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  • LA JOYA DE MEDIANOCHE | RICHELLE MEAD | Casa del Libro

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  • La joya de medianoche - Richelle Mead - Babelio

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    12 dic 2017 — Richelle Mead es conocida por la saga de Vampire Academy, cuyo primer libro fue incluso llevado al cine. Nacida en Michigan, después de ...

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  • la joya de medianoche. la corte reluciente 2 - El Libro Técnico

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    LA JOYA DE MEDIANOCHE. LA CORTE RELUCIENTE 2, MEAD, RICHELLE, 17,21€. Segunda entrega de la nueva trilogía de Richelle Mead, autora de la serie best seller ...

  • Las cuatro estaciones del amor de Gregoire Delacourt

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    Cuatro parejas, cuatro etapas distintas de la vida. La misma cancion de amor.

  • Ahorcado de Daniel Cole

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    Ahorcado, un thriller vertiginoso donde el asesinato es una obra de arte.

  • A Sexy Berling Christmas (Sexy Berling 1), Maya Blair de Maya Blair

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  • Dos almas gemelas en Instagram de Nairon Narejos

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    El amor es el gran motor de las emociones humanas. La literatura ha sabido plasmar grandes tragedias a su alrededor, Apolo y Dafne, Paris y Helena, Romeo y Julieta, Don Juan y Dona Ines. La vida esta repleta de amores y desamores que inundan las almas de sus protagonistas. Desde las nuevas tecnologias se incendian miles de corazones de desconocidos que quedan presos de sus influjos. En ocasiones es el azar el que marca la ruta de un amor verdadero y lo puede dilapidar. Estamos ante un relato repleto de energia, de poesia, de drama. Los deseos se entrelazan como almas gemelas en un todo buscando la plenitud. No podemos entender la vida sin el amor, aunque en ocasiones trunque nuestros destinos.

  • No me mires asi, nena de Kris Buendia

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    !Maldicion! ?Que ocurre? --Salto en un solo pie al ver que el elevador se ha detenido. De acuerdo soy toda una valiente, pero cuando se trata de estar encerrada en el ultimo piso del elevador de la empresa Barbieri Advertising para la cual empece a trabajar hoy, todo lo valiente se puede ir al carajo en un segundo. --!La madre que los pario! --Vuelvo a gritar y esta vez siento una mano grande y fuerte sobre mi hombro. No se si esta confortandome o si esta reprendiendome por mi lenguaje. Me importa una mierda, estamos atrapados, podemos morir en cualquier momento. ?Y cuanto lleva ahi de todas maneras? De acuerdo, Amy relajate. --Senorita, por favor tranquilicese. Joder, he entrado al elevador sin darme cuenta que habia alguien, pense que estarian vacios y es porque me salte cinco minutos antes de mi almuerzo para encontrar el mejor lugar en la cafeteria de la esquina que vi hoy por la manana. --?Que me que? --Casi es una ofensa--No me pida que me tranquilice cuando mi vida puede terminar aqui en este elevador de mala muerte. Ni si quiera se por que le estoy siguiendo la conversacion. Por su tono de voz es un hombre fuerte, pero estoy empezando a maldecir esta oscuridad porque no puedo verlo como quisiera. Vaya, Amy. No es momento para que te pongas cachonda. La luz empieza a brillar, mi subconsciente me dice gire sobre mi propio eje y vea al hombre que me ha tocado el hombro. Lo hago sin pensarlo y como la torpe que soy mi bolso cae al suelo, haciendo que el hombre misterioso se agache para recogerla. Pelo castano. Oh, mierda la lampara del elevador ha vuelto a fallar precisamente cuando el iba a levantar su rostro para verme. ?Donde he visto ese pelo castano antes? --Tenga--Me entrega tanteando por la ausencia de luz y rapidamente tomo mi bolso y lo aplasto contra mi pecho. --Gracias. --?Siempre eres asi? --?Ya nos empezamos a tutear? --Lo siento--Se disculpa--Me deje llevar. --Pues agarrese para que no se lo lleven, senor... --?Siempre eres asi? --Otra vez con las preguntas--Me quejo ya sintiendo que me va a dar algo porque este hombre me esta sacando de quicio. Empieza a reirse a carcajadas, ahora me siento dichosa de poder escuchar solamente yo esa carcajada varonil del caballero misterioso. Su acento italiano es sexy. Sera porque me encuentro aqui y se ha dado cuenta que no soy de aqui que, me sigue la corriente. --Mire--Me llevo las manos al cuello y doy gracias a Dios y los santos porque no puede verme--Mejor piense en algo para sacarnos de aqui, me voy a desmayar en cualquier momento. --Tranquila--Vuelve a tocarme y esta vez ese roce manda chispas a todo mi cuerpo--Pronto saldremos de aqui, he llamado a los tecnicos del edificio. ?Y cuando los llamo que no me di cuenta? --No sabia que habian de esos--Mi insolencia sale de nuevo a la luz --Para ser una empresa prestigiosa, cuyo dueno es italiano, y que si tuviese la oportunidad de tenerlo de frente para maldecirlo por tener elevadores en mal estado. Jamas pense que me pasaria algo como esto. --?Maldecirlo? --Pregunta curioso. --En mi idioma es que le diria un par de cosas que seguramente me despediria en ese momento, pero es que los elevadores hacen que me de algo. --?Le de algo? --Oiga, ?Usted no se cansa de hacer preguntas? --Ahora si me enfado. --Le hare la ultima pregunta--Ignora lo que dije--?Cual es su nombre? Vaya, con este hombre no se cansa. --?Si le digo mi nombre me va a dejar en paz y nos sacara de aqui? Como si eso fuese posible. --Si. --Amy Collins, hoy es mi primer dia de trabajo, el que va a ser mi jefe no se ha aparecido en toda la manana y por eso me he escapado para almorzar en vez de estar esperando un hombre con cara dura segun me han contado. --Hombre de cara dura--No ha sido una pregunta--?Entonces no sabes quien es tu jefe? --Nop--Hago que suene la “p” mas fuerte de lo normal. Si vamos a estar aqui mas tiempo juro que voy a matar a dos hombres hoy. El primero sera el y el segundo el maldito quien sera mi jefe. Pero primero: --?Y usted es?… La luz regresa y el elevador se abre por dos hombres con trajes color naranja, deben ser los tecnicos del Barbieri Advertising. --Gracias a Dios--resoplo y cuando levanto mi vista para agradecerle a esos hombres que hicieron mas que el que estaba dentro conmigo, con mi ceno fruncido les pregunto: --?Que sucede? --S...senor Barbieri--Dice uno de ellos--Disculpe la tardanza. --No se preocupen--Dice la voz detras de mi y juro que he dejado de respirar--Hagan el favor de revisar todos los elevadores de la empresa-- Hace una pausa--No quisiera que alguien se desmayara aqui dentro si algo asi vuelve a suceder. --S… si, senor Barbieri. No me muevo. No parpadeo. No hablo. ?Senor Barbieri? Hago una memoria mental y maldigo esta vez para mis adentros. El hombre que estaba conmigo, el que soporto mi insolencia y mala leche, al que le dije que iba a maldecirlo. Es el Senor Barbieri. Mi jefe. 2 ?Mi jefe? !Jo...joder! He amenazado con cantarle sus tres. !Y en sus narices! --?Senorita Collins? --Pregunta alguien y yo sigo como una loca ridicula sin moverme--Senorita Collins haga el favor de responder. ?Ahora me ordena? De pronto la misma electricidad--Miento--Ahora una muy fuerte corre por todo mi cuerpo al sentir las manos del senor Barbieri en mi cintura para que salga del elevador. Hago lo que silenciosamente me pide y salgo sin decir mas. Los tecnicos hacen una nena reverencia en presencia del jefe y yo me encuentro haciendo lo mismo. --?Senorita... --Bien--Lo interrumpo--Estoy bien...senor Barbieri. Levanto la mirada y !Maldicion! Ahi esta ese rostro. Nariz respingona. Cabello castano. Ojos verdes que acompanan esa mirada sensual. Voz recargada de: "Quiero cogerte aqui y ahora" !Joder contigo, Amy! Que contigo todo es coger. --No me mires asi, nena. Y haz el favor de no hacer temblar tu voz y mucho menos tartamudear--Exige y mis entranas empiezan a sacudirse al escuchar ahora esa voz de mando--Me gustaba mas la mujer asustada del elevador... ademas de insolente y que ha amenazado a su jefe con--Ladea la cabeza--?Maldecirlo? Oh, diosito este hombre me hace sentir cosas con solo verlo y no es precisamente maldecirlo. !Aunque deberia! El muy cabron me esta intimidando, pero ni leches. !Ni loca! --Senor... --Brandon. Me llamo Brandon. Trago, trago y estoy segura que me he tragado hasta la lengua porque ahora me cuesta responderle. A pesar de ser un manojo de nervios para mis adentros no se lo demuestro y me mantengo firme despues de escuchar semejante barbaridad. --Yo--Hago una pausa breve y recuerdo no tartamudear como una cria--Yo lo lamento, pero usted es mi jefe. Por lo tanto lo llamare por: <> --En el ascensor me dijiste <> ?A que ha venido el cambio? --Estaba asustada. Y me disculpo por mi comportamiento, senor Barbieri. Veo a nuestro alrededor y la gente del edificio ha empezado su rutina. Veo el reloj en mi muneca y en efecto ya es hora del almuerzo. Varias miradas se cruzan entre nosotros y ahora me siento como una anormal por estar frente a mi jefe. !Al jefe de todos! --?Almuerzas conmigo? ?!Pero de que va!? !Madre que hoy si me da algo! --No. --Es hora del almuerzo--Ahora es el quien ve su caro reloj de oro en su muneca--Ademas es mi manera de disculparme por haber venido un poco tarde en tu primer dia de trabajo. No se cuanto tiempo lleves en Italia, y si quieres, puedo ensenarte los alrededores. --Eso no es problema, senor... --Brandon. --Senor Barbieri--Le gruno--No es necesario y no tengo nada que disculparle. Si me disculpa. Hago el movimiento de irme, pero de pronto me detiene del brazo. Casi tropiezo con ese roce que cada vez que lo siento es mas electrico y estoy segura que ya tengo los pelos de punta. Como si una eternidad pasara, clava esos ojos verdes en mi. Repasa mi rostro, mi cabello y el muy sinico ve mi pequeno escote y sonrie. !Dios, esa sonrisa! El ultimo accesorio que da a juego con ese trajo oscuro y elegante. --Almuerzas conmigo. De nuevo... no ha sido una pregunta. ... Practicamente soy arrastrada hasta su BMW y la hora pico a esta hora no ayuda en nada. Mis nervios se han ido y ahora me siento como una ninfomana pensando guarradas. Su perfume se ha apoderado de cada poro de mi piel y tengo mucho calor. Pero no es porque el clima aqui dentro no sea agradable. Es por esos jodidos ojos verdes. --?Que te gustaria comer? --Rompe el silencio mientras esperamos que el semaforo cambie a verde. --Iba al restaurante de la esquina--Veo hacia la ventana en vez de su rostro--Solamente tengo una hora. No dice nada y ese silencio hace que lo vea. Tiene su mirada puesta en mi pero no sonrie. ?Lo he enfadado? Ahora soy yo la que no dice nada, sino que hago lo mismo. Lo veo. Lo estudio. Lo deseo. !Joder, lo deseo en este momento! --?Senor? --Me obligo a preguntar aclarando mi garganta. --Brandon--Insiste--Pero asi me gusta, que me veas a la cara cuando me hablas y no que te escondas viendo hacia la ventana. --No me estaba escondiendo. --?Ah, no? Niego con la cabeza y veo sus manos que aprietan mucho el volante a pesar de que el auto no se esta moviendo. Tiene manos grandes y seguro que mis pequenos pechos pueden ser envueltos en una sola mano sin problema. El semaforo se ha puesto en verde y la bocina detras de nosotros hace que mi hombre de cara dura reaccione !Y yo tambien! --Cara de poquer--Siseo enfadada por lo que me hace pensar. --?Disculpa? --Eh... nada, que tengo mucha hambre. --He reservado en el Amore. ?Y cuando reservo en el Amore? Lo quedo viendo pasmada. Primero en el elevador y ahora esto. Esta asustandome un poco esa mania controladora. ?Sera con todo asi? Yo creo que no. Todavia no conoce a Amy Collins. Y estoy segura que lo que me gusta controlar sera un arma de doble filo tanto para el como para mi. Al momento de ver el gran letrero en letras doradas y cursivas, abro mi boca al ver la fachada del restaurante. Nunca habia imaginado un lugar tan bonito, pero es porque me gusta mas estar en <> que compartiendo el ambiente con gente estirada como el. --Llegamos, senorita Collins. --?Por que me llama de esa manera si a usted no le gusta que le diga <>? !Sere idiota! El senor Barbieri se aproxima como un iman buscando mis ojos, mis labios y hasta mi alma cuando dice: --?Te gusta que te lleven la contraria? --Pregunta respirando en mi cara y la barrita de excitacion se esta empezando a cargar. Labios carnosos. Es lo unico que puedo ver en estos momentos. --Responde. --No. Entonces saca su lengua y remoja sus labios, apenas levanta la comisura de su labio para sonreir y cuando pienso que no hay mas distancia entre nosotros, vuelve a sacar su lengua y la pasa por mi labio inferior. !Oh, si Barbieri! Cierro mis ojos y espero por mas. De pronto siento el aire que no proviene de su respiracion y abro mis ojos.

  • Ciudad total de Suketu Mehta

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    Un retrato de Bombay feroz, detallista, visceral e inteligente. Una lectura que es como embarcarse en un viaje en el que se conoce a fondo la ciudad de la India, sus habitantes y su historia.

  • Mitos y leyendas Inuit de Knud Rasmussen

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    Asi comienza esta compilacion de Mitos y leyendas inuit, un volumen unico y revelador que nos invita a conocer de primera mano la cosmovision y creencias de uno de los pueblos mas ancestrales, enigmaticos y poco conocidos de nuestro planeta. Mucho se ha hablado y especulado sobre la forma de vida de los habitantes de las zonas mas frias de la Tierra, pero casi siempre se reduce a una vision sesgada y llena de estereotipos.
    Este volumen ofrece una cuidada seleccion de las transcripciones que Knud Rasmussen, intrepido explorador del siglo pasado y perteneciente al pueblo inuit, realizo durante toda una vida dedicada a recorrer gran parte del vasto Artico para documentar y dar voz a una de las tradiciones orales mas hermosas y apasionantes, a veces tambien descarnada, de la civilizacion humana.

  • La diaspora de Horacio Castellanos Moya

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  • El hombre de la dinamita de Henning Mankell

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    Norrkoping, Suecia, 1911. Los periodicos locales dan brevemente la noticia de que Oskar Johansson, dinamitero de veintitres anos, ha muerto a consecuencia de un tragico accidente producido durante la voladura de un tunel. La nota nunca se desmintio, pero Oskar sobrevivio, aunque quedo gravemente herido y con secuelas atroces; es mas, siguio trabajando hasta su jubilacion, y no murio hasta abril de 1969.
    Narrada a traves de distintas voces y perspectivas, la vida de Oskar, con sus suenos y esperanzas, sus alegrias y tristezas, y por supuesto marcada por ese accidente que lo cambio todo, traza no solo su destino, sino tambien una imagen aguda y vibrante de la situacion obrera en la primera mitad del siglo XX.

  • La increible historia de… la abuela ganster de David Walliams

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    Esta es la historia de Ben y de su abuela, !una ancianita con un secreto super emocionante! Humor y aventuras de la mano del autor numero 1 en Inglaterra.

  • Treintanera (y a mucha honra) de Amabile Giusti

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    Carlotta esta a punto de cumplir los treinta y se considera una gafe cronica. Solo llega al metro sesenta con tacones altos, tiene una familia que esta completamente loca y no ve en el horizonte a un novio como Dios manda. Y por si eso fuera poco, acaba de dejar su trabajo y ahora se ve obligada a alquilar una de las habitaciones de su apartamento para llegar a fin de mes. Luca, el nuevo inquilino, tiene muchos pros: es escritor, guapisimo y muy simpatico, pero en cambio: es desordenado, fuma mucho y suele llevar a sus conquistas a casa.

  • Caramelo Explosivo de Laura Lago

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    Mi padre esta en la carcel desde antes de que naciera. Dejo a mi madre con un bombo de tres pares de narices y yo nunca llegue a conocerlo. Mi madre, que nunca llego a casarse con el, se desentendio de su relacion a los pocos anos. Mi padre no tuvo ningun cuidado en portarse bien para salir antes, como muchos otros presos. En su caso, la legislacion espanola y el orden de las carceles se cumple a rajatabla. Por vete a saber que (lo mismo ha matado a alguien ahi dentro que ha estado pasando droga bajo la mirada “despistada” de los funcionarios) se le han ido aumentando los anos de la condena y no tiene pinta de que vaya a salir muy pronto. Por suerte, antes de que lo metieran en chirona se aseguro de dejarnos un buen colchon lleno de dinero. Mi madre no me lo conto hasta que no fui mayor de edad, pero al parecer todavia nos llega el dinero que amaso mi padre mientras estuvo en la calle. Es toda una suerte que se empene en seguir preso: si se llega a enterar de que mi madre iba a dejarlo poco despues de que le entrullaran, dudo que le hubiese dejado la maleta llena de pasta y los dos bidones llenos de billetes de diez mil pesetas. Digo todo esto no para darte pena. No necesito darte pena. Aunque tenga a mi viejo en la carcel, nunca he notado su ausencia. Mi madre se ha cuidado de estar sola y ha hecho siempre lo que le ha dado la gana. Se nota que le van los piezas; la mitad de los tios con los que ha estado o han entrado en la carcel o han salido de ella, pero todos por delitos blancos. O, como es el caso del ultimo, tampoco es que le quede demasiado para que lo pillen y lo encierren de una vez. Pero no voy a adelantar acontecimientos: estoy hablando de mi. Como decia, el dinero que nos dejo mi padre nos ha proporcionado una vida tranquila. La gente con la que mi madre se ha enrollado estos anos le ha dado contactos y negocios con los que mantenerse a flote, y no me da verguenza afirmar que me he criado rodeada de lujos comprados con dinero negro. Tampoco es que me diferencie demasiado de cualquiera de los hijos de los politicos que vemos en la tele cada dia, despues de todo. Me he educado en institutos privados y me he codeado con la flor y nata de la sociedad espanola. ?Sabeis eso que dicen de que algunos politicos tienen amigos narcotraficantes, y todo eso? Bueno, pues en mi caso es verdad. No querais saber los apellidos que tenian algunos de mis companeros de clase, que se sentaban en el pupitre de al lado sin saber que mi madre era una de las cabecillas de las bandas de la droga que trafican en la frontera. Lo que si sabian, de todos modos, era que yo conocia a la gente adecuada para que les pasase marihuana, coca o lo que les apeteciera en el momento. Yo me sacaba una pasta y procuraba no meterme nada para no perder la cuenta. Siempre he sido mas lista que los demas. Incluso mas lista que mi madre, que se las ha arreglado para seguir surfeando la ola todo este tiempo sin llegar a caerse. Mientras que sus queridos caian como moscas cada vez que la policia abria una investigacion, y aunque a mi madre la han llamado a declarar en varias ocasiones, siempre ha sabido estar un paso por delante para evitar sufrir el mismo destino que mi padre. Yo soy igual. Quiza todavia mas lista. Todavia soy joven y la gente tiende a infravalorarme, pero yo se que puedo hacer muchas cosas que otros no pueden. Si ellos supieran... Hoy, mi madre va a ir a visitar a su prometido, del cual ya os he hablado antes. Yo voy con ella. Me he alisado el pelo y me he pintado los ojos con el doble de cuidado que siempre. Hasta me he puesto algo de brillo y me he vestido con una de mis camisetas nuevas, amplia y atrevida aunque no llega a tener escote. Tengo el cuerpo fibroso y no destaco por las curvas. Despues de tantos anos practicando aikido (mi madre me apunto desde que cumpli los siete anos con la esperanza de hacer de mi una mujer autosuficiente y sin miedo), no tengo tanto pecho como algunas de mis amigas ni mi culo destaca en plan Kardashian. Lo que si tengo son unos brazos firmes y unas piernas que ya las quisieran muchas, y un vientre plano en el que se podrian partir nueces. Pero mi cuerpo no importa cuando se puede mirar como lo hago yo. Y creedme, nunca he necesitado insistir demasiado para enrollarme con los tios que me han interesado desde que cumpli los quince anos.

  • El resto de sus vidas de Jean-paul Didierlaurent

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    Ambrose es un buen chico, guapo y de buena familia. Solo tiene un defecto: su trabajo consigue que todos estornuden...o salgan corriendo. Es embalsamador y lo sabe todo sobre cadaveres, sobre su reaccion al oxigeno y al tiempo, e intenta mantenerlos en buen estado al menos hasta que pase el velatorio.

  • Seguiremos viviendo de Elisabet Pedrosa I Domenech

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    Vete, Gina, no tengas miedo, te queremos. Te damos las gracias por todo lo que nos has dado y hemos aprendido. Has sido inspiracion y maestra. Gina, bonita, perdoname si alguna vez no he estado a la altura de la situacion. Y perdona a aquellos que no te han descubierto debido al miedo a la diferencia, a la enfermedad o al dolor. Tu me has ensenado a no tener miedo, a entender lo importante en la vida: el amor con mayusculas. Vete, Gina, no tengas miedo, ?no ves la luz de las almas? Seras libre de este cuerpo tan bonito que te ha encarcelado. Canta, baila, salta, juega, porque por fin seras libre para hacerlo. No tengas miedo, alli encontraras a gente buena que te espera y te quiere. Ya te puedo imaginar con tu carcajada sonora haciendoles felices. Vete, guapa; ve, hija, seguiremos adelante, te lo prometo; honraremos tu memoria. Nos dejas un legado inmortal de once anos de vida. Vete, muneca dulce, ve, Gina, no tengas miedo. Yo ya no tengo miedo y te puedo acompanar y mirar a la muerte de cara y aceptarla como una celebracion de la vida. !Gracias! Esto tambien te lo debo a ti. Sueltate, bonita, yo te acompanare, ahora ya puedo… Gracias por todas las personas de corazon generoso a quien nos has acercado. Ya queda menos, hija, no sufras, no sufras mas. Estamos a tu lado, estaremos siempre. Tu estaras en nuestro corazon, en mis manos, con tu perfume de muneca de porcelana. Tus hermanos te abrazan, te dicen adios. Tambien lo saben hacer. Desfilan familia y amigos de corazon y te dicen adios; como el abuelo, que te queria curar -- pues eras su primera nieta-- y ha tenido que aceptar que te morias. Y tu dudas si irte o no, porque tambien ha sido bonita la vida, y cada minuto de tu vida ha valido la pena, hasta el ultimo. Pero ya no te queda energia, lo se, hija, lo se, y lo siento en el alma. Esta vez no te puedo pedir que te quedes, no lo puedo hacer. Tengo que dejarte marchar. Prometi un dia --hace ya tiempo-- que respetaria tu decision y que no te impondria una vida sin sentido ni conciencia. Y ahora, por fin, puedo cumplir mi promesa. Ve, Gina. Adios. Plegaria en la muerte de Gina. 18 de enero de 2014. Tanatorio Les Corts, Barcelona. Introduccion 18 de enero de 2014. Hacia dos dias que habia muerto nuestra hija Gina, de once anos, y estabamos a primera hora de la manana al lado de su feretro, de cuerpo presente, en el tanatorio Les Corts de Barcelona. Entonces llego Sergi, el medico de paliativos, para darnos el pesame. Gina entro en paliativos en mayo de 2013. Cuando el medico se fue ya tenia muy clara la idea de escribir. Inspirada por la larga fila de gente que se acerco para acompanarnos, y despues de escuchar muchas historias de muerte y de vida, me di cuenta de que debia compartir alguna cosa con relacion a lo que habiamos vivido. Tanto dolor y sufrimiento a causa de una larga, cruel e invalidante enfermedad, y tantas perdidas constantes tenian que tener algun sentido. Y a medida que pasaban las horas crecia con fuerza en mi cabeza un proyecto que iba tomando forma de libro y que se llenaba de significado, y que ha culminado en el que teneis en las manos. Este texto nace de la desesperacion de una madre a quien se le ha muerto una hija, de la necesidad de explicar y compartir. Soy madre de dos hijos mas, Pol y Jan, y estoy casada con un indio catalan (mediador y emprendedor); soy guionista de profesion y escribo libros, pero solo cuando me suceden cosas, y esta era muy excepcional. La perdida de un hijo o una hija nos situa en el peor de los escenarios; no obstante, si aprovechamos esta crisis para indagar en nosotros mismos, resulta tremendamente reveladora. Este libro ha sido cien por cien terapeutico, y me gustaria que tambien lo fuera para vosotros: tanto si estais pasando por un proceso de duelo, como para cuando os encontreis en esta situacion, o simplemente para girar vuestra vida del reves -- zarandearla-- y darle una nueva dimension. Todos tenemos perdidas, grandes y pequenas. Estamos todos en el mismo barco y, por el camino, inevitablemente, vamos sufriendo perdidas personales, emocionales y materiales, y un dia tambien perderemos lo que consideramos mas fundamental, nuestra vida. Moriremos, y mas nos vale ir aprendiendo. Este no es un libro politicamente correcto, pues lo que sentimos no siempre es agradable de escuchar. Es un libro que habla de la muerte pura y dura, sin eufemismos y mirandola a la cara con aceptacion y naturalidad. La proximidad de la muerte transmite una lucidez que, sin duda, nos puede ayudar a vivir con mas conciencia. Despues de la muerte de Gina he entendido que no debemos temer a la muerte, porque esta no borra, solo transforma. No se trata de un punto final, solo es un punto y aparte en el que cada cual descubre en que lugar coloca a sus difuntos mas queridos, pues estan ahi y seguiran estando ahi de otra manera, en el mundo sin formas. Este viaje de dolor y perdida empezo con el diagnostico de la enfermedad de Gina cuando solo tenia un ano de vida. Y despues hemos asistido a la perdida progresiva de sus capacidades hasta el dia de su muerte. Os aseguro que ha sido una autentica crueldad. Asi pues, fuimos familiarizandonos con la perdida con los anos. Sus fuertes crisis eran anuncios aterradores de que un dia la vida de Gina se podia acabar. Gracias a los anos de psicoanalisis pude empezar a hablar de la posibilidad de que se muriera, aunque con solo imaginarlo podia sentir que enloquecia de dolor. El disparo de salida fue cuando hicieron entrar a mi hija en el programa de paliativos. A pesar de que entrar en paliativos no es una sentencia de muerte --de hecho nosotros estabamos convencidos de que le quedaban unos cuantos anos mas de vida--, al cabo de nueve meses Gina se moria. Seguramente, la intuicion, nuestro sexto sentido, ya lo sabia. Nuestra fortuna fue que llegamos al final de la vida de Gina con el privilegio de habernos podido despedir de ella y de haber podido celebrar cada instante a su lado como si fuera el ultimo. Cada muerte es una historia, y cada duelo tambien; no pretendo dar lecciones de como se tiene que llevar, se hace como se puede. Se necesitan herramientas, ayuda, carino, coraje. Espero que nuestro testimonio sea inspirador, util y balsamico, aunque para conseguirlo hay que estar dispuesto a cruzar la puerta del dolor. Pero es que sin dolor ni sin final tampoco hay vida autentica. Ahora ya no tengo ninguna duda de que la muerte nos puede hacer mas sabios. La voluntad de este libro no es herir sensibilidades. Si lo hace, perdonadme. Estoy convencida de que todas las personas que teneis a Gina en el corazon (padres, abuelos, hermanos, tios, primos, amigos o conocidos) expresais el amor que sentis por ella y la recordais, a vuestra manera; yo lo he hecho con este libro. Es la narracion en primera persona del amor profundo entre una madre y una hija a traves del dialogo intimo, en el imprescindible ejercicio de evocar. Pero teneis que saber que nunca estuve sola en este periplo. Lo que teneis en las manos es tambien el relato de una familia que ha asistido en directo a la muerte de una nina a traves de los anos, los meses, las semanas, los dias, los minutos y los segundos. Tras ella nos encontramos en el dia siguiente de la muerte, que es mas insoportable todavia, y que nos llevo por una montana rusa de recuerdos y sentimientos dolorosos en la que, cuando creiamos que nos recuperabamos, volviamos a caer. Asi es el duelo, imprevisible y tortuoso; sin embargo, se tiene que transitar. Sobre todo, los primeros dias sin nuestra hija Gina fueron tremendamente desoladores. Despues de tantos anos de luchar por su vida y que todo girara a su alrededor, estabamos perdidos. En mi caso, me di cuenta de que, o bien me ponia a escribir, o bien me moriria de tristeza o enloqueceria. Y escribi, tal y como ya lo habia hecho en otras ocasiones, para procesar, para digerir, para expulsar. El objetivo era explicar la muerte de Gina, pero entonces entendimos que no era solo de muerte de lo que necesitabamos hablar, sino tambien de las vivencias enriquecedoras y dolorosas de los ultimos anos al lado de nuestra hija. Por esta razon, la narracion del libro no es lineal: es un ir y volver del presente al pasado, con un retorno continuo al escenario del sofa del comedor de nuestra casa donde nos despedimos de Gina. Siento que este libro es la tercera parte de una trilogia que la vida misma ha creado. La primera parte fue Criaturas de otro planeta, la presentacion en sociedad de Gina y de su enfermedad, y que sirvio para dar a conocer el sindrome de Rett y para recoger bastante dinero -- gracias en buena parte a Dolors, la abuela de Gina, y al periodista Marc Serena-- para empezar y dar continuidad a la investigacion. La segunda parte fue El meu amor sikh, en el que contaba en forma novelada como se transformaron nuestras vidas con la aparicion del amor con mayusculas, Kewal, que ha hecho de padre de Pol y de Gina; el nacimiento de mi tercer hijo, Jan, y la terrible evolucion de la enfermedad de Gina. Y ahora desgraciadamente ha llegado la tercera parte, Gina, la muerte y la despedida de nuestra hija. Es una trilogia que habla de la vida tal cual es --sin disfrazarla-- y del deseo de vivirla a pesar de las peores circunstancias, porque podemos aprender a ser resilientes, superar las crisis y salir reforzados de ellas.

  • Confia en mi de Moruena Estringana

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    Hay lazos que, por mucho que se estiren, no se pueden romper.

  • A Sexy Berling Valentine (Sexy Berling 4), Maya Blair de Maya Blair

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  • Romance entre jefes (Los jefes 6) de Victoria Quinn

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    Se como es no tener padre.

  • El diablo en invierno (Las Wallflowers 3) de Lisa Kleypas

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  • Estocolmo de noche de Caridad Bernal Perez

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    Ella no buscaba historias con final feliz, sino ser feliz en su propia historia.

  • Mr. Star (Speed 5) de Rose Gate

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    Cuando el abogado mas prestigioso de Barcelona muere asesinado, las vidas de Andres Estrella y Esmeralda Martinez cambian por completo.
    Esmeralda, una rica influencer, es acusada de parricidio y decide ponerse en manos de Andres, un abogado recien licenciado que odia todo lo que ella representa.
    Si mezclas dos mundos opuestos, dos personas que jamas apostarian el uno por el otro, el resultado no puede ser mas explosivo. Ambos se veran envueltos en una partida al amor que no estan dispuestos a jugar.
    ?Podran los sentimientos ganar la batalla a los prejuicios?
    ?Podran dar con el asesino antes de que acabe con ellos?
    Descubre esta trepidante historia de la mano de Rose Gate donde el humor, la accion, la pasion, el dolor, la amistad y la familia haran que:
    Vivas la ley de la pasion hasta que pierdas el juicio.

  • Viento del Este, Viento del Oeste de Pearl S. Buck

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    Viento del este, viento del oeste, es la primera novela de Pearl S. Buck. Fue publicada en el ano 1929, y en ella nos acerca, desde su profundo conocimiento, a la cultura y costumbres de la China de principios del siglo XX, aunque lo cierto es que este ultimo dato el lector se lo tendra que imaginar, ya que no hace ninguna referencia a fechas ni acontecimientos importantes a lo largo de todo el libro. Narrado en primera persona por su protagonista principal, Kwei-lan nos cuenta su conmovedora historia, la de una mujer nacida en el seno de una familia distinguida que desde el mismo momento de su nacimiento es prometida en matrimonio con su futuro marido tal y como marcan las normas y tradiciones, tanto de su pais como de su familia. Y para eso sera educada y preparada, para servir fielmente a su esposo segun las costumbres orientales y llegar a ser la perfecta esposa que todos esperan que sea. Su futuro marido, por el contrario, recibe una educacion totalmente diferente, ya que se trasladara a vivir a Estados Unidos para recibir formacion academica como medico. Al terminar la carrera y regresar de nuevo a su patria, sus padres le obligaran a cumplir con el compromiso y casarse con su prometida, Kwei-lan. Un mundo totalmente diferente se abrira ante ellos, pero principalmente para ella. El deseo de el es desmarcarse de las rigidas normas orientales y acercase mas a las occidentales. Ella tendra que acomodarse a una forma y ritmo de vida para la que no ha sido preparada, y que por otro lado le cuesta enormemente entender. Ha sufrido muchas penurias y sufrimientos en su educacion de <> y ahora se enfrenta a un mundo que desconoce y la desconcierta. Cogida entre dos mundos totalmente diferentes, una lucha interna de sentimientos enfrentados se iniciara en su interior, debiendo librar esa batalla en soledad.

  • Calor helado (Serie Castle 4) de Richard Castle

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  • Amor y gin de Maria Jose Vela

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    Una joven llena de suenos. Un noviazgo eterno. Un seductor implacable.A veces, cuando creemos tocar la felicidad con los dedos, la vida nos lo arrebata todo para aprender lo que de verdad importa.

  • La boda de mi hermana de Dylan Martins

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    Coge aire, sonrie y disimula todo lo mal que te cae. --Buenos dias, senor Moretti --sonrio fingiendo con la misma frialdad. --Buenos dias, Rebeca -- le devolvi la sonrisa, la llame como siempre por su nombre y no por su apellido como ella se dirigia a mi -- Te queda muy bien esa coleta -- le hice un guino tan falso como lo que le habia acabado de decir. Segui sin pararme ante ella, como cada manana, no la aguantaba, pero era la hermana de mi socio Julian y me la tuve que comer con patatas, ni mas ni menos. Procuraba llevarlo lo mejor posible, !que se le iba a hacer! Otras cosas peores o al menos eso queria pensar yo para sobrellevar aquella pequena cruz. Por suerte, mi talante no es malo y soy de los que se lo echan todo a la espalda, razon por lo que veia mi relacion con ella como un reto. Dia que pasaba, dia logrado... Entre en mi despacho y encontre un monton de expedientes autorizados sobre mi mesa, se veia que el dia anterior el equipo financiero habia visto viabilidad en muchos de ellos; ahora me tocaba a mi decidir cuales si y cuales no. Mire por la ventana y me encantaba esa sensacion de paz que se respiraba tras los amplios cristales, el mar... Mi trabajo me fascinaba, tenia con Julian una empresa financiera a gran escala. Llevabamos con ella cinco anos, pero nos habiamos afianzado a pasos agigantados, encontrandonos ya entre las mas importantes del pais. Vivia solo en un atico de doscientos metros y cien de terraza frente al mar ?Que mas podia pedir? Aquel atico habia supuesto para mi la consecucion de un reto y podia decir que habia logrado la casa de mis suenos, como si del programa televisivo del mismo nombre se tratara, en un tiempo record. Una novia, queria una novia, pero yo en ese sentido era una bala perdida; tan pronto me enamoraba como me desenamoraba, tan pronto amaba como me ahogaba, asi que lo mio debia ser algo como una alergia a largo tiempo con una mujer. No podia negar que era un seductor y un mujeriego. Creo que ahi esta la clave, el juego de la seduccion me podia... Pero cuando la presa caia en mis garras, como que empezaba a perder interes a marchas forzadas. ?Culpa de ellas? No, indiscutiblemente mia, pero esas cosas no se fuerzan y era mi condicion. Ese dia solo vine a dejar listo el trabajo y me iba para casa a preparar equipaje de mano, ya que a la manana siguiente salia rumbo a Cracovia. Mi hermana Lis se habia enamorado de un polaco llamado Kiev y se casaba alli el fin de semana, no se pudo haber buscado uno de Cadiz, no; ella de Polonia. En fin, tocaba ir a cumplir, en el fondo la adoraba y como no teniamos padres, debia llevarla yo al altar, por supuesto orgulloso de cumplir ese papel. Se trataba del gran acontecimiento del ano, que digo del ano, del siglo... Que mi hermana fuera feliz era una de las grandes prioridades de mi vida, y si su felicidad estaba en Cracovia, como si estaba en la Conchinchina, yo la apoyaba a muerte. Valore los expedientes y me fui directo para casa, tambien queria descansar. --?Donde vas tan rapidito? Vale que seas una bala, pero que salgas como una de ellas, a eso ya estoy menos acostumbrado--me pregunto Julian con el que me cruce y a punto estuve de arrollarlo. --No querras que llegue con mala cara a la boda de mi hermana. Alli habra cantidad de macizas avidas de un seductor como yo y uno tiene una reputacion que mantener--bromee. --No, no vaya a ser que la alta sociedad de Cracovia se pierda la oportunidad de conocer a una prenda como tu, tira para alla, hombre y no olvides brindar a mi salud. --Eso siempre... --Si, porque brindar, brindaras, pero anda que te has acordado de mi para llevarme, granuja.... --Alguien tiene que quedarse al frente del negocio, amigo, fuiste tu quien lo dijo; no me fastidies, yo por mi te hubiera llevado--le di una palmadita en el hombro y me marche de alli al galope. Sali saludando con una sonrisa a Rebeca, en el fondo iba pensando que ahi se quedaba y que la iba a perder de vista unos dias. Bien mirado, seguramente ella pensaria lo mismo. Pues nada, los dos felices, al final iba a resultar que se nos contentaba con poco. Lo mio con ella fue como los amores a primera vista, pero al reves; desde el primer momento nos caiamos mal y no hubo forma de remediarlo. De vez en cuando lo intentabamos, pero nada, ni poniendo de nuestra parte. Por respeto a Julian lo soportabamos estoicamente y procurabamos no darle mayor importancia, pero que me caia como el culo, me caia como el culo. Y apostaba un brazo y no lo perdia a que a ella le sucedia lo mismo. Llegue a mi casa y me sente a comer. Lola, la mujer de servicio me habia puesto la mesa. Aquel mediodia cocino para mi un pescado en salsa que estaba delicioso, pues tenia una mano en la cocina increible y la casa me la mantenia como los chorros del oro; no podia haber escogido una senora mejor. Ademas era toda amabilidad, tenia cincuenta y cinco anos, pero aparentaba diez menos, con una vitalidad fuera de serie. --Tu hermana Lis estara bellisima vestida de novia. Por favor mandale recuerdos de mi parte, quiero que sepa que la tengo presente. --Por supuesto que lo hare y ella te estara muy agradecida. Sabes que te consideramos como de la familia. --Y yo a vosotros. Me he tomado la libertad de confeccionarle yo misma una liga para que la lleve puesta ese dia. ?Se la daras? --Ni que decir tiene que se la dare. Eres un amor, Lola. Muchas gracias en su nombre, aunque ya te llamara ella para dartelas. Ya sabes, es mas cumplida que un luto--bromee. --Un torbellino es lo que es esa nina y con que sea la mitad de feliz que yo le deseo, ya va servida--suspiro. --Pues tranquila, que esa con su Kiev es feliz un rato largo. Yo no se lo que le ha dado el polaco, pero le ha sorbido el seso--rei. --Que cosas tienes--me imito riendo con ganas. Ella se iba a las cuatro. Una hora despues de que yo llegara y comiera, recogia la cocina y se marchaba hasta el dia siguiente, que llegaba a las ocho de la manana.

  • Mujeres sin tacones que vuelan alto de Yolhanda Munoz

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    Bien podrias ser tu la protagonista de este libro, porque todas somos un poco Olivia.

  • Cinco destinos, catorce paradas de Lorena Perez Nolasco

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    Cinco destinos, catorce paradas, no es un libro al uso. En el no encontraras una historia con un principio y un final, sino muchas de ellas.
    En cada destino, prima la esencia de su naturaleza, en las historias que descubriras entre sus paginas.
    Un viaje que te mostrara todo tipo de emociones. Vivirlas, es tu eleccion.
    Leer es viajar y cualquier destino es perfecto.

  • Rivales de dia, amantes de noche (Un romance en Londres 1) de Nieves Hidalgo

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    Barbara Ross, tras la muerte de su unico pariente, se ve obligada a viajar desde Edimburgo a Londres para ponerse a cargo del tutor elegido por su tio para ella. No sabe nada de ese sujeto salvo su nombre: Alan Chambers, vizconde de Maine. Imagina que sera un caballero de edad avanzada, como lo era su tio, pero Maine no es, ni por asomo, lo que la muchacha espera encontrar.

  • Tres semanas seran suficientes de Hugo Sanz

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    La vida de Leo se pone patas arriba cuando Ainhoa, su pareja, le confiesa que esta enamorada de otro hombre. Es entonces cuando toma conciencia de que su relacion sentimental, que parecia muy estable, no ha sido mas que una farsa.

  • La mirada del puma de Gloria V. Casanas

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  • Libre de Promesas (Maestros del Blackish 3) de Kelly Dreams

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    --Buenas noches, ?en que puedo ayudarte? Sophie sostuvo la mirada del hombre que se movia detras del mostrador de la recepcion del exclusivo y discreto club de BDSM de Chelsea, se lamio los labios y se inclino hacia delante. --Estoy buscando a Alexander Brooks --le informo--. ?Podrias decirme donde puedo encontrarle? El recepcionista fruncio el ceno y la miro entre intrigado y suspicaz al escuchar el nombre real del propietario del Blackish. No era alguien que pasase precisamente desapercibido con ese pelo blanco peinado de punta, unos profundos ojos azules e inquietantes y unos biceps que parecian un par de troncos. Tenia los dedos largos, como los de un pianista y no pudo evitar preguntarse si seria capaz de tocar el cuerpo de una mujer con la misma destreza. Todo el exudaba masculinidad y una seguridad que solo poseian los dominantes. El hecho de que vistiese una camiseta negra con el logotipo del club no hacia mas que afianzar su suposicion. --El Amo Horus ya esta dentro. --Hizo hincapie en la palabra <> sin quitarle la mirada de encima. Horus era el primer nombre de Alexander, si bien nunca habia dejado que lo llamase por el--. Llegas por los pelos, estamos a punto de cerrar las puertas. ?Cual es tu nombre? Observo al tipo que se inclino sobre el ordenador. --Sophie Joyce. Parecio introducir el nombre en el programa y, al no encontrarlo, levanto la mirada con suspicacia. --?Tienes membresia en el club? No. De hecho, ese era el principal motivo por el que estaba alli, mirandole, y no habia atravesado las puertas que habia detras para buscarle por si misma. Sin embargo, esa no seria una respuesta adecuada, no frente a ese Dom. --No, senor --respondio con suave educacion. El enarco una ceja, sin duda curioso ante su presencia y su abierta asuncion de su lugar como sumisa. --Este es un club privado, princesa --le informo con tono firme aunque igual de amable que habia utilizado hasta el momento--. No puedo dejarte entrar sino estas en la lista. Dejo que sus labios se curvaran en una lenta sonrisa que sabia llamaria su atencion. --No le he pedido que me dejase entrar, senor --le recordo dulcemente--. Mi unica intencion es tener unas palabras con Alexander. Su respuesta le arranco una inesperada carcajada. Sus ojos brillaron de diversion y sus labios se estiraron. --Tienes una manera unica de insultar a un dominante con esa dulce y educada voz -- aseguro risueno--. Deberias tener cuidado de a quien diriges tus respuestas. Bajo los ojos lentamente. --Lo siento, senor --replico sumisa--. Me he limitado a constatar un hecho. El sacudio la cabeza, la miro de soslayo y se froto la barbilla. --De acuerdo, Sophie, has despertado mi curiosidad --le dijo dando un golpecito al mostrador--. Quedate aqui. Ire a ver si Horus esta libre para tener unas palabras contigo. Asintio y contuvo la excitacion que acelero su corazon. --Gracias... --pregunto sutilmente su nombre. --Amo Lucien, carino --le guino un ojo. --Gracias, Amo Lucien. El inclino la cabeza, se giro y se acerco a la puerta, la abrio y asomo la cabeza unos momentos. --Oye. Rick. Necesito que te quedes en la recepcion un par de minutos. Tengo que localizar al jefe. Una voz juvenil respondio al momento. --Si, senor. Al momento un joven de aproximadamente su edad atraveso la puerta vistiendo unos pantalones de cuero rotos, y una camiseta de red bajo la que podian verse los piercings que tenia en ambos pezones. Su pelo negro estaba peinado de punta y llevaba los labios negros, al igual que la sombra de ojos. Le dedico una mirada entre curiosa y apreciativa y ocupo su lugar tras el mostrador. --Hola --la saludo. --Hola --respondio a su vez. --No te habia visto antes por aqui --continuo echandole un buen vistazo de arriba abajo. --Estoy segura de ello --asintio manteniendo sus respuestas cortas por temor a que su voz vacilase. Estaba muy nerviosa y sabia que eso la llevaria a tartamudear. La respuesta parecio sorprenderle pero acabo por reirse. --De acuerdo, se cuando hablo de mas --acepto risueno, se echo hacia atras y se sento en el taburete sin insistir en la conversacion. Suspiro interiormente. Sabia que le habia dado la impresion de borde, pero necesitaba de todas sus fuerzas para seguir adelante con esa visita. No has pasado por todo esto para rendirte ahora, Sophie. Coraje. Se lamio los labios con nerviosismo y se entretuvo mirando a su alrededor, sus ojos cayeron sobre un tablon de anuncios y se aproximo a leer el contenido. Apenas habia tomado nota de algunas cosas cuando la puerta volvio a abrirse y escucho una conocida voz junto a la del Amo Lucien. --...rizos de color negro, ojos verde esmeralda y unos labios de lo mas besables. --Escucho el resumen del recepcionista--. Llego preguntando por ti. Se giro de inmediato hacia la puerta para ver a ambos hombres, aunque sus ojos se detuvieron sobre el mas alto. --Sophie. --La sorpresa bailo unos instantes en los ojos azul oscuro antes de desaparecer y adquirir un brillo de especulacion--. ?Que haces aqui? Las palabras se hundieron en su estomago como si fuesen de plomo. ?Eso era todo lo que tenia que decirle despues de cuatro anos sin verse? Alzo la barbilla y se obligo a respirar profundamente para lograr que las siguientes palabras no temblasen en sus labios. --Vengo a pedirte algo --respondio encontrando su mirada y sosteniendola, algo que siempre le habia resultado dificil. Esos ojos parecian poder ver a traves de ella. El enarco una ceja, abandono el umbral y camino hacia ella. --?De que se trata? Se lamio los labios una ultima vez y respondio directa. --Quiero que me acojas bajo tu tutela en el Blackish. CAPITULO 1 --No puedes decirme que no, asi, sin mas. Una frase demasiado contundente para una mujer tan menuda, penso Horus recorriendola con la mirada. Sentada frente a su escritorio parecia una pequena hada vestida de forma escandalosa, lo suficiente escandalosa para que encajase con el ambiente de esa noche en el club. Pero ella no iba a entrar, no habia luchado consigo mismo tanto tiempo para echarlo ahora todo a perder. Contemplo disimuladamente su curvilinea figura, el negro pelo rizado cayendole sobre los hombros y esos bonitos ojos verdes brillando de irritacion. Tenia las mejillas sonrojadas, sus labios se movian con ritmico erotismo provocandole unas irrefrenables ganas de mordisquearlos. ?Habia tenido que pasar cuatro anos sin verla para encontrarla jodidamente deseable? Estaba enfermo. Debia haber recibido mas golpes en el ring de los que pensaba y alguno de ellos habia impactado directamente en su cabeza. --Acabo de hacerlo, querida --replico a su vez, cruzando las manos con gesto aburrido sobre el estomago--. No voy a tutelarte en el Blackish y tampoco voy a darte una membresia. La manera en que apreto los labios formando un pequeno mohin irritado lo conocia demasiado bien. Conocia cada una de sus tretas, cada una de las expresiones de esa pequena y discola hembra; la misma con la que habia compartido seis anos de su vida. Una actuacion demasiado larga, una promesa hecha a su mejor amigo y que trajo consigo un tiempo mas alla de la simple complicacion. Sophie Joyce habia sido su esposa. Casarse con ella fue su forma de mantenerla a salvo, de cumplir con la promesa hecha a Robert, su hermano, y alejarla de las garras del hijo de puta que se tiraba a su madre. <>. La justicia era una autentica hija de puta, habia dejado de confiar en ella cuando tenia trece anos y fue internado en un reformatorio a peticion de sus propios padres. <>. Si, tanto su vida como la de Sophie no habian sido precisamente un camino de rosas, sus respectivos progenitores eran los unicos culpables de que sus destinos se hubiesen cruzado y ella hubiese terminado a su cuidado. --No puedes hacerlo --insistio ella modulando cada palabra, concentrandose en no tartamudear--. No puedes decidir por mi. Hace tiempo que perdiste ese derecho. Enarco una ceja y suspiro. --Empiezo a preguntarme si lo tuve alguna vez --replico con palpable sarcasmo--. Lo que si puedo asegurarte es que mi respuesta a tu pregunta sigue siendo la misma: No. No la queria alli. Bajo ningun concepto iba a dejar que esa mujer se pasease con menos ropa de la que llevaba puesta por las entranas del club. Los ojos verdes brillaron con una punzada de dolor ante sus palabras, pero pronto ocupo sus pupilas la irritacion que emanaba de cada poro de su cuerpo. --Ya no te-tengo dieciseis anos. --La leve vacilacion en su voz le indico que estaba empezando a perder el temple y el tartamudeo que tanto odiaba volveria a entrar en escena. Sabia lo que eso significaba para ella, lo vulnerable que se sentia en esos momentos y, en circunstancias normales, habria hecho lo que fuese para tranquilizarla, pero ahora solo deseaba sacarla de su oficina y que no volviese a poner un pie alli. --Gracias a Dios --admitio con una mordaz carcajada--. Con sufrir una vez tu adolescencia, fue mas que suficiente. Preferiria que me moliesen a golpes antes que tener que lidiar de nuevo con una mocosa hormonal. Cruzo los brazos sobre unos encantadores y llenos pechos. Si, ya no quedaba nada de la adolescente que habia estado a su cuidado, a la que habia querido, quien despertaba el deseo en sus venas y a la que se habia prohibido tocar. --?Sigues siendo virgen? --Dejo caer la pregunta con gesto aburrido. Estaba decidido a herirla con sus palabras si con eso conseguia su objetivo; disuadirla--. Si estas buscando la manera de ponerle remedio... estas en el lugar equivocado. Su rostro enrojecio todavia mas, esos ojos esmeraldas se entrecerraron hasta formar dos pequenas rendijas. --No-o, des-desde que nos separamos me he ti-ti-tirado a todo tio que encontre por el camino, algo que ha siii-sido de lo mas sa-saaa-satisfactorio --tartamudeo visiblemente afectada por sus palabras--. Tu no me qui-quisiste. Por su-suerte el mundo esta lleno de hombres menos... seee-selectivos que tu. Se obligo a morderse una replica. No tienes la menor idea de nada, Kitty. Si, se habia casado con ella pero no la habia tocado en los seis anos que habian estado juntos. Su unica intencion al contraer matrimonio era evitar que quedase desprotegida. Robert se habia encargado de obtener la custodia de su hermana pequena despues de que su madre dejase claro que no estaba preparada para cuidar de una cria. Y habia sido con su bendicion y permiso que la entonces menor, habia terminado bajo su tutela por medio del matrimonio. <>. Se estremecio interiormente al recordar aquellas duras palabras, el sentimiento de ira que habia despertado en su fuero interno ante la indefension de una nina y lo que podia pasarle si Robert no estuviese alli para protegerla. Deberia haber sido una conversacion condicional, un <> totalmente lejano, pero Robert Joyce habia hablado con conocimiento de causa, sabiendo lo que ocurria en su cabeza y que si seguia luchando, su vida estaria en peligro. Se habian conocido en las calles, Rob habia evitado que terminase con la garganta abierta solo para llevarle a conocer al Reverendo John. El padre era un hombre de color robusto que creia que incluso los mas idiotas se merecian una segunda oportunidad. Su necesidad de ayudar al projimo lo habia llevado a crear un lugar en el que los jovenes con problemas de ira, actitud o que vivian en la calle podian aprender a controlarse y al mismo tiempo hacer deporte. El peculiar reverendo fue el unico capaz de llegar a el despues de que lo internasen en ese lugar. El hombre le escucho sin juzgar y le dio la oportunidad de descargar su ira contra el mundo ofreciendole un deporte que le aporto la disciplina y el control que a menudo le faltaba. El fue tambien el unico que tuvo el valor de decirle que no estaba preparado para tomar sobre sus hombros una responsabilidad tan grande como Sophie, pero fiel a su rebeldia y a la palabra dada, no le escucho. ?Como hacerlo cuando le debia a Robert su propia vida? Se sacudio los recuerdos y miro de nuevo a la mujer que tenia frente a el, la misma con la que se habia casado a los veintisiete --teniendo ella solo dieciseis--, para separarse seis anos despues sin haberle tocado ni un pelo. ?Acostarse con ella? Habia sido impensable hacerlo, no con una nina y, cuando dejo de serlo, el ya se habia internado en un mundo que no deseaba para ella. --No vas a obtener una membresia en este club, Sophie --le informo de manera tajante--. No voy a tutelarte, no voy a permitir que entres en mi club, no pienso secundar lo que sea que tengas en mente. Mi respuesta es no. Ella se tenso, se incorporo hasta permanecer con la espalda muy recta y recatadamente sentada en la silla frente a el y lo miro sin parpadear siquiera. --Tengo entendido que el club lo llevan do-dos socios --replico con una ligera vacilacion, senal inequivoca del volcan de emociones que transmitia su cuerpo--. Veamos que tiene el que de-decir al respecto. Chasqueo la lengua, descruzo las manos y se apoyo en los brazos de la silla para levantarse. --El Amo Fire te dira lo mismo que te estoy diciendo yo ahora --declaro abandonando su asiento y rodeando la mesa hasta detenerse a su lado--. Este es un club privado, solo se puede acceder a el por recomendacion de alguno de los miembros existentes o en las convocatorias de acceso que se dan una vez al ano. Y tu no estas en posicion de obtener ninguna de las dos.

  • El orgullo del dragon (El dragon y el unicornio 1) de Iria G. Parente

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    Viria es la tierra de los hombres; Gineyka, la de las mujeres.

  • Testimonio mortal de Anna Bagstam

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    Situado a orillas del mar Baltico, Lerviken es el idilico pueblo pesquero en el que Harriet Vesterberg solia pasar los veranos de su infancia. Decadas mas tarde, Harriet abandona su trabajo como investigadora civil en Estocolmo y una relacion tormentosa, y regresa a Lerviken para trabajar con la policia local y estar cerca de su padre enfermo. Menos de veinticuatro horas despues, el cuerpo de Laura Andersson aparece brutalmente apunalado y con los parpados abiertos, pegados con cinta adhesiva. Empieza asi una frenetica carrera contrarreloj para encontrar a un asesino imparable. Cuando empieza a investigar por su cuenta, Harriet vera su vida amenazada a la vez que la red de mentiras que envuelve el caso se hace cada vez mas densa. ?Puede el asesino ser alguiena quien ella conoce?

  • Eva y Brad de N. Q. Palm

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    Nueva York Cinco anos atras... --!Vamos Sue! --grito Eva desde la puerta. --!Ya voy, pesada! --contesto Sue enfurrunada. Ella estaba preparada desde hacia mas de veinte minutos y su amiga intima se negaba a salir un sabado por la noche. La habia convencido a base de echar mano de la inquebrantable amistad que las unia desde que eran dos crias, eso, y unas cuantas amenazas en las que la melena de Sue salia gravemente perjudicada. El corazon de Sue no habia podido resistir su cara de cachorrito indefenso. Tenia que haber probado suerte en Hollywood. Hacia poco que Suemy habia conocido a Jack Wells, el hijo de uno de los dos socios de la empresa en la que trabajaba como arquitecta. A ella no le hacia ninguna gracia ese tio, pero Sue parecia estar encantada de salir con el. Habian hablado del asunto y ya le habia lanzado algunas advertencias sobre el hombre. Aunque no queria apagar la alegria de su amiga, asi que cuando la veia ilusionada, arreglandose para quedar con Jack, intentaba por todos los medios no abrir la boca. Algo que, reconocia, le costaba una ulcera. Hoy, el senor Jack Wells no estaba en la ciudad. Tenia un compromiso familiar en otro estado y estaria fuera todo el fin de semana. Pero lo mas intrigante era que sabia que era un hombre sin demasiados apegos, lo habia visto mas de una vez por los locales de la noche neoyorquina. Sin embargo, parecia estar pendiente de Sue. Y la idiota de su amiga se habia negado a salir de fiesta porque el no estaba. Increible. Solo le habia faltado arrastrarla por una oreja escaleras abajo. --!Nena, el taxi esta esperando! Estaba perdiendo la paciencia. Sue salio poniendose un zapato y dando saltitos por el pasillo. El apartamento, que habian alquilado entre las dos, no era muy grande pero era precioso. En un par de dias empezaria a trabajar para Sue, como su ayudante y secretaria personal, no sabia como terminaria aquello pero el sueldo daba para, al menos, intentarlo. Hoy iban a tomar unas copas de despedida con sus, ahora, antiguos companeros de trabajo. Y Sue tenia que venir si o si. --Eva, sigo pensando que yo no pinto nada en la fiesta que han organizado tus companeros... --No me vengas con idioteces, Sue. Los conoces a todos. --Pero... --Pero, nada --la corto. Cerro la puerta con llave y bajaron hasta la calle en el ascensor. Subieron al taxi y al cabo de quince minutos estaban en el Zero, un bar musical muy chic y lleno a rebosar de gente. Se habia puesto sus mejores galas, un vestido rojo que se cenia a su cuerpo y terminaba justo debajo de su trasero, con un escote que dejaba ver el nacimiento de su pecho y unos taconazos de vertigo; era bajita y tenia que contrarrestar. Sue llevaba un vestido negro algo mas recatado pero que marcaba su esbelto cuerpo y su rubia melena hoy recogida en un mono, tambien llevaba taconazos, era alta y la mayoria de las veces sobrepasaba incluso a los hombres, ademas de a ella. Resoplo. Jack era alto, pero Sue era casi como el. No hacian buena pareja, tal vez le tenia algo de tirria al hombre, pero Sue era su talon de Aquiles. Si ese tio se atrevia a jugar con ella, le cortaria los huevos con una sierra oxidada. --!Ahi estan! --grito cogiendo su mano y guiandola entre las mesas hasta llegar a la que ocupaban sus colegas. --!Por fin, ya pensabamos que no venias! --dijo Xavier alzando la voz por encima de la musica --. !Sue! Me alegro de verte. Otro que no se resistia al encanto de su amiga. --!Hola! --exclamo saludando en general mientras Sue los saludaba con la mano, risuena --. Siento el retraso. --No te preocupes, nena --dijo Laura, otra companera. --!Ahi llega! --vitoreo Graham, senalando detras de ellas. ?A quien mas esperaban? Torcio la cabeza y vio venir a un camarero con una copa gigante de lo que parecia ser un coctel. La gente se apartaba para dejarlo pasar, esa monstruosidad debia de pesar lo suyo. Lo dejo justo en el centro de la mesa y despues de contarlos extrajo siete pajitas del bolsillo de su camisa, eran extra largas, sobrepasaban la cabeza del camarero al llevarlas ahi. Las hundio en el liquido y despues de dedicarle un guino, se marcho. --Eso es... --!Un San Francisco a lo bestia! --termino Graham por ella. Eva entrecerro los ojos y los senalo con el indice. --No os veo ni un poco tristes por mi despedida, esto es una celebracion a lo grande. Se carcajearon y algunos la abrazaron. --Nos entristece tu marcha. Pero que no se diga que no sabemos organizar buenas fiestas. Ademas, te veremos por aqui aunque hayas decidido dejarnos. Eva le guino un ojo a Albert y se sentaron alrededor de la mesa, cogieron cada uno una canita y empezaron a llevarse el dulce liquido a la boca, estaba delicioso. Dos horas despues aun quedaban un par de dedos de coctel y un monton de botellines de cerveza adornaban la mesa. No estaba borracha, pero llevaba ese puntito jugueton que le gustaba. Sue se estaba riendo de algo que decian Laura y Graham, Albert y Xavier acababan de cantar la ultima cancion del Karaoke. !Dios mio! Que mal habian interpretado la letra, la habian destrozado. Cuando el DJ empezo a poner musica para bailar no se lo penso dos veces y se fue a la pista con Graham. El hombre se habia pasado el ano entero, que habia trabajado de comercial a su lado, tirandole los tejos. Pero aunque era un buen chico, no era su tipo. Y ahora con la bebida estaba desinhibido y hacia verdaderos esfuerzos por atraerla por la cintura, ella no hacia mas que apartar sus manos mientras bailaba y se reia de sus muecas. Le dio la espalda y sus ojos quedaron atrapados en una mirada color miel desconcertante; el sonrio y ella le guino un ojo. En su vida habia visto a un chico tan guapo. *** --Si no vas tu, ire yo --solto por esa bocaza Tom. Brad lo observo con suspicacia, Harry se rio. --No hace falta que vaya, las mujeres suelen venir, aunque esta no esta por la labor... Tom se carcajeo. --Si te hubieras peinado... Brad miro a Harry, era cierto. Su amigo parecia recien salido de la cama. Era un desastre desde que July lo habia dejado por otro. --Olvidadme. --Harry se levanto --. Voy a mear. Brad, que habia vuelto a ver como se contoneaba la morena, se levanto tambien. --?Ahora vais a pares? Pareceis dos nenazas. --Callate, idiota --dijo antes de encaminarse hacia la chica. Le dio tiempo a ver como sus amigos lo seguian con la mirada y se quedaban estupefactos. No recordaba ni una sola vez en su vida que el hubiera ido en busca de una chica. No por prepotencia, sino por timidez, una que perdia en cuanto acababa en la cama de alguna de ellas. Y esa preciosidad le estaba llamando solo con el movimiento de sus caderas. Si el baboso que andaba cerca no era su pareja, ya podia empezar a correr. --Los he visto mas rapidos --dijo ella descarada, cuando lo tuvo delante. Brad levanto una ceja. --Me gusta observar a mi presa --contesto sonriendo. --Pues como ves, estoy acompanada --dijo con voz cautivadora acercandose a el. Ella seguia bailando, pero el estaba estatico enfrente. Olia a un perfume fresco, le iba perfectamente, tenia unos ojos oscuros electrizantes y unos labios carnosos que, estaba seguro, nunca podria dejar de besar en cuanto los probara. De pronto sus palabras penetraron en su mente. Se giro y miro al hombre que habia dejado de bailar para mirarle con la frente arrugada. La observo de nuevo y senalo con el pulgar al tio. Ella asintio. --?Es tu pareja? Ella nego con la cabeza sonriendo. --Solo de baile. Perfecto. --Mi turno --le dijo sin mas dilacion al tipo. El hombre inclino la cabeza para mirar a la morena de pelo largo. --?Estaras bien? --Perfectamente, no te preocupes, Graham. ?Graham? ?Que mierda de nombre era ese? --Si, Graham, cuidare de ella --aseguro sin mirarlo, no podia apartar los ojos de la chica. En aquel momento la musica cambio y una balada sustituyo al ruido que estaba haciendo la cancion anterior. No se lo penso demasiado y la atrapo por la cintura para pegarla a su cuerpo. --Soy Brad Holmes. --Eva Lane. Un placer Brad. --Lo mismo digo. ?Donde has estado todo este tiempo? Creo que llevo esperandote toda mi vida. Eva se echo a reir. --?Cuantas mas han oido eso de tus labios? --Muchas, pero hoy es la primera vez que lo digo en serio. Una hermosa sonrisa afloro en su angelical rostro. --Ohhh vaya. No esta mal, habras desintegrado muchas bragas con esa frase. Brad se quedo quieto, ?en serio acababa de soltar eso? La miro con interes

  • Los siete maridos de Evelyn Hugo de Taylor Jenkins Reid

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    Evelyn Hugo, el icono de Hollywood que se ha recluido en su edad madura, decide al fin contar la verdad sobre su vida llena de glamour y de escandalos. Pero cuando elige para ello a Monique Grant, una periodista desconocida, nadie se sorprende mas que la misma Monique. ?Por que ella? ?Por que ahora?

  • Mujeres de Camborne de Pilar Lepe

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    Dos bellas historias unidas por lazos de sangre:

  • Preso de sus palabras (Directo a ti 1) de E. R. Dark

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    Izar Galvez paseaba de un lado a otro del despacho que ella y su amiga Elena habian montado hacia ya siete anos en el piso de esta ultima en pleno barrio de la Barceloneta. Se detuvo varias veces para mirar por los ventanales. Tenian unas vistas inmejorables del paseo maritimo y siempre que ella miraba hacia el mar la relajaba e inspiraba a partes iguales. Izar era una escritora de literatura romantica de exito, mientras que Elena era la que se encargaba de la publicidad, relaciones publicas, maquetacion, redes sociales... En resumen, de todo lo que hacia perder la paciencia a Izar, que apenas soportaba las redes sociales. En ese aspecto, Izar era mucho mas reservada con su vida privada. Empezaron aquella aventura juntas casi por casualidad, cuando hacia mas de siete anos Izar habia acabado el manuscrito de su primera novela, una historia de amor medieval, pero que tras un ano de viajar por las manos de una lista interminable de editores, habia vuelto a sus manos rechazada por todos. Ella estaba dispuesta a publicarla igualmente, ese y los libros que vinieran detras, pues en ese ano de espera, habia escrito dos libros mas pero que no habia mandado a nadie. Lo que no sabia era como hacerlo. Mirando por la red, investigando, habia encontrado un blog que le habia llamado la atencion. Elena resulto ser la persona tras el blog sobre como darse a conocer por las redes sociales y crear tu propio blog, pero Izar, tras desesperarse con tanto tutorial que no coincidia nunca con lo que a ella le aparecia en la pantalla, se vio incapaz de hacer todo aquello, asi que despues de varias conversaciones por privado, quedaron a tomar un cafe en The Beach House, ya que, por suerte, la chica tambien vivia en la Barceloneta, y por una de aquellas extranas coincidencias, no demasiado lejos de ella. No era raro no conocer a tus vecinos en una ciudad tan grande y con semejante ritmo de vida, por lo que no le extrano que la cara de la muchacha no le resultara ni ligeramente familiar. Se cayeron bien desde el primer segundo, y cuando se dieron cuenta, aquel cafe a primera hora de la tarde, acabo en una cena y en una cita para el dia siguiente en casa de Elena para poner en marcha todas aquellas ideas. Dos meses despues, su historia de amor medieval estaba en las principales plataformas de libros digitales y cosecho un sinfin de premios, fans y buenas criticas, aunque tambien las hubo malas, pero las supo encajar y aprender de ellas. Desde entonces, trabajaban juntas. Elena la ayudaba con el texto como su primera lectora cero, ademas de que despues creaba una portada preciosa, lo maquetaba y mimaba para que luciera perfecto en las manos de las lectoras, y algun que otro lector tambien. Gracias al trabajo de las dos, para el momento en que iban a publicar el tercer libro que Izar habia escrito, recibieron la llamada de una editorial interesada en tenerla entre sus autores. Aquella noche lo celebraron por todo lo alto, y desde entonces, no habian parado de trabajar y disfrutar de sus exitos. Eran un equipo muy unido y, sin embargo, Izar estaba nerviosa, ya que lo que le propondria a Elena, era algo bastante atrevido, incluso para ella. Era algo mas propio de su alocada amiga Laura. Esta vez se habia superado hasta a si misma. Finalmente, cogio aire, se aparto de la ventana desviando la vista del mar en calma y se paro junto a la mesa donde estaba sentada Elena, mirandola interrogante. Hizo girar con maestria su boligrafo entre los dedos, pasandolo de uno a otro, antes de lanzarse a hablar. --Elena, tengo una idea. --?Solo una? --bufo, soplandose el flequillo que le caia sobre los ojos--. Llevas semanas apuntando en esa libreta tuya. --Lo se, pero esta vez he superado con creces mis ideas mas descabelladas. Tengo una corazonada. --Esta bien, escupe. Normalmente aciertas. --Apoyo la cabeza sobre la mano mirandola expectante. Izar sonrio sin parar de jugar con el boligrafo entre sus dedos, una costumbre que tenia desde el instituto. --Sujetate bien a la silla porque vas alucinar. --Alzo ambas cejas con una media sonrisa en el rostro, ni ella misma se creia lo que se le habia ocurrido--.Voy a ir al club Eros. --!Joder! --dijo dando un respingo en la silla --Pero ?tu sabes lo que se hace alli? Porque yo, desde luego, no… --Algo he leido. Es un club de intercambio de parejas. Quiero escribir sobre ello, Elena, darle un giro a mis historias, y para eso necesito informacion de primera mano. Ademas, ya que estare dentro quizas surja algo que me alegre el cuerpo, aunque lo dudo. No creo que encuentre al hombre de mis suenos en un lugar como ese. --Estas como una cabra --dijo riendose, pero sabia que Izar tenia instinto para aquello. No era de las que creia que la documentacion se hacia solo usando Google, ya que si podia, lo veia todo de primera mano. Como cuando habia escrito su cuarto libro. La trama transcurria en una escapada de fin de semana en Londres, y a Izar no se le habia ocurrido otra cosa que coger un avion y plantarse las dos alli. Habian ido a todas partes, y sacado miles de fotos, probado la comida, escuchando la musica y empapandose del ambiente. El libro habia quedado perfecto, y todas aquellas fotos las habia aprovechado tanto para la portada del libro como para la promocion en las redes sociales. Si, Izar podia ser puntillosa, pero el resultado solia ser realmente bueno. --Eso es lo que mas te gusta de mi. --Le guino un ojo-- Te mantendre informada de todo lo que suceda alli --insinuo divertida. --Eso espero, o tu proximo libro solo lo leeran en Laponia. --Capulla. --Golpeo su hombro riendo--. Voy a arreglarme, que esta noche tengo una cita conmigo misma. --Diviertete, jefa. --Se intentara... Aunque no lo tenia muy claro, hacia ya varios anos que fracasaba estrepitosamente en sus relaciones y todavia estaba intentando descubrir que fallaba en ella. A sus treinta y ocho anos habia tenido varias relaciones serias, al menos por su parte. La primera de ellas fue en la universidad con Valen, un italiano que estudiaba periodismo en su misma facultad. Todo fue bien hasta que el termino su carrera y volvio a su pais. Le dijo, con buenas palabras, que la distancia era un serio problema. Tenia que reconocer que le dolio, aunque se lo esperaba. Nunca habia viajado con ella para presentarle a su familia mientras que el si conocia a la suya. Su escusa siempre era que cuando ellos podian viajar a Italia, su familia estaba de vacaciones. Ella, como tonta, se lo habia creido todo. Asi que, tras asumir que solo habia sido la chica para pasar la universidad y su estancia en Espana acompanado, paso pagina tambien, como habia hecho el. Despues llego Raul, un arquitecto rubio de ojos verdes que la enamoro de tal manera que penso que no podria haber nunca otro hombre en su vida que no fuera el, y fue el que mas dano le hizo cuando la rechazo. Siempre recordaria sus duras palabras cuando lo encontro en la terraza de un restaurante de lujo junto a una elegante mujer de forma acaramelada. El, al verla, se acerco para evitar un escandalo en el restaurante. Fue al pedirle explicaciones cuando la hundio en la miseria con sus duras palabras: "?De verdad creias que ibamos en serio? Nunca podria casarme con una mujer como tu, mi esposa tiene que pertenecer a mi misma clase social." Ese fue el peor San Valentin de su vida. Sabia que la familia de el era rica, que su fortuna era herencia de varias generaciones, y que ella era solo la hija de un matrimonio trabajador que habia pagado una hipoteca por anos y que le costo un gran esfuerzo costearle la universidad, pero, inocentemente, habia pensado que eso a el no le importaba, que solo eran dos personas que se querian. Le costo un ano cicatrizar aquella herida y varios mas volver a tener otra relacion. Para entonces, aparecio Jordi, un bombero de Barcelona, que la enamoro con su sonrisa de pirata y sus bromas. Cayo en sus redes para ser rechazada y sustituida unos meses despues por una morena exotica. Le dolio, logicamente, pero ya no tanto como con Raul. No entendia que habia de malo en ella que los alejaba; era fiel, carinosa y aventurera en las relaciones. No les decia "te quiero" tras la primera noche de sexo, ni los llevaba en menos de un mes a conocer a sus padres, o los acosaba con mensajitos de carinines, ni los llamaba a todas horas. Les daba libertad, como tambien la queria ella. No entendia que buscaban los hombres. Asi que se prometio a si misma no volverse a enamorar y de momento lo llevaba bastante bien. Hacia dos anos que solo salia con hombres esporadicamente. No se involucraba emocionalmente y asi debia ser, por el bien de su cordura y su corazon. No obstante, anhelaba un hombre que la abrazara por las noches y le diera los buenos dias. Ansiaba escuchar, de los labios de un hombre, que era lo mas importante de su vida, que la amaba mas alla de lo comprensible. Estaba cansada de sus noches solitarias y despertar con el lado izquierdo vacio de una cama fria ?Pero ese hombre la anhelaria a ella de la misma forma? ~Ytm Las horas pasaban volando y demasiado pronto se encontro frente al espejo de su habitacion, vestida con un corto y escotado vestido negro, que se adaptaba a la perfeccion de sus curvas, y zapatos de salon con un tacon de infarto. Su melena ondulada y rubia caia suelta en cascada hasta media espalda. Se sentia sexy y guapa, y esperaba no desentonar en el Eros. Iba a observar, no a participar en lo que fuera que pasara alli, asi que destacar de manera negativa no era una opcion. Respirando hondo, salio hacia el club conduciendo su propio coche. Habia sopesado la idea de ir en un taxi, pero si salia de alli corriendo muerta de verguenza o miedo, preferia no tener que estar media hora en la puerta esperando que la recogieran. Con los nervios a flor de piel, y mil ideas a cada cual mas descabellada y absurda, condujo hasta el centro de Barcelona. No le resulto dificil encontrar el club. Habia mirado la direccion por Google, y habia respirado aliviada al comprobar que habia un parquin publico a la vuelta de la esquina. Sabia que iba a pagar un dineral dejando alli el coche, pero no queria quedarse sin via de escape. Tras aparcar, camino los metros que la separaban de su destino, y pronto llego a la fachada del local, que no distaba mucho de la de cualquier discoteca o pub que podias encontrar en Barcelona. Al llegar a la puerta habia estado tentada de dar media vuelta. Las dudas y el miedo a que encontraria ahi dentro, de nuevo estaban haciendo mella en ella. Sin embargo, su cabezoneria y curiosidad podian mas. La puerta era de cristal rojo con la palabra Eros escrita en letras grandes y negras ocupando en diagonal casi toda la puerta. Inspiro para volver a darse animos, asi que, apretando el bolso donde llevaba la libreta, llamo al timbre que habia junto a la puerta sin tiradores. Su corazon iba a mil por hora, pero ya no podia dar marcha atras. Una chica morena, vestida con un escueto top rojo, y una minifalda, que mas bien parecia una bufanda negra, y que dejaba ver perfectamente las medias de liga negra que lucia, la recibio con una sonrisa amable.

  • La felicidad es un te contigo de Mamen Sanchez

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    EL despacho del inspector Manchego no era un despacho propiamente dicho, sino mas bien una sala diafana dividida en varios cuadrilateros separados por delgados paneles de pladur, muy practicos, eso si, donde cada cual era libre de fabricar su propio collage de recortes, fotografias, notas con mensajes urgentes, felicitaciones de Navidad, informes policiales y listas telefonicas de restaurantes con envio a domicilio. La distribucion recordaba bastante a la de los probadores de algunos centros comerciales en los que, inevitablemente, dado que carecen de techo y de cualquier sistema de aislamiento acustico, se escuchan comentarios tremendamente indiscretos sobre los diversos tipos de frutas y embutidos con los que puede compararse la anatomia femenina moldeada por un pantalon demasiado estrecho. La diferencia era que alli, en lugar de catastrofes esteticas, se ventilaban asuntos de otra indole; mas del tipo violencia y malos tratos, robos con intimidacion, asaltos a cajeros o peleas callejeras. Palabras como <>, <>, <> y <> saltaban de un cubiculo a otro como pulguillas en un colchon infesto. Tampoco se llamaba Manchego, pero el inspector, cuyo verdadero nombre era Alonso Jandalillo, fantaseaba con la idea de parecerse al Quijote no solo por la coincidencia del patronimico, sino tambien por la inmortalidad de sus gestas --a pesar de que hasta el momento su historial no reflejaba ninguna digna de mencion--, y por ese motivo habia adoptado el alias Manchego en las dos o tres operaciones de campo en las que habia intervenido. Que bien sonaban aquellas tres silabas acompanadas del ruido de fondo del walkie-talkie. A veces, el, que era un hombre de accion por mucha barriga que estuviera echando ultimamente, se lamentaba del sedentarismo al que le obligaba su comoda tarea de despacho en aquella comisaria de barrio a la que lo habian destinado el dia en que cumplio los cincuenta y quedo exento de patrullar las calles de Madrid. Anoraba el subidon de adrenalina que experimentaba al volante de su coche oficial con la sirena a todo volumen y el altavoz intimidatorio: <>. Por eso, la irrupcion imponente del senor Marlow Craftsman y de su interprete, el senor Bestman, en los tres metros cuadrados en que consistia su finca, ambos con traje de chaqueta de tweed y chaleco, maletin de cuero negro, zapatos caros y gabardina gris, le devolvieron la esperanza en aquella profesion que tanto le apasionaba a pesar de que la mayor parte del tiempo no le daba mas que disgustos. Sintio el impulso de levantarse a recibirlos, pero se contuvo a tiempo. Un inspector de policia no es un hombre de negocios, se recordo, no estrecha manos, no sonrie, ni siquiera interrumpe el ritmo mecanico de su teclado. A lo sumo, y como muestra maxima de cortesia, se quita el cigarrillo de la boca y lo golpea un par de veces contra el borde del cenicero, se aclara la garganta con un carraspeo y luego dice: <>. Entonces, una vez que los ojos de los visitantes se encuentran al mismo nivel que los propios y ya no hay modo de que lo intimiden a uno mirandolo de arriba abajo, puede elevar la cabeza y preguntar: <>. Marlow Craftsman rondaba los sesenta anos de edad, a juzgar por las lineas de expresion que rodeaban sus ojillos de rata. Estaba palido como un fiambre, tenia la piel del mismisimo color del jamon cocido y sus labios eran tan estrechos que parecian haber sido dibujados con tiralineas. El interprete era algo mas joven, pero igual de rosa. Tenia mas pelo, gris y negro, y usaba gafas para ver de cerca. --Permitame presentarle a mi jefe --dijo Bestman en un espanol gramaticalmente impecable y acusticamente horripilante--: Mister Marlow Craftsman, de Craftsman&Co. El inspector puso cara de bobo. Lo noto perfectamente. Por la emocion con la que el sujeto habia pronunciado aquel nombre, seguido de un silencio prolongado para dejar rebotar el eco de su voz en el pladur, lo mas probable era que se hallara ante un magnate de las finanzas. Sonaba a banco. Un banco de esos que llevan mas de ciento cincuenta anos en manos de la misma familia de aristocratas ingleses. Porque no cabia duda de que aquellos dos especimenes eran hijos de la Perfida Albion; de ahi sus aires de superioridad y la marca Hamilton de sus relojes, aguda observacion de la que mas tarde tendria tiempo de jactarse, cuando rememorara la escena. --Aja --respondio sin anadir ningun comentario, dado que no tenia ni la mas remota idea de que significaba aquel nombre. --Mr. Craftsman viene de Londres para denunciar la desaparicion de su hijo Atticus Craftsman. Puesto que la ultima residencia conocida del joven senor Craftsman se encuentra en el numero 5 de la calle del Alamillo, hemos sido advertidos por Scotland Yard de la conveniencia de abrir diligencias aqui, en su comisaria, por ser la mas cercana a su domicilio. --?Les envia Scotland Yard? --Aquello prometia. --No exactamente, senor Jandalillo... --Inspector Manchego --le interrumpio el policia. --No exactamente, inspector Manchego --repitio el otro--. Simplemente, hemos sido derivados aqui por la oficina de alla. --Entiendo. --El caso es que el senor Atticus Craftsman lleva tres meses sin dar senales de vida. La ultima comunicacion que establecio con su padre fue a traves de un mensaje telefonico el pasado 10 de agosto. --?Podria escuchar el mensaje? --pregunto Manchego. --Esta en ingles --respondio el interprete al tiempo que abria su maletin y sacaba un smartphone de ultima generacion. Apreto varios botones. Acerco el dispositivo a la oreja del inspector y contuvo la respiracion. Manchego escucho una voz nasal, como de persona constipada, sobre un ritmico sonido de fondo, una especie de lamento o de oracion, y los acordes de una guitarra. Por supuesto, no entendio una sola palabra de lo que decia el interlocutor, pero si pudo intuir que no se trataba de ningun mensaje de socorro porque no habia angustia en el tono de voz. Tambien por la noche, al recordar este detalle, se felicitaria por sus dotes de investigador. --?Que dice? --Tuvo que reconocer que el idioma ingles era su gran asignatura pendiente. --Dice textualmente: <>. El inspector, automaticamente, dirigio una mirada inquisitiva al senor Craftsman. El hombre, a su vez, tenia sus ojillos colorados clavados en los del inspector. --?Y bien? --lo interrogo--. ?Sabe a que se refiere? El interprete tradujo. El senor Craftsman respondio. --Mi jefe dice que probablemente se refiera al trabajo del que se estaba encargando en Madrid. Manchego se echo para atras. Despues de todo, iba a resultar que este caso era como todos. Asuntos feos de estupefacientes y ajustes de cuentas. --Senor Crasman --lo increpo--, ?esta su hijo involucrado en el trafico de drogas? --!No, por Dios! --respondio Bestman sin traducir siquiera--. El joven senor Craftsman, al igual que su padre, aqui presente, su difunto abuelo y todos sus antepasados por linea paterna hasta el siglo XVII, se dedica al negocio editorial. --Entiendo --dijo Manchego. --Es un joven respetable, educado en Exeter College, Oxford, con un expediente academico sobresaliente y una trayectoria profesional intachable. Nunca se ha visto envuelto en ningun asunto turbio de ninguna clase. El es la victima, no el sospechoso. El inspector Manchego le dio una larga calada a su cigarro. Habia dado un paso en falso, cierto, pero es que, segun les explico a los ingleses, era necesario explorar todas y cada una de las posibles causas de una desaparicion, hasta las mas inverosimiles. --Hay que ir descartando opciones --sentencio. --El senor Craftsman se inclina mas bien por la eventualidad de un secuestro --respondio el traductor. --?Por que? --quiso saber Manchego--. ?Han recibido ustedes alguna llamada exigiendo un rescate? ?Tienen alguna prueba de que el joven haya sido retenido en contra de su voluntad? --Lo cierto es que no. --Entonces, cinamonos a los hechos y no divaguemos, senores mios. Era importante mantener siempre una posicion de dominio sobre el ingles, se dijo Manchego. Abrio el programa informatico que contenia los formularios de denuncias, selecciono la pestana <> y escribio: <>, aunque luego lo cambio por <> a instancias del traductor: El denunciante, Marlow Craftsman, denuncia la desaparicion de su hijo, Atticus Craftsman, de treinta anos de edad, un metro ochenta y siete, de complexion mas bien robusta, rubio, ojos verdes, ligera cojera por una antigua lesion de remo... Se detuvo y fruncio el ceno. --?De remo? --Asi es. Una rotura de tendon. Manchego se imagino al joven remando en una trainera por el rio Tamesis. La espalda musculosa, los hombros vigorosos, los brazos fornidos, pero ?las piernas? Casi no se utilizaban las piernas en una trainera. Mentalmente apunto: <>. ... siendo la ultima direccion conocida del joven senor Craftsman el segundo derecha del numero 5 de la calle del Alamillo, Madrid, y habiendose puesto en contacto con su padre por ultima vez el dia 10 de agosto de 2012 a las ocho de la noche, hora de Londres. Se detuvo un momento. Vacilo. Despues tecleo la ultima frase: No hay indicios de que el caso tenga relacion con el trafico de drogas. --Muy bien, senores --dijo despues de tomar aire--. Tramitare la denuncia hoy mismo y la investigacion dara comienzo cuanto antes. Recibiran noticias mias muy pronto. Hizo ademan de levantarse a despedirlos, pero al ver que los dos hombres permanecian sentados regreso a su silla de inmediato. El senor Craftsman daba indicaciones al traductor. Muchas.

  • Recuerdos imborrables de Suzanne Mcminn

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    Su esposa estaba viva… pero no se acordaba de el.

  • El alma de las flores de Viviana Rivero

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    Finalista del Premio Planeta de Novela 2019 en el tercer lugar, El alma de las flores narra una historia de amor e inmigracion en dos momentos historicos, separados casi por un siglo.

  • El sabor de tus besos de Lorraine Murray

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    Margot es duena de un restaurante en el barrio parisino de Montmartre. Pero la jubilacion de su actual jefe de cocina la obligara a tomar una decision tan arriesgada como inesperada.

  • Un inesperado segundo amor de Ivonne Vivier

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    Maite, una divorciada de cuarenta y un anos, organizada, pulcra, exigente y valiente, arrastra un pasado con perdidas irreparables incluyendo al amor de su vida.
    Luca es un empresario viudo de cuarenta y siete anos, quien no comprende el porque la vida lo expuso a el y a sus dos hijos a semejante dolor. Todavia no es capaz de dejar ir a la mujer que le enseno a amar, aquella a la que vio sufrir demasiado y por la que aun no se anima a continuar con su vida.
    Maite se deslumbro con la elegancia de Luca y toda su inmejorable apariencia cuando se tomo cinco minutos para admirarlo. Luca, comenzo a replantarse sus pensamientos en el mismo instante en que vio a Maite pasearse frente a el.
    Ambos se dejaran llevar por sus emociones dejando atras el pasado. Asustados y desconcertados se daran el permiso de conocerse y enamorarse, a pesar de que Piero, el hijo de el, no acepte la relacion.
    Lo que comienza como un bonito romance, se ira complicando cada vez mas.
    Maite y Luca tendran que descubrir si ese inesperado segundo amor es tan profundo como parece y si es posible salvarlo de una realidad que no se puede evitar o, por el contrario, deben dejarlo pasar y seguir cada uno con su vida.

  • Mickey Mouse era traficante de armas de Ulises Novo de

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    Estas muerto. Lo se porque yo te mate. Hay acciones de las que no me siento orgullosa, pero de esa en concreto si lo estoy. Aprendi mas rapido de lo que mi padre creia. Y ahora que me han encerrado, presiento que la vida va a pasar demasiado lenta. Pero es el precio del orgullo y no me arrepiento, Mike. Mucha gente opinara que alguien tan joven como tu no deberia haber muerto. Sin embargo, esa gente, que no se calla ni debajo del agua, desconoce que hay demasiada gente joven que muere todos los dias: en accidentes de trafico, en las salas de urgencias, infartados por clembuterol de gimnasio, en plantas de Oncologia o esnifando coca. Hay una lista interminable de formas de morir entre los adolescentes. Ya no soy tan joven. He cumplido los cuarenta y dos. Cuando dispare contra tu cara, aun no teniamos los veinte. No puedo olvidarme de la oscuridad, de la oscuridad de aquella noche frente al estanque. Era una oscuridad plateada, aunque no hubiese luna llena. Asombroso. Estabas mas contento que otras noches. Quizas porque habias bebido ginebra, quizas porque pensabas que al fin iba a dejar que me follaras. Pero no. Yo se por que estabas feliz. Porque precisamente no ibas a hacerlo. Porque aquella noche iba a ser la ultima de todas. Porque una voz en tu interior no cesaba de aconsejarte que me dejaras. Un sexto sentido insistia en que alguien como yo podia ser, a largo plazo, un peligro para ti. Sin embargo, yo me adelante a la jugada y no pudiste exhibirte ante mi como la verdadera criatura que eras, un mentiroso, el comienzo de un hombre que no hara feliz a las mujeres. No sabias follar, enterate. Se veia en tus ojos y en aquella estupida sonrisa de simio que logre borrarte con facilidad. Tenia que haberlo hecho antes, Mike. Tenia que haberte asesinado mucho antes. Que sutil es la palabra "asesinar". "Matar" es una palabra mas rotunda. Este verbo contiene un sentido mitico. Parece que proviene de una expresion persa: "Shat mat". "El rey ha muerto". Si, Mike, el rey ha muerto, aunque fueses tan solo un esclavo de aquella oscuridad que nos cernia y que a mi me protegio, incluso mucho despues de apretar el gatillo. 2 Si alguien desaparece, lo hace por alguna razon. Vaciaron mi mochila, la roja, la que mas te gustaba, porque detestabas la primera, la que me regalo mama antes de que me acompanaras a todas partes. Para que veas que todavia te tengo aprecio, Mike. Conservo cosas que pertenecen a esa epoca que pase contigo. Lo se. Eramos unos ninatos. Ultimo curso de instituto en el que alguien como yo no podia pasar desapercibida. Buen culo. Buenas tetas. Y varias camisetas ajustadas en las que podias leer frases tan provocativas como sinceras, las mas sinceras que he leido en mi vida. El jodido Mr. Wonderful deberia tomar nota: "Soy virgen, te lo juro por mis hijos" o "Gracias, papa, por no usar preservativo". Hay objetos que definen epocas de tu vida, pero, en mi caso, encuentro que algunos me ayudan a recordar emociones concretas, franjas de un dia cualquiera, un momento preciso, tan preciso que presiento que no es nada bueno regresar a el una y otra vez. Pero esa noche, Mike, no solo fui yo, sino que los dos hicimos algo grande. El merito de mi transformacion tambien es tuyo. 3 Cuando le compre el arma al tipo, fue un momento preciso. Y obsceno. En su origen, "obsceno" significaba "contra la escena". "Obscenus" proviene de "ob" (contra) y "scenus" (escena), es decir, aquello que no se muestra en el teatro, sino solo en la realidad. Y el hecho de matarte fue real. No se pudo fingir. No voy a esconderme ahora que tengo la oportunidad de no callar. No me han obligado a callar, salvo en los pasillos y en el comedor donde todas parecemos reses de una misma manada. Agachamos la cabeza y engullimos mecanicamente. Y nos miramos con la intencion de demostrarnos que una celda y un equipo de funcionarias con rifle no son suficientes para que suspiremos por matarnos; si, eso es, matarnos en una orgia con cortes letales y breves martillazos en las partes mas blandas de nuestros cuerpos. Me apetece escribir y llamar a las cosas por su nombre, u omitir esos otros momentos en los que fingi ser feliz contigo, o con aquellos otros que me follaron dentro de un coche, o con aquella imbecil de companera de clase que devoraba una y otra vez la novela AFTER, y vomitaba despues del almuerzo por temor a que su peso aumentara y fuese una chica corriente mas entre nosotras. ?Sabes que? Nos encerrabamos en el aseo y, antes de dejar que ella lo hiciese, nos besabamos. Un ritual estupido. ?Acaso todos los rituales no lo son? Yo nunca vomite con ella, aunque he de reconocer que experimentaba una especie de euforia al comprobar como se provocaba las arcadas para regurgitar un pellizco de donut que habia ingerido media hora antes. Curioso mundo donde, para muchas mujeres, la celulitis puede ser una condena mayor que hibernar en el corredor de la muerte. Era confortable, incluso, que alguien fuese feliz en su propia derrota. Para ella, la inmortalidad era eso, era una manera de distinguirse de las demas. En tu caso, Mike, yo preferi volarte la cabeza. Sobre gustos hay mucho escrito afortunadamente. Una vez me confeso que tenia miedo, no a que la descubriesen, sino miedo a mi, a que nada de aquello me estuviese perjudicando. Se habia percatado de que yo disfrutaba con aquella escena, llena de un ridiculo dramatismo. Pero, como le gustaba besarme, preferia no buscar ningun tipo de conflicto conmigo. Tenia razones quiza para no confiar demasiado en mi. Sin embargo, aquella gilipollas lo tenia claro. Si alguien sabe guardar un secreto, era yo, porque yo tampoco era una mas en aquel rebano de pijas y adictas a las unas de porcelana. Porque, en el fondo, ella tenia la esperanza de que, en algun momento, yo me afiliaria a su club de anorexicas purgativas y entonces, !oh, milagro!, vomitariamos juntas en el mismo urinario, o en el mismo parque publico, donde esas madres, adictas a los ansioliticos y a asistir a funerales ajenos, cuidan de su prole como mejor podian. O vomitariamos dentro de los garajes de esos apartamentos de lujos, o sobre el capo de esos coches tan caros de la Rayant's Corner, o sobre su tapiceria de vinilo, que una doncella, madre de dos hijos y con una casa embargada en Nuevo Mexico, limpiaria de rodillas, con el mismo teson que se la chupo a uno de los policias que viso sus papeles para entrar legalmente en este pais. Los impuestos y una osteoporosis sin diagnosticar la haran anicos. O vomitariamos en el patio del instituto, en ese enorme patio con dos pistas para jugar al baloncesto, donde te presentaste como Mike, aunque te llamaras en realidad Gustavo, o Pedro, o Carlos. ?Que poco importa eso ahora, verdad? Para mi, eras Mike y siempre seras Mike. Un nombre corriente. Me moleste en buscarlo. "Mike" esta clasificado en la sexta posicion de los nombres mas usados. Se estima que existen por lo menos quince millones de personas en el mundo que han recibido ese nombre este ultimo ano, lo que representa el 0.208% de la poblacion actual. El nombre de Mike esta compuesto, ademas, por cuatro letras, asi que es relativamente corto y esa cualidad lo hace facil de pronunciar. Mike, Mickey, Mickey, Mike. Tic-tac, tic-tac. Lo que pone de relieve esta informacion es que tu muerte no afecta en nada a la poblacion de la Tierra, lo que implica que mi decision fuese la correcta. Al tedio de tus habitos, a la falsedad de tus comportamientos conmigo, se unio la vulgaridad de tu nombre, su hedor anodino. 4 Esta historia solo dice algo de mi. Odio esta frase. Me habria gustado escribir algo mucho mas rotundo y sepulcral como que "esta historia intentara despojarme de toda apariencia". Lograste algo conmigo que nunca te perdonare. Durante esos tres meses que estuvimos juntos, fui victima de un contagio, del tuyo, el contagio de tu falsedad, de tu amaneramiento incluso, cuando pretendias caerme simpatico. Y, cr eeme, lo hacias muy bien, pero no pudiste frenar mis impulsos y mis impulsos eran mi destino. No leiste El extranjero, de Camus. Ahi se expone muy bien la declaracion de intenciones de un asesino que no lo es, hasta que la vida lo presiona de una manera tan despiadada que solo puede sobrevivir con la violencia. No lo entiendes, ?verdad? Aunque vivieras otra vida, Mike, no terminarias de comprender a Camus. ?Sabes por que? Porque te llamabas Mike y eras otro de esos gilipollas que leias AFTER y toda esa mierda de Crepusculo. Lo peor es que la mentira te arrastro al mismo lugar donde va a acabar tu madre, alguien a quien no conozco apenas, salvo por unas fotos que me ensenaste. Una mujer pequena y fea, con los hombros hundidos hasta las costillas. Seguramente una parte del sueldo de tu padre nunca llegaria a vuestra casa. El cono de alguna putita lo absorberia con profesionalidad, con mucha profesionalidad. Tu madre no se parece a la mia, sino a esa mujer, por llamarla de algun modo, de la que te he hablado antes, esa mujer que dejo a dos hijas en Nuevo Mexico, que se la chupo a un policia en la frontera, que inhalaba gotitas de gasoil en un panuelo con la intencion de olvidar que, despues de la mierda de vida que llevaba, solo habria una mierda mayor. Mike, Mike, Mike...Mickey, que facil era echarte de menos desde ese pozo en el que tu cuerpo se sumergio como una de esas plomadas que se usan para pescar las carpas y los barbos. Yo lo hice, yo misma, no. Te arrastre unos metros. Luego me ayudo un tipo. Pero fui yo la que dispare. ?Dos vece? ?O tres? ?O una solamente? No lo recuerdo. Lo mejor de todo es que me he librado de una condena de por vida. No me han condenado a muerte. Volvere a casa y al estanque, donde comenzo todo, como le sucedio al personaje de la novela de Camus con la playa. Si, Mike. No lo sabes. Pero, en mi casa, comenzo todo y estoy orgullosa de los acontecimientos que alli sucedieron. No he mentido nunca, ni se la he chupado a ningun policia, ni he mirado a la pared del fondo de mi celda con la sensacion de estar encerrada. No, yo saldre de aqui algun dia, mientras tus rinones, tu corazon, tu vesicula, tu cerebelo y tu pancreas se siguen pudriendo como hacen tambien los de mi madre. La putrefaccion es un jodido acto democratico; nos hace semejantes en nuestro camino hacia la desintegracion. Mike, yo saldre de aqui algun dia y no podre invitarte a vomitar en los parques publicos junto a aquella gilipollas que me besaba antes de hincar la rodilla delante del vater. Si, era una gilipollas, por no llamarla Carla, Anna, Valeria. ?Que poco importa eso ahora, verdad? Tu nombre ocupa el sexto lugar en el mundo y quiza sea el primero en Occidente. Que las aguas te bendigan, Mike. 5 Hace una noche hermosa, tan hermosa como aquella en la que te mate sin que nos diese tiempo a despedirnos. Solo le habria anadido mas patetismo a una secuencia de mi vida que debia ser prodigiosa. Me parece recordar que no hacia tanto frio como habian pronosticado algunos meteorologos en aquella emisora donde las voces se solapaban, tosian o se extinguian despues de un desquiciante barullo. No se por que me detengo en esta clase de detalles. Pero aquellas voces me ponian muy nerviosa cada vez que montabamos en tu coche y te empenabas en estar informado del estado de la carretera, como si fuesemos a Nebraska. Solo nos dirigiamos a un self service y despues al estanque. Repare en que fuese una noche especial. Aunque hubiese nevado o llovido a raudales, habria seguido siendo una noche especial. Era tu noche y la mia. No esperabas que regresasen tan pronto las garcetas blancas hasta el estanque. Nuestros padres tambien las observaron anos atras, en el mismo lugar, sentados sobre el mismo murete, cuando nosotros eramos tan solo lo mas parecido a una idea infantil. Sus ojos oscuros y su forma de desvanecerse, lejos de los edificios, me atraian; majestuosas cuando desplegaban sus alas, entre blancas y cobrizas, para elevarse sobre las aguas donde yacia el cadaver de mi madre. ?Como era posible que el ayuntamiento no hubiese respetado aquel paraje? Las constructoras habian arrasado con los sotos y ahora lo que quedaba era tan solo aquel estanque, resquicios de una epoca dorada que ni tu ni yo degustamos. Pero las garcetas seguian cumpliendo esa promesa, a la que la naturaleza las obliga, como un mal innecesario, el arrojo de sobrevivir gracias a esos vuelos casi eternos. Nunca fuiste capaz de usar correctamente las palabras y no tenias la suficiente inteligencia para acceder a mis pensamientos. Y, si lo hubieras hecho, te habrian parecido poco interesantes o no los habrias comprendido; te habrian parecido otras ideas infantiles frente al estanque, como las de nuestros padres cruzandose la mirada porque se gustaban. O eso creia mi madre, educada en la tradicion mas estricta, en la que una mujer solo puede aspirar a ser una nodriza bien cualificada. Pero, Mike, hay tantas razones por las que no me gustabas. En realidad, nunca ha llegado a gustarme nadie del todo. Quiza, Stormy, de la que hablare un poco mas adelante y que no llegaste a conocer porque ya estabas muerto, hundido en las aguas del estanque junto a mi madre, un particular idilio que me emociona especialmente cuando lo evoco. Quiza, estoy siendo demasiado severa contigo. Es cierto que tenias rasgos fisicos que me resultaban familiares y que me hacian agradables los ratos que pasabamos juntos. Tus manos, por ejemplo, fuertes y recias, acostumbradas a manejar la azada en unos huertos que tu padre poseia al otro lado de la ciudad. Pero nunca las usaste conmigo. Nunca quisiste tocarme como hicieron otros, mas inspirados seguramente en satisfacer una voracidad tan despreciable como sus conversaciones ridiculas e inmaduras. Hace una noche hermosa. Y echo de menos las garcetas blancas, su raudo vuelo, disipado por la ceniza que cubria el cielo. Si, quiza sea eso, Mike. Quiza eche de menos tambien tu insultante debilidad y las cenizas, las cenizas, las cenizas, ... No se si sabias que "prodigio", para los romanos, significaba algo inedito y monstruoso. Por esa razon, insisto en que aquella secuencia de mi vida, en aquella noche hermosa, debia ser prodigiosa, seguramente la unica. Mike, eramos dos monstruos. Admitelo. CUADERNO 2 FROZEN 1 Me daba asco. No era asco, perdon. Era algo peor. Lo impuro. Como si el humo penetrase en mi. El sucio humo de su piel. Porque lo imaginaba asi, envuelto en el humo. Y, sin embargo, consiguio que acabase gustandome. Todos relacionan el placer con un estado colmado de serenidad, de rebosante bondad, de satisfaccion personal. Pero no es asi. En ocasiones, Mike, el placer tambien es lo contrario, algo como ser reducido a cenizas o que alguien presione sobre tu nuca para experimentar el agudo dolor de una asfixia lenta. Me besaba el pelo para demostrarme que no estaba sola en el mundo. Pero a mi me importaba una mierda estar sola. Nunca he esperado demasiado de la gente. Mi padre tenia siempre la necesidad de manifestar que podia sustituir a mama. Pero nadie puede sustraer el espacio de nadie, ni de nada. El problema era que El, como todas las personas que se han cruzado en mi vida, tampoco sabia manejarse con las palabras, asi que era yo quien debia interpretar cada uno de sus mensajes a traves de un lenguaje no verbal, muy instructivo y pedagogico para lo que El pretendia de mi. Cuando fui creciendo y me crecieron las tetas, continuo besandome el pelo. Y parecia hasta mas impulsivo en aquella accion inspirada en el afecto y en el apego. Aseguraria que parecia mas necesitado de hacerlo, aunque yo no tuviera voluntad de corresponderle con otro arrumaco. Menudo imbecil, pero tengo tanto que agradecerle. Mama no lo decia, pero lo pensaba. Unos ojos vacios sustituyen cualquier frase, cualquier sentencia. Y, aunque, Ella no podia ser tan sutil en el silencio ni en los gestos, era evidente que no estaba comoda. A Ella tengo tambien que agradecer mucho de lo que soy en este momento. Mi madre era una mujer perdida en definitiva, pero, para mi, eso es una virtud. Experta en Literatura del Romanticismo y Modernismo, nunca llego a ejercer como docente. Nunca me quedo claro si llego a acabar la carrera. Lectora voraz. A veces yo la imitaba. Gracias a ella, algunos autores, determinantes para mi conducta, llegaron a mi como si el mismisimo Zeus, disfrazado de repartidor de pizzas, hubiese dejado la puta caja de Pandora en el felpudo de la entrada. No me intranquiliza recordar a aquel matrimonio. Al contrario, una euforia que roza la excitacion me embarga al esbozar sus rostros serios, palidos, enfebrecidos en ocasiones, cuando mi aprendizaje comenzaba en aquellas habitaciones desnudas. Puedo dormir por las noches. Puedo mirar a mi padre y desearle que tenga la muerte mas lenta y dolorosa, como El estara deseando para mi cada minuto que pasa sentado en su camion. A Ella ya no podre mirarla a la cara, Mike. Esta tan muerta como tu. Y hundida en el fondo de estanque. La mato El y, de alguna manera, yo tambien participe en aquel asesinato porque formaba parte de mi instruccion como lo habian sido las palizas que Ella habia recibido, a lo largo de los anos, sin otro fin que el hecho de que yo mirase el declive de unas naturalezas a las que la ilusion, las mentiras y las rutinas nunca pudieron domesticar. Hoy he vuelto a lavarme el pelo. Y el humo, su humo, no ha desaparecido. La ceniza se diluye entre las yemas de mis dedos, tu ceniza, Mike. Y la escasa luz atravesando este espacio blanco, aseptico. Mi celda me recuerda a mi casa. No hay nada colgado de las paredes. Mike, a ti no te gustaba tocarme el pelo. A ti no te gustaba tocarme.

  • El favor de la sirena de Denis Johnson

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    El ultimo libro de relatos de Denis Johnson.

  • Tras las huellas del lobo (Volumen independiente), Lola P. Nieva de Lola P. Nieva

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  • Tengo tu numero de Sophie Kinsella

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  • La bella salvaje de Philip Pullman

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  • Una fotografia para Victoria de R. Cherry

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    ?Que pasa cuando tu vida da un giro de ciento ochenta grados? Todo cambia, ?no? Pues eso es lo que le ha ocurrido a Victoria, despues de mucho esfuerzo y dedicacion ha tenido que abandonar su amado Boston para llegar a San Francisco, donde le esperara una empresa llena de gente que no hara mas que traerla de cabeza. Por casualidad, Victoria conocera a un hombre de ojos miel: Samuel, tan terriblemente atractivo como inteligente, casi perfecto, o eso cree ella... Lo que no sabe es que, en su camino se cruzara un misterioso hombre, el mismo que despertara su curiosidad y, la envolvera en una enigmatica nube que provocara a todos sus sentidos.
    ?Descubrira Victoria quien ese hombre? ?O sera Samuel quien la conquiste?

  • El frio invierno de Claudio Hernandez

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    El frio invierno no llego a Boad Hill solo, con el, vinieron los asesinatos. El sheriff Burt no sabe que hacer ante la primera victima que encuentran sepultada bajo la nieve, pero pronto sera una costumbre encontrar cadaveres de jovenes chicas, de la escuela secundaria New Academy. El asesino pronto recibe el apodo de Jack pies de pluma ya que no deja ninguna huella. En un pueblo “aunque el sheriff diga que es una ciudad” donde nunca ha sucedido nada, todos son ahora sospechosos. Peter, un hombre que a sus mas de treinta anos de edad sigue viviendo con su padre, lucha por ser un escritor de exito mientras esta enamorado de Ann, la hermana de su mejor amigo Denny. John, el padre de Peter esta preocupado por el futuro de su hijo y trata de quitarle de la cabeza su amor platonico. Un dia Peter roza la mano de Ann y entra en un trance fugaz que le sumerge en la mas absoluta oscuridad y despues ve como Ann es maltratada por su marido, un sadico y violento hombre que posee dos caras. Mientras tanto, los asesinatos continuan y Peter se distancia de su amada Ann y su mejor amigo Denny. Un dia, cuando el marido de Ann muere tras caerse por las escaleras de su casa, borracho, Peter corre hacia el entierro para ver a Ann notando algo extrano en ella. Le toca las manos y tras la oscuridad ve lo sucedido. Algo que tiene que ver con los asesinatos. El don de Peter para leer las mentes le permitira un dia de forma casual, descubrir al asesino. Todos le conocian a el. Pero solo Peter sabia quien era.

  • Vamos a romper las normas de Beatriz Lopez-terradas Rodriguez

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    la mayor parte de su vida, sino que es el Gobierno el que se encarga de tomar esa decision. En esta poblacion reina la esclavitud, la tristeza y el color gris. El Gobierno, para mantener controlados a sus habitantes, hace que estos, sin ser conscientes de ello, ingieran diariamente una sustancia que les hace desarrollar miedos y los convierten en mas obedientes y manipulables. Pero, desgraciadamente para el Gobierno, una de cada cien personas nace inmune a esta sustancia, razon por la que estas son asesinadas nada mas nacer.

  • Primavera con una esquina rota de Mario Benedetti

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    Esta noche estoy solo. Mi companero (algun dia sabras el nombre) esta en la enfermeria. Es buena gente, pero de vez en cuando no viene mal estar solo. Puedo reflexionar mejor. No necesito armar un biombo para pensar en vos. Diras que cuatro anos, cinco meses y catorce dias son demasiado tiempo para reflexionar. Y es cierto. Pero no son demasiado tiempo para pensar en vos. Aprovecho para escribirte porque hay luna. Y la luna siempre me tranquiliza, es como un balsamo. Ademas ilumina, asi sea precariamente, el papel, y esto tiene su importancia porque a esta hora no tenemos luz electrica. En los dos primeros anos ni siquiera tenia luna, asi que no me quejo. Siempre hay alguien que esta peor, como concluia Esopo. Y hasta peorisimo, como concluyo yo. Es curioso. Cuando uno esta afuera e imagina que, por una razon o por otra, puede pasar varios anos entre cuatro paredes, piensa que no aguantaria, que eso seria sencillamente insoportable. No obstante, es soportable, ya se ve. Al menos yo lo he soportado. No niego haber pasado momentos de desesperacion, ademas de aquellos en que la desesperacion incluye sufrimiento fisico. Pero ahora me refiero a la desesperacion pura, cuando uno empieza a calcular, y el resultado es esta jornada de clausura, multiplicada por miles de dias. No obstante, el cuerpo es mas adaptable que el animo. El cuerpo es el primero que se acostumbra a los nuevos horarios, a sus nuevas posturas, al nuevo ritmo de sus necesidades, a sus nuevos cansancios, a sus nuevos descansos, a su nuevo hacer y a su nuevo no hacer. Si tenes un companero, lo podes medir al principio como a un intruso. Pero de a poco se va convirtiendo en interlocutor. El de ahora es el octavo. Creo que con todos me he llevado bastante bien. Lo bravo es cuando las desesperaciones no coinciden, y el otro te contagia la suya, o vos le contagias la tuya. O tambien puede ocurrir que uno de los dos se oponga resueltamente al contagio y esa resistencia origine un choque verbal, un enfrentamiento, y en esos casos justamente la condicion de clausura ayuda poco, mas bien exacerba los animos, le hace a uno (y al otro) pronunciar agravios, y, algunas veces, hasta decir cosas irreparables que enseguida agudizan su significado por el mero hecho de que la presencia del otro es obligatoria y por tanto inevitable. Y si la situacion se pone tan dura que los dos ocupantes del lugarcito no se dirijan la palabra, entonces tal compania, embarazosa y tensa, lo deteriora a uno mucho mas, y mas rapidamente, que una soledad total. Por suerte, en este ya largo historial, tuve un solo capitulo de este estilo, y duro poco. Estabamos tan podridos de ese silencio a dos voces, que una tarde nos miramos y casi simultaneamente empezamos a hablar. Despues fue facil. Hace aproximadamente dos meses que no tengo noticias tuyas. No te pregunto que pasa porque se lo que pasa. Y lo que no. Dicen que dentro de una semana todo se regularizara otra vez. Ojala. No sabes lo importante que es una carta para cualquiera de nosotros. Cuando hay recreo y salimos, de inmediato se sabe quienes recibieron cartas y quienes no. Hay una extrana iluminacion en los rostros de los primeros, aunque muchas veces traten de ocultar su alegria para no entristecer mas a los que no tuvieron esa suerte. En estas ultimas semanas, por razones obvias, todos estabamos con caras largas, y eso tampoco es bueno. De modo que no tengo respuesta a ninguna pregunta tuya, sencillamente porque carezco de tus preguntas. Pero yo si tengo preguntas. No las que vos ya sabes sin necesidad de que te las haga, y que, dicho sea de paso, no me gusta hacerte para no tentarte a que alguna vez (en broma, o lo que seria muchisimo mas grave, en serio) me digas: <>. Simplemente queria preguntarte por el Viejo. Hace mucho que no me escribe. Y en este caso tengo la impresion de que no hay ninguna otra causa para la no recepcion de cartas. Solo que hace mucho que no me escribe. Y no se por que. Repaso a veces (solo mentalmente, claro) lo que recuerdo haberle escrito en algunos de mis breves mensajes, pero no creo que haya habido en ellos nada que lo hiriera. ?Lo ves a menudo? Otra pregunta: ?como le va a Beatriz en la escuela? En su ultima cartita me parecio notar cierta ambiguedad en sus datos. ?Te das cuenta de que te extrano? Pese a mi capacidad de adaptacion, que no es poca, esta es una de las faltas a las que ni mi animo ni mi cuerpo se han acostumbrado. Al menos, hasta hoy. ?Llegare a habituarme? No lo creo. ?Vos te habituaste? Heridos y contusos (Hechos politicos) --Graciela --dijo la nina, con un vaso en la mano--. ?Queres limonada? Vestia una blusa blanca, pantalones vaqueros, sandalias. Los cabellos negros, largos aunque no demasiado, sujetos en la nuca con una cinta amarilla. La piel muy blanca. Nueve anos; diez, quiza. --Ya te he dicho que no me llames Graciela. --?Por que? ?No es tu nombre? --Claro que es mi nombre. Pero prefiero que me digas mama. --Esta bien, pero no entiendo. Vos no me decis hija, sino Beatriz. --Es otra cosa. --Bueno, ?queres limonada? --Si, gracias. Graciela aparenta treinta y dos o treinta y cinco anos, y tal vez los tenga. Lleva una pollera gris y una camisa roja. Pelo castano, ojos grandes y expresivos. Labios calidos, casi sin pintura. Mientras hablaba con su hija, se habia quitado los anteojos, pero ahora se los coloca de nuevo para seguir leyendo. Beatriz deja el vaso con limonada en una mesita que tiene dos ceniceros, y sale de la habitacion. Pero al cabo de cinco minutos vuelve a entrar. --Ayer en la clase me pelee con Lucila. --Ah. --?No te interesa? --Siempre te peleas con Lucila. Debe ser una forma que ustedes dos tienen de quererse. Porque son amigas, ?no? --Somos. --?Y entonces? --Otras veces nos peleamos casi como un juego, pero ayer fue en serio. --Ah si. --Hablo de papa. Graciela se quita otra vez los anteojos. Ahora muestra interes. Bebe de una sola vez la limonada. --Dijo que si papa esta preso debe ser un delincuente. --?Y vos que respondiste? --Yo le dije que no. Que era un preso politico. Pero despues pense que no sabia bien que era eso. Siempre lo oigo, pero no se bien que es. --?Y por eso te peleaste? --Por eso, y ademas porque me dijo que en su casa el padre dice que los exiliados politicos vienen a quitarle trabajo a la gente del pais. --?Y vos que respondiste? --Ahi no supe que decirle, y entonces le di un golpe. --Asi el papa podra decir ahora que los hijos de los exiliados castigan a su nena. --En realidad no fue un golpe, sino un golpecito. Pero ella reacciono como si la hubiera lastimado. Graciela se agacha para arreglarse una media, y quiza tambien para tomarse una tregua o reflexionar. --Esta mal que la hayas golpeado. --Me imagino que si. Pero ?que iba a hacer? --Tambien es cierto que su padre no deberia decir esas cosas. El sobre todo tendria que comprendernos mejor. --?Por que el sobre todo? --Porque es un hombre con cultura politica. --?Vos sos una mujer con cultura politica? Graciela rie, se afloja un poco, y le acaricia el pelo. --Un poco si. Pero me falta mucho. --?Te falta para que? --Para ser como tu padre, por ejemplo. --?El esta preso por culpa de su cultura politica? --No exactamente por eso. Mas bien por hechos politicos. --?Queres decir que mato a alguien? --No, Beatriz, no mato a nadie. Hay otros hechos politicos. Beatriz se contiene. Parece a punto de llorar, y sin embargo esta sonriendo. --Anda, traeme mas limonada. --Si, Graciela.

  • La hora muerta (Cronicas del Homo mortem 1) de Vicente Silvestre Marco

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    Cuando Antonio extrajo un cigarrillo del paquete de tabaco y prendio el extremo no imaginaba que seria el ultimo que se fumaria en la vida. Eran la tres y media de la madrugada del veinte de mayo y habia terminado la ronda por su zona de patrulla, la circunscrita entre la valla interior y la exterior de la instalacion, aquella que todavia se consideraba territorio espanol. Las noches todavia eran demasiado frescas y lo unico que deseaba era quedarse en la garita de guardia hasta las cinco o cinco y cuarto, momento en que tendria que hacer la segunda y ultima ronda. Durante ese tiempo se tomaria un par de tragos de vodka y seguiria viendo la serie de television que tenia preparada en el ordenador portatil. Las patrullas eran, a su parecer, una tarea inutil, pero no es que se quejara por ello ya que eran parte del trabajo y, en resumidas cuentas, le gustaba su trabajo. En los ocho anos que llevaba como vigilante de seguridad, durante el turno de noche, jamas habia tenido ningun problema. Ninguno en absoluto. Ni el mas minimo suceso que mereciera ser anotado como tal, mas alla de las averias o desperfectos tipicos debidos al tiempo o al uso: una camara estropeada, un foco que perdia potencia, o cuando el aire acondicionado dejaba de funcionar correctamente. Esta ausencia de incidentes serios no era casual, sino que se debia como consecuencia directa al aislamiento que proporcionaba aquel emplazamiento agreste, recogido entre colinas plagadas de pinos silvestres, tejos y robles, y al que tan solo se podia acceder por una anodina y serpenteante carretera secundaria de montana que zigzagueaba sobre el escarpado terreno. Sin embargo, aquella noche habia sido una excepcion, por partida doble. Por una parte, se habia encontrado con la puerta de la valla interior entreabierta y, por otro lado, Javier, el companero del turno previo al suyo habia abandonado su puesto antes de que el llegara para recibir el relevo. Al menos eso es lo que Antonio supuso al no encontrar ni a Javier en la garita ni a su vehiculo aparcado como de costumbre. Lo cierto es que si Antonio se hubiera asomado por el pronunciado terraplen que quedaba muy cercano al aparcamiento habria distinguido el Suzuki todoterreno de Javier atravesando con el morro un tramo de la verja interior. Y si no hubiera cerrado la puerta metalica con una total ausencia de interes, habria distinguido el parpadeo tenue, semioculto entre la floresta, anaranjado y ritmico como un sol moribundo, procedente del edificio de los americanos. Pero no hizo ninguna de estas dos cosas. En su lugar, despotrico para si mismo sobre la falta de profesionalidad de su companero, anoto la ausencia en el registro de su turno, y se preparo para continuar viendo la ultima temporada de "The walking dead". A mitad de un capitulo, durante una de aquellas escenas en que Rick y Negan se enfrentaban otra vez --en aquella ocasion el enfrentamiento se produjo en las entranas de un edificio en ruinas-- le surgio la idea fugaz de que Javier, su companero del turno anterior, debia haber abandonado el puesto mucho antes de que el mismo llegara al complejo militar, ya que no se cruzaron durante la estrecha carretera de acceso, y esta se prolongaba solitaria durante casi una hora. Pero esta idea no prevalecio, solo fue el eco de un pensamiento que pronto quedo anegado por los vapores del alcohol y el agradable ensimismamiento de perderse en la serie de los muertos vivientes. A lo largo de todos aquellos anos trabajando como vigilante de seguridad habia reflexionado sobre el lugar en que trabajaba. Tanto el como el resto de los companeros de la empresa de seguridad, eran el primer y mas inofensivo obstaculo para acceder a aquella instalacion militar sin nombre. Su funcion principal consistia en controlar el acceso, dar paso a los trabajadores de la instalacion (en su mayor parte estadounidenses, al menos a sus ojos) y, en caso de necesidad, ponerse en contacto con su enlace de la Guardia Civil. No estaban armados ni tenian autoridad para usar la fuerza como medida disuasoria. A efectos practicos eran poco mas que espantapajaros con un comunicador. Con los anos se habia enterado de que el puesto estuvo antes ocupado por miembros de la Benemerita, pero tras alguna clase de acuerdo interno la tarea de vigilancia habia recaido en una empresa privada de la que se rumoreaba que el propietario era un alto cargo del ejercito. La unica diferencia con otros puestos en los que habia trabajado con anterioridad consistia en una clausula al final de su contrato laboral. Una clausula de confidencialidad que le prohibia filtrar informacion del lugar o el trabajo que realizaba. Otra soberana estupidez, ya que ellos apenas mantenian contacto con los trabajadores de la instalacion y no estaban al tanto de lo que sucedia entre sus muros, pero tampoco se quejaba por aquello ya que debido a esa clausula cobraba bastante mas de lo que cobraria en cualquier otro puesto de condiciones similares. Donde uno podia encontrarse en serias dificultades era a partir de la segunda verja, cuando pasaba a ser territorio estadounidense. Hacia tres anos, un companero veterano al que solo le quedaban unos dias para jubilarse, le habia confesado con aire conspirativo que el origen de aquella instalacion se debia a una concesion del gobierno de Espana a Estados Unidos, fruto de las simpatias y el acuerdo del Trio de las Azores, cuando los presidentes Aznar, Blair, y Bush hicieron causa comun para invadir Irak. Antonio no tenia motivos para dudar de aquella afirmacion. Alli tenian sus propios guardias. Y no eran vigilantes de una empresa armados con comunicadores, sino soldados profesionales. Rara vez los veia o se cruzaba con ellos, pero no creia que a nadie en su sano juicio se le ocurriera atacar a militares pertrechados con fusiles de asalto. Se rumoreaba que, en el interior del recio edificio, aparte de soldados, tambien podia encontrarse un importante numero de trabajadores a los que se suponian cientificos. Rara vez salian y, a principio de cada mes, llegaban camiones cargados con suministros, lo que les hacia pensar que la instalacion estaba preparada para una reclusion prolongada. El edificio, a pesar de tener diez pisos de altura, se hallaba construido en una cuenca natural, de forma que las montanas y los arboles se elevaban mas de una veintena de metros por encima del helipuerto que coronaba la parte superior, aprovechando la orografia del lugar para camuflarlo. Sin embargo, la cuestion mas interesante, la pregunta del millon, seguia sin respuesta. ?Que es lo que hacian alli? ?Que era lo que investigaban con tal secretismo hasta el punto de hacerlo en un lugar tan recondito? El companero veterano que se habia jubilado hacia unos anos afirmaba convencido --con el convencimiento de quien no necesita argumentos ni pruebas, solo su experiencia-- de que alli dentro hacian ensayos de armas que los militares estadounidenses no estaban dispuestos a probar en su propio pais. Javier, por otro lado, defendia que se trataba de una especie de Guantanamo; una prision fuera del radar, donde nadie pusiera en duda los metodos que empleaban para conseguir informacion. Y Antonio habia llegado a la conclusion de que no le importaba en absoluto lo que se hiciera dentro de aquellos muros. Cuanto menos supiera del asunto mucho mejor para el. Que otros se encarguen de los misterios que todavia quedaban en el mundo. El lo unico que deseaba era vivir bien. Viajar a algun paraiso tropical durante las vacaciones. Tener relaciones esporadicas con una chica, sin ataduras ni giros dramaticos. Ver los partidos de futbol los domingos por la tarde con los amigos. Estaba en paz consigo mismo y con lo que esperaba de la vida. De forma que tras aquella reflexion en la que parecia el ser mas henchido de satisfaccion del universo, le dio una prolongada calada al cigarro y sostuvo el humo en los pulmones durante varios segundos, antes de exhalarlo en una ondulante marea gris que se difumino con el frio de la noche. Uno de los focos titilo y Antonio fruncio el ceno extranado. Volvio a titilar y se apago. --No me jodas. Menuda suerte la mia. En respuesta al comentario de Antonio un zumbido electrico, como una ola que reventara contra la valla, resono con violencia y todas las luces se apagaron a la vez. --No puede ser --y solto un suspiro de protesta. Las nubes cerraban la noche. En la siguiente calada el cigarro brillo con intensidad. Lo arrojo al suelo y se dirigio a ciegas al interior de la garita, donde guardaba la linterna. Antes de entrar escucho el leve crujir de la gravilla, pero no le otorgo ningun significado en especial. La noche estaba plagada de pequenos ruidos y, tras tantos anos, uno aprendia a mantenerlos en un segundo plano; un ruido blanco sin ningun interes. Ya en el interior de la pequena garita, recorrio con las manos, tanteando, la mesa del vigilante, hasta que por fin encontro la linterna. Comprobo que los monitores de las camaras de seguridad tambien se habian apagado. Les dio unos golpecitos como si aquello pudiera devolverlos a la vida. Lo unico que le mostraba la superficie de los monitores era su propio y oscuro reflejo sobre la pantalla… pero aquello no era del todo exacto, porque tambien mostraban el rostro de alguien mas, alguien detras de el. --?Javier? --la pregunta de Antonio surgio forzada, tratando de aparentar normalidad, como si al hacerlo pudiera espantar el miedo, acido y fluido, que le subia por la garganta desde el fondo del estomago. Antonio se giro y el haz de luz de la linterna se poso sobre el rostro sanguinolento de Javier. Este ultimo no aparto la mirada. La pregunta habia surgido automatica porque el corte de pelo de aquel individuo --rapado hasta la raiz del cuero cabelludo-- era el de su companero Javier. Y el uniforme tambien; si se ignoraba la camisa abierta y desgarrada; si se ignoraba la sangre que cubria la ropa, convertida en un amasijo sombrio. Pero, sobre todo, si se ignoraba… si se ignoraba, aquel rostro descarnado al que le habian arrancado la nariz, al que le faltaban los labios y parte de los pomulos y parte de las mejillas. Javier se balanceaba como si el solo hecho de mantenerse de pie fuera un acto extenuante. Esta borracho. Esta borracho y ha tenido un accidente, penso Antonio, pero la idea no le resultaba tranquilizadora. Lo que quedaba del rostro de Javier fue adoptando una actitud agresiva, rabiosa. El rostro se inclino un poco. Los ojos se entornaron con un brillo maligno y salvaje. Y se lanzo hacia delante, silencioso y voraz. La linterna cayo al suelo. Antonio se descubrio forcejeando con su antiguo companero. --!Para! !Para! ?Te has vuelto loco? --logro decir entre jadeos, sosteniendo a Javier desde las munecas. Apenas podia verlo, pero si que podia oler su aliento. El olor metalico e incisivo de la sangre coagulada. Cerca, muy cerca de la cara. Demasiado cerca… Sintio la saliva, cayendo sobre el como gotas de rocio hediondo. Se le estaba tirando con todo el cuerpo encima. No lo golpeaba, solo lanzaba el rostro hacia delante, mordiendo, ansiando (Dios, oh dios, suplico para sus adentros) un bocado de su cara. Empujado por el enloquecido companero Antonio choco de espaldas contra la mesa donde descansaban los monitores. En un movimiento desesperado golpeo la rodilla de Javier, haciendole perder el equilibrio, y tiro de sus brazos hacia un lado. Logro arrojarlo al suelo y tanteo, desesperado, por encima de la mesa en busca de algo, algo contundente, algo con lo que defenderse… La linterna iluminaba los pies de Javier. Ya empezaba a levantarse de nuevo y Antonio adivino la mirada, la horrible mirada de su companero, que prometia no detenerse jamas hasta lograr acabar con el. Su mano se cerro sobre un objeto duro. Sin vacilaciones, Antonio golpeo donde creia que debia estar la cabeza de Javier. Fue un golpe directo entre los ojos. El objeto revento en una lluvia mordiente de cristales y el aire se lleno de un intenso, invasivo, olor a alcohol. El instinto de supervivencia tomo las riendas de Antonio y, antes de que el mismo se diera cuenta de lo que hacia, ya estaba saliendo de la garita del vigilante. Cerro la puerta con violencia confiando en que, debido a su estado enloquecido, Javier no pudiera abrirla. Su primera idea fue ir al aparcamiento, pero la desestimo al instante. La llave del vehiculo estaba en el interior de la garita y antes de volver a entrar alli estaba dispuesto a buscar ayuda, aunque fuera caminando. Por muy lejos que estuviera de la civilizacion. Quizas los americanos pudieran ayudarle y, sin embargo, aquella idea tampoco acababa de convencerlo. Detuvo las cavilaciones al escuchar de nuevo el crujir de la grava. Un crujido arrastrado, prolongado, demasiado regular y cercano. Pero no podia ser Javier porque todavia estaba encerrado en la garita. Entonces… Entonces se dio cuenta de que el sonido provenia de varias direcciones y todas ellas tenian como origen, provenian, de la base militar. Supo, con cristalina certeza, que aquellos pasos terminaban en el. Suspiro de alivio al notar en el bolsillo de los pantalones el mando con el que podia abrir y cerrar la verja metalica a los vehiculos. Se apresuro hacia alli, casi a ciegas, confiando mas en la memoria de tantos anos de trabajo que en su limitada vision. Pulso el mando. No paso nada. Lo volvio a pulsar, en esta ocasion con fuerza. Repitio el gesto, desesperado, sintiendo como las lagrimas del panico saltaban desde las comisuras de los ojos. --Por favor, por favor, joder, por favor, funciona… !Funciona! Pero la puerta (la condenada puerta) seguia sin abrirse. Y entendio por que. El motivo era tan evidente que lo habia pasado por alto. La corriente electrica habia saltado para toda la instalacion y este hecho incluia, por supuesto, el brazo hidraulico que desplazaba la verja. Sintio como tras el varias formas se aproximaban. Pausadas. Ineludibles. Pero el brazo hidraulico podia desbloquearse. Solo se hacia en caso de que se estropeara y se requiriera abrir la verja manualmente. Recorto los metros que le faltaban hasta el enrejado mientras, tanteando, soltaba el manojo de llaves que le colgaba del cinturon. Las manos le temblaban incontrolables en busca de una llave pequena. Las llaves tintinearon escandalosas, o por lo menos asi le parecio a Antonio, cuando se le cayeron de las manos para rebotar contra el suelo. Escucho un grunido tras de si. Un grunido de satisfaccion. En respuesta el vello de los brazos se le erizo como si hubiera recibido una descarga. Sus dedos se cerraron en torno a una llave pequena, diminuta, y suplico silencioso que fuera la correcta. La cerradura no giro de inmediato. Gimio, protesto, y, por fin, libero el brazo hidraulico del entramado metalico de la verja. No comprobo a que distancia se encontraban las figuras de el. Abrio la puerta y salio de la instalacion. Un momento de duda le hizo considerar cerrar la puerta, pero le alcanzo de nuevo aquel sonido arrastrado y torpe sobre la grava e imagino, aterrorizado, el rostro encarnado, abiertas las heridas, de Javier. --A la mierda con todo. Y con aquella frase tan apropiada para la situacion, pues albergaba tintes profeticos, Antonio dejo libre a la mayor plaga en la historia de la humanidad.

  • Escandalo en el dormitorio de Caitlin Crews

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    Un multimillonario desaparecido y una mujer inocente para… doblegarlo.