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Las manos aterciopeladas y fuertes de mi guapo marido recorren mi cuerpo, produciendome millones de estupendas sensaciones, y no solo sexuales. <
> El olor a los aceites corporales con los que me masajea me hace suspirar con deleite, mientras siento y escucho la dulce y suave musica chill out que suena a nuestro alrededor y me dejo llevar por el momento. !Que paz! !Que tranquilidad! Esto es vida. <> <> Abro un ojo sobresaltada. ?Que suena? ?Que es ese punetero <>?, y ?donde estan Alfonso y la musicachill out? !Oh, noooooooooooooooo! Al instante, soy consciente de la realidad. Estoy sola en medio de mi enorme cama, porque mi currante maridin ya se ha marchado a trabajar y lo que suena es mi despertador. !Que asco! Las 7.30. Alargo la mano y lo apago. Esperare a la segunda alarma. Tengo cinco minutos antes de que suene la del movil y tenga que ponerme como Rambo, alerta y en accion. Me arrebujo debajo del edredon de plumitas de oca. <>, pienso mientras dejo que mi cuerpo entre en un perezoso coma, hasta que de pronto oigo: <>. !La alarma del movil! Rabiosa, niego con la cabeza. Pero ?ya han pasado los puneteros cinco minutos? Resignada, y tras acordarme de todos los antepasados habidos y por haber del listo que un dia invento el madrugar, saco un pie del edredon de plumitas de oca. --Uf..., !que frio! Pero antes de que mi cabeza piense en meter el pie de nuevo debajo, me reactivo y busco las zapatillas, que, oye..., siempre alguna se cuela bajo la cama. ?Por que mis puneteras zapatillas tienen que hacer lo mismo casi todas las mananas? Cuando consigo rescatarla, me la pongo y, aun con las pestanas pegadas por el sueno, me dirijo hacia las habitaciones de mis tres hijos. Angelitos, seguro que duermen como troncos, cuando digo desde el pasillo abriendo las dos puertas al mismo tiempo: --!A levantarse! Vamos..., vamos..., que hay que ir al cole. Como es habitual, no me hacen ni caso. ?Para que? Simplemente se arrebujan en sus edredones de plumitas y continuan durmiendo a pata suelta. Cinco minutos despues, despues de lavarme los dientes, mirarme en el espejo y maldecir porque no soy la chica que fui hace anos, que a cualquier hora estaba lozana como una lechuga, vuelvo al ataque amenazando como una posesa: --Una de dos: u os levantais o vais al cole en pijama. Ni que decir que a esa segunda llamada, y en especial por mi tono de voz de mala malota, abren los ojos, me miran con ganas de decirme de tooooooooo..., pero se levantan. !Ja! Menuda soy cuando me pongo en plan madrastrona. Una vez que veo que han puesto sus piececitos en el suelo, regreso a mi habitacion y me visto con rapidez. Vaqueros, camiseta y deportivas. ?Donde quedaron los tacones y los trajes que hace anos me ponia y me hacian estar impresionante? Ay..., que pena..., que pena me doy a veces. Con lo que yo fui, lo mona que iba a trabajar a la gestoria y lo que actualmente soy. Eso si, lo soy por dejada, no porque sea un trol, porque fea, fea, no soy. Lo se, no hace falta que nadie me lo diga. Pero lo que si es cierto es que fue tener ninos y deje de sacarme partido. ?Por que? Cuando tuve a Nerea, mi hija mayor, un flotadorcillo aparecio alrededor de mi cintura. Con Aaron, se afianzo y, tras David, el flotadorcillo se instalo definitivamente y, aunque haga ejercicio o me ponga a dieta, no desaparece. Sin duda, ya es parte de mi. Eso si, cada manana, cuando lo veo, pienso: <>. Y lo pienso porque Alfonso, mi marido, desde hace tiempo es un obseso de la dieta y el ejercicio. El tio esta fibroso y estupendo. Tambien se lo curra. Como diria mi insoportable suegra: <>. !Lamadrequelapario! ?Por que no se quedaria muda al nacer? Pero llega el lunes, y mi poca falta de voluntad me hace comerme un cruasan con mantequilla para desayunar, y pienso: <>. Al dia siguiente, en vez de un cruasan, me como dos y, cuando estamos a miercoles, vuelvo a pensar: <>. Saber..., saber..., se que lo empezare un lunes. Lo que queda por determinar es de que ano sera. Una vez acabo de arreglarme, bajo a la planta inferior de mi bonito adosado, ese que mi maridin y yo compramos con esfuerzo y sudor, y comienzo a preparar desayunos, almuerzos y mochilas. Cuando pongo un pie en la planta baja, mi perra, esa gran... gran... GRAN bonachona y paciente que nos soporta a todos y a la que llamamos Torrija, se levanta con las orejas aun a la virule y me saluda. Ay, Dios, !que rica es mi perra! Nos la encontramos hace tres anos una Semana Santa que fuimos a Toledo a ver las procesiones. Al regresar al coche, la vimos asustada y temblando como una hoja debajo de las ruedas del vehiculo. Cuando conseguimos sacarla ensenandole una de las ricas torrijas que habiamos comprado, la pobre se abalanzo sobre ella y, con el cachondeo de <>, con Torrija se quedo, y por supuesto se vino con nosotros a casa para ser uno mas de la familia. Donde caben cinco, caben seis. Tras nuestro saludo mananero de lametazos y cabezazos mientras le digo cosas como si la pobre fuera tonta del bote, la dejo satisfecha de mimitos y entro en la cocina y me pongo en accion. Abro la nevera, saco leche, mantequilla y embutido. Luego, de un armarito, cojo cereales, Cola Cao, pan de molde, papel de plata y galletas. Todas las santas mananas, lo mismo, !que monotonia! Con rapidez, preparo los desayunos y me enfrasco en los almuerzos. Si, esos sandwiches que envuelvo en papel de plata por las mananas y que, a veces, revisando las mochilas de mis queridos retonos, aparecen chafados y con un extrano color verde del tiempo que algunos llevan alli olvidados. Cuando mis tres hijos, Nerea, Aaron y David, entran en la cocina, es el mismo cantar de todas las mananas. Si la mayor no se pega con el pequeno, el mediano chincha a la mayor, o el pequeno empuja al mediano. !Todos los santos dias lo mismo! Al final, como siempre, tengo que ponerme en plan Cruella de Vil --ya lo de madrastrona les sabe a poco--, doy quince voces, porque con dos no reaccionan, y asi consigo poner algo de orden. Pero no..., no creais que el orden dura mucho. Es darme la vuelta y el show de mis ninos vuelve a comenzar. Veinte minutos despues, llega el momento <>. Oh, Dios..., ?como no? Ese tambien es otro clasico mananero. Pero, !ja!, ya soy graduada en dolores matutinos y no les hago mucho caso, que me los conozco. Se que, si presto atencion a esas dulces vocecitas o miro sus ojillos candorosos y suplicantes de <>, me compadecere del liante en cuestion y dos horas despues lo tendre repanchingado en el sillon, mas feliz que una perdiz jugando con la PlayStation y con una cara de satisfaccion al mas puro estilo <>, y no, !eso se acabo! Tras conseguir que desayunen, dejen de pegarse y cojan sus mochilas, logro que se pongan los abrigos. Nerea se lo abrocha. A sus catorce anos, !por fin! se ha dado cuenta de que, si no se cuida, enferma, pero Aaron, con diez, y David, con casi seis, es otro cantar. Estamos en febrero, hace un frio que pela, pero mis hijos parecen nordicos: !nunca tienen frio! Eso si, se cogen unos gripazos que es para matarlos. Por mas que les explico que cuando hace frio uno tiene que abrigarse, no lo entienden, y cuando voy a recogerlos al colegio, se me ponen los pelos como escarpias al verlos salir remangados y sin el abrigo puesto. Pero ?en que idioma tengo que hablarles? En fin, salvado el tema de salir abrigaditos de casa, abro la puerta y, una vez fuera de nuestra parcelita, nos dirigimos los cuatro juntitos y en armonia al colegio. Bueno, lo de la armonia es un decir, porque aunque yo quiero mucho a mis ninos, reconozco que son pesaditos... pesaditos, pero pesaditos, y continuan martirizandose los unos a los otros todo lo que pueden y mas, hasta que de pronto, las suplicas del que le dolia la tripa y sus malas caras se esfuman al ver a su amiguito o amiguita en cuestion, y eso me hace creer con fervor que seguramente voy a tener un hijo o una hija que dentro de unos anitos ganara el Goya al mejor actor dramatico y podre poner la estatua sobre la chimenea como un trofeo. Uisss..., !que mono me va a quedar!
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