• cuentamelo todo 101 preguntas - Carla Marx

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    Me la habia pasado todo ese tiempo lanzandole furtivas miradas al rotundo trasero de aquel camarero, a su arete de pirata en su oreja izquierda, a su cintura de surfista y los tatuajes descoloridos de sus brazos. Tenia la piel curtida, los ojos verdes y el cabello destenido por el salitre y el sol. El uniforme se le adheria a la piel insinuando un cuerpo tan fibroso como el de un delfin.

  • 101 preguntas realizadas por niños y niñas sobre un tema

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    7 may 2017 — Resumen y opinión personal: “Cuéntamelo todo” está hecho a partir de un experimento. La pedagoga sexual alemana Katharina von der Gathen acudió ...

  • CUÉNTAMELO TODO | 101 PREGUNTAS REALIZADAS POR ...

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  • 101 Preguntas Realizadas por Niños y Niñas Sobre un Tema

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    Cuéntamelo todo: 101 preguntas realizadas por niños y niñas sobre un tema de Von Der Gathen, ... "Sinopsis" puede pertenecer a otra edición de este libro.

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    Cuéntamelo todo. 101 preguntas realizadas por niños y niñas sobre un tema apasionante. von der Gathen, Katharina. Kuhl, Anke. Editorial: Takatuka.

  • Angie (Negra 1) de Ana Emberley

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    1949. En los inicios de la Guerra Fria y cuando varios agentes del servicio de inteligencia britanico estan ya siendo cuestionados, una joven espanola se ve atrapada en los entresijos de una de las mayores y exitosa red de espionaje del mundo.Angelines Gomez se codeara con los espias mas emblematicos y profesionales de la posguerra mundial, y aprendera a vivir en un ambiente que la utiliza y la ignora, hasta llegar a sentirse comoda en ese nuevo papel que la vida le ha regalado. ?Te lo vas a perder?

  • La Primera Meiga 1 de Mano Bouzamour

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    En 1617, una horda de piratas berberiscos saquea las costas del Morrazo, provocando una autentica masacre. Uno de los asesinados es Pedro, marido de Maria Solino, quien desde ese momento vaga errante cada noche en busca de su esposo por la orilla de su playa, Rodeira. Pocos anos despues, y junto con otras ocho mujeres, el tribunal de la Santa Inquisicion la condenara por brujeria, y por ello pasara a la historia. Una historia que se vera mezclada con la leyenda de la Santa Compana.Siglos mas tarde, Maria Nova regresa a su Cangas natal desde su apartamento en Los Angeles para llorar la muerte de su abuela. Alli se reencuentra con muchos de sus amigos de la infancia y adolescencia, pero no solo con eso. Una extrana revelacion dara un giro completo a su vida, que ya no volvera a ser la misma.Las vidas de Maria Solino y Maria Nova se veran unidas y entrelazadas, por siempre jamas, en una voragine de batallas, traiciones, confusion y creci-miento personal que llevaran al lector del pasado al presente, y tambien al fu-turo, y viceversa. La lucha interna de los protagonistas, asi como la de los poderes de la Iglesia catolica, sus entresijos y mas oscura historia, se haran evidentes en su empeno por un mundo mas justo. Pero no sera facil. Maria tendra que elegir el camino que lleve al ‘Hijo del Hombre’, y con el a la Iglesia, por la senda correcta. Aunque esto le suponga poner en entredicho todo lo que hasta ahora creia saber sobre Dios.

  • Cuando Sonries de Erica Vera

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    Buenos Aires. 2016. —Uh. Me olvide de contarte. Hoy te llamo tu madrina —dijo Jimena mientras terminaba de secar el plato que le alcanzaba Damaris—. Atendi porque no dejaba de sonar y pense que era importante, perdon. —Esta bien. Vi la llamada. Me escribio tambien. —?Y? —Nada. No le he dicho nada. —!?Por que?! Deberian saber lo que paso. —No. Y no me vas a convencer. —Creo que deberias contarles, Dami. —Le acaricio la mano en el intercambio de vajilla y le sonrio con dulzura. Aun pese a los dias que habian pasado y los antiinflamatorios que habia tomado, seguia llevando la marca de la mano de su marido en el rostro. —No creo que sea buena idea. Podria llegar a provocar una tragedia. No. —No estas sola, amiga. —Lo se. !Gracias! —Entonces… —Entonces… cuando me recupere, analizare que hacer. Yo no quiero volver y ser una carga para nadie, Jimena. No quiero que se compadezcan de mi. Ya tu sabes. —Si… pero alla esta tu mama, tu familia. Creo que… —Lo se. No creas que no pienso en ellos. —?Y entonces? —Entonces, nada. Por ahora no pienso volver y es decision tomada. —Te vas a arrepentir y lo sabes. Jimena y Damaris se acostaron a dormir sin hablar demasiado. La noche caia sobre el departamento que compartian en la capital portena desde hacia unas semanas. Sin embargo, una de las dos no podia conciliar el sueno. Como cada vez que hablaban sobre su tierra, todo volvia a comenzar. Los recuerdos regresaban como disparos que dolian como el primer dia. Todo lo que habia vivido en Republica Dominicana afectaba sus dias en el presente y estaba segura de que afectarian su futuro para siempre. Se acaricio la cicatriz del labio que, de a poco, iba sanando y se rebullo en la cama. Al cabo de unos minutos de pestanear en la negrura de la habitacion, se sento y tomo el celular para releer el mensaje de su madrina Margarita: Margarita: Mi nina, la casa no es la misma sin usted. Su madre la extrana, la necesita… igual o mas que yo. Vengase, aunque sea de visita. ?Estaba bien lo que hacia? ?Era correcto condenar a toda su familia por culpa de los recuerdos? ?Debia alejarse de sus seres queridos para olvidar? Cerro los mensajes y googleo el precio de los pasajes. Conocia de memoria los montos exactos y cada tanto controlaba si habia habido alguna variacion. Sabia, tambien, cuando y en que fecha serian mas economicos. Enseguida ingreso un dia cualquiera de agosto y encontro lo que ya sospechaba. Caro, muy caro. Aunque quisiera volver, no podria. Jimena desayunaba sobre la pequena mesita de la cocina: dos tostadas y un cafe con leche. Damaris se levanto cuando escucho la puerta cerrarse. No deseaba cruzarse con la mirada punzante de su amiga; sabia que podia ser insistente cuando queria. Desde que ella habia llegado con las marcas de su marido en el rostro, Jimena intentaba convencerla de que se marchara a su tierra, aunque mas no fuese de vacaciones. Insistia en que debia alejarse de Tom, de sus malos tratos y del infierno en que se habia convertido su matrimonio. Con las pantuflas puestas y la bata suelta en el cuerpo, camino hasta la cocina y puso la pava. Sonrio. Jimena, siendo argentina, no tomaba mate. Ella, dominicana, amaba con pasion aquel <> del que se enamoro apenas llego. Coloco la yerba en el recipiente, lo giro dejando la boca sobre su palma, y lo batio unos segundos. Le agrego un poco de azucar e inserto la bombilla tal y como habia aprendido a hacer. Se sento con los pies estirados y contemplo el edificio que le tapaba el sol. Odiaba vivir rodeada de cemento y ruido. Si algo extranaba de su pueblo era el silencio y la naturaleza. Ultimamente, los dias se hacian cada vez mas pesados porque las imagenes de su casa, del mar y de su familia la sorprendian a cada momento. Jimena tenia razon. Debia volver. Debia llenarse el alma de carino, de abrazos y sobre todo de amor… del bueno, del sano. La tarde la encontro en la misma posicion y la sorprendio el horario. Debia alistarse para ir a trabajar. Habia aprendido a viajar en subte y a hacer las combinaciones necesarias para ahorrarse dinero y tiempo. Al principio le habia costado; todo era nuevo para ella. Sin embargo, su curiosidad y, mas que nada, la necesidad la instaron a moverse por la ciudad como si fuera una portena mas. —Hola, ?Como estan? —saludo con una sonrisa enorme; la misma que siempre llevaba clavada en el rostro. A nadie se le ocurriria pensar que sufria, que su alma dolia y mucho. Eran pocos los que sabian la verdad y la razon sobre su labio partido y el moreton que su nariz aun cargaba. —!Damaris! !Por fin! —Walter se acerco y la abrazo con fuerza—. No se te ocurra dejarme otra vez con estas bichas. ?Que te paso en la boca? —Nada… Estoy bien. —Pero mira como tenes… —No es nada, Walter. Dejalo. Cuentame… ?Que te han hecho? —Lo abrazo para alejarlo del escrutinio y asi entraron a la cocina del restaurante donde trabajaban. —?Que hiciste? ?Donde fuiste? —A ningun lado, carino. Descanse mucho. —Damaris habia tenido que pedir unos dias obligada. No queria presentarse a trabajar en el estado en que la habia dejado Tom despues de la ultima pelea. Una semana para curarse las heridas de la piel. Las del alma… llevarian mucho mas, si es que algun dia sanaban—. Salimos con Jime a comer y a tomar algun trago por ahi, pero nada mas. —Una semana de vacaciones y… ?vos te quedas durmiendo en tu casa? —Creeme que lo necesitaba. —!Que bien mentia! !Cuanto habia aprendido de el! Walter y Damaris saludaron a los cocineros y al resto del staf de Pentos, el famosisimo restaurante de Puerto Madero. Gisela y Pia sonrieron con picardia cuando la vieron llegar. —Pero miren quien volvio… —comento Gisela cruzandose en el camino de Damaris. —No empecemos, Gisela. —Se interpuso Walter. —Si, mejor. No vale la pena. ?Vamos, Pia? Las dos se alejaron del pasillo, dejando una estela de veneno en el aire. —No les hagas caso. —Es que no las entiendo. ?Cual es su problema? —No les des bola. Vamos. Victoria ya debe haber llegado. Victoria era prima de Jimena. Asi fue que Damaris habia conseguido aquel puesto de trabajo aun siendo indocumentada. Aquel era un gran favor que le debia a su amiga y a Victoria tambien. Porque arriesgarse a perder el restaurante era una gran posibilidad. Los controles en Capital Federal eran exhaustivos, y cada vez que alguien con traje y corbata entraba preguntando por la duena, Damaris temblaba. —Ay, pero !que bonita! —Victoria la abrazo y, de a poco, recupero la calma que Pia y Gisela le habian arrebatado con sus gestos. Su jefa, al igual que Jimena, si sabia que habia ocurrido. Habia tenido que contarle para poder pedirle los dias necesarios. —Gracias. ?Como estas tu? ?Como ha estado todo por aqui? —le pregunto. —Igual. Ninguna novedad. Con Walter te extranamos mucho, Dami. —Pues veran, yo no puedo decir lo mismo —bromeo—. Disfrute mucho mis dias en casa. —Me alegro —respondio Victoria con la voz apagada, sabiendo que aquello era todo un montaje—. ?Estan listos para abrir? —!Claro! La noche estuvo bastante tranquila. El frio del invierno amedrentaba a la gente y, aunque el lugar estaba casi lleno, la jornada paso sin grandes sobresaltos. Pia y Gisela no tuvieron tiempo de molestar a Damaris porque su sector fue el mas concurrido. Ella, en cambio, agradecio volver al trabajo en una noche como aquella. —Dami, anda a comer. Pia se queda en tu lugar. Despues cambian. —Que la cubra Walter que tiene dos mesas —protesto la joven. —Vas vos, nena —le dijo Victoria con la peor cara. —Anda, corazon —animo a Damaris que se habia quedado dura en la puerta de la cocina. —Puedo comer mas tarde, no hay problema. —No. Vas a ir ahora que no hay muchos clientes. Devoro el plato de ravioles que Justino, el cocinero, habia preparado para ella y salio apresurada para volver a su puesto. Le sonrio a Walter mientras avanzaba hacia su sector y, cuando giro por el costado de la barra, se detuvo en seco. Sentado en una mesa un hombre de cabello corto, con una sonrisa igual a la de… !No! No diria su nombre. No lo habia pronunciado desde la ultima vez que se vieron. Pestaneo. Pestaneo. Pestaneo. !A Dios gracias! Era muy parecido, si, pero no era el. Capitulo 2 Un pasado que se fue Hay un delicado equilibrio entre honrar el pasado y perderse en el. Eckhart Tolle Jimena, como siempre, roncaba. Damaris abrio con mucho cuidado la puerta de su cuarto y la cerro lentamente para que el ruido de las bisagras no despertase a su amiga. Se quito la ropa, se puso el pijama y se sento en la cama con el espejito y las toallitas desmaquillantes entre las piernas. Habia utilizado bastante base para enmascarar el moreton que le habia quedado en la nariz. Mientras la pintura desaparecia de su rostro, sus ojos vagaban por los rasgos que aun conservaba de aquella nina que se habia criado en una tierra completamente diferente a la que pisaba en este momento. Damaris. Damaris Juarez Penaloza. Su madre, al igual que muchas otras, habia bautizado a su primera hija de aquella manera porque era comun unir los nombres de sus padres para formar el de los hijos. Su padre se llamaba Dalmiro y ella Marisa. Habia nacido en Abreu, un pueblito remoto en la provincia de Maria Trinidad Sanchez, al noreste de la Republica Dominicana, donde el verde enarbola la ciudad y el azul del mar son parte del paisaje cotidiano; donde las casas se banan en flores y la paz anida en el corazon de sus habitantes. Suspiro y cerro los ojos. Se echo hacia atras, dejandose envolver por las imagenes de su vida, de su pasado. La casa de Damaris esta —porque aun sigue ahi— ubicada a un paso de la carretera que une Rio San Juan (Norte) con Cabrera-Nagua (Sur) en el corazon de Abreu, dentro de un extenso solar[1] repleto de arboles de aguacate[2], chinola[3] y guandules[4]. En el centro, una vivienda de concreto con los pisos pulidos de rojo carmesi no la diferencian del resto que tienen las mismas caracteristicas. Comoda. Con tres habitaciones amplias, frescas y una galeria ancha desde donde se puede observar el pueblo en todo su esplendor. Detras de la propiedad se extiende un manto verde que finaliza con una caida libre de rocas afiladas y puntiagudas, donde el mar arremete sin descanso los dias tormentosos. Desde muy pequena fue servicial, amable, pero con mucho caracter. Se acostumbro a ayudar a su familia en cualquier tipo de quehacer domestico y nunca, jamas, tuvo una objecion sobre el destino que le toco en suerte. Ademas, cargaba con la gran responsabilidad de cuidar de sus tres hermanos mas pequenos desde que tuvo memoria. El espejo le devolvia una imagen triste que nada tenia que ver con esa muchachita que reia feliz los dias de sol, que corria por el campo con las manos repletas de limoncillos[5]. Se acaricio el rostro y sus dedos siguieron hasta la cabeza. Su cabello siempre perfecto parecia ser lo unico que no habia cambiado a lo largo de los anos. Su pelo negro seguia lacio, suave, sedoso, y aun caia sobre sus hombros, como una lluvia azabache. Al enredar los dedos entre los mechones, el cuero cabelludo se quejo; en Buenos Aires jamas se soltaba el pelo. La cola que, apretada, llevaba siempre como un estandarte, guardaba dentro recuerdos de su pasado. Tener el cabello atado significaba mantener su historia atada tambien; firme, contenida. Por la noche, cuando era el momento de liberar su pelo, se dejaba llevar por todo lo que su imagen le devolvia y liberaba tambien la melancolia, el miedo, la tristeza que cargaba con ella. No se dejo ganar por la angustia que le provocaba sentir los recuerdos y continuo con la inspeccion del rostro que le devolvia el espejo. Su cuerpo, el que habia comenzado a florecer con apenas once anos, tampoco era el mismo. Y sus ojos… Sus ojos verdes, que siempre llamaban la atencion de quien la mirase, habian perdido tiempo atras su brillo esmeralda. Ya no arrancaban los mas intensos suspiros y, en cambio, solo inspiraban lastima. Lastima y preocupacion. Esa noche, como nunca antes le habia pasado, deseo encontrarse en los brazos de su mama y llorar para sacar fuera todo el dolor que cargaba dentro. Las lagrimas se fueron formando con lentitud en su garganta. Porque la angustia suele nacer alli; justo entre las cuerdas vocales y el plexo solar. Luego, se propaga hacia arriba y llega con fuerza a los ojos que ya no tienen manera de aguantar el dolor que quema en el pecho. Como cada vez que pensaba en su madre, las penurias vividas a su lado y los problemas atravesados cobraban fuerza, y las cicatrices de lo vivido picaban, ardian, molestaban. Y no solo las que cargaba su cuerpo, sino tambien su alma. Marisa, su madre, habia aceptado trabajar en el Hotel de La Catalina, poco despues de que su esposo Dalmiro abandonara la casa. El altercado habia sucedido cuando Damaris era apenas una nina y su hermano Miguel acababa de nacer. Una madrugada lluviosa, el hombre habia regresado a dormir pasado de copas. Irreconocible y enojado ante la indiferencia de su esposa, le confeso que se habia acostado con Joanne, una extranjera para la cual trabajaba haciendo jardineria en una de las villas de Orchid Bay. Loco y aturdido por el ron, le grito a su mujer que no volveria porque se mudaria con su amante al dia siguiente. Y cuando todos pensaron que Marisa se tenderia a llorar y lo perdonaria, ella tomo las cosas de Dalmiro y las arrojo, una a una, fuera de la casa. No le importo su estado ni el que diran. El griterio se esparcio como la polvora y alerto a los vecinos que no se perderian otro espectaculo, igual o mejor, al que estaban acostumbrados. De a poco, fueron apareciendo detras de las ventanas, para disfrutar del show de los Penaloza. —!Se me larga de aqui! ?oyo? —le grito desencajada desde la puerta. —Pero claro que me largo, cono. !Vieja loca! —respondio el, balanceandose de aca para alla con las pocas cosas que sus manos pudieron juntar. Despues de anos y anos de infamias, golpes y sobre todo verguenzas, Marisa por fin habia logrado defenderse y poner punto final. La mujer, con casi treinta y seis anos y en la flor de su vida, comenzo a trabajar en el hotel por recomendacion de dona Margarita, su mejor amiga y madrina de Damaris. A partir de aquel momento, su mente se expandio hacia otros horizontes. Su actitud cambio completamente; era otra persona. Entendio que su independencia economica y la ayuda de su hija mayor era todo lo que necesitaba para salir adelante. No paso mucho tiempo hasta que Dalmiro se arrepintiera y regresara pidiendo disculpas. Luego de rogar, en vano, el perdon de Marisa, se mudo a Gaspar Hernandez con su familia y jamas nadie volvio a saber de el. Los anos pasaron. La vida y la rutina se acomodo: Damaris, cuidando a sus hermanos y yendo del liceo[6] a la casa. Las vacaciones con los amigos y los primos en El Breton. Las risas, las tardes largas y los bailes bajo la lluvia. Hasta que una manana soleada, uno de sus hermanos amanecio volando de fiebre y ella, luego de dejar a los dos mas chicos en lo de dona Margarita, se monto a una guagua[7] y se dirigio al hospital de Cabrera. Braulin estuvo internado mas de un mes sin que ningun medico supiese que lo afectaba. El dia en que el doctor Suarez Alcequiez les informo que estaba casi seguro de que el nino sufria de malaria y que, segun sus calculos, el cuadro estaba demasiado avanzado, las mujeres creyeron morir. Les dijo que, la unica y ultima esperanza, era que el nino fuese trasladado al hospital General de Nagua donde contaban con mas recursos. Y asi, los planes cambiaron y ya nada fue igual. —?Que haremos ahora? —sollozaban madre e hija, mientras aguardaban los partes medicos sentadas en un banco de madera de la sala de espera. El doctor aclaro que, a pesar de sus esfuerzos, traer la medicina que Braulin necesitaba se estaba complicando cada vez mas. No solo por razones economicas, sino tambien burocraticas; demasiados papeles y dinero. No habia otra manera: Braulin seria traslado inmediatamente a Nagua. Al cuadro complicado se le sumo una deshidratacion importante y una insuficiencia renal. Marisa no tuvo mas opcion que pedir permiso en el hotel para ausentarse y acompanar a su hijo. Hasta el momento Damaris, en complicidad con las enfermeras y doctores, cuidaba a su hermano desde muy temprano para luego cambiar el turno con su madre, quien se quedaba por las noches. Era mas que obvio que en Nagua no tendria los mismos privilegios y que dicho viaje requeriria de la presencia de Marisa constantemente. El gerente general del hotel le dejo bien en claro cual era la situacion. No habia mucho que pensar; no trabajaba, no cobraba. Fue asi que Marisa, lejos de abandonar a su hijo, partio hacia Nagua esperando y rogandole a Dios que al regresar contara con aquel puesto laboral. Damaris quedaba a cargo de Juan y Miguel, abandonaba el liceo y comenzaba a trabajar algunas horas en un salon de belleza en La Catalina. Se dedicaba a su casa y a sus hermanos mientras que su mama acompanaba a Braulin. Pero… la vida volvio a poner a prueba a la familia. Un mediodia caluroso, pesado y fatigoso, el tio Rosario Penaloza se apeo rapidamente de la pasola[8] y le trajo la noticia mas triste. Braulin no habia sobrevivido. Su madre acababa de llamarlo por telefono y le habia pedido que Damaris hablara con el pastor Lucero para acordar los detalles de su velatorio. La muchacha dejo a los pequenos solos en la casa, corrio en busca del religioso y se ocupo del sepelio de su hermano. ?Estaba preparada para aquello? Por supuesto que no. Damaris poco recordaba de su padre. Tenia presente algunos momentos que habian pasado juntos, pero no mucho mas. Ni siquiera habian quedado las fotos. Ningun recuerdo de el y de su paso por sus vidas quedaba en la casa de la familia. Sonrio avergonzada mientras se quitaba el labial de la boca. Casualmente, o no, habia encontrado un companero igual o peor que su padre. Quizas, como dicen, la manzana no se cae muy lejos del arbol. Sin embargo, con el pequeno Braulin era diferente. De el si tenia muchos recuerdos, fotos, sonidos, aromas. Braulin era dos anos mas chico que ella y con quien habia compartido no solo la habitacion, sino muchisimas aventuras durante los primeros anos de infancia. Si cerraba los ojos y volaba hacia la playa, podia verlo saltar las olas del mar con una sonrisa gigante en el rostro. Con los ojos iguales a los de su hermana; de un verde esmeralda magico y particular iluminando sus gestos.

  • Llegar a Marte de Adela Basch

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    En estas obras de teatro los personajes se encuentran y se desencuentran, se embrollan y se confunden, se alejan y se acercan.

  • Lilium de Danney Evans

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    Lilly Russell es una chica millonaria la cual viajara por todo el mundo buscando algo o alguien que la llene, viajara junto a su fiel mayordomo Jaime. Ella conocera a ocho chicos que le cambiaran la vida, ella dice ser su salvadora, pero, ?Realmente lo sera? o tal vez ellos la salvaran a ella.

  • Hermanos, enemigos (Los salvajes 2) de Sabri Louatah

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  • El cerco de Daniel Sorin

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    … Contenido …Un asesino serial elige sus victimas entre los integrantes de los reality show y la farandula artistica. Desquiciado o vengativo, sus crimenes son tan crueles como perfectos. No deja ni huellas ni rastros que permitan seguir sus pasos. Solamente un macabro modus operandi.

  • Mas que una condena: 2 (Trilogia Sin mentiras), Monika Hoff, Norah Carter, Patrick Norton de Norah Carter

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  • Un romance entre recetas de Ariel Moncalvo

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    Emilio y Griselda se conocen en una Isla alejada de la ciudad. Ambos intentan escapar de su pasado, pero no les resulta nada facil. Ella es chef de un Hotel 5 estrellas y sabe muchas recetas de memoria. El tuvo su esplendor en Francia y ahora es un chef venido a menos, muy desordenado y desprolijo. Cuando aparece el romance, sus ex se hacen presentes intentando reconquistar a sus parejas. ?Como continuara la vida de Emilio y Griselda? ?Podran cortar con su pasado para recomenzar una vida? Este libro es una comedia romantica llena de enredos, donde el drama esta presente con cada historia que se les presenta.

  • Reb de Dani Vera

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    Rebeca es una Capitan del ejercito americano que, despues de una mision en Yemen, y un ascenso en su carrera a Comandante, decide elegir como destino algo que la haga no estar viajando por medio mundo con su escuadron. Siempre ha sido independiente, fuerte, disfruta practicando deportes de riesgos. Es bruta y malhablada. Antes de llegar a su nuevo destino en West Point, viaja para practicar surf y escalada con Eme, su amigo y miembro del escuadron. En su viaje, conocera a Edward, un hombre aparentemente despreocupado, sexi y con unos ojos y un pelo que pronto llamaran la atencion de Rebeca.

  • Suenos de una dama de Brianne Miller

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    Lady Anne Townsend decidio dedicar su vida a obras de caridad ahora que se habia convertido en una solterona. Su tarea en Bedlam, el hospital siquiatrico de Londres, la hacia sentirse viva de nuevo, sobre todo cuando conocio a un marques de mirada atormentada que, aun sin pronunciar palabra, le pedia a gritos que le rescatara.

  • Los hombres de verda. no mienten de Victoria Dahl

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    Hacia casi medio ano que Beth Cantrell no habia pensado en el. Bueno, eso no era del todo cierto. Beth carraspeo y se removio nerviosa, mirando a su alrededor como si todos los clientes de la cerveceria pudieran percibir la mentira que se estaba contando a si misma. La verdad era que habia pensado en Jamie Donovan muchas veces. Habia recordado la hora o dos que habian compartido, habia fantaseado con lo que habria podido suceder si se hubiera quedado toda la noche en aquella habitacion de hotel. Pero, durante los seis ultimos meses, ni una sola vez se habia permitido pensar en la posibilidad de volver a verlo. No habia pensado ni en llamarlo ni en contactar con el de manera alguna. Al fin y al cabo, en eso consistia el trato que habian hecho. Una sola noche. Una unica ocasion. Nada de ataduras ni de expectativas. Y ella habia tenido que atenerse a esa regla, porque de lo contrario nunca habria accedido a verse con el ni en aquella habitacion de hotel ni en ningun otro lugar. El no era su tipo. No formaba parte de su circulo social. Y ella, definitivamente, tampoco formaba parte del de el. Beth Cantrell dirigia The White Orchid, la primera boutique erotica de Boulder. Sus empleadas eran sus amigas: mujeres a las que queria como a hermanas. Eran valientes y atrevidas, muy liberales en el terreno sexual. Y salian con tipos que eran como ellas mismas: gente culta, tatuada, con piercings. Gente cool. Si, absolutamente cool, aunque ello les costara comportarse de una manera increiblemente torpe. Beth, por el contrario, no era asi. Ella era simplemente... Beth. Lo cual estaba bien, sin embargo, porque era su jefa y las queria, mientras que ellas hacian todo lo posible por incorporarla a su circulo. Le organizaban citas con hombres. Amigos suyos. Conocidos que les gustaban. Hombres a la moda, hipsters, liberados. Pero ninguno de aquellos hombres le habia producido la impresion que si le habia causado Jamie. Todavia se ruborizaba cuando pensaba en el, con su polo impoluto y sus caquis. Con su gran sonrisa blanca y sus hombros anchos. Vestido de ejecutivo, habia estado todavia mejor. La encarnacion perfecta del pijo guaperas de clase media. Y Beth lo habia deseado hasta la locura. No se habian conocido hasta entonces, pese a vivir en una poblacion tan pequena. Pero en aquella habitacion de hotel, con la promesa de que su aventura solo sucederia una vez... el secretismo que habia rodeado su encuentro habia hecho que se sintiera segura. El problema era que, desde entonces, no habia podido dejar de pensar en el. Todo lo cual habia sucedido precisamente con la primera gran cita que habia tenido en anos. -Hey -le dijo en aquel momento su pareja en la fiesta, agitando una mano delante de su cara-. ?Estas bien? -le sonrio, quitando toda critica a sus palabras. -Lo siento. Antes de que ella se hubiera puesto a pensar en Jamie, su acompanante le habia estado hablando de... algo. Se estrujo el cerebro. Algo artistico e importante sobre los primeros anos de la carrera de Robert Mapplethorpe. -De verdad que lo siento -insistio-. No me habia dado cuenta de lo cansada que estaba hasta que he bebido el primer trago de cerveza. Por lo general no soy tan grosera. El sonrio de una manera que vino a confirmarle que no se habia sentido ofendido. -Me alegro de que no te molestara venir a la fiesta conmigo. Faron y yo somos amigos desde hace anos. No queria perdermela. Y me figure que tu tambien la conocias. -Si, tenemos amistades comunes -repuso. La fiesta no era el problema. Como tampoco lo era su acompanante. El problema era que Beth no habia tenido la menor idea de que la fiesta estaba convocada en la cerveceria Donovan Brothers. No lo habia sabido hasta que su acompanante metio el coche en el aparcamiento, y para entonces el alma se le habia caido a los pies. No era culpa de aquel tipo que la fiesta a la que habia pensado llevarla hubiera tenido lugar precisamente en el local de los hermanos Donovan. Desde que llego, habia pasado los primeros cuarenta y cinco minutos escaneando con la mirada la fila de camareros y clientes de la barra, pero Jamie no estaba alli. Un golpe de pura suerte por su parte. Jamie Donovan era copropietario de la cerveceria, pero tambien un barman famoso por su simpatia. O al menos eso habia oido ella. Porque cuando estuvo con el, la habia impresionado lo serio y concentrado de su caracter. No queria volver a verlo de aquella forma. Como tampoco queria que el pensara que se habia llevado a otro hombre a su cerveceria. Seguia esperando a que Jamie apareciera por alli en cualquier momento, y dudaba de que pudiera superar la tortura que ello supondria. -Voy al servicio -le espeto. Vio que su acompanante recibia una cerveza de manos de la camarera, sonriendo de oreja a oreja mientras se lo agradecia. -?Quieres que te pida otra cerveza mientras tanto? -le pregunto el de pronto. -No, gracias... -por un momento, se quedo boquiabierta de sorpresa. Oh, Dios, se habia olvidado hasta del nombre de su acompanante. Cierto que aquella era la primera vez que salian juntos, pero se habia mostrado tan amable con ella... -No, gracias -repitio, aferrando su bolso y levantandose tan rapidamente de la silla que a punto estuvo de caerse-. Vuelvo ahora mismo. Desafortunadamente, tenia que pasar por delante de la barra para llegar hasta el bano, y le fallaron las rodillas como si fueran a doblarse bajo su peso. Contemplo la barra, descubriendo que el tipo que estaba detras del grifo de cerveza era el mismo joven delgado que habia visto antes. A continuacion volvio a escrutar la zona entera del pub, con el corazon latiendo a un ritmo aterrador. No estaba alli, gracias a Dios. Para cuando alcanzo el corto pasillo que llevaba al bano, estuvo a punto de echar a correr. Empujo la puerta, rezo una silenciosa plegaria de agradecimiento al ver el servicio vacio y se paso una mano por los ojos. -Menos mal. Una vez que su corazon dejo de galopar como un loco, dejo el bolso a un lado y se lavo las manos. La sensacion del agua helada la hizo sentirse mejor. -Todo va a salir bien -musito, intentando convencerse a si misma de que estaba lista para volver a salir. Pero cuando descubrio su mirada desorbitada en el espejo y descubrio lo muy palida que estaba, comprendio que iba a necesitar algunos minutos mas. Apoyandose con ambas manos en el lavabo, se inclino hacia delante. -Todo va a salir bien -se repitio. Dos minutos mas, y se marcharia con la cabeza bien alta y el corazon en su justo lugar. Y ya no volveria a pensar en Jamie Donovan por esa noche. Que Dios lo librara de las mujeres sexualmente liberadas. Eric Donovan se cruzo de brazos y miro cenudo sus zapatos, mientras intentaba procesar lo que acababa de oir de su maestro cervecero. -Wallace, no te entiendo. Faron esta aqui con su marido. Su marido. ?Como puede molestarte eso? !Si esta casada con ese hombre! -!Ese tipo es un canalla donjuanesco! -grito Wallace, alzando el puno y blandiendolo en direccion a la zona del pub con el rostro rojo de rabia. ?Un canalla? Eric se paso una mano por el pelo. -Perdona, pero no lo entiendo. Esos dos son una pareja abierta, liberal. De hecho, tu mismo estas saliendo con Faron, asi que... ?como puedes decir que su marido la esta enganando?

  • Duncan (Escoceses 2) de Emma Madden

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    Le encantaba estar en San Sebastian, en casa de la familia Aramburu, mas aun para ejercer de madrina del primer hijo de su mejor amiga, el pequeno James, que era un bebe precioso. Levanto la vista de su plato y observo a la orgullosa mama, Andrea, sentada a la cabecera de la gran mesa junto a su marido, mientras no perdia de vista a su bebe, que a esas horas de la tarde ya estaba agotado de la atencion excesiva, y los mimos y los carinos de parte de todos sus familiares y amigos. Vio como al fin se levantaba y lo cogia en brazos para llevarselo dentro de la casa y respiro mas tranquila, porque se estaba agobiando de verlo de brazo en brazo como si fuera un trofeo o un peluche. Le sonrio a la abuela materna, que le indico la tarta para que se la comiera, y asintio pensando en escurrirse discretamente tambien porque necesitaba descansar y echar, a ser posible, un suenecito. Hizo amago de levantarse, miro al frente y se encontro de pleno con los ojos oscuros y enormes de ese tio, Duncan Harris, mirandola como si fuera algo suyo. Sin querer fruncio el ceno y el le sonrio con su talante habitual. Tiro la servilleta encima de la mesa, se giro y desaparecio de alli antes de acabar rompiendole un vaso de champagne en la cabeza. -?Ines?, ?va todo bien? -?Que? -se giro para mirar a Andrea y ella la observo en silencio con su bebe en brazos-. Estoy bien, ?que tal tu? -Bien, voy a subir a mi cuarto para darle el pecho. ?Seguro que estas bien?, no has abierto la boca en todo el dia. -?No? -No. ?Quieres contarme algo? Con todo el lio de gente y... ?Ines? -?Que? Dio un paso atras y se la quedo mirando sin hablar, porque hacia semanas que queria contarle algo, pero en ese preciso momento ya no le apetecia nada. Respiro hondo y observo al bebe, que era rubito y tenia unos ojazos azules muy inteligentes. Era igual que su padre, y por un segundo penso en lo feliz que haria a Andrea esa circunstancia, es decir, que su precioso hijito fuera identico al amor de su vida. Trago saliva decidiendo que era idiota por pensar eso, hizo amago de abrir la boca para decir algo, pero su amiga la interrumpio, ahorrandole un monton de explicaciones. -Sube conmigo, me acompanas mientras come y asi charlamos, ?quieres? -No, Andy, mejor hablamos luego. Estoy super cansada, solo necesito una siesta y estare como nueva. ?Vale? -Vale, pero... -Amor, subo contigo. Yo tambien necesito un respiro -Andrew aparecio por su espalda, se adelanto, le quito al nino y se lo comio a besos subiendo las escaleras-. ?Andy? -Si, ya voy -volvio a mirarla a ella y le acaricio el brazo-. Cuando se vaya la gente nos tomamos algo tranquilas y charlamos, ?ok? Hasta ahora. -Hasta ahora. Le sonrio y los observo subir hacia su cuarto con un poco de alivio, porque no queria abrir la caja de los truenos, al menos no ese dia, y giro hacia la parte trasera de la casa donde le habian dejado una habitacion para ella sola. Entro y cerro con pestillo antes de tirarse encima de la cama y cerrar los ojos pensado en todo lo que le venia ocultando a Andrea, la unica persona a la que jamas habia mentido o escondido algo en toda su vida, desde hacia ya demasiado tiempo. Desde todo punto de vista era inadmisible, pero no habia podido evitarlo, porque en el fondo le daba mucha verguenza. Verguenza contarle lo que estaba pasando y verguenza porque no eran unas crias y ya no estaban en edad de andar enredando con tios y amorios absurdos que no iban a ninguna parte. 1 -Anularemos todos los conciertos hasta nueva orden, esto ya es una pandemia y no podemos oponer resistencia... ?Duncan? -?Como? -Miro a su manager a traves de Skype y se dio cuenta de que estaba mas disperso de lo normal-. Disculpa, ?como dices? -Que anularemos todos los conciertos. -Ok, era lo previsible ?no? -Pues si. ?Que piensas hacer tu?, ?donde te vas a quedar?, porque seguramente habra que pasar un confinamiento y sera largo, al menos eso dicen. -Me quedo en Edimburgo, alli tengo el estudio y estoy cerca de mis padres por cualquier cosa. Tu no te preocupes. -Vale, estaremos en contacto. -Por supuesto, Billy, y relajate, ya recuperaremos los conciertos. -Vivien... -Vivien se queda en Londres, en su casa. Nos organizaremos perfectamente. -Muy bien, buen viaje. -Gracias, adios. Billy Ripley, su manager, uno de los mejores y mas famosos del mundo de la musica, le colgo con cara de preocupacion, por supuesto, porque anular veinte conciertos hasta nueva orden era una putada y una perdida de dinero considerable, pero para eso estaban los seguros y su capacidad infalible para rehacer la agenda llegado el momento. Ademas, todo lo que estaba pasando escapaba de su control, asi que no podian hacer nada. Nada salvo tranquilizarse. Todo el planeta estaba alertado por una alerta sanitaria de dimensiones biblicas y ellos no podian resolverlo, esa era la unica realidad, por lo tanto, mas les valia mantener la calma y meterse en sus casas, que era lo que tocaba. Ya volverian a hablar de conciertos y grabaciones de discos, entrevistas y posados de revistas. Ya regresarian a la normalidad, esa normalidad que lo tenia medio loco viajando constantemente y trabajando como un condenado. Si en el fondo hasta le venia bien un paron obligatorio, decidio, estirando las piernas y cerrando los ojos, oyendo a lo lejos como su ahijado, el pequeno James, se ponia a llorar un poquito. Se incorporo y miro hacia el final del jet, donde el unico dormitorio disponible del aparato continuaba con la puerta cerrada. Se lo habia cedido a Andrew, a Andrea y al bebe para que viajaran mas comodos de vuelta a Edimburgo, y la idea de tenerlos tan cerca lo reconforto, porque le encantaba esa familia que habia formado su mejor amigo y a la que consideraba practicamente suya. Se repantigo en su asiento y penso en el bautizo que acababan de celebrar en Espana y en los dos dias estupendos que habian pasado alli. Le encantaba ir a San Sebastian donde la familia de Andrea, de soltera Aramburu, tenia un caserio muy bonito. Le encantaba el ambiente del Pais Vasco, de Donostia, porque en el fondo le recordaba a Escocia, y le encantaba, sobre todo, estar con la familia y los amigos en un marco seguro y acogedor donde a nadie le importaba que fuese famoso, a nadie se le ocurria pedirle selfies o autografos, y donde era uno mas. Solo uno mas de los dos mejores amigos de Andrew McAllen, el afortunado escoces que se habia casado con la preciosa hija pequena de la familia hacia justo ocho anos. La feliz parejita, que habia superado no hacia mucho tiempo un bache enorme en su matrimonio, eran para el el ejemplo a seguir, el matrimonio mas unido que conocia, su pareja favorita, y ahora encima lo acababan de convertir en el padrino de su primer hijo, asi que no podia estar mas contento, ni mas orgulloso. Por eso les habia organizado una fiesta estupenda para su bebe y habia procurado que todo fuera perfecto, maravilloso e inolvidable, y creia, sinceramente, que lo habia conseguido. Salvo por algun detalle que otro, todo habia salido rodado, y eso lo hacia sentir muy satisfecho. Lastima que ese detalle que no habia acabado de encajar le arruinara una parte importante de la diversion. Un escalofrio le recorrio la espalda y se sento mejor pensando en los ojazos verdes de Ines Allard, la mejor amiga de Andrea. Esa tia espectacularmente guapa que en publico no le dirigia la palabra, aunque llevaran tiempo teniendo algun que otro escarceo sexual que a el solia afectar mucho mas de lo conveniente. Se conocian desde hacia anos, porque era la amiga inseparable de la mujer de su colega inseparable, asi que se venian tratando desde hacia una decada, y siempre le habia gustado, aunque ella lo mirara a el como a una especie de cucaracha con Sindrome de Peter Pan, o eso le habia soltado una vez, cuando habia intentado entrarle a saco en una fiesta. Ines Collette Allard Quintana, hija de padre frances y madre espanola, era de Madrid como Andrea, habian estudiado juntas desde la primaria y se querian como hermanas, pero eran muy diferentes. Mientras Andrea era una chica con mucho caracter, pero esencialmente muy dulce, Ines se mostraba al mundo como una depredadora sin alma que triunfaba lo mismo en el trabajo que en su vida personal. Era muy segura de si misma, acababa de cumplir los treinta y tenia un puesto muy importante en una cadena de hoteles. Hablaba como seis idiomas y tenia carrera y master y un curriculo impecable. Es decir, era diametralmente opuesta a las mujeres que el conocia, a las que estaba acostumbrado a conquistar con un chasquear de dedos, y ese hecho lo ponia a cien, para que lo iba a negar. Le sacaba diez anos, asi que cuando la habia conocido le habia parecido una cria con infulas, pero el tiempo habia demostrado que tenia talento y era muy lista. Era una luchadora nata, una guerrera y una malhablada, y eso le encantaba. Desde el minuto uno, no habian tenido demasiada sintonia, porque ella los miraba a todos, desde Andrew pasando por Ewan hasta el, como una panda de asaltacunas. El tenia treinta y tres anos cuando Andrew se habia casado con Andrea, una alumna suya de la universidad, de solo veintitres anos, que lo habia vuelto loco de amor en cuestion de semanas, asi que Ines los observaba con distancia, pero pasado los anos las edades empezaron a dar igual y comenzaron a alternar mas y a reirse juntos, y a charlar, hasta que el le habia tirado los tejos y ella se habia puesto hecha una furia. Desde ese mismo momento la cosa empezo a ponerse tensa y cuando, hacia unos tres anos, una crisis tremenda entre Andrew y Andrea los habia pillado juntos en Edimburgo, tristes y frustrados por sus amigos, y habian pasado de consolarse a darse un beso e inmediatamente a echar un polvo desaforado en su casa, el asunto se habia vuelto muy inestable, explosivo, y su relacion, otrora cordial, se habia convertido en un pequeno infierno. Desde entonces los Andys (Andrew y Andrea) se habian separado, se habian reconciliado, se habian quedado embarazados y habian tenido a James, a la par que ellos se veian, se lanzaban pullas, discutian y acababan en la cama. En ese orden. Orden que se volvia a repetir si el lograba coincidir con ella en alguna parte del mundo porque, obviamente, nunca respondia a sus llamadas y rechazaba todas sus invitaciones. Ella se resistia, el insistia y terminaban echando unos polvos memorables, porque tenian una quimica excepcional, eso si, en el mas absoluto secreto, porque nadie sabia, ni imaginaba, que eran amantes ocasionales. Asi llevaban unos tres anos y calculaba que se habian acostado solo una treintena de veces, y acostar era mucho decir, porque normalmente era un "aqui te pillo, aqui te mato", sin cortejos, ni preliminares, ni siquiera una cama, y luego si te he visto no me acuerdo, porque ella solia acabar enfadada y jurandole que eso no volveria a pasar. Le hacia mucha gracia esa actitud suya, porque sabia que, si se cruzaban, fuera donde fuera, no podrian evitar lanzarse el uno en los brazos del otro. Estaba predestinado y era una gozada, porque estaba buenisima y era una fiera. Ines era una mujer espectacular y a veces insoportable, pero a el le gustaba, y llevaba ya mucho tiempo resignado a que lo ignorara en publico o lo tratara fatal, eso era parte del juego, y lo ponia hasta cachondo. Lastima que la cosa se hubiese desmadrado bastante mas de lo necesario durante el bautizo de James. Ambos eran los padrinos del bebe, todo apuntaba a que seria un fin de semana estupendo, pero ella habia aparecido la noche previa al evento en su hotel de San Sebastian para ponerlo de vuelta y media porque se habia enterado de que se estaba acostando con una colega suya de Nueva York. -Me parece perfecto que te tires a medio planeta, pero no te acerques a mis companeras de trabajo y mucho menos les cuentes que te has acostado conmigo. ?Sabes lo cotillas que son en mi empresa? -le habia soltado en el hall del hotel, un minuto antes de salir hacia un restaurante donde habia organizado una cena prebautizo con los mas allegados. -No se de que me hablas. -?Brittany Strong?, ?rubia, alta y con unas tetas enormes?. Te la presente yo, Duncan, no te hagas el ingenuo conmigo. -Si, la veo cada vez que paso por Nueva York, pero nunca le he hablado de ti. No le hablo a nadie de ti, lo tengo prohibido, ?recuerdas? -Pues ella dice que le contaste nuestro "rollo", cuando yo no tengo ningun rollo contigo, asi que, por favor, no andes soltando sandeces por ahi, porque me pueden perjudicar. -?Perjudicar?, ?por que? -No quiero que la gente cotillee sobre mi vida privada. -?Que vida privada?, ?tienes vida privada? -!Vete a la mierda, tio! Le habia soltado antes de girarse para dejarlo plantado en medio de la recepcion del hotel, aunque si se habia presentado en la cena para cumplir con la familia, y luego se habian ido de juerga, pero no le habia permitido ni acercarse. Y al dia siguiente, antes del bautizo, cuando intento dialogar y templar los animos, habia sido aun peor y habian acabado la fiesta sin mirarse, ella seria y callada, con la escopeta cargada, cuando en realidad lo que seguro le apetecia, el lo sabia bien, era echar un buen polvo contra el capo de un coche. -Hola, capullo. -Andy, tio, ?que tal? -salto y observo como su amigo se le sentaba enfrente. -Ya vamos a aterrizar. -Si, ?Jamie y Andrea? -Ahora vienen. -Lo he oido llorar. -Desperto con hambre, como siempre, es un gloton impaciente. -Se nota que es escoces -Andrew asintio sonriendo y luego lo miro a los ojos. -?Asi que tendras que cancelar todos los conciertos?, lo he leido en Internet. Es fantastico que el avion tenga WiFi, ?no? -Casi todos los aviones van incorporando el WiFi, hermano. Tu es que vives en el siglo XIX. -Afortunadamente -le sonrio- ?Es verdad lo de las cancelaciones? -Si, por la pandemia, pero en realidad no me importa. Necesito un descanso. Tengo que componer y este tiempo de reclusion me vendra de perlas. -Estupendo entonces, aunque no para tus fans. -Los aplazaremos y pronto les daremos otras fechas. No hay de que preocuparse. -Vale y ?que paso con Ines? -?Ines?, ?por que? -levanto las cejas con cara de inocente y Andrew se encogio de hombros. -No se, Andy esta preocupada, dice que os estabais peleando justo antes de la ceremonia y como Ines termino yendose sin despedirse, pues... -Lo que le hace falta a esa amiguita vuestra es un buen polvo -sonrio y oyo como el comandante anunciaba que estaban a punto de aterrizar. -Siempre tan politicamente correcto, chaval. -Politicamente correcto o no, tengo razon, creeme.

  • El doctor (Seleccion RNR) de Bel Diciembre

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    La casa era imponente. En medio de la campina inglesa, sus muros grises se alzaban majestuosos. Con una altura de tres pisos, mas de mil metros cuadrados por planta y una extension de casi tres mil hectareas, no cabia duda de que la mansion del Conde de Gloucester era una muestra del poderio de aquel noble ingles. Martin caminaba despacio intentando seguir el ritmo que su padre, con la pierna lesionada, no tenia mas remedio que tener. Pero eso le permitia apreciar con mayor capacidad toda la inmensidad del lugar en el que se encontraba. Sin embargo, su padre no paraba de grunir y resoplar. --No te preocupes. Vamos con tiempo suficiente. --Martin intento tranquilizarle sabiendo que el sufria siempre por mantener lo que consideraba las minimas formas, y entre las que se encontraba el guardar una correcta puntualidad. --Lo se, hijo, pero me siento un inutil viendo como debes contener tu paso. La edad no perdona y esto solo es una muestra de lo que puede pasarme en un futuro muy cercano. --No digas tonterias. No hay ningun futuro cercano que anuncie calamidades y, cuando llegue el futuro lejano al que te refieres, tendras tu propia casa y el jardin en la misma puerta para poder regarlo si quieres desde la misma ventana, sentado en tu butaca. De eso me encargo yo, te lo aseguro. El senor Golsmith miro a su hijo con orgullo. Tenia ya veintisiete anos y habia heredado la hermosura de su madre, pero con una masculinidad propia. El color de su pelo era rubio mientras que sus ojos se acercaban al gris profundo abandonando el azul. Sin embargo, estaban siempre brillantes, muestra de una fuerte personalidad, curiosa y avida de conocimientos, que disfrutaba con lo nuevo y lo antiguo sin distincion. El cuerpo atletico era el de alguien que siempre ejercia algun que otro ejercicio fisico y todos los esfuerzos realizados por su educacion se dejaban ver en sus gestos y maneras, propias de cualquier miembro de la aristocracia. El senor Golsmith nunca habia ahorrado una sola libra en esa formacion pero, ademas, habia tenido la inmensa suerte de que el marques de Standford, con quien estuvo trabajando durante mas de veinte anos, le dejo en herencia una cantidad que para John Golsmith fue toda una fortuna. Aquel dinero se dedico en su integridad a su unico hijo a quien, con catorce anos, envio al mejor college de Inglaterra. Conocia los riesgos de esa decision. Relacionarse con la aristocracia cuando tus origenes eran tan humildes como los que correspondian a un simple jardinero no iba a ser facil para su hijo. Pero tambien era cierto que los tiempos estaban cambiando y que ya no era imprescindible poseer un titulo nobiliario para acceder a las mejores posiciones e, incluso, ser miembro del Parlamento. Martin demostro ser un muchacho con una tremenda personalidad. Nunca se acomplejo ni se amilano ante sus companeros de altisima clase social. Muy al contrario, su caracter bondadoso, su liderazgo natural y su privilegiada capacidad intelectual le granjearon, en muy poco tiempo, grandes amigos entre los que se contaban el vizconde de Ressy y el conde de Charmington. Junto con ellos, estudio aquellos primeros anos y nunca perdieron la amistad pese a que cada uno escogio caminos diversos para completar su formacion, desde el mundo de las finanzas para el conde de Charmington hasta la formacion en naviera militar preferida por el vizconde de Ressy, pasando por los estudios de medicina que habian sido la pasion de su hijo desde que, a los ocho anos, se habia quedado sin madre por una enfermedad que fue tan devastadora como cruel y repentina. El orgullo de ir conociendo como su hijo iba progresando personalmente fue un sentimiento mucho mas poderoso que la anoranza de no verlo mas que muy de vez en cuando. Durante todos aquellos anos se habian escrito cartas casi con frecuencia semanal y en todas ellas su hijo siempre le informaba de los mas nimios detalles, al tiempo que nunca olvidada transmitirle un carino que parecia ser incombustible a la distancia sin que nunca mediara un solo reproche. Era una prueba mas del caracter bondadoso de aquel muchacho, que habia sido siempre una constante en su personalidad. Sin embargo, lo cierto era que cada vez que lo miraba, John Golsmith veia a un hijo fisicamente muy diferente y a veces temia no poder reconocerlo en la siguiente ocasion. No era de extranar, la visitas que siempre suponian el traslado del padre donde estuviera su hijo, solo se producian una o dos veces como mucho al ano, y por muy breve tiempo. Para John Golsmith no era facil viajar porque suponia abandonar su trabajo y tenia un coste importante. Traer a Martin a su lado tampoco era simple. Los jardineros siempre vivian en casas muy humildes y pequenas ubicadas en las propiedades que cuidaban. Pero, por encima de todo, Mr. Golsmith queria evitar que su hijo tuviera que conciliar de una manera excesiva sus posibilidades y entorno con lo que significaba su propia familia

  • Con solo una caricia de Eva Gil Soriano

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    ?Podra Valerio conquistar el amor de una seria ejecutiva como Noelia?

  • Lo unico que importa de Agnes Ledig

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    La emotiva historia de una enfermera entregada a los demas.

  • El viaje de los colibries de Sue Zurita

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    Despues de casi ocho horas sentada en aquel viejo autobus intentando dormir, por fin escuche al conductor hablar por el altavoz: Bienvenidos a la ciudad de Puebla, la temperatura es de 4o centigrados y el reloj nos indica las 5:55 am, a los pasajeros que bajan, les deseamos que tengan una excelente estancia y a los que continuan su viaje a la ciudad de Mexico, tendremos un descanso de 20 minutos. Di un suspiro que contenia una mezcla de angustia y emocion, el frio calaba hasta los huesos y mi descolorida sudadera azul no tenia ningun efecto abrigador. No podia mover las manos de lo congeladas que las tenia. Intente acomodar mi cabellera, humedeci mis labios partidos y resecos, uni las manos y las coloque en la boca para darles calor con mi aliento, me pare del asiento y recogi la maleta que estaba en el portaequipajes, arriba de mi lugar y baje del autobus lentamente. Espere a que me entregaran una segunda maleta, color azul marino con ruedas ya desgastadas y camine a la salida de la terminal, aun incredula de mi osadia. Sali de la C.A.P.U. (Central de Autobuses de Puebla) y eran las siete de la manana. Las calles repletas por vendedores ambulantes, la gente que iba a prisa se tropezaba conmigo, hacian un mal gesto y me miraban como diciendo: Avanza o retrocede, pero haz algo porque justo ahi donde estas parada estorbas. Un empujon y luego otro, levante la vista y me encontre con esa extraordinaria postal que desde entonces me causa una admiracion emocional: el Popocatpetl arrodillado junto al Iztaccihuatl, parecian alcanzar el cielo, me senti tan diminuta. Y es que la leyenda que hay sobre estos volcanes enamora a cualquier visitante. Trata de aquel guerrero azteca que ama a Xochiquetzal, quien tras ser enganada sobre la muerte de su amado se casa con otro. El guerrero, al volver, vence a su enemigo en un duelo, y va en busca de Xochiquetzal, pero la encuentra muerta, ya que ella no soporto la verguenza de haber sido de otro. El se hinco a su lado y le lloro tan amargamente que del cielo cayeron piedras de fuego, la tierra temblo, y al llegar el amanecer, donde ellos estaban, aparecieron los majestuosos volcanes como simbolo de su amor eterno. Y ahi estaba yo, tan pequena como me sentia, observando cada detalle de la silueta de la mujer acostada y su guerrero a lado. Un empujon mas y una de las maletas se me escapo de las manos. En el sitio de taxi solicite uno que me llevara a un hotel cercano, preferentemente de bajo costo. Avanzamos un par de calles y llegamos a un motel de paso, que daba un aspecto de descuidado y viejo. En la recepcion un joven flaco, de dientes grandes, me dio la llave de la habitacion. Ni siquiera me sente en la cama, tenia la impresion de que esas sabanas no habian sido cambiadas en varias semanas. Con los ojos agotados, prendi el televisor y veia las noticias locales, para tratar de ubicarme como era la ciudad en estos dias. Esperaba que se hiciera un poco mas tarde para salir en busca del desayuno, un cafe y el periodico. El recepcionista que iba de salida, se monto en su bicicleta y me acompano al puesto de periodicos y me recomendo la fonda de la esquina. --Los chilaquiles rojos, son excepcionales --afirmo. Mientras degustaba los famosos chilaquiles de la senora Mari Carmen, buscaba en los clasificados un lugar donde alojarme, tenia que darme prisa para instalarme y buscar empleo. Con los pocos ahorros que traia no sobreviviria mas de un mes, asi que subraye con una pluma roja de escasa tinta, los anuncios que podrian ajustarse a mi presupuesto. Me marche sonrojada del puesto de comida, pues no me alcanzaba para dejar propina. "Av. 9 Poniente, a un par de cuadras de la Catedral, calles adoquinadas, y casas de estilo colonial, con enormes ventanales, todo Patrimonio de la Humanidad desde 1987", decia el anuncio del periodico. Me comunique a otros lugares antes de dar con esta opcion; departamentos compartidos fuera de mi presupuesto en bonitos edificios, pensiones de estudiantes economicas sin nada de privacidad. Pero en la Avenida 9 Poniente me esperaba una casa con balcones que daban a la calle, un porton grande que estaba entre abierto, un patio espacioso lleno de plantas y flores. En medio, como si todo lo anterior fuera poco, habia una fuente de querubines en sequia, rodeada por las habitaciones. Subi las anchas escaleras detras de la fuente y toque en la puerta 22. --Buen dia --salio Nora sonriente, una anciana simpatica y sin dientes, de escaso cabello ondulado y piel con machas propias de la edad --?Romina? --me pregunto. --Romina Parmeno --me presente. Estreche mi mano con la suya, me invito a pasar a su sala. Cuatro gatos ronroneaban por ahi. Me sirvio un champurrado, una bebida milenaria que se sirve caliente, de consistencia espesa y espumosa, sabia a chocolate con un ligero aroma a vainilla, justo lo que necesitaba para calmar el frio que penetraba mis huesos. La pequena sala estaba abarrotada de muebles antiguos. La alfombra, de un color grisaceo opaco, cubria el suelo, dando la impresion de no haber sido aspirada en mucho tiempo. Estornude. --!Salud! --dijo de inmediato Nora. Las paredes estaban cubiertas por repisas y jugueteros de madera repletos de gatos de porcelana y varios cuadros con fotografias en blanco y negro de una nina. El comedor estaba frente a mi y tenia un mantel rosa palido, tejido con estambre. Despues supe que Nora lo habia hecho, pues a eso se dedicaba en sus ratos libres. Algunas ocasiones un grupo de senoras, y una que otra jovencita, se reunian en el jardin a tejer. Los domingos colocaban una mesa en el zaguan y exhibian sus piezas para vender a los que pasaban por ahi. El mueble tipo consola, detras del comedor, llamo mi atencion, era precioso, del siglo XIX, que ella me platico pertenecio a su abuela, en el tenia una variedad de piezas de una vajilla de autentica Talavera poblana. Quise preguntar por la nina de las fotos pero pense que podria ser inapropiado. Salimos de ese lugar, subimos escaleras y entramos a la habitacion que yo ocuparia. --Esta es la habitacion disponible --abrio la puerta con una llavecita antigua y oxidada, rechinaron las bisagras como el llanto agudo de un nino, el cuarto era

  • La lista de Lisette, Susan Vreeland de Susan Vreeland

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    La historia de una mujer y su pasion por el arte en el sur de la Francia de Vichy, con la Segunda Guerra Mundial como telon de fondo.
    En 1937, la joven Lisette Roux y Andre, su esposo, se trasladan desde Paris a un pueblo de la Provenza para cuidar a Pascal, el abuelo de Andre.
    Pascal, dedicado a la venta de pigmentos y a la produccion de marcos de madera, entabla amistad con Pissarro y Cezanne, que le pagan los marcos con cuadros pintados por ellos. Pascal instruira a Lisette tanto en el arte como en la vida, y le hara redactar una lista de promesas que ella misma debera cumplir.
    Cuando estalla la guerra, Andre se marcha al frente, pero antes esconde los cuadros de Pascal. Ante la expansion de las tropas alemanas por Europa, la repentina caida de Paris y el surgimiento de la Francia de Vichy, Lisette debera buscar los cuadros escondidos del abuelo de Andre.
    A traves de alegrias, tragedias y grandes actos de coraje, en una epoca que marco el destino de Europa, Lisette aprendera a entender y perdonar el pasado.

  • En busca de la redencion (Conquista 2) de

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    Manuel es un hombre atormentado por sus fantasmas. En el pasado, viajo al Nuevo Mundo y alli cometio un terrible crimen movido por los celos y por su caracter misogino y carente de honor. Con sus fechorias les ha fallado a su mejor amigo, a la que fue su prometida y, sobre todo, al mejor hombre que ha conocido nunca, su padre.

  • Complice de Amor de Lily Cerda

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    La hija mayor de la familia Logan es una dama ya pasada de edad para contraer nupcias, aunque posee un corazon tierno y compasivo, por esta razon, recibe la herencia de un caballero que en verdad no era su padre, su forma de ser y el temor a Dios la llevan a conocer al Conde de su region, un anciano de corazon duro por el odio, el resentimiento y falto de compasion. El cual, la hace llamar a su presencia, para humillarla y burlarse de la senorita Zarina Logan por su creencia, pero este encuentro, hace que el anciano Conde se quede desconcertado con la joven dama, y ella poco a poco derrite la coraza del corazon de este, haciendole mas compasivo.

  • Un pedazo de cielo en tus labios de Kalixta Klair

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    El Amor se convierte en un reto para Marcell Morrison, ella, chica vanguardista, profesional y moderna, tiene por delante el proposito de amar a un hombre, mas las cosas empezarian a complicarse. El posible descubrimiento de su diario, aquel en donde guardaba todos sus secretos acerca del amor que sentia por Su Jefe, Andres Hunt, seria lo que desencadenaria una aventura sin igual que le llevaria a conocer lugares exoticos en unas vacaciones sorprendentes nada mas y nada menos que al lado del chico que le hacia la vida dificil de nina. Playa, Sexo, Amor al limite te llevaran al borde de una historia desbordante de drama e intriga.

  • El cielo es azul, la tierra blanca: Una historia de amor, Hiromi Kawakami de Hiromi Kawakami

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  • Mentiras y Pasion de Maureen Child

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    Nunca un romance fingido habia resultado tan real.

  • Si amaestras una cabra, llevas mucho adelantado de Jose Luis Cuerda

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  • Belleza roja de Arantza Portabales

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    La nueva dama de la novela negra espanola.

  • Viaje a la Felicidad de Lucy Ellis

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    Retenida y seducida al mismo tiempo.

  • Conversaciones entre amigos de Sally Rooney

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    El gran debut de la joven Sally Rooney con una de las novelas de ficcion mas esperadas de 2018. Una historia fresca sobre el amor y contra las etiquetas en las relaciones.

  • Regalame otro mundo, Mina Vera de Mina Vera

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    Es el ano 2998 y Galatea Biagioni tiene una nueva mision como Galaxia, campeona de la Agencia de Recuperaciones en el olvidado planeta llamado Nox. No esta aun curada de las lesiones sufridas tras su ultimo encargo, pero a una sola victoria de alcanzar los mil puntos en el ranking, sus jefes la apremian para que consiga un nuevo exito.

  • Pedir la luna de Blanca Garcia-valdecasas

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    El dia cuatro de Enero del ano 2.000 Constanza Morales cruza el Parque del Retiro camino de su trabajo. Va deprisa en la manana helada mientras recuerda como fue su vida en el ultimo ano del siglo y del Milenio. A causa de una pelea con su hermana, que involucra a toda la familia, a principios del ano, deja su Sevilla natal y se traslada a Madrid. Alli solo conoce a una prima de su padre, la tia Flora y su marido, Bernardo; son un matrimonio sin hijos y la acogen con gran afecto, y a un chico, Francis, que conocio en el tren y le gusto mucho. Pronto ensancha el circulo de sus amistades, la chica que le busca un piso donde vivir, los habitantes de los otros pisos en la casa, amigas de la tia Flora, companeros de trabajo… Le ocurren mas cosas de las que esperaba y aprende que muchas de ellas no son lo que al principio parecian. I Dicen que habeis llegado. Ademas, sin el ruido y el caos que esperaban algunos. Bienvenido, Tercero. Bienvenido, Veintiuno. Siglo nuevo y un nuevo Milenio: es emocionante. No hay tanta gente que haya vivido esta experiencia. Abuela Joaquina tenia mucha ilusion en llegar, la pobre; solo por tres anos no lo ha visto… una lastima. Y yo, Constanza Morales, una chica sin importancia, os saludo, camino de mi oficina en el segundo dia laborable de este ano dos mil. Es Martes, cuatro de Enero; en realidad, primer dia de trabajo porque ayer no se hizo gran cosa. Tambien espero que sea para mi el principio de muchas cosas buenas y estimulantes, como encauzar mejor mi vida y sacarle mas partido; desde luego lo voy a intentar. Hoy me siento mas real: peso y volumen. Piso la tierra dura, estoy aqui; este sitio que lleno es mio propio. Curioso como todo esta en la cabeza, en la disposicion, no necesariamente en ningun acontecimiento. Y he decidido: voy a ser feliz. Bueno, si me dejan entre unos y otros. He salido mas temprano de casa, asi puedo dar un paseo. El frio de la manana hace brotar de mi nubecitas de vapor si abro la boca. Voy por la calle Principe de Vergara, entrare al Retiro por la puerta que llaman de Madrid y cruzare el Parque hasta salir a la Plaza de la Independencia. No se si de verdad estoy estrenando Siglo y Milenio; se ha armado bastante discusion con eso: que si empieza ahora o en dos mil uno. Yo recuerdo fotos que guardaba mi abuela, seguramente de la suya, de la Exposicion de 1900. Ellos celebraron entonces la entrada del siglo veinte, asi que yo celebrare hoy el XXI y el Milenio y, si viene a cuento, lo volvere a celebrar cuando sea. El ano en si me parece lo mas importante, la sensacion de que acaba uno y otro empieza, la continuidad de esa cinta de anos --anillos de oro alrededor del sol-- que nos lleva por nuestra vida. Fue Arthur quien dijo que el anillo, como se dan los matrimonios, es simbolo de fidelidad porque es un "anito," annellus, y representa la continuidad de la Tierra alrededor del Sol. O al reves, como pensaban antes, el Sol alrededor de la Tierra. Arthur es la unica persona que conozco que sabe latin para hablarlo de corrido. Los anos son continuidad aunque unos sean tan diferentes de otros. Desde luego, el que acaba de terminar habia empezado mas bien aburrido para mi. Monotono, dentro de una rutina, como quien duerme la siesta. Pero a mediados de Enero cambio todo de golpe. Mi hermana y yo tuvimos una bronca monumental que involucro fatalmente a toda la familia, mas algunos amigos cercanos, y acabo haciendome la vida muy dificil. A partir de ese momento las cosas fueron como si salieran unas de otras, desenvolviendose en mas cosas inesperadas. De no haber sido por aquello, mi adorable Jefe del trabajo no habria insistido en trasladarme de la oficina de Sevilla a la de Madrid. Si no hubiera ido a Madrid no habria conocido a Francis, si no hubiera buscado piso nunca habria conocido a Misi. Ni Misi ni yo hubieramos conocido a Martin y Arthur ni… Enfin, nunca ningun ano me habia traido tantas cosas, malas o buenas, como el que acababamos de dejar. Parece mentira, pero hace unos meses estabamos Misi y yo sentadas en una cerveceria de la Plaza de Santa Barbara, bajo la sombra manchada de unos arboles medio tuberculosos, en pleno centro de Madrid; delante de nosotras dos cervezas, aceitunas y dos pinchos de tortilla. Sabado, hora del aperitivo, hartas de andar. Ella me dijo: --?Sabes cual es tu principal problema? Y mio tambien. Que no somos capaces de pedir la luna. Buscabamos vivienda para mi, habiamos visitado tres pisos aquella manana. El ultimo, en la calle Santa Teresa, nos habia llevado a restaurarnos con asiento y las canas. La casa necesitaba aun mas restauracion que nosotras. La fachada amenazaba con perder sus bonitas cornisas y la escalera estaba tan dilapidada que uno quiza se encontrase un buen dia sin poder bajar hasta la calle. Desalentada, habia insinuado que tal vez deberia comprar el apartamento que habiamos visto antes cerca de la Plaza de Castilla: pequeno y sin gracia pero recien pintado. No hacia mas que unas semanas que conocia a Misi y ya era, pensaba yo, una de mis mejores amigas. A las de Sevilla, mi tierra, las habia borrado despues de mi pelea con Macarena y a Queti, la que mas queria, no la veia desde hacia cuatro anos; al acabar la carrera se sumo a una organizacion de voluntarios para trabajar con los mas pobres de no se que lugar en Africa. Ya ni me escribia siquiera; quiza no hubiera alli correo o tenia tanto trabajo que no podia escribirme. Yo la echaba de menos Misi se estaba portando muy bien conmigo. Entonces no sabia cuanto no sabia de la vida de Misi. Solo que trabajaba en una agencia de propiedades pequena, y acaso furtiva, de la que era socia con tres amigas mas. Me encontraba en Madrid: atras quedaban familia, amigos, las calles de mi ciudad con sus arboles y olores, esa calida luz que no se encuentra en ninguna otra parte. Los rincones que amaba del Parque Maria Luisa, la Glorieta de Becquer donde solia ir desde los trece anos a mirar con devocion al poeta del que estaba --y pensaba que siempre iba a estar-- profundamente enamorada… mi mundo, todo. Dura tarea estar sola aqui pero suavizada por la presencia de los tios, Flora y Bernardo, desde luego de Francis desde el principio y enseguida despues por la amistad de Misi. Tal como habian ocurrido las cosas, a Sevilla nunca iba a volver como no fuera de visita; ya no habia sitio para mi en la casa de mis padres. Tenia algun dinero ahorrado de mi trabajo, mas una cantidad que me dejo mi madrina, la hermana mayor de mi padre, al morir. Pobre, una de esas enfermedades que no perdonan. Decidi comprar mi propio piso; no era tan facil como habia imaginado. De momento estaba en una pension con una duena pesada, habladora y llena de pretensiones, a mi ver totalmente injustificadas. Me habia acogido con muestras de aprecio pero habia ido cambiando con el paso de los dias. Tal vez se hartaba de la gente o le molestaba que recibiera a Francis en la habitacion. Me resultaban cada dia mas desagradables ella, su casa y el olor de ambas. A veces me decia a mi misma que seria mejor comprar cualquier cosa antes que seguir alli. --?Estas hablando de cosas personales o de ese apartamento?, -- pregunte a Misi, cuando me dijo lo de pedir la luna. --Ya te he dicho que era tuyo y mio pero es todo el mismo problema. El piso me parece caro para lo que es. Y, no se, a ti no te veo ahi dentro. Tampoco estas entusiasmada y cuando compres tienes que estarlo. Me disgusto que Misi tuviera la sensacion de que se conformaba con cualquier cosa. Merecia ser feliz: era buena persona, guapa, simpatica y cien cosas mas, entre otras una excelente amiga. Ahora lo estaba demostrando. A ella, como agencia, le convenia vender, comprar, hacer negocio y cobrar comisiones. A poco que me hubiera animado me habria decidido; era de agradecer que fuera en contra de sus intereses para ayudarme. Curiosamente el hilo que me llevo hasta Misi habia partido de dona Juanita, mi madre. Le parecia cutre que estuviera en una pension, sonaba mal. Un hotel resultaria mejor pero los hoteles eran caros o malos o las dos cosas. Dio en llamarme por telefono desde Sevilla todos los dias a ver si habia encontrado casa. Todo solia entrarle por rachas, igual me atosigaba sin darme respiro como parecia haberme olvidado por completo. Cuando me dijo que se proponia venir a Madrid, convencida de mi incapacidad para desenvolverme, me espante. --No, por Dios, no vengas. Me sentiria fatal y no te gustaria la pension. --No iria a esa pension en ningun caso. Me iria a casa de mi prima Flora… No era su prima; era prima de mi padre pero se la adjudicaba. Intente convencerla como pude. Que estaba ocupadisima, dije, y era perfectamente capaz de arreglarme yo sola. --!Que vas a ser! Has vivido siempre con nosotros sin tener ningun problema. Asi que ningun problema. Lo deje pasar. Dije que, en realidad, no teniamos los mismos gustos. Es extrana la gente. Puede criticar todo lo que haces o como te vistes; pero cuando dices "no tenemos los mismos gustos", se molesta. Mi madre se molesto. --No seas tonta --dijo--. Por lo menos ve a casa de tu tia Flora y le pides consejo. Ella lleva en Madrid toda la vida y conoce a mucha gente --Me da un poco de apuro --proteste--. No he tenido tiempo de pasar a saludarla y presentarme alli para pedirle un favor… --No seas tonta, --volvio a decir-- anda y le pides ayuda. Siempre ha sido muy carinosa con mis hijas. Era verdad. Aunque solo era prima de mi padre, mi madre y ella eran muy amigas. Anos atras cuando mi padre, en dos ocasiones, tuvo que pasar algun tiempo en Madrid para cursos de ascenso en su carrera militar, fuimos a vivir los cuatro en la casa de la calle de Velazquez donde los tios tenian sitio de sobra. Al salir de la oficina fui en busca de un puesto de flores que habia cerca y compre un ramo de rosas pequenas que olian un poco a tabaco pero no habia mucho donde elegir. Llegue con mi ramo a casa de los tios que me recibieron como si no hubiera pasado tiempo desde aquellos anos de la infancia. Lo primero que me dijo tia Flora: "Me ha dicho tu madre que tienes novio. ?Cuando lo vamos a conocer?". --Novio, no. Salgo con un chico pero es algo como empezando, sabes. No se si resultara. Lo que si sabia, que Francis no queria nada con mi familia ni mis amigos. Me queria a mi pero lo nuestro tenia que ser super reservado. --Bueno, rica, todavia es pronto. Pero como no has venido a esta casa. Estariamos encantados de tenerte, ?verdad, Bernardo? --Verdad, verdad. Ya estuviste aqui de pequenita. ?O es que no te acuerdas? Tio Bernardo tenia mucho pelo muy blanco, la cara rosada, los ojos claros acuosos, un poco abultados. Siempre iba vestido con trajes muy formales de tres piezas, camisas invariablemente blancas con gemelos y corbatas a rayas. --?Como no me voy a acordar, tio? Y todos los recuerdos que tengo de vosotros son estupendos. Era verdad, pero solo en parte. Me gustaba la casa, los tios eran muy carinosos con nosotros --no tenian hijos-- y habia una cocinera bastante vieja, Virtudes, que nos hacia platos especiales. Macarena y yo comiamos en el office, lo que preferiamos con mucho al comedor y las personas mayores, sopa de panecillos, natillas, croquetas… menus hechos solo para nosotras. Por otro lado yo notaba una incomodidad: la sensacion de que no era nuestra casa, mis padres no mandaban alli, eran solo invitados. Una situacion desacostumbrada que no sabiamos manejar. Pero lo peor era mi madre, llena de emulacion por la vida de tia Flora, sus muebles y cuadros, sus muchos amigos, la manera de hablar y de vestirse… no se en que consistia exactamente pero dona Juanita parecia una provinciana algo cateta, queriendo aparentar lo que yo en el fondo bien sabia que no era, queriendo alcanzar donde yo sabia bien que no llegaba. En aquella epoca ni siquiera hubiera podido decirlo con palabras pero estaba ahi, una inexpresable angustia. Verguenza ajena, a la que algunos crios son propensos. Hoy, sencillamente me diria a mi misma: "es una cateta, snob como todas las catetas", y ya esta. --Se lo dije a tu madre, que te vinieras --siguio la tia-- y me dijo que querrias libertad para salir con tu novio, aunque aqui libertad la tendrias toda… y la llave del piso, ademas. Con su edad, cuatro o cinco anos menor que mi madre, no podia decirle que mas que salir con mi novio era cuestion de entrar. La mire con carino: habia tenido muy buen tipo y un bonito pelo rubio, aunque de cara no era guapa. Aun se conservaba joven, y se vestia siempre muy elegante, pero todas aquellas cosas de la juventud y enamoramientos seguramente se le habrian olvidado… y, mirando al tio, era lo mejor que le podia pasar. Demasiado tranquilo casi seguro. --Erais dos chiquitas muy guapas --dijo el tio Bernardo, reminiscente-- Muy distintas. Una morenita y menuda y la otra tan rubia con aquellos rizos y los ojazos azules… una verdadera Marylin Monroe en miniatura. Aunque luego… Ni siquiera suspire, estaba acostumbrada a aquella clase de comentario. Mi madre era rubia con ojos muy azules; Macarena le habia salido a ella, en mejor. Mas alta y mas 'neumatica', con pinta voluptuosa que nunca supe si respondia a una condicion real o era solo el aspecto. El tio, quiza pensando que me habia hecho de menos, seguia. --Pero tu eres mas distinguida, tu tienes clase. Castana y delgada, mucho mas elegante, y tu nariz es perfecta. Quise decirle "los chicos me hablan bien de mis piernas, pero no me han dicho nada de la nariz." La verdad, mis facciones no tienen nada llamativo, estoy un poco delgada de mas para gustar, al menos en Sevilla, y se que tengo cosas a mi favor: buen pelo brillante, buenos dientes, buen cutis y buenas piernas. Para el gusto-de-hombre al lado de mi hermana no tenia nada que hacer. Pero a Francis le gustaba, asi que no estaria tan mal. La nina que cuida de los tios, una filipina tan flaca como yo pero con quince centimetros menos, se llevo las flores y trajo una bandeja del te con bollitos calientes hechos en casa. Nos habiamos sentado en la sala atiborrada de muebles y adornos y, despues de la puesta al dia sobre la familia, que no tardo mucho porque habian venido a la boda de mi hermana poco antes, les conte mi problema. Inmediatamente me volvieron a decir que me fuera a vivir con ellos. --Muchisimas gracias, de verdad os lo agradezco pero me conviene comprar. Tengo una cuenta de ahorro para vivienda y debo emplearla y… puedo hacerlo. La cosa es que no encuentro nada que acabe de gustarme. --?A que agencias has ido? --pregunto la tia Flora. Habia ido a un par de ellas que vi en el periodico. La tia dijo que eso no era arreglo; las casas mejores casi nunca llegaban a estar en los anuncios. Su amiga Nosecuantas tenia una nuera que tenia una hermana que, a su vez, tenia una agencia con otras amigas. Trabajaban muchisimo porque conocian a la mar de gente. Estaban muy bien relacionadas. Dichosas ellas, pense. Y dije: "?No te importaria preguntar a tu amiga?". El mejor favor es el que se hace mas rapido. Al minuto tia Flora estaba hablando por telefono en plan eficiente. "A ver si le encuentran a esta nina una cosa en condiciones… que es mi sobrina. Si, ya se que se lo tomaran con el mayor interes. Muy bien, que la llamen aqui, se va a quedar todavia bastante rato. Entonces esperamos la llamada. Un abrazo muy fuerte… si, tenemos que vernos. No, no, gracias a ti por ocuparte." Volvia a su butaca con la satisfaccion del deber cumplido. --Ya veras como estas te solucionan el problema. --Ojala. Estoy aburrida de buscar. Y me han ensenado cada asco… Es una perdida de tiempo. --Espera y veras. Ya te he dicho que estas conocen a todo el mundo. Decia 'todo el mundo' con la misma entonacion que mi madre, por lo demas no se parecian en nada. El tio Bernardo hablaba de inversiones y lo que deberia pagar por metro cuadrado mientras yo asentia a todo, pensando que algunos metros cuadrados eran mucho mas metrocuadrados que otros. Antes de quince minutos me habia telefoneado una de las cuatro socias, Margarita. Hablaba muy deprisa y era simpatica; me cito al dia siguiente por la tarde en su diminuta oficina en un bajo de la calle Serrano. Alli conoci a las cuatro primeras que trabajaban con otras cinco o seis agencias formadas por otros tantos grupos de senoras como ellas, bien vestidas, visiblemente ricas y mundanas. Ninguna parecia necesitar aquel trabajo. Margarita, la que me habia llamado, era muy guapa, morena, menudita; llevaba un traje de chaqueta color de rosa que casi me deja sin respirar. Con aire eficaz, me aseguro que encontrariamos algo conveniente aunque no veia que yo tuviera mi criterio formado. Todas eran amigas, me dijo. Se comunicaban posibles negocios y se repartian las comisiones con arreglo a un baremo complicado que nunca se saltaban y les funcionaba de maravilla. En los dias siguientes me fueron presentando a las demas, unas y otras se volcaron conmigo, no sabria explicarme por que. Tal vez se volcaran con todo el mundo. Todas tenian Audis o Mercedes, todas eran jovenes aunque mayores que yo, trabajaban sin parar, todas llevaban telefonos moviles con los que hablaban constantemente, organizando visitas y entrevistas… o hasta daban ordenes a personas a su servicio. Todas debian de tener montones de dinero pero llevaban unas vidas mas aperreadas que la mia. La verdad es que ellas se fascinaban por las casas; formaban una raza aparte, de la cual yo no habia conocido antes a ningun ejemplar. Su interes por las casas no bajaba nunca. A veces, si yo iba a ver un piso, por ejemplo, con Sofia, Margarita o Misi se apuntaban: "Ah, yo tambien voy porque ese no lo he visto. No te importa, ?verdad?". Eran geniales. Al principio me sentia apabullada con mi presupuesto pobreton y los conjuntos nuevos de Zara que me habia comprado para quedar bien en la oficina, (con los que hasta entonces me habia encontrado tan mona), frente a sus coches, sus Armanis, sus Pradas, sus Max Maras, sus Valentinos, sus Donna Karanes, Antonios Pernas y demas. Cuando me hice amiga de Misi gane confianza en mi misma, me volvi a sentir comoda. Eso si, me prometi secretamente asomarme por las tiendas de la calle Serrano cuando estuvieran las rebajas. No supe si las socias habian decidido que Misi se encargara de mi o si lo decidimos nosotras; la verdad es que se dedico a solucionarme el problema. Dijo que no me preocupara porque encontrariamos. Casi todos los dias a una hora o a otra me llevaba a ver algo y las mananas de los sabados siempre teniamos varias visitas en perspectiva. Con todas estas cosas llegamos a aquella manana en que me dijo que no sabia pedir la luna. --Mira, Constanza, este asunto lo vamos a tener que enfocar de otra manera. Tu trabajo esta en Alcala, ?no? ?A que altura? --Al lado de la Plaza de la Independencia. Es un piso alquilado en un edificio muy bueno. Llevan anos alli. --Vamos a centrarnos en los alrededores de tu oficina. Por lo menos lo mas cerca posible. No tienes coche, ?verdad? --Tengo, en Sevilla. No me lo he querido traer hasta ver si me manejo en Madrid… No se, a lo mejor le digo a mi padre que me lo venda. Me pregunte cuanto tiempo pasaria antes de que Macarena se apropiara de mi Ibiza amarillo. Quiza me lo habia cogido ya. Lo mejor iba a ser venderlo. --Pero --segui diciendo-- mi novio prefiere que no compre ni en el barrio de Salamanca ni en la zona de Zurbano, Paseo del Cisne, Fortuny y todo eso. --Pero ?por que demonios? ?Porque son zonas caras? ?Y el quien es para decirte donde tienes que comprar? O es que te va a dar el dinero… ?Vais a comprar a medias? Yo creo que es muy mala cosa…. Demasiadas preguntas. Era logico que no entendiera nada. A aquellas alturas ya tenia bastante confianza para decirle la verdad. --Mira, no digas ni media palabra de esto a nadie, por favor. Es que… es que esta casado. Ahi grito. "!?CASADO?! !Por favor! !No me lo puedo creer!" --Pues si y, claro, no quiere que compre el piso ni cerca de donde vive el ni cerca de su trabajo. ?Por que no te lo puedes creer? --Hija, es que no te pega. Eres joven, eres muy mona, tienes un buen trabajo, una buena educacion y una vida agradable. No entiendo que te enredes con un casado. Como si no hubiera chicos de tu edad estupendos y libres… --Pues asi son las cosas. --No, asi no son las cosas, asi las has puesto tu. Pero pueden cambiar y espero que cambien. Eso no es decente, creeme, y tu tambien lo sabes. Me habia deprimido de repente. La silla del bar, de plastico, se me pegaba al cuerpo, la cerveza me habia dejado en la boca un sabor amargo. Era uno de esos dias madrilenos en que no sabes como vestirte; por la manana sales con frio y al mediodia te asas de calor. Misi con un jersey muy fino de color azul porcelana haciendo dibujos se veia tan fresca y planchada como si acabara de salir de una caja atada con un lazo. En la mesa de al lado una pareja ventilaba a gritos sus diferencias, molesta discusion, a base de 'tu has vuelto conmigo porque Veronica te echo de su casa'. La gente que pasaba por Alonso Martinez me parecio feosa, cansada y de mal humor. Suspire; Misi se dio cuenta. --No te preocupes, que encontraremos un buen sitio. Pero vas a pensar primero en ti y en lo que te conviene a ti. Los novios van y vienen. --Si, puede ser… No se… El corazon se me hacia piedra de pensar que Francis se fuera de mi vida… no podia. En parte por el habia dado el paso definitivo de venirme a Madrid y cambiar por completo mis costumbres. --Mira, yo tengo que ir a mi casa ahora sin mas remedio. Pero si quieres a las cuatro nos vemos en la oficina. Estaremos solas y tendremos tiempo y tranquilidad para mirar ficheros. Lleva el cuaderno verde. En un cuaderno apuntaba los pisos que habia visto. Quedamos asi y nos fuimos cada una por su lado hasta las cuatro. Yo no tenia donde ir ni nadie a quien hablar. Miriam, la companera del trabajo con quien compartia despacho, dedicaba sabados y domingos a su novio o sus padres. A comer no podia presentarme en casa de los tios sin avisar, me daba apuro. Camine despacio por la calle Genova para subir por Goya a Serrrano. Al menos tendria la distraccion de mirar tiendas. No podia llamar a Francis el fin de semana, estaba prohibido. Ni siquiera tenia el telefono de su casa sino un movil al que solo podia recurrir en horas de trabajo, si fuera absolutamente imprescindible. Me pesaban las palabras de Misi, estaba claro que me censuraba y ella no era ninguna estrecha. Vivia con su novio pero era viuda y el soltero. Sabia por conversaciones anteriores que habia estado doce o trece anos casada, hasta que su marido se mato en un accidente de automovil. Despues paso algun tiempo sin nadie y con este novio, que se habia ido a vivir a su casa, llevaba dos anos o algo asi. A veces, me dijo, estaba un poco harta. Yo le habia preguntado si pensaba casarse. "No tengo ningunas ganas", me habia respondido. "No lo veo. Fuera por el ya nos habriamos casado pero no me decido. No se si puede ser el hombre de mi vida, le falta… fundamento… Para mala experiencia ya tuve una". Aquel dia me rei, diciendo que tener un voluntario para el matrimonio, tal y como estaban las cosas, me parecia genial. Pero eso de no saber si era el hombre de su vida lo decia como esperando que no lo fuera, que hubiera otro, el autentico. Suspire: unos tanto y otros tan poco. Yo lo unico que queria era casarme con Francis… o, mas honradamente, que Francis estuviera libre. Cruzando el lateral de la Castellana un coche me pito iracundo, casi me atropella. Un senor bien vestido me regano: "Nina, pero como anda usted tan distraida, no se da cuenta del peligro". Que fino, llamandome de usted. Me empareje con el para cruzar el subterraneo que no me gustaba nada. Nunca pasaba por debajo de la calzada si podia ir por encima, de no haber andado despistada habria subido por la Castellana hasta un cruce.

  • Un cupcake para Daniela de Silvana D. Saba

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    Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana en la Toscana.
    Algunas veces esa ventana es el lugar donde, sin buscarse, se encuentran dos corazones solitarios y la chispa enciende la llama del amor y de la pasion.
    Tras divorciarse, Lucy abandona Roma para comenzar una nueva vida con su Teckel en Firenze, donde abre su negocio de reposteria.
    Mattia y su hijita Daniela son nuevos en la ciudad, necesitaban cambiar de aires y rehacer sus vidas lejos de los recuerdos, por lo que se mudan desde Torino al mismo barrio en el que Lucy tiene su pasteleria.
    Lucy no busca una relacion, pero cuando conoce a Mattia ve en el al perfecto principe azul salvo por un detalle, Daniela, y es que Lucy no sabe relacionarse con los ninos. Interrogantes, dudas y miedos se conjugaran para quitarle el sueno a Lucy y ponerle trabas a su relacion con Mattia.
    Un cupcake sera el inicio de esta dulce historia ambientada en la Toscana que entrelazara el destino de sus protagonistas, llevandolos a afrontar sus miedos y prejuicios, y a encontrar esa ventana hacia los comienzos y las nuevas oportunidades.
    Ternura, risas, amor venganza, celos. ?Podra triunfar el amor?

  • Historia de un desafio de Manuel Sanchez Corbi

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    Han sido numerosos los libros publicados en estos ultimos anos sobre la historia de ETA, y desde muy diversas perspectivas. En la mayoria, el protagonismo de la Guardia Civil es muy importante, como no puede ser de otra manera, pero faltaba un angulo fundamental, la cronica real, cruda, estremecedora a veces, documentada con rigor y escrita por los propios guardias civiles, de un tiempo en el que su actuacion se resumia en dos palabras: sacrificio y sufrimiento.

  • La chica de Kyushu de Seicho Matsumoto

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    Kiriko Yanagida, una joven humilde, viaja desde la isla de Kyushu a Tokio para solicitar la ayuda del famoso abogado Kinzo Otsuka. Su hermano ha sido acusado de asesinato pero Kiriko esta convencida de que es inocente: ella cree que la unica manera que tiene de librarle de la pena de muerte es lograr que Otsuka, el mejor penalista del pais, se encargue de su defensa. Pero cuando este decide no aceptar el caso, pone en marcha una serie de sucesos que tendran consecuencias imprevisibles.

  • Tazas de caldo de Vicente Verdu

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    Cada vez es mas amplio el consenso acerca de que el aforismo es el genero mas ajustado y representativo de nuestra epoca. Ajustado por su brevedad aprendida de la comunicacion en las redes, por su necesidad de condensar incisivamente el pensamiento al modo del lenguaje publicitario, y representativo del momento en que la lectura debe copiar los tiempos breves que impone el imperio de la imagen.
    Todo en la forma y proposito del aforismo parece coincidente con esta nueva naturaleza de la comunicacion. Pero hay un factor mas. Y es que, a pesar de todo, no es corriente que los jovenes cultiven el aforismo y si que lo hagan los autores en los que se han acumulado la vida y sus peripecias.
    En el caso de estos ultimos, cada sentencia aforistica condensaria la esencia fundamental del pensamiento y caeria sobre el papel, o la pantalla, como gotas depuradas por la experiencia. De hecho el aforismo recibio su primera influencia de la tradicion gnostica que reflejaron escritores como Esquilo o Pindaro, aparte del presocratico Heraclito de Efeso. De modo que, curiosamente, en aparente paradoja, el aforismo o el proverbio vienen de muy lejos y son hoy, a todas luces, lo que mas se aproxima a la manera expresiva de la epoca. Vicente Verdu, uno de los mejores ensayistas europeos a la hora de senalar las tendencias sociales y explorar El estilo del mundo (Anagrama, 2003), viene a ser con este libro el testimonio directo de lo que se lleva y adonde nos llevan las nuevas tendencias de la literatura.
    Con su lucidez proverbial y la belleza de su estilo, Tazas de caldo es, asi, de una parte, la obra mas personal de su autor, y, de otra, una muestra de pensamiento filosofico y sociologico propagado mediante pildoras. O, en el mejor de los casos, mediante balas de plata. ?Balas de plata que dan en el blanco y sosiegan como un caldo? ?Tazas de caldo para consumir el texto a sorbos y no ya de un grosero tiron, como los bestsellers baratos? Efectivamente, cualquier acierto en la diana de la verdad, la emocion o el deseo procuran paz y compania de espiritu. Pero tambien, como sin humor no se llega a ninguna parte, la <> evoca la <>. Marx regresa asi desde el capital ardiente y pesado de una vieja siderurgia a la irradiacion correspondiente al presente <>, que seduce con el artero fulgor de una chispa.

  • La tumba en llamas: Hasta los Huesos IV, Lena Valenti de Lena Valenti

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  • Cambiando mi mundo de Karen Darren

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    Tras estudiar en otra parte del mundo, Jule, la joven alemana, deja Costa Rica para volver y pasar el verano en su ciudad natal.

  • El silencio antes del invierno de Yolanda Revuelta

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    Tessa camino por la ya solitaria y vacia casa con la mirada baja y las manos en las caderas. Ya no quedaba nada de su antigua vida, solo blancas paredes desnudas y suelos relucientes de caoba. El camion de la mudanza se habia llevado los ultimos muebles y sus pertenencias, todo ello bien distribuido en enormes cajas de carton que aguardarian en un garaje hasta que ella encontrase algun lugar donde vivir. Ni siquiera los recuerdos se habian quedado; se habian esfumado de un plumazo, como sus ultimos diez anos de matrimonio. Habian comprado esa casa pocas semanas antes de casarse. Aquello fue amor a primera vista. Su porche flanqueado por dos enormes columnas griegas causaba un efecto clasico y tradicional que les habia enamorado. La casa estaba situada en uno de los distritos mas encantadores de Georgetown y se habian divertido decorandola y creando espacios nuevos donde creian que envejecerian juntos; nada mas lejos de la realidad. A su manera habian sido felices, a pesar de sus muchas noches vacias a causa de sus compromisos laborales y sociales que les privaban de la compania del otro. Su matrimonio, como el de muchos, iba a buen ritmo. Tenia sus desaceleraciones, pero se compenetraban bien y nada hacia presagiar aquel fatidico dia en el que Tom se sirvio su segunda taza de cafe. Deberia haberle extranado, el tenia mucho cuidado con la cafeina y no solia abusar de ella a causa de un amago de infarto que habia padecido dos anos antes y le habia mantenido postrado en una cama de hospital toda una semana. No estaba preparada para ver como todo lo que habian creado juntos estaba a punto de precipitarse por el desague. Una fatidica manana de sabado de septiembre, Tom le habia pedido el divorcio. --No soy feliz, Tessa --le dijo, sin mas. Aquella frase la dejo impactada y tuvo que tomar aire para poder continuar con esa extrana conversacion que cambiaria su vida tal y como la conocia hasta el momento. Escucho las razones y ella, mas sorprendida que dolida, decidio no luchar; quizas porque ya sabia que su matrimonio estaba herido de muerte antes de que su marido le dijese que llevaba dos anos teniendo una aventura con su secretario. !Que tipico y soez al mismo tiempo! !Su secretario! Debia confesarlo, le habia pillado desprevenida. Se habia amoldado de tal forma a la rutina diaria, que no habia notado esos cambios sutiles que algunas mujeres, mas avispadas que ella, solian cazar al vuelo. Jamas penso que Robert, el hombre con el que su ya exmarido trabajaba codo con codo mas de doce horas diarias, compartiese algo mas que despacho y almuerzos. Estaba claro que tres eran multitud. Tom no se habia andado por las ramas. Una semana mas tarde habia exigido a su abogado varias clausulas, entre ellas, una destacable y confidencial: si la incumplia, el la llevaria ante los tribunales, le haria pagar una alta cifra por danos morales y ademas le haria la vida imposible, tanto que ella desearia que se la tragase la tierra (bueno, eso ultimo era una lectura libre, pero sabia que Tom cumplia siempre lo que prometia). Deberia mantener la boca cerrada y no hablar jamas de los jamases de la vida privada de su marido ni del motivo de su divorcio. Punto final. Asi era la vida de un politico en Washington: llena de mentiras, rencores y chantajes a gran escala. Tan pronto estabas en la cima como al dia siguiente, por un pequeno o no tan pequeno desliz, te encontrabas nadando en el fango de los perdedores. No habia segundas oportunidades y Tom lo sabia mejor que nadie. Descalza, se dirigio a la ventana y apoyo las manos en el marco. Washington D.C. tenia su encanto; sin embargo, ella sabia mejor que nadie que podia llegar a ser una ciudad destructiva para aquellos que tuviesen el valor de querer conquistarla. A sus casi cuarenta anos estaba divorciada, sin un lugar donde vivir y lo peor de todo es que se habia quedado sin trabajo. Para alguien que adoraba su profesion, esto ultimo podia convertirse en la peor de las condenas. Su boca se curvo un poco hacia arriba cuando nuevos pensamientos comenzaron a tomar forma en su mente. Leccion numero uno: no trabajes nunca a las ordenes de tu marido. Leccion dos: cambiar de profesion, ser asesora politica a la larga puede llegar a ser demoledor. Leccion tres... Suspiro y el cristal se empano con su aliento. No habia leccion tres, porque quedaba anulada con las dos primeras. --Ser tu misma --susurro contra el cristal--. Y hacerte valer. Su movil vibro en el bolsillo de su pantalon. Se quedo mirando fijamente el nombre en la pantalla y un segundo despues, solto otro hastiado suspiro. Era de esperar que su abuela la llamase. Nada mas descolgar, escucho la armoniosa voz de la anciana. --!Hola, carino! Odiaba que el resto del mundo sintiese lastima por ella. Cerro los ojos unos segundos y decidio que no le iba a mentir. Ya lo hacia bastante consigo misma. --Hola, abuela. ?Que tal va todo? --Eso deberia preguntartelo yo a ti, ?no? Nancy Hereford irradiaba energia a sus ochenta y seis anos. Su apellido, de ascendencia noble, le habia abierto muchas puertas a lo largo de su vida. Pero Tessa sabia que su abuela, mas que una aristocrata, era un alma guerrera. Tras todos esos titulos nobiliarios habia una mujer luchadora y feminista que no se dejaba mangonear por el sexo contrario. --Intento no pensar demasiado en ello --dijo con entereza. Tessa escucho un bufido perfectamente audible a traves de la linea. --Deberias haberle cortado las pelotas cuando dormia. Nos habriamos ahorrado muchos disgustos --replico con voz gelida. Tessa no supo si reir o llorar ante el comentario. --El dramatismo nunca ha ido contigo, abuela. --Lo se, lo se --se apresuro a anadir la mujer--. Pero me espanta que te este haciendo sufrir. --Aprendere a vivir sin el. Un breve silencio se adueno de la linea. --Tienes que aprender mas que eso. Has venido a esta vida para cambiar las cosas, no para aceptarlas. ?Comprendes? Su abuela habia sido la primera persona a la que habia llamado para contarselo y ahora entendia mas que nunca el porque. --Si --respondio Tessa con voz contenida. --Bien, ahora sal de esa casa y aventurate. Los labios de Tessa se levantaron mas por un lado que por otro de la boca. --No es tan sencillo. --Intento no mostrarse afectada. --Nadie ha dicho que lo sea; sin embargo, debes ser valiente y mostrarte al mundo como la mujer que eres. Tessa se pregunto que tipo de mujer era ahora. Le daba la impresion de no conocerla, de ser una desconocida para si misma. --Eres una Hereford. Y eso ya lo dice todo. Quizas por sus venas corriese sangre aristocratica, pero su apellido no era el mismo que el de su abuela. Iba a replicar, pero la anciana tomo de nuevo la palabra. --Habia pensado que podrias pasar algunos dias en la casa de Cornualles. --Crei que la habias vendido. --!?Que te hizo pensar que haria algo asi?! Jamas podria deshacerme de esa casa --dijo con acritud--. Tu padre era el que se empenaba en que la vendiese, pero lo unico bueno que ha hecho ese hombre en la vida ha sido engendrarte a ti. Tessa esta vez sonrio. Estaba claro que Nancy Hereford no sentia ningun tipo de admiracion por su unico yerno. --?Que me dices? --No se, abuela... --respondio. Tessa, dubitativa. --Escuchame bien. Te voy a dar un consejo, aunque se que es lo ultimo que quieres oir en este momento: Todos quieren evitarse el dolor de la ruptura, pero necesitas sufrir ese dolor para sanar, ?comprendes? La mirada de Tessa se perdio en las nubes algodonosas de un cielo grisaceo que amenazaba lluvia. Su abuela, como ya era costumbre, tenia razon. --Eso es algo que no logre que tu madre entendiera y aun sigue pagando las consecuencias de un matrimonio fallido y un marido excesivamente egolatra. No obstante, ella es ella, y tu eres tu. --La voz de su abuela se escucho alta y clara a traves del telefono--. Lame tus heridas, pequena, y luego vuelve al mundo mas fuerte que nunca. Veinte minutos mas tarde, Tessa cerro la puerta de la casa. Fuera esperaba un taxi. No miro hacia atras, cogio el asa de su maleta, se ajusto el abrigo a causa de un viento frio y desagradable que soplaba con fuerza y, mas decidida que nunca, descendio los escalones del porche flanqueado por las dos inmensas columnas de estilo griego, que ya no le parecian ni tan elegantes ni tan exoticas. El taxista la saludo y, acto seguido, sin mediar una palabra mas, guardo su equipaje en el maletero. Una vez dentro del taxi, pregunto: --?A donde vamos? --Al aeropuerto --contesto Tessa, dejando atras diez largos anos de su vida. CAPITULO 2 El vuelo habia sido apacible y a pesar del jet lag, se sentia bien al estar tan lejos de Washington y de todos los problemas que habia dejado atras, o al menos eso esperaba. Mientras cruzaba el Atlantico sentada en su butaca de clase turista, el contrincante de Tom para el senado, Bruno Makinson, le habia telefoneado. Al parecer, su divorcio ya era un hecho consumado en el terreno politico. Segun Makinson, eran muchos los rumores y especulaciones que pululaban por los despachos de Washington D.C. sobre su ruptura matrimonial. Pero como era de esperar, Tom no habia confirmado ni desmentido nada en referencia a la noticia que habia cambiado sus vidas por completo, algo muy tipico de el. Y ella no iba a ser quien levantase la liebre, asi que se limito a cambiar de tema, muy a pesar de su interlocutor. El hecho en si le hizo sentirse vulnerable; sin embargo, la propuesta siguiente obro lo contrario. Permitio que su autoestima subiese como la espuma. Makinson le habia ofrecido trabajar en su campana, ella seria quien decidiria su salario y horario. De no haber estado en ese momento sobrevolando el Oceano Atlantico seguramente habria aceptado la sugerencia sin ningun tipo de reparo. Seria la venganza perfecta. Recordo las palabras de su abuela. En el fondo sabia que necesitaba unos dias para si misma, para recomponerse y volver al mundo como una mujer fuerte y dispuesta a mirar al frente, dejando atras las lamentaciones. Y asi se lo hizo saber a Makinson. Agradecio su interes, se despidio afectuosamente y colgo, con las ilusiones renovadas. Poner los pies en suelo ingles fue mejor de lo que esperaba. Llego a Londres, respondio algunos mensajes pendientes e importantes, otros directamente los borro, como los de algunos companeros que trabajaban en la campana electoral de Tom y decian estar preocupados por ella. Veinte minutos mas tarde tomo otro vuelo hasta el aeropuerto de Newquay. Durante el vuelo solicito un Uber y hojeo una revista del corazon que abandono a los pocos segundos, ya tenia suficiente con su vida como para interesarse en la de otros. Cerro los ojos y, antes de que pudiera darse cuenta, un dulce sueno la vencio. Una hora mas tarde aproximadamente, una pequena sacudida la hizo volver a la realidad: era una servicial azafata, que la aconsejaba abrocharse el cinturon para mayor seguridad. --Muchas gracias --dijo la azafata antes de alejarse--. Espero que el vuelo haya sido de su agrado. Tessa sonrio amablemente, a pesar de tener el cuello tenso. Estaba claro que no habia elegido una postura de lo mas recomendada para su pequena siesta. Nada mas aterrizar puso rumbo a la salida de forma precipitada. Estaba deseando llegar a la casa y darse un bano caliente para aliviar sus piernas cansadas y evitar que el incipiente dolor que comenzaba a fraguarse muy cerca de su sien fuese a mayores. Trato de no colisionar con otros pasajeros y sus maletas mientras notificaba al conductor la terminal y el numero de puerta por la que iba a salir. Cruzo la puerta y, nada mas hacerlo, entrecerro los ojos: un soplo de aire frio y humedo le dio la bienvenida. Las inclemencias del tiempo nunca le habian importado, pero habria agradecido unos calidos rayos de sol a su llegada. Se abrocho el abrigo e intento no echarse a temblar por el brusco cambio de temperatura. El coche solicitado ya la estaba esperando, con un unico destino: Tintagel. Unos dias en soledad era lo que necesitaba para purificar alma y mente. Atras quedarian Tom y un pasado del cual ya no queria saber nada. Pasar pagina se habia vuelto una necesidad.

  • A sus ordenes de Sophie Saint Rose

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    Azahara es teniente del ejercito del aire y lucha por conseguir su sueno. Y esta a punto de alcanzarlo cuando su Coronel se jubila, dando paso a un heroe de guerra con malas pulgas que la tiene entre ceja y ceja. El Coronel Parker le hace saber continuamente que es una desgracia para el ejercito y solo esta en su mano demostrarle que se equivoca y que ella siempre consigue lo que quiere. Y le quiere a el en su cama.

  • La gran fortuna de Olivia Manning

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    Una pareja inglesa de recien casados, Guy y Harriet Pringle, llega a Bucarest, la llamada Paris del Este, en el otono de 1939, apenas unas semanas despues de la invasion alemana de Polonia. Los habitantes de esta ciudad llena de contrastes, inmersa en la incertidumbre por la guerra y la inestabilidad politica, se aferran a una vibrante vida cotidiana mientras el caos se apodera de Rumania y del resto de Europa. Entretanto, Harriet empezara a conocer realmente a su marido, un extrovertido profesor universitario que se rodea de un animado circulo social, y tratara de encontrar su lugar dentro de ese peculiar elenco formado por estirados diplomaticos, damas acaudaladas, picaros seductores y arribistas.

  • La respuesta es amarnos siempre de Mahuer Arenas

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    Manuel tiene una vida simple y monotona hasta que la conoce.
    Alba es la locura personificada y sabe lo que quiere.
    Manuel intenta que Alba no se adentre en su corazon, pero le es imposible.
    Alba solo sabe que Manu es muy importante para ella.
    El esconde un secreto que le hace sentir verguenza y a ella solo le importa el. Lo que no saben es que estan mas conectados de lo que a simple vista parece.
    Entonces, se dan cuenta de que el destino existe y los quiere juntos.

  • El Sexo siempre es la Respuesta de Jorge Borges

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    Como Animales: Romance, Sexo y Erotica con el Licantropo Alfa

  • El perro que comia silencio de Isabel Mellado

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    Peces y espejos, colores esperando en los museos, celos, ombligos en fuga, amores oniricos, un masoquista que llora de oreja a oreja, son algunos de los ejes que conforman este libro desfachatado y tierno. Insolito y fragil. Como un concierto, El perro que comia silencio consta de tres movimientos: Mi primera muerte, La musica y el resto y Huesos. Escritos en un tono ludico e intenso, en estas paginas el lector transitara por una gran variedad de temas donde la musica es quiza la unica certeza. Sobre El perro que comia silencio se ha dicho: "Pocas veces se tiene el privilegio de encontrar un primer libro capaz de transmitirnos tanto asombro literario, tanto placer del lenguaje. Un banquete de talento, humor e ingenio melancolico", Andres Neuman; "Sin dejar de ser originales, en estos cuentos de Isabel Mellado resuena el eco del piano de Felisberto Hernandez y el tam-tam de las greguerias de Gomez de la Serna.

  • Mal de Ojo (Novelas del Tarot 1), Malala Macaroni de Malala Macaroni

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    Malala Macaroni es una asistente administrativo-contable desordenada y un poco disparatada que no tiene ninguna clase de talento aparte de suspirar por su jefe. Lleva una vida bucolica y normal hasta que un dia su madre desaparece. Malala decide emprender su busqueda y para eso se hace cargo del <>. El negocio, en este caso, es un antro en el que se tira el tarot y se adivina el futuro.
    Hacia alli se dirige ella tras reclutar a un elegante abogado -su jefe-, a un rudo policia y a un estremecedor capo narco, a los que de vez en cuando Malala visualiza en su cama. No es su culpa: los tres son tremendamente guapos.
    Pero la realidad es distinta: la joven esta a punto de reabrir el local a pesar de que eso la obliga a vestir como una bruja porque, ?que sacrificios no esta dispuesto uno a hacer por su madre? Y a todo esto, ?hay un limite? Por ejemplo, ?enfrentar a sicarios?, ?aguantar a una prima?

  • Locura de amor de Vanessa Lorrenz

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    Habia leido que la paciencia es una virtud, pero Harper estaba segura que ella no era virtuosa para nada. Su vida iba cuesta abajo y toda la culpa la tenia su amiga que la habia obligado a inscribirse en una aplicacion de citas en linea, ?encontraria el amor verdadero en esa aplicacion de citas? Descubre si es posible no perder el corazon cuando Harper no hace otra cosa que cometer locuras de amor.

  • Alli estaras de Dawn Brower

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    Carly Gallagher no comete errores. Hasta que un dia comete uno que provoca la muerte de alguien a quien queria. Buscaria consuelo en el hombre del que esta enamorada. . . Si el fuese libre para corresponder a su amor.La vida de Phillip Morrison da un giro de ciento ochenta grados en cuanto conoce a Carly. Todo lo que creia ser cierto resulta ser lo contrario. Aun tiene muchas cosas por decidir, pero algo esta muy claro: ama a Carly y tiene que encontrar la manera de que sea suya.El caos se apodera la vida de los dos y, justo cuando parece que podran estar juntos, el destino les presenta otros planes. . .

  • La Asesina en el Imperio de Sarah J. Maas

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    La asesina Celaena Sardothien parece tenerlo todo: un lugar propio, el amor del atractivo Sam y, sobre todo, su libertad. Pero Celaena no sera absolutamente libre hasta que se distancie definitivamente de su maestro Arobynn Hamel, asi que Sam y ella deciden cometer un ultimo asesinato que los liberara para siempre. Y asi es como Celaena aprende que tenerlo todo significa poder perderlo todo.

  • Quimera. Las edades barbaras de Malenka Ramos

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    Precuela de la exitosa trilogia de Malenka Ramos, Venganza.
    Un drama con tintes eroticos de la autora mas polemica del genero.

  • Dia de San Valentin de. 3 de Lisa Aidan

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    Ya los conoces, son ellos, los protagonistas de Loco por Becca, de Corazon de Repuesto y de Y ahora, ?que? la novela corta que esta incluida en el libro: Glups! Es Navidad
    Adentrate en las vidas de Becca, Allie, Alex y demas personajes. Conoce que sucedio despues de su historia, viviendo con ellos su primer dia de los enamorados en Dia de San Valentin de. 3
    ?Fueron felices despues de la novela?

  • La tragedia del girasol de Benito Olmo

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    Benito Olmo, el nuevo talento del genero negro y criminal, presenta una brutal aventura protagonizada por el irreverente inspector Manuel Bianquetti.

  • Los Boston en Londres (Damas poderosas 5) de Noa Pascual

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    Miranda Boston miraba en rededor, buscando a su hermano mayor, el mismo que la habia obligado a viajar a Inglaterra sin contar con sus deseos. No habia tenido a bien escuchar sus quejas cuando ella, en su ultima carta, le habia explicado con mucha educacion y paciencia, que su peticion, justo en ese momento, no era la mas acertada, ya que el senor Lonan Hill le habia pedido matrimonio... Bueno, no habia sido una peticion oficial exactamente, ni romantica, pero, literalmente, el habia dicho: <>. Suspiro, nostalgica, recordando ese momento. Deseaba tanto convertirse en la senora Hill... Por fin se sentiria parte de alguien, ya que desde que fallecio su padre, su mundo se habia desmoronado; ya no tenia una familia a su lado. No es que sus hermanos no hubiesen mirado por ella, pero la diferencia de edad entre ellos tan solo era de dos anos, mientras que con ella eran quince y trece, y eso la convertia en la nina molesta que siempre los perseguia y a la que no sabian como tratar. Echaba de menos aquella epoca en la que estaban todos juntos; eran pobres, pero estaban muy unidos. Si la fatalidad no hubiese entrado en su casa y unas fiebres no se hubiesen llevado a su madre al cielo, posiblemente habrian continuado siendo la familia feliz que fueron. Pero aquella tragedia los separo o, mejor dicho, los cambio, pues su padre se trastorno, y lo dejo todo para convertirse en un cazador de tesoros. El oro con el que sonaba desde hacia anos se metio en su cabeza como si fuese lo unico que importaba, ya no veia nada excepto la forma de encontrar el preciado metal, y por ello se marcho en su busca, !y vaya si lo encontro! Sonrio con carino al recordar a su padre. Ella lo habia admirado incluso antes de convertirse en el hombre al que todos adulaban, los mismos que durante anos lo habian perseguido para que pagase sus deudas, que no eran pocas, ya que se obstino en convertir a sus hijos en hombres de provecho. Deseaba el mejor futuro para ellos, y se dejo la piel y todo cuanto poseia para ofrecerles una educacion exquisita, pues nada menos que los hijos de un granjero se habian convertido en medico y notario. Cerro los ojos con pesar al recordar a su hermano mayor el dia que murio su madre; en esa misma fecha decidio abandonar todos sus conocimientos en medicina, pues de nada le habian servido para salvar la vida de la mujer que mas queria. Nego con la cabeza para ahuyentar aquellos tristes recuerdos. Debia ser positiva y estar contenta por poder abrazar de nuevo a Dereck; habian pasado cinco anos desde la ultima vez que se vieron y anhelaba aquel reencuentro. Sin poderlo evitar, solto una risita nerviosa. Estaba convencida de que su hermano mayor esperaba encontrarse con la ninita de trece anos que vio por ultima vez, con lagrimas en los ojos por tener que separarse de ellos, en la puerta del internado para senoritas mas afamado de Nueva York, donde la elite de la alta sociedad enviaba a sus hijas para convertirlas en las damas perfectas con las que cualquier hombre querria casarse. Ella no habia pensado nunca en el matrimonio; de hecho, la sola idea de tener que intimar con un hombre la hacia estremecer. ?Quien querria casarse despues de todo lo que las maestras les habian contado respecto a los salvajes anhelos de los hombres? Ella desde luego no queria. Ahora bien, cuando nueve meses atras salio del internado y llego a su casa, vacia y fria, cambio de opinion. A tenor del panico de dejarse poseer por un esposo, siempre seria mejor que soportar aquella soledad. Nunca le habia gustado estar sola y, al llegar a su casa, aquella soledad fue su unica compania; eso la hizo recapacitar con respecto al matrimonio. Y Lonan parecia haber leido sus pensamientos, pues a la semana de conocerse, en el despacho de la naviera familiar, el se ofrecio a llevarla a su casa y en la misma puerta comento: <>. Habian pasado tres meses desde esas palabras y el ultimo dia que se vieron, antes de partir ella a Inglaterra, el le beso la mano enguantada y se despidio con una frase muy esperanzadora: <>. Un par de ojos la estaban observando. ?Quien era aquella muchachita menuda de rostro angelical? Una pregunta que se hizo el marques de Frotell. No la habia visto con anterioridad, estaba seguro de ello, pues hubiese sido imposible olvidarse de aquella figura. Parecia tan moldeable, que se sintio irremediablemente atraido por ella; necesitaba comprobar si su cuerpo se amoldaria a la perfeccion entre sus brazos. Tan ensimismado estaba que sus pies se pusieron en movimiento sin ser consciente de ello. Camino hasta quedarse a tan solo un par de metros de esa mujer, que parecia tan absorta en sus pensamientos que apenas se habia percatado de su presencia. Y casi agradecio que no lo hiciera, pues asi podia comprobar con tranquilidad que la joven no era un sueno. Era real, tan real como que el empezaba a sentirse mareado. ?Que le ocurria? Estaba acariciando con su mirada aquel rostro, anhelando inclinarse y rozar con sus labios aquellas palidas mejillas, embriagarse de su olor y besar aquellas tupidas pestanas negras, tan oscuras como el cabello largo y rizado que la joven mostraba con descaro bajo el sombrerito que apenas llevaba anudado, con las cintas en libertad, balanceandose en el viento por la brisa que corria al estar cerca del mar. Penso que con ello advertiria si la joven seria capaz de bailar con tanta sensualidad entre sus brazos, escuchando los acordes de un vals. Pestaneo para comprobar si estaba bajo los efectos del brandi que habia ingerido minutos antes, pero no; esa muchachita era real, y aquellos ojos oscuros parecian guardar cientos de secretos. La risita timida que ella emitio lo hechizo por completo. ?Que hacia una damita en los muelles de Bristol? Una pregunta que estaba a punto de realizar cuando, justo delante de la joven, paro un carruaje con el emblema del conde de Stanton y Oxford. --Frotell, no me gusta repetir las cosas --se quejo el duque de Manfford. Benedick se giro lentamente; se habia olvidado por completo de su padre. Apenas habia prestado atencion a sus quejas, ya que de normal grunia por todo. En esta ocasion, su mente habia estado abstraida por la belleza de la joven morena, y, por desgracia, no habia podido averiguar siquiera su nombre. Si el carruaje pertenecia al conde de Stanton, era muy posible que se tratase de alguna de las primas del conde. No era ningun secreto que los St. John habian sido una familia tan prolifera que no existia comarca alguna en la que no habitase alguien con ese apellido. Claro que, dada la juventud de la chica, y el hecho de que el no la hubiese visto en ninguna fiesta de la temporada, significaba que la joven seguramente habia acudido a Londres para ser proximamente presentada en sociedad. Ademas, que luciese con tal descaro su larga melena suelta mostraba a todas luces que provenia de alguna comarca interior; era sin duda una senorita de campo, y, por lo tanto, habia llegado a Londres para debutar. Con ese pensamiento sonrio interiormente, pues el, como uno de los nobles mas solicitados por las madres de damas casaderas, era invitado a todos los eventos, y eso significaba que, antes o despues, sus caminos volverian a cruzarse. Miranda se sorprendio al ver ante ella a una mujer rubia muy alta. --Debes de ser la senorita Boston --saludo lady Stanton. Ella asintio con la cabeza. --Ah, es un placer tenerte en Inglaterra --comunico, amistosa--. Disculpa a tu hermano, un asunto urgente de ultima hora le ha impedido venir a recibirte. Miranda se mordio el labio inferior, incredula porque el la hubiese obligado a viajar hasta Inglaterra, posponiendo sus planes de boda, y no hubiese sido capaz de ir a recibirla. Al fijarse en la mujer que tenia delante acabo sonriendo. Puede que Dereck no estuviese alli, pero desde luego habia mantenido su promesa de permanecer en contacto, al contrario que Owen, del que no sabia nada desde hacia casi un ano. Y gracias a la correspondencia mensual que recibia, estaba al tanto de la amistad entre el y ciertas mujeres que lo habian ayudado a integrarse en la sociedad inglesa. --Tu debes de ser Abby. La mujer se rio con tanto encanto que Miranda rectifico de inmediato. Sin duda, Dereck habia sabido describir a la perfeccion a las gemelas Allende. La dulzura y encanto de la mujer que tenia delante la delataba. --No, no, eres Sophie --se corrigio con rapidez--. Segun tengo entendido, debo felicitarte por tu reciente union con el conde de Stanton y tu estado de buena esperanza. A Sophie le gusto que la joven la reconociese, decia mucho del senor Boston. Y tambien le agrado que la tuteara; al fin y al cabo, solo se llevaban tres anos. Un hombre moreno de ojos verdes y tan alto como su hermano Dereck se acerco hasta ellas. --Connor, querido, permiteme presentarte a la senorita Boston. El conde de Stanton y Oxford hizo una pequena reverencia como saludo, pero Miranda alargo el brazo y le tendio la mano. Connor miro a su esposa y los dos reprimieron las sonrisas; esa jovencita tenia mucho que aprender sobre protocolo ingles. Claro que, el era un caballero y jamas dejaria en evidencia a una dama, por lo que se la estrecho sin mostrar desacuerdo alguno. Sophie se percato de que junto a Miranda habia dos baules. --?Has venido sola? --indago, preocupada. Miranda parpadeo. --No. Ademas de unos cuantos marineros --explico con tranquilidad--, tambien viajaba el capitan y... -- comunico como si fuese la respuesta mas normal--, por supuesto, Wyatt Mendoza. Sophie miro a Connor; los dos se quedaron atonitos con aquella aclaracion. --Wyatt Mendoza --repitio el conde, invitando a la joven a explicarse mejor. --?Acaso mi hermano no os ha hablado de Wyatt? Sophie nego con la cabeza. Miranda torcio el labio; no era posible que su hermano nunca hubiese mencionado a su mejor amigo. Habian sido inseparables. Mas que eso, Mendoza pertenecia a la familia; incluso a ella le costo asimilar que Wyatt era un vecino y no un hermano mas. --Es el mejor amigo de mi hermano, su contable y su hombre de confianza --informo, un tanto molesta por que nadie supiese de la existencia de Wyatt, cuando, por el contrario, Mendoza y ella conocian a las gemelas y a todas las amistades que Dereck habia contraido en Inglaterra. Como si lo hubiesen invocado, el hombre de largo cabello castano oscuro, ojos como las avellanas y menton cuadrado, aparecio justo delante de ellos. Su porte esbelto y fornido mostraba que, bajo ese traje de buena calidad, habia un hombre salvaje capaz de matar con un punetazo a cualquier entrometido. --Ya esta todo dispuesto --comunico a Miranda. Al ver a dos desconocidos alli, los miro interrogativo. --Soy el conde de Stanton y Oxford --se presento Connor--. Hemos venido a recibir a la senorita Boston. Wyatt miro de soslayo a Miranda; sabia que estaria algo decepcionada por no haber sido recibida por su hermano mayor, al que adoraba e idolatraba. --Wyatt Mendoza --dijo, extendiendo la mano para saludar al conde. Tras las presentaciones pertinentes, los cuatro montaron en el carruaje de los condes. Wyatt permanecio callado, sin comprender todavia que habia podido ser tan importante como para que Dereck no hubiese ido a recibir a su hermana pequena, a la que llevaba cinco anos sin ver. No era propio de Boston ser tan desapegado. Menos, cuando nada mas enviarle la nota en la que le comunicaba que Lonan Hill, el afamado mujeriego y cazafortunas, habia puesto sus miras en Miranda, el respondio de inmediato que no se despegara de su hermana, y que impidiera a toda costa que ese truhan se quedase a solas con ella, pues, conociendo a Hill, haria lo posible por mancillarla para obtener la dote de Miranda. Y, ademas, lo habia dispuesto todo para zarpar de inmediato a Inglaterra, con tal de impedir que su hermana se embarcara en algun preparativo ceremonial. Miranda observaba. Era una cualidad que poseia desde pequena, siempre observadora y atenta a todo cuanto se producia a su alrededor. Observo las sonrisas de los condes. Habia algo especial en ellas, como si estuviesen manteniendo un lenguaje secreto... Agrando los ojos al percatarse de que el conde, de manera disimulada, estaba acariciando con su dedo menique el contorno de la cintura de su esposa. Trago con dificultad; eso era un gesto inapropiado y escandaloso. A ella le habian ensenado que cualquier tocamiento en publico era una muestra de pecado. Ademas, era el preambulo y el anuncio de que un hombre deseaba mas. Se le acelero la respiracion. Aunque, observo detenidamente a la condesa, y no parecia estar incomoda, sino mas bien lo contrario. Eso la perturbo. Giro la cabeza para apartar aquella imagen y penso que, si lady Stanton se habia acostumbrado a los instintos primarios de su esposo, quiza ella acabaria acostumbrandose tambien en el futuro. Ese pensamiento la hizo sonreir y recordar que, en cuanto llegase a casa, se mantendria ocupada con los preparativos para su boda. No volveria a estar sola nunca mas. Sophie desvio la mirada hacia Miranda y tambien sonrio. Se la veia tan joven y tan bonita que Boston seguramente querria ocultarla, ya que sin duda le iban a salir muchos pretendientes. Tuvo que reprimir una carcajada, pues tambien Beatrice iba a tener una ardua tarea, ya que el senor Boston la habia convencido para que instruyese a su hermana en las lindes protocolarias. Y para ser sinceros, algo le decia que, con Miranda, ese camino no iba a ser de rosas, ya que la joven mostraba una naturaleza independiente. Solo verla corroboraba su pensamiento, pues habia viajado sin carabina, sin doncella personal y sin temor a nada. !Iba a ser muy divertido ver lidiar a Boston con su hermana! Cap i tulo 2 Benedick llevaba la mitad del trayecto sin prestar atencion a las quejas de su padre. No podia apartarse la imagen de aquella muchacha. Y eso era lo que le tenia abstraido, mas que nada porque no habia sentido una atraccion pasional. Ni siquiera penso en ella en terminos eroticos, como tampoco fue su belleza lo que lo cautivo y hechizo. No, no habia sentido ese tipo de atraccion; era una mas temerosa, salvaje y preocupante. Al verla alli sola y desamparada ante la mirada y pensamiento pervertido de cualquier desalmado que pudiese vagar por los muelles, deseo protegerla. Trago con dificultad. ?Quien querria proteger a una persona que no conocia? El. Asi de rotunda y contundente era la respuesta. --Tienen el castigo que se merecen --sentencio el duque. Esa frase tan concluyente lo saco de su ensonacion. --?Perdon? El duque lo miro, desafiante; no le gustaba repetir las cosas y su hijo estaba acabando con su paciencia ese dia. --El vizconde Armony y toda su familia han sido castigados como se merecian --anuncio, triunfal--. Han perdido el titulo y todo cuanto poseian. --Querra decir que usted los ha despojado de todo ello. El duque apreto la mandibula; su hijo era un desagradecido. --Si te hubieses comportado como el hombre que yo pense que habia criado, en vez de comportarte con tanta benevolencia, esa hija descarriada de Armony ahora seria tu esposa y nuestro apellido no se habria visto ridiculizado --le reprocho, recordandole que lo habia avergonzado ante toda la sociedad. --Estaba enamorada de Sunsett --replico, aludiendo al vizconde con el que habian pillado a la joven besandose entre unos arbustos el mismo dia en que el habia anunciado su compromiso con ella--. El escandalo habria sido mayor de haberme casado --se justifico. --Una aristocrata no tiene derecho a enamorarse --sentencio, con su tipica arrogancia--. Su mision es aceptar al candidato que llegue a un acuerdo con su padre --expuso, como si su palabra fuese ley--. Y eso hara tu hermana, porque asi es como se comporta la hija de un duque y asi es como durante siglos hemos impedido que sangre de indeseables se mezclase con la nuestra. --Jezabel es hija de un vizconde --defendio a la muchacha sin saber por que, pues, al fin y al cabo, lo habia ridiculizado--. Y Sunsett tambien es un noble. --!Y tu la verguenza de esta familia! --escupio las palabras sin piedad--. Todos tus ancestros deben de estar revolviendose en sus tumbas al comprobar que, en lugar de comportarte como el futuro heredero del ducado de Manfford, eres un petimetre. Las palabras fueron hirientes, pero Benedick las recibio con elegancia, pues no respondio. --Menos mal que sigo al mando de este ducado y he sabido castigar a los culpables de este escandalo --adujo--. Procura a partir de ahora no volver a avergonzarme --amenazo--. Mi permisividad contigo ha llegado al limite; a partir de hoy sere yo quien se encargue de encontrarte una esposa acorde a tu condicion social. Has demostrado que no eres capaz de elegir a una futura duquesa. Benedick habia soportado muchas humillaciones por parte de su padre, tantas que era imposible recordarlas todas. Sin embargo, esta seria la ultima; no estaba dispuesto a someterse mas. --La eleccion de mi esposa la decidire yo --proclamo, autoritario. El duque se sorprendio; su hijo no se habia mostrado tan firme desde... No, no se habia mostrado asi nunca, por lo que le concedio una ultima oportunidad. --Mas vale que me demuestres que eres digno hijo mio o te desheredare. Benedick no respondio. --Recuerda bien mis palabras, Frotell --mas que un consejo, fue una orden--. Hoy en dia quedan muy pocas mujeres aptas para ostentar a ser de duquesa --menosprecio a la mayoria de mujeres que quedaban solteras--. Por el contrario, existen muchas otras, que se dividen en dos grupos: las cazafortunas y las que cazan titulos. Esas son las peores de todas. Benedick no pudo rebatir, pues Jezabel habia demostrado que era una de las cazafortunas, a pesar de ser hija de un vizconde. Lo habia enganado como al mas estupido de los mortales. No es que el esperase un matrimonio por amor; su padre ya se habia encargado durante veintiseis anos de recordarle que un marques no podia encapricharse de una mujer, el amor no formaba parte de sus vidas. Aun asi, habia albergado la esperanza de casarse con una mujer con la que fraguar cierto grado de amistad, ya que el se habia criado con unos padres que apenas se dirigian la palabra. Su relacion se habia basado en la apariencia; delante de la sociedad se mostraban perfectos, cuando en realidad se detestaban el uno al otro. Y bien lo sabian Victoria y el, pues nunca escucharon ni vieron entre aquel matrimonio una conversacion carinosa o amigable. El poco trato que mantenian por obligacion acababa siempre en discusion, falta de respeto y reproches.

  • Un truhan encantador de Sandra Bree

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    Una maravillosa historia de amor llena de intrigas, dificultades, pasion y, sobre todo, amor.

  • Demasiadas mentiras de Clara Ann Simons

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    --Le has cogido mania a esa pobre chica--me recrimina Olga poniendo los ojos en blanco mientras me quejo de mi companera de piso. Dejando escapar un fuerte soplido, desvio la mirada para no tener que aguantar otra vez las mismas tonterias de mi mejor amiga. Es una conversacion que hemos mantenido en diversas ocasiones durante las ultimas tres semanas, y que me temo que se repetira en el futuro. Tampoco es que yo pueda hacer mucho para solucionarlo. Yo sola no me puedo permitir pagar la renta del piso en la zona de Siete Palmas en el que vivo. Si bien es un apartamento pequenito, de dos habitaciones y un minusculo salon, los alquileres por esta zona de Las Palmas de Gran Canaria son prohibitivos, al menos para mi y echaria demasiado de menos la terraza que tenemos. "Estudia tecnologia naval", me decian mis padres. Joder, con lo mal que se me daban a mi las matematicas y la fisica, no entiendo como me terminaron convenciendo para estudiar un grado en ingenieria, y mucho menos en tecnologia naval. En la facultad, los profesores repetian como un mantra que habia muchos astilleros en Espana, que no nos faltaria trabajo, que saldriamos colocados antes de terminar la carrera. Ojala haberme graduado en la epoca de los grandes barcos, en los anos en los que en Espana se fabricaban buques como estadios de futbol y todos los astilleros tenian carga de trabajo. Los pocos veteranos que quedan aun recuerdan esos anos con nostalgia y luego, algo llamado Tax Lease dejo de funcionar. Parece ser que la Union Europea decidio que el sistema que se utilizaba en Espana para financiar los barcos era ilegal, y en un lejano 2013, todo empezo a irse a la mierda. Sin ese sistema de financiacion, los buques salian mas caros y casi todos acabaron construyendose en otros paises. Mi gozo en un pozo, porque, a dia de hoy, muchos de los grandes astilleros del pais han cerrado y el numero de barcos en fabricacion no es ni la sombra de lo que un dia fue. Asi que, aqui estoy, con mi flamante titulo de grado en tecnologia naval recien sacado y trabajando en algo que no tiene nada que ver, a la espera de encontrar algun empleo en lo mio. Supongo que como tantos otros jovenes espanoles de mi edad. No es nada facil tener un trabajo estable antes de cumplir los treinta y muchos de mis companeros han tenido que buscar trabajo en otros paises. Y ahi es donde entra Claudia, mi companera de piso. Claudia, que terminara volviendome loca con el desfile de parejas esporadicas que ha montado en mi piso. Joder, es que esa chica cambia de pareja mas que de ropa. No comprendo como lo hace porque es bastante normalita. A ver, reconozco que la chica no esta mal, pero tampoco se puede decir que sea un bellezon. Aunque quiza es que yo no entiendo de mujeres, porque esta claro que para todas las que pasan por su cama debe de estar muy buena. --Ademas, las dos sois surferas, ?no? Ya teneis algo en comun, podeis ir algun dia a hacer surf juntas--insiste Olga, incapaz de dejar el tema. --Te juro que no puedo con ella, Olga--me quejo llevandome las manos a la cabeza--si pudiese pagarme el piso yo sola ya estaba fuera desde hace tiempo. --Aparte de ser una rompecorazones, ?tienes algo mas en su contra? Porque la tienes super cruzada y cada semana que pasa va a peor--inquiere Olga elevando las cejas. --Joder, ?te parece poco? La muy cabrona se lleva a una tia nueva a la cama cada fin de semana y, por si no lo sabes, eso no es como el sexo con un hombre, que se corre y ya se acaba. Las muy guarras se pueden pasar horas dale que te pego y yo lo tengo que escuchar todo desde la habitacion de al lado--gruno enfadada, abriendo las manos. --Pues vaya suerte que tienen. Te insisto, Marta, ademas de eso, ?tienes algo mas contra ella?--inquiere Olga--. ?Por semana esta tranquila, al menos? --Si, por semana es muy tranquila. Suele ir a la biblioteca a estudiar, por lo visto saca matriculas y todo. Es limpia y cocina muy bien. Incluso ha pagado tres meses de renta por adelantado. Son los fines de semana los que la vuelven loca, bueno y que tiene las hormonas disparadas--me lamento con un nuevo soplido. --?No sera que le tienes envidia?--bromea Olga ladeando la cabeza. --?Envidia? ?De esa guarra? Ni de cona, ?por que iba a tenerle envidia? Lo dificil es tener una pareja formal con la que estes bien, y yo estoy muy bien con mi novio. Encontrar gente para irte a la cama es muy sencillo siempre que no te preocupe coger alguna enfermedad, y esta claro que a Claudia no le preocupa--me defiendo, negando con la cabeza antes de tomar un nuevo trago de mi cerveza. --?Estas bien con Andres? --Joder, !claro que estoy bien con el! Llevamos seis anos, ?como no iba a estar bien? Hemos hablado un monton de veces sobre irnos a vivir juntos y... --?Y por que no lo haceis?--interrumpe Olga--. Si tu novio se muda a vivir a tu piso no necesitas a Claudia. No sera por dinero porque le va muy bien en el despacho de abogados, ?no?--!Claro que le va bien!--me apresuro a contestar--es posible que le asciendan a socio muy pronto. Seria el socio mas joven del despacho. --Pues entonces no entiendo lo que ocurre, Marta, te lo digo en serio. Llevais saliendo seis anos, segun tu, os va de maravilla, los dos teneis trabajo. Vale que el tuyo sea algo temporal, pero compensa con el suyo que es excelente, por lo que cuentas. Lo logico seria estar ya viviendo juntos. Pero bueno, quedamos en que no iba a opinar mas sobre eso, vosotros sabreis--se disculpa Olga al ver que empiezo a ponerme muy tensa. Mierda, y es que encima tiene toda la razon. Todo lo que me ha dicho es cierto y lo hemos hablado en tantas ocasiones que ya ni las puedo contar. Andres siempre me contesta con buenas palabras, pero nunca encuentra el momento adecuado para mudarse conmigo. Lo logico seria estar ya viviendo juntos, no tengo por que aguantar a Claudia pudiendo vivir con mi novio. !Que complicadas son las relaciones, joder! Por supuesto, no lo admitire. Ni delante de Olga, ni de ninguna de mis amigas. Ni ahora ni nunca. Andres es el tipico tio con el que todas ellas suenan. Guapo, de buena familia, con un buen trabajo y gran futuro. Viste ropa de marca y conduce un coche caro. Solamente le falta decidirse de una vez a venir a vivir conmigo. No lo entiendo, de verdad que no consigo hacerlo, y ultimamente me empieza a causar demasiada ansiedad. De manana no puede pasar. Debo ponerme seria y hablar con Andres de nuestra situacion. Esto no me parece logico, me muero de ganas de vivir junto a el, de empezar nuestra vida en comun y, de paso, deshacerme de Claudia y de sus ligues de fin de semana o lo que sean para ella. Capitulo 2 MARTA Joder, !que mierda de noche me ha dado la tipa esta! Es que parece que no se cansa nunca. Me tiene desesperada. No he podido pegar ojo. La golfa que ha traido ayer por la noche gritaba como si le estuviesen clavando un cuchillo y me daba igual poner los cascos para dormir que no ponerlos. Estoy convencida de que lo hace solo por joderme, porque sabe que me molesta. Es imposible que nadie dure tanto en el sexo o que sea tan buena como para hacer gritar de ese modo a su companera. Es una zorra, asi de claro. Una zorra y una guarra. Hoy mismo voy a hablar con ella y, si no esta dispuesta a comportarse como es debido, ya se puede ir buscando otra casa, porque me tiene hasta los ovarios. Tampoco pido que no traiga nunca a nadie a la casa; supongo que la chica tendra sus necesidades como todo el mundo, pero lo suyo ya no me parece algo normal. Con la cabeza a punto de estallar, busco la caja de ibuprofeno que guardo en la mesita de noche para este tipo de ocasiones y me dirijo a la ducha. En la habitacion de Claudia no se oye ni una mosca, supongo que estaran las dos agotadas de tanto follar y no se despertaran hasta pasada la hora de comer. Mierda, de hoy no pasa, hoy hablo con ella y con Andres. Me voy a poner muy seria con los dos. Porque lo de Andres me esta llevando por la calle de la amargura. Llevamos saliendo seis anos, y siempre consigue encontrar una forma de darme largas para no mudarse a vivir conmigo. Mientras me quito el pijama, observo mi cuerpo desnudo en el espejo y, sin querer, lo comparo con el de Claudia. Bueno, tampoco es que la haya visto desnuda, pero si un monton de veces en ropa interior, porque tiene la costumbre de ir en bragas por la casa. Tampoco me parece una gran maravilla. La chica esta bien, pero no es la tipica tia que te hace girar la cabeza al cruzarte con ella por la calle. Y tiene las tetas muy pequenas. No entiendo por que liga tanto la muy cabrona. Joder, y Andres lleva tres semanas sin acostarse conmigo. Cono, a veces pienso que o esta con otra o no tiene deseo sexual, porque no se como aguanta, que tiene treinta anos. Y entre que yo no tengo sexo y que mi companera de piso tiene demasiado, a mi me van a volver loca entre los dos. Abro el grifo de la ducha al maximo para que las gotas caigan con fuerza sobre mi espalda, giro la nuca con pereza y dejo que el ibuprofeno haga su labor para que desaparezca el jodido dolor de cabeza que me esta matando. Tratando de borrar de la cabeza mis pensamientos, me estiro como un gato, dejando que vaya pasando el tiempo hasta que empiezo a sentirme mejor. Envuelta solamente en un albornoz, me dirijo a la cocina dispuesta a ponerme muy seria con Claudia, cuando el olor a cafe recien hecho y algo preparandose a la plancha llama de inmediato mi atencion. --Te he preparado el desayuno--anuncia Claudia cuando me ve entrar por la puerta. Me quedo parada unos instantes sin saber muy bien que decir. Estaba dispuesta a cantarle las cuarenta, pero las dos tostadas con mermelada de fresa que me ha preparado y el cafe recien hecho me dejan temporalmente sin argumentos. --?Ya se ha marchado tu amiguita o sigue durmiendo?--pregunto arqueando las cejas. --Se ha marchado, tenia prisa. No te hemos despertado por la noche, ?no? Es que es un poco escandalosa--explica como si fuese la cosa mas natural del mundo. --Apenas me he dado cuenta--miento, aunque lo que de verdad me apetece decirle es que no solo me ha despertado a mi, sino supongo que tambien a todo el edificio. Menos mal que suele cambiar de pareja, porque nos terminarian echando del apartamento. Mientras doy buena cuenta del desayuno, Claudia termina de lavar los platos. Eso es algo que voy a echar de menos cuando Andres se mude a vivir conmigo. Esta chica no tiene problemas para lavar los platos, cocinar para ambas, o incluso planchar la ropa, con la pereza que me da a mi lo de planchar. Suerte que con el dinero que gana mi chico podremos permitirnos a alguien que lo haga por nosotros. --?Hoy no tienes que ir a la facultad?--pregunto extranada de que siga aqui. --Nos cancelaron la primera clase, el profesor tenia no se que reunion con una universidad de Mexico para un programa de movilidad, pero salgo ahora--responde dedicandome una sonrisa antes de dirigirse a su dormitorio a cambiarse. El detalle del desayuno me ha suavizado un poco. Quiza, lo mejor sea no tener un enfrentamiento directo con ella y, en cuanto convenza a mi novio para que se venga a vivir conmigo, explicarle que debe dejar el piso en un par de semanas porque necesitamos nuestro espacio. Creo que eso sera lo mas conveniente, asi evito discusiones innecesarias. Claudia parece buena chica, es solo que tiene las hormonas disparadas o quiza que las lesbianas tienen mas sexo, no lo se.

  • Mi amor en vano de Soledad Puertolas

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    Esteban, un joven que sobrevive a un accidente de trafico, debe plantearse la vida de una forma nueva. Tendra que vivir desde el combate contra el dolor y desde la limitacion, por lo que se desvincula de su vida anterior, de su familia y de sus amigos, y se va a vivir solo a un barrio distinto. En el nuevo contexto, el Centro de Rehabilitacion al que acude diariamente sera el principal referente. Entre sus nuevos vecinos, una familia compuesta por Dayana, una mujer madura que ha sido actriz, cantante y modelo de artistas, Eugenio, su marido, alcoholico y periodista deportivo, y su hija Violeta, que se dedica a hacer arreglos de ropa y collares, va acercandose mas y mas a el.