• emma weimann - Emma Weimann

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    Pero eres una mujer. Ese sujeto era uno de los gerentes de la construccion mas repulsivo que Sam habia conocido en su vida. Se separo la camiseta gris del cuerpo y bajo la mirada hacia el sosten. --Si, lo soy. Definitivamente, una mujer. --Volvio a elevar la mirada e ignoro la forma en que el senor Hayes tenso la mandibula--. Vengo a pintar el apartamento de los Wallace. El sujeto clavo la mirada en el calendario. --Pero me dijeron que le habian encargado el trabajo a un Sam Freedman. Sam reprimio las ganas de golpearlo con los altoparlantes llenos de polvo que habia sobre el escritorio. --Sam es el diminutivo de Samantha. Y esa soy yo. Ya se lo explique dos veces. ?Por que no llama a los Wallace y simplemente les pregunta? Reprimio las ganas de gemir. ?Como era posible que un sujeto como ese obtuviera empleo en uno de esos lujosos complejos de apartamentos? El reviso la agenda sobre el escritorio. --No puedo. Estan de vacaciones. --Fruncio el ceno y contemplo la pintura, los pinceles y la escalera que ella habia llevado--. De acuerdo. Te llevare al apartamento. Pero ire a controlarte de vez en cuando. Para que lo sepas. --Al terminar, dejo la sala. Claro. Patan. ?Acaso pensaba que iba a robar aire de un apartamento vacio? Con un gesto negativo de la cabeza, Sam recogio la mayor cantidad de cosas que podia cargar. Las manijas de los baldes se le clavaron en los dedos. Tendria que regresar por la escalera. El senor Hayes se quedo de pie en el pasillo, con los brazos en jarra y un ceno tan fruncido que haria llorar a los ninos. --El elevador de servicio no funciona. Debemos tomar el otro. Intenta pasar lo mas desapercibida posible. Mientras lo seguia por el vestibulo de cielo raso alto, Sam intento ser silenciosa. Ese edificio emanaba una atmosfera de iglesia, construido para impresionar y presumir ante los visitantes. Ciertamente lo habia logrado con ella. Pasaron por una fuente rebosante con escalones acuaticos de pizarra. Sam no queria ni adivinar cuanto habia costado eso. Milagrosamente se las arreglo para meter todas sus cosas en el elevador vidriado; los baldes se plantaron con firmeza entre ella y el senor Hayes, quien le clavo la mirada al tiempo que entrecerraba los ojos. Los segundos parecieron horas. Finalmente, el elevador repico. --Llegamos. --Con desden, la observo luchar para sacar los materiales del elevador. Sam coloco los baldes en el piso. El pasillo estaba vacio. --?Que numero es? --El apartamento siete --escupio el senor Hayes a sus espaldas--. Al fondo del pasillo, la ultima puerta a la derecha. Antes de que Sam pudiera responder, se abrio la puerta a su izquierda. Una mujer con cabello largo y oscuro, vestida con un traje pantalon de un rojo intenso aparecio en el umbral. --Gillian, carino --grito hacia el apartamento--. Apresurate. --Se volvio hacia el senor Hayes--. Detenga el elevador, ?si? --Por supuesto, senora. --Casi se tropieza y cae para asegurarse de presionar el boton del elevador a tiempo. Sam apenas se contuvo de poner los ojos en blanco. El mismo hombre que no habia pensado dos veces dejarle hacer todo el trabajo de carga ahora practicamente se desvivia para asegurarse de que las puertas del elevador permanecieran abiertas para la femme fatale. Siempre lo mismo. Cuando una mujer tenia pechos del tamano de melones, cintura de avispa y cerebro de pajarito, los hombres se volvian locos. Sam sonrio. Bueno, por otro lado... le echo una mirada a la mujer en traje pantalon. De verdad tiene buenos pechos. Una segunda mujer salio del apartamento y cerro la puerta a sus espaldas. --De acuerdo. Estoy lista. --Le echo una mirada a Sam antes de bajar la vista y dirigirse hacia el elevador. Si, asi se deben sentir los insectos cuando los observa una mantis con ojos verdes. --Cielos, esas dos estaban buenas. --El senor Hayes casi se estaba babeando sobre la camisa. Este sujeto realmente es un cliche andante. Sam cruzo los brazos sobre el pecho. --?Tiene las llaves del apartamento? --Si, si, vamos. --Se alejo y la dejo cargando todo de nuevo. Que patan. Esperaba que la dejara sola tan pronto como estuviera instalada con todas sus cosas. Pero primero, probablemente le diria exactamente como debia haber su trabajo. Sam se sento en el suelo y apoyo su espalda protestante contra la pared. Esa noche requeria una ducha larga y caliente. Y una cerveza fria. Y una pizza. Satisfecha, miro las paredes con pintura blanca todavia fresca. Por mucho que le doliera la espalda luego de ocho horas de pintura, habia hecho un buen trabajo. Las dos habitaciones mas pequenas estaban terminadas. Quedaba la habitacion grande, lo que significaba un dia mas de trabajo razonable y bien pago. Los duenos del apartamento habian estado tan contentos con su disponibilidad para comenzar de inmediato que ni siquiera intentaron debatir su tarifa por hora. Eso habia sido una sorpresa agradable. A menudo, las personas adineradas resultaban ser los clientes mas molestos. Fue afortunada de que los duenos del apartamento fueran parientes de una de sus clientas mas antiguas y agradables. La vieja senora Henderson probablemente habia hablado bien de ella y se habia encargado de las negociaciones del pago. Y Sam estaba de acuerdo con eso. Abrio la botella de agua y bebio un sorbo. Trabajar en un edificio como ese era inusual para ella. A menudo eran propiedad de profesionales con sueldos altos y trabajos que demandaban que se quedaran a pasar la noche en la ciudad mientras sus deslumbrantes familias felices vivian sus deslumbrantes vidas felices en una casa no tan pequena en las afueras. Su opinion sobre eso era: trabajos aburridos, vecindarios aburridos, vidas aburridas y mas dinero del que nadie necesitaba. Suspiro. Esa vida bien podria haber sido la suya. El sonido del celular saco a Sam de su cavilacion. --?Si? --Hola, Sam, soy Linda. ?Como estas, guapa? Ag. Un llamado de su amiga y companera de trabajo solia significar mas trabajo o compras compulsivas de cosas que estaban en liquidacion en algun sitio. --Estoy bien. ?Que sucede? --Voy de camino a lo del senor Zimmer para hacer la instalacion electrica. Dime, ?vienes esta noche? !Mierda! --?A la fiesta? --?De que otro evento crees que hablo? Sam se paso una mano por el pelo. Se habia olvidado de la invitacion por completo. --No lo se. Solo tengo dos dias para pintar un apartamento entero. --Ay, vamos, Sam. Me lo debes. Si y me lo recuerdas cada vez que quieres algo. --De acuerdo. Pero no te prometo que me quede mucho tiempo. --Genial. Nos vemos esta noche, maquinita de amor. Sam dejo caer la espalda contra la pared. Mierda. Hasta ahi llego mi agradable noche de relajacion en casa.

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  • Tormenta (Jeremy Logan 1) de Lincoln Child

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    Una trepidante novela techno-thriller en la que la ciencia puntera se confunde con las pesadillas mas siniestras… y quizas no totalmente imposibles. Un caso que solo podra resolver el profesor de Historia Medieval de la Universidad de Yale y enigmatologo Jeremy Logan.

  • Amar en tiempos de tinder de M. Baeza

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    Ghosting, benching, orbiting, breadcrumbing… El amor en la epoca de tinder parecia facil y divertido, pero nunca ha sido tan complicado.

  • El Testamento de Magdalen Blair de Aleister Crowley

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    El testamento de Magdalen Blair fue publicado en forma de libro por Mandrake Press en septiembre de 1929. Dos de los tres relatos que lo componen, el que da titulo al volumen y <>, ya habian sido publicados en la revista The Equinox en 1912 y 1913, respectivamente. La maldicion que, al parecer, perseguia a Crowley le impidio ver distribuida la edicion en su totalidad, debido a la quiebra de la editorial. <> aborda la locura en una secuencia de codigos secretos y simbolicos, <> detalla un supuesto experimento cientifico en el que la telepatia llega al ambito de la materia misma; por ultimo, <> es un divertimento en el que el autor denuncia la mojigateria y la represion de la sociedad britanica. La obra retoma, pues, en clave de ficcion, algunos de los temas a los que Crowley dedico sus investigaciones --y sus practicas magicas--, manipulando habilmente los mas profundos terrores y las ocultas aspiraciones del ser humano.

  • Balada de amor para un soldado de Nut

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    Idris Mackie, desde que decidio abandonar la musica, vive sumergido en una desidia que le lleva a desentenderse de todo aquello que no sea pasar el rato bebiendo cervezas con sus amigos, fumar maria y disfrutar del sexo sin inhibiciones ni compromisos. Un buen dia recibe una carta que contiene un Cd con una cancion, y cuyo remitente es el soldado Kevin Miller, alguien que esta seguro de no conocer pero que parece dispuesto a irrumpir en su anodina vida. Amistad, sexo, soledad, amor, son algunos de los ingredientes que componen esta Balada de amor para un soldado que tiene como telon de fondo la musica, ese lenguaje universal, y a la ciudad de New York como testigo silencioso de como dos almas a la deriva, presas de las decisiones que han marcado su existencia, se buscan sin saberlo.

  • El extranjero de Albert Camus

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    Hoy ha muerto mama. O quiza ayer. No lo se. Recibi un telegrama del asilo: <> Pero no quiere decir nada. Quiza haya sido ayer. El asilo de ancianos esta en Marengo, a ochenta kilometros de Argel. Tomare el autobus a las dos y llegare por la tarde. De esa manera podre velarla, y regresare manana por la noche. Pedi dos dias de licencia a mi patron y no pudo negarmelos ante una excusa semejante. Pero no parecia satisfecho. Llegue a decirle: <> No me respondio. Pense entonces que no debia haberle dicho esto. Al fin y al cabo, no tenia por que excusarme. Mas bien le correspondia a el presentarme las condolencias. Pero lo hara sin duda pasado manana, cuando me vea de luto. Por ahora, es un poco como si mama no estuviera muerta. Despues del entierro, por el contrario, sera un asunto archivado y todo habra adquirido aspecto mas oficial. Tome el autobus a las dos. Hacia mucho calor. Comi en el restaurante de Celeste como de costumbre. Todos se condolieron mucho de mi, y Celeste me dijo: <> Cuando parti, me acompanaron hasta la puerta. Me sentia un poco aturdido pues fue necesario que subiera hasta la habitacion de Manuel para pedirle prestados una corbata negra y un brazal. El perdio a su tio hace unos meses. Corri para alcanzar el autobus. Me senti adormecido sin duda por la prisa y la carrera, anadidas a los barquinazos, al olor a gasolina y a la reverberacion del camino y del cielo. Dormi casi todo el trayecto. Y cuando desperte, estaba apoyado contra un militar que me sonrio y me pregunto si venia de lejos. Dije <> para no tener que hablar mas. El asilo esta a dos kilometros del pueblo. Hice el camino a pie. Quise ver a mama en seguida. Pero el portero me dijo que era necesario ver antes al director. Como estaba ocupado, espere un poco. Mientras tanto, el portero me estuvo hablando, y en seguida vi al director. Me recibio en su despacho. Era un viejecito condecorado con la Legion de Honor. Me miro con sus ojos claros. Despues me estrecho la mano y la retuvo tanto tiempo que yo no sabia como retirarla. Consulto un legajo y me dijo: <> Crei que me reprochaba alguna cosa y empece a darle explicaciones. Pero me interrumpio: <> Dije: <> El agrego: <> Era verdad. Cuando mama estaba en casa pasaba el tiempo en silencio, siguiendome con la mirada. Durante los primeros dias que estuvo en el asilo lloraba a menudo. Pero era por la fuerza de la costumbre. Al cabo de unos meses habria llorado si se la hubiera retirado del asilo. Siempre por la fuerza de la costumbre. Un poco por eso en el ultimo ano casi no fui a verla. Y tambien porque me quitaba el domingo, sin contar el esfuerzo de ir hasta el autobus, tomar los billetes y hacer dos horas de camino. El director me hablo aun. Pero casi no le escuchaba. Luego me dijo: <> Me levante sin decir nada, y salio delante de mi. En la escalera me explico: <> Atravesamos un patio en donde habia muchos ancianos, charlando en pequenos grupos. Callaban cuando pasabamos. Y reanudaban las conversaciones detras de nosotros. Hubierase dicho un sordo parloteo de cotorras. En la puerta de un pequeno edificio el director me abandono: <> Le di las gracias. Mama, sin ser atea, jamas habia pensado en la religion mientras vivio. Entre. Era una sala muy clara, blanqueada a la cal, con techo de vidrio. Estaba amueblada con sillas y caballetes en forma de X. En el centro de la sala, dos caballetes sostenian un feretro cerrado con la tapa. Solo se veian los tornillos relucientes, hundidos apenas, destacandose sobre las tapas pintadas de nogalina. Junto al feretro estaba una enfermera arabe, con blusa blanca y un panuelo de color vivo en la cabeza. En ese momento el portero entro por detras de mi. Debio de haber corrido. Tartamudeo un poco: <> Se aproximaba al feretro cuando lo pare. Me dijo: <> Respondi: <> Se detuvo, y yo estaba molesto porque sentia que no debi haber dicho esto. Al cabo de un instante me miro y me pregunto: <>, pero sin reproche, como si estuviera informandose. Dije: <> Entonces, retorciendo el bigote blanco, declaro, sin mirarme: <> Tenia ojos hermosos, azul claro, y la tez un poco roja. Me dio una silla y se sento tambien, un poco a mis espaldas. La enfermera se levanto y se dirigio hacia la salida. El portero me dijo: <> Como no comprendia, mire a la enfermera y vi que llevaba, por debajo de los ojos, una venda que le rodeaba la cabeza. A la altura de la nariz la venda estaba chata. En su rostro solo se veia la blancura del vendaje. Cuando hubo salido, el portero hablo: <> No se que ademan hice, pero se quedo, de pie detras de mi. Su presencia a mis espaldas me molestaba. Llenaba la habitacion una hermosa luz de media tarde. Dos abejorros zumbaban contra el techo de vidrio. Y sentia que el sueno se apoderaba de mi. Sin volverme hacia el, dije al portero: <> Inmediatamente respondio: <>, como si hubiese estado esperando mi pregunta. Charlo mucho en seguida. Se habria quedado muy asombrado si alguien le hubiera dicho que acabaria de portero en el asilo de Marengo. Tenia sesenta y cuatro anos y era parisiense. Le interrumpi en ese momento: <> Luego recorde que antes de llevarme a ver al director me habia hablado de mama. Me habia dicho que era necesario enterrarla cuanto antes porque en la llanura hacia calor, sobre todo en esta region. Entonces me habia informado que habia vivido en Paris y que le costaba mucho olvidarlo. En Paris se retiene al muerto tres, a veces cuatro dias. Aqui no hay tiempo; todavia no se ha hecho uno a la idea cuando hay que salir corriendo detras del coche funebre. Su mujer le habia dicho: <> El viejo habia enrojecido y habia pedido disculpas. Yo intervine para decir: <> Me parecio que lo que contaba era apropiado e interesante. En el pequeno deposito me informo que habia ingresado en el asilo como indigente. Como se sentia valido, se habia ofrecido para el puesto de portero. Le hice notar que en resumidas cuentas era pensionista. Me dijo que no. Ya me habia llamado la atencion la manera que tenia de decir: <>, <> y, mas raramente, <>, al hablar de los pensionistas, algunos de los cuales no tenian mas edad que el. Pero, naturalmente, no era la misma cosa. El era portero y, en cierta medida, tenia derechos sobre ellos. La enfermera entro en ese momento. La tarde habia caido bruscamente. La noche habiase espesado muy rapidamente sobre el vidrio del techo. El portero oprimio el conmutador y quede cegado por el repentino resplandor de la luz. Me invito a dirigirme al refectorio para cenar. Pero no tenia hambre. Me ofrecio entonces traerme una taza de cafe con leche. Como me gusta mucho el cafe con leche, acepte, y un momento despues regreso con una bandeja. Bebi. Tuve deseos de fumar. Pero dude, porque no sabia si podia hacerlo delante de mama. Reflexione. No tenia importancia alguna. Ofreci un cigarrillo al portero y fumamos. En un momento dado, me dijo: <> Le pregunte si se podia apagar una de las lamparas. El resplandor de la luz contra las paredes blancas me fatigaba. Me dijo que no era posible. La instalacion estaba hecha asi: o todo o nada. Despues no le preste mucha atencion. Salio, volvio, dispuso las sillas. Sobre una de ellas apilo tazas en torno de una cafetera. Luego se sento enfrente de mi, del otro lado de mama. Tambien estaba la enfermera, en el fondo, vuelta de espaldas. Yo no veia lo que hacia. Pero por el movimiento de los brazos me parecio que tejia. La temperatura era agradable, el cafe me habia recalentado y por la puerta abierta entraba el aroma de la noche y de las flores. Creo que dormite un poco.

  • Anatomia de un jugador de Jonathan Lethem

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  • El rey del hampa de Marcia Cotlan

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    Paddy entro en El tuerto Joe, la taberna mas famosa del puerto, y se dirigio a la mesa del fondo, donde un hombre alto, vestido de negro y con gesto taciturno, fumaba un cigarro y bebia whisky. El local olia ligeramente a vinagre y la madera del suelo crujia con cada paso. --Acabamos de hablar con Robert Penrose, jefe. Dice que hay unas cuantas partidas de naipes importantes a la vista y que podra reunir el dinero. Pide un par de semanas mas y pagara los intereses por el retraso. --Paddy era un hombreton robusto, aunque no demasiado alto. Su poblada barba pelirroja ponia de manifiesto su origen irlandes. Cuando estaban en publico, siempre llamaba jefe a su amigo, pero en privado utilizaba su apellido: Raven. --?Le ensenaste a ese cabron estirado lo que ocurre cuando no me pagan a tiempo? --Los ojos del hombre eran dos brasas. Tan oscuro estaba el local que cada vez que daba una calada al cigarro, se le iluminaba brevemente el rostro haciendolo parecer un demonio. No prestaba demasiada atencion a Paddy. Estaba mirando a la tabernera que, a su vez, se lo estaba comiendo con los ojos. Su voz profunda y varonil habia hecho que la mujer se estremeciera. --Claro, jefe --respondio Paddy, frotandose un puno y sonriendo--. Le hemos dado lo suyo. --De acuerdo, entonces. Dale esas dos semanas de plazo. Si despues no paga… --No pagara, jefe --se atrevio a interrumpirlo Paddy--. Ese bastardo de Penrose cree que podra ganar haciendo trampas, pero lo que no sabe es que Malone jugara con el, y no hay tramposo que se le escape a Malone. --Raven miro a Paddy pensativo. --Tendremos que ayudarlo entonces. Hay que asustarlo lo suficiente como para que se concentre. Si se juega algo que le duela mas que su propia vida, tal vez se convierta en un mejor tramposo. Dicen que los aristocratas dan mucha importancia a eso del honor. --Dio una calada al cigarro y sus ojos relumbraron en la oscuridad de la taberna--. Debe de tener una esposa, quizas no la ame, pero hara lo que sea para que no se sepa que la secuestraron. Su honor quedaria manchado para siempre. Traela, eso le hara saber que vamos en serio. Paddy asintio. Raven se levanto, con el cigarro aun entre los labios, y se dirigio a la tabernera. Ella le sonreia con ojos lujuriosos. Casi de forma inconsciente, la mujer se atuso el cabello ligeramente despeinado y se paso la lengua por los labios. --?Como te llamas? --le pregunto el, que acaba de comprar la taberna y aun no conocia a sus empleados. --Millisent, mi rey --le dijo la joven, melosa, mientras contenia la respiracion para elevar su ya de por si abundante busto. --?Soy tu rey? --le pregunto con la voz fria, casi indiferente. --Por supuesto, Raven --respondio ella como si ya lo conociese--, sois mi rey y el rey de todos nosotros. El rey del hampa --le dijo; el torcio la boca en lo que podria haber sido considerado como una sonrisa, aunque no era mas que una mueca. --Ven --le dijo a la tabernera. Ella salio de detras de la barra. El le puso la mano al final de la espalda, casi en el trasero, y la empujo delicadamente escaleras arriba. Cuando habia llegado al primer piso y ya estaba fuera del alcance de la vista de Paddy, dijo en voz elevada, pero sin llegar a gritar--: Paddy, trata bien a la esposa de Penrose. Ella no es culpable de haberse casado con un maldito hijo de perra tramposo. El hombre vestido de negro era, efectivamente, el rey del hampa. Tenia veintiseis anos y la dureza de su gesto demostraba todo lo que habia tenido que pasar hasta llegar a su posicion actual. Nadie controla a los maleantes de Londres si no tiene mano de hierro. Lo apodaban El Cuervo. Si le preguntabas a alguien el motivo de tal apodo, te decia que se debia a que siempre vestia de negro o a que, cuando aparecia en persona para ver a alguien, nunca traia buenas noticias. Pero en realidad el mismo se habia hecho llamar El Cuervo debido a su apellido: Raven. William Raven, ese era su nombre, pero casi nadie lo sabia ni lo habia utilizado nunca. Solo su madre, cuando era nino, lo llamaba Billy. Margaret Raven, su madre, habia sido prostituta. William era hijo de alguno de sus clientes, ella nunca supo decir de cual, porque era una moza atractiva y bastante solicitada en el burdel en el que trabajaba. Recordaba de su madre las caricias y los besos, la sensacion de amparo que suponia dormirse entre sus brazos. Esas sensaciones habian durado poco, ya que ella comenzo a escupir sangre un invierno y habia muerto antes de llegar la primavera. Raven tenia ocho anos y tras su muerte empezo a vivir en la calle, a robar para poder comer, a imponerse al resto de muchachos para que ellos no se impusieran a el. Su constitucion fuerte y su altura le hicieron un gran favor: era facil infundir miedo con tal envergadura corporal. Media mas de un metro noventa, sus hombros eran anchos y los musculos de su cuerpo parecian esculpidos a cincel. Incluso vestido de negro y con el gesto constantemente tenso (ceno fruncido y boca apretada) era un hombre tan atractivo que cortaba la respiracion. <>, solia decir cuando alguien le pedia mas tiempo para pagar una deuda o imploraba su perdon tras intentar traicionarlo. Y ciertamente no lo era. Habia hecho lo que habia tenido que hacer para llegar donde estaba: robar, golpear y asesinar. Solo por eso seguia vivo, porque cuando habian querido robarle, golpearlo o matarlo, el habia sido mas rapido. En eso consistia la supervivencia. Tambien seguia vivo porque habia sabido rodearse de amigos leales: Paddy y Alistair eran sus inseparables. Pero al igual que su dureza y crueldad eran legendarias en los bajos fondos londinenses, tambien era famosa su extrema amabilidad con las prostitutas, que tanto le recordaban a su madre. Nadie habia vuelto a golpear a una prostituta desde que el mandaba en los bajos fondos. Pero tampoco les permitia a ellas burlarse de el. Lo temian tanto como lo deseaban y jamas se hubiesen atrevido a traicionarlo. Todas, sin excepcion, esperaban ser las elegidas de Raven, que un dia entrase en uno de los burdeles y subiera con ellas a los cuartos. Pero Raven nunca se acostaba con prostitutas, precisamente porque le recordaban a su madre. Y como los hijos de ellas le recordaban a si mismo, no habia nadie mas generosos que el con aquellos chiquillos. Con todos los chiquillos de los bajos fondos, en realidad. <>, le decia Alistair lleno de orgullo. Alistair era la voz de la conciencia de Raven y aunque era un incordio soportar a veces sus sermones, el rey del hampa siempre lo escuchaba para no perder demasiado el contacto con la realidad. Raven era un hombre cruel, tenia que serlo, pero queria que alguien le marcase los limites de tal crueldad y no habia nadie como Alistair para ese cometido. *** Rosalind Penrose habia llegado puntual a la cita, como era su costumbre. El anciano senor Havisham la hizo pasar a su despacho. Era pequeno y oscuro, y los muebles tenian muchos anos y demasiado uso. --?Tiene algo para mi, senor? --le pregunto la joven, ansiosa. --Me temo que no, milady. La mayoria de las familias piden institutrices con experiencia y por muy buenas que sean mis palabras sobre vos, cuando se enteran de que nunca antes habeis trabajado, os desechan. Lo siento. --Y realmente lo sentia. Aquella joven dama le parecia muy agradable y necesitada de trabajo. Era una lastima que una muchacha asi se viese obligada a trabajar por culpa de un hermano calavera que habia dilapidado la fortuna familiar en las mesas de juego. Queria ayudarla de verdad. Fue entonces cuando penso en su cunado--. Aunque quizas haya algo… Si no os importa viajar, claro. --Expliquese, por favor --rogo ella con un brillo de esperanza en los ojos. --Mi cunado Arthur ha hecho una considerable fortuna con un negocio de maderas, pero como usted bien sabra, no todo en esta vida lo puede comprar el dinero. No compra, por ejemplo, la clase. Mi cunado quiere contratar a alguien que eduque a sus dos hijas y que les de a el y a mi hermana algunas lecciones de como comportarse, pero en Nueva York no encuentra a nadie dispuesto a ello. Las institutrices mas cualificadas consideran que trabajar para una familia como la de mi hermano es rebajarse. --?Nueva York? --pregunto ella decepcionada, a pesar de que deseaba desde hacia tiempo conocer la ciudad, pero no era el momento adecuado--. Me temo que no puedo irme tan lejos, senor Havisham. Mi hermano… --Perdonad que os interrumpa, milady, y perdonad por lo que voy a deciros, pero vuestro hermano no es digno de que sigais sufriendo por el. Si no os alejais, acabara arrastrandoos en su caida --le dijo con sinceridad el anciano. --Lo se, senor Havisham, pero, aun asi… --Ella habia bajado la mirada y la tenia fija ahora en la gastada alfombra del despacho. Parecia consternada. --Hagamos una cosa. Os lo pensais, y si no tengo noticias vuestras en una semana, eso me indicara que no aceptais la propuesta. Teneis siete dias para pensarlo. --De acuerdo --dijo ella, aun con el animo decaido. Se levanto de la silla raida y se dirigio a la puerta--. Buenas tardes y muchas gracias

  • Distinta Clara de Alba Ballesta

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    Laia Crespo (veintipocos, hija unica) estudia un master en la Universidad de Barcelona, adonde se ha mudado, harta de viajes en tren desde Vilanova; sus padres no terminan de asimilar su ausencia. Comparte piso con otra chica y trabaja en una libreria-cafe. Un domingo, mientras echa un vistazo a una caja de libros de adolescencia que su madre le ha apartado, redescubre un pequeno volumen de poemas: Obras Completas de Clara Dubasenca (Tomo III).

  • El jardin olvidado de Kate Morton

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    En visperas de la Primera Guerra Mundial una nina es abandonada en un barco con destino a Australia. Una misteriosa mujer llamada La Autora ha prometido cuidar de ella, pero desaparece sin dejar rastro…

  • El lobo y la rosa (Destinos en la tormenta 1) de Zahara C. Ordonez

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    Malaga, agosto de 1845 Todo empezo con una tormenta. El cielo era una planidera llorando una muerte y los truenos eran gritos de su garganta anunciando desgracia. Aun no lo sabia, pero era la mia. La lluvia parecia clamar el fin del mundo y desde la seguridad de mi dormitorio la observaba, ajena a una realidad que pronto me encontraria y de la que no podria escapar. De pie junto al ventanal observaba los barcos alla en el puerto vapuleados por olas furiosas. Eran todo un simbolo de resistencia pues, aunque sus cascarones fueran embestidos una y otra vez, siempre se mantenian a flote. Me gustaba imaginarme tan fuerte, tan brava, tan resistente a las tempestades como ellos y fantaseaba a veces con que me subia a bordo de uno de esos fastuosos navios y lo comandaba hasta los confines de la Tierra. La culpa de tal fantasia, decia mi madre, la tenia Espronceda, y pronto me disuadia de mis ensonaciones contandome historias atroces de terribles y despiadados piratas. Ella de eso sabia mucho, pues sus antepasados levantaron su fortuna con barcos mercantes, asi que escuchaba sus relatos olvidando durante un tiempo mis pretensiones de darme a la pirateria hasta que mis ojos volvian a mirar el puerto y una sensacion de fuerza y libertad sin igual me embargaba. La voz de mi madre me saco de mis pensamientos. --Apartate de la ventana, Victoria. En su tono autoritario habia un deje tembloroso, pues temia a las tormentas mas que a la propia muerte. En aquel instante un relampago, que se me antojo que dibujaba la guadana de la Parca, cruzo el cielo y ella dio un respingo. El trueno pronto lo siguio con un bramido inmisericorde que retumbo en la estancia y que la hizo persignarse y advertirme de nuevo que me alejase de alli. Obedeci y mi madre llego al punto, corriendo los cortinajes de seda en color crema que habia estrenado unos meses atras con la llegada del verano. El fulgor de los quinques que habiamos tenido que encender desde primera hora en aquel dia gris ilumino la estancia oscura con sus tonos dorados. --?Todavia no estas vestida? --se quejo tras mirarme de arriba abajo y comprobar que seguia envuelta en mi comodo batin de organza. Mi madre fue hacia mi mesita de noche y agito la campanilla que reposaba sobre esta mientras yo fruncia el ceno, algo desconcertada. --?Vestida? ?Para que? --Hoy es el entierro de don Agustin de Herrera. Don Agustin era amigo de la familia desde que yo tenia memoria. Tanto el como mi padre eran propietarios de una ferreria y habian acabado trabando amistad mas alla del ambito comercial, pues compartian sus tribulaciones por las idas y venidas del comercio de hulla y otros asuntos del negocio. Pasaban los dias hablando de proyectos que habrian de encumbrarlos en lo mas alto de la sociedad industrial. Algunos llegaban a buen puerto y otros quedaban varados, pero nunca les falto ilusion. Don Agustin tenia familia en Bath, una ciudad inglesa, y a menudo expresaba su deseo de equiparar Espana a la isla en cuanto a avances industriales se referia, y ya hablaba de ferrocarriles y otras hazanas. Pronto se dio cuenta de que, aun habiendo dado algunos pasos hacia adelante, aqui las cosas iban a un ritmo distinto al del resto de Europa. Cuando a mi padre se lo llevaron las fiebres, Agustin se hizo todavia mas presente en nuestra familia. Ayudo a mi madre en los asuntos legales, acompano a mi hermano en sus primeros pasos en solitario al frente de la ferreria y pronto se hablo de que colmaba a mi madre de atenciones poco propias para una mera relacion de amistad. Las malas lenguas tuvieron trabajo de sobra con ellos, pues el estaba casado. Todo el mundo pensaba que su esposa, de mal caracter y peor salud, lo dejaria viudo y el se desposaria con mi madre; sin embargo, para sorpresa de todos, el pobre Agustin, de cabellos aun oscuros y rostro lozano, se fue antes que la macilenta senora de Herrera. Tras el velatorio, al que la viuda prohibio la entrada a mi madre, iban a enterrarlo en el Cementerio de San Miguel, en una tumba sobre la que algun dia se alzaria el panteon que habia ordenado construir. La muerte, asi de caprichosa, gusta de llevar la contraria llevandose a quien menos lo espera. Yo sabia lo mucho que don Agustin significaba para ella, pero si de por si acudir a un entierro era del todo inapropiado, ir al suyo transgredia todos los limites, y asi se lo hice saber. --No necesito el permiso de nadie para ir a despedir a un amigo -- respondio mi madre con gesto resuelto. --Madre… Ya sabe lo que dice la gente --insisti, recordandole las habladurias. --Ire a decirle adios a Agustin les guste o no --zanjo. --Como quiera --suspire--. Mas el tiempo tampoco acompana. Parece mentira que estemos en agosto. --Nunca llueve para siempre, Victoria. Y menos en Malaga. Si de algo sabemos aqui es de sol. Guillermina, mi doncella, a quien yo llamaba <> de forma carinosa, llego en ese instante y mi madre le dio ordenes de que preparase un vestido adecuado para las circunstancias. La muchacha, de apenas veinte anos, cabello dorado y rostro dulce, se quedo por unos segundos petrificada. Logro sobreponerse y hacer lo que le pedia. La observe mientras abria cajones y roperos y sacaba de ellos varias prendas que creyo convenientes, dejandolas estiradas sobre la cama, hasta que mi madre senalo al poco un vestido de raso negro con volantes de blonda y guarnecidos en azabache. Eligio tambien un echarpe de cachemira a rayas, un sombrero de capota a juego, cerrado con un lazo de raso violeta, y unos guantes de encaje. --Lastima que no haga dia para lucir sombrilla. La ultima que te regalo tu hermano habria sido perfecta para ese vestido --observo mi madre, que sentia pasion por los adornos--. Escogeremos un paraguas apropiado. Mina guardo el resto para despues ayudarme a vestirme. --?Que opina…? --Deje la pregunta a medias, pues me apreto con tanto brio el corse que me quede sin aliento. Era ingles, de raso, de los que todavia necesitaba ayuda para poder anudarlos por detras. Mi madre habia comprado algunos mas nuevos, con unos enganches delanteros que facilitaban la tarea de vestirlos, mas ese dia me puse aquel porque su tejido era muy fresco. --Afloja, Guillermina, que Victoria tiene la costumbre de respirar. --Perdon, senora --se disculpo, y me libero un poco de la presion. --Endiablados corses. Cada vez los hacen mas rigidos --me queje. --?Por que crees que Napoleon lo llamaba <>? --apunto mi madre. --Ni que hubiera tenido que llevar uno --le recorde. --Igual le habria ido mejor en Rusia de haber sido mujer --dijo ella--. Somos mas precavidas y siempre llevamos un chal por si refresca. --No creo que podamos llamar <> al frio de aquellos lares, madre. En medio del semblante enturbiado que lucia aquella manana, emergio una breve aunque animada sonrisa. Mina solto una disimulada risita por aquel comentario y termino de ponerme el vestido. Despues me sente en el tocador para que me peinase. --Un recogido sencillo bastara --le indico mi madre, observandome en el espejo. Me miraba con ternura y quise pensar que se sentia orgullosa de la hija que habia criado--. Es una pena que tu padre no este aqui para verte. Te habria dicho lo mucho que te pareces a mi cuando tenia tu edad: mi mismo pelo, mis mismos ojos negros… --Me gustaba mucho parecerme a ella, pues su belleza me resultaba ejemplar. La mire con carino, notando en su voz la nostalgia--. El siempre decia que terminariamos por casarte bien. Hacia tiempo que habia aprendido que la decision sobre cuando y con quien me desposaria estaba en sus manos, o en cualquier caso en las de mi hermano, y no en las mias. A ella le habia ocurrido lo mismo, a pesar de que habia quedado claro que sus sentimientos nunca habian pertenecido a mi padre y que si lo habia querido era a causa de la costumbre y no del corazon. Mi madre decia que el amor y el matrimonio eran cosas distintas, y que en contadas ocasiones confluian ambas, como si hablase de dos astros que se alinean y no de algo tan humano como los sentimientos. Por lo que de existir un enamoramiento por mi parte que no conviniese a sus prioridades, que eran su posicion social y economica, seria fuertemente reprobado. --?Y eso cuando sera? Usted se caso con dieciseis y yo ya tengo diecinueve. A su lado soy casi una solterona --dije, fingiendo un gesto amargo. --Sabes de sobra que no podria consentir que te casases con el primero que pasara a pedir tu mano. Hallar al esposo adecuado para ti lleva su tiempo. --Y supongo que vive en la luna, dado que no lo ha encontrado aun. --No digas tonterias --me regano--. Tu hermano y yo solo queremos lo mejor para ti. --Hablando de mi hermano --comence a decir con intencion de formular la pregunta que habia rondado antes por mi cabeza--, ?que opina el de que vayamos al entierro? --Rafael ha salido temprano para Sevilla a tratar asuntos de negocios. No tiene por que enterarse de nada --ordeno, dirigiendonos una mirada severa a Mina y a mi. Ella asintio de forma diligente y yo alce una ceja. --Pues tendra que sellar con cera los labios de media Malaga, porque como aparezcamos por el cementerio vamos a ir de murmuracion en murmuracion. --En ese caso ya me las sabre yo arreglar. --Se enfadara. --Victoria, puede que tu hermano, al ser hombre, sea el jefe de la familia por disposicion divina y humana, pero yo soy su madre, y sabe Dios que lo que una madre dice va a misa. Suspire, rezando porque, de darse conflicto, lo resolvieran entre ellos. Cuando Mina termino, pronto abandonamos la casa y llegamos en carruaje hasta la explanada previa al cementerio. Don Agustin era muy querido, asi que el lugar estaba abarrotado. Los carruajes se agolpaban unos junto a otros, con sus ocupantes en el interior esperando que la tormenta amainase. A resguardo de la lluvia, bajo algunos arboles cercanos, se agrupaban gentes de aspecto humilde. Supuse que serian sus trabajadores, o quiza solo curiosos que no perderian la oportunidad de asistir a un evento de tales caracteristicas. De entre la espesa lluvia, al final del paseo que conducia al cementerio, emergio un carruaje oscuro que parecio invocado de la nada. Era negro como la brea y estaba tirado por seis caballos de identico color, que en su testuz presumian de grandes plumas de igual tono. De entre las nubes grises surgio un repentino rayo de sol que ilumino el asombroso carruaje. Percibi entonces sus muchos detalles: angeles para guiar su alma, relojes de arena alados, flores de adormidera, letras griegas que simbolizaban el principio y el fin de los tiempos, asi como buhos y antorchas. Todo el estaba lleno de simbologia en referencia a la vida y la muerte. --Nunca he visto nada igual --murmure, estremecida. Era hermoso, aunque lugubre a la vez, dado su cometido. --Al parecer su viuda se opuso. No le parecia bien que a Agustin le llevasen el feretro animales en lugar de personas, como se ha hecho toda la vida --relato mi madre--. Aunque como ves ha prevalecido su voluntad, pues lo dejo todo por escrito. He oido que su sobrino lo ha hecho traer de Barcelona. --?Su sobrino? --pregunte extranada, pues desconocia de su existencia. --Julian Withmore --indico mi madre--. ?No lo recuerdas? Agustin no suele hablar mucho de el, quiero decir… solia --se corrigio--, pero estuvo en su casa por Pascua, hace unos diez anos. Tu padre vivia aun. A pesar de que intente rebuscar en mi memoria aquel recuerdo, no lo halle, asi que negue con la cabeza. --Es normal. Eras muy pequena. Fue antes de que sus padres lo mandaran a colegios de prestigio para… --se interrumpio, como si estuviera buscando las palabras concretas--, para suavizar su caracter. Estudio en Madrid, mas tuvieron que sacarlo de alli cuando tenia veintitres anos por asuntos de romances, contaba su tio. Volvio a Bath con sus padres hasta que murieron la primavera pasada --comento ella, sin dejar de atisbar el exterior. --?Los dos? --Los dos --afirmo--. Don Agustin era la unica familia que le quedaba. <>, pense. --Creo que ahora esta instalado otra vez en Madrid y he oido que va a hacerse cargo de buena parte de su fortuna, asi que tendremos que llevarnos bien con el. Las palabras de mi madre se perdieron bajo el sonido de los cascos de los seis ejemplares que tiraban del carruaje de don Agustin. Llego hasta las puertas del camposanto y, a pesar de la lluvia, bajaron el feretro entre varios hombres ataviados con elegante levita oscura y lo portaron sobre sus hombros, echando a andar solemnemente. La gente comenzo a abandonar su transporte, clavando los pies en el barro para seguirlo. Toda la burguesia malaguena se habia reunido alli para despedir a Agustin; grandes magnates del comercio, poseedores de navieras, fabricas o negocios en Ultramar. Ni uno solo faltaba, pues todos lo consideraban un gran amigo. La tormenta, que parecio apiadarse de nosotros, dio tregua, quedando apenas una llovizna que, aunque molesta, permitia estar al aire libre. Mi madre y yo descendimos de nuestro transporte, cuidando de no meter los pies en algun charco y resbalar; y aunque nos quedamos mas atras intentando no llamar en demasia la atencion, pronto todas las miradas se clavaron en nosotras. Al sentirme observada agache la cabeza, algo abrumada. Mi madre, sin embargo, alzo el menton y continuo caminando con paso decidido. Nadie le dijo nada, pero todos murmuraron. Y en sus ojos estaba el reproche que anidaba en sus labios. Algunos, muy pocos, los mas allegados a nuestra familia, se acercaron y nos saludaron de forma cortes, aunque parca. Por fin llegamos hasta una de las callejas del cementerio, entre las que comenzaban a perfilarse las parcelas que un dia ocuparian fastuosos panteones. La muchedumbre se agolpo frente a la que seria la tumba familiar de los Herrera y, mientras el feretro ocupaba su lugar, el sacerdote que asistia al entierro pronuncio su sermon con gran aplomo. Observe a mi madre y supe que estaba conteniendo las lagrimas, asi que la tome de la mano, buscando reconfortarla.

  • El protector de Marliss Melton

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    ?Que pasaria si un dia descubres que eres el blanco de un grupo terrorista y el unico hombre que puede ayudarte es un sexy ex Seal?
    Eryn McClellan ensena idiomas en Washington DC, hasta el dia en que se convierte en el blanco de terroristas. El FBI interviene, pero cuando parece que solo la estan usando como cebo, el general McClellan solicita la ayuda del unico hombre en el que sabe que puede confiar: el ex SEAL de la Armada Ike Calhoun.
    ABRAZANDO LA SOLEDAD
    En su remota cabana en las montanas Blue Ridge, Ike penso que habia dejado la Guerra atras. Sin embargo, ahora esta atrapado protegiendo a una belleza de ojos azules de agentes federales ambiciosos y yihadistas enloquecidos. Aunque mas inquietante es el hecho de que la encantadora Eryn, parece decidida a destruir su aislamiento autoimpuesto.
    Ike hace todo lo posible para resistir sus formas embriagadoras, pero puede sentir como su resistencia se va desmoronando poco a poco. Con el FBI pisandole los talones y los terroristas no muy lejos, Ike voluntariamente libra una guerra de un solo hombre en defensa de la mujer cuya pasion y fe le han dado la fuerza para superar su pasado.
    Pero, ?sera suficiente para mantenerla a salvo?

  • Una chica desconocida, Mary Kubica de Mary Kubica

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  • Carreteras de otono de Lou Berney

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    A Frank Guidry se le ha acabado la suerte. Fiel empleado del capo de la mafia de Nueva Orleans Marcello, Guidry sabe que todo el mundo es prescindible. Pero ahora le toca a el; sabe demasiado sobre el crimen del siglo: el asesinato de JFK. Sin apenas opciones, Guidry se echa a la carretera camino de Las Vegas para ver a un antiguo socio.

  • La isla de ambar de Ana Olivia Fiol

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    Victoria es una pelirroja sofisticada e independiente que trabaja como traductora freelance y monitora de spinning. Se siente libre, feliz y disfruta de tener un control total sobre su vida hasta que, en la zona vip de la discoteca mas top de Ibiza, se cruza con Alejandro, un atractivo empresario de la noche por el que se siente poderosamente atraida. Pronto descubre que, ademas de su magnetismo, Alejandro tiene ciertas facetas ocultas que empujaran a Victoria a un juego de mentiras, sexo y estrategias, en el que tendra que encajar muchas piezas para descubrir quien es el realmente.

  • Cruelity Free de Elizabeth Betancourt

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    Suky Rider es una mujer muy inusual, para empezar es totalmente lo opuesto a lo que la actual sociedad define como "belleza". Ella es una mujer curvilinea, bajita, espontanea, dulce y muy apasionadal. Debido a una infancia desastrosa y una madre que siempre trato de bajar su autoestima, Suky nunca supo el potencial que realmente tenia, pero su caracter colorido y espontaneo siempre la hizo llamar la atencion. En un momento de su vida en el que se entera que practicamente ha vivido en una mentira se volcara en una gran aventura que consistira en salvar su marca de maquillajes favorita (Cruelity Free), lo que no espera encontrarse por el camino es a una serie de catastroficas desdichas y a un hombre tan atractivo que la hara temblar de la cabeza a los pies.

  • Emma en la noche de Wendy Walker

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    Una noche, Cass y su hermana Emma desaparecen. Tenian quince y diecisiete anos respectivamente. Nadie sabe nada de ellas y las autoridades no encuentran una explicacion. Hasta que, tres anos despues, Cass reaparece sin su hermana. Lleva solo lo puesto y cuenta una historia increible, llena de lagunas…
    Para la doctora Abby Winter, psicologa forense, nada de lo que cuenta tiene sentido. Como experta en trastornos narcisistas de la personalidad, investiga a fondo a la familia de Cass: la madre resulta perturbadora, el padrastro y el hermanastro son problematicos, incluso la propia Cass no es lo que parece.
    Y mientras se investiga para encontrar el paradero de Emma, lo que sale a la luz va mas alla de lo que cabia esperar. Y es que cuando los secretos familiares se destapan, las consecuencias pueden ser terribles.

  • El hombre en las sombras de Angeles Goyanes

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    Despues de pasar toda su vida intentando curar las heridas del pasado, Isabel Porto parece haber conseguido la estabilidad emocional. Se ha casado, se ha convertido en madre de dos hijos adoptivos y tiene ante si un brillante futuro politico, siendo candidata a la presidencia de Espana en las elecciones que estan a punto de celebrarse. Sin embargo, hay cabos sueltos en su vida, personas que conocen un secreto capaz de destruirla, y, lo que parece peor, personas capaces de matar para protegerlo. Todos ellos entraran en accion cuando el pequeno Alex, que ha quedado paralitico en el mismo accidente de trafico en el que murio su madre, sea secuestrado y su familia, con razones para creer que la candidata presidencial esta detras del rapto, no dude en amenazarla con hacer publico su terrible secreto, uno tan oscuro que ni la propia Isabel lo conoce al completo.

  • Conexiones Prohibidas (La fiesta prohibida 3) de Charlotte Byrd

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    Yo no pertenezco a ella.

  • Cada segundo de Patricia Geller

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    Violeta Meyer es una joven que necesita liberarse de las imposiciones familiares y ha tomado la decision de romper con su pasado, ofreciendose como chica de compania. Ella no imagina que, adentrandose en un mundo tan superficial, sentira un placer diferente, conocera a hombres que estaran dispuestos a todo por tenerla y descubrira emociones insospechadas.

  • Munequita de Lori Beasley Bradley

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    E 1 l calor de la primavera tardia en la casa hacia el aire practicamente irrespirable. Dolly levanto la cabeza de los cojines tras su regazo cuando escucho el carruaje afuera. Dejo la tela a un lado y se acerco a la ventana para ver a Karl, el repartidor de la tienda de Haney, quien se bajaba. Ella fue a la puerta con una sonrisa en su rostro. El estaba alli con sus baneras de lavado para la ropa, las que tenian escurridores para sacar el agua de la ropa --Solo puedo llevarla hasta su porche, senorita Dolly --el vigoroso joven se disculpo. -- Tengo que correr a Holbrook para recoger mercaderia para el Sr. Haney en el deposito o me quedaria para llevarlas a la parte de atras y prepararlas para usted. Dolly se protegio los ojos de la luz del sol brillante con su mano agrietada. Esta bien, Karl. Puedo arreglarmelas desde aqui e instalarlas . Ella no estaba segura de que fuera verdad, pero Dolly sabia que tenia que sacar la caja y su contenido del porche delantero y llevarla al fondo antes de que Martin llegara a casa y las viera. Karl deslizo la gran caja de madera de la parte trasera del carruaje y la llevo al porche. Se quedo esperando hasta que Dolly buscara en el bolsillo de su delantal y sacara una moneda de cinco centavos. --Gracias --dijo y le entrego la moneda al joven. --Gracias, senorita Dolly --dijo mientras dejaba caer la moneda de cinco centavos en el bolsillo del pecho de su gastada camisa a cuadros--, esto me comprara un trago en Bud’s cuando llegue a Holbrook. El conductor se apresuro a cruzar la verja, se subio a su carro, quito el freno y libero a los caballos por la polvorienta calle con potencia. Dolly miro fijamente el cajon desgarbado y penso en como iba a llevarlo al porche trasero donde lavaba la ropa. Agarro la madera aspera y levanto un extremo. Lo bajo de nuevo al porche, agradecida de que no pesara demasiado. --?Necesitas ayuda con eso? Dolly levanto la cabeza para ver a su vecino, Trace Anderson, parado en la puerta. Dolly sintio que se le ruborizaban las mejillas. Habia sido muy dulce despues de haber enviudado hace algun tiempo. --Probablemente pueda conseguirlo, Trace --dijo Dolly--, pero realmente no quiero rayar el piso, arrastrandolo de regreso. Trace abrio la puerta y se dirigio al porche. --?Donde esta Martin? Dolly puso los ojos en blanco. --Tu invitado es tan bueno como el mio. No tengo ni idea de donde esta mi hermano hoy. --Ella abrio la puerta principal y se inclino para agarrar un extremo de la caja--. No es muy pesada. Trace se puso en cuclillas y recogio al otro. --No demasiado pesada --dijo con una calida sonrisa--, simplemente incomodo. Dolly le devolvio la sonrisa al grandulon. --Son tinas nuevas con un juego de escurridores para cuidar mis pobres manos cuando lavo la ropa. --Fue amable de parte de Martin hacer eso por ti. --Yah --dijo Dolly con un suave bufido. Su hermano no habia tenido nada que ver con eso. Dolly habia pagado las tinas con el dinero que habia ahorrado con los huevos y los productos que vendia al senor Haney. Llevaron la caja a traves del salon, con cuidado con las lamparas, y a traves de la cocina ordenada, donde el pollo hervia en una olla alta para hacer bolas de masa, y salieron al porche trasero. --Si tienes una palanca --dijo Trace--, yo hare pedazos esto por ti. --En el cobertizo. --Dolly salio del porche al patio y se dirigio al pequeno edificio detras de la casa conectado a su gallinero. Ella regreso con la palanca de hierro y se la entrego a Trace, quien la tomo y comenzo a arrancar los delgados listones de madera de la caja--. Puedo hacer eso --le dijo Dolly--, si estas ocupado en tu tienda. Trace Anderson tenia un negocio de monturas y tachuelas adjunto a su casa al otro lado de la calle de Dolly y su hermano en Concho, Arizona. Hacia un buen negocio con los rancheros y granjeros mormones de la zona y era muy querido en la ciudad. Las mujeres en la iglesia decian que el era uno de los solteros mas elegibles en la pequena comunidad desde que su esposa habia fallecido dos anos antes. Dolly habia puesto sus ojos en el hacia algun tiempo, pero el hombre nunca le habia prestado mucha atencion. Diez anos mayor que ella, tal vez Trace pensaba que era demasiado joven a los veinticuatro para ser una verdadera esposa y madre. --No es ninguna molestia. --Saco las tablas del extremo de la caja y comenzo a deslizar las dos tinas montadas sobre patas, para que Dolly ya no tuviera que lavar la ropa de rodillas. Saco los dos rodillos y los estudio. --?Que diablos son estos? --Escurridores --dijo con una sonrisa orgullosa. --Los montas en la banera, giras el mango alli y pasas la ropa. --Dolly se encogio de hombros. --Escurren la mayor parte del agua, por lo que la ropa no tarda tanto en secarse. --Seguro que cuidaras tus manos de las exprimidas. --Estudio las tinas--. ?En cual los quieres? --No importa, no importa --le dijo Dolly, y Trace comenzo a colocar los escurridores en una de las tinas galvanizadas--. Martin diria que esto era una perdida de buen dinero, pero son mis manos las que estan cuidando y no las suyas --dijo Dolly con una risa nerviosa--. Y fue mi dinero con el que las compre, no el suyo. Martin probablemente dira que estoy tomando el camino de la mujer perezosa para no lavar la ropa . Trace se aclaro la garganta mientras giraba su rizado cabello castano para mirar a Dolly. --No debes prestar atencion a lo que Martin dice sobre ti, Dolly. Se que trabajas duro para mantener la casa de Martin en orden y cuidar el jardin y las gallinas. --La miro a los ojos azules con los suyos color avellana y Dolly no pudo apartar la mirada--. No tiene derecho a decir las cosas que dice ni a decirlo de la forma en que lo dice. Dolly se quedo atonita por las palabras del hombre. ?Como podia saber que tipo de cosas le decia Martin? Ella miro la tela de queso sobre la ventana abierta de la cocina y suspiro. Martin era un griton como lo habia sido su padre. Cuando estaba bebiendo y queria hacer valer su punto, pensaba que decirlo mas alto haria el trabajo. Trace habia vivido al otro lado de la calle durante mas de diez anos, primero con su difunta esposa, Lucy, y luego solo. ?Cuantas de las furias malhabladas de Martin habria escuchado? ?Eran ellos la razon por la que nunca le habia prestado atencion? La verguenza repentina hizo que las mejillas de Dolly se encendieran y eso la lleno de ira. Respiro hondo y trato de controlar su irritacion. --Lamento que el despotricar de Martin le haya molestado, Sr. Anderson. Me asegurare de recordarle que las ventanas podrian estar abiertas la proxima vez . Trace, con el ceno fruncido en su hermoso rostro, apreto la tuerca final y probo la seguridad moviendo los escurridores con su gran mano. --Creo que lo hara. --Se quedo mirando el monton de listones de madera esparcidos por el porche. Asintio con la cabeza hacia el desastre--. ?Quieres que te las lleve? --Los llevare para la cocina --dijo Dolly sin mirarlo a los ojos--, pero gracias. Ella olio el pollo hirviendo en la cocina y rodeo al gran hombre, que se elevaba por encima de los cinco pies y siete pulgadas de Dolly por una cabeza y tenia hombros tan anchos que tenia que girarlos para atravesar la mayoria de las puertas. --Necesito comprobar el agua de mi pollo antes de que se queme en la olla. Trace volvio la cabeza hacia la puerta de la cocina. --Huele bien --dijo con una sonrisa--, pero toda tu cocina huele bien, Dolly . Dolly sonrio mientras levantaba la tapa de la olla esmaltada en azul. ?Habia estado oliendo su comida? Bueno, vivia al otro lado de la calle. A Dolly le gustaba cocinar y se enorgullecia de sus comidas. Tambien estaba orgullosa de su jardin libre de malas hierbas y sus gallinas regordetas. Todavia le irritaba un poco que Trace hubiese estado prestando tanta atencion a lo que estaba pasando en su casa cuando nunca le habia dado mas que un asentimiento de pasada en publico. Dolly sabia que Trace nunca habia sido un gran conversador. Quizas sea mas un oyente que un conversador. Ella sonrio para si misma. El Senor sabia que, para variar, le vendria bien que alguien la escuchara. Trace entro en la cocina. --Bueno, supongo que me ire si no necesitas nada mas --dijo mientras sus ojos recorrian la cocina ordenada--, pero recuerda lo que dije. Martin no tiene ninguna razon para llamarte perezosa o tratarte como lo hace . Dolly sintio que sus mejillas se ruborizaban de nuevo. --Se lo agradezco, pero Martin me ha estado cuidando desde que mama y papa murieron. --Se mordio el labio mientras reflexionaba sobre que decir a continuacion. --Puso su vida en espera para cuidar de mi. --Repitio las cosas que Martin siempre le decia. Trace resoplo. Te trata como a una nina y te usa como a una esclava domestica, Dolly. Ya no eres esa nina flaca que perdio a sus padres --resoplo--, asi que ten un poco de orgullo y defiendete como la mujer adulta que eres ahora. Has hecho mas de lo que te corresponde para pagarle a ese inutil borracho. --Le debo a mi hermano por cuidarme todos estos anos --protesto, defendiendo a su hermano con lagrimas en los ojos--, ?y que derecho tienes a escuchar nuestras disputas familiares privadas de todos modos, Trace Anderson? --No hay muchas formas de evitar escuchar --sonrio Trace, poniendo los ojos en blanco. Dolly no respondio, salio de la cocina, atraveso el salon y salio por la puerta. Dolly dejo que las lagrimas que habia estado conteniendo se deslizaran por sus mejillas. Si ahora pensaba que ella era una mujer, ?por que nunca la habia cortejado? Trace trago saliva mientras cruzaba la calle angosta que separaba su casa y su tienda de la de Dolly y Martin. ?Por que se habria puesto tan cascarrabias? Solo habia estado tratando de ayudar. ?Como se suponia que no iba a escuchar los alborotos borrachos de Martin cuando el hombre gritaba cada palabra?

  • Vida de este capitan de Alonso De Contreras

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    Los mejores libros jamas escritos.

  • Tango. Baile y pasion de Boris Cobian

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    Y tu, ?te atreverias a arriesgarlo todo? Helena es una mujer con una vida monotona que, por casualidad, esta a punto de dar un giro inesperado. El conocer a Emanuel, un joven instructor de tango la lleva por caminos insospechados, rodeados de erotismo. Pero, ?pasion es igual a amor? Helena tendra que tomar una decision. Boris Cobian nos muestra la belleza del erotismo a traves de una novela que atrapa de principio a fin.

  • Respira (A city of love 1) de Paula Gallego

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    Una ciudad de santuarios y fantasmas, un error cometido hace mucho tiempo y... un balcon.
    Eri Nakahara es la chica de las mascaras. Ha vuelto a Kioto despues de cuatro anos para llevar a cabo un plan que implica acercarse a Kaoru Hanazawa y ganarse su confianza.
    Sin embargo, Kaoru podria no ser la persona que ella esperaba, y traicionandolo a el se destruiria a si misma en el camino. Eri sabe que las emociones mas humanas son las mas peligrosas y debera tener cuidado para no quemarse.
    ?Sera capaz de cumplir la promesa que se hizo aunque ello signifique sacrificar algo mucho mas importante?

  • El bosque de los hombres olvidados de M. G. Aranguren

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    Una historia que te atrapara desde el principio y que no podras dejar de leer hasta el final ?Puede el pasado hacerse presente?Esto es lo que acaban preguntandose todos cuando Aurora acude a la policia para denunciar la desaparicion de su marido. Una extrana cita y un cadaver tendran en jaque a toda la policia de la ciudad. ?Debe el dolor causado quedar impune? El inspector al cargo de la investigacion descubre que el hombre asesinado sometio a sus companeros de clase, siendo solo unos ninos, a humillaciones y vejaciones dificiles de olvidar.Unos meses antes, un grupo de exalumnos asiste a una cena organizada por Aurora. En dicha velada, la victima comparte mesa y mantel con algunos de los damnificados por su crueldad. De esta forma, lo que a priori se presentaba como una reunion cordial entre viejos amigos, acaba convirtiendose en un pequeno acto de venganza. El inspector Ponce debe resolver un caso complejo en el que nada es lo que parece y donde lo razonable, se vuelve impredecible.

  • Juliette de Dinah Carter

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    Un hombre describe los dias que debe pasar pensando en su amada despues de que Juliette lo deja, el describe dia con dia su proceso de duelo despues de haber perdido al amor de su vida con esperanza de que ella vuelva a su vida.

  • Una Virgen Para El Jeque de Kate Simmons

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    El dia de calor sofocante acabo en tormenta, una tormenta de polvo sulfuroso que oculto el sol y rugio toda la noche hasta el amanecer, dejando una estela de naranjos y datileros devastados. Las persianas de la casa de la plantacion se habian roto, las lamparas y floreros se habian estrellado al caer y el agua de la torre de irrigacion habia inundado el suelo. Agnes se detuvo en la galeria y sintio un desamparo mas alla de las lagrimas. Estas le habrian servido de consuelo al comprobar como el agua anegaba tambien el pasillo y al oir el intermitente ulular del viento rompiendo la quietud que habia seguido a la frenetica noche del siroco. Los dias precedentes habian sido de calor bajo un cielo plomizo, que habia trocado el desierto en un paisaje siniestro. Todavia en aquel momento el bochornoso calor parecia resecar las paredes de la maltrecha vivienda y Agnes podia sentir el sudor bajando por su espalda. Con su valor casi tan abatido como la casa se apoyo en la barandilla con la boca seca, los ojos chispeantes, y su espiritu destrozado. Una persiana suelta seguia golpeando; era como si algo extrano tratara de llegar a ella, atacando sus nervios. Se encontraba sin energias para acercarse a sujetar la persiana. Tensa como un gato, sin ningun sitio donde esconderse, trato en vano de no pensar en la silenciosa figura que yacia en la cama del dormitorio principal. Agnes se estremecio, a pesar del calor; el azul sorprendente de sus ojos estaba velado por los sucesos de la noche. Se trataba de un azul semejante al de las vidrieras de una capilla. Recordo la capilla anexa al colegio del convento donde ella habia pasado su ninez. Alla, los instintos de Agnes Lacroix se habian rebelado frecuentemente en contra de la disciplina; de los dormitorios, donde la intimidad era un factor desconocido; de la comida, que era sencilla y sin sabor. Las buenas hermanas habian decretado que la carne debia someterse al espiritu. Apenas cumplidos los diecisiete anos la llamaron al despacho de la Madre Superiora y le dijeron que tenia que irse a vivir con su abuelo. Hasta aquel momento, Agnes Lacroix habia ignorado su existencia, pero desde el dia en que Agnes llego a El Oasis, se sintio como si hubiera entrado en el hogar que siempre habia deseado. Un fascinante hogar en la umbria de una posesion de arboles frutales, donde el continuo rumor del agua en las acequias hacia que incluso el dia mas torrido pareciera fresco. Resulto cautivada por el desierto y salir a montar al amanecer o cuando las estrellas brillaban en el cielo, fue un placer del que nunca antes habia disfrutado ni sonado. En aquel instante estaba sola y temerosa, detenida en la amplia galeria de madera que dominaba el pasillo. Sola, porque el dia anterior los criados habian huido asustados, tanto por la tormenta de arena como por el anciano que yacia muerto dentro de la casa del Viejo Leon. Sadik habia sido el ultimo en marcharse, conmovido por la presencia de Agnes al lado de la cama del gigante sin vida; del hombre al que la joven habia llegado a amar en los dos anos que vivio en El Oasis. Se habia acostumbrado a su aspera arrogancia y habia aprendido a aceptar su implacable actitud hacia su madre, a quien nunca llego a perdonarle haberse casado con un ingles. De repente, en el dormitorio con altas puertas de palo de rosa, algo se estrello contra el suelo y el poco control que aun tenia sobre si misma desaparecio. Hubiera querido correr a los establos y saltar a los lomos de Firefly, pero parecia cruel huir cabalgando y dejar a su abuelo solo en la casa destruida por la tormenta. La habia cuidado, a su manera tratandola mas como a un muchacho que como a una mujer. Sus labios se movieron y se encontro murmurando una de las oraciones que las hermanas habian hecho que sus alumnas rezaran manana y tarde. Pero la oracion no borraba de su mente la convulsa cara de su abuelo ni la forma en que el se habia arrastrado hasta su aposento, gritando algo, pero no se habia recobrado del ataque y finalmente, le cubrio el distorsionado rostro con la sabana. Con frialdad, Agnes clavo la mirada en el pasillo. Su cabello denso rubio claro, se aparto de su pomulo cuando se inclino sobre la barandilla tratando de identificar un sonido ajeno al viento. El golpeteo de cascos sobre la piedra, la hizo preguntarse si algun criado habia regresado. Aun cuando era lo que esperaba, un instintivo temor la hizo retirarse de la escalera. Una figura alta, encapuchada, se movio abajo, poniendose deliberadamente ante su vista. El manto la cubria desde los hombros hasta los pies. Agnes clavo sus ojos en los del visitante, en tanto que este ponia su bota en el primer peldano de la escalera. --?Que quiere? ?Como se atreve a venir aqui? --sus palabras surgieron con prisa y, en su agitacion, hablo en ingles--. No tiene derecho a entrar en esta casa. --Se sorprenderia si conociera todos mis derechos --su voz era profunda, la pronunciacion de las vocales en ingles sonaba extrana en sus oidos. Y entonces lo reconocio… Aquel hombre habia estado alli una noche. Acababa de regresar de montar y estaba a punto de entrar en el estudio de su abuelo, cuando sorprendio voces iracundas que hicieron que se retirara por el pasillo, desde donde le vio salir a grandes zancadas, con visible rabia en sus facciones. Despues, durante la cena, Guillaume Lacroix le habia dicho que no hiciera preguntas. Sus asuntos con Razul al Kebir Bey no tenian nada que ver con ella. --No regresara aqui otra vez --aseguro--. Es muy orgulloso y le indigna que mi plantacion este en su territorio, como el lo llama. Tengo permiso por escrito del viejo cadi. El todopoderoso Razul Bey es solo un sobrino que se apodero del poder cuando surgio la ocasion. --Se dice en Bar Soudi que su abuelo ha muerto. La imperiosa voz resono en los ya destrozados nervios de Agnes y cuando el individuo empezo a subir la escalera, ella retrocedio hacia el dormitorio donde yacia Guillaume Lacroix. Lo unico en que podia pensar era en la enemistad existente entre ambos hombres y en que habia una pistola en la alcoba del anciano. Con rapidez, abrio de un tiron las puertas y cruzo la habitacion a la carrera; sus sentidos estaban puestos en la sombra con manto rojizo que la perseguia. Por alguna razon irrefrenable, tenia la idea de que aquel manto le seria arrojado sobre la cabeza por lo que, con manos temblorosas, abrio un cajon y empuno firmemente la pistola. Se volvio y vio a Razul Bey en la puerta. --Deje ese arma --habia rudeza y un dejo de mofa en su voz--. He venido a El Oasis a ayudarla. --?Ayudarme? --desdenosamente, siguio apuntandole--. Se como eran las relaciones entre usted y mi abuelo. Soy una Lacroix y estoy enterada de que cuando uno de ustedes odia a alguien, incluye a todos los miembros de la familia. --La justicia del bey --al pronunciar tales palabras, Razul dio un paso hacia ella--. Puede estar segura que tengo mis razones para estar aqui. --?Para regocijarse con la muerte de Lion? -- Agnes le miro fijamente--. Ya me hablo de lo mucho que lo odiaba porque El Oasis esta en tierras que usted afirma que son de su propiedad. !Si ha venido para arrojarme de la finca de mi abuelo, puede pensar en otra cosa! Los ojos de Agnes se tornaron azul oscuro, mientras se quitaba de la cara el alborotado cabello. Si tenia que disparar, queria hacerlo con tino, de la forma en que Lion le habia ensenado. Nunca antes habia sentido aquella tension animal; su cuerpo se estremecio al enfrentarse a Razul Bey, un extrano para ella, casi un barbaro en su apariencia y actitud. En los dos anos transcurridos en El Oasis, habia aprendido algo sobre la gente. Sabia que los odios familiares pasaban de generacion en generacion. --No voy a discutir los detalles de propiedad de la tierra con una muchacha --su misma postura parecia significar un reto, en tanto la miraba de arriba abajo--. Le advierto que, si no deja el arma, me vere obligado a quitarsela. Su imperiosa mirada y el tono amenazante la enfurecieron de tal modo, que Agnes olvido su vulnerabilidad. --Salga de esta casa --espero que algo del aspero orgullo de Lion se notara en su voz--. !Vayase, fuera! --?Puedo hablarle sobre su abuelo, ese hombre que usted veneraba y cuyo cuerpo ha velado durante toda la tormenta? --?Que hay que decir? --Tal vez lo suficiente para que lo odie. --Nunca podria hacer tal cosa --el solo pensamiento la hizo estremecerse y la pistola se movio en su mano. Lion estaba muerto y ya no existia nadie que pudiera cuidar de ella. --!No oire sus mentiras! --No acostumbro a mentir --refuto--. Si Guillaume Lacroix la hizo creer que la trajo a El Oasis por amor e interes hacia usted, el si era el mentiroso. --Me queria --reto al hombre--. ?Como puede usted decir lo contrario? --Porque lo se. Agnes no podia separar los ojos de su impenetrable interlocutor. --Y creo que usted deberia saberlo --dijo el deliberadamente--. Lacroix estaba tan determinado a permanecer en El Oasis que, cuando el arrendamiento vencio hace dos anos, me ofrecio a su virginal nieta a cambio. <>. Intocada, pura como la nieve de las montanas del Atlas, la clase de joven que valdria una buena bolsa de oro en los mercados en los que aun existen subastas de mujeres. Lugares prohibidos del corazon del desierto, donde su reverenciado Lion la hubiera puesto en exhibicion para no ser despojado de la unica cosa en la vida que significaba algo para el: esta casa y cuanto la rodea, y que el viento ha convertido en ruinas. Hizo una pausa, para dejar que las palabras penetraran en el cerebro de la joven, quien sostuvo su penetrante mirada que parecia querer grabar tan increibles palabras. --!Que increiblemente malvado es usted! ?Como puede decir tales falsedades? --La maldad no es mia, senorita --Razul Bey hablo curvando sus labios. Inesperadamente, tan peligrosamente agil como cualquier felino, le agarro la muneca forzandola a soltar la pistola. Resono contra el piso y el le dio una patada, alejandola de su alcance. Un grito involuntario escapo de los labios de Agnes, cuando se encontro entre sus garras. --!Maldito bruto! --peleo con furia, pero no era contrincante para un hombre tan fuerte como aquel--. !Mentiroso! !Quiteme sus sucias manos de encima! El la arrastro fuera del aposento de Lion hasta la galeria. --Deje de resistirse o le dare unos azotes. Necesita botas y una capa. ?Cual es su habitacion? --!Dejeme en paz! Agnes nunca se habia encontrado en tal situacion, sin nadie que pudiera ayudarla. Aunque gritara hasta tirar la casa abajo, no habria quien la oyera. Aun asi, un grito se le escapo de su garganta, mientras el trataba de reducirla. --Las mujeres histericas colman mi paciencia. Recupere la razon o me vere obligado a infundirle algo de cordura. El Oasis ha sido devastado por la cola de la tormenta, pero esta aun no ha terminado. Se revolvera y entonces regresara. ?No ha sido suficiente esta prueba para usted? ?Acaso desea mas de lo mismo, sola en esta casa, con el cadaver de su abuelo? --Dira y hara cualquier cosa para sacarme de aqui. Le lanzo una mirada venenosa y odio el temor que se anidaba dentro de ella, cuando encontro sus ojos. Ojos de color ambar bajo un par de cejas intensamente negras. --?Cual es su habitacion? --insistio. Reacia y con resentimiento, le indico una puerta mas alla en la misma galeria en que se hallaban. Fueron hasta el lugar y Razul Bey la observo mientras se calzaba sus botas de montar y se ajustaba la capa que utilizaba por el desierto. --?Me lleva a Bar-Soudi? --?Es donde quiere ir? Agnes asintio y lo vio reaccionar con un leve encogimiento de hombros. Ella se volvio hacia la mesa donde la lampara de petroleo aun lanzaba sus llamas. Mientras recogia el latigo, recordo el pasaje de un libro que habia leido sobre un funeral pagano que dos jovenes soldados habian preparado para su hermano muerto en la batalla. Agito el latigo y la lampara fue barrida de la mesa, derramando su contenido por el suelo de madera, que se inflamo inmediatamente. Las llamas saltaron al instante, tratando de alcanzarla, pero un brazo la rodeo por la cintura y tiro de ella hacia la galeria. --!Lo ha hecho a proposito! --los ojos la miraban tan ardientemente como el fuego que se habia apoderado de la habitacion. --Si, Lion apreciara este funeral pagano y el hecho de que todo lo que obtenga de El Oasis sea un monton de cenizas. Solo falta una cosa y es un perro a sus pies. !Deberia ser usted! Durante un buen rato, en tanto que las llamas se avivaban y consumian las cortinas de muselina alrededor de la cama, Razul Bey tenia una vaga mirada en los ojos. No habia senales de ira; sin embargo, Agnes estaba segura de que su comentario lo habia herido. --!Venga! --la llevo apresuradamente por la escalera, ya que pronto el fuego se extenderia. La casa de la plantacion era de madera y no tardaria mucho tiempo en desaparecer bajo el voraz incendio. La joven no sentia el menor remordimiento por lo que habia hecho. Lo que contaba era que habia asestado un golpe a las crueles y despiadadas mentiras que aquel hombre habia manifestado. A la incierta luz del dia, el viento azotaba las palmeras frente a la casa, doblandolas hacia atras y hacia adelante como si fuera a arrancarlas. Agnes se puso la capucha de su manto sobre la cabeza, doblando el cuerpo para vencer la fuerza del viento cargado de arena, mientras seguia a Razul Bey, el cual se dirigia a un grupo de hombres que estaban resguardados tras las protectoras jorobas de sus camellos. Cuando comprendio que se esperaba que cabalgara uno de aquellos animales, que durante una tormenta de arena podian cerrar los orificios de la nariz para evitar la entrada del polvo, grito que queria montar a caballo para ir a Bar-Soudi. Se dirigia hacia los establos cuando una mano cayo sobre su hombro. --Sus caballos se desbocaron anoche. --?Se ha escapado Firefly? --lagrimas ardientes rodaron por sus mejillas, pues a duras penas podia soportar aquella nueva perdida. Acalorada, se enfrento al bey--. ?Me esta diciendo mas mentiras? ?Ha dejado sueltos los caballos en su desierto abandonado de Dios? !Oh, eso si que no se lo tolero! --En su miedo a la tormenta, rompieron las puertas y salieron de los establos --replico--. No correran sueltos mucho tiempo, pronto encontraran un amo. De alguna manera aquellas palabras la hicieron vacilar. <>, penso. <>. Una repentina llamarada, surgida de una de las ventanas del piso superior de la casa, hizo que Razul Bey, con una corta palabra de mando, ordenara a su sequito que se pusiera en pie. Agnes fue conducida a uno de los camellos rojizos, aun arrodillado para que pudiera subir a la silla; cada centimetro de su cuerpo temblo contra el arzon, cuando el bey monto detras de ella. Una vez el animal se puso en pie y echo a andar, los demas lo siguieron con largas zancadas, a traves de las puertas de El Oasis, hacia el desierto. --Ahora vamos rapidos --la voz de Razul Bey resono a traves del gemido del viento. Hablo en ingles, pero cuando volvio la cabeza para dar una nueva orden a sus hombres, hablo en su propio idioma. Era una lengua que Agnes no habia podido dominar durante su estancia en la casa de su abuelo. El no habia alentado el uso de aquellas palabras de sonidos barbaros, sino que se habia aplicado a corregirle su frances hasta que fue casi tan correcto como el suyo. Entonces le dijo: <>. Con el tiempo, la joven la habia perdonado el desprecio hacia su padre. Como Razul Bey, Lion habia sido duro y tirano, creyendo en su propia invulnerabilidad, y mostrandose egoista en lo que respecta a los demas. Tales hombres rara vez desean piedad para ellos o se la conceden a sus semejantes. Con la cabeza protegida por la capucha, observo la casa en llamas, que pronto seria la pira de su abuelo. Queria llorar, pero estaba demasiado pendiente de la proximidad del hombre. El vaiven del camello hacia que sus cuerpos entraran en contacto y cuando esto sucedia ella se encogia pensando en las cosas horribles que el habia dicho y ansiando que el viaje hubiera terminado ya. <>, se dijo, <>. No dudaba de que la dejaria en el Hotel Ramis. No tenia dinero, pero sabia que la cuenta del viejo Lacroix estaba en el banco local. Esperaba tener acceso a ella, como la unica beneficiaria de Lion. Aquel pensamiento la esperanzo e inyecto nuevos animos. Aquellos individuos eran tan enigmaticos como el desierto mismo y apenas podia tolerar la insufrible cercania del que iba junto a ella, pero nada podia hacer para evitarlo, tendria que soportarlo hasta que llegara a Bar-Soudi. Capitulo 2 Agnes desperto de repente; medio ofuscada aun, se dio cuenta de que el vaiven del animal la habia adormecido en la silla. No sabia durante cuanto tiempo. ?Tal vez solo un momento, o habian transcurrido horas? La fila de camellos avanzaba a lo largo de un camino empedrado que gradualmente ascendia por una colina hasta desembocar en unas altas murallas frente a una puerta almenada, que fue abierta por hombres uniformados. Agnes espio a traves de la niebla causada por el polvo, que aun giraba en el aire y se pregunto si serian guardias. Pero, que ella recordase, no habia guardias en Bar-Soudi. Entonces, ?en donde se encontraba? Su ahogado grito debio de transmitirse al hombre, cuyos brazos, mientras conducian el camello, se mantenian alrededor de su cuerpo como un lazo. --Es El Karah --explico--. Estamos entrando en el patio de mi palacio. --?Su… que? --exclamo. Estaba aun un poco adormilada y se sentia inclinada a imaginarse que todo aquello era un mal sueno--. ?No puede dejar de bromear? --Le aseguro que tiene siempre mejor aspecto a la luz del dia --la voz, sobre su cabeza, era impersonal, como si se tratara de un guia y ella una turista--. Su arquitectura es algo confusa en este momento, pero, en mi opinion, se trata de uno de los mejores ejemplos de artesania de la region. Fue construido por uno de mis antepasados, sobre las ruinas donde varios ejercitos lucharon y murieron, cada uno de ellos tan convencido como los otros de que su bandera y su fe eran las verdaderas. Existen camaras aun intactas debajo, donde los prisioneros eran… alentados a cambiar su forma de pensar. --No me importa lo que haya dentro, alrededor o debajo de su palacio --dijo Agnes furiosa; su cuerpo se retorcio en la silla para poder lanzarle las palabras a la cara--. Usted me hizo creer que ibamos a Bar-Soudi. !Es infame que me haya traido aqui! Este es el ultimo lugar de la tierra donde deseo estar. ?Me oye? --Con claridad, mon enfant. --Yo no soy su pequena --estallo--. !No soy nada de usted, ni nunca he querido serlo! !Exijo que me lleven al Hotel Ramis! --?Exige? --una sonrisa entreabrio sus labios, pero no precisamente una sonrisa divertida--. Es usted, sin duda, una costilla del viejo Lacroix. El tambien era un saco lleno de exigencias. --Callese y dele la vuelta al camello --replico furiosa. El entrecerro los parpados ante el tono de voz de la joven, pero esta capto un extrano brillo en aquellos ojos color ambar y sintio la fuerza del hombre que gobernaba El Karah. Un hombre para quien una mujer podia significar menos que un semental entrenado para todos sus caprichos. La autoridad de su alta posicion estaba estampada en sus facciones y Agnes se percato de los grandes peligros que podian acecharla, unos peligros sobre los cuales apenas habia pensado ni siquiera cuando cabalgaba sola por el desierto. --Hay otra cosa historica notable en El Karah --manifesto arrastrando suavemente las palabras--. El viejo mercado de esclavos, con una plataforma de piedra asperamente labrada sobre la cual se realizaba la venta. Acudian de todos los puntos cardinales para contemplar la mercancia y quienes alcanzaban los mas altos precios eran los jovenes vigorosos y las muchachas virgenes. Los camellos se habian detenido y los hombres de la tribu del bey esperaban su orden para desmontar. La joven sintio el latir de su corazon cuando Razul se inclino, acercandose a ella, y descubrio su aturdimiento. Ella habia oido decir que el tiempo se detenia en el desierto, y que, en cierta forma, su gente y sus costumbres permanecian iguales a como habian sido durante incontables anos. Pudo creerlo cuando miro al bey de Karah. Intuyo, con un enorme sobresalto, que, si se hubiera acogido a su oferta original de ayuda, podria ahora estar a salvo en el hotel en Bar-Soudi. Su cultura occidental lo habia mantenido controlado hasta que ella, impetuosamente, habia prendido fuego a la casa de la plantacion. Ahora, el lado barbaro de su naturaleza se habia apoderado de el, por lo que Agnes se dijo que era preciso hallar una formula razonablemente aceptable para convencerle. Las palabras suplicantes la mortificarian no podia rogarle que la llevara a Bar-Soudi y como era mucho mas rico que ella, resultaria absurdo ofrecerle dinero, en especial cuando este dinero deberia salir del legado de Guillaume Lacroix. --La gente de Bar-Soudi se preguntara que me ha pasado --comento--. Las autoridades le acusaran de secuestro, si me retiene contra mi voluntad. --Las autoridades probablemente pensaran que perecio usted en el incendio, junto con el viejo. Usted encendio la llama, pero supondran que la lampara se cayo de la mesa a causa de una rafaga de viento. --Sus hombres saben que me ha traido aqui --Agnes se esforzo por ocultar su panico. --Mis hombres estan atados por una lealtad tal que no puede imaginarla --ahora sus ojos se mostraban burlones--. Ellos nacieron en el desierto; usted no es mas que un terron de azucar en la boca del Kismet. Cuando Razul Bey ordeno a su camello que se arrodillara, la joven contuvo el aliento, abrumada por un sentimiento de angustia, y en el momento en que, una vez en el suelo, intento agarrarla, ella se sujeto fuertemente al arzon, sin lograr otra cosa que la risa de su antagonista a la que hizo coro la de sus hombres. Sintio sus mejillas enrojecer. Un terron de azucar, habia dicho el, como si en El Karah pudiera esconderla, tratarla como se le antojara y pisotear sus derechos. --Es… esto ha ido demasiado lejos --dijo--. Ya esta bien de bromas. Ya se ha desquitado de lo que hice… --?De verdad cree que se trata de una broma? --la arranco energicamente de la silla--. Nadie, senorita, me llama perro, sin pagar por el insulto. Ninguna mujer me llama mentiroso sin aprender algunas dolorosas verdades. Nadie en la ciudad de El Karah movera un dedo si traigo una mujer a mi serrallo, aunque su pelo sea de oro fino. Agnes lo miro fijamente a traves del polvo que el viento habia esparcido por el cielo. Existia algo fatal y como prohibido en el aire, algo que parecia inclinar una parte de su ser a pensar que lo que estaba sucediendo se hallaba escrito en las ardientes arenas. !Pero no! !Aquello solo eran supersticiones tontas! Lo arranco de su mente y se echo atras la capucha.

  • El Descenso de los Inmortales de Fabiola Valenzuela

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    Porque va buscando a una fugitiva, porque se ha enamorado o porque quiere saber lo que es vivir, cada inmortal tiene motivos diferentes para dejar Maronea, la ciudad donde nadie muere, y permanecer en la tierra.Clara, sin embargo, solo ha encontrado en el plano mortal el rechazo de parte de su familia sanguinea y ha conocido lo que es tener el corazon roto.

  • Locura imperial de Laura Martinez-belli

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    A mediados del siglo XIX, Carlota, esposa de Maximiliano, archiduque de Austria, era una de las estrellas mas rutilantes de la realeza europea. Emparentada en primer grado con las dinastias reinantes (hija del rey de los belgas, prima de la reina Victoria, cunada del emperador Francisco Jose de Austria), la joven princesa, tan ambiciosa como enamorada de su esposo, no se conformaba con un destino de segundona.

  • 6000 kilometros de amor (Unicornios 2) de Noni Garcia

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    R 1 odrigo miraba al techo tumbado en la cama. El sexo con Daniel siempre lo dejaba exhausto, su fogosidad y entrega eran tales que podian pasarse las noches enteras dandose placer. Daniel se acurruco en su pecho. Siempre habia sido un hombre carinoso con todos, aunque con el era aun mas especial. Rodrigo siempre penso que su excesivo carino era por la culpabilidad que sentia por tenerlo oculto, por no querer que nadie lo viera con el, que nadie llegara a la conclusion de que era gay. Para el eso era algo absolutamente imposible, su carrera estaba despegando... En realidad, ya habia mas que despegado, pero siempre habia algun motivo por el que postergarlo. No hizo por abrazarlo, sabia lo que venia a continuacion: se vestiria y saldria de aquella habitacion como si fuera cualquier persona que habia ido a cenar o estar con cualquiera; el lo haria al dia siguiente, cuando despertara, desayunara y tuviera una buena sesion de spa. Esa era la rutina de todos sus encuentros, y ya empezaba a cansarle. Esa noche, una vez mas, mientras se corrian, habia jurado que pronto todo saldria a la luz, que serian libres para amarse sin miedos. Si, eso era lo que el siempre habia querido, lo que tanto habia ansiado, porque era el primer hombre del que realmente se habia enamorado, el unico que le habia llenado hasta el punto de permitir esa relacion oculta. Salio de la cama, fue al bano, se echo agua fria en la cara y se miro en el espejo. ?Quien era ese hombre que se reflejaba en el? Porque ese no era el Rodrigo de siempre, el hombre fuerte, decidido, al que no le importaba el que diran, que jamas habia ocultado su sexualidad a nadie. Regreso a la habitacion y comenzo a vestirse. Daniel lo miro desde la cama, lo que menos queria era que se fuera ya, aun tenian mucha noche por delante, y sabia que al dia siguiente no tenia que trabajar. Se le antojaba un buen plan pasarlo sin salir de entre las sabanas, pidiendo comida al servicio de habitaciones, viendo alguna pelicula en la tele o bajando a la piscina... Cada uno por su lado, obviamente. Tenia una imagen que mantener, aunque su agente le habia comentado que en breve podria soltar la bomba, que le haria mas bien que mal. Lo que no le gustaba nada era que le dijo que antes debia suceder algo, el sabria lo que habia que hacer, era un experto en ese tipo de asuntos. --?Ya te vas? --le pregunto Daniel, acercandose a Rodrigo y abrazandolo por la espalda. --Si. --No te vayas. Manana no tienes que trabajar, y yo no tengo nada que hacer. --Ya... Nos quedaremos todo el dia en la habitacion, veremos alguna peli, follaremos sin descanso y pediremos comida al servicio de habitaciones, ?no? --Tambien podemos bajar a la piscina. --Cada uno por su lado, como dos extranos que no se conocen de nada, ?verdad? --Rodrigo... --Me voy. --Por favor... --No tengo ganas de discutir, siempre es lo mismo y empiezo a cansarme. --Alberto me ha dicho que ya no queda mucho para que podamos hacerlo publico. --Eso lleva diciendo dos anos, y seguimos en las mismas. --Me ha dicho que esta sera la definitiva, mi amor --besaba su espalda en cada palabra, consiguiendo que Rodrigo se debilitara por momentos. Aun asi, siguio abrochandose la correa del pantalon. Sabia que terminaria por ceder, siempre lo hacia, estaba loco por ese hombre, pero queria hacerselo pasar un poquito mal antes de que lo consiguiera. --?De verdad lo crees? --Esta vez, si. Le he dejado claro que, pase lo que pase, en un par de meses... --?Vas a desobedecer sus ordenes? Daniel guardo silencio, y Rodrigo sabia que significaba eso, que de nuevo eran palabras que se llevaria el viento. Una gran pena se alojo en su pecho, y sus planes de hacerlo sufrir y despues quedarse ya no fueron viables, necesitaba salir de aquella habitacion, le ahogaba estar encerrado en un armario que era de otro cuando el suyo siempre habia tenido las puertas abiertas. Cogio el polito de Pedro del Hierro que descansaba sobre el butacon que estaba junto a la cristalera que daba acceso a la terraza de la habitacion y no tardo mas de unos segundos en ponerselo, haciendo que Daniel se separara de el. --Por favor, Rodrigo, no te vayas. Rodrigo no contesto a su ruego, no dijo ni una sola palabra. Se sento en la cama y empezo a calzarse los nauticos. Daniel se subio, se coloco detras de el y comenzo a masajearle los hombros, para despues besarle el cuello. Lo conocia demasiado bien, sabia que no era capaz de resistirse a esas caricias, que solo necesitaba unos segundos para que estuviera de nuevo quitandose la ropa. Siempre pasaba lo mismo, siempre solucionaban ese gran problema que existia entre ellos de esa manera, con una buena sesion de sexo, donde volveria a sentirlo dentro de el, donde le demostraria que nada ni nadie podria nunca terminar con el amor que se tenian. Rodrigo, a pesar de su voluntad de salir de aquella habitacion, sabia que tenia la batalla perdida, que terminaria cediendo. Solo esperaba que esa vez fuera verdad, que en tan solo un par de meses dejaran atras esa pesadilla que llevaban viviendo casi dos anos, no creia que pudiera soportarlo mucho mas. Se quito el unico zapato que habia tenido tiempo de ponerse. Se giro en la cama, tomo su cara entre sus manos y lo beso con rabia, porque asi eran sus besos cuando discutian por ese tema, porque asi reaccionaba su cuerpo y su mente a esos desplantes que tanto le dolian. --Sabes que cuando salgas de esta habitacion no vas a poder sentarte en una semana, ?verdad? --Usare el flotador, fingire que han vuelto mis almorranas, pero necesito que me folles. Sabes que eres mi unica droga, que sin ti no puedo vivir. Rodrigo se deshizo de la ropa con rapidez y se tumbo en la cama, entrelazando las manos tras su cabeza. Daniel sabia que tenia que hacer, asi que no tardo mas de unos segundos en lamer su polla, que ya estaba dura como una roca. La engullo hasta que toco la campanilla, provocandole una arcada, y Rodrigo gimio; eso si que era musica para sus oidos. Tiro de su pelo, provocando que abandonara su tarea. Lo miro a los ojos y pudo ver la lujuria y la entrega en su mirada. --Ahora voy a follarte, pero ni se te ocurra correrte. Despues de este mal rato, me merezco que este orgasmo sea solo mio hasta que yo lo decida. Si te corres, me voy. Daniel no dijo nada. Haria todo lo que el quisiera. Se aparto y espero ordenes, aunque no las necesitaba, conocia todos y cada uno de sus pasos, sus gustos, sus preferencias, asi que se tumbo bocabajo y se dejo hacer. Rodrigo cogio el bote de lubricante que descansaba sobre la mesita de noche y un condon. Era tal la rabia que tenia, que no pensaba pararse a prepararlo demasiado. Si a el le dolia el corazon, iba a encargarse de que a Daniel le doliera el culo, aunque sabia que eso, su brusquedad, le gustaba mas que cualquier dano que pudiera infringirle. Se puso el condon, vertio lubricante en el canal que se abria entre sus nalgas, e introdujo dos dedos en el sin previo aviso, haciendo que diera un respingo y contrajera un poco los musculos. Ante la reaccion, le dio una sonora palmada en el culo que le dejo marcados los dedos y le arranco un gemido de autentico placer. Rodrigo abandono la invasion de los dedos, poso su glande en la entrada del ano, presiono y lo penetro de una sola embestida. Daniel contuvo la respiracion, aquello habia dolido, pero poco a poco fue haciendose a la invasion, no le quedaba de otra, ya que su amante habia emprendido un frenetico galopar que hacia que sus testiculos chocaran en cada envite, hasta que sintio como se corria; el tambien queria hacerlo, pero tenia que aguantar, por nada queria que se fuera de aquella habitacion. Rodrigo, con la satisfaccion mas absoluta, salio de el y lo obligo a tumbarse. Ni siquiera se paro a quitarse el condon, su boca fue directa a la ereccion de Daniel, que sabia que estaba a un tris de correrse, pero debia aguantar, asi eran sus juegos. Se conocian bien, Rodrigo sabia que tenia que hacer para que se derramara en su boca, aunque tambien que haria hasta el mayor de sus esfuerzos para no hacerlo. Engullo su falo sin descanso, saboreo la gota preseminal que precedia al orgasmo, a su estallido, y no quiso que siguiera sufriendo, deseaba que lo disfrutara tanto como lo habia hecho el hacia tan solo un momento, necesitaba que se corriera en su boca, sentir que solo el provocaba todo en Daniel. --Correte. Solo necesito un par de succiones mas para sentir el calor de su semen invadiendo su boca. Lo trago y saboreo, era el mas dulce y salado elixir que nunca habia probado, y habian sido unos cuantos; nunca habia sido persona de un solo hombre. Hasta que lo conocio a el. Cayeron exhaustos de nuevo sobre la cama. Aquel era el pistoletazo de salida a muchas horas en las que no saldrian de aquella habitacion, en la que, una vez mas, se amarian en secreto. R 2 odrigo salia del hotel en el que entro mas de veinticuatro horas antes. Como siempre, pasar tiempo con Daniel era maravilloso, anhelaba a diario estar con el, sentirlo cerca, levantarse cada manana y verlo a su lado... Y esos mismos sentimientos eran los que hacian que en ese instante se sintiera como una autentica mierda. Cada vez que se veian, su salud emocional sufria un fuerte varapalo que lo dejaba bastante tocado. Se subio al coche y condujo hasta la que habia sido la casa de sus tios. Ahora vivian en Washington, y el se habia trasladado alli para cuidarla y, de paso, se ahorraba el alquiler. Tenia un buen sueldo, pero eran setecientos los euros que iban a la cuenta de ahorro; si todo iba bien, pronto podria realizar su sueno de tomarse un ano sabatico y recorrer el mundo. Lo unico que le frenaba era que Daniel no podria acompanarlo, aunque si le habia prometido que se escaparia e iria a buscarlo en algunos de los puntos donde estaria. Promesas. Nunca habia cumplido ninguna de ellas, esa no tenia por que ser menos, sabia a ciencia cierta que no irian juntos a ninguno de esos lugares, igual que dudaba de que lo que habia entre ellos viera la luz en un par de meses... Pero lo queria tanto que no podia evitar creer todas y cada una de ellas, ilusionarse, sonar con que en algun momento se cumplirian.

  • Mujer que sabe latin de Rosario Castellanos

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    Rosario Castellanos (1925-1974) hace una muy personal incursion en Mujer que sabe latin… en el debatido y siempre actual tema del feminismo. En este campo, Castellanos es una polemista que combate con las armas del ingenio y de la ironia a traves de una prosa que resplandece de sentido.

  • La nina en llamas de Claire Messud

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    Julia Robertson y Cassie Burnes son amigas desde la guarderia. Siempre lo han compartido todo, incluso su deseo de escapar de las rigidas limitaciones del pueblo donde viven: Royston, en Massachusetts. Pero cuando llegan a la adolescencia, sus caminos se separan. Julia, obediente, seguira el sendero propuesto para cualquier joven de clase media: la estabilidad. Equipos de debate, campamentos de teatro, ropa de segunda mano y amigos sensibles. Pero Cassie, que nunca conocio a su padre, vive una relacion cada vez mas tormentosa con su madre, Bev, y comienza enseguida a mostrar los rasgos de caracter de una ‘chica mala’.

  • El Quinto Elefante de Terry Pratchett

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    Si lord Vetinari, el taimado gobernante de la metropoli de Ankh-Morpork, queria alguien con tacto y diplomacia para que representara a la ciudad durante la ceremonia de coronacion del nuevo rey electo de los enanos en el distante pais de Uberwald, ?por que -se pregunta Sam Vimes- lo ha escogido a el? Lord Vetinari quiere echarle a los lobos. Y a los enanos. Y a los vampiros. Porque estas son las tres mayorias que gobiernan el vasto y feudal reino de Uberwald. Donde se extrae el mejor sebo para velas y cirios, del que es absolutamente dependiente la ciudad de Ankh-Morpork. Asi que esta mision diplomatica es tambien una mision economica encubierta, para lo cual un curioso funcionario de palacio acompanara a los nuevos embajadores: el se encargara de todos los susurros y guinos mientras Vimes se dedique a servir los sandwiches de pepinillo. Aunque no le apetezca, sir Samuel Vimes, comandante de la Guardia de la Ciudad, no va a poder negarse a la orden de lord Vetinari, y pronto parte con su sequito hacia Uberwald, donde debera resolver un misterio inesperado...

  • Recuerdame, por favor (Un Gin de Estrella Correa

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    ?Estas preparada para conocer la historia de EL? ?Quieres saber que ha sido de su vida? ?De la de todos?
    Alexa tiene una cafeteria, dos amigos que la vuelven loca y un hamster llamado Sopla.
    Alexa ama el arte, pero le da miedo que vean sus obras.
    Alexa rie, ama y llora.

  • Celos y envidia de Liah Jones

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    Paula y Miguel adolecen de varios pecados, uno de ellos capital. Los dos sufriran en su piel ser victimas y verdugos del mismo sentimiento.

  • Se acerca el invierno de Jesus Nieto Quintana

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    <>, <> o <> son algunas de las frases que han pasado de la serie Juego de Tronos a la cultura popular. Pero ?que hay detras de ellas mas alla de lo puramente televisivo para que tengan tanta repercusion y las utilicen millones de personas en los cinco continentes, seguidoras o no de la serie?

  • Quimera de Taylor S

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    La revolucion de sus ojos verdes convirtio lo imposible en posible.

  • La maldicion de la inteligencia de Carmen Sanz Chacon

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  • La Torre de Daniel O'malley

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    <>. Asi comienza la carta que Myfanwy Thomas tiene en las manos cuando despierta en un parque de Londres sin ningun recuerdo de su identidad y rodeada de cadaveres. Las instrucciones que le ha dejado su antiguo yo la conducen hasta una agencia secreta al servicio de Su Majestad para la que supuestamente trabaja con el alias de <> investigando casos <>; por ejemplo, gente que se cuela en suenos ajenos, ninos letales o personas que poseen varios cuerpos y que pueden suponer una amenaza sobrenatural para el Reino Unido. Para colmo, pronto descubre otra amenaza inesperada: hay un topo en la organizacion que la quiere muerta. Pero ?como detectar al traidor entre un monton de nuevos companeros a los que podria decirse que ha olvidado? Rebosante de suspense y humor, La torre constituye un debut literario desvergonzadamente imaginativo que encandilara a los seguidores de las novelas de espias con una buena racion de misterio y elementos sobrenaturales. Proximamente Lionsgate producira su adaptacion televisiva para Starz.

  • Un punado de esperanzas de Irene Mendoza

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  • Eres mia de Tania Sexton

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    Soy feliz.
    Somos felices.
    He conseguido lo que queria gracias a mi astucia, inteligencia y sobre todo. valentia.
    ?Valentia o locura?
    Que mas da. Tengo todo lo que quiero, lo que he deseado desde hace muchos anos y eso es lo que importa.
    No necesitamos nada ni de nadie.
    Y por fin, nos vamos, nos tomamos unas merecidas vacaciones., un anticipo de luna de miel. La Riviera Maya nos espera.
    Y de golpe, cuando nos disponemos para volver a Nueva York, todo se tuerce. Todo se va por el desague.
    Mi vida da un giro radical, un giro que yo no he dispuesto, que no he planeado. Pero no ha sido obra del destino. No.
    Alguien ha hecho lo mismo que hice yo. Conseguir lo que desea a cualquier precio. De cualquier forma.
    Y ese alguien pondra mi vida patas arriba.
    Ese alguien. hara., conseguira.
    Bueno, no voy a contarte mas.
    Descubrelo tu.

  • El verano de la Ubume (Novela Policiaca), Natsuhiko Kyogoku de Natsuhiko Kyogoku

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  • Latidos, Franck Thilliez de Franck Thilliez

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    Camille Thibault es una joven policia que sufre de horribles pesadillas desde que recibio un trasplante de corazon anos atras. En ellas aparece siempre la misma joven pidiendole ayuda de forma desesperada. Cuando su nuevo corazon empieza a dar signos de rechazo, Camille tendra una unica obsesion: encontrar a su donante y descubrir su pasado.

  • La flor de fuego de Alba Quintas Garciandia

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    Nadie sabe que ocurre en el instituto. Estudiantes y profesores corren por el edificio e intentan salir a toda costa mientras resuenan estallidos similares a disparos… Pero eso no es posible, ?verdad? Una chica en la calle asegura que los ha visto entrar y, si, iban armados. Otro alumno tiembla en la biblioteca tras haber presenciado una escena que jamas olvidara. Y John… ?Donde esta John? ?Por que, cuando todos se esfuerzan por huir, el recorre los pasillos en direccion a los disparos? Tal vez el quiera contarlo. Porque esta es la historia de John. Y la historia de John es la historia de Columbine. O quiza no tanto.

  • El juego de Ender (premio Nebula 1985) de Orson Scott Card

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    La novela mas famosa de ciencia ficcion moderna: un clasico indiscutible, ganadora de los premios Hugo, Nebula y SF Chronicle.

  • Una eternidad sin ti de Emma J. Care

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    Una novela llena de misterios, secretos guardados durante muchos anos y maldiciones.

  • Mi ladron favorito, Emma Fraser de Emma Fraser

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    Vera decide viajar a Escocia tras un desengano amoroso con la unica intencion de olvidar el amor. Sin embargo, se cruzara en su camino Caillen, un escoces sexy, atractivo y sinverguenza que le roba la documentacion solo para volver a verla.
    Sus caminos se uniran cuando Caillen se ofrece a llevarla a traves del pais. Poco a poco, apareceran sentimientos que ambos creian no volver a sentir en sus corazones.
    No obstante, todo se torcera cuando el pasado complicado de Caillen aflora y se ven envueltos en una red peligrosa.
    ?Sobrevivira su amor al peligro?

  • Patitas de arana de Manuela Riobo

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    En las hermosas y verdes tierras del Morrazo, en el pueblo de Meira, hay una pequena casita en la que vive Susan con sus dos hijos pequenos. Ocasionalmente recibe la visita de Bull, un antiguo novio que todavia conserva la facilidad de chantajearla y manejarla de cuando eran pareja.
    Un dia tras una visita medica en un centro hospitalario situado en las afueras de Vigo conoce a Alexio. Este la ayuda en una delicada situacion. A raiz de ese encuentro se inicia entre ellos una singular relacion.
    Alexio, poco a poco se ve envuelto en el dia a dia de Susan, cada vez mas interesado en ella, decide sortear a su lado los crueles y despoticos actos de venganza que Bull llevara a cabo al verse apartado de su vida.

  • Caos por correo (Novias de Seattle 2) de Cynthia Woolf

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    Lucy Davison se convirtio en una novia por encargo junto a otras noventa y nueve mujeres. Todas fueron llevadas a Seattle, territorio de Washington y todo a causa de la Guerra Civil, la cual habia disminuido la cantidad de hombres casaderos en New Bedford. Uno de los hombres que traslado las novias hasta Seattle fue Drew Talbot. Cuando Lucy lo conoce y se tocan por primera vez, ella siente que una especie de energia electrica recorre todo su cuerpo. El problema es que siempre que Drew esta cerca, Lucy se vuelve completamente torpe y por lo general termina en los brazos de el. Cuando se pone de novia y se compromete con el hombre que ama, ella cree que todos sus suenos se haran realidad.

  • Preguntale al polvo de John Fante

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    Los Angeles en la decada de los anos treinta. El joven aprendiz de escritor Arturo Bandini lucha por la dura supervivencia diaria, mientras suena con el triunfo artistico y economico. Arturo proclama que es un genio de las letras, mientras se enfrenta a una compleja relacion amorosa con Camilla, una chica mexicana que trabaja como camarera. Arturo Bandini se ve abocado a una destructiva relacion de amor-odio, mientras sigue sonando con alcanzar la gloria. Novela de supervivientes urbanos que entusiasmo a Bukowski, Preguntale al polvo es un nuevo volumen de la saga protagonizada por Arturo Bandini, alter ego de John Fante.

  • Solo busco tu piel de Priscila Serrano

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    INTRODUCCION Ser el primo de la chica que me gustaba no entraba en mis planes, como tampoco sentir como mi corazon se desbocaba cuando la veia salir de la piscina con ese bikini que tapaba poco mas que... Era mejor para mi no recordarlo. Y todo fue por culpa de Mikel, mi mejor amigo, en aquella fiesta, la misma fiesta que se suponia solo seria una reunion de amigos para celebrar mi cumpleanos; ninguna chica de por medio, segun el. Todo fue al reves, lo que mas habia eran chicas y, entre ellas, Luna, mi primita de tan solo dieciseis anos. No era que yo fuera mucho mayor, solo nos llevabamos dos anos, pero ya era mayor de edad y eso hacia que cambiasen algunas cosas. Cuando mis ojos se clavaron en los suyos, en ese mismo instante, supe lo que sentia por ella, era un amor de los que te quitaban hasta el aire. En algun momento de mi vida lo pense, mas no quise hacerle caso. Aquellas senales no podian ser ciertas, nosotros no podiamos ser nada mas de lo que ya eramos: familia, primos, casi hermanos, y nuestros padres jamas estarian de acuerdo en esto. Sin embargo, era verla y se me aceleraba el corazon. Una noche, antes de aquella fiesta, me vi caminando descalzo hasta su habitacion; era de las que mi tio Hugo y mi padre cogian para pasar tiempo juntos, la noche de futbol la habian llamado. Esa noche decidieron que yo me podria unir a su banda de hombres, ya me creia uno de ellos, aunque no fuese lo suficientemente mayor como para entender algunas actitudes, sobre todo de mi tio; era un crio. Cuando se acabo la noche, cada uno se fue a su habitacion, no obstante, mi intencion no fue mas que ir a la suya y verla dormir, observar lo hermosa que era. Luna era la chica mas bonita que mis ojos habian visto jamas, su piel canela y ojos verdes hicieron que mi alma se viese alterada y creo que, desde que tenia memoria, fue asi. Nos llevabamos muy bien, demasiado para ser solo primos, casi inseparables. Aunque ambos tuvieramos nuestros amigos, siempre intentabamos buscar un momento para pasarlo nosotros y juro por Dios, que no cambiaba ninguna de esas horas de mi vida por nada en este mundo. CAPITULO 1 Luna Un ano antes. Miraba por la ventana, la noche era tan bonita, era de esas noches en las que quedarte despierta para ver las estrellas era lo mejor. Sali al balcon con una mantita fina rodeando mis hombros, apenas estabamos entrando en primavera, pero aun por la noche refrescaba. Me sente en una de las sillas que mi padre habia comprado para dejar mi lugar favorito perfecto; mi habitacion era la unica que tenia balcon en toda la casa y, al ser la estancia mas pequena de nuestro hogar, era mia y solo mia... Bueno, la compartia con Eloy, mi primo y mejor amigo, la unica persona con la que podia contar y en la que confiaba ciegamente. Tenia amigas, claro que las tenia, pero con ellas no tenia la misma complicidad que con el. Mi mejor amiga era Eva, la conocia desde primaria y, de todas las chicas con las que hablaba, era la que mejor me caia. Sin embargo, estaba enamorada de Eloy y eso me molestaba, por estupido que pareciera. Eloy era mayor que yo por solo dos anos, pero no era impedimento para llevarnos como nos llevabamos y era eso por lo que no me gustaba que saliera con ninguna otra chica. Si llegaba a suceder, ?que ocurriria conmigo? Ya no pasaria tiempo a mi lado y eso no podia permitirlo. Podria decirse que era una nina a mis quince anos, pero era muy madura, ?no? A veces lo dudada. Escuche unos pasos acercarse y me gire para comprobar quien era; mi padre salio al balcon conmigo y se sento a mi lado. --?Que haces aqui tan sola, princesa? --se intereso, mirando el cielo. --Nada, solo miraba las estrellas --respondi. --?Sola? Que raro, tu primo parece que vive aqui --inquirio, molesto, lo que hizo que lo mirase fijamente. --?Te pasa algo con Eloy? No respondio y eso me preocupo, parecia enfadado y, que yo supiera, mi primo no habia hecho ninguna de sus tantas trastadas, las mismas que nos metian en lios de vez en cuando. --No, nada. --Se levanto--. Vamos, la cena ya esta lista y ya sabes como se pone mama cuando no bajas a tiempo. Sonrei asintiendo, tenia razon. Mi madre, todo lo que tenia de buena y amorosa, lo tenia de diabla cuando se enfadaba. Me quede unos minutos sola antes de bajar. Me levante y cogi mi movil para enviarle un wasap a Eloy. Luna: Primito de mi alma y mi corazon, ?que has hecho ya? Mi papa esta cabreado contigo y no se por que. Espere su respuesta, pero, al no llegar, deje el movil en la mesilla y sali de mi habitacion para bajar a cenar. Mi abuela estaba con nosotros unos dias y eso me encantaba, la adoraba, sobre todo sus mimos. Al entrar, ya estaban todos sentados, incluso mi tio Hector, lo cual me extrano. --Hola, tio. ?Donde estan mi tia y Eloy? --Le di un beso y me sente a su lado. --Estan en la casa, yo solo habia venido para arreglar unas cosas con tu padre. Ya sabes, trabajo. --Me guino un ojo. --Claro y mi abuela te ha embaucado con su comida, ?a que si? --Solto una carcajada, asintiendo. --Ya sabes que su comida me encanta, pero no le digas a tu tia o me matara --eso ultimo me lo dijo al oido. --Cuidado con la pequena Robles, se las gasta --menciono mi padre, como siempre, metiendose con mi tia Judith. --No empieces, Hugo --lo regano mi madre. Aun no sabia el motivo por el que no se llevaban demasiado bien, yo sabia que lo intentaban, procuraban no pelearse cada vez que estaban juntos, pero a veces les era imposible y eran muy comicos, al menos las cosas que se decian. Algun dia le preguntaria a mi mama el motivo de esas peleas entre ellos, algun dia, cuando fuera mayor..., no creia que me lo contase ahora. Cenamos en familia, aunque faltaran dos personas en la mesa, siempre era asi; estabamos muy unidos. Aunque tambien faltaba mi tio Jesus, una de las personas mas importantes de mi vida. Era mi tio perfecto, el padre que habria tenido si los mios no hubiesen hecho las paces a tiempo; esa historia si que me la contaron, como se separaron y mi madre se entero de que estaba embarazada de mi. Esa historia tenia sus partes dolorosas, pero tambien, un final feliz. Cuando acabe de cenar y ayude a mi abuela Dora a recoger todo, deje a mis padres en el salon, solos, les gustaba ver peliculas antes de ir a dormir, era el tiempo que utilizaban para estar juntos, dado que ambos tenian demasiado trabajo. Intentaron que yo me quedara con ellos tiempo atras, pero no consiguieron nada, no me gustaba el cine, yo era mas de series sangrientas, fantasia pura y dura. Ya en mi habitacion, cogi el movil para comprobar que mi primo me hubiese respondido, pero no fue asi. Me sente, pensativa, era raro que Eloy no me contestase a los mensajes, normalmente, cuando le hablaba, lo hacia de inmediato con una llamada. ?Habria pasado algo? De pronto unas manos taparon mis ojos y me tense asustada. --?Quien soy? --En cuanto escuche su voz me relaje, mi primito y sus bromas. --!Eloy! --grite, quitando sus manos de mis ojos. Me levante y me gire para asesinarlo con la mirada por el susto. Su sonrisa fue tan grande y reluciente que solo con eso me quito cualquier estado de animo negativo que me provocara antes. --Shhh --chisto, cogiendome de la mano para tirar de mi y llevarme al balcon. Nos sentamos en las sillas, uno al lado del otro, y paso su brazo por encima de mis hombros para abrazarme. --?Por que no puedo gritar? --pregunte. --Porque no quiero que tu padre sepa que he venido. Su respuesta me recordo el comentario que mi padre me solto hacia rato e, inmediatamente, me levante, cruzandome de brazos y alzando una ceja mientras lo miraba para que me contase todo. Estaba segura de que habia hecho algo para que mi padre se hubiera enfadado con el. --?Que? --Arrugo la frente--. No he hecho nada, esta vez no. --?Entonces por que no quieres que mi padre sepa que estas aqui? --Por nada, solo es tarde y no quiero que te reganen. No quiero que despues me echen la culpa porque te quedes dormida por la manana y faltes al instituto. ?Te imaginas la cara de tu padre? Seguro que me mataria --aseguro, mas yo no le crei ni una palabra. Aunque no le podia quitar una parte de razon, si llegaba a faltar un solo dia al instituto por culpa de que mi primo no me habia dejado dormirme temprano, nos mataba a los dos. Mi padre, en ese sentido, era muy estricto; los estudios eran algo muy importante para el y que yo sacase buenas notas, lo que mas. Volvi a sentarme soltando un suspiro que no le paso desapercibido, pues me abrazo de nuevo, pero esta vez mas apretadamente, cosa que provoco que suspirase otra vez. Aspire su aroma, cerrando los ojos; me encantaba su olor, me tranquilizaba. Me gustaba el tacto de sus manos, su piel era muy suave. Por unos instantes, me deje llevar por el silencio, el momento, las estrellas alumbraban de manera magica y me relaje tanto que me quede dormida. Por la manana, el despertador sono con tanta fuerza que por poco me cai de bruces contra el suelo. Abri los ojos de par en par y mire mi alrededor, recordando como habia llegado a mi cama, pero me fue imposible, pues no llegue por mi propio pie. Habia sido Eloy quien me dejo en la cama cuando se percato de que me habia quedado dormida y una estupida sonrisa seguida de un suspiro se me escapo de entre los labios. ?Que me estaba pasando? Ultimamente, me sentia demasiado bien a su lado, mas de lo normal. Mi primo y yo estabamos muy unidos, tanto que lo haciamos todo juntos, pero ibamos creciendo y habia cosas que teniamos que evitar, y nos costaba demasiado.

  • Un escoces en la oscuridad (Escandalos y Canallas 2) de Sarah Maclean

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    La senorita Lillian Hargrove ha vivido casi toda su vida sola, en una jaula dorada, anhelando amor y compania. Cuando un famoso artista la tienta con hermosas promesas y le ruega que pose para un escandaloso retrato, Lily no vacila., hasta que ese mentiroso canalla la deja en evidencia. Cuando el cuadro se hace publico, a Lily no le queda mas remedio que recurrir al unico hombre que puede salvarla de la ruina.

  • Mi alfa de Sophie Saint Rose

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    Daniela ha sufrido demasiado en la vida como para continuar, pero su hermano no se rendira en encontrar una solucion para su enfermedad. Aunque puede que la cura la lleve a la muerte de todas formas, porque estan a punto de traspasar una frontera a un nuevo modo de vida lleno de enemigos, en donde nada es lo que parece.