• guillermo frontela carreras - Guillermo Frontela Carreras

    https://gigalibros.com/petra-ramos-heroina-anonima.html

    Es una historia de amor, sacrificio, intrigas, traiciones, espionaje, pasiones y patriotismo, inspirada en hechos historicos, en epoca de la Guerra de la Independencia entre las ciudades de Segovia, Sevilla y la Isla de Leon (Cadiz).
    Narra la vida de Petra Ramos, mujer noble, inmensamente rica, poseedora de mas de quince casas, huertos, molinos, vinas y rentas de granos, que abandona su ciudad y todas sus propiedades para seguir a su marido, Mariano Gil de Bernabe, profesor del Real Colegio de Artilleria de Segovia, y a su hijo Dionisio de 14 anos, cadete de ese Colegio, cuando este es evacuado, a causa de la ocupacion francesa, en busca de una ciudad segura donde continuar la docencia.

  • Todos los libros de la editorial Guillermo Frontela Carreras

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    Estos son los libros que ha publicado Guillermo Frontela Carreras. Información detallada de las obras y su disponibilidad.

  • Todos los libros del autor Frontela Carreras Guillermo

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  • Guillermo Frontela Carreras: Libros - Amazon.es

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  • Guillermo Frontela Carreras - Libros Alcaná

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    Libro Sistemas De Misil Contracarro, Guillermo Frontela Carreras, ISBN 31508774. Comprar en Buscalibre - ver opiniones y comentarios.

  • La artillería y la casa de contratación de Sevilla [Texto impreso].

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    Información bibliográfica ; Editor, Guillermo Frontela Carreras ; ISBN, 8461283120, 9788461283125 ; Largo, 215 páginas ; Exportar cita, BiBTeX EndNote RefMan ...

  • FRONTELA CARRERAS, GUILLERMO - Fnac

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  • FRONTELA CARRERAS, Guillermo. - Asociación Española ...

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    5 feb 2021 — ° 5. Medio siglo de la Artillería de Algeciras. Es uno de los autores del libro Al pie de los cañones. La Artillería española, concretamente de ...

  • El verano de Seb (Hombres de Maine 3) de K. C. Wells

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    Un enorme agradecimiento, como siempre, a mi maravilloso equipo de betas. Sois lo maximo. Un agradecimiento especial a Jason Mitchell, por seguir siendo el alfa mas maravilloso y la mejor caja de resonancia. Donal Mooney, por permitirme utilizar parte de nuestra conversacion en un dialogo. Kazy Reed, por su inestimable ayuda. Ha estado presente en los tres primeros libros de la serie, pero en este se necesitaba un conocimiento un poco mas experto, y ella lo ha proporcionado. Jack Parton, por sus inestimables conocimientos sobre Maine, pero tambien por sus consejos. No podria haber escrito este libro sin el, y nunca habria descubierto al Dr. Carl Hart. Gracias por dar vida a Marcus. PROLOGO Anteriormente, en El Jefe de Ben… --!Me cago en mis muertos! !No puedo creer que me este pasando esto! --Seb, vas a despertar a la abuela --dijo Ben--. Acercate aqui y calmate ?Que ha pasado? Seb se dirigio a grandes zancadas hacia donde estaban sentados, sus manos como punos a ambos lados de su cuerpo y su pelo revuelto de tanto frotarlo. --Esa era mi madre al telefono --su pecho subia y bajaba rapidamente. --Respira, colega --dijo Ben. Nunca habia visto a Seb en ese estado--. Ahora, cuentanos, mas relajadamente, que ha pasado. Seb hizo un obvio esfuerzo por complacerle e intento relajarse. --Mi tio Gary ha ido y se ha roto la jodida pelvis, eso es lo que ha pasado --dijo y se paso la mano por el pelo, rastrillandolo con los dedos. No era la primera vez que hacia eso, sospecho Ben, y fruncio el ceno. --?Sois cercanos? ?Es esa la razon por la que estas tan afectado? --pregunto Ben. Solo que Seb no estaba exactamente afectado. Parecia enojado, hasta el punto de que su cuerpo estaba vibrando, visiblemente, con lo que parecia ira. --No, no somos cercanos --dijo Seb--. Bueno… eramos cercanos cuando yo era un crio, pero no le he visto desde hace mucho tiempo. Nos fuimos distanciando, supongo. Y lo que esta pasando, es que mi madre le ha dicho a mi tio que yo le ayudaria porque, aparentemente, soy el unico que puede. --Lo que estas diciendo no tiene ningun sentido --dijo Ben. Seb se sento en la silla mas cercana, se inclino hacia delante y oculto su rostro entre las manos. --Yo tenia planes, me cago en la puta. Iba a relajarme, salir, follar, follar algo mas… -- inspiro profundamente--. El tio Gary tiene su propio negocio de pesca ahi abajo, en ese pequeno sitio que posee en la costa: Cabo Porpoise. Un nombre encantador, ?eh? Es exactamente como suena. Encantador, pintoresco, idilico… y tranquilo. Tranquilo como la muerte de tranquilo porque alli no hay nada. Nunca pasa nada. Y, mi madre, le ha dicho al tio Gary que iria a quedarme con el y le ayudaria el resto de mis vacaciones de verano. Ben se mordio el labio, intentando, con gran esfuerzo, contener la risa. --?Vas a pescar? --pregunto y no pudo evitar reir. No deberia reirse. Realmente, no deberia. Pero, bueno, la situacion era hilarante. Seb alzo la cabeza como si hubiese recibido un latigazo, sus ojos salvajes. --No es gracioso, colega --dijo ofendido. --Lo es desde donde yo estoy --contesto Ben--. Recuerdo ese verano que fuiste a ayudar, ?cuando eramos mas pequenos? Eso era lo que hacia toda tu familia, ?no? Haciais turnos para ser mano de obra para el puerto durante el verano --sonrio abiertamente--. Recuerdo que cuando volviste no paraste de quejarte y lamentarte, fuiste un drama y juraste que esa iba a ser la ultima vez en tu vida que alguien te meteria en un barco de pesca. Seb le miro, atonito. --?Y lo que es peor? --dijo consternado-- Voy a hacer todo eso gratis. Deberias haber oido a mi madre: “Eres profesor, ya tienes un salario. No necesitas el dinero” --dijo imitando la voz --. Como que no, !joder que no! “Ayudale y toma las riendas”, me ha dicho. Si, claro. ?Vosotros podeis verme --a mi--, levantandome a las putas no se cuantas de la manana o lo que sea, para salir en un bote como un famoso marinero de cubierta? Porque eso es todo lo que voy a ser --se irguio en la silla--. ?Sabeis que? Ni siquiera voy a pensar en esto, porque seria como aceptar su existencia y eso no va a pasar. Gary puede encontrarse otro grumete --se puso en pie--. Lo siento, chicos. Me voy de aqui. Esa llamada me ha amargado la noche. Os llamare pronto --se despidio y se dirigio ofuscado hacia la salida del recinto. CAPITULO 1 13 de junio. Lo que sea que Seb Williams estuviese sintiendo en ese mismo momento iba mucho mas alla de estar meramente enojado, y todo lo que habia necesitado para llegar a ese estado habia sido una llamada de su madre. Volvio con paso firme al interior de la casa, parando en seco --en el ultimo segundo--, antes de dar un portazo, porque la parte logica de su cerebro se puso en marcha y le recordo que podria despertar a la abuela si hacia eso. <>. Aun no podia creer que le hubiese metido en toda esa mierda. <>. Bueno, pues de ninguna jodida manera iba --el-- a pasar sus esperadisimas y sonadas vacaciones de verano --con las que habia estado fantaseando durante todo el ano--, limpiando boyas, preparando anzuelos, acarreando contenedores y asegurando las pinzas de las langostas. Incluso le horrorizo el darse cuenta de que sabia todo lo que habia que saber sobre esa mierda. Ese trabajo estaba grabado a fuego en su memoria. <>. Cuando Seb cogia su chaqueta de uno de los percheros que habia en la pared al lado de la puerta, Levi salio de la cocina. --Oye, ?algo va mal? --pregunto. Seb se forzo a respirar profundamente antes de contestar. --Oye, colega. Es un gran fiesta y todo eso, pero voy a irme. Acabo de tener una conversacion realmente desagradable con mi madre y, si me quedo, voy a arruinar la noche a todo el mundo. Te llamare, ?vale? Al segundo siguiente habia salido y caminaba en direccion al coche, agradecido por no haber bebido demasiado alcohol durante la fiesta. Hacia casi dos horas desde que se habia tomado la ultima cerveza, pero esa llamada habia sido como un jarro de agua helada y le habia devuelto la sobriedad al instante. Abrio el coche, se puso tras el volante y resistio el impulso de dar rienda suelta a su ira y proferir a gritos lo que estaba pensando. <>. Su telefono sono y se retorcio sobre el asiento intentando liberar el movil del bolsillo de sus vaqueros. --?No has olvidado algo? --dijo Levi segun contesto la llamada. --?Aparte de mis modales? No lo creo --contesto Seb. <>. --Y ?que hay de los invitados que iban a pasar la noche en tu casa? Ben, Dylan y Aaron, ?no iban a quedarse contigo esta noche? <>. --Mierda, si --dijo Seb. Se habia olvidado de ellos completamente. <>. Antes de poder anadir palabra, Levi se le adelanto. --Mira, no te preocupes por ellos, pueden quedarse aqui esta noche. Preparare la habitacion de invitados. <>. --No tienes por que hacer eso. --Si, si tengo. No creo que estes de humor para entretener a ningun invitado. Mandame un mensaje cuando llegues a casa, ?vale? Solo para saber que no has decidido envolver un arbol con tu coche o algo por el estilo. --Claro. Gracias, Levi --dijo Seb y colgo. <>. Luego, recordo el resto de sus planes para ese fin de semana: iban a ir todos a su casa, para almorzar. <>. Si se veia capaz de mejorar su estado de animo, a lo mejor. Condujo de nuevo hasta Ogunquit, en casi absoluto silencio, excepto por el extrano y virulento "!Joder!" que se escapaba de vez en cuando de su boca. Cuando llego a su casa, su rabia habia disminuido ligeramente. <>. Seb se habia dejado el culo trabajando en el colegio y necesitaba recargar sus baterias y, por como se sentia en ese momento, sabia que necesitaria todos y cada uno de los dias que le quedaban hasta que el colegio empezara de nuevo, a finales de agosto, para conseguirlo. Abrio la nevera y saco una botella de cerveza. Su telefono vibro sobre la mesa y miro hacia la pantalla con terror. <>. Cuando vio que no era ella, respiro con mas tranquilidad. Era un numero desconocido. Seb cogio el telefono y pulso "Contestar", esperando que, quienquiera que estuviese al otro lado, hablara primero. Si era una llamada de publicidad, se encontraba en un estado de animo perfecto para estallar con ellos. --?Seb? ?Estas ahi? Reconocio la voz de su tio inmediatamente. --Hola, tio Gary --saludo. <>. Parecia que esta mierda iba a empezar a ponerse seria. Una risa burlona inundo sus oidos. --Por el amor de Dios, chico, ya eres un poco mayor para esa mierda de tio. Llamame Gary --dijo y por la voz parecia agotado. Seb tenia que darle la razon. Llamarle tio le hacia sentir como si tuviera ocho anos de nuevo. --Me ha llamado mama. Me ha dicho que has tenido algo de mala suerte --dijo mientras sacaba una silla de la mesa de la cocina y se sentaba. Gary resoplo. --Mierda, ya te digo. Perdona si mi jodido lenguaje ofende tus delicados oidos. A pesar de su estado de animo, rio. Parecia que Gary no habia cambiado nada. --?Como te has roto la cadera? Espera, no me lo digas, ?te resbalaste con un pescado? Oh, no, ya se. ?Una langosta te hizo la zancadilla? --Ja-ja. Muy gracioso, chico. Mi maldita moto me dejo tirado. Y no esta rota, esta fracturada. Confia en tu madre para exagerar todo el puto asunto --dijo Gary. Seb oyo una voz amortiguada de fondo seguida de un grunido de Gary--. No, no voy a dejar de decir tacos en mi jodida casa. Por el amor de Dios, mujer. Voy a estar en tus garras las proximas ocho semanas o mas. Sera mejor que te vayas acostumbrando a mi lenguaje, porque no tengo intencion de abandonarlo en un futuro demasiado proximo. --?Quien esta ahi contigo? --pregunto Seb. --Tu tia Annie. Y es como tener un enorme grano en el culo --gruno Gary. Seb oyo de nuevo la voz de Annie, elevandose al otro lado del telefono, y luego lo que parecio ser un forcejeo--. Hola, Seb, soy Annie. --?Acabas de luchar con Gary por el telefono? --Estupida vieja mula --se quejo Annie, pero Seb percibio el tono afectuoso en el insulto. --?Como es de grave? --pregunto. --Lo suficiente como para que hayan tenido que usar tornillos para volver a poner todo en su sitio. Y no escuches ni una palabra de lo que te diga. Fractura, mis cojones --gruno--. Ahora me tiene maldiciendo a mi tambien. Llevo solo cinco minutos a su lado y ya soy tan soez como un marinero de cubierta. Lo que necesita ahora es descanso total sobre una cama. Los medicos han dicho que puede tardar de ocho a doce semanas en recuperarse por completo, asi que me lo llevo a casa conmigo. No puede quedarse aqui solo. Ademas, tu ya tienes suficiente con lo tuyo sin tener que hacer de enfermera para un viejo amargado. --!Oye! --Oh, callate. Sabes que tengo razon. Ademas, si te quedas aqui lo unico que haras sera criticar todo lo que haga Seb. Tim sabe lo que esta haciendo, ?verdad? --Seb oyo a Gary, al otro lado del telefono, dando su aprobacion reganadientes--. ?Ves?, todo ira bien. Dejas a Tim al mando, Seb hara lo que le digan que haga y tu te centras en recuperarte. --Otra pausa--. !Ve a hacer te! --ladro Gary. La voz de Annie se atenuo y el suspiro de Gary inundo el oido de Seb--. Tiene buenas intenciones --explico-- y se por que esta haciendo todo esto. Todos tus primos han abandonado el nido y ella necesita a alguien al que cuidar de nuevo, ?no es cierto? Y ha decidido que ese alguien, voy a ser yo. <>. --?Te duele? --pregunto Seb. --?Estas bromeando? Me tienen atiborrado a unas pastillas que me hacen volar tan alto como una jodida cometa --hizo una pausa--. Mira, siento todo esto, pero fuiste el unico que me vino a la mente. Seb forzo un profundo suspiro. --Lo entiendo. Mi madre ya me expuso toda la situacion y argumento que "tu estas libre todo el verano". Y Annie tiene razon. Al menos, ella sera capaz de cuidar de ti. --Asi que… --empezo Gary-- ?A que hora puedes estar aqui manana? <>. --?Perdona?

  • La joya de Meggernie, Kate Danon de Kate Danon

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  • El atentado de Alfredo De Braganza

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    Terroristas islamistas siembran el caos en Madrid con un devastador atentado. Siguiendo la pista a los autores materiales, todo indica que uno de ellos procedia de la India. Los acontecimientos se confabulan para que David Ribas sea reclutado por una organizacion secreta de la inteligencia espanola, recien creada, para eliminar a los responsables antes de que vuelvan a atentar.

  • Huyendo de Mister Lunes de Lighling Tucker

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    Lucia no esperaba que su vida pudiera cambiar tan drasticamente en una noche. Su amiga, Amaya, quiso que fuera su acompanante en la fiesta posterior al estreno mundial de su pelicula.
    No estaba muy convencida porque se sentia como pez fuera del agua rodeada de camaras y de actores famosos, pero no podia defraudarla en el momento mas importante de su carrera.
    Y, en un baile de mascaras inspirado en la pelicula, aparecio el: Lunes.
    ?Y por que Lunes?
    Pues porque podia ser atractivo y tener el cuerpo perfecto y al mismo tiempo conseguir hacer de su vida una hecatombe nuclear. Ademas, huir ya no es una opcion porque consigue atraparla.
    <<--Tengo miedo de que la prensa sepa de mi. Alguna psicotica averiguara mi direccion y vendra a matarme o se llevara a mi gato para devolvermelo a trozos.
    --Carino, tu no tienes gato.>>
    Si odias los Lunes no puedes perderte la novela que hara que cambies de parecer con el primer dia de la semana.
    No volveras a verlos igual.

  • No mas miedo de Erica Jong

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  • Secretos bebidos en el agua de Sara Lis

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    En la Irlanda del siglo XX, Erin es una nina de trece anos que repentinamente se queda huerfana. Por ello que su nuevo hospedaje sera junto a su abuelo en una casona familiar tipica irlandesa, donde poco a poco descubrira el secreto oculto que tras varias generaciones ha sido silenciado, y el cual le transportara a un mundo fantastico paralelo en el tiempo, lleno de accion, aventura y romance.
    Esta novela relata el periplo de una chica despreocupada y revoltosa que abandona su infantilismo, adquiere una temprana madurez debido a sus complejas vivencias, y que en su viaje alcanzara la adolescencia y hallara ademas el amor verdadero.
    Una historia que no dejara impasible al lector al que mostrara el sensacional estallido de emociones que experimenta alguien en pleno desarrollo.

  • El error de Clara Ulman de Cristina Higueras

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    Cristina Higueras construye en esta novela un turbador thriller en el que su protagonista transgrede todas las normas para adaptar el mundo a sus principios.

  • Vestida de corto de Marie Gauthier

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    Cuando llego, la casa estaba vacia. Felix entro rapido, con la bolsa al hombro. A partir de entonces, tendria que comer, dormir y vivir ahi, a pesar de que no conocia a nadie en la casa. Subio sus cosas al piso de arriba, tal como el hombre le habia indicado, y al bajar se detuvo en mitad de la escalera. Las paredes, los ruidos, le resultaban extranos. Pero aun se oia el motor del coche en el patio. Su madre, antes de marcharse, se habia puesto a hablar con el hombre. Pero nada importante estaba en juego ahi fuera. Solo un par de manos que se estrechaban. Lo importante era que el coche iba a arrancar de nuevo. A decir verdad, Felix y su madre no se habian despedido. Ella ya nunca lo perseguia para darle un beso. Ya no hacian esas cosas. Ni siquiera lo buscaba con la mirada. Habian llegado a buen puerto y todo estaba bien. Ella se habia entretenido hablando un poco y luego Felix habia oido el portazo al salir. Se sentia un poco perdido porque nunca habia estado en ese pueblo. Pero si lo habian dejado alli, ya vendria alguien a buscarlo. Unos dias antes, le habian pedido que rellenara unos formularios y le habian dado esperanzas sobre su futuro. En todo caso, las compras con su madre, los dias de lluvia y los largos ratos de espera dentro del coche en el aparcamiento de los grandes almacenes habian terminado. Seguro que esa especie de desazon acabaria desapareciendo. Nunca mas tendria que avergonzarse de ella. La precipitada huida de su madre habia barrido de golpe la casa familiar llena de ninos. Al fin podria respirar. Una vez hubo aplastado la colilla con el pie, el hombre del patio le dijo que regresaria mas tarde para ocuparse de el. Vio como una chica alta de cabello claro y despeinado pasaba por delante sin decir palabra. Poco despues, volvio donde estaba el y le enseno la cocina; el salon, con el sombrio aparador; la mesa rustica; el sofa de terciopelo raido. En el piso de arriba solo habia habitaciones contiguas, un bano y un aseo. Antes de escabullirse, en el pasillo de arriba, le dijo: --Me llamo Gil. --Felix penso que podria vivir bajo el nuevo techo, sentirse a gusto en aquella casa extrana, olvidar la suya, olvidar a sus padres. Seria una visita sin identidad, procedente de ninguna parte y con una bolsa y un papel en el bolsillo como unico equipaje. Aprovecharia el hecho de no tener ya pasado alguno. Su vida comenzaria a partir de ahora. Queria salir de la infancia, alejarse de aquellos a quienes habia conocido hasta entonces, deshacer los vinculos. El hombre, que apenas habia intercambiado unas palabras con su madre, no le habia preguntado gran cosa, ni siquiera con el paso de los dias. Tenia la cara redonda, el cabello abundante y los ojos claros. De pie en la cocina, el ancho cinturon de cuero le cenia el polo al vientre. Llevaba un pantalon marron y una chaqueta de tela gruesa color tabaco. Era musculoso, un poco recio y tenia la mirada dulce y brumosa. Sonreia de buena gana. Despues de comer, se fumaba un Gitanes Mais y la colilla se le iba moviendo de un lado a otro del labio inferior mientras farfullaba trozos de frases entre calada y calada. Se servia a voluntad en una copa vino blanco que bebia de dos tragos, antes de enjuagarla con el dorso del dedo y colocarla en el escurridor. Felix se quedaba mirando fijamente la colilla porque esperaba alguna indicacion sobre el trabajo que tenia que hacer. Quiza deberia intuir alguna instruccion en aquellos balbuceos. Apoyado en la pared, el senor de la colilla exhalaba el humo haciendo anillos hasta que, por fin, aplastaba el cigarrillo en el cenicero de cristal que habia en un rincon del aparador. En la cabeza de Felix, todo estaba un poco confuso. Lo habian metido alli porque no sabian muy bien que hacer con ese cuerpo torpe de adolescente. Todo el mundo opinaba que estaba hecho para el exterior. La orientadora le habia sugerido que hiciera unas practicas como aprendiz. Por eso Felix se encontraba en casa de esa gente. Iba a descubrir el trabajo al aire libre. Se suponia que el tipo de la colilla le iba a ensenar un oficio. Al principio, lo que mas le ensenaba era el bar. Por la manana se pasaban un rato, y ya entrada la tarde, se quedaban mas tiempo. Habia momentos divertidos con algo de emocion: los parroquianos, las copas, la alegria de estar juntos. Dentro hacia un calor sofocante. El alcohol que iba llegando cambiaria las cosas, traeria algo nuevo. Los hombres del mostrador no dejaban de bromear, siempre estaban abrazandose y diciendo cosas que solo ellos comprendian. Borborigmos. Imposible saber si se trataba de algo verdaderamente importante. Si versaba sobre la vida o el pueblo, si concernia al aprendiz. Felix se preguntaba si realmente estaba alli para aprender algo. Esas misas en voz baja en la barra del bar lo sumian en la duda. Quiza, simplemente, lo estaban poniendo a prueba. No parecia nada serio. Los hombres se reian de el porque aun parecia un nino. Pero el tambien se reia, incluso de las bromas mas inciertas. Como sabia que el vino lo tumbaba, fingia. Apenas mojaba los labios al llevarse el vaso a la boca. Le gustaba. Quiza su futuro consistia en eso, en beber vino blanco en el bar. Al subir a la camioneta, el senor de la colilla le pedia que se sentara a su derecha y le repetia que deseaba ensenarle el oficio. De hecho, le ordenaba que quitara las flores marchitas del monumento a los caidos, que barriera los escalones del ayuntamiento, que llevara de aqui para alla unos bidones grasientos que olian a gasolina. Despues de dar las instrucciones, el senor de la colilla se dormia en un banco. Pero eso, con la gorra puesta, no se veia. Felix ignoraba cuanto tiempo iba a permanecer lejos de sus padres. No habia nada previsto para su regreso. Habia aterrizado en esa casa solo parcialmente ocupada, al fondo de cuyo pasillo habia una puerta, y detras, un gran vacio. Y esa gente no hacia nada al respecto. Quiza una antigua granja se abria hacia el patio. Las casas viejas suelen conservar trazas algo dudosas, como esas manchas de aceite en las paredes, que dejan entrever vidas pasadas y mas bien inquietantes. Senales de peleas, cosas vagamente siniestras. En el techo habia una marca de sangre de un color desvaido por el tiempo, justo encima de la cabeza de Felix. Ahi es donde viven los fantasmas, donde luchan cada noche a lamparazos de petroleo. Felix dormia contra ese vacio, sin saber lo que habia dentro. De madrugada, las vigas crujian, la piedra rechinaba. Pero de algun modo, la casa, vasta, maciza e inmensa, se enfrentaba a todo eso. Felix nunca habia dormido en un sitio tan grande. No sabia muy bien donde estaba. Una manana temprano, mientras esperaba al senor de la colilla sin saber por cuanto tiempo, abrio la nevera para ver lo que habia dentro. Se sintio tentado por las natillas, pero supo resistir. Frente a la ventana pasaban camiones volquete cargados de gravilla. --De la empresa del Emilio --habia dicho el senor de la colilla. Hacian un ruido terrible durante todo el dia. A Felix le entraron ganas de volver a su habitacion. Como estaba en calcetines, resbalo en el suelo de madera barnizado, erro el escalon y la escalera se puso a gemir. Acto seguido aparecio el perro. La chica se lo habia presentado como una mezcla de no se sabia muy bien que. Felix se entendia bien con los perros, uno siempre puede entenderse bien con un perro. Dodo lo miraba con unos ojos negros y humedos. Habria agradecido que alguien lo sacara. Pero Felix no tenia ninguna intencion de pasearlo, de enfrentarse a la luz que ya a esa hora resultaba asfixiante, asi que lo puso a correr por el interior de la casa. Lo pico, lo excito, le metio un calcetin hecho una bola en la garganta, luego lo retiro, se lo lanzo. Intentaba que se pusiera agresivo, pero el perro retomaba su aire sumiso con una gran rapidez. Al bostezar, mostraba unos dientes blancos y desprendia un olor a croquetas. Era un pedazo de pan. Felix podia lanzarle cualquier cosa. Despues de jugar, se tumbaron en la cama. El perro se enrosco como si fuera un gato. Felix, tambien. Gil era un poco mayor que el. No paraba ni un instante. Salia, volvia a entrar dando portazos. Podia desplazarse con los ojos cerrados. Se ocupaba de todos los quehaceres de la casa, pero no hablaba mucho. Se apartaba el cabello de la cara y se lo ponia detras de la oreja con un pequeno mohin. Tenia los ojos azules, las piernas finas. Felix nunca habia visto unas piernas tan bonitas. Tenia una manera muy suya de moverse, recta y agil a un tiempo, pero con algo mas que latia ahi, enmaranado. Felix imaginaba su cuerpo bajo la ropa y, mientras ella ponia agua a hervir para la pasta, se preguntaba que aspecto tendria en la banera. El cuarto de bano era humedo, caluroso, olia bien despues de que ella saliera. Por la noche oia como ella subia la escalera, acariciaba al perro, se acostaba. No era el vino blanco del bar, ni la tierra en los zapatos, ni el monumento a los caidos que limpiaba una y otra vez lo que le gustaba a Felix. Era otra cosa. Le gustaba escuchar las idas y venidas de la chica con el perro detras, resoplando con la boca abierta. Felix se preguntaba si regresaria pronto, despeinada, si lo aceptaria en la casa. Hoy hacia fresco, a pesar del calor que hacia fuera. La aguja pequena y la grande estaban a punto de moverse, ya se acercaba la hora de la comida. Al volver, Gil solia descalzarse para ponerse unas alpargatas de un rojo descolorido. Tambien le gustaba ir descalza. A Felix le encantaba el susurro de sus pasos sobre la madera, sobre las baldosas. La contemplaba desde un peldano de la escalera, sentado con los brazos cruzados. De repente, la tenia delante. Con los ojos clavados en los suyos. Felix se sentia desamparado. La mirada de esa chica tenia algo. Nunca sabia que estaba mirando exactamente: la ropa de trabajo, las botas, las manos. Ella nunca preguntaba nada, no decia nada. Al parecer, con su actitud le otorgaba un lugar en la casa. Luego, con gran rapidez, subia a su habitacion para volver a bajar al cabo de un momento. Esa agitacion demostraba que estaba enredada en cosas mas importantes. Al principio, como Gil se ponia una blusa clara, Felix creyo que aun iba a la escuela. Pero no llevaba cartera ni se dirigia hacia la parada del autobus. Caminaba con seguridad por mitad de la calle. Tenia, sin duda, una vida fuera de la casa. Le debian de ocurrir un monton de cosas durante el dia porque por la tarde el atuendo de colegiala ya no tenia la frescura que Felix advertia por las mananas. La blusa, ligeramente arrugada, nada tenia ya de uniforme. Y cuando Gil volvia a bajar de su habitacion, aparecia emperifollada con baratijas, brazaletes y lazos de colores, sombra de ojos y pintalabios. Felix se preguntaba si iba a salir, si regresaria tarde. La presencia del sofa, de aspecto macizo, lo tranquilizaba. En realidad, trabajaba en el super que habia al final de la calle de los comercios. Por la manana, entraba temprano. El jefe le habia pedido que llevara zapatos blancos para trabajar, asi que se habia comprado unos Scholl en la farmacia. El modelo de zueco playero le habia encantado. Le dijeron que eran buenos para el calor y para la gente que pasaba muchas horas de pie. El encargado le exigia que los llevara siempre muy limpios. Con aquella blusa del super, demasiado grande para ella, Gil estaba muy guapa. Hacia bien su trabajo, la limpieza, todo lo que le pedian. Pasaba la fregona por el suelo de la tienda, ordenaba los pasillos, mantenia muy limpia la caja registradora. Sabia teclear y dar el cambio, pero era el encargado quien se ocupaba de cobrar. En cuanto a ella, con tal de que fuera guapa y pulida, con tal de que limpiara bien y llegara puntual, ya era suficiente. El tiempo pasaba rapido ordenando. Solo cuando llegaba la afluencia de clientes del mediodia se daba cuenta de la hora que era ya. Antes de cerrar, el jefe la hacia pasar primero y despues echaba la llave. Le decia: --Hasta luego. --Alli no se quitaba la blusa, en la que llevaba cosida la etiqueta de la tienda. Lo hacia despues, para ponerse el delantal antes de meterse en la cocina, puesto que era la unica mujer de la casa. Regresaba a preparar la comida, siempre cocinaba ella. No reparaba en las largas jornadas. No conocia el cansancio. Ahora Felix ya sabia adonde iba. La veia marcharse por la manana, volver a mediodia, marcharse de nuevo y regresar por la tarde. Siempre era lo mismo, para aquellos que se fijaban. El encargado lleva una camisa blanca de manga corta, tiene brazos gruesos de hombre, manos de hombre. Un cuello esbelto. Un cinturon de cuero negro le cine el pantalon de pinzas, bien planchado, de color beis claro, que moldea unas nalgas lisas como tablas y se abre en unos zapatos de punta lustrados a la perfeccion. Bellos y elegantes zapatos que rechinan sobre las baldosas del suelo de la tienda. Los pelos de las manos le llegan hasta las munecas. En la mano izquierda, lleva un reloj; en la derecha, una pulsera de plata grabada con la inscripcion <>. Cuando levanta un poco el brazo, se le ve la piel blanca y carnosa de las axilas. Cuando va a alcanzar algo de un estante de los de arriba, por la camisa entreabierta se adivina una mata de pelo que forma una especie de agujero negro. De cerca huele a desodorante, y mas de cerca, a sudor. El encargado tiene el cabello brillante, el cuerpo nervudo, solido. Nada sobresale. Los musculos pectorales, un poco marcados, revisten importancia a la camisa. En el cuello lleva una cadena a juego con la pulsera. Los dos botones desabrochados de la camisa confirman una actitud desenvuelta. Siempre adopta la misma postura, con las manos en las caderas, para supervisar la tienda, vigilar los pasillos, hablar con los clientes, con su empleada. Pero cuando se siente observado, baja los brazos. Su despacho esta encima de la carniceria, protegido por un cristal que da al supermercado. Alli se mira a menudo. Tambien en la vitrina del aparador de las pilas, o en el pequeno espejo resquebrajado que cuelga de la pared del almacen. Por si hay que alisar un mechon, asegurarse del brillo de los ojos negros, de la linea del bigote. Quiere que todo este ordenado, sin falta. Hay que mantener ese cuerpo, esa tienda. Tiene cuadernos, registros, un ordenador. La boca fina y larga se le humedece cuando habla con los clientes, los proveedores, los repartidores. Almacena la mercancia, organiza las promociones, procura que todo resulte atractivo, fresco. Un vistazo de reojo a la vitrina y ya esta disponible, concentrado. La cantidad de articulos, el tintineo de la pulsera, el suelo fregado con lejia, el ventanal, el pantalon, la camisa de manga corta son, para Gil, algo magico. Poseen algo inmutable, reconfortante. Aunque Gil seguia viendo el autobus escolar en la parada, lleno de chicas con falda, ya no se montaba en el. Habia empezado a trabajar y descubierto cierta realidad al mirar unas revistas que habia birlado en un cobertizo. La ausencia de ropa la habia llevado a conocer la libertad de los cuerpos. De noche, muy tarde, habia puesto la television para observar a los animales en la naturaleza. Queria saber como era y lo habia visto. Las escenas mas brutales no la habian amedrentado. Un perro y una perra habian pasado por delante de sus narices enganchados, como perdidos, aullando lo mucho que les dolia el vientre. Caminaban aturdidos, de lado, sin saber adonde ir. Gil queria comprender que era eso, estar preparada, sumergirse en ese dolor, experimentarlo. A pesar de la paciencia que empleo en espiar, lo unico que alcanzo a oir fueron gritos y gemidos. La gente no se deja ver. A ella no le habria importado que la vieran. Le habria gustado tanto sorprender a una pareja al fondo de un granero lleno de heno... Desde luego, podia imaginar facilmente el vaiven de las nalgas. Las revistas y las peliculas, con sus mujeres desnudas, sus excentricos atuendos, sus posturas eroticas, le habian dado informacion, habian cambiado un poco el semblante de su propio mundo. Esas imagenes, en realidad, eran mucho mas violentas que la vision de los animales copulando. Sin embargo, en aquellas fotos no habia sufrimiento. Cuerpos desnudos que llenaban paginas y paginas de revistas, se agitaban en la television, pero, a fin de cuentas, todo quedaba interrumpido. Las revistas se cerraban, la pelicula terminaba, alguien entraba en la habitacion. Se instauraba entonces un tiempo muerto, algo insaciable, inalcanzable. Pero Gil habia podido ver como era. A ella no la enganaban ni los animales, ni las revistas, ni la television.

  • Luna perdida: Ellos eligen sobrevivir, Ayla Soriano de Ayla Soriano

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  • el constructor de muros de Natalia Walsh

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    Tenia poco mas de diez anos cuando lo conoci. Aun puedo percibir el olor a tierra humeda y el sonido de mis zapatos recorriendo el camino hasta su casa, la casa de los Ardwell. Decenas de viviendas georgianas poblaban ambos lados de la calle. Yo las contaba al ritmo de mis pisadas, hechizada por el color ahumado de los edificios. --De prisa, Valery --dijo mi madre. Interrumpi la cuenta--, y recuerda: debes portarte bien. No levantes la voz ni pidas algo si no te lo ofrecen. Se educada y… Mama, que tiraba de mi como solia hacerlo con Paul, nuestro mastin, detuvo la marcha y saco un panuelo de su bolsillo. Me levanto la barbilla y froto mi menton. --?Volvera Paul si me porto bien? --pregunte--. Dime, ?volvera? Sonrei al imaginar a mi amigo brincando por el patio de nuestra casa en Marsella, jadeando como cuando papa le hacia corretear de un lado a otro. --No es el momento, Valery. Y espero no tener que repetirtelo: nada de separarte de nosotras, ni de acariciar animales si los hay, ni de tocar los muebles. Y mucho menos… Clave la mirada en el cielo mientras mama seguia parloteando y tirando de mi con fuerza. Unas enormes nubes negras borboteaban alli arriba y comenzaban a caer las primeras gotas. Escuche refunfunar a mi hermana unos pasos mas adelante. Maldito Edimburgo, decia, maldito y estupido clima. Aunque su pelo seguia liso, no como el mio, Melissa no paraba de tocarselo sin perder de vista el cielo oscuro. Llevaba un vestido negro precioso y el maquillaje impecable. Cuando yo tuviera veinte anos, pense, querria verme como ella. Un zarandeo de mama me devolvio a la realidad. Caminamos durante diez minutos, hasta detenernos junto a una casa algo mas grande que el resto. En total conte tres pisos de piedra ahumada y cuatro enormes ventanales. El jardin frontal consistia en una pequena alfombra de hierba y varios arbustos. En cuanto cruzamos el estrecho camino de piedra que conducia a la puerta mama llamo al timbre. Melissa se sacudio los zapatos y volvio a arreglarse el pelo. Poco despues un hombre vestido de pinguino nos abrio; entonces mama apreto mi mano y me puse muy tiesa. --La senora Ardwell las espera en el salon. Melissa esbozo una sonrisa deslumbrante y siguio a aquel hombre. Yo me deje arrastrar por mama. El techo del hall era altisimo y de el colgaba una lampara de lagrimas que me corto la respiracion. Deje de mirarla al descubrir los mosaicos de las paredes, pero note un empujon que me obligo a seguir. Pronto nos encontramos en una sala de estar de aspecto antiguo, donde aguardaba una mujer mucho mas joven que mama. Tenia la frente amplia y el menton muy marcado, al igual que los pomulos. Tarde un poco en darme cuenta de que el cabello, oscuro y rizado, le colgaba hasta la cintura, y es que iba completamente vestida de negro. Sus ojos me dedicaron un guino. A su lado habia un chico de la edad de Melissa, que saludo a mi hermana con un apreton de manos. Cuando reparo en mi se agacho para besarme. --Pinchas --le dije, frotandome la mejilla. El joven echo a reir. Mas tarde supe que era Robert, el hijo mayor de la senora Ardwell. --Saluda tu tambien a Valery, William. Entonces lo vi. Papa solia decir que nadie recuerda el momento en que aparece la Persona que lo Cambiara Todo, de la misma manera en que se pasa por alto el encuentro con un desconocido. Un apreton de manos, contaba, no es suficiente para leer el futuro. Aquella tarde papa llevaba tres semanas dentro de la caja que unos hombres habian enterrado bajo la hierba del cementerio, y con el sus palabras, por eso mire a William Ardwell creyendo saber quien era. El estaba sentado en el sofa, absorto en un libro. Cuando su hermano mayor le dio una colleja alzo la vista y me escruto durante unos instantes. Gruno, cerro el libro y echo a andar hacia la puerta. Quise ir tras el, pero la mano de mama se me clavo en el hombro. Segui a William con la mirada hasta que desaparecio. Retales Seis noches tardo mama en terminar el vestido que Melissa llevo a casa de los Ardwell, puntada a puntada, con la ayuda de una maquina vieja de coser. Incapaz de dormir, yo la observaba trabajar y me entretenia con los retales que caian al suelo. Cuando viviamos en Marsella, mama solia animarme a disenar vestidos para mis munecas usando la tela que sobraba. Los haciamos por decenas, pero su armario en Edimburgo estaba tan vacio como el mio y alli nadie tenia tiempo para ayudarme con las puntadas. Terminada la noche de faena, mama apagaba la maquina, barria alrededor y los pedacitos de tela iban a parar a la basura. No hubo retales durante nuestra primera semana en Escocia, sin embargo. Hasta el dia en que acompanamos a papa al cementerio mama se nego a salir de la pension. Llegado el momento las tres nos pusimos nuestros mejores vestidos y, mientras caia la lluvia, observamos como dos hombres con la camisa arremangada resoplaban y recubrian de tierra la caja de madera. Nadie salvo el cura dijo una sola palabra. Nadie mas que el nos acompano. Despues de permanecer un rato larguisimo frente a la tierra humeda y revuelta nos invito tomar el te en una salita de los locales parroquiales. --Aun… Aun no puedo creerlo. Mama miraba algun punto en el fondo de la sala, la mano sosteniendo una cucharilla hundida en el azucarero. Me fije en como Melissa la sacudia con disimulo, hasta que solto el cubierto. El cura colmo nuestras tazas de te. --Has vuelto a casa, Ann, a Edimburgo, y tus hijas estan contigo. Los ojos de mi madre empezaron a ponerse vidriosos. Clave los mios en la bandeja de pasteles situada en el centro de la mesa y elegi al azar dos o tres que fueron a parar a mi plato con mas estruendo del necesario. Melissa me pellizco por debajo de la mesa y ahogue un grito. Aunque yo habia intentado no levantar la cabeza del plato, mi mirada se cruzo con la del cura. Era mucho mayor que papa y no sonreia, aunque le caian por encima de las orejas unos mechones pelirrojos parecidos a los de el. --Ann, mirame. --El cura levanto la barbilla de mi madre--. ?Cual es vuestra situacion? Silencio. Pronto ya no quedarian pastas en mi plato, me dije. De un salto baje de la silla y bordee la mesa, hasta alcanzar la bandeja. Melissa no me reprendio cuando me servi casi todas las que quedaban. --En Marsella teniamos el taller --dijo ella--. Habia empleadas, incluso una pequena tienda. Haciamos arreglos, mas que todo. Los meses antes del cierre yo tambien cosia. --?Es suyo el traje que llevas? Todas nos giramos para mirar a Melissa, incluso mama. Mi hermana asintio y se puso de pie. --Bueno, no soy un entendido, pero podria servir. --El cura rodeo los hombros de mama--. Escuchame, Ann. Lo primero sera encontrar un colegio para Valery… Un lugar en el que podais vivir. Melissa te ayudara con el trabajo, y yo te dare algunos contactos. No digo que sea sencillo, pero pondremos los medios y dejaremos que Dios haga el resto. ?Estas dispuesta? Mama murmuro que si. Volvimos a ponernos nuestros abrigos y el cura nos despidio despues de entregarnos una caja muy pesada que apenas pudo sostener con ayuda de Melissa. --Vais a necesitarla… Hay muchos retales que recomponer. De vuelta a la pension, aquella noche, el color volvio al rostro de mama al acariciar la vieja y oxidada maquina de coser. Medidas --El padre McAnthony me ha hablado maravillas de ti. ?Es tuyo ese vestido? La senora Ardwell dejo la taza de te sobre la mesa y senalo el atuendo de mi hermana. Mama asintio; tenia las mejillas rojas. --Es precioso. --Yo... Gracias, senora. --Brenda, Ann, llamame Brenda. Mama se sonrojo aun mas y volvio a asentir. Cuando extendio la mano para alcanzar la tetera a punto estuvo de volcarla. --?Conoce... conoce al padre desde hace muchos anos, Brenda? --!Diria que desde siempre! Oficio mi confirmacion, mi matrimonio y bautizo a los chicos. Nos ha acompanado en algunos momentos dificiles, tambien. --La senora Ardwell agito su larguisima melena--. Pero no hablemos de el, Ann. Me gustaria mucho ver alguno de tus otros trabajos. Llevas anos dedicandote a la costura, ?verdad? --Diria... --Mama esbozo una pequena sonrisa--. Diria que desde siempre. --!Es la mejor! Sus vestidos son los mas bonitos que yo haya visto, solo tiene que mirar el de Melissa. --!Valery! Mama me dedico una mirada dura y yo agache la cabeza. Cuando me atrevi a levantarla, la senora Ardwellreia. --Asi que el vestido mas bonito del mundo. --!Claro que si! --Senora Ardwell, disculpela, no... --empezo mama. --Dime, Valery, ?crees tu que me sentaria bien uno parecido? --Asenti de nuevo y su sonrisa se hizo mayor. Entonces echo la silla hacia atras mientras miraba a mama--. Pues no se hable mas. ?Que te parece si me tomas las medidas, Ann? Mi madre se puso de pie al momento y comenzo a hurgar en su bolso. Melissa apuro el te e indico a la anfitriona que se levantara. --Tardaremos un momento. No sera nada, de verdad, y quedara usted encantada… Se alegrara de habernos hecho venir. Aproveche el revuelo para escabullirme, no sin antes esconder un punado de pastas en mi bolsillo. Solo la senora Ardwell, en pie para que mama le tomara las medidas, noto que salia, y me dedico un guino. Volvi al vestibulo y me asome al salon, donde ya no quedaba nadie. Contemple la majestuosa escalera de madera y aferrada a la barandilla subi un par de peldanos. Dude entre seguir o regresar al salon; luego imagine que William habia tomado ese camino y ascendi uno mas. Al hacerlo, recorde la advertencia de mama: portate bien. Baje los escalones de puntillas y me sente a contemplar la lampara de cristal mientras engullia las pastas. --Melissa, pasame otro alfiler. Eso es, con que anadamos cinco o seis centimetros al bajo es suficiente... ?Y Valery? ?Donde se ha metido esa chiquilla? Corri al salon de te al oir mi nombre y me apresure a regresar a mi asiento. Mama me reprendio con una mueca pero pronto volvio a arrodillarse junto a la senora Ardwell. Su hijo mayor, el chico de la barba pinchuda, entro al poco. Pense que William vendria con el, pero nadie le siguio. --Robert, ?has visto? El padre McAnthony tenia razon. Finalmente Ann cosera un vestido identico al de Melissa, para mi. --Genial, mama. Vi como sus ojos se cruzaban con los de mi hermana y a ella se le escapaba la cinta metrica. Ambos se agacharon para recogerla y entendi por que mama habia sugerido anadir unos centimetros al vestido. Aquella tarde volvimos a casa en taxi, y mi madre insinuo que pronto podria estrenar zapatos nuevos. Melissa resplandecia: como comento, no tardariamos en regresar a la casona. Antes de que la puerta se cerrara detras de nosotras volvi la cabeza en busca de William. El ya no estaba, pero lo estaria. Luto Desde que la senora Ardwell requirio nuestros servicios habia dias en los que ni siquiera pasabamos a que me cambiara despues de clase. Tomabamos el te en, al menos, tres casonas distintas, y solo habia sustitutos para mi uniforme si vivian ninos en alguna de ellas. Mas que un maniqui, yo solia ser objeto de burlas por culpa de mi acento. Terminado el repertorio de vestidos nuevos, que despues vendian, nada mas quedaban las risas de aquellos ninos. Para Melissa, en cambio, cualquier tarde era divertida. Ella parloteaba con los hermanos mayores entre taza y taza de te, mientras mama media y sonreia. Yo era demasiado joven para entender por que nadie se reia de su acento. Una noche, cuando el vestido de la senora Ardwell comenzaba a parecer tal, me acerque a la maquina de coser. --Apartate de la luz, Valery --dijo mi madre. --?Puedo…? --?Es que no me escuchas? --Yo solo… Levanto los ojos de la prenda y senalo una silla proxima. Me sente con las manos sobre la falda hasta que parecio olvidarse de mi presencia. --?Crees que hablo mal en ingles? --pregunte. --Siempre se te ha dado muy bien. ?A que viene eso? --?Y Melissa? ?Habla Melissa mejor que yo? Mama no contesto. --?Tu sabias frances cuando conociste a papa? --insisti. Una vez mas, silencio. Suspire y segui con desinteres el trazo de la aguja, hasta que, incapaz de aguantar un minuto mas sentada, me acerque a la maquina de coser. --Mama, ?por que la senora Ardwell lleva trajes negros? Hice ademan de acariciar el vestido. Mi madre me dio un manotazo y grito que no se me ocurriera poner las manos sobre la tela. --Vuelve a sentarte. !Mas atras! --?Por que negro, mama? El negro es feo y oscuro, ademas se ensucia enseguida… Tironee de su brazo. --Supongo que la senora Ardwell es viuda, y las viudas deben vestir de luto --dijo al final. --?Y por que no haces tu lo mismo? Mama paro la maquina y me miro a los ojos. --Yo tengo que trabajar, Valery. --?Volveremos algun dia a Marsella? Suspiro, me espanto de su taller y siguio cosiendo. La muneca El pago de la senora Ardwell me llego en forma de una muneca Barbie que mama compro en cuanto tuvo su adelanto en la mano. Aquello me hizo pensar que las cosas iban mejor de lo esperado. La prueba definitiva del vestido tuvo lugar dos noches de costura mas tarde. Caminamos las cuatro hasta la casa de la senora Ardwell: mama, Melissa, mi muneca y yo. Aquel dia vimos el sol en Escocia por primera vez, de ahi que nadie echara de menos un taxi. Mucho rato despues, ya en el recibidor en penumbra de la casona, sentia calor en las mejillas. Le pregunte a mi hermana si le ocurria lo mismo, y sus ojos brillantes me contestaron que tambien habia pensado en Marsella. La senora Ardwell nos hizo pasar de inmediato al jardin. --Un dia como este no puede desperdiciarse. !Y en pleno octubre! !Vamos, todos fuera! Melissa, cielo, quitate esa chaqueta. !Me estas dando calor! Mi hermana lo hizo y tambien yo, aunque percibieramos la temperatura como la del mas cruento invierno en Francia. La senora Ardwell comenzo a poner la mesa bajo la pergola. --Lo habia olvidado, ?sabe? --dijo mi madre. --?Te refieres a tratarme de tu, y no de usted, como insistes en hacer? Mama forzo una sonrisa. --Me refiero... me refiero a que aqui tambien sale el sol. La senora Ardwell le froto los hombros. --Pues claro, mujer. El sol sale todos los dias. Todos, aunque haya veces que este detras de las nubes. -- Giro sobre si misma--. !Robert! Hacen falta dos sillas mas. ?Las traes tu? --Volvio a mirar a mama--. No importa donde estemos, Ann. Lo importante es la compania. Mama se quedo parada durante un instante, y luego comenzo a repartir servilletas con gesto ausente. Melissa y Robert aparecieron a los pocos minutos cargados con las sillas que faltaban. Sirvieron te y una generosa racion de pastas. Yo probe unas migas y enseguida me levante de la mesa. La hierba era tan esponjosa como la habia imaginado. Me sente a unos metros de la pergola, lo bastante cerca como para que mama pudiera verme pero lo bastante lejos como para que no me prestara atencion. Cepille el pelo de mi muneca con mimo, pensando en cuantas mas tendria si la senora Ardwell decidia llenar su armario de vestidos nuevos. De vez en cuando levantaba la cabeza en busca de William, pero el no se dejo ver. --... Brenda, no voy a aceptar tanto. --Quiero que lo cojas todo, Ann. --No es justo que... --!No protestes! Mientras los hoteles funcionen todos debemos comer y vestirnos. Hazlo por la nina, y sobre todo por ti. --Yo... --Estoy pensando en un traje de falda y chaqueta; ademas William necesita unos arreglos en su Kilt. Tomatelo como un adelanto. !O un regalo!

  • Tren fantasma a la Estrella de Oriente de Paul Theroux

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    <>
    Observer

  • Tu mirada en mi piel de Elena Montagud

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  • Jugando con una serpiente de Silvia Garcia Ruiz

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    Suburbios de Londres, 1803 --!No puedo creer que ese mocoso aun este vivo! --gritaba Hal, uno de los rufianes de los barrios bajos de Londres para quien los ninos de la calle solo eran una herramienta para enriquecerse. --Por lo menos, su hermano es rapido y aprende a matar con facilidad, pero ?para que nos sirve el y su cara bonita? --pregunto Hugh, otro de los andrajosos tipos que miraban al mugriento nino, que, cansado, hambriento y lleno de golpes de su ultima aventura, se habia derrumbado en el suelo del viejo almacen que esos tipos usaban como escondite en sus distintos trapicheos. --Si no sabe robar y no puede matar, tal vez con ese bonito rostro nos sirva para otra cosa... --declaro maliciosamente Hal, alzando el rostro del nino de bonitos cabellos rubios, consiguiendo con ello que unos airados ojos azules se clavaran en el y que el chiquillo, al que todos creian rendido, sacara unas ultimas fuerzas de su cansado cuerpo para morder la mano que se atrevia a tocarlo--. !Mierda de mocoso! !Me ha mordido! --exclamo Hal con indignacion mientras apartaba de una sonora bofetada al rapaz que habia reclamado su sangre con un mordisco. --Ya sabes que no puedes hacerle dano, o de lo contrario el jefe tendra problemas a la hora de controlar al Cuchillas. --Su hermano si nos sirve: ha aprendido a matar como todo un asesino, pero este bribonzuelo es un completo inutil. No veo por que motivo nuestro jefe no se deshace de el. --Yo tampoco lo se. Parece como si estuviera esperando algo de este mocoso. Ni siquiera se ha dignado darle un nombre como a los demas chiquillos que estan a su cargo. --Si, pero a los demas ya nos ha quedado claro como se llama este crio, ?verdad, Inutil? -- declaro Hal entre carcajadas, recibiendo a cambio una fria mirada llena de furia que el nino, a pesar de su precaria situacion, todavia se permitia exhibir--. !No me gusta como me miras, mocoso! --grito Hal sin saber por que lo incomodaba tanto esa molesta mirada, al tiempo que levantaba al andrajoso nino del suelo, agarrandolo por el cuello de la camisa. El pequeno no hablo ni emitio queja alguna. Simplemente se limito a seguir mirando desafiante a ese sujeto, quitandole el poder que este ejercia sobre el gracias a sus amenazas al mirarlo sin miedo o al no retroceder frente a el. Cuando el chiquillo sonrio con ironia a su inutil intento de intimidacion, Hal sintio un inexplicable acceso de miedo ante esa sonrisa e intento ocultar rapidamente su debilidad con los punos. --!Insolente mocoso! --grito levantando la mano para borrar del rostro de ese nino esa sonrisa que tanto lo molestaba. Hasta que su mano fue detenida por una serena y dulce voz que todos temian mas que ninguna otra cosa, ya que sabian como se las gastaba el frio hombre que gobernaba los suburbios de Londres. --?Que te he dicho acerca de maltratar mi mercancia? ?Es que acaso quieres perder esa mano, Hal? --pregunto un individuo vestido con unas elegantes ropas negras al que todos llamaban <>, y a cuyos despiadados ojos no pasaba desapercibida ninguna de las malas acciones de ese lugar, tanto las que el mandaba llevar a cabo como las que otros hacian sin su permiso. Hal temblo de puro miedo y se apresuro a soltar al muchacho y a ocultar esa mano que no sabia si perderia ese dia, porque las acciones del Cuervo siempre eran impredecibles para los que desobedecian su mandato: en un momento te estaba sonriendo y al siguiente habia atravesado tu corazon con su cuchillo. Por fortuna para Hal, la mirada retadora que ese mocoso aun mantenia hacia ellos, observandolos como si fueran basura, molesto tanto al Cuervo como lo habia hecho con ellos. Y, dejando a un lado su castigo, el rey de los suburbios dirigio sus pasos hacia el insultante nino que, sin poder alguno, aun osaba desafiarlo. --?Donde esta mi dinero? --exigio el Cuervo al mugriento crio de apenas diez anos. Y este, por toda respuesta, le dirigio una sonrisa ironica mientras se alzaba de hombros y le mostraba sus manos vacias--. Si no eres de utilidad para el trabajo de las calles, en donde lo unico que tienes que hacer es arrebatarles la bolsa a los incautos, tendre que utilizarte de otra manera... --advirtio senalandolo con su baston negro, en cuya empunadura siempre llevaba la amenazante cabeza de un cuervo, recordandole asi a todo el mundo cual era su nombre y el poder que tenia en ese lugar, en donde el los manejaba a todos bajo sus firmes alas. --Asi pues, dime, pequeno infeliz, ?en que tipo de trabajo podria utilizarte? ?Tal vez en alguna fabrica mugrienta donde los ninos mueren a decenas cada semana? ?O quiza podria reservarte para el disfrute de algun vicioso noble al que puedas entretener con tu bonito rostro...? --intento amenazar el Cuervo. Pero el mocoso, ante sus palabras y al contrario que sus hombres, no retrocedio--. !Contestame! !Se que puedes hablar: te he oido murmurar junto a tu hermano en mas de una ocasion! --lo increpo airadamente el Cuervo, perdiendo la poca paciencia que tenia para luego volver a serenarse, intentando ocultar el monstruo que era detras de una encantadora mascara que podia enganar a quienes no lo conocieran, pues siempre habria algun incauto en esas calles que se dejaria enganar por su siempre impecable presencia y amistoso rostro. >>Se que no eres idiota, pero lo pareces cada vez que me provocas a mi o a mis hombres. No se por que te niegas a hablar desde que os recogi a tu hermano y a ti, sacandoos de las frias calles y dandoos un hogar --continuo el Cuervo, fingiendo ser el alma caritativa que nunca seria, consiguiendo que el nino tan solo sonriera ironicamente ante esas palabras en las que ahora ya no creia, pero en las que una vez confio. --!Ahi esta otra vez esa sonrisa impertinente que tanto me molesta y esa mirada audaz con la que te atreves a desafiarme! Esos rebeldes actos tuyos son los que me motivan a permitir que mis hombres te aleccionen. Y si sobrevives a sus lecciones en esta ocasion, tal vez te ganes un nombre. Si no..., bueno, simplemente moriras a causa de un desgraciado accidente que excusaremos ante tu hermano. Despues de todo, quiero seguir utilizando los fabulosos talentos para la muerte que tiene el Cuchillas, de los que un nino bonito como tu carece... Hal, Hugh... Es todo vuestro --sentencio el Cuervo, despreocupandose de la airada mirada que lo perseguia reclamando su sangre y sin inquietarse demasiado por ella, ya que, despues de ese dia, no volveria a ver mas a ese impertinente nino. O eso era lo que el creia... * El Cuervo habia ordenado a sus secuaces que le dieran una leccion a ese mocoso lejos de la ciudad, en un lugar desde donde los rumores no pudieran llegarle a su hermano. Y, asi, esos dos vengativos sujetos habian llevado al nino sin nombre hasta las afueras, en donde habian oido que se encontraba instalado un viejo campamento gitano. Con sus coloridos carromatos agrupados en torno a una enorme fogata, este mostraba una bulliciosa multitud llena de vida y alegria que cantaba y bailaba con jubilo, pero pronto la presencia de los compinches del Cuervo acabo con sus risas y apago sus canciones. Ese generoso pueblo nomada viajaba por todo el mundo aceptando entre ellos a cualquiera que quisiera acompanarlos, consiguiendo unos espectaculos muy entretenidos y exoticos con los que se ganaban unas monedas, entre los que destacaban una voluptuosa mujer de rasgos orientales que danzaba con cuchillos o un extrano hombre procedente de la lejana India que hacia bailar a una peligrosa serpiente al son de una humilde flauta. A los gitanos nunca les habian gustado los escandalosos tipos de la ciudad que, cuando iban a visitarlos, llamaban demasiado la atencion sobre su campamento y en ocasiones provocaban que los nobles los miraran con reprobacion y pensaran dos veces si permitirles acampar en sus tierras. Pero como dejaban buenas propinas, y como conocian la temible reputacion de los hombres del Cuervo, todos en el campamento guardaron silencio e intentaron no atraer la atencion sobre sus mujeres o sobre los mas debiles del clan, que podian verse avasallados por esos granujas. Cuando los secuaces del Cuervo acudian a su campamento, las bocas de ese pacifico pueblo siempre se mantenian en silencio, dejandoles hacer lo que les diera la gana, pero en esa ocasion no pudieron evitar protestar al ver como dos hombres intimidaban a un nino de apenas diez anos que, a pesar de su maltrecho aspecto, permanecia con la cabeza bien alta ante sus maltratadores. --Pero ?que le estais haciendo? !Si tan solo es un nino! --gritaron con indignacion algunas de las mujeres, siendo retenidas por los hombres para evitar que corrieran en auxilio de ese pequeno, pues esa bondadosa accion unicamente atraeria la ira del Cuervo hacia ellos. --!Mejor meteos en vuestros asuntos si no quereis ocupar su lugar! !El Cuervo nos ha dado permiso para aleccionar a este mocoso, y eso estamos haciendo! --grito Hal, arrancando la botella de vino de las manos de uno de los hombres del campamento, que ante esos conocidos matones de los suburbios de Londres no pudo hacer otra cosa mas que agachar la cabeza mientras apretaba con furia los punos. --Veamos si despues de esto sigue negandose a hablar... --apunto Hugh burlonamente, arrojandolo a un pozo. Los gritos aterrados de las mujeres silenciaron el del nino, que en esta ocasion no pudo guardar silencio. --No os preocupeis, no es profundo y hace anos que esta seco. Lo mas que le ha podido pasar a ese mocoso es un dolor de trasero. Eso si: no podra salir de ahi salvo que use una cuerda. Ahora comprobaremos si la oscuridad y el miedo doblegan el rebelde caracter y la fiera mirada de ese mierdecilla. Y si no aprende la leccion, nos desharemos de el. Los hombres del campamento, sintiendose impotentes, intentaron apartar del pobre nino la atencion de esos despreciables sujetos que lo habian convertido en el blanco de su crueldad para que, mientras esos canallas bebian junto a la hoguera y charlaban animadamente con ellos, las mujeres pudieran deslizar con disimulo algunos restos de la cena hacia el fondo del pozo. Los leves tirones de impaciencia que el nino daba a la cuerda en sus intentos por alcanzar su comida eran toda la prueba que tenian de que continuaba con vida, pues no se veia nada en la negrura del pozo. * Un rato mas tarde, en mitad de la noche, la bebida y el entretenimiento ya no eran diversion suficiente para esos tipos, y al no oir ningun grito procedente del pozo, los dos rufianes se percataron de que no habian logrado doblegar el espiritu del chiquillo. --Me pregunto si ese mocoso chillara si le arrojamos algo aterrador... --musito cruelmente Hal mientras fijaba los ojos en uno de los espectaculos del campamento gitano, en el que un extrano hombre con un punto rojo sobre la frente y un turbante en la cabeza tocaba una rara flauta para hacer bailar a una aterradora serpiente. --!Cuidado! Este animal es extremadamente peligroso: una sola mordedura puede llevarte a la muerte --previno el hombre, deteniendo la melodiosa musica de su flauta, con lo que la serpiente por poco no mordio la osada mano del insolente que se atrevia a acercarse a ella. Luego, para calmarla, prosiguio con su cancion hasta que volvio a meterse en su cesta, no sin antes dedicar una desdenosa mirada al hombre, que no le gustaba, y hacerle una ultima advertencia al ensenarle los afilados colmillos que tenia en sus fauces, repletos de un mortifero veneno. Tras cerrar la cesta, el hindu se apresuro a alejarse con su peligrosa amiga hacia un lugar lo suficientemente apartado de esos sujetos y de su crueldad, pero sus viejas manos no fueron lo bastante rapidas y uno de ellos le arrebato la canasta para arrojarla de inmediato al pozo. Sabiendo lo peligroso que era ese animal, todos los miembros del campamento lloraron en silencio por el terrible destino de ese pequeno al que no habian podido ayudar por miedo. Las mujeres dejaron que sus lagrimas se derramaran abiertamente por sus rostros a la vez que rezaban por el alma de ese nino, mientras que los hombres apretaban sus punos, furiosos consigo mismos por no hacer nada y con esos dos malnacidos que habian sido tan crueles con un simple nino unicamente porque su mirada los molestaba. --Hasta los condenados tenian derecho a defenderse cuando los arrojaban ante las bestias -- proclamo el hindu Ranjit en voz alta mientras negaba con la cabeza, apenado por la vida que se habia desperdiciado. --!Oh! ?Es que no estais contentos con nuestro castigo? Esta bien, que no se diga que no somos misericordiosos: arrojemosle algo a ese mocoso con lo que pueda defenderse... --se burlo Hal. Y, arrebatandole la flauta a Ranjit de sus viejas manos, la lanzo a la oscuridad del pozo. --!Ahi tienes tu arma para defenderte de la bestia, mocoso! --grito Hugh, uniendose a las burlas de su amigo. Ranjit no era especialmente valiente, pero aun asi, ante las despiadadas burlas de esos dos despreciables sujetos, no pudo evitar emitir su opinion en voz alta para borrar sus complacidas sonrisas. --Y a pesar de su cruel castigo, no he oido ni un solo grito ni una sola palabra salir de la boca de ese chiquillo. El silencio se hizo en medio del campamento, y cuando los furiosos ojos de los secuaces del Cuervo posaron sus miradas en el viejo Ranjit para convertirlo en el nuevo blanco de su ira, como si ese nino hubiera estado esperando el momento oportuno para llamar la atencion de sus torturadores, la musica de una melodiosa flauta comenzo a sonar burlandose de ellos con su insolencia, haciendoles saber que el todavia estaba en pie y usaba las armas que le habian entregado en son de broma para devolverles la burla a esos despiadados tipos que unicamente querian su muerte. --Muy bien. Veamos cuanto dura esa melodia... --repuso Hal burlon, alejandose del pozo junto a su amigo, creyendo que el joven tan solo habia pospuesto ligeramente el momento de su muerte, que no tardaria en llegar. * --!?Tres dias?! !?Me estais diciendo que ese mocoso lleva tres dias en ese pozo, tocando una punetera flauta, y que no os atreveis a bajar porque lo habeis encerrado con una maldita serpiente venenosa?! --grito el Cuervo, muy descontento, a sus secuaces. --En el campamento nos han dicho que ese bicho es extremadamente peligroso, y cada vez que le arrojamos la cuerda al nino para subirlo, el tira de ella con todas sus fuerzas... Tememos caer junto a el y ese mal bicho. --Os encargo una tarea muy simple: darle una leccion a un nino..., !?y me venis con esto?! Es mas que evidente que si ese chiquillo ha sobrevivido, esa serpiente no es tan venenosa como todos dicen. Por esta vez voy a ir con vosotros para sacar al maldito crio del pozo..., aunque aun no tengo claro si no deberia arrojaros a vosotros a el --manifesto el Cuervo ofuscado, apresurandose a seguir a sus hombres hasta el campamento gitano para no retrasar por mas tiempo la leccion que debia recibir ese chiquillo. Cuando el Cuervo llego junto al pozo, los gitanos, que siempre habian temido su presencia, huyeron nuevamente de el. Pero en esta ocasion al Cuervo no le pasaron desapercibidos los gestos que varios de esos hombres intentaban ocultar frente a el: unas complacidas sonrisas asomaban a sus rostros, apreciando en secreto el valeroso desafio que un simple nino estaba planteandole al senor de los barrios bajos de Londres. --!Tu, baja a por el! --grito el Cuervo con furia, senalando a Hugh para que se atara una cuerda en torno a la cintura, y, tras asegurarla enrollandola alrededor de un arbol cercano, el rufian descendio por el resbaladizo pozo con dificultad. Cuando oyeron que Hugh llegaba hasta el fondo, la musica de la flauta ceso. Y al contrario que el silencioso chiquillo, el hombre grito, lleno de dolor y agonia, dejando claro a los presentes que la vibora que habia favorecido al pequeno habia reclamado la vida del maleante. --!Escuchame bien, mocoso! !Si no sales de ese pozo voy a matar a todas las personas del campamento! !Y si pese a ello todavia sigues empecinado en continuar ocultandote en ese agujero, recuerda que tengo la vida de tu hermano en mis manos! Unos momentos despues, por toda respuesta, la cuerda se tenso y el nino comenzo a escalar el pozo hacia su libertad. Una vez que llego arriba, Hal cogio airadamente la mano del nino con la que se agarraba al borde del pozo. Su impaciencia por vengarse de ese chiquillo lo llevo a olvidar la peligrosa presencia que el pequeno mantenia junto a el: para asombro de todos, el nino no mantenia a la serpiente encerrada en su cesta, sino que la llevaba enrollada en un brazo, y el reptil, sin consentir que nadie se acercara a su pequeno protegido, mordio la mano del furioso individuo, lo que le provoco la muerte. Tras la caida de Hal, el nino salio por su propio pie del pozo con la serpiente aun enrollada en torno a su brazo. Ranjit, tras ver la imperturbable presencia de ese chiquillo y sus frios ojos azules, tan desafiantes como los de una serpiente, solo fue capaz de realizar una profunda reverencia al tiempo que murmuraba algo en un extrano idioma. Posteriormente, Ranjit repitio sus palabras en el idioma comun para que todos lo entendieran: --Naga... El dios serpiente... Ranjit creia que ese nino era uno de los nagas, dioses serpiente hindues que adoptaban forma humana y que su pueblo veneraba. Y entonces el pequeno, sonriendo maliciosamente a su enemigo, hablo por primera vez para declarar ante todos: --Me llamo Snake.

  • La familia Martin de David Foenkinos

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    Me costaba escribir; no avanzaba. Habia pasado anos imaginando muchas historias y nutriendome muy pocas veces de la realidad. Estaba entonces con una novela relacionada con los talleres de escritura. La trama transcurria durante un fin de semana dedicado a las palabras. Pero quien no tenia palabras era yo. No sentia interes alguno por mis personajes, me aburrian tanto que me daban mareos. Pense que cualquier relato real seria mas interesante. Cualquier existencia que no fuese ficticia. Cuando iba a firmar libros, muchos lectores acudian para decirme: <>. Seguro que era cierto. Podia bajar a la calle, parar a la primera persona que pasara, pedirle que me proporcionase algunos elementos biograficos y estaba casi seguro de que iba a motivarme mas que una nueva invencion. Asi fue como empezo todo. Me dije en serio: <>. 2 Debajo de mi casa hay una agencia de viajes; paso a diario delante de esa extrana oficina sumida en la penumbra. Una de las empleadas sale a menudo a fumar delante del local y se queda ahi quieta, mirando el movil. A veces me he preguntado en que estaria pensando; creo firmemente que los desconocidos tambien tienen una vida. Asi que sali de casa diciendome: <>. Pero la desconocida no estaba. Y yo habia estado a una voluta de humo de convertirme en su biografo. A pocos metros vi entonces a una senora mayor que cruzaba la calle tirando de un carrito morado. Me absorbio la mirada. Esa mujer no lo sabia, pero acababa de entrar en el territorio de la novela. Acababa de convertirse en el tema principal de mi nuevo libro (si aceptaba mi propuesta, claro). Yo podria haber esperado a que llegara la inspiracion u otra persona que me atrajera mas. Pero no, tenia que ser <>. No habia mas alternativa. Tenia la esperanza de que esa casualidad organizada me condujera a una historia emocionante o hacia uno de esos destinos que permiten comprender alguna de las apuestas esenciales de la vida. A decir verdad, lo esperaba todo de esa mujer. 3 Me acerque, disculpandome por molestarla. Me dirigi a ella con la cortesia melosa de los que quieren venderte algo. Aflojo el paso, sorprendida seguramente de que alguien se le acercase asi. Explique que vivia en el barrio y que era escritor. Cuando paras a alguien que va andando hay que ir al grano. Suele decirse que las personas de edad son desconfiadas, pero la mujer me dirigio en el acto una amplia sonrisa. Me senti lo bastante a gusto como para exponerle mis planes. --Pues vera: me gustaria escribir un libro sobre usted. --?Como dice? --Ya se que puede sonar un poco raro... Pero es como un reto que me he puesto a mi mismo. Vivo justo ahi --dije senalando mi edificio--. Le ahorro los detalles, pero se me ha ocurrido que me gustaria escribir sobre la primera persona con quien me cruzase. --No entiendo. --?Podriamos ir a tomarnos un cafe para que le explique la situacion? --?Ahora? --Si. --No puedo. Tengo que subir a casa a meter algunas cosas en el congelador. --Ah, si, claro, me hago cargo --conteste, preguntandome si ese primer contacto no estaba tomando un giro de lo mas patetico. Me habia animado mucho seguir mi impulso, pero resulta que ya habia llegado al extremo de escribir sobre la necesidad de no volver a congelar los productos descongelados. Pocos anos despues de haber recibido el premio Renaudot, notaba como me bajaba por la espalda el escalofrio del declive. Le propuse esperarla en el cafe que estaba al final de la calle, pero prefirio que la acompanase. Al pedirme que fuera con ella me estaba brindando, ya de entrada, su confianza. Yo en su lugar no habria permitido nunca que un escritor se me metiese en casa con tanta facilidad. Sobre todo un escritor carente de inspiracion. 4 Pocos minutos despues estaba sentado a solas en el salon de la senora, mientras ella trajinaba en la cocina. De forma totalmente inesperada, me embargo una intensa emocion. Mis dos abuelas llevaban muchos anos muertas y hacia mucho que no me encontraba asi metido en el decorado de la vejez. Habia tantas cosas en comun: el hule, el reloj ruidoso, los marcos dorados rodeando la cara de los nietos... Con el corazon oprimido, me acorde de cuando iba a visitarlas. No nos deciamos nada, pero me gustaban nuestras conversaciones. Mi protagonista volvio trayendo una bandeja con una taza y unas pastas. No se le ocurrio poner algo para ella. Para tranquilizarla, le conte mi trayectoria en pocas palabras, pero no parecia preocupada. La idea de que pudiera ser un hombre peligroso, un impostor o un manipulador no se le habia pasado por la cabeza. Mas adelante le pregunte a que se habia debido ese exceso de confianza. <>, me contesto, dejandome un tanto perplejo. A mi, la mayoria de los escritores me parecen libidinosos o depresivos. A veces, ambas cosas. Asi que, para esta mujer, tenia la cara adecuada para mi trabajo. Que ganas tenia de descubrir mi nuevo argumento de novela. ?Quien era? Lo primero era saber como se llamaba: --Tricot --me desvelo. --?Tricot, como de tricotar? --Si, eso es. --?Y el nombre? --Madeleine. Asi que me hallaba en presencia de Madeleine Tricot. Un nombre que me dejo dubitativo unos segundos. Nunca habria sido capaz de inventarlo. A veces me he pasado semanas buscando el nombre o el apellido de un personaje, completamente convencido de la influencia de la sonoridad en un destino. Era algo que me ayudaba incluso a entender algunos caracteres. Una Nathalie no podia portarse como una Sabine. Sopesaba los pros y los contras de cada denominacion. Y resulta que, sin tener que cavilar, tenia una Madeleine Tricot. Esa es la ventaja de la realidad: se ahorra tiempo. En cambio, hay un inconveniente de envergadura: la falta de alternativas. Habia escrito ya una novela sobre una abuela y la problematica de la vejez. ?Iba a tener que someterme otra vez a ese tema? La verdad era que no me entusiasmaba, pero tenia que aceptar todas las consecuencias del proyecto. ?Que interes tendria la cosa si empezaba a distorsionar la realidad? Tras pensarlo, se me ocurrio que no me habia encontrado con Madeleine por casualidad: los escritores tienen con su tema predilecto una relacion no muy distante de la cadena perpetua.[1] 5 Madeleine llevaba cuarenta y dos anos viviendo en el barrio. A lo mejor ya me habia cruzado con ella, aca o alla, pero su cara no me sonaba de nada. Dicho lo cual, yo todavia era relativamente nuevo por alli, pero me gustaba pasarme horas recorriendo las calles para pensar. Soy de esos para quienes escribir esta emparentado con una forma de anexionar un territorio. Madeleine debia de saberse la historia de muchos de los moradores del barrio. Debia de haber visto crecer ninos y morir vecinos, debia de saber detras de que comercio nuevo se ocultaba una libreria desaparecida. Seguramente pasarse la vida entera en el mismo perimetro conlleva cierto placer. Lo que yo veia como una carcel geografica era un mundo de referencias, de evidencias, de protecciones. Mi aficion inmoderada por la huida me impulsaba muchas veces a mudarme (tambien soy de esa clase de gente que nunca se quita el abrigo en el restaurante). A decir verdad, me gustaba alejarme del decorado de mis recuerdos, al contrario que Madeleine, que seguramente iba pisando a diario por las huellas de su pasado. Cuando pasaba delante de la escuela de sus hijas, quiza volvia a verlas corriendo hacia ella y echarse en sus brazos gritando: <>. Aunque aun no fueramos intimos, nuestra charla habia arrancado de forma muy fluida. Al cabo de unos minutos, a los dos se nos habia olvidado, me parece, el contexto de nuestro encuentro. Lo cual confirma algo evidente: a la gente le gusta hablar de si misma. Un ser humano es un condensado de autoficcion. Notaba que Madeleine estaba radiante al pensar que le interesaba a alguien. ?Por donde ibamos a empezar? Lo ultimo que queria yo era guiarla por la jerarquia de sus recuerdos. Acabo por preguntarme: --?Tengo que empezar por hablarle de mi infancia? --Bueno. Pero no es obligatorio. Podemos empezar por otras epocas de su vida. --?...? Parecio un poco perdida. Era preferible que la guiase por el laberinto del pasado. Pero, en el momento en que iba a empezar a entrevistarla, giro la cabeza hacia un marco pequenito. --Podriamos hablar de Rene, mi marido --dijo--. Hace mucho que murio... Asi que le gustara que hablemos primero de el. --Ah, de acuerdo --conteste, tomando nota de paso de que, ademas de a los lectores vivos, tambien iba a tener que contentar a los muertos. 6 Entonces Madeleine inspiro hondo, como si fuera a bucear a pulmon libre y los recuerdos, precisamente, estuviesen ocultos bajo el agua. Y el relato empezo. Habia conocido a Rene a finales de la decada de 1960, en el baile del 14 de julio en un cuartelillo de bomberos. A una amiga y a ella se les habia metido en la cabeza buscarse a un guaperas para bailar. Pero fue una silueta mas bien enclenque la que se le acerco. De entrada a Madeleine la conmovio ese hombre; se le notaba que no solia acercarse a hablar con desconocidas. Lo cual era cierto. Algo excepcional habria sentido, en el cuerpo o en el corazon, para tener la osadia de lanzarse asi. Rene le conto mas adelante las razones de su turbacion. Segun el, Madeleine era clavada a la actriz Michele Alfa. Igual que me ocurria a mi, Madeleine no la conocia. Hay que senalar que no hizo demasiadas peliculas despues de la guerra. Al descubrir su cara en una revista, la joven se quedo sorprendida: el parecido era remoto. En el mejor de los casos, podia decirse que se daban un aire. Pero, para Rene, Madeleine era casi la doble de esa actriz poco conocida. Esa emocion tenia origen en una dimension distinta. Aquello lo habia remitido a un episodio aterrador de su infancia, durante la guerra. Su madre pertenecia a una red de la Resistencia. Una vez que la perseguia la milicia, escondio al nino en un cine.[2] Muerto de miedo, Rene se aferro, por decirlo de alguna manera, a las caras de la pantalla. La de Michele Alfa se habia convertido en una inolvidable fuerza protectora y reconfortante. Y resulta que, algo mas de veinte anos despues, volvia a encontrar una de sus expresiones en la mirada de una mujer con la que se habia cruzado en el baile de los bomberos. Madeleine le pregunto el titulo de la pelicula. La aventura esta en la esquina, le contesto Rene. Disimule mi pasmo: era un curioso guino a mi proyecto. Madeleine tenia por entonces treinta y tres anos. Todas sus amigas estaban ya casadas y con hijos. Se planteaba si no le habria llegado el momento de <>. Aclaro que usaba esa palabra refiriendose al libro de Simone de Beauvoir Memorias de una joven formal, publicado unos anos antes. Aunque no pretendia faltarle al respeto a su marido, preferia decirme la verdad: por entonces habia hecho mas caso al cuchicheo de la razon que al de la pasion. Le gustaba mucho que la quisiera un hombre reconfortante y seguro de lo que sentia; tanto que hasta le resultaba posible olvidarse de lo que sentia de verdad. Con el tiempo, la delicadeza de Rene acabo triunfando. No quedaba ya la menor duda. Madeleine lo habia querido. Pero nunca habia notado por el los estragos de su primer amor. * Callo un instante, sin duda con reticencias ante la perspectiva de recordar esa historia que parecia dolorosa. <>, pense. Por supuesto, me intrigaba esa referencia a una pasion tragica, con toda verosimilitud. Para mi novela, me parecia una pista que habia que tomarse en serio. Las confidencias que ya me estaba haciendo Madeleine eran tan espontaneas que no queria forzarla pidiendole que desarrollase aquello que acababa de esbozar. Ya volveria a salir mas adelante. Y, aunque no puedo desvelar ahora mismo lo que iba a saber mas adelante, si que puedo anunciar que esa historia, por su naturaleza intensa, va a ocupar un lugar determinante en el relato. * Por ahora, sigamos con Rene. Despues de conocerse en el baile, se prometieron volver a verse muy pronto. A los pocos meses ya estaban casados y, a los pocos anos, eran padres. Stephanie nacio en 1974 y Valerie, en 1975. Por entonces era bastante inusual convertirse en madre casi a los cuarenta. Madeleine lo habia ido retrasando mas que nada por razones profesionales. Aunque habia disfrutado de la maternidad, le habian sentado muy mal las consecuencias que habia tenido para su carrera. Bajo su punto de vista, era una injusticia que les imponia a las mujeres una sociedad de hombres. <>, dijo entonces con lo que aun sonaba a amargura. Pero parecia bastante inutil echarselo en cara a un muerto. Seguramente, Rene no habia caido en la cuenta de lo frustrada que se sentia su mujer. Estaba orgulloso de su trayectoria en la RATP, el consorcio de transportes de Paris. De simple conductor de metro habia acabado en uno de los mayores puestos de responsabilidad del consorcio. Para el era una segunda familia, hasta tal punto que la jubilacion le cayo como una condena a muerte. Madeleine se encontro con un marido completamente desvalido. <>, repitio tres veces, cada vez mas bajo. Hacia ya veinte anos que se habia ido, pero nuestra conversacion otorgaba al pasado el brillo de una emocion muy reciente. Rene se levantaba por las mananas como un combatiente sin guerra. Su mujer lo animaba a volver a estudiar, a dedicarse a algun voluntariado, pero el rechazaba toda proposicion. A decir verdad, le habia herido profundamente la forma en que todos sus antiguos companeros se habian ido desentendiendo de el. Se dio cuenta de la absoluta vacuidad de las relaciones que habia trabado y, a partir de ahi, todo le parecio absurdo. Un cancer de colon acompano esa decadencia; una forma de poder ponerle nombre a un estado difuso. El dia del entierro, apenas un ano despues de la jubilacion, acudieron muchos directivos y empleados de la RATP. Madeleine los miro uno por uno sin decir nada. Algunos pronunciaron unas palabras durante la ceremonia, elogiaron a un hombre recto y cordial, pero el no estaba alli para oir esos tardios testimonios de una amistad indeleble. A su mujer le parecio un comportamiento francamente patetico, pero no dijo nada. Cedio mas bien al recuerdo de lo bonito que habia habido entre ellos, esa forma de apacible entendimiento. Habian llevado a cabo tantas cosas juntos, habian tenido alegrias y penas, y ahora todo se habia acabado. De que manera tan viva hablo Madeleine de Rene (casi se podia creer que iba a aparecer en el salon para unirse a nosotros). Desde mi punto de vista, era la posteridad mas hermosa; seguir existiendo en un corazon. Me pregunte como era posible sobrevivir al amor de una vida. Pasar cuarenta o cincuenta anos con una persona, tener a veces la sensacion de que es tu propio reflejo en el espejo, y luego un dia ya no queda nada. Al estirar la mano tocas el aire, notas movimientos raros en la cama o dices palabras que se convierten en conversaciones huerfanas. No vives solo, sino con una ausencia.

  • Reparar a los vivos de Maylis De Kerangal

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    Le Havre. Simon Limbres regresa con sus amigos de una adrenalinica sesion de surf. La camioneta en la que viaja choca contra un arbol. Poco despues de ser ingresado en el hospital, el joven muere, pero su corazon sigue latiendo. Thomas Remige, un especialista en trasplantes, debe convencer a unos padres en estado de shock de que ese corazon podria seguir viviendo en otro cuerpo. Y salvar, tal vez, una vida. Este es el contundente arranque de la novela, que mantiene al lector en vilo hasta las ultimas lineas.

  • Huerfana, monstruo espia de Matt Killeen

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    Su nombre es Sarah. Es rubia, de ojos azules y judia en la Alemania de 1939. Y sus actos de resistencia estan a punto de hacer cambiar la historia

  • Guerras mescalero en Rio Grande de Alber Vazquez

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    Esta gran novela de aventuras narra una historia que nadie conoce: la de los espanoles que, en el siglo xviii, vivieron entre las riberas de los rios Grande y Pecos. Colonizaron aquellas tierras y fueron los primeros en enfrentarse a un enemigo fiero e imprevisible: los apaches.

  • Perdido en las olas de Javier Romero

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    Tristemente, la historia de Pau es muy comun en nuestros dias. Ninos que, un dia si y otro tambien, son el dano colateral de una violencia de genero grabada a fuego en nuestra sociedad y que se ha convertido en el pan nuestro de cada dia. Ninos que no creen en la fantasia y que ven como su infancia se trunca por un amor enfermizo y que, en la mayoria de las ocasiones, ni tan siquiera pueden disfrutar.

  • Rojo y Oro de Selene M. Pascual

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  • No es lo que parece. Inspector Salazar de M.j. Fernandez

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    Un politico muere en forma repentina durante un mitin en Haro, La Rioja. El inspector Nestor Salazar y su nueva companera, la subinspectora Sofia Garay, son los llamados a determinar si se trato de un homicidio, pero la situacion se hace mas compleja cuando la investigacion comienza a revelar que las apariencias resultan muy alejadas de la realidad. Nuevas muertes complican el caso, mientras la subinspectora comprende que el propio inspector tampoco es lo que parece.
    Un comisario que ha pedido traslado desde Tenerife lleva a cabo una investigacion paralela sobre una tragedia ocurrida en su familia veinte anos atras, algo que no dejara indiferente al inspector.

  • En la oscuridad o en tu corazon de Luz Guillen

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    Maria Costa Berenguer, guia turistico en Barcelona, acaba de cumplir veintiocho anos. Como <> recibe el encargo de acompanar durante una semana a Sean McLoud, un escoces muy especial que la retara a ensenarle la Ciudad Condal desde los sentidos, olvidandose por completo de lo que muestran los folletos publicitarios. La atraccion entre ellos nace sin buscarla y, tras un tiempo, Maria decide que merece la pena arriesgarse y cambiar su lugar de residencia, su gente y su forma de vida por un nuevo comienzo en Glasgow. Alli la espera Sean, su perro Dark y un clan de amigos y familia, que enseguida la acogeran con carino. Pero no todo puede ser perfecto. Claudia, la exnovia de Sean que lo abandono en el peor momento de su vida, reaparece para amargar la existencia de la pareja en mas de un sentido.

  • La Fragilidad de los Cuerpos de Sergio Olguin

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    Un conductor de trenes se suicida y deja una carta en la que pide perdon por su responsabilidad en la muerte de cuatro personas. Las ambiguas referencias a un nino entre las victimas llaman la atencion de Veronica Rosenthal, la implacable redactora de la revista Nuestro Tiempo. Periodista de raza, apasionada defensora de la verdad y la justicia, fumadora empedernida, con especial debilidad por las bebidas alcoholicas y los hombres casados, Veronica no detendra su investigacion ante nada. Mucho menos ante los criminales y politicos corruptos con los que tendra que enfrentarse. Pero Veronica descubrira mucho mas que una trama siniestra: se enfrentara al lado mas oscuro de sus deseos junto a Lucio, un maquinista dispuesto a seguirla en los laberintos de un juego sadomasoquista de imprevisibles consecuencias. Una trama policial de ritmo trepidante, una historia de amor loco y un universo de personajes inolvidables, en la que los cuerpos --amados, perdidos, asesinados-- ocupan un lugar preponderante.

  • Amor accidental de Marisa Ayesta

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    Iciar Albatrecu es testigo involuntario de como dos hombres se alejan de un restaurante tras cometer sendos asesinatos. Su declaracion ante la policia hara que se vea envuelta en una trama donde la mafia china en la provincia ha dado la orden de acabar con ella. Perseguida y asustada, encontrara la seguridad en los brazos del policia nacional Pau Salas, hacia el que surgira un amor tan accidental y repentino como la voragine de asesinatos e intrigas que les rodean.

  • Vestido de Novia (BEST SELLER), Pierre Lemaitre de Pierre Lemaitre

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  • Coincidencia millonaria de Gina Rosi

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    --Deberias conectarte totalmente con Chad esta noche. --!Que! --Exclamo--. !De ninguna manera! --Miro hacia arriba y me encuentro con los ojos grises de mi prima en el espejo. Ella esta de pie detras de mi, arreglando mi masa de cabello cobrizo intenso con mechas rubias en preparacion para la fiesta de cumpleanos de Chad Black, a la que practicamente me obliga a asistir. En este momento me esta mirando con su propia expresion particular de exasperacion. --En serio, Sarah --dice, insertando otro alfiler en mi cabello para mantener el estilo que esta creando--, necesitas divertirte un poco. Y por lo que me has dicho, Chad es lindo, sexy y esta ansioso por darte justo lo que necesitas. --Yo y todas las demas chicas de Nueva York --me burlo--. Vamos, Liz, no esta tan mal. Me divierto. Te tengo a ti, Brandon, todos esos hermosos libros en mi e-reader y un trabajo increible --hago una pausa--, que no es tan sorprendente, pero lo que sea. Liz se rie y se echa hacia atras el pelo negro y rizado que le llega hasta la espalda. Ella acababa de regresar del trabajo cuando le hable de la fiesta de Chad, a la que no estaba seguro en ese momento, a la que queria asistir. Inmediatamente, lo dejo todo y comenzo a ayudarme a prepararme, insistiendo en que tenia que irme. Ella debe estar cansada, despues de un largo dia en el bufete de abogados donde trabaja, pero aun se ve deslumbrante. Me gusta pensar que nos parecemos, al menos en cuanto a rasgos, nuestros padres son gemelos identicos despues de todo, pero en el color tomamos como nuestras madres. Mi piel es palida y un poco rosada en un buen dia, mientras que Liz tiene un tono caramelo claro absurdamente hermoso. --Estoy segura de que sabes lo patetico que es cuando mi novio, yo, los libros y el trabajo somos tu unico derecho a una vida llena de diversion --dice Liz, todavia sonriendo--. Cuando dije divertido, no me referia a la version PG. --Me mira a los ojos en el espejo y baja la voz a un susurro teatral--. Me refiero al sexo. Me rio. --No voy a tener sexo con Chad. Es suficiente con que practicamente me obligues a ir a su fiesta. --Si --dice sin arrepentirse--, Brandon pasara la noche y no quiero preocuparme por ser ruidosa. --Ella sonrie con picardia--. De todos modos, ambas sabemos que si no te obligo, te sentaras en tu habitacion suspirando por ya-sabes-quien. Niego con la cabeza. --No suspiro, y puedes decir su nombre. --Se que puedo, solo deseo que lo olvides. --Me clava otro alfiler en el pelo. --Su nombre es Jim Weyland --digo obstinadamente. Ella pone los ojos en blanco--. Y es un idiota. --El no es. --Es demasiado. Las dos nos reimos, recordandonos cuando eramos ninas. Practicamente crecimos juntas y hemos sido inseparables toda nuestra vida. Su risa termina en una pequena risa. --No se tu, pero cuando un chico te invita a salir, te lleva, pasa dos meses haciendote enamorar de el, y cuando finalmente le dices como te sientes, te dice que el tambien te ama, pero… --se detiene--, ?cuales fueron las palabras exactas de nuevo? Yo no respondo. No quiero recordar A veces, todavia es demasiado doloroso pensar en ello. Liz tiene razon. Paso demasiado tiempo pensando en Jim Weyland. El escritor de largometrajes mas renombrado de Gilt Traveler, un viajero de aventuras de fama mundial, y el hombre del que he estado enamorado, silenciosamente y sin ser correspondida durante los ultimos dos anos. Inmediatamente despues de la universidad, consegui un trabajo en Gilt Traveler, una de las muchas publicaciones propiedad de Gilt Magazines. Me enamore de Jim en mi primer dia en el edificio despues de la entrevista, cuando paso junto a mi en el vestibulo. Habia empezado como asistente de Mark Willis, el editor principal de funciones, y me dirigia a los ascensores cuando un chico alto, moreno y apuesto con confianza se acerco a mi, haciendome mirar fijamente. Me guino un ojo y casi me tropece con mis tacones de ocho centimetros. No sabia quien era en ese momento, pero lo descubri muy pronto. Por alguna providencia divina, tambien trabajo en Gilt Traveller. Era un escritor talentoso, guapo, encantador y nada parecido a los chicos que habia conocido en la universidad. Me invito a cenar, convirtiendome en la envidia de todas las chicas de Gilt, porque nunca habia salido con nadie de la oficina. Fue magico. O eso creia yo. Al final de la semana, me acoste con el. Al poco tiempo, supe que me estaba enamorando de el. Estupidamente, le dije como me sentia, y el respondio diciendome que yo era dulce y que el tambien me amaba, pero que nunca podria comprometerse con ninguna mujer y que solo me haria dano a la larga si lo intentaba. --Lo digo en serio cuando digo que te amo --dijo con seriedad, con una expresion apasionada que siempre me habia hecho sentir como si yo fuera la persona mas especial del mundo para el--. Significaria mucho para mi si pudieramos ser amigos despues de esto. Liz todavia esta esperando que responda. Cierro los ojos, tratando de bloquear el triste recuerdo--. Dijo que no puede comprometerse con una sola mujer. --Eso --dice Liz--. Cuando un chico hace eso, es un idiota, y no sigues siendo amigo de el por ningun motivo. Ni siquiera irias a la fiesta de Chad esta noche si Jim estuviera en la ciudad para decir ‘Oye, Sarah, ?por que no vamos a pasar el rato en este o aquel cafe? Sere tan encantador y divertido, mientras me complace el hecho de que en solo dos meses conmigo, te hice incapaz de enamorarte de nadie mas’. Hemos tenido esta pelea un par de veces, aquella en la que ella me dice lo poco saludable que es mi amistad con Jim para mi, y yo trato de defender a Jim y el hecho de que dos anos despues de que me rompio el corazon, todavia estoy en amor con el. Cuando no respondo, Liz, inusualmente, deja el asunto descansar. Clava un ultimo alfiler en mi cabello y da un paso atras, mirando su obra. La mayor parte de mi cabello esta recogido en un peinado que es intencionalmente desordenado, pero elegante, con algunos mechones enmarcando mi rostro. Es encantador. Me encuentro con los ojos de Liz en el espejo y sonrio con agradecimiento. --Gracias. Ella le devuelve la sonrisa. --No hay problema. Ahora ve a esa fiesta y diviertete. --Ella guina un ojo--. En caso de que cambies de opinion y decidas sacudir el mundo de Chad. Deje un regalo en tu bolso. Mirandola con recelo, me acerco a mi cama y cojo el bolso negro, lo abro y pongo los ojos en blanco ante el ‘presente’. --Definitivamente no los necesitare --digo con una sonrisa. Liz se encoge de hombros. --La noche aun no ha terminado. Permiteme un poco de esperanza. * * * * Menos de una hora despues, estoy frente a la sala Oyster, un exclusivo restaurante y bar en el segundo piso del Swanson Court Hotel. Desde el exterior, es imposible adivinar que hay una fiesta en el interior. Deteniendome en el pasillo fuera de las puertas, veo mi reflejo en el cristal y agradezco a mis estrellas por Liz. Tambien me ayudo a escoger mi ropa, un vestido verde oscuro del mismo color que mis ojos, con un escote sugerente y un dobladillo que termina justo por encima de mis rodillas, combinado con tacones negros que suman diez centimetros a mi modesto metro sesenta y cinco. Satisfecho de que nada esta fuera de lugar, abro las puertas y entro en una tranquila antesala ocupada por una sonriente anfitriona, que me dirige hacia otro par de puertas que se abren directamente al restaurante. En el interior, la fiesta esta en pleno apogeo, y aparentemente incluye a todos los jovenes elegantes, artisticos o creativos de la ciudad de Nueva York. Eso no es sorprendente. Chad Black, el celebrante, es un fotografo galardonado que a veces trabaja para Gilt Traveler. Desde la entrada, vislumbro a algunas personas de la oficina, y luego a Chad al otro lado de la habitacion, susurrandole algo a una rubia increiblemente delgada, que se rie de lo que sea que este diciendo. Chad tipico. Le encanta coquetear, y ha estado intentando, de muy buen humor, meterse en mis pantalones durante anos. Tomo una copa de champan de un camarero que pasa, con los ojos todavia en Chad. Es guapo, muy guapo, con cabello largo y castano, ojos color caramelo y una sonrisa encantadora que le da la apariencia de ser el vecino inofensivo, amistoso, pero increiblemente atractivo. Lo se mejor, su amor por las mujeres es generoso, no discriminatorio y definitivamente no monogamo. Levanta la vista de la oreja del rubio y me nota. Sonriendo, se disculpa y se acerca. --Sarah, carino --exclama por encima de la musica pop fuerte, luego me besa en ambas mejillas antes de inclinarse hacia atras para mirarme--. Te ves impresionante. --Tu tambien --respondo, esquivando una segunda ronda de besos--. Gran fiesta. --?Yo se, verdad? --Toma mi mano y hay un destello cuando alguien toma una foto. No tengo tanta influencia social como algunas de las otras chicas de Gilt, asi que no me preocupa que mi foto aparezca en alguna de las columnas de moda o chismes. Chad todavia esta hablando. --Tengo grandes amigos que se dan cuenta de que no hay nada mas importante que celebrar el hecho de que hace veintiocho anos vine a este mundo en beneficio de las mujeres de todas partes --proclama. Me rio. Estas tan lleno de eso. --Si --responde con una sonrisa encantadora--. Pero me amas. --Si --Entonces, ?por que no me dejas mostrarte lo loco que estoy por ti? Le doy un manotazo en el brazo. --Porque me amo demasiado. Suspira exageradamente. --Ven entonces. Te presentamos a algunos de mis amigos. --Tirando de mi a traves de la habitacion, me lleva a un grupo de personas hablando y riendo con bebidas y bocadillos. --Chicos, esta es Sarah --anuncia Chad--, en cuyas bragas estoy tratando de meterme. --Me guina un ojo, impenitente, mientras sus amigos ululan. Alguien tira de su manga y le susurra algo al oido. --Vuelvo enseguida --me dice antes de irse para ocuparse de lo que necesite. Uno de los amigos, un tipo de cabello castano desordenado y rostro sin afeitar, me dice su nombre con un acento britanico fresco. Tambien presenta al resto del grupo. Hay un pintor, una morena con curvas que trabaja en un tabloide, un critico gastronomico y la mezcla tipica de escritores, artistas y otros tipos creativos. --La mayoria de las veces fuimos a la universidad con Chad --dice un britanico--. ?Como lo sabes? --El hace un trabajo para nosotros…, la revista donde trabajo. --?Que revista? --La pregunta viene de la pintora, una mujer menuda con un corte pixie. --Viajero dorado --respondo. --Esa es buena. --La escritora sensacionalista, creo que su nombre era Annabel, parece impresionada--. ?Que haces? --Soy un asociado de funciones --les digo. Es el titulo oficial de mi trabajo real, que consiste en escribir los pequenos articulos en los que los escritores no pueden molestarse. --Suena como un buen concierto --dice alguien. --Si, lo es --estoy de acuerdo con un encogimiento de hombros. --No puedo esperar el momento en que una modelo en bikini salga de un pastel --declara un britanico, terminando su bebida e inmediatamente cogiendo otra de una bandeja que pasa. --?Pasara? --Pregunto interesada. Nunca habia visto algo asi fuera de las peliculas. --No es probable. No es una fiesta de fraternidad. --Suena melancolico. Chad regresa. --Entonces, chicos, ?habeis convencido a Sarah de que valgo al menos una noche de su tiempo? --?Eres tu? --Dice una de las mujeres, sacudiendo su cabello--. No por lo que recuerdo. El resto del grupo se echa a reir y me uno a ellos. Chad intenta parecer molesto, pero falla. --!Chad, carino! --La voz suave viene del otro lado de la habitacion y todos miramos en esa direccion. La oradora es una mujer vagamente familiar, alta y esbelta, con una masa salvaje de cabello rubio oscuro y piernas de un kilometro de largo luciendo un mono ajustado. --Aqui viene Claudia --oigo decir a alguien. Pero no estoy escuchando. Mi corazon esta martilleando, mis ojos se fijaron en el hombre de pie junto al recien llegado. Jim Weyland. ?Que esta haciendo el aqui? Pienso, presa del panico y euforico al mismo tiempo. Se supone que debe estar en Inglaterra, haciendo paracaidismo con Reese Fletcher, el temerario multimillonario de la electronica de sesenta anos. Habiamos hablado por telefono hace solo unos dias, y no menciono nada sobre regresar a Nueva York. Sin embargo, aqui estaba, con la mujer mas hermosa de la fiesta, nada menos. Todavia no me ha visto, asi que tengo tiempo de mirarlo. El esta de pie, mirando a su cita mientras se arroja a los brazos de Chad, su expresion, esa irresistible combinacion de aburrimiento y misterio que solo algunos chicos pueden lograr. Su cabello oscuro es corto a los lados y hacia atras, mas largo al frente, con un atractivo mechon cayendo sobre su frente. Su cuerpo, perfecto con una elegante camisa y pantalones oscuros, esta en forma y atletico. Mi corazon se atora en mi garganta, llenandose con el familiar dolor agridulce que siento cada vez que lo veo.

  • Nos vemos en el museo de Anne Youngson

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    A veces hace falta que un extrano te muestre quien eres… Una novela epistolar sobre las pequenas alegrias y las sorpresas cotidianas, pero tambien sobre la perdida y las vidas que no elegimos.

  • Soldada Urbana de Jorge Borges

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    Alicia no lo tenia nada facil.
    Madre ausente.
    Padre alcoholico.
    Y ningun futuro.

  • Las cenizas y las cosas de Naief Yehya

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  • Lo tuyo es amor por narices de Iris T. Hernandez

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    ?Crees que el amor aparece de repente? ?Que el hombre al que llevas buscando toda tu vida puede aparecer de pronto ante ti, como si nada? Yo pensaba que no, hasta que supe que EL, en mayusculas, iba a ser el hombre perfecto, sin mas.

  • Vi a un hombre de Owen Sheers

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    Una novela literaria escrita con el pulso de un thriller. Una magistral exploracion de las relaciones humanas, el dolor, la culpa y la redencion.

  • Filias de Rosaura York

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    La historia de un asesino en serie que trae de cabeza a los dos inspectores mas capaces de la ciudad de Blue. Mientras uno mata a su antojo la policia investiga sin descanso para dar con el escurridizo personaje.

  • Breve historia del liberalismo de Juan Granados

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    La apasionante historia del pensamiento libertario, contra toda forma de dominacion. Desde los origenes mas o menos lejanos del pensamiento liberal, rastreables en Aristoteles, Ciceron o los neoplatonicos florentinos y de forma mas clara en el pensamiento politico del siglo XVII europeo, con Baruch Espinoza y John Locke a la cabeza; se analiza la evolucion del liberalismo de los siglos XIX y XX en sus diferentes escuelas y tiempos, desde el esbozo de la teoria y su configuracion doctrinaria, a traves del estudio de los grandes movimientos revolucionarios de 1830 y 1848, su posterior desarrollo economico y politico a traves de los siglos XIX y XX, hasta el varapalo que supuso para sus presupuestos teoricos la profundisima crisis economica en la que aun nos hallamos inmersos

  • ?A todo riesgo o a terceros? (Sensaciones 1) de Mia Alcaraz

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    Trabajar duro es para Paula la unica opcion viable para poder conservar lo poco que le queda de su padre.

  • Los escarabajos vuelan al atardecer de Maria Gripe

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    Cuando tres muchachos se hacen cargo de una casa deshabitada no se imaginan el gran misterio que les aguarda en el desvan, lo que dara comienzo a una serie de intrigantes aventuras. Una trepidante novela que transporta a un mundo de amores tragicos y descubrimientos sorprendentes.

  • La danza del gohut de Ferran Varela

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    Me encanta descubrir nuevos autores. Nuevas voces, jovenes y maduras, nuevas ideas, nuevas formas de narrar tamizadas por diferentes referentes, experiencias, sensibilidades. Lei por primera vez a Ferran Varela cuando me remitio un cuento para la antologia de fantasia oscura Dark Fantasies. Publicar nuevos valores es uno de los objetivos de las selecciones que preparo y su historia, Profundo, profundo en la roca, me sorprendio por su frescura y dominio del medio narrativo; un nuevo escritor del que nada habia oido hablar pese a que ya contara con un ramillete de relatos publicados. En el siguiente volumen, El viento sonador, repitio con Las cadenas de la casa de Haden, una historia sorprendente de sangre y honor ambientada en una sociedad compleja esbozada en apenas unas lineas, una de las senas de identidad de este escritor catalan. La novela corta que ahora tienes en tus manos sigue la misma tonica y podria, incluso, formar parte del mismo universo a medio camino entre la epica y la fantasia, con elementos cotidianos, miticos y antropologicos. Gran imaginacion, un mundo secundario de inspiracion medieval muy bien perfilado, abundante introspeccion y unos protagonistas de carne y hueso capaces de llegarnos al alma son otras de sus caracteristicas distintivas que podemos encontrar en ella. Historias, sociedades y personajes de los que siempre queremos saber mas. Como en los dos relatos citados, los actores de este microcosmos de ficcion son seres especiales, no por el hecho de detentar poderes sino porque solo ellos conocen la terrible verdad sobre el mundo. Personajes principales que en su mayoria suelen ser mujeres --una bruja y la heredera de un jerarca en el caso de los cuentos, una tutora de la Academia en la presente novela --, de fuerte caracter, respetadas y reconocidas por su tenacidad, enfrentadas a un reto de dificil solucion. Acompanemos en esta ocasion a la joven Leara en su mision de devolver el juicio al heredero de la Casa mas poderosa de Tiuma, quien ha permanecido prisionero de los salvajes gohut durante cuatro largos anos. A traves de sus conversaciones asistimos a un verdadero choque de culturas, dos modelos de organizacion social completamente antagonicos, entre el clasismo y la rigidez jerarquica a la norma propia de la civilizada Tiuma --que es el precio a pagar por el orden y la seguridad-- y el canto a la naturaleza y la libertad sin limites de la sociedad tribal gohut, que posee ademas una concepcion taoista de la existencia: vida y muerte, noche y luz, gozo y dolor, partes indisolubles de un todo completo. Dos mundos tan irreconciliables como la razon y los suenos. Varela construye un mundo rico y verosimil, con un enfoque mucho mas literario y trascendente de lo que suele ser habitual en el subgenero. Un texto laboriosamente trabajado pleno de bellas y originales metaforas magnificamente engarzadas en la trama y que aprovecha el estereotipo para facilitar la fluidez de la historia. En el se repiten algunas de las constantes habituales del autor, como es la importancia del linaje, los sutiles equilibrios de poder en las altas instancias de la politica, una sociedad con un alto apego a la tradicion que se resiste a cambiar viejas formulas que reproducen prejuicios e injusticias, la cruel inevitabilidad de los eventos a acontecer. En esta hermosa tragedia no faltan las escenas de accion, los dialogos repletos de frases gloriosas ni la inevitable chispa del amor. Un canto de vida y libertad que nos propone romper las cadenas que, con excesiva frecuencia, nos atan a una sociedad hipocrita y abrazar por el contrario nuestros instintos primarios que nos haran mucho mas libres y felices. A traves de los labios de Rin descubrimos que todo ello es posible, que como Richard Harris en Un hombre llamado caballo o Kevin Costner en Bailando con lobos es posible gozar de una vida nueva, tan excitante, salvaje y pasional como seductora. Confieso que lei esta novela hace ya algun tiempo y me alegra que finalmente se haya publicado en un sello como ediciones el Transbordador, con un bagaje tan interesante de nuevos autores a sus espaldas. Lector, dejate llevar por esta bella y elegante fantasia, obedece a tus impulsos y baila conmigo la danza del gohut. Te prometo que te conducira a un lugar magico y poderoso del que no querras regresar. Mariano Villarreal Verano de 2018 A mi hermana, que tiene alma de gohut Uno La pala golpeo la tapa del ataud y le arranco un chasquido sordo y hueco. En la quietud de la noche, bajo la luna del cambio, el crujir de la madera resono con tal fuerza que los perros aullaron a lo lejos. Ara cerro los ojos, aguanto la respiracion y se maldijo por no haber cavado con mas cuidado. Seria una pena que la descubriesen ahora que estaba tan cerca de lograrlo. El fracaso no era una opcion. No despues de lo mal que lo habia pasado para regresar a Tiuma. No despues de lo que habia sufrido al acatar durante todo un dia esas absurdas normas humanas que asfixiaban su voluntad. No despues de la humillacion de volver a ponerse esas estupidas ropas que ocultaban su verdadero yo, que levantaban una barrera de seda entre su piel y el mundo, que le impedian sentir el aire, y la lluvia, y la tierra. Y se sorprendio paladeando el agrio sabor del miedo. Miedo a ser atrapada y ejecutada por la guardia, a morir sin ser ella misma. Miedo a ser capturada y sometida a experimentos en el ala de investigacion de la Academia. Miedo a huir sin haber completado el ritual y condenarse a vivir una vida incompleta. Para librarse de el, se concentro en el reconfortante cosquilleo de las plumas de halcon que portaba a la espalda. Recordo quien era. Era Ara. Pronto seria una gohut, y un gohut no siente miedo. Se reprendio por ese instante de cobardia y, para demostrarse que estaba tan libre de temores como del resto de lastres humanos, alzo un pie y golpeo con el talon sobre el ataud tres veces mas. Los mastines de las casas adyacentes al cementerio volvieron a ladrar, pero nadie les hizo el menor caso. Tras lanzar una carcajada de triunfo y deleitarse con las timidas caricias de la llovizna en su rostro, la mujer se agacho y aparto con las manos los ultimos punados de tierra mojada. Clavo la punta de la pala en la juntura de la tapa y, apoyando todo el peso de su pequeno cuerpo en el mango, hizo palanca. Las astillas volaron acompanadas por la melodia de la madera quebrada y el ataud se abrio. Dentro yacia el joven cadaver del dos veces nacido y dos veces muerto; el unico gohut con cuerpo de hombre. A Ara se le encogio el estomago al ver el rostro del chico. No era como lo recordaba. Un ano bajo el fango habia hecho mella en el. La descomposicion no le habia dejado nada mas con que taparse la calavera que unos jirones de carne reseca y unos mechones de pelo lacio. Con los ojos anegados en lagrimas, la joven cayo de rodillas. Ese ya no era el orgulloso gohut al que habia conocido, sino una mera carcasa vacia. Aun asi, Ara no pudo resistir la tentacion de volver a sentir el suave tacto de sus dedos recorriendo las curvas de su cuerpo desnudo. Se rasgo el vestido, le tomo las manos y las apreto contra sus pechos. Pero esas ya no eran sus manos, sino dos colgajos de piel ceniza y huesos quebrados. No habia en ellas calor, ni anhelo, ni suenos. Hacia mucho que su voluntad habia abandonado aquel cascaron y habia vuelto a la Tierra que Sustenta y al Cielo que Arropa. Ara lloro, desconsolada. Entre gemidos, deseaba que el frenetico bombeo de su corazon pudiera, de alguna forma, ser suficiente para los dos. Que sus latidos se tornasen mana, brotasen de sus pezones y se clavasen en las palmas de su amado. Que recorrieran sus venas insuflandole vigor. Ojala eso bastase para traer de vuelta los soles que habian compartido. Ojala algo bastase. <>, se recordo. <>. La mujer arrastro el cadaver fuera de la tumba. Lo coloco boca arriba en el barro, se inclino sobre el y lo beso dos veces. La primera en la frente, en senal de respeto. La segunda en el lugar en el que deberian haber estado sus labios, en senal de algo tan profundo que ni siquiera tenia nombre. Luego se alzo y, blandiendo la pala como un hacha, se dispuso a cortarle la cabeza. No consiguio decapitarlo de un tajo limpio. Necesito siete golpes para partir la vertebra, y aun asi tuvo que usar el pequeno cuchillo de silex que siempre llevaba encima para terminar de cortar el ultimo trozo de pellejo del cuello. Cuando acabo, alzo la testa del joven hacia el firmamento y, por un infimo instante, un claro entre las nubes enmarco la luna del cambio. Bajo su palida luz, la calavera sonreia. Parecia feliz, asi que Ara se esforzo por reir tambien. La certeza de que su pecho albergaria el alma del gohut la llenaba de dicha. Llevaria su espiritu dentro por siempre jamas. La chica se recoloco el vestido de modo que se disimularan los rasgones que le habia hecho, metio la cabeza del muerto en su bandolera y se la colgo al hombro, asegurandola con un doble nudo. Y, aunque dio media vuelta y echo a andar a buen ritmo, dispuesta a salir de esa ciudad cuanto antes, se obligo a volver sobre sus pasos. No podia irse aun. Todavia quedaba una cosa por hacer. Se acerco a la lapida y, compungida, paso las yemas sobre el marmol mojado y palpo el relieve de las letras cinceladas en el. <>, rezaba la losa. Si, ese nombre la habia ayudado a encontrar el cadaver de su amado, pero era falso. Era un asqueroso nombre humano, un nombre nacido para atar y restringir la voluntad. Escupio para librarse de la oleada de repugnancia que le recorrio las entranas. No podia dejarlo asi, a el no le hubiese gustado. La repulsion de Ara se torno furia. La colera tomo el control de su cuerpo. Lejos de luchar contra ella, la mujer se abandono al frenesi de la ira y disfruto cada una de sus salvajes llamaradas. Grito como una nina y se rio como una loca, bailando al son de sus desbocados sentimientos. Pues el suyo era, a fin de cuentas, el camino de las libertades y no el de las normas. Esgrimio la pala de nuevo y pico con su canto la superficie de la lapida una y otra vez. No le importo que los perros enloquecieran por el ruido, ni que los vecinos, alarmados por los constantes ladridos, comenzasen a encender velas y antorchas. Sabia que la llegada de la guardia era solo cuestion de tiempo, mas el riesgo merecia la pena. En el mejor de lo casos, acabaria antes de que eso sucediera y podria escapar hacia las llanuras al amparo de la noche. En el peor, sus restos mortales reposarian junto a los de su amado. Ara no dejo de golpear con la pala hasta que fue imposible distinguir la mayoria de las letras cinceladas en el marmol. Para cuando dio por concluida su obra, solo podian reconocerse tres. Entonces, la joven deshizo una de sus trenzas, libero la unica flor que adornaba su pelo y se arranco una de las plumas que llevaba pegadas a la espalda. Dejo su humilde ofrenda sobre el cuerpo decapitado. Una pluma de halcon y un crisantemo blanco. Su ultimo adios consistia en ese sencillo gesto y en la pronunciacion de las tres letras que aun podian leerse en la lapida. --Rin --suspiro Ara. Y dejo que los ultimos vientos del otono se llevasen el recuerdo de su amado en una espiral de vaho. Rin. El autentico nombre del joven. El nombre de su alma gohut. El nombre por el que ella lo habia conocido en una vida anterior, tan solo dos anos antes.

  • Amarte sin tiempo de Abril Olguin

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    “El amor no es eso que queremos sentir, sino aquello que sentimos sin querer”

  • Enlazando el destino de Claudia Cardozo

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    Claire Jones es una joven abogada con un prometedor futuro, un empleo envidiable y una solida relacion con David, el hombre que ama. Cree ser feliz y considera que su vida es casi perfecta, pero todo cambia cuando conoce a Simon, un detective de policia que parece decidido a obligarla a replantearse toda su existencia y la seguridad de sus sentimientos.

  • Tequila, sal y pimienta. Verano (Estaciones 1) de L. White

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    ?Alguna vez has pensado en el?
    ?Habra pensado el en ti?
    Las amigas de Tali tienen una sorpresa para ella, se la llevan de vacaciones a Maspalomas.
    Lo que no sabe es que alli se encontrara fortuitamente con Oscar, su gran amor de la adolescencia, con quien perdio la virginidad y del cual nunca mas volvio a saber.
    Ella no ha podido olvidarlo y el la odia por haberse marchado. Entre noches de copas y dias de playa los dos comenzaran una lucha interna por lo que sienten.
    El pasado no sera lo unico que tengan en contra, una persona del presente no estara dispuesta a consentir esta relacion y hara todo lo posible por evitarla.
    ?Seran capaces de superar la adversidad y dejarse llevar?

  • Culpa tuya (Culpa mia 2) de Mercedes Ron

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    Mas romance, traicion y misterio en Culpa tuya, segunda parte de <>, la saga romantica protagonizada por un chico malo con un gran corazon y una chica buena con muchas agallas.

  • Indestructible de Rosa Alcantara Menendez

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    <>

  • Nomeolvides (Coraje 1) de Kris L. Jordan

    https://gigalibros.com/nomeolvides-coraje-1.html

    Dos hombres diferentes e inmersos en mundos distintos se enfrentaran a sus miedos.
    Martin es un policia de Manhattan obsesionado con resolver un caso de asesinatos en serie. Aterrado con el parecido que tiene su hermana con las victimas, intenta sobreprotegerla. Pero no podra hacer nada frente a la pasion que ella sentira por una persona inadecuada.
    Las pistas que ha dejado el asesino son escasas, el tiempo corre y Martin sabe que habra otra victima. ?Conseguira atraparle a tiempo?
    A su vida estresada, se une la aparicion de un fantasma que parece necesitarle e intenta comunicarse con el de manera desesperada.
    Ivan ha luchado por vivir, por salir adelante en un mundo corrupto. Abandonado en un Hospicio, aprendio a ocuparse de si mismo sin importarle los demas. Anos despues le persigue el sueno visionario de sor Mari, que le previene de una mujer que de manera casual aparecera en su vida. Pero no podra resistirse a su pasion, porque su corazon sera quien tome las riendas.
    ?Que tienen en comun un policia y el dueno del mejor club de striptease y prostitucion de Manhattan?

  • Que te vaya como mereces de Gonzalo Lema

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  • Como arena entre tus dedos – Gadea Fitera de Gadea Fitera

    https://gigalibros.com/como-arena-entre-tus-dedos-8211-gadea-fitera.html

    Margarita Ruiz de Lihory era una joven y bella aristocrata que decidio ser libre. En una epoca, los anos veinte, en la que ser mujer significaba estar atada a duros convencionalismos sociales, ella se salto las normas y disfruto de una vida apasionante llena de intrigas y aventuras. Espia, pintora, empresaria, triunfo en todo lo que hizo y consiguio poner el mundo a sus pies. De las arenas del Rif al palacio presidencial de Mexico, de las calles de La Habana a la elite social de Boston, Margarita conocera el amor de los hombres mas poderosos y vivira dos guerras que cambiaran el rumbo de su vida.

  • El Amor Que Tuvimos Y Perdimos (LGBT) de Fabian Tapia

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    Estonia, 1960
    Para Anton la llegada de Mihkel supone una revelacion; el es un joven dedicado a los tulipanes (el ultimo rastro que dejo su padre ausente) y Mihk es un joven que llega por un intercambio de Alemania para lograr la escultura que lo catapulte a la Universidad de sus suenos. Anton solo espera poder recabar la valentia necesaria para poner en orden sus pensamientos teniendolo cerca y lejos -porque el amor, segun el, es una casa que salta por los aires-. Pronto se veran envueltos en un torrido romance en el que ninguno de los dos estara a salvo, pues no estan muy seguros de que disimular sea la opcion mas correcta porque podrian desaparecerse en medio del secreto.
    En Estonia, lo saben ambos, un amor asi se castiga.
    Pero, ?no duele mas el castigo de dos corazones en la distancia?

  • Poseidon (Elohim 1) de Mariah Evans

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    Una ciudad que cayo en el olvido. Una ciudad que, en nuestros dias, vuelve a nuestra memoria. Asi empieza todo, con una ciudad perdida durante milenios que ansia ser descubierta de nuevo, con sus luces y sombras.
    Laureano Molina es un reputado historiador e investigador de antiguas civilizaciones, cuyo descubrimiento podria cambiar la concepcion sobre los origenes de la humanidad. A su muerte, su legado queda incompleto por decision propia y sera su nieta Lucia Molina, una joven licenciada en Cultura Clasica, la que asumira voluntariamente la tarea de descubrir que es lo que su abuelo con tanto esmero se encargo de ocultar y por que motivo lo hizo.
    Gael, un joven informatico, es una de las ultimas personas que colaboro con Laureano, con el cual mantenia no solo una relacion profesional, sino una confianza absoluta.
    La tenacidad de Lucia obligara a Gael a ayudarla en su mision, si bien el guarda sus propios secretos. A la vez, debera protegerla frente a fuerzas inimaginables que escapan a la compresion del ser humano y que podrian traer de vuelta un mal ancestral.
    Juntos iniciaran la busqueda de la verdad visitando lugares tan emblematicos como Egipto y recordando emplazamientos donde Laureano habia viajado con Lucia, tales como Israel, Malta y muchos otros.
    Todo esta conectado. Ellos siempre han estado aqui, protegiendonos, aunque la humanidad no haya sido consciente de ello.

  • Carolyn de Jesibel Vega Acevedo

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    Luego de escapar de su hogar en Inglaterra, Carolyn se embarca en un viaje a America con la esperanza de reconstruir su vida. Sin embargo, al llegar al Nuevo Mundo, Carolyn se da cuenta de lo dificil que sera sobrevivir en la America Revolucionaria.

  • Mucho mas que sexo de Oliver Cruz

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    Las locuras de Gabriela y sus amigas, donde el sexo y la lujuria tomaron el control, terminan cuando Gabriela conoce a Jose Alberto.
    Comenzara la historia de un amor imposible y Gabriela tendra que darse cuenta de que solo el deseo no es lo que quiere.
    Es ahi cuando aparece Luis Fernando, quien le ensenara que el amor es mucho mas que juegos de cama.
    ?Podra tener con el lo que verdaderamente anhela?

  • Cita Expres de Carol Martin

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    Eran mis vacaciones y lo unico que queria hacer era estar en mi sofa matando el tiempo sin hacer nada mas, pero las dos gemelas, mis dos companeras de piso, no iban a dejarme vivir.
    ?Como fastidiarme? !Apuntandome a unas citas a ciegas! Y yo, como tonta, no tuve mas remedio que ir con tal de no soportarlas.
    Y mientras los acompanantes que me tocaban no me gustaban nada, el unico que me llama la atencion es el organizador del evento y dueno del negocio.
    Y es ahi cuando comienza el caos…

  • Toda la verdad de mis mentiras de Elisabet Benavent

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    ?Puede mantenerse una amistad a pesar de las mentiras?

  • La peregrina de Aton de Luis Melgar

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    Salve, oh Aton, tu que apareces resplandeciente en el cielo! !Salve, tu que has creado toda la vida! Al alzarte sobre el Oriente llenas los paises con tu perfeccion. Cuando ocultas tu faz, el universo se sumerge en las tinieblas y la muerte. Los hombres duermen en sus moradas con la cabeza tapada y ninguno puede ver a su hermano. El mundo yace en silencio, pero tu vives en el Pais de Occidente. Aton, tu y solo tu gobiernas sobre el Amenti. Yo, Mutnodjemet, esclava, sacerdotisa, prostituta y reina, te conozco y conozco tu nombre. Aunque durante anos haya practicado tu fe en secreto y mis creencias hayan permanecido ocultas para los hombres, nunca deje de adorarte. Hoy me postro ante ti para pedir clemencia, pues se que mi muerte esta proxima y temo tu veredicto sobre las acciones que he emprendido a lo largo de mi vida. No cometi iniquidad contra los hombres. No perpetre pecados en tu morada. No hice pasar hambre, salvo persiguiendo un bien superior. No hice dano a nadie y, si lo hice, la intencion de mi corazon era pura. No hice llorar. A proposito, nunca hice llorar a nadie. No, no mate. Bien sabes que tuve el motivo y la oportunidad, pero elegi no matarlo. Te suplico, oh Aton, que me permitas entrar en el Reino de Occidente, que me reciban con gritos de alborozo los espiritus bienaventurados y que a su lado me concedan un puesto. Aton, tu que eres al tiempo padre y madre, apiadate de mi y aceptame en la Duat, el pais de los muertos, a semejanza de los habitantes de la luz, y permiteme tambien salir a la luz del dia para pasear entre los vivos sobre la tierra, y hacer todo lo que pueda desear. Te pido que, en tu reino, me concedas reunirme con mi hermana. La que debe ser olvidada. La traidora, la hereje, la usurpadora. La que siempre me protegio y a la que yo no supe salvar de la muerte. Nefertiti. Mi hermana y yo hemos tenido tantos nombres que no se por cual de todos se nos reconocera en el mas alla. Mucho antes de que en Egipto la bautizaran como Nefertiti, mi hermana se llamaba Henti. Toda mi familia contaba que nacio siendo un bebe precioso, ni siquiera se vio amoratada y desfigurada por el parto como tantos recien nacidos. Conservo esa extraordinaria hermosura durante toda su existencia. En cuanto a mi, al nacer, mis padres me impusieron un nombre de varon debido al miembro que pendia entre mis piernas, aunque desde muy nina di senales de mi autentica naturaleza. Para empezar, tenia una obsesion absoluta con mi hermana Henti. La admiraba y la adoraba casi como si fuera una diosa. Ella representaba todo lo que yo queria ser: era guapa, elegante, delicada, femenina. Frente a mi pelo negro y fosco, su cabello castano tenia reflejos cobrizos y, aunque era mas bien liso, terminaban en unos bucles que enmarcaban su rostro como la mas perfecta obra de arte. Tenia los labios carnosos, la piel dorada y sonrosada y los ojos grandes y separados. Su nariz era recta y fina. Recuerdo, siendo una nina, que a menudo rezaba a los dioses y les pedia que me convirtieran en ella. Habia mas indicios. Tenia la costumbre de ponerme en cuclillas para orinar en vez de hacerlo de pie como los otros ninos. Odiaba estar desnuda y, cuando por fuerza tenia que quitarme la ropa para lavarme o para ponerme una muda limpia, juntaba mucho las piernas y escondia mi miembro tras ellas para no tener que verlo. Esa parte de mi cuerpo siempre me ha causado profundo desagrado. Cuando saliamos a la calle para jugar yo nunca me unia al grupo de los ninos ni disfrutaba dandole patadas a la pelota de madera con que jugaban, sino que me quedaba con Henti y con sus amigas. Nuestro entretenimiento favorito en aquella epoca era un juego que llamabamos <>. Henti, por supuesto, representaba siempre el papel de gran reina y las demas teniamos que hacer de damas y sirvientas y atenderla en todo lo que nos pedia. Recuerdo que, una tarde, cuando yo tenia cuatro anos y Henti seis, una de las ninas mayores de nuestro grupo protesto por el hecho de que yo estuviera con ellas. --!Tu hermano no deberia estar con nosotras! Es un nino y tendria que jugar con los otros ninos. Si se queda aqui y escucha nuestros secretos, se los contara a los otros muchachos y todos se reiran de nosotras. --No es mi hermano, tonta. Es mi hermana. ?No ves que es una nina? --!Henti esta mintiendo, Henti esta mintiendo! --Dinos, ?eres un nino o una nina? --!Eso, que lo diga! Tuve un momento de confusion. Nunca habia pensado en esos terminos. Hasta entonces me habia limitado a actuar con la naturalidad de la infancia sin reflexionar en lo que ello significaba. Pero al cabo de unos instantes, alce la cabeza y respondi con orgullo. --!Soy una nina! --?Ah, si? ?Y como te llamas? Porque las ninas tienen nombre de nina. --Me llamo Iltani --respondi. Iltani era el nombre de una prima lejana de mi madre, una mujer a la que apenas conocia y que no me inspiraba particular admiracion, pero el nombre me vino a mi cabeza como si fuera algo evidente, casi natural. --Iltani, creo que es hora de que nos vayamos ya a casa --me dijo Henti--. Vamos, hermana. Desde entonces, el nombre de Iltani me despierta una sensacion calida en el vientre. Me inspira serenidad, me hace sonreir. Mutnodjemet, en cambio, es un nombre severo, altivo, propio de una dama de la corte. Igual que el de Nefertiti. Todo era mas sencillo cuando eramos tan solo Henti e Iltani, hermanas inseparables, gemelas del corazon. Aquella misma tarde, al llegar a casa, aprovechamos que nuestros padres no estaban para deslizarnos en su dormitorio y jugar a ponernos los vestidos de nuestra madre, a calzarnos sus sandalias y a agrandarnos los ojos con kohl. Ambas estabamos tan excitadas con nuestro descubrimiento que necesitabamos escenificarlo de algun modo, hacerlo realidad, demostrarnos a nosotras mismas que estabamos en lo cierto. Lo que comenzo como un juego termino por convertirse en una costumbre. Despues del incidente con la nina que me acuso de ser un varon, los demas no dejaron de meterse conmigo. Ninos y ninas por igual me senalaban con el dedo y me llamaban abominacion, monstruo y cosas peores. Henti siempre me defendia y, al final, acababamos por jugar las dos solas a nuestro juego de la emperatriz, en el cual yo siempre hacia de dama. Cuando regresabamos a casa por la tarde, nos encerrabamos en la habitacion para ponernos los vestidos de nuestra madre y maquillarnos con sus pinturas. En una ocasion, cuando llevabamos ya varias lunas con el mismo ritual, mi madre volvio antes de tiempo y nos descubrio en el preciso instante en que Henti me probaba su traje de novia que, aunque me quedaba grande, me habia cautivado por la suavidad de la tela y lo fino de los bordados. Se nos quedo mirando sin hablar durante varios instantes antes de lanzar un hondo suspiro y acercarse a nosotras. --Henti, por favor, no juegues a disfrazar a tu hermano porque se nos va a amanerar y los otros ninos se reiran de el. --Mama, pero yo no estoy disfrazada... --comence yo a protestar, pero Henti me tapo la boca y termino por mi. --Lo siento, no volvera a ocurrir. --Eso espero. Con estas cosas no se juega. Mi madre me quito el vestido, me lavo la cara para quitarme los restos de kohl y continuo con las tareas del dia. Cuando nos quedamos un instante a solas, Henti me susurro al oido: --Iltani, creo que sera mejor que guardemos tu verdadero nombre en secreto. Madre y padre no lo entenderian. Cuando estes conmigo puedes ser como eres, pero cuando estes frente a ellos, actua como si fueras un nino, ?de acuerdo? La idea de poder vestirme y comportarme a mi gusto solo cuando estuviera a solas con ella no me causaba especial ansiedad, mas bien el contrario, hacia que todo aquello fuese aun mas especial, de modo que acepte. A partir de ese momento tuvimos mas cuidado para que nuestros padres no nos descubrieran. Conforme mi hermana se fue haciendo un poco mayor, ya no fue necesario recurrir a las pinturas ni a los vestidos de mi madre, ya que Henti tenia los suyos propios y era feliz de compartirlos conmigo. Asi pasaron los anos, entre emperatrices imaginarias, vestidos demasiado grandes y sandalias que se me salian de los pies, hasta el dia en que todo cambio para siempre. Me pregunto que hubiera ocurrido si los dioses no hubieran tenido previsto un destino tan diferente para nosotras. Cual habria sido mi historia si el rey Suppiluliuma de Hatti no le hubiera declarado la guerra a nuestro soberano, Tushratta de Mitanni. Quiza hubiera terminado por contarle a mi madre quien era yo en realidad. Quiza ella hubiese hablado con mi padre y ambos me hubieran aceptado y amado. O quiza no, quiza me hubiesen expulsado de la casa y mi vida hubiera acabado siendo exactamente la misma porque, en definitiva, el destino de hombres y mujeres esta previsto por Aton y escrito en las estrellas desde mucho antes de nuestro nacimiento. El dia en que todo cambio yo tenia ya ocho anos y Henti, diez. Nuestro padre no estaba en casa. El era artesano, del tipo que hacen esculturas y grabados y hasta frescos en las paredes. Habia salido por trabajo y nuestra madre estaba en casa afanada con la cocina. No nos adornabamos con pulseras de oro ni poseiamos esclavos que nos sirvieran, pero tampoco pasabamos hambre ni penalidad alguna. Teniamos el privilegio de vivir en la capital del reino y nuestra casa contaba con un pequeno patio y un dormitorio separado para Henti y para mi. Mi hermana y yo jugabamos en nuestra habitacion. Sabiamos que mi madre no entraria, asi que, como tantas otras veces, yo me habia puesto una de sus tunicas, que aun me quedaba un poco grande, y ambas jugabamos a imitar una danza que habiamos visto representar en la plaza unos dias atras. Primero fue el ruido, como si la casa se desplomara sobre nuestras cabezas. Henti y yo dejamos de reir y detuvimos nuestros juegos. A lo largo de los anos he revivido muchas veces este momento en mi memoria, y creo estar segura de que el estruendo lo provocaron los soldados hititas cuando derribaron la puerta y entraron en la casa como langostas, arramplando con todo lo que encontraban. En aquel momento no supe que ocurria, pero fui lo bastante consciente como para sentir miedo y, al mismo tiempo, obligarme a no llorar. Tampoco podia toser. Ni siquiera me atrevia a respirar. Enseguida empece a escuchar los gritos. Aullidos de guerra de los hititas, por descontado, pero tambien algo mucho mas desgarrador para mi. Eran los alaridos de dolor de mi madre. Corri a esconderme entre los jergones de nuestras camas. Henti vino hacia mi, me abrazo y comenzo a susurrar unas palabras apenas inteligibles: --Shaushka de Ninive, protegenos, no permitas que a mi hermana y a mi nos suceda nada malo. A pesar del panico que sentia, en aquel momento sonrei, hasta me olvide de lo que estaba sucediendo. Solo pense que Henti se habia referido a mi como su hermana. El instante de felicidad paso enseguida, cuando volvimos a escuchar a nuestra madre llorar y pedir clemencia. Pense que ibamos a morir. Los soldados grunian como animales, jadeaban y gemian mientras los quejidos de mi madre iban perdiendo fuerza hasta que, al fin, se apagaron. Despues se hizo el silencio. Un silencio opresivo, angustioso. Los gritos habian terminado, pero yo aun podia escucharlos como un eco dentro de mi cabeza. Sin moverme de mi escondite, me atrevi a entreabrir los ojos. Aunque era pleno dia y el sol brillaba alto en el cielo, por las ventanas entraba un brillo anaranjado. Olia a humo y a madera quemada. La boca me sabia a ceniza, a polvo y a sangre. Creo que me habia mordido sin darme cuenta. Mire a mi hermana y ella me hizo un gesto para que esperaramos. Aguce el oido, tratando de averiguar si quedaba alguien en la casa... o quiza esperando que alguien viniera a decirnos que estabamos a salvo, que los invasores se habian ido y ya era seguro salir de nuestro escondite. Esperaba que alguien nos rescatara, pero ese alguien no llegaba. Estabamos solas. Senti como las lagrimas caian en silencio por mis mejillas. Tome una bocanada de aire, pero el humo me provoco un acceso de tos. Henti me sujeto los hombros hasta que logre contenerme, despues me limpio los ojos y me ayudo a ponerme en pie. --Vamos --me dijo--. No estamos seguras aqui. Nos dimos la mano y salimos de la habitacion de puntillas, mirando a un lado y a otro como el gato que esquiva al perro guardian. El pequeno patio central, donde teniamos el aljibe para recoger el agua de la lluvia y donde mi padre habia plantado dos palmeras y un sicomoro, estaba lleno de muebles destrozados, telas rasgadas, frascos de perfume y peines rotos. Tuve que taparme la boca para no gritar cuando reconoci entre aquel desastre el cuerpo sin vida de mi madre. En aquel momento me negue a admitir que se tratara de ella. Mi madre era alta y hermosa, con el porte distinguido y una apariencia siempre impecable. Supongo que Henti ha heredado de ella su belleza. Sin embargo, la mujer que tenia frente a mi era un amasijo de carne sanguinolenta. Su rostro destrozado me ha perseguido en mis pesadillas desde entonces. En mi sueno puedo ver lo que le hacen los hititas. Veo como le arrancan la ropa a jirones para poder gozar de ella uno tras otro. Mientras un soldado abusa de ella otro la golpea, una y otra vez, uno tras otro, hasta que la dejan inconsciente, con el cuerpo mancillado y los rasgos desfigurados. Planean dejarla morir asi, pero uno de ellos, mas misericordioso que sus companeros, pone fin a su vida con un tajo de su espada en el cuello. Incluso ahora que soy vieja, en ocasiones me despierto humeda de sudor, en medio de la noche, con ese sueno fresco en la memoria. Empezo a temblarme la mandibula. Todo me daba vueltas y la boca se me lleno de saliva. Estaba a punto de vomitar. Solte a mi hermana e hice amago de sentarme en el suelo, pero ella tiro de mi y me zarandeo. --!Iltani! No podemos quedarnos aqui. Cuando los soldados acaben de saquear la ciudad, regresaran para llevarse a los supervivientes como esclavos. --?Mama...? --gimotee.

  • El mago que se perdio en su sombrero de Lars Vasa Johansson

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    Cuando el bosque pide ayuda, llega al rescate Anton, un mago egolatra cuya vida es un fracaso que el se niega a admitir. Se somete entonces a una terapia muy especial. Todo empieza a ultima hora de la tarde de un dia de junio. Anton acaba de tener un accidente con su coche en mitad de la nada. No tarda en encontrarse con una muchachita rubia, quien le pide que la ayude a recoger flores para la noche del solsticio de verano. A traves de los retos que se ve obligado a superar, Anton sera consciente de sus propios fracasos y de su actitud egoista.

  • Latido del corazon de Marian Herrera

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    Sebastian Videla poseia los ojos de un demonio melancolico, tan fragil y danado que Angela nunca recupero lo que llego a amar. Las almas gemelas simbolizan una misma luz distribuida en dos cuerpos mortales; algo que ni el mundo, ni ellos mismos, comprenden. Al ser separados, el vacio residira en sus espiritus hasta que logren volver a fusionarse.