• la tentacion del rey midas - Jose Carlos Bermejo Barrera

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    La tentacion del rey Midas es un libro en contra de la abstraccion, pero a favor del pensamiento. intenta contribuir al analisis de la realidad economica, social y politica, partiendo del principio de que cualquier tipo de conocimiento solo puede captar una fraccion de la realidad y de que la realidad, previa a los conceptos e inabarcable por ellos, acaba siempre por salir a la luz en el choque de contradicciones y relaciones sociales y de produccion.

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    7 sept 2015 — La tentación del rey Midas es un libro en contra de la abstracción, pero a favor del pensamiento; intenta contribuir al análisis de la ...

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    La tentación del Rey Midas.[ Bermejo Barrera, José Carlos; ]. ¿Qué papel desempeña la economía en la ideología? ¿Qué función cumplen los intelectuales?

  • La tentación del rey Midas | Bermejo Barrera, José Carlos

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  • Reunion en el restaurante Nostalgia de Anne Tyler

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    Alrededor de una mesa, y ahondando en las emociones de una familia, Anne Tyler (Pulitzer 1989) ha construido un mundo donde cada lector encontrara su propia historia.

  • Corazon Indomable de Ayarit Gallardo

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    A traves de la descripcion deNancy su mejor amiga, conocemos aAdoracion , una mujer increible, con un caracter fuerte, pero muy apegada a su familia, quien encuentra el amor de nuevo a sus cincuenta anos de la manera mas inesperada, sin dejar de lado a David , el dueno de su alma, como le gustaba decir.Todos los lugares donde les toco vivir, enriquecieron en ella su forma de pensar y de sentir, tanto asi que al escoger el ultimo recorrido, encuentra su verdadero destino y nos ensena que el amor se puede vivir de diversas maneras.La

  • Los suenos se cumplen de Rachel Galsan

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    Eran las seis de la tarde, llegue a casa. Me acomode en mi habitacion y lo primero que hice fue encender el ordenador. Habia sido un dia agotador, examenes y mas examenes. Para colmo, mi amiga se habia enfadado conmigo sin razon alguna. Intente despejarme un poco y entre en YouTube, buscando nuevos videos de los canales a los que estoy suscrita: <> habia subido un nuevo video. --Wiiiii, genial --pense. Pinche en el video y empece a verlo. Era un Chatroulette. El rato que duraba el video me lo pase riendo como nunca y mis pensamientos desaparecieron. Termino mi <>. Sono mi movil, pegandome un gran susto. --?Diga? --pregunte de mala gana. --Hola --dijo una voz seca y sin animos. --?Quien eres? Despues se escucharon carcajadas al otro lado de la linea. --?Oiga...? --Es increible que no reconozcas la voz de tu novio. --Sonrei levemente. --Dani... --suspire--. ?Te has cambiado el numero? No me salia tu nombre en la pantalla. --Pues si --rio. --?Como van tus vacaciones? Hubo una pausa. --... Te echo de menos, Sender. No van bien las vacaciones sin... ti. El corazon se me acelero mucho. Dani y yo empezamos a salir hace menos de un mes. Estabamos en la epoca de examenes, pero Dani y su padre se habian ido por trabajo a Portugal durante una temporada indefinida. Antes de ser pareja, Dani era mi mejor amigo, siempre habia estado conmigo, desde que tenia consciencia. --Yo tambien te echo de menos, pero disfruta, aunque sea sin mi. En serio, yo quiero que te lo pases muy bien. --Te quiero mucho... --solto. Me sonroje. --Y yo a ti. --Note que sonrio--. Debo colgar, tengo trabajo. --Esta bien, ya te llamare. Adios. --Adios, amor --colgue. Estuve unas dos horas haciendo deberes. !Suerte que ya no tenia examenes! --Sender, !a cenaaaaaaaar! --grito mi madre. --Voooooooooooy. Recogi toda mi habitacion y entre en el comedor. Las clases empezaban como cualquier dia. Hoy me encontraba sola. Se podria decir que no soy muy sociable, solo tengo dos amigos: Dani y Jennifer. Siempre he sido el hazmerreir del colegio, nadie me queria por mi aspecto: era la tipica nerd. Pero este ano, el ultimo, di un cambio, al lucir ropa mas femenina para intentar hacer mas amigos. Solo algunos chicos al principio de curso se acercaron a mi para ligar, hasta que me preguntaron mi nombre: Sender. Parecia que mi nombre los espantaba y, bueno, aqui estoy, en el ultimo trimestre, con una amiga enfadada conmigo y mi novio fuera del pais. El timbre sono y los alumnos se levantaron contentos de sus asientos para irse a sus casas. Yo, como era habitual, recogi mis cosas cuando la clase estaba vacia. Suspire y tome el camino hacia mi casa. Me sentia demasiado sola, queria arreglar las cosas con Jenni, pero ella se habia enfadado sin motivo, solo porque no le hice los deberes. Lo se, se que suena a que se aprovecha de mi, pero no es asi. Solo me lo pidio ese dia y, como le dije que no, se cabreo y no me habla. --?Que pasa? --pregunte mientras dejaba la mochila al lado del sofa para sentarme. Mi padre dio un gran salto y se levanto, aunque se limito a desviar la mirada. --Sender, tenemos una noticia que darte --murmuro, como si estuviera apenado. Ladee la cabeza sin entender a que venia aquello y espere a que alguno de los dos me aclarara las cosas. Entonces, fue mi madre la que tomo las riendas de la breve conversacion que estaba por venir. --Nos mudamos a Madrid. <<625>>. Lo unico que me paso por la cabeza fueron los kilometros de distancia entre Barcelona y Madrid: 625. Me quede blanca, incapaz de articular palabra alguna. --?Sender...? --Mi madre se acerco para acariciarme el brazo y sacarme de ese trance. --?Como? O sea... ?Por que justo ahora? --Bueno... Tu nos explicaste que estas muy sola aqui y pensamos en... Rapidamente movi mi cabeza para negar lo que mi padre me estaba diciendo. --No, no... --interrumpi--, yo tengo a Dani y a Jennifer... --Solamente --termino mi padre seriamente. La verdad es que asi era. Solo los tenia a ellos dos, aunque uno estaba fuera del pais y mi mejor amiga ni me hablaba. Agache la cabeza y reprimi unas enormes ganas de llorar. No queria irme, Barcelona era mi ciudad, la que amaba con todo mi ser. ?Que haria con Dani cuando volviera? ?Cortar con el? ?Se enfadaria mucho? ?Y Jenni? ?Que pensaria ella? Ella tenia mas amigas, podria vivir sin mi. Esas eran mis preocupaciones: no pensaba en mi misma, sino en mis dos unicos amigos. Despues de aquel discurso mental, mire a mis padres, que tenian una expresion bastante preocupada. --?Cuando nos vamos? --pregunte cerrando los ojos durante unos segundos. Cuando los abri, en sus rostros pude ver una enorme sonrisa, y casi les falto tiempo para abrazarme--. Que sepais que la idea no me gusta, lo hago por vosotros e intentare no rechistar. Cuando nos separamos, asintieron energicamente con la cabeza. Les hacia felices que hubiera aceptado. Alli empezarian desde cero y su querida hija podria olvidarse para siempre de todos los abusos que habia recibido en el colegio. --Nos iremos en un mes, el mismo dia que termines el bachillerato. --?Y la universidad? --cuestione, pues aun no habia hecho ningun examen de acceso. --Sender, no te preocupes por eso. Solicitamos plaza con tus notas y hace dos meses la aprobaron. Ademas, tenemos un contacto alli que favorecio las cosas. -- Mi madre me guino el ojo. --?Carrera...? --Diseno Grafico, carino. Ya sabes que nosotros no te obligaremos a escoger Derecho. Pude mostrarles una sonrisa ladina, pues en el fondo estaba contenta. Mis padres siempre velaban por mi bienestar, a pesar de que querian que siguiera el oficio de la familia. Les di un beso en la mejilla como aprobacion a esos planes y me fui a mi cuarto, donde me tumbe en la cama con un largo suspiro. Alli si que me puse a pensar en todo... <>. Sali del cuarto y les conte a mis padres esa alocada idea. Ellos me miraban confusos, pero aceptaron, asi que me dieron dinero para ir a apuntarme a un gimnasio y quitarme de encima esos <> de los que tanta gente se burlaba. A partir de ahora, las burlas hacia mi cuerpo habian terminado. Claro que sabia que el fisico no lo es todo, pero en ese momento, y debido a mi personalidad, para mi era importante: era timida, tenia caracter y mucho orgullo. Por eso queria destacar en algo, queria verme guapa, aunque fuera solo por una vez. Despues de apuntarme, con el dinero que me sobro fui a comprar ropa mas femenina. Mucho mas femenina y atrevida. Tampoco queria parecer demasiado atrevida, pero las unicas camisetas que tenia eran de cuello muy cerrado y pantalones siempre largos. Habia decidido que ya no me avergonzaria de mi cuerpo, y por eso opte por comprar tirantes, faldas, shorts y cosas de esas que nunca me habia atrevido a llevar. Como no compre nada de ropa de marca, me costo menos de cien euros. Aun me sobraba algo de dinero y, como si fuera cosa del destino, me pare delante de un centro de belleza con peluqueria. Un cambio de peinado seria lo mas basico para el nuevo look. Asi seguro que me sentiria distinta. --?Que te quieres hacer con este hermoso pelo rubio? --pregunto la peluquera acariciando mi pelo. Era bastante rubio y largo, pero siempre lo llevaba recogido porque cuando lo llevaba suelto las chicas de clase se metian conmigo, preguntandome si me creia una princesa. --Pues... lo que sea, quiero un gran cambio, asi que, por favor, sorprendeme.

  • Cien verdades y una mentira de Juan Antonio Carreras Espallardo

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    Cien verdades y una mentira es un compendio de articulos relacionados con el mundo policial, las ciencias criminologicas, la seguridad vial y el ambito periodistico. Pero no solo eso, a lo largo de cien verdades el lector encontrara algun relato y poesia, fruto de la pasion frustrada de su autor, que siempre admiro estos dos generos. La mentira queda reservada para el final.

  • Lo quiero todo de Katee Robert

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    Aunque su ex le habia destrozado la autoestima, habia llegado el momento de que Lucy Baudin retomase las riendas de su vida.

  • El mundo al reves de Myriam Oliveras Palomar

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    A la pandilla le quedan los dias contados: es septiembre y se avecina la partida de Echo, quien se muda a Barcelona para comenzar la universidad. A Evelyn le da la sensacion de que las cosas han estado demasiado tranquilas por Foscor ultimamente, y este hecho, unido a la inminente separacion de su amor platonico, la tiene en un estado de permanente angustia y malos presentimientos.

  • A tu lado puedo ser feliz de Sophie Saint Rose

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    Un portazo en la planta baja indicaba que su hija habia llegado a casa. - ?Selina? -!Estoy aqui, mama! -respondio subiendo las escaleras. Agotada aparto su melena rubio platino de su hombro para sujetar la correa de su bolso y evitar que se le cayera.- ?Ocurre algo? Porque he quedado con Stayce para ir a una fiesta y todavia tengo que cambiarme- dijo yendo hacia su habitacion. Su madre la intercepto al salir de la habitacion de sus padres. La miro con sus ojos marrones como si quisiera matarla y por el vestido negro de lentejuelas que llevaba se dio cuenta de que querria que se quedara en casa. -Me dijiste que hoy te quedarias con Rebeca. Bufo enfadada al oirla - ?Por que tengo que quedarme cuidandola cada vez que salis? !Contratar una ninera, como todo el mundo! Paso ante su madre que parecia a punto de estrangularla - !Sera porque no haces nada en todo el dia, salvo ir de compras! Miro asombrada a su madre - ?Que no hago otra cosa? !Solo gasto mi asignacion! -!Que es muy generosa para mi gusto!- grito de los nervios- Ni estudias, ni trabajas. Solo te pedimos que cuides de tu hermana cuando no estoy en casa !Tampoco es para tanto! Entro en su habitacion furiosa - !Estoy harta! !Aqui no tengo intimidad, por no decir que siempre te tengo detras para decirme lo que tengo que hacer! !Tengo veinticinco anos, por el amor de Dios! -!Pues consigue un trabajo y vete de casa! Eso si que no se lo esperaba. Habian sido ellos los que le habian dicho que no se fuera cuando termino la universidad. Que ahora se lo echaran en cara, era el colmo. Habia sido ella, la que dijo que la echaria de menos y su padre, el que le dio la asignacion para que se sintiera independiente.- ?Que consiga un trabajo? Su madre desvio la mirada y Selina vio el pasador de diamantes de su abuela en su recogido.-Mama - dio un paso hacia ella asombrada- ?Ese es mi pasador? Su madre se sonrojo llevando la mano hasta su pelo tenido de rubio- ?No te importa, verdad? Me quedaba bien con este vestido. Selina entrecerro los ojos. No le hacia mucha gracia que su madre lo hubiera sacado del banco pues era muy valioso, pero ese no era el tema que estaban discutiendo.- Da igual- dijo poniendo los brazos en jarras ensenando el vestido de seda rosa que llevaba- Ese no es el tema. Me dijisteis... Su madre hizo un gesto con la mano sin darle importancia- ?Te quedas con tu hermana? Se miraron a los ojos. Los verdes de Selina refulgieron de furia- !No! Su madre, Regina Corrington la miro furiosa- !Muy bien, llamare a la ninera!- salio de la habitacion dando un portazo y durante un segundo se sintio culpable. Durante un segundo - Que contraten una ninera. -dijo entre dientes recogiendo sus bolsas. Al dia siguiente estaba recostada en la tumbona de la piscina leyendo una revista cuando aparecio su madre. Todavia estaba enfadada y Rebeca le dijo en voz bajaAhi viene... Miro a su hermana de siete anos que era un reflejo de ella misma y sonrio guinandole un ojo. Su hermana con su bikini rosa salio corriendo hacia su piscina infantil pegada a la de adultos- !Selina!- los tacones de su madre resonaron en el terrazo de la piscina. -?Si, mama?- pregunto sin levantar la vista. -?Te dije que dentro de una semana me voy a Paris y que te tienes que hacer cargo de tu hermana? No se lo habia dicho y lo sabia de sobra. Se lo decia ahora porque despues de lo del dia anterior esperaba que se sintiera culpable.-No, no me lo habias dicho- la miro sonriendo- ?Por que no te la llevas? Esta de vacaciones de verano. Su madre entrecerro los ojos- Tu padre estara muy ocupado... -Pero tu no- se levanto de la tumbona poniendose a su altura -Puedes ensenarle Paris mientras os vais de compras. -Tu no tienes que hacer nada y cuando vayamos a las cenas de negocios no tendremos que dejarla sola en el hotel. Se miraron evaluandose durante unos segundos - Muy bien, entonces me voy con vosotros a Paris. -!Ni hablar! Te quedaras aqui con tu hermana. Punto- dijo furiosa.- !Se te va a acabar toda esta tonteria! -No me importa quedarme con ella -dijo senalandola- !Pero no voy a dejar que me utiliceis a vuestro antojo! -!Haras lo que yo diga mientras vivas aqui! !Se te acabo esta vida de lujo sin hacer nada! -?Que ocurre aqui?- la voz de su padre resono en toda la piscina. Alto y moreno, todavia se conservaba bien para los cincuenta y dos anos que tenia. Las miro con sus ojos verdes a las dos - ?A que vienen esos gritos? -Tu hija no quiere hacer nada que no sea tomar el sol e ir de compras a Rodeo Drive- dijo su madre con desprecio dejandola atonita. -!Te recuerdo que fuiste tu la que me dijiste que no buscara trabajo cuando termine la universidad! -!No tienes necesidad de trabajar pero no significa que hagas el vago todo el dia! -!No, tengo que hacerte de ninera! -!Silencio!- su padre las miraba como sino las conociera- Regina- le dijo a su madre- ?le dijimos a Selina que no se buscara trabajo y ahora se lo echas en cara?- Selina sonrio ironica mirando a su madre con los brazos cruzados. Su hermana paso tras ella y le dio un azote en el trasero con su manita mojada. Su padre la miro a ella- y tu... !porque ayudes en el cuidado de tu hermana no creo que te vayas a agotar! Se sonrojo ligeramente -No es eso, papa. No me importa cuidarla pero siempre me avisa en el ultimo momento. Ayer me lo dijo cuando iba a salir y pretendia que anulara mi cita. -Pues del viaje a Paris te aviso con tiempo -dijo sonriendo ligeramente- Asi que ya sabes... No soportaba que la trataran como a una nina y la fastidiaba que le echaran en cara que no trabajaba- Esta bien. Me quedo con Rebeca. Su madre asintio satisfecha y se giro para mirar triunfante a su marido que todavia seguia muy serio. – Selina... -?Si, papa?- pregunto entre dientes. -Quiero que revises unos disenos que tengo que llevar a Paris.-dijo indicandole con la cabeza que lo acompanara. Se puso el caftan sobre su bikini azul electrico y le siguio por el camino que llevaba a la casa. No hablaron hasta llegar al despacho -Pasa -dijo dejandola pasar al enorme despacho donde trabajaba por las tardes. Cerro la puerta tras ella y suspiro- No te enfades. -No me enfado. -Tu madre no nacio en esta vida y todavia le sorprenden ciertas cosas.- dijo llegando a su escritorio

  • Lena (Juegos Salvajes) de Lena Wolf

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    Lena no podia creer lo que veia ante sus ojos. Sus cosas, sus queridas, escasas y preciadas pertenencias, esparcidas sin orden y con bastante furia por toda la habitacion. Se afano en agacharse y recoger uno de los libros que habia quedado cerca de los pies de la cama, y mientras lo hacia, otros dos salieron disparados desde las manos de la que, hasta entonces, habia sido su amiga y companera de piso, para rebotar contra el colchon y precipitarse al suelo. --No puedes hacerme esto --gruno entre dientes, pero ahi termino su alegato, no tenia nada mas con lo que defenderse ni mas argumentos que dar salvo los ya expuestos. Apelar a la humanidad, a la caridad y a su tan preciada amistad, aunque sabia que nada de lo que dijera, cambiaria la situacion en la que ahora se encontraba. --Lo siento mucho Lena, he tenido muchisima paciencia contigo y lo sabes, pero he encontrado a alguien para alquilarle la habitacion, alguien que si va a pagarme. Te lo dije hace semanas. --Ya... pe-pero... !Pensaba que eramos amigas! --!Y lo somos! --se afano en puntualizar-- !Claro que lo somos! Cuando quieras quedamos para tomar un cafe y ponernos al dia de todo, pero necesito a alguien que pague su parte de los gastos. --Joder Vicky, es invierno, hace frio y sabes que no tengo donde ir... No tengo a nadie y no es una forma de hablar, es literal, nadie. --De verdad que lo siento, pero no soy una jodida ONG, llevo meses advirtiendotelo. --!Vete a la mierda! --y a punto estuvo de acompanar esa recomendacion turistica con un lanzamiento de libro, que era lo unico que tenia entre las manos. --Sal esta noche, emborrachate, echale el ojo a algun tio y vete a su casa, y ya manana con la cabeza fria decides si volver a follartelo o cambiar a otro... --Eres una hija de puta --y noto como podia hasta masticar su enfado. --Entonces de ese cafe ni hablamos ?no? --resoplo-- Mira Lena, de verdad que lo siento, en serio, se que es una cabronada, pero tu te lo has buscado, recoge lo que necesites y puedes venir a por el resto otro dia. Salio del apartamento cargando una bolsa de deporte que habia llenado con algo de ropa, un par de libros y poca cosa mas. Era viernes noche y hacia ya bastante frio, aunque ese ano el invierno estaba siendo bastante amable con sus calidas temperaturas. Sintio ganas de llorar, sin embargo, hacia ya tiempo que se habia prometido a si misma que no volveria a hacerlo, aunque para ser sinceros, la vida no le estaba poniendo demasiado facil el poder cumplir con su palabra. Camino un par de manzanas en direccion al centro, sin rumbo fijo, realmente no tenia donde ir. No habia usado esa frase para ablandar el corazon de Vicky, ni habia exagerado un apice su situacion. No tenia familia y contaba con muy pocos amigos. Siempre habia tenido dificultades en entablar relaciones de confianza con la gente, y despues de lo de Vicky... Puede que sus escasas habilidades sociales, fuera porque su padre la abandono antes de que su memoria pudiera fijar su cara o su voz, mucho menos ningun recuerdo al que aferrarse, o bien pudiese ser que su extrema desconfianza hacia el ser humano se debiera a ese desfile de hombres que paso, ano tras ano por su casa, y por entre las piernas de su madre. Cada nueva ilusion de formar parte de una familia, se esfumaba como el conejo en la chistera de un mago. Hasta que cumplidos los diecisiete, decidio poner fin a todo eso marchandose de casa para vivir por su cuenta. En esos anos habia pasado malos momentos, otros peores, pero desde hacia un tiempo la suerte parecia sonreirle con un trabajo suficientemente estable, como para alquilar una habitacion y con las ilusiones de haberse podido matricular por fin, en la universidad. Solto un bufido maldiciendose por no haber previsto que la buena suerte no existia, o si lo hacia estaba claro que ella estaba condenada a no alcanzarla jamas. Todos a su alrededor parecian fallarle en algun momento u otro. Y por si todo eso no fuese suficiente, empezaba a llover, como si el tiempo se hubiera confabulado en su contra. Resoplo enfadada, corrio hacia una cafeteria cercana y entro antes de quedar totalmente empapada. Rebusco en sus bolsillos, le quedaba muy poco de su finiquito y no sabia si malgastarlo en algo tan mundano como un cafe o una caja de cigarrillos, aunque ambas cosas le apetecieran mucho. --?A ti tambien te ha pillado el chaparron? --!Ja! --solto una risotada al tiempo que se giraba hacia su interlocutor, un chico de mas o menos su edad y bastante bien parecido-- En realidad no... me gusta eso de bailar bajo la lluvia --le dedico la mas dulce y seductora de sus sonrisas-- iba al gimnasio --mintio al tiempo que alzaba la bolsa de deporte. --No puedo competir con una sesion de spinning... --Puedes intentarlo --le atajo. --Probaremos suerte entonces, ?un cafe? --propuso el joven. --!Ves! Has acertado, un cafe seria perfecto. Soy Lena, por cierto -- alargo su mano y el la encajo. --Marc. La tormenta habia amainado a altas horas de la madrugada, dando paso a una manana fria pero soleada. Lena se revolvio entre las sabanas de esa nueva cama, buscando el contacto del cuerpo caliente que dormia placidamente a su lado. Al menos Marc, habia resultado ser un amante complaciente y atento, aunque con algunas peculiaridades a la hora del sexo, pero en general parecia un buen tio. Lena se reprendio por estar valorando la posibilidad de aprovecharse de ese pobre hombre, aunque su situacion era, cuanto menos, desesperada. Pero sabia que no tenia derecho a hacer eso. Se acurruco junto a el y volvio a cerrar los ojos para seguir durmiendo un poco mas. --!Joder! --exclamo Marc saltando de la cama-- Mierda, mierda... !Mierda! --Buenos dias a ti tambien... --sonrio algo aturdida pero dispuesta a hacer de esa manana una buena manana--. Oye Marc, supongo que suena a cliche, pero... no suelo hacer estas cosas... es que... --Oye Lena, pareces una buena tia --le corto--, y te juro que yo tampoco suelo hacer esto, nunca, en realidad es la primera vez... pero... --Pero...

  • Casa de espias de Daniel Silva

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  • Amor En Cuarentena (Todo Saldra Bien 3) de Alissa Bronte

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    --!Abuela, abuela! --Escucho unos gritos que me encantan llenar el vacio jardin de la casa. --Hola, mi pequena gatita, !te echaba de menos! Miro a mi nieta y no puedo evitar que una gran sonrisa se dibuje en mi viejo rostro. Puedo sentir como las arrugas se pronuncian y tiran de la piel de las mejillas; estoy vieja, lo se. Son ya setenta anos los que soportan mis huesos. --Yo tambien, abuela. ?Me has preparado mi bizcocho? --pregunta con recelo. !Como si pudiera olvidarme de algo asi! --Si, te lo he preparado. Estaba esperando que llegaras para merendar. --Mama --nos interrumpe mi hija--, te la dejo un rato. Voy a aprovechar para hacer unas... compras --me informa, aunque se adonde va, hace tiempo que trata de volver a quedarse en estado. --Vale, estaremos bien, no te preocupes --afirmo con una sonrisa. Se aleja unos pasos, pero enseguida se da la vuelta y regresa para dejar un humedo beso en mi mejilla. --Gracias, mama, te quiero --susurra. --Y yo a ti, hija, y yo a ti... --?Y a mi nadie me quiere o que? La expresion de Silvia, mi nieta de ocho anos, es enternecedora. ?De verdad pasara por su mente la idea de que no la queremos? --A ti mas que a nadie --decimos al unisono su madre y yo. --Vale, vamos, abuela. Tengo hambre. Asiento y sonrio cuando su mano se agarra a la mia. Caminamos a mi ritmo, yo no puedo seguir el suyo y me doy cuenta de cuanto se parece a su madre. Entramos hasta la cocina y se sienta en uno de los taburetes altos de la isla. Me mira con fijeza mientras pongo la tetera a hervir. Mi mirada se desvia en un acto reflejo hasta un retrato que conservo de nosotros, sobre la chimenea de la cocina. No puedo dejar de mirarlo cada vez que entro, somos nosotros, despues de haber sobrevivido a aquella gran tormenta. --Abuela, querias mucho al abuelo, ?verdad? --interroga al darse cuenta de que estoy mirando. --Si, lo queria hasta el infinito y mas alla... --confieso. --?Sabes, abuela? Tengo ganas de cumplir ya trece anos. --?Trece anos? ?Para que? Ademas, te falta mucho. Solo tienes ocho. Silvia tuerce la cabeza a un lado y su melena larga y dorada roza la encimera. Esta pensativa, me pregunto lo que pasa por esa cabecita inquieta. --Me faltan cinco todavia... --susurra--. Abuela, a los trece ya se es adolescente, ?no? --Si, asi es. --Pues eso, que quiero ser ya una adolescente. --?Para que? No tengas tanta prisa que antes de que te des cuenta, estaras tan arrugada como yo. --?Como una pasa? Papa dice que estas mas arrugada que una pasa... --Que gracioso tu padre... --Quiero ser adolescente porque tengo muchas ganas de enamorarme por primera vez y dar un beso de amor verdadero. Casi me muero. No tengo el corazon para estos asuntos. --?Que? --pregunto para asegurarme, aunque no puedo evitar sonreir ante sus ocurrencias. --Cuentame como conociste al abuelo --demanda con los ojos iluminados. Bajo la cabeza, mi mente se ha marchado varios anos atras, a aquellos dias en los que el maldito coronavirus hizo estragos, nos dejo atrapados en casa, solos, con miedo y nos robo la libertad por la que tanto habiamos luchado decadas atras. El pitido de la tetera me arrastra al presente y la aparto del fuego. Sirvo un trozo de bizcocho a mi nieta y le pongo un vaso de leche, para mi corto otro pedazo y pongo, en una gran taza, un buen chorro de te al que anado azucar y leche. Me siento frente a ella que espera con la boca llena de dulce. --Te lo he contado mil veces, gatita, debes de saberte la historia de memoria... --refunfuno, aunque la verdad es que estoy encantada con volver a contarla. Es una forma de traerlo de nuevo a la vida. De sacarlo de los recuerdos donde sigue vivo. Para mi. En mi. --Si, lo se --afirma sonriendo y al hacerlo me ensena los huecos de algunos dientes y trozos de bizcocho que nadan, alegres, dentro de su boca--. Fue cuando aquel virus, ?verdad? Cuando todo el mundo de todo el planeta tuvo que quedarse encerrado en sus casas, ?verdad, abuela? ?Verdad? --Si, asi fue. --Vamos, sigue... --Hace muchos anos, cuando era el ano 2020, hubo una pandemia que afecto a todo el mundo. Una enfermedad desconocida nos atacaba y la gente se contagiaba muy deprisa. --Si, abuela, porque era muy contagiosa, ?verdad? Y se infecto mucha gente, ?verdad? -- interroga sin dejar de comer. --Si, gatita, se infecto mucha gente, y lo peor no era eso, sino lo rapido que la enfermedad se propagaba. --?Que es popragar, abuela? --Propagar es... que la enfermedad corria muy deprisa por todos lados y aunque comenzo en una ciudad de la lejana China, pronto todos los paises del mundo estaban enfermos. --Por eso os encerraron en las casas, ?verdad? --Si, por eso, para combatir al virus, nos pidieron que no salieramos de casa. --Y teniais que lavaros las manos mil veces al dia, ?verdad? Y la gente acabo con el papel del vater y hasta hicieron una cancion, ?a que si, abuela? Sonrio al recordar aquello, las medidas preventivas en las que se incluian lavarse las manos varias veces al dia, el alcohol y la lejia para desinfectar, como la gente arraso con el papel higienico, la cancion que se bailaba para paliar las largas horas confinados... --Si, todo eso que has dicho es verdad. Incluidas las miles de veces que nos teniamos que lavar las manos. --Y tu te quemaste --suelta resuelta. Eso hace que de nuevo sonria. No puedo evitarlo, ella es la prueba de que, a pesar de todo lo malo que sucedio aquellos dias, tambien hubo brotes de esperanza. --Cierto. Me queme, tenia las manos vendadas hasta los codos porque... --Porque te tiraste los espaguetis encima. --Si, me tropece con la olla con agua hirviendo de haber cocido los espaguetis y me cayo en los brazos. Asi que estaba sola en mi piso, sin poder salir y sin poder hacer nada porque tenia los brazos quemados. --Y llego el abuelo. --?Quieres contarlo tu? Estoy segura de que conoces la historia mejor que yo --bromeo. --!No! !Cuentamelo tu! Yo no estuve alli, abuela --se queja a la vez que rueda los ojos. --Vale, vale... --acepto sin dejar de sonreir--. Bueno, pues estabamos en casa, encerrados, no podiamos salir para casi nada. Solo para hacer la compra, ir a la farmacia y poco mas. Asi que pensando en como iba a apanarmelas asi durante dias, vi un anuncio de un chico que se ofrecia a ayudar a las personas que no podian salir. --El abuelo. --Si, tu abuelo. --Que era policia. --Que era policia --repito. --Y en sus ratos libres ayudaba a los que no podian salir, ?verdad? --Verdad, en sus ratos libres en vez de descansar, ayudaba a los que no podian valerse por si mismos. --Iba en bicicleta. Rio de nuevo, es pura energia. --Iba en bicicleta. Y, como no podia salir, le escribi para que me trajera algo para comer. --Claro porque no podias comprar ni cocinar y estabas a punto de morirte de hambre -- afirma categorica--. Tampoco tenias papel higienico porque habia desaparecido. --Si, supongo que estaba a punto de morirme de hambre --le doy la razon sin dejar de carcajearme--, y tampoco tenia papel, aunque eso ya era un problema de por si con las manos vendadas... Recuerdo aquellos dias con algo de aprension, si era complicado estar en cuarentena, mas lo era sin poder valerme bien por mi misma. Las noticias resuenan en mi cabeza: pandemia, curva de infeccion, numero de fallecidos... --Y llego y te vio y... cuentalo, abuela, que vas muy lenta --exige. --Voy todo lo deprisa que puedo, Silvia. Es que ya estoy mayor. --Es verdad, y arrugada como una pasa. --Creo que voy a tener alguna que otra palabra con tu padre... Pues le escribi y le explique lo que me pasaba y que, por favor, me trajese algo de comer. Asi que, al leer que no podia salir por prescripcion medica, acepto. Lo estaba esperando con nervios, tenia la despensa casi vacia, pero, ademas, iba a tener que pedirle otro favor. --Pero eso no se lo habia dicho para que no fuera a decir que no. ?Verdad? --No se lo habia escrito porque no queria que me dijera que no, ya que lo que le iba a pedir era un poco comprometido. Asi que esperaba que llegara y cuando el timbre sono mi estomago dio un vuelco. --Claro, te morias de hambre. --Claro, me moria de hambre --afirmo--. Asi que cuando estaba llegando a la puerta abri como pude y cuando me vio... --!Te tiro la bolsa a la cara! --exclama sin dejar de reir a carcajada limpia. --Me tiro la bolsa encima porque se asusto al ver a alguien abrir con las manos arriba vendadas. Y la bolsa llevaba... --!Huevos! Y te pusiste perdida, !como si fueras una tortilla humana! --Rie de nuevo. Yo lo hago con ella, es un momento muy feliz. Fue la primera vez que lo vi. --Si, la bolsa llevaba huevos y al soltarla de golpe por el susto, me dio en la cara y luego cayo al suelo. Asi que terminamos llenos de huevo la puerta, el suelo y yo. Cuando se dio cuenta, se disculpo muchas veces, pero no podia acercarse mucho porque debiamos mantener la distancia de seguridad. <>, repetia una y otra vez. Y yo me eche hacia atras llorando y llena de huevo. --Llorabas porque no podias hacer nada con las manos asi, ni lavarte ni nada. --Si, me costaba mucho trabajo hacer algo tan sencillo en aquellos dias. --Y el abuelo te dijo que no lloraras. --Si, el abuelo recogio todo, lo limpio y me pidio disculpas. <>, se presento. --Y tu le dijiste que te llamabas Elena, porque te llamas Elena, ?verdad, abuela? --Verdad. Asi que alli estaba, llorando alejada de el mientras limpiaba el desastre y el huevo goteando por mi pelo, mi cara, mi ropa... <>, le explique a tu abuelo: <>. --Y volviste a llorar --me interrumpe de nuevo. --Si, lo hice porque aquellos dias estaba muy sensible, como muchas de las personas que pasabamos por unos momentos tan dificiles. Asi que tu abuelo se compadecio de mi: <>, repetia en voz baja. Y, entonces, sucedio. Sin tener que pedirle yo el favor de que cocinara algo para mi, tu abuelo entro en mi casa, se quito la chaqueta y los zapatos que dejo fuera porque, si no, podria infectar con el virus la vivienda y me ayudo. Coloco la compra, cocino para mi y me ayudo a lavarme el pelo. No deberia haberlo hecho, pero lo hizo. Eran momentos complicados para todos, sobre todo para los que se veian obligados a seguir ahi, al pie del canon. --Y cuando se quito la chaqueta, te enamoraste de el. --No, pero casi. Cuando se quito la chaqueta me parecio el hombre mas guapo del mundo, pero, despues, cuando lo conoci, fue cuando me enamore mas de el, porque tu abuelo era guapo a rabiar, pero lo mejor que tenia era su corazon. Era inmenso. Siempre dispuesto a ayudar. --Y luego volvio --afirma con los ojos llenos de corazones. Con toda seguridad son los mismos ojos que se me ponen cuando hablo de el. --Si, ese dia se quedo a cenar. Cocino para los dos. Una hamburguesa que estaba riquisima y me conto que en los ratos que no estaba de servicio, ayudaba a los vecinos que mas lo necesitaban, sobre todo a personas mayores... --Como tu --me interrumpe de nuevo. --Como yo, pero en aquel entonces no era mayor. --Ni estabas arrugada como una pasa. Cierro los ojos, mi yerno me las va a pagar... --Era joven y muy guapa --afirmo. --Pero no tanto como yo, porque mama y tu decis siempre que soy la nina mas guapa del mundo. --Me lo recuerda con tal seriedad que no me atrevo a rebatirle, aunque, no podria; es la verdad. --No, no tanto como tu, pero no estaba mal. Bueno, tu abuelo ayudaba a los mas mayores. Habia muchos de ellos que estaban solos en sus casas sin nadie de su familia para cuidarlos, otros no podian caminar bien, o no tenian vehiculos para hacer la compra o ir a la farmacia. Asi que tu abuelo tenia un listado y se daba una vuelta por cada una de las casas para echarles una mano y para asegurarse de que ninguno enfermaba. --Y siempre iba en bici. --Si, siempre iba en bici. --Repartiendo amor, como Cupido. --Algo asi --sonrio de nuevo--, en aquellos dias hacia falta gente como tu abuelo, y muchas personas hicieron cosas por los demas muy hermosas, aunque no los conocieran. Tu abuelo fue uno de ellos, arriesgaba su propia salud por los demas y nunca nunca, se quejo. --Quiero que mi novio se parezca al abuelo --afirma colocando su pequena cara entre sus manos y suspirando. --No te deseo otra cosa, gatita, ojala encuentres un hombre como tu abuelo. --?Y que paso despues? Volvio, ?a que si? --Volvio y me ayudo a cocinar. Pero esa segunda vez dejo algo mas de comida porque al dia siguiente no podria ayudarme, ni el dia de despues. Estaban demasiado ocupados tratando de controlar a las personas que no hacian caso. --Las que se escapaban de sus casas. Si, las que se escapaban de sus casas sin permiso. Asi que durante dos dias no lo vi, pero, me envio un mensaje al movil para preguntarme como estaba. Y ese fue el primero de muchos otros. --Millones, ?verdad? --Millones, tienes razon. Cada mensaje que me enviaba me hacia feliz, y mi estomago se llenaba de mariposas, cada vez habia mas y... --Y ya no podias comer porque estabas empachada de mariposas. --!Bingo! --exclamo sin dejar de reir. Es curioso como, desde la distancia, se puede quitar hierro a un asunto que fue tan grave. Pero supongo que el tiempo lo cura todo, si no del todo, al menos hace que la cicatriz se convierta en parte de ti y que lo sobrelleves mejor. Asi fueron aquellos dias. Dias de expectacion, de miedo, de tristeza por todas las vidas que se perdieron... Dias que nos ensenaron que cuando nos uniamos eramos mas fuertes, que se podia ser feliz con muy poco, que mucho de lo que teniamos no era necesario en caso de enfermar, que el virus nos igualaba a todos... --Y asi fue como, poco a poco, tu abuelo y yo empezamos a tener una relacion. Al principio solo eramos amigos, pero, con el paso de los dias, nuestros sentimientos empezaron a cambiar. Y nuestros mensajes tambien, aunque no podiamos tocarnos y nuestros encuentros siempre eran en la distancia, estabamos ahi el uno para el otro. --!Cuentame cuando te dio el beso! --El beso... --repito dejandome llevar a ese momento, ese que recuerdo como si fuera ayer, como si no hubieran pasado cuarenta largos anos--. Habian sido semanas muy duras, la gente no dejaba de infectarse y los hospitales estaban a rebosar. Incluso habian usado hoteles y otros recintos para poner camas para acoger a los enfermos. Llevabamos ya un mes entero encerrados en casa, y la cosa era seria. Ibamos a pasar muchas semanas mas sin poder salir. La gente empezaba a desesperarse, muchos temian por sus trabajos, otros no sabian como iban a superar tantos dias sin poder trabajar y empezaban a temer que iban a verse obligados a cerrar sus negocios. Esos dias, la television, la prensa, las redes sociales, todo estaba lleno de noticias del coronavirus que no dejaba pais sin conquistar. Era una guerra del mundo contra ese bicho que se cebaba entre los mas debiles... Cada dia, a las ocho de la tarde, todo el mundo salia a aplaudir a sus ventanas, a los balcones, a los patios... para dar animos y fuerzas a todos los que peleaban contra ese bicho. --Tu no, abuela, no podias con las manos quemadas. --No, hija, yo no podia aplaudir, pero silbaba --aclaro--, ese dia, habia recibido en casa la visita de un medico y me habia quitado las vendas. La quemadura estaba lo bastante bien como para no llevarlas y no habia infeccion, asi que me dejo unas cremas para ponerme y me pidio que fuera usando las manos con cuidado de no hacerme mas dano. Ese mismo dia fue cuando sucedio. Mas tarde, entrada la noche, tu abuelo llamo al timbre. No lo esperaba, fue toda una sorpresa, pero me alegraba de verlo asi que le abri con una gran sonrisa ensenandole que ya no llevaba vendas, pero su rostro estaba triste. Mucho. --Pobre abuelo, lloraba, ?a que si? --Lloraba, si, porque habia perdido a un amigo, muy querido, por el bicho. --Y te beso. --Lo hizo, sabia que no estaba bien, no debiamos estar cerca, <>, nos aconsejaban, pero el dolor le nublo la mente unos segundos y cuando me vio se acerco a mi, puso sus manos en mi cuello y me beso... La cara de mi nieta no tiene precio, puedo ver los corazones saltando de sus ojos y de los mios. No digo nada mas, no puedo, la emocion me llena el pecho y los cansados latidos de mi corazon han cobrado fuerza. Es como si de nuevo estuviera aqui, conmigo, siento la aspereza de sus manos, su boca sobre la mia, el calor de nuestros cuerpos al estar uno junto al otro, la rabia, el miedo, el dolor y la tristeza del momento. Mis manos aun debiles posandose con cuidado sobre sus antebrazos. Noto las lagrimas de el cayendo sobre mis mejillas, su necesidad. El desconsuelo. El vacio de un hombre que lo daba todo tratando de llenar esos huecos. Recuerdo sus manos sobre mi cuerpo, la ropa despareciendo de nuestros cuerpos como por arte de magia, los jadeos que llenaban de vida una casa rota, llena de soledad y desesperacion, al igual que lo estabamos nosotros. Recuerdo aquella primera vez en la que me hizo suya y yo le deje aduenarse de mi, por completo. De aquella vez en la que no solo entregamos nuestros cuerpos, tambien dimos lo poco que quedaba de nosotros... Siento un leve mareo, parpadeo y limpio mis lagrimas. --Abuela, lo siento, no llores. No debi preguntarte por el abuelo. --No es nada, gatita, no es nada. Solo necesito un poco de aire. Un aire que nada me podra devolver porque el se lo llevo consigo el dia que me dejo. Me acompana hasta el jardin, una vez alli nos sentamos. Ella en el columpio de madera, yo en la mecedora que he usado desde siempre. Parece que me encuentro mejor. El aire es mas respirable o tal vez es que la presion en mi pecho ha dejado de ser tan fuerte. --Abuela, ?estas bien? --interroga con la voz preocupada. La miro y me enternece ver la preocupacion en su rostro. Ellas son lo unico que me mantienen unida a esta vida. Ellas son lo unico real que me queda de el. Lo que hicimos entre los dos, nuestro legado. --Estoy bien, gatita, es que echo de menos al abuelo. --Yo tambien --susurra seria. Tengo que distraernos, asi que me decanto por terminar el relato. Necesito ponerle fin, necesito recordarle toda la historia por si algun dia se vuelve a repetir. --Despues de ese dia, dejamos de ser solo amigos --continuo con la voz mas serena--. Todavia tuvieron que pasar varias semanas para que, por fin, vencieramos al bicho. Las personas estaban felices porque podriamos empezar a tener una vida como la de antes..., no, no como la de antes. Despues de aquello todo cambio. Las personas se volvieron mas solidarias, los vecinos, de repente, tenian nombres reales y habian dejado de ser el del <> o el del <>, las personas que vivian solas se dieron cuenta de que no lo estaban tanto, porque habia personas como tu abuelo que se preocupaban de ellas. Y asi, aportando todos nuestro pequeno grano de arena, llego el dia en el que nos dijeron que el virus habia desaparecido, aunque solo de momento. --Y no hubo fiestas ni vacaciones ese ano, ?verdad? --No, no hubo. Todo se paralizo, aunque a pesar de todo, hubo cosas buenas tambien, la gente no dejo de amar ni de tener esperanza. Dieron con una vacuna efectiva y con un medicamento. Muchas personas se salvaron, otras, por desgracia, no. Las personas de todo el mundo cambiaron un poco su forma de ver la vida y empezaron a cuidar mas su entorno, su familia, el medio ambiente... todo. Y, al final, la luz gano a la oscuridad y ese tiempo de sombras nos dejo una valiosa leccion. --?Cual, abuela? --Nos enseno a valorar mas las epocas en las que hay luz porque las sombras y la oscuridad acechan y atacan cuando menos te lo esperas. --Y el abuelo y tu os casasteis y tuvisteis a mama, y comprasteis esta casa con un gran jardin por si teniais que volver a quedaros encerrados, ?verdad? --Si, decidimos comprar una casa con un gran jardin por si llegaba algo similar, tener espacio para salir, caminar, que nuestros hijos jugaran. --Y el abuelo te dijo que queria casarse contigo en cuanto pudiera. Cierro los ojos, inclino mi cuerpo hacia atras y dejo que la mecedora me balancee. Puedo sentir su olor como si estuviera aqui, ver su mirada limpia y sincera cuando me decia que queria pasar el resto de su vida conmigo. Que no queria esperar ni perder un tiempo que solo era real en nuestra cabeza, porque nadie sabia a ciencia cierta cuanto le quedaba... Nos habia quedado claro a todos, que la vida cambiaba de un dia para otro y que habia que aprovechar cada instante. --Si, el abuelo me dijo que no queria esperar, porque no hay nada que garantice el manana. El silencio aparece de pronto. Solo escucho el vaiven del columpio de madera y el ruido agonico que produce la mecedora cada vez que me balanceo. Tal vez no fue el momento ideal, quizas no fue la situacion apropiada ni la que seria digna de aparecer en un cuento o una historia, pero fue real. Un amor que nacio en cuarentena. Un amor que cuarenta anos despues sigue vivo, aunque uno de nosotros ya no este. Abro los ojos y miro a mi alrededor. Mi preciosa gatita esta tranquila, su rostro es una copia mejorada del de su madre, del mio. Espero que no tenga que pasar por nada parecido, pero si llegara el caso, al menos espero que sepa afrontarlo con entereza y que esta vieja arrugada como una pasa le haya ensenado una leccion importante: siempre hay luz al final del tunel. --Y fuisteis muy felices, ?verdad? --dice de repente, rompiendo la quietud. Dejo escapar un suspiro que lleva ahi, guardado en mi pecho, muchos anos. --Si, gatita, el abuelo y yo fuimos muy felices a pesar de que nuestro amor nacio en cuarentena.

  • Silencio (Don 4) de Pablo Poveda

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    Un enjambre de turistas transitaba por la vieja plaza del mercado de la ciudad. La mayoria, visitantes extranjeros, buscaban la foto perfecta delante de la torre del Reloj Astronomico, el reloj medieval mas famoso del mundo. El sol comenzaba su retirada. Eran las siete de la tarde y una gelida brisa soplaba por las terrazas que ocupaban la plaza, bajo la mirada de las coloridas fachadas de influencia gotica y Art Noveau. Sentado en una mesita del Caffe Italia, un restaurante que de italiano solo tenia el nombre, terminaba su agua con gas mientras clavaba la mirada en el edificio de tonos rojizos y pasteles que tenia en frente: la Narodni Galerie. Ricardo Donoso, vestido de traje y con un abrigo de tres cuartos de color negro, pidio la cuenta con un ademan de mano, mientras una pareja de britanicos devoraba un codillo y saciaba su sed con dos cervezas Pilsner de medio litro. La mujer atendia a la pantalla de su telefono, mientras el hombre comia como si no existiera manana. Don los miro seriamente, hasta que la mirada del extrano se cruzo con la suya. La tension se alargo unos segundos, obligando a que este dejara de masticar, pero el arquitecto no vacilo en retirarse. Intimidado, el desconocido regreso a su plato con desaire y sin mediar palabra con la mujer que lo acompanaba. Las religiones occidentales habian instaurado el concepto de que el cielo y el infierno no eran sino lugares a los que se iba una vez muerto. Destinos como consecuencia de nuestras acciones en vida. Sin embargo, Don tenia otra idea. El arquitecto creia en el infierno como un lugar accesible, real, en el que la mayoria de las personas vivian, con suerte, en algun momento de sus vidas o, sin fortuna, para siempre. Por esa misma razon, no podia sentir pena por nadie, ni siquiera por sus victimas. La lastima no era mas que una invencion que postergaba la solucion del problema. Volvio a mirar al matrimonio. Ellos vivian atrapados, como el, en celdas distintas, pero en un mismo lugar. De repente, atisbo un grupo de personas a la salida de la Galeria Nacional. Era el, su objetivo estaba alli y debia ponerse en movimiento. Un hombre alto, de tez bronceada, cabello oscuro peinado hacia un lado y barba frondosa, salia acompanado de dos mujeres esbeltas, otro tipo de piel mas palida y movimientos torpes. Nicos Thalassinos, el cacique griego que los hombres de Velez tenian en el punto de mira desde el inicio de la crisis economica. Tsipras habia prometido destruir a los oligarcas que controlaban los medios del pais, pero solo consiguio que nacieran nuevos. Cuando esto sucedio, Thalassinos apenas rozaba los cuarenta anos, pero habia aprendido rapido las reglas del juego. Su destreza en los negocios, heredada de su padre, un magnate nautico griego; le ayudaron a escalar rapido y adquirir un fuerte poder social y politico. Pero esa no fue la razon por la que los hombres de Velez le habian encargado al arquitecto encontrar al griego. Durante la crisis y las fuertes oleadas de inmigracion que sufrio Grecia, el empresario se aprovecho de imagen publica, dono millones de euros para ayudar a los refugiados y, entre las sombras, introdujo su garra aprovechandose de la desesperacion humana y desarrollando una fuerte red de prostitucion ilegal que llegaba hasta Portugal. Un objetivo facil, a simple vista, pero delicado. Thalassinos conocia el precio de su cabeza, asi como el del silencio de sus clientes mas privilegiados. El encargo de Don era simple: sacarle los nombres de los politicos europeos que le protegian de los tribunales. Empero, nadie le indico si debia quedar vivo. Harto de esperar, introdujo la mano en el bolsillo del pantalon y dejo una moneda de cincuenta coronas en la mesa. Se puso en pie, levanto las solapas del abrigo y camino hacia el museo. Cuando menos se esperaba, el cielo se tenia de rojo. Un BMW de color negro los recogio frente a la entrada del edificio del Ministerio del Desarrollo Regional y se adentro por una estrecha calle empedrada. Don se aproximo a un viejo Mercedes de color blanco que se encontraba vacio y le pidio en ingles que siguiera al coche. El conductor, un checo cercano a la jubilacion, con fuerte olor a cigarrillos y una camisa blanca con cuadros, puso en marcha el contador y siguio la serpiente de coches que atravesaba la calle del casco antiguo. --?Italiano? --Pregunto el chofer mirando por el espejo retrovisor con una ligera sonrisa. El arquitecto guardo silencio y dudo en contestar por diferentes razones. Aquel chofer solo pretendia ser amable, pero le era indiferente. El corazon bombeaba con tanta fuerza que podia sentirlo en la frente. Hacia tiempo que no lograba saciar la necesidad de matar. Despertarse cada manana con la certeza de ser controlado, avivaba su deseo. Por otro lado, le costaba horrores lidiar con ello en silencio desde que su relacion con Marlena habia progresado. Lo mas duro era aceptar que jamas podria contarselo. Ni a ella, ni a nadie. El silencio era su unico aliado. Siempre habia un precio que pagar, penso. --Si --respondio finalmente. Podia haberle explicado que era espanol, pero eso solo lo exponia aun mas, en cualquiera de las situaciones. Ninguno de los dos hombres que estaba en ese vehiculo conocia el final de aquella noche. El taxista balbuceo algo en el idioma vecino, pero Don lo ignoro por completo. Con la mirada siguio el trayecto del coche que iba delante. Los vehiculos abandonaron el casco antiguo para alcanzar la ladera del rio Moldava, que separaba la ciudad en dos, incorporandose a la Ludvik Svobody, una gran avenida de asfalto arropada por los aledanos del parque Lannova y los barcos atracados que funcionaban como locales de ocio en verano. Don miro por la ventanilla y llego a la conclusion de que, en cierto punto, todas las grandes ciudades eran iguales. Aguardo silencioso, expectante por lo que iba a encontrar una vez se bajara del sedan. Mantente concentrado, repetia la voz de Velez en su interior. Jamas creyo que el tono de aquel indeseable le resultara familiar. El vehiculo en el que viajaba el griego con sus acompanantes se detuvo en la entrada de un gran edificio rectangular iluminado y acristalado con espejo. En lo mas alto, luces rosadas alumbraban el cielo. --Aha... --dijo el taxista mientras reducia la velocidad--. Hotel Hilton Prague, signore. En efecto, penso el arquitecto. Miro el contador y saco un billete de doscientas coronas. Acto seguido vio salir a su victima junto a las dos mujeres. El otro tipo se quedo en el interior del coche. Dos obstaculos. Era parte del plan de Thalassinos. Deshacerse de ellas no seria muy dificil. --Dekuji --respondio el espanol haciendo uso de las palabras en checo que habia aprendido para su viaje y le entrego el billete. El taxista senalo al contador para explicarle que le habia dado de mas, pero Don levanto la mano. --Dekuji... --murmuro asombrado gratamente sin rechistar. Cuando vio como el empresario desaparecia tras la puerta giratoria del hotel, salio al exterior y cerro de un portazo el viejo coche aleman. Decidido, camino hacia el interior del edificio escuchando el ruido de la suela de sus zapatos bajo el gelido sosiego de la noche. Asi como por fuera el hotel parecia un bloque hermetico, el interior revelaba el porque de su forma. Era extrano, atipico y con un sobrecargado aspecto futurista, como si estar alli dentro perteneciera a otro lugar. Don recordo algunas ciudades de Oriente Medio en las que los centros comerciales se convertian en autenticas pequenas ciudades ficticias. Suelo de marmol blanco, palmeras de decoracion, luz tenue de tonos rosados y unas escaleras subian hasta la primera planta. Los alrededores estaban formados por las ventanas interiores de las habitaciones, apiladas en torres blancas de mas de diecisiete alturas. Cuando el espanol alzo la mirada al firmamento, no vio mas que un techo formado por vigas de hierro y una gran bola de acero dividida en laminas que formaba parte de la decoracion. Sin duda, un lugar estridente para los sentidos con un exceso de modernidad. A lo lejos, vislumbro las tres figuras humanas caminar hacia los ascensores. Tomo aire y se dirigio hacia ellos. No temia que lo descubrieran, pues nadie sabia quien era el y por eso iba a realizar su trabajo con eficacia. Cuando el ascensor llego, las puertas se abrieron y el empresario espero a que entraran las dos mujeres, ambas checas y mas jovenes que el. Entonces, las miradas de los varones se cruzaron por un instante.

  • Mi negro pasado (Como agua para chocolate 3) de Laura Esquivel

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  • El momento equivocado de Ciara Giannetti

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    Cloe es una chica de 17 anos enamorada de tres cosas en la vida: sus amigas, su novio Alex y las canciones de Melendi. Tiene muy claro lo que quiere conseguir cuando acabe el Bachillerato, pero casi sin darse cuenta, su profesor de Lengua se tropieza en su camino para darle un giro de 180 grados a todos sus planes..

  • La historia secreta del mundo de Jonathan Black

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    Jonathan Black ofrece una guia de las ensenanzas de las antiguas escuelas mistericas, conservadas a lo largo de los siglos gracias a sociedades secretas. Este conocimiento, propone una version alternativa de la historia de la humanidad que contesta preguntas a las que la ciencia no consigue dar respuesta. El mundo que nos rodea, la literatura, los nombres de los dias de la semana y los cuentos infantiles encierran una filosofia secreta. Este libro nos da las claves para interpretarla.

  • Tu me salvaras de Angie Garcia Lopez

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  • Quemame dentro de Sebastian Holik

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    Fue cuestion de suerte, mi mente lo recuerda entre las palabras que mi hermano dijo antes de que saliera de casa. Tal vez esta en lo cierto, no cualquiera llega a conseguir un empleo en plena crisis, menos en esta epoca del ano, sin embargo yo lo he logrado. Como todas las mananas compre el periodico en busca de algo que cubra los gastos que con mi madre no alcanzamos a pagar, y por fortuna lo acabe encontrando. No es precisamente un trabajo del que me este muriendo de ganas de hacer, pero en fin, se que voy a contar con el dinero justo que necesitamos. Llego a la parada despues de haber estado rogando no tener que estar sola, pero asi es, solo me acompana el sol que amenaza con quedarse detras de las nubes el resto del dia. Observo hacia mis costados, siempre es bueno hacerlo, al menos cada tanto, por las dudas de que ocurra algo malo. La delincuencia no tiene horarios, y en mi vecindario menos. Asomo mi vista hacia la calle en busca del bus que me llevara al trabajo. Sigo sin poder creer que alli voy. Despues de tantos dias de busqueda logre conseguir el empleo, y lo hice sin tener que pedirle ayuda a nadie. Viajo como era de esperarse: de pie, aferrada a un asiento para sostenerme, un tanto incomoda por la gran cantidad de gente que me rodea, pero nada importa demasiado con el optimismo que hoy llevo dentro. Bajo chocandome con el frio viento de julio. La tienda esta cerca. Camino hasta que llego a la enorme puerta de cristal rodeada de ladrillos a la vista y de un cartel encima con letras negras. Paso diciendo buenos dias. Mi jefe me responde con una sonrisa detras del mostrador y me indica que me acerque para estrecharle la mano. No puedo evitar sonreirle tambien, el anciano transmite alegria de solo verlo. Ojala la actitud que veo hoy en el se mantenga asi siempre, a veces noto que le cuesta un poco ser amable con la gente. --?Como te encuentras, Emma? Ese era tu nombre, ?cierto? --dice Raffaello. --Si --Asiento con la cabeza. No puedo culparlo todavia de que olvide mi nombre. --?Por donde empezare esta vez? --vuelvo a hablar. --Necesito que repongas la estanteria de la vajilla de la tercera fila. Me encargue de dejarte las cajas a un costado, asi que no tendras tanto que hacer. --Gracias --respondo alegre por haberme facilitado un poco el trabajo, no cualquier jefe haria lo mismo. Despego la cinta de la caja para abrirla. Saco plato por plato para ir ubicandolo en la estanteria. No es un trabajo dificil, pero requiere paciencia, algo que en ocasiones me cuesta tener. Si bien esta no es la primera vez que trabajo estoy nerviosa de echarlo todo a perder. Debo de tener cuidado con todo. Solo asi, en un futuro si todo marcha bien, quizas mi jefe me recompense con un aumento de sueldo. No es que el dinero que me pague no me alcance, de hecho si lo haria si no tuviese que compartirlo con Daniel, con quien salgo. El pobre se ha quedado sin trabajo hace un par de meses y todavia no consigue nada. Ademas, por sobre todas las cosas, tengo que colaborar con los gastos de la casa que mi madre a mas no poder se sacrifica en llevar. Ella estuvo presente cuando mi hermano y yo mas la necesitamos. A sus treinta anos enviudo en plena miseria y supo hacerle frente a ello sin quejarse ni una vez. Nos alimento, nos cuido, nos educo como pudo, pero lo hizo, y yo le respondere de igual forma. De espaldas siento una mano sobre mi hombro. Si se tratara de Raffaello creo que me hubiese llamado a lo lejos como siempre y directamente por mi nombre. Tal vez es algun cliente que no logre percibir. Que tonta me siento, a lo mejor el sujeto me estuvo llamando y yo aqui; sumergida en mis pensamientos sin hacerle caso. Me pongo de pie dispuesta a ayudarlo en lo que sea posible. Doy la vuelta corriendo un mechon de mi cabello castano que se interpuso en mi frente. Al mirar suspiro aliviada, para mi sorpresa es Daniel. --?Que haces aqui? --le pregunto asombrada. No recuerdo haberle dado la direccion exacta de donde trabajo. --Lo siento, no quiero causarte problemas --dice apenado--. Solo pasaba a preguntarte si no querias que salieramos luego. ?Salir?, ?me pregunta? El sujeto no tiene un solo centavo, desde luego yo menos, y de todas maneras me esta proponiendo que salgamos. --Espera --intento no sonar demasiado fuerte; no quiero que el dueno se moleste si llega a enterarse de que Daniel vino para algo poco importante--. No tengo dinero y creo que tu tampoco, ?o si?--No --me confirma tomandome de las manos--. Pero a ti si te queda algo, ?cierto? --Si, de hecho si. No supe que decirle. Tendria que haberle mentido, pero no soy buena mintiendo, mi cara jamas fue complice de mis palabras cuando trate sanamente de enganar a alguien. --Vamos, ?que dices? Quiere que salgamos, hoy mismo. No creo que sea buena idea, debo de abstenerme de ciertas cosas si quiero lograr vivir mejor. Pero el no tiene dinero, por ahora, y ya no recuerdo cuando fue la ultima vez que salimos juntos. --Bien --digo aceptando su proposicion--, pero no gastaremos mucho, ahora vete antes de que me reprendan. El rostro de Daniel se ilumina por completo, sonrie alegre y me da un fuerte abrazo prometiendome que la pasaremos estupendo esta noche. Al desprenderse de mi noto que alguien tosiendo se oculta detras: Raffaello. Espero no tener que dar demasiadas explicaciones, aunque seria lo justo, despues de todo el es mi jefe. --?Todo en orden? --pregunta molesto el anciano. --Si, senor, lo siento --me disculpo nerviosa. --Excelente. Si ya has acabado quiero que sigas con la proxima fila. --De acuerdo --digo mirando a mi novio que aun sigue de pie sin moverse. Con la mirada intento decirle a Daniel que es hora de que se marche, pero al parecer no lo entiende hasta que lo despido diciendole que pase a buscarme por mi casa a las nueve. No puedo evitar reirme al verlo salir apresurado del local. La incomodidad de la situacion, que de seguro comenzo a notar tras lo que le indique, provoco que estuviese a punto de llevarse una pila de cajas por delante. A veces no entiendo por que salgo con el, es decir, es apuesto, fuerte y en ocasiones logra hacerme reir, sin embargo siento que no son motivos suficientes para estar a su lado. Quizas hay alguien mas esperando por mi, alguien con otras cualidades que tal vez me hagan sentir diferente. Por supuesto, son suposiciones. Que haya un hombre capaz de hacerme perder por completo la cabeza no creo que sea algo que vaya a suceder, no conmigo. --?Sabes una cosa? --me detiene el anciano antes de que siga con el trabajo--. Te contrate porque pareces una buena muchacha, y creo saber que si tanto necesitas el empleo como me lo contaste en la entrevista… sabras valorarlo, ?o me equivoco? Me esta reganando. Al parecer no fue suficiente con haberle pedido disculpas cuando me sorprendio abrazando a Daniel. ?Que espera?, ?que lo haga de nuevo? --Lo siento --Suspiro conteniendo mi enfado. --No quiero volver a ver a ese joven molestando por aqui --advierte con su dedo. --No, senor. --Bien, sigue con tu trabajo. Por un momento cuando por primera vez hable con Raffaello me convenci de que seria un jefe diferente de los que tuve, no sumiso porque para eso es el dueno de la tienda y debe tratarme como la empleada que soy. Lo que quiero decir es que no pretendo que me ayude con las tareas como ya lo hizo, simplemente que sea un poco mas comprensivo. Yo no invite a Daniel, ni siquiera sabia que conocia el local. Pero eso de seguro no lo entenderia, esta enojado y cualquier cosa lo respaldaria frente a los cinco minutos de conversacion que tuve. Estoy en mi habitacion buscando uno de los vestidos que mas me gusta usar cuando suelo salir. Tal vez ya no este muy de moda, pero a mi me sigue gustando de todas maneras. Tiene una textura gris que se ajusta perfecta a mi silueta, botones dorados en los hombros y en la cintura que hacen que con la chaqueta negra arrojada sobre la cama sea la combinacion perfecta. Son las ocho y cuarto, en poco tiempo Daniel vendra por mi. Ya me di una ducha de agua bien caliente. Falta que se me seque el cabello, me maquille y estare lista, claro, si logro encontrar el atuendo que quiero llevar puesto. Me siento en el borde de la cama cubriendome todavia con mi toalla, pensando en donde pude haberlo dejado cuando la puerta suena dos veces. --Emma, ?podria pasar? Encontre el vestido --dice mi madre desde el otro lado. --Claro, pasa. ?Donde lo encontraste? Se la nota algo consternada, como si tuviese miedo de decirme algo que pudiera llegar a hacerme enojar. Esta nerviosa, puedo darme cuenta por sus manos cuando me entrega la prenda y luego retrocede unos pasos para mirarme sin decir nada. --?Que sucede? --pregunto. A ella le hara bien contarme lo que piensa y a mi me lo hara escucharla. --Nada importante, dejare que te cambies --Gira, pero la detengo. --No me dijiste donde lo encontraste. El rostro de mi madre queda enmudecido. Vaya, de eso se trata. ?Que puede ser tan malo como para que no me diga nada? --Tuve que lavar el vestido, estaba un poco sucio. Tu hermano se lo regalo a Neena la semana pasada cuando vino a cenar. Ambos durmieron ayer aqui y pude quitarselo porque lo trajo puesto. Estaba tirado en el suelo junto a la puerta. --?Y es que no les dijiste nada? --Trato de calmarme.

  • El llanero depravado de A. R. Cid

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    Lo que voy a contaros no forma parte de una perfecta historia de amor.

  • Tren de venganza de Xavi Casinos

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    Ruben Cardona, ex policia que malvive en la Barcelona de 1848 tras ser represaliado por sus ideas radicales, recibe el sorprendente y bien remunerado encargo de proteger las obras del ferrocarril entre la capital catalana y Mataro, objetivo de continuos sabotajes. Su promotor es el indiano Tomas Boada, que emprende el proyecto despues de amasar una gran fortuna en America. Cardona inicia asi un a menudo frenetico viaje por la Barcelona de la epoca en busca de los instigadores de los ataques. En esta labor recibe la ayuda de Francisco, fiel criado negro de Boada. Propietarios de lineas de diligencia, charlatanes supersticiosos y sociedades secretas acaban conduciendo al protagonista a desenredar una vieja y turbia historia de venganza implacable que regresa de un lejano pasado de traficantes de esclavos y batallas por independizar las colonias americanas, un circulo que se cierra en una remota isla africana. La propia investigacion acaba implicando al mismo Cardona en un periplo iniciatico por una Barcelona secreta que marcara ya para siempre su vida.

  • Por ti, una cancion de Betty Carrillo Z

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    Dos mujeres. Kara y Enya son dos cantantes famosas a quienes miles de personas aclaman, pero viven en una eterna soledad, en un mundo donde la magia, musica, luces y fama, son su unica compania. Ambas, buscando encontrar el amor verdadero de maneras muy diferentes. Una, en la eterna espera. La otra, en cualquier lugar. Una cancion y un escenario las une. La atraccion es inmediata, pero no sera facil, deberan descubrir de manera individual si la otra es la persona merecedora de esa cancion. !Ojo! si no tienes una ilusion, si no crees en historias rosadas o en el amor verdadero, este libro no es para ti.

  • El Ranger del Espacio de Isaac Asimov

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    El Ranger del espacio es la primera de una serie de novelas, llenas de intriga y accion, que Isaac Asimov situa en los distintos planetas del sistema solar.

  • FRANKCO HONOR de Claudia A. Perez R

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    Frankco Harper es un hombre que se ha ganado el respeto y admiracion de las personas que lo rodean en base a su firme conviccion y entrega a su trabajo, proteger al Conde Terry Grandchester como su jefe de seguridad y mano derecha.

  • Mujeres olvidadas de Antonina Rodrigo

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    Antonina Rodrigo inicio hace muchos anos la labor de recuperar y dar a conocer la vida y la obra de las grandes mujeres de la Segunda Republica espanola, excluidas de la historia de Espana a causa de la guerra, la represion posterior y el exilio. A pesar de silencios y olvidos, la lucha y utopia de estas pioneras, convertidas en materia de estudio, forjaron a la mujer de hoy, en una cronica oral para las nuevas las generaciones.

  • La llamada de la tribu de Mario Vargas Llosa

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  • A ver a que sabes de Magela Gracia

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    Lei el panfleto que la chica me entrego cuando pase por delante del local de siempre. En el encabezado aparecia el nombre del restaurante y debajo las fotos de cuatro hombres vestidos de cocineros con los brazos cruzados sobre el pecho. Aparecian sus nombres y su especialidad, pero cada uno me clavaba los ojos de una forma diferente.

  • La decision de Elaine de Mar Fernandez

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    La vida de Elaine no es facil tras la truculenta guerra que le ha robado a su esposo y dejado huerfana a Faith, una nina de apenas seis anos que no ha conocido a su padre. Mantener la esperanza o la ilusion era todo un reto. El rancho que posee esta al borde de ruina y apenas puede hacerse cargo del lugar.

  • Cuando nadie me ve de Noe Casado

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    ?Cuantas peliculas habeis visto en las que la protagonista es una chica modesta con mala suerte en los asuntos del corazon? ?Y en cuantas ella tiene un amigo gay que siempre la ayuda? ?En cuantas le rompen el corazon hasta que aparece el hombre ideal? ?No estais cansadas de los mismos argumentos?
    Pues bien, yo soy una de esas chicas modestas que no tienen suerte con los hombres.
    Tampoco busco demasiado, y como vivo en una ciudad pequena, la oferta es mas bien limitada. Me llevo algun que otro berrinche amoroso, aunque intento no amargarme. La desilusion me dura veinticuatro horas como mucho, porque para quitarme las penas ya tengo a Tito, mi companero de piso, un treintanero canon, divertido y heterosexual por los cuatro costados con el que, ademas, de vez en cuando mantengo alguna que otra charla trascendental. A Tito lo quiero a rabiar, y todos piensan que somos la pareja perfecta; no lo niego. Sin embargo, no solo no somos pareja, sino que hay mas… mucho mas… Si quieres conocer todos los detalles, no puedes perderte esta comedia erotico-romantica llena de entresijos, errores, tension sexual y erotismo

  • Los adictos de Paolo Roversi

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    Offenburg (Alemania), 1994 Al comisario Jurgen Fischer el nombre no le habia parecido nunca tan apropiado como aquella Nochebuena: Selva Negra. Se referia al inmenso bosque que rodeaba y deglutia, con sus imponentes abetos, aldeas y caminos de la region de BadenWurtemberg, una zona que se extiende, de norte a sur, a lo largo de cientos de kilometros. Obviamente, el origen de aquel apelativo se debia a la densisima vegetacion aunque, en aquel momento, el color predominante del paisaje era el blanco. Hacia horas que era noche cerrada y la nieve no habia dejado de caer desde la manana. Las pesadas botas de Fischer se hundian hasta los tobillos haciendole dificil avanzar. Acompanando al comisario iba Conrad Berger, un guia experto que, pese a conocer el lugar como la palma de su mano, despotricaba debatiendose por encontrar la direccion correcta. Fischer recordaba haber leido en una de las publicaciones para turistas a la venta en todas las librerias de Friburgo a Stuttgart que por alli habia mas de veinte kilometros de senderos para excursionistas: un autentico laberinto, teniendo en cuenta las actuales condiciones atmosfericas. Por no hablar de que, con aquella oscuridad y con los copos de nieve cayendo densos, parecia que estuviesen caminando por una landa remota de Alaska mas que por un paraiso de amenos paseos en el corazon de Alemania. Para hacer honor a la verdad, aquella zona no era ni siquiera competencia suya, pero los colegas de Friburgo, ya bajo minimos debido a las vacaciones, habian quedado aislados por la nevada y le habia tocado a el bailar con la mas fea. La llamada habia llegado cuando se encontraba a medio camino entre Baden Baden y Offenburg, donde vivia su hermana Adelmute. Como cada ano, se dirigia a su casa para pasar las fiestas. Sus superiores no tenian la mas minima duda de que aceptaria: Fischer no estaba casado ni tenia hijos, asi que el espiritu navideno no lo contagiaba y no tenia ningun problema en trabajar ni siquiera en Nochebuena. --Jurgen, hay que hacer una comprobacion de rutina. Y, visto que vas de camino a Offenburg, eres el que mas cerca esta... Te acompanara un guia experto para que no te pierdas en el bosque. Aunque no se habia podido negar, comenzaba ya a arrepentirse. La tormenta de nieve no daba senales de amainar y el rastro luminoso que habia dejado en el cielo la bengala que habia desencadenado todo aquello hacia ya un rato que se habia extinguido. Por suerte, Berger y los muchachos del rescate de montana habian tenido tiempo de calcular con cierta aproximacion el punto exacto desde el que se habia disparado aquel haz, y ahora Fischer y el guia se dirigian hacia alli. No sabian que les esperaba. Podia tratarse de cualquier cosa: una indisposicion, en cuyo caso Conrad se encargaria de estabilizar al paciente gracias a su cualificacion, a la espera del rescate. Si, en cambio, habia sucedido algo mas, bueno, Fischer estaba alli, con su placa y su pistola, precisamente para eso... Disparar una bengala de socorro, del tipo usado en el mar por las embarcaciones en dificultades, era una practica bastante comun en aquella zona para situaciones de emergencia. Por ejemplo, si las lineas telefonicas no funcionaban o, lo que era mas realista, si los habitantes de las cabanas esparcidas por el bosque no tenian siquiera telefono. Varias familias vivian en el corazon salvaje de la Selva Negra y quizas en aquel momento alguna estaba en apuros. Los dos hombres avanzaban despacio entre los troncos de altos arboles y un manto blanco que no dejaba de engordar. El guia llevaba en la mano derecha una brujula y buscaba el mejor recorrido para llegar al punto calculado. En la izquierda empunaba una linternita con la que iluminaba la nieve ante ellos. Estaban siguiendo lo que, en condiciones normales, debia de ser un sendero de tierra, pero que, en aquella situacion, era un trayecto arduo. Fischer se pregunto si estarian, de verdad, avanzando en la direccion correcta. Y a la busqueda... ?de que? No estaba claro. Habian transcurrido ya cuatro horas desde la senal de socorro, una eternidad si quien habia pedido ayuda estaba en peligro de muerte... Tras otras dos horas de esfuerzo, llegaron por fin a su destino. Berger echo un vistazo rapido y se volvio asustado hacia el comisario senalando algo ante el. La debil luz de su linterna ilumino una mancha roja en la nieve. A primera vista, parecia un animal herido. En la Selva Negra eran frecuentes escenas asi: cazadores y cazados empenados en la eterna lucha por la supervivencia. Podia tratarse de un ciervo o de un corzo atacado por lobos. Fischer se acerco otro paso: la victima no tenia ni patas ni pezunas, sino un par de robustas botas con suela antideslizante. La nieve dejo de caer de pronto. Solo entonces el policia se dio cuenta del gran silencio piadoso que lo rodeaba. Ante sus ojos se abria un pequeno claro delimitado por la espesura del bosque, un circulo perfecto en medio de los abetos. En el centro del escenario, aquel inquietante charco rojo. El guia encendio los focos que llevaba en la mochila, y entonces Fischer pudo ver aquel horror que seria incapaz de olvidar durante el resto de su vida... 1 Ginebra (Suiza), actualidad Rebecca Stark observaba fascinada el chorro de agua que se alzaba potente hacia el cielo desde el centro del lago Leman. Aquella manana de finales de abril era como si estuviese viviendo un sueno: un jet privado habia volado expresamente a Londres para llevarla a la cita. Habia embarcado en el London City Airport bajo la lluvia y desembarcado en Suiza, donde la habia recibido un templado dia de sol. Ahora estaba sentada en un sillon de diseno, en un lujoso despacho de grandes ventanales. Frente a ella, al otro lado de un escritorio con la superficie de cristal, se encontraba Grigori Ivanov, un magnate ruso del petroleo al que habia conocido hacia casi un ano, cuando lo habia tenido como paciente. Ivanov era un hombre alto y elegante, de unos sesenta anos, con ojos grises y el cabello del mismo color, muy corto. Llevaba un traje oscuro sin corbata y un reloj de oro, adquirido, casi seguro, en una de las muchas joyerias de la ciudad. Mientras lo escuchaba, Rebecca habia vuelto a las semanas --ocho en total-- durante las que su interlocutor habia estado a su cuidado. Entonces, el ruso no habia mostrado ni rastro de la seguridad y la determinacion de la que hacia gala ahora. Cuando lo habia conocido en su consulta de Kensington, se habia encontrado con un hombre de rostro demacrado, mirada huidiza y expresion apagada, fisicamente debilitado por las malas costumbres. Solo en aquel momento se dio cuenta Rebecca de que Ivanov le habia hecho una pregunta. --?Perdone? --He dicho que se estara planteando el por que he querido verla con tanta urgencia... La mujer no respondio. Se limito a inclinar levemente la cabeza. --Como sabe, soy muy rico y presumo de ser tambien un discreto hombre de negocios. Pero, para lo que tengo en mente, no pienso en los beneficios. Al menos, no en los inmediatos, porque todo se hace por interes propio, ?verdad? Sere directo, doctora: quiero que proporcione a otros la ayuda que me presto a mi. Mi deseo es que su metodo beneficie y cure a todas las personas posibles, a cambio de una compensacion justa, por supuesto. Rebecca lo miro interrogativa, como un jugador de ajedrez observaria a su contrincante en espera de su siguiente movimiento. --Le estoy proponiendo que trabaje para mi. ?Le interesa? Ella volvio a mirarlo desafiante, aunque en el fondo admirada. ?Podia fiarse de el? Segun el historial medico que ella misma habia redactado, si: estaba perfectamente curado. Hacia ya ocho meses que no se producian recaidas y, a ojos vista, el magnate era el vivo retrato de la salud. Por desgracia, y tambien esto lo habia aprendido con los anos, a menudo las apariencias enganan. Especialmente en el caso de enfermedades como las que ella trataba en su consulta, en las que los pacientes se convierten en habiles impostores y hacen de la mentira un arte para ocultar su perturbacion a los demas. Ivanov se puso en pie y Rebecca sintio que debia hacer lo mismo. Se acercaron al resplandeciente ventanal calentado por los rayos de sol. --Su metodo es fantastico, doctora. !Usted es fantastica! Por eso he decidido invertir. Rebecca no sabia si sentirse halagada o asustada.

  • Mirando a un cielo silencioso de Eva Tejero Cebrian

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    Algunas personas parecen haber enloquecido de la noche a la manana con desconcertantes trastornos de personalidad que superan todo razonamiento neuro-cientifico. Cuando el fenomeno comienza a extenderse a nivel mundial, los diagnosticos confirman que se estan produciendo autenticas vinculaciones entre seres humanos basadas en la asimilacion de sus respectivas memorias. Con gran estupor, y sin participacion de su voluntad, contemplan los afectados como los recuerdos que han almacenado a lo largo de toda la vida son transmitidos a otro ser humano de manera reciproca y compartidos con los de su vinculo en su totalidad.

  • Selene, flor de cristal de Luna Villa

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    Patrick trabajaba en una importante empresa minera, hasta que es despedido. El amor por su madre, y el de esta por las piedras preciosas, le llevo a estudiar Geologia. Tras su inminente despido, decide viajar en busca de nuevas perspectivas y posibilidades. En ese viaje, encuentra una extrana cueva. Lo que Patrick no sabe es que no se trata de una simple cueva, sino de un portal hacia otro tiempo. Alli le espera Selene, una hermosa mujer encargada de mostrarle su mundo; un lugar lleno de increibles criaturas gigantes y diminutos seres magicos… Sin embargo, no todo es luz. Las tinieblas quieren establecer su dominio y separar lo que el destino y el amor han unido en un mundo tan bello como fragil.

  • El colapso de la Republica de Stanley G. Payne

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    Nuevo prologo del autor. ?Cuales fueron las causas que provocaron el terrible estallido de la Guerra Civil espanola en 1936? Stanley G. Payne analiza en este libro, con extraordinaria agudeza y brillantez, los seis meses previos al estallido del conflicto poniendo el acento en la labor de los diversos sectores del movimiento socialista y la rivalidad entre ellos, el debate interno en el seno del Gobierno, las actividades y las discusiones entre los republicanos de izquierda o el papel desempenado por la policia, entre otros. Tampoco se olvida de los numerosos problemas estructurales --los mas de dos millones de campesinos sin tierra, los infimos salarios de los obreros, la baja productividad de las fabricas-- y coyunturales --los nuevos cambios socioeconomicos mundiales o la alta demografia nacional-- para dar una vision completa del convulso final de la Republica que condujo a Espana a su mas cruenta guerra y a cuarenta anos de gobierno totalitario.

  • El angel literario de Eduardo Halfon

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    ?Cuando un hombre se convierte en escritor? Es la pregunta que ha
    desarrollado Eduardo Halfon en El angel literario buscando claves y
    circunstancias en la vida de escritores que han marcado su literatura y
    su propia vida. Hermann Hesse, Raymond Carver, Ernest Hemingway, Ricardo
    Piglia y Vladimir Nabokov son parte de esta novela que no es si no el
    resultado de una feliz construccion, entre el ensayo, el fragmento, la
    entrevista y el cuento, nacida de la tenaz preocupacion del autor por
    dilucidar la pregunta que ha rondado desde sus inicios a las bellas
    artes, convirtiendose el texto en su propio ejercicio y sentido de
    busqueda y que se crea a si mismo en su cuestionamiento. El angel
    literario fue una de las obras finalistas del XXI Premio Herralde de
    Novela en el ano 2003.

  • Los Justos de Albert Camus

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    Drama estrenado en 1949, <> desarrolla, en el ambito historico de la Rusia zarista, algunos de los temas que obsesionaron a Albert Camus (1913-1960) a lo largo de su vida y que atraviesan como hilo conductor toda su obra. La contraposicion entre el idealista Ivan Kaliayev y el implacable Stepan Fedorov arroja luz sobre el dilema moral implicito en todo terrorismo y permite al autor, a traves de unos dialogos de gran belleza literaria y densidad ideologica, indagar en la dialectica del fin y los medios, asi como mostrar la opresion y el despotismo que la utilizacion de cualquier violencia lleva aparejados.

  • Una familia decente de Rosa Ventrella

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    En un decadente barrio italiano, un amor inesperado crece como una flor en una tierra yerma.

  • Las hijas de otros hombres de Richard Stern

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    <>. Estamos en verano, a finales de la decada de 1960. Las calles de Cambridge, Massachusetts, estan llenas de hippies de pelo largo y coloridas prendas, pero el doctor Robert Merriwether, que ensena en Harvard y lleva mucho tiempo casado, no repara lo mas minimo en toda esa vida bullendo a su alrededor. Cultivado, reflexivo, animal de costumbres… Merriwether es todo menos un hombre impulsivo. Por eso es tan extrano, tan deslumbrante e inesperado, que mientras su esposa Sarah esta de vacaciones conozca a Cynthia Ryder, y que en poco tiempo profesor y alumna empiecen un intenso romance.
    La novela de Richard Stern -discreto clasico moderno de la literatura norteamericana- es un elegante examen de la pasion amorosa, de su epicentro y sus replicas, de sus devastadoras consecuencias. <>, piensa el doctor Merriwether. <

  • El que faltaba, Mayte Pascual de Mayte Pascual

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    <>.

  • Todo lo que jamas imagine de Fabiana Peralta

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    < Hasta que la verdad salio a la luz.
    Entonces pense que eso nos destruiria para siempre; sin embargo, me atrevi a creer que podia existir un amor epico para mi, y ahora estoy viviendo el cuento de hadas que siempre sone.
    No estoy acostumbrada a ser tan feliz, pero desde que conoci a Luka me propuse no volver a mirar atras, por eso ahora estoy dispuesta a recorrer el camino de rosas que el me propone cruzar.>>
    Nicole

  • Ser atrevida contigo (Liga de Caballeros Incasables 4) de Tamara Gill

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    F C A P I T U L O U N O 1827, Marlborough, Wiltshire inley Stone, duque de Carlisle, miro fijamente a su abogado. No creia lo que le habian dicho. Su padre no controlaria su vida, incluso despues de la muerte. Su decreto no se cumplira. --Disculpe, Smithers, pero ?puede repetir lo que acaba de decir? Estoy seguro de que no escuche correctamente. Su abogado se aclaro la garganta y volvio a levantar el pergamino. --Ha sido duque durante un ano, desde que su padre descanse en paz. Sin embargo, ahora tengo la libertad de decirle que su padre estipulo su testamento que, si no se casa dentro de un ano de su muerte, tiene sesenta dias desde el aniversario de su fallecimiento para hacerlo. Si no cumple con esta estipulacion, la mayor parte de su fortuna, el dinero y cualquier activo no implicado, se revertira a su primo, Andrew Stone de Kent. Finn se reclino en su silla, pasando una mano por su cabello. Su mente se resistia a la idea de casarse. Por no hablar de lo que se suponia que debian hacer los hombres con el sexo opuesto. La idea de verse obligado a realizar esa ocupacion lo aterrorizaba y lo emocionaba. Pero mas lo aterrorizaba. --Asi que mantendria Carlisle Hall en Wiltshire, pero no tendria dinero para mantener la propiedad en funcionamiento, aparte de los ingresos que produce, que todos sabemos que no es suficiente. --Eso es correcto, Su Excelencia. Como propietario de varias propiedades rentables, perderlas y que pasen a ser de su primo le afectaria economicamente de forma importante. Y tendria consecuencias devastadoras para aquellos que dependen de sus propiedades para su sustento. Le sugiero que se case de inmediato, conserve sus activos y asegure su futuro lo antes posible. ?Una esposa? Se le encogio el estomago y se volvio para mirar por la ventana. No podia perder su hogar, el unico lugar que habia amado. Dios sabe que su malvado padre habia estado demasiado ocupado paseando por Londres como para preocuparse por su familia en casa. Su madre habia fallecido cuando el tenia ocho anos y su padre rara vez se habia preocupado por el. Finn habia prometido ser una mejor persona que eso. Alguien a quien sus sirvientes y amigos respetarian, un propietario que fuera confiable y no frivolo. --Bueno, entonces supongo que tengo que volver a Londres y encontrar una novia. Su abogado se aclaro la garganta y Finn miro hacia arriba, encontrandose con su mirada. -- ?Hay algo mas que deba tener en cuenta, Smithers? Su padre ha decretado que debes buscar esposa aqui en Wiltshire. Preferiblemente alguien de Marlborough. Ha decretado que se case con una mujer de su condado de origen, ya que penso que seria mejor para el personal que tuvieran una ama que este familiarizada con el area y la gente local. Finn miro fijamente a su abogado. ?Estaba loco su padre? Muy posiblemente, antes de su muerte su mente se habia descarriado en Londres. Sin duda, Finn habia pensado que su sire habia perdido la cabeza. ?Pero una esposa de Woodstock? Solo habia dos familias nobles viviendo cerca, si es que podia llamarlas asi. Una familia tenia varias hijas, todas ellas menores de diez anos. Ellos no contaban. La segunda familia, los Miltons… Finn trato de recordar la dinamica de la familia. El padre era un caballero que vivia de los ingresos de su pequena propiedad. Dudaba que hubiera dote para alguna de las chicas. Sin embargo, tenian un hijo, aunque todavia llevaba abrigos cortos. --En efecto, mi padre dice que necesito casarme con una de las chicas de Milton, que si recuerdo bien son dos. Smithers asintio con la cabeza, se sento en la silla frente a su escritorio y reviso el papeleo en su cartera de cuero. --Eso es correcto, su Excelencia. La mayor de las senoritas Milton esta mas alla del matrimonio, pero su hermana menor, Lucy, no. --?Quien es la senorita Milton mayor de nuevo? --Pregunto Finn, un rostro resonando en su mente desde la temporada pasada cuando estaba en la ciudad. --Ah --dijo Smithers, buscando mas en el papeleo. La Senorita Evie Milton. Creo que es amiga de la duquesa de Whitstone y de su esfera social. Una vision de una belleza de cabello oscuro que estaba en camino de estar en el estante entro en su mente. Habia bailado con ella si recordaba, su conversacion un tanto incomoda ya que ella no estaba tan comprometida para hablar. Realmente sorprendente, considerando que ella y sus amigas eran algunas de las mujeres mas influyentes de la sociedad. --?No vive la senorita Milton en Londres en Marchioness? --?La casa de Ryley? --Fruncio el ceno, seguro de haber oido que despues del matrimonio del marques, la marquesa habia permitido que sus amigas se quedaran en su casa de Londres. La senorita Milton era una de ellas. --Eso es correcto, Su Gracia. --Hmm. --Finn se reclino en su silla, preguntandose como seria Lucy Milton, la mas joven. Si fuera tan llamativa como su hermana, lo haria muy bien. Era joven todavia, de una familia respetable y del area local. Todos los requisitos que satisfarian el testamento de su difunto padre. --?Espera que el senor Milton tenga alguna dote para sus hijas? --No es que importara, era mas que rico y podia permitirse tener una esposa que llegara con muy poco o nada en absoluto. Aun asi, mantener a ninas en el caso de no engendrar un heredero le decia a Finn mucho sobre el caracter de un hombre. Si era carinoso, progresista y honorable. Todas las caracteristicas que le faltaban a su padre. --Doscientas libras al ano. La senorita Milton mayor entro en su estipendio cuando cumplio veinticinco anos. Por supuesto, asumieron que ella estaria casada para entonces, y bueno, eso no ocurrio. La senorita Lucy, la mas joven, tiene veintidos anos. --Muy bien. Bueno, entonces --dijo Finn, poniendose de pie y poniendo fin a esta reunion. Manana empezare a cortejar a la senorita Lucy Milton y lo tendre todo resuelto para fin de mes. Le llamare cuando todo este en su lugar. Smithers hizo una reverencia. --Muy bien, Su Gracia. Le deseo lo mejor en sus esfuerzos y espero escuchar la feliz noticia. --Si, bueno… --dijo Finn, volviendo a sentarse y mirando a su abogado salir de la habitacion. ‘Buenas noticias’ puede ser demasiado exagerado. Mas bien resignado encajaria en este contexto. Finn acerco un trozo de pergamino, cogio la pluma y garabateo una carta para que el senor Milton lo esperara manana a las once. No le diria al caballero por que, simplemente le dejaria creer que era una atraccion natural y un cortejo lo que lo llevaria a ofrecerse por la senorita Lucy. Eso seria lo mejor. Una cosa que si comprendia era que ninguna novia queria escuchar a su prometido que solo se lo pidiera por necesidad. O, en este caso, el dolor de la desheredacion.

  • El misterio del rodaje 4 de Margotte Channing

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  • Dormido en el alma de Gely Santamaria

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    Lela era una nina feliz, viviendo su infancia en la Espana de la posguerra, pero la vida le empezo a arrebatar cosas, la primera a su madre a los 9 anos, despues al amor de su vida, Ricardo y por ultimo a sus hermanos. Los avatares de la vida la llevaron al otro lado del mundo, separandola de todo y de todos. Ella pensaba que ya no merecia la pena vivir, pero la vida le tenia reservada una gran sorpresa.

  • Mi pequena tentacion (Amor en cadena 6) de Lorraine Coco

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    Robert salio del restaurante japones con paso ligero y cruzo la cuarta avenida sorteando los coches que esperaban impacientes que el semaforo volviese a ponerse en verde. Habia bastante movimiento aquella noche de sabado. Rozaban casi las once, pero las calles del centro de Manhattan eran un hervidero de gente que iba y venia en todas direcciones. La ciudad que nunca duerme seguia con la misma energia que a las once de la manana, pero el llevaba en su cuerpo un turno de mas de doce horas y, de no ser porque tenia que recoger la bolsa de comida para su companero de piso, estaria metido ya en la cama, dejando descansar sus cansados huesos. Llego hasta su Camaro negro del sesenta y nueve y se metio en el tras abrir la puerta. Su companero le esperaba en el asiento del copiloto riendo mientras contestaba mensajes con su iPhone. --Esta chica me va a volver loco --le dijo Edie sin apartar la mirada de la pantalla. Por su rostro se paseo una sonrisa socarrona y con dedos agiles tecleo la respuesta. --A ti te vuelven todas loco, Garcia --le contesto, colocando la bolsa de plastico con la comida para llevar en el asiento trasero y arrancando el coche. Eduardo Garcia era su companero desde hacia tres anos, y durante ese tiempo le habia conocido una chica nueva por semana. Igual que se enamoraba, se desenamoraba, con lo que era imposible tomarselo en serio. --Esta es diferente --continuo su amigo--, ?has visto que piernas? -- anadio colocandole frente a los ojos la imagen en su movil de una chica en minifalda y ropa demasiado ajustada en actitud provocadora. Robert aparto el aparato de su vista de un manotazo y pregunto a su companero: --?Pero esa no es Gloria, la de la semana pasada? --!Que va! Esta es Marisol. Hermano, no me escuchas cuando te hablo. Gloria era la dependienta de la pasteleria, esta trabaja en el taller de mi primo, lleva la contabilidad. --A mi me parecen las dos iguales --le contesto Robert encogiendose de hombros. --Hermano, no sabes nada de mujeres. Mirate, tu plan para un sabado por la noche es llevarle comida japonesa a tu perro. --!Ey, no te metas con Calibre! Le pierde el pollo teriyaki, ?que le vamos a hacer si es de gustos exquisitos? --le dijo riendo con ganas. --Si, igual que su dueno. Parece que ninguna mujer es demasiado buena para ti. ?Cuanto hace que no tienes una cita? ?Desde que saliste con Abbie? Robert torcio el gesto. Salir con Abbie habia sido un error. Eran companeros de trabajo, ambos detectives de homicidios en la misma comisaria. Ahora tenian que verse a diario y evitar miradas cada vez que se cruzaban. --!De eso hace mas de cuatro meses! --prosiguio su companero con tono exagerado. --?Llevas la cuenta de mis citas? --contesto el riendo--. Empiezas a preocuparme... Te pareces a mi madre --anadio volviendo a reirse. --Riete cuanto quieras, pero hermano... No soy yo el que lleva cuatro meses sin estar con una mujer, y eso no es sano, tio. Voy a pensar que no te gustan las mujeres... --le dijo Garcia con la intencion de provocarlo. De veras pensaba que su companero necesitaba un poco mas de diversion. --Me gustan las mujeres, pero no todas las mujeres --replico, deteniendo el coche frente a otro semaforo y resoplando. Normalmente la conversacion con su companero era bastante mas interesante. Robert era un hombre al que le gustaba disfrutar de los silencios. No era hablador en exceso, y sin duda preferia estar solo en su coche. Pero Garcia era todo lo contrario; hablaba y hablaba. Parecia que siempre tenia algo que decir. Por suerte pasaba gran parte del turno mensajeandose con el movil con mujeres y eso le daba tiempo a el para escuchar sus propios pensamientos. El resto de las ocasiones, las conversaciones versaban sobre temas mas interesantes; cine, deportes y, por supuesto, los casos. Cosas llevaderas. Pero no lo podia soportar cuando se ponia en plan casamentero. El semaforo volvio a ponerse en verde y prosiguio con la esperanza de que el trayecto que restaba hasta la casa de Garcia lo pasasen en silencio. Pero no tuvo tanta suerte. --Marisol tiene una hermana... --!Joder, Garcia! ?En serio? ?Estas intentando prepararme una cita? -- resoplo de nuevo y se removio incomodo en el asiento. --!Ey, hermano! Es una chica guapa... No tiene las piernas de Marisol, pero he visto una foto de ella. Es bastante pechugona... --Edie puso las manos sobre sus pectorales, indicandole el tamano de los pechos de la joven--. Apuesto a que sabe hacer una buena... Robert le echo una mirada de "estas llegando al limite" y Garcia cerro la boca riendo. Giro en la calle y detuvo el coche frente a la puerta de la casa de su companero. Una vivienda baja, pintada en verde lechoso, en uno de los barrios latinos mas populares de la ciudad. En el porche, su madre, su hermana y dos mujeres mas lo esperaban sentadas en sillas de plastico y abrigadas hasta los dientes en torno a un brasero de carbon. En cuanto los vieron los saludaron con la mano sonriendo. --?Quieres quedarte a cenar, Robert? --lo invito la hermana acercandose al coche. Garcia resoplo. --Gracias, Jen, pero estoy cansado, tal vez otro dia --declino la invitacion. --Cuando quieras... --le dijo ella con una sonrisa coqueta. Edie vio como su hermanita permanecia alli mirando a su companero con sonrisa embobada, como un perro frente al escaparate de una carniceria, y volvio a resoplar de mala gana. Bajo del coche con el ceno fruncido. --Jen, ?quieres entrar y dejar a Robert tranquilo? --le dijo tomandola del codo para girarla en direccion a la casa. --!No seas tonto, Edie, solo estaba siendo amable! --protesto ella mientras se alejaba, no sin antes volver a girarse y regalarle otra seductora sonrisa a Robert. --Es cierto, no seas tonto, Edie, solo estaba siendo amable... --se burlo Robert de su companero. Garcia era tremendamente celoso y protector con su hermana pequena, que ya no era tan pequena. Acababa de cumplir veinte anos y era una mujer bastante guapa y llamativa que sacaba a su hermano un palmo de altura. Edie lo miro con expresion cenuda. --?Que pasa, tio? ?No querias que hablase con mujeres? Jen esta cada dia mas guapa... --continuo enojandolo. En realidad no tenia ningun interes en la hermana de su companero, era demasiado joven para el, que rozaba los treinta y dos, pero le apetecia devolverle un poco del dolor de cabeza que este se habia empenado en provocarle. --!A mi hermanita ni la mires! Es muy joven aun para andar saliendo con hombres --le dijo levantando el dedo a modo de advertencia. Robert rio cansado. --Nos vemos manana, tio --se despidio arrancando de nuevo el motor. --Hasta manana, hermano --contesto Edie dando un golpecito en el techo del Camaro. Robert subio la ventanilla del coche y condujo en su ansiado y relajante silencio. Tardo casi tres cuartos de hora en atravesar la ciudad hasta llegar a su casa. Vivia en la zona del Village. En un acogedor apartamento situado en uno de los bonitos edificios bajos de ladrillo rojo que abundaban en la zona. El piso habia sido ocupado por su hermana Andy durante los anos que estudio en la universidad y hasta que se fue a vivir con su marido Daniel. Cuando ella dejo el apartamento hacia un par de anos, Pierce, el casero, le propuso quedarse en el. Robert no lo penso dos veces. Tanto Pierce como su pareja, Paul, eran como de la familia, y era de los pocos caseros que le habrian permitido tener un perro como Calibre en casa. Aparco frente al edificio y apago el motor. Resoplo aliviado al verse por fin en casa. Estaba realmente agotado. Necesitaba al menos ocho horas de sueno que pensaba aprovechar minuto a minuto. Se bajo del coche e inmediatamente el aire frio de la noche le inundo los pulmones. Se cerro la cremallera de la cazadora de cuero hasta arriba y cerro el coche con apremio. La calle estaba tranquila, tan solo el sonido de un saxo, proveniente de alguno de los clubes de jazz cercanos, se paseaba por la calle dejando una estela de notas languidas. Cruzo la calle con paso rapido y entro en el edificio. Al abrir la puerta de su apartamento lo primero que vio fue a su braco hungaro echado en el sofa. Calibre se limito a levantar la cabeza, movio un par de veces la cola y volvio a dirigir la mirada a la television encendida. --!Vaya! !Que recibimiento! --le dijo al perro, que volvio a mirarlo. El sonido de un par de disparos y una persecucion salio del televisor--. Tienes que dejar de ver series de polis, companero. Calibre se limito a resoplar con gesto aburrido ante el comentario, y continuo viendo el programa, donde un par de detectives daban caza a un tipo en una trepidante escena de accion. Robert jugo la ultima baza para reclamar la atencion de su companero. --Esta bien, parece que tendre que comerme yo todo el pollo teriyaki -- abrio la bolsa y tomo de unos de los paquetes, un trozo de la comida preparada, se la llevo a la boca y gimio de placer. Al instante Calibre salto del sofa y comenzo a rodearlo dando pequenos toques con su morro en la bolsa de la comida. Robert rio cansado. Fue hasta la cocina y saco un plato y el recipiente metalico en el que comia su perro y repartio la comida de la bolsa en partes iguales. Deposito la de Calibre en el suelo y se llevo su plato hasta el salon. Dejo la comida sobre la mesa baja frente al televisor y se dejo caer en el sofa. Estaba molido y no sabia por que. Habia sido un turno largo y duro, como todos. No tenia una profesion sencilla, tenia que ver cada dia cosas que a otros les helaria la sangre en las venas. Pero el era policia no solo de profesion, sino por vocacion. Era lo unico que habia querido ser desde nino, desde que viese a su padre salir cada manana con destino a la comisaria

  • El fino hilo de la mentira de Emma J. Care

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  • La resurreccion de Liz de Pilar Lepe

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    --!Vamos Liz, no te quedes atras! --Vamos a jugarle una broma --propuso Michael de pronto. --A mi hermana no le gustan las bromas --repuso Paul. --No seas aburrido, nos esconderemos y creera que estamos perdidos. La dejaremos que nos busque un par de cuadras y luego aparecemos entre la multitud. --Esta bien, vamos, pero te aseguro que no estara nada contenta. Diane avanzaba, mezclandose entre la gente que desfilaba, celebrando el carnaval, por la avenida principal. Escucho que su hermano gritaba, pero no le entendio, y levanto su mano para que viera donde estaba. Entre tanta gente, se hacia dificil caminar, y sentia que los chicos se alejaban cada vez mas. Un hombre vestido con un disfraz de Fauno la tomo de la cintura para danzar, ella dejandose llevar por el ambiente le siguio la corriente hasta que se dio cuenta que su hermano y su amigo habian desaparecido. Se zafo del abrazo del Fauno y se dio a la tarea de buscar a los mocosos. --Cuando los encuentre no se salvaran del tiron de orejas --refunfunaba mientras miraba con atencion la muchedumbre. De pronto le parecio verlos a lo lejos cuando dio vuelta la esquina. Dirigio sus pasos hasta alli, solo para encontrarse con un parque marcando el fin de la avenida. Miro la plaza y se veia desierta, claro, si toda la gente estaba en el carnaval. Consulto su reloj, ya casi era media noche. A pesar de la multitud, Liz se vio sola en la calle, meditando si volver al carnaval o cruzar hasta el parque. La furia que sentia en un primer momento, se habia transformado en una desesperacion muy fuerte que le oprimia el pecho. A pesar de que el lugar se veia desierto, se decidio a cruzar de todas maneras, con tanta gente bailando cerca, dudaba de que fuera peligroso. --Cuando te encuentre Paul, ya veras. Y ese Michael se ira directo a su casa en el primer vuelo. Diane hablaba sola mientras caminaba por la acera, era un recurso que utilizaba siempre que sentia temor. Recordo que ella le habia dicho a su padre que no llevaran al amigo de Paul de vacaciones, ?para que? Si las vacaciones en Alemania habian sido idea de ella para celebrar que se habia graduado con honores de restauradora en la Escuela de Arte. Sin embargo, su hermano, que estaba en la edad en que los chicos andan acompanados de sus compinches a todas partes, habia insistido en llevar a su amigo, y como sus padres no sabian decir no, se habia salido con la suya. Y ahi estaba ahora, sin saber por donde buscar, en un pais desconocido en donde apenas sabia decir hola o pedir cerveza. De pronto le parecio escuchar una risa de hombre, seguro que eran los chicos escondidos burlandose de ella. Camino hacia donde provenian las risas y los llamo en voz alta. --!Paul! !Michael! !Salgan de su escondite, ya es hora de volver al hotel! De inmediato aparecio una sombra de detras de un arbol. --?Paul? Antes que pudiera reaccionar, Liz, se vio envuelta por algo o alguien. Le dio un empujon con todas sus fuerzas y lo unico que alcanzo a ver fueron unos ojos brillantes, encendidos como los de un animal en la oscuridad. Los ojos la miraron dominantes. Liz se quedo clavada en su sitio, sabia que algo malo estaba a punto de ocurrir, pero no era capaz de gritar y menos aun correr. Dos manos como garras la atrajeron con rapidez para darle un abrazo mortal. Escucho un sonido de algo que se rompia y luego succionaban muy cerca de su oido. No sabia que se trataba de su propio cuello siendo desgarrado, que su propio cuerpo era el receptaculo de la bebida mas apetecida por este ser infernal. En cuestion de segundos sus brazos y piernas se aflojaron como si fuera una muneca de trapo, sus ojos se quedaron mirando al vacio y el ultimo pensamiento que su mente alcanzo a procesar fue que jamas trabajaria en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York. Diane quedo tirada en el suelo con su cuerpo desmadejado, pronto se lleno de curiosos y alguien llamo una ambulancia. --?Esta muerta? --No. Aun respira. !Llama a emergencias! Cuando llegaron los paramedicos a examinar a Liz, la declararon muerta pues no tenia signos vitales. El medico de urgencias estuvo de acuerdo con el diagnostico y lleno una ficha en la que decia: Liz Saunders, ciudadana de los Estados Unidos segun consta en su identificacion. El cadaver presenta algunos hematomas y mordidas en el cuello. Se procedera a la autopsia de rigor para determinar la causa exacta de su muerte. 23:30 hrs. Colonia, 20 de febrero de 2014. Luego de esto fue trasladada a la morgue para meterla dentro de uno de los enormes nichos de acero, adosados a la pared, en espera de la autopsia. --Era hermosa --comento uno de los encargados, un hombre mayor de calva brillante. --Que mala suerte morir tan lejos del hogar --acoto la medico forense--. Vamos, Franz. Aun debemos terminar con la mujer del asilo. Tenemos varios antes de pasar a la chica. --Lo se, Ingrid. Los profesionales se alejaron dejando a Liz, encerrada en su mortaja de acero. Aparentemente para ella habia terminado su existencia que habia sido bastante breve. Ya no habria mas amaneceres, mas puestas de sol en la playa, ni mas diversion junto a sus amigas, y menos aun cumpliria su sueno de restaurar las grandes obras que se guardaban en las bodegas del Museo Metropolitano, y por que no, en el mundo entero. Liz Saunders, de veinte anos, desaparecia para siempre en esa noche de festival en Colonia.

  • El Pozo de Sandra Kyuumei

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    Se lo preguntaba por las noches cuando las dudas sobre mi futuro me embargaban. Nunca nadie creyo mi como lo habia hecho ella y por eso le estaba eternamente agradecido. Ella era la unica que veia algo en mi y por eso me negaba a separarme de su lado. Por primera vez podia vislumbrar una vida duradera con alguien mas.

  • Llamame Por Tu Nombre (LGBT) de Andre Aciman

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    Un viaje por los rincones mas profundos de los sentimientos y del erotismo.

  • El juego de Clayton. Mate de Mirian G. Blanco

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    Despues de rescatar a Marc, la banda decide idear un plan para poner fin a la guerra contra Alex Smith, uno de los mayores monstruos de San Francisco.
    Pero Regina le oculta un gran secreto a Marc, consiguiendo que los problemas y la tension entre ellos aumenten.
    A pesar del enorme peligro que van a correr, el amor entre ellos se hace cada vez mas fuerte. Ambos saben que se necesitan el uno al otro para seguir adelante y ganar la batalla.
    Pero, ?que pasara cuando Marc descubra el gran secreto que le oculta Regina? ?Sera capaz de terminar con esta pesadilla y poner fin a la guerra contra Alex Smith? Y lo mas importante... ?Cumplira la promesa que le hizo a Regina?

  • Mientras siga nevando de Iris Romero Bermejo

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    En un ambiente de secretos, asesinatos y misterios, el amor se hara un hueco en los corazones de los protagonistas.

  • Vida de Guastavino y Guastavino de Andres Barba

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    No sabemos nada y la historia es mentira y el amor no existe, pero a veces basta el miedo, el miedo como el hilo dorado de una fabula, para recuperar todas las realidades perdidas; la verdad, la ciencia, el amor. Por cada gesto bajo sospecha, el miedo engendra una constelacion de ciudades posibles. Dadle miedo a alguien capaz de construirlas y tendreis el mundo. Un par de casualidades y varios accidentes llevan a Rafael Guastavino a Nueva York. Sabemos como es su rostro en 1881: la boca tachada por un bigote prusiano, los parpados caidos, la calva incipiente. Lo vieron nuestros bisabuelos, se cruzaron con el en el muelle de Marsella y no lo recuerdan. Algo les llevo a quitarse el sombrero; el traje caro, quiza, o la belleza de la mujer que le acompana con dos ninas propias a un lado y un nino ajeno al otro, un nino que es como la version embellecida y diminuta de su padre, algo les llevo a quitarse el sombrero y sin embargo no lo recordaron mas, era demasiado normal, demasiado espanol. Ahora sabemos lo que no sabian nuestros bisabuelos: ese hombre y ese nino se llaman Rafael Guastavino, sabemos que seran encumbrados como los grandes constructores de Nueva York y luego olvidados y finalmente recuperados como el germen de la arquitectura modernista en Norteamerica, sabemos que seran ninguneados como los caraduras que patentaron un sistema de construccion medieval para que nadie pudiera emplearlo sin su consentimiento anadiendo, a lo que todo el mundo habia hecho desde el siglo XII, un punado de cemento Portland o unas cinchas de hierro, los que vendieron una arquitectura ignifuga a un pais horrorizado por el fuego, los visionarios que hicieron migrar de continente a todo un sistema de construccion y le otorgaron una dignidad que nunca habria tenido, los genios, los albaniles, los timadores, los hacedores de vinos, los nepotistas, los constructores compulsivos, circunstancias demasiado contradictorias como para ser ciertas o tal vez precisamente lo bastante contradictorias como para serlo, pero no sabemos como era ese miedo de Guastavino, el que le hizo embarcar en Marsella rumbo a Nueva York el 26 de febrero de 1881 sin hablar una palabra de ingles y tras una estafa que le impediria volver para siempre, el miedo electrizante que hace que cada vida tenga un rumbo. Es decir, no sabemos nada. Aunque, bien pensado, puede que el miedo no fuera estrictamente de su competencia. El antropologo chino Fei Xiaotong escribio una vez que los Estados Unidos de America era el unico pais sin fantasmas. Tal vez Rafael Guastavino eligio sencillamente Nueva York como mundo sin fantasmas. Un mundo sin fantasmas al que llevar una arquitectura sin fuego. Se dice que Rafael Guastavino, de segundo apellido Moreno, vio su primer incendio a los dieciseis anos, en 1859, en la ciudad de Valencia. No sabemos las circunstancias precisas. Suponemos, porque somos de naturaleza novelesca, que lo hizo asomado entre la muchedumbre. Sabemos que vivia a poca distancia de alli, en la calle Veronica, que su padre era un ebanista descendiente de un fabricante de pianos y que era el quinto hijo de una familia de catorce de la que solo siete llegaron a la edad adulta. El incendio fue en la antigua casa consistorial. Sabemos tambien como es el fuego. En su Traicte du feu et du sel, Vigenere lo describe como <>. Y aunque hemos perdido <> -como decia, un poco pomposamente, el propio Guastavino-, en la masa de las llamas dejamos de leer y empezamos a sentir. Que extrano saber se apodera de nosotros: de pronto resulta evidente que los edificios resisten o arden hasta los cimientos y caen, como cae esa casa consistorial, que los edificios y los puentes caen como caen las personas, sin que tenga mucho sentido preguntarse que ha sucedido. Tal vez en la fabrica de azulejos del arquitecto Monleon, Rafael Guastavino ve tambien otro fuego, uno inmovil que se repite sin menguar ni crecer, el fuego del horno de ladrillo. Y tambien lo ve en la musica, en las vetas de la madera del violin. Desea ser musico y luego no, o quiza no completamente, porque sabe que no tiene talento aunque tenga amor. Siempre es asi. El fuego de la musica se parece al que hunde la casa consistorial, es exigente y comprometedor, sin moraleja. Y tambien ve el fuego en las bovedas de su pariente lejano Juan Jose Nadal, en la curva que se inclina sobre los fieles de la iglesia de Sant Jaume. Lo ve anos despues en los cuerpos de las mujeres, en la excitacion que le provoca llegar a ellas. A veces querria senalar a una en la lonja y tenerla alli mismo, querria que ellas sintieran lo que siente el y que todo fuese expeditivo, que la misma obnubilacion que le priva de sentido las privara tambien a ellas y a los pocos minutos estuvieran los dos resoplando en un callejon. ?Simple? Puede que si, pero nadie ha dicho que Guastavino sea un casanova. Tambien en los negocios ve el fuego Guastavino. En las narraciones que envuelven y doran las palabras precisas o que se hunden por la ausencia de palabras precisas. A diferencia del que acaba con la casa consistorial, el fuego de los negocios elude los motivos que lo provocan, es un incendio sin centro en el que hay que atender a los comentarios azarosos, donde se debe decir lo que se espera y aprender a callar. Por eso vence la arquitectura a la musica en el corazon del adolescente Guastavino. Porque el fuego de la musica quema, pero el de los edificios enriquece. Se sabe que Rafael Guastavino se traslada a Barcelona en 1859, con diecisiete anos, para estudiar maestro de obras y se aloja en casa de un tio paterno demasiado rico como para no ser aprovechado, Ramon Guastavino, sastre de profesion, copropietario de la cadena de textiles El Aguila. Se sabe tambien que no tarda mucho en dejar prenada a su prima Pilar Guastavino, nacida Buenaventura, huerfana a la que ha adoptado y dado su apellido el tio Ramon. Ese hogar que representa todo lo que no ha tenido en la vida cambia el mundo para Guastavino, esa casa en la que disfruta de sus privilegios, en la que se pasa el verano con fantasias burguesas preparando asignaturas de maestro de obras, persiguiendo a Pilar cuando se quedan solos y cepillandose el traje para que haga bonito. La casa en la que tiene un bigote fino y una mirada de gato hambriento lo cambia todo. Alli admira el talento comercial del tio Ramon y el dinero del tio Ramon, y abomina de Valencia y del padre ebanista. Descubre tambien que hay principes de este mundo y que se puede ser como ellos con un poco de audacia y otro poco de olvido. De modo que tras la bronca de rigor y el brindis de rigor y el puro y la palmada de rigor, porque al fin y al cabo -por muy absurdo que parezca- todo ha quedado en la familia, se casan Guastavino y Maria Pilar Buenaventura, antes Guastavino, en el mismo ano de 1859 en la iglesia parroquial de Sant Jaume, demasiado adolescentes como para que no se burlen de ellos los invitados, con un novio que acaba tocando el violin, seguramente borracho, y una novia, seguramente sobria, que le odia desde el principio, aunque a quien le importa, al fin y al cabo, que se amen o se odien dos adolescentes. Pero tambien podemos fiarnos de Guastavino. Podemos pensar que en esos anos en los que al nacimiento del primer hijo, Jose, sigue el de otro nino, Ramon, y luego un tercero, Manuel, Guastavino se convierte en lo que suele decirse un hombre. Podemos pensar que junto a las veleidades burguesas, Guastavino aprende a amar su oficio con amor artesano, como ha amado la musica que le gustaria componer y no puede, y que por eso agradece a sus <>. Embrionario desde hacia siete siglos, no importa, embrionario al fin. Porque una nube pase por encima de un prado no lo vamos a ver menos iluminado. Y es que, si no podemos fiarnos del todo de las palabras de Guastavino, al menos podemos fiarnos de su alegria. En el camino hacia el estudio de Granell i Robert en el que trabaja como ayudante o yendo desde la fundicion a la Escuela de Maestros de Obra, Guastavino siente a veces una euforia extrana, parecida a una pulsion. Esta alegre no solo porque, sin haber terminado los estudios, ya ha disenado un par de mansiones, sino porque todo es posible, porque ha enganado al mundo, aunque enganar no es la palabra adecuada. Lo que queremos decir es que Guastavino comprende que vivir es la cuestion fundamental, que es necesario hacer, hacer, hacer, que la carrera no la gana el talento sino los que aun poseen recursos cuando los demas los han perdido, que la propiedad es religion, cosas tan elementales como el agua y que, pese a todo, la gente comprende tarde y algunas personas nunca. Guastavino lo consigue gracias a su deseo de repetir los ceremoniales de los Guell, los Muntadas, los Oliver, los Blajot, de ser adoptado por ellos con esa extrana fragilidad aleatoria con que los ricos eligen a sus amigos menos ricos pero si inteligentes, menos ricos pero grandes artistas, para dar color a sus vidas y sacudirse el enorme aburrimiento, el tremendo aburrimiento mortal que les producen precisamente sus propios privilegios.

  • El apartamento de Danielle Steel

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  • Historia minima de la Guerra Civil espanola de Enrique Moradiellos

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    ?Por que la Segunda Republica llego en 1931 con esperanza y naufrago en 1936 con violencia?
    ?Fue inevitable la Guerra Civil espanola?
    ?Como se convirtio un golpe militar en un conflicto armado?
    ?Cuando y como llego el general Franco a la condicion de Caudillo?
    ?Que papel desempeno la iglesia catolica?
    ?Fue la Guerra Civil una contienda internacional en suelo espanol?
    ?Como reaccionaron las potencias europeas a las peticiones de ayuda exterior de republicanos y franquistas?
    ?Murieron mas espanoles en las batallas o en las acciones de retaguardia?
    ?Cual es, ochenta anos despues, el legado de esta guerra?

  • Te dio miedo la sangre de Sergio Ramirez

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    “Esta novela fue mi companera inseparable mientras viaje por Nicaragua. A partir de los anos de Sandino, cuenta numerosas historias entretejidas con gran habilidad: la historia de tres amigos conspiradores, Taleno, El Jilguero y el Indio Larios -uno de los hombres mas buscados por la dictadura, pero que en la realidad se dedica a fabricar pinatas en Guatemala, lejos de la lucha-; la del Coronel de la Guardia Nacional, Catalino Lopez, que trae la cabeza de “Pedron Altamirano” a Managua en un saco de cal, y otras villanias risibles como el fraude en la eleccion de Miss Nicaragua en 1953.
    Y toda una corte de personajes del comun, cantineros, borrachines, guitarristas, pescadores, tahures, prostitutas, traidores, Y detras de todo, la presencia maligna del tirano, conocido solo como el hombre.
    Enterrar a los propios antepasados en la cabeza -en la memoria- segun la cita de Las Aves de Aristofanes que Ramirez usa como epigrafe, es conferirles una suerte de inmortalidad, la unica que los seres humanos pueden ofrecerse a si mismos”.
    Salman Rushdie

  • DISTRITO 1011 – Mary Ferre de Mary Ferre

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    Quise respirar por ultima vez en aquel almacen abandonado, lanzarme al abismo saboreando el aliento de mi asesino y emprender el rumbo hacia la luz para reunirme con mi familia. Pero el me salvo.

  • Cherry de Susie Harris

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    El poderoso multimillonario Daniel Marshall, vestido de hombres y codiciado por mujeres, tiene su orgullo herido cuando dos amigos y el novio de su insoportable hermana atribuyen su gran exito con las mujeres a tener mucho dinero. Para probar lo contrario, para ellos y para si mismo, Daniel se embarca en una loca aventura: asume la identidad de un simple empleado de alimentos, cuya mision se reduce a conquistar el amor de una mujer interesante.
    La modesta esposa de su nuevo jefe seria el trofeo perfecto para visualizar en el curso de esta trayectoria, despues de que una mujer casada intercambiando un hombre rico por un pobre representara un logro notable, sin embargo, convencerla de mirar a otro hombre, no al esposo, mientras que aprender a lidiar con emociones desconocidas sera tu mayor desafio.