• encarna abad - Encarna Abad

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    El futuro del reino de Castilla esta en manos del destino. Descubre en la saga Reinos de Cristal y en este primer volumen, La Comitiva del Milagro los avatares de una comitiva real que se dirige al reino de Portugal con una mision: Traer una nueva esposa para el principe Enrique de Castilla.
    Su padre, el rey Juan II, quiere zanjar el fracaso de su primer matrimonio, pues el futuro rey; Enrique IV, quedara a merced de las intrigas cortesanas, ante la falta de un heredero al trono."
    El azar hace que se entrecrucen las vidas del rey Enrique IV de Castilla, llamado el Impotente y la de Manuel Acosta, un joven portugues que huye por salvar la suya.
    Las dificultades continuan y las intrigas se apoderan de la corte... ?Como hacer que Enrique y Juana engendren un hijo? Solo el poder de la ciencia... y la mano de Dios, en forma de Milagro pueden conseguirlo...

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  • Encarna Abad: Libros - Amazon.es

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    Familia y Derecho en la España del siglo XXI: Libro homenaje al profesor Luis Humberto ... de Ana Laura Cabezuelo Arenas, Encarnación Abad Arenas, et ál.

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    Una comitiva se dirige al reino de Portugal con una misión: Traer una nueva esposa para el príncipe Enrique de Castilla. Ver libro. © 2019 Encarna Abad.

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    Una comitiva se dirige al reino de Portugal con una misión: Traer una nueva esposa para el príncipe Enrique de Castilla. Su padre, el rey Juan II, ...

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  • reinos de cristal. la comitiva del milagro - volumen 1-encarna ...

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  • Reinos de Cristal: Volumen 1 - La comitiva del milagro - eselibro

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    Reinos de Cristal: Volumen 1 - La comitiva del milagro. Encarna Abad. Este libro no ha tenido aún una valoración por parte de ningún usuario, ¿por qué no te ...

  • Libros Encarnacion Abad Arenas - TROA Librerías

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  • RETRATOS DE ENCARNA ABAD - EUROPAPRESS

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    RETRATOS DE ENCARNA ABAD. ... CA ENERO 1992, ESPAÑA: Retratos de la actriz española Encarna Abad que centró su ... Homenaje a Cervantes en el día del libro.

  • Encarna Sánchez, su azarosa vida personal y los ... - El Mundo

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    25 sept 2021 — El libro Directamente, Encarna Sánchez explica ahora cómo vivió ésta la tortura de ... Otro nombre rodeado de misterio es el de Nuria Abad.

  • No me comas el coco de Manu Ponce

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    Un buen dia te levantas y te encuentras que en el trabajo que tienes desde hace seis anos ya no te necesitan, entonces te entran los peores temores, te cuesta hasta respirar y dejan de sonar todas esas melodias que cada dia te acompanaban. Mire a mi jefe que rara vez estaba ahi, ese dia se habia encargado de aparecer para ponerme el despido sobre la mesa, el finiquito y una excusa de lo mas absurda, todo por no reconocer que mi puesto de encargada se lo iba a dar a su amante, esa chica que llevaba en la tienda un ano, que era su ojito derecho y encima no me tragaba, blanco y en botella, para mi casa de vuelta... --Seguro que pronto encontraras un lugar para trabajar... --Senor Lucas. ?Ve el pasillo de alli, al fondo? --Claro... --Pues por ahi se puede ir a la mierda usted y ella --senale a la chica con la que enganaba a su mujer. Agarre mis papeles, el cheque y sali de alli maldiciendolos. --Eres una desagradecida --murmuro mientras me alejaba. Ni me gire, simplemente le saque el dedo por encima de mi hombro y sali de alli, era lo unico que deseaba, coger aire. Un apartamento de alquiler, un coche viejo y unos pequenos ahorros de mucho tiempo que iba guardando como una hormiguita, mas el finiquito ?Que se supone que debia hacer ahora? No tenia a nadie aqui, mi familia me abandono cuando naci y fui criada por unas monjas hasta mi mayoria de edad que ellas fueron las que me buscaron este trabajo para comenzar a volar por mi misma. Luego estaba mi mejor amiga Esther, nos criamos juntas ya que ella tambien fue abandonada... Trabajo cinco anos en un restaurante, cogio todos sus ahorros y se fue a Australia de empleada en un chiringuito en una de esas playas paradisiacas. El dueno era el hermano de un amigo suyo, un catalan que termino en aquel pais con el bar y una escuela de surf. Esther tenia una de las cabanas de madera de la playa, rosa, era su rincon favorito para tirarse mil fotos y subirlas a las redes. La llame y le comente lo que me habia pasado, lo primero que me dijo: !Vente ya, es la tuya! Me daba terror irme, pero tambien quedarme, la cosa estaba mal para encontrar trabajo y el alquiler lo debia de seguir pagando sola, asi que le dije que me lo pensaria y que le diria algo en breve. Lo bueno es que alli me aseguraba que tendria trabajo. Esa noche me costo conciliar el sueno, pero me dormi convencida de que lo mejor era vender el coche, entregar la casa e irme. Por la manana me levante con otra actitud, incluso con una sonrisa de oreja a oreja, asi que cogi el toro por los cuernos, hable con el propietario que me dijo que no habia problema y que me devolveria los dos meses en fondo que deje, me fui a una compraventa de coches y negocie un precio justo. Me puse a buscar vuelos y encontre uno que salia en unos dias con escala en Bangkok, donde estaria veinticuatro horas y otro vuelo me llevaria a mi destino. Me deshice de muchas cosas personales que done a una familia, solo me iba a llevar mis objetos mas preciados, mi ropa y los complementos. Nada, no le dije nada a Esther, tenia los billetes, las maletas preparadas y unas ganas inmensas de comenzar ese viaje. La verdad es que me iba a lucir, de no haberme subido en un avion en mi vida, ahora me iba a comer trece horas hasta Tailandia y diez hasta Sidney... Estuve los nervios hasta que llego el dia, por fin estaba sentada en ese avion que me llevaria directa al continente asiatico. A mi lado iba un hombre con el que entable rapidamente conversacion y me conto que iba de viaje de negocios. Se llamaba Ricardo, me recordaba a los hermanos Matamoros, frecuentes de los programas de television, asi todo rapado, con un buen fisico y con talante de tipo duro, pero resultaba que era un encanto, ademas necesitaba mantener la mente distraida mientras... --Me cago toda --murmure en alto cuando el avion comenzo a ascender y mi barriga noto un revuelo de esos que te dejan sin saber que decir o hacer. --Tranquila, es uno de lo medios mas seguros del mundo --sonrio y le dio dos toques a mi mano con afectividad, esa que tenia agarrada al reposabrazos como si lo fuera a partir. --Yo quiero que esto pare, me quiero bajar --volvi a murmurar en alto notando como hasta la tension se me venia abajo. --Bueno, creo que eso ahora mismo va a ser un tanto imposible --reia flojito intentando calmarme--. Ya mismo esto se estabiliza y veras que no notas nada. --?Cuanto queda para llegar? --pregunte intentando olvidar esas trece horas que se me harian eternas. --Un poquito, ya quedan diez minutos menos --reia. --No tendras una tableta entera de pastillas de esas para dormir, ?no? Se le escapo una carcajada y nego con la cabeza, ya sabia yo que ni aunque las tuviera me las iba a dar, en todo caso una dosis, pero no me iba a mandar directamente al suicidio. --?Te cuento un truco? --Trato, trato --bromee un tanto nerviosa. --Tomate dos copas de vino y seguramente te mandara a dormir placidamente. --?Y una botella? Puede que me haga dormir las trece horas --lo mire apretando los dientes. --No mujer, puede ser peor el remedio que la enfermedad. --No se, pero yo quiero bajarme de aqui !Si lo se no vengo! --exclame ansiosa perdida. --Ya se estabilizo, no seas exagerada --sonreia. --Yo me quedo en Bangkok, paso de coger al dia siguiente un avion para Sidney, ni de broma. Ni una vez mas !Santo Tomas! --?Y que vas a hacer en Bangkok el dia que tienes libre? --Pues no lo se, la verdad, pasarlo en la habitacion del hotel o irme a conocer un poco de la ciudad. --Si quieres te puedo hacer un recorrido rapido por lo mas importante y que te lleves la esencia del pais. --!Adjudicado! Te contrato de guia, pero te recuerdo que soy pobre, por si no lo sabias, me han despedido del trabajo y nada de ir a sitios caros --adverti riendo. --Tranquila, no tendras que pagar por nada. --No soy prostituta, por si acaso... --Le senale bromeando. --Ni se me ocurriria, podrias ser mi hija... --Mejor no, si me entero de que eres mi padre, sales por la ventanilla del avion, por abandonarme, por dejarme huerfana... --Entonces prefiero no ser tu padre --apreto los dientes. --Ya te digo... --rei un poco mas calmada al comprobar que ya el avion estaba firme, sin seguir subiendo, ya era otra cosa, pero seguia con el mojon apretado en el culo. El vuelo paso de aquella manera, entre intentos de dormir, largas charlas con ese senor que tenia una vida de lo mas interesante, pero resoplo de ver que a veces parecia que las horas no pasaban. Y por fin, a las seis de la manana, hora local de Bangkok... !Aterrizamos! Ricardo salio conmigo y me ayudo en todo, hasta cogimos un taxi que me llevo a mi hotel para descansar y luego quedo en pasar a recogerme antes de la hora del almuerzo, lo ibamos a hacer juntos, al igual que de esa manera pasariamos el dia. Me choco mucho la primera visual de aquel pais donde habia personas por todos lados. Me quede un buen rato en la ventana de la habitacion mientras tomaba un cafe que pedi que me trajeran. Me encantaba la idea de irme con Ricardo a explorar la ciudad, me habia caido genial y, sobre todo, era una persona que transmitia paz. Era como esa figura paternal que tanto habia faltado en mi vida, una persona que se notaba que le gustaba proteger, que da lo mejor de el con esa sonrisa constante que no se le borro en ningun momento de la cara. Me eche a dormir y fue el despertador quien me levanto a la una de la tarde, asi que me duche, me vesti y baje al encuentro de Ricardo. --Estas muy guapa, Carmina --dijo cogiendo mis manos y mirandome, pero sin maldad, desde el carino, se le veia de lo mas respetuoso. --Gracias, Ricardo. Tu tambien estas muy guapo. --Bueno, bueno, gracias por el cumplido --abrio la puerta de un taxi que nos esperaba para que entrara. El se sento delante y fuimos directos a las afueras de la ciudad, un poco lejos, pero decia que ibamos al corazon de lo que mas anoran conocer los millones de turistas que vienen a este pais. Y fue todo un acierto, al corazon del mercado flotante mas impresionante de Tailandia "Damnoen Saduak". Nos montamos en una barca a solas, nosotros y el chico que la iba a llevar. Comenzo a navegar por ese lugar lleno de puestos flotantes y barcas que se nos acercaban ofreciendo frutas, refrescos y cervezas. Ricardo me iba contando la historia de aquel lugar mientras no paraba de agasajarme con lo que iba pillando. Para empezar, una cerveza bien fria, luego frutas y frutos secos tipicos de alli. Me hice mil fotos para ensenarselas a Esther, iba emocionada contemplando toda la belleza de aquel lugar y lo bien que Ricardo me lo relataba todo, se notaba que tenia mucha cultura y, sobre todo, de aquel pais que comenzaba a llamar mi atencion de manera estrepitosa. De ahi nos fuimos a comer a un restaurante a pie de carretera, luego volvimos a Bangkok, directos a ver sus palacios, el Gran Buda, impresionante aquello, me tuve que tapar hasta debajo de los codos con una especie de tul de gasa que me compre antes de entrar, era una de las condiciones para visitar un lugar tan sagrado como ese. Cuando comenzo a atardecer me llevo a la joya de todos los mochileros y visitantes del mundo: Khaosan Road. El ambiente era de lo mas pintoresco, lleno de comidas callejeras, insectos fritos que vendian como si fueran caramelos y demas, hasta me atrevi a probarlos incitada por Ricardo, que los comio conmigo. Aunque me conto que lo habia hecho en numerosas ocasiones y oye, no tenia mal sabor, me daba la sensacion de estar comiendo frutos secos o pipas, estaban muy bien fritos. Me estuvo contando su vida. Se habia quedado viudo hacia un par de anos y nunca tuvo hijos, su mujer lo fue todo para el, habian estado veinte anos juntos y su perdida lo habia hecho sentir que ya no queria mas amores en la vida, solo esperaba un dia a reunirse con ella y tener una vida eterna. Hasta me hizo llorar contando su historia llena de amor, gratitud y mucho respeto por ambas partes, un matrimonio que habia sido plenamente feliz. Nos despedimos esa noche intercambiando telefonos y demas, ademas prometio que, si me quedaba a vivir en Australia, iria un dia a visitarme, cosa que le dije que ojala asi fuera. Ricardo se habia convertido en un amigo en muy poco tiempo, pero se lo habia ganado a pulso. Ese dia me habia pagado todo, no permitio que sacara ni un centimo y no escatimo en gastos, se le notaba que era generoso ademas de una increible persona.

  • V de Valkyria de Lena Valenti

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    Un mundo de sensibilidad y descaro; de claros y oscuros; de verdades que sanan y mentiras que hieren. Un mundo honesto y a quemarropa. El pensamiento optimista de una mujer valkyria, que cree en su V, que cree en las demas, y que sabe que seremos poderosas cuando dejemos de destruirnos entre nosotras. La prosa, los pensamientos, las ocurrencias y la poesia de quien ha hecho de la tierra su Valhalla. V de Valkyria es amar con todo. Y jugar a ganar, a sabiendas de que se puede perder. V es un grito a la libertad, en todos sus generos.

  • Manana tendremos otros nombres de Patricio Pron

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  • El mejor de los pecados de Mario Benedetti

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  • La vida secreta de la ultima wiccana de Gema Tacon

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    Cuando Iris murio Anastasia penso que no le quedaba nadie mas en el mundo. Conocer sus origenes la embarca en una loca mision suicida en busca de unos artefactos magicos para terminar con un mal que pretende aniquilar a todos los seres sobrenaturales del planeta, los mismos en los que jamas habia creido.
    El peculiar aquelarre al que casi le habian obligado a pertenecer fue convirtiendose en su nueva familia y no tardaria mucho en ser capaz incluso de entregar su vida para protegerlos. Cada paso que da la hace mas conocedora de la verdad y comienza a entender por que Iris lo mantuvo en secreto. Todo en esta vida tiene consecuencias y el poder de tres es algo que a Anastasia se le grabara a fuego.
    ?Podra asimilar las muertes que estan por llegar?
    En este libro encontraras la realidad de la religion wicca mezclada con fantasia y humor. Una historia que nos ensena el valor de la amistad y los peligros de una mala eleccion.

  • Pasaje al misterio de Francisco Renedo

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    Pasaje al misterio es un libro de viajes hacia el enigma y lo insolito. Entre sus paginas podemos encontrar extranos objetos voladores que atemorizaron a sus observadores, personas desaparecidas en extranas circunstancias, pueblos que sufrieron terribles maldiciones, o apariciones y milagros que unos catalogan de divinos y otros de demoniacos.

  • Seirs (Guardianes Del Alma 5) de Kim Richardson

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    Una tibia briza acariciaba su rostro mientras Kara corria a traves de la multitud de mortales que atiborraban el elaborado laberinto de calles. Ella intento seguir al bulldog ingles que corria a su lado manteniendose cerca de los edificios y fuera de la parte mas concurrida de la conmocion. Los olores iban de lo fragante hasta lo apestoso, habia un debil olor de gases de escape mezclada con un toque de flores. Se deslizo entre unos hombres con trajes que discutian en voz alta por sus telefonos celulares, mujeres equilibrando grandes bolsas mientras intentaban aferrarse a sus ninos, y adolescentes agrupados riendose animadamente sobre alguna cosa de sus telefonos inteligentes. Kara ignoro el hermoso parque exuberante y el dulce aroma de las flores de verano. Ni si quiera le echo un vistazo a los cachorros Golden Retriever colocados en la ventana de la tienda de mascotas. No tenia tiempo para detenerse. "?Cuanto mas hasta que lleguemos?" susurro Kara, deslizandose alrededor de una gran mujer que bebia una gaseosa. "Los mortales me estan viendo". Thor se zambullo debajo de las piernas de un anciano con un baston y mantuvo sus ojos en la calle. "No muy lejos, justo despues de la proxima cuadra". Kara golpeo accidentalmente a un hombre con su hombro, el se la comio con la mirada. "Perdon, perdon. No lo vi, dije que lo siento". Viro alrededor de el y corrio para alcanzar a Thor. "?Vas a decirme que esta pasando?", pregunto en voz alta al perro, ignorando el aspecto confuso con el que los mortales le veian. Le parecia justo saber que era lo que estaba pasando. Thor se detuvo y dio la vuelta, su lengua gris colgaba al lado de su mandibula y rozaba la acera formando un charco caldoso. "Lo veras cuando lleguemos alli, entonces vas a entender. Simplemente no puedo hablar de ello ahora, especialmente aqui". Sus grandes ojos marrones observaron los alrededores inquietamente, levanto su hocico y olfateo el aire. Con un rebote en su paso se volvio, y continuo su camino por la calle. Kara sintio un peso en el pecho y acelero su paso. Estaba en una excursion sin autorizacion en una cafeteria de Boston con Jenny cuando Thor aparecio de repente. Los Sensibles habian sufrido un ataque. Thor habia sabido donde estaba, y eso significaba que la Legion tambien lo sabia. Dejando a Jenny librada a sus propios recursos, Kara siguio a Thor fuera de la tienda. No lamentaba haber mentido acerca de una posible Grieta a la Division Contadora de Demonios. De hecho, lo haria otra vez con tal de ver esa sonrisa en la cara de Jenny cuando se encontro con ese guapo adolescente. Jenny casi habia muerto en el inframundo, y merecia un descanso y un poco de diversion. Tal vez los angeles guardianes eran buenos para esconder sus sentimientos, pero eso no significa que no los tuvieran. Kara queria hacer algo significativo para su amiga, aunque sin duda sabia que estaba infringiendo una ley sagrada. Estaba consciente de que sus acciones probablemente le costarian un descenso en la Legion o algo peor: un viaje al Tartaro, la prision de angeles, su lugar favorito. Pero parecia que los recientes ataques a los Sensibles le habian ahorrado el viaje. Y ahora, parecia que Tartaro era el menor de sus problemas. Las rodillas de Kara se doblaron al pensar en esos malvados Seirs descuartizando a los Sensibles en un ataque sin piedad. Un escalofrio le rodo por la espalda mientras recordaba las malvadas muecas pintadas en los horribles rostros de los Seirs. Los terribles ojos tatuados en la parte posterior de sus cabezas parecian seguirla dondequiera que iba, sus abrigos de piel negra y espadas de muerte la espantaban. Aunque una vez habian sido Sensibles, dotados con la capacidad de ver lo sobrenatural, los Seirs se habian vuelto malvados y habian jurado lealtad al inframundo. Ahora se habian convertido en enemigos contra los que los angeles de la guarda no podian luchar ni matar. Como todos los angeles guardianes, Kara habia hecho un juramento para proteger a todos los mortales, y aunque los Seirs eran los mas siniestros de todos, todavia eran mortales y no debian ser tocados. Los Seirs estaban fuera de sus limites. Kara adopto una mirada furibunda y apreto su mandibula decidiendo que de alguna manera encontraria como detenerlos. Alguien debia hacerlo, y ella bien podria ser ese alguien. Recordaba las caras amables y la expresion de confianza en los ojos de los Sensibles que la habian salvado a ella y a sus amigos de los Seirs en el almacen hacia una semana. Se veian tan elegantes con sus trajes y sombreros fedora, como los gansteres de las viejas peliculas que amaba ver con su abuela. Pero si los Sensibles a habian sido tan habiles con sus brillantes espadas y tan bien entrenados en las artes marciales, ?como los habian vencido los Seirs en estos recientes ataques? ?Estaba Lilith detras de esto? De alguna manera, Kara tenia la desagradable sensacion de lo estaba. Los Seirs seguian las ordenes de Lilith como perros obedientes. Se les habia prometido poder e inmortalidad, y a cambio obedecian los mandatos de Lilith. Cuando Kara habia rescatado a Jenny de sus garras, Lilith habia prometido que iba a vengar la muerte de su padre. Parecia como si la venganza de Lilith ya hubiese comenzado. La ultima visita de Kara al inframundo la habia dejado preocupada. No habia compartido las conversaciones que habia tenido con Morthdu, el guardian del inframundo, con nadie; ni siquiera con David. Ya era bastante malo haber sido marcada como para ahora resultar ser un engendro del demonio. Ella no podia culpar a la Legion por sospechar de ella, deben haber sabido que tenian traidores entre ellos. Kara no solo era hija de Asmodeus, sino que tambien compartia un enlace con Morthdu. Seria un error decirle a alguien algo sobre eso. La entidad verde habia dicho: La oscuridad vive dentro de ti… Kara se estremecio ante la idea. Ella sabia que era parte del inframundo y tenia una conexion inequivoca a otro nivel consciente. Lo que le habia dicho el sol verde era verdad, Kara tenia la oscuridad dentro de ella. Pero ?como llego alli? Desde su viaje al inframundo habia estado obsesionada por lo que Morthdu le habia dicho. Repetia las conversaciones en su cabeza una y otra vez. ?Se habia perdido de algo? ?No habia escuchado bien a Morthdu? Kara trato de negarlo en repetidas ocasiones, pero al final supo que tenia una oscuridad en ella, podia sentirlo. Pero queria desesperadamente compartirlo con alguien, de esa forma podrian decirle que no era cierto. La idea la corroia, como una bacteria comedora de carne, como un par de manos frias envueltas alrededor de su cuello asfixiando su vida angel. Y sin embargo, ella no podia sacudirse la emocion por ese poder y mas… Kara se estremecio. ?Era esa la oscuridad? Lo que es peor, cuanto mas usaba sus poderes elementales, mas se sentia atraida por el inframundo. Ella trato de negarlo, pero la sensacion era embriagadora. Parte de ella queria explorar estos sentimientos, y la otra parte estaba absolutamente aterrorizada de lo que eso significaba. Ella no era como su padre o su hermanastra Lilith, era una de los buenos. Los edificios de ladrillo alrededor de ellos proyectaban largas sombras, y Kara se apresuro para alcanzar a Thor. Dio vuelta en la esquina proxima al final del bloque. Una pared de edificios de piedra rojiza se asomo ante ellos. Thor corrio a traves de la calle. Kara ignoro los fuertes comentarios respecto a tener a su perro sin correa provenientes de una pareja de mediana edad y galopo detras de el. El se lanzo por un conjunto de escaleras de concreto que conducia a una gran puerta de madera negra. A Kara le sorprendio la agilidad de las mugrosas patitas del bulldog. El edificio de piedra tenia un calido color marron, y Kara imagino que el ladrillo estaba hecho de chocolate. !Como echaba de menos el sabor del chocolate derritiendose en su lengua! Sus dias mortales parecian estar realmente lejanos. Vibrantes cajas de flores con una variedad de pensamientos purpuras y geranios rojo sangre colgaban por debajo de las altas ventanas de los edificios vecinos, pero las flores que colgaban de las ventanas del edificio marron chocolate estaban muertas. Habia una sola vela prendida en una de las ventanas mas bajas. Thor se escurrio entre la barandilla de metal lateral y presiono una pata sobre el timbre de bronce en forma de daga. Despues de unos segundos hubo un zumbido, un clic y la puerta se abrio. Thor salto al balcon y abrio la puerta empujandola con su cara. Kara cerro la puerta detras de ella. El suelo crujio cuando ella piso el recibidor de la entrada y siguio a Thor por un pasillo. Intrincadas molduras decoraban las paredes como pastillaje en un pastel de fantasia. Era como un gran hotel, pero en menor escala. El sonido de las botas de Kara fue sofocado por exuberantes alfombras persas que corrian a lo largo del pasillo, la tenue iluminacion de un gran candelabro proyectaba una lugubre luz y Kara podia oir voces murmurando en el fondo. El aire olia a sangre y a desinfectante. Thor desaparecio por una puerta al final del pasillo, Kara camino detras de el a traves del umbral. David, Peter y algunos Sensibles ya estaban dentro. Frente a ellos, los cuerpos de hombres y mujeres yacian enredados uno sobre el otro con sus extremidades horriblemente retorcidas. Tenian heridas abiertas a traves de sus cuellos y sus manos vacias se aferraban a sus gargantas en un ultimo intento para evitar que la sangre abandonara sus cuerpos. La espeluznante escena le horrorizaba, y sin embargo se sintio obligada a investigar mas. Era como una escena del crimen de una de las series policiales de la television que amaba a ver con su madre. La sangre cubria las paredes como si hubieran lanzado cubos de pintura roja contra ellas. Kara busco pero no pudo encontrar ninguna arma. Una mujer joven con los ojos rojos e hinchados habia comenzado a limpiar la sangre de los pisos. Limpio las gotas que salian de la nariz con la manga y tallo un pano rosa sobre el piso. Su largo cabello rubio caia sobre su rostro. Ella lo empujo hacia atras murmurando incomprensiblemente mientras trabajaba tallando vigorosamente las manchas color marron oscuro que se colaban entre las tablas del piso de madera.

  • Eres lluvia aun sin saberlo (Somos Agua 3) de Elsa Garcia

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    Hace una decada, Jorge perdio a Malena. Hace un poco menos, Jorge perdio la mitad de su mundo.Hace una decada, Malena perdio a Jorge. Hace un poco menos, Malena se perdio a si misma.Ellos fueron dos ninos que se enamoraron cuando no sabian que, a veces, los miedos pueden mas que el amor.Reencontrarse significa volver a un pasado demasiado bonito, en el que los abrazos curaban y los monstruos no tenian piel ni huesos. Reencontrarse quiere decir que tienen una nueva oportunidad para hacer las cosas mejor, aunque sea como amigos. Porque ya no deberia existir otra posibilidad. Porque todo aquello quedo superado.A fin de cuentas, nadie conoce al amor de su vida con ocho anos....?Verdad?"Eres una tormenta de verano que llega y arrasa, que te pilla por sorpresa, que te hace reir y querer correr, todo a la vez. Siempre me haces desear lanzarme a saltar sobre los charcos y dejarme arrastrar a esos anos donde todo era mas facil y mejor. Esos donde estabas tu”.

  • Y, de repente, todo cambio de Jessica Garcia Martin

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    Claire tiene una vida idilica: un trabajo que le encanta, una casa que la enamora y un novio entregado en cuerpo y alma a ella, ?o no? No todo es lo que parece…
    Tras varios meses de inseguridades, discusiones y secretos, Claire toma una de las descisiones mas importantes de su vida. Asi, su mundo se pondra patas arriba, conocera a alguien que le abrira los ojos, sentira la pasion y el deseo, descubrira que es el amor de verdad… y miles de cosas que le ocurriran por el camino.
    No estara sola, sus mejores amigos, Sam e Ivan, la acompanaran, le reganaran, se reiran y lloraran, pero siempre juntos.

  • Susurrame al oido de Yolanda Montiel

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    ?Pondrias la mano en el fuego por la persona a la que confias tu cuerpo?

  • Por lealtad a una reina de Mills Bellenden

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    Dos personas entregadas a lealtades distintas, opuestas, en pugna, se cortejan, se buscan: como dos espias que intentan obtener la informacion del otro. Uno es un lord ingles, la otra una dama escocesa. Ambos comprenden que juegan un juego peligroso; ambos comprenden que la atraccion tambien surge de la rivalidad.

  • El misterio de Ardlamont de Daniel Smith

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  • Cambiar de idea de Aixa De La Cruz

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    Aixa de la Cruz firma una adictiva y brutal cronica en primera persona sobre su paso a la treintena. Cambiar de idea es un giro radical en la escritura de su autora, un punto de inflexion idoneo para reflexionar sobre el paso a la edad adulta.

  • Rompete, corazon de Cristina Lopez Barrio

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    Blanca Oliveira pronto se arrepentira de haber regresado al caseron familiar del monte Abantos donde hace trece anos desaparecio su hija Alba sin dejar rastro. A los pocos meses de instalarse alli con Ricardo, su nuevo marido, y las dos hijas que le quedan, desaparece otra de ellas. La historia se repite: la edad de las ninas, el inspector de policia encargado de resolver el caso, la unica pista, una cinta roja hallada en el jardin, la muerte de un caballo, el cuento de hadas relacionado con la historia de la familia que pesa sobre cada uno de sus miembros como una maldicion.

  • Algo inesperado de Pilar Cabero

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  • Ahora que te vas de Eva Blanch

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    A lo largo de un dia, dos mujeres -Ruth y Andrea- conversan y repasan la vida de la primera, mientras Andrea se enfrenta a unos sentimientos que luchaba por olvidar. El titulo hace referencia por un lado al viaje fugaz que hace la protagonista y por otro lado alude a su menstruacion, pues es el elemento que la autora ha elegido para vertebrar la narracion. A traves de distintos episodios relacionados con su regla, Ruth reflexiona acerca de las diferentes fases de su vida y como han influido en su cuerpo. No es una novela de formacion pero si de primeras veces, pues en ella se narran muchas de las primeras experiencias vitales de la protagonista.

  • Corazones que se rompen (Corazones 1) de Claire Contreras

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    Estelle siempre ha estado enamorada de Oliver: por ser el mejor amigo de su hermano, por estar siempre alrededor. y por la evidente quimica que siempre ha habido entre los dos. Pero el destino se interpone para que sus caminos se separen: Oliver se marcha para estudiar medicina. y Estelle se queda con el corazon roto.

  • El senor Mani de A. B. Yehoshua

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    AGAR SHILOH, nacida en 1962 en Mashabei Sade, un kibutz fundado en 1949 que se encuentra a treinta kilometros al sur de Beer Sheva. Sus padres, Roni y Yael Shiloh, llegaron al kibutz en 1956 cuando estaban haciendo el servicio militar. Roni cayo en la guerra de los Seis Dias, el ultimo dia de la guerra, en los combates de los Altos del Golan. Agar tenia entonces cinco anos, por lo que muy bien puede ser cierto, como ella sostiene, que guarde un claro recuerdo de su padre. Agar fue educada en el instituto regional de Revivim. Cuando dejo los estudios le faltaban dos asignaturas del ultimo curso de bachillerato, las de ingles e historia, pues no se habia presentado a los examenes. Fue reclutada en agosto de 1980 y sirvio como soldado en una unidad de paracaidistas, en el campamento base de la misma en la zona de Beth Lida. A causa de la distancia existente entre la base y el kibutz, Agar solia pasar los permisos de fin de semana en Tel Aviv, donde dormia en casa de su abuela paterna, Noemi, a la que se sentia muy unida y a la que le hacia contar los recuerdos de la infancia de su padre. La abuela, que disfrutaba con la presencia rebosante de vida de la nieta, trataba constantemente de convencerla para que se matriculara en la universidad de Tel Aviv una vez que se hubiera licenciado en el ejercito. Asi, cuando Agar termino el servicio militar, cuyos ultimos meses fueron muy movidos a causa de la guerra del Libano que habia estallado en junio de 1982, y a pesar de la oposicion de su madre, que creia que Agar tenia que volver a trabajar en el kibutz por lo menos por un periodo de un ano antes de empezar a estudiar, consiguio convencer a la asamblea formada por los miembros del kibutz para que la autorizaran a estudiar, siendo como era, ademas, que aquellos estudios serian financiados en su totalidad por medio de una subvencion que el ministerio de Defensa tenia destinada a los huerfanos de guerra. Agar se matriculo en el departamento de cine de la facultad de Bellas Artes de la universidad de Tel Aviv pero, como no tenia ultimados los estudios secundarios, no fue admitida para cursar el primer ano de la carrera, sino que se vio obligada a estudiar antes, en la misma universidad, un ano de preparacion academica. Ese curso lectivo tiene por objeto que los alumnos aprueben los examenes de bachillerato que les falten, asi como que se les impartan las asignaturas de expresion hebrea, ingles y matematicas como refuerzo para su capacitacion academica. A principios del mes de diciembre la abuela Noemi cedio ante la insistencia de su hijo, el tio de Agar, Benzion Shiloh, alto funcionario del consulado israeli en Marsella, aviniendose a ir a visitarlo, ya que el habia tenido que anular su visita estival a Israel a causa del incremento de las tareas de informacion que recayo sobre los empleados del ministerio de Asuntos Exteriores por la guerra <>. A pesar de que no queria alejarse de su querida nieta por mucho tiempo, no pudo menos que responder afirmativamente a su unico hijo, que tenia cuarenta anos y cuya solteria seguia preocupandole mucho. Siempre habia creido que su presencia cerca de el podria quiza conducir a algun arreglo matrimonial, por lo que prolongo su visita para participar en las recepciones organizadas por el consulado con motivo del ano nuevo civil. Agar, de baja estatura, dinamica y que habia heredado el purpureo color de cabello de su difunto padre, se solazaba pensando que el grande y hermoso piso de la abuela estaria ahora por completo a su entera disposicion. Primero penso en invitar a vivir con ella a una amiga que habia conocido en las clases del curso preparatorio, una muchacha muy decidida llamada Iris, tambien huerfana de guerra, que habia perdido a su padre en la guerra de Yom Kippur y era toda una experta en las distintas bonificaciones y ayudas del ministerio de Defensa para con las familias de los caidos; pero finalmente la invitacion no prospero, y mejor para Agar que asi fuera, porque a principios de diciembre empezo a tener relaciones en casa de la abuela con un estudiante, un alumno de master llamado Efraim Mani, profesor de la asignatura expresion hebrea del curso de preparacion universitaria. La relacion tuvo un comienzo muy intenso, aun cuando ya el 9 de diciembre salio Efraim como reservista hacia la franja occidental del Libano, que no acababa de calmarse a pesar del <> que habia sido firmado entre Jerusalen y Beirut. YAEL SHILOH, de soltera KRAMER. Nacida en Kiriat Motzkin en 1936. Militante activista socialista en los movimientos juveniles de los campamentos de inmigrantes, trabajo tambien como instructora. En 1952 salio a realizar un curso de campamentos juveniles en el kibutz Ein Harod por un periodo de un ano, por lo que vio interrumpidos sus estudios secundarios que despues ya no finalizaria. En 1954 se unio al grupo Re'im, que inicio su servicio militar en el kibutz Rosh Hanikra. Al grupo, compuesto por gente de los alrededores de Haifa, se unieron tambien unos cuantos jovenes mayores, del movimiento de Tel Aviv y Rishon Lezion, entre los que se encontraba su futuro marido, Roni Shiloh, que habia finalizado sus estudios en Tel Aviv. El noviazgo se consolido ya en Rosh Hanikra. Despues de que Roni finalizara su curso de paracaidismo y de que tomara parte, en el verano del 56, en dos breves operaciones belicas y, por supuesto, tambien en la campana del Sinai, partieron ambos, junto con el resto de los miembros de la unidad, a servir en el kibutz Mashabei Sade. La vida en aquel kibutz meridional les gusto y, al licenciarse, decidieron quedarse a residir alli, donde se casaron en 1958. Los dos trabajaban en la granja: Roni en los campos de grano y Yael en las plantaciones de frutales. En 1962, despues de un viaje a las ruinas arqueologicas de Grecia organizado por la sociedad de estudiosos de la historia, nacio su primera hija, a la que llamaron Agar, en honor al apego que los dos sentian por el desierto. Cuatro anos despues, en 1966, tuvieron otro hijo, que murio a la semana de nacer a causa de una hepatitis aguda debida a la incompatibilidad sanguinea de sus padres, problema que no habia sido tenido en cuenta por el departamento de obstetricia del hospital de Beer-Sheva. Despues de recibir asesoramiento medico decidieron tratarse para tener otro nino, pero este nunca llego porque Roni cayo al final de la guerra de los Seis Dias, en los combates por los Altos del Golan, en la carretera de Quneitra a Damasco. A pesar de las suplicas de sus propios padres y, sobre todo de los padres de Roni, para que se marchara del kibutz y regresara a la ciudad, Yael decidio quedarse con su hija de cinco anos en la granja e incluso fortalecio sus vinculos con el lugar. Sabia perfectamente, sin embargo, que las posibilidades que tenia de volverse a casar irian disminuyendo de ano en ano en aquel apartado kibutz de tan pocos habitantes, pese a lo cual siguio trabajando en la plantacion e incluso dirigio las entonces innovadoras tentativas de cultivo del aguacate. Durante la guerra de Yom Kipur, cuando el secretario del kibutz tuvo que salir como reservista por un largo periodo de tiempo, Yael fue nombrada para ocupar aquel cargo que ejerceria despues durante varios mandatos con el beneplacito general, a pesar de que a algunos miembros de la comunidad les parecia demasiado extremista desde el punto de vista ideologico. La relacion con su hija Agar, una relacion por lo general muy intensa, tropezaba de vez en cuando con algunas crisis dificiles, por lo que mas de una vez la animaron los amigos mas proximos a que asistiera a los cursos especiales del movimiento kibutziano sobre educacion y psicologia juvenil. Esos cursos divulgativos y eventuales resultaron muy de su agrado y de vez en cuando incluso viajaba a la universidad de Beer Sheva para oir conferencias relacionadas con temas de educacion y psicologia. En 1980, a pesar de que se acercaba ya a los 44, accedio a participar en uno de los encuentros de solteros y solteras que organiza el movimiento kibutziano, jurandose despues a si misma que jamas volveria a asistir a un encuentro de ese tipo. Yael temia que la estrecha relacion que su hija habia mantenido durante el servicio militar con su suegra, la abuela Noemi, que habia enviudado a mediados de los anos setenta, pudiera tentar a Agar a marcharse del kibutz, por lo que se opuso a que Agar comenzara sus estudios en la universidad inmediatamente despues de haber terminado su servicio militar, prefiriendo que volviera a la granja a trabajar durante por lo menos un ano. Cuando Agar presento la solicitud para salir a estudiar, Yael intento en secreto y por todos los medios que aquella le fuera denegada. Pero la politica liberal por la que se regian los kibutzes a principios de los anos ochenta en todo lo referente a la <> de los nacidos en el kibutz que habian terminado su servicio en el ejercito y que pretendia, en realidad, impedir cualquier pretexto para marcharse apresuradamente del kibutz, ademas de que los estudios de Agar fueran a ser financiados por el ministerio de Defensa dentro del programa de ayudas que este otorga a los huerfanos de las guerras de Israel, inclinaron la balanza en contra de la postura de Yael en la asamblea general. El hecho de que Agar viviera en Tel Aviv con la abuela contribuia a que pudieran comunicarse por telefono con cierta frecuencia, y Yael y Agar acordaron hablarse, por lo menos, dos veces por semana, a pesar de que en 1982 todavia no habian instalado en Mashabei Sade telefonos personales con extension propia en las casas de los miembros del kibutz. En el dialogo que sigue faltan las palabras de Yael. * * * --Pero aunque hubiera desaparecido, mama, ha sido por muy poco tiempo, no es para haberse preocupado asi por mi... --Si te llame, mama, claro que te llame, el miercoles por la tarde, desde Jerusalen... --Claro que si, el miercoles todavia estaba en Jerusalen, ayer tambien... --Tambien ayer, mama, y hoy, pero si deje el aviso... --?Como no te lo han dicho? --!Ay, Dios mio, mama, no me digas que esta vez tampoco te ha llegado uno de mis recados! --Yo que se... A quien descolgo el telefono... --Uno de los voluntarios alemanes... --?Pero que querias que hiciera, mama? Yo no tengo la culpa de que nadie que este todavia en su sano juicio quiera contestar ya al telefono en el comedor general despues de la cena, porque a nadie le apetece corretear entre las casas, con el frio que hace, para avisar al que esten llamando. Intenta tu llamar al kibutz una noche de invierno y ponte a hablar en ingles con un voluntario medio drogado que ya ni se acuerda de como se sujeta un lapiz entre los dedos y, entonces, quiza comprendas que no ha sido muy inteligente por tu parte dirigir con tanto fanatismo esa cruzada contra los telefonos privados, como si de eso dependiera que el socialismo fuera a seguir adelante o a desaparecer. En otros kibutz hace ya tiempo que los telefonos particulares en casa de cada uno forman parte de la calidad de vida... --Todavia no he visto ningun kibutz, mama, que se haya hundido economicamente por culpa del telefono... eso son fantasias tuyas... --Pero si no he desaparecido, mama... si solo he estado fuera de Tel Aviv durante los tres ultimos dias... --?El? Que va, pero si todavia sigue en el Libano, si fue el quien me mando a Jerusalen, a casa de su padre, y no he podido salir de alli hasta esta manana. --En conciencia, no podia marcharme... --Pero si eso es precisamente lo que te quiero contar... si es eso lo que he venido a contarte... --No, fue el miercoles por la tarde cuando empezo a nevar en Jerusalen, pero ayer ya no quedaba ni rastro... --No, ha sido el quien me ha dado este viejo abrigo, su padre, el senor Mani ese... --Si, yo lo llamo el senor Mani... no se por que... --Pero si esa es precisamente la cuestion, si es solo por toda esa historia por lo que he vuelto hoy a casa, aunque debo de haberme vuelto loca por estar ahora aqui sentada contigo en vez de haberme encerrado en Tel Aviv a estudiar para el examen... --Si te lo he contado, tengo un examen de ingles el domingo, y me fastidiaria tanto que me volvieran a suspender...

  • Alegria de Manuel Vilas

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    Desde el corazon de su memoria, un hombre que arrastra tantos anos de pasado como ilusiones de futuro, ilumina, a traves de sus recuerdos, su historia, la de su generacion y la de un pais. Una historia que a veces duele, pero que siempre acompana.

  • Tatuada en mi alma (Cuidarte el alma 2) de Mariel Ruggieri

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    Y bien? ?Te gusta o no? --me pregunta el viejo al ver que no digo nada. Lo hago a proposito, por supuesto. No quiero que me vea demasiado entusiasmado porque despues de todo, la idea de que me vaya a vivir solo no es mia, sino suya. --Esta bastante bien --le respondo encogiendome de hombros. Pero para el se ve que no es suficiente, porque frunce el ceno y arremete otra vez. --Bastante bien... Ignacio, ?vos sabes cuantos pibes de tu edad darian lo que fuese por tener un monoambiente como este? --inquiere, pero al parecer es una pregunta retorica o no le interesa que aventure una cifra, porque no espera mi respuesta y me da su propia estadistica al respecto. --!Miles! Yo mismo quisiera tener tu edad y ser hijo mio para gozar de este privilegio... No puedo contenerme mas y largo la carcajada. --Papa... Esta bien. Y de verdad aprecio el gesto de que me lo hayas alquilado, aunque tus motivaciones no sean las correctas. --Mis motivaciones tienen que ver con tu independencia. ?Tiene algo de malo eso? A mi me hubiese encantado... --Si, ya se. Te hubiese encantado tener mi edad y ser hijo tuyo, o que el abuelo hubiese tenido la gentileza de procurarte tu propio espacio aunque eso hubiese significado alejarte de el... --replico sin pensar, pero el ignora mi reclamo y se concentra en lo que quiere lograr: que yo acepte de buen grado su propuesta, y encima que aplauda como una foca. --No me digas que no es genial tener un lugar para estudiar y para traer a tus ligues... Basta. Hasta ahora venia bien pero acaba de desbarrancar, asi que se lo digo sin eufemismos: --No me interesa tener ligues. Hay una sola persona que me importa y vos me queres separar de ella --le recrimino, y su mirada se hace tan dura que casi me arrepiento del exabrupto. --Terminala... --Apenas empece, papa. No se por que te molesta tanto que... --!No quiero oir ni una palabra mas del asunto, ya te lo dije! --exclama a todas luces fastidiado. --No vuelvas a mencionar esa locura... Pero yo ya no puedo parar. --?Es una locura estar enamorado? ?Vos no lo estas de Gaby? --lo arrincono, pero el es un hombre de muchos recursos. --Esto es completamente distinto. Gaby no es mi hermana, ni es menor de edad... --!Paulina tampoco es mi hermana! Pero parece que vos no queres entenderlo. --Mira vos... Ahora me vas a decir que tampoco tiene quince anos, sino que luce como tal porque se hizo una cirugia estetica. Dejate de joder, Ignacio. Es inutil. No avanzamos. Es la misma discusion que hace un mes, y exactamente en los mismos terminos. ?Como decirle, como explicarle lo mujer que es Paulina? ?Como confesarle que alejandome de casa no va a lograr evitar lo que tanto teme, porque eso ya ha pasado? Si supiera que ella y yo... Carajo, me mataria. Seguro que me mataria. Me parece que elijo callarme porque en el fondo se que lo que hicimos, que lo que estamos haciendo, no esta del todo bien. Pero al pensar en lo que siento por ella desde siempre, descarto esa idea. Mi amor por Paulina esta mas alla de todo razonamiento, de toda justificacion. Simplemente sucedio. --Papa, por favor... Trata de hacerte a la idea de que... --!Basta! No quiero que digas ni una palabra mas. Tenes diecinueve anos, y es hora de que comiences a independizarte. Ademas, este departamento esta a un paso de la Facu y te vas a ahorrar un monton de tiempo en traslados... Suspiro resignado, y asiento... ?que otra cosa puedo hacer? Me quiere sacar de en medio para que olvide de ella, porque no sabe que Paulina Lens se me ha metido tan adentro que ya nunca mas podra salir. Hice todo lo que pude para evitarlo. Me resisti, Dios sabe que lo hice, pero no se puede ahogar algo tan fuerte que te nace del corazon, y se te escapa por cada poro de la piel. ?Luchar contra este sentimiento inmenso que me desborda el alma desde que la descubri mujer? ?Contra el deseo que me traspasa el cuerpo y que solo ella puede saciar? ?Contra la ternura que siempre me provoco? Lo intente, pero fue imposible. El dia que la conoci algo se movilizo muy dentro de mi, y jamas pude arrancarme a Paulina de la cabeza, y mas adelante del corazon. Todavia recuerdo aquella noche... "Es una mocosa impertinente, o al menos eso me parece. Me la presenta la abuela, pero ella apenas me mira. Parece que esta impaciente por salir a corretear por ahi. La saludo con cortesia porque todos me estan mirando, pero me llevo una sorpresa cuando en lugar de corresponderme de la forma habitual, se lleva la mano a la sien, y hace un gesto raro que parece mas un saludo militar. Frunzo el ceno y estoy tentado en hacerle tambien una venia, pero me contengo. Despues de todo es solo una nena... La madre parece bastante simpatica. Andres la toma de la cintura, pero a mi no se me mueve un pelo. Hace un ano que dejo de interesarme cualquier cosa que haga mi padre, y que tenga un ligue no cambia nada. Bien por el... Se olvido rapido de mi madre, eso esta claro, pero la verdad es que no me afecta en absoluto. No espero nada de Andres desde hace tiempo, y tampoco me sorprende cualquier cosa que haga, incluso que haya tenido la poca delicadeza de traer a su amante o lo que sea, a la fiesta de aniversario de mis abuelos. Caramba, parece que siguen las sorpresas. La hija de la tal Gabriela es sorda... Es sorda en serio, no finge estarlo, como hago yo cuando Andres me habla. La abuela la invita a acompanarla a ver los postres, y ella se vuelve y hace unos movimientos con las manos. Parece estar pidiendole permiso a la madre, pero bien podria estar diciendo "esta vieja es una rompehuevos" que yo ni me enteraria. Yo no, pero la abuela si... Esta chica esta no debe tener ni idea de que tanto mis abuelos como Andres pueden entender esas senales, ya que el fue sordo durante todo el secundario, y luego lo operaron y mejoro. Seria muy gracioso que la mocosa estuviese insultando por senas. Pero parece que no, porque la madre asiente con la cabeza y ella se va de la mano de mi abuela muy contenta.

  • El secreto de Lady Belling de Amylynn Bright

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    Lady Belling esta comprometida cuando el amor de su vida vuelve a Londres

  • Para siempre, Norah Carter, Monika Hof, Patrick Norton de Norah Carter

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  • Las balas perdidas de Alicia San Miguel

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    Ni siquiera sabia la posicion en la que debia ponerse ese folio para seguir las instrucciones de montaje. En esos momentos, no le importaba; era mas importante estar inmerso en la adrenalina del momento que en pensar que pasaria si montaba mal esa bomba. <>, se dijo para si. Ekain, estaba serio, entornaba los ojos y apretaba los labios. Ojos rasgados color caramelo, labios finos, boca pequena y nariz aguilena. No era guapo, tampoco feo, menos aun corpulento. Un tipo del monton. En una mesa, el folio con varios dibujos. Cada dibujo iba acompanado de un numero. En otra mesa, cada pieza necesaria para ensamblar ese puzzle de mierda con el que se estrenaba. Tiros si, bombas no. Hoy era el dia. Unio cada pieza con precision, paso a paso, sin prisa; ni siquiera le importo la curiosidad de sus dos companeros, que, expectantes, le observaban como envidiando el momento. --!Hostia, Ekain! !La vas a liar muy gorda, tio! --le dijo el tipo que, nervioso, fumaba sin parar. Ella, la que estaba a su lado tambien mirando, le golpeo en el hombro, acompanando el gesto con una picara sonrisa de satisfaccion--. !Me caguen la hostia! --Si no nos explota esta mierda en las manos, seguro que si --le contesto Ekain sin levantar la mirada de las piezas que seguia ensamblando--. !A ver como cojones lo bajamos al coche sin que nos vean y sospechen! --exclamo. --Eso es facil --dijo ella--. Esta noche, de madrugada, acercamos el coche a la campa de ahi detras, y como si nos estuviesemos tomando unas birras y fumando unos cigarros la vamos acabando de montar. --!Esta Olga es la rehostia! --volvio a exclamar el tipo con excitacion y simpleza. Ella sonrio satisfecha--. Y el coche, ?que? ?Cuando lo plantamos alli? --!Relajate, Zuri, joder! --le llamo la atencion Ekain--. Estas de los nervios y eso no nos conviene a ninguno, ?vale, tio? Zuri se mantuvo callado ante las palabras de su amigo. Ekain dejo lo que estaba haciendo y se acerco a sus companeros. Olga se habia levantado y volvia con unas cervezas; Zuri, aun sin decir nada, le ofrecio un cigarro; el lo cogio, tranquilo, sin dejar de mirar el folio de la mesa. --Esta noche la dejamos montada y manana por la manana, cuando el barrio este lleno de gente, dejaremos el coche aparcado donde hemos pensado --les indico Ekain tras dar un buen sorbo a la cerveza. Callo unos segundos y, tras mirarlos varias veces y apretar los labios, prosiguio--: Zuri, tu iras en la moto por si algo se complica. Aun asi, solo para controlar que nadie me para, porque yo volvere en bus --Trago saliva y espero a que Zuri asintiese--. No es buena idea que nos vean juntos. Olga, tu encargate de los billetes de autobus. En tres dias maximo salimos de aqui. Manana, a las veintiuna y treinta, nos vemos en el bar de siempre, como si nada hubiese pasado, como cada dia de los que estamos aqui. Ekain Alzaga, de diecinueve anos, Zuri Garmendia, de dieciocho, y Olga Larralde, de veintiuno, brindaban con sus botellines de cerveza, esperando que cayese la noche para acabar de fabricar un caballo metalico mas danino que el mismisimo caballo de Troya. --Yo tengo hambre --comento Zuri mas tranquilo. --Vamos a comer algo entonces --contesto Ekain dandole un golpe en la espalda y apagando el cigarro en el cenicero lleno de colillas. Olga seguia sonriendoles satisfecha. I 19 de febrero de 1992 Estaba agobiado de tanto autobus. Por la manana, habia dejado el coche en el lugar previsto, con la complicacion de que el pensaba que su peso hacia que fuese muy dificil de conducir, pero no era cierto, el coche aguantaba ese peso sin dificultad. Cada semaforo era una pesadilla, pensando que, si el coche se paraba, al arrancarlo podia volar por los aires, algo imposible con ese tipo de explosivo. <>, se repetia. <>. Tras dejar el coche en una isleta sin urbanizar y utilizada como parking temporal, esquivo a la gente, ignorantes de lo que estaba ocurriendo y de lo que estaba por ocurrir, y volvio al piso. Tenia hambre, se hizo un bocadillo de chorizo y se bebio una cerveza. Lo comio tranquilo, esperando que sus companeros volviesen y ver que todo estaba organizado. Olga fue la primera en llegar. Era una mujer atractiva. Su pelo negro, tez canela, ojos marrones y facciones marcadas le otorgaban una imagen de mujer dura y distante que no se alejaba de la realidad. Tras echar un buen polvo, Ekain y Olga se ducharon tranquilos y sin mucha conversacion. Zuri no tardo; estaba nervioso, excitado y sus pocas neuronas no le ayudaban en disimular con naturalidad. Ekain lo sabia e intentaba calmarle dandole tareas faciles y que le mantuviesen ocupado. Zuri no habia tenido una vida facil. Su padre habia estado entrando y saliendo de prision desde que el era un nino. Era un chico enclenque sin ningun tipo de atractivo y totalmente manipulable. Se pasaba el dia mordiendose las unas y era imposible mantenerle sentado durante mucho rato. Su mirada parecia siempre estar perdida y su rostro paliducho, asustado. Era carne de canon para la banda. Habia llegado la hora y Ekain estaba de nuevo en ese autobus. Se bajo en la parada cercana al cruce. Frente a el, la calle por donde pasaria el furgon policial para dirigirse a la sede de la Jefatura Superior de Policia. Tenia buena visibilidad y no habia mucho margen de error. La calle paralela no le importaba demasiado y la que se situaba a su derecha tampoco, ya que la manera de huir de alli seria exactamente por donde habia venido. Respiro profundo y se encendio un cigarrillo. Eran las diecinueve horas y cincuenta minutos... Decidio entrar rapido a por un botellin de agua en el bar de al lado. Estaba casi lleno, pero todos estaban pendientes del partido que se jugaba y que el bar tenia sintonizado en su televisor. El volumen estaba alto, solo dos o tres hombres se voltearon para mirarle. En un barrio pequeno todos se conocen, y Ekain, estaba claro, no era de por alli. Nunca se molestaria en saber si gano el partido Espana o la Comunidad de Estados Independientes, por todos conocida como Rusia. Pago el botellin y volvio a su posicion. Veia el coche a la perfeccion; el furgon policial se veria obligado a hacer el stop que estaba unos metros antes. Esos segundos le darian el suficiente tiempo para presionar el boton del mando, en la posicion correcta y en el momento perfecto. Todo apuntaba a ser un exito. Eran las veinte horas y cinco minutos... Se sentia tranquilo y sabia que era cuestion de minutos que apareciese la puta furgoneta. !A ver como sacaba el el mando sin que nadie le viese! El furgon policial bajaba despacio, en direccion al stop del cruce. Los dos policias charlaban tranquilos, deseando hacer el cambio y acabar el turno. En la radio, de fondo, se escuchaba el numero uno de esa semana, Un pedazo de cielo, de Luz Casal. A ellos no les gustaba mucho el futbol y no tenian el canal deportivo sintonizado. Dos hombres normales, con una vida normal e ilusiones. Uno recien llegado al cuerpo de policia, otro acercandose a la puerta de la jubilacion. Ekain giro la cabeza a su derecha, el furgon hizo el stop y dejo pasar a un par de coches. Retomo lentamente la marcha. Ekain, metio la mano en la parte interna de la cazadora. Hacia frio, pero el no lo sentia. Estiro la antena sin pensar que alguien pudiese verle. Los segundos se hacian largos. El furgon seguia avanzando. El furgon llego a la altura del coche aparcado y Ekain pulso el detonador. <> II El estruendo fue brutal. Veinticinco kilos de amonal, treinta y cinco kilos de metralla y una onda expansiva que arraso con todo lo que habia a su paso. Ekain no espero para ver los resultados de su obra. Entre la gente, los gritos, la confusion y la oscuridad, se alejo en direccion contraria. En casa averiguaria si esos dos policias habian muerto por una causa que, en ocasiones, ni siquiera el entendia. Su causa, sus ideas, sus convicciones... Tiros si, bombas no. Hoy habia sido el dia. Los noticieros no tardaron en hacerse eco de lo sucedido: <> Muchos edificios se habian visto afectados, las casas de al lado, de enfrente, del otro lado; pequenas casas de trabajadores que no habian aguantado una onda expansiva inesperada. A menos de cincuenta metros, un colegio y un instituto, vibraron y respiraron tranquilos al encontrarse vacios cuando recibieron el impacto cercano. A la hora del suceso, se encontraban fuera del horario escolar. Calles anegadas de miedo y sumidas en la oscuridad de la incertidumbre. El barrio de la Albericia tenia su historia. En su dia, el barrio albergo el primer aeropuerto de la region cantabra, inaugurado en mil novecientos diez y que tuvo su mayor auge durante la guerra civil espanola !Incluso tuvo una fabrica de aviones! Sus hangares, su torre de control, sus festivales aereos, el recuerdo mohino de albergar a la legion condor alemana o la recuperacion del trafico aereo civil, habian sido olvidados y sustituidos por el espanto y la destruccion. Pero tenia su historia... !mucha historia! El primer partido de futbol de Cantabria se jugo alli; su hipodromo, dio luz y diversion a la aristocracia nacional del siglo XIX; la pista de aterrizaje, anos mas tarde, se convertiria en una avenida, la del Deporte, ya que los terrenos se habian sustituido por un gran complejo deportivo. Tambien se ubicaba a escasos metros, la jefatura superior de policia de Cantabria... punto clave para borrar en unos minutos la historia de un barrio, y sustituirla por un recuerdo lacerante. !Tenia mucha historia! En la zona del suceso, asimismo se encontraba la sede de uno de los periodicos locales. Parte de sus instalaciones tambien se habian danado. Uno de los periodistas acudio raudo al lugar de la explosion. Alli, entre el amasijo de hierros, el polvo en el aire y el olor a muerte informo como pudo de lo sucedido.

  • Proscritas de Lyndall Gordon

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    En 1915, en su primera novela, Fin de viaje, Virginia Woolf predecia: <>. Mas de un siglo despues, aunque es indudable que en ciertas sociedades se ha avanzado, cabe preguntarse si la prediccion se ha cumplido. En todo caso, mirar atras, recordar el camino que abrieron las pioneras, y de que modo, siempre es util para dar nuevos pasos. Esto es lo que plantea Lyndall Gordon en Proscritas, donde ofrece ilustrativas y detalladas semblanzas biograficas de cinco grandes escritoras que tomaron la palabra en una sociedad que habria preferido que estuvieran calladas: Mary Shelley (<>), Emily Bronte (<>), George Eliot (<>), Olive Schreiner (<>) y Virginia Woolf (<>). Trazando vinculos a veces dolorosos entre su vida y su obra, Gordon escarba en sus ambiguas relaciones familiares, en su deseo de educacion (rara vez cumplido con la ayuda de sus padres), en su concepcion del anonimato, en su posicion frente a la jerarquia social, los hombres y el sexo, en su rechazo de los artificios de feminidad y en su indagacion productiva en el silencio y la sombra. En uno de sus ultimos libros, Virginia Woolf se declararia miembro de la Sociedad de las Proscritas, una organizacion secreta de mujeres que, como dice la autora de este libro, <>. Una causa que empieza con Mary Shelley y que acaba ampliando el feminismo <>.

  • Mentiras legales de Yolanda Revuelta

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    Telma Olivares regresa a su tierra natal, Cantabria, con los suenos hechos pedazos. Poco queda de aquella joven llena de ilusion y con ganas de comerse el mundo.Una vez instalada en su cabana situada en Ubiarco, el mar le entregara algo muy especial, alguien que ella decide cuidar y proteger celosamente.Eric Dufort casi muere ahogado en las aguas del mar Cantabrico. Cuando recobra la consciencia y abre los ojos se encuentra en un lugar desconocido junto a con una mujer preciosa, de increible belleza que no es, como el creia, una sirena.

  • Cierra los ojos y entregate de Pilar Parralejo

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    TAN pronto como termino la reunion, Miranda Warhol, editora jefe de Stardust Miracle, cerro la libreta sobre sus rodillas, estirandose sobre el puf en el que habia estado sentada durante mas de dos horas. Se puso en pie elegantemente y se coloco bien la chaqueta del traje. --Bien, chicas. Nos vemos aqui el proximo martes con los articulos de los zapatos mas extravagantes del mundo, --senalo a un par de chicas-- el articulo sobre vestidos de epoca, -- miro a otro par de ellas-- y el de los peinados sencillos pero elegantes para citas de ensueno. -- ?Y el de los consejos para conquistar al hombre de tus suenos, del mes proximo? --respondio una de las redactoras a medida que se acercaban a la puerta. --Bueno, de ese articulo me encargo yo --sonrio--. De vez en cuando tambien me gusta colaborar, ya lo sabeis. Cuando todas salieron de la enorme sala de colores en la que se reunian siempre, Miranda indico a su asistente que las siguiera, y este no tardo en unirse a ellas. Las chicas se acercaron a la puerta del ascensor de cristal exterior, desde donde se veia gran parte de la ciudad en una imponente panoramica. --Parece que hara buen tiempo el resto de la semana. Las chicas y yo iremos el viernes a un sitio nuevo ?Querras venir? --pregunto Pauline, una de las redactoras y alguien con quien Miranda se llevaba especialmente bien desde hacia algo mas de tres anos. --Pues no lo se, ese viernes por la tarde vienen los de la mudanza y no se si tardaran mucho --explico--. De todas formas enviame la direccion en un mensaje, si terminan rapido me pasare por alli, no me gustaria perdermelo. --!Hecho! --exclamo--. ?Sabes? A ese sitio nuevo suele ir tu amado Sebastian Jefferson --canturreo con intencion de avergonzar a su jefa. --Por dios Pauli, !callate! --Miranda la regano con los dientes apretados mientras le daba un golpe con el codo en las costillas. -- Vamos Warhol, ya todo el mundo sabe que te gusta el jefazo --rio, entrando en el elevador y corriendo para esconderse detras de sus companeras, haciendo que la editora se sonrojase por ver su secreto al descubierto. --Es cierto… --confirmaron las otras chicas asintiendo efusivamente. Miranda se abrazo a su asistente y fingio que se ponia a llorar, haciendo reir a las muchachas y al secretario. No podian negar que lo pasaban genial en aquel trabajo. Casi como si de una broma se tratase, Bastian, el guapo y sexy director general de New York Paper Ind., la editorial a la que pertenecia la revista de las chicas, esperaba en la puerta del ascensor. Cuando este se detuvo, la mandamas del grupo salio caminando de espaldas y, sin haber visto al hombre, choco aparatosamente con el. Las chicas empezaron a reir y a pasar sobre los papeles para ir a sus puestos y dejarlos solos. --!Oh, madre mia! Lo siento tanto… Disculpa. Lo lamento muchisimo --murmuraba completamente avergonzada, mientras recogia el monton de papeles que el choque entre ellos habia dejado desperdigados por el suelo. --No importa. ?Estas bien? --Si, estoy bien. Tu… ?te he hecho dano? Lo lamento de verdad. --Si, tambien estoy bien --sonrio el, poniendose en pie y presionando el boton para que las puertas del ascensor volvieran a abrirse-- Ten un buen dia. --Gracias, tu… tu tambien --dijo la editora, sonriendo como una tonta antes de darse la vuelta y correr a su despacho hecha un manojo de nervios. A Miranda nunca le habia gustado un hombre como Sebastian. El no era mucho mas alto que ella, tenia el cabello semi-largo, de un castano casi rubio, y ojos azul grisaceo. Era un hombre que siempre llevaba barba sin afeitar de varios dias y mayor que ella por varios anos. Miranda siempre se habia enamorado de tipos como Maximilien, su asistente, chico atractivos, jovenes y seductores. Hombres jovenes con los que podia acostarse una noche y olvidarlos la noche siguiente. Tampoco es que lo hiciera asi, se habia acostado con al menos una decena de chicos desde su adolescencia, pero salio con todos ellos como minimo por un mes. Pauline la habia visto correr a su despacho y, abrio una ventana de chat con el resto de las chicas para burlarse de ella. --Realmente te quita el aliento, ?no? --No --la miro a traves del cristal de su despacho con la cara aun colorada--. ?Por que siempre exagerais tanto? Solamente lo encuentro atractivo. Una de las redactoras habia encontrado una foto del ejecutivo en internet y la compartio en el chat. Miranda se puso en pie para reganarlas por su falta de decoro, pero su expresion risuena cambio inmediatamente, palideciendo mas por momentos. Bastian se acercaba directo a su despacho, con su siempre recta y elegante postura. NYPaper tenia reuniones todas las semanas en la sala de juntas contigua a la que usaban las chicas. Esta, por el contrario, no era en tonos blancos, rosas, naranjas y violetas, ni tenia como asientos cojines, pufs y sillones acolchados. Era una sala fria, gris, con una gran mesa de cristal ahumado en el centro y rodeada de sillas de simil piel color negro. Bastian solto la pila de papeles sobre la mesa conteniendo una sonrisa por el choque con esa chica. --?Pasa algo? --pregunto uno de los editores de la revista masculina que su editorial llevaba. --No, no en realidad. Desvio la mirada al monton de documentos y se dio cuenta de que los suyos estaban mezclados con los de la editora. Por un momento penso en mandar a Sean, su secretario, pero le apetecia verla de nuevo asi que, despues de rebuscar y seleccionar los informes y recortes de Miranda, bajo a su despacho. Al salir del ascensor la vio reir dentro de su acristalada oficina. Su cara aun lucia llena de color y parecia interesada mirando algo en el monitor de su ordenador. Camino despacio, observandola mientras se acercaba, hasta que ella alzo la vista y le miro. Su expresion perdio todo color que pudiera tener. --Buenos dias de nuevo, Senorita Warhol. --Saludo, apoyandose en el marco de cristal de la puerta. --Buenos… dias --respondio ella, colocandose frente a la pantalla en la que aun estaba la imagen. Las chicas reian, mirandolos. Ellas tambien estaban sorprendidas por la visita del jefazo, pero la cara de su editora era un poema y era inevitable no reirse. --Supongo que te sorprende mi visita. --!No! Bueno si. Pero por favor, pasa, sientate. --No. En realidad vengo a por los papeles de mi reunion --ella lo miro sin saber a que se referia, pero Bastian senalo con la mirada el monton que habia en una mesita al lado de su escritorio. --Oh, !lo siento! De verdad que lo siento… --No te disculpes tanto, yo tambien me he llevado los tuyos --anadio, sacudiendo los que llevaba en la mano. Maximilien miraba desde fuera. Habia ido a por los cafes que la mandamas le habia pedido y dudaba si entrar o no. Las chicas le llamaron con gestos, como si le dijeran que se apartase de alli. Su jefa se veia tan emocionada que, obedeciendo a las redactoras se acerco al escritorio de Pauline para no interrumpirles. --?Que ha pasado? ?Por que esta el jefazo en su despacho? --pregunto soltando las bebidas calientes en la mesa de la pelirroja, pero ella no respondio, solo se encogio de hombros sin apartar la mirada de su amiga. Mientras ella rebuscaba entre los papeles para devolverle los que se habia llevado por error, el ojeo el despacho y con el, el reflejo en el espejo que habia detras de ella. Desde ahi pudo ver el monitor, donde habia una foto suya en primera plana. Sin intencion alguna de disimular dio la vuelta al escritorio para verla mejor. --?Y esto? --pregunto risueno. Miranda se giro horrorizada, sin poder articular palabra-- Esa no es de mis mejores fotos, la verdad… ?Son esos? --pregunto, cambiando de tema, restandole importancia a lo que habia estado mirando. --Si… estos son. --Vale. Gracias. Espero chocar mas veces contigo, me gusta sonreir antes de una reunion importante, ayuda a aliviar tensiones --Bastian tendio una mano como saludo y ella la estrecho timidamente. Nunca antes habia pasado esa verguenza. Habia chocado con el, tirando todo lo que llevaba en las manos, le habia hecho ir a por los documentos que se habia llevado y, ademas, le habia pillado con un retrato suyo en la pantalla. Cuando el ejecutivo se marcho Miranda se llevo las manos a la cara, percibiendo sin querer, el aroma que la mano de ese hombre habia dejado impregnado en la suya.

  • Resurgiendo de las cenizas (Invisible 2) de Olga Hermon

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  • Diccionario de las cosas que no supe explicarte de Risto Mejide

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  • El enamorado secreto de Camila Winter

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    A fines de la era victoriana Angelet esta a punto de casarse con un pretendiente guapo y acaudalado cuando comienza a recibir misteriosas cartas de amor de un desconocido. Poesias, rosas y obsequios se hacen cada vez mas frecuentes mientras la poesia conquista lentamente su corazon y tambien la intriga de saber quien es el autor de un amor tan apasionado…

  • El otro Hollywood de Eve Babitz

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    <<Me parecia a Brigitte Bardot y era la ahijada de Stravinsky.>> Asi se definia Eve Babitz, musa del Los Angeles de los sesenta y setenta que con apenas treinta anos publico estas memorias dignas de una estrella de Hollywood.

  • Intrigas de alta sociedad 1 de Ana Allende

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    Elizabeth Salt, es la unica hija del acaudalado abogado Marcos Salt y de una madre que solo conocio por fotografias. Al caer su padre gravemente enfermo, ella se encarga de su prestigiosa firma de abogados sin pensarlo y sin miedo, a fin de cuenta, habia sido criada para ese dia. --De la mano de su mejor amiga y secretaria, pasan sus dias sin salir de su rutina normal, sin embargo, acontecimientos inciertos empiezan a acumularse alrededor de su dia a dia, los cuales entorpecen su concentracion y hacen volatiles sus estados de animo. Una noche, al surgir un encuentro casual con un viejo amigo, se abren las posibilidades para que un amor improbable y aventurero llegue a su vida, causando estragos en su forma de pensar y demostrandole que aun en lo complicado, existen momentos de plena felicidad. Aunque todo esto podria verse opacado por traiciones inesperadas, mentiras descubiertas y fantasmas del pasado que quieren reaparecer para convertir su vida en un caos total. CAPITULO I Es una tipica manana de lunes en Manhattan, Elizabeth abria sus ojos a un nuevo dia que no prometia grandes cosas; pero si debia cumplir con grandes responsabilidades que su padre habia colocado en ella. Marcos Salt, padre de Elizabeth, era un hombre de aproximadamente 75 anos de edad, con una tez blanca, aunque no tanta, unos ojos grises y cabello totalmente blanco; su contextura era un poco robusta, pero para ella siempre fue muy buen mozo. Aparte de ser su padre, era un reconocido abogado de Nueva York, dueno de un bufete de abogados muy prestigioso llamado Salt, Lenon & Associates y, aunque habia logrado tener en sus haberes un monton de metas realizadas tanto personales como profesionales, sin esperarlo cayo gravemente enfermo hace unos meses atras, no quedandole mas opciones, tuvo que utilizar a su unica hija y vicepresidenta del mencionado Bufete como representante de sus intereses. De su madre Elizabeth nunca tuvo mucho conocimiento, solo poseia de ella una pequena foto tamano carnet en donde se veia sonriente y jovial; era de piel blanca, cabello castano claro, unos ojos color cafe y de contextura delgada, no puede negarlo, era preciosa y tampoco puede evitar encontrar una minima similitud con ella misma y la fotografia, por lo menos fisica; de pequena siempre le preguntaba a su padre ?Donde esta mami, papi? Y su padre siempre le daba la misma respuesta: "tu madre se fue un dia porque se canso de cuidarte hija, pero pase lo que pase yo nunca te abandonare, tu siempre seras mi rabbith, mi conejita de la suerte". Durante 22 anos esas palabras retumbaban en su cabeza de vez en cuando, sobre todo en los dias nublados o lluviosos; siempre le habian causado cierta nostalgia ese tipo de clima y hoy era uno de esos dias; ella nunca pudo entender como una madre se podria cansar de cuidar y atender a una nina que solo tenia dos anos cuando ella se marcho. A pesar de que ella misma todavia no habia vivido esa etapa, siempre se lamento el hecho de que tal vez, si se hubiera criado con su madre, hubiera podido ser una mujer un poco diferente a la que era ahora. Elizabeth Salt era una mujer sencilla, pese a todas las virtudes economicas de la cual su padre la habia podido colmar, era carismatica y muy inteligente, estudio Derecho igual que su padre, pero no por vocacion, sino por obligacion, su sueno de nina siempre fue bailar, pero su padre nunca lo considero una profesion; para el era menos que un hobby, sin embargo, en el transcurso de su educacion se dio cuenta de que su carrera no era tan mala como lo habia pensado y se graduo con honores de la universidad. A los pocos meses su padre la convirtio en la vicepresidenta de su importante compania; como hija unica, cualquiera pudiera pensar que era su obligacion. Su herencia genetica la habia colmado de una belleza incomparable; era blanca como el papel, de piel totalmente inmaculada, poseia unos grandes ojos grises rodeados de unas largas pestanas, su mirada era intensa, tanto que podian convencer al mismisimo Papa que el cielo era rosado y no azul si ella asi lo disponia; su cabellera era larga, con pequenas ondas y de un precioso color castano claro y, aunque no era del todo delgada, poseia unas largas piernas torneadas y una pequena cintura; mejor dicho, era todo un encanto de mujer, pero debajo de todas esas caracteristicas que a la vista de los demas la hacian parecer perfecta, solo era una mujer de 24 anos, molesta con un padre que fue sumamente sobreprotector y triste por el hecho de que ni su propia madre la quiso. ?Quien me podra querer si ni mi propia madre lo hizo? Siempre fue la pregunta que rondaba en su cabeza; con ese mantra que repetia varias veces al dia, era casi imposible tener cualquier relacion amorosa, la misma solo consistia en un par de noche al mes, al llamar a una agencia de acompanantes y asi desahogar el calor que su cuerpo emanaba. Pero sacudiendose todas esas malas sensaciones con las cuales habia despertado esa lluviosa manana, se levanto de la cama y se encamino al bano, era hora de tomarse una ducha con agua bien fria para despojarse de todos esos malos recuerdos con los cuales se habia levantado; odiaba despertar asi, su dia solia ser patetico cuando eso ocurria. Abrio la ducha, el agua estaba un poco mas fria de lo normal, pero no le importaba; mientras mas fria mejor. Se quito su pijama y entro en ella; las primeras gotas de agua que cayeron sobre su cuerpo le supieron a gloria, era como si de alguna manera le dieran frescura a su vida y borraran de su mente todos esos tristes acontecimientos por los cuales ella habia tenido que pasar, aun siendo tan joven. Aquella agua helada que sentia sobre su piel, le devolvia poco a poco cada sensibilidad en su cuerpo entumecido, no sabia si de dolor o de pena, pero el hecho era que el agua fria la hacian sentir muy bien. Despues de unos 15 minutos en la ducha, salio de ella y se encamino a su habitacion para vestirse, queria colocarse algo fresco, hoy no estaba de humor para algo muy formal, a lo que abrio su elaborado closet de madera color caoba, el cual hacia juego con su cama, su peinadora y sus dos pequenas mesitas de noche. Encontro el vestido perfecto, era de color morado con un hermoso estampado de flores negras, no era tan largo, un poco mas abajo de las rodillas, con una falda acampanada y un escote alto hasta el cuello, sin nada de mangas, era simple y precioso, tal como a ella le gustaban las cosas; cuando se disponia a colocarselo con toda la calma, ya que todavia era muy temprano para llegar a la oficina, su celular sono, inmediatamente se puso de mal humor. Samanta Brice, su secretaria, sabia cuanto le molestaba que la llamaran tan temprano, aparte de su relacion laboral, era la unica amiga que todavia le quedaba, y por la cual colocaria las manos en el fuego, ha sido incondicional y eso se agradece y se valora, pese a todo; de mala gana tomo el telefono de la mesita de noche y contesto: --Disculpa Liz, solo queria informarte que aqui esta esperandote la Sra. Loise Green, la viejita que a estas alturas se quiere divorciar.-- dice en voz chillona, segun ella disimulada, mis ojos giran como si ella pudiera verme, es inevitable, su torpeza e indiscrecion me exasperan la gran mayoria de las veces. --Samanta. -- Le digo casi con la misma voz chillona de ella a ver si entiende su indiscrecion, pero no, nada, esta muchacha es como un baul cerrado. --Yo no entiendo como estas viejecitas pueden siquiera pensar en retomar una vida, ya las senoras de su edad son para que hagan tortas y cuiden a sus nietos, mas nada, es ridiculo lo de este senora. Pongo mi dedo pulgar e indice en mi frente y aprieto esa pequena arruguita que se me forma entre las cejas cuando estoy molesta, por no decir furiosa. --Samanta, por el amor de dios ?cuando vas aprender a ser un poco mas discreta? Eres la secretaria de la vicepresidenta de la compania, comportate como tal. --Dile a la Sra. Green que en aproximadamente 30 minutos estoy en la oficina. Del otro lado del telefono solo escucho la respiracion entrecortada de una Samanta apenada; por un momento siento pena, pero debe de aprender, mi padre siempre dijo que en este mundo todos tenemos un papel muy importante que debemos saber interpretar y ella debe de aprender el suyo, no se puede valer siempre de nuestra amistad para actuar de manera poco profesional. Corto la llamada antes de arrepentirme y pedirle disculpas casi de rodillas; no lo puedo evitar, es mi amiga y la adoro, a pesar de que somos dos polos opuestos, nos complementamos de una manera increible, yo soy la chica estructurada y ella es una morena de ojos cafe oscuro y de un cabello negro corto, mas despreocupada que yo y de un alma salvaje e indomable; respiro hondo y prosigo mi rutina, me coloco mi ropa interior, paso mi hermoso vestido por encima de mi cabeza y hago medias acrobacias, casi contorsionismo para poderme subir el cierre, pero despues de un momento lo logro, tomo mi cabello y lo ato en una cola alta, escojo unos bellos zapatos negros de punta con un tacon no muy alto y me coloco unos pequenos aretes plateados en forma de luna, son mis favoritos y ya por ultimo, hecho un poco de polvo y rubor sobre mi rostro, un claro color en mis labios y estoy lista. Al bajar las escaleras de mi casa, una hermosa propiedad ubicada en el barrio Upper East Side

  • Cumplir 40 a los 60 de Raimon Samso

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    ?Deseas una mejor salud, un mayor bienestar, mas energia, y restar anos a tu edad? Descubre la experiencia del autor que consiguio todo esto, y ademas resolver sus graves crisis de dolor de cabeza mediante una nueva alimentacion

  • !Y tenia que ser mi jefe! 7 de Monica Hoff , Norah Carter

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    Davinia y Peter por fin disfrutaban de un merecido tiempo para ellos solos. Risas, playa y mucho amor… Pero la soledad les duro poco. Davinia esta embarazada y ahi comienza el caos de nuevo en sus vidas.
    El final de la saga con momentos divertidos, con todos los personajes y con la culminacion de una historia de amor que nos ha mantenido en vilo. ?Seran, por fin, nuestros protagonistas felices para siempre?

  • El oro del depredador (Maquinas mortales 2) de Philip Reeve

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    Segunda entrega de la tetralogia <>, una trepidante y original historia llena de misterio, con una ambientacion unica en un mundo futurista y postapocaliptico.

  • Naufragos de Fernando Bendala Alvarez

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    Bosco Magalay ha sobrevivido al incendio del navio estelar El Buen Pastor, sucedido en una zona remota del Universo. Comparte una nave salvavidas pequena y anticuada con otros dieciseis naufragos.

  • Zapatitos de tango de Diana Couto

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    Novela sobre la noche tanguear de Buenos Aires. Una mujer de mediana edad, sumergida entre su vida profesional y su pasion por el baile del tango. El tango es el gran hechicero que atrapa a personajes de todo tipo que comparten soledad y busqueda del amor. Eugenia intuye que su majestad el tango, el gran hechicero de la noche portena la pueden ayudar y alli se sumerge en la milonga, el refugio calido para los gangueros que suenan con encuentros ricos en emociones y llenos de vida

  • Las tres pasiones de Elif Shafak

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    La nueva novela de la autora de La bastarda de Estambul y El arquitecto del universo transcurre a caballo entre Estambul e Inglaterra, entre la tradicion y el afan por descubrir otras maneras de ver la vida.

  • Rosas amarillas para conquistar a la senorita Remington de Ana F. Malory

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    Lancaster, Reino Unido, 1840 Demasiado excitada como para permanecer sentada, la joven senorita Elizabeth Grant caminaba de un lado a otro del dormitorio deteniendose de tanto en tanto frente al espejo del tocador. Estudiaba con atencion la imagen que este le devolvia, sonreia satisfecha y reanudaba el paseillo ante la divertida mirada de su prima Anna. --No comprendo como puedes estar tan tranquila --manifesto la muchacha, revisando por enesima vez su aspecto, atusandose los rizos que le enmarcaban el rostro y ahuecando el abullonado de las mangas de su vestido antes de girarse hacia su prima con una deslumbrante sonrisa en los labios--. ?No estas emocionada? Yo siento que podria estallar de un momento a otro, tan alborotada estoy --concluyo con una risita de puro jubilo. --Es comprensible, estas a punto de asistir a tu primer baile --senalo Anna, coreando la risa de Beth al ver que sus palabras no hacian mas que avivar el entusiasmo de la mas joven, y contagiandose del mismo. A fin de cuentas, esa tambien seria su primera temporada, aunque su edad distara mucho de ser la de una debutante. La inesperada muerte de sus padres tres anos atras la habia mantenido largo tiempo sumida en el dolor, la tristeza y el duelo, alejada de los salones y reuniones. Detalle este que, dado su caracter extrovertido, y a decir de su tia un tanto levantisco, le traia sin cuidado. Intentaria disfrutar de las fiestas y el baile como cualquier otra joven, sin importarle que el resto de la sociedad la considerara, a sus veintiun anos, poco menos que una solterona. A lo largo de aquella semana su tia Clarissa la habia abrumado con interminables sermones sobre como tenia que comportarse en el baile de presentacion de Beth. Ante todo, debia evitar ponerse en evidencia, pensando siempre en su futuro y en el de su prima que, con seguridad, esa misma temporada lograria prometerse con algun respetable y, por supuesto, adinerado caballero. --Con suerte, siempre y cuando tu conducta sea intachable, tu tambien encontraras esposo. Estas habian sido sus palabras la noche anterior. Palabras que en ese instante resonaban en su cabeza casi como una amenaza. <>. Ni mucho menos estaba en contra del matrimonio, pero tampoco lo consideraba una obligacion. Si algun dia se casaba lo haria por amor y no porque el caballero fuera adecuado, acaudalado y socialmente conveniente. Tampoco porque la sociedad asi lo dictara. --No tienes de que preocuparte. --Tranquilizo a Beth con una calida sonrisa, olvidandose de las monsergas de su tia y de un futuro que, por el momento, no le inquietaba lo mas minimo--. Causaras sensacion. Estas preciosa. --Eres muy amable, Anna, y me encantaria poder decir que tambien tu luces estupenda, pero... las dos sabemos que ese vestido rosa que mama ha escogido para ti no es precisamente favorecedor --apostillo con un mohin de disculpa. Anna se acerco al espejo, contemplo su imagen y dejo escapar un suspiro de resignacion. --Tu madre queria asegurarse de que esta noche fueras tu la que brillara, y para ello me ha convertido en una col rosa --senalo con gesto comico--. Creo que, de haber podido, habria hecho lo mismo con el resto de invitadas --anadio, muy seria. Su expresion solemne no logro enganar a Beth y un segundo despues ambas estallaban en carcajadas. --Llevas razon, pero no lo ha hecho con maldad, aunque he de reconocer que se le ha ido un poco la mano. Continuaban riendo cuando la puerta del dormitorio se abrio sin previo aviso. --?Que escandalo es este? --pregunto Clarissa, horrorizada. --Ha sido culpa mia, le contaba a Beth... --Dios bendito --la interrumpio con apurados movimientos de las manos--, a este paso terminare de los nervios --dijo mas para si que para las muchachas, que la observaban con fingida seriedad. Tomo aire y lo expulso despacio antes de volver a hablar--. Los invitados comienzan a llegar y debemos recibirlos como corresponde. Sabeis lo que debeis hacer, ?verdad? --pregunto al tiempo que las hacia abandonar la estancia y, saliendo tras ellas, acomodaba los volantes del vestido de su hija--. Anna… --?Si, tia? --Espero que recuerdes todo cuanto te he dicho estos ultimos dias. --Por supuesto que lo recuerdo, tia. --Clarissa, satisfecha, se les adelanto, dedicandoles una ultima mirada antes de comenzar a bajar las escaleras--. ?Como olvidarlo si ha pasado toda una semana martirizandome con ello? --susurro en cuanto la mujer les dio la espalda. --?Has dicho algo? --inquirio aquella, deteniendose para mirarla por encima del hombro. --!Oh! Nada importante, tia. --Beth a duras penas podia contener la risa--. Que puede estar tranquila, no se me ha olvidado ni una sola palabra de cuantas me ha dicho. --Confio en que asi sea, querida. --Respiro despacio y bajo a reunirse con su esposo, que ya recibia a los primeros invitados. *** Clarissa se sentia exultante; todos elogiaban su fiesta y comentaban lo encantadora que era su hija Elizabeth. Prueba de ello era que su carne de baile se habia completado en un abrir y cerrar de ojos, y varios caballeros, los menos avispados, habian perdido la oportunidad de disfrutar de su compania durante la danza. Anna tambien habia bailado, aunque preferia permanecer en un segundo plano. No resultaba agradable exhibirse con aquel horrible vestido lleno de lazos, sin mencionar que la mayoria de caballeros alli presentes solo tenian ojos para las mas jovenes de la reunion. Hacia un buen rato que observaba a las parejas moverse en el centro del salon, cuando diviso entre el gentio al senor Taylor. Recordo entonces que el nombre del caballero figuraba dos veces en su carne; por lo tanto, la buscaba. Habia bailado con el al inicio de la velada y sabia que sus pies no soportarian un nuevo encuentro con los desmanados zapatos del joven. Sin rastro de remordimiento, huyo, mezclandose entre los invitados que bordeaban la pista de baile, hasta despistarlo. Terminar junto a una de las puertas que daban al jardin le sirvio para escabullirse fuera y librarse asi de la tortura que supondria bailar con el. El aire fresco de la noche la hizo estremecer, pero preferia pasar frio a volver a la atestada sala donde, con total seguridad, el senor Taylor continuaria buscandola, al menos durante unos minutos. Con pasos distraidos y sin apenas ser consciente de ello, tomo el camino que conducia a los rosales. Era su lugar favorito del jardin, porque le gustaban las rosas, en especial las amarillas. Eran flores hermosas y delicadas, pero a la vez temibles, con sus grandes y afiladas espinas; le fascinaban. Le recordaban un poco a si misma: de apariencia fragil y fuerte caracter. Quizas por eso la cautivaban. Durante la caminata se cruzo con varias parejas, unas paseaban sin mas para descansar del barullo del salon, otras buscaban rincones un poco mas discretos, con seguridad para decirse palabras de amor e, incluso, besarse con pasion, penso, suspirando. Se pregunto si alguna vez hallaria un hombre que se fijara en ella. Cierto que habia despertado el interes de varios caballeros, pero, a su modo de ver, eran demasiado jovenes o demasiado mayores. Tal vez su aspecto menudo, carente de sugerentes curvas, su cabello anaranjado, herencia de su padre, y sus ojos tremendamente verdes, no fueran del agrado de los hombres que ella consideraba interesantes.

  • Una decision para Julia de Ana I. Martin

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    Una verdadera historia de superacion de una mujer valiente a la que la vida le pondra muchas trabas para seguir adelante y debera tomar decisiones.

  • El secreto de la Bestia de Johana Connor

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    Luego de dieciseis anos Rebeca regresa a La Costa, una tierra magica y envolvente de la que huyo despues de que la tragedia marcara su vida. Su intencion con esa visita era cortar los lazos que aun la unian a esa region, pero cuando la tierra llama, los corazones responden enseguida, y se dejan atrapar por el sabor, la musica y la alegria de un poblado lleno de misteriosos atractivos; mas aun, cuando el amor toca a su puerta, avivandole la pasion.
    Al ritmo de los tambores ella se deja hipnotizar por esa tierra ancestral y poderosa, que le calienta la sangre en las venas y la seduce a traves de unos ojos negros y salvajes; pero mientras mas se sumerge entre los selvaticos parajes de La Costa, descubre secretos que la perturban y hacen renacer antiguos miedos que creyo superados. Ya le es imposible huir de nuevo, solo le queda enfrentarse a su peor pesadilla y revelar lo que se oculta bajo la piel del hombre que se apodero de su alma y ruge furioso, amenazando con destruir todo a su paso.

  • Cenizas de Damian Comas

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    <> Eduardo Antonio Parra

  • Que te vaya como mereces de Gonzalo Lema

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  • Un amigo seductor, Alina Covalschi de Alina Covalschi

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    Celia se mueve entre lo que es correcto y lo que su corazon le dicta. Un tutor que ha intentado llevarla por el buen camino y un amigo o mas bien un hermano, son todo lo que tiene en la vida.

  • La boda de mi hermana de Dylan Martins

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    Coge aire, sonrie y disimula todo lo mal que te cae. --Buenos dias, senor Moretti --sonrio fingiendo con la misma frialdad. --Buenos dias, Rebeca -- le devolvi la sonrisa, la llame como siempre por su nombre y no por su apellido como ella se dirigia a mi -- Te queda muy bien esa coleta -- le hice un guino tan falso como lo que le habia acabado de decir. Segui sin pararme ante ella, como cada manana, no la aguantaba, pero era la hermana de mi socio Julian y me la tuve que comer con patatas, ni mas ni menos. Procuraba llevarlo lo mejor posible, !que se le iba a hacer! Otras cosas peores o al menos eso queria pensar yo para sobrellevar aquella pequena cruz. Por suerte, mi talante no es malo y soy de los que se lo echan todo a la espalda, razon por lo que veia mi relacion con ella como un reto. Dia que pasaba, dia logrado... Entre en mi despacho y encontre un monton de expedientes autorizados sobre mi mesa, se veia que el dia anterior el equipo financiero habia visto viabilidad en muchos de ellos; ahora me tocaba a mi decidir cuales si y cuales no. Mire por la ventana y me encantaba esa sensacion de paz que se respiraba tras los amplios cristales, el mar... Mi trabajo me fascinaba, tenia con Julian una empresa financiera a gran escala. Llevabamos con ella cinco anos, pero nos habiamos afianzado a pasos agigantados, encontrandonos ya entre las mas importantes del pais. Vivia solo en un atico de doscientos metros y cien de terraza frente al mar ?Que mas podia pedir? Aquel atico habia supuesto para mi la consecucion de un reto y podia decir que habia logrado la casa de mis suenos, como si del programa televisivo del mismo nombre se tratara, en un tiempo record. Una novia, queria una novia, pero yo en ese sentido era una bala perdida; tan pronto me enamoraba como me desenamoraba, tan pronto amaba como me ahogaba, asi que lo mio debia ser algo como una alergia a largo tiempo con una mujer. No podia negar que era un seductor y un mujeriego. Creo que ahi esta la clave, el juego de la seduccion me podia... Pero cuando la presa caia en mis garras, como que empezaba a perder interes a marchas forzadas. ?Culpa de ellas? No, indiscutiblemente mia, pero esas cosas no se fuerzan y era mi condicion. Ese dia solo vine a dejar listo el trabajo y me iba para casa a preparar equipaje de mano, ya que a la manana siguiente salia rumbo a Cracovia. Mi hermana Lis se habia enamorado de un polaco llamado Kiev y se casaba alli el fin de semana, no se pudo haber buscado uno de Cadiz, no; ella de Polonia. En fin, tocaba ir a cumplir, en el fondo la adoraba y como no teniamos padres, debia llevarla yo al altar, por supuesto orgulloso de cumplir ese papel. Se trataba del gran acontecimiento del ano, que digo del ano, del siglo... Que mi hermana fuera feliz era una de las grandes prioridades de mi vida, y si su felicidad estaba en Cracovia, como si estaba en la Conchinchina, yo la apoyaba a muerte. Valore los expedientes y me fui directo para casa, tambien queria descansar. --?Donde vas tan rapidito? Vale que seas una bala, pero que salgas como una de ellas, a eso ya estoy menos acostumbrado--me pregunto Julian con el que me cruce y a punto estuve de arrollarlo. --No querras que llegue con mala cara a la boda de mi hermana. Alli habra cantidad de macizas avidas de un seductor como yo y uno tiene una reputacion que mantener--bromee. --No, no vaya a ser que la alta sociedad de Cracovia se pierda la oportunidad de conocer a una prenda como tu, tira para alla, hombre y no olvides brindar a mi salud. --Eso siempre... --Si, porque brindar, brindaras, pero anda que te has acordado de mi para llevarme, granuja.... --Alguien tiene que quedarse al frente del negocio, amigo, fuiste tu quien lo dijo; no me fastidies, yo por mi te hubiera llevado--le di una palmadita en el hombro y me marche de alli al galope. Sali saludando con una sonrisa a Rebeca, en el fondo iba pensando que ahi se quedaba y que la iba a perder de vista unos dias. Bien mirado, seguramente ella pensaria lo mismo. Pues nada, los dos felices, al final iba a resultar que se nos contentaba con poco. Lo mio con ella fue como los amores a primera vista, pero al reves; desde el primer momento nos caiamos mal y no hubo forma de remediarlo. De vez en cuando lo intentabamos, pero nada, ni poniendo de nuestra parte. Por respeto a Julian lo soportabamos estoicamente y procurabamos no darle mayor importancia, pero que me caia como el culo, me caia como el culo. Y apostaba un brazo y no lo perdia a que a ella le sucedia lo mismo. Llegue a mi casa y me sente a comer. Lola, la mujer de servicio me habia puesto la mesa. Aquel mediodia cocino para mi un pescado en salsa que estaba delicioso, pues tenia una mano en la cocina increible y la casa me la mantenia como los chorros del oro; no podia haber escogido una senora mejor. Ademas era toda amabilidad, tenia cincuenta y cinco anos, pero aparentaba diez menos, con una vitalidad fuera de serie. --Tu hermana Lis estara bellisima vestida de novia. Por favor mandale recuerdos de mi parte, quiero que sepa que la tengo presente. --Por supuesto que lo hare y ella te estara muy agradecida. Sabes que te consideramos como de la familia. --Y yo a vosotros. Me he tomado la libertad de confeccionarle yo misma una liga para que la lleve puesta ese dia. ?Se la daras? --Ni que decir tiene que se la dare. Eres un amor, Lola. Muchas gracias en su nombre, aunque ya te llamara ella para dartelas. Ya sabes, es mas cumplida que un luto--bromee. --Un torbellino es lo que es esa nina y con que sea la mitad de feliz que yo le deseo, ya va servida--suspiro. --Pues tranquila, que esa con su Kiev es feliz un rato largo. Yo no se lo que le ha dado el polaco, pero le ha sorbido el seso--rei. --Que cosas tienes--me imito riendo con ganas. Ella se iba a las cuatro. Una hora despues de que yo llegara y comiera, recogia la cocina y se marchaba hasta el dia siguiente, que llegaba a las ocho de la manana.

  • Hoja de sangre de Crystal Smith

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    AURELIA ES LA PRIMERA PRINCESA NACIDA EN RENALT despues de doscientos anos, y su destino es casarse con Valentin, el principe de Achleva --y mayor enemigo de su casa-- para asegurar la paz entre ambos reinos.
    Pero los rumores de un principe enfermo y cruel no cesan, y lo unico que eclipsa la aprension de Aurelia hacia su inminente matrimonio es el temor a aquellos que la matarian para evitarlo.
    Pronto circunstancias funestas la haran huir de su trono, entonces descubrira la felicidad que una vida plebeya puede brindar, lejos de intrigas politicas, compromisos monarquicos y el ejercicio prohibido de su legado mas antiguo: la sombria magia de sangre que es capaz de conectarla con fantasmas y espiritus.
    Aurelia parece un simple peon en un juego de amor, poder y guerra que ha perdurado durante siglos. Ahora debe decidir si quiere entregarse a su nueva vida o luchar por la que ha perdido, al tiempo que se abre paso por los complicados lazos que la unen a un principe forastero, al inquieto fantasma de una antigua reina, y a una enigmatica planta llamada hoja de sangre.

  • El club de los estrellados de Joaquin Berges

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    Francho, cartero por vocacion y soltero irremediable por su fisico, lleva una vida rutinaria, pulcra y ordenada. Desayuna y almuerza a diario con Hortensia en el cafe de su mejor amigo, y los fines de semana se deja arrastrar por este a su grupo de aficionados a la astronomia, un peculiar club de solitarios que se dan cobijo entre si.

  • El zoo de papel y otros relatos de Ken Liu

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    Quince relatos y novelas cortas de uno de los mejores escritores de ficcion breve de la ciencia-ficcion.
    “El zoo de papel” es la primera obra que ha obtenido los tres grandes premios del genero en el mismo ano.

  • Presidente (La Casa Blanca 1) de Katy Evans

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    .Sube la temperatura en la campana electoral de Estados Unidos

  • Escondete (Detective Warren 1) de Lisa Gardner

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  • Una vieja que leia novelas de amor de Luis Sepulveda

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    El cielo era una inflada panza de burro colgando amenazante a escasos palmos de las cabezas. El viento tibio y pegajoso barria algunas hojas sueltas y sacudia con violencia los bananos raquiticos que adornaban el frontis de la alcaldia. Los pocos habitantes de El Idilio mas un punado de aventureros llegados de las cercanias se congregaban en el muelle, esperando turno para sentarse en el sillon portatil del doctor Rubicundo Loachamin, el dentista, que mitigaba los dolores de sus pacientes mediante una curiosa suerte de anestesia oral. --?Te duele? --preguntaba. Los pacientes, aferrandose a los costados del sillon, respondian abriendo desmesuradamente los ojos y sudando a mares. Algunos pretendian retirar de sus bocas las manos insolentes del dentista y responderle con la justa puteada, pero sus intenciones chocaban con los brazos fuertes y con la voz autoritaria del odontologo. --!Quieto, carajo! !Quita las manos! Ya se que duele. ?Y de quien es la culpa? ?A ver? ?Mia? !Del Gobierno! Metetelo bien en la mollera. El Gobierno tiene la culpa de que tengas los dientes podridos. El Gobierno es culpable de que te duela. Los afligidos asentian entonces cerrando los ojos o con leves movimientos de cabeza. El doctor Loachamin odiaba al Gobierno. A todos y a cualquier Gobierno. Hijo ilegitimo de un emigrante iberico, heredo de el una tremenda bronca a todo cuanto sonara a autoridad, pero los motivos de aquel odio se le extraviaron en alguna juerga de juventud, de tal manera que sus monsergas de acrata se transformaron en una especie de verruga moral que lo hacia simpatico. Vociferaba contra los Gobiernos de turno de la misma manera como lo hacia contra los gringos llegados a veces desde las instalaciones petroleras del Coca, impudicos extranos que fotografiaban sin permiso las bocas abiertas de sus pacientes. Muy cerca, la breve tripulacion del Sucre cargaba racimos de banano verde y costales de cafe en grano. A un costado del muelle se amontonaban las cajas de cerveza, de aguardiente Frontera, de sal, y las bombonas de gas que temprano habian desembarcado. El Sucre zarparia en cuanto el dentista terminase de arreglar quijadas, navegaria remontando las aguas del rio Nangaritza para desembocar mas tarde en el Zamora, y luego de cuatro dias de lenta navegacion arribaria al puerto fluvial de El Dorado. El barco, antigua caja flotante movida por la decision de su patron mecanico, por el esfuerzo de dos hombres fornidos que componian la tripulacion y por la voluntad tisica de un viejo motor diesel, no regresaria hasta pasada la estacion de las lluvias que se anunciaba en el cielo encapotado. El doctor Rubicundo Loachamin visitaba El Idilio dos veces al ano, tal como lo hacia el empleado de Correos, que raramente llevo correspondencia para algun habitante. De su maletin gastado solo aparecian papeles oficiales destinados al alcalde, o los retratos graves y descoloridos por la humedad de los gobernantes de turno. Las gentes esperaban la llegada del barco sin otras esperanzas que ver renovadas sus provisiones de sal, gas, cerveza y aguardiente, pero al dentista lo recibian con alivio, sobre todo los sobrevivientes de la malaria cansados de escupir restos de dentadura y deseosos de tener la boca limpia de astillas, para probarse una de las protesis ordenadas sobre un tapete morado de indiscutible aire cardenalicio. Despotricando contra el Gobierno, el dentista les limpiaba las encias de los ultimos restos de dientes y enseguida les ordenaba hacer un buche con aguardiente. --Bueno, veamos. ?Como te va esta? --Me aprieta. No puedo cerrar la boca. --!Joder! Que tipos tan delicados. A ver, pruebate otra. --Me viene suelta. Se me va a caer si estornudo. --Y para que te resfrias, pendejo. Abre la boca. Y le obedecian. Luego de probarse diferentes dentaduras encontraban la mas comoda y discutian el precio, mientras el dentista desinfectaba las restantes sumergiendolas en una marmita con cloro hervido. El sillon portatil del doctor Rubicundo Loachamin era toda una institucion para los habitantes de las riberas de los rios Zamora, Yacuambi y Nangaritza. En realidad, se trataba de un antiguo sillon de barbero con el pedestal y los bordes esmaltados de blanco. El sillon portatil precisaba de la fortaleza del patron y de los tripulantes del Sucre para alzarlo, y se asentaba apernado sobre una tarima de un metro cuadrado que el dentista llamaba <>. --En la consulta mando yo, carajo. Aqui se hace lo que yo digo. Cuando baje pueden llamarme sacamuelas, hurgahocicos, palpalenguas, o como se les antoje, y hasta es posible que les acepte un trago. Quienes esperaban turno mostraban caras de padecimiento extremo, y los que pasaban por las pinzas extractoras tampoco tenian mejor semblante. Los unicos personajes sonrientes en las cercanias de la consulta eran los jibaros mirando acuclillados. Los jibaros. Indigenas rechazados por su propio pueblo, el shuar, por considerarlos envilecidos y degenerados con las costumbres de los <>, de los blancos. Los jibaros, vestidos con harapos de blanco, aceptaban sin protestas el mote-nombre endilgado por los conquistadores espanoles. Habia una enorme diferencia entre un shuar altivo y orgulloso, conocedor de las secretas regiones amazonicas, y un jibaro, como los que se reunian en el muelle de El Idilio esperando por un resto de alcohol. Los jibaros sonreian mostrando sus dientes puntudos, afilados con piedras de rio. --?Y ustedes? ?Que diablos miran? Algun dia van a caer en mis manos, macacos --los amenazaba el dentista. Al sentirse aludidos los jibaros respondian dichosos. --Jibaro buenos dientes teniendo. Jibaro mucha carne de mono comiendo. A veces, un paciente lanzaba un alarido que espantaba los pajaros, y alejaba las pinzas de un manotazo llevando la mano libre hasta la empunadura del machete. --Comportate como hombre, cojudo. Ya se que duele y te he dicho de quien es la culpa. !Que me vienes a mi con bravatas! Sientate tranquilo y demuestra que tienes bien puestos los huevos. --Es que me esta sacando el alma, doctor. Dejeme echar un trago primero. El dentista suspiro luego de atender al ultimo sufriente. Envolvio las protesis que no encontraron interesados en el tapete cardenalicio, y mientras desinfectaba los instrumentos vio pasar la canoa de un shuar. El indigena remaba parejo, de pie, en la popa de la delgada embarcacion. Al llegar junto al Sucre dio un par de paletadas que lo pegaron al barco. Por la borda asomo la figura aburrida del patron. El shuar le explicaba algo gesticulando con todo el cuerpo y escupiendo constantemente. El dentista termino de secar los instrumentos y los acomodo en un estuche de cuero. Enseguida tomo el recipiente con los dientes sacados y los arrojo al agua. El patron y el shuar pasaron por su lado rumbo a la alcaldia. --Tenemos que esperar, doctor. Traen a un gringo muerto. No le agrado la nueva. El Sucre era un armatoste incomodo, sobre todo durante los viajes de regreso, recargado de banano verde y cafe tardio, semipodrido, en los costales. Si se largaba a llover antes de tiempo, cosa que al parecer ocurriria ya que el barco navegaba con una semana de retraso a causa de diversas averias, entonces debian cobijar carga, pasajeros y tripulacion bajo una lona, sin espacio para colgar las hamacas, y si a todo ello se sumaba un muerto el viaje seria doblemente incomodo. El dentista ayudo a subir a bordo el sillon portatil y enseguida camino hasta un extremo del muelle. Ahi lo esperaba Antonio Jose Bolivar Proano, un viejo de cuerpo correoso al que parecia no importarle el cargar con tanto nombre de procer. --?Todavia no te mueres, Antonio Jose Bolivar? Antes de responder, el viejo se olio los sobacos. --Parece que no. Todavia no apesto. ?Y usted? --?Como van tus dientes? --Aqui los tengo --respondio el viejo, llevandose una mano al bolsillo. Desenvolvio un panuelo descolorido y le enseno la protesis. --?Y por que no los usas, viejo necio? --Ahorita me los pongo. No estaba ni comiendo ni hablando. ?Para que gastarlos entonces? El viejo se acomodo la dentadura, chasqueo la lengua, escupio generosamente y le ofrecio la botella de Frontera. --Venga. Creo que me gane un trago. --Vaya que si. Hoy dia saco veintisiete dientes enteros y un monton de pedazos, pero no supero la marca. --?Siempre me llevas la cuenta? --Para eso son los amigos. Para celebrar las gracias del otro. Antes era mejor, ?no le parece?, cuando todavia llegaban colonos jovenes. ?Se acuerda del montuvio aquel, ese que se dejo sacar todos los dientes para ganar una apuesta? El doctor Rubicundo Loachamin ladeo la cabeza para ordenar los recuerdos, y asi llego la imagen del hombre, no muy joven y vestido a la manera montuvia. Todo de blanco, descalzo, pero con espuelas de plata. El montuvio llego hasta la consulta acompanado de una veintena de individuos, todos muy borrachos. Eran buscadores de oro sin recodo fijo. Peregrinos, los llamaban las gentes, y no les importaba si el oro lo encontraban en los rios o en las alforjas del projimo. El montuvio se dejo caer en el sillon y lo miro con expresion estupida. --Tu diras. --Me los saca toditos. De uno en uno, y me los va poniendo aqui, sobre la mesa. --Abre la boca. El hombre obedecio, y el dentista comprobo que junto a las ruinas molares le quedaban muchos dientes, algunos picados y otros enteros. --Te queda un buen punado. ?Tienes dinero para tantas extracciones? El hombre abandono la expresion estupida. --El caso es, doctor, que los amigos aqui presentes no me creen cuando les digo que soy muy macho. El caso es que les he dicho que me dejo sacar todos los dientes, uno por uno y sin quejarme. El caso es que apostamos, y usted y yo nos iremos a medias con las ganancias. --Al segundo que te saquen vas a estar cagado y llamando a tu mamacita --grito uno del grupo y los demas lo apoyaron con sonoras carcajadas. --Mejor te vas a echar otros tragos y te lo piensas. Yo no me presto para cojudeces --dijo el dentista. --El caso es, doctor, que, si usted no me permite ganar la apuesta, le corto la cabeza con esto que me acompana. Al montuvio le brillaron los ojos mientras acariciaba la empunadura del machete. De tal manera que corrio la apuesta. El hombre abrio la boca y el dentista hizo un nuevo recuento. Eran quince dientes, y, al decirselo, el desafiante formo una hilera de quince pepitas de oro sobre el tapete cardenalicio de las protesis. Una por cada diente, y los apostadores, a favor o en contra, cubrieron las apuestas con otras pepitas doradas. El numero aumentaba considerablemente a partir de la quinta. El montuvio se dejo sacar los primeros siete dientes sin mover un musculo. No se oia volar una mosca, y al retirar el octavo lo acometio una hemorragia que en segundos le lleno la boca de sangre. El hombre no conseguia hablar, pero le hizo una senal de pausa. Escupio varias veces formando cuajarones sobre la tarima y se echo un largo trago que le hizo revolverse de dolor en el sillon, pero no se quejo, y tras escupir de nuevo, con otra senal le ordeno que continuase. Al final de la carniceria, desdentado y con la cara hinchada hasta las orejas, el montuvio mostro una expresion de triunfo horripilante al dividir las ganancias con el dentista. --Si. Esos eran tiempos --murmuro el doctor Loachamin, echandose un largo trago. El aguardiente de cana le quemo la garganta y devolvio la botella con una mueca. --No se me ponga feo, doctor. Esto mata los bichos de las tripas --dijo Antonio Jose Bolivar, pero no pudo seguir hablando. Dos canoas se acercaban, y de una de ellas asomaba la cabeza yaciente de un hombre rubio.

  • Hunter de Akara Wind

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    El mundo se ha convertido en un campo de batalla entre las diferentes facciones de vampiros. Ya no hay lugar para los humanos, solo son simple alimento. La noche pertenece a los inmortales.
    Hunter es un Alas Negras, una raza superior de vampiros, creado y entrenado para ser un asesino implacable, siempre leal, sin preguntas, sin remordimientos. Un arma infalible hasta que el ser mas insignificante se cruza en su camino.

  • Antes de ser Tuya (Solteronas 4) de Amaya Evans

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    Camille miraba por la ventana del salon de dibujo, el dia tan perfecto que hacia. Era ideal para ir a dar un paseo y dejar de lado el aburrimiento que por estos dias parecia acompanarla en todo momento. – ?Que tal si salimos?-pregunto su hermana-al menos el dia de hoy parece prometedor. -Iba a preguntarte lo mismo-le sonrio a su hermana Ophelia. Ambas se levantaron para ir por un chal y disfrutar de un vigorizante paseo, donde al fin podrian estirar sus piernas. – ?A donde creen que van? -su madre que entraba en ese momento, les pregunto al verlas. Las dos se miraron sabiendo que lo que estuvieran planeando hacer, su madre diria que no podian-solo ibamos a dar un paseo-respondio Ophelia. -Tendra que ser en otro momento. Lady Campbell ha venido con sus hijas a tomar el te. Camille hizo mala cara-Pero no sabiamos nada de eso-sintio que se revolvia su estomago de solo pensar en las burlas de las hijas de lady Campbell. -No estamos listas, madre-protesto Ophelia molesta por tener que soportar a las hermanas hurraca que solo llevaban chismes de un lado a otro. Camille miro asustada a su madre-creo que es mejor que yo no este presente madre. Su madre movio la mano con desden-Tonterias, las dos son mis hijas y ambas estaran alli. Ademas saben que lady Campbell y sus hijas son miembros prestantes de la sociedad. -Pero se burlan de Camille cuando ella se pone nerviosa o se molesta por sus comentarios fuera de lugar. Son unas idiotas. – !Ophelia, cuida tu lenguaje! ?Que es esa forma de hablar? No pareces una dama. -Madre, ?Es que no sientes rabia cuando hacen algun comentario de Camille? -No tengo porque, ellas solo dicen la verdad. Esa tartamudez es desesperante. Eso esta causando que cada vez estes mas alejada de los eventos sociales y de la gente. Te convertiras en una solterona, ya tu edad no es la de una jovencita y cada vez se te agotan mas y mas las posibilidades de poder encontrar un hombre que te ofrezca matrimonio-camino de un lado a otro por el salonSolo te pido que por favor no me lo reproches cuando estes sola en el mundo. -Ire a mi habitacion-dijo Camille sintiendose mal por las duras palabras de su madre. -No vas a ningun lado, primero debes saber que tienes que estar lista manana a las nueve de la manana. Vendra el doctor Monroe, para examinarte. -Si, madre-le dijo obedientemente mientras pensaba que solo era una perdida de tiempo- ?Ya pudo retirarme? -Esta bien, pero que sepas que esto de esconderte de la gente todo el tiempo, no te ayudara en el futuro. ***** Los rayos del sol se filtraban por las ranuras de las cortinas de su habitacion. -Buenos dias-la voz cantarina de su doncella, la desperto. -Buenos dias, Mary. -Hace un dia tan bonito, que pense en aquel vestido de flores amarillas que le dio su mama de cumpleanos el mes pasado. -Hoy no quiero ponerme vestidos bonitos, si tienes uno de color cafe oscuro o negro, mejor. – !Nina! ?Pero que se le ha metido en la cabeza para querer esos colores tan horribles? -Nada, Mary. Es solo que hoy viene otro dichoso doctor, de esos que a mi madre le encanta que vengan a decirme lo mismo de siempre, que mi padecimiento no tiene cura. -Oh milady, siento mucho que tenga que pasar por esto. Pero eso no significa que tiene que ponerse asi. Tal vez, este si tenga buenas noticias-le dijo tratando de infundirle animos. -Lo que mas me pone triste es saber que mi madre nuevamente va a estar alli, a la expectativa, creyendo que esta vez, si hay un remedio milagroso. Y cuando le digan que no es asi, yo soy la que tendre que ver su cara de decepcion. -Elevo los ojos al cielo-es una locura tener que pasar por lo mismo tantas veces. -Veamos primero, que es lo que tiene que decir el doctor-su doncella le llevo su bandeja hasta la cama para desayunara y luego la ayudo a asearse y a vestirse. Luego, ambas bajaron a la salita de vistas donde la esperaba el doctor y su madre. -Buenos dias. -ella saludo a todos. -Muy buenos dias, supongo que es usted lady Camille. -Si, doctor. -Es un gusto conocerla. Soy el doctor Edward Monroe. -Un placer conocerlo-dijo con tono apagado. -Hija, por favor, acercate. El doctor quiere verte bien. Ella se acerco y el comenzo a tocar su muneca y pincharla con cosas extranas que dolian. Era un hombre de rostro hurano, casi amargado. Sin embargo era educado en su forma de hablar y trataba de ser amable con ella, pero Camille no podia evitar sentirse como un experimento por la forma en la que la miraba. Luego de examinarla, se sento a tomar su te y empezo a hablar con su madre como si ella no estuviera alli. -No cabe duda de que es una pena. Una muchacha tan bonita, y joven con ese tartamudeo, es terrible. Pero creo que podemos hacer algo. Su madre casi se levanta de la silla cuando lo escucho- ?y que cree que deberiamos hacer? -Definitivamente un cambio de ambiente, es pertinente. Pero ademas no puede seguir encerrada, debe socializar para poder ejercitar la boca y la lengua. De esa manera podra ver una mejora. -Pero eso ya nos lo han dicho los otros doctores. El hombre hizo cara triste-lamentablemente es todo lo que puedo recomendar. Este tipo de padecimiento es algo con lo que la persona debe aprender a vivir, porque no desaparece, solo mejora un poco. – ?Entonces todo lo que podemos hacer es cambiarla de ambiente y llevarla a todos los eventos para que hable mas? -Eso y tratar de que no se altere, pues eso es lo que acentua el problema. Su madre no pudo ocultar su decepcion-Pense que podriamos tener buenas noticias. -miro a su hija con ese eterno gesto que la acompanaba desde que ella habia empezado a tartamudear. Ella sabia que era una molestia para sus padres y que si pudieran deshacerse de ella lo habrian hecho, pues gracias a ella, su familia estaba envuelta en habladurias y bromas de mal gusto. -Yo…les pido un permiso. Quisiera retirarme porque tengo un poco de jaqueca. -Si…si, vete hija-su madre la despacho como si no fuera mas importante que uno de sus gatos. Camille salio de alli con apenas un hasta luego, doctor, y subio las escaleras a toda prisa. Necesitaba estar en su dormitorio y llorar. Su hermana estaba cerca cuando ella entro como un huracan a su habitacion. – ?Que sucede?-corrio tras ella. -Por favor, Lia, ahora no deseo hablar. -le dijo a su hermana Ophelia que entraba en ese momento a su dormitorio. – ?Tan malo es lo que te ha dicho ese doctor? Segun el, toda la vida sere una tartamuda. Dice que es algo que se puede mejorar pero que jamas se ira. -empezo a llorar-no soy tan fuerte como para aguantar toda mi vida las burlas y las miradas de compasion de la gente. -No es el fin del mundo, hermana-debes calmarte-Ophelia se sintio mal por ella. A Camille le habia tocado una vida dura mientras crecia. A pesar del lujo que la rodeaba, las personas no le perdonaban su defecto. -Camille la miro con ojos llenos de lagrimas- ?como podria hacerlo despues de tan terribles noticias? Si hubieras visto la cara de mi madre, sus ojos me miraban con tal decepcion… -Oh no querida, esa es su mirada de siempre. Cualquier cosa que no sea su reflejo en el espejo sera observada como si fuera un insecto. Camille sonrio a pesar de su tristeza. Tenia que estar de acuerdo con ella. Su madre era la mujer mas egoista que habia conocido. Desde que eran pequenas, siempre les dejo ver que solo serian un medio para un fin. Eran hijas de un vizconde para casarse con aristocratas y llevarlos a un mejor nivel o al menos mantener el que ya tenian. Con el unico que se portaba distinto, era con su pequeno hermano Julian, al que tampoco habia deseado criar y lo habia enviado lejos apenas pudo, a un internado. Y ella para no sentirse culpable, se decia que era por su bien, pues era el heredero de un vizconde. Sin embargo cuando llegaba de visita, se deshacia en cumplidos y atenciones para consentir al pequeno heredero. -Al menos sabemos que si no te vas a casar por ese defecto, tampoco tendras que ir a ese monton de bailes en busca de marido, ya que ninguno querra tener que ver algo contigo. Camille le dio una mirada asesina- !Por Dios, Ophelia! a veces creo que no hay en ti, filtro entre tus pensamientos y tu boca-no pudo evitar reirse. -pero la verdad es que tienes razon. Ya me he hecho a la idea de que jamas sere una esposa con una gran familia, y si a eso le agregamos que los pocos caballeros que han venido aqui, se desencantan cuando me escuchan hablar, ya sabemos que es muy lejana la posibilidad de un matrimonio. Ophelia rodo los ojos-tu tampoco te ayudas, Camille. No sales mucho, evitas las reuniones, y los bailes. Por supuesto la consecuencia es que no muchos caballeros llenen la casa. -Mira quien habla de ayudarse. La que ahuyenta a los hombres con sus comentarios agrios la mayor parte del tiempo. Su hermana la miro molesta-lo hago porque tengo que. Sabes muy bien que de lo contrario, ya estaria comprometida y…-su semblante se torno triste-bueno a sabes que no es lo que quiero. -Lo se, hermana. Lo siento, no debi tocar ese tema tan doloroso para ti. Se que no es facil confiar despues de que Dalton, te hiciera aquella canallada.