• historia de un legajo - Enrique Garza Grau

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  • Historia de un legajo: Novela ambientada en el comienzo ...

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    «Historia de un Legajo » es una novela de ficción que parte de documentos reales del entorno político, social y familiar de una de las personas clave en la ...

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  • 9788494075568: HISTORIA DE UN LEGAJO - IberLibro

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    HISTORIA DE UN LEGAJO de Enrique Garza Grau en Iberlibro.com - ISBN 10: 849407556X - ISBN 13: 9788494075568 - 2015.

  • Historia de un legajo - Enrique Garza Grau - Debeleer.com

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    Historia de un legajo – Enrique Garza Grau ... o la admiración que me provoca la persona de Enrique Garza, a la que veo asomar en cada párrafo del libro, ...

  • Presentación del libro “Historia de un legajo”, del escritor José ...

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    Presentación del libro “Historia de un legajo”, del escritor José Enrique Garza Grau. martes, 21 de abril de 2015. El Muy Ilustre Ayuntamiento de San ...

  • Historia de un legajo

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    Historia de un legajo. Libro Historia de un legajo ... Más libros. Ver todos los libros de: Enrique Garza Grau · 2017 BIOGRAFIAS Y AUTOBIOGRAFIAS HISTORIA.

  • Historia de un legajo - Como escribir un libro Triunfa con tu libro

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    Historia de un legajo. 4 febrero, 2021 by lovevisual marketing · Tweet. If you like this post, please share it along: Tweet. Últimos podcast.

  • Enrique Garza presenta este sábado su primera novela ...

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    La Casa de Cultura de San Lorenzo de El Escorial acoge este sábado, a las 19.30 horas, la presentación del libro Historia de un legajo, de Enrique Garza ...

  • Historia de un legajo | Libros para leer, Libros gratis, Leer

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    "The Lightning Thief Percy Jackson Book Cover" by John Rocco: The Lightning Thief is the first book in the Percy Jackson and the Olympians series by author ...

  • Destinos cruzados de Rafael Alcolea

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    Cuando la vida de Sara parece la perfeccion personificada y pretende ir a estudiar a la universidad junto a su primer amor Javier, un accidente familiar provocara que todos sus planes de futuro al lado de su novio se vean truncados.
    Sara se ve empujada a casarse con un hombre mayor que ella y rico para salvar la economia de la familia, para ello se marcha a vivir a Inglaterra.
    EL devenir de los anos, y el caprichoso destino haran que, tras la muerte de su marido, Sara se encuentre de nuevo con Javier, y se vea envuelta en una serie de intrigas que le haran tomar conciencia de la realidad del mundo en el que se ha movido su esposo.
    Una novela llena de secretos, intrigas, amor y emocion hasta el final.

  • Gimpel, el tonto de Isaac Bashevis Singer

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    El primer libro de relatos de Isaac Bashevis Singer, Premio Nobel de Literatura.

  • El honor de Preston de Mia Sheridan

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    <>. Annalia se ha criado en la granja de los Sawyer, y ha crecido junto a los hijos gemelos de los duenos: a Cole le dio su primer beso, pero con Preston le une algo mas, algo mucho mas intenso, y ella sabe que es amor puro. Preston ama profundamente a Annalia desde siempre, pero su sentido del honor, por su familia, por su gemelo, le impide conquistarla. Hasta que no puede resistirse mas, y durante una calurosa noche de verano en la que sus mundos --y sus cuerpos-- impactan, se desencadena una serie de acontecimientos que alteraran sus vidas para siempre y que provocan que Annalia desaparezca. Pero Annalia regresa a la granja pasado un tiempo para reclamar lo que tanto ansia su corazon, y se encontrara a un Preston que no sabe si puede perdonarla y que no quiere arriesgarse a volver a sufrir. ?Impediran el orgullo y la amargura que Preston se abra a lo unico que ha anhelado siempre? ?Podra Annalia arreglar algo que esta irremediablemente roto? ?Se puede perdonar lo imperdonable?

  • Animal de nieve de Dara Scully

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    Llego con el galope de los caballos. Los animales habian comido de su mano, habian lamido aquellas palmas blancas, hermosas: palmas hechas para la caricia. Las alumnas lo vieron desde los dormitorios. Desde las ventanas: los ojos calientes de la casa. De pie, algunas ya vestidas, otras todavia en camison, los pies desnudos, frios sobre el suelo de madera. Tenian la vista clavada en el hombre desconocido. Quien seria, se preguntaron. Quien seria aquel hombre que tocaba a los caballos con sus manos delicadas, que se quitaba luego el sombrero en un saludo correctisimo. Tal vez un ministro, se dijeron, o un predicador; sin duda alguien de importancia, pues ahi estaba Miss Bell, erguida, rigida como su baston: una mujer de negro. La expectacion ascendia en los dormitorios. Pronto lo perderian de vista, entraria en la casa, su casa, su colegio. Seguiria a Miss Bell por los pasillos, por los rellanos silenciosos, entraria tal vez en su despacho. ?Para que?, se preguntaban. Una de las maestras va a casarse. Tal vez nos deje Miss Stone, que tiene el rostro blanco de las novias. Las alumnas especulaban. Un hombre habia penetrado en sus dominios, en su colegio de paredes de piedra, de entramados de flores en los jardines. ?Acaso se aventuraban a decirlo? ?Era tal vez un maestro? ?Se atreveria Miss Bell a dejar que un hombre ensenara a las muchachas? Frederic permanecia en silencio. Habia dejado atras un hilo de pisadas suaves, un rumor en la gravilla. No habia visto a las muchachas en las ventanas. Podria haber alzado la cabeza, mirarlas: rostros pequenos como flores tras los cristales. Pero seguia con la vista a la mujer que cojeaba. Su baston acompasaba el movimiento de su cuerpo. Le recordo a un fantasma que habia conocido una vez, en un tiempo apenas perceptible. Ella tampoco hablaba. Se habia presentado con educacion; habia en sus gestos una elegancia solapada, cierta nobleza en los rasgos afilados, en sus manos. Alguien habria dicho: no es solo una profesora. Una directora de un colegio para ninas. Un animal dormido la poseia. Habitaba en su cojera, acentuada en las escaleras que llevaban al ultimo piso. Quiso preguntarle su edad. Quiso saber, aquella primera vez, ante la mirada ciega de las muchachas, cuando se habia quedado coja. Si se habia caido de un caballo. Si habia sido la enfermedad o una rotura mal curada. Pero el silencio se habia vuelto movedizo. No hubiera podido hablar, aunque lo deseara. Estaba alli, denso, caliente, un silencio que ascendia por la casa. Una palpitacion muda de las voces de las ninas, de las maestras, todo detenido ante el paso irregular de quien guiaba la vida del colegio. Era un lugar sobrio. Los pasillos estrechos se abrian a las aulas. Dijo que se las ensenaria luego, cuando se hubiera acomodado. ?Llegaria su equipaje al mediodia? Algunas de las maestras ya se habian instalado. Le senalo las escaleras, el tercer piso: los dormitorios. Alli las alumnas cuchicheaban. Una de ellas, alta, de gesto altivo, observaba desde la balaustrada. Luego les relataria como Miss Bell habia guiado al hombre por el colegio. Imaginaria el paso desigual, la voz grave, el gesto amplio de la mano ante las cosas. Imitaria con perfeccion sus movimientos. Era sin duda un maestro, de geografia tal vez, quizas un refuerzo para las matematicas. Un maestro joven, de mirada diafana. <> Las ninas sonaban con los amantes. Sonaban con las novias, con Miss Stone, que llevaba un anillo dorado. Pero la muchacha se conducia con misterio. Habia visto mas de lo que contaba, y lo que decia se alteraba a traves de sus palabras. Podia ser todo lo que ellas imaginaran. Un caballero, un religioso, un hombre del mal. Lo que ella dijera seria aceptado por las muchachas aun descalzas, aun vestidas de blanco nocturno. Tenia el poder de la que ha visto, dominaba la ceguera de las otras. <>, les dijo. Y ellas empezaron a vestirse. Lo dejaron con la promesa de la comida. El cuarto era pequeno, desnudo; la luz aniquilaba su misterio. Veia el jardin desde la ventana. Un parterre de flores se acomodaba ante sus ojos. Al fondo, los sauces cercaban la casa, la hierba todavia humeda de rocio, fresca. Imagino sus paseos por aquel jardin cuidado, la lectura entre los sauces. De nino disfrutaba leyendo en los jardines. Aspiraba el aroma de las flores, la tibieza de la hierba; sus manos acariciaban la tierra con el cuidado de quien toca a un animal pequeno. Supo que aquel jardin lo acogeria. A diferencia de la casa, de las alumnas todavia invisibles, aquel jardin le resultaba conocido. Lo habia habitado antes, en otra vida, en otro tiempo feliz y escurridizo. Comio en su cuarto, en el escritorio que daba a la ventana. Una mujer joven le trajo una bandeja. Le dijo que pronto subirian su maleta, el baul pequeno y anticuado. El se habia quitado la chaqueta, se habia desatado los zapatos. El viaje habia sido largo. <>, le pregunto. Un cierto bullicio se habia apoderado de la casa. Las muchachas, uniformadas, calzadas ya con sus botas relucientes, cruzaban las estancias, se reconocian de nuevo, volvian a la vida del colegio. Habian pasado alejadas un verano entero. Habian aprendido palabras nuevas, tenian cosas que contarse. A el le daban jaqueca. Aquella voz caliente, unisona, trepaba por las paredes de la casa. Tomaria la cena en su cuarto. Comeria en la quietud de aquel reducto pequeno, aquel espacio blanco, limpio. Se enfrentaria a ellas a la manana siguiente. Desperto temprano, antes que la casa. En el jardin se intuia el otono; los sauces ondulaban sus ramas con el viento. El dia seria fresco. Atras quedaban el verano, las fresas maduras sobre la mesa, los largos banos en el rio. El colegio se plegaba sobre el frio, comenzaban a encenderse las chimeneas, las estufas. Pronto pasearian con mitones. Las capas largas de las ninas rozarian las hojas, la hierba a punto de escarcharse. Un invierno prematuro se intuia en los parterres. O tal vez era su propia debilidad. Su miedo creciente a haberse equivocado. Estaba en un colegio. A los treinta y seis anos ensenaria musica por primera vez. Dejaria atras las ensenanzas basicas, la botanica, el algebra, el estudio meticuloso de la ciencia. Aquello que le habian ensenado se disipaba. Tocaria como cuando era nino, ensenaria escalas, tal vez no ensenara nada en absoluto. ?Que sabrian las alumnas de musica? ?Habria alguna virtuosa entre ellas? En realidad no le importaba. Las ninas se mantenian alejadas, su voz habia enmudecido. Estaba alli como podia estar en cualquier parte, atento solo al trazado de las nubes en el cielo. Un ultimo lugar al que aferrarse, aquel colegio, aquella musica que le habia sido devuelta tras anos en la sombra. Habria preferido desayunar en su cuarto, pero aquella mujer joven de la vispera le pidio que la siguiera. Las maestras desayunaban en el comedor pequeno. Eran de edades variadas, de rostros serenos, agrietados algunos, lisos como el de las muchachas los mas jovenes. Habia un solo hombre entre ellas, anciano, ajeno sin duda a la ensenanza. No pregunto por el. Tampoco por Miss Bell, que se encontraba ausente. Las maestras mas mayores le tendieron la mano, saludaron con una educacion uniforme, aprendida tras largos anos en el colegio. Tambien su voz resultaba similar, de inflexion clara; la voz de quien gobierna multitudes. Las imagino ante las alumnas, algunas severas, otras sumisas, domadas por sus criaturas. No reconocio ningun rostro de la calle en ellas. Aquellas mujeres crecian en las escuelas, en los hospicios; caian luego en manos del colegio y alli acababan de formarse. Poseian una mirada comun; los muros de la casa las aislaban. Quizas habian sonado con viajar, con amar a hombres o a mujeres; tal vez lo hicieran todavia, tendidas sobre el lecho blanco, virginal, abiertos sus ojos a la noche. Imagenes de playas amplias o reuniones jubilosas, cualquier cosa que no fueran ninas malcriadas. --Asi que sera usted nuestro profesor de musica --le dijo una de ellas.

  • El diablo me obligo de F. G. Haghenbeck

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  • El beso definitivo (Los Kinsberly 2) de Evelin Mordan

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    Segunda entrega de la serie <>.

  • Lia, aqui y ahora de Edurne Cadelo

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    Lia siempre fue organizada y metodica, creyo que envejeceria al lado de Carlo, su unico amor; aunque se equivoco, porque su relacion termino despues de estar juntos durante dieciocho anos, y no de la mejor manera posible.
    Lia esta adaptandose a su nueva etapa, sola, disfrutando de la tranquilidad de Santander, su ciudad, cuidando de sus hijos e incluso un poco de ella misma; es entonces cuando Julia, su mejor amiga, le regala un viaje bastante surrealista a un resort del Caribe.
    Alli el destino, o una mano negra, pondra a Axel en su camino. Un chico mas joven, guapo y algo engreido, con el que lograra sentir de nuevo.
    A partir de ese instante, Lia entendera que los asuntos del corazon no atienden a la razon, al menos no siempre.

  • Eleanor Oliphant esta perfectamente de Gail Honeyman

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  • Las alcantarillas del poder de Fernando Rueda

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    <>. Esta frase, del que fuera presidente del Gobierno, Felipe Gonzalez, abre un libro apasionante y sorprendente que introduce al lector en los vericuetos del Estado desde el inicio de la Transicion. El objetivo es hacer un retrato lo mas fiel posible del comportamiento -agentes, operaciones secretas y actividades- de la empresa de fontaneros mas potente que ha tenido la democracia: el Cesid, hoy llamado CNI, creado en 1977 por el teniente general Manuel Gutierrez Mellado.

  • La casa del lago de Thomas Harding

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    ‘Si Hanns y Rudolf era una sonata La casa del lago es una sinfonia: la historia del siglo xx vista desde la casa de recreo familiar de los Alexander. Un libro admirable, fascinante, lleno de fuerza.’ The Economist En la primavera de 1993, Thomas Harding viajo a Berlin con su abuela para visitar una casita a orillas de un lago. Era su ‘lugar del alma’, decia la anciana, un refugio que se habia visto forzada a abandonar cuando los nazis llegaron el poder. Veinte anos despues, Thomas regreso a Berlin. Ahora la casa estaba vacia, en ruinas, y su demolicion era inminente. Un sendero de cemento atravesaba el jardin, senalando el lugar donde habia estado el Muro de Berlin durante casi treinta anos. Por todas partes habia indicios de lo que fue antiguamente aquella casa, rastros de cinco familias que antano tuvieron alli su hogar. Thomas Harding cuenta la historia de este pequeno edificio de madera, que es tambien la cronica de un siglo violento y agitado y de la vida de sus habitantes: un terrateniente noble; una prospera y respetada familia judia, los Alexander; un famoso compositor nazi; una viuda y sus hijos; un informador de la Stasi… Desde finales del siglo xix hasta la actualidad, desde la devastacion de dos guerras mundiales hasta la particion y la reunificacion de una nacion, esta es una historia de supervivencia, de alegrias y felicidad domestica, de terribles penas y tragedias, y de un odio transmitido a lo largo de varias generaciones.

  • La huida de Bella de Elsa Tablac

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    DUNCAN Estaba convencido de que ese no era su nombre real, pero yo ya no podria llamarla de otra forma. Bella. Observe como se deslizaba alrededor de la barra, sobre el escenario, vestida solo con un bikini minimo y brillante. Nuestras miradas se cruzaron y creo que en ese instante baje los ojos. Era complicado asimilar tanta belleza y ponerla en el contexto en el que me hallaba. El sitio no era otro que el club de striptease de Roscoe. Era la tercera vez en menos de diez dias que acudia alli para tomar una copa con mi socio y amigo Justin. Esa era la version que el tenia. Una excusa debil que dudaba que pudiese sostener durante mucho mas tiempo. En realidad solo queria volver una y otra vez para verla a ella. A Bella. Todas las noches que hiciesen falta. Pero ya habia decidido que la proxima vez acudiria solo. --No te creas que no me he dado cuenta, Dun --me dijo Justin. Empezaba a arrastrar un poco algunas silabas. Aquella noche conducia yo de regreso al motel donde nos alojabamos, y el ya iba por su tercera copa. Desvie la mirada. En ese momento el local de Roscoe estaba en uno de sus momentos algidos de la semana. Eran las doce de la noche del jueves y el bullicio era casi atronador. --?Que es lo que no se te ha escapado esta vez? --le pregunte. Justin senalo a la stripper con el dedo. A mi Bella. --He visto como la miras. --?Acaso hay alguien en este antro que no la este mirando? --No. No no no. Ya sabes a lo que me refiero. Jamas has querido acompanarme a un club de striptease, Duncan. Nunca te ha dado la gana. Y esta noche estamos aqui por tu propia iniciativa. Por tercera vez. ?Y piensas que voy a creerme que solo te apetecia tomar una copa? Si ni siquiera quieres beberte una cerveza. Sonrei. Era muy dificil enganar a aquel cabron. Demasiados anos juntos. --Eh, amigo. Que yo no te estoy juzgando --continuo--. Pero si te interesa esa chica deberias… no se, acercarte a ella. Intentar hablarle. No siempre va a estar subida ahi arriba. O al menos ponerle uno de estos entre ese par de tetas. Justin me extendio un billete de veinte dolares sobre la barra. La sola idea de plantarme delante de Bella y ofrecerle dinero a cambio de unos segundos de su atencion me resultaba casi ofensiva. Le devolvi el billete. --Nah. Veinte dolares no llega para pagar ni uno de sus pestaneos. Justin solto una carcajada. --?Una stripper, Duncan? ?Estas seguro? Podrias tener a la mujer que quisieras y te encaprichas de una de las chicas de Roscoe. Me encogi de hombros. Tampoco me apetecia seguir negando la evidencia. Mi socio saco la cartera del bolsillo. Una de las razones por las que estaba tan euforico ese dia era que habia ganado una mano importante de poker justo antes de nuestro viaje. --?Que haces? --le pregunte. --Tengo una idea mejor --dijo, sacando un fajo de billetes--. Un lap dance. Te vas con ella a uno de esos apartados. Y que te haga un striptease privado detras de la cortina. Y cuando termine le dices que te encantaria llevarla a cenar y al cine, y regalarle joyas. --Tu ves demasiadas peliculas --respondi, riendome--. Guarda eso, anda. Justin levanto el dedo para llamar la atencion de Mindy, la camarera. Una veterana del Roscoe que no habia dejado de mascar chicle desde que habiamos entrado y a la que ya nada podia sorprender. --Dime, guapo. --?Cuanto dirias que cuesta un show privado de aquella senorita? --le pregunto. Le propine una patada por debajo de la barra, pero no se dio por aludido. --?Quien? ?Bella? --Si, aquella. La rubia flexible con cara de buena chica. Mindy se rio abriendo mucho la boca y exhibiendo varias caries. --Sigue sonando, guapo. Bella no hace privados. No los necesita. Es la chica de Roscoe que mas dinero gana. La numero uno. Con diferencia. --Todos tenemos un precio --dijo Justin. Mindy se encogio de hombros. --Todos excepto Bella. Yo puedo hacerte ese show privado, si quieres --contesto la camarera. No habia podido evitar echar un goloso vistazo al fajo de billetes que Justin habia sacado de paseo por encima de la barra hacia unos segundos. Me acerque a su oido y le susurre que parase de una vez. A veces era un ordinario y un fanfarron. Justin disfrutaba dejandome en evidencia solo para satisfacer su morbo personal. Mientras el se ponia a charlar con Mindy, le di la espalda y la contemple de nuevo. La idea de que Bella supiese que se habia insertado a fuego en mi pensamiento me provocaba vertigo. Era ridiculo. No estabamos en el instituto. Soy un tipo con exito y tengo mi propio negocio. Y ella es una stripper. Como minimo. Quien sabe si va mas alla. La cancion que sonaba en ese instante era Poison, de Alice Cooper. Bella se contorsionaba alrededor de la barra como si esta fuese una extension de su cuerpo, una mas de sus perfectas extremidades. Cada uno de sus movimientos se amoldaba a la musica y a todas y cada una de mis expectativas. Observe el coro de babosos que tenia alrededor y que lanzaban billetes a sus pies. Ella les sonreia como si fuese de otro planeta. Era una autentica diosa y no podia dejar de pensar en ella desde hacia casi diez dias, los mas extranos de mi vida. Una stripper, Duncan Murphy. Nada menos. Diez dias tratando de asimilar la realidad. Que me habia colgado de una mujer que bailaba mientras se quitaba la ropa y de la que no sabia absolutamente nada. Ni siquiera su nombre real. Un nombre que ni ella misma me diria. Y sin embargo, tal vez yo no era muy diferente de los tipos que la jaleaban a sus pies. Simplemente la observaba desde la distancia, desde la seguridad de la barra del bar. No me atrevia a acercarme, y si Justin se enteraba de todo lo que pasaba por mi cabeza se reiria de mi hasta el dia del juicio final. Mi proceso mental durante aquellos dias habia sido…curioso. Al principio, negue la evidencia. Trate de olvidarla, aniquilar mi obsesion todo lo rapido posible. Llame a Julia, una antigua amiga con la que tenia citas esporadicas. Conduje hasta la ciudad; la invite a cenar y me sorprendi a mi mismo pensando en Bella mientras esperabamos el postre. Despues, la lleve a su casa y esa misma noche trate de buscar algo de informacion sobre ella en internet. Menudo idiota. Como si estas chicas dejasen algun tipo de rastro en la red. Bella era menuda, atletica y tenia una melena rubia y sedosa que le caia sobre los hombros. Los labios en forma de corazon, y las curvas mas mareantes que recuerdo. Me gustaba fijarme en su mirada, en ver hacia donde dirigia aquellos enormes ojos claros, y debo reconocer que me estremeci cada una de las ocasiones en las que crei que me estaba observando desde su pequeno escenario. Me gire y vi que Justin seguia con la distendida conversacion con Mindy. --Vuelvo enseguida --murmure, aunque mi amigo no me prestaba ninguna atencion. Me dirigi al bano del Roscoe y al salir me quede plantado en medio de la sala. Bella seguia moviendose por el escenario, y justo en aquel momento se desprendia de su sujetador. Inmediatamente cubria sus grandes pechos, rosados y perfectos, con su antebrazo. Era magnetica. No podia apartar la mirada de ella, a pesar de que habia otras chicas haciendo cosas muy parecidas en aquella sala. Me encamine hacia el borde de su escenario. En aquel momento no pensaba, solo respondia a mis impulsos. A pesar de la contundencia de sus curvas yo no podia apartar la mirada de sus ojos, convertidos en un ancla que ya nos habia unido.

  • Los falsificadores de Bradford Morrow

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    <>. JOYCE CAROL OATES La comunidad bibliofila no da credito cuando Adam Diehl, un solitario coleccionista de libros raros y curiosos, aparece muerto en su casa de Montauk: le han cercenado las manos y su cadaver esta rodeado de valiosos ejemplares con la pagina de cortesia arrancada. Cuando a las pocas semanas del incomprensible asesinato, la hermana del difunto y su pareja ;un talentoso falsificador reformado, con una especial habilidad para imitar la letra de sir Arthur Conan Doyle; empiezan a recibir unas cartas de amenaza salidas de la pluma del mismisimo Henry James, se desencadena un letal duelo de simulaciones e imposturas en el que pronto resultara imposible distinguir al autor del falsificador o discernir el original de su replica, y en el que la muerte se impone como la unica certeza… En este absorbente thriller literario, Bradford Morrow alcanza un perfecto equilibrio entre la mejor novela negra y la ficcion mas clasica. No cabe duda de que los lectores de una de las dos se sentiran complacidos de sobra y de que aquellos aficionados a ambas quedaran con ganas de mucho mas. Seguro es tambien que por su profundo conocimiento de los libros unicos y de quienes viven por y para ellos, Los falsificadores solo podria haber sido firmada por un autentico maestro como el.

  • Donde Pertenecemos de Brenda Novak

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    Savanna Gray necesitaba otra oportunidad. Su vida se habia desmoronado cuando su esposo fue detenido por violar a tres mujeres. Tras divorciarse, se llevo a sus dos hijos a Silver Springs, buscando refugio en la granja que su difunto padre siempre habia querido rehabilitar.

  • Navegando por la tentacion de Lorraine Heath

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    Tres jovenes herederos encerrados por un despiadado tio escaparon en direccion al mar, a las calles o a guerras lejanas, esperando el dia en que pudieran regresar y reclamar sus derechos de herencia.

  • El regreso de Sarah Ellen (Tu me ves 4) de Gemma Herrero Virto

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    Una casa en la que nunca entra la luz del sol, una madre obsesiva, una nina con una extrana enfermedad, un bosque oscuro en el que es mejor no adentrarse…

  • Todo Cuentos de Claudio Hernandez

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    Stephen King es un buen narrador de relatos y cada siete anos saca puntualmente, una antologia de cuentos, al cual mas sorpresivo. A mi, me encantan. Disfruto como un enano leyendo en voz alta sus cuentos. Algunos de ellos tan aterradores que los leo de dia. Pero el, es Stephen King y domina el arte. Yo soy un pugil a su lado, pero creo que he conseguido reunir bastantes relatos de calidad. Al menos eso creo yo, pero eso no puedo decirlo yo. Son ustedes, los lectores quienes juzguen. Si al acabar este libro-eso si lo acaban-me sentiria muy feliz por ello. Eso es porque algo se ha quedado retenido en mi mente, tras leer tantos relatos de King, Poe o Lovecraft. No, no me comparo con ellos, pero creo que en algunos casos he conseguido crear la atmosfera necesaria para que el cuento se pueda leer y no durante la noche. Se nota y mucho, que estoy influenciado por los mencionados maestros y de pronto recuerdo, en mi adolescencia, como buscaba los libros que contenian algun cuento de ellos, y otro buen punado de escritores del genero. Espero que disfruten leyendo, como yo escribiendolos. Espero que pasen mucho miedo y que de vez en cuando abran mas los ojos y no la boca. Eso seria un punetazo en la barriga para mi. Adelante. Lee. Claudio Hernandez La caja de los relatos 1 Con trece anos de edad Steve se encuentra una caja repleta de manuscritos, en el sotano de la casa de su tia. Esta de paso y es una de las muchas casas en las que vivira hasta la edad adulta, mucho mas adelante. Entonces recordara su ninez y que sintio al encontrar la caja, que rapidamente le dio el nombre de “Inicios”. Steve se acerca a la caja de carton amarillenta y empolvada, dispuesta como una forma siniestra en la penumbra. Se acerca lentamente, pero sin titubeos. Y piensa que de pronto podria salir de alli una enorme rata de largos dientes y un rabo como el palo de una escoba. Steve se acerca de todas formas. Un poco mas. Esta en silencio y de sus labios convulsos no sale ni un silbido, sus ojos, abiertos como platos otean en la penumbra. Alrededor de la caja. No hay nada. Salvo esta caja. Se acerca mas hacia ella y entonces su corazon comienza a palpitarle con desmesurada rapidez, en una ola creciente. Cada vez mas. Comienza a sentir calor. Las primeras gotas de sudor aparecen en su frente y una de ellas se introduce en su ojo derecho. De forma impulsiva se lleva la mano ahi y manotea sus enormes gafas de montura de hueso que casi se caen al suelo, las cuales estan arregladas con cinta adhesiva. Se acerca mas y mas. El galopante corazon parece latirle ahora en su propia mano. Y toca la caja, primero con la yema del dedo indice, despues con todos los dedos. La caja esta cerrada. Steve curva sus labios, traga aire y lo expulsa en un potente soplido. El polvo sale despedido como una tormenta de arena hacia todos lados. Entonces ve las iniciales D.E.K en una de las solapas de la caja. --?Que? Steve sopla una vez mas para eliminar el polvo restante que cubre la caja. Ahora su corazon estalla dentro de su pecho. ?Que sera amigo Steve? Ten cuidado con lo que te encuentras dentro de ella. Le sacude una voz interior. Ahora con las dos manos comienza a abrir la caja de carton. Y dentro ve algo. No es aterrador, no son ratas ni tan siquiera serpientes ni monedas como recordo, mientras miraba el interior de la caja, unas monedas que un amigo suyo escondio en el sotano de su casa para protegerlo de su hermano mayor. Recordo tambien que solto el tarro de monedas cuando escucho de su hermano que en el bosque habia un chico muerto. Pero pronto los recuerdos se diluyen al ver de nuevo el interior de la caja. Papeles. amarillentos, empacados y acordonados con una fina cuerda. Eran manuscritos. Hojas sueltas numeradas. todos los folios tenian texto. Mucho texto y a primera vista todos tenian una nota adjunta que decia, a malas penas si se leia, ” lo sentimos pruebe otra vez”. Steve saco todos los manuscritos de la caja mientras oteaba las hojas, habia palabras interesantes como “garras como espatulas”, y “se convirtio en un monstruo” y “muerte”. Eran las ocho y media de la manana y los primeros rayos del sol se atrevian a pasar por entre los huecos de la pared de tablas. El pulso del corazon galopante dio un vuelco de entusiasmo. A Steve le gustaban aquellas palabras y pronto supuso que eran historias de terror o quizas de ciencia ficcion. Y transcurrio la manana en el sotano leyendo aquellas viejas paginas amarillentas y rasgadas, mientras los rayos del sol se movian dentro del sotano formando diferentes formas de sombras. Y ya con el pulso estabilizado aunque extasiado o emocionado, se preguntaba que diablos significaban aquellas iniciales. D. E.K. --La cara mas horrible que se pudiera visto antes --susurro Steve. Y siguio leyendo frases escabrosas, horribles algunas y atractivas para el, otras. Habia encontrado una caja llena de relatos de terror y novelas de ciencia ficcion. Algo que le entusiasmaba. 2 Pasar los dias leyendo los manuscritos encontrados, en la penumbra de su habitacion, era todo lo mejor que le podia suceder, ya que en la escuela secundaria era objeto de todo tipo de burlas y eso le pesaba mucho. Steve, un nino de trece anos que habia aprendido el arte de amar la lectura y la escritura, era verdaderamente un nino solitario a los ojos del mundo. Sus palabras, cuando hablaba, casi ni se escuchaban. Hablaba poco. Mas bien susurraba y podia contar con los dedos de la mano cuantos amigos tenia. El y su nuevo descubrimiento ocupaban gran parte de su vida ahora. Escurridizo en la escuela, cerraba sus ojos bajo los gruesos cristales de sus gafas cuando le decian tacos. su miopia era evidente y caminaba casi encorvado debido a su delgadez y su altura. Su pelo negro, aplastado sobre el craneo, como una masa gelatinosa, mostraba todo tipo de formas en su peinado. Y todas las cosas segun el, no sucedian porque si, sino que tenian algun sentido. Un significado. Lo descubrio a medida que devoraba los relatos perdidos de aquella caja, cuyas iniciales todavia le sorprendian. 3 Mientras apuraba el cigarrillo de una larga calada, Steve miro de reojo el final de uno de los relatos. --Me encanta! --dijo de repente, al tiempo que dejaba las hojas amarillentas sobre la cama. --De que trata? --se intereso su hermano. --De un hombre que se infla a beber cerveza y se convierte en una masa deforme que devora gatos --se apresuro a contar Steve con un brillo inusual en sus ojos. --Uhmm --eso esta bien le contesto Ben, con la mente en otra parte. --Es fantastico!. todo lo que estoy leyendo es fantastico. Habla de maquinas que cobran vida, de un asesino en serie, de un pueblo controlado por los ninos --Steve estaba entusiasmado y su voz cada vez era mas grave--. Tambien hay alumnos que mueren y regresan de la muerte!. --Siempre te gustaron los cuentos de terror, ?eh? Hermanito. --Su voz sonaba distante. Steve se llevo una mano hacia el ojo derecho para quitarse una lagana y se aparto las gafas con sumo cuidado. No dijo nada. Solo se quito la lagana con el dedo indice y parpadeo ligeramente. Despues, se puso de nuevo las gafas y se quedo dubitativo, con la mejilla apoyada en uno de sus punos. Reino el silencio por un largo tiempo. Ben estaba ahora mirando a traves del cristal de la ventana que estaba sucio. Fuera nevaba copiosamente y los copos de nieve se estrellaban contra el cristal haciendose pedazos. Quizas, dibujando formas imposibles. De repente la voz de Steve, sono cascada, pero fuerte. --Algun dia sere un escritor profesional y me comprare un enorme coche --hizo unos cuantos ademanes de manos y dejo caer los brazos. Tambien dejo caer el cigarrillo consumido al suelo y lo aplasto con el pie izquierdo. Ben se volvio hacia el y asintio con la cabeza. 4 Las pesadillas eran recurrentes si y los trabajos para aportar algo mas en una casa pobre, eran sencillamente embarazosos. Steve tuvo junto con otro amigo de la escuela, que cavar durante una semana, varias fosas en las que iban a enterrar los ataudes. Steve no los vio y por ello le pregunto a su madre si habia visto morir a alguien de verdad. --Dos veces --respondio ella. Steve hinco los codos sobre la mesa y abrio mas los ojos. --?Y que vistes? --le interrogo inmediatamente, con un brillo inusual en sus ojos. Su madre movio la cabeza de un lado para otro y se llevo una mano a ella, como para sustentarla. --Nada --respondio con un silbido inaudible en la voz. --?Algo tuviste que ver? --insistio de nuevo Steve algo nervioso ya. Hubo un corto pero cansino momento de silencio y al fin contesto. --Vi paz. Se trataba de una nina de corta edad. Estaba morada pero todavia tenia los ojos abiertos. Habia algo de brillo en ellos pero que se iban apagando poco a poco --Trago saliva y dejo de hablar por otro ominoso y largo silencio. Despues continuo--. Un hombre le hizo el boca a boca y de la garganta de la nina salia agua, abundante agua, pero el brillo de sus ojos se perdian por momentos. Se puso mas amoratada. Pero ningun musculo de su cara reproducia dolor alguno. Estaba en paz. El hombre seguia haciendole el boca a boca. Salio mas agua y sus ojos se cerraron lentamente. Su cara estaba muy amoratada pero no afligida. Parecia que estaba durmiendo, salvo el color de su cara. Habia paz. Y silencio. No habia nada mas. Steve bajo los brazos de la mesa y se quedo dubitativo durante mucho tiempo. 5 Y esa noche Steve tuvo una pesadilla. Sono que su hermano Ben corria la misma suerte que la nina ahogada. Estaba recostado, en el suelo, a la orilla del lago Cristal. Sus ojos estaban abiertos y de su boca manaba agua sucia. Trataba de decir algo, pero Steve no conseguia escucharlo. En el sueno todo estaba en silencio. Los ojos de Ben se cerraron un instante y se abrieron despues. Su cara cada vez mas hinchada y amoratada estaba frente a el. Los ojos de su hermano le miraban, casi vidriosos. Y entonces el sonido se activo como si alguien le hubiera dado al interruptor. --La.Ca --dijo Ben en voz muy baja. Steve puso cara de sorpresa y horror al mismo tiempo. Sus facciones se debilitaron y dibujaron en su cara una preocupacion extrema. Quizas eran las arrugas que formaban surcos sudorosos y lo que representaba era miedo. Sencillamente eso. Miedo

  • Salitre de Diana G. Romero

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    Cuenta la leyenda que una joven sirena quiso saber lo que era sentir emociones humanas. Para ello, tuvo que adentrarse en las profundidades marinas y aceptar un intercambio. Cambio su corazon helado por uno fragil, inestable... humano. Para ello, tuvo que dar algo a cambio. Algo que afectaria al rumbo de su existencia. Esta es la historia de Natalia, la hermana de Alex, en su busqueda por conocer el amor. Una busqueda que irremediablemente cambiara no solo su destino, sino tambien el de Alex, Alba y Alvaro. Si te quedaste con ganas de mas sobre los protagonistas de Marejada y Sizigia, esta historia es para ti. Eso si… el rumbo de los acontecimientos, como la marea, es totalmente impredecible.

  • No es tiempo para amar de Carlota Manzano

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    No sabia que hacia en ese lugar, ni siquiera que me habia llevado alli, mas que ese arrebato de querer demostrar algo que ni yo misma creia. No me sentia militar, me sentia asalariada y con un trabajo fijo, que me permitia poner mantenerme a flote. Me habia separado de mi batallon. De repente estaba sola en medio de la nada, en esas tierras dominadas por el ansia de captura y si caia prisionera era mujer muerta. Miraba hacia fuera a traves de las ventanas huecas de esa casa destruida para ver si hallaba el modo de llegar al campamento, pero el panorama era desolador cuando mi mirada se encontro con un sargento de mi ejercito. Me miro y me hizo un gesto indicativo de para donde nos ibamos a ir, aunque no representara mi salvacion, me hacia sentir un alivio tremendo no estar sola en tierra hostil y poder aferrarme a ese companero que tambien se habia separado del grupo. Me iba a cubrir, sus dedos avisaban que a la de una, a la de dos y a la de tres... Corri agachada hasta donde me indico, una zona de arbustos y arboles, que logre alcanzar y esconderme. Lo volvi a mirar y me hizo un gesto de que lo cubriera, mire a todos lados y le saque el dedo pulgar para que avanzara hacia mi. --Sargento Chester --le hice el saludo--. Gracias a Dios que no estoy sola --mi voz sonaba agitada--. Soy la soldado Gilca. --Tenemos un problema, la base esta al otro lado de aquel pueblo --senalo hacia atras. --Tendremos que rodear por uno de los dos lados. --Los guerrilleros estan avanzando por el interior de las poblaciones, estan desde alli colocados estrategicamente. --Tambien los tienen rodeados, debemos alejarnos por las montanas lo suficiente para que no nos vean. Soldado Gilca tenemos que irnos ya, ponte a cubierto, yo voy delante de ti, y vamos a avanzar hasta alli, no pierdas la zona de atras. El pulso me temblaba, recordaba aquellas palabras de mis padres de que no iba a ser nada en la vida. Eso si, cabezona como era, me presente a las pruebas del ejercito sin saber que las pasaria y alli estaba en mi primera mision, jugandome la vida por el simple hecho de demostrar al mundo que podia ser alguien. Fuimos avanzando mientras me sentia en el ojo del huracan. Para mi, que debia haber mil guerrilleros apuntandonos. Esa era mi sensacion en cada momento, pero queria demostrar fuerza y dejar esa sensacion a un lado, calibrar el peligro real y controlarlo, en la medida de lo posible. Por fin logramos llegar a ese punto donde nos sentiamos un poco mas seguros para planear el nuevo avance. ?Habria sido solo el buen hacer del sargento o Dios, el universo o lo que quisiera que fuera habian escuchado mis plegarias? Porque ya se sabe, una, creyente no es, pero cuando le ves la cara a la muerte haces un pacto con el mismisimo diablo, si es necesario. El campamento principal estaba alli, en la provincia de Kabul donde se habian levantado dos campamentos de nuestro ejercito. Nuestra mision consistia en minimizar los actos terroristas y para ello los asaltos a edificios, las operaciones nocturnas y las incursiones enemigas formaban parte de nuestro dia a dia. --Vamos a tardar por lo menos doce horas en llegar hasta alli --me miraba con seguridad y eso me hacia sentir que habia probabilidades de llegar. --?Crees que llegaremos de verdad? --No creo, estoy seguro, pero tenemos que estar atentos en todo momento y con la cabeza fria --su mirada era convincente y su media sonrisa de consuelo era lo que me llenaba de esperanzas. --Si me saca de aqui me tiene a sus ordenes para toda la vida --bromee. --No lo dudo, muerta no lo estarias --reimos en voz baja. --Tambien es verdad, mientras este viva y en el ejercito estare a su disposicion --sonrei adoptando un gesto de resignacion. --Tampoco soy tan malo, es mas creo que nunca cruzamos palabra. --Nunca --sonrei. Aunque perteneciamos a la misma base en nuestro pais, yo tenia otro destino cuyo mando no ostentaba el, asi que lo conocia de vista, pero nunca nos habiamos parado a hablar, ni siquiera en aquella mision. Eso si, sabia quien era perfectamente. --La noche va a caer y es bueno para avanzar, ahora tenemos la oportunidad de hacerlo con mas seguridad que si fuera de dia. --Lo que usted diga, me siento un conejo a punto de ser presa de los guerrilleros --mire hacia arriba. --Tranquila, no tenemos otra que llegar hasta alli, asi que pensemos en positivo y a confiar en que lo vamos a lograr, no contemplo ninguna otra opcion. --Mejor, mejor --asentia nerviosa mientras lo miraba. Comenzo a visualizar cuanto estaba al alcance de sus prismaticos y yo lo seguia sin perder la vista a todos lados, sabia que podiamos llevarnos una sorpresa en cualquier momento. Y, si algo tenia claro es que no iba a ser buena. Sentia un frio interior imposible de describir. ?En que diantres pensaba? En ese momento en el que por fin tenia un trabajo, aunque pensara que no valiera para el, voy yo y me meto en ese lio del Monte Pio. Por el amor de Dios, si hasta ya tenia mi propia casa y con ello mi ansiada independencia, esa que tanto me habia costado y que tanta ilusion me hacia, pero no, se ve que pense que en Kabul habia mejores fiestas. Paramos al comprobar que un coche todoterreno salia del pueblo en direccion a la montana, pero lejos, hacia el frente. Nosotros estabamos a un lado, a una distancia considerable. No obstante, no podiamos hacer ningun movimiento extrano. Mi corazon se aceleraba por segundos, no queria que por nada del mundo ese coche cambiara el rumbo ya que iban cinco personas que estarian deseosas de abrir fuego. --Se van, tranquila, se van --no perdia la vista de ellos. --Y que no vuelvan --murmure en voz alta. ?Habria escuchado mi aceleracion? No queria ponerlo mas nervioso, bastante tenia el con ser la cabeza pensante del asunto, pero lo mio era irremediable. Me sonrio y me hizo un gesto con la cabeza para avanzar, yo veia que nuestro destino estaba a anos luz de nosotros, que no tardariamos doce horas sino una eternidad. Me seguia temblando hasta el pelo, no veia avance alguno de aquella manera, pero obvio que lo estabamos haciendo. Sin embargo, mis miedos eran mas grandes que mi sueno de llegar a ese punto, que ya es decir. --Si llegamos a mi me tienen que arrestar --volvi a hablar en voz alta. --?Y eso? --Se giro y levanto la ceja. --Ya se, no lo entiendes, pero eso significa que, si logro mi objetivo y llego, no me muevo hasta que me lleven para Espana. Vamos, que lo tengo claro. No salgo asi me encanonen para obligarme --dije sin pensar que le estaba hablando a un suboficial. De todos modos, en la situacion que estabamos no creia que me lo tomara en cuenta. --?Piensas que despues de esta yo voy a salir del campamento de nuevo? --pregunto confirmando mi broma. --Pense que eras mas valiente --me maldije por volver a hablar en voz alta, pero ya lo habia dicho. --Todos los somos hasta que nos vemos en estas --me sorprendio su respuesta--. En cualquier caso, no es lo mismo estar en grupo que como los dos estamos ahora mismo y menos mal que nos hemos encontrado --seguia andando mientras yo iba detras de el. --La verdad es que es en estos momentos cuando una se plantea la de cosas que haria a cambio de no estar en esta situacion. --Si, es verdad --decia girando su cara para transmitirme su media sonrisa. --Hasta me casaria con un guerrillero si me atrapara y me lo pidiera, todo con tal de no morir aqui --rei nerviosa solo de imaginarlo. --Yo te vendo a cambio de mi libertad --bromeo. --Pues vaya aliciente me acabas de dar --negue incredula. Sinceramente, no lo creia. No sabia por que, pero aquel hombre me transmitia seguridad. Quizas fuera por el simple hecho de que yo iba por alli sola como pollo sin cabeza hasta que me di de bruces con el o porque realmente sabia lo que hacia y eso se notaba. Seguimos avanzando con cuidado extremo y sin hacer apenas ruido. Evitabamos hablar cuando estabamos andando ya que el iba pendiente a cuanto nos rodeaba. ?Y yo? Yo iba pendiente a su culo, a ese que me guiaba hasta la posible salvacion. Hablando de culo, nunca me habia fijado en el y no podia negar que a traves de lo mucho que llevaba de ropa, mochila y demas, se dibujaba respingon, bien curtido. Ya se me pasaba de todo por la cabeza, el miedo mas que alejarme de pensamientos lujuriosos, me acercaba a una mezcla explosiva que evadia mi mente. ?Explosiva tenia que ser el termino? Vaya si era desafortunado, rei internamente.

  • Enamorarse de Olga Salar

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    Las hermanas Obando son dos mujeres completamente opuestas, tanto fisica como mentalmente y, a pesar de ello, ambas buscan lo mismo: la felicidad de la que todo el mundo habla, y la misma meta de una vida plena.

  • Peccata Minuta de E. Wolf

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    Entre cheesecakes, madalenas y pasteles de chocolate, la vida de Marina transcurre rutinaria en su cafeteria despues de ser despedida de un famoso restaurante por ciertas “discrepancias” con el chef principal. Hasta que la invitan a participar en uno de los mejores y mas prestigiosos concursos de reposteria del mundo. Teo Massague es uno de los criticos culinarios mas mordaces del panorama, su nivel de exigencia es demencial y su paladar, exquisito. No le tiembla el pulso a la hora de hacer una critica ni de ser un verdadero cinico al puntuar un restaurante. Tras un encuentro fortuito entre ellos donde la situacion se les va de las manos vuelven a verse, esta vez como juez y concursante en << El mejor postre del 2020 >>.?Podran evitar caer de nuevo en la tentacion?

  • La suerte de los idiotas de Roberto Martinez Guzman

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    Lastrado por una ultima mision policial en Madrid que no acabo de la mejor manera, el policia Lucas Acevedo regresa a Galicia para poner en orden su cabeza. Cuando cree que lo ha conseguido, una noche conoce a una mujer que le hara plantearse la solitaria existencia que ha llevado hasta entonces. Sin embargo, pronto se complican sus planes. Mucha gente comienza a morir en su entorno y, en el momento en que se da cuenta de que el tambien esta en el punto de mira, tendra que librar una batalla de la que no conseguira salir indemne.

  • Amurao. El aullido del lobo solitario de Fran Barrero

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    ?Que encontraras? La inspectora Cristina Collado parte hacia Estados Unidos para realizar un curso especializado en asesinos en serie e impartido por el FBI.

  • Nadine de Susana Aikin

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    Cuando tu mundo se derrumba, ?puedes encontrar en tu pasado las claves de tu futuro? Dos hermanas, Nadine y Alexandra, cuyo estilo de vida diferente las ha mantenido separadas desde hace anos, se reencuentran: Nadine es una poeta reprimida que se refugia en un mundo conservador y superficial; Alexandra es una actriz pasional e impredecible que lo ha arriesgado todo por los escenarios. Pero detras de estas fachadas dispares subyace el mismo secreto familiar, un secreto inquietante que ha permanecido enterrado durante decadas en la memoria de ambas. Y ahora precisamente ha llegado el momento de descubrirlo y de hacerlo cuando la vida de las hermanas hace aguas: Nadine ha visto hundirse su matrimonio y ha perdido su trabajo y su casa; Alexandra tiene un cancer terminal y ha ido a parar al hospital donde, finalmente, la encuentra su hermana.

  • Lissy de Luca D’andrea

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    Dos golpes ligeros y estas palabras: Crunch, crunch, crunch. ?Quien roe, roe? ?Quien mi casita me come? Marlene, veintidos anos, un metro sesenta, o algo mas, ojos color azul melancolia, un lunar al final de la sonrisa, indudablemente hermosa e indudablemente asustada, se miro reflejada en el acero de la caja fuerte y se dijo a si misma que era idiota. Era metal, no el mazapan del cuento. Y no habia ninguna bruja en las inmediaciones. Es el miedo, se dijo, solo es eso. Movio los hombros, dejo de respirar, como su padre antes de apretar el gatillo de la escopeta, vacio los pulmones y volvio a concentrarse. Las brujas no existian. Los cuentos mentian. Solo la vida importaba, y Marlene se preparaba para cambiar la suya definitivamente. La combinacion era facil de recordar. Uno. Tres. Dos. Luego un cuatro. Un giro de muneca, otra vez cuatro y ya estaba. Tan simple que las manos de Marlene lo hicieron todo por si solas. Aferro el tirador de acero, lo bajo y apreto los dientes. Un tesoro. Fajos de billetes de banco apilados como lena para la Stube . Una pistola, una caja de municiones y una bolsita de terciopelo. Por debajo de la caja asomaba una libreta que valia mas que todo ese dinero multiplicado por cien. Habia sangre y tal vez incluso un par de cadenas perpetuas guardadas entre sus paginas arrugadas: una interminable lista de acreedores y deudores, nombres de amigos y de amigos de amigos escritos con la caligrafia pequena, delgada e inclinada de Herr Wegener. Marlene no le dedico un segundo vistazo. No le interesaban la pistola, las balas ni los fajos de billetes. La bolsita de terciopelo, en cambio, hizo que le sudaran las palmas de las manos. Conocia su contenido, conocia su poder, y estaba aterrada. El suyo no era un simple robo. Llamemos a las cosas por su nombre. Lo que la mujer joven estaba haciendo con el corazon en un puno era… traicion. Marlene Taufer in Wegener, legitima esposa de Robert Wegener. El hombre frente al que todo el mundo se quitaba el sombrero: cuarenta anos transcurridos en la construccion de una carrera hecha de intimidaciones, contrabando, emboscadas y asesinatos. Nadie bromeaba con un hombre como Wegener. Nadie se atrevia ni a utilizar siquiera su nombre de pila. Para todo el mundo Robert Wegener era Herr Wegener. Incluso para ella. Marlene. Su esposa. Espabila. El tiempo apremia. Sin embargo, tal vez precisamente debido al acoso de las agujas del reloj, durante un parentesis entre un tic y un tac, cuando Marlene abrio la bolsita de terciopelo, la fabula volvio a tomar la delantera sobre la realidad y la mirada de la mujer joven se cruzo con la azul, profunda y terrible, de criaturas minusculas y puntiagudas. Cobolds. Le parecio incluso obvio. A los cobolds les gustaba el metal, el frio y la muerte: caja fuerte, pistola, dinero y libreta. Un nido perfecto. Los cobolds reaccionaron con ferocidad ante ese allanamiento. Se apoderaron de la luz de la habitacion, la apresaron en sus ojitos crueles y la transformaron en un destilado de odio tan salvaje que por poco a Marlene no se le cayo la bolsita de los dedos. Eso la hizo volver al presente. A la caja fuerte completamente abierta. A la villa en el Passirio. Es decir, a la realidad. La bolsita de terciopelo estaba repleta de zafiros. Carbono condensado que, debido a una broma de la fisica, habia aprendido a brillar como una estrella. Toda, o casi toda, la fortuna de Herr Wegener apretada en su puno. Pero nada de brujas ni de cobolds. Porque, se dijo de nuevo Marlene, no existian las brujas, ni tampoco los cobolds; en cambio, esas piedras preciosas no solo eran reales, sino que tambien eran la llave para su nueva vida. Siempre y cuando dejara de perder el tiempo y se largara. Sin prestar mas atencion al mundo de los cuentos, y sin pensar en la cadena de consecuencias que acababa de poner en marcha, Marlene cerro la bolsita, la escondio en el bolsillo interior de su chaqueta acolchada, cerro la caja fuerte, la oculto detras del cuadro, enderezo la espalda, le dio un toquecito a un mechon que amenazaba con acabar dentro de los ojos y dejo atras el dormitorio. Recorrio el pasillo, un tramo de escaleras, el salon, el vestibulo con innumerables espejos, la escalinata exterior. La noche la acogio con una suave brisa que soplaba del norte. No se detuvo. Puso en marcha el Fiat 130 gris y se marcho. La villa que se desvanecia en el espejo retrovisor. El discurrir de las farolas. La alianza de oro tirada por la ventanilla sin volver a pensarselo. La ciudad dormida. El desguace. Una parada rapida y, gracias a un abultado sobre de dinero, el Fiat 130 se convirtio en un Mercedes W114 color crema, con matricula <>, la documentacion en regla, los neumaticos recien estrenados y el deposito lleno. Nada de gracias. Nada de saludos. Directa hacia el oeste. Aparte de los primeros copos de nieve, todo iba de acuerdo con los planes. Al menos hasta el puesto de control a pocos kilometros de Malles. Un autentico engorro. Al final de una serie de curvas que Marlene habia empezado a enfilar, vio una furgoneta con las luces de emergencia apagadas y un par de carabineros con el aspecto de alguien que se esta muriendo de frio. O de sueno. O de quien, furtivo, esta esperando a alguien o algo. Herr Wegener tenia ojos y oidos en todas partes. Tambien entre los uniformes. De manera que: ?tentar a la suerte o cambiar de itinerario? Si no fuera por la ansiedad y el miedo, Marlene habria podido mantener todavia su plan a salvo de los imprevistos. Sin embargo, la ansiedad, el miedo y la nieve cada vez mas densa la llevaron a pisar el freno, cambiar de sentido y enfilar una carretera secundaria, desencadenando una nueva serie de acontecimientos. La carretera secundaria la llevo a otra, aun mas estrecha y sinuosa, que atravesaba un pueblecito sumido en el sueno hasta un cruce (?derecha o izquierda?, ?cara o cruz?), y aun mas adelante, con la nieve que se acumulaba en capas. Y cuando el coche empezo a dar bandazos, la chica con el lunar al final de la sonrisa decidio continuar de todos modos, con un ojo puesto en la calzada cada vez mas empinada y otro en el mapa en el que, no hace falta decirlo, ese paso (malditos sean ellos y sus mapas llenos de errores) no aparecia marcado. No era cierto. El mapa era inexacto, tal vez, como todos los demas, ?pero erroneo? Era de 1974, y en 1974 el hombre ya habia dejado su huella en el polvo lunar: no era posible que un mapa se equivocara. Marlene simplemente tendria que haber estacionado, echar el freno de mano, encender la luz del interior, respirar profundamente un par de veces y verificar mejor. Las cosas habrian ido de otra manera. Pero Marlene no se detuvo. A la ansiedad se le habia anadido la incredulidad de quien descubre que se ha perdido. Dale gas, pero adagio , se dijo, y sigue adelante. Tarde o temprano la carretera conducira a alguna parte. Un pueblo, un refugio, una explanada. Se sentiria satisfecha incluso con un espacio abierto que fuera lo bastante ancho para consentirle maniobrar y volver atras, dispuesta a desafiar el puesto de control: cualquier cosa con tal de interrumpir esa nueva e inexorable secuencia de acontecimientos y retomar el control de su propio destino. No fue asi. Tal vez la nieve, tal vez los ojos que no podian despegarse del mapa; en cualquier caso, Marlene percibio de repente que el Mercedes perdia adherencia, derrapaba a la izquierda, hacia un trompo y volaba . Fue horroroso. La negrura barrida por los faros. La nieve oscura que remolinaba en enjambres. Las fauces del precipicio. Los troncos de los arboles, inmoviles y perfectamente perceptibles en todos sus detalles. La colision. Violenta. Un fogonazo de dolor sofocado por el ruido de chapas rasgadas. Un aullido infernal, esta vez si, demasiado parecido al chirrido de la puerta de la bruja. Marlene grito el nombre de Dios. Y mientras la montana, negra y sin nombre, se cernia sobre ella, su grito se convirtio en un jadeo. Pero fue el amor lo ultimo que invoco. El amor que la habia empujado a traicionar al hombre mas peligroso que habia conocido en su vida. Ese amor que tenia un nombre. --Klaus. La ultima palabra de Marlene antes de la oscuridad. 3 Casi al amanecer. De no haber sido por el reloj, nadie se habria dado cuenta. La nevada se habia convertido en una tormenta de nieve. No habia nada de luz en el exterior, tan solo una neblina blanca. Tampoco habia nada de luz dentro de la habitacion. La arana de cristal parecia incapaz de iluminar nada, limitandose a dibujar una masa informe en el suelo. Si uno la observaba largo rato, se arriesgaba a que le asaltaran malos pensamientos. Tanto el hombre como la mujer evitaban hacerlo. Se parecia demasiado a una mancha de sangre. Aparte del tictac del reloj de pendulo y de su respiracion, solo habia silencio. La mujer estaba sentada en una butaca, las manos entrelazadas sobre los muslos apretados. Rigida como un soldadito de plomo, los rasgos faciales cristalizados en una mueca que la envejecia una decada. Llevaba una especie de uniforme. La falda hasta la rodilla, un delantal muy blanco y el pelo recogido en una trenza. De no ser por la expresion cenuda (?o asustada?), habria sido hermosa. Se llamaba Helene, y desde hacia mas de cinco anos era el ama de llaves en la villa del Passirio. Hacia mas o menos el doble de tiempo que habia dejado de morderse las unas. Esa habia sido una de las primeras lecciones en la Escuela de Economia Domestica de Bresanona, donde aprendio los fundamentos del oficio. Las manos de una buena ama de llaves, le explicaron sus profesores, son su tarjeta de visita. Nunca sucias, siempre arregladas, bien cuidadas. Dejar de morderse las unas habia sido casi como dejar de fumar, pero luego se acostumbro a ello. Durante anos la idea de volver al viejo habito ni siquiera se le habia pasado por la cabeza. Hasta que empezaron los gritos. ?Que clase de hombre podia emitir semejantes sonidos? Basto solo un instante y volvio a caer. Mordisqueaba, roia, y cuando los dientes alcanzaban la carne viva, Helene, con un gesto irritado, dejaba caer sus manos sobre el regazo para martirizarse el delantal. Luego empezaba de nuevo. Manos. Boca. Unas. Dientes. Una pequena punzada de dolor. Delantal. Y otra vez mas, desde el principio. Helene habia intercambiado una unica mirada con el hombre alli de pie, apoyado en la gran chimenea que nadie usaba nunca. Una unica mirada. Mas que elocuente. El hombre se llamaba Moritz. Habia cumplido recientemente los treinta, tenia unas ojeras como hematomas y una pistola automatica en una funda, oculta bajo la americana de su traje oscuro. Por regla general, ese traje le sentaba de maravilla. Habia pagado por el una cantidad desorbitada, pero habia valido la pena. Se lo decia por las mananas, mientras se hacia el nudo de la corbata o le daba un ultimo retoque al pelo engominado, y se lo confirmaba el interes de las mujeres con las que se cruzaba por las calles del centro. En ese amanecer, en cambio, con o sin traje oscuro, Moritz se habria sentido en cualquier caso incorrecto y torpe como un espantapajaros. Porque cuando sus ojos se reflejaron en los de Helene, el hombre de la pistola vio algo que lo aterro. Una mirada de las que habia ya captado bastantes, desde que entrara a formar parte del circulo de Herr Wegener. La mirada de una victima. Y eso no estaba bien. No estaba bien, porque Moritz era un hombre sencillo que dividia el mundo con el lanzamiento de una monedita. ?Victima o verdugo? Facil: nada mejor que el sonido de una nariz al romperse. Con su metro noventa y sus noventa kilos de peso, y su propension natural a la violencia, Moritz nunca habia sentido el miedo de la victima. Hasta el momento en que, reflejandose en los ojos de Helene, se pregunto: <>. Pero tambien: <>. Por eso dejo de mirar al ama de llaves. Y la mancha en el suelo de la habitacion. Demasiadas, demasiadas preguntas. Moritz odiaba las preguntas. Porque a las preguntas uno no podia romperles la nariz. A las preguntas no les podia meter una bala en el corazon (y otra en la cabeza, por seguridad) y hacer que se callaran para siempre. Las preguntas eran como esos insectos repugnantes, todo boca y paciencia que, famelicos y canallas, eran capaces de derrumbar incluso el mas solido de los castillos. Silencio. Eso es lo que le habria gustado a Moritz. Pasar por completo de los gritos y desaparecer durante unos minutos. Los suficientes como para ahuyentar los malos pensamientos. Un cigarrillo en el jardin. O una copita de brandi. Pero las ordenes eran las ordenes. Las ordenes, para alguien como Moritz, le cortaban la cabeza a los signos de interrogacion. Marcaban la frontera entre lo que se podia hacer y lo que estaba prohibido. Las ordenes trazaban una linea recta, simple, y el era un hombre simple. Ademas, hacian que la desobediencia fuera mucho mas emocionante. Y era esto, si queremos ser sinceros hasta el fondo, lo que le habia provocado problemas. Asi que Moritz permanecia inmovil, erguido en su traje oscuro, apoyado en la chimenea apagada. Escuchando los gritos y sintiendo el peso de la automatica, que lo aplastaba contra el suelo. Sobre la mancha informe del suelo. Helene, sin embargo, tenia una vision mas compleja del mundo. No existian unicamente el blanco y el negro. La obediencia y la transgresion, las victimas y los verdugos. Habia todo un oceano de grises en los que navegar. Bastaba poco para transformar una orden en un consejo y los consejos no eran trampas, siempre ofrecian alguna escapatoria. Sus obligaciones, por ejemplo, guardaban relacion con la villa. No con su empleador. Villa y empleador eran dos cosas diferentes. Aqui habia una via de escape. Cuando decidio que ya habia tenido suficiente de aquellos gritos, Helene se levanto de golpe y salio de la habitacion. Silenciosa como un fantasma. 4 El amanecer. Mas que verla la sintio en los huesos. No habria podido hacer otra cosa. Las ventanas que daban al jardin estaban cerradas. Solo la pantalla de una lampara, rota pero aun en funcionamiento, iluminaba la habitacion sumida en el caos. Armarios completamente abiertos, cajones fuera de sitio, mantas y ropa hechas jirones, una infinidad de papeles, joyas, cuadros, libros (menos uno) por los suelos, victimas inocentes de su furia. En el centro de la sala, toda ella de estuco y con cortinas de terciopelo bordadas en oro, sentado en la cama sin hacer, Herr Wegener se dio cuenta de que si no dejaba de gritar y empezaba a razonar de manera lucida y racional todos los logros que lo habian llevado a ser lo que era se convertirian en una montana de estiercol y esfuerzo desperdiciado. El autocontrol habia sido durante anos su orgullo. Los nervios de acero y la sangre fria le habian permitido llevar la batuta de lo que, en secreto, habia bautizado como <>. Un imperio listo para dar el salto que, ese era el plan, le consentiria elevarse desde el rango del hombre ante el que uno se quita el sombrero al del hombre en cuya presencia es obligatoria una genuflexion . En ese gelido amanecer, por mucho que se esforzara en recuperarlo, el autocontrol seguia siendo una quimera. Lo era porque Wegener no queria creer lo que sus nervios de acero y su sangre fria le sugerian. Y la que era la unica y simple explicacion: Marlene. Imposible. Marlene nunca lo habria traicionado. Marlene era su esposa. Marlene era la mujer a la que amaba. Por encima de todo, Marlene era una mujer y nunca se habia visto que una mujer lograra joder a alguien como el. O tal vez si, tal vez en algunas partes del mundo habia mujeres capaces de atreverse a tanto, pero Wegener estaba seguro de que Marlene no pertenecia a esa categoria. Ni en broma. Nervios de acero y sangre fria no estaban de acuerdo. No hacian mas que repetirselo. Ha sido ella, ha sido ella, ella, ella.

  • La centesima puerta de Alfredo Cernuda

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    Cuando bagdad cayo en poder del ejercito estadounidense, bandas de saqueadores vaciaron el museo nacional de iraq. semanas despues, ayman mansur, experto en la civilizacion sumeria, recibe el encargo de huir de bagdad con el sello de los destinos. debe impedir que caiga en manos de la elite que nos gobierna desde la sombra.
    Gabriela, una joven rebelde, creadora de grafitis y peleada con el mundo, comienza a tener extranos suenos que revolucionaran su caotica vida.
    Noah stein, abogado y mano derecha del multimillonario michael Fellerstone, relacionado con los illuminati y los bilderberg, es el encargado de encontrar a ayman mansur y el sello de los destinos. toda la maquinaria del poder se pondra a su servicio para estrechar el cerco y destruir la codiciada pieza sumeria.
    Estas tres personas, aparentemente tan separadas en la distancia y en la cultura, bagdad, madrid, washington, iniciaran un viaje apasionante que les llevara a conocer y a habitar mundos sorprendentes. mundos del pasado, del presente y del futuro. la alquimia, el nuevo orden mundial, los universos paralelos. mundos fantasticos y tenebrosos.

  • El principe sin corazon de Tara Pammi

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    !Habia encontrado a la esposa a la que habia perdido hacia anos!

  • Obsesionado con tus curvas de Natalia Diaz Colon

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    Una joven latina que busca progresar en la vida; es por eso que se muda a la Florida, en busca de conseguir un buen empleo, pero la vida ha sido injusta con ella. Por su sobrepeso ha tenido que lidiar con el rechazo de la sociedad y entre ellos, con el de su madre. Todos la juzgan por su apariencia y no toman el tiempo de conocerla. Un dia recibe una llamada para una entrevista en la empresa Collman Enterprise, presentia que seria otro fracaso mas, pero no fue asi. La vida de Jasmin esta a punto de cambiar y no sera precisamente por el trabajo.

  • Solo tuya 2 de Anabel Garcia

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    Despues de sucumbir a lo que sienten, Elizabeth y Sammuel intentan abordar los multiples problemas que surgen en su incipiente relacion, pero parece que estos cada vez son mas fuertes y Elizabeth duda constantemente de que merezca la pena. ?Como se las ingeniara Sammuel esta vez para que no huya mas? ?Sera capaz de conseguirlo o el yo malvado de Elizabeth se saldra finalmente con la suya? Seguimos inmersos en esta caotica historia de amor en la que los dos deben elegir si luchar juntos contra viento y marea, o dejar que el barco se hunda, y lo que es peor, con ellos dentro.

  • Ella teme. She fears de Jesus Emmanuel Perez Rodriguez

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    La obsesion es parte natural y normal de una ruptura emocional, a veces no solamente puede afectar a la persona que la sufre, pues hay personas que temen esa obsesion, lo que puede llevar a alguien a crear una mentira. 2029. Dos accidentes similares y dos dolores iguales. A once anos de nuestra epoca, en la ciudad Vilen. La segunda realidad es la mas problematicas y una de las que cuenta con el menor numero de almas que han logrado cruzar hacia el punto de realidad, tambien llamado: “Lo inexistente”. La nueva ciudad de Vilen se ubica en lo que anteriormente era Australia, gracias a la orden “Nueva realidad”. Una orden que definio a la tierra como un unico pais con un gran sistema de gobierno en proteccion, investigacion, orden y control, pero que no intervendria en la religion de cada persona. Logicamente los paises dejaron de existir, y ahora nos referimos a ciudades. La seguridad y orden son destacables de manera superficial, pero el precio fue alto, ya que la orden “Nueva realidad” establecio eliminar totalmente la informacion historica, registros de asesinatos, investigaciones en curso y bibliografias, a fin de tener un inicio limpio en el designado: “Nuevo mundo”. Asimismo, todas las estructuras culturales fueron destruidas y se establecio un programa para la depuracion de recuerdos (Programa que es opcional y que permite eliminar solo las memorias deseadas “Depuracion Nova”). Todo esto causo miles de conflictos, pero en esta historia, se destaca la eliminacion de investigaciones en curso; “Lo cual hara casi imposible la busqueda de la verdad en esta historia”. Elena fue una de las miles de mujeres que decidio borrar su memoria, lo cual la hara verse comprometida en una sangrienta, ilusionista, enredada, confusa, fria, mentirosa y oscura situacion, pero una ilusion y una linda chica guiaran a todos hacia la verdad oculta detras de una mujer temerosa.

  • Yo no soy una mujerzuela de Liu Zhenyun

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    Esta es la historia de una simple campesina, Li Xuelian, que se enfrenta a su realidad y, a la vez, al gobierno de su pais. Nuestra protagonista se niega a abortar su segundo hijo y, para poder dar a luz sin infringir la ley, finge su divorcio. Pero el entonces exmarido se casa de nuevo y ella se queda con una hija en brazos y el honor agraviado, pues el hombre que la engano la llama Pan Jinlian, personaje de la literatura china conocida por adultera. El rumor se esparce tan rapido como la ira y las desgracias de la protagonista, y entonces Li Xuelian se decide a obtener justicia por mano propia.

  • Puerta con puerta de Adriana Rubens

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    Elena perdio su corazon.

  • Por encima de todo, Sophie Saint Rose de Sophie Saint Rose

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    Hope era feliz, hasta que Clay entro en su vida poniendosela patas arriba. La angustia de no saber que hacer, porque estaba a punto de perderlo todo, la estaba matando. Enamorarse de Clay era lo peor que podia ocurrirle en ese momento y debia decidir si seguir su vida o destrozar a las personas que la rodeaban por algo que no sabia si tendria futuro.

  • Hermana de Sue Fortin

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    Muchas familias tienen secretos y estan dispuestas a lo que sea por mantenerlos, pero ?donde esta el limite?

  • Por cada pecado hay un pecador (Pecado 2) de Katy Evans

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    Jugue con su fuego... y me quemo para siempre Para mi, Malcolm era un encargo mas. Debia desvelar su verdadera identidad, sus secretos mas oscuros, pero el corazon se impuso a la razon y, pronto, cai en el pecado. Malcolm es como una droga para mi, y yo soy adicta a el. Ahora que la verdad ha salido a la luz, ?volvera el hombre mas codiciado de Chicago a confiar en mi? Descubre el desenlace de la apasionada historia de amor de Malcolm y Rachel

  • El ano de los delfines de Sarah Lark

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  • Lucky de Gloria Vilarino

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    Esta es la historia de una joven llamada Lucky: preciosa, exactriz de cine, ganadora de un Oscar de la academia y que ahora dirige con mano firme la empresa de publicidad de sus abuelos, el SYS. Sin embargo, lo unico que quiere es ser una mujer normal, con sus rutinas, con sus amistades... Pero alguien se lo impide.

  • La gente en los arboles de Hanya Yanagihara

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    El debut literario de la autora de Tan poca vida., el fenomeno editorial que ha cautivado a mas de un millon de lectores.

  • El Detective Ciego de Angel Mario Fernandez

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    Daniel tiene un sueno desde muy nino: quiere ser detective. De hecho es testigo accidental de un crimen, de un joven catalan del barrio, aunque oculto solo ha oido la voz del posible asesino detras de una pared. Eso lo impulsa a investigar el crimen 18 anos despues, nada ni nadie lo detendra. Pero claro, hay una pequena pega: Daniel es ciego. Pero posee a su favor sus otros sentidos desarrollados y una sagacidad que ni su hermano vidente la tiene. Un policial diferente, con momentos de humor, pero otros de tension y suspenso, encontraremos a un detective fuera de lo comun.

  • La Luisi de Angel Sanchidrian

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    Angel Sanchidrian, autor de Sinopsis de Cine, uno de los mayores exitos literarios de 2014, libro editado por Poe Books que en febrero de 2015 alcanzo su quinta edicion, da el gran paso de todo escritor debutante y nos presenta su primera novela. El estilo de Sanchidrian, directo, sencillo, complice con un lector que nunca llego a pensar que el castellano pudiera expresar tantas cosas con palabras y expresiones de las de siempre, se vuelca ahora en las aventuras de la Luisi. La prejubilada de edad indeterminadamente madura, una mujer que ya es mayor pero que tampoco es vieja, la tipica madre o suegra que todos tenemos, cotilla, insistente, ni paleta ni universitaria, ni gorda ni flaca, y que no tiene problemas en taparse la cabeza con una bolsa del Carrefour cuando llueve, llego a ser trending topic en Twitter cuando sanchidrian compartio con el mundo el relato 50 sombras de Luisi. Solo unos dias despues, mas de tres millones y medio de personas expresaron en las redes sociales las sonoras y necesarias risas que habian experimentado con las andanzas sexuales de Luisi con su Manolo. era el adelanto para lo que viene ahora, La Luisi, una novela costumbrista, con cosas que nos pasan a todos en cualquier tiempo y lugar, pero que narradas por la pluma de Sanchidrian llegan al nivel de las mejores comedias del Hollywood dorado. asi que aprietense la tripa, por los dolores de la risa, y preparense a disfrutar con la nueva heroina espanola…

  • El demonio entre las piernas de Cristina Brocos

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    Marta se enamoro, siendo una nina, del cura de su pueblo. Creyo que ese amor se diluiria con el paso del tiempo, pero, como decia la abuela, “el amor, cuando es verdadero, no se olvida, se acrecienta”. Siguiendo los dictados del corazon, que es el unico que conoce el camino verdadero, regreso anos despues, convertida en una mujer de bandera y dispuesta a derribar las Murallas de Jerico. ?Podra el amor luchar contra la fe mas profunda? ?Podra lidiar con todo un pueblo y sus inquinas?

  • La cruz de madera de Lola Solana

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    Hay algo que ni la guerra ni la muerte pudieron destruir: el honor de una familia

  • Vinculos de Daniel Alvarado

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    Imagina que los golpes del amor entran inesperadamente a tu vida, y asi como llego este simplemente se fue, piensa que el pasado te alcanza y te causa dolor pero tambien una gran alegria, supon que caminas por la calle sintiendo un vacio en tu interior, que te mueves sin saber a donde ni con quien, y que de repente aquello que te puede llenar ese vacio se pone frente a ti de la forma menos esperada.Esta es la historia que nos cuenta Alberto, llena de misterios, revelaciones, ensenanzas y poesia encantadora.

  • Seis patas, dos amigos de Emilio Ortiz

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    El perro, el mejor amigo del hombre, ha influido de manera notable en grandes personajes del poder, la ciencia, la politica y la literatura. Sin la compania de estos seres peludos, la historia de la humanidad hubiera sido muy distinta.
    Seis patas, dos amigos, el nuevo libro de Emilio Ortiz, nos acerca a la sabiduria canina, que mezcla inteligencia, instinto y su capacidad de aprender del ser humano todo lo bueno y practicamente nada de lo malo.
    Un libro tierno hecho a la medida de los amantes de los animales.

  • Algunas desayunan con diamantes, yo prefiero unos churritos de Lara Smirnov

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    Cuando el jefe de Roberto lo invita a una fiesta en su cigarral de Toledo, el joven abogado acepta por compromiso. Sin embargo, lo que prometia ser una velada aburrida se convierte en una noche loca cuando conoce a las hijas de su jefe, dos mujeres tan opuestas que cuesta creer que sean hermanas.
    Cristina, la mayor, es una preciosidad tan aficionada al lujo y al glamur que se hace llamar Cristal. Le gusta tanto el brillo que se burla de su hermana pequena por llevar el nombre de una piedra semipreciosa.
    Agata ha aprendido a fingir indiferencia cuando algo le interesa, porque sabe que, si Cristal se entera, no para hasta arrebatarselo; pero cuando ve a Roberto siente una atraccion tan grande que se olvida de todo, incluso de disimular.
    Una boda, un truco de magia, tesoros reales y diamantes legendarios en una comedia viajera que nos recuerda que lo mas valioso no se mide en quilates.

  • Cascara de nuez de Ian Mcewan

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    Asi que aqui estoy, cabeza abajo dentro de una mujer. Aguardo con los brazos pacientemente cruzados, aguardo y me pregunto dentro de quien estoy, que hago aqui. Los ojos se me cierran con nostalgia cuando recuerdo que iba a la deriva en mi bolsa corporal translucida, flotaba en suenos dentro de la burbuja de mis pensamientos a traves de mi oceano particular de volteretas a camara lenta, chocando suavemente contra los limites transparentes de mi encierro, la membrana acogedora que vibraba, mientras las amortiguaba, con las voces de unos conspiradores de una ruin empresa. Esto fue en mi juventud despreocupada. Ahora, totalmente invertido, sin un milimetro de espacio para moverme, con las rodillas apretadas contra el vientre, mis pensamientos, al igual que mi cabeza, estan muy ocupados. No me queda otro remedio que tener la oreja pegada dia y noche contra las sanguinolentas paredes. Escucho, tomo notas mentalmente y estoy preocupado. Oigo conversaciones intimas sobre un designio mortifero y me aterra lo que me espera, lo que podria arrastrarme. Estoy inmerso en abstracciones, y solo las relaciones que proliferan entre ellas crean la ilusion de un mundo conocido. Cuando oigo <>, cosa que nunca he visto, imagino una especie de suceso mental que se acerca mucho a <>, cosa que tampoco he visto nunca. Me considero inocente, exonerado de lealtades y obligaciones, un espiritu libre, a pesar de mi exiguo habitaculo. No hay nadie que me contradiga ni me reprenda, no hay nombre o direccion anterior, no hay religion ni deudas ni enemigos. En mi agenda, si existiera, solo figura mi proximo nacimiento. Soy, o era, a pesar de lo que dicen ahora los genetistas, una pizarra en blanco. Pero una pizarra porosa, escurridiza, que no serviria para un aula ni para el tejado de una casa de campo, una pizarra que se escribe a si misma a medida que crece cada dia y se va llenando. Me considero inocente, pero al parecer formo parte de una intriga. Mi madre, bendito sea su corazon incesante que chapotea ruidoso, parece estar implicada. ?Parece, madre? No, esta. Estas. Estas implicada. Lo he sabido desde mi principio. Dejame evocar aquel momento de creacion que llego con mi primer concepto. Hace mucho, muchas semanas, mi surco neural se cerro para convertirse en mi medula espinal y muchos millones de neuronas jovenes, trabajadoras como gusanos de seda, hilaron y tejieron con la estela de sus axones la esplendida tela dorada de mi primera idea, un concepto tan simple que ahora se me escapa en parte. ?Aquello era yo? Demasiado vanidoso. ?Aquello era ahora? Excesivamente dramatico. ?Entonces era algo que precedia a ambas cosas y las contenia, una sola palabra forjada por medio de un suspiro o un desmayo mental de aceptacion, de puro ser, algo como… esto? Demasiado preciosista. Asi que, acercandome mas, mi idea era Ser. O si no, su variante gramatical, es. Este fue mi concepto primigenio y ahi esta la cuestion crucial: es. Nada mas. En el sentido de Es muss sein. El comienzo de la vida consciente era el fin de la ilusion, la ilusion del no-ser y la erupcion de la realidad. El triunfo del realismo sobre la magia, del es sobre el parece. Mi madre esta implicada en la intriga y por ende yo tambien, aunque mi papel pudiera consistir en frustrarla. O en vengarla, si yo, un cretino reacio, llego demasiado tarde.

  • Angeles Custodios de Almudena De Arteaga

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    Al orfanato que Isabel Cendal regenta en La Coruna llega un dia Francisco Javier Balmis, reputado medico que ha sido designado por Carlos IV para llevar a cabo la expedicion que erradicara la viruela en America del Sur. Balmis lleva consigo varios ninos para portar la vacuna y le propone a Isabel que le acompane en el viaje, al que tambien se suma Jose Salvany, un joven cirujano. Juntos emprenderan un largo recorrido repleto de aventuras, logros y tambien sinsabores, que cambiaran la vida de todos para siempre y les descubrira nuevos territorios geograficos y emocionales.

  • Que alguien me saque de aqui de Iris T. Hernandez

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  • Hormigas salvajes y suicidas de A. G. Porta

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    A mediados de diciembre de 2007 Gustavo Braudel y su hija Albertine, a quienes ya conocemos por anteriores obras de A. G. Porta, participan en la operacion HSYS (Hormigas Salvajes y Suicidas), segun se desprende del relato que esta ofrecera al coronel Francisco Resano: “A veces una no sabe, querido coronel, por que echa de menos una epoca que en su momento no le parecio mejor que cualquier otra, pero a la que, sin embargo, le tiene un aprecio especial, posiblemente debido a las circunstancias que concurrieron en ella, a las personas que me rodeaban y, tal vez, a que pronto vayan a cumplirse cinco anos y todavia no haya podido pasar pagina.

  • El Rey (Colomba y Dante 3) de Sandrone Dazieri

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    La ultima y esperadisima entrega del gran autor del spaghetti crime: Sandrone Dazieri. Una estrella de la novela negra europea junto a Lemaitre y Dicker.

  • En un lugar sin nombre de Katherena Vermette

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    Una novela coral en la que las voces de sus protagonistas componen un cuadro y una denuncia: el abuso es una cuestion de poder. Por la nueva voz de la literatura canadiense.

  • Las mariposas de Victoria de Veronica Rosi Kar

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    Debido a la triste perdida que le atane a la protagonista Victoria; las mariposas se convierten en un simbolo constante en el reencuentro consigo misma.
    Compara todos sus conflictos personales y emocionales con la metamorfosis que sufre una oruga hasta salir de su crisalida y volar en plena libertad. Pero, para darse cuenta de ello, realizara un viaje que le cambiara su vida y le dara pie a transformarse en lo que realmente esta destinada a ser. Una novela romantica e intimista que hace que empatices con Victoria y la acompanes en su camino.

  • Hiddensee de Gregory Maguire

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    UNA VERSION MAGICA Y FANTASTICA DEL CUENTO DE EL CASCANUECES <> Kirkus Reviews <> Booklist <> People Magazine Gregory Maguire combina la leyenda del origen del Cascanueces con la vida de Drosselmeier, su creador.Tras transportar a sus seguidores a Oz gracias a Wicked y al Pais de Nunca Jamas con After Alice, Maguire nos lleva en esta ocasion a los reinos de los Hermanos Grimm y E.T.A. Hoffman, a la encantada Selva Negra de Baviera y a los salones de Munich. Hiddensee trata los origenes del Cascanueces: ?como se tallo esta fascinante criatura? ?Como acabo guiando a una nina enferma llamada Klara a un paraiso de ensueno en Nochebuena? Hiddensee no es una mera version de un cuento clasico. En el prospero romanticismo aleman, Maguire descubre un bosque emigrante perteneciente a un misterioso culto helenico y sopesa una cuestion trascendental: a pesar de los pormenores, enganos y retos de la vida, ?como puede una persona acceder a unos secretos que beneficiaran a desamparados y desvalidos? Lo que Hiddensee ofrece es una brizna de esperanza. Si en una oscura noche de invierno, el infeliz del padrino Drosselmeier puede llevar un Cascanueces encantado a una nina en apuros, quizas todo el mundo, por muy solo o marginado que este, posea un objeto preciado que pueda compartir