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Kathia Iblis
Arabia, Golfo Persico Bahrain 1860 --Cuando sea grande quiero casarme con un caballero como papa --declaro la pequena Olivia Wentworth con todos sus diez anos de inocencia, mientras danzaba alrededor de la habitacion infantil. No era la primera vez que hacia declaracion de esa clase y, aunque en un comienzo su hermana la habia imitado, ahora la jovencita en cuestion estaba sentada sobre la cama. --Pero mama y papa no estan casados... --Emma, de doce anos, le comento a su hermana menor, dejando mas que en claro con grandes dosis de escepticismo sus dudas en lo que concernia la relacion de sus padres. --!Si lo estan! --No. No lo estan. --!Que si! --Entonces ?por que no vive con nosotras? ?Por que solo lo vemos cuando viene de visita? Apenas si lo vemos mientras vive con los barbaros --practicamente le grito mientras se levantaba de su lugar y encaraba a su hermana. --!Papa no es un barbaro! --la pequena Oli ya estaba al borde del llanto cuando grito esas palabras. --Quizas... igual no creo que nos quiera tanto como dice. Si no, estaria siempre con nosotras --declaro con dureza la jovencita--. Pero mama tan solo era su... amante. --!Emma! --La nodriza, Marianne, especialmente contratada por su padre, observo consternada y horrorizada por partes iguales a la mayor de las ninas. Y aunque eso de inmediato las silencio a ambas fue la tristeza en el rostro de su madre, que segundos despues aparecio en la entrada de la habitacion, lo que logro inmovilizarlas por completo. --Thadi... --Thadi... Ambas ninas corrieron y se aferraron al vestido de su madre mientras lloraban calladamente. Fatima sabia lo que la ausencia de su padre les costaba a sus hijas, pero era la primera vez que las escuchaba abiertamente quejarse al respecto. Y eso hacia sufrir su corazon de madre. En momentos como aquel, anhelaba que Kenneth pudiera estar mas presente en sus vidas, pero sabia que eso no era posible. --Ninas... su padre nos ama mas que a nada en el mundo.... --Pero el no vive con nosotras como otros papas --declaro Emma de nuevo con terquedad. La mujer cerro los ojos por unos instantes, parecia estar sopesando que tanto revelar sobre las razones de ello a sus hijas. --El tiene muchas responsabilidades en Inglaterra y eso le dificulta el estar con nosotras como el desearia, pero una vez que su hermano se haga cargo van a ver como todo va a cambiar. --Un hermano que no nos quiere... --declaro Emma aun dolida con toda la situacion. Fatima sabia que no era asi. Si habia alguien que amaba a sus medias hermanas ese era el joven Andrew Kane Wentworth. Pero como unico heredero al ducado de Devonshire sus responsabilidades eran muchas. Fatima sintio como las decisiones del pasado volvian a pesarle con dolor en el alma. En momentos como aquel se arrepentia de su propia debilidad. De haberse doblegado a las demandas de su padre, pero tambien sabia que de no haberlo hecho el habria asesinado a Kenneth y a las ninas. Sin embargo, tambien sabia que volveria a hacerlo todo de nuevo. Inconscientemente se llevo una mano al vientre, un recuerdo en particular hacia aun llorar su corazon de madre, pero viendo ahora los rostros de sus ninas y las segundas oportunidades que los dioses le habian ofrecido... las estrecho con fuerza contra si. Un dia, les revelaria toda la verdad a sus hijas, pero mientras el tiempo se lo permitiera preferia que siguieran en la bendita ignorancia del precio que su abuelo le exigio para poder tener su propia vivienda lejos del hogar familiar y el ser la mujer de un barbaro. Pronto, su Kenneth vendria a visitarlas, y juntos decidirian que tanto revelarle a sus hijas y la mejor manera de hacerlo. Asi fue como, pese a la distancia, su amor seguia tan vivo como desde el primer momento en que sus miradas se cruzaron en el bazar hacia tantos anos atras. Ella tan solo podia orar y pedir que en el futuro les fuera finalmente posible el estar juntos por siempre. Capitulo 1 Chatsworth House Campina inglesa Marzo 1871 Olivia espero a que la persona se marchara antes de abandonar la seguridad de su refugio. Agradecio que el cielo estuviese nublado, lo cual ocultaba la luna llena y le daba a todo un aura irreal, cubierto como estaba por la nieve que habia caido a lo largo del dia. Una inesperada sorpresa para todos, pero mas que bienvenida por ella. No se debia a que los invitados de su padre no supieran de su arribo a Londres, sino porque la indumentaria que vestia en aquellos momentos, de ser vista, bien podria causarle un serio dano a su reputacion. Como si ser una de las dos hijas desconocidas del duque de Devonshire no hubiese ya causado un escandalo mayor. Sin olvidar que el hecho de que su padre la hubiese reconocido y dado su apellido habia hecho que las malas lenguas adoptaran una actitud despiadada y, aun asi, no dejaban de invitarla a todo evento habido y por haber. Porque ya sea que les gustase o no, Lord Kenneth Humphrey Wentworth era un hombre poderoso y de temer si uno se ganaba su enemistad. Pero en algun punto, y luego de llevar dos semanas en la ciudad, se alegraba de que el medico de su padre le hubiese ordenado que se retirase al campo a descansar. Oli se sentia mas que algo agobiada por las constante presion de tener que comportarse como la perfecta flor inglesa cuando ella distaba bastante de serlo. De hecho, estaba segura que no habia nadie mas inadecuada que ella... a excepcion quizas de su hermana mayor, Emma. Lo cual no implicaba que si ella se llegase a descubrir lo que Oli estaba por hacer no fuese a querer asesinarla. Ambas habian acordado que se mudarian a vivir con su padre y cuidarian de el mientras su hermano mayor estaba ausente. E incluso, una vez este regresara, si ellas asi lo deseaban, se quedarian de manera indefinida. Lo que implicaba dejar atras y bien silenciados ciertos detalles de la vida que llevaban en Bahrain junto a su madre. Por ende, ser <
>, la misteriosa y popular odalisca conocida y admirada por un amplio publico, estaba complemente fuera de toda discusion. Renuncio a ello cuando abandono Arabia y se comprometio a honrar a su padre. Pero lo extranaba.... Extranaba el perderse en el ritmo de la danza y olvidarse por completo de lo que se esperaba de ella. Extranaba el anonimato que ese rol le conferia. Y sabia que esa fue la razon de conservar su traje rojo y traerlo consigo a Inglaterra. Iba mas alla del obvio afecto que le tenia por haber sido disenado y bordado a mano por su madre. Oli cerro brevemente los ojos, los abrio e inhalo hondo el fresco aire de la noche mientras avanzaba hasta detenerse en el centro de la antigua estructura sin techo. Asumio la postura inicial de todos sus actos. La cadera ligeramente arqueada, las manos semiestiradas por sobre su cabeza, el velo rojo transparente que permitia que la audiencia pudiera observarla a placer pero al mismo tiempo dejandolos deseosos de mas. Finalmente, inhalo hondo, el recuerdo de los acordes broto de su interior y se dejo llevar. *** Las dos damas observaron a la joven comenzar a bailar y sonrieron con satisfaccion. Se las habian arreglado para hallar la unica habitacion desde la cual se veian las antiguas ruinas de lo que otrora fuese una iglesia. --Sabes que el va a enfurecer si se entera de lo ocurrido, ?no? --comento lady Clarisse Kensington con picardia. --Pero el no tiene por que enterarse... porque ni tu ni yo le diremos nada. --Lady Desdemona Hawthorne le guino el ojo claramente disfrutando de la situacion. --Ademas, Desi, lord Herbert es tan... --?Estirado? ?Tieso? ?Constipado? --!Desdemona! --Es la verdad, querida, y lo sabes. --La dama sacudio la mano restandole importancia a la fingida alarma de su querida amiga ante el vocabulario utilizado--. Precisamente por eso Oli es perfecta para el. --Quizas. Pero ella es tan diferente a la jovencita Grey y a Sophie. --Ahora se la veia preocupada a la dama--. ?O crees que nos equivocamos? ?Acaso ella es demasiado inadecuada incluso para estos tiempos que corren? --Solo aseguremonos de que cierto lord no se entere. Porque si ello llegase a ocurrir... --!Boberias! Con los rumores que han circulado sobre su familia. ?O acaso olvidas como es que su antepasado obtuvo el titulo? --La dama se referia al casamiento de este con Anne Parr, hermana de Catherine Parr, la sexta esposa de Enrique VIII. Luego de eso los Herbert asumieron el titulo de condes de Pembroke y fundaron una larga linea de poderosos senores. --Esa es su familia. No el. Ambas sabemos que es uno de los caballeros con mejor reputacion del reino. Ni un solo escandalo se ha visto asociado a su nombre --declaro con seguridad la dama --. Y eso es lo que lo hace bueno para Oli. --Pobrecita nina. Ambas damas volvieron a focalizar su atencion en la bella joven cuya exotica apariencia no podia mas que atraer la atencion de cualquiera que se cruzara en su camino. Lamentablemente tan pronto los rumores sobre ella llegaban a oidos de quien fuese su interlocutor era desdenada al instante. Lo peor era que ninguno de los rumores era cierto. Aunque aun no habian logrado precisar con exactitud el origen de los mismos, lo que en parte tambien las habia empujado a idear un plan tan drastico y descabellado a la vez. Simplemente no podian permitir que la situacion continuase de esa manera o la joven estaria arruinada para siempre y sin siquiera haber cometido falta alguna. Ellas mismas habian sido testigos de varias de las escandalosas propuestas que recibio en mas de una ocasion por caballeros que jamas tratarian de aquella manera a una dama inglesa. Eso las habia instado a intervenir en un primer momento. Oli podria ser considerada inadecuada por las malas lenguas, pero en lo que a ellas concernia era la dama perfecta para el estirado conde de Pembroke. Ahora solo era cuestion de poner en marcha su plan y sabian que todo saldria a la perfeccion. Como si alguien lo hubiese convocado por arte de magia, ambas vieron como el susodicho abandonada la seguridad de la antigua construccion y se alejaba en direccion a las ruinas, complemente ajeno a lo que el destino le tenia deparado. --Clarisse, calmate, por favor. Me estas poniendo nerviosa y ambas sabemos lo dificil que es eso --declaro Desi aferrando una de las manos de su querida amiga--. Todo va a estar bien. Hasta ahora nuestra intuicion jamas nos ha fallado, si no, tan solo mira a Gigi y a Sofi. --Son tan felices... --respondio la otra dama con obvio afecto en la voz pensando en las otras dos jovenes que habian logrado casarse con los hombres que amaban. --!Exacto! Y ahora podemos hacer lo mismo por Oli. Ademas, no te olvides que ambas nos ofrecieron su ayuda, asi como tambien Cali y el resto de las casi florero. Todo va a salir. Ten un poco de fe. Capitulo 2 Lord Wulfgar Ambrose Herbert, conde de Pembroke, observaba hechizado la vision frente a el. Sabia que lo correcto y lo que cualquier caballero haria seria dar la media vuelta y marcharse de regreso a la residencia, pero el se hallo incapaz de hacerlo. Sus intenciones al abandonar la calidez de la propiedad estaban basadas en su deseo de alejarse de las asfixiantes atenciones de las damas casaderas presentes y sus carabinas. Lo que apremio sus pasos y que buscara alejarse de la casa mientras intentaba no verse como un mal invitado. El frio de la inesperada y tardia nevada en su rostro lo impulso a continuar deambulando sin rumbo fijo, pero en todo momento atento a cualquier dama desesperada que intentase atraparlo en una situacion comprometida. Si habia algo que no necesitase su familia era verse involucrado en un escandalo. Ya bastante de ellos habian conjurado sus antepasados. Es mas, el estaba seguro de que de no ser por la cercania de su abuela con la Reina Madre hacia rato que habrian caido en desgracia durante del reinado de su majestad. Tan solo pensar en el resto de sus parientes le producia jaqueca. Sin embargo, en su busqueda de algo de paz y tranquilidad jamas espero cruzarse con esa vision en rojo. Por unos instantes, incluso, dudo respecto a su cordura. Habia pasado bastante tiempo desde que disfrutara del algo de distraccion de indole femenina. Bien podria ser que su mente le estuviese jugando algun truco. Dudo por largos instantes, pero finalmente decidio que, mas alla de lo eterea que se viera, ella era tan de carne y hueso como el. Cuando los tenues rayos del sol se abrieron paso entre las nubes y la iluminaron, esto se confirmo porque, de haber sido un fantasma, ella se habria desvanecido frente a sus ojos. Sin embargo, a medida que los pequenos copos de nieve anidaban en sus cabellos azabaches, ella continuo cautivandolo, hechizandolo con cada uno de sus sensuales movimientos, danzando al ritmo de una musica que ella sola lograba oir. Sin embargo, no lograba ver su rostro... salvo que revelase su presencia, y eso era algo que se rehusaba a hacer. El contraste entre la efimera tela roja y su piel ligeramente dorada hizo que le cosquillearan las yemas de los dedos, inundandolo de anhelo por saber si eran tan sedosas como se veian. Apenas si avanzo unos pasos, y se detuvo. Deseaba acercarse, pero al mismo tiempo no queria quebrar la conexion entre ambos. El ruido fue fuerte e inesperado, sobresaltandolos a ambos. Pero antes de poder reaccionar percibio el miedo de la joven aun desde donde se hallaba, quien dio media vuelta y huyo por una entrada lateral de la antigua catedral, bien escondida por la frondosa enredadera. Wulfgar no supo que fue lo que lo impulso a hacerlo, pero apenas el jinete, a quien el suponia responsable del sonido, se abrio paso en el claro cerca de ellos, aprovecho el abrigo de las sombras y corrio detras de ella. Le sorprendio la rapidez de sus pasos, dado que obviamente su calzado no parecia el ideal para andar por terrenos tan agrestes y pedregosos, con trozos de la abandonada catedral proliferando todo a lo largo del paisaje. No tardo en ver su delicada figura desapareciendo detras de un grupo de altos arbustos que indicaba que estaban cerca de la residencia principal. Finalmente creyo que habia logrado alcanzarla cuando el delicado panuelo traslucido con el que ella danzo le cubrio el rostro obligandolo a aminorar su paso. La dulce fragancia le asalto los sentidos y se encontro inhalando hondo mientras maldecia por no haber podido alcanzar a la cautivante y misteriosa joven. Se juro a si mismo que sus caminos volverian a cruzarse mientras se reacomodaba la chaqueta y ocultaba en su interior la prenda perdida. *** Oli se desvistio a la carrera mientras atravesaba la antesala de su alcoba con la velocidad de un rayo, en todo momento teniendo cuidado de no desgarrar el traje. Sin embargo, el instante en que la puerta que conectaba con el pasillo se abrio sintio que se le detenia el corazon. Y no fue hasta que vio aparecer a Marianne, su antigua ninera, vistiendo ropa de cama, que solto el aliento que habia estado conteniendo. --!Nina! Vamos. Rapido. Agradezcamos a los dioses que su tia Florence aun no ha llegado de la ciudad. --Oli no pudo mas que sonreir al oirla hablar de aquella manera. Con el paso de los anos, entre ella y Fatima se habia desarrollado una entranable amistad que hizo que, incluso cuando ellas ya habian sido consideradas demasiado grandes para tener una ninera, su madre insistiera en que se la ofreciera el puesto de institutriz de ambas. Kenneth, siempre dispuesto a complacer a la mujer que no se cansaba de llamar <>, se aseguro de que asi fuera y desde entonces la dama habia sido una parte constante de su vida. --Hablas como mama --le susurro divertida mientras le permitia que le trenzara los abundantes cabellos azabaches, luego de que ella se colocase el abultado camison que en su opinion tenia demasiada tela. --Que yo sepa eso jamas ha sido algo malo, pequena --le respondio, y la apuro a meterse en la cama--. Cubrete bien, que lo unico que nos falta es que te pesques un resfriado. --Al menos esa seria una buena excusa para no tener que lidiar con todos esos... estirados -- murmuro por lo bajo, pero supo que Marianne la escucho cuando desvio la mirada de su tarea y la focalizo en su rostro. --Oh, carino, ?otra vez? --A pesar de haber pasado una buena cantidad de anos en Inglaterra, luego de vivir anos alejada, la dama habia albergado la esperanza de que las cosas hubiesen cambiado, en especial con las nuevas aperturas comerciales que implicaban nuevos tratos con otras culturas, pero por lo visto las cosas seguian exactamente iguales que antes. Y ella odiaba eso. Al no haber tenido una familia propia, las ninas y Fatima habian pasado a ocupar ese lugar en su corazon. No habia nada que no hiciera por ellas, y esa habia sido parte de la razon de contactar a dos viejas conocidas de su madre. Creyo que ellas podrian ayudar a Oli, y al mismo tiempo tambien ofrecerle algo de proteccion al albergarla bajo sus alas, pero parecia que la aristocracia londinense estaba decidida a no darle cabida a la adorable joven. --Vas a ver que cuando llegue tu tia y nos marchemos a la ciudad todo va a mejorar --le dijo finalmente en un intento por levantarle el animo. --?En serio lo cree? --Por supuesto que si, carino. Vas a ver. Londres es bellisima. Una ciudad como jamas has visto. Llena de vida y actividades para hacer en todo momento --le aseguro mientras la cubria bien con el acolchado. Luego de darle un beso en la frente se alejo en direccion a la puerta de la habitacion. --?Y la tia? Emma me dijo que es una bruja. --Oli, tienes que entender algo... Tu tia era una bellisima debutante, pretendida por muchos de los solteros mas codiciados de aquel entonces. Cuando tu padre se enamoro de Fatima, eso causo un gran revuelo aqui --le respondio con cierto pesar en la voz--. Imaginate cuando se supo del nacimiento de ustedes dos... --?Nosotras arruinamos su vida? --?Que? !No! No. Jamas piense eso, amor --se apresuro a responderle--. Pero eso creo una brecha entre tu padre y ella. Kenneth jamas iba a permitir que alguien despreciara a su esposa ni a sus hijas. Menos aun una criatura caprichosa y consentida como lo era su hermana... Oli fruncio el ceno, preocupada. --Ella no va a hacer nada que pueda perjudicarte, pequena. Asi que quedate tranquila en ese sentido --le aseguro mientras entreabria la puerta para salir--. Tu padre puede estar algo delicado de salud, pero su espiritu esta intacto. Te aseguro que el aclaro todo con su hermana antes de permitir que se te acerque. --?Y por que no puedes tu seguir siendo mi carabina? --Aunque habian ido a una pocas y pequenas reuniones, Oli no habia podido conocer nada de Londres porque a las pocas semanas habian partido hacia el campo por orden del medico de su padre--. Contigo me siento cuidada. --Porque mi pedigri no es el adecuado para los eventos a los que asistiras a partir de ahora, Oli. Pero sabes que siempre voy a estar aqui para ti --logro susurrarle a traves del nudo que se le habia hecho en la garganta--. Ahora, duerme, pequena, que la dama es conocida por madrugar. Y estoy segura que cuando llegue va a querer hablar contigo. --!?Que?! --Su padre no le habia mencionado nada al respecto de eso. --Es solo para que se conozcan, Oli. Tranquila. Ten confianza. --Le ofrecio una sonrisa que esperaba fuera reconfortante--. Ahora, a dormir, pequena. --Hasta manana --susurro en respuesta, y la puerta se cerro dejandola sola con sus pensamientos y preocupaciones.
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