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Lucia Coll Medina
!Hoy va a ser un dia especial! Estoy un poco nervioso pero muy emocionado. Le va a encantar. Estoy seguro de que me dira que si. !Va a ser un fin de semana inolvidable! --dije saltando de la cama. Mi hermano me mando a callar porque eran las cinco y media de la manana y el queria seguir durmiendo. Sabia que el tambien estaba emocionado pero sus ganas de dormir podian mas con el. Chris me ayudo a preparar todo. Cuando le conte mi plan me dijo que estaba loco. Solia decirme cosas asi aunque luego siempre me ayudaba cuando lo necesitaba. Hacia frio esa manana. Habian bajado las temperaturas diez grados como habia previsto el del tiempo. Necesitaba empacar mi maleta. Ademas, tenia que buscar mi bufanda de rayas verde y gris y los guantes negros a juego con las botas para la nieve. <
>. Me dije dudando. Aqui en Murcia no suele nevar pero si en la Cordillera Cantabrica y mucho. Habia reservado una cabana en <> Y lo mas importante: <> me pregunte. Agachado sobre la densa nieve, trate de ocultarme mientras me acercaba a la cabana. La nieve helada rozaba mis muslos, <>. Cuando llegue a la puerta de la cabana vi que tenia el numero 8 pintado en ella. <>. Me dije ilusionado. Habia notado, que el color de la pintura negra del numero se veia mas vivo que el primer dia que llegamos. Tal vez la humedad de la nieve hacia que brillara mas. Decidi mirar por la ventana que daba al gran salon-cocina. Desde fuera no podia ver a nadie. Solo veia que el fuego de la chimenea se estaba consumiendo. Estaba muy preocupado por Lara. Queria encontrarla, saber que estaba bien e irnos de ese lugar lo antes posible. Al fin y al cabo ese no era el fin de semana que yo habia planeado. Con miedo de que hubiera un huesped nuevo dentro, llame a la puerta con el puno. No hubo respuesta. Volvi a llamar. Esa vez fue un poco mas fuerte. Note, que mi cuerpo no se movia con la misma rapidez y fuerza de antes. Me sentia muy cansado. Sabia que no podia quedarme mucho mas tiempo fuera o me congelaria alli mismo. Asi que, agarre el pomo de la puerta y la empuje despacio. Un chirrido se oyo de repente. --!Mierda! dije enfadado y un poco asustado. Si habia alguien en la cabana ya sabria que otro alguien estaba intentando entrar. Me llene de valor y pase adentro. Cerre la puerta de un empujon tras de mi y mire a mi alrededor. El interior de la cabana era igual que la mia. Todo estaba en silencio. Parecia estar vacia. Tenia el frio calado en los huesos por lo que di varios pasos, muy despacio hacia la chimenea. Mis pies pasaron de notar la madera a sentir la calida alfombra beige frente a la lumbre. Me puse en cuclillas y estire los brazos. <>. Notaba como el calor llegaba a las puntas de mis dedos y pasaba por mis manos, a traves de mis brazos y se esparcia por todo mi cuerpo. Habia perdido la nocion del tiempo por el cansancio y el frio. Cuando por fin mi cuerpo hubo cogido una buena temperatura, ya estaba listo para ir a explorar la cabana y averiguar donde se encontraba Lara. Asi que, me levante y camine hacia la cocina. No habia restos de comida, ni platos sucios, <> me dije. 'Tal vez, si que hay nuevos huespedes en la cabana que me puedan ayudar. Respire hondo, me atrevi y grite: --Hola, ?hay alguien? !necesito ayuda, por favor! Mi voz sono aspera y quebrada. Silencio. Despues, oi un fuerte golpe y cai contra el suelo. Veia motitas de polvo, alguna astilla levantada en la madera y luego nada. VIERNES Capitulo 2 Baje a la cocina con la maleta ya hecha y la deje al lado de la pared junto a la puerta principal. Mire el reloj <>. --Dije para mi. Decidi preparar el desayuno favorito de mi madre: tortitas con bacon, sirope de arce y frutas silvestres. !Me encanta cocinar! Aun recuerdo cuando tenia 6 anos y le dije a mi madre que un dia me convertiria en un Chef profesional. Recuerdo como me tomo de las manos y me miro con sus ojos azules, en los cuales podia ver el mar si los miraba fijamente. Me sonrio y me dijo con voz dulce: --carino, tu podras ser lo que tu quieras si te lo propones y luchas por ello. Todavia recuerdo su cara y el beso que me dio en la frente aquel dia y siempre lo recordare aunque ella ya no este. El primero en bajar aquella manana fue mi padre, todavia llevaba el pijama de cuadros que mi hermano y yo le regalamos por Navidad. Su pelo negro y rizado se veia tan despeinado como si hubiese batallado con alguien toda la noche. --Buenos dias, Erik. ?Has dormido bien? --Buenos dias, papa. Si y por lo que veo mejor que tu. Dije con una sonrisa burlona. --Ni lo menciones. Sali a tomar unas cervezas con los companeros de trabajo y volvimos a las tantas. --Es que, papa, aunque te empenes en negarlo ya no eres tan joven. Le dije dandole un par de palmaditas en la espalda que le provocaron un poco de tos. Yo me reia y mi padre se unio a las risas cuando dejo de toser. --?Que esta pasando aqui abajo? Dijo una voz detras de nosotros. Era Chris. --Por fin bajas, bello durmiente. Le dije mientras me inclinaba con una reverencia. --Anda calla. Y ?el desayuno? Huelo a tortitas recien hechas. Dijo Chris mientras se frotaba las manos ansioso de comida. --Toma, aqui las tienes. Pense que hoy seria bueno comer el desayuno favorito de mama. Hoy seria su cumpleanos. --?Que? Ah, si, si. Dame y vamos a comer. Ademas de las arrugas que tenia marcadas en la cara por la sabana, note en la cara de mi hermano un ligero sentimiento de tristeza. No estaba muy seguro de si se habria olvidado o todavia no lo habria superado. Desde que mama murio hace dieciocho anos nunca ha hablado del tema. Supongo que le entiendo. Chris era mas pequeno que yo. Para mi, con 20 anos fue duro, asi que para el que solo tenia quince ni me lo puedo imaginar.
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