• libro carmin rojo - Alan D. D

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    Se mueren por vivir de nuevo.

  • El carmin rojo : Casero, H�ctor - Libros - Amazon.es

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    Amor, felicidad, sexo, trabajo, �xito, compromiso, maternidad... y todos sus opuestos convergen en un libro dedicado a la figura de la mujer. El carm�n rojo ...

  • El carm�n rojo Versi�n Kindle - Amazon.es

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    Mirar en el interior de este libro. El carm�n rojo de [H�ctor Casero, Luz S�nchez Mellado, Fani Grande]. Sigue ...

  • 9781500930851: El carmin rojo - IberLibro - Casero, H�ctor

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    El carm�n rojo es un compendio de relatos sobre mujeres reales, al menos ver�dicas, que juegan a deslizarse desde la literatura er�tica hasta un estilo m�s ...

  • Rojo Carmin Leer libros online en Booknet

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    Libro Rojo Carmin, g�nero: Er�tica rom�ntica, autor Eli Alavrez. Lee Rojo Carmin en la plataforma de autopublicaci�n Booknet.

  • LOS A�OS DE ROJO CARM�N. Memorias de un cura ...

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    Informaci�n del libro. G�neroBiograf�as, Memorias; EditorialAUTOR-EDITOR; A�o de edici�n2012; ISBNB007428HG6; Idioma Espa�ol.

  • ROJO CARM�N de ALAN D.D. | Casa del Libro

    https://www.casadellibro.com/libro-rojo-carmin/9781393257738/12656589

    Sinopsis de ROJO CARM�N. Se mueren por vivir de nuevo. Opal, Obsidian, Ruby y Amber decidieron renunciar a la vida. Los cuatro ahora est� n atrapados ...

  • CARMIN ROJO SANGRE., MARIA ROSAL, ISBN - Librer�a ...

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    CARMIN ROJO SANGRE., MARIA ROSAL, ISBN: 9788495710758 Librer�as Proteo y Prometeo. Desde 1969 entre Libros. La mayor librer�a especializada de M�laga.

  • El carm�n rojo | H�ctor casero

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  • Carm�n rojo sangre - Dialnet

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    Informaci�n del libro Carm�n rojo sangre. ... Carm�n rojo sangre. La imagen de portada del libro no est� disponible. Informaci�n General.

  • Odiame manana de Sophie Saint Rose

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  • Perdido en las olas de Javier Romero

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    Tristemente, la historia de Pau es muy comun en nuestros dias. Ninos que, un dia si y otro tambien, son el dano colateral de una violencia de genero grabada a fuego en nuestra sociedad y que se ha convertido en el pan nuestro de cada dia. Ninos que no creen en la fantasia y que ven como su infancia se trunca por un amor enfermizo y que, en la mayoria de las ocasiones, ni tan siquiera pueden disfrutar.

  • Contigo aprendi de Aryam Shields

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    Valentina Harfush creyo tenerlo todo: un matrimonio maravilloso, una carrera de exito y la vida casi resuelta. Pero al descubrir que su esposo la engana, su mundo tiembla y todo lo que ella consideraba perfecto empieza a derrumbarse. Intentando huir del dolor causado por la traicion, encuentra un lugar donde reparar las heridas y encontrarse a si misma. Un lugar donde tambien lo encuentra a el. El padre D Rodriguez vive para servir. Servir a Dios y a su comunidad. No obstante, al encontrarse con ella su vida dara un giro de 180 grados. Valentina es la tentacion y sabe perfectamente que ella hace parte de una vida a la que ha renunciado por completo. Coincidir trae consigo una incipiente atraccion que los tomara por sorpresa y en medio de esos encuentros nace esta historia que transita por los senderos del alma, enfrentando los principios y la vocacion con un sentimiento mas fuerte que cualquier otro. ?Al final podra el hombre imponerse sobre el sacerdote? ?Se consigue volver a amar, cuando se tiene el corazon roto? El amor tendra la ultima palabra y sera el que ponga cada detalle en su lugar.

  • Amor en tinta de Stephanos Tomasis

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    Amor en tinta es una historia romantica contada a traves de dos puntos de vista y aborda la enfermedad terminal de Christopher y la vida amorosa de su hija Nicole, quien no sabe como lidiar con la muerte y la ausencia de aquellos que ama. La ciudad de Amenti parece estar embrujada por el desamor y la perdida, pero tal vez hay historias de amor que pueden cambiarlo todo. Cada cumpleanos Nicole recibe un girasol y una carta enviada por su padre difunto, que piensa que el amor es capaz de traspasar las barreras del tiempo y la vida.

  • Mas fuerte que el destino de Rose. A. Anderson

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    Solo seria pasarse por su novia una vez. Era algo simple; podia hacerlo, al menos eso es lo que piensa Julia hasta que descubre que las cosas no siempre funcionan de la manera que una las planea… y menos cuando tiene algo que ver con el.

  • Una familia para Elena de Galder Izarzugaza

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    Elena es una joven colombiana de 24 anos, estudiante de enfermeria, con un pasado un tanto convulso y ciertas carencias emocionales. A la vez que intenta sacar adelante la carrera universitaria trabaja en dos sitios para intentar ayudar en la economia familiar: por las tardes trabaja en una tienda de ropa y por las noches da un giro a su vida trabajando de modelo webcam.

  • La estrategia (Jugando por amor 1) de Byther Sarrafoglu

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    Lydia Romero, una joven empresaria de New York y una vida llena de lujos, gracias a un libro que redacto con su tragedia familiar, cuando solo era una nina. Ella decide poner a su merced una estrategia laboral, comentada con sus socios de modo tal que imprime un articulo periodistico en la busqueda de un nuevo secretario. Muchos postulantes se acercan con el proposito de ser aceptados por la mujer mas importante de New York.
    Los socios poseen un secreto, los nuevos no lo saben, pero juegan un papel muy importante en la estrategia. La estrategia sin aquellas dos partes no seria nada, sin contar que hay una tercera que nadie conoce.
    A medida que ella se comienza a enterar de lo que es aquella tactica, dudas, inseguridad y sentimientos que nunca sintio comienzan a surgir dentro de ella.

  • Libre de Promesas (Maestros del Blackish 3) de Kelly Dreams

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    --Buenas noches, ?en que puedo ayudarte? Sophie sostuvo la mirada del hombre que se movia detras del mostrador de la recepcion del exclusivo y discreto club de BDSM de Chelsea, se lamio los labios y se inclino hacia delante. --Estoy buscando a Alexander Brooks --le informo--. ?Podrias decirme donde puedo encontrarle? El recepcionista fruncio el ceno y la miro entre intrigado y suspicaz al escuchar el nombre real del propietario del Blackish. No era alguien que pasase precisamente desapercibido con ese pelo blanco peinado de punta, unos profundos ojos azules e inquietantes y unos biceps que parecian un par de troncos. Tenia los dedos largos, como los de un pianista y no pudo evitar preguntarse si seria capaz de tocar el cuerpo de una mujer con la misma destreza. Todo el exudaba masculinidad y una seguridad que solo poseian los dominantes. El hecho de que vistiese una camiseta negra con el logotipo del club no hacia mas que afianzar su suposicion. --El Amo Horus ya esta dentro. --Hizo hincapie en la palabra <> sin quitarle la mirada de encima. Horus era el primer nombre de Alexander, si bien nunca habia dejado que lo llamase por el--. Llegas por los pelos, estamos a punto de cerrar las puertas. ?Cual es tu nombre? Observo al tipo que se inclino sobre el ordenador. --Sophie Joyce. Parecio introducir el nombre en el programa y, al no encontrarlo, levanto la mirada con suspicacia. --?Tienes membresia en el club? No. De hecho, ese era el principal motivo por el que estaba alli, mirandole, y no habia atravesado las puertas que habia detras para buscarle por si misma. Sin embargo, esa no seria una respuesta adecuada, no frente a ese Dom. --No, senor --respondio con suave educacion. El enarco una ceja, sin duda curioso ante su presencia y su abierta asuncion de su lugar como sumisa. --Este es un club privado, princesa --le informo con tono firme aunque igual de amable que habia utilizado hasta el momento--. No puedo dejarte entrar sino estas en la lista. Dejo que sus labios se curvaran en una lenta sonrisa que sabia llamaria su atencion. --No le he pedido que me dejase entrar, senor --le recordo dulcemente--. Mi unica intencion es tener unas palabras con Alexander. Su respuesta le arranco una inesperada carcajada. Sus ojos brillaron de diversion y sus labios se estiraron. --Tienes una manera unica de insultar a un dominante con esa dulce y educada voz -- aseguro risueno--. Deberias tener cuidado de a quien diriges tus respuestas. Bajo los ojos lentamente. --Lo siento, senor --replico sumisa--. Me he limitado a constatar un hecho. El sacudio la cabeza, la miro de soslayo y se froto la barbilla. --De acuerdo, Sophie, has despertado mi curiosidad --le dijo dando un golpecito al mostrador--. Quedate aqui. Ire a ver si Horus esta libre para tener unas palabras contigo. Asintio y contuvo la excitacion que acelero su corazon. --Gracias... --pregunto sutilmente su nombre. --Amo Lucien, carino --le guino un ojo. --Gracias, Amo Lucien. El inclino la cabeza, se giro y se acerco a la puerta, la abrio y asomo la cabeza unos momentos. --Oye. Rick. Necesito que te quedes en la recepcion un par de minutos. Tengo que localizar al jefe. Una voz juvenil respondio al momento. --Si, senor. Al momento un joven de aproximadamente su edad atraveso la puerta vistiendo unos pantalones de cuero rotos, y una camiseta de red bajo la que podian verse los piercings que tenia en ambos pezones. Su pelo negro estaba peinado de punta y llevaba los labios negros, al igual que la sombra de ojos. Le dedico una mirada entre curiosa y apreciativa y ocupo su lugar tras el mostrador. --Hola --la saludo. --Hola --respondio a su vez. --No te habia visto antes por aqui --continuo echandole un buen vistazo de arriba abajo. --Estoy segura de ello --asintio manteniendo sus respuestas cortas por temor a que su voz vacilase. Estaba muy nerviosa y sabia que eso la llevaria a tartamudear. La respuesta parecio sorprenderle pero acabo por reirse. --De acuerdo, se cuando hablo de mas --acepto risueno, se echo hacia atras y se sento en el taburete sin insistir en la conversacion. Suspiro interiormente. Sabia que le habia dado la impresion de borde, pero necesitaba de todas sus fuerzas para seguir adelante con esa visita. No has pasado por todo esto para rendirte ahora, Sophie. Coraje. Se lamio los labios con nerviosismo y se entretuvo mirando a su alrededor, sus ojos cayeron sobre un tablon de anuncios y se aproximo a leer el contenido. Apenas habia tomado nota de algunas cosas cuando la puerta volvio a abrirse y escucho una conocida voz junto a la del Amo Lucien. --...rizos de color negro, ojos verde esmeralda y unos labios de lo mas besables. --Escucho el resumen del recepcionista--. Llego preguntando por ti. Se giro de inmediato hacia la puerta para ver a ambos hombres, aunque sus ojos se detuvieron sobre el mas alto. --Sophie. --La sorpresa bailo unos instantes en los ojos azul oscuro antes de desaparecer y adquirir un brillo de especulacion--. ?Que haces aqui? Las palabras se hundieron en su estomago como si fuesen de plomo. ?Eso era todo lo que tenia que decirle despues de cuatro anos sin verse? Alzo la barbilla y se obligo a respirar profundamente para lograr que las siguientes palabras no temblasen en sus labios. --Vengo a pedirte algo --respondio encontrando su mirada y sosteniendola, algo que siempre le habia resultado dificil. Esos ojos parecian poder ver a traves de ella. El enarco una ceja, abandono el umbral y camino hacia ella. --?De que se trata? Se lamio los labios una ultima vez y respondio directa. --Quiero que me acojas bajo tu tutela en el Blackish. CAPITULO 1 --No puedes decirme que no, asi, sin mas. Una frase demasiado contundente para una mujer tan menuda, penso Horus recorriendola con la mirada. Sentada frente a su escritorio parecia una pequena hada vestida de forma escandalosa, lo suficiente escandalosa para que encajase con el ambiente de esa noche en el club. Pero ella no iba a entrar, no habia luchado consigo mismo tanto tiempo para echarlo ahora todo a perder. Contemplo disimuladamente su curvilinea figura, el negro pelo rizado cayendole sobre los hombros y esos bonitos ojos verdes brillando de irritacion. Tenia las mejillas sonrojadas, sus labios se movian con ritmico erotismo provocandole unas irrefrenables ganas de mordisquearlos. ?Habia tenido que pasar cuatro anos sin verla para encontrarla jodidamente deseable? Estaba enfermo. Debia haber recibido mas golpes en el ring de los que pensaba y alguno de ellos habia impactado directamente en su cabeza. --Acabo de hacerlo, querida --replico a su vez, cruzando las manos con gesto aburrido sobre el estomago--. No voy a tutelarte en el Blackish y tampoco voy a darte una membresia. La manera en que apreto los labios formando un pequeno mohin irritado lo conocia demasiado bien. Conocia cada una de sus tretas, cada una de las expresiones de esa pequena y discola hembra; la misma con la que habia compartido seis anos de su vida. Una actuacion demasiado larga, una promesa hecha a su mejor amigo y que trajo consigo un tiempo mas alla de la simple complicacion. Sophie Joyce habia sido su esposa. Casarse con ella fue su forma de mantenerla a salvo, de cumplir con la promesa hecha a Robert, su hermano, y alejarla de las garras del hijo de puta que se tiraba a su madre. <>. La justicia era una autentica hija de puta, habia dejado de confiar en ella cuando tenia trece anos y fue internado en un reformatorio a peticion de sus propios padres. <>. Si, tanto su vida como la de Sophie no habian sido precisamente un camino de rosas, sus respectivos progenitores eran los unicos culpables de que sus destinos se hubiesen cruzado y ella hubiese terminado a su cuidado. --No puedes hacerlo --insistio ella modulando cada palabra, concentrandose en no tartamudear--. No puedes decidir por mi. Hace tiempo que perdiste ese derecho. Enarco una ceja y suspiro. --Empiezo a preguntarme si lo tuve alguna vez --replico con palpable sarcasmo--. Lo que si puedo asegurarte es que mi respuesta a tu pregunta sigue siendo la misma: No. No la queria alli. Bajo ningun concepto iba a dejar que esa mujer se pasease con menos ropa de la que llevaba puesta por las entranas del club. Los ojos verdes brillaron con una punzada de dolor ante sus palabras, pero pronto ocupo sus pupilas la irritacion que emanaba de cada poro de su cuerpo. --Ya no te-tengo dieciseis anos. --La leve vacilacion en su voz le indico que estaba empezando a perder el temple y el tartamudeo que tanto odiaba volveria a entrar en escena. Sabia lo que eso significaba para ella, lo vulnerable que se sentia en esos momentos y, en circunstancias normales, habria hecho lo que fuese para tranquilizarla, pero ahora solo deseaba sacarla de su oficina y que no volviese a poner un pie alli. --Gracias a Dios --admitio con una mordaz carcajada--. Con sufrir una vez tu adolescencia, fue mas que suficiente. Preferiria que me moliesen a golpes antes que tener que lidiar de nuevo con una mocosa hormonal. Cruzo los brazos sobre unos encantadores y llenos pechos. Si, ya no quedaba nada de la adolescente que habia estado a su cuidado, a la que habia querido, quien despertaba el deseo en sus venas y a la que se habia prohibido tocar. --?Sigues siendo virgen? --Dejo caer la pregunta con gesto aburrido. Estaba decidido a herirla con sus palabras si con eso conseguia su objetivo; disuadirla--. Si estas buscando la manera de ponerle remedio... estas en el lugar equivocado. Su rostro enrojecio todavia mas, esos ojos esmeraldas se entrecerraron hasta formar dos pequenas rendijas. --No-o, des-desde que nos separamos me he ti-ti-tirado a todo tio que encontre por el camino, algo que ha siii-sido de lo mas sa-saaa-satisfactorio --tartamudeo visiblemente afectada por sus palabras--. Tu no me qui-quisiste. Por su-suerte el mundo esta lleno de hombres menos... seee-selectivos que tu. Se obligo a morderse una replica. No tienes la menor idea de nada, Kitty. Si, se habia casado con ella pero no la habia tocado en los seis anos que habian estado juntos. Su unica intencion al contraer matrimonio era evitar que quedase desprotegida. Robert se habia encargado de obtener la custodia de su hermana pequena despues de que su madre dejase claro que no estaba preparada para cuidar de una cria. Y habia sido con su bendicion y permiso que la entonces menor, habia terminado bajo su tutela por medio del matrimonio. <>. Se estremecio interiormente al recordar aquellas duras palabras, el sentimiento de ira que habia despertado en su fuero interno ante la indefension de una nina y lo que podia pasarle si Robert no estuviese alli para protegerla. Deberia haber sido una conversacion condicional, un <> totalmente lejano, pero Robert Joyce habia hablado con conocimiento de causa, sabiendo lo que ocurria en su cabeza y que si seguia luchando, su vida estaria en peligro. Se habian conocido en las calles, Rob habia evitado que terminase con la garganta abierta solo para llevarle a conocer al Reverendo John. El padre era un hombre de color robusto que creia que incluso los mas idiotas se merecian una segunda oportunidad. Su necesidad de ayudar al projimo lo habia llevado a crear un lugar en el que los jovenes con problemas de ira, actitud o que vivian en la calle podian aprender a controlarse y al mismo tiempo hacer deporte. El peculiar reverendo fue el unico capaz de llegar a el despues de que lo internasen en ese lugar. El hombre le escucho sin juzgar y le dio la oportunidad de descargar su ira contra el mundo ofreciendole un deporte que le aporto la disciplina y el control que a menudo le faltaba. El fue tambien el unico que tuvo el valor de decirle que no estaba preparado para tomar sobre sus hombros una responsabilidad tan grande como Sophie, pero fiel a su rebeldia y a la palabra dada, no le escucho. ?Como hacerlo cuando le debia a Robert su propia vida? Se sacudio los recuerdos y miro de nuevo a la mujer que tenia frente a el, la misma con la que se habia casado a los veintisiete --teniendo ella solo dieciseis--, para separarse seis anos despues sin haberle tocado ni un pelo. ?Acostarse con ella? Habia sido impensable hacerlo, no con una nina y, cuando dejo de serlo, el ya se habia internado en un mundo que no deseaba para ella. --No vas a obtener una membresia en este club, Sophie --le informo de manera tajante--. No voy a tutelarte, no voy a permitir que entres en mi club, no pienso secundar lo que sea que tengas en mente. Mi respuesta es no. Ella se tenso, se incorporo hasta permanecer con la espalda muy recta y recatadamente sentada en la silla frente a el y lo miro sin parpadear siquiera. --Tengo entendido que el club lo llevan do-dos socios --replico con una ligera vacilacion, senal inequivoca del volcan de emociones que transmitia su cuerpo--. Veamos que tiene el que de-decir al respecto. Chasqueo la lengua, descruzo las manos y se apoyo en los brazos de la silla para levantarse. --El Amo Fire te dira lo mismo que te estoy diciendo yo ahora --declaro abandonando su asiento y rodeando la mesa hasta detenerse a su lado--. Este es un club privado, solo se puede acceder a el por recomendacion de alguno de los miembros existentes o en las convocatorias de acceso que se dan una vez al ano. Y tu no estas en posicion de obtener ninguna de las dos.

  • El amor no cierra a mediodia de Abby Baker

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    Valentina trabajaba en una tienda de libros viejos. Bueno, en realidad era mucho mas que eso. Era un sitio donde llegaban libros raros y eran tratados como obras de arte, cuidadosamente restaurados para volverlos a poner a la venta para los coleccionistas amantes de la calidad. Esa tienda, llamada El estante de Jane Austen, habia sido desde siempre el sueno de Valentina. Desde que tenia uso de razon habia sonado con abrir una tienda de libros viejos, pero no una de esas polvorientas, con olor a rancio, sino de las que podian compararse con un museo. Y tras muchos anos lo habia conseguido. Despues de licenciarse en Filologia inglesa, y con la ayuda de los contactos de sus padres, compro un local en las callejuelas del Barrio Gotico de Barcelona y abrio su sonada libreria de viejo. Fue bautizada en honor al primer volumen que puso en los estantes, un ejemplar antiguo de Emma que le habia regalado anos atras su abuela y que, a pesar de formar parte de la coleccion de libros que habia en la tienda, era el unico que siempre tenia el cartel de <> delante. Durante seis anos se habia dedicado enteramente a esa libreria, que se habia convertido en punto obligado de visita para todos los bibliofilos de la ciudad, gracias a la perseverancia y al trabajo de su mejor amiga, Victoria, licenciada en Filologia inglesa igual que ella y restauradora de profesion. Eran las unicas empleadas del negocio y, aunque a final de mes siempre tenian beneficios, no podian dejar de abrir ni un solo dia. Ese sabado en concreto, le tocaba a Valentina, asi que, despues de dejar su apartamento en el Eixample, bajo por la Rambla de Catalunya, cruzo la Gran Via y la plaza Catalunya y, tras girar a la derecha antes de llegar al final de Portal de l'Angel, subio la persiana de El estante… Normalmente, la tienda la visitaban curiosos y los pocos clientes habituales, los tipicos coleccionistas en busca de la pieza esencial para su coleccion, que, dada la calidad de los libros alli expuestos, podia ser cualquiera. El local era alargado. La mayor parte estaba dedicada a los libros que estaban a la venta, dispuestos en los altos estantes de las paredes; las piezas mas valiosas se hallaban cerradas bajo llave en unas vitrinas de cristal. Al fondo habia una pared con una puerta en la que se podia leer <>, que daba acceso a la sala donde Victoria restauraba los libros antes de volverlos a poner a la venta. En el catalogo de El estante no habia cualquier libro. Valentina se encargaba de seleccionar los ejemplares antes de adquirirlos. Los que entraban a formar parte del fondo solo eran incunables, ediciones raras, ediciones anteriores al siglo XIX, y cosas por el estilo, es decir, autenticas piezas de coleccion. Encendio las luces y el oscuro local se convirtio en un bonito espacio de paredes blancas, bien iluminadas, donde se podian ver perfectamente los libros meticulosamente ordenados. Para Valentina, abrir la tienda siempre era un placer. Tras dejar sus cosas debajo el mostrador, que estaba al lado de la puerta de entrada, se dispuso, como cada sabado, a quitar el polvo de todos los estantes. No queria que su tienda oliera a viejo. Aunque pareciera raro, los sabados eran el dia mas tranquilo en El estante. Ese dia, la mayoria de la gente salia a pasear y a comprar con sus familias; los turistas deambulaban por la ciudad haciendo fotos de todos los rincones famosos de Barcelona y muy pocos pensaban en adquirir una edicion de coleccionista de algun libro en latin, impreso a mediados del siglo XVIII. Por ello, era la mejor ocasion para hacer limpieza y revisar la caja de la semana. Esa manana del sabado transcurrio sin sorpresas, es decir, sin visitas, y casi al mediodia Victoria llego a la tienda. --Buenas tardes --saludo. --Hola, Vicky. --?Alguna venta importante? --pregunto Victoria--. ?Alguien ha comprado la edicion del Galileo de mil setecientos noventa? --No se ni para que lo preguntas --respondio Valentina--. Sabes de sobra que ese libro nunca nos lo sacaremos de encima. --Claro, ?quien va a comprar un ejemplar de hace mas de doscientos anos, cuyo precio pasa del cuarto de millon de euros? --Hizo una pausa--. Suerte que lo compraste tirado de precio en Florencia; si no, habria sido nuestra ruina. El verano anterior, tras tres anos sin vacaciones, ambas decidieron de mutuo acuerdo cerrar la tienda durante el mes de agosto e irse de vacaciones a la Toscana. Y, como siempre, mientras Victoria confraternizaba con algun italiano de mas de metro ochenta y torso musculoso, ella no hizo mas que comprar libros, entre ellos ese ejemplar que habia mencionado su amiga. --Sabes que si no cambias, no te volvere a llevar de vacaciones conmigo. -- Victoria se callo, rememorando un pasado magnifico--. ?Como se llamaba el que te estuvo tirando los tejos el dia que estuvimos en Pisa? ?Giancarlo? ?Pietro? Bueno, eso es lo de menos. ?Por que no le hiciste caso? Cada vez que se quedaban solas o no habia clientes cerca, Victoria le recordaba las posibles conquistas que Valentina habia rechazado durante su viaje. --Mira que eran guapos y… !estaban buenisimos! --grito, como si tuviera hambre --. ?Que debe tener un hombre para que le dirijas la palabra? --Les dirijo la palabra --replico Valentina. --Si, como a Francesco, que se te durmio a los treinta segundos. --?Ves? --dijo Valentina--. Eso es lo que busco en un hombre: que me pueda aportar algo mas que un abdomen musculado y una bonita sonrisa, y que no se me duerma si le hablo de algo que no este relacionado con el. Victoria no quiso seguir con la conversacion. Sabia como acabaria. Valentina buscaba al hombre perfecto, algo que, como habia podido comprobar ella misma, no existia. Segun Victoria, solo la suma de fragmentos de muchos hombres distintos daba como resultado el hombre perfecto. El unicornio blanco. --Cambiando de tema --dijo--, estoy a punto de terminar con el Hamlet en frances de mil ochocientos. ?Hay alguien que este interesado? Valentina nego con la cabeza. --Esto no puede seguir asi --continuo Victoria--. Cada vez tenemos mas libros y no conseguimos venderlos. Hasta que vaciemos un poco los estantes no deberiamos comprar mas. --Justo ahora que viene la Feria del Libro de Ocasion --respondio Valentina--. Sabes que ire y que no podre resistirme. --Esta semana no hemos vendido nada. Deberiamos ampliar el mercado. Hacer algo que atraiga a mas clientela que los coleccionistas viejales que vienen a comprar para ligar con nosotras. --No seas mala, Victoria. Esta se encamino al fondo del local y entro en su taller para, pocos segundos despues, colgar en la puerta una hoja de papel escrita a mano que decia <>. No era la primera vez que Victoria hablaba de ese tema de las relaciones con Valentina. Casi cada sabado la invitaba a ir con ella de copas para ver si ligaba. Pero mientras que Victoria no podia recordar a cuantos habia presentado como su <>, Valentina no habia tenido mas que decepciones. Por eso, ultimamente ya no se proponia ni siquiera entablar conversacion con ningun hombre. En cuanto a la tienda, la verdad era que Victoria tenia razon. Deberian ampliar el mercado, pero Valentina no tenia ni idea de nada que no fueran sus preciados libros. Pero como minimo tenian que intentar vender algun ejemplar valioso, para solventar los ultimos meses, un poco ajustados. Durante la tarde, Valentina se canso de recibir visitantes desde detras del mostrador. Personas mayores que descubrian una tienda que <>, turistas despistados buscando la catedral, gente que se confundia de local y entraban pensado que era una libreria <>, y un largo etcetera. Tan solo una joven pareja compro algo. Tras ver el ejemplar de Emma, y los precios de los libros de alrededor, el chico habia convencido a la chica para que buscaran algo un poco mas asequible. Asi que esta se acerco a Valentina. --Hola --dijo con voz decidida--, estaba buscando algun ejemplar un poco raro de alguna obra de Jane Austen… --Pero que no sea extremadamente caro --intervino su pareja. --!Carino! --protesto ella--. Eso no se dice. --No pasa nada --dijo Valentina--. Se que algunos ejemplares son un poco caros. Vamos a ver si encontramos algo. Salio de detras del mostrador y se fue a una esquina de la tienda, seguida de cerca por la chica, mientras el chico se distraia con cada cubierta que veia. Se notaba que entendian. Se les veia en la cara que eran lectores habituales, y no tan solo de bestsellers. Ella seguro que habia leido todo Jane Austen y a las hermanas Bronte, y el sin duda habia hecho algo mas que hojear Sherlock Holmes. --Aqui tenemos los ejemplares de principios del siglo veinte. Tal vez no son tan raros como los del dieciocho, pero tienen su encanto. Empezo a repasar los estantes en busca de algo que pudiera satisfacer a su joven clienta. --Mira, aqui tienes Orgullo y prejuicio y Sentido y sensibilidad de los anos veinte, por unos veinte euros cada uno. Saco los dos libros y se los enseno. La chica los hojeo detenidamente, parandose en las paginas que contenian grabados, intentando valorar si la calidad y el precio eran aceptables. Mientras, Valentina le iba ensenando otros libros de la misma epoca y autora, a precios que no superaban los treinta euros. --Carino --dijo la joven--, ven aqui a ver que opinas. --Un segundo --replico el--. Yo tambien estoy mirando. Cogio un ejemplar de Verne que habia estado leyendo hasta ese momento y se acerco a su pareja. --?Que? ?Te decides? --No se. Sabes que me gusta muchoEmma, pero este ejemplar de Orgullo y prejuicio es mas antiguo. El cogio los dos libros que tenia en las manos, los hojeo, miro los precios y luego la miro a ella. --Quedate los dos --sentencio. --?Los dos? ?Ya te va bien? --pregunto la chica. El asintio con seriedad y, mientras iban con Valentina hacia el mostrador para pagar, discretamente dejo el Verne donde estaba. Mientras les cobraba y se despedia de ellos, Valentina envidio a aquella joven. Se notaba que el, a pesar de tener sus gustos y caprichos, era capaz de dejarlos de lado para hacerla feliz. Pues, al fin y al cabo, parecia que ella fuera su mayor capricho.

  • Rojo Valentino de Paula B. Hebrard

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    “Rojo Valentino” es una historia situada en la actualidad, contada en primera persona por la protagonista Cecilia Valentino, una mujer soltera de veintinueve anos, frontal, ironica y apasionada, que trabaja en un importante holding de comunicaciones. Constantemente se ve envuelta en relaciones vertiginosas que la llevan a enfrentarse entre su ideal y la realidad en la que vive. Ante ciertos hechos que salen a la luz, la vida de Cecilia dara un vuelco inesperado, cambiando su mirada hacia ciertas personas que creia conocer.

  • El resurgir de Ana (La tentacion de Ana 3) de Christian Martins

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    La musica esta alta. Me aferro al brazo de Leo con fuerza, como si tuviera miedo de que un ente invisible fuera a tirar de mi cuerpo y a raptarme. Me digo a mi misma que no tengo por que estar nerviosa, pero es inevitable sentir ese cosquilleo intenso en mi bajo vientre. Suspiro hondo, muy profundamente, procurando calmarme. El me aprieta de forma carinosa el brazo y sonrie. Yo le devuelvo la sonrisa mientras el camarero nos pregunta que queremos tomar. Nos sentamos en dos taburetes altos y pedimos un par de gintonics. El ambiente es tranquilo, no hay mucha gente y la mayoria de los presentes han venido en parejas. No se por que, eso me tranquiliza. Si, es absurdo. --?Puedes relajarte y disfrutar? Asiento con la cabeza, aunque en el fondo ambos sabemos que no lo hare. Levanto la vista hacia Leo y me pierdo durante unos segundos en sus ojos azules. Son tan intensos, tan profundos... A diferencia de mi, tiene los ojos pequenos. Pero el color de su iris es tan fascinante que es capaz de cautivar a cualquiera con tan solo una mirada. --Y ahora... ?Que? --pregunto con curiosidad antes de darle un sorbo largo a la copa. No se muy bien como debo actuar y eso hace que mi intranquilidad aumente todavia mas. Me siento fuera de lugar. --Ahora lo que nos de la gana --me cuenta--. Como hemos venido juntos, podemos pasar al resto de las salas e... inspeccionar. --?Al resto de las salas? Leo me guina un ojo, sin anadir nada mas. Supongo que quiere que lo descubra por mi misma, sin adelantarme nada. --?Y si hubieramos venido por separado? --Si hubieramos venido por separado tu podrias pasar al resto de las zonas, pero yo sin una invitacion previa, no --me explica--. Aqui hay unas normas y las personas que frecuentan este sitio son bastante estrictas a la hora de cumplirlas. --?De quien tendria que ser la invitacion? La verdad es que cada vez me siento mas perdida. No se si en un lugar como este sere capaz de cumplir ninguna de mis fantasias sexuales. En realidad, ?las tengo? ?Tengo alguna fantasia sexual? Empiezo a pensar que soy demasiado simple --o poco perversa, segun se mire--. Creo que esto de querer descubrir nuevos placeres y abrirme al mundo no esta hecho para mi, pero como ya estamos aqui, no digo nada y decido dejarme llevar sin pensar en nada mas. Despejar la mente y ponerla en blanco, de forma que solamente tenga que dejarme llevar por Leo. --La invitacion tendria que ser de otra pareja, por ejemplo --me dice--. ?Quieres que pasemos al resto de las salas? ?Te apetece verlas? No se si estoy preparada o si, antes, necesito ingerir un poco mas de alcohol para conseguir desinhibirme. Leo puede ver la confusion en mi rostro, asi que me atrae hacia el y me susurra en el oido que sera divertido y que nos lo pasaremos bien. Me gustaria creerle, pero tengo serias dudas al respecto. Me sujeta por la cintura y me atrae hacia su cuerpo antes de encarcelar mi rostro con delicadeza entre las palmas de sus manos. Despues, me besa. Un beso humedo, intenso y muy sensual. Uno de esos que son capaces de despertar el deseo en mi interior. Noto ese familiar cosquilleo en mi bajo vientre mientras el desliza la mano con delicadeza por mi cuello y va descendiendo muy despacio hasta culminar justo en el lugar en el que la tela de mi vestido se extingue. Introduce la mano por debajo, levantando la tela, hasta llegar a mi sexo. Me toca por encima de la ropa sin dejar de besarme. Yo suspiro de placer, ignorando por completo que estamos en un lugar publico y que cualquiera podria estar vigilandonos. Escondo mi rostro en su pecho mientras le suplico en un susurro involuntario que se este quieto. Es curioso, porque una parte de mi sabe que no es momento para esto y otra, en cambio, no quiere que pare. No quiere que se detenga. --Se me ocurre por donde podriamos empezar... --ronronea en mi oido. Le miro fijamente con expectacion, intentando adivinar que es lo que esta pensando. Pero, si he de ser sincera, Leo es una autentica caja de sorpresas. Nunca tengo ni la mas remota idea de lo que piensa dentro de esa cabecita suya. --Ven conmigo --dice, tirando de mi brazo. Cojo la copa y le sigo por la sala. Varios de los presentes se quedan mirandonos, un par de ellos con descarada fijacion. Me fijo en una pareja cercana a la puerta porque ella me guina un ojo. Ella es alta, pelo rizado y cobrizo. Tiene los ojos verdes o marrones muy claros, no lo se. El lugar esta tan oscuro que no se diferenciarlo bien. El tambien es alto, pero muy moreno. Tanto de piel como de cabello. No se por que, se me antojan un tanto exoticos. Ambos parecen extranjeros y..., extranos. Derrochan un aire mistico. --?Quieres quedarte un rato mas aqui? --pregunta Leo al ver que me detengo con curiosidad--. Si nos quedamos podria... --No, no. Vamos a donde quieras --le corto. La verdad es que no se como desenvolverme y eso me hace sentir un poco torpe. Decido dejarme guiar por Leo y, si por lo que fuera esto se complicara o se fuera de madre, salir corriendo. Si algo he aprendido de Laura es que uno siempre esta a tiempo para salir corriendo y desaparecer. Caminamos por un pasillo oscuro de color rojizo. En el suelo hay una moqueta escarlata que le da un aspecto bastante tetrico. Las luces del techo son rojas, a juego con el suelo. Se que el objetivo es crear un ambiente sensual, pero he de admitir que a mi solamente me transmite cierto desasosiego. "Cambia de actitud, Ana", me digo a mi misma mientras me repito de forma interna eso de que si he venido aqui es para disfrutar y dejarme llevar. --?Estas bien? --repite el, apretandome la mano con carino. Dejamos atras varias puertas. No paso por alto que Leo conoce este lugar increiblemente bien y que parece desenvolverse por aqui con soltura. Es evidente que lo ha frecuentado bastante, pero... ?Cuanto? Le miro mientras camina. Me tiene agarrada de la mano, muy pegadita a el. Me gusta tenerle tan cerca porque no me siento insegura. En el fondo, no puedo evitar preguntarme que hago aqui y si este lugar esta hecho para mi. Si, se muy bien cual seria la respuesta de Laura: que desconecte de mis pensamientos por un rato. Que deje de pensar y libere la mente. Leo abre una puerta y se hace a un lado para que pase al interior de la sala. Esta vacia, no hay nadie. Es una sala redonda con sofas de cuero y poco mas. No se por que, me esperaba algo parecido a una mazmorra, con latigos y gente con el rostro oculto por siniestras mascaras. Pero no, nada. Estamos a solas y lo unico que hay es sofas. Sofas bonitos, grandes y comodos. Me dejo caer en uno y le doy un sorbo a la copa, acabandomela casi de un trago. Despues la dejo en una pequena mesita auxiliar que hay a mi lado y miro a Leo con curiosidad. --?Que hacemos aqui? --pregunto sin comprender nada, con una sonrisa en los labios. --Jugar --me responde con un tono de voz tan provocador que me vuelvo loca solo al escucharle. Vuelve a besarme. Sus manos se deslizan por mis piernas y vuelven a ascender suavemente por encima de la tela de mi vestido. Tira de mis medias, desgarrandolas por completo. Le lanzo una mirada asesina y el se echa a reir con picardia. Esta vez, la yema de sus dedos se desliza por mi piel provocandome un escalofrio que me hace temblar de placer. Estar al lado de este chico y mantener el ritmo normal de mis pulsaciones es algo imposible. --Leo... --murmuro, mientras el hace a un lado mi ropa interior. Una oleada de placer inunda mi cuerpo. Soy consciente de que estamos expuestos y de que, en cualquier instante, alguien podria entrar por la puerta. --?Y si...? --comienzo, pero el me interrumpe con otro beso. --Para eso estamos aqui --responde, adivinando mis pensamientos. Que alguien pueda interrumpirnos justo en este instante me resulta tan confuso como excitante. Jadeo de forma involuntaria mientras intensifico el beso que recibo de el. Mis manos recorren su torso, anhelando mas, pero sin atreverse a ir mas lejos. No termino de estar comoda, de sentirme a gusto y en mi entorno. Las luces son tan tenues que practicamente estamos a oscuras. Hay la justa iluminacion para poder apreciar lo que nos rodea, aunque concediendonos la intimidad necesaria para no sentirnos expuestos. Leo introduce un dedo en mi interior, despues dos. Su lengua acaricia mi cuello y va bajando con un excitante reguero de besos hasta mi escote. Entonces, en ese instante, la puerta de la sala se abre. Doy un respingo, sobresaltada, pero el, no se detiene. Mas bien, lo contrario, me atrae con mas fuerza contra su cuerpo e intensifica sus caricias con el claro objetivo de desquiciarme. Levanto la vista, sintiendome expuesta. Son ellos; la pareja que he visto antes en el bar del local. Me siento extrana, observada e... Intento hacerme a un lado, nerviosa, pero Leo me besa con tanta intensidad que todo da vueltas y la pasion se aduena de mi. Por un segundo, se me olvida, incluso, que ese par de desconocidos ha entrado dentro. El no parece preocupado por ellos, y deduzco que a mi tampoco deberia importarme. Se sientan en el sofa que esta frente al nuestro. Hay la suficiente distancia como para sentir que tenemos espacio, pero es imposible no notar sus miradas clavadas en nosotros. Mis ojos se cruzan con los de la chica pelirroja mientras Leo tira de mi vestido para sacarmelo de la cabeza. "Joder", pienso, incapaz de decidir si esto me gusta o me espanta. Entonces, me sonrie. Ella me sonrie y se muerde el labio de forma juguetona. Se lleva una mano al cuello y retira su cabello a un lado con sensualidad. Yo, en bragas y en sujetador, noto como las tres personas con las que comparto espacio me dedican toda su atencion, y... !Uf! La intensidad de todo lo que siento es tan inmensa que me siento desbordada. Muy excitada. Leo me besa la clavicula con suavidad. Es increible que este aqui, en ropa interior, delante de unos autenticos desconocidos... Las manos de mi acompanante rodean mi espalda para desabrochar con soltura mi sujetador y liberar mis pechos. Su lengua se desliza suavemente por mi pezon y todo da vueltas a mi alrededor. Cuando miro hacia delante, me fijo en que la chica pelirroja le ha desatado el pantalon a su acompanante y que esta acariciandole, masturbandole. Una intensa oleada de calor recorre mis entranas y siento que, poco a poco, voy perdiendo el control y me dejo llevar... Miro a Leo.

  • Y me lo queria perder, Rosario Vila de Rosario Vila

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  • Una Historia Crepuscular de Stefan Zweig

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    ?Ha sido el viento lo que ha traido de nuevo la lluvia a la ciudad haciendo que nuestra habitacion se oscurezca de pronto? No. La atmosfera esta tranquila y tiene una claridad argentada, como raras veces ocurre en estos dias de verano, pero se ha hecho tarde y no nos hemos dado cuenta. Solo los tragaluces de enfrente sonrien todavia con un debil resplandor y por encima de los tejados el cielo se cubre ya de una bruma dorada. En una hora sera de noche. Una hora maravillosa, pues nada es mas bello que ese color que poco a poco se marchita y se ensombrece, y luego la oscuridad, que brotara del suelo, invadira la estancia, hasta que sus negras olas se replieguen en silencio sobre las paredes y nos arrastren a las tinieblas. Entonces, cuando en este momento nos sentemos uno frente al otro y nos miremos sin hablar, nos parecera que el rostro familiar que entra en las sombras se ha vuelto mas viejo, extrano y lejano, como si nunca lo hubieramos conocido y lo contemplaramos a distancia y a traves de muchos anos. Pero ahora quieres que hablemos, porque en el silencio oyes acongojado como el reloj rompe el tiempo en cien pequenas astillas y la respiracion se vuelve ruidosa como la de un enfermo. Quieres que te cuente algo. Con mucho gusto. Aunque no de mi, pues nuestra vida en estas ciudades inmensas es pobre en acontecimientos o asi nos lo parece, porque todavia no sabemos lo que en realidad nos pertenece. Pero voy a contarte una historia adecuada para esta hora que, a decir verdad, solo ama al silencio, y quisiera que tuviese un poco de esa luz crepuscular, calida, dulce y profusa que se extiende como un velo ante nuestras ventanas. No se cual es el origen de esta historia. Simplemente recuerdo que, desde primera hora de la tarde, he estado aqui sentado mucho rato, leyendo un libro, despues lo he dejado y me he sumido en una especie de ensueno letargico, tal vez incluso en un sueno ligero. De pronto he visto unas figuras que se deslizaban a lo largo de la pared, y podia oir sus voces y penetrar en sus vidas. Pero cuando he querido seguir con la mirada esas formas fugitivas, me he encontrado de nuevo despierto y solo. El libro habia caido a mis pies. Lo he recogido y le he preguntado acerca de las figuras: ya no he encontrado la historia en el, como si hubiera caido de sus paginas a mis manos o como si nunca hubiera estado alli. Quiza la habia sonado o la habia leido en una de aquellas nubes de colores que hoy habian llegado de tierras lejanas a nuestra ciudad transportando la lluvia que durante tanto tiempo nos ha importunado. Quiza la habia oido en una vieja e ingenua cancion que un organillo habia tocado entre melancolicos gemidos bajo mi ventana, o alguien me la habia contado anos atras... No lo se. A menudo me llega este tipo de historias, y me divierte dejar fluir entre mis dedos las cosas que cuentan, sin retenerlas, al igual que uno acaricia espigas y flores de tallo largo sin cogerlas. Solo las sueno a partir de una imagen repentina y coloreada que termina por difuminarse, pero no las retengo. Sin embargo, hoy quieres una historia, y te la voy a contar en esta hora del crepusculo en la que nos invade el deseo de ver algo multicolor agitandose y brillando ante nuestros ojos que los tonos grises entristecen. ?Como empezar? Tengo la sensacion de que debo hacer salir por un momento de las sombras una imagen y una figura, pues asi comienzan tambien en mi esos extranos suenos. Ya me acuerdo. Veo a un esbelto muchacho que desciende por los anchos peldanos de la escalera de un castillo. Es de noche, una noche con solo un palido claro de luna, pero, como si tuviera un poderoso faro, abarco el perfil entero de su cuerpo agil, distingo perfectamente sus rasgos. Son extraordinariamente bellos. Sus cabellos negros peinados a la moda infantil caen sobre su frente un poco demasiado ancha, y las manos, que el extiende hacia delante en la oscuridad para palpar el calor del aire caldeado por el sol, son muy finas y nobles. Su paso vacila. Desciende absorto hacia el gran jardin que murmura con sus numerosos arboles redondeados y entre los cuales reluce como un sendero blanco una unica y amplia avenida. No se cuando sucedio, si ayer o hace cincuenta anos, ni tampoco se donde, pero creo que debio de ser en Inglaterra o en Escocia, pues solo alli conozco castillos de piedra tallada tan altos y grandes que de lejos parecen fortalezas altivas y amenazadoras y que solo para el ojo familiarizado se inclinan sobre sus jardines luminosos y floridos. Si, ahora lo se seguro, esta alla arriba en Escocia, pues solo alli las noches de verano son tan luminosas que el cielo tiene el brillo lacteo del opalo y los campos nunca estan oscuros, todo parece tenuemente iluminado desde el interior y solo las sombras, semejantes a gigantescos pajaros negros, caen sobre esas capas de luz. Es Escocia, oh si, ahora lo se con seguridad y, si me esforzara, encontraria el nombre de aquel castillo condal y tambien el del muchacho, pues ahora la oscura corteza de mi sueno se desprende rapidamente y lo percibo todo con tanta claridad como si no fuera un recuerdo, sino una vivencia. Durante el verano, el muchacho se aloja en casa de su hermana casada y, siguiendo la afable costumbre de las familias inglesas distinguidas, no es el unico invitado; la cena reune a todo un grupo de cazadores y sus mujeres, asi como a algunas muchachas: personas bien parecidas y de categoria cuya juventud e hilaridad, sin ser ruidosas, juegan con el eco de los viejos muros. De dia los caballos galopan por doquier, acompanados de una jauria de perros; al otro lado, en el rio, centellean dos o tres barcas: una actividad sosegada confiere al dia un agradable ritmo rapido. Terminada la cena, se levanta la sobremesa. Los caballeros han ido al salon, fuman y juegan; hasta medianoche las ventanas proyectan en el parque conos de luz blanca y vibrante en los bordes, a veces tambien una risa franca y jovial. La mayoria de las damas se ha retirado a las habitaciones, tal vez dos o tres conversan todavia en el vestibulo. Asi que el muchacho esta solo. No tiene permiso para ir con los hombres, o solo por unos instantes, y se siente cohibido en presencia de las damas, porque a menudo, cuando abre la puerta, ellas bajan la voz, y comprende que hablan de cosas que el no debe oir. Por otra parte, no le gusta su compania, pues le interrogan como a un nino y no prestan demasiada atencion a sus respuestas; simplemente lo utilizan para mil pequenos favores y luego le dan las gracias como a un chico bueno y obediente. Asi que ha decidido irse a la cama y ya ha subido la escalera de caracol; pero la habitacion esta demasiado caldeada, con una atmosfera cargada y sofocante. Se han olvidado de cerrar las ventanas de dia y el sol ha campado por sus respetos: ha abrasado la mesa y la cama, se ha encarnizado con las paredes y los rincones, y las cortinas despiden todavia su halito ardiente e irritado. Y, despues de todo, es demasiado pronto, y fuera la noche estival resplandece como una vela blanca, tan tranquila, tan en calma, tan deliciosamente en calma. De modo que el muchacho baja de nuevo la gran escalinata del castillo hasta el jardin, sobre cuyo oscuro contorno circular el cielo derrama su luz mortecina como un nimbo y adonde lo atrae el aroma tremulo de mil flores invisibles. Tiene una extrana sensacion. En la confusion de sentimientos propia de sus quince anos, no sabe explicarlo, pero sus labios tiemblan como si tuviera que hablar a la noche, levantar las manos o cerrar los ojos mucho rato, como si hubiera algo misterioso y familiar entre el y aquella encalmada noche de verano que pide una palabra o un gesto de cortesia. El muchacho sale poco a poco de la amplia y despejada avenida para adentrarse en uno de los estrechos senderos laterales, donde los arboles parecen abrazarse en lo alto con sus copas iluminadas por destellos argentados, mientras que abajo impera la oscuridad prenada de noche. Todo esta absolutamente tranquilo. El paseante, perdido en una dulce y vaga melancolia, solo percibe el indescriptible ruido del silencio en el jardin, el vibrante zumbido como de una lluvia fina que cae en la hierba o de susurrantes briznas frotandose ligeramente unas a otras. A veces roza con un arbol o se detiene para escuchar ese ruido fugitivo: el sombrero le cae sobre la frente y se lo quita para sentir sobre sus sienes desnudas, donde golpea la sangre, la mano del viento aletargado. Y entonces, de golpe, a medida que se adentra en la oscuridad, ocurre algo inaudito. La grava cruje levemente detras de el. Cuando se vuelve, asustado, ve el brillo como de fuego fatuo de una gran figura blanca que avanza hacia el, ya esta cerca y siente con un escalofrio el abrazo fuerte, aunque sin violencia, de una mujer. Un cuerpo calido y suave se estrecha febrilmente contra el suyo, una mano le acaricia rapida y temblorosa el pelo y le inclina la cabeza hacia atras: tambaleante, el siente en la boca un fruto abierto, desconocido, unos labios estremecidos que sorben los suyos. Tan cerca esta este rostro del suyo que el no puede verle los rasgos. Y no se atreve a mirarlos, porque un doloroso escalofrio recorre su cuerpo y le obliga a cerrar los ojos y abandonarse sin resistencia como botin a esos labios ardientes; vacilante, inseguro como una pregunta, sus brazos acogen entonces a la desconocida figura y, ebrio de repente, estrecha el cuerpo extrano contra si. Sus manos se deslizan avidas a lo largo de las delicadas formas, se detienen y se retiran temblorosas, luego se vuelven mas febriles y atrevidas. Cada vez mas apremiante e inclinada, la feliz carga descansa ahora todo su peso sobre el complaciente pecho del muchacho. De alguna manera se siente engullido, arrastrado por este abrazo jadeante, y se le doblan las rodillas. No piensa en nada, no se pregunta por que aquella mujer ha acudido a el ni como se llama, se limita a sorber hasta embriagarse de la voluptuosidad de sus labios desconocidos, humedos y perfumados, sin voluntad, sin comprender lo que le impulsa a ese apasionamiento inaudito. Le parece como si de repente hubieran caido estrellas, tan intenso es el centelleo delante de sus ojos, y todo lo que toca chispea y quema. Y no sabe cuanto tiempo transcurre, si horas, tan blandas son las cadenas que lo atan, o si segundos: siente que todo se inflama y es arrastrado en el arrebato de una lucha voluptuosa, en un torbellino maravillosamente vertiginoso. Y bruscamente, de golpe, la ardiente cadena se rompe. De repente, casi con ira, el abrazo libera su pecho apresado; la figura desconocida se incorpora, una cinta de luz blanca se desliza veloz a lo largo de los arboles, ha desaparecido antes de que el pueda levantar las manos para retenerla. ?Quien habra sido? ?Y cuanto tiempo habra durado? Angustiado, aturdido, se levanta apoyandose en un arbol. Poco a poco el frio raciocinio vuelve a su cerebro calenturiento: le parece de repente que su vida ha avanzado mil horas. ?Acaso todos sus suenos confusos acerca de las mujeres y la pasion se han vuelto de pronto realidad? ?O todo ha sido un sueno en definitiva? Se palpa, se toca el pelo. Si, sus sienes palpitantes estan humedas, humedas y frescas del rocio de la hierba sobre la que se han revolcado. Ante sus ojos se repite la escena con la velocidad del rayo, siente de nuevo el ardor de los labios, aspira el perfume de voluptuosidad, extrano y penetrante, que desprendia la ropa de la mujer, y trata de recordar cada una de sus palabras. Pero no le viene ninguna a la memoria. Y entonces, subitamente, recuerda alarmado que ella no ha dicho nada, ni siquiera lo ha llamado por su nombre, que de ella no conoce sino los suspiros que rebosaban de su pecho como una amenaza, los sollozos de placer convulsivamente ahogados, el perfume de su pelo enmaranado, la calida presion de sus pechos, el esmalte pulido de su piel; sabe que su cuerpo, su respiracion, todos sus sentimientos le han pertenecido y, sin embargo, no sospecha quien es la mujer que lo ha sorprendido con su amor en la noche. Sabe que solo puede balbucear un nombre para designar su sorpresa, su felicidad. Y ahora esta experiencia fugaz e inaudita que acaba de vivir con una mujer le parece pobre, banal y completamente baladi al lado del fulgurante misterio de los ojos cautivadores que lo acechaban desde la oscuridad. ?Quien era esa mujer? Al vuelo estudia todas las posibilidades, pasa revista mentalmente a todas las mujeres que viven en el castillo; evoca todos los momentos singulares y todas las conversaciones que ha mantenido con ellas, las sonrisas de cinco o seis de ellas, las unicas que podrian estar envueltas en este enigma. ?Quiza la joven condesa E., que suele tratar con aspereza a su marido ya mayor, o la joven esposa de su tio, que tiene ojos de una dulzura extrana y, sin embargo, tan irisados, o bien--se estremecio al recordarla--una de las tres hermanas, primas suyas, que tanto se parecen en su porte altivo, orgulloso y estirado? No, porque todas ellas son personas frias y discretas. En los ultimos anos a menudo se habia considerado un desheredado, un enfermo, desde que secretos ardores agitaban su espiritu y se mezclaban flameantes en sus suenos. !Como habia envidiado a todos los que eran o parecian tan serenos, tan equilibrados y desprovistos de cualquier deseo! El habia tenido miedo de su pasion naciente como de una enfermedad. ?Y ahora...? Pero ?quien, cual de ellas era capaz de semejante engano? Poco a poco esta pregunta obsesiva disipa la embriaguez que enturbia sus sentidos. Se ha hecho tarde, las luces del comedor se han apagado, solo el esta despierto en el castillo, el... y quiza aquella otra. La desconocida. La fatiga empieza a hacer mella en el. ?Para que seguir dandole vueltas? Seguro que manana una mirada, una llama entre los parpados, un apreton de manos a hurtadillas, se lo revelara todo. Sube entre suenos las escaleras, tal como las habia bajado, pero ahora sus suenos son infinitamente diferentes. Tiene la sangre todavia un poco agitada, y la habitacion caldeada ahora le parece mas clara y fresca. Cuando al dia siguiente se despierta, los caballos ya piafan y escarban en el patio, oye pronunciar su nombre en medio de risas. Se levanta de un salto--ha pasado la hora del desayuno --, se viste con una rapidez febril y se precipita abajo, donde los demas lo reciben con alborozo. <>, le espeta la condesa E. riendo, y la risa brilla en sus ojos claros. El escruta su rostro con ansiosa curiosidad; no, no puede ser ella, su risa es demasiado despreocupada. <>, se burla la joven, pero a el su cuerpo delicado le parece demasiado delgado. La pregunta del muchacho vuela de un rostro a otro, pero en ninguno descubre el reflejo de una sonrisa. Da comienzo la excursion a caballo por el campo. El escucha todas las voces, con la mirada espia cada linea del cuerpo de las mujeres, las ondulaciones del pelo que el ritmo del trote les impone, observa los movimientos de sus espaldas al doblarse y el modo como levantan los brazos. Durante el almuerzo se inclina sobre ellas para percibir el perfume de sus labios o la tibieza de sus cabellos, pero nada, nada le proporciona el menor indicio, una fugaz pista que su imaginacion inflamada pueda seguir. El dia se alarga inacabable hasta el atardecer. Ahora que quiere leer un libro, las lineas saltan fuera de los margenes y lo conducen hasta el jardin, y vuelve a ser de noche, una noche extrana, y se siente de nuevo rodeado por los brazos de la desconocida. Deja caer el libro de sus manos temblorosas, quiere ir al estanque y, de repente, asustado, se encuentra en el camino de grava, en el mismo lugar. Durante la cena sus manos estan nerviosas, palpan sin descanso a diestro y siniestro, como perseguidas, sus ojos se esconden timidos bajo los parpados. Por fin, oh, por fin, cuando los demas retiran sus sillas, el se siente feliz, sale corriendo de la sala y se adentra en el parque, cien veces, mil, camina arriba y abajo de la blanca avenida, que bajo sus pies parece centellear como una niebla lactea. ?Estan ya encendidas las luces del salon? Si, por fin llamean, y por fin brillan tambien algunas ventanas del primer piso. Las damas se han retirado. Si ella va a venir, ya no puede tardar mas de unos minutos, pero cada minuto se hincha de rubea impaciencia hasta estallar. Y continua arriba y abajo con pasos convulsos, como tirado por hilos invisibles. Y entonces, de repente, la figura blanca se desliza escaleras abajo, rapida, demasiado rapida para poderla reconocer. Parece un rayo de luna o un velo perdido flotando entre los arboles que un viento impetuoso empuja hacia el, y ahora, ahora, esta en sus brazos, que se estrechan como garras avidas alrededor del cuerpo indomito, ardiente y palpitante, acalorado por la carrera. Como ayer, de nuevo es un unico instante en el que la calida oleada se rompe de improviso contra su pecho, con tanta fuerza que el cree desfallecer por el dulce golpe, y su unico deseo es dejarse llevar, arrastrado a un sombrio abismo de placer. Pero luego su embriaguez se extingue de golpe, y el reprime su ardor. !No, no se perdera en esta maravillosa voluptuosidad, no se abandonara a estos labios voraginosos antes de saber el nombre de este cuerpo que se aprieta tan estrechamente contra el que es como si un corazon extrano latiera fuerte en su propio pecho! Echa hacia atras la cabeza ante sus besos para verle la cara: pero caen unas sombras y, en la luz incierta, se confunden con los cabellos oscuros de la mujer. El follaje de los arboles es demasiado espeso y demasiado palido el claro de luna velado por las nubes. Solo ve los ojos de ella, que brillan fosforescentes como rubies encastados en marmol blanco. Entonces el quiere oir una palabra, solo una astilla arrancada a su voz:

  • Los ninos desaparecidos (Lottie Parker 1) de Patricia Gibney

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    Creian que habian dejado atras el pasado, pero estaban equivocados

  • Una Navidad en Escocia de Anne Aband

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    Susan Edwards bajo del tren que la habia traido a Edimburgo desde su ciudad natal, Londres. Habia sido una decision repentina, incluso irracional. Dejar su puesto como profesora adjunta de la facultad de arqueologia para ir a excavar en un posible yacimiento cerca de la ciudad escocesa... !toda una locura! Pero si se lo pedia su profesor favorito, no tenia ninguna duda. Se supone que ella la hermana mayor, la sensata y que Caroline era la menor, la que deberia hacer toda clase de locuras. Pero en su caso, no era asi. Su hermana pequena salia con Frank, un abogado de lo mas aburrido y trabajaba en una compania de marketing, en el mismo edificio que su novio. Aburrido. Pero si ella estaba contenta, le parecia bien. Susan llevaba ya tres anos, desde que termino la carrera con excelentes notas, trabajando en la misma universidad donde saco su titulacion. Habia terminado el doctorado, y tambien habia terminado la relacion con Thomas, colega suyo y companero de la universidad. Y termino porque el se fue a las excavaciones de Atapuerca, en Espana. Le pidio que le acompanara, pero en ese momento ella tuvo miedo. Y ahora el habia encontrado una novia espanola. Se alegraba por el. Fue entonces cuando se dio cuenta de que, si no arriesgas, no ganas, y cuando su antiguo profesor, Henry McDall, le solicito ayudarle en un pequeno yacimiento en unos terrenos familiares, a las afueras de Edimburgo, no se lo penso. Penso que la aventura la llamaba, que la vida le estaba diciendo que volviera a sacar de dentro de ella ese espiritu arriesgado, capaz de hacer cualquier cosa. Sus padres aceptaron a reganadientes su marcha, y en la facultad le dieron una excedencia de un ano. Todavia se sorprendia de lo facil que habia sido todo. Bajo del tren buscando al profesor McDall, pero no lo vio. Era un hombre de edad avanzada, pero le prometio que la iria a recoger para llevarla a la casa donde vivia y donde ella se instalaria, un edificio familiar de cuatro pisos con un precioso jardin, segun le habia contado. Se abrigo un poco mas; en octubre y en Edimburgo no hacia precisamente calor. Llevaba un gracioso gorro con un gracioso pompon de color rosa que le habia regalado Caroline. Saco la maleta con ruedas y camino hacia la parte cubierta del anden, pues comenzaba a caer una fina llovizna. --!Lo que faltaba! --se dijo mirando por encima de la gente que se habia bajado. ?Donde estaria el profesor? Se iba a quedar helada, y, ademas, no sabia donde estaba su casa. --Eh, senorita, ?es usted Susan Edwards? --una voz ronca la interpelo por detras. Ella se volvio con una sonrisa aliviada y se quedo con la boca abierta. Un tipo pelirrojo, con el cabello mojado chorreando por la cara y con dos inmensos ojos azules, le sonreia como si ella fuera un tesoro encontrado. --Si, si --acerto a decir. Era el hombre mas guapo que nunca habia visto. Con facciones regulares, alto y de anchas espaldas. --Entonces, vamos, que mi tio le espera en la casa con un buen ponche caliente. El escoces le cogio la maleta rozandole con la mano. Ella la retiro, como si le hubiese dado un calambre. Caminaron hacia fuera de la estacion, ella detras de el, mojandose, pero ya no le importaba. Su vida se habia iluminado de repente. Comenzo a elucubrar. ?Estaria soltero? ?Se habia fijado en ella? Seguro que alguien tan atractivo estaba casado y si no, era porque tenia algo malo, penso con ironia. Llegaron al aparcamiento y abrio una furgoneta bastante vieja para meter la maleta. --Entre, senorita --dijo el abriendole la puerta del copiloto. --Gracias, esto... --Sean, me llamo Sean McDall y el profesor es mi tio. He tenido que coger su furgoneta porque mi coche esta en el taller, espero que no le importe. --Oh, por favor, Sean, tuteame. Debemos de ser de edad parecida. --Esta bien, Susan. El viaje, ?bien? --dijo mientras arrancaba la furgoneta que gimio ante el esfuerzo. --Si, los paisajes de Londres aqui son maravillosos, y esto --dijo ella senalando en general --, es tan bonito… Nunca habia estado en Edimburgo. --Entonces me encantara ensenarte el lugar, cuando no estes trabajando con mi tio. Aunque no se si tendras tiempo, esta tan emocionado que pasa casi todas las horas excavando. --Seguro que encontramos un momento --dijo ella pensando que querria pasar mas de un rato con el escoces. Enseguida llegaron a su calle y de nuevo Sean recogio su equipaje y lo llevo dentro. La lluvia estaba cayendo con mas persistencia y el gorro de Susan se empapo, al igual que su cabello negro. Entraron en la casa y se quitaron los abrigos. Un gracioso perrito de raza indeterminada salio a saludarles moviendo el rabo. --Se llama Wee, que significa pequeno. Nunca crecio como nos prometieron. Ella acaricio al perrito que se fue trotando hacia el salon, como pidiendole que lo acompanaran. Susan se quedo mirando al escoces que llevaba unos pantalones de franela y un jersey oscuros. Si la habia impresionado en la estacion, ahora simplemente no podia ni hablar. --Pasa, Susan, mi tio te espera. ?Prefieres un ponche, un cafe, o te? --Te estara bien, gracias, Sean. Susan paso hacia el saloncito y Sean se la quedo mirando. ?De donde habia sacado su tio una ayudante tan preciosa? Tenia el cabello oscuro, le recordaba a la obsidiana y sus ojos verde oscuro eran un sueno. Ademas, era una preciosa mujer con curvas, como le gustaba a el. Si iba a estar alli mucho tiempo, deberia tener cuidado. Se fue a preparar los tes moviendo la cabeza, no, otra vez no. No se volveria a colgar de ninguna chica, de momento.

  • La estrellas de Nerea (Las estrellas 2) de Estrella Correa

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    Nerea intenta ser feliz al lado de lo que conoce, pero nada la llena.
    Nerea se siente sola, pero cree que, poco a poco, encontrara su camino.
    Nerea lucha, vive y suena, pero ni el tiempo sana las heridas de su corazon roto.

  • Los angeles de hielo de Toni Hill

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  • La casa de las noches rotas de Charlotte Nicole Davis

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    El pais de Arketta las llama las Chicas de la Buena suerte, pero saben que suerte es lo unico que no tienen. Siendo ninas, las venden a las Casas de Bienvenida, donde les hacen una marca maldita. A partir de aqui, quedan atrapadas en una vida que no han elegido.

  • El mundo de Lisa de Zeneida Miranda

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    Podria comenzar diciendo que. !todas mis amigas estan como cabras! Hala, asi de contundente. Las adoro, si, pero estan locas. Y este libro es un buen ejemplo de ello. ?Quien soy yo? Soy Lisa y era una chica normal, anonima y aburrida hasta que una de mis amigas me reto a que escribiera una historia de Sexo en Nueva York pero con nosotras. ?Acaso tengo yo pinta de Carrie Bradshaw? !Si soy mas alta! Pero, ?sabeis que? !Que lo hice!

  • La tercera persona (Alt autores 3) de Ava Hocsem

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    “La tercera Persona” es una comedia de enredos que te provocara asombro y arrancara un buen numero de sonrisas y mas de una carcajada, aunque lo mas sorprendente de esta novela, en apariencia tan simple, es que habla de la nueva realidad social de nuestro siglo XXI contada desde el punto de vista de tres mujeres liberadas sexualmente.

  • Deseada por el peligro (Secuestrada por el peligro 2) de Melissa Hall

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    Alanna Gibbs ha conseguido huir de sus secuestradores, volver a casa y despedirse de su mejor amiga ante una tumba vacia. Llena de ira y de presion, acepta el trato que le ofrece su padrastro Ronald; Encontrar a su padre y recuperar el dinero que este le robo al verdadero Vikram. Pero ella no podra llegar hasta Gael sola, necesitara la ayuda de las personas que la alejaron de su vida cotidiana durante meses.
    Bloody no esta dispuesto a caer una vez mas ante las promesas de un nuevo mafioso que insiste que es el verdadero Vikram, pero tampoco tiene pensando en pasar toda su vida en prision. Buscara a su viejo jefe en Mexico, siempre y cuando el supuesto Vikram acceda a ayudarlo en un par de problemas que tiene pendientes y no lo dejan dormir por las noches.
    Bloody no asume tener que reunirse con la chica que lo volvio loco. Aun asi, intentara acercarse a Alanna incluso cuando ella esta junto a su nuevo novio, Raymond, el cual no tardo en aparecer en la vida de ambos.
    ?Podran admitir que se desean por encima de todos los problemas que causo Gael y Shana? O, ?Alanna seguira sintiendose traicionada por la persona que la secuestro y la deseo sin darse cuenta?

  • Ahora a tu lado de Anna Crenwood

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    Cuando su jefe y amigo Stefan Dunant se empeno en cosechar su propio vino, Monique Caruso jamas se imagino que esa nueva aventura de Stefan le traeria a ella consecuencias y mucho menos de las del tipo que despues de nueve meses lloran toda la noche y todo el dia.
    Tener hijos no estaba en sus planes, pero cuando conocio a Bruno de la Vega, no pudo reprimir el intenso deseo que se establecio entre ellos desde que se miraron por primera vez.
    Ahora ahi estaba ella, esperando sola el nacimiento de su hijo, y por primera vez en mucho tiempo se sentia sumamente dichosa.

  • Dulce enemistad, Eva Benavidez de Eva Benavidez

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    Libro 1o de la serie Dulce Londres
    Amor a primera vista

  • Contra el separatismo de Fernando Savater

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    A modo de panfleto, este libro pretende ser un golpe directo a la sinrazon de los separatismos. Porque el
    separatismo no es una opinion politica o un ensueno romantico, como puede ser el nacionalismo, sino una agresion deliberada, calculada y coordinada contra las instituciones democraticamente vigentes y contra los ciudadanos que las sienten como suyas. No es un delirio mas o menos grave, sino un ataque en toda regla al nucleo mas importante de nuestra garantia de ciudadania, el Estado de Derecho. Con algo de paciencia y sentido del humor, se puede convivir mejor o peor con los nacionalistas; pero con los separatistas no hay mas arreglo posible que obligarles a renunciar a sus propositos.

  • No es tiempo de peros de David Jimenez

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    Ella ya no es esa policia timida que no se atrevia a mirarlo a la cara.
    El ya ni siquiera es policia.
    Ambos han pagado un peaje demasiado alto por trabajar al margen de la ley. Ahora lo unico que los une es una causa comun: encontrar al Cazador.
    Pero compartir un objetivo no los convierte en companeros, solo en socios; unos socios que tendran que lidiar con una relacion amor-odio basada en enganos.
    Para Zoe, Marcial es el mejor medio para descubrir al verdadero culpable de la muerte de su novio. Para Marcial, Zoe es la unica compania humana que no le resulta insoportable.
    La busqueda del Cazador los une en un nuevo caso, pero esta vez nada sera igual. Marcial ya no tiene una placa que le impida desafiar las normas, y Zoe simplemente ha dejado de cumplirlas. Ambos iniciaran un descenso a los suburbios de Cartagena en la investigacion de una trama de blanqueo de capitales que salpicara de sangre los cimientos de la ciudad.

  • El Comienzo de Yiros Dakay

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    Me desperte de una pesadilla gritando, otra vez. Estaba respirando fuertemente con mi cabello colgado sobre mi cara casi derramando una lagrima. Me incline y alcance mi manta; Girandolo hacia un lado y sobre mi cuerpo. Poniendo un pie a la vez en el piso de madera, me pare y camine hacia mi tocador. Me puse una camiseta sin mangas, un par de jeans rasgados negros y un sueter holgado y luego baje las escaleras. Fui a la cocina a buscar agua, estaba abriendo la nevera, hasta que vi a mi borracho, gilipollas, papa. Lo cerre de golpe y cerre la cocina practicamente corriendo, justo cuando me puse los zapatos y estaba listo y cerca de la puerta, grito; “!Perra! !Trae tu culo aqui y hazme algo de comida!”. Mire hacia atras y me detuve por un momento. Iba a decir algo; Hacerle desear que nunca hubiera dicho eso, pero yo no. Mas bien me volvi hacia la puerta y corri a la escuela. Nadie estaba fuera de las puertas de la escuela. Deslizando mi desgastado Converse por el pasillo de la escuela Llego a un chillido cuando golpeo mi casillero. Lo abro y agarro mis libros con un poder intenso. Lo cerre de golpe y con una velocidad rapida fui a mi primera clase. Me detuve en la tercera puerta y mire el cartel negro en la puerta, decia; “Sala de artesania”. Gire la perilla y abri la puerta a la atencion directa de todos los estudiantes. Odio ser el centro de atencion, me enferma el estomago al darme cuenta de que los estudiantes tienen la oportunidad de decir cosas como “?Por que llegas tarde? ?Atrapado con el corte de nuevo?” O simplemente la vieja y original “Chica emocional” no original. Mientras miraba el piso, levante mi capucha y camine hacia el fondo de la habitacion hasta mi asiento asignado. El maestro, el Sr. Wheeling, dijo despues de un silencio incomodo “Hood Off, Allie”. Despues de que el miro hacia otro lado, levante mi capucha hacia atras y sobre mi cabello lacio y largo y negro. Pasaron periodos y sonaron las campanas. Me siento en la parte de atras de cada clase, asi que, como siempre, me sente en mi asiento, saque mis libros y espere la leccion intensamente agotadora de mis maestros jodidos. Cuando termine la clase, me levante deslizando mis libros por la esquina de mi escritorio. Fui el primero en salir de las puertas, y cuando llegue a mi casillero saque mi bolso de la parte inferior y lo golpee en mi espalda. Mi bolso es muy viejo, he tenido el mismo durante 4 anos. Mi mama lo compro para mi Es una bolsa de material suave negro liso. Es todo lo que me queda de ella desde que murio. Caminaba hacia las puertas de la escuela, cuan contento estaba de salir de la escuela, pero cuan asustado estaba de irme a casa. No mucho antes de golpear las puertas de metal azul, mi bolso decidio rasgarse desde la parte inferior, revelando mis muchos blocs de dibujo, cuadernos y mi cuchilla Sharpe. Arruine los papeles y libros del piso; Probraly arruinando algunas de mis obras de arte, pero no me importo. Estaba en busca de mi espada y cuando la encontre la recogi y sali corriendo por la puerta. Escuche que me llamaban, pero no mire hacia atras para ver que solo caminaba por la calle. Camine por el camino hasta que vi mi casa. Mi papa estaba en el porche con su amigo Rob. Botellas de cerveza en todas partes. Rapidamente me aleje confiando en que no me notaria sino en Corse; El hizo. Vio mi cabeza inclinarse hacia un costado y camine por el camino. Gritando con una voz fuerte, fuerte e intensa Las palabras “!Jodida puta, entra aqui ahora mismo!” Echo’ed The Street. Me detuve y volvi. Mi papa siempre ha sido abierto sobre su vida, sin secretos, sin remordimientos. Evito mi casa cuando su amigo Rob esta alli, siempre intenta violarme. Le deje algunas contusiones, pero mis cicatrices de el son mucho mas permanentes. Avance despacio por las escaleras delanteras, y mientras caminaba por la puerta rota de la pantalla, mi papa arrojo una botella de cerveza en la parte posterior de mi cabeza. Me desmaye. Me desperte con el olor a hierba encendida y Achohal derramado, estaba acostada en el sofa con solo un sujetador y ropa interior. Robar vino a mi mear borracho. “Hellof Allieef”, dijo Stammerd. Y mientras caminaba por la puerta rota de la pantalla, mi papa arrojo una botella de cerveza en la parte posterior de mi cabeza. Me desmaye. Me desperte con el olor a hierba encendida y Achohal derramado, estaba acostada en el sofa con solo un sujetador y ropa interior. Robar vino a mi mear borracho. “Hellof Allieef”, dijo Stammerd. Y mientras caminaba por la puerta rota de la pantalla, mi papa arrojo una botella de cerveza en la parte posterior de mi cabeza. Me desmaye. Me desperte con el olor a hierba encendida y Achohal derramado, estaba acostada en el sofa con solo un sujetador y ropa interior. Robar vino a mi mear borracho. “Hellof Allieef”, dijo Stammerd. Me levante “?Donde estan mis ropas que te arrastras?”, Le grite. Me abofeteo en la cara. Mi papa estaba sentado al otro lado de la sala de estar en una vieja silla de madera, riendo. Ransack le sonrio y le dio otro golpe. Mire a mi padre. “Amablemente no dejes que haga esto”, dije mientras las lagrimas caian por mis mejillas. “?Prefieres que lo hagas yo mismo, perra!” Mi papa grito de vuelta. Comence a llorar. El botin sentia mis muslos, lo empuje lejos. “!No! … !Contactame!” Dije. Me dio un punetazo en la mandibula Makin. Mi labio sangra la sangre roja mas brillante. Me golpeo una y otra vez hasta que me maree lo suficiente como para no poder sacarlo de mi. Senti un pellizco afilado y cuando eche un vistazo a mi brazo, me inyectaron una inyeccion de droga en mi piel palida. Mis ojos se pusieron caidos y mi cabeza se debilito. Apenas podia distinguir lo que estaba sucediendo, pero aun podia sentirlo tratando de tocarme. Esta vez me drogo, estaba en control total. Sin embargo, todavia soy virgen, el me habia conseguido este temperamento antes, pero esta vez nada se interponia en su camino y estaba tan seguro de ello. Estaba deslizando su mano por mis pantalones, sintiendome levantada; Hasta que los policias atravesaron mi puerta. Mi papa y Rob mirando en estado de shock. Burglarize se levanto y corrio hacia la puerta de atras, pero los policias regresaron. Un oficial me recogio y me llevo a la parte trasera del coche de policia. Estuve alli hasta que la policia entro y me llevo a la estacion. Me ayudaron a salir del auto y mis pies descalzos aterrizando firmemente en el cemento. Individuos corriendo hacia mi llevandome a una habitacion y tumbandome en el sofa de cuero. Me cai en un sueno profundo. Mi padre me desperto, salte de nuevo en estado de shock, un oficial de policia me llevo a casa. Perdi la escuela ese dia. Mas bien pase mi tiempo haciendo comida para mi papa. Esa noche no pude dormir. Me sacudi y me di la vuelta. Cuando amanecio, abri los ojos para ver a mi papa parado sobre mi con un cinturon largo. Me incline y sostuve mis rodillas contra mi pecho. “Simplemente termine con esto, voy a llegar tarde a la escuela”, dije con un suspiro. No obstante, doblo su cinturon en dos y lo azoto a mi espalda, dejando una marca de sangrado. Me contuvo el dolor y cuando se fue Mi habitacion se puso una sudadera con capucha blanca, algo delgada y me arregle el cabello en un mono desordenado. Me tropece por las escaleras y sali por la puerta. Corri a la escuela y lo hice 3 minutos antes de la campana. Camine, arroje las puertas y hacia abajo de la escuela El salon, todos susurraban. Estoy acostumbrado a escuchar “monstruosidad o perdedor”, pero todos cubrieron sus bocas en silencio mientras me miraban. De la nada senti que alguien estaba detras de mi abrazandome con fuerza y llevandome al gimnasio. No podia mirar hacia atras por la forma en que estaba posicionado, pero cuando llegamos al gimnasio y se reconocio la espera, me di la vuelta y antes que yo era un chico. Estaba a punto de gritarle hasta que mire su sudadera y hacia mi desesperacion vi sangre. “!Dios mio, tu sangrado! ?Estas bien?” Pregunte rapidamente. “!Estoy bien! Sea como fuere, !no soy yo quien sangra, lo que sucedio en tu espalda!” El respondio bastante tenso. Lo mire fijamente cuestionablemente. Me dio la vuelta suavemente y levanto mi sudadera blanca, luego mi camiseta sin mangas. Dude por una pieza pero acepte. Estaba a punto de gritarle hasta que mire su sudadera y hacia mi desesperacion vi sangre. “!Dios mio, tu sangrado! ?Estas bien?” Pregunte rapidamente. “!Estoy bien! Sea como fuere, !no soy yo quien sangra, lo que sucedio en tu espalda!” El respondio bastante tenso. Lo mire fijamente cuestionablemente. Me dio la vuelta suavemente y levanto mi sudadera blanca, luego mi camiseta sin mangas. Dude por una pieza pero acepte. Estaba a punto de gritarle hasta que mire su sudadera y hacia mi desesperacion vi sangre. “!Dios mio, tu sangrado! ?Estas bien?” Pregunte rapidamente. “!Estoy bien! Sea como fuere, !no soy yo quien sangra, lo que sucedio en tu espalda!” El respondio bastante tenso. Lo mire fijamente cuestionablemente. Me dio la vuelta suavemente y levanto mi sudadera blanca, luego mi camiseta sin mangas. Dude por una pieza pero acepte. Despues de mirarme la espalda, me di la vuelta. “?Que pasa?” Pregunte suavemente. “Tu espalda, esta sangrando. ?Cual fue el trato? ?Es cierto que fuiste golpeado? ?Quien hizo esto?” Hizo tantas preguntas que no sabia que decir. Mis ojos comenzaron a lagrimear y el me abrazo. I Barley se dio cuenta de el, pero sabia de el: tenia 16 anos, era tranquilo, timido, algunos amigos, vestia de negro, tenia un corte de pelo con pinchos y tenia el labio, la nariz y la ceja penetrados. Era extremadamente oscuro, pero definitivamente era el chico mas dulce que jamas hayas conocido. Simplemente no sabia su nombre. Despues de momentos de silencio y protagonismo, y llorando, finalmente rompi lo incomodo. “Te lo agradezco mucho … lo siento, tuviste que ver eso, y lamento que tengas que sentir lo siento por mi”, dije. “He visto cosas peores, peores, y siento pena por ti pero no por la razon” s Piensas “el siguio.” Estaba mirando desde el otro lado de la calle, y lamento haber llamado a los policias “, dijo lentamente. Mire hacia el”. Lo detuve con un abrazo. “Me alejaste de mi papa, mi hogar, la realidad”, dije mientras lo miraba a los ojos. El sonrio. “?Quieres ir a dar un paseo?” Pregunto dulcemente. Asenti y el me condujo por las puertas traseras del gimnasio. Caminamos por la calle hasta llegar a un campo grande a unas 4 cuadras de la escuela. Caminamos por los bordes del campo y nos sentamos en una colina. Dije mientras lo miraba a los ojos. El sonrio. “?Quieres ir a dar un paseo?” Pregunto dulcemente. Asenti y el me condujo por las puertas traseras del gimnasio. Caminamos por la calle hasta llegar a un campo grande a unas 4 cuadras de la escuela. Caminamos por los bordes del campo y nos sentamos en una colina. Dije mientras lo miraba a los ojos. El sonrio. “?Quieres ir a dar un paseo?” Pregunto dulcemente. Asenti y el me condujo por las puertas traseras del gimnasio. Caminamos por la calle hasta llegar a un campo grande a unas 4 cuadras de la escuela. Caminamos por los bordes del campo y nos sentamos en una colina.

  • El ano perfecto (Manhattan Beach 2) de Raquel Villaamil

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    Si tras leer “Manhattan Beach” ardes en deseos de seguir las aventuras romanticas de Miriam Sanabria en Hollywood, estas de enhorabuena. La segunda parte de la trilogia tiene mas emocion y tension que nunca. Te identificaras tanto con la protagonista de “El ano perfecto” que te sentiras como en un viaje a California.

  • Una Mancha en la Cama, Magela Gracia de Magela Gracia

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    Una mancha en la cama es la historia de una mujer amante del sexo; sexo morboso, sexo salvaje, sexo ajeno… Ajeno, sobre todo eso. Se deleita con el sexo de otros. La protagonista tiene una imaginacion desbordante, y busca inspiracion donde uno menos se lo espera. Le gusta sacar escenas pornograficas de las cosas cotidianas que observa en el parque, y luego, en la intimidad de su casa, las transforma a su antojo para crear una pequena historia, con la que disfrutar, despues, manchando las sabanas de su cama. Porque la mejor mancha que puede tener una sabana es la que luce, orgullosa, despues de una buena sesion de sexo. Una mancha en la cama es un libro de relatos, imaginados por una mente perversa, para el disfrute de hombres y mujeres que no le tengan miedo a dejar volar su imaginacion, apartando los prejuicios, y dejando que sea la entrepierna la que mande. Porque, si te excita… no puede ser malo.

  • Solo tu me besas (Amor en Nueva York 3) de Lola Cooper

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    A Hannah no le gustan los gatos. Ni su casero. Ni los ruidos de las obras del piso de arriba. Tampoco le gusta ese tipo, Steve, el encargado de la obra que no hace mas que interrumpirla a todas horas, aunque no tiene mas remedio que reconocer que es guapisimo.
    Steve es un hombre sencillo con una vida normal. Entonces, ?por que le gusta tanto esa extrana pelirroja, enganchada a los videojuegos, a la comida basura, adicta a hackear paginas web y a meterse en los ordenadores y las vidas ajenas?

  • La presa del tigre de Wilbur Smith

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    Oceano Indico, 1710. La costa malabar esta infestada de comerciantes codiciosos, piratas temerarios y hombres con sed de venganza. Pero para un Courtney, el mayor peligro siempre proviene de su propia familia...

  • Una pelirroja indomable de S. Giner

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    Bruce Rayner era un escritor de renombre de 27 anos. Hombre de trato dificil, ademas de rudo, poco amable y con una total ausencia de paciencia. Empleaba para realizar su trabajo las tecnicas de los autores del siglo pasado y Edward, su editor y amigo, lo convencio para que se actualizara e hiciese uso de la tecnologia. Los ultimos meses, Rayner habia pasado mas tiempo haciendo entrevistas para encontrar una nueva asistente personal, que escribiendo.

  • Las redes del terror de Jose Maria Faraldo

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    Las redes del terror traza la historia de las policias secretas de la Europa comunista, como se formaron e iniciaron su actividad represiva. Describe su labor de espionaje, su accion para combatir la disidencia y la vigilancia que ejercieron sobre la poblacion. Se centra primero en la policia secreta sovietica (desde la Cheka, el NKVD y el KGB) para analizar despues otros tres casos (la Stasi en la Republica Democratica Alemana, la Securitate en Rumania y el SB en Polonia). Estudia la influencia de las actividades de las policias en las transiciones a la democracia y los <> causados por la exposicion al publico de los nombres de los delatores y colaboradores. Como ejemplo de la accion de las policias secretas, el autor utiliza documentos ineditos de los archivos de los cuatro casos mencionados, parte de ellos relacionados con Espana, los espanoles y las labores llevadas a cabo por sus espias en Espana. Este es un libro sobre lo que significa la vigilancia y la represion y, aunque se refiere especificamente a la epoca comunista, entronca con los debates en torno a facebook, wikileaks y la vigilancia por parte de las agencias estatales y las empresas de redes sociales.

  • !A por mi sueno!, Dido Job de Dido Job

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  • El silencio del guardian de Virginia Asensio

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    Comillas, verano de 1920 Brillaba el sol desde lo alto del cielo, a pesar de que la temperatura no era demasiado elevada para un mes de julio que avanzaba ya hacia su segunda quincena. Transcurria la hora tranquila del mediodia, cuando las calles del centro del pueblo regalaban el aroma de los guisos humildes y se fundia con el olor a jabon de las sabanas colgadas en los balcones. Tomas combatia el aburrimiento jugando en la puerta de su casa. Su padre le habia castigado sin poder ir a la playa con sus amigos. La culpa de todo la habia tenido Don Jacinto, el farmaceutico, pues su hijo Guillermo habia salido un tanto mal parado en la batalla de piedras que se habia librado el dia anterior en la pradera al lado del puerto. Los del grupo de Guillermo eran unos abusones; teman entre once y trece anos, y siempre andaban metiendose con Tomas y sus amigos que eran mas pequenos. Tomas tenia solo nueve anos. Acabaron todos enzarzados en una batalla que comenzaron los de Guillermo, con la mala suerte de que una de las piedras que lanzo Tomas decidio aterrizar en la ceja izquierda de su enemigo, abriendole una tremenda brecha que necesito varios puntos de sutura. A Guillermo le falto tiempo para confesarle a su padre quien habia sido el artifice de tamana agresion hacia su persona y don Jacinto se presento en la casa de Tomas para informar a sus padres de la fechoria. El castigo duraria una semana; una eternidad para Tomas. El nino mataba el tiempo frotando un hueso de albaricoque sobre una piedra plana que habia elegido minuciosamente para tal cometido. El proceso era muy simple: solo habia que fabricar un poco de saliva en la boca y escupirla sobre la piedra, a continuacion frotaba la pepita contra la piedra por uno de sus cantos. Asi hasta que se desgastaba lo suficiente y aparecia la semilla blanca en su interior. La vaciaba con ayuda de una horquilla del pelo que habia robado a una de sus hermanas y seguia frotando la pepita contra la piedra hasta que esta mostraba un agujero suficientemente grande como para poder soplar sobre el, y listo, ya tenia otro magnifico silbato. En esas estaba Tomas cuando vio aparecer por su calle un magnifico automovil conducido por un chofer con gorra de plato. Tomas conocia perfectamente que vehiculo era aquel. Todos en Comillas sabian que aquel Hispano Suiza de color negro pertenecia a Don Claudio Lopez Bru, segundo marques de Comillas. Por suerte no habia nadie mas en su calle a esas horas, porque de lo contrario se habria formado toda una aglomeracion en tomo a su persona. En la villa, don Claudio era muy apreciado por su caracter humilde y caritativo y su espiritu profundamente religioso. A el se debia la construccion del Seminario Pontificio, cuyas obras habia iniciado su padre, que ofrecia educacion a tantos ninos sin recursos. El majestuoso e imponente edificio se recortaba en lo alto de la colina de la Cardosa. El vehiculo se detuvo frente a la casa de Tomas. El chofer descendio del automovil y se apresuro solicito a abrir la puerta de la parte de atras donde se encontraba don Claudio. Ayudo a aquel hombre debil y enfermo a bajar y cerro la puerta del vehiculo. El marques le dio instrucciones a su chofer y este permanecio donde estaba mientras observaba como su patron se dirigia caminando con dificultad hacia donde se encontraba Tomas. --Buenos dias, muchacho ?vive aqui la senora Adela Fernandez? --pregunto don Claudio al tiempo que acariciaba carinosamente el cabello rebelde de Tomas con sus dedos delgados y temblorosos. --Es mi madre, senor --respondio el nino con los ojos abiertos como platos mientras observaba de cerca a aquel hombre de quien tanto habia oido hablar, como si se tratara de alguno de aquellos santos de mirada acuosa a los que su abuela nunca se olvidaba de mencionar cada vez que necesitaba un favor especial de las altas esferas. La familia del marques y todos aquellos que le rodeaban y que veraneaban en el palacio de Sobrellano y otras casonas ilustres que se encontraban diseminadas a lo largo de la villa, pertenecian a esa clase social que no se mezclaba con el pueblo llano. Otorgaban distincion y glamour a la localidad y dejaban buenos beneficios en comercios y restaurantes, pero permanecian aislados del resto. Todos les conocian y envidiaban su fortuna y estilo de vida, pero asumian que existia un abismo entre sus vidas y las de aquellos seres que parecian salidos de un folletin novelesco. --?Como te llamas, jovencito? --Me llamo Tomas, senor. --?Esta tu madre en casa, Tomas? Don Claudio se inclino despacio para ponerse a la altura del nino posando una mano sobre su hombro. Por un instante, la vision del rostro de aquel nino moreno, con sus ojos inteligentes y llenos de vida, le evoco una infinidad de recuerdos contradictorios. --Si senor, esta en casa. ?Quiere que la avise? --No, gracias Tomas. He venido para hablar con tu madre de asuntos de mayores, tu puedes seguir aqui jugando. Si lo deseas, puedes pedirle a Anselmo que te ensene el automovil, seguro que te gustaria verlo por dentro. En ese instante Tomas se percato de que don Claudio portaba en su mano izquierda un paquete mediano, del tamano de un libro, envuelto en papel de color ocre. --Gracias, senor. Me gustaria mucho. --Pues anda, ve. Don Claudio ascendio despacio los escalones de la entrada de la vivienda y llamo a la puerta golpeando la aldaba con forma de pez. Anselmo demostro ser poseedor de una paciencia infinita soportando la avalancha de preguntas que le lanzaba Tomas. Incluso le consintio que se montara en el asiento del conductor y manejara el volante cual experto piloto de carreras. Asimismo, Tomas descubrio que a Anselmo tambien le encantaba aquel vehiculo y que se sentia muy afortunado por poder trabajar para el senor marques. Aquel empleo era mucho mejor que andar faenando cada dia en la mar como les tocaba a la mayoria de hombres del pueblo. Habia transcurrido algo mas de una hora cuando don Claudio salio del domicilio. Su rostro se veia mas serio y taciturno que cuando habia entrado. Se coloco en la cabeza el bombin que hasta ese instante habia llevado en la mano y camino decidido hasta su automovil. Anselmo, que en ese momento charlaba animadamente con Tomas sobre la fabricacion de silbatos con pepitas de albaricoque, se incorporo en el acto y se acerco a ayudar a don Claudio. El nino se quedo de nuevo petrificado ante aquel hombre al que todos calificaban como un caballero ejemplar. --Tomas, espero que Anselmo haya sido amable contigo; en ocasiones puede resultar un poco cascarrabias, pero en el fondo es un buen hombre. Don Claudio miro de reojo a su chofer con una media sonrisa complice. --Si senor, ha sido muy amable conmigo, y gracias a usted tambien por dejarme subir a su automovil, es fantastico. Don Claudio sonrio y acaricio de nuevo el cabello de Tomas aunque su mirada parecia perdida el algun punto indefinido del empedrado suelo. --Debo irme ya. Encantado de haberte conocido, Tomas. De verdad. Accedio al interior del vehiculo ayudado por Anselmo. El chofer se despidio tambien con una inclinacion de cabeza tocando levemente la visera de su gorra en senal de respeto y complicidad. Tomas permanecio inmovil observando con curiosa intriga como arrancaba el vehiculo y se alejaba dejando detras de si una nube de polvo. Inmediatamente despues, no pudo resistir la curiosidad y se lanzo al interior de su casa en busca de su madre y de respuestas ante lo que acababa de suceder. Atraveso el pasillo de entrada y fue directo a la cocina, donde unas lentejas agonizaban olvidadas junto a la lumbre, aunque su madre no se encontraba alli. Salio al pasillo para dirigirse al modesto salon de la vivienda cuando, de pronto, escucho un leve llanto que provenia de la habitacion de sus padres. Se aproximo con cautela y descubrio con cierta preocupacion que su madre lloraba sentada sobre la cama, de espaldas a la puerta del dormitorio. Sostenia una carta en la mano y se cubria la boca con la otra, tratando de ahogar el llanto. Tomas permanecio inmovil, observando a su madre desde la puerta, sin saber que hacer. Se dio la vuelta lo mas sigilosamente que pudo y se dirigio a la sala de estar donde su madre habria recibido a don Claudio. Sobre la mesa reposaba un libro al lado de un envoltorio arrugado de papel de color ocre. <> reconocio Tomas. Se aproximo a la mesa y fijo su atencion en el ejemplar que parecia antiguo y gastado. Sobre la cubierta encuadernada en piel de color oscuro destacaba el titulo grabado en letras doradas: <>. Lo abrio y aspiro el aroma acre de las hojas amarilleadas por el paso del tiempo y descubrio con sorpresa una dedicatoria manuscrita en la parte superior de la primera pagina: <>. ?De que conocia don Claudio a su madre? ?Por que le habia llevado ese libro? ?A quien habia pertenecido y quien habia escrito aquella dedicatoria cuarenta y cuatro anos atras? ?Cual era el contenido de esa extrana carta que habia hecho llorar a su madre? Las preguntas se agolpaban en su cerebro, nada tenia sentido. Escucho pasos en la habitacion de sus padres, cerro el libro de golpe y se dirigio corriendo a la cocina.

  • Cam (Genesis 5) de Maricela Gutierrez

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    Aunque Cameron pasa las noches sirviendo tragos en la barra de un bar y mostrando su mejor sonrisa, en el fondo sabe que eso no es lo que quiere, pues ese lado oscuro que lo habita pide a gritos ser liberado y el no conoce una mejor forma de hacerlo que luchar contra los demonios que, ocultos en las tinieblas, acechan a diario a los humanos. Cuando su mejor amigo es asesinado tratando de protegerlo, la resolucion de Cam se vera manchada por la culpa y los deseos de venganza y a todo esto debera sumarle una nueva lucha, esta vez con sus sentimientos, cuando una noche se presente en la puerta el pequeno Steven.

  • Una boda sin fresas (Amor en cadena 4) de Lorraine Coco de

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    !Papa, mi nosito! --Tucker, que analizaba los paneles de informacion de salida de los vuelos del aeropuerto, miro a su hija que le tiraba del pantalon con la intencion de llamar su atencion y le sonrio con ternura. Bajo hasta el suelo y la tomo en brazos. La nina le devolvio una mirada ofuscada y algo cenuda, identica a la de su madre cuando estaba preocupada o molesta. Volvio a sonreir. --Tu nosito esta en la maleta, Maria, no esta aqui, y tenemos que llegar hasta el avion --le dijo a la nina que no cambio un apice su gesto y se froto los ojos con sueno. --Ven aqui, carino, deja a papa ahora que esta concentrado --dijo Natalie a su hija tomandola de los brazos de su marido, que seguia mirando el panel mientras se pasaba la mano por la nuca. Se le veia preocupado. No le habia dicho nada, pero ella sabia que algo pasaba. Para empezar, Tucker habia insistido en que tomaran uno de los vuelos regulares que salian desde Dallas con destino a Nueva York para asistir a la boda de Julia, en lugar de hacerlo con uno de los aviones privados de la empresa. Aquello ya le parecio sospechoso y las vagas excusas que le habia dado para ese hecho no habian sido suficientemente convincentes. Tampoco ayudaba el estado de nervios y preocupacion que veia en su marido, que cada dia dormia menos y pasaba mas horas en el despacho. Acerco la mano hasta su nuca y quiso acariciarlo, pero, a su contacto, Tucker pego un respingo sobresaltado. --Lo siento, carino, estaba concentrado --se excuso el, al ver la cara de sorpresa con que lo miraba Natalie por su reaccion. Tomo la mano con la que ella queria regalarle una caricia y se la llevo a los labios depositando un beso en su palma de manera tierna. El pulso de Natalie se disparo inmediatamente y sonrio mordiendose el labio. Tucker se acerco a ella sin poderlo evitar y deposito un pequeno y lento beso en el labio que ella se habia mordido. Llevaban mas de tres anos juntos y aun no podia resistirse a los encantadores gestos de su bella esposa. --!Yo tambien quiedo un bezo --dijo la pequena Maria atrapada en el abrazo de sus padres. Ambos sonrieron y comenzaron a besarla cada uno por un lado, apretujandola y estrujandola efusivamente, lo que hizo que la nina rompiera en carcajadas. Natalie se giro en busca del cuarto miembro de su feliz familia para unirlo al abrazo, pero Tommy estaba concentrado en una partida de su consola y lo miro con horror al adivinar sus intenciones. Aun asi tiro de la manga de su cazadora y lo unio a ellos, y, a pesar de las protestas, le revolvio ligeramente el cabello y deposito un beso sobre su cabeza. Tommy solo sonrio, sin levantar la vista del aparato. --?Has encontrado nuestro vuelo? --pregunto Natalie a su marido. --Acabo de hacerlo. Llegamos a tiempo. Si no me equivoco tenemos que ir en esa direccion --dijo senalando el pasillo atestado de gente que cargaba con sus maletas y multitud de bolsas con paquetes de coloridos envoltorios. Apenas faltaban cuatro dias para Navidad y la mayoria de aquellos viajeros se dirigian a disfrutar de sus vacaciones navidenas en compania de familia y amigos, cargados de regalos. Lo que hacia que transitar por el aeropuerto, ya de por si bastante concurrido, se convirtiese en una experiencia aun mas abrumadora. Tucker le cogio a Maria de los brazos y Natalie tomo de la mano a Tommy, despues se cogieron ambos de la mano, se miraron y, tomando aire, se dispusieron a atravesar la marabunta de gente que transitaba por los pasillos que llevaban hasta su puerta de embarque. Afortunadamente su equipaje estaba ya en Nueva York y tan solo llevaban una bolsa de viaje que Tucker llevaba a la espalda, su bolso y la pequena mochila en la que Tommy guardaba sus cosas. Los intransitables pasillos, se hicieron interminables. Cuando llegaron a la puerta de embarque, tenian la sensacion de haber recorrido kilometros hasta su destino. En cuanto llegaron, Tucker deposito a Maria en una silla y comenzo a sacar los billetes de la mochila. --No tardaremos en embarcar --dijo mirando las hojas impresas en sus manos. Tommy resoplo haciendo que su flequillo, que caia ligeramente sobre sus preciosos ojos grises, bailara sobre ellos. --?Estas cansado? --le pregunto Natalie. --No, pero tengo hambre-- dijo Tommy sonriendo. --?Como es posible? !Has desayunado mas que tu tio y que yo! --le dijo ella sorprendida. --?Que puedo decir? Estoy creciendo... --contesto Tommy encogiendose de hombros a la vez que le mostraba una traviesa sonrisa que inundaba su preciosa cara de hoyuelos. --!Menudo golfo estas hecho! Anda, toma --le dijo sacando una chocolatina de su bolso y ofreciendosela. Natalie lo observo abrir el envoltorio y dar un gran bocado. Tommy era un nino maravilloso. Verlo crecer y evolucionar aquellos tres anos habia sido increible para ella, un regalo. Era un nino muy educado, obediente, amoroso y carinoso, sobre todo con la pequena Maria. Seguia siendo algo timido y retraido, pero aquel era su caracter normal. Tommy preferia pasar desapercibido, encerrarse en su consola, en algun libro, ir a montar... Cosas normales para un nino de su edad. Cuando Tucker llevo a su sobrino hasta su rancho hacia tres anos, y Tommy se negaba a hablar, nunca imagino que lo veria evolucionar de esa manera y mucho menos que tendria la suerte de verlo crecer y convertirse en el maravilloso chico que era. Estaba muy orgullosa de el y se lo demostraba a cada momento. Tommy la miro intuyendo que Natalie hacia lo mismo con el y le sonrio. Le enseno el envoltorio ya vacio de la chocolatina y rio, despues volvio a concentrarse en la consola. --En quince minutos embarcaremos --le dijo Tucker a su lado. --!Quiedo mi nosito! --volvio a insistir la pequena Maria. --Peque, ya te he dicho que esta en la maleta. ?Recuerdas cuando hicimos la maleta, y decidimos que nosito era tan importante como para no dejarlo en casa y que por eso el viajaria en la maleta? La pequena Maria asintio y su melena castana llena de rizos se agito vigorosamente frente a su rostro. --Si, pero quiedo mi nosito --volvio repetir frotandose los ojos. Natalie y Tucker resoplaron, iba a ser un viaje muy largo. Maria no se separaba de aquel osito de peluche rosa desde que nacio que le habia regalado el ama de llaves, que tambien se llamaba Maria. Iba a todas partes con el y mas de una noche les tocaba buscarlo por toda la casa antes de acostarse, pues la nina no conseguia conciliar el sueno si no era en compania de su peludo amiguito. Natalie y Tucker habian querido asegurarse de que el peluche llegaba sano y salvo a Nueva York y no sufria ningun percance o perdida durante el trayecto, y lo habian metido en la maleta que ya estaba en camino con una agencia especial de transporte. Pero no habian caido en que el madrugon haria estragos en la nina, que estaba muerta de sueno y queria a su amigo para echarse una siestecita mananera. Tucker apoyo la cabeza de su pequena en el hombro y la mecio ligeramente intentando calmarla. Afortunadamente a los pocos minutos estaban haciendo el check-in. Y un rato despues, se acomodaban en sus espaciosos asientos de primera clase. No era como viajar en uno de los aviones privados de la compania petrolera que dirigia, pero bastaria. Lo mas importante era que su familia estuviese segura y, aunque no habia querido preocupar a Natalie con sus motivos para hacer las cosas de aquella manera, sabia que era la mejor opcion y no iba a arriesgarse a ponerlos en peligro. Se giro sobre su asiento y echo un vistazo a la cabina del avion en la que se encontraban. Sus ojos no tardaron en cruzarse con los de un hombre que vestia un elegante traje negro, corbata gris y cabeza rapada al estilo militar. El hombre lo saludo con una leve inclinacion de su cabeza y Tucker con gesto petreo le devolvio el saludo. --?Lo conoces? --le pregunto Nat siguiendo la direccion en la que su marido miraba. --Me suena, pero no recuerdo de que. Da igual --dijo girandose hacia su mujer y cambiando de tema--, usted y yo, senora McGregor, ahora solo debemos pensar en los maravillosos dias que vamos a pasar en Nueva York. Han sido unos meses duros, y necesitabamos estas vacaciones --anadio cambiando el gesto y regalandole una sonrisa mas relajada. A Natalie le encantaba deleitarse con esa sonrisa, y lo contemplo embelesada. --Si, necesitabamos estas vacaciones. Han sido meses duros... --sus ojos se entristecieron recordando que uno de los motivos habia sido la muerte de su adorada Maria. Maria no solo habia sido el ama de llaves del rancho familiar, tambien la mujer que la habia criado, dandole todo el amor y seguridad que necesito de nina, y la persona mas importante en su vida hasta la llegada de su marido y sus ninos. Hacia tan solo seis meses que se habia marchado de sus vidas. Maria llevaba un par de anos luchando en silencio contra un cancer que al final pudo con ella. Al menos habia podido verla casada y disfrutando de sus pequenos, como siempre habia sido su sueno. Incluso ver como ella ponia su nombre a su primera hija. Pero ya no estaria mas con ellos y eso aun le provocaba un dolor tan grande en el pecho que era dificil de soportar. --Siempre estara con nosotros --le dijo Tucker adivinando el rumbo de sus pensamientos. --Si, siempre lo estara --dijo ella forzando una sonrisa mientras acariciaba el cabello de su pequena Maria que dormia en el regazo de su padre. Miro a Tommy, que leia un comic, y cerro los ojos apoyando la cabeza en el fuerte hombro de su marido. Su proximidad siempre la reconformaba y se dejo llevar por el cansancio cerrando los ojos.

  • Deudas del frio, Susana Rodriguez Lezaun de Susana Rodriguez Lezaun

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  • Del 15M al Proces de Oscar Lopez

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    En los ultimos cuarenta anos, la democracia espanola se ha consolidado y homologado con el resto de las democracias avanzadas. El pais ha pasado a formar parte del nucleo de la Union Europea y se ha modernizado y ampliado su Estado del Bienestar. Pero la crisis financiera que estallo en 2008 pronto se convirtio en una crisis politica y social que produjo una ruptura en el tejido del pais. Su primera expresion fue el movimiento 15M, que combino un hartazgo comprensible con un maximalismo que denunciaba que PP y PSOE eran lo mismo.

  • La peligrosa amante del jeque, Elizabeth Lennox de Elizabeth Lennox

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  • Kilometro 93 de Patricia Moreno Raya

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    Ya lo dijeron dos maestras, las grandes senoras del crimen, Agatha Christie y Patricia Highsmith: todo escritor debe individualizarse, aportar algo diferente, hacerse a si mismo. Y Patricia Moreno Raya no imita a nadie. Su estilo fresco y desenvuelto es unico. Quienes han leido su primera novela, La tercera planta, y sus relatos negros lo saben; Patricia es una despiadada fabricante de homicidios, como en su dia lo fueron las creadoras de Poirot y de Ripley. Con ambas coincide en sus tempranos inicios en la escritura, de adolescente; curiosamente con Agatha Christie tambien en su trabajo como farmaceutica (durante la primera y la segunda guerra mundial Agatha aprendio todo sobre el arsenico y la estric nina, y en la farmacia de la Cruz Roja nacieron sus primeras historias). Decia la autora de La ratonera y Asesinato en el Orient Express que hay tres tipos de historias <>: la pasional, la intrincada y la desenfadada. Siguiendo su particular definicion podriamos califi car Kilometro 93 como una novela negra <>, si bien dentro de la tradicion literaria del enigma por descubrir, de la hipotesis que debe cons truirse para descifrar la identidad del culpable. Algo que se remonta a Edipo rey de Sofocles y al Libro de Daniel en el Antiguo Testamento. Sin embargo, como toda novela de genero negro, mas que de la resolucion del crimen en si, Kilometro 93 trata de ahondar en nuestras sombras, en nuestra cara oculta, en el mal que albergamos dentro: somos capaces de matar. Lo revela la cita liminar de Patricia Highsmith: <>. Todo comienza un primero de agosto de 2017 a las seis de la tarde. Cinco desconocidos en el kilo metro 93 de la A44: el propietario de un vehiculo, un juez jubilado, una chica de veintipocos anos, un hombre, una mujer. Uno debe morir. En torno a ellos gravitan hijos, padres, abuelos, parejas, perros. El inspector jefe de la policia judicial sera el encargado de investigar si la muerte se produce accidental mente o es un homicidio. La historia comienza... Las primeras palabras de una novela siempre son las mas dificiles; por eso decia Agatha Christie que no habia dolor semejante: <>. Al leer el co mienzo de Kilometro 93 quien pensara que su autora ha sufrido, mordido boligrafos ni contemplando con desesperacion la pantalla de un portatil, porque la novela arranca con un inquietante flashforward que parece brotar facilmente de la mente de Patricia: <>. Como Patricia Highsmith, Moreno Raya hace gi rar la historia en torno a la culpa, la mentira y el cri men, aderezados con un sabroso ingrediente, la am nesia, y con el telon de fondo de una Granada her mosa pero imperfecta. Kilometro 93 es un vivido re trato moral, social, colectivo y critico de nuestra ciu dad, pero tambien una novela fresca y actual. Humor y autenticidad. Vida y crimen. Eso es Patricia. Como Mary Higgins Clark, Moreno Raya se ca racteriza por sus protagonistas femeninas. Sus muje res se encuentran en medio de un dilema, enfrenta das a sus miedos, a sus angustias, a sus fantasmas. Susi, Amelia, Carolina, Cristina, Eva y Fernanda to man las riendas, deciden resolver sus problemas. Y los resuelven con contundencia. Borges y Bioy Casares, padres del escritor apo crifo de relatos detectivescos Bustos Domecq, decian que los criticos negaban al genero policial la jerar quia que le corresponde solamente porque le falta el prestigio del tedio. Y aventuraban una teoria: <>. Critica y publico se dan la es palda; si los primeros buscan lo soporifero, los se gundos lo ameno. Highsmith lo corrobora:<>. Pues bien, Kilometro 93de Patricia Moreno Raya cumple esos requisitos: huye del tedio, es una histo ria entretenida, inusual, que estremece (si, usted tambien adquirira la conciencia de que en cualquier momento puede matar) y hace reir (el particular sen tido del humor de la autora es uno de sus grandes meritos), es algo sobre lo que podra conversar y hasta podra, como hago yo, recomendarla a sus ami gos. Ana Morilla Palacios 1 de Agosto de 2017 El coche en el que se produciria la muerte de uno de sus pasajeros minutos mas tarde se encontraba dete nido en la parte mas alejada de la rotonda. El sol asfixiante de las seis de la tarde del mes de agosto derretia Granada sin ningun tipo de conside racion. El asfalto se adheria a los neumaticos de los coches que sin remedio necesitaban transitar por aquella circunferencia eterna siempre con trafico, sin que algun tipo de sombra se apiadara de los cortos segundos en los que se tardaba en cambiar de sen tido. El propietario del vehiculo esperaba dentro, con el aire acondicionado a maxima potencia, consu miendo la gasolina que le quedaba en el deposito mientras escuchaba a los perros quejarse del insufri ble calor en el diminuto remolque que llevaba en ganchado a su coche. El primer pasajero en llegar fue un anciano, de unos setenta y cinco anos de edad, algo desorientado por ser la primera vez que reservaba un coche com partido para viajar a Madrid, su ciudad natal, donde vivia desde siempre y de la que salia unicamente en ocasiones puntuales. El coche que estaba a punto de coger era el viaje de vuelta, y a pesar de haber lle gado a Granada sano y salvo el dia anterior, seguia sin confiar demasiado en esa forma de viajar. El conductor salio del habitaculo y saludo amablemente a su primer acompanante ofreciendole el asiento del copiloto. Acto seguido llego una chica de poco mas de veinte anos. Tenia una corta melena castana y un rostro salpicado de las pecas que se dejaban ver con mayor intensidad en verano como consecuencia de la exposicion al sol. Llevaba poca ropa y mucho ma quillaje. Finalmente llegaron los dos companeros del tra yecto que faltaban, aparentemente desconocidos, que coincidieron en el paso de peatones que necesitaban cruzar para llegar hasta el coche. El iba vestido de deporte, de aspecto descuidado, con el oscuro cabello enmaranado y demasiado largo para el corte de pelo que llevaba. La mujer que lo acompanaba iba muy arreglada para un viaje de unas cinco horas en un espacio tan pequeno, con el aliciente de ir con otras cuatro personas mas. Llevaba un ajustado vestido veraniego de color mostaza y unas altisimas sandalias. Desentonaba su aspecto junto al del hombre que caminaba al lado de ella, ambos en silencio, pese a saber que tendrian que compartir conversaciones incomodas y prefabricadas y que llevaban preparadas cada uno en su cabeza para que el tiempo que iban a pasar juntos fuera lo mas ameno posible. Se saludaron los cinco, algunos sonriendo, otros avergonzados. Acomodaron los equipajes en el ma letero, y todos miraron el remolque preguntandose que habria dentro. Julian, el conductor, arranco una vez que estuvieron todas las puertas cerradas y em prendio la marcha. --Y bueno..., contadme, ?a que os dedicais? Los pasajeros de la parte de atras del coche se miraron entre ellos esperando que fuera otro el que respondiera a la pregunta, pero fue el copiloto el que tras carraspear para aclararse la voz comenzo a rela tar una parte de su vida. --Como imaginareis, yo estoy jubilado ya, aun que todavia ando metido en algunos negocios... He sido juez durante mas de treinta anos, ?sabeis? Y ademas de los buenos... --?Juez? !Que interesante! --dijo Julian, para in tentar darle un poco de vida a la conversacion y animar al resto a participar en ella. --Si si, mucho. Os podria contar tantas historias, pero claro, no debo..., ademas no os conozco de nada... Es la primera vez que uso una cosa de estas tan modernas para viajar, me ha convencido mi hija, me ha dicho que es lo mas comodo, aunque no os voy a enganar, voy un poco asustado..., ?no seras un violador ni nada de eso? --pregunto dirigiendose a Julian. --!Ja ja ja! !No, hombre! !Claro que no! Se oyo entonces una risa timida de la chica joven que iba sentada en medio en la parte de atras. --Y tu no te rias, jovencita, que peores cosas se han visto... Estamos confiando nuestra vida a un desconocido del que no sabemos nada, ni sabremos con certeza nada despues de este trayecto... En serio, espero que no nos hagas nada... Oye, por cierto, pararas a mitad de camino, ?verdad? Que no es legal conducir mas de dos horas seguidas... La chica joven fruncio el ceno al oir estas pala bras, y el hombre sentado a su derecha resoplo, pen sando que el viaje seria mas largo de lo que esperaba. --Pues yo me dedico a criar pastores alemanes --dijo Julian, retomando una conversacion que pare cia interesarle unicamente a el--, de hecho llevo en el remolque cuatro. --?Como? --dijo la chica impresionada--, !que guapo! ?Podemos verlos despues? --Si claro, luego os los enseno. Son preciosos. Llevo dos cachorros y dos adultos. --?Y para que los llevas a Madrid? ?Para algun concurso o algo asi? --dijo la mujer, hablando por primera vez. --!No! Voy a visitar a mi novia, y los llevo con migo. --?A los cuatro? --dijo la chica semivestida, con los ojos como platos. --Si, ?por que no? Mi pareja vive en una casa grande con jardin, y alli se lo pasan genial; ademas, estan acostumbrados a viajar. --Pero tio, que agobio ahi dentro, con el calor que hace y todo... --No les pasa nada... --?Y te ganas la vida con eso? --pregunto Zaca rias, el anciano. --!Claro que no! Es solo un hobbie..., soy fun cionario, trabajo en el ayuntamiento. El hombre sentado detras de Zacarias volvio a resoplar; parecia estar incomodo con aquella situa cion que podria haber evitado sencillamente via jando en autobus. Observaba en silencio el paisaje, no le gustaba demasiado hablar con gente descono cida, y maldecia la baja velocidad a la que iban por culpa del remolque con los perros. --Si no os importa voy a parar unos segundos a echar gasolina.

  • Dulce Carolina de Lidia Paez

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    Desde que Diego la abandona sin ningun tipo de explicacion, Carolina vive dedicada a su profesion y a Martin, su sobrino. La reposteria es su vida y, junto a su hermana y su padre, regenta la pasteleria familiar que abrio su abuelo hace mas de cincuenta anos.
    En el edificio en el que vive, y tras un tiempo sin inquilinos, se instala en el piso de arriba un chico que le llama la atencion. Alto, moreno y sonriente, tiene pinta de arrasar alla por donde pasa. ?Como se llama? ?A que se dedica? ?Tiene pareja?
    En la intimidad de su habitacion, Carolina fantasea con tener a su vecino bajo sus sabanas, pero ?que pasara cuando se de cuenta de que las fantasias pueden hacerse realidad?

  • En los ojos de Gabrielle de Mariant Herrera

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    Tras un accidente que casi le cuesta la vida, Marina recibe de regalo de su inminente boda, una chaise-longue, para que pueda realizar en ella su hobby favorito, restaurar antiguedades. Pero algo ocurre con ese mueble, cuando lo toca, Marina comienza a ver imagenes. Se ve en distintas escenas, algunas de sexo con tres miembros de una familia. Poco a poco y a traves de la informacion de las imagenes averigua que lo que esta viendo es a traves de los ojos de la que fuera 2a esposa de una poderosa familia, los Pinel, fabricantes de joyas; Gabrielle que supuestamente huyo veintiun anos atras con el chofer.

  • Jugando con fuego 1 de Tanatos 12

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    Pablo llevaba una vida feliz y tranquila junto a su novia Maria hasta que Edu, un companero del despacho de abogados de ella, irrumpe en su vida de forma casual. A partir de ese primer encuentro, Pablo comienza a fantasear con la idea de compartir a su novia con Edu o de incluso entregarsela a el.

  • Latidos de una bala de Alexandra Roma

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    Berta viaja a Napoles con sus dos mejores amigas para practicar italiano. Esa es la excusa. El verdadero motivo es pasear en esas calles llenas de adoquines hasta no sentir los pies, comer pizza hasta que le duela el estomago y banarse en el Mediterraneo hasta que se le arruguen las yemas de los dedos.

  • Ocho noches blancas de Andre Aciman

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  • Simplemente te Querre de Anna Olsson

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    Susana es una mujer casi perfecta a la mirada de los demas, esconde un secreto en el fondo de su corazon, lo comparte con un antiguo amor que ella creia olvidado para siempre pero que el destino se ha encargado de ponerlo nuevamente en su camino. Por otro lado comparte una complicidad con su amante Sergio, un multimillonario hedonista y buen amante y tambien Dariel, un ancantador paciente con excelentes atributos que la llevara a nuevas formas de sentir.

  • No necesito un vizconde (Cornwall 1) de Olympia Russell

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    Jeremy, Vizconde de los Arribes, tiene un encuentro inesperado con Gadea, su vecina de la infancia. Y tambien su amor no correspondido. Pero ahora el es un noble muy atractivo, deseado por todas las mujeres. Gadea ya no le atrae nada. Sigue siendo igual de cabezota y energica, pero es una joven insignificante y no tiene intencion de perder tiempo con ella, asi que se despide sin contemplaciones.

  • Una perfecta educacion de Curtis Sittenfeld

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    Cuando su padre la acompana hasta la entrada del prestigioso internado Ault de Massachusetts, no parece que Lee Fiora anore demasiado a la familia que deja atras en su pequena ciudad de Indiana, seducida por las brillantes fotografias del elegante folleto promocional del centro: chicos de uniforme delante de vetustos edificios de ladrillo y chicas con falda escocesa y palos de lacrosse sobre un cesped inmaculado. Pero como no tarda en descubrir, Ault es un mundo aparte, habitado por jovenes ricos, hastiados y atractivos que se rigen por sus propios codigos. Tan intimidada como atraida por su deslumbrante entorno, Lee luchara por construir una nueva identidad que le permita seguir adelante, un delicado equilibrio entre dejar de sentirse una extrana y no olvidarse de ser ella misma.
    Con una protagonista tan autentica y llena de matices como el Holden Caulfield de Salinger o el Mick Kelly de McCullers, Una perfecta educacion es un afilado retrato de la intensa y contradictoria edad de los ritos de paso, una divertida, desprejuiciada y sensual puesta al dia de la eterna novela de aprendizaje.

  • Tess. El dia del juicio final de Andres Mann

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    En esta aventura repleta de accion, Tess y Jake luchan contra terroristas que adquirieron armas nucleares. Tambien intentan evitar que Rusia inicie una guerra. Al mismo tiempo, necesitan equilibrar los problemas de las relaciones. ?Esta Europa al borde de la destruccion?

  • DISTRITO 1011 de Mary Ferre

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    El peso de su cuerpo cae deliberadamente sobre mis hombros, su brazo afianzandose a mi como si pensara en huir premiando a mis instintos. Ondeo el alcohol de una copa sucia en un movimiento circular que me resulta relajante, podria permanecer en esta misma postura durante toda una vida; sentado en la barra de la taberna, ignorando la compania cercana, pensando en mi rubia... Trago saliva negando mientras recapacito discretamente en soledad. En este asqueroso y absurdo silencio aterrador. Mi familia sigue acompanandome en el Oeste, en casa, en mi verdadero hogar. Todos han desalojado el punto de encuentro para proseguir disfrutando de su fiesta y sus reuniones por los alrededores. El vaiven de la gente es abundante aunque no preste atencion a las sombras que se mueven cerca preguntandome, animandome o tocandome. Pero a excepcion de mi desinteres por cualquiera que no sea ella, trato de concentrarme en el apoyo que me brinda una mujer que no me ha abandonado desde que nos conocimos. Sadie es lo mas parecido que tengo a una hermana; es mi mejor amiga, mi alma gemela, mi companera de batalla y fue una princesa muy hermosa cuando salimos juntos. Ahora, incapaz de tocarla como un hombre sediento de sexo, de reganarla, gritarla o siquiera hacer un movimiento sin su aprobacion, consigo reunir lo mejor de mi para apartar su delgado brazo de mis hombros. Ella gimotea bebiendo de su copa, acariciandome el brazo por ultima vez antes de soltar y repetir nuevamente la charla del "ya te lo dije". Me volteo consciente de la bronca que me caera por no haberla escuchado cuando trataba de sugerirme que me anduviera con cuidado. Nadie, ni los mellizos ni ella consiguieron detenerme cuando me enamore de mi rubia. Era un hombre que ya se habia enamorado profundamente de una chica cuando ellos me advirtieron que abriera los ojos, que una chica procedente del Este nunca nos traeria nada bueno. Y no se equivocaban. Saboreo el liquido y escupo a su vez el pequeno cubito de hielo que Sadie siempre vierte en mi copa desde que tomo su primera ronda de alcohol. Recuerdo que tenia doce anos, yo unos dieciseis, y no podia parar de reir. Ella metio su mano en el vaso, saco el hielo, lo coloco en mi copa y entonces trago el whiskey rapidamente. Desde entonces espera a que se derrita y procede a deshacerse del cubito, si estoy cerca sere el unico que recibira la pieza congelada. Una especie de promesa que le hizo a mi madre. --Anoche hubo una reyerta. Owen se ha enterado que fueron los chinos, drogas. Los Law estuvieron alli. --Sadie, no te lo vuelvo a repetir, dejame solo. --La mayoria de los chinos murieron y la droga desaparecio. No dejaron rastro de la rina. --Sadie. --Intento enderezarte. Mantener tu mente ocupada. --Lo haces como el culo. Unete a la fiesta y desaparece. --Eres un antipatico. No se acaba el mundo porque ella te haya traicionado. Ademas, estoy esperando el cargamento de las piezas. Si Ewan consigue hacer funcionar ese trasto valdra una millonada en el mercado. Nos forraremos. --Los calentadores del valle van primero. --Yo quiero mi parte. Necesito viajar a Nueva York. --Tu idea de malgastar el dinero en ropa no nos beneficia, Sadie. Piensa en los demas. El Oeste se esta congelando de frio. --?Y porque pasemos frio no puedo ir a Nueva York para gastar mi dinero en mi? ?Quien piensa en mi? --Preston, deberias venir. --Owen es mi hermano mas alocado. Su voz seria me obliga a ponerme el disfraz de hombre de negocios, de lider del Oeste que mantiene a todos vivos. --?Visita? No esperamos a los holandeses hasta el viernes. ?Se han adelantado? --Visita. Pero no son los holandeses. Date prisa. Sadie pone un pie en las tablas de madera que pisamos en la taberna pero la detengo. Soy el que manda aqui y la quiero fuera de las reuniones, ella me ha refunfunado negandome con la cabeza. --Ve con las demas mujeres, --acaricio su rostro --y gracias por estar a mi lado. --Preston, no me apartes ahora. --Dame tiempo, ?vale? Estoy bien. Despues de besarla en la frente ella emprende el camino hacia la puerta delantera. Cuando la veo salir oigo a Owen cantando. Solemos recibir las visitas cerca del quemadero, aunque si no son los holandeses supongo que el interes en los gansteres que han venido a comprarnos los coches de lujo es negociable. Nos harian falta un par de millones para la instalacion del tanque de agua caliente en el valle. Paso por la cocina vacia que mantiene aun los olores de la carne asada y procuro no hacer un drama personal al mirar la puerta de madera donde aun esta la moto que le regale a mi ex... a Armony. Con el dolor retorciendose en mis entranas me acerco a la voz cantarina del Biker mas gracioso del Oeste y me preparo para reganarle por hacer el ridiculo delante de posibles clientes. El ridiculo lo hago yo al atravesar el porton de madera que da al cobertizo trasero. Siento que mi vida ha vuelto a cobrar sentido, que si andaba perdido en el abismo de la decepcion y el de la tristeza la presencia de dos hermosas ninas que se abrazan entre si ha tocado la fibra de mi corazon. Esa ligera capa que lo envuelve y de la que era duena la hermana mayor de este par de preciosidades. La mas pequena me reconoce pero se esconde detras de su hermana, ambas lucen como si hubieran salido de un pozo de cenizas. Aparto a Owen que trataba de captar la atencion de la mayor y ocupo su lugar temblando, arrodillandome, sincerandome con una mirada que no consiguen entender. --Ewan ha salido a revisar la zona con los chicos. Las he encontrado en el cementerio, y estaban recostadas cerca de una tumba. La mas alta ha preguntado por ti. --Hola. --!Soy un idiota! ?Hola? ?Podria haberlo hecho peor? !Joder, las asustare! Ellas no reaccionan como me hubiera gustado; brincando, sonrientes, felices, cotilleando sobre su hermana mayor... El dolor apuntala mis entranas, soy incapaz de vivir con ello. --?Te acuerdas de mi? --Increpo sutilmente a la nina ofreciendole lo mejor de mi. No se que he hecho mal. Se ha asustado. La conocia. Nos vimos una vez, era risuena y traviesa, ella se colgo de mi y fui el maldito hombre mas feliz del puto mundo. Pense que era la hija de mi chica, pero me equivoque. Las hermanas son tan hermosas como Armony. --No hablan. Les he ofrecido leche, agua, sal, galletas. --?Sal? --?Que mierda se lo que comen los putos crios? Imaginarme enterrando a mi mejor amigo por su estupido comentario me excitaria tanto como volver a ver a mi ex. Pero me centro en las ninas, extiendo mi brazo acariciando la mejilla de la mas pequena hasta que la mayor me lo impide escondiendola detras de ella. Me retiro poco a poco alzando las manos para demostrarles que jamas se me ocurriria tocarlas si no lo desean. Mi instinto paternal acaba de aparecer en este preciso instante y jamas me hubiera sentido tan completo como ahora. Sin embargo hinco la rodilla en el suelo ladeando la cabeza, memorizando sus rostros con toda la anoranza de mi corazon. Estoy perdido en esto. Muy perdido. Carraspeo la garganta buscando una solucion a mi voz, podrian tenerme miedo por culpa de la gravedad de esta. --Habeis preguntado por Preston. ?Cierto? --Bien, la mas alta ha asentido con la cabeza. La quiero abrazar tan fuerte que me odiara. --Yo soy Preston

  • Nieves y bestia de Gema Perez

    https://gigalibros.com/nieves-y-bestia.html

    Erik era un gran y temible lobo feroz.
    Pero tambien era el principe del reino.
    Cambiaformas y heredero del trono.
    Licantropo y futuro rey.

  • En tierra de nadie (John Puller 4) de David Baldacci

    https://gigalibros.com/en-tierra-de-nadie-john-puller-4.html

    John Puller, ante su reto mas dificil.