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  • Premio Gordo de Jose Perea Del Pino

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    Con mas de veinte anos de experiencia en el cuerpo de policia, el inspector Espinosa esta tan decepcionado de su trabajo que ha dejado a un lado la profesionalidad. Utiliza las ventajas que le proporciona una placa de policia para sus beneficios personales. Pero un desliz provoca que su vida, hasta ese momento un descontrol de drogas y prostitutas, comience a tomar el camino correcto: la aparicion de una chica, Luciana. Lo peor de todo fue que el inspector nunca entendio el significado del amor; mientras mas se enamoraba, ella mas lo odiaba. Durante unas navidades, un giro radical del destino cambio la vida de ambos de la forma mas violenta posible. Cuando la felicidad era lo mas facil de sentir, intervino el odio y la venganza.

  • Aunque te resistas de Eva River

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    Tom habia cometido un error. Simplemente habia sido un resbalon, un acto de bondad en su vida cinica, y he ahi las consecuencias… Tenia a la loca de Sam Reynolds detras de el echando a bajo la reputacion de cabron que habia forjado por anos.
    ?Como podia una mujer tan guapa ser tan peligrosa?

  • La polilla en la casa del humo de Guillem Lopez

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    Bienvenidos al pozo, una caverna insondable con mil galerias y tuneles, fortalezas petreas cerca de la superficie y barrios profundos de nichos cavados en la roca. Este es el escenario, brutal y despiadado, en el que habita Veintiuno, un joven que pasa las horas envuelto en una nube de bok en la casa del humo, desde donde interpreta sus posibles destinos: entregar su cuerpo al dios de la mecanica y ser util en una excavacion sin fin, convertirse en un paria o, finalmente, ascender a traves de los bajos fondos, pero debera pagar un alto precio por medrar.

  • Punin y Baburin de Ivan Turguenev

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    Juan Eduardo Zuniga senala en el texto de presentacion de Punin y Baburin (novela inedita hasta ahora en castellano) que “Turgueniev fue testigo de la lenta ruina de la nobleza rusa, aunque distanciado de ella por poderosas razones. Distanciamiento que le permitio captar los rasgos basicos de los rusos del siglo pasado y, al introducirlos en su literatura, escribir una larga historia que ayuda a conocer los origenes de la Rusia actual”. Esta novela es una de sus obras maestras y es tambien uno de sus textos mas autobiograficos, ya que se basa en su cruel madre y en su abuso de los cinco mil campesinos que poseia. Ella tenia un poder absoluto sobre ellos y, cuando se disgustaba, les infligia severos castigos, incluso flagelandolos hasta la muerte.

  • Historias de un agente inmobiliario de Jacobo Armero

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    UNA NOVELA PARA ENTRAR A VIVIR

  • Mientras sorprendan los dias de Sara Manero

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    Pilar, enfermera separada y madre de dos hijos adolescentes, se levanta una nueva manana dispuesta a afrontar los retos de su vida cotidiana, entre los que no es el menor su lucha contra la enfermedad que padece desde hace unos anos. Poco despues suena tambien el despertador para Paco, su exmarido, a quien la separacion y un paro de larga duracion han hecho volver a la casa materna. A la misma hora, dos pisos por encima de Pilar, se despierta Mario, un vecino con quien solo ha intercambiado algun saludo cortes, pese a coincidir casi a diario. El dia se inicia con sus suenos, sus expectativas, sus temores, pero la vida esta dispuesta a sorprender a nuestros personajes de la manera mas inesperada.

  • El Secreto de La Belle Nuit de Maite R. Ochotorena

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  • En los ojos de Youki (En los ojos del highlander 2) de Ana E. Guevara

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    Ferguson vivia en una granja rehabilitada a las afueras de Edimburgo, nunca sintio el mismo aprecio que William por la capital de Escocia, el preferia la tranquilidad del campo. Le hubiera gustado vivir aun mas al norte, cerca de las Highlands, pero por su trabajo tenia que ir a Edimburgo a menudo y no queria sacrificar calidad de vida metiendose trayectos innecesarios en el coche. Cuando llego a la ciudad esta apenas se estaba despertando, las calles adoquinadas y los edificios de piedra recubrian todo el centro historico, pintando las calles del mismo gris que lucia el cielo. Aparco su todoterreno y se dirigio a paso vivo al piso que William tenia en una calle paralela a la Royal Mile. Desde fuera aparentaba ser otro de esos edificios historicos que salpicaban la capital cada pocos metros, pero el interior habia sido renovado unos anos antes por uno de los mejores despachos de arquitectos de toda Escocia. Saludo al portero del edificio con una inclinacion de cabeza, estaba acostumbrado a verlo, y este le devolvio el saludo de forma cortes. Subio los peldanos hasta el piso de su amigo de dos en dos utilizando la escalera en vez del ascensor y llego hasta la puerta con vigor redomado. Llamo al timbre y cuando se abrio la puerta, William lo estrecho entre sus brazos. Eso no era una buena senal. Eso era todo menos una buena senal. Siguio a Will al interior del apartamento, un loft con amplios ventanales que daban a la calle y que comenzaban a mostrar los tipicos patrones de las gotas de lluvia resbalando por el cristal. Iba a ser uno de esos clasicos dias escoceses en los que el tiempo podia cambiar varias veces en el transcurso de veinticuatro horas. William se sento en el sofa de cuero y Ferguson pudo observarlo con tranquilidad. Su metro noventa de estatura parecia haber empequenecido y su pelo rojizo lucia ahora mas apagado. Profundas ojeras circundaban sus ojos y una barba descuidada ornaba su mandibula. Solo sus ojos verdes guardaban un apice de la fuerza que el estaba acostumbrado a ver. --?Que ha pasado? Iba a hablar, pero el timbre de la puerta sono sobresaltando a Ferguson. Edward aparecio detras de William y estaba tan sorprendido de ver a Ferguson como este de verlo a el. Edward era el hermano pequeno de William, y, aunque tenia los mismos ojos verdes que su hermano, su pelo rubio trigueno hacia que fuera facil distinguirlos. A pesar de que eran apenas las ocho de la manana de un sabado, ya iba vestido como si fuera a asistir a algun evento: pantalon verde musgo y chaqueta con un bordado de flores, muy del estilo de las que Juan Avellaneda suele disenar. --Ferguson --dijo en tono seco a modo de saludo. --Edward --respondio el aludido. William se sento en una esquina del sofa dejando el butacon libre para que su hermano lo ocupara. Se quedaron en silencio y viendo que Will tenia problemas para romperlo, fue Edward quien decidio tomar las riendas de la conversacion. --Hermano, a pesar de que no me disgusta tu compania, supongo que nos has hecho venir por algo mas que por el placer de reencontrarnos los tres juntos. ?Me equivoco? --No, no te equivocas. !Mierda! --dijo de repente poniendose en pie de un salto. --No os he ofrecido nada de beber, mama me mataria por tal afrenta al protocolo. ?Quereis algo? Edward y Ferguson intercambiaron una rapida mirada. Actuar de forma erratica no era propio de William que, por lo general, tenia siempre todo bajo control. --Yo tomare un cafe --dijo Ferguson. --Yo otro, con sacarina y unas gotas de leche de almendra. --Pues yo me voy a servir un whisky doble --les dijo William desde la cocina. Su piso era como un loft neoyorkino afincado en medio de Edimburgo. Una mesa de billar, una enorme cocina abierta al salon y una pared cubierta del suelo al techo con estanterias en las que obras literarias de todos los generos y todas las epocas compartian hogar. Ferguson se levanto y franqueo los pocos pasos que separaban los dos ambientes hasta llegar a la cocina de estilo industrial en la que su mejor amigo se estaba peleando con la cafetera con manos temblorosas. Cuando sintio la presencia de Ferguson, dejo de intentar cargar de cafe la maquina y se echo en brazos de su amigo para ponerse a llorar como un bebe. --Menos mal que has sido tu el primero en llegar a el, me hubiera muerto aqui mismo si decide mostrarme tanto afecto de una sola vez --musito Edward, lo que le valio una avinagrada mirada por parte del moreno. --Esta bien, deja que yo me ocupe de la cafetera, olvidate de tomarte un whisky ahora que no son ni las ocho de la manana y ve a sentarte en el sofa. Seguro que Edward te puede consolar durante dos minutos. Este hizo un mohin, pero supuso que no tenia mas opcion que obedecer, a fin de cuentas, era su hermano el que estaba en ese estado catastrofico. Se sento al lado de Will en el sofa y en un arranque de ternura fraternal muy impropio de el, le puso una manta sobre las rodillas y le paso un brazo por los hombros. William dejo reposar su cabeza en el hombro de su hermano, apenas unos segundos, antes de que fuera demasiado incomodo para ambos, pero fue suficiente. Su relacion nunca habia sido ejemplar, se basaba fundamentalmente en una tolerancia mutua a la mayoria de las acciones del otro. Durante anos Edward habia sido el favorito de su madre, hasta que decidio salir del armario ante el estupor de toda su familia en una cena de Navidad. Su madre, una mujer afincada en las tradiciones y para quien el protocolo era una forma de vida y no una mera recopilacion de reglas de buenos modales, lo vivio como una afrenta personal alejandose de su hijo predilecto. Eso hizo que los hermanos se acercaran, aunque nunca tuvieron una relacion fraternal marcada por muestras de carino o momentos de complicidad. Por esa razon, ese brazo sobre los hombros de William significaba tanto para ambos. Ferguson llego unos minutos despues llevando tres tazas de cafe en una bandeja, azucar, sacarina y leche. Ademas de unas galletas que encontro en un armario y las puso en un plato. --?No habia leche de almendras? --No, no habia --corto Ferguson la protesta que ya comenzaba a formarse en los labios del rubio. --Y ahora, ?nos vas a contar que esta pasando? --La he perdido --dijo con tono ausente--. La he perdido para siempre, ya... Ya no hay vuelta atras. --Supongo que hablas de Emma, pero ?que ha pasado exactamente? --Fiona. --!Uf! Fiona era una amiga de infancia de la familia, una mujer bellisima, rubisima y de piernas interminables. Una mujer de buena familia que la madre de William aprobaba y con la que llevaba anos tratando de emparejarlo. Ella habia mostrado su interes por el pelirrojo en varias ocasiones y en su determinacion por conseguir lo que queria, era capaz de llevarse por delante a cualquiera que osara cruzarse en su camino. Y fue la pobre Emma la que se cruzo. Y de la forma mas disparatada posible. Unos meses antes habian ido los tres a Espana a cerrar unos negocios y decidieron festejar la buena marcha de las negociaciones pasando el fin de semana cazando en la sierra. Hasta ahi todo normal, si no fuera porque Ferguson se cayo dislocandose el hombro y la traumatologa encargada de recolocarselo era Emma. Entre ella y William fue amor a primera vista, una historia de esas que solo se leen en los libros de Isabel Jenner o Sandra Bree, que discurria de forma impecable hasta que Fiona entro en accion. Por una serie de catastroficas coincidencias Emma acabo pensando que Will estaba con ella para ganar una apuesta con sus antiguos companeros del colegio y huyo despavorida de vuelta a Espana cuando estaban en medio de un fin de semana en las Highlands para festejar el cumpleanos de la madre de Edward y William. El, dispuesto a luchar por su amor, habia ido a Espana con la unica intencion de recuperarla, pero por lo visto, algo no habia salido bien. --?Puedes ser mas explicito? Un nombre propio no es suficiente para que nos hagamos una idea de lo que pudo pasar --dijo Edward. --Quede con Emma en los jardines del Palacio Real, queria darle una sorpresa, pues fue ahi nuestro primer beso. Pero entonces aparecio Fiona, me dijo que habia llevado la broma demasiado lejos, que ya no tenia gracia y que debia parar. No entendi lo que queria decir, por lo visto ella pensaba que mis sentimientos por Emma eran alguna especie de estupida apuesta o algo de ese tipo. Asi que tuve que explicarle que no, que estaba enamorado, que no habia otra mujer en mi vida y que pensaba reconquistar a Emma, aunque me fuera la vida en ello. Tomo aire al tiempo que reunia fuerzas para continuar con la historia. Dio un sorbo a su taza de cafe y Ferguson apenas podia contener la impaciencia por conocer el resto de la historia. --Entonces me beso. Y eso no seria tan malo en si si no fuera porque Emma lo vio. --!Ay! --exclamo Ferguson. --No te va a perdonar en la vida --anadio Edward llevandose otra mirada avinagrada por parte de Ferguson. --Tienes razon, hermano. Ahora si que la he perdido. He tratado de llamarla, de contactar con sus amigas, de acercarme a ella de alguna manera y lo unico que he conseguido es que Diana me amenace con denunciarme a la policia por acoso. --Chica lista --anadio Ed granjeandose otra mirada nada cordial--. ?Que? Es lo que yo hubiera hecho, por lo que he oido es la mas capaz de todas las amigas de Emma. --La he perdido... William estaba casi al borde las lagrimas, y a Ferguson le dolia el corazon de ver a su amigo asi. Habian pasado por mucho desde los tiempos del colegio y nunca lo habia visto tan abatido por nada. Esa mujer de verdad le importaba. --Veamos, creo que solo hay dos cosas que puedas hacer ahora, hermano --propuso Edward haciendose cargo de la situacion--. ?Estas seguro al cien por cien de que no quieres intentarlo con Fiona? La mirada de odio que se llevo por parte de su hermano fue respuesta suficiente para que esa posibilidad no volviera a plantearse nunca mas. --Esta bien, pues dado que hemos descartado la opcion mas simple, tendremos que ir a por la mas complicada: recuperar a la chica. Ferguson y William se giraron al unisono, como las gemelas de El resplandor. --?No me has escuchado? La he perdido. La cague en casa de nuestros padres por marcharme de caceria y dejarla sola con esas hienas que tiene mama por amigas, pero es que cuando trate de recuperarla, la cague aun mas. Jamas me perdonara. Edward se habia echado hacia adelante y apoyando los codos en las rodillas junto las manos como si estuviera tratando algo muy importante en una reunion de accionistas. --Veamos, ahora mismo las cosas estan calientes y lo mejor es dejar algo de tiempo para que se enfrien, pero despues podremos volver a presentar nuestra oferta. --?Por que tu plan para recuperar a Emma suena como si prepararas la adquisicion de una empresa?

  • El cementerio de las hesperides – Lindsey Davis de Lindsey Davis

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    “De la aclamada Lindsey Davis (< historica>> para El Periodico de Catalunya; < Christie de la Antigua Roma>> segun Santiago Posteguillo),
    creadora del queridisimo personaje de Marco Didio
    Falco, llega la nueva novela protagonizada por la hija de
    este, Flavia Albia.
    La vida les sonrie a Flavia Albia y su pareja, Manlio Fausto.
    Pero el nuevo trabajo de este como contratista comienza
    con un problema: en el Jardin de las Hesperides aparecen
    los huesos de un mozo de taberna desaparecido anos atras.
    Albia decide investigar y para ello se interna en la vida real
    de las calles de Roma, donde las tabernas son burdeles,
    los trabajadores llevan una existencia brutal y el juego y la
    extorsion estan a la orden del dia. Y frente a esa realidad,
    Albia no puede olvidar que su propia boda y su emocionada
    familia la esperan a la vuelta de la esquina.
    Los dioses, sin embargo, parecen tener otros planes…”

  • Tu no eres para mi de Sophie Saint Rose

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    Bernadette espero impaciente ante la empresa donde trabajaba su hermana. Miro de nuevo el reloj y preocupada se mordio su grueso labio inferior. Ya pasaban diez minutos de la hora y no la habia avisado. Tenia que haber quedado en el restaurante e ir pidiendo, porque ella no podia regresar tarde al trabajo. El senor Kanda era inflexible con la hora. Se aparto un largo mechon de cabello rubio platino pensando que tenia que haberselo recogido, cuando Darla salio colocandose la correa de su bolso de firma sobre el hombro. Impaciente bufo subiendo los escalones. --Sabes que tienes que avisarme si vas a salir tarde. --Solo han sido diez minutos. No seas pesada. --Miro su vestido negro. --?Vas a un funeral? --Ya te he dicho que se ha muerto el jefe de contabilidad. Esta tarde nos dan permiso para ir a su sepelio. --Leche, que lugubre. ?Le conocias? --Claro, mi empresa no es como la tuya. Nos conocemos todos --dijo llegando al semaforo. Impaciente toco el boton aunque no servia de nada. --Ya te he dicho que buscan ayudantes de direccion. Podrias tener un puesto mejor. Miro sus ojos color miel igualitos a los suyos, que eran en lo unico que se parecian porque en todo lo demas eran totalmente distintas. Darla era despampanante. Morena con esos ojos rasgados y tan alta que podria ser modelo, se habia casado con un abogado forradisimo que la trataba como una reina. Ella media poco mas de metro y medio, su color de cabello la hacia parecer una muerta la mayor parte del tiempo, porque su piel jamas se ponia morena, y no habia tenido una cita en ano y medio. Y para colmo se la habia conseguido su hermana. Lo que menos queria era trabajar en la misma empresa para que las compararan continuamente. Eso sin mencionar que para hacer un trabajo que odiaba mejor quedarse donde estaba. --No, gracias. Sabes que con el senor Kanda estoy estupendamente. --Ese japones es un tirano. Hizo una mueca cruzando la calle. --Si, un poco si. --Y tiene muy mala leche. Para el nunca haces nada bien. En mi empresa estarian encantados contigo. Y con el curriculum que tienes... Menudo desperdicio. Los de las entrevistas de trabajo estaban ciegos. No estaban ciegos y ese era el problema. La veian demasiado timida, demasiado callada. Por su cultura al senor Kanda le vino genial, por supuesto. Ella lo entendio perfectamente cuando conocio a su esposa en la fiesta de Navidad. Ni abrio la boca. Asi que era comprensible lo que habia ocurrido el dia de la entrevista, porque en cuanto la vio le ofrecio el puesto. Y no pagaba mal, la verdad. Pero era insoportable su tonito ironico a todas horas. Igual su hermana tenia razon y era momento de cambiar de aires. Pero en la empresa de Darla ni hablar. Sonrio a su hermana que seguia indignada. --Tu me miras con muy buenos ojos. Como se nota que eres mi melliza. --Es que estas desperdiciada en esa empresa de fotocopias. --Fotocopiadoras. --Eso. --Darla empujo la puerta de la cafeteria a donde iban todos los dias y vieron a sus amigas que ya estaban comiendo. --Pero que prisa teneis todas --dijo molesta. --Es que nosotras no tenemos un jefe que besa por donde pisamos. Darla se echo a reir de esa manera tan cantarina que hacia que media cafeteria se girara para mirarla, pero Bernadette acostumbrada lo ignoro y se sento al lado de Katey que masticando su ensalada de pasta le guino un ojo. Al ver sus largas pestanas negras entrecerro los ojos. --?Te pones pestanas postizas? --Te has dado cuenta --dijo desilusionada. --Claro. Son enormes. --Y se te ha salido el pegamento. Menudos abanicos te has puesto --dijo Fiona intentando no reirse. --?A quien le has echado el ojo? --No se como se llama. --Aparto su flequillo moreno de su frente. --Trabaja en el piso veintidos. --Ingeniero --dijeron todas a la vez. Aunque Bernadette no trabajaba en la misma empresa, por los ligues de las chicas ya sabia que habia en cada planta. Ambas eran abogadas especializadas en patentes y trabajaban codo con codo. Darla las habia metido en la empresa pues las cuatro eran amigas desde la universidad, aunque no habian estudiado lo mismo. --?No habeis pensado en salir con alguien de fuera de Henderson Technologies? Lo pregunto porque ya son muchas citas con empleados de alli. --Pero si alli trabaja mucha gente. --Katey la miro fijamente con sus bonitos ojos azules. --?Me estas diciendo que van a murmurar de mi? --Se llevo la mano al pecho como si fuera la primera vez que se le ocurria algo asi. --?Creeis que puede pasar? Darla hizo una mueca y sonrio a la camarera. --Lo mismo que ellas. --Yo tambien, Daisy. Y de beber lo de siempre. --Perfecto. Sois la mesa mas facil del local. --La chica les guino un ojo antes de alejarse. --?Lo creeis? --insistio Katey. --!No! --exclamo Fiona que tambien estaba para hablar--. No, ?verdad? Las hermanas se miraron a los ojos y fue Darla la primera en hablar. --Pues la verdad es que hay tantos hombres en Nueva York que no se por que siempre teneis que salir con companeros de trabajo. A mi David lo conoci en el gimnasio. Deberiais ir. Alli se liga mucho. Katey chasqueo la lengua y Fiona hizo un gesto con la mano como si lo que hubiera dicho fuera una tonteria. --?Por que ir tan lejos cuando en la empresa tenemos tantos? --Cierto. Asi ahorramos tiempo, que somos mujeres muy ocupadas. --?Para que preguntas entonces? --pregunto Bernadette sorprendida. --Por si acaso creian en la empresa que eramos unos pendones. --!Es que es lo que van a pensar, Katey! Has salido con al menos quince tios de alli. --Pero no me he acostado con todos. --Dejalo, Bernie --dijo Darla exasperada. --?Y a ti que te pasa? --Fiona entrecerro sus ojos castanos apartandose un mechon de cabello cobrizo del hombro. --Estas enfadada. --?Yo? --No --respondio Bernadette por ella--. No esta enfadada. --Si que lo esta. Frunce el ceno y siempre lo hace cuando algo la cabrea. Miro a su hermana fijamente y esta forzo una sonrisa. --?Que pasa? Ahora que lo pienso no estas enfadada... Estas preocupada. Las tres pendientes de sus palabras provocaron que se sonrojara ligeramente. --Estoy embarazada. Dejo caer la mandibula del asombro porque de todas las cosas que podia decirle eso era lo que menos se esperaba. --Es estupendo --dijo Fiona muy contenta abrazandola--. Felicidades. Katey la felicito mientras ellas se miraban a los ojos. Se levanto viendo la angustia en el rostro de su hermana y la abrazo. --No te preocupes, es una noticia maravillosa. Me alegro muchisimo por vosotros, vais a ser unos padres increibles. --Me he enterado esta manana. Queria decirtelo a ti sola, pero tenias prisa y... --Lo entiendo, no te preocupes. --A ver como se lo toma --dijo Darla apartandose. --Se va a cabrear, pero se le pasara. Te quiere mucho --dijo Bernadette cortandoles todo el rollo a sus amigas que las miraron asombradas mientras volvia a su sitio. --?Quien se va a cabrear? ?David? --pregunto Fiona atonita--. ?Por que se iba a cabrear? El tambien estaba alli. ?O no? --Claro que estaba alli --dijo Bernie indignada--. Pero habian quedado que esperarian otro ano porque acaban de mudarse a la casa nueva que ella se empeno en comprar. Eso unido a que han tenido que cambiar de coche, despues de que ella hubiera destrozado el BMW de su marido y que eligieran ese modelo carisimo porque a Darla le encantaba ese Jaguar... Un coche nada practico para llevar el carrito del bebe. --Reprimio la risa mientras era ahora su hermana la que la miraba indignada. --Estas muy graciosa. --Esa soy yo, la tia graciosa. --Sonrio con carino. --Te pidio un ano para recuperarse porque lo ha invertido todo en esa casa, pero no tienes que preocuparte porque te perdonaria cualquier cosa. --Dios... Menuda mierda. --?No lo quieres? --pregunto Katey impresionada--. Si siempre te han encantado los ninos. --Claro que lo quiero. Ahora ya esta aqui. --Preocupada miro la mesa de al lado bajando la voz. --Pero no lo deseabamos ahora. Ninguno de los dos. Ademas el trabaja muchisimo y decidimos que no fuera en este momento, porque cuando sea padre quiere dedicarle tiempo a sus hijos. Tiempo que ahora no tiene. --?Y que vas a hacer? --pregunto Fiona preocupada. --Tendremos que fastidiarnos porque esta aqui. Ni loca voy a abortar. --David tampoco querria algo asi --dijo Bernie preocupada porque debia ser uno de los momentos mas felices en la vida de su hermana. Le sonrio--. Sereis unos padres maravillosos. La miro a los ojos y vio un pequeno brillo de ilusion. --?Eso crees? --Por supuesto --dijeron todas asintiendo.

  • No dejare de amarte de Jenny Uriguen

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    ?Que ocurriria si un extranjero exageradamente atractivo, dominante y seductor se interpone, sin consideracion alguna, entre una envidiable relacion de pareja de varios anos? Eso fue precisamente lo que hizo Imran Gadhavi, joven apuesto y elegante, hijo de un acaudalado empresario de la India tan pronto y llega a la ciudad de Burlington, Vermont y conoce a Adell Jerome, hermosa joven de veintiun anos quien, en el momento en que se encontro con su cautivante mirada vio peligro, un delicioso peligro, uno que la cegaria y que la torturaria; pues con ello lastimaria a quien ella mas ama.

  • Pedir la luna de Blanca Garcia-valdecasas

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    El dia cuatro de Enero del ano 2.000 Constanza Morales cruza el Parque del Retiro camino de su trabajo. Va deprisa en la manana helada mientras recuerda como fue su vida en el ultimo ano del siglo y del Milenio. A causa de una pelea con su hermana, que involucra a toda la familia, a principios del ano, deja su Sevilla natal y se traslada a Madrid. Alli solo conoce a una prima de su padre, la tia Flora y su marido, Bernardo; son un matrimonio sin hijos y la acogen con gran afecto, y a un chico, Francis, que conocio en el tren y le gusto mucho. Pronto ensancha el circulo de sus amistades, la chica que le busca un piso donde vivir, los habitantes de los otros pisos en la casa, amigas de la tia Flora, companeros de trabajo… Le ocurren mas cosas de las que esperaba y aprende que muchas de ellas no son lo que al principio parecian. I Dicen que habeis llegado. Ademas, sin el ruido y el caos que esperaban algunos. Bienvenido, Tercero. Bienvenido, Veintiuno. Siglo nuevo y un nuevo Milenio: es emocionante. No hay tanta gente que haya vivido esta experiencia. Abuela Joaquina tenia mucha ilusion en llegar, la pobre; solo por tres anos no lo ha visto… una lastima. Y yo, Constanza Morales, una chica sin importancia, os saludo, camino de mi oficina en el segundo dia laborable de este ano dos mil. Es Martes, cuatro de Enero; en realidad, primer dia de trabajo porque ayer no se hizo gran cosa. Tambien espero que sea para mi el principio de muchas cosas buenas y estimulantes, como encauzar mejor mi vida y sacarle mas partido; desde luego lo voy a intentar. Hoy me siento mas real: peso y volumen. Piso la tierra dura, estoy aqui; este sitio que lleno es mio propio. Curioso como todo esta en la cabeza, en la disposicion, no necesariamente en ningun acontecimiento. Y he decidido: voy a ser feliz. Bueno, si me dejan entre unos y otros. He salido mas temprano de casa, asi puedo dar un paseo. El frio de la manana hace brotar de mi nubecitas de vapor si abro la boca. Voy por la calle Principe de Vergara, entrare al Retiro por la puerta que llaman de Madrid y cruzare el Parque hasta salir a la Plaza de la Independencia. No se si de verdad estoy estrenando Siglo y Milenio; se ha armado bastante discusion con eso: que si empieza ahora o en dos mil uno. Yo recuerdo fotos que guardaba mi abuela, seguramente de la suya, de la Exposicion de 1900. Ellos celebraron entonces la entrada del siglo veinte, asi que yo celebrare hoy el XXI y el Milenio y, si viene a cuento, lo volvere a celebrar cuando sea. El ano en si me parece lo mas importante, la sensacion de que acaba uno y otro empieza, la continuidad de esa cinta de anos --anillos de oro alrededor del sol-- que nos lleva por nuestra vida. Fue Arthur quien dijo que el anillo, como se dan los matrimonios, es simbolo de fidelidad porque es un "anito," annellus, y representa la continuidad de la Tierra alrededor del Sol. O al reves, como pensaban antes, el Sol alrededor de la Tierra. Arthur es la unica persona que conozco que sabe latin para hablarlo de corrido. Los anos son continuidad aunque unos sean tan diferentes de otros. Desde luego, el que acaba de terminar habia empezado mas bien aburrido para mi. Monotono, dentro de una rutina, como quien duerme la siesta. Pero a mediados de Enero cambio todo de golpe. Mi hermana y yo tuvimos una bronca monumental que involucro fatalmente a toda la familia, mas algunos amigos cercanos, y acabo haciendome la vida muy dificil. A partir de ese momento las cosas fueron como si salieran unas de otras, desenvolviendose en mas cosas inesperadas. De no haber sido por aquello, mi adorable Jefe del trabajo no habria insistido en trasladarme de la oficina de Sevilla a la de Madrid. Si no hubiera ido a Madrid no habria conocido a Francis, si no hubiera buscado piso nunca habria conocido a Misi. Ni Misi ni yo hubieramos conocido a Martin y Arthur ni… Enfin, nunca ningun ano me habia traido tantas cosas, malas o buenas, como el que acababamos de dejar. Parece mentira, pero hace unos meses estabamos Misi y yo sentadas en una cerveceria de la Plaza de Santa Barbara, bajo la sombra manchada de unos arboles medio tuberculosos, en pleno centro de Madrid; delante de nosotras dos cervezas, aceitunas y dos pinchos de tortilla. Sabado, hora del aperitivo, hartas de andar. Ella me dijo: --?Sabes cual es tu principal problema? Y mio tambien. Que no somos capaces de pedir la luna. Buscabamos vivienda para mi, habiamos visitado tres pisos aquella manana. El ultimo, en la calle Santa Teresa, nos habia llevado a restaurarnos con asiento y las canas. La casa necesitaba aun mas restauracion que nosotras. La fachada amenazaba con perder sus bonitas cornisas y la escalera estaba tan dilapidada que uno quiza se encontrase un buen dia sin poder bajar hasta la calle. Desalentada, habia insinuado que tal vez deberia comprar el apartamento que habiamos visto antes cerca de la Plaza de Castilla: pequeno y sin gracia pero recien pintado. No hacia mas que unas semanas que conocia a Misi y ya era, pensaba yo, una de mis mejores amigas. A las de Sevilla, mi tierra, las habia borrado despues de mi pelea con Macarena y a Queti, la que mas queria, no la veia desde hacia cuatro anos; al acabar la carrera se sumo a una organizacion de voluntarios para trabajar con los mas pobres de no se que lugar en Africa. Ya ni me escribia siquiera; quiza no hubiera alli correo o tenia tanto trabajo que no podia escribirme. Yo la echaba de menos Misi se estaba portando muy bien conmigo. Entonces no sabia cuanto no sabia de la vida de Misi. Solo que trabajaba en una agencia de propiedades pequena, y acaso furtiva, de la que era socia con tres amigas mas. Me encontraba en Madrid: atras quedaban familia, amigos, las calles de mi ciudad con sus arboles y olores, esa calida luz que no se encuentra en ninguna otra parte. Los rincones que amaba del Parque Maria Luisa, la Glorieta de Becquer donde solia ir desde los trece anos a mirar con devocion al poeta del que estaba --y pensaba que siempre iba a estar-- profundamente enamorada… mi mundo, todo. Dura tarea estar sola aqui pero suavizada por la presencia de los tios, Flora y Bernardo, desde luego de Francis desde el principio y enseguida despues por la amistad de Misi. Tal como habian ocurrido las cosas, a Sevilla nunca iba a volver como no fuera de visita; ya no habia sitio para mi en la casa de mis padres. Tenia algun dinero ahorrado de mi trabajo, mas una cantidad que me dejo mi madrina, la hermana mayor de mi padre, al morir. Pobre, una de esas enfermedades que no perdonan. Decidi comprar mi propio piso; no era tan facil como habia imaginado. De momento estaba en una pension con una duena pesada, habladora y llena de pretensiones, a mi ver totalmente injustificadas. Me habia acogido con muestras de aprecio pero habia ido cambiando con el paso de los dias. Tal vez se hartaba de la gente o le molestaba que recibiera a Francis en la habitacion. Me resultaban cada dia mas desagradables ella, su casa y el olor de ambas. A veces me decia a mi misma que seria mejor comprar cualquier cosa antes que seguir alli. --?Estas hablando de cosas personales o de ese apartamento?, -- pregunte a Misi, cuando me dijo lo de pedir la luna. --Ya te he dicho que era tuyo y mio pero es todo el mismo problema. El piso me parece caro para lo que es. Y, no se, a ti no te veo ahi dentro. Tampoco estas entusiasmada y cuando compres tienes que estarlo. Me disgusto que Misi tuviera la sensacion de que se conformaba con cualquier cosa. Merecia ser feliz: era buena persona, guapa, simpatica y cien cosas mas, entre otras una excelente amiga. Ahora lo estaba demostrando. A ella, como agencia, le convenia vender, comprar, hacer negocio y cobrar comisiones. A poco que me hubiera animado me habria decidido; era de agradecer que fuera en contra de sus intereses para ayudarme. Curiosamente el hilo que me llevo hasta Misi habia partido de dona Juanita, mi madre. Le parecia cutre que estuviera en una pension, sonaba mal. Un hotel resultaria mejor pero los hoteles eran caros o malos o las dos cosas. Dio en llamarme por telefono desde Sevilla todos los dias a ver si habia encontrado casa. Todo solia entrarle por rachas, igual me atosigaba sin darme respiro como parecia haberme olvidado por completo. Cuando me dijo que se proponia venir a Madrid, convencida de mi incapacidad para desenvolverme, me espante. --No, por Dios, no vengas. Me sentiria fatal y no te gustaria la pension. --No iria a esa pension en ningun caso. Me iria a casa de mi prima Flora… No era su prima; era prima de mi padre pero se la adjudicaba. Intente convencerla como pude. Que estaba ocupadisima, dije, y era perfectamente capaz de arreglarme yo sola. --!Que vas a ser! Has vivido siempre con nosotros sin tener ningun problema. Asi que ningun problema. Lo deje pasar. Dije que, en realidad, no teniamos los mismos gustos. Es extrana la gente. Puede criticar todo lo que haces o como te vistes; pero cuando dices "no tenemos los mismos gustos", se molesta. Mi madre se molesto. --No seas tonta --dijo--. Por lo menos ve a casa de tu tia Flora y le pides consejo. Ella lleva en Madrid toda la vida y conoce a mucha gente --Me da un poco de apuro --proteste--. No he tenido tiempo de pasar a saludarla y presentarme alli para pedirle un favor… --No seas tonta, --volvio a decir-- anda y le pides ayuda. Siempre ha sido muy carinosa con mis hijas. Era verdad. Aunque solo era prima de mi padre, mi madre y ella eran muy amigas. Anos atras cuando mi padre, en dos ocasiones, tuvo que pasar algun tiempo en Madrid para cursos de ascenso en su carrera militar, fuimos a vivir los cuatro en la casa de la calle de Velazquez donde los tios tenian sitio de sobra. Al salir de la oficina fui en busca de un puesto de flores que habia cerca y compre un ramo de rosas pequenas que olian un poco a tabaco pero no habia mucho donde elegir. Llegue con mi ramo a casa de los tios que me recibieron como si no hubiera pasado tiempo desde aquellos anos de la infancia. Lo primero que me dijo tia Flora: "Me ha dicho tu madre que tienes novio. ?Cuando lo vamos a conocer?". --Novio, no. Salgo con un chico pero es algo como empezando, sabes. No se si resultara. Lo que si sabia, que Francis no queria nada con mi familia ni mis amigos. Me queria a mi pero lo nuestro tenia que ser super reservado. --Bueno, rica, todavia es pronto. Pero como no has venido a esta casa. Estariamos encantados de tenerte, ?verdad, Bernardo? --Verdad, verdad. Ya estuviste aqui de pequenita. ?O es que no te acuerdas? Tio Bernardo tenia mucho pelo muy blanco, la cara rosada, los ojos claros acuosos, un poco abultados. Siempre iba vestido con trajes muy formales de tres piezas, camisas invariablemente blancas con gemelos y corbatas a rayas. --?Como no me voy a acordar, tio? Y todos los recuerdos que tengo de vosotros son estupendos. Era verdad, pero solo en parte. Me gustaba la casa, los tios eran muy carinosos con nosotros --no tenian hijos-- y habia una cocinera bastante vieja, Virtudes, que nos hacia platos especiales. Macarena y yo comiamos en el office, lo que preferiamos con mucho al comedor y las personas mayores, sopa de panecillos, natillas, croquetas… menus hechos solo para nosotras. Por otro lado yo notaba una incomodidad: la sensacion de que no era nuestra casa, mis padres no mandaban alli, eran solo invitados. Una situacion desacostumbrada que no sabiamos manejar. Pero lo peor era mi madre, llena de emulacion por la vida de tia Flora, sus muebles y cuadros, sus muchos amigos, la manera de hablar y de vestirse… no se en que consistia exactamente pero dona Juanita parecia una provinciana algo cateta, queriendo aparentar lo que yo en el fondo bien sabia que no era, queriendo alcanzar donde yo sabia bien que no llegaba. En aquella epoca ni siquiera hubiera podido decirlo con palabras pero estaba ahi, una inexpresable angustia. Verguenza ajena, a la que algunos crios son propensos. Hoy, sencillamente me diria a mi misma: "es una cateta, snob como todas las catetas", y ya esta. --Se lo dije a tu madre, que te vinieras --siguio la tia-- y me dijo que querrias libertad para salir con tu novio, aunque aqui libertad la tendrias toda… y la llave del piso, ademas. Con su edad, cuatro o cinco anos menor que mi madre, no podia decirle que mas que salir con mi novio era cuestion de entrar. La mire con carino: habia tenido muy buen tipo y un bonito pelo rubio, aunque de cara no era guapa. Aun se conservaba joven, y se vestia siempre muy elegante, pero todas aquellas cosas de la juventud y enamoramientos seguramente se le habrian olvidado… y, mirando al tio, era lo mejor que le podia pasar. Demasiado tranquilo casi seguro. --Erais dos chiquitas muy guapas --dijo el tio Bernardo, reminiscente-- Muy distintas. Una morenita y menuda y la otra tan rubia con aquellos rizos y los ojazos azules… una verdadera Marylin Monroe en miniatura. Aunque luego… Ni siquiera suspire, estaba acostumbrada a aquella clase de comentario. Mi madre era rubia con ojos muy azules; Macarena le habia salido a ella, en mejor. Mas alta y mas 'neumatica', con pinta voluptuosa que nunca supe si respondia a una condicion real o era solo el aspecto. El tio, quiza pensando que me habia hecho de menos, seguia. --Pero tu eres mas distinguida, tu tienes clase. Castana y delgada, mucho mas elegante, y tu nariz es perfecta. Quise decirle "los chicos me hablan bien de mis piernas, pero no me han dicho nada de la nariz." La verdad, mis facciones no tienen nada llamativo, estoy un poco delgada de mas para gustar, al menos en Sevilla, y se que tengo cosas a mi favor: buen pelo brillante, buenos dientes, buen cutis y buenas piernas. Para el gusto-de-hombre al lado de mi hermana no tenia nada que hacer. Pero a Francis le gustaba, asi que no estaria tan mal. La nina que cuida de los tios, una filipina tan flaca como yo pero con quince centimetros menos, se llevo las flores y trajo una bandeja del te con bollitos calientes hechos en casa. Nos habiamos sentado en la sala atiborrada de muebles y adornos y, despues de la puesta al dia sobre la familia, que no tardo mucho porque habian venido a la boda de mi hermana poco antes, les conte mi problema. Inmediatamente me volvieron a decir que me fuera a vivir con ellos. --Muchisimas gracias, de verdad os lo agradezco pero me conviene comprar. Tengo una cuenta de ahorro para vivienda y debo emplearla y… puedo hacerlo. La cosa es que no encuentro nada que acabe de gustarme. --?A que agencias has ido? --pregunto la tia Flora. Habia ido a un par de ellas que vi en el periodico. La tia dijo que eso no era arreglo; las casas mejores casi nunca llegaban a estar en los anuncios. Su amiga Nosecuantas tenia una nuera que tenia una hermana que, a su vez, tenia una agencia con otras amigas. Trabajaban muchisimo porque conocian a la mar de gente. Estaban muy bien relacionadas. Dichosas ellas, pense. Y dije: "?No te importaria preguntar a tu amiga?". El mejor favor es el que se hace mas rapido. Al minuto tia Flora estaba hablando por telefono en plan eficiente. "A ver si le encuentran a esta nina una cosa en condiciones… que es mi sobrina. Si, ya se que se lo tomaran con el mayor interes. Muy bien, que la llamen aqui, se va a quedar todavia bastante rato. Entonces esperamos la llamada. Un abrazo muy fuerte… si, tenemos que vernos. No, no, gracias a ti por ocuparte." Volvia a su butaca con la satisfaccion del deber cumplido. --Ya veras como estas te solucionan el problema. --Ojala. Estoy aburrida de buscar. Y me han ensenado cada asco… Es una perdida de tiempo. --Espera y veras. Ya te he dicho que estas conocen a todo el mundo. Decia 'todo el mundo' con la misma entonacion que mi madre, por lo demas no se parecian en nada. El tio Bernardo hablaba de inversiones y lo que deberia pagar por metro cuadrado mientras yo asentia a todo, pensando que algunos metros cuadrados eran mucho mas metrocuadrados que otros. Antes de quince minutos me habia telefoneado una de las cuatro socias, Margarita. Hablaba muy deprisa y era simpatica; me cito al dia siguiente por la tarde en su diminuta oficina en un bajo de la calle Serrano. Alli conoci a las cuatro primeras que trabajaban con otras cinco o seis agencias formadas por otros tantos grupos de senoras como ellas, bien vestidas, visiblemente ricas y mundanas. Ninguna parecia necesitar aquel trabajo. Margarita, la que me habia llamado, era muy guapa, morena, menudita; llevaba un traje de chaqueta color de rosa que casi me deja sin respirar. Con aire eficaz, me aseguro que encontrariamos algo conveniente aunque no veia que yo tuviera mi criterio formado. Todas eran amigas, me dijo. Se comunicaban posibles negocios y se repartian las comisiones con arreglo a un baremo complicado que nunca se saltaban y les funcionaba de maravilla. En los dias siguientes me fueron presentando a las demas, unas y otras se volcaron conmigo, no sabria explicarme por que. Tal vez se volcaran con todo el mundo. Todas tenian Audis o Mercedes, todas eran jovenes aunque mayores que yo, trabajaban sin parar, todas llevaban telefonos moviles con los que hablaban constantemente, organizando visitas y entrevistas… o hasta daban ordenes a personas a su servicio. Todas debian de tener montones de dinero pero llevaban unas vidas mas aperreadas que la mia. La verdad es que ellas se fascinaban por las casas; formaban una raza aparte, de la cual yo no habia conocido antes a ningun ejemplar. Su interes por las casas no bajaba nunca. A veces, si yo iba a ver un piso, por ejemplo, con Sofia, Margarita o Misi se apuntaban: "Ah, yo tambien voy porque ese no lo he visto. No te importa, ?verdad?". Eran geniales. Al principio me sentia apabullada con mi presupuesto pobreton y los conjuntos nuevos de Zara que me habia comprado para quedar bien en la oficina, (con los que hasta entonces me habia encontrado tan mona), frente a sus coches, sus Armanis, sus Pradas, sus Max Maras, sus Valentinos, sus Donna Karanes, Antonios Pernas y demas. Cuando me hice amiga de Misi gane confianza en mi misma, me volvi a sentir comoda. Eso si, me prometi secretamente asomarme por las tiendas de la calle Serrano cuando estuvieran las rebajas. No supe si las socias habian decidido que Misi se encargara de mi o si lo decidimos nosotras; la verdad es que se dedico a solucionarme el problema. Dijo que no me preocupara porque encontrariamos. Casi todos los dias a una hora o a otra me llevaba a ver algo y las mananas de los sabados siempre teniamos varias visitas en perspectiva. Con todas estas cosas llegamos a aquella manana en que me dijo que no sabia pedir la luna. --Mira, Constanza, este asunto lo vamos a tener que enfocar de otra manera. Tu trabajo esta en Alcala, ?no? ?A que altura? --Al lado de la Plaza de la Independencia. Es un piso alquilado en un edificio muy bueno. Llevan anos alli. --Vamos a centrarnos en los alrededores de tu oficina. Por lo menos lo mas cerca posible. No tienes coche, ?verdad? --Tengo, en Sevilla. No me lo he querido traer hasta ver si me manejo en Madrid… No se, a lo mejor le digo a mi padre que me lo venda. Me pregunte cuanto tiempo pasaria antes de que Macarena se apropiara de mi Ibiza amarillo. Quiza me lo habia cogido ya. Lo mejor iba a ser venderlo. --Pero --segui diciendo-- mi novio prefiere que no compre ni en el barrio de Salamanca ni en la zona de Zurbano, Paseo del Cisne, Fortuny y todo eso. --Pero ?por que demonios? ?Porque son zonas caras? ?Y el quien es para decirte donde tienes que comprar? O es que te va a dar el dinero… ?Vais a comprar a medias? Yo creo que es muy mala cosa…. Demasiadas preguntas. Era logico que no entendiera nada. A aquellas alturas ya tenia bastante confianza para decirle la verdad. --Mira, no digas ni media palabra de esto a nadie, por favor. Es que… es que esta casado. Ahi grito. "!?CASADO?! !Por favor! !No me lo puedo creer!" --Pues si y, claro, no quiere que compre el piso ni cerca de donde vive el ni cerca de su trabajo. ?Por que no te lo puedes creer? --Hija, es que no te pega. Eres joven, eres muy mona, tienes un buen trabajo, una buena educacion y una vida agradable. No entiendo que te enredes con un casado. Como si no hubiera chicos de tu edad estupendos y libres… --Pues asi son las cosas. --No, asi no son las cosas, asi las has puesto tu. Pero pueden cambiar y espero que cambien. Eso no es decente, creeme, y tu tambien lo sabes. Me habia deprimido de repente. La silla del bar, de plastico, se me pegaba al cuerpo, la cerveza me habia dejado en la boca un sabor amargo. Era uno de esos dias madrilenos en que no sabes como vestirte; por la manana sales con frio y al mediodia te asas de calor. Misi con un jersey muy fino de color azul porcelana haciendo dibujos se veia tan fresca y planchada como si acabara de salir de una caja atada con un lazo. En la mesa de al lado una pareja ventilaba a gritos sus diferencias, molesta discusion, a base de 'tu has vuelto conmigo porque Veronica te echo de su casa'. La gente que pasaba por Alonso Martinez me parecio feosa, cansada y de mal humor. Suspire; Misi se dio cuenta. --No te preocupes, que encontraremos un buen sitio. Pero vas a pensar primero en ti y en lo que te conviene a ti. Los novios van y vienen. --Si, puede ser… No se… El corazon se me hacia piedra de pensar que Francis se fuera de mi vida… no podia. En parte por el habia dado el paso definitivo de venirme a Madrid y cambiar por completo mis costumbres. --Mira, yo tengo que ir a mi casa ahora sin mas remedio. Pero si quieres a las cuatro nos vemos en la oficina. Estaremos solas y tendremos tiempo y tranquilidad para mirar ficheros. Lleva el cuaderno verde. En un cuaderno apuntaba los pisos que habia visto. Quedamos asi y nos fuimos cada una por su lado hasta las cuatro. Yo no tenia donde ir ni nadie a quien hablar. Miriam, la companera del trabajo con quien compartia despacho, dedicaba sabados y domingos a su novio o sus padres. A comer no podia presentarme en casa de los tios sin avisar, me daba apuro. Camine despacio por la calle Genova para subir por Goya a Serrrano. Al menos tendria la distraccion de mirar tiendas. No podia llamar a Francis el fin de semana, estaba prohibido. Ni siquiera tenia el telefono de su casa sino un movil al que solo podia recurrir en horas de trabajo, si fuera absolutamente imprescindible. Me pesaban las palabras de Misi, estaba claro que me censuraba y ella no era ninguna estrecha. Vivia con su novio pero era viuda y el soltero. Sabia por conversaciones anteriores que habia estado doce o trece anos casada, hasta que su marido se mato en un accidente de automovil. Despues paso algun tiempo sin nadie y con este novio, que se habia ido a vivir a su casa, llevaba dos anos o algo asi. A veces, me dijo, estaba un poco harta. Yo le habia preguntado si pensaba casarse. "No tengo ningunas ganas", me habia respondido. "No lo veo. Fuera por el ya nos habriamos casado pero no me decido. No se si puede ser el hombre de mi vida, le falta… fundamento… Para mala experiencia ya tuve una". Aquel dia me rei, diciendo que tener un voluntario para el matrimonio, tal y como estaban las cosas, me parecia genial. Pero eso de no saber si era el hombre de su vida lo decia como esperando que no lo fuera, que hubiera otro, el autentico. Suspire: unos tanto y otros tan poco. Yo lo unico que queria era casarme con Francis… o, mas honradamente, que Francis estuviera libre. Cruzando el lateral de la Castellana un coche me pito iracundo, casi me atropella. Un senor bien vestido me regano: "Nina, pero como anda usted tan distraida, no se da cuenta del peligro". Que fino, llamandome de usted. Me empareje con el para cruzar el subterraneo que no me gustaba nada. Nunca pasaba por debajo de la calzada si podia ir por encima, de no haber andado despistada habria subido por la Castellana hasta un cruce.

  • La septima hija de Begona Valcarcel

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    Relato costumbrista sobre la infancia de una nina de la posguerra en Espana (1951- 1965). Narra la vida de una nina que nacio a mediados del siglo pasado, en el seno de una familia acomodada en la ciudad de Murcia. En pleno apogeo de la dictadura del Generalisimo y en una epoca en la que no habia television, ni boligrafos, ni bolsas de plastico.
    La obra, narrada en primera persona con un lenguaje sencillo y divertido, refleja las costumbres de la epoca a traves de los ojos de una nina.
    !Pasen y lean!

  • Sangre de hielo de Elly Blake

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    Descubre un mundo en el que el fuego y el hielo son enemigos mortales.

  • Besarte en Roma de Regina Roman

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    Besarte en Roma es un ejemplo de la buena salud que goza el chick lit en nuestro pais. De una de las autoras mas solidas de la literatura romantica en Espana, nos llega su novela mas redonda, divertida y excitante, que no podras dejar de leer. Duelos dialecticos, erotismo, humor, romance y una quimica electrizante entre unos protagonistas que amaras sin remedio. Eva es una chica moderna, independiente, motera y boxeadora, poco o nada interesada en enamorarse. Heridas en el pasado de su alma se encargan de recordarle que los hombres son infieles por naturaleza. Javier es propietario de una multinacional. Con un hijo del que hacerse cargo y un divorcio traumatico a sus espaldas, ha decidido que el amor no esta hecho para el. El CNI investiga un caso de contraespionaje en la Costa del Sol. Alguien se esta encargando de suministrar identidades falsas a espias internacionales que se camuflan entre la poblacion, comprometiendo la seguridad nacional. ?Podra el destino caprichoso, el interes del estado y sobre todo, la romantica ciudad de Roma, unir a un par de testarudos erizos? ?Podra Eva olvidar que Javier se encuentra en los primeros puestos de la lista de sospechosos?

  • La nueva vida de Jimena de Ariadna Baker

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    Y te levantas un buen dia y te das cuenta de que nada tiene sentido, que no puedes vivir encerrada llorando las penas por mucho tiempo y que a mis veintiseis anos era joven, necesitaba vivir, queria volver a ser feliz... Me estoy refiriendo a que una no esta poseida por el espiritu de David Bisbal, y por tanto, lo de "llorare las penas..." debia quedar en el baul de los recuerdos. Lo habia pasado muy mal cuando mi novio me dejo por otra, de la noche a la manana, despues de diez anos de relacion. Comenzamos cuando yo solo contaba con quince y me dejo con veinticinco, sin esperarlo, cuando acabamos la carrera. Asi de premio, un premio que no me supo a gloria sino mas bien a cuerno quemado, me explico... Lo peor de todo es que lo hizo una noche por mensaje y a la manana siguiente ya lo habian etiquetado en una foto, una chica abrazada a el diciendo que era su principe azul de esos que no destinen y por supuesto que el le contesto que ella era el amor de su vida. Cero tacto, cero empatia, cero respeto... Me quede en shock y debi maldecir en arameo y en otras lenguas hasta entonces desconocidas para mi. No era para menos, pues ademas de ser lo mas humillante que me habia pasado en la vida, nuestros amigos en comun, todos lo tenian de contacto en la red y lo vieron al igual que yo, asi que imaginad, todo el mundo preguntandome por algo que ni yo sabia, que me habia cogido tan de sorpresa como a ellos, esos que luego me dieron de lado. Asi que de la noche a la manana me quede mas sola que la una, esa era la realidad; compuesta y sin novio y con los que hasta entonces consideraba mis amigos riendoles las gracias a la parejita de moda. Una autentica delicia de esas que o te matan o te hacen mas fuerte, porque otro camino no ves. Esa manana comenzaba a trabajar, era mi primer dia, habia culminado con exito la carrera de Periodismo en junio y ahora a finales de octubre tenia por fin el puesto que tanto deseaba y por el que habia luchado y encima en mi revista favorita. Dicen que "la suerte es loca y a cualquiera le toca" y debia ser que la providencia quiso recompensarme con algo mas que con un par de cuernos de esos bien puestos. Menos da una piedra, que se le iba a hacer... Mi vida no habia sido facil, mis padres murieron dos anos atras, yo no tenia hermanos, estaba sola, primero Dios se llevo a mi padre en un accidente laboral y luego a mi madre a los seis meses de esa maldita enfermedad que no quiero ni nombrar. Bueno digo Dios como podria decir lo que quiera que haya alli arriba o el mismo universo, porque cuando pasan esas cosas una no sabe ya que creer ni a que agarrarse, esa es la unica verdad, verdadera. Tuve que armarme de valor y no puedo negar que emocionalmente Pablo, mi ex, me ayudo mucho. Lo cortes no quita lo valiente y el hecho de que luego se convirtiera en un gusano miserable no es obice para que reconozca que en ese momento lo hizo como si fuera un hombre, cosa que mas tarde el solito se encargo de poner en tela de juicio. Yo me quede en mi casa, de todas maneras, pues la habia recibido en herencia, al igual que los ahorros de mis padres y aquella indemnizacion por el accidente laboral, asi que sali adelante con el alma rota de dolor, pero prometiendo acabar esa carrera que tanta ilusion le hacia a mis progenitores y a mi, que para eso la habia escogido. Si hubiera querido ser astronauta, estoy segura de que mi padre y mi madre me hubieran llevado de la manita a la misma NASA, pues menudos eran ellos en lo tocante a mi futuro. Para ambos no habia una hija mejor en el mundo y hubieran hecho el pino puente con tal de que yo me hubiera convertido en aquello que deseara. Y lo que yo deseaba por encima de todas las cosas era ser una periodista de pro. Y luego vino lo de Pablo, asi que imaginad que los dos ultimos anos de mi vida habian sido los mas tristes y penosos desde que naci, pero hoy queria volver a renacer, sacudirme los hombros y comenzar una nueva etapa en la que comenzaria a cambiar todo. Es mas, pasaria de ser "la depresiva oficial del reino" a ver todo con ilusion y solo necesitaba actitud, asi que lo iba a intentar por todos los medios. La tarea que tenia por delante no era moco de pavo y yo lo sabia, para lo que habia echado mano de un arsenal de libros de esos de inteligencia emocional que prometian hacer de mi una personita mas feliz que una perdiz en un periodo no demasiado dilatado de tiempo. Y en ello estaba. Me tome un vaso de agua en ayunas como cada manana y despues mi vaso de leche, ese que era el pan nuestro de cada dia, mi madre siempre me decia que me habia quedado en la epoca del biberon y tenia razon. No me gustaba el cafe, ni el Cola Cao, ni nada tipico con lo que la mayoria del planeta desayunaba, eso si, los tes me encantaban de todas clases y sabores. Ay, mi madre... No habia dia que no la echara de menos hasta decir basta. Como me costaba que el dia echara a rodar sin ella; sin sus consejos, sin sus recomendaciones, sin su ayuda y sin esa sempiterna sonrisa que jamas de los jamases se borraba del rostro de la que yo consideraba la mujer mas buena que habia conocido. Me cuidaba muchisimo, pero yo tenia curvas y cuando digo curvas, es que las tenia, un buen pecho, cintura plana, pero caderas anchas, nada de ser una nina fina, delgada de esas que no tenian ni que cuidarse, yo si me pasaba me ponia mas redonda. Eso si, no me desagradaba y fea no era, a pesar de no ser el estereotipo de mujer que hoy en dia nos quieren inculcar. En eso si tenia suerte, las cosas como son, porque yo no soy de esas que se mueren por subirse al carro de la moda y, si lo que se lleva es la delgadez, me mato a lechuga hasta conseguir que la bascula marque lo que la sociedad diga que debe marcar. Yo siempre me he negado a ese tipo de sandeces y he lucido mis curvas con arte y salero. Me mire al espejo, por un lado, por el otro, de frente, de culo y todo para ver que ese pantalon vaquero ajustado me quedaba bien y si, me hacia bien mujerona; una camisa suave arriba de color marfil a juego con los tacones y un panuelo en el cuello con un nudo hacia un lado, maquillada y lista para mi primer dia de trabajo. Me veia francamente bien, esa era la realidad, y el mejor complemento que podia lucir era un halo de seguridad que indicaba que estaba dispuesta a comerme el mundo, porque en lo tocante a dejar que fuera ese mismo mundo el que me comiera a mi, no estaba dispuesta. En el ascensor me coloque a la perfeccion la chaqueta roja, me quedaba muy bien a juego con el color de mis labios y es que me veia guapa, hacia mucho que no me arreglaba y me quitaba ese roete que me habia acompanado los ultimos seis meses, ahora no, mi melena lucia lisa y perfectamente planchada. Se acabaron el look marujona y las ojeras esas que ya parecia que formaban parte de mi rostro. Hasta ahi habia llegado la broma y era hora de coger el toro por los cuernos, no en sentido literal, que tanto valor como para meterme a torero no habia acumulado, pero si en el ficticio. Me dirigi a buscar el coche que lo tenia aparcado dos calles mas atras, era el problema de mi zona que habia poco aparcamiento y siempre terminaba dejandolo a bastante distancia, por un lado, me venia bien para andar un poco, bueno realmente deberia de andar bastante cada dia, pero yo para eso era muy floja. Si, si, lo reconozco, para algunas cosillas era mas floja que un muelle guita y yo andar no es que anduviera demasiado y en lo tocante a correr... eso era cosa de cobardes, menos todavia. Llegue al poligono donde estaban las oficinas de la revista, aparque el coche y me dirigi a la entrada donde pase la tarjeta que me habian asignado por la puerta y el acceso se abrio. No puedo describir la sensacion de alegria que percibia al hacerlo. ?He dicho alegria? Bueno quizas fuera satisfaccion, una satisfaccion no exenta de nervios, eso si, pero satisfaccion, al fin y al cabo. El jefe de equipo me esperaba en su despacho a las ocho para ponerme al dia, yo ni lo conocia, solo sabia que se llamaba Carlos y que era un estupido, el grado no tenia ni idea, pero tocaba averiguarlo. Y seguro que a no tardar mucho. Recorde aquella frase tan tipica de mi madre de "mal trago, pasarlo pronto" y me puse manos a la obra. Me puse bien el panuelo y toque a la puerta, un "adelante" me hizo abrirla sonriente. --Buenos dias, soy Jimena, la nueva. --Buenos dias --su rostro reflejaba una seriedad que daba respeto, me senalo a la silla para que me sentara--. En tu despacho tienes los articulos que hay que preparar para la columna, cada uno de ellos te da las directrices de palabras orientativas que debes de hacer y el grado de formalidad que le debes dar a cada uno. --Entendido. --Cada dia tiene que estar todo el trabajo listo antes de irte. --Claro. --Y por supuesto, tienes que revisarlo mucho ya que no puede ir con ningun error ortografico. --No se preocupe por eso, creo que no he tenido faltas de ortografia ni de pequenita. --Claro que me preocupo, soy el responsable de que esta revista funcione como lo lleva haciendo desde que me asignaron este puesto. --Lo entiendo. --Bueno, pues que tengas un buen dia. --Igualmente. Me levante y me fui conteniendo el aire, todo lo que tenia de guapo lo tenia de imbecil y no tenia ni idea de como se trataba a una persona, quizas por eso estaba en la revista pues mandaba al punto de la informacion para sacar los mejores titulares y sin importarle a quien se llevara por delante. Carlos era justo la tipica persona que yo consideraba que estaba en el mundo porque tenia que haber de todo, pero que le iba a hacer, tampoco podia pretender que todos los que estuvieran en la redaccion fueran de mi gusto. Ademas, yo estaba alli para trabajar y no para crear una "chupipandi", asi que era mejor que pensara en ponerme a trabajar codo con codo con cada uno de mis companeros, con independencia de que unos me cayeran mejor y otros como el culo. Me dirigi a mi despacho y salude a dos companeras que levantaron su mano, pero siguieron hablando, por lo visto todos iban a pasar de mi, que buen recibimiento en mi primer dia de trabajo. A ver si los que me iban a caer como el culo iban a ser la mayoria, jolines vaya un comienzo. Justo antes de entrar observe como otras dos companeras me miraban de arriba abajo y hablaban entre ellas ?No les gustaba mi cuerpo o que diantres pasaba? Madre mia que era mi primer dia y ya me daban ganas de irme por donde habia venido, pero no, ya no iba a permitir mas sufrir por los demas; ya estaba bien, estaba asqueada de una sociedad donde no amaban de verdad, donde un fisico delgado prevalecia ante todo y donde cualquier jefe se pensaba que te podia tratar por encima del hombro. Me estaban poniendo a caer de un burro y todavia no me conocian, menuda panda de desgraciados, pero yo a lo mio; no podia dejar que aquello condicionara lo que yo habia ido a hacer alli y que no era otra cosa que trabajar. Me sente en mi despacho despues de colgar el bolso y la chaqueta, me coloque el pelo detras de la oreja y comence a leer todas las directrices de los articulos que tenia que hacer. No eran pocas y aquello requeria grandes dosis de concentracion, pero de eso tenia yo para dar y regalar. A mi no me iban a amilanar asi como asi, eso lo tenia mas claro que el agua. Escribi uno por uno y los revise mil veces, ni la media hora del desayuno utilice, la pase ahi disfrutando de relatar unos buenos articulos que no dieran malos comentarios sino todo lo contrario, que causaran una muy buena impresion. Se iban a enterar todos esos de lo que valia un peine, o mejor dicho, de lo que valia Jimena. A ultima hora se lo envie al jefe de equipo, al senor simpatico, esperaba que me contestara algo en contra de ellos, pero ni para bien ni para mal dijo nada. Mejor asi, los americanos siempre han dicho que la falta de noticias, son buenas noticias, de modo que lo interpretaria de ese modo y santas pascuas. Sali de las oficinas con la sensacion de que todas hablaban a mi espalda, los chicos se veian mas simpaticos y me saludaban amablemente, pero las mujeres... Que pena que seamos entre nosotras mismas las que nos hagamos esas cosas. Mis amigos eran los amigos de mi ex, los teniamos en comun y cuando el me dejo al final terminaron dejandome de lado, quedaban con el y su nueva pareja, realmente todos tenian parejas y saliamos asi por lo que imagino que fue mas facil estar a su lado que al mio que estaba sola, pero bueno, ya me habia acostumbrado a sentir la soledad como unica compania. Estaba comenzando a llover y el dia se vestia de gris, para colmo era viernes, mi primer dia de trabajo y ya me iba de fin de semana, la verdad que mejor, tenia que canalizar esas sensaciones tan feas que habia tenido ese dia y es que me habia sentido el patito feo de la oficina. Compre el pan y me fui para mi casa, aquel lugar en el que me sentia segura ya que era como mi burbuja ante la vida. Encendi la calefaccion, me puse el pijama y calente el puchero que deje preparado y coci un poco de arroz. Comi llorando, asi de tonta era, se me saltaban las lagrimas, tenia pena, me parecio muy feo que nadie me hubiera dedicado una sonrisa de mis companeras y que me miraran como un bicho raro y encima el jefe, ese chulesco que no tuvo ni una leve sonrisa para recibirme. Tras comer con esa tristeza, recogi la cocina y me tumbe en el sofa a ver la tele con una mantita, esa era mi vida, manta, sofa y soledad, pura diversion. Asi me pase toda la tarde con esa pena que me ahogaba, pero me repetia a mi misma que yo era mas fuerte que todo eso y que me tenia que levantar y reconducir mi vida, tenia que salir la chica alegre que fui un dia, la que era feliz con cualquier cosa y disfrutaba de lo que tenia sin necesidad de necesitar mucho mas.

  • El jardin de las delicias de E.m. Cubas

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    El Jardin de las Delicias es un club para el pecado, para realizar las fantasias prohibidas y desinhibirse de los tabues y la Dama lo regenta con mano firme…, hasta que un joven abogado atraviesa sus puertas pidiendole que sea su maestra.

  • Dulce sueno de Vanessa Gonzalez Villar

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    Este trata de una chica llamada Valery que se embarcada en un problema con un juego demoniaco donde sus amigos la meten sin ella querer, su vida ante de todo eso momentos desafortunado, era bastante normal ella ha darse cuenta del problema toma la decision de buscar una salida pero lamentablemente no es facil se encontrara con un demonio todas las veces que ella duerma experimentara pesadilla tan reales y dolorosas. Debera sobrevivir tres semanas sin dormir durante esas semana tendra que escribir en un cuaderno todas la pesadillas que tenga.

  • La hija del pintor de Julie Klassen

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    Un cambio de vida y un matrimonio con un desconocido para acallar un escandalo no parecen ser la mejor via para llegar al amor. ?O si?
    Sophie Dupont trabaja en el taller de su padre, retratista. Tiene talento propio y, sin embargo, lo mantiene oculto. De viaje por la costa de Devon, un destino habitual para los pintores de la epoca, conoce a Wesley Overtree, el primer hombre que le dice que es guapa. El capitan Stephen Overtree esta acostumbrado a ocuparse de las obligaciones que su hermano Wesley deja sin atender.

  • La Creadora Hielo y Llamas de Haimi Snown

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    En un mundo gobernado por los ergys, Anahy es una insignificante coctel, una mezcla entre los seres de fuego que aborrece y los pobres nulos que han nacido sin dones. Su poca energia no basta para ser recibida en el circulo de los primeros, pero es demasiada para ser aceptada por los segundos.
    Encontrar un sitio al que pertenecer es su sueno, y espera poder cumplirlo en la fria Isla Held.
    Pero cuando la fachada de mentiras empieza a derretirse, Anahy descubre que la verdad tiene una cara horrible: la de Sasha, un cabezota y desesperante ergy. El mayor tramposo, su principal adversario, un villano nato.
    ?Podra una coctel controlar el fuego, el privilegio de los ergys?
    ?Aceptara un amor fundado sobre enganos?
    ?Encontrara la libertad en una carcel de hielo?

  • Tu reflejo – Claudia Cardozo de Claudia Cardozo

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    Lorraine es una joven que suena con convertirse en una afamada disenadora de modas. Alegre, vivaz y un tanto alocada, solo piensa en el ahora y en la vida que tendra una vez que consiga cumplir sus metas. Tiene buenos amigos y un novio que esta a punto de sumarse a su lista de fracasos amorosos; el unico hombre que le ha llamado realmente la atencion y por quien lleva anos suspirando es Eric, pero ellos no tienen nada en comun, y con su historial de miedo al compromiso seguro que el intentar algo con el seria una mala idea.

  • No mas miedo de Erica Jong

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  • Disparo al corazon, Emma Fraser de Emma Fraser

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  • Una Novia Embarazada (Novias Del Oeste 3) de Amaya Evans

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    Tiempo presente:Cloe Holland es una modelo de revistas, que esta feliz con su estilo de vida, llena de lujos y viajes. Solo le falta una cosa; un hombre que la valore y quiera tener algo serio con ella. Esta harta de los hombres cabeza hueca que la rodean. Todos pendientes de su fisico, pero sin sentimientos, ni conversacion inteligente. Un dia sale con unas amigas a un bar y todas se ponen de acuerdo en ir a una agencia matrimonial para conocer un hombre que valga la pena, pues todas estan en las mismas, buscando una relacion sentimental, que no dure un suspiro. Pasan los meses y se olvida del asunto hasta que un dia la llaman de la agencia en el preciso momento en que acaba de terminar con su novio y se entera de que esa relacion, ha dejado consecuencias.

  • Tapas en Nueva York de Erina Alcala

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    Estrella Rodriguez se pasaba los veranos trabajando como recepcionista en un hotel de cualquier parte del mundo, echando de menos su Andalucia. Habla cuatro idiomas, aunque su pasion es la cocina y sobre todo… Nueva York. Asi que ?iba a renunciar a su sueno? !Por supuesto que no! Tapas y Nueva York, podrian funcionar estupendamente.
    Angelo Santerini es un tiburon de las finanzas y operaciones inmobiliarias. ?Mujeriego y playboy? Claro que si, por eso su imagen copa las revistas, tanto financieras, como del corazon. Pero todo cambia cuando su abuela contrata, para su cumpleanos, el catering de Estrella. Ella es tan enigmatica y distinta a todas las demas… Todo un reto. Y a Angelo le encantan los retos.

  • Nos robaron los te quiero de Miriam Gimenez Porcel

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    ?Que sentirias si tu madre, en su lecho de muerte, te contase que tienes una hermana? ?La buscarias?

  • Otto de Jose Ramon Villaverde Garcia

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    Basada en hechos reales La lista Otto fue un catalogo o vademecum creado en el Paris ocupado durante la II Guerra Mundial. El objetivo, el expolio de todos los bienes posibles a los judios y franceses. Cuadros, joyas, divisas, vinos, minerales llenaron sus paginas asi como el origen, localizacion y propiedad de los mismos.

  • Emma en la noche de Wendy Walker

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    Una noche, Cass y su hermana Emma desaparecen. Tenian quince y diecisiete anos respectivamente. Nadie sabe nada de ellas y las autoridades no encuentran una explicacion. Hasta que, tres anos despues, Cass reaparece sin su hermana. Lleva solo lo puesto y cuenta una historia increible, llena de lagunas…
    Para la doctora Abby Winter, psicologa forense, nada de lo que cuenta tiene sentido. Como experta en trastornos narcisistas de la personalidad, investiga a fondo a la familia de Cass: la madre resulta perturbadora, el padrastro y el hermanastro son problematicos, incluso la propia Cass no es lo que parece.
    Y mientras se investiga para encontrar el paradero de Emma, lo que sale a la luz va mas alla de lo que cabia esperar. Y es que cuando los secretos familiares se destapan, las consecuencias pueden ser terribles.

  • Dos almas gemelas en Instagram de Nairon Narejos

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    El amor es el gran motor de las emociones humanas. La literatura ha sabido plasmar grandes tragedias a su alrededor, Apolo y Dafne, Paris y Helena, Romeo y Julieta, Don Juan y Dona Ines. La vida esta repleta de amores y desamores que inundan las almas de sus protagonistas. Desde las nuevas tecnologias se incendian miles de corazones de desconocidos que quedan presos de sus influjos. En ocasiones es el azar el que marca la ruta de un amor verdadero y lo puede dilapidar. Estamos ante un relato repleto de energia, de poesia, de drama. Los deseos se entrelazan como almas gemelas en un todo buscando la plenitud. No podemos entender la vida sin el amor, aunque en ocasiones trunque nuestros destinos.

  • !Tu te lo buscaste! 2, Emma Green de Emma M. Green

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  • Ojala siempre de Alexandra Roma

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    Ella era la hermana pequena de su mejor amigo, amante del amarillo y que creaba su propio cielo de constelaciones inventadas. El era el rebelde de la cazadora de cuero que dibujaba a boligrafo aquello que le revolvia el pecho. Juntos, quemaron etapas, construyeron recuerdos y se echaron mucho de menos, incluso cuando la unica barrera que tenian que salvar era la distancia entre sus bocas.
    Ahora, Julieta y Marco son solo dos extranos destinados a encontrarse en las calles de Salamanca para averiguar si las canciones antiguas nunca mueren y el faro de Trafalgar les espera con un nuevo atardecer.
    Pasado.
    Presente…
    Un juramento, un reloj de arena con el secreto del tiempo y la esperanza de que <> puede estar escondido entre los acordes de La chica de ayer.

  • La obra maestra de Francine Rivers

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    La autora de exitos de mayor venta del New York Times, Francine Rivers, regresa a sus raices romanticas con esta inesperada y redentora historia de amor. Un profundo relato que nos recuerda que la misericordia de Dios puede restaurar aun a los mas quebrantados y convertirlos en una obra maestra imperfecta pero maravillosamente impresionante. Roman Velasco es un exitoso artista de Los Angeles, California, que aparenta tenerlo todo: mujeres, fama y fortuna.

  • Un asunto de honor de Arturo Perez Reverte

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    Era la mas linda Cenicienta que vi nunca. Tenia dieciseis anos, un libro de piratas bajo la almohada y, como en los cuentos, una hermanastra mala que habia vendido su virginidad al portugues Almeida, quien a su vez pretendia revendersela a don Maximo Larreta, propietario de Construcciones Larreta y de la funeraria Hasta Luego. --Un dia vere el mar --decia la nina, tambien como en los cuentos, mientras pasaba la fregona por el suelo del puticlub. Y sonaba con un cocinero cojo y una isla, y un loro que gritaba no se que murga sobre piezas de a ocho. --Y te llevara un principe azul en su yate --se le choteaba la Nati, que tenia muy mala leche --. No te jode. El principe azul era yo, pero ninguno de nosotros lo sabia, aun. Y el yate era el Volvo 800 Magnum de cuarenta toneladas que a esas horas conducia el que suscribe por la nacional 435, a la altura de Jerez de los Caballeros. Permitan que me presente: Manolo Jarales Campos, veintisiete anos, la mili en Regulares de Ceuta y ano y medio de talego por dejarme liar bajando al moro y subir con lo que no debia. De servir a la patria me queda un diente desportillado que me partio un sargento de una hostia, y del Puerto de Santa Maria el tabique desviado y dos tatuajes: uno en el brazo derecho, con un corazon y la palabra Trocito, y otro en el izquierdo que pone: Naci para haserte sufrir. La s del haserte se la debo a mi tronco Paco Seisdedos, que cuando el tatuaje estaba con un colocon tremendo, y claro. Por lo demas, el dia de autos yo habia cumplido tres meses de libertad y aquel del Volvo era mi primer curro desde que estaba en bola. Y conducia tan campante, oyendo a los Chunguitos en el radiocassette y pensando en echar un polvo donde el portugues Almeida, o sea, a la Nati, sin saber la que estaba a punto de caerme encima. El caso es que aquella tarde, dia de la Virgen de Fatima --me acuerdo porque el portugues Almeida era muy devoto y tenia un azulejo con farolillo a la entrada del puticlub--, aparque la maquina, meti un paquete de Winston en la manga de la camiseta, y salte de la cabina en busca de un alivio y una cerveza. --Hola, guapo --me dijo la Nati. Siempre le decia hola guapo a todo cristo, asi que no vayan ustedes a creer. La Nati si que estaba tremenda, y los camioneros nos la recomendabamos unos a otros por el VHF, la radio que sirve para sentirnos menos solos en ruta y echarnos una mano unos a otros. Habia otras chicas en el local, tres o cuatro dominicanas y una polaca, pero siempre que la veia libre, yo me iba con ella. Quien la tenia al punto era el portugues Almeida, que la quito de la calle para convertirla en su mujer de confianza. La Nati llevaba la caja y el gobierno del puticlub y todo eso, pero seguia trabajando porque era muy golfa. Y al portugues Almeida los celos se le quitaban contando billetes, el hijo-puta. --Te voy a dar un revolcon, Nati. Si no es molestia. --Contigo nunca es molestia, guapo. Lo que son es cinco mil. Vaya por delante que de putero tengo lo justo. Pero la carretera es dura, y solitaria. Y a los veintisiete tacos es muy dificil olvidar ano y medio de ayuno en el talego. Tampoco es que a uno le sobre la viruta, asi que, bueno, ya me entienden. Una alegria cada dos o tres semanas viene bien para relajar el pulso y olvidarse de los domingueros, de las carreteras en obras y de los picoletos de la Guardia Civil, que en cuanto metes la gamba te putean de mala manera, que si la documentacion y que si el manifiesto de carga y que si la madre que los pario, en vez de estar deteniendo violadores, banqueros y presentadores de television. Que desde mi punto de vista son los que mas dano hacen a la sociedad. Pero a lo que iba. El caso es que pase a los reservados a ocuparme de la Nati, le llene el deposito y sali a tomarme otra cerveza antes de subirme otra vez al camion. Yo iba bien, aliviado y a gusto, metiendome el faldon de la camiseta en los tejanos. Y entonces la vi. Lo malo --o lo bueno-- que tienen los momentos importantes de tu vida es que casi nunca te enteras de que lo son. Asi que no vayan a pensar ustedes que sonaron campanas o musica como en el cine. Vi unos ojos oscuros, enormes, que me miraban desde una puerta medio abierta, y una cara preciosa, de angel jovencito, que desentonaba en el ambiente del puticlub como a un cristo pueden desentonarle un rifle y dos pistolas. Aquella chiquilla ni era puta ni lo seria nunca, me dije mientras seguia andando por el pasillo hacia el bar. Aun me volvi a mirarla otra vez y seguia alli, tras la puerta medio entornada. --Hola --dije, parandome. --Hola. --?Que haces tu aqui? --Soy la hermana de Nati. Cono con la Nati y con la hermana de la Nati. Me la quede mirando un momento de arriba abajo, flipando en colores. Llevaba un vestido corto, ligero, negro, con florecitas amontonadas, y le faltaban dos botones del escote. Pelo oscuro, piel morena. Un sueno tierno y quinceanero de esos que salen en la tele anunciando compresas que ni se mueven ni se notan ni traspasan. O sea. Lo que en El Puerto llamabamos un yogurcito. O mejor, un petisuis. --?Como te llamas? Me miraba los tatuajes. Manolo, respondi. --Yo me llamo Maria. Hostias con Maria. Vete largando, Manolin, colega, pero ya mismo, me dije. --?Que haces? --pregunto. --Guio un camion --dije, por decir algo. --?Adonde? --Al sur. A Faro, en Portugal. Al mar. Mi instinto taleguero, que nunca falla, anunciaba esparrame. Y como para confirmarlo aparecio Porky al otro lado del pasillo. Porky era una especie de armario de dos por dos, una mala bestia que durante el dia oficiaba de conductor en la funeraria Hasta Luego y de noche como vigilante en el negocio del portugues Almeida, donde iba a trabajar con el coche de los muertos por si habia alguna urgencia. Grande, gordo, con granos. Asi era el Porky de los cojones. --?Que haces aqui? --Me pillas yendome, colega. Me pillas yendome. Cuando volvi a mirar la puerta, la nina habia desaparecido. Asi que salude a Porky --me devolvio un grunido--, fui a endinarme una birra Cruzcampo y un cafe, le di una palmadita en el culo a la polaca, eche una meada en los servicios y volvi al camion. Los faros de los coches que pasaban me daban en la cara, trayendome la imagen de la nina. Eran las once de la noche, mas o menos, cuando pude quitarmela de la cabeza. En el radiocassette, los Chunguitos cantaban Punos de acero: De noche no duermo de dia no vivooo… Abri la ventanilla. Hacia un tiempo fresquito, de puta madre. Me estoy volviendo loco, maldito presidiooo… Hice diez kilometros en direccion a Fregenal de la Sierra antes de oir el ruido mientras cambiaba de cassette. Sonaba como si un raton se moviera en el pequeno compartimento con litera que hay para dormir, detras de la cabina. Las dos primeras veces no le di importancia, pero a la tercera empece a mosquearme. Asi que puse las intermitencias y aparque en el arcen. --?Quien anda ahi? La que andaba era ella. Asomo la cabeza como un ratoncito asustado, jovencita y tierna, y yo me senti muy blando por dentro, de golpe, mientras el mundo se me caia encima, cacho a cacho. Aquello era secuestro, estupro, vaya usted a saber. De pronto me acorde de la Nati, del portugues Almeida, del careto de Porky, del coche funebre aparcado en la puerta, y me vinieron sudores frios. Iba a comerme un marron como el sombrero de un picador. --?Pero donde crees que vas, tia? --Contigo --dijo, muy tranquila--. A ver el mar. Llevaba en las manos un libro y a la espalda una pequena mochila. Las rafagas de faros la iluminaban al pasar, y en los intervalos solo relucian sus ojos en la cabina. Yo la miraba desconcertado, alucinando. Con cara de gilipollas. 2. Un fulano cojo y un loro El camion seguia parado en el arcen. Pasaron los picoletos con el pirulo azul soltando destellos, pero no se detuvieron a darme la barrila como de costumbre. Que si los papeles y que si ojos negros tienes. Algun desgraciado acababa de romperse los cuernos un par de kilometros mas arriba, y tenian prisa. --Dejame ir contigo --dijo ella. --Ni lo suenes --respondi. --Quiero ver el mar --repitio. --Pues ve al cine. O coge un autobus. No hizo pucheros, ni puso mala cara. Solo me miraba muy fija y muy tranquila. --Quieren que sea puta. --Hay cosas peores. Si las miradas pudieran ser lentas, diria que me miro muy despacio. Mucho. --Quieren que sea puta como Nati. Paso un coche en direccion contraria con la larga puesta, el muy cabron. Los faros deslumbraron la cabina, iluminando el libro que ella tenia en las manos, la pequena mochila colgada a la espalda. Note algo raro en la garganta; una sensacion extrana, de soledad y tristeza, como cuando era crio y llegaba tarde a la escuela y corria arrastrando la cartera. Asi que trague saliva y movi la cabeza. --Ese no es asunto mio. Tuve tiempo de ver bien su rostro, la expresion de los ojos grandes y oscuros, antes de que el resplandor de los faros se desvaneciera. --Aun soy virgen. --Me alegro. Y ahora bajate del camion. --Nati y el portugues Almeida le han vendido mi virgo a don Maximo Larreta. Por cuarenta mil duros. Y se lo cobra manana. Asi que era eso. Lo digeri despacio, sin agobios, tomandome mi tiempo. Entre otras muchas casualidades, ocurria que don Maximo Larreta, propietario de Construcciones Larreta y de la funeraria Hasta Luego, era dueno de medio Jerez de los Caballeros y tenia amigos en todas partes. En cuanto a Manolo Jarales Campos, el Volvo no era mio, se trataba del primer curro desde que me dieron bola del talego, y bastaba un informe desfavorable para que Instituciones Penitenciarias me fornicase la marrana. --Que te bajes. --No me da la gana. --Pues tu misma. Puse el motor en marcha, di la vuelta al camion y desanduve camino hasta el puticlub del portugues Almeida. Durante los quince minutos que duro el trayecto, ella permanecio inmovil a mi lado, en la cabina, con su mochila a la espalda y el libro abrazado contra el pecho, la mirada fija en la raya discontinua de la carretera. Yo me volvia de vez en cuando a observarla de reojo, a hurtadillas. Me sentia inquieto y avergonzado. Pero ya diran ustedes que otra maldita cosa podia hacer.--Lo siento --dije por fin, en voz baja. Ella no respondio, y eso me hizo sentir peor aun. Pensaba en aquel don Maximo Larreta, canalla y vulgar, enriquecido con la especulacion de terrenos, el negocio de la construccion y los chanchullos. Desparramando billetes convencido, como tantos de sus compadres, de que todo en el mundo --una mujer, un ex presidiario, una nina virgen de dieciseis anos-- podia comprarse con dinero. Deje de pensar. Las luces del puticlub se veian ya tras la proxima curva, y pronto todo volveria a ser como antes, como siempre: la carretera, los Chunguitos y yo. Le eche un ultimo vistazo a la nina, aprovechando las luces de una gasolinera. Mantenia el libro apretado contra el pecho, resignada e inmovil. Tenia un perfil precioso, de yogurcito dulce. Cuarenta mil cochinos duros, me dije. Perra vida. Detuve el camion en la explanada frente al club de alterne y la observe. Seguia mirando obstinada, al frente, y le caia por la cara una lagrima gruesa, brillante. Un reguero denso que se le quedo suspendido a un lado de la barbilla. --Hijoputa --dijo. Abajo debian de haberse olido el asunto, porque vi salir a Porky, y despues a la Nati, que se quedo en la puerta con los brazos en jarras. Al poco salio el portugues Almeida, moreno, bajito, con sus patillas rizadas y sus andares de chulo lisboeta, el diente de oro y la sonrisa peligrosa, y se vino despacio hasta el pie del camion, con Porky guardandole las espaldas. --Quiso dar un paseo --les explique. Porky miraba a su jefe y el portugues Almeida me miraba a mi. Desde lejos, la Nati nos miraba a todos. La unica que no miraba a nadie era la nina. --Me joden los listos --dijo el portugues Almeida, y su sonrisa era una amenaza.

  • La ecuacion del amor de Helen Hoang

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    Una novela fresca y tierna que demuestra que no hay suficientes datos en el mundo que puedan predecir que hara que un corazon se enamore. Unos personajes adorables con los que conectas desde el primer momento. Una historia original que trata temas tan profundos como las relaciones, el amor y el sexo, entre personas complejas como un gigolo y una chica con Asperger. Stella Lane cree que las matematicas son lo unico que funciona en el universo. Utiliza algoritmos para predecir compras, un trabajo que le ha proporcionado mas dinero del que sabe gastar y menos experiencia en el apartado de las citas que la media de cualquier treintanera.

  • Dejame contar las pecas de tu cara de Fran Cazorla

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    La nueva historia de Fran Cazorla, una aventura repleta de amor y misterio:
    “San Servolo aun esconde muchos secretos, tantos como la vida del nuevo profesor de literatura que acaba de llegar a la isla.
    Mike arrastra consigo un pasado lleno de dificultades que lo hacen dudar a cada paso que da, pero rendirse nunca estuvo en sus planes y ahora tiene ante el ese cambio de rumbo que tanto busca.
    En aquella isla se cruzara con Luly, una alumna con un pasado que ni ella aun conoce pero que consigue arrastrarlo para resolver el misterio que esconde el antiguo manicomio de San Servolo.”

  • La tumba de Sarah (Tracy Crosswhite 1) de Robert Dugoni

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    Hace veinte anos que Sarah desaparecio. Desde entonces su hermana Tracy duda de que el violador que cumple condena por su asesinato, Edmund House, sea realmente el responsable de aquel crimen.

  • La noche de los ninos de Toni Morrison

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    Dura y tierna a la vez, La noche de los ninos esta aqui para dar energia a la voz de las mujeres y trazar caminos insolitos que nos liberen de la soledad. Por la Premio Nobel de Literatura Toni Morrison.

  • Solo una de Sarah Crossan

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    Tippi y Grace lo comparten todo: ropa, amigos... incluso cuerpo.

  • Una larga noche de Andrea Pitzer

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    Durante mas de un siglo, en todo momento, ha habido al menos un campo de concentracion en funcionamiento en algun lugar del mundo. Al principio, los campos se utilizaron como parte de la estrategia militar, pero con el paso de los anos fueron evolucionando en la dimension de sus consecuencias y en el salvajismo con que los gobiernos los utilizaron. Ya bien entrado el siglo xxi, mientras seguimos calculando la magnitud y el horror del Holocausto, la Historia nos recuerda que hemos roto la promesa del <>.

  • el constructor de muros de Natalia Walsh

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    Tenia poco mas de diez anos cuando lo conoci. Aun puedo percibir el olor a tierra humeda y el sonido de mis zapatos recorriendo el camino hasta su casa, la casa de los Ardwell. Decenas de viviendas georgianas poblaban ambos lados de la calle. Yo las contaba al ritmo de mis pisadas, hechizada por el color ahumado de los edificios. --De prisa, Valery --dijo mi madre. Interrumpi la cuenta--, y recuerda: debes portarte bien. No levantes la voz ni pidas algo si no te lo ofrecen. Se educada y… Mama, que tiraba de mi como solia hacerlo con Paul, nuestro mastin, detuvo la marcha y saco un panuelo de su bolsillo. Me levanto la barbilla y froto mi menton. --?Volvera Paul si me porto bien? --pregunte--. Dime, ?volvera? Sonrei al imaginar a mi amigo brincando por el patio de nuestra casa en Marsella, jadeando como cuando papa le hacia corretear de un lado a otro. --No es el momento, Valery. Y espero no tener que repetirtelo: nada de separarte de nosotras, ni de acariciar animales si los hay, ni de tocar los muebles. Y mucho menos… Clave la mirada en el cielo mientras mama seguia parloteando y tirando de mi con fuerza. Unas enormes nubes negras borboteaban alli arriba y comenzaban a caer las primeras gotas. Escuche refunfunar a mi hermana unos pasos mas adelante. Maldito Edimburgo, decia, maldito y estupido clima. Aunque su pelo seguia liso, no como el mio, Melissa no paraba de tocarselo sin perder de vista el cielo oscuro. Llevaba un vestido negro precioso y el maquillaje impecable. Cuando yo tuviera veinte anos, pense, querria verme como ella. Un zarandeo de mama me devolvio a la realidad. Caminamos durante diez minutos, hasta detenernos junto a una casa algo mas grande que el resto. En total conte tres pisos de piedra ahumada y cuatro enormes ventanales. El jardin frontal consistia en una pequena alfombra de hierba y varios arbustos. En cuanto cruzamos el estrecho camino de piedra que conducia a la puerta mama llamo al timbre. Melissa se sacudio los zapatos y volvio a arreglarse el pelo. Poco despues un hombre vestido de pinguino nos abrio; entonces mama apreto mi mano y me puse muy tiesa. --La senora Ardwell las espera en el salon. Melissa esbozo una sonrisa deslumbrante y siguio a aquel hombre. Yo me deje arrastrar por mama. El techo del hall era altisimo y de el colgaba una lampara de lagrimas que me corto la respiracion. Deje de mirarla al descubrir los mosaicos de las paredes, pero note un empujon que me obligo a seguir. Pronto nos encontramos en una sala de estar de aspecto antiguo, donde aguardaba una mujer mucho mas joven que mama. Tenia la frente amplia y el menton muy marcado, al igual que los pomulos. Tarde un poco en darme cuenta de que el cabello, oscuro y rizado, le colgaba hasta la cintura, y es que iba completamente vestida de negro. Sus ojos me dedicaron un guino. A su lado habia un chico de la edad de Melissa, que saludo a mi hermana con un apreton de manos. Cuando reparo en mi se agacho para besarme. --Pinchas --le dije, frotandome la mejilla. El joven echo a reir. Mas tarde supe que era Robert, el hijo mayor de la senora Ardwell. --Saluda tu tambien a Valery, William. Entonces lo vi. Papa solia decir que nadie recuerda el momento en que aparece la Persona que lo Cambiara Todo, de la misma manera en que se pasa por alto el encuentro con un desconocido. Un apreton de manos, contaba, no es suficiente para leer el futuro. Aquella tarde papa llevaba tres semanas dentro de la caja que unos hombres habian enterrado bajo la hierba del cementerio, y con el sus palabras, por eso mire a William Ardwell creyendo saber quien era. El estaba sentado en el sofa, absorto en un libro. Cuando su hermano mayor le dio una colleja alzo la vista y me escruto durante unos instantes. Gruno, cerro el libro y echo a andar hacia la puerta. Quise ir tras el, pero la mano de mama se me clavo en el hombro. Segui a William con la mirada hasta que desaparecio. Retales Seis noches tardo mama en terminar el vestido que Melissa llevo a casa de los Ardwell, puntada a puntada, con la ayuda de una maquina vieja de coser. Incapaz de dormir, yo la observaba trabajar y me entretenia con los retales que caian al suelo. Cuando viviamos en Marsella, mama solia animarme a disenar vestidos para mis munecas usando la tela que sobraba. Los haciamos por decenas, pero su armario en Edimburgo estaba tan vacio como el mio y alli nadie tenia tiempo para ayudarme con las puntadas. Terminada la noche de faena, mama apagaba la maquina, barria alrededor y los pedacitos de tela iban a parar a la basura. No hubo retales durante nuestra primera semana en Escocia, sin embargo. Hasta el dia en que acompanamos a papa al cementerio mama se nego a salir de la pension. Llegado el momento las tres nos pusimos nuestros mejores vestidos y, mientras caia la lluvia, observamos como dos hombres con la camisa arremangada resoplaban y recubrian de tierra la caja de madera. Nadie salvo el cura dijo una sola palabra. Nadie mas que el nos acompano. Despues de permanecer un rato larguisimo frente a la tierra humeda y revuelta nos invito tomar el te en una salita de los locales parroquiales. --Aun… Aun no puedo creerlo. Mama miraba algun punto en el fondo de la sala, la mano sosteniendo una cucharilla hundida en el azucarero. Me fije en como Melissa la sacudia con disimulo, hasta que solto el cubierto. El cura colmo nuestras tazas de te. --Has vuelto a casa, Ann, a Edimburgo, y tus hijas estan contigo. Los ojos de mi madre empezaron a ponerse vidriosos. Clave los mios en la bandeja de pasteles situada en el centro de la mesa y elegi al azar dos o tres que fueron a parar a mi plato con mas estruendo del necesario. Melissa me pellizco por debajo de la mesa y ahogue un grito. Aunque yo habia intentado no levantar la cabeza del plato, mi mirada se cruzo con la del cura. Era mucho mayor que papa y no sonreia, aunque le caian por encima de las orejas unos mechones pelirrojos parecidos a los de el. --Ann, mirame. --El cura levanto la barbilla de mi madre--. ?Cual es vuestra situacion? Silencio. Pronto ya no quedarian pastas en mi plato, me dije. De un salto baje de la silla y bordee la mesa, hasta alcanzar la bandeja. Melissa no me reprendio cuando me servi casi todas las que quedaban. --En Marsella teniamos el taller --dijo ella--. Habia empleadas, incluso una pequena tienda. Haciamos arreglos, mas que todo. Los meses antes del cierre yo tambien cosia. --?Es suyo el traje que llevas? Todas nos giramos para mirar a Melissa, incluso mama. Mi hermana asintio y se puso de pie. --Bueno, no soy un entendido, pero podria servir. --El cura rodeo los hombros de mama--. Escuchame, Ann. Lo primero sera encontrar un colegio para Valery… Un lugar en el que podais vivir. Melissa te ayudara con el trabajo, y yo te dare algunos contactos. No digo que sea sencillo, pero pondremos los medios y dejaremos que Dios haga el resto. ?Estas dispuesta? Mama murmuro que si. Volvimos a ponernos nuestros abrigos y el cura nos despidio despues de entregarnos una caja muy pesada que apenas pudo sostener con ayuda de Melissa. --Vais a necesitarla… Hay muchos retales que recomponer. De vuelta a la pension, aquella noche, el color volvio al rostro de mama al acariciar la vieja y oxidada maquina de coser. Medidas --El padre McAnthony me ha hablado maravillas de ti. ?Es tuyo ese vestido? La senora Ardwell dejo la taza de te sobre la mesa y senalo el atuendo de mi hermana. Mama asintio; tenia las mejillas rojas. --Es precioso. --Yo... Gracias, senora. --Brenda, Ann, llamame Brenda. Mama se sonrojo aun mas y volvio a asentir. Cuando extendio la mano para alcanzar la tetera a punto estuvo de volcarla. --?Conoce... conoce al padre desde hace muchos anos, Brenda? --!Diria que desde siempre! Oficio mi confirmacion, mi matrimonio y bautizo a los chicos. Nos ha acompanado en algunos momentos dificiles, tambien. --La senora Ardwell agito su larguisima melena--. Pero no hablemos de el, Ann. Me gustaria mucho ver alguno de tus otros trabajos. Llevas anos dedicandote a la costura, ?verdad? --Diria... --Mama esbozo una pequena sonrisa--. Diria que desde siempre. --!Es la mejor! Sus vestidos son los mas bonitos que yo haya visto, solo tiene que mirar el de Melissa. --!Valery! Mama me dedico una mirada dura y yo agache la cabeza. Cuando me atrevi a levantarla, la senora Ardwellreia. --Asi que el vestido mas bonito del mundo. --!Claro que si! --Senora Ardwell, disculpela, no... --empezo mama. --Dime, Valery, ?crees tu que me sentaria bien uno parecido? --Asenti de nuevo y su sonrisa se hizo mayor. Entonces echo la silla hacia atras mientras miraba a mama--. Pues no se hable mas. ?Que te parece si me tomas las medidas, Ann? Mi madre se puso de pie al momento y comenzo a hurgar en su bolso. Melissa apuro el te e indico a la anfitriona que se levantara. --Tardaremos un momento. No sera nada, de verdad, y quedara usted encantada… Se alegrara de habernos hecho venir. Aproveche el revuelo para escabullirme, no sin antes esconder un punado de pastas en mi bolsillo. Solo la senora Ardwell, en pie para que mama le tomara las medidas, noto que salia, y me dedico un guino. Volvi al vestibulo y me asome al salon, donde ya no quedaba nadie. Contemple la majestuosa escalera de madera y aferrada a la barandilla subi un par de peldanos. Dude entre seguir o regresar al salon; luego imagine que William habia tomado ese camino y ascendi uno mas. Al hacerlo, recorde la advertencia de mama: portate bien. Baje los escalones de puntillas y me sente a contemplar la lampara de cristal mientras engullia las pastas. --Melissa, pasame otro alfiler. Eso es, con que anadamos cinco o seis centimetros al bajo es suficiente... ?Y Valery? ?Donde se ha metido esa chiquilla? Corri al salon de te al oir mi nombre y me apresure a regresar a mi asiento. Mama me reprendio con una mueca pero pronto volvio a arrodillarse junto a la senora Ardwell. Su hijo mayor, el chico de la barba pinchuda, entro al poco. Pense que William vendria con el, pero nadie le siguio. --Robert, ?has visto? El padre McAnthony tenia razon. Finalmente Ann cosera un vestido identico al de Melissa, para mi. --Genial, mama. Vi como sus ojos se cruzaban con los de mi hermana y a ella se le escapaba la cinta metrica. Ambos se agacharon para recogerla y entendi por que mama habia sugerido anadir unos centimetros al vestido. Aquella tarde volvimos a casa en taxi, y mi madre insinuo que pronto podria estrenar zapatos nuevos. Melissa resplandecia: como comento, no tardariamos en regresar a la casona. Antes de que la puerta se cerrara detras de nosotras volvi la cabeza en busca de William. El ya no estaba, pero lo estaria. Luto Desde que la senora Ardwell requirio nuestros servicios habia dias en los que ni siquiera pasabamos a que me cambiara despues de clase. Tomabamos el te en, al menos, tres casonas distintas, y solo habia sustitutos para mi uniforme si vivian ninos en alguna de ellas. Mas que un maniqui, yo solia ser objeto de burlas por culpa de mi acento. Terminado el repertorio de vestidos nuevos, que despues vendian, nada mas quedaban las risas de aquellos ninos. Para Melissa, en cambio, cualquier tarde era divertida. Ella parloteaba con los hermanos mayores entre taza y taza de te, mientras mama media y sonreia. Yo era demasiado joven para entender por que nadie se reia de su acento. Una noche, cuando el vestido de la senora Ardwell comenzaba a parecer tal, me acerque a la maquina de coser. --Apartate de la luz, Valery --dijo mi madre. --?Puedo…? --?Es que no me escuchas? --Yo solo… Levanto los ojos de la prenda y senalo una silla proxima. Me sente con las manos sobre la falda hasta que parecio olvidarse de mi presencia. --?Crees que hablo mal en ingles? --pregunte. --Siempre se te ha dado muy bien. ?A que viene eso? --?Y Melissa? ?Habla Melissa mejor que yo? Mama no contesto. --?Tu sabias frances cuando conociste a papa? --insisti. Una vez mas, silencio. Suspire y segui con desinteres el trazo de la aguja, hasta que, incapaz de aguantar un minuto mas sentada, me acerque a la maquina de coser. --Mama, ?por que la senora Ardwell lleva trajes negros? Hice ademan de acariciar el vestido. Mi madre me dio un manotazo y grito que no se me ocurriera poner las manos sobre la tela. --Vuelve a sentarte. !Mas atras! --?Por que negro, mama? El negro es feo y oscuro, ademas se ensucia enseguida… Tironee de su brazo. --Supongo que la senora Ardwell es viuda, y las viudas deben vestir de luto --dijo al final. --?Y por que no haces tu lo mismo? Mama paro la maquina y me miro a los ojos. --Yo tengo que trabajar, Valery. --?Volveremos algun dia a Marsella? Suspiro, me espanto de su taller y siguio cosiendo. La muneca El pago de la senora Ardwell me llego en forma de una muneca Barbie que mama compro en cuanto tuvo su adelanto en la mano. Aquello me hizo pensar que las cosas iban mejor de lo esperado. La prueba definitiva del vestido tuvo lugar dos noches de costura mas tarde. Caminamos las cuatro hasta la casa de la senora Ardwell: mama, Melissa, mi muneca y yo. Aquel dia vimos el sol en Escocia por primera vez, de ahi que nadie echara de menos un taxi. Mucho rato despues, ya en el recibidor en penumbra de la casona, sentia calor en las mejillas. Le pregunte a mi hermana si le ocurria lo mismo, y sus ojos brillantes me contestaron que tambien habia pensado en Marsella. La senora Ardwell nos hizo pasar de inmediato al jardin. --Un dia como este no puede desperdiciarse. !Y en pleno octubre! !Vamos, todos fuera! Melissa, cielo, quitate esa chaqueta. !Me estas dando calor! Mi hermana lo hizo y tambien yo, aunque percibieramos la temperatura como la del mas cruento invierno en Francia. La senora Ardwell comenzo a poner la mesa bajo la pergola. --Lo habia olvidado, ?sabe? --dijo mi madre. --?Te refieres a tratarme de tu, y no de usted, como insistes en hacer? Mama forzo una sonrisa. --Me refiero... me refiero a que aqui tambien sale el sol. La senora Ardwell le froto los hombros. --Pues claro, mujer. El sol sale todos los dias. Todos, aunque haya veces que este detras de las nubes. -- Giro sobre si misma--. !Robert! Hacen falta dos sillas mas. ?Las traes tu? --Volvio a mirar a mama--. No importa donde estemos, Ann. Lo importante es la compania. Mama se quedo parada durante un instante, y luego comenzo a repartir servilletas con gesto ausente. Melissa y Robert aparecieron a los pocos minutos cargados con las sillas que faltaban. Sirvieron te y una generosa racion de pastas. Yo probe unas migas y enseguida me levante de la mesa. La hierba era tan esponjosa como la habia imaginado. Me sente a unos metros de la pergola, lo bastante cerca como para que mama pudiera verme pero lo bastante lejos como para que no me prestara atencion. Cepille el pelo de mi muneca con mimo, pensando en cuantas mas tendria si la senora Ardwell decidia llenar su armario de vestidos nuevos. De vez en cuando levantaba la cabeza en busca de William, pero el no se dejo ver. --... Brenda, no voy a aceptar tanto. --Quiero que lo cojas todo, Ann. --No es justo que... --!No protestes! Mientras los hoteles funcionen todos debemos comer y vestirnos. Hazlo por la nina, y sobre todo por ti. --Yo... --Estoy pensando en un traje de falda y chaqueta; ademas William necesita unos arreglos en su Kilt. Tomatelo como un adelanto. !O un regalo!

  • Del oleo al pasado de Mayra Redmontt

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    Elise Wright es una chica sencilla de Newark, quien con grandes ambiciones y suenos emigro a Philadelphia. Una noticia inesperada en la editorial donde labora le hara cambiar drasticamente su hasta entonces pacifica y rutinaria vida. Pronto su trabajo la orillara a conocer a un enigmatico par de artistas, Valrick y Gretchen Bremer, quienes son perseguidos por una tortuosa historia, que poco a poco, y sin haberlo previsto, se ira desentranando en una suerte de aventuras, donde el romance y el misterio van de la mano.

  • Una Beldad Indomable (Las Elegidas 3) de Laura A. Lopez

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    Miembro de una familia burguesa en pleno apogeo, Agatha Millford se congracio con la sociedad y las matronas que regentaban Almack’s. Se desenvolvia con gran notoriedad y seguridad, augurando para ella un excelente porvenir. En su primera temporada tomo las riendas de Almack’s, apoyada por sus padres que la consentian en exceso y por las matronas que estaban encantadas con su belleza. --?Este ano no vendra el esperpento de la senorita Ross? --bufo, abanicandose, mientras observaba a los asistentes al club. Le parecia extrano no avizorar siquiera a la hermana de Melissa Ross. --?No te han contado, querida? La senorita Ross, la mayor, se casara despues de la menor. --Lo habia olvidado. Es que no me interesa --sonrio, acomodandose los guantes despues de cerrar su abanico--. Entonces, este ano nos libraremos de ellas. Es emocionante… --La competencia en Almack’s ya no existe. Morgana Ross era una muchacha preciosa --alego la matrona --. Ahora tienes todo este lugar para ti. Es una pena que la senorita Melissa Ross se haya comprometido con tan buen candidato. --El marques de Dorset era un buen candidato, pero no el mejor. Yo quiero cazar a un duque. Escuche de buena fuente que el duque de Sutherland estara pronto en Londres. No lo conozco, mas me han hablado de su atractivo y su riqueza y, conclui que es lo que me merezco --aseguro Agatha. La matrona que la acompanaba asintio con vehemencia a sus palabras. Agatha era rubia, de ojos verdes y de una piel tersa y delicada. Su astucia y su inteligencia eran innegables, pero era en ocasiones frivola y despreciable. Morgana Ross habia sido una competencia terrible, pues tenia una belleza incomparable y, deseaba que pronto se fuera para poder estar con tranquilidad. Sabia que ella cayo en un mal matrimonio con un conde arruinado y se alegro por su pesima suerte. Agatha bailaba con quienes ella escogia y no con los que la seleccionaban. Su padre recibio varias propuestas de matrimonio a las que quiso acceder para que ella fuera casada, sin embargo, no eran de lo que deseaba. No queria ser una senora burguesa como su madre. Aspiraba a pertenecer a la nobleza. Ellos no tenian nada que envidiar a los nobles, no obstante, estaba confiada de que tenia el porte para llevar un titulo y un gran apellido. Recorrio el salon de Almack’s criticando la vestimenta de algunas asistentes. Para Agatha parecian desde pasteles hasta naranjas aplanadas. Si por ella fuera les prohibiria la entrada a las poco agraciadas y agraciados. Una vez que se canso, fue junto a sus padres y se sento para beber una copa. --Si de mi dependiera, este lugar tendria menos personas --comento a su madre. --?Por que lo dices, Agatha? --Hay una diferencia entre poco agraciadas y desgraciadas. Aqui hay catastrofes para los ojos, madre. ?Ya vio el vestido de lady Katherine? Creo que intenta ocultar algo con aquella falda tan extendida. ?Tambien vio a la senorita Gertrude? Se va a asfixiar con sus senos tan arriba. --Enloqueceras si sigues buscando defectos en las personas. Tu debes casarte y mas nada. Llevamos una segunda temporada por tu capricho, Agatha --reclamo su padre--. Todos estos afanes tuyos nos estan costando demasiadas guineas… --Basta, John. Tu hija se casara con quien quiera. --?No he conservado suficiente contigo? Gasta demasiado --se molesto el senor Millford al ser desprestigiado por su esposa frente a aquella nina caprichosa. La senora Millford conocia la situacion economica de la familia, pero hacia oidos sordos a lo que le decia por no ofuscarse. --No escuchare como discuten --dijo Agatha, alejandose de ellos. Sus padres renian con frecuencia desde la temporada anterior. Recordo que le quisieron restringir sus compras de vestidos nuevos, mas ella se habia negado y continuaba como si nada. Se acerco a las demas damas que estaban muy entretenidas mirando a la entrada. --?No te parece interesante el caballero? Me han contado que Almack’s tiene un nuevo integrante --conto Mary Anne a Lady Louisa Blackbourne. --Es el conde de Sussex. --indico lady Louisa--. Oi hablar de el hace poco. Es un heredero muy reciente. --Y joven --indico jovial Mary Anne. --?De que estan conversando? --Agatha, le estaba diciendo a lady Louisa sobre el nuevo conde de Sussex. --Oh si ?El que aun huele a estiercol de las caballerizas del marques? --se burlo moviendo las manos de manera desinteresada. --Creo que si. Es aquel --senalo lady Louisa con discrecion. Ella miro al esbelto caballero que estaba acompanado de una mujer de mucha edad. Su melena castana estaba un poco sobre su hombro. De costado podia ver su nariz puntiaguda y sus labios ni tan finos ni tan gruesos, pero no llegaba a ver el color de sus ojos. A primera vista era un caballero con un gran atractivo por el que cualquier dama quizas arriesgara su buen nombre, pero no para Agatha. Era un simple beneficiario de un parentesco, no era alguien que tuviera sangre noble. No habia atractivo que compensara sus objetivos. --Mi mente me hace jugadas sucias. --profirio--. Puedo verlo como si estuviera vestido a modo de un mugriento mozo de cuadra con hedor a estiercol de caballo. Mi recomendacion, damas, es que solo una mujer desesperada se casaria con un hombre sin una gota de estirpe en su sangre. Es mejor acabar solterona. --A mi no me parece despreciable --contradijo Louisa. --Querida, a ti cualquier mosca te resultaria agradable. Deberias elegir mejor o cambiar de gustos y habitos. Louisa rodo los ojos al igual que Mary Anne. Ambas estaban deseosas de que Agatha dejara que Almack’s fuera un lugar mas sociable. Ella intentaba que todos tuvieran conflictos entre ellos, murmurando sus intrigas y opiniones como si fueran una verdad absoluta. Duncan no estaba en el lugar que deseaba. Preferiria estar en el campo adiestrando caballos para su antiguo patron. Aquel titulo lo habia hecho cambiar en todo. --?Ya vas a dejar de rascarte la cabellera como si fuera que tienes liendres, muchacho? -- gruno la dama de edad, golpeandolo en el brazo para llamar su atencion. --Lady Sophia, no me siento comodo. --?Quieres una esposa para perpetuar el titulo? Es tu obligacion. Aqui es donde estan las muchachas mas bonitas, de buena familia e inteligentes, aunque, no en todos los casos se da la agudeza. Como sucesor de mi esposo, la unica condicion que tienes es casarte y dar herederos. Era su ultimo deseo, puesto que, no pude cumplir con darle hijos. --Lo comprendo. ?Pero no podriamos buscar en otro lado? Quizas algun pueblo… --!No! Muchacho testarudo y salvaje. ?Que hare con dos barbaros? Es dificil darte clases a ti y, me imagino que sera mucho mas dificil impartirselas a una muchacha pueblerina que igual que tu no sepa leer. Duncan se sonrojo, avergonzado. El fue criado lejos y sin privilegios. Estaba aprendiendo a leer y a escribir. Aquella amable dama viuda que era su tutora y Thomas que desde un primer momento lo acogio como su par, lo ayudaban a intentar introducirse en la sociedad. Era ignorante en lo referente a la administracion del dinero de las tierras y del resto, el solo sabia de caballos, de cotizaciones de los mismos, de su procedencia y rendimiento. Esa era su vida o al menos, lo fue.--Observa ?Que no hay alguna que te resulte bonita? El observo alrededor y sabia que podia quedar ciego. Nunca habia visto tantas mujeres juntas y por sobre todo muy agraciadas. --Todas son preciosas, tanto que no se me da la eleccion… --Eres un mamarracho, Duncan --lo volvio a golpear--. Presta atencion… Obligado por la dulce lady Sophia, se decidio a mirar un poco mejor y no pudo pasar por alto a la belleza rubia que sostenia su abanico, mientras estaba acompanada de dos damas. --Esa es hermosa --senalo indiscreto y lady Sophia lo volvio a golpear para que recordara no hacer aquello. --!Es adorable! !Que nina tan bonita! Te dije que observaras mejor. No hay amor a primera vista, sino a una segunda --menciono la dama. --?Que debo hacer con ella? --A Dios le aviso que perdere la paciencia contigo. Buscaremos a alguien que nos presentara a la muchacha y, despues, tu la invitaras a bailar y el resto sera historia, una esposa e hijos. --?No es un poco pronto para hablar de hijos con una desconocida? --Pero sera tu conocida en unos instantes mas. Vaya perezoso resultaste --recrimino abriendo su abanico. Lady Sophia suponia que habia tenido encuentros con muchachas del pueblo o alguna criada por su atractivo. Era muy parecido a su esposo en sus epocas de juventud. Aquel Duncan Nolam podia sacarle mas canas a los pocos cabellos negros que le quedaban con aquella actitud timida y reservada que mostraba con la gente de su propia clase. Pese a haber crecido en las caballerizas del marques de Dorset, por sus venas corria la sangre de un aristocrata rebelde pariente del conde de Sussex, quien odiaba todo lo que era los convencionalismos y se aboco al entrenamiento de caballos para mantener a la familia que habia formado con la hija de humilde panadero de Bath. Despues de que sus padres murieran, Duncan se quedo para continuar con el trabajo de su padre en las caballerizas. Ella le habia caido del cielo al joven en una tarde de verano. Piso el estiercol de las cuadras cuando Duncan estaba hablando con Thomas. Recordo que ambos desconocian a la elegante dama que vestia de luto por la muerte de su esposo. Desde aquel momento, la tranquila vida de ese primo de su esposo cambio para siempre. Lo veia por las noches intentando comprender numeros que le eran dificiles de entender, tanto que, lo oyo gritar por la frustracion. Le daba pena en ocasiones, pero lo tenia que presionar para conseguir que el dinero y las propiedades quedaran a buen resguardo. Si bien comprendia que Duncan era un hombre de campo, lo veia con el animo suficiente de cumplir con lo estipulado con el apoyo del marques lo iba consiguiendo con lentitud. Lady Sophia se acerco a una dama elegante que observo a Duncan con curiosidad y admiracion. --Mi querido Duncan esta interesado en conocer a aquella muchacha… A la rubia --indico refiriendose a Agatha. --Bonita y seductora como una serpiente. ?Por que mejor no baila con lady Louisa? Ella es carismatica e inteligente. --El eligio a la serpiente. Demosle lo que desea --indico sonriente. Capitulo 2 La matrona querida disuadir a la condesa viuda de que escogieran a Agatha Millford. Cuando le contaron que tenian un nuevo miembro en Almack’s y, que era un humilde domador de caballos en su pasado, ella se habia quebrado de la risa por lo ridiculo que le resultaba aquello. --Esta bien, pero un joven tan buen mozo deberia apelar a algo mas agradable --insistio la mujer. Duncan bajo la cabeza al escuchar aquellos comentarios de la elegante dama que los guiaba hacia las damas de la tertulia. --Lady Sophia, tantos anuncios sobre la muchacha no terminan de convencerme. Que se refieran a alguien de serpiente y que quiera que apele a algo mejor, no es nada alentador. --Si te dejas convencer por todas las opiniones, nunca tendras una propia. Es mejor que uno afronte su eleccion --replico con decision. Mary Anne y Louisa sonreian porque se acercaria el atractivo joven de facciones timidas y ojos avellana. En cambio, Agatha no podia evitar que su rostro retratara la poca gracia que le producia conocer a un hombre que no le traeria un solo beneficio o ventaja en su vida. --Aqui estan las mas preciosas joyas de Almack’s. Quiero presentarles a estas personas. -- senalo, refiriendose a Duncan y a su tutora--. La dama es lady Sophia, condesa viuda y, el es Lord Duncan conde de Sussex. El fijo sus ojos en la desafiante rubia que lo miraba de manera despectiva. Miraba sus zapatos y prendas haciendo un gesto de molestia con los labios y otros de hartazgo con los ojos, mientras la matrona hacia la presentacion de las otras muchachas que reian ansiosas. --Es un placer conocerla, Lady Louisa, tambien a usted, senorita Mary Anne...--dijo besando las manos de cada una de ellas antes de llegar a la mas alejada de la tertulia--. Es un gust... --No me bese la mano. Se lo agradeceria --lo interrumpio presta al sentir el contacto de su mano con la de ella. La dama y lady Sophia no podian asimilar aquella groseria hacia Duncan, que asintio. Louisa y Mary Anne desaparecieron sus sonrisas al escuchar la insolencia de Agatha. --Disculpe si no es asidua a esos contactos. Estoy aprendiendo y le ruego me perdone si he sido grosero, grotesco y descortes... Agatha no se dejaba convencer por las disculpas de Duncan, pero por su propia reputacion hizo una venia para aceptarlo. Tuvo un pequeno desliz entre sus pensamientos y su lengua. --Senorita, el joven conde desea bailar con usted una pieza --anuncio la mujer dejando de lado aquel momento incomodo que los conmociono. Mary Anne codeo a Louisa que sonrio complice al ver que Agatha iba a refutar aquello de manera tajante, sin embargo, ellas dos querian que aquella altanera y frivola muchacha recibiera un escarmiento. Siempre habia salido impune de todos sus malos emprendimientos para dejar mal a los demas. Llego el momento de que se le devolviera un poco de su pesima estima por el resto. --Yo... --!Agatha lo hara! --interrumpio Mary Anne. Ella palidecio al escuchar aquello. De ninguna manera ella caeria en tal miseria para bailar con el menos sofisticado de los caballeros. --!No, no puedo! --se nego mirando a Mary Anne. --Sabemos que estas cansada por haber bailado tanto. Milord, solo debe esperarla un momento... --continuo la joven ante la imperterrita mirada de Agatha que amenazaba con desmayarse por las palabras de Mary Anne. --Creo que, entonces, mi querido Duncan vendra por usted en un momento mas. Esperara a que descanse ?No es asi, Duncan? --inquirio lady Sophia. Dudaba en responder porque estaba seguro de que el color del rostro de la joven no decia que estaba cansada, sino que iba a morir ahi. --Si, usted descanse y otra vez, perdoneme... Louisa le hizo un guino a la mujer que acompano a Duncan y lady Sophia para que conocieran a mas gente, mientras que aquellas muchachas estaban al borde de conocer la furia de Agatha. --!Mary Anne, como pudiste hacer eso! --reclamo Agatha, golpeando su falda con las palmas abiertas--. !No pienso bailar con ese...mozo de cuadra! --Deberias practicar ser tolerante eres hosca, Agatha. ?No es suficiente para ti que alguien con su atractivo te haya escogido para bailar? Tiene fortuna y un titulo... --razono Mary Anne para que ella se diera cuenta, pero el rostro grunon y hostil de Agatha decia que muy poco le importaba. --No necesito de amigas como ustedes... --espeto. Se retiro altiva y petulante como era su costumbre. A aquellas muchachas no les causo afectacion las palabras de resentimiento de Agatha, pues ella no era una persona asocial con quienes deseaba estar, sino con quienes por algun motivo estaban alejados de sus objetivos de ser noble. Sus relacionamientos debian ser con un proposito util, el resto era solo desperdicio de tiempo y saliva. Agatha suspiro cansina por lo que le dijo su amiga. No la perdonaria por haberla comprometido con alguien que no lo le hacia mucha gracia. Si bien era buen mozo, no era un caballero para ella o al menos para lo que apelaba en la sociedad. Se le olvido ser educada para rechazar la propuesta. Sus prejuicios sobre el origen del joven eran demasiados para que su mente lo aceptara. Mientras estaba sola, pensaba en las formas mas amenas de negarse a un baile con el caballero en cuestion. El tiempo se le agotaba y no se le ocurria nada que no fuese drastico. Hacer que se torcio el pie era una solucion que la salvaria de bailar. Saco el pecho y espabilo su cuerpo con soltura, decidida a cumplir con su cometido de no danzar. Negarse de la forma que fuera la dejaria mal parada, en cambio, que ella tuviera un percance, seria vista como la victima de la situacion. Duncan espero con tranquilidad a que Agatha Millford apareciera para pedirle el baile. No la habia visto entusiasmada y el tampoco estaba muy fervoroso por la compania. Se percibia en ella aquel ser arisco y ponzonoso que era. Miraba a lady Sophia golpeando su abanico contra su mano, esperando a la muchacha que debia danzar con el. --Vaya grosera… --gruno la dama. --?Que me decia sobre la segunda vista? --se chasqueo de la mujer que fijo sus ojos en el y luego desvio la mirada. --Eres pesimo hasta para la segunda vista. Es porque no pones de tu parte. --?Poner de mi parte? Estar aqui al borde de que este panuelo me mate es suficiente para poner de mi parte, milady. Elegi a la moza bajo presion suya. He ido a fiestas varias desde que estoy como conde y, no he visto mujer mas reacia a mi que esa tal senorita Millford.

  • Vidas Infinitas de A. R. Cid

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    ?Cuantas vidas puedes experimentar sin llegar a volverte loca?

  • Mi mundo se lleno con el sonido de tu voz de Cristina Prada

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    Un trabajo. Dinero. Un marido.

  • Por nuestro beso de Anna Olsson

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    Esta es la Historia de Christian, un chico con una vida un tanto normal. En el dia de su cumpleanos su padre le hace un regalo que el no esperaba, un “Ukelele”. Lo aprendio a tocar con maestria para las chicas. Alisa; la amiga de Christian que el amaba en secreto se va de la ciudad a vivir con el tipico chico haciendola sufrir. A Christian le molesto la decision de Alisa pero la vida continua, el continuo con sus estudios pero al llevar una vida desordenada dejo todo hasta que se dio cuenta que lo que estaba haciendo no estaba bien, continuo con sus estudios hasta convertirse en multimillonario. La comunicacion entre Christian y Alisa casi desaparecio, hasta el dia en que Alisa le escribio para que lo escuchara como el buen amigo que el es, en aquel momento Christian se ilusiono, el gran amor de su vida habia vuelto, esta vez debe convencerla para que se queden juntos mientras el disfruta tocando el Ukelele y dedicando hermosas canciones de amor.

  • cuando menos te lo esperes de Maria Angeles Lopez Rodriguez

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    Las bodas lo cambian todo... Y precisamente eso es lo que sucedio cuando mi mejor amigo, Marcos, me llamo hace unas semanas. Para poneros en situacion os puedo contar que hemos pasado la vida juntos y que no hay un solo recuerdo desde mi infancia en el que Marcos no este presente. Mi primer dia de colegio, el recreo en quinto curso en el que me rompi la muneca, nuestra primera borrachera, las primeras vacaciones de desfase total en Ibiza a los dieciseis... y podria continuar con el dia que decidimos abrir nuestra propia agencia de publicidad y llegar hasta esta misma manana, mientras desayunabamos juntos en el bar de Carlos, debajo de la oficina. Por eso, volviendo a lo que os decia al principio, si tu mejor amigo te llama, cuando podria caminar los escasos tres metros que separan su despacho del tuyo, es porque no sabe como contarte hasta que punto su vida y la tuya, aunque sea de rebote, estan a punto de ser arrolladas por un tsunami llamado "compromiso". --Hola tio --me saludo Marcos inocentemente cuando respondi al telefono. --Marcos, ?que pasa? ?Como ha ido la comida con los clientes? --Todo bien, pero no te llamo por eso. Ana quiere que te invite el domingo 28 de agosto a una barbacoa en casa de sus padres --me propuso con una voz divertida. --Aun quedan dos semanas, ?por que me avisas con tanta antelacion? ?Me estoy perdiendo algo? No habra sido su cumpleanos o algo por el estilo, ?no? --Mas bien algo por el estilo. Vamos a anunciar nuestro compromiso. --?Que? Espera, espera --de repente estaba hiperventilando y necesitaba respirar profundamente. --David, !espabila! Tio, !me caso! Y una vez solto esa bomba de relojeria, !me colgo! Asi como si nada. ?Os lo podeis creer? Tu mejor amigo decide que se casa y de lo primero que eres consciente es de que, despues de anos de vidas paralelas, tu hermano de vida ha tomado la primera decision importante de su existencia sin contar contigo. Asi que en lugar de alegrarme, empece a experimentar una serie de emociones completamente desconocidas para mi hasta ese momento. En cuestion de segundos, empapado de un sudor frio que me mantenia pegado a mi escritorio como una estatua de hielo, empece a luchar contra una retahila de sentimientos absurdamente contradictorios y desconocidos. Pasaba del rechazo a la incomprension, de la rabia a la envidia, de la estupefaccion al miedo. De repente, una gran verdad me golpeo duramente y fue como si Obelix hubiera dejado caer sobre mis hombros un dolmen de 600 quilos. !Adios a nuestros dias de salvaje solteria! Mi amigo Marcos, que el mayor compromiso que habia asumido en su vida habia sido el contrato de permanencia con la compania telefonica, me abandonaba para casarse con Ana. ?Por que no podian seguir viviendo juntos?, ?que diferencia habia? Mi subconsciente se debatia en una autentica batalla campal y el panico que me invadia se materializo en el recuerdo de las sabias palabras de mi adorable abuela, que siempre me decia: "David, cuando una manzana se pudre, hay que tirar el cesto". Y por si no tenia suficiente, podia escuchar alta y clara la implacable sentencia de mi madre: "hijo, ya te lo dije, a cada cerdo…". Vamos, que si Marcos se casaba, al que le iba a llegar su San Martin era a mi. Tras el miedo, en la espiral de los sentimientos en la que me hundia cada vez mas, alcance el bucle de la autocompasion. ?Como me podia estar pasando esto a mi? No es por presumir, pero tengo treinta y cinco anos, soy mi propio jefe y vivo en mi propio apartamento, lo que me permite disfrutar de la independencia que cualquier soltero necesita. Y es que, a pesar de que mi "cama" ha visto desfilar a un buen numero de bellezas en los ultimos anos, la noticia de Marcos desperto en mi el sentimiento mas vil que un ser humano puede padecer: la envidia. Porque en el fondo, yo sabia que Marcos habia encontrado a esa persona con la que despertarse el resto de su vida. En lo que a mi respectaba, hasta ahora la busqueda de "mi otra mitad", esa de la que tanto hablo Platon en El banquete, habia sido un fracaso continuo. Siempre me gusto ser el primero en todo, asi que a los diecinueve anos quise ver en Esther el amor de mi vida. Nos conocimos en la cafeteria de la universidad y podria enganaros diciendo que me fulmino su mirada, que me enamore de su belleza interior, pero lo cierto es que Esther era lo que se conoce como una "tia buena" y a esa edad, mas que nunca, se piensa con la polla. El sexo con ella era genial, lo haciamos en todas partes. Asi que pasados tres meses, me dije a mi mismo "?que mas se puede pedir?", y me embarque en una relacion seria que convirtio el sexo espontaneo y fortuito en comidas los domingos en casa de mis suegros. Dos anos mas tarde, mientras los muchachos se divertian, emborrachaban y empalmaban una juerga con otra, yo jugaba a ser adulto, intentando afrontar la peor noticia que podia recibir a los 21: Esther estaba embarazada, o eso pensabamos. Y ese fue el principio del fin. Imagino que ser conscientes de la responsabilidad que debiamos afrontar fue tan grande que, al ver que la prueba de embarazo daba negativo, sentimos un alivio que hizo aflorar la autentica realidad, ya no sentiamos nada el uno por el otro. Imagino que aprendi la leccion temprano ya que, desde entonces, he estado con muchas mujeres, pero no me he vuelto a enganar a mi mismo confundiendo sexo con amor. El sexo es siempre bienvenido pero las relaciones, no. En los ultimos anos, he visto caer en las redes del matrimonio a muchos de mis amigos, pero nunca me importo porque siempre podia contar con Marcos. Y lo digo en pasado porque una nueva llamada suya me saco de mis cavilaciones y dio paso a un nuevo tsunami: --David, Ana quiere que me confirmes si vendras solo, ?que dices? Y en ese preciso instante fue cuando la decision de Marcos empezo a modificar el devenir de mi existencia. No es que la maldita pregunta hiciese replantearme la escala de valores por la que felizmente me regia desde hacia anos, no. Lo unico que ocurria es que sabia reconocer un reto cuando lo veia y Marcos me estaba desafiando a conseguir una chica a la que poder llevar a un acontecimiento como aquel. --Si estas insinuando que no conozco a ninguna mujer que me quiera acompanar a tu fiesta de compromiso, estas muy equivocado. --Estoy seguro de que cualquiera de tus ultimas amiguitas estaria encantada de acompanarte aunque, si lo haces, igual piensan que quieres algo mas serio. Ademas, no creo que ninguna de ellas te haga quedar muy bien delante de mis suegros y nuestros clientes mas importantes --anadio Marcos con sorna. --No tienes que recordarme de donde viene tu familia politica. Pero como mi mejor amigo que eres, deberias tener un poco mas de fe en mi. Aun quedan dos semanas para el gran dia y te apuesto lo que quieras a que acudire del brazo de la combinacion perfecta entre una primera dama de los EEUU y una top model internacional. --Estoy deseando que llegue el momento y verlo con mis propios ojos. El tiempo pasaba volando y ya solo quedaban setenta y dos horas para que se cumpliera el plazo. Aunque aun no habia encontrado a la mujer adecuada que me acompanase a la fiesta de compromiso de Marcos, tenia dos opciones. Podia rendirme, asumir la derrota y dar a Marcos un motivo para machacarme los proximos meses, o bien, podia luchar hasta que el arbitro pitase el final del partido. O lo que es lo mismo, tirar de agenda y probar suerte. Por mucho que Marcos me tomase el pelo, entre todas las mujeres que habian pasado por mi vida, tenia que haber mas de una que estuviera encantada de acompanarme. Con mi venerada Biblia de soltero en la mano, hice una short list con los mejores contactos que encontre en la agenda, tras lo cual decidi empezar llamando a Marta. Eramos muy amigos en la universidad y tras dejarlo con Esther fuimos folla-amigos hasta que todo termino cuando ella se lio con un tipo mayor. Con la moral muy alta, marque el numero de su casa y tras varios tonos una voz femenina respondio desde el otro lado de la linea telefonica: --Buenos dias. ?Podria hablar con Marta, por favor? Soy David, un companero de la universidad. --Supongo que esta de broma. Mi hija termino la universidad hace anos. --Disculpe, creo que me he explicado mal, lo que queria decir es que somos amigos desde la universidad. ?Esta ella en casa? --?Y dice que son amigos? Permitame que lo dude. Si asi fuera sabria que mi hija Marta no vive aqui desde hace mas de cinco anos. ?Mas de cinco anos? Tirando de mi encanto natural consegui que la madre de Marta se relajara y me contara que Marta se habia ido de casa cuando se caso y que acababa de tener su segundo hijo, un bebe que ya tenia ocho meses. La siguiente en la lista de muy probables era Sonia y como me sentia muy osado y estaba casi seguro de que iba a aceptar en cuanto le hiciera la propuesta, decidi dejarla para el final. La verdad era que me picaba la curiosidad, y mi espiritu de cazador de las cavernas me llevaba a querer explorar todas las posibilidades. Con Sonia sentada en el banquillo de suplentes, decidi que era el momento de probar suerte con Patricia y Lucia. Dos llamadas, dos negativas. Igual no era mi dia de suerte. Patricia parecia algo dolida por el modo en el que lo dejamos. Segun ella, cuando le dije que la llamaria no pensaba que iban a pasar anos... y Lucia, en cuanto respondio a mi llamada, me espeto: --Ni te atrevas a preguntarmelo. Acabo de hablar con Patricia y para tu informacion desde que nos dejaste somos muy amigas. !Que agresividad! Con el convencimiento de que nunca fundarian mi Club de Fans, pense de nuevo en Sonia. Era el momento de sacarla al terreno de juego. ?O no lo era? La puerta de mi despacho se abrio de repente y ahi estaba de nuevo Marcos preguntandome con sorna: --?Ya has encontrado victima? Te recuerdo que el domingo es el gran dia. --Y yo te recuerdo que eres un capullo. --?Tomamos algo? --pregunto cambiando de tema. --Esta bien. Esperame en el bar de Carlos. --Ok, recojo y te veo alli en veinte minutos

  • Llevame contigo sin limites de Yara Ariza

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    Gabriela Castro sabe que una de sus debilidades es que, en muchas ocasiones, no tiene filtro para decir las cosas que piensa. Es fuerte, es directa, es picante, pero tambien es sentimental y ha vivido momentos dolorosos. Es un lado que no le gusta mostrar.
    Gaby es directora de operaciones de una farmaceutica. Como mujer profesional sabe exactamente lo que quiere, y de igual manera lo tiene claro para su vida personal. Sabe que no quiere un compromiso serio, cero matrimonios. Esta segura que no quiere hijos, sera siempre la tia divertida. No quiere enamorarse, porque esta segura que si lo hace sufrira. Pero justo en el momento en que siente que lo tiene todo controlado llega a su vida Pablo.

  • Cuentaselo a Chantal de Dona Ter

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    ?Cuantos de nosotros nos guardamos dentro un monton de palabras que nunca nos hemos atrevido a pronunciar en voz alta? Ya sea por verguenza, por miedo, por creer que ya es demasiado tarde o, lo peor de todo, porque la persona a quien van dirigidas ya no esta.
    “Cuentaselo a Chantal” es el espacio que te brinda la oportunidad de hacerlo por fin.
    Esta noche es Paloma quien nos cuenta su historia que ha bautizado con el titulo: “No puedo decirte adios”.
    Bienvenidos una noche mas a Cuentaselo a Chantal en Radio Faro.

  • !Danado! (Los hermanos Walker 5) de J. S. Scott

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    Me llamo Dane Walker y estoy total e irremediablemente roto. Perdi toda mi vida en el accidente de avion que mato a mi padre y me dejo marcado, tanto fisica como emocionalmente, con mi vida pendiendo de un hilo en un hospital, unico superviviente del accidente. No estaba en condiciones de funcionar en la ciudad, asi que me mude a mi propia isla privada en las Bahamas para lamerme las heridas en soledad.

  • La asombrosa bibliotecaria de Little Rock de Olivia Ardey

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    Nicole Smith es la bibliotecaria de Little Rock, placido pueblo de Maryland donde importa mucho el que diran. Hija del dueno del rancho de la Doble SS, tiene una vida modelica y un <> novio, marine de la US Army y heroe local.
    Sin embargo, esconde un espiritu libre que solo se salta las normas cuando saca del armario sus tacones de la suerte y huye del aburrimiento, lejos de los cotilleos. Niki ha leido mucho y probado muy poco. Por culpa de una averia domestica, el nuevo sheriff del condado, nada parecido a su soso y puritano marine, despierta sus fantasias mas atrevidas.

  • Al mas fuerte de Robert Fabbri

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    Babilonia, 323 a. C.

  • Cuando un hombre ama (Gillander’s Whisky 1) de Eleanor Rigby

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    Vuelve Eleanor Rigby con una nueva serie que tiene de todo: amor, intriga y mucha mucha pasion, ambientada en la regencia inglesa.

  • La casa chica de Monica Lavin

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    Ocultas de la vida publica y, si acaso, ligeramente turbadas por los murmullos de los enterados, algunas de las pasiones amorosas mas emblematicas del agitado siglo xx en Mexico vivieron alejadas de las miradas inquisitorias. Artistas, intelectuales y politicos cuya obra y decisiones aun perduran componen este retablo de relatos que van del blanco y negro del celuloide a los vibrantes colores de la fotografia y la pintura, de los pasillos de una secretaria de Estado a los del Toreo de la Condesa, de los viajes por barco a Europa a los aviones privados, de las residencias campestres en el naciente barrio de Polanco a los edificios de Nueva York.