando volvio del registro civil ya se llamaba Marina. No se por que pienso en todo esto mientras lleno el formulario, que tontera mas grande, si le hubiera disparado a los pies, no estaria aqui estampando mi firma. Garcia firmo como testigo. Desde donde estaba, no veia nada, pero es buena gente. Despues, subir al segundo piso, entregar la constancia, firmar el libro, el timbre, la rubrica del oficial. <>. Los papeles van a parar a un archivador. Y el archivador a una sala llena de archivadores, y en unos anos a la basura con miles de archivadores. Eso fue todo, un tramite que no me cambiaba el sabor amargo de la boca, pero por lo menos me dejaba libre de polvo y paja. Bajo y camino. Llego hasta Banderas, me mezclo entre la gente. Pienso que, a diferencia de Marina, a la que no le gusta el mar, a mi si me gusta Santiago. Tambien siempre me hacen chistes con el nombre. Me pusieron Santiago por mi abuelo Santiago. Era matarife, faenaba animales en el matadero de Talca.

  • Al otro lado del infierno de Jordi Sierra I Fabra

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    Sangre, cinismo, pecado y perdon. El nuevo caso del investigador Soler, la oveja negra de la comisaria durante los anos mas turbios del franquismo, hara tambalear uno de los pilares del regimen: la Iglesia.

  • La ciudad de los espejos de Justin Cronin

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    El mundo tal como lo conociamos ha desaparecido.
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  • Los perdidos de Sheena Kamal

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    Pensaba que su pasado habia quedado olvidado. Se equivocaba...

  • El arma definitiva de Shannon Mckenna

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    Entra en un mundo de excitante suspense donde el amor es el juego mas arriesgado.