• libro el camino del perdon - David Baldacci

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    <> La agente especial del FBI Atlee Pine alzo la mirada para contemplar la lugubre fachada del complejo penitenciario que albergaba a algunos de los depredadores humanos mas peligrosos del planeta. Habia venido hasta alli esa noche para visitar a uno de ellos. La carcel de Florence estaba a unos ciento sesenta kilometros al sur de Denver y era la unica prision de maxima seguridad reforzada del sistema federal. El modulo de maxima seguridad era uno de los cuatro edificios independientes que formaban este complejo correccional federal. Habia un total de novecientos internos encarcelados en este polvoriento lugar. Desde el cielo, con las luces de la prision encendidas, Florence podia parecer un punado de diamantes sobre fieltro negro. Los hombres que se encontraban alli, tanto los guardias como los internos, eran tan duros como esa piedra preciosa. No era un lugar para los debiles de espiritu o para quienes se dejaban intimidar con facilidad; sin embargo, los muy perturbados eran bienvenidos. En ese momento, en esta prision de maxima seguridad cumplian condena, entre otros, el Unabomber, el terrorista de la maraton de Boston, varios terroristas del 11-S, algunos asesinos en serie, uno de los complices del atentado de Oklahoma City, diversos espias, lideres supremacistas blancos y un variado repertorio de jefes de los carteles de la droga y de la mafia. Buena parte de los internos moririan en esa prision federal, mientras cumplian multiples cadenas perpetuas. La carcel estaba en mitad de la nada. Nadie habia logrado jamas escapar, pero si alguien lo hiciera algun dia, no tenia donde esconderse. La topografia alrededor de la prision era llana y de campo abierto. En el entorno del complejo no crecia ni una brizna de hierba, ni un solo arbol o arbusto. Todo el perimetro estaba rodeado por muros de tres metros y medio de alto coronados con alambre de espino, con detectores de movimiento intercalados. A su alrededor circulaban patrullas armadas con perros de ataque las veinticuatro horas de los siete dias de la semana. Cualquier preso que llegase hasta alli acabaria falleciendo casi con toda seguridad victima de los colmillos o las balas. Y a muy poca gente le importaria que un asesino en serie, un terrorista o un espia terminara muerto con la cara contra la tierra de Colorado. En el interior del recinto, las ventanas de las celdas, incrustadas en los gruesos muros de cemento, eran de diez centimetros de ancho por un metro de largo, y desde ellas solo se podia ver el cielo y los tejados del complejo. La prision de Florence estaba disenada para que ningun recluso pudiera saber en que parte del edificio estaba encerrado. Las celdas eran de 2 x 3,5 metros y en ellas practicamente todo, excepto los reclusos, era de cemento. El agua de las duchas se cortaba de forma automatica, las puertas de los lavabos no se podian cerrar con pestillo, las paredes estaban insonorizadas para que los reclusos no pudieran comunicarse entre si, las puertas dobles de acero se abrian y cerraban mediante un mecanismo hidraulico y la comida se introducia en las celdas a traves de una pequena abertura en el metal. La comunicacion con el exterior estaba prohibida salvo en la sala de visitas. Para los presos mas indisciplinados, o en caso de una crisis, habia un modulo de castigo conocido como <>. Las celdas de esa zona permanecian siempre a oscuras y las camas de cemento tenian correas de sujecion. De hecho, aqui el confinamiento solitario no era algo excepcional, sino mas bien la norma. La prision de maxima seguridad reforzada no estaba pensada para que los reos hicieran nuevas amistades. Para permitirle acceder al complejo, los guardias habian parado y revisado el todoterreno ligero de Atlee Pine y habian comprobado su nombre y su documento de identidad en el listado de visitantes. Superados estos tramites, la escoltaron hasta la entrada principal, donde tuvo que ensenar a los guardias que custodiaban la puerta sus credenciales de agente especial del FBI. Tenia treinta y cinco anos y los ultimos doce los habia pasado con una reluciente placa en el bolsillo. El escudo dorado estaba coronado por un aguila con las alas desplegadas, bajo la cual aparecia la Justicia sosteniendo una balanza y una espada. Pine consideraba muy apropiado que en la insignia del organismo de seguridad mas relevante del mundo apareciera una figura femenina. Tuvo que entregar la Glock 23 a los guardias. Habia dejado en el coche la Beretta Nano que solia llevar en una pistolera en el tobillo. Era la primera ocasion en que recordaba haber entregado de forma voluntaria el arma. Pero la unica prision de maxima seguridad reforzada de Estados Unidos tenia sus propias reglas, a las que debia amoldarse si queria entrar alli, y lo cierto es que deseaba esto ultimo con todas sus fuerzas. Era alta: descalza media casi un metro ochenta. La altura le venia de su madre, que pasaba del metro ochenta. Pese a su estatura, Pine no era ni agil ni esbelta. Jamas habria podido trabajar como modelo de pasarela ni aparecer en la portada de una revista. Era corpulenta y musculosa, debido a que levantaba pesas a diario. Sus muslos, pantorrillas y gluteos eran roca pura, tenia los hombros y los deltoides esculpidos, los brazos fibrosos y con la musculatura marcada, y sus abdominales eran de hierro. Habia participado en competiciones de artes marciales mixtas y de kickboxing, y conocia practicamente todas las tecnicas mediante las cuales una persona de menor tamano podia dominar y bloquear a otra mas fornida. Todas estas habilidades las habia aprendido y pulido con una unica motivacion en la cabeza: la supervivencia en un mundo mayoritariamente masculino. La fuerza fisica, la dureza y la confianza que le aportaban eran una necesidad. Tenia un rostro anguloso que resultaba muy atractivo, casi hechizante. Llevaba el cabello negro hasta la altura de los hombros y los ojos de un azul turbio transmitian una impresion de gran profundidad. Era la primera vez que accedia a la prision de Florence y mientras dos corpulentos guardias que no se habian dignado a dirigirle la palabra la escoltaban por el pasillo, lo primero que le llamo la atencion fueron el silencio y la tranquilidad casi inquietantes que reinaban en el lugar. Como agente federal, habia visitado muchas carceles a lo largo de su vida. Lo habitual era que fuesen una cacofonia de ruidos, gritos, silbidos, maldiciones, obscenidades, insultos y amenazas, con manos agarradas a los barrotes y miradas amenazantes emergiendo de la oscuridad de las celdas. Si no eras un animal al entrar en una prision de maxima seguridad, te habrias convertido en uno al salir. De lo contrario, eras hombre muerto. Era El senor de las moscas . Con puertas de acero y lavabos. Y, sin embargo, aqui parecia que estuviera en una biblioteca. Pine estaba impresionada. Era toda una proeza para unas instalaciones que albergaban a un grupo de hombres que, en su conjunto, habian asesinado a miles de sus semejantes mediante bombas, pistolas, cuchillos, venenos o sus punos desnudos. O, en el caso de los espias, a traves de sus actos de traicion. <> Pine habia venido en coche desde St. George, Utah, donde habia vivido y trabajado hacia anos. Esto le habia supuesto atravesar todo el estado de Utah y la mitad del de Colorado. Su GPS le indico que le llevaria algo mas de once horas recorrer los mil kilometros. Lo habia hecho en menos de diez gracias a su determinacion como conductora, al potente motor de su todoterreno y al detector de radares para esquivar los controles de velocidad. Habia hecho una unica parada para ir al lavabo y comprar comida para el resto del trayecto. Por lo demas, no habia levantado el pie del acelerador. Podria haber tomado un avion hasta Denver y haber hecho el resto del camino por carretera, pero disponia de tiempo y queria pensarse bien que iba a hacer al llegar a su destino. Y un largo viaje en coche por las vastas y desiertas planicies de America era el escenario idoneo para eso. Pine habia nacido en el Este, pero se habia pasado la mayor parte de su vida profesional en las llanuras infinitas del Suroeste americano. Y confiaba en poder seguir alli el resto de su existencia, porque adoraba la vida al aire libre y los espacios abiertos. Despues de unos cuantos anos en el FBI, habia podido elegir destino. Y ello se habia debido a un unico motivo: queria ir a donde ningun otro agente deseaba poner los pies. La mayoria de sus colegas ansiaban un destino en una de las cincuenta y seis sedes del FBI. A algunos les gustaba el calor, de modo que aspiraban a las de Miami, Houston o Phoenix. Otros querian trasladarse a las mas relevantes dentro de la administracion del FBI, de modo que luchaban por conseguir un puesto en Nueva York o Washington. La de Los Angeles era popular por un monton de motivos, lo mismo que la de Boston. Sin embargo, a Pine no le interesaba ninguno de esos sitios. Le gustaba el relativo aislamiento de una delegacion en mitad de la nada. Y mientras obtuviera resultados y mostrase compromiso con su trabajo, nadie la iba a molestar alli. A menudo, en esas llanuras inmensas, ella era la unica agente federal en cientos de kilometros a la redonda. Y eso tambien le gustaba. Algunos podrian llamarla solitaria, obsesiva o antisocial, pero no era ninguna de esas cosas. De hecho, se llevaba bien con la gente. Y es que no se podia ser un buen agente del FBI sin poseer unas notables habilidades sociales. Pero si le gustaba preservar su intimidad.

  • EL CAMINO DEL PERDON | DAVID BALDACCI | Casa del Libro

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    Atlee Pine vive marcada por la terrible experiencia que vivió en su infancia: cuando tenían seis años, un desconocido secuestró a su hermana gemela Mercy, ...

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  • El camino del perdón | Penguin Libros

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    El camino del perdón ... Sin embargo, entre sus muchas cualidades no figuran la misericordia o la capacidad de perdonar. ... Casa del libro.

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  • Atrévete a recorrer El camino del perdón, de David Baldacci

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    David Baldacci tira de recurso en esta ocasión para que su prota Atlee Pine nos conduzca por el zigzagueante universo de las investigaciones de turno. Solo.

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    8 jul 2021 — El camino del perdón, libro de David Baldacci. Editorial: Ediciones b. Libros con 5% de descuento y envío gratis desde 19€.

  • EL CAMINO DEL PERDÓN - BALDACCI DAVID

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    Información del libro. GéneroNovela negra, intriga, terror; EditorialEDICIONES B; Año de edición2021; ISBN9788466669764; ISBN digital9788466669771 ...

  • El Camino Del Perdon por BALDACCI DAVID - 9789877802535

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    Reseña del libro El Camino Del Perdon. Atlee Pine vive marcada por la terrible experiencia que vivió en su infancia: cuando tenía seis años, un desconocido ...

  • Los olvidados de David Baldacci

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    Tenia el aspecto de un hombre temeroso de que esa noche fuese la ultima que pasara en este mundo. Y razones no le faltaban para pensar asi. Las probabilidades eran de un cincuenta por ciento, un porcentaje que podia variar segun como saliesen las cosas durante la siguiente hora. Asi de pequeno era el margen de error. El rugido de los motores de la embarcacion que avanzaba casi al maximo de potencia se apodero del silencio nocturno que reinaba en las tranquilas aguas del Golfo. En aquella epoca del ano, el golfo de Mexico no solia estar tan apacible: era el periodo mas activo de la temporada de huracanes. Aunque en el Atlantico se estaban gestando varias tormentas, ninguna habia formado todavia un centro fuerte ni penetrado en el Golfo. Los habitantes de la costa cruzaban los dedos y rezaban para que la situacion continuara asi. El casco de fibra de vidrio surcaba limpiamente las saladas y densas aguas. Aquella embarcacion tenia capacidad para llevar a bordo comodamente unas veinte personas, pero en esta ocasion eran treinta. Los pasajeros se aferraban con ansiedad a cuanto podian para no salir despedidos por la borda. A pesar de que el mar estaba en calma, una embarcacion que transporta demasiada gente y se mueve a gran velocidad nunca es estable. Al capitan no le preocupaba la comodidad de sus pasajeros; su prioridad era que siguiesen con vida. Con una mano apoyada en la rueda del timon y la otra en las dos palancas de potencia del motor, observo el indicador de velocidad con gesto de preocupacion. <>. Cuarenta millas por hora. Empujo las palancas hacia delante e incremento la velocidad hasta las cuarenta y cinco. Ya casi habia alcanzado el maximo. Los dos motores de popa no iban a conseguir mas velocidad sin un gasto excesivo de combustible. Y en las inmediaciones no habia ningun puerto deportivo donde repostar. Incluso con la brisa que creaba el avance de la embarcacion seguia haciendo mucho calor. Por lo menos, navegando a aquella velocidad y tan lejos de tierra, no habia que preocuparse por los mosquitos. El capitan fue observando a los pasajeros uno por uno; no era un gesto ocioso: estaba contando las cabezas, aunque ya sabia cuantas habia. Ademas, llevaba cuatro tripulantes, armados y encargados de vigilar a los pasajeros. En caso de que estallase un motin, seria una proporcion de cinco contra uno. Pero los pasajeros no tenian subfusiles. Un solo cargador bastaria para acabar con todos, y aun sobrarian balas. Por otra parte, la mayoria eran mujeres y ninos, porque aquello era lo que se demandaba. No, al capitan no le preocupaba un posible motin, sino la hora. Consulto la esfera luminosa de su reloj. Iban a llegar por los pelos. Habian salido con retraso del ultimo puesto de avanzadilla. Y luego se les habia averiado el plotter de navegacion, que durante media hora los llevo por un rumbo erroneo. Aquello era el ancho mar. Exactamente igual por todas partes. No habia la minima porcion de tierra que sirviera para orientarse. No surcaban ningun canal senalizado. Sin las ayudas electronicas a la navegacion estaban bien jodidos, como pilotar un avion en la niebla sin contar con ningun instrumento. El unico desenlace posible era el peor. Sin embargo, habian logrado arreglar el plotter y corregido el rumbo, de modo que el capitan forzo los motores a maxima potencia. Y despues los forzo otro poco mas. Continuo con la mirada fija en el velocimetro, los niveles de aceite y de combustible y la temperatura del motor. Si en ese momento sufrian una averia, seria desastroso; no podrian llamar precisamente a los guardacostas para que acudieran en su rescate. Aun cuando sabia que era inutil, miro al cielo en busca de algun ojo que estuviera observandolos, un ojo no tripulado que los detectase y alertara digitalmente a las autoridades. Si pasaba eso, enseguida tendrian encima las patrulleras de la Guardia Costera. Abordarian su embarcacion, sabrian de inmediato que estaba sucediendo alli y lo meterian en el talego durante una buena temporada, quiza para el resto de su vida. Sin embargo, el miedo a los guardacostas no era tanto como el que le causaban ciertas personas. Forzo la velocidad hasta las cuarenta y siete millas y rogo en silencio que no reventara ninguna pieza vital del motor. Consulto otra vez el reloj y fue contando los minutos mentalmente, sin apartar la vista del mar. --Joder, me van a echar de cena para los tiburones --mascullo. No era la primera vez que se arrepentia de haber aceptado aquel arriesgado negocio, pero estaba tan bien pagado que no podia rechazarlo, pese a los peligros que entranaba. Ya llevaba quince <> como la presente, y calculaba que si hacia otras tantas podria jubilarse en algun lugar agradable y tranquilo de los cayos de Florida y vivir a cuerpo de rey. Aquel trabajo era mucho mejor que dedicarse a llevar palidos turistas nortenos que anhelaban avistar un atun o un pez espada, aunque lo que hacian mas a menudo era terminar vomitando en la cubierta cuando habia mala mar. <>. Observo las luces de navegacion verde y roja de la proa. Proyectaban un extrano resplandor en aquella noche sin luna. Conto mentalmente mas minutos, al tiempo que vigilaba los indicadores del salpicadero.

  • Trubel de Tamara Ortiz Santiago

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    Solo le basto ver sus ojos para saber que caeria rendido ante ella. Su cabello era rubio, sus ojos azules eran tan claros que le robaban el aliento. Su mirada era timida y su sonrisa coqueta.Trubel y Klarissa se entregaron entre ellos, se mostraron que eran lo mas importante que tenian el uno para el otro.Pero no todo siempre acaba bien. Surgen acontecimientos que hacen que las cosas se tuerzan. Y ellos desgraciadamente estaban a punto de descubrirlo.

  • Conspiraciones ?Por que no goberno la izquierda de Jesus Cintora

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    Intrigas, conspiraciones y una encarnizada lucha por el poder se suceden en Espana en la caida del bipartidismo. Por primera vez, el pais vive casi un ano con un Gobierno en funciones, mientras se maniobra para mantener el status quo. ?Por que querian ya cortarle la cabeza a Pedro Sanchez semanas despues de convertirse en lider del PSOE? ?Que ocurre para que Podemos acabe dividido entre pablistas y errejonistas? ?Como consigue Mariano Rajoy quedarse en La Moncloa con el apoyo del socialismo y de Ciudadanos? Felipe Gonzalez quiere que Rajoy siga en la Presidencia, <>. ?Quien impide un Gobierno alternativo?

  • Un rincon llamado hogar de Isabella Marin

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    Lo dejo plantado en su baile de graduacion. Anos mas tarde, cuando toda su vida empieza a desmoronarse, Zooey regresa a casa y sus caminos se cruzan de nuevo. ?Sigue siendo T.J. el mismo chico enamorado de ella, o la vida le ha hecho cambiar? ?Y que es lo que siente Zooey exactamente por el?

  • Una historia de policias de Esteban Navarro

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    *Una historia de policias habla del origen de una mafia en la Policia Nacional.
    *Una historia real como la vida misma.
    *Lee el prologo antes.

  • El chico perfecto no sabe bailar el twist de Bea Magana

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    Segovia, ano 96. Tres anos despues de haber terminado el instituto, Carla y Caterina se niegan a dejar morir su amistad, a pesar de que parece que ya no tienen nada en comun.
    Carla se ha convertido en toda una mujer, estudia Derecho en el colegio universitario, sale con un chico maravilloso y se siente feliz por haber recuperado a su mejor amiga. Caterina trabaja en el taller mecanico de su tio, sale los fines de semana con un grupo de chicos entre los que se cuenta como uno mas y afirma no necesitar un novio para sentirse feliz.

  • Cataclismo de Aryam Shields

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    Si tuvieras que elegir entre el amor y tus suenos ?Que harias?
    La vulcanologa Charlotte Hunter tenia su futuro planificado, ambiciosa y brillante, sabe que no cometera los mismos errores de sus padres. Ella esta destinada a triunfar.
    Hasta que una noche conoce al corresponsal de prensa Nathaniel Coleman.
    Entre ellos surge una atraccion instantanea que hace tambalear las premisas que Charlotte habia decidido para su vida, antes de que suceda lo inesperado ella decide marcharse sin pensar en nadie mas que en ella.
    Seis anos han pasado desde que Nate vio por ultima vez a Charlotte, la vida le ha sonreido, esta a punto de casarse con una mujer hermosa y ha cumplido todo lo que una vez sono.
    Pero el cubrimiento mediatico a un congreso partira su vida en dos cuando un encuentro inesperado con su amor del pasado, lo lleve a enfrentarse a mentiras ocultas y verdades que siempre han estado alli envolviendolos en un verdadero Cataclismo
    ?Pueden tus ideales lastimar lo verdadero e importante?
    De la autora de las bilogias Ensename y Contrato llega esta intensa y adictiva historia. ?Te atreves a conocerla?

  • 1945. Como el mundo descubrio el horror, Annette Wieviorka de Annette Wieviorka

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  • Tren fantasma a la Estrella de Oriente de Paul Theroux

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    <>
    Observer

  • Un millon de gotas de Victor Del Arbol

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    Gonzalo Gil es un abogado metido en una vida que le resulta ajena, en una carrera malograda que trata de esquivar la constante manipulacion de su omnipresente suegro, un personaje todopoderoso de sombra muy alargada. Pero algo va a sacudir esa monotonia.
    Tras anos sin saber de ella, Gonzalo recibe la noticia de que su hermana Laura se ha suicidado en dramaticas circunstancias. Su muerte obliga a Gonzalo a tensar hasta limites insospechados el fragil hilo que sostiene el equilibrio de su vida como padre y esposo. Al involucrarse decididamente en la investigacion de los pasos que han llevado a su hermana al suicidio, descubrira que Laura es la sospechosa de haber torturado y asesinado a un mafioso ruso que tiempo atras secuestro y mato a su hijo pequeno.
    Pero lo que parece una venganza es solo el principio de un tortuoso camino que va a arrastrar a Gonzalo a espacios ineditos de su propio pasado y del de su familia que tal vez hubiera preferido no afrontar.
    Tendra que adentrarse de lleno en la fascinante historia de su padre, Elias Gil, el gran heroe de la resistencia contra el fascismo, el joven ingeniero asturiano que viajo a la URSS comprometido con los ideales de la revolucion, que fue delatado, detenido y confinado en la pavorosa isla de Nazino, y que se convirtio en personaje clave, admirado y temido, de los anos mas oscuros de nuestro pais.

  • Los confines del silencio de C. L. Taylor

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    Susan Jackson es una mujer satisfecha: tiene una familia que la hace feliz, un marido con una solida carrera politica, una casa hermosa. Pero cuando su hija Charlotte, que acaba de cumplir quince anos, entra en coma tras un extrano accidente, toda su felicidad se rompe en pedazos, especialmente cuando descubre que el accidente no fue tal. Susan, desesperada, hara lo posible para comprender el acto de Charlotte. Para ello, revisa sus diarios en busca de algun indicio, un rastro que la ayude a entender lo que su hija estaba viviendo. Pero lo que se encuentra, en lugar de tranquilizarla, la inquieta. <>.

  • Polos opuestos (Baile 1) de Monica Garcia

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    --Nos vemos manana, chicas --dije. Una a una mis alumnas fueron saliendo del aula en donde impartia clases de baile a ninas de entre seis y diez anos. Suspire mientras avanzaba hacia la parte trasera de la sala. Alli habia dejado mi bolsa y una fina chaqueta por si el dia se torcia. Abri la mochila y saque la botella de agua que siempre llevaba al estudio. La destape y di un gran trago. --Maddie --oi a mis espaldas. Me gire para encontrarme con Hayley, mi alumna mas joven --, tengo una duda. --Muestrame. --No se si he pillado bien el ultimo ejercicio de la coreografia. Le pedi que repitiera el rol rueda y asi lo hizo. Se tumbo en el suelo boca abajo y alzo las piernas a la vez que tenia la barbilla apoyada en el suelo. Poco a poco fue bajando las piernas hasta apoyarlas en el suelo delante de su barbilla, arqueando el cuerpo. La observe con detenimiento mientras ejecutaba el ejercicio. --Lo haces bien, pero debes tener cuidado a la hora de arquear la espalda. Ademas, debes alzar mas las piernas. No se si me he explicado bien --la fui corrigiendo. Ella asintio y repitio el ejercicio tal y como le habia dicho. --Bien hecho. Te veo manana, ?vale? La pequena afirmo con la cabeza con entusiasmo y salio disparada por la puerta hacia los vestuarios. Recogi mis cosas y sali de la sala que Hannah Brown, la directora de todo el estudio, me habia asignado para dar mis clases. Tenia que recorrer medio edificio para llegar al aula veintiseis, en donde ella nos daba clase a mis companeras de grupo y a mi. Diez minutos despues entre en los vestuarios. En ellos solo se encontraba Sarah, una de mis mejores amigas. Cada aula tenia el suyo adherido a ella. Se podia entrar a la clase por alli o por la puerta de entrada, aunque nosotras lo haciamos a traves del vestuario. --Buenas tardes, Maddie --me saludo. --Hola. --?Que tal la clase? Empece a cambiarme de ropa. Cambie mis gastados vaqueros por unas mallas ajustadas y mi camiseta de manga francesa por una camiseta verde sin mangas. --Bien. Creo que ya estan preparadas para competir. --?Se lo has dicho a Hannah? --pregunto. --Todavia no he tenido tiempo de hablar con ella. Me puse las punteras y despues me recogi el cabello en una trenza que me llegaba por debajo de los hombros. A mi lado, Sarah se hizo una coleta. Poco despues de terminar de prepararnos, Samantha, Emma, Tamara y Susana entraron en los vestuarios, todas ellas charlando entre si. --Muy buenas, chicas --nos saludaron, alegres. --Hola. Esperamos a que ellas terminaran de vestirse para ir juntas al aula. Esta era muy espaciosa, con los suelos revestidos en madera. El lado contrario a la puerta principal estaba ocupado por un gran espejo que terminaba un poco antes de donde se situaba la puerta de los vestuarios. Las paredes eran de un blanco impoluto y algunas zonas estaban tapadas por gigantescos posters de bailarines famosos que habian estudiado en ese mismo estudio. Practicabamos baile de lunes a viernes y algunos fines de semana. Empezabamos a las cinco de la tarde y terminabamos a las nueve, aunque habia algunos dias que las sesiones se alargaban o que, debido a algun concurso importante, nos veiamos obligadas a faltar al instituto. Concursabamos todos los fines de semana, los sabados para ser mas exactos. Como era de esperar, llegamos antes que Hannah, quien seguramente estaria entretenida dando clase o analizando concienzudamente algunos papeles. Ella se tomaba muy enserio su trabajo y, por ende, era muy dura con nosotras. Queria sacarnos el maximo partido a todas. Sarah y yo fuimos hacia una esquina y nos pusimos a estirar los musculos mientras charlabamos sobre asuntos triviales. Minutos mas adelante, mientras me tocaba la punta de los dedos de los pies teniendo las piernas completamente estiradas, Hannah Brown irrumpio en la estancia. El cabello lo llevaba recogido en un apretado mono del que se le escapaban un par de mechones castanos. Observo con seriedad el espacio, comprobando que todas estuvieramos alli. --Siento el retraso, chicas. La clase que he tenido a las cuatro se ha alargado considerablemente. --No pasa nada, Hannah --la tranquilizo Tamara, sonriendole. Todas nos acercamos a ella, formando un circulo a su alrededor. Como ya estabamos a mediados de semana sabiamos cual era nuestro papel en la competencia de este fin de semana; en mi caso, solo actuaria en el baile grupal. Estabamos esperando instrucciones. --Bien, chicas. Como sabeis, la competicion de este fin de semana es bastante importante. En ella bailaran los mejores estudios de la zona, asi que debeis ir a por todas. <<Empezaremos por el baile grupal. Despues, Tamara ensayara su solo. Cuando termine con ella, Samantha hara el suyo. Por ultimo, volvereis a practicar lo primero que he dicho --nos explico mirandonos a cada una--, ?entendido? Asentimos con la cabeza, sin decir ni una sola palabra. --Bien, en ese caso podemos comenzar. *** Volvi al Moonlight completamente reventada. El ensayo habia sido agotador, tanto que apenas podia mantenerme en pie. Hannah se habia esmerado con la clase de hoy. Segun ella, todo debia salir a la perfeccion. Sonrei al ver la enorme verja de hierro forjado y los setos que rodeaban los terrenos del orfanato. Saque las llaves de la bolsa y meti la mas pequena en la abertura de la cerradura. La gire hasta que se abrio con un clic. Entre cerrando la verja a mis espaldas y avance por el jardin delantero, plagado de flores y arbustos, hasta llegar a la entrada principal del Moonlight. Repeti el mismo gesto y entre. --Maddie --dijeron Maya y Owen, levantandose del sofa y viniendo corriendo hacia mi. Abri mis brazos y los abrace con fuerza, besando sus coloradas mejillas. --?Que tal estais, preciosos? --pregunte sin soltarles, poniendo la voz mas grave, tal y como se les habla a los ninos pequenos. Despues, avance por el salon hasta sentarme en uno de los numerosos sofas con ellos encima de mi regazo. Maya y Owen eran los mas pequenos que vivian en el Moonlight. Ambos tenian seis anos y eran adorables. Siempre estaban juntos, a todas horas, y nunca se peleaban; es mas, Owen siempre defendia a Maya en el colegio cuando alguien se metia con ella. --Muy bien. Hemos empezado a aprender a escribir palabras largas --dijo con orgullo Owen. --Tambien nos han ensenado a escribir varios numeros --agrego Maya sonriendo. Ambos me miraban con la emocion reflejada en sus rostros infantiles. --!Que mayores os estais haciendo! Que rapido pasaba el tiempo. Todavia recuerdo el dia en que empezaron a ir a preescolar, lo asustados que estaban ambos. Sonrei al recordarlo. Los dos rieron por mi comentario. --Todavia somos ninos, por si eso te consuela --hablo Owen en cuanto paro de reirse. Sonrei con dulzura y, acto seguido, les hice cosquillas. Unos pasos resonaron por toda la estancia, provocando que parara de torturarles. En el salon entro Kara, la directora del Moonlight, seguida de Alvaro, su marido, con quien compartia el cargo. Los dos discutian sobre algo. --...Te digo que no podemos permitirnoslo --decia ella frunciendo el ceno. --Y yo te digo que si. Podriamos... --Alvaro callo al vernos. A pesar de haber pocos internos en el hogar, los gastos eran excesivos. Entre el colegio, el instituto, las extraescolares y los gastos que generaba el Moonlight andaban justos de dinero. Es por eso que yo habia decido dar clases de baile, para ayudarles con los gastos, ya que la academia de baile a la que asistia era muy cara. Como las clases privadas eran las mas costosas, habia decidido pagarmelas. --La cena esta lista, chicos --comento Kara intentando que olvidaramos lo que habiamos oido. En cuanto esas palabras salieron de su boca, los ninos salieron disparados hacia el comedor, dandoles un beso en la mejilla a ambos antes de marcharse por la puerta. --?Tan mal esta la cosa? --pregunte cuando estuve segura de que nadie mas nos oia. Kara se toco el puente de la nariz con frustracion y Alvaro suspiro con pesadez. Las ojeras eran notables en ellos. Parecian agotados y estresados a la vez. --Hablaremos de ello luego. Ve a cenar --me ordeno Alvaro. Asenti con la cabeza. Subi las escaleras de caracol y camine por el largo pasillo hasta llegar a la habitacion que compartia con Lea. En total habia siete dormitorios: tres para las chicas y cuatro para los chicos. Si a eso se le sumaban la habitacion de los directores mas las de las cuidadoras y la de la cocinera... Ademas, por cada habitacion habia dos personas, salvo en el caso de las ninas mas pequenas, quienes dormian juntas. El caso es que entre y fui hasta el fondo de la estancia. Deje mi mochila de baile en mi cama, bajo una de las ventanas del gran dormitorio. Habia tres camas, aunque la habitacion solo estaba ocupada por Lea y por mi. Habia espejos aqui y alla y tres grandes armarios. Las paredes eran de un tono rosa pastel y el suelo estaba cubierto con una gran alfombra morada. Cuando baje al comedor, todos estaban alli, esperandome. Me sente entre Lea y Maya y, despues, me servi un buen plato de ensalada de pasta. --?Que tal las clases? --pregunto Lea mientras pinchaba una espiral con el tenedor. --Muy bien, la verdad. Cada vez ejecutamos mejor el baile grupal. Hoy, sin ir mas lejos, Hannah nos ha felicitado y nos ha dicho que si lo hacemos con la pasion con la que ensayamos, seguramente ganaremos el concurso del sabado. --?Sabes donde va a celebrarse o todavia no os ha revelado el lugar? Sonrei. --Va a ser aqui, en Portland. Mi amiga, quien habia estado bebiendo un sorbo de agua, casi se atraganto. Empezo a toser, dandose suaves palmadas en el pecho. --?En Portland? --pregunto en cuanto se hubo calmado. Asenti con la cabeza. --!Eso es estupendo! !Podre verte sin tener que salir de la ciudad! Rei al notar el entusiasmo que destilaba su voz. Normalmente los concursos solian ser en ciudades cercanas; por eso estaba tan emocionada Lea, porque se ahorraria el viaje. --?Que pasa en Portland? --pregunto Kara, mirandonos a ambas con el ceno fruncido. Seguro que estaria preguntandose en que andariamos metidas. --El concurso de Maddie --contesto Maya antes de que pudiesemos hacerlo nosotras. Nos la quedamos mirando sorprendidas--. ?Que? --pregunto la pequena--. Hablabais muy alto. --Asi que es en la ciudad... --dijo Alvaro pensativo--. ?Sabes ya la hora? --Empezara a eso de las cinco, mas o menos. Pero yo debo estar dos horas antes para prepararme --explique. --Estaremos ahi para animarte --me dijo Owen. --En primera fila --agrego Amber. Despues de eso, el comedor se quedo en silencio. Solo se oia el ruido que producian los cubiertos al chocar con los platos. Pocos minutos mas tarde, Lea me pregunto por las clases que daba y yo le conte lo orgullosa que estaba de mis ninas. Estaba completamente segura de que estaban preparadas para competir y asi se lo habia dicho Hannah, quien habia quedado conmigo en ver la clase de manana para determinar si estaban preparadas o no para asistir a concursos de baile. --Ojala estes en lo cierto y puedan participar --dijo Lea sonriendo--. Estoy segura de que eres una gran profesora. Me sonroje ante su comentario. Ni siquiera habia pensado en eso. Si mis alumnas tenian el nivel suficiente como para competir, eso significaria que mis clases habian dado sus frutos. --Yo tambien lo espero. Capitulo 2 Eric El maldito despertador casi me provoco un infarto. Maldiciendo, le di un manotazo, tirandolo al suelo. Di media vuelta en la cama, tapandome de nuevo con la sabana. --!Eric, es hora de levantarse! --grito mama desde la puerta de la habitacion pasados unos minutos, tocandola con fuerza. --Cinco minutos mas... --murmure adormilado. Oi como la puerta se abria con fuerza y enseguida empece a escuchar las pisadas de mama. Maldicion, habia entrado en mi dormitorio. --!Vamos o llegaras tarde! --Me zarandeo con fuerza. Me levante a reganadientes. Odiaba madrugar. Maldito instituto que nos obligaba a levantarnos temprano. Mi madre salio de mi territorio y pocos minutos despues fui al bano para darme una ducha de agua fria, a ver si asi lograba despejarme del todo. Cinco minutos despues, sali con una toalla enrollada en mi cintura. Seque mi cuerpo con rapidez y me puse una muda. Acto seguido, cogi del armario unos pantalones vaqueros y una camiseta gris, y me vesti. Cuando baje a desayunar, todos se encontraban en la mesa de la cocina. Papa leia el periodico mientras fruncia el ceno debido a alguna noticia que le desagradaba; mama preparaba el desayuno entonando en voz baja una cancion; Dylan y Andrew discutian tal y como lo hacian todas y cada una de las mananas; y Hayley tomaba en silencio su desayuno. --Buenos dias, familia. --Buenos dias, hijo --dijeron mama y papa a la vez, como si estuvieran sincronizados. Me acerque a mi madre, que seguia preparando el desayuno, y deposite un beso en su mejilla. Repeti el gesto con papa y con Hayley. Dylan y Andrew se creian demasiado mayores como para recibir besos. Me sente al lado de mi hermanita menor y cuando mama deposito mi desayuno en la mesa, lo devore. --Papi, recuerda que debes llevarme a clase de baile --le recordo Hayley. Todas las tardes ella daba clases de baile en la mejor academia de Portland, el Hannah Brown Studio. La que normalmente la llevaba era mama, aunque ese dia no podia porque le habian adelantado una operacion. Mama era cirujana y papa, periodista. --Tranquila, pequena, no lo olvidare. --Dejo el periodico sobre la mesa y sonrio con ternura. Termine mi desayuno y una vez deje mis cosas en el fregadero, subi a mi habitacion. Alli cogi la mochila con los libros. A continuacion, sali de mi habitacion y baje corriendo las escaleras. --!Me voy! --grite para que todos me oyeran. --!Ten un buen dia! --oi que decia mama desde la cocina. Sali de casa cerrando la puerta con un ruido seco. Camine hasta la acera, en donde estaba aparcado mi deportivo negro, regalo de cumpleanos de mis padres. Subi en el dejando la mochila en el asiento del copiloto, meti las llaves de contacto y las gire, provocando que el motor rugiera con fuerza. Sonrei, me encantaba ese coche. Conduje por varias manzanas hasta llegar a la casa en donde vivia mi mejor amigo, John. Ambos habiamos ido a la misma escuela primaria y desde el primer momento estuvimos juntos. Le vi sentado sobre el pavimento, mirando su telefono movil con interes. Toque el claxon antes de parar a unos metros de el. John alzo la cabeza, sobresaltado por el estridente sonido, pero cuando vio que era yo, sonrio burlonamente. --Ya te ha costado llegar --dijo a modo de saludo, rodeando el coche y ocupando el asiento del copiloto, aunque primero tuvo que quitar mis cosas de ahi. --Yo tambien me alegro de verte. Una vez mi amigo estuvo asegurado, arranque de nuevo el coche. --Odio las clases de hoy --comento John mientras miraba por la ventana. --Yo tambien las detesto. Ademas, hoy tenemos dos horas seguidas de matematicas. --Buf, ni me lo recuerdes. Solo de pensarlo me da dolor de cabeza. --Se llevo las manos a la cabeza exageradamente provocando que se me escapara una sonora carcajada. --!Que dramatico eres! ?Por que no te apuntas al club de teatro en vez de a baloncesto? --me burle. John me miro con total seriedad. --Ni de cona. Todos sabemos que ese club esta plagado de inadaptados sociales. Los siguientes cinco minutos transcurrieron en silencio, sin contar el hecho de que mi amigo se puso a buscar una emisora de radio que al final no encontro, ya que cuando llegamos al aparcamiento del instituto todavia seguia canaleando. Aparque el coche en donde solia dejarlo, cerca de la salida. --?Que tal te fue ayer con Tessa? --me pregunto a la vez que avanzabamos por el mar de gente. Hice una mueca. Ayer habia ido a su casa con la excusa de que me explicara un ejercicio. Habia intentado por todos los medios acostarme con ella, en vano. Esa chica no se enteraba de mis indirectas. --Ha sido horrible. Pese a que lo he intentado con todo, no captaba nada. Estaba empenada en explicarme las malditas derivadas. --Y eso ha sido un duro golpe para tu ego, ?verdad? --se burlo el haciendo una mueca. --No hablemos de mi ego --resople mientras entrabamos. Cuando estabamos lo suficientemente cerca de nuestras taquillas, divise a Jack, a Ethan y a Caden. Los tres estaban rodeados de chicas que iban ligeras de ropa y que coqueteaban con ellos sin parar. --?Que pasa, chicos? --nos saludaron mientras se apartaban de las chicas. Chocamos los punos a modo de saludo y fuimos directamente a nuestras taquillas. Puse la combinacion y la abri. Deje la mochila y saque los libros de las materias que tenia a la manana, en este caso tendria dos horas seguidas de matematicas. Tuve que esperar a que los lentos de mis amigos cogieran sus cosas, ya que de vez en cuando se paraban a hablar como marujas en un mercado. Sonrei ante esa idea. No me los imaginaba en un mercado chismorreando con senoras mayores. El timbre me devolvio a la realidad, y parece ser que les dio el empujon que necesitaban para terminar de coger lo necesario de las taquillas, ya que pocos segundos despues los tenia a mi lado. Los cinco nos pusimos en marcha. Andabamos con tranquilidad, total la clase no se moveria de sitio. De vez en cuando, la gente se giraba para lanzarnos miradas; muchas de ellas eran de admiracion o deseo, y otras, de pura envidia. Nosotros eramos los chicos mas deseados de la escuela. Todas las chicas suspiraban por nuestros pies. Yo nunca habia tenido una relacion duradera; lo mio era rollo de una sola noche. No me gustaba comprometerme y eso las chicas lo tenian claro. Cuando llegamos al aula, esta estaba ya repleta de companeros. En la primera fila ya se encontraban sentadas las empollonas de clase, dos chicas inadaptadas que siempre sacaban buenas notas. Charlaban animadamente sobre un tema que desconocia y que me importaba mas bien poco. A su lado tambien estaban sentados los que querian sacar buenas notas, aunque no lo eran tanto como las de ellas. En las filas centrales se sentaban los alumnos que no sacaban ni buenas notas ni malas notas. Y en las ultimas filas nos sentabamos nosotros, a los que menos nos importaba la asignatura. Nos acomodamos en nuestros sitios y nos pusimos a hablar hasta que el profesor nos mando callar. Las dos horas se me hicieron eternas. No entendia nada de lo que el profesor explicaba, por lo que los ejercicios los hacia de pena. Mis amigos intentaron ayudarme, sin exito. Era un zoquete. Al final de la clase el profesor me pidio que me quedara unos minutos porque queria hablar conmigo. Asi que me despedi de mis amigos y espere a que todos hubieran salido. --Senor Woods --me saludo--, ?sabe por que esta aqui? --No, senor. ?Por que razon querria hablar conmigo ese senor bajito, calvo, gordo y sudoroso? El profesor de matematicas era un tipo peculiar. Sudaba a mares todos los dias del ano y normalmente vestia con unos trajes que realzaban su descomunal barriga, ademas de ser totalmente espantosos. Pero lo peor de todo era su rostro arrugado, cuya guinda del pastel era su horrible uniceja. --Esta a punto de suspender mi asignatura. Palideci. !No podia ser posible! Pese a que se me daban muy mal las matematicas, siempre aprobaba esa maldita asignatura. Ademas, necesitaba aprobar todas para poder jugar en los partidos de baloncesto. --Es imposible --me negue a creerlo. --Mirelo usted mismo. Todos y cada uno de los ejercicios que ha hecho han estado mal. No solo eso, no se esfuerza en mi asignatura. Asi que como suspenda el examen, no aprobara--. Se paso un panuelo por el cuello y por la cara para secarse el notorio sudor. Reprimi una mueca de repulsion. --!No puedo suspender! --La rabia me consumia. No queria creerlo. Necesitaba con urgencia aprobar esa asignatura. --Creame, yo tampoco. Es por eso que se me ha ocurrido ponerle un tutor particular que pueda darle clases por la tarde. ?Que le parece? Lo sopese. Su oferta era muy tentadora. Pero no sabia si serviria de algo o no, teniendo en cuenta que no se me daban bien las mates. Ademas, ?quien sabia quien seria la persona encargada de ayudarme? Lo que menos queria era un friki a mi alrededor, dandome ordenes. Pero, por otro lado, lo necesitaba. Si no, suspenderia. --Esta bien. ?Cuando podria empezar con esas clases y con quien las haria? --pregunte. Sonrio. --Manana mismo puede empezar cuando le presente a su tutor. *** --?Profesor particular? --John no se lo creia. Abria mucho los ojos, tanto que parecia que se le iban a salir de sus orbitas. Hice un movimiento afirmativo con la cabeza. --?Como es eso de que vas a suspender? --Jack estaba estupefacto--. No puedes suspender. --?Crees que no lo se? --exclame pinchando un trozo de carne con el tenedor. Nos encontrabamos en el comedor del instituto, rodeados de gente que hablaba. La intensidad de las voces era tal que teniamos que alzar mucho la voz para oirnos entre nosotros. --?Y quien va a ser el afortunado de aguantarte? --pregunto Ethan. --?Aguantarme? Yo voy a ser el que tenga que aguantarle --dije molesto. La idea de que alguien tuviese que ayudarme no me gustaba ni un pelo--. Ademas --anadi--, el muy canalla del profesor no me ha dicho quien es. --Seguro que es uno de los empollones de clase --comento Caden mirando la mesa en la que estaban sentados un grupo de ellos, charlando animadamente, ajenos a nuestra conversacion. Suspire pesadamente. Lo que menos queria era que fuera uno de los sabelotodos de la clase, pero, bueno, no estaba en mis manos decidirlo. Terminamos el almuerzo y depositamos nuestras bandejas en su sitio. Estabamos avanzando por el pasillo, camino hacia las taquillas para coger las mochilas, ya que por la tarde no teniamos clase, cuando, de pronto, choque contra alguien, quien cayo redondo al suelo. Mis amigos y yo reimos por su torpeza. --Mira por donde vas, friki --dije.

  • Iskari de Kristen Ciccarelli

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    Hace anos se susurraban historias venenosas de magia y oscuridad, ahora prohibidas porque su eco atrae a los dragones. Asha lo sabe mejor que nadie: cazarlos es su deporte favorito. Solo uno la ha derrotado, el responsable de desfigurar su rostro con una horrible quemadura.

  • Se mi verano en un dia de invierno de Priscila Serrano

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    ?Se puede tener todo un dia y al siguiente no tener nada? Savannah lo sabia muy bien. Sus veranos siempre eran importantes, esos meses en los que todo lo demas sobraba; los problemas no existian y las risas y alegrias estaban aseguradas.
    Pero, el verano de 2017 fue el ultimo y el sol ya no alumbraba con tanta intensidad como cada manana, provocando en ella una tristeza tan grande que no lograria superarlo ni con recuerdos.
    Sin embargo, todo cambia cuando Savi se ve obligada a viajar a otra ciudad, una que podra cambiarle la vida.

  • Noche y oceano de Raquel Taranilla

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    Bea Silva se topa con una noticia del diario que la deja atonita: alguien ha robado el craneo embalsamado del mitico director de cine mudo F. W. Murnau. Lo sorprendente es que Bea esta segura de conocer al culpable. Se trata de Quiros, un cineasta medio ocioso que un dia recalo en su enorme casa destartalada.
    A punto de cumplir treinta y dos anos, Beatriz es una mujer poco sociable, una profesora universitaria hastiada y culta hasta lo patologico. La llegada de Quiros acentua en ella una mirada lucida e hiperactiva que la condena al desencanto mas desquiciado.

  • Los amantes de San Telmo de Graciela Ramos

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    Una intensa historia de amor entre tres personajes inolvidables que cruzan tres culturas (la de los inmigrantes italianos en Argentina, la cultura criolla de Buenos Aires y la indigena de los indios expulsados por el General Roca) con los acontecimientos historicos del siglo XIX.

  • Un vaquero con pasado de Erina Alcala

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    --Hija, ?estas segura? --le decia su madre a Carmen. Estaba preocupada, porque la queria de vuelta y asi poder cuidarla en casa, lo antes posible, despues de lo que habia pasado un par de meses antes. A pesar de todo, no lograba convencerla de que se volviera a Espana desde Nueva York. --Bueno, mama, voy a probar por ultima vez. Y si al fin no consigo nada de lo que me gusta, me vuelvo a casa. Es lo que me ha recomendado el psicologo. --?Eso es lo que quieres? --le pregunto--. Estoy preocupada, carino. --Te prometo que, si ninguna de esas oportunidades me salen bien, regreso. No quiero darme por vencida y volver como una fracasada, quiero luchar e intentar salir adelante sin sentirme derrotada. --Y lo decia muy convencida--. Ya estoy de nuevo preparada para ello. Estoy animada, contenta y con ganas de empezar de nuevo otras oportunidades, y esta, creo, que sera buena. --Estas tan lejos, mi nina... Te queremos --dijo con sentimiento--. Antonio y yo te cuidaremos bien en casa y aqui podras buscar tambien un trabajo o montar tu propio negocio. Antonio puede ayudarte y te prestaremos dinero para abrir tu propia tienda, si eso es lo que tu quieres. --Mama, quiero hacer las cosas por mi cuenta. Os lo agradezco de todas maneras. Ademas, estoy a siete horas en avion. Pero quiero darme una nueva oportunidad. --Pero ?que vas a hacer tu en un rancho en Montana? Su madre no lo veia nada claro. --Mama... --Eso no es lo tuyo. --Y no le faltaba razon--. Tu restauras y ademas eres una chica de ciudad, carino. No te veo yo en el campo en medio de la nada. --?Que voy a hacer? Descansar. Liberarme. Trabajar. En el anuncio de trabajo solo ponia encargarse de una casa pequena en un rancho. <>, penso. --Pero, hija... --He visto la zona y es preciosa. El pueblo se llama Lewistown y tiene cinco mil habitantes y el rancho esta a siete kilometros mas o menos del pueblo. Creo que estare muy bien alli, y si no me va bien o no es lo que espero, me vuelto, ya te lo he dicho. No te preocupes tanto. --?Pero ya te han contratado? --Si, claro --dijo muy resuelta--, ya he hablado con el dueno, me da el tiempo necesario para llegar. Tengo que llevarme la camioneta. Por lo visto, ha heredado el rancho familiar y lo esta reformando. Y eso es lo mio. Restaurar y reformar. --Bueno, hija, al menos alli puedes tener paz y descansar... --No te preocupes, tambien se limpiar y hacer de comer, por si lo dudabas. --Yo solo quiero que estes bien despues de lo que te hizo ese maldito cabr... --!Mama! A veces su madre se preocupaba en exceso, pero todo eso era porque la queria. --!Oh! Hija... --Mama, el mundo esta lleno de cabrones. A mi me toco uno, pero al menos he tenido buena ayuda para salir adelante --dijo, esperando que ella supiera que estaba entre esas personas que tanto la habian ayudado--. Y he sido fuerte, asi que no te preocupes. --Pareces tu la madre. Carmen rio. --Si, lo he pasado muy mal, pero al menos me he liberado. !No iba a acostarme con ese viejo por mantener un trabajo! --!Desde luego que no! --Mama, voy a terminar de arreglarlo todo y terminar las maletas, quiero salir temprano manana. Tengo cuatro dias para llegar y quiero estar alli para el fin de semana, porque el lunes de la siguiente semana... !Empiezo a trabajar! Su madre suspiro, a sabiendas de que su hija no regresaria a Espana por una buena temporada. --?Ya sabes que sueldo vas a tener? --Eso es lo de menos. --Aunque su madre no pudiera verla, Carmen hizo un gesto con la mano--. Tengo ahorrado bastante dinero de mis dos anos aqui, unos cincuenta mil dolares. Sabes que estaba ahorrando para abrir mi propio negocio, pero necesito mucho mas para no quedarme sin nada. Y montar un negocio en Nueva York, requiere mucho mas de lo que tengo. --Mientras te pague algo... --El dueno me va a pagar al principio unos dos mil dolares, pero tengo comida y cama. Asi que los ahorrare enteros, que es mas de lo que ahorro aqui. Y ademas estare en el campo y lejos de todo. Creo que estare bien en ese lugar, lo presiento. Al menos, por un tiempo. --Si no, vuelves a casa --dijo su madre--. Llamame todos los dias, carino, hasta que llegues, para que sepa que has llegado bien. --Lo hare, mama, te quiero. Dale besos a Antonio. --Se los dare de tu parte. Y yo tambien te quiero a ti, hija. Cuidate. Carmen Valle era una chica inquieta e imparable trabajando, ya desde pequena, lo era. No paraba quieta un momento, empezaba algo y ya estaba pensando en hacer otra cosa en cuanto terminaba. Era de Sevilla capital, alli vivia su madre, Inma Ortiz, viuda desde hacia unos anos de su marido Eduardo Valle, padre de Carmen y de su hermano mayor, Raul. Su padre habia sido militar del ejercito del aire y murio accidentalmente en unas maniobras militares cuando ella tenia doce anos y su hermano Raul, quince. Eso, le peso a ella, porque era la princesa de su padre. Lo queria mucho y no pudo disfrutar de el todo lo que hubiese querido. Le hacia falta muchas veces como ahora. Aunque su madre siempre estuvo ahi, su padre le habia dejado un hueco enorme de infelicidad y melancolia, un vacio dificil de llenar. Su padre habia sido un hombre recto y serio, pero en casa con ellos era el mejor padre del mundo. Aun lo recordaba son su uniforme azul. Tan alto y guapo. Su madre no se volvio a casar, eran un matrimonio muy unido y tuvo que sacar adelante a sus dos hijos, y se dedico a cuidarlos hasta que estos se hicieron mayores, terminaron sus carreras, y se independizaron. Esa fue la mision y el objetivo que se impuso y lo habia conseguido con los dos, lo cual no queria decir que no se preocupara por ellos despues. Ahora que tenia a sus hijos lejos de ella, salia con un buen hombre, Antonio. Abogado de cincuenta anos y sus hijos estaban encantados de que no estuviera sola y hubiese encontrado un buen hombre, porque era joven aun y tenia derecho a ser feliz. Antonio tenia un bufete de abogados en Los Remedios, un barrio de Sevilla, donde habian vivido ellos y su madre. Aun tenian la casa familiar, y conocio a Antonio en la cafeteria donde iba a desayunar todas las mananas. Y al final decidieron vivir juntos en la casa de su madre. Su hermano Raul era militar como su padre, habia seguido sus pasos y estaba destinado en el ejercito del aire en Madrid, en Moncloa. Alli llevaba ya unos anos, y ella quiso estudiar Bellas Artes en Sevilla y hacer varios cursos de restauracion que era lo que le gustaba. Todo lo que pasaba por sus manos, ella lo restauraba. Se le daba bien y era creativa y trabajadora y conseguia restauraciones maravillosas. Le encantaba todo lo vintage que ademas estaba de moda ahora. Pero podia hacer otro tipo de restauraciones e incluso tapizaba, hacia marcos para cuadros, sillas, sofas. Compraba jarrones y los modificaba y pintaba. Le daba igual lo que fuese, lo restauraba todo. Pintaba y le daba a todo la vuelta. Le encantaba la madera, los muebles antiguos, esa era su predileccion y en un intercambio que hizo a Nueva York cuando estaba en la Universidad, se enamoro de la ciudad y supo que se iria al terminar la carrera. Alli tenia mas oportunidades. Y con veintidos anos, su carrera terminada y algunos cursos, hizo las maletas y con una amiga, Paula, que conocio en la Universidad, emprendieron rumbo a la Gran Manzana, a la aventura. Tuvieron muy buena suerte, pues en menos de un mes, encontraron ambas facilmente trabajo en una empresa de muebles antiguos y las contrataron como restauradoras. Alquilaron un apartamento de dos dormitorios en Brooklyn, en una zona tranquila, y durante un ano vivieron y conocieron Nueva York perfectamente. Salian los fines de semana a divertirse como dos jovenes de su edad y eran felices con su vida. Tenian un buen sueldo, pues aparte del salario cobraban una comision y a veces lograban ganar hasta ocho mil dolares al mes, porque eran muy buenas y las restauraciones se pagaban bien y resultaban costosas. Y Carmen logro ahorrar en un ano casi cincuenta mil dolares. Paula conocio a Dan, un abogado de Boston y se fue a vivir con el de la noche a la manana, y termino casandose con el. Carmen se quedo sola, sin creerselo apenas, pues lo de su amiga habia sido un flechazo autentico en toda regla con Dan, en cuatro meses ocurrio todo. Cuando se quedo sola, tuvo que cambiarse a un estudio para poder mantenerse, ya que si seguia en el apartamento no podria ahorrar nada. El estudio era apenas una sala con una cocina y un bano pequeno con ducha, lavadora y secadora. En el salon tenia un sofa cama, una mesa para dos de comedor y una pequena mesita con un mueble para la television, pero no podia permitirse mas, si queria ahorrar algo. Y ella queria hacerlo para montar su propia tienda de restauracion. Al irse su amiga, empezo su calvario. El dueno de la empresa empezo a acosarla, la molestaba constantemente con palabras casi obscenas y sibilinas, pero que parecia lo que no era. Se arrimaba por delante de ella y por detras frotandose a veces, sin parecer que fuera acoso. Y como ella no hizo caso a sus pretensiones, le quitaba clientes, no le dejaba contestar al telefono, la ninguneaba o renia delante de los clientes y companeros de la tienda, le decia que si es que ya no le gustaba trabajar en la tienda, hasta que ella se encontro encerrada en ese circulo de la noche a la manana sin poder hacer nada, porque se sentia debil y enferma, no salia y fue encerrandose en si misma y deprimiendose, y al ano, ella ya no aguanto mas.

  • El te de Proust de Norman Manea

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    El universo del campo de concentracion visto a traves de la atonita mirada de un nino, la guerra vivida por adolescentes, el arduo o imposible retorno a lo cotidiano en la Rumania de la posguerra y de la dictadura, las heridas incurables impresas para siempre en la memoria: ese es el horizonte existencial de estos relatos de Norman Manea.

  • El sentido del rumor de Marc Argemi

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    Las redes sociales son el habitat que estaba esperando el rumor para recuperar su hegemonia en el competitivo mundo de la informacion. Datos sin contrastar, fotografias manipuladas, afirmaciones fuera de contexto o simples y llanas mentiras se mezclan con estadisticas oficiales, mensajes institucionales, declaraciones de famosos, comentarios de sesudos expertos y la produccion informativa de los principales medios de comunicacion.

  • La borde y dulce Lai 1 (LGBT) de Monica Benitez

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    Despues de seis anos de relacion, Lai se ve obligada a dejar a Vero tras enterarse de que esta la engana. A partir de ahi entra en un ciclo autodestructivo hasta que su mejor amiga, Lore, decide que ha llegado el momento de que Lai abra los ojos y vuelva a encaminar su vida.

  • Sentido y Sensibilidad de Jane Austen

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  • Pecados Del Alma de May Dior

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    Nada mas estar lista agarro las llaves del coche y me dirijo a la direccion que Scott me habia enviado parando unos segundo ante el amplio espejo que adornaba la enorme entrada de mi querido apartamento, uno en el que no paso ni la mitad del tiempo que en realidad deseo. Me atuse el cabello ya que no me apetecia recogermelo como tantas otras veces. Una vez mas me habian llamado a mi. No me creo que no haya mas detectives en la comisaria aparte de mi. He visto las ojeras que adornan mis ojos por no descansar las horas necesarias y mi mente vuela a ese sueno en el que me encontraba cuando mi dichoso movil comenzo a sonar. Lo unico que conseguia recordar del sueno eran esas fastidiosas palabras <>. Nunca puedo reconocerlos al principio, es algo a lo que ya estoy acostumbrada, demasiados anos viviendo con ello, pero nada mas despertar se que tengo un nuevo caso y estoy segura de que la victima sera una mujer. Siempre sucede igual, un sueno inquietante y en menos de dos horas ya hay un caso que ocupa todo mi tiempo. Aparco el coche al llegar a la escena del crimen, no me ha costado nada llegar, unos minutos, las calles a esas horas son como mis suenos. Escenarios vacios de cualquier sentimiento o emocion, al igual que mis fantasmas. La zona ya estaba acordonada, y en un primer vistazo puedo ver a Suarez con unos muchachos, lo mas seguro es que sean los pobres idiotas que se han encontrado con la victima. Desde donde estoy se les notaba bastante afectados, posiblemente la victima en si es el escenario mas dantesco con el que se habran encontrado en su corta vida. No deben de tener mas de unos diecisiete o dieciocho anos, no van muy arreglados y uno de ellos, el mas alto, esta agarrando un monopatin en la mano derecha. Es rubio con rastras, el otro es un poco mas bajo y lleva el pelo corto. La imagen tipica de los chicos de su edad, vamos, sin nada a destacar. Camisetas grandes, pantalones caidos ensenando la ropa interior y deportivas demasiado llamativas. Al pasar por su lado, nada mas mirarlos me doy cuenta de que van fumados hasta decir basta. <>, pienso. Mis ojos recorren el escenario, lleno de policias uniformados perdidos sin saber bien lo que tienen que hacer, en definitiva, una panda de inutiles. Noto un escalofrio en mi nuca y busco algun otro indicio que me senale su presencia. La niebla se aposenta en el suelo frio y humedo y alli junto a uno de esos policias esta mi victima, el fantasma que me esta rondando. Es un joven e imberbe muchacho que no lleva mas de un mes en el cuerpo, puedo vislumbrar una sombra difusa y confundida sin ser consciente de lo que le estaba sucediendo. Ella no tiene la culpa de lo que le ha sucedido, simplemente estaba en el sitio equivocado en el momento menos oportuno y ello la llevo a perder la vida a manos de un monstruo. No esos a los que todos tememos cuando somos unos ninos inocentes que creen tanto en las cosas buenas como en las malas. No, mas bien un monstruo de carne y hueso, un desequilibrado mental que esa misma manana se habia levantado con el convencimiento de que ese era su momento, el dia en el que sabria lo que es acabar con una vida inocente, viendo como sus ojos exhalan su ultimo brillo. Me acerco a ellos esperando poder ver el rostro de la muchacha. --Buenas dias, Scott. ?Estos son los que han encontrado a la victima? --Una pregunta un poco estupida, pero que le puedo hacer, nunca he tenido mucho de que hablar con este muchacho. --Buenos dias, detective Young --Ya esta. Se puso colorado como un tomate. Siempre igual, nada mas mirarme, boom--. Si, estos son los chicos. Segun ellos, pasaban por aqui para atajar de camino a casa, cosa que no suelen hacer a menudo, y nada mas verla nos han llamado. Afirman que no han tocado nada. La verdad es que se han llevado un buen susto. --Vale, sigue con lo que estabas. Esto, ?sabes si ya ha llegado el forense? --Pues la verdad, no estoy seguro. Comienza a ponerse nervioso, como si no estuviera seguro de hacer las cosas bien, y se queda callado esperando a que le diga como ha de proceder, si no espabila no le veo mucho futuro en el cuerpo. --Tranquilo, ahora me enterare --Alzo la mano para despedirme --. Sigue con lo tuyo, Scott, ya me las apano--. Intenta que no se te olvide nada por preguntar, y coge sus telefonos y direcciones por si los volvemos a necesitar. --Sin problema, detective Young. Me dirijo directamente hacia las bandas de proteccion del escenario del crimen y alli esta Ari, agachada delante del cadaver. En el momento en que mi mirada se dirige al cuerpo un escalofrio me recorre la espina dorsal. Tengo una mala sensacion, estoy completamente convencida de que tiene que ver con mi sueno, lo que no me extrana para nada ya que de esa manera he llegado a mi puesto. Todo en esta escena me parece grotesco. En medio del callejon hay una mesa dispuesta con un mantel a cuadros, de esos que salen en las peliculas italianas para una cena. La victima esta reclinada sobre algo. Al acercarme me doy cuenta de que es un plato, la mesa esta preparada. Cena para dos. Han cuidado hasta el minimo detalle. Esta perfectamente preparada para una velada romantica. El entorno del cadaver parece estar bastante despejado y limpio, hecho a proposito, ya que esta en medio de un callejon. Quitando lo macabro de la preparacion, la victima no va vestida para una cita, lleva una tunica de un morado palido que parece de seda, y debajo no lleva nada mas. No hay nada en el suelo de la calle, como si se hubiera barrido. A unos metros hay unas tablas apoyadas en la pared, da la sensacion de que se han colocado con premeditacion. Las paredes del callejon parecen muy limpias, el escenario ha sido preparado a conciencia, de eso ya no me cabe ninguna duda. Me vuelvo para dirigir mi vista nuevamente al cadaver. No me puedo creer que alguien pueda hacer algo asi. Por mucho tiempo que pase, las nauseas y el asco nunca se acaban cuando te encuentras frente a casos como este. En la academia dicen que con los anos te endureces, que con el paso del tiempo no te afectara tanto. Pues yo debo de ser un bicho raro, pues a mi me sigue afectando tanto o mas que el primer cadaver. Noto que alguien pone su mano sobre mi hombro. Es una mano femenina, asi que me relajo enseguida, pues se que es Ari. --Ella, ya llegaste. Has tardado lo tuyo, ?te pillo el caso un poco liada? Me giro a mirarla con una media sonrisa en el rostro. Ya se por que camino me quiere llevar. Me levanto y sonrio. --No Ari, aqui la unica pervertida ninfomana eres tu. --Que bien me conoces --Se rie--. Y si, me han estropeado uno de los mejores polvos de mi vida, chica. Como siempre que esta delante de la escena de un crimen, lleva el pelo en un recogido alto, pantalones vaqueros negros y una blusa blanca con un escote que no deja nada a la imaginacion, algo muy tipico en ella, junto con sus inseparables botas de tacon, lo cual es una sena identificativa de Ari. Siempre le ha encantado ser mas alta que un hombre, cosa que nunca he entendido. Su rostro, como siempre fresco y juvenil, lo lleva maquillado, pero no en exceso, ya que sus ojos no necesitan nada de eso. Su madre era coreana y, aunque yo no la llegue a conocer, ella saco sus ojos y su fisico. Cuando eramos pequenas me enseno fotos de su madre y, la verdad, siempre han sido como dos gotas de agua. Perdio a su madre siendo muy pequena, por lo que ella y su padre se mudaron al bloque de edificios donde yo vivia con mi familia. Siempre ha sido una persona muy feliz y madura para su edad. Su padre trabajaba mucho, y ella pasaba mucho tiempo con nosotras. Tuvimos mucha suerte, pues, aunque viviamos en un buen barrio, no faltaron las bandas que venian reclutando chicos y chicas. Aun asi, a nosotras nunca nos falto de nada y pudimos evitar meternos en lios. Cuando mi madre me falto ella fue mi mayor apoyo junto con mi tia y mi abuela. Ellas son mi familia, ella es mi hermana. --Todos los tios que te tiras siempre son el mejor polvo de tu vida. --Le guino un ojo, riendome complice. --Ya no te puedo sorprender, detective, no tengo secretos para ti --Ari me guina el ojo, correspondiendo a mi guino y rompe a reir. Por el rabillo del ojo veo una sombra acercarseme y me giro lentamente hacia mi derecha. --Bueno, bueno, ya llego la super detective Young. ?Quien te ha llamado? Este caso es mio. --Me ha llamado Scott. --Maldito novato, ?quien cojones se cree este que es? Le va a caer una buena. --Me parece que el agente Scott se ha dado cuenta de que este caso podria quedarte grande, Johnny. --Para ti sargento Parker, bonita. --Ay, perdon sargento Parker, me parecio que seria mas apropiado llamarlo Johnny, ya que tengo entendido que es como le gusta que le llamen. En ese momento la cara de Parker empieza a hincharse y a cambiar de colores hasta acabar con un tono morado. Aguantarme las ganas de explotar de la risa se me hace bastante dificil, ya que noto como Ari no se puede aguantar y arranca a reir a carcajadas. --!Tu! tetona, deja ya de reirte --Este empieza a elevar el tono de voz, y en ese momento la mirada de Ariadna empieza a expedir fuego. --Ya quisieras tu poder tocar a estas dos --Ari se agarra los pechos para reafirmar lo que acaba de decir ante la atonita mirada del sargento, a mi ya no me sorprende con sus salidas fuera de tono --. ?Que pasa, que esas a las que les pagas para tener algo de carino en tu vida no las tienen asi? Lo primero que tendrias que hacer es ducharte y vestirte con un poco mas de gusto y elegancia para poder presumir de tener a un pedazo de tia como yo a tu lado. En ese momento me levanto interponiendome entre estos dos. Yo lo he iniciado y me corresponde pararlo ya que no seria justo que Ari se lleve una amonestacion por culpa del incompetente de Parker. --A ver, chicos, vamos a calmarnos --Miro a Ari, pidiendole paciencia con los ojos--. Sargento, ve a ver si Scott necesita ayuda con las declaraciones de los chicos, controla que no se le olvide nada. Y mas vale que no le menciones al chico nada de lo sucedido aqui, sabes que me enterare. Y si intentas tomar represalias contra el muchacho, yo puedo tomarlas contra ti, ya que, como es evidente, este caso es de los mios. Tu, Ari, cuentame todo lo que sepas sobre la victima. --Ya te he dicho, Young, que este caso es mio. Yo llegue antes. --No, sargento, este caso es mio. Si tienes algun problema, ya sabes lo que tienes que hacer. Llama al capitan, he estado hablando con el antes de llegar asi que no lo despertaras. Esta en la comisaria desde hace un buen rato. Este caso es claramente un asesinato ritualista, basandonos en la apariencia que da a primera vista, y no creo equivocarme al decirte que no tiene nada que ver con bandas callejeras ni con narcos, que son tu especialidad. Asi que, sin lugar a duda, el caso es mio. --No me dejas otra que ponerte una queja, Young. Cada vez esta mas cabreado e hinchado, parece que el boton de la chaqueta de vestir le va a explotar. --Otra mas para la coleccion --Mi risa no tiene ni pizca de diversion en ella, es mas bien puro sarcasmo--. Venga, ponla, a ver si hago pleno esta semana. Ya solo me quedan dos para llegar a las siete. Intento imprimir un tono de burla a mi voz y me sale bastante bien. Aun asi, se nota que me esta cabreando a base de bien y que va a acabar con la mandibula rota. No va a servir de nada ese maldito curso al que me veo obligada a ir, y encima el capitan me la va a liar. Cuento hasta diez y me giro en direccion a Ari que, al mirarme, se da cuenta de que como me diga una sola cosa mas, la mas minima, este tio va a acabar muy mal esta noche. --?Que me puedes decir de la victima? --Le pregunto cambiando asi de tema, ignorandolo sin importarme lo mas minimo su presencia !a lo mejor si que funciona eso de contar hasta diez! Unas semanas atras le habria partido la mandibula de un solo golpe. --Lo primero y principal, es que aun no sabemos quien es. No han aparecido ni bolso ni ningun tipo de efecto personal que pueda identificarla. Ya hemos recogido las huellas, y antes de que llegues a la comisaria estaran alli para ti. No la han matado aqui, es evidente, tal y como se aprecia no hay sangre ni evidencia alguna de lo contrario. Esta muy palida y aun asi no estoy segura ya que podria ser por muchas causas, pero creo que la han desangrado, aunque hay algo mas. ?Ves estas abrasiones alrededor de la boca? --Me senala con un boligrafo el entorno de los labios. --Si ?Crees que la obligaron a ingerir algo que la mato? --No tengo ni idea de que decirte por ahora. La verdad, se me hace extrano que este todo asi, preparado. El escenario esta muy logrado, no veo evidencias de que se defendiera. No estoy muy segura, aunque si, sospecho que ha muerto por ingestion de alguna o algunas sustancias raras, aunque eso te lo verifico cuando le abra el estomago --La veo levantar la cabeza de la victima del plato. No puedo evitar la cara de asco, aunque en este no haya nada--. ?Ves este simbolo del infinito grabado en la frente? --Si. ?Sabes que significan esas palabras que hay dentro del simbolo del infinito? --La verdad, no, pero el alfabeto parece hebreo o de alguna lengua muerta --Cada vez se hace mas evidente. --?Ya han hecho las fotos al escenario? --Si, y ya les dije que las manden a tu mesa --En ese momento empieza a sonar mi movil--. Aun asi, cuando movamos el cadaver podrian aparecer nuevas pistas. Seguiremos haciendo fotos de este, y tambien del escenario. --Gracias, Ari. Dime mas en cuanto tengas algo. Mandame un mensaje. --Si, claro. ?Ya te vas a ir a casa? --No, me ire a la comisaria, a ver si averiguo algo mas de la victima. --Vuelve a sonar el movil, y esta vez lo cojo a la vez que le hago un gesto con la mano a Ari de despedida y de disculpa. --?Si? --Young, vente para la comisaria de inmediato, tenemos que hablar. --Capitan Walker, ahora me dirija hacia alli. ?Ha pasado algo? ?Mi familia esta bien? --No me ha gustado el tono del capitan, y la verdad es que hacia mas de tres dias que no llamaba a casa. Despues del mal presentimiento de hace un rato me temia lo peor. --Tu familia esta bien. Por cierto, tu tia me ha invitado a cenar el miercoles por la noche. ?Vas a ir? --Mi tia todavia no me ha llamado, pero por lo visto no tardara. Mi tia, desde que mi madre falto, se hizo cargo de todo, sobre todo de mi. Siempre ha contado con la ayuda y el consejo del capitan. --Entonces esta claro, no me puedes fallar el miercoles. No se te ocurra dejarme solo con ellas, ya sabes que solo les falta cogerme de los mofletes, sobre todo a tu abuela. Por cierto, ?como llevas la terapia de control de la ira? --Esta semana me toca ir el jueves, capitan, pero no hace falta que me controle todas las semanas. Le prometi que no faltaria a ninguna de las citas para la terapia y no lo hare. Y tranquilo, que el miercoles no lo dejare solo ante el peligro. Nada mas colgar el movil mis pensamientos se van con mi familia. Noto que ya empieza a funcionar la dichosa terapia, aunque como dijo la psicologa, no va a ser facil ni lo lograremos en poco tiempo, aunque tengo a gente que me apoya y me ayuda, entre ellos mi familia y el capitan. No puedo evitar reirme, mi familia es un caso perdido y, al parecer, mi abuela se ha propuesto casar a mi tia con el capitan con la excusa de que ella no estara mucho mas tiempo con nosotras. Una vez me he asegurado de que todo esta controlado en la escena del crimen y de que Ari se queda hasta el levantamiento del cadaver para que todo salga bien y no se contamine ninguna posible prueba, me dirijo hasta mi coche y me pongo en camino hacia la comisaria. Durante todo el trayecto no puedo dejar de preguntarme que habra pasado para que el capitan pareciera tan preocupado. Me quede mucho mas tranquila al saber que a mi familia no le habia pasado nada, aunque el dichoso presentimiento no hay manera de que desaparezca. No se si tiene que ver con el maldito sueno que no logro recordar. Si junto el sueno con el presentimiento y la preocupacion del capitan, estoy segura de que todo esta ligado, que en algun momento algo ante mis ojos me mostrara lo que se me escapa y podre poner fin a este malestar o por el contrario todo se desatara para empeorar. Algo me dice que no voy muy desencaminada y que este caso me va a dar mas de un dolor de cabeza. ?A que viene el simbolo del infinito en la frente de ella? ?Y las letras que hay dentro de este? ?Por que esa puesta en escena del cadaver? Todavia no he empezado y este caso ya me esta descuadrando entero. Al llegar a la comisaria aparco, salgo del coche y encamino mis pasos hacia mi despacho para dejar mis cosas con la mente llena de preguntas. No se adonde llevara todo esto, pero lo voy a averiguar. Mi conciencia y lo que soy no me permiten dejar que la pobre muchacha que en este momento debe de estar de camino a la morgue vague por el plano consciente sin la oportunidad de su merecido descanso y eso es algo que no sucedera hasta que atrape a ese maldito cabron. Al llegar a mi despacho, un pequeno cubiculo apartado del resto, noto que el frio me envuelve y aunque no se muestre ante mi soy consciente de que el alma de la victima ha abandonado la compania de Scott para venirse conmigo. Un intenso dolor de cabeza se abre camino consecuencia de mi inesperada acompanante, la cual no es consciente de que me lo esta provocando. Mis recuerdos vuelan a esa primera vez en la que fui consciente de que yo no era como el resto de los ninos. Aquella manana me levante de la cama muerta de sueno y con ese intenso dolor martilleando mi cabeza. Tan solo contaba con siete anitos y frente a mi se encontraba una de mis companeras de clase. Estaba triste y me miraba con los ojos llenos de unas lagrimas que no se derramaban porque ya no era posible. Su precioso vestido, el que el dia anterior trajo muy contenta a clase porque su madre se lo habia regalado por su cumpleanos, estaba rasgado por sus pequenos hombros y en la falda lucia una enorme mancha de un color escarlata intenso. Intente preguntarle que habia pasado, que era lo que la trajo a mi casa tan temprano ya que era sabado y no habia clases, pero ella no me contestaba y yo me asuste, un nudo se instalo en mi estomago y en ese momento mi madre abrio la puerta, su rostro me decia que estaba triste y que algo malo habia sucedido. Me sento en la cama explicandome lo que pasaba y las lagrimas comenzaron a caer por mis mejillas. La madre de Elena habia llamado explicando que algo habia sucedido pero mi madre no encontraba las palabras adecuadas ?como le explicas a una nina que una de sus amiguitas de la escuela ha sido asesinada? --Eso no puede ser mama --le dije sin poder retener las lagrimas, algo me decia que mi madre no me mentia-- no ves que esta ahi, justo frente a nosotras. Mi madre me miro comprendiendo lo que sucedia, nunca supe porque se asusto ya que ella tambien podia verla y eso solo constataba que no podia ser verdad lo que ella me estaba contando, pero poco rato despues fue mi abuela quien entro en la habitacion explicandome lo que me sucedia y que era algo que nadie mas que nosotras podiamos saber ya que si se sabia no podriamos vivir tranquilas nunca mas.

  • Cada dia mas cerca de Mandy Love

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    Marta es una mujer con una vida normal, inundada en la rutina del dia a dia, hasta que decide sentirse libre y se separa de su marido. Algo despierta el sentido de libertad en ella, lo que la lleva a interesarse por su Jefe, un hombre con todas las letras y no esta por demas decirlo con mucho dinero, poder y estatus. Esto llevara a Marta a vivir en una de las mas increibles y memorables historias de romance de su vida. Una aventura con todas las letras que te apasionara y te dejara intrigada hasta el final.
    Mandy Love es una escritora Espanola, autora y duena de numerosas novelas romanticas en donde la libertad femenina es lo primordial, la aventura, la sensacion de ser una mujer completa y libre esta presente en sus novelas. Muchas de sus historias estan basadas en hechos reales. Te invito a descubrir sus novelas, de aseguro que te encantaran.

  • Los funerales de la Mama Grande de Gabriel Garcia Marquez

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    Los funerales de la Mama Grande, el primer libro de cuentos de Gabriel Garcia Marquez, continua la historia de Macondo iniciada en La Hojarasca y que alcanza su culminacion y fin en Cien anos de soledad. En estos relatos el paisaje psiquico de Macondo se confunde con el humor de los habitantes y con la sucesion de malestares, penas y prodigios. Rebeca Buendia, la viuda de Jose Arcadio, vive en una casa inmensa de dos corredores y nueve alcobas, padeciendo de delirios y visiones; el padre Angel duerme desde hace anos en el confesionario; el dentista tortura a los opositores; el telegrafista transmite poemas de amor a una colega desconocida; Trinidad, un adolescente, colecciona ratones muertos en cajas de zapatos. En Macondo solo prosperan las pestes, los adivinos, los saltimbanquis y los encantadores de serpientes.

  • Mayo del 68 de

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    Mayo del 68 es quizas uno de los acontecimientos que mas analisis y debates ha generado, casi tantos como la Revolucion francesa o rusa. Para muchos, Mayo del 68 simbolizo el surgimiento de una “nueva izquierda” de la mano de los movimientos estudiantiles. Sin embargo, y pese a la buena acogida que tuvo entre importantes intelectuales izquierdistas, dichas protestas no siempre fueron entendidas ni apoyadas desde las filas progresistas coetaneas. Ese fue el caso de Adorno en Alemania como de Pasolini en Italia, dos pensadores que atacaron duramente, desde posiciones y experiencias distintas, los movimientos de protesta de sus respectivos paises. Algo similar, aunque con un caracter mas mayoritario, ocurre en el presente, donde ciertos sectores de izquierda, que ensalzan los movimientos de protesta de los sesenta, no dejan de mirar con recelo las protestas juveniles actuales, tachandolas de “antisistema” o de “populistas”. Esta obra pretende calibrar la influencia de la “izquierda critica” tanto en la comprension de Mayo del 68 como sobre las protestas juveniles actuales, desde los movimientos antiglobalizacion hasta el 15M o las frustradas primaveras arabes. ?Se anticiparon sendos pensadores a nuestro tiempo, viendo entonces lo que percibe ahora la izquierda tradicional en las protestas actuales? ?Son estas ultimas equiparables a las demandas y reivindicaciones de entonces?

  • Inventate algo de Chuck Palahniuk

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    Palahniuk reune por primera vez sus relatos, un conjunto de historias mas una novela corta que enloqueceran a los fans de sus excesos.

  • Besos con sabor a fresas de Phavy Prieto

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    Maria es contable y su vida gira entorno a los numeros. Todo lo analiza, tiene que estar controlado, organizado y previsto en su milimetrica agenda, incluso la hora a la que debe lavarse los dientes, ver la tele o tener sexo.

  • Solo nosotros (La fuerza de los elementos 1) de Silvia Sancho

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    Una noche de invierno.
    Dos desconocidos.
    Una fiesta exclusiva.
    Un incidente propiciado por el alcohol. O, tal vez, por el destino...
    Madrid, Ginebra, Nueva York.
    El comienzo de una historia que no solo los cambiara a ellos.

  • Preston y Lisa (Hermanos Sullivan 3) de Abril Camino

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    --?Que voy a hacer sin ti, mi pequena Lisa Simpson? Lisa sonrio ante el comentario de Emily. Desde que tenian uso de razon, su mejor amiga la habia torturado con el apodo de la celebre empollona de los dibujos animados amarillos. En aquella calida tarde de primavera, sentadas en el sofa del apartamento que habian compartido durante casi siete meses, habria permitido que Emily le llamara como quisiera. Estaban celebrando una pequena fiesta de despedida. Despedida, porque hacia ya algunos dias que Emily se habia mudado a vivir con su flamante novio, Travis Sullivan. Y pequena, porque ambas se habian negado a invitar a nadie mas. Con casi una botella de vodka compartida, varias bolsas de patatas fritas de diferentes sabores a medio comer y un par de cigarrillos que Lisa guardaba para emergencias festivas, parecia que habia llegado el turno de ponerse sentimental. --?Que que vas a hacer? Follar como una loca con el chulazo de tu novio y acabar la carrera cuanto antes para darme un sobrino. Eso es lo que vas a hacer. --?No vas un poco deprisa? --?Yo? Te recuerdo que te has ido a vivir con el despues de tres semanas de relacion. --?Crees que me estoy equivocando? ?O que te estoy dejando colgada? --!No! !Claro que no! A ninguna de las dos cosas. Travis es fantastico, te va a tratar como a una reina. Y yo no creo que tarde demasiado en encontrar a otra companera de piso. --Pero tu dejaste toda tu vida en Boston para venir aqui a vivir conmigo, y ahora yo me marcho. --!Deja de torturarte, Emily, por Dios! Nos vamos a ver casi a diario. No pienso permitir que Travis Sullivan te acapare, tonta. --?De verdad no estas molesta? --Que noooo... Em, ?tu sabes lo que me alegro de que hayas encontrado a un hombre que te hace feliz? ?Es que te olvidas de todo lo que hemos pasado juntas? -- La voz de Lisa se quebro un poco. El alcohol y los recuerdos eran los claros culpables. --?Y tu que, Lis? ?Cuando vas a encontrar tu a alguien que te haga feliz? --!Aaaah, no! !Esto si que no! No voy a aguantar un sermon en tu fiesta de despedida. --Ya esta bien de tomartelo a broma, Lisa. Tienes que dejar de disfrazarte. --Emily... No quiero que nos peleemos en tu ultimo dia aqui. --Ni yo. Pero no soporto ver como te escondes del mundo. --No me escondo del mundo, Em, no me cabrees. Tengo un monton de amigos en la facultad, salgo con las chicas de vez en cuando... Hasta he socializado con los Sullivan, pese a que queria matar a dos de ellos hace menos de un mes. --Tienes que buscar ayuda, Lisa. Esto ya no tiene gracia. Mirate. Por Dios santo, !si estas buenisima! --se burlo Emily, senalando a su amiga. El aire acondicionado de su apartamento llevaba semanas estropeado, asi que habian tenido que aligerarse de ropa para celebrar aquella pequena reunion. Con un short blanco de algodon y una camiseta a juego atada bajo su pecho, el cuerpo de Lisa presentaba una version que nadie mas que Emily conocia. O, al menos, que nadie habia visto en los ultimos cinco anos. Lisa se apresuro a soltar el nudo de su camiseta, dejando que le cayera languida hasta las caderas, mientras emitia un sonoro bufido que habria asustado a cualquiera. A cualquiera menos a Emily, claro, que no solo la conocia lo suficiente como para saber que era inofensiva, sino que no cejaba jamas en su empeno de hacerla entrar en razon. --?Es que nunca vas a entender que lo ultimo que quiero en este mundo es estar buena? --Lisa, por favor. Aquello ya paso. Han pasado cinco anos, joder. --Emily... --Lisa reunio fuerzas para hablar; los nervios se le habian quedado atravesados en la garganta--. Aquello nunca pasara. || Una semana despues del traslado definitivo de Emily, Lisa se encontraba ante el tablon de anuncios de la escuela de Leyes de Columbia, tratando de hacer un hueco a su cartel. Mas le valia que apareciera alguien pronto o tendria que buscarse un trabajo para pagar la parte del alquiler de la que Emily se habia hecho cargo hasta entonces. Sus padres se habian ofrecido a aumentar el dinero mensual que le pasaban, pero Lisa preferia solucionar el problema de la companera de piso cuanto antes. Cuando empezo a recular para comprobar el efecto que producia su cartel en medio de aquella marana de anuncios, sintio que su talon se clavaba con fuerza en el pie de otra persona. --!!Ah, joder!! --chillo a su espalda una voz que le resulto conocida. Cuando se giro, se encontro cara a cara con Preston Sullivan, el hermano gemelo de Travis. --Lo siento, lo siento, lo siento --se disculpo, acalorada. Ella no era alumna de aquella universidad, pero no podia evitar morirse de verguenza tras su involuntario ataque a uno de los profesores. --?Laura? --Lisa. --?Que? --Que me llamo Lisa. --?No eres Laura, la amiga de Emily? --No. --Le sonrio--. Soy Lisa, la amiga de Emily. --Vaya. Mierda, perdona. No soy muy bueno con los nombres. --Ya veo. --Lisa senalo el pie de Preston--. ?Te he hecho dano? --No, que va. No te preocupes. --Pues gritaste como una nina. --?Eh? Ah... ya, ya. Es solo que me pillaste por sorpresa. --Vale. --?Estudias aqui? --No, estudio Informatica en la Universidad de Nueva York[1]. He venido a Columbia a colgar los carteles porque es la facultad mas cercana al piso. --?Estas buscando companero de piso? --Companera. --Ah, ya. --Si supieras de alguien interesado, ?podrias comentarselo a Emily, por favor? --!Claro! --Bueno, Peter, ya nos veremos por ahi --se despidio Lisa, guardando el resto de carteles en su maletin de cuero de forma apresurada. --Preston. --?Que? --Que me llamo Preston --respondio el con una gran sonrisa. --Lo siento. Yo tampoco soy muy buena con los nombres. --Le devolvio la sonrisa y se marcho por donde habia venido. Ya llegaba bastante tarde a la cita para comer con Emily en el restaurante de comida organica favorito de su amiga. Lisa cruzo la seccion de Broadway que atraviesa el campus de Columbia a toda la velocidad que le permitia el peso de su maletin. La parte incomoda de estudiar una carrera que le apasionaba era cargar con el portatil como un apendice mas del propio cuerpo. Echo un vistazo por el enorme ventanal del restaurante y arrugo la nariz con un poco de fastidio al divisar a Travis sentado junto a Emily. Se sintio asquerosamente egoista por un instante. Emily era su mejor amiga desde que tenia uso de razon. Habia sufrido una adolescencia horrible, postrada primero en una cama, y despues en una silla de ruedas. Habia superado todos sus complejos y miedos -algo cuya dificultad Lisa comprendia mejor que nadie- y se habia enamorado de un hombre encantador, que la trataba tan bien que ni siquiera Lisa tenia nada que objetar. Pero no podia evitar echar de menos las comidas de chicas a solas. Egoista, si, sin duda. --Perdon, perdon, perdon. Llego tardisimo, lo se. He tenido una manana de locos. --No te preocupes, nosotros acabamos de llegar --la disculpo Emily. --!Cono, Peter! --espeto Lisa en cuanto levanto la vista y se encontro de frente con el gemelo de Travis, del que se habia despedido apenas un cuarto de hora antes. --Laura... Travis y Emily se miraron con incomprension, justo antes de que a Lisa y a Preston les diera un pequeno ataque de risa. --No voy a preguntar --dijo Travis, entornando los ojos hacia su hermano. --Mejor. || Preston y Travis se pelearon por compartir la parte de los postres a la que renunciaron Lisa y Emily. Por mucho que las chicas hablaran maravillas de aquel restaurante tan moderno, los gemelos Sullivan seguian siendo unos buenos chicos del oeste que solo quedaban satisfechos despues de comer unas cuantas libras de proteina animal. Preston se repantigo lo mejor que pudo en aquella incomoda silla de diseno y analizo de arriba abajo a Lisa. No es que estuviera interesado en ella - !Dios lo librara!-, pero habia costumbres que iban ligadas al ADN de cada uno y la de repasar a cualquier mujer que se le pusiera delante era intrinseca a el. El aspecto de la amiga de Emily era terrorifico. Era bastante alta, mas que la propia Emily, pero no podria adivinarse su cuerpo ni con la vision de un superheroe, ya que siempre lo escondia tras capas y capas de ropa deportiva. Y ropa deportiva no eran, ni por asomo, tops de licra y mallas ajustadas. No. Eran chandales informes y sudaderas masculinas. Llevaba el pelo, de un color indeterminado entre el marron y el negro, mas corto que el propio Preston. No prestaba especial atencion a la depilacion, ya que siempre tenia sobre el labio superior una sombra de vello que, incomprensiblemente, parecia ser pelirrojo. Tenia los ojos claros, verde azulados, pero jamas la habia visto sin unas espantosas gafas redondas de montura metalica. Completaban el conjunto unos brackets metalicos que serian la pesadilla de cualquier adolescente y una cadena al cuello de la que colgaba una llave USB con forma de pinguino. Si todas las mujeres fueran asi, seria sencillisimo para Preston cumplir la promesa que habia hecho semanas atras a su asesor de campana de no volver a meterse en lios de faldas. Por desgracia, no lo eran, y el sabia que aquella promesa iba a ser muy dificil de cumplir. II --Una mas y me marcho, Preston. Emily va a matarme. --Por Dios santo, Trav, no seas calzonazos. Empiezas a parecerte a Parker... --No digas tonterias --rebatio Travis, como si le hubiese mentado al diablo--. ?Vas a ir a casa en las vacaciones de primavera? --No creo. Me apetece hacer una escapada a Londres para ver a mis amigos. La vuelta a Nueva York fue tan precipitada que de algunos ni siquiera pude despedirme. Ni de algunas... --Preston sonrio, al tiempo que indicaba a la camarera con un gesto de su mano que les sirviera otras dos copas y, con una sonrisa, que estaria disponible para lo que ella dispusiera. --No vas a cambiar nunca, ?no? --!Ojala! Me va a tocar cambiar dentro de poco. Mi asesor de campana me obliga a portarme bien. --Preston, ?tu estas seguro del paso que vas a dar? ?No seria mejor que siguieras dando clase y meterte en politica dentro de unos anos? --Es que el momento es ahora. Todo el partido quiere hacer una campana para modernizarse, sobre todo en la costa este. Y yo parezco la persona adecuada. Les gusta el hecho de que haya vivido en Europa, que tenga experiencia en derecho internacional, tambien una cuestion de imagen... --O sea, que te quieren por guapito --se burlo Travis. --No es eso, listo. Es por la edad, mas que nada. Quieren venderme como el futuro congresista mas joven del pais. --?Y como vas a llevar lo de portarte bien? --Pues mal. Lo que peor llevare, seguro. --Preston exhalo un suspiro resignado--. Asi que tendre que aprovechar el tiempo hasta que mi cara empiece a salir en la prensa. Travis se distrajo consultando el movil lo que a el le parecieron cinco segundos. Suficientes para que Preston invitara a sentarse con ellos a dos amigas que debian de ser, como minimo, modelos de Victoria's Secret . Cuando volvio en si de la sorpresa, la mano de una de ellas reptaba por su muslo, dejando muy claras sus intenciones. La cara de Emily se represento en su cabeza como si se hubiese hecho corporea alli mismo, lo que le hizo sonreir. Se levanto, le guino un ojo a su hermano y empezo a despedirse. --Senoritas, las dejo en buena compania. Yo tengo que irme. --!Oh! !Que pena! --dijo una de ellas, con tono tan impostado que hizo que Travis deseara estar ya en el taxi. --Mi querido hermano gemelo es un hombre emparejado. Vais a tener que conformaros conmigo. --Preston fingio un puchero. Travis puso los ojos en blanco y trato, sin exito, de contener la risa, cuando escucho aquella tecnica tan burda, incluso para Preston. --Adios, Preston. Nos vemos manana. A las ocho, ?de acuerdo? --?Manana? --Cena en Harlem. ?Recuerdas? --Pues, si no me lo llegas a recordar, ni de cona... Nos vemos alli. --Choco un puno con su hermano y, a continuacion, se dirigio a sus dos companeras de mesa--. Bueno, senoritas, ?sabeis que tengo un piso en Brooklyn con unas vistas fantasticas de la ciudad? Las risas de Travis aun se escuchaban mientras se subia al taxi camino del apartamento que compartia con Emily en Hell's Kitchen. || --Dios mio, esto esta increible, Amy --comento Lisa, con la boca medio llena. Los tres hermanos Sullivan, junto a Emily, Amy y la propia Lisa llevaban ya mas de una hora degustando las delicias de la cocina afroamericana. --?Verdad que si? El restaurante es de un amigo de mi madre. Han abierto hace poco tiempo. --?Y tu madre trabaja aqui? --pregunto Emily. --Si. Ahora que Katie vive ya con nosotros de forma casi definitiva, puede permitirse los horarios. --?Todo listo para la boda? ?No te has arrepentido aun de casarte con este imbecil? --se burlo Preston, ganandose un punetazo de Parker en el hombro. --Iremos a Arizona en las vacaciones de primavera para dejarlo todo cerrado --los informo Amy, riendose todavia de la indignacion de su novio. --Estais completamente locos. --Dejalos en paz, Preston. Que tu le tengas aversion al amor, no significa que ellos esten locos por casarse. --?Quien mas opina que hay que estar mal de la cabeza para casarse antes de los veinticinco? --pregunto Preston, medio en broma, medio en serio, al tiempo que levantaba la mano para emitir su voto. Todos se rieron, entre otras cosas porque Preston tenia, desde nino, la capacidad para reirse de todo y de todos sin que nadie se ofendiera. Solo Lisa alzo su mano tambien, ganandose una sonrisa radiante de Preston y un pequeno vuelco interior al ver que el le lanzaba un beso y un guino desde el otro lado de la mesa. La proxima boda de Parker y Amy monopolizo la conversacion de las chicas, y los planes de despedida de soltero, la de los chicos, pero la cabeza de Lisa estaba muy lejos de aquella mesa. ?Por que le habia afectado ese beso de broma de Preston? Hacia cinco anos que no recibia ningun tipo de atencion por parte de un hombre, y eso era justo lo que deseaba. Que nadie la mirara, que nadie se sintiera atraido por ella, pasar inadvertida. Y, ahora, ante la primera muestra de afecto, incluso en aquel tono frivolo, se estremecia por dentro. Parker y Travis debian de estar muy interesados en la despedida de soltero para no darse cuenta de que Preston tenia la mente en otro lugar. Sabia que el coqueteo era inherente a su comportamiento, pero no tenia ningun sentido haberse puesto tonto con Lisa. Llevaban cerca de un mes coincidiendo con frecuencia, y cada vez le caia mejor aquella chica. Sus hermanos siempre habian bromeado con que era imposible que Preston tuviera una amiga, porque tardaria apenas unas horas en llevarsela a la cama. Lisa parecia desafiar aquella afirmacion, por mucho que Preston se avergonzara de que el motivo fuera su aspecto fisico. Y, ahora, de repente, le lanzaba un beso, le guinaba un ojo y se comportaba como si de verdad estuviera intentando acostarse con ella. --Entonces, ?Las Vegas? --escucho, como a lo lejos, a su hermano Travis. --Las Vegas. Sin duda. --Preston retomo el contacto con el mundo real, y se le hizo la boca agua al pensar en lo que Las Vegas podria ofrecerles en esa despedida de soltero. --Por cierto, Preston, ?te tiraste ayer a las dos rubias del bar? --Pseeee... Un caballero no habla de esas cosas. --O sea, que si. --Parker se echo a reir, al tiempo que alcanzaba un paquete de cigarrillos del bolsillo de su cazadora y le hacia un gesto a Preston para que lo acompanara fuera. Hacia una noche excelente, asi que salieron a la calle en manga corta. Los seis ojos femeninos siguieron cada uno de sus movimientos, desde los tatuajes de Parker tensandose sobre los musculos de sus brazos hasta las largas piernas de Preston enfundadas en unos vaqueros que le quedaban como un guante. --Hola, chicas... Sigo aqui --protesto Travis entre risas--. !Emily! !Al menos tu, mirame a mi! --No seas bobo, no estabamos mirandolos a ellos --se defendio su novia, apoyando, carinosa, la cabeza sobre su hombro. Lisa y Amy ni siquiera hicieron amago de justificarse. En la calle, Preston trataba de convencer a Parker para salir esa noche. --No puedo. Es la primera vez que dejamos a Katie con una canguro, y quiero ver que tal le ha ido. --Eres todo un padre de familia --se burlo Preston, encendiendo el cigarrillo que le habia ofrecido su hermano. --Si, no te lo voy a negar. Tu puedes reirte, pero yo estoy encantado. --Ya lo se. Sabes que te lo digo de broma, ?verdad? --Claro que si. --Parker le sonrio--. Y tu, ?que rollo te traes con Lisa? --?Yo? ?Con Lisa? --?Era cosa suya o su voz se habia agudizado unos cuantos tonos?--. Nada, joder. Hemos coincidido un monton de veces con Travis y Emily, y me cae muy bien, pero nada mas.

  • Tu y yo como en una cancion de Joana Arteaga

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    Una emocionante historia de amor en el marco incomparable de la Segunda Guerra Mundial.

  • El hijo zurdo de Rosario Izquierdo

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    Lola es una madre de tendencias progresistas, divorciada y con dos hijos, que asiste a la deriva del menor de ellos, Lorenzo, hacia las oscuridades de un grupo neonazi. Rosario Izquierdo sigue en esta novela la huella de la actualidad mas incomoda, y abunda, al narrar el conflicto de Lola, en la maternidad temprana y el antiguo estigma de ser zurdo: “cuando observaba a Lorenzo usar con libertad la cera y los rotus de colores con la mano izquierda, algo se activaba dentro que me procuraba un alivio inexplicable, como si el gesto natural del nino estuviera recomponiendo fracturas interiores que me habian dividido tiempo atras”. En el intento por comprender y recuperar a su hijo, Lola se relacionara con Maru, madre de diferente clase social que vive una situacion similar a la suya. De fondo cobran peso el juego de espejos entre mujeres, las periferias de las ciudades o el potencial de las redes de apoyo ante las carencias de quienes han sido madres muy jovenes, temas a los que la autora ya se aproximo desde otro angulo en Diario de campo.

  • Entre dos mujeres de Sarah O'konell

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    El amor secreto de Carlos siempre ha sido Sara, su mejor amiga. Ella, con un divorcio inminente, necesitara mas que nunca de su amistad.
    Pero Carlos no es un hombre libre, tiene novia y esta siempre intentara alejar a su novio de la que considera su enemiga, no importa las mentiras que tenga que usar.
    ?Seguira Carlos siendo fiel a Rosa, su pareja, cuando su amistosa relacion con Sara se convierta en algo mas?
    Lo consiga o no, la decision es la misma: o lucha por la mujer con la que comparte su vida o lucha por el verdadero amor.

  • Tony Takitani de Haruki Murakami

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    Tony Takitani es un joven que ha crecido aislado, entre las burlas de los companeros y muy solo, pues su padre, trompetista de jazz, se ausenta a menudo para tocar en giras. Buen profesional, se dedica a ilustrar portadas para revistas de automoviles o anuncios. Hasta que de pronto conoce a una chica, empleada a tiempo parcial de una editorial, a la que le gustan especialmente los vestidos.
    Maravillosamente ilustrado por Ignasi Font, este relato del celebre escritor japones nos habla de la soledad y la falta de afecto en la sociedad actual.

  • El viaje de Katerina de Gabrielle Niamh

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    --A ver, Sophie, John, imaginad que vais por la calle, que un vendaval os hace caer al suelo y os desmayais…

  • El asesino indeleble, Marcos Nieto de Marcos Nieto

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    Quiza el destino me ha conducido donde estoy en este mismo instante. O quiza los designios del Senor han dictado sentencia, y mi periplo existencial ha alcanzado su fin, quien sabe. Ni siquiera puedo garantizar, que las leyes cosmicas de retribucion, causa y efecto del Karma no hayan tenido nada que ver. Ni responsabilizar unica y exclusivamente a la misma capacidad que atesora la maldad en si misma, pues por si sola, sin la inestimable ayuda del hombre, carece de la fuerza necesaria para causar tanto dolor. Lo mas racional, sin duda, seria pensar en motivos menos misticos, y culpar de todo a la casualidad o la suerte. O incluso podria aventurarme, ?por que no? e imputar al ocultismo o la brujeria como los instrumentos que han arrojado a las tinieblas a este pequeno pueblo entre montanas.

  • La enfermera de Brunete de Manuel Maristany

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    Javier de Montcada hubiera muerto en la batalla de Brunete si Soledad, duquesa de Simancas, no le hubiera donado su sangre en el mismo campo de batalla. Tras reponerse de sus heridas, Soledad, casada con el representante del bando nacional en el Vaticano, lo seduce en su dehesa. Pero la guerra no ha terminado y Javier debe volver al frente. Una novela apasionante. Un gran fresco historico.

  • El que faltaba, Mayte Pascual de Mayte Pascual

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  • El tunel de las almas perdidas de Mara Urnoba

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    Una historia donde la memoria, el espacio y el tiempo van cogidos de la mano. La novela arrastra al lector al desconocido e intrigante mundo de la psicologia y de la historia contemporanea a traves de unos extranos acontecimientos que tienen lugar en un geriatrico de Gandia. Las acciones, los pensamientos y los recuerdos de los personajes principales, entre los que destaca la psiquiatra jubilada y residente en Toulouse, Eulalia Lambert, exprisionera de Ravensbruck, y el exagente del Servicio de Inteligencia espanol, Fernando Escriva, llevan el peso de las diferentes tramas. Estos dos singulares ancianos intentan desentranar el misterio que se esconde entre las paredes de un lugar aparentemente inofensivo con la ayuda de sus nietos, Alexandra y Leo. Una trama policiaca que envuelve a estos cuatro personajes hasta un final sorprendente e inesperado.

  • Killian de Margotte Channing

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    E C A P I T U L O 1 n el despacho de Killian Gallagher, vampiro y magistrado de la zona norte de Irlanda, solo se escuchaba el rasgueo de la pluma sobre el papel. El juez estaba firmando la ultima sentencia que habia dictado y que se copiaria al dia siguiente en el libro oficial del Club Enigma, donde todos los miembros de la sociedad vampirica podrian consultarla cuando quisieran. Al igual que el resto de las sentencias que sus antecesores habian dictaminado a lo largo de la historia. Su mayordomo, al igual que el resto de los miembros del servicio de su casa sabian que no debian molestarlo a esas horas, ya que tenia asignado ese tiempo al papeleo correspondiente a su trabajo y necesitaba cada minuto de los que disponia, ya que el resto del dia lo dedicaba a la direccion de La Brigada. Por eso precisamente, cuando escucho el suave sonido que produjeron los nudillos de su mayordomo en la puerta del despacho, levanto la vista sorprendido. Tenia que ser algo realmente grave para que lo molestara. --Pasa, James. --El sirviente entro con un gesto de preocupacion en la cara. --Perdone, senor, pero ha llegado una carta de Burdeos. --?De Amelie? Dejala sobre el escritorio, luego la leere. --No, senor, precisamente lo que me ha extranado es que la letra no es la de la senorita de Polignac ni de su tia, la senora Lesnais, y he pensado que podria tratarse de algo grave. No obstante, si no es asi, le pido disculpas por haberlo molestado. Si Killian habia aprendido algo a lo largo de los anos, era a valorar las intuiciones de James, de manera que extendio la mano para que le diera el sobre. --Gracias, James. --Despues de dejarlo suavemente sobre la palma de su mano, el sirviente salio silenciosamente y Killian dejo la pluma sobre la mesa mientras observaba la letra. Era de mujer y tenia una caligrafia impecable, pero desconocida para el. Su intuicion le dijo que era urgente, de modo que cogio el abrecartas y la abrio, leyendola enseguida: 14 de 1844 B, Francia. Distinguido senor Gallagher: El motivo de la presente es informarle de que hace una hora que Celestine Lesnais, a quien Dios tenga en su gloria, ha dejado este mundo. Su hijo acaba de comunicarme que Amelie y yo debemos abandonar esta casa hoy mismo, en cuanto tengamos preparado el equipaje. Lamento darle la noticia de esta manera, pero Celestine no dio muestras de encontrarse enferma a pesar de su avanzada edad, al contrario, mantuvo siempre una vitalidad digna de mencion hasta el ultimo momento. Amelie me ha contado en numerosas ocasiones la profunda preocupacion que siempre ha mostrado usted por ella, pagando todos sus gastos, incluyendo mi sueldo, y por eso recurro a usted en este momento. Afortunadamente, tengo un poco de dinero ahorrado y con el podremos aguantar algunas semanas, si no lo malgastamos. He pensado coger una habitacion en la posada El cafe del puerto, que es muy conocida en la ciudad por su limpieza y buenos precios, esperando que usted nos envie una carta con lo que debe hacer Amelie, ya que no se como obrar en este caso. Es ella la que me ha pedido que le escriba, ya que esta muy afectada por la muerte de Celestine. La queria mucho, como todos los que tuvieron la suerte de conocerla. Pero su pupila se sobrepondra, no se preocupe. No en vano es una joven fuerte, inteligente y preparada, en parte, gracias a las diferentes materias que usted ha insistido en que estudiara a lo largo de los anos. No me molesta reconocer que al principio algunas de esas asignaturas no me parecieron adecuadas para una joven de su edad, pero segun ha pasado el tiempo, me he dado cuenta de que han sido muy provechosas para ella. Termino esta carta rogandole que nos envie su contestacion lo antes posible y perdone mi atrevimiento si le digo que, si quiere que su pupila viaje hasta Dublin para encontrarse con usted, debera enviarnos algo de dinero ya que con lo que yo tengo no alcanza ni siquiera para un pasaje. Esperamos impacientes sus noticias. Gabrielle Toure Institutriz. Killian termino la carta y se quedo pensativo durante unos segundos, luego se levanto y salio en busca de su mayordomo. Tenia muchas cosas que hacer si queria salir ese mismo dia de viaje. La puerta de la posada se abrio para dejar pasar a un hombre alto, moreno y con barba, que miro a su alrededor de forma un tanto despectiva, como si le resultara desagradable entrar en un sitio semejante. Cuando vio al posadero que estaba detras de la barra, se dirigio a el sin perder un momento llamandolo con gesto altivo; el hombre, un anciano calvo y delgado que habia visto de todo a lo largo de su vida, apreto los dientes y se mordio la lengua mientras se acercaba al recien llegado. No le gustaban los pedantes y el que acababa de entrar era uno de ellos, sin ninguna duda. --!Posadero! --volvio a llamarlo y en esta ocasion levanto la voz, a pesar de que el anciano ya se estaba acercando a el, mientras se quitaba los guantes de piel para dejar a la vista unas manos blancas y cuidadas. --?Si, senor? --Estoy buscando a dos mujeres. Deben de llevar aqui cerca de una semana... se llaman Gabrielle Toure y Amelie de Polignac. Tengo que hablar con ellas urgentemente. El posadero asintio mientras pensaba lo mas deprisa que podia. La mirada del desconocido moreno le dijo que no maquinaba nada bueno, asi que decidio mentirle; no solia hacerlo, pero no le daba buena espina que buscara a esas dos jovenes en concreto, y preferia avisarlas de quien las buscaba y que ellas decidieran si querian hablar con el o no. --Han salido hace un rato, senor, y no se donde han ido. El desconocido dio un golpe con los guantes en la vieja barra de madera donde el posadero servia las consumiciones, y solto una maldicion que hizo que los pocos clientes que habia a esa hora en la taberna se lo quedaran mirando con curiosidad. --!Maldita sea! !Ya le he dicho que necesito hablar con ellas lo antes posible! --con una maldicion volvio a ponerse los guantes--. Esta bien, cuando vuelvan digales que ha venido Pierre Lesnais a verlas y que volvere esta tarde. !Y que no vayan a ningun sitio hasta que yo venga! --Despues, se dio media vuelta con un revuelo de su capa y desaparecio por la puerta que daba a la calle. El posadero lo siguio con la mirada deseando saber que buscaba tan extrano individuo. Gabrielle y Amelie, mientras, paseaban muy cerca de alli por un parque paralelo al puerto como todas las mananas, cogidas del brazo y mostrando una estampa muy particular. Gabrielle, la institutriz, era una mujer bajita, su coronilla llegaba escasamente al hombro de su alumna, Amelie, y sus curvas hacian que los hombres que encontraban a su paso se quedaran mirandola a pesar de ir vestida como si fuera una mujer mucho mas mayor. Las curvas del cuerpo de Gabrielle le habian provocado muchos problemas a lo largo de sus veintiseis anos, razon por la que siempre vestia ropa suelta con la que intentaba disimular su silueta y el pelo sujeto en un mono tan tirante, que le provocaba dolor de cabeza. Ademas, tambien llevaba unas gafas de cristales gruesos que ocultaban sus ojos. Amelie, su pupila, tambien llamaba la atencion de cualquiera que mirara en su direccion sin proponerselo. Ademas de ser una muchacha alta y elegante, poseia unos ojos rasgados que recordaban el color del mejor whisky y un hermoso y rebelde cabello al que costaba mantener sujeto. Despues de andar durante bastante rato y al ver que no habia nadie a su alrededor que pudiera escucharlas, Gabrielle se decidio a hablar con su pupila y amiga: --Amelie, hay algo que llevo dias queriendo preguntarte. --La muchacha la miro. En la curva sensible de su boca se percibia la tristeza que sentia por la reciente perdida. Celestine era su tia, pero habia sido mucho mas que eso para ella desde que perdio a sus padres, tantos anos atras. Gabrielle suspiro deseando poder dejarla mas tiempo tranquila, pero, desgraciadamente, tenia que tomar una decision. --Querida... --insistio. --?Si? --A pesar de que le habia contestado, estaba distraida observando los ancianos arboles que habia a los lados del camino. --Sentemonos un momento en ese banco. --Esperaba que asi le prestaria mas atencion. Se sentaron juntas y Gabrielle se volvio hacia ella. --Necesito saber si estaras bien con tu tutor. No es que tenga nada en contra de el, pero, si voy a buscar otro trabajo, me quedaria mas tranquila sabiendo que, si vives con el, estaras a salvo. --Por alguna extrana razon, la desconfianza que tanto le habia costado expresar, a Amelie le hizo gracia y sonrio, por primera vez en dias. --?Lo dices porque es un vampiro? --Gabrielle abrio la boca sin saber como contestar porque la hubiera malinterpretado de esa manera. --Sabes que yo nunca he hecho diferencias entre hombres y vampiros... y te he animado siempre a que los trates por igual. Te preguntaria lo mismo si fuera completamente humano, eso no me importa.

  • El secreto de Amber de Josi S. Kilpack

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    ?Por que habria de casarse por algo tan pasajero como el amor? La vida da muchas vueltas…
    Amber Marie Sterlington, la sensacion de la temporada en Londres, ya ha elegido a unos cuantos hombres, y sabe que es lo que mas le importa en un marido: que tenga un titulo y fortuna. ?Por que habria de casarse por algo tan pasajero como el amor? ?Y por que habria de mirar mas de dos veces a Thomas Richards, el tercer hijo de un hacendado rural?
    Sin embargo, cuando su estatus social se ve amenazado por un secreto que la agobia, el caracter de quien sea su futuro esposo se convierte en algo mucho mas importante que su posicion. Tras sufrir una humillacion publica, se ve desterrada a Yorkshire. Sola, con la unica compania de su doncella, Amber tendra que enfrentarse a un futuro y una vida que esta muy por debajo de lo que ella siempre ha conocido. Humillada y abandonada por todos, empezara a plantearse si esa soledad sera lo mejor. Despues de todo, ?quien podria quererla ahora?

  • La hija del pantano de Karen Dionne

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    Helena tiene por fin la vida que merece. Un devoto marido, dos hermosas hijas, un negocio que llena sus dias. Pero cuando un recluso emplea la violencia para escapar de una prision cercana, se da cuenta de que ha sido una tonta al pensar que podria dejar atras sus peores momentos.

  • La receta del amor de Fernando Claudin

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    En este magno cuento de hadas para todos los publicos el autor nos ofrece su particular receta del amor.

  • Silencio (Don 4) de Pablo Poveda

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    Un enjambre de turistas transitaba por la vieja plaza del mercado de la ciudad. La mayoria, visitantes extranjeros, buscaban la foto perfecta delante de la torre del Reloj Astronomico, el reloj medieval mas famoso del mundo. El sol comenzaba su retirada. Eran las siete de la tarde y una gelida brisa soplaba por las terrazas que ocupaban la plaza, bajo la mirada de las coloridas fachadas de influencia gotica y Art Noveau. Sentado en una mesita del Caffe Italia, un restaurante que de italiano solo tenia el nombre, terminaba su agua con gas mientras clavaba la mirada en el edificio de tonos rojizos y pasteles que tenia en frente: la Narodni Galerie. Ricardo Donoso, vestido de traje y con un abrigo de tres cuartos de color negro, pidio la cuenta con un ademan de mano, mientras una pareja de britanicos devoraba un codillo y saciaba su sed con dos cervezas Pilsner de medio litro. La mujer atendia a la pantalla de su telefono, mientras el hombre comia como si no existiera manana. Don los miro seriamente, hasta que la mirada del extrano se cruzo con la suya. La tension se alargo unos segundos, obligando a que este dejara de masticar, pero el arquitecto no vacilo en retirarse. Intimidado, el desconocido regreso a su plato con desaire y sin mediar palabra con la mujer que lo acompanaba. Las religiones occidentales habian instaurado el concepto de que el cielo y el infierno no eran sino lugares a los que se iba una vez muerto. Destinos como consecuencia de nuestras acciones en vida. Sin embargo, Don tenia otra idea. El arquitecto creia en el infierno como un lugar accesible, real, en el que la mayoria de las personas vivian, con suerte, en algun momento de sus vidas o, sin fortuna, para siempre. Por esa misma razon, no podia sentir pena por nadie, ni siquiera por sus victimas. La lastima no era mas que una invencion que postergaba la solucion del problema. Volvio a mirar al matrimonio. Ellos vivian atrapados, como el, en celdas distintas, pero en un mismo lugar. De repente, atisbo un grupo de personas a la salida de la Galeria Nacional. Era el, su objetivo estaba alli y debia ponerse en movimiento. Un hombre alto, de tez bronceada, cabello oscuro peinado hacia un lado y barba frondosa, salia acompanado de dos mujeres esbeltas, otro tipo de piel mas palida y movimientos torpes. Nicos Thalassinos, el cacique griego que los hombres de Velez tenian en el punto de mira desde el inicio de la crisis economica. Tsipras habia prometido destruir a los oligarcas que controlaban los medios del pais, pero solo consiguio que nacieran nuevos. Cuando esto sucedio, Thalassinos apenas rozaba los cuarenta anos, pero habia aprendido rapido las reglas del juego. Su destreza en los negocios, heredada de su padre, un magnate nautico griego; le ayudaron a escalar rapido y adquirir un fuerte poder social y politico. Pero esa no fue la razon por la que los hombres de Velez le habian encargado al arquitecto encontrar al griego. Durante la crisis y las fuertes oleadas de inmigracion que sufrio Grecia, el empresario se aprovecho de imagen publica, dono millones de euros para ayudar a los refugiados y, entre las sombras, introdujo su garra aprovechandose de la desesperacion humana y desarrollando una fuerte red de prostitucion ilegal que llegaba hasta Portugal. Un objetivo facil, a simple vista, pero delicado. Thalassinos conocia el precio de su cabeza, asi como el del silencio de sus clientes mas privilegiados. El encargo de Don era simple: sacarle los nombres de los politicos europeos que le protegian de los tribunales. Empero, nadie le indico si debia quedar vivo. Harto de esperar, introdujo la mano en el bolsillo del pantalon y dejo una moneda de cincuenta coronas en la mesa. Se puso en pie, levanto las solapas del abrigo y camino hacia el museo. Cuando menos se esperaba, el cielo se tenia de rojo. Un BMW de color negro los recogio frente a la entrada del edificio del Ministerio del Desarrollo Regional y se adentro por una estrecha calle empedrada. Don se aproximo a un viejo Mercedes de color blanco que se encontraba vacio y le pidio en ingles que siguiera al coche. El conductor, un checo cercano a la jubilacion, con fuerte olor a cigarrillos y una camisa blanca con cuadros, puso en marcha el contador y siguio la serpiente de coches que atravesaba la calle del casco antiguo. --?Italiano? --Pregunto el chofer mirando por el espejo retrovisor con una ligera sonrisa. El arquitecto guardo silencio y dudo en contestar por diferentes razones. Aquel chofer solo pretendia ser amable, pero le era indiferente. El corazon bombeaba con tanta fuerza que podia sentirlo en la frente. Hacia tiempo que no lograba saciar la necesidad de matar. Despertarse cada manana con la certeza de ser controlado, avivaba su deseo. Por otro lado, le costaba horrores lidiar con ello en silencio desde que su relacion con Marlena habia progresado. Lo mas duro era aceptar que jamas podria contarselo. Ni a ella, ni a nadie. El silencio era su unico aliado. Siempre habia un precio que pagar, penso. --Si --respondio finalmente. Podia haberle explicado que era espanol, pero eso solo lo exponia aun mas, en cualquiera de las situaciones. Ninguno de los dos hombres que estaba en ese vehiculo conocia el final de aquella noche. El taxista balbuceo algo en el idioma vecino, pero Don lo ignoro por completo. Con la mirada siguio el trayecto del coche que iba delante. Los vehiculos abandonaron el casco antiguo para alcanzar la ladera del rio Moldava, que separaba la ciudad en dos, incorporandose a la Ludvik Svobody, una gran avenida de asfalto arropada por los aledanos del parque Lannova y los barcos atracados que funcionaban como locales de ocio en verano. Don miro por la ventanilla y llego a la conclusion de que, en cierto punto, todas las grandes ciudades eran iguales. Aguardo silencioso, expectante por lo que iba a encontrar una vez se bajara del sedan. Mantente concentrado, repetia la voz de Velez en su interior. Jamas creyo que el tono de aquel indeseable le resultara familiar. El vehiculo en el que viajaba el griego con sus acompanantes se detuvo en la entrada de un gran edificio rectangular iluminado y acristalado con espejo. En lo mas alto, luces rosadas alumbraban el cielo. --Aha... --dijo el taxista mientras reducia la velocidad--. Hotel Hilton Prague, signore. En efecto, penso el arquitecto. Miro el contador y saco un billete de doscientas coronas. Acto seguido vio salir a su victima junto a las dos mujeres. El otro tipo se quedo en el interior del coche. Dos obstaculos. Era parte del plan de Thalassinos. Deshacerse de ellas no seria muy dificil. --Dekuji --respondio el espanol haciendo uso de las palabras en checo que habia aprendido para su viaje y le entrego el billete. El taxista senalo al contador para explicarle que le habia dado de mas, pero Don levanto la mano. --Dekuji... --murmuro asombrado gratamente sin rechistar. Cuando vio como el empresario desaparecia tras la puerta giratoria del hotel, salio al exterior y cerro de un portazo el viejo coche aleman. Decidido, camino hacia el interior del edificio escuchando el ruido de la suela de sus zapatos bajo el gelido sosiego de la noche. Asi como por fuera el hotel parecia un bloque hermetico, el interior revelaba el porque de su forma. Era extrano, atipico y con un sobrecargado aspecto futurista, como si estar alli dentro perteneciera a otro lugar. Don recordo algunas ciudades de Oriente Medio en las que los centros comerciales se convertian en autenticas pequenas ciudades ficticias. Suelo de marmol blanco, palmeras de decoracion, luz tenue de tonos rosados y unas escaleras subian hasta la primera planta. Los alrededores estaban formados por las ventanas interiores de las habitaciones, apiladas en torres blancas de mas de diecisiete alturas. Cuando el espanol alzo la mirada al firmamento, no vio mas que un techo formado por vigas de hierro y una gran bola de acero dividida en laminas que formaba parte de la decoracion. Sin duda, un lugar estridente para los sentidos con un exceso de modernidad. A lo lejos, vislumbro las tres figuras humanas caminar hacia los ascensores. Tomo aire y se dirigio hacia ellos. No temia que lo descubrieran, pues nadie sabia quien era el y por eso iba a realizar su trabajo con eficacia. Cuando el ascensor llego, las puertas se abrieron y el empresario espero a que entraran las dos mujeres, ambas checas y mas jovenes que el. Entonces, las miradas de los varones se cruzaron por un instante.

  • La amante encanta a su Marques de Christina Mcknight

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    EL CORTEJO NUNCA FUE TAN ESCANDALOSO

  • Buscame en tu corazon de Fernanda Suarez

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    Llega la septima entrega de la serie romantica ambientada en la regencia <>.

  • Hambrienta de amor de Sophie Saint Rose

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    Gina empujo la puerta de cristal totalmente decepcionada, porque estaba segura de que no la contratarian, y cuando llego a la calle se miro el tacon de su zapato negro que estaba a punto de caerse. Estaba claro que no era buena idea comprarselos de segunda mano. Bufo bajando la pierna y aparto de mala manera un largo mechon de cabello negro del hombro antes de colgarse la correa del bolso, cuando salieron de la central del banco un grupo de chicas muy bien vestidas. --?A donde vamos a comer? --pregunto una de ellas al grupo. Admirando su vestido verde levanto la vista hasta su perfil y se quedo helada al verse a si misma. --He reservado en el de enfrente --dijo otra chica. --?Otra vez? --protesto yendo hacia el paso de peatones. --Es lo mas rapido. Fascinada sin poder evitarlo camino tras ellas. Eran exactamente iguales excepto por el color de cabello. Gina se quedo a cierta distancia, pero se dio cuenta enseguida que se habia tenido el pelo con muchas mechas rubias. Hasta se tenia las cejas, pero sus pestanas delataban que era tan morena como ella. Se quedo alli de pie mientras ellas riendo cruzaban de acera. Cuando entraron en el lujoso restaurante se llevo la mano al vientre mientras miles de pensamientos pasaban por su mente. ?Estaria equivocada y no se parecia tanto a ella? ?Pero que tonterias pensaba? Si era como mirarse al espejo. Y eso no podia ser. Mirando el restaurante camino hacia la boca de metro sin darse cuenta de que tropezaba con alguien. -- Perdon --dijo sin mirarle. --?Cuando has ido a la peluqueria? ?Durante mi reunion? La voz grave hizo que levantara la vista para ver unos ojos verdes que le robaron el aliento. El guapisimo hombre de traje que tenia delante, la miraba como si la conociera con una agradable sonrisa en su rostro. -- ?Que? El hombre la miro de arriba abajo. --?Te has cambiado? --?Me conoce? --pregunto impresionada por lo atractivo que era con su cabello negro repeinado hacia atras y ese traje gris que le quedaba de miedo. Alucinada miro su corbata de seda gris. Dios, que bien olia. --?Cristine? --Fruncio el ceno y al darse cuenta de que hablaba de la otra mujer se asusto mirando sus ojos para alejarse a toda prisa. --!Eh! !Espera! Corrio hacia la boca del metro perdiendo el tacon del todo. Al llegar a la entrada miro hacia atras y suspiro del alivio cuando no le vio. Paso la tarjeta de acceso y fue hasta el anden jurando por lo bajo porque habia perdido el tacon y ahora iria coja hasta su casa. Cuando llego al tren se dejo caer en su asiento aun asombrada. Ese hombre la habia confundido con esa chica. ?Cristine? Sintio un vacio en el estomago que la angustio. ?Que estaba pasando alli? Habia oido una vez que todo el mundo tenia un doble en algun sitio, pero era tan exacta a ella... Tenia que ser eso porque la otra cosa que se imaginaba le puso los pelos de punta. Cuando llego a casa en Queens tiro el bolso sobre el viejo sofa que habia rescatado de un contenedor y corrio hasta el armario donde guardaba su vieja maleta. La saco a toda prisa dejandola caer en el suelo y abrio las correas. Cuando la habian echado del centro donde habia llegado a la mayoria de edad, le dieron unos papeles que ni habia mirado. Saco el viejo sobre amarillo y lo abrio a toda prisa. La mayoria de los papeles eran informes medicos. Frustrada paso las hojas buscando algo sobre su adopcion cuando era apenas una recien nacida, pero alli no aparecia nada. Al ver el certificado de defuncion de los unicos padres que habia tenido sus ojos se llenaron de lagrimas y frustrada dejo caer los papeles. Era imposible. No podian haberlas separado al nacer. ?O si? Se levanto de un salto y agarro su bolso tirando su contenido al suelo. Cogio su movil y busco el numero de su asistente social, pero hacia anos que no hablaba con ella y habia cambiado el movil varias veces desde entonces. Seguramente lo habia perdido. Gimio llevandose las manos a la cabeza y apartando su largo cabello de su rostro. Sus ojos negros no pudieron retener las lagrimas y sollozo intentando encontrar respuestas. ?Donde podia enterarse de si estaba en lo cierto? Se volvio de golpe hacia los papeles y revolvio en la maleta sacando los documentos de su adopcion. Ansiosa los leyo a toda prisa y sus ojos brillaron al ver que mencionaba que habia nacido en el hospital de Brooklyn el cuatro de diciembre de mil novecientos noventa y cinco. En el hospital tenian que saber algo. Entrecerro los ojos incorporandose y dejo caer la hoja al suelo. Camino como si nada hasta el control de enfermeria empujando el carrito de limpieza y sonrio a la enfermera que estaba tras el mostrador. -- Una noche tranquila, ?verdad? --Si, y menos mal. Aunque manana cambiara la cosa. --?Si? ?Y eso por que? --pregunto escurriendo la fregona con la palanca. --Porque es luna llena. Los partos se elevan cuando hay luna llena --dijo divertida. Solto una risita. --?Eso no son cosas de viejas? --Te aseguro que es verdad. ?Eres nueva? --Fruncio el ceno. -- Normalmente a esta hora no limpia nadie. --Es que se han quejado a administracion y me han alargado el turno. --Estos chupatintas siempre tocando los huevos. --Exasperada cogio un expediente. --Me llamo Sara. --Louise. --Sonrio agradablemente ganandose su confianza. --Encantada. Paso la fregona ante el mostrador y sono un pitido. Sara se levanto en el acto y miro unos monitores. --Nos ponemos en marcha. --Levanto un telefono y dijo --?Doctor Madison? La trescientos seis en marcha. --Colgo y le guino un ojo antes de alejarse casi corriendo hacia una de las habitaciones. Gina miro a su alrededor y se apuro para pasar al otro lado del mostrador. Puso su nombre en el buscador, pero no se encontraron resultados. --Joder... --Probo con su fecha de nacimiento y salieron veintitres nacimientos ese dia. Al pinchar en el primero vio que era un nino que habia pesado casi cuatro kilos, pero lo mas interesante es que ponia todos los datos de sus padres, direccion e informes medicos. Escucho pasos corriendo y le dio a la tecla de Escape antes de coger la papelera para salir y vaciarla en el carrito. --Oh, perdona --dijo cuando casi se choca con Sara. --Falsa alarma. A ver si intercepto al medico o me tirara de las orejas por molestarle. Ella dejo la papelera en su sitio y regreso a su carrito empujandolo. --Yo voy a seguir... --Vete a casa. Nadie se dara cuenta --dijo divertida. --Si, ya. Cuando ya estaba al final del pasillo vio como llegaba una mujer en una cama y su marido iba al lado cogiendole la mano. Se le puso un nudo en la garganta por lo felices que se les veia. --Ahora lo llevaran al nido, pero seguro que en nada nos lo traeran para que le veas de nuevo, amor --dijo el tranquilizandola--. Ahora van a acomodarte a ti mientras le asean. --Es guapo, ?verdad? --Es perfecto. Sus ojos se empanaron por la ilusion que les hacia. Estaba segura de que su nacimiento no habia sido igual porque a ella no la habian querido. Dejo el carrito en el cuarto donde lo habia encontrado y despues de quitarse la bata y el panuelo que cubria su cabello paso ante el nido deteniendose para ver a todos aquellos bebes en sus cunitas. Unos familiares llegaron con globos, flores y muchas sonrisas agolpandose ansiosos ante el cristal. --?Es ese? --Todavia no ha debido llegar --dijo un hombre mayor que debia ser el abuelo. En ese momento llego una enfermera empujando una cunita y al verles alli sonrio antes de cogerle en brazos. Era tan pequenito que encogia el corazon y sonrio con tristeza mientras se acercaba. --Oh... --dijeron todos. --?Has visto, Harry? Tiene tu nariz. --Si --dijo el abuelo orgulloso--. Es un Stelman en toda regla. Varios se echaron a reir mientras sacaban fotos y Gina sintiendo una tristeza enorme de repente perdio la sonrisa poco a poco alejandose. Ella nunca habia visto una foto suya de bebe. Ni siquiera de cuando era pequena. Habia sido adoptada en su nacimiento y al ano sus padres murieron en un accidente de coche. Habia visto una foto de ellos porque estaba en un expediente, pero nada mas. La metieron en un orfanato porque al parecer no tenia familia que la acogiera hasta que tuvo cuatro anos. Nunca supo por que a ella no la queria nadie. No habia sido consciente de que no tenia familia hasta que estuvo en una casa de acogida donde habia cuatro ninos mas. Ninos que fueron desapareciendo para llegar otros. Cuando murio de un infarto la mujer que la atendia tenia ocho anos. La trasladaron de casa y asi se paso toda la vida hasta que termino en un horrible orfanato regentado por monjas. Odio estar alli. Era como una prision donde controlaban todo lo que hacia y casi celebro llegar a su mayoria de edad para largarse. Afortunadamente siempre habia estudiado bien y le dieron una beca, pero en una universidad estatal que no tenia ningun prestigio. Su licenciatura en economicas era de risa comparada con la competencia que habia en Manhattan y mas en esos tiempos donde tenian masters carisimos a los que ella jamas podria aspirar. Pero lo que la habia agobiado era la soledad que la habia acompanado toda la vida. Sin vinculos con nadie porque tarde o temprano los apartaban de ella. Y su hermana siempre habia estado ahi. Porque algo en su interior le decia que era su hermana. Lo sentia. Siempre habia estado en la misma ciudad y ella sin saberlo. El nudo que tenia en la garganta amenazaba con ahogarla y le costo respirar apoyandose en la pared al lado del ascensor. --?Se encuentra bien? Se volvio para ver al abuelo del bebe que estaba a su lado. --Si, gracias. --Estas muy palida, nina. --La cogio por el brazo. --?Por que no te sientas un rato? --Estoy bien, de verdad --dijo emocionada porque parecia preocupado, pero ya le habia pasado antes. Esa preocupacion era temporal y enseguida se olvidaban de ella. Se enderezo forzando una sonrisa y solto su brazo con delicadeza--. Gracias. El sonrio. --De nada. Se metio en el ascensor y pulso el boton del bajo. Reteniendo las lagrimas se dijo que era una estupida. Llevaba sola toda la vida y seguramente seguiria asi. Igual todo eso era una tonteria. Antes de llenarse la cabeza de pajaros debia asegurarse de que Cristine era su gemela. --?Te ha vuelto a tocar esta noche? --le pregunto a Sara afable empujando su carrito de limpieza.

  • Mi digno principe de Arwen Grey

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    Cuando te crees indigno de todo, solo el amor puede mostrarte tu verdadero valor.

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  • En busca de justicia de Susan Kearney

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    Kelly McGovern no tenia ninguna experiencia en resolver crimenes, pero estaba empenada en descubrir lo que realmente le habia ocurrido a su hermano.

  • La semilla (Los casos de la agente Utrilla 1) de Luis M. Nunez

    https://gigalibros.com/la-semilla-los-casos-de-la-agente-utrilla-1.html

    La agente de policia Lucia Utrilla esta a punto de descubrir que el ultimo caso de asesinato que se le ha asignado esconde una realidad mucho mas siniestra y oscura de lo que parece a simple vista.
    En su investigacion, topara con aliados y enemigos capaces de dominar fuerzas mas alla del entendimiento humano y comprobara que existe un mundo de locura y horror escondido tras el nuestro, viendose implicada de manera personal y peligrosa en las conspiraciones de una criatura blasfema y poderosa.
    Su vida, su familia y su cordura dependeran de lo acertado de sus decidiones frente a un enemigo implacable.

  • La vuelta al mundo de una desquiciada de Sol Berlanga

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    Como es marca de la casa en esta coleccion, se trata de una historia realista, en clave de humor, protagonizada por una mujer, en este caso, una empleada de banca a la que el karma le da un aviso indiscutible: el mismo dia que su prometido le pone los cuernos, la echan del trabajo y esquiva por muy poco un accidente mortal.

  • Cautivos del destino de Mary Jo Putney

    https://gigalibros.com/cautivos-del-destino.html

    En la oscura y mistica Edad Media nace un amor sujeto a los vaivenes del destino y a las promesas incumplidas…

  • La cupula del cielo de Sebastian Fleming

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    La Roma del Renacimiento es una ciudad gobernada por papas tan belicosos como enamoradizos, y donde el dinero carece de importancia. Julio II encargara al rudo e impulsivo Donato Bramante que construya una nueva basilica sobre las ruinas de San Pedro, la mas impresionante que se haya visto hasta entonces: la edificacion mas grande de occidente sera un simbolo del poder de la Iglesia.