• libro el bote de espinas - Carolina Paneda

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    El cielo estaba despejado, asi que pude disfrutar de la vista aerea de Madrid cuando el avion comenzo el descenso. No fue hasta ese momento cuando me di cuenta de cuanto la habia echado de menos. Fue curioso. Era la misma sensacion que me producian mis piernas despues de haberlas tenido encogidas durante horas mientras estaba sentaba en la butaca de mi salita corrigiendo redacciones. Mis piernas no se quejaban entonces, solo lo hacian cuando me levantaba. Cuando por fin me movia, sentia un dolor agudo y necesitaba algunos minutos para reponerme. Eso es lo que me habia ocurrido con Madrid y con mi antigua vida. Los habia ignorado completamente, ocultandolos bajo la rutina del dia a dia, y, en ese momento en el que los necesitaba de vuelta, cuando faltaban veinte minutos escasos para poner los pies de nuevo alli, todos los sentimientos, dudas y vivencias que un dia enterre resurgieron a la superficie. El problema era que, por supuesto, nada iba a estar como lo deje. Ni respecto a Madrid, ni respecto a mi vida. Habian pasado dieciocho anos, de modo que era ingenuo, por no decir estupido, esperar que alguno de mis amigos siguiera teniendo mi nombre en su agenda. Aparte la vista de la ventanilla, cerre los ojos y respire profundamente en un intento de aplacar los nervios y proveerme de coraje al mismo tiempo. No queria que Sahra se percatase de que no habia plan B, ni tampoco plan A, de que todo el plan se reducia a salir de alli y refugiarnos en Madrid. Ella siempre habia confiado en mi y me tenia por una especie de hada madrina salvadora; y yo queria, necesitaba, que ella siguiera creyendo que yo tenia el mundo bajo control, que podia encarar cualquier adversidad y que todo nos iria bien. Necesitaba que, al menos, una de las dos lo creyese. Cuando volvi a abrir los ojos, Sahra estaba inclinada hacia delante, escudrinando la ciudad desde el aire con su mirada curiosa e inquieta. Le sonrei porque, a pesar de todo, o quiza a causa de todo, estabamos las dos alli, juntas. Pero ella no me devolvio la sonrisa. Me respondio con una mirada de total incomprension y me formulo la pregunta que llevaba esperando que me hiciera desde hacia dieciocho anos. --?Por que? No lo entiendo, ?por que te fuiste de aqui? Primera parte Capitulo 1 Era imposible estudiar con aquel calor. El aire acondicionado de la biblioteca de la Complutense, facultad de letras, estaba estropeado por enesima vez. Como contrapartida, el murmullo monotono de decenas de folios siendo agitados para levantar aire me era muy propicio para concentrarme. Era junio, los examenes finales estaban a la vuelta de la esquina, y, como siempre por estas fechas, mis amigos y yo haciamos jornada intensiva de estudio en la biblioteca de la universidad. Era mi ultimo ano de carrera, me lo estaba tomando muy en serio, no queria, ni por asomo, tener que volver a pisar aquel edificio en septiembre, aunque saber que existia esa segunda convocatoria siempre era tranquilizador. A pesar de que yo estaba metida en mi burbuja, intentando que mis neuronas asimilasen el contexto historico en el que malvivian los autores del siglo XVIII, era consciente de que mis dos eternos companeros, Ana y Miguel, ya habian rebasado su limite de saturacion y que su tiempo se iba mas en cuchichear, darse codazos y mirar en derredor que en estudiar. No me sorprendio que me propusieran adelantar el descanso habitual de media tarde, aunque eso afearia la grafica de Miguel. Mi companero llevaba un registro meticuloso de las horas a las que empezabamos cada dia a estudiar, cuando terminabamos, a que hora haciamos los descansos y su duracion. Despues, reflejaba estos datos en graficos y, sin duda, el adelanto de ese dia iba a provocar una columna demasiado baja. No me pregunteis porque lo hacia, nunca lo supe. Y no, el no estudiaba estadistica, estudiaba filologia, como yo, pero inglesa en lugar de hispanica. Acepte la propuesta del descanso porque un cafe no me venia nada mal. El hecho de que, en terminos relativos, la cafeteria estuviera mas concurrida que la biblioteca no era algo inesperado. Pedimos nuestros cafes para llevar, salimos al exterior y nos dirigimos a la fachada este de la universidad en busca de sombra. Ana y yo nos sentamos en el bordillo de la acera, mientras que Miguel se quedo de pie frente a nosotras. --?Que tal lo llevas? --me pregunto Miguel. --Todavia no he mirado nada de la parte de poesia. No se si me va a dar tiempo. Aguirre se suele portar en los examenes, pero como pregunte algo de la Edad Media, no apruebo ni de cona. --Bueno, todavia quedan diez dias hasta que empiecen --dijo Ana--. Si vas a mantener el nivel de concentracion que tienes hoy, si te dara tiempo. Ni te has enterado de que el tio que esta en la mesa de enfrente no te ha quitado ojo. --?Que? Mire a Miguel para que me corroborara si aquellas palabras tenian un minimo de respaldo por parte de la realidad. Si hubiera dado credito a Ana cada vez que decia algo asi, mas me habria valido crear un club para mis fans, de modo que resultara manejable administrar todo su interes por mi. Claro que tal cosa solo existia en la imaginacion de mi amiga. Miguel reacciono con un leve encogimiento de hombros, palmas de las manos hacia arriba, labios apretados y estirados y un ligero levantamiento de cejas. Eso significaba que la historia tenia su base de realidad y que no se hacia responsable de los adornos que Ana pudiese anadir. Con movimientos pausados, extraje un paquete de chicles del bolso y les ofreci con un gesto. Ambos aceptaron y, mientras tanto, yo hacia una bolita con el envoltorio del mio, fijando mi vista totalmente en esa tarea para hacer creer que la respuesta a la pregunta que estaba a punto de formular no me importaba nada en absoluto. --?Quien es? --Me suena de haberlo visto por la universidad, pero no lo conozco. Creo que es un Erasmus, lo vi en la fiesta de enfermeria --explico Miguel. Me extrano la respuesta de Miguel porque la fiesta de enfermeria habia tenido lugar a principios de enero, y la memoria de mi amigo tenia una fiabilidad de tres dias y un margen todavia menor si consideramos las circunstancias: una fiesta y que lo que estaba recordando era un chico en particular. Si estuvieramos hablando de que se acordaba de una estudiante sueca, rubia, de metro ochenta, le podria haber dado algun credito, pero no en este caso. --?Pero esta en filologia? --inquiri. --No. Hemos visto que esta estudiando algo de ciencias. Enfermeria o medicina, ?veterinaria tal vez? --Entonces, ?que hace en nuestra facultad? Mi pregunta estaba lejos de ser retorica, pero no obtuvo respuesta, al menos, no verbal. Mis companeros sostuvieron bandejas imaginarias y me sonrieron, dandome a entender que si aquel chico extrano del que nunca habia oido hablar ni en el cual habia reparado estaba estudiando en tal horno infernal que era la biblioteca de la facultad de letras, era por mi. Su teoria me provoco una sonora carcajada. Por eso eran mis amigos, porque siempre me reia con ellos. Nos olvidamos del asunto y continuamos hablando de otros temas, pero cuando volvimos a entrar en la sala de estudio, no pude evitar fijarme en la gente que trabajaba en las mesas que rodeaban la nuestra en un intento de identificar al que no me habia quitado ojo. En esa epoca, la biblioteca estaba a rebosar, habia mucha gente, y no pude detectar a nadie especialmente interesado en mi mientras cruzaba aquel particular mar. Me sente en mi sitio, puse en orden mis apuntes y cuando levante la vista un momento, supe a que se referian mis amigos. Mis ojos se cruzaron con otro par de ojos oscuros que estaban puestos en mi. El chico en cuestion ocupaba el sitio opuesto al mio, en la mesa de enfrente. No mantuve la mirada, la baje enseguida, pero tuve el tiempo suficiente para adquirir bastante informacion. Chico moreno, pelo cortado a cepillo, barba perfectamente arreglada, ojos oscuros, espalda ancha, manos grandes y francas, algo mayor que yo, o quiza me equivocase, dado que tenia tendencia a pensar que todo el mundo era mayor que yo, y un autentico demente. Debia de estarlo para llevar camisa y no estar asfixiado. Ana presencio toda la escena (si es que podemos considerar que llegaba a la categoria de escena) y me dio un codazo, mostrandome una sonrisa de oreja a oreja. Yo me volvi hacia ella esperando que el chico no siguiera con su atencion puesta en nosotras. Si Ana estuviera leyendo esto, me tacharia de modesta y corregiria ese <> por un <>. Me di cuenta de que, en realidad, mi companera no queria decirme nada, solo que reconociera que lo que me habia dicho durante el descanso era cierto. En aquel momento, aterrizo delante de nosotras un folio de los apuntes de Miguel. Leimos a la vez la nota que nos habia escrito. Nos decia que, tal vez, el chico no paraba de mirarme porque, a lo mejor, habia confundido mi cara con alguna fugitiva internacional o porque era la viva imagen de su pariente muerta tragicamente en un misterioso incendio en la vivienda familiar diez anos atras. Lo habia visto montones de veces en peliculas y le parecia perfectamente factible. Miguel y sus peliculas. Cuando acabamos de leer sus teorias de la conspiracion, le dirigimos nuestra mirada de <>, en este caso de <>, y le devolvimos su folio de malos modos. Ana me susurro con un tono complice: --?Has visto el gesto que tiene cuando muerde el boli?

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  • El mundo que nos viene de Josep Pique

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    Son muchos los analisis que hablan del inevitable relevo de Estados Unidos por China en el concierto global de las naciones. Esta tesis supondria un cambio de eje en el que un Oriente pujante, productivo y eficiente sucederia a un Occidente marcado por las dudas politicas y la debilidad economica.

  • Seduceme (Gigolo 1) de Chris Razo

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  • Los ultimos vikingos del Orinoco de Juan Andres Pons Server

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    1582. La hegemonia de la Corona Espanola en las Indias esta en peligro. El papado esta a punto de descubrir que Cristobal Colon no fue el primer descubridor de America y, por tanto, Espana va a perder todos los derechos exclusivos de explotacion que recibio por ello. El unico que puede enmendar esta catastrofe es un sacerdote jesuita que lamentablemente ha desaparecido misteriosamente en tierras sudamericanas. Para poder encontrarlo hay que seguir las indicaciones del diario de viaje de este fraile, hallado casualmente por un indio en medio de la selva colombiana.

  • Reclamada por su Alfa de T.n. Hawke

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    Sheila:

  • Porciones de felicidad – Anne Ostby de Anne Ostby

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    Una historia sobre la verdadera amistad, que perdura a pesar del paso del tiempo, y sobre la necesidad de dejar atras el pasado para ser felices.

  • Almas de luna, Mara Oliver de Mara Oliver

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    En Fronda, los ninos duermen en los tejados y toman la luna para convertirse en lobos; las ninas suenan con el cambio, pero ninguna lo ha conseguido en los ultimos cincuenta anos… hasta ahora.
    Todo esta a punto de cambiar, los hijos del alfa cortejan a la nieta de los omega y hasta los mestizos olvidan la pena de muerte y se atreven a regresar, pero la unica hembra fertil de la manada no desea cumplir con las tradiciones y desposarse en un triple enlace, ella luchara por su primer amor, su libertad y la vida de los que mas quiere.
    Una hembra para tres machos alfa, dos hermanos destinados a enfrentarse y el fantasma de un gran amor entretejen los multiples hilos de este romance de lobos, pasiones, profecias y venganzas.
    Bienvenidos a Fronda, bosque de sombras y corazones robados.

  • Los dias del Cesar de Simon Scarrow

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    Cato y Macro los personajes que ya se han convertido en una leyenda de la novela historica para millones de lectores, se vuelven a meter en lios, para salvar el Imperio Romano.
    El emperador Claudio ha fallecido y ahora es Neron quien lleva las riendas del Imperio. Sin embargo, su hermanastro, Britanico, ha reclamado el trono.

  • La ultima cita de Arlette Geneve

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    Dante es un psicologo de reconocido prestigio que no se habla con su familia. Problemas del pasado entre su padre y el se alzan como un muro infranqueable entre lo dos. Yago, que es el hermano menor y discolo de Dante, lo espia para informar al resto de la familia sobre sus andanzas.

  • Mas generoso que la soledad de Yiyun Li

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    Un profundo misterio yace en el corazon de esta magnifica novela de Yiyun Li, ‘una de las mejores novelistas jovenes de los Estados Unidos’ (Newsweek) y celebre autora de Las puertas del paraiso, ganadora del premio PEN / Hemingway. Ambientada entre los Estados Unidos de hoy y la China de la decada de 1990, Mas generoso que la soledad es la historia de dos mujeres y un hombre, cuyas vidas cambian por un asesinato que quiza uno de ellos cometio. Cuando Moran, Ruyu y Boyang eran adolescentes, se vieron involucrados en un misterioso ‘accidente’ en el que una amiga ingirio un veneno que la convirtio en un ser vegetativo hasta su muerte.

  • Gold and Diamonds 4 de Eli Jane Foster

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    La vida de Sara da un vuelco cuando conoce al atractivo doctor Calvin Mayors. Trabajar con el como su enfermera es una dulce tortura. Deseaba estar a su lado mas que nada, pero Calvin tiene unos gustos algo especiales y lo demostraba en los descansos que se tomaba en pleno horario laboral con mujeres que consentian todos sus caprichos. Los celos estan a punto de volverla loca. ?Podria ella llegar a atraerle? Y lo mas importante, ?podria llegar a enamorarle?

  • Atardecer en Central Park de Sarah Morgan

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    En el caos de Nueva York puede ser complicado encontrar el amor verdadero incluso aunque lo hayas tenido delante desde el principio.

  • 40 DIAS DE FUEGO de Mario Villen Lucena

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    A mediados del siglo IX una flota de mas de cien barcos vikingos recorrio el perfil de las costas de la peninsula hasta llegar a la desembocadura del Guadalquivir, por donde penetro en territorio de al-Andalus. Los normandos remontaron el rio hasta la isla de Qabtil (Isla Menor), donde establecieron una base de operaciones para el saqueo de Sevilla. Durante cuarenta dias robaron, quemaron, violaron y mataron sin mostrar clemencia. Sevilla se desangraba mientras Abd al-Rahman II organizaba una ofensiva que fuera capaz de derrotar y expulsar de sus tierras a los mas de dos mil vikingos que las asolaban. En estas circunstancias, el destino reune a personas dispares en un grupo de supervivientes que intentara mantenerse con vida en una ciudad acosada, entregada a las ansias de botin de los temibles piratas del norte…

  • El dios de nuestro siglo, Lorenzo Luengo de Lorenzo Luengo

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    Daniella Mendes, una joven detective, investiga la desaparicion de tres ninos en una ciudad de clase alta estadounidense, donde las familias viven de espaldas a las tensiones raciales que comienzan a socavar las poblaciones perifericas. Entre largas noches de insomnio, sufriendo los rigores de su inoportuno embarazo y de la peor ola de calor del siglo, Daniella indaga en el entorno mas cercano de los tres pequenos en busca de pistas que la lleven a resolver el caso, sin sospechar lo que se esconde bajo una superficie de aparente normalidad.

  • Por el amor de una hechicera de Isabella Abad

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    Glenn lidera con valentia y orgullo al Clan Campbell. Empecinado en mantener a raya a los eternos rivales, los MacDowell, vera cernirse sobre el una orden que no puede desoir. El Rey Jacobo, monarca de Escocia e Inglaterra, mandata la union de ambos clanes en la figura de Kirstie, una muchacha bella y sometida por su padre, el temible Blair MacDowell.

  • Algun Dia, Hoy de Angela Becerra

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    En una noche de tormenta y barro nace una nina bastarda a la que, creyendola muerta, bautizan con el nombre de Betsabe. Nadie sabe que en su interior lleva la fuerza de la feminidad, asi como la magia y la rebeldia que la haran superar todos los obstaculos. Creara un vinculo indisoluble con su hermana de leche, Capitolina, una pobre nina rica, y ninguno quedara indiferente a su mirada de fuego. Ni siquiera Emmanuel, el revolucionario frances salido del Montparnasse mas artistico que, al conocerla, caera enfermo de amor.

  • Tazas de caldo de Vicente Verdu

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    Cada vez es mas amplio el consenso acerca de que el aforismo es el genero mas ajustado y representativo de nuestra epoca. Ajustado por su brevedad aprendida de la comunicacion en las redes, por su necesidad de condensar incisivamente el pensamiento al modo del lenguaje publicitario, y representativo del momento en que la lectura debe copiar los tiempos breves que impone el imperio de la imagen.
    Todo en la forma y proposito del aforismo parece coincidente con esta nueva naturaleza de la comunicacion. Pero hay un factor mas. Y es que, a pesar de todo, no es corriente que los jovenes cultiven el aforismo y si que lo hagan los autores en los que se han acumulado la vida y sus peripecias.
    En el caso de estos ultimos, cada sentencia aforistica condensaria la esencia fundamental del pensamiento y caeria sobre el papel, o la pantalla, como gotas depuradas por la experiencia. De hecho el aforismo recibio su primera influencia de la tradicion gnostica que reflejaron escritores como Esquilo o Pindaro, aparte del presocratico Heraclito de Efeso. De modo que, curiosamente, en aparente paradoja, el aforismo o el proverbio vienen de muy lejos y son hoy, a todas luces, lo que mas se aproxima a la manera expresiva de la epoca. Vicente Verdu, uno de los mejores ensayistas europeos a la hora de senalar las tendencias sociales y explorar El estilo del mundo (Anagrama, 2003), viene a ser con este libro el testimonio directo de lo que se lleva y adonde nos llevan las nuevas tendencias de la literatura.
    Con su lucidez proverbial y la belleza de su estilo, Tazas de caldo es, asi, de una parte, la obra mas personal de su autor, y, de otra, una muestra de pensamiento filosofico y sociologico propagado mediante pildoras. O, en el mejor de los casos, mediante balas de plata. ?Balas de plata que dan en el blanco y sosiegan como un caldo? ?Tazas de caldo para consumir el texto a sorbos y no ya de un grosero tiron, como los bestsellers baratos? Efectivamente, cualquier acierto en la diana de la verdad, la emocion o el deseo procuran paz y compania de espiritu. Pero tambien, como sin humor no se llega a ninguna parte, la <> evoca la <>. Marx regresa asi desde el capital ardiente y pesado de una vieja siderurgia a la irradiacion correspondiente al presente <>, que seduce con el artero fulgor de una chispa.

  • Prohibir la manzana y encontrar la serpiente de Un Tio Blanco Hetero

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    El debate sobre la sexualidad y el genero es una de las grandes controversias de nuestro tiempo. Un debate que nos ha obligado a repensar las relaciones con los otros, nuestras ideas politicas y hasta nuestra intimidad. Y, al mismo tiempo, se ha llevado por delante la disidencia razonable, haciendo que el feminismo haya dejado de ser una llamada a la libertad individual para convertirse en un activismo organizado.

  • Tu en la sombra de Marisa Sicilia

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    Jorge es un abogado brillante. Saca adelante su bufete, trabaja sin descanso en los casos mas complicados, es extremadamente responsable y, cuando acaba el dia, se pone al limite en el gimnasio, entrenando y golpeando el saco de boxeo hasta agotar todas sus fuerzas. Algunas veces el entrenamiento funciona. Otras, nada ni nadie puede apartarlo de esa pulsion que lo lleva a lo mas oscuro: su adiccion al sexo rapido con desconocidas.

  • Un noruego valiente para una bailaora ardiente (Adonis tours 3) de Ana E. Guevara

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    Me llamo Erik Jakobsen y soy oriundo de Hjelset, una ciudad noruega que no llega a los mil habitantes, anclada en la provincia de Molde. Creci entre fiordos, montanas, islas y cascadas, y creo que parte de esa naturaleza salvaje la llevo dentro de mi. De pequeno me acompanaron las historias de trols, de espiritus de la montana y de hadas del bosque. Hasta que, en mi adolescencia, descubri la biblioteca del pueblo y devore uno tras otro todos los libros que se pusieron a mi alcance. Ernest Hemingway es mi autor favorito, y desde que lei Por quien doblan las campanas supe que algun dia visitaria el pais que, de forma tan desgarradora, describia en sus paginas. Aprendi espanol, y aunque mi acento es bastante marcado, mi gramatica es impecable. Me hice un amante de toda la cultura espanola: en verano servia gazpacho a mis amigos, sabia bailar La Macarena, y en cada festival de Eurovision le daba los twelve points a Espana. El problema es que mis suenos ibericos chocaban con los de mis padres y mis amigos. Para ellos estaba claro que yo heredaria la serreria de mi padre y que me acabaria casando con alguna de las muchachas del pueblo de mas o menos mi edad --os recuerdo que no somos ni mil en Hjelset, con lo que mis posibilidades no son gran cosa--, con la que tendria tres o cuatro robustos hijos. Decidi estudiar Filologia Hispanica en la universidad a distancia, lo hacia por las noches, en secreto, como si fuera algo de lo que sentirse avergonzado. Un hombreton como yo escondido siempre entre libros era una aberracion para mi familia. Entre libros del Siglo de Oro, coplas de Manolo Caracol y videos de Massiel pasaba mis ratos libres acercandome un poco mas a esa cultura que me habia entusiasmado. Por eso, cuando vi el anuncio de una empresa espanola que buscaba extranjeros para guiar tours turisticos, no me lo pense. Cumplia con las exigencias que pedian: medir mas de un metro ochenta y hablar castellano fluido. Ademas, gracias a mi casi obsesiva lectura de los clasicos espanoles me sabia muchisimas expresiones tipicas del pais como pardiez, tunante o vuecencia. Ese trabajo iba a ser mi gran oportunidad. Meti mis exiguas pertenencias en una mochila de acampada y me fui dejando una nota para mis padres: <>. Ya sabia que no iba a ser torero, pero queria dar un toque dramatico a mi despedida, ademas de que supondria que en el pueblo los rumores serian mucho mas suculentos asi. Me sentia como Hemingway, a punto de lanzarme a una aventura en Espana de la que no sabia si saldria vivo. Tengo cierta tendencia natural al dramatismo, por si no os habiais dado cuenta. Desembarque en Madrid, una ciudad que cuenta ella sola con mas de la mitad de los habitantes de toda Noruega, y con un invierno mas calido que el mejor de los veranos que yo habia conocido nunca. Pero yo me sentia feliz, liberado y preparado para cualquier tipo de aventura. Capitulo 1 Adonis Tours, asi se llamaba la empresa para la que iba a trabajar en el mejor lugar sobre la tierra, o asi me lo parecia a mi. Nos ofrecian alojamiento, venir a buscarnos al aeropuerto, y todo eso <>, como rezaba el e-mail de confirmacion que habia recibido una vez que aceptaron mi candidatura. Asi que meti mis pantalones de pana, mis camisetas termicas, mi plumifero, todos mis gorros de lana y unas cuantas camisas de franela en una maleta y me embarque en un vuelo rumbo a Madrid. Os dire una cosa por si no lo sabeis: en Madrid hace mucho calor. Mucho mucho calor. O eso me parecio a mi cuando aterrice en abril y el termometro marcaba veintidos grados. Cuando yo me subi al avion en Noruega habia cuatro grados, asi que la diferencia de temperatura fue lo primero que me llamo la atencion. Empece a sudar como un pollo y tuve que quitarme capas de ropa en medio del aeropuerto. Lo segundo que me sorprendio fue el ruido. Estoy acostumbrado a vivir en plena naturaleza y la jungla de asfalto de Madrid fue toda una sorpresa para mi. El aeropuerto en el que aterrice seguramente contenia mas personas que todas las que habia en mi provincia, y la mayoria hablando muy alto. Eso hizo que mi primera interaccion con una espanola fuera un desastre tirando a catastrofica. Nada mas bajar del avion, vi a una chica hablando a voces con un joven, yo supuse que se estaban peleando y fui a defender el honor de la muchacha, como haria en mi pueblo. --!Dejala en paz, tunante! --le dije al que yo pensaba que era el presunto agresor, usando una de mis palabras favoritas desde que la lei en un libro de Francisco de Quevedo. --?Este de que va? --le pregunto el a la chica mientras la cogia del brazo. En Noruega no somos especialmente tocones, nos gusta mantener las distancias y ni con la familia nos mostramos abiertos a tocarnos el brazo o dar muestras de carino en publico. Por eso, ese simple gesto, tan comun para los espanoles, a mi me parecio una agresion y, cogiendo al chaval por las solapas de la camisa, lo levante dos palmos del suelo. --Dejala, bellaco. --Esta la saque de El capitan Alatriste. --Pero ?que le haces a mi novio? --pregunto la muchacha con gesto de terror. Lo que vino a continuacion paso muy deprisa: la chica se puso a gritar, vino gente a rodearnos, oi que alguien hablaba de llamar a seguridad, y algo de <>. Deje al joven en el suelo tras pedirle disculpas y sali de ahi por patas para reunirme con mis companeros, que esperaba hubieran tenido una llegada al pais mas tranquila que la mia. Una vez que estuvimos todos, algo que se demoro una barbaridad porque el escoces al que esperabamos estaba en otro sitio tocando la gaita, nos pusimos rumbo al lujoso alojamiento prometido en la publicidad. Ahi ibamos en la furgoneta un maori mas grande que un armario, un italiano de ademanes refinados, un etiope que debia ser hijo de un principe africano por el traje que llevaba, el escoces de la gaita y yo. Parecian majos, me dije mientras veia como nos alejabamos del aeropuerto para acercarnos al centro de la ciudad. Yo iba con la nariz pegada al cristal como un perro al que sacaban de paseo en coche. Ni la nube de contaminacion que flotaba sobre la capital pudo empanar el buen humor que yo traia por cumplir al fin mi sueno. *** Yo sonaba con llegar a nuestra nueva casa, echarme un rato en la mullida cama y luego tomarme una fabada acompanada de un Ribera del Duero. No sabia lo que eran ninguna de esas dos cosas pero, por lo que habia leido, tenian pinta de ser trocitos de cielo. Llevaba sonando con degustar los platos tipicos espanoles desde que sali de Oslo en una especie de lata con alas. El alojamiento no era exactamente como nos lo habian pintado, la chica de recepcion no era nada amable, el solarium con piscina en verdad era una piscina de plastico puesta en la terraza y se me salian los pies de la cama, pues era de uno noventa y yo mido uno noventa y tres, asi que empezabamos mal. La recepcionista nos recordo una docena de veces que ella acababa su turno a las seis y que se estaba quedando mas tiempo del necesario por nosotros. No parecia muy amistosa, ni ardiente, como supuse que serian todas las mujeres espanolas. Tambien me sorprendio no verla vestida con el traje de volantes rojo con puntos blancos, pero supuse que solo se lo pondrian para ocasiones especiales como bodas o entierros. Lo bueno de haberme criado en los fiordos es que estoy acostumbrado a sobrevivir con poco, me gustaba la acampada, pescar o cazar mi propia comida y no me importaba dormir al raso. Asi que no lo lleve tan mal como alguno de mis companeros. Parecia que Stefano y Dase se iban a desmayar en cualquier momento mientras este ultimo pasaba un dedo por las superficies para comprobar el estado de limpieza del sitio. Al unico que no parecio importarle la situacion fue a Tane, que estaba encantado con todo lo que veia. Nuestro maori particular habia viajado mucho a lo largo de su vida y se adaptaba facilmente a cualquier circunstancia. No le importaba dormir en el suelo o llevar la ropa algo desgastada, al contrario que Dase, que parecia a punto de darle una apoplejia. Esa primera noche salimos a cenar fuera, a festejar que habiamos llegado por fin al pais donde todos nuestros suenos se iban a hacer realidad. Aunque no de la forma en la que teniamos previsto. Capitulo 2 Desde aquel lejano momento en el que los cinco nos encontramos en el aeropuerto habian pasado ya varios meses y, poco a poco, habiamos encontrado nuestro ritmo. No siempre estabamos los cinco juntos, pues Stefano y Dase hacian tours guiados por sus respectivos paises. Tane ensenaba surf a los clientes en el complejo Ola y Adios, mientras que Sean les ensenaba cultura escocesa y nos martirizaba cada manana con su gaita. Yo, por mi parte, preparaba talleres de supervivencia, primero de forma teorica en Madrid y luego llevandome a los clientes varios dias a la sierra de Guadarrama. Ya llevaba suficiente tiempo en el pais como para entender que las mujeres no se ponian casi nunca el traje de volantes, que no todos los hombres son toreros y que si dices <> la gente te mira raro. A veces me sentia un poco como Alonso de Entrerrios de El Ministerio del Tiempo, serie de television a la que me aficione nada mas llegar. Tambien habia visto Fortunata y Jacinta, El Quijote y Curro Jimenez, que estaban disponibles en internet de forma gratuita. !No me iba a la cama sin verme algun capitulo! El problema es que a mis amigos les gustaban mas cosas como La casa de papel o Aqui no hay quien viva, y muy a menudo teniamos disputas por el control del mando de la tele. Aunque se solucionaron cuando decidimos imponer un horario que debia ser respetado por todos. El verano fue para mi como pasar una temporada en el mismisimo infierno, llegamos a temperaturas de cuarenta y cinco grados y yo pasaba todo el tiempo que podia a remojo en la piscina del edificio. Stefano, Dase y Tane parecian llevar el calor mejor que Sean y yo, que no sabiamos donde meternos para ocultarnos de tan infernal fuente de calor. Me compre dos ventiladores y me los puse en el cuarto, lo sentia por Antonio, nuestro jefe, porque la factura de la luz se iba a disparar en esos meses infernales. Por eso, cuando llego septiembre y comenzo a refrescar un poco por las tardes, recupere algo de la vitalidad que habia perdido durante el torrido estio. La resistencia de los espanoles al calor era algo que envidiaba, cuando los veia me recordaban a los camellos que cruzan el desierto del Sahara y parece que son inmunes al calor. Decidi que septiembre era el momento perfecto para aprender alguna habilidad nueva, estuve dudando entre varias opciones pero, al final, la respuesta aparecio ante mi clara como la luz de esa bola ardiente que aqui en Espana brillaba mas que en Noruega: me apuntaria a clases de flamenco. Ademas, estaba de suerte, habia una academia no muy lejos de nuestro piso, en el barrio de La Latina, y en cuanto abrieron las inscripciones fui para alla sin dudarlo. Era una oportunidad unica que no podia dejar escapar. *** Rocio llego a la academia de baile de la que era profesora quince minutos antes de que se abrieran las puertas. Le gustaba estar alli y disfrutar del silencio de la sala de baile. Vio su esbelta silueta reflejada en los espejos que cubrian toda una pared y se recoloco un mechon de pelo detras de la oreja. Daba igual lo que hiciera, sus rizos acababan siempre escapandose. Tenia una larga melena morena, una nariz respingona y unos bonitos ojos verdes. Su madre, de pequena, le decia que se parecia a Esmeralda, la de El Jorobado de Notre Dame, y ella se ponia a menear las caderas como hacia la gitana en la famosa pelicula de Disney. No se habia leido la obra de Victor Hugo, y todo su referente en cuanto al personaje era por la pelicula de la factoria de Mickey Mouse. Le encantaba como se movia al compas de la pandereta mientras las simpaticas gargolas cantaban con ella. Porque esa era su pasion: el baile. En su Sevilla natal habia empezado desde pequena en la escuela de baile del barrio, para pasar despues a la escuela municipal y terminar en la Academia de Flamenco Manuel Betanzos, donde solo los mejores hacian carrera. Su sueno se habia hecho realidad, pero no duro demasiado tiempo. Un accidente esquiando en Sierra Nevada trunco sus aspiraciones de ser bailarina profesional. Varias semanas de escayola y casi un ano de rehabilitacion de la pierna que se habia roto hicieron que no fuera capaz de recuperar el nivel que tenia antes del accidente. Sabia que, quedandose en Sevilla, le costaria encontrar trabajo bailando, pues solo seria una mas entre todas las grandes artistas que proporcionaba cada ano la ciudad, y decidio partir a Madrid donde supuso que habria menos competencia y mas oportunidades. Tenia un curriculo impecable, y su nivel seguia siendo excelente, aunque no lo suficiente como para integrar una compania de baile. Por eso se dedico a la ensenanza, a transmitir la pasion que por este arte sentia a sus alumnos, que eran grupos de lo mas variopintos. Tenia varios grupos infantiles, con ninas, sobre todo, que querian aprender a bailar. Gracias a Rosalia la pasion de las mas jovenes por el flamenco se habia disparado y tenia ahora mas trabajo que antes. Pero tambien daba clases a adultos. Estos grupos se componian, sobre todo, de divorciados que pensaban encontrar pareja bailando y para los que este tipo de actividades eran como una version analogica de Tinder; de gente que dio alguna clase de ninos y queria retomarlas; o de personas a las que siempre les habia gustado el flamenco, pero que no tuvieron la oportunidad cuando eran mas jovenes. El estudio habia sufrido una reforma importante durante el verano y estaba ahora casi irreconocible. Habian cambiado los espejos, pintado las paredes y puesto un parque de mejor calidad en todas las salas. Los vestuarios tambien habian sido renovados y hasta la recepcion lucia ahora un aspecto impecable. La reforma costo un dineral, pero habia merecido la pena. Suspiro y se dirigio a la puerta, hoy tenian una clase de prueba gratis, la mitad de los que venian no solian repetir, pero eso significaba que la otra mitad seguiria y su amor por el baile podria pasar a ellos.

  • Regreso a Irlanda de Jojo Moyes

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    Tres mujeres, tres voces de distintas generaciones. Una oportunidad para reencontrarse.

  • No recuerdo si lo hice de Alice Laplante

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    Una impactante novela sobre las trampas de nuestra mente.

  • Judas de Amos Oz

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    Judas, el regreso de Amos Oz a la novela, genero que no habia frecuentado desde Una historia de amor y oscuridad, plantea una audaz y novedosa interpretacion de la figura de Judas Iscariote en el contexto de una angustiosa y delicada historia de amor.

  • El gran Arcano de Paloma Sanchez-garnica

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    ?Y si resolvieramos un misterio que trastocara las bases de toda nuestra cultura?

  • Sakura de Matilde Asensi.

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    En 1990, Ryoei Saito, un multimillonario japones, adquirio El retrato del doctor Gachet, de Vincent Van Gogh, en una subasta de Christie’s por la suma mas grande pagada hasta entonces por una pintura: 82,5 millones de dolares. El multimillonario fallecio poco despues y, con el, el cuadro desaparecio para siempre.

  • Culpa mia de Mercedes Ron

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    Mientras subia y bajaba la ventanilla del nuevo coche de mi madre, no podia dejar de pensar en lo que me depararia el siguiente e infernal ano que tenia por delante. Aun no dejaba de preguntarme como es que habiamos acabado asi, yendonos de nuestra casa, de nuestro hogar para cruzar todo el pais hasta California. Habian pasado tres meses desde que habia recibido la fatal noticia, la misma que cambiaria mi vida por completo, la misma que me hacia querer llorar por las noches, la misma que conseguia que suplicara y despotricara como una nina de once anos en vez de diecisiete. ?Pero que podia hacer? No era mayor de edad, aun faltaban once meses, tres semanas y dos dias para cumplir los dieciocho y poder largarme a la universidad; lejos de unos padres que solo pensaban en si mismos, lejos de aquellos desconocidos con los que me iba tocar vivir porque si, de ahora en adelante iba a tener que compartir mi vida con dos personas completamente desconocidas y para colmo, dos tios. -?Puedes dejar de hacer eso? Me estas poniendo nerviosa-dijo mi madre, al mismo tiempo que colocaba las llaves en el contacto y ponia en marcha el coche. -A mi me ponen nerviosa muchas cosas que haces, y me tengo que aguantar-le dije de malas maneras. El sonoro suspiro que vino en respuesta se habia convertido en algo tan rutinario que ni siquiera me sorprendio. Pero ?Como podia obligarme? ?Acaso es que no le importaban mis sentimientos? Claro que si, me habia respondido mi madre mientras nos alejabamos de mi querido pueblo de Toronto en Canada. Todavia no me podia creer que no fuesemos a vivir solas nunca mas; era extrano. Ya habian pasado siete anos desde que mis padres se habian separado; y no de forma convencional ni agradable: habia sido un divorcio de lo mas traumatico, pero al fin y al cabo lo habia superado… o por lo menos seguia intentandolo; y vivir sola con mi madre me insuflaba una tranquilidad que seria destrozada nada mas llegar a la que seria mi nueva casa. Yo era una persona que le costaba muchisimo adaptarse a los cambios, me aterrorizaba estar con extranos; no era timida pero si muy reservada con mi vida privada y eso de tener que compartir mis veinticuatro horas del dia con dos personas que apenas conocia me creaba una ansiedad que me hacia tener ganas de salir del coche y vomitar. -Aun no puedo comprender por que no me dejas vivir en casa-le dije intentado poder convencerla en lo que seria por lo menos la decima vez desde que habiamos salido de casa ayer por la manana.-No soy una nina, se cuidarme, ademas el ano que viene estare en la universidad y al fin y al cabo estare viviendo sola… es lo mismo-dije intentado hacerla entrar en razon y sabiendo que yo estaba completamente en lo cierto. -No voy a perderme tu ultimo ano de instituto, y voy a disfrutar de mi hija antes de que te vayas a estudiar; Noah ya te lo he dicho mil veces, quiero que formes parte de esta nueva familia, eres mi hija, por Dios santo, ?enserio crees que te voy a dejar vivir en otro pais sin ningun adulto y a tanta distancia de donde yo estoy?-me contesto sin apartar la mirada de la carretera y haciendo aspavientos con su mano derecha. Mi madre no comprendia lo duro que era todo eso para mi. Ella comenzaba su nueva vida con un marido nuevo que supuestamente la queria pero ?y yo? -Tu no lo entiendes, mama, ?no te has parado a pensar que este tambien es mi ultimo ano de instituto? ?Que tengo alli a todas mis amigas, mi trabajo, mi equipo…? !Toda mi vida, mama!-le grite intentando contener las lagrimas que estaban a punto de derramarse por mis mejillas. Aquella situacion estaba pudiendo conmigo, eso estaba clarisimo. Yo nunca y repito, nunca, lloraba delante de nadie. Llorar es para debiles, para aquellos que no saben controlar lo que sienten, o en mi caso para aquellos que han llorado tanto a lo largo de su vida que han decidido no derramar ni una sola lagrima mas. Aquellos pensamientos me hicieron recordar el inicio de toda aquella locura y al igual que siempre lo hacia, mi cabeza no dejaba de arrepentirse de no haber acompanado a mi madre a aquel maldito crucero por las islas del Caribe. Porque habia sido alli, en un barco en medio de la nada donde habia conocido al increible y enigmatico William Leister. Si pudiera volver atras en el tiempo no dudaria ni un instante en decirle que si a mi madre cuando se presento a mediados de abril con dos billetes para irnos de vacaciones. Habia sido un regalo de su mejor amiga Alicia, la pobre habia sufrido un accidente con el coche y se habia roto la pierna derecha, un brazo y dos costillas. Como es obvio no podia irse con su marido a la islas Fidji, y por ese motivo se lo regalo a mi madre. Pero vamos a ver… ?mediados de Abril? Por aquellas fechas yo estaba con los examenes finales y metida de lleno en los partidos de voley. Mi equipo habia quedado primero despues de estar en segundo lugar desde que yo tenia uso de razon, habia sido una de las alegrias mas grandes de mi vida; pero ahora viendo las consecuencias de no haber asistido a aquel viaje, devolveria el trofeo, dejaria el equipo y no me hubiese importado suspender literatura y espanol, con tal de evitar que aquel matrimonio se realizara. !Casarse en un barco! !Mi madre estaba completamente loca! Ademas se casaron sin decirme absolutamente nada, me entere en cuanto llego, y encima me lo dijo tan tranquila como si casarse con un millonario en medio del oceano fuera lo mas normal del mundo… Toda esta situacion era de lo mas surrealista, me iba de mi pequeno apartamento en uno de los lugares mas frios de Canada para mudarme a una mansion en California, EEUU. Ni siquiera era mi pais, aunque mi madre habia nacido en Texas y mi padre en Colorado. Pero aun asi me gustaba Canada, yo habia nacido alli, era cuanto conocia… -Noah sabes que quiero lo mejor para ti-me dijo mi madre haciendome regresar a la realidad.- Sabes por lo que he pasado, por lo que hemos pasado; y por fin he encontrado un buen hombre que me quiere y me respeta y no me sentia tan feliz desde hace muchisimo tiempo… le necesito y se que vas a llegar a quererle, ademas puede ofrecerte un futuro que yo nunca podria ni haber imaginado darte. -Mi instituto en Toronto era muy bueno-dije suspirando al mismo tiempo que pensaba en lo feliz que estaba mi madre. Hacia muchisimos anos que no la veia tan contenta, tan ilusionada. Era otra persona, y me alegraba por ella pero yo no sabia si iba a poder adaptarme a un cambio tan radical en mi vida. -Uno de los mejores institutos…publicos, Noah.-me aclaro mi madre-Ahora vas a poder asistir a uno de los mejores del pais, y vas a poder optar a las mejores universidades… -Es que yo no quiero ir a una universidad de esas, mama, ni tampoco quiero que un desconocido me la pague-dije sintiendo un escalofrio al pensar en que dentro de un mes empezaria en un instituto pijo lleno de ninos ricos. -No es un desconocido, es mi marido, asi que ve haciendote a la idea-agrego en un tono mas cortante.

  • Tarjeta Amarilla de Paolo Bacigalupi

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    Los machetes relucen en el suelo del almacen, reflejando una roja conflagracion de yute, tamarindo y muelles percutores. Ya estan por todas partes. Los hombres con sus panuelos verdes en la cabeza, sus consignas y sus hojas chorreantes. Sus voces resuenan en el almacen y en la calle. El hijo numero uno ya ha desaparecido. A Flor de Jade no consigue encontrarla, da igual cuantas veces pedalee su numero de telefono. Los rostros de sus hijas se han partido por la mitad, como durios afectados por la roya. Mas llamaradas. La negra humareda se enrosca a su alrededor. Atraviesa las oficinas del almacen a la carrera, dejando atras las carcasas de madera de teca y los pedales de hierro de los ordenadores, los montones de ceniza que senalan el lugar donde sus empleados se han pasado la noche quemando documentos, eliminando los nombres de las personas que han ayudado a las Tres Velas. Corre, asfixiado por el calor y el humo. Una vez en su elegante despacho, se abalanza sobre los postigos de la ventana y forcejea con los pestillos de bronce. Embiste con el hombro contra la madera pintada de azul mientras el almacen arde y los hombres de piel tostada irrumpen como una marabunta, blandiendo sus viscosos cuchillos escarlatas… Tranh se despierta, sin aliento. Unos afilados cantos de cemento se clavan en las protuberancias de su espinazo. Un asfixiante muslo salobre le cubre la cara. Aparta de un empujon la pierna del desconocido. En la penumbra resplandecen pieles barnizadas de sudor, marcadores impresionistas que senalan la posicion de los cuerpos que fluctuan y se agolpan a su alrededor. Ventosidades, gemidos y vuelcos, carne contra carne, hueso contra hueso, los vivos y los muertos a causa del calor, todos juntos. Un hombre tose. Pulmones humedos y gotitas de saliva que surcan el aire hasta el rostro de Tranh, que tiene la espalda y el vientre pegados a las sudorosas pieles desnudas de los desconocidos que lo rodean. La claustrofobia se revuelve en su cubil. Se obliga a contenerla. Se obliga a yacer inmovil, a respirar de forma acompasada, hondamente, a pesar del calor. A paladear las sofocantes tinieblas con toda la paranoia de su mente de superviviente. Se mantiene despierto mientras los demas duermen. Conserva la vida cuando otros hace ya mucho que la perdieron. Se obliga a permanecer inmovil, y a escuchar. Suenan timbres de bicicleta. Abajo, a lo lejos, a diez mil cuerpos de distancia, a toda una vida de distancia, suenan timbres de bicicleta. Se desenreda de la madeja humana, arrastrando tras el el saco de canamo que contiene sus pertenencias. Llega tarde. De todos los dias en los que podria demorarse, este es el peor. Se cuelga la bolsa de un hombro huesudo y baja las escaleras a tientas, pisando con cuidado entre el alud de carne dormida. Sus sandalias se deslizan entre familias enteras, amantes y hambrientos fantasmas al acecho, rezando para no resbalar y partirle el cuello a algun anciano. Paso, tanteo, paso, tanteo. Una maldicion se eleva de entre la masa. Los cuerpos ruedan y se sacuden. Recupera el equilibrio en un rellano, entre los privilegiados que yacen horizontalmente, y continua anadeando. Abajo, siempre hacia abajo, doblando mas recodos en la escalera, pisando con cuidado en el manto que forman sus compatriotas. Paso. Tanteo. Paso. Tanteo. Otro recodo. Un destello de luz grisacea se insinua a lo lejos. Un soplo de aire fresco le besa la cara, le acaricia el cuerpo. La catarata de carne anonima se materializa en individuos, hombres y mujeres amontonados unos encima de otros, con el cemento por almohada, apoyados en la pendiente de la escalera sin ventanas. La luz gris se torna dorada. El tintineo de los timbres suena ya con mas fuerza, tan claro como el repicar de las alarmas de cibiscosis. Tranh sale de la torre de pisos y se zambulle en la marea de vendedores de congee, tejedores de canamo y carros de patatas. Apoya las manos en las rodillas y jadea, llenandose los pulmones de remolinos de polvo y estiercol pisoteado, agradeciendo cada bocanada de aire mientras el sudor mana a chorros de su cuerpo. De la punta de su nariz caen perlas salobres cuya humedad salpica el empedrado rojo de la acera. El calor mata a las personas. Mata a los ancianos. Pero el ha salido del horno; no ha perecido asado, pese al ardor de la estacion seca. Las bicicletas y sus timbres pasan por su lado como bancos de carpas, camino de los respectivos puestos de trabajo de sus duenos. La torre de pisos se cierne a su espalda, cuarenta alturas de calor, enredaderas y hongos. Una ruina vertical de ventanas rotas y apartamentos saqueados. Un residuo del esplendor de la antigua Expansion energetica, devenida ahora en recalentado ataud tropical, sin aire acondicionado ni electricidad que lo protejan del implacable sol ecuatorial. Bangkok mantiene a sus refugiados encerrados en el palido firmamento azul, con la esperanza de que no salgan de alli. Y sin embargo el ha emergido con vida, pese al Senor del Estiercol, pese a los camisas blancas, pese a los anos; una vez mas, ha bajado de los cielos abriendose paso con unas y dientes. Tranh endereza los hombros. La gente remueve woks repletos de fideos y extrae humeantes bolas de baozi estofado de sus ollas de bambu. El engrudo gris de arroz U-Tex rico en proteinas inunda el aire con la pestilencia del pescado podrido y los aceites acidos saturados. El estomago de Tranh se encoje de hambre y una pelicula de saliva pastosa le reviste la boca, todo cuanto consigue invocar su cuerpo deshidratado ante el olor a comida. Los gatos demonio rondan las piernas de los vendedores ambulantes como tiburones, aguardando a que caiga algun bocado, atentos a la menor ocasion de latrocinio. Sus relucientes formas camaleonicas centellean parpadeantes, revelando indicios de pelajes manchados, siameses y anaranjados antes de confundirse con el telon de fondo de las paredes de cemento y las hordas hambrientas contra las que se rozan. Los woks arden con fuerza, resplandecientes de metano tenido de verde, emitiendo nuevos aromas conforme los fideos de arroz chapotean en el aceite caliente. Tranh se obliga a girar sobre los talones. Se abre paso a empujones entre el gentio, arrastrando la bolsa de canamo con el, ignorando a quien golpea y quien lo impreca a su espalda. Las victimas del Incidente ocupan los portales, agitando las extremidades amputadas y mendigando a aquellos que tienen un poco mas que ellas. Acuclillados en taburetes para el te, algunos ven como se acumula el bochorno de la jornada mientras fuman diminutos cigarrillos de tabaco de hoja dorada de contrabando liados a mano que saltan de boca en boca. Las mujeres conversan en corrillos, manoseando nerviosas sus tarjetas amarillas mientras esperan a que los camisas blancas aparezcan y les renueven los sellos. Los tarjetas amarillas se extienden hasta donde alcanza la vista: un pueblo entero, refugiados en el gran reino de Tailandia tras huir de Malaca, donde de repente habian dejado de ser bienvenidos. Un denso coagulo de desplazados sometidos a la autoridad de los camisas blancas del Ministerio de Medio Ambiente, como si no fueran mas que otra especie invasora que contener, como la cibiscosis, la roya y el gorgojo pirata. Tarjetas amarillas, personas amarillas. Huang ren por todas partes, y Tranh llega tarde a la unica oportunidad de escapar de su presa. Una sola oportunidad en todos sus meses como refugiado chino tarjeta amarilla. Y llega tarde. Se abre camino junto a un vendedor de ratas, traga otro torrente de saliva ante el olor de la carne asada y se adentra corriendo en un callejon, en direccion a la bomba de agua. Frena en seco. Otras diez personas hacen cola delante de el: ancianos, jovenes, madres, chiquillos. Se le hunden los hombros. Le gustaria indignarse ante semejante reves. Si tuviera energias para ello… si hubiera comido bien ayer, o anteayer, o incluso el dia anterior, gritaria, tiraria la bolsa de canamo al suelo y la pisotearia hasta reducirla a polvo… pero sus calorias estan demasiado bajas. No es mas que otra oportunidad malograda gracias a la mala suerte de los huecos de la escalera. Deberia haber dado sus ultimos baht al Senor del Estiercol para alquilar un espacio en algun apartamento cuyas ventanas dieran al este a fin de ver el sol en cuanto despuntara y levantarse temprano. Pero opto por racanear. Con su dinero. Con su futuro. ?Cuantas veces les habia dicho a sus hijos que gastar dinero para ganar mas dinero era perfectamente aceptable? Pero el timido refugiado tarjeta amarilla en que se ha convertido le aconsejo que reservara los baht. Como un ignorante raton de campo, eligio aferrarse a su dinero y dormir en huecos de escalera negros como la brea. Deberia haberse alzado como un tigre y haber hecho frente al toque de queda y a las porras de los camisas blancas del ministerio. Ahora llega tarde, apesta a hacinamiento y debe hacer cola detras de otros diez, todos los cuales deben beber y llenar un cubo y cepillarse los dientes con el agua marron del rio Chao Phraya. Hubo una epoca en que exigia puntualidad a sus empleados, a su esposa, a sus hijos y a sus concubinas, pero eso era cuando poseia un reloj de pulsera de cuerda y podia contemplar el lento desgranar de los minutos y las horas. De vez en cuando daba vueltas al muelle diminuto, escuchaba su tictac y azotaba a sus vastagos por su actitud indolente. Se ha vuelto viejo, lento y estupido, de lo contrario habria previsto esta situacion. Como deberia haber previsto la creciente beligerancia de los Panuelos Verdes. ?Cuando se emboto tanto su mente? Uno por uno, los demas refugiados terminan con sus abluciones. Una madre con la dentadura mellada y brotes grises de fa' gan tras las orejas llena su cubo, y Tranh avanza. El no tiene ningun cubo. Tan solo la bolsa. La preciada bolsa. La cuelga junto a la bomba y se cine el sarong en torno a las caderas enjutas antes de acuclillarse debajo del cano. Tira de la palanca de la bomba con un brazo esqueletico. Lo bana un chorro caliente de agua marron. La bendicion del rio. La piel se descuelga de su cuerpo con el peso del agua, tan flacida como la de un gato afeitado. Abre la boca y bebe el liquido arenoso, se frota los dientes con un dedo, preguntandose que protozoos podria estar engullendo. No importa. Ahora confia en la suerte. Es lo unico que le queda. Los ninos observan como se bana el cuerpo arrugado mientras sus madres rebuscan entre las pieles de mango de PurCal y las cascaras de tamarindo de Red Star con la esperanza de encontrar algun pedazo de fruta sin contaminar por la cibiscosis.111mt.6… ?O es 111mt. 7? ?O mt.8? Antes conocia todas las plagas biologicas de diseno que las afectaban. Sabia cuando estaba a punto de malograrse una cosecha, y si los nuevos bancos de semillas estaban pirateados. Se beneficiaba de esos conocimientos llenando sus cliperes con las semillas y las hortalizas adecuadas. Pero de eso hace toda una vida. Le tiemblan las manos cuando abre la bolsa y saca su ropa. ?Es la edad o la emocion lo que le hace estremecer? Ropa limpia. De calidad. El traje de lino blanco de un hombre adinerado. El atuendo no era suyo, pero ahora si, y lo ha mantenido a salvo. A salvo para esta ocasion, aun cuando necesitaba desesperadamente venderlo a cambio de dinero en efectivo o ponerselo mientras el resto de sus ropas se convertian en harapos. Arrastra los pantalones por sus piernas huesudas, quitandose las sandalias y haciendo equilibrios sobre cada pie. Comienza a abotonarse la camisa, obligando a sus dedos a apresurarse mientras una vocecita en su cabeza le recuerda que el tiempo apremia. --?Piensas vender esas ropas? ?O vas a pasearlas por ahi hasta que te las arrebate alguien con carne en los huesos? Tranh mira de reojo a pesar de que no deberia ser necesario, deberia reconocer esa voz, y sin embargo mira de todas maneras. No puede evitarlo. Antes era un tigre. Ahora no es nada mas que un ratoncito asustado que salta y se estremece a la menor insinuacion de peligro. Y alli esta: Ma. De pie ante el, sonriente. Gordo y exultante. Tan vital como un lobo. Ma sonrie de oreja a oreja. --Pareces uno de esos maniquis de alambres de la plaza Palawan. --Ni idea. No puedo permitirme el lujo de comprar alli. --Tranh continua vistiendose. --Ese traje es tan elegante que podria haber salido de Palawan. ?Como lo has conseguido? Tranh guarda silencio. --?A quien quieres enganar? Esas ropas se disenaron para alguien mil veces mas grande que tu. --No todos podemos ser igual de gordos y afortunados. --La voz de Tranh es un susurro. ?Desde cuando susurra asi? ?Ha sido siempre un monton de huesos traqueteante que susurra y suspira ante cada nueva amenaza? Lo duda. Pero le cuesta recordar como deberia sonar un tigre. Lo intenta otra vez, templando la voz--. No todos podemos ser tan afortunados como Ma Ping, que vive en los pisos mas altos con el Senor del Estiercol en persona. --A pesar de todo, sus palabras suenan como juncos barriendo el cemento. --?Afortunado? --Ma suelta una carcajada. Tan joven. Tan pagado de si mismo--. Me gano mi destino. ?No es eso lo que solias decirme siempre? ?Que la suerte no tiene nada que ver con el exito? ?Que todas las personas se forjan su propia fortuna? --Vuelve a reirse--. Mirate ahora. Tranh rechina los dientes. --Hombres mejores que tu han caido. --Otra vez ese espantoso susurro cohibido. --Y hombres mejores que tu se alzaran. --Los dedos de Ma se posan en su muneca. Acarician un reloj de pulsera, un elegante cronografo antiguo de oro y diamantes: Rolex. De otra epoca. De otro lugar. De otro mundo. Tranh se queda mirandolo fijamente, embobado, como una serpiente hipnotizada. No logra apartar la vista de el. Una sonrisa languida se dibuja en los labios de Ma. --?Te gusta? Lo encontre en una tienda de antiguedades, cerca de Wat Rajapradit. Me parecio familiar. La rabia de Tranh se incrementa. Empieza a replicar, despues sacude la cabeza y no dice nada. Pasa el tiempo. Abrocha los ultimos botones, se pone la chaqueta y se peina los ultimos mechones de su lacio cabello gris con los dedos. Si tuviera un peine… Hace una mueca. Es un deseo estupido. La ropa es suficiente. Tiene que serlo. Ma se rie. --Ahora pareces un pez gordo. No le hagas caso, dice la voz en la cabeza de Tranh. Saca los ultimos baht arrugados de la bolsa de canamo --el dinero que ha ahorrado durmiendo en los huecos de las escaleras, el responsable de que ahora llegue tarde-- y se los guarda en los bolsillos. --Cuantas prisas. ?Tienes una cita en alguna parte? Tranh se abre paso a empujones, procurando no encogerse mientras aparta el corpachon de Ma. --?Adonde vas, mister Pez Gordo? --se rie Ma a su espalda--. !Mister Tres Prosperidades! ?Tienes algo de informacion que te gustaria compartir con el resto de nosotros? Otros levantan la cabeza ante sus gritos: tarjetas amarillas de rostros famelicos y bocas hambrientas. Los tarjetas amarillas se extienden hasta donde alcanza la vista, y todos ellos estan mirandolo ahora. Supervivientes del Incidente. Hombres. Mujeres. Ninos. Ahora saben quien es. Reconocen su leyenda. Con un cambio de atuendo y un simple grito ha salido del anonimato. Sus burlas lo banan como un diluvio monzonico: --Wei! !Mister Tres Prosperidades! !Bonita camisa! --!Comparta un cigarrillo, mister Pez Gordo! --?Adonde vas tan deprisa, tan arreglado? --?Te vas a casar? --?Has encontrado una decima esposa? --?Has encontrado un empleo? --!Mister Pez Gordo! ?Tienes trabajo para mi? --?Adonde vas? !Quiza deberiamos seguir todos al antiguo empresario! A Tranh se le eriza el vello sobre la nuca. Se sacude el miedo de encima. Aunque lo siguieran, seria demasiado tarde para que pudieran aprovecharse. Por primera vez en seis meses, la ventaja de la habilidad y la informacion esta de su parte. Ahora todo depende del tiempo. Trota en medio de la aglomeracion matinal de Bangkok, cruzandose con bicicletas, rickshaws y escuteres de cuerda. Esta cubierto de sudor. Tiene la camisa empapada, incluso la chaqueta se ha humedecido. Se la quita y se la cuelga en el brazo. Su cabello gris se adhiere al cuero cabelludo liso como una cascara de huevo, salpicado de vitiligo, chorreante de agua. Se detiene cada pocas manzanas para caminar y recuperar el aliento mientras las espinillas empiezan a dolerle, su respiracion se entrecorta y su corazon de anciano martillea en su pecho. Deberia invertir los baht en un viaje en rickshaw, pero no logra animarse a hacerlo. Llega tarde. ?Demasiado tarde, quiza? Si es demasiado tarde, habra dilapidado los baht y pasara hambre esta noche. Por otra parte, ?de que sirve un traje empapado de sudor? El habito hace al monje, les decia a sus hijos; la primera impresion es la que cuenta. Empezad con buen pie y empezareis con ventaja. Por supuesto que se puede conquistar a alguien con talento e informacion, pero las personas son ante todo animales. Cuida tu aspecto. Huele bien. Satisface sus sentidos primarios. Despues, cuando se sientan bien dispuestos hacia ti, formula tu propuesta. ?No fue ese el motivo de que propinara una paliza a su segundo hijo cuando este se presento en casa con un tigre rojo tatuado en el hombro, como si fuese un gangster de calorias cualquiera? ?No fue ese el motivo de que pagara a un dentista para que retorciese los dientes de su propia hija con bambu cultivado y curvas de goma importadas de Singapur hasta dejarselos rectos como cuchillas? ?Y no es ese el motivo de que los Panuelos Verdes de Malaca odiaran a los chinos? ?Por nuestro buen aspecto? ?Por parecer tan acaudalados? ?Por hablar tan bien y trabajar con tanto ahinco cuando ellos ganduleaban y nosotros sudabamos de sol a sol? Tranh ve pasar una manada de escuteres de cuerda, todos ellos de manufactura chino-tailandesa. Que artefactos tan ingeniosos y veloces: un muelle percutor de un megajulio y un volante, pedales y frenos de friccion para reutilizar la energia cinetica. Y todas sus fabricas pertenecian al ciento por ciento a los chinos chiu chow, a pesar de lo cual, la sangre de los chiu chow no corre por las cunetas de este pais. Los chinos chiu chow son queridos, pese al hecho de que llegaron al reino thai como farang. Si nos hubieramos integrado en Malaca como hicieron aqui los chiu chow, ?habriamos sobrevivido? Tranh sacude la cabeza para apartar de si esa idea. Habria sido imposible. Su clan habria tenido que convertirse tambien al islam y renegar de todos sus antepasados en el infierno. Habria sido imposible. Quiza fuera ese el karma de su pueblo, la destruccion. Controlar y dominar brevemente las ciudades de Penang y Malaca, ademas de toda la costa oeste de la peninsula malaya, y extinguirse despues. El habito hace al monje. O lo mata. Tranh por fin ha aprendido esta leccion. Un traje blanco a medida de los Hermanos Hwang es lo mas parecido a una diana. Una antigualla mecanica de oro oscilando en tu muneca no es mas que un cebo. Tranh se pregunta si los dientes perfectos de sus hijos yaceran aun entre las cenizas de los almacenes de Tres Prosperidades, si sus preciosos relojes atraeran ahora a los tiburones y los cangrejos en las bodegas de sus cliperes barrenados. Deberia haberlo sabido. Deberia haber visto como subia la marea de sectas sedientas de sangre y nacionalismo exacerbado. Del mismo modo que el hombre al que siguio hace dos meses deberia haber sabido que un atuendo elegante no es ninguna armadura. Un hombre trajeado, tarjeta amarilla para colmo de males, deberia haber sabido que no era mas que un pedazo de cebo ensangrentado ante un dragon de Komodo. Por lo menos el muy mentecato no mancho sus elegantes ropas de sangre cuando los camisas blancas acabaron con el. Ese no tenia espiritu de superviviente. Habia olvidado que ya no era un pez gordo. Pero Tranh esta aprendiendo. Igual que aprendio una vez a leer los informes de las mareas y los mapas de profundidad, el movimiento de los mercados y las plagas biologicas de diseno, ahora aprende de los gatos demonio que parpadean y se ocultan a la vista, que huyen de sus cazadores al primer indicio de peligro. Aprende de los cuervos y los milanos que prosperan con la carrona. Estos son los animales a los que debe emular. Debe descartar los reflejos del tigre. Ya no quedan tigres, salvo en los zoologicos. El destino de un tigre es ser cazado y abatido. Pero un animal de pequeno tamano, un carronero, tiene la oportunidad de roer los huesos del tigre y huir con el ultimo traje de los Hermanos Hwang que habra de cruzar jamas la frontera de Malaca. Con el clan de los Hwang exterminado y todos sus disenos reducidos a cenizas, no queda nada salvo recuerdos y antiguedades, y un anciano carronero que conoce el poder y los peligros de una fachada elegante. Un rickshaw vacio pasa ociosamente por su lado. El conductor mira a Tranh por encima del hombro, inquisitivos los ojos, intrigado por la tela de los Hermanos Hwang que ondea sobre el magro armazon de Tranh. Dubitativo, Tranh levanta una mano. El rickshaw aminora. ?Es prudente arriesgarse? ?Dilapidar con tanta frivolidad su ultima medida de seguridad? Hubo una epoca en que enviaba cliperes al otro lado del oceano, a Chennai, con las bodegas repletas de durios pestilentes con el presentimiento de que los indios no habrian tenido tiempo de sembrar variedades resistentes antes de que se les echaran encima las nuevas mutaciones de la roya. Una epoca en que compraba te negro y madera de sandalo en los mercados fluviales con la esperanza de poder revenderlos en el sur. Ahora no es capaz de decidir si deberia montar en el rickshaw o seguir caminando. !Que personaje tan gris se ha vuelto! A veces se pregunta si no sera en realidad un fantasma voraz, atrapado entre dos mundos sin poder escapar hacia ninguno de los dos. El rickshaw rueda despacio ante el; el jersey azul del conductor reluce bajo el sol tropical, aguardando una decision. Por senas, Tranh le indica que siga su camino. El conductor del rickshaw se pone de pie sobre los pedales, sus sandalias aletean contra los talones encallecidos, y acelera. El panico se apodera de Tranh. Levanta la mano otra vez, corre detras del rickshaw. --!Espera! --Su voz no es mas que un susurro. El rickshaw se incorpora al trafico, uniendose a las bicicletas y las gigantescas formas bamboleantes de los megodontes elefantinos. Tranh deja caer la mano, alegrandose secretamente de que el conductor no lo haya oido, de que la decision de gastar sus ultimos baht haya recaido sobre una fuerza mas grande que el. Las aglomeraciones de la manana fluyen a su alrededor. Cientos de ninos con sus uniformes de marineros cruzan en columnas las puertas de las escuelas. Monjes con habitos azafranados pasean a la sombra de grandes paraguas negros. Un hombre con un sombrero conico de bambu se fija en el y murmura algo para su amigo. Ambos lo estudian. Un reguero de temor recorre la espalda de Tranh. Lo rodean por completo, igual que en Malaca. Para sus adentros, los llama extranjeros, farang. Y sin embargo aqui es el el forastero. La criatura que no encaja. Y lo saben. Las mujeres que cuelgan sarongs en los alambres de sus balcones, los hombres sentados descalzos mientras beben cafe con azucar. Los pescaderos y los vendedores de curri. Todos lo saben, y Tranh a duras penas consigue dominar el terror. Bangkok no es Malaca, se dice. Bangkok no es Penang. Ya no tenemos esposas ni relojes de oro y diamantes que puedan robarnos. Pregunta a los cabezas de serpiente que me abandonaron en la jungla infestada de sanguijuelas de la frontera. Ellos tienen toda mi riqueza. Yo no tengo nada. No soy ningun tigre. Estoy a salvo. Durante unos segundos, lo cree de veras. Pero, de repente, un muchacho con la piel oscura como la teca rebana la tapa de un coco con un machete oxidado y se lo ofrece con una sonrisa, y Tranh debe recurrir a toda su fuerza de voluntad para no proferir un alarido y huir despavorido. Bangkok no es Malaca. No van a incendiar tus almacenes ni a cortar a tus trabajadores en pedazos que emplear como cebo para los tiburones. Se enjuga el sudor de la cara. Quiza deberia haber esperado antes de ponerse el traje. Llama demasiado la atencion. Hay demasiadas personas que lo observan. Seria mejor mimetizarse como un gato demonio y cruzar la ciudad al amparo del anonimato en vez de pasearse por ahi como un pavo real. Poco a poco, los bulevares ribeteados de palmeras dan paso al paramo descubierto del nuevo barrio extranjero. Tranh aprieta el paso camino del rio, adentrandose en el imperio manufacturero de los farang blancos. Gweilo, yang guizi, farang. Cuantas palabras en cuantos idiomas para estos simios sudorosos de piel translucida. Hace dos generaciones, cuando se agoto el petroleo y se clausuraron las fabricas gweilo, todo el mundo dio por sentado que estaban verdaderamente acabados. Pero ahora han vuelto. Los monstruos del pasado han regresado con nuevos juguetes y nuevas tecnologias. Las pesadillas con que lo amenazaba su madre invaden las costas asiaticas. Autenticos demonios, inmortales. Y el se dispone a rendirles pleitesia: los secuaces de AgriGen y PurCal, con sus monopolios de arroz U-Tex y trigo TotalNutrient; los hermanos de sangre de los ingenieros biologicos que piratearon gatos demonio inspirandose en un libro y los dejaron en libertad para que procrearan a sus anchas; los patrocinadores de la misma Policia de Propiedad Intelectual que abordaba sus flotas de cliperes en busca de infracciones, husmeando como lobos tras el rastro de calorias sin sello y cereales pirateados, como si sus plagas de cibiscosis y roya de diseno no bastaran para garantizarles los mayores beneficios… Ve un corro de gente ante el. Tranh frunce el ceno. Empieza a correr, pero se obliga a seguir caminando. Sera mejor no dilapidar calorias ahora. Ya se ha formado una fila enfrente de la fabrica de los Hermanos Tennyson, esos diablos extranjeros. Se extiende a lo largo de casi toda una li, dobla la esquina, pasa por delante del logotipo de equipamiento para ciclistas que adorna la reja de hierro forjado de la Corporacion de Investigacion Sukhumvit, por delante de los dragones entrelazados de la Division del Este Asiatico de PurCal, y por delante de Mishimoto & Cia., la ingeniosa empresa japonesa de dinamica de fluidos a la que Tranh solia encargar el diseno de sus cliperes. Se rumorea que Mishimoto esta repleta de mano de obra mecanica importada. Repleta de neoseres ilegales modificados biologicamente que caminan, hablan y se mueven a trompicones… y que roban el arroz de los cuencos de personas reales. Criaturas de hasta ocho brazos, como los dioses hindues, criaturas sin piernas para que no puedan fugarse, criaturas con ojos tan grandes como tazas que, aunque solo pueden ver a unos pocos palmos de distancia, lo inspeccionan todo con su tremenda curiosidad aumentada. Nadie puede ver lo que hay dentro, no obstante, y si los camisas blancas del Ministerio de Medio Ambiente saben algo, los astutos japoneses deben de pagarles bien para que hagan la vista gorda ante sus afrentas contra la biologia y la religion. Se trata tal vez de lo unico en lo que podrian estar de acuerdo un budista, un musulman e incluso los cristianos grahamitas farang: los neoseres carecen de alma. Cuando Tranh compraba sus cliperes a Mishimoto, hace tanto tiempo, eso le traia sin cuidado.

  • La psicologa de Helene Flood

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    Una manana, despues de dejarle un mensaje en el contestador, el marido de Sara desaparece sin dejar rastro. Ella creia que Sigurd habia quedado con unos amigos, pero ellos tampoco saben donde esta. Para Sara, Sigurd miente; para la policia, la experiencia de Sara como psicologa la convierte en sospechosa. Pero, cuando los detectives descubren que la vida de Sara esta siendo vigilada mediante camaras y microfonos ocultos, se dan cuenta de que ni la verdad es tan obvia, ni la mente tan poderosa.

  • Curcuma Azul de Halo Summer

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    --!Pues si que eres rara! --dice mi hada madrina--. Cualquier muchacha en tu situacion estaria contentisima de poder ir a un baile. Y mas aun si tiene la oportunidad de enamorarse y huir de su miseria.

  • Los recuerdos sumergidos de Ana I. Martin

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    Una historia de superacion de una mujer valiente y fuerte a la que la vida le dara una segunzda oportunidad para ser feliz.

  • Anibal, Enemigo de Roma de Ben Kane

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    Durante la Primera Guerra Punica, las legiones romanas derrotaron a Cartago, su unico rival en todo el Mediterraneo. Pero hoy Anibal, un brillante general cartagines, prepara la venganza. Paralelamente, dos jovenes (Hanno, el hijo de un confidente de Anibal, y Quinto, hijo de un terrateniente) se veran inmersos en un periplo que amenaza, cuando ya se oyen tambores de guerra, con destrozar la amistad entre dos chicos criados en imperios enfrentados...

  • Un canalla que no lo era (Escandalos y canallas 1) de Sarah Maclean

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    Si la condesa de Liverpool no hubiera sido una ferviente admiradora de las criaturas acuaticas, quiza todo habria sido diferente. Tal vez entonces nadie hubiera sido testigo de los acontecimientos del 13 de junio en la legendaria fiesta que ofrecio para celebrar el final de la temporada de 1833. Quiza Londres se hubiera sentido feliz hablando de la miriada de anfitriones que se propagarian como escarabajos por los campos britanicos a lo largo del idilico verano. Quiza. Pero un ano antes, la condesa de Liverpool habia recibido de regalo media docena de carpas naranjas y blancas que se decia que eran descendientes directas de los venerados Shoguns de Japon. Sophie consideraba que la historia era totalmente inverosimil y que Japon seguia estando muy aislado del resto del mundo, pero lady Liverpool se sentia muy orgullosa de sus mascotas y las cuidaba con una pasion casi enfermiza. Seis se habian convertido en dos docenas y la fuente en la que vivian aquellas criaturas habia dado paso a un lugar que solo podia describirse como un estanque. Sin embargo, los peces habian despertado la imaginacion de la condesa, y la soiree veraniega de los Liverpool tuvo como tema un extrano mundo chino a pesar de que la condesa sabia todavia menos sobre China que sobre Japon. De hecho, cuando los saludo, iba envuelta en una elaborada y diafana seda blanca y naranja con la que pretendia evocar a sus preciadas carpas. --Por lo que se ve, nadie sabe nada sobre Japon --les dijo, explicandoles su razonamiento--. Los japoneses son muy reservados, lo que los hace poco divertidos para una fiesta tematica. Sin embargo, China esta tan cerca... que es casi lo mismo. Cuando Sophie le dijo a la condesa que ambas culturas no se parecian en absoluto, esta solto una risita y agito un brazo cubierto por aletas de seda. --No se preocupe, lady Sophie. Estoy segura de que en China tambien hay carpas. Sophie habia lanzado a su madre una mirada desesperada al escuchar aquellas ignorantes palabras, pero esta no se dio por enterada. Durante semanas, Sophie habia insistido en que China y Japon no eran lo mismo, aunque nadie la habia escuchado. Su madre estaba demasiado agradecida por que las hubieran invitado a un evento tan exclusivo. Despues de todo, las hermanas Talbot no solian frecuentar tales acontecimientos. Tanto ellas como el resto de la aristocracia se habian ataviado con una enorme variedad de brocados, cada uno mas elaborado que el anterior, de tonos rojos y dorados, y se habian cubierto la cabeza con extravagantes sombreritos que habian mantenido ocupadas a todas las modistas de Londres en cuanto se empezaron a recibir las invitaciones. Sophie, sin embargo, se habia resistido ante la insistencia de su madre a participar en la farsa y, para consternacion de su familia, su atuendo era de un ordinario amarillo palido. Y asi fue como aquel precioso dia de mediados de junio, lady Liverpool se fijo en la pobre y poco interesante Sophie --que no era la mas hermosa, la mas loca ni la que mejor tocaba el piano de las Talbot-- y le sugirio que quiza le gustaria ver las nuevas carpas en un entorno adecuado. Sophie acepto tan contenta la oferta, agradeciendo poder alejarse de la fiesta repleta de aristocratas y de sus intensas miradas, que tanto ella como su familia evitaban siempre que podian. Despues de todo no habia una mirada tan penetrante como aquella que fingia eludir el objeto de su curiosidad. Y eso era particularmente cierto cuando los objetos en cuestion eran imposibles de ignorar. Las miradas habian seguido a las jovenes Talbot desde que comenzaron a ser presentadas en sociedad --cinco hermanas en cuatro anos--, y cada una fue peor recibida que la anterior, mientras las invitaciones habian ido disminuyendo cada temporada que pasaba. Sophie siempre habia deseado que su madre abandonara ese sueno de querer que sus hijas fueran aceptadas en la sociedad, ya que era algo que jamas ocurriria. En consecuencia, Sophie estaba alli, ocultandose como podia en los ornamentados jardines de los Liverpool, fingiendo no estar escuchando los insultos que lanzaban contra sus hermanas con tanta regularidad que ya no suponian ninguna novedad. Asi fue como, con no poco alivio, Sophie siguio las instrucciones de su anfitriona y se dirigio al legendario invernadero de los Liverpool, una enorme construccion de vidrio donde se podia admirar una impresionante variedad de flora, que prometia no proporcionar ningun chisme. Busco en su interior el estanque de peces, caminando entre los limoneros, que crecian exuberantes en macetas, y los impresionantes helechos, hasta que oyo unos sonidos: una especie de gritos ritmicos e inquietantes, como si alguna pobre criatura estuviera siendo torturada entre los rododendros. Convencida de que la criatura en cuestion necesitaba claramente ayuda, se acerco a investigar. Por desgracia, cuando encontro el origen de los ruidos, se hizo muy evidente que la mujer en cuestion no necesitaba asistencia. Ya la estaba recibiendo. Del cunado de Sophie. Es preciso anotar que la mujer no era su hermana. Razon por la cual, despues de recuperarse de su conmocion inicial, se sintio con todo el derecho de interrumpir. --Excelencia... --pronuncio con voz firme y clara, rompiendo el silencio con el desprecio que sentia por ese hombre y por el mundo que le habia otorgado tanto poder. La pareja se quedo inmovil. Una bonita cabeza rubia aparecio por detras del brazo de su cunado, cubierto con una pagoda de seda roja de la que colgaban multitud de borlas doradas, unos grandes ojos azules se clavaron en ella parpadeando. El duque de Haven no se digno siquiera a mirarla. --Vete. Sin duda, no habia nada en el mundo que Sophie odiara mas que la aristocracia. --?Sophie? Mama esta buscandote... Ha interceptado al capitan Culberth en el campo de croquet, pobre hombre, esta a punto de matarlo con ese enorme abanico que ha insistido en llevar. Debes ir a rescatarlo. Sophie cerro los ojos al escuchar aquellas palabras, deseando no haberlas oido. Deseando que la persona que las acababa de decir estuviera a mucha distancia. Se dio la vuelta para detener el avance de su hermana. --No, Sera... --!Oh! --Seraphina, duquesa de Haven, de soltera Talbot, se detuvo en seco cuando doblo la esquina hacia el bosquecillo de plantas en maceta, percibiendo la escena con las manos sobre su vientre, que sobresalia ligeramente donde crecia el futuro duque de Haven--. !Oh! --Sophie percibio la sorpresa en la expresion de su hermana al asimilar la escena, que fue seguida con rapidez por otra de tristeza y luego una de fria calma--. Oh... -- repitio. El duque no se movio. No miro a su esposa, a la madre de su futuro hijo. En su lugar, empujo con una mano la cabeza de rizos rubios y hablo con la boca pegada al cuello de su amante. --He dicho que os vayais. Sophie miro a Seraphina, que se irguio en toda su altura y trato de ocultar todas las emociones que debia estar sintiendo. Que Sophie no pudo evitar sentirlas con ella. Deseo que su hermana dijera algo. Que luchara por si misma. Por su hijo no nacido. Pero Seraphina se dio la vuelta. Sophie no pudo reprimirse mas. --!Sera! ?No piensas decir nada? --La mayor de las Talbot sacudio la cabeza. Aquel movimiento de renuncia hizo que Sophie se viera atravesada por una sacudida de ira e indignacion que la impulso a volverse hacia su cunado--. Si no lo hace ella, lo hare yo. Eres un pomposo asqueroso. Un ser deleznable y repugnante. El duque le dirigio una mirada desdenosa. --?Debo continuar? --espeto Sophie. La rubia jadeo entre los brazos de su cunado. --!Por favor! No se puede hablar a un duque de esa manera. Es una terrible falta de respeto. Sophie resistio el impulso de arrancar el ridiculo sombrerito de la cabeza de aquella mujer y pisotearlo. --Tiene razon. Soy la unica que esta faltando el respeto en este momento -- ironizo. --Sophie... --susurro Seraphina. Sophie percibio la urgencia en aquella palabra, como si quisiera impulsarla fuera de la escena. El duque emitio un largo suspiro, solto a la dama en cuestion, le bajo la falda y le indico que se levantara del lugar donde estaba sentada. --Vete... --Pero... --He dicho que te vayas. La mujer sabia lo que le convenia y obedecio al instante, enderezando sus borlas y alisandose las faldas antes de desaparecer. El duque se volvio hacia ella, todavia abrochandose los pantalones. Su duquesa aparto la mirada; Sophie no. De hecho, se puso delante de su hermana como si asi pudiera proteger a Seraphina de aquel terrible hombre con el que se habia casado. --Si piensas que vas a asustarnos con tu vulgaridad, puedes ir olvidandolo. El arqueo una ceja. --Claro, vuestra familia esta acostumbrada a la vulgaridad. Las palabras querian ofender, y lo hicieron. La familia Talbot era el escandalo de la aristocracia. El padre de Sophie y Seraphina era un conde de nuevo cuno, hacia solo una decada que habia recibido el titulo del rey. A pesar de que su padre nunca habia confirmado los rumores, era creencia comun que habia sido la fortuna que Jack Talbot habia hecho con el carbon lo que habia comprado el titulo. Algunos decian que lo habia ganado en una partida de faro y otros que era el pago por haberse hecho cargo de una deuda particularmente embarazosa del rey. Sophie no lo sabia y tampoco le importaba demasiado. Despues de todo, el titulo de su padre no tenia nada que ver con ella; jamas hubiera elegido relacionarse con el mundo aristocratico. De hecho, habria elegido cualquier otro entorno antes que ese, donde la gente hablaba mal y se metia con sus hermanas. Alzo la barbilla y se enfrento a su cunado.

  • Dejate llevar (Citas de amor 2) – Anna Dominich de Anna Dominich

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    Lisa es una timida profesora de primaria que siempre esta rodeada de ninos. Lleva una vida tranquila y sin sobresaltos, pero siente que le falta algo. Decepcionada consigo misma, con una vida amorosa inexistente y menospreciada por su madre y por su mascota, decide plantarse y buscar una solucion.
    Cuando ve el anuncio de una pagina de contactos llamada <>, se atreve a crear un perfil con la esperanza de conocer a alguien especial. Alli empieza a hablar con Toni, un profesor de secundaria culto y elegante con el que tiene muchas cosas en comun. Sin embargo, no todo es lo que parece. Las dudas surgen justo en el momento en que conoce a Raul, un hombre con pendientes y muchos tatuajes por el que siente una atraccion inmediata.
    Lisa debe elegir entre quedarse con lo seguro y apostar por una vida confortable al lado de Toni o arriesgarlo todo y lanzarse a la aventura con Raul, alguien que a todas luces es lo opuesto a ella y que sigue anclado en un pasado tormentoso.

  • Sangre entre la hierba de Maribel Medina

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    Thomas Connors y Laura Terraux vuelven con un nuevo caso relacionado con el mundo de la trata de mujeres.

  • La princesa del East End (Secretos de alcoba 3) de Christine Cross

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    El carruaje que traqueteaba por las calles londinenses a esas horas de la noche olia a dinero por los cuatro costados, lo mismo que el hombre que se sentaba a su lado. Rose se reclino contra el lujoso asiento acolchado, tapizado en seda adamascada, y permitio que sus labios se estiraran en una sonrisa satisfecha. Habia hecho bien en no hablar sobre el caballero con ninguna de las chicas del burdel o alguna de ellas se lo habria arrebatado. Solo Bertha, la pequena criada que limpiaba las habitaciones, conocia su existencia, aunque se habia encargado de dejarle claro lo que sucederia si se iba de la lengua. No tenia nada en contra de la pobre chica, ademas, era demasiado asustadiza y timida como para ir a contarle sobre sus asuntos a la madame; a la muchacha le convenia estar en buenos terminos con todas las chicas, pues su sueldo dependia de ellas. Habia sido mala suerte que la nina saliera a tirar la basura al callejon trasero del edificio justo cuando ella le ofrecia sus servicios al caballero, aunque le habia bastado una mirada de advertencia para que la criadita desapareciese a la carrera por la puerta de la cocina. Para una vez que tenia fortuna en la vida, no iba a desperdiciarla. El prostibulo que regentaba madame Beth en Haymarket era uno de los mas cotizados entre los nobles de la aristocracia, pero tambien uno de los mas estrictos en cuanto a sus reglas de gobierno. No se permitian las relaciones fuera del local, quiza por miedo a que alguna de las chicas emulara el ejemplo de Laura Bell, la joven cortesana irlandesa que habia conseguido casarse con el capitan August Frederick Thistlethwayte, de Grosvenor Square. La que habia sido conocida como <> era en esos momentos la orgullosa senora de una finca en Ross-shire, Escocia. Rose echo un vistazo al semblante de su acompanante. Su perfil, elegante y masculino, oscilaba entre las luces y sombras que atravesaban la ventanilla del coche. Si jugaba bien sus cartas, ella, Rose O'Flaggerty, tambien obtendria lo mismo que su compatriota. El hombre era atractivo, de constitucion fuerte y movimientos mesurados. Sus ojos tenian un perpetuo halo de tristeza que le provocaba la acuciante necesidad de envolverlo en sus brazos, como si fuese un nino necesitado de consuelo, aunque lo cierto era que el le doblaba la edad. --?Se arrepiente, senorita O'Flaggerty? La voz calida y suave le produjo un estremecimiento. Le encantaba que la tratase con el respeto debido a una dama, hacia que se sintiese valorada como mujer. --En absoluto, milord. ?Como podria arrepentirme? --Su tono reflejo cierta incredulidad. No comprendia que el pudiera pensar que le costara dejar atras la vida que llevaba. Habia llegado a Londres desde Irlanda con dieciseis anos y habia comenzado trabajando como sirvienta por unos pocos chelines. A los diecisiete, el hambre y las circunstancias --una madre viuda y tres hermanos menores-- la habian obligado a prostituirse en las calles. Odiaba aquel negocio, se sentia como una mercancia usada, pero habia aprovechado bien su belleza juvenil para evitar que sus hermanas menores tuviesen tambien que prostituirse. Entrar en el negocio de madame Beth habia sido lo mejor que habia podido sucederle, tenia su habitacion propia y ganaba casi tres veces mas de lo que conseguia en la calle; poseia vestidos elegantes y podia comer un plato caliente cada dia. No, desde luego, no se arrepentia. En esos momentos tenia veinticinco anos y, aunque seguia siendo una mujer hermosa, los caballeros preferian a las muchachas mas jovenes, con lo que cada vez mermaban mas sus posibilidades de conseguir un buen sustento para el futuro. --Conocerlo ha sido lo mejor que me ha pasado --agrego Rose al ver que el no decia nada. --Me alegro mucho. --Tomo su mano con suavidad y se la apreto con delicadeza. Sintio la reconfortante calidez que emanaba del cuerpo masculino cuando se inclino hacia ella, y las notas especiadas de su aroma--. Es mi deseo hacerla feliz y que pueda vivir en paz. Rose parpadeo, un tanto sorprendida, ante aquella forma de expresarse. Con toda certeza, <> no era una palabra que habria incluido en su vocabulario y en su vida. Se removio inquieta sobre el asiento, con una sensacion extrana atenazandole las entranas; sin embargo, se esfumo apenas vio el estuche de terciopelo que el caballero puso ante sus ojos. --!Oh, es precioso! Paso los dedos con delicadeza sobre las piedras de rubi, talladas con una gran perfeccion, que descansaban sobre engarces de oro. Tenia un aire antiguo que atraia la atencion de un modo casi hipnotico. --Pertenecio a una reina. --La voz profunda no logro arrancar su mirada del brillo de los rubies--. Toda mujer deberia poder lucir una joya asi al menos una vez en la vida. Saco el collar del estuche y le hizo darse la vuelta para colocarselo. Rose se estremecio, aunque no supo si fue por el roce de las manos masculinas sobre la piel de su nuca o por el peso de la gargantilla. Noto un calorcillo en el pecho y la recorrio una pequena agitacion. --Milord, no se que decir. --Se giro de nuevo hacia el y esbozo una sonrisa seductora--. Muchas gracias por este precioso regalo. Yo… Se quedo en silencio cuando el coloco un dedo sobre sus labios para acallarla. Noto como lo deslizaba despacio por el carnoso labio inferior y deseo que la besara. No lo habia hecho despues del dia en que se conocieron en aquel oscuro callejon, al que ella salio para refrescarse del opresivo ambiente del burdel. En esa ocasion, la habia besado con fuerza, casi con desesperacion; pero, tras aquel dia, se habia comportado como un perfecto caballero, como si de verdad la cortejara. Y aunque le encantaba sentir aquella especie de veneracion con que el la trataba, en algunos momentos le hubiera gustado que pareciese un poco mas terrenal. --?Por que no brindamos por la nueva vida que le espera? --le dijo, sacando del bolsillo interior de su chaqueta una petaca de plata y ofreciendosela--. Sera una mucho mas feliz, sin carencias, sin dolor. ?Me cree, senorita O'Flaggerty? Rose asintio. --Le creo, milord. --Entonces, brindemos a nuestra salud. Acepto la petaca y dio un largo sorbo. El liquido le quemo la garganta y le calento las entranas. Aunque era algo mas fuerte de aquello a lo que estaba habituada, no se quejo. No pensaba morder la mano que le iba a dar de comer. A ella y a su familia. Aun no le habia hablado de sus hermanos ni le habia contado que les habia entregado a ellos el dinero que el le habia ofrecido con tanta generosidad. Maud habia crecido en los ultimos meses y necesitaba vestidos nuevos; a Sheila se le habia acabado el material para fabricar los bonitos sombreros que luego vendia a un elegante negocio de la calle Bond; y Michael habia requerido zapatos nuevos. Si el caballero cumplia su palabra, no les faltaria de nada a partir de aquel momento. --?Falta mucho para llegar? --pregunto. Sentia la lengua rasposa y dio otro pequeno trago, o tal vez lo hacia solo para animarse a hablar. Sabia que tenia que ser sincera con el y contarle de su familia, y aquel era un buen momento para hacerlo. --No demasiado --respondio, al tiempo que le quitaba la petaca de la mano temblorosa y volvia a guardarsela en el bolsillo--. En un par de minutos habremos llegado a nuestro destino. --Aun no me ha dicho adonde nos dirigimos. --?Eso importa? Mientras encuentre el camino, todo estara bien. Rose sacudio la cabeza en un intento por despejarse. Aquellas palabras le habian resultado incomprensibles, quiza porque habian llegado a ella distorsionadas. De hecho, la figura del hombre parecio desvanecerse por momentos, y extendio las manos hacia delante para aferrarse a ella mientras una sensacion extrana se apoderaba de su mente y de su cuerpo, una liviandad que la asusto. --?Que… camino? Yo… me siento… Cerro los ojos casi al mismo tiempo que notaba las manos de el acercandola a su cuerpo. Su calor y su esencia la envolvieron, y se dejo llevar por la niebla que inundaba sus sentidos. --Duerma, senorita O'Flaggerty. Pronto terminara todo y usted podra descansar en paz, como deseaba. El dolor le martilleaba en las sienes y detras de los parpados. Ademas, tenia frio; la superficie sobre la que se hallaba tumbada desprendia un helor que le calaba los huesos a traves de las capas de su vestido. Voces indistintas alcanzaron sus oidos, pero se encontraba demasiado aturdida para comprender los ricos tonos masculinos. Se pregunto si se habria quedado dormida en algun salon del burdel. Intento abrir los ojos y una luz brillante, como del sol, la deslumbro. ?Ya era de dia? Pero ella recordaba haber viajado de noche con el caballero. Parpadeo varias veces y trato de enfocar la mirada. No era el sol. La luz que la cegaba era el fuego ardiente de unas antorchas que iluminaban el recinto en el que se encontraba. Sombras oscuras danzaban sobre las paredes. Componian extranas figuras que provocaron que su corazon comenzase a latir apresurado. Una se cernio sobre ella y quiso gritar, pero tenia la garganta seca y cerrada. La respiracion acelerada provoco que le dolieran los pulmones y se acrecentase el mareo. --No tendria que haber despertado. --Reconocio la voz y casi sollozo por el alivio. Aunque no podia ver bien su rostro, sabia que se trataba del caballero--. Ahora todo sera peor. Rose no comprendio sus palabras por completo. Todavia sentia el cuerpo descompuesto y temblaba de frio. --Agua --le pidio, arrancando un quejido a su garganta. --Es mejor que no tome nada. Todo se acabara pronto, se lo prometo --le aseguro el. Su voz sonaba cargada de melancolia y tristeza, y la caricia suave que retrato su mejilla sabia a dolorosa despedida. Un estremecimiento involuntario la recorrio por entero. Intento incorporarse, a pesar del mareo, pero un fuerte tiron en las munecas se lo impidio. El panico comenzo a atenazarla, un terror irracional que se acrecento cuando el caballero se alejo y la luz de las antorchas le permitio ver las cadenas que sujetaban sus manos. Rose comenzo a gritar mientras tiraba con fuerza de sus ataduras en un vano intento por deshacerse del tintineante metal. --!Dejeme ir, milord, yo no he hecho nada! --La garganta le ardia, pero los ecos de su voz se perdian en la resonante boveda de piedra. Las lagrimas que arrasaban sus ojos le quemaban la piel--. !Soy una buena chica! Cerro los parpados, angustiada. ?Que iba a ser de su familia: de su madre, del pequeno Michael, de Maud y Sheila? ?Como podrian vivir sin su sustento? Una sombra la cubrio y abrio los ojos, sobresaltada. En ese momento, la luz se habia tornado mas intensa y pudo ver con claridad los de el. El caballero la miraba con una tristeza mas profunda de lo que nunca le habia visto. Pero, en esta ocasion, no sintio compasion, solo terror cuando un coro de voces masculinas entono un cantico en una lengua desconocida y extrana. Unos hombres vestidos con tunicas negras rodearon la piedra sobre la que se encontraba tumbada. --?Podra perdonarme, senorita O'Flaggerty? --La voz del caballero era un susurro dulce--. Ella es todo lo que amo y la necesito de vuelta conmigo. Usted tiene que morir para que ella viva, ?lo comprende? --!No! !No, no, por favor! --suplico entre sollozos--. No quiero… Enmudecio y sus ojos se dilataron por el terror cuando vio ondear sobre su cuerpo una daga de plata, empunada por el hombre que le habia prometido que la haria feliz. El grito agudo y horrorizado golpeo las paredes de piedra, pero sus oidos permanecieron sordos al eco de su propia voz y al borboteo de su sangre caliente al derramarse en el interior del caliz de plata. El caballero contemplo el bello rostro de la mujer, exangue y palido, y durante unos instantes experimento lastima por ella. <>. El pensamiento vago por su mente y lo ayudo a tranquilizarse. --Lo has hecho muy bien. --La felicitacion del Gran Maestro de la Orden lo saco de sus cavilaciones--. El primero es siempre el mas dificil, pero tu no has dudado. Estoy seguro de que conseguiras lo que te propones. El asintio. Volver a ver a su preciosa Alice, a su unico amor. Nunca habria nadie como ella; nunca podria amar a nadie mas. Si, lo conseguiria. El numero siete era el numero de la perfeccion, el que unia el numero tres del espiritu con el numero cuatro de la materia y devolvia la vida. Solo necesitaba seis victimas mas para realizar el ritual completo y poder traer a su esposa desde el abismo de la muerte

  • Esclavos de la pasion de Concepcion Marin Albesa

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    ES UNA MUCHACHA CAPRICHOSA. PERO TODO CAMBIARA CON LA MUERTE DE SU PADRE. AHORA SU TUTOR ES SCOTT. UN HOMBRE QUE CAMBIARA SU VIDA PARA SIEMPRE.

  • La camara de obsidiana de Douglas Preston

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  • El optimismo de la voluntad de Jorge Herralde

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    Durante cuarenta anos nos dice Juan Villoro en el prologo Herralde ha dirigido su editorial, Anagrama, con el intrepido placer de quien organiza una fiesta en una pais con toque de queda. Y sobre los preparativos y los invitados de este convite nos habla su organizador en El optimismo de la voluntad: un collage de homenajes a autores y editores “Sergio Pitol, Carlos Monsivais, Ricardo Piglia, Roberto Bolano, Mario Muchnik, Arnaldo Orfila, entre otros”, ademas de notas sobre la experiencia de editar en el contexto latinoamericano. Como recuento historico la obra es imprescindible y como lectura es uno de los libros mas memorables que se hayan escrito sobre el tema.

  • Manos que curan de Barbara Ann Brennan

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    Un libro que ha pasado a la historia de la Nueva Era por sus aportes revolucionarios a la investigacion cientifica, a la practica terapeutica y al conocimiento de los poderes de la energia humana.

  • Comprada de Alba_duro

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    Cuando estas sentado en el hotel mas lujoso del pais, rodeado de las mujeres mas bellas, sosteniendo una copa del mejor vino y fumando un Habano de la cosecha especial cubana, te das cuenta de que todo valio la pena. Te das cuenta de que estas en la cima del mundo y el unico asiento que hay es el tuyo y no pertenece a nadie mas, eres dueno de todo aquello que sonaste y puedes dar ordenes con solo una mirada. Las bondades de la vida y del dinero son mas que satisfactorias y muy adictivas, sobre todo cuando vienes de pasar tanto trabajo en tu ninez y todo lo lograste gracias con tus propios meritos y nadie puede decir lo contrario. Quiza no sea la vida perfecta y quiza algunas cosas no son como se esperaban, pero al fin y al cabo cuando el dinero en el banco se multiplica practicamente solo, te das cuenta que con el puedes comprar todo lo que quieras. Y a todos los que quieras. Simplemente es cuestion de poder y placer. Andres nunca penso estar en esa situacion, pero, asi le sucedio. Despues de tanta lucha y trabajo las cosas por fin se dieron y sus ideas y negocios traspasaron las fronteras y sus propios limites, el era ahora un hombre millonario, poderoso y codiciado. Si, tenia a las mujeres a sus pies, y no solo por su dinero sino por ser el dueno de la empresa mas exitosa de su pais segun una reconocida revista dedicada a medir los estandares de cada empresa. Con solo cinco anos de fundada, "NUDE MAGAZINE" contaba con las mejores ventas dentro del mercado de revistas para adultos, ademas tenia las mejores modelos, el mejor material y la mejor calidad humana en el entorno de trabajo. La verdad es que el exito de la compania estaba destinado, todo se dio en el momento justo y con las personas justas. Para el la satisfaccion de ver sus suenos hacerse realidad y convertirlos en lo que siempre imagino fue mas alla de un simple protocolo. Se necesito tiempo, esfuerzo, dedicacion, creatividad, gritos, desvelos, constancia... En fin, el camino fue duro y en algunos momentos tristes, pero el resultado fue el mejor. El respeto que sienten cada una de las personas que trabajan con Andres es indescriptible, ademas cada una de sus instrucciones son magistrales y siempre dan en el clavo, Realmente habia nacido para todo esto y era sin lugar a dudas un genio en toda la extension de la palabra. Pero, no todo podia ser bueno, pues Andres desarrollo un ego inmenso y quiza en algunos casos una prepotencia sobre todas las personas que lo rodeaban, su manera de actuar ante las personas se transformo en autoridad y sentia tener el poder para hacer. Y lo tenia, solo que algunas veces parecia enfermo por el y nunca aceptaba un no por respuesta. Pero, para todos era mas importante la revista y las ganas de salir adelante. A pesar del mal genio que a veces tenia "El Jefe", todos daban lo mejor de si. Estaba trabajando en la revista mas prestigiosa del pais, tenian sueldos muy por encima de promedio y todas las comodidades que pudieran exigir... Y mas. El trabajo era el sonado por cada uno de ellos. Todo lo que se vivia dentro de la empresa a diario, reflejaba como Andres habia encontrado la formula perfecta para el exito y el poder: dinero. Supo que esa palabra era magica y todo se resolvia con el. Todos tenian un precio, incluso el. I Andres habia empezado el proyecto despues de graduarse con honores en la Universidad de Las Artes, y entonces pudo conseguir todos los materiales para armar un pequeno estudio de fotografia en su pequeno departamento a las afueras de la ciudad. Su primera modelo era una companera de la universidad. Hermosa, elegante y sin ningun tipo de tabues ni pudor. Elena poso para Andres con lenceria muy sexy y luego completamente desnuda. No hubo firma en algun contrato, no hubo acuerdo en nada, solo estaban las ganas de cada uno, Andres queria llevar a cabo su proyecto y Elena solo queria sentirse mujer y jugar con su sensualidad, con su cuerpo, con sus ganas de sentirte atractiva y deseada. El proyecto fue rechazado por varias companias en la ciudad y los alrededores, todos coincidian en que las fotos eran de muy buena calidad y que la modelo era hermosa, pero siempre daban la misma excusa: hay mucha competencia y creo que es mas de lo mismo.

  • Tatuada en mi alma (Cuidarte el alma 2) de Mariel Ruggieri

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    Y bien? ?Te gusta o no? --me pregunta el viejo al ver que no digo nada. Lo hago a proposito, por supuesto. No quiero que me vea demasiado entusiasmado porque despues de todo, la idea de que me vaya a vivir solo no es mia, sino suya. --Esta bastante bien --le respondo encogiendome de hombros. Pero para el se ve que no es suficiente, porque frunce el ceno y arremete otra vez. --Bastante bien... Ignacio, ?vos sabes cuantos pibes de tu edad darian lo que fuese por tener un monoambiente como este? --inquiere, pero al parecer es una pregunta retorica o no le interesa que aventure una cifra, porque no espera mi respuesta y me da su propia estadistica al respecto. --!Miles! Yo mismo quisiera tener tu edad y ser hijo mio para gozar de este privilegio... No puedo contenerme mas y largo la carcajada. --Papa... Esta bien. Y de verdad aprecio el gesto de que me lo hayas alquilado, aunque tus motivaciones no sean las correctas. --Mis motivaciones tienen que ver con tu independencia. ?Tiene algo de malo eso? A mi me hubiese encantado... --Si, ya se. Te hubiese encantado tener mi edad y ser hijo tuyo, o que el abuelo hubiese tenido la gentileza de procurarte tu propio espacio aunque eso hubiese significado alejarte de el... --replico sin pensar, pero el ignora mi reclamo y se concentra en lo que quiere lograr: que yo acepte de buen grado su propuesta, y encima que aplauda como una foca. --No me digas que no es genial tener un lugar para estudiar y para traer a tus ligues... Basta. Hasta ahora venia bien pero acaba de desbarrancar, asi que se lo digo sin eufemismos: --No me interesa tener ligues. Hay una sola persona que me importa y vos me queres separar de ella --le recrimino, y su mirada se hace tan dura que casi me arrepiento del exabrupto. --Terminala... --Apenas empece, papa. No se por que te molesta tanto que... --!No quiero oir ni una palabra mas del asunto, ya te lo dije! --exclama a todas luces fastidiado. --No vuelvas a mencionar esa locura... Pero yo ya no puedo parar. --?Es una locura estar enamorado? ?Vos no lo estas de Gaby? --lo arrincono, pero el es un hombre de muchos recursos. --Esto es completamente distinto. Gaby no es mi hermana, ni es menor de edad... --!Paulina tampoco es mi hermana! Pero parece que vos no queres entenderlo. --Mira vos... Ahora me vas a decir que tampoco tiene quince anos, sino que luce como tal porque se hizo una cirugia estetica. Dejate de joder, Ignacio. Es inutil. No avanzamos. Es la misma discusion que hace un mes, y exactamente en los mismos terminos. ?Como decirle, como explicarle lo mujer que es Paulina? ?Como confesarle que alejandome de casa no va a lograr evitar lo que tanto teme, porque eso ya ha pasado? Si supiera que ella y yo... Carajo, me mataria. Seguro que me mataria. Me parece que elijo callarme porque en el fondo se que lo que hicimos, que lo que estamos haciendo, no esta del todo bien. Pero al pensar en lo que siento por ella desde siempre, descarto esa idea. Mi amor por Paulina esta mas alla de todo razonamiento, de toda justificacion. Simplemente sucedio. --Papa, por favor... Trata de hacerte a la idea de que... --!Basta! No quiero que digas ni una palabra mas. Tenes diecinueve anos, y es hora de que comiences a independizarte. Ademas, este departamento esta a un paso de la Facu y te vas a ahorrar un monton de tiempo en traslados... Suspiro resignado, y asiento... ?que otra cosa puedo hacer? Me quiere sacar de en medio para que olvide de ella, porque no sabe que Paulina Lens se me ha metido tan adentro que ya nunca mas podra salir. Hice todo lo que pude para evitarlo. Me resisti, Dios sabe que lo hice, pero no se puede ahogar algo tan fuerte que te nace del corazon, y se te escapa por cada poro de la piel. ?Luchar contra este sentimiento inmenso que me desborda el alma desde que la descubri mujer? ?Contra el deseo que me traspasa el cuerpo y que solo ella puede saciar? ?Contra la ternura que siempre me provoco? Lo intente, pero fue imposible. El dia que la conoci algo se movilizo muy dentro de mi, y jamas pude arrancarme a Paulina de la cabeza, y mas adelante del corazon. Todavia recuerdo aquella noche... "Es una mocosa impertinente, o al menos eso me parece. Me la presenta la abuela, pero ella apenas me mira. Parece que esta impaciente por salir a corretear por ahi. La saludo con cortesia porque todos me estan mirando, pero me llevo una sorpresa cuando en lugar de corresponderme de la forma habitual, se lleva la mano a la sien, y hace un gesto raro que parece mas un saludo militar. Frunzo el ceno y estoy tentado en hacerle tambien una venia, pero me contengo. Despues de todo es solo una nena... La madre parece bastante simpatica. Andres la toma de la cintura, pero a mi no se me mueve un pelo. Hace un ano que dejo de interesarme cualquier cosa que haga mi padre, y que tenga un ligue no cambia nada. Bien por el... Se olvido rapido de mi madre, eso esta claro, pero la verdad es que no me afecta en absoluto. No espero nada de Andres desde hace tiempo, y tampoco me sorprende cualquier cosa que haga, incluso que haya tenido la poca delicadeza de traer a su amante o lo que sea, a la fiesta de aniversario de mis abuelos. Caramba, parece que siguen las sorpresas. La hija de la tal Gabriela es sorda... Es sorda en serio, no finge estarlo, como hago yo cuando Andres me habla. La abuela la invita a acompanarla a ver los postres, y ella se vuelve y hace unos movimientos con las manos. Parece estar pidiendole permiso a la madre, pero bien podria estar diciendo "esta vieja es una rompehuevos" que yo ni me enteraria. Yo no, pero la abuela si... Esta chica esta no debe tener ni idea de que tanto mis abuelos como Andres pueden entender esas senales, ya que el fue sordo durante todo el secundario, y luego lo operaron y mejoro. Seria muy gracioso que la mocosa estuviese insultando por senas. Pero parece que no, porque la madre asiente con la cabeza y ella se va de la mano de mi abuela muy contenta.

  • El rapto de Daniel Evans de Raul Garbantes

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    Vancouver, Canada. George Devon es un detective obsesionado con resolver casos asociados a desapariciones de ninos o maltrato infantil. Su nueva asignacion es la denuncia por el secuestro de un bebe. Las dos denunciantes son dos hermanas con caracteristicas diametralmente opuestas. Diana Evans es la madre del nino y esta muy enferma. Sheila Roberts es la tia y fue la ultima persona que vio el nino antes de que desapareciera.
    Este nuevo caso confronta a Devon con los demonios de su pasado como huerfano cuando fue un nino vendido por sus padres drogadictos. Debido a su propia experiencia, el detective comienza a tener sus propias sospechas al margen de los testimonios oficiales y comienza a imaginar la posibilidad de que alguien no esta diciendo toda la verdad. Un drama detectivesco con secretos familiares en donde la belleza de Vancouver se ve ensombrecida por la delincuencia de los bajos fondos.

  • F de fugitivo de Sue Grafton

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    Cuando Kinsey Millhone acepta trabajar para el viejo Fowler y averigua quien mato hace diecisiete anos a la jovencisima Jean, no se da cuenta en seguida de que las heridas familiares pueden ocultar tanto misterio y tanta pasion. Bailey, hijo de Fowler, habia sido juzgado y declarado culpable y, tras un ano de prision, habia huido y desaparecido. Fowler quiere probar la inocencia de su hijo para que pueda volver a su lado. Kinsey descubrira que Jean era mas bien ligera de cascos; sabra donde fueron a parar los 40.000 dolares que el primer sospechoso dejo a la jovencita antes de que ella muriera; y por que tambien podrian haber sido sospechosos el director de la escuela, el propietario de un yacuzzi o la chiflada de su mujer, el abogado del acusado o incluso el pastor anglicano. Entretanto la policia tropieza con el fugitivo Bailey, que vive otra vida con otro nombre. Vuelve a abrirse el caso, y todo sigue igual que la manana en que habian encontrado el cuerpo estrangulado de Jean en las arenas de la playa.

  • Amor Prohibido de Cathryn De Bourgh

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    Angelyn de Poitiers es la heredera de un antiguo linaje y luego de morir su padre sabe que lo unico que le queda en esta vida es cumplir su ultima voluntad y por esa razon viaja al castillo de Saint-Auxerre al norte de Francia con el cometido de casarse con el hermano menor del distinguido marques de Ferbes.
    La inocente joven llega a destino luego de un accidentado viaje solo para descubrir que su prometido se encuentra ausente y que sus anfitriones son gente muy fria y misteriosa. Excepto por la mirada de cierto caballero que no deja de seguirla a todos lados y desearla en silencio…

  • Sirens 3 de Lena Valenti

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    Historia y mundo creado por Lena Valenti y Valen Bailon.

  • Tristan. Dejate llevar de Jenny Del

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    Meti las cosas en el maletero y me dirigi hacia la ubicacion que me habian enviado, estaba de lo mas nerviosa con mi nuevo trabajo y vereis el por que... Tenia veintinueve anos y un futuro de lo mas incierto, mi madre alcoholica y no habia manera de ayudarla, me habia dejado la vida en ello, incluso habia sacrificado mis estudios que lleve hasta el final, me saque el bachillerato, pero ahi tuve que parar. Mi madre vivia de la pension que mi padre le habia dejado cuando murio, ademas muy buena pension, ya que el era un cirujano muy reconocido, asi que nos dejo bien cubiertas. La vida en mi casa era insostenible, no se gastaba todo el dinero en alcohol, pues la verdad que tenia una posicion comoda, pero era un desastre. Por las tardes comenzaba a beber y se acostaba como una cuba, al dia siguiente no era persona hasta la hora de la comida, donde tambien comia bien poco y, tras ella, de nuevo a su vaso de whisky a palo seco. Yo me encargaba de la casa, de la compra, de todo, incluso de ella, intente de mil formas que saliera de ese tunel en el que estaba metida, pero nada. Para colmo se habia echado un novio que, aunque no bebia como ella, no aguantaba a los dos en el salon por las tardes entre charlas de lo mas absurdas. No se como ese hombre no hacia por sacarla de esos malos habitos que se la iban a llevar por delante cualquier dia. Con la llegada de Manuel, su novio, comence a trabajar limpiando casas, cuidando ninos, todo lo que me salia con tal de salir de ese lugar en el que se me caia el techo encima. El trabajo me lo conseguia una empresa de trabajo temporal, esa que, tras un ano conociendo mi seriedad a la hora de trabajar y el impecable grado de satisfaccion que ocasionaba en los que me requerian, no dudaron en ofrecerme este nuevo empleo al que estaba a punto de llegar. Mi nuevo empleo consistia en estar durante un ano de interna en una casa a las afueras de Salamanca, en una casa de lujo ubicada en plena sierra en medio de un terreno. Mi jefe seria el senor Tristan, un arquitecto de treinta y nueve anos que vivia con su hijo Fidel, de cuatro, solo los dos, asi que mi trabajo seria encargarme del nino a tiempo completo, desde que se levantara hasta que lo acostara por la noche. Durante ese tiempo intentaria ahorrar al maximo para poder alquilar un apartamento y conseguir un empleo rapido con el que mantenerme, todo menos volver a la casa que me estaba matando en vida. Manuel, el novio de mi madre, era funcionario en el ayuntamiento, divorciado con cuatro hijos que ya vivian independientes, el se habia encaprichado con mi madre y ahi estaba, bailandole todas las aguas, al menos le hacia compania, pero vamos me daba mucha rabia que el, que entre semana no bebia, no fuera capaz de sacarla de ese vicio. Mi coche llevaba cuatro anos conmigo, pero cuando lo compre tenia ocho, asi que ya estaba un poco a falta de todo, pero bueno, me llevaba y me traia, me lo regalo mi madre unos Reyes. Quince minutos despues llegue ante aquella imponente casa, vamos que se notaba que era arquitecto y que estaba disenada por el. Una casa donde la planta de arriba salia en ala de la de abajo, todo en cristal, pero no se veia hacia dentro, era rectangular, mirando hacia fuera, pero claro, ya no veia mas, pero arriba de esa ala habia otra planta mas pequena, esta de madera con ventanas abuhardilladas. Llame al timbre de la puerta principal y, tras identificarme a una senora muy simpatica a traves del portero automatico, se abrieron las puertas. Dios si flipe con lo que tenia ante mi... Toda la parte de abajo estaba acristalada, pero esta vez si se veia y entre medias, separando habitaculos, unas tiras anchas de madera de arbol en relieve, tal cual, alucinante, se veia el salon, y la cocina donde una mujer miraba hacia mi coche. Habia un camino por el que ir hasta la izquierda donde habia unos aparcamientos techados y divididos, asi que en uno de los huecos aparque, solo habia dos coches y por lo menos veinte plazas. Esa entrada a la casa era espectacular, nada hacia presagiar que dentro de esos muros habia ese impresionante jardin que tenia de todo. Ni en las mejores novelas que veia en la tele salia una casa asi. En esta zona de la izquierda, el aparcamiento estaba techado en ladrillos toscos, era una maravilla como todo a lo que alcanzaba mi vista. Al otro lado habia una piscina en forma de lago, con dos palmeras que a la vez hacian de mesas altas y entre ellas una tabla de madera uniendolas. Detras de la piscina y pegado al muro, un techo gigante con sus pilares de madera y debajo una mesa para unas doce personas, con bancas alargadas, por supuesto todo en madera, ademas un billar, minibar, unas mesas individuales y fuera del techado una barbacoa impresionante con un diseno de lo mas moderno, como todo lo que ahi resaltaba. Balancines, camas tipo balinesas... Aquello parecia el exterior de un resort, madre mia la de dinero que habia ahi invertido, todo el que yo no ganaria en la vida. Tire de mis dos maletas por el caminito de madera hasta la entrada de la casa, de donde salio la mujer que debia de ser la que estaba en la cocina, una senora de unos cincuenta anos. --Hola, Jimena --sonrio cogiendo una de las dos maletas, me habia gustado que me llamara por mi nombre--. Me llamo Rosalia, y soy la mujer de la limpieza y cocina. --Hola, Rosalia, gracias --sonrei siguiendola. --El senor y su hijo no estan, salieron a hacer unas compras. --Vale --murmure sonriendo mientras la seguia por aquellas zonas que me dejaban perpleja, y es que toda la parte baja era un salon enorme, pero de lo mas impecable, la cocina, que era igual de impresionante, y un bano que vi desde fuera al pasar, ya que estaba abierto, pero era impresionante tambien. Al fondo a la izquierda estaba la escalera, pero es que habia una puerta que daba al jardin trasero donde vi una mesa en el porche con sus buenos sillones, una piscina para ninos, un parque de madera para el pequeno y una tienda grande de camping con dibujitos, se veia que esa zona era para el disfrute de su hijo. Subimos y en esa planta habia cuatro puertas, una estaba abierta y pude ver que era la del nino, una habitacion impresionante con su bano privado segun me iba explicando ella. La siguiente era la de Rosalia, me quede impactada cuando la abrio y vi aquella preciosidad todo hecho con troncos de arboles y a la que no le faltaba detalle, con un bano precioso, era para morir de amor. Mi cuarto era igual, estaba en frente, impecable, olia a nuevo, la cama gigante con ese edredon blanco y en alto, impresionante armario, mesitas de noche, comoda y el bano igual que el de Rosalia. --La habitacion de al lado es la de invitados, pero vamos, que aqui no viene ni Dios -- murmuro sonriendo--. La buhardilla de arriba es del senor, quizas algun dia, si le coge de buen humor, te la ensene. --?Suele estar de malhumor? --No es malhumor, es seriedad, no se rie ni con las cosas del nino --volteo los ojos--, pero es buena persona, si necesitas algo el te lo facilita todo. --Menos mal, ya lo que me faltaba, serio y capullo --le cause una carcajada y si, yo era muy payasa. --Bueno, te dejo que coloques todo y te espero en la cocina para prepararte un te frio, que te va a dejar como nueva. --Me encantan todos los tipos de te. --Pues veras los que yo hago --me hizo un guino antes de salir y cerrar la puerta. En ese momento me di cuenta de algo, las ventanas daban a los laterales, no podias ver ni adelante ni hacia atras de la casa, cosa que la hacia de lo mas intima, si senor, ese hombre pensaba con la cabeza. Coloque toda mi ropa y mis objetos personales, queria dejarlo todo listo antes de bajar, no sabia como se me iba a dar ese primer dia. Me llego un mensaje de Desire, mi mejor amiga, preguntando que tal habia llegado. Ni que me hubiera ido en coche a Groenlandia, vamos, pero asi era ella, exageradita a mas no poder. A ver, dire que la entendia, y es que un accidente de coche fue lo que le quito al amor de su vida hacia ya diez anos. --Hola, cosa guapa --me dio como saludo al contestar a mi llamada. Para que escribirla, cuando sabia que se quedaba mas tranquila si me escuchaba la voz. --Pues muy bien, Groenlandia no esta tan lejos de mi casa, despues de todo. --?Que dices de Groenlandia, loca? --Nada, hija, pero como te has preocupado por un viaje de quince minutos en coche, pues... --Para matarte, chocho, de verdad que si. ?Ya has conocido a tus jefes? --Jefe, solo es uno, el padre del nino. --Pues por eso, boba, jefes, que el chiquillo tambien sera un jefecillo. --No estan, la mujer que se encarga de la limpieza y de cocinar me ha dicho que han salido. --Vamos, que me quedo sin saber como es el. --?En que lugar se enamoro de ti...? --cante, y es que, si algo teniamos Desire y yo, es que nos veniamos arriba enseguida cuando alguna decia una frase que nos recordara a una cancion. --Preguntale, ?a que dedica el tiempo libre? Y luego me lo cuentas --solte una carcajada, y ella aun mas fuerte. --A ver, que he venido a trabajar, a encargarme del nino, no a ser tu reportera particular, que no soy periodista, hija mia. Si es que, tienes unas cosas... --Vaya por Dios, y yo que queria que me contaras chismes de prensa rosa. --Desire, eso para tus clases de zumba. --!Por cierto! "La plasticos" le esta tirando los trastos al monitor de spinning. Si, "la plasticos", asi llamaba ella a una de las habituales en el gimnasio donde ella trabajaba. Y es que esa mujer no parecia de verdad, tenia silicona, Botox y a saber que mas, en todas las partes posibles del cuerpo. Si hasta la piel le brillaba como si fueran las piernas flexibles de una Barbie. --Pues con bueno a ido a dar, que a ese no hace falta que lo animen mucho --Leo, el monitor al que se referia, era un hombre de treinta y seis anos de esos que ves y crees que es modelo de ropa, guapete, atractivo, muy simpatico y... un pica flor de tres pares de narices.

  • La guerra total de Canal Historia

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    Llega el libro de Historia que todos los seguidores estaban esperando: el relato unico y fascinante de la Segunda Guerra Mundial, la contienda que cambio el mundo para siempre.

  • Inframundo (Guardianes Del Alma 4) de Kim Richardson

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    Kara inhalo profundamente y soplo el polvo de una fila de libros con cubiertas agrietadas y lomos arrancados. El aire olia a una mezcla de pegamento y moho. Las motas de polvo flotaban como un enjambre de insectos y la humedad caliente y humeda se sostenia en el ambiente y se aferraba a su ropa. No era el ambiente perfecto para guardar libros viejos, pero le encantaba el olor rancio de la tinta sobre el papel. Era el olor de la imaginacion... donde las grandes mentes se unian y creaban magia con tinta y papel, el olor de aventuras aun no descubiertas. En los libros, todo era posible… y eso le encantaba. Limpio el sudor de su frente y sujeto su cabello en una coleta. Ella apreto Las Aventuras de Huckleberry Finn entre El Llamado de la Naturaleza y El Viejo y el Mar, en la seccion de novelas clasicas. Las coloco en una perfecta linea recta, con sus lomos dispuestos verticalmente. Una vez que estuvo satisfecha con su trabajo, limpio la humedad y la suciedad de sus manos en sus pantalones de mezclilla, agregandole un tanto a la capa de suciedad de la jornada. La escalera se sacudio y se tambaleo bajo su peso. Apreto las manos con firmeza alrededor del riel y bajo con cuidado. Una vez que llego a la parte inferior, salto el ultimo escalon. Con una sonrisa en su rostro, Kara empujo un carrito de metal apilado con libros y revistas hacia la parte delantera de la tienda. Se agacho bajo la unica bombilla que oscilaba nerviosamente de un cable suelto en el centro de la tienda y condujo el carro entre montones de libros que se tambaleaban peligrosamente en altas torres, llegando hasta el techo en algunos lugares. Rayos de luz se derramaban a traves de un gran ventanal de la parte delantera de la tienda iluminando las estanterias con un suave resplandor dorado. Las particulas de polvo brillaban a la luz como copos de nieve en miniatura. Kara podia ver las telaranas grises que colgaban de las esquinas mas altas del techo e hizo una nota mental para retirarlas mas tarde con su escoba. Papel tapiz pintado a rayas marrones y beige se escarapelaba de las paredes detras de un debil mostrador de madera colocado a la derecha de la tienda. Una vieja caja registradora con botones manuales y una palanca roja estaba colocada encima de el. Debajo de la caja registradora habia una vitrina con bolas de cristal de diferentes tamanos. Kara se reia al ver su retorcida imagen en ellas. Una brisa calida agito el flequillo de Kara de su rostro. Los carillones de viento cantaron suavemente encima de la puerta abierta. Kara estornudo y el carrito dio un salto. Un grueso manto de polvo cubria la mayoria de los estantes de libros posteriores, una clara indicacion de que aun tenia mucha limpieza que hacer. Tardaria mucho en retirar el polvo de anos de abandono de la tienda. Dudaba seriamente que alguna vez hubiera estado limpio, para empezar. En su primer dia en la tienda, Kara habia limpiado muy bien las ventanas y habia barrido y trapeado los pisos de su sucia capa de mugre y de unas manchas color marron que ella preferia no saber que eran. Kara inhalo alegremente el viento del verano que llegaba desde la puerta abierta... dientes de leon y cesped recien cortado... su espiritu sonreia con cada nuevo olor. Era una sensacion increible. Habia terminado la escuela y ahora era, oficialmente, una empleada en un lugar que admiraba y respetaba. El Sr. Patterson le habia dado un trabajo de verano en su libreria. Sus funciones eran ayudarle a clasificar todos los libros en un nuevo programa informatico, mantener la tienda limpia y trabajar la caja registradora cuando el estaba en su hora de almuerzo. Habia resultado ser el mejor trabajo de todos y Kara estaba determinada a ahorrar suficiente dinero para cursar el primer semestre en el Dawson College. El Sr. Patterson incluso le dijo que podria seguir trabajando medio tiempo cuando fuera a la escuela. Ella no podria pedir un mejor jefe o un mejor trabajo. Por fin, las cosas finalmente estaban mejorando para ella. Sujeto el carro, tomo un punado de revistas National Geographic y las coloco por fecha a lo largo del estante intermedio del revistero. Las coloco todas juntas... y se congelo. Su cabello se erizo de repente. Kara sintio una presencia inexplicable. Siguio la fuente de la sensacion hacia la ventana... Alguien estaba mirandola desde el otro lado de la calle. Su corazon se agitaba en su pecho. Una chica joven con un vestido blanco estilo antiguo con un gran lazo rojo atado en el medio, miraba a Kara desde el lado opuesto de la calle. Su sedoso cabello negro le llegaba a la linea de la mandibula y acentuaba sus rasgos afilados. Era hermosa, como una muneca de porcelana. Parecia tener cerca de doce anos. Incluso desde la distancia, Kara podia ver rastros de enrojecimiento alrededor de sus ojos y nariz. Su palido rostro se retorcia en una mueca, tenia una mirada aterrorizada. Kara casi podia sentir su tristeza. Sus ojos suplicaban ayuda, la ayuda de Kara. Una conexion inexplicable con la chica se removio en el pecho de Kara. Era como si estuvieran emparentadas de alguna manera, como si fueran primas segundas. La chica volvio la cabeza de repente y empezo a retroceder. Dos hombres en trajes grises meticulosamente entallados se acercaban a la joven desde ambos lados. Su pelo era blanco platino y sus rostros eran identicos. Su piel tenia un enfermizo color blanco parecido a los albinos. Se movian con rapidez, con un proposito. La chica se reclino contra la pared frontal de la tienda vecina. Fijo su vista una vez mas en los ojos de Kara, en una suplica silenciosa. Con los labios, deletreo Ayudame. Kara contuvo su respiracion. La muchacha estaba atrapada entre los dos misteriosos hombres de ojos negros. El ruidoso martilleo del corazon de Kara ahogo todos los demas sonidos a su alrededor. La chica no era rival para esos dos malvados hombres. Kara tenia que hacer algo, tenia que salvarla. Kara empujo el carrito fuera de su camino y se arrojo sobre el mostrador. Tomo el bate de beisbol que el Sr. Patterson mantenia oculto detras del mostrador en el caso de una operacion peligrosa con un cliente y salio corriendo de la libreria a la calle. Se detuvo de golpe. Estaba vacia. La nina habia desaparecido y los hombres de ojos negros tambien habian desaparecido. La calle estaba en silencio, la acera estaba vacia salvo por unas palomas recogiendo migajas en el suelo. ?Estaban sus ojos jugandole una broma otra vez? ?Era esta otra de sus visiones extranas? Durante los ultimos meses habia tenido sentimientos recurrentes de que estaba siendo vigilada. Habia percibido espeluznantes sombras en lugares oscuros siguiendo todos sus movimientos, arremetiendo contra ella cuando pensaban que ella no estaba mirando. Pero tan pronto como ella daba la vuelta para hacer frente a lo que fuera, desapareceria en un abrir y cerrar de ojos. Quizas este era uno de esos sucesos, o tal vez ella se estaba volviendo loca. Ella penso que debia ser eso. "?Planeas pegarle a alguien con ese bate?" Kara giro, un apuesto adolescente con una sonrisa insolente peinaba su rubio cabello con sus dedos. Con la cabeza en el aire, paseo hacia ella dando saltitos. "?Estare seguro? ?O debo volver mas tarde?", rio David, metiendo sus manos en los bolsillos. Kara lo ignoro y observo el lado opuesto de la calle. "Yo... me parecio ver algo". David levanto las cejas. "Asi que decidiste hacerla de vigilante y tomaste un bate de beisbol... ?para golpearlos?" "Vi a una chica. Creo que estaba en problemas...no. Se que estaba en problemas. Estaba muy asustada, necesitaba mi ayuda". Los nudillos de Kara estaban blancos por la fuerza con la que presionaba el bate. Recordo el rostro petrificado de la nina cuando los hombres se acercaron. "?Que chica?" David la busco por la calle. "No veo a ninguna chica. ?Seguro que has visto algo? Ya sabes, todo ese polvo que inhalas todo el dia podria estar afectando tu cerebro". Kara suspiro y bajo el bate. "Estaba alli hace un minuto, estoy segura de ello. Y habia dos hombres de aspecto extrano con el pelo blanco... realmente feos y escalofriantes. Senti que iban a hacerle dano. Tenian unos ojos negros que daban miedo". "?Ojos negros? ?Como si los hubieran golpeado en la cara o algo asi? Justo como lo ibas a hacer tu con el bate, ?no?" Kara miro la cara perpleja de David y decidio dejar el tema. Claramente pensaba que ella estaba loca. Ella movio la cabeza y se encogio de hombros. "No importa", respiro con frustracion y luego le dio una sonrisa ladeada. "?Que haces aqui tan temprano? Pense que tenias practica de futbol". "Asi es", David hizo varios pases con los pies para impresionar a Kara. "Se cancelo. Creo que podriamos ir al cine, o algo asi". Kara se esforzo para no sonreir, pero su rostro la habia traicionado. Miro hacia otro lado. Sus mejillas se sentian calientes, y supo al instante que se habia sonrojado. Su corazon rebotaba entre sus orejas. "Bueno… dejame preguntarle primero al Sr. Patterson. Quiza aun necesite que me quede el resto del dia". Esperaba secretamente que no lo hiciera, David habia venido a la tienda todos los dias desde la primera vez que se habian encontrado accidentalmente hacia ya dos meses. Y cada vez que llegaba, las mariposas se agitaban dentro de su vientre. Con el bate de beisbol colgando a su lado, Kara entro a la tienda. David se agacho debajo el carillon de viento y la siguio. Oyo el chasquido de la puerta de atras, volvio a ver hacia arriba. El Sr. Patterson caminaba hacia ellos. Sus huesos crujian y tronaban. Rasco su cabeza, haciendo ondas en su pelo blanco. Sus cortas piernas se asomaban por debajo de sus habituales bermudas caqui y coloridas camisas hawaianas amarillo con naranja. Las tablas del suelo crujian bajo el peso de sus pies descalzos. Kara nunca entendia por que andaba descalzo sobre la suciedad y el polvo del suelo, pero con el paso del tiempo se habia acostumbrado a ver sus cuadrados dedos del pie y largas unas amarillas. Se hizo una nota mental para adquirir un certificado de regalo en el spa local Pies de Diez para una pedicura. Si estaba obligada a ver sus pies, por lo menos deberian verse bien. El Sr. Patterson les saludo con entusiasmo. "!Hola, Denis! ?Que te trae a este lado del mundo literario? ?Has venido a comprar un libro por fin? Hay una nueva seccion con grandiosos libros de aventuras para ninos alli..." el arrojo su larga barba blanca sobre su hombro y senalo a un alto estante de libros a su izquierda. David sonrio incomodamente y rasco la parte posterior de su cuello. "Uh… no, Sr. P... pero gracias de todos modos. Estoy seguro que todos son… muy buenos" David volvio a ver a Kara y hablo por la esquina de su boca. "El todavia me llama Denis". Kara cubrio su boca y se rio. El Sr. Patterson se detuvo y miro con recelo Kara. "?Clara? ?Por que estas sujetando el bate loco? ?Paso algo? ?Entraron en un combate con un cliente psicotico?" David suspiro. "?El bate loco? ?En serio? Suena un poco loco para mi..." Kara pateo a David en la espinilla y escondio el bate de beisbol a sus espaldas. "Uh… nada. Solo estaba… limpiandolo". Se inclino sobre el mostrador y dejo caer el bate detras de el. "En realidad, Sr. P", dijo David, "vine a ver si Kara podia tomarse el resto de la tarde". "Ya veo". El Sr. Patterson vio a David sospechosamente por un momento. Sus ojos azules se asomaban por debajo de los pliegues de cientos de arrugas. El fruncio los labios y se rasco la cabeza. "Bueno, no veo por que no. Creo que Clara ya hizo suficiente por hoy. Puedes irte con Denis si lo deseas".

  • Feliz ano nuevo de

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  • Mas alla del tiempo de Carlos Grab , Manuel Tristante

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    Dicen que el tiempo cambia las cosas, pero, a veces, en realidad, somos nosotros mismos los que debemos cambiarlas. Desde tiempos inmemoriales, los Erbani han viajado por el mundo bajo una gran responsabilidad, ayudandonos a ver las cosas de forma distinta. Arthas, la maestra relojera, ha terminado el ultimo Megidonometro del Tiempo y Azim, su Guardian, sera el encargado de llevarlo hasta Gary.El tiempo no puede borrar sus problemas magicamente, pero Gary sabe que si puede utilizarlo a su favor. En Hy Tairngire, la isla prometida, encontrara la amistad de Tim y descubrira todo cuanto necesite para lograrlo.

  • Gladiador de Daniel Santos

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    Ashur era un esclavo romano.
    Un gladiador de la casa.
    Al servicio de su Domine, Marco.
    Pero no peleaba por el.

  • Seduciendo a Emma de Dylan Martins

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    Era un hombre de exito. Tenia todo lo que queria y mas. Y eso, en Manhattan, no era nada facil. Pero yo lo logre.
    Tenia todo… Menos a ella.
    Desde el dia en que la vi, supe que tenia que ser mia. No me lo puso facil, pero yo iba a desplegar todas mis armas de seduccion.
    El problema es que lo que en un principio solo vi como sexo, se convirtio en algo mas.
    El juego de la seduccion habia comenzado y yo estaba dispuesto a ganar

  • Hasta que entres en razon 2 de Sophie Saint Rose

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    Menuda mierda de puesto habia conseguido. Despues de dejarse las pestanas estudiando acababa en Rainshaw, un pueblo alejado de la mano de Dios en Texas. Es que habia que tener mala suerte. Tenia casi el puesto asegurado en el Monte Sinai para despues de sus practicas y tenia que cagarla al administrarle a un paciente una dosis mas alta de lo recomendado. Bueno, tenia noventa y seis anos, tampoco es que le quedara mucho de vida. Cerro la puerta de la ambulancia de golpe y se puso la correa de su bolsa al hombro grunendo al ver todo el gentio que entraba en el rodeo. Llevaba dos dias alli y todavia se sorprendia a ver a tios con sombreros vaqueros y botas de cowboy. Eso por no hablar de las mujeres. Las jovenes no le llamaban demasiado la atencion, pero las mayores iban vestidas como en los anos veinte. Vestidos de flores por debajo de las rodillas con cuellos de encaje blanco, acompanados de zapatos de cordones. Era como estar en otra dimension. Su enfermera se acerco dandole un chaleco refractario que indicaba que era sanitario. -- ?Cuanto dura esto? --pregunto exasperada. --Depende de cuantos quieran romperse los huesos --contesto Maira antes de darle un codazo mirandola divertida con sus chispeantes ojos castanos--. Animate Carrie, te divertiras. --?Me lo juras? Se echo a reir recogiendose sus rizos rubios en una cola. --Vamos, tampoco es para tanto. Tienes que aclimatarte. --No puedo creer que me hayas convencido para vivir aqui. --Prima... --Somos primas segundas. --Somos parientes, lejanas vale, pero cuando la tia Lisbet hablo con mi madre por telefono despues de la muerte del tio Harry... --No era tio de mi madre. --Cogio la goma del pelo que tenia en la muneca y se lo recogio en un rodete dejando algunos de sus rizos pelirrojos colgando de manera descuidada. --Encima que la avisamos para el funeral. Por cierto, nunca viene a ninguno. --!Sera porque esto queda en el quinto pino! Y no ha vuelto por aqui desde que tenia cinco anos y su padre se mudo a Nueva York. --!Has vuelto a tus raices! Deberias estar orgullosa. Bienvenida a tu hogar. La mataria. De hecho si tuviera un bisturi en la mano se la cargaria sin dudarlo y a la mierda el juramento hipocratico. --Bueno, a lo que ibamos, cuando mi madre interrogo a la tuya sobre como iba todo, como hace siempre, y le dijo la desgracia que te habia ocurrido, no podias pensar que la familia no te ayudaria, ?verdad? Para eso estoy yo aqui. Puso sus preciosos ojos verdes en blanco antes de coger la bolsa y caminar hacia donde se celebraba el rodeo. Su prima corrio colocandose a su lado orgullosa. --Ya veras, aqui vas a ser muy feliz. Somos una gran familia. --De repente vieron las gradas que estaban a rebosar y la cogio de la mano tirando de ella rodeando la arena hasta llegar hasta donde estaban los vaqueros. Maira iba saludando a unos y a otros y le dio otro codazo. La iba a llenar de morados. --Mira, ahi estan los Brenner. Son los favoritos. --Pues que bien. --Saco su movil revisando si habia recibido una llamada milagrosa que la devolviera a la civilizacion, pero solo tenia un mensaje de su madre preguntandole si se habia instalado. Si, mama. Me he instalado, ya estoy trabajando y esto es el paraiso, contesto no queriendo preocuparla. --Tu te lo pierdes. Son de lo mejorcito que hay por aqui --dijo como una salida. Levanto la vista del telefono al ver que miraba algo tras ella con una sonrisa seductora en la cara y se volvio para ver a dos tios morenos hablando tranquilamente. Hizo una mueca porque no estaban nada mal, de hecho estaban para comerselos tan morenos y llenos de musculos, pero no es que la impresionaran demasiado. Se volvio para seguir escribiendo al telefono y su prima la miro asombrada. --?No te gustan? --Psss. --Siguio tecleando. --Bueno, Dallas ya esta pillado, pero Walt esta soltero, ?sabes? Una vez sali con el. --?No me digas? --pregunto distraida. --Si, tenia dieciocho y el veinticuatro. --Estupendo, un pervertido. Se echo a reir. --Que va. Solo me dio un beso de buenas noches y sin lengua ni nada. No le guste y lo entiendo. En aquel momento no teniamos mucho en comun. --?Buscando una segunda oportunidad, prima? --Si --respondio ansiosa. Se dio por vencida porque hasta que no se lo contara todo no la dejaria en paz y se giro hacia ella. --Bien, soy toda oidos. Ilusionada dijo --Es tan guapo... --?Eso es todo lo que tienes que decir? ?No que es inteligente o divertido, que tiene una sonrisa que te paraliza el corazon? --Hizo una mueca. --?Solo que es guapo? --!Si! --Suspiro de manera exagerada y no pudo evitar sonreir al ver su ilusion. --Y lo del corazon lo hace. Y es divertido. --Pues mucha suerte. Eso le hizo perder la sonrisa. --No me hace mucho caso. Ninguno, mas bien. Solo es educado. El no ha sentido la chispa de los Brenner. --?Y eso que quiere decir? --pregunto antes de escuchar la voz que salia del altavoz que tenia al lado casi dejandola sorda. Su prima empezo a parlotear por los codos, pero solo escucho sienten y mujeres. Asintio sonriendo porque sino le contaria todo el rollo de nuevo. --Asi que ya ves --dijo cuando el tipo termino de hablar--. Yo no tendre esa suerte. --Hay muchos peces en el mar. Oye, ?por que no nos ponemos alli? --pregunto senalando un lugar mucho mas despejado. --Si, asi lo veremos mejor. Cogio su bolsa y paso ante los vaqueros. Varios les silbaron y Maira rio como una tonta. Al pasar ante los Brenner sus ojos se encontraron con unos ojos azules que sobresaltaron su corazon. El tipo la miro muy serio bajo su sombrero vaquero como si le interesara muchisimo. Como si en ese momento estuvieran solos. Sintio como su sangre se aceleraba, pero avergonzada aparto la vista aparentando que no le habia visto. Como si nada paso ante el y susurro a su prima --?Quien es el otro? --Oh, es Curt... --Cuando la miro sin comprender anadio --Brenner. Son tres hermanos. Te lo he dicho antes. --?Si? --Madre mia, tenia que empezar a hacerle mas caso a su prima. --?Cuando? Maira saludo a alguien y se acerco al tipo pasando de ella. Cuando queria que le contara cosas pasaba de ella. De repente la cogio por el brazo para presentarla y ella forzo una sonrisa dandole la mano a uno de los vaqueros que se llamaba Joss Williams. El chaval debia tener veinte anos y estaba cagado de miedo porque estaba rojo como un tomate y sudaba a mares. --?Vas a probar? --Si, por supuesto. ?Has visto algun rodeo alguna vez? --pregunto el intentando hacerse el machito. --Si, de pequena porque mi madre los veia por la tele. Os admiro mucho, por eso estoy aqui, para curar vuestros huesos rotos. Tiro de la cinturilla de sus pantalones. --Yo no voy a romperme nada. Aunque igual vas a tener que ayudar al jefe. --?El jefe? --Miro hacia donde senalaba y vio como Dallas Brenner se subia a uno de los toros. --?Es tu jefe? --Dallas es el dueno del rancho y es el jefe. Sus hermanos trabajan con el --explico Maira. Al mirar hacia el resto de los hermanos Brenner sus ojos coincidieron con los de Curt. Algo acalorada aparto la vista. ?Que rayos le pasaba? En ese momento salio Dallas y no pudo menos que admirar lo bien que se le daba. Pero que muy bien. Se mantuvo sobre el toro levantando el brazo los ocho segundos necesarios y cuando sono la sirena se dejo caer rodando como todo un profesional. Era evidente que aquello habia acabado antes de empezar. Joss juro por lo bajo alejandose cabreado. Parecia que estaba deseando vencer a su jefe y por lo que veia en la cara de los que estaban alrededor, los demas tambien. Fue el momento de Joss que no duro ni un segundo sobre el toro. Cojeando fue hasta la puerta y ella le cogio por el brazo. --?Necesitas ayuda? --No, que va. Le vio irse cojeando e intentando salvar su orgullo. Carrie chasqueo la lengua porque estaba segura de que tenia un esguince de primera, pero merecia una leccion, asi que fuera a verla a la consulta cuando se le hubiera hinchado. Habia que ser idiota. En ese momento vio que Curt se subia al toro y se le corto el aliento por como cogia el agarre de cuero levantando el brazo. Bajo su sombrero mostraba parte de su cabello moreno y su duro perfil. Estaba totalmente concentrado y como si se detuviera el tiempo le devoro con la mirada. Su nariz recta, sus finos labios y su menton… Sus ojos bajaron por su cuello y fascinada vio como una gota de sudor descendia sobre su piel morena desapareciendo en el cuello de su camisa. Al mirar su antebrazo vio como sus musculos se tensaban haciendo que algo subiera desde su vientre hasta su pecho alterandole la respiracion y no perdio detalle de como se acomodaba sobre el bicho y asentia. La puerta se abrio de repente y como a camara lenta el toro empezo a saltar sobre sus patas traseras. Fascinada ni sintio que pasaba el tiempo ni como los de las gradas gritaban animandole. Dio un paso hacia la puerta de salida viendo como se ladeaba hacia la derecha y cuando sono la sirena el se solto dejandose caer. Su sonrisa al levantarse y saludar como todo un campeon la dejaron sin aliento. El se acerco a la puerta sin perder la sonrisa y sus ojos se encontraron. Dio un paso atras para dejarle pasar cuando la cogio por la nuca y la beso de una manera que le provoco un vuelco al corazon. De la sorpresa abrio la boca y Curt la saboreo haciendo que sus piernas temblaran justo antes de que el se apartara para sonreirle como si estuviera muy satisfecho de si mismo. Aun sorprendida por su descaro le pego un punetazo que le hizo trastrabillar hacia atras y Carrie retuvo el aire viendo que al principio parecia sorprendido, pero despues sonrio de una manera en que todo su cuerpo ardio. Aquello no podia ser sano. Escucho las risas rodeandola y miro a su alrededor poniendose como un tomate. Maira intentaba contenerse y la cogio del brazo alejandola de los vaqueros. --Bien hecho.