• cristo alcala - Cristo Alcala

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    El carrusel gira. De pie y frente a el, lo observo maravillada. Miro a mi alrededor algo confusa. Porque no se, si es de dia o de noche. Pero el carrusel brilla con sus luces encendidas, por los pequenos focos que en hilera y uno al lado del otro, lo forman y rodean como si fuera esto ultimo. Decorando y sobre el, los caballitos en madera que solo de eso se componen y suben como bajan, desde su eje multicolor y al compas de la musica. Melodia que me recuerda a la cajita de joyas que tenia mi abuelita. Y cual, abriendo esta. Su cancion brotaba de forma suave y pausada mientras una pequena bailarina clasica giraba sobre ella. El carrusel es dorado con sus disenos alegres e infantiles. ?O de oro? Y sobre el medio de este, mientras rota de forma alegre. Un gran arbol de frutos. Un manzano. Muy dentro mio, presiento a verlo visto alguna vez. No lo se. Creo. Pero su grueso tronco con sus ramas y frutos rojos, me es familiar. Aliso mi vestido blanco que llevo puesto para luego con mis manitos entrelazadas por delante dar unos pasos hacia el carrusel, algo timida. Porque es hermoso y te invita a jugar con el. Te llena de paz… Extiendo mi brazo para montarlo, pero en ese momento un llanto llama mi atencion. Crei que estaba sola. Pero, no. Hay un nino y solo un poco mayor que yo. Que en un rincon sentado en el suelo, rodillas desnudas y contra su pecho abrazado a si mismo; llora. Aunque su rostro lo tiene oculto contra el, puedo sentir su dolor y sus lagrimas. Mucho. Como si fueran mios… No lleva ropa, mas que unos pantalones cortos del color de mi vestido. ?Sus lagrimas de dolor, sera por frio? --?Por que lloras, nino? --Pregunto de forma dulce, acercandome e inclinada a el. No me contesta como tampoco eleva su rostro para mirarme. Pero al sentir mi voz, deja de hacerlo. Y un rubor sube a mis mejillas, al sentir su rechazo y juego con un pie en el suelo a la espera. Pero, solo silencio. La melodia del carrusel me llama y me volteo a el sonriendo, mientras me saco el abrigo que me cubre tambien de tono blanco y se lo apoyo sobre sus hombros desnudos. El contacto suave. Calido. Y contra el frio por su textura. Lo hace estremecer y con asombro levanta su barbilla para mirarme, pero sin moverse de su postura. Y para sorpresa mia. Sus ojos son del mismo color de su pelo, algo largo como desordenado. Un plata ceniciento. Hermosos. --Gracias… --Murmura calido. Y extiendo mi mano hacia el. --Ven. --Digo y sin dudar, acepta. Y siento que las luces del carrusel brillan mas fuerte, al entrelazar nuestras manos. Su lindo rostro infantil, hace una mueca curiosa. --?A donde? --Pregunta, incorporandose y sin sacarse mi abrigo sobre sus hombros, mientras se deja llevar por mi y limpia sus lagrimas con el dorso de su otra mano. Le sonrio y senalo el carrusel. --!A montarnos! --Exclamo alegre y por notar que su llanto fueron reemplazado por una timida sonrisa--. Me llamo Sandra… --Me presento. --Septiembre… --Repite, el mes que nos encontramos. Rio con ganas y negando. --No, Septiembre… --Miro a sus ojos plata. --…Sandra… Ahora, el niega. --Para mi, Septiembre… --Dice dulce y timido. Pero decidido. Y mi carcajada infantil, se siente. --Esta bien… --Le murmuro sin soltar su mano--… Septiembre, entonces… --Acepto su forma de llamarme. Y algo golpea mi pecho al decirlo, por sentir mi nuevo sobrenombre en voz alta por mi. Y lo confirma su sonrisa de satisfaccion. Notando. Que esa presion en mi pecho. Es como un sello. Y su mirada sonriente. ?Al igual que el arbol frutal, familiar? Sacudo mi cabeza, porque no puede ser. Somos ninos y lo acabo de conocer. --?Cual es el tuyo? --Pregunto, caminando con el a mi lado. Siendo por la poca edad que parece llevarme, mucho mas alto que yo. Sus pies descalzos se detienen y se cubre mas con mi abrigo, borrando esa linda sonrisa que dibujaban sus labios. --Por eso lloraba… --Susurra triste. --…no recuerdo nada… Oh. Y mi abrazo de consuelo repentino, lo estremece. Porque lo necesita. Senti, la necesidad de hacerlo. --No importa… --Digo apartandome de el y tirando mi rubio pelo hacia atras, pero sin soltar su mano. --…voy ayudarte a que lo descubras… - Le digo convencida. Y sus ojos claros de color casi blanco y ceniciento como su pelo, se abren y un rubor en sus mejillas se iluminan, pese a su palidez. --Septiembre… --Solo repite ese sobrenombre que me puso, sorprendido ante ese contacto, mirandome a mi, para luego mis bracitos envueltos sobre el. Entre feliz. Asustado. ?Y agradecido? Pero no le doy tiempo a ninguna emocion, porque no deseo volver a verlo triste. Yo no quiero, verlo nunca mas asi. Y lo jalo, sonriendo con la musica invadiendo el lugar con nuestras risas y con ella, disfrutando sobre los caballitos multicolor de madera al montarnos al carrusel. Me giro del mio sobre mi hombro y riendo, para ver al nino de cabellos y ojos color plata detras mio sobre otro. El tambien, rie. Mucho. Ambos lo hacemos felices al ritmo bajando y subiendo de ellos. No se, si esto es un sueno o no. Elevo mi mirada al techo multicolor y con su dorado luminoso del carrusel, sobre nuestras risas de felicidad. Y le ruego. En realidad al cielo, sobre el. A Dios. Que yo, quiero. Le pido con mi alma. Que no lo sea. Y bajo mi pedido, por ese ruego. Y ambos nos miramos asombrados por eso. Que el carrusel con sus luces. Y cientos de plumas blancas, caen como si fueran delicados copos de nieve en suspension, bajando por su delicada suavidad. Brilla, mucho mas… Capitulo 1 El par de hielo, flota en miBourbonen un clasico vaso de whisky y con pequenas gotas de miel. Intenso y con cierto dejo dulce, pero sin quitarle su origen escoces como antonomasia de toda la vida de una unica cebada malteada y pura, sintiendo su choque y sostenido este, por mis dedos acoplandose al sonido del agua por estar sentado fuera de un pintoresco bar y a pocos metros de la costa, que por el movimiento con su suave oleaje chocando con ella, como gran y paradisiaco lugar turistico como veraniego que es. Que por su hora y sobre el ocaso. Como un pendulo en su color fuego en tonos naranjas, dorados y ocres, se oculta sobre el horizonte maritimo. Haciendo que pierda mi mirada plata, detras de mis lentes de sol que llevo puesto al paisaje nautico y playero, como gente disfrutando de este e interrumpa mi lectura del libro que sostengo en mi otra mano y apoyandolo, en una pierna cruzada sobre la otra con cierta postura como aire elegante y mi por demas, fino traje en tres piezas que llevo puesto en su negro oscuridad y de corte sastre europeo conforme a la temporada. Pero, muy acorde pese al lugar. No lo mal interpreten, por favor. Dejenme explicarles. Pese a estar en un sitio llamenlo playero. Vacacional. O de descanso y asueto, que por su clima tropical como paisajes y plazas, conformadas por prestigiosas cadenas hoteleras que superan las cuatro estrellas sin titubear. Y donde es eleccion, tanto de familias para distenderse de sus obligaciones rutinarias o puede laboral como social y hasta de ejercitos juveniles con sus hormonas a flor de piel en sus periodos de descanso para venir. Sonrio. Para disfrutar del dia a dia con sus playas y mujeres a la orden de estas, en sus sugerentes bikinis o del abuso excesivo que la noche con sus fiestas y juergas. Que otorgan. Sonrio mas. Y te llevan. A la tentacion. Puedo vestir armonico al lugar en que me encuentro, que bajo su musica calma como tranquila que rodea y envuelve el recinto a la ocasion incitando e invitando a ello. A la elegancia. Por ello, no se confundan damas. Ya que, puedo. Si notan mi presencia. ?Como, les explico? Suspiro dando un pequeno sorbo a mi etilica bebida, para luego apoyar mi brazo en la mesa que estoy y mi barbilla en mi puno de forma tranquila, pero sin perder mi postura refinada en la silla mientras pienso. Y mi media sonrisa vuelve, ante el ciento de sinonimos que me han puesto a lo largo de los tiempos, pero eligiendo uno de mis favoritos. Ser un camaleon. Si, como leyeron. Uno de muchos y que varias veces he sentido que me nombran asi. ?Por que, dicen? Simple. Porque, tengo la asombrosa facultad de cambiar. En el nombrado animal, su color. En mi. De acuerdo a las circunstancias que amerite. Su lengua es rapida. Sonrio mas, sobre otro trago a mi whisky. La mia, tambien. Sus ojos por esa gran capacidad de vision, fascinan y desconciertan. Mientras los mios y en su color unico. Mezcla de agua y el tono plata, al igual que el color natural de mi pelo, cual siempre llevo a medio recoger por su cierto largo. Confunden.

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  • Dios del Sexo de Jorge Borges

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    James Vilch era un Dios.
    Dios de los negocios.
    Dios de la gran pantalla.
    Dios en la cama.

  • El camino hacia ti (Creek Canyon 1) de Catherine Bybee

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    Parker se miro al espejo, cerro un ojo y trazo una linea perfecta sobre el borde del parpado para darse un aire felino de ojos rasgados. Se seco el delineador liquido dandose aire con la mano antes de abrir el ojo por completo. Dio un paso hacia atras y movio la cabeza de un lado a otro para comprobar su pericia con el maquillaje. Su companera de piso, Suzzie, estaba a su lado, compitiendo por el espacio en el bano minusculo de su apartamento. --Ojala no tuvieras que trabajar esta noche; Marcus me ha dicho que la fiesta va a ser apoteosica: el momento mas memorable del verano. Era finales de agosto y ya habian completado la primera semana de clases del primer semestre. A sus veinticuatro anos, Parker habia pasado mas tiempo con gente como Marcus haciendo fogatas en la playa que en las clases, y sus padres se habian puesto firmes. Tenia un ano para terminar la carrera y conseguir un titulo universitario, dos objetivos perfectamente asequibles si pasaba de las puestas de sol rodeada de botellas de tequila y se mataba a estudiar. Solo trabajaba los sabados y los domingos, y como los fines de semana era cuando recibia las mejores propinas, eso era lo que iba a hacer. --Ya va siendo hora de que madures un poco, Parker. Tu padre y yo hemos tenido mucha paciencia contigo, pero ya se nos ha agotado. --Su madre y su padre estaban sentados frente a ella, al otro lado de la mesa del comedor, haciendo que se sintiera como el objeto de una intervencion. Sus padres tenian cincuenta y pocos anos y eran personas de mentalidad abierta --. Cuando dijiste que te tomarias un par de anos para decidir que hacer, nos parecio bien. Cuando empezaste la universidad a los veinte, estuvimos encantados de ayudarte y hacerlo posible, pero es que han pasado ya cuatro anos y vemos que no te lo estas tomando en serio. --Eso es porque todavia no se lo que quiero hacer --les habia dicho. Su padre sonrio y le dio una palmadita en la mano desde el otro extremo de la mesa. --Ya nos dimos cuenta de eso cuando cambiaste de especialidad por tercera vez. Tambien sabemos que en la Universidad Estatal de San Diego se hacen muchas fiestas, y nosotros tambien fuimos jovenes... Le dieron ganas de responder que muchos universitarios cambiaban de especialidad, y que ella no salia de fiesta tanto como ellos insinuaban, pero se callo. Su madre solto un prolongado suspiro de sufrimiento y la miro directamente a los ojos. --A Mallory la han aceptado en cuatro universidades, y la verdad es que no podemos permitirnos pagaros mas de un ano de la carrera a las dos al mismo tiempo. Pensabamos que, para cuando ella empezara el primer curso, tu ya habrias acabado, y a Austin solo le quedan tres anos para terminar el instituto e ir a la universidad el tambien. Y ya sabes cuanto dinero tuvimos que gastar el ano pasado, antes de que muriera Nana... Su abuela habia vivido con ellos en la casa de invitados antes de sufrir un derrame cerebral y de que atenderla se convirtiera en una carga demasiado pesada para su madre. La residencia y los cuidados que habia necesitado a partir de entonces no habian sido baratos, precisamente. Parker miro a su alrededor, a la casa familiar, un amplio rancho que se extendia unas dos hectareas en una zona residencial de clase alta en el valle de Santa Clarita. Era lo mas parecido a vivir en el campo que se podia conseguir estando a menos de cuarenta minutos en coche de Los Angeles. Se habia criado rodeada de todo cuanto necesitaba y de muchas de las cosas que queria, pero eso no significaba que sus padres nadasen en la abundancia. Cuando eran pequenos, su padre siempre les decia a gritos a ella y a sus hermanos que apagaran las luces, y no les dejaban desperdiciar la comida cuando habia sobras. Al final, Parker opto por no llevarles la contraria. Sus padres tenian razon: ya iba siendo hora de que se comportara como una mujer adulta, y eso empezaba por terminar la universidad y conseguir un trabajo de verdad. Parker retiro la funda del pintalabios y se lo puso dandose tres toques suaves. --Dile a Marcus que, si salgo pronto, me pasare por alli un rato. Se deslizo por detras de Suzzie y salio del bano. Despues de coger su delantal y una goma para el pelo, se guardo el movil en el bolso y salio a toda prisa del apartamento. En San Diego hacia un calor exagerado, incluso para ser el mes de agosto, y en su fuero interno esperaba que no le asignaran el patio para el turno de noche. Enchufo el cable auxiliar al telefono y se deslizo por su lista de reproduccion para escuchar algo de musica durante el breve trayecto al trabajo. En ese momento, sono el movil y el nombre de su hermana aparecio en la pantalla. Parker lo silencio y continuo rebuscando en su lista de reproduccion. Maniobro con la palanca de cambios y salio marcha atras de su plaza de aparcamiento. Su hermana la llamo de nuevo. En lugar de ignorarla por segunda vez, Parker respondio la llamada y mantuvo el pie en el freno. --Voy conduciendo, camino del trabajo, ?puedo llamarte mas tarde? --!Parker! --Mallory grito su nombre, histerica. A Parker se le paralizo todo el cuerpo. --?Que pasa? --Se trata de mama y papa. Ven a casa ahora mismo. --?Que pasa, Mallory? Su hermana empezo a llorar y el panico se apodero de Parker. --Dios... Dime que pasa... ?Que ha pasado? Se oyo movimiento y una voz desconocida hablo por la linea de telefono. --Hola, ?hablo con Parker? Las lagrimas ya amenazaban con salir. Era como si todo estuviera ocurriendo a camara lenta y Parker no pudiese detener lo que estaba a punto de suceder. --?Que pasa? --Soy una de las enfermeras del hospital Henry Mayo. Ha habido un accidente. DOS ANOS DESPUES Capitulo 1 --Vamos a llegar tarde. --Confia en mi. Es la tercera vez que hago esto. --Parker espero pacientemente a que la puerta del rancho se abriera para dejarlos salir--. Da igual a la hora que llegues, entraremos en una salita enana con un monton de chavales de tu escuela, anotaran tu nombre en una lista y tendras que esperar. Tener cita previa no sirve de nada. Atravesaron la puerta y enfilaron con el coche hacia la carretera privada que compartian con setenta de sus vecinos. Parker puso el aire acondicionado a tope, con la esperanza de combatir el calor infernal que irradiaban las ventanillas. --Es que no soporto llegar tarde. Parker miro a su hermano de diecisiete anos, que tenia la mirada fija al otro lado de la ventanilla. Cada dia se parecia mas a su padre. --Podrias haber ido tu solo --le recordo. El chico se encogio de hombros. El mes siguiente iba a empezar su ultimo ano de instituto, y ese dia iban a hacerles a los alumnos las fotografias de la orla, de ahi las prisas por llegar a la pequena sala abarrotada de chavales con la cara llena de granos y a punto de inaugurar su nuevo futuro. Si, claro, Austin podria haber ido el solo con el coche, pero la verdad es que queria que ella estuviera alli, acompanandolo. No podia ser una sustituta para la madre de ambos, eso no, pero si la mejor alternativa. De los tres, Austin era quien lo habia pasado peor tras el accidente de sus padres. Exteriorizo su dolor en forma de una rebeldia que se prolongo seis meses y que casi acaba obligando a los jueces del tribunal de menores a encerrarlo. Parker ahuyento los malos recuerdos y se concentro en lo que tenia delante. --Cuando mama me llevo a mi, la obligue a llegar casi una hora antes --dijo Parker mientras abandonaban el camino privado y se incorporaban a la calle principal que atravesaba su vecindario--. Al final acabamos teniendo que esperar una hora y media. --Espero que hoy no tardemos tanto. Les dije a mis amigos que quedaria con ellos en el In-NOut a las dos. Pasaron por delante de la hamburgueseria en cuestion y entraron en la autopista. --Pues es muy posible que llegues tarde. --No soporto llegar tarde --murmuro por segunda vez. Parker miro por el retrovisor mientras se incorporaba a la autopista y vio una columna de humo remontando hacia el cielo. --Oh, no... Austin se volvio en el asiento. Para entonces, Parker ya se habia incorporado al carril y estaba examinando el horizonte que acababan de dejar atras.

  • No me toques el saxo de Rowyn Oliver

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    Lo tengo claro, esta noche es la noche. Esta noche… !Voy a robarle el saxo!
    Cristina sabe que para la audicion mas importante de su vida debe recuperar el saxofon de su abuelo, ese que la hace tocar como los angeles y que su padre vendio sin su consentimiento.

  • Cada pequeno beso (Besos junto a la Bahia 1), Susan Hatler de Susan Hatler

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    Cuando Wendy Watts dejo la bahia de la Luna Azul juro que nunca mas volveria a la pequena ciudad costera donde sus padres la habian abandonado junto a su hermano. Ahora era una agente inmobiliaria de gran exito y una adicta al trabajo, algo que la mantuvo alejada de complicadas emociones hasta que su abuela murio, dejando a Wendy la posada en la bahia de la Luna Azul y ordenando que la vendiera, siendo la misma Wendy “en persona” la que la pusiera en el mercado.

  • Corazones que se encuentran (Corazones 2) de Claire Contreras

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    Aunque se conocian de toda la vida, Jenson y Mia se enamoraron cuando estaban en la universidad; luego el tuvo que marcharse a Nueva York para terminar sus estudios, por lo que Mia decidio que era mejor que se tomaran un tiempo y que volvieran a estar juntos cuando pasaran esa etapa.

  • Seis anos que cambiaron el mundo de Helene Carrere D Encausse

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    La primera gran obra de corte historico sobre la caida de la Union Sovietica, una cronica tejida de guerras, catastrofes nucleares, luchas de poder e intereses economicos.

  • Un amor a la fuerza II de Helen Blue

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    Jack Rowan, un atractivo pirata a cargo de un barco dispuesto a conquistar el oceano, lleva nueve anos sin apenas poder dormir por culpa de un sueno que se repite cada dia, atormentandolo. Cuando durante una parada en una isla su camino se cruza con una joven dama a la que escucha decir que sufre su misma maldicion, decide secuestrarla sin saber que, en realidad, Elizabeth no es solo una chica mas de la corte, sino que se trata de la mismisima princesa y la hija del hombre que el tanto odia. Una vez en alta mar, a pesar de lo diferentes que son, la atraccion entre ambos pronto resulta imposible de ignorar.
    “Una apasionante historia de piratas, princesas, matrimonios a la fuerza, secuestros, misterios, traiciones y pasiones”.

  • La paciente del sotano de Gianni M. Fori

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    Se notaba algo ronco tras despertar, temblaba y tosia cuando se ponia en marcha, se notaba frio y rigido aquella manana. Sin embargo, era el amor de mi madre y aun se negaba a abandonarlo; para ser sincero, en parte gracias a el logre terminar mi carrera y ahora me llevaba a mi primera practica laboral. Siempre fue asi, con ese pequeno y viejo Fiat 127 beige que alguna vez le regalo mi padre y estaba a muy pocos kilometros de pasar a mis manos. Encendi el estereo con rapidez como si se tratara de la ausente calefaccion, el primer articulo que le colocaba, indispensable y la forma en que marcaba territorio frente a mi hermano menor. Corrobore con el reloj pulsera la hora de mi partida, coloque la primera marcha y deje que los neumaticos se deslizaran suave sobre el asfalto helado que se extendia frente a nosotros. Montaba entre el intermitente trafico de la autopista interestatal en una extensa curva elevada mientras nos sacaba de mi ciudad natal, y cual riel me llevaba sin escalas a la vecina urbe, la vieja ciudad de Edam. Se notaba a simple vista que esta era algo mas extensa, ruidosa y acelerada, mi vision se debia explayar a la lejania para suponer sus limites entre humedos edificios pintorescos y los modernos rascacielos que competian por resaltar sobre el horizonte. Coloque la luz de giro y alinee el automovil con el carril derecho en busca de la siguiente salida, volvi a chequear el kilometraje, en efecto habia recorrido los veinte kilometros que debia segun la aplicacion en mi telefono movil; si iba a usar mas aquel vehiculo necesitaria un GPS ya que nunca tuve un buen sentido de la ubicacion. Mis dedos tamborileaban la madera del timon siguiendo un ritmo silencioso y aleatorio, de alguna manera me sentia entre extrano y ansioso con lo que iba a emprender en aquel lugar, sensaciones asi de contradictorias inundaban mi mente en tanto disminuia la distancia con mi destino y repasaba el plan una vez mas. Apague el motor luego de trepar la calle y estacionar, me asegure doblemente de haber colocado el freno de mano y me desplome sobre la butaca para luego soltar un suspiro nervioso, como si hubiese podido desprender con el pensamientos negativos o pesimistas. Volvi hacia mi derecha y por fin contemple el sitio que me aguardaba pacientemente. Tenebroso no lo definia con exactitud, como el imaginario popular del estado comentaba, si bien rezaba ser un viejo e imponente hospital blanquecino y sin gracia de fines de los sesentas, no se apreciaba como me lo habian relatado, aunque algo indescifrable tenia de anomalo. De seguro mis nervios intentaban hacerme pasar un mal rato, y es que tampoco era para menos, pues la fama del director era bien conocida en el ambiente al que recientemente me incorporaba, casi rozando la leyenda urbana y naturalmente se contagiaba al resto de su institucion. Empuje la puerta y otra vez me asegure doblemente de haberla cerrado correctamente, maldita mania, pero tampoco queria regresar mas tarde para corroborar que al viejo Fiat no le faltase nada. De pronto, una ventisca rozo mi espalda como el ligero toque gelido de alguien llamandote, erizando la piel y haciendo que vuelva a ver aquel edificio. Sonrei pensando en la bienvenida que me daba el Hospital Mental Saint Gabriel. Usar bata blanca no era precisamente algo que me pusiera euforico o el cumplimiento de un deseo magico, a diferencia de algunos companeros de universidad quienes sonaban desde su pubertad para vestirlo. Resultaba incomodo y para ser franco sentia me aportaba poco como profesional, para mi no pasaba de ser un mero uniforme al cual no le encontraba sentido usar sin saber todavia si me aceptaria el director. Pero un fugaz razonamiento me hizo percatar seria la manera mas rapida para diferenciar a los pacientes del resto del personal, de otra manera siendo nuevo podrian confundirme con uno de ellos e internarme. Una fantasia paranoica cruzaba mi mente, la de una situacion cliche de pelicula, donde amarrado con una camisa de fuerza gritaba que no estaba loco mientras guardias me arrastraban por la fuerza a la sala de lobotomia. Estaba bien, me habia dejado llevar y eso estaba bien, mi mente debia estar aceitada para lograr lo que fui a buscar, quiza algo poco etico, pero sin duda funcionaria. Caminando por los amplios pasillos rogaba que ese viejo hospital no me defraudara y debiera posponer mi proyecto. * * --Clerici Andre --llamaron desde el despacho con el tono de un verdugo aguardando por su victima. Me levante de una de las seis sillas que se disponian a lo largo del pasillo, me notaba algo nervioso, aunque me sentia mucho mas ansioso por conocer al protagonista de tantas historias y mitos. El despacho parecia una consulta mas y probablemente lo fue en alguna epoca arcaica. Decenas de cuadros tapando las paredes empapeladas quintuplicaban mis certificados y diplomas, el viejo escritorio despedia olor a madera caoba mientras sostenia mucho papeleo tras un cartel que titulaba el cargo de Director. --Si, doctor Faraday --salude y me respondio extendiendo su brazo invitandome a tomar asiento, en tanto un leve giro hizo rechinar su oxidado sillon cafe. En ningun momento el habia quitado la vista a mis papeles. Me sente en uno de los dos sillones que lo enfrentaban, el izquierdo, casi me veia devorado de lo mullido que era, tuve que acomodarme de nuevo y evitar recargarme sobre su respaldo para no parecer un perezoso. Bajo levemente los papeles y me observo por sobre ellos adoptando una postura tensa, esta vez me escrutaba con su vista fria y desdenosa tras esos lentes redondos de marcos metalizados. Lo entendia de sobra, estaba a muchos doctorados de el, pero alli me encontraba solicitando el puesto vacante que me recomendo la Universidad Estatal de Edam. Descanso sus codos en el escritorio y enlazando sus manos apoyo su menton. El incomodo momento se me hacia interminable, me empezaba a exprimir sudor con solo clavar su mirada severa tras la nube de silencio que nos cubria. Afortunadamente me advirtieron de lo particular que podria llegar a ser el director Christopher Faraday, mas alla de sus canas engominadas hacia atras, sus visibles sesenta anos o sus accesorios sacados de una tienda de antiguedades, ?quien usa bronce en estos dias? Durante mis estudios escuche toda clase de leyendas girando en torno a el y a este hospital mental, algunas muy escalofriantes y anti-eticas, otras cargadas de inusual valor cientifico y moral, y otras rozaban una suerte de pacto con el mismisimo Satanas. Sin embrago, nunca fui una persona que se pudiese doblegar con facilidad y, al parecer, el tambien lo comprobo. --?Pero quien se cree usted para trabajar aqui si apenas se recibio de psicologo? --empezo a decir altanero, lanzando mi expediente sobre el escritorio --No tiene idea de nada aun. --Pues, si bien soy consciente de no tener gran experiencia en el area, me atrevo a solicitar el honor de hacerlo para aprender de esta honorable institucion --conteste sin ocultar sarcasmo, casi como si hubiese ensayado la respuesta frente a un espejo. De psicologo a psiquiatra no habia mucho que ocultar, mas que sentirme como David y Goliat me imaginaba como la piedra arrojada. El director hizo una mueca que se asemejaba a una sonrisa retorcida, como si mi respuesta le divirtiera, sus dedos comenzaron a bailar sobre el escritorio y su postura de pronto se relajo. --Estas muy equivocado si crees que este es un sitio para que un novato como tu venga a experimentar. Aqui las vidas de nuestros pacientes estan en manos de verdaderos profesionales. De pronto me veia cuestionandome: ?Por que estaba perdiendo mi tiempo en este lugar y con el? Y mas cuando la recomendacion universitaria me abriria infinidad de puertas. Pero inmediatamente volvio a mi una mejor respuesta. --Como acaba de senalar, creo que tengo mucho por crecer y no creo estar equivocado de lugar al pensar en este hospital como el mejor para hacerlo. Seria mas que un honor ser considerado para el puesto.

  • Desde esa noche de Fabiana Peralta

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    Diago James tenia la firme intencion de triunfar y conquistar Hollywood. Obstinado, carismatico y encantador, era un hombre que solo con mirar a una mujer hacia que el corazon de ella latiese mas y mas rapido. Todas las miradas estaban dirigidas a el, su popularidad iba rapidamente en aumento pero, aunque en apariencia tenia todo lo que anhelaba, su vida personal era un completo desastre.

  • Un gran favor de Joyce Maynard

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    Cuando Helen conocio a Swift y Ava Havilland en una galeria de arte, su vida se hallaba en su punto mas bajo. Detenida por conducir bajo los efectos del alcohol, habia perdido la custodia de su hijo de ocho anos y solo lo veia cada dos sabados. Atrapada en un trabajo frustrante, Helen asistia todas las noches a las reuniones de Alcoholicos Anonimos y solo muy de tarde en tarde salia con algun hombre.

  • La estacion de las mujeres de Carla Guelfenbein

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    La nueva novela de Carla Guelfenbein, Premio Alfaguara de novela

  • Trilogia Las chicas de campo de Edna O'brien

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    O’Brien pinta un carrusel riquisimo de personajes en esta trilogia no exenta de humor, una obra que fue prohibida en Irlanda por una Iglesia escandalizada ante la historia de estas dos chicas que oculta el retrato de toda una epoca.

  • Nobelnomics de Juan Carlos De Pablo

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    Un original recorrido por la historia de la economia moderna a partir de las contribuciones clave y los aspectos mas intimos de los economistas distinguidos con el galardon mas prestigioso del planeta.

  • 22 Gemidos, Noelia Medina de Noelia Medina

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    Si has llegado hasta aqui buscando esas historias romanticas que caracterizan a Noelia Medina, estas en el lugar equivocado. 22 gemidos es una recopilacion de relatos cortos eroticos, exentos de amor y colmados de sexualidad, con los que la autora consigue sacar la parte mas perversa del lector mientras redacta fantasias camufladas que, quiza, alguna vez, han paseado por tu cabeza, pero nunca serias capaz de confesar.
    Oculta bajo el seudonimo MissRelatos, Noelia se fue haciendo un hueco en las paginas mas prestigiosas de relatos eroticos, posicionandose en poco tiempo en las primeras del ranking y quedando anclada hasta el dia de hoy, varios anos despues. Utilizados por sexologos como terapia para parejas y ahora aqui, en tus manos, pidiendote la oportunidad de disfrutar del mundo erotico que guardan sus paginas.

  • La nada oscura de Meg Gardiner , Misterios

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    ?PUEDE UN ASESINO SER ENCANTADOR? En los ultimos meses, han desaparecido varias mujeres en una zona del sur de Texas. La policia ha establecido algunos vinculos entre ellas: son jovenes, guardan cierto parecido fisico y todos los presuntos secuestros se produjeron un sabado por la noche. La agente Caitlin Hendrix, miembro de la Unidad de Analisis de Conducta del FBI, sospecha que un psicopata recorre las carreteras de los alrededores de Austin a la caza de posibles victimas. Sus peores temores se ven confirmados cuando aparecen los cadaveres de dos de las mujeres buscadas, vestidas con camisones blancos y rodeadas de polaroids.

  • El pequeno libro que genera riqueza de Pat Dorsey

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    Para ganar dinero en un contexto como el actual, en el que los mercados son tan dinamicos, hay que invertir en empresas que puedan soportar bien la presion constante de la competencia. Pero ?como identificar aquellas empresas que no solo estan bien hoy, sino que lo estaran tambien dentro de unos anos?

  • Rey de los Diamantes de Aidee Jaimes

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    Nadie me domina. No las supermodelos con las que me he acostado, ni las mujeres ricas cuyos cuellos he vestido con diamantes.

  • El enigma de Leon (Investigador Pedro Iniesta 3) de Francisco Sempere Sanchez

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    Pedro Iniesta sale literalmente del fango del rio Guadalquivir para embarcarse en otro misterioso caso que le llevara al limite fisico y mental. En la mente de este sicario es donde reside su peor enemigo.
    Dos historias que confluyen y nos llevaran a comprobar como las ambiciones del ser humano permanecen inalteradas a lo largo de los siglos.
    No importa que nos encontremos en la Cordoba de los Omeya o en el Munich del siglo XXI, diez siglos despues el acero sigue siendo la unica forma efectiva para resolver los conflictos.
    Hay una diferencia, pero solo es en las formas: lo que antes se solucionaba con una daga hoy dia se arregla con una 9 mm.
    El hampa en tierras de Castilla va a recibir la siempre incomoda visita de Pedro Iniesta, al igual que diez siglos atras recibiera a otro asalariado del gremio con parecidas intenciones.

  • Trebol de cuatro hojas (Coraje 3) de Kris L. Jordan

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    Un nuevo caso trae en jaque al departamento de policia de Tribeca.

  • Erase una vez un rebelde de Mary Jo Putney

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    Mientras Washington arde en llamas, Callista Brooke se ve atrapada en la batalla entre su Inglaterra natal y su tierra de adopcion. En pleno ataque de las tropas britanicas, cuando esta a punto de perderlo todo -incluida su propia vida-, un apuesto caballero se abre paso entre la multitud y la rescata. Callie cae en brazos de su salvador, y descubre con sorpresa que, lejos de ser un extrano, su cara le resulta agradablemente familiar.

  • La reina descalza de Ildefonso Falcones

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    En la Espana del siglo XVIII, una conmovedora historia de amistad, pasion y venganza une dos voces de mujer en un canto desgarrador por la libertad.

  • Tu y yo de Niccolo Ammaniti

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    LA noche del dieciocho de febrero de dos mil me acoste temprano y me dormi enseguida, pero a media noche me desperte y ya no pude conciliar el sueno. A las seis y diez, tapado hasta la barbilla con el edredon, respiraba por la boca. La casa estaba en silencio. No habia mas ruidos que el de la lluvia batiendo contra la ventana, el que hacia mi madre en el piso de arriba yendo y viniendo del dormitorio al cuarto de bano, y el del aire que entraba y salia por mi traquea. No tardaria mi madre en venir a despertarme para llevarme con los otros. Encendi la lampara con forma de grillo que tenia en la mesita. La luz verde pinto un rincon de cuarto en el que se veia la mochila llena de ropa, el chaqueton y un bolso con las botas y los esquis. Entre los trece y los catorce anos di un estiron tremendo, como si me hubieran dado abono, y supere en altura a todos los de mi edad. Mi madre decia que me habian estirado dos caballos de tiro. Me pasaba un monton de tiempo ante el espejo, mirandome la piel blanca llena de pecas, el vello de las piernas. En la cabeza me crecia una mata de pelo castano entre la que asomaban las orejas. La pubertad habia remodelado mis facciones y me separaba los ojos verdes un narizon enorme. Me levante y meti la mano en el bolsillo de la mochila, apoyada junto a la puerta. --La navaja esta. Y la linterna. Todo --dije en voz baja. Los pasos de mi madre en el pasillo. Debia de llevar los zapatos azules de tacon alto. Me meti en la cama, apague la luz y fingi que dormia. --Lorenzo, arriba, que es tarde. Alce la cabeza de la almohada, me frote los ojos. Mi madre subio la persiana. --!Que dia tan horrible!… Esperemos que sea mejor en Cortina. La luz tetrica del alba dibujaba su fina silueta. Se habia puesto la falda y la chaqueta gris que usaba en las ocasiones importantes. El sueter de cuello redondo. Las perlas. Y los zapatos azules de tacon alto. --Buenos dias --dije bostezando, como si acabara de despertar. Mi madre se sento en la cama. --?Has dormido bien, cielo? --Si. --Voy a prepararte el desayuno… Tu, mientras, lavate. --?Y Nihal? Me peino el pelo con los dedos. --A esta hora duerme. ?Te dio las camisetas planchadas? Dije que si con la cabeza. --Venga, levantate. Eso queria yo, pero algo me oprimia el pecho. 1 --?Que pasa? Le tome la mano. --?Me quieres? Ella sonrio. --Pues claro que te quiero. --Se puso en pie, se miro en el espejo que habia junto a la puerta y se aliso la falda--. Va, arriba. ?Tambien hoy hay que insistirte para que te levantes? --Un beso. Se inclino sobre mi. --Que no te vas a la mili, que te vas de semana blanca. La abrace, hundi la cabeza en el cabello rubio que le caia por la cara y pegue la nariz a su cuello. Olia bien. Me hacia pensar en Marruecos. Callecitas muy, muy estrechas, llenas de tenderetes con polvos de colores. Aunque yo nunca habia estado en Marruecos. --?A que hueles? --A jabon de sandalo. El que uso siempre. --?Me lo prestas? Enarco una ceja. --?Para que? --Para lavarme con el y llevarte conmigo. Retiro las mantas. --?Lavarte? !Que novedad! Va, tonto, si ni te acordaras de mi. Por la ventanilla del BMW iba mirando la tapia del zoo, cubierta de carteles electorales mojados. Alla arriba, en la jaula de las rapaces, se veia un buitre posado en una rama seca. Parecia una vieja de luto durmiendo bajo la lluvia. La calefaccion del coche me sofocaba y las galletas se me habian atragantado en la garganta. Cesaba la lluvia. Una pareja, gordo el, delgada ella, hacia gimnasia en las escaleras cubiertas de hojas mojadas del museo de arte moderno. Mire a mi madre. --?Que pasa? --pregunto, sin apartar los ojos de la carretera. Infle el pecho queriendo imitar la voz grave de mi padre. --Arianna, a ver si lavas el coche que parece una pocilga rodante. No se rio. --?De tu padre te has despedido? --Si. --?Que te ha dicho? --Que no haga tonterias ni esquie como un loco. --Hice una pausa--. Y que no te llame cada cinco minutos. --?Eso ha dicho? --Si. Cambio de marcha y torcio en la Flaminia. La ciudad empezaba a llenarse de coches. --Llamame cuando quieras. ?Lo llevas todo? ?Musica? ?El movil? --Si. El cielo gris gravitaba sobre los tejados y entre las antenas. --?Y la bolsa de las medicinas la has cogido? ?Has echado el termometro? --Si. Un muchacho en una moto reia con el movil metido bajo el casco. --?Y el dinero? --Si. Cruzamos el puente sobre el Tiber. --Lo demas creo que lo miramos anoche. Lo llevas todo. --Si, lo llevo todo. Estabamos parados en un semaforo. En un Cinquecento habia una mujer mirando al frente. Por la acera pasaba un anciano tirando de dos perros labradores. En un arbol pelado cubierto de bolsas de plastico que sobresalia del agua color barro habia una gaviota posada. Si hubiera venido Dios y me hubiera preguntado si queria ser esa gaviota, habria dicho que si. Me quite el cinturon de seguridad. --Dejame aqui. Mi madre me miro como si no hubiera entendido. --?Como aqui? --Si, aqui. El semaforo se puso en verde. --Para, por favor. Pero ella arranco. Suerte que delante llevabamos un camion de la basura que nos frenaba. --!Mama! Que pares. --Ponte el cinturon. --Te digo que pares. --?Por que? --Porque quiero llegar solo. --No lo entiendo… Alce la voz: --!Para, por favor! Mi madre se aparto a un lado, apago el motor y se echo el pelo hacia atras. --?Y ahora que pasa? Lorenzo, por favor, no empecemos. Sabes que a estas horas no razono. --Pasa que… --Aprete los punos--. Que todos vienen solos. Y yo no puedo presentarme contigo. Quedaria fatal. --A ver si lo entiendo… --Se froto los ojos--. ?Quieres que te deje aqui? --Si. --?Y no puedo darles las gracias a los padres de Alessia? Me encogi de hombros. --No hace falta. Se las doy yo. --Ni hablar. --Y giro la llave de contacto. Me arroje sobre ella. --No… No… Por favor. Me rechazo. --?Se puede saber que te pasa? --Que quiero ir solo. No puedo llegar con mi madre. Se reirian de mi. --!Que tonteria! Quiero ver si todo va bien, si puedo hacer algo. Me parece lo menos. No soy grosera como tu. --No soy grosero. Soy como todos. Puso el intermitente. --No. De ninguna manera. No habia calculado yo que mi madre se empenaria tanto. Me estaba poniendo rabioso. Empece a darme punetazos en las piernas. --?Que haces? --Nada. --Agarre la manivela de la puerta con tanta fuerza que los nudillos se me pusieron blancos. Podia arrancar el retrovisor y romper el cristal de la ventanilla. --?Por que eres tan chiquillo? --Eres tu, que me tratas como a un… gilipollas. Me fulmino con la mirada. --No digas palabrotas. Sabes que no lo soporto. Y no hay necesidad de que me montes un numero. Di un punetazo en el salpicadero. --!Mama, quiero ir solo, maldita sea! --Me atragantaba de puro rabioso--. Vale. Pues no voy. Ya puedes estar contenta. --Mira que me enfado, Lorenzo. Yo tenia una ultima baza. --Todos dijeron que irian solos. Yo soy el unico que va siempre con su mamaita. Por eso tengo problemas. --Ahora no me eches a mi la culpa de tus problemas. --Papa dice que debo ser independiente, que debo hacer mi vida, que debo despegarme de ti. Mi madre entrecerro los ojos y apreto los finos labios como para impedirse hablar. Se volvio a mirar los coches que pasaban. --Es la primera vez que me invitan… ?Que pensaran de mi? --segui yo. Miro a un lado y a otro como buscando a alguien que le dijera que hacer. Le cogi la mano. --Mama, estate tranquila… Sacudio la cabeza. --No, no estoy nada tranquila. Con el brazo cinendo los esquis, la bolsa con las botas en la mano y la mochila a cuestas, vi a mi madre dar media vuelta. Me despedi y espere a que el BMW desapareciera puente adelante. Eche a andar por viale Mazzini. Pase el edificio de la RAI. Unos cien metros antes de Col di Lana reduje el paso, mientras el corazon se me aceleraba. La boca me sabia amarga, como si hubiera chupado un alambre de cobre. Con todo aquello encima iba agobiado, y el plumifero era una sauna. Llegue al cruce y asome la cabeza por la esquina. En la otra punta, ante una iglesia moderna, habia un gran Suv Mercedes, y Alessia Roncato, su madre, el Sumerio y Oscar Tommasi estaban metiendo el equipaje en el maletero. Un Volvo se detuvo junto al Suv y de el se apeo Riccardo Dobosz, que se reunio con los otros. Un instante despues se apeo tambien el padre de Dobosz.

  • La mano que te da de comer de A. J. Rich

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    La conferencia habia tratado sobre victimologia. ?Hay en el cerebro del maltratador una anomalia simbiotica que exista tambien en la conformacion emocional de la victima? El profesor habia usado como modelo el sindrome de la mujer maltratada, senalando que este no aparece en el DSM-5, el Manual diagnostico y estadistico de los trastornos mentales, pero si en los codigos penales. ?Por que? Yo creia tener la respuesta. Habia sido una manana electrizante. No veia la hora de llegar a casa y seguir con mi investigacion. Como me sentia un poco culpable por querer tener el apartamento otra vez para mi sola, pase por Fortunato Brothers y compre una bolsa de galletas de pinones para Bennett. Mi apartamento estaba en el ultimo piso de un edificio entre medianeras de Williamsburg, Brooklyn, uno de esos con fachada de listones. No convivia con hipsters, sino con el vecindario de toda la vida; italianas que se pasaban el dia barriendo la acera y jubilados chistosos que jugaban al ajedrez en Fortunato. A una manzana habia una tienda de lapidas donde ademas vendian pan. Bennett la llamaba Pan-Teon. Se rumoreaba que el dueno habia trabajado para una de las grandes familias de la mafia. El personal, de ochenta anos para arriba, sacaba sus sillas de plastico a la calle y se dedicaba a fumar puros. El camion de los helados ponia la musica de El padrino. <>. A mi puerta se llegaba por una espiral de sesenta y ocho peldanos. Atravese una mezcolanza etnica de olores: ajo rehogado en el primer rellano, col hervida en el segundo, chorizo frito a continuacion…, y por ultimo mi piso, donde yo nunca cocinaba nada. La puerta estaba abierta. Bennett debia de haber salido sin acordarse de sacudir un poco el pomo roto, como le habia dicho que hiciera. Podrian haberse escapado los perros. Tenia tres: Cloud, una gran pirineo a la que llamaba Gran Lienzo en Blanco, y Chester y George, dos pitbulls cruzados, patosos y dependientes, a los que habia tomado en adopcion. Los perros eran el unico motivo de discordia entre Bennett y yo. El no queria que yo tratara de rescatar a cuanto chucho callejero se cruzara en mi camino a expensas de mi trabajo, aunque yo sospechaba que lo que en realidad no soportaba era encontrar pelos de perro en sus jerseys. Bennett siempre tenia frio, incluso en verano. Segun el, sufria el sindrome de Raynaud, un estrechamiento de las venas en las extremidades que hace que se enfrien manos y pies. Le daba miedo la forma avanzada en la que se pueden atrofiar los dedos de unas y otros. Ahora bien, sus manos nunca estaban frias cuando tocaban mi piel… En cambio, yo siempre tenia calor. En primavera me ponia sandalias antes que nadie, nunca llevaba bufanda y jamas me resfriaba por culpa del aire acondicionado. Y no era porque fuera robusta, ni mucho menos. Empuje la puerta con el hombro, contrarrestando el delirio de colas agitadas que me recibia al otro lado, y me fije en que habia petalos de rosa en el recibidor. ?Seria cosa de Bennett? Parecia demasiado cursi, impropio de el. A los hombres que se acuerdan de todo lo que dices no les hace falta recurrir a topicos. Nadie me habia visto y entendido nunca como lo hacia Bennett. Era algo mas que simple atencion: sabia incluso antes que yo lo que querria, tanto en las cartas de los restaurantes como en una pantalla o en un disco. Conocimiento que, por descontado, se extendia a la cama. Cuando me agache para recoger algunos petalos, repare en que eran huellas de patas. Asi que no se trataba de un detalle romantico manido. Lo que se presentaba ahora como un patron floral abstracto en el suelo de madera noble conducia al dormitorio. ?Habrian reventado la bolsa de basura Chester y George? Sobras de salsa putanesca arrastradas a lo largo y ancho del apartamento por los perros: otro topico que me resistia a aceptar. Esos perros adoptados eran unos caballeros, por mucho que irritasen a Bennett los huesos a medio roer que dejaban tirados por la casa. Ir tropezando a todas horas con ellos, y pisando juguetes de esos que hacen ruido cuando uno los aprieta, era otra de las razones por las que me pedia que buscase un hogar definitivo para los perros, o que los devolviera al centro de acogida de animales de East Harlem de donde los habia rescatado. El donativo que habia aportado a una organizacion de rescate de animales de la zona debia de haberme incorporado a una lista masiva de correo electronico, porque desde entonces recibia casi a diario fotos y perfiles de perros a los que, sin mi intervencion, apenas les quedarian unas horas de vida. A los pitbulls, Chester y George, los habian tenido en el corredor de la muerte para practicarles la eutanasia. En la foto salian apoyados el uno en el otro, saludando ambos con la patita en alto. Eso superaba mis fuerzas. Cuando fui a la perrera, vi que en sus tarjetas se leia <>. Uno de los empleados me explico que eso significaba el mejor caracter posible. Jamas habian dado a los demas otra cosa que amor, y eso era lo que querian a cambio: amor. Rellene los formularios y pague por duplicado la tarifa de adopcion, pensando que solo los acogeria por un tiempo. Al dia siguiente fui a buscarlos en compania de Cloud en un vehiculo de una empresa de coches compartidos. Bennett no soportaba el caos constante de tres perros grandes metidos en un apartamento pequeno, y es posible que tuviera razon: eran el centro de mi vida. ?Me hacia cargo de ellos por algun tipo de altruismo patologico? Esa era justamente la base de mi investigacion: un test para identificar a las victimas cuyo interes e hiperempatia fueran tan extremos que llegaran a atraer a los depredadores. Bennett necesitaba orden para funcionar, mientras que yo necesitaba tenerlo todo patas arriba; un desorden demencial, pero hogareno. El, siempre que venia de Montreal, dejaba bien colgadas sus camisas Oxford y sus chinos. En cambio, yo solia dejar arrugados encima de la cama mis leggings, mi chaleco de cuero vegano y mis capas y capas de tops. Bennett sacaba los platos del lavavajillas que habia cargado y encendido el mismo. Yo, por el contrario, dejaba los cacharros sucios en el fregadero. Lo mas dificil para mi era que Bennett se opusiera a que los perros durmiesen con nosotros en la cama. No le gustaban los perros, y ellos lo percibian. Siempre lo hacen. Obedecian, pero Bennett daba las ordenes con una dureza innecesaria. Ya se lo habia dicho mas de una vez. ?Como nos las arreglariamos para convivir todos juntos? La primera en llegar fue Cloud, que se valio de su tamano de oso para ganarles a los chicos la partida de la fuerza. No solo no me saludo con la efusividad de siempre, apoyando sus enormes patas sobre mis hombros, sino que la vi nerviosa, asustada. Daba vueltas alrededor de mis pies con las orejas pegadas a la cabeza. Tenia todo un lado del cuerpo manchado, como si se hubiera apoyado en una pared recien pintada. Pero yo no habia pintado. Y jamas habria elegido el color rojo. De rodillas, aparte su pelo mojado para ver si tenia heridas punzantes en la piel, pero no vi ninguna. Ademas, el color no atravesaba del todo su pelaje. Pedi perdon a Chester y George por mis sospechas infundadas. Suerte que ya estaba de rodillas, porque podria haberme caido con el primer ataque de vertigo. Examine a los pitbulls en busca del origen de la sangre. Mi corazon latia muy deprisa. Sufri otro ataque de vertigo. Tampoco encontre heridas en ninguno de los dos. Baje la cabeza para no desmayarme. -?Bennett? -dije en voz alta. Aparte a Chester, que me lamia la sangre de las manos. Vi que mi sofa nuevo (regalo de Steven, mi hermano mayor, por haber dejado atras la veintena y alcanzado la edad adulta) estaba manchado. Intente reunir a los perros, pero ellos no paraban de dar vueltas a mi alrededor, lo que dificultaba mi llegada al dormitorio. Mi apartamento era alargado, con un pasillo al que daban todas las habitaciones. Se habria podido disparar una bala sin que esta chocase con ninguna pared. Desde donde me encontraba, en la sala de estar, veia la mitad inferior de la cama. Y la pierna de Bennett. -?Que les ha pasado a los perros? -pregunte. A medida que avanzaba por el pasillo, las manchas rojas se alargaban. Bennett estaba boca abajo en el suelo del dormitorio, con una pierna encima de la cama. De repente vi que las dos partes no estaban conectadas. Lo primero que se me ocurrio fue salvarlo de que se ahogara con su propia sangre, pero una vez de rodillas vi que no estaba boca abajo, sino mirando hacia arriba. Bueno, mirando no, porque ya no tenia ojos. Por un momento, contra toda logica, me aferre a la esperanza de que no fuera Bennett. Tal vez alguien habia entrado a la fuerza y los perros lo habian atacado. A pesar de la conmocion, tenia los conocimientos necesarios como para saber que el asesino no era humano. Las salpicaduras de sangre carecian de cualquier componente emocional. Mi experiencia forense bastaba para comprender lo que veia. El analisis de las manchas de sangre ofrece una sorprendente exactitud. Indica el tipo de lesion, el orden en que se recibieron las heridas y si la victima se movia o estaba quieta en el momento en que se las infligieron. En aquel caso, las lesiones eran heridas punzantes y desgarros. Las manos de Bennett estaban desolladas, lo que significaba que al intentar resistirse le habian arrancado la piel. Le habian arrancado la pierna derecha a la altura de la rodilla. El <> habian sido uno o varios animales. Las heridas presentaban un perfil irregular, no lineal como las producidas por arma blanca. Faltaban trozos enteros de carne. Las manchas de sangre indicaban que habia sido arrastrado por el suelo del dormitorio. El pie y la pantorrilla derechos debian de haber sido llevados a la cama despues del ataque. Por todo el cabezal, y en la pared trasera, habia salpicaduras de sangre arterial, probablemente de la carotida. Oi a mis espaldas el jadeo de los perros, que esperaban alguna indicacion sobre lo que ibamos a hacer. Trate de mitigar su miedo. Adoptando el tono mas calmado del que fui capaz, les dije que no se movieran. Hice que se echaran. Luego note que del olor a sangre se iba diferenciando otro que parecia emanar de mi. Me levante despacio y rodee a los perros a camara lenta. Cloud se levanto, y, si no le hubiera ordenado quedarse echada, me habria seguido. Chester y George me dedicaban toda su atencion, aunque no se movieron mientras yo seguia andando hacia el cuarto de bano. Por fin llegue, cerre con un portazo y me apoye con todo mi peso en la puerta, por si los perros se lanzaban en mi persecucion. Oi ganidos al otro lado. Aun no estaba en estado de shock. Pronto lo estaria. Seguia en el estado inferior de llorar de gratitud por haber sobrevivido. Lo curioso es que sentia vertigo, como el que experimentaria de haber ganado un gran premio. Y lo habia ganado: mi vida. La borrachera, sin embargo, duro apenas unos segundos. Saliendo del extrano trance, comprendi que tenia que pedir una ambulancia. Bennett no podia estar vivo, pero ?y si me equivocaba? ?Y si estaba sufriendo? Mi movil estaba en el bolso, que habia dejado en la repisa junto a las llaves. Oi un ruido de papel desgarrado y me acorde de la bolsa de galletas. Seguro que se habian caido y las habian encontrado los perros. Abri la puerta lentamente y fui a buscar el bolso sin entrar en el dormitorio. ?Cuanto tardarian en zamparse las galletas? Dominada por la adrenalina, contuve el impulso de correr para ponerme a salvo. En lugar de eso, aferre el bolso sin apartar la vista de los perros. Finalmente, volvi al cuarto de bano y me encerre echando el pestillo. Luego me meti en la banera vacia, como si la antigua banera de hierro con patas pudiera protegerme, y marque el numero de emergencias. Tuve que hacerlo dos veces. Cuando me preguntaron por que urgencia llamaba, no fui capaz de contestar. Ni siquiera podia gritar. -?Corre usted peligro en este momento? -Era una voz de mujer, me parecio que de cierta edad. Asenti con la cabeza como una loca. -Interpreto su silencio afirmativamente. ?Puede decirme donde esta? -En el cuarto de bano. A continuacion di mi direccion en voz baja. -Ahora mismo va para alla la Policia. No cuelgue. ?Hay algun intruso dentro de la casa? Oia a los perros al otro lado de la puerta del cuarto de bano. Los ganidos de antes eran ahora mas fuertes. Lloriqueaban, golpeando la puerta con las patas para que les dejara entrar. No conteste. -Si hay un intruso en su casa, de un solo golpe con el dedo en el auricular. Golpee el auricular tres veces. -?Algun arma? De un golpe. Di uno. -?Mas de un arma? Otro golpe. -?Armas de fuego? Sacudi la cabeza y deje el telefono en la banera vacia. La telefonista seguia hablando, pero lejos. Sacudir la cabeza (no, no, no) me habia reconfortado, como si me columpiasen. Cuando se empezo a oir la sirena, uno de los perros aullo. Cloud. Siempre me habia hecho reir su participacion en la version urbana de la manada de lobos, como si aquella perra tan mimada, cuyos dientes cepillaba yo cada semana, tuviera aun algun vestigio de animal en su interior. En esta ocasion, su aullido me erizo la piel. -Ya ha llegado la patrulla -dijo la vocecita que salia del telefono al fondo de la banera-. Si los agresores aun estan dentro, de un golpe. Los pasos que se acercaban hicieron ladrar a los perros, como lo hizo la mano que probo si la puerta estaba cerrada con llave. -!Policia! !Abran! Intente decir algo en voz alta, pero apenas me salio un gemido infinitesimal, mas debil que la voz que seguia preguntandome si los agresores permanecian dentro de la casa. Por unica respuesta, los policias no oyeron otra cosa que ladridos. -!Policia! !Abran la puerta! Mas ladridos. -!Llamad a Control de Animales! -oi que gritaba uno de los agentes. El siguiente ruido fue el de echar la puerta abajo, seguido por un unico disparo ensordecedor. El gemido que siguio contenia toda la congoja de un llanto humano. Los otros perros dejaron de ladrar. -Asi me gusta. Bien, perritos -dijo uno de los policias. -Creo que este esta muerto. Los pasos se acercaron con cautela. -Dios mio… Mierda -dijo el otro. Oi una arcada. De golpe se abrio la puerta del cuarto de bano, y un policia joven me encontro encogida en la banera sin agua. El agente se puso en cuclillas a mi lado. Note el olor agrio de su aliento, causado por la arcada. -?Esta herida? Yo tenia las piernas encogidas, la cara contra las rodillas, y me tapaba la cabeza con las manos. -Enseguida llegara una ambulancia. Perdone…, tenemos que ver si sangra por alguna parte. El policia me puso una mano en la espalda con suavidad. Grite. -Tranquila, tranquila -dijo el-. Nadie va a hacerle nada. Permaneci en la misma postura, la que adoptaban los alumnos en los simulacros escolares de explosion nuclear. Mas tarde me entere de que uno de los sintomas del trastorno por estres agudo es una rigida inmovilidad. -Ya estan aqui los de Control de Animales -dijo el otro policia. La ambulancia debio de llegar al mismo tiempo, porque un sanitario me tomo el pulso mientras una mujer buscaba heridas en mi cuerpo. Me quede encogida en la banera. -No creo que la sangre sea suya, pero no veo el abdomen - dijo ella-. Voy a ponerle una via. Ahora notaras un pinchazo, carino. Me clavaron una aguja de hacer punto en la mano izquierda. Grite tanto que los perros se pusieron a ladrar otra vez, aunque ahora solo eran dos. -Te vamos a dar algo que te ayudara a relajarte. Asi podremos comprobar si tienes alguna herida. Un calor negro empezo a extenderse por mi brazo, como si me hubieran puesto un guante caliente en la mano. A partir de cierto momento, la oscuridad se hizo tan grande que pude introducirme en ella. Una clemente bolsa negra en la que desaparecer. -Tenemos que hacerle algunas preguntas. ?Puede hablar? -quiso saber uno de los policias. -Esta en estado de shock. -?Se llama usted Morgan Prager? Intente decir que si con la cabeza, pero la bolsa negra me oprimia demasiado. -?Puede decirnos quien estaba con usted en el apartamento? No hemos podido encontrar ninguna identificacion del difunto. -?Nos oye? -pregunto el otro policia.

  • Los arboles que olvidaron sus nombres de Enrique Laso

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    Ethan Bush regresa a su ciudad, San Francisco, para colaborar con el Departamento de Policia. Un asesino en serie ha matado a tres ninas de solo 10 anos. Su modus operandi es muy extrano, y siempre abandona a las victimas enterrandolas a los pies de algun arbol.
    UN CASO ESCALOFRIANTE PARA EL AGENTE ESPECIAL DE LA UNIDAD DE ANALISIS DE CONDUCTA
    Ethan debera afrontar sus miedos y sus traumas, volver a pisar la ciudad que le vio nacer y crecer y, despues de mucho tiempo, colaborar con TOM, antiguo agente del FBI, que ahora trabaja como detective de homicidios en el Departamento de Policia de San Francisco. Una trama fascinante que deleitara a los amantes del genero negro y policiaco.
    OCTAVA ENTREGA DE UNA SAGA QUE SUMA MAS DE 900.000 LECTORES EN EL MUNDO
    Enrique Laso es un prolifico autor espanol que ha sido No1 en mas de 50 paises, ha vendido mas de 1.500.000 eBooks en todo el planeta y cuyas obras han sido traducidas a 14 idiomas. Una de sus novelas ha sido adaptada al cine en Espana, y otras dos tienen los derechos comprometidos con un agente de Hollywood. Varias productoras nacionales e internacionales han mostrado su interes por adaptar la saga de novela negra Ethan Bush, traducida a 6 idiomas, a la pequena pantalla.
    REGRESA ETHAN, REGRESA TOM… REGRESA EL FENOMENO MUNDIAL DEL SUSPENSE Y EL MISTERIO
    DESCUBRE LA SAGA DE NOVELA NEGRA Y POLICIACA QUE HA CONQUISTADO A MEDIO PLANETA

  • Libelula 1. Cuando mis besos acariaron tus alas de Genne L. Paris

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    Ante los ojos del mundo puede creerse que lo tenemos todo: inteligencia, belleza sin igual, una vida confortable y buena posicion social; pero… ?que hay detras de esos dificiles retos con los que nos golpea la vida sin diferencias ni compasion alguna? ?Damos paso a la amargura, o nos mantenemos fuertes a pesar de todo?Romina Sanfield es capaz de robarle el aliento a cualquier mortal; no solo por su aspecto angelical, sino por su maravillosa personalidad, aunque lleve sobre sus hombros lo que muchos considerarian un doloroso castigo. Risuena, dulce, tierna y con una valentia sin par, asi la describen quienes la conocen. Nacida y criada entre dos culturas, rodeada de un carino sin limites y resignada a que su corazon no conozca ese amor que le haga desplegar las alas y volar.Hay seres que vienen al mundo con una triste mision y que viven ajenos a secretos desgarradores. En ese espinoso camino, el rencor y la maldad seran las afiladas lanzas que apuntaran al mas noble de los sentimientos, provocando actos ?imprevisibles? y decisiones ?erroneas? en nombre de la libertad. Sin embargo, nuestro destino lo escriben las estrellas, y para Romina seran las de un magico valle y sus redondeadas montanas las que marcaran su existencia.Mientras, una frase quedara suspendida en el viento, retando al tiempo y a la vida misma para hacer nacer con ella la mas sublime y eterna historia de amor..

  • Mariposas en tu estomago (Sexta entrega) de Natalie Convers

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    No hay nadie mas experta en los trabajos de media jornada que Beca: a sus 18 anos no solo es la mayor de cuatro hermanos, tambien es la companera de combate junto a su madre para sacar a la familia adelante a la vez que estudia muy duro para las clases. Despues de que su padre se marcharse sin ninguna explicacion cuando ella tenia solo 16 anos, aprendio una gran leccion: no te fies de ningun tipo con sonrisa arrolladora y un iman natural para las nenas. A pesar de ello, pronto conoce a Alex, un enigmatico y atractivo estudiante de Bellas Artes que puede hacer aparecer magicamente mariposas en su estomago y que irremediablemente cambiara su vida para siempre mediante un giro inesperado del destino.

  • Caramelo Explosivo de Laura Lago

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    Mi padre esta en la carcel desde antes de que naciera. Dejo a mi madre con un bombo de tres pares de narices y yo nunca llegue a conocerlo. Mi madre, que nunca llego a casarse con el, se desentendio de su relacion a los pocos anos. Mi padre no tuvo ningun cuidado en portarse bien para salir antes, como muchos otros presos. En su caso, la legislacion espanola y el orden de las carceles se cumple a rajatabla. Por vete a saber que (lo mismo ha matado a alguien ahi dentro que ha estado pasando droga bajo la mirada “despistada” de los funcionarios) se le han ido aumentando los anos de la condena y no tiene pinta de que vaya a salir muy pronto. Por suerte, antes de que lo metieran en chirona se aseguro de dejarnos un buen colchon lleno de dinero. Mi madre no me lo conto hasta que no fui mayor de edad, pero al parecer todavia nos llega el dinero que amaso mi padre mientras estuvo en la calle. Es toda una suerte que se empene en seguir preso: si se llega a enterar de que mi madre iba a dejarlo poco despues de que le entrullaran, dudo que le hubiese dejado la maleta llena de pasta y los dos bidones llenos de billetes de diez mil pesetas. Digo todo esto no para darte pena. No necesito darte pena. Aunque tenga a mi viejo en la carcel, nunca he notado su ausencia. Mi madre se ha cuidado de estar sola y ha hecho siempre lo que le ha dado la gana. Se nota que le van los piezas; la mitad de los tios con los que ha estado o han entrado en la carcel o han salido de ella, pero todos por delitos blancos. O, como es el caso del ultimo, tampoco es que le quede demasiado para que lo pillen y lo encierren de una vez. Pero no voy a adelantar acontecimientos: estoy hablando de mi. Como decia, el dinero que nos dejo mi padre nos ha proporcionado una vida tranquila. La gente con la que mi madre se ha enrollado estos anos le ha dado contactos y negocios con los que mantenerse a flote, y no me da verguenza afirmar que me he criado rodeada de lujos comprados con dinero negro. Tampoco es que me diferencie demasiado de cualquiera de los hijos de los politicos que vemos en la tele cada dia, despues de todo. Me he educado en institutos privados y me he codeado con la flor y nata de la sociedad espanola. ?Sabeis eso que dicen de que algunos politicos tienen amigos narcotraficantes, y todo eso? Bueno, pues en mi caso es verdad. No querais saber los apellidos que tenian algunos de mis companeros de clase, que se sentaban en el pupitre de al lado sin saber que mi madre era una de las cabecillas de las bandas de la droga que trafican en la frontera. Lo que si sabian, de todos modos, era que yo conocia a la gente adecuada para que les pasase marihuana, coca o lo que les apeteciera en el momento. Yo me sacaba una pasta y procuraba no meterme nada para no perder la cuenta. Siempre he sido mas lista que los demas. Incluso mas lista que mi madre, que se las ha arreglado para seguir surfeando la ola todo este tiempo sin llegar a caerse. Mientras que sus queridos caian como moscas cada vez que la policia abria una investigacion, y aunque a mi madre la han llamado a declarar en varias ocasiones, siempre ha sabido estar un paso por delante para evitar sufrir el mismo destino que mi padre. Yo soy igual. Quiza todavia mas lista. Todavia soy joven y la gente tiende a infravalorarme, pero yo se que puedo hacer muchas cosas que otros no pueden. Si ellos supieran... Hoy, mi madre va a ir a visitar a su prometido, del cual ya os he hablado antes. Yo voy con ella. Me he alisado el pelo y me he pintado los ojos con el doble de cuidado que siempre. Hasta me he puesto algo de brillo y me he vestido con una de mis camisetas nuevas, amplia y atrevida aunque no llega a tener escote. Tengo el cuerpo fibroso y no destaco por las curvas. Despues de tantos anos practicando aikido (mi madre me apunto desde que cumpli los siete anos con la esperanza de hacer de mi una mujer autosuficiente y sin miedo), no tengo tanto pecho como algunas de mis amigas ni mi culo destaca en plan Kardashian. Lo que si tengo son unos brazos firmes y unas piernas que ya las quisieran muchas, y un vientre plano en el que se podrian partir nueces. Pero mi cuerpo no importa cuando se puede mirar como lo hago yo. Y creedme, nunca he necesitado insistir demasiado para enrollarme con los tios que me han interesado desde que cumpli los quince anos.

  • Nomeolvides (Coraje 1) de Kris L. Jordan

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    Dos hombres diferentes e inmersos en mundos distintos se enfrentaran a sus miedos.
    Martin es un policia de Manhattan obsesionado con resolver un caso de asesinatos en serie. Aterrado con el parecido que tiene su hermana con las victimas, intenta sobreprotegerla. Pero no podra hacer nada frente a la pasion que ella sentira por una persona inadecuada.
    Las pistas que ha dejado el asesino son escasas, el tiempo corre y Martin sabe que habra otra victima. ?Conseguira atraparle a tiempo?
    A su vida estresada, se une la aparicion de un fantasma que parece necesitarle e intenta comunicarse con el de manera desesperada.
    Ivan ha luchado por vivir, por salir adelante en un mundo corrupto. Abandonado en un Hospicio, aprendio a ocuparse de si mismo sin importarle los demas. Anos despues le persigue el sueno visionario de sor Mari, que le previene de una mujer que de manera casual aparecera en su vida. Pero no podra resistirse a su pasion, porque su corazon sera quien tome las riendas.
    ?Que tienen en comun un policia y el dueno del mejor club de striptease y prostitucion de Manhattan?

  • Los afectos de Rodrigo Hasbun

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    El dia que papa volvio de Nanga Parbat (con unas imagenes que trituraban el alma, tanta hermosura no era humana), mientras cenabamos, nos dijo que el alpinismo se habia tecnificado demasiado y que lo importante se estaba perdiendo, que ya no escalaria mas. Tras oirlo mama sonrio como una idiota, creyendo que esas palabras contenian algun tipo de promesa, pero se quedo callada para no interrumpir. Es la comunion con la naturaleza lo que importa, siguio diciendo el, la barba mas larga que nunca, tan oscura como sus ojos un poco desquiciados, la posibilidad de llegar a los lugares que han sido abandonados hasta por Dios es lo que importa. No, por Dios no, se corrigio, en el principio de uno de esos monologos que duraban horas apenas llegaba, antes de que empezaran a crecerle el silencio y las ganas de emprender una nueva aventura, es mas bien en esos lugares donde se lo encuentra, donde Dios descansa de nuestra ingratitud y sordidez. Monika y Trixi lo oian sumidas en una hipnosis incipiente y mama ni que decir. Eramos su clan, las que lo esperabamos, hasta entonces siempre en Munich pero ahora en La Paz desde hacia un ano y medio. Irse, eso era lo que papa sabia hacer mejor, irse pero tambien volver, como un soldado de la guerra permanente, hasta reunir fuerzas para irse una vez mas. Solia suceder luego de unos meses de quietud. Esta vez, justo despues de quejarse del alpinismo, con la boca medio llena, menciono que pronto se largaria en busca de Paititi, una antigua ciudad inca que habia quedado enterrada en medio de la selva amazonica. Nadie la ha visto en siglos, dijo y me dio pena mirar a mama, constatar lo poco que le habia durado la ilusion. Esta llena de tesoros, los incas los resguardaban ahi de la codicia de los conquistadores, anadio el, pero eso era lo que menos le interesaba, su unico tesoro seria encontrar las ruinas de la ciudad. Lo cierto es que a su regreso de Nanga Parbat habia hecho una escala decisiva en Sao Paulo y finalmente tenia el financiamiento y los equipos. No hay que olvidar cuanto tiempo paso desapercibida Machu Picchu, dijo, durante cientos de anos nadie sabia que estaba donde esta, hasta que el audaz de Hiram Bingham la encontro. Papa se sabia los nombres de mil exploradores, yo no. Me faltaba un ano de colegio y mis preocupaciones eran otras, entre ellas que haria despues. La Paz no estaba tan mal, pero era caotica y nunca dejariamos de ser extranos, gente venida de otro mundo, un mundo envejecido y frio. Al menos ya habiamos logrado adaptarnos, despues de meses de meses luchando contra todo, incluido el bendito espanol. Mama apenas podia hablarlo, pero mis hermanas lo manejaban cada vez mejor y yo me defendia sin grandes dificultades. Mi segunda opcion era regresar a Munich. Me disuadia el hecho de que Monika estuviera considerandolo tambien, porque en ese caso quiza terminariamos viviendo juntas. Ella tenia dieciocho recien cumplidos y acababa de graduarse y estaba mas confundida y rabiosa que nunca. Con sus crisis nerviosas habia logrado que todo girara a su alrededor aun mas que antes, y que Trixi y yo tuvieramos que resignarnos a ser personajes secundarios, un poco como mama en relacion con papa. Era feo verla revolcandose, no voy a negarlo. Era impactante, horrible incluso, hasta habiamos tenido que atarla la ultima vez. ?Papa ya sabia? ?Se lo habia contado mama en alguna carta? ?Se lo habia contado mas temprano, apenas se quedaron solos en su cuarto, antes de la cena? Aunque mama llevara meses implorando, Monika no le daba importancia al asunto (no es nada, decia, dejenme en paz) y se negaba tajantemente a visitar a un psiquiatra o a un medico internista. En cualquier caso, el desorden interior de mi hermana coincidiria diez dias despues de la llegada de papa con esto otro: los arqueologos brasileros a los que esperaba le notificaron que necesitaban postergar el inicio de la expedicion. El no entendio los motivos o los asumio como una afrenta personal, y una tormenta de mierda se desato entonces en casa. En los dias siguientes lo oimos hacer llamadas interminables, cerrar puertas con todas sus fuerzas, amenazar y gritar. Entre medio se la pasaba rumiando como una bestia en cautiverio, como un hombre que lo ha perdido todo. Nosotras estabamos de vacaciones y no podiamos eludir el martirio. Al fin, una tarde en la que Monika y yo lo ayudabamos en el jardin, le propuso a ella que lo acompanara. Mi hermana no sabia si queria estudiar ni que estudiaria si lo hacia, ni donde lo haria de hacerlo. Por lo demas, ella habia sido la que cuestiono mas la decision de instalarnos en Bolivia, hasta en el barco sus reproches fueron de nunca acabar. No podemos dejar nuestras vidas asi como asi, decia antes de que empezara el pataleo, eso no se hace. Empezar de cero es una oportunidad que pocos tienen, decia papa. Empezar de cero no se puede, lo cortaba mi hermana, irse es de cobardes. Ante palabras como esas el se quedaba callado y a ella su silencio le daba rienda suelta, al menos hasta que el perdia la paciencia, y entonces mama nos decia a Trixi y a mi que nos fueramos a pasear por la borda mientras ellos se quedaban discutiendo, a veces durante horas. Luego, el dia que llegamos a La Paz, entendi mejor los temores de mi hermana. Nada era reconocible (habia ninos mendigando por las calles, indios cargando bultos enormes en sus espaldas, demasiadas casas a medio construir), y en general todo se veia precario y sucio. Un par de meses despues, ya acomodadas en un barrio centrico y luego de que papa se hubiera ido a Nanga Parbat, empezaron las crisis nerviosas de Monika. Habia pasado mas de un ano desde entonces. Ahora, en el jardin, para mi sorpresa, acepto de inmediato la propuesta que el acababa de hacerle. Obviamente papa intentaba matar dos pajaros de un tiro: contar con su ayuda para la expedicion, que segun supimos entonces habia decidido no retrasar un solo segundo, pero ademas alejar a Monika de sus demonios y de su incertidumbre. Tras oirlo, incredula, dije que tambien debia llevarme. Tu todavia estas en el colegio, pelotuda, se entrometio mi hermana. Puedo faltar unos meses, respondi sin perder la calma, y luego volvi a dirigirme a papa. Algo como esto podria ser importante en mi vida, dije, tu lo sabes mejor que nadie. ?Como seria para el volver a casa despues de tanto tiempo rodeado de naturaleza inhospita, acompanado unicamente por hombres parecidos a el? ?Habria pasado algo de lo que no estabamos al tanto para que no quisiera seguir escalando? Y con lo de Paititi, ?que buscaba realmente? ?Y yo? ?Faltar a clases nada mas? ?Sentirme unica entre mis amigas, que reventarian de la envidia al enterarse? ?No quedarme atras en relacion con Monika? Como si lo hubiera previsto todo, incluidas las preguntas que me estaba haciendo, se le formo una sonrisa rara a papa mientras asentia. Se me helo el pecho y mire a mi hermana y ella me miro y ya ninguna supo que decir. Supongo que nos dio miedo saber que el asunto iba en serio.

  • La biblia de los Caidos. Tomo 1 del Testamento de Sombra de Fernando Trujillo Sanz

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    Sueltaesecrucifijo,anormal--gruno Julio, lanzando un zarpazo alas manos desu companero. Oscar retrocedio para esquivar el golpe mientras aferraba con mas fuerza la cruz de plata que habia robado en una iglesia poco antes de acudiralli. Era grande, pesada y estabarecargadacon profusion de detalles ornamentales. --Nunca he visto a un vampiro --dijo con un levetembloren la voz--. Tener un crucifijo me daconfianza. Julio carraspeo. El sonido reboto entre las paredes curvadas del anden. Eran las tres de la madrugada y la estacion de metro de San Bernardo estaba desierta. --No eres creyente --se burlo--. No te servira de nada. Pero no temas, los vampiros no beben sangre de idiotas. Tengo entendido que les produce diarrea. Secagan patasabajo. Oscar no se dejo provocar ni desvio la atencion de las manos de su companero. Sabia que esperaba una oportunidad para arrebatarle la cruz. Julio podia ser muy molesto cuando se aburria. En el ultimo trabajo que les encargaron, les toco escoltar a una de las chicas del jefe. Tuvieron que esperar en elcoche cerca de cuatro horas mientras la mujer se probaba toda la ropa de un centro comercial. Julio no paro de incordiarlecon cualquier pretexto. Yahora,en aquelsolitario anden, no habia mucho que hacer. Ademas, elsi tenia miedo. No podiaadmitirlo abiertamente porqueeso no ofrecia una buenaimagen en alguien desu profesion. Sesupone que nada puedeasustara unmaton asueldo, y normalmenteeseeraelcaso, pero no esta vez, no cuando setrataba de un... --!Cerrad el pico de una vez! !Los dos! --Gruno Emilio,eljefe. Los dos guardaespaldas obedecieron. Irguieron sus musculosos cuerpos y aguardaron. En eso invertian la mayor parte del tiempo, en esperar. Emilio era un jefe razonable, quizas demasiado para ser el cabecilla de una red de trafico de drogas que introducia toda clase de sustancias ilegales en Madrid. Hablaba mucho. En opinion de Oscar, Emilio sobreestimaba el poder de la palabra y la conversacion, lo cual dejaba poco lugar para la accion intimidatoria, que era la especialidad de los dos guardaespaldas. Como consecuencia, tenian bastante tiempo libre, que Oscar invertia en el gimnasio. Curiosamente, ahora que daba menos palizas a los morosos, estaba mas fuerte que nunca. Que desperdicio. En cambio, con su anterior jefe, lascosaseranmuy diferentes.Allicuando alguien se pasaba delaraya, Oscar seencargaba desenalarleal insensato su error, de unmodo doloroso, por supuesto, porquesi no, secorriaelriesgo de queel pobreinfeliz no aprendieralaleccion. --No creo que venga --dijo Julio--. En cualquiercaso, sea o no un vampiro,es un impuntual. Emilio consulto elreloj. --Esperaremos --dijo eljefe--. Su reputacion es intachable. Eselmejor, nuncafalla, y siemprecumplesu palabra. Sise hacomprometido a venir, vendra. Oscar se pregunto como el jefe sabia tanto del vampiro. No es que figurara en las paginas amarillas, precisamente, aunque en realidad, ningun asesino asueldo lo hacia. Julio se habia ofrecido para hacerel trabajo elmismo, asegurando queentreel yOscar podrian liquidaral objetivo sin problemas. Oscar se puso bastante nervioso cuando se entero delatrevimiento de su estupido companero, que por supuesto no habia contado con su opinion antes deabrir la bocaza. Por fortuna, Emilio era un hombresensato y desestimo la oferta, lesaseguro que yateniaal hombreindicado paraeltrabajo. Oscar suspiro aliviado. Una cosa era proteger al jefe por la calle, intimidar a algun camello que se pasara de la raya, y dar alguna que otra paliza a quien se retrasara en un pago, pero matar a una persona, asesinarla a sangre fria, era algo muy diferente. Hacen falta algo mas que musculos para lograrlo;es necesario talento, inteligencia, y otrascualidades que seguro que Julio no tenia. Tal vezel bocazas de su companero podria liquidar a un delincuente vulgar, en la calle, a solas y sin un plan complejo. Pero se trataba de matar a un juez y de eso solo puede ocuparse un profesional. Oscarconsiguio mantener la compostura cuando Emilio les dijo que iba a contratara un vampiro. No sonrio nifruncio elceno, ni pregunto si habia oido bien. Porelcontrario, se mantuvo serio y espero a queeljefeexplicara que habiasido una broma. Pero no lo era. Oscar habia oido rumores en las calles sobre vampiros, demonios y otras criaturas. Estupideces. La gente dice cualquier cosa cuando esta drogada o para asustar a los demas. Tambien se hablaba de fantasmas, angeles y toda clase de figuras sobrenaturales muy poco originales. Incluso oyo una vez una leyenda sobre un hombre que no tenia alma. Menuda basura. Oscar se estaba cansando de lidiarcon tanta chusma en su trabajo, a veces incluso a pesar del dinero que ganaba. Estaba ahorrando y calculaba que en un par de anos, o tal veztres, podria salir de aquelasqueroso mundo. Sin embargo, su jefesicreiaen esas historias,almenos,en los vampiros. Cuando lesexplico queteniaa un asesino infalible y quesetrataba delreputado Sombra, Oscar no pudo evitar sorprenderse. Aquel nombrelesonaba, estabaseguro de quelo habia oido antes y enmas de una ocasion. Laincertidumbre de no recordar mas datos lellevo arobarelcrucifijo, por siacaso. Julio le dio una patada a una lata abollada, que fue rodando con un molesto chirrido hasta caer en las vias del metro. Dos ratas salieron corriendo entrelos railes. --?No puedesestarte quieto? --lereprendio eljefe. Julio seencogio de hombros. --Alo mejorelruido asustaalos vampiros. Un periodico que descansaba sobre un banco se elevo en elaire y oscilo en un baile lento y pausado. El panelelectronico que mostraba el nombre delaestacion parpadeo. Dela oscura boca deltunelsurgio humo, tal vez niebla. Elairesusurro. --La verdad es que el ruido no nos asusta. --Se giraron. Habia un hombre justo detras de Julio, con una sonrisa turbia en la cara--. Lo cierto es quelos queasustamos somos nosotros. Julio dio un paso atras, sobresaltado. El recien llegado era un hombre bien parecido, de cabello castano, un poco mas largo de lo que dictabala moda, pero queleconferiacierto airerebelde y atractivo. Calzaba unas llamativas deportivas decolor rojo, vaqueros gastados y una camisa de cuadros por fuera del pantalon, formando un conjunto muy informal. Media metro ochenta, mas o menos, y aunque no estaba ni la mitad defuerte quelos fornidos guardaespaldas de Emilio, seadivinabacierto tono muscular y bien proporcionado. --Tu debes deser Sombra --dijo Emilio. --Elmismo --confirmo elasesino--. Mis disculpas porelretraso. Otro asunto reclamaba miatencion. Se movia con aire despreocupado, despacio, pero sin dejar de pasear. AOscar le llamo la atencion que tuviera la piel bronceada, le habia imaginado tan palido como una hoja de papel. A pesar de que fuera un vampiro y un asesino implacable, su aspecto no le impresiono. No aparentaba mas de treinta anos, pocos para un autentico profesional, a menos, claro, que de verdad fuera inmortal. Lo cierto era que contemplarleestaba disipando sus miedos,empezabaacreer que no setrataba de un vampiro. --Tengo un trabajo parati. --Eljefechasqueo los dedos. Oscar saco un sobrecon documentacion y selo tendio a Sombra, pero laatencion del vampiro se habia dirigido a otra parte. --Bonita cruz --dijo. Alargo la mano y acaricio los bordes plateados con el dedo indice--. Es una cruz presbiteriana. Su diseno esta basado en las cruces celtas medievales de Irlanda y Gran Bretana. Representa una doctrina protestante del siglo XVI , una opcion religiosa interesante. --Yo no... --Oscar se quedo momentaneamentesin palabras--.?No te desagrada? --?Ami? --seextrano el vampiro--. Yo tengo tres, de oro. --?Podemoscentrarnosen los negocios? --dijo Emilio. --Desdeluego. --Sombratomo elsobre y extrajo la documentacion. Larepaso conmucharapidez, un par desegundos por pagina--. Un juez... No es una peticion habitual. --?Ya has leido todo elinforme? --pregunto Oscar un tanto asombrado. --Leo muy deprisa --aseguro Sombra. Oscar no le creyo. Estaba claro que era un fanfarron. Sintio el impulso de preguntarle algun dato concreto para desenmascararle, pero supuso que al jefe no le gustaria la idea. El vampiro retomo sus andares tranquilos, deslizandose entre ellos, silencioso, echando algun vistazo esporadico alas paginas delinforme. --?Algun problema? --quiso sabereljefe. --En absoluto --contesto Sombra--. Entiendo queestecaballero hainterferido en tus negocios y quieres librarte deel. --Tu tareaes matar y los motivos no teinteresan--dijo Emilio--. O almenoseso es lo que dicen deti. Eso y que nuncafallas. El vampiro se detuvo. Quedo deespaldasaellos, mirando las vias delmetro. --Puedesestar seguro de que yo no fallo jamas. La preguntaera por simplecuriosidad profesional. Emilio suspiro. --Es un juez muy testarudo. No quiere aceptar un soborno y eso que le he ofrecido una cantidad mas que razonable... Es una de esas personas conmoral, no las soporto. Ha encarcelado a varios miembros de mi organizacion y se ha convertido en una amenaza para mi red de trafico de drogas. Lo quiero muerto. Sieres tan bueno como se dice, puedes fijarel precio queteconvenga. --Ya veo. Es una gran oferta, sin duda --dijo Sombra aunmirando a la oscuridad del tunel--. Claro que asesinar a un juez no sera facil. Provocara unainvestigacion... --?Yeso que mas te da? --leinterrumpio Oscar--. ?No eres un vampiro? --Lo soy--dijo Sombrasin volverse. --Entonces no tendras problemasenmatarle --siguio Oscar--.Ano ser quete hayas inventado esachorrada paracobrar mas pasta y dar miedo alos demas. Sombrase volvio, le miro directamentealos ojos. --?Te doymiedo? Oscar dejo lacruzen elsuelo y saco su pistola. --No. Yno creo queseas un vampiro --dijo mientras leapuntaba directamenteal pecho--. Mas bien eres un fantoche. --?Queestas haciendo? --pregunto Julio. Su forzudo companero retrocedio un paso. --Guardaelarma --le ordeno eljefe. Oscar no obedecio. --?Por que? Sies un vampiro de verdad, la bala no le hara nada.?No esasi? Sombraempezo aandar haciael,con unasonrisaencogidaen los labios. Seacercaba despacio,zigzagueando. --Cierto, una bala no puede detenerme. --?Te has vuelto loco? --pregunto Julio. --No lo hagas --insistio eljefe. El vampiro seacerco mas, siempre mirando directamentea Oscar. --Quieres apretar el gatillo, ?verdad? Lo veo en tus ojos. --Sombra comenzo a caminar en circulos alrededor de Oscar, que mantenia el canon apuntandole en todo momento--. Tienes dudas, deseas dispararme y averiguar si de verdad soy o no un vampiro. Suponias que el crucifijo te protegeria de mi, pero hascomprobado que no y eso te ha puesto nervioso. Sombraacelero un poco el paso, estrechando un poco elcirculo con cada vuelta. Julio y Emilio le pedian a Oscar que bajaraelarma, pero el guardaespaldas no les haciacaso. --!Retrocede! --grito Oscar. Una gota de sudor resbalo por la mejilla. La pistola empezo a temblar en sus manos--. Disparare, te lo advierto. Elasesino aumento la velocidad. --Veo queeres un hombre muy fuerte ymusculoso. Si no soy un vampiro, no deberias necesitaresa pistola parareducirme. Como puedes ver, estoy desarmado. --Sombra sacudio su camisa de cuadros para hacer patente que no ocultaba nada. Siguio girando. Pasaba delante de Julio yEmilio cada vezmas rapido, siempre bajo laamenaza delcanon de Oscar--. Pero no guardas la pistola. Elmiedo te domina. Oscarestiro un poco el brazo. Ahorala pistolaestabaa menos de un palmo del pecho de Sombra. La mano letemblaba. --!Te he dicho queretrocedas! --?Por queibaa hacerlo? La bala no puedeconmigo. Vamos, dispara y compruebalo. No me pasara nada. --!Bajaelarma, imbecil! --grito Julio. --!Dejad de dar vueltas! --ordeno Emilio. Sin detener su movimiento alrededor de Oscar, Sombra separo los brazos y coloco su pecho a un centimetro escaso del canon de la pistola. --Asi, justo en elcorazon --dijo. El guardaespaldas, que continuaba girando al ritmo de Sombra para mantenerle encanonado, empezo a sentirseconfuso ymareado--. Manten el pulso, no tiembles tanto. Mucho mejorasi... Ahora dispara,acabemoscon esto. --!Tu telo has buscado! --Hazlo --dijo Sombra,con suavidad,casien un susurro--. No seascobarde, vencetumiedo. !Dispara! Sombrasonrio ymostro loscolmillos. Seinclino un poco hacia delante. Oscarapreto el gatillo. Un disparo atronador resono en elanden y quedo ahogado por la punzada de un gemido. Elcorazon de Oscar latia descontrolado. Cuando sumano temblorosaseabrio, la pistola humeantereboto contraelsuelo. --?Que has hecho? --grito Emilio. Oscar aun no lo entendia. Hacia un i

  • Seducir a un asesino (Novelas solidarias 2) de Antonio Arteaga Perez

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    Un investigador privado especializado en casos de infidelidad irrumpe por accidente en el lugar donde se esta cometiendo un sangriento crimen. Es atacado por alguien a quien no puede ver con claridad, sobrevive de milagro y solo conserva recuerdos borrosos de lo ocurrido. A partir de ese momento se producen mas asesinatos que parecen estar relacionados con su persona y sus circulos mas cercanos. Ayudado por un inspector de homicidios retirado y sus companeros de la agencia de detectives tratara de hallar alguna pista alli donde la policia no parece encontrar nada.

  • La peor pesadilla de Mark Edwards

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    Le cayo como una bomba nuclear: unos segundos de inocente calma, quiza un leve silbido al precipitarse sobre el y, despues, la nada cuando, al abrir la puerta de casa, vio que todo estaba demasiado tranquilo y supo de inmediato que algo iba mal, pero no hasta que punto, no pudo siquiera sospechar lo absoluto e irrevocable de ese mal. Habia sido un dia especialmente largo. El inspector Patrick Lennon habia estado encerrado siete horas en una sala de interrogatorios sin ventanas con un drogadicto poco dispuesto a colaborar llamado Dean Kervin, que tenia la cara como una patata hervida hacia varios dias. Pese a que varios testigos y dos camaras de seguridad lo habian visto reventar el escaparate del outlet de prendas deportivas y matar a palos al guardia de seguridad, el se empenaba en negarlo. No paraba de repetir: <>. Patrick llevaba todo el dia ansiando un poco de aire fresco y un cafe sin recalentar, pero lo que de verdad lo mantenia en pie era la idea de volver a su casa, calentita y perfumada, y abrazar a su tierna pequena de cinco meses, Bonnie. Una copa de vino en una mano, Bonnie acurrucada en la curva de su otro brazo y, en cuanto Bonnie se quedara dormida, comida china a domicilio mientras veia una pelicula con Gill. Casi le hacia reir el que un cuadro asi lo reconfortara tanto. Su yo adolescente se habria burlado despiadadamente de el. ?Vino y bebes? ?Chino y peli? Patetico. No. Patetico, no. La felicidad, la seguridad, la pureza de la familia eran la esencia de la vida. El unico inconveniente, en el frente domestico, era que Gill llevaba algun tiempo bastante deprimida. Todos sabian lo duro que era quedarse en casa el dia entero con la chiquitina, sobre todo para una atareada profesional con un cargo de responsabilidad. Gill era abogada y nada la hacia mas feliz que destrozar, destripar con palabras a desgraciados como aquel Dean, el tipo de la cara de patata. Lo hacia con tanto aplomo... Patrick confiaba en que pronto recuperase esa chispa. Aunque fuera de los tribunales era una mujer sociable y cordial por naturaleza, toda aquella camarilla de la NCT, esa oenege de apoyo a las madres primerizas, con sus cuadrillas de madres amamantadoras que invadian las cafeterias y asistian a clases de musica infantil, no acababa de llenarla. Lo habia intentado, pero siempre habia vuelto a casa amenazando con ponerse a gritar en cuanto volviera a oir hablar de panales y caquitas. La idea hizo sonreir a Patrick mientras estacionaba, marcha atras, el Prius bronce (otra de esas cosas que su yo adolescente le habria censurado) en la pequena entrada de la casita adosada que ocupaban en West Molesey. Cuando queria impresionar a alguien, les decia que vivia <>, aunque, en realidad, West Molesey estaba a dos kilometros y medio y era la hermana pobre de la grandiosa East Molesey, que disponia, en cambio, de una zona declarada patrimonio historico-artistico y multitud de fincas de dos millones de libras. Nunca se habia alegrado tanto de volver a casa. Hasta habia parado en el super para comprar una botella de vino y un ramo de gerberas, las favoritas de Gill. Mas tarde se pregunto si lo habia sabido desde el mismo instante en que habia hecho girar la llave en la cerradura o si solo habia imaginado que lo sabia. Lo que si percibio de inmediato fue el silencio. No creia que hubieran salido porque el cochecito estaba en el pasillo y todas las luces encendidas. ?Habrian ido un momento a casa de algun vecino? Improbable. Los vecinos mas proximos habian resultado bastante desagradables y Gill no habia hecho amistades en las inmediaciones. Normalmente se oia Radio 2 a todo volumen y en la tele se veia, sin sonido, la programacion infantil de la BBC. Ni el ruido de la secadora dando vueltas, ni el de la tetera hirviendo el agua, ni el repiquetear habitual de Gill por la cocina mientras preparaba la cena para ellos dos... No se oia nada de eso. --?Hola? --grito Patrick al tiempo que entraba y cerraba la puerta--. ?Gill? Nada. Fruncio el ceno. Se quito la chaqueta de cuero, colgo las llaves del automovil en el cuelgallaves dispuesto junto a la puerta y dejo las flores y el vino en el suelo de la entrada. Debian de haber salido, se dijo, luego titubeo; tuvo el presentimiento de que no era asi. Se le erizo el vello de todo el cuerpo, pese a que, en aquellos momentos, no tenia motivo para temer nada. --Gill, ?donde estas? --insistio nervioso antes de enfilar el pasillo que conducia a la cocina, al fondo de la casa. Cuando pasaba junto a la escalera, un movimiento lo sobresalto. Su mujer estaba sentada en el tercer escalon, con una cara que el no le habia visto a nadie en toda su vida. Su rostro, por lo general sonrosado, estaba ceroso y demacrado, y sus ojos, inmoviles, eran dos mares de espanto. Aferrada al juguete favorito de Bonnie, una Peppa Pig de punto, se mecia en silencio adelante y atras. Patrick hizo un aspaviento y la agarro por los hombros, medio abrazandola medio zarandeandola. --!Gill, carino!, ?que ocurre? --pregunto, hincandose de rodillas en las escaleras, abrazandola fuerte y meciendose con ella--. ?Que ha pasado? ?Ha muerto alguien? Aquel fue su primer pensamiento, porque, de haberle pasado algo a Bonnie, Gill no estaria sentada en las escaleras, sino junto a su cuna. Ella no respondio. Lo ignoro, como si no hubiera detectado su presencia. --Hablame, carino, ?que ha pasado? !Gill, por favor! La encontro menuda, la mitad de su tamano normal, como encogida por la conmocion y por aquel terrible dolor no manifiesto. --?Donde esta Bonnie? Gill dejo de mecerse. Dejo de respirar y apreto los labios, aquellos labios sensuales de los que Patrick se habia enamorado antes incluso de conocerla bien. Cerro los ojos y clavo los dedos en el rosado cuerpecito blando de Peppa Pig. Luego empezo a gemir. El gemido se torno ganido, despues bramido y, por ultimo, cuando volvio a abrir la boca, se transformo en un aullido de dolor casi animal que retumbo en las paredes y privo la casa de cualquier resquicio de paz para siempre. Patrick se levanto como un resorte mientras escapaba de su boca un sollozo. --Ay, Dios mio, Gill, ?donde esta la nina? ?Que ha pasado? ?DONDE ESTA? Aparto a su mujer y, aunque lo hizo solo con un empujoncito, Gill volco y rodo por los dos peldanos restantes hasta el suelo, donde quedo inmovil, sin dejar de proferir aquel aullido sobrenatural. El subio la estrecha escalera como un maratonista en su tramo final y, con la respiracion atrapada en el pecho, rodeo bruscamente la barandilla y entro en el diminuto dormitorio de Bonnie. Al principio, penso que habia una muneca tendida en su camita, una extrana muneca hinchada, de color purpura. Se adentro en la estancia y comprendio que la muneca era Bonnie. Sus extremidades estaban retorcidas de forma poco natural y tenia marcas visibles alrededor del cuello. Marcas de dedos. Tras proferir un aullido aun mayor que el de su mujer, solto la barra protectora de la cuna e inclinandose sobre su hija sin vida trato de insuflar aire en sus pulmoncitos inertes. Con dos dedos delicados y temblorosos le masajeo el esternon, rezando para hacerlo bien, procurando recordar correctamente los pasos del curso de reanimacion cardiopulmonar infantil al que Gill habia insistido en que asistieran ambos durante su embarazo. <> Bonnie seguia amoratada. Aun estaba caliente. Eso era bueno. <> Las lagrimas de Patrick cayeron en los parpados cerrados de la criatura. <>

  • Dios salve a Texas de Lawrence Wright

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    La exploracion de uno de los estados mas controvertidos de Norteamerica desde la penetrante mirada y el humor de un nativo.

  • Matar al tertuliano de Juan Pedro Cosano

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    Florencio Paton es inspector jefe de la UDEV de la comisaria de policia de Pozuelo de Alarcon. Odia su nombre y su apellido, ha sufrido un mal divorcio y ha de soportar a un hijo que, sin trabajo y proximo a la treintena, dedica su tiempo a cazar Pikachus con sus amigotes. Esta cansado de su trabajo, tal vez tambien de la vida, espera el pase a la segunda actividad y, en su existencia, hay pocos alicientes aparte de su desmedida aficion a las series y a las buenas peliculas. Tiene entre quienes lo conocen fama de bebedor, de algo machista y de hacer gala de una cierta radicalidad en sus opiniones.

  • El dia que suenes con flores salvajes de Paola Calasanz

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    Una novela inolvidable que te ayudara a reconectar con la naturaleza salvaje, escrita por la directora de arte, youtuber e instagramer Dulcinea.

  • Los vecinos de Fredrika Bremer

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    Un autentico exito internacional del siglo XIX

  • Yo que tanto te quiero (Los Lamarc 3) de Marta Querol

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    Valencia, 1977. En Espana se celebran las primeras elecciones generales despues de la muerte de Francisco Franco. Politica, revueltas sindicales y reuniones acaloradas son parte de la vida cotidiana en un pais en ebullicion.Lucia no es ajena a ese torrente de ideas y manifestaciones culturales, pero tampoco a la ruptura del matrimonio entre sus padres, cuyo divorcio, una guerra de enganos y misterios, amenaza con acabar incluso con su vida.Yo que tanto te quiero es el emocionante homenaje de una hija a su madre luchadora y desdichada, la pieza clave de un rompecabezas que comenzo en El final del ave Fenix y que nos acerca a la historia reciente de Espana desde una optica nueva.

  • La buena cosecha de Sheila Maldonado

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    El padre McGrath ha sido destinado recientemente a Kilkenny para ocupar el puesto de reverendo en la Iglesia de Santa Maria.
    Sus ideas renuevan el panorama social , cosa que no agrada a determinadas personas que ejercen cierto poder en la localidad y que quieren controlarlo todo.

  • El contrato (Casaderas 1) de Catherine Bybee

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    Blake Harrison necesita urgentemente una mujer con la que casarse. Samantha Elliot, propietaria de una agencia matrimonial, tiene dos dias para encontrarla…

  • La sombra de la Ruta de la Seda de Colin Thubron

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    El viajero experimentado emprende la ruta. Cuarenta anos atras visito algunos de los lugares, asi que ciertos tramos del camino los conoce ya. Si, le resultan familiares pero a la vez distintos, pues los tiempos ahora son otros, otros los regimenes que los gobiernan, otros los terrores. El tambien era una persona diferente.

  • Los que duermen en el polvo de Horacio Convertini

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    Jorge se repone a la desaparicion de su mujer entre un pequeno grupo de hombres y mujeres que resiste una extrana y feroz invasion, cuando dentro de la ciudadela amurallada empieza una serie de muertes misteriosas.

  • El hambre de Alma Katsu

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    En mayo de 1846 partio una caravana de pioneros de Missouri hacia California. Tomaron una nueva ruta que cruzaba el desierto del Gran Lago Salado y ese invierno se encontraron atrapados en Sierra Nevada debido a las dificultades del terreno y a una serie de accidentes. Cuando los pudieron rescatar en febrero del ano siguiente muchos pioneros habian muerto y se supone que los que quedaban vivos habian logrado sobrevivir gracias al canibalismo. Hasta aqui, la historia. Alma Katsu toma este legendario episodio del Oeste americano y lo recrea dandole un giro especial. La caravana no solo se enfrenta al frio, a la perdida del ganado, que muere sin poderse mover en la nieve, a la falta de provisiones, a las rencillas entre sus miembros… sino que el bosque se empieza a llenar de criaturas que les acechan.

  • El error de Clara Ulman de Cristina Higueras

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    Cristina Higueras construye en esta novela un turbador thriller en el que su protagonista transgrede todas las normas para adaptar el mundo a sus principios.

  • Arrastrame al infierno contigo (Samsara 1) de Jane Reyals

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    ?Que harias si el amor de tu vida, por el que renunciaste a tus alas, no recordara siquiera tu nombre? Los secretos, los celos, el amor, el deseo y la posesividad inundan la vida de Naia, una joven que oculta un gran secreto. Inmersa en sus estudios, rechaza cualquier tipo de relacion con los hombres, pero pronto se sentira acorralada por un profesor que afirma conocerla mas de lo que ella cree. Entretanto, Zackary, un angel arrojado a la tierra, condenado por amar lo prohibido, intentara recuperar a su angel. Para ello entregara sus alas a los Kazoos, los guerreros del infierno, encargados de recuperar el mapa, el unico conducto que puede llevarlos de vuelta al Eden. Angeles deberan unir fuerzas para derrotar Kazoos del ultimo ser que esperarian, aquel que aguarda librar una batalla milenaria para cumplir su venganza.

  • 21 lecciones para el siglo XXI de Yuval Noah Harari

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    Vuelve Harari

  • Razzagel y las armas magicas de J.c. Marwill

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    Treinta anos despues de derrotar a una temible reina, quien puso al mundo de los humanos y seres magicos en tinieblas, nuevos sucesos inesperados estan por ocurrir. Un ser siniestro intentara resurgir nuevamente a la reina de la oscuridad.
    Para detener su cruel plan, Razzagel y un grupo de jovenes guerreros buscaran conseguir las poderosas armas magicas. Con ellas, intentaran vencer, definitivamente, al mal que aspira reaparecer.

  • Besos que dejan cicatrices de Alissa Bronte

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  • Eden de Pilar Parralejo

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    El pequeno reloj de pared marco las seis con su habitual y peculiar crujido, avisando a Ellie que ya era hora no solo de su fin de jornada sino de la particular fiesta de cumpleanos que tenia en menos de una hora. Se levanto, con una sonrisa de oreja a oreja despues de apagar su ordenador y, tras guardar todo debidamente, cogio su abrigo del perchero, lo dejo sobre su escritorio, se colgo el enorme bolso de su hombro derecho y camino hacia el despacho de su jefe, un tipo guapisimo del que llevaba casi tres anos platonicamente enamorada. Y es que… ?Como no estarlo? Chris era un seductor nato, rubio, ojos verdes, cuerpo atletico, alto, con una voz hipnotizadora… Tenia lo que ella consideraba un gran defecto y es que, aunque era como un Dios encarnado, era el tipo mas mujeriego del mundo, nada que una chica decente, como lo era ella, necesitaba. Llamo a su puerta con un par de toques y, cuando Chris le dio permiso para abrir, simplemente le dijo que ya era la hora de marcharse y que, si no necesitaba nada mas, se marchaba. --Puedes irte. --Dijo con una sonrisa--. Pero antes espera. Se levanto de la silla de cuero blanca y se acerco a ella. Ellie trato de dar un paso atras al creer que iba a hacer lo que ella pensaba, y no se equivoco, no al menos del todo. Chris la rodeo por la cintura, trayendola contra si, se inclino ligeramente y la beso. No fue un beso como el que cualquiera hubiera deseado, ella aparto la cara y sus labios terminaron en su mejilla izquierda, hecho que le hizo sonreir ya que Chris sabia que iba a hacer justo lo que hizo. --Feliz cumpleanos. --Gracias --respondio ella, colorada como un tomate. Chris volvio a su sillon con una sonrisa en la cara y ella simplemente salio de alli. En los casi tres anos que llevaba trabajando para Chris, ni una sola vez le habia felicitado en su cumpleanos. Supuso que, como todo estaba patas arriba por la boda de su hermano, el tambien estaba, en cierto modo, un poco traspuesto. Estaba recogiendo su abrigo cuando escucho unos tacones aproximandose. Al girarse se encontro con Tessa, la prometida de Kalos, el hermano de Chris. Esta se sorprendio al verla, como si acabase de pillarla infraganti con algo. --?Ya te marchas? --Pregunto, fingiendo desinteres. Ellie supo a lo que se referia con esa pregunta, y tampoco tenia motivos por los que quedarse, de forma que asintio con la cabeza y se alejo de su mesa--. Buenas noches. --Buenas noches, senorita Carpenter. Tenga un buen fin de semana. --!Tu tambien! --Exclamo con una sonrisa. Tessa era una mujer deseable, preciosa, simpatica, con buen cuerpo y muy buen gusto a la hora de vestir, sexy y provocativa sin ser vulgar. La miro un instante sintiendo algo de envidia, pero siguio su camino hacia el ascensor oyendo como se dirigia al despacho de Chris. Estaba subiendo al autobus cuando recordo la bolsa que habia olvidado bajo la mesa de su escritorio, algo que no podia dejar ahi sin mas hasta el lunes. Era el regalo para su sobrina, quien, de casualidad, tambien cumplia los anos el mismo dia que ella, solo que con casi veinte anos de diferencia. Habia caminado durante diez minutos y supuso que ya no habria nadie en el edificio, normalmente todos salian a la misma hora. --Hola Milo --sonrio al guardia de la entrada. --?Trabajo de ultima hora? --Que va. He olvidado algo de vital importancia en mi mesa. Corrio por la recepcion hasta el ascensor y llamo, esperando impaciente a que bajase. Habia quedado con su familia en una hora y ya habia perdido veinte minutos. Cuando las puertas se abrieron en la planta numero veinte, el corazon se le detuvo. Los gemidos de Tessa se mezclaban con los de Chris y llenaban toda la planta. Lo peor no era saber que su jefe estaba teniendo sexo en su oficina creyendo que no habia nadie, sino saber que, quien estaba teniendo sexo con el no era otra mas que su cunada, la prometida de su propio hermano. Se acerco despacio a su mesa para tirar del regalo de su sobrina y sin querer, desvio la mirada hacia el despacho. Chris arremetia contra Tessa, quien estaba completamente desnuda y pegada al cristal mate que separaba su despacho de la recepcion, desde el que se veia todo, algo borroso, pero sin dificultad, incluyendo a Chris, quien tenia los pantalones en los tobillos. Ella tuvo que ser testigo de ello sin querer. Desvio la mirada inmediatamente, tan avergonzada como deberian estar ellos y, sin hacer el menor ruido, regreso al elevador. En el vestibulo ni siquiera se despidio debidamente del guarda, simplemente le hizo un gesto con la mano y salio del edificio con un sentimiento de injusticia indescriptible. Kalos era un tipo bastante seco, y malhumorado. Fisicamente era igual de atractivo que su hermano Chris, o mas. Su pelo era oscuro, lo tenia algo mas largo que Chris y sus ojos no eran verdes, sino de un tono oscuro que parecia negro. Era mas alto que su hermano y con una complexion mas trabajada. Pero era una persona dificil de tratar en la empresa, solia reganar a los empleados que no hacian bien su trabajo, se enfadaba si las cosas no salian como el queria y era hosco y demasiado estricto con los horarios, todo lo contrario que su hermano, a quien todo parecia darle igual. A pesar de ser como era, le supo mal que, tanto su hermano como su prometida, estuvieran haciendole eso, en el mismo edificio en el que los dos trabajaban. Se arrepintio de haber vuelto a por el regalo, tendria que haber comprado otra cosa de camino y haberle dado el de la oficina en otro momento, de esa forma no se sentiria tan incomoda como lo estaba haciendo. --?Y esa cara? --Pregunto Jackson, el cunado de Ellie, quien estaba fuera, fumando, cuando ella llego. Habia estado tan sumida en sus pensamientos que no se habia percatado del trayecto desde la oficina hasta la casa de su hermana. --No es nada --dijo, sonriendo ampliamente. Adoraba a su cunado. Despues de su padre era el hombre al que mas admiraba. Cuando su hermana Chloe tenia dieciseis anos, se cayo al subir a un autobus, con tan mala pata que se dio contra un bordillo de la acera y se rompio la espalda. Fue la caida mas tonta de la historia, pero le costo sus piernas y desde entonces era invalida. Jackson habia estado toda su vida enamorado de ella y, aunque Chloe le rechazo creyendo que ya no era aceptable para ningun hombre, el insistio e insistio. A pesar de no poder salir con ella como lo haria con cualquier chica, no se separo de su lado y anos mas tarde se casaron. La adoraba, la queria con locura y junto a sus hijas, eran la familia mas entranable del mundo. Se acerco a el y, despues de un abrazo y un beso en la mejilla, entro en la coqueta casita en la que vivian. Saludo a sus padres igual que habia hecho con su cunado, con un abrazo y un beso en la mejilla, se inclino para besar tambien a su hermana mayor y levanto en brazos a la pequena cumpleanera. --Muchisisimas felicidades, mi pequena Missy. --Dijo levantandola por las axilas lo mas alto que pudo y empezo a girar con ella, algo que a la nina le encantaba. --Muchisisimas felicidades, tia Lizzy --rio. A pesar de llamarse Elisabeth, no le gustaba que la llamasen asi ya que le parecia un nombre demasiado serio para lo que ella era, siempre prefirio Ellie o Lizzy. Despues de bajarla, la llevo hasta el uno de los sofas del salon y le dio su regalo. --?Que es? --Pregunto la nina al ver la caja con un papel morado brillante envolviendola. --No es un elefante… --La nina rio--. Tampoco es… un panda… --le dijo, riendo esta vez ella --. Anda, abrela. La pequena no lo penso. Abrio el regalo rompiendo el papel y, cuando vio que se trataba de la muneca que mas queria, solto la caja a un lado y salto a los brazos de su tia. Envidiaba la familia tan bonita que hacian, los envidiaba por no haber podido hacer ella tambien una familia, mas aun, cuando tambien su hermana menor estaba felizmente casada y con un par de gemelos en camino. Pero Ellie no habia conocido al hombre indicado, si a chicos con los que salir a divertirse o con los que pasar el rato, pero no hombres con los que formar un hogar. Ese pensamiento le trajo a la mente a su jefe, al hermano de su jefe y a la prometida de este. Se pregunto si las familias ricas eran todas tan disfuncionales como la que iba a formarse el siguiente fin de semana, cuando la bella Tessa y Kalos se casaran. Mientras la nina corria a ensenarle a su hermana pequena su mas preciado regalo de cumpleanos, Chloe agarro la mano de su hermana y la llevo a la cocina mientras con la otra mano arrastraba su silla. --Hoy estas distante. --Le dijo. --No… Es solo que he olvidado el regalo de la nina al salir y cuando he vuelto a por el he tenido que ser testigo de una infidelidad. --Uuuuh… cuenta, cuenta. --Pidio curiosa. --Eran Chris y la prometida de su hermano. Chloe se llevo las manos a la boca con sorpresa. Ella no conocia a ninguno de ellos, pero Ellie le habia contado lo guapo y sexy que era su jefe. --Entiendo que estes asi… --Estaban en su despacho… contra los cristales de la mampara… --?Y como has contenido a la justiciera que llevas dentro? --Queria sacarla a pasear antes de ir a casa. Iba a ir al apartamento de Kalos, que vive a tres calles de aqui, y a decirle lo que he visto. --No te metas. Esa gente se junta con individuos como ellos. Chris es un mujeriego, la prometida de Kalos una indecente… ?Como crees que sera el? --Ellie levanto los hombros en un gesto de duda. --Casi no lo conozco. Solo lo poco que lo he visto en la oficina. Es despota, y altivo, y soberbio. Es malhumorado y grunon. --A lo mejor por eso su prometida le engana con su hermano, porque es todo lo opuesto. --No se… Pero no importa. No quiero pensar mas en ellos. Volvamos a la fiesta --le dijo, girando la silla de su hermana y empujandola de vuelta al salon. La fiesta no duro mucho, Jackson habia comprado billetes para llevar a su familia a Disney World, en Orlando, por lo que saldrian de viaje esa misma noche y estarian toda la semana en la otra punta del pais. A las ocho de la tarde se despidio de ellos en la puerta de su casita y emprendio camino hasta su apartamento. De camino a la parada del autobus miro en direccion al apartamento de Kalos, vivia a solo una manzana de ahi. Podia ir, decirle que su prometida y su hermano le estaban enganando y volver para coger su transporte. Asi lo hizo. Tomo una respiracion profunda, se aferro con fuerza al asa de su bolso y se encamino al lujoso edificio de tres plantas en el que vivia uno de los dos directivos de la empresa para la que trabajaba.

  • Leo quiere a Aries (Signos de amor 1) de Anyta Sunday

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    Alguien nuevo entrara en tu vida a principios de ano, Leo. Puede que te sientas frustrado, pero tendras que ser positivo y reirte, porque este podria ser el comienzo de una bonita amistad.

  • Besos con sabor a piruletas de Carlota Manzano

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    Anais busca la noticia, pues es colaboradora de uno de los espacios televisivos del corazon mas famosos de Manhattan. Mark es la noticia pues, a pesar de ser un afamado hombre de negocios, siempre esta en el punto de mira de los medios.

  • Herbarium. Las flores de Gideon (Titania amour), Anna Casanovas de Anna Casanovas

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  • Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos de John Berger

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    Combinando la soberbia profundidad de sus ensayos y criticas artisticas con la riqueza emocional de su ficcion y su poesia, en esta obra John Berger vuelve por primera vez la lente de su arte sobre si mismo. Asi, se concentra en sus emociones personales y su vida y se cuestiona sobre ciertos aspectos tan trascendentales como ?que es lo que nos lleva a amar? Berger vuelve a mostrarnos otra manera de ver, ofreciendonos, ademas, una magnifica declaracion acerca del enfrentamiento entre la devastacion y el amor en nuestro mundo.