• el silencio no me deja dormir - Africa Crespo

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    Mientras aguarda que llegue su hora en el trascurso de una noche que se le hace eterna, Mina intenta rememorar todas sus vivencias. Sin embargo, se da cuenta de que todos sus recuerdos del pasado siempre han partido de un hecho trascendente de su vida, como si antes no hubiera ocurrido nada mas. Mina quiere ahora, cuando su vida parece llegar al fin, hacer un gran esfuerzo y retomar los recuerdos de un pasado anterior a aquel instante que marco dramaticamente el resto de su destino.
    Un viaje al pasado, un paseo por calles y casas manchegas mientras se degustan deliciosos platos gastronomicos y se saborean los mejores vinos de la region. Una historia entre el primer amor, el drama y la amistad de hermanas que dejara al lector con un agridulce sabor de boca.
    El silencio no me deja dormir es la historia de una mujer que dio toda su vida por quienes mas amaba, sin darse cuenta de que tambien merecia la pena vivir por ella.

  • El silencio no me deja dormir Versión Kindle - Libros - Amazon

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    Mirar en el interior de este libro. El silencio no me deja dormir de [África Crespo] ...

  • El silencio no me deja dormir Tapa blanda – 13 enero 2020

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  • Mi primera novela - El silencio no me deja dormir - Amacrema

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    Y cada vez son más los lectores que prefieren este formato antes que el libro físico. Por lo que habrá que dejar de ser cabezotas y subirse al tren de las ...

  • 'El silencio no me deja dormir' tiene nueva fecha de ...

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    15 jul 2020 — El libro habla de como Mina, en su última y eterna noche, se acuerda de todas las vivencias que ha tenido a lo largo de su vida, la cual ha ...

  • 9788409175451: El silencio no me deja dormir - IberLibro

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    El silencio no me deja dormir de Crespo, África en Iberlibro.com - ISBN 10: 8409175452 - ISBN 13: 9788409175451 - África María Crespo Mazuecos - 2020 - Tapa ...

  • El silencio no me deja dormir - Africa Crespo - Debeleer.com

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    PDF • Descargar Libros Gratis ... El silencio no me deja dormir – Africa Crespo ... Ni siquiera sé si lo que respondo se corresponde con lo que ellos me ...

  • Los que duermen de Juan Gomez Barcena

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    Los que duermen, libro fundacional que ahora recuperamos de la obra ya imprescindible de Gomez Barcena, lo revela como un autor de un genio narrativo preciso y asombroso. Una recondita cienaga de Germania, donde los cuerpos de cientos de prisioneros sacrificados a los dioses emergen a la superficie siglos mas tarde, devolviendo al presente el enigma de su existencia. Un simulacro de campo de concentracion construido por Hitler para burlar las inspecciones de la Cruz Roja Internacional. Una comunidad de robots abandonada que sigue anhelando el regreso de sus creadores. Quince relatos que forman una constelacion sorprendente, en las orillas del tiempo: profecias y destinos subvertidos, ficciones tan fabuladas que igualan en valor a la verdad, paradojas de la historia. Una extraordinaria coleccion de relatos que nos transportan a mundos exactos y distantes y que sin embargo conectan entre si, oscilando entre el presente, el pasado y el futuro.

  • Azul. Un Despertar a la realidad 1 de Mercedes Franco

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    Preparate para esta nueva historia adictiva que no querras parar de leer, llena de romance, intrigas y eventos inesperados que te provocaran una montana rusa de emociones.

  • Tu, yo y algunos mas de Raquel Sevilla Saborido

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    Raquel Ramirez no es la misma mujer de hace unos meses.

  • La realidad es peor que la ficcion de Maicol Rodriguez

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    SE A DICHO MUCHAS VECES QUE LA REALIDAD ES AUN PEOR QUE UN CUENTO DE FICCION. AHI MILES DE HISOTRIAS DE TERROR QUE RECORREN EL MUNDO Y AQUI LAS VAN A CONOCER ALGUNAS

  • Volver a Assam (Aromas de te 3) de Janet Macleod Trotter

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    La India, 1933. Adela Robson es una adolescente que escapa de la escuela, decidida a perseguir su pasion por la interpretacion. En Shimla, la sede veraniega del Gobierno imperial, se entrega a cuantas diversiones ofrece la sociedad india de la epoca a una hermosa debutante. Pero cuando parece a un paso de alcanzar sus ambiciones, la joven llama la atencion de un apuesto principe, un juerguista encantador que dara al traste con sus suenos…

  • Amor enmascarado de Ruth M. Lerga

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    Londres, finales de abril de 1800 Conforme la conversacion avanzaba, la desesperacion de Sebastian iba en aumento. Se habia reunido con su abogado para tratar el espinoso tema de lady Genoveva Sinclair, la joven dama a la que tutelaba. Pocos caballeros tenian, contando solo veintidos anos, una pupila de dieciocho a su cargo. Tampoco era frecuente, despues de todo, heredar un condado prospero tan temprano, pero la muerte de sus padres, tres anos antes, lo habia precipitado a la vida adulta sin estar preparado, forzandolo a dejar la universidad aun sin completar sus materias y encerrarse en Lancanshire para aprender a ser un noble con un amplio patrimonio y responsabilidades politicas y familiares. --Es unas situacion complicada, Hentley --le decia el licenciado--. Los Sinclair eligieron al anterior conde como padrino de lady Genoveva y el marques explicito en su testamento, ademas, que, en caso de que algo les ocurriese, fuera el quien se hiciera cargo de la joven hasta que esta contrajese matrimonio. Al morir los cuatro juntos en aquel terrible incidente en... --dudo. --Sierra Morena, Cordoba --acabo Sebastian por el, con voz hueca--. La marquesa era espanola e iban a pasar el invierno en la finca de su familia, buscando un clima mas calido dado el reuma que mi madre padecia. Los atracaron en uno de los desfiladeros. --Exacto. La cuestion es que todos ellos perecieron a la vez. El heredero de Sinclair quedo, desde luego, encantado: heredaba un marquesado de un pariente lejano al que apenas conocia y se deshacia, al mismo tiempo, de la responsabilidad de la chiquilla. --En realidad no era una chiquilla, tenia quince anos entonces, pero el conde se abstuvo de hacerselo notar--. Asi que no impugno la tutoria y te la cedio a ti, como legado de tu padre. Dado que tu no opusiste resistencia alguna, se entendio que aceptabas y asi quedo acordado. La dote ya estaba consignada, se te cedio y... Se permitio dejar de escuchar durante unos segundos. La notica de la muerte de sus padres lo devasto; todavia recordaba la sensacion de desgracia que se cernio sobre el durante meses y que tuvo que ocultar a todos. Se encontro solo, al frente de muchisimos compromisos para los que apenas lo habian instruido y con varias mujeres a su cargo, dos de ellas bajo su mismo techo: su hermana Helena, que tenia entonces diez anos, y Veva. Recordaba el momento en que la joven llego a la finca. La esperaba, junto con todo el servicio, en la entrada principal; deseaba que sintiera que llegaba al que iba a ser su hogar, no queria que se creyera una carga. La conocia desde siempre y, aunque en los ultimos anos apenas la habia visto, recordaba bien a aquella joven alegre de cabellos negros y ojos grises de caracter alegre y bullicioso que lo perseguia a todas partes cada verano. Sin embargo, del carruaje bajo una dama triste, apagada, tan delgada que parecia enferma. Veva no tenia una gran relacion con su padre, Sinclair era un hombre estricto, pero si con su madre, una dama carinosa y muy atenta. Si para Sebastian la muerte de sus padres habia significado un antes y un despues en su existencia, la sensacion que se llevo fue que, para Veva, la vida habia acabado entonces. Costo un ano que se recuperara y volviera a ser ella, !y vaya si regreso! La casa se lleno de jubilo, las cuadras de una magnifica yeguada y en el condado todos hablaban de la traviesa espanola. Durante dos anos fue viendola hacerse mujer y sus sentimientos comenzaron a cambiar, asi que diez meses antes de debutar la habia enviado a un internado en Suiza para que la pulieran, alejandola de si, y se habia dedicado a alternar el de cama en cama, tratando de olvidar la risa de Veva. Pero habia vuelto de Ginebra transformada. Su cuerpo habia acabado de formarse, y sus modales, de perfilarse. Todos los hombres iban a quedar cautivados, tanto como el lo estaba ya. Genoveva Sinclair se habia convertido de manera definitiva en su infierno personal. --?Milord? Levanto la vista. El letrado le estaba inquiriendo algo. --?Que? --la pregunta sono a disculpa. --Le decia que he hecho efectivas las inversiones que componen la dote de lady Genoveva, una cifra que supera las diez mil libras, y he mandado preparar la casa que su madre le cedio en Cordoba, por si desea acudir alli en su viaje de novios. <>. Veva iba a casarse y tendria que dejarla marchar. Sintio que las paredes se cernian sobre el y que el techo se le caia encima. --?Hay alguna estipulacion sobre el tipo de esposo que su padre tenia en mente? --Ninguna. --Me dan ganas de casarme yo con ella y evitar toda esta situacion. Podia parecer una queja, pero era una frase calculada, una que habia preparado durante dias, desde que pidiera cita en la oficina de sus abogados. --!Eso no es posible, milord! --se solivianto el jurista. Lo miro con fingida extraneza. --Crei que no habia ninguna limitacion en su matrimonio. --Y no la hay, la joven podra casarse con quien quiera siempre que vos deis vuestra bendicion. Por eso mismo no podeis ser el novio, porque os erigieron para protegerla y, por tanto, quien tendra la ultima palabra sobre sus nupcias. Se diria que os estais apropiando de su dote. A efectos legales seria casi como casaros con vuestra hija, ademas. Magnifico, no solo era un excentrico por desearla, sino que se convertiria en un ladron de fortunas ajenas y en una especie de perturbado. --Solo bromeaba --zanjo el tema. --No me cabe duda, como se tambien que elegireis para ella al mejor de los candidatos. --Asi sera. Y cuanto antes lo hiciera y mas lejos la enviase, mejor. *** Aquella noche Veva era incapaz de dormir, asi que, cansada de dar vueltas en la cama, subio hasta la buhardilla, abrio la claraboya del techo y, ayudada por las estanterias, trepo hasta el tragaluz y de alli salio al tejado. Le encantaban las alturas, la hacian sentirse duena de lo que veia, por encima de todo. Habia pasado mucho tiempo en las ramas de un tejo centenario en Lancaster, en la finca de los Hentley, tras la muerte de sus padres, hasta que sintio que recuperaba el control de su vida. Esa noche habian vuelto a robarselo. Sebastian la habia llamado a su despacho para explicarle los terminos de su debut y de su dote y para hablar de sus expectativas. Era una boba, una boba que se merecia tener el corazon hecho anicos por enamorarse de un idiota como el. Cuando habia comenzado a hablarle de la necesidad de casarse, creyo que se referia a el mas que a ella y que se arrodillaria alli mismo y le pediria que fuera su esposa. Tanto, que se habia sentido mareada y su corazon casi le rompe una costilla, tan fuerte y rapido habia comenzado a latir. Pero no; era ella, claro, quien habia de desposarse. Le habia hecho una lista de los lores mas convenientes y, con voz hastiada, le habia aconsejado como manejarse con ellos. Una lagrima cayo por su mejilla. Por una vez, la dejo rodar. Detestaba llorar, pero esa noche volveria a quedarse sola. Tal vez no de facto, pero era cuestion de semanas que fuera entregada a un desconocido para el resto de su vida. Cuando murieron sus padres, al menos, se mudo a un lugar conocido, con personas que la consideraban parte de la familia y que la hicieron sentirse bienvenida. Ahora, en cambio, quien sabia donde recalaria. Pero solo podia responsabilizarse a si misma de su dolor. Sebastian nunca dio senales de compartir sus sentimientos. Si, la trataba con afecto, pero no mas que a Helena, la hermana pequena del conde, de la que Veva se habia vuelto intima a pesar de la diferencia de edad. Si ella habia querido ver mas de lo que habia, ahora tendria que pagar las consecuencias. Cuando, horas despues, bajo del tejado, dejo alli arriba sus suenos de nina y decidio ser practica. Su madre habia sido casada con un ingles de caracter serio y estricto y, a su manera, habia sido feliz. Ella buscaria la misma suerte y, como hiciera la marquesa de Sinclair, lo haria lo mas lejos de alli que le fuera posible. *** Dos meses despues se casaba en la iglesia de San Jorge con el duque de Rachome, monsieur Francois, y se iba a Paris para siempre.

  • Roja Navidad de Aeryn Anders

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    Se desperto al apreciar el vacio que habia dejado el cuerpo de Andrea. Cerro los ojos y se paso la mano por la frente para eliminar el malestar que sentia. Llego a pensar que la muerte de Alejandro y Mariola le iba a ofrecer un estado de paz, que a partir de ese momento podia relajarse y disfrutar de su mujer e hijo, que equivocado que estaba, en su entorno nada era predecible y las circunstancias asi se lo recordaban. Presto atencion al escucharla, estaba en el bano y podia asegurar, sin llegar a verla, que de nuevo vomitaba, llevaba asi quince dias y estaba preocupado por ella, desde el ultimo suceso su mujer siempre se levantaba en mitad de la noche y expulsaba lo poco con lo que se alimentaba. Si seguia asi enfermaria. Le dio un vuelco el corazon al verla abrazarse a la porcelana mientras su cuerpo se convulsionaba. No tardo en arrodillarse junto a ella. --Carino, ?estas bien? No levanto el rostro al sentir como la abrazaba. --Si, carino, no te preocupes. --Si que lo hago, desde lo sucedido… --enmudecio al ver como el rostro de su esposa cambiaba de color--, desde entonces te pasa lo mismo cada noche. Andrea alargo la mano y le acaricio el entrecejo para eliminar la arruga de preocupacion, su relacion desde el inicio estuvo abocada al fracaso, pero el amor que se procesaban fue mas fuerte que los contratiempos que los separaban y sortearon cada uno de ellos hasta que lograron estar juntos. --Con el tiempo se pasara --aseguro levantandose del suelo ayudada por el. No le convencio la respuesta, pero el mejor que nadie sabia la fuerza y afan de superacion que poseia su mujer, no todo el mundo era capaz de burlar la muerte y mucho menos lograrlo dos veces. La ayudo a tumbarse de nuevo en la cama, no tardo en acoplarse a su espalda y acariciarla, se mantuvo inmovil hasta que se cercioro de que su respiracion era pausada. Antes de incorporarse le dio un beso en la frente. Exhalo y el vaho se concentro a su alrededor provocando una fina capa de niebla frente a el. Le encantaba aquella epoca del ano, todo el mundo desprendia felicidad, como si en Navidad los problemas no existiesen, pero la suya estaba empanada. No quiso pensar en la decision que ambos se vieron obligados a tomar semanas atras, debia mantener la mente despejada para no precipitarse, de hacerlo no lo volverian a ver y solo de pensarlo su estomago se revolvio. Evito mirar a la zona de la piscina, si no lo hacia no veria el muneco y no lo anoraria mas de lo que ya lo hacia. Sacudio la cabeza, aquella manana del veinticuatro de diciembre, por fin cerraria una las heridas que sangraban con fuerza. Jamas se perdonaria no haberle hecho caso a su mujer cuando se nego hasta la saciedad salir de Roma, le dijo en mas de una ocasion que era demasiado arriesgado dejar desprotegida a la familia y que razon tenia. Anduvo con pasos cortos hasta el coche, condujo de forma sosegada, era un ritual que acostumbraba a hacer desde sus inicios, relajarse antes de llegar a su destino y eso solo lo lograba haciendole el amor a Andrea o conduciendo, no tuvo mas remedio que conformarse con lo segundo ya que su mujer no estaba para que la avasallara con sus ansias por amarla. Miro la fachada de la nave y los recuerdos lo invadieron, nunca imagino que tras deshacerse de DeLuca su vida daria un cambio radical, la culpable de aquello no era otra que el amor de su vida; Andrea. Traspaso el plastico que lo separaba de la nave y con pasos cortos recorrio los metros que lo separaban del centro. Saludo con un gesto de cabeza a los alli presentes y antes de colocarse frente a los dos hombres que se encontraban maniatados, su hermano lo intercepto. --No era necesario que vinieras, puedo encargarme de esto yo -- comento Marco colocandose a su lado. No podia evitar descargar toda su rabia en su hermano, si no se hubiese empenado en hacer las cosas a su manera, con suerte no se verian metidos de lleno en una guerra que no abocaba nada bueno. --Ya hiciste suficiente. --Incluso el noto la acidez de sus palabras--. De esto me encargo yo. --Suavizo el tono. --Enrico, yo… --Dejalo estar, Marco. Estas cosas pasan. No podia culparlo de lo sucedido con su suegra, pero en su fuero interno si que lo hacia, ver sufrir de aquella manera a su mujer lo destrozo, necesito buscar un culpable y no fue otro que su hermano. Se quito la chaqueta colocandola sobre la polvorienta mesa, arrastro una silla hasta ponerla frente a los dos sicarios de los Carduccio, la rabia al saber que ellos fueron los incursores de la desgracia ocurrida en su familia se adueno de el. Sin previo aviso se incorporo y golpeo con fuerza el rostro de uno de ellos, le dolian los nudillos de los golpes emitidos, pero no era capaz de controlarse. Eduardo lo sujeto para que parase, se lo agradecio con una mirada, aquellos desgraciados se merecian una muerte mas lenta de la que el era capaz de ofrecerles. Imito a su mujer, tomo asiento y cruzo una pierna sobre la otra. --Eduardo. --Solo lo nombro, al igual que Andrea hacia cuando necesitaba de sus cualidades. Algo impaciente observo cada uno de sus calculados movimientos, esa lentitud que tenia de caminar hasta la mesa y tomarse su tiempo antes de elegir la herramienta deseada, causaba pavor en sus victimas. Evito sonreir al ver como los hombres Carduccio tragaban saliva, la fama de sanguinario de Eduardo se habia propagado por la ciudad y nadie en su sano juicio deseaba ser su presa, ellos intuian que su muerte seria dolorosa. No se inmuto cuando Eduardo nego con la cabeza al desechar cada herramienta que sus dedos tocaban. --Creo que voy a probar algo nuevo --lo dijo en un susurro siniestro sin dejar de mostrar una sonrisa que no vaticinaba nada bueno--. Tony, ?me ayudas? Su cunado no tardo en asentir y seguirlo. No era de su agrado que Tony estuviese presente en aquello, pero no fue capaz de disuadirlo y entendia cada uno de los motivos que le expuso para que lo dejase ser parte. Entre los dos arrastraron una estructura de madera de dos metros de alto hasta fijarla a la pared mas cercana de donde se encontraban los hombres Carduccio. Con cierta parsimonia, Eduardo se acerco a uno de ellos, lo desato y sujeto por las munecas para que no opusiese resistencia. Con la ayuda de Tony lo esposaron, primero de las manos extendidas por encima de la cabeza y despues de las piernas. Eduardo saco una navaja del bolsillo y rasgo la ropa del hombre hasta dejarlo desnudo. Trago al verlo coger una especie de rastrillo de palo largo, los garfios parecian unas largas unas afiladas que simulaban la zarpa de un gato. Dio dos pasos atras, separo un poco las piernas, alzo el rastrillo y comenzo a pasarlo por la espalda del hombre. Enrico desvio la mirada al ver como las zarpas arrancaban tiras de carne impregnando todo de sangre. El rostro del otro hombre torno a un ceniciento tono al ser obligado a presenciarlo todo, Tony era el encargado de sujetarle el rostro para que no perdiese detalle de lo que le deparaba en breve. --No pierdas ni el mas minimo detalle, tu eres el siguiente --escupio Tony cerca del odio del hombre. Enrico comprendia a la perfeccion la ira que destilaban sus palabras, llevaba mucho dolor guardado por lo ocurrido a su madre. La jordana se alargo hasta bien entrada la tarde, entre Eduardo y Tony se turnaron para torturar a los dos hombres hasta que sus cuerpos no soportaron mas dolor y se desmayaron. Aun asi, tardaron en concederles la muerte. Enrico hizo la llamada de rigor a Valdati, aunque en aquella ocasion no deseaba que se presentara como policia, debia trasladar los cadaveres a territorio Carduccio, aquel seria el mensaje, si osaban a volver a atacar a un Bianchessi, aquella seria la muerte que recibirian. --Gracias --dijo Tony una vez en el exterior de la nave. --?Mejor? Su cunado no respondio al instante, se entretuvo en dejar que el humo del cigarro le inundara los pulmones, no era la primera vez que lo veia fumar, aquel feo vicio ya lo acompanaba dos largos anos. --No, pero saber que esos cabrones han pagado por lo que han hecho, me alivia un poco la carga de culpa que llevo. Le puso una mano en el hombro, su hermana estaba igual que el, se culpaba de todo. --Ni tu hermana ni tu teneis la culpa de lo ocurrido. Asintio no convencido. --Vayamos a la mansion. --Se que a mi hermana le habria gustado estar presente --comento Tony nada mas cerrar la puerta del acompanante. --No esta para ello, se pasa las noches en el bano, por eso no le he dicho nada, piensa que lo de hoy es una reunion cualquiera. --Se va a cabrear cuando descubra la verdad. Enrico encogio los hombros. --Podre soportarlo. Su idea nada mas traspasar la puerta de casa era ir en busca de su mujer, necesitaba comprobar que se encontraba bien, ademas que ansiaba sentir su calor, pero su tio Vittorio lo avasallo a preguntas nada mas verlo. --Avisare a mi hermana de nuestra llegada. Se lo agradecio con una pequena sonrisa.

  • La cara norte del corazon de Dolores Redondo

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    “Cuando Amaia Salazar tenia doce anos estuvo perdida en el bosque durante dieciseis horas. Era de madrugada cuando la encontraron a treinta kilometros al norte del lugar donde se habia despistado de la senda. Desvanecida bajo la intensa lluvia, la ropa ennegrecida y chamuscada como la de una bruja medieval rescatada de una hoguera, y, en contraste, la piel blanca, limpia y helada como si acabase de surgir del hielo.”

  • El extranjero de Albert Camus

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    Hoy ha muerto mama. O quiza ayer. No lo se. Recibi un telegrama del asilo: <> Pero no quiere decir nada. Quiza haya sido ayer. El asilo de ancianos esta en Marengo, a ochenta kilometros de Argel. Tomare el autobus a las dos y llegare por la tarde. De esa manera podre velarla, y regresare manana por la noche. Pedi dos dias de licencia a mi patron y no pudo negarmelos ante una excusa semejante. Pero no parecia satisfecho. Llegue a decirle: <> No me respondio. Pense entonces que no debia haberle dicho esto. Al fin y al cabo, no tenia por que excusarme. Mas bien le correspondia a el presentarme las condolencias. Pero lo hara sin duda pasado manana, cuando me vea de luto. Por ahora, es un poco como si mama no estuviera muerta. Despues del entierro, por el contrario, sera un asunto archivado y todo habra adquirido aspecto mas oficial. Tome el autobus a las dos. Hacia mucho calor. Comi en el restaurante de Celeste como de costumbre. Todos se condolieron mucho de mi, y Celeste me dijo: <> Cuando parti, me acompanaron hasta la puerta. Me sentia un poco aturdido pues fue necesario que subiera hasta la habitacion de Manuel para pedirle prestados una corbata negra y un brazal. El perdio a su tio hace unos meses. Corri para alcanzar el autobus. Me senti adormecido sin duda por la prisa y la carrera, anadidas a los barquinazos, al olor a gasolina y a la reverberacion del camino y del cielo. Dormi casi todo el trayecto. Y cuando desperte, estaba apoyado contra un militar que me sonrio y me pregunto si venia de lejos. Dije <> para no tener que hablar mas. El asilo esta a dos kilometros del pueblo. Hice el camino a pie. Quise ver a mama en seguida. Pero el portero me dijo que era necesario ver antes al director. Como estaba ocupado, espere un poco. Mientras tanto, el portero me estuvo hablando, y en seguida vi al director. Me recibio en su despacho. Era un viejecito condecorado con la Legion de Honor. Me miro con sus ojos claros. Despues me estrecho la mano y la retuvo tanto tiempo que yo no sabia como retirarla. Consulto un legajo y me dijo: <> Crei que me reprochaba alguna cosa y empece a darle explicaciones. Pero me interrumpio: <> Dije: <> El agrego: <> Era verdad. Cuando mama estaba en casa pasaba el tiempo en silencio, siguiendome con la mirada. Durante los primeros dias que estuvo en el asilo lloraba a menudo. Pero era por la fuerza de la costumbre. Al cabo de unos meses habria llorado si se la hubiera retirado del asilo. Siempre por la fuerza de la costumbre. Un poco por eso en el ultimo ano casi no fui a verla. Y tambien porque me quitaba el domingo, sin contar el esfuerzo de ir hasta el autobus, tomar los billetes y hacer dos horas de camino. El director me hablo aun. Pero casi no le escuchaba. Luego me dijo: <> Me levante sin decir nada, y salio delante de mi. En la escalera me explico: <> Atravesamos un patio en donde habia muchos ancianos, charlando en pequenos grupos. Callaban cuando pasabamos. Y reanudaban las conversaciones detras de nosotros. Hubierase dicho un sordo parloteo de cotorras. En la puerta de un pequeno edificio el director me abandono: <> Le di las gracias. Mama, sin ser atea, jamas habia pensado en la religion mientras vivio. Entre. Era una sala muy clara, blanqueada a la cal, con techo de vidrio. Estaba amueblada con sillas y caballetes en forma de X. En el centro de la sala, dos caballetes sostenian un feretro cerrado con la tapa. Solo se veian los tornillos relucientes, hundidos apenas, destacandose sobre las tapas pintadas de nogalina. Junto al feretro estaba una enfermera arabe, con blusa blanca y un panuelo de color vivo en la cabeza. En ese momento el portero entro por detras de mi. Debio de haber corrido. Tartamudeo un poco: <> Se aproximaba al feretro cuando lo pare. Me dijo: <> Respondi: <> Se detuvo, y yo estaba molesto porque sentia que no debi haber dicho esto. Al cabo de un instante me miro y me pregunto: <>, pero sin reproche, como si estuviera informandose. Dije: <> Entonces, retorciendo el bigote blanco, declaro, sin mirarme: <> Tenia ojos hermosos, azul claro, y la tez un poco roja. Me dio una silla y se sento tambien, un poco a mis espaldas. La enfermera se levanto y se dirigio hacia la salida. El portero me dijo: <> Como no comprendia, mire a la enfermera y vi que llevaba, por debajo de los ojos, una venda que le rodeaba la cabeza. A la altura de la nariz la venda estaba chata. En su rostro solo se veia la blancura del vendaje. Cuando hubo salido, el portero hablo: <> No se que ademan hice, pero se quedo, de pie detras de mi. Su presencia a mis espaldas me molestaba. Llenaba la habitacion una hermosa luz de media tarde. Dos abejorros zumbaban contra el techo de vidrio. Y sentia que el sueno se apoderaba de mi. Sin volverme hacia el, dije al portero: <> Inmediatamente respondio: <>, como si hubiese estado esperando mi pregunta. Charlo mucho en seguida. Se habria quedado muy asombrado si alguien le hubiera dicho que acabaria de portero en el asilo de Marengo. Tenia sesenta y cuatro anos y era parisiense. Le interrumpi en ese momento: <> Luego recorde que antes de llevarme a ver al director me habia hablado de mama. Me habia dicho que era necesario enterrarla cuanto antes porque en la llanura hacia calor, sobre todo en esta region. Entonces me habia informado que habia vivido en Paris y que le costaba mucho olvidarlo. En Paris se retiene al muerto tres, a veces cuatro dias. Aqui no hay tiempo; todavia no se ha hecho uno a la idea cuando hay que salir corriendo detras del coche funebre. Su mujer le habia dicho: <> El viejo habia enrojecido y habia pedido disculpas. Yo intervine para decir: <> Me parecio que lo que contaba era apropiado e interesante. En el pequeno deposito me informo que habia ingresado en el asilo como indigente. Como se sentia valido, se habia ofrecido para el puesto de portero. Le hice notar que en resumidas cuentas era pensionista. Me dijo que no. Ya me habia llamado la atencion la manera que tenia de decir: <>, <> y, mas raramente, <>, al hablar de los pensionistas, algunos de los cuales no tenian mas edad que el. Pero, naturalmente, no era la misma cosa. El era portero y, en cierta medida, tenia derechos sobre ellos. La enfermera entro en ese momento. La tarde habia caido bruscamente. La noche habiase espesado muy rapidamente sobre el vidrio del techo. El portero oprimio el conmutador y quede cegado por el repentino resplandor de la luz. Me invito a dirigirme al refectorio para cenar. Pero no tenia hambre. Me ofrecio entonces traerme una taza de cafe con leche. Como me gusta mucho el cafe con leche, acepte, y un momento despues regreso con una bandeja. Bebi. Tuve deseos de fumar. Pero dude, porque no sabia si podia hacerlo delante de mama. Reflexione. No tenia importancia alguna. Ofreci un cigarrillo al portero y fumamos. En un momento dado, me dijo: <> Le pregunte si se podia apagar una de las lamparas. El resplandor de la luz contra las paredes blancas me fatigaba. Me dijo que no era posible. La instalacion estaba hecha asi: o todo o nada. Despues no le preste mucha atencion. Salio, volvio, dispuso las sillas. Sobre una de ellas apilo tazas en torno de una cafetera. Luego se sento enfrente de mi, del otro lado de mama. Tambien estaba la enfermera, en el fondo, vuelta de espaldas. Yo no veia lo que hacia. Pero por el movimiento de los brazos me parecio que tejia. La temperatura era agradable, el cafe me habia recalentado y por la puerta abierta entraba el aroma de la noche y de las flores. Creo que dormite un poco.

  • El Comienzo de Yiros Dakay

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    Me desperte de una pesadilla gritando, otra vez. Estaba respirando fuertemente con mi cabello colgado sobre mi cara casi derramando una lagrima. Me incline y alcance mi manta; Girandolo hacia un lado y sobre mi cuerpo. Poniendo un pie a la vez en el piso de madera, me pare y camine hacia mi tocador. Me puse una camiseta sin mangas, un par de jeans rasgados negros y un sueter holgado y luego baje las escaleras. Fui a la cocina a buscar agua, estaba abriendo la nevera, hasta que vi a mi borracho, gilipollas, papa. Lo cerre de golpe y cerre la cocina practicamente corriendo, justo cuando me puse los zapatos y estaba listo y cerca de la puerta, grito; “!Perra! !Trae tu culo aqui y hazme algo de comida!”. Mire hacia atras y me detuve por un momento. Iba a decir algo; Hacerle desear que nunca hubiera dicho eso, pero yo no. Mas bien me volvi hacia la puerta y corri a la escuela. Nadie estaba fuera de las puertas de la escuela. Deslizando mi desgastado Converse por el pasillo de la escuela Llego a un chillido cuando golpeo mi casillero. Lo abro y agarro mis libros con un poder intenso. Lo cerre de golpe y con una velocidad rapida fui a mi primera clase. Me detuve en la tercera puerta y mire el cartel negro en la puerta, decia; “Sala de artesania”. Gire la perilla y abri la puerta a la atencion directa de todos los estudiantes. Odio ser el centro de atencion, me enferma el estomago al darme cuenta de que los estudiantes tienen la oportunidad de decir cosas como “?Por que llegas tarde? ?Atrapado con el corte de nuevo?” O simplemente la vieja y original “Chica emocional” no original. Mientras miraba el piso, levante mi capucha y camine hacia el fondo de la habitacion hasta mi asiento asignado. El maestro, el Sr. Wheeling, dijo despues de un silencio incomodo “Hood Off, Allie”. Despues de que el miro hacia otro lado, levante mi capucha hacia atras y sobre mi cabello lacio y largo y negro. Pasaron periodos y sonaron las campanas. Me siento en la parte de atras de cada clase, asi que, como siempre, me sente en mi asiento, saque mis libros y espere la leccion intensamente agotadora de mis maestros jodidos. Cuando termine la clase, me levante deslizando mis libros por la esquina de mi escritorio. Fui el primero en salir de las puertas, y cuando llegue a mi casillero saque mi bolso de la parte inferior y lo golpee en mi espalda. Mi bolso es muy viejo, he tenido el mismo durante 4 anos. Mi mama lo compro para mi Es una bolsa de material suave negro liso. Es todo lo que me queda de ella desde que murio. Caminaba hacia las puertas de la escuela, cuan contento estaba de salir de la escuela, pero cuan asustado estaba de irme a casa. No mucho antes de golpear las puertas de metal azul, mi bolso decidio rasgarse desde la parte inferior, revelando mis muchos blocs de dibujo, cuadernos y mi cuchilla Sharpe. Arruine los papeles y libros del piso; Probraly arruinando algunas de mis obras de arte, pero no me importo. Estaba en busca de mi espada y cuando la encontre la recogi y sali corriendo por la puerta. Escuche que me llamaban, pero no mire hacia atras para ver que solo caminaba por la calle. Camine por el camino hasta que vi mi casa. Mi papa estaba en el porche con su amigo Rob. Botellas de cerveza en todas partes. Rapidamente me aleje confiando en que no me notaria sino en Corse; El hizo. Vio mi cabeza inclinarse hacia un costado y camine por el camino. Gritando con una voz fuerte, fuerte e intensa Las palabras “!Jodida puta, entra aqui ahora mismo!” Echo’ed The Street. Me detuve y volvi. Mi papa siempre ha sido abierto sobre su vida, sin secretos, sin remordimientos. Evito mi casa cuando su amigo Rob esta alli, siempre intenta violarme. Le deje algunas contusiones, pero mis cicatrices de el son mucho mas permanentes. Avance despacio por las escaleras delanteras, y mientras caminaba por la puerta rota de la pantalla, mi papa arrojo una botella de cerveza en la parte posterior de mi cabeza. Me desmaye. Me desperte con el olor a hierba encendida y Achohal derramado, estaba acostada en el sofa con solo un sujetador y ropa interior. Robar vino a mi mear borracho. “Hellof Allieef”, dijo Stammerd. Y mientras caminaba por la puerta rota de la pantalla, mi papa arrojo una botella de cerveza en la parte posterior de mi cabeza. Me desmaye. Me desperte con el olor a hierba encendida y Achohal derramado, estaba acostada en el sofa con solo un sujetador y ropa interior. Robar vino a mi mear borracho. “Hellof Allieef”, dijo Stammerd. Y mientras caminaba por la puerta rota de la pantalla, mi papa arrojo una botella de cerveza en la parte posterior de mi cabeza. Me desmaye. Me desperte con el olor a hierba encendida y Achohal derramado, estaba acostada en el sofa con solo un sujetador y ropa interior. Robar vino a mi mear borracho. “Hellof Allieef”, dijo Stammerd. Me levante “?Donde estan mis ropas que te arrastras?”, Le grite. Me abofeteo en la cara. Mi papa estaba sentado al otro lado de la sala de estar en una vieja silla de madera, riendo. Ransack le sonrio y le dio otro golpe. Mire a mi padre. “Amablemente no dejes que haga esto”, dije mientras las lagrimas caian por mis mejillas. “?Prefieres que lo hagas yo mismo, perra!” Mi papa grito de vuelta. Comence a llorar. El botin sentia mis muslos, lo empuje lejos. “!No! … !Contactame!” Dije. Me dio un punetazo en la mandibula Makin. Mi labio sangra la sangre roja mas brillante. Me golpeo una y otra vez hasta que me maree lo suficiente como para no poder sacarlo de mi. Senti un pellizco afilado y cuando eche un vistazo a mi brazo, me inyectaron una inyeccion de droga en mi piel palida. Mis ojos se pusieron caidos y mi cabeza se debilito. Apenas podia distinguir lo que estaba sucediendo, pero aun podia sentirlo tratando de tocarme. Esta vez me drogo, estaba en control total. Sin embargo, todavia soy virgen, el me habia conseguido este temperamento antes, pero esta vez nada se interponia en su camino y estaba tan seguro de ello. Estaba deslizando su mano por mis pantalones, sintiendome levantada; Hasta que los policias atravesaron mi puerta. Mi papa y Rob mirando en estado de shock. Burglarize se levanto y corrio hacia la puerta de atras, pero los policias regresaron. Un oficial me recogio y me llevo a la parte trasera del coche de policia. Estuve alli hasta que la policia entro y me llevo a la estacion. Me ayudaron a salir del auto y mis pies descalzos aterrizando firmemente en el cemento. Individuos corriendo hacia mi llevandome a una habitacion y tumbandome en el sofa de cuero. Me cai en un sueno profundo. Mi padre me desperto, salte de nuevo en estado de shock, un oficial de policia me llevo a casa. Perdi la escuela ese dia. Mas bien pase mi tiempo haciendo comida para mi papa. Esa noche no pude dormir. Me sacudi y me di la vuelta. Cuando amanecio, abri los ojos para ver a mi papa parado sobre mi con un cinturon largo. Me incline y sostuve mis rodillas contra mi pecho. “Simplemente termine con esto, voy a llegar tarde a la escuela”, dije con un suspiro. No obstante, doblo su cinturon en dos y lo azoto a mi espalda, dejando una marca de sangrado. Me contuvo el dolor y cuando se fue Mi habitacion se puso una sudadera con capucha blanca, algo delgada y me arregle el cabello en un mono desordenado. Me tropece por las escaleras y sali por la puerta. Corri a la escuela y lo hice 3 minutos antes de la campana. Camine, arroje las puertas y hacia abajo de la escuela El salon, todos susurraban. Estoy acostumbrado a escuchar “monstruosidad o perdedor”, pero todos cubrieron sus bocas en silencio mientras me miraban. De la nada senti que alguien estaba detras de mi abrazandome con fuerza y llevandome al gimnasio. No podia mirar hacia atras por la forma en que estaba posicionado, pero cuando llegamos al gimnasio y se reconocio la espera, me di la vuelta y antes que yo era un chico. Estaba a punto de gritarle hasta que mire su sudadera y hacia mi desesperacion vi sangre. “!Dios mio, tu sangrado! ?Estas bien?” Pregunte rapidamente. “!Estoy bien! Sea como fuere, !no soy yo quien sangra, lo que sucedio en tu espalda!” El respondio bastante tenso. Lo mire fijamente cuestionablemente. Me dio la vuelta suavemente y levanto mi sudadera blanca, luego mi camiseta sin mangas. Dude por una pieza pero acepte. Estaba a punto de gritarle hasta que mire su sudadera y hacia mi desesperacion vi sangre. “!Dios mio, tu sangrado! ?Estas bien?” Pregunte rapidamente. “!Estoy bien! Sea como fuere, !no soy yo quien sangra, lo que sucedio en tu espalda!” El respondio bastante tenso. Lo mire fijamente cuestionablemente. Me dio la vuelta suavemente y levanto mi sudadera blanca, luego mi camiseta sin mangas. Dude por una pieza pero acepte. Estaba a punto de gritarle hasta que mire su sudadera y hacia mi desesperacion vi sangre. “!Dios mio, tu sangrado! ?Estas bien?” Pregunte rapidamente. “!Estoy bien! Sea como fuere, !no soy yo quien sangra, lo que sucedio en tu espalda!” El respondio bastante tenso. Lo mire fijamente cuestionablemente. Me dio la vuelta suavemente y levanto mi sudadera blanca, luego mi camiseta sin mangas. Dude por una pieza pero acepte. Despues de mirarme la espalda, me di la vuelta. “?Que pasa?” Pregunte suavemente. “Tu espalda, esta sangrando. ?Cual fue el trato? ?Es cierto que fuiste golpeado? ?Quien hizo esto?” Hizo tantas preguntas que no sabia que decir. Mis ojos comenzaron a lagrimear y el me abrazo. I Barley se dio cuenta de el, pero sabia de el: tenia 16 anos, era tranquilo, timido, algunos amigos, vestia de negro, tenia un corte de pelo con pinchos y tenia el labio, la nariz y la ceja penetrados. Era extremadamente oscuro, pero definitivamente era el chico mas dulce que jamas hayas conocido. Simplemente no sabia su nombre. Despues de momentos de silencio y protagonismo, y llorando, finalmente rompi lo incomodo. “Te lo agradezco mucho … lo siento, tuviste que ver eso, y lamento que tengas que sentir lo siento por mi”, dije. “He visto cosas peores, peores, y siento pena por ti pero no por la razon” s Piensas “el siguio.” Estaba mirando desde el otro lado de la calle, y lamento haber llamado a los policias “, dijo lentamente. Mire hacia el”. Lo detuve con un abrazo. “Me alejaste de mi papa, mi hogar, la realidad”, dije mientras lo miraba a los ojos. El sonrio. “?Quieres ir a dar un paseo?” Pregunto dulcemente. Asenti y el me condujo por las puertas traseras del gimnasio. Caminamos por la calle hasta llegar a un campo grande a unas 4 cuadras de la escuela. Caminamos por los bordes del campo y nos sentamos en una colina. Dije mientras lo miraba a los ojos. El sonrio. “?Quieres ir a dar un paseo?” Pregunto dulcemente. Asenti y el me condujo por las puertas traseras del gimnasio. Caminamos por la calle hasta llegar a un campo grande a unas 4 cuadras de la escuela. Caminamos por los bordes del campo y nos sentamos en una colina. Dije mientras lo miraba a los ojos. El sonrio. “?Quieres ir a dar un paseo?” Pregunto dulcemente. Asenti y el me condujo por las puertas traseras del gimnasio. Caminamos por la calle hasta llegar a un campo grande a unas 4 cuadras de la escuela. Caminamos por los bordes del campo y nos sentamos en una colina.

  • No soy yo, eres tu (Tal para cual 2) de Ebony Clark

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    Un ano antes… -Por favor, senora, deje de aporrear la puerta. Ya le he dicho que hay aire suficiente y que no le va a pasar nada. Estuve a punto de mandarle a la mierda y anadirle que no cogiera ningun atajo y disfrutara del paseo. ?Es que aquel imbecil se creia que estaba hablando con una histerica? Ya sabia que no iba a pasarme nada y que aquello de asfixiarse en el ascensor era una leyenda urbana, que venian con reserva de aire suficiente como para no agobiarme. Pero aquel no era el problema. El problema era que tenia una vista en media hora y no llegaria a tiempo a menos que aquel idiota hiciera algo rapido. Pegue la boca a la ranura entreabierta de la puerta del ascensor. -Mira, como te llames… Es la cuarta vez este ano que alguien se queda encerrado en el ascensor. Para mi, la segunda, por si te interesa. -A lo mejor es que no hacen buen uso. Apenas acerte a entender lo que decia aquel heroe de pacotilla. No estaba segura, pero haciendo buen uso de mi racionalidad profesional, me hice la sueca a su comentario. Ya le diria yo en cuanto saliera lo que pensaba de sus opiniones y en el punto exacto de su anatomia donde podia guardarselas. Fingi ser una dulce damisela en apuros, cosa que solia funcionar la mayoria de las veces. -Oye… Ya se que no voy a morir, no estoy sufriendo ningun ataque de histeria ni nada parecido. La cuestion es que tengo que estar en el juzgado en media hora. Asi que, si pudieras darte un poco de prisa, te lo agradeceria muchisimo… Y cuando digo muchisimo, no estoy hablando en sentido figurado, ?vale? No se si los de tu gremio aceptan propinas o no, pero llevo en el bolso un billete de cincuenta euros que esta deseando encontrar nuevo dueno. Silencio al otro lado. Vaya, quiza la oferta no fuera de su agrado. Podia ser que me considerase una ronosa por el importe de la propina ofrecida. Bueno, cincuenta euros no estaban nada mal, ?no? Escuche un golpe seco en la puerta y me aparte enseguida. Al otro lado, pude ver un unico ojo de un color azul intenso, asomando por la ranura. El bombero que atendia la emergencia desde el otro extremo de la puerta del ascensor debia ser el dueno de aquel ojo. Y seguramente de otras partes del cuerpo humano que yo no podia distinguir, porque estaba atrapada en el maldito ascensor y aquel pequeno detalle lo impedia. -Ensenemelo. ?Que? Sacudi la cabeza, creyendo que habia escuchado mal. -?Como dices? -pregunte con desconfianza. -Que me lo ensene -ordeno el con tono seco-. Su billete de cincuenta euros. -?En serio? ?Puedes acelerar mi rescate con la ayuda de una propinita? Claro, yo no podia ver que la cara del bombero ya habia cambiado a varios colores, mientras continuaba con mi absurdo y repugnante intento de extorsion que, por otro lado, iba a jurar sobre la Biblia no haber cometido si se daba la ocasion. -Pues claro, senora. Para eso estamos. Hum, no se por que, pero algo en su voz me decia que intentaba tomarme el pelo. De todas formas, estaba desesperada. Lucas me esperaba al otro lado, impaciente. Nuestra clienta era un miembro muy influyente de la comunidad nordica del sur de la isla. Lucas era un gran orador, pero yo tenia todos los documentos del caso en mi maletin, conmigo dentro del ascensor. Y nuestros jefes ya nos habian advertido: como no le sacaramos hasta el ultimo euro al marido de Greta, un rico empresario madrileno dueno de varias salas de fiesta, ya podiamos buscarnos otro trabajo. Sin pensarlo, extraje el billete de mi cartera y lo deslice hacia arriba y hacia abajo por la ranura de la puerta, como si fuera la sexy y seductora pierna de una stripper en un bar de carretera. -Vaya, pues era verdad. Parece autentico. Solte una palabrota al escucharle. -!Pues claro que es autentico! Pero ?que te has creido? -le grite, furiosa. -No se… Mi padre siempre decia que no me fiara de los abogados, que son unas ratas mentirosas… Pero no, oiga, parece que usted es de fiar. Y no tiene pinta de rata… Bueno, al menos desde esta distancia no, ?por que no se acerca un poco mas para que pueda verla mejor? -Me encantaria acercarme mas, senor No Estoy Haciendo Una Mierda Para Rescatar A Una Buena Ciudadana… !Pero estoy sudando como si esto fuera el horno donde el diablo cuece a sus pecadores! Y si me muevo, la cosa va a peor… -A lo mejor es que lleva demasiada ropa. ?Por que no se quita esa bonita chaqueta de Bimba y Lola? Le queda muy elegante, eso si… Pero ahi dentro debe de haber unos treinta y cinco grados. -?Me estas sugiriendo que me desnude? Ay, Dios, esto es la pera… -De pronto cai en su sorprendente dominio de la moda femenina y le pinche en un arrebato infantil-: A ver, ?como sabes que mi chaqueta es de Bimba y Lola, eres un disenador frustrado o que? -Que va. Es que le regale una igual a mi madre por su cumpleanos, solo eso. Mire con disimulo mi chaqueta de punto gris con los punos y cuellos ribeteados en negro. Combinada con mis vaqueros y mocasines, me parecia una excelente eleccion para llevar al juzgado; arreglada pero informal, como diria la madre de mi mejor amiga. Sin embargo, ahora que el agente de emergencias mencionaba el regalo de su madre, me hizo sentir mayor y poco atractiva. Seguro que lo noto, porque al segundo siguiente quiso arreglarlo… sin exito, claro. -Oiga, no se enfade… Le queda bastante bien, en serio… Se parece un poco a esa abogada de una serie de hace un millon de anos… ?como se llamaba? Tiene que acordarse, mas o menos es de su epoca, ?no? <>, grite mentalmente, furiosa porque el tio, no contento con meterse con mi ropa, ahora me llamaba carroza en la cara. -Si, lo que tu digas… -corte bruscamente. -?O era Remington Steel? -se pregunto el en voz alta, hablando consigo mismo al principio-: Ahora no lo tengo muy claro, pero usted debe tener mas o menos la edad de mi madre, ?a que si? Seguro que se acuerda. -No soy cinefila -menti. – ?No? Pues deberia… ?No ha visto Ben-Hur, la version original? Me golpee la frente con una sonora palmada. ?De verdad? ?De verdad me habia tocado el bombero humorista? Estaba a punto de darme un ataque, pero no de risa precisamente. Iba a gritarle a pleno pulmon que se dejara de hablarme de series y peliculas, que se estaba pasando y mucho al insinuar que yo tenia edad para haberlas visto en algun cine el dia de su estreno. Me detuve al instante. Ya veia por donde iba… Mi instinto me decia que solo pretendia, muy mal, todo fuera dicho de paso, entretenerme mientras me sacaban de alli. Debia ser el psicologo del grupo. O el chistoso, no estaba segura. -Pero ?que dices? Mira, ?vas a sacarme de aqui o no? -apremie. -Ya le dije antes que si, senora. -Si, ya se que lo dijiste… Pero tambien dijiste que tenias que esperar que tu companero encontrase no se que llave maestra… Y yo no tengo tiempo que perder. Conque, ?quieres o no quieres los cincuenta euros? Otro silencio. -No se… ?Es que le sobran o que? La pregunta me dejo perpleja. Seguro que el intentaba darme conversacion, tal y como le habian ensenado en sus cursos sobre como enfrentarse a situaciones limite. Pero no era mi caso. Mire el reloj de pulsera y se me acelero el corazon. -Pero ?que cono importa si me sobran o no, no te estoy diciendo que te los quiero dar? -casi le grite, tratando de no perder el control. -Es que quiero que quede bien claro que me los quiere regalar. Aprete los dientes. -!Pues claro que te los quiero regalar! Toma, hombre, cogelo ya… Y te compras la edicion Oro de coleccionista de Ben-Hur y unas palomitas a mi salud… !Pero sacame de aqui! -Lo deje caer por la ranura y senti como unos dedos recogian el billete al otro lado de la puerta. Despues, un sonido que recordaba al crujido del papel de cebolla junto a un telefono. Una emisora de radio. <>. No pude contenerme por mas tiempo. Aporree el ascensor con los punos, con el maletin y hasta con un par de patadas al estilo Bruce Lee que habia visto en alguna pelicula. -!Oye, que me estoy enterando de todo! -chille. --… Vale, lo intentare… No te prometo nada… Esta como una regadera, en serio… Es que la oyes hablar y parece la abogada corrupta de una pelicula de la Mafia, tio… Bueno, una mezcla de eso y un palo de fregona desmelenado… Date prisa, tio, da un poco de miedo…

  • Fin de la cordura de Claudio Hernandez

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    Si habia algo en que reflexionar y divagar bajo la luz del sol, era en su don. Aquello que le hacia ver cosas que cualquier otra persona no podia hacer. Su madre siempre le habia llamado <> y aquellas dos palabras resonaban una y otra vez en su cabeza como un gran mazo de roque. Hastiado algunas veces o preocupado otras, e incluso impresionado la mayoria de las veces, Peter habia encontrado un punto de inflexion que se parecia a un moco laxo sobre la superficie de la mesa. Entonces sonreia al pensarlo. Pero despues, mucho mas tarde, reflexionaba de nuevo y habia descubierto una cosa que era real: que tenia que soportar todo aquel peso sobre su cabeza. Una masa oscura, amorfa y que pesaba hasta que las sienes se abultasen como dos ojos queriendose escapar de sus orbitas. Entonces lo veia todo. Su mano era su cruz. El hormigueo en las piernas eran sus pisadas entre el barro horadado por las punteras de sus botas. El entumecimiento de la cara era como si millones de hormigas se arrastrasen con una migaja encima, por la piel aspera de Peter, y el miedo, eso que no tiene definicion o que posee muchas palabras; se escondia en el palpitar de su corazon que a veces se veia en la punta de la lengua como un alien resollando antes de escapar de alli. Era cuestion de tiempo que Peter Bray conociera su gran tragedia de sucumbir a su don. Enamorarse de quien quiza no debia y de no tener amigos que senalar con su dedo indice destartalado. Su campo visual se reducia a la nada ante tanta frustracion. El se sentia pequeno, a veces, pero la otra sensacion no la conocia. Simplemente habia oscuridad en un silencio absurdo, ominoso y a veces tetrico o perturbador. Lo que venia despues, era lo que mas derroche de materia gris le deparaba. Apretaba su puno o sencillamente deslizaba sus dedos sobre aquellas desgraciadas. Si, porque en Boad Hill, que se encontraba a menos de cuarenta millas de Portland, siempre iba a suceder. Y sucedio. Peter alzo la mirada hacia el astro rey y de pronto se cego como cuando salia del tunel negro, pero en esta ocasion ni el dolor ni las punzadas fluian por sus venas o sus sienes. En este momento solo sentia calor en sus retinas. Y siguio mirando hasta clavar sus ojos en aquella absurda bola broncinea que salia cada nuevo dia de un extremo de las montanas rocosas. Siempre de izquierda a derecha. Siempre salia. Y ellos o ellas, tambien lo hacian. 2 No muy lejos de alli, mas hacia el norte de Portland existia un pequeno pueblo llamado Road Mill. Unos 6.000 habitantes y todos aterrorizados por un coche que conducia solo, o eso era al menos lo que le decian al sheriff Banerman. --Si, estoy seguro --titilaba el anciano con su dedo artritico mientras senalaba a un vehiculo aparcado en la cuesta de Road Street--. Estaba oscuro, pero podia ver el siniestro brillo del volante. Al parecer era de cobre, bueno no, mentiria si dijera eso, creo que era de metal. Pero el maldito volante giraba solo o al menos yo no vi ni una jodida mano rodeandolo. Ni unos putos dedos oscilando sobre el. No habia nada. Se lo juro. El sheriff miraba hacia el suelo y preparaba algo de saliva en su garganta con un gorgoteo de un desague. Su corazon impasible, hacia juego con su templanza y cuando levanto la mirada le clavo los ojos en los acuosos cuencos del viejo. --?Que tal la ultima borrachera? --Jefe. Mireme. --El anciano habia abierto los brazos como si fueran a clavarle en una cruz--. ?Acaso usted, cree que este cuerpo puede soportar alguna misera cerveza? Sus ojos brillaban ahora. --He visto cosas peores --dijo Banerman agachando de nuevo la mirada. El suelo estaba alborotado. En realidad la tierra habria sido removida por las ultimas lluvias. Si, porque hacia dos dias habia caido la de dios, tal como lo dijo en su momento con toda la apatia del mundo. --Estoy seguro de ello. Como tambien estoy seguro de que odio hasta el agua. Solo bebo leche, ?sabe? Ese jodido coche de color anaranjado o quiza, rojo, se pasea por las calles a sus anchas, y ya van dos. --Si. Dos muertes sospechosas --afirmo el sheriff llevandose los dedos de sus manos detras del cinturon. Esa postura vaga y con los hombros echados para adelante le insuflaban una compostura demasiado, quiza, demasiado despectiva y desinteresada. Sencillamente, no creia nada. Pero esa noche el motor ronroneo de nuevo al final de una calle oscura, como si un gran gatazo estuviera durmiendo enroscado como una rosquilla amorfa. Hasta el suelo vibraba, y Joe, el joven de la escuela secundaria habia abierto los ojos como platos. Y despues volaron en un arco imaginario disparados como dos proyectiles brillantes. ?Pero que tenia que ver en esto Peter? Fue algo que sucedio entre el frio invierno y el otono, pero no del 2017, sino de cinco anos mas tarde. Ya era conocido en una region muy amplia en terreno, pero poco poblada, y su don habia dado que hablar, y mucho. Lo mas empatico de todo, o mejor dicho, asqueroso, era tocar aquellos fiambres reducidos a pingajos de carne y piel pegada en la arena o el asfalto. Y ver a traves de aquellos ojos despachurrados. 3 --Peter, mi colega de Road me esta pidiendo ayuda. El cree que soy yo quien resuelve todas las cosas en esta jodida ciudad, pero como ya sabes no es asi. El don solo lo tienes tu, eres capaz de… --carraspeo--… de… joder, eso es alucinante, pero el tipo quiere algo mas. --La voz de Burt Duchamp se habia elevado por encima del traqueteo de un camion destartalado que estaba cruzando en ese mismo momento el cruce del tren. Una llovizna cubria de barro el parabrisas como si docenas de pajaros se hubieran cagado sobre el liso cristal. Burt enarco una ceja en el silencio absurdo del momento y le dio tiempo a pensar que no siempre llovia a gusto de todos, y que de vez en cuando caia barro. Eran como las mierdas de un perro y en su fuero le dieron ganas de reir aunque sintio algo de rabia aun a pesar de que no era el quien limpiaria el punetero cristal. De eso se encargaba Jack. El mas tonto de todos. El cielo se ilumino como si una camara de fotos disparara un gigantesco flash cargado con millones de voltios, alla, en lo alto de las nubes que le miraban con aspecto desagradable, como si tuvieran los mofletes purpureos y estuvieran muertas. --No te entiendo Burt. ?Que es lo que pretendes decir? ?Crees que soy la bola de cristal de este estado? Oh, si, ya lo se: necesitas que le toque la mano a un fiambre, bueno --se quedo mudo un corto espacio de tiempo que parecio alargarse hasta el infinito mas absurdo e incomprensible durante el cual un ruido se colo en la distancia que les separaba a los dos y anadio--, tendre que tocar una hamburguesa que en el mejor de los casos, estara debajo de la lengua de un perro sarnoso y entonces… --Peter, ?como sabes esto? --le interrumpio la voz grave del sheriff. Peter se despego el telefono movil de la oreja con un caracteristico ruido que se asemejaba a un tapon de una botella. Lo miro como si en la pantalla hubiera un moco y se lo estampo de nuevo al oido. --Joder Burt. ?Estas borracho todavia? Reino otro corto espacio de silencio. --Oh, vaya --exclamo Burt creyendo que Peter le estaria viendo con su ojo dilatado a traves del altavoz del telefono. Y sintio incluso su aliento cerca de sus labios. Cerca del microfono del telefono. Su corazon palpito un par de veces y despues quiso detenerse, pero no lo hizo. Claro que no--. Son las pastillas de dormir --mintio. --Claro, y mi madre esta ahora a mi lado tejiendo un jersey de lana para mi. Burt deja la bebida o acabaras mal, pero que muy mal. Y para saber eso no hace falta mi don. Ya he estado dos veces en Road Mill, y encima me jodiste una cita con Ann. Ahora en el otro extremo de las ondas y con el paso a nivel alzado como un brazo senalando el oscuro cielo, Burt empezo a ver la primera llovizna que lo que hacia era empeorar las cosas sobre el cristal. Activo el limpia parabrisas y su vision se nublo como si horadara un banco de niebla, pero lleno de mierda. --No se trata de eso Peter. He tenido un descuido. Es que ya han pasado casi tres meses ya… --Si. Desde que tocara aquella sangre revuelta con el picadillo --acucio Peter que estaba observando la calle desde su ventana. Fuera, la luz estaba tenida de un marron claro, como si aquello fuera un lienzo viejo. --Bueno, el caso es que ha sucedido otra vez. --El coche sin conductor. Que bien --rezongo Peter observando en ese mismo tiempo como un cuervo se posaba sobre el cable de fibra optica que cruzaba la calle no tan laxa como quisiera, pues hacia viento y casi se mecia--. Ahora me voy a comer y despues lo vomitare todo alli. Claro, como soy el tonto de esta ciudad y el unico que puede ver ciertas cosas, siempre estoy dispuesto para lo que quiera el senor sheriff con sombrero de fieltro. Por cierto, el mas descuidado que he visto jamas, pero bueno, alli estare si lo prefieres. Total, vendras a casa a convencerme. Despues de esa perorata un trueno rajo el cielo en dos y el cristal de la ventana parecio blandirse ante una onda expansiva de un super heroe con la mano apuntando hacia el. El cuervo salio despedido del cable como si hubiera pisado un resorte. --Esta vez lo conseguiras Peter. Despues de que el cielo se partiera en dos y un resquicio de luz del astro rey lograra filtrase por la raja como si fuera un espectro o la iluminacion del mismo dios; Peter permanecio en silencio largo rato. Un minuto despues dijo que si. Y Burt colgo. El tono era largo y agudo.

  • Lo que nunca imagine (Mountain Brooks 1) de Virginia V. B

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    Hoy seria el dia. El dia de la ley del talion: ojo por ojo y diente por diente. Seguro que te preguntaras por que, ?me equivoco? Te lo dire: por la promesa hecha a mi madre en su lecho de muerte. Confeso algo que trastoco mi existencia. Y a pesar de nuestras diferencias, que eran muchas, prometi vengarme del hombre que le habia hecho tanto dano: Anthony Brooks. ?Que como iba a conseguirlo? Pues haciendome con su tesoro mas preciado: Mountain Brooks, un pueblo pequeno situado en algun punto entre Nashville y Knoxville. Un pueblo que seria mio en cuestion de horas y que destruiria convirtiendolo en un poligono industrial.
    Sencillo, ?verdad? Eso creia.
    No conte con que ese punetero pueblo tuviera un sheriff que trastocaria todos mis planes.
    !Maldito vaquerucho de tres al cuarto!

  • La vida de la letra de Manuel Longares

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    Por primera vez se reunen en un volumen con el titulode La vida de la letra las tres primeras obras de ManuelLongares, aparecidas entre 1979 y 1992. En este periodoel autor publico La novela del corse, Soldaditos de Paviay Operacion Primavera, que agrupo posteriormente bajoese titulo de <>, que la presente edicionconserva. Estas obras de caracter experimental y degenero incierto en las que la narracion adopta formulasensayisticas o teatrales, constituyen un encendido homenajea la literatura, porque a diferencia de las ficciones, dondela imaginacion del autor se sirve de su experienciade la realidad para poner letra a la vida, en estas tres obrasse hace exactamente lo contrario, es decir, se da vidaa la letra.

  • Un toque ardiente de Bianca De Santis

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    Necesito algo que me haga sentir lo que ningun hombre ha logrado

    Era un dia como cualquier otro en el trabajo hasta que Valeria entra por la puerta del local de tatuajes y perforaciones. Una mujer hermosa, con caderas pronunciadas y tentadoras curvas que capturan la atencion de todos...sin excepciones.

  • De que vas, princeso de Rosario Martin Martinez

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    Antes de darte a conocer mi historia me presento, mi nombre es Carla. Siempre fui una chica del monton, de esas que solian pasar desapercibidas y que evitaban, a toda costa, ser el centro de atencion. Nunca me ha gustado destacar sobre el resto y siempre me ha dado bastante rabia las personas que se creen el ombligo del mundo o hacen todo lo posible para ser el centro del universo... Me mude a las afueras de la ciudad porque lo que mas me gusta del mundo, y lo considero un autentico privilegio teniendo en cuenta en el mundo frenetico y caotico en el que vivimos, es la tranquilidad, la paz y la calma. Soy de las que se quedan horas observando a la nada en cualquier postura que me permita estar relajada. Soy una chica que detesta el ruido y que necesita que todo este tranquilo y en calma para realizar cualquier cosa, sea lo sea. Aquel pequeno apartamento luminoso era todo cuanto necesitaba para sentirme a gusto. Un edificio bastante antiguo en el que apenas viviamos cinco familias con dos miembros, como maximo, por apartamento. Un bloque de apartamentos de cuatro plantas y un bajo en las que, sin haberlo planificado, viviamos una familia por planta. Todo en calma, un lujo. Vivia sola desde hacia cinco anos, siempre estuve deseando cumplir la mayoria de edad para independizarme. Mis padres eran de esos padres conocidos como "chapados a la antigua", no querian que me relacionara con chicos, tenia hora de llegada cuando ni el sol ni siquiera habia comenzado a ocultarse, tenian control absoluto de todos los pasos que daba fuera de casa, y un largo etcetera que lo unico que conseguia era despertarme mas necesidad de echar a volar lejos de aquella casa. Solo tengo un hermano, Aitor, el no entendia mis prisas por salir de aquella casa que yo consideraba practicamente una prision en la que estaba presa por el unico hecho de haber nacido chica. Mi hermano jamas tuvo hora de llegada, ni recibio aquella charla bochornosa sobre el uso de los condones que recibi yo a los dieciseis (con la posterior advertencia de que ni se me ocurriera tener relaciones sexuales con algun chico). Mis padres habian hecho muchas distinciones entre Aitor y yo y, sinceramente, estaba harta. Llegue incluso a cogerle un poco de mania a mi hermano a pesar de saber perfectamente que el no tenia culpa de nada. La relacion con mis padres no era buena por esas diferencias que hicieron entre Aitor y yo, digamos que un dia me revele y eche a volar. Ellos no entendian como su hija pequena se habia marchado de casa de un dia para otro, a ver como les explicaba que yo no eche a volar de un dia para otro, yo, con sus formas, fui saliendo de aquel hogar, que para mi era una prision, poco a poco y lo ultimo que saque de alli fue mi cuerpo. Estudiaba arquitectura, era algo que me apasionaba, disenar era una de las partes que mas me gustaba de la carrera. Me sentaba en aquel escritorio de madera oscura de una de las habitaciones vacias de mi pequeno apartamento y alli dejaba volar mi imaginacion sobre los planos vacios. Sabia que aquella carrera era larga pero no me importaba porque, cuando haces algo que te apasiona, poco te importa el tiempo que le dediques... Los estudios lo compaginaba con un trabajo a media jornada en una pequena tienda esoterica, la verdad que cuando empece a trabajar alli pense que no era un trabajo que fuese mucho con mi personalidad pero la verdad que poco a poco fui conociendo algunas cosas que rodeaban aquel mundo que me fascinaban como por ejemplo los olores de aquellos inciensos y velas que vendiamos alli. Empece a tener en mi apartamento velas e inciensos que me daban calma con sus olores y que regulaban la energia de mi pequeno apartamento haciendome sentir en el aun mejor. Como ya he dicho, aquel pequeno apartamento a las afueras parecia estar hecho a mi medida; un salon (con un gran ventanal) hacia tambien de recibidor, no tenia muchos muebles solo un sofa de dos plazas, una mesa en la que cinco comensales ya no comerian a gusto y una pequena estanteria horizontal en la que sobre ella estaba el televisor. Aquella estanteria colmada de libros y de velas reflejaban dos de mis grandes vicios. La cocina estaba separada por una barra americana que odiaba con todas mis fuerzas, me parecia una absoluta horterada que no pegaba ni con cola en aquel apartamento antiguo. El bano no era muy grande pero era super bonito: muebles de madera oscura con tiradores envejecidos, una banera de esas que salen en las peliculas de terror con patitas del mismo color que los tiradores de los muebles, un gran espejo que me encantaba (hasta que llegaba el momento de tener que limpiarlo que ya dejaba de encantarme), una ventana que llenaba la estancia de luz y una estanteria con toallas perfectamente dobladas (ya me encargaba yo de ello) y con velas aromaticas que llenaban la estancia de un olor maravilloso a canela. Aquel apartamento solo tenia dos habitaciones, una la usaba como mi dormitorio en el que tenia una cama con un cabecero de forja, un par de mesitas de noche, un armario bastante mas grande de lo que necesitaba y una alfombra de pelo largo marron a juego con las flores de mi colcha y las lineas de las cortinas. El otro dormitorio lo utilizaba para trabajar en los diferentes proyectos que debia ir entregando en la universidad y estaba practicamente vacio, a excepcion de una silla giratoria y un escritorio. Como has podido leer, todo lo que me rodeaba era paz y armonia, pobre de mi que estaba ajena en aquel momento a lo que estaba a punto de llegar a mi vida y que bien podria describirlo como el caos personificado... Capitulo 2 Fin de la calma Era un lunes de julio como cualquier otro, o al menos eso creia yo, que seguia ajena a lo que pasaria. Estaba sentada en el sofa mezclando mi bol de cereales con leche cuando oi un tropel de personas en el descansillo. Extranada y curiosa, practicamente a partes iguales, me asome a la mirilla. No alcanzaba a ver mucho, solo podia ver algunas cajas apiladas y tres o cuatro hombres "organizando", porque poca organizacion veia yo alli, aquel desastre. --!Es aqui! --escuche como grito aquella voz masculina y seguidamente oi abrirse la puerta del apartamento colindante al mio. No alcance a ver al dueno de aquella voz grave pero, el saber que iba a tener vecinos, me angustio bastante. Pense en esas series de television en las que los vecinos son desastrosos y rece porque los recien llegados fueran personas civicas y que, al igual que yo, adoraran la paz y la tranquilidad. Aquellas cajas apiladas sin ton ni son me ponian de los nervios, juro que estuve por salir y ayudarles a organizar semejante caos pero decidi seguir alli, detras de aquella mirilla coronandome como la maruja del edificio. Era consciente de que mi desayuno se enfriaba sobre la mesa pero el chisme me podia, nunca imagine que yo podia llegar a ser tan cotilla. Los hombres salian y entraban ruidosamente del apartamento de al lado, introduciendo dentro de este las cajas que iban arrastrando por el suelo. Algunas, por el ruido que hacian al caer, intui que eran echadas a volar como si de gorriones se trataran. Un autentico desastre lo mirase por donde lo mirase... Llegue a pensar que los verdaderos duenos de aquellas pertenencias metidas en cajas no debian andar cerca porque yo jamas, en la vida, hubiera permitido que tratasen de esa forma cualquier cosa mia. Cansada de mirar por la mirilla y ponerme enferma ante aquel despliegue de poco tacto, me volvi a sentar frente a mi bol de cereales completamente frio y me dispuse a desayunar. La universidad no empezaria hasta septiembre pero yo seguia inmersa en uno de los proyectos que debia presentar a finales de ano porque yo no soy de esos que lo dejan todo para el ultimo dia. Estaba sentada en la silla giratoria que tenia en el cuarto al que yo llamaba "el cuarto del castigo", le puse aquel nombre porque, cuando entraba en el, no sabia a que hora saldria, era como si yo misma me castigara metiendome entre aquellas cuatro paredes que, a pesar de tener un gran ventanal, era la parte mas oscura de todo el apartamento. Tenia sobre el escritorio un gran despliegue de papeles que intentaba colocar de forma ordenada, a pesar de no estar segura al cien por cien de que los estaba colocando bien. Te preguntaras que, siendo tan ordenada como yo era, como es que el orden de aquellos papeles se me resistia, pues bien, en el apartamento colindante aun seguia el ruido incesante de cajas, muebles y decenas de ruidos mas. Pense en golpear la pared, o acercarme directamente a pedirle a los nuevos vecinos que cesaran un poco con los ruidos, pero no queria empezar con mal pie asi que me puse los auriculares y puse a reproducir, de forma aleatoria, mi lista de reproduccion de sonidos de la naturaleza.

  • Lago negro de tus ojos de Guillem Lopez

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    por todo el mundo. La periodista Carla Babiloni regresa a El Clot, donde esta la mas grande de todas ellas, para investigar la desaparicion de una actriz. Pero el regreso es un ajuste de cuentas con el pasado, un reencuentro con todo aquello que creia haber dejado atras de forma definitiva. Debera enfrentarse a policias corruptos, militares de una agencia de seguridad mundial y sectarios fanaticos, ademas de a sus propios miedos y temores, atrapada en un torbellino de recuerdos y profecias funestas.

  • El cielo enjaulado de Christine Leunens

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    Johannes es un nino cuando Austria es anexionada al Tercer Reich y es seducido por la doctrina de Hitler. Sus padres no comulgan con el regimen, pero durante la guerra queda gravemente herido y se ve forzado a quedarse en casa. A las pocas semanas descubre que sus padre esconden a una joven judia, Elsa. Poco
    a poco Johannes acaba enamorandose de ella de un modo tan enfermizo que se convierte en su obsesion, y cuando la joven le confiesa que su amor no es correspondido ambos inician una extrana relacion de mutua dependencia. Al terminar la guerra, Johannes sabe que eso significa que perdera a Elsa, y para que eso no ocurra decide mentirle para retenerla para siempre. Empieza asi una relacion llena de secretos, mentirasy silencios que os acabara llevando a la locura.

  • Un incendio invisible de Sara Mesa

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    Esta novela fue publicada por primera vez en 2011. Desde entonces, he escrito otras dos novelas y una veintena de cuentos. Han sido cinco anos fructiferos en los que, logicamente, mi escritura ha evolucionado. Sin embargo, el concepto de evolucion no ha de ser asociado necesariamente al de progreso: cada libro es una estampa fija que refleja el momento en que se escribio y esta estampa es, o debe ser, por su naturaleza, inamovible. Con todo, en la presente reedicion he realizado algunos cambios --probablemente imperceptibles para el lector, pero no para mi--, que no alteran en lo mas minimo el espiritu de la novela, su sentido, sus personajes, su estructura ni su lenguaje. Los cambios, como digo, son producto de una reflexion lectora --o relectora-- y se vinculan mas bien con la concepcion de la escritura que me he ido forjando en los ultimos anos. Quiza ni siquiera necesitarian ser explicados, puesto que en su primera version esta novela apenas consiguio lectores. No obstante, no me resisto a poner algun ejemplo. Asi, en un principio, el protagonista doctor Tejada tenia el labio leporino. Este y otros rasgos fisicos que pretendian remarcar negativamente a los personajes --rasgos de enfermedad, de vejez o de abandono-- han sido suprimidos o atenuados. Pienso que la degradacion y la excentricidad de la ciudad de Vado y de las criaturas que la habitan han de emanar de una raiz de normalidad, aunque esta normalidad sea tan terrible y desconcertante como la que rodeo el proceso de despoblacion de Detroit, fenomeno en el que me inspire --en parte, y muy libremente-- para escribir este libro. A pesar de todo, la historia que aqui se narra no tiene pretensiones de verosimilitud, camina constantemente en los limites de lo admisible y, en su dimension distopica, se emparenta con Cuatro por cuatro, novela que, en contraste con el geriatrico New Life de Un incendio invisible, transcurre en un internado escolar. Como en Cuatro por cuatro, aqui se habla de maldad, incomunicacion y egoismo, de desigualdad y miedo, de soledad y encierro. No puede ser por tanto un libro misericordioso ni clemente. Pero precisamente por ello, creo necesaria cierta contencion. De ahi que tambien haya pulido --tratando de no modificar el estilo inicial-- algunos excesos retoricos. Por ultimo, el feismo y la crueldad de ciertos momentos de la trama han sido suavizados no debido a un hipocrita impulso benevolente, sino a la mayor compasion que siento ahora por mis personajes, en el convencimiento ademas de que tratarlos con respeto los hace mas humanos y, quiza, mas creibles. Nunca releo mis libros una vez publicados. Una mezcla de pudor, cansancio y desazon --por no poder ya modificarlos-- me impide hacerlo. Esta vez, sin embargo, la experiencia de relectura me ha resultado grata y sorprendente. Sin yo ser consciente de ello, he comprobado que en esta novela anida la semilla de los temas que desarrollaria mas tarde, motivos recurrentes en mis obras que aparecieron aqui por vez primera: la ciudad de Cardenas, la llegada de un foraneo a un mundo desconocido y hermetico, la salvacion --o perdida-- de un perro, la paternidad --o maternidad -- encarnada en un maniqui, los centros comerciales como representacion del caos, el amor desigual y perverso, la ambiguedad de las relaciones entre adultos y ninos, el poder y sus abusos. Es por esto por lo que siento esta novela tan cercana y a la vez tan enigmatica. Volverla a publicar es un regalo que agradezco a mi editorial y que me produce la extrana y feliz sensacion de un reencuentro. S. M. 1. LA LLEGADA A unos veinte kilometros del centro de Vado, una vez enfilada la flamante autopista de Cardenas, todavia podian verse los ultimos barrios perifericos: casitas adosadas, urbanizaciones a medio construir, solares roturados y, mas alla, los bloques terrosos de Bocamanga y de Pozolan. Mirado desde el coche, el paisaje carecia por completo de vida. Solo de vez en cuando, entre las nubes deshilachadas, se distinguia una pareja de milanos volando con desgana a media altura. Un par de coches y un camion de pollos sin pollos cruzaron por uno de los carriles opuestos. Pudo oirse un graznido, pero no se supo de quien. Las afueras de Vado, anuncio el taxista mirando hacia delante, ni mas ni menos como las de todas las demas ciudades del mundo. Hoy nadie lo diria, continuo, pero aquellos habian sido barrios normales, incluso mas limpios y modernos de lo habitual, con gente mas feliz y tranquila que en el resto de los sitios. Vado siempre habia sido un buen lugar para vivir, anadio entrecerrando los ojos; eso era indiscutible. Un conjunto de chales de color rojo paso como una rafaga a traves de las ventanillas. A pesar de la velocidad, Tejada se dio cuenta de que todos estaban deshabitados. La voz del taxista retumbaba en el interior del coche. Desde el asiento trasero, Tejada solo veia su nuca humedecida por el calor. Quiza esperaba alguna respuesta, pero Tejada permanecio con la mirada clavada en el salpicadero, sin romper su mutismo. El peso de aquel cielo blanquecino, como recien lavado en agua sucia, los inmovilizaba sobre la grisura del alquitran. El taxista cerro los punos y acelero. El silencio entre ambos comenzo a hacerse incomodo. Avanzaron varios kilometros mas por la carretera vacia, flanqueada por una zona de naves industriales y almacenes de venta al por mayor. Los bordes de la autopista estaban desbordados por rastrojos. Las adelfas de la mediana habian crecido tanto que invadian parte de los carriles. Todo continuaba insolitamente despoblado. Tejada apreto los labios y no pregunto nada. Para llegar a la residencia, anuncio el taxista, habia que coger el siguiente desvio y despues cruzar Nuevo Vado, una descomunal area de servicio disenada como replica comercial de las calles del centro del autentico Vado. La imitacion copiaba el trazado y la arquitectura original, incluidos los edificios mas antiguos --el ayuntamiento, la biblioteca central, el museo de historia natural, la iglesia de San Lazaro--, al modo postizo de la Venecia de Las Vegas. Tan solo un ano antes, tiendas, restaurantes, parques de atracciones y hasta un casino --ahora ya cerrado-- habian sido el entretenimiento de familias que hacian cola en el coche hasta encontrar una plaza de aparcamiento. Dos lineas gratuitas de autobuses y un tren de cercanias llegaban tambien hasta alli, atestados de adolescentes, amas de casa y jubilados ociosos. Pero eso era antes, suspiro el taxista mirando a Tejada por el retrovisor. Ahora unicamente se veian algunos coches dispersos y dos o tres camiones que traian --o quiza se llevaban-- mercancia sin vender. Giraron hacia una via de servicio flanqueada de alamos. El taxi disminuyo la velocidad, como resistiendose, hasta que en la distancia comenzaron a perfilarse las construcciones de la residencia. Tejada se bajo y vio los tres grandes edificios formando una C, las placas solares reverberando bajo la luz declinante de la tarde, las parcelas secas, una piscina semiolimpica sin agua. La sombra cubria la mitad del edificio principal, resaltando sus aleros y sus fuertes pilares. Bien, se dijo Tejada, aqui estoy. Pago al taxista y se encamino hacia la verja, arrastrando tras el sus dos viejas maletas. El viejo estaba sentado en una mecedora de ratan con sucios colchoncillos en el asiento y el respaldo. Sostenia con firmeza su baston y se balanceaba con la mirada perdida en el horizonte, los ojos acuosos. Tras el, una de las camaras de videovigilancia colgaba despedazada. Los jardines estaban tomados por la maleza; varios gatos salvajes dormitaban bajo los arbustos. La cabeza pelada le escocia por el sol. --Salud, Viejo --dijo la Clueca al pasar en su silla de ruedas, y le guino un ojo obscenamente. La silla de ruedas dejo tras de si una nube de polvo. Maldiciente y rencorosa, la Clueca se agarraba a ella con furia y giraba sus ruedas entre bufidos. A veces, confundia las cosas y se insinuaba con impudicia a cualquiera, contoneando el torso hacia delante. Intentaba seducir a sus companeros, a las enfermeras, a cualquiera que se cruzara ante su silla. Con las faldas arremolinadas, reia para si misma con lascivia. El Viejo, meneando a un lado y otro la cabeza, la miro alejarse por el senderillo de grava. --Ustedes siguen riendo, bailando, bebiendo y fornicando, pero el Ojo sabio ya anuncia lo que se nos avecina. ?Para que tanta cabina de hidromasaje, tanta sala de terapia, tanta cortina igifuga? Los buitres van a venir lo mismo, nos sacaran los ojos, ardera todo este edificio y nos retorceremos entre las llamas. Y solo quedaran los cuervos y los murciegalos. Las frases del Viejo eran hinchadas, solemnes. Estaba ahora chillando. --!Eh, Clueca, eh! Pensaste cuando joven que seguirias asi eternamente, pensaste que siempre tendrias los hombres a tus pies y que tus hijos bendecirian la mesa que ponian para ti. Creiste que el mundo entero estaba a tu servicio, que eras la emperatriz eterna, con tus joyas de oro y de plata. Ah, Clueca, !que poco te queda ahora para sufrir los padicimientos mas terribles, las plagas de langostas, las moscas en los ojos, las hormigas entrando en las orejas! Mirate ahora, mirate y veras lo que el tiempo ha hecho de ti: !ahi estas, condenada por siempre a tu silla de hierro, pegada sin remedio a tu culo apestoso! !Eh, Clueca! ?Ni siquiera eres capaz de contestarme? Una enfermera morena, de mirada huidiza, se acerco muy despacio hasta el Viejo. Lo tomo de las axilas y lo levanto casi sin esfuerzo, como un trapo. El Viejo se resistio, maldijo, sacudio el baston y permanecio con las rodillas flexionadas, negandose a caminar. --!Me quitaran el sitio si me voy! --grito--. !No pienso moverme! --!Oh, vamos! --contesto ella cansadamente--, le dare un colacao si se porta bien. Al Viejo le brillaron los ojos. Aflojando el cuerpo, se dejo llevar a trompicones hasta el edificio lateral. Alli doblo la esquina y desaparecio. Empezaba a caer la tarde y el patio se llenaba poco a poco de ancianos. La mecedora de ratan fue pronto ocupada por una vieja que se mecio placidamente hasta quedar dormida. En otros tiempos, New Life habia sido la residencia de ancianos mas grande y mas lujosa de todo Vado. En sus folletos promocionales se destacaba --con colores brillantes y un buen numero de mayusculas-- la primicia de las parcelas Bioclimaticas y las zonas de Microclima de Confort, toda esa variedad de fuentes, aspersores y vegetacion exotica que Tejada nunca llego a conocer. En total --dijo el alcalde durante la inauguracion-- habia mas de cuatro hectareas de jardines, decorados con arces japoneses, mirtos, cerezos, bambues y senderos de guijarros sobre los que maullaban gatazos indolentes. Ahora, sin embargo, justo cuando mas azotaba el calor, todos los aspersores estaban secos, o rotos, con un rumor como de agua por dentro que nunca se decidia a brotar del todo. La mayoria de los viejos solo se atrevia a salir cuando el sol descendia, avanzando con sus muletas y sus andadores, jadeantes, con las venas sobresaliendo de sus cuellos y la nariz dilatada en el esfuerzo. Bajo la luz caida y amarillenta, todas las tardes a la misma hora los jardines de New Life --ahora asperos y desapacibles-- se poblaban de un resentimiento enconado. Los doce jardineros y tres paisajistas que tan solo un ano atras regaban las plantas y podaban ramitas con delicadeza se habian marchado sin dar explicaciones, y ahora era un enfermero alcoholico, desposeido de su titulo, quien vagaba por los caminos con unas tijeras en las manos, cortando aqui y alla distraidamente. Fue este enfermero, Catalino Fernandez, el que recibio a Tejada cuando llego. En realidad, ni siquiera fue un recibimiento. En los recuerdos de Tejada permaneceria mas adelante algo asi como un saludo frio y un par de preguntas que ya entonces le parecieron sin sentido. --?Duerme bien por las noches? ?Cree que la residencia seguira abierta para Navidad? Tejada solto sus maletas en el suelo y resoplo mirando alrededor. A lo lejos, una anciana -- posiblemente la Clueca-- se abanicaba sin parar de reir. --Mire, hijo, yo acabo de llegar y no se nada. Catalino le refirio algo que habia escuchado dias antes en la television. Algo sobre <> alojados en el corazon de los <>. Tejada le olfateo el aliento. --Uno nunca puede dormir tranquilo, ?sabe? --susurro el enfermero--. Cuando menos lo esperas, te dan la punalada trapera. De quien menos la esperas. De tu vecino. De tu companero de habitacion. !De tu mujer! Nunca se sabe por donde vendra, pero vendra. Un soplo de aire caliente arremolino los cabellos de Tejada, pegajosos del viaje. Carraspeo con impaciencia y se recoloco los pantalones. --?Para que ha venido aqui? --insistio Catalino alzando una de las maletas. Tejada no contesto. No estaba de humor para dar explicaciones. De momento, queria solo dejar el equipaje, tomar una ducha y beberse una cerveza sin importarle que demonios estaba pasando en aquella ciudad asfixiante, cuya poblacion huia en masa como en la leyenda de los lemmings.

  • La distancia que nos separa de Renato Cisneros

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    Si quiero entender a mi padre debo identificar nuestros puntos de interseccion, iluminar las zonas oscuras, buscar el contraste, resolver los acertijos que con el tiempo fui abandonando. Si consigo entender quien fue el antes que yo naciera, quiza podre entender quien soy ahora que esta muerto. Es en esas dos titanicas preguntas que se sostiene el enigma que me obsesiona: Quien era el antes de mi. Quien soy yo despues de el. Ese es mi objetivo sumario: reunir a esos hombres intermedios.

  • La pasion de Jeanette Winterson

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  • Por Olvidarte de O. M. Courtly

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    Al perdio al amor de su vida,
    Al no ha vuelto a ser la misma desde entonces,
    no le importaria rogar por tener ese amor de vuelta.
    Pero ya no hay nada que hacer, ella lo debe olvidar.

  • Salvadores Duros de Tatiana Garcia

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    Cavernicola: Romance con el Vecino y Padre Soltero
    Bruno parece el hombre perfecto. Alto, guapo, atletico, padre soltero y un autentico manitas que se gana la vida como carpintero y mecanico. Ademas, es mi nuevo vecino. Bueno, el y su hijo, que dificilmente llegara a los 7 anos.
    De lejos parece el partido perfecto, la clase de hombre que en la universidad hubiera tenido a todas las animadoras detras, muriendose por sus huesos.
    Sin embargo, Bruno es un cretino integral. Un alma atormentada sin modales. No podia soportarlo, y lo queria cuanto mas lejos mejor, hasta que llamaron a mi puerta los problemas de mi ex-novio, el cual, al parecer, debia dinero a los rusos equivocados.
    Estaba muerta de miedo, ante tres gorilas de 2×2 metros en mi puerta. Pero mas al ver a Bruno volver del trabajo y, sin mediar palabra, agarrar a uno de los tipos y tirarlo por las escaleras. Los otros dos no acabaron mucho mejor.
    Hablamos. Hablamos mas, y mas. Me sentia en deuda con el, asi que acepte quedarme con su hijo mientras el trabajaba. Y asi, poco a poco, comence a conocer al pequeno y a Bruno. Seria otro bruto de 2×2, pero parecia importante, y a cada conversacion parecia un poco menos cretino y mas. dulce.
    Aun asi, sabia que no me convenia. Pese a su instinto por protegerme, y lo j*didamente sexy que pudiera parecerme, Bruno equivalia a problemas. Por otro lado. no es como si no tuviera ya problemas, considerando que habia una mafia pidiendome el dinero de mi ex.
    Poco a poco comprendi que Bruno tenia sus propios problemas de los que ocuparse, sus propias razones para comportarse como lo hacia, y asi, poco a poco, fui enamorandome como una tonta sin remedio.

  • Las chicas robadas (Lottie Parker 2) de Patricia Gibney

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    Cuatro chicas desaparecidas. Un secreto enterrado en el pasado.

  • Nunca salgas de mi vida (1 de 2) de Coral Fernweh

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    Nunca imagine que pudiera llegar a encontrarme en esta situacion, ni siquiera se si a dia de hoy estoy haciendo lo correcto… Una carta…, muchos recuerdos…, sentimientos encontrados. ?Y tu, que harias en mi lugar?

  • A otra con ese cuento, Raquel Antunez Cazorla de Raquel Antunez Cazorla

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    Lucia es una chica normal y corriente que vive como quiere y puede. Comparte piso con sus dos mejores amigas, trabaja en una importante empresa y mantiene una relacion mas o menos estable con Daniel, el chico que le gusta. Pero un buen dia todo cambia de la noche a la manana. Lucia es enviada a otra oficina bajo el mando de una jefa despota que parece tener algo contra ella. Como si esto no fuese suficiente, ademas tiene que aguantar a Marcos, un companero que muestra un extrano interes por ella, no sabe si espia para la jefa o si solo es un tarado. Para colmo, algo no acaba de funcionar bien con Daniel y la sombra de la sospecha empieza a planear sobre su idilico romance.

  • Monjas y soldados de Iris Murdoch

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    Guy, el nucleo central de un nutrido circulo de familiares y amigos, esta en su lecho de muerte. Sus ojos releen por ultima vez la Odisea mientras su esposa Gertrude recibe el apoyo de toda una cohorte de allegados. Es entonces cuando Anne, su mejor amiga de la universidad, llama a su puerta por sorpresa, tras abandonar un convento de clausura en el que lleva interna los ultimos quince anos. Mientras, Gertrude empieza a sentirse como una Penelope cercada por sus pretendientes. Las novelas de Murdoch son como fugas de Bach: no importa cuantas veces las leas, siempre encuentras algo nuevo. Una novela en la que dan cita un enjambre de personajes, alternando espiritus marciales e inclinaciones monacales. Una novela magistral sobre el amor no correspondido y sobre las deudas del pasado.

  • El ultimo viajero de Pedro Alfaro Campos

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    Sara, una joven guia turistica de la ciudad de Buenos Aires, recoge a un ultimo viajero en el aeropuerto para llevarlo a su hotel en el centro de la ciudad antes de cogerse unas cortas vacaciones. Nada mas verlo queda prendida ante la atraccion y el enigma que desprendia el extrano visitante. Decide entonces acompanarlo durante su estancia en la ciudad… Pronto descubrira que a su lado suceden las cosas mas inverosimiles y su vida y la de las que la rodean se vera alterada por quien era capaz de reconducir el destino de aquellos que se cruzaban en su camino. Ella, mientras, intentara llegar hasta al hombre del cual se habia enamorado irremediablemente… pero algo se interponia.

  • La desaparicion de Josef Mengele de Olivier Guez

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    El North King surca el agua cenagosa del rio. Los pasajeros, que han subido a cubierta, escrutan el horizonte desde el amanecer, y ahora que las gruas de los astilleros y la linea roja de los tinglados perforan la bruma, unos alemanes entonan un canto militar, unos italianos se persignan y unos judios rezan, pese a la llovizna, unas parejas se besan, el transatlantico arriba a Buenos Aires tras una travesia de tres semanas. Solo en la borda, Helmut Gregor cavila. Esperaba que acudiera a buscarlo una lancha de la policia y asi evitar los incordios de la aduana. En Genova, donde ha embarcado, Gregor ha suplicado a Kurt que le haga ese favor, se ha presentado como un cientifico, un genetista de altos vuelos, y le ha ofrecido dinero (Gregor tiene mucho dinero), pero el intermediario se ha zafado sonriendo: los favores de esa indole se reservan para los peces gordos, para los dignatarios del antiguo regimen, raramente para un capitan de las SS. Aun asi, enviara un cable a Buenos Aires, Gregor puede contar con el. Kurt se embolso los marcos pero la lancha no ha aparecido. De modo que Gregor aguarda en el gigantesco vestibulo de la aduana argentina con los demas emigrantes. Sostiene con firmeza dos maletas, una grande y otra pequena, y observa a su alrededor a la Europa del exilio, las largas filas de personas anonimas, elegantes o desalinadas, de las que se ha mantenido apartado durante la travesia. Gregor ha preferido contemplar el oceano y las estrellas o leer poesia alemana en su camarote; ha pasado revista a los ultimos cuatro anos de su vida, desde que abandono Polonia a la desesperada en enero de 1945 y se diluyo en la Wehrmacht para escapar de las garras del Ejercito Rojo: su internamiento durante unas semanas en un campo norteamericano de prisioneros, su liberacion gracias a su documentacion falsa a nombre de Fritz Ullmann, su escondite en una florida granja de Baviera, no lejos de Gunzburg, su ciudad natal, donde corto heno y selecciono patatas durante tres anos haciendose llamar Fritz Hollmann, despues su huida en Semana Santa, dos meses atras, la travesia de las Dolomitas por caminos sembrados de contrabandistas, la llegada a Italia, a Tirol del Sur, o Alto Adigio, donde paso a ser Helmut Gregor, a Genova por fin, donde el bribon de Kurt le facilito las gestiones ante las autoridades italianas y la emigracion argentina. 2 El fugitivo tiende al funcionario de aduanas un documento de viaje de la Cruz Roja Internacional, una autorizacion de desembarco y un visado de entrada: Helmut Gregor, 1,74 metros de altura, ojos castano verdoso, nacido el 16 de agosto de 1911 en Termeno, o Tramin en aleman, municipio de Tirol del Sur, ciudadano aleman de nacionalidad italiana, catolico, mecanico de profesion. Direccion de Buenos Aires: calle Arenales 2460, barrio de Florida, c/o Gerard Malbranc. El aduanero inspecciona su equipaje, la ropa meticulosamente doblada, el retrato de una mujer rubia de rasgos delicados, libros y algunos discos de opera, y hace una mueca al descubrir el contenido de la maleta pequena: jeringuillas hipodermicas, cuadernos de anotaciones y dibujos anatomicos, muestras de sangre y de celulas: un poco extrano para un mecanico. Llama al medico del puerto. Gregor se estremece. Ha corrido riesgos descabellados para conservar el maletin comprometedor, fruto inestimable de anos y anos de investigaciones, toda su vida, que se llevo consigo cuando abandono precipitadamente su puesto en Polonia. Si los sovieticos lo hubieran capturado en posesion de aquello, lo habrian ejecutado sin mediar juicio alguno. De camino hacia el oeste, en la primavera de 1945 de la gran debacle alemana, se lo confio a una enfermera comprensiva, con la que se reunio posteriormente en el este de Alemania, en zona sovietica, un periplo demencial tras su liberacion del campo estadounidense y tres semanas de viaje. Despues se la traspaso a Hans Sedlmeier, su amigo de la infancia y hombre de confianza de su padre, industrial de profesion; Sedlmeier, con quien se vio regularmente en los bosques que rodeaban la granja donde se enterro durante tres anos. Gregor no habria abandonado Europa sin su maletin: Sedlmeier se lo devolvio antes de su marcha a Italia con un grueso sobre lleno de dinero, y ahora un estupido de unas mugrientas lo esta echando todo por la borda, piensa Gregor, mientras el medico del puerto inspecciona las muestras y las anotaciones hechas con apretada letra gotica. Como el medico no entiende nada, interroga a Gregor en espanol y este le contesta en aleman; el mecanico le habla de su vocacion de biologo aficionado. Los dos se miden con la mirada y el medico, que tiene ganas de irse a comer, con un gesto le indica al aduanero que puede dejarlo pasar. Aquel 22 de junio de 1949, Helmut Gregor ha alcanzado el santuario argentino. 3 En Genova, Kurt le habia prometido que en el puerto lo esperaria un medico aleman que lo conduciria a casa de Malbranc, pero el intermediario ha vuelto a enganarlo. Gregor da mil vueltas bajo la lluvia, tal vez su contacto ha pillado un atasco. Escruta los muelles, el trajin de los estibadores, las familias reunidas que se eclipsan sonriendo, las pilas de cuero y los fardos de lana de las zonas de los cargueros. Ningun medico aleman a la vista. Gregor consulta su reloj, gime la sirena de un barco frigorifico, Gregor, angustiado, duda en correr a casa de Malbranc, pero decide esperar, es mas prudente. Pronto es uno de los ultimos pasajeros del North King, que sigue en el muelle. Dos calabreses cargados como mulas le proponen compartir un taxi. Gregor se sorprende yendose con los piojosos; ese primer dia en tierra sudamericana no le apetece quedarse solo, y, ademas, no tiene adonde ir. 4 En el hotel Palermo, comparte una habitacion sin lavabo ni servicios con sus acompanantes, que se burlan de el: Gregor, el tiroles del sur, no sabe ni una palabra de italiano. Maldice su eleccion, pero asume la situacion en que se halla, acepta unas lonchas de salchichon con ajo y se duerme exhausto, con el maletin fuertemente encajado entre la pared y el, a salvo de la codicia de los dos hombres. A la manana siguiente, esta al pie del canon. En casa de Malbranc, nadie contesta al telefono: sube a un taxi, deja el maletin en la consigna de la estacion de tren y se dirige a una calle tranquila del barrio de Florida. Gregor llama a la puerta de una espaciosa villa de estilo neocolonial. Regresa al cabo de una hora, llama de nuevo a la puerta, despues telefonea tres veces, en vano, desde el cafe en que ha buscado refugio. Antes de abandonar Genova, Kurt le ha facilitado un segundo contacto en Buenos Aires: Friedrich Schlottmann, un hombre de negocios aleman, dueno de una floreciente empresa textil. En 1947, Schlottmann financio la exfiltracion de aviadores e ingenieros del ejercito del aire aleman, via los paises escandinavos. <>, le dijo Kurt. Al llegar a la oficina central de la Sedalana, Gregor exige ver a Schlottmann, pero este va a estar toda la semana de vacaciones. Ante su insistencia, una secretaria lo conduce ante un responsable de recursos humanos, un germano argentino con traje cruzado cuya pinta le desagrada de inmediato. Gregor es candidato a un puesto de gerente, pero, en vez de eso, el joven de pelo aceitoso le ofrece un trabajo de obrero <>: cepillar la lana que llega a diario de Patagonia; es lo que suele darseles a los camaradas recien llegados. Gregor tuerce el gesto, podria saltar a la garganta de aquel mequetrefe. ?El, un hijo de buena familia, con dos doctorados, uno en antropologia y otro en medicina, ponerse a frotar, a friccionar tonsuras de corderos en compania de indios y extranjeros, inmerso en los efluvios de productos toxicos, diez horas al dia, en un suburbio de Buenos Aires? Gregor sale dando un portazo del despacho del empleado y jura retorcerle el pescuezo a Kurt cuando regrese a Europa. 5 Gregor analiza la situacion mientras se toma a sorbos una naranjada. Encontrar un trabajo, aprender cien palabras de espanol cada dia, echarle el guante a Malbranc, un exagente de la red Bolivar de la Abwehr, los servicios de inteligencia nazis; sobrellevar la situacion con paciencia permaneciendo con los dos calabreses aunque podria permitirse un buen hotel. No entiende el dialecto de los meridionales, solo que son veteranos fascistas de la conquista de Abisinia. Unos soldados no lo traicionaran, asi que mejor mantener un perfil bajo y sus preciadas divisas, el futuro es incierto, Gregor nunca ha sido temerario. Avellaneda, La Boca, Monserrat, Congreso…, ante un mapa desplegado, se familiariza con la topografia de Buenos Aires y se siente diminuto ante el damero, insignificante como una pulga, el, que hasta hace poco tenia aterrorizado a todo un Reich. Gregor piensa en otro damero, barracones, camaras de gas, crematorios, vias ferreas, donde paso sus mejores anos como ingeniero de la raza, una ciudad prohibida sumida en el olor acre de carne y pelo socarrados y rodeada de torretas y alambre de espino. En moto, en bicicleta y en coche, circulaba entre las sombras sin rostro, infatigable dandi canibal, botas, guantes y uniforme deslumbrantes, gorra levemente inclinada. Cruzar su mirada y dirigirle la palabra estaba prohibido; sus propios camaradas de la Orden Negra le temian. En la rampa donde se clasificaba a los judios de Europa, ellos estaban borrachos, pero el permanecia sobrio y silbaba entre dientes compases de Tosca con una sonrisa. No abandonarse nunca a un sentimiento humano. La piedad es una debilidad: con un movimiento del fino baston, el omnipotente sellaba la suerte de sus victimas, a la izquierda la muerte inmediata, las camaras de gas, a la derecha la muerte lenta, los trabajos forzados o su laboratorio, el mayor del mundo, que el alimentaba con <> (enanos, gigantes, tullidos, gemelos) con la llegada diaria de los convoyes. Inyectar, medir, sangrar; descuartizar, asesinar, practicar autopsias: a su disposicion, un zoo de ninos cobayas con el fin de desvelar los secretos de la gemelaridad, de producir superhombres y de acrecentar la fecundidad de las alemanas para poblar algun dia con campesinos soldados los territorios del Este arrancados a los eslavos y defender la raza nordica. Guardian de la pureza de la raza y alquimista del hombre nuevo: despues de la guerra le esperaban una formidable carrera universitaria y el reconocimiento del Reich victorioso. Sangre para el suelo, su demencial ambicion, el gran proyecto de Heinrich Himmler, su jefe supremo. Auschwitz, mayo de 1943-enero de 1945. Gregor es el Angel de la Muerte, el doctor Josef Mengele. 6 Bruma, lluvias violentas, el invierno austral se apodera de Buenos Aires y Gregor, tumbado en la cama, se deprime, esta resfriado. Observa la carrera de una cucaracha surgida de un conducto de ventilacion y se estremece bajo las mantas. No se habia sentido tan indispuesto desde el otono de 1944. Los sovieticos se lanzaban al asalto de Europa Central: el sabia que la guerra estaba perdida y no lograba conciliar el sueno, agotado por los nervios. Logro levantar cabeza gracias a su mujer, Irene. Durante el verano ella se presento en Auschwitz y le mostro las primeras fotos de su hijo, Rolf, nacido unos meses antes, y pasaron unas semanas idilicas. Pese a su ingente tarea tras la llegada de cuatrocientos cuarenta mil judios hungaros, vivieron una segunda luna de miel. Las camaras de gas funcionaban a pleno rendimiento; Irene y Josef se banaban en el Sola. Los SS quemaban a hombres, mujeres y ninos en los fosos; Irene y Josef recogian arandanos con los que ella preparaba confituras. Las llamas brotaban de los crematorios; Irene le chupaba el pene a Josef y Josef poseia a Irene. En menos de ocho semanas fueron exterminados mas de trescientos veinte mil judios hungaros. Cuando a comienzos de otono Josef habia amenazado con venirse abajo, Irene permanecio a su lado. Se habian mudado a un nuevo barracon equipado con banera y cocina, y tenian testigos de Jehova a su servicio. Gregor mira el retrato de Irene colocado en la mesita de noche, una foto de 1936, el ano en que se conocieron, en Leipzig. El trabajaba en el hospital universitario, ella estaba de paso, estudiaba historia del arte en Florencia. Un flechazo: la joven tenia diecinueve anos, el cabello rubio y el cuerpo delgado, el porte de una Venus de Cranach, su ideal femenino. Gregor tose y se acuerda de Irene, con un vestido de verano, colgada de su brazo en el Jardin Ingles de Munich; de Irene embobada en el cupe Opel corriendo por las autopistas del Reich el dia de su boda, en visperas de la guerra. Y Gregor se subleva al contemplar por milesima vez los labios finos de su esposa en la fotografia. Se nego a acompanarlo a Argentina con su hijito, a llevar una vida de fugitiva allende el oceano. Mengele figura en la lista estadounidense de criminales de guerra y su nombre ha salido a relucir en varios juicios.

  • El arte de pensar de Jose Carlos Ruiz

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    Hay muchos libros de autoayuda en el mercado. Unos sostienen que podemos conseguir cualquier meta que nos propongamos, incluida la felicidad plena, y nos indican como hacerlo; otros pretenden paliar el sufrimiento que nos invade cuando no lo logramos. Sin embargo, la verdadera ayuda no consiste en hacer lo que otros nos dicen, sino en aprender a desarrollar el pensamiento critico por nosotros mismos, desde nuestras circunstancias, con nuestra perspectiva, y tomando las decisiones que mas convengan a tenor del contexto. Porque el arte de pensar se reduce a conocer las circunstancias que nos rodean y saber interpretar adecuadamente el contexto. Una vez dominados estos dos instrumentos, las decisiones en torno al proyecto de vida que queramos plantearnos tendran muchas mas probabilidades de exito.
    El legado de los grandes filosofos puede ayudarnos enormemente en ese reto. Es un ejercicio mental que se practica a cualquier edad y que se perfecciona a medida que uno logra desprenderse de los prejuicios y malos habitos adquiridos a lo largo de la vida. Habitos que, en el fondo, no son otra cosa que los kilos de mas que nos impiden desenvolvernos con soltura y enfrentarnos con garantias al dia a dia. De ese modo, tanto nuestros hijos o alumnos como nosotros mismos gozaremos del factor determinante para llevar una vida feliz: la higiene mental. Porque la Filosofia no es otra cosa que el amor por el conocimiento, y cuenta con mas de 2000 anos de experiencia, durante los cuales se ha ocupado de resolver cuestiones tan cruciales como la de configurar una buena vida.

  • Dulce Sincronia, Claudia Zamora de Claudia Zamora

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    La trama se basa en un circulo amoroso donde los personajes definen sus roles de manera sincronica y audaz. Amanda Paz se encuentra sola y aterrada por la amenaza de un huracan. Preparandose para lo peor, comienza a recordar su historia personal. En su relato, ira hilvanando cada acontecimiento desde una perspectiva de enlace con las decisiones tomadas anteriormente. Se remonta al ano 2001 donde su vida da un giro sustancial y conoce a los protagonistas que luego daran paso al armado de un destino inesperado.

  • Fragil de Belgica Cortes Jimenez

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    Un dia para otro puede cambiar tu vida, ya sea para bien o para mal.
    Emilia Jimenez es una exitosa directora creativa en Chile. Su mejor amigo Alejandro Ossandon es un reconocido fotografo internacional que la “mima” como solamente un amigo lo puede hacer.
    Una extrana situacion dara origen que Emilia conozca a un desconocido extranjero, lo cual provocara que su secreto salga a la luz.

  • Nunca es tarde, Isabel Keats de Isabel Keats

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    A pesar de lo distintos que son, la vida de la detective Georgina Taylor junto al profesor Stephen Allen no puede ser mas maravillosa, pero un atraco con rehenes en una sucursal bancaria en Londres pone su mundo patas arriba y, de paso, el de Thomas Baker, el mejor amigo de Stephen. Thomas accede a cuidar a los hijos de la pareja hasta que se resuelva la situacion, para lo que contara con la inestimable ayuda de su colega y vecina, Nancy Newman, de la que, pese a sus desencuentros anteriores, Thomas descubre facetas hasta entonces desconocidas. Secuestradores, biberones, disparos y panales sucios se mezclan en un coctel explosivo que demostrara que nunca es demasiado tarde para el amor.

  • LA AVENIDA DE LOS GIGANTES de Marta Martin Giron

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    El cadaver de un joven con el pecho perforado pondra contra las cuerdas a los detectives Idris Fischer y Cameron McGrane. Ante ellos se desentierran los fantasmas de un caso archivado por falta de pruebas. Ahora, dos anos mas tarde, un cuerpo en identicas circunstancias encabezara una lista de desapariciones y asesinatos carentes de pistas. Se abre asi una desesperada investigacion a contrarreloj, donde la ayuda de la periodista Elisabeth O'Connor sera indispensable.
    Unete a su busqueda. Acompanales en direccion a un inesperado desenlace.

  • Asesinato en directo de Mary Higgins Clark

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  • Los jardines del presidente de Muhsin Al-ramli

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    En las cajas se encuentra la cabeza de Ibrahim, un hombre al que todo el mundo apreciaba por su bondad y discrecion, y por su particular filosofia de saber afrontar las tragedias aceptando su destino. Habia nacido y se habia criado en un remoto pueblo del norte de Irak, junto a sus eternos amigos de la infancia: Tarek, de vida acomodada y al que siempre la vida sonrio; y Abdula, huerfano y depresivo, a quien llaman Kafka por su manera de pensar y por haber devorado las obras de aquel autor. Los <>, como eran conocidos, habian vivido juntos alegrias, esperanzas, amores…, tambien guerras y las arbitrariedades del poder.

  • Las invitadas secretas de Benjamin Black

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    A causa de los constantes bombardeos que sufre Londres durante la Segunda Guerra Mundial, los reyes de Inglaterra han decidido alejar a las dos princesas de la capital. En una mision de alto secreto, las chicas de diez y catorce anos viajan hasta la destartalada mansion de un familiar en un remoto pueblecito irlandes, donde deben vivir de incognito hasta nueva orden. Solo conocen su verdadera identidad el propietario de la casa, la agente de los servicios de inteligencia britanicos que las acompana y el subinspector irlandes Strafford, que no acaba de sentirse comodo en su papel. Se diria que Irlanda es un refugio seguro, a buen recaudo de los nazis, pero nadie parece haber reflexionado sobre la hostilidad que despiertan los ingleses entre muchos de los lugarenos.

  • Los mejores casos de Max Carrados de Ernest Bramah

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    <>. GEORGE ORWELL Hubo un tiempo en que las aventuras protagonizadas por Max Carrados, competian en popularidad en las paginas de The Strand Magazine con las del mismisimo Sherlock Holmes. Carrados cumplia con todos los requisitos del perfecto detective eduardiano: era inteligente, educado y, al igual que el personaje de Conan Doyle, el cosmopolita y adinerado Carrados contaba con la ayuda de un companero inseparable, el senor Carlyle. Sin embargo, habia algo que le hacia unico: Max Carrados era ciego. Algo que nunca supuso un impedimento para que, desde su estudio de Richmond, resolviera siempre con brillantez losmisterios a los que se vio enfrentado. El presente volumen ofrece una seleccion de sus mejores casos, aquellos en los que las habilidades deductivas del investigador, basadas en sus agudizados sentidos restantes, se muestran en su maximo esplendor.

  • Sanchez de Esther Garcia Llovet

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    .Madrid. Un Madrid nocturno en cuyo cielo de tanto en tanto se ve pasar alguna estrella fugaz. Un Madrid de extrarradio, de timbas, bingos, gasolineras de la M30, Casa de Campo y bares perdidos en la nada. Un Madrid crudamente real en el que de pronto puede suceder lo inesperado, e incluso lo magico. Ese es el espacio que transitan los personajes de esta novela de perdedores en busca de una oportunidad.

  • Lo que papa no sabe de Laura Lago

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    Los canones de nuestros fusiles resonaban mientras disparaban con fuerza a los vascos insurgentes que se sublevaban contra la supremacia de nuestro gran comandante. Mis ojos se concentraban unicamente en destruir a quienes se negaban al poder infalible de nuestro jefe supremo. --Papa, ?de verdad hace falta que alabes a ese hijo de puta? --Hija, ?que te he dicho de hablar asi sobre el comandante? Como decia, los canones resonaban porque no dejabamos de disparar a esos desgraciados que se esmeraban en ponerse en nuestra contra. Mis manos sudadas rozaban ligeramente el borde del gatillo y mi fusil apuntando a la cabeza de un etarra solto una bala que dulcemente atraveso el craneo de ese gilipollas. En ese momento de extrema gloria, voltee a mi izquierda para celebrar con Arturo, mi companero de batalla y note que no estaba alli, donde lo habia visto por ultima vez. Mis ojos se perdieron de nuevo en el campo; no podia haber extraviado a un hermano de lucha alli. Atras note como un vasco con un rifle apuntaba hacia el suelo con un dejo de una sonrisa dibujandose en su rostro. Era un desgraciado viviendo la gloria. Basta que un miserable saboree un poco la gloria para que se vuelva un maldito. Como el pobre que recibe una enorme cantidad de dinero y al siguiente minuto, en su ejercicio total de su estupidez va y lo gasta en bebida y en mujeres, mostrandose incapaz de invertir y aprovechar verdaderamente ese dinero. Observe a que apuntaba y alli en el suelo estaba Arturo arrastrandose y con su pierna sangrando. Apunte con mi fusil al etarra y no vacile en disparar. Un tiro certero atraveso sus sienes y el chorro de sangre mancho las paredes del edificio desde el que el gilipollas apuntaba a mi companero. Cayo desplomado el vasco hacia el campo, y si no habia muerto por mi disparo, seguramente esa caida le habria propiciado la muerte que merecia. --?Estas bien, tio? --le pregunte. --Joder, Hierro… Me han dado un disparo en la pierna. No se si resista --me dijo. --!Tonterias, Gonzalez! Todavia hay una batalla que librar y eres un hombre. Venga, que hay unos cuantos gilipollas que matar --le grite. Lo alce del suelo y lo lleve a un rincon donde estuviera fuera del alcance de las balas enemigas. Es importante que entiendas que en un campo de batalla no es lo comun hacerse el heroe y salvar a un companero asi como lo ha hecho tu padre. Arturo me vio a los ojos y solto de su boca casi llorando un leve "gracias". De la nada, oimos un grito en vasco que provenia de uno de los edificios que teniamos al lado. Me asome por una ventana para revisar que sucedia e identifique al lider de ese comando etarra; era el bastardo al que habiamos estado buscando. Sin dudarlo dos veces, lo apunte y le dispare en el pecho. Envie una senal al resto del batallon y todos rodearon al edificio. Los rebeldes soltaron sus armas y habiamos logrado la victoria. Los companeros sabian que Arturo y yo habiamos propiciado este gran triunfo para nuestra faccion, asi que, tan pronto nos llevaron a la base, nos encontramos con el gran comandante, quien nos condecoro con mucho placer y nos tildo de heroes de la gran Espana. Dime si eso no es motivo para enorgullecerse de tu gran padre. Heroe de sus hermanos y verdugo de sus enemigos. --?Me has prestado atencion, Marta? --Si --me respondio sin mirarme a los ojos. --Entonces, ?por que sigues enganchada al telefono y no me miras a los ojos? !Soy tu padre, joder! --Pero si ya me se toda la historia, papa. El tio idiota que esta que se muere, lo salvas y despues el hijo de puta de Franco los felicita por haber matado a un compatriota nada mas porque nacio en el Pais Vasco. --!Anda a tomar por culo, hija! ?Por que me tienes que tratar asi? --Porque ya me se la historia. Ni siquiera se para que me la estas contando otra vez. ?No ves que estoy ocupada trabajando con el telefono? --?Segura que estas trabajando? ?Como lo se? --Pues, mira. Me mostro el telefono y apenas pude ver un par de numeros en la pantalla. --Joder, no vi nada. --Igual no vas a entender, viejo. Respire con fuerza y tome de nuevo muchisima paciencia. Despues de todo, Marta es mi unica hija. En mi juventud, luego de que el comandante muriera, conoci a Sara, el amor de mi vida. El primer dia que la vi, le dije que me casaria con ella… y asi fue. Era la mujer mas hermosa e inteligente que pudiera haber conocido. Sus ojos eran del color del cafe y su cabello del mismo tono. Ella, como Marta, odiaba a Franco, pero habia algo mas importante que eso. La manera en que me veia, la manera en que me comprendia… Todo eso era muchisimo mas importante que la carga politica que llevaba sobre mi. Mi uniforme militar era solo un adorno cuando la veia. No era posible que fuese el hombre que mato a los etarras cuando estaba con ella. El dia que tuve que decirle adios para siempre, fue el dia mas oscuro de mi vida. Un dia que aun hoy recuerdo con dolor, y que podria ser utilizado como prueba, no solo de que los hombres lloramos, sino que los militares somos capaces de soltar un llanto, dejar correr lagrimas… y escribir poesia como esta que les narro. Pero no hablemos de eso. Marta es lo mas bello que alcanzamos Sara y yo juntos, y la amo como ame por anos (y sigo amando) a Sara. Marta es una hija ejemplar. Es una estudiante excelente y definitivamente estoy orgulloso de ella. Se comporta muy bien, no anda follando con tios a diestra y siniestra, como muchas de las chavalas de su generacion, y ademas, es muy trabajadora. Desde que cumplio los 16 anos ha currado para comprarse todo lo que ha llegado a necesitar sin pedirme un solo centavo, a pesar de que el dinero nunca ha sido un problema para nosotros. --Hija, escucha… Te cuento esto porque ese amigo, Arturo Gonzalez, viene en camino para aqui y se quedara en la casa. Llevabamos anos sin vernos y por fin sera nuestro reencuentro. Nos pondremos al dia. --?Por que me interesaria tal cosa, papa? --Estoy seguro de que el estara encantado en conocerte. Ni siquiera puedo dudarlo un poco. ARTURO I La llegada El taxista que me llevaba a casa de Vicente parecia conducir con desgano, como si quisiera que el taximetro ascendiera a niveles estratosfericos para cobrarme lo que mejor le pareciera. Mi curiosidad por el hecho, me hizo tomar la decision de realizar algo que no acostumbro a hacer… --Disculpe --le dije. --?Que ha hecho? --me pregunto. --Nada, le iba a preguntar algo. --?Entonces por que pide disculpas? --!Ja! Bueno, es una cortesia. Es como solicitarle permiso para hablar. --Yo no le estoy privando de ninguna libertad de hablar, por si siente tal cosa. Note algo de sarcasmo quizas en el tono de voz del taxista, como si estuviera intentando burlarse de mi, pero simplemente continue. --No, no… es que, le explico… --dije, pero de inmediato pense que era estupido continuar con esa discusion que no nos llevaria a ningun sitio-- ?Podria ir mas rapido? --Podria. --?Y por que no lo hace? --Porque no deberia. --Estamos en la jodida autopista. No me va a decir que no puede andar rapido en la autopista. --El coche tiene una pequena falla y no quiero tener inconvenientes. --Ah, pero no me vaya a cobrar mas por el taximetro --le adverti--. No es mi culpa que su coche este liandole la vida. --No se preocupe, senor. Hay una tarifa fija. Y no nos pasara nada, por si le preocupa mi velocidad. Esta autopista es muy segura. Ese comentario me dejo perplejo. Hay una vena bastante fuerte en mi cuerpo que se hizo notar con mas fuerza, luego de escuchar tal afirmacion. --?Es usted socialista? --le pregunte. --?Como dice? --Le pregunto ?es usted socialista? --No --rio el taxista. --?Esta con el PP? --Yo estoy con el euro, tio. Las politicas son un follon, asi que solo me preocupo de mi curro y el dinero que hago con eso. --?Entonces por que dice que esta autopista es muy segura? --Porque asi me parece, joder. Porque conduzco por aqui todos los dias. Es mi opinion. --Por supuesto, pero no puede opinar eso si no esta de acuerdo con las politicas del alcalde. --Ah, joder, ahora tengo que estar de acuerdo con el alcalde para opinar. Por mi el alcalde se puede ir a tomar por el culo. --Pues, por mi tambien. Hubo un silencio un tanto incomodo por buena parte del viaje, despues de esa breve discusion, pero no lo culpo. Creo que yo tambien seria asi de despreocupado si fuese un taxista. Sin embargo, no puedo serlo, y mucho menos despues de tantos anos en servicio de la nacion. --?A que se dedica usted? --me pregunto el taxista. --Eso no le importa. --?Como sabe que no me importa? --Pues, porque no le incumbe. --Ah, venga, disculpe, senor. ?Sabe que me puede mentir? Solo estoy buscando conversar con usted. Si es narcotraficante, no tiene por que decirmelo, pero no sea grosero --me dijo. --Yo no soy ningun narcotraficante. Que me lleve el infierno el dia que me dedique a un negocio tan vil como ese. --Ah, bueno, al menos se que narcotraficante no es. --Soy militar retirado. --?Franquista? --Orgullosamente. Es correcto. --Ah, bueno. Ya vamos a llegar. --?No queria conversar? ?Por que cierra la conversacion asi? --Porque ya vamos a llegar, joder. --No, usted no quiere hablar conmigo porque le he dicho que soy franquista. El silencio se prolongo por unos segundos. --?Ve? --le dije.

  • Vino para principiantes de Juan Carlos Ortega

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    Mi estilo de ensenanza para el aprendizaje y disfrute del vino se puede resumir en la frase “Romanticismo si, Esnobismo no”. Con ella quiero decir, que me encanta toda la parte pasional que envuelve el vino y que le da ese aire, a veces misterioso, que invita a adentrarse en este mundo de conocimiento y placer.
    Aplico un enfoque sencillo y practico de ilustracion, que lo llevara de la mano, paso a paso, por el extenso mundo del vino.
    Dejo de lado el enfasis que le dan algunos eruditos, el cual convierte al vino en un campo de especialistas que solo puede ser disfrutado por personas con un nivel elevado de conocimiento. Respeto su posicion, mas no la comparto.
    “Todo influye y nada es determinante”, con esta frase de mi propia cosecha, quiero expresar que todos podemos disfrutar del vino desde que nos iniciamos en el, independientemente del nivel de conocimientos que tengamos.

  • Tu, Despues De Mis Suenos de Noah Evans

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    Ya habia pasado mas de mes y medio desde que acabo con Angel. Habia perdido la cuenta de las veces que el habia intentado contactar con ella. Lo intento de varias maneras, hasta a traves de sus amigos. Pero Blanca siempre se negaba. Le conto que habia hablado con una companera, la asistente social del hospital donde trabajaba, para buscar una solucion a su problema. La respuesta de Blanca siempre era la misma, "Olvidalo", "Olvidame", "Alejate de mi". Asi que Angel concluyo la relacion con un "Aqui me tienes si lo necesitas". Y al fin se habia hecho el silencio desde hacia unas dos semanas. Pero no he tenido mas remedio que escribirle. La esquina de un mueble en una de sus discusiones con Paco, habian sido la causa. Angel no sabia nada, solo le habia escrito un mensaje preguntandole si estaba en el trabajo o en casa. Y al responderle que "en casa", le pidio un favor enorme. No tengo a quien mas acudir. Llevaba su maleta trolley. Habia salido huyendo de casa, el Cari ya lo sabia. Estaban a miercoles y le ofrecio el dormitorio de su hermano, ya casado, para que se quedara al menos hasta el domingo. Tambien Blanca llamo a su jefe para decirle que estaba enferma y que ese fin de semana no podria trabajar, corriendo el riesgo de que la despidieran, puesto que habia mas chicas que puestos en ese oficio. No queria meter a Angel en el asunto, solo iba a llegar a su casa, estar alli diez minutos y marcharse a casa del Cari. Ese era el plan. Supuso que a Angel le habria extranado que despues de mes y medio sin querer cruzar mas de una o dos palabras, y de no responderle a la mitad de sus mensajes, Blanca acudiera a el. Pense que me mandaria a la mierda. Algo totalmente comprensible si lo hiciera. Es lo que merezco. Pero no fue asi. No hizo preguntas, solo le respondio, "Lo que necesites, estare aqui toda la tarde". Corria por la estacion de metro mientras las ruedas de su maleta esquivaban los pies de otros pasajeros. Hacia frio, acababa de pasar la Navidad, estaba nublado, nevaba en toda Espana. Blanca llevaba un abrigo marron claro de ante con el interior de pelo, de cuello alto, una bufanda gruesa, un gorro de lana, y unas enormes gafas de sol. Era ese complemento el que llamaba la atencion entre los transeuntes que se cruzaban con ella. Estaba nerviosa, le costaba respirar con la carrera y notaba como hasta las manos le temblaban. Su madre la llamaba sin parar, dudaba si era por saber donde se habria metido o si iba a cometer lo mas sensato que deberia, que seria acudir a poner una denuncia de una vez por todas. "Donde estas. Vuelve a casa" "No voy a volver en unos dias. Dejame en paz". "Yo tambien quiero volver a Cadiz". "Volveremos a Cadiz, te lo prometo. Dejame tiempo, volveremos". No sabia el como, ni el cuando. Pero estaba segura de que al menos haria lo posible para que su madre pudiera regresar a Cadiz junto a su abuela y tia. "Tres mujeres que solo han conocido el ninguneo y el desprecio de los hombres, sean padres o maridos". Le dolia el cuello, supuso que seria del propio golpe. Fue una mala suerte chocar contra el mueble. El golpe se hubiese quedado en poco si no se hubiera estampado contra la esquina. Pero al rato se asusto tanto que no tuvo mas remedio que llamar a Angel por mas que se habia prometido no hacerlo. Subio las escaleras de la estacion. Jadeaba. Oliver le habia escrito tambien unos dias atras. En cuanto alguien le dijo que Blanca volvia a estar sola. Con el fue tan breve como con Angel, o mas si cabe. Ni loca pensaba retomar el contacto con Oliver, era peligroso y embaucador hasta el limite que pudiera imaginar, tenia que mantenerlo alejado de ella todo lo posible, y mas cuando volvia a ponerlo como escudo contra Angel. Sin embargo, el escudo habia sido en vano. Tenia que pasar el duelo de su corta relacion con Angel, no le quedaba otra. A ver si esto de hoy no lo empeora. Llego hasta el portal, llamo, el no tardo en abrirle. Tomo el ascensor y cuando llego hasta su puerta, esta ya estaba abierta. En cuanto vio la silueta de Angel su estomago se encogio para dar paso a aquella sensacion que daban las montanas rusas cuando bajan la rampa a gran velocidad. Vio la alegria en la expresion de Angel pero algo cambio en su rostro cuando se percato de la maleta de Blanca. A ver si se va a pensar que me vengo con todo el equipo para quedarme. Que verguenza, yo no se para que vengo. [?]Pasa [?]le invito el, ahora serio. Blanca entro con la cabeza baja. No tenia que haber venido. Siento que no tenia que haber venido. [?]?Que ha pasado?[?]le pregunto acercandose a ella. Blanca aun tenia puestas las gafas de sol. [?]Lo siento, pero necesito que lo veas. No puedo ir a otro sitio [?]comenzo Blanca. Se desenlio la bufanda del cuello. [?]Bienvenido a mi realidad [?]se quito las gafas. No se atrevio a mirarlo directamente, miraba hacia un lado. Los ojos se le llenaron de lagrimas. Angel se acerco a ella en seguida, le vio las intenciones de abrazarla, pero lo detuvo con la mano. [?]Solo va a ser un momento [?]le dijo ella con la voz ronca de aguantar las lagrimas[?]. Dime que esto es normal y que volvere a ver bien en unos dias y me marcho. [?]Blanca...[?]la cogio por la barbilla. [?]Es la primera vez que me pasa [?]le explicaba ella mientras el la miraba[?] el golpe fue demasiado cerca del ojo. [?]?Como ha sido?[?]pregunto moviendole la cara a un lado y a otro. [?]Con la esquina de un mueble[?]Angel se detuvo de nuevo en su ojo derecho, en la protuberancia que habia junto a el y en el golpe que habia al otro lado, en la mejilla izquierda. [?]?Por que no has ido a que te lo vieran a un hospital? [?]le renia, Blanca sabia que estaba completamente sorprendido, enojado y muchas mas cosas que no podia reflejar para no hacerle a ella pasar peor el momento. [?]He venido a que me lo veas tu [?]se defendio, la respiracion la tenia demasiado acelerada. [?]Tendria que vertelo un oculista[?]le respondio Angel. Blanca se miro en el espejo del mueble del recibidor de Angel. Su ojo iba a peor, y no era por el moreteado que tenia junto a el, sino por el propio ojo. El iris verde agua que solia tener era ahora una isla brillante y vidriosa en medio de un mar de lava roja. Hasta el lagrimal estaba rojo. Le molestaba, el parpado le pesaba demasiado pero lo que mas le habia asustado era la vision borrosa. [?]No puedo ir a urgencias[?]le respondio ella. Sabia que si iba le harian preguntas, y que por muy bien que ella inventara las respuestas, acabaria en el despacho de la asistente social o de un psicologo, y el miserable de su padrastro en un cuartelillo. Tomo aire de manera profunda , pero el aire se encogio en sus pulmones en un rebote para luego salir. Angel estaba muy serio, negaba con la cabeza sin dejar de mirarle el ojo. El escozor de la garganta de Blanca aumento. Quizas si que habia sido un error acudir a el. No queria reconocerlo, pero ahora que estaba alli necesitaba aun mas consuelo, el consuelo de el. Lo necesito en cuanto Paco le dio el golpe. Ya lo habia sentido con Oliver tiempo atras, esa sensacion de no estar sola, de que habia alguien, en otro lugar, que estaria a su lado, que la abrazaria luego y le curaria los golpes, tanto los de fuera como los de dentro. Es mentira eso de que no necesito a nadie. En cuanto comprobo en su casa que no podia ver bien, sintio que tenia que ir con Angel. Pero la necesidad de estar con el habia llegado antes, siempre la tuvo, desde el mismo momento en que su relacion termino. No podia aguantar mas las lagrimas. Tenia que salir corriendo de alli. De forma instintiva agarro el picaporte de la puerta de entrada para salir corriendo, pero Angel se acerco a ella y la abrazo. El le puso una mano en la cabeza y se la inclino hacia el pecho. En cuanto la mejilla de Blanca reposo en el calido pecho de Angel, en su respirar sereno, en su agradable olor, el escozor de su garganta aumento y su llanto le aviso que estaba a punto de estallar. Lo abrazo por la cintura, rompio a llorar. Algo que no solia hacer con el Cari, ni con Alba, ni con Noelia, ni siquiera con Regina. Sus amigos nunca la veian llorar asi por nada. Nunca le gusto mostrar debilidad, Raquel era la unica conocedora de su verdadero sentir. Angel no dejaba de abrazarla y le daba besos en la cabeza. Madre mia, que situacion le traigo al pobre. Despues de haberlo rechazado durante un mes. [?]Vamos dentro [?]le pedia el, aun estaban en el recibidor[?]. Voy a mirarte mejor eso. Blanca se quito el abrigo y el gorro y lo dejo en el perchero del recibidor. Echo su maleta a un lado. Se prometio estar alli solo unos minutos, los justos para que el la mirara. Pero en el fondo no queria ir a ninguna parte hasta que no se calmara. [?]Ven [?]la invito a sentarse en el sofa. El sofa de Angel era sumamente comodo. La calefaccion estaba puesta lo suficientemente alta como para que se le fuera quitando el frio de la calle. [?]?Quieres algo?[?]le pregunto y Blanca nego con la cabeza. Angel le trajo una manta de pelo y se la echo en las piernas. Se sento junto a ella. [?]Si tienes algo que hacer...[?]Blanca estaba tan abochornada que no sabia que decir[?].No voy a quedarme mucho tiempo. Solo necesitaba que lo vieras. Angel nego con la cabeza. [?]No te preocupes por eso [?]le respondio[?]. Te dije que aqui estaria si me necesitabas. Y casi me alegro de haber venido. Lo miro de reojo, a punto estuvo de inclinarse hacia el y volver a dejarse caer en su pecho, pero se contuvo. Ya la escenita de la entrada habia sido suficiente. Angel acerco su mano a la mejilla de Blanca y se la acaricio, luego le levanto el parpado para ver mejor el mar rojo en el que se banaba su iris derecho. [?]Es un derrame[?]la ojera tambien se estaba moreteando[?]. De todos modos voy a consultarlo con un amigo. [?]No pienso ir al hospital[?]le dijo Blanca firme. [?]Es lo que deberias de hacer pero no te puedo obligar [?]cogio su movil[?]. Espera un momento. Angel se levanto y se dirigio hacia la cocina, Blanca lo oia hablar con alguien, explicandole lo de su ojo. Tardo unos minutos en volver. [?]Puede verte pero a ultima hora de la tarde[?]le explico. [?]Te he dicho que no voy a... Angel nego con la cabeza. [?]Tiene una consulta privada [?]le explico[?]. Iremos a ultima hora, cuando ya este cerrada. Toda la tarde aqui entonces. Si lo mejor es que no hubiese venido. Blanca suspiro. [?]?A donde ibas?[?]le pregunto mirando la maleta. [?]A casa del Cari[?]aun se le encogia el pecho al hablar[?]. Me quedo con el hasta el domingo. Angel entorno los ojos. [?]?Quieres quedarte aqui? [?]No [?]la respuesta fue rapida. Como me voy a quedar aqui. [?]Puedes quedarte, no..., hay una habitacion de invitados. Blanca negaba con la cabeza. [?]Esta noche tendras que despertarte cada pocas horas, despues de un golpe asi y...pienso que seria lo mejor. Y yo tambien pienso que lo mejor para mi, por muchos motivos, seria quedarme. Pero seria egoista por mi parte, porque en cuanto este bien no volveras a saber de mi. [?] Al menos esta noche, manana te llevo a casa de Alvaro [?]le dijo[?]. De todas formas no sabemos a que hora volveremos del oftalmologo. Blanca nego de nuevo, esta vez sin tanto convencimiento. [?]Manana tengo turno de manana[?]hizo una mueca[?]cogio su movil de nuevo[?]. Pero con las horas que me deben... [?]No [?]ella intento detenerlo pero Angel habia vuelto a la cocina. Blanca agudizo su oido. Que no puede volver hasta el lunes, dice. Este quiere que me quede aqui hasta el domingo. Madre mia, que cabezota es. Por una parte estaba apenada por Angel, por traerle el problema hasta su casa, pero por otra vio que a el no le importaba en absoluto, hasta se veia orgulloso, dentro de lo que cabia, de que hubiese recurrido a el. Quizas lo veia como un filon para retomar lo suyo. De eso nada, maldita sea. Que otra vez me voy a meter en el lio. Angel regreso de la cocina. [?]Esta noche te quedas aqui, manana haces lo que te apetezca[?]le dijo sentandose a su lado. Blanca se incorporo enseguida del sofa y sin mirarlo salio corriendo al bano. Cerro la puerta, rompio en vomitos. No eran los primeros del dia. Cogio papel y limpio el WC de salpicaduras. Es para matarme, encima vengo a dar por saco y ensuciarle el piso inmaculado. Luego busco en el mueble donde sabia que Angel guardaba la pasta de dientes. Con el dedo y la pasta, se limpio lo mejor que pudo. Salio del bano, Angel estaba esperando en el pasillo. [?]?Bien?[?]le pregunto. [?]He cogido... El hizo un gesto con la mano. No importa, ok. [?]?Cuantas veces has vomitado desde el golpe?[?]le pregunto. [?]Tres[?]respondio ella. Angel le acaricio la nuca en cuanto se sento en el sofa y a Blanca se le erizo el vello de toda la espalda. Cerro los ojos. Entre la vista borrosa, los vomitos y el lote de llorar, le pesaban los parpados y lo unico que deseaba era tumbarse en el sofa, con aquella manta de pelo tan gruesa, y dormir. Miro a traves de la ventana. El cielo estaba oscuro, lloveria de un momento a otro. Hacia viento, las hojas de las palmeras se movian con fuerza. Esta vez no se contuvo, se dejo caer en el pecho de Angel y este reposo la espalda en el sofa. Lo miraba de reojo, el sonreia. Esta feliz y no se como puede estarlo. Yo misma me hubiese mandado a la mierda. Le acariciaba la espalda y la beso en la frente. Ya vale, ya se esta pasando. Blanca cerro los ojos. Pero la verdad es que me encanta.

  • Despertando el amor en la naturaleza de Oscar Pascual , Sonia Crespo

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    Iker y Lorena eran una pareja casi perfecta que habian superado muchos obstaculos para llegar hasta el punto en el que se encontraban, lo que les habia hecho comprender que la relacion perfecta hay que construirla dia a dia con mucho amor, respeto, comprension y poder de adaptacion, para afrontar cualquier obstaculo de la vida.
    Lorena habia encontrado en su esposo a su mejor amigo, su confidente, su complice, un padre estupendo para sus hijos y un companero de vida capaz de darle lo que necesitaba anticipandose a ella.
    Iker habia encontrado en su esposa lo mismo que ella en el, pero ademas esa musa que le inspiraba miles de detalles romanticos.
    Su amor era fuerte como una roca, pero iban a comprobar que tambien era fragil como el cristal, al aparecer viejos fantasmas del pasado, que como molestos visitantes invisibles habian aparecido para poner a prueba ese amor.
    Para intentar acabar con ellos decidieron volver ese lugar magico que era tan especial para ellos, los lagos de Covadonga. Alli descubriran que se amaban y debian de hacer lo posible para que la relacion funcionase. Lo harian a traves de la naturaleza. ?Sera eso suficiente para que su amor no se rompa?
    No se pierdan esta historia llena de carino, comprension, pasion, naturaleza y, por supuesto, mucho amor.

  • Las visiones de Edmundo Paz Soldan

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    Un juez comienza a tener visiones de los hombres que ha condenado a la carcel. Un doctor encargado de experimentos con armas quimicas se dispone a probar un compuesto letal con su propia gente.

  • Nada es Igual (Sobrevivire 2) de Gianna Gabriela

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    ?OYE, MAMA, QUE ES ESTO? --PREGUNTO, SOSTENIENDO UNA PEQUENA BOLSA DE PLASTICO. LA encontre dentro de uno de sus zapatos en el armario cuando estaba jugando a las escondidas con Ethan--. ?Azucar? Tal vez ella olvido que estaba alli. Se que planea hacer limonada hoy. --?Donde encontraste eso, Aron? --pregunta. Parece que esta enojada, pero no entiendo por que; ella suele ponerse feliz cuando encuentro cosas. --Estaba... Ella corre hacia mi, apartando la bolsa de mi mano. --?Donde lo encontraste? --grita y mi labio inferior comienza a temblar. Miro hacia abajo para ver que hay un poco de sangre en mi mano. Creo que me aruno cuando me arrebato la bolsa. Las lagrimas comienzan a correr por mi cara. --Estaba en tu... --murmuro, sin entender lo que hice para que mi madre se enojara tanto. --?Donde? --grita y yo me estremezco. --En el armario --respondo. Ethan se quedo en la habitacion. Se esconde hasta que voy y lo encuentro. Me alegra que no este aqui para verme llorar. --!No te metas ahi otra vez! --Estabamos jugando a las escondidas --le digo. Ella me da una mirada que me dice que estoy en problemas. --No vuelvas a hacerlo --dice cada palabra lentamente y yo asiento en respuesta, mis labios siguen temblando mientras gruesas lagrimas caen por mis mejillas. No se que hice para hacerla enojar. No suele molestarse asi conmigo. Desearia que mi papa estuviera aqui. Ella nunca se enojaba cuando el estaba aqui. 1 NO DEBERIA SER YO QUIEN TERMINA DE CRIAR A SU HIJO. Cinco anos despues ENTRO EN MI CASA, ENOJADO Y LISTO PARA ENFRENTAR A MI MADRE POR DEJAR A ETHAN EN LA escuela por dos horas despues de su salida. Se supone que debe recogerlo cuando yo tengo entrenamiento de futbol. Ese es su unico trabajo, la unica cosa que le he pedido que haga, pero incluso falla en eso. Cuando me presente, el director me miro con los ojos llenos de lastima y mi hermano menor me dio un abrazo. Ethan estaba asustado. Habia estado llorando y solo podia imaginar cuantos escenarios pasaron por su cabecita, ninguno de ellos cercano a la realidad con la que me encuentro. Tal como lo sospeche, y la razon por la que le dije a Ethan que me esperara en su habitacion, mi madre esta sentada en la mesa de la cocina con el polvo blanco extendido en la superficie frente a ella. --?Que estas haciendo? --pregunto con disgusto. La he pillado haciendo esto suficientes veces para saber exactamente que es, pero le pregunto de todos modos, esperando que la respuesta sea diferente esta vez. --?Que estas haciendo tu aqui? Pense que tenias practica --pregunta, cambiando de tema. Dejo caer mi bolsa de gimnasio en el suelo. La decepcion que siento deberia ser obvia para ella, pero creo que ya no se da cuenta o quizas ya esta acostumbrada. La veo tratar de recoger el resto de su porqueria blanca. La evidencia de su fechoria, nuevamente en la bolsa. --Yo tenia entrenamiento. --?Entonces, por que no estas alli ahora? --Su tono es acusatorio. Solo mi madre se atreveria a cuestionar mis acciones cuando las que ella hace se alejan bastante de lo que esta bien. Pone la pequena bolsa dentro del bolsillo de sus jeans. --La escuela llamo --le digo, contando los segundos hasta que se de cuenta de lo que hizo esta vez. Diez segundos. !Diez segundos! --!Mierda, Ethan! --dice, acordandose finalmente. La ira corre por mi sangre. --Se suponia que debias recogerlo hace dos horas. Mira por encima de mi hombro. --?Donde esta? --Arriba haciendo la tarea, no es que realmente te importe. --!Me importa! --grune en respuesta. La miro fijamente. --?De verdad te importa? ?Desde cuando? --escupo. No deberia ser yo quien crie a mi madre. Se suponia que este no era mi trabajo. --Soy tu madre --argumenta debilmente. Bufo. No ha sido una madre para nosotros en anos. Tuve que criarme y a Ethan tambien. --?Es asi como te quieres llamar ahora? Porque parece que estas olvidando cual es tu papel. De repente contrita, ella se acerca a mi, enmarcando mi cara con sus palmas. --Lo olvide, ?de acuerdo? --dice suavemente. Coloco mis manos sobre las de ella, separandolas de mi cara. No le dare la absolucion que busca. --Si, asi fue. --Olvido que es madre, que tiene hijos, que no debe consumir drogas. No puedes olvidar a tu hijo en la escuela durante dos horas porque estas demasiado ocupada drogandote. Estas son todas las cosas que quiero decirle, pero no. Porque ya lo dije todo en vano. Supongo que ella tambien ha olvidado como escuchar. --!AMIGO, NO PUEDES DEJAR EL EQUIPO! --GEORGE DICE MIENTRAS EMPACO MIS COSAS DEL vestidor de hombres. Suelto un suspiro. Mi madre se ha olvidado de recoger a Ethan no una vez, sino todos los dias de esta semana. No puedo seguir saliendome del entrenamiento temprano para ir a buscarlo. --No tengo otra opcion. Se que el entrenador entiende, ya que el es el unico que tiene una idea vaga de como es mi vida en casa, pero no puedo seguir haciendole esto al equipo. Un mariscal de campo es una de las piezas realmente importantes en el tablero, una pieza que debe permanecer constante. --Eres el mariscal de campo --dice Tyler. No entiende mi situacion, probablemente porque no he dicho nada. A nadie. Estoy muy avergonzado. Sacudo la cabeza --Ya no. --?Que pasa con la beca para la universidad? --pregunta George--. Tendre que apuntar a una por merito. La verdad es que una beca universitaria no importara porque de ninguna manera se me permitira llevar a Ethan a los dormitorios conmigo. Y no puedo vivir con el en el campus mientras voy a la escuela. Lo mejor que puedo hacer es graduarme del bachillerato y conseguir un trabajo para poder alquilar un lugarcito para nosotros. Quizas cuando Ethan termine el bachillerato y vaya a la universidad, pueda yo pensar en la universidad para mi. --?De verdad, una beca de merito? --Tyler dice, riendo. Lo golpeo en el hombro--. Tengo puras... --Amigo, cuidado con el brazo. Puede que hayas terminado con el futbol, pero yo no puedo lastimarme si vamos a intentarlo y no nos maten esta temporada debido a que jugaremos con el segundo mariscal de campo con el que nos dejas. --No es tan malo --les digo. Tyler y George abren sus casilleros al unisono, mirandome incredulos. --?No tan malo? --dice George--. !El tipo no puede completar un pase! --El tipo se asusta cuando ve a los jugadores corriendo hacia el --agrega Tyler. --Ningun mariscal de campo quiere que lo agarren --le digo. Es verdad. Ni tampoco quieren recibir un golpe. Miro mi uniforme, mi numero y mi apellido en la parte de atras. Voy a extranar hacer esto. Jugar al futbol fue mi refugio del caos que es mi vida, pero es hora de crecer. Tengo a alguien mas que tengo que proteger. Aunque amo el futbol, amo a mi hermano mucho mas. --Solo digo que estamos a punto de empezar un periodo de sequia --dice George y todos nos reimos. No es que hayamos ganado todos los juegos; somos un oponente digno, pero lejos de tener una temporada perfecta. --Esperemos que sea corto --dice Tyler, levantando su bolso del banco y tirandolo en su casillero. --?Entonces, no te quedas a entrenar hoy con nosotros? --pregunta George. Cierro mi casillero. --Amigo, ya no voy a jugar. ?Por que razon me quedaria? --Miro mi reloj. Tengo que estar en la escuela de Ethan en unos minutos. Tyler empuja a George y le da una mirada de ?es en serio? --Me tengo que ir --les digo. --Echaremos de menos jugar contigo --dice Tyler, sin miedo a expresar sus pensamientos. --Todavia somos amigos --les aseguro. --Como somos amigos, hare una fiesta el proximo fin de semana. Mis padres estaran fuera. Podemos celebrar o compadecernos del hecho que dejas el equipo. !Mas te vale que estes alli! -- George dice. --Intentare ir por un par de horas --le digo, sabiendo que no sucedera. No hay forma de que deje a Ethan solo con mama para poder irme de fiesta. 2 ELLA NO PREGUNTA COMO ESTOY YO. HA PASADO UNA SEMANA DESDE QUE DEJE EL FUTBOL Y LO EXTRANO MUCHO. ERA MI UNICA SALIDA y ahora se ha ido. En cambio, tengo que mitigar el impacto que el habito de las drogas de mi madre tiene en la vida de mi hermano menor. Cuando llego a casa, puedo escuchar el sonido de los muebles que se mueven o son tirados al piso. --?Que hiciste? --Richard me ladra en el mismo momento que abro la puerta. Lo miro con desden. --?De que estas hablando? --pregunto, pretendiendo no tener ni idea. El cierra la distancia entre nosotros un paso a la vez. --Tu sabes de que estoy hablando. Lo desafio porque si no fuera por el, probablemente no estariamos en este lugar en este momento, mi madre no estaria asi como esta. Me encojo de hombros casualmente. --No, no tengo idea. --Me doy la vuelta y me dirijo a mi habitacion, pero no doy dos pasos antes de que me golpeen contra la pared. Richard se inclina cerca de mi oreja, su antebrazo en la parte posterior de mi cuello me sujeta en su lugar. --?Donde las pusiste? --Exige en un tono lento. Cuando me quedo en silencio, me agarra del hombro y me da la vuelta. Atrapado entre el y la pared, siento la furia golpeando mi sangre. Y quiero romperle la cara a punos. Pero me contengo. --?Donde? --grita. Richard me mira con los ojos enrojecidos. Aun asi, no digo nada. Con un grunido frustrado, lleva sus dos manos a mi garganta, envolviendo sus dedos con fuerza hasta que corta el aire. Jadeo fuertemente, mi respiracion apenas un susurro mientras digo--: En la basura. --?Las tiraste a la maldita basura? El me suelta y se dirige hacia la cocina. Lo escucho volcar la bolsa de basura, buscando las drogas responsables de destruir a mi familia. Jodida mierda. Me acerco a donde esta, observando mientras busca algo que no encontrara. --?Donde estan? --grita, volviendose brevemente hacia mi antes de regresar a su busqueda. Miro hacia el patio a traves de la ventana de la cocina. Richard sigue mi mirada. --Maldita sea --grune. No se por que sigo parado aqui, mirandolo mientras escarba. Puede que esto no termine bien para mi, pero no me importa.

  • Kiss Me 2, Objetivo, tu y yo de Elle Kennedy

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    Que te mole la novia de tu mejor amigo es una mierda. Basicamente hay dos factores importantes. Primero, esta el factor de la <>. Y es que es la hostia de incomodo. No puedo hablar por todos los hombres del mundo, pero estoy bastante seguro de que ningun tio quiere salir de su dormitorio y toparse con la chica de sus suenos, despues de que ella haya estado toda la noche en los brazos de su mejor amigo. Y despues esta el factor <>. Eso es un hecho, porque resulta bastante dificil no odiarte a ti mismo cuando te dedicas a fantasear con la chica por la que tu mejor amigo pierde el culo. Por el momento, la incomodidad, sin duda, va ganando la batalla. A ver, vivo en una casa con paredes finisimas, lo que significa que puedo escuchar cada uno de los gemidos entrecortados que se escapan de la boca de Hannah. Cada suspiro y jadeo. Cada golpe de cabecero contra la pared mientras mi colega se tira a la chica en la que no puedo dejar de pensar. Es superdivertido. Estoy en mi cama, boca arriba, mirando fijamente al techo. Ya ni siquiera finjo mirar mi biblioteca de canciones del iPod. Me pongo los auriculares para ahogar los sonidos de Garrett y Hannah en la otra habitacion, pero todavia no le he dado al play. Supongo que esta noche me apetece torturarme a mi mismo. A ver, que no soy idiota. Se que esta enamorada de Garrett. Veo la forma en que le mira y veo lo bien que estan juntos. Llevan saliendo seis meses y ni siquiera yo, el peor amigo del planeta, puede negar que estan hechos el uno para el otro. Y joder, Garrett se merece ser feliz. El va de cabron arrogante, pero la verdad es que es un puto santo. El mejor extremo con el que he patinado en la vida y la mejor persona que he conocido nunca, y estoy tan seguro de mi condicion de hetero, que puedo asegurar que si yo jugara en la otra acera, no solo me follaria a Garrett Graham: tambien me casaria con el. Eso es lo que hace que todo esto sea un millon de veces mas jodido. Ni siquiera puedo odiar al tio que se esta enrollando con la chica a la que deseo. No hay fantasias de venganza que valgan, porque no odio a Garrett, ni lo mas minimo. Una puerta chirria al abrirse y oigo pasos en el pasillo; ruego a Dios para que ni Garrett ni Hannah llamen a mi puerta. O abran siquiera la boca, porque oir cualquiera de sus voces en este momento solo me daria aun mas bajon. Por suerte, el fuerte golpe que hace temblar el marco de la puerta tiene su origen en mi otro companero de piso, Dean, que entra en mi habitacion sin esperar a ser invitado. --Hay fiesta en la fraternidad Omega Fi esta noche. ?Te apuntas? Salto de mi cama mas rapido que una gacela, porque en este instante la idea de ir a una fiesta suena que te cagas de bien en mis oidos. Pillarme un superpedo es una manera cien por cien segura de dejar de pensar en Hannah. Aunque en realidad..., quiero pillarme un superpedo y ADEMAS follarme a alguien sin parar. De esta forma, si una de esas dos actividades no me ayuda con mi objetivo --no pensar en Hannah--, la otra me servira como plan alternativo. --!Por supuesto! --respondo a la vez que busco algo que ponerme. Me meto una camiseta limpia por la cabeza, ignorando la punzada de dolor que siento en el brazo izquierdo desde la fortisima carga que recibi la semana pasada en la final del campeonato. Me dolio un huevo, si, pero el golpe merecio totalmente la pena: por tercer ano consecutivo, el equipo de hockey de Briar se llevo otra victoria en la Frozen Four. Supongo que se le puede llamar el triplete definitivo y todos los jugadores, yo incluido, seguimos recogiendo los frutos de ser campeones nacionales en tres ocasiones. Dean, que juega de defensor como yo, lo llama las tres efes de la Victoria: fiestas, felicitaciones y follar. Es un analisis bastante fiel de la situacion, porque he tenido las tres cosas desde nuestra gran victoria. --?Te toca a ti no beber y conducir? --pregunto mientras me pongo una sudadera de capucha negra encima de la camiseta y subo la cremallera. Mi amigo resopla. --?De verdad me haces esa pregunta? Niego con la cabeza. --Ya. No se en que estaria pensando. La ultima vez que Dean Heyward-Di Laurentis estuvo sobrio en una fiesta fue... NUNCA. El tio se bebe hasta el agua de los floreros y fuma porros como una locomotora cada vez que sale de la casa, y si alguien piensa que eso afecta a su rendimiento en el hielo de alguna manera, esta mas que equivocado. Es una de esas raras criaturas que pueden irse de fiesta como el Robert Downey Jr. de antes y ser tan exitoso y respetado como el Robert Downey Jr. de hoy en dia. --No te preocupes, le toca a Tuck --me dice Dean refiriendose a nuestro otro companero de piso, Tucker--. El muy flojeras sigue de resaca por lo de anoche. Dice que necesita un descanso. Si, y lo cierto es que no me extrana. Los entrenamientos de fuera de temporada no empiezan hasta dentro de otro par de semanas, y todos hemos estado disfrutando de nuestro tiempo de descanso <> demasiado. Pero eso es lo que pasa cuando uno esta de subidon por la Frozen Four. El ano pasado, despues de ganar, estuve pedo dos semanas seguidas. No tengo ninguna gana de que llegue el momento de esos entrenamientos. La fortaleza, el ejercicio y todo el enorme esfuerzo que se necesitan para mantenerse en forma resultan agotadores, y es aun mas agotador cuando a la vez hay que trabajar jornadas de diez horas. Pero no es que tenga otra opcion, la verdad. Los entrenamientos son necesarios si quiero estar preparado para la proxima temporada y el trabajo, bueno, le hice una promesa a mi hermano y da igual lo enfermo que me ponga toda la situacion: no puedo fallar. Jeff me despellejaria vivo si no cumplo mi parte del trato. Nuestro conductor para la noche nos esta esperando junto a la puerta principal cuando Dean y yo bajamos. Una barba de color marron rojizo devora todo el rostro de Tucker; le da un aspecto de hombre lobo, pero el esta decidido a probar este nuevo look desde que una chica a la que conocio en una fiesta la semana pasada le dijo que tenia cara de bebe. --Eres consciente de que esa barba de Yeti no te hace parecer mas varonil, ?verdad? --dice Dean alegremente mientras salimos por la puerta. Tuck se encoge de hombros. --La verdad es que mi intencion es parecer un tipo duro. Yo suelto una risa. --Bueno, pues eso tampoco, <>. Pareces un cientifico loco. Tucker estira su dedo corazon mientras se dirige hacia el lado del conductor de mi pick-up. Me instalo en el asiento del copiloto de la cabina y Dean se sube en la parte de atras, diciendo que prefiere ir fuera para pillar un poco de aire fresco. Yo creo que lo unico que quiere es que el viento le despeine el pelo de esa manera desalinada y sexy por la que las chicas pierden las bragas. FYI, Dean es vanidoso hasta decir basta. Pero lo cierto es que parece un modelo, asi que imagino que se puede permitir ser vanidoso. Tucker arranca el motor y yo repiqueteo mis dedos sobre los muslos, impaciente por ponernos en marcha. Muchos estudiantes de las fraternidades me cabrean con sus rollos elitistas, pero estoy dispuesto a pasarlo por alto porque..., joder, porque si hacer fiestas fuese un deporte olimpico, todas y cada una de las fraternidades masculinas y femeninas de Briar tendrian una medalla de oro. Mientras Tuck da marcha atras para salir de nuestro camino de entrada, mi mirada se detiene en el Jeep negro de Garrett, brillante y reluciente en su plaza de aparcamiento, mientras su dueno pasa la noche con la chica mas guay del planeta y... !Y ya esta bien! Esta obsesion con Hannah Wells esta empezando a volverme loco. Tengo que echar un polvo. !CUANTO ANTES! Tucker esta visiblemente callado durante el trayecto hasta la casa Omega Fi. Es posible que incluso este frunciendo los labios, pero es dificil saberlo teniendo en cuenta que parece que alguien le ha afeitado todo el cuerpo a Hugh Jackman y ha pegado su pelo en la cara de Tuck. --?Y este castigo de silencio a que viene? --pregunto sin darle mucha importancia. Gira su cabeza hacia mi ofreciendome una mirada amarga, despues vuelve a posarla en la carretera. --Eh, venga. ?Es por las conas que hacemos con tu barba? --Me cabreo--. Porque es el primer capitulo de Barbas para principiantes, hermano: si uno se deja barba de ermitano, tus amigos se burlan de ti. Fin del capitulo. --No es por la barba --murmura. Arrugo la frente. --Vale. Pero estas cabreado por algo. --Cuando tampoco responde, presiono un poco mas--. ?Que pasa contigo, tronco? Sus enfadados ojos se encuentran con los mios. --?Que pasa conmigo? Nada. Pero ?CONTIGO? Contigo pasan tantas cosas que ni siquiera se por donde empezar. --Maldice en voz baja--. Tienes que parar con esa mierda ya, tio. Ahora si que estoy totalmente confundido, porque hasta donde yo se, todo lo que he hecho en los ultimos diez minutos es tener ganas de ir a una fiesta. Tucker se da cuenta de la confusion que muestra mi cara y me ofrece una aclaracion en un tono sombrio. --Lo de Hannah. Aunque mis hombros se ponen rigidos, trato de mantener la expresion de confusion en mi rostro. --No tengo ni idea de lo que estas hablando. Si, he elegido mentir. Algo que, en realidad, no es nada nuevo para mi. Parece que todo lo que he hecho desde que llegue a Briar es mentir. Sin ninguna duda estoy destinado para la NHL. !Liga profesional hasta el final! Me encanta pasar los veranos currando de mecanico en el taller de mi padre. !El dinerito me viene guay! No babeo por Hannah. !Esta saliendo con mi mejor amigo! Mentiras, mentiras y mas mentiras, porque en cada uno de esos tres casos, la verdad es una mierda absoluta, y lo ultimo que quiero en el mundo es que mis amigos y companeros de equipo sientan pena por mi. --Reserva esas trolas para Garrett --contesta Tucker--. Y, por cierto, tienes suerte de que Garrett este distraido con todo el enamoramiento y demas, porque si no fuese asi... sin duda se daria cuenta de tu actitud. --?Si? ?Y que actitud es esa? --No puedo evitar los nervios en mi tono de voz ni la tension defensiva en mi mandibula. No me gusta nada que Tuck sepa que siento algo por Hannah. Y me gusta aun menos que haya decidido sacar el tema ahora, despues de todos estos meses. ?Por que no puede olvidarse del puto asunto? La situacion ya es suficientemente jodida para mi como para encima tener a alguien que me lo restriegue por toda la cara. --?En serio? ?Quieres que te lo enumere? Vale. --Una nube oscura atraviesa flotando sus ojos mientras empieza a soltar todas las cosas que me han estado haciendo sentir la hostia de culpable todo este tiempo--. Sales del salon o la cocina cuando entran ellos. Te escondes en tu cuarto cuando Hannah se queda a pasar la noche. Si estais ella y tu en la misma habitacion, la miras fijamente cuando crees que nadie te esta mirando. Tu... --Vale --interrumpo--. Lo pillo. --Y no me hagas empezar con el rollo de puton verbenero que llevas ultimamente --dice Tucker enfadado--. Siempre has sido un ligon pero, tronco, te has liado con cinco chicas esta semana. --?Y? --Pues que es JUEVES. Cinco tias en cuatro dias. Joder, haz la cuenta, John. Oh, mierda. Me ha llamado por mi nombre de pila. Tucker solo me llama John cuando REALMENTE se cabrea conmigo. Pero es que resulta que ahora YO tambien me he cabreado con el, asi que tambien le llamo por su nombre de pila. --?Que hay de malo en eso..., John? Si, los dos nos llamamos John. Igual deberiamos hacer un juramento de sangre y formar un club o algo asi. --Tengo veintiun anos --continuo enfadado--. Tengo permiso para enrollarme con chicas. No, mejor dicho, !debo! enrollarme con chicas, porque de eso precisamente va el ir a la universidad. De divertirse, y de follar, y de disfrutar al maximo cada momento antes de salir al mundo real y que la vida se vuelva una puta mierda. --?De verdad pretendes hacerme creer que todos esos rollos con tias forman parte de tu rito de paso por la universidad? --Tucker niega con la cabeza y despues deja escapar un suspiro y suaviza su tono--. Asi no vas a conseguir sacartela de la cabeza, tio. Podrias acostarte con cien tias esta noche y aun asi no habria ninguna diferencia. Tienes que aceptar que no va a pasar nada con Hannah y seguir tu vida. Tiene toda la razon del mundo. Soy consciente de que he estado revolcandome en mi propia mierda y tirandome a tias a diestro y siniestro para distraer mi mente. Y soy igualmente consciente de que tengo que dejar de ir de fiesta en fiesta para olvidar. Tengo que sacarme la diminuta astilla de esperanza y simplemente aceptar que no va a pasar NADA entre nosotros. Pero creo que quiza empiece a trabajar en eso manana. ?Esta noche? Esta noche me quedo con el plan original: emborracharme, echar un polvo, y a la mierda todo lo demas. #Grace Empece mi primer ano de universidad siendo virgen. Estoy empezando a pensar que voy a acabarlo de la misma forma. No es que haya nada malo en ser un miembro mas del club V. ?Y que si estoy a punto de cumplir diecinueve anos? Estoy lejos de que me llamen solterona y, desde luego, no me van a cubrir de alquitran y plumas en la calle por seguir teniendo el himen intacto. Ademas, no es que no haya tenido la oportunidad de perder mi virginidad este ano. Desde que llegue a la Universidad Briar, mi mejor amiga me ha arrastrado a mas fiestas de las que puedo contar. Y desde luego muchos chicos han flirteado conmigo. Algunos de ellos me han entrado directamente. Uno incluso me envio una foto de su pene con un mensaje que decia: <>. Eso fue..., bueno, vale, superasqueroso, pero estoy segura de que si realmente me hubiera MOLADO ese tio, me podria haber sentido, no se, ?halagada? Puede ser. Pero no me he sentido atraida por ninguno de esos chicos. Y, por desgracia, todos los que si me llaman la atencion ni siquiera me miran. Hasta esta noche. Cuando Ramona anuncio que ibamos a la fiesta de una fraternidad, no tenia grandes esperanzas de encontrar a nadie interesante. Da la impresion de que cada vez que vamos a la calle donde estan todas las fraternidades, todo lo que hacen los chicos es intentar liarnos a Ramona y a mi para que nos enrollemos con ellos. Pero esta noche..., esta noche he conocido a un chico que me gusta un poco. Su nombre es Matt. Es guapo y no emana para nada energia de cabronazo. Y no solo esta bastante sobrio, sino que tambien habla usando oraciones completas y no ha dicho la palabra <> ni una sola vez desde que empezamos a hablar. O mejor dicho, desde que empezo a hablar. Yo no he dicho mucho, pero estoy perfectamente feliz aqui de pie escuchandole; me da la oportunidad de admirar su mandibula cincelada y la adorable forma en la que su pelo rubio se curva bajo sus orejas. Para ser honesta, probablemente sea mejor que yo no hable. Los chicos guapos me ponen nerviosa. Y cuando digo nerviosa, me refiero a que la lengua se me traba y el cerebro deja de funcionar correctamente. Todos mis filtros se evaporan y de repente empiezo a contar la historia de cuando me hice pis en los pantalones en tercero durante una excursion a la fabrica de sirope de arce, o el miedo que me dan las marionetas, o que tengo un leve trastorno obsesivo compulsivo que puede hacerme empezar a ordenar la habitacion de cualquiera en cuanto gira la cabeza hacia otro lado.

  • La mesa del rey Salomon (Los buscadores 1) de Luis Montero Manglano

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    La Mesa del rey Salomon es el primer volumen de la ambiciosa trilogia <>, un sorprendente thriller historico plagado de enigmas, intriga y accion.

  • Vertigo por perderme en ti, Rebeca Banuelos Ortiz de Rebeca Banuelos Ortiz

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  • Voraces de Nieves Abarca

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    La Coruna, 1854. La llegada de un extrano barco desata una epidemia de colera en la ciudad. Juana de Vega, viuda del general Espoz y Mina, heroe de la guerra de la Independencia y apasionado liberal, es una de las pocas personas que puede hacer frente a la virulencia de la enfermedad y enfrentarse a la devastacion y a la muerte. Juana ha vivido esa situacion antes y sabe que con el colera hay otra epidemia, algo todavia mas oscuro y peligroso que ha llegado en la nave y que solo ella conoce.

  • El ultimo secreto de los Deverill de Santa Montefiore

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    Estamos en 1939 y los nubarrones de la II Guerra Mundial se ciernen sobre Europa. En Irlanda muchas cosas han cambiado y una nueva generacion de la familia Deverill se halla a punto de desplegar las alas.
    Bridie Doyle ha dejado atras sus origenes humildes y es ahora condesa di Marcantonio y duena del castillo de Deverill. Su felicidad, sin embargo, corre peligro cuando se pone en duda la identidad de su marido, cuyas continuas infidelidades son un secreto a voces.
    Muy cerca de alli vive la antigua amiga de Bridie, Kitty Deverill, junto a su devoto marido, Robert. La vida de Kitty da un vuelco con el regreso inesperado de Jack O’Leary, su gran amor, al que nunca ha olvidado. Pero ?habra entregado Jack su corazon a otra?
    Martha Wallace llega a Dublin con la esperanza de conocer a su madre biologica. Tras ver frustrados sus intentos de encontrarla, conoce por casualidad con JP Deverill, el vastago de los Deverill, y todo cambia para ella.

  • Inutil ilusion traicionera de Noe Casado

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    Despues de tres anos de dura investigacion, el juez Fabio Castel asiste al entierro de Ezequiel Zahner, un escurridizo mafioso al que estaba a punto de incriminar. Durante el sepelio aparece una misteriosa y atractiva mujer con zapatos rojos que se despide del difunto.

  • La vida sumergida de Pilar Adon

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    Se habian habituado al licor de ajenjo y lo bebian de pie, por las mananas, junto al fregadero de piedra o apoyadas en la escalera que movian de un lado a otro por la biblioteca para llegar a los estantes mas altos. Sin ceremonias previas ni finales. Sin ir a cambiarse de ropa. Sin adornarse el cuello ni las munecas. Calladas y un tanto desgarbadas, con la dejadez propia de la lentitud y la indiferencia, en un abandono que solo podian permitirse las depositarias de una elegancia congenita. Las beneficiarias de una delicadeza en la longitud de las formas, en la calidad de las telas que vestian a diario, conscientes de que existian dos tipos de personas, las que tenian clase y las que, por mucho que lo intentaran con bordados, pedreria y aromas sutiles, no la tenian ni la tendrian nunca. Al cabo de un tiempo indeterminado, que podia ser de unos minutos o que podia ser de unas horas transcurridas entre tragos cortos, entre libaciones del licor servido con decision en sus vasos pequenos, procuraban ir a sentarse en las butacas de la cocina, siempre en silencio. Y entonces tal vez si tuvieran que esforzarse por hacerlo con cierta dignidad. En ese momento tal vez resultara complicado moverse, dar mas de dos pasos en la misma linea de equilibrio, y quiza debieran poner mas atencion en la distancia que recorrian ya que ambas podian haberse deshecho de la estabilidad y ambas podian haberse internado en la enormidad, el exceso. Sus avances por un suelo de madera que no era de hacia dos anos ni de hacia cinco ni cincuenta tendrian que ser cautelosos. Comian a la una y media, sin decirse nada, incomodas en su proximidad mutua. La confusion del ajenjo daba paso a un primer jubilo fisico y mental que, invariablemente, desembocaba en un cansancio un tanto dramatico. Y era solo mas tarde, ya durante los postres, cuando Brigida podia empezar a hablar para decirle que debia recoger la ropa de la azotea y que debia hacerlo antes de las cuatro. Con la voz arrogante de quien da una orden. Argumentandole que ella no iba a esforzarse por ir a la azotea (tenia que centrarse en sus mil tareas) y que debia ser Hilda quien se propulsara por el pasamanos de las escaleras hacia arriba sin excusas ni dilaciones. Antes de que empezara a soplar el viento y le resultara imposible (a ella y a cualquiera) asomarse al exterior. Tenia que subir a la planta superior, cerrar las ventanas de cada dormitorio y de cada sala, asegurar las contraventanas, bloquear la puerta de hierro que se deslizaba sobre una barra adherida al suelo a modo de carril hasta que la cancela chocaba contra la pared del gran balcon, siempre con un golpe seco, echar la llave de abajo con dos vueltas, echar la llave de arriba con dos vueltas, correr a la escalera, subir mas aun y, una vez en la azotea, recogerlo todo antes de que empezaran los crujidos en cada muro de la casa. Los vaivenes de las cortinas que se elevarian por encima de las sillas a causa de las corrientes de aire que se colaban irremediablemente a traves de las grietas abiertas entre los marcos de los miradores y las tablillas del entarimado, en una oscilacion serpentina que haria presagiar la aparicion de un ser biologico tras ellas (un lobo, una rana, un muchacho) o la aparicion de un ser no biologico (una piedra de color ambar). Era cierto que las copas de los pinos habian empezado a agitarse bajo los cristales de los ventanales de la cocina, y Hilda recordo alli, contemplando el prodigioso estremecimiento de la red de huesos y tendones en que iba a desembocar cada uno de los troncos moviles de cada uno de los arboles, el momento en que le pidio a Brigida que se muriera. Ese dia soplaba el viento igualmente, con aquella violencia nada excepcional dada la epoca y dada la zona. Habian cerrado las ventanas, las puertas. Habian asegurado los pestillos y habian corrido los visillos. Y fue en esa circunstancia cuando penso que si Brigida moria, si Brigida desaparecia, toda la casa seria suya, entera para ella, y entonces no tendria que obedecer mas ordenes. No tendria que ajustarse a los horarios ni a los propositos de Brigida. Dejaria de estar sometida, juzgada, calificada a cada instante, y llevaria a la practica sus proyectos. Todas sus fantasias. Sin tener que comer cuando Brigida quisiera, sin tener que dormir cuando Brigida quisiera. Podria ponerse sus vestidos mas alegres. Banarse en el embalse. Practicar sus lecciones de piano cuando deseara hacerlo y bailar cuando deseara hacerlo. Raspar la tierra y descubrir que habia debajo de cada planta, de cada pedazo de hierba seca, de cada monton de agujas de pino reunidas por el viento, como queria hacer desde que a la edad de seis anos aprendiera que una pezuna era una una fuerte y desarrollada, y que algunos animales las tenian largas y afiladas a modo de apendices cortantes, como zarpas, para atrapar a su presa, para aferrarse a ella, para cerciorarse de que no podria escapar y para excavar, escondiendo bajo la parte de suelo visible cualquier objeto valioso, su alimento. Lo aprendio de nina y desde entonces quiso comportarse como un perro que se esforzara por desenterrar de la base del monte el hueso escondido anos atras por el o por un antepasado. Extraer del barro la explicacion a su existencia. Desentranar el significado de cada estimulo para quedarse tranquila y poder regresar a sus actividades cotidianas. Sus otras actividades cotidianas. Creyendo que semejantes explicaciones se encontrarian en la base de los montes, bajo las pilas de materia fusionada al azar. Creyendo que podrian desenterrarse con solo escarbar. Revolviendo bajo el abono de los cultivos. Bajo las semillas alojadas en las hileras de los huertos. Bajo los circulos de ceniza abandonados por los pastores. Bajo las formaciones de piedras grandes o bajo las formaciones de piedras pequenas que se ocultaban bajo las piedras grandes. Si Brigida desaparecia y toda la casa pasaba a ser suya, se entregaria al aprendizaje de un idioma vivo o de un idioma en extincion. A la investigacion de los requisitos necesarios para que los miembros de un grupo llevaran una convivencia civilizada. A la resolucion de la incognita de si para que dicha convivencia civilizada pudiera ser real debia optarse siempre por el sometimiento y siempre por la rendicion de unos ante otros. A desentranar el autentico significado de las palabras de negacion que se apropiaban de las palabras primigenias para contradecirlas y desposeerlas de su sentido primordial. Desapego. Desarraigo. Desafeccion. Desaparicion. Frente al apego, el arraigo, la afeccion, la aparicion. Centrada en su lista de libros, los que debia leer antes de convertirse en una anciana como lo era Brigida. Middlemarch y Al faro. Grandes esperanzas. Un mundo feliz. La abadia de Northanger. Edipo rey. Crimen y castigo. La comedia humana. Ariel. El rey Lear y el Libro de la vida. La montana magica. Matar a un ruisenor. Los miserables. Rojo y Negro. ?Acaso los leeria con Brigida a su lado, formando parte de la casa, envuelta en sus chales en invierno y en sus tules en verano, haciendose notar por su aliento, con esa respiracion de mujer que dejo de ser joven hacia anos? Lo dudaba. Asi que le pidio a Brigida que se muriera. La unica manera de conseguir una identidad personal. Y dias despues, Brigida estaba muerta. Nunca pudo negarle nada. Nunca pudo oponerse a sus caprichos. De modo que se murio. --?Es que me odias? --le pregunto. Y Hilda respondio que no. Que por supuesto que no. ?Como iba a odiarla? Habia sido su protectora. Su maestra. La encargada de orientar sus gustos hacia sus primeras lecturas. Su consejera llegado el momento de enfrentarse a un texto de Seneca y descubrir que la experiencia podia asemejarse a la de leer un angustioso libro de superacion personal. Frases como <> o <>. Claro que no la odiaba. Brigida le habia explicado que era un minueto, que una gavota. Le habia dado la definicion de musica como el arte de bien combinar los sonidos y el silencio en el tiempo. No la odiaba. Simplemente deseaba que se deshiciera. Que se volviera transparente. Que se transformara en una esencia de luz sin estructura ni carne ni presencia. ?Que mas tenia que hacer alli? Nada. De alguna manera, su epoca habia pasado. Su mision habia concluido. ?Que podia aportarle a ella con su muerte voluntaria? Todo. La independencia. El desarrollo como ser autonomo y perfecto. Como unidad sin condicionamientos. En aquella casa situada en la ladera de un monte. Rodeada de pinos, de aves y de insectos, y del brillo rojo del sol del amanecer y del sol del atardecer. En libertad. Con la posibilidad de actuar y no actuar. Ir y no ir. Querer y no querer. El privilegio supremo de la eleccion. Crecer hacia arriba o tumbarse extendida. Meter los dedos en el saco del azucar o meter los dedos en el saco de la sal.