• libro cal viva - Daniel Serrano

    https://gigalibros.com/cal-viva.html

    Ambos dibujan sus respectivas biografias en paralelo, viajan a la infancia y la juventud, y a la vez retratan las convulsiones de este actual tiempo de agitacion.

  • CAL VIVA | JOSE AMEDO | Casa del Libro

    https://www.casadellibro.com/libro-cal-viva/9788499709062/2206714

    1 oct 2013 — Cuando se cumplen treinta años de la decisión del gobierno de Felipe González de luchar contra ETA con sus propias armas, Cal viva es el ...

  • CAL VIVA | DANIEL SERRANO | Casa del Libro

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  • Cal viva (Biografías y Memorias) Versión Kindle - Amazon.es

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  • CAL VIVA - AMEDO JOSÉ - Sinopsis del libro, reseñas ...

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    Cuando se cumplen treinta años de la decisión del gobierno de Felipe González de luchar contra ETA con sus propias armas, Cal viva es el relato más visceral ...

  • Cal Viva. Un Relato Estremecedor. La Verdad ... - IberLibro.com

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    CAL VIVA. AMEDO, JOSE. Publicado por ESFERA DE LOS LIBROS (2013). ISBN 10: 8499709060 ISBN 13: 9788499709062. Nuevo Encuadernación de tapa blanda Cantidad ...

  • Cal Viva - José Amedo -5% en libros | FNAC

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    Cal Viva, libro de José Amedo. Editorial: La esfera. Libros con 5% de descuento y envío gratis desde 19€.

  • Cal viva - Libro de José Amedo: reseña, resumen y opiniones

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    Cal viva es el relato más visceral, descarnado y directo que nunca se había escrito de los crímenes de los GAL, a través del testimonio en primera persona ...

  • CAL VIVA - JOSE AMEDO FOUCE - 9788499709062 - Agapea

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  • Cal viva - La Esfera de los Libros

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  • Cal viva | Penguin Libros ES

    https://www.penguinlibros.com/es/literatura-contemporanea/38035-libro-cal-viva-9788491293675

    El periodista Daniel Serrano nos trae una novela que revela la visión de dos generaciones clave de la España actual.

  • El secreto de Helena de Lucinda Riley

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    Una casa magica.
    Un verano para recordar.
    Amor y secretos bajo el sol chipriota.

  • Nosotros en la Luna de Alice Kellen

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    Tras el exito de Deja que ocurra vuelve Alice Kellen con una novela que te enamorara

  • VICTORIA. AMAME de Mia Ferrer

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    Victoria necesitaba un nuevo comienzo, estaba embarazada y el hombre que por fin logro enamorarla despues de un pasado tormentoso, la habia dejado mientras dormia en una habitacion de un hotel en Paris para irse a casar con otra, Paul Mathieu era el padre de su bebe y el causante de que quisiera desaparecer de la faz de la tierra.

  • Poniente de Alber Vazquez

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    Esta novela narra una de las aventuras mas increibles de la historia de la Humanidad: la primera circunvalacion al globo terraqueo. Un viaje unico donde las distancias asombran, la voluntad triunfa sobre las limitaciones y el tiempo deja de ser relevante cuando de alcanzar la gloria se trata.

  • Volvere a por mi hijo de Erina Alcala

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    Olga Diaz, iba con el corazon encogido. Su vida habia dado un giro de 180 grados desde que hacia cuatro anos, se vino a Harvard tras terminar la licenciatura de Medicina, con una beca AAUW. Esas becas las obtenian licenciados que sabian el idioma perfectamente y tenia unas notas de matricula de honor como ella. Las habia tenido desde el colegio. Tenia una mente prodigiosa para los estudios, y para la lectura. Su vida habia sido estudiar desde pequena. Hasta sus padres se sorprendian cada vez que traia notas a casa y como una nina, y adolescente responsable, se metia en su habitacion horas y horas de estudio. Es mas, a cambio de otras jovenes de su edad, no salia, tenian que decirle que saliera a dar un paseo con amigas, pero ella solo salia cuando sus padres iban los domingos a comer fuera, nada mas. Era el bicho raro de la familia. Pero no era una chica seria ni introvertida, todo lo contrario. Sin embargo, le encantaba estudiar. Tenia un hermano mayor, tres anos mas que ella, Raul, que estudio ingenieria industrial tambien con beca en Sevilla. Y ahora trabajaba en los astilleros de Cadiz. Olga se fue a Harvard con 23 anos, pues al nacer en diciembre era la mas pequena de la clase y esa beca fue para ella un deseo hecho realidad, que sus padres nunca habian visto en los ojos de su hija. Esa ilusion cuando le llego la carta… fue para ella como si le hubiese tocado la loteria. Sus padres sabian que habia solicitado esa beca, pero era tan dificil conseguirla que nunca pensaron que se la concedieran a su hija. Se alegraron por ella y estaban orgullosos. Claro que Harvard estaba en Estados Unidos y era demasiado joven para sus padres, pero su hermano les dijo que ya era hora de que se espabilara por su cuenta, aunque fuese lejos. --?Ah si? --le dijo ironicamente su padre, porque Raul llevaba dos anos viviendo con ellos. --Pues claro, viajara y vera mundo. --?Y tu que? ?No quieres ver mundo? --Yo en unos meses me voy a un piso solo, no te preocupes, estaba ahorrando. --Muy gracioso mi hijo. --Asi podeis quedaros solitos como novios. No podeis decirle que no se va. Estas becas no las consigue nadie. Tanto si se quedaba en el campus a hacer el master como si se alquila un apartamento estudiantil cerca del campus, estara bien. Todo esta dentro. Y seguro que le van a renovar otro ano. Son 30.000 dolares anuales. Es una pasada. Y era posible que la contrataran al acabar el master, asi que sus padres, no pudieron negarse. Era una gran oportunidad laboral para su hija mas adelante estar estudiando en una universidad de prestigio como esa. --Hermana, hay que ver que suerte tienes, empollona, me voy contigo a Estados Unidos. --Puedes venir a verme en verano. --?No vas a venir en verano? --Lo mas seguir que el primer verano no venga hasta que termine el master. Hay cursos y puedo trabajar y hacer cursos, puedo quedarme en el campus o en un apartamento compartido, lo he visto. Y los cursos son de investigacion. Intentare ahorrar lo mas que pueda para pagarme al menos uno el primer verano. --No me extrana, te empollas hasta los trabajos, !Que tia! --Tonto… --Me alegro por ti, Olga. --Gracias hermano. !Te quiero! Y te voy a echar de menos. --?Estas nerviosa? --Un poco, si. --Tu vales, ya veras, sacaras mas nota que todos los americanos. --Si, eso es aqui, alli hay un nivel que no veas. --Bueno, ?necesitas dinero? --Papa me va a dar, pero tengo 30.000 dolares cuando llegue y el billete ya lo tengo. --30.000 dolares es una pasada. --Si ?verdad? intentare ahorrar lo mas posible, es lo maximo que te dan y si tienes casa y comida gratis, imagina. Ahorrare. --Comprate algo si vas a Nueva York, mujer, alguna ropa. --Voy a ir esta tarde con mama a por una maleta y ropa toda nueva, dice. Pero me va a faltar maleta porque hara frio, es septiembre, cuando llegue. --Pues de invierno. --Si. --?Vamos hija? --aparecio su madre. --Si, mama. --Comprale ropa interior sexy --se guaseaba Raul. --!Que tonto que es mi hijo! --Tendra que ligar ?o no? Se quedara en America ya veras. --Anda vamos que tu hermano es… --!Te quiero! --Y nosotras. El padre de Olga, Ramon, era un inspector de los astilleros de Cadiz, aunque en otro sitio distinto de su hijo, y ganaba bien y la madre trabajaba en una inmobiliaria, y al menos llevaba un sueldo, no tan alto como el padre, pero, vivian bien. Y ahora se iba su hija en dos dias a Harvard, estaban orgullosos, pero preocupados a la vez, porque era joven, e iba al otro lado del charco. Alli estaban, a traves de las cristaleras del aeropuerto de Malaga viendo como el avion de su hija salia camino de Cambridge. Desde alli iria a la universidad de Harvard en un taxi, ya que llevaba demasiado equipaje. --Le ira bien mujer, ni llores, --le decia el padre de Ramon a Paula, la madre de Olga. --Ya veras, si ella es feliz… Y Raul se ira pronto. Nos quedamos solitos, eso es lo bueno. --O no, la casa se queda vacia. --Pero si estamos todo el dia fuera, mujer. --Es verdad. --Vamos a casa, tenemos unas horas por delante. Ya nos llamara cuando llegue y se instale. Y efectivamente, al dia siguiente, los llamo. Estaba en el campus, le habian dado una tarjeta con su dinero, al entregar en la universidad el pasaporte, la beca y toda la documentacion, relleno unas hojas y le dieron una habitacion en una de las alas del campus. Cuando llego cargada hasta las cejas a su habitacion, tenia una companera de que era mejicana. Se llamaba Sarita y era mas bajita que ella, que ya era decir, ya que Olga media 1,63 cm. Estaba contenta, porque al menos las unia el idioma y algunas formas de vida, a Sarita y a ella. Le encanto su companera. Era una chica simpatica y sencilla. Las dos tenian la misma beca, aunque Sara era un mano mayor que ella, estudiaban medicina, diferente especialidad, pero tenian muchas asignaturas y clases en comun en el master, Olga, queria hacer el master en enfermedades oncologicas, que era lo que queria ser en su carrera, Oncologa y Sarita estudiaba las enfermedades coronarias. Pronto se hicieron las mejores amigas, Diria que nunca tuvo una amiga y la encontro. Mas que una amiga, era su hermana. No se apuntaron a hermandades, no querian perder el tiempo y eran ya mayores para eso, que les parecia una tonteria. Llamo a sus padres y le dijo que aquello era inmenso y estaba feliz con su companera y que ya empezaban las clases. Y asi pasaba el tiempo. Ella llamaba una vez a la semana a casa, igual que Sarita. A veces salian el sabado a comer o a tomar cafe a dar una vuelta para despejarse. Si que un dia, el dia de Accion de Gracias, muchos de los estudiantes se quedaban alli, algunos eran de la otra punta del pais, otros los extranjeros, y se hizo una cena para los que se quedaban en el campus. Se sentaron en la cena y frente a ellas se sentaron dos chicos que nunca habian visto en el campus. El que sento frente a Olga, era alto, al menos media 1,87, era castano claro, de ojos azules transparentes y era super sexy como decian ellas. La miro y Olga se puso colorada, y el sonrio. --!Hola! Soy Jim Collins, de Texas, bueno de Houston. --Eso esta lejos dijo Sarita. Yo soy Sara mejicana de Tijuana y mi amiga Olga de Espana, del sur. --Encantados --dijo Jim. --Y este es mi amigo Kevin, tambien de Huston, estudiamos en la misma escuela, nos conocemos desde ninos. Ya llevamos aqui unos anos, 6 con este para ser exactos. Tuvimos beca de deporte. Baloncesto. Es el ultimo ano que estamos. --!Vaya que suerte! --dijo Sarita. Kevin media uno ochenta y era rubio con ojos color caramelo. --Supongo que somos los que estamos mas lejos y no nos hemos ido. --Supones bien. --?Os quedais en verano? --pregunto Kevin. --Yo me ire en verano, pero mi amiga Olga, se va a quedar. --Si, --dijo ella por fin y Jim pudo oir su voz bonita, quiero hacer un par de cursos o uno y puedo trabajar a la vez. --?De que? --le pregunto Jim, mientras Kevin hablaba con Sarita. --De camarera. No me importa, de lo que sea. He visto que necesitan a gente en una copisteria, a las afueras del campus. A lo mejor encuentro unas horas alli y con eso pagarme el curso. --Pero te tendras que quedar fuera, en las casitas que hay.

  • Yo si que como 1 de Patricia Perez

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  • Tenia que ser el de Mar Vaquerizo

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    Barbara es una conocida disenadora de zapatos con su vida laboral asentada y la unica preocupacion de sacar adelante la siguiente coleccion, pero todo se complica cuando Toni, su hermana menor, la incluye en la organizacion de su proximo enlace matrimonial.
    No contenta con endosarle todos los preparativos como si fuese su organizadora de bodas, tambien le encarga el diseno de sus zapatos, algo que le trae de cabeza.
    Cuando todo esta controlado y a menos de dos meses para el gran dia, una llamada de la novia hara que su vida se ponga patas arriba.
    La unica persona capaz de sacar la boda adelante no es otro que Mario, un gran chef y su ex mejor amigo, ex novio, ex hombre de su vida
    ?Aceptara el cocinero el trabajo? ?Sera Barbara capaz de salir indemne de este enlace?

  • El silencio antes del invierno de Yolanda Revuelta

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    Tessa camino por la ya solitaria y vacia casa con la mirada baja y las manos en las caderas. Ya no quedaba nada de su antigua vida, solo blancas paredes desnudas y suelos relucientes de caoba. El camion de la mudanza se habia llevado los ultimos muebles y sus pertenencias, todo ello bien distribuido en enormes cajas de carton que aguardarian en un garaje hasta que ella encontrase algun lugar donde vivir. Ni siquiera los recuerdos se habian quedado; se habian esfumado de un plumazo, como sus ultimos diez anos de matrimonio. Habian comprado esa casa pocas semanas antes de casarse. Aquello fue amor a primera vista. Su porche flanqueado por dos enormes columnas griegas causaba un efecto clasico y tradicional que les habia enamorado. La casa estaba situada en uno de los distritos mas encantadores de Georgetown y se habian divertido decorandola y creando espacios nuevos donde creian que envejecerian juntos; nada mas lejos de la realidad. A su manera habian sido felices, a pesar de sus muchas noches vacias a causa de sus compromisos laborales y sociales que les privaban de la compania del otro. Su matrimonio, como el de muchos, iba a buen ritmo. Tenia sus desaceleraciones, pero se compenetraban bien y nada hacia presagiar aquel fatidico dia en el que Tom se sirvio su segunda taza de cafe. Deberia haberle extranado, el tenia mucho cuidado con la cafeina y no solia abusar de ella a causa de un amago de infarto que habia padecido dos anos antes y le habia mantenido postrado en una cama de hospital toda una semana. No estaba preparada para ver como todo lo que habian creado juntos estaba a punto de precipitarse por el desague. Una fatidica manana de sabado de septiembre, Tom le habia pedido el divorcio. --No soy feliz, Tessa --le dijo, sin mas. Aquella frase la dejo impactada y tuvo que tomar aire para poder continuar con esa extrana conversacion que cambiaria su vida tal y como la conocia hasta el momento. Escucho las razones y ella, mas sorprendida que dolida, decidio no luchar; quizas porque ya sabia que su matrimonio estaba herido de muerte antes de que su marido le dijese que llevaba dos anos teniendo una aventura con su secretario. !Que tipico y soez al mismo tiempo! !Su secretario! Debia confesarlo, le habia pillado desprevenida. Se habia amoldado de tal forma a la rutina diaria, que no habia notado esos cambios sutiles que algunas mujeres, mas avispadas que ella, solian cazar al vuelo. Jamas penso que Robert, el hombre con el que su ya exmarido trabajaba codo con codo mas de doce horas diarias, compartiese algo mas que despacho y almuerzos. Estaba claro que tres eran multitud. Tom no se habia andado por las ramas. Una semana mas tarde habia exigido a su abogado varias clausulas, entre ellas, una destacable y confidencial: si la incumplia, el la llevaria ante los tribunales, le haria pagar una alta cifra por danos morales y ademas le haria la vida imposible, tanto que ella desearia que se la tragase la tierra (bueno, eso ultimo era una lectura libre, pero sabia que Tom cumplia siempre lo que prometia). Deberia mantener la boca cerrada y no hablar jamas de los jamases de la vida privada de su marido ni del motivo de su divorcio. Punto final. Asi era la vida de un politico en Washington: llena de mentiras, rencores y chantajes a gran escala. Tan pronto estabas en la cima como al dia siguiente, por un pequeno o no tan pequeno desliz, te encontrabas nadando en el fango de los perdedores. No habia segundas oportunidades y Tom lo sabia mejor que nadie. Descalza, se dirigio a la ventana y apoyo las manos en el marco. Washington D.C. tenia su encanto; sin embargo, ella sabia mejor que nadie que podia llegar a ser una ciudad destructiva para aquellos que tuviesen el valor de querer conquistarla. A sus casi cuarenta anos estaba divorciada, sin un lugar donde vivir y lo peor de todo es que se habia quedado sin trabajo. Para alguien que adoraba su profesion, esto ultimo podia convertirse en la peor de las condenas. Su boca se curvo un poco hacia arriba cuando nuevos pensamientos comenzaron a tomar forma en su mente. Leccion numero uno: no trabajes nunca a las ordenes de tu marido. Leccion dos: cambiar de profesion, ser asesora politica a la larga puede llegar a ser demoledor. Leccion tres... Suspiro y el cristal se empano con su aliento. No habia leccion tres, porque quedaba anulada con las dos primeras. --Ser tu misma --susurro contra el cristal--. Y hacerte valer. Su movil vibro en el bolsillo de su pantalon. Se quedo mirando fijamente el nombre en la pantalla y un segundo despues, solto otro hastiado suspiro. Era de esperar que su abuela la llamase. Nada mas descolgar, escucho la armoniosa voz de la anciana. --!Hola, carino! Odiaba que el resto del mundo sintiese lastima por ella. Cerro los ojos unos segundos y decidio que no le iba a mentir. Ya lo hacia bastante consigo misma. --Hola, abuela. ?Que tal va todo? --Eso deberia preguntartelo yo a ti, ?no? Nancy Hereford irradiaba energia a sus ochenta y seis anos. Su apellido, de ascendencia noble, le habia abierto muchas puertas a lo largo de su vida. Pero Tessa sabia que su abuela, mas que una aristocrata, era un alma guerrera. Tras todos esos titulos nobiliarios habia una mujer luchadora y feminista que no se dejaba mangonear por el sexo contrario. --Intento no pensar demasiado en ello --dijo con entereza. Tessa escucho un bufido perfectamente audible a traves de la linea. --Deberias haberle cortado las pelotas cuando dormia. Nos habriamos ahorrado muchos disgustos --replico con voz gelida. Tessa no supo si reir o llorar ante el comentario. --El dramatismo nunca ha ido contigo, abuela. --Lo se, lo se --se apresuro a anadir la mujer--. Pero me espanta que te este haciendo sufrir. --Aprendere a vivir sin el. Un breve silencio se adueno de la linea. --Tienes que aprender mas que eso. Has venido a esta vida para cambiar las cosas, no para aceptarlas. ?Comprendes? Su abuela habia sido la primera persona a la que habia llamado para contarselo y ahora entendia mas que nunca el porque. --Si --respondio Tessa con voz contenida. --Bien, ahora sal de esa casa y aventurate. Los labios de Tessa se levantaron mas por un lado que por otro de la boca. --No es tan sencillo. --Intento no mostrarse afectada. --Nadie ha dicho que lo sea; sin embargo, debes ser valiente y mostrarte al mundo como la mujer que eres. Tessa se pregunto que tipo de mujer era ahora. Le daba la impresion de no conocerla, de ser una desconocida para si misma. --Eres una Hereford. Y eso ya lo dice todo. Quizas por sus venas corriese sangre aristocratica, pero su apellido no era el mismo que el de su abuela. Iba a replicar, pero la anciana tomo de nuevo la palabra. --Habia pensado que podrias pasar algunos dias en la casa de Cornualles. --Crei que la habias vendido. --!?Que te hizo pensar que haria algo asi?! Jamas podria deshacerme de esa casa --dijo con acritud--. Tu padre era el que se empenaba en que la vendiese, pero lo unico bueno que ha hecho ese hombre en la vida ha sido engendrarte a ti. Tessa esta vez sonrio. Estaba claro que Nancy Hereford no sentia ningun tipo de admiracion por su unico yerno. --?Que me dices? --No se, abuela... --respondio. Tessa, dubitativa. --Escuchame bien. Te voy a dar un consejo, aunque se que es lo ultimo que quieres oir en este momento: Todos quieren evitarse el dolor de la ruptura, pero necesitas sufrir ese dolor para sanar, ?comprendes? La mirada de Tessa se perdio en las nubes algodonosas de un cielo grisaceo que amenazaba lluvia. Su abuela, como ya era costumbre, tenia razon. --Eso es algo que no logre que tu madre entendiera y aun sigue pagando las consecuencias de un matrimonio fallido y un marido excesivamente egolatra. No obstante, ella es ella, y tu eres tu. --La voz de su abuela se escucho alta y clara a traves del telefono--. Lame tus heridas, pequena, y luego vuelve al mundo mas fuerte que nunca. Veinte minutos mas tarde, Tessa cerro la puerta de la casa. Fuera esperaba un taxi. No miro hacia atras, cogio el asa de su maleta, se ajusto el abrigo a causa de un viento frio y desagradable que soplaba con fuerza y, mas decidida que nunca, descendio los escalones del porche flanqueado por las dos inmensas columnas de estilo griego, que ya no le parecian ni tan elegantes ni tan exoticas. El taxista la saludo y, acto seguido, sin mediar una palabra mas, guardo su equipaje en el maletero. Una vez dentro del taxi, pregunto: --?A donde vamos? --Al aeropuerto --contesto Tessa, dejando atras diez largos anos de su vida. CAPITULO 2 El vuelo habia sido apacible y a pesar del jet lag, se sentia bien al estar tan lejos de Washington y de todos los problemas que habia dejado atras, o al menos eso esperaba. Mientras cruzaba el Atlantico sentada en su butaca de clase turista, el contrincante de Tom para el senado, Bruno Makinson, le habia telefoneado. Al parecer, su divorcio ya era un hecho consumado en el terreno politico. Segun Makinson, eran muchos los rumores y especulaciones que pululaban por los despachos de Washington D.C. sobre su ruptura matrimonial. Pero como era de esperar, Tom no habia confirmado ni desmentido nada en referencia a la noticia que habia cambiado sus vidas por completo, algo muy tipico de el. Y ella no iba a ser quien levantase la liebre, asi que se limito a cambiar de tema, muy a pesar de su interlocutor. El hecho en si le hizo sentirse vulnerable; sin embargo, la propuesta siguiente obro lo contrario. Permitio que su autoestima subiese como la espuma. Makinson le habia ofrecido trabajar en su campana, ella seria quien decidiria su salario y horario. De no haber estado en ese momento sobrevolando el Oceano Atlantico seguramente habria aceptado la sugerencia sin ningun tipo de reparo. Seria la venganza perfecta. Recordo las palabras de su abuela. En el fondo sabia que necesitaba unos dias para si misma, para recomponerse y volver al mundo como una mujer fuerte y dispuesta a mirar al frente, dejando atras las lamentaciones. Y asi se lo hizo saber a Makinson. Agradecio su interes, se despidio afectuosamente y colgo, con las ilusiones renovadas. Poner los pies en suelo ingles fue mejor de lo que esperaba. Llego a Londres, respondio algunos mensajes pendientes e importantes, otros directamente los borro, como los de algunos companeros que trabajaban en la campana electoral de Tom y decian estar preocupados por ella. Veinte minutos mas tarde tomo otro vuelo hasta el aeropuerto de Newquay. Durante el vuelo solicito un Uber y hojeo una revista del corazon que abandono a los pocos segundos, ya tenia suficiente con su vida como para interesarse en la de otros. Cerro los ojos y, antes de que pudiera darse cuenta, un dulce sueno la vencio. Una hora mas tarde aproximadamente, una pequena sacudida la hizo volver a la realidad: era una servicial azafata, que la aconsejaba abrocharse el cinturon para mayor seguridad. --Muchas gracias --dijo la azafata antes de alejarse--. Espero que el vuelo haya sido de su agrado. Tessa sonrio amablemente, a pesar de tener el cuello tenso. Estaba claro que no habia elegido una postura de lo mas recomendada para su pequena siesta. Nada mas aterrizar puso rumbo a la salida de forma precipitada. Estaba deseando llegar a la casa y darse un bano caliente para aliviar sus piernas cansadas y evitar que el incipiente dolor que comenzaba a fraguarse muy cerca de su sien fuese a mayores. Trato de no colisionar con otros pasajeros y sus maletas mientras notificaba al conductor la terminal y el numero de puerta por la que iba a salir. Cruzo la puerta y, nada mas hacerlo, entrecerro los ojos: un soplo de aire frio y humedo le dio la bienvenida. Las inclemencias del tiempo nunca le habian importado, pero habria agradecido unos calidos rayos de sol a su llegada. Se abrocho el abrigo e intento no echarse a temblar por el brusco cambio de temperatura. El coche solicitado ya la estaba esperando, con un unico destino: Tintagel. Unos dias en soledad era lo que necesitaba para purificar alma y mente. Atras quedarian Tom y un pasado del cual ya no queria saber nada. Pasar pagina se habia vuelto una necesidad.

  • Tempestades del destino de Pilar Lepe

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    En solo dos dias la vida de lady Violet Orchmond se vio trastocada por la fatalidad: su esposo fue acusado injustamente de traicion a la corona, y posteriormente ejecutado. Ahora, viuda y sin bienes decide huir de Inglaterra, para que la mala fortuna que llevo a lord Orchmond a la horca no los alcance tambien a ellos.
    Asi comienza un largo periplo para esta mujer y sus dos hijos, que tiene como finalidad llegar a Australia. Con mas temple que razonamiento, conseguira embarcarse entre personajes peculiares, o en otros casos indeseados. Sin saber si lograra cumplir su objetivo, pero un hombre que no monta un corcel blanco sino las olas del mar, se encargara de convertirse en su guardian.

  • America (Amores Peligrosos 2) de Natalia Divan

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    Sentia un cosquilleo en el estomago. Su corazon comenzaba a acelerarse. Cierta sensacion de mareo se aduenaba de ella. Marina abrio los ojos, abandonando el sueno en el que llevaba inmersa cuatro horas. Tenia ganas de vomitar. Miro a su lado y ahi estaba Tony, en su asiento, dormido, con rostro angelical. Estaba mas guapo que nunca. Mas incluso que cuando lo conocio en su discoteca. Aparto la mirada de el y la dirigio a la azafata que estaba al fondo del pasillo. Le hizo un gesto con la mano y esta se acerco. --?La puedo ayudar en algo? --murmuro para no despertar a Tony. --Estoy mareada --se limito a decir, como una nina indefensa que no sabe que hacer y pide auxilio. --?Quiere que la acompane al bano? --Si, por favor. La azafata la ayudo a desabrocharse el cinturon, que ni de eso se sentia capaz por si sola; le ofrecio su brazo para levantarse del asiento y la acompano hasta el servicio, donde la dejo sola. Se arrodillo ante el vater, levanto la tapa y se preparo para vomitar. No entendia por que se sentia tan mal. El vuelo estaba siendo muy tranquilo y no habia habido turbulencias de ningun tipo. Quizas, su estado se debiera a que no estaba acostumbrada a volar y a que llevaba muchas horas encerrada en el mismo lugar. Eso la agobiaba. Tras un rato intentando expulsar por su boca algo de contenido, se dio por vencida. Parecia que ya no tenia ganas de vomitar, que aquel paseo hasta el bano le habia sentado bien. Se refresco el rostro y regreso a su asiento. Tony ya estaba despierto. --?Estas bien? --Me sentia mareada, pero ya estoy algo mejor --dijo sonriendo, al tiempo que se dejaba hundir en su butaca. --Mira --le indico Tony, que miraba por la ventana--. Ya vemos tierra. En efecto, estaban sobrevolando Brasil y ya habian dejado atras el oceano Atlantico. Marina quedo impresionada con el frondoso paisaje que divisaba desde las alturas. Todo era verde y muy llano, nada que ver con la montanosa Espana. --Es increible --dijo con la cabeza apoyada en el hombro de Tony. --?Verdad que si? --le acaricio el cabello--. Marina, soy feliz. --?Por que? --sabia bien la respuesta. --Por estar junto a ti. En muy poco tiempo te has convertido en el pilar fundamental de mi vida. Una mirada complice se dibujo en Marina y lo abrazo con fuerza. Le encantaba lo que escuchaba. Resultaba delicioso sentirse querida por el hombre del que estaba enamorada. --No tenia ni idea de que los criminales tienen corazon... --dijo en tono jocoso, y ambos rieron sonoramente--. Ya sabes, querido, que yo tambien te amo. Has sido como un terremoto en mi vida. La agitaste y la pusiste patas arriba, y estoy encantada de que lo hicieras. --Gracias por tus palabras, pero... ay --suspiro mirando al techo. --?Que te ocurre? --Que estoy preocupado. Nervioso. Intranquilo. No se explicarte. --Te entiendo, te entiendo. Yo me siento igual, Tony. Tenemos miedo ante lo desconocido. --Asi es. No se como sera nuestra vida aqui, en Brasil. Desde luego, no tan comoda como en Marbella, de eso estoy seguro. Siento no poder cambiar las cosas para que estes mejor. --!No digas tonterias! No necesito vivir en una mansion para ser feliz. Tenerte a mi lado y que tengamos una relacion sana es lo que mas me importa. Lo demas es accesorio, ya lo sabes. --Me alegro de lo que dices, de verdad. Me lo pones muy facil asi. De todas formas espero que todo esto sea algo pasajero. --?De que hablas? ?De lo de vivir en Brasil? Vamos, no te preocupes --lo tranquilizo Marina --. Tienes muchos prejuicios. Quizas, al final, nos encante este pais tan diverso. --Carino, para sobrevivir posiblemente tendremos que hacer trabajos nada agradables --le advirtio Tony--. Ya te avise de ello. Esta no es la vida que te mereces ni la que te quiero dar. Estoy seguro de que soy capaz de conseguir otra cosa para ti, amor. Marina le agarro las manos y lo miro fijamente a los ojos. Se sentia fatal por todas las preocupaciones que atormentaban a Tony. Solo deseaba tranquilizarlo, explicarle que todo estaba bien y que todo lo estaria, que no habia ninguna queja por su parte. Pero, por mas que le decia, el parecia angustiado por el mundo en el que estaban a punto de adentrarse, por todos los peligros que se avecinaban. Parecia poder predecirlos. --Todo esto del viaje a Brasil ha sido muy repentino --dijo Marina--, pero hay unas cuantas cosas de las que me gustaria hablar antes. --!Espero que no te estes arrepintiendo ya! --No, por Dios --rio junto a el--. ?A donde vamos exactamente? --A Santa Francisqua. Se trata de una ciudad no demasiado grande, de unos trescientos mil habitantes, situada en el estado de Mato Grosso, que hace frontera con Bolivia. --!Oh, joder! Eso es el interior del pais, ?no? --Si. Lo siento, se lo mucho que amas el mar... aunque hay grandes pantanos y caudalosos rios, por si te sirve --Marina resoplo visiblemente asqueada. --Senores --la azafata interrumpio amablemente a la pareja desde el fondo del pasillo--. Justo ahora estamos pasando por Macapa. Ambos miraron por la ventanilla y descubrieron una urbe de gran tamano pegada al Amazonas pero que, desde las alturas, parecia casi una ciudad de juguete. --Increible... Brasil en estado puro --dijo Tony embobado con el paisaje. --Retomando el tema de antes, carino... --Marina lo arranco de su ensimismamiento. --Dime. --Comprendo que hemos huido de Espana porque nos persigue la justicia y en un pais no europeo estaremos mas seguros. Vale, de acuerdo. Hasta aqui, todo genial. Pero lo que no logro comprender es, con todo el dinero que tienes, por que no empezamos de nuevo. Es decir, alejados del crimen. Podemos montar un pequeno negocio, humilde. No haria falta contratar a nadie. Entre los dos despachariamos a la clientela... Tony acababa de comprender, por primera vez, la desesperacion de Marina. Hasta entonces, su novia se habia mostrado positiva al afrontar este viaje en el que se acababan de embarcar, pero era ahora cuando comenzaba a dar los primeros signos de arrepentimiento o, como minimo, de querer hacer las cosas de otra manera a como el las tenia planeadas. --Querida mia, soy consciente de que odias todo lo que rezuma a delincuencia, pero... --El crimen es lo que nos ha obligado a huir --lo interrumpio--. ?De verdad vamos a salir de un problema para meternos en otro? Vamos, Tony, no quiero acabar en una carcel brasilena. He visto reportajes, joder. --A mi tambien me encantaria tener una vida normal contigo, pero... --?!Y que nos lo impide!? --volvio a cortarlo. --!Escuchame! --le elevo el tono, ya comenzando a cansarse--. Para hacer lo que dices nos hace falta dinero, y nosotros no tenemos. --?Como que no tenemos...? --Solo disponemos de cinco mil euros en reales brasilenos --le susurro al oido para que la azafata no escuchara nada y apreto con su mano un abultado bolsillo de su chaqueta, indicandole donde estaba el dinero--. Cogi lo poco que habia en casa y saque lo maximo que el banco me permitio. --Pero podemos ir sacando dinero poco a poco, ?verdad? --?Crees que para dentro de un par de horas no nos habran bloqueado todas las cuentas? Ingenua... --Oh, Dios... El mundo parecia venirsele abajo a Marina. El unico as del que creia que disponian, el dinero, le habia fallado. Se sentia como los inmigrantes vulnerables que viajan con una mano delante y otra detras, aunque sabia que no era exactamente su caso: seguian teniendo el apoyo de Ahmed, aunque el estuviese a miles de kilometros de distancia. Ahora se arrepentia de no haberle agradecido con mas ahinco el hecho de que les permitiese volar en su avion privado la ultima vez que se vieron, hacia no demasiadas horas. --Bueno, con cinco mil euros podemos alquilar un buen apartamento durante unos cuantos meses y buscarnos un trabajo normal, ?no, Tony? --?Y vivir en la precariedad absoluta, como millones de brasilenos? No, querida, no es esa la vida que deseo. Rindete ya. Delinquir es lo unico que se hacer, amor mio. Y cinco mil euros, aunque estemos en Brasil, no da para tanto como crees. Ademas, nos hace falta la ayuda de nuestro contacto; ?o acaso tu sabes hablar portugues? Ah, si, el contacto, penso Marina. Espero que no nos deje tirados. --Por cierto, ?quien es el contacto? --pregunto curiosa. --No tengo la mas minima idea --contesto Tony con total sinceridad--. Solo se que responde al nombre de Oliveira. --?Eso es un nombre o un apellido? --Un apellido. Creo. --Por cierto... --?Que? --Me gustaria hablar con Lucia --Tony quedo en silencio. Marina sabia que su novio era consciente de que no le gustaba ni un poco su amiga. --Pues hazlo --dijo con sequedad. --?No te parece bien? --no queria molestarlo, pero tampoco cortar su relacion con Lucia. --A poder ser, me gustaria que no le dijeras en que ciudad viviremos. Es mas: cuanta menos informacion le des, mejor. --No nos va a traicionar, Tony... --dijo algo cansada, como si estuviera harta de repetir lo mismo una y otra vez. --No es que no me fie de ella, es por si a la policia le da por seguirnos el rastro e investiga su telefono. Nunca se sabe. Por cierto, ?le vas a contar...? --?El que? --pregunto sin saber a que se referia

  • Por amor a la musica de Jan Swafford

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    En Por amor a la musica, el reconocido misicologo y compositor Jan Swafford nos muestra que, a lo largo de los siglos, la musica clasica ha sido cosas muy distintas, y dentro de su rica historia todos podemos encontrar algo con lo que conectar. Swafford traza aqui la historia de toda la musica occidental, convirtiendose en un guia complice y experto que nos introduce en los compositores y sus obras, y comparte con nosotros las ideas y percepciones que confieren a la musica sus cualidades universales y su capacidad unica para transmitir amor, esperanza, entusiasmo o desesperacion.

  • Escrito en el destino (Anchor Island 2), Terri Osburn de Terri Osburn

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    Beth Chandler se ha pasado la vida complaciendo a los demas. Por sus abuelos estudio derecho y por hacer feliz a su novio, Lucas, ha tomado un ferri para ir a ver a sus suegros. Su miedo a navegar le provoca un ataque de panico en el barco, que solo un hombre alto y de ojos azules consigue aplacar. Es el mismo que, a la vez, hace que su corazon se acelere. Es, sin embargo, el hermano de su prometido: Joe.

  • La promesa del angel de Frederic Lenoir

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  • Una candidata inesperada (Romantic Ediciones), Romina Naranjo de Romina Naranjo

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  • Invitaciones peligrosas (Nocturnos 1) de Anggie Villalobos

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    Acostumbrada a los lujos y envuelta en un drama familiar Levina Zhang ni siquiera tiene tiempo para los misterios que rodean a Aleksei Ivanovic, sin embargo, cuando el la rescata de una muerte segura la curiosidad en ella se activa adentrandola a un mundo que jamas penso conocer, se acercara al misterioso chico en busca de respuestas las que solo el y la familia de Levina saben. Pero conocer a Aleksei es un secreto mayor, un secreto que ella quisiera descubrir aun mas.
    Sin saberlo Liv esta rodeada de mentiras y mentirosos.

  • Empotrada por amor de Fran Cazorla

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    ?Que puede pasar cuando se cruzan las vidas de una ex psicologa, pongamos que se llama Maripili, con la de un albanil, llamemosle Manolo? Dos personas tan normales como tu y como yo, un hombre y una mujer que intentan rehacer sus vidas ayudandose de sus amistades, y que en un momento dado, se encontraran y viviran intensas emociones. ?Te animas a conocer a esta pareja? “Una comedia romantica con un toque muy picante.”

  • Judas y otros ensayos sobre lo divino y lo humano de Thomas De Quincey

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    Thomas de Quincey estaba comprometido con la inteligencia, la verdad, el humor y las polemicas. Este volumen recoge algunos de sus trabajos mas definitivos sobre Judas Iscariote, suicidio y supersticion.

  • Hombres que caminan solos de Jose Ignacio Carnero

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    Caminan solos alrededor de los contenedores y los barcos de los puertos de Africa. Hombres jovenes que cubren sus rostros para protegerse de la humedad del mar y que recorren el muelle cuando el sol cae. Son hombres sin dinero y eso les hace parecer menos hombres. Han perdido todo lo que tenian. Tambien el dinero de la familia; ni tan siquiera era suyo. Lo habian recaudado entre parientes y vecinos para que lo emplearan en llegar a Europa. Eran sus representantes, los elegidos, los mas sanos y valiosos del clan; eran ellos los que recibian ese fajo de billetes atado con una goma. Y, en fin, ya se sabe que quien recibe dinero ha de entregar algo a cambio; para eso se invento, para eso sirve el dinero. Pero esos hombres no pueden traer nada de vuelta a sus aldeas. Han sido enganados por alguna mafia local que les prometio llegar hasta las islas Canarias, y ahora, de vuelta al mismo lugar del que partieron, lo unico que pueden hacer es vagar, caminar sin rumbo, sobrevivir entre la chatarra, los contenedores, y el pescado podrido que se apila en el muelle. Viaje a Thiaroye-sur-Mer, una ciudad de la periferia de Dakar, en busca de una historia que contar; una historia que llevase por titulo Hombres que caminan solos, y que narrase la vida de los deportados que no regresan a sus casas por el estigma del fracaso. O la vida de aquellos hombres que entregaron su dinero a otros que les prometieron llegar a Europa, y que, sin embargo, lo que hicieron fue enganarles. Les dejaron en una playa cualquiera de Senegal, o de Mauritania, y les dijeron que eso era Espana. Alli, en Thiaroye-sur-Mer, me contaron el relato de uno de esos hombres. Un hombre que, cuando la embarcacion llego a su destino, camino largo tiempo junto al resto, y que, al alcanzar la cima de una duna, grito: <>. Al oir ese grito, los otros hombres se detuvieron, se miraron entre ellos, y confirmaron algo que llevaban horas sospechando: que, efectivamente, aquella tierra que pisaban no era la de Europa. Despues, muy lentamente, intercambiaron algunas palabras, mas bien murmullos, y comenzaron a caminar. Pero alguien advirtio que aquel hombre que dio el aviso seguia detenido en lo alto de la duna. --!Vamos! --le gritaron. --No puedo ir. Ese es mi pueblo --contesto aquel hombre senalando unas luces lejanas. Entonces todos siguieron descendiendo el arenal, porque sabian que aquel hombre no podia volver al lugar del que habia partido. Podia avanzar o detenerse, pero nunca volver atras. Tenia sed y hambre, y los pies llenos de heridas, pero no sentia nada de eso. Sentia la verguenza del fracaso. Asi que se dio la vuelta y comenzo a caminar hacia ese puerto lleno de chatarra, y contenedores, y pescado podrido que se apila en el muelle. Escuche esa historia justo antes del viaje en coche que haria por Marruecos con mis amigos. Yo les contaba una y otra vez el relato del hombre que caminaba de regreso al puerto. Le iba anadiendo detalles que lo hacian mas interesante, y mis amigos me decian: <>; o bien, <>. <> --?Y cual es la historia? --me dijo Aitor tras unos minutos de silencio. --La historia es --le conteste tras pensarlo-- que la autentica fuerza que mueve el mundo es el miedo al fracaso. Mi frase parecia reveladora, pero no causo ningun efecto en mis amigos. Se mostraron indiferentes mientras miraban por la ventanilla. Y, bueno, algo de razon tenian, porque me di cuenta de que, ciertamente, no era esa la historia que tenia que contar, ya que ninguna buena historia se puede narrar si uno, al comenzar a escribirla, sabe de que va. Las historias se descubren a medida que se escriben, o no son buenas historias. Lo se porque las formas de narrar tambien se heredan. Yo herede de mi madre una especifica forma de contar las cosas. Esa que aprendi de ella y de las mujeres de mi barrio. Las mujeres se reunian en el salon y pasaban horas hablando. Entonces los ninos poniamos la oreja y escuchabamos esas narraciones que iban y venian, narraciones aparentemente improvisadas que describian sucesos, uno tras otro, episodios que parecian desconectados entre si, que se acumulaban, avanzaban, retrocedian y hacian perder el hilo de la conversacion, pero que esas mujeres, cuando llegaban al final de su relato, encajaban y daban sentido como solo el mejor de los novelistas seria capaz de hacer. Parecia entonces que toda la narracion cobraba sentido. Era una ultima pirueta, un triple salto mortal, que repetian una y otra vez y que siempre ejecutaban con destreza. Por ejemplo, mi madre podia estar hablando de los estragos que causan las drogas en algunos vecinos y, de pronto, interrumpiendo el hilo de su relato, decia: <>. Entonces yo, que todavia no habia aprendido los trucos de ese estilo de narracion, intervenia con cierto desden: <>. <> Asi acababa la historia, se cerraba el circulo y no se podia decir mucho mas. Existia, por tanto, una arquitectura en esa forma torrencial de narrar que todavia hoy, muchos anos despues, me sigue influyendo mas que todos los libros que pueda leer. Tiene que ver con el asombro del descubrimiento. Ese que siente el narrador al ir contando una historia que desconoce, pero que ira comprendiendo a medida que es desenterrada. Bien, lo hare asi: al modo de aquellas mujeres de mi barrio y, por tanto, lo que aqui contare no sera aquello que fui a buscar a Thiaroye-sur-Mer, o no exactamente al menos, sino otro relato que comienza en ese coche que acelera por las polvorientas carreteras de Marruecos. Mis amigos miran por la ventanilla, y yo conduzco mientras suena una cancion de Johnny Cash. Una cancion que me salvo la vida, pero que tambien me arrastro hacia la oscuridad. Este podria ser un buen inicio para esta historia. Todo sucedio hace aproximadamente dos anos. Lo se porque fue en aquel tiempo cuando publique un libro acerca de mi madre. Recuerdo con precision que fue entonces, porque en aquel viaje llevaba en la mochila unos folios con las ultimas correcciones de la novela. A veces, incorporaba alguna frase a boligrafo, pero eran ya pocas las palabras que podian brotar. A pesar de eso, yo seguia intentando escribir mas. Necesitaba recordar a mi madre, y escribir era la forma de hacerlo, pero ahora, pasado ya un tiempo desde entonces, creo que he logrado el efecto contrario, es decir, olvidarla. Cuando escribes acerca de una persona que ya no esta aqui lo que en realidad estas haciendo no es retratarla, sino desdibujarla, abandonarla, sepultarla en un libro para siempre. Eso es lo que, en realidad, estas haciendo, y eso era lo que yo, sin saberlo, estaba llevando a cabo en aquel viaje a Marruecos. Escribia y pasaba el duelo. Sobre todo, escribia. Marruecos no es un buen lugar para pasar ningun duelo, porque se hace complicado conseguir alcohol en ese pais. El alcohol, por mucho que digan los medicos y los psicologos, es un buen remedio para los problemas. El alcohol y el Orfidal son la misma cosa. De hecho, el prospecto del medicamento dice que, si los tomas juntos, potencian sus efectos. Es decir, que tan diferentes no seran. Dicen del alcohol que es un remedio temporal. ?Y que hay del Orfidal y de los antidepresivos? Probad a dejar de tomarlos y os caereis por un precipicio. El alcohol, al menos, enlaza con cierta tradicion artistica. Yo, al menos, escribo mejor borracho que atiborrado de pastillas. Cuando me tomo dos o tres Orfidales solo puedo dormir, y dormir es como estar muerto, pero sin estarlo. Cuando me emborracho, a veces me pasan cosas buenas: conozco a extranos, me imagino en otros lugares, y, a menudo, me pongo a escribir. Habitualmente, lo que escribo en ese estado, al dia siguiente, cuando lo leo, me parece una basura, pero, en cualquier caso, todo lo que ha pasado mientras tanto es mucho mejor que estar muerto, que es como estar dormido, pero sin estarlo.

  • La coincidencia perfecta de Annie J. Rose

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    D 1 C L A RA ebia pensar rapido. Nunca imagine que se apareceria asi, ni que tendria que presentar pruebas de mi novio imaginario. Ella conocia a todos mis empleados, asi que no podia llamar a Brett para que fuera mi tapadera. No habia tiempo de llamar a una agencia de empleos temporales y contratar a alguien. Me quedaba media hora. Me quede mirando los hermosos pasteles y galletas de la vitrina frente a mi. Queria llenarme la boca con ellos, pero tampoco habia tiempo para eso. No podia decir que mi novio imaginario estaba trabajando; acababa de responderle un mensaje diciendole que estabamos pasando el dia juntos. Eso fue antes de saber que mi madre estaba en Los Angeles, no bien lejos en algun lugar de Asia. Me volvi hacia el cajero. Guapo, de cabello oscuro, hombros anchos y sabia usar cajas registradoras: es el elegido. Eran tiempos desesperados. Me incline sobre el mostrador y le susurre: --Te ofrezco mil dolares en efectivo si te vas de aqui conmigo, te reunes con una mujer en el cafe de enfrente, te llamas Blake y finges ser doctor. ?Has visto Anatomia Segun Grey? Bueno, no importa. ?Puedes hacerlo? --?Que? --dijo, mirandome como si estuviera loca. Y, de haber tenido un espejo, estoy muy segura de que yo tambien me habria visto de la misma manera. --Mira, es mi mama. Es un dolor de cabeza, y cree que tengo novio porque me invente uno. Me canse de que me dijera mierdas por estar soltera. !Dirijo una compania, por Dios santo! Uno pensaria que eso contaria por… Olvidalo. ?Lo haras? --?Me llamo Blake? --Si, asi que, ya sabes, quitate el delantal. ?Tenemos un trato? --?Por mil dolares? Claro. ?Como te llamas? --pregunto. --Me llamo Clara Rider. ?Y tu eres…? --Blake, por supuesto --dijo con una sonrisa astuta. Mi estomago dio un vuelco como si estuviese en una montana rusa y mis mejillas se calentaron por su contacto cuando estrecho mi mano. Quizas acabo de gastar mil dolares para generarme un monton de problemas. --Aqui esta la historia resumida --le dije mientras lo apuraba por la acera--. Tengo una aplicacion… Dos anos de mi vida y cada centavo de mis ahorros. No esta funcionando bien. Mi madre queria que renunciara y volviera a trabajar para ella. Me negue. Esta amenazandome con quitarme el apoyo del unico inversionista que me queda, que es amigo suyo, a menos que pueda probar que le aplicacion funciona. Es como Tinder, pero menos indecente. --Y de alguna manera Blake es tu prueba --dijo. Asenti, sorprendida de que lo entendiera tan rapido. Tal vez necesitaba replantearme lo mucho que he subestimando a los hombres que trabajan en ventas. --Si no logro presentarle una pareja perfecta para mi, me quitara el apoyo del inversionista y ganara mis acciones mayoritarias en la compania de diseno. --?Por que hiciste una apuesta asi? --pregunto. --Desesperacion. Fue la unica tactica evasiva que funciono, puesto que queria aplastar mi empresa y volver a tenerme bajo su poder. --Suena encantadora --dijo con una media sonrisa que tuvo efecto en mi; como convertir mi estomago en miel fundida. Tenia que concentrarme. No tenia tiempo para fantasear con el chico de la panaderia. --Es complicada, pero supongo que todo el mundo lo es. --Sabotear tu compania no es ser complicado; solo es ser cruel --senalo. --Si, bueno, es mi batalla, y ahora debo ir a ganarla. --A menos que yo sea Blake --dijo. --Si. Eres doctor. Nos conocimos a traves de mi aplicacion: Slay. --Ese es un nombre un poco agresivo para una aplicacion de citas. --Agresivo... Como mujer que trabaja con tecnologia, nunca me lo habian dicho. Que original --dije poniendo los ojos en blanco--. Ahora vas a decir que no soy lo suficientemente simpatica. --No necesito que me agrades. Soy tu creacion, tu novio perfecto, un doctor. ?Desde hace cuanto estamos juntos? ?Solemos ir de vacaciones? ?Vivimos juntos? --Como dos meses. Y no, no tengo tiempo para eso. --?No tienes tiempo ahora para discutir lo que supuestamente hemos hecho o no tienes tiempo para irte de vacaciones y coger? --Ambas --respondi--. Ya llegamos. Intenta lucir bonito y no hablar demasiado --dije--. Y gracias por hacer esto. --Te dire <> mas tarde, si sale bien --dijo. Extendi la mano hacia la puerta del lujoso restaurante, pero el la alcanzo primero y la sostuvo. Levante una ceja. --?Que? Blake es todo un caballero --dijo con una media sonrisa que parecio retorcer mi ropa interior. E 2 A D RIA N staba loca de remate. Esta chica era demasiado exagerada. Todo era una emergencia. Me ofrecio mil dolares para ir a tomar un cafe con su madre. No necesitaba el dinero, eso estaba clarisimo. Pero ?todo el entretenimiento? Eso si que me vendria bien. Parecia que iba a ser una gran historia. La proxima vez que estuviese en Hong Kong en una de las fiestas aburridas de Daniel, tendria una anecdota divertida sobre aquella ocasion cuando ayude a mi hermana en la tienda y una mujer extrana me rogo que fingiera ser su novio. No me molesto que fuera hermosa. Habria estado igual de dispuesto a ayudar a una mujer menos atractiva, pero la verdad era que, cuando entro con esas piernas largas y su cabello castano con rizos apilado en un mono desordenado, estuve dispuesto a aceptar cualquier cosa que me pidiera. Fue bueno que me pidiera hacer algo legal, porque habria sido humillante tirar toda mi carrera por la borda por ser atrapado traficando droga para una chica sexy e hiperactiva que me abordo en una panaderia. Era una distraccion, y su draconiana madre prometia ser igual de salvaje por la forma en que hablaba de ella. Yo si que sabia de padres controladores, despues de todo, y pense que seria buen karma apoyar a esta mujer Clara en su aprieto. Yo habia venido a este restaurante. No me impresiono. Era un lugar de almuerzos de moda entre comensales pretenciosos con ropa de disenador, donde solo servian tres gotas de salsa verde en un plato. Tuve una reunion alli una vez, y luego tuve que comprarme una hamburguesa porque moria de hambre. Clara estaba visiblemente nerviosa, de pronto incomoda con sus tacones mientras buscaba con la vista a su madre. La vi enderezar los hombros y la postura. La curva de su cuello, donde se encontraban dos mechones de cabello castano sueltos, era elegante, lo suficientemente seductora como para hacerme querer besar el lugar donde se curvaba su hombro. <>, pense con una sonrisa. Casi podia sentir su piel suave bajo la calidez de mi boca, la respiracion sorpresiva que daria antes de inclinarse de nuevo hacia mi, con su espalda derritiendose contra la solidez de mi pecho. Una mujer se puso de pie, lo que hizo girar un poco su extrano poncho rojo sobrecargado por un collar de oro reluciente. La reconoci instantaneamente. No habia visto el parecido entre Clara y la empresaria de medios Cynthia Rider. Cynthia habia empezado en noticias locales, consiguio su propio programa de entrevistas sindicado y ahora era duena de varias cadenas y de un imperio de estilo de vida que lo tenia todo, desde almohadas decorativas con piel de imitacion para infomerciales, hasta una linea de relojes de platino a traves de una marca de lujo italiana. En algun punto de camino a dominar el mundo, tuvo una hija. Una hija que me habia ofrecido dinero para que le mintiera a su madre, lo cual parecia indicar que Cynthia Rider era mejor en los negocios que como madre. Mientras Clara hizo ademan de besar a Cynthia en cada mejilla sin tocarla, yo me quede alli con las manos en el bolsillo y me pregunte que pensaria de mis vaqueros rotos y mi camisa descolorida de los Giants. Ella no me reconoceria tan rapido como yo a ella, pero existia el riesgo de que mi alto perfil pudiese descarriar la tactica de Clara antes de que comenzara. Seria mi responsabilidad asegurarme de que eso no pasara. Me pase con tosquedad una mano por el cabello, desordenandolo un poco. Queria verme tan ordinario como fuera posible, tan intimidado como lo estaria un tipo promedio al conocer a la madre internacionalmente famosa de su novia. Cuando Cynthia extendio su mano, timidamente saque una mano para sacudirla.

  • Hacia la belleza de David Foenkinos

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    La nueva novela del autor que enamoro a tres millones de lectores con La delicadeza y gano el Premio Renaudot con Charlotte.

  • Eva y Brad (Saga Security Ward 3.1) de N. Q. Palm

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  • Mi maldita adiccion (Tabu 2) de Noelia Medina

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    Marc Ferrara tendra esa droga cerca, en su propia casa, y el monstruo crecera, trayendole recuerdos de un pasado perturbador y desbocado. Intentara aplacarlo con musica y distancia, pero la tentacion sera demasiado grande y comenzara a consumirlo.
    Una destrozada Nicolle buscara refugio, y puede que unas manos que saben hacer malabares y magia sean ese lugar seguro que necesita. Pero algo ha cambiado, algo que se escapa de su control y de su entendimiento. Ya no es solo curiosidad por ese hombre mucho mayor que ella, el padre de su amiga. Ya no es solo deseo. Es mas, mucho mas.
    Aquella muchacha que llego a su casa con una mochila en el hombro comenzo siendo una maldita droga dura dificil de controlar. Ahora se ha convertido en algo mucho peor.
    En su maldita adiccion.

  • A un instante de ti de Ricardo Espin Bueno

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    Manuel nacio el ano 1929 en el seno de una familia humilde de aldeanos y siempre sintio que no encajaba alli. Durante sus primeros anos, sufre la guerra, la perdida en el frente de su hermano mayor, la locura y muerte de su madre, la ejecucion de su maestro, descubre que su padre ayuda a los maquis, llegan sus primeros viajes a la capital, sus primeros suenos... A los catorce anos durante la Fiesta de la Vendimia, conoce a Felisa, otra aldeana como el a la que ese mismo dia le dice que se casara con ella. Tambien en esa fiesta conocera a Amelia Aguilar, la hija del terrateniente mas rico de la Comarca, que se enamorara de el. Esas relaciones marcaran su vida. Felisa es hija de Nemesio Molina, primo de Indalecio Romano, el padre de Manuel. Una relacion dificil porque los Romano y los Molina arrastran desde hace decadas unas rencillas que les conducen a peleas, reyertas, duelos a navaja... Y Amelia, es una nina malcriada que aprovecha sus encantos y su posicion para conseguir lo que quiere. Ese triangulo amoroso provocara momentos dificiles en las vidas de los protagonistas.

  • Mr. Mercedes (Trilogia Bill Hodges 1) de Stephen King

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    Mr. Mercedes, primera novela de la <>, es la historia de una guerra entre el Bien y el Mal. Un retrato inolvidable de la mente de un asesino obsesionado y demente.

  • La tormenta infinita de Laura Perez Caballero

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    Veo, veo. ?Que ves? Una cosita. ?Y que cosita es? Veo la cama de Eva Simon Marquez. Veo la cama de una estudiante de enfermeria de veinte anos que comparte piso en Oviedo con dos companeras mas. La cama esta deshecha. Faltan las sabanas y el colchon esta cubierto de sangre. Falta algo mas. Falta un cuerpo. El cuerpo a quien pertenece la sangre. Cuerpo que no es dificil imaginar envuelto en las sabanas ausentes de esa cama. Las camas sin vestir dan sensacion de mudanza, de dia de colada o de casa abandonada. No puedo evitar pensar en alguna de esas situaciones cuando veo una cama sin sabanas. En este caso, ademas, la sangre indica una agresion, una pelea, puede que un crimen. Veo a los de la cientifica afanandose en su trabajo, zumbando como moscas a mi alrededor, con ese aspecto aseptico que los rodea y que los vuelve impenetrables, ajenos a todo lo que no les parezca que pueda ser una prueba. Ajetreados en obtener todo aquello que pueda ser util, antes de que la escena se contamine, como se contamina todo aquello que toca la mano humana. Mis ojos se desplazan por el cuarto tomando nota. Persiana levantada, cortinas cerradas. Algo de sangre salpica la pared a la que esta pegada la cama, pero en general se concentra toda en el colchon. En el suelo una huella borrosa de un zapato, dibujada con el rojo de la sangre de la victima. --Supongo que alguien habra fotografiado eso --digo. Aunque lo hago en un susurro, mas para mi misma que para el resto, uno de la cientifica se apresura a responder que si. Su tono es neutro. No hay reproche por la intrusion en su trabajo. Las dos companeras de piso de Eva permanecen en el salon del pequeno piso alquilado. Esta en El Cristo, muy cerca del Campus, es facil saber porque lo han elegido. Es una tercera planta, en un edificio viejo en el que recientemente han instalado un ascensor que baja hasta los estacionamientos del sotano. En seguida hablare con ellas, pero primero quiero ver con detalle la escena del crimen. ?El crimen? Por la cantidad de sangre que empapa el colchon yo diria que si, que la pobre chica no puede seguir viva despues de haber perdido tanta. ?La chica? Estoy haciendo conjeturas demasiado rapido. No hay cadaver, la sangre podria ser de otra persona y la inquilina de la habitacion ser su asesina. ?Asesina? Todavia no se nada. Dejo hacer su trabajo a los de la cientifica y observo. Observo una mesita junto a la cama. Sobre ella una lamparilla de noche antigua, con una de esas tulipas que se llevaban tanto en los anos ochenta, un paquete de panuelos de papel, la funda de unas gafas, una botella de agua mineral y un libro. El libro se titula Tiempo de silencio. Esta escrito por Luis Martin Santos. Yo no leo demasiado. En la portada hay un par de ratas blancas, de esas de laboratorio. Giro el libro y leo la sinopsis. Va de un estudiante de medicina. Muy adecuado para alguien que estudia enfermeria, aunque tiempo es lo que alguien ya no tiene. Y silencio, bueno, no es silencio exactamente lo que se escucha ahora mismo en este piso, pero son gajes del oficio, el alboroto es basico en el inicio de una investigacion. El alboroto y el caos que se forma cuando cuatro personas nos movemos con premura en una habitacion de apenas ocho metros cuadrados. Uno de los agentes sale de un pequeno bano con lo que parece una servilleta de cafeteria. --Estaba dentro de la taza del vater, tiene algo escrito pero no es legible --dice dirigiendose a mi. La guarda con cuidado en una de las bolsitas plasticas que usan. Imagino a alguien extrayendola del servilletero de un bar, rojo (no se por que, pero lo imagino de ese color con la publicidad de una marca de cerveza serigrafiado en el) y garabateando algo en ella. Que se anota en una servilleta. Un numero de telefono, una direccion, un poema, o se hace un dibujo de forma distraida mientras se toma algo en un bar. Estas en la barra, sentada en uno de esos taburetes altos, tomandote un vino o una cervecita, mientras picoteas del coctel de frutos secos que te han puesto en un platillo y de pronto te llaman por telefono. El interlocutor te dicta un numero o una direccion y ?que haces? Sacas una de esas servilletas que no absorben absolutamente ningun liquido y le pides un boligrafo al camarero para apuntar en ella lo que te estan dictando. Veo una comoda un poco mas alla, apoyada contra la pared pintada de color azul cielo. A primera vista se distingue un cepillo de cabello, del que seguramente alguno de la cientifica habra recogido algun pelo, un foulard muy bien doblado, una caja que parece un joyero, un frasco de perfume. Y pienso que ni volcando todo el contenido del perfume podriamos dejar de respirar ese olor metalico tan caracteristico de la sangre. Ese olor se mete por la nariz y tarda mucho en abandonarte, se instala en la pituitaria y se repite una y otra vez a lo largo del dia, con mucha mas intensidad al tragar saliva. Veo una foto. Es la foto de una nina sentada frente a una tarta de cumpleanos con una vela de numero. El numero es un seis. Una mujer la abraza desde la espalda y su cabello, largo, claro y brillante, cae sobre los hombros de la nina, mezclandose con el suyo. Supongo que son Eva y su madre. Estan al aire libre, parece que es el patio de una casa. Hacia un dia esplendido, se puede apreciar por la luz en la fotografia, el sol estaba alto, asi que debia ser primera hora de la tarde cuando se la sacaron. Pienso en su madre, en que tendre que llamarla para darle la noticia de la desaparicion de su hija. No sera la primera vez, tampoco la ultima, pero todas son igual de incomodas, dolorosas. --Nosotros hemos terminado aqui --dice el jefe de la cientifica. El resto de sus hombres ya han salido de la habitacion. Es un hombre enorme, debe medir cerca de dos metros y tiene algo de sobrepeso, pero su voz es suave y amable -- ?Como esta tu madre, Lujan? --Sigue igual. Eres el unico del que recuerda su nombre --miento. Les digo lo mismo a todas las personas que tienen la delicadeza de preocuparse por ella, aunque sea con una simple pregunta. Puede que ni siquiera les importe, pero se agradece el que la recuerden ya que ella no puede hacer lo mismo. Sonrie y me aprieta el hombro con una de sus manazas antes de dejarme sola en el cuarto. Sola con los fantasmas. La habitacion se vacia y el silencio se vuelve, ?como se dice?, si el silencio se vuelve atronador. Vuelvo la vista de nuevo hacia la foto y despues observo la imagen que me devuelve el espejo que tengo enfrente. Veo una mujer de cincuenta y seis anos. Una piel lechosa, con pecas que, de nina, fueron el deleite de los abusones del colegio. Veo un cabello que llega a la altura de los hombros, cobrizo, con canas brillando en las sienes, intrusas peleando por destacar entre el tinte. Un rostro que se ha ido rellenando con carne y arrugas. Veo ojeras y bolsas bajo los ojos. Si, esa soy yo. Veo a Lujan Garcia Prieto, inspectora en el cuerpo de policia de Oviedo. Veo, en resumen, que otro caso mas me esta esperando. 2. ALEJANDRA Menuda noche, vaya manera de echar agua, hacia anos que no caia una tormenta asi. Lo se porque siempre me ha gustado ver los rayos mientras me siento a salvo, como ahora tras la ventana. Cuando era una nina, mi abuelo siempre nos contaba a los nietos como le habia caido un rayo a un vecino del pueblo mientras araban la tierra. Los ojos se le enrojecian y la voz salia temblorosa de su boca, acompanada de aliento con olor a vino y queso. Decia que el rayo le habia destrozado la ropa, que el vecino habia quedado tendido en el suelo, con el cuerpo abrasado y la ropa desperdigada a su alrededor. Los nietos le escuchabamos en silencio, sobrepasados por la historia y sobre todo por las lagrimas de mi abuelo. En nuestras cabezas se dibujaba la imagen de un hombre desnudo y chamuscado. Durante la infancia tuve miedo a las tormentas. Era un miedo que al mismo tiempo me atraia. Como el vertigo que se siente al montar en una montana rusa, o el cosquilleo mientras ves una pelicula de terror. Hace anos que lo supere para disfrutar del espectaculo natural que suponen los hilos de luz que caen sin piedad sobre la tierra, como si la castigara por haber cometido algun pecado. Eva me llamaba pesada porque yo contaba aquella historia, la de mi abuelo, siempre que habia tormenta. --Pero que pesada que eres, de verdad. Superalo ya --me decia usando aquellas expresiones de adolescentes que escuchaba en la escuela o leia por las redes. Sin embargo, el haz de luz que atraveso los cristales de mi habitacion no era el de un relampago. Era sin duda la luz que proyectan los focos de un coche. Instintivamente dirigi la mirada hacia el reloj despertador que tenia sobre la mesita para, entrecerrando los ojos, comprobar que era mas de la una de la madrugada. Luca, la perra pastor que le habiamos regalado a Eva cuando cumplio ocho anos, ladro en el salon, donde tenia su cama para dormir. El viento habia cambiado de direccion y las gotas de lluvia ya no golpeaban contra los cristales de la ventana. Contuve la tentacion de abrir las hojas para inspirar el olor a tierra mojada y observe sorprendida que se encendia el farolillo de entrada de la casa del jardin. La casa que mi marido habia construido para Eva cuando ella apenas tenia dieciseis anos y reclamaba intimidad. --Yo te construyo la casa, pero tu prometes ser responsable. Su padre siempre la habia mimado y consentido. --Es una cria --habia protestado yo. --Asi aprendere a dejar de serlo --replico ella. --Asi ?como? --Asumiendo responsabilidades, como dice papa --dijo mientras se colgaba del cuello de su padre. Sabia que habia ganado la batalla, que tenia a su padre vencido. Y eso bastaba. --A ver, a ver a ver. Cierra los ojos y desealo con fuerza, con mucha fuerza, con toda tu alma. Sabes que lo que se desea con toda el alma se acaba cumpliendo --reia Benjamin, encantado con los arrumacos de su hija. --Papa --protestaba Eva--, que ya no soy una nina pequena para creer en esas milongas. Y ya se habia salido con la suya. Eva siempre se salia con la suya. Su padre, arquitecto, dibujo los planos y se ocupo de construir una pequena casa de una sola planta con una cocina que hacia las veces de sala, una habitacion y un bano minusculo. Yo la observaba entrar y salir acompanada de Nestor. Me averguenza reconocer que algunas veces llegue a asomarme a traves de los cristales para tratar de ver lo que hacian dentro, deseando descubrir algo que me diera la razon en mi postura de que aun era una cria irresponsable, pero con el paso de los meses acabe por acostumbrarme y Eva se instalo a vivir en la casita de a hecho. Luca se quedo con nosotros en la casa grande. Eva habia rogado por tener un perro, pero se habia cansado de la perrita en muy pocas semanas. Benjamin era quien se ocupaba de sus cuidados, comprarle la comida, cambiarle el agua, sacarla a pasear por el monte. Luca le adoraba. La cortina de lluvia me impedia ver quien era la persona que abria la puerta y accionaba la luz del recibidor, pero si distinguia la figura de una mujer. Regrese a la mesita de noche y tome el telefono mientras buscaba su numero entre los contactos. Al tercer pitido su voz me llego como desde otro mundo. --?Mama? ?Te he despertado? --Eva ?eres tu? ?Estas en la casa del jardin? --Si, soy yo, mama. --?Que ocurre? ?Como has venido a estas horas? Y ademas con la que esta cayendo. --No pasa nada, mama, acuestate. --Voy a verte. --No, mama, acuestate. Estoy bien, de verdad, pero estoy muy cansada y no quiero que vengas con este diluvio. Manana con calma hablamos, necesito dormir un rato. Las madres sabemos cuando nuestros hijos no estan bien, pero ademas yo tenia una ventaja, o dos: la hora que era y el tiempo que hacia. Nadie se aventuraria desde Oviedo hasta Valmilar por gusto bajo aquella lluvia torrencial, pero como buena madre tambien sabia cuando era mejor ceder. --Esta bien, carino. Manana me paso a verte. Tuve que ir hasta el salon a tranquilizar a Luca que no dejaba de ladrar. Me miraba con esos ojos grandes y cansados, su pelaje se habia poblado de canas y cada vez aspiraba mas de sus pelos de los suelos y los sofas, ya tenia doce anos y comenzo a lloriquear cuando le dije con voz firme que se callase. --Tonta, tonta, ?que pasa? Es Eva. ?Por que te asustas asi? Eres una cagona, menuda perra guardiana estas hecha. La perra se dejaba mimar, mi mano pasaba una y otra vez sobre su cabeza, entre las orejas, arrastrado pelos entre mis dedos. En cuanto daba un paso para alejarme comenzaba a aullar desesperada. Al final me la lleve al cuarto y le permiti echarse sobre la alfombra, a mi lado, como si fuese una nina pequena asustada que quisiera dormir con su madre. Algo que Eva nunca habia hecho. A Luca no se lo habia permitido mientras Benjamin estaba vivo, sin embargo, al morir el fue como si Luca se volviera mas asustadiza. Benjamin habia sido el faro que guiaba su vida, ahora tenia que acostumbrarse a su ausencia y a mis cuidados, sustituir las rutinas que mantenia con mi marido a las que yo misma mantenia. Me parecio que su vida ya se habia vuelto lo suficientemente dura como para negarle algun capricho de vez en cuando, como el dormir en la habitacion conmigo cuando se mostraba mas estresada, como ahora. Lo ultimo que vi antes de meterme en la cama y quedarme dormida, hasta que me desperto la llamada al movil, fue un rayo caer en el terreno, cerca de la casa del jardin. O quien sabe, quiza solo hubiese sido parte de un sueno, el inicio de un sueno del que seria dificil despertar.

  • El mundo que nos dejais de Lucas Barrero

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    Durante anos, cuando se hablaba del terrible impacto que tendria el cambio climatico, se solia mencionar a las generaciones futuras. Pues bien, estas ya estan aqui y han nacido en un planeta al borde del colapso. Por eso, cada vez mas estudiantes de todo el mundo toman conciencia del problema y se suman a la huelga del movimiento Fridays for Future.

  • Papeles falsos de Valeria Luiselli

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    A diferencia de muchos cementerios en Europa, San Micheleno es un destino tan frecuente para el turismo necrologico intelectual y por eso no existen guias ni mapas precisos, ni mucho menos una lista con las coordenadas de sus muertos celebres, como los que hay a la entrada de cementerios como Montparnasse o el Pere Lachaise. En San Michele se encuentran otros personajes conocidos --Ezra Pound, Luchino Visconti, Igor Stravinsky, Sergei Diaghilev-- y sus tumbas estan senaladas, pero en un letrero apenas visible, frente a la pequena seccion apartada donde reposan sus restos. Si uno no sabe que los extranjeros notables estan separados de los venecianos comunes --como si en una necropolis tambien fueran inevitables los ghettosartisticos--, puede pasar horas deambulando entre los Antoninos, Marcelinos y Francescos, sin saber que nunca encontrara ahi ecos de Los cantos ni reverberaciones de La consagracion de la primavera. San Michele es una isla rectangular, aislada de Venecia por un brazo de agua y una muralla. Vista desde un avion, la isla del cementerio podria parecer un enorme libro de tapa dura: uno de esos diccionarios robustos, pesados, donde descansan eternamente las palabras como esqueletos en descomposicion. Hay algo de ironico en el hecho de que Joseph Brodsky este enterrado ahi, frente a la ciudad en la que siempre estuvo y siempre quiso estar solo de paso. Tal vez el poeta hubiera preferido una sepultura lejos de Venecia. A fin de cuentas, la ciudad era para el como un <> o, si se quiere una metafora mas literaria, una Itaca cuya fuerza atractiva consistia en estar siempre lejana, en ser siempre un lugar efimero, imaginado. Se suma a esto que Brodsky declaro durante una entrevista que queria ser sepultado en los bosques de Massachusetts, o que quizas hubiese sido correcto que el cadaver regresara a su natal San Petersburgo. Pero supongo que no tiene sentido especular sobre los deseos postumos de una persona. Si la voluntad y la vida son dos cosas imposibles de separar, la muerte y el azar lo son tambien. SERGEI DIAGHILEV (1877-1979) Despues de buscar la tumba de Brodsky durante varias horas y no haber encontrado siquiera la de Ezra Pound, estuve a punto de tirar la toalla. En lo que reunia fuerzas para encaminarme a la salida del cementerio, me sente a la sombra de un arbol y me fume un cigarro. En su ensayo Correr tras el propio sombrero, Chesterton decia que de encontrarse frente a una vaca en una caminata por el campo, solo un verdadero artista podria pintarla; mientras que el, no sabiendo copiar las piernas traseras de los cuadrupedos, preferia pintar el alma misma de la vaca. Yo, que ni soy artista ni soy Chesterton, no sabria como hacer ninguna de las dos cosas. Nunca he sido como esa clase de personas --a las que envidio profundamente-- que son capaces de perderse en la meditabunda contemplacion del vuelo de un pajaro, en el trabajoso ir y venir de las hormigas, en la suspension beatifica de una arana que cuelga en sus propias viscosidades. Soy, desafortunadamente, demasiado impaciente para encontrar poesia en los ritmos suaves de la naturaleza. Pero en un cementerio no hace falta tener una sensibilidad especial hacia los reinos animal y vegetal: basta permanecer sentado en silencio lo que dura un cigarro prendido, para dejarse poseer por la vitalidad que florece entre las tumbas. Bajo los cipreses, como manecillas de gigantescos relojes de sol, el tiempo se ensancha y fluye. Quiza sea el silencio mismo el que magnifique los aleteos freneticos de los insectos; tanta calma, la que trastorne el languido reptar de los lagartos; tanta muerte, la responsable de animar las hojas morbidas de los chopos. Bien dice un sabio desconocido: <>. Estaba por apagar mi cigarro cuando estallo una algarabia de graznidos. Primero unos pocos, y luego decenas, tal vez centenares --como si el graznido, al igual que la risa, fuera algo contagioso entre las aves. Henri Bergson aseguraba que la risa solo puede surgir si su objeto es, o se asemeja, a lo propiamente humano; que un gato o un sombrero no pueden provocarnos risa, al menos que veamos en ellos una expresion, una forma, o una actitud humana. Puede ser. Puede que, al menos de lejos, esos graznidos de pajaro fueran como las carcajadas de viejos tuberculosos, y que solo por eso yo estallara tambien en una carcajada en medio del silencio. En todo caso, si no me di por vencida en el empeno de encontrar la tumba de Brodsky, fue por el buen humor que me provoco de subito esa tertulia de gaviotas broncas. Si no encontraba al poeta, podia al menos averiguar si si eran graznidos o mas bien viejos venezianos al borde de la muerte. Ademas, ?por que no correr tras una tumba o tras unos pajaros si Chesterton, tan gordo, tan digno y tan inteligente, era capaz de correr tras un sombrero? EZRA POUND (1885-1977) Las tumbas de los extranjeros celebres del cementerio no solo se encuentran en un recinto apartado de los venecianos comunes (no vaya a ser que un gondolero se acueste junto a la mujer de Stravinsky), sino que incluso entre los extranjeros hay divisiones. Los rusos que frecuentaban Venecia, por un lado; los demas, por otro. Lo extrano e ironico es que Joseph Brodsky no descansa con la intelligentsia moscovita ni leningradense, sino en un recinto diferente, a un lado de su gran enemigo Ezra Pound. La tumba del ruso, a diferencia de las demas, no esta senalada en un cartel oficial del cementerio a la entrada del recinto, sino que algun alma benevolente escribio su nombre con liquid paper entre el nombre del poeta de Los cantos y la flecha que indica la direccion de ambas tumbas: RecintoEvangelicoEzraPound(IosifBrodskji) Imagine que encontraria al menos un punado de groupies afanados en dejar un amuleto o un beso sobre la tumba de Brodsky. Pero quizas Brodsky sea menos celebre que Julio Cortazar o que Jim Morrison, y yo simplemente guardaba el mal sabor de boca que me habian dejado tiempo atras los cementerios franceses. Pero en el Recinto Evangelico no habia nadie. Nadie, salvo una anciana, cargada con todo tipo de bolsas de mercado llenas de bartulos, parada frente a la tumba de Ezra Pound. No preste mucha atencion y me encamine directamente hacia el ruso, como si marcara mi bando: tu con Pound, pues yo con Brodsky. JOSEPH BRODSKY (1940-1996) Sobre la tumba de Brodsky, inscrita con las fechas 1940-1996 y su nombre en cirilico, habia chocolates, plumas y flores. Pero sobre todo, chocolates. No habia, como suele haber en casitodas las tumbas de los cementerios italianos, un retrato del difunto incrustado en la lapida. Habia esperado con ansiedad ver el ultimo rostro de Joseph Brodsky. En su libro sobre Venecia, Marca de agua, Brodsky escribe: <>. De una forma laxamente paradojica, el anonimato es una caracteristica de la ausencia: es la ausencia de caracteristicas. Un rostro joven es anonimo; esta vacio de expresiones y de rasgos que lo identifican y nombran. A medida que envejece, adquiere las huellas que lo distinguen de los demas. Una cara que se va arrugando es cada vez menos anonima. Pero mientras un rostro envejece y adquiere mayor definicion, se expone, al mismo tiempo, a mas y mas miradas de desconocidos --o, para seguir con la imagen de Brodsky, a mas espejos de cuartos de hotel por donde han pasado tantos reflejos que todos devuelven el mismo semblante, deshecho como sus camas deshechas. Asi, un rostro tambien va perdiendo la definicion que ha ido tomando con los anos, como si a fuerza de ser visto tantas veces a traves de ojos ajenos, tendiera a volver a su principio informe. De esta manera, el exceso de definicion que adquiere un semblante con el tiempo, y que culminaria tal vez en un monstruoso exceso de identidad --en una mueca--, se contrarresta con la simultanea perdida de esa identidad. Es quiza por ese motivo que todos los bebes y todos los ancianos se parecen entre si sin parecerse a nadie en particular. En el principio y en el trecho final los rostros son anonimos. Es logico, entonces, que un muerto ya no tenga rostro alguno. Las caras de los muertos deben ser, en todo caso, como las que vislumbro Ezra Pound en el metro de Paris: <>. Sobre la lapida de Brodsky no habia ningun retrato. Era justo que no existiera ese sello definitivo de identidad; era mas honesto el gris liso y opaco de la piedra --reflejo del anonimato de un hotelmensch por excelencia, hombre de muchos cuartos de hotel, muchos espejos, muchas caras. Mejor detenerse frente a la tumba y tratar de recordar alguna fotografia deBrodsky sentado en una banca de Brooklyn, o traer a la memoria una de esas grabaciones de su voz, al mismo tiempo poderosa y quebradiza, como de quien ha pasado muchas horas en soledad y ha adquirido contundencia a base de dudar: Un arbol. Su sombra, y la tierra; las raices que la penetran y se aferran. Monogramas entretejidos. Barro y piedras firmes. Las raices se entretejen y mezclan. Las piedras tienen una masa propia que las libra de la atadura de un arraigo normal. Esta piedra se sujeta firmemente. Uno no puede moverla ni desenterrarla. Las sombras de un arbol atrapan al hombre, como las redes a los peces. El resultado de un encuentro largamente esperado con un desconocido suele ser decepcionante. Lo mismo con un difunto, solo que en este ultimo caso no hace falta disimular nuestra decepcion: un muerto, en ese sentido, es siempre mas agradable que un vivo. Si al llegar frente a el nos damos cuenta de que en realidad no teniamos nada que hacer ahi, que lo entretenido era buscar su tumba y lo de menos era encontrarla --?que cosa dirian las piedras de Venecia que no le hayan dicho ya a Ruskin hace mas de un siglo y medio?--, podemos darnos la media vuelta a los pocos minutos y el muerto no nos lo reprochara. Con los muertos no hace falta ser bien educados, aunque la religion haya intentado inculcarnos siempre un comportamiento absurdamente decoroso en las misas y en los cementerios. Guardar silencio, rezar y caminar despacio con la cabeza gacha, las manos dobladas a la altura del vientre, son costumbres que poco le importan a quien reposa bajo tierra. Por eso resulto tan oportuna la anciana que habia estado parada junto a la tumba de Pound -- segun me parecia hasta ese momento, en una meditacion profunda. La mujer se arrimo a la sombra del arbol donde estabamos Brodsky y yo en un silencio ya incomodo, y se empezo a rascar las piernas como si tuviera pulgas o lepra. Despues de rascarse se acerco un poco mas y se detuvo frente a la sepultura de Brodsky. Con toda tranquilidad, como quien efectua labores domesticas de rutina, empezo a guardarse los chocolates que le habian dejado al poeta. Cuando habia terminado con estos, se guardo tambien las plumas y los lapices. Despues, como para no quedar mal, le dejo una flor que, supongo, se habia robado de la tumba de Pound. Imagine, por la familiaridad con la que se movia entre las dos tumbas, que era una vieja amiga de los poetas, o quiza la duena de la pension donde Brodsky se hospedo en algunos de sus viajes a Venecia. Le pregunte, timida y balbettando en mi italiano fracturado, si habia conocido a Joseph Brodsky, y si lo habia venido a visitar. <>. La anciana suspiro y se agacho para rascarse otra vez las piernas; recogio las bolsas pesadas, llenas de souvenirs necrologicos, y salio del Recinto Evangelico, como los venados del poema de W. H. Auden que Brodsky siempre citaba: silently and very fast.

  • Dulce locura de Rocio Pena

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    – Ariana – Miro a mi alrededor y una gran pena me embarga, cinco anos de mi vida me rodean, mire donde mire un recuerdo viene a mi, voy a echar muchisimo de menos el que ha sido mi hogar, mi refugio, mi santuario... Respiro profundamente intentando centrarme, no se por donde empezar, mas de una decena de cajas vacias y mis maletas esperan que las llene, asi que dejo la nostalgia y la tristeza a un lado y me pongo a recoger mis cosas de inmediato. En menos de dos horas lo tengo todo listo y recogido y estoy esperando a los de la mudanza, me llevo solo lo justo y necesario, ya comprare lo que me haga falta cuando llegue a mi destino. A las doce de la manana tengo un coche esperandome en la calle, me pongo unas gafas de sol y un sombrero para intentar pasar desapercibida. No me gusta que me reconozcan por la calle y mas siendo noticia que en esta semana vuelvo a Los Angeles. Me recuesto en el asiento de la limusina que han mandado a recogerme, me siento insignificante mientras observo por el cristal la ciudad que tanto me ha dado... Paris, la ciudad que me ha hecho crecer tanto a nivel personal como profesional, en la que dejo atras muchos amigos y un gran amor. Un suspiro sale de mis labios mientras recuerdo a Alain, hace mas de un ano que terminamos con nuestra relacion, fue una relacion maravillosa, pero una relacion con la que yo acabe, todavia me siento mal al recordar el dia en que lo deje... Dejando esos malos recuerdos a un lado, pienso en como al terminar nuestra relacion pudimos conservar una bonita amistad, asi que con eso me quedo, me llevo a Alain como un amigo, mi mejor amigo. De camino al aeropuerto me recreo admirando la ciudad, intentando recordar cada detalle, se que volvere a menudo, pero me da pena dejar de vivir en ella y sobre todo dejar a los amigos que he hecho aqui. Ayer me sorprendieron con una fiesta de despedida, sonrio con anoranza mientras cojo mi movil y busco las fotos que nos hicimos, me quedo mirandolas un largo rato, sin darme cuenta de que llegamos al aeropuerto. – Senorita Vega - me dice el chofer abriendome la puerta - hemos llegado. – Gracias, ya voy - cojo mi bolso y salgo del coche. Las luces de los flashes caen sobre mi y de repente se desencadena el caos. – Ariana ?es verdad que tiene una relacion con un gran actor y que por eso vuelve a Los Angeles? Agacho la cabeza e intento abrirme paso. – ?Esta usted embarazada? No se habla de otra cosa ultimamente - me pregunta otro periodista. – ?Ha perdido su trabajo con las grandes firmas parisinas? Y asi mil preguntas mas... ?Pero donde cono estan los guardaespaldas y mi manager? – !Ariana! !Ariana! – Se habla de que puede dejar de ser un angel de Victoria's Secret ?Es verdad? Me paro y armandome de valor contesto a sus preguntas lo mejor que puedo, hasta que por fin llega Carlos, mi manager, que viene acompanado de un mini ejercito de guardaespaldas. – ?Como se te ha podido ir esto de las manos? - le pregunto a mi manager mientras entramos en el aeropuerto – !Joder Carlos! Estas perdiendo facultades. Mi manager es como un padre para mi, desde que me descubrio en la playa cuando tenia dieciseis anos y empece en el mundo de la moda ha estado a mi lado y se ha ocupado de mi, es como uno mas de la familia. El pobre me mira con mala cara, sabe que odio todo este circo. – Lo siento... me he liado un poco. – ?Pasa algo? – No, tranquila es solo que he discutido con Melanie, no nos ponemos de acuerdo con el tema del divorcio. – Perdoname - lo abrazo y le doy un beso en la mejilla - tampoco ha sido para tanto. Ver al hombre que me quiere como una hija, tan preocupado me rompe el corazon, se que sigue enamorado de su esposa y que lo esta pasando muy mal. Cuando por fin llegamos a Los Angeles voy directamente al apartamento que tengo alli, esta frente a la playa, vivi aqui desde que me vine de Espana cuando Carlos me consiguio mi primer contrato y nunca he querido mudarme, al entrar veo que esta todo limpio y arreglado. – He mandado a alguien para que lo tuvieras todo listo, y tienes la nevera llena. – Gracias Carlos, no se que haria sin ti. El me sonrie y me da un beso en la mejilla. – Me encanta que por fin hayas vuelto, asi te puedo tener mas cerca. – Eso es lo que mas me alegra de haber vuelto, te echaba mucho de menos. – Y yo a ti - me da un beso en la mejilla y se separa de mi intentando ocultar su emocion - bueno, yo ya me voy - dice mientras suben las ultimas maletas - ten cuidado y no te olvides de llamar a tus padres. – Tranquilo que me portare bien. Me da un beso y se despide. – El lunes nos vemos, que pases un buen fin de semana. – Ten cuidado tu tambien y alegra esa cara no me gusta verte asi. El asiente, me sonrie y se marcha. Lo primero que hago al quedarme sola es llamar a mis padres y hablar con toda la familia; con mi madre, con mi padre, con mi hermana y con mi abuela, de repente me entra la pena por tenerlos tan lejos y contengo las lagrimas como puedo, parece mentira que lleve diez anos viajando por todo el mundo y casi sin verlos y que cada vez los necesite mas, creia que con el tiempo los extranaria menos, pero es completamente, al contrario. Cuando me despido de ellos mi madre me da la gran noticia de que en diciembre vendran todos a pasar las navidades conmigo y eso me hace ponerme como loca, ya estoy contando los dias para tenerlos aqui. Despues de la charla me preparo un sandwich y me lo como en un suspiro, !estaba hambrienta!, luego me meto en la ducha para darme un buen bano, al salir de la ducha el cansancio por el viaje puede conmigo, me seco, me pongo el pijama y me acuesto dispuesta a dormir doce horas como minimo. El timbre de la puerta me despierta, me levanto sobresaltada, miro el reloj del movil, son las diez de la manana, voy rapidamente hacia la puerta mientras que el sonido estridente no deja de parar, siguen llamando una y otra vez. ?Pero quien sera? Al abrir me encuentro con las locas de mis amigas, se tiran encima mia, dandome besos y gritando sin parar. – !Me habeis tirado al suelo! - grito riendome. Las chicas se rien y tiran de mi para levantarme. – Teniamos tantas ganas de verte - me dice Kim dandome un fuerte abrazo. – !Oye, no os olvideis de nosotras! - grita Amanda uniendose al abrazo junto a Lais. – Yo tambien os he echado de menos, chicas. Mis amigas son las mejores del mundo, nos conocimos cuando llegue a la ciudad, estabamos en la misma agencia de modelos y rapidamente nos hicimos amigas, hoy en dia seguimos siendo companeras de trabajo y grandes amigas. Kim, es la mayor de todas, tiene veintinueve anos, es de Nueva York, mide 1,90 cm, es rubia, de tez clara y ojos azules. Amanda es italiana, tiene veinticinco anos, mide 1,80 cm, es castana, de tez morena y ojos azules. Lais es inglesa, es la mas pequena del grupo, tiene veinticuatro anos, mide 1,90 cm y es una belleza mulata con unos grandes ojos negros. Y yo, la cuarta del grupo, soy espanola, justamente de Mallorca, tengo veintiseis anos, mido 1,85 cm, tengo el pelo negro, la tez clara y unos grandes ojos verdes, de ahi que muchos me llamen la pantera. Las cuatro somos modelos profesionales y tenemos la gran suerte de trabajar con las mejores firmas, con los mejores disenadores y de ser cuatro de los famosisimos Angeles de Victoria's Secret.

  • Fuera de control de Cris Tremps

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    Cuando tu vida esta fuera de control, el amor es lo unico seguro.

  • De la melancolia de Espido Freire

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    Elena y Sergio forman una pareja unida, pero la imposibilidad de ser padres hace aflorar la falta de amor entre ellos y Sergio decide, despues de veinte anos de convivencia, abandonar a Elena. Ella cae en una profunda depresion que tambalea su vida en todos los aspectos. Pasa el tiempo y Elena recibe una propuesta de un familiar lejano para alojar, durante su convalecencia, a Lazaro, un tio abuelo que tiene que ser operado. Elena no solo acoge en su casa a Lazaro, sino que, como tiene que alquilarla para sobrevivir, tambien otros personajes llegan a la casa con su vision sobre como vivir la tristeza o como huir de ella: Sonsoles, una mujer mayor que debe vender su casa, llena de libros y de recuerdos; Vanesa, una joven de treinta anos que se niega a crecer, porque el mundo de los adultos le resulta terrorifico; Teresa, que entra en la historia para conseguirle una gatita a Lazaro y que ya no se va, como una especie de hada urbana que alivia del dolor cada una de las veces que aparece. O Cristian, un viejo amigo que reaparece, un triunfador que oculta tantos secretos como pecados.

  • La selva dormida de Juanjo Lamelas

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    Frank Dussaud puede ser alguien como tu; tal vez como la mayoria de la gente. Su vida es una proyeccion distorsionada de su pasado, un pasado gris y doloroso que lucha por olvidar. Entonces conoce a Marie y en ella ve la esperanza que le va a ayudar a rehacer su vida. Pero Frank no sabe que ella tambien arrastra una historia turbia y sombria que va a provocar que sus fantasmas vuelvan para atormentarle. Los mundos de ambos se cruzaran irremediablemente en las calles de la ciudad de la piedra y el agua. Esa ciudad va a escucharlos y a verlos. Palpitara con sus miedos, sus emociones y sus placeres. Sus granitos y areniscas repetiran los ecos de sus palabras... y el rio, en su fluir intemporal, intentara llevarse parte de su melancolia. Alli recibiran el regalo de volver a amar. La ternura que pensaban perdida entre las almas de los descreidos reconquistara otra vez sus corazones. Cada uno vivira la historia del otro para terminar comprendiendo la suya propia. Seran, el uno para el otro, el balsamo milagroso que cura los delirios que produce la soledad. Por un momento parece que van conseguir liberarse del lastre que amenaza con hundirlos. Pero el pasado es traidor. Siempre vuelve a cobrarse las piezas perdidas. El destino esta, a veces, escrito con las palabras mas absurdas.

  • El palacio de Urania de Enrique Joven Alvarez

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    Francis Davies es un brillante matematico que malvive en una realidad distopica proxima. Casi alcoholico y arruinado, acepta un extravagante encargo: robar el famoso e indescifrable Manuscrito Voynich de la Biblioteca de Libros Raros de la Universidad de Yale. Pero las cosas no salen como el espera. Envuelto en un crimen, tiene que plegarse al chantaje de sus misteriosos mecenas, que ademas del robo le exigen su traduccion. Francis comienza entonces una larga investigacion a la que se unen, con distintos intereses, sus antiguos companeros de estudios en el MIT. Poco a poco van resolviendo los enigmas que contiene, adentrandose en la historia oculta del extrano volumen. El principal de ellos, su autoria, les depara una inesperada sorpresa: dos geniales astronomos del Renacimiento --Tycho Brahe y Johannes Kepler-- cifraron sus secretos en el manuscrito. ?Por que? ?Que escondieron alli? ?Que interes tiene para sus poderosos y anonimos padrinos el viejo contenido?

  • Recuerda… El mal nunca te olvida de Jess Dharma

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  • Adorable perdicion (Adorable 1) de Gabriela Cano

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    Primera y apasionante entrega de la trilogia <> de Gabriela Cano en la que conoceremos la romantica historia de Heather y Kilian.

  • El pequeno libro que genera riqueza de Pat Dorsey

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    Para ganar dinero en un contexto como el actual, en el que los mercados son tan dinamicos, hay que invertir en empresas que puedan soportar bien la presion constante de la competencia. Pero ?como identificar aquellas empresas que no solo estan bien hoy, sino que lo estaran tambien dentro de unos anos?

  • Para siempre, mi amor de Sophie Saint Rose

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    Clarabelle se mordio el labio inferior al ver lo que habia cambiado su pueblo. La calle mayor estaba totalmente restaurada y la carretera habia sido asfaltada con bonitos maceteros de flores en los laterales que con sus intensos colores daban alegria, haciendola mucho mas moderna. Las tiendas habian pintado sus fachadas. Abrio los ojos como platos al ver que la heladeria de toda la vida donde se habia pasado cientos de horas, estaba totalmente reformada aunque sin perder su alma tradicional. El ayuntamiento tenia la bandera de Texas en el asta y la de los Estados Unidos. Fruncio el ceno pues eso solo se hacia cuando el pueblo estaba en fiestas. Gimio al darse cuenta que estaban en abril y las fiestas serian en esas fechas. Queria pasar desapercibida pero seguro que todo el pueblo estaria por alli. Busco un sitio para aparcar el cuatro por cuatro Mercedes que habia alquilado. Sabia que el coche llamaria la atencion entre tanta ranchera pero no las habia en la agencia de alquiler, asi que se decidio por un coche que resistiera los caminos de Granville a setenta kilometros de Houston. Respiro hondo mirando el ayuntamiento- Venga, Clara. Es entrar y salir de este maldito pueblo- dijo entre dientes saliendo del coche. Una mujer que pasaba ante el ayuntamiento la miro distraida mientras atendia al bebe que llevaba en su carrito y abrio lo ojos como platos cuando la vio. Era Lissi Barnet, una de las animadoras del instituto. Clara hizo que no la veia y paso de largo ante ella dejandola con la boca abierta. Sus sandalias Gucci sonaron al subir los escalones de piedra del ayuntamiento y se alegro de haberse puesto el vestido verde de seda pues ya hacia mucho calor. Con su bolsito Fendi en la mano entro resguardandose del sol apartando su melena morena y entrecerro sus maravillosos ojos verdes acostumbrandose al cambio de luz. -Buenos dias ?puedo ayudarla?- le pregunto una mujer detras de un mostrador. Era Louise Milton, la bibliotecaria que se pasaba unas horas en el ayuntamiento por la manana para organizarlo todo. Clara la miro atentamente pues no habia cambiado nada. Seguia llevando su pelo cano en un recogido en la nuca y seguia poniendose esos anticuados vestidos con cuellos de encaje blanco con su collar de perlas. Clara se acerco al mostrador - Vengo a pagar unos impuestos- dijo con una sonrisa. -!Valgame Dios!- la mujer se llevo una mano al pecho- ?Eres Clarabelle? Apreto los labios antes de responderSi, ?se acuerda de mi? -?Como no nos vamos a acordar, nina?- la mujer salio de detras del mostrador- !Desapareciste y luego te vimos en las revistas! -Se acerco y la abrazo a la fuerza. Clara estaba confusa pues esa mujer no la habia abrazado en su vida. Ni cuando murio su padre. -Bueno- dijo incomoda separandose de la mujer- Ha pasado mucho tiempo. Usted es la senora Milton ?verdad? -!Diez anos!- exclamo la mujer levantando las manos con exasperacion- ?Como no has venido antes? -Pues…- miro a su alrededor buscando una excusa pero decidio decir la verdad - Aqui no me quedaba nada. La mujer apreto los labios asintiendoPero algo debe quedarte si estas aqui. -Si- dijo con una sonrisa que no le llegaba a los ojos- Los terrenos y la casa de mi padre. Por eso estoy aqui. -?No sabias que tenias que pagar los impuestos municipales?- pregunto la mujer con pena- No te preocupes, lo arreglaremos. -Eso espero porque tengo un trabajo en Houston y... -Voy a llamar al alcalde para que lo solucione el mismo.- dijo yendo detras del mostrador. -No hace falta. Yo extiendo un cheque con el total…

  • San Francisco de Asis de G. K. Chesterton

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    Esta biografia es, sin duda, uno de los mejores relatos breves escritos por Chesterton: <>.

  • La venganza de las palabras bonitas de Victor Mengual

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    A veces los corazones
    se incendian
    y las palabras no encuentran
    una salida de emergencia.

  • La casa de cadenas (Malaz. El Libro de los Caidos 4) de Steven Erikson

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  • Bailando en la oscuridad de Karl Ove Knausgard

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    <>: las palabras no son de Karl Ove Knausgard, pero, a la luz de Mi lucha, podrian muy bien aplicarsele. Y es que su serie de <> autobiograficas es tan catartica para el que la lee como lo fue para quien la escribio: es la inmitigada franqueza sin filtros del que pone su vida entera en juego la que, al vibrar en la pagina, reverbera mas alla de ella. Corre el tiempo, cambian las edades, los escenarios; y cuando se abre Bailando en la oscuridad, el cuarto volumen de la saga, Karl Ove Knausgard tiene dieciocho anos y acaba de bajar del avion que lo ha colocado un poco mas cerca de su destino. Que se llama Hafjord; Hafjord, un minusculo pueblecito del norte de Noruega donde le espera un puesto como maestro, y la promesa de una paz que le permita entregarse a su recien descubierta vocacion: la de escribir. Pero, tras un comienzo que promete, el desengano: la ambicion excede con mucho al talento. Y ser profesor no es tan facil como parecia, y las tentaciones que ante el se despliegan tienen muchos rostros: el de las chicas, el del alcohol, el del aislamiento y la soledad; el del silencio. Cuando el narrador parece abocado a la crisis, cuando su relato se oscurece, el autor nos lleva consigo hacia atras, hacia las raices del ahora: y encuentra musica y amor, escritura y vida; encuentra un testimonio de los deseos y sus frustraciones, de la dificultad de lidiar con lo heredado. Karl Ove Knausgard escribe con luminosidad y energia, sin condescendencia, de un tiempo cargado de posibilidades e incertidumbres, de ambiciones y de tropiezos; un tiempo fundacional y definitorio, en el que el impetu colisiona a menudo con la torpeza. De esa oposicion, de ese desajuste, emergen acordes inesperados, de una ligereza que no sacrifica la hondura por el camino: Bailando en la oscuridad es el episodio mas gracil, raudo, bullicioso y electrico de la serie, cargado de una vitalidad tan intensa y abierta como la que describe.

  • Los mejores reyes fueron reinas de Vicenta Marquez De La Plata

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    La fascinante historia de siete ilustres monarcas femeninas protagonistas de reinados admirables y periodos de prosperidad y gloria para sus pueblos. Al indagar en el devenir de las principales monarquias pronto se hizo patente que las personalidades seductoras y llamativas y los reinados mas admirables, eficientes y <>, si es que pude usarse ese adjetivo refiriendose a reinados, fueron los de algunas reinas. Ha habido muchas menos reinas que ejerciesen la auctoritas y la potestas, que reyes, sin embargo el resultado de ejercicio de la potestas es abrumador a favor de estas.

  • 6000 kilometros de amor (Unicornios 2) de Noni Garcia

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    R 1 odrigo miraba al techo tumbado en la cama. El sexo con Daniel siempre lo dejaba exhausto, su fogosidad y entrega eran tales que podian pasarse las noches enteras dandose placer. Daniel se acurruco en su pecho. Siempre habia sido un hombre carinoso con todos, aunque con el era aun mas especial. Rodrigo siempre penso que su excesivo carino era por la culpabilidad que sentia por tenerlo oculto, por no querer que nadie lo viera con el, que nadie llegara a la conclusion de que era gay. Para el eso era algo absolutamente imposible, su carrera estaba despegando... En realidad, ya habia mas que despegado, pero siempre habia algun motivo por el que postergarlo. No hizo por abrazarlo, sabia lo que venia a continuacion: se vestiria y saldria de aquella habitacion como si fuera cualquier persona que habia ido a cenar o estar con cualquiera; el lo haria al dia siguiente, cuando despertara, desayunara y tuviera una buena sesion de spa. Esa era la rutina de todos sus encuentros, y ya empezaba a cansarle. Esa noche, una vez mas, mientras se corrian, habia jurado que pronto todo saldria a la luz, que serian libres para amarse sin miedos. Si, eso era lo que el siempre habia querido, lo que tanto habia ansiado, porque era el primer hombre del que realmente se habia enamorado, el unico que le habia llenado hasta el punto de permitir esa relacion oculta. Salio de la cama, fue al bano, se echo agua fria en la cara y se miro en el espejo. ?Quien era ese hombre que se reflejaba en el? Porque ese no era el Rodrigo de siempre, el hombre fuerte, decidido, al que no le importaba el que diran, que jamas habia ocultado su sexualidad a nadie. Regreso a la habitacion y comenzo a vestirse. Daniel lo miro desde la cama, lo que menos queria era que se fuera ya, aun tenian mucha noche por delante, y sabia que al dia siguiente no tenia que trabajar. Se le antojaba un buen plan pasarlo sin salir de entre las sabanas, pidiendo comida al servicio de habitaciones, viendo alguna pelicula en la tele o bajando a la piscina... Cada uno por su lado, obviamente. Tenia una imagen que mantener, aunque su agente le habia comentado que en breve podria soltar la bomba, que le haria mas bien que mal. Lo que no le gustaba nada era que le dijo que antes debia suceder algo, el sabria lo que habia que hacer, era un experto en ese tipo de asuntos. --?Ya te vas? --le pregunto Daniel, acercandose a Rodrigo y abrazandolo por la espalda. --Si. --No te vayas. Manana no tienes que trabajar, y yo no tengo nada que hacer. --Ya... Nos quedaremos todo el dia en la habitacion, veremos alguna peli, follaremos sin descanso y pediremos comida al servicio de habitaciones, ?no? --Tambien podemos bajar a la piscina. --Cada uno por su lado, como dos extranos que no se conocen de nada, ?verdad? --Rodrigo... --Me voy. --Por favor... --No tengo ganas de discutir, siempre es lo mismo y empiezo a cansarme. --Alberto me ha dicho que ya no queda mucho para que podamos hacerlo publico. --Eso lleva diciendo dos anos, y seguimos en las mismas. --Me ha dicho que esta sera la definitiva, mi amor --besaba su espalda en cada palabra, consiguiendo que Rodrigo se debilitara por momentos. Aun asi, siguio abrochandose la correa del pantalon. Sabia que terminaria por ceder, siempre lo hacia, estaba loco por ese hombre, pero queria hacerselo pasar un poquito mal antes de que lo consiguiera. --?De verdad lo crees? --Esta vez, si. Le he dejado claro que, pase lo que pase, en un par de meses... --?Vas a desobedecer sus ordenes? Daniel guardo silencio, y Rodrigo sabia que significaba eso, que de nuevo eran palabras que se llevaria el viento. Una gran pena se alojo en su pecho, y sus planes de hacerlo sufrir y despues quedarse ya no fueron viables, necesitaba salir de aquella habitacion, le ahogaba estar encerrado en un armario que era de otro cuando el suyo siempre habia tenido las puertas abiertas. Cogio el polito de Pedro del Hierro que descansaba sobre el butacon que estaba junto a la cristalera que daba acceso a la terraza de la habitacion y no tardo mas de unos segundos en ponerselo, haciendo que Daniel se separara de el. --Por favor, Rodrigo, no te vayas. Rodrigo no contesto a su ruego, no dijo ni una sola palabra. Se sento en la cama y empezo a calzarse los nauticos. Daniel se subio, se coloco detras de el y comenzo a masajearle los hombros, para despues besarle el cuello. Lo conocia demasiado bien, sabia que no era capaz de resistirse a esas caricias, que solo necesitaba unos segundos para que estuviera de nuevo quitandose la ropa. Siempre pasaba lo mismo, siempre solucionaban ese gran problema que existia entre ellos de esa manera, con una buena sesion de sexo, donde volveria a sentirlo dentro de el, donde le demostraria que nada ni nadie podria nunca terminar con el amor que se tenian. Rodrigo, a pesar de su voluntad de salir de aquella habitacion, sabia que tenia la batalla perdida, que terminaria cediendo. Solo esperaba que esa vez fuera verdad, que en tan solo un par de meses dejaran atras esa pesadilla que llevaban viviendo casi dos anos, no creia que pudiera soportarlo mucho mas. Se quito el unico zapato que habia tenido tiempo de ponerse. Se giro en la cama, tomo su cara entre sus manos y lo beso con rabia, porque asi eran sus besos cuando discutian por ese tema, porque asi reaccionaba su cuerpo y su mente a esos desplantes que tanto le dolian. --Sabes que cuando salgas de esta habitacion no vas a poder sentarte en una semana, ?verdad? --Usare el flotador, fingire que han vuelto mis almorranas, pero necesito que me folles. Sabes que eres mi unica droga, que sin ti no puedo vivir. Rodrigo se deshizo de la ropa con rapidez y se tumbo en la cama, entrelazando las manos tras su cabeza. Daniel sabia que tenia que hacer, asi que no tardo mas de unos segundos en lamer su polla, que ya estaba dura como una roca. La engullo hasta que toco la campanilla, provocandole una arcada, y Rodrigo gimio; eso si que era musica para sus oidos. Tiro de su pelo, provocando que abandonara su tarea. Lo miro a los ojos y pudo ver la lujuria y la entrega en su mirada. --Ahora voy a follarte, pero ni se te ocurra correrte. Despues de este mal rato, me merezco que este orgasmo sea solo mio hasta que yo lo decida. Si te corres, me voy. Daniel no dijo nada. Haria todo lo que el quisiera. Se aparto y espero ordenes, aunque no las necesitaba, conocia todos y cada uno de sus pasos, sus gustos, sus preferencias, asi que se tumbo bocabajo y se dejo hacer. Rodrigo cogio el bote de lubricante que descansaba sobre la mesita de noche y un condon. Era tal la rabia que tenia, que no pensaba pararse a prepararlo demasiado. Si a el le dolia el corazon, iba a encargarse de que a Daniel le doliera el culo, aunque sabia que eso, su brusquedad, le gustaba mas que cualquier dano que pudiera infringirle. Se puso el condon, vertio lubricante en el canal que se abria entre sus nalgas, e introdujo dos dedos en el sin previo aviso, haciendo que diera un respingo y contrajera un poco los musculos. Ante la reaccion, le dio una sonora palmada en el culo que le dejo marcados los dedos y le arranco un gemido de autentico placer. Rodrigo abandono la invasion de los dedos, poso su glande en la entrada del ano, presiono y lo penetro de una sola embestida. Daniel contuvo la respiracion, aquello habia dolido, pero poco a poco fue haciendose a la invasion, no le quedaba de otra, ya que su amante habia emprendido un frenetico galopar que hacia que sus testiculos chocaran en cada envite, hasta que sintio como se corria; el tambien queria hacerlo, pero tenia que aguantar, por nada queria que se fuera de aquella habitacion. Rodrigo, con la satisfaccion mas absoluta, salio de el y lo obligo a tumbarse. Ni siquiera se paro a quitarse el condon, su boca fue directa a la ereccion de Daniel, que sabia que estaba a un tris de correrse, pero debia aguantar, asi eran sus juegos. Se conocian bien, Rodrigo sabia que tenia que hacer para que se derramara en su boca, aunque tambien que haria hasta el mayor de sus esfuerzos para no hacerlo. Engullo su falo sin descanso, saboreo la gota preseminal que precedia al orgasmo, a su estallido, y no quiso que siguiera sufriendo, deseaba que lo disfrutara tanto como lo habia hecho el hacia tan solo un momento, necesitaba que se corriera en su boca, sentir que solo el provocaba todo en Daniel. --Correte. Solo necesito un par de succiones mas para sentir el calor de su semen invadiendo su boca. Lo trago y saboreo, era el mas dulce y salado elixir que nunca habia probado, y habian sido unos cuantos; nunca habia sido persona de un solo hombre. Hasta que lo conocio a el. Cayeron exhaustos de nuevo sobre la cama. Aquel era el pistoletazo de salida a muchas horas en las que no saldrian de aquella habitacion, en la que, una vez mas, se amarian en secreto. R 2 odrigo salia del hotel en el que entro mas de veinticuatro horas antes. Como siempre, pasar tiempo con Daniel era maravilloso, anhelaba a diario estar con el, sentirlo cerca, levantarse cada manana y verlo a su lado... Y esos mismos sentimientos eran los que hacian que en ese instante se sintiera como una autentica mierda. Cada vez que se veian, su salud emocional sufria un fuerte varapalo que lo dejaba bastante tocado. Se subio al coche y condujo hasta la que habia sido la casa de sus tios. Ahora vivian en Washington, y el se habia trasladado alli para cuidarla y, de paso, se ahorraba el alquiler. Tenia un buen sueldo, pero eran setecientos los euros que iban a la cuenta de ahorro; si todo iba bien, pronto podria realizar su sueno de tomarse un ano sabatico y recorrer el mundo. Lo unico que le frenaba era que Daniel no podria acompanarlo, aunque si le habia prometido que se escaparia e iria a buscarlo en algunos de los puntos donde estaria. Promesas. Nunca habia cumplido ninguna de ellas, esa no tenia por que ser menos, sabia a ciencia cierta que no irian juntos a ninguno de esos lugares, igual que dudaba de que lo que habia entre ellos viera la luz en un par de meses... Pero lo queria tanto que no podia evitar creer todas y cada una de ellas, ilusionarse, sonar con que en algun momento se cumplirian.

  • Los confines del silencio de C. L. Taylor

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    Susan Jackson es una mujer satisfecha: tiene una familia que la hace feliz, un marido con una solida carrera politica, una casa hermosa. Pero cuando su hija Charlotte, que acaba de cumplir quince anos, entra en coma tras un extrano accidente, toda su felicidad se rompe en pedazos, especialmente cuando descubre que el accidente no fue tal. Susan, desesperada, hara lo posible para comprender el acto de Charlotte. Para ello, revisa sus diarios en busca de algun indicio, un rastro que la ayude a entender lo que su hija estaba viviendo. Pero lo que se encuentra, en lugar de tranquilizarla, la inquieta. <>.

  • Terror entre citricos de Paco Luna

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    Nuestro protagonista, que ni tiene nombre ni falta que hace, por fin consigue disfrutar de unas vacaciones de verdad. Su mujer y sus hijos van a estar un tiempo ausentes y el se siente libre como un adolescente, solo en casa, un chalet en mitad de la nada, rodeado de naranjos y limoneros. Es en ese preciso momento cuando su vida se ve truncada por una trama mistica de la que no es consciente en ningun momento, ni siquiera en su final, donde nos relata su propia historia. Desde el principio, lo cotidiano se vuelve contra el, sacando lo peor de si mismo, para acabar complicandose la vida hasta extremos inimaginables. Nuestro heroe es todo lo contrario a lo que se puede esperar; de hecho lo mas facil es que el lector acabe deseando su muerte. Una historia hilarante que no deja indiferente, una mezcla de humor y terror que bien podria definirse como Tumor negro.

  • Solo tuyo para siempre y contigo (La fuerza de amar 3) de Barbara Crespo

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    Cuando Sindy desaparecio, Ian quedo devastado, nunca habria imaginado que tras haberla elegido, ella le abandonaria. Durante mucho tiempo, se ha dedicado a buscarla, pero como si la tierra se la hubiera tragado… no consigue encontrarla.

  • Ama de Jose Ignacio Carnero

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    Ama. Madre en euskera, o quiza la tercera persona del presente del verbo amar. Pero tambien las memorias de un joven abogado que descubre que la literatura ni siquiera puede embellecer las miserias de la vida -la precariedad, el desamor, o el duelo-.

  • Variaciones enigma de Andre Aciman

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    La nueva y mejor novela del autor de Llamame por tu nombre.

  • Si hubiese un manana de Kristel Ralston

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    La vida de Paige Valois parecia ir en picada. Su reputacion de problematica princesa del pop habia hecho mella al punto de amenazar su ya precario futuro economico. Sin salida, ella acepta el salvavidas que le lanza su agente a modo de ultimatum si quiere salir a flote de nuevo. Debe cumplir con todas las exigencias de un reconocido sello discografico o puede olvidarse de la industria del entretenimiento musical para siempre. ?Como negarse cuando no solo su vida profesional pende de un hilo, sino tambien la seguridad de su manipuladora familia?

  • Llamada Nocturna de Lara Arbi

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    Saltillo, Coahuila. Febrero de 2020 3: 10 am El tono particular del celular de Sara, la hizo despertar de su profundo y reparador sueno. Casi lamentaba no haberlo apagado. Pero siempre existia la posibilidad de una llamada emergente de parte de alguien de su familia o de alguna amistad que requiriera de ayuda. Por eso, lo dejaba encendido. Siempre. Ella saco la mano de debajo de su gruesa y abrigadora frazada y sintio el frio apoderandose de su brazo. No era invierno, era que acostumbraba dormir con la refrigeracion al maximo, durante los meses calurosos. Definitivamente aquella era una llamada inesperada y eso de despertar de pronto, hacia que su pulso estuviera erratico y desatinado, asi que el celular termino resbalandosele de su mano. --!Auch...! --exclamo molesta, su voz se escucho ronca. Por suerte la alfombra frente al buro amortiguo el golpe y el celular sobrevivio al accidente, pero moverse para tomarlo casi le cuesta irse de cabeza al suelo. "!?A quien se le ocurre llamar a esta hora?!" rezongo en pensamientos. "!Ah! Si es otra vez el Joel, que necesita raite porque anda bien borracho, !lo va a lamentar!" Juro Sara, sin ver quien llamaba. --Diga --respondio Sara con voz aguardentosa y los ojos cerrados, pero nadie le respondio. Habian cortado. Tenia tanto sueno que no se preocupo en ver quien habia llamado, suponia que si era un conocido, le volveria a marcar, y si no lo era, le enojaria mucho enterarse de que se habia esforzado para descubrir que era un numero no identificado. Se lanzo sobre su almohada sin soltar el telefono, se arropo y cerro los ojos dejandose llevar por el sopor. En pocos segundos estuvo de nuevo sumergida en la agradable inconsciencia del sueno. Las imagenes empezaron a brotar en su mente, recreando realidades no existentes. Un encuentro con amigas en una reunion de cumpleanos. Habia muchas risas, buen ambiente, y repentinamente; todo desaparecio, de nuevo gracias a los tonos de su celular. Moverse hizo percibirlo en su mano y se agradecio a si misma por no haberlo soltado. En ese momento no recordo el detalle de que una llamada inesperada la habia despertado minutos antes, asi que respondio sin revisar quien marcaba. --Diga --balbuceo, completamente adormilada, y escucho una voz de alguien que no reconocio. --!Hola, hola! ?Como estas, amiga? Que placer escucharte. --?Que si como estoy? --respondio con cierta ironia--. !Pues estoy dormida! !Son las tres de la manana! ?Por que no esperaste a que amaneciera para llamar? --Oye; perdona la hora. Es que acabo de llegar. No te hubiera molestado de no ser porque necesitaba asegurarme de que te vere --dijo el tipo. Su voz era agradable, pero percibia un dejo de preocupacion en ella--. Si no hay inconveniente, voy alla en taxi, pero necesito que me digas tu direccion para que el taxista llegue sin problema, y la hora a la que pudieras recibirme, por favor. --?Quien habla? --pregunto sin abrir los ojos. --!Ja! ?Como que, quien? !Pues yo!, crei que me habias reconocido. Oye, luego hablamos de esos detalles, ahorita urge que me digas tu direccion. Tengo que arreglar mi estancia. Me estan esperando. Ella checo el numero entrante y se dio cuenta de que si era un numero que tenia en su agenda, y estaba a nombre de un amigo que hacia muchisimo tiempo no contactaba. --?Eres Alejandro Medina? --?Y quien mas te iba a estar hablando a estas horas, sino un viejo conocido? El suyo era un numero que se empolvaba en la agenda de Sara. Hacia tanto que ese amigo no le llamaba, que muchas veces estuvo tentada en eliminarlo de su agenda para que no le ocupara espacio. Alejandro Medina habia sido un buen companero de la preparatoria. El, se habia ido a estudiar la carrera profesional a la ciudad de Mexico, y desde entonces le habia perdido la huella. Habian pasado ya varios anos, considerando que ambos habian terminado ya su carrera profesional, y tenian al menos dos anos trabajando en lo suyo. Ella se sento en su cama, acomodando la almohada como respaldo y continuo la conversacion. --Ah. Perdona. No te reconoci la voz. Es que ya traes el tonito de "chilango". ?Ya tienes en que anotar? --le pregunto ella, pensando en aclarar condiciones. --Si, claro. Dime. Y fastidiada por estar despierta cuando debia estar durmiendo, termino diciendole su direccion con santo y sena, asi como los horarios en los que la podria encontrar, pues ella trabajaba. --Quisiera saludarte, pero si tienes que ir a trabajar, pues... lo mejor sera que nos veamos en algun restaurante, a la hora de la comida, o tu di a que hora y donde, ?no? --Bueno. Apunta: manana a la 1:30 en el restaurante "Delicias". Esta por la calle Venustiano Carranza, una cuadra despues del cruce con la Avenida Universitaria. Yendo de norte a sur. Esta muy visible. No te vas a perder. !Ey! Pero, hace tanto que no nos vemos que no te voy a reconocer. Y tampoco creo que tu lo hagas. He cambiado. ?Como te ubico? --Bueno. Veamos; llevare camisa azul lisa, y una cachucha beisbolera de color blanco. Llevo cabello un poco largo. Pero poquito. Tu, ?que llevaras puesto? --Mi uniforme de la empresa. Es color verde tierno, con blusa rosada. Lleva saquito del mismo color. Trabajo en con un licenciado. Muy estricto, por cierto. Apunta esto; yo traigo el cabello hasta el hombro, color cobrizo. Ya no soy rubia, ?recuerdas? --!Oh! Claro, como lo iba a olvidar. Bueno, te dejo dormir un poco mas y nos vemos en las "Delicias" a la hora de la comida. Hasta luego, linda. !Oye! ?No se molestara tu marido o tu novio, si sabe que saliste a comer conmigo? --Por supuesto que no. Primero porque, que yo recuerde, no estas tan lindo --bromeo ella--, y segundo, porque no me he casado todavia, ni tengo novio formal. !Nadie se enojara contigo! --Perfecto --lo dijo con tono de complacencia regularmente disimulado--. Entonces nos vemos en las "Delicias". --Hasta luego --dijo ella y en cuanto termino la comunicacion se recosto de nuevo, sin soltar su celular. Entonces recordo un detalle. "Hasta luego... !?linda?! Ay, Alejandro. Si que te has achilangado", penso sonriendo. Su voz y sus maneras eran diferentes a las que recordaba, pero era logico; habian pasado varios anos sin verse y suponia que al terminar sus estudios, el se habia quedado a vivir en la capital. Antes de quedarse dormida le vino a la mente otro detalle: "?Como que me recordaba rubia, si yo me teni el cabello hasta el segundo semestre de la profesional? El ya se habia ido a la capital", le dio vueltas al dilema por unos segundos, pero tenia sueno y termino concluyendo: "Lo dijo por no quedar mal. Despues de todo yo le estaba aclarando que llevaba el cabello tenido de rubio". No lo analizo demasiado. Tenia mucho sueno y necesito poco tiempo para volver a quedar profundamente dormida. *** Desperto al siguiente dia dando un salto, porque la sorprendio la alarma de su despertador. No recordaba el incidente de la llamada. Tenia prisa por alistarse y preparar un buen desayuno. Eso era fundamental para que, ella se sintiera bien durante la jornada de trabajo. Una hora despues, salio de su departamento, entro a su auto y hasta que cerro la puerta, recordo lo de la llamada nocturna. La curiosidad la acoso y se las arreglo para sacar su celular del bolso, mientras maniobraba el volante para enfilar rumbo a su trabajo. "Era el. Alejandro. Ademas me lo aclaro. No estoy segura de que sea el que recuerdo. Hace mucho que no lo veo. Bueno, ya lo vere a la hora de la comida" --despues de unos minutos de ir conduciendo, penso--. "?Que querra? !Ah!, me late que me quiere engatusar con algun negocio. Sucede tanto. Los embaucan a ellos, y ahi los traen, apurados consiguiendo gente que le entre a tal o cual estupido negocio de ventas" --viro a la izquierda--. "Lo que no sabe este cuate, es que no soy de las que se deja controlar. Soy de las que habla claro y directo. Lo saludare por los viejos tiempos, pero en cuanto empiece con sus cosas... !A volar, chiquitito!" Olvido el asunto en cuanto se ocupo de su trabajo, y lo recordo solamente a la hora de la salida, en el momento en que tomo su bolso y lo colgo al hombro. Estaba por ver a ese companero que hacia tiempo se habia ido a la capital. Se preguntaba, como se veia el ahora. A que se dedicaba, y sobre todo, que queria. Tenia muy en cuenta que una de las opciones de los estudiantes universitarios para apoyar el pago de sus estudios, era vender algo; sobre todo seguros. Ella consideraba a los vendedores de seguros como una plaga. Una vez mas se puso a planear los argumentos que usaria para no permitirle que la engatusara con algun plan suyo que trajera. Era verano. Al salir a la calle sintio que el calor le lastimaba la cara. Hubiera deseado irse directamente a casa a acostarse y disfrutar del descanso, viendo un programa de television o durmiendo, en medio de un ambiente refrigerado, y no tener que enfrentar una situacion que podia llegar a ser molesta. Pero no podia dejar de lado el compromiso que se habia creado con el tal Alejandro. Para desvanecer el sentimiento de molestia se concentro en los recuerdos de sus anos de bachillerato. No habian sido tan buenos. Habia pasado momentos amargos, dias pesados por el estudio, por los dichosos examenes que solian ponerles, y todas esas cosas relacionadas con, tener que aprobar para pasar el semestre. Pero Alejandro, si era un buen recuerdo. Estaba consciente de que con el tiempo la gente suele cambiar. Ella misma habia cambiado. Debia considerar que ahora Alejandro trajera, no muy buenas manas. Pero ya iba en camino a cumplir con esa cita y sucediera lo que sucediera, pronto estaria de regreso en casa. Se prometio que regresaria sintiendose tranquila, sin haberse dejado colgar obligaciones que no deseaba. "!Por nada del mundo debo dejarme embaucar con un negocio suyo, o lo que sea. Si se enoja, !pues que se enoje! Si. Es que, tratar de mantener a la gente contenta, muchas veces implica meterse uno en un berenjenal. ?Pero, y por que? No soy Hermanita de la caridad. Pero sobre todo, quiero vivir tranquila. Por Dios que si". Suspiro cuando penso esto y el semaforo se puso en rojo. Trato de no exasperarse. Recordaba que todo pasa, y pronto ese asunto estaria concluido. Normalmente no era tan hurana para relacionarse, pero la manera en que se dieron las cosas; esa llamada a las tres de la madrugada, el colgarle un compromiso que le conflictuaba un poco la existencia en un dia en el que deseaba estar tranquila, todo eso le hacia sentir cierto rechazo hacia ese encuentro. El semaforo cambio a verde y ella avanzo a la velocidad a la que iban el resto de los autos, unas cuadras mas adelante dio vuelta a la derecha. Ya estaba sobre la calle Carranza. Avanzo un poco mas y encontro la Avenida Universitaria. Sabia que a la derecha encontraria el acceso al restaurante. Afortunadamente habia lugares disponibles para estacionar su auto dejandolo bien protegido y sombreado con amplios tejados. Vio la hora en su celular y sonrio; estaba a tiempo. No encontraria a un Alejandro fingiendo que no estaba malhumorado por su tardanza. Se arreglo un poco el cabello y su maquillaje, y metio una pastilla de menta a la boca para refrescar su aliento, entonces salio del auto. Era un lugar de sobra conocido por ella. Habia estado muchas veces ahi, sola o acompanada, asi que sabia a donde dirigirse con confianza. Una vez adentro, se dedico a localizar a alguien con las caracteristicas que le describio su amigo; camisa azul corte formal, cachucha beisbolera de color blanco, cabello un poco largo. No estaba a la vista. Se sintio desconcertada por eso. Vio la hora y se dio cuenta de que habian pasado solamente diez minutos de la hora de la cita. Supuso que por haber estado fuera de su tierra tanto tiempo, podia haberse desubicado. En ese momento se acerco a ella uno de los jovenes meseros. --?En que puedo servirle, senorita? Ella se alegro de recibir ayuda. --Ah, si. Busco a un hombre que viste camisa azul y trae cachucha blanca. Tendra unos, treinta anos. ?Ha visto a alguien asi? El joven penso en ello por unos segundos y respondio: --La verdad no. No he visto a nadie vistiendo asi. Tal vez decidio quitarse la cachucha, pero aun asi no recuerdo haber visto a alguien de camisa azul, solo. Esperando a alguien --Sara se sintio incomoda por la situacion--. Pero dejeme dar una vuelta por el restaurante a ver si lo localizo. ?Cual es el nombre del senor? --Alejandro Medina. Gracias por su ayuda. Mire; me sentare por mientras, en esa mesa -- dijo, senalando una mesa situada en un rincon. --Bien, ahora vuelvo --dijo el joven amablemente. Sara se sento en la mesa desocupada y se sintio bien. Fue cuando comprendio que podia haber un monton de razones por las que Alejandro no estuviera ahi a tiempo. Si el joven mesero no lo localizaba, lo esperaria. Y hasta se previno pensando en que si no llegaba, ella no le daria otra cita. "!Que se vaya al cuerno, si no viene!" Entonces rio para si misma pensando en que se estaba defendiendo de algo que todavia no sucedia. Unos minutos despues vio que el mesero estaba de regreso. Pronto sabria si Alejandro, estaba o no estaba en ese lugar. "Pues, si esta aqui, que poco caballero. El deberia venir a mi encuentro", penso, una vez mas a la defensiva. Pero no habia llegado. --Mire, ya di la vuelta por el local y por los reservados y... no, el senor no ha llegado. ?Va a esperarlo? Tal vez no tarde. --Si, lo esperare. ?Donde puedo sentarme? --Ahi, donde esta. Si se siente comoda. --Si, estoy comoda --la razon era que no estaba muy a la vista, por eso de que no llegara Alejandro--. Estoy en buen punto para detectarlo en el momento en que entre por esa puerta -- aclaro ella. --Bien, ?desea tomar algo, mientras espera? Ella penso en una bebida suave para bajar la tension que le causaba ese trance. --Una cerveza, por favor. Cuando le sirvieron su bebida, Sara empezo a sentirse mas relajada y dispuesta a esperar a su amigo. La limitante era que solamente tenia una hora para comer y despues debia regresar a su trabajo. "Es el colmo. Le llamare a ver que pasa". --"?Alejandro?… !Oye!, ?que pasa que no llegas? !Se me esta haciendo tarde! --le dijo Sara, y no reprimio su molestia. --!Hijole! Sarita, lo siento. Es que me perdi. Pense que iba a ser facil y no. Lo siento. !Dame un minuto mas!, ?ok? --Pero un minuto nada mas. !Tengo que volver al trabajo! Sin embargo, los minutos pasaron sin que Alejandro apareciera y cuando se dio cuenta de que solo restaban veinte minutos de descanso, decidio comer algo para regresar al trabajo. Llamo al mesero y le pidio algo de carne y verduras y un refresco, aclarandole que solo podia quedarse ya menos de veinte minutos. "Como me esta haciendo pesado el dia, este amiguito. Primero, me llama a una hora inadecuada, me cita porque el quiere y por lo visto va a aparecer cuando el lo decida. !Pues, no! No se haran las cosas como el quiera, ?es que, piensa que porque viene de la capital va a obligarlo a uno a hacer lo que el quiera? !Para nada! Ya no soy tan docil como lo era en la prepa". Faltando diez minutos para su hora de entrar al trabajo, ella pago la cuenta y sintiendose indignada, salio hacia su auto. Apenas tendria tiempo de llegar a las oficinas donde trabajaba. No le perdonaria que le descontaran parte de su sueldo gracias a su irresponsabilidad. Al abrir la puerta del restaurante, sintio de inmediato el golpe del aire calido del exterior que se percibia mas al haber estado en un ambiente refrigerado. Con paso apresurado se dirigio a su auto, y justo cuando abrio la puerta escucho una voz a sus espaldas. --!Oh!, !Sara! --dijo. Cuando ella volteo a ver quien le hablaba, se encontro con un tipo que realmente no conocia, pero llevaba una cachucha blanca y camisa azul. Era Alejandro Medina. Ella se quedo estatica, pensando en que, no era asi como recordaba que era Alejandro. En todo caso, los anos lo habian transfigurado. "Pero me ha demostrado que es Alejandro. Incluso su numero de celular es el que tengo en la agenda". --?E-estas suficientemente molesta como para no darme un abrazo de bienvenida? --dijo el recien llegado, con expresion apesadumbrada. Ella no se atrevio a mostrarse violentamente enojada. Su sentido de cortesia supero a su enojo y con toda calma respondio: --Es muy tarde, Alejandro. Tengo que irme a mi trabajo. Creo que dejaremos nuestra cita para otro dia, ?de acuerdo? El se agito, mostrandose apenado y entonces le dijo: --Tienes razon. Lo siento mucho. Te he estado causando muchos trastornos desde que llegue. !No tengo derecho a perturbar tu vida! Sin embargo no quisiera irme sin que platicaramos. Mira, tengo una idea para lograrlo sin causarte mas dolores de cabeza. --?Cual es esa idea? --respondio ella, con gesto cansado. --Me ire contigo para ver donde esta tu lugar de trabajo, pero no, no te preocupes, no entrare. Me quedare en algun lugar cercano a esperar tu hora de salida. Asi, no habra mas contratiempos, por lo que sea. Tu no tienes por que batallar con mi desubicacion. !Es que ya ni me acuerdo, de las calles de mi ciudad, caray! Ella vio la hora. Le quedaban cinco minutos para llegar a su trabajo, y eso la hizo responder: --Pues, vamos. Y, estoy de acuerdo en que me esperes en algun lugar cercano. Lo siento, no te puedo pasar a las oficinas. Tengo un jefe muy intransigente. --No, no. Claro que no haria eso. Se hara como tu dices. !Vamos! Y con toda presteza, el fue a la puerta del copiloto obligando con eso a Sara a entrar para abrirle la puerta y apurar las cosas. Pero ella aceptaba el trance porque la hora le preocupaba. Ella actuaba con rapidez. Estaba seria, la verdad era que estaba molesta. Sin embargo lo haria por los buenos tiempos y solamente por esta ocasion. !Nunca mas! Encendio el auto y se apuro a salir rumbo a su trabajo. Alejandro iba en silencio, Su rostro no mostraba preocupacion, cosa que estaba causando mayor indignacion en Sara. Ademas se sentia un poco intrigada. El Alejandro que recordaba no era asi. Claro que habian pasado ya algunos anos por ellos y el tiempo cambia la fisonomia, muchas veces hasta el punto de volverlos irreconocibles. Pero... "Que distinto es. No hay nada en el, que me recuerde al Alejandro de la preparatoria". El Alejandro que observaba era un hombre de mediana edad, alto, de complexion recia. No podia decirse que era del todo, bien parecido. Varonil, si. Pero habia una actitud en el que le provocaba ansiedad, y hasta algo de temor. Habia algo en todo lo que estaba sucediendo desde que le llamara por la noche, que le estaba provocando un sentimiento extrano. Tenia la sensacion de que poco a poco estaba quedando mas atrapada en una situacion anomala, a la que no se decidia a ponerle fin, por no ser descortes con un viejo amigo. "!Vamos, vamos! !Somos viejos conocidos! Fuimos companeros de la preparatoria, no tengo por que sentirme atemorizada", argumento para quitarse de encima esa extrana sensacion que la embargaba. "Aun cuando el haya cambiado y se haya vuelto un tipo amanado por los anos que ha vivido en la capital. Claro, debe de haber pasado muy malos momentos, pero no creo que sea tan tonto de arriesgarse a venir a su tierra a cometer una tontera. Menos contra mi, que fuimos amigos"

  • La septima silla de Constanza Sartory

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    La psiquiatra Elina Amille esta a punto de retirarse de una prestigiosa carrera de mas de 35 anos. Sin embargo, mediante un acontecimiento inesperado, descubre que existe una forma de saldar, aunque sea en parte, una dolorosa deuda que tiene con el pasado.
    Por otro lado, seis mujeres de distintas edades y ocupaciones, se encuentran al iniciar un novedoso tratamiento a traves del cual pretenden arreglar sus desastrosas vidas.
    El destino se encarga de cruzar los caminos de estas siete mujeres, dando por resultado una compleja historia de suspenso, romance, drama y humor.

  • Leona de Celia Del Palacio

    https://gigalibros.com/leona.html

    Obligada a ocultarse en una cueva, como fiera perseguida, una mujer embarazada delira entre la fiebre y los dolores de su inminente parto. Las llagas en la cara, la oscuridad del cubil y la suciedad del cuerpo, ocultan el esplendor de una vida llena de lujos, luces y libros.

  • 25 noches de insomnio de Marcelo Di Marco

    https://gigalibros.com/25-noches-de-insomnio.html

    El terror psicologico, el humor negro, el horror sobrenatural y la apocaliptica sensacion de vacio existencial de la posverdad son los motores que ponen en marcha a estas oscuras narraciones. Muchas de ellas se inspiran en hechos reales a los que el autor sobrevivio para contarlos: el secreto del exito de Marcelo di Marco es sacar a pasear a sus monstruos bajo la tenebrosa y digna luz de un plenilunio comun a todos los que se atreven a sumergirse en las profundidades del alma.