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Desperto con la mirada fija en el techo. Se percato que estaba manchado de humedad y de hongos. Se detuvo en los patrones irregulares y extranos que se le presentaban ante ella. En otra ocasion, hubiera preferido acostarse de lado o taparse los ojos para no tener que encontrarse con esa escena. Sin embargo, no podia evitar concentrarse en eso que tenia ante sus ojos. Todo estaba oscuro, en parte porque era la madrugada y tambien por las gruesas cortinas de la habitacion. Estaba en silencio, salvo por la ligera respiracion del amante que tenia al lado. Despues de una noche de sexo intenso, lo unico que realmente quiso fue sacarlo de alli para quedarse sola. Entonces, de un momento a otro, se levanto de la cama con cierto esfuerzo. Le dolia el cuerpo y tenia hambre. Queria prepararse algo para comer, aunque supuso que no habria nada porque, bueno, siempre optaba por comida chatarra en todas sus variantes. Termino de levantarse sin importarle demasiado la compania que tenia junto a ella, camino con ciertos tropiezos por el lugar. Si, estaba oscuro pero el hambre podia mas. Llego por fin a la cocina y abrio la nevera. Encontro agua, algunas botellas de cerveza, una cebolla a punto de pudrirse y, en el fondo, un sobre de ramen instantaneo. Lo miro con los ojos brillantes y lo tomo con rapidez, con cierto desespero producto del hambre. Tomo el sobre, abrio el empaque y deposito en contenido en un bol un poco sucio. Luego lo introdujo en el microondas y presiono los numeros para accionar el aparato. Mientras esperaba que la preparacion, volvio en ese mismo estado de ensimismamiento. Se concentro en parte de su imagen que se reflejaba en la superficie brillante. Era delgada, lo estaba mas ahora porque su alimentacion se basaba en comida poco nutritiva, gaseosas, cervezas y drogas. Tenia una franela negra ya roida que le cubrio parte de las caderas y de los muslos, los pechos resaltaban por su tamano regular y redondeado. De tez blanca y cabello corto, esta vez, pintado de verde aunque el color ya no estaba tan vivo. Los ojos azules, sin embargo, eran el rasgo mas resaltante de su rostro: grandes, brillantes y de un tono particular. Labios gruesos, nariz pequena y unas cuantas pecas eran los detalles que hacian que su rostro resultara conmovedor para cualquier persona que la viera. Dio un largo suspiro y para distraere de los pensamientos, extrajo una pequena caja de cigarros y tomo un pitillo en particular. Encendio con cierta parsimonia con el afan de tomarse un poco de tiempo. Justo en la ultima calada, sono el pitido de que el ramen ya estaba listo. Tomo el bol con cuidado y se sento en una pequena mesa de la cocina. Agata no sabia la hora pero agradecio el silencio que hacia en ese momento. Estaba tranquila a pesar de todos los demonios que se encontraban en su mente. Los cuales, ademas, eran unos cuantos. Tomo y sorbio un poco de caldo que le supo a mentira... Pero era comida al fin. Siguio masticando y pensando en que dentro de poco tenia que ir al hospital para buscar las medicinas para su tratamiento. Una chica con trastorno antisocial y limite de la personalidad... Pero claro, eso no eran las unicas cosas que ella tenia. Termino de comer y para pasar los fideos, abrio una botella de cerveza que estaba en la cocina. Sonrio y luego se encontro con la necesidad de acostarse de nuevo. Miro la cama de su habitacion y se acomodo en ella. Escucho un ligero quejido de su acompanante, ese mismo que decidio ignorar. Se estiro un poco y se puso a pensar en todas aquellas cosas que habia pasado a lo largo de su vida, siempre sin dejar de admirar la presencia de esas manchas de moho en el techo. Lo cierto es que Agata era una persona que superaba al estandar, era muy diferente a los demas. Sus problemas mentales eran apenas una parte de un todo, era loca y desenfrenada, y preciosa. Mortalmente preciosa. Le gustaban las fiestas, el alcohol y las drogas. Cuando se disponia para eso, lo hacia en serio y nadie la sacaba de ese estado de parranda interminable. Podria destruir todo a su paso, como si fuera un huracan. Tambien era amante del sexo, de los hombres y tambien de las mujeres. Si alguno le parecia remotamente interesante, no perdia el tiempo y hacia lo posible para llevarselo a la cama. Estaba dispuesta a disfrutar de su sexualidad al pleno, sin importar lo que dijera la gente. Mas alla de su belleza, su aspecto en general era bastante llamativo. Le gustaba pintarse el cabello de todos los colores. Lo uso de todas formas posibles, pero en los ultimos tiempos prefirio lucirlo corto en sus diferentes variantes. Cualquier persona que la conociera estaba segura de que iba a lidiar con una fuerza intensa de la naturaleza... Pero todo tenia una razon de ser. Agata nacio en un hogar fracturado: un padre ausente y una madre adicta a los tranquilizantes. Desde pequena tuvo que ser testigo de las constantes peleas entre ellos y desde ese momento siempre estuvo rodeada de caos, conflictos y dolor. Despues de un par de anos, el padre de Agata las abandono lo que represento una especie de quiebre en el espiritu de su madre. Ella se volvio mas erratica, adicta y maltratadora. Agata nunca supo lo que era el amor y la comprension. Los dias con su madre terminaron cuando una vecina se dio cuenta de algo atroz. La nina estaba afuera de la casa en pleno invierno, sin zapatos y con ropa ligera. Permanecio alli unas cuantas horas esperando a que su madre la dejara entrar. Servicios Sociales, apenas supieron la situacion, buscaron a la nina indefensa y la colocaron en un programa de proteccion especial. Medicos y psiquiatras se encargaron de analizar la salud general de la pequena. Despues de un periodo determinado, Agata entro al sistema nacional de adopcion. El Estado concluyo que la pequena estaba sufriendo de danos sistematicos y que lo mejor que podian hacer era destinarla a un nuevo hogar en donde pudiera estar protegida y bien cuidada. Una pareja cristiana catolica ortodoxa tomo a la nina con el fin de salvarla de los graves pecados de sus padres. Ellos pensaron que podrian ayudarla y llevarla al sendero del bien. Lo que no sabian era que la nina tomaria un rumbo completamente diferente. Se la llevaron a casa con tan solo cuatro anos y las cosas parecieron funcionar bien por un par mas. Sin embargo, poco a poco Agata iba demostrado su verdadera personalidad: rebelde, contestataria y, sobre todo, fria. No respondia a las caricias ni a los afectos. Le daba igual que la gente le prestara atencion o no, simplemente queria hacer lo que le diera la gana. Al principio, sus padres pensaron que se trataba de una faceta y nada mas, por eso se concentraron en que ella rezara mas y que se volviera mas participe en las actividades de la iglesia. Pero nada, no habia nada que motivara a la chiquilla de cabello oscuro y ojos azules. Lamentablemente, la fe no fue suficiente para que sus padres continuaran la labor de educarla y criarla. Aquello, ademas, seria una constante durante su ninez y adolescencia. Regreso a un instituto para ninos y jovenes y espero un ano hasta que fuera adoptada de nuevo por una pareja de medicos. Gracias a ellos, se pudo detectar algunos problemas en ella: diagnosticaron sus enfermedades y trataron de darle apoyo lo mas posible. Quizas lo mas dificil para ellos fue el tema del trastorno antisocial. Agata podia ser encantadora pero tambien terrible y destructiva. Hablaba con la gente cuando queria y en sus terminos, eso sin nombre su enorme capacidad de llevar el caos consigo. Para ese momento tendria unos 10 anos. A pesar de los medicamentos y el tratamiento, Agata estaba sumida en un fuerte conflicto de identidad. Queria conocer su origen, saber mas de sus padres biologicos, conocer la razon por la cual la habian abandonado. Probablemente se quedaria sin respuestas antes esas preguntas. Un ano despues, sus segundos padres decidieron darse de baja. Por mas amor y carino que le tenian, se dieron cuenta que no podian con ella y quizas era necesario algo mas, aunque no tenian claro que con exactitud. Entonces ella regreso al instituto con la esperanza de quedarse alli, pero sus deseos no fueron satisfechos. Por un momento penso que era una especie de pieza para el Estado que la movia a todas partes, sin contemplacion ni interes.
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