• inflamable 1203 - Eva M. Soler , Idoia Amo Ruiz

    https://gigalibros.com/inflamable-1.html

  • II - BUSCADOR MyONU

    https://www.myonu.com/ONU2009.asp?ID=573

    FICHA: UN 1203 COMBUSTIBLE PARA MOTORES, 3, II (D/E) ... 1203. (2) Nombre y descripción. COMBUSTIBLE PARA MOTORES o GASOLINA ... 3 Líquidos inflamables.

  • Clasificación de las mercancías peligrosas: Clase 3

    https://aprendiendocalidadyadr.com/clasificacion-de-mercancias-peligrosas-clase-3/

    28 sept 2016 — Clase 3 Líquidos inflamables · UN 1202 (Gasóleo) · UN 1203 (Gasolina) · UN 1223 (Queroseno) · UN 3475 (Mezcla de etanol y gasolina o Mezcla de ...

  • Descifrando la señalización de los camiones de mercancías ...

    https://www.investigacionyciencia.es/blogs/fisica-y-quimica/24/posts/descifrando-la-sealizacin-de-los-camiones-de-mercancas-peligrosas-13538

    20 sept 2015 — Así, 30 corresponde a un líquido inflamable. ... Puede haber hasta 3 cifras: 263 sería un gas tóxico e inflamable. ... gasolina 1203.

  • 4.4. listado de mercancias peligrosas por orden alfabetico

    http://www.dinatran.gov.py/c_peligrosas/CARGAS%20PELIGROSAS/9%20LISTADO%20ALFAB%C3%89TICO%20MER-PEL%20CAP%C3%8DTULO%204.pdf

    MINAS, N.E.P., corrosivas, inflamables ... MINAS, N.E.P., inflamables, corrosivas. ... 1203. 3. 33. II. 333. COMPOSICION ILUMINANTE EN POLVO. 0094 1.1G.

  • TRANSPORTE DE MERCANCÍAS PELIGROSAS - UNECE

    https://unece.org/DAM/trans/danger/publi/unrec/rev17/Spanish/Rev17_Volume1.pdf

    Capítulo 2.4 Clase 4 - Sólidos inflamables, sustancias que presentan riesgo de combustión espontánea y sustancias que, en contacto con.

  • Inflamable 2 de Eva M. Soler , Idoia Amo Ruiz

    https://gigalibros.com/inflamable-2.html

  • La trama oculta de Jose Maria Merino

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    ?Que lector no ha querido conocer los secretos de un gran escritor? Jose Maria Merino, uno de los principales culpables del actual buen estado de la narrativa breve en Espana, nos regala algunas claves de su literatura.

  • La esfera luminosa de Cixin Liu

    https://gigalibros.com/la-esfera-luminosa.html

    La nueva novela del autor chino que arrasa en todo el mundo con El problema de los tres cuerpos: 5.000.000 de lectores.

  • Pasion a traves del hilo rojo del destino de Kayla Leiz

    https://gigalibros.com/pasion-a-traves-del-hilo-rojo-del-destino.html

    Kendrick Mackay es un poderoso guerrero al servicio del rey Macbeth. Sobre el se cierne una profecia segun la cual una mujer acabara con el clan Mackay…

  • Un rincon de Catania de Miguel Lopez Mora

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    ?Puede un simple helado de pistacho cambiarte la vida?
    Eso fue precisamente lo que le paso a Moises, sin esperarlo, conoceria a la persona de la que jamas querria separarse. Esto implicaria un gran riesgo al desafiar a uno de los capos mas poderosos de Sicilia.Un volcan y un elefante, en la portuaria ciudad de Catania, seran testigos de los momentos mas romanticos y peligrosos de su vida. Un simple beso de Beatrice, hara que Moises se prometa a si mismo, luchar por conseguirla. Un robo y un asesinato, sera lo que pongan en guardia, a nuestro carismatico personaje.
    ?Sera capaz nuestro protagonista de conseguir a la mujer que ama?

  • Asunto pendiente de Carolina Vivas

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    Nathan Mitchel no ha podido recibir sus alas, tras sufrir una larga enfermedad su espiritu se desprende del cuerpo y llega a un lugar desconocido. Muchas personas piden para que su alma encuentre su camino, pero algo lo mantiene en un lugar que no es el Cielo.
    Su hermana Jo esta desesperada, la pena y las deudas han hecho que acepte un trabajo insolito, a ella le pagan por averiguar si los esposos de otras son infieles.
    Una noche, Jo ve una estrella fugaz y en su desesperacion desea estar muerta tambien. Todo puede cambiar para el que desea, por eso pronto se enfrenta a una situacion inexplicable. Cuando Jo se reune con Nathan, el se rehusa al deseo de su hermana y pide a la corte celestial que la ayude a volver, a los hermanos Mitchell se les informa que regresaran a la Tierra; el como angel de la guarda y ella como humana.
    Tendran varios dias para encontrar la solucion que los podria liberar del umbral que no es Cielo ni es Tierra.
    ?Podran descubrir cual es el asunto pendiente?
    Decisiones que nos llevan a una vida de esperanza o a una muerte inevitable.

  • Mas fuerte que el destino de Rose. A. Anderson

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    Solo seria pasarse por su novia una vez. Era algo simple; podia hacerlo, al menos eso es lo que piensa Julia hasta que descubre que las cosas no siempre funcionan de la manera que una las planea… y menos cuando tiene algo que ver con el.

  • Nefando de Monica Ojeda

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    ‘Nefando, Viaje a las entranas de una habitacion’ fue un videojuego en linea poco conocido y pronto eliminado de la red a causa de su polemico contenido sensible. Las experiencias de sus jugadores son, ahora, el centro de los debates gamers en los foros mas profundos de la deep web, pero sus usuarios no parecen ponerse de acuerdo: ?era un juego de horror para frikis, una puesta en escena inmoral o un ejercicio poetico? ?Son tan hondas y retorcidas como parecen las entranas de esa habitacion?

  • Una vieja que leia novelas de amor de Luis Sepulveda

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    El cielo era una inflada panza de burro colgando amenazante a escasos palmos de las cabezas. El viento tibio y pegajoso barria algunas hojas sueltas y sacudia con violencia los bananos raquiticos que adornaban el frontis de la alcaldia. Los pocos habitantes de El Idilio mas un punado de aventureros llegados de las cercanias se congregaban en el muelle, esperando turno para sentarse en el sillon portatil del doctor Rubicundo Loachamin, el dentista, que mitigaba los dolores de sus pacientes mediante una curiosa suerte de anestesia oral. --?Te duele? --preguntaba. Los pacientes, aferrandose a los costados del sillon, respondian abriendo desmesuradamente los ojos y sudando a mares. Algunos pretendian retirar de sus bocas las manos insolentes del dentista y responderle con la justa puteada, pero sus intenciones chocaban con los brazos fuertes y con la voz autoritaria del odontologo. --!Quieto, carajo! !Quita las manos! Ya se que duele. ?Y de quien es la culpa? ?A ver? ?Mia? !Del Gobierno! Metetelo bien en la mollera. El Gobierno tiene la culpa de que tengas los dientes podridos. El Gobierno es culpable de que te duela. Los afligidos asentian entonces cerrando los ojos o con leves movimientos de cabeza. El doctor Loachamin odiaba al Gobierno. A todos y a cualquier Gobierno. Hijo ilegitimo de un emigrante iberico, heredo de el una tremenda bronca a todo cuanto sonara a autoridad, pero los motivos de aquel odio se le extraviaron en alguna juerga de juventud, de tal manera que sus monsergas de acrata se transformaron en una especie de verruga moral que lo hacia simpatico. Vociferaba contra los Gobiernos de turno de la misma manera como lo hacia contra los gringos llegados a veces desde las instalaciones petroleras del Coca, impudicos extranos que fotografiaban sin permiso las bocas abiertas de sus pacientes. Muy cerca, la breve tripulacion del Sucre cargaba racimos de banano verde y costales de cafe en grano. A un costado del muelle se amontonaban las cajas de cerveza, de aguardiente Frontera, de sal, y las bombonas de gas que temprano habian desembarcado. El Sucre zarparia en cuanto el dentista terminase de arreglar quijadas, navegaria remontando las aguas del rio Nangaritza para desembocar mas tarde en el Zamora, y luego de cuatro dias de lenta navegacion arribaria al puerto fluvial de El Dorado. El barco, antigua caja flotante movida por la decision de su patron mecanico, por el esfuerzo de dos hombres fornidos que componian la tripulacion y por la voluntad tisica de un viejo motor diesel, no regresaria hasta pasada la estacion de las lluvias que se anunciaba en el cielo encapotado. El doctor Rubicundo Loachamin visitaba El Idilio dos veces al ano, tal como lo hacia el empleado de Correos, que raramente llevo correspondencia para algun habitante. De su maletin gastado solo aparecian papeles oficiales destinados al alcalde, o los retratos graves y descoloridos por la humedad de los gobernantes de turno. Las gentes esperaban la llegada del barco sin otras esperanzas que ver renovadas sus provisiones de sal, gas, cerveza y aguardiente, pero al dentista lo recibian con alivio, sobre todo los sobrevivientes de la malaria cansados de escupir restos de dentadura y deseosos de tener la boca limpia de astillas, para probarse una de las protesis ordenadas sobre un tapete morado de indiscutible aire cardenalicio. Despotricando contra el Gobierno, el dentista les limpiaba las encias de los ultimos restos de dientes y enseguida les ordenaba hacer un buche con aguardiente. --Bueno, veamos. ?Como te va esta? --Me aprieta. No puedo cerrar la boca. --!Joder! Que tipos tan delicados. A ver, pruebate otra. --Me viene suelta. Se me va a caer si estornudo. --Y para que te resfrias, pendejo. Abre la boca. Y le obedecian. Luego de probarse diferentes dentaduras encontraban la mas comoda y discutian el precio, mientras el dentista desinfectaba las restantes sumergiendolas en una marmita con cloro hervido. El sillon portatil del doctor Rubicundo Loachamin era toda una institucion para los habitantes de las riberas de los rios Zamora, Yacuambi y Nangaritza. En realidad, se trataba de un antiguo sillon de barbero con el pedestal y los bordes esmaltados de blanco. El sillon portatil precisaba de la fortaleza del patron y de los tripulantes del Sucre para alzarlo, y se asentaba apernado sobre una tarima de un metro cuadrado que el dentista llamaba <>. --En la consulta mando yo, carajo. Aqui se hace lo que yo digo. Cuando baje pueden llamarme sacamuelas, hurgahocicos, palpalenguas, o como se les antoje, y hasta es posible que les acepte un trago. Quienes esperaban turno mostraban caras de padecimiento extremo, y los que pasaban por las pinzas extractoras tampoco tenian mejor semblante. Los unicos personajes sonrientes en las cercanias de la consulta eran los jibaros mirando acuclillados. Los jibaros. Indigenas rechazados por su propio pueblo, el shuar, por considerarlos envilecidos y degenerados con las costumbres de los <>, de los blancos. Los jibaros, vestidos con harapos de blanco, aceptaban sin protestas el mote-nombre endilgado por los conquistadores espanoles. Habia una enorme diferencia entre un shuar altivo y orgulloso, conocedor de las secretas regiones amazonicas, y un jibaro, como los que se reunian en el muelle de El Idilio esperando por un resto de alcohol. Los jibaros sonreian mostrando sus dientes puntudos, afilados con piedras de rio. --?Y ustedes? ?Que diablos miran? Algun dia van a caer en mis manos, macacos --los amenazaba el dentista. Al sentirse aludidos los jibaros respondian dichosos. --Jibaro buenos dientes teniendo. Jibaro mucha carne de mono comiendo. A veces, un paciente lanzaba un alarido que espantaba los pajaros, y alejaba las pinzas de un manotazo llevando la mano libre hasta la empunadura del machete. --Comportate como hombre, cojudo. Ya se que duele y te he dicho de quien es la culpa. !Que me vienes a mi con bravatas! Sientate tranquilo y demuestra que tienes bien puestos los huevos. --Es que me esta sacando el alma, doctor. Dejeme echar un trago primero. El dentista suspiro luego de atender al ultimo sufriente. Envolvio las protesis que no encontraron interesados en el tapete cardenalicio, y mientras desinfectaba los instrumentos vio pasar la canoa de un shuar. El indigena remaba parejo, de pie, en la popa de la delgada embarcacion. Al llegar junto al Sucre dio un par de paletadas que lo pegaron al barco. Por la borda asomo la figura aburrida del patron. El shuar le explicaba algo gesticulando con todo el cuerpo y escupiendo constantemente. El dentista termino de secar los instrumentos y los acomodo en un estuche de cuero. Enseguida tomo el recipiente con los dientes sacados y los arrojo al agua. El patron y el shuar pasaron por su lado rumbo a la alcaldia. --Tenemos que esperar, doctor. Traen a un gringo muerto. No le agrado la nueva. El Sucre era un armatoste incomodo, sobre todo durante los viajes de regreso, recargado de banano verde y cafe tardio, semipodrido, en los costales. Si se largaba a llover antes de tiempo, cosa que al parecer ocurriria ya que el barco navegaba con una semana de retraso a causa de diversas averias, entonces debian cobijar carga, pasajeros y tripulacion bajo una lona, sin espacio para colgar las hamacas, y si a todo ello se sumaba un muerto el viaje seria doblemente incomodo. El dentista ayudo a subir a bordo el sillon portatil y enseguida camino hasta un extremo del muelle. Ahi lo esperaba Antonio Jose Bolivar Proano, un viejo de cuerpo correoso al que parecia no importarle el cargar con tanto nombre de procer. --?Todavia no te mueres, Antonio Jose Bolivar? Antes de responder, el viejo se olio los sobacos. --Parece que no. Todavia no apesto. ?Y usted? --?Como van tus dientes? --Aqui los tengo --respondio el viejo, llevandose una mano al bolsillo. Desenvolvio un panuelo descolorido y le enseno la protesis. --?Y por que no los usas, viejo necio? --Ahorita me los pongo. No estaba ni comiendo ni hablando. ?Para que gastarlos entonces? El viejo se acomodo la dentadura, chasqueo la lengua, escupio generosamente y le ofrecio la botella de Frontera. --Venga. Creo que me gane un trago. --Vaya que si. Hoy dia saco veintisiete dientes enteros y un monton de pedazos, pero no supero la marca. --?Siempre me llevas la cuenta? --Para eso son los amigos. Para celebrar las gracias del otro. Antes era mejor, ?no le parece?, cuando todavia llegaban colonos jovenes. ?Se acuerda del montuvio aquel, ese que se dejo sacar todos los dientes para ganar una apuesta? El doctor Rubicundo Loachamin ladeo la cabeza para ordenar los recuerdos, y asi llego la imagen del hombre, no muy joven y vestido a la manera montuvia. Todo de blanco, descalzo, pero con espuelas de plata. El montuvio llego hasta la consulta acompanado de una veintena de individuos, todos muy borrachos. Eran buscadores de oro sin recodo fijo. Peregrinos, los llamaban las gentes, y no les importaba si el oro lo encontraban en los rios o en las alforjas del projimo. El montuvio se dejo caer en el sillon y lo miro con expresion estupida. --Tu diras. --Me los saca toditos. De uno en uno, y me los va poniendo aqui, sobre la mesa. --Abre la boca. El hombre obedecio, y el dentista comprobo que junto a las ruinas molares le quedaban muchos dientes, algunos picados y otros enteros. --Te queda un buen punado. ?Tienes dinero para tantas extracciones? El hombre abandono la expresion estupida. --El caso es, doctor, que los amigos aqui presentes no me creen cuando les digo que soy muy macho. El caso es que les he dicho que me dejo sacar todos los dientes, uno por uno y sin quejarme. El caso es que apostamos, y usted y yo nos iremos a medias con las ganancias. --Al segundo que te saquen vas a estar cagado y llamando a tu mamacita --grito uno del grupo y los demas lo apoyaron con sonoras carcajadas. --Mejor te vas a echar otros tragos y te lo piensas. Yo no me presto para cojudeces --dijo el dentista. --El caso es, doctor, que, si usted no me permite ganar la apuesta, le corto la cabeza con esto que me acompana. Al montuvio le brillaron los ojos mientras acariciaba la empunadura del machete. De tal manera que corrio la apuesta. El hombre abrio la boca y el dentista hizo un nuevo recuento. Eran quince dientes, y, al decirselo, el desafiante formo una hilera de quince pepitas de oro sobre el tapete cardenalicio de las protesis. Una por cada diente, y los apostadores, a favor o en contra, cubrieron las apuestas con otras pepitas doradas. El numero aumentaba considerablemente a partir de la quinta. El montuvio se dejo sacar los primeros siete dientes sin mover un musculo. No se oia volar una mosca, y al retirar el octavo lo acometio una hemorragia que en segundos le lleno la boca de sangre. El hombre no conseguia hablar, pero le hizo una senal de pausa. Escupio varias veces formando cuajarones sobre la tarima y se echo un largo trago que le hizo revolverse de dolor en el sillon, pero no se quejo, y tras escupir de nuevo, con otra senal le ordeno que continuase. Al final de la carniceria, desdentado y con la cara hinchada hasta las orejas, el montuvio mostro una expresion de triunfo horripilante al dividir las ganancias con el dentista. --Si. Esos eran tiempos --murmuro el doctor Loachamin, echandose un largo trago. El aguardiente de cana le quemo la garganta y devolvio la botella con una mueca. --No se me ponga feo, doctor. Esto mata los bichos de las tripas --dijo Antonio Jose Bolivar, pero no pudo seguir hablando. Dos canoas se acercaban, y de una de ellas asomaba la cabeza yaciente de un hombre rubio.

  • La casa chica de Monica Lavin

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    Ocultas de la vida publica y, si acaso, ligeramente turbadas por los murmullos de los enterados, algunas de las pasiones amorosas mas emblematicas del agitado siglo xx en Mexico vivieron alejadas de las miradas inquisitorias. Artistas, intelectuales y politicos cuya obra y decisiones aun perduran componen este retablo de relatos que van del blanco y negro del celuloide a los vibrantes colores de la fotografia y la pintura, de los pasillos de una secretaria de Estado a los del Toreo de la Condesa, de los viajes por barco a Europa a los aviones privados, de las residencias campestres en el naciente barrio de Polanco a los edificios de Nueva York.

  • La Historia de Jameela (Hermanas Sfeir 2) de Bella Hayes

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    Jameela, de dieciseis anos, es obligada a tomar el lugar de su hermana Nahla, en el matrimonio de conveniencia que su padre habia pactado con un importante jeque arabe, cuarenta anos mayor que ellas. Durante anos, aun sabiendo que es imposible, ha sonado con convertirse en la esposa de Kazim, el hijo mayor del jeque, ahora debe casarse con el padre.
    Desde la sombra Kazim siempre ha tratado de cuidar a Jameela. Viudo y con un hijo pequeno, se apoya en ella para criarlo, sin saber que el amor pudiera estar tocando a su corazon, sin importarle las leyes y los prejuicios que trataran de separarlos.

  • Manzanas Verdes de Aida Del Pozo

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    Hay personas que no son para cualquier paladar y lenguas que no son para cualquier boca.
    Hay deseos en el corazon y secretos en el alma que solo confesarias a unas cuantas.
    Hay mentiras que pesan mucho y verdades que duelen demasiado.
    Hay fuego entre las piernas que no podria ser apagado por cualquiera.
    Todo tiene su momento…

  • La luna en las minas de Rosa Ribas

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    Habia aullado de hambre toda la noche. A la madre se le habia cortado la leche. El padre se acerco a la cuna y lo miro. Las frazadas revueltas parecian a punto de engullirlo, pero se resistia, apretaba con fuerza los punos diminutos. Lo levanto con morosidad, esperando una voz que lo detuviera. La criatura abrio los ojos. Esos ojos. Las ojeras debajo, un presagio de luto si el no hacia nada. Lo envolvio para protegerlo del frio. Era febrero y una gruesa capa de nieve cubria las calles del pueblo. Hizo un fardo prieto, el llanto ceso y lo sucedio una queja aguda, como la de los gatitos cuando los metian en un saco para tirarlos al pozo. Percibio tras de si un roce entre las sabanas, ella se movia, tal vez dejaba de darle la espalda a esa cuna odiada. Cargo el fardo en el brazo derecho y se volvio. Despeinada y amarillenta, su mujer reptaba para sentarse. No le quitaba la vista de encima, pero seguia muda. El avanzo hasta la puerta. Antes de abandonar el dormitorio, se giro de nuevo para que viera a la criatura. --Llevatelo. --Tenia la voz rasposa, como si no solo se le hubiese cortado la leche, sino que se hubiera secado toda--. !Vete! !Llevatelo! --Un grito de papel de lija antes de cerrar los ojos. Salio. Bajo la escalera de piedra que llevaba a la planta inferior. Sus dos hijos se habian apostado frente a la puerta de la casa. Dos pequenos centinelas temblorosos. El mayor tenia seis anos; el pequeno, tres. Cogidos de la mano, miraban el bulto del que salia un debil sonido. Se calo el sombrero de fieltro sin soltar al bebe, ya que veia en los ojos de los hermanos la decision de arrebatarselo, y se planto delante de ellos. El mayor levanto la vista implorante; el pequeno bajo la cabeza para contemplar sus recias botas engrasadas con manteca. En uno reconocio su mismo remolino de pelo en la coronilla; en el otro, la forma de la nariz. Tambien la boca, el grueso labio inferior que temblaba al hablar. --No se lo lleve, padre. Le respondio que era mejor para todos. --Por favor, padre. Le dijo que era mejor tambien para la criatura que, de lo contrario, moriria. --No es culpa de Ximo, padre. Fue la bestia que entro en la casa y… Y callo para siempre al recibir la bofetada. --No se contradice tres veces a un padre --le grito al hijo, mientras se lo gritaba a si mismo para convencerse de que esa y no otra habia sido la razon de su manotazo. El golpe lanzo al mayor hacia la derecha y lo arranco de la mano del pequeno, quien se aparto hacia el otro lado mientras repetia en un murmullo <>, y se cubria la cara con el brazo recien liberado. El hizo como si no lo hubiera oido pronunciar las palabras prohibidas y abrio la puerta. Los hijos quedaron dentro, pegados a la hoja. Dos pequenos centinelas inanes. El llanto del bebe arranco de nuevo al salir de la casa, como si supiera que no iba a volver nunca mas. El padre habia cargado las alforjas de la mula con ropa para la criatura. La habia cogido sin fijarse en si era grande o pequena, gruesa o delgada; ni siquiera en si los otros dos todavia la necesitaban. Ya les traeria cosas nuevas cuando bajase a Castellon. Habia metido tambien unas mantas, una piel de borrego y, cada vez mas confuso, incluso una boina que habia sido de su suegro. Bajo la calle empinada al final de la cual vivian. La nieve de la noche estaba todavia intacta y acolchaba sus pasos y los de la mula. Aun asi, el crujido lanoso debajo de las botas proclamaba a cada paso las silabas de su verguenza. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. El sonido que debia de acompanar el resto de su vida a los padres cobardes de los cuentos. Se detuvo un momento al llegar a la esquina de la plaza. Tambien estaba desierta, si bien cruzada por huellas madrugadoras de personas y animales. Dio un suave tiron a la brida de la mula y siguio caminando. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. Estuvo a punto de dar media vuelta para dejar de oir esas silabas. No lo hizo. Un paso mas, otro y otro. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. La enorme sombra que proyectaba una iglesia desmesurada en un pueblo tan pequeno no era lo bastante oscura para ocultarlo a el con su paquete en brazos. En la fachada, siete hornacinas: dos entre los pares de columnas que flanqueaban la puerta; cinco alineadas sobre el portal. Todas vacias. Ningun santo que le ofreciera una mirada de indulgencia o le levantase un dedo amonestante. El chirrido de unos goznes que despertaban entumecidos le hizo volver la cabeza a la izquierda. La duena de la tienda de ultramarinos, al otro lado de la plaza, salia a barrer la nieve y, tras un saludo mudo, se quedo observandolo con los brazos cruzados y la cabeza ladeada como un grajo. Paso de largo. Un mensajero invisible habia avisado a los vecinos. A pesar de la hora temprana, los visillos se apartaron sin disimulo en una de las casas de la calle Mayor. Paso de largo. Bajo las arcadas, la sombra de la boina sobre los ojos del viejo panadero fingia la indiferencia con que se contempla todo aquello de lo que se hablara despues en voz baja. Paso de largo. Unas casas mas adelante se abria la puerta de la taberna y dejaba escapar una vaharada de tabaco y vino. El remolino de rumores acres encerrados alli toda la noche le rozo los oidos antes de morir en el aire helado. Es el hijo de… dicen que la bestia… dicen que los ojos… dicen que la madre… dicen que… verguenza. Oprobio. Paso de largo. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. Al doblar la esquina para tomar el camino al mas, dos mujeres enlutadas, cobijadas detras de la hoja baja del porton de la casa, se santiguaron al verlo con el bulto gimiente en el brazo derecho. Mudas, como su esposa, como el pueblo entero, mientras el estuviera presente para mirarles a la boca. A su espalda las voces se arrastrarian unas a otras con el estrepito sordo de los aludes. Miralo, miralo, se lo lleva a la madre, al mas, fuera, lejos de Vistabella. Paso de largo. La nieve cubria los tejados, los alfeizares, los arcos de piedra de las puertas; de algunos balcones colgaban afilados carambanos. Dejo atras las calles angostas y las casas apretujadas, apoyadas unas en las otras como si temieran caer cuesta abajo. Tomo el camino de San Juan de Penagolosa. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. Para llegar al mas tenia que pasar por delante del cementerio. Trato en vano de acelerar el paso. La cruz de piedra sobre una columna frente a la portada de acceso estaba torcida, vencida por el peso del frio, que tambien aplastaba las tejas de la ermita contigua. En el campanario vacio, una urraca que lo seguia desde que habia abandonado el pueblo lanzo un graznido aspero, como la voz de su esposa. Se detuvo en seco. Le habia parecido vislumbrar una sombra deslizandose entre la pared del cementerio y el porche de la ermita. Esta vez fue la mula, llevada por la inercia del paso, la que lo obligo a seguir. Temeroso de que los muertos le reclamasen lo que casi era suyo, empezo a cantar. Seria la unica vez que cantaria a ese hijo. La vibracion del pecho del padre lo desperto. El bebe emitio un gorjeo. Seria el unico sonido de gozo que el padre iba a escucharle. Paso de largo del cementerio. Tras cruzar unos bancales en los que incluso los resquicios entre las piedras estaban cubiertos de nieve, llego al bosque y dejo de cantar. Los pies se le hundian y tenia que arrancarlos a la fuerza de una masa humeda empenada en dificultarle cada paso. Date la vuelta. Regresa. Date la vuelta. Decian ahora los crujidos bajo sus botas. Morira. Lo dejara morir. Respondia cada vez. Apretado contra su pecho, el bebe dormia. La urraca lo seguia y marcaba su camino en el aire; cada graznido negro un insulto, para que todos supieran. Por ahi va. Se aleja. Por ahi va. Se lo lleva. Volvera con las manos vacias. Tomo la pista de tierra que llevaba al mas en el que se habia criado. Avisada por las voces de la urraca, la abuela se habia asomado y lo vio acercarse. Una mancha negra al principio; despues distinguio la figura humana y la mula que se movian penosamente en la nieve. Reconocio a su hijo; le parecio, por la posicion del brazo, que portaba algo, pero no podia imaginarse que le traia a un nieto. Y, a pesar de que ella se sentia demasiado vieja para criar a un nino, no estaba dispuesta a que muriera de hambre porque la nuera le tuviera miedo. Porque sentia que con cada gota de leche le robaba la vida, decia, porque estaba maldito, decia. --Porque tiene esos ojos… --anadio el padre mientras dejaba el fardo en los brazos de la abuela. En ese momento la criatura se desperto y la miro. La abuela se estremecio, pero lo apreto con mas fuerza contra su cuerpo. --Entonces, que sepas que renuncias a el. El habia asentido sin poder apartar la mirada de la criatura. --A partir de ahora este nino sera mio, el mio. Los otros ya no me interesan en absoluto. Y ahora, vete --le ordeno a su hijo. Tambien le dijo que se llevara toda la ropa que habia traido. --Si me vive, yo le hare y le comprare ropa nueva. Lo mantuvo con vida con leche de oveja diluida hasta que consiguio que lo amamantara una nodriza que hizo venir de otro pueblo durante medio ano. Como ya habia corrido la voz de que el padre lo habia sacado de casa porque la madre le tenia miedo, la nodriza le abrio la boca para comprobar que no tuviera dientes y le pidio a la abuela un pago mas alto y quedar libre de hacer tareas pesadas en la casa. Mientras lo amamantaba le tapaba los ojos con un panuelo. Por si acaso. Y los rumores fueron creciendo a la par que el nino. Porque tenia los ojos verdes y el pelo de color pajizo, porque aprendio muy pronto a caminar, porque era algo mas pequeno que otros ninos de su edad, pero mas fuerte que otros mayores, porque hablaba poco y miraba con fijeza. Porque todos recordaban la noche en que la bestia habia entrado en la casa de la familia, esa en la que el no vivia.

  • Viajera (Forastera 3) de Diana Gabaldon

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    Cuando Claire Randall concibe la esperanza de que su amado James Fraser pudo haber sobrevivido a la guerra entre ingleses y escoceses, decide emprender un nuevo viaje en el tiempo para intentar reunirse con el. Y pese a que lo consigue, Claire y James se ven obligados a iniciar una larga travesia hacia las exoticas y desconocidas costas del Caribe, donde, entre las amenazas de los piratas y los misterios del vudu, procuraran forjarse una nueva vida lejos de las brumosas y beligerantes islas britanicas.

  • Donde los hombres llevaban sombrero de Inaki Martinez

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  • El clan de los cazadores (Dhampyr 1) – Karen Delorbe de Karen Delorbe

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    Libro 1o de la trilogia Dhampyr

  • Las 999 mujeres de Auschwitz de Heather Dune Macadam

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    Una increible historia de amistad, sororidad y supervivencia. La historia de las primeras 999 mujeres judias que fueron enviadas al campo de exterminio.

  • Atrevete a quererme (Amigos del barrio 4) de Noelia Amarillo

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    Hector ya no es un nino: ha terminado sus estudios, ha encontrado trabajo y se ha mudado a otra ciudad. Solo. O todo lo solo que se puede estar viviendo con siete personas en una casa diminuta. Esta decidido a disfrutar de su recien obtenida libertad. o al menos eso pretende hasta que conoce a Sara, una mujer que le da calabazas sin ni siquiera pestanear despues de haberle permitido probar el placer mas exquisito.
    Sara sabe perfectamente lo que puede esperar de la vida, y eso no incluye salir con un jovencisimo principe azul con cara de angel. Es cantante de noche, secretaria de dia y madre a jornada completa. !No tiene tiempo para cuentos de hadas! Y aunque lo tuviera, tampoco tiene ganas. Un poco de sexo, si, por supuesto, y mas si es del bueno. Pero ir mas alla, no. Es demasiado vieja y sabia para complicarse la vida con historias de amor imposibles.
    Musica, sexo y amor en un coctel explosivo en el que la impaciente juventud y la calmada madurez echan un pulso entre las sabanas.

  • Obsesion de Brenda Lark

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    Evelyn y Jake ya constituyen un matrimonio solido y feliz pero las cosas parecen cambiar cuando Evelyn se queda embarazada. Ella que nunca ha tenido familia duda de su propia capacidad para cuidar un bebe. Josephine Lark, ex jefa y ex amante de Jake, aprovechara la circunstancia para crear problemas en la pareja.
    ?Podran Evelyn y Jake salir adelante a pesar de los maquiavelicos planes de Josephine para separarlos?

  • Condenada por tu amor de Sophie Saint Rose

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    Lady Esther esta cumpliendo condena en la lavanderia de Palacio por desobedecer las ordenes de la Reina y poner en peligro a la Marquesa de Brentwood. Los malos tratos y las vejaciones la han llevado a una situacion extrema, asi que decide enviarle una carta a su tia abuela a Escocia pidiendo ayuda pero aparecio el Conde de Hackford.

  • Sere solo para ti (Bilogia completa) de Christian Martins

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    *La exitosa bilogia con la que debuto Christian Martins reunida en un mismo volumen”

  • Por una mentira de Sophie Saint Rose

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    Tabitha colocaba el expositor y cuando vio llegar a la senora Morley gimio dejando el pollo que tenia en la mano, para incorporarse y mirarla por encima con una sonrisa en los labios que no llegaba a sus ojos violeta. -- Buenos dias, senora Morley. --Buenos dias, nina. -- respondio mirando la mercancia con su ceno fruncido. La senora Morley era una de sus clientas habituales, pero para venderle una pechuga de pollo se pasaba en la carniceria una hora y queria que le mostrara todo el genero. A sus casi noventa anos decia que no podia meterse cualquier cosa en el cuerpo, asi que la torturaba todo el tiempo que le daba la gana. Tabitha suponia que no tenia mucho mas que hacer que darle el conazo. -- ?Que le pongo hoy? -- dijo mirando su vestido de flores de cuello blanco, acompanado por su collar de perlas. Tambien se fijo que esa manana se habia decidido por sus zapatos planos de cordones marrones -- Tengo la ternera de oferta. -- ?La ternera? No creo. Mi pension no llega para tanto. --la miro con sus ojitos azules detras de sus gafas de pasta y entrecerro los ojos-- ?Llevas la redecilla? No la veo. ?La llevas? No voy a consentir encontrarme un pelo pelirrojo en mi comida. --Si, senora Morley. --se acerco a ella por encima del expositor senalando su horrible redecilla blanca -- ?La ve? Es obligatorio llevarla. --Por eso te lo digo, nina. --dijo con los ojos entrecerrados intentando centrar la vista. Molesta porque no veia tres en un burro, miro el expositor de nuevo-- Vamos a ver, ?eso que es? ?Pavo? --No, senora Morley. Es la ternera que le decia. --Va, no tiene buen color. Tabitha se mordio la lengua forzando una sonrisa y miro a traves del escaparate de la tienda al exterior esperando que llegara su jefa y se pudiera librar de atender a la mujer-- ?Que le parece pollo? -- respondio importandole un pito lo que se llevara la buena mujer. -- ?Pollo? !Me lleve pollo ayer! --No, senora Morley. Se lo llevo el lunes y estamos a viernes. -- al fin era viernes y descansaria todo el fin de semana. Las ganas que tenia de perder de vista a las clientas solo las sabia ella-- ?Y conejo? -- !Conejo! !La cantidad de conejo que me comi en los cuarenta! Madre mia, ya la habia liado. La mujer se puso a relatarle toda su infancia y la adolescencia. A describir lo dura que era la vida entonces y no como ahora, que los jovenes solo se quejaban de vicio -- !Y mi marido! !Oh, lo que trabajaba el pobre! -- entrecerro sus ojitos-- ?Y tu? -- ahi venia-- ?Ya te has casado? -- la pregunta de todas las semanas. --No, senora Morley. Desde hace siete dias, que me lo pregunto la ultima vez, no me he casado. -- respondio cogiendo el cuchillo clavandolo en la tabla de madera pensado por que cono tenia que explicarle su vida a todo el mundo. -- !Pero nina! ?Cuantos anos tienes? !Joder! ?Por que no se compraba la pechuga de pollo de una vez y la dejaba en paz? -- Veintisiete, senora. La senora Morley la miro con horror como todas las semanas. Un dia iba a sacarle una foto y a colgarla en Internet -- Pues casate nina o… -- ?Y que le parece cerdo? Unas buenas chuletitas de cerdo. La mujer chasqueo la lengua y en ese momento entro su jefa que llegaba de ir al banco a realizar los ingresos-- Buenos dias, senora Morley. -- dijo pasando ante ellas a toda prisa y metiendose en la trastienda a la velocidad de la luz despues de mirarla con cara de panico. Tabitha dejo caer los hombros y agarro el mango del cuchillo-- Cobarde. -- susurro desclavando el cuchillo. Miro el reloj que tenia colgado y vio que la mujer llevaba en la tienda exactamente cuarenta y siete minutos. La mujer seguia hablando sobre que no le apetecian chuletas de cerdo y cuando tomo aire, Tabitha metio baza-- ?Y de cordero? -- !Oh, el cordero me sienta mal, nina! ?Que te pasa? Estas muy distraida. --Tiene toda mi atencion, senora Morley. --cuando vio entrar en la carniceria a su amiga Kat sonrio de oreja a oreja-- ?Las tienes? -- !Ja! -- saco dos invitaciones a la inauguracion de la nueva discoteca en Manhattan para esa noche-- Creias que no podia, ?verdad? -- dijo apartando con chuleria su pelo moreno. -- ?Que eso, nina? ?Os vais al cine? Kat miro a la mujer con una sonrisa en la boca y Tabitha nego con la cabeza indicandole que no contestara-- No, son las entradas a una discoteca. La senora Morley las miro con horror como si fueran dos perdidas y jadeo-- ?Una discoteca? --Si. -- respondio Kat confundida. Miro a Tabitha como si la hubiera decepcionado-- ?Vas a esos antros de perdicion, drogas y alcohol? -- dijo levantando la voz-- !Deberias ir a la Iglesia, nina! !Ahora entiendo que no te hayas casado! --la senalo con el dedo-- !Los hombres decentes van a la Iglesia! !Ahi conocia a mi Martin y estuve casada sesenta y tres anos! Tabitha miro hacia la puerta de la trastienda que se abrio en ese momento saliendo su jefa vestida para ponerse a trabajar. La miro como si hubiera metido la pata y ella miro a Kat como si quisiera matarla. Su amiga susurro-- Bueno, yo me voy. La anciana seguia soltando por la boca que los jovenes en la actualidad habian dejado de ir a la Iglesia, porque estaban tan cansados despues de drogarse toda la noche, que no querian oir la palabra de Dios para no tener remordimientos. Su jefa asintio --Que razon tiene, senora Morley. ?Le pongo unos filetitos de pollo? Kat hizo una mueca yendo hacia la puerta, haciendole un gesto como que la llamaba luego--Gracias por tu visita, Kat. --dijo ironica con ganas de pegarle cuatro tiros. --Lo siento. -- vocalizo antes de salir practicamente corriendo. Como una buena chica tuvo que escuchar como debia reformarse de su disipada vida. ?Disipada vida? !No echaba un polvo desde que su novio la habia dejado por la pastelera del final de la calle! Y eso habia sido hacia dos anos. En ese tiempo a ellos les habia dado tiempo a casarse y tener gemelos. Con una mueca en la boca que se suponia que era una sonrisa, vio como llegaba otra vecina y opinaba sobre su vida como si tuviera todo el derecho del mundo, aliandose contra ella. Miro a su jefa que la observaba cruzada de brazos-- Ya le he dicho que mi hijo estaria encantado de salir con ella. -- dijo su jefa dando la puntilla --Gabriel esta medio enamorado de Tabitha y lleva esperandola desde que la conoce. Cuatro anos hace que lo tiene esperando al pobre chico. ?Pobre chico? !Era un cromanon que solo hablaba de futbol, soltaba eructos, que pesaba cien kilos y estaba calvo! No estaba tan desesperada. Pero eso no se lo podia decir a su jefa, por supuesto. Asi que sonrio dulcemente diciendo-- Nuestros caracteres son muy distintos. -- !Dejate de tonterias, nina! -- dijo la senora Morley levantando la barbilla-- !Que caracteres, ni caracteres! !En casa mandas tu! !Punto! !Todo lo demas son tonterias! -- !Eso le digo yo! Si cuando le sonrie, el pobre se pone a babear. Pero ella nada. !Ni siquiera quiere salir con el una vez! --Tabitha, debes ser mas flexible. -- dijo la senora Rubin acercandose al expositor--Ponme carne para picar. Voy a hacer hamburguesas. Tabitha se puso a servir a la mujer pensando que deseaba que dieran las dos, que era la hora en la que salia ese dia. Metio la carne en la picadora despues de pesarla, rumiando que necesitaba una noche loca. Si, se cogeria un buen pedo. De los que hacen epoca. No sabia como despues de trabajar alli cuatro anos, no se habia dado al alcohol. Escuchandolas ponerla verde por ser muy exquisita, termino de picar la carne y le tendio el paquete a la mujer cobrandole-- Aqui tiene, senora Rubin. La vuelta. -- ?Que te parece si sales con mi Steve? Acaba de dejar a su mujer y siempre le has gustado. !Ja! !Ni loca! Pero sonrio radiante porque ahora el tema se desviaria. -- ?Tu hijo ha dejado a su esposa? -- pregunto escandalizada la senora Morley sonrojando a la vecina. Cuando llego a su casa arrastrando los pies, vio a su madre en el pequeno jardin tirando de los hierbajos-- Uy, uy, hoy ha sido un dia malo. --Pesimo. Estoy mas harta... -- ?Por que no buscas algo en Manhattan? --dijo quitandose los guantes para acercarse y quitarle la redecilla de su pelo pelirrojo-- Hija, no puedes seguir asi. Miro con horror a su madre-- ?Me he paseado por todo Brooklyn con eso puesto? La risa de su madre la altero todavia mas-- No tiene gracia. --Claro que la tiene. Tenias tanta prisa por salir que ni siquiera te has dado cuenta. Gruno subiendo las escaleras-- !Que harta estoy! --Si hubieras terminado... Se volvio fulminandola con la mirada-- ?Me lo vas a recordar otra vez? Si hubieras terminado la carrera, ahora serias un medico de prestigio y vivirias en Manhattan. -- !Es que es la verdad! -- !Mama! !Me echaron! Su madre miro a su alrededor jadeando-- !Que no te oigan las vecinas! --Soy una negada para estudiar medicina. ?Sabes todos los nombres que hay que aprender? !El instituto estaba tirado! -- !Pero sacabas muy buenas notas! Por eso te dieron la beca. !Lo que pasa es que te desviaste! Eso era cierto. La vida en el campus era tan distinta a la que habia llevado, que se despisto un poco. No un poco, muchisimo. No se encontro en todo el semestre y cuando lo suspendio todo, ya era tarde. La echaron a patadas. --Mira, no quiero hablar de lo que ya no puedo arreglar. -- entro en casa de sus padres frustrada. -- !Podrias volver a estudiar! -- !Todos los dias tenemos que tener esta conversacion! Mama, aceptalo. No voy a ser medico. -- ?Y enfermeria? Puso los ojos en blanco dejando el bolso en el perchero y yendo hacia la cocina -- Puedes estudiar por las tardes. Tomo aire sacando una cola de la nevera. Su madre estaba preocupada por ella. Lo sabia. Tenia veintisiete anos y se habia dejado llevar. Cuando la echaron de la universidad para disgusto de todos, volvio a casa y trabajo en un supermercado. Alli habia acabado de carnicera y de alli a la carniceria del barrio. Siempre habia ganado dinero, pero no era la vida que siempre habia sonado. --Tienes dinero ahorrado. Lo bastante como para ponerte a estudiar de nuevo si no quieres trabajar. --su madre se acerco y le acaricio la mejilla --Yo quiero que seas feliz y no lo eres. En Manhattan tendrias mas oportunidades y… --Pensare en algo, ?vale? Te lo prometo. Su madre tenia razon. Lo sabia. Lo que no sabia era lo que le pasaba. Era como si desde que habia ido a la universidad le diera miedo lanzarse a la vida para no pegarse otra leche. Asi que alli estaba, viviendo en casa de sus padres, aunque ellos estaban encantados. Trabajando en el barrio y sin pareja. Todo un panorama. Su madre sonrio y Tabitha alargo la mano para quitarle una hierba de su pelo negro-- No te preocupes por mi. --Estoy encantada de tenerte aqui y lo sabes. -- Tabitha asintio-- Pero quiero que empieces a vivir tu vida. Siempre estas pendiente de nosotros, sobre todo de tu padre. Desde que tenias dieciseis anos echabas una mano en el taller y cuando sales de trabajar te pasas muchas veces para ayudar. No puedes seguir asi. !No eres feliz! -- se alejo y abrio un cajon de la cocina-- Mira, he hablado con tu tutora del instituto. -- Tabitha abrio los ojos como platos. -- !Mama! --Escuchame, ?vale? Puedes ir a clases nocturnas y en dos anos tendras tu titulo de auxiliar de enfermeria. --le enseno un folleto y Tabitha suspiro. Cogio el folleto de sus manos y la miro asombrada. !El folleto tenia tres anos! -- ?Por que me lo das ahora? --Porque estas al borde de un ataque de nervios y es el momento apropiado. Antes pensabas que estabas bien. Ganabas dinero y tenias novio. Incluso pensasteis en casaros y te entro el panico. Ahora estas preparada para cambiar tu vida. -- ?Por que he tocado fondo? -- dijo divertida. --Exacto. --la beso en la mejilla-- Piensatelo, ?vale? --Si, mama. -- la agarro por la cintura antes de que se apartara-- ?Sabes cuanto te quiero? Su madre se echo a reir mirandola con sus mismos ojos color violeta-- Seras zalamera. --Si, lo soy. -- la beso en la mejilla y se aparto dispuesta a comer algo. Volvio a abrir la nevera sacando algo de jamon para hacerse un sandwich. --Carino, ?no esperas a la cena?

  • Aguamarina (Miradas 2) de Tricia Ross

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    En ese momento sus ojos se detuvieron en una figura sentada en la ultima fila, alguien que conocia muy bien y cuya mirada aguamarina destello al encontrarse con la de ella.

  • 22 Gemidos de Noelia Medina

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    Mike Cloud siempre habia sido mi punto debil. Ni que decir tiene, que nunca habia comentado nada a nadie y mucho menos a el. El novio de una amiga es intocable; asi que el novio de una hermana es algo superiormente intangible. Aquel miercoles, Sheila me habia llamado muy emocionada concertando una cena para esa misma noche en casa. Tenia algo que contarnos y no podiamos faltar ninguno. No puse objecion alguna, el jueves era mi dia libre en el trabajo y no me importaba si esa pequena celebracion se alargaba un poco mas de la cuenta. La mesa estaba compuesta por mi padre, en el extremo izquierdo; Sheila y Mike, a su derecha, y mi hermana menor, Megan. En el otro lado, estabamos el hueco vacio de mi madre --que se paso toda la cena arrimando comida en exageradas cantidades--, y yo. Tras charlar de cosas sin importancia durante toda la velada, Mike, tan correcto como siempre, saco una carisima botella de Pernod Ricard y se levanto amablemente a por las copas para poder brindar por la buena noticia. Admire cada movimiento pausado, su cuerpo alto y robusto, sus modales finos que tanto habian llamado siempre mi atencion... Y en mitad de mi embobamiento, hablo: --Nos casamos --dijo con su comun sonrisa impoluta y la copa en alto, situado junto a mi hermana. Tras ello, la beso y nos miro extendiendo la copa hacia nosotros para compartir su felicidad. Que me pusiera como un tren aquel tio no quito que me alegrara por ellos. Mi atraccion por el llevaba despierta muchos anos y habia aprendido de sobra a controlarla. A menos que se cinera demasiado a mi cuerpo cuando lo felicitaba por su compromiso o me besara casi en la comisura de los labios, como paso aquel dia cuando me acerque a darles mi enhorabuena. Me removi en la silla durante toda la noche sintiendo el frescor de su aliento en mi comisura, como una adolescente que no quiere lavar el trozo de piel que ha tocado su cantante favorito en el ultimo concierto. Que me tomara varias copas de ese buen champan como la que bebe Champin sin alcohol, no ayudo mucho a aminorar mi excitacion. --Carino, voy a tomar el aire y quiza a fumar un cigarrillo --oi decir a Mike casi en el oido de mi hermana. Esta solo asintio, sonrio y siguio charlando animadamente con nosotros sobre los preparativos de la boda. Unos minutos despues de la ausencia de Mike, me di cuenta de que estaba mejor alejada de el. Me encontraba bastante mareada y las burbujas del Pernod Ricard bailaban en mi cabeza burlandose de mi. Me levante sigilosamente y me dirigi al bano. No necesite excusarme ante nadie, ya que todos participaban fascinados en la conversacion sin percatarse siquiera de que habia desaparecido del asiento. Entre a mi habitacion y repose unos segundos tras la puerta; el haberme levantado de subito habia incrementado mi mareo. Escuche un leve sonido al otro lado de la puerta de mi bano y, sin pensar mucho mas, anduve hasta el con cautela. La puerta entreabierta me dejo la imagen mas caliente que habia visto nunca. Mike se encontraba de pie, apoyado en el lavabo, con la mano izquierda masajeando muy despacio su pene y la derecha en su cara con mis bragas negras de encaje de la noche anterior, que recordaba perfectamente haber echado al cesto de la ropa sucia. Me quede en silencio observando como olia con esmero la entrepierna y su miembro se hinchaba mas. Era perfecto. Todo en el era perfecto. La corbata levemente torcida, el pantalon con la cremallera desabrochada y su falo oscuro, grande y venoso asomado. No me atrevi a decir nada. Contuve la respiracion y, sin poder evitarlo, levante un poco el vestido y aparte mis bragas a un lado. <>, pense. No me sorprendi al encontrar mi vagina demasiado lubricada y el clitoris hinchado. Aquello era mas de lo que podia imaginar. Siquiera hizo falta estar presente ante el para notar como le excitaba. Su boca se entreabria jadeando levemente mientras sacudia, ahora ya, su polla energicamente e inhalaba mi olor como el mejor de los manjares. Mis ojos se cerraron al imaginar las veces que Mike habria hecho aquello cuando estaba en mi casa, o las veces que habria fantaseado con tener mis bragas cerca. Estaba a punto, el orgasmo llegaria a mi en pocos segundos si no me controlaba, pero no podia parar. Mis manos no respondian a ninguna orden que no fuera la del placer que le proporcionaba, asi que segui frotando con impetu mientras bombeaba dos dedos en mi interior y, sin mas, me estremeci hasta el punto de fallarme las piernas y caer de rodillas al suelo. Lo mire desde mi nueva perspectiva a la vez que me corria y pensaba en las ganas que tenia de entrar y seguir arrodillada ante el, proporcionandole todo el placer que yo acababa de sentir. Uno de los orgasmos que mejor me habian sabido e incluso asi, me habia quedado deseosa de mas. Mucho mas. Mike echo la cabeza hacia atras ante mi atenta mirada, bajo las bragas sin dejar de pajearse y la coloco ante su miembro, banandola con su leche mientras gemia y las miraba con deseo intentando ocultar un grunido que salio de manera leve pero ronca de su garganta. Aparto la mayor cantidad posible con un papel, las devolvio al cesto de la ropa sucia, se lavo las manos y recoloco su compostura. El, un hombre fino, elegante, educado... El, que nunca se salia del tiesto, acababa de culminar sobre la ropa interior sucia de su cunada, poco antes de su boda. Intente moverme rapidamente y salir de alli, pero la torpeza del champan no me lo permitio. Mi cunado abrio la puerta y me encontro con el vestido subido en un patetico intento de levantarme del suelo. Y se que os encantaria leer que me atrapo entre sus brazos y me encerro en el bano a empotrarme contra el lavabo, pero no fue aquello lo que ocurrio. No cruzamos una sola palabra. El salio primero con los ojos de par en par hacia la terraza y yo sali despues de recomponerme a sentarme en la mesa, donde apenas habian notado mi ausencia. Y la cena siguio tal cual sin dirigirnos ni una sola mirada. Despues de todo, era el prometido de mi hermana

  • Meretrice, Lola P. Nieva de Lola P. Nieva

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  • Maldito sindrome de Estocolmo de Carmen Sereno

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    ?Quien eres realmente, Eric Grau, y que ocultas bajo esa piel tan fria?

  • Sin dientes y a bocados de Juan Llorca

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  • El otro lado del silencio de Philip Kerr

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    Un decima entrega de la serie protagonizada por el detective Bernie Gunther. Regresa Philip Kerr con la serie de detectives mas celebrada por los lectores.

  • El secreto de una dama de Nora Roberts

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    Una experta en arte y un ladron de guante blanco se ven atrapados en un peligroso juego en esta novela repleta de intriga y deseo, por la autora best seller Nora Roberts.

  • Ruinas (Partials), Dan Wells de Dan Wells

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    En la conclusion de la serie de elementos parciales, el tiempo se acaba y los seres humanos estan a punto de iniciar una nueva guerra con los parciales. La unica esperanza de supervivencia esta en manos de unos pocos dispersos de ambas especies que estan buscando una manera de detener el conflicto. En medio del caos, un ser misterioso aparece, que no es parcial o humano, la prediccion de un

  • Siempre Blue de Amy Harmon

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    ?Es posible enamorarse cuando no sabes quien eres en realidad?

  • Cocinar un oso de Mikael Niemi

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    Verano de 1852. Durante un paseo por los bosques del norte de Suecia, el pastor Lars Levi Laestadius y el joven Jussi descubren el rastro de una joven desaparecida dias antes. Los malos presagios se cumplen al encontrar poco despues el cuerpo de la chica con indicios de haber sido atacada por un oso. Laestadius, gran aficionado a la botanica y con un ojo muy bien entrenado para los detalles mas pequenos, no ve tan claro que la muerte sea obra de un animal. Cuando una segunda joven sea atacada, en esta ocasion por un desconocido, Laestadius y su joven acompanante emprenderan una atipica investigacion que pondra contra las cuerdas a toda la comunidad.

  • En el espejo de otro de Beatriz Graf

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    .Los gemelos Nilssen, originarios de Suecia, huyen de la severa violencia de su padre y llegan a Mexico, donde se separan. Ante sus ojos terminan los anos del porfiriato y empieza la convulsa revolucion que cambiara para siempre las vidas de los mexicanos. Cada hermano afronta, de manera diferente, las transformaciones economicas y sociales mas importantes de nuestra modernidad. Por otro lado, esta novela esboza una saga familiar, un relato de desencuentros filiales y pasiones amorosas, de aproximaciones y distanciamientos, de asimilaciones y abandonos.

  • Palidez y otros relatos de Rafa Ron

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    Erotismo, sadismo, dolor y placer se entrelazan en los relatos de Rafa Ron, que abren la puerta a un mundo en el que nada es lo que parece y en el que lo que es puede resultar demasiado incomodo.

  • Espiando a mi vecina por la ventana de Devora Mela

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    Mariana acaba de mudarse a una nueva ciudad, y desde la gran ventana en su habitacion puede ver el apartamento del edificio de al lado. Una noche se queda pegada a su ventanal espiando el intenso encuentro sexual de su vecina, deseando que a ella le hicieran lo mismo.

  • Camino al placer de Anabella Franco

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    Algunos dicen que, si perseveras, todo lo que anhelas tarde o temprano se hace realidad. Pero Natalia, avida lectora de novelas romanticas, no lo cree asi. Dedica sus dias a ensenar Literatura, escribir en secreto y atender los insistentes reclamos de su madre, mientras sigue atada al pasado. No imagina siquiera que un extrano sea capaz de cambiar su vida.

  • La esclava de Manila de Jesus Maeso De La Torre

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    Al amanecer, los expedicionarios del Galeon de Manila se concentraron en el malecon de Cavite. Una brisa humeda les cortaba el resuello. Las chozas y los baluartes emergian de las sombras y una luz amarillenta difuminaba las siluetas del mastodontico barco. Dos jovenes, ama y esclava, olieron el mar y oyeron el silbido del viento zumbando entre las arboladuras gigantescas de la embarcacion. Temblaban con el estruendo de la partida y se cogian del brazo de un criado. La esclava filipina se ocultaba de las miradas indiscretas bajo una capa de lana parda, y se pegaba a su tambien asustada duena. Desde el primer instante, la sobrecogio el desafiante perfil de la colosal nave: la Santa Rosa de Lima, con su soberbio mascaron de proa que representaba un leon policromado de singular belleza. Imelda del Rosario era esclava del armador don Natalio Zornoza y dama de compania de su hija Aurora, una joven de su misma edad, diecinueve anos, rubia, fragil y asustadiza. Ella era en cambio una mujer esplendorosa a la que todos miraban por su exotismo. No necesitaba afeites ni polvos, pues su semblante brillaba con luz propia. Ya desde el mismo momento de embarcar, la tripulacion cayo de inmediato en el embrujo de su natural seduccion, y corrio el rumor de que era hija del emperador de China. Don Natalio, cansado de vivir en Manila, deseaba presentar en sociedad a su hija, demasiado influenciada para su gusto por su confesor, y acaparada por los oficios religiosos. El armador era un hombre que vivia con desahogo, pues poseia, ademas de sus naves, una plantacion cerca de Manila de te de Wulong, el llamado <>, el mas puro de Fujian, de la misma China, que vendia en exclusiva a mercaderes ingleses en su casa comercio de la calle de la Carne de Cadiz. Cuando el navio se hizo a la mar entre el griterio de la gente y se cargaron en el baluarte de Santiago las arcas y las cajas de seguridad llenas de doblones, perlas de Ceilan y las joyas hindues de oro-- la carga mas valiosa, que esperaban los oficiales del rey en Cadiz--, siete canonazos, numero de la suerte en Filipinas, despidieron a la Nao de la Seda y, de paso, a su sangrante corazon que se alejaba de los suyos. El criado Maximiliano, un mulato libre que trabajaba en la casa desde nino y al que las muchachas querian como un padre, se arrodillo en la cubierta y rezo al milagroso Nino Jesus de Manila, para que los preservara de todo peligro, mientras las jovencitas se exponian en la proa a las brisas del oceano del Sur. Imelda tuvo el palpito de que ya nunca regresaria a su amada tierra natal. La esclava, --cuyo nombre natal era Xiao--, temia la larga travesia desde Manila a Acapulco en el Galeon de Manila --el <> lo designaban los nativos--, y luego desde Veracruz a Cadiz. Pero tras dos meses de tormentosa navegacion avistaron Acapulco, y, tras trasladarse por tierra y descansar en Veracruz, cruzaron el Atlantico, protegidas por la segura Flota de Indias, y finalmente arribaron a Cadiz sin novedad. La ciudad vivia un siglo magico, donde las riquezas se multiplicaban en manos de los comerciantes y los cargadores de Indias. Gentes de todo el orbe merodeaban por su puerto, y cerca de cien mil almas se afanaban por sus calles. Era tal la claridad del aire de Cadiz que la luz reverberaba en las torres miradores que oteaban sin desmayo el oceano, y en las azoteas y los balcones sembrados de geranios que miraban al mar. Imelda del Rosario, o la Filipina, como dieron en llamarla en los mentideros gaditanos, seguia siendo un misterio para los vecinos, no asi Maximiliano, que ya habia estado con el patron otras veces en Cadiz. Solo salia de la casa en las grandes celebraciones de la Iglesia, de la era fervorosa creyente, luciendo su belleza junto a Aurora, aunque caminando, eso si, un paso atras de su ama, junto al mulato, al tiempo que despertaba la envidia de las jovenes casaderas y damitas atildadas del puerto gaditano. A la filipina le seducia el embrujo de la bulliciosa ciudad andaluza, donde nadie se sentia extrano y el rumor del oceano armonizaba sus aires como una orquesta. Pero lo realmente hermoso de Cadiz apenas si se veia. Se hallaba oculto en el interior de las casas y en sus estancias guarecidas tras las puertas, rodeadas de patios y zaguanes donde crecian los nardos y los jazmines blancos. Cadiz hacia las veces de centro neuralgico del comercio nacional, y en sus salones, donde se hablaba en todos los idiomas, se servia cafe y chocolate. Y entre las acaloradas partidas de billar, una copa de brandy y el humo de un habano, los armadores de buques, entre ellos don Natalio, arreglaban tratos, ordenaban fletes, enrolaban tripulaciones, disponian los precios del palo de Campeche, de las salazones, del cacao, o de las sedas de Manila, o tasaban el valor del real de plata con el doblon mexicano. Las casas de Cadiz maravillaban a la filipina, que no habia visto nunca tal lujo. Olian a especias y vainilla, y los comerciantes destinaban los bajos para tiendas y almacenes donde se mostraban al publico los escaparates y mostradores de venta. El reloj de la fortuna habia sacado a Imelda de la indigencia en la que vivia en Manila. Apenas si se acordaba de su familia, que habia escapado de la pobreza con los dos mil pesos que habia recibido por su compra, siendo una nina de cuatro o cinco anos. Y daba gracias al cielo por su buena ventura. Si, el reloj de su vida y de su fortuna marchaba acompasado y, aunque debia soportar el celo indisimulado del padre de su ama, don Natalio, entre platonico y enfermizo, se hallaba satisfecha por el trato que recibia de sus senores, y en especial de Aurora, su confidente, amiga y casi hermana. Imelda poseia dotes curativas, inventaba y elaboraba balsamos, pomadas y esencias y conocia las virtudes saludables de las plantas. En sus ratos libres, y a la tremula luz de los flameros del sotano, creaba balsamos y cremas reparadoras y maceraba hojas con las que preparaba afeites y lociones para las damas gaditanas. Destilaba luego en su alambique aguas olorosas, que luego su amo vendia en la tienda de la calle San Francisco de monsieur Fatou, que las suministraba a precios prohibitivos. Una vez a la semana, el laborioso Maximiliano llevaba al frances tres cajas atiborradas de tarros de perfumes y redomas de fragantes unguentos para las damas burguesas de los puertos. A veces, el aroma intenso de las resinas adormecia mansamente los sentidos y Aurora e Imelda se quedaban dormidas en el obrador, con Aurora acurrucada en su pecho, como si anorara la madre a la que apenas recordaba, pues murio siendo ella muy nina. El derroche odorifico de las mas sofisticadas esencias orientales las transportaba a suenos deliciosos. Penetradas por una irresistible sutilidad de olores y, con el vaho de la amalgama de fragancias, permanecian horas con las manos entrelazadas y sus cuerpos jovenes apretados, en un afecto que duraba horas a la luz titubeante de las lamparas de aceite. Despertaban con el rayo tibio del sol del postmeridiano que entraba por el tragaluz, henchidas de emociones que debian guardar en sus memorias. Como suele ocurrir cuando la bonanza bendice a una familia, la paz y el sosiego se quebraron en la mansion de don Natalio, que perdio una de sus dos naves en un tifon que asolo las Antillas. Hallaron los restos en las costas de Barbados y lo que quedo fue expoliado por las gentes de las islas. Estaba casi arruinado. Pidio un prestamo a la Banca Aramburu de veinte mil reales para cambiar su negocio, y dedicarse con la que le quedaba a la importacion de cochinilla de Mexico y del azogue de Brasil, donde, por otra parte, existia gran competencia. En la Natividad del segundo ano de estancia en Cadiz, tuvieron que prescindir de la mitad del servicio, excepto del bueno de Maximiliano, que puso dinero suyo, ahorrado durante anos, para contribuir a la subsistencia de la familia. Natalio vendio a un consorcio holandes la nave que le quedaba, la mas marinera y querida: la Atrevida. Se distancio de las muchachas, pero ellas, en cambio, ante la adversidad, unieron aun mas sus corazones. Despues de la Epifania, Aurora, cada dia mas melancolica, comenzo a visitar el dormitorio de la asiatica y a quedarse con ella a dormir, costumbre hasta entonces inexplorada por ellas. Y entre platicas y complicidades aminoraban sus penas. El vino dulce y la difusa atmosfera alimentaban sus intimidades y exploraban su piel y sus partes mas ocultas. La exotica camara de Imelda, repleta de redomas de aromas y cremas, se convirtio para Aurora en un lugar de sortilegios y sexo fuera del tiempo. Y la desgracia de su padre le parecio menor y sin importancia. --Me has devuelto el deseo de vivir y recompuesto mi alma rota. No me separare nunca de ti, Xiao --llego a confesarle la pasional Aurora, cuando un amanecer abandonaba la estancia con las luces de la alborada. Aurora seguia recibiendo el cristiano consuelo del prior del convento de San Agustin, el vitalista fray Sebastian Gomez, asi como su asistencia en los sacramentos, y acudia a el acompanada por Maximiliano, su inseparable y protectora sombra. Pero un dia nefasto, en el que la bruma se dispersaba desdibujando el perfil de una luna rotunda, las mas terribles dudas afloraron en la mente de Aurora, testigo casual de una conversacion que penetro en su alma como un estilete turco. Aurora, tan asustadiza como un pajarillo, escucho la platica de su padre en el despacho con un adinerado tratante genoves, micer Jose Jacome, un hombre de barba rizada y larga cabellera anudada con un lazo negro en la nuca, que mostraba un inusitado interes por su adorada Imelda, la Filipina, la llamaba una y otra vez, su refugio y abrigo de amistad imperecedera. Aguzo los oidos. Hablaban de la asiatica como si de un barril de polvora se tratara, y eso la exaspero sobremanera. --Yo me hago cargo de vuestra deuda, y vos me traspasais a la filipina. Para cuando regrese de Gibraltar, en unas tres semanas, firmaremos el contrato y esa esclava pasara a ser de mi propiedad --le ofrecio tentador. --Asi sera, don Jose --reconocio don Natalio--. Teneis mi palabra. --Espero sacar buenos dineros con su saber en los emplastes, esencias y pocimas curativas, que vendere en mi almacen --hablo el negociante con voz ronca, y sus palabras entraron como un trueno en el cerebro de Aurora.

  • Caribes (Cienfuegos 2) de Alberto Vazquez-figueroa

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    Segunda entrega de esta celebre saga, Caribes continua las apasionantes aventuras de su protagonista, un joven canario en el Nuevo Mundo, un mundo hostil y desconocido.

  • Tu, mi salvacion de Aeryn Anders

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    El dia desperto encapotado, ni un resquicio de sol se oteaba en el horizonte. Sofia miro por la ventana y suspiro. Lo que menos deseaba era asistir a la reunion que cada ano por aquellas fechas se celebraba. Su unica ambicion del dia era sentarse frente al ordenador e intentar avanzar en la novela que estaba sumergida mas de siete meses, y todavia no conseguia la conexion deseada. Las idas y venidas del hospital consiguieron que perdiese el hilo de ella, y meses despues, ahi seguia, con la mente en blanco. Miro el reloj y despues volvio a avistar el cielo, seguia igual de gris que su estado de animo. Llevaba encerrada en casa mucho tiempo, no era problema para ella, se habia acostumbrado a su soledad y en cierto modo, le encantaba pasar las horas sentada en el sofa leyendo mientras la musa no hacia acto de presencia. El pitido del movil hizo que dejase de mirar el torrente de agua que la avisaba de que tenia que buscar una excusa para quedarse en casa, llevaba meses sin ver a sus amigas, pero la desazon que sentia tampoco la animaban a dar el paso de meterse en la ducha para prepararse. Leyo el WhatsApp de Carol: [?] Hoy no salgo de casa con la que esta cayendo. Pasarlo bien. Suspiro al verlo. Tenia la razon que andaba buscando casi una hora para dar un nuevo planton al grupo. Pero, sin saber bien el porque, algo en ella se activo. Por primera vez, aquella manana algo la insto a que debia pasar por la ducha, ponerse su ropa favorita e ir a la comida que hacia mas de un mes estaba prevista. Con determinacion marco el numero de Carol. Se llevo el telefono a la oreja canturreando la cancion que sonaba por los altavoces. Tuvo que insistir, Carol era impredecible, podria tener el telefono en las manos y no contestar. Al final, su amiga descolgo. --?Has visto como llueve? --Ni buenos dias ni un hola precedieron la frase. Entre ellas no hacia falta. Sofia se acerco a una de las ventanas de su despacho, se estremecio al ver que era imposible ver mas alla de un metro, la cortina de agua lo opacaba todo a su alrededor. --Si, no hace dia para salir de casa, y mucho menos para comer en una terraza. --?De quien fue la idea? Sonrio al recordarlo--. Mia. --Tu y tus manias. Se miro la cicatriz, desde aquella manana de verano todo en ella habia cambiado, incluso su forma de ser. --Ya sabes que paso mas tiempo entre cuatro paredes que al aire libre, para una vez que me decido a salir no quiero encerrarme en otro sitio --aclaro, aunque era algo que todas ellas sabian--. Anda, animate. Llevamos planeandolo mas de un mes. --A ver si te aclaras, nena. Has sido la primera en preguntar si quedariamos al final. --Se lo que he dicho, pero quizas sea el dia perfecto para vernos. Piensa que no habra mucha gente por el centro ya que la mayoria no estaran tan locos como nosotras para salir con estas lluvias. --El restaurante que teniamos contratado nos ha cancelado la reserva, dice que no puede montar las carpas con la lluvia. Inspiro profundo, algo dentro de ella le gritaba que era el dia perfecto para salir, debia dejarse llevar como ocurria antano. --Buscamos otro. Venga, lo pasaremos bien. ?Cuanto tiempo hace que no nos pegamos una fiesta juntas? --Es que hay que echar instancia para verte --dijo riendo alto--. Joder, nena, que a los americanos les costo mucho menos encontrar a Bin Laden que intentar dar con tu paradero. Sofia sabia que llevaba razon, desde lo sucedido se habia recluido en casa, en ocasiones, hasta pensaba que se estaba volviendo mas ermitana de lo que de por si ya era. Aquello marco un antes y un despues en su vida, fue como un salto en el tiempo que deseaba con todas sus fuerzas olvidar, aunque el dia a dia se empenaba en recodarselo a cada segundo que transcurria. --No seas exagerada, estoy donde siempre. --Si, aislada en tu cueva. --Bueno que, nos vemos a las dos en Las Salinas. Carol sopeso la idea, Sofia la conocia tan bien que sabia que solo necesitaba un empujoncito para cometer la mayor locura del ano. Dio un pequeno salto al escuchar el estruendo del trueno, no quiso mirar por la ventana, sabia que no iba a gustarle lo que veria y seria un nuevo impedimento para terminar de convencerla. --Esta remitiendo. --Oyo decir a su amiga. Cerro la boca para no decir que en su zona, proxima a la del restaurante, estaba apretando de nuevo y las calles parecian rios del agua que transportaban. --Si, parece que quiere terminar de llover. --Mintio, necesitaba salirse con la suya. --Estas como una cabra. --Solto de repente--. Estamos como cabras, estaremos solas en el centro. --Deja de quejarte y vete a la ducha. Ah, ponlo en el grupo. --Sofia recordo algo importante y maldijo--. Puede que me retrase unos minutos. Dejo el telefono sobre el escritorio, realmente no estaban muy cuerdas, pero ya se habia decidido a no quedarse, otro dia mas, encerrada entre sus cuatro paredes, aquellas que le conferian su seguridad, donde nada se salia de lo comun y no habia imprevistos. Fue directa al bano, necesitaba comprobar si sus sospechas eran o no acertadas. Abrio el grifo del agua caliente, cinco minutos despues injurio por lo bajo, su casa no era de esa epoca, se habia quedado anclada en la Edad Medieval. Preparo la mochila con lo necesario. No lo penso mucho, se hizo con sus vaqueros favoritos, aquellos que no aceptaban un roto mas. La camisa blanca y negra que tambien combinaba con el intenso azul del tejano. La chaqueta, tenia mas que claro la que se pondria, mitad vaquera mitad piel. Jugueteo con las decenas de collares que pendian de los ganchos y encontro el que andaba buscando, lo miro con recelo, seria la primera vez que lo utilizaria, solo lo compro por los recuerdos que le ocasionaban. Sin pensarlo lo introdujo en la mochila. Salio a la cocina topandose con sus padres, habia regresado hacia justo un ano, los motivos fueron varios y en aquel momento no quiso parar a pensar en su futuro y en todo lo que se vio obligada a renunciar, solo tenia una cosa en mente; pasar el mejor sabado de su vida o, por lo menos, el mejor del ultimo ano. --No perdonas ni la lluvia. Escucho el quejido de su padre. Lo ignoro, por fin, se encontraba de buen humor, los dias grises se estaban disipando, aunque no alcanzaba a lograr cual era el motivo para sentirse tan viva, tan llena de vitalidad que la estaban obligando a salir un dia tan feo. --Me marcho a ducharme, otra vez estamos en la prehistoria. Si viene Claudia antes que yo, que me espere. Claudia era otro miembro del grupo de amigas. Entre las dos se habia instalado cierto distanciamiento, Sofia era consciente de que ella tenia gran parte de culpa, pero tambien era verdad que el sentimiento seguia tan latente como siempre, las amistades no se pierden por un simple bache en el camino, no las de verdad.

  • Redencion (La Profesional 3) de Kris Buendia

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  • No seas neandertal de Sang-hee Lee

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    En este fascinante best seller internacional, la paleoantropologa coreana Sang-Hee Lee explora y cuestiona algunas de las asunciones evolutivas mas importantes con resultados del todo inesperados.

  • Un soltero irresistible de Gina Wilkins

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  • La cautiva del highlander (Al tiempo del highlander 1) de Mariah Stone

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    C P R OL O G O astillo de Dunollie, fiordo de Lorn, Escocia, 1296 LA CRUZ EN LLAMAS ARDIA. Bum. Bum. Bum. El sonido de cientos de palmas tocando los tambores resonaba en el pecho de Craig Cambel al mismo ritmo que su corazon. Detras de el, esperaban doscientos miembros del clan Cambel. Todos habian respondido a la antigua llamada de la cruz en llamas, que ardia junto al caballo del jefe del clan. La llamada a derramar sangre. La llamada a restaurar el honor. La llamada a rescatar a un ser querido. El castillo de Dunollie, hogar del clan MacDougall, se erguia ante Craig. Tenia cuatro muros cortina, un gran porton, que se hallaba justo enfrente de los Cambel, y una simple torre cuadrada de tres pisos integrada en la esquina derecha. Sobre el techo y los muros, los arqueros estaban preparados, las cuerdas tensadas y las flechas apuntadas hacia Craig y sus hombres. Sin embargo, los Cambel prepararon sus propias flechas de fuego para responder. El ariete se encontraba listo delante del porton y los guerreros disponian de algunas escaleras de asedio largas y reparadas, asi como tambien de otras recien construidas. Sir Colin Cambel, jefe del clan y abuelo de Craig, levanto un brazo y todos los tambores se silenciaron al mismo tiempo. --!John MacDougall! --El grito llego lejos, se alzo hacia el cielo plomizo e hizo eco entre las piedras y las paredes--. !Dejate ver! Los arqueros que se hallaban parados en la muralla titubearon y luego le cedieron paso al hombre que aparecio entre ellos. --Cambel --grito el recien llegado--. ?Vienes a devolverme mis tierras? --Las tierras me las concedio el rey Juan de Balliol y ya no son tuyas. --Claro, y tu estabas ansioso por aceptarlas. No olvides que aun eres mi vasallo. --Parece que eres tu quien esta olvidando las cosas. Cosas como el honor. Cosas como cumplir con tu palabra y proteger a tus vasallos. --Yo no le debo proteccion a ladrones. --?Ladrones? --Sir Colin escupio en el suelo--. ?Como te atreves? Devuelveme a mi nieta. Y, si sabes lo que te conviene, me entregaras al bastardo de tu hijo, que no sabe aceptar el no rotundo de una muchacha. Yo le ensenare a tener honor. Es evidente que su propio padre no lo ha hecho. Al recordar el dia en que su hermana Marjorie habia desaparecido, Craig apreto la mano alrededor de la empunadura de su espada claymore. Marjorie habia salido del castillo con su criada para ir a recoger hierbas para la cocina. Al poco tiempo, la criada habia vuelto sola, corriendo, gritando, temblando y con un profundo corte en la mejilla. A los Cambel les llevo dos semanas de busqueda e interrogatorios para descubrir quien se la habia llevado. Alasdair MacDougall. El hijo del laird. Craig apreto la mandibula, pues ardia de necesidad de encontrar al bastardo y liberar a su hermana. John MacDougall se quedo en silencio durante un momento. --Si quieres a tu nieta, sir Colin, tendras que venir por ella. Es la prometida de mi hijo y solo te la devolvere cuando mi hijo quiera que se marche. En las orillas de la bahia de Oban reino el silencio. En lo mas profundo de su ser, Craig sabia que ese dia no terminaria sin que se derramara sangre. Aun quedaba por ver si Marjorie habia sufrido algun dano. Un grunido de furia nacio dentro de Craig, se le elevo por la garganta y se difundio a todo lo largo y lo ancho del campo. Los MacDougall lo miraron. Los Cambel se tensaron; estaban listos para lanzarse a la senal de su laird. --Si tu hijo le ha tocado un solo pelo de la cabeza... --Craig escucho como su propia voz se alzaba en el aire--, hare que la mision de mi vida sea brindarle una muerte larga y dolorosa. Su familia rugio. Todos estaban alli: en el caballo de al lado, su padre, junto a los dos hermanastros de Craig, su abuelo, sus tios y sus primos. El resto del clan los siguio con las hachas y las espadas alzadas. Se volvio a oir un estruendo, pero esta vez no provenia de los tambores, sino del choque de las armas contra los escudos. --!Cruachan! --Sir Colin grito el llamado del clan Cambel a tomar armas, y el clan lo recibio. La palabra retumbo en el campo y los unio a todos como si fueran uno. La muerte podria estarles esperando, pero ellos moririan por su sangre. Por lo que era correcto. Y Craig moriria con gusto para salvar a su hermana. Los Cambel se lanzaron al ataque. Escudandose de las flechas que caian como granizo sobre ellos, llegaron hasta la torre. Sus propios arqueros lanzaron flechas de fuego hacia el castillo, y las primeras impactaron contra la estructura de madera que habia entre las paredes de piedra. La muerte eligio a sus victimas entre los Cambel. Los guerreros aullaban de dolor, la carne se desgarraba, y el olor metalico a sangre, suspendido en el aire, estimulaba la furia y el miedo de Craig. Craig siguio corriendo y finalmente llego al muro del castillo. El ariete impacto contra la puerta. Los Cambel colocaron las escaleras contra el muro. El enemigo comenzo a empujarlas hacia abajo, y algunas se cayeron. Otras se quedaron de pie, y los Cambel comenzaron a subirlas. A Craig le latia el pulso violentamente en la sien. Miro a la izquierda y a la derecha, tratando de ver mas alla de los hombres de su clan. ?Como podria colarse en el castillo sin que el enemigo se diera cuenta? Sostuvo el escudo sobre la cabeza y echo a correr hacia la derecha, a lo largo de la linea de los hombres de su clan, quienes estaban subiendo las escaleras de asedio. El plan del jefe del clan era asaltar los muros del frente y del oeste, que eran mas bajos, para que los MacDougall dirigieran la atencion a esos lugares. Pero no a los del este. Craig doblo en la esquina y corrio a lo largo del muro oeste de la torre, que llevaba al muro cortina. Se detuvo bajo tres ventanas: una en cada piso. Hasta ese momento, no lo habia visto nadie en la torre. Todos los arqueros estaban mirando hacia donde se encontraban la mayoria de los Cambel. Craig era buen escalador. Se coloco el escudo en la espalda, saco dos navajas de escalar y miro hacia arriba. Solo necesitaba llegar hasta la primera ventana. --No es mas que una montana empinada --se dijo a si mismo--. Y tu ya has escalado rocas empinadas cientos de veces. <>. Afortunadamente, los surcos entre las piedras eran perfectos para esas navajas. Craig clavo la navaja en la primera grieta, y el gesto le produjo tanta satisfaccion como si le estuviera atravesando el corazon a un MacDougall. Se impulso hacia arriba con un brazo y clavo la segunda navaja un poco mas alto. <>. Se volvio a impulsar y sintio que se le entumecian los musculos del hombro y los biceps del brazo a raiz del esfuerzo, pero la furia le alivio la tension. Cuando volvio a clavar la daga, se desprendio una mezcla de polvo y arena del hueco. Alguien grito en lo alto, y una flecha le paso volando muy cerca, pero aterrizo en el suelo. Craig miro hacia arriba. Los hombres sobre la muralla le apuntaban con flechas. <> Una flecha le rozo el hombro. Craig se apresuro; sin perder un solo momento mas, clavo el punal en la pared y siguio escalando. De pronto, sintio un ardor en el hombro: una flecha lo habia rasgunado. Craig ya casi habia llegado a la ventana. Tras una ultima punalada en la pared, logro alcanzar la cornisa. Metio el cuchillo en la ranura que habia entre las persianas de madera, desplazo el pestillo y, cuando este cedio, las persianas se abrieron de golpe. Acuclillado en la cornisa, Craig miro hacia el interior. Por todo el esfuerzo de la escalada, le ardian los musculos. La ventana daba a una habitacion. En una esquina, una vela titilaba lentamente y dejaba en penumbras la figura de una persona. Habia alguien de pie contra la pared, a la derecha de la ventana. Craig tomo una pequena piedra que se habia desmoronado de la pared y la lanzo hacia el interior de la habitacion. Un tablon de madera paso volando por la ventana. Craig tomo impulso y salto al interior de la habitacion. Luego de aterrizar, atrapo a una mujer, su atacante, y le sujeto los brazos detras de la espalda. Le apreto el punal contra la garganta. --Marjorie Cambel --le dijo--. ?Donde esta? La mujer era la esposa de John MacDougall. En un rincon junto a la cama, habia unos ninos acurrucados. Craig miro a su alrededor, pero no vio a nadie mas alli. --?Donde esta? --repitio subiendo el volumen y apretandole mas la hoja del punal contra la garganta--. No quiero hacerte dano, solo he venido por mi hermana. La mujer cerro los ojos con fuerza. --En el tercer piso --le respondio--. En la habitacion orientada hacia el este, al igual que esta. Craig la solto, desenvaino la claymore y abrio la puerta lentamente. Ojeo el pasillo. ?Acaso podia confiar en las palabras de la mujer? ?Y si lo estaba enviando hacia donde se encontraba la mayor resistencia? Bueno, en ese caso, ya lo averiguaria. Escucho unos pasos pesados al final del pasillo. El ariete volvio a arremeter contra el porton de madera. Craig subio rapidamente los estrechos escalones y se asomo por detras del hueco de la escalera. Dos centinelas corrieron hacia el. Una espada choco contra otra espada y un escudo, y asi comenzo la danza para la cual se habia entrenado desde que pudo sostener un arma. !Clank! !Saz! !Bang! Uno se cayo apretandose el corte que tenia en el costado y el otro quedo inconsciente. Craig subio corriendo el siguiente tramo de las escaleras. Los gritos provenientes del techo se escuchaban mas fuertes en el tercer piso. El olor a humo le lleno la nariz. El techo de madera debia estar en llamas, de modo que Craig necesitaba darse prisa y sacar a Marjorie de alli antes de que el fuego llegara al ultimo piso.

  • Salvame de mi de Rose B. Loren

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    Hace cuatro anos que estoy trabajando para la empresa de un amigo de mi padre, desde que mi novio decidio abandonarme. Y hoy, por primera vez en mucho tiempo, sentada en mi despacho, leyendo un informe, me he sentido vacia.

  • Estudio en negro de Jose Carlos Somoza

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    A finales del siglo xix, a una exclusiva clinica para enfermos mentales en Portsmouth llega contratada una enfermera nueva, Anne McCarey, protagonista y narradora de esta novela.

  • Mas Alla Del Abismo de Emanuela Riva

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    El viento habia comenzado a soplar imperterrito sobre las ramas, haciendolas temblar violentamente. La luna, casi en el apice de su plenitud, apenas iluminaba el mar, debido a una improvisada perturbacion que oscurecia el cielo. --Malos augurios --anuncio Joseph, el grumete de la nave Royal Harmony, con el gesto preocupado y mirando al cielo. No le gusto como estaba cambiando rapidamente el clima. Deseaba atracar lo antes posible en el puerto de la ciudad de Namnha. Las tormentas le daban un miedo terrible. En sus anos de servicio, siempre hubo viajado en aguas tranquilas. En verdad no queria experimentar una tormenta en aquel momento. Respiro hondo intentando tranquilizarse. Poco antes de la tormenta, el capitan habia advertido que llegarian en una hora. --Relajate, ya casi llegamos --dijo en voz alta para darse valor. En ese momento, un resplandor en las profundidades del oceano llamo su atencion. El olor salado se mezclaba con un regusto amargo, como a podrido, de algas en descomposicion. Se inclino mas aun sobre la proa, pero no vio nada anormal. Un escalofrio sin embargo lo hizo estremecer cuando escucho una cancion celestial que parecia expandirse en el aire. Provenia de las profundidades, estaba seguro de ello. Nunca en toda su vida habia escuchado una voz tan sublime, irresistible, seductora. Joseph comenzo a sudar frio. Contra toda logica, estaba excitado. ?Podria una voz, tan solo una voz, volverlo loco de deseo? Se pregunto mientras gritaba, manteniendo las manos apretadas sobre sus oidos. Aquella cancion estaba trasgrediendo su mente y alma. En seguida, la lluvia llego prepotente junto a una secuencia de truenos y relampagos que luchaban provocando una atmosfera mas oscura aun. Las olas aumentaron exponencialmente chocando contra la nave una y otra vez. Los ojos de Joseph se abrieron cuando perdio el equilibrio y termino tragado por las oscuras aguas. El impacto contra el agua helada le corto el aliento y su cuerpo fue blanco de multiples aguijones punzantes. Era el final, penso, incapaz de mover un solo musculo, hundiendose lentamente en agonia. Ahora, acabando sus fuerzas, vio una silueta que se acercaba. Intento abrir mas los parpados para ver mejor. Quedo con la boca abierta por el terror. Era un pez, pero parecia una muchacha solo desde la cabeza a la pelvis. La parte inferior era una sucesion de tentaculos que lo envolvieron por los costados, arrastrandolo hasta pocos centimetros a la cara de la criatura. Lo ultimo que vio Joseph antes de morir fue la sonrisa de la chica y un brillante caparazon colgando del cuello de la criatura. Pronto, sintio su ultimo latido. Capitulo I Cris estacionaba no lejos de la orilla del mar de la ciudad de Namnha, una ciudad muy soleada, cuyas olas eran la envidia de los centros turisticos costeros. Su mirada, como cada vez que escudrinaba las aguas verdes, limpidas y majestuosas, siempre era la misma, melancolica y fria como el hielo. Suspiro, apretando los punos por la frustracion. Otro maldito ano y luego finalmente volveria con su madre a las profundidades. Tambien extranaba terriblemente a sus amigos, excepto a Victor. Por culpa de el, seria castigado por su padre, el rey de los mares. Habia desobedecido sus reglas, yendo al continente, haciendose pasar por un ser humano comun con sus amigos tritones: Mack, Giveon y Victor. De ser descubiertos pondrian en peligro a toda la especie. Cris estaba fascinado con los humanos, por sus costumbres y habitos, pero sobre todo le encantaba divertirse con sus mujeres. Ellas mostraban un caracter completamente diferente a las sirenas que conocia. Tenia que ingeniarselas con mil trucos para llevarlas a la cama y cuando lo conseguia obtenia una gran satisfaccion para su ego de triton mujeriego. Victor los habia delatado para no meterse en lios, poniendo a Cris, Mack y Giveon en problemas. Sin embargo, solo Cris habia sido castigado de forma drastica y debia permanecer en tierra durante dos largos anos sin tener contacto con el mundo marino. Se le habia prohibido sumergirse en el mar y para evitarlo, se aseguraron de que ante el mas minimo contacto con el agua sufriria una fuerte descarga electrica. Por suerte su padre no le habia quitado el poder del viento. Cris cerro los ojos color aguamarina, inhalo el olor a sal en los pulmones y luego volvio a abrir los parpados muy lentamente. Arreglo su rebelde cabello color caramelo y se dispuso a ir a trabajar. Por una extrana broma del destino, habia encontrado trabajo como camarero en un restaurante a pocos metros de la playa. De otra manera, ?que otras tareas podia realizar? habia pensado con amargura. No sabia hacer otra cosa que servir comida y bebida a las mesas. A el no le importaba mucho, tambien porque su salario era decente y le bastaba para sobrevivir. --Llegas tarde muchacho. Date prisa, cambiate y ve inmediatamente a tomar los pedidos a las mesas --grito George, el dueno del restaurante con impaciencia. Era un hombre de unos cuarenta anos, con el pelo canoso y un abdomen abultado. --Si, lo se, lo se. Me pongo directamente a su servicio jefe --respondio Cris en tono de broma y con una sonrisa de sorna. Odiaba que le dieran ordenes. George lo miro, entrecerrando los ojos molesto: --Intenta ser menos fanfarron. No te despedire solo porque desde que te contrate hace un ano, la clientela femenina ha aumentado exponencialmente. Ante esas palabras, el ego de Cris se agrando. --Anos y anos de duro entrenamiento en el fondo del mar --dijo mientras se quitaba la camiseta para ponerse el polo verde oscuro con el nombre amarillo del restaurante. En ese momento, una docena de chicas aullaron excitadas al ver los esculpidos abdominales de Cris. Como respuesta movio los largos dedos entre su cabello sonriendo a las chicas y revelando unos dientes perfectos. Luego, sin ser visto, soplo ligeramente en direccion a una chica de pelo negro y una rafaga de viento la sacudio haciendo que su falda se levantara. El sonrio al pasar junto a la joven y la elogio por la ropa interior de encaje negro. Sonrojada de verguenza y con las manos aferradas a su falda, la chica le agradecio balbuceando. Antes de que Cris pudiera darle su numero de telefono, sono un ruido en el salon y se escucho a George reganando a Melanie. Cris suspiro poniendo una mano sobre su rostro. Melanie habia estado trabajando con ellos durante dos semanas, pero no acertaba una y ademas, tenia un caracter muy fragil, con lagrimas siempre dispuestas a correr por sus mejillas a la minima reprimenda. --Esta es ya la quinta vez en dos semanas que se te caen los pedidos de clientes de las manos. La proxima vez te despido --advirtio George severamente con la cara enrojecida mientras Melanie se echaba a llorar delante de todos. Vamos a rescatar a la damisela, penso Cris con los labios apretados en una sonrisa de goce, ya anticipando su triunfo. Cada vez que la consolaba, ella le ofrecia un trago en casa para pagarle y ofrecerle su fruta prohibida. A pocos pasos de Melanie, Cris se detuvo con los labios entreabiertos. Un intenso olor a sal lo remitio al extasis, nublando su vista por unos momentos mientras el corazon comenzo a latirle furiosamente en el pecho. Una hermosa joven se habia interpuesto entre ellos. Estaba emocionado porque nunca le habia sucedido oler el aroma de alguien asi. Ella tenia el pelo largo y rojo como el fuego, hasta la cintura, atado con una cinta verde. Sus ojos azules permanecian entreabiertos, brillando con impetu y sensualidad. En toda su vida marina nunca habia visto una criatura tan hermosa. Cuando la misteriosa chica hablo con Melanie, su garganta se seco y le hizo tragar varias veces. --Si puedo darte un consejo, nunca llores en presencia de un hombre. Nunca. ?Me entiendes? Melanie la miro algo asustada, pero inmediatamente despues asintio, secandose las lagrimas. Luego le dio las gracias llamandola Kirsten. Tiene un nombre, penso Cris, estirando el cuello de su camisa y sin poder respirar. Kirsten noto que la observaban y automaticamente levanto la cara hacia Cris. Tan pronto como sus ojos se encontraron, ella sintio un ligero temblor en todo su cuerpo, delgado y perfecto. Las mejillas comenzaron a arder involuntariamente y el corazon comenzo a latir desenfrenado. Era un joven realmente agradable, se dijo, pero al rato su mirada se volvio fria. --?Que miras con cara de pescado? --pregunto ella irritada. Cris se endurecio y cerro la boca aclarandose la garganta. Era la primera vez que no sabia que responder. Al ver que el muchacho quedaba alli atravesado y sin hablar, Kirsten tomo el pedido de un cliente y se dirigio a servir a unos caballeros. --Ehi Cris. Tu tambien te quedaste sin palabras al verla ?verdad? --murmuro Lucas dandole una palmada en el hombro a Cris que le sacudio trayendolo de vuelta al presente. --Esta trabajando aqui --dijo Cris. El colega lo miro asombrado por su extrano comportamiento. --Si, trabaja aqui Cris. Hace tres dias vino a hacer la entrevista y George la contrato. --No lo sabia. Realmente es una belleza. Lucas se rio brevemente diciendole que se limpiara las babas que le caian y que desafortunadamente para el, Kirsten estaba comprometida. A Cris no parecio preocuparle mucho. Queria tenerla a toda costa. Experimentaba una suerte de posesion primitiva con Kirsten y no lograba dominarlo. Pero si, habria hecho cualquier cosa para conseguirlo. Pero no sin antes poder calmar sus hormonas y apaciguar su miembro entre las piernas. Durante el turno no pudo concentrarse en nada, no dejaba de observar de reojo a Kirsten mientras servia a los clientes. Con cada mirada que ella le devolvia, conseguia en el que el tiempo se detuviera. Su vientre se retorcia y mas de una vez se vio obligado a cubrir sus partes nobles con el menu del restaurante y correr al bano. En mas de una ocasion se las arreglo para acercarse a ella, aprovechando que tenia pedidos en las mesas cercanas, pero cada vez que trataba de hablar con ella, la voz no le salia. Era realmente frustrante. Si continuaba asi, no iba a ser facil poseerla y hacerla suya. Solo quedaban cinco minutos hasta el final del turno, debia resistir. "Resiste Cris, tu puedes" decia tratando de convencerse, mirando su gesto estupefacto en el espejo del bano del personal. Nunca le habia pasado de excitarse tanto con una mujer sin poder intercambiar ni unas palabras. Estaba mal, se sentia sofocado. De repente, un intenso aroma a sal lo hizo temblar por unos momentos, como si una poderosa descarga electrica lo hubiera golpeado; la ereccion en sus pantalones aumento haciendolo jadear. Tenia imperiosamente que vaciarse o enloqueceria, pero antes de que pudiera hacerlo escucho golpear la puerta. --?Se puede? --Cris abrio los ojos como platos mientras con la mano sostenia el miembro erecto. Era Kirsten. --Diablos … --exclamo sin darse cuenta. --?Como? -- pregunto la chica al otro lado de la puerta con expresion confusa. --Si, no, esta ocupado. Salgo pronto. Abrio el grifo del agua rapidamente y se masturbo, pensando en ella. En ella, que estaba a unos pasos de el. Ella, que en tan solo un dia con su olor y su belleza lo habia dejado asi. No tenia otra opcion, era absolutamente impensable abrirle la puerta en esas condiciones. Cuanto le hubiera gustado agarrarla y poseerla hasta que gritara. Cuando salio del bano, la decepcion se marcaba en su cara. Frente a el, estaba su jefe algo furioso. --?Que demonios te pasa hoy, se puede saber? !Los ingresos en caja son pesimos y no atendiste a Tara lo mas minimo! --grito George que parecia volverse morado. Tara. Ahora que lo pensaba, le habia parecido verla a ultima hora de la tarde. Ella era una cliente habitual, una mujer de mediana edad, viuda y con dinero. Se habia encaprichado de Cris y el, todos los miercoles por la noche despues de las horas de trabajo, iba a la casa de la mujer y se prestaba para hacerla disfrutar en todas las variantes. Ese dia, sin embargo, la dama, al ver a Cris completamente ido por una estupida muchacha, se levanto de la mesa sin esperar la bebida e indignada regreso a su casa. El joven triton bostezo como respuesta, aparto la cabeza casualmente y se fue a buscar a Kirsten. George quedo atonito, apreto los punos convulsivamente y grito: --!Cris! No te despido porque desde que te contrate hace un ano ... Cris lo interrumpio concluyendo la frase: --… la clientela femenina ha aumentado exponencialmente --rio divertido, pero por dentro sintio un vacio, una extrana tristeza. Eran poco mas de las tres de la manana y Kirsten, despues de narrar la pesadilla recurrente en la que mataron sin piedad a su madre, Ursula, estaba en el bano, tumbada en el suelo en posicion fetal. Esta vez no era la arcada habitual, sino un dolor lacerante en las piernas. Cada punzada le producia un sollozo que la dejaba sin aliento. Tenia que resistir el dolor, tambien porque siempre supo que pasaria al usar la magia del caparazon para obtener aquellas malditas piernas humanas. Era la unica forma de encontrar al primogenito de Neptuno. No sabia que aspecto tendria el joven y nunca le importo, hasta el fatidico dia de luto. Solo sabia que Neptuno lo habia castigado enviandolo a tierra firme. Queria venganza. Ahora tenia piernas; las habia obtenido gracias al alma del marinero que con su caparazon habia absorbido, pero aun no encontraba al hijo del Dios de los Mares. Habia estado buscandolo durante un ano y empezaba a perder la esperanza. En aquel momento, la imagen de Cris surgio en su mente haciendola sonrojar y por un momento se olvido el dolor. Tal vez el … sacudio ligeramente la cabeza porque era imposible que el fuera el triton que estaba buscando tan desesperadamente. Demasiado estupido, incluso si su belleza era divina. Sin tiempo para nuevas conjeturas, los dolores aumentaron rapidamente causando pequenos hematomas. Kirsten ya no pudo contenerse y comenzo a llorar y gritar sufriendo aquel dolor tan intenso. Unos momentos despues, la puerta del bano se abrio de par en par. --Mierda, Kirsten. ?Por que no me dijiste que estabas empeorando? --Disculpame --dijo debilmente, con la boca manchada de sangre. Los dolores habian sido tan fuertes que se habia mordido la lengua varias veces. Poco antes de perder el conocimiento, pudo apenas levantar el rostro y cruzar la mirada verde esmeralda de los ojos preocupados de su inseparable amigo. Kirsten se desperto sobresaltada con la primera luz del amanecer y la mano presionada contra el pecho para tratar de calmar sus freneticos latidos. Las manos de Dan se posaron con delicadeza sobre la cara de la muchacha que pudo notar su calor y calmarse un poco. --Oye, no te preocupes. Estoy aqui contigo. !Sssh! se acabo, no te preocupes. --?Dan? --pregunto con voz entrecortada por el sollozo y las lagrimas. No podia ver, la vista estaba cargada de innumerables puntos amarillos que bailaban por todas partes. El confirmo que era Dan y la beso en la frente. En respuesta a su gesto, lo abrazo cerrando los ojos. Dan era toda su familia, todo lo que le quedaba. Sonrio tristemente sosteniendolo mas cerca de si. Fue el unico que no la excluyo. El unico en no temer a la hija de Ursula, la bruja que infundia terror en las profundidades. --Gracias --expreso ella. El la aparto un poco, sonriendo y levantandole la cara para admirarla. --?De que, si puedo saber? --dijo el burlandose. Ella lo miro con los parpados entreabiertos y su vision aun turbia. --Por todo. No estoy bromeando, sin ti, bueno, no se si podria haber continuado. Y perdona porque por mi culpa ahora estas en problemas con Neptuno y … Dan la interrumpio colocando un dedo sobre sus labios: --No tienes que agradecerme o disculparte Kirsten. Nunca me arrepenti de haberte seguido. Somos mas parecidos de lo que piensas. Mi odio por esta raza nacio incluso antes de que mataran a tu madre. Kirsten lo beso en la mejilla y lo abrazo afectuosamente, devolviendole el con mas enfasis y respirando su perfume. --Voy a preparar el desayuno. !Ah! Llamas a tu jefe para decirle que no vas a ir hoy. --Pero … --Nada de "peros", tienes que recuperarte --indico senalando los vendajes de sus piernas que le hubo practicado durante la noche mientras estaba desmayada. Afortunadamente, habian traido algunas algas Olij, que crecian solo a una profundidad de tres mil metros. Eran milagrosas para los dolores y contusiones. La chica se ruborizo al mirar sus piernas vendadas y le agradecio. Cuando vio a Dan y su cabellara negra como el azabache desaparecer tras la puerta de la habitacion, Kirsten suspiro. Nunca quiso meterle en problemas, pero el dano ya estaba hecho y ademas, ambos eran calificados como marginados. Ninguna criatura marina se habria acercado a ellos si hubieran vislumbrado la marca del tridente invertido grabada en sus munecas. Llamo a su jefe para decirle que faltaria aquel dia y antes de ir a desayunar, se quito las vendas y entro prontamente en la banera llena de agua con sal marina. Aquella manana Cris estaba muy agitado, las palmas de sus manos sudaban y se reia como un idiota. ?Pero que le estaba pasando? De hecho, ?que le estaba haciendo esa misteriosa chica? Por mucho que se preguntara, simplemente no podia encontrar respuesta. Oteo el mar con cierta melancolia, como hacia todos los santos dias antes de ir a trabajar. Cerro los ojos y trato de respirar el aroma de sal, algas y peces hasta la saciedad. Era aquel perfume llamado hogar. --?Quien lo hubiera dicho? No crei que echaras tanto en falta vivir con nosotros, pobres peces -- se burlaba Mack, sacudiendo con los dedos la arena de su grueso cabello rojo. --Tiene razon. Nadar todo el dia es un aburrimiento mortal --dijo Giveon sonriendo. Cris abrio los ojos de repente mostrandose incredulo por momentos. Despues su rostro se ilumino de alegria. --Chicos, ?que estan haciendo aqui? Que linda sorpresa. Dios, os extrane --dijo lanzandose para abrazarlos. --Oooh, tomalo con calma, amigo. Realmente nos extranaste, ?eh? --Mack se echo a reir a carcajadas, revolviendole el cabello, algo que Cris no le gustaba demasiado. El se alejo un poco mirandolo fruncido y arreglando su masa de rizos. --No, justo esto no lo extrane. ?Sabes cuanto tiempo me llevo arreglarlos? Giveon tomo la masa de rizos y los revolvio el tambien. --Oye, oye. No, no os he extranado. Para nada --dijo Cris tratando de alejarlos mientras los continuaba a reganar, pero terminaron echandose a reir todos juntos. Se sintio vivo de nuevo, feliz. Si, habia extranado a sus mejores amigos. --El castigo de nuestro padre no os basto si estais aqui --les recordo Cris, arrugando ligeramente la frente --algo me dice que vendra otro tiron de aletas. --Ah, no te preocupes por nuestro padre. Ya sabes como es --recordo Giveon. Mack puso su brazo alrededor del cuello de su amigo y lo acerco a el diciendole: --Recordemos que tampoco es un santo, !eh! El va y viene divirtiendose con las mujeres terrestres. De alguien habremos salido. Tal padre … tales hijos. Los tres tritones se miraron entre si echandose a reir hasta hacerles saltar las lagrimas. --Y ademas no podriamos perdernos el concierto en la noche de las estrellas fugaces. Estamos impacientes por escucharte cantar. Tienes la voz mas extraordinaria de todas en el abismo. Cris se sintio halagado e incluso un poco avergonzado por el cumplido de Giveon. --Y luego --concluyo Mack--, no podiamos dejarte con todas las chicas. Entre hermanos todo se comparte. Cris se cubrio el rostro sonriendo. Esos dos nunca cambiarian. --Gracias. ?Que haria yo sin vosotros?

  • El corazon de Joe Byers 2 de Christian Martins

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    EL CORAZON DE JOE BYERS

  • Escape Room de Chris Mcgeorge

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    Una habitacion. Un cuerpo. Cinco sospechosos. Tres horas para encontrar al asesino.

  • Vacaciones en el infierno de Catherine Rosell

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    Evan, un policia experimentado, despierta de un terrible sueno solo para enterarse del regreso de su Nemesis.
    El Agape, un despiadado asesino que reaparece 20 anos despues, complicara aun mas su vida.
    La oscuridad aparecio de nuevo en las calles de Ravenville y la lucha sera dura para todos.

  • Soy la novia de papa de Elsa Prieto Espiga

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    Querida lectora, Bienvenida a mi manual para madrastras novatas. Si has decidido leer este manual es porque te has enamorado. ?Si?, pues... !Enhorabuena!. Estar enamorada te da un brillo especial. A mi me encanta sentirme enamorada... Las primeras miradas de complicidad, la primera vez que nos cogemos de la mano, hasta los primeros desacuerdos. Convivir en pareja es todo un reto, para algunas mujeres incluso enamorarse ya representa un desafio. Pero querida lectora, nada es comparable a la experiencia de enamorarse de un hombre con hijos. Y esto no es cualquier enamoramiento. Ademas de las miradas de complicidad y los idilicos paseos a la luz de la luna, estan sus hijos y el hecho de que te conviertas, de forma repentina, en una madrastra novata. Que no es lo mismo que enamorarse de un hombre...no se...trapecista de circo, viviendo en una caravana o un entrenador de loros. Te has enamorado, te has enamorado de un hombre con hijos. Si, !ENHORABUENA!. Eres una "madrastra novata". Y debes ser una persona valiente en busca de ayuda para poder progresar. Entender los retos a los que nos enfrentamos las madrastras novatas, asumir las dificultades y buscar la ayuda necesaria pueden ser claves para que, ademas, seamos una madrastra novata "feliz". Y si lo que te ha gustado es la portada del libro, espera a leer lo que hay escrito dentro. No importa en que punto de tu relacion te encuentres en estos momentos. A lo mejor acabas de conocer a tu amado y aun no has conocido a sus hijos, o quiza tu relacion esta mas avanzada y ya vivis juntos o puede que seas toda una Madrastra Experimentada -entonces, seguramente, te veas identificada en muchas de las situaciones que comparto en este manual, incluso puede que se te escape alguna que otra sonrisa al recordar tus propias aventuras-. Por razones obvias he escrito este manual dirigiendome a mujeres. Pero mi historia y mis consejos personales son aptos para todos los generos: hombres o mujeres que se han embarcado en la gran aventura de ser madrastras o padrastros novatos. O sois vosotros, los novios de esa "madrastra". En cualquier caso, ?eres un hombre? Entonces, no sueltes el libro, !ni se te ocurra!. Avanza lentamente hacia la caja sin mirar atras y depositalo en la bolsa. Muy bien, asi. A tu novia, la que conoce a tus hijos, le va a encantar. Sois todos bienvenidos. Este manual tiene unas instrucciones de uso muy complicadas e imposibles de entender: 1. LEER 2. DISFRUTAR 3. RECOMENDAR -Y si eres "chocoadicta" como yo, entonces los complicados pasos referidos mas arriba pueden aderezarse con chocolate en cualquiera de sus formas-. Las paginas que vas a leer contienen mi historia de madrastra novata, consejos personales basados en mi experiencia y algunos consejos mas, de otra naturaleza, para los que me he asesorado. He protegido la identidad de los personajes reales y siempre que hable de ellos en este manual utilizare nombres ficticios. Sus nombres seran los siguientes: --Mi ex pareja: El Capitan K. --Su hijo mayor, de 11 anos: Goku --Su hijo menor, de 9 anos: Vegeta Advertencia de uso de este manual: Yo no soy la Dra. Elsa Prieto Espiga especialista en nada. No pretendo que este manual sea una de esos tostones en clave de autoayuda. Tan solo quiero compartir contigo lo que yo aprendi. Con el tiempo, he descubierto que es mejor que encuentres tu modo personal de hacer las cosas, ese que a ti te sirve y con el que te sientes bien. Yo habia experimentado varias relaciones de pareja -unas cuantas muescas en mi cinturon, como decia mi madre-. Siempre he sido una idealista en el amor y ademas enamoradiza, una combinacion altamente explosiva. Imaginate a mi, enamorada esta vez de un hombre con dos hijos. No uno, !dos! Porque con uno ya es telita...- como me decia mi querida amiga Carmen- , pero con dos...ya es una movida. Y vaya si lo es. Cuando te embarcas en una relacion de pareja con hijos, nada te prepara para lo que se te viene encima. Por ponerte un ejemplo, sin comerlo ni beberlo, te encuentras lidiando con que tu pareja, que ademas es padre de dos hijos, tiene una ex, la familia del padre, los suegros, los cunados y sus novias y, por supuesto, tu propia familia... Esto exige muchos juegos malabares... Y ahi estaba yo, con mi experiencia previa en relaciones de pareja menos multitudinarias, – ya sabes a lo que me refiero, chica se enamora de chico y chico de chica-. Y sin absolutamente ninguna idea sobre como manejar este asunto. Sin ningun conocido a quien acudir, sola ante el peligro. Estaba acostumbrada a la ecuacion vital: dudas+lectura = aprendizaje. En los libros esta casi todo -o eso pensaba yo-. A punto de conocer a los hijos de mi pareja, queria saber que podia hacer para que ese encuentro fuese una experiencia positiva para mi y para esos ninos. "Buscare lectura al respecto", pense, "e intentare aprender como llevar esto de la mejor forma posible". Encendi el portatil tan contenta e hice una busqueda con la palabra: MADRASTRA. Menuda gracia. Todos los links que aparecieron eran porno, porno duro. Me tope con un gran dique seco. "?Sere yo la primera madrastra novata en este pais?, no puede ser", me dije. Entonces busque la misma palabra pero en ingles: Stepmother. !Ahh, menos mal!, aqui si que habia lectura interesante: un vergel de informacion a todos los niveles. Recuerdo que me sentia muy sola, como flotando en un mar abierto lleno de olas en medio de una tormenta, sin salvavidas. Asi que me salvaron las lecturas en ingles. Aprendi mucho leyendo. Consegui no ahogarme y llegue a una playa de arenas blancas, donde fui muy feliz. No todos los finales son felices, eso ya lo sabes. Y mi final no fue el de los cuentos, pero fuimos felices y comimos perdices durante algun tiempo... Enamorada de un hombre con dos hijos, menuda aventura... Fui madrastra novata y me enfrente a numerosos retos y de todos ellos aprendi. Desde el primer encuentro con los hijos de mi pareja hasta el modo como sobrevivir a "la ex" o como vivir nuestra propia relacion de pareja. Mis anteriores relaciones, me habian ensenado que la comunicacionon es esencial, y eso fue lo que hizo que mi historia no tuviera un final feliz: mi pareja y yo no nos comunicabamos bien, asi que todos los esfuerzos por ser una madrastra feliz carecieron de importancia al final de la relacion. Por mucho que todo lo demas fluya, si mi pareja y yo no funcionamos, todo lo demas cae cual castillo de naipes. Pero yo no me rindo, !nunca!. Lo cierto es que podria decir que mi vida gira en torno al amor. Yo no le veo el sentido sin estar enamorada. Soy asi enamoradiza. Ya sea enamorada de lo que hago, de lo que veo, de lo que siento, de lo que tengo, de lo que creo cada dia... Y enamorada, he creado este manual de supervivencia para madrastras novatas. Un salvavidas para que las personas como tu, que se encuentran en la misma situacion que yo vivi, tengais lo que yo no tuve en su dia: un manual que os de pautas para que la experiencia sea lo mas rica posible. Da la casualidad de que ademas de haber sido una madrastra novata, soy enfermera hasta la medula, por lo tanto, estate tranquila que esto no te va a doler... Ya sabes que te miento porque esta aventura y este manual no te dejaran indiferente. Por eso quiero acompanarte, cuidar de ti un poco, ensenarte lo que yo vivi y aprendi. Como tantas y tantas veces he tomado de la mano a pacientes y les he acompanado en momentos dificiles, cuando sentian dolor, cuando se sentian solos... Me emociona pensar que vas a pasar la pagina y vas a descubrir mi historia y muchas nuevas ideas acerca de todo lo que conlleva una relacion de pareja con un hombre que tiene hijos. No tengas miedo, sigue leyendo... !Lanzate al agua!. Esta templada y transparente... Si sientes que todo esto es demasiado para ti en este momento, te recomiendo que al menos leas el final del manual donde encontraras mi decalogo para la madrastra novata feliz, fundamental para la aventura que estas empezando o que vas a empezar. Y cuando te sientas preparada puedes leer el resto. !Que lo disfrutes! Elsa Capitulo 1. Asi empezo todo: mi historia. De: Capitan K. A: Elsa ASUNTO: "Hola, eres Piscis como yo, jijiji" ...y asi empezo todo... Ahora ya sabes que soy enfermera. Cuando era pequena y me preguntaban "?tu que quieres ser de mayor?", solia contestar: "yo quiero ser enfermera para ver culos". Nunca pense que iba a ver tantos... -disculpen la crudeza de mi afirmacion-. Soy una enfermera que ha trabajado en muchos hospitales, y tambien decidi, un dia, marcharme a Manchester para poder estudiar y trabajar en el quirofano - una de mis pasiones-. En Espana no se podia hacer la especializacion de instrumentacion quirurgica asi que di el salto a U.K. , como muchos otros enfermeros en Espana. El Reino Unido y su meteorologia... Manchester... !Puede llover hasta un mes completo!. !Sin parar!. Hablar ingles me abrio una de las primeras puertas de las muchas que en mi vida se han abierto gracias a ello: volvi a Espana con un trabajo increible y, a partir de aqui, mi vida de enfermera quirurgica cambio por completo y me transforme, como dice mi madre, en una "ejecutiva agresiva". Durante 7 preciosos anos de mi vida experimente la vida corporativa con sus viajes y dietas pagadas, movil, portatil, coche de empresa, hoteles chulos, reuniones globales en Miami, cursos en Dubai, charlas en Sao Paulo...!Ahhhh!, !que glamuroso!. Mis amigas empezaron a llamarme Penelope Glamour -y lo siguen haciendo-. Amplie mi vocabulario medico de bisturi, facoemulsificador, gasa, pinza con dientes, con terminos del mundo de la empresa como budget, revenue, gross margin, conference call, bonus, target earnings... Como la vida de Penelope Glamour me exigia viajar mucho, lo de tener una pareja -o un gato-, se hacia complicado en ocasiones. Es cierto que en materia de relaciones me acompanaron en mi camino unos cuantos varones, !incluidos dos ingleses! -por cierto, dos manchas negras en mi expediente academico amoroso, sin despreciar a los gentleman anglosajones, por supuesto, simplemente la cosa, a mi, no me funciono...-. Soltera, en mi pisito de soltera madrilena, con muchos ceros en la cuenta..., pase muchos anos conociendo mundo y "perreando" por los bares y discotecas de Madrid con mis amigas. Ahhhh....La noche de Madrid... conocida como "Mordor" en mi circulo de amistades. La noche es atractiva, oscura, perversa, divertida, y a mi me llego el momento de decir BASTA: habia tenido suficientes noches y suficientes relaciones fugaces. No se muy bien como, posiblemente a traves de los anuncios de la television, un dia decidi investigar sobre las webs de citas. Dias mas tarde estaba registrada en una de ellas. El auge y el exito actual de las webs para conocer a ese alguien especial es evidente. Estas webs te invitan a encontrar pareja contestando a su Test de Afinidad. Se anuncian como promotores de relaciones duraderas - atractivo, ?eh?-: el sistema selecciona para ti personas que son compatibles contigo, basandose en datos de tu personalidad, expectativas o estilo de vida. Aquellos anos viviendo la noche, hicieron que este modo de conocer posibles parejas me llamara la atencion. Para mi fue muy facil registrarme e incluso fue divertido. Ya no hay un rango de edad determinado para formar pareja, tanto si tienes 20 como 80 y buscas una amistad o relacion afectiva, en estas webs eres bienvenida. Yo soy fan numero uno de esta forma, una mas, de conocer gente. La sinceridad al registrarte es fundamental y tambien creo que es importante que te animes a incluir tu foto. Seguramente habras oido o habras sido usuaria -o usuario- de una de estas webs. Hay unas cuantas. Yo elegi una en la que se paga por la inscripcion. Mi experiencia fue que, pagando, los candidatos tienen una vision mas seria del proceso y eso se noto en las citas que tuve. Ya habia probado otras aplicaciones de citas gratuitas y la experiencia, aunque grata, no me parecio cumplir con mis expectativas y tampoco cuadraban con mi forma de ser. La inscripcion a la web resulto un buen auto-regalo de cumpleanos. Mi vision personal de estas webs de citas se resume asi: se parece a estar en un bar charlando con chicos, la ventaja es que no te gritan al oido y no tienes que sufrir los distintos alientos de dragon nocturno. Podria escribir rios de tinta sobre este tema. Daria para otro manual... Lo pensare. De momento te contare que, pudiendo elegir el perfil de la pareja que buscas, en mi caso, rechace a los hombres que tenian hijos, aunque tampoco los habia descartado a todos - mi "yo aventurero" - y el Capitan K. fue uno de los perfiles que conserve. En aquel momento, mi cerebro me lanzaba avisos: NO TE METAS nivel I, incluso nivel II. Pero yo, ni caso. Tenia una foto de perfil muy simpatica y aunque yo no inicie un primer contacto con el, el si lo hizo escribiendome el primer mensaje: "Hola, eres Piscis como yo" Yo habia tenido un par de citas antes de conocer al Capitan K., algunas muy curiosas. Por ponerte algun ejemplo, estaba el que mintio en su perfil y era mucho mas bajito de lo que decia, el que no tenia trabajo pero no se atrevio a ponerlo en su perfil, el que quiso besarme en la primera cita y se llevo una cobra como nunca la habia hecho antes y varias sorpresas a la luz del dia, en materia de fisico, de esas parecidas a: "?pero este es el de la foto?". Despues de aquel primer mensaje con el Capitan K., intercambiamos algunos mensajes mas a traves de la misma web de citas, luego pasamos a intercambiar WhatsApp y, finalmente, quedamos. Lo recuerdo muy bien: tardamos casi un mes en vernos. Quedamos para ver una pelicula de esas de apocalipsis zombi con el guapo de Brad Pitt, pero el, unos dias antes y pasando por alto su cita conmigo, la habia visto con unos amigos. Asi que acabamos viendo "Jack el caza gigantes". El caso es que fue una cita muy agradable y divertida. El Capitan K. y yo conversamos alegremente y yo me senti muy bien. Cuando nos despedimos, el tenia unos bombones guardados en el coche, me los dio y me dijo que le encantaria que nos viesemos de nuevo. En nuestra segunda cita fuimos a tomar algo a un pueblo del extrarradio de Madrid. Todo estupendo. Despues me acompano a casa, y metidos en el coche, tuvo lugar el MOMENTO. Nos habiamos conocido, nos gustabamos y habia que tomar la decision de o "nos plantamos" o "seguimos adelante". En realidad yo tenia que tomar la decision. Mi idea era la de dejar de vernos por el simple hecho de que el tenia dos hijos y me parecia que "eso" no era lo que yo buscaba. Y asi se lo comunique. Hablamos durante horas - literalmente -, todavia metidos en el coche. Agradezco la delicadeza que el Capitan K. demostro ya que, simplemente, me invito a continuar. Me tranquilizo explicandome que sus hijos eran su responsabilidad, que el no buscaba una madre para ellos porque ya tenian una, que el buscaba una pareja. Despues de una larga lucha conmigo misma, unos cuantos sudores nerviosos, unos cuantos "venga si", otros tantos "uuff, quita, no" y la enesima senal de alarma de NO TE METAS -ahora a nivel alarma nuclear-, tome mi decision. Pense: "!que rayos! !conocer a este hombre merece la pena!". Y asi comenzo la aventura. Decia Francois de la Rochefoucauld -escritor de maximas-: "Hay ocasiones en la vida en las que para salir airosamente hace falta estar un poco loco", y asi fue como pase de ser una enfermera a ser una "enfermera madrastra novata". Es justo decir que mi vida profesional tambien habia cambiado antes de conocer al Capitan K. Deje de un lado los viajes y la vida de Penelope Glamour, por una vida mas sencilla y asentada en la ciudad. Por entonces ya contaba con un trabajo de 9 a 6 con fines de semana libres, lo que me permitio dedicarme a ser madrastra novata sin andar de aca para alla con la maleta. !Menos mal!. Con el Capitan K. , y por un buen tiempo, fuimos, juntos, un producto exitoso de una web de citas. Disfrute de la experiencia que comparti con el Capitan K., sus hijos, y el universo en el que, con ellos, me instale. No me arrepiento de haber utilizado esta forma de conocer gente y de ello pueden dar buena cuenta mis amigos y conocidos, la plasta que habre dado con este tema a muchos solteros y solteras para que lo utilizaran...espero que no me odien y les haya sido tan util y divertida como a mi. Querida lectora, ahora mismo me encantaria poder tomarme un batido de chocolate contigo, para que me contaras como llegaste a donde estas, como es tu propio Capitan K., como os conocisteis, como decidiste dar el paso y como te sientes siendo una madrastra novata. No puede ser, pero espero que estas lineas te ayuden a volver a situarte en tu propia historia y revivir esos momentos, cuando conoces a ese alguien que merece la pena. Capitulo 2. Las familias reconstituidas modernas: entender las nuevas formas de convivencia. Los vecinos de arriba hacen ruidos muy raros a veces. Encienden el aspirador a horas muy raras... ?de verdad tienen que limpiar la casa a las ocho y media de la noche y a las diez de la manana de nuevo? Mi olfato de enfermera me llevo a investigar por que ocurria esto y observe estas rutinas durante unos cuantos fines de semana. Todo cuadraba, pareja de mediana edad, viven en un apartamento de una habitacion, el tiene dos hijos pequenos, ella no tiene hijos, parece... Esos ruidos solo ocurren en fin de semana, a la hora de dormir. "!Eureka!", le dije un dia a mi amiga Susana, con quien ya habia compartido mis pesquisas. Ella me miro sorprendida al desvelarle mi veredicto. Le explique: ?Conoces los famosos colchones que se hinchan con un motor electrico?... Lo inflan y desinflan por las noches, solo cuando los hijos de el pasan el fin de semana en casa con ellos. !Eso es! !Son una familia reconstituida!". Senti una alegria increible solo por el hecho de estar viviendo debajo de una familia que estaba viviendo lo mismo que yo vivia. Aun estando en estos momentos lejos de mi historia con el Capitan K, tanto en espacio como en tiempo, la huella que dejo en mi es tan significativa, que solo por ello me encuentro hoy aqui, en esta manana de sabado, aporreando las teclas de mi ordenador. Ya te habia dicho que esta aventura no te dejara indiferente. La montana rusa vital que supuso convertirme en madrastra novata, me marco para siempre, y ya no miro con los mismos ojos el mundo, a las parejas con hijos, a los ninos, a los ex y las ex e incluso a mi misma. Algo en mi cambio para siempre y estoy muy agradecida por ello. Estaras de acuerdo conmigo en que cada vez hay mas hombres y mujeres "con mochila", entendiendo por mochila los hijos de su anterior pareja. Seguramente si lo piensas y no eres tu misma quien convive con ella, conoces a alguien en esa situacion. Recuerdo que el Capitan K. bromeaba sarcasticamente con su mochila y solia decir que la suya estaba llena de piedras. Cuando le conoci vivia en casa de su madre y los fines de semana se unian a ellos sus dos hijos. Con un trabajo de salario medio/bajo y una pension imposible que pagar mensualmente, no me extrano que lo viviera todo como un peso: las mismisimas montanas rocosas estaban en su mochila. Y, agarrate, que vienen curvas.

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    El escritor numero uno en ventas Richard Castle, autor de los bestsellers de <>, nos presenta a su nuevo personaje: la detective de homicidios del Departamento de Policia de Nueva York Nikki Heat, dura de pelar, sexy y profesional.

  • Peligroso amor de Sophie Saint Rose

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    Steffani se levanta con el pie izquierdo en su primer dia de trabajo en Nueva York. No funciona la calefaccion, se le estropea la cafetera y para su sorpresa, la secuestran metiendola en una persecucion policial. El culpable es el tarado del teniente Ralf Richardson que se empena en meterla en lios cuando lo que Steffani quiere es vivir tranquila y perderlo de vista.

  • D.O.M. – Veronica A. Fleitas Solich de Veronica A. Fleitas Solich

    https://gigalibros.com/d-o-m-8211-veronica-a-fleitas-solich.html

    Daniel Oliveira Melo, el candidato a la presidencia de Brasil, es un hombre habituado a conseguir cualquier cosa que se le antoje.