• garcia de saura - Garcia de Saura

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    Cuando el despertador suena a las seis, pienso si estamparlo o no contra la pared, pese a que se que no es el el responsable de mi falta de sueno. La culpable tiene un nombre: Vera. Aun no se como sigo dejandome arrastrar por ella y su embaucador <>. Si me descuido, acabamos con todo el alcohol del local. Es tan inagotable que a veces me pregunto si no tendra una esponja en lugar de un simple estomago. !Como me duele la cabeza! Con todo el esfuerzo del mundo, me levanto y me arrastro de forma literal hasta la cocina. Mientras pongo la tetera al fuego intento recordar el ultimo fin de semana que me desperte sin resaca. !Ya lo se! Fue hace unos meses, concretamente el dia en que Claudia se marcho a Houston para reencontrarse con su Arthur. Lo hizo tras demostrar la verdad de lo que le habia sucedido a su padre, resolviendo uno de los casos mas extranos acontecidos en el pais en los ultimos tiempos. Vera y yo la ayudamos. La policia no quiso hacerlo; estaban seguros de que habia sido un suicidio. La loca de la Balay, mote por el que carinosamente la llamamos, y yo no dudamos en tenderle una mano. Fue entonces cuando la investigacion nos llevo a Escocia y a Alemania. Aunque el primer viaje lo hizo ella sola a Houston, y alli fue donde conocio al amor de su vida. Recuerdo que hubo un malentendido entre ambos y el no queria saber nada de ella. Pero Claudia estaba segura de lo que sentia por el y se marcho en su busca. Como era de esperar, y como yo siempre he defendido, el amor triunfo por encima de todo lo demas. Arthur se rindio a sus verdaderos sentimientos y acabo pidiendole matrimonio. !Cuanto la echo de menos! Sin ella, ya nada es lo mismo; ya no somos las tres mosqueteras, los Angeles de Charlie sin Charlie. Creo que por eso Vera se empena en convertirnos en barriles andantes repletos de alcohol cada noche, para intentar sobrellevar la marcha de nuestra mejor amiga. La anoramos demasiado. Pensar en Arthur conlleva que recuerde a Logan, el highlander que me tire en Escocia. Bueno, highlander, lo que se dice highlander no era, pero a mi me bastaba con creerlo. Han pasado meses desde aquel loco viaje que realizamos las tres juntas y aun recuerdo lo bien que besaba, su pecho, sus fuertes brazos, su increible rostro y su... Solo de pensarlo, me sofoco y me arden las mejillas. Aunque mi cara no es lo unico que arde: mi parte intima acaba de hacer palmas de la emocion. --No te me vengas arriba, que es solo un recuerdo --le digo a mi entrepierna, impecablemente marcada por el pantalon de pijama corto que llevo puesto, sin ropa interior debajo. Siempre que la llevo asi de marcada, me recuerda a la cara de un gato--. !No me mires asi, que yo no tengo la culpa! -- me defiendo--. Bueno, un poco si. Pero a ver si te crees que es facil encontrar un tio como el. Ya, ya lo se... --La tetera silba, apago el fuego y lleno mi taza --. ?Volver a ser virgen? --retomo la conversacion--. !Que exagerada eres! Tampoco creo que... ?O si? Deberia consultarlo en internet. Aunque quiza tambien encuentre un post en el que diga que soy imbecil y que lo que debo hacer es cepillarme al primer tio que se me ponga a tiro. !Cono, que me he quemao! --bramo tras dar el primer sorbo. A veces parezco un hombre, incapaz de hacer dos cosas a la vez. Corro hacia el fregadero y abro el grifo para dejar que el chorro de agua alivie el dolor de mi lengua. --!Vade, vade, buzcade una zoducion! --grito para poner fin a la discusion que aun tengo pendiente con mi entrepierna. Debo hacerlo o acabare ardiendo en combustion espontanea. Y no es una metafora. El trabajo me pilla a escasos kilometros de casa, pero como mi accidente domestico me ha atrasado un poco, me apresuro para llegar a tiempo. Acelero y esquivo los coches con los que me cruzo de camino. Me encanta conducir, y aun mas la velocidad. Siempre me he imaginado en una carrera, compitiendo con los mejores pilotos del mundo. La adrenalina, el riesgo, el podium... Me concentro en mi figuracion cuando, a falta de un par de manzanas de los estudios, un idiota se salta un <>. Clavo el pie en el freno rezando para que el coche que va detras no acabe estampandose contra mi maletero. Mi inexistente plegaria funciona. He tenido suerte de que a estas horas no haya excesivo trafico; de ser en la hora punta, el coche habria acabado hecho un acordeon. Con el pulso acelerado del susto, descargo mi ira con todo tipo de insultos hacia el conductor, al tiempo que empotro la mano contra el claxon. Las chicas me apodan la Sweet por lo dulce que afirman que soy, excepto cuando conduzco. Cuando me pongo al volante saco lo peor de mi, y mas cuando tengo una alta probabilidad de acabar atrapada entre un amasijo de hierros, como ha ocurrido en este caso. El hombre, lejos de amilanarse o de disculparse, me responde haciendo aspavientos, mirandome a traves del espejo retrovisor. --Conque esas tenemos... !Te vas a enterar! Con toda la rabia que siento, pongo el intermitente, acelero y me coloco a su altura. El continua con su retahila, creyendome la culpable y cargado de razones. De forma agresiva, me grita palabras que ni oigo ni quiero oir. Por la cabeza se me pasa dar un volantazo y echarlo de la carretera, tal y como hacen en las peliculas. Pero pronto cambio de idea cuando pienso que el seguro no me cubriria ni un solo centimo. En su lugar, opto por algo mucho menos agresivo, aunque igual de eficaz. Miro a traves de los espejos, no llevo a nadie detras. Estoy a su altura, he logrado alcanzar su misma velocidad. La direccion del volante esta controlada. Puedo hacerlo. Con la unica intencion de joderlo, lo miro de forma lasciva al tiempo que me meto el dedo en la boca y comienzo a lamerlo imitando una felacion. Estoy tan metida en el papel que hasta dejo escapar unos gemidos que, obviamente, el no oye. Como era de esperar, mi plan funciona a la perfeccion. El hombre pone fin a los aspavientos y los gritos, para dar paso a la sorpresa. La misma que, imagino, deben de tener el resto de los conductores cuando lo ven perder el control, salirse del carril, invadir el arcen y dar un frenazo en seco para no acabar estampandose contra unos arboles que hay al otro lado. --Daniela: 1 – Mamon: 0 --suelto pisando a fondo el acelerador para dejarlo atras, sonriendo de modo triunfal. A las siete y media en punto, ficho en la maquina que hay nada mas entrar por la puerta de empleados. Saludo a algunos companeros con los que me cruzo en los pasillos hasta que llego a maquillaje, el lugar donde cada dia doy rienda suelta a mi gran pasion en los estudios de la nueva television valenciana. Sobre la repisa, donde descansan los articulos de cosmetica y los utensilios que usamos para maquillar, esta la orden del dia con el nombre de las personas a las que debo preparar. La miro tras guardar mi bolso en el armarito que hay justo debajo. No puedo evitar soltar una risita burlona cuando veo el apellido de una de ellas: Braga. Al parecer, es un politico muy importante. Concretamente, y segun pone en la hoja, es el mismisimo consejero o conseller de Economia Sostenible, Sectores Productivos, Comercio y Trabajo. !Como si yo supiese quien es, con lo poco que me interesa la politica! --Buenos dias, Daniela --me saluda al entrar German, uno de los ayudantes de direccion. --Buenos dias. Veo que hoy tenemos a alguien importante --comento ondeando la hoja que aun sostengo en la mano. --Asi es. De eso vengo a hablarte. --Su rostro es mas serio de lo habitual--. El conseller es un hombre de armas tomar. Debes llevar cuidado. --?Que quieres decir? --Es un hombre demasiado estricto al que se le ha subido el poder a la cabeza. Las malas lenguas dicen que el cargo que ocupa no es su mayor aspiracion. --Y ?que tiene eso que ver conmigo? --Ha pedido que se lo maquille exclusivamente con productos de alta calidad. --?Acaso cree que usamos productos de los chinos? --pregunto molesta. Yo misma pedi personalmente trabajar con las mejores firmas. --Es un capullo integral, por eso venia a advertirte. Se que eres amable con todo el mundo, pero te pido que con el lo seas aun mas. Ten paciencia. ?De acuerdo? --Tranquilo, hare todo lo que este en mi mano para que don Delicado se sienta comodo. --Entre su apellido y su especial peticion, tengo claro que es gay. Aunque me cuesta creer que haya alguno tan idiota: todos los que conozco son un encanto. --Esta previsto que llegue dentro de media hora --afirma German mirandose el reloj de la muneca--. Comienza con Encarna, que enseguida viene. Y gracias, Daniela. --A ti por avisarme --contesto condescendiente justo antes de verlo desaparecer por la puerta. Mientras espero a Encarna, la periodista y presentadora de las noticias matinales, escribo un mensaje a Vera para contarle a quien voy a conocer. Si es alguien tan importante, doy por sentado que vendra acompanado de guardaespaldas, y se cuanto le ponen. Mientras lo hago, observo que su ultima conexion fue de madrugada, justo cuando nos despedimos y nos marchamos del ultimo local. Me sorprendo al comprobar que no se ha conectado hoy, y mucho mas al ver que no me contesta, pues suele hacerlo al instante. <>, pienso mientras vuelvo a escribirle un nuevo mensaje exigiendole que se levante con la amenaza de ir personalmente a darle un azote en el culo como no lo haga. --Buenos dias, guapa --me saluda Encarna en cuanto entra por la puerta. --Buenos dias, preciosa. Ya me ha dicho German quien nos visita hoy. ?Nerviosa? --pregunto guardandome el movil en el bolsillo trasero del pantalon. Ella se acomoda en el sillon blanco de maquillaje. --Mira, no te lo voy a negar. Un poco si. --Es normal, no todos los dias recibimos a alguien tan importante. --No es por su cargo, que para eso estoy mas que preparada, sino por lo que se de el. Es un tio que no se muerde la lengua, y mucho menos con su numerosa lista de intransigencias. --Ya veo que es la joya de la corona --comento en tono ironico mientras le limpio la cara antes de empezar a maquillarla. --Es el bulldog del partido. Sus ideas son tan retrogradas y arcaicas que he tenido que modificar la entrevista mas de diez veces. --?Tan antiguo es? --Demasiado para la edad que tiene. Apenas sobrepasa los cuarenta y, sin embargo, parece haber nacido en la posguerra. Procede de una familia muy severa y disciplinada, asi que supongo que el ha heredado sus ideales. ?Sabias que pidio que lo entrevistara Pedro? --?Por que? --Porque el muy capullo es un machista redomado. El motivo de su visita no es otro mas que darse golpes de pecho por creerse el responsable de haber conseguido que una empresa muy importante haya elegido Valencia como lugar para abrir su unica sucursal en Espana. !Como si no supiesemos de quien depende! --Pues yo no lo se --afirmo aplicandole la base.

  • La cuadrilla 1 eBook : de Saura, Garc�a - Libros - Amazon.es

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  • Garc�a de Saura | PlanetadeLibros

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  • La cuadrilla 1 y 2 de Garc�a de Saura - Rinc�n Rom�ntico

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  • Un olivo entre trigales de Angeles Castillo Caballero

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    En ciertos momentos de nuestra vida, todos solemos tener la ilusion de que manejamos las riendas de la misma a nuestro antojo. Es entonces cuando el destino se hace presente, desatando su furia sobre nosotros, encabritando nuestra montura que huye despavorida hacia el abismo, para demostrarnos hasta que punto estabamos equivocados. Solo los mas fuertes de espiritu son capaces de aguantar sus envites, reconociendo el nuevo sendero y redirigiendo el rumbo. Encorsetada por los condicionamientos morales de su tiempo, la existencia de Isabel, una joven nacida en 1837, ha comenzado a tambalearse. Hija de un poderoso terrateniente jienense, se vera obligada a convivir con unos labradores a los que quedara eternamente agradecida y a quienes permanecera ligado su porvenir. Tambien la vida de Antonio, un bibliotecario de la epoca actual, se ha visto convulsionada por acontecimientos ajenos a su voluntad. Mientras intenta salir de una reciente crisis personal coincidira con una companera de trabajo con la que congeniara muy bien, una universitaria en practicas que se encuentra investigando la situacion de la mujer en el pasado. Juntos nos introduciran en la cotidianeidad de las gentes del sureste espanol durante la segunda mitad del XIX. A traves de la tecnica del flashback, combinando matices de novela historica, etnologica y de intriga, se van entrelazando las diferentes tramas para descubrir la conexion existente entre los distintos personajes, escenarios y periodos historicos.

  • El barrio de la playa de Begona Garcia Carteron

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    Un retrato fiel y emotivo de la gente humilde y trabajadora de mediados de siglo XVIII a traves del papel de la mujer.

  • Sesenta y cinco horas de N. R. Walker

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    ME SENTE en mi despacho intentando no mirarlo. Pero lo mire. Su despacho estaba frente al mio. Las paredes de cristal me servian de distraccion diaria, porque, por mi puta vida, no queria mirarle. Pero lo miraba. No me gustaba. De hecho, me cabreaba. Era un magnifico y jodidamente arrogante hijo de puta. El hijo del jefe. Rico, inteligente, impecablemente vestido. Y heterosexual. Las mujeres de la oficina, no, de todo el edificio, lo adoraban. Realmente era vergonzoso. Se maquillaban antes de que el entrara, aleteaban las pestanas, se reian y coqueteaban sin verguenza. Y el se limitaba a sonreir con esa jodida sonrisa de suficiencia -esa preciosa sonrisa de infarto- y las dejaba a todas alborotadas a su paso. Llevaba seis meses aqui y, por lo que yo sabia, nunca habia salido con nadie de la oficina. Debia tener esa etica laboral de limites profesionales sobre la que habia leido. Eso, o el Jefe-Papa prohibia las relaciones con empleados de la oficina. Mi asistente personal, Rachel, juraba que era un buen tipo. Era la mejor amiga de Simona, que resulto ser su asistente personal. El sonreia y charlaba con las dos, pero si yo pasaba por delante de ellos, me miraba mal. Actuaba como si no me molestara, les dedicaba una sonrisa a las chicas y las saludaba con un movimiento imaginario de un sombrero que obviamente no llevaba. Y a ellas les encantaba. No estaba seguro de si eso era lo que le molestaba, o tal vez no le gustaban los tejanos. Tal vez no le gustaba el hecho de que me hubieran contratado en una de las agencias de publicidad mas lucrativas de Dallas. Tal vez fue porque me dieron una oficina justo enfrente de el, junto a la de su padre. Tal vez fue porque fui elegido por su querido padre, y se sentia amenazado de que pudiera ser mejor que el en este trabajo. Tal vez no le gustara porque soy gay. Pero no creia que fuera eso. Era bastante amigable con Marcus, de Cuentas. Los habia visto hablar muchas veces y Marcus era tan malditamente gay que me hacia poner los ojos en blanco. Sin duda, un homofobo asqueado no se acercaria al nino del cartel de la cachemira lila y el brillo de labios. Desde el primer dia que lo conoci, se mostro frio conmigo. Habia volado a Chicago para la entrevista de Alto Ejecutivo de Publicidad en la prestigiosa Publicidad Fletcher, Inc. Nos conocimos y charlamos amablemente durante dos minutos antes de que entrara su padre y comenzara la entrevista informal. Si, fue informal, pero aun asi fue una entrevista intensa. Estaba un poco nervioso, pero fui yo: profesional, honesto y directo. Veras, la cosa es que soy jodidamente bueno en lo que hago. No tengo pelos en la lengua y no pierdo el tiempo. Asi que cuando me preguntaron si tenia alguna pregunta, dije: --Solo una. Los dos hombres me miraron para que continuara. Asi que lo hice. --No necesito deciros lo bueno que soy en mi trabajo. Teneis mi cartera y, francamente, dudo que estuviera aqui sentado si no supierais que yo solo puedo aumentar la rentabilidad de vuestras cuentas en al menos un veinticinco por ciento. Diablos, si no alcanzo ese objetivo en el primer ano, podeis darme una patada en el culo o despedirme. Pero lo que no esta escrito en mi curriculo en ningun sitio es que soy gay. Ambos parpadearon. --No anuncio mi sexualidad, ni la oculto. Esta es la unica vez que espero discutir este asunto con vosotros, asi que necesito saber, antes de que perdamos mas tiempo, si vosotros, o esta empresa, os sentis de alguna manera incomodos u homofobicos. Si la respuesta es afirmativa, entonces os agradecere a ambos la oportunidad, pero estare de vuelta en Texas a tiempo para la cena. Y con eso, el jefe sonrio, se puso de pie y me estrecho la mano, mientras el hijo parecia que le acababan de cagar desde una gran altura. Empece dos semanas despues y Cameron Fletcher se mostro indiferente conmigo desde entonces. No diria que es hostil. Pero tampoco diria agradable. Un fuerte golpe en la puerta me saco de mis recuerdos antes de que se abriera. Mi afable y distinguido jefe, vestido de Armani, entro en mi despacho. --?Lucas? --?Si, Sr. Fletcher? --Mi oficina. Diez minutos. --Claro. --Le sonrei. Cerro la puerta y mire a Rachel en busca de alguna explicacion. Ella se encogio de hombros, y ambos nos volvimos hacia la pared de cristal y vimos como el senor Fletcher llamaba a la puerta de su hijo. --?Cameron? Entro y ya no pudimos oir ninguna palabra que dijera, pero observamos la silenciosa conversacion entre padre e hijo. --No parece feliz --dijo Rachel a mi lado. --?Quien de los dos? --pregunte. Ella solto una risita. --Cameron. --?Alguna vez es feliz? Me dio un golpecito en el hombro y me sonrio con un mohin retorcido, diciendome juguetonamente que lo dejara en paz. El senor Fletcher salio del despacho de Cameron y vimos como este se sentaba en su escritorio, se pasaba las manos por el cabello veinte veces y giraba su silla para que no pudieramos verlo. Vimos como Simona ordenaba rapidamente los archivos y se los entregaba, y luego Rachel dijo: --!Ve, Lucas! Es hora. Vamos. No llegues tarde. --Casi me empujo hacia la puerta, justo cuando la puerta de Cameron se abrio justo frente a mi. Ignorando completamente a Cameron, incline mi sombrero invisible y sonrei a Simona. --Senorita Simona. Ella sonrio, y Cameron puso los ojos en blanco y se alejo delante de mi. Pronto me di cuenta de que tambien se dirigia al despacho de su padre. Mierda. Lo segui, entrando por las puertas dobles abiertas al final del pasillo. El despacho del senor Fletcher era enorme; abierto, luminoso y contemporaneo, pero con estilo. Habia una gran flecha de arquero adornando la pared detras de su escritorio. El simbolo de la flecha de arquero, el icono de Publicidad Fletcher, al parecer, estaba en el escudo de la familia. La flecha, esa simple pieza de firma, estaba en todas las malditas cosas; puertas, ventanas, papeleria, muebles; television, internet, revistas, periodicos. Esa misma flecha era sinonimo de publicidad en todo el pais. Representaba la excelencia en esta industria. Incluso habia una junto a mi nombre en mis tarjetas de presentacion. No necesitaban un eslogan, ni mensajes cursis. El simbolo por si solo decia lo suficiente. Cuando veias la flecha, pensabas en Publicidad Fletcher. Simple y efectivo. Genialidad. --Ah, Lucas --dijo el Sr. Fletcher, el hombre detras del genio--. Pasa, toma asiento. Cameron estaba alli, aunque no me miraba. A decir verdad, estaba un poco nervioso en cuanto al significado de esta reunion y por que eramos solo nosotros tres. Las reuniones improvisadas y exclusivas con el jefe siempre me ponian tenso, asi que hice lo primero que se me ocurrio. Me recoste en mi asiento, cruce un tobillo sobre la rodilla y sonrei como si estuvieramos alli para hablar del partido de futbol del fin de semana. Engreido, si. Arrogante, tal vez. Vendia publicidad, joder. Mi trabajo consistia en aparentar que conocia el secreto de su exito. Era una actuacion. Yo lo sabia, pero el cliente, el tipo al otro lado de la mesa que extendia los cheques, no. --Supongo que ambos os preguntareis por que os he reunido aqui --comenzo el senor Fletcher, aunque no nos dio tiempo a ninguno de los dos para hablar--. Me he enterado por rumores de que cierta empresa de productos de estilo de vida esta en la necesidad de una nueva comercializacion. He hecho algunas llamadas telefonicas y he conseguido una reunion casual para convencerles de que nos necesitan. --Lurex --dijo Cameron con confianza--. Lei un articulo con el nuevo director general en Business Review USA. Dijo entonces que le gustaria ampliar horizontes. El Sr. Fletcher asintio a su hijo y sonrio, un poco orgulloso. --Si. Lurex. Vaya por Dios. La mayor empresa de productos de estilo de vida, como dijo el senor Fletcher con tanta delicadeza, era el mayor fabricante de preservativos, lubricantes personales y auxiliares sexuales del pais. Esa cuenta seria… enorme. Un tipo de carrera inmensa. Podia sentir que mi sonrisa se hacia mas grande, y el Sr. Fletcher sonrio cuando me miro. Pero fue Cameron quien hablo. --?Por que nos lo dices a los dos? Ese era un buen punto. Entonces mire a Cameron, aunque todavia no me habia mirado. Sus ojos estaban fijos en su padre. --La reunion es a las 10 de la manana, el lunes. Parpadee. Estaba seguro de que Cameron parpadeo. Luego volvi a parpadear. --?Como dentro de tres dias? --dijo mi boca antes de que mi cerebro pudiera detenerla. Eran las cuatro de la tarde del viernes, joder. --Si --dijo el senor Fletcher lentamente, como si yo fuera un discapacitado mental--. En sesenta y cinco horas quiero que Publicidad Fletcher entre en esa reunion con un nuevo diseno de producto, un nuevo mercado objetivo, una nueva campana. No me atrevi a preguntarle si habia perdido la puta cabeza y me conforme con removerme en mi asiento. El Sr. Fletcher me miro, luego a Cameron, y dijo: --Es un contrato de veinte millones de dolares, y lo quiero. Los dos teneis un talento excepcional y con un horario abierto, no dudo de que cualquiera de vosotros podria conseguir el trato. Oh, joder… Estaba bastante seguro de que sabia a donde iba con esto…. --Pero no tenemos un horario abierto --dijo el Sr. Fletcher--. Tenemos sesenta y cinco horas. Por eso, los dos trabajareis juntos durante el fin de semana para asegurarnos de que entramos en esa reunion y los dejamos boquiabiertos. Trabajar juntos. Trabajar todo el fin de semana. Si. Eso es lo que pense. Joder. Cameron intento objetar, pero su padre se levanto. Al parecer, la reunion habia terminado. El Sr. Fletcher se dirigio a las puertas dobles que daban paso a la sala de conferencias y mire a Cameron. Estaba mirando la silla de su padre, ahora vacia, e imagine que mi cara no era mucho mejor. --!Chicos! --nos llamo el senor Fletcher. Me apresure a seguirle, y Cameron no estaba muy lejos de mi. Habia dos bolsas de papel marron de supermercado sobre la mesa de conferencias, que el Sr. Fletcher senalo con la mano. --Conoced su producto tal y como es ahora, lo que le falta. Convertidlo en algo sin lo que alguien no pueda vivir. Estare en contacto con vosotros. Y entonces solo quedamos Cameron y yo. Y dos bolsas de papel marron. Suspirando, abri una de las bolsas, y el contenido se derramo sobre la mesa. Condones. Cajas de ellos. Acanalados, tachonados, de colores, finos, largos, para el placer de ella, para el de el, lo que sea, estaba alli. Lubricantes de todos los sabores, con purpurina, con brillo, autocalentables, con hormigueo… Sonrei cuando me di cuenta de que ya habia probado la mayoria de ellos. Eche un vistazo a la otra bolsa y, por el rabillo del ojo, note que Cameron se movia. Me encogi de hombros hacia el. --A mi tampoco me gusta esto --le dije, entregandole lo que tenia en las manos, para poder vaciar la segunda bolsa. Cuando miro lo que le habia dado, yo tambien lo mire, dandome cuenta de que acababa de entregarle una caja de lubricante con sabor a fresa. Miro la caja, luego a mi y exhalo con las mejillas hinchadas. Empece a sacar cajas de la segunda bolsa cuando me di cuenta de que el estaba volviendo a empaquetar la primera. --?Que estas haciendo? --le pregunte. --No voy a hacer esto aqui --dijo con un tono sencillo. --?Que? --pregunte en voz demasiado alta--. Oiste lo que tu… Me corto. --He dicho que no voy a hacer esto aqui --repitio, claramente nervioso. Saco una tarjeta de presentacion y un boligrafo del bolsillo y garabateo algo antes de darmelo--. Es la direccion de mi casa --explico antes de que pudiera preguntar--. Si voy a estar todo el fin de semana trabajando, mas vale que este comodo. Le dire a Simona que nos prepare todo lo que necesitemos. Miro su reloj. --Estare en casa en una hora. Y asi, sin mas, estaba secuestrado durante las siguientes sesenta y cinco horas con un hombre que no soportaba verme.

  • Las respuestas de Catherine Lacey

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    Por la autora de Nunca falta nadie, uno de los mejores libros del ano segun The New Yorker yVanity Fair.

  • Prohibido nacer de Trevor Noah

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    – Mi madre me queria tanto, que tuvo que tirarme de un coche en marcha para que huyera. – Mi padre me queria tanto, que cuando paseaba conmigo lo hacia por la vereda de enfrente, sin mirarme. – Mi padre era suizo, muy blanco. – Mi madre era xhosa, muy negra. – Y, segun las leyes del apartheid, por ser de razas distintas tenian prohibido hacer el amor. – Pero al parecer lo hicieron… porque naci yo. – Lo peor que podia haber hecho. Trevor Noah (Johannesburgo, 1984) nacio en una familia pobre en la violenta Sudafrica del apartheid. Dos decadas despues, es la nueva estrella de la comedia politica en EE. UU. y el principal azote de Donald Trump. <> Michiko Kakutani, ‘The New York Times’

  • Rendidos al Deseo de Robyn Donald

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    Paige Howard siempre habia deseado al magnate neozelandes Marc Corbett, desde el dia en que se conocieron… y el se caso con su mejor amiga.

  • Una corte de llamas plateadas de Sarah J. Maas

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    El agua negra que le pellizcaba los talones estaba helada. No como la mordedura del frio invernal, ni siquiera el ardor del hielo solido, sino algo mas frio. Mas profundo. El frio de los huecos entre las estrellas, el frio de un mundo anterior a la luz. El frio del infierno, el verdadero infierno, se dio cuenta mientras luchaba contra las fuertes manos que trataban de empujarla dentro del caldero. El verdadero infierno, porque era Elain la que yacia en el suelo de piedra con el hombre Fae de pelo rojo y un solo ojo que se cernia sobre ella. Porque esas orejas puntiagudas se clavaban en el cabello marron dorado de su hermana, y un brillo inmortal irradiaba de la piel blanca de Elain. Un verdadero infierno, peor que las profundidades de tinta a pocos centimetros de sus pies. Sumerjanla, ordeno el rey Fae de rostro duro. Y el sonido de esa voz, la voz del macho que habia hecho esto a Elain… Ella sabia que iba a entrar en el Caldero. Sabia que perderia esta lucha. Sabia que nadie vendria a salvarla: ni la sollozante Feyre, ni el antiguo amante de Feyre amordazado, ni su devastado nuevo companero. Ni Cassian, roto y ensangrentado en el suelo. El guerrero seguia intentando levantarse con brazos temblorosos. Para alcanzarla. El Rey de Hybern… el habia hecho esto. A Elain. A Cassian. Y a ella. El agua helada mordio las plantas de sus pies. Fue un beso de veneno, una muerte tan permanente que cada centimetro de ella rugio en desafio. Iba a entrar, pero no lo haria con suavidad. El agua se aferro a sus tobillos con garras fantasma, tirando de ella hacia abajo. Se retorcio, arrancando el brazo del guardia que la sujetaba. Y Nesta Archeron senalo. Un dedo… al Rey de Hybern. Una promesa de muerte. Un objetivo marcado. Unas manos la empujaron hacia las garras del agua que la esperaban. Nesta se rio del miedo que aparecio en los ojos del rey justo antes de que el agua la devorara entera. En el principio y en el final habia oscuridad y nada mas No sintio el frio mientras se hundia en un mar que no tenia fondo, ni horizonte, ni superficie. Pero sintio el ardor. La inmortalidad no era una juventud serena. Era fuego. Era mineral fundido que se vertia en sus venas, hirviendo su sangre humana hasta que no era mas que vapor, forjando sus fragiles huesos hasta que eran acero fresco. Y cuando abrio la boca para gritar, cuando el dolor la partio en dos, no hubo ningun sonido. En este lugar no habia mas que oscuridad, agonia y poder… Ellos pagarian. Todos ellos. Empezando por este Caldero. Empezando ahora. Ella desgarro la oscuridad con garras y dientes. Rasgo, hendio y destrozo. Y la oscura eternidad a su alrededor se estremecio. Se agito. Se agito. Ella se rio cuando retrocedio. Se rio de la bocanada de poder en bruto que arranco y trago entera; se rio de los punados de eternidad que introdujo en su corazon, en sus venas. El Caldero lucho como un pajaro bajo la pata de un gato. Se negaba a ceder. Todo lo que le habia robado a ella, a Elain, se lo quitaria ella. Envueltos en la negra eternidad, Nesta y el Caldero se enroscaron, ardiendo en la oscuridad como una estrella recien nacida. Primera Parte: Aprendiz Capitulo 1 Cassian levanto el puno hacia la puerta verde del tenue pasillo y dudo. Habia abatido a mas enemigos de los que le importaba contar, habia estado de rodillas en la sangre en innumerables campos de batalla y habia seguido luchando, habia tomado decisiones que le costaron la vida de guerreros expertos, habia sido un general, un soldado y un asesino, y sin embargo … aqui estaba, bajando el puno. Dudando. El edificio en el lado norte del rio Sidra necesitaba pintura nueva. Y suelos nuevos, las tablas que crujian bajo sus botas al subir los dos pisos habian sido una indicacion. Pero al menos estaba limpio. Definitivamente sombrio para los estandares de Velaris, pero a decir verdad la propia ciudad no tenia barrios bajos, y eso no era decir mucho. Habia visto y permanecido en lugares mucho peores. Sin embargo, nunca entendio por que Nesta insistia en vivir alli. Entendia por que no se alojaba en la Casa del Viento: estaba demasiado lejos de la ciudad, y no podia volar ni tamizarse, lo que significaba tener que lidiar con los diez mil escalones de subida y bajada. Pero ?por que vivir en este basurero, cuando la casa de la ciudad estaba vacia? Desde que Feyre y Rhys habian terminado la construccion de la casa del rio, la casa de la ciudad habia quedado abierta a cualquiera de sus amigos que la necesitara o quisiera. Sabia de hecho, que Feyre habia ofrecido a Nesta una habitacion alli… y habia sido rechazada. Fruncio el ceno ante la pintura desgastada de la puerta. Ningun sonido se filtraba a traves del gran hueco que habia entre la puerta y el suelo, lo suficientemente ancho como para que incluso las ratas mas gordas pudieran pasar por el; no habia olores frescos en el estrecho pasillo. Tal vez tuviera suerte y ella estuviera fuera, tal vez durmiendo bajo la barra de cualquier taberna de mala muerte, que hubiera frecuentado la noche anterior. Aunque eso podria ser peor, ya que tendria que buscarla alli. Cassian volvio a levantar el puno, el rojo de su Sifon parpadeando en las antiguas luces de los focos colocados en el techo. Cobarde. Ten las malditas pelotas. Cassian golpeo una vez. Dos veces. Silencio. Cassian casi suspiro de alivio en voz alta. Gracias a la maldita Madre… Unos pasos cortos y precisos sonaron desde el otro lado de la puerta. Cada paso mas enfadado que el anterior. Plego las alas, cuadrando los hombros mientras separaba los pies. Una postura de lucha tradicional, que le fue inculcada durante sus anos de entrenamiento, ya era casi un recordatorio muscular. No se atrevio a considerar por que el sonido de esos pasos hizo que su cuerpo tomara esa posicion. El chasquido que produjo al abrir cada uno de sus cuatro candados bien podria haber sido el golpe de un tambor de guerra. Cassian repaso la lista de cosas que debia decir, como Feyre le habia sugerido que las dijera. La puerta se abrio de un tiron, el pomo giro con tanta fuerza que Cassian se pregunto si ella lo estaba imaginando como si fuera su cuello. Nesta Archeron ya tenia el ceno fruncido. Pero alli estaba. Tenia un aspecto infernal. --?Que quieres? --Ella no abrio la puerta mas alla de un palmo. ?Cuando la habia visto por ultima vez? ?En la fiesta de fin de verano que fue en la barcaza en el Sidra el mes pasado? No tenia tan mal aspecto. Aunque supuso que una noche tratando de ahogarse en vino y licor nunca deja a nadie con un aspecto particularmente bien a la manana siguiente. Especialmente en… --Son las siete de la manana --continuo ella, mirandolo con esa mirada azul grisacea que siempre encendia su temperamento. Llevaba solo una camisa de hombre. Cassian apoyo una mano en el marco de la puerta y le dedico una media sonrisa que sabia que sacaba sus garras. --?Una noche dura? Un ano, en realidad. Su hermoso rostro estaba palido, mucho mas delgado de lo que habia sido antes de la guerra con Hybern, sus labios sin sangre, y esos ojos… frios y afilados, como una manana de invierno en las montanas. Ninguna alegria, ninguna risa, en ningun plano de ella. Hizo ademan de cerrar la puerta con la mano. El metio su bota en el hueco antes de que ella pudiera romperle los dedos. Sus fosas nasales se expandieron ligeramente. --Feyre te quiere en la casa. --?En cual? --dijo Nesta, frunciendo el ceno ante la bota que habia metido en la puerta--. Tiene cinco. Reprimio su respuesta. Ese no era el campo de batalla y el no era su oponente. Su trabajo consistia en llevarla al lugar asignado. Y luego rezar que la hermosa casa a la que Feyre y Rhys acababan de mudarse no fuera reducida a escombros. --La nueva. --?Por que mi hermana no me vino a buscar ella misma? El conocia ese brillo sospechoso en sus ojos, la ligera rigidez de su espalda. Sus propios instintos surgieron para enfrentarse a su desafio, para empujar y descubrir lo que podria pasar. Desde el solsticio de invierno, solo habian intercambiado unas cuantas palabras. La mayor parte habia sido en la fiesta de la barcaza el mes pasado. Habian consistido en: Muevete. Hola, Nes. Muevete. Con gusto. Despues de meses y meses de nada, de apenas verla, eso habia sido todo. Ni siquiera habia entendido por que se habia presentado a la fiesta, especialmente cuando sabia que estaria atrapada en el agua con ellos durante horas. Amren probablemente merecia el credito por la rara aparicion, debido a cualquier influencia que la mujer tuviera sobre Nesta. Pero, al final de esa noche, Nesta habia estaba al frente de la fila para salir del barco, con los brazos apretados alrededor de si misma, y Amren habia estado melancolica en el otro extremo, casi temblando de rabia y repulsion. Nadie habia preguntado que habia pasado entre ellas, ni siquiera Feyre. El barco habia atracado, y Nesta practicamente habia salido corriendo, y nadie habia hablado con ella desde entonces. Hasta este dia. Hasta esta conversacion, que se sentia como la mas larga que habian tenido desde las batallas contra Hybern. Cassian dijo por fin--: Feyre es una Alta Lady. Esta ocupada dirigiendo la Corte Oscura. Nesta ladeo la cabeza, con el cabello castano dorado deslizandose sobre un hombro huesudo. En cualquier otra persona, el movimiento habria sido contemplativo. En ella, era la advertencia de un depredador, que evaluaba a su presa. --Y mi hermana --dijo con esa voz plana que se negaba a dar cualquier senal de emocion--, ?considero necesaria mi presencia inmediata? --Sabia que probablemente necesitarias asearte, y queria darte tiempo. Te espera a las nueve. Espero la explosion mientras ella hacia las cuentas. Sus ojos se iluminaron. --?Parece que necesito dos horas para ponerme presentable? El aprovecho la invitacion para observarla: largas piernas desnudas, un elegante barrido de caderas, una cintura fina – demasiado fina- y unos pechos llenos y apetecibles que no encajaban con los nuevos y afilados angulos de su cuerpo. En cualquier otra mujer, esos magnificos pechos habrian sido motivo suficiente para que el comenzara a cortejarla en el momento en que la conociera. Pero desde el instante en que conocio a Nesta, el frio fuego de sus ojos habia sido una tentacion de otro tipo. Y ya que era una Alta Fae, toda la dominacion y agresion inherentes -y una actitud de mierda- hacia que la evitara en la medida de lo posible. Especialmente con lo que habia pasado durante y despues de la guerra contra Hybern. Ella habia dejado mas que claro sus sentimientos hacia el. Cassian dijo por fin--: Parece que te vendrian bien unas cuantas comidas abundantes, un bano y ropa de verdad. Nesta puso los ojos en blanco, pero se toco el dobladillo de la camisa. Cassian anadio--: Echa a ese desgraciado, aseate y te traere un te. Sus cejas se alzaron una fraccion de pulgada. El le dedico una sonrisa torcida. --?Crees que no puedo escuchar a ese macho en tu dormitorio, tratando de ponerse la ropa en silencio y escabullirse por la ventana? Como si se tratara de una respuesta, un ruido sordo llego desde el dormitorio. Nesta siseo. --Volvere dentro de una hora para ver como van las cosas. -- Cassian puso suficiente mordacidad detras de las palabras que hasta sus soldados sabrian que no debian presionarlo, que requeria siete sifones para mantener su magia bajo control por una buena razon. Pero Nesta no volaba en sus legiones, no luchaba bajo su mando, y ciertamente no parecia recordar que tenia mas de quinientos anos y... --No te molestes. Llegare a tiempo. Se aparto de la jamba de la puerta, agitando ligeramente las alas mientras retrocedia unos pasos. --Eso no es lo que se me pidio. Tengo que acompanarte de una puerta a otra. Su rostro se tenso. --Ve a posarte en una chimenea. Esbozo una reverencia, sin atreverse a quitarle los ojos de encima. Ella habia salido del Caldero con… regalos. Regalos considerables, oscuros. Pero nadie habia visto ni sentido ninguna senal de ellos desde la ultima batalla con Hybern, desde que Amren habia destrozado el Caldero y Feyre y Rhys habian logrado arreglarlo de la misma forma. Tampoco Elain habia revelado ningun indicio de sus habilidades videntes desde entonces. Pero si el poder de Nesta seguia siendo capaz de arrasar campos de batalla… Cassian sabia que no debia hacerse vulnerable a otro depredador. --?Quieres tu te con leche o con limon? Le cerro la puerta en la cara. Luego cerro cada una de las cuatro cerraduras. Silbando para si mismo y preguntandose si ese pobre bastardo dentro del apartamento huiria de hecho por la ventana -mas que nada para escapar de ella- Cassian recorrio el tenue pasillo y fue a buscar algo de comida. Ese dia necesitaria sustento. Especialmente cuando Nesta supiera precisamente por que su hermana la habia convocado. Nesta Archeron no sabia el nombre del macho en su apartamento. Busco en su memoria empapada de vino mientras regresaba al dormitorio, esquivando montones de libros y montones de ropa, recordando miradas en la taberna, el encuentro humedo y caliente de sus bocas, el sudor cubriendola mientras lo montaba hasta que el placer y la bebida la enviaron al bendito olvido, pero no recordaba su nombre. El macho ya se habia asomado a la ventana, con Cassian sin duda acechando en la calle de abajo para presenciar su espectacular y patetica salida, cuando Nesta llego a la tenue y estrecha habitacion. La cama con postes de laton estaba desarreglada, las sabanas medio derramadas sobre el chirriante e irregular suelo de madera, y la ventana agrietada golpeaba contra la pared con sus bisagras sueltas. El hombre se giro hacia ella. Era guapo, como lo eran la mayoria de los machos Altos Fae. Un poco mas delgado de lo que a ella le gustaban, practicamente un nino comparado con la imponente masa de musculos que acababa de llenar su puerta. Se estremecio cuando ella entro y vio su expresion de dolor al ver lo que llevaba puesto. --Yo… Esa es ... Nesta se quito la camisa, dejando solo la piel desnuda a su paso. Sus ojos se abrieron de par en par, pero el olor de su miedo permanecio, no el miedo a ella, sino al macho que habia escuchado en la puerta principal. Cuando recordo quien era su hermana. Quien era el companero de su hermana. Quienes eran los amigos de su hermana. Como si algo de eso significara algo. ?A que oleria su miedo si se enterara de que ella lo habia utilizado, se habia acostado con el, para mantenerse a raya? Para calmar esa oscuridad que se retorcia en su interior desde el momento en que salio del Caldero. El sexo, la musica y la bebida, que habia practicado ese ultimo ano, ayudaban. No del todo, pero impedia que el poder se desbordara. Incluso si ella todavia podia sentir que corria por su sangre, enroscado en sus huesos. Le arrojo la camisa blanca. --Ya puedes usar la puerta principal. Se colgo la camisa por encima de la cabeza. --Yo… ?Sigue…? --Su mirada seguia en los pechos de ella, que se asomaban contra el frio de la manana; su piel desnuda. El vertice de sus muslos. --Adios --Nesta entro en el cuarto de bano oxidado y agujereado, adjunto a su dormitorio. Al menos el lugar tenia agua corriente caliente. A veces, Feyre y Elain habian intentado convencerla de que se mudara. Ella siempre ignoraba sus consejos. Al igual que ignoraria lo que le dijeran ese dia. Sabia que Feyre planeaba una reprimenda. Quizas algo relacionado con el hecho de que Nesta habia firmado la escandalosa cuenta de la noche anterior en la taberna a la cuenta bancaria de su hermana. Nesta resoplo y giro la manilla de la banera. El metal estaba helado al tacto y el agua chisporroteo, para luego rociar la banera agrietada y manchada. Esa era su residencia. Sin sirvientes, sin ojos vigilando y juzgando cada movimiento, sin compania a menos que ella los invitara. O a menos que los entrometidos guerreros indiscretos hicieran su asunto para pasar por alli. El agua tardo cinco minutos en calentarse lo suficiente como para empezar a llenar la banera. Habia habido algunos dias en el ultimo ano en los que ni siquiera se habia molestado en tomarse el tiempo. Algunos dias en los que se habia metido en el agua helada, sin sentir su mordida, sino la de las oscuras profundidades del Caldero mientras la devoraba por completo. Mientras le arrancaba su humanidad, su mortalidad, y la convertia en esto. Le habia costado meses luchar contra el panico que tensaba su cuerpo y que hacia que sus huesos temblaran por estar sumergidos. Pero se habia obligado a enfrentarse a ello. Habia aprendido a sentarse en el agua helada, con nauseas y temblores, con los dientes apretados; se habia negado a moverse hasta que su cuerpo reconocio que estaba en una banera y no en el Caldero, que estaba en su apartamento y no en el castillo de piedra al otro lado del mar, que estaba viva, inmortal. Aunque su padre no lo estaba. No, su padre era cenizas en el viento, su existencia marcada solo por una lapida en una colina a las afueras de esta ciudad. O eso le habian dicho sus hermanas. Te ame desde el primer momento en que te tuve en mis brazos, le habia dicho su padre en esos ultimos momentos juntos. No pongas tus sucias manos sobre mi hija. Esas habian sido sus palabras finales, escupidas al Rey de Hybern. Su padre habia desperdiciado esas palabras finales en ese gusano de rey. Su padre. El hombre que nunca habia luchado por sus hijas, no hasta el final. Cuando habia ido a salvarlas, a salvar a los humanos y a los Fae, si, pero sobre todo, a sus hijas. A ella. Un gran y estupido desperdicio. Un poder oscuro e impio fluyo a traves de ella, y no fue suficiente para evitar que el Rey de Hybern le rompiera el cuello. Ella habia odiado a su padre, lo odiaba profundamente, y sin embargo el la habia amado, por alguna razon inexplicable. No lo suficiente como para intentar librarlos de la pobreza o evitar que se murieran de hambre. Pero de alguna manera habia sido suficiente para que el levantara un ejercito en el continente. Para llevar a la batalla un barco que llevaba su nombre. Todavia habia odiado a su padre en esos ultimos momentos. Y entonces su cuello se habia quebrado, sus ojos no estaban llenos de miedo mientras moria, sino de ese tonto amor por ella. Eso era lo que habia perdurado: la mirada de sus ojos. El resentimiento en su corazon mientras el moria por ella. Habia quedado en su memoria, royendo en ella como el poder que habia enterrado en lo mas profundo, corriendo desenfrenadamente por su cabeza hasta que ningun bano helado pudo adormecerlo. Podria haberlo salvado. Fue culpa del Rey de Hybern. Lo sabia. Pero tambien era suya. Asi como fue su culpa que Elain fuera capturada por el Caldero despues de que Nesta lo espiara con ese escrutinio, era su culpa que Hybern hubiera hecho cosas tan terribles, cosas para cazarla a ella y a su hermana como a un ciervo. Algunos dias, el miedo y el panico encerraban el cuerpo de Nesta tan fuerte que nada le permitia respirar. Nada podia impedir que el horrible poder empezara a surgir, a surgir, a surgir en ella. Nada mas alla de la musica de aquellas tabernas, las partidas de cartas con desconocidos, las interminables botellas de vino y el sexo que no la hacia sentir nada, pero que le ofrecia un momento de liberacion en medio del rugido de su interior. Nesta termino de lavarse el sudor y otros restos de la noche anterior. El sexo no habia sido malo; habia tenido mejores, pero tambien mucho peores. Incluso la inmortalidad no era suficiente para que algunos machos dominaran el arte del dormitorio. Asi que se habia ensenado a si misma lo que le gustaba. Consiguio un te anticonceptivo mensual en un boticario local, y luego habia traido a ese primer macho aqui. El no tenia ni idea de que su virginidad habia estado intacta hasta que vio la sangre manchada en las sabanas. Su rostro se habia tensado con desagrado, y luego un atisbo de temor de que ella pudiera informar a su hermana que su primer companero de cama no la habia dejado satisfecha o informarle al insufrible companero de su hermana. Nesta no se habia molestado en decirle que evitaba a ambos a toda costa. Especialmente a este ultimo. Estos dias, Rhysand parecia alegrarse con hacer lo mismo. Despues de la guerra con Hybern, Rhysand le habia ofrecido trabajos. Puestos en su corte. Ella no los queria. Eran ofrendas de lastima, intentos de conseguir que formara parte de la vida de Feyre, que tuviera un empleo remunerado. Pero el Alto Lord nunca le habia agradado. Sus conversaciones eran friamente civilizadas en el mejor de los casos. Ella nunca le dijo que las razones por las que la odiaba eran las mismas razones por las que ella vivia alli. A veces tomaba banos con agua fria. Otros dias se olvidaba de comer. No soportaba el crujido y el chasquido de la chimenea. Y se ahogaba en vino, musica y placer cada noche. Cada cosa maldita que Rhysand pensaba de ella era cierta y ella lo sabia mucho antes de que el hubiera seguido su puerta. Cualquier ofrenda que Rhysand le lanzara fue hecha unicamente por amor a Feyre. Mejor pasar su tiempo de la manera que ella deseaba. Ellos seguian pagando por ella, despues de todo. La llamada a la puerta hizo temblar todo el apartamento.

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    Una serie de cronicas africanas que dan voz a las historias que no son contadas.

  • Agua de Claudio Hernandez

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    Siempre, en alguna parte, debia brillar el sol; pero en Chamberlate, una amorfa cara opaca parecia sonreir desde lo alto del cielo mas negro que el culo de una marmota. La mezquina luz lamia el cementerio, con sus estacas incluidas, y los Fresnos que lo rodeaban en unos bosques realmente frondosos extendian sus copas como refugios a las almas perdidas de su interior, igual que a los cuervos. Sean tenia puesta la gabardina de color beis que le llegaba hasta las punteras de sus zapatos. Estaban tan desgastados que, ahora, empezaban a brillar mas que el mezquino destello de la que venia despues del astro rey. Un puro humeante como la chimenea de un vapor hacia las delicias en los pulmones de Sean, un anciano retirado que habia sido detective, pero que narices, el pensaba que todavia lo era. ?Por que no? Se enjuago la boca con gran cantidad de saliva y escupio un enorme chorro de espesa mucosa sobre una lapida. La cruz, que parecia un espantapajaros, con los brazos extendidos y laxos sobre una superficie llena de vacio, ignoro tal guarrada. Y, con todo eso, la cosa no habia hecho mas empezar para Sean Rickman (apodado y conocido como Coningan). Apoyando su barbilla poblada de una barba gris, como las cenizas, sobre una de sus manos, concretamente la derecha; clavo la mirada en otra de las tumbas y penso como se encontraria el fiambre alla abajo, es decir, bajo tierra. Se inclino en creer que simplemente dejaba pasar el tiempo mientras el cuerpo se descomponia en medio de guturales ruidos, grunidos ignorados y flatulencias repentinas. Y penso en el. El asesino. Entonces, de repente, el cielo tosio un par de veces haciendo estremecer la tierra bajo sus pies, y, al mismo tiempo, solto un graznido como un perro cabreado. La lluvia, una de las mas intensas de aquel jodido otono del 99, en Chamberlate, habia retomado de nuevo su proyecto para repiquetear el suelo y todo lo que habia sobre el, con sus grandes gotas, al ritmo de decenas de pajaros carpinteros. Sean Rickman levanto ahora la mirada hacia el cielo y dijo: --Mierda. Sabia por que. 2 Locos los hay en todas partes del mundo, pero como David Harring no lo habia. Sus ojos oscuros parecian proyectar una luz disciplinariamente roja, pero era frialdad lo que arrojaban, como destellos oscuros, si, era eso. Una mirada profunda. Traumatizada y perturbadora. Inquietando incluso para las miradas perdidas o aviesas de aquellos que estaba encerrados en un psiquiatrico. Su camisa de fuerza era ella: Melissa Harring, de soltera Aarons. Y para nada hacian pensar que era del estado de Maine: ni por sus nombres, ni por sus costumbres. Solo eran forasteros, y su acento dejaba loable el deseo de pertenecer a un pueblo tranquilo. Su acento estaba lejos de ser sureno. Todas las noches, cuando el astro rey se estrellaba en los picos de las montanas rocosas desangrAndose, levantaba el pie derecho y lo apoyaba sobre un taburete cojo de una pata. El jodido perro, es decir, Dan, lo habia mordisqueado como a un hueso. Entonces dejaba que el palillo correteara por toda la cantera de los dientes mientras se mesaba la barba rala. Profundamente relajado, pensaba en lo bien que lo hacia. Como la amaba y que polvo iba a echar esa noche, quisiera Melissa o no. Era una rata de alcantarilla. O peor aun: Una mierda aplastada por las botas sucias del sheriff del condado. Que, a decir verdad, era un borracho embaucado por las deudas del juego y la escoria de Chamberlate. Tan corrupto como los politicos del mundo. Solo que el era ignorado. Pero ?por que todos los hijos de puta -- bueno, los cabrones-- tenian tanta suerte de ocupar puestos tan ostentosos? David era uno de ellos. Abogado de profesion habia dejado atras los problemas de sus clientes --mayoritariamente lunaticos y obsesionados con las leyes-- para cambiar su vida por completo. Menos el de seguir siendo el mas capullo del mundo, pero eso tenia diferentes connotaciones. Cabron, perturbado, celoso patologico, asesino… Todo se quedaba corto cuando estaba frente a ella. Y su capacidad para ser tan amable como un mayordomo ante las estupidas sonrisas de los testigos de Jehova, no hacia que Melissa pensara lo contrario de el. Hijo de la gran puta. Y Dan empezo a ladrar al sol que habia dejado el rastro sangriento a la deriva. 3 Habia un loco suelto y Sean lo sabia. Cada atardecer, como una esposa en pena, acudia a visitar el cementerio bajo una manta de agua. Tosia como un descosido y se encendia un enorme puro que lo sacaba de ese estado penoso a su edad. Rondaba los setenta anos y ya habia decidido parar de contar los cumpleanos. A partir de cierta edad, los huesos sonaban como unas piedras en el interior de una bolsa y los dolores reumaticos se extendian hasta la polla. Ademas, habia descubierto que los huevos crecian sobremanera a partir de los sesenta. Sin mujer ni hijos, ni trabajo a que dedicarse mas que aplastar cucarachas con un cuarenta y dos de pie: tenia la impresion de que el asesino no se retorcia como un gusano en ningun lugar de ese cementerio, que era visitado por un oscuro gato dando por culo con sus maullidos desgarrados. Sean lo miraba con cierta incomprension y bajaba la vista. El jodido gato siempre estaba en lo alto de una de aquellas cruces que miraban a un cielo tan zozobrante como un mar embravecido. Despues el gato saltaba al suelo y se hundia en el lodo. Sean Rickman, ajeno a los poderes mentales de algunos perturbados que pasaron por Castle o Boad, o incluso Derry, estaba mas tieso que una estaca en el cementerio. Astillada y sin vida, bueno, ninguna estaca tiene vida, pero las habia que brillaban cuando salia el sol, y ese otono no habria mas sol que una lampara en lo alto de su cabello de color cobrizo. Era su cabello natural que, al contrario que la barba, no conocia mas ceniza que la de una chimenea muerta en el interior de una casa de una familia que no tenia ni lena para calentarse. Camino hasta la cripta. Solo habia una y se detuvo a dos metros mientras el humo del puro se arremolinaba alrededor de su cabeza con la intencion de arrancarsela y elevarla al aire. Sus dedos rollizos tiraban del puro, que se despegaba de sus labios secos, y entonces movia el cuello como queriendo hacer un circulo, aunque le crujian las cervicales como las bielas de un motor viejo. --Maldito seas. Se que no estas aqui --murmuro entre el ruido de la lluvia. En lo alto de todo, algo ilumino el cielo y la tierra, pero despues no sucedio nada mas. El detective retirado se quedo con las ganas de sentir el atronador ruido como una de las bombas del Vietnam. El gato le respondio. Pero el asesino no. 4 --Hoy no tengo ensalada --dijo Melissa con cierto temblor en su voz, la cual formaba un vibrato que se paseaba por la cocina como un chorro de aire lleno de obstaculos. --?Y que se supone debo cenar esta noche? --pregunto arrogante David. Le clavo la mirada como dos chinchetas. Ella estaba apoyada en el fregadero. Su tez era palida y el estaba sentado en la silla, con los brazos laxos sobre la mesa rugosa. Ella cabeceo un instante. El repentino dolor del miedo la sobrecogio. --Ya sabes que hoy no hemos bajado al pueblo y… De pronto, un puno cerrado quiso agujerear la tabla de la mesa, y los ojos de ella casi saltan de sus cuencas para botar como bolas en el suelo. Los dientes de el estaban rechinando de tanto que los apretaba. --!?Acaso no tenemos huerto?! --grito mientras permanecia encorvado como un buitre al borde de la mesa. Le dolia el puno, es decir, el canto de la mano. Los cubiertos habian saltado como unas ranas plateadas, pero seguian sobre la dichosa mesa. --No he… podido... recoger nada --termino de decir ella, visiblemente asustada. El miedo se cruzo de nuevo delante de sus ojos y, bajo sus tetas --bueno, bajo su pecho-- aquello golpeo el esternon. Su corazon. --!Estas temblando! ?Por que? ?Te han hablado de mi esas pellejas? --Su mirada acusadora evoco la puerta y parecio verlas a traves de ella. Eran dos amigas, entre comillas, para un monstruo como el. Solo tenia cuarenta y dos anos, era de estatura alta, atletico y guapo, pero por dentro bombeaba petroleo en lugar de sangre. Hasta los demonios huian de el. Ella no pudo responder. No, al menos, de inmediato. --Me ayudan… --!Callate! --El golpe, esta vez, fue con la palma de la mano abierta, que sono tan fuerte que parecia que se le iban a salir todos los dedos como lapices. Su profunda mirada le mostraba el monstruo que nunca habia estado dormido y que habitaba en el. Incluso cuando usaba la cosmetica de su mujer, para ver a un payaso reflejado en un espejo que acusaba con romperse en mil pedazos en un vomito repentino. Si, David hacia eso cuando ella no estaba en casa. 5 La insignia de policia relucia de manera imponente sobre su pecho, pero no era asi siempre. Burt no era el tipo de agente que se las daba de algo que no podia ser competente. De modo que siempre tenia la jodida insignia guardada en algun bolsillo del pantalon. Junto a la funda cerrada del revolver. A la gente del pueblo le importaba un bledo que la llevara brillando bajo su hombro. Todos sabian quien era el. Incluso Sean, el viejo detective. Burt decia que el pueblo no se dedicaba a hacer insignias ni tampoco a rozarlas con sus miradas de desacuerdo. En realidad pensaba que a todos se la inflaban si la tenia o no. Pero por supuesto que todo el mundo en Chamberlate sabia quien era el. Su ayudante Harris tambien tenia una, y por supuesto que este si la llevaba clavada en su pecho. En su piel, y los dientes le brillaban junto a la insignia. Eso solo cuando hacia sol en el mes de junio, julio y el punetero agosto, en el que los lagartos sacaban sus rosadas lenguas en las canteras. Harris no comprendia la decision de Burt de llevarla en la billetera o junto a las llaves de casa. Era algo que el hombre de la ley jamas habia podido entender. Claro que en el pueblo todo el mundo sabia que el era el agente. El mas borracho de todo el estado de Maine, pero habia que tener en cuenta la tradicion centenaria, desde que los indios MickMac desaparecieran de alli. Pero habia que tener en cuenta la responsabilidad y la seriedad. Cuando se estaba al servicio de la ley, habia que pensar en esas cosas y en las tetas de la vecina de enfrente. Harris pensaba frecuentemente en ellas, es decir, en las cosas de la ley, aunque solo podia ser agente con dedicacion parcial, dado que casi todo el tiempo Burt estaba resoplando en el viejo sofa de su casa. Y asi fue como unos degenerados mentales construyeron un lago de sangre en el pasado, que, visto lo visto, parecia no haber acabado todavia. Si, ahora habia detectives. Y lo sabia. Mejor. 6 Pero Sean era el protagonista, porque no dejaba de pensar en el asesino que se ocultaba en el silencioso cementerio, que, a su vez, sonaba como miles de exhalaciones de todos los que reposaban panza arriba. No tenia sombrero y ni falta que le hacia. Su cabello mojado era ahora una plaga de algas sobre su cabeza y las gotas se columpiaban en su menton, agarradas en el pelo de la barba. Sus ojos mantenian aviesamente la mirada sobre aquellas tumbas, dia tras dia, mientras recordaba. El jodido gato aparecia maullando todos los malditos dias, y eso le cabreaba de forma lenta y oficiosa, hasta estar a punto de gritarle, pero no lo hacia. Todo su temple era un abedul esperando que el tiempo pasara ante sus ojos…, bueno, sus hojas verdes. --Te llevaste a todas esas pobres chicas a la tumba de la forma mas asquerosa que pueda emanarse de un monstruo como tu. Eras algo horrible. Una especie de locura a la que cualquier autoridad no se puede enfrentar. Ni siquiera un maldito psiquiatra, con sus gafas de empollon sujetandose con cierto malabarismo en su descendente curva de la nariz. Claro que no. Te condenaron a la cadena perpetua y, despues, a la muerte. No vi tus cenizas, cabron, pero eso es porque no te metieron por el culo todo aquel fuego, cabron. Se que no estas aqui tampoco; pero, como soy un idiota, vengo cada dia por si veo una bota tuya en medio de un charco de agua. Que jodido eres. A veces creo que yo mismo me estoy volviendo loco. ?Lo sabias? La edad me sienta fatal. ?Por que no me contestas ya de una punetera vez? El detective abrio mas los ojos y clavo su fria mirada en el gato que cada dia parecia mas negro. Sus ojos verduzcos brillaron en aquel atardecer de lluvia intensa, y mostro sus afilados colmillos cuando maullo de forma aguda. Sean sonrio con la menor intensidad del mundo, tanto, que su rostro no lo reflejo. Y se sintio un verdadero capullo cuando supo que le estaba hablando al gato. Si, al jodido gato. Y, mientras tanto, seguia lloviendo con tal intensidad que el cementerio parecia ya un lago con las cupulas de los edificios asomando en el agua, como cabezas humanas que se iban a ahogar. 7 Melissa se encontraba ajetreada con los platos sucios de la cena de esa noche. El ruido era ensordecedor y a veces golpeaba la vajilla de porcelana contra el metal del fregador para descargar la ansiedad que el comportamiento de David le generaba. Habian pasado los primeros dias idilicos en la nueva casa de la colina. Si, esa que estaba en lo mas alto de la misma y desde donde se podia divisar la carretera polvorienta --ahora llena de lodo-- que llevaba al centro del pueblo tras una serpentina brillante. Y por mas que golpeaba y pensaba, no conseguia encontrar un solo pedazo de carino en el. Era puro odio y un enfermo mental, enajenado por las psicopatias de las manias, los celos y las peculiaridades. --Maldito seas --mascullaba mientras sus hermosos labios se arrugaban como una cuerda enrollada. Su cabello rubio le cubria los hombros, y las puntas le llegaban a la parte mas baja de la espalda. Normalmente solia tenerlo atado con una goma elastica que chillaba cada vez que se tensaba, pero esa noche no. Lo tenia suelto y, de espaldas, cualquier hombre la veria hermosa aunque sus manos se movieran como remos al ritmo de los tambores de guerra. Su corazon estaba convulsionado y sabia que… Arriba, en la habitacion, su marido estaria haciendo algo extrano. No para el, sino para ella. Si hubiera subido las escaleras de puntillas, le habria visto pintarse los labios de rojo, de forma sutil, y, despues, apretando con un poco mas de fuerza la barra de labios, mientras decia: eres preciosa, Keti. Y en eso estaba. 8 --La maldita lluvia me tiene hasta los huevos, Forrest. Me duele hasta eso. --Se senalo la entrepierna de un pantalon vaquero, tan gris como su cabello. Estaba sentado en lo alto de un taburete que podria ser un atril perfectamente y ser el reverendo repartiendo ostias a sus feligreses.

  • Preguntamelo ahora de Ana Forner

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  • Despues de ver (Nada mas verte 2) de Mhairi Mcfarlane

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    En Nada mas verte, aquel que desaparecio de su vida regreso… pero ?que sucedio despues?
    Una vez juntos, luego se separaron. Rachel y Ben vivieron muchos altibajos hasta llegar aqui. Ahora, juntos y enamorados otra vez, todo lo vivido les parece que ha valido la pena.
    Sin embargo, cuando alguien que habia desaparecido de la vida de ambos vuelve a aparecer, los problemas regresan. ?O no? ?Seran, al final, felices para siempre?

  • Megapack La esencia del destino de C. J. Benito

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    En este megapack podras seguir la historia completa de “La esencia del destino”

  • La fiesta en el jardin de Katherine Mansfield

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    Los Sheridan preparan una fiesta en el jardin de su casa. Laura la hija pequena se entera de la muerte de su vecino Scott. ?Se suspendera la fiesta en el jardin? Eso es lo que espera la joven. Relato sutil y prodigioso, el ultimo que publico en vida la magnifica autora neozelandesa considerada por muchos como una de las mas importantes escritoras de relatos de todos los tiempos. La delicadeza que transfiere a los personajes de sus cuentos y su capacidad para condensar en gestos e imagenes una pluralidad de conciencias y sentimientos, todo ello entrelazado con meditaciones sobre las diferencias entre clases sociales, la vida y la muerte, la ilusion y la realidad.

  • Irrompible de Romina Naranjo

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    Tucker y Amelia fueron, con toda probabilidad, la peor pareja del mundo.

  • El reino de los olvidados de Alexander Rhode

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    Un hombre, desesperado y en lo mas alto de un viejo edificio, amenaza con quitarse la vida si no atienden a su peticion. Su mujer ha desaparecido. Esta desesperado. Y solo el inspector Robert Garland puede ayudarlo a encontrarla.

  • Soy tu primera vez de Laurie Elizabeth Flynn

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    Esta noche voy a hacerle un favor a la novia de Evan Brown. Un favor incomodo, sudoroso y torpe. Melanie, o como quiera que se llame, me debe una. Solo que nunca lo sabra. --Espera aqui --le digo a Evan antes de meterme en el vestidor. Lo miro de reojo: esta encorvado, sentado en el borde de mi cama, con los hombros estrechos echados hacia delante y las manos en las rodillas. Es como si fuese a ponerse a jugar a un videojuego. Ahogo una risa. Esta pantalla no se la va a pasar a la primera. Cuando al fin estoy a salvo en el vestidor, me deslizo en unos pantalones cortos de saten rosa y una camisola a juego. Por el miedo en su cara y el olor a sudor nervioso que emana de sus axilas, se que Evan no podria soportar el salto de cama de encaje negro, ni mucho menos el camison de saten rojo, el que tiene una raja hasta arriba. Abro el cajon donde guardo los ligueros y mi coleccion de medias de rejilla y lo cierro de nuevo. Evan no sabria que hacer con un liguero ni con unas medias de rejilla, y no quiero avergonzarlo mas de lo que ya lo esta. Me pinto los labios de rosa y me dejo el pelo suelto sobre los hombros. Esta ondulado, aun humedo de la ducha. Normalmente me lo plancho muy liso, pero creo que por esta vez puedo saltarme el peinado. Me froto la boca para quitarme el pintalabios, pero mantengo la resolucion en los ojos. Evan va a tener lo que, definitivamente, no soy: una buena chica. --Dios, Mercy --dice cuando salgo. Se le quiebra la voz y se pone mas rojo que su pelo, lo que hace que los granos de sus mejillas destaquen aun mas. La pubertad no se ha portado bien con Evan Brown. --No digas eso --le ordeno, encaramandome sobre el. Le tiemblan las piernas. --?Que no diga que? --La voz tambien le tiembla. --Mercy. Ese no es mi nombre. --Pero asi es como te llama Angela. --Angela es mi amiga. Tu, no. Tu eres alguien a quien le voy a hacer un favor. No tienes que llamarme de ninguna forma. En todo caso, llamame por mi nombre. --Mercedes --dice, pronunciando todas las silabas con voz chillona--. Mi madre siempre ha querido uno de esos. --Se da una palmada en la frente --. Mierda, no queria hablar de mi madre. No estoy pensando en ella ni nada. --Se quita las gafas y se frota los ojos--. No creia que fuese a ponerme tan nervioso. Antes me gustaba mi nombre: Mercedes. Hasta que me entere de que me lo habian puesto por un coche. Aquel coche rojo que tanto le gustaba a mi padre, el mismo desde el que se despidio con la mano cuando se fue. Recuerdo que a mi tambien me gustaba aquel coche. Mi padre me sentaba delante y fingia que arrancaba. <>. Pero no se quedo con nosotras el tiempo suficiente para ser el quien me ensenara. En la boca de Evan, mi nombre no sonaba elegante ni rapido. Solo sonaba complicado, como si estuviese intentando hablar en otro idioma. Supongo que, para Evan, yo soy otro idioma. Sonrio y le paso la mano por el pelo. O al menos lo intento, pero se ha echado tanta gomina que la mano se me queda pegada. --No te preocupes --digo, secandome los dedos pegajosos en su camiseta--. Todo el mundo se pone nervioso. Le beso el cuello. Puedo sentir el pulso latiendo bajo su piel. Muevo las manos hasta la parte de abajo de su camiseta y se la quito por la cabeza. --He traido esto --dice, metiendose la mano en el bolsillo de los vaqueros y sacando una tira de preservativos. Debe de haber unos diez. Intenta esbozar una sonrisa, pero le sale mas bien una mueca. --Siempre es bueno estar preparado --digo--. Pero guarda esos para Melanie. Yo tambien estoy preparada. Me inclino y abro el cajon de la mesilla, donde tengo las cajas apiladas en orden, como soldados. Ultrafinos. Estriados para el placer femenino. Segunda piel. XL. Saco un ultrafino. Da igual lo que crean ellos, la mayoria de los tios son de ultrafinos. Lo justo para estar protegido, sin mayores florituras. Esto lo aprendi muy pronto. Mi madre empezo a hablarme de anticonceptivos cuando el resto de madres estaban aun con los tampones. Ademas, Evan no tiene pinta de XL. --?Hasta donde has llegado con Melanie? --pregunto. --Melody --dice--. Se llama Melody, no Melanie. Melody, como una cancion. --Baja la vista hacia mi escote, que tiene justo a la altura de los ojos --. Me ha dejado meterle mano. Y una vez que sus padres no estaban, casi lo hacemos. Hicimos otras cosas. Me llevo las manos a las caderas. --Vas a tener que ser mas preciso. ?Otras cosas como que? ?La has visto desnuda? ?Le has hecho un cunnilingus? Asiente con la cabeza y se pone aun mas colorado. --Pero no quiso llegar hasta el final. Quiere que sea la mejor noche de su vida. Asi que lo tengo todo planeado. Una cena y tal. --Que romantico --digo con una gran sonrisa. Esta es la razon por la que hago lo que hago--. Parece que te gusta. Y tu le gustas a ella. Me encanta que los tios se tomen el tiempo de planearlo. Y, aunque Evan ha musitado lo de <> sin mirarme a los ojos, se que es mucho mas. Se ha tomado el tiempo de conocer a Melody, saber lo que le gusta y lo que la hara feliz. --Ese es el problema --prosigue--. Dice que me quiere. Y dice que, como me quiere, sabe que voy a hacerle tocar el cielo. Asiento. Esto lo entiendo bien. Melody parece como todas las chicas: espera que la primera vez haya fuegos artificiales. Pero yo se que los fuegos artificiales no se consiguen asi como asi. Hay que prepararlos bien y prender la mecha despacio. Que es exactamente lo que estoy haciendo por Evan. --Pero tu no crees que vayas a hacerle tocar el cielo --digo lentamente --. Por eso estas aqui. --Si, bueno --dice--. Ella esta mucho mas buena que yo. Y mi amigo Gus... sigue con su novia gracias a ti. Se exactamente de quien habla Evan, solo que yo lo recuerdo mejor por su apodo, el que le puse en secreto. El Llorica. Gus fue el numero seis, el que se hizo el duro y practicamente intento ensenarme el a mi hasta que se vino abajo y acabo llorando en mi almohada al terminar. Le pongo las manos en los hombros a Evan. --Bueno, ya habeis avanzado mucho mas que otra gente. Ya os habeis visto desnudos. Eso ya esta hecho. Para alguna gente esa es la parte mas incomoda. --Me bajo los tirantes del camison--. A ver. ?Que harias si yo fuera Melody? --Te diria que eres preciosa --responde--. Te preguntaria si puedo tocartelas. --Bien y mal --repongo--. Siempre esta bien decirle a una chica que es preciosa. Pero nunca le preguntes si puedes hacer algo. Se valiente, porque la confianza en ti mismo es algo que puedes fingir perfectamente hasta que la sientas de verdad. Evan sigue mirandome los pechos fijamente. Su respiracion se hace mas pesada y puedo notar su ereccion a traves de los vaqueros. A lo mejor al final resulta ser XL. --Adelante --le digo--. Aqui puedes cometer errores. Y eso hace. Comete un monton de errores. Me soba las tetas como si fueran pelotas de beisbol, me babea el cuello, me mete la lengua hasta la garganta. Son errores de principiante, de esos que la gente no sabe ver la primera vez. Pero para eso estoy yo aqui. Le digo que cierre los labios, que recorra las curvas de mi cuerpo con las manos, que trace una linea con los dedos y la siga con la lengua. Le enseno a abrir la caja de condones y a coger la punta con los dedos antes de desenrollarlo para que no se quede el aire dentro. Bajo las luces para el acto final, lo guio dentro de mi, no lo castigo por los primeros quince segundos de torpeza en la oscuridad y le felicito por su tecnica mejorada los ultimos quince. Cuando pide una segunda ronda, sacudo la cabeza con firmeza. Nunca he permitido una segunda ronda. --Guardala para Melody --le digo. Se estira bajo las sabanas y entierra la cabeza en la almohada. Aun jadea. --?Quieres que me quede a dormir? --me pregunta--. Podemos volver a hacerlo por la manana. Seguro que aguanto mas. Me tapo los pechos con las manos y me levanto, buscando algo para cubrirme; solo encuentro una bata transparente. Maldigo mi mania de no tener pijamas. Esta es la parte que no me gusta. A oscuras, cuando soy yo la que tiene el control, aunque este totalmente expuesta, me siento menos desnuda que ahora. Luego se enciende la luz y quieren hablar. Hacer preguntas. Preguntas que no puedo ni contestarme a mi misma, mucho menos a ellos. --No te vas a quedar --le digo mientras me ajusto la bata a la cintura--. Ya lo entenderas. A las chicas eso no nos importa tanto como creeis. Sobre todo al principio. Ya lo trabajareis juntos. Sonrie. Esta diferente, mas guapo en cierto modo. Con esta luz mas suave, no se le ven tanto los granos y la mandibula parece mas pronunciada. Creo que Evan Brown puede llegar a ser un rompecorazones algun dia. Pero hoy no es ese dia. Miro al reloj que hay sobre la mesilla. Son las once de la noche de un martes. --Manana hay clase, Evan. Es hora de irte. Tu madre estara preguntandose donde estas. --Supongo que la mayoria lo hace. La mia no, claro. Deja de sonreir y frunce el ceno. --Esto... ?Te debo algo? No se como va esto... --Se le apaga la voz. --No me debes nada. Solo portate bien con ella, ?vale? Recuerda todo lo que hemos hablado. Se que lo hara. Si hasta ha tomado apuntes.

  • Llega un nuevo dia de Sayed Kashua

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    Sayed Kashua ha sido elogiado por el New York Times como un maestro de la sutileza en el trato de las sociedades arabe y judia. Arabe-israeli que vivio en Jerusalen la mayor parte de su vida, Kashua comenzo a escribir con la esperanza de crear una historia con la que tanto palestinos como israelies pudieran identificarse, en lugar de presentar dos relatos distintos que no pueden coexistir. Dedica sus novelas y su columna semanal satirica publicada en Haaretz a contar la historia palestina y explorar las contradicciones del Israel moderno, mientras que tambien captura los matices de la vida familiar cotidiana en toda su ternura y caos.

  • Ardiente deseo (Pecado 2) de J. Kenner

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    Olvida tus prejuicios y no te pierdas la segunda entrega de la trilogia <>, la obra mas explosiva de J. Kenner , autora best seller del The New York Times.

  • En casa, al amanecer de Alexis Harrington

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    Octubre de 1918. Mientras viaja de Nueva York a Seattle, la doctora Jessica Layton hace una parada en su pequeno pueblo natal de Oregon, donde se reencuentra cara a cara con Cole Braddock, el primer y unico amor de su vida.

  • El chico de mi vida (Los chicos 4) de Jana Aston

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    Chloe tiene veintidos anos, es profesora y muy timida. Cuando se pone nerviosa con un chico, cuenta chistes malos. Compulsivamente.
    Boyd trabaja para el FBI y necesita que una chica se haga pasar por su novia en una boda.
    ?Convencera a la joven e inocente Chloe para que sea su cita y pasen un fin de semana juntos?

  • Y una mierda me quisiste de Mayte Aranda

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    Mina se quedo dormida, hace doce dias, siete horas y veinte minutos, cuando un camion cambio de carril antes de mirar, empujando su vida hasta la cama de un hospital. Y alli descansa sin descanso, mientras su cuerpo decide si piensa quedarse o si prefiere marcharse para siempre al lugar de donde nunca se vuelve. Las reminiscencias de sus recuerdos flotan junto a su aletargado cuerpo, mientras Sam aguarda impotente su muerte o su improbable despertar. El tiempo pasa lento, como una enorme y pesada garra, aranando piel, alma y voluntad, para llevarse consigo cualquier resto de esperanza. Tanto amor no puede morir. Tantos besos guardados, tantos abrazos no dados, tantos recuerdos de tantas cosas no se van sin mas. No pueden. o si. “Y una mierda me quisiste” solo es una bonita historia de amor que un dia alguien dibujo a partir de un bonito recuerdo. Nada mas. Vivela, disfrutala y sobre todo. sientela.

  • El mundo en 2050 de Lauren C. Smith

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  • Mis poderes y tus polvos magico de Garcia De Saura

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  • Un amor para siempre de Pilar Lepe

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    Entre las colinas y montes de la Toscana, pueden suceder muchas cosas, desde ser asaltada por motociclistas; ser confundida por lo que no eres, a causa de la barrera idiomatica; encontrarte perdida de pronto entre los vinedos; o conocer a un hombre con actitud de macho alfa.
    Todo esto le paso a Brittany, luego que decidiera disfrutar la luna de miel a solas en Italia. Un viaje, planeado desde la frustracion se convertira en uno de absoluto placer, pero ?estara preparada para lidiar con una nueva atraccion?

  • La liebre que se burlo de nosotros de Andrea Camilleri

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    Si realmente un dia logramos saber que opinion tienen de nosotros los animales, estoy seguro de que no nos quedara mas remedio que desaparecer de la faz del planeta, cubiertos de verguenza. Yo, afortunadamente, ya no estare. Pero quisiera que algun bisnieto mio entregara a los animales un ejemplar de este librito para que pudieran tener de mi, y de muchisimos otros como yo, una opinion, ni que fuese ligeramente, distinta.

  • Idem de Myriam Ojeda

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    Nadia trabaja para la editorial Millenium como editora, un trabajo que le apasiona, pero a su vez, tambien necesita renovar.

  • El ultimo sacrificio de Sandra Galan Corvillo

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    El mes de agosto esta siendo mas caluroso de lo esperado. La inspectora Sara Torres disfruta de un merecido dia de descanso; ha pasado parte de la tarde inmersa entre las paginas del ultimo thriller de su autora favorita. Sin embargo, la agradable brisa del aire acondicionado la ha sumido en un placentero sueno. De repente, un estrepitoso sonido --que no logra identificar--, la devuelve a la realidad. Tras unos instantes, es consciente de que su telefono esta sonando insistentemente. --Inspectora Torres --contesta. --Sara, soy Salgado. --Torres nota que su superior esta euforico--. Lo tenemos. La inspectora Torres se levanta del sofa y corre hacia el cuarto de bano, donde recoge su larga melena color caramelo en una cola de caballo. Se viste a toda prisa con ropa comoda, se calza unas deportivas y se cuelga al cuello su placa de inspectora. Coge las llaves y se sube en su coche para tomar la carretera que lleva al Montseny. Sara Torres lleva seis meses detras de un criminal satanico, el cual ha asesinado a dos personas. Las escenas de los crimenes le han producido las peores pesadillas de su vida, pero ha llegado el final. Solo espera que las chicas desaparecidas --Claudia y Ana-- se encuentren con vida; hacia dos meses que las dos amigas desaparecieron mientras practicaban senderismo por la montana del Montseny. Tras media hora de camino, Torres llega a su destino. El lugar esta repleto de policias. No pierde el tiempo y se dirige directamente hacia el comisario Salgado. El comisario Salgado era amigo de los padres de Sara y, tras quedar huerfana a la edad de diez anos, la crio como si fuera su propia hija. Fue una sorpresa para Salgado cuando, recien salida de la academia, la destinaron a su comisaria. El resto de agentes, al enterarse de la noticia, no les gusto demasiado la idea de trabajar codo con codo junto a la hija del comisario. Sin embargo, Torres nunca se comporto como su hija en comisaria, sino como un agente mas; esforzandose incluso mas que los demas, y asi llego a inspectora. --Salgado, ?que esta pasando? --pregunta--. ?Donde esta el asesino?, ?y las chicas? --Torres, el asesino esta rodeado --informa--. Los chicos del distrito 13 lo han seguido hasta el Camping Les Piscines del Montseny. En esta epoca del ano, esta lo suficientemente lleno como para esconderse sin despertar sospechas. --Hace una pausa--. Todavia no sabemos nada de las chicas. --Y, ?a que estamos esperando? --pregunta, alarmada--. Cada minuto que pasa, es uno menos para ellas. --Torres, tranquilizate, los agentes lo tienen controlado. --Salgado, no me vengas con idioteces --bufa, indignada--. Sabes que son incapaces de detener a un carterista... !imagina a un asesino en serie! Sara no piensa perder mas tiempo discutiendo con Salgado, tiene que actuar ya. Deja a su superior hablando solo mientras ella corre hacia el camping. --Inspectora Torres, !vuelve aqui ahora mismo! La inspectora ignora la llamada de su superior. Continua corriendo hacia el interior del camping. Es su caso y, por lo tanto, es su deber atrapar al asesino. Se lo prometio a la familia de la segunda victima. Al llegar a la puerta del camping, se encuentra a varios policias dando vueltas por los alrededores, sin saber como actuar. <>, piensa Sara. --Soy la inspectora Torres --dice--. ?Quien esta al mando? Un hombre de unos cincuenta anos, bajito y bastante robusto, se acerca a ella desafiante. --Inspectora Torres --saluda--. Soy el inspector Garcia, la persona al mando, ?Que hace usted aqui? Esta en medio de mi dispositivo. <>, piensa Torres, <>. --Inspector Garcia, yo soy la persona que lleva este caso, es usted el que esta en medio de mi dispositivo. --La inspectora coge aire para tranquilizarse--. Por favor, pongame al tanto de lo que esta ocurriendo. --Mira a los agentes, quienes continuan sin hacer nada--. Y, a partir de este momento, digales a sus hombres que yo dare las ordenes. Esa orden, al inspector Garcia, le sienta como si le echaran un cubo de agua fria. Sin embargo, baja la cabeza y la pone al dia. <>, piensa el inspector Garcia. --Hemos seguido al sospechoso hasta el camping, pero hace un rato que le hemos perdido la pista --admite--. Debemos tener mucho cuidado, hay demasiados civiles y no queremos que intuyan que pasa algo y generemos un caos absoluto. --La inspectora Torres asiente con la cabeza--. Creemos que el sospechoso se ha escondido, pero no lo encontramos. --Necesito que me asigne a dos agentes y que me acompanen --dice, convencida--. Vamos a coger a ese desgraciado. La inspectora Torres se dirige hacia el camping junto a los agentes Ramirez y Gonzalez. Durante varias horas, lo recorren sin levantar sospechas; no quieren alarmar a los veraneantes que disfrutan de sus barbacoas y sus chapuzones en la piscina. Sin embargo, la inspectora se esta quedando sin tiempo, pues esta empezando a anochecer y no hay rastro del sospechoso. Cuando la inspectora Torres esta a punto de darse por vencida, ve algo que brilla en el suelo junto a la valla que delimita el camping y el parque nacional de Montseny. Al acercarse, observa que la valla ha sido cortada y que, gracias al reflejo de la luna, algo capta su atencion; aunque a simple vista no lo logra identificar. Esta a unos pocos metros de la valla. Sara se acerca sigilosa y ve que se trata de una argolla escondida en el suelo, entre varias ramas secas y tierra esparcida. Se gira para buscar a los agentes que la acompanan, quienes no estan a la vista. Para la inspectora Torres, la opcion de esperarlos o ir a buscarlos, esta descartada. Cada minuto cuenta. Sara no se lo piensa, tira de la argolla y abre una puerta metalica. Al mirar dentro, recibe un hedor insoportable a heces, vomito, sangre y putrefaccion. <>, piensa. Entre la oscuridad que habita en el hoyo, descubre unas escaleras pegadas a la pared. Son metalicas y parecen estar en muy mal estado. La inspectora esta segura de que por alli no ha pasado nadie en mucho tiempo. Mientras baja por las escaleras, es consciente que esta dentro de una especie de bunker que, por el deterioro que presenta, hace siglos que se olvidaron que estaba alli. Una vez abajo, el aire es espeso y no se puede respirar con normalidad; y, por si fuera poco, no hay ningun tipo de luz. Sara esta en una absoluta oscuridad, solo puede escuchar los latidos de su corazon y su respiracion a un ritmo trepidante. Esta hiperventilando. <>, piensa Sara. Respira varias veces y busca su movil para activar la linterna. Mira a su alrededor, se encuentra en un tunel estrecho; solo cabe una persona. Las paredes de piedra gotean debido a la humedad. A pesar del calor que hace en el exterior, alli dentro el un frio es tan profundo que se cala en los huesos. Sigue avanzando, despacio y en alerta. A pocos metros, ve una luz tenue que apenas es perceptible. Se esta acercando al final del tunel. Por su seguridad, saca su arma reglamentaria y avanza en un silencio absoluto. Cada vez esta mas cerca de la luz; su corazon golpea en su pecho una y otra vez. <>, se repite una y otra vez. La luz empieza a ser mas y mas visible. Cuando llega al final del tunel, se encuentra con una sala pequena. Esta llena de velas rojas y negras --apagadas o consumidas-- y, en el centro, hay un altar formado por una cruz invertida hecha con varias ramas. La cruz esta salpicada de manchas, posiblemente sangre. En las ramas de la cruz, hay simbolos tallados. Al lado de la cruz, hay una sabana negra --de seda o raso, por el brillo que desprende-- y acostada se encuentra una chica. Es imposible saber si se trata de Claudia o de Ana por el estado del cuerpo: le han arrancado los ojos; en su lugar, hay dos trozos de madera con simbolos parecidos a los que hay en las ramas de la cruz invertida; las munecas y los tobillos tienen marcas de cuerdas, signo de que ha pasado mucho tiempo atada; el pecho esta abierto y le falta el corazon. Alrededor de la marca --donde falta el organo--, hay mas de esos simbolos que estan por todas partes. Sin embargo, a Sara algo le llama la atencion: la boca del cadaver esta exageradamente abierta. Se acerca y ve que tiene algo dentro de la garganta, introduce los dedos y saca un trozo de papel. Tras abrirlo, se puede leer una unica frase. <>. Siente un movimiento detras de ella, apenas ha sido perceptible, pero se acaba de dar cuenta de que no esta sola. Se gira y, en el fondo de la sala, entre la oscuridad, hay alguien agazapado. No le da tiempo a reaccionar cuando un hombre se abalanza sobre ella. No logra verle la cara, pues lleva puesta una mascara de madera tallada con esos dichosos simbolos. La inspectora intenta escapar de su atacante, lucha con el, pero es mucho mas fuerte que ella. La unica opcion que le queda es dispararle. Lo hace, una y otra vez, hasta que uno de los disparos lo alcanza y cae a peso muerto sobre ella. Quiere salir de ese maldito lugar y avisar a algun agente. Se arrastra hacia atras con todas sus fuerzas hasta sacarselo de encima y se dirige a la salida. Sin embargo, el asesino se pone en pie y corre hacia Sara. De un golpe, la tira al suelo y su arma cae desplazandose varios metros. El asesino la golpea repetidas veces, mientras ella intenta alargar la mano para recuperar el arma. Si se estira un poco mas, podra recuperarla. Cuando casi la esta rozando, el asesino saca un cuchillo y se lo clava en un costado. Aun asi, consigue recuperar su arma y le dispara a bocajarro. En esta ocasion, no falla. El asesino cae muerto sobre ella y un grotesco grito de dolor sale de su garganta. El cadaver de ese psicopata le presiona la herida y el dolor es insoportable. La inspectora se encuentra demasiado debil para sacarselo de encima. Todo da vueltas a su alrededor y sus ojos empiezan a cerrarse hasta que se hunde en la oscuridad. Capitulo 1 5 anos despues Sara se para en un banco del parque para estirar los musculos. Hace varios kilometros que ha dejado a sus amigas atras. Siempre sale a correr sola pero, desde hace unas semanas, sus amigas le dijeron que se querian poner en forma y entrenar con ella. A pesar de que llevaban anos sin hacer ningun tipo de deporte y que los ultimos dias habian sido duros, no han faltado ni una sola vez a sus carreras matutinas. Sara baja el volumen de sus auriculares y bebe agua de una fuente cercana. Le encanta correr por el Parc de la Ciutadella, sobre todo a primera hora de la manana; se respira tranquilidad por la escasez de gente. Como todavia no ve a sus amigas, se acerca al lago y se sienta en uno de los bancos. Observa a los trabajadores que ponen a punto las barcas en las que, mas tarde --tanto ninos como mayores--, disfrutaran de un paseo por el lago. El sonido de unos pies que se arrastran por el suelo en su direccion, hacen que Sara se gire. Son sus amigas, rojas como un tomate debido al esfuerzo, quienes se sientan a su lado hiperventilando. Cuando logran recuperar la respiracion, se miran y empiezan a reir. --Chicas, ?que os pasa? --pregunta Sara, divertida. --Sara, no te ofendas --dice Belinda--, pero creo que esta es la ultima vez que te acompanamos. !Nos vas a matar de un infarto! --Sois unas exageradas. --Se echa a reir--. ?Vosotras no queriais entrenar para estar en forma?--Si, pero hemos cambiado de opinion --dice Laura, con una sonrisa--. A partir de ahora, quedamos para desayunar. ?Que os parece si nos damos una ducha y nos vemos en el centro para un brunch? --Que buena idea --contesta Sara--. Nos vemos en una hora en el centro. Hasta luego, chicas. *** El apartamento de Sara esta situado en el Barrio Gotico de Barcelona, fue la herencia que le dejaron sus padres al morir. Durante muchos anos, Salgado --como tutor legal-- lo tuvo en alquiler para evitar que nadie se colara en el. Sara, en cuanto salio de la academia y le dieron destino, lo primero que hizo fue mudarse alli. Al llegar a la porteria, busca sus llaves en el pantalon de deporte y abre la puerta. Comienza a subir hasta la cuarta planta. Esa es la unica pega de su maravilloso apartamento: una cuarta planta sin ascensor. El resto, le encanta. Es pequenito, pero acogedor. Hace unos anos, lo reformo y le dio un toque mas moderno. Abre la puerta de casa y deja las llaves y el movil en la mesita auxiliar del comedor. Entra directa hacia el cuarto de bano. Es todo blanco, con suelo de parque y una enorme banera con patas antiguas y de epoca; fue una ganga que le consiguio uno de sus mejores amigos --Pedro--, un estilista con muy buen gusto. Se desprende de la ropa mientras decide sustituir su ducha por un relajante bano. Se acerca al espejo y observa la cicatriz que le dejo su encuentro con el Asesino del Ritual, nombre con el que la prensa lo apodo cuando la pesadilla termino. Pero, cada vez que Sara se mira en el espejo, se acuerda de el. Aquel dia, si los agentes Ramirez y Gonzalez no llegan a aparecer, no lo habria contado. La punalada le costo varias operaciones quirurgicas y una recuperacion lenta; incluso estuvo en tratamiento psicologico durante dos anos. Sin embargo, lo peor de todo fue la impotencia por no averiguar que movio a aquel hombre, Sebastian Gutierrez, el Asesino del Ritual, para cometer aquellos crimenes. Durante un tiempo, sospecharon que formaba parte de una secta, pero nunca se pudo comprobar. Tras morir, la policia solo quiso cerrar el caso y quedaron demasiadas preguntas abiertas. La chica que encontraron fallecida en aquel altar, era Claudia; una de las chicas desaparecidas. Por otro lado, a dia de hoy, Ana sigue desaparecida. Sara sigue preguntandose por que aquella puesta en escena y por que todos esos simbolos. No le permitieron que continuara con el caso. Al poco tiempo, el comisario Salgado fue invitado a jubilarse de muy malas maneras, no querian que continuase en comisaria reprochandoles a los jefes lo mal que habian cerrado la investigacion. A ella, en cambio, la suspendieron por estres postraumatico; tuvo que hacer terapia durante dos anos para volver al cuerpo con la condicion de no hacer mas preguntas y dejar el caso como estaba: cerrado. Sumida en sus pensamientos, escucha el sonido del telefono que la devuelve a la realidad. Sale de la banera, se pone el albornoz --que tiene colgado detras de la puerta-- y se dirige hacia el salon para coger el telefono. --Torres --contesta. --Torres, soy el inspector Garcia. Necesitamos que vengas a comisaria urgentemente -- dice nervioso--. El jefe quiere verte ya, se trata de un asunto de maxima urgencia. --Dame diez minutos y salgo para alli.

  • La Ciudad Perdida del Dios Mono de Douglas Preston

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    Una leyenda de 500 anos.
    Una maldicion antigua.
    Un asombroso misterio medico.

  • Consecuencias Peligrosas (Peligrosa 3) de Nerea Vara

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    La historia de Wendy y Josh ha sufrido miles de altibajos pero a pesar de todo, Josh siempre ha querido estar con su mocosa. Desgraciadamente, la encuentra en la cama con Gary…
    Como todos los actos, este tambien tendra consecuencias.
    ?Se marchara Josh de viaje sin ella? Y si lo hace… ?regresara? ?Y que va a hacer Wendy con su vida? Necesita definir su situacion con Gary, el cual se encuentra viviendo en su casa… y su situacion con Josh, a quien no puede sacar de su cabeza.

  • Los colores de la felicidad de Viviana Rivero

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    La joven fotografa argentina Brisa Giulli viaja a Cuba como integrante de la comitiva que acompanara al quintuple campeon de Formula 1 Juan Manuel Fangio durante el Gran Prix de La Habana. Hijo de un poderoso tabacalero y artista polifacetico, Joel Fernandez trabaja en secreto para la revolucion en ciernes. Cuando Brisa y Joel se conocen durante una calida noche de febrero de 1958, saben que ya nada sera igual para ellos. Atravesados por los dramaticos acontecimientos politicos, viviran un amor intenso, desmedido y ardiente. Pero, al calor de las transformaciones en el pais caribeno, quedaran atrapados en una serie de situaciones limite que los obligaran a tomar terribles decisiones.

  • Quiero volver a verte de Angela Drei

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    Una historia de amor bajo el cielo de Londres.

  • A traves de mis pequenos ojos – Emilio Ortiz de Emilio Ortiz

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    Una divertida historia de amistad, amor y superacion contada a traves de los ojos de un perro guia.
    Cross es un perro guia alegre y travieso. Mario es un joven invidente que intenta abrirse camino en la vida. Juntos forman un equipo inseparable.
    A traves de mis pequenos ojos es una conmovedora novela que narra las divertidas peripecias de Cross en el mundo de los humanos.
    Emilio Ortiz nos cuenta una realidad que el conoce bien, pues tiene su propio perro guia, llamado Spock, que es casi tan travieso como Cross.

  • El pequeno libro de los mitos del mercado de Ken Fisher

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    Todo el mundo sabe que una moneda fuerte equivale a una economia solida, que los bonos son mas seguros que las acciones, que las acciones son cada vez mas volatiles y que las ordenes de stop loss son una tactica inteligente para ahorrar dinero. ?O no?

  • Un talento natural de Ross Raisin

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    Tom ha sabido siempre el tipo de persona que quiere ser: un futbolista de exito. Un hombre al que otros hombres admiran y respetan. Pero el futuro brillante que imagino esta amenazado. Mientras se mueve entre la soledad y la necesidad de reconocimiento, un encuentro fortuito le ofrece una via de escape y le hara cuestionarse a si mismo. Un talento natural profundiza en el corazon de un club de futbol profesional: la presion, la soledad, la amenaza de escandalos, la fragilidad del cuerpo humano y la lucha, dentro y fuera del campo, por convertirnos en la persona que todos esperan que seamos.

  • El farmaceutico de Auschwitz de Patricia Posner

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    Victor Capesius custodiaba la reserva nazi de gas Zyklon B y proporcionaba farmacos que eran empleados por medicos para llevar a cabo experimentos espantosos y mortales en mujeres embarazadas y ninos.

  • Firmamento de Maxim Huerta

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    En un hermoso hotel a orillas del Mediterraneo, el escritor Mario Bellver busca como acabar la novela de otro. Un dia, la llegada de Ana Monteleon, que inicia sus apacibles vacaciones, viene a corregir el rumbo del verano. y de su historia.

  • Penitencia de Ruben Gozalo

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    Mav es un perdedor. Tiene una vida de mierda, va saltando de un empleo precario a otro y hace tiempo que su novia le abandono. Su existencia es tan patetica que hasta su ex se quedo con la unica cosa que le importaba: Sid, su perro.
    Un dia, uno de sus amigos le recomienda una aplicacion movil para flirtear y ligar con desconocidas. La app le abre un nuevo mundo de posibilidades. Sin embargo, su peor pesadilla esta a punto de hacerse realidad.

  • Sexy Summer Love de Lorraine Coco

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    !Mierda, Stephen! ?Tan dificil es ponerse unos pantalones? --Summer puso una mano ante la pantalla de su portatil, colocado sobre la encimera de la cocina, y aparto el rostro para evitar que su mente se llenara con las imagenes que aparecieron ante ella. Hablaba con el cada dia y la mayor parte de las veces a traves del ordenador, pues sus horarios rara vez eran compatibles como para poder quedar a tomar un cafe siquiera. --No es dificil, pero si innecesario. Cualquier cosa que puedas estar viendo ahora mismo, asumo que ya la has visto antes. Y te recuerdo que durante muchos anos yo te vi banarte en pelotas. --!Era un bebe! Pero tu eres un maldito exhibicionista. --Y tu una mojigata, hermanita --resoplo--. Y ahora, vamos al grano. Me has sacado de la cama a las... ?Que hora es? --pregunto Stephen guinando los ojos mientras dirigia el rostro a la ventana que tenia a su espalda. Se habia sentado en el sofa, estirado las piernas cruzandolas por los tobillos y las habia apoyado sobre la mesa. Despues, para tranquilidad de Summer, dejo caer un cojin sobre sus partes, ocultandolas de su vista. --Son las nueve y media. Una hora mas que razonable para estar en pie -- le recrimino como una madre a un hijo rebelde. En ocasiones le daba la sensacion de que el era el hermano pequeno y no ella. --No cuando te has acostado a las seis --replico el revolviendose el cabello. Despues bostezo exageradamente y sacudio la cabeza. --?Y que hacias a esa hora? !No! No me respondas --se apresuro a decir batiendo la mano frente al rostro cuando vio la sonrisa ladina que se paseo por sus labios. Ya imaginaba a que tipo de actividades habia estado entregado. Stephen y ella no podian ser mas diferentes. Aunque fisicamente tenian cierto parecido, pues compartian el mismo color avellana de ojos y el cabello oscuro y ligeramente ondulado. Sin embargo, su hermano poseia un atractivo canalla acorde con su personalidad y vision bohemia de la vida, que no tenia nada que ver con la suya. Ella sin embargo solo era mona, <>, como la habia llegado a llamar un ex novio, pero carecia de ese magnetismo que hacia que Stephen estrenase amante cada noche. Y daba gracias por ello. A ella le gustaba la comodidad de una relacion estable. De conocer bien a tu pareja, de saber que podian contar el uno con el otro. En definitiva, la seguridad y el compromiso. Y por eso su relacion era sencillamente perfecta. Lo que le recordaba que habia llamado a su hermano para cerciorarse de que el catering para la cena que daba su prometido en una semana iba segun los planes establecidos. --?Tienes controlado todo lo de la cena? --comenzo preguntando mientras abria la agenda y revisaba la lista de tareas que precisaban su supervision para el evento--. Bradley se juega mucho. Las personalidades mas relevantes de Nueva York han confirmado su asistencia y espera que consigamos una gran recaudacion de fondos. Stephen parecio aburrirse con la segunda palabra de su discurso, pues se paso todo el bostezando cual leon de la Metro Goldwyn Mayer. --Tu prometido me aburre, y tu, cuando actuas como su perrito faldero, aun mas. Summer abrio y cerro la boca un par de veces como un besugo antes de contestar enfurecida. --!Eres incorregible! ?Es que no puedes tomarte nada en serio? --El pequeno golpe que dio a la encimera acompanando su pregunta la sorprendio hasta a ella. Sin embargo, su hermano ni parpadeo. --Me tomo muchas cosas en serio. Sobre todo las concernientes a mis restaurantes y mi reputacion. Tengo siete estrellas Michelin, y por eso, que pongas en duda mi profesionalidad y creas que servire a vuestros invitados algo por debajo de la excelencia culinaria, me ofende. Su rostro sin embargo no demostro dicha ofensa, muy al contrario, explayo una de sus sonrisas traviesas a la par que frias. --Pero no te lo tendre en cuenta --continuo en un tono condescendiente que la enfado aun mas--. Tu novio, el congresista, es un grano en el culo y se que solo me llamas porque ha debido pedirte que lo hagas una docena de veces antes de marcharse esta manana. Summer se mordio el labio inferior y aparto el rostro. Su hermano, que la conocia mejor que nadie, tenia razon. Bradley no solo se lo habia pedido esa docena de veces, sino que le habia dejado dos notas con el encargo; una sobre la mesita de noche y otra en la encimera de la cocina. Y aunque esa falta de confianza en su tarea de supervisar la cena pudiera ofenderla no se lo tenia en cuenta, pues sabia que, aunque exagerado, estaba nervioso por lo mucho que se jugaba si algo salia mal. Su prometido habia sido nombrado el congresista mas joven del estado de Nueva York, y ahora estaba a punto de conseguir un escano en el senado. Estaba muy orgullosa de el. Tanto como para haber abandonado temporalmente su carrera como marchante de arte y dedicarse a apoyarlo debidamente en su ascension politica. --Stephen... ?no vuelves a la cama? Las voces melosas de dos mujeres jovenes llegaron hasta sus oidos antes de que sus cuerpos desnudos apareciesen tambien en la pantalla. Las chicas se aproximaron a su hermano y empezaron a insinuarsele, acariciando su rostro y torso expuesto, sin ningun pudor. ?No eran ambas dos famosas supermodelos?, se pregunto durante un segundo mientras acercaba el rostro a la pantalla. --Hermanita, tengo que dejarte. El deber me llama --aseguro su hermano justo antes de cerrar la conexion, sin miramientos y dejandola con los ojos como platos. Summer sacudio la cabeza al tiempo que imitaba a su hermano y bajaba la tapa de su portatil, escandalizada. Tardaria algun tiempo en olvidar esa escena. Durante varios minutos miro a su alrededor, tamborileando con los dedos sobre la encimera de marmol en la soledad de su enorme cocina, una estancia diafana decorada en su totalidad en blanco. Desde que se mudaron a aquel atico en Tribeca, pensaba que ese espacio estaba totalmente desaprovechado. Ni Bradley ni ella cocinaban mas alla de alguna ensalada, unos sandwiches o las tostadas francesas que solia prepararle los fines de semana que estaba en casa. Nunca se habia sentido segura en la cocina, pero ademas, aquel ambiente tan pulcro y aseptico no despertaba tampoco la poca creatividad que tuviese para enfrascarse en la tarea. Con la taza en las manos, sentada en uno de los taburetes de diseno en medio de aquella masa blanca, volvio a sentirse muy sola. Asi pasaba los dias, esperando que Bradley la necesitase u ojeando paginas de viajes en internet. El recuerdo de que tenia que revisar algunas ofertas le arranco una sonrisa. Antes de pensarlo por segunda vez abrio de nuevo el ordenador y con pulsaciones rapidas tecleo la direccion de su buscador favorito de viajes. Mientras las diversas ofertas aparecian ante sus ojos con los destinos mas exoticos y sugerentes, dio un largo sorbo a su cafe, dejando que las imagenes llenasen sus retinas. !Viajar! Se moria por volver a hacerlo. Fue una de las razones por las que oriento su carrera hacia el arte. Ser marchante le habria permitido hacerlo con frecuencia en busca de las piezas mas cotizadas para sus clientes. Y durante los dos anos que estuvo ejerciendo tras la universidad lo habia disfrutado minuto a minuto. Pero entonces Bradley fue nombrado congresista. Mientras su prometido, entonces novio, habia estado dedicandose a la abogacia, no vio problema alguno en que ella pasase tiempo fuera del pais, ya que su apretada agenda tampoco les daba la oportunidad de disfrutar de demasiado tiempo juntos. Pero al comenzar su carrera politica, los multiples eventos a los que debia asistir cambiaron la mecanica de la relacion. Recordaba que durante aquellos dias estuvo a punto de negarse a dejar su carrera y de repente, Bradley la sorprendio pidiendole matrimonio. Su declaracion en uno de los restaurantes mas exclusivos de la ciudad fue perfecta y conmovedora. El le dijo lo mucho que la necesitaba y lo mucho que ansiaba compartir su exito, juntos. Y ella, sencillamente, cedio a su entusiasmo y suplica, convencida de que era el momento de sacrificar parte de si misma por apoyarlo. A fin de cuentas, si no se hacen sacrificios por la persona que amas, ?por quien si no? Pero haber tomado dicha decision totalmente convencida no quitaba que, en ciertos momentos como aquel, sintiese que parte de ella se habia perdido durante los ultimos anos. La agenda politica y sus compromisos como congresista mantenian a Bradley cada vez mas ocupado y con menos tiempo para ella. La mitad del tiempo que disfrutaban juntos era en presentaciones, discursos, cenas y eventos beneficos. Y la otra mitad la dedicaban a dormir en la misma cama. Por eso, ella se pasaba el resto de sus horas libres planificando viajes en los que pudiesen disfrutar de unos dias a solas y recuperar la locura y pasion que los llevo a enamorarse. Unos dias en los que solo se vieran el uno al otro. Y en los que el gabinete de asesores, secretarios, agentes de prensa y responsables de la campana de su prometido no los acompanasen como una pesada e incesante escolta. En ocasiones pensaba que su relacion se habia ampliado a una docena de personas que, por otra parte, ni la veian a ella. Y eso no hacia mas que incrementar su soledad. Tras el ultimo sorbo con el que apuro su cafe, una de las alertas de paquetes vacacionales llamo su atencion sobre las demas. El mar azul bajo el sol dorado inundo su retina como una promesa idilica. Casitas blancas salpicaban la costa griega mientras de sus balcones y terrazas, buganvillas fucsias rebosaban como queriendo precipitarse al mar. ?No seria el lugar perfecto para celebrar su proximo y septimo aniversario juntos? La pregunta desaparecio de su mente de un plumazo cuando un par de pitidos, anunciando un mensaje, la sacaron de su ensonacion. Tomo el movil de la encimera y abrio la aplicacion para leer: Carino, no me esperes esta noche. Tengo que quedarme a solucionar un par de problemas. Lo siento. Dejo el movil sobre la encimera con el mensaje abierto y miro por la ventana al tiempo que dejaba escapar el aire lentamente de los pulmones. Sin mirar, volvio a cerrar la pantalla del ordenador, sintiendo que le ardian los ojos por las lagrimas. Al instante se vio a si misma como una nina egoista y caprichosa. No tenia derecho a sentirse asi cuando sabia que Bradley estaba trabajando con ahinco por su futuro, por el futuro de ambos. Solo tenia que pensar que cuando por fin fuese senador se casarian y su vida juntos cambiaria para siempre. Se levanto del taburete con determinacion y limpio de su mejilla la unica lagrima que habia conseguido escapar a su control. Tomo aire una ultima vez y salio de la cocina con el proposito de ocupar ese dia en revisar personalmente cada aspecto del gran evento. Seria la mejor anfitriona del mundo y el se sentiria tan orgulloso que la colmaria de besos y atenciones. Seguro que mas adelante encontrarian el momento de hacer un viaje juntos.

  • Perversa fantasia (El Asesino de las rubias 3) de Sebastian Listeiner

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    ?Supiste algo de Thomas y los otros? --Randy y Melody continuan haciendo trabajados administrativos en Alaska, castigados como si fueran ninos --respondio masticando bronca--; y de Thomas ni noticias. ?Crees que haya hecho alguna locura? --No lo se; ni siquiera puedo imaginar lo duro que fue todo aquello para el. --!La encontre! --vocifero haciendo saltar a Stephanie de su silla--. Al fin sabremos quien era esa mujer. --Necesitamos su nombre, direccion, antecedentes; todo. --En un segundo podre decirte hasta su crema dental favorita --respondio con una sonrisa dibujada en los labios. --Ojala pueda darme las respuestas que busco o cuanto menos guiarme hacia ellas. --No vas a creerlo, pero tenemos un problema grande como esta nacion --farfullo sin quitar los ojos de su monitor. --No me asustes, ?de que se trata? --Nuestra mujer misteriosa es Madelyn Gagnon --Imposible... --susurro mientras llevaba las manos a su rostro palido. --Esto no me gusta nada amiga; tal vez sera mejor que desistas de hacer este viaje. Si la ministro de educacion canadiense estuvo en esa subasta, significa que lidiamos con gente muy peligrosa; una red que ni siquiera podemos imaginar donde termina. --Voy a necesitar que me proporciones toda la informacion que puedas recabar de esa maldita -- insistio tragando saliva, fingiendo fortaleza. --?Sabes que es una locura, cierto? --?Tienes otra idea para llegar hasta Daisy Corvelo? --Thomas es un hombre inteligente, astuto y demente que de seguro puede arreglarselas solo -- respondio tomandola de las manos. --El haria esto y mas por cualquiera de nosotros. --No me malinterpretes --carraspeo--, sabe Dios que amo a Thomas y estare siempre a su disposicion, pero esto es muy grande; es un mundo que no conocemos. --Por eso debemos prepararnos bien, no debemos dejar ningun detalle librado al azar. Estaba aterrada. Desplomada en el sillon que adornaba la sala de comandos en el departamento de su buena amiga, simulaba que dormia mientras pensaba que la mision suicida que tenia por delante bien podria ser lo ultimo que hiciera Stephanie Turner. No podia recordar cuando fue que tomo la decision de hacer justicia por mano propia. Sin embargo, pese a su impetu soberbio y osadia caprichosa, resultaba innegable que la fuerza que la movia tenia su raigambre en algo mucho mas profundo que cualquier conviccion, en algo invisible, en esa cosa indescriptible que nos ata y nos empuja a realizar cualquier locura por mas demente que fuera; esa pulsion inmanejable que recorre las venas y la sangre y va directo, no al cerebro, sino al corazon; fiel y leal promotor de aquellas irreversibles situaciones que no tienen solucion ni sentido. Solo un sentimiento de ese calibre podia explicar o dar respuesta a los incontables e inimaginables caminos sinuosos que estaba por recorrer en soledad, apenas con la compania perpetua pero vacia de un dolor que habia hecho propio, tatuandoselo en la sangre como si fuera un juramento, un pacto indeleble con la muerte. Entrada la madrugada, bajo el monopolio absoluto del silencio alarmante, Charlotte termino la expedicion que la llevo mucho mas lejos de lo que pensaba y aunque la recompensa fue bien recibida, las consecuencias del hallazgo encendian todas las alarmas de la operacion por venir. --Si ya estabas sorprendida, espera a que te comparta lo que descubri buceando en las alcantarillas inexpugnables de Internet. --Me estas asustando. --Existe un mito, una leyenda urbana sobre una mujer misteriosa que se pasea por las calles de Canada a altas horas de la madrugada, recaudando el dinero de largas y agotadoras noches de lujuria --solto como un murmullo. --No entiendo nada lo que estas diciendo --se quejo Stephanie mientras se desperezaba. --Segun entiendo, en las calles de la capital hay un amplio catalogo de oferta sexual. --?Prostitucion, explotacion de personas? --pregunto frunciendo el ceno. --Me inclino mas por la prostitucion; pero seguramente ambas. --?Y que tiene que ver eso con la ministra? --Las muchachas deben dar el dinero de esas relaciones furtivas a sus representantes. --Cafishios querras decir --refuto vehemente. --Y esos sinverguenzas, a su vez, pasan toda la recaudacion a una mujer a la que apodan << La dama de plata >> --Sigo sin ver la conexion... --Pues, estoy casi segura que << La dama de plata >> no es otra que Madelyn Gagnon. --?Dices que la ministro de educacion canadiense pasa las noches recolectando dinero de la prostitucion? --pregunto con los ojos a punto de salirse de sus orbitas. --Y quien sabe de que otras actividades tambien --suspiro abatida, elevando las pestanas--, despues de todo, no te olvides que estaba en ese hotel donde lo que se subastaba no eran diamantes u objetos historicos. --Eran ninos y ninas, lo se. --Stephie, te lo pido por enesima vez, recapacita --suplico. --Necesito encontrar la forma de acercarme a ella. --Pide una audiencia. --No voy a entrevistarme con la ministro sino con la mujer misteriosa que dirige las miserias de la luna. --?Y como haras eso sin que te maten o algo peor? --Debo ser una mas de ese mundo. --?Acaso estas demente? --grito tan alto que las puertas parecieron temblar--. ?Piensas ir a prostituirte a un pais extranjero solo para acercarte a una mujer que bien podria no existir? --?Tienes una idea mejor? --Cualquier idea es mejor que esa --replico desaforada. --Te escucho --dijo cruzandose de brazos. --Quedate aqui y continuemos combatiendo el crimen. --Me despidieron, ?lo olvidas? --Entonces busca un empleo en un restaurante, en una cadena de ropa, como secretaria de un estudio de abogados, como maestra jardinera; ?por que no puedes hacer algo normal? --Estamos combatiendo el crimen Charlotte; solo que a otra escala. --A una escala mas alla de nuestras posibilidades --se lamento--. ?Que ocurrira si te descubren? --Ruego a Dios que eso no suceda. << Bienvenidos a la Ciudad de Ottawa >> fue la frase que la recibio en el aeropuerto internacional de Canada dando inicio a una autentica odisea. Temblorosa y al borde del colapso emocional, se subio a un taxi con destino a los suburbios, sitio donde esperaba entrar en contacto con ese mundo oscuro que se desarrollaba a plena vista al margen de la realidad. Luego de registrarse en un hotel de mala muerte, se vistio con lo mas provocativo que aguardaba en su equipaje y se dirigio a un bar donde, segun las malas lenguas, paraban a descansar las trabajadoras de la noche que alquilaban su intimidad y fingian el placer que no se compra con dinero. Copa tras copa soportaba los cotilleos inaudibles de los viejos clientes que parecian encastrarse con las mesas redondas que destilaban vulgaridad, a la vez que se regocijaban en lo malicioso de sus pensamientos cuando de tanto en tanto algun ebrio ponia de manifiesto la perversidad de sus fantasias mas retorcidas. --Cantinero, un whisky doble por favor --ordeno una mujer sentandose en la barra, con largas medias de red y una falda de jean tan corta que apenas cubria sus nalgas. Entretanto, con la frente en alto y una altaneria impropia de su repertorio, Stephanie abandono la comodidad de su mesa junto a la ventana y emulando el espejo en el que esperaba reflejarse copo el centro de la escena, ansiosa de no pasar desapercibida. --Cantinero, sirvame un Martini --ordeno mientras cruzaba las piernas ensenando la sensualidad que solia esconder en su vida rutinaria. --Enseguida senorita --respondio el barman guinandole un ojo. Pese a sus esforzados intentos por parecer una clienta mas, una habitue de las rondas nocturnas tenidas de fetiches inenarrables, su falta de tacto y gestos mas ampulosos de lo necesario la dejaban en evidencia, haciendola pasar mas por policia infiltrada que mujer de la noche. --?Acaso estas siguiendome? --pregunto aquella mujer pelirroja en medio de un callejon tenebroso. --Solo queria hablar contigo. --Te vi coqueteando en el bar; sea cual fuere tu propuesta, la respuesta es no. --Pero ni siquiera escuchaste lo que tengo para decir. --Ese es el punto --dijo mientras hurgaba en su cartera--. No perteneces a este ambiente, sal de aqui mientras puedas. --?Por que dices que no pertenezco? --En primer lugar tu acento, ?americana, cierto? --sonrio--. Y en segundo lugar eres demasiado espamentosa, poco sutil; lo que me dice que eres policia o periodista. --Soy extranjera, si --respondio--. Y estoy buscando ganarme la vida, tengo problemas economicos y ya no se que hacer. --Este es un viaje de ida; mejor prueba otra cosa --respondio mientras encendia un cigarrillo. Stephanie quedo en silencio sin saber como doblegar las intenciones de una mujer obstinada que, pese a su distancia, la estaba protegiendo de un monstruo mas grande que la inmensidad de la noche misma. --?Cindy por que no estas trabajando? --pregunto un hombre de mediana edad con la camisa desabrochada, ensenando sus pectorales-- Estas haciendome perder dinero. --Estaba teniendo una conversacion con una amiga --se excuso con la mirada hacia abajo. --?Acaso esa conversacion va a volvernos millonarios? --pregunto mordaz. --Disculpe senor, yo solo... Una bofetada furiosa fue lo que Stephanie recibio por pretender hablar cuando no le era permitido. --Quiere trabajar para ti --se apuro la pelirroja intentando calmar las aguas. --?Es eso cierto? --pregunto fingiendo simpatia. --Ya no estoy segura --respondio Stephanie acariciando su mejilla adolorida. --?De donde eres preciosa? --Norteamerica --respondio timidamente. --Ya veo --susurro mientras la rodeaba con la mirada--. Seras una estrella por aqui, ya puedo sentir el dulce candor de los billetes en mis manos.

  • El pacto. Quedate a mi lado de Martina Bell

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    La historia de Paul y Alba nunca fue facil y la vida vuelve a ponerles trabas para que demuestren si su amor es, realmente, tan fuerte como creen. ?Lograran superarlas y ganara finalmente el amor?

  • Vidas fragiles de Stephen Westaby

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  • Secreto Siciliano de Jane Porter

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    Aquel secreto puso fin a un sueno

  • Jaulas de seda [LGBTI] de Iria G. Parente

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    Ivy de Dione ha sabido siempre que su destino era casarse para poder reinar y ahora, por fin, va a conocer a su prometido. Sin embargo, cuando el principe Fausto de Granth llega a las costas de su nuevo reino, no encuentra el lugar tranquilo que esperaba. Dione es en realidad una jaula, y sus barrotes se componen de secretos e intrigas por doquier.

  • 100 Secretos de una Dama de Compania de Vanessa De Oliveira

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    Vanessa de Oliveira sabe de hombres. Su antigua ocupacion la llevo a conocer a mas de 5000, y aunque trato a la mayoria por poco tiempo, cada uno le enseno algo nuevo; no solo acerca del sexo y el oficio, sino tambien sobre el amor, el matrimonio y la vida. 100 secretos de una dama de compania reune todo lo que Vanessa aprendio durante sus cinco anos en la profesion. Por una parte manual para la vida en pareja, y otra experto tratado sobre sexo, este libro abre ademas las puertas de un mundo desconocido para muchos, pero mas parecido al nuestro de lo que creemos.

  • Los secretos de Assam (Aromas de te 4) de Janet Macleod Trotter

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    Tras la Segunda Guerra Mundial, Libby Robson deja Inglaterra para volver a la India, el hogar de su infancia y en donde dejo a su queridisimo padre, James, catorce anos atras. La embriagadora belleza del subcontinente le da la bienvenida: el bullicio de Calcuta, la exuberancia de los campos de te de Assam., pero bajo la superficie se esta gestando una revolucion y los dias de la dominacion britanica estan contados.

  • El poder de confiar en ti de Curro Canete

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    El acto de generosidad mas grande que puedes hacer por ti y por los que te rodean es ser feliz

  • Cuando el verano termine de Jessa Lacey

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    Ariadna no era consciente de que ese verano y esa familia iban a poner su mundo patas arriba. Su nuevo y extravagante trabajo no era ni mas ni menos que el de fingir ser una sobrina lejana de la familia para conseguir controlar y vigilar al hijo de los Walker que ya no sabian que mas hacer para que su hijo no dejase echar a perder mas su vida entre fiestas, mujeres y malas companias y que ademas que poco se responsabilizaba del negocio familiar.

  • Las medias naranjas no existen de Elena Garralon

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    Liarse con un hombre casado nunca es buena idea, sobre todo si lo haces en plena crisis de los treinta y convencida de que ahi fuera no hay nadie especial para ti. Pero eso es precisamente lo que hace Cris, desoyendo las advertencias de sus amigas. Para colmo de males, el reencuentro fortuito con su primer amor removera antiguos sentimientos y le hara cuestionarse varios aspectos de su vida. ?Lograra Cris sobreponerse a la peor crisis de los treinta jamas contada?

  • El Reino de los Malditos de Mario Garrido

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    En un Reino habitado por todo tipo de gente violenta, un ladron de poca monta, a causa de su torpeza y lujuria, desencadena una serie de acontecimientos terribles que lo cambiaran todo. Asi, asistiremos a la practica de juegos y costumbres barbaras, al acoso de animales feroces en bosques donde nadie penetra, al peligro de adentrarnos por las calles de una ciudad llena de maleantes, a travesias en compania de piratas y asesinos, a las costumbres irracionales de un convento implacable, a la aventura de llegar por primera vez a unas islas ig-notas y a la materializacion de leyendas terrorificas. Porque en el Reino de Gurracam, todos sus habitantes son malditos.

  • el ultimo invierno de Encarna Bernat

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    Castillos de tristeza habitados por fantasmas. Cunas repletas de olvido, mares construidos a base de lagrimas desbordantes de dolor, llanto de viejos… Habitadas en su interior por espectros, almas atrapadas en el pasado, cuerpos que ni siquiera son la sombra de lo que han sido. Frio, mucho frio y soledad, una inmensa y exasperante soledad llenan los dias de los que alli habitan. Te busco entre todos los rostros llenos de amar gura, de arrugas que fueron instalandose por todo el cuerpo. Manos temblorosas, voces apagadas... Miro los cabellos plateados, busco acaso un gesto, cualquier detalle, un perfil. Pero no te encuentro y me desespero, porque veo ojos sin vida, y me miran implorando que llegue el final o acaso una alegria, algo que para bien o para mal, cambie sus vidas y los saque de esta brutal monotonia. Observo sus caras llenas de sufrimiento y mi desespero aumenta porque no te veo. Entonces contribuyo a hacer que ese inmenso oceano de lagrimas crezca un poco mas, y resbala por mis mejillas un llanto inconsolable. Comprendo que te he perdido, porque aunque te vuelva a ver se que no me reconoceras, y si lo haces, sera tan solo un instante. Se que no tendre tiempo de decirte nada, y te habras marchado para siempre, si no lo has hecho ya. Encarna Bernat Aquella manana la television anunciaba que la ciudad de Milan amanecia cubierta por un gran manto blanco de nieve. En Florencia, donde yo me encontraba, en cambio, se esperaban fuertes lluvias para el resto de la semana. En aquel momento aquello era la noticia del dia, junto al descenso tan brusco de las temperaturas. La enorme avenida era un ir y venir de gente, un mar de caras donde todas las personas a las que veia caminaban abrigadas y con prisa de llegar a donde quisiera que fuesen. Por suerte para mi, era un domingo, no necesitaba salir a ninguna parte. Algo que por otro lado agradeci. Una vez mas, me sentia un ser privilegiado. Fuera debia de hacer un frio espantoso, el cristal se empanaba con mi respiracion y la calefaccion estuvo funcionando toda la noche. Tenia que corregir unos trabajos de la facultad, era una maravilla poder trabajar en casa. El destino me habia llevado hasta alli, hasta aquella ciudad a la que tanto queria y de la que me enamore desde el primer momento en que pise su suelo anos atras. Florencia tenia magia. Podias pasear por sus calles y respirar el arte por donde fueras, sentirlo alla donde posaras la mirada. Apague la television y me puse musica, esta vez elegi a Chopin. Me relajaba escuchar las notas de su piano mientras corregia. En aquel momento, lejos de Espana, lejos de todo, me sentia tranquila. Era un dia cualquiera, en una vida cualquiera como tantas otras. No tenia nada de especial pero durante mi estancia en Florencia, en el poco tiempo que llevaba, me sentia bien dentro de mi rutina. Tenia mi orden establecido. El apartamento que alquile, al principio de llegar, estaba cerca de la facultad, lo que suponia una ventaja para mi. Coloque una taza de cafe bien caliente sobre la mesa de trabajo despues de vestirme con ropa informal, queria sentirme comoda. Sentada en la butaca comence a leer las recensiones de la asignatura de Arte de segundo curso; el tema era libre, solo pedia que estuviera relacionado con la pintura. En caso de ser italiana, la epoca que pedia era el Renacimiento; tambien les di la opcion a mis alumnos de poder escoger algun pintor espanol. Cuando llevaba ya un buen rato sumergida corrigiendo trabajos, me quede sorprendida. De entre todos mis alumnos solo uno de ellos habia hecho el trabajo sobre Velazquez, el titulo era <>, de Kiara Carrici. Aquel trabajo llego a mis manos, y hubiera sido uno mas, si ese no fuera el titulo de mi tesis doctoral. Respire hondo y me quede mirando las letras como si intentara buscar un significado a todo aquello. Aquel trabajo, que ahora tenia ante mis ojos, me habia devuelto a una realidad hasta entonces casi olvidada para mi. El escrito era de Kiara, una de mis mejores alumnas. Pasaron unos minutos y volvi a la realidad sintiendo las lagrimas resbalar por mis mejillas. La musica seguia sonando, me quede pensativa. La vida continuaba. Nada se habia detenido, ni en aquel momento ni en ningun otro. Fuera, en la calle, la lluvia persistia, cada vez lo hacia con mas fuerza, golpeando constantemente los cristales. La avenida era un ir y venir de paraguas, predominaban los colores tipicos de aquellos dias de frio tan caracteristicos, el marron, el gris y el negro sobre todo. Atras quedaban los dias de primavera donde todo se engalana, las gentes con colores llamativos, los escaparates, hasta el cielo se vestia de un azul mas intenso en aquella epoca del ano. La ciudad entera se llenaba de vida e invitaba a caminar por cualquier calle y disfrutar de la buena temperatura. En cambio, ahora parecia adormecida o recien acabada de levantar. Los dias son mas oscuros en invierno, la gente sonrie menos. ?Que habia sido de mi vida? Por primera vez en mucho tiempo me di cuenta de lo deprisa que pasa todo; cuando nos parece que el dolor se va a instalar para siempre en nuestras vidas, y en cierta manera asi es, te das cuenta de que ya todo ha pasado y de que nada volvera a ser igual que antes. Llevaba ya unos meses en Florencia y ver el trabajo de mi alumna sobre la me s a me hi z o p e n s a r , me hi z o r e c o r d a r l o q u e v i v i p o c o a nt e s d e d e j a r E s p a na ... Todas las mananas subia al tren que me llevaba de camino a la ciudad, para mas tarde coger el autobus con objeto de llegar hasta la universidad. Recuerdo las mananas de invierno de pie, esperando a que llegara la locomotora que me llevaria a otra provincia, lejos de mi ciudad. Recuerdo los madrugones para poder asistir a las clases que tenia a primera hora. Mi universidad tenia buena fama en cuanto a su nivel academico. Y asi, el tiempo que duro mi formacion universitaria, dia tras dia, mi vida transcurria entre la estacion de tren y la facultad, donde pasaba casi todo el tiempo entre clases, trabajos y tutorias, con las pertinentes colas en la puerta del despacho del profesor de turno. El ferrocarril siempre me ha hecho recordar cosas que, si bien nunca he olvidado, han permanecido bajo el efecto de la ensonacion. Le recuerdo como si fuera ayer mismo. Sobre todo, cuando escucho el sonido de algun tren en la lejania acercarse hasta mi. Le recuerdo de pie con el silbato en sus grandes y fuertes manos. Su uniforme siempre impecable. Mis padres tuvieron que cambiar de ciudad por razones de trabajo, asi que las vacaciones las pasabamos con mis abuelos maternos. Recuerdo el olor a aceite de oliva impregnando toda la casa, la tibieza de aquellos cuerpos cargados de anos, !con que amor y con que ternura nos abrazaban cuando llegabamos! Todo se llenaba de risas, de alboroto infantil. Pasar las vacaciones con ellos era como visitar otro mundo, acostumbrada como estaba yo a vivir en la ciudad. Alli todo cobraba nuevas dimensiones. La vivienda de mis abuelos era la tipica casa valenciana, tenia dos alturas, a mi me parecia que era la mas grande y bonita del pueblo. Cuando llovia, mi abuela solia poner una madera para que el agua no de colase adentro. Mi abuelo trabajaba en los ferrocarriles, era capataz. Nos decia, sin nosotros comprender el significado, que preferia el humo a la escarcha. Con el tiempo supe que cuando nevaba, y en Baneres por aquel entonces nevaba mucho, el tenia que salir con sus trabajadores a despejar las vias para que el tren pudiera pasar sin ningun tipo de problema. Le recuerdo con el rostro serio, pero aunque estuviera cansado, siempre tenia una sonrisa para mi y yo lo queria, no solo por eso sino por muchas cosas mas. Siempre que iba al pueblo a pasar unos dias con ellos, al doblar la esquina, alli estaba el esperandome con una enorme sonrisa dibujada en la cara. A mi me parecia que aquella sonrisa llenaba todo mi universo infantil. Que la calle se hacia mas grande cuando le veia frente a mi, sonriendo. Llego el dia en que no habia nadie. Nadie aguardaba mi llegada en la esquina como siempre. Entonces me di cuenta de que nunca mas volveria a verle. Y aquel dia, simplemente me hice mayor. Supe lo que aquello significaria a partir de ahi en adelante en mi vida. Desde entonces, cada vez que subo a un tren no puedo evitar acordarme de mi abuelo, de todo lo que me enseno, de lo mucho que aprendi a su lado.

  • Sucedio en Ibiza de Laura Marquez Garcia

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    Tomar decisiones descabelladas es lo que a veces nos hace sentir que estamos vivos, y el resultado de esas decisiones, lo que marca nuestra existencia. Hace tan solo unos meses, mi vida era una mas entre un monton; una vida rutinaria, acomodada, sin ningun tipo de alteracion, y yo creia que, por ser asi, me podia considerar una persona feliz. Vivia tranquila porque todo lo que me sucedia era absolutamente normal. Me dedicaba a dar consejos a los amigos a los que si que les surgia algun contratiempo en su dia a dia, como si fuera una experta en vidas perfectas, una guru de la felicidad y la tranquilidad. De hecho, todo hubiera seguido asi, sin ninguna duda, de no ser por el giro inesperado que dio mi vida, y ahi me di cuenta de que estaba equivocada. Llevaba mas de una decada trabajando en un bufete de abogados en pleno Paseo de la Castellana. Disfrutaba de mis tardes de afterwork con mis companeros de trabajo, vivia en un atico de alquiler en el Paseo de la Habana. No un gran atico, pero si lo suficientemente bonito y decorado con buen gusto como para ser la envidia de mis amigas. Pasaba los fines de semana con mis amigos de la hipica o del club de golf, practicando ambos deportes y descubriendo los lugares de moda para tomar el brunch o para cenar por Madrid, y todo ello acompanada de mi espectacular pareja, German de la Fuente. German era el yerno perfecto para mis padres, el cunado perfecto para mi hermana, el novio perfecto para todas mis amigas. Guapo, atletico, elegante, servicial, generoso, educado y, ademas, tenia un puesto de directivo en un fondo de inversion y un sueldo anual de muchos ceros. Compartiamos vida desde hacia ano y medio, cuando nos conocimos en una discoteca exclusiva de Madrid, y coincidimos por casualidad una semana mas tarde en el hipodromo. Nuestra primera noche juntos fue de ensueno, nunca podria haber imaginado una cita mejor. Una cena en un rooftop de Madrid contemplando la rosada puesta de sol de la ciudad mientras nos bebiamos unas copas de cava y comiamos un rodaballo salvaje. Nos tomamos despues unas copas en un club privado cerca de la plaza Santa Ana y acabamos la noche en la suite principal del precioso hotel que se encuentra en la misma plaza. La noche no pudo ser mas maravillosa, senti haber conocido al hombre de mis suenos, senti no necesitar nada mas, nunca mas. Cuando al despertar me pregunto que talla de ropa y de calzado llevaba, pense que me estaba tomando el pelo, que un caballero como el no podia estar preguntandome semejante cosa. Nunca me podria haber imaginado que fuera para mandar a una trabajadora del hotel a comprarme un vestido casual y unos zapatos para llevarme a tomar un brunch. -Si no es de tu estilo y no te gusta, puedes regalarlo o tirarlo despues, no me importa. Simplemente queria que el tema de la ropa no fuera una excusa para que no me acompanaras tambien esta esplendida manana de domingo a tomar un brunch por Madrid. Era imposible no caer rendida a los pies de un chico como ese. German era el Dios de todas las parejas, al que, ademas, nunca le gustaba discutir y con el que siempre todo parecia facil. Nos fuimos a vivir juntos enseguida. Deje mi apartamento de Arturo Soria y alquilamos nuestro atico. Viajamos a las Maldivas, Tailandia, Republica Dominicana, Nueva York y Paris en el ano y medio que estuvimos juntos. Hablabamos de boda, de perros e incluso de hijos. Mis jefes del bufete sabian quien era mi pareja, lo respetaban y por ello, poco a poco, fui consiguiendo mejores casos. Normal que pensara que mi vida era ideal, yo no hubiera cambiado absolutamente nada de ella en esos momentos. Creia tener la vida perfecta y la pareja perfecta, me sentia amada y creia que no podia haber nada en el mundo que pudiera acabar con aquel amor y destruir mi vida como se destruye un castillo de naipes. Aunque si tengo algo que agradecerle a German, ademas de todos los momentos felices que vivi a su lado y toda la estabilidad que le dio a mi vida durante ese ano y medio que duro nuestra relacion, fue la sinceridad con la que me dijo que lo nuestro habia acabado. Podria haber estado enganandome, podria haber jugado a dos bandas, pero el prefirio contarme la verdad antes de que fuera mas lejos. En su trabajo le habian encargado la adquisicion de unos edificios de oficinas pertenecientes a una de las familias mas ricas de Espana. El se iba a encargar, en persona, de las negociaciones directas con la familia, y mas concretamente, con la responsable de negociar la fortuna familiar, la hija del empresario madrileno Federico Fernandez Clavel, Susana Fernandez de la Iglesia. A pesar de que ella tenia una relacion estable con un famoso jinete, enseguida cayo rendida ante los encantos y atenciones de German, y antes de que lo suyo fuera a mas, y en tan solo un par de semanas, ambos decidieron dejar a sus parejas e iniciar una nueva vida juntos. -Me gustaria hablar contigo, Elena -me dijo un dia nada mas entrar por la puerta. No me habia dado tiempo siquiera a apreciar un cambio en su actitud. Todo habia pasado tan deprisa que confundi su alejamiento con un pico de trabajo y responsabilidad, confundi la falta de besos y de sexo con el estres que conlleva una operacion de esa envergadura. De hecho, la noche anterior habia estado cenando con unas amigas y, entre risas, habiamos comentado que quizas fuera yo la siguiente del grupo en pasar por la vicaria. -Creo que es justo que te diga cuanto antes que me he enamorado de otra persona, y ella de mi, y que nuestra relacion ha acabado. Me quede tan bloqueada que ni siquiera entendi el mensaje que me estaba enviando. -?Me estas diciendo que has tenido un rollo con una tia? -le pregunte pensando que la relacion de la que me estaba hablando era la que precisamente se habia acabado. -No, Elena; la relacion que ha acabado es la que tenemos tu y yo. Me he enamorado de Susana Fernandez, la hija del empresario con el que estamos tratando ahora mismo la compra de los edificios. Recogere mis cosas en un par de dias, no necesito mas. Tu te puedes quedar aqui un mes mas, esta pagada la mensualidad del alquiler; no tengas prisa, y si te quieres quedar en este piso, hablo con el casero y listo. Se sincero, libero toda la culpa que le llevaba comiendo por dentro los ultimos dias y me abandono en el que habia sido nuestro hogar. Se incorporo, se dirigio hacia la habitacion, le oi trastear en el armario, abrio la puerta y la cerro tras el, sin mirarme, sin decirme nada mas, y yo fui incapaz de replicarle nada. Ni siquiera fui capaz de ponerme a llorar. Era como si mi cabeza no quisiera aceptar lo que habia acabado de suceder. No era capaz tampoco de llamar a nadie para explicarselo; me sentia avergonzada. No habia sabido cuidar a German para que permaneciera a mi lado, al novio ideal. No sabia como asumir mi parte de culpa ante los demas; me preguntarian que habia sucedido y yo no sabria que responder. ?Por que no habia sido capaz de mantenerlo a mi lado? ?Que podia haber visto en aquella chica que yo no tuviera? ?Por que no habia sido capaz de hablar con el para convencerle de que se quedara conmigo? Por eso me convenci de que aquello no era el fin. Estaba segura de que el volveria a mi porque se daria cuenta de que estar conmigo era lo que realmente le hacia feliz, nuestra casa y nuestra vida ideal. Cada manana, cuando entraba al bano, pensaba que el se volveria a duchar conmigo tarde o temprano, que no tenia por que llorar, que todo lo que estaba sucediendo era momentaneo y que seria capaz de reconquistarlo. Sin agobios, pero con acciones que el apreciara y necesitara: cosas que solo yo pudiera hacer por el Mantuve esa esperanza durante la primera semana. Ni siquiera llore su perdida, estaba demasiado ocupada pensando como reconquistarlo. No comente nada en el trabajo, ni tampoco a mi familia o amigos. Debido a su trabajo, era facil que no siempre me acompanara a los eventos familiares o a las quedadas con mis amistades. Pero como ni siquiera habia prestado atencion al nombre de la susodicha, nunca imagine que seria la prensa la que acabara con mis suenos e hiciera que todo mi circulo se enterara de la noticia antes de que yo dijera nada. Nunca me ha interesado demasiado la prensa del corazon. Conozco a los personajes basicos tanto de nuestro pais como a nivel internacional, pero no porque vea esos programas o lea esas revistas, sino porque sus vidas son vox populi. Por eso no vi llegar el huracan que se aproximaba. El dia que entre en la oficina y empece a notar que las miradas de mis companeros se clavaban en mi cogote, podria haber imaginado cualquier cosa, menos aquella. Empece a sentir vertigo y a barajar la posibilidad de que, el mismo, hubiera sido el que anunciara nuestra ruptura a sus conocidos, y estos a su vez, hubieran hecho llegar la noticia a oidos de mis jefes, que habrian contado la noticia a todo el bufete y ahora mi ruptura seria la comidilla de abogados y secretarias, pasantes y socios. ?Por que lo tenia que haber contado ya? ?Tan seguro estaba de la ruptura? Cuando tuvieramos la oportunidad de volver a hablar las cosas volverian a la normalidad. Eso me repetia sin cesar una y otra vez. Pero era demasiado tarde ya para mi, mi tiempo se habia acabado y yo no me habia querido enterar. Una semana entera estuve soportando tan tensa situacion. No fue hasta que Mabel, mi mejor amiga en la oficina, me comento lo que sucedia, una manana a la hora del cafe, que al fin abri los ojos; dos semanas mas tarde de que el recogiera sus pertenencias en dos maletas y saliera de nuestro envidiado atico. -Lo llevas muy bien, Elena.