• el otro lado del amor libro - Kyle Lefton

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    “EL OTRO LADO DEL AMOR” de Kyle Lefton es una coleccion de cuentos eroticos que presenta las ardientes pasiones homosexuales de los diversos protagonistas en estos cuentos. Los personajes, cada uno de diferente edad y aspecto imaginable, tienen sus propias historias y razones personales que los llevan a explorar una faceta, en ellos mismos, que a veces esta muy reprimida. Asi, podemos leer las aventuras de Gabriel que conoce a un nuevo amigo fascinante en su nueva escuela o las escapadas sexuales de un camionero experimentado con una pareja enloquecida. A veces, sin embargo, las experiencias son inesperadas e improvisadas, anadiendo una dimension esclarecedora y realista a las historias. Una cosa es segura: de una forma u otra, cada aventura sera excitante. En total, la obra incluye catorce nuevos cuentos con diferentes longitudes y contextos.

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  • El otro lado del amor - El Rincón de la Novela Romántica

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  • La Amante Robada Del Jeque de Jessica Brooke

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    Amy Monroe sonrio al mirar la postal enviada por su hermana, Alexis. Aproximadamente dos anos atras, su hermana habia sido secuestrada por el jeque Farzad Yassin y ahora era su jequesa. En la foto que le habia enviado, estaban ella y su hijo, Farid, jugando en los vastos jardines de su palacio. Era una imagen adorable y aunque al principio Amy no se habia sentido emocionada con el nuevo rumbo que habia tomado la vida de su hermana, ahora estaba contenta. Este tipo de felicidad no se puede fingir y, ademas, Farid era realmente el nino mas mono que nunca hubiera conocido. Una parte de ella estaba muy celosa de su hermana, que habia encontrado a alguien, aunque hubiera sido practicamente de la forma menos convencional posible. Y si, una parte de Amy tambien se preocupaba porque Alexis practicamente habia arruinado su carrera de abogada por un romance, pero en todo el tiempo que habian vivido juntas, nunca habia visto a su hermana sonreir tanto. Suspirando, dejo la postal y las fotos que la acompanaban y se dirigio a su armario. Buscando torpemente en su interior, se puso el omnipresente conjunto de pantalones negros y camiseta y se paso los dedos por su cabello negro, que llevaba corto y despuntado. No ere su color natural y, en los ultimos tiempos, se habia sentido tentada de hacerse mechas de color azul medianoche o moradas. Trabajaba en una cafeteria proxima al campus de la Universidad de Boston. Probablemente, esto le hacia sentirse mas cerca de formar parte de la contracultura del campus. Poniendose una diadema para sujetar su pelo corto hacia atras, Amy cogio su bolso y corrio hacia la puerta. Iba a ser una larga noche, puesto que tenia el ultimo turno y la cafeteria se cerraba a la una de la madrugada. Siendo un pequeno negocio familiar, se habia hecho todo lo posible que Lem's pudiera obtener el permiso para vender alcohol. Puesto que podian convertir un cafe en cafe irlandes y tenia una lista habitual de bandas de garaje locales y bandas universitarias que tocaban alli, siempre abrian hasta tarde por la noche. Aun asi, Amy lo preferia. Era horrible levantarse antes de que amaneciera, especialmente en los interminables inviernos de Boston. Teoricamente, despues de graduarse, habia ido alli a intentar estudiar un Master en Bellas Artes, en Escritura Creativa. Lo dejo poco despues y se dio cuenta de que, a pesar de que tenia mucha ambicion, ahora mismo lo unico que parecia encajar con su actitud general y su hastio, era servir cafe con muf ins. No era exactamente donde habia pensado que estaria a los veintitres. Cono, fuera de bromas, teniendo en cuenta que dos amigas de su circulo mas intimo eran literalmente reinas de sus propios paises, realmente parecia una vaga. No es que lo fuera exactamente, pero se sentia como si hubiera metido la pata, ya que no tenia ni idea de que se suponia que iba a hacer con su vida o, incluso, que era lo que queria hacer. Claramente, servir cafe mezclado con licor a companeros de estudios borrachos no era lo que queria, pero era lo mejor que podia hacer por el momento. Se acercaba el final de su turno. Era jueves, lo que significaba que no habia bandas tocando (eran los especiales de las noches de los viernes y los sabados) y estaban al inicio del semestre. La gente no estaba lo bastante desesperada todavia para estar tecleando energicamente sus trabajos trimestrales con su sexta taza de cafe. Lo estarian. Coger un buen sitio cerca de una salida en Lem's, en epoca de finales podia convertirse en una competicion sangrienta. Sin embargo era una noche tranquila y, excepto dos clientes habituales sentados en la parte de atras leyendo novelas rusas del tamano de un maldito sujeta-puertas, estaba sola por lo que se puso fregar, restregando el fregadero y la maquina de capuchinos. Al menos, habia estado sola. Veinte minutos antes de la hora de cerrar, el hombre mas guapo que nunca habia visto entro en la cafeteria. Era alto, media mas de un metro ochenta, de hombros anchos y tez morena, olivacea. Sus ojos eran un sorprendente y profundo tono verde jade y llevaba la barba muy recortada. El unico de sus rasgos que podia "estropearle" era una cicatriz cerca de su ceja izquierda, pero, en realidad, estaba segura de que podria hacer volverse a cualquier chica entusiasta. Cuentale la historia de la "herida de guerra" y acabara siendo incluso mas encantador que al principio. Cono, si solo sus ojos eran suficiente para que Amy se perdiera en ellos. "?Como puedo ayudarle?" pregunto ella. "Dvar," dijo el, sonriendo y leyendo despues su identificacion. "Y tu eres Amy." "Asi que, ya sabemos que sabes leer, genial. Entonces, puedes elegir lo que necesites." "?Y que pasa si lo que necesito eres tu?" Ella se sonrojo y se le pusieron los ojos en blanco. No habia tenido una cita desde hacia mucho tiempo. No era que no fuera atractiva. Francamente, desde que habia sido patinadora artistica (no muy buena, pero bueno) cuando era jovencita, siempre habia estado pendiente de conservar su estilizada figura. Estaba delgada, pero tambien era bajita. Media escasamente un metro cincuenta y cinco, si midiera cinco centimetros mas, y era delgada y esbelta. Nunca habia sido el tipo de mujer que dejaba a la gente con la boca abierta cuando entraba en una habitacion. No tenia ese tipo de exito. Sin embargo, la manera en que Dvar la estaba observando, bueno, parecia un hombre que se hubiera arrastrado por el desierto y hubiera encontrado un oasis. Era abrumador, pero le gustaba, admitio para si mientras se ponia el flequillo detras de la oreja. "Eso no esta en el menu, pero tenemos un cafe moka explosivo y quedan unos pocos brownies. La gente adora nuestros bagels de brotes germinados." Dvar solto una risita. "?En serio?" "Cualquiera que sea un estudiante universitario tratando de ser vegano, macrobiotico o lo que sea, lo que no es tan raro." "Creo que prefiero tomar algo con un poco mas de sustancia", dijo, con su voz como un profundo ronroneo. ?Que tienes para mi?" "Tenemos un magnifico capuchino mezclado con Bailey's. Te lo preparare ahora mismo", dijo ella, ya hirviendo la leche. Amy no pudo evitar sonrojarse bajo la mirada fija del hombre. En serio, habia visto modelos de fotografia menos atractivos. ?Seria ese su trabajo? Quiza era un modelo de Nueva York, que, vaya usted a saber por que motivo, habia decidido que era el momento de visitar Boston - porque., ?a quien no le encantan las pilas y pilas de nieve y basura que nunca pueden recogerse? Dios mio, no es que lo use mucho, pero si tiene que volver a sacar su coche de la nieve una sola vez mas, se volveria loca. Dvar le sonrio cuando termino de preparar su bebida. Despues, se agacho a cogerla de su mano y fue obvio que se estaba tomando su tiempo deliberadamente, que no lo habia hecho por error cuando sus dedos se cerraron sobre los de ella al coger la taza. "Ha sido todo un placer que me sirviera una belleza como tu." Amy se sonrojo de nuevo y se retiro el flequillo despuntado de los ojos. Dios mio, ahora desearia haber mantenido su pelo en su color castano dorado natural y con algo que recordaba a los bucles. Cono, hacia mucho tiempo que no tenia a un hombre - y menos aun a uno tan abrasadoramente sexy - prestandole atencion. No era como si siempre tuviera la sensacion de tener el mejor cebo. "Entonces, demuestremelo con una buena propina. Una chica tiene que ganarse la vida." El sonrio y fue una sonrisa de un megavatio como nunca habia visto antes. De repente, parecia como si su teoria de que el trabajaba como modelo no fuera tan disparatada. Dvar saco un billete de veinte del bolsillo de su chaqueta con su mano libre y lo dejo en el bote de las propinas. "Yo no me preocuparia por eso, Amy." "Gracias, pero por muy amable que seas, veinte dolares no van a alejar a los lobos de mi puerta durante mucho tiempo." El asintio con la cabeza y retrocedio, y ella quiso gimotear un poco por la perdida de contacto y de proximidad fisica. "Entonces, ten cuidado con esos lobos. Nunca sabes cuando vas a encontrarte con ellos." Con eso, el senor Alto, Oscuro y Delicioso habia vuelto a salir por la puerta, dejando a Amy con su anodina vida. Suspirando, termino de limpiar la cocina de atras y cogio tambien el cubo de la fregona. Tenia mucho que fregar todavia. *** En Boston hacia un frio terrible. Obviamente, eso no era noticia. Estaban en mitad de la mayor y mas potente ola de frio que la ciudad nunca hubiera conocido. Cada fin de semana parecia haber una nueva tormenta de nieve y todo el mundo hablaba del record de nevadas y como, pronto, seria literalmente el invierno con mas nieve registrado. Al notar que sus dientes castaneteaban al volver hacia su apartamento, Amy se cino mas el abrigo al cuerpo. Se habia dejado las condenadas orejeras en la cafeteria y lamentaba haber cometido un error tan estupido. Ya las sentia como dos cubitos de hielo y aun tenia que caminar, al menos, cuatro manzanas mas. De todas formas, no es exactamente que lo estuviera pasando bien. Los montones de nieve le llegaban a las pantorrillas y se sentia como si se estuviera hundiendo, sin importar como de ligera y agil tratara de ser con sus botas. Puf, necesitaba vacaciones. Bueno, su hermana se habia ofrecido a organizar su visita y el sol del desierto tenia que ser mejor que la interminable aguanieve. Sacudiendo la cabeza, saco el movil y empezo a marcar el largo codigo internacional que le permitiria hablar con Alexis. No habia llegado muy lejos antes de oir unos pies que se arrastraban tras ella. Amy se volvio a mirar y fruncio el ceno. Habia unos cuatro tipos detras de ella y todos ellos eran de tez morena. Algunos tenian barbas pobladas y frondosas, negras o incluso canosas, un poco parecidos a los hombres que habia visto en la ceremonia de la boda de su hermana. Parecian estar un poco fuera de lugar. Fruncio el ceno, arrepentida y se movio hacia el lateral de la ocupada acera. "Lo siento. Estaba ocupando todo el espacio de la calle. No ha sido muy amable por mi parte. ?Saben que? Continuen y ya me preocupare de llamar por telefono mas tarde. " Los hombres no se movieron, solo la miraban fijamente como si fuera un filete gratis en un buffet. Metiendo su telefono en el bolsillo, Amy trato de tomarselo con calma. Asintio y volvio al centro de la acera. "Bien, entonces yo me movere primero. De nuevo, siento haber ocupado todo el espacio, fue sin querer," termino, comenzando a caminar a un ritmo que era mas rapido que antes, pero no era una realmente correr. Tenia miedo de que empezaran a perseguirla si se ponia a correr. Asi fue, en cuanto ella comenzo a andar, ellos comenzaron a caminar detras de ella, los pasos de los hombres sonaban regulares y comedidos detras de los suyos propios. Cuando paso por delante de una peluqueria con los cristales muy tintados, Amy temblaba por razones que nada tenian que ver con el frio. Los cuatro hombres estaban apenas a quince centimetros de ella y caminaban siguiendo sus pasos. Sujetando su bolso con mas fuerza, decidio que tratar de ignorarlos no iba a ayudar. Claramente, querian algo de ella, ella estaba aterrorizada de pensar lo que eso podria significar exactamente. Podia adivinarlo y sin embargo, pensar en ello le revolvia el estomago. Solo quedaban dos manzanas (muy nevadas) hasta su apartamento. Respirando profundamente y deseando lo mejor, comenzo a correr. Le quemaban los pulmones y deseo que no fueran casi la una y media de la madrugada. Dios mio, como deseaba poder ser mas rapida, no sentir que se resbalaba un poco mas a cada paso que daba. En la primera manzana, los hombres siguieron pesadamente sus pasos, tan cerca que uno tiro de la correa de su bolso y le empujo, dejando que se rompiera, dejando que se llevara todo. Ya reemplazaria las condenadas tarjetas de credito mas tarde, siempre y cuando no se convirtiera en una victima mas en las estadisticas. La segunda manzana no fue tan facil. Estaba cerca de su bloque de apartamentos cuando se resbalo en una gran placa de hielo. Amy se estrello duramente, vio las estrellas y el mareo ya llegaba a ella desde que su cabeza se golpeo contra el cemento. Habia cuatro pares de manos sobre ella y se retorcia en su agarre, golpeando y gritando a cada intento de tocarla. No fue suficiente. El mas alto de los hombres, de casi metro noventa y cinco, con una gran barba canosa, finalmente consiguio sujetarle los brazos a la espalda. "!Dejenme ir!" grito. Arqueando el cuello, miro alrededor, pero la calle estaba vacia. "Dejenme ir y no se lo dire a nadie, se lo juro." El mas alto sacudio la cabeza y le paso algo oscuro, una especie de pasamontanas, por la cabeza y no pudo ver nada excepto el tejido negro. "No, senorita Monroe, eso no va a funcionar. Despues de todo, necesitamos llevarle ante nuestro jefe a la nueva jequesa. " Eso fue todo lo que supo porque despues de palabras de tan mal aguero, algo afilado mordio su cabeza detras de la oreja y todo fue oscuridad. Capitulo Dos El jeque Dvar Yassin de Jardania seguramente tenia cosas mas importantes que hacer. Lo cual, en realidad, no era mentira. Sus primos, Farzad y Munir, ambos de naciones vecinas, estaban interesados en conseguir un frente organizado frente a los mercenarios y el ejercito de Lebano [1] , para, finalmente y de una vez por todas, conseguir pararles a ellos y al populacho al que provocaban. Dvar no podia objetar nada a este plan. Despues de todo, el pais beligerante habia creado en Jardania mas problemas de los que le correspondian, especialmente tras su agresion a la frontera oriental. Estaban corrompiendo a los grupos insurrectos dentro de las propias fronteras de Jardania y estaban ocurriendo cosas horribles, atrocidades que nunca hubieran pensado que pudieran suceder en su reino. Habia estado con sus primos en una larga cumbre, de tres dias de duracion la semana pasada. Parecia como si, en este punto, la guerra total fuera inevitable. Dvar solo esperaba que Estados Unidos se alineara con ellos. Despues de todo, Emma, la esposa de su primo Munir, tambien era hija de un poderoso senador. Nada podia ayudar porque los problemas estaban llegando a todas las tierras que gobernaba la dinastia Yassin y solo podia ponerse peor. Pero no podia pasarse la vida encerrado en la sala de guerra, y confiaba en que sus primos fueran capaces de manejar todo el asunto durante una semana o mas, el tiempo que necesitara para consolidar los asuntos que necesitaba poner en marcha. Era posible... bueno no era posible, era seguro, Dvar estaba rabiosamente celoso de sus primos. Ambos habian encontrado novias increibles y seductoras al raptar mujeres americanas. Farzad parecia particularmente encantado con Alexis Monroe y, francamente, tras haber espiado a su bonita y menuda hermana en la celebracion de la boda unos meses antes, Dvar podia ver por que. La familia entera era mas que notable. Se habia enamorado totalmente de la hermana pequena, Amy, desde lejos. Este era el motivo por el que se encontraba sentado a una mesa, en medio del patio principal de la Universidad de Boston, vigilando a la chica. Queria hacerse una idea de como era antes de llevarla con el a Jardania. Hasta el momento, podia decir que sobre todo se cuidaba a si misma. Aunque habia dejado la escuela de graduados, era muy probable que estuviera en el campus, sentada en el patio, viendo pasar a la gente, o no pocas veces encerrado en lo mas profundo de la biblioteca. Era una intelectual. Al recordar su tinte y sus piercings - una verdadera jequesa no los llevaria - se sorprendio un poco. Era bastante reganona, cosa que el habia podido oir por si mismo en la boda. Amy no habia medido sus palabras hablando con Farzad, especialmente respecto a los metodos de seduccion de su primo. Sin embargo, su lado mas tranquilo y amable habia sorprendido y encantado a Dvar. Habia algo en las personas observadoras que podia ser educado, que podia ser controlado y alentado para que llegara a ser el tipo de equilibrio y pensamiento cuidadoso por el que destaca una verdadera jequesa. Ella se movio un poco y miro por encima de su hombro, y el levanto el periodico hasta su cara. Desde que empezo a vigilarla, algunas veces casi le habia sorprendido haciendolo, al casi verle mirarla fijamente. Amy era avispada ademas de estar pendiente de su entorno. Por supuesto, Dvar habia servido y conducido su propio ejercito durante varios anos. Tampoco era facil de sorprender. "Maravilloso," se dijo a si mismo. "Lo hara esplendidamente." *** Hakim, su sirviente de mas confianza, entro en la parte privada de su jet. El hombre mayor llevaba sujeto el paquete pequeno, colorido y blasfemante que Dvar habia estado esperando. "Mi jeque, hemos puesto a salvo a la senorita Monroe, como pidio. Estamos ya en el aire y estaremos en Jardania en las proximas diez horas." El sonrio y asintio en direccion a la chica. "Esta bien, ahora dejanos" "Es un poco problematica, mi senor." Se rio, realmente conmovido de que Hakim estuviera preocupado por el. Aunque si la fierecilla estuviera diciendo palabrotas sin parar y, francamente, tratando de golpear cualquier cosa que estuviera cerca de ella, apenas media un metro cincuenta y probablemente pesaria unos cuarenta kilos chorreando agua. "Creo que podre manejarla." "Fue capaz de magullar a Asaad, senor." "Entonces, puede que ella disfrute con diferentes juegos," dijo, asintiendo hacia Hakim. "Ahora, por favor, vete." Hakim titubeo un momento mas antes de hacer una reverencia y volver a la parte principal del avion. El pasamontanas todavia cubria la cabeza de la chica y sus manos estaban atadas a su espalda con bridas. Dvar se aprovecho de la situacion y cerro la puerta, asegurando la cerradura. "Ahora," dijo el, rodeandola y rozando su clavicula con la mano. Le habian quitado el abrigo antes de atarla. Por eso, lo que vio fue la misma camiseta negra que se cenia incitante a sus bonitos pechos. Podia incluso sentir su piel, tambien, suave y cremosa. "Esta a mas de veinte mil pies de altitud. No puede escapar si quiere hacerlo y no le aconsejo que salga de esta habitacion. Yo juego sucio, senorita Monroe." Ella jadeo y el pudo ver como se encogia incluso bajo la oscura capucha negra que llevaba. "?Por que me esta haciendo esto?" El se encogio de hombros y retiro la negra capucha que cubria su cara. Sus ojos, agudos, inteligentes y tan azules como el cristal tallado, se fijaron en el. Amy parpadeo algunas veces mas, como si estuviera tratando de orientarse. "Te conozco, ?verdad? En cualquier caso, no solo de la cafeteria." El asintio. "Estabas muy enfadada con mi primo, Farzad, y con como habia tratado a tu hermana, segun tu percepcion." Se volvio hacia el, y pudo ver el fuego que quemaba en aquellos inolvidables y profundos zafiros. "?Que tu que? ?Es que me estas gastando alguna broma rara? Yo no estoy metida en esa mierda de la princesa arabe. !Quiero irme a casa!" Se abalanzo contra el y trato de golpearle. Dvar tenia que reconocerle el merito, la chica era rapida. LA esquivo, justo por los pelos y giro para ponerse detras de ella. Empujandola hacia la cama, la giro para que quedara de frente a el, sujetandola entre su cuerpo y el colchon. "Bueno, esto no ha sido muy agradable, fierecilla." Ella se retorcio debajo de el, pero el tenia unos cuarenta y cinco kilos de musculo encima de ella y no tenia ninguna esperanza de poder moverle. "!Joder, quitate de encima!" El sonrio y beso su garganta dejando que su lengua se demorara, lamiendo el punto en el que se sentian los latidos de su corazon. "No, eso vendra despues, mi jequesa. Aunque eso no quiere decir que no podamos divertirnos un poco aqui. ?Nunca has querido unirte al Club de la Milla de Altura?" Se quedo tan quieta como una estatua debajo de el. "Quiero irme a casa. No quiero ser reina como mi hermana y sin duda, no he firmado para esto." "No, no creo que lo hicieras," dijo el. "Ahora, voy a levantarme y tu no te vas a mover de esta cama. Si lo haces, no van a gustarte las consecuencias." Ella asintio desde debajo de el. "No vas a hacerme dano, ?verdad?" "Hay algunos juegos que me gustan, fierecilla, pero nada de eso es relevante aqui o ahora. No te arrojare de nuevo a una cama si tu no huyes o intentas pegarme otra vez. ?Te parece un acuerdo justo? Sere civilizado mientras tu tambien lo seas." "!No se que significa civilizado para ti en ese retrogrado y diabolico agujero del desierto del que vienes, pero para mi significa que no se secuestran mujeres que van del trabajo a casa y se les atan las manos!" dijo ella. El se puso de pie y le devolvio una sonrisa de suficiencia, mientras ella se ponia boca arriba. "Bueno, fierecilla, cada familia tiene sus costumbres. Los hombres Yassin saben lo que quieren. Vemos lo que deseamos y lo cogemos para nosotros. Definitivamente, tu eres algo que, sin mas, deseaba tener desde el momento en el que puse mis ojos en ti." "Bueno, no puedo decir que el sentimiento sea mutuo, imbecil." El se encogio de hombros. "Necesitamos encontrar cosas mejores que hacer con esa boca tuya, Amy." "Creo que tengo millones de cosas que puedo decirte. ?Te he dicho que te vayas al infierno?" El se rio entre dientes. No le extranaba que su primo estuviera embelesado por su hermana Alexis. Tenia mucho caracter, era muy intensa. Suponia un desafio mayor que ninguno planteado por cualquiera de las mujeres de su harem. Definitivamente, era una distraccion que merecia la pena frente a las preocupaciones de la guerra y el caos. Dvar se rio profundamente otra vez y se inclino sobre ella. No se dejo caer de nuevo en la cama o la aprisiono con su peso, simplemente se inclino sobre ella para besarla en los labios. Amy cerro fuertemente los labios y no se movio bajo el. Eso no podia quedarse asi, no si el tenia algo que decir al respecto. Finalmente, estiro una mano y amaso su pecho. Lo noto suave y blando a su contacto, de forma natural. Era pequena y delgada, pero el adoraba la sensacion de tener su delicado pecho en la mano. Ya podia sentir como se endurecia el pezon a traves del fino tejido de la camiseta y el sujetador. Dvar paso su pulgar sobre su pecho y ella se estremecio, el pezon se endurecio instantaneamente debido a sus atenciones. Puso la boca en la oreja de ella. "No te plantees siquiera intentar morderme." "No lo hacia," dijo ella, pero su tono era debil y titubeante. Habia pensado en ello. Una vez mas, probaba que era una luchadora, una excelente cualidad par una jequesa, para una futura madre de la dinastia Yassin. "No me gusta esto." "Tu pezon se ha endurecido con mi contacto" dijo el, enfatizando sus palabras con un movimiento circular alrededor del pezon, disfrutando de como se sentia bajo sus esfuerzos. "Tu respiracion se ha convertido en jadeos irregulares. Joder, hasta se te estan dilatando las pupilas. Estas mas excitada de lo que tu quisieras." Enfatizo sus palabras besandola en los labios, dejando que sus dientes mordisquearan la suave carne. No la hizo sangrar, nada tan dramatico como eso, pero disfrutaba la sensacion de tener su labio, tan suave y vulnerable, entre los dientes. Amy tomo aire bruscamente y se estremecio debajo de el. Sus parpados temblaban y ella lo evaluo, con los ojos entrecerrados y expresion hambrienta a pesar de su enfado. El sonrio de nuevo y la beso, bajando por su garganta y yendo hacia su clavicula. Le rozo el hombro con los dientes, disfrutando la forma en la que se estremecia al tocarla. Su mano todavia masajeaba su pecho y el no podia esperar para sentir su calor rodeando toda su longitud, sentirse en casa al hundir su carne dentro de ella. Pero para eso aun queda mucho tiempo, deja que te lo diga. Nada es divertido si lo coges todo desde el principio. Despues de todo, ?la paciencia no es una virtud? Aun asi, quiza disfrutar un poco mas de diversion no estaria mal. Beso sus labios una ultima vez e incluso permitio que su lengua invadiera la boca femenina, enroscandose con la de ella y luchando por dominar el beso. Incluso entonces, ella se retorcia y luchaba debajo de el, como si ni siquiera un beso fuera algo que Amy rindiera gratuitamente. Dios, ella estaba tan motivada y era tan testaruda como el. Esto se iba a convertir en un duelo de voluntades que el no podia esperar a ganar. Al besarla, hundio su firme dureza en sus caderas, prometiendole mucho mas cuando llegaran a casa, a Jardania. Se puso de pie, sonriendole. "Hasta pronto, fierecilla... ?cuando te volvere a ver?" "?Me dejaras ir, gilipollas egocentrico?" exigio ella, "No, tenemos que jugar, de verdad."

  • Lady McGregor de Arlette Geneve

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    Nicholas Cameron Worthington es el cuarto conde de Blakwey, pero su nombre y su titulo estan manchados con sangre. Nadie en el reino posee mejor punteria que el, pero el ultimo duelo mantenido con el marques de Bell, ha eliminado cualquier posibilidad de tener un compromiso con lady Rawhide, y Nicholas necesita con urgencia una esposa...

  • El clan del oso cavernario (Hijos de la tierra 1) de Jean M. Auel

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    Un terremoto, en la ultima fase de la Era Glacial, deja a la pequena Ayla, una nina cromanon de cinco anos, huerfana y sola. Afortunadamente encuentra refugio entre los miembros del clan, un grupo de neandertales.

  • La Pension Eva de Andrea Camilleri

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    El despertar a la vida de un muchacho algo ingenuo, a finales de los anos treinta, sobre el trasfondo del mundo provinciano y sonoliento de Vigata, la ciudad imaginada por el autor para situar al comisario Salvo Montalbano. Con sus persianas permanentemente cerradas, la misteriosa casa de nombre tan sugerente es como un iman irresistible para el adolescente Nene y sus amigos del alma, Ciccio y Jacolino, que fantasean con lo que ocurre en el interior de la pension y suenan con acceder algun dia a ese mundo desconocido que imaginan rebosante de sensualidad. Cuando, al cabo de unos anos, consiguen traspasar inesperadamente sus puertas, descubren un cumulo de personajes e historias dificiles de olvidar. La guerra va cobrando protagonismo hasta que su presencia se vuelve abrumadora y, finalmente, tragica. Entonces, el amor y la amistad aparecen como el unico sentimiento capaz de devolvernos la ilusion y la voluntad de vivir.

  • Cada dia es del ladron de Teju Cole

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    Un joven medico regresa a su Lagos natal tras vivir quince anos en Nueva York. La Nigeria de su infancia ya no existe; en su lugar encuentra una ciudad ganada por el consumismo, el desden y la globalizacion. El espiritu del siglo XXI impregna el globo entero y de Manhattan a Lagos el mundo es una maquina bien engrasada, siempre y cuando se disponga de dinero para pagar, ya sea el soborno del funcionario de la administracion estadounidense que expide un visado, o el extra que el empleado de la gasolinera nigeriana se cobra por rellenar el deposito. “Cada dia es del ladron” es una fabula sobre la corrupcion moral y politica, un relato conmovedor sobre el significado de volver al hogar.

  • El ultimo secreto de los Deverill de Santa Montefiore

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    Estamos en 1939 y los nubarrones de la II Guerra Mundial se ciernen sobre Europa. En Irlanda muchas cosas han cambiado y una nueva generacion de la familia Deverill se halla a punto de desplegar las alas.
    Bridie Doyle ha dejado atras sus origenes humildes y es ahora condesa di Marcantonio y duena del castillo de Deverill. Su felicidad, sin embargo, corre peligro cuando se pone en duda la identidad de su marido, cuyas continuas infidelidades son un secreto a voces.
    Muy cerca de alli vive la antigua amiga de Bridie, Kitty Deverill, junto a su devoto marido, Robert. La vida de Kitty da un vuelco con el regreso inesperado de Jack O’Leary, su gran amor, al que nunca ha olvidado. Pero ?habra entregado Jack su corazon a otra?
    Martha Wallace llega a Dublin con la esperanza de conocer a su madre biologica. Tras ver frustrados sus intentos de encontrarla, conoce por casualidad con JP Deverill, el vastago de los Deverill, y todo cambia para ella.

  • Manana, cuando yo muera de Manuel Garcia

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    Cuando Angel Ganivet llego a Helsinki en 1868 a ocupar su plaza de consul de Espana, no imagino que iba a conocer a Mascha Diakovsky, su joven profesora de ruso, y que ese enamoramiento iba a marcar su vida de forma radical. Esta novela, que descubre al verdadero Ganivet, cuenta las andanzas del escritor granadino por San Petersburgo, Helsinki y Riga, su extrana vida diplomatica, su cosmopolitismo, su tormentosa vida amorosa y su periodo de mayor creatividad, en un momento especialmente delicado para la historia de Europa.

  • El Boleto (El Amorio 1) de Aidee Jaimes

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  • Palabras que caen como la lluvia de Caroline March

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    Livia tenia todo lo que siempre habia deseado: un futuro profesional prometedor y el amor del hombre que la habia llevado a lo mas alto de su carrera deportiva. Pero cuando descubrio la dolorosa verdad que tan bien le habian ocultado y dejo de oir el rumor de aquellas olas que siempre le habian susurrado respuestas, lo abandono todo.

  • Directo a tu corazon de Ester Davo

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    NO ESTOY NEGOCIANDO CONTIGO--, grito firmemente por telefono. --Te he dado mi oferta y se acabo. Creo que necesitas recordar que me necesitas mucho mas de lo que yo te necesito a ti. Mi corazon truena en mi pecho, bombeando sangre caliente alrededor de mi cuerpo a un millon de millas por hora. Doy vueltas al cordon del telefono alrededor de mi dedo de una manera que probablemente parece que estoy ansioso… pero no estoy sintiendo para nada ansiedad. Es anticipacion, adrenalina, emocion. Me encanta cuando se llega a un acuerdo, especialmente cuando esta a mi favor, que es lo que definitivamente esta sucediendo. Se como conseguir lo que quiero y como sacar lo mejor de cada uno. Es lo que me ha hecho tan exitoso. Las nuevas empresas tecnologicas nunca son faciles, pero lo he hecho muy bien y estoy orgulloso de ello, Decker Enterprises tiene exito gracias a mi y solo a mi. --Si, si, ya veo--, el tipo malhumorado del otro lado del telefono tartamudea como si se estuviera cagando en los pantalones solo por mis palabras. --Lo entiendo, pero mi jefe…. --?No estas en posicion de tomar ninguna decision?-- Me burlo. --?No te dejan tener ese tipo de poder? Pense que estaba hablando contigo por una razon. Por favor, dime que no estoy perdiendo el tiempo hablando contigo. Realmente no me gustaria oir algo asi. --No.-- Suspira, puedo oir la derrota en su tono. --?Sabes que? Si, esta bien. Golpeo mi mano en mi escritorio con regocijo. --Brillante, muchas gracias. Una vez que cuelgo el telefono me rio entre dientes. Tal vez no es la manera mas etica de comportarse, enganando a estos duenos de negocios mas debiles, pero para ser honesto ellos deberian saber a que se enfrentan. Tengo la reputacion de ponerme a mi mismo y a mi compania en primer lugar, y se que no soy el peor. Esta gente necesita endurecerse. No me siento culpable. Yo tambien tuve que aprender por las malas. Tengo intereses en juego, necesito que mi compania tenga exito. Nada mas importara jamas. --Tock, Tock. La sonrisa en mi rostro solo se hace mas brillante cuando escucho la voz suave y sedosa de mi asistente personal, muy bien elegida. Leila, asoma la cabeza por la puerta. --?Puedo entrar? Me recuesto en mi silla y le echo los ojos encima. Su rostro fuertemente maquillado me excita, porque se que lo hace solo para mi, especialmente esos labios pintados de rojo, ella sabe que me encantan. Me provocan como un loco. --Si, por favor, hazlo. Sabes que mi puerta siempre esta abierta para ti. Tambien lo digo en serio. Contrate a Leila por encima de muchas otras candidatas mas calificadas debido a su impresionante buen aspecto. Eso, y el hecho de que ella instantaneamente dejo claro que estaba loca por mi. Siempre me gusta tener a alguien a mi alrededor que aumente mi ego. Y tambien, por si acaso. Es lo suficientemente buena en lo que hace, siempre sabe donde se supone que debo estar y cuando. Y lo mas que me gusta de ella son sus labios sexys. Cuando estan envueltos alrededor… bueno, !no hay nada mejor! --Solo he venido a decirle que el Sr. Wong ha cancelado su conferencia esta tarde, citando asuntos familiares, asi que tiene toda la tarde libre--. Se posa en el borde de mi escritorio y se inclina hacia adelante para que su escote se salga de la parte superior de su blusa. Su cabello rubio cae hacia adelante, pero por suerte para mi no se interpone en el camino de la increible vista. Lo unico que me distrae es esa prominente abertura en su falda. --Asi que, puedes hacer lo que quieras. --Oh, si puedo, ?puedo?-- Muevo las cejas sugestivamente hacia ella. --Hmmm, ?que debo hacer? Leila voltea el pelo y me empuja los pechos aun mas. --Tengo algunas ideas… Estas cosas ingeniosas de ella son las que me encantan. Siempre esta dispuesta a hacerlo, sin importar donde ni cuando. Puede ser ahora mismo en mi oficina, cuando todos los demas podrian oirnos si realmente quisieran, o cuando estoy en un viaje de negocios, lo que lo hace mucho menos aburrido y doloroso, pero a ella tampoco le importa que me conecte con otras personas. Incluso me animo a salir con una chica del area de contabilidad en la fiesta de Navidad. En realidad, si recuerdo bien, ella fue quien nos presento…. Leila nunca hace preguntas, no quiere saber nada de mi vida, no quiere ningun compromiso, lo cual es perfecto porque yo no quiero nada de eso. Solo estoy en esto por el lado divertido de las cosas. Nada serio, es una ley en mi vida. Balancea sus caderas mientras se pavonea sobre mi, lamiendose los labios mientras lo hace. Casi instantaneamente mi pene comienza a crecer dentro de mis pantalones, suplicando ser liberado. Cuanto mas se acerca a mi, mas tiemblo de emocion. Gracias al Sr. Wong que cancelo. Hablar con el es una perdida de tiempo comparado con esto. A medida que se acerca a mi, puedo ver la espesa lujuria en sus ojos. Ella presiona sus manos sobre mis rodillas y cae al suelo frente a mi, sabiendo instintivamente lo que quiero sin que yo tenga que pedirlo. Mis manos se abren paso en su cabello mientras me preparo para lo que esta por venir. Mi boca comienza a salivar, no me di cuenta de lo mucho que necesitaba esto hasta este mismo momento. --Oh, joder--, murmuro en anticipacion mientras juega con mi cremallera. Son estas pequenas cosas las que hace de mi vida, una gran vida, y puede sonar como una maldita frase positiva, pero en los pequenos momentos como estos me encuentro afortunado. El placer es parte importante de mi felicidad. Lo tengo todo. Un buen negocio, un gran auto, una casa increible, dinero a montones, mujeres increibles a mi alrededor… es maravilloso. Si me concentro en esas cosas magnificas, entonces no necesito pensar en nada que la haga mejor. Quizas mas tiempo para disfrutar de todo lo que tengo, pero una cosa por otra. --Oh, Leila. Eventualmente me libera y jadea de alegria mientras lo hace. Me encanta la forma en que hace obvio, lo mucho que adora mi miembro, me excita aun mas, y me recuerda en lo poderoso que me he convertido. Su mano sube y baja a lo largo de mi eje, haciendome estremecer. Sus amplios ojos marrones se encuentran con los mios, vuelve a lamer sus labios de nuevo, dejando un perfecto enrojecimiento solo para mi. --Deja de perder el tiempo--, me refiero a que mis caderas adquieren un movimiento propio. Se abalanzan hacia ella con agilidad. --Solo tomame en tu boca ahora, ?quieres?. Por suerte para mi, Leila sabe cuando no estoy de humor para bromas y juegos, y hoy es uno de esos dias, asi que hace lo que le ordeno. Pone su humeda y calida boca a mi alrededor y me desliza hasta la parte posterior de su garganta, abriendose para mi mientras lo hace. Definitivamente puede meter mas de mi pene en su boca de lo que solia hacerlo, lo cual es otra cosa encantadora de ella. Se siente jodidamente increible tener las bolas en su interior. Especialmente cuando mueve la lengua por todas partes, como si quisiera probarme en todos los rincones. Probablemente si quiere. Es una chica sucia. Maldita sea, me encanta. Tiro fuertemente de su pelo para controlar la velocidad a la que mueve la cabeza hacia arriba y abajo. Se que a Leila no le importa mi lado controlador, una virtud mas que sumarle a esta chica, porque no se como dominarlo. Mis muslos se tensan y puedo sentirme temblar. Se que estoy cerca, pero de alguna manera eso no me satisface lo suficiente. Siento que quiero mas… asi que la saco rapidamente. --Agachate sobre mi escritorio--, le ordeno. --Abre bien las piernas y coloca las palmas de las manos sobre el mueble. Sonrie y se pavonea por alli. Mira por encima de su hombro y me da la mirada mas sexy que he visto. Antes de separar las piernas y poner las manos en el escritorio, se sacude las bragas de encaje y las patea a un lado de la habitacion. Espero que se acuerde de recogerlas antes de irse porque no siempre lo hace… y eso ha llevado a algunas conversaciones incomodas. Mientras estoy de pie y gruno con lujuria, mis pantalones caen al suelo y deslizo mis calzoncillos junto con ellos. Luego me meto en uno de los cajones y cojo un condon de alli que desgarro con mis dientes y lentamente lo hago rodar sobre mi pene. --Oh, me encanta verte hacer eso--, dice Leila con un seductor movimiento de culo. --Me excita tanto

  • El amo del placer de Cherise Sinclair

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    Cuando el novio de Rebecca le confiesa que es miembro de un club de intercambio y le propone viajar con el y sus colegas a una casa rural perdida en las montanas, a ella no le queda mas remedio que acceder para intentar salvar su relacion.

  • Un puto runner de Javier Gurb

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    Ketamina, hachis, extasis, LSD… Los ositos de gominola del doctor Van der Zwaanswijk -un pseudocurandero senil con aires de cientifico- contienen mas droga que azucar por cada cien gramos de producto.
    Empujado por el odio y la incontrolable sed de venganza que alberga en su interior, Frank comete una serie de errores que marcaran inexorablemente su destino: el primero es dejarse engatusar por aquel estrafalario doctor con pinta de chaman trastornado; el segundo, tragarse hasta diez ositos magicos del tiron, y el tercero, cruzarse en el camino de los hermanos Contreras, una saga de sicarios profesionales -y lo que es peor, vocacionales- que no descansaran hasta darle caza, en una dramatica, surrealista y sangrienta carrera hacia el abismo.

  • La marca de Sara de Elena Garcia

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    Sara es una estudiante de 20 anos que, tras la repentina muerte de su padre por culpa de los problemas economicos que acechan a su familia, se ve forzada a abandonar la carrera universitaria que cursa.
    Estos graves problemas economicos por los que estan pasando le obligan a buscar un empleo para evitar que una orden judicial se aduene de lo unico que tienen: su hogar. Ahi vive junto a su madre, enferma, y sus hermanos, de 14 y 9 anos. Su inexperiencia en el mundo laboral la lleva directamente a una trampa, y cuando se da cuenta de ello ya parece demasiado tarde.
    ?Quien es ese hombre que parece querer ayudarla? ?Podra confiar en el? ?Tiene otra opcion?

  • Historias asombrosas de la segunda guerra mundial de Jesus Hernandez

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    El conflicto mas salvaje de la historia de la humanidad esta, no obstante, plagado de
    historias y anecdotas tremendamente sorprendentes y llenas de humanidad.

  • Historia de mi ansia de Daria Bignardi

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    Imaginemos una mujer que ha decidido no seguir avergonzandose de su lado oscuro. Lea vive a la sombra de un ansia antigua y femenina, heredada de su madre, con el murmullo constante de unos pensamientos obsesivos que son, a la vez, su motor creativo. Siempre ha odiado ese ansia, pero con la madurez ha entendido que no puede huir de ese destino que, hasta ahora, la ha guiado en sus errores y aciertos. Porque las cosas, en definitiva, le van bastante bien. Es una brillante escritora de cuarenta y nueve anos, casada y todavia enamorada, con tres hijos al cargo. Y de repente, un giro inesperado sacude su vida: un diagnostico que abre una ranura para encuentros insolitos y para revelar la feroz vitalidad que hay en su interior.

  • Cuando despiertes (Bajo sospecha 4) de Mary Higgins Clark

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    Cuarto libro de la serie protagonizada por la reportera e investigadora Laurie Morgan y el equipo del programa de television Bajo sospecha.

  • Riu Lough. El misterio del plan Bonnie & Clyde de Uriel Morales Valverde

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    ?Crees en las maquinas del tiempo?, ?crees que puedes detener el universo?, si respondiste que si, sigue leyendo.
    Esta historia continua, la confianza absoluta tiene un nuevo nivel, Riu Lough ha dejado de ser el protagonista para darle la oportunidad a Cuatro de lograr su plan.
    Bonnie ha demostrado ser la mujer perfecta, una mente agil, noble y carinosa que sabe demostrar que su confianza es infinita. Cuatro ahora aprendera la leccion de su vida, pero para esto su mundo caera, su destruccion sera inminente y solo si es capaz de reconocer la conclusion universal podra recuperar su mundo.
    Las reglas ya no existen, la sociedad ha quedado en el olvido y asegurar el siguiente paso ya no es necesario.
    Un plan, un metodo para obtener lo que sea, y la magia de Riu Cuatro acompanan esta historia para ensenarnos que nosotros mismos podemos convertirnos en verdugos de nuestro mundo.

  • Sin pretenderlo (Bolonia 4) de Laimie Scott

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  • Porciones de felicidad – Anne Ostby de Anne Ostby

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    Una historia sobre la verdadera amistad, que perdura a pesar del paso del tiempo, y sobre la necesidad de dejar atras el pasado para ser felices.

  • Elemental (Guardianes Del Alma 2) de Kim Richardson

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    Kara y un pequeno nino estan juntos, solos, en un pequeno rio. El sostiene su mano. El agua fria les hace cosquillas en los pies. Una niebla fina se levanta y teje hilos alrededor de ellos, y Kara huele el tenue olor a carne podrida. Algo toca sus dedos del pie. Ve hacia abajo. Manos blancas se extienden afuera del agua y la sujetan por los tobillos. Ella salta hacia atras, jalando al nino con ella. Aparecen mas manos por todos lados. Una niebla espesa, negra, se levanta y cubre la corriente. Largos tentaculos se enredan alrededor de sus piernas, como serpientes blancas. Kara grita y patea la niebla. Un hedor a hierro la ahoga. La niebla desaparece. Kara lucha por equilibrarse. Ella esta en un rio de sangre. El nino tiene sangre en sus muslos. Kara siente nauseas. Oye un chapoteo. Una figura en el rio...un hombre, no… La retorcida cabeza humana y el torso enfermo que se levantan sobre el rio nacen de una confusion de entranas humanas y de insectos, de la parte posterior de un monstruo horrible. Las piernas largas del insecto se arrastran hacia ella, negras y afiladas. Forunculos y llagas cubren la piel del monstruo, como lepra. Sus ojos rojos brillan entre la niebla negra. Cierra sus mandibulas. El nino le suelta la mano a Kara. Es arrastrado debajo del rio sangriento. Kara se dobla hacia abajo y agita sus manos en la sangre, buscando al nino. Un sollozo. Kara Mira hacia arriba. La criatura tiene al nino. Agarra al chico por el cuello y lo exprime. Abre su boca. Sangre escurre por sus puntiagudos dientes amarillos. Lentamente trae al nino hacia su boca humeda mientras la criatura no deja de gritar. Kara desperto sobresaltada. Su corazon golpeaba contra su pecho mientras parpadeaba tratando de abrir sus pegajosos ojos cubiertos con lagrimas y sudor. Todavia media dormida, se sento en su cama con los brazos estirados delante de ella, lista para salvar al nino del monstruo. Se quito el flequillo pegajoso de la frente sudada y espero, calmandose, hasta que los efectos del sueno se disiparon. Habia estado llorando. Limpio su cara y sus ojos lentamente se ajustaron a la luz de la manana que se colaba en su habitacion. Las sombras oscuras fueron enfocandose. Sus pinturas de demonios y angeles que cubrian las paredes como papel tapiz parecian aun mas siniestras en la tenue luz. Se sacudio con un escalofrio. Las pinturas eran parte de una historia que Kara debia contar. Recien despertando de sus pesadillas, tomaba su pincel y pintaba una y otra vez las recurrentes historias. Se convencia a misma que era una especie de terapia, y que quizas, algun dia, las pesadillas se detendrian. Despues de un tiempo su madre se nego a entrar en su habitacion. Kara recordo que su madre habia lanzado sus manos en el aire, gritando que los monstruos iban a atraparlas. Pero para Kara, eran solo pinturas. Sabia que no podian lastimar a nadie. 5:00 am… aun demasiado temprano para levantarse para la escuela. Se forzo a cerrar los ojos y se reacomodo en su cama. Los debiles ronquidos desde el segundo cuarto al final del pasillo confirmaban que su madre no se habia despertado con sus gritos. Se sintio aliviada. Su madre trabajaba largas horas, asi que merecia una buena noche de descanso. Cada noche Kara sonaba con monstruos horribles y con un nino asustado de cabello rubio enredado y pijama azul y blanco… a punto de ser comido. Se despertaba gritando en el momento que el nino desaparecia entre la boca del monstruo. Kara solto un largo suspiro. No podia volver a dormirse. Bajo las piernas de su cama y fue de puntillas a su vestidor. Los tablones de pino se sacudieron. Pintura blanca se descarapelaba de las patas y de la parte superior del mueble, dandole un falso aspecto antiguo. Faltaban algunas perillas de los cajones superiores, y Kara habia utilizado boligrafos secos para reemplazarlas. Levanto un marco metalico. La cubierta de vidrio estaba agrietada y astillada. Kara la acerco a su rostro. Un hombre con cabello castano despeinado y una sonrisa amistosa sostenia a una nina con coletas castanas de mono amarillo. Kara sintio como su pecho se comprimia. Apenas y podia recordar ese dia. La imagen de su padre se habia desvanecido a lo lejos. Habia muerto cuando ella tenia solo cinco anos, y Kara no lo recordaba en absoluto. Ella dibujo su rostro con el dedo. !Que no daria por tener un verdadero padre! Quiza su madre estaria un poco mas cuerda si hubiera un hombre alrededor de ella. Kara sintio un gran dolor en su corazon, y con un suspiro, coloco el marco en el aparador. El rostro de Kara la veia fijamente detras del espejo roto y forzo una sonrisa. Hoy era su decimoseptimo cumpleanos. Diecisiete anos; era la edad cuando las chicas se enamoraban e iban a la Universidad para seguir sus suenos. Su sonrisa se desplomo. El trabajo de verano de Kara apenas le habia dado lo suficiente para ayudar a pagar la comida. Ella nunca podria ahorrar lo suficiente para ir a la Universidad. Una cucaracha recorrio su espejo y se detuvo justo en el medio. Estaba al nivel de los ojos de Kara, con sus dos ojos negros como piedras viendola con una especie de inteligencia extrana. Sus antenas se movian nerviosamente. !BAM! Kara despego el libro el espejo y tiro la cucaracha muerta en su bote de basura. Se sintio culpable de matar al insecto. Fruncio los labios y miro al espejo otra vez. Deberia estar feliz, ella lo sabia. Pero se sentia vacia por dentro. Le faltaba una parte, como un coche al que le faltaba una rueda y que por lo tanto no podia conducir. Desde hace meses habia estado deprimida. En la escuela no queria hacer nada aparte de su pintura y la lectura de sus libros. Incluso su mejor amigo Mat la evitaba. Hacia dos semanas, a la hora del almuerzo, le dijo que andar con ella estaba haciendo que su cerebro se derritiera; lo estaba deprimiendo. Sin Mat para apoyarla se sentia aun mas perdida y confundida. Ella trato de sacudirse la sensacion, pero nada funciono. Se sentia sola. El suave canto de los pajaros llego a sus oidos. Kara sonrio. Aunque a veces le molestaba, cantaban maravillosamente. El canto llego a ser mas fuerte, mas intenso, y entonces oyo el graznido de los cuervos, muchos de ellos… Extrano, Kara penso para sus adentros. Se asomo a la repisa de la ventana. El piso de madera se sentia frio debajo de sus pies. Presiono la cabeza contra el cristal y miro hacia fuera. Casi veinte cuervos estaban encaramados en los altos arces. Con sus cabezas inclinadas, le croaban a algo que estaba abajo y que Kara no podia ver. Se esforzo para poder mirar a traves de las ramas. Un escalofrio recorrio su columna vertebral. Su corazon se le subio a la garganta. En medio del camino habia un nino… el mismo nino de sus suenos. Kara aplasto su nariz contra el vidrio y miro la pequena figura en pijama caminando como patito por la calle. Estaba descalzo. En agosto, el clima de Montreal era aun bastante templado, incluso en las primeras horas de la manana. Lo vio plantar sus pies y pararse firmemente. El nino camino por los coches aparcados. Hojas de periodicos se enrollaban a su alrededor, atrapadas en el viento invisible. Tengo que ir a buscarlo, le dijo Kara a la ventana. Se decidio y se coloco un par de pantalones grises y un sueter. Con un clic, abrio la puerta de su dormitorio y camino en las sombras. Cuidando de no despertar a su madre, se deslizo furtivamente por la oscuridad y corrio a la puerta de su casa. Bajo las escaleras de dos en dos y reboto en el vestibulo. Recupero su aliento y abrio las puertas de cristal. El aire del exterior olia a hojas mojadas y hierba, fresco contra su piel, aludiendo ligeramente al ya proximo otono. Las aceras estaban llenas de charcos grises, y Kara salto para evitarlos. Corrio hasta el lugar de la calle donde ella habia visto por ultima vez al nino. Se habia ido. La calle estaba muy tranquila, y Kara noto que los pajaros repentinamente habian dejado de cantar. El viento se detuvo. Kara temblo. Un escalofrio le subio por la espalda, y su corazon martillo en sus oidos. “!Oye, chico!” dijo en una suave voz, no queriendo despertar al vecindario. “Nino… ?donde estas?” Paso por el lugar y se detuvo. Ella se puso de rodillas y busco debajo de los coches aparcados. No habia nada. El no podia estar lejos. Era un nino pequeno, penso Kara dando unos pasos hacia adelante. Se detuvo. Los pelos en la parte posterior de su cuello se erizaron. Sintio que algo no estaba bien, algo le decia que se echara a correr… Y alli estaba. Kara contuvo su respiracion. Lo podia ver claramente ahora -- no al nino, sino a un apuesto desconocido al que ya habia visto antes. Estaba inclinado contra un auto estacionado, sus brazos cruzados sobre el pecho. La mirada del extrano fija sobre ella. El corazon de Kara se detuvo. Era alto y delgado. Una chaqueta de cuero marron abrazaba sus poderosos hombros, y llevaba jeans deslavados con una playera ajustada que resaltaba su musculoso pecho. La miraba con una sonrisa casi tonta pintada en la cara, con apenas una sombra de hoyuelos en sus mejillas. Su cara era hermosa sin lugar a dudas. Demasiado perfecto. El tipo de rostro que enviaba millones de mariposas a sacudirse en la boca de su estomago. Kara le habia dado el apodo de “el acosador galante”… su preciosa sombra. ?Que esta haciendo el aqui a esta hora? Ella fruncio el ceno. Algo no tenia sentido. Parte de ella se sentia emocionada de tener a un tipo de tan buen aspecto siguiendola, pero la otra parte le provocaba carne de gallina… y no en el buen sentido. Habia algo muy raro en la forma que la veia. El acosador galante peino su cabello rubio con sus dedos y se dio la vuelta. Se encontro con los ojos de Kara y viro hacia el otro lado, pretendiendo estar interesado en los autos estacionados. A Kara no le parecia para nada un asesino en serie como Anibal Lechter… el tipo que descuartizaba y se comia a sus victimas, como una especie de guiso exotico. No. El tenia una boca tan hermosa que simplemente no podia imaginarselo comiendose a nadie. Kara no podia entender por que el la estaba acosando. Con su falta de gracias delanteras y sus curvas invisibles, no tenia mucho que ofrecerle al sexo opuesto en el campo visual. ?Que resultaba tan atractivo y “acosolicioso” en ella? Nada. Eso la hacia sospechar de el. Las cosas que son demasiado buenas para ser ciertas usualmente lo son, pensaba. Especialmente cuando ella estaba involucrada. Arranco los ojos de el por un momento para buscar al nino otra vez. Sombras oscuras acechaban a lo largo de la silenciosa calle y Kara se sintio tensa. Pero nada mas se movio. El chico no estaba a la vista. Y cuando se volvio para ver a su acosador galante, este habia desaparecido, como si fuera un producto de su imaginacion. En serio estoy enloqueciendo, penso Kara, retirando su flequillo de la cara. Una ligera llovizna refresco sus mejillas calientes, y Kara la agradecio… Algo se movio en la esquina de su ojo. Al principio, penso que era su acosador galante que habia regresado, pero rapidamente se dio cuenta de que no era el. Este hombre tenia el pelo blanco y la piel grisacea palida. Vestia un traje oscuro, y Kara podia ver que era un traje caro y...un poco fuera de lugar para esta hora de la manana. Estaba inclinado contra un poste de luz en la calle. Incluso desde la distancia podia verse que algo andaba muy mal con sus ojos. Eran negros. Y la estaban vigilando.

  • Salvame de mi de Rose B. Loren

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    Hace cuatro anos que estoy trabajando para la empresa de un amigo de mi padre, desde que mi novio decidio abandonarme. Y hoy, por primera vez en mucho tiempo, sentada en mi despacho, leyendo un informe, me he sentido vacia.

  • Carlota en las alturas de Mercedes Alonso

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  • La tragedia del girasol de Benito Olmo

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    Benito Olmo, el nuevo talento del genero negro y criminal, presenta una brutal aventura protagonizada por el irreverente inspector Manuel Bianquetti.

  • Sin un adios de Harlan Coben

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    Era un matrimonio bendecido por el cielo de los tabloides, pero en cuanto la supermodelo Laura Ayars y la estrella de los Boston Celtics David Baskin se dan el si quiero, les alcanza la tragedia. Durante su luna de miel en la Gran Barrera de Coral australiana, David sale a nadar y ya no vuelve. A Laura solo le quedan el dolor de la perdida y las incognitas que la desaparicion de David le ha dejado. Pero lo sorprendente es que esas preguntas sin respuesta pueden ser mucho mas peligrosas de lo que Laura hubiera podido imaginar jamas.

  • Pactos y senales de J. J. Benitez

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    Pactos y senales prosigue la titanica senda investigadora que J. J. Benitez emprendio hace mas de cuatro decadas: probar la existencia del mas alla. A partir de los pactos establecidos en vida entre dos personas, y la muestra explicita en forma de senales que nos llegan a traves del universo, y que uno de los dos, ya en el mas alla, manifiesta al otro como prueba irrefutable de que hay vida despues de la muerte.

  • Cualquiera menos tu (Menos tu 1) de Estrella Correa

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    Itxel tiene dieciocho anos, el corazon roto, dos amigas como dos gotas de agua y una moto.
    Itxel se traslada a Granada a estudiar arquitectura, pero no sera lo unico que aprenda, porque la vida puede convertirse en una clase intensiva.
    Itxel prefiere no enamorarse.
    Nico no puede querer a nadie.

  • Artifices del azar de Yoav Blum

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    ?Y si la bebida que acabas de tirar, el tren que acabas de perder o el boleto de loteria que acabas de encontrar no fuera un suceso fortuito? ?Y si este suceso formara parte de un plan mayor? ?Y si no existiesen los encuentros casuales? ?Y si unos desconocidos decidieran nuestro destino? ?Y si estuvieran planeando incluso el destino del mundo?

  • Todas Nuestras Vidas (Luna 3) de Violet Haze

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    Un pasado misterioso.

  • Sin compromiso (Tessa Leoni 2) de Lisa Gardner

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    La nueva reina del suspense vuelve con un nuevo caso de la investigadora Tessa Leoni.

  • Complicarse la vida de Virginia Cowles

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    En marzo de 1937, Virginia Cowles, una joven y despierta periodista norteamericana, llegaba a Madrid para cubrir la contienda espanola. Complicarse la vida reune las cronicas de la penosa cotidianidad de una poblacion sometida a constantes bombardeos, sus entrevistas a combatientes de ambos bandos (pues no dudo en cruzar las lineas del frente) y la alegre camaraderia con otros corresponsales como Hemingway o Martha Gellhorn. Ademas, gracias a su instinto de periodista, se hallaba en Berlin durante la invasion de Polonia, en Finlandia durante la invasion sovietica, o en 1940 en Paris, poco antes de la capitulacion.
    Todo ello aparece reunido en estas paginas, llenas de adrenalina belica, inolvidables retratos de jefes de Estado y gente anonima, y tambien de un insobornable sentido del humor ante la adversidad.

  • La casa de las voces de Donato Carrisi

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    Una caricia en suenos. En el nebuloso confin con la vigilia, un instante antes de caer en el abismo del olvido, el suave toque de unos dedos frios y finos en la frente, acompanado de un triste y dulce susurro. Su nombre. Al oir la llamada, la nina abrio los ojos de par en par. Y en ese mismo instante, sintio miedo. Alguien habia venido a visitarla mientras se iba quedando dormida. Podia ser alguno de los antiguos habitantes de la casa; a veces charlaba con ellos o los oia moverse como ratones, rozando las paredes. Pero los fantasmas hablaban en su interior, no fuera de ella. Tambien Ado --<>-- iba a visitarla. Sin embargo, a diferencia de todos los demas espiritus, Ado no hablaba nunca. Por eso ahora un pensamiento mas concreto la turbaba. Aparte de mama y papa, nadie sabia su nombre en el mundo de los vivos. Era la <>. La idea de haber violado una de las cinco recomendaciones de sus padres la aterraba. Siempre habian confiado en ella; no queria decepcionarlos. Y menos ahora que papa le habia prometido ensenarle a cazar con el arco y que mama habia estado de acuerdo. Pero entonces reflexiono: ?como iba a ser culpa suya? <>. No habia dicho su nuevo nombre a extranos, y tampoco era posible que alguno de ellos se hubiese enterado accidentalmente. Ademas, hacia al menos un par de meses que no veian a nadie merodeando por los alrededores de la casa de campo. Estaban aislados en medio de la nada; la ciudad mas cercana se encontraba a dos dias de camino. Estaban a salvo. Solo ellos tres. <>. Entonces, ?como era posible? Quien la habia llamado era la casa; no encontraba otra explicacion. A veces, las vigas producian siniestros crujidos o gemidos musicales. Papa decia que la casa se asentaba en sus cimientos como una senora entrada en anos sentada en un sillon y que, de tanto en tanto, necesita acomodarse mejor. En el duermevela, uno de esos ruidos le habia parecido el sonido de su nombre. Eso era todo. La inquietud en su alma se aplaco. Volvio a cerrar los ojos. El sueno, con su silencioso reclamo, la invitaba a seguirlo a ese lugar acogedor y calido donde todo se disuelve. Cuando ya iba a abandonarse, alguien volvio a llamarla. Esta vez la nina levanto la cabeza de la almohada, se incorporo y, sin bajar de la cama, sondeo la oscuridad de la habitacion. En el pasillo, la estufa hacia horas que se habia apagado. Al otro lado de las mantas, el frio sitiaba su lecho. Ahora estaba completamente despierta. Quienquiera que la habia invocado no estaba en casa; se hallaba fuera, en la oscura noche de invierno. Habia hablado con la voz de las corrientes de aire que se insinuan por debajo de las puertas o entre las persianas cerradas. Pero el silencio era demasiado profundo, y ella, con el corazon latiendo con impetu en los oidos como un pez dentro de un vaso, no lograba distinguir ningun otro sonido. <>, le habria gustado preguntar a las tinieblas. Pero temia la respuesta. O tal vez ya la conocia. <>. Se levanto de la cama. Pero, antes de moverse, busco a tientas la muneca de trapo con un solo ojo que dormia a su lado y la agarro para llevarla consigo. Sin encender la luz de la mesilla, se aventuro a ciegas por la habitacion. Sus pequenos pasos descalzos resonaban en el suelo de madera. Debia avisar a mama y a papa. Salio al pasillo. El olor del fuego que se consumia lentamente en la chimenea subia por la escalera que conducia a la planta de abajo. Se imagino la mesa de olivo de la cocina, todavia con los restos de la pequena fiesta de la noche anterior. La tarta de pan y azucar que habia preparado mama en el horno de lena y a la que le faltaban tres raciones exactas. Las diez velas que habia apagado de un solo soplido, sentada sobre las rodillas de papa. Mientras se acercaba al dormitorio de sus padres, los pensamientos felices se evaporaron y dejaron paso a oscuros presagios. <>. Lo habia visto con sus propios ojos: los extranos cogian a la gente, se la llevaban lejos de sus seres queridos. Nadie sabia donde iban a parar ni que era de ellos. O tal vez todavia era demasiado pequena, todavia no estaba preparada, de modo que nadie se lo habia querido contar nunca. Lo unico de lo que estaba segura era de que esas personas ya no regresaban jamas. Nunca mas. --Papa, mama... Hay alguien fuera de la casa --susurro, pero con la determinacion de quien no quiere que sigan tratandola solo como a una nina. Papa se desperto el primero y, un instante despues, lo hizo mama. La nina obtuvo inmediatamente toda su atencion. --?Que has oido? --pregunto la madre, mientras el padre cogia la linterna que siempre tenia a mano junto a la cama. --Mi nombre --contesto la nina, titubeando, temiendo una reganina por haber violado una de las cinco reglas. Pero ninguno de los dos le dijo nada. Papa encendio la linterna y cubrio el foco con la mano para iluminar apenas la oscuridad de la habitacion y que los intrusos no supieran que estaban despiertos. Sus padres no le preguntaron nada mas. No sabian si creerla o no. Pero no porque sospecharan que hubiera mentido, sabian que nunca mentiria sobre algo asi. Solo debian determinar si lo que habia contado era real o no. A la nina le habria gustado que simplemente se tratase de su imaginacion. Mama y papa estaban alerta. Pero no se movieron. Permanecieron en silencio, con la cabeza ligeramente erguida, escrutando la oscuridad, como los radiotelescopios de su libro de astronomia, que escrutan lo ignoto que se esconde en el cielo, esperando y a la vez temiendo captar una senal. Porque, como le habia explicado su padre, descubrir que no estamos solos en el universo no seria necesariamente una buena noticia: <>. Discurrian interminables segundos de silencio absoluto. Los unicos ruidos eran el viento que agitaba las copas de los arboles secos, el llanto quejumbroso de la veleta de hierro oxidado en lo alto de la chimenea y los grunidos del viejo granero, como una ballena durmiendo en el fondo del oceano. Un sonido metalico. Un cubo cayo al suelo. El cubo del pozo, mas concretamente. Papa lo habia atado entre dos cipreses. Era una de las trampas sonoras que colocaba cada noche alrededor de la casa. El cubo estaba situado cerca del gallinero. Ella estaba a punto de decir algo, pero antes de que pudiera hacerlo, su madre le puso una mano en la boca. Queria sugerir que tal vez se tratara de un animal nocturno --una comadreja o un zorro--, no necesariamente de un extrano. --Los perros --susurro el padre. No se le habia ocurrido hasta entonces. Papa tenia razon. Si hubiese sido un zorro o una comadreja, despues del ruido del cubo al caer, sus perros guardianes sin duda habrian empezado a ladrar para senalar su presencia. Como no lo habian hecho, solo habia una explicacion. Alguien los habia hecho callar. Ante la idea de que les pudiera haber ocurrido algo malo a sus amigos peludos, unas calidas lagrimas le hirvieron en los ojos. Hizo un esfuerzo por no echarse a llorar; su disgusto se mezclo con un repentino ataque de terror. Sus padres intercambiaron una mirada. Fue suficiente para saber exactamente lo que debian hacer. Papa fue el primero en bajar de la cama. Se vistio rapidamente, pero sin ponerse los zapatos. Mama lo imito, pero ademas hizo algo que dejo a la nina atonita durante un instante: le parecio que su madre esperaba el momento en que el padre no se diera cuenta, y a continuacion vio como metia una mano debajo del colchon, cogia un pequeno objeto y se lo introducia rapidamente en el bolsillo. La nina no tuvo tiempo de ver que era. Le extrano. Mama y papa no tenian secretos. Antes de que ella pudiera preguntarle nada, la madre le dio una segunda linterna y se arrodillo delante poniendole una manta sobre los hombros. --?Recuerdas lo que debemos hacer ahora? --pregunto, mirandola fijamente a los ojos. La nina asintio. La mirada decidida de la madre le infundio valor. Desde que empezaron a vivir en la casa abandonada, hacia alrededor de un ano, habian ensayado decenas de veces el procedimiento: asi lo llamaba papa. Hasta entonces nunca hubo la necesidad de llevarlo a la practica. --Agarra fuerte a tu muneca --le recomendo su madre. A continuacion, cogio su pequena mano con la suya, calida y fuerte, y se la llevo. Mientras bajaban la escalera, la nina se volvio un instante y vio que el padre habia cogido uno de los bidones del trastero y ahora esparcia el contenido por las paredes de la planta de arriba. El liquido se filtraba a traves de las vigas del suelo y tenia un olor penetrante. Cuando llegaron a la planta inferior, mama la arrastro consigo hacia las habitaciones traseras

  • Posesion agradecida de Jorge Borges

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    ?Que quiere un hombre que lo tiene todo?
    Dinero, fama, mujeres.
    Salud, un cuerpo de infarto.
    El poder corrompe. Demanda excesos.

  • Traicion y furia (Miniserie Bianca), Caitlin Crews de Caitlin Crews

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  • Un verano en Chatsworth, Alexandra Risley de Alexandra Risley

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    Mientras la mayoria de las jovenes de su edad suenan con enamorarse y lograr un matrimonio conveniente, Fanny Thorton apunta mucho mas alto: desea ingresar a una prestigiosa universidad para cursar la carrera de medicina.
    Aunque los muros que el mundo academico ha erigido para las mujeres se derrumban en una era de avances y trasformaciones, Fanny sufre al no poder concretar sus objetivos. hasta que un golpe de suerte la pone a un solo paso de ellos. Es invitada a asistir al prestigioso retiro intelectual de Chatsworth House, una temporada vacacional reservada para los alumnos mas destacados de la Universidad de Cambridge, que se celebra cada ano en la magnifica mansion campestre del duque de Devonshire.
    En aquel exclusivo entorno de recreacion y erudicion -pero tambien de rechazo de parte de quienes la consideran una arribista con suerte-, Fanny reafirmara su determinacion de estudiar y de demostrar que una mujer es tan capaz como un hombre de convertirse en medico.
    En Chatsworth House conocera a dos brillantes y atractivos estudiantes que compartiran su pasion por la medicina: el enigmatico Gabriel Seymour, cuyo talento es minimizado por su terrible reputacion, y el arrogante lord Everett Sinclair, quien pone en duda la tenacidad de una mujer para ejercer la medicina. Gabriel y Everett reviviran viejas rencillas y crearan nuevas cuando ambos pongan sus ojos en la resuelta jovencita que aspira matricularse en Cambridge a como de lugar y convertirse en medico.
    Alexandra Risley continua escudrinando en la flamante era victoriana y se detiene en los inicios de la medicina moderna, en el limitado acceso a la educacion para la mujer y en su denodada lucha por lograr la igualdad.

  • Melodia silenciosa de Mary Balogh

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    Lady Emily Marlow es guapa, independiente y virtuosa. Sorda desde la ninez, agradece los esfuerzos de su familia para alimentar su espiritu, pero el hombre que han elegido para que sea su prometido jamas podra satisfacerla. El unico hombre que Emily ha deseado en la vida es el valiente e intrepido lord Ashley Kendrick. El amor de su infancia nutrio sus fantasias y juro que jamas la olvidaria. aunque la dejo para marcharse a la India en busca de una nueva vida y un nuevo amor.
    Siete anos y muchos suenos despues, Ashley regresa como un desconsolado viudo a Bowden Abbey y vuelve a reunirse con Emily, fiel a su promesa. Sin embargo, su desconsiderada proposicion matrimonial le provoca un inesperado conflicto. Aunque la llama de la pasion sigue viva en su interior, Emily teme que lo ha motivado el deber, no el amor. ?Y que puede hacer ella con esos siete anos perdidos, cargados de secretos tan oscuros que Ashley se niega a compartirlos?
    Para Emily, el unico y gran amor de su vida se convierte en un amor por el que merece la pena luchar, en un amor de sorprendentes revelaciones y segundas oportunidades, y en un amor, como una melodia, demasiado hermoso para describirlo con palabras.

  • La buena esposa de Meg Wolitzer

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    Joan Castleman, mujer de un famoso escritor norteamericano, acompana a su marido a Helsinki, donde posiblemente le den un premio literario casi tan importante como el Nobel. Ya en el avion, el lector se entera de que pase lo que pase, despues de toda una vida juntos, ha decidido dejarle. Esta harta de el y de su egolatria. Al mismo tiempo empieza a rememorar como lo conocio en la Universidad donde era uno de sus profesores y como acabo casandose con el despues de separarse de su mujer anterior y de una hija pequena a las que abandono. Tambien ella ha tenido dos hijos con Joe, pero no se llevan bien con su padre. En un texto muy agil, tipico de Wolitzer, se van desarrollando dos temas paralelos: el triunfo literario de Joe y su pasion por las mujeres, y la frustracion creciente de una mujer que, de joven, queria convertirse en una gran escritora.

  • Tuya Sin Limites 3 de April Russel

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    Mikhail ha decidido dar ese paso que tanto le costo dar por miedo a su pasado, proponerle matrimonio a Megan. Para ella todo parece estar perfecto. Aunque aun no conoce por completo al que en unos meses sera su esposo. Megan se ha puesto como meta descubrir sus limites sexuales en esas diez salas, donde lo unico que sabe es que una vez entre, no podra arrepentirse de hacer lo que haya dentro. Pero ni el sexo, ni la fama y mucho menos un anillo de compromiso en su anular le hace feliz por completo. Quiere conocer eso que tanto atormenta a Mikhail. Un secreto que al ser revelado, puede fortalecer su relacion, como destruirla por completo. El peor temor de ese hombre frio y gelido que lo unico que ha conocido en la vida es dolor, y sufrimiento.

  • Conversaciones entre amigos de Sally Rooney

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    El gran debut de la joven Sally Rooney con una de las novelas de ficcion mas esperadas de 2018. Una historia fresca sobre el amor y contra las etiquetas en las relaciones.

  • Cuadernos africanos de Alfonso Armada

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  • La doble vida de Becca de Aida Cogollor

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    Rebecca Collins es una chica normal, con una vida normal y un trabajo normal.
    Pero los viernes Rebecca conduce hasta Nueva Orleans dejando la normalidad en Lafayette. Becca tiene un trabajo muy distinto en la ciudad del jazz.
    Y dentro de su compleja doble vida, ni Rebecca, ni Becca quieren enamorarse, pero es que conocer a alguien como Charlie tampoco entraba en sus planes.
    ?Bailamos?

  • Shokunin de David B. Gil

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    Shokunin es un spin-off de El guerrero a la sombra del cerezo, la novela de ficcion historica mejor valorada en las librerias on-line.

  • Un pequeno favor, Darcey Bell de Darcey Bell

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  • Una apuesta arriesgada de Marta Andres

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  • Una doble vida de Flynn Berry

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    Cuando el pasado no puede perdonarse, solo queda la venganza

  • La decision de Alba (Mas que amigos 3) de Cristin Ferro

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    Llega un momento en la vida de toda mujer en que las decisiones a tomar marcaran un antes y un despues. Ese momento en el que pasado y presente se enfrentan, debaten e incluso llegan a pelearse, por ver cual de los dos sera quien de forma al futuro.
    Alba se encuentra en una encrucijada, pasado y presente la obligan a tomar una decision. David, su pasado, el amor de su juventud y el dueno de su corazon por anos. Lucas, su presente, el que la ayudo y la cuido en los momentos que ella mas lo necesitaba.
    El futbolista y el veterinario se enfrentaran en una guerra sin cuartel, reglas, ni limites por quedarse con la pequena Alba.
    Si te encontraras en su piel, si tu fueses Alba y tuvieses que elegir entre:
    1. El hombre que has amado toda tu vida y que te ha roto el corazon.
    2. El hombre que te ha tratado como a una reina y te ha devuelto la sonrisa.
    ?Con cual te quedarias?

  • Passion Fruit. sexo, sexo y brilli de Kate Bristol

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    Alberto Ruiz Saavedra es el politico revelacion del ano, guapo, carismatico y una de las fortunas mas grandes del pais. Por si todo esto fuera poco, esta en todas las revistas del corazon, pues sale con Marlene, la cantante de moda con quien va a casarse. Su vida parece un cuento de hadas ?verdad? Quizas lo seria si su relacion no fuera una farsa y no estuviera locamente enamorado de su… chacha.

  • Mi error fue enamorarme del novio de mi hermana. Parte 2 de Moruena Estringana

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    Jenna siempre se ha sentido diferente. Con sus diecinueve anos no aparenta mas de quince y para eso no ayuda mucho su despreocupado aspecto. Hija de un importante empresario nunca se ha sentido a gusto en sociedad. No encaja en ese mundo. Su mundo es la pintura, le encanta perderse en su cuadros y plasmar la belleza que solo ella es capaz de ver.

  • A traves de susurros de Sonia Lopez Souto

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    Ella es preciosa.
    Ella es perfecta.
    Un sueno hecho realidad.
    Mis dedos arden por tocarla.
    Por descubrir si es real.
    Esta vez no puedo equivocarme.
    Ella es mi presente, mi futuro, mi fin ultimo.
    Ella es mia.

  • Las orillas del pasado de Ana E. Guevara

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    Intriga y amor se mezclan en esta novela de Ana E. Guevara.

  • Inocencia de Andrea C. Pereira

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    Verano de 1925 Habia pasado todo el mes de enero, y febrero se iba acercando a su inevitable final, se agotaban aquellas emocionantes vacaciones escolares que, a pesar de haberse iniciado a mediados de diciembre, para mi comenzaron cuando llegue a la estancia pampa grande, situada en el pueblo de los toldos, y durarian hasta la primera semana de marzo. Los dos meses mas libres de mi vida. La ciudad de Junin, donde yo vivia, y el pueblo de los toldos no eran paisajes diferentes, ambos al norte de la provincia de buenos aires comparten, como en toda la gran region pampeana, su interminable llanura y sus fertiles tierras. El pueblo era el mas importante de la region y debia su nombre a los asentamientos de los nativos mapuches del lugar, que vivian en construcciones de ramas y cueros de animales llamadas toldos. Tampoco se encontraban tan alejados pueblo y ciudad, pero a mi juicio eran dos mundos opuestos. La ciudad con sus casas pegadas unas a otras, la luz electrica, las calles empedradas, el encierro y la soledad. La estancia con su interminable llano, sin calles delimitadas, la luz en lamparas de aceite, la libertad y Eve. La estancia me habia ensenado lo que era respirar hasta llenarme los pulmones sin preocuparme de recibir una reprimenda por ello. podia quedarme tumbada en el verde pasto mirando las interminables hectareas de campo sembrado o correr por sus pequenos bosques verdes protegidos por gigantes y anosos arboles, que cooperaban entre si para aplacar el ardiente sol que golpeaba despiadadamente en los tres meses de verano. Al amparo de sus sombras, Eve y yo nutriamos nuestra naciente amistad. Alli estabamos esperando aquella tarde. Eve con impaciencia y yo despreocupada, mas pendiente de evitar los intrepidos rayos de sol que se filtraban en el denso follaje, que de aquel bello ejemplar que se acercaba a nosotras. Nunca habia hecho algo asi en la vida. Ocultas tras un tronco caido lo veiamos acercarse lentamente, Eve lo queria para ella. --!Lo atrapare! !Ya veras! --Puedes salir lastimada si lo intentas. --Es grande y fuerte pero puedo dominarlo sin problemas, lo he hecho muchas veces antes. --Es muy esquivo. --Una vez que los tienes en tus manos, son mansos como unos gatitos, puedes sentir su piel suave y caliente contra tu pecho. Me arrojare encima de el y le murmurare al oido, veras que en un par de horas estara durmiendo pacificamente a mi lado. --Yo creo que tomara lo que tu le des, luego saldra corriendo y quedaras toda magullada. Pero sera solo culpa tuya. --Juliana, no sabes nada de machos grandes, si tienen un nido caliente y comida a disposicion se quedan donde los colocas. --Tu madre lo matara y lo pondra en una olla, antes de que tu le armes un nido. --!Silencio! Lo espantaras. !Quedate quieta! !Agachate, se esta acercando! Unos minutos despues la sonriente chiquilla, envuelta en una capa de polvo, levantaba de las orejas una liebre mediana, exhibiendola orgullosamente ante mis ojos asombrados al comprobar lo rapido que podia moverse. --!Te dije que podria hacerlo! Miralo. ?No es precioso? Mire sorprendida y entusiasmada a la suave criatura gris, de largas orejas, que despues de dar varias patadas al aire con sus poderosos cuartos traseros, se resigno al cautiverio y me miraba suplicando por su libertad. --!Le duelen las orejas! Prestamelo, Eve. --Tu no querias que lo atrapara y… ?Ahora lo quieres cargar? --No dije que no queria que lo atraparas, dije que no podrias hacerlo, que te lastimarias en el intento, y mirate las rodillas. -- Espere paciente que la nina bajara la mirada hasta sus rodillas y continue haciendole notar mi acertado predicamento--. Tienes ambas rodillas ensangrentadas y untadas con tierra. --No importa. Me las lavare despues de encerrar a mi liebre, y quedaran como nuevas --dijo de forma engreida, y paso frente a mi para poner manos a la obra. --!Yo te ayudare! --declare, sin darle importancia a los aires arrogantes de mi pequena amiga. En aquella epoca yo era una nina que no tenia muchas oportunidades de compartir momentos de total libertad en el campo. Mis padres o, mejor dicho, mi padre me mantenia encerrada dentro de la casa de la cuidad. Asistia a la escuela por las mananas, a la escuela dominical y a misa los domingos. En mis primeros ocho anos de vida, solo dos veces me habian llevado a la estancia Pampa Grande, propiedad de la familia Solari Crespo que habia heredado mi padre, y la primera vez no cuenta en mi memoria porque solo tenia dos anos. La gran estancia, que debia su nombre a la extensa porcion de campo que ocupaba en la region pampeana, en la que en aquel maravilloso verano de 1925 me encontraba descubriendo una vida sin restricciones y en la que habia conocido a Eve, la pequena Eve. El verano estaba llegando a su fin, pronto tendria que volver a mi lugubre y solitaria vida en la casa de la ciudad, pero al menos me consolaba pensando que volveria a ver a mi madre enferma. El autoritario de mi padre me habia enviado al campo para no tener que cargar conmigo todos los dias en la casa, a todas horas husmeando cual mosca molesta que vaga por la casa, fastidiando a los demas ocupantes. Pero a diferencia de la mosca, yo no era ignorante de ese sentimiento. Mi padre aborrecia la idea de tenerme alli, ademas de aborrecer el hacerse cargo de su esposa convaleciente, que no podia manejarse sin ayuda tras sufrir un ataque durante las ultimas celebraciones de fin de ano. Segun habia oido al medico decirle a mi padre, la tarde que mi madre enfermo, la sangre habia desbordado una parte de su cerebro y los danos eran irreversibles. Desde ese momento, ella se quedo con la cara y la mitad derecha del cuerpo paralizados. Mis dos hermanos adolescentes, Guillermo, de catorce anos, y Martin, de trece, habian sido despachados a Francia el mismo dia que yo fui enviada a la estancia. Ellos iban a disfrutar unos meses en casa de mi tio Eduardo, hermano de mi madre, que residia en aquel lejano pais desde que tengo uso de razon, antes de internarse en un prestigioso colegio frances que los hospedaria a ambos los proximos seis anos. Sin importar el motivo por el que me encontraba en ese lugar, estaba viviendo el mejor verano de mi corta vida, sin tener que esconderme en cuanto mi padre ponia un pie en la casa y sin escuchar los gritos constantes hacia mi madre. Lamentaba la enfermedad, pero agradecia esos meses de calma. Tenia estrictamente prohibido salir de la casa de campo, pero los criados alli no seguian al pie de la letra las rigurosas ordenes de su patron, como lo hacia la servidumbre de la cuidad. El habia aparecido por alli dos veces en esos tres meses y la ultima vez me habia ordenado tener todo listo para el 6 de marzo, fecha en la que iria a buscarme para que iniciara las clases en la escuela de la ciudad de Junin. Faltaba, a mi juicio de nina, mucho tiempo para la fecha senalada como el fin de un verano maravilloso, siete dias era mucho tiempo para dejar que un momentaneo desacuerdo me privara de una semana de juegos y compania. Disfrutaria de los ultimos dias de libertad y no me dejaria amedrentar por una nina altanera y mandona, que para colmo era dos anos mas pequena que yo. --!Mejor me quedare y atrapare a mi propio conejo! --anuncie con determinacion. Eve se detuvo al oirme, se volvio hacia mi y comenzo a reir. Su enmaranado pelo oscuro se sacudia, despidiendo una nube de polvo con el movimiento. --?Tu? Nina de ciudad, no puedes siquiera atrapar una mariposa. ?Alguna vez has atrapado alguna? --Vivas no, pero podria hacerlo si quisiera. Y veras que podre atrapar a un conejo mas grande que el tuyo. --No es conejo es liebre, y no sabes donde buscarlas. --Me quedare aqui esperando a que aparezca otra. Esa ha venido aqui, ?no? --Te ensuciaras tu lindo vestidito rosa y tu criada te dara una tunda. Toma, cargala hasta mi casa. --La pequena nina delgaducha me ofrecio su trofeo como signo de renovada amistad y yo acepte sin esperar que volviera a insistir. --Solo te acompanare hasta el cerco, despues volvere a casa. --Nadie te vera si lo cruzas, ademas tu padre no esta en tu casa --decia la pequena, intentado convencerme para que atravesara el cerco que marcaba el limite de mi propiedad y el comienzo de la estancia La Union, propiedad del padre de Eve.

  • Breve tratado del corazon de Ana V. Clavel

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  • Una noche de invierno de Laura Kasischke

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    Una manana de Navidad, una mujer hace balance de los trece anos transcurridos desde que recogio a su nina en un orfanato ruso. Aunque no es precisamente el dia mas apropiado para rendir cuentas, el impulso de sincerarse y de enfrentarse a su propia decepcion hace que madre e hija se enzarcen en una larga discusion en la que aflora el abismo que las separa. Bajo el fuego cruzado de amargos reproches, el vinculo amoroso, profundo e inextinguible, se presenta como el ultimo recurso para superar la crisis y recomponer la relacion. Sin embargo, en una jornada aciaga, mientras una feroz tormenta de invierno se abate sobre la zona, un acontecimiento inesperado condiciona de forma dramatica la estabilidad de la familia. El dia empieza de forma irregular. Los regalos siguen bajo el arbol, sin abrir, porque Holly y Eric, los padres, se han quedado dormidos despues de una noche de excesos. Cuando Tatiana, quinceanera incomprendida, le echa en cara a su madre la actitud irresponsable, Holly, una poetisa marcada por haber renunciado a la escritura, no pierde la ocasion de senalarle todas las carencias que la convierten en una hija ingrata y egoista. Y mientras Eric se ausenta para recoger a sus padres en el aeropuerto, el clima de tension va aumentando por momentos. Asi, al caer la noche y bajo un manto de nieve que todo lo cubre, Holly se hace las preguntas inevitables: ?en que se ha convertido su adorada Tatty? ?Donde ha quedado el brillo de sus hermosos ojos negros? ?Es tan solo la adolescencia o se trata de una especie de castigo que ha caido sobre la familia? Por desgracia, su angustia y su desesperacion parecen ir en consonancia con la terrible verdad que esta a punto de descubrir.