• libro el color de la piel - Gema Juarez Quesada

    https://gigalibros.com/el-color-de-la-piel.html

    A mediados del S. XVIII, Diara sera apartada de su verdadera familia para ser criada por la tribu de los fulani, originaria de Senegal, por entonces colonia francesa. El dominio colonial recuperado por Espana sobre los territorios de America, sufrira en sus propias carnes las atrocidades que hombres de su misma raza llevan a cabo con la tribu por aumentar el poder adquisitivo de sus arcas, en un tiempo donde la esclavitud campaba a sus anchas. Sin ser consciente, conocera a Guillermo Ribas, una de los pioneros desconocido para muchos que se enfrento a la opresion y crueldad del hombre blanco. Este hecho conformara el caracter guerrero y luchador de la pequena Diara, que descubrira que no pertenece ni al mundo blanco ni a la tribu que tanto quiere, y todo por el color de su piel.
    Una bella historia en linea con ” El Patio de las Luciernagas” y ” Pan y Rosas para Katrina”, que te haran emocionarte y vibrar con el transcurso de las paginas.

  • El Color De La Piel Tapa dura – 25 abril 2019 - Amazon.es

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    El Color De La Piel : Coni Grotteria, Coni Grotteria: Amazon.es: Libros. ... Al grito de "la piel no tiene un único color y eso me gusta un montón", ...

  • El color de la piel Versión Kindle - Libros - Amazon.es

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    El color de la piel es la novena entrega de la serie Heredia y en ella, el detective privado debe investigar la extraña desaparición de Alberto Coiro, ...

  • El color de mi piel - Editorial Juventud

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    Este libro examina el tema del racismo. De un modo sencillo y sereno explora los miedos, las preocupaciones y los interrogantes que envuelven esta compleja ...

  • EL COLOR DE LA PIEL | CONI GROTTERIA | Casa del Libro

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  • EL COLOR DE SU PIEL | JOHN VERCHER | Casa del Libro

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  • El color de tu piel - La Cuentería Respetuosa

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    24 may 2021 — tanto Desirée como Silvia dedicarán vuestro ejemplar de El color de tu piel, y además junto con el libro recibiréis una lámina para colorear y ...

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    EL COLOR DE LA PIEL (Libro en papel) ; Año de edición: 2021 ; ISBN: 978-84-124120-6-2 ; Páginas: 32 ; Encuadernación: CARTONE ; Idioma: Castellano ...

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  • Una visita inesperada de Juani Hernandez

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    Con el final de Cada vez que te beso, pudimos disfrutar de la emocionante declaracion de Raul a Diana en aquella entrega de premios en la que fue galardonado, y meses despues, asistimos a la preciosa ceremonia en la que no solo contrajo matrimonio la pareja, sino que tambien se casaron Angel y Sofia, un sueno hecho realidad tras tantos anos separados. Pero ?que ocurrio en el transcurso de esos meses? Vamos a echar un vistazo a un dia cualquiera de sus vidas --o no tan cualquiera, al fin y al cabo-- y veamos como les va a nuestros chicos de Extrarradio. ?Seguiran siendo la banda de rock exitosa tal y como todos esperaban? ?Como lidiaran las chicas con la fama de sus parejas sin trastocar su dia a dia? ?Habra quedado su pasado definitivamente atras? Descubrelo en Una visita inesperada, una serie de relatos que todos los fans de XTRD, sin duda, disfrutaran.

  • Te regalo una sonrisa de Josefina Fernandez

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    Maria se siente una mujer muy afortunada, hasta que un terrible accidente da un giro inesperado a su vida. Tras varias semanas en el hospital, despierta del coma, pero sus recuerdos mas felices con Miguel se borran de su memoria, y esa parte de su pasado desaparece. Miguel la quiere con locura, pero ahora, el es un extrano para ella.

  • Mentiras arriesgadas de Antia Eiras

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  • Una Propuesta Escandalosa (La Liga de los Picaros 3) de Lauren Smith

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    LA MEJOR PAREJA DE UN HOMBRE ES UNA DAMA VIVAZ, PERO HAY QUE TRATAR A LAS DAMAS vivaces como a un caballo salvaje, con un agarre firme y una voz suave. EXTRACTO DE LA GACETA DEL MONOCULO DE CRISTAL, 21 DE ABRIL DE 1821, COLUMNA DE Lady Society: LADY SOCIETY ESTA DE LUTO. EL PELIGROSO LIBERTINO, VIZCONDE SHERIDAN, SE HA QUEDADO ciego. No puede evitar echar de menos esos ojos marrones oscuros que encendieron el corazon de mas de una joven inocente cuando el las observaba desde las sombras de un salon de baile. Oh, mi querido Vizconde Sheridan, ?no volvera a presentarse en sociedad? Lady Society lo desafia. No se esconda de ella, o desenterrara los secretos que mas atesora. Tal vez haya una dama que aun pueda provocar una tentacion en sus ojos apagados y convencerlo de que vuelva a vivir. ?No le gustaria que una mujer volviera a calentar su cama? ?Una mujer que domine su perverso corazon? LONDRES, ABRIL DE 1821 Utilizando su baston de plata con forma de cabeza de leon, Cedric, Vizconde Sheridan, lo golpeo con fuerza contra los adoquines del serpenteante camino del jardin de su casa de ciudad en Londres mientras intentaba llegar a la fuente. A su alrededor, el mundo era de un gris invernal. Sin embargo, sus otros sentidos le aseguraban que era primavera. La luz del sol le calentaba la cara y los brazos despues de haberse arremangado la camisa. Una brisa con aroma floral le cosquilleaba la nariz y le agitaba el pelo. Cedric dio siete pasos calculados, contandolos en su cabeza. Siete pasos hasta el centro del jardin, luego cinco pasos hasta... Golpeo la punta de su bota con una piedra elevada, tropezo y se estrello contra el suelo. Ahogo un grito cuando las piedras se clavaron en sus palmas y los huesos de sus rodillas crujieron. Jadeando y con todos los musculos tensos, se quedo tumbado en el suelo durante unos momentos, luchando contra las rafagas de verguenza y el impulso infantil de gemir por el dolor. No solo habia perdido la vista. Parecia que el buen juicio y el equilibrio tambien lo habian abandonado. Finalmente se incorporo, palmeo el suelo para encontrar su baston y se puso en pie con dificultad. Era un hombre adulto de treinta y dos anos; podia y debia soportar este dolor como se esperaba de cualquier caballero bien educado. Por suerte, ninguno de sus sirvientes fue testigo de este momento de debilidad. Una vez mas. Cinco pasos hasta la fuente, se recordo a si mismo y, asegurandose de levantar mas los pies, evito mas piedras elevadas. Ya deberia conocer este camino, pues lo habia recorrido cientos de veces. Sin embargo, todavia no lo veia tan claramente en su cabeza como sabia que debia hacerlo. Cuando la punta de su baston golpeo ligeramente la base de piedra de la fuente, se inclino y busco el borde. Con un gran suspiro de alivio, se sento. Cada hora de cada dia, desde que se levantaba hasta que se retiraba a la cama, vivia con el temor constante de derribar preciosas reliquias familiares, de pasar verguenza delante de sus amigos o de su familia o, lo que era peor, de infligir mas danos a su cuerpo. Era un giro cruel del destino haber sido una vez un hombre viril sin miedo a nada para luego verse reducido a despertar cada manana solo para recordar que estaba atrapado para siempre en la oscuridad. En las ultimas semanas y con demasiada frecuencia, se sentaba en su escritorio con la cabeza enterrada entre las manos mientras los bordes de sus palmas se hundian en sus ojos. Intentaba recuperar la vision que necesitaba desesperadamente. Su desesperanza era demasiado fuerte y el no podia reunir la fuerza de voluntad para ocuparse de ella. Gracias a Dios por este jardin. Paz, tranquilidad, nadie que lo viera en este estado. Momentos como este eran una bendicion. No habia visitas sociales, ni visitantes incomodos que no entendian las dificultades de ser ciego. Afuera, en su jardin, el podia existir sin preocupaciones, sin ansiedad. El aire fresco, el sol calido y los murmullos de los pajaros y los insectos le hacian sentirse vivo de nuevo, en la medida en que un hombre destrozado podia hacerlo. La tentacion de quedarse una eternidad en el exterior era muy fuerte, pero le ardian las manos de tanto rasparse y, ademas, tendria que entrar para dormir y comer. Una abeja zumbaba en algun lugar a su derecha, probablemente sobrevolando las flores en ciernes. El piar de los pajaros en un arbol cercano acariciaba sus oidos, llenando el silencio con un delicado gorjeo que era inconfundible y nitido. Podia distinguir cada nota, cada melodia singular y los cambios de tempo y tono cuando los pajaros se comunicaban entre si. Ya no podia concentrarse en los pequenos detalles visuales, como los rostros de sus hermanas y amigos mientras reian y hablaban, o como el viento agitaba los arboles en ondas de color esmeralda en verano, o la forma en que la boca de una mujer se volvia de ese tono rojo perfecto cuando la besaba. Los sonidos, los olores y el tacto ahora eran sus unicos companeros. Se aferraba al sonido de las delicadas risas de Audrey y a la suavidad de la mano de Horatia mientras lo guiaba. Las ligeras pisadas de un lacayo sobre la grava lo sacaron de sus pensamientos. Los pasos firmes eran de Benjamin Abbot, uno de los lacayos mas antiguos. Habia aprendido mucho sobre sus sirvientes en los ultimos meses. Las criadas por sus voces y el sonido de sus faldas, los lacayos por sus pisadas mas pesadas. Cada sirviente era unico. Era una de las cosas que mas habia aprendido a valorar despues de perder la vista. Siempre habia tenido una buena relacion con sus sirvientes, pero ahora dependia de ellos mas que nunca. --Hay una joven que quiere verlo, milord. --?Oh? --Cedric no se molesto en mirar en direccion a Benjamin. No parecia tener mucho sentido mirar a una persona si no podia verla--. ?Esta joven le dio un nombre? --Senorita Chessley. La hija del baron Chessley. Cedric respiro con fuerza. ?Anne esta aqui? ?Por que? Habia estado con muchas mujeres a lo largo de los anos, seduciendo de una cama a otra. Pero no con Anne Chessley. Ella era diferente. Ella lo habia intrigado, resistido y desafiado. Una verdadera doncella de hielo en su torre de marfil, pero cada vez que la miraba, por un breve segundo, surgia un calor tan brillante y abrasador que despertaba su apetito por ella. la mujer era un reto, y a el siempre le habian gustado los grandes desafios. El ano pasado la habia cortejado, pero ella no le permitio acercarse lo suficiente como para darle un solo beso. Habia gastado una fortuna enviando lujosos ramos de flores, ademas de comprar asientos en el palco de la opera frente al de su padre para verla disfrutar de la musica desde el otro lado del teatro. Y, sin embargo, ella habia permanecido inalcanzable. Siempre amable, pero nunca verdaderamente abierta. Despues de meses de intentos, Cedric se habia visto obligado a admitir su derrota. Ella nunca se rendiria a el ni a sus intentos de seduccion. Y luego habia perdido la vista. Cualquier idea de matrimonio ahora era inconcebible. Aunque su fortuna seguia siendo un atractivo para algunas damas disponibles, ya no podia soportar la macabra danza del cortejo. No cuando todo lo que oia eran los groseros susurros de las damas detras de sus abanicos sobre su condicion. No queria esa repulsion o compasion de su futura esposa. Sin duda, Anne se compadeceria de el, o se incomodaria por su nueva torpeza. Era demasiado fria de corazon como para preocuparse sobre si el podia recorrer un metro y medio sin lastimarse o arruinar algo a su alrededor. No podia entender que estaba haciendo ella aqui, y menos cuando habia pasado demasiado tiempo evitandolo. Ademas, ella no solia hacer visitas sociales y no se atreveria a hacerle una a el. Por otra parte, las noticias que habia oido recientemente sobre ella no le permitian imaginar por que estaba aqui. La semana pasada, cuando su amigo Lucien y su hermana Horatia acudieron a su visita semanal, Cedric se entero de que el baron Chessley, padre de Anne, habia muerto mientras dormia. Anne era ahora una rica heredera y no necesitaba a nadie, y mucho menos a Cedric. Lo que lo obligo a replantearse dicha cuestion infernal: ?por que habia venido? ?Estaba muy destrozada por el dolor de haber perdido a su unico pariente con vida y acudia a el en busca de consuelo? Lo dudaba. ?Que podia ofrecerle a una mujer como ella? Era un hombre a medias, destrozado, arruinado. Un maldito idiota. Se obligo a adoptar un rostro serio. La trataria como a todas las jovenes con las que se cruzaba desde su perdida de vision, con una educada distancia. Su orgullo le exigia mantener el control, especialmente con Anne. Nunca debia saber que aun la deseaba, que aun la buscaba como un loco sin remedio. Las imagenes de sus ojos grises traicionaron a su mente. Recordarla tan vividamente; los labios rosa palido que mostraban una sonrisa solo cuando ella bajaba la guardia, y la forma en que su nariz se arrugaba cuando discrepaba con el. Su pecho se contrajo al recordar sus discusiones, a menudo apasionadas, sobre los caballos, su interes compartido. Era la unica forma en que habia conseguido que ella le respondiera, sonsacandole sus energicas opiniones. A la fria diablilla le encantaba discutir, y el se deleitaba provocando su ira. Maldita sea. Me he convertido en un tonto sentimental. El lacayo tosio cortesmente, recordandole a Cedric que lo estaba esperando. --Por favor, traela --le indico. Ahora, resultaba una gran perdida de tiempo encontrar el camino de regreso al interior. Era mucho mas facil hacer que se la llevaran a los jardines. El clima era bueno, y el conocia a Anne lo suficiente como para saber que le gustaba el aire libre. Los pasos del lacayo se alejaron y, un minuto despues, Cedric percibio unas pisadas femeninas en el sendero del jardin. La oyo jadear cuando se acerco lo suficiente para verlo. --!Milord! !Esta sangrando! --Anne corrio a su lado. El percibio su olor, un seductor aroma a orquideas que era exclusivamente suyo. Sintio el calor de sus manos cerca de las suyas cuando se le unio en la fuente. Ella le cogio las palmas y toco suavemente su piel irritada. Estaba tan acostumbrado a los cortes y rasgunos que apenas los notaba. Cedric reprimio un escalofrio. Sin la vista, solo le quedaban el tacto, el gusto y el olfato para percibir el mundo. El tacto de Anne encendio una chispa debajo de su piel. --?Sangrando? --pregunto tontamente, demasiado absorto en la sensacion de las faldas de seda rozando sus espinillas. Sus manos heridas quedaron en el olvido. La excitacion ardia en sus venas, y el viejo deseo de seducir emergio a la superficie. No recordaba ningun momento en el que ella hubiera estado tan cerca de el por voluntad propia. --Si, milord. Hay gravilla en sus palmas. ?Se ha...? --dudo en continuar. Su deseo por ella se esfumo ante la compasion en su tono. --?Me he caido? Si --respondio el bruscamente. Nunca habia necesitado compasion, y no la queria ahora, y menos de ella. Saco el pecho y fruncio el ceno en su direccion. Un silencio inquietante lleno el aire entre ellos. Anne siempre tuvo el poder de ponerlo nervioso, de hacer que todos sus musculos se tensaran. ?Que expresion tenia en su rostro? ?Esas delicadas cejas que el recordaba arqueadas sobre sus encantadores ojos sorprendidos, o ahora estaban fruncidas? Maldita sea, desearia poder verla. --?Me deja ayudarlo? --pregunto Anne en voz baja. --?Como? --el escepticismo invadio el tono de Cedric. En lugar de responder, ella se quito los guantes y cogio sus manos, metiendolas en el agua fria y vigorizante de la fuente, y sus dedos limpiaron suavemente las irritadas palmas de sus manos. Luego volvio a levantarle las manos. --?Tiene un panuelo? --En el bolsillo del pecho --dijo el. Sintio que la mano de Anne hurgaba en el bolsillo de su chaleco y lo sacaba. La simple accion le resulto extranamente erotica y acelero su pulso. Siempre era el quien deslizaba una mano bajo el corpino o la falda de una dama. Era una experiencia muy diferente tener la mano de una dama moviendose bajo su ropa. Podia sentir el calor de su piel cerca de su pecho. Con una sonrisa interior, disfruto de la sensacion de sus suaves manos introduciendose en su ropa. Cuando encontro su panuelo, ella le seco las manos con delicadeza y luego coloco sus palmas en alto. Su calido aliento se deslizo sobre su piel en un suave patron mientras soplaba suavemente sobre sus cortes para secarlos. --Creo que no van a sangrar mas. Debe tener cuidado de no hacer nada brusco con ellas durante unos dias para no estimular nuevamente los cortes. Su tono a reprimenda lo pillo desprevenido y destruyo la calida burbuja de deseo que lo rodeaba. --Gracias, senorita --respondio con rigidez, mas por la sorpresa que por otra cosa--. Perdone mi atrevimiento, pero ?por que ha venido? --la pregunta urgente ?por que? seguia atormentandolo. Anne guardo silencio durante unos momentos antes de hablar. Cuando lo hizo, sus manos se apartaron de las suyas, deshaciendo su vinculo. --Estoy segura de que ha oido hablar de mi padre. --Si --dijo Cedric en voz baja--. Era un buen hombre, y no puedo decir eso de la mayoria de los hombres que conozco. Le doy mi mas sentido pesame y mis condolencias. El dolor lo atraveso, agudo y repentino, detras de las costillas. Los ataudes de sus propios padres siendo depositados en tumbas gemelas. Sus dos hermanas pequenas aferradas a sus brazos a ambos lados, con sus rostros angelicales manchados de lagrimas. Eran recuerdos que no queria, recuerdos que cada dia intentaba mantener enterrados. --Gracias --su voz era firme, pero el conocia la fortaleza de Anne y eso lo hacia sentirse orgulloso de ella. Al mismo tiempo, quiso acercarla y susurrarle cosas suaves y dulces al oido para reconfortarla. Eso lo sorprendio. ?Desde cuando era la clase de hombre que consolaba? Era un libertino, un seductor y un picaro de la peor calana. No acurrucaba a una mujer en su cuerpo. --En realidad, su muerte es la que me ha traido hasta ti. --?Oh? No puedo imaginar como... --Si me perdona por mi franqueza, milord, la verdad del asunto es que necesito casarme. La muerte de mi padre me ha dejado con riquezas y, desgraciadamente, siendo mas un objetivo para los cazafortunas de la alta. Mas de lo que me hubiera gustado. Cedric no paso por alto el tinte desesperado en su voz. Desde que la conocia, ella siempre habia huido de la mirada publica, y la carga de ser una heredera debia ser muy grande. --?Y que tiene que ver esto conmigo? --pregunto Cedric. Seguramente ella no pensaba... Era demasiado esperar que le pidiera que la cortejara de nuevo. --Necesito un marido y la mayoria de los hombres disponibles que buscan una mujer, bueno, no son lo que yo consideraria candidatos adecuados. He venido aqui... con la esperanza de que quizas... --las manos de Anne cogieron las suyas y Cedric se sobresalto, pero mantuvo la calma y se aferro a ella con suavidad. ?Que esperaba ella? El pecho de Cedric se contrajo. --Diga lo que piensa, senorita Chessley --exigio, quiza con demasiada fuerza. Ella libero sus manos y terminaron por caer en su regazo. --Tal vez esto fue un error. No debi molestarlo --musito Anne, disculpandose. La oyo levantarse para marcharse. Cedric se puso de pie junto a ella y extendio la mano a ciegas en su direccion, con la esperanza de capturar su muneca para detenerla. En lugar de ello, su mano aparecio alrededor de una cadera femenina y prominente. No la solto, sino que le clavo los dedos con la fuerza suficiente para frenar su huida. El repentino contacto provoco un grito de sorpresa. --Digame lo que ha venido a decir, por favor --suplico un poco, no queriendo que se fuera. Ultimamente habia pasado mucho tiempo solo, algo que habia creido preferir dado su estado. Pero la compania de Anne era bienvenida. Le recordaba a tiempos mejores, pero no le hacia sentir el dolor de su perdida de vision. Mas bien le encendia la sangre, recordandole la forma en que solia provocarla y como ella se resistia a el con su delicioso combate verbal. Reprimio una sonrisa cuando ella no intento escapar de su agarre. --He venido a preguntarle si consideraria la posibilidad de casarse... conmigo --la ultima palabra fue un susurro tan suave que Cedric se pregunto si la habia imaginado. --?Quiere casarse conmigo? !Por fin podria tener a Anne! Sin embargo, se habia jurado a si mismo que el matrimonio no era posible, que cualquier mujer que se atara a el nunca seria feliz con el cuerpo vacio de un hombre danado. ?Como podia pensar Anne que el seria una buena eleccion? Si pensaba que podia ser su esposa solo de nombre, se equivocaba. Si el y Anne se casaban, la meteria en una cama y Cedric encontraria el cielo que sabia que lo estaba esperando alli. Si el matrimonio era la unica via para encontrar el paraiso, entonces el haria publicar las amonestaciones inmediatamente. Sin embargo, si conocia a Anne --que lo hacia--, tenia que haber una trampa. --Si. Bueno... ‘querer’ es quizas una palabra fuerte. Pero me casaria con usted si me lo pidieras. --?Por que yo? --si podia elegir entre cazafortunas y otros jovenes, ?por que conformarse con un ciego patetico y tonto? No tenia mucho sentido. --De todos los hombres que he conocido, usted ha permanecido interesado en mi y no tiene ningun deseo de perseguirme por mi fortuna, ya que es bien sabido que la suya es mucho mayor que la mia. Estoy segura de la verdadera razon de su interes. Los sementales de mi padre pasarian a ser suyos, por supuesto, si nos casamos. Seria libre de cruzar sus propias yeguas con ellos. Pense que tal vez eso podria atraerlo. Estaria dispuesta a trabajar con usted en la crianza, ya que es un interes compartido. Tambien creo que podriamos llegar a agradarnos lo suficiente como para llevarnos bien. Usted tiene la aprobacion de mi padre, asi como la de Emily, y eso me hace confiar en su naturaleza. Cedric se rio para si mismo. A pesar de su reputacion descarada entre la alta y los rumores de los diarios, ?su padre lo habia aprobado? Ellos se habian reunido a menudo en Tattersalls para hablar de los mejores caballos. El y el difunto baron habian coincidido en casi todo, excepto en la politica, pero aquellos debates habian sido animados y bien argumentados por ambas partes con copas de oporto en clubes como White’s. Entonces, fue azotado por una fuerte sacudida ante la abrupta percepcion de la perdida del baron. Habia dejado que su ceguera se convirtiera en un motivo para sumirse en su propia oscuridad y ni siquiera habia pensado en como debia sentirse Anne. Su padre, un hombre al que estaba muy unida desde la muerte de su madre en su infancia. Y ella acudio a mi para que la protegiera de los cazafortunas... El pensamiento provoco una sensacion de calidez en un lugar profundo de su interior que habia quedado muy frio durante estos largos meses desde su perdida de vision. --?Te casarias conmigo, sinceramente? Debo advertirle, senorita Chessley, que ya no soy el hombre encantador que alguna vez fui. Mi vida se ha vuelto... complicada --la confesion le dolio como un punetazo, pero era inevitable. Ella tenia derecho a saber con que se enfrentaria si se casaba con el. --Lo se, milord. Tuve un spaniel muy querido que se quedo ciego cuando era nina. Conozco las dificultades a las que usted se enfrenta --su voz estaba todavia un poco agitada.

  • Rosas al corazon de Amanda Seibiel

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    Mi hermana me tenia la cabeza hecha un bombo de tanto hablar. No hacia mas que quejarse del idiota de su exmarido. Yo estaba tan aburrida y tan agotada que me deje caer en la cama del hotel como una muneca de trapo. Acababa de aterrizar a Nueva York y solo pensaba en regresar a Valencia. Llevaba quince anos yendo y viniendo a esta ciudad y cada vez me gustaba menos. Solo habia sacado dos cosas en claro de todo esto: hablar un ingles perfecto y saber que es lo que no queria en la vida: un marido. --Patricia, ?puedes callarte un momento? --dije--. Ya se que James es un capullo en toda regla, pero dejame descansar un poco. Acabo de llegar y estoy molida. Mi hermana puso cara de ofendida y se echo a llorar. Mi cunado se la habia liado bien gorda con los ninos y ese era el motivo de mi repentina presencia en Nueva York. Patricia se habia casado con James quince anos atras. Se conocieron un verano en Valencia y el yanqui se trajo a mi hermana para los Estados Unidos, donde se casaron y tuvieron dos ninos: James Junior y Dakota. Todo iba genial hasta que el se canso de mi hermana y la vida juntos se hizo insoportable. James utilizaba a los ninos como moneda de cambio, hasta que a ella se le inflaron los ovarios. Su ultima ocurrencia fue durante las vacaciones de verano: se presento en la casa de mi hermana diciendo que iba a pasarlas alli, que no tenia donde quedarse y que los ninos debian estar en el hogar conyugal. Mi hermana me llamo histerica a Espana, con una voz totalmente desesperada: --Ese cabron quiere amargarme la existencia. Si pretende que comparta el mismo techo que el va listo. Antes me lo cargo. --Relajate --respondi--. Lo que pretende es sacarte de tus casillas y, por lo que veo, lo esta consiguiendo. --?Como voy a relajarme, Carla? No se que hacer. Mis ninos son lo primero, pero no soporto a James. Intenta desquiciarme. Ya me ha hecho mucho dano, tu lo sabes. James la habia enganado y luego se lo nego vilmente. Era un cabron de mucho cuidado. Me jodia escuchar a mi hermana en ese estado y mas estando sola en un pais desconocido.

  • Historia de un legajo de Enrique Garza Grau

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  • Las doradas manzanas del sol de Ray Bradbury

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    Veintidos relatos, todos encantadores. Desde historias de pequenas ciudades, naves espaciales, e incluso serpientes marinas, Bradbury conjura poderosas imagenes para asombrarnos, algunos con giros asombrosos, otros no, pero todos y cada uno poseen cierto encanto. Desde el primer relato el lector es transportado al universo ilimitado de Bradbury; no en una realidad mundana, sino en fantasticos viajes a traves del tiempo y del espacio.

  • La piel intrusa de Yanina Rosenberg

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    En el primer libro de la argentina Yanina Rosenberg, los matices de la literatura fantastica se entreveran sutilmente con una realidad fragil, distorsionada. Todo puede quebrarse en un momento dado y sera en ese instante cuando una madre reniegue de la maternidad, lo monstruoso se confunda con lo domestico o un viaje apunte en todas las direcciones. Estas historias, que sacuden, empujan y tironean hasta la angustia y el misterio de hallar lo desconocido en ellas, sin duda suman a su autora al actual auge del cuento protagonizado por escritoras.

  • Seduceme (Gigolo 1) de Chris Razo

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    ?Quieres conocer al gigolo?

  • Mi mundo imperfecto de Nuria Pariente Nogueras

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    BIENVENIDA A MI MUNDO IMPERFECTOUna comedia-romantica desternillante

  • Doble Filo de Carlos Rubio

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    Basada en un hecho real sucedido en la ciudad de La Habana a finales de los anos 40s (el asesinato de una prostituta llamada Lola a manos de uno de sus amantes), la novela Doble Filo nos conduce a traves de sus paginas hasta este violento suceso.

  • Molobo de Vidal Fernandez Solano

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    Jim, un exitoso corredor de bolsa espanol afincado en Estados Unidos, se traslada de Nueva York a Hazard, un pequeno pueblo de Nebraska, por motivos de salud. Tras una vida azarosa y agitada en el mundo de los altos negocios, el medico le recomienda la estabilidad y el sosiego del campo tras un amago de infarto. A medida que va conociendo a los habitantes del pueblo,Jimse da cuenta poco a poco de la existencia de macabros secretos. Un rastro de violentas muertes ocultas tras el temor y la supersticion locales va apareciendo ante sus ojos. Sorprendido, descubre que no es la primera vez que esto ocurre. Una extrana presencia, jamas revelada a los ojos del mundo, habita en los bosques que rodean el pueblo.Seres salidos de una pesadilla que vuelven de forma periodica reclamando un tributo. en sangre.

  • El signo del dragon (Trilogia del Zodiaco 1) de Ricardo Alia

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    Enero de 2012, comienza el Ano del Dragon, el unico animal mitologico del Zodiaco chino, que representa la sabiduria, el poder y la riqueza. Despues de que ETA anuncie el cese definitivo de su actividad armada, la vida en la idilica ciudad de San Sebastian discurre serena y sin delitos graves. Pero la situacion cambia drasticamente cuando se halla el cuerpo decapitado de un joven estudiante de bachillerato en la Facultad de Ciencias Quimicas. La investigacion recae en Max Medina, inspector de Homicidios de la Ertzaintza, cuya fuerte personalidad chocara con la de una nueva companera recien graduada, Erika Lopez, y con la del agente de la cientifica Joshua O'Neill.Los crimenes se sucederan en el Ano del Dragon, un signo propenso a catastrofes naturales y acontecimientos tragicos.

  • Ni una cita mas de Christian Martins

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    Alicia Gonzalez es una chica muy normal, una chica como tu o como otra cualquiera.
    Suena con encontrar un trabajo fijo, comprarse una casa y crear su propia familia.
    Pero tras demasiadas citas fallidas, decide olvidarse de los hombres y centrarse en ella misma. Ademas, en el siglo veintiuno una mujer no necesita para nada a un hombre, ?verdad? Ni siquiera para ser mama.
    Decidida a mirar por su propio bienestar y nada mas, empieza a poner en practica su nueva forma de pensar hasta que el destino, caprichoso y travieso, coloca en su camino al guapo y sexy de Alejandro Montero: su nuevo jefe.
    ?Podra resistirse a el?
    “No se muy bien como ocurrio lo que ocurrio, simplemente pestanee y su boca se encontro demasiado cerca de mi. No se si fui yo la que de forma inconsciente se acerco a el demasiado, o al reves. “!No le beses, Alicia!”, me decia mi pepito grillo, “no vuelvas a caer en la misma tonteria”. Pero un revolcon rapido no era una cita, ?verdad? Y ya habia descubierto con Dani “el bomberazo” lo placentero que podia convertirse un mete-saca rapidito y sin compromisos. Me mordi el labio y me acerque aun mas a el pero, justo en ese instante, Alejandro se aparto de mi.
    -Buenas noches, Alicia -se despidio”.
    (.)
    “Saque el movil y llame a Alma aun con aquel runrun devorandome los sesos. Si, !claro que lo habia dicho con desden! Estaba convencida de que Alejandro no estaba acostumbrado a recibir un “no” por respuesta, mucho menos aun proviniendo de una mujer de “bajo standing” como lo era yo.
    -?Pues sabes que, guapito? Conmigo lo llevas claro. -dije en voz alta con una sonrisa de satisfaccion en el rostro”.

  • Volver a Assam (Aromas de te 3) de Janet Macleod Trotter

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    La India, 1933. Adela Robson es una adolescente que escapa de la escuela, decidida a perseguir su pasion por la interpretacion. En Shimla, la sede veraniega del Gobierno imperial, se entrega a cuantas diversiones ofrece la sociedad india de la epoca a una hermosa debutante. Pero cuando parece a un paso de alcanzar sus ambiciones, la joven llama la atencion de un apuesto principe, un juerguista encantador que dara al traste con sus suenos…

  • Melancolia de izquierda de Enzo Traverso

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    Con el derrumbe del comunismo en 1989 las utopias del siglo xx desaparecieron y dejaron lugar a un presente cargado de memoria pero incapaz de proyectarse en el porvenir. Este nuevo vinculo entre historia y memoria permite redescubrir una tradicion oculta, una vision melancolica de la izquierda que atraviesa la historia revolucionaria. A partir de un archivo vasto y heterogeneo de teoria, testimonios e imagenes, Enzo Traverso explora esta constelacion melancolica desde perspectivas diversas: el analisis de una cultura izquierdista de la derrota, la descripcion de una concepcion marxista de la memoria, la construccion de una vision del duelo, y la investigacion de la tension entre el extasis y la pena que da forma a la bohemia revolucionaria.

  • Psicosis 1 de Robert Bloch

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    Norman Bates oyo el ruido y se estremecio. Era como si alguien estuviera golpeando los cristales de las ventanas. Levanto la mirada, rapidamente, dispuesto casi a ponerse en pie, y el libro resbalo de sus manos para caer en su amplio regazo. Entonces comprendio que aquel ruido era tan solo lluvia, la lluvia que caia al morir la tarde, cuyas gotas golpeaban la ventana de la salita. No se habia dado cuenta de la llegada de la lluvia, ni de la penumbra. Pero la salita estaba ya bastante a oscuras, y antes de proseguir su lectura alargo la mano para encender la lampara de sobremesa. Era una lampara anticuada, con una pantalla adornada y lagrimas de cristal. Podia recordarla desde que tenia uso de razon, y su madre se negaba a desprenderse de ella. A Norman no le importaba; los cuarenta anos de su vida habian transcurrido en aquella casa y era agradable y tranquilizador sentirse rodeado de cosas conocidas. Alli dentro todo estaba ordenado; los cambios solo se producian en el exterior. Y la mayor parte de ellos llevaban en si una amenaza en potencia. ?Y si se le hubiera ocurrido pasar la tarde paseando, por ejemplo? Tal vez se hubiese encontrado en alguna solitaria carretera vecinal o incluso en los pantanos, cuando empezo a llover. Se habria calado hasta los huesos, y se hubiera visto obligado a regresar casi a ciegas a su casa, en la oscuridad. Y el enfriamiento que seguramente hubiera cogido le habria podido causar la muerte. Ademas, ?a quien le gustaria estar fuera de casa, despues de oscurecer? Era mucho mas agradable encontrarse en la salita, leyendo un buen libro. La luz alumbraba su cara regordeta, se reflejaba en sus gafas de lentes montados al aire, y banaba su rosado cuero cabelludo bajo el escaso cabello rufo, cuando se inclino para proseguir su lectura. Era un libro realmente fascinante, y no debia extranarle que no hubiese observado el rapido transcurso del tiempo. Norman jamas habia encontrado parecida abundancia de curiosa informacion como en The Realm of the Incas, de Victor W. von Hagen. Por ejemplo, aquella descripcion de la cachua, o danza de la victoria, en la que los guerreros formaban un gran circulo, moviendose y retorciendose como una culebra. Leyo: <>[1] . Norman sonrio permitiendose despues el lujo de un tranquilizador estremecimiento. Grotesco pero efectivo... Si, debio haberlo sido. !Desollar un hombre --vivo, probablemente-- y luego estirarle el vientre para utilizarlo como tambor! ?Como lo harian para conservar la carne del cadaver, para evitar que se corrompiera? Y, ademas, ?que mente habria concebido semejante idea? No era un pensamiento agradable, pero cuando Norman entorno los ojos casi pudo visualizar la escena: una multitud de guerreros pintarrajeados y desnudos, retorciendose al unisono bajo un cielo salvaje y ardiente, y al viejo, sentado en cuclillas ante ellos, arrancando un inacabable ritmo del vientre hinchado y distendido de un cadaver, cuya boca se mantendria probablemente abierta fijandola con grapas de hueso, para que pudiera salir por ella el sonido. Los golpes dados en el vientre repercutirian en los encogidos orificios interiores y surgirian, ampliados y con toda su fuerza, por la muerta garganta. Por un momento Norman casi oyo el redoble (y entonces recordo que tambien la lluvia posee ritmo) y unos pasos... En realidad, percibio los pasos antes de oirlos; un largo habito venia en ayuda de sus sentidos cuando su madre entraba en la habitacion. Ni siquiera tuvo que levantar la mirada para saber que estaba alli. No miro, sino que fingio seguir leyendo. Su madre habia estado durmiendo en su habitacion, y Norman sabia lo malhumorada que solia estar al levantarse. Por tanto, lo mejor era no decir nada y confiar en que, por una vez, no estuviera de mal humor. --?Sabes que hora es, Norman? Norman suspiro y cerro el libro. Sabia que tendria dificultades con ella; aquella pregunta era un desafio. Habia tenido que pasar frente al reloj del vestibulo para ir a la salita y pudo ver facilmente la hora. Pero no lograria nada discutiendo. Norman consulto su reloj de pulsera y sonrio. --Las cinco dadas --repuso--. No sabia que fuera tan tarde. Estaba leyendo... --?Crees que no tengo ojos? Ya veo lo que has estado haciendo. --Se acerco a la ventana y miro afuera, a la lluvia--. Y tambien veo lo que no has hecho. ?Por que no encendiste el rotulo al oscurecer? ?Y por que no estas en el despacho, como debieras? --Empezo a llover muy fuerte y no crei que hubiera transito con este tiempo. --!Bah! Con ese tiempo es mas probable tener huespedes. A mucha gente no le gusta viajar cuando llueve. --!Pero si nadie viaja ya por esta carretera...! Todo el mundo utiliza la nueva. Norman advirtio la amargura de su propia voz; le parecio sentirla en la garganta e intento contenerla, pero por fin tuvo que librarse de ella. --Ya te dije lo que sucederia, cuando nos dijeron confidencialmente que cambiaban el trazado de la carretera principal. Entonces hubieras podido vender el parador, antes de que la noticia fuera de dominio publico. Hubiesemos podido comprar tierras a buen precio junto al nuevo trazado, y estariamos tambien mas cerca de Fairvale. Ahora podriamos tener un nuevo parador, una casa nueva y dinero. Pero no quisiste hacerme caso. Nunca prestas atencion a lo que te digo. Siempre ha de ser lo que tu quieres y lo que tu piensas. !Me enfermas! --?Si, muchacho? La voz de su madre era falsamente suave; Norman no se dejo enganar. Tenia cuarenta anos y le llamaba <>; y ademas le trataba como a tal y eso empeoraba las cosas. !Si al menos no tuviera que escucharla! Pero tenia que hacerlo, sabia que no podia rebelarse, que siempre tendria que escucharla. --?Si, muchacho? --repitio aun con mayor dulzura--. Te enfermo, ?eh? No, muchacho, no soy yo quien te enferma, sino tu mismo. Y ese es el verdadero motivo de que estes aun aqui, junto a una carretera secundaria. Nunca tuviste valor, ?eh, muchacho? Nunca tuviste el valor de marchar de casa, de buscarte un trabajo o alistarte en el ejercito o echarte novia...

  • La promesa de no olvidarte (Skye 2)-Yolanda Revuelta de

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    Connor, con ayuda de su endoscopio, escucho los lentos y fragiles latidos de su paciente. Su tez cetrina, su respiracion casi apagada, arritmica y debil dejaban claro su diagnostico: no le quedaba mucho tiempo de vida. El infarto que habia padecido tan solo unos dias atras, habia diezmado el organo vital y la muerte acechaba, estaba cada vez mas cerca. <>, penso mientras guardaba el endoscopio en su maletin de piel y luego arropaba a la enferma para que no se enfriase. Ellen Campbell se habia negado a ser ingresada en un hospital y su familia, a pesar de estar totalmente en desacuerdo, al igual que el, habian respetado su ultima decision. Uno debia elegir como vivir y como morir. Esa era una cuestion. La otra, pensando de forma egoista, era peor: ?Como se lo iba a decir a Kate? Debia ser sincero y obrar como medico de familia. Kate merecia saber la verdad, aunque le doliese. Se pregunto que diria Sloan al respecto, pero su amigo estaba lejos, demasiado lejos para comentarle algo asi. Ademas, estaba de lo mas ocupado viviendo su propia historia de amor con Madison. No, no podia empanar un momento asi. Sloan y Madison necesitaban su propio espacio de paz y tranquilidad, no tardarian en estar de vuelta, pero mientras tanto, el debia hacerse cargo de la situacion. Cerro el maletin y, antes de salir de la habitacion, su mirada recayo de nuevo en la moribunda. Ellen Campbell se moria, le quedaban pocas horas y nadie podia hacer nada para remediarlo. Algunos rezarian y otros llorarian, el penso que Kate seria de los ultimos y lo lamento, porque ella no necesitaba mas sobresaltos ni disgustos. Con cierto pesar dejo la habitacion, cerro la puerta tras de si, y se dispuso a buscar a Ian, el marido de la enferma, el era el primero al que debia comunicar lo que estaba a punto de suceder. *** El dia, como era de esperar, se torno gris y ventoso. El invierno parecia querer ganar su ultima batalla a una primavera que habia entrado casi a hurtadillas en la isla. El plomizo cielo auguraba lluvia y solo las plegarias del padre Mills parecian retrasar lo inevitable. El feretro ya descansaba en suelo santo. Ellen habia muerto serena, y al parecer, en paz consigo misma. --Yo soy la resurreccion, y la vida, dice el Senor: el que cree en mi, aunque este muerto, vivira; y todo aquel que vive, y cree en mi no morira eternamente... Las palabras del reverendo se escucharon entre un silencio doloroso y abrumador, solo roto por el rugido del mar. Connor levanto su mirada del suelo y sus ojos, casi sin pretenderlo, buscaron a Kate entre los asistentes. No habia sido facil notificarle la muerte de su madre, pero aun mas dificil habia sido no poder abrazarla y darle consuelo. Elliot y Matt se encontraban a su lado, cabizbajos y algo confusos por tantos cambios, por tanto dolor. Kate los protegia, dejando descansar el peso de sus manos abiertas sobre los respectivos hombros de sus hijos. <>, penso Connor. --De Jesucristo, nuestro unico Mediador y Abogado. Amen. Con las ultimas palabras del padre Mills se dio por concluido el acto religioso. El sacerdote se santiguo mientras las primeras gotas de lluvia comenzaban a hacer acto de presencia. Algunos de los presentes empezaron a desligarse del resto por varios puntos del cementerio; solo un gracil y profugo rayo de sol encontro un resquicio entre las densas y cenicientas nubes. Connor se percato del pequeno fenomeno y no pudo evitar decir en voz queda: --Hasta siempre, Ellen. En ese mismo instante, alguien tiro de su americana y Connor no tuvo mas remedio que prestar atencion al zarandeo de la tela. Sonrio al ver al hijo mayor de Kate, que estaba de pie a su lado. --?Que tal, Elliot? --le saludo. El nino se encogio de hombros y a continuacion, sus labios se levantaron mas por un lado que por otro de la boca. Connor, como respuesta, le revolvio el pelo con la mano. --?Podemos ir manana a tu casa? Hace mucho que no vamos --se quejo. Connor fruncio los labios. --?Tu madre esta conforme? --Supongo que si. --?Solo lo supones? Elliot lo miro con expresion compungida. --Hablare con tu madre, ?de acuerdo? El nino asintio despacio, no muy convencido. --Esta triste. Connor atrajo a Elliot hacia el. --Es logico. Todos lo estamos. --!Elliot, nos vamos! La voz de Kate se dejo oir por el silencioso cementerio. Tanto Connor como el nino miraron en direccion a ella. Estaba preciosa, a pesar de que sus ojos estaban irritados e hinchados por las lagrimas. Vestia de negro riguroso y Connor penso que su aspecto parecia mas endeble que la ultima vez que se habian visto. Kate hizo un ademan con la mano. A su lado se encontraban su padre, su hermana Rosemary y Matt que lo observaba con los ojos muy abiertos, como si deseara que la incursion de su hermano hubiese sido todo un exito. --Debes obedecer a tu madre, ve con ella. --Pero...--comenzo a protestar el nino. --No la hagas enfadar --le aconsejo. Elliot, cabizbajo y arrastrando los pies, se alejo muy a su pesar de Connor. El nino anduvo un par de pasos y, sin previo aviso, le dio una patada a una piedra con la punta de su zapato. Por el movimiento parabolico que alcanzo el guijarro, Connor supo que la frustracion de Elliot era considerable. Matt debio imaginarse el resultado de la conversacion porque en ese mismo instante, su mirada se perdio en el suelo. El lo vio marchar y su corazon se agrieto un poco mas. Deberia haber mantenido las distancias, se lo habia reprochado miles de veces a lo largo de estos ultimos dias, por nada del mundo deberia haber besado a Kate aquella tarde, en su casa, pero ya era tarde para las lamentaciones. El dano estaba hecho y las consecuencias de su error, las estaban pagando tambien los ninos. Algo imperdonable por su parte. Los vio marchar y tuvo que hacer un esfuerzo para no echar a correr tras ellos. Debia ser sincero consigo mismo y aceptar las consecuencias: Lo habia intentado y habia perdido. CAPITULO 2 --Muchacho, tienes peor aspecto que yo, y eso ya es decir. Connor ignoro el comentario y se centro en escuchar el potente latido de Graham a traves del endoscopio. --Tu corazon es como un roble, fuerte y potente. Graham sonrio de oreja a oreja. --Los escoceses morimos en el campo de batalla, no en la cama. Connor sonrio, pero no comento nada al respecto, rodeo al paciente y coloco de nuevo el endoscopio en la espalda, a la altura de donde se encontraban los pulmones. --Haz una respiracion profunda. Graham obedecio. --Otra. --?Todo bien? --pregunto Graham una vez expulsado el aire. --Perfecto. No queda rastro de esa tos que te ha dado tanto la lata. Graham se levanto de la camilla y se dispuso a ponerse la camisa. --No se que habria hecho sin ti. --Hubieses buscado otro medico--comento sin mas a la vez que se alejaba de su paciente. Los labios de Graham se curvaron ligeramente. --Tu eres el mejor medico que conozco. Esta vez fue el turno de Connor en sonreir. --Te agradezco la confianza, pero tu no conoces a demasiados medicos para afirmar algo asi. Tienes una salud de hierro. El orgullo se reflejo en los ojos de Graham. --Ha sido un exceso de trabajo, el cansancio y el no poder dormir --comento abrochandose la camisa--. Si no llega a ser por ti y por Kate, hubiese desfallecido sobre la barra. --Y Alison --afirmo Connor.

  • Companias silenciosas de Laura Purcell

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    UNA HISTORIA DE FANTASMAS VICTORIANA QUE EVOCA UN MIEDO INQUIETANTE QUE ATRAVIESA LA CONCIENCIA
    DE LA MANERA MAS INESPERADA,
    AL IGUAL QUE LOS ACOMPANANTES SILENCIOSOS
    Ambientada en una mansion rural en ruinas, Companias silenciosas es una turbadora historia gotica de fantasmas que provoca escalo- frios.
    Elsie, recien casada y tambien recien enviudada, es enviada a vivir su embarazo en la deteriorada casa de campo de su difunto esposo. Rodeada de sus nuevos y resentidos sirvientes y de aldeanos hos- tiles, Elsie solo cuenta con la incomoda compania de la prima de su marido.
    En su nuevo hogar, en una habitacion que durante un breve instante aparecera abierta, encuentra un diario de doscientos anos, con la inquietante historia de la madre de una nina muda y de su poco natu- ral concepcion. Y de unas figuras de madera pintada con un pare- cido sorprendente a los personajes de esta novela que lo dejara sin aliento

  • Un poder turbio de Mario Saez

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    Dean Saunders , un especialista informatico con un gran prestigio y una mente descomunal, se ve involucrado accidentalmente como testigo de la desaparicion de un cadaver, penso que nadie lo habia reconocido o sospechado de el. No podia estar mas equivocado. De la noche a la manana, su vida cambio radicalmente. Todo aquello por lo que habia luchado se convirtio en cenizas. La huida era su unica opcion si no queria cruzarse con una muerte segura. Nada mas lejos de la realidad. Gracias a un aliado que se cruzo en su camino, a su coraje y gran determinacion iba a demostrar todo lo contrario. Dean no se iba a quedar con los brazos cruzados. Su fin no era desaparecer, tenia otros planes para cambiar el rumbo de su vida. Para bien o para mal, solo el destino se encargara de juzgarlo….

  • En mil pequenas piezas de Lorena R. Jeffers

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    Ser humillado, herido y roto, hasta el extremo de llegar a dudar de su propia existencia. Shiroyama Mitsue sabe como es eso. El ha luchado cada dia, durante anos, contra los recuerdos que de aquel amargo suceso y las pesadillas que vuelven durante las noches lluviosas, para echarle en cara lo debil que es; lo patetica de su existencia.

  • La hermana luna (Las Siete Hermanas 5) de Lucinda Riley

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    La hermana luna es el quinto volumen de la emocionante saga de Lucinda Riley Las Siete Hermanas, una serie de novelas basada en la mitologia griega y en la astrologia que enamorara a sus lectoras y que en este caso nos transporta a Granada, Barcelona y Madrid.

  • Noches de tormenta de Nicholas Sparks

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    Adrienne Willis es una mujer cuya vida esta sumergida en el caos, por lo que decide pasar unos dias en la pequena localidad costera de Rodanthe, en Carolina del Norte, con el motivo de hacerse cargo del hotel de su amiga Jean durante un fin de semana. Adrienne espera encontrar la tranquilidad que tanto anhela para poder reflexionar y resolver los conflictos presentes en su vida: su marido que le ha sido infiel quiere volver a casa y su hija Amanda cuestiona absolutamente todas sus decisiones. Al mismo tiempo que Adrienne se instala en Rodanthe se pronostica la llegada de una gran y peligrosa tormenta. El Dr. Paul Flanner llega justo antes de que la tormenta haga su aparicion, pero el doctor no se alojara en el hotel por vacaciones, sino para enfrentarse a su conciencia. Cuando la tormenta llega, Adrienne y Paul quedaran incomunicados en el hotel durante el fin de semana, un fin de semana magico en el que encontraran consuelo y que no solo cambiara sus vidas, sino que les marcara para siempre.

  • Un Acto Mas de Sarang Hee

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    Ya es tiempo… Ha llegado el momento del dia en el que todos y cada uno de nosotros inconscientemente, voluntariamente y por impulso corremos hacia esa enorme carpa blanca y roja que alberga en su interior decenas de personas ansiosas por ser sorprendidas, esperando encontrar en cada acto algo increible y complejo como las ilusiones y la magia. A eso viene la gente al circo; a que le saques sonrisas, gritos de sorpresa, a que eleves su animo y le hagas olvidar que alla afuera la vida cada dia mas carece de cosas magicas. Vienen en busca de emociones extremas, esas que les inyectas en las venas cuando expones tu cuerpo a cosas peligrosas con el unico objetivo de que ellos, los de abajo, los que se sientan a esperar, la vivan a traves de ti. No importa la edad ni los suenos que traes a cuesta, estoy segura de que las personas que vienen al circo salen anhelando algun dia unirse a uno o simplemente poder interpretar esas cosas tan maravillosas e increibles aunque sea una sola vez en la vida. Los mas pequenos incluso guardan la experiencia grabada en su memoria como uno de los recuerdos mas preciados. Somos de esos que caminamos sobre cuerdas flojas por placer. Somos los que no tememos a las caidas. Somos devotos y adictos a ese algo del circo que agita nuestras almas. Nosotros marcamos huellas del tipo indeleble en los corazones y mentes. Y es por ellos, por esos rostros desconocidos que ocupan los asientos, que cuando estes en la pista dalo todo y un poco mas. No dejes de sonreir. Ni dejes que tu publico se pierda. Por algunas horas eres dueno de su corazon, las personas se ponen en tus manos y se dejan llevar por tu acto y de la magia circense. Lleva con orgullo tu disfraz. Maquilla tu rostro. Pero jamas pintes tu alma, para que no eclipse la naturaleza de tu ser circense. Y entonces, los de abajo, los hambrientos de ilusion y magia, siempre querran ser testigos de un acto mas… CAPITULO 1 Causa y efecto Los Angeles -- California !Vengan! !Pasen todos! !Sean bienvenidos al circo du Coeur! Donde vuestros corazones danzaran a nuestro ritmo, hasta llenarse de alegria. Detras de una carpa de circo son muchas las cosas que se esconden al publico entre ellas suenos, anhelos, triunfos y esperanzas, pero sobre todo valentia. Si, mucha valentia porque para hacer feliz a otros es necesario no temer a dejarte hasta la piel sobre el escenario. El circo del corazon, ha sido durante mas de dos decadas uno de los mejores circos de toda America. Cada ano tenemos una agenda tan apretada que apenas y nos da tiempo a llegar de una ciudad a otra. Todo el mundo anhela y espera nuestra llegada con mucha emocion, tanto asi, que las entradas se agotan casi de inmediato al ponerlas en venta. Cada presentacion para nosotros es increible y totalmente diferente a la anterior, aunque tenemos numeros muy ensayados y examinados, para que no hubiese algun peligro potencial para ninguno de nosotros, aun asi, aunque las presentaciones son casi siempre las mismas, la gente de cada ciudad nos hace sentir cosas distintas al presentarnos. Un artista, no importa lo experimentado que sea en su area, siempre se pone nervioso aunque sean solo los primeros minutos de presentacion. Es algo inevitable, a causa de la incertidumbre de no saber como te recibira tu publico, el no saber si le gustara lo que con tanto esfuerzo has preparado. Una vez se rompe el hielo y recibes el primer aplauso, ese tronar de palmas que habla de alegria y aceptacion, hace todo mas facil, y entonces si, empieza el fluir y el hacerlo con el corazon hasta dejar a tus espectadores llenos de alegria. Que la alegria, a diferencia de otros sentimientos, dura poco, es cierto, pero no me importa, no me importa darle a los que vienen a vernos ese momentito de pura felicidad. En mi caso la alegria que ocasiono ver mi primer acto de circo a mis seis anos aun prevalece en mi, y cada vez que lo recuerdo vuelvo a vivirlo con la misma intensidad de aquella nina que fui. Todo inicio cuando mi padre y su hermano, el tio Francis, heredaron de sus padres el circo. Papa despues de su mayoria de edad se alejo del circo para estudiar. En eso conocio a mama, consiguio un buen trabajo y tuvieron a su primer hijo. Fue feliz pero siempre tuvo alma circense. Todas las noches iba a la recamara que compartimos mi hermano y yo y nos leia un cuento, pero no como lo leen la mayoria de los padres. No, papa se paraba y dramatizaba todo, logrando que a veces nos rieramos hasta quedarnos dormidos. En mis cumpleanos, y los de todo el barrio de hecho, el era el payaso por excelencia, la gente lo buscaba no solo porque hacia el trabajo de gratis, sino tambien porque sus actos eran tan buenos que hasta los adultos lo disfrutaban. Mama, bueno… Era la mujer de la vida de papa, la amaba muchisimo, tanto como ella a el, aunque discutian por cuestiones de dinero, ella no podia pasar un dia enojada con el. --Frank, tienes que querer mas el dinero, para que tengamos mejor vida. --No mujer, no quiero mas de lo que cabe en mis bolsillos; lo suficiente para un techo sobre nosotros, y comida en la mesa. No quiero que ese demonio me domine como ha dominado a los gobiernos y a todo el mundo. --Pues al menos !respetalo! y deja de regalarselo a la gente en la calle. --Mon amour, ellos tienen menos que nosotros, unas monedas mas o unas monedas menos no nos haran mas ricos ni mas pobres. Al final, papa ganaba la mayoria de las discusiones, y mama solo decia a su espalda sonriendo y suspirando: --Como me voy a enojar con el si es tan bueno. A mis seis anos y dos meses murio mama, tenia cancer de pancreas. Fue un dia al medico y al regresar el coche a casa, solo estaba papa, con su traje de corbata mal puesto, la cara como de un fantasma y lagrimas en sus ojos. Esa fue mi primera experiencia con la muerte y mi encuentro con un dolor mas alla de una raspadura por una caida en la bici, o de que mi hermano me rompiera un juguete. Esta vez dolia mucho, mi pequeno corazon casi se salio de mi pecho cuando me dijeron que no volveria a ver a mama, que ahora estaba en el cielo. Conoci el llanto mas amargo cuando lloraba por ella con fuerza hasta quedar afonica. Desde el dia que dejamos a mama en el cementerio de la comunidad, papa decidio volver al circo con su padre, alli se encontraba mi abuelo muy enfermo y entre los dos hermanos tomaron el mando hasta hoy. En su camino cambiaron; los espectaculos, el personal y, posterior a la muerte del abuelo, el nombre dejo de ser "Circo Girasol" papa lo cambio por "Circo del Corazon" en honor a mama y al abuelo. Desde entonces la unica forma de vida que hemos conocido mi hermano, papa y yo es la de el circo. Fuimos educados por papa en la caravana, los circenses no tenemos forma de asistir a una escuela, no cuando tienes que viajar todo el ano y no tienes ni codigo postal propio. Al pasar los anos, cuando ya la educacion de papa no era lo que necesitabamos, el hombre contrato clases por internet para nosotros. Hasta que al final yo hablaba dos idiomas fluidamente y tenia una licenciatura en administracion de empresas que nunca he ejercido. Mi hermano, por otro lado, se hizo el mano derecha de papa y no quiso seguir estudiando, pero era un excelente disenador de espectaculo y llevaba la operacion del circo y la logistica bien cuadriculada. Hasta hace dos meses atras yo pensaba que el circo era todo bienestar y prosperidad, Pero en estos momentos, aunque sus artistas esten sobre la pista cada noche, aunque tengamos una fama casi de nivel mundial; un poco mas en el fondo… justo donde dejas las finanzas y los presupuestos de un negocio, alli, en el libro mayor de cuentas hay muchas, o mejor dicho demasiadas, cifras en rojo, especificamente cuentas por pagar. ?Que como me di cuenta? pues papa estaba un poco enfermo, un resfriado que se habia complicado, asi que le pedi que me dejara el cargo de pagar los salarios de los chicos, sorprendentemente; ya sea por la fiebre que en ese momento le nublaba el cerebro, mi viejo cabeza dura que nunca antes me permitio acercarme a su oficina, un rincon dentro de su caravana lleno de papeles, libros y un computador mas viejo que yo, ese dia me dejo entrar. Entre al lugar en busca del dinero y la libreta de ahorro del circo y entonces lo vi. Sueldos, trajes, luces, sonido, mantenimiento, dieta y comida para los animales… todas y cada una de las cuentas del libro mayor estaban en rojo. El negocio no estaba viviendo de las ganancias como yo creia. No senor, estabamos tocando fondo, como esos globos que llenas con helio que poco a poco van perdiendo fuerza, asi ibamos en picada a estrellarnos contra el suelo y la caida nos destruiria a todos. Sumemosle a eso el que mi tio habia muerto y las deudas de su mala vida nos pasaban facturas. Pronto estaria llegando al circo algun personal de hipoteca que vendria a tazar el circo. Cada carpa, cada luz y cada bendita cuerda de lo que por anos habiamos construido ahora tendria un precio. Desde que me entere de lo que sucedia me he mantenido supervisando los ingresos y lamentablemente las funciones no han sido lo esperado, no hemos tenido ni una sola "Carpa llena" en lo que va de gira y pensar que solo nos quedan pocos meses para terminar la gira que es el tiempo que nos ha dado Brown, Johnson & Peace Inc. Que es nada mas y nada menos la empresa dedicada a consultorias de inversiones que lleva el tema de la hipoteca del circo. Pronto algun encorbatado tiburon de cuello blanco se metera en el circo y todo lo que vera en nosotros sera monedas y cuanto puede sacar por cada cosa. En estos momentos, parada frente a todos los integrantes del circo, una incomoda molestia se apodera de mi cuerpo, esa que habla de incertidumbre y apego completo a lo que durante toda tu vida ha sido tu mundo. Papa y yo hemos reunido a los integrantes de la compania para hacer de su conocimiento el estado en que estamos operando. Mi corazon se aprieta al ver sus caras llenas de preocupacion. Podriamos hacer como muchas empresas millonarias y esconder nuestra ropa sucia, que seria en este caso el camino a la quiebra del circo hasta el final y luego que cada quien resolviera su vida como pueda, pero es algo que no haremos. Asi que levanto mi cabeza cuando mi padre empieza hablar. --Amigos, --Su voz es candente, como que el solo hecho de estar ante su gente le supusiera un desgaste colosal--. Siempre los he visto como mi familia, por eso creo que es justo les diga la situacion por la que atravesamos. Acabo de recibir una llamada de Brown, Johnson & Peace Inc. Para avisarme que Francis ha fallecido. --A papa se le quiebra un poco la voz, me acerco a su lado dandole mi apoyo. El murmullo colectivo de los companeros se levanta por un momento. No era que Francis en los ultimos anos participara mucho en el circo y sus decisiones, pero aun se le tenia respeto por ser uno de los duenos. --Pero, la verdadera razon de tenerlos aqui presentes es que… --Otra pausa de papa, ocasionando que no pueda seguir hablando. Queriendo ayudarle en esta situacion tomo el mando de la reunion y hablo en voz alta para que me escuchen hasta el fondo. --El tio Francis ha hipotecado el circo. --Todos se sorprenden, pero en mi la rabia se levanta un poco mas, mis mejillas se calientan y mis ojos seguro deben tener esa mirada siniestra que no puedo controlar cuando algo me preocupa. Papa coloca una de sus amplias palmas en mi hombro como aviso para que me calme, el me conoce mejor que nadie y sabe que ahora mismo quisiera arrancarle la cabeza a alguien, preferiblemente a cualquiera que atente contra lo que es nuestro. --No, no lo ha hipotecado, simplemente lo ha ofrecido como garantia. --?Garantia de que? --Pregunta Chandler Canihan, el tragafuegos--. ?Y que tiene que ver Brown, Johnson & Peace Inc.?, ?que es lo que hacen? Papa, que no esta hecho para esto, para situaciones de tanto problema y lios se frota las sienes. --Francis era un visionario. --Una mentira tapadera para no delatar a su difunto hermano que realmente era un apostador, un ludopata que llevo su vicio hasta el final. No se con seguridad lo que habra llevado a Francis a hipotecar el circo pero seguro que fue unicamente para poder pagar deudas de juego. Al final no pudo vivir para pagar sus deudas y ahora nosotros somos los responsables, no de la causa pero si del efecto que tendra esta deuda--. El queria que este circo siguiera por el brillante camino que mi padre y mi abuelo forjaron para el. Lo que no tenia pensado era morir antes de ver ese plan concluido. --Se claro, Frank. ?Que es lo que quieres decir? --Brown, Johnson & Peace Inc. Es una empresa dedicada a consultorias de inversiones. Dado que Francis hizo un contrato con ellos poniendo el circo de por medio. Me han llamado para avisarme que un consultor vendra a evaluar la situacion financiera. --?Solo eso? --En esta ocasion es Ron quien ataca. --Por el momento si. --?Eso que significa? Tras una larga pausa en la que el nerviosismo de todos es mas que palpable en el ambiente. Obviamente a mi padre le esta costando hacer esto, es un hombre reservado con los temas familiares y sin embargo hoy esta aqui parado, sacando los trapitos sucios de los Coeur al aire. En este punto no me atrevo a interrumpirlo ni ayudarle, hasta que finalmente responde: --Significa que hay que salir ahi a partirnos el alma en lo que queda de gira si es que queremos que estas carpas sigan siendo nuestras. y los he reunido no para darle solo esas malas noticias sino para decirles que cuento con ustedes para que el circo corazon no muera. Desde donde estoy una calida sensacion de apoyo llega hasta nosotros cuando la compania entera, desde el mayor hasta el mas joven, lanza un grito de solidaridad hacia nosotros. Ellos estan preocupados, igual que nosotros pero aqui estamos proponiendonos que esta gira no sera el ultimo acto para el Circo Du Coeur.

  • Cartas de un asesino insignificante de Jose Carlos Somoza

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    Estimada senorita. Voy a matarla y usted lo sabe, asi que me asombra su silencio. La flor del almendro ya destella de blancura en las ramas, pero no advierto la flor de sus cartas en el muro. Eso no es lo convenido. Yo me tomo en serio mi papel de verdugo: haga lo mismo con el suyo de victima. Le sugiero, por ejemplo, que se vuelva romantica. He aqui algunos ejercicios. Ejercicios romanticos a) Aproveche la geofisica de Roquedal. El viento tiene fuerza en los pueblos costeros: escuche atentamente su silbido cuando azota las ventanas de su casa. Pensara: <>. b) El mar y la soledad. Camine sola hacia la playa a horas inusuales, idealmente el crepusculo, y dirijase al espigon. Acceda a salpicarse con los rociones de espuma. Contemple la poderosa tunica azul oscura y la guadana blanca de las olas. Y hagase nuevas preguntas: <>. c) De noche, escoja la ruta de los solares, hacia el norte, para que las luces del pueblo no la estorben. Entonces levante la cabeza y observe detenidamente las estrellas. Piense en la Tierra con minusculas: tierra, un pedazo de ella que gira sin vertigo en la pulcritud del espacio. Concedale, en cambio, mayusculas a la luna: Luna, una roca helada y blanca, un satelite muerto. Y piense: <>. Haga como si, por un descuido, el mundo se le hubiese caido en la oscuridad y usted lo perdiera. d) Aceche los angulos de las paredes; perciba el inagotable trajin de los fantasmas; vague por los pasillos hasta que un espejo emboscado la sorprenda; encienda velas y columbre la forma de las sombras; plantese en medio de la oscuridad y recele de su propio cuerpo respirador. e) Y si no puede evitarlo, riase. Pero descifre la risa, compruebe su semejanza con la agonia --garganta convulsa, espasmos de vientre, gritos--. Cese de reir riendose. Sobre su muerte, senorita, elaboramos una ilusion: la de que todo lo que usted haga antes de morir sera trascendental. La solucion perfecta consiste en que se vuelva romantica. Mi inestimable senor. Ya se quien es usted. No te escondas tras las palabras, Luis, que destacarias hasta en un desfile de locos. No es preciso ser psicopata para interesarle a una escritora cuarentona como yo, por mucho que me dedique a traducir a Faulkner. Ademas, te tomas demasiadas confianzas, dado lo poco que nos conocemos: apenas un intercambio de cervezas en la Trocha y un mal dia, o una mala noche, para ser exactos, en que me invitaste a tu casa de mas alla del espigon con el pretexto de mostrarme tus nuevos cuadros y la encontre invadida por: a) una pareja de yonquis germanos que apenas hablaban mi idioma; y b) una escualida y alienada pintora fuengirolena que parecia no hablar ningun idioma. Recuerdo que la copa en que me escanciaste el vino estaba orlada de labios fosiles y que la fondue resulto un engrudo incomible. Y lo mejor: cuando desertaste de la espantosa conversacion para ensayar con la flauta en la terracita y los demas nos pusimos a escucharte como cobras hipnotizadas. La verdad, confiaba en que la velada fuera mas intima. No por nada: ya te dije en cierta ocasion que padezco una especie de claustrofobia social, y no soporto la asfixia de dos o mas personas hablando a mi alrededor. Anadire que no soy de tu epoca, de igual forma que tu tampoco eres de esta, porque --seamos sinceros, Luis-- tu trasnochado aspecto hippy, con chaleco de cuero abierto, tejanos raidos y el make love not war colgado del cuello podra parecer rebelde en el pueblo, pero queda carrozon para los tiempos que corren. No obstante, debo admitirlo, eres el mejor Joe Christmas de Roquedal, el numero uno de la lista de los candidatos a Negro, palabra de la senorita Burden. Solo te encuentro un pequeno defecto: que estes muerto. Que lastima que te mataras hace dos semanas, que te abrieras el craneo con la moto y tu cerebro drogado se derramara sobre el asfalto (me imagino un estallido versicolor, como en tus lienzos). Razon de mas, por otra parte, para no contestar las cartas que subrepticiamente me dejas en el muro. Que lastima de accidente, y de aficion a las drogas, y de moto peligrosa. Perdona, pero he tenido que llorar un poco. Sigue escribiendome, por favor. Muy bien, senorita. Descubrame en alguien. Finjamos por un momento que me encarno en cualquier idiota y disimulo frente a usted, pero que mis ojos brillan al fondo con el relumbre del engano. Juegue, pues, a creer que soy un vecino del pueblo. De inmediato empezara a pensar que puedo no serlo. Y entre estos y otros pasatiempos, el dia acabara y vendra la noche. Ayer tome en la Trocha unas canas con el bueno de Manolo Guerin, <>. Manolo ejerce de ermitano como yo, aunque no creo que disfrute del placer de cartearse con alguien que quiere matarle. Es verdad que lleva viviendo en Roquedal una pila de anos y conoce al dedillo el laberinto de sus leyendas, pero yo escatimo nuestros encuentros, porque ya sabe usted que no me interesa el pasado de nadie y no veo de que otra cosa podria hablar el pobre Manolo. El, no obstante, me aprecia y rastrea mi compania. A veces me lanza guinos de complicidad, una especie de morse de miradas que yo, traductora siempre, vierto como: <>. Y es cierto que con Manolo se puede hablar, y que eso es lo que hago cuando lo veo, pero posee sus defectos de viejo, como todos los viejos. Se que nunca le agrado, por ejemplo, mi parvula aficion a Luis Blasco y a su conversacion esnob, aunque comprendia que ahi tenia que callarse y no podia invocar sus consignas, porque yo me ponia de parte de Luis y, si era preciso, lo defendia con tanta vehemencia que terminaba enfadandolo (sospecho, por tanto, que se ha tomado su muerte con el jubilo mal disimulado de quien ve desaparecer un rival). --?Y como va la novela? --indago ayer--. ?Marchando? --Asi, asi. Todavia estoy con la traduccion. Creo que ya te lo dije. --Ah, si, el americano ese...

  • Implicate (Mac 3) de Sonia Lopez Souto

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    Con un duro pasado del que no logra olvidarse, las noches de Rory MacBay estan plagadas de pesadillas, fruto del recuerdo de las barbaridades que tuvo que acometer durante su estadia en el ejercito. Aunque disfruta de la vida sin ataduras de ningun tipo y jactandose de ser un espiritu libre, la cruda realidad es que teme arrastrar a su mundo de oscuridad a quien se acerque demasiado a el.

  • Solo los locos se enamoran de Kristan Higgins

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    Millie estaba a punto de tener la vida perfecta.

  • Un paseo por el paraiso de Andrea Pereira

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    Una novela que nos regalara suspense, intriga, conspiracion, venganza, pasion, aventura y amor al pie de las altas cumbres de la Cordillera de los Andes.

  • La ciudad, Luis Zueco de Luis Zueco

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  • Traicionada de Danielle Steel

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  • Hasta que el viento te devuelva la sonrisa, Alexandra Roma de Alexandra Roma

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  • Y tenia que ser mi jefe 1 de Norah Carter

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    --Buenos dias -- empezo Peter, mirando a todos al frente --. Todos sabeis quien es. Para quien no lo sepa, su nombre es Alexia. No creo que tenga que dar muchas explicaciones sobre mi vida personal. Todos sabeis, ademas, que nunca lo hago. Hoy hare una excepcion puesto que atane a la empresa al completo. Alexia y yo hemos decidido volver. Nuestra vida privada no le interesa a nadie, repito, pero ella ha solicitado formar parte de la empresa y he creido necesario, para evitar rumores, que mis empleados sepan que, a partir de ahora, mi esposa sera mi mano derecha en la direccion de este departamento. Tras llegar a un acuerdo entre ambos, Alexia comenzara hoy mismo a desempenar su trabajo. Espero el respeto que se merece con su cargo y que todos cooperemos. En ese momento me miro a mi y yo baje la vista para que no viera las lagrimas en mis ojos. Coloque las manos debajo de la mesa, pues no dejaban de temblarme. Me sentia completamente sola y abandonada. -- Eso es todo, que tengais un buen dia. Peter se levanto, espero a su mujer y salieron de la sala. Mis companeros los siguieron y yo me quede alli, sentada, sin poder reaccionar. No me habia gustado nada su forma de mirarme y aquel tono de ceremonia que habia empleado para presentar a la que seria su nueva colaboradora. Alexia... Su mujer... Si, su mujer ahora se convertia en alguien que me vigilaria, que observaria de cerca cada uno de mis movimientos, que me impediria mantener un trato directo con quien creia que habia sido el hombre de mis suenos. ?Por que, demonios, se comportaba asi aquel hombre? ?Por que habia hecho tal cosa? Me sentia enganada. Peter se habia burlado de mi. Se habia aprovechado de mi completamente. Lo peor de todo no es que pensara en que se habia aprovechado de mi cuerpo, de mi manera de entregarme a el. No. No era eso. Lo peor es que me habia enganado con la intencion de herirme profundamente. Me habia hecho creer en unos sentimientos de afecto hacia el que de repente se volatilizaron. --Vamos, Davinia, ya se fueron todos -- dijo Manuel al ver que era incapaz de reaccionar y levantarme. --Ve, ahora voy yo -- respondi sin poder alzar la vista del suelo y con un dolor en el corazon lleno de rabia y decepcion. --Esta bien, pero si me necesitas, solo tienes que avisarme-- respondio sabiendo que algo habia sucedido entre el senor Evans y yo. Me quede un rato sentada en aquella silla hasta que vino la secretaria y me dijo que tenia que abandonar aquella sala. Aquella reunion habia sido una derrota para mi. Me arrastre hasta mi despacho y alli me encontre a mis companeros. Parece que Manuel ya les habia dicho algo a Desiree y a Natalia, pues se mostraron enseguida muy preocupadas cuando entre por la puerta. --?Que ha pasado, Davinia? -- pregunto Naty. --Nada. No me encuentro bien. Nada bien -- dije yo con un tono lastimoso. --No me lo creo. ?Te has visto en el espejo? Parece que vienes de un entierro -- anadio Desiree. --Dejadla tranquila, chicas. No os metais donde nadie os llama -- intervino Manuel intentando evitar que me hundiera alli mismo. --Solamente queremos ayudarte, Davinia. Nos preocupa verte asi. ?Ha habido algo entre vosotros, verdad? -- pregunto Natalia de buena fe, con intencion de que yo me desahogara y explicara todo. --No se por donde empezar -- dije yo acongojada. --Lo importante ahora es que te tranquilices y, si quieres contarnos algo, te escucharemos -- anadio Desiree con voz dulce. --No tengo ganas de hablar, pero la vida a veces es una putada. No se si voy a poder con esta carga -- dije yo titubeando, pues las lagrimas y unas ganas terribles de llorar me impedian expresar con claridad lo que sentia en aquellos momentos. --Entiendo lo que dices, Davinia. No se lo que ha pasado entre el Sr. Evans y tu. Pero mi olfato me dice que la llegada de Alexia te ha dejado K.O., ? me equivoco? -- dijo Natalia acercandose a mi para darme un abrazo. Desiree hizo lo mismo a continuacion y las tres hicimos un breve circulo. Me decian todo tipo de cosas carinosas y yo lloraba con mas fuerza. Necesitaba sacar el dolor que tenia dentro, pero aquel no era el momento. Me acariciaban las mejillas, me secaban las lagrimas y al final, por iniciativa de Natalia, las tres nos fundimos en un abrazo. Manuel seguia delante del ordenador, pero pude observar que sus ojos estaban vidriosos. Se que a mis companeros sinceramente no les gustaba verme en aquel estado. --Todo se solucionara, ?me oyes? -- dijo Desiree. --Nosotras siempre tratamos de facilitar las cosas y, si necesitas estar mas relajada estos proximos dias, Manuel y yo nos haremos cargo de tus informes -- apunto Natalia con una sonrisa amable en el rostro. --Gracias, chicas, os lo agradezco. Pero ahora lo que necesito es volcarme en el trabajo -- dije yo con el corazon encogido. --Respetamos que no nos quieras contar nada -- dijo Desiree con un tono serio. --No puedo ni debo. Siento decirlo. Pero estoy muy confundida y lo que necesito ahora mismo es respirar hondo, relajarme y reflexionar -- dije yo mucho mas calmada. --Pobre ... -- solto Natalia. --Si, sera mejor que volvamos al trabajo. Ya sabes, Davinia, no trates de hacerte la valiente. Si necesitas marcharte, nosotras nos encargamos de todo. Manuel, ademas, es un maquina con la redaccion de informes -- dijo Desiree esbozando una leve sonrisa de complicidad. --Hazle caso a las chicas, Davinia. Podemos hacer tu trabajo hoy y manana vuelves con energias renovadas -- propuso Manuel con aire paternal. --Os lo agradezco, pero soy una profesional. Y el trabajo es el trabajo. No voy a poner en riesgo mi puesto por memeces --anadi yo con un aire resuelto, con menos ansiedad. Se hizo un silencio y todos nos pusimos a trabajar. Pese a ir a un buen ritmo, con la jubilacion de la anterior companera y mi ausencia durante el viaje a Tailandia, algunos presupuestos, cartas e informes se habian retrasado. En mi interior, estaba dolida. Sentia que habia sido humillada en publico, aunque bien es cierto que ni siquiera mis companeros sabian que habia sucedido realmente entre Peter y yo. Se lo podian imaginar como se lo imaginaba aquella secretaria con cara de perro que me pidio que abandonara la sala. Tuvo que ver en mi rostro los sintomas del desamor. Se que, por las oficinas, circulaban toda clase de rumores. En El Heraldo tambien sucedia lo mismo. Alli a veces era mas dificil sobrellevar un problema, pues todos trabajabamos en la misma planta y no habia division por departamentos, ni tabiques, ni pasillos, ni nada por el estilo como aqui, en el Diario Sol. Agradeci que esto me hubiera sucedido en este trabajo porque mis companeros eran pocos y se llevaban muy bien. Lo que encontre en ellos, ademas de una gran profesionalidad, fue cercania y una preocupacion hacia mi que no habria encontrado en El Heraldo, donde alli cada uno iba a lo suyo y a joder al companero cuando era posible. A los veinte minutos de ponernos con las nuevas campanas, Natalia no se resistio a hablar en voz alta. --No me puedo creer que esa tia vaya a mandar sobre nosotros. --?De quien hablas? -- pregunto Manuel. --Hijo, parece que seas tonto a veces y perdona que te lo diga -- contesto Natalia enfadada. --Se refiere a Alexia, a la mujer del jefe -- dijo Desiree. --A mi no me sorprende -- dijo Manuel. --?Por que no te sorprende? Vamos a ver, listillo. Dame una explicacion -- dijo Naty con cara de pocos amigos. --No tengo una respuesta. Pero en otras empresas en las que trabaje, antes de llegar aqui, se movian muchos intereses. Muchos. Elegian y cesaban directivos a decenas. Y aqui sucedera algo parecido --dijo Manuel con voz segura mirando a Naty. --Eso no es una respuesta, Manuel. Eso no es una respuesta -- repitio Natalia sin desprenderse de su tono de enfado. --Tiene que haber una razon poderosa para que ella vuelva a la empresa -- dijo Desiree, creando una atmosfera de intriga. --No preguntas nada, Davinia -- dijo Manuel sonriendo. --No. Prefiero no saber nada. Os lo agradezco. Pero creo que debemos acabar con estas campanas cuanto antes -- repuse yo como la buena chica que era. --Tienes razon, Desiree. Debe haber algun motivo mas que importante para que, despues de lo que paso, el Sr. Evans permita que ella regrese -- dijo Natalia con seriedad, arrugando las cejas. --Si, en efecto. No me gusta el rumbo que van a tomar las cosas. Y te lo digo en serio -- dijo Desiree. --?Que paso? -- interrumpi intrigada, deseosa de tener la maxima informacion posible. --Acabaramos. Ahora despierta nuestra querida Davinia. ?Quieres saber lo que paso? -- dijo Natalia con sorna. --No te pongas borde. La chica lo esta pasando mal -- intervino Manuel. --Lo que no entendemos, Davinia, es el motivo de que esa mujer haya vuelto a la empresa y a la vida del Sr. Evans. Porque esa mujer le puso los cuernos a tu jefe, a nuestro jefe. Aunque parezca mentira, Alexia se permitio el lujo de serle infiel a ese tio bueno, sacado de un anuncio de Hugo Boss --explico Desiree. --Me dejais sin palabras --comente yo. --Los rumores incendiaron todos los despachos y departamentos --anadio Naty con un aire peliculero. --Pero, ?que sucedio en realidad? -- pregunte con intencion de buscar respuestas que me permitieran entender el extrano comportamiento de Peter. --Nunca supimos nada. Se dijo de todo -- intervino Manuel.

  • El alma de la radio de Angeles Donate

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    Querida Senorita Leo, Me llamo Elisa y es la primera vez que escribo una carta. !Ojala no hubiera tenido que hacerlo nunca! Se la envio a usted, pero en realidad va dirigida a mis padres. A ellos no tengo el valor de mandarsela. Espero que puedan perdonarme algun dia por lo que estoy a punto de hacer. Estoy cansada y solo tengo diecisiete anos. Pero es que cada dia he vivido por dos y lo que es peor... se que asi sera el resto de mi vida. ?Se imagina usted lo que es eso? Mis padres tuvieron gemelos, pero mi hermano murio con cinco anos. Habia nacido muy debil, con problemas de corazon. Desde entonces, me converti en la superviviente. No soy mas que eso. Haga lo que haga, el siempre esta presente. Por muchos anos que pasen, hay personas muertas que ocupan mas espacio y hacen mas ruido que las vivas. Cuando me miran, no pueden evitar pensar en el y reviven el dolor de su ausencia. Marco es la sombra pegada a mis talones y yo soy la sal que cae en la herida abierta de mis padres, que no les deja cicatrizarla. Cada oportunidad que pierdo la pierdo para mi, pero tambien para el. Si desaprovecho una habilidad, la desaprovecho tambien para el. Cada sueno que no cumplo, cada error que cometo, cada... Y lo peor de todo es que yo tambien echo de menos a Marcos. A veces creo que me estoy volviendo loca. Siento que lo voy a traicionar, porque yo tuve la suerte de quedarme con la vida, la de los dos. Preferiria no haber llegado hasta aqui. Necesito descansar, senorita Leo, espero que pueda entenderme. Todo pesa mucho para mi. Quiero descansar, papa y mama. No lloreis por mi. Por eso digo adios y os pido perdon. Elisa German cerro los ojos. Tumbado en su cama, trato de imaginar a la chica mientras escribia aquella carta tan triste. ?Habria cumplido su amenaza? Tal vez, mientras el escuchaba sus palabras por la radio, Elisa ya no existia, como una estrella lejana que vemos, pero ya se ha extinguido. La voz de la locutora lo habia transportado a una pequena habitacion con las paredes de color celeste. Por algun motivo la imaginaba asi. Alli, una chica de diecisiete anos con mirada de cincuenta se inclinaba sobre una hoja de cuadritos, aferrada a su pluma con el mismo desespero que un naufrago se agarra a lo que queda de su barca. Desde su oscuro cuarto en la pension, German podia incluso ver las palabras de tinta emborronadas por las lagrimas Unos golpes en la puerta le sobresaltaron. --Abra inmediatamente --dijo una voz chillona al otro lado--. ?Como se lo tengo que decir? No es la primera vez que se duerme con el pitillo en la mano... !Un dia se quemara vivo! Y de paso a todos nosotros. German contuvo la respiracion y trato de no mover un solo musculo de su cuerpo. Habia visto en los documentales que algunos animales del Amazonas, para escapar de sus depredadores, se pasaban horas en la misma postura. Si podia hacerlo un bicho cualquiera... ?por que no lo iba a conseguir el, un representante de la especie superior? --No me tome por tonta, senor Gomez. Se que esta usted ahi --insistio la mujer--. ?No me quiere abrir la puerta? !Pues abra el cajon de la mesita! El solitario viajante siguio sin moverse. No le hacia falta obedecer la orden para saber que encontraria ahi dentro: una biblia de bolsillo y un papel plastificado que contenia los Diez Mandamientos de la pension La Perla. El quinto era: <>. German abrio los ojos solo para confirmar que el humo del ultimo cigarro enturbiaba aun la habitacion. Sonrio con satisfaccion. Desafiar a dona Concepcion y a su regimen tiranico en aquel piso de huespedes de la Barceloneta le provocaba cierto placer. Al otro lado de la madera, oyo la respiracion entrecortada de su patrona. Se la imagino olisqueando su puerta como un perro sabueso. --Un dia tendremos un disgusto --murmuro la mujer mientras se alejaba cojeando por el pasillo--. Y todo sera rechinar de dientes y lamentaciones... Solo entonces German se atrevio a revolverse en su cama, dando la espalda a aquella voz agria. Luego se puso en pie. Se dio cuenta de que, al colgar el traje en el armario, se habia quedado abierto. El espejo interior le devolvia ahora su propia imagen: un varon de treinta y muchos, alto para los de su generacion, hombros anchos y una promesa de tripa a corto plazo. Un hombre sin mujer y sin hijos, pero con siete maletas descansando a sus pies. <>, solia decir cuando pedia cama en las pensiones y hostales. De mas joven, cada semana habia buscado clientes en una ciudad distinta. Y, por las noches, los companeros de bar eran todos nuevos. En aquellos primeros anos solo era fiel a Cherie, aunque supiera que su relacion se sustentaba en una mentira. La marca que representaba en exclusiva para el litoral mediterraneo presumia de ser <>. Asi lo explicaba el en las pequenas mercerias que visitaba a lomos de su Seat 1400. --Estos sujetadores vienen de Paris, como los ninos. Solo que a ellos los traen las ciguenas y a esta maravilla de saten la traigo yo --repetia una y otra vez para embaucarlas. Los primeros anos, de tanto decirlo, casi llego a creerselo, aunque los viajes a primeros de mes a la fabrica de Mataro le devolvian a la realidad. Aquello le habia resultado divertido hasta que dejo de serlo. Quince anos despues, ya tenia sus puntos de venta fijos y a las dependientas les daba igual de donde venian los productos. Eran vistosos, salian bien de precio y a las clientas les gustaban, tres motivos suficientes para hacer pedidos generosos. Sus primeros companeros de barra, viajantes como el, se acabaron casando y fueron sustituidos por otros con menos arrugas y una conversacion que le sonaba a repetida. Hacia tiempo que German preferia pasar las noches con su vaso de whisky Dyc en el cuarto, a solas con la voz y las historias que narraba su unica posesion de valor: la radio. Sintonizaba el dial con pericia y, mientras aguardaba el sueno, descubria vida y milagros de otros oyentes a traves de sus cartas al consultorio radiofonico. Lo habia descubierto por casualidad y, al principio, el morbo y el aburrimiento le llevaron a engancharse. Sin embargo, ni uno ni otro tenian ya importancia. Era con ella, fuera quien fuera, con quien se citaba cada noche. Con la presentadora del programa. O mejor dicho, con su voz, dulce pero con un punto seco que impedia que se hiciera empalagosa. <>, suspiro mientras se encendia el ultimo cigarrillo de la jornada. Mil y una noches habia tratado de imaginarse como seria su amiga y cada vez el resultado era distinto. <>, penso. Sin saber muy bien por que, se la imaginaba con una melena castana, no muy alta, y con una talla noventa de sujetador. En su fantasia, la voz de la senorita Leo vivia en el centro de Barcelona. Habia enviudado prematuramente y tenia dos hijos que iban a la escuela, tal vez a la Salle Condal, como su padre. Aunque era mujer, tenia que trabajar para llevar el pan a la mesa. --Hoy te quiero asi --le hablo a la radio, exhalando circulos de humo. Justo en ese momento, la voz repitio el nombre de Elisa, que desplazo a la locutora en los pensamientos de German. --No lo hagas, chiquilla, no lo hagas... Espera un poco. ?No sabes que en menos de veinticuatro horas todo puede cambiar? Aguanta, Elisa, te lo ruego. Solo unos dias. !Espera! No tienes nada que perder. -- Fueron las ultimas palabras que el viajante lanzo a la noche anonima antes de quedarse dormido, sin saber si aquella chica aun podia escucharle.

  • La luna en las minas de Rosa Ribas

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    Habia aullado de hambre toda la noche. A la madre se le habia cortado la leche. El padre se acerco a la cuna y lo miro. Las frazadas revueltas parecian a punto de engullirlo, pero se resistia, apretaba con fuerza los punos diminutos. Lo levanto con morosidad, esperando una voz que lo detuviera. La criatura abrio los ojos. Esos ojos. Las ojeras debajo, un presagio de luto si el no hacia nada. Lo envolvio para protegerlo del frio. Era febrero y una gruesa capa de nieve cubria las calles del pueblo. Hizo un fardo prieto, el llanto ceso y lo sucedio una queja aguda, como la de los gatitos cuando los metian en un saco para tirarlos al pozo. Percibio tras de si un roce entre las sabanas, ella se movia, tal vez dejaba de darle la espalda a esa cuna odiada. Cargo el fardo en el brazo derecho y se volvio. Despeinada y amarillenta, su mujer reptaba para sentarse. No le quitaba la vista de encima, pero seguia muda. El avanzo hasta la puerta. Antes de abandonar el dormitorio, se giro de nuevo para que viera a la criatura. --Llevatelo. --Tenia la voz rasposa, como si no solo se le hubiese cortado la leche, sino que se hubiera secado toda--. !Vete! !Llevatelo! --Un grito de papel de lija antes de cerrar los ojos. Salio. Bajo la escalera de piedra que llevaba a la planta inferior. Sus dos hijos se habian apostado frente a la puerta de la casa. Dos pequenos centinelas temblorosos. El mayor tenia seis anos; el pequeno, tres. Cogidos de la mano, miraban el bulto del que salia un debil sonido. Se calo el sombrero de fieltro sin soltar al bebe, ya que veia en los ojos de los hermanos la decision de arrebatarselo, y se planto delante de ellos. El mayor levanto la vista implorante; el pequeno bajo la cabeza para contemplar sus recias botas engrasadas con manteca. En uno reconocio su mismo remolino de pelo en la coronilla; en el otro, la forma de la nariz. Tambien la boca, el grueso labio inferior que temblaba al hablar. --No se lo lleve, padre. Le respondio que era mejor para todos. --Por favor, padre. Le dijo que era mejor tambien para la criatura que, de lo contrario, moriria. --No es culpa de Ximo, padre. Fue la bestia que entro en la casa y… Y callo para siempre al recibir la bofetada. --No se contradice tres veces a un padre --le grito al hijo, mientras se lo gritaba a si mismo para convencerse de que esa y no otra habia sido la razon de su manotazo. El golpe lanzo al mayor hacia la derecha y lo arranco de la mano del pequeno, quien se aparto hacia el otro lado mientras repetia en un murmullo <>, y se cubria la cara con el brazo recien liberado. El hizo como si no lo hubiera oido pronunciar las palabras prohibidas y abrio la puerta. Los hijos quedaron dentro, pegados a la hoja. Dos pequenos centinelas inanes. El llanto del bebe arranco de nuevo al salir de la casa, como si supiera que no iba a volver nunca mas. El padre habia cargado las alforjas de la mula con ropa para la criatura. La habia cogido sin fijarse en si era grande o pequena, gruesa o delgada; ni siquiera en si los otros dos todavia la necesitaban. Ya les traeria cosas nuevas cuando bajase a Castellon. Habia metido tambien unas mantas, una piel de borrego y, cada vez mas confuso, incluso una boina que habia sido de su suegro. Bajo la calle empinada al final de la cual vivian. La nieve de la noche estaba todavia intacta y acolchaba sus pasos y los de la mula. Aun asi, el crujido lanoso debajo de las botas proclamaba a cada paso las silabas de su verguenza. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. El sonido que debia de acompanar el resto de su vida a los padres cobardes de los cuentos. Se detuvo un momento al llegar a la esquina de la plaza. Tambien estaba desierta, si bien cruzada por huellas madrugadoras de personas y animales. Dio un suave tiron a la brida de la mula y siguio caminando. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. Estuvo a punto de dar media vuelta para dejar de oir esas silabas. No lo hizo. Un paso mas, otro y otro. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. La enorme sombra que proyectaba una iglesia desmesurada en un pueblo tan pequeno no era lo bastante oscura para ocultarlo a el con su paquete en brazos. En la fachada, siete hornacinas: dos entre los pares de columnas que flanqueaban la puerta; cinco alineadas sobre el portal. Todas vacias. Ningun santo que le ofreciera una mirada de indulgencia o le levantase un dedo amonestante. El chirrido de unos goznes que despertaban entumecidos le hizo volver la cabeza a la izquierda. La duena de la tienda de ultramarinos, al otro lado de la plaza, salia a barrer la nieve y, tras un saludo mudo, se quedo observandolo con los brazos cruzados y la cabeza ladeada como un grajo. Paso de largo. Un mensajero invisible habia avisado a los vecinos. A pesar de la hora temprana, los visillos se apartaron sin disimulo en una de las casas de la calle Mayor. Paso de largo. Bajo las arcadas, la sombra de la boina sobre los ojos del viejo panadero fingia la indiferencia con que se contempla todo aquello de lo que se hablara despues en voz baja. Paso de largo. Unas casas mas adelante se abria la puerta de la taberna y dejaba escapar una vaharada de tabaco y vino. El remolino de rumores acres encerrados alli toda la noche le rozo los oidos antes de morir en el aire helado. Es el hijo de… dicen que la bestia… dicen que los ojos… dicen que la madre… dicen que… verguenza. Oprobio. Paso de largo. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. Al doblar la esquina para tomar el camino al mas, dos mujeres enlutadas, cobijadas detras de la hoja baja del porton de la casa, se santiguaron al verlo con el bulto gimiente en el brazo derecho. Mudas, como su esposa, como el pueblo entero, mientras el estuviera presente para mirarles a la boca. A su espalda las voces se arrastrarian unas a otras con el estrepito sordo de los aludes. Miralo, miralo, se lo lleva a la madre, al mas, fuera, lejos de Vistabella. Paso de largo. La nieve cubria los tejados, los alfeizares, los arcos de piedra de las puertas; de algunos balcones colgaban afilados carambanos. Dejo atras las calles angostas y las casas apretujadas, apoyadas unas en las otras como si temieran caer cuesta abajo. Tomo el camino de San Juan de Penagolosa. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. Para llegar al mas tenia que pasar por delante del cementerio. Trato en vano de acelerar el paso. La cruz de piedra sobre una columna frente a la portada de acceso estaba torcida, vencida por el peso del frio, que tambien aplastaba las tejas de la ermita contigua. En el campanario vacio, una urraca que lo seguia desde que habia abandonado el pueblo lanzo un graznido aspero, como la voz de su esposa. Se detuvo en seco. Le habia parecido vislumbrar una sombra deslizandose entre la pared del cementerio y el porche de la ermita. Esta vez fue la mula, llevada por la inercia del paso, la que lo obligo a seguir. Temeroso de que los muertos le reclamasen lo que casi era suyo, empezo a cantar. Seria la unica vez que cantaria a ese hijo. La vibracion del pecho del padre lo desperto. El bebe emitio un gorjeo. Seria el unico sonido de gozo que el padre iba a escucharle. Paso de largo del cementerio. Tras cruzar unos bancales en los que incluso los resquicios entre las piedras estaban cubiertos de nieve, llego al bosque y dejo de cantar. Los pies se le hundian y tenia que arrancarlos a la fuerza de una masa humeda empenada en dificultarle cada paso. Date la vuelta. Regresa. Date la vuelta. Decian ahora los crujidos bajo sus botas. Morira. Lo dejara morir. Respondia cada vez. Apretado contra su pecho, el bebe dormia. La urraca lo seguia y marcaba su camino en el aire; cada graznido negro un insulto, para que todos supieran. Por ahi va. Se aleja. Por ahi va. Se lo lleva. Volvera con las manos vacias. Tomo la pista de tierra que llevaba al mas en el que se habia criado. Avisada por las voces de la urraca, la abuela se habia asomado y lo vio acercarse. Una mancha negra al principio; despues distinguio la figura humana y la mula que se movian penosamente en la nieve. Reconocio a su hijo; le parecio, por la posicion del brazo, que portaba algo, pero no podia imaginarse que le traia a un nieto. Y, a pesar de que ella se sentia demasiado vieja para criar a un nino, no estaba dispuesta a que muriera de hambre porque la nuera le tuviera miedo. Porque sentia que con cada gota de leche le robaba la vida, decia, porque estaba maldito, decia. --Porque tiene esos ojos… --anadio el padre mientras dejaba el fardo en los brazos de la abuela. En ese momento la criatura se desperto y la miro. La abuela se estremecio, pero lo apreto con mas fuerza contra su cuerpo. --Entonces, que sepas que renuncias a el. El habia asentido sin poder apartar la mirada de la criatura. --A partir de ahora este nino sera mio, el mio. Los otros ya no me interesan en absoluto. Y ahora, vete --le ordeno a su hijo. Tambien le dijo que se llevara toda la ropa que habia traido. --Si me vive, yo le hare y le comprare ropa nueva. Lo mantuvo con vida con leche de oveja diluida hasta que consiguio que lo amamantara una nodriza que hizo venir de otro pueblo durante medio ano. Como ya habia corrido la voz de que el padre lo habia sacado de casa porque la madre le tenia miedo, la nodriza le abrio la boca para comprobar que no tuviera dientes y le pidio a la abuela un pago mas alto y quedar libre de hacer tareas pesadas en la casa. Mientras lo amamantaba le tapaba los ojos con un panuelo. Por si acaso. Y los rumores fueron creciendo a la par que el nino. Porque tenia los ojos verdes y el pelo de color pajizo, porque aprendio muy pronto a caminar, porque era algo mas pequeno que otros ninos de su edad, pero mas fuerte que otros mayores, porque hablaba poco y miraba con fijeza. Porque todos recordaban la noche en que la bestia habia entrado en la casa de la familia, esa en la que el no vivia.

  • Winston Churchill de Richard Toye

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    ?Como abarcar en una biografia una personalidad y una actividad politica tan complejas como las de Winston Churchill? Richard Toye, profesor de la Universidad de Exeter, ha tenido la idea de coordinar para ello a un equipo de especialistas que han investigado diversos aspectos de su vida, entre los cuales figuran historiadores de tanto relieve como Jeremy Black, Richard Overy o Chris Wrigley, para que cada uno se ocupe del periodo de la vida de Churchill, o del aspecto de su actividad politica, que mejor conozca. Tenemos asi una sucesion de capitulos que, comenzando con sus primeros pasos en la politica y con su discutida gestion al frente del Almirantazgo en la primera guerra mundial, van siguiendo su trayectoria hasta los anos de la <>; luego, otros capitulos estan dedicados a temas especificos como su relacion con el mundo islamico, con el imperio britanico, con las armas nucleares o, en un plano muy distinto, con las mujeres que marcaron su vida.

  • Sombras 01 de Laura Lopez

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    No es verdad eso de que es mejor arrepentirse de lo que se hace. Cualquier escenario posible es mejor que este, lo que me lleva a pensar que no deberia haber hecho absolutamente nada. Claro que, por extension, no debi hacer demasiadas cosas. No tengo excusa. No puedo aferrarme a que tuve mala suerte, o que estaba deprimido, o mas loco que cuerdo. La autocompasion no nos lleva a ningun sitio, y menos donde estoy. No se cuanto tiempo voy a estar aqui. El que ellos quieran. Mi situacion esta lejos de ser tranquilizadora. Un necio podria relajarse creyendo que ahora estaria a salvo, pero yo se lo que hay de verdad tras estas paredes. Me tienen justo donde querian. Y no. No espero que nada cambie. No planeo escapar en un futuro. Ni siquiera me atrevo a sonar con la posibilidad de poder salir de aqui. Por desgracia, esto no es una pelicula. Me llamo Bruce. Tenia treinta y cinco anos cuando empezo todo. Perdi la nocion del tiempo hace demasiado, asi que no se ni en que dia vivo. 1 Cada vez me quedo mas convencido de que seria facil engancharse a esto. Entiendo perfectamente a los que lo hacen. Me encanta cuando cojo el colocon. Aunque me hayan rebajado la dosis, adulterandola, para evitar que sea un peligro. En cualquier caso, es indescriptible esa sensacion cuando empieza a actuar y el dolor desaparece lentamente. Al principio apenas se percibe, pero, poco a poco, como si dejara que me recreara, empiezo a flotar. A la par que dejo de sentir, la cabeza se expande y, al final, ya no pienso. Cuando quiero darme cuenta, estoy en un grado de relajacion tal que todo lo que pase de respirar hondo es irrealizable. No es que sea incapaz de moverme; es que echaria a perder el unico momento de paz al que puedo aspirar. Y es tan facil dejarse llevar por esa nube que no tardo en caer en un profundo sueno, sin suenos. Las consecuencias o efectos secundarios no se quedan solo en el colocon, el cual me cuesta cada vez mas conseguirlo. El organismo se termina acostumbrando a casi todo, y llega un momento en que exige mas para lograr lo mismo. Ocurre con cualquier droga. Aparte, es frecuente que me de por vomitar. A veces pienso que es la respuesta del cuerpo a algo que en el fondo se que no necesito. Desde que me lo recetaron, no he podido dejarlo. Consigo por la via legal, con receta medica, una minima parte. No puedo exponerme a dejar que el dolor empiece, y eso es lo que no entiende el sadico de mi medico. A veces tengo la seria tentacion de mezclarlo con la bebida adecuada, fantaseando con la idea de que acabe con toda esta mierda de una vez. Llego a planearlo, pero luego siempre me echo atras. Mi psiquiatra, reacio a que me dieran morfina para el dolor, insistio en que se me administrara cualquier paliativo, o un preparado que redujera los riesgos que conlleva una sobredosis de morfina, por lo que lo maximo que conseguiria es un pedo mas fuerte. Ademas, esta mas que comprobado. Asi que lo que me impide llevarlo a la practica no es solo la certeza de que perderia el tiempo. Es la cobardia, asi de simple. Es lo que no entiendo: por que quiero desaparecer y, sin embargo, me cuesta tanto hacerlo. Tomo la decision de intentarlo e, inmediatamente despues, surge el miedo a que haya algun fallo en la medicacion que me deje como un vegetal. No quiero quedar como un vegetal, ni que encuentren mi cadaver putrefacto tras semanas de peste que alerte a alguien que pase por delante de mi casa. No quiero acabar asi. Apenas recuerdo nada de los ultimos dos anos y pico. Tecnicamente no es tanto tiempo, pero comparando el antes y el presente, me parecen dos vidas distintas. La principal diferencia, que lo resume todo, es que antes tenia una vida en el mas amplio sentido de la expresion. Tenia un presente y, sobre todo un, futuro; con proyectos, planes, objetivos... Lo mande a la mierda en un segundo. Hay tantas tonterias que se oyen a las que no les damos importancia que luego resultan ser verdad que no se pueden enumerar, aunque quisiera. No se pueden hacer planes con certeza, porque no sabes lo que te vas a encontrar a la vuelta de una curva. La rutina es un asco que atonta la mente, convirtiendote en un ser a la misma altura que las ovejas. No valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. A la vuelta de esa curva te puedes encontrar un coche que se empotra de morros contra ti. Si sales de esa, debes considerarte afortunado porque tienes una segunda oportunidad, aunque no la quieras. La rutina adormece, hasta que pierdes la tranquilidad y seguridad que te proporciona. Suena muy goloso eso de <> como senal de una vida menos aburrida, presumiendo que tiene que acabar bien. Nadie se imagina que eso que va a ocurrir es que pierdes aquello que le da sentido a tu vida. La unica certeza que tengo es que no deberia estar aqui. Tienen razon esos que salen en television o que escriben diciendo que deberia estar condenado a la perpetua como poco. He matado a tres personas. Y, aunque suene topico, fue un accidente; y, si hubiera muerto yo, tambien. Seria solo una tragedia mas de las que dan las carreteras. No me libraria de la etiqueta de irresponsable y asesino en potencia por la tasa que llevaba de alcohol en sangre, pero al menos todo habria quedado ahi. No puedo volver a conducir, esa fue mi condena oficial. La madre del estudiante que iba en el coche que me comi ha venido a gritarme varias veces, como si creyera que celebro haberme librado. Sigo vivo unicamente por inercia. Este nuevo estado de cosas ha derivado en un abandono fisico. Cualquiera aprecia a simple vista que hace mucho que mi aspecto o mi salud me importan poco. No es que le de importancia, pero nunca he descuidado hasta ahora una ducha, ni he llevado mas barba de la que he querido, ni he salido con ropa sucia o maloliente aunque fuera solo por el correo. Tengo que aclarar que el negro del pelo es natural, aunque suele estar sucio. Es frecuente que me caiga por los hombros una especie de escamas blancas. No es caspa, porque no pica, y, como digo, son escamas. Aunque no tengo una dieta variada, he perdido mucho peso, de tal forma que los ojos verdes parecen querer salirse de sus huecos. A veces, cuando me aburro de no ver mas que pelo por mi cara y me afeito, aprecio cierto tono amarillento. En otro momento me hubiera comido el coco, pensando que tengo algun problema de higado o algo asi. Veo imagenes mias en la television o internet anteriores a todo esto y ni siquiera me reconozco. Lo que digo: dos vidas distintas. Lo mas curioso es que los hijos de puta tenemos dos extremos: o nos apartan como a leprosos, o nos veneran. Tuve una vez la oportunidad de analizar ese comportamiento para la tercera novela que publique con una de los personajes principales. Es facil hablar de la veneracion que se siente por un idolo; todos tenemos los nuestros, por mas que nos cueste reconocerlo. Pero no tiene nada que ver cuando el sujeto que se idolatra es un asesino, un dictador, un mafioso o un banquero, por citar solo algunos ejemplos. Aunque Eve no era la protagonista, ni su amor platonico formaba parte de la trama principal, fue lo que mas trabajo me llevo de El buen alumno. Acabarla fue como quitarse un peso de encima. Lo hice de forma que ni a la editorial ni a los lectores se les ocurriera pedir una segunda parte. Detesto las sagas; estiran una historia hasta deformarla solo por dinero. Terminan creando comunidades de fans que solo conocen al autor por esa saga en concreto, teniendola como punto de referencia y esperando que todo lo que venga despues sea igual. Los mismos que se rien del seguidor de Regreso al Futuro o Indiana Jones, diciendo que despues de la primera el resto son copias baratas, luego hacen cola de varias horas para leer una nueva entrega de porno literario o sobre cargantes seres sobrenaturales. Quien hace sagas es que carece de imaginacion para hacer historias diferentes, con personajes y ambientes nuevos. Es asi de simple.

  • Sombras nuevas, Alba Duro de Alba Duro

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    Patricia lleva anos viviendo en Los Angeles, donde trabaja como escritora erotica en espanol. Su dia a dia consiste en apagar cigarrillos en el cenicero, escribir a oscuras en su ordenador y contestar emails de fans. Sin embargo, todo llega cuando recibe un email de Arturo, uno de sus lectores.

  • El dueno del mundo (Los Austrias) de Jose Luis Corral

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    Fines de primavera del ano de 1539; Carlos de Austria, emperador de Alemania y rey de las Espanas y de las Indias, se encierra, desesperado por la muerte de su esposa Isabel, en un monasterio cercano a Toledo. Entretanto, sus enemigos amenazan su poder y sus dominios. En Gante, su ciudad natal, los comerciantes se rebelan en protesta por los excesivos impuestos. Los turcos avanzan hacia Europa y ganan posiciones en el Mediterraneo. Los protestantes cuestionan su autoridad.

  • El Cuadro De La Sirena de Andrea P. Munoz

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    Bonnie le miro sonriendo desde la proa. Los ojos castanos le brillaban con un jubilo que hacia tiempo habia creido perdido. Sus cabellos rojos danzaban alrededor de su rostro iluminando el paisaje como la cabeza encendida de una cerilla. Las comisuras de sus labios se ensancharon formando una gran sonrisa. El chico que le acompanaba pensaba que no habia cosa mas hermosa que ella. La miro absorto como si esta fuera una sirena y el un simple marinero sin posibilidad de huir de su embrujo. --Esto es maravilloso --pronuncio Bonnie deleitandose con la brisa, con las olas que rompian en el balandrajo[1] y el perfume salino que se pegaba a su piel. El chico la abrazo con fuerza. Le acaricio los cabellos y la beso dulcemente. Los labios de el sabian a mar. Siempre habia sido asi. Hasta llevaba el mar en su nombre. Moray [2] . Bonnie susurro para si el nombre de su marido. Se besaron de nuevo mientras las olas mecian la embarcacion. La joven pelirroja se habia quedado embarazada del chico a los diecinueve anos y a pesar de que nadie habia apostado por ellos, ahi estaban. Cinco anos despues y celebrando su primer aniversario como marido y mujer. Con una familia preciosa. Una punzada de tristeza cruzo el pecho de la joven. No estaba acostumbrada a estar lejos de su hija y aquel dia la habia dejado al cuidado de sus suegros. A la pequena le pusieron Yvaine que en gaelico se traducia como estrella de la manana. Era una nina muy bonita. Su rostro pecoso le recordaba a una sandia, redonda y con pequenas semillas. Habia heredado el fuego en su cabello y la mirada de su padre. Tenia cinco anos y apenas balbuceaba unas pocas palabras. Cada manana Bonnie la levantaba, le masajeaba las articulaciones, le daba su medicina y le preparaba el desayuno. Despues, y con bastante dificultad, la banaba en la banera de ceramica mientras Yvaine se retorcia y aparecian las primeras convulsiones. El siguiente paso era vestirla. En ese punto, a menudo Bonnie se enfadaba pues su hija se negaba a ponerse la ropa que le habia elegido y se frustraba en silencio porque la nina era incapaz de meter un brazo por la manga del jersey. Una vez vestida, le ponia los dibujos animados en el televisor o bien le tendia alguna pintura que esta agarraba con dificultad. A Yvaine le gustaba pintar y su color favorito era el verde. Podia pasarse horas rayando una hoja en blanco con un crayon verde esmeralda o en su defecto azul. El color azul era su segundo color favorito. El tercero aun no lo habia descubierto. Mientras ella pintaba, Bonnie limpiaba la casa y preparaba la comida solo para ellas pues Moray no llegaba hasta la noche. A veces incluso tenia que ausentarse varias noches seguidas. El trabajo en alta mar era asi. Los pescadores paraban su trabajo durante la epoca de tormentas pero pasaban largas jornadas fuera de casa cuando el mar respondia a sus demandas de abadejo[3] y crustaceos. Por la tarde, la chica paseaba a Yvaine en una diminuta silla de ruedas. Visitaba la fruteria o cualquier otro establecimiento en el que tuviera que comprar. A la vuelta del paseo senalaba el mar. "Tu papa esta ahi, luchando contra monstruos marinos para volver con nosotras", decia. No sabia si su hija la entendia o no pero esta se quedaba mirando el mar con absoluta fascinacion infantil. Cuando regresaban a casa, Bonnie estaba siempre cansada. Aun asi le daba la cena a su pequena, le ponia el pijama y la arropaba en su cama mientras le contaba un cuento. A Yvaine le habian diagnosticado paralisis cerebral infantil (PCI) que afectaba tanto a sus funciones motoras como neurologicas pero no la hubiera cambiado por nada del mundo. Para ella era una nina sana. Normal. Una nina feliz y risuena que llenaba de dicha su corazon. Por supuesto, criarla suponia muchas veces que se levantase con ojeras, con los musculos rigidos y tan agotada como la noche anterior. Pero Yvaine era su estrella. Su estrella de la manana. --!Mira! Moray senalo la boveda celeste protegiendo a su esposa del frio con los brazos. Rodeandola con extremada ternura. Las estrellas habian comenzado a aparecer por encima de sus cabezas. Estas brillaban con fuerza y ambos se quedaron admirandolas un rato pese a la frialdad del norte. Sin embargo, las estrellas no duraron mucho en el cielo pues su brillo fue disminuyendo hasta desaparecer. Por completo. Una a una. Parecia que el barco flotase en mitad de la nada. Entre un mar oscuro y un cielo tan negro como un abismo. El joven no recordaria mucho a partir de ese momento. Tan solo pequenos fragmentos. Imagenes confusas del peor momento de su vida. La nubes negras; Los rayos; Observar el barografo[4] con sorpresa; Las embestidas de las olas; El grito de Bonnie; El miedo en la mirada de ambos; El casco partiendose en dos, separandoles en el acto. Las astillas que saltaban de la madera; El agua que arremetia sin piedad; La lluvia que le impedia ver con claridad; La sal de su boca. Pero lo que Moray nunca podria olvidar fue ver los destellos rojos de una melena de sirena hundiendose en el mar. 2 2013 Crail. Escocia. Aisla tenia sesenta y tres anos y toda una vida de recuerdos a su espalda. A menudo, los recuerdos se agolpaban en su pecho y le impedian dormir. Como aquella noche. Se desperto y bajo las escaleras agarrada al pasamano. Sus pasos cansados deambularon por el pasillo en plena penumbra. Penso que lo mejor seria hacerse un te. Una tila quiza le viniera bien a sus nervios. Encendio la cocina de gas y puso una tetera a hervir. Mientras el agua bullia, sus ojos se desviaron hasta una lata metalica de galletas abollada y descolorida. Normalmente su mirada siempre evitaba aquel rincon pero esa noche no tenia fuerzas. Cada dia que pasaba la anoranza por lo que una vez sintio se hacia mas y mas honda. Sin apenas ser consciente de ello, sus dedos alcanzaron la lata del estante. A Aisla se le empanaron los ojos mientras sacaba las cartas que tenia escondidas. Habia pasado casi toda una vida guardando aquellas palabras de juventud. Su memoria reconstruyo la mirada de un muchacho. Unos ojos aguamarina como la pintura que manchaba los dedos del chico. Aisla casi podia verse en aquel ano de 1964 con aquel vestido claro de volantes ondeando sobre las rocas. La tetera empezo a silbar y la anciana la aparto del fuego. Despues apago la cocina de gas y se sento en la salita llevandose la infusion y las cartas con ella. La luz de las estrellas entraba debilmente a la casa a traves de las cortinas de encaje. El viento, por su parte, llamaba a la ventana golpeando los cristales. Aisla leyo toda la noche o al menos, todo el rato que pudieron sus ojos abnegados en las lagrimas antes de quedarse dormida en su butacon amarillo como la piel de un limon. Desperto con las cartas aun en su regazo y el foso de la infusion pegado a la taza en pequenos granulos oscuros. Fuera tocaban a la puerta y desde la ventana donde antes la visitaba el viento del Norte era ahora el sol vespertino quien inundaba la estancia a traves del cristal. La anciana se levanto renqueante y con la rodilla dolorida. Los anos no pasaban en balde. Guardo las cartas en la lata de galletas con toda la prisa que pudo darse pensando en la visita que la esperaba. Su hija y su nieta habian conducido desde Edimburgo hasta la costa de Fife para llegar ahi con la intencion de pasar unos dias con ella. Aisla se sentia agradecida por tener a su lado a Effie y a la pequena Sheena. Habia volcado en ellas todo el amor que la propia anciana no pudo obtener de su familia cuando era joven. Abrio la puerta y enseguida se vio rodeada por unos brazos fuertes pero delgados como raspas de pescado. --!Mama! Que alegria verte --saludo Effie abranzandola con fuerza--. ?Como estas? Effie se subio las gafas de sol para contemplar mejor a su madre. La anciana tenia el rostro delgado surcado de arrugas y su cuerpo menudo estaba cobijado bajo un camison holgado. El cabello cano, que aun guardaba en sus hebras algun que otro destello dorado, caia a un lado del hombro, trenzado como una espiga de trigo. Sus ojos, antes de un azul intenso, estaban levemente empanados por las cataratas. --!Abuela! --exclamo su nieta mientras arrastraba una maleta con ruedas. Aisla abrio los ojos de par en par sorprendida de lo mucho que habia crecido la joven en los ultimos meses. Sheena era toda un mujer con sus diecinueve anos recien cumplidos. Alta. Pelirroja. Iris azul como el mar. Aun asi se mostraba emocionada por visitar a su abuela. Al contrario de lo que cualquier persona de su edad sentiria confinada al pueblo pesquero de Crail sin nada que hacer ni pubs sofisticados donde beber. Crail era un laberinto de casas de piedra de una o dos plantas que llegaban casi al muelle donde las embarcaciones dormitaban. Entre el aroma salino y la fragancia de las flores que abundaban entre sus calles, se escondian pequenos cafes y pintorescas tiendecillas. La guinda de aquel pueblo escoces era su mercado con la captura fresca que el mar traia consigo. A Sheena le gustaba aquello. La tranquilidad que se respiraba en el ambiente. Por supuesto, lo que mas le gustaba era convivir con su abuela bajo los techos de aquella casa de piedra clara con los postigos azules, el tejado rojo y su puerta pintada de amarillo. Su abuela siempre habia fomentado el lado artistico de la chica. Le gustaba contarle cuentos, incluso ahora cuando ya no era una nina. Siempre que ella iba a visitarla a su casa esta le ofrecia una taza de te y una historia como quien ofrece una galleta de mantequilla o una porcion de tarta. Y Sheena absorvia esas palabras como una esponja de bano. Las dejaba inundar su mente y las historias se quedaban alli tanto como pudiera recordarlas. Su historia preferida era el cuento de la sirena. La joven recordaba a su abuela sentada en su silla de madera blanca pintada a brocha ancha por ella misma. Recordaba que el salon olia siempre a una mezcla de te negro y sandalo. Tambien recordaba la voz de Aisla que se elevaba por encima del pitido de la tetera. Habia una vez… decia siempre. Pues era asi como comenzaban todos sus cuentos. Como comienza cualquier cuento. Cuando era pequena, Sheena se sentaba en su regazo y jugueteaba con su collar de perlas de nacar. En una ocasion, de tanto retorcerlo, el hilo se rompio y las perlas se dispersaron por la alfombra. La anciana nunca le regano por eso. "Podemos arreglarlo" dijo, "haremos un collar nuevo y quedara mas bonito que el anterior. " Aisla nunca trato a la nina con malas palabras. Nunca le dijo "Sheena deja eso", "Sheena no comas mas tarta", "Sheena, ahora no puedo contarte un cuento". Ella nunca le nego nada. Ninguna historia. Incluso de adulta no podia hacerlo. Sheena era su consentida. Ella lo sabia. Su madre lo sabia. Todo el mundo sabia que Sheena era su ojito derecho. --Pasad, pasad. No os quedeis en la puerta --pronuncio Ailsa olvidandose de la lata de galletas. Olvidandose del dolor y los secretos de antano. Todo lo que importaba es que estaba ahora con su hija y su nieta. Era feliz. Effie cerro la puerta despues de dejar pasar a su hija Sheena. Enseguida, las tres se pusieron a arreglar las habitaciones de arriba mientras charlaban acerca del dia a dia que ambas vivian en la ciudad. Aisla pregunto por su yerno, Archie Scott, que se habia quedado al cuidado del Tea House. La anciana no habia visto el salon de te de su hija salvo por las fotografias y siempre que podia preguntaba por el negocio pues sabia que para Effie era muy importante. Terminaron de acomodar los dormitorios y de ponerse al dia casi a la hora de comer. Sheena y su abuela estababan en el comedor esperando a que Effie terminase de cocinar su famoso Scotch Broth [5] . Para Effie, cocinar en Crail suponia mas tiempo y esfuerzo puesto que no estaba familiarizada con las cocinas antiguas de gas frente a la electrica que tenia en Edimburgo. --Recuerdas… --Sheena comenzo a hablar intentando llenar el silencio de la casa--. ?Recuerdas aquel cuento de hadas que me contabas siempre? ?Ese que trataba sobre sirenas? La anciana dio un respingo. Aquello le habia venido por sorpresa. Parecia que el recuerdo del muchacho que conocio en el muelle de Anstruther hacia ya decadas se resistia a irse. Aferrandose con unas y dientes a su presente. Asintio. Por supuesto que recordaba aquella historia pues siempre le habia recordado al chico. Aisla carraspeo antes de llenar el acogerdor salon de la casa con su suave voz. Habia una vez --Murmuro justo antes de hacer una pausa para beber de su taza azul anil--, un palacio de coral y nacar, de piedras preciosas y algas de mil colores que resplandecia bajo el oceano como la luz de un faro. Este era el hogar de las sirenas. El corazon de aquel mar gelido e inmenso. Las sirenas eran criaturas mitad humanas mitad pez cuyas colas irradiaban a las olas del color del arcoiris. Sus escamas eran duras y brillantes como las esmeraldas y portaban en sus cabellos pequenos tesoros como perlas, corales, estrellas de mar y oro. Gobernaba sobre todas aquellas profundidades, un joven principe de ojos azules como el mar que le pertenecia. El joven sireno era un aventurero nato y descubrio muy pronto los placeres que le producia observar los barcos de la superficie. Un dia asomo la cabeza y vio a una joven pintar a carboncillo en una cuartilla de papel. Se enamoro. Tanto de aquella joven como de la pintura. Compartio charlas con ella a la luz de la luna junto al puerto cada madrugada. Ella en tierra. El en mar. Ambos se amaban pero nada podian hacer para estar juntos. Eran de mundos distintos. Hasta la pintura se le escurria de las manos al principe pues el agua no era un buen medio para que sobreviviera el papel. Se dijo que su corazon tampoco sobreviviria mucho tiempo alli. Una noche en que ambos se separaron despues de un romantico encuentro, el joven pidio a las estrellas ser humano para asi estar con su amada. No sabia que ella habia deseado aquella misma noche ser sirena para entregar su corazon al mar. Ambos desearon estar juntos y aunque hicieron lo imposible, siempre se mantenian separados. Pese a su deseo de encontrarse, ella acabo en el mar; el en tierra. Convertida en sirena, la joven vio que era inutil resistirse a los hados. El destino le habia quitado lo que mas amaba y no lo soporto. Olvido. Pidio a los dioses que se deshicieran de su memoria y el tiempo acabo por convertir aquella sirena en piedra. El joven principe, transformado en humano y sin hogar, vago por el mundo pintando sirenas sobre sus lienzos. Esperando asi el regreso de su amada con cada pincelada. A Sheena siempre se le rompia el corazon. Mas de una vez habia querido preguntarle acerca de la historia pero nunca encontraba las fuerzas. Aquel tragico cuento la impresionaba demasiado para poder pronunciar palabra alguna hasta pasado un rato. Pero la pelirroja ya no era una nina que se hubiera quedado sin habla. --?Y despues que paso? --pregunto Sheena esperanzada por la posibilidad de un final feliz todavia no descubierto. Aisla la miro con ojos graves y tristes. Parecia que, como en un hechizo de cuentos de hadas, hubiera envejecido cien anos de golpe. Le temblaron ligeramente las manos e hizo todo su acopio de fuerzas para no derrumbarse. El aroma a verduras floto en el ambiente. Pronto estaria terminada la comida y despues la anciana iria a su cuarto a descansar. Descansar de una noche dormitando en el sillon y relajarse por las emociones que no habia previsto tener aquella manana. --?Despues? --susurro con la boca pequena mirando fijamente a su nieta. Aun dirigiendo su vista a Sheena, era a el a quien veia. A aquel muchacho jovial, noble y leal que habia conocido en el muelle durante su juventud. Hablo, mas consigo misma que con su nieta--. Despues no paso nada.

  • Cuentos De Bloomsbury de Ana Maria Navales

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    Desde el 22 Hyde Park Gate, donde nacio Virginia Woolf, paseando por Fitzroy Street y Gordon Square, he recorrido, una y otra vez, en mis ultimos veranos londinenses, el corazon del Bloomsbury, los lugares que conservan la huella literaria y artistica de quienes de este distrito de la ciudad del Tamesis recibieron su nombre. Su latido se extiende hacia la region de Sussex, y puede escucharse en la Little Talland House, de Firle, cercana a la Charleston Farmhouse; en la Asham House, que se divisa a traves de los arboles al pie de Itford Hill; en la Monk's House, de Rodmell; en la Berwick Church, casi enteramente pintada por Vanessa Bell y Duncan Grant; en Tilton... Mas que la curiosidad, la pasion me hizo llegar a otros rincones de Inglaterra, siguiendo la huella de Bloomsbury por granjas, mansiones y castillos, o simples casas a la orilla del mar o al pie de las colinas. De todo ello quedan tres grandes albumes de fotografias, el alma llena de paisajes y sensaciones, y material para algun libro mas que no se si escribire algun dia. Estos cuentos son una libre recreacion de algunos de los personajes que protagonizaron el grupo Bloomsbury. No siempre aparecen con sus nombres porque, a veces, el juego de la ficcion me parecio exigirlo. La utilizacion de la primera persona en algunos de los relatos es tambien, obviamente, un recurso literario. Este libro, bajo la sombra tutelar de Virginia Woolf, pretende ser un homenaje a lo que ellos representaron, un momento de plenitud creadora. EL RETRATO DE LADY WYNDHAM Ahora iba a llamarse Eleanor Wyndham y una nueva caricatura de su persona apareceria proximamente en una novela. Las cuartillas que Mark habia dejado sobre la mesa de su dormitorio la describian superficialmente, pero acentuando su extravagancia. Los sombreros altos como una chistera, los zapatos de punta encorvada y enormes hebillas, sus vestimentas de estilo oriental o griego, tunicas y clamides, vestidos copiados de las madonnas de Rafael, de los cuadros de Velazquez, del vestuario de algun recien estrenado ballet. Mark contaba que una vez la encontro en el vestibulo del Royal Theatre llevando un kaftan y un fez de piel negra, de caracolillo, que mas parecia una peluca rizada para tapar las canas que la hacian mas vieja de lo que era en realidad. Perlas y brocados acentuaban su aspecto de princesa renacentista o de gitana trotamundos, de una belleza rara y discutible, cubierta de joyas como la amante de un rico mercader. Su andar inimitable, igual que si bailara al compas de una musica interior que solo ella podia oir, esa arrogancia heredada de su estirpe, que habia crecido al mismo ritmo que su libertad, hacian mas enhiesta su figura, desgalichada a veces en el abandono de si misma. En el rostro destacaban los pomulos, la nariz judia, la boca con sonrisa levemente desdenosa, los ojos de un verde mar azulado, proyectando la mirada fria que era una inicial barrera entre los otros y el profundo calor de su cuerpo que emanaba de las pasiones ocultas. Mark no era al principio excesivamente acido con su personaje. Habia elegido para Eleanor Wyndham unos origenes que no se apartaban demasiado de los de su modelo, una lady que comia nueces servidas en bandejas de plata y semillas de alcaravea para combatir sus intensos dolores de cabeza. Una lady cuya infancia dorada habia quedado sumergida en los tuneles del viejo palacio donde crecio esperando su hora de libertad. De nina, para luchar contra el aburrimiento, habia cabalgado por Sherwood Forest en su poney blanco como un velo de novia, como un prado cubierto de nieve intacta. Ahora, se entretenia cuidando los crisantemos amarillos que crecian alrededor de su casa en Londres o los grandes jardines del manor, la mansion que el lord consorte habia adquirido para ella y sus juegos de gran senora en Oxfordshire. Mark era un buen escritor. Antes de descubrir aquellas cuartillas, de sentirse explotada, observada y analizada, absorbida hasta dejarla sin medula para transplantarla a aquella Eleanor Wyndham, que nombre tan absurdo, antes de aquella manana en que habia ido a buscarle a su dormitorio para charlar intimamente, o sea hacia unos minutos, ella habia alabado sus novelas frente a otros huespedes de su palacio, y no solo por ser amable, porque el hubiese elogiado sus bordados la tarde anterior, sino por sincera admiracion. En el folio numero tres, un habil uso del lenguaje convertia la ironia en burla despiadada. No sabria decir en que palabras precisamente se apoyaba el escarnio, pero ella sentia humillacion y rabia cuando aquella lady inexistente, esa tal Eleanor Wyndham, se convertia en una fanatica religiosa que explicaba la Biblia a los granjeros, ensenaba a leer y escribir a los gitanos que merodeaban por su hacienda o vivia pobremente solo por darse el placer de arrojar monedas al aire, como si fuesen caramelos, cuando los ninos la seguian por las calles del pueblo, solo por ver su capa negra de vampiro, sus botas rojas de cosaco, su sombrero de larga pluma, su uniforme de mosquetero que ha olvidado en la muralla de palacio el arma de fuego. El abierto deseo de ridiculizarla se mezclaba con unas gotas de ternura, de cierta poesia que, a veces, se esconde en un relato como los insectos con sus alas plegadas se ocultan entre los petalos de algunas flores. No se les ve, se les presiente, y uno apenas se atreve a olfatear aquel tulipan cerrado, aquella rosa a medio abrir de la que puede saltar un ser minusculo dispuesto a clavar su aguijon. Asi era la prosa de Mark, belleza y dolor dificilmente separables. Habia algun pasaje inocente, como el del asombro de la lady ante el zepelin. La dama no sabia si era privilegio o reconocido valor lo que unia a esos hombres que se elevaban hasta tocar el cielo con la mano, dentro de aquel enorme balon de rugby. Despues, Mark se ensanaba con una lady absurda y dominante, de escaso talento, incapaz de comprender a Tucidides, preocupada por transmitir, confundiendolo con su extravagancia, un cierto magnetismo personal, puro oropel. Mark la acusaba de rodearse de seres brillantes, de artistas de ingenio, para iluminar su vida que se arrastraba por las sombras. Una senora de alcurnia que coleccionaba cuadros y amantes, y se encerraba en su cuarto para leer a Balzac hasta el amanecer. La lady compraba los cuadros atendiendo mas a su precio y tamano que a la calidad del artista. Diez o quince libras de entonces, de los tiempos del zepelin, era su tope. En realidad se trataba de ayudar al pintor, de solucionarle un pago de facturas pendientes, la adquisicion de materiales de trabajo, comida quiza para un mes. Un modo de conjugar su generosidad con el orgullo del artista. Ademas, solia enviarle, junto al cheque, entradas para el teatro, el ballet o un concierto de balalaika, para que el elegido tuviese muy claros los limites entre lo que es un regalo, un detalle de distincion, algo superfluo, sin sentido practico, y la compra de ese cuadro que se admira y desea para contemplarlo en los muros de la propia casa. Si no era asi, queria hacerselo creer. Para eliminar todo resquicio de duda, para dejar bien enterrada su generosidad, la lady cerraba la transaccion con una frase solemne: <>. No eran palabras suyas, pertenecian a uno de los libros que siempre leia de noche, cuando su lecho estaba vacio y, desde afuera, la lluvia y el viento traian canciones de otono y de hojas caidas. Aquella lady era una sentimental. De nina habia tenido, en un rincon de la abadia del palacio, lo que ella llamaba la habitacion de sus tesoros. Cuando los adultos salian de caceria --!ay!, los tristes venados que entraban en la cocina, quietos, rigidos, mirando fijamente con sus ojos tan cristalinos-- o jugaban a las cartas alrededor de la chimenea, o se sentaban en tapizadas sillas francesas a oir los gorgoritos de una dama que apoyaba un brazo junto al jarron del piano, mientras el otro hacia aletear su panuelo de encaje; cuando los hombres paseaban su aburrimiento entre el frufru de las enaguas almidonadas de las senoras, la lady, pequenita y llena de lazos, se encerraba en su habitacion de los tesoros. Alli, en una caja china, guardaba trocitos de seda y terciopelo, de un color amarillo palido, granate, o de ese plateado opaco que lucian las palomas en los alfeizares de las ventanas. Tenia tambien tarritos de crema vacios, con dibujos de abanicos en la tapa, y platos de porcelana donde guardaba los petalos secos de las rosas, los claveles y los lirios del valle que alguna vez habian adornado sus vestidos. Alli era como una princesa triste, que tendra la princesa, que se entretenia en inventar una caligrafia, ahogada de espirales y palos ganchudos, con la que llenaba su diario en el que escribia su vida con afiladas plumas arrancadas a los pavos reales que merodeaban entre las estatuas del jardin. Era una caligrafia hermosa e indescifrable. Ahora lady Wyndham tenia otros secretos y se dedicaba a otros juegos. A su habitacion de los tesoros le habia sucedido su gabinete privado, adonde Mark habria tenido que ir la tarde anterior a someterse a uno de esos interrogatorios ridiculos y embarazosos con los que lady Wyndham cercaba a sus invitados, sobre todo a aquellos en los que detectaba un poder imaginativo superior, un intenso amor a la vida o una inteligencia especial. Pero tambien, unos ojos en los que ella creia adivinar extranos misterios, o una sonrisa cautivadora, podrian imponerse a otras mas profundas apreciaciones. Los que iban a ser llamados habian aceptado previamente el regalo de sus flores, tulipanes rojos, a veces un opalo, una alfombra tejida por sus manos, o libros de Gibbon y Ruskin en los que la mayoria de sus huespedes leian el mensaje no escrito de que su dignidad iba a ser sometida a prueba, quien sabe si tambien sus dotes de amante. Mark no habia acudido a la cita y esa era la razon por la que lady Equis, atado el pelo con un foulard de colores como una zingara, irrumpio aquella manana en su dormitorio y descorrio con furia, para dejar entrar la luz, las rojas cortinas que contrastaban con el gris brillante de las paredes. El balcon se abria al jardin que terminaba en los linderos del bosque, el dia era templado y el sol apenas acariciaba aun las estatuas que rodeaban el lago. El dormitorio estaba vacio. Fue entonces cuando ella advirtio las cuartillas que Mark habia dejado sobre el escritorio, sin duda deliberadamente, aquel retrato de Eleanor Wyndham, que era como una larga carta dirigida a ella, que era tambien su propio retrato. Cuando lady Wyndham salia de viaje llevaba siempre amplias capas repletas de grandes bolsillos interiores en cada uno de los cuales reposaba un libro de su ajetreo previo, de ese ir y venir de las hojas hacia delante y hacia atras buscando la frase feliz, el dialogo chispeante, la escena audaz, para darle o no su beneplacito, el favor de su compania, de su interes siempre impaciente del final. Lady Wyndham leia primero a saltos y luego despaciosamente, si el libro habia sabido enamorarla. Asi habia iniciado tambien lady Equis la lectura de las paginas de Mark y ahora estaba, sus perros pequineses buscandola por la casa la habian hallado en el dormitorio gris, acariciando en su regazo a uno de aquellos animales y sujetando la ira mientras leia una caricatura de si misma, la de una diosa serpiente, y era como mirarse al espejo y ver a una imbecil que sin mayores luces pugnaba por entrar con su lampara apagada en las galerias ocultas de los hombres hermosos para despertar sus suenos. Lord Equis no quedaba mejor parado en ese relato sobre lady Wyndham. Aparecia como un marido paciente, algunas veces sospechoso, que borraba sus dudas sobre la fidelidad de su lady caprichosa dedicandose a la politica, jugando al bridge y coleccionando porcelana china de color azulblanco. Mas de una vez, Mark habia esperado en el jardin, junto a otros huespedes, el retorno de uno de aquellos elegidos por lady Wyndham para un intimo coloquio en su gabinete. En el gesto de los heroes de la aventura habia advertido un cierto malestar, indiferencia en algun caso, pero todos coincidian despues en afirmar que el unico lenguaje empleado, en ese primer encuentro con la sacerdotisa del amor, habia sido la palabra. Ella, mirando directamente a los ojos del interpelado, solia interesarse primero por su obra artistica. Sus preguntas eran convencionales, si escribia mucha poesia en aquel retiro campestre que le habia ofrecido, si su pintura progresaba, que tecnicas utilizaba, cuales eran los colores predominantes en sus cuadros. Despues hablaba un poco de ella misma, de los poneys de Shetland que adoraba de nina, de los carruajes, de las calesas antiguas que habia en su casa solariega, de sus viajes a Marienbad, un balneario que le atrajo por la fascinacion del nombre mas que por la fe de que con sus aguas o la tranquilidad del recinto podian mejorar sus dolores de cabeza. No ponia demasiado el acento en la salud, ese era un tema que siempre aburre a los que estan sanos, pero aludia al radio que tomaba en la leche o el te, y al borgona, como dos recursos para aliviar el dolor que le parecian, si no infalibles, de una refinada originalidad. Lady Equis, lady Wyndham, se movia en un mundo de sensaciones y estaba habituada a preparar el camino para que la pasion pudiera entrar en su casa de un modo natural, agradable, sin esfuerzo ni violencia. Con gesto elegante servia a su huesped una copa de sidra, no habia que desperdiciar el champan frances sin estar segura de que la nave llegaria a buen puerto, y fingia acompanar al invitado en aquel rito apenas burbujeante acercando sus labios al fino cristal de la copa. En seguida la abandonaba junto al Kempis que aparecia abierto en la mesa, como al descuido, como consuelo preparado de antemano por si el elegido, siempre artista o intelectual, no comprendia que ella, en el fondo, no buscaba la vulgaridad del sexo sino compartir la experiencia creativa, la inteligencia, de aquel genio que ya se habia bebido la copa de un solo trago. La lady queria comprobar, y aun no lo habia conseguido, si es posible inventar el amor sin agotarse en el intento. Envuelta en terciopelo y entre cojines de seda, lady Equis hablaba de Italia, o de cualquier otro pais luminoso y lejano, donde el sol sale mas pronto en el horizonte y permanece mas tiempo colgado del cielo, y ofreciendo un cigarrillo de una caja pintada con el ave fenix en todos sus costados, decia, alzando las negras sombras de sus ojos, que la pasion tenia lugares de privilegio en el mundo. El juego era muy similar con unos y con otros. Lady Wyndham, que guardaba sus cartas de amor con cintas de raso, que alguna vez se habia enrabiado al saber que sus amantes escribian despues a otras mujeres las mismas frases que solo ella habria debido inspirar, repetia la misma escena con todo aquel que era llamado a su gabinete. Para ella el galanteo tenia sus reglas; otra cosa era el amor. La sonrisa de lady Wyndham llenaba los silencios del hombre, sometido a un embarazoso tete a tete con la gran senora que no soportaba que le hablasen de la lluvia, de los desastres del jardinero, de los libros de cuentas o del menu que la cocinera debia preparar para la cena. Lady Wyndham queria hablar de poesia, de pintura, de la filosofia de Spinoza; lo fascinante era ese interes en la vida de los otros, en sus pasiones, en sus enamoramientos, en todo aquello del mas alto nivel espiritual que impulsaba el genio creador al que ella no tenia acceso. Entre ella y el mundo habia echado un telon de seguridad formado por cientos de plumas de pavos reales, el sol iluminando la magia de aquellos colores y el amor extendiendo su maquillaje brillante en el rostro de la vida. Lady Wyndham era una fanatica religiosa, una romantica excentrica, una mujer generosa y sincera, que no era comprendida en el deseo de lo trascendental y provocaba la burla de sus protegidos, los que acaso envidiaban su alcurnia, su posicion, cuanto les hubiera permitido a ellos, con su talento, gozar plenamente de la existencia. Alli estaba Mark, en el cesped, tendido en una tumbona, escuchando a un amigo, escritor de escandalo y de ingenio, que desearia hacer el amor con lady Equis, con toda su fuerza, removiendo hasta el fondo su instinto animal, porque siempre le habia obsesionado una relacion de ese tipo entre un hombre de origen vulgar, salido del corazon del pueblo, y una mujer de rango. Aunque en el dormitorio sonase una musica de pianola. Lady Wyndham ojeaba la presa en sus tertulias y saraos at home, pero, respetuosa con su hogar, o precavida, se mantenia firme ante cualquier asalto impetuoso del amante. Alli, no. Nada que pudiera atentar contra la dignidad del lord. Se podia flirtear, tener privados coloquios, insinuantes atenciones, algo que era habitual en la alta sociedad, toda la ceremonia iniciatica del cortejo que, inevitablemente, conduciria al lecho del amor; pero el escenario de las grandes pasiones debia estar fuera, lo mas lejos posible. La atmosfera de su casa no podia ser contaminada con el gas letal de la infidelidad. Asi, los encuentros de lady Wyndham con sus amantes se producian a la luz del dia y en los lugares mas concurridos para no atraer la atencion: un anden del metro, la sala de espera de una estacion de ferrocarril, Whitehead's House, o el kiosko de refrescos de algun parque de la ciudad. Ella, con los ojos pintados de un blanco grisaceo, los labios rojos, embutida en una de sus tunicas o cubierta con una llamativa capa bordada, iba radiante de maquillaje a la cita con la vida. Eleanor Wyndham era una sacerdotisa dispuesta a oficiar, al aire libre o en el primer altar improvisado, una ceremonia de amor, un exorcismo, para que la pasion saliese de las tinieblas, de aquel pozo en que estaba hundida gritando voces de auxilio, sin que nadie mas que ella se acercase a salvarla. Despues, entre burlas, mas de uno decia que lady Wyndham era una tea apagada, una hoguera de la que solo quedan cenizas. Otros, los que quiza de verdad la habian amado, no pensaban lo mismo de aquel fuego que les habia destruido, dejandolos en la nada, en la oscuridad de si mismos. Lady Equis siguio aun leyendo las cuartillas de Mark, que cada vez se iba ensanando mas con su personaje, pero no llego al final. Encendio un cigarrillo y, presintiendo su llegada, levanto el visillo de organza para mirar al jardin que el estaba cruzando para entrar en la casa. Dejo sobre el escritorio aquella caricatura de si misma, aquella ignominia, y ahueco los cojines de seda del sofa antes de adoptar una pose elegante, escondiendo sus manos, tan largas y huesudas, tan agigantadamente feas, entre los pliegues de su vestido. Cuando Mark entro, con su traje de caza, brillandole los ojos, el pelo tan negro y la boca tan sensual, carnosa y humeda, ni siquiera le dejo hablar. Con su tono mas dulce, con ademanes de exquisita educacion, lamento que el tuviera que marcharse, sabia que lo comprenderia, el lord estaba a punto de llegar con el primer ministro y la casa estaba tan llena; ese era, sin duda, el mejor dormitorio, habia que alojar alli al nuevo invitado. Dijo todo aquello como quien recita la letra de una cancion poetica y tierna. Mark, entre tanto, iba recogiendo sus libros. Lady Equis se retiro a su gabinete privado y se sumergio en la lectura del Kempis. Al ano siguiente, cuando se publico la novela de Mark y empezo a leerla avidamente, comprobo con sorpresa que el retrato de lady Wyndham habia sido sustituido por una carta de amor.

  • El regreso de Casanova de Arlette Geneve

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    Robert es un hombre de exito. Seductor, enigmatico y millonario. Puede seducir a cualquier mujer que se proponga, pero a el solo le interesa una.
    Grace es distante, independiente. Con un control total sobre su vida y su profesion. Una mujer racional que nunca ha estado enamorada.
    Por circunstancias imprevistas, y durante cinco dias, Grace sera la acompanante de Robert en su visita de negocios a Nueva York, y el encuentro entre ambos no puede ser mas perturbador y excitante. Ante los dos se presenta una ingeniosa partida llena de segundas intenciones.

  • El olor de la vida de Rosa Rodriguez Cubela

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    La vida transcurre dentro de cada historia, las historias guardan destinos que hay que hacer cumplir, y las prohibiciones, no pueden evitar que un mito, llegue a parecer verdad. Cuando nadie creyo en sus locuras, comenzo a cambiarlo todo. ?Que hiciste con las rosas Jose? Acaso no te basta con su aroma.Asi empezo una historia fantasiosa, entre adivinadoras y conejos que espantaban el ruido, junto a los falsos fosiles, y muy dentro de los experimentos con flores, en un mundo terrenal y divino, en una historia, que mas alla de jardines y mares, trae debajo de la piel; el olor de la vida.

  • Despegare cuando amanezca de Francisco J. Olivero

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    Una vida de exito profesional transcurre para la joven espanola Julia de La Vega, una comandante de ambulancias aereas en la ciudad de Wichita, Kansas.
    Sin embargo, una muerte cercana y un accidente en dudosas circunstancias le obligaran a cuestionar su futuro y los valores por los que se ha estado rigiendo. Intentara darle un nuevo sentido a su vida a traves de la entrega.
    La consecucion de eventos que experimentara en diversos lugares de una Latinoamerica humilde y compleja, le expondra a peligros, personas y situaciones en las que nada parece ser lo que es.
    Inmersa en todo ello, nunca estara sola.
    El autor combina acertadamente el drama intimista, la intriga y unas dosis de humor, convirtiendola en vehiculo de reflexion sobre la busqueda del sentido de la vida, las relaciones familiares y las razones y motivaciones detras de las decisiones que tomamos.
    El lector hara un recorrido cargado de matices por la Norteamerica profunda, Latinoamerica y la Espana mas tradicional, sumergido en una historia en la que sus personajes y situaciones emocionan y divierten a partes iguales. No quedara indiferente.

  • El hombre que perseguia su sombra ( Millennium 5) de David Lagercrantz

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    Lisbeth Salander esta cumpliendo condena en la carcel de Flodberga, en la que intenta a toda costa evitar cualquier tipo de conflicto con el resto de las presas. Pero en el momento en el que Lisbeth se convierte en la protectora de la joven de Bangladesh que ocupa la celda vecina, la peligrosa lider de las internas la coloca en su punto de mira.

  • Con sabor a muerdago de Raquel Campos

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    Eleanor Raven estaba acostumbrada al esplendor de Londres, se habia criado rodeada de lujos. Las fiestas no empezaban sin ella, pues era la mas popular. Todas las damas querian su compania pero para irritacion de todas ellas, su mejor amiga era Gabrielle Carter, una joven sencilla, sin titulo ni abolengo. Se habian conocido en una residencia para senoritas. Los padres de Gabrielle habian hecho el esfuerzo de llevarla a esa residencia para que se convirtiera en una dama. Era su unica hija y quisieron darle lo mejor. Ella lo habia pasado mal al principio rodeada de tanta joven de alcurnia, pues se habia sentido desplazada. Pero habia conocido a Eleanor y su vida habia cambiado. Habian sido inseparables desde ese instante. Gracias a Gabrielle, el caracter caprichoso de la otra se suavizo, y Eleanor enseno a la otra a tener mas confianza en si misma. Eran jovenes y hermosas, y tenian toda la vida por delante. Los padres de Eleanor la llevaron porque era una residencia con mucho nombre, y se decia que de alli salian autenticas senoritas. No se esperaban esa profunda amistad por parte de su hija, pero pronto tuvieron que aceptarla al darse cuenta de que la joven era muy noble y se hacia de querer enseguida. Gabrielle amaba en silencio a Peter, el hermano mayor de Eleanor. A pesar de que decian que era un libertino y un crapula, ella no podia dejar de adorarlo en silencio. En cambio, Eleanor no habia estado enamorada nunca. Algunos hombres habian empezado a cortejarla, pero no habian logrado nada con ella. La Navidad llegaba y las amigas hablaban entusiasmadas de sus planes. Los padres de Gabrielle le habian dicho que podia ir a la casa de sus tios y pasar alli las fiestas, y podia invitar a Eleanor si queria. Pensaron que seria bueno para ella cambiar el clima de la capital por un ambiente calido y hogareno. A Eleanor le entusiasmo la idea, y mas el hecho de pasar las fiestas con su amiga. Ademas de conocer otro sitio, ya que no habia salido nunca de Londres. -Sera maravilloso pasar las Navidades fuera de casa… -Es muy diferente de aqui, Ellie. Mis tios no tienen criados que les hacen las cosas y… -Sera bueno hacer las tareas por una misma y que te dejen vivir un poco sin tantas normas. -Si, alli no hay tantas normas. Mis tios son muy sencillos, y te aseguro que las Navidades con ellos son entranables. No las olvidaras, siempre las guardaras en tu corazon. -Que bien, Gabi. Ademas, mis padres tienen un concepto equivocado de mi. No soy como ellos creen, lo que sucede es que tengo que comportarme como una dama delante de ellos. -Alli podemos ser libres durante unos dias -las dos jovenes rieron, felices por su pronta y merecida libertad. -Le pedire permiso a mis padres esta misma tarde. No creo que pongan problemas si vamos juntas, y ademas a casa de tus tios. -El unico problema es el camino, es largo y tedioso y mas aun en carruaje. -Seguro que mi padre nos ofrece su carruaje, el cochero es de confianza. Lleva anos trabajando con nosotros. -Seria estupendo. Voy a hablar con mis padres en cuanto vengan, estaran encantados de que vayamos a ir. Las muchachas paseaban por Hyde Park, era una soleada manana invernal y la gente habia aprovechado para salir a la calle despues de unos dias nevando. Adoraban pasear y gracias que habia parado, porque Eleanor estaba aburrida en casa. No tenian problemas de dinero, su casa era una de las mas bonitas de la manzana. Pero no era plenamente feliz, habia ido un dia a visitar a Gabrielle, que estaba enferma y quedo horrorizada al ver que la casa donde vivia era pequenisima. Mas no tenia importancia, porque cuando conocio a los padres de su amiga quedo encantada con ellos. Eran una familia unida, un verdadero hogar. El suyo no se podia llamar asi; su padre casi siempre estaba fuera en sus negocios, su madre siempre estaba en casa de alguna amiga o en el club que habian formado. El unico que vivia su vida libre era su hermano, y sus padres no tenian muy buen concepto de el, ya que habia elegido trabajar fuera del negocio familiar, y nada menos que de periodista. Eleanor lo envidiaba, vivia su vida sin dar explicaciones. Se habia comprado una pequena casita en un bonito barrio lejos del lujo de donde vivian ellos porque decia que se acercaba mas a la realidad de la vida. Su padre habia discutido mucho con el y al final lo habia dejado por imposible. Ahora se veian una vez a la semana, asi no tenian problemas. Y Eleanor disfrutaba de esas visitas como si fueran un balsamo para su corazon. Claro, la gente pensaba que eran una familia modelo y en las fiestas eran los primeros en ser invitados y los ultimos en marcharse. A ella le cansaba esa vida, necesitaba un cambio. Por eso, cuando venia su hermano lo escuchaba embelesada mientras hablaba de la clase obrera, de los problemas que tenian y de las huelgas que organizaban para reivindicar sus derechos. Le habia dicho muchas veces que se fuera a su casa a vivir con el, pero en el fondo queria a sus padres aunque sabia que ellos iban a la suya. Sabia que si se iba con Peter, para ellos seria como un escandalo. Tenian en un alto concepto lo que la gente pudiera opinar sobre ellos. Era como si viera su reaccion, asi que aguantaba y se comportaba como una hija perfecta. No queria tener problemas y disgustarlos. -Te has quedado callada de pronto, ?en quien pensabas? -En mi hermano, va a estar solo estas fiestas y se me hace un nudo en el estomago. Gabrielle observo a su amiga, la conocia tan bien como a si misma y sabia que era verdad. Eleanor queria a su hermano… y ella tambien; pero claro, en silencio. Nadie sabia nada de lo que sentia y nunca se creia los comentarios que se decian de el, para ella era un hombre maravilloso y preocupado por las personas que lo rodeaban. -Vente a mi casa a comer, le daremos la noticia a mis padres. Seguro que les encanta verte. – Gabrielle estaba muy feliz. Eleanor sonrio, siempre era un placer visitar la casa de Gabi. Se sentia tan bien en esa casa que las visitas pasaban en un suspiro. Las jovenes se dirigieron a ese hogar, donde olia a dulces y recibian carinosos abrazos. Sus padres no se preocuparian, a veces no estaban ni a la hora de comer y eso lo convertia en un hogar frio. Los padres de su amiga se alegraron mucho al verla. Las muchachas contaron los planes que tenian y ellos pensaron que el viaje era largo y que tendrian que pernoctar a mitad de camino. No podian ir ellas solas. -Es un contratiempo, pero podeis encontrar a alguien que os acompane. Eleanor, ?no tienes un hermano? -La joven asintio-. Pues lo invitas y ya esta. Yo mando una carta para avisar cuando vais a llegar y arreglado. -No se si mi hermano querra acompanarnos, a lo mejor tiene trabajo y… -Se lo podemos preguntar. Es raro que trabaje en unos dias tan senalados y… Eleanor observo a su amiga, cada vez que su hermano salia a relucir en alguna conversacion, ella no podia evitar ponerse roja. Aquello ya empezaba a mosquearla. -Ya nos contaras, Eleanor, el interes de mi hija en tu hermano si casi no se han visto y… -Mama, no tengo interes… -Hija, aunque te gustara… aunque solo fuera un poco, no pasa nada. Tienes edad suficiente para estar casada, yo lo hice con tu edad. Ademas eres una joven muy bonita y… Eleanor a lo mejor se nos queda encandilada con Derek y… -?Quien es Derek, Gabrielle? -Derek es mi primo, vive con mis tios -Eso no me lo habias contado. -Eleanor abrio los ojos como platos. -Amiga, has rechazado a casi todos los solteros de Londres. ?Por que te iba a interesar mi primo? Eleanor no dijo nada mas, pero se quedo pensando en ese misterioso hombre y en como iban a pasar las fiestas. Cuando acabaron de comer, decidieron que irian las dos a hablar con Peter, tenian que saber si las acompanaria en el viaje. Luego, si no queria pasar alli las fiestas, bien podria volverse de nuevo a la capital. Fueron andando hasta el edificio donde trabajaba Peter, pues se encontraba muy cerca de su barrio. El Daily News era uno de los periodicos con mas tirada de la ciudad. Trabajaban muchos periodistas y demas profesionales de las letras y la comunicacion. Su hermano llevaba trabajando desde hacia ya unos anos, habia estudiado derecho para seguir los pasos de sus padres, pero a ultima hora e influenciado por las cosas que habia vivido alli, decidio hacer algo que le gustaba mucho: contar las cosas que sucedian de manera objetiva. A el no le gustaba enmaranar las noticias para sacarlas mas partido; no, lo que mas le gustaba era esclarecer los hechos de algun suceso. Era algo que sus superiores siempre le habian alabado, eso era lo que siempre le contaba a Eleanor.

  • La ultima bala de plata de Arwen Grey

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    En Fort Worth solo hay dos tipos de personas: los Kavanagh y los que osan enfrentarse a ellos.
    A Gereon Meier le robaron su vida, su rancho y su futuro, ahora volvera para descubrir lo que ocurrio hace cinco anos y vengarse de los que se lo arrebataron todo.
    Arabella DuPont solo quiere una nueva vida, sin importarle quien se interponga en su camino.
    Cuando las barreras entre enemigos y amigos son tan difusas como la niebla, solo puedes fiarte de tu instinto.
    La libertad y la verdad solo estan a cinco balas de plata de distancia.

  • Paris, amor y coronavirus de Hugo Velasquez Ormeno

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    Era una fria manana del mes de marzo en Paris, Claude estaba desayunando tranquilamente una taza de cafe acompanada con una rebanada de baguette untada de mantequilla y mermelada, disfrutaba cada sorbo del sabor amargo del cafe mientras miraba atentamente las noticias matutinas de su canal de television favorito; miro de reojo su reloj, aun le quedaban un par de minutos antes de salir de su departamento hacia el liceo donde impartia clases de Ciencias sociales. Se asomo a la ventana para fijarse en el cielo, estaba nublado, lo que coincidia con el pronostico del tiempo de lluvias esporadicas por la manana. Se puso la chaqueta de cuero y se cubrio el cuello con una bufanda roja estampada, obsequio de su madre. Antes de salir agarro su inseparable paraguas plegable y lo guardo en el maletin de mano donde llevaba sus apuntes para las clases del dia. El vivia en el segundo piso de uno de los historicos edificios Haussmann ubicado en el distrito o "arrondissement" de Passy. Al salir de su apartamento, se topo en las escaleras con una de las vecinas del piso superior que iba apresurada brincando a zancadas por los escalones. -!Buenos dias! -la saludo Claude, dejandola pasar al ver que iba con prisa. Ella no le contesto, solamente se limito a sonreirle. A pesar de vivir en el mismo edificio, el no habia tenido oportunidad de entablar una conversacion con ella; de todas maneras, de haber sucedido Claude no hubiera sabido que decirle por no tener experiencia en asuntos de mujeres. Era timido y se sentia intimidado al estar cerca de ellas; no obstante, fantaseaba que ella se arrojaba a sus brazos y lo colmaba de besos. Su fijacion con su vecina anonima habia iniciado hacia quince dias cuando coincidieron en la entrada del edificio y accidentalmente se rozaron sus manos al alcanzar, ambos al mismo tiempo la manivela del porton principal. No se dijeron nada, el se sonrojo bajando la cabeza como para que no lo notara, ella continuo su camino hacia su departamento con una sonrisa en los labios por la impresion que le causo a su timido vecino; Claude por su parte, la encontro excitante por su belleza y su manera gracil de desenvolverse. Desde entonces, estaba tratando de armarse de valor de hablar con ella apenas se diera la oportunidad. Albergaba la esperanza de que, por un golpe de suerte del destino, ella aceptara salir con el. Cuando salio del edificio, la vio que iba a paso apresurado a una cuadra de distancia, mientras el se dirigia hacia el lado opuesto hacia su trabajo. Al llegar al liceo lo unico que se hablaba entre los docentes y el estudiantado era la rapida propagacion del coronavirus en Francia, el cual hasta ese momento superaba los quince mil casos y habia causado mas de seiscientos fallecidos. Antes de entrar al aula, la secretaria de la Direccion le entrego una nota del Director del liceo en la que se convocaba a todos los docentes a una reunion urgente al mediodia. El tema a tratar era en referencia a las nuevas medidas emitidas por el Ministerio de Salud. Claude no le dio mucha importancia a ese asunto y empezo a impartir clases como de costumbre; aunque, noto que la mayoria de los estudiantes estaban dispersos. Sin decir nada, escribio en la pizarra: "11 de marzo". -?Que se sucedio un dia como hoy? -pregunto a la clase, con el objetivo de integrarlos al tema del dia y en la discusion de grupo. -Nacio Shurik'N del grupo IAM -le contesto uno de los estudiantes aficionado a la musica rap, con lo cual obtuvo el aplauso de sus companeros. -No es la respuesta que buscaba -le contesto Claude, tratando de tranquilizarlos. Le hacia gracia la manera de pensamiento libre y sin temor a represalias de esta nueva generacion, muy diferente a la suya donde eran reprochados al dar una mala respuesta. -Nacio Didier Drogba -le contesto otro que practicaba futbol, produciendo la risa de otros. -!No! -se sonrio Claude, fanatico al PSG, -mala respuesta; ademas jugaba por el OM (Olympique de Marseille); es el colmo que un Parisino sea hincha de un equipo provinciano, mas bien deberia quitarte puntos -lo que provoco la risa de todos. -Nacio la actriz porno Nikki Anderson -dijo el comediante de la clase que se fijo rapidamente en efemerides del dia en su celular, provocando el caos en el aula. -Acabamos de enterarnos que eres aficionado a la pornografia, pero no -continuo tranquilamente Claude-. Es el dia de los atentados de las estaciones de trenes en Madrid donde hirieron a mas de 1,900 personas y causaron la muerte de cerca de 200. ?Por que es importante esta fecha? -Marca el inicio de los atentados del grupo fundamentalista radical islamico en Europa -le contesto una alumna. -Exactamente -la felicito Claude, continuando con las preguntas al resto de la clase procurando involucrarlos en el tema de Historia contemporanea. Pasada las 12 del mediodia, entraba al salon de reuniones el Director del liceo acompanado con su ayudante y la secretaria que llevaba un folder repleto de papeles. -Disculpen la tardanza -dijo, mientras se secaba el sudor de la frente con un panuelo que se asemejaba a un trapo de cocina. En su rostro se evidenciaba su cara de angustia-. Vengo de hablar con uno de los directores administrativos del despacho del ministro Jean-Michel Blanquer. Como ustedes sabran, la semana pasada fueron cerradas 120 escuelas de primaria y secundaria en toda Francia, siendo las regiones mas afectadas Oise y Morbihan. Hace un par de dias en el liceo de Montreuil se reporto un alumno positivo con el CO-VID19, por lo que ordenaron poner a todo el alumnado en cuarentena; se me informa que estan pensando de tomar las mismas medidas para todo el pais, aunque el Ministro rechaza la idea de un cierre total de las escuelas; como veran, las cosas no pintan bien; ademas, el Ministerio de Salud reporto la triste noticia de 33 fallecidos hasta el dia de hoy; y para colmo, un comunicado de la Organizacion Mundial de la Salud clasifico el contagio del coronavirus como pandemia. Me parece una barbaridad el no haberlo anunciado mucho antes, ahora este virus nos agarra a todos los franceses desprevenidos y vamos a sufrir nefastas consecuencias por su ineptitud; no obstante, se tiene previsto que manana, el presidente Macron dara una declaracion sobre este tema. De nuestra parte, debemos anticipar un cierre parcial o total del curso lectivo por la cuarentena, por lo que tienen prever de continuar las clases y evaluaciones por medio de video conferencias en los siguientes dos meses o hasta que finalice el curso lectivo. El anuncio no agarro a nadie de sorpresa, ya lo habian anticipado segun los comentarios de colegas de otros centros de ensenanza; mas bien, algunos tomaron con relativa calma la noticia sobre la propagacion del virus en diferentes regiones del pais, por lo que sus preocupaciones en este momento se centraban mas en la suspension de sus vacaciones de primavera durante el mes de abril, que en la enfermedad misma. Despues de terminar su jornada laboral, Claude decidio de ir a su cafeteria favorita, para relajarse y deleitarse de una apetitosa tarta de fresa con una taza de cafe expreso; estaba antojado. Alli se sentia a gusto por el personal extremadamente amigable y servicial. Se acomodo en una de las mesas esquineras con vista a la calle, para disfrutar de su merienda vespertina y ver a la gente pasar; estaba distraido ojeando los mensajes en las redes sociales de su celular, cuando de repente se le acerco un hombre. -Hola, me llamo Andre -le dijo, extendiendole la mano. -Hola, yo soy Claude -le contesto, sorprendido; tardo un par de segundos para reconocer a su vecino que residia en el penthouse. -?Me puedo sentar? -le senalo la silla de enfrente. -Por favor, sirvase usted -Claude le respondio con cortesia, no salia de su asombro ante la inesperada intromision. -?Vienes mucho aqui? -le pregunto, mientras colocaba su plato con un croissant de hojaldre relleno de chocolate y un vaso de citron presse (limon exprimido). -En ocasiones, cuando el tiempo me lo permite. -Es mi primera vez y estoy gratamente sorprendido de la variedad de pasteleria -le dijo Andre, mirando con deleite a su postre-. Vivimos en el mismo edificio, ?lo sabes? -Si, te he visto -dijo Claude timidamente, notando que no le prestaba mucha atencion por estar mirando alrededor suyo. -!Nada mejor que un poco de dulce para llenarse de energias! El joven maestro lo oteaba extranado; su acompanante era un hombre bien parecido y atletico, se asemejaba bastante al actor Henry Cavill, tanto que incluso podria ser su doble; se desenvolvia con calma y con una tremenda seguridad en sus movimientos; proyecta una mirada coqueta mientras desplegaba una sonrisa picara, que incluso pudiera considerarse arrogante; mostraba estar consciente de su atractivo fisico al sexo opuesto y de que podia darse el lujo de escoger a la pareja de su conveniencia; vestia elegantemente con ropa deportiva, a Claude le llamo la atencion su fino calzado de cuero como senal de su alto nivel economico, definitivamente Claude no era ningun match para el. -?Llevas mucho tiempo en Paris? -le pregunto Andre, tras notar su dejo campesino y mirando desinteresadamente alrededor en busca de alguna otra cara conocida. -Seis anos -le respondio Claude obedientemente; estaba curioso por saber a donde iba a llegar la conversacion; observo que su vecino tenia mas o menos la misma edad que el y no llevaba una alianza, concluyendo que no tenia hijos; por lo tanto, no requeria ayuda o favores en la docencia de menores; entonces, ?que estaba haciendo el ahi, sentados en la misma mesa? ?Que buscaba? ?Solo conversar? -?A que te dedicas, Claude? -seguia fisgoneando Andre, sin darle mucha importancia al hecho de que la pregunta fuera impertinente para alguien a quien acababa de conocer. -Imparto clases de Ciencias sociales en el liceo. -Un maestro, !excelente! Una vocacion muy noble, la de transmitir conocimientos a la joven generacion -comento mientras cortaba con sus manos un pedazo del croissant y se lo llevaba a la boca; luego saco una tarjeta de presentacion de su chaqueta y se la entrego-. Yo soy ingeniero de sistemas y director en el area de distribucion de una empresa multinacional en Nanterre; ahi tienes mi numero por si necesitas algo, la misma oferta va para el liceo donde trabajas. -Muchas gracias. ?Eres Parisino? -se atrevio a preguntarle Claude, sintiendose un poco mas confiado. -No, soy de Essonne; aunque ya llevo casi diez anos viviendo en Paris. ?Donde estudiaste? -le pregunto, enfocandose en su interlocutor. -En la Universidad de Paris 8 de Vincennes a Saint Denis, alli hice mis estudios en Humanidades y en Educacion. -Excelente universidad -dijo levantando su vaso de citron presse y chocando la taza de cafe de Claude, celebrando con un "salud" para romper el hielo y hacer que se sintiera mas relajado-. Si no me equivoco, de ahi viene el dicho por el general De Gaulle: "Vincennes es para los alborotadores". -!Je!, !je! -se sonrio Claude-, esa era otra epoca; ahora el ambiente esta mas calmado. ?A cual universidad fuiste? -Yo estudie en la Universidad de Paris 1 Pantheon - Sorbonne, donde me gradue con altos honores de la facultad de Informatica. -Magnifico, supongo que te va muy bien, ya que vivimos en un mundo totalmente computarizado y de realidad virtual. -No me puedo quejar; logro cubrir todas mis necesidades y un poco mas. ?Tus padres viven? -empezo a indagar un poco mas sobre Claude ya que su personalidad le resultaba agradable, lo percibia como un tipo sin maldad, se pudiera decir hasta inocenton.

  • A lomos del destino de Constanza Chesnott

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  • La novia gitana de Carmen Mola

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    La novela policiaca mas revulsiva de la literatura espanola.

  • El sufrimiento de las cigarras de Maria Jesus Perez Navarro

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    Novela galardonada con el segundo premio en el I Certamen de Novela Casino de Monovar.

  • ?Que paso cuando se terminaron las perdices?, Gema Tacon de Gema Tacon

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  • A contraluz (Baltimore 2) de Claudia Cardozo

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    Logan llego al edificio principal de la Escuela de Arte de Maryland quince minutos antes de que iniciara la clase de Retrato y figura humana a la que llevaba asistiendo cada sabado desde los ultimos tres meses. Su premura no estaba relacionada con el hecho de que era escrupulosamente puntual, que tambien. En realidad, y le habia costado reconocerlo en tanto hacia el camino de ida, se sentia un poco nervioso. Hasta entonces, la clase habia sido netamente teorica; incluso, habian llevado un interesante seminario de Anatomia Artistica en que aprendio todo lo relacionado con el estudio de las articulaciones, las proporciones humanas y las perspectivas de movimiento. Ahora, sin embargo, tocaba llevar todo ese conocimiento a la practica. Como un artista aficionado que llevaba dibujando desde que tenia uso de razon, a Logan le gustaba pensar que tenia ya una base solida sobre la cual trabajar y no era tan modesto como para no reconocer que era bastante bueno. Pero nunca habia trabajado con modelos vivos y la idea no dejaba de ser un poco extrana. Dibujar algo que se le ocurria de la nada o recordar a algo o a alguien que deseara perpetuar en el papel no era en absoluto lo mismo que contemplar a un ser humano cuyo unico fin era posar durante horas ante un auditorio que podia analizar cada detalle de su cuerpo para plasmarlo en un block de dibujo. Tal vez se inquietara por nada de cualquier forma, se dijo segun ascendia las escalinatas de marmol que conducian al salon principal. Quiza el fuera un principiante en todo aquello, pero sin duda los modelos no lo eran, y tampoco la extraordinaria maestra que impartia el curso. Casi como si la hubiera conjurado, oyo una voz pronunciando su nombre y giro a su izquierda para encontrarse con la avida mirada de Lisa Vossler. La claraboya en lo alto del vestibulo arranco destellos de su cabello de un rubio dorado que caia en lisas cascadas hasta los hombros y que ella despejo con un movimiento elegante. Iba de negro, como acostumbraba, con un vestido cenido hasta debajo de la rodilla; Logan suponia que era muy consciente de lo bien que le quedaba el color y de la forma en que resaltaba sus curvas, y procuraba sacar al mejor partido a aquello. Cuando un conocido le hablo de ese taller no dudo dos veces en inscribirse. Seguia la obra de Lisa desde que descubrio su trabajo en una galeria de Baltimore y creyo que seria fascinante conocerla y aprender de ella. Y asi habia sido, reconocio componiendo una sonrisa al verla llegar a su lado y ponerse de puntillas para depositar un par de besos sobre sus mejillas, una costumbre a la que no creia que fuera a acostumbrarse. Apoyo las manos sobre sus codos para apartarla con delicadeza y dio un paso hacia atras de forma casi inconsciente. Habia algo en ella, en la forma en que lo veia y la postura que asumia cada vez que se encontraban, que no dejaba de hacerlo sentir incomodo. Se trataba de una mujer muy atractiva, sin duda; voluptuosa y con una sensualidad casi palpable; era, en suma, totalmente su tipo. Y era evidente, ademas, que ella lo encontraba tambien muy atractivo. Sin embargo, Logan no podia evitar el mantener la guardia en alto cuando se encontraba cerca. Deformacion profesional, lo habria llamado su madre. --Has llegado justo a tiempo para acompanarme al salon --Lisa le sonrio y se hizo a un lado la melena con un movimiento delicado; tenia una voz aspera y extranamente musical--. Nos espera una buena clase. --Precisamente pensaba en eso al llegar. Logan la siguio por las escalinatas camino al segundo nivel y, en tanto, desvio la mirada de su rostro para admirar el vestibulo desde lo alto antes de girar en un recodo en direccion al ala destinada a las clases de arte y diseno. Nunca dejaria de estremecerse al contemplar la belleza del edificio; era, de lejos, su favorito en la ciudad. --?Nervioso? Logan parpadeo y llevo su atencion a Lisa, que lo observaba a su vez con una pequena sonrisa sardonica. --Algo, supongo --reconocio el con sencillez encogiendose de hombros--. Nunca he trabajado con modelos vivos; sera un reto. --Lo haras bien. Eres bueno, Logan; mejor de lo que piensas --ella lo sondeo con la mirada y sus tacones resonaron sobre el marmol del corredor--. No entiendo como no te dedicas al arte en exclusiva. --Bueno, eso se debe a que no soy tan bueno como crees; estas siendo demasiado generosa. No soy un artista de verdad, no como tu. Lisa entorno los parpados y lo observo con interes. --Nunca he creido que la modestia sea una virtud tan atractiva como algunos piensan --senalo ella--. Aunque debo reconocer que en ti resulta encantadora. Logan sonrio, sin responder, y dio una mirada hacia adelante, agradecido al reconocer la puerta que conducia al auditorio destinado a la clase, y donde un pequeno grupo aguardaba la llegada de la maestra. Esta, al notar su mirada, hizo un pequeno mohin y simulo una expresion animada de bienvenida que engano a todos, excepto a el. ?Por que no?, se pregunto Logan tras ingresar al salon en tanto ella se ocupaba de saludar a los otros estudiantes. Estaba claro que cualquier avance suyo seria bien recibido y, considerando que aquel era un curso libre, no tenia que enfrentarse a ningun problema de etica por involucrarse con la maestra que lo impartia. Lisa era preciosa, inteligente, y una artista renombrada; la consumacion de sus suenos humedos. Estaba claro, ademas, que lo mismo que el, no estaba interesada en una relacion seria, lo que la hacia practicamente perfecta. Podria invitarla al final de esa clase, llevarla a cenar y algo le dijo que no encontraria muchos obstaculos para pasar una noche estupenda a su lado. ?Por que no, ciertamente?, se repitio al dar un rodeo a las sillas dispuestas alrededor de la plataforma en que se ubicaria el modelo. Eligio el lugar mas apartado a la izquierda en primera fila y rebusco en su mochila para sacar el block de dibujo y los utiles que tendria que utilizar durante la clase para disponerlos en el caballete situado a su derecha. Los otros estudiantes empezaron a entrar tambien y a ocupar sus lugares y dio una nueva mirada a la mujer que se ubico en el centro de la clase. Su mirada se detuvo un segundo en su rostro afilado y ella, al notarlo, le dirigio una pequena sonrisa que termino por convencerlo de que se estaba portando como un idiota. Tan pronto como terminara esa clase le propondria una salida, se prometio, aliviado en parte de haber tomado una decision. Lisa cerro la puerta a la hora exacta en que iniciaba la clase y atenuo las luces del salon hasta que quedaron sumidos en una semi penumbra; pero mantuvo una potente lampara encendida sobre la plataforma. Logan dio una mirada alrededor y comprobo que los otros estudiantes parecian encontrarse en su misma posicion: expectantes y un poco nerviosos. Supuso que todos esperaban que en cualquier momento se abrieran las puertas tras la plataforma y un hombre con el tipo de Apolo reencarnado apareciera para empezar la clase. El auditorio estaba compuesto por hombres y mujeres en similar proporcion: todos artistas aficionados, como el, aunque Logan pudo reconocer a un par de expositores que conocia de sus recorridos por las galerias de la ciudad. Ellos captaron su mirada y le sonrieron alzando las manos; Logan hizo un gesto discreto de saludo y volvio su atencion a la plataforma precisamente en el momento en que las puertas batientes tras ella se abrieron y una figura alta y espigada se abrio paso. Lo primero que Logan penso al mirarla con atencion fue que se habia equivocado de plano con la idea de Apolo reencarnado. Era Artemisa. Sus dedos sujetaron el lapiz que acababa de afilar y lo sostuvo de forma casi inconsciente ante su rostro en tanto analizaba los rasgos de la modelo. Ella vestia una bata blanca que la cubria del cuello a los tobillos y por un momento se permitio admirar su rostro. Tenia una fisonomia realmente extrana, se dijo el; pero en el buen sentido. Unas cejas bien perfiladas enmarcaban unos ojos grandes y de un tono cafe con matices de verde que destellaban bajo la luz; sus pomulos pronunciados y una nariz aquilina remataban en una barbilla puntiaguda que lo llevo a pensar irremisiblemente en un ser sobrenatural. Un duende, tal vez. Y su boca... labios de proporcion perfecta que mantenia entreabiertos en tanto veia a la nada. La vio intercambiar un rapido gesto con Lisa, que se habia puesto un metro a su lado, y una marana espesa de cabello castano corto hasta la barbilla refulgio en el momento en que se puso de espaldas y dejo caer la bata a sus pies. Logan estaba seguro de que no imagino el suspiro colectivo que emitio la clase por el asombro al observar la piel expuesta bajo la luz de la lampara. Hasta entonces habia creido que se sentiria incomodo al encontrarse ante una persona que se desnudaba con el fin de que un grupo de gente estudiara sus formas y la plasmara en el papel; pero en ese momento comprendio que se sentia demasiado fascinado como para hacer nada que no fuera admirarla. Habia visto mujeres desnudas antes. Varias y en distintas circunstancias, y definitivamente estaba lejos de ser un mojigato. Asi que no vio nada que no hubiera contemplado antes; sin embargo, recorrer el cuerpo de la mujer en la plataforma le hizo pensar que nunca se habia detenido a apreciar los muchos matices de la naturaleza humana. Tal vez las ultimas clases tuvieran algo que ver con eso, supuso al tomar el lapiz con mayor fuerza y asentarlo sobre el papel sin ser muy consciente de lo que hacia. Las lineas del cuerpo de la mujer le parecieron perfectas bajo la luz; tenia una figura delgada pero atletica; los musculos de los hombros y los brazos estaban bien definidos y hacian un conjunto armonioso con la linea de los omoplatos y su estrecha cintura. Sus caderas delgadas se unian a unas piernas que le parecieron interminables. --El modelo es una de las armas primordiales del arte. La voz de Lisa lo volvio a la realidad y aparto la mirada de la joven para fijarla en ella, que alternaba sus ojos azulados alrededor de la clase con una expresion levemente sardonica. --Es importante no olvidar esa frase; me la dijo mi maestro de anatomia durante mi primera clase de dibujo humano y la repito ahora --continuo ella iniciando un lento paseo alrededor de la modelo--. Admiren la perfeccion humana e intenten replicarla lo mejor que puedan. Ya hemos estudiado la teoria y ahora es momento de llevarla a la practica; hoy nos centraremos en el contorno. Recuerden la importancia del analisis, la atencion al detalle y dejen que su imaginacion fluya. No se preocupen si tienen problemas esta primera vez y no se encuentran satisfechos con su trabajo al final de la clase; lo intentaremos de nuevo en la siguiente. Lisa apenas habia terminado de decir la ultima frase cuando el sonido de los blocks de dibujo y los lapices siendo afilados reemplazaron a su voz. Logan, que tenia todo ya listo y en las manos, le presto atencion a medias; todos sus sentidos estaban puestos en la modelo y en la forma en que permanecia de pie sobre la plataforma sin mover un solo musculo y sin que pareciera como si le afectara que la maestra se refiriera a ella como un cuerpo sin emociones. Claro que no podia verle el rostro, concluyo Logan; tal vez estuviera lejos de sentirse tan serena como aparentaba. Trazo unas lineas sobre el papel con los ojos entrecerrados; alternaba la mirada de la modelo a sus manos e iba bosquejando el contorno con expresion concentrada. Fue mas sencillo de lo que habia pensado que seria y al mismo tiempo lo mas complejo a lo que se habia enfrentado en su vida; al menos en lo que a su inclinacion artistica se referia. El tiempo paso de una forma extrana, lo que le ocurria siempre que se hallaba embebido en su trabajo. Dibujo sin pausa excepto para beber un trago de agua de la botella que llevara consigo y para tender un borrador al hombre ubicado a su derecha y que por algun motivo parecia haber olvidado algo tan importante. Cuando su mirada se encontro con la suya luego de que le diera las gracias en un murmullo, lo reconocio como uno de sus conocidos de las galerias. Este le sonrio y senalo a la modelo con una cabezada y un guino lascivo que, por algun motivo que no se vio capaz de analizar en ese momento, le provoco estampar su rostro contra el caballete. Tal vez se debiera a que no soportaba a la gente que no podia controlar sus instintos, se dijo luego desviando la mirada con una mueca de desagrado y retomando su trabajo. Se perdio de nuevo en lo suyo y no se detuvo hasta que una campanilla marco el final de la clase. El sonido de los lapices rasgunando el papel se detuvieron de golpe y el dejo caer el suyo con un suspiro y un molesto adormecimiento en la muneca. Al mirar en direccion a la modelo, advirtio que ella se inclinaba para tomar su bata y se vestia con ella con movimientos calmados; luego, se perdio por las puertas por la que habia llegado en un parpadeo. Por un momento, Logan se pregunto si no la habria imaginado, pero al mirar a su caballete y encontrarse con el contorno de su figura y la linea de su espalda que habia dibujado y vuelto a dibujar una y otra vez, se dijo que no, que desde luego que habia sido muy real. Lisa dio otro breve discurso entonces antes de dar una mirada a los trabajos de la clase; senalo errores y alabo avances. Al detenerse ante el suyo, arqueo las cejas y le dirigio una mirada entendida, sin decir una palabra; tal vez quisiera implicar con eso que estaba impresionada, Logan no lo tenia muy seguro, pero no se quedo a averiguarlo. Sus companeros comenzaron a despedirse y el hizo otro tanto, pero cuando llego a la puerta del auditorio recordo que se habia prometido invitar a Lisa al salir. Sin embargo, cuando la vio en medio del salon, reuniendo sus cosas, y sus miradas se encontraron un segundo, la suya expectante, tan solo atino a elevar una mano en senal de despedida y se dirigio a la salida del edificio sin pensarlo dos veces. De alguna forma, la idea de pasar el tiempo con ella le parecio menos tentadora que antes. Estaba cansado, se dijo al encaminarse al estacionamiento en busca de su auto. Habia tenido una semana dificil y le esperaba una mas dura aun. Quiza el sabado siguiente, decidio al iniciar el regreso a casa. Entonces estaria bien. Tara olisqueo el aire y emitio un corto gemido de anhelo al tiempo que su estomago empezaba a rugir. Estaba mucho mas hambrienta de lo que habia pensado y el delicioso aroma proveniente de la cocina que le salio al paso tan pronto como puso un pie en casa solo incremento la sensacion. Pasta. En salsa bolonesa, si su olfato no la enganaba. --?Papa? --llamo en voz alta. --!Lavate las manos primero! Tara sonrio y se encogio de hombros, dirigiendose al bano bajo la escalera para hacer lo que su padre ordenara. No importaba la edad que tuviera, los habitos de higiene del senor Duncan permanecian inalterables. Cuando fue a la cocina, lo encontro afanandose ante la estufa; la pequena mesa bajo la ventana que acostumbraban compartir cuando coincidian a la hora de las comidas se encontraba puesta y Tara se acerco a darle un beso en la mejilla antes de llevar unos vasos y el agua que saco de la nevera. --?Que tal el trabajo? --Pregunto su padre. Tara se encogio de hombros y doblo unas servilletas con expresion concentrada antes de responder. --Aburrido. Como siempre --dijo ella al fin observandolo servir el contenido de la cacerola en una fuente--. Pero esta bien. --Bueno, es una suerte que lo tengas y que sea solo los sabados. No podrias hacerlo entre semana con la escuela y todo lo demas. --Me las arreglaria. Su padre arqueo una ceja rojiza y le tendio la fuente que ella se apresuro a sostener en tanto el cogia el baston que dejara apoyado contra la encimera de la cocina. --Si, claro --comento el-- ?Y cuando dormirias? --En clase, claro. ?Donde mas? El senor Duncan se dejo caer sobre la silla con un suspiro ahogado y sostuvo su plato para que Tara lo rellenara luego de ocupar el asiento frente a el. --Mas te vale estar bromeando --dijo el senalandola con el tenedor. Tara no respondio. No hacia falta; el sabia que bromeaba. Comieron en un silencio armonioso, roto apenas para que ella respondiera las preguntas acerca de como habia ido su dia y si la semana siguiente tendria que salir tambien tan temprano como lo hizo en esa ocasion. Tara respondio con monosilabos, y no solo porque se encontrara encantada con el almuerzo; nunca se sentia comoda respondiendo a las preguntas de su padre referidas a su empleo de fin de semana. --En serio. No es nada interesante; de no ser por lo bien que pagan ni siquiera me lo plantearia --comento ella ante su insistencia. El senor Duncan se limpio la comisura de los labios con una servilleta y la observo por encima de su vaso con el ceno fruncido. --No deberias de hablar asi --la reprendio el--. Y vaya que te pagan bien; en especial considerando que es solo por unas horas. ?Que clase de dibujos dijiste que hace esa gente? Tara bajo la mirada a su plato.