• el caso del banquero asesinado - Augusto de Angelis

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    El comisario Carlo de Vincenzi, inspector de la Brigada Movil de la ciudad de Milan, esta de guardia esa noche cuando recibe la visita inesperada de un antiguo companero de clase, Giannetto Aurigi. Este, segun le cuenta, despues de asistir en La Scala a los dos primeros actos de Aida, ha abandonado la representacion para pasear al azar por las brumosas calles y se le ha ocurrido pasar a saludarle. Todo perfectamente normal, si no fuera porque en ese momento una llamada telefonica informa al comisario de que en el apartamento de su visitante ha tenido lugar un crimen… La victima es el banquero Garlini y, tras el hallazgo en el bano de un frasco de acido prusico, todas las sospechas recaen de inmediato sobre el propietario de la vivienda. Dividido entre su sentido del deber y la lealtad hacia su antiguo camarada, De Vincenzi tendra que hacerse cargo del caso.
    Aparecida por primera vez en 1935 y reeditada sin interrupcion desde entonces, El caso del banquero asesinado es la mitica obra con la que De Angelis inauguro en Italia el genero de la novela negra.

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  • El caso del banquero asesinado: 380 (Libros del Tiempo)

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  • el caso del banquero asesinado - Machado Libros.

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    Dividido entre su sentido del deber y la lealtad hacia su antiguo camarada, De Vincenzi tendrá que hacerse cargo del caso. Aparecida por primera vez en 1935 y ...

  • EL CASO DEL BANQUERO ASESINADO - LAIE

    https://www.laie.es/es/libro/el-caso-del-banquero-asesinado/9788417860806/915767

    La novela que inauguró el género negro en Italia. El primer caso del comisario De Vincenzi. «Tan humano como Maigret, tan romántico como Marlowe.

  • Reseña de El caso del banquero asesinado - Fantasymundo

    https://www.fantasymundo.com/el-caso-del-banquero-asesinado-de-augusto-de-angelis-novela-pionera-de-la-narrativa-policiaca-italiana/

    17 oct 2019 — El origen del término se encuentra en una colección de libros de bolsillo publicada en Italia por la editorial Mondadori a partir de 1929.

  • El Caso Del Banquero Asesinado - Agapea

    https://www.agapea.com/Augusto-de-Angelis/El-caso-del-banquero-asesinado-9788417860806-i.htm

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  • el caso del banquero asesinado - La caixa d'eines

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    EL CASO DEL BANQUERO ASESINADO, DE ANGELIS, AUGUSTO, 16,95€. La novela que inauguró el género negro en Italia. El primer caso del comisario De Vincenzi. «.

  • El Caso Del Banquero Asesinado - TROA Librerías

    https://www.troa.es/libro/el-caso-del-banquero-asesinado_1040440

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  • el caso del banquero asesinado - Librería La Puerta de ...

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    EL CASO DEL BANQUERO ASESINADO, DE ANGELIS, AUGUSTO, 16,95€. La novela que inauguró el género negro en Italia. El primer caso del comisario De Vincenzi. «.

  • La portavoz de Sophie Saint Rose

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    Katherine tiene la mala suerte de tener que cumplir con una obligacion civica. Formar parte de un jurado en un juicio por asesinato. Pero su mala suerte no termina ahi pues se enamora perdidamente de la persona que menos le conviene. El acusado, Sean Crawford no recuerda lo que ocurrio esa noche y ella estaba dispuesta a todo para librarle de la carcel para poder conocerle.

  • Seduciendo su Corazon (Manhattan Dinner Club 2) de Jean Joachim

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    El timbre de aviso del ascensor sorprendio a Bess Cooper. Se abrieron las puertas revelando un hombre y una garganta. El hombre atractivo levanto un parpado y giro la cabeza levemente. Solto un poco la mujer a la que habia estado besando y miro con ironia a Bess. --?Quien demonios es usted? Si ha venido para ver el apartamento, ya esta vendido--, dijo mientras se enderezaba. --Yo vivo aqui. ?Quien demonios es usted?-- Bess descanso los punos en las caderas. --Yo tambien vivo aqui--. El hombre se aflojo la corbata y desabrocho el boton del cuello de su camisa. --?Asi que usted es el nuevo dueno del quince B?-- Alto, delgado, pelo negro precioso. Y esos ojos. Vaya. Esta cara me suena. --Me contaron que una ancianita vivia en el quince A--. Se saco un panuelo del bolsillo y se limpio la boca. --?Los de la inmobiliaria?-- El afirmo con la cabeza. --Gran sorpresa. Un agente inmobiliario que miente--, hizo un mohin cambiando de postura. --?Es usted mi nuevo vecino?-- --Culpable. Y, ?usted es la viejecita?-- Su mirada pausada la recorrio de arriba abajo en un latido. Una lenta sonrisa aparecio en sus labios perfectos. --Muy bien conservada --. Bess solto una risita sin querer, cubriendose la boca con la mano. --Oye, Whit...-- La morena en el ascensor tiro de la solapa de su chaqueta. --?Whit? Ahora me acuerdo de donde le he visto. Usted es Whitfield Bass. Usted es el hombre de las noticias, ?verdad?-- El sonrio y se inclino. --Nuevamente culpable--. Coloco la palma de la mano en el trasero de la mujer con el y los dos salieron del ascensor. --Ella es Candy Wayne y, ?usted es?-- Al oir su nombre, la mujer delgadisima de pelo negro corto rodeo con un brazo la cintura de Whit y se apreto contra el. --Bess Cooper.-- Ella extendio una mano. Whit la sacudio brevemente, pero Candy permanecio adherida a su lado, mirando a Bess con frialdad. --Encantada de conoceros--, dijo Bess. --Yo te he visto antes--. Whit se acaricio la barbilla sin afeitar. --Yo soy modelo. ?A que te dedicas tu?-- pregunto Candy. --Yo cocino--, contesto Bess. --Oh, eres una criada--. La morena miro con desprecio a Bess. --!Ya se!-- Whit chasqueo los dedos. --No es una criada, es una cocinera. En la tele. Cocinando Con Bess, ?verdad?-- Se le ilumino la cara. Bess se sonrojo. --Culpable--. --?No eres un poco gordita para estar en la tele?-- Candy alzo pestanas negras densas y falsas con una mirada reprobatoria a las caderas de Bess. --No segun mi productor--. Bess entro en el ascensor y pulso el boton para bajar. --A mi no me pareces gordita--, comento Whit, descansando la mirada en el escote de ella. --Peso exacto--, dijo el mientras se cerraban las puertas. Bess rio levemente mientras bajaba el ascensor. Cuando llego abajo, su portero favorito, Crash, estaba al frente del mostrador de entrada. --Buenos dias, senorita--. Ladeo su gorra. --Un nuevo vecino. ?Que te parece a ti, Crash?--. Se acerco al hombre de uniforme. "No muy amigable. Se cita con modelos de moda. Solo es un famoso mas--. --?Es de los que tiene parejas intercambiables?-- --Si. Este tipo es de los que las repone rapido--. Crash se sonrojo al decir esto. Bess enarco una ceja. --No me sorprende. Comentarista famoso de los noticieros. Tipo atractivo--. --Ahora, no vaya usted perdiendo la cabeza por el, Senorita Bess. Es un ligon. Usted es una chica decente. No me gustaria verla ser lastimada por este tipo--. Ella le dio unas palmadas en el brazo. --Gracias, Crash, eso es un buen consejo. Estoy inmunizada. Ademas, tengo a Terry y no soy una ligona--. El rio un poco. --No senora. Usted siga con un solo tipo. Por lo menos, uno por uno --. Ahora era el turno de Bess el ponerse roja. --Lo intento, Crash--. --Este tipo. El poli. Es una buena persona. Me cae bien--. --Me alegro de que te parezca bien. Me marcho a hacer la compra. Hasta luego--. Crash sonrio y se llevo la mano a la gorra otra vez. Bess salio al aire matutino agradable de mediados de septiembre. Fruncio las cejas mientras consideraba como iba a ser compartir el pasillo con un hombre con chicas calientes entrando y saliendo todo el tiempo. Y seguramente a todas horas, tambien. Aunque la vision de su mandibula recta, ojos claros que parecian desnudarla con la mirada y su cuerpo atractivo daban vueltas en su cerebro, sono una alarma. Es un ligon. Manten las distancias. Enderezo los hombros mientras subia caminando por Central Park a la calle West 81 st , luego se dirigio hacia el oeste hasta la tienda de Zabar. Tengo a Terry. No le le necesito a el. Whitfield Bass, puedes seguir con tus maneras ligonas. No mancilles el umbral de mi puerta. Una vez dentro de la tienda de productos gourmet, se dirigio a la seccion de cafes. Despues de comprar pequenas cantidades de varias marcas, eligio una variedad de tipos de te. Para cuando habia terminado, ya tenia dos bolsas de la compra llenas de cosas. Bess las alzo, sorprendida de ver lo poco que pesaban. El te no pesa nada. Siguio camino abajo pensando en que iba a preparar para cada bebida. Crash abrio la puerta del Wellington y Bess le saludo con la cabeza mientras seguia caminando hacia las escaleras. Pensando en lo que iba a cocinar, no vio a Candy Wayne avanzar hacia ella hasta que ella y la modelo chocaron. La joven mujer delgadita choco contra Bess haciendola soltar sus bolsas con su contenido tirado por el suelo. --Se me ha roto un tacon--, dijo Candy mostrando la mitad de un zapato de tacon muy alto antes de bambolearse dentro del ascensor. Cuando Bess dijo un taco para sus adentros, su perra doguillo, Albondiga, empezo a ladrar. Estaba sin arreglar, la parte de arriba de su vestimenta medio metida en la falda que estaba ladeada. --Lo siento. Lo siento--, murmuro la modelo a medida que se cerraron las puertas. El ascensor siguio su camino. Bess escucho aranazos en su puerta al tiempo que la puerta en la otra punta del pasillo se abrio. Whit, vistiendo un albornoz de color blanco como unica prenda, saco la cabeza. --?Que demonios es ese jaleo?-- --Mi perra. Cuando me oye, ladra--. Bess estaba de rodillas recogiendo cajitas de te y bolsitas de cafe. --?Que tienes alli dentro? ?Un Rottewiler? ?Un pastor aleman?-- Bess rio. --Una doguillo, ella cree que es una Rottweiler--. --?Una doguillo?-- Rio un poco. --?Te echo una mano?-- --Todo bien--. --?Ha sido Candy la que ha hecho eso?-- Bess cerro los labios en una linea firme y delgada y siguio recogiendo su compra. Albondiga siguio ladrando. Whit salio descalzo de su apartamento y se agacho al lado de Bess. Recogio varias cosas y leyo las etiquetas. --Te Chai, cafe Kona, mermelada Loganberry...--. Bess tomo cada articulo de las manos de el uno por uno y los metio rapidamente en la bolsa. --Estoy haciendo un poco de investigacion sobre el cafe y el te--. --Que interesante. Mi investigacion consiste en revisar articulo aburrido tras articulo aburrido en internet--. --Esa es la razon por la cual hace lo que hace y yo hago lo que hago--. Al ponerse en pie, el le entrego un paquete de regaliz negro. --Me apuesto que somos las dos ultimas personas en la ciudad a quienes nos gusta esto--, dijo el. --Lo dudo--. Si se cree que me va a adular para acostarme con el. Que lo vaya olvidando. Pero, a medida que el se inclino, su albornoz se abrio un poco y ella pudo ver su pecho. Era totalmente tocable, firme pero no duro tipo gimnasio. Vello negro en moderacion le hizo sentir picores en las puntas de los dedos al pensar en deslizarlos sobre sus pectorales. Con un gran esfuerzo, dejo de mirar el cuerpo de el y dirigio la mirada hacia los paquetes de comida todavia en el suelo. --Gracias--, dijo ella, con desgana de deberle nada, aunque solo fuese por el gesto de el de recoger un articulo. --No podia hacer menos despues de que Candy chocara contra usted--. Bess hizo un breve gesto con la cabeza y se encamino hacia su puerta. Al abrir la puerta, la pequena doguillo salio corriendo. Se fue directamente hacia Whit, ladrando una y otra vez. El se rio pero se retiro hacia atras. Es una bestia pequena pero feroz. --Odio los cliches, pero ?no va a llamar a su perro?-- dijo el con la espalda contra la pared. --!Albondiga! Albondiga, ven aqui, pequena--. Llamo Bess. La doguillo cerro la boca y se volvio hacia su ama. Despues de una mirada suspicaz hacia Whit, la perra se retiro, jadeando y obedeciendo. --Ella no le haria dano--. --?En serio? ?Esta usted segura de que ella lo sabe?-- La arruga en su frente se borro un poco. Se arremetio su albornoz y tiro de la banda que cerraba su albornoz apretandola. --Tu novia necesita una leccion de buenos modales--, dijo Bess, recogiendo una bolsa en cada mano. Albondiga miraba a Whit pero se quedo al lado de Bess. --Oh, no es mi novia--. --?Oh?-- Bess subio las cejas. --Pues a mi me podria haber enganado eso--. --De hecho, esa solo era nuestra segunda cita. Una cita larga quizas, pero solo la segunda. Yo tengo bastantes amigas--. El la miro otra vez con una mirada que le hizo sentirse desvestida por el. Instintivamente se tapo el pecho con el brazo. --Pues que bien. Ten cuidado con las enfermedades de transmision sexual, pueden ser bastante desagradables--, dijo ella. --?Hablando por experiencia propia?-- El enarco una ceja mirandola. El ardor subio por sus mejillas al tiempo que perdio la compostura. Solto ambas bolsas lo cual hizo que Albondiga volviese a ladrar. --Tiene mucho descaro--. --Tu eres la que lo menciono. No yo. Yo soy un gran defensor del sexo seguro. ?Lo eres tu?-- --Eso no te incumbe--. Dijo Bess recogiendo sus cosas y silbando hacia Albondiga que se callo inmediatamente y siguio a su ama. --?Tendre que usar un desinfectante cada vez que pase por delante de tu puerta?-- dijo el haciendo una mueca burlona. --!Muy gracioso! No entiendo por que no te has dedicado a la comedia en vez de las noticias. Vamos a ver... ?quizas porque no eres gracioso?-- Ella entro en su apartamento y cerro la puerta de golpe. La carcajada de el era alta y sonora. Que desagradable. Puede acostarse con todas las mujeres de Nueva York, pero a mi nunca me va a pillar. Odio a los hombres ligones. Cargo con su compra hasta la cocina con Albondiga trotando tras ella. La perrita se arrecosto en su pequena camita y ya roncaba antes de que Bess hubiese guardadado todas las compras. Se prepare un cafe y se sento con un cuaderno y un boligrafo. El telefonillo de la puerta la saco de sus pensamientos. Descolgo y le dijo a Crash que el visitante podia subir. Su ayudante, Ned Lester, entro directamente. Ella nunca cerraba la puerta con llave, pensaba que con unos porteros tan vigilantes, no tendria necesidad de hacerlo. --?Donde has estado? He dejado diez mensajes. ?Te hacia falta que recogiera algo de camino?-- --Lo compre todo yo misma. Estaba en el pasillo. Maldito vecino nuevo. Su novia repelente choco contra mi. Luego, el salio para ayudar a recoger las cosas que se habian caido--. Los ojos de Ned brillaron. --?Era mono?-- --?No tienes a alguien?-- --No has contestado mi pregunta. No para mi. Para ti--. --Supongo que se podria decir que es bastante atractivo para ese tipo de cosa--. --?Que tipo de cosa?-- Ned se sento en un taburete al lado del mostrador, su libreta lista, boligrafo en mano y los ojos azules mirando a Bess. --Quiero decir, pelo negro, ojos grises, buen fisico--. --Vaya. ?Mejor que Serge?-- --Era irritante--. Bess volvio a la cafetera y le sirvio una taza a Ned. --Ahora se que estas mintiendo. Siempre adivino. Se te ve un temblorcillo bajo el ojo izquierdo. Solo un instante, pero se ve--. --Vale. Es guapisimo pero es un ligon. Ademas, tengo a Terry--. --?Lo tienes de verdad? ?No es solo una vez a la semana y nunca se queda a dormir? -- --?Y?-- Bess bebio sorbitos de su cafe. --A mi me parece que estais algo atascados--. --Me gusta. Es un poli. Me hace sentirme segura. Estoy contenta con las cosas tal como estan--. --?De verdad?-- Ned miro fijamente, pero Bess evito mirar sus ojos. --Vamos a ponernos a trabajar. ?Como enmarcar esto? Mejores postres para cafe y mejores para el te?-- --De esa manera, a lo mejor podemos conseguir dos programas de esta idea en vez de uno solo--, dijo el apuntando en su cuaderno. --Bien pensado. Hmm, ?que va mejor con el cafe? Cualquier cosa de chocolate--. --Oh, dios. Chocolate. Aqui voy. Y de paso, a mi no me enganas. Te estoy dejando cambiar de tema... de momento--. Dijo Ned sonriendo. Bajo, con pelo marron y ojos azules, Ned era atractivo pero estaba fuera del alcance de Bess ya que era gay. Se cuidaba mucho el fisico, vestia impecablemente y la cuidaba a ella muy bien. Si yo tuviese un hermano pequeno, me gustaria que fuese exactamente igual que Ned. Bueno, quizas no tan meticon. El guardaba sus secretos y compartia su amor por la comida. Ned era mas familia para ella que su familia de verdad. Listo para convertirse en su cocinero segundo, Ned habria sido la eleccion perfecta, pero a Bess le disgustaba la idea de tener que ensenarle las cosas a un nuevo ayudante. Aunque estaba deseando que le dieran la promocion a el, tambien temia ese momento. Ella dependia de su apoyo y el jamas ponia en duda el juicio de ella. Eran el tandem perfecto. Ned repaso los cien libros de cocina que ella tenia en sus estanterias, buscando aquellos que se especializaban en postres. En media hora, ella estaba totalmente inmersa en el tema, comentando y seleccionando recetas con el. El episodio estaba empezando a tomar forma y ella habia olvidado al devastadoramente atractivo Whit Bass y su desfile de mujeres deseosas. Hicieron una lista de la compra. Ned se fue a la tienda mientras Bess se tomo un descanso. Se acerco a la ventana con su taza de cafe. Albondiga se estiro y se acerco a ella. Sus elecciones de posibles postres eran lo suficientemente numerosas para que pudiera estar segura de que habria unas cuantas opciones muy destacables para el programa. Su mente volvio al nuevo vecino. ?Por que estoy pensando en el? Es un problema para cualquier mujer soltera. Yo quiero tener hijos algun dia. No podria hacer eso con un tipo como Whitfield Bass. ?Y Terry? Ni siquiera le tengo dos veces a la semana. Se mordisqueo una una y luego se detuvo, horrorizada. --?Cuantas veces te he tenido que decir que dejes esa costumbre asquerosa?-- Ned entro, cargando dos bolsas. --Lo se, lo se. Lo siento. No estaba pensando--. --Tus manos y unas se ven. No puedes estar destrozandolas con los dientes--. Suavemente le dio una palmada en la mano y luego la elevo para besarla. --Tienes razon. Se me olvida. Preocuparme por mi aspecto ante la camara es la peor parte de este trabajo. ?Cuando podre morderme las unas y que no le importe a nadie?--. --Cuando te quedes sin trabajo. Y como ese dia no ha llegado aun, deja de hacer eso --. Recupero un paquete que se habia caido en la entrada de la puerta y lo llevo a la cocina. Mientras sacaba cosas de la compra y las guardaba, iba charlando. --?Que te tenia tan ensimismada cuando entre?--

  • Zapatitos de tango de Diana Couto

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    Novela sobre la noche tanguear de Buenos Aires. Una mujer de mediana edad, sumergida entre su vida profesional y su pasion por el baile del tango. El tango es el gran hechicero que atrapa a personajes de todo tipo que comparten soledad y busqueda del amor. Eugenia intuye que su majestad el tango, el gran hechicero de la noche portena la pueden ayudar y alli se sumerge en la milonga, el refugio calido para los gangueros que suenan con encuentros ricos en emociones y llenos de vida

  • Departamento 240 de Felipe Zurita

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    Novela que cuenta la historia de Gerardo Bustamante, un joven adulto que comenzo a sufrir extranos sucesos nocturnos al cambiar de hogar.
    Durante el trayecto de su historia se cuestiona si esta viviendo alucinaciones, terrores nocturnos, esquizofrenia o si se encuentra en medio de una situacion paranormal. Obligado a escribir su historia por personas que no son mencionadas nos entrega un ano de su vida y un inesperado final.

  • La debilidad de Alec (Hermanos MacLeod 2) de Jane Mackenna

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    No se exactamente cuanto tiempo ha trascurrido desde mi llegada a Dunvegan. No siento tristeza ni melancolia porque eche de menos a mi antiguo clan, jamas me senti parte de el. Aquellas tierras parecian estar malditas, todo era frio y oscuro, sin vida. Muy distinto de las de los MacLeod. Si Ian creia que enviandome lejos conseguiria olvidar el infierno que me hicieron pasar su padre y su hermano, estaba muy equivocado. No hay noche que no tenga pesadillas en las que revivo una y otra vez aquella tortura; despierto llorando, temblando y gritando. Soy incluso capaz de percibir el dolor que senti cuando me arrebataron la inocencia, el asco que me embargo, e incluso puedo volver a olerlos en mi cuerpo. Nadie viene a socorrerme en medio de la noche. Solo Ian parecia comprenderme por completo, pues fue obligado a ver mi humillacion. Lucho con unas y dientes para liberarse de sus captores y ayudarme, mas no pudo hacerlo. El cree que lo culpo, que lo desprecio, sin embargo, no es asi. Puede que haya dejado de amarlo, porque ese dia no solo perdi mi inocencia, tambien me arrebataron la capacidad de sentir. Ya no soy capaz de querer a nadie, ni siquiera soporto estar rodeada de mucha gente. Los MacLeod han sido generosos y pacientes conmigo, sobre todo, mi senora. En Rosslyn veo mucho de Ian, quien me conto que nunca estuvieron muy unidos por culpa de su padre y de su hermano mayor, ellos intentaron hacer de el otro demonio, sin conseguirlo. No obstante, en el proceso perdio una hermana y muchos anos sin estar al lado de su madre. Solo yo se cuanto le dolia el distanciamiento con ambas. Todas las mujeres MacLeod han intentado ayudarme, tratandome casi como a una igual, cuando no soy mas que una simple criada que practicamente ha sido desterrada de su clan. Mas no consigo sentirme tranquila con casi nadie a mi alrededor. Soporto a mi senora, a Glenda, a la madre de Ian, quien es una santa por no odiarme despues de todo, su hijo mato a su primogenito por mi culpa y fui la ramera de su esposo, aun recuerdo como si fuera ayer la ternura con la que me cuido despues del ataque. *** Mis ojos estan abiertos, pero no soy capaz de ver nada. Escucho como Ian solloza a mi lado y me pide perdon una y otra vez mientras hace un esfuerzo por no tocarme, pues la primera vez que lo ha intentado he gritado, a pesar de que ya no me quedan mas fuerzas para hacerlo. --Buscare ayuda --dice mientras se levanta, aun estando tan malherido como yo--. !Madre! --grita con fiereza y cierro los ojos, rezando para no volver a abrirlos jamas--. !Madre! -- vuelve a insistir. No se el tiempo que trascurre hasta que escucho un grito ahogado que me hace levantar los parpados, hinchados de nuevo, y veo ante mi a la esposa del laird MacKinnion que me mira horrorizada. --?Que te han hecho, criatura? --pregunta, rompiendo a llorar mientras se agacha a mi lado --. ?Quien ha sido el animal que te ha dejado en este estado? --Tu esposo y tu hijo son los responsables --escupe con furia Ian, quien no se ha marchado en ningun momento--. Tienes que salvarla --implora--. Se que no he sido el mejor hijo, pero, por favor, madre... --Detente, Ian --le pide ahora, observandolo con ternura--. Claro que la ayudare, y tu y yo hablaremos largo y tendido despues. Centra de nuevo su atencion en mi, su mirada de compasion es como una punalada en mi corazon. --Ian va a tener que cogerte en brazos --me explica--. Necesitas una buena cama. Tranquila, voy a curarte. --Lo siento --balbuceo, pues noto que mis labios no me pertenecen y el sabor de mi propia sangre me hace tener ganas de vomitar--. Lo siento, mi senora, yo no queria... --!Calla, nina! --ordena espantada--. No vuelvas jamas a pedir perdon por lo sucedido esta noche. Guardo silencio al comprender que esta buena mujer no me culpa por lo ocurrido, y dejo que Ian me tome en sus brazos, a pesar de que me causa tal sensacion de repugnancia que cierro con fuerza mis ojos y mis labios para evitar vomitar; me tenso por el dolor y las ganas de salir corriendo si pudiera. --Te prometo que mi padre y Bruce pagaran por lo que te han hecho --susurra sin mirarme, pues es muy consciente de que no soporto su tacto, ese que antano era capaz de estremecerme--. Los matare. Hay tal fiereza en su voz y su rostro que se me hiela la sangre, se que esta hablando en serio y, a pesar de lo que me han hecho, no podria soportar que se ensuciara las manos con la sangre de su propio padre y hermano. Sin embargo, ahora mismo no me encuentro con fuerzas para discutir, solo quiero dormir y que al despertar todo esto haya sido una terrible pesadilla. No tengo claro en que alcoba me encuentro, pero cuando mi cuerpo mancillado es dejado sobre un colchon de plumas, se con seguridad que no estoy en la habitacion que comparto con dos muchachas mas. --Sigo pensando que no es apropiado que este en tu alcoba, Ian --escucho como su madre discute con el mientras ordena a alguien que le traiga agua y panos. --Me importa bien poco si es lo correcto o no, madre --espeta--. Ayudela. --Deja que te cure a ti tambien --dice ansiosa--. Estas lleno de sangre... --Ahora me limpiare --contesta, restandole importancia--. No permitas que nadie se acerque a ella. *** Aquella noche, ambos sellamos nuestro destino. Ahora Ian es el laird de los MacKinnion, despues de que Cameron MacLeod matara a su padre y el mismo asesinara a su hermano por lo que me hizo. No importo las veces que le rogue que no lo hiciera, ahora ambos demonios deben estar quemandose en las llamas del infierno, pero, aun asi, logran atormentarme. --Siempre que te encuentro estas parada y perdida en tus pensamientos, muchacha --la voz potente de Alec, el pequeno de los MacLeod, me sobresalta y, como ya es costumbre, mi corazon comienza a latir con rapidez--. ?Acaso tu senora no necesita ayuda? --pregunta, adentrandose en la cocina en la cual estoy sola en esos momentos. --Ahora mismo esta con mi laird y el pequeno --tartamudeo, mirando a mi alrededor para encontrar una forma de escapar. --!Deja de hacer eso! --exclama, alzando la voz, y siento que en cualquier momento voy a desmayarme--. No pienso saltar sobre ti --grune mas bajo--. No es que tengas gran cosa que apreciar. --?Puedo ayudarle en algo, mi senor? --pregunto, intentando aparentar una valentia que estoy muy lejos de sentir, ni siquiera soy capaz de levantar la cabeza. --Si --asiente mientras entra contoneandose Gladys, mi peor pesadilla en Dunvegan--. Que trabajes. Estoy harto de verte deambular sin hacer nada. Cuando soy capaz de mirarle, Gladys esta pegada a el recorriendo su cuello, a la vez que me observa muy ufana. Alec lo hace como si me odiara y no comprendo el motivo. No le he hecho absolutamente nada, siempre he procurado mantenerme alejada de su camino, porque, desde la primera vez que le vi, me di cuenta de que era el mas explosivo de los hermanos. --Si, mi senor --asiento avergonzada ante la escena que trascurre frente a mi. --Y no vuelvas a llamar la atencion para que venga alguien a interrumpirnos, estupida -- espeta Gladys. Alec, sin decir mas, la coge entre sus brazos y se pierden en el pequeno cuarto donde guardamos las provisiones. No tardo en escuchar gemidos y gritos. No lo soporto y salgo con rapidez hacia las escaleras buscando algo en lo que pueda ocupar mi tiempo mientras mi senora no me da trabajo. He llegado a pensar que lo hacen a proposito, trabajo mucho menos que cualquier criada del castillo, lo que no me hace muy querida entre ellas, algo a lo que ya estoy acostumbrada. ?Que hay de malo en mi? Soy huerfana de nacimiento, nunca supe quien era mi padre, y mi madre murio al darme a luz. Asi que me criaron las propias sirvientas de los MacKinnion hasta que fui lo bastante mayor como para empezar a trabajar. Rezo para encontrarme con alguna de las senoras, pero es demasiado temprano y el unico con el que me cruzo es Evan, que sale silbando de sus aposentos. Al verme, me mira cenudo, y pregunta con delicadeza... --?Ocurre algo, Moira? --Niego con la cabeza, porque siempre me cuesta encontrar la voz para dirigirme a los hombres, aunque sepa que no van a hacerme nada--. ?Alguien te ha molestado? --Por supuesto que no --me apresuro a responder, no quiero problemas de nuevo con Alec --. Solo queria saber si mi senora necesitaba algo... ?Tal vez su esposa? --insisto esperanzada. --Glenda todavia esta en la cama --dice con orgullo--. Puedes preguntar por si le apetece un bano. Se marcha dejandome frente a la puerta. Suspiro, llamo con delicadeza y no entro hasta recibir respuesta. --Buenos dias, mi senora --saludo--. ?Necesita algo? --Buenos dias, Moira --exclama feliz--. Lo cierto es que si Rosslyn no te tiene ocupada, me gustaria darme un bano. --Por supuesto --respondo enseguida, aunque se me revuelve el estomago al pensar que debo volver a la cocina, y seguramente Alec y Gladys aun no habran acabado. --?Sucede algo? --pregunta, incorporandose en la cama y dejandome ver que esta completamente desnuda. ?Es que en este castillo no pueden parar de encamarse? --No, mi senora --me apremio a decir--. Enseguida le preparo su bano. Me apresuro a llegar a la cocina e intentar no pensar en lo que esta ocurriendo a pocos pasos de distancia. Comienzo a llenar cubos de agua para calentarlos, y casi choco con un pecho desnudo y sudoroso. Alzo los ojos asustada y, como temia, es Alec, que ni se molesta en ocultar que ha estado haciendo. Detesto a Gladys, ?como puede dejarse hacer lo mismo una y otra vez? No podria soportarlo. --Asi me gusta, que trabajes --se burla y se marcha silbando muy alegre. ?Como no?, si ha obtenido lo que deseaba... Continuo con mi trabajo, subo varios cubos por las escaleras con esfuerzo, y de nuevo vuelvo a asustarme cuando unas manos aparecen por detras para quitarme peso de las manos. --Te he dicho que trabajes, no que te deslomes --grune--. ?Son para Rosslyn? --pregunta sin mirarme. --No --respondo, al fin, cuando soy capaz de recuperarme de la sorpresa--. Para Glenda. Asiente y los deja en la puerta, sin entrar. Cuando se marcha, lo hace sin dirigirme una sola mirada. ?Por que me ha seguido? ?Por que me ayuda si esta claro que le molesta mi presencia en el castillo? Son tantas preguntas para las que no tengo respuesta... Cuando entro en la habitacion, la tina ya esta dispuesta. Puede que las demas chicas no me tengan mucho aprecio, pero saben cumplir ordenes. Comienzo a llenarla con agua caliente y preparo todo lo necesario para un buen bano. --Gracias, Moira --agradece Glenda mientras se sumerge con un suspiro en el agua--. Quedate un poco conmigo --me pide con su acostumbrada alegria. No puedo negarme asi que me siento y la escucho parlotear... CAPITULO I Alec MacLeod <>. No puedo parar de pensar en ella, aunque este poseyendo a Gladys. Sus gemidos en mi oido no hacen nada para acallar mi mente. Soy incapaz de olvidar la mirada de terror que me ha dirigido en la cocina, ni la de asco al darse cuenta de lo que ibamos a hacer mi amante y yo. ?Por que demonios le repugno? Nunca le pondria las manos encima, mucho menos sin su consentimiento, y siempre me observa como si estuviera esperando que me abalanzara sobre ella igual que un animal. --Alec --repite Gladys una y otra vez, solo quiero que se calle. Cierro los ojos y sigo penetrandola con fuerza, gruno cuando el placer estalla y me dejo ir encontrando el alivio momentaneo que buscaba. Me retiro y alejo con rapidez de ella, hoy no estoy para estupidas caricias. Desde que regrese a Dunvegan, Gladys se ha vuelto bastante posesiva, y creo que esta haciendose demasiadas ilusiones, tarde o temprano tendre que romper nuestro acuerdo. --?Que ocurre? --pregunta con voz jadeante--. Alec... --Tengo cosas que hacer, Gladys --la interrumpo--. Vuelve al trabajo. Salgo con rapidez, incluso sin haber acabado de vestirme, y algo menudo golpea contra mi; contengo un grunido al darme cuenta de quien se trata. Reconoceria su olor en cualquier parte. <>, pienso, intentando contener mi lengua. No soporto su cara de decepcion, no comprendo por que me mira asi. Desde que la vi por primera vez en tierra de los MacKinnion, supe que me traeria problemas. Ojala, Ian no nos hubiera pedido que dejaramos a Bruce con vida para poder matarlo el, pues yo hubiera cumplido el cometido con gusto. Contemplo su rostro mientras intento alejarla con palabras bruscas. De las heridas ya no queda nada, solo una pequena cicatriz sobre una de sus cejas. Un recordatorio constante de lo que debio sufrir a manos de esos bastardos. Me marcho para alejarme y no comportarme como un miserable con ella. Es tan inocente que no comprende mi forma de actuar, ni yo mismo me entiendo a veces. Pero no puedo mantenerme alejado por mucho tiempo, me he dado cuenta de que esta llenando cubos de agua, lo cual significa que alguna de mis cunadas quiere darse un bano. Como suponia, la encuentro subiendo cuatro; es tan pequena, tan delgada que me sorprende que pueda con ellos. No logro evitar correr para cogerlos yo y que no se haga dano. De nuevo, consigo asustarla y eso me enfurece de nuevo. Una vez cumplido mi cometido, me marcho para una buena sesion de entrenamiento, asi, tal vez, deje de una vez de pensar en ella. Odio los sentimientos que despierta en mi porque no los comprendo. Nunca he sentido por una mujer algo que no fuera deseo, mas Moira es diferente. Hace que ansie protegerla al verla tan destrozada, quisiera que no me mirara como si fuera a danarla, y eso es lo que hace que me enfade y la trate mal. Luego, cuando mi maldito genio se calma, me siento un imbecil y me gustaria poder disculparme, pero se que acercarme a ella es imposible. Dejo de pensar cuando veo a Evan aguardando con cara de pocos amigos, espero que no me de un sermon por llegar tarde, porque no tengo la paciencia necesaria para soportarlo. --Al fin apareces --refunfuna mi hermano Evan--. ?Que demonios estabas haciendo? No respondo y cojo una espada, pretendo descargar toda mi ira y frustracion con mi hermano, y espero que este preparado. --?Donde esta Cam? --pregunto mientras me preparo para atacar. --Sabes que desde que nacio Owen es dificil que aparezca temprano --responde sin quitarme los ojos de encima. --Es el laird --siseo tras hacer mi primer movimiento que esquiva con facilidad. --Cuando seas padre, lo comprenderas --se burla mientras me devuelve la estocada. --?Quien te ha dicho que quiera serlo? --espeto a la vez que esquivo por los pelos su espada. --Al paso que vas, no me extranaria que tuvieras algun bastardo --grune cuando le golpeo. Maldigo ante la posibilidad y dejo de hablar para concentrarme por completo en la pelea. No se cuanto tiempo estamos entrenando, me duelen todos los musculos y el sudor empapa mi cuerpo, solo nos detenemos ante la llegada de nuestro hermano mayor. --?Quereis mataros? --pregunta de brazos cruzados, mirandonos con el ceno fruncido. --Estamos haciendo lo que te corresponde desde hace horas, Cameron --respondo, intentando recuperar el aliento. --?Tienes algo que decirme, Alec? --interroga con aparente tranquilidad, aunque se que esconde un caracter parecido al mio, solo que el ha aprendido a controlarse. Esta preguntandome si cuestiono su liderazgo para con el clan, y no es asi, jamas pondria en duda su valia o su derecho al titulo. Nos retamos con la mirada durante unos instantes, pero soy el primero en apartarla. --Nada --escupo--. No tengo nada que decir. Me alejo de ellos para ir al lago que no se encuentra muy lejos de aqui y lavarme. En esta epoca del ano, el agua esta helada, mas no me importa, estoy mas que acostumbrado. Al llegar, me desnudo sin preocuparme por quien pueda verme, no muchos suelen venir aqui y menos en invierno. Me sumerjo y comienzo a nadar durante un rato, necesito estar agotado para no pensar en el futuro. ?Que me espera a mi? Cameron es el laird del clan, tiene una esposa y un hijo al que adora. Evan tiene a Glenda, y no creo que tarden mucho en aumentar la familia, y yo...

  • Una historia de amor y oscuridad de Amos Oz

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    Amor y oscuridad son las dos fuerzas que recorren la conmovedora autobiografia novelada de Amos Oz, publicada por vez primera en hebreo en 2002. El autor narra su infancia y adolescencia en los anos cuarenta y cincuenta, en Jerusalen y en el kibutz de Hulda, marcados por la tragica existencia de sus padres: Yehuda, un estricto bibliotecario, y Fania, una mujer culta, romantica y sonadora. Atrapado entre ellos, el futuro escritor es un nino que soporta sobre sus fragiles hombros la pesada herencia de sus singulares antepasados y asiste atonito a los grandes cambios que marcaran su vida y la de su incipiente nacion. La narracion de Una historia de amor y oscuridad oscila hacia delante y hacia atras en el tiempo y refleja mas de cien anos de historia familiar, cuatro generaciones de sonadores, estudiosos, poetas egocentricos y ovejas negras, que desde Vilna y Odesa, a traves de Polonia y Praga, llegaron a Israel.

  • Maleza de Daniel Ruiz

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    Nadie dijo que la vida fuera facil. Pero lo es mucho menos en Balseras, barrio de la periferia. Un nino huerfano busca al asesino de su perro Bruto, con la ayuda de su primo y otros amigos, miembros de una banda que a pesar de su juventud conocio tiempos mejores. Un comercial del sector de los electrodomesticos se topa en una de sus habituales carreras nocturnas con una mano amputada de mujer, y decide, contra cualquier asomo de cordura, llevarsela a casa. Un disminuido psiquico trabaja en el mantenimiento de una comunidad de vecinos de alto nivel, donde vive la nina Sonia, por la que estaria dispuesto a dejarlo todo. Tres historias salvajes y extranamente liricas, que confirman a Daniel Ruiz como gran narrador.

  • Napalpi Atrapada en el viento de Gabriela Exilart

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  • La peor pesadilla de Mark Edwards

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    Le cayo como una bomba nuclear: unos segundos de inocente calma, quiza un leve silbido al precipitarse sobre el y, despues, la nada cuando, al abrir la puerta de casa, vio que todo estaba demasiado tranquilo y supo de inmediato que algo iba mal, pero no hasta que punto, no pudo siquiera sospechar lo absoluto e irrevocable de ese mal. Habia sido un dia especialmente largo. El inspector Patrick Lennon habia estado encerrado siete horas en una sala de interrogatorios sin ventanas con un drogadicto poco dispuesto a colaborar llamado Dean Kervin, que tenia la cara como una patata hervida hacia varios dias. Pese a que varios testigos y dos camaras de seguridad lo habian visto reventar el escaparate del outlet de prendas deportivas y matar a palos al guardia de seguridad, el se empenaba en negarlo. No paraba de repetir: <>. Patrick llevaba todo el dia ansiando un poco de aire fresco y un cafe sin recalentar, pero lo que de verdad lo mantenia en pie era la idea de volver a su casa, calentita y perfumada, y abrazar a su tierna pequena de cinco meses, Bonnie. Una copa de vino en una mano, Bonnie acurrucada en la curva de su otro brazo y, en cuanto Bonnie se quedara dormida, comida china a domicilio mientras veia una pelicula con Gill. Casi le hacia reir el que un cuadro asi lo reconfortara tanto. Su yo adolescente se habria burlado despiadadamente de el. ?Vino y bebes? ?Chino y peli? Patetico. No. Patetico, no. La felicidad, la seguridad, la pureza de la familia eran la esencia de la vida. El unico inconveniente, en el frente domestico, era que Gill llevaba algun tiempo bastante deprimida. Todos sabian lo duro que era quedarse en casa el dia entero con la chiquitina, sobre todo para una atareada profesional con un cargo de responsabilidad. Gill era abogada y nada la hacia mas feliz que destrozar, destripar con palabras a desgraciados como aquel Dean, el tipo de la cara de patata. Lo hacia con tanto aplomo... Patrick confiaba en que pronto recuperase esa chispa. Aunque fuera de los tribunales era una mujer sociable y cordial por naturaleza, toda aquella camarilla de la NCT, esa oenege de apoyo a las madres primerizas, con sus cuadrillas de madres amamantadoras que invadian las cafeterias y asistian a clases de musica infantil, no acababa de llenarla. Lo habia intentado, pero siempre habia vuelto a casa amenazando con ponerse a gritar en cuanto volviera a oir hablar de panales y caquitas. La idea hizo sonreir a Patrick mientras estacionaba, marcha atras, el Prius bronce (otra de esas cosas que su yo adolescente le habria censurado) en la pequena entrada de la casita adosada que ocupaban en West Molesey. Cuando queria impresionar a alguien, les decia que vivia <>, aunque, en realidad, West Molesey estaba a dos kilometros y medio y era la hermana pobre de la grandiosa East Molesey, que disponia, en cambio, de una zona declarada patrimonio historico-artistico y multitud de fincas de dos millones de libras. Nunca se habia alegrado tanto de volver a casa. Hasta habia parado en el super para comprar una botella de vino y un ramo de gerberas, las favoritas de Gill. Mas tarde se pregunto si lo habia sabido desde el mismo instante en que habia hecho girar la llave en la cerradura o si solo habia imaginado que lo sabia. Lo que si percibio de inmediato fue el silencio. No creia que hubieran salido porque el cochecito estaba en el pasillo y todas las luces encendidas. ?Habrian ido un momento a casa de algun vecino? Improbable. Los vecinos mas proximos habian resultado bastante desagradables y Gill no habia hecho amistades en las inmediaciones. Normalmente se oia Radio 2 a todo volumen y en la tele se veia, sin sonido, la programacion infantil de la BBC. Ni el ruido de la secadora dando vueltas, ni el de la tetera hirviendo el agua, ni el repiquetear habitual de Gill por la cocina mientras preparaba la cena para ellos dos... No se oia nada de eso. --?Hola? --grito Patrick al tiempo que entraba y cerraba la puerta--. ?Gill? Nada. Fruncio el ceno. Se quito la chaqueta de cuero, colgo las llaves del automovil en el cuelgallaves dispuesto junto a la puerta y dejo las flores y el vino en el suelo de la entrada. Debian de haber salido, se dijo, luego titubeo; tuvo el presentimiento de que no era asi. Se le erizo el vello de todo el cuerpo, pese a que, en aquellos momentos, no tenia motivo para temer nada. --Gill, ?donde estas? --insistio nervioso antes de enfilar el pasillo que conducia a la cocina, al fondo de la casa. Cuando pasaba junto a la escalera, un movimiento lo sobresalto. Su mujer estaba sentada en el tercer escalon, con una cara que el no le habia visto a nadie en toda su vida. Su rostro, por lo general sonrosado, estaba ceroso y demacrado, y sus ojos, inmoviles, eran dos mares de espanto. Aferrada al juguete favorito de Bonnie, una Peppa Pig de punto, se mecia en silencio adelante y atras. Patrick hizo un aspaviento y la agarro por los hombros, medio abrazandola medio zarandeandola. --!Gill, carino!, ?que ocurre? --pregunto, hincandose de rodillas en las escaleras, abrazandola fuerte y meciendose con ella--. ?Que ha pasado? ?Ha muerto alguien? Aquel fue su primer pensamiento, porque, de haberle pasado algo a Bonnie, Gill no estaria sentada en las escaleras, sino junto a su cuna. Ella no respondio. Lo ignoro, como si no hubiera detectado su presencia. --Hablame, carino, ?que ha pasado? !Gill, por favor! La encontro menuda, la mitad de su tamano normal, como encogida por la conmocion y por aquel terrible dolor no manifiesto. --?Donde esta Bonnie? Gill dejo de mecerse. Dejo de respirar y apreto los labios, aquellos labios sensuales de los que Patrick se habia enamorado antes incluso de conocerla bien. Cerro los ojos y clavo los dedos en el rosado cuerpecito blando de Peppa Pig. Luego empezo a gemir. El gemido se torno ganido, despues bramido y, por ultimo, cuando volvio a abrir la boca, se transformo en un aullido de dolor casi animal que retumbo en las paredes y privo la casa de cualquier resquicio de paz para siempre. Patrick se levanto como un resorte mientras escapaba de su boca un sollozo. --Ay, Dios mio, Gill, ?donde esta la nina? ?Que ha pasado? ?DONDE ESTA? Aparto a su mujer y, aunque lo hizo solo con un empujoncito, Gill volco y rodo por los dos peldanos restantes hasta el suelo, donde quedo inmovil, sin dejar de proferir aquel aullido sobrenatural. El subio la estrecha escalera como un maratonista en su tramo final y, con la respiracion atrapada en el pecho, rodeo bruscamente la barandilla y entro en el diminuto dormitorio de Bonnie. Al principio, penso que habia una muneca tendida en su camita, una extrana muneca hinchada, de color purpura. Se adentro en la estancia y comprendio que la muneca era Bonnie. Sus extremidades estaban retorcidas de forma poco natural y tenia marcas visibles alrededor del cuello. Marcas de dedos. Tras proferir un aullido aun mayor que el de su mujer, solto la barra protectora de la cuna e inclinandose sobre su hija sin vida trato de insuflar aire en sus pulmoncitos inertes. Con dos dedos delicados y temblorosos le masajeo el esternon, rezando para hacerlo bien, procurando recordar correctamente los pasos del curso de reanimacion cardiopulmonar infantil al que Gill habia insistido en que asistieran ambos durante su embarazo. <> Bonnie seguia amoratada. Aun estaba caliente. Eso era bueno. <> Las lagrimas de Patrick cayeron en los parpados cerrados de la criatura. <>

  • Azul Venezia de Marina G. Torrus

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  • Descubriendo el Nirvana (Nirvana 3), Arantxa Anoro de Arantxa Anoro

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    La fortaleza de las personas no se mide por la cantidad de fragmentos en los que te rompes sino por la capacidad de unirlos tantas veces como sea necesario.

  • La Isla de las Voces de Robert Louis Stevenson

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    Stevenson fue un artifice del estilo. Creia que el ejercicio de la prosa es mas dificil que el del verso, ya que una vez compuesto un verso, este nos da el modelo para los otros, en tanto que la prosa exige variaciones continuas, gratas y encadenadas. Estudio el predominio de un sonido sobre otro y el juego eficaz de sus transiciones. El hecho de que en todas las literaturas el verso es anterior a la prosa parece justificar su tesis. ... Dos de los cuentos de este volumen tienen por escenario los mares del sur. Markheim ocurre en una ciudad indeterminada; Thrawn Janet en Escocia. Los he elegido porque son los que siguen perdurando en mi vieja memoria. Desde la ninez, Robert Louis Stevenson ha sido para mi una de las formas de la felicidad. Jorge Luis Borges

  • Diosa Cosmica de Gema Perez

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    Las fertiles. aun mas.
    Y Cassandra. es unica.
    Disenada para ello.

  • El secreto de la painita de Julio Carreras Llisterri

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    Lucas Benavente es un joven y exitoso informatico que disfruta de una confortable vida, pero todo su mundo se tambaleara cuando Victor, un misterioso personaje, se pone en contacto con el para revelarle un secreto que se esconde tras la muerte de su padre. En su busqueda por descubrir la verdad su camino se cruzara con el de Marc, un montanero que perdio a su esposa, y con Ana, cuya hermana fue asesinada en un robo. Todos ellos tienen algo en comun: Cronium, una poderosa empresa del sector farmaceutico que parece estar detras de lo que les ha sucedido. Poco a poco, con ayuda de algunos amigos, iran componiendo un rompecabezas de dimensiones inimaginables y donde nada es lo que parece ser.
    Conocedores de la verdad, solo les quedara una salida posible, vengarse de Cronium y las personas que se esconden tras la muerte de sus seres queridos.
    Sin embargo hay algo que desconocen, todos ellos son victimas de un plan mucho mayor.
    Inspirada en El Impostor de Jeffrey Archer, y El Conde de Montecristo de Dumas, esta novela, de escritura fresca y dinamica, nos adentra en un mundo de traiciones, sorpresas y accion trepidante.
    “Una historia de enganos y conspiraciones que mantiene en vilo al lector de principio a fin”.

  • El mapa de los dias de Ransom Riggs

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    Vuelven la magia, el misterio, los viajes en el tiempo y los personajes excentricos que pueblan la imaginacion de millones de lectores en el mundo.

  • Traicion de Walter Mosley

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    Novela ganadora de la XII edicion del Premio RBA de Novela Policiaca.
    Joe King Oliver era un honesto agente de policia de Nueva York hasta que alguien le tendio una trampa que arruino su carrera y, durante unos meses, le llevo a la carcel. Una decada mas tarde, Oliver se gana la vida como investigador privado. La llegada inesperada de una carta le va a dar la oportunidad de averiguar quien le traiciono y de hacer las paces con su pasado. Paralelamente, se le presenta otro caso conflictivo: la defensa de un activista negro acusado de haber matado a dos policias.

  • Noiva secreta del Dragon (Secretos de los Dragones 2) de Jasmine Wylder

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    Bryant Chandler, el ardiente shifter dragon, conoce su determinacion. Su companera se ha ido hace tiempo y no tiene planes de encontrar otra. Ahora ha jurado proteger al bebe que un dia los gobernara a todos. Sin hacer preguntas. Pero el dia que la deliciosa Esther puso sus generosas curvas virgenes muy cerca de el, todas las apuestas se acabaron.

  • La huella del mal de Manuel Rios San Martin

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    Durante una visita escolar a la excavacion arqueologica de Atapuerca, un chico de catorce anos descubre que una de las reproducciones humanas que imitan los enterramientos de los hominidos de hace miles de anos es, en realidad, el cuerpo de una chica muerta. La joven parece haber sido colocada con una simbologia ritual, y todas las pistas apuntan a un macabro homicidio similar al ocurrido seis anos atras en otro yacimiento en Asturias.

  • El alma del mundo de Alejandro Palomas

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  • La pasion del duque de Emma G. Fraser

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    Ewan Smith, duque de Norfolk, es un alto cargo del ejercito ingles, pero al ser traicionado por su mejor amigo, Malcolm, pierde su puesto, su titulo y casi toda su herencia. Tras jurar vengarse de el, anos despues se cruza en su camino Tyra Stone, una bella y rebelde joven que cabalga sola por el bosque y lo acusa de ser un ladron.
    Cuando descubre que es la prometida del hombre que lo traiciono, Ewan la secuestra la noche de su fiesta de compromiso, pero su belleza y su caracter fuerte hacen que el joven tenga serios problemas para llevar a cabo su venganza, pues el fuego y la pasion que se desata entre ellos hara que surjan nuevas traiciones a las que ambos tendran que hacer frente y las cuales los pondran en peligro en mas de una ocasion.

  • Los Smith. Las Ruedas del Corazon de Tomas Guevara

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    Juventud, magnifica juventud, no puedo mas que agradecerles por ser la total inspiracion de mi historia. Solo gracias a ustedes es que esta novela nacio, vivio y por siempre existira.
    Alcoholismo, un grave accidente, amor, desamor y uno que otro escape de casa son la amalgama llamada Los Smith: Las Ruedas del Corazon.
    En esta novela hay grandes historias: El amorio entre Josh Smith y Janice Knight con sus respectivas consecuencias como, por ejemplo, infidelidad y la fuga que hacen. Otra historia es la de el accidente de Anna Taylor que trae consigo consecuencias… hhmmm carcel, no dije nada. Lo que si te digo es que la carcel no es la unica consecuencia tras el accidente.
    Si eres adolescente, te sentiras identificado con todos los personajes de la novela y si eres adulto, no creo que esta novela sea de tu agrado. Adolecerte, si tu, a ti te hablo, no creas que estas mal, solo no escuches a los vejetes.
    El narrador no tiene pelos en la lengua, asi que no esperes una historia con las mejores palabras para cada frase.
    Si bien esta novela esta ubicada en Inglaterra, pudo haber estado ambientada en cualquier otro pais.
    Te hago una apuesta, no te sientas identificado con un solo personaje. Si me ganas… ehhhmmmm nada, felicitaciones.

  • La dama y los agentes de Veronica Lowry

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    Un hombre ideal en retazos; repartido en muchos hombres. Esta el Dandi, un irremediable seductor; el Monje, melancolico e inteligente; Sonrisas, pura simpatia; Punos, rudo y corpulento. Y entre todos ellos, la dama buscara componer un unico hombre. Aunque antes, deba, por supuesto, conocerse como mujer.

  • Hasta el final (Sin Mirar Atras 3), Daniela Alessandra de Daniela Alessandra

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    Despues del matrimonio de Patrick y Mary, ambos se mudan a Nueva York, con miles de planes en mente, los esposos Bosworth empiezan a disfrutar de la vida que ha elegido tener, pero los celos y las inseguridades ponen una vez mas en peligro su relacion.

  • La isla de lo eterno de

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    ?Que se supone que debo hacer ahora en un mundo que no es el mio, en un lugar que no necesita mi ayuda, donde nadie me recuerda, ni me conoce, ni me echa de menos? Decidme, ?que sentido tiene mi vida ahora que estoy muerto?>> Ano 1719. El Capitan Carlos Vasquez, un oficial de infanteria de marina del ejercito espanol, se ofrece voluntario para viajar a Escocia y participar junto a sus hombres y algunos clanes de highlanders en la rebelion jacobita. Lleva la intencion de dejar atras no solo su pais sino los recuerdos de un corazon roto, el suyo, y comenzar una nueva vida... pero la perder sin llegar a conseguirlo. Ano 2017. Ariadna Alvarez, una joven periodista espanola absorbida por su trabajo, recibe la noticia del fallecimiento en Edimburgo de su hermana menor, Iveth. En un intento de ahorrarle dolor a su madre, enviudada recientemente, decide ocultarle la noticia y hacerse cargo de todo por su cuenta. Tras viajar a la capital escocesa encuentra el diario de su hermana, en el que tenia recogidos los planes de una escapada por las Highlands que solo queria realizar con ella. Sintiendose culpable por no haber podido cumplir sus suenos, decide embarcarse en el viaje junto a Beathan, el novio de Iveth. El punto algido del recorrido sera el castillo de Eilean Donan, donde se encontrara con el espiritu de Carlos, al que solo ella puede ver. Con la ayuda de Ariadna, el soldado intentara averiguar que le ata al castillo y a este mundo, impidiendole cruzar al Mas Alla, mientras ambos lidian con sus respectivos problemas personales y en el proceso descubren sentimientos que nunca pensaron podrian volver a experimentar. ?Crees en las almas gemelas? Si existe una sola persona adecuada para cada uno, ?que ocurre cuando esta muere sin encontrar a su pareja?

  • La psiquiatra de Wulf Dorn

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    El caso de una paciente maltratada y aterrorizada se convierte en la pesadilla de la psiquiatra Ellen Roth. La mujer teme ser raptadas por el hombre del saco. Se lo susurra a Ellen y luego desaparece sin dejar rastro. Nadie la ha visto ni sabe nada de ella. Ellen quiere encontrarla. Pero cuando lo intenta, se ve involucrada en un macabro juego del que no sabe como salir para salvar a la paciente y a si misma. Solo puede intentar encajar las piezas de un rompecabezas diabolico. Mientras se precipita a un abismo de violencia, paranoia y terror, descubre que los problemas nunca no se arreglan solos…

  • Bailamos 1 de Chris Razo

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  • Algun dia nuestros ojos veran de Marta Catala Vila

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    Algun dia nuestros ojos veran es una seleccion de veinticinco relatos cortos. Los personajes que dan vida a estas paginas experimentan autenticas revelaciones y abren los ojos a aspectos desconocidos de su entorno o de si mismos. A veces confrontados con su sombra, otras descubriendo su luz, protagonizan historias cotidianas en las qu tiene cabida la fantasia, lo onirico y lo poetico.
    En los limites entre el sueno y la realidad, alternando entre lo romantico y lo inquietante, fragmentos siempre cargados de asombro.

  • No te olvide de Sandra Gabriel

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    Esteban la miro un largo rato a los ojos antes de responder.

  • Traicionada de Danielle Steel

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  • Tormenta de calor (Serie Castle 9) de Richard Castle

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    Derrick Storm acude en ayuda de la detective Heat en una nueva e imprescindible novela de Castle.

  • El milagro de una ninfa y otros relatos de Cristin Ferro

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    La vida tiene diferentes fases, pruebas que hay que pasar y dificultades que hemos de superar. En este recopilatorio de relatos, hay dolor, amor, sufrimiento y risas. Porque todo tiene su momento y lugar.Sumergete en la inocencia, la amistad y la familia, dejate llevar por los sentimientos y descubre diferentes formas de vivir en estos siete relatos llenos de sensaciones.

  • Afortunada de Monica Garcia

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    Lucia es una chica con un pasado complicado, Daniela es una chica con una vida sin preocupaciones hasta que la enfermedad de su madre lo cambio todo, Lucia y Daniela afrontaran juntas la enfermedad de Pilar que no se sabe a ciencia cierta como evolucionara. Una historia de superacion, reflexion y autoayuda. La historia contiene relatos reales mezclados con ficcion para ayudar al lector a seguir la vida de Lucia.

  • Olympia (El Grimorio de los Dioses 0) de Melanie Alexander

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    Durante treinta y dos siglos no he seguido ninguna norma, ni siquiera aquellas que Arestos, mi creador, tanto se empenaba en imponerme para mantenerme bajo su yugo. He sido terca, obstinada, y para que mentir, un verdadero monstruo. He desatado el caos por todas partes, he matado impunemente a miles de inocentes para alimentarme y nunca he sentido remordimientos por ello. La alumna supero con creces al maestro y asi fue como me converti en una verdadera atrocidad, tanto para los humanos, como para todo aquel que me rodeara. Todo era demasiado complicado. La soledad, la tormentosa relacion con Arestos que pasados los siglos cada vez se convertia en mas infernal. Nos odiabamos, pero a la vez necesitabamos. El tenia un proposito y yo un gran vacio en mi interior imposible de llenar. Mi nombre es Olympia y soy un vampiro. Esta es mi historia y no te agradara conocer al monstruo que una vez fui.

  • Una cita para San Valentin de Maryah Well

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    Mi nombre es Valentina y he vivido veintinueve dias de San Valentin sin una cita a la que poder obsequiar con mi romanticismo. Sin embargo, no voy a dejar que haya una treinta. Me niego a que eso pase. Solo quedan dos dias para el 14 de febrero y desde hace tres meses estoy chateando con un chico por una de esas aplicaciones de citas. No es que haga esto a menudo, bueno, ni esto ni nada. Nunca se me ha dado bien las tecnicas de seduccion o cortejo que cualquier mujer utilizaria para ligar con un chico. Se lo que estais pensando: ?esta chica es tonta? Pues, yo voy a sacaros de dudas. Si, lo soy. Pobrecita yo, ?verdad? Es lo que hay, senores. Como ya he dicho, no soy muy buena con las tecnicas de ligoteo. Creo que no soy lo que se dice "sexi". En fin, como iba diciendo, en esa aplicacion he conocido a un chico encantador. Es posible que esta vez mi dia de San Valentin sea muy diferente. A solo dos dias del dia "D" y viendo que el no se anima a pedirme que nos veamos esa noche en persona, me armo de valor y se lo pido yo, aprovechando que por el chat no puede ver mi torpeza a la hora de ligar. --?Que te parece si cenamos la noche de San Valentin y nos conocemos en persona? --le escribo en el chat cuando veo que esta en linea. Los minutos pasan con lentitud mientras espero la respuesta, y mis nervios se ponen a flor de piel. Mis dedos tamborilean en la mesa de escritorio y mi pierna se mueve de arriba abajo como un martillo perforador. Si la respuesta no llega rapido, mi pierna taladrara el suelo del despacho y acabara abriendo un boquete en el techo de la habitacion del vecino. Quince minutos despues y con el corazon latiendo a mil por hora, el chico se desconecta sin darme una respuesta. Mi decepcion hace mella en mi rostro que se desencaja por el llanto que se agolpa en mi garganta y en mis ojos. No entiendo por que no me ha respondido. Apago el monitor y me levanto de la silla con demasiada fuerza. Estoy frustrada, confundida y dolida. ?Por que no me ha contestado? Me empieza a faltar el aire por la angustia de haber perdido de nuevo la oportunidad de tener una cita por San Valentin. Cojo el abrigo, la bufanda, mi bolso y salgo de mi apartamento escapando de aquella nueva negativa que me dan, esta vez por Internet. Al parecer, la tecnologia tampoco esta de mi parte. ?Seria mi destino estar sola? Me enredo la bufanda de lana roja alrededor del cuello y empiezo a caminar por la calle sin rumbo fijo. En cada paso que doy veo a una pareja caminando agarrados de las manos, abrazandose o besandose. Llego hasta un parque y me siento en un banco. El metal frio me congela las piernas y el trasero, pero no me importa. Me sienta bien aquel cambio de temperatura. Me hace bajar de la nube en la que llevo montada desde hace tres meses. Me ha hecho entender lo que no habia conseguido comprender en treinta anos de mi vida: la vida en pareja no esta hecha para mi. Debo resignarme a esa verdad y afrontarla con la mayor dignidad que pueda. Me quedo observando a unos ninos que juegan a la pelota enfrente de mi. No se el tiempo exacto que estoy alli, pero las farolas ya estan encendidas y el frio empieza a meterse en mis huesos. Me levanto abrigandome con la bufanda y regreso a mi casa con lagrimas en las mejillas. Entro en el ascensor, pulso el boton con el numero cuatro y espero a que se cierren las puertas. Estan a punto de cerrarse cuando una mano se interpone en el haz de luz del laser para volver a abrirlas. --Por los pelos. Buenas… buenas noches, Valentina --me saluda mi vecino de abajo con su tartamudez habitual. --Buenas, Joseph. ?Como te va? No tengo muchas ganas de entablar una conversacion, pero al menos, no estoy todo el trayecto pensando en mi triste vida. --Como siempre. Na… nada nuevo. --Me alegro. El ascensor se para en el tercero y mi vecino me dedica una leve sonrisa timida antes de salir y dirigirse a su puerta. Las puertas metalicas estan a punto de volver a cerrarse cuando otra vez la mano los para. Joseph aparece delante de mi con la frente perlada de sudor y la barbilla temblando al querer decir algo. --?Te encuentras bien? --le pregunto preocupada. Nunca se habia comportado asi, tan extranamente de lo que habitualmente lo hacia. --Queria… queria preguntarte si… si tienes… --traga saliva con dificultad y se muerde el labio inferior. --?Si tengo que? La boca del chico se abre para hablar, pero pronto la cierra y quita la mano de la puerta para que el ascensor siga su camino hacia la planta cuatro. Llego a la puerta de mi apartamento, abro y me dirijo hacia el despacho. Enciendo el monitor y observo el chat. Mi pregunta continua en la pantalla sin ninguna respuesta por parte de "mi chico". Cierro la ventana de la conversacion y me alejo quitandome el abrigo, la bufanda y el bolso. No entiendo nada. Era posible que estuviera hablando con otras chicas en el chat y ya hubiera encontrado a su cita para San Valentin. Me siento en el sofa despues de coger un paquete de patatas fritas de la cocina, enciendo el televisor y para colmo, estan poniendo Pretty Woman. Empiezo a llorar como una magdalena. Las peliculas son una puta mierda. No hay ninguna realidad en ellas. Estoy sumergida en la pelicula y en mis lagrimas cuando suena el timbre. Me levanto como un zombi y abro la puerta. Joseph esta delante de mi enredandose las manos con nerviosismo. Todo lo guapo que tiene, tambien lo tiene de tartamudo y nervioso. --Buenas noches otra vez. ?Que te trae por mi humilde morada? --le inquiero sin mucho animo. --Bu… buenas. Yo queria… queria pedirte… pedirte una… una taza de leche. Se me… se me ha olvidado com.... comprar. --Claro. Entra si quieres --le digo dandome la vuelta para dirigirme a la cocina. Abro la nevera para coger el brick de leche, agarro una taza del armario, la lleno y regreso a la entrada donde mi vecino me espera sin mover ni una pestana. Le entrego la taza, le dedico una muy leve sonrisa de despedida y cierro la puerta. Regreso al sofa y me siento. Habia llegado, para mi, la peor parte de la peli: Richard Gere va en busca de Julia Roberts en la limusina con un ramo de flores. Lloro aun mas. Las lagrimas salen de mis ojos como cataratas. Sin importarme como, me quedo dormida en el salon con una postura imposible de reproducir estando despierta. Me duele el cuello y la espalda una barbaridad, asi que me lo masajeo un poco encaminandome hacia la cocina para hacerme un cafe calentito y unas tostadas con mantequilla y mermelada de fresa. Mientras dejo que el liquido caliente recorra el interior de mis entranas, me quedo observando por la ventana de la terraza. El cielo esta gris. Se avecina tormenta. La misma tormenta que vive dentro de mi desde hace mucho tiempo. Cojo el movil que descansa encima de la mesa auxiliar delante del sofa y llamo al trabajo. No me encuentro con muchas ganas de ver a mis companeros --todos ellos casados felizmente--, restregandome sus planes para San Valentin. Minerva, la secretaria de mi jefe, coge el telefono y contesta con su cansina voz de pito: --Bufete Garcia y Cia, ?en que puedo ayudarle? --Buenos dias, Minerva --la saludo poniendo la voz mas ronca que puedo--. ?Podrias disculparme con el jefe? No me encuentro muy bien. Recuperare las horas otro dia. --Esta bien, se lo dire. Que te mejores. Le agradezco aquella pequena muestra de preocupacion y cuelgo. Las lagrimas vuelven a deslizarse por mis mejillas. --Que mierda de vida --murmuro ocultando mi rostro entre mis manos. Recojo los bartulos del desayuno, los friego y los guardo en su sitio. Me dirijo al sofa y enciendo el televisor para ver si puedo despejarme, aunque solo sean unos minutos. Es inutil. Es viernes por la manana y las cadenas de television se han puesto de acuerdo para recordarme que al dia siguiente seria el dia de los enamorados. En todas hay peliculas romanticas con sus finales felices delante del altar o sellando su amor en la cama. ?Es que no hay mas cosas para que la gente vea en la vispera de los enamorados? Agarro el mando con fuerza y aprieto el boton para cambiar de canal con rabia. Me decido por ver uno de los canales para ninos. Ahi por lo menos solo echan dibujos animados que viven aventuras y sin nada de amor. *** En algun momento despues del almuerzo me quedo dormida. No me importa perder el tiempo de aquella manera, total, no tengo nada mejor que hacer

  • Zoom de Paloma Ainsa

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    La vida da muchas vueltas. No es ningun misterio. A veces, si tienes suerte, te permite trabajar en lo que te gusta. En mi caso es la fotografia. Hago fotografias de todo tipo. No hay nada, en este mundo cruel que nos ha tocado vivir, que me llene mas que captar esa belleza que todos llevamos dentro, ese instante en el que todo parece perfecto, ese gesto lleno de expresividad y poesia y dejar constancia de el para siempre, hacerlo inmortal. Me encanta. Y se me da bien. Empece trabajando en la BBC --no, no es la cadena de television britanica, sino la forma en la que mi padre denominaba a <>--, pero, poco a poco, fui abriendome camino hasta que consegui tener mi propio estudio. Un estudio grande y luminoso, con mucho cristal y paredes de ladrillo visto pintado de blanco que mi amigo Victor me ayudo a decorar. Trabaje como free lance para publicaciones importantes en el mundo de la moda y en revistas del corazon. Inmortalice a modelos, a gente de la farandula e incluso a personalidades de la politica. Es posible que hayas visto una portada mia al pasar por un kiosco. La vida, en ocasiones, puede ser aun mas magnanima y, aparte de la suerte en lo laboral, tambien te permite casarte con el amor de tu vida. Un hombre encantador con hoyuelos en las mejillas. Uno de esos al que tus padres adoran y que aun tiene detalles espontaneos y romanticos. Una de esas personas a las que crees conocer, que no tiene secretos para ti despues de doce anos de relacion y por la que pondrias la mano en el fuego sin dudar ni un segundo. Y cuando te relajas y piensas: <>, la vida va y te lo quita todo de golpe. De la noche a la manana, el banco se queda con tu estudio, y el marido, al que creias conocer, te sorprende con algo tan cruel, mezquino y humillante, que se convierte de un plumazo en un ser de nombre impronunciable. Y te ves obligada a volver a casa de tus padres, sin dinero, sin trabajo, sin estudio de fotografia. Sin futuro. Y te sumerges en un tunel helado y oscuro durante mucho, mucho tiempo. Un tunel del que solo se puede salir gracias al amor de tu familia y tus amigos. Y cuando crees que lo peor ha pasado, la vida se rie y empieza a girar otra vez. CAPITULO 1 Me desperte en mi antigua habitacion y lo primero que vi, como cada dia en los ultimos dieciocho meses, fueron los posters de Take That que me acompanaron en mi adolescencia y que, por alguna extrana y melancolica razon, me resistia a quitar de las paredes, a pesar de lo mucho que me fastidiaba la sonrisa --antes enigmatica y ahora ironica-- de Robbie Williams. La resaca tampoco ayudaba. Ultimamente, cuando me juntaba con Victor, bebia mas cerveza que Homer Simpson. Me revolvi tratando de buscar una postura decente, un rayito de sol que entraba a traves de la persiana me estaba fundiendo las retinas, las tenia como lupas. Decidi que taparme la cabeza con las sabanas era la mejor solucion. De hecho, me encontraba tan aislada del mundo que me pregunte si podria quedarme asi eternamente. Se estaba tan bien... Oi pasos en el pasillo, mi madre se acercaba y sabia que entraria sin llamar. Le daba miedo que tuviera una depresion <> y hubiera decidido poner fin a mi misera existencia tomando un punado de las pastillas de amapola de California que tomaba para dormir. Habia leido en Google que era un opiaceo y ahora creia que era drogadicta. De nada servia que le explicara que las drogas duras no se vendian en herbolarios. --Pero Maritere, ?que haces ahi embalsamada? !Pareces Tuttankamon! No espero respuesta y se dirigio a la ventana dando grandes zancadas. El ruido de la persiana me perforo el timpano y la luz solar invadio la habitacion de tal forma, que tuve miedo de destaparme por si quedaba reducida a un punado de cenizas, como un cutre Dracula de serie B. --Aqui huele a tigre, hija. Y ya tengo bastante con los pies de tu hermano. Haz el favor de levantarte, que son las nueve y media y yo no soy la criada de nadie. Me arranco las sabanas de un tiron sin previo aviso. --Ay... --fue el unico y lastimero sonido que consegui emitir. --Vas a tener que ir a comprar limones, pero no vayas a la fruteria de la esquina que los tienen carisimos. ?Como se les ocurre tener los limones a dos cincuenta el kilo? Con razon se acaban de comprar un adosado... --dijo mientras recogia mi ropa sucia del cesto. Mi mente, aun regodeandose en la autocompasion, no acababa de procesar la relacion entre el precio de los limones y la compra de adosados. --!Venga, Maritere! !Que tengo a tu abuela vagando a sus anchas por el pasillo! Mi abuela tenia demencia senil. Una vez se nos escapo de casa en camison y fue sembrando el terror entre los ninos del vecindario. No podiamos dejarla mucho tiempo sin vigilancia. --Voy, mama... --conteste haciendo un esfuerzo sobrehumano para levantarme. Ella sonrio satisfecha por haber cumplido con su mision y me dio un beso brusco en la frente. Era su forma de decirme que me queria y que sabia que lo estaba pasando mal. --Tinete las raices --dijo examinando mi pelo pajizo. Le devolvi una sonrisa debil y ella salio de la habitacion de la misma forma en la que habia entrado, como una fuerza de la naturaleza, como un huracan desplazandose por el Golfo de Mexico. * --Buenos dias a todos --dije entrando en la cocina. Me sentia algo mas animada. La ducha me habia sentado bien. --Buenos dias --contesto mi padre bajando el periodico. --Mpmhf --contesto mi hermano Juanlu, en calzoncillos y con una camiseta de Black Sabbath. Mi abuela se limito a observarme con una sonrisa, ya no hablaba mucho. Me sente a la mesa e intente robarle una galleta a mi hermano, pero tenia buenos reflejos y me dio una palmada en la mano. --!Au! Mi madre, que estaba amasando un monton de carne picada para hacer albondigas, se volvio hacia nosotros. --?Viniste muy tarde anoche? No te oi llegar. --No. Solo me tome un par de cervezas en casa de Victor. Ella enarco las cejas en un gesto de suspicacia, eso de <> le sonaba a eufemismo. --Ya... --contesto mi madre meneando el mejunje rosado. Mi hermano me miro de reojo esbozando una media sonrisita de complicidad. Tampoco se habia tragado lo de las dos cervezas. --No es por ser pesada, Maritere... --empezo mi madre. Por experiencia, se que cuando mi madre empieza con esa frase, el efecto de pesadez se duplica y se eleva a la enesima potencia. --Mama, deja de llamarme Maritere, por favor. Sabes que no lo soporto. --Maitechu --dijo mi abuela. --Maitechu tampoco, yaya... --Mpmhf, mpmhf, mpmhf... --rio mi hermano. --Son apelativos carinosos, Maite. No le des tanta importancia --dijo mi padre, bajando el periodico de nuevo y guinandome un ojo. --Como iba diciendo... --insistio mi madre, molesta por la interrupcion-- Ayer por la tarde me encontre con la senora Encarnita en el supermercado. La mayoria de nuestras vecinas eran ancianas viudas que respondian a diminutivos. Estaban Encarnita, Lolita, Angelita, Teresita y Pepita. Incluso teniamos un caso extremo, Anitin. Por supuesto, me resultaba muy dificil saber a cual de ellas se estaba refiriendo. --Su hija Quinita... --continuo mi madre aumentando mi confusion-- Tu la conoces. Es aquella chica que trabajo una temporada en la merceria que hay a dos manzanas, cerca del mercado. La que tuvo una mononucleosis de caballo, pero todo el mundo le decia que eso era solo astenia primaveral y casi acaba en el otro barrio... Mi madre no soportaba que los demas no tuvieramos sus dotes de reconocimiento facial y memoria sobrehumana, asi que insistia en darnos detalles sobre las personas para ayudarnos a recordarlas. La cosa podia prolongarse hasta el infinito, por eso la cortabamos siempre con la misma frase:

  • A cuerpo de gato de Hiro Arikawa

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    Una novela ironica y conmovedora que gracias a la ocurrente mirada de su narrador, un gato, nos reconcilia con la vida.

  • Historia del pueblo gitano en Espana de David Martin Sanchez

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    El pueblo gitano ha sido parte de la historia de Espana desde el siglo XV. Las fuentes historicas permiten conocer sus costumbres y algunos hechos relevantes. Por ejemplo, durante el reinado de Fernando VI se realizo la Gran Redada de 1749, que intento acabar con los gitanos y supuso la detencion de hasta 12.000 personas. Y, sin embargo, esta persecucion contrasta con la exaltacion de la libertad, el honor y la belleza que se asociaban a la cultura gitana durante el romanticismo. Tampoco deja de sorprender que estos acontecimientos no aparezcan en los libros de historia y que sean bastante desconocidos por parte de la poblacion espanola. Por ello, este libro esta escrito desde la conviccion de que un mayor conocimiento del pueblo gitano contribuira a evitar la exclusion y la marginacion de la minoria mas numerosa en Espana. En este sentido, David Martin Sanchez huye de los lugares comunes y los estereotipos, pero tambien del victimismo o la exaltacion de los protagonistas, para dar a conocer aquellos hechos, personajes y anecdotas que forman parte de nuestra historia.

  • La Lista de L. Moone

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    Tras casi cuatro anos con Jeff, todo se derrumba. Me encuentro soltera, asustada, pero tambien liberada de algun modo. En vez de enredarme en otra relacion enfermiza, mi mejor amiga Sally me ayudo a centrarme. Me pasaria los proximos meses “buscandome a mi misma” sexualmente. Asi es como nacio La Lista.

  • El farol del diablo de Adriana Hartwig

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    En las noches oscuras puede verse en el campo una luz a lo lejos. Los lugarenos se horrorizan y escapan entre rezos y santiguos: saben que es un alma que no ha purgado sus penas, que sigue en el mundo de los vivos. A esa luz, la llaman el farol del diablo.

  • Una tercera opcion de Noelia Jimenez Sanguesa

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    Ahora mismo me encuentro entre la espada y la pared. No se que hacer, no puedo decantarme por uno de ellos; es algo que se me antoja imposible. Tengo ante mi a dos personas que me quieren, me valoran y me respetan, pero tambien tengo la gran oportunidad de ir a pasar el verano a Chicago con mi padre, a quien no veo desde hace casi siete anos, y conocer una nueva ciudad; un nuevo pais. Ya hace varios anos que tengo mi corazon dividido entre dos personas, ya que ambos me aportan cosas diferentes e imprescindibles para mi vida. Uno me da estabilidad y el otro me proporciona la emocion que necesito en mi vida. Uno me hace sentir especial y el otro deseada. Uno me frena cuando pierdo los papeles y el otro me insta a mostrarme tal y como soy, sin que me importe lo que puedan pensar los demas de mi. Necesitaria una tercera opcion que uniera todas sus cualidades en una sola persona y asi todo seria mas facil. Tengo un problema, eso esta muy claro. No voy a pensarmelo ni un segundo mas, he pasado dos anos intentando decidirme por uno de ellos y no lo he conseguido; ?quien puede asegurarme que si me quedo todo se solucionara como por arte de magia? Quizas, estoy equivocada y ninguno de ellos conseguira darme nunca lo que realmente necesito. --?Vas a dejar aqui abandonados a tus dos amores despues de dos anos mareandolos? --mi amiga me mira con una sonrisa totalmente sincera, ella sabe lo mucho que he intentado decidirme por uno de ellos. --No puedo hacer otra cosa, Pilar. Ademas, sera una via de escape y estar lejos de ellos durante un tiempo quizas me ayude a darme cuenta de quien de los dos me conviene mas. --Entonces, ?crees que echaras de menos a uno de ellos? --me mira fijamente, esperando y deseando que me sincere con ella, pero ni yo misma se lo que quiero. --Eso espero. Llego al aeropuerto sobre las doce del mediodia y veo como mi padre me sonrie orgulloso, casi camuflado entre la multitud. Las lagrimas empiezan a acumularse en mis ojos y corro hacia el, sin importarme la mirada curiosa de la gente cuando paso como una bala por su lado, hasta que llego a sus brazos y estos me arropan con todo el carino que ha estado reservando para mi. Han pasado mas de seis anos desde la ultima vez que le vi, desde que mi madre cayo enferma y el tuvo que aceptar el trabajo que su empresa le ofrecio en la otra punta del mundo para poder cubrir asi todos nuestros gastos, incluyendo los medicos, los cuales no habiamos esperado. A pesar de lo mucho que lo intento, su esfuerzo y dedicacion no sirvieron de mucho, ya que mi madre fallecio unos meses despues y a mi padre le fue imposible rescindir el contrato si queria seguir en la empresa para poder pagarme los estudios y todo aquello que necesitase. En aquel momento, una chica de diecinueve anos necesitaba el dinero mas que otra cosa en el mundo. Lo habia perdido todo y necesitaba salir adelante fuese como fuese. Como era mayor de edad y acababa de empezar la carrera, decidi que preferia quedarme totalmente sola en Madrid y luchar por conseguir todo aquello que siempre habia sonado. Despues de mucho esfuerzo, dedicacion y la gran ayuda economica de mi padre, consegui licenciarme en medicina y entrar a trabajar en un hospital que se dedica a investigar a fondo el cancer e investigar para encontrar medicamentos, aun experimentales, que ayuden a prevenirlo y asi conseguir erradicarlo en un futuro cercano. A dia de hoy, de lo unico que me arrepiento es de no haber ido antes a visitar a mi padre. Una parte de mi siente que le abandono, pero la otra sabe que en aquel momento separarnos fue lo mejor para los dos. Mi madre lo era todo para nosotros y vernos a diario nos habria recordado que ya no la teniamos, ni la tendriamos, a nuestro lado. --No me puedo creer que mi nina ya sea toda una mujer. Ademas, estas preciosa. Tienes que tener a todos los hombres de Madrid a tus pies --mi padre me abraza con fuerza y dulzura, intentando hacer de ese primer contacto despues de tanto algo inolvidable para los dos. --El tiempo tampoco ha pasado en vano para ti. Estas hecho un abuelo --le doy un golpe suave en el hombro, provocando que empiece a reir como hacia anos que no le escuchaba hacerlo --. Y no, no tengo a todos los hombres de Madrid a mis pies. Creo que, por el momento, no estoy por la labor --me encojo de hombros, lo que provoca que a mi padre le brillen los ojos y se llenen de alivio. Esta claro que siempre sere su ninita. --Se te va a pasar el arroz, hija --ambos nos reimos y me veo tentada a decirle que tendria que aplicarse sus palabras, pero pronto la nostalgia inunda su rostro y se que me ha leido el pensamiento--. Han pasado muchos anos, es cierto, pero el dolor sigue haciendo mella en mi -- los ojos de mi padre estan igual de apagados que el dia que volvio a casa para el funeral de mi madre. Esto es algo que me provoca escalofrios; ha pasado demasiado tiempo. Nunca la olvidaremos, eso por supuesto, pero la vida sigue y no podemos quedaros anclados en el pasado, por muy duro que sea pensarlo. --Deberias rehacer tu vida, papa. Te lo he dicho miles de veces. Sabes que mama hubiese querido verte feliz. --Soy feliz, tengo una hija que esta a dos pasos de curar el cancer. Mi padre me abraza de nuevo y me conduce hasta su coche, nos subimos y nada mas sentarme, me quedo dormida sin que me de tiempo ni de abrocharme el cinturon. No se cuanto ha durado el trayecto, pero cuando bajo del automovil y veo la gran casa que hay frente a mi, empiezo a comprender que mi padre me haya mandado mas de dos mil euros cada mes durante estos ultimos siete anos y haya podido contribuir economicamente con tanta frecuencia en las investigaciones del hospital donde trabajo; esta forrado. Nada mas entrar me doy cuenta de que el hombre que me dio la vida tiene ayuda para mantener la casa, puesto que esta esta impecable y el nunca ha sido ordenado; ni pulcro, ya puestos a decir la verdad. Con una sonrisa emocionada, me acompana a la que sera mi habitacion y me echo a llorar en cuanto la veo; esta decorada exactamente igual que el cuarto que tenia en casa cuando era una adolescente y mi madre nos dejo. Poco despues de su muerte, alquile un piso pequeno cerca de la universidad. Fue una manera cobarde de escapar, pero fue la forma mas facil que encontre de no recordarla constantemente y evitar que el dolor acabase conmigo. --No pense que tardarias tanto en venir, asi que supongo que ahora parece un poco infantil -- mi padre me mira con la disculpa reflejada en sus ojos y aprieta mi mano con suavidad--. Quise que cuando vinieses a verme, no te sintieses extrana en una casa que no era la tuya. --Es perfecta, papa. Me encanta, de verdad. Sin mediar palabra, observo cada rincon del cuarto y me sorprende encontrarme con algunos objetos que creia perdidos, pero que al parecer se llevo mi padre cuando se fue para sentirme un poco mas cerca. No le culpo, se que dejarme en Madrid fue lo mas duro que ha hecho nunca, pero fue una decision que ambos tomamos y que tuvimos que aceptar. Dejo las maletas con cuidado sobre la cama y me dispongo a ordenarlo todo. Mi padre me anuncia que debe volver al trabajo y que volvera sobre las ocho de la tarde si no se complican las cosas en la oficina. Al parecer, ahora es uno de los jefes y, ademas de ganar mucho mas dinero del que nunca podria haber imaginado, tiene que encargarse de cientos de cosas que le roban mucho tiempo y le mantienen distraido. Entiendo que se refugiase en el trabajo, asi ha conseguido mantener su mente ocupada y no verse solo durante horas ante la posibilidad de que mi madre ocupase sus pensamientos. Cuando lo tengo todo bien ordenado y he hecho de esta habitacion algo totalmente mio, me dispongo a encontrar la cocina y hacerme algo rapido de comer. Son mas de las dos del mediodia y mi estomago me esta pidiendo municion. Despues de diez minutos vagando por la casa, encuentro la cocina y en ella a un muchacho de unos treinta anos preparando distintas recetas que va dejando ordenadamente sobre la encimera. --?Hola? --me quedo parada en la puerta de la cocina, esperando que el chico entienda mi pregunta no formulada; ?quien es y que esta haciendo en la cocina de la casa de mi padre? --Oh, !hola! --el muchacho se gira para mirarme, mostrandome una sonrisa de lo mas sincera, unos ojos azules muy claros y una tez bronceada. Su cabello rubio cae sobre sus ojos y unas manos grandes me invitan a acercarme--. Tu padre me ha dicho que estarias muerta de hambre despues de tu viaje. Se le ha olvidado comentarme que te gusta, asi que he preparado un poco de todo para que puedas elegir lo que mas te apetezca --me sonrie y me muestra sus blancos dientes, totalmente alineados excepto uno; algo que me parece muy sexi--. Espero no haberme pasado. --No... No es necesario que hagas nada de esto, se cocinar y puedo encargarme de hacerlo sin ningun problema. --Nadie ha dicho lo contrario, pero soy el cocinero y este es mi trabajo. No me cuesta nada hacerlo, para mi es un placer y tu padre me paga muy bien por ello. --?Mi padre tiene un cocinero propio? --mis ojos se abren como platos y acepto su invitacion de sentarme en uno de los taburetes que acompanan a la barra americana, observando asombrada todos los platos que va dejando frente a mi. --Si. Bueno, tiene un cocinero, un chofer, un asistente y muchas personas que le ayudan a mantener la casa para que no se vuelva loco en el intento. --No sabia que mi padre era de esa clase de hombre de negocios --una sensacion totalmente desconocida empieza a oprimirme el pecho. No se que es, pero tiene pinta de que no me gusta nada que mi padre se haya convertido en un senorito despues de todo lo que luchamos para conseguir salir adelante. --Y no lo es, en absoluto. Mi madre es su secretaria en la empresa, se dio cuenta que desde que murio su mujer el no era el mismo y movio cielo y tierra para encontrar quien le ayudara a salir adelante y con la casa --el muchacho ha tenido que ver mi cara de desconcierto, puesto que rapidamente empieza a darme mas informacion--. Mi madre es lesbiana, no tiene ningun interes en tu padre, y por eso trabaja para el. Este dejo muy claro que solo queria a hombres trabajando para el. Es consciente de que nunca amara a nadie como amo a tu madre, pero todos sabemos que nadie es de piedra y el siente que mirar a otra mujer es faltarle el respeto a su esposa --el chico se encoge de hombros mientras acaba de dejar los ultimos platos frente a mi y le sonrio agradecida. No entiendo por que mi padre se comporta de este modo, nunca ha menospreciado a las mujeres; al menos no que yo sepa--. Es normal que pienses que es una actitud algo machista, pero asi se quita una preocupacion y no tiene que pensar en si se fijara en alguien y como podria afectarte eso a ti. --Entiendo... --mi mente viaja hasta todas y cada una de las conversaciones que he mantenido por telefono con mi padre casi a diario durante los anos que hemos estado separados y en ninguna habia mencionado nada de todo esto.

  • Conta conmigo. La historia de Belen de Carol Besada

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    Estructurada, evasiva y procrastinadora, Belen evita las malas palabras y abusa de los refranes.
    Que su presente esta marcado por su pasado no es una manera de decir, sus cicatrices estan de testigo.

  • El corazon del ultimo angel de Fran Barrero

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    ?Que tiene de especial la pelicula Vacaciones en Roma para Audrey, ademas de compartir nombre con la actriz principal? Aquellas tardes de sabado, en las que su madre se dejaba llevar por las calles de la Ciudad Eterna en blanco y negro, suponen el mejor recuerdo de su infancia.

  • Tatiana cuesta abajo 1 de Rosario Martin Martinez

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    Era feliz. Estaba en un momento de mi vida en el que me sentia tranquila, a gusto conmigo misma. Tenia un trabajo que me encantaba aunque he de reconocer que era algo donde estaba estancada sin opcion a ascender, aun asi, incrustada en una rutina diaria sin subidas ni bajadas, era muy feliz rodeada de gente que me confortaba, complementaba y aportaba. El ambiente era ideal, me sentia como pez en el agua, quiza eso era lo que me seguia manteniendo alli y, aunque en algunas ocasiones resultaba complicado, seguir viendole el lado positivo a aquello. Trabajaba como administrativa en una jugueteria, pasaba mas horas alli que en mi propia casa, pero no me importaba. Llevaba trabajando en la jugueteria cinco anos y alli conoci a Pablo, mi chico. Pablo es de esas personas que parecen haber hecho un pacto con el mismisimo diablo, pareciera que los anos se habian olvidado pasarle factura. A sus treinta anos podia hacerse pasar por uno de veinte perfectamente. Pablo es un chico de piel clara y unos ojos azules como el oceano, sus labios son finos y muestran al sonreir unos perfectos y blanquisimos dientes. Tiene el pelo color almendra peinado siempre con un tupe perfecto de minutos eternos de reloj frente al espejo, realzando asi unas mechas naturales de su flequillo. Pero ahi no queda la maldita perfeccion fisica de Pablo, eso es de mandibula para arriba, de mandibula para abajo es aun mejor si cabe... Fisico atletico, hombros formados, pecho formado, brazos formados y abdomen hiper formado. La competencia hecha carne del David de Miguel Angel. ?Sabes que es lo que mas rabia me da? Que no se priva en la comida, que apenas hace ejercicio y que todo es debido a su puta genetica… Pablo es bastante mas alto que yo aunque, con mi metro sesenta y tres, no es complicado. Pablo era mi novio y a la vez, mi companero de trabajo, mi amante y mi mejor amigo. Llevabamos juntos tres anos y desde hacia seis meses viviamos juntos. Empece con el cuando tenia veintidos anos y el veinticuatro pero yo siempre pareci mayor a su lado. Al principio decidimos llevar nuestra relacion en secreto en el trabajo porque no queriamos que nuestra relacion personal afectase a nuestra relacion profesional, pero tras un ano escondiendolo, empezamos a contarlo a nuestros companeros con los que estabamos codo con codo todos los dias, aquellos que nos hacian sentir como en casa y con los que nos sentiamos comodos desnudandonos (no literalmente, entiendaseme). Pablo tenia una relacion muy especial con Victor (su companero en la seccion de almacenaje de la jugueteria), fue al unico que se lo conto. Victor es un chico de una estatura media y no es muy atractivo fisicamente, no es de los que hacen que la cabeza se te voltee sola a su paso pero tiene ese algo que hace que lo veas con buenos ojos e incluso llegues a verle guapo al desatar su verborrea... En todos los trabajos existe el tipico bromista que te intenta sacar una sonrisa con cada situacion que se va presentando, en la jugueteria, era el. Victor parecio encantado con la noticia. Para mi, Victor era un companero mas, no cruzabamos muchas palabras aunque si que me habia echado muy buenas risas cuando subia a la oficina y dejaba caer alguna de sus payasadas. Sabia que era muy especial para Pablo por como me hablaba de el, era el unico amigo que le conocia a mi chico pero no me extranaba, yo tambien tenia una unica y mejor amiga, Eva. Por mi parte, se lo conte a ella, a mi otra mitad, la que siempre ha estado a mi lado. La conoci al entrar en la empresa y al mes parecia que la conocia de toda la vida. Eva es simplemente perfecta. Una tia super inteligente, simpatica y guapisima... Tiene una melena rizada y de color rojiza natural que le roza casi el culo, un culo por cierto, perfecto. A Eva le apasiona el deporte, siempre dice que su vida se basa en el trabajo y el gimnasio y que no quiere ni necesita nada mas. Mientras que en nuestras horas de descanso Eva comia una ensalada y se iba al gimnasio, yo me comia una hamburguesa doble con queso y extra de salsa, a poder ser barbacoa, y me iba a casa a dormir un rato para volver con mas sueno aun a mi puesto de trabajo y claro, eso en el culo, se nota... Eva es una negada para el amor, tuvo un novio y le duro cinco meses creo recordar... Siempre decia que no queria novio cuando le preguntaban que cuando tenia pensado centrar la cabeza. Tenia veintiseis anos y su familia siempre fue muy tradicional asi que en cada BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones), siempre le tocaba responder a las mismas preguntas… No era capaz de recontar la de veces que escucho aquello de "!Que se te va a pasar el arroz!". Cada vez que se lo decian soltaba su ya frase oficial: "Para comerme un jamon no tengo que comprar el cerdo entero". Aun siendo una negada para el amor, celebro mi noviazgo con Pablo como si fuese suyo... Capitulo 2 TODAS LAS ROSAS TIENEN ESPINAS Llegue aquella manana feliz al trabajo, como cada dia, dispuesta a empezar a hacer el nuevo catalogo para la campana de verano de la jugueteria. Eva tenia la cara descompuesta, como si solo le hiciese falta sacar una palabra de su boca para romper a llorar... Aun asi saco fuerzas para dirigirme unas palabras que me dejaron casi al borde del infarto... --Tati, amor... La jefa quiere que pases a su despacho. Una frase corta con un mensaje que no me podia dejar indiferente. Empece a temblar gobernada por los nervios. Llame a la puerta de Estela, mi jefa, una mujer ya entrada en anos pero que parecia que tenia menos edad que yo gracias al Botox que se pinchaba religiosamente... --Adelante --su voz me resulto bastante rotunda aunque eso no era ninguna novedad. --Buenos dias, Estela. Eva me ha dicho que queria verme. --Buenos dias Tatiana, sientate por favor --hice lo que me dijo, las rodillas me temblaban, asi que lo agradeci--. La empresa no esta pasando por su mejor momento, estamos intentando mantener la empresa activa pero claro, para ello, tendremos que prescindir de algunos empleados... Hemos llegado a la conclusion de que reducir plantilla puede ser un buen metodo para seguir manteniendo esto a flote... Lo siento, Tatiana… !!Me estaba despidiendo la muy zorra!! Y justo alli, sentada con la mirada perdida, repasando mis anos dedicados a aquella jugueteria, se me vino a la mente Pablo y todos los planes que teniamos pensado hacer juntos; dejar de vivir de alquiler y comprarnos un pisito decente en una zona bonita y centrica, dar un paso mas en nuestra relacion y casarnos, plantearnos seriamente y sin miedos la idea de ser padres... Todos, absolutamente todos mis planes a la mierda... Joder, ?como cojones podian cambiar tanto las cosas de un dia para otro, o de una hora para otra, o de un puto minuto para otro? --Estela, quizas haciendome una reduccion de jornada podria seguir en la empresa... --me senti una autentica idiota haciendo aquello, pero me parecia tan necesario, que tire mi dignidad por los suelos y segui--. Llevo cinco anos aqui, estoy muy contenta con mi puesto de trabajo, siempre he hecho bien el trabajo que se me exigia en mi puesto --y el que no pertenecia a mi puesto, como pedirte citas para hacerte las unas, las mechas o algunos retoquitos faciales y corporales, zorra de los infiernos--, ?cabria esa posibilidad? --Tatiana, se cuanto vales como empleada, llevas anos demostrandomelo, pero cuando los numeros no cuadran... --Podriamos buscar otra solucion. Estoy segura de que algo podriamos hacer... --Lo siento, Tatiana, no sabes cuanto. --No mas que yo... --dije practicamente susurrando. --La renovacion de tu contrato iba a ser en dos semanas y siento decirte que no se te va a renovar. Puedes buscarte otro trabajo, o mimarte un poco y darte unas merecidas vacaciones... -- esbozo una sonrisilla falsa. Quise llorar, tirarme al suelo y dar patadas como un nino en plena rabieta, por suerte soy de las que piensan las cosas dos veces… Sali del despacho con un nudo en la garganta que presagiaba lo que pasaria minutos despues. Los ojos se me llenaron de lagrimas e intente contenerlas por los pasillos para que los clientes que se encontraban por alli no se percatasen de nada. Fue cuando vi a Eva que rompi a llorar... De buena gana me hubiese tirado a patalear en el suelo, pero segui viendolo infantil… --!Me han despedido! --Tati... --me abrazo tan fuerte que hasta dolia pero me senti protegida entre los brazos de mi mejor amiga. --No es justo --dije con rabia. --Seguro que te ha pasado esto porque el destino te tiene preparado algo mejor... --Si, pertenecer a una fila eterna en el INEM… Sentada en mi mesa, con la mente estancada en lo oido, cogi mi movil siendo consciente de lo mucho que me temblaban las manos. Busque el numero de Pablo y le deje un WhatsApp: *Malas noticias amor... te veo a la hora del almuerzo en la entrada... Te amo. Deje mi movil en el cajon del escritorio e intente hacer mi trabajo como si dentro de dos semanas no tuviese que irme de alli. No se de donde saque las ganas de trabajar correctamente y no llevar a cabo mi malefico plan de descolocarle el registro de stock, lo se, como villana dejo mucho que desear… --!No me mandes un mensaje diciendome que tienes malas noticias y despues no me cojas el telefono cuando te llamo! No he tenido tiempo en toda la manana de subir a las oficinas --Pablo estaba nervioso, reconozco que en su lugar yo hubiese estado igual porque no soy Dona Paciencia que digamos--. ?Que es lo que pasa? --Me han despedido --eso es Tati, con tacto, como solo tu sabes hacerlo...--. Estoy fatal, Pablo. La expresion de Pablo cambio instantaneamente , se le petrifico el rostro. --?Como? ?por que? --La empresa no va todo lo bien que deberia y tienen que prescindir de algunos empleados, es en ese punto donde me hago actriz principal de este puto papelon de mierda que es mi vida en la jugueteria, aqui, donde he invertido miles de horas de mi vida para acabar en la puta calle-- me salieron las palabras a borbotones, no podia pararlas, no cogi aire y fui desinflandome como un globo al final de la frase--. Pablo, en dos semanas estoy en la puta calle... No se que cojones vamos a hacer… Sinceramente, desee que Pablo dijese algo que me tranquilizase, algo dejandome entender, aunque ni yo misma me lo creyese, que era un bache que pasariamos juntos, que la vida no acababa con la llegada de mi despido y que, seguramente, la vida me tendria preparado algo mejor, pero no, no me dijo nada, el solo me abrazo y se mantuvo callado...

  • Delfina y el arreglo peligroso de Alicia Cameron

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    Lord Gascoigne,

  • El hombre inesperado (El Pacto 2) de Eva Alexande

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    No se como, pero lo se y no es la primera vez. La primera vez ocurrio cuando tenia nueve anos. Era sabado, mi dia favorito de la semana, y llevaba esperando ese dia desde hace semanas. Era mi cumpleanos y a las once el jardin decorado con globos y todo lo que mi madre fue capaz de comprar iba a llenarse de ninos, vecinos y amigos. Pero esa manana desperte triste, tan triste que no era capaz de levantarme de la cama. Mi madre dijo que eran los nervios, la excitacion por la fiesta, y me obligo a levantarme, desayunar y prepararme para recibir a mis invitados. Me puse el vestido rojo que habia comprado mi madre especial para ese dia y force una sonrisa en mi rostro. Lo hice mientras el mago contratado nos entretenia con sus trucos, mientras me cantaban cumpleanos feliz y mientras abria los regalos. Era la sensacion mas extrana del mundo, mi corazon, mi alma, todo mi estaba llorando y mi mente de nueve anos no era capaz de saber que pasaba o por que. Lo averigue cuando recibia mi ultimo regalo al ver a mi padre contestar a una llamada. Lo vi palidecer y mirar a mi madre con lagrimas en los ojos. Mi padre, el hombre mas fuerte que habia conocido, el que era capaz de ahuyentar a los monstruos de debajo de mi cama. El hombre que siempre sonreia, el que hacia sonreir a mi madre. Pero en mi noveno cumpleanos un poco de la luz que brillaba en sus ojos se apago. Mi abuela, la madre de mi padre, tuvo un accidente de camino a mi fiesta y fallecio. Hannah, abu como la llamaba yo, era toda la familia que teniamos. Los padres de mi madre habian fallecido poco despues del nacimiento de mi madre y ella crecio entre familias que nunca decidieron adoptarla y hogares de acogida. De alguna manera mi madre consiguio salir adelante y durante su primer ano en el instituto conocio a mi padre. Fue amor a primera vista, Paul y Paula, incluso sus nombres eran iguales. Era predestinado, los dos rubios de ojos azules, altos y guapos. Tenian quince anos cuando se conocieron y desde ese momento fueron inseparables. A la familia de acogida de mi madre le daba igual si ella no dormia en casa, si estaba ahi cuando llegaban los de los servicios sociales era suficiente para ellos. Y asi mi madre se fue a vivir con mi padre y la abuela. La abuela se convirtio en la madre de los dos, los cuido, los castigo. Puso limites, reglas para que la relacion de los dos no terminara por arruinar el futuro de ninguno. Mis padres fueron a la universidad, los dos querian ser medicos y con mucho trabajo y esfuerzo lo consiguieron. Se casaron antes de empezar el primer ano de Medicina. Continuaron viviendo con la abuela hasta que terminaron los estudios y consiguieron trabajo en el hospital, mi padre como cirujano y mi madre en pediatria. Dos anos despues nacia yo para cumplir los suenos de los tres, para aumentar la familia, la primera de muchos. Pero el destino fue caprichoso y mi madre tuvo problemas en el parto y otro embarazo hubiera sido peligroso para ella. De esa manera eramos cuatro miembros en la familia Garrett. Y desde mi noveno cumpleanos tres. Nunca mas quise celebrar mi cumpleanos, ni regalos ni tarta. De alguna manera me sentia culpable por la muerte de la abuela, como si hubiera tenido algo que ver con el accidente. Yo, una nina de nueve anos sentada en una silla rosa en el jardin rodeada de ninos y no el hombre que se salto el color rojo del semaforo. La segunda vez fue una semana antes de cumplir los dieciocho. Me desperte de la misma manera, triste y rota. Era domingo y mis padres estaban los dos trabajando. Los llame y estaban bien, no iban a volver a casa hasta el siguiente dia. No les dije nada de lo que sentia, pero fui a comer con ellos y luego a cenar. Mi padre quiso cenar tortitas, mi madre riendo pidio lo mismo, y ya que estaba yo tambien. Recuerdo que reimos, hablamos y tomamos docenas de fotos. Les abrace con fuerza, les bese y les dije que los amaba. A las siete cuarenta y dos de la manana del lunes la policia llamo a la puerta. Un hombre habia entrado con un arma en el hospital y disparado a todo el mundo, treinta y siete heridos y doce fallecidos. Mis padres eran entre los doce. Cumpli dieciocho anos sola, nadie estuvo a mi lado. Todas las personas queridas habian dejado este mundo, me habian dejado sola. Pero la vida siguio a pesar del dolor y la tristeza. Fui a la universidad, estudie Medicina como mis padres. En el ultimo ano conoci a Colin. Colin. Alto, moreno. El sueno de cualquier mujer, pero no mio. Sali con el porque era guapo, atractivo y tenia una sonrisa bonita. Y era muy insistente. Me enviaba flores, regalos, globos hasta que dije que si. No queria salir con el porque no tenia tiempo y porque no habia lugar para hombres ni en mi vida ni en mi corazon. Pero al final lo hice, salimos unos meses y cuando tuve problemas con el alquiler de mi apartamento Colin me ofrecio el suyo. Me llevo a conocer a su familia que eran buenas personas, eso si ignoramos a su hermana adoptiva, Iris. Esa mujer era una perra malvada, una mujer adulta comportandose como una nina malcriada. Eso fue el dia antes de la tercera vez. La tercera vez que me desperte triste y asustada. Llame a Colin, pero tenia una reunion importante y no me devolvio la llamada. Fui al trabajo como siempre sabiendo que no podia impedir al destino hacer lo suyo. Iba a pasar lo que tenia que pasar. Por eso cuando volvia del trabajo y vi a la mujer al lado del coche en medio de una carretera no lo dude. Era de noche en un barrio peligroso y la vi tan desesperada que decidi parar y ofrecerle mi ayuda. Al llegar a su lado un escalofrio me recorrio y supe que Colin no estaba en peligro, pero yo si. Extranamente no tuve miedo, no tenia miedo a la muerte y nadie iba a llorar por mi. Por fin iba a estar con mis padres. Senti al hombre acercarse, agarrarme y tapar mi nariz con un trapo. Le di la bienvenida a la oscuridad y cuando desperte el dia siguiente en una jaula en una sala que parecia un sotano me permiti sentir miedo. La pesadilla habia comenzado, una que iba a durar un ano y cambiaria mi vida para siempre. Durante dos meses estuve sola. Grite. Llore. Suplique. La unica persona que venia para traerme comida era un hombre aterrador. Alto, fornido y espeluznante. Odiaba la manera en que me miraba, odiaba sentir sus ojos recorrer mi cuerpo, odiaba el miedo que me paralizaba al escuchar el sonido que hacia la puerta al abrirse. Espere, ?que? No lo sabia. Algo o alguien que me diria porque estaba ahi o que podria hacer para volver a casa. Pense que podria ser un secuestro para pedirle dinero o algo mas a Colin, pero pasaron dias y dias y me di cuenta de que si eso era lo que estaba pasando el no habia pagado el rescate. Lo odie. Sin importar cuanto lo intente no consegui averiguar la razon, si no era Colin, ?entonces que era? Yo era una persona no muy sociable, me gustaba la soledad, la tranquilidad, sentarme a leer un libro y viajar a otros mundos. Pero tenia cuidado con los que me rodeaban, vecinos, companeros de trabajo, conocidos. Era amable con todos y nunca hice nada para merecer terminar encerrada en una jaula como los perros. Sin importar cuantas vueltas le daba llegaba a la misma conclusion, Colin. El era rico y yo era su novia, algo haria el para ganarse el odio de la persona equivocada con la mala suerte de que me toco pagar a mi. Dias, semanas despues la luz se encendio en medio de la noche, al menos lo que yo suponia que era noche ya que la luz se apagaba y encendia automaticamente cada periodo de tiempo. Fingi dormir en mi colchon, tapada con una manta mientras mi corazon latia listo para saltar de mi pecho. Escuche los pasos del hombre y otro ruido mas, como arrastrando algo pesado. Abri los ojos solo un poco para ver que pasaba y lo vi metiendo a una mujer en otra de las jaulas. Ella no estaba muerta a pesar de verse de esa manera, si lo fuera no la encerraria, ?no? El se fue y me quede despierta esperando a que la mujer abriera los ojos. Espere mucho, horas interminables hasta que ella se desperto. Sarah, joven y guapa, alta y con el rubio rojizo mas espectacular que he visto, de ojos verdes y el cutis perfecto, era una mujer hermosa. El tipo de mujer que volvia locos a los hombres nada mas entrar en una habitacion. Ella tampoco tenia idea por que la habian secuestrado, paso por lo mismo que yo. Grito, lloro y luego se quedo callada hecha un ovillo en su jaula. Poco despues, igual que habia pasado con Sarah, el hombre llego en medio de la noche con otra mujer. Inconsciente a causa de lo que sea que el hombre usaba para dormirlas. Por lo que recordaba Sarah usaba el mismo metodo de la pobre mujer con el coche averiado. Todas caimos en la trampa y me gustaria saber en que pensaba esa mujer cuando esperaba ahi tranquila sabiendo que ayudaba a un monstruo a hacer dano a otras mujeres. Me pregunto si lo que le hubiera pagado valia la pena, si podia dormir por la noche. La tercera mujer tardo muy poco en despertarse. Liz era su nombre y adivina quien era ella. Otra novia de Colin, exnovia como Sarah y actual novia como yo. En ese momento no quedaron dudas, lo que sea que nos habia llevado a ese sotano era por el. Liz tenia una teoria un poco espeluznante, como que a Colin le gustaba tener a las mujeres de su vida encerradas para disfrutarlas cuando y como le daba la gana. No le dije que yo llevaba meses ahi y nada habia pasado

  • El manuscrito de fuego de Luis Garcia Jambrina

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    Bejar, 2 de febrero de 1532. Don Frances de Zuniga, antiguo bufon del emperador Carlos V, es acuchillado en plena noche por varios desconocidos. La emperatriz le encarga las pesquisas del caso a Fernando de Rojas, que esta cerca de cumplir sesenta anos. A traves de su investigacion, iremos conociendo la vida del controvertido e irreverente Don Frances, asi como los entresijos de una epoca tan fascinante como escandalosa. Para resolver este caso, Rojas contara con la ayuda de Alonso, un joven estudiante; con el tendra que enfrentarse a numerosos obstaculos y a diversos retos, como el de buscar un manuscrito muy misterioso o intentar descifrar una de las obras mas enigmaticas del arte y la arquitectura europeas: la fachada de la Universidad de Salamanca.

  • Vacaciones al amor de Isabel Keats

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    Pase, el senor Anglada la recibira enseguida --anuncio la desdenosa secretaria, al tiempo que abria la puerta de un amplio despacho de paredes de cristal. El contraste entre el antiguo edificio senorial, con sus grandes ventanales, y la decoracion vanguardista del interior llamaba la atencion. Detras de la mesa interminable un hombre de pelo castano claro, sentado de espaldas, hablaba por el movil. Cuando termino la conversacion giro el sillon de cuero hacia mi y pude verle la cara. Le reconoci de inmediato. Su rostro permanecio inexpresivo; sin embargo, sus ojos turquesa, que brillaban con regocijo al devolverme la mirada, le delataron. Era evidente que el tambien se acordaba de mi, y esos ojos burlones me obligaron a retroceder en el tiempo hasta la semana anterior… Como marcaba la tradicion, las antiguas alumnas de las Esperanzadas en la Fe --una especie de nucleo duro de las Ursulinas--, promocion de… (he olvidado la fecha), celebrabamos nuestro aquelarre anual navideno. Una cena en la que el vino fluia como el petroleo en el golfo de Mexico y donde las colillas parecian castellers intentando fugarse del cenicero, a pesar de los ingentes esfuerzos de los camareros que no daban abasto vaciandolos; mientras nosotras, inseparables desde el colegio, poniamos a caldo a los maridos que quedaban o a los ex que aumentaban de ano en ano. Yo seguia soltera y, tras cortar con mi ultimo novio --la lista de nombres comenzaba a ser dificil de recordar--, sin compromiso. Mis amigas me acusaban de inmadura, de tener una puntuacion de once --en una escala del uno al diez--, del sindrome de Peter Pan. Quiza fuera cierto, pero, como yo les decia a menudo, su ejemplo no invitaba a tirarse de cabeza al abismo del matrimonio y al averno de los hijos, precisamente. La verdad es que no estabamos sacando conclusiones provechosas sobre aquel tema recurrente. Las casadas hacian proselitismo de la familia y los ninos, a pesar de echar pestes de ellos, y las separadas exaltaban la libertad de volver a bailar la danza del apareo una vez cumplido el ciclo natural de la reproduccion y cuidado de las crias; pese a quejarse amargamente de que, a esas alturas, no quedaba ni un solo tio al que se le pudiera aplicar el calificativo de normal. En realidad, dudo mucho que ninguna de ellas estuviera capacitada para extender a nadie el certificado ISO de <>. Cualquier fulano que viera su actitud de perras en celo, siempre a la caza y captura, no entenderia que alguna de ellas hubiera pasado mas de cinco anos en el delicioso estado marital; es mas, incluso podria llegar a pensar que esos anos transcurrieron entre los muros inexpugnables de un convento de clausura, en el que el unico polvo que entro jamas fue el que se acumulaba en los reclinatorios. Yo hacia loas de la vida sin ataduras de ninguna clase. Por un lado, no tenia que aguantar por obligacion los ronquidos de un tipo a mi lado cada noche, conteniendo las ganas de tirarlo al suelo de una buena patada. Tampoco debia soportar la presencia de pequenas alimanas pululando a mi alrededor volviendome la cabeza del reves y sin posibilidad de mandarlas a jugar a la autopista. Pero, al mismo tiempo, renegaba de los donjuanes canis y, a veces, de la soledad. En ese momento de la noche, mi estado era bastante… como lo diria… quiza la palabra mas adecuada fuese <>. Hacia rato que las ganas de hacer pis no me permitian atender a la conversacion, asi que me levante -- estuve a punto de tirar la copa de vino y el platito del pan-- y, un poco tambaleante, me dirigi al lavabo. Aliviada como un hipopotamo en el zoo, me di un retoque de brillo en los labios, ahueque mi melena y sali. Justo en ese instante, se abrio la puerta del bano de caballeros y de el salio un hombre alto, de unos cuarenta anos, de pelo castano y unos impactantes ojos color turquesa. --Oiga! --exclamo y me agarro del brazo. Indignada, me desasi con brusquedad y grite: --No se le ocurra tocarme, baboso! --Solo queria decirle… --insistio el hombre a pesar de todo. No le deje terminar. Sintiendo una agresividad que se me escapaba hasta por las unas de los pies --puede que como consecuencia de la conversacion con mis amigas o, quiza, fuera el efecto de los dos gin-tonics que me habia tomado-- le espete: --?Pero es que no puede una mujer decente salir a cenar sin que cualquier viejo verde se vea en la obligacion de intentar ligar con ella? Los derechos de las mujeres, ?los enmarcamos y nos olvidamos de ellos? ?Acaso seguimos en la Edad Media, aquella deliciosa epoca en la que cualquier pelado barrigon tenia derecho de pernada? A medida que iba disparando una pregunta tras otra, implacable, sentia que de un momento a otro comenzaria a soltar espuma por la boca. El tipo parecio encogerse ante semejante retahila de cuestiones de dificil respuesta y se hizo a un lado asustado. Envalentonada con mi victoria, ergui la cabeza y me deslice triunfante hacia mi mesa, esquivando las de los demas comensales. Debian haberlo oido todo, pues, a medida que avanzaba, podia escuchar a mis espaldas risas disimuladas de apoyo, lo que me produjo una gran satisfaccion. Al llegar donde estaban mis amigas, Ana me dijo: --A ver, date la vuelta, oh, reina de la liberacion de la mujer! De manera teatral, di una vuelta sobre mi misma, sintiendome como una modelo de pasarela o, tal vez, la Bella bailando sin la Bestia; pero, de repente, repare en que las risas de mis amigas se habian convertido en carcajadas histericas. Ahi estaban todas ellas retorciendose en sus sillas, mientras se les saltaban las lagrimas. --?Que pasa? ?Que pasa? --masculle, al tiempo que mi sonrisa se convertia, poco a poco, en una mueca rigida. Por fin, Angela, que era el alma candida de la pandilla, me lo solto: --Hija, al ir al bano se te ha quedado la falda metida por la goma de las bragas y te las ha visto todo el restaurante; pero no te preocupes, que son bastante monas. --Y estan limpitas… --anadio la mala pecora de Isabel, que siempre disfrutaba con las desgracias ajenas. Con la rapidez del viento cuando no hay, coloque la falda en su sitio y me sente, agachando la cabeza hasta que mi larga melena me cubrio la cara. Ahora oia las carcajadas sin reservas de todos presentes; tenia la impresion de que incluso el cocinero habia abandonado sus fogones para venir a reirse de mi. Por un resquicio entre los mechones de mi pelo mire hacia la mesa de al lado… y alli estaba el hombre del bano, mirandome y sufriendo convulsiones. Incapaz de resistir aquella sonada humillacion por mas tiempo, me levante, tire unos cuantos billetes sobre la mesa, y me fui a casa corriendo, dispuesta a no salir de ella durante el tiempo que me quedara de vida. ?Alguien puede imaginarse mi sorpresa y mi consternacion cuando, pocos dias despues, al ir a realizar una entrevista de trabajo --para la que me habia preparado a conciencia durante semanas-- resulto que mi entrevistador era, nada mas y nada menos, que el tipo odioso del restaurante? --Bueno --exclamo aquel mismo hombre, cascando como una nuez el opresivo silencio que reinaba en el despacho--, quiza habria sido mejor que viniera usted hoy con pantalones… Completamente abochornada, senti que me ruborizaba hasta el blanco de los ojos. Entonces, eche mi silla hacia atras, aranando sin piedad el inmaculado parque, le lance mi mejor mirada de desprecio, agarre el bolso con fuerza y me largue de alli dando un portazo; aunque, si tenemos en cuenta que la puerta era de cristal, el efecto no resulto muy dramatico que digamos. Lo que mas rabia me daba de todo el asunto era que, durante un segundo de enajenacion letal, habia encontrado atractivo a ese aborrecible bicharraco. Taconeando con fuerza, sali al vestibulo y me dirigi a toda prisa --es decir, a la velocidad de crucero de una muneca de Famosa dirigiendose al portal que era lo maximo que me permitia mi estrecha falda de tubo-- hacia el ascensor. Las pesadas puertas de acero comenzaban a cerrarse cuando una mano, de dedos largos y fuertes y unas cortas e inmaculadas, aparecio de la nada y las obligo a abrirse de nuevo. --Senorita Poliakova, si fuera tan amable de volver a mi despacho. Todavia no ha terminado la entrevista --comento muy tranquilo. --Para mi si lo ha hecho, senor Anglada, no voy a permitir que nadie se ria de mi.

  • Si te traiciona el corazon (Los hijos de la infamia 1) de Eleanor Rigby

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    ?Hasta donde estarias dispuesto a llegar por amor…?

  • Autorretrato de familia con perro de Alvaro Uribe

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    Hay otra fotografia, en blanco y negro, en la que tu y yo, muy ninos aun, nos dejamos abrazar por un Santaclos de alquiler: el menor de nosotros, asustado sobre las rodillas del hombre; el mayor, de pie e intentando sonreir; ambos, con la mirada fija en un punto de escorzo en donde verosimilmente se encuentran nuestros padres. En esta, de colores desleidos, tomada unos quince anos despues, ya somos un par de adolescentes grenudos, los dos enfundados en el saco obligatorio en las cenas navidenas, aunque el mayor trae un sueter con cuello de tortuga, por no ser o para no parecer convencional, y el menor, ajeno a esos dilemas, usa corbata. A la izquierda de nosotros, derecha de la fotografia, se ve a nuestra abuela materna, que viene a colacion porque en esa foto de hace cuarenta y tantos anos debe de tener poco mas o menos los sesenta y pico que ahora nos desfiguraban a ti y a mi. Con sus habiles manos de modista, como ella queria que llamaramos a las costureras, abre el envoltorio de una serpentina que lanzara hacia su lado de la mesa, en donde se sientan los adultos. Tambien nosotros, sentados en el voluntario limbo donde la adolescencia se aisla tanto de la infancia como de la madurez, nos distraemos con una serpentina. El menor de los dos habla mientras libera la espiral de papel de su envoltorio de celofan. El mayor sonrie mientras observa lo que el otro se trae entre manos. Hoy que la rememoro sin nostalgia, o nostalgico solo a causa de mi extinta juventud, me doy cuenta de que en esa escena baladi ya estamos enteros tu y yo. Los hermanos. Quien sabe cual de nosotros finge mas, finge mejor. Si el mayor de los dos, que simula interesarse en el plan de ataque desplegado ante sus ojos por el otro, o el menor, que se afana aparatosamente en granjearse ese simulado interes. Que dificil, para el primero de los hermanos, no ser el unico. Que dificil, para el segundo, ser siempre el segundo. Y, pese a todo, ninguno de los dos cambiaria su suerte por la del otro hermano. Atras de nosotros, un mesero titubea con un plato de sopa en su diestra. Tiene instrucciones de empezar ya a servir la cena, pero no se atreve a entorpecer nuestra hermanable conversacion. Si se percatara de ese titubeo, el mayor de los dos no dudaria en interrumpir al hermano en mitad de una frase, con tal de ejercer u ostentar su atencion a los predicamentos de un empleado. El menor, en cambio, seguiria hablando, quien sabe si por indiferencia hacia el mesero o por la inercia de su propia simulacion. Llegado el momento se hara, por supuesto, lo que decida el mayor de nosotros. Se hara una y otra vez, a pesar de los deseos del menor. Como se ha hecho desde siempre. Por las buenas o por las malas. Porque el mayor suele tener o pensar que tiene la razon. Porque el menor, que en el fondo piensa igual, sabe o alega saber que con su hermano es inutil y fastidioso discutir. Hasta el dia, muy distante de la Nochebuena coagulada en la foto, en que a la fuerza se oponga mas fuerza. Mas violencia amedrente a la violencia. Mas terquedad derrote a la terquedad. Y entonces los papeles se inviertan. Y ya no sea el menor de nosotros quien tema enfrentarse a su hermano. Y el mayor, sin admitir lo mucho que ha cambiado entre ambos, se repliegue en un silencio obstinado o en un cortes laconismo con los que, de ahi en adelante, disimulara a medias su temor. ?O me equivoco? ?Y eres tu, contra la costumbre, quien tiene razon, por lo menos su razon? Que lastima conocernos tanto. Mejor dicho: que lastima creer que nos conocemos tanto. Porque desde tiempo antes o despues de esa Nochebuena, confiados en lo mucho que creemos conocernos, ninguno de los dos hace grandes esfuerzos por conocer al otro mas. Al mayor de nosotros le dio por la literatura y creo con su esposa un mundo deliberadamente inexpugnable adonde, hay que reconocerlo, no ha dejado asomarse a su hermano. El menor se dedica sin gloria a la historiografia y tiene una familia a la que supedita todo lo demas. ?A cual de los dos hermanos le toco la mejor parte? ?Quien, despues de cuarenta y tantas Navidades, se puede proclamar mas feliz? El mayor no se plantea a menudo tales preguntas, aunque en no pocos momentos de su vida, sin excluir el presente, ha creido conocer la felicidad. El menor, salvo en lo que concierne a sus hijas, la busca no del todo inconscientemente, y en ocasiones la encuentra, en el infortunio del projimo. ?Cual de nosotros sale ganando? Ya no recuerdo si te dije alguna vez, cuando aun tenia algo que decirte, que la ventaja de ser narrador, en caso de que este oficio resulte ventajoso, esta en que al final te quedas siempre con la ultima palabra. Supongo que no. Te habrias reido tirandome a loco. O quiza preguntado con sorna que a quien le importan las palabras no sustentadas en hechos. ?Que piensas de eso ahora que tu, al reves de la foto, eres el que calla? ?Que sientes ahora que, al reves de la foto, el que habla en esta pagina soy yo, el mayor de los dos? Primera parte La Dona De veras que da pena ajena. Ya ni se donde meterme a la hora del paseo. Y si dicen por ahi que una no gana pa'sustos, 'ton's yo digo que menos pa'verguenzas. Pero vamos por partes. El paseo en realidad son dos. El de la manana y el de la tarde. Y la paseada, o mas bien el paseado, no soy yo. El que pasea es el Canuto. Y tampoco es que se pasee solo, nomas faltaba, sino que lo sacan a pasear. Pu's quien iba a ser. La mera mera. La Dona. Claro que se como se llama, pero yo le digo asi. La Dona. Y cosas peores cuando me hace enojar. Como a l'hora del paseo. Sobre todo el de la tarde. Porque el de la manana es mas ?como se dice? Descarado. Y es que la Dona ni siquiera se toma la molestia de disimular. La muy manosa nomas se va un poco lejos, hasta donde la gente no la conoce. Camina dos cuadras por Michoacan y una mas por avenida Mazatlan y ahi, en pleno camellon y como si nada, deja que el Canuto haga de las suyas. Y cuanto hace el condenado, viera uste. Ni quien se lo imagine en una criaturita asi de chica. O mas bien de chaparra. Sera que los salchichas tienen la panza tan larga como el cuerpo y por eso les cabe tanta caca. Y dos veces al dia, p'acabarla de amolar. Porque en la tarde el tragon de Canuto esta de vuelta lleno hasta'l tope y vuelve a vaciarse que da gusto. Es un decir. A nadie le gusta la caca ajena. Y menos que nadie a la Dona, que se lleva al paseo de la tarde una d'esas como pinzas. Como manos. Como garras al final de un brazo de plastico que con sus palancas y sus resortes sirve pa'recoger la caca sin agacharse. Pero ella nunca l'usa. Se lo juro. Nunca. Y de tanto no usarlo, el aparato esta descompuesto. Roto. Y asi, todo amolado, la Dona lo bambolea de aca p'alla. Como si fuera un machete. Y ademas se lleva al paseo una bolsa d'esas que le dan a una en el super. Dizque pa'guardar ahi la caca que dizque recoge con la garra de plastico. Y tambien ondea la bolsa de un lado pa'l otro. Haga uste de cuenta un panuelo al viento, como dice la cancion. Pa'que todos los vecinos la vean. Pa'que todos piensen que la Dona es muy acomedida. Que s'encarga de las inmundicias de su perro. Que se desvive con tal de no fregar a nadie. Mendiga vieja. Ni que la gente fuera tan bruta. O tan dejada. Lo que pasa es que la ven ya muy mayor. O media loca, que pa'l caso es lo mismo. Y todos los vecinos de la manzana se hacen de la vista gorda. Todos, salvo la senora Leticia. La de la casota esa en la esquina de Francisco Marquez y Pachuca. Andele. La que tiene enfrente una jacaranda preciosa. Mucho mas alta que los postes de la luz. Porque alli, mero al pie de la jacaranda, es donde al Canuto le gusta hacer sus necesidades. Y no hay poder humano que lo convenza d'irse a otra parte. El perrito resulto mas terco que una mula. Es un decir. Y su duena, o sea: la Dona, es peor todavia. Necia como ella sola. Taimada. Mustia. Y nada le hace que la senora Leticia proteste. Que mande a su muchacha a decirme que yo le diga a mi patrona. Que la espere ella misma alla frente a su casa y se l'encare a la Dona y l'amenace con envenenar al Canuto, qu'el pobre que culpa tiene. Porque la Dona no admite ni de relajo qu'esas cacas que un dia si y otro tambien aparecen al pie de la jacaranda son de su perro. Si la viera uste. La muy cinica zarandea la garra de plastico y la bolsa del super y alega qu'ella recoge todas las cochinadas de su perro. Y cuando la senora Leticia ya muerta de rabia l'acusa de ser mentirosa, la Dona s'hincha dizque d'indignacion y me pone a mi de testiga. Pu's que quiere que haga. Claro que le doy la razon a mi patrona. Pongase uste nomas en mi lugar. Y claro que luego me siento de la patada. Como tlaconete rociado de sal. Pero lo que mas me apena no es mentirle a otras personas. Creame uste. Y tampoco me molesta regresar a escondidas yo sola a recoger las cacas del Canuto, pa'que la senora Leticia nos deje en paz. Lo que de veras m'encabrona, perdon por la palabra, es ?como decirle?, l'obligacion, y pobre de mi si no la cumplo, de ser hipocrita conmigo. De enganar no a los demas sino a mi misma. De seguirle la corriente a la Dona, que nunca es culpable de nada. Haga uste de cuenta qu'ella fuera l'ofendida. L'insultada. La victima. Y que la senora Leticia, o cualquier otra vecina que se atreva a quejarse de las cacas del Canuto, fuera una vieja malcriada. Una tergiversadora. Y que todo el tiempo l'estuvieran levantando falsos a la Dona nomas porque si. Por pura envidia. Porque fue la primera en llegar a esta parte de la Condesa. O eso dice. Y su familia es la mas decente de todas. O eso dice. Y de chica la criaron unas monjas en Estados Unidos. O eso dice. Y no se cuantas otras cosas que l'hacen sentirse mejor. Por encima de quien sea. Valgame Dios. Ni que fuera la reina de la calle de Tula. Y aunque se me antoja decirle que no es pa'tanto, como ella dice, que a poco no es cierto qu'el Canuto va y hace caca donde no debiera, no se que me pasa cuando estoy sola con la Dona. O igual si se. Como si la mentira fuera contagiosa. Como si contar un cuento muchas veces y muy convencida lo fuera volviendo verda. Y yo siempre acabo, o pa'serle franca: empiezo, por darle a mi patrona por su lado. Y tambien m'indigno cuando ella s'indigna por las acusaciones dizque falsas de la senora Leticia o de cualquier otra vecina. Y tambien me creo qu'el Canuto es el perro mejor portado del mundo. Y que la Dona es la mejor patrona. Y hasta que yo soy la mejor sirvienta. Se lo juro. Pero cuando ya me siento bien unida a la Dona, como si fueramos compinches, casi como si fueramos amigas, ella lo echa todo a perder. Pu's nomas ve que le agarro confianza y le da por sonreirse con una sonrisa muy suya. Una sonrisa media coqueta y juguetona. Una sonrisa como de nina traviesa, que no le queda a una mujer de su edad. Una sonrisa que odio y que me da miedo. Que m'espanta y me acongoja porque se qu'en ese momento la Dona va a hacer como si no me conociera. Como si no'stuvieramos platicando de lo mas a gusto. Y de repente me dice con su voz engreida de patrona que soy una metiche. Una floja. Y qu'en vez de perder el tiempo en chismes de vecindario deberia ponerme a trabajar.

  • Recuerdame de Kathalee Trueba

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    ?Estas despierto? -- pregunto Jason desde el otro lado de la puerta-- Eithan... Abri los ojos. -- Pasa-- dije entre quejidos. La puerta se abrio, y el entro. -- Tu movil tiene horas sonando-- dijo al aventarlo sobre la cama. Lo tome y mire. -- Es Gretel. -- dije al cubrir mi rostro-- No pienso responder. Hizo una mueca. -- ?No vas a ir a trabajar? Me lleve las manos a la cabeza. -- ?Que hora es? -- Van a dar las ocho. -- !No me jodas, es tardisimo! -- me queje -- Ademas, me mata la cabeza. --Claro que te mata la cabeza, si te tomaste mas de media botella. Lo mire. -- Prometo reponerla esta noche. Nego. -- No lo digo por eso, pero, vamos... ?Solo? Me sente. -- Cuando me di cuenta, ya llevaba media botella y estaba cantando. Me miro. -- ?Que cantabas? -- pregunto divertido. Sonrei. -- No pienso decirlo. --No tienes que hacerlo, me lo imagino. -- Como sea, no lo volvere a hacer. Nego. -- Si, Eithan. -- En serio, no vuelvo a tomar asi y menos por... desamor. Me miro fijamente. -- ?Que sucedio con Alena? -- Tuvimos sexo-- dije al ponerme de pie. -- Eso me queda claro. Me referia a que... -- La verdad, preferiria no hablar de ello-- camine hacia el bano-- las cosas siguen igual. Hizo una mueca y me siguio. -- No ire a la boda. Lo mire y me meti el cepillo de dientes a la boca. -- ?Por que no? Se alzo en hombros. -- Creo que prefiero quedarme en casa con mi mejor amigo-- sonrei -- a cantar canciones de Luis Miguel mientras nos bebemos una botella de whisky. Rei. -- Alena es tu amiga, te invito y ... -- Tu eres mi mejor amigo. Hice una mueca y suspire. -- Debo... prepararme para el trabajo, es tarde. Lo que menos queria, era hablar sobre la boda. -- Me prepare de desayunar, ?Quieres algo? -- No, gracias. -- dije al salir del bano -- No tengo estomago para nada. -- Como sea-- dijo al caminar hacia la salida-- deberias dejar la puerta abierta, apesta a borracho aqui. Rei. Jason salio de la habitacion, y el movil comenzo a sonar de nuevo. Una vez que le active el modo silencio, me meti al bano a asearme. -- ?Como te sientes? -- pregunto al verme salir de la habitacion. El corria sobre la cinta. -- Siento que mi alma abandono mi cuerpo. Sonrio. -- Hay un gatorade* en el refrigerador. -- Eres el mejor. -- dije al abrir la puerta-- Te lo compro en la noche que vaya a hacer el super. Sonrio. -- Dejare que te emborraches mas seguido tu solo, al dia siguiente eres muy amable. Rei. Mi movil nuevamente comenzo a sonar. -- ?Sigue siendo Gretel? Asenti. --Si llega a venir, no estoy. ?De acuerdo? -- De acuerdo. Suspire. -- Nos vemos en la noche. -- No comiences a tomar sin mi. Sonrei y me marche. No solo me habia arrepentido de estar con Alena, tambien de haber bebido como si no existiera un manana. La tarde en el departamento fue bastante productiva, mi caso iba lento, pero seguro. Aunque me era complicado adaptarme a gente nueva, las cosas iban bien, el hecho de que mis companeros fueron hombres ayudaba mucho, era mas facil entenderlos a ellos, que tratar de entender a un grupo de mujeres. -- ?Como va todo? -- pregunto Daphne al entrar a la sala de descanso, ya casi cuando era hora de la salida. La mire. -- Bien-- se acerco-- ?Y tu? ?Que tal? -- ?Los ojos rojos son por llorar? Sonrei. --Ayer bebi un poco. -- Resaca -- dijo al mover la cabeza de un lado a otro. Sonrei. -- ?Que decias? -- Tengo una montana de documentos-- dijo con flojera-- me llevare el trabajo a casa. Hice una mueca. -- Un masaje te vendria bien... Sonrio. -- Tal vez manana-- dijo al darme un beso en los labios--hoy debo trabajar. -- El desprecio vale por dos salidas, eh. Sonrio. -- No es desprecio, es un rechazo obligado. -- Me da igual, vale por dos salidas. -- camino hacia la entrada-- Descansa. -- Tu igual. Suspire. La verdad era que, hubiese preferido pasar parte de la noche con ella, con la mente y el cuerpo ocupado, en lugar de pensar en la boda. Mire mi reloj, eran casi las seis, para ese momento Alena estaba a un par de horas de casarse. Aquello dolia, en verdad mataba. Despues de un rato de pensar en ella, tome el movil y comence a buscar en mi agenda, no queria pasar la noche solo, asi que, decidi llamarle a Cassie, y despues de una rapida seduccion, quede de recogerla por la noche. Cuando volvi a casa, me puse a recoger la recamara y me di un bano. Aunque en realidad deseaba con toda mi alma dormir, necesitaba salir, necesitaba pensar en otra cosa. -- Ya me voy-- le dije a Jason. Estaba trabajando sobre la mesa de centro. Me miro. -- ?Ingrid? Negue. -- Cassie. Asintio. -- Asi que me he quedado en casa para acompanar a mi amigo, y el me ha cambiado por una tipa... Sonrei. -- Te has quedado por trabajo, no me culpe. -- Claro que no, yo estaba dispuesto a ponerme ebrio contigo. Sonrei. -- No me esperes despierto, carino-- dije al caminar hacia la entrada. Lo escuche reir. Cuando abri la puerta, mi movil comenzo a sonar. No reconoci el numero y dude en atender, pero al final, tome la llamada. -- Bustamante. -- Soy yo... -- ?Alena? Jason me miro. -- No me case. 2 Mire nuevamente el documento. Solo tenia que firmar sobre aquella linea para, oficialmente, convertirme en la esposa de Christopher, para pasar el resto de mi vida a su lado. Podia sentir la mirada de todos sobre mi espalda, sobre mis manos y la manera en que no dejaba de mover el boligrafo. Estaba nerviosa. -- Es su turno-- repitio el juez al mirame. En ese momento mire a Christopher. <> -- Lo siento -- dije al dejar el boligrafo sobre la mesa-- en verdad lo siento. Christopher me miro confundido. -- ?Que haces? Negue. -- Perdoname, no puedo. Con prisa, me quite el anillo y lo deje sobre la mesa, a un costado del boligrafo. Sin poder mirarle, di la vuelta y sali de ahi ante la mirada de todos y sin importar que mi madre gritara mi nombre una y otra vez. Al salir del lugar, gire hacia la derecha y segui caminando sin direccion alguna, lo unico que queria era alejarme tanto como fuera posible. No podia creer que lo que habia hecho, yo, que habia pasado por aquella humillacion, que sabia como se sentia ser el centro de atencion, el que la gente te mire con lastima. No tenia ni idea de como era que volveria a ver a mis padres a la cara, a mi hermano, sobre todo a Christopher, lo unico que sabia era que ya no sentia que algo oprimia mi pecho. Al estar parada frente al juez, mire a Christopher y no senti mas que miedo, entonces supe que era lo que debia hacer. Cuando la lluvia comenzo a caer, me refugie en una parada de autobus, hasta entonces me di cuenta que habia caminado bastante y que no llevaba ni un peso conmigo. Mire a cada una de las personas ahi. -- Disculpe…-- le dije a una mujer que miraba su movil. Me miro. -- ?Si? Trague saliva. -- No tengo dinero, ni mi movil -- la mujer hizo una mueca--?Me dejaria hacer una llamada para que vengan a recogerme? -- la mujer me miro de pies a cabeza-- Le juro que no tardare nada. Hizo una mueca de desagrado. -- Que sea rapido. Asenti. -- Gracias. Con prisa, tome el movil y marque el numero de Eithan. -- Bustamante-- dijo del otro lado de la linea. -- Soy yo. --?Alena?-- pregunto confundido. Trague saliva. -- No me case. La mujer me miro sorprendida. -- ?Estas hablando en serio? -- ?Podrias venir a recogerme? -- ?En donde estas? Mire a mi alrededor buscando el nombre de la calle. -- La parada numero seis de la linea azul-- dijo la mujer a mi costado. -- ?Escuchaste?-- le pregunte. -- No te muevas, voy para alla. Colgo. -- Gracias-- dije al entregarle el movil a la mujer. Asintio. -- No pude evitar escuchar tu conversacion. Hice una mueca. -- ?Es usted casada? -- Desde hace cinco anos. Asenti. -- ?Cuando se caso no sintio miedo? Nego. -- Tenia nervios, pero, miedo... no. -- Yo si. Me dio panico darme cuenta que pasaria el resto de mi vida con un hombre al que no amo. Me miro. -- ?Entonces por que te comprometiste? Suspire. -- Porque... pense que era una buena idea. Movio la cabeza en forma de rechazo. En ese momento, un autobus se paro frente a nosotros. -- ?Quieres que espere contigo hasta que vengan a recogerte? -- Oh, no-- sonrei-- es muy amable, pero no. Gracias. Sonrio. -- Buena suerte-- dijo al abordar el autobus. Le sonrei como agradecimiento. El agua comenzo a caer cada vez mas fuerte y el viento comenzo a sentirse mas frio. Yo no llevaba con que cubrirme, y claramente las personas me miraban de manera extrana, supuse que era por el vestido. La gente que bajaba de los autobuses se refugiaba a mi lado, fue entonces que una pequena me hizo pensar en Milenka. ?Como le explicaria lo sucedido? ?Como le diria que Christopher no viviria con nosotros? ?Que responderia cuando me preguntara la razon por la que no quise casarme? ?Que demonios habia hecho? Cuando una camioneta negra se detuvo justo frente a nosotros de golpe, todo mundo se mostro nervioso, incluso la madre de la pequena, se paro frente a ella como protegiendola. Eithan bajo de la camioneta, rodeo la misma y se quito la chamarra. -- ?Estas bien? -- me pregunto-- Ponte esto. Asenti y me cubri. Me abrio la puerta del pasajero y me ayudo a subir. La mujer con la pequena me sonrio, y una mujer de mayor edad asintio como aprobando aquella accion. --Te amo-- le dije cuando abordo el auto. Sonrio. -- Yo a ti, pequena-- dijo al poner el auto en marcha-- ?A donde quieres ir? -- A donde sea, mientras sea contigo. Sonrio. Condujo en completo silencio, sin embargo, a pesar de la lluvia jamas solto mi mano. Yo iba observando a toda la gente, algunos corrian, otros se refugiaban en donde podian, pues se trataba de una lluvia atipica. Eithan detuvo el auto justo afuera del edificio de Jason. Bajo del auto y despues de rodearlo, me abrio la puerta. -- Cuidado-- dijo al tomar mi mano y ayudarme a bajar-- esta resbaloso. Asenti. Tomados de la mano, caminamos hasta el elevador y de ahi hasta el cuarto piso. El hecho de que no hablaramos, me ponia nerviosa. Cuando Eithan abrio la puerta, Jason me miro. -- Hola-- le dije. Sonrio. -- ?Que tal la lluvia? -- pregunto. -- Fuerte -- dije sintiendome avergonzada. --?Quieres que te prepare un te? -- me pregunto Eithan. -- No, gracias. Asintio. -- Estaremos en la habitacion -- le dijo a Jason. Este asintio. Una vez que entramos y Eithan cerro la puerta, me miro. -- Yo... -- No digas nada -- dijo al quitarme la chamarra de encima. Me tomo por la cintura y me beso. Si, era el. Solo el podia hacerme sentir tanto con tan solo tocarme, podia hacerme sentir tocar cielo con sus besos. Cuando sus manos bajaron a mi cadera, yo puse las mias en su pecho y comence a desabrochar su camisa boton por boton. Despues me ayudo quitandose la camiseta que usaba debajo. -- Date vuelta -- me dijo. Cuando lo hice, desabrocho el vestido y lo hizo caer el piso. Despues, me cargo y me llevo a la cama. -- ?Ahora si me dejaras tocarte? -- le pregunte cuando se puso sobre mi. Sonrio. -- Dejare que hagas conmigo lo que quieras. La intimidad con Eithan era armoniosa, era increible que aun sin decirle nada, el sabia exactamente que hacer, en donde tocar o besarme para hacerme vibrar. Mi cuerpo se amoldaba perfectamente al suyo. Me encantaba escucharlo gemir cerca de mi oido mientras se hundia en mi. Me gustaba la sensacion de su piel desnuda sobre la mia, ese calor que emanaba de su cuerpo. No habia ninguna duda; el era el hombre a quien amaba, y yo era suya.

  • Un paseo por Alaska de S. Giner

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    Paige vivia con su novio Ralph, en el apartamento de ella en Nueva York, hasta que un dia lo encontro con una mujer en su cama. Despues de que lo echara de su casa penso en abandonar la ciudad por un tiempo y decidio trasladarse a un pequeno pueblo de Alaska. Alli conocio a Jay, un divorciado con una hija adolescente. Comenzaron con mal pie, pero sin esperarlo ni planearlo empezaron a intercambiar mensajes y mas tarde correos electronicos. Y poco despues estaban manteniendo una relacion, aunque estrictamente sexual. Hasta que Julie, una amiga de Jay, que estaba enamorada de el, expandio un rumor por el pueblo mostrando a Paige como si fuera basura, para librarse de ella. Y lo consiguio, pues a raiz de las murmuraciones Jay corto con Paige e hizo que abandonara Alaska y volviera a su casa de Nueva York.

  • La Marquesa de Connemara de J.f. Morgan

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    Francia, 1851.