• con la miss en los talones - Ines Sainz

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    Despertarse una manana y descubrir que tu exmarido tiene nueva pareja y es una ex Miss Espana despampanante. Odiarla desde el minuto cero, ?acaso hay otra opcion? Enfrentarte a tu casero porque quiere plantarte en la calle en menos de una semana con dos ninos a tu cargo y la cuenta corriente en numeros rojos. Y eso es solo el principio.
    Esa soy yo, Mar Tillo, un infortunio de nombre a una letrada pegado. Madre soltera incapaz de llegar a tiempo a todo lo que la vida me pone por delante. Ademas, mis amigas son unas locas del peine, mi madre vive una segunda juventud y sus instintos maternales estan en el baul de los recuerdos.
    Si crees que las cosas no te pueden ir peor, te equivocas. Siempre puede pasar que tu ex se lie con una miss.

  • Con la miss en los talones Versión Kindle - Amazon

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    Con la miss en los talones eBook : Sainz, Inés, Blázquez, Víctor: Amazon.es: Tienda Kindle. ... Mirar en el interior de este libro. Con la miss en los ...

  • Con la miss en los talones (Romántica) - Libros - Amazon.es

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    “Con la Miss en los talones” es la primera novela de Inés Sainz. Una comedia romántica escrita a cuatro manos junto a Víctor Blázquez tras la glaciación del ...

  • CON LA MISS EN LOS TALONES | INES SAINZ | Casa del Libro

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    5 nov 2018 — El libro CON LA MISS EN LOS TALONES de INES SAINZ en Casa del Libro: ¡descubre las mejores ofertas y envíos gratis!

  • CON LA MISS EN LOS TALONES - SAINZ INÉS y BLÁZQUEZ ...

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    Es un libro de comedia romántica bastante entretenido, no daba un duro por él, todo hay que decirlo, pero me ha ido enganchando más y más cada capítulo. Una ...

  • con la miss en los talones - Librería Babel

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    CON LA MISS EN LOS TALONES, SAINZ, INÉS / BLÁZQUEZ, VÍCTOR, 16,50€. ... ... Babel Libros · Mi compra 0 · Ver Mi Compra · Inicio · Libros Libros.

  • Libro Con la Miss en los Talones, Inés Sainz - Buscalibre ...

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    Libro Con la Miss en los Talones, Inés Sainz; Víctor Blázquez, ISBN 9788417451257. Comprar en Buscalibre - ver opiniones y comentarios.

  • Con la miss en los talones - Inés Sainz - Babelio

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    Críticas (7), citas (5) extractos de Con la miss en los talones de Inés Sainz. * ARGUMENTO * Mar está separada ... Comprar este libro en papel, epub, pdf en ...

  • CON LA MISS EN LOS TALONES - VICTOR BLAZQUEZ

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  • Hotel de las Musas de Ann Kidd Taylor

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    Entre palmeras y puestas de sol de postal, una maravillosa y fresca novela sobre un encantador hotel, amor, perdida y segundas oportunidades en la vida y en el mar.

  • La aprendiz (Cronicas del Mago Negro 2) de Trudi Canavan

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    El segundo libro de la trilogia de las <>.

  • ALMAS de Davinia Palacios Garcia

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    Cath lleva toda su vida deseando ir a Nueva York.
    Algo muy fuerte la atrae a esa ciudad desde que tiene uso de razon y no sabe explicar el por que de la necesidad de ir a la Gran Manzana.

  • Sonka de Ignacy Karpowicz

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    Hace mucho, mucho tiempo... Asi comenzaba Sonka ciertas frases en las que no aparecian ni vacas, ni gallinas, ni cerdos; ni fiestas, ni pan, ni impuestos; ni siegas de heno, ni recolecciones de patatas, ni granizadas. Asi comenzaba frases que se le atascaban en la garganta o se detenian en sus lisas encias, desdentadas, para deslizarse de nuevo hacia el interior de su cuerpo, hasta los pulmones, el corazon y el polvo arremolinado entre sus viejos y desgastados organos. Sin embargo, despues de ese <>, a veces las palabras superaban los obstaculos, atravesaban el tejido de la carne y del tiempo, resonaba hasta la ultima de sus silabas y solo entonces volvian a penetrar en el cuerpo: viajaban a traves de los oidos hasta el cerebro, donde se hacian un hueco y esperaban a que el sueno destensara los sucesos aciagos, a que disipara los problemas. Entonces, como en tantas otras ocasiones, las palabras aparecian en los suenos en forma de historias, unas buenas, otras malas, dependiendo de por donde se mirara, cuando se despertara y adonde se hubiera o no llegado. Habian pasado diez, treinta o cincuenta anos, aunque para Sonka veinte, cuarenta o sesenta anos significaban <>, una invariable lejania. Y despues de ese <>, despues de ese <>, siempre surgia, de un modo identico, la epoca en que Sonka, siendo aun muy joven, habia vivido y experimentado con tal plenitud que luego ya no tuvo ni vida ni sentimientos. !Bah!, decia moviendo un racimo de dedos, saltaron los plomos, los fusibles, !paf! Porque las personas, como solia decir, no estan hechas de materiales duraderos, se componen de lo que comen: leche, carne y harina; frutas, setas, prosfora y sal. Pues si, sobre todo sal. Es la que le confiere al conjunto su sabor y su forma, hace que la persona no se estropee, no se pudra, sino que se reseque hasta que comienza a parecerse a un hueso que ha pasado mucho tiempo expuesto a la lluvia y al sol. Porque cuando una persona, y desde luego una mujer de pueblo, siente demasiadas cosas y vive demasiado deprisa, algo le chisporrotea por dentro, chisporrotea y chisporrotea, hasta que la instalacion entera queda inservible. Dios Padre, nuestro Hospadzi,[1] no acepta reclamaciones, a pesar de lo cual a veces se le olvida enviar al capataz ataviado con su tunica negra y su calavera y que con su guadana siega piernas, tendones y ligamentos para que reine una cierta pulcritud y un cierto orden efimeros, hasta que llegue la pulcritud de las cupulas radiantes y el orden definitivo, reflejado en los ojos abismales de los santos retratados en tablas doradas, en la fuente misma de la nada. Sonka extrajo el clavo de la cadena a cuyo extremo aguardaba, placidamente, una vaca manchada. La res rumiaba hierba y daba leche, paria cada dos anos, proporcionaba carne y piel; producia dinero, que, si bien no era mucho, no se podia desdenar. Producia ese dinero como si se tratara de la casa de la moneda, incluso cuando dormia o cuando por debajo de su inquieta cola excretaba una plasta que se esparcia como una imagen del test de Rorschach. El prado alimentaba a la vaca, y la vaca, al alimentar a los de la ciudad, alimentaba tambien a Sonka. El mundo esta organizado de tal manera que para que unos puedan comer es preciso que otros coman. Porque si todos dejan de comer, decia Sonka, el mundo enflaquecera, y si el mundo enflaquece hasta quedar en los huesos, entonces ni la grasa de castor ni los curanderos podran hacer nada. Despues de extraer el clavo Sonka aguardo un instante a que su respiracion dejara de golpearle las costillas con tanto dolor, se apoyo en la cayada nudosa, pesadamente, tal y como en tiempos se apoyaba en una horca, e incluso mas pesadamente, porque ahora se sentia pesada, terriblemente pesada, como si fuera un saco de carne. Se arreglo el panuelo, lanzo unos chasquidos y le dijo a la res: --Nu, Mucka, pashla.[2] La central lechera manchada, automotriz y con las ubres colmadas, miro a Sonka con el marron mas marron de sus ojos, en cuyo fondo crecia la hierba, revoloteaban los tabanos y en el abrevadero nadaban unos minusculos pececillos espinosos, kaluchki,[3] de los cuales se saca un provecho tan pequeno como ellos mismos, aunque lo que es pequeno o inservible en epoca de bonanza se convierte en grande e indispensable en tiempos de hambre y guerra. Sonka se puso a caminar muy despacio, ni siquiera miro hacia atras por encima del hombro, el izquierdo para el mal de ojo, el derecho para deshacer los hechizos, porque sabia que la res conocia el camino: un sendero abierto a fuerza de pasar por alli, y que descendia con suavidad hasta la orilla del rio, llena de pisadas de pezunas. Una vez alli, la vaca beberia unos dos cubos de agua y la viejecita sacaria del bolsillo un caramelo de menta de los baratos. Despues tendria que regresar, cuesta arriba, deteniendose al menos tres veces para que la respiracion la alcanzara, porque, como decia Sonka, la respiracion no caminaba al mismo ritmo que la persona, y si alguien va demasiado deprisa es capaz de perder su propio aliento, y cuando alguien pierde su aliento, ni san Nicolas el Milagrero ni san Menas pueden encontrarlo. Pero en cuanto la vereda arenosa sale de detras de los matorrales, entonces ya se puede dejar que las piernas te lleven a casa sin ninguna inquietud. De tanto en tanto, un coche con matricula de Bialystok o incluso de Varsovia pasa junto a ese camino arenoso. Cruza en un visto y no visto, levantando tanto polvo que parece una cortina de humo. Y en ese momento --como sucede en los cuentos, cuando el principe aparece a caballo y ve a una campesina en la que descubre su destino, la felicidad, sus vastagos y la maldicion del matrimonio morganatico-- aparecio por la carretera una limusina de quinientos caballos. Aparecio y, finalmente, se detuvo. Aquella mole ovoide, un Mercedes clase S, permanecio inmovil, lanzando destellos grisaceos como si se tratara de un escarabajo agigantado. La vaca estornudo, rumio la hierba almacenada en uno de sus multiples estomagos, hasta un total de cuatro, movio las pezunas y parecio interesarse unicamente por los tabanos que intentaban posarse en su nariz. En cambio, Sonka se puso una mano como visera. La mano --ahora endurecida, con astillitas clavadas, con callos, con la historia de muchas decadas encima-- le permitia ver mejor. Tfu, penso Sonka, prystanuli i buduc stsac.[4] Sin embargo, nadie evacuo la vejiga en plena naturaleza. Sonka se habia equivocado en la eleccion de las palabras, aunque no habia cometido ningun error en la apreciacion de lo que iba a suceder, pues no pretendia decir nada en concreto. Al igual que tras el invierno llega siempre la primavera, tambien cuando se para un coche con matricula de Varsovia se tiene la seguridad de que va a ocurrir algo inoportuno. El Mercedes se quedo parado, el polvo se poso; los altavoces tronaban --la puerta delantera, del lado del conductor, se habia abierto-- y del coche surgio el principe de la ciudad. Pero en lugar de decir <>, <>, <>, en lugar de eso la puerta se cerro y la musica dejo de oirse, sin mas. El polvo se poso, el V8 del coche enmudecio, la vaca continuo caminando por el arcen; tras la vaca, Sonka --dificil saber quien llevaba a quien--, y tras ella no parecia haber nada: todo lo que poseia, se lo habia ofrecido a otros hacia mucho tiempo, y lo que no tenia, no podia darlo ni robarlo. De su mismo lado, en ese mismo arcen, se quedo el principe de la ciudad, con una mochilita en vez de un cetro y una sonrisa en lugar de un reino. El tipo llevaba un pantalon corto de camuflaje militar con unos bolsillos inservibles, una camiseta de manga corta color naranja como los incisivos de una nutria y unas sandalias de ante con un aspecto aun mas suave que el abrigo de piel de oveja karakul de Wiera, la del Ayuntamiento de Grodek, la mas elegantona de la comarca, que una vez a la semana iba a Bialystok en su coche, un Golf, que asi se llamaba, made in Germany, igual que la pesadilla que vivio Sonka; y si la calidad del coche igualaba, aunque solo fuera en parte, a la que tenia aquella guerra, entonces no quedaba otra que envidiar a Wiera: su Golf le prestaria servicio durante anos, sin averias, y jamas se le iria de la cabeza ni de sus pensamientos. !Hay que ver!, penso Sonka, intrigada y algo nerviosa, es tan mono este principito que podria colocarlo en el salon, limpiarle el polvo una vez a la semana y, en Navidad, adornarlo con colgantes dorados, farolillos y pajaritos, encender una vela, sacar del calcetin el ultimo anillo que me dejo mi madre y mirarlo y mirarlo hasta la saciedad, y despues, a dormir. El jovenzuelo de la ciudad tendria nombre, cosa que Sonka imaginaba, tendria una posicion, aunque Sonka no lo podia imaginar, y era evidente que estaba de mal humor, lo cual provoca que salgan innecesariamente arrugas que ni Lancome ni la doctora Irena Eris pueden remediar. Durante un buen rato se palpo los bolsillos y rebusco en la mochila, como si hubiera perdido un papel con consejos y respuestas a todas las preguntas del mundo: ?que hacer y como vivir?, ?de que huir y con quien huir?, ?adonde huir y por cuanto dinero?; y, sobre todo: ?donde cono esta el numero del puto seguro? Pero no saco ningun papelito, sino un paquete dorado de cigarrillos --comprado en un duty-free, como saben quienes fuman y vuelan mucho por el mundo--. Encendio uno, le dio una calada y tuvo un ataque de tos. Zdyjlina,[5] le susurro Sonka a la vaca, que habia detenido su marcha junto a unos matorrales y meditaba acerca de la naturaleza de los tabanos. El principe saco un movil a la ultima, tan bonito y reluciente que parecia ideal para colocarlo sobre la Puerta Real del iconostasio y, en caso de maxima urgencia --una inundacion, una guerra, un Gobierno de derechas--, llamar al Jefe y quejarse a gusto, abrirle el corazon y aprovecharse de una tarifa plana: Spasi, Hospadzi, spasi.[6] Pero ese movil, aunque fuera muy bonito y brillara mucho bajo el sol de agosto, no puso en contacto a su dueno con el dueno de un aparato similar al otro lado de la linea, en algun lugar de un mundo real, con cines, centros comerciales y pizzas por telefono, marcando el 0800, llamada gratuita, el envio tambien gratuito para los pedidos superiores a treinta zlotys. Sonka sabia que el urbanita se habia detenido en el culo del mundo elevado a la decima potencia porque ningun operador de telefonia movil cubria aquel pedazo de tierra, ningun sociologo reflejaba a sus habitantes en las estadisticas, ni siquiera el pope se acercaba por alli en su Daewoo Espero y cuando lo hacia era para consagrar a toda prisa, bendecir mecanicamente, meterse el sobre en el bolsillo y a otra cosa; se dejaba ver entre tres y cinco veces al ano, dependiendo del numero de decesos, puesto que el numero de fiestas no cambiaba. Alli, en el fin del mundo, en Krolowe Stojlo, al lado de la metropoli Sluczanka, habia solo cuatro casas. En la mas pequena vivia Sonka. En otras dos se divertian los ratones, pues sus duenos se acomodaron en ataudes y ahora venian sus herederos desde las ciudades, algunos fines de semana, no todos, mas bien pocos, y era una lastima que lo hicieran con tan poca frecuencia, porque rompian la rutina, introducian algo de ruido en el silencio, algo de vida en el vacio. En cambio, la cuarta casa era otra cosa: nueva, construida con bloques de hormigon durante el segundo mandato del presidente Kwasniewski, embellecida con ventanas de plastico, con hermosos y resplandecientes mosaicos en las paredes hechos con trocitos de botellas rotas, en forma de flores, olas y otras chorradas. En el huerto habia filas de orondos enanitos como si estuvieran en un campo de concentracion, entre caballones de repollos y cebollas, colocados asi pensando en la maxima de que lo hermoso ha de observar una disciplina. En el balcon, una balaustrada de yeso. Ademas, columnas, un porche, una cornisa, al mas puro estilo barroco rusosluczankiano.

  • Lacombe Lucien de Louis Malle , Patrick Modiano

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    Junio de 1944, Francia sigue ocupada por los alemanes. El joven campesino Lucien Lacombe, cuyo padre esta prisionero en Alemania, intenta ingresar en la Resistencia, pero es rechazado por un cabecilla local. Cuando poco despues lo detiene la Gestapo, denuncia a la persona con la que habia contactado y los invasores no tardaran en reclutarlo. Ajeno a debates morales, no le hara ascos al uso de la violencia si eso le ayuda a sobrevivir. Pero su vida dara un nuevo vuelco cuando inicie una relacion sentimental con la hija de un sastre judio…

  • El desafio de Dorian de Julio Sanchez

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    Agosto de 2003. La extrana muerte en accidente de trafico del conocido empresario Alonso Escamez destapa un sordido juego.
    Un grupo de pretenciosos internautas aficionados a los juegos de rol veran perturbadas sus vidas de forma inesperada con la irrupcion de Dorian un inquietante y enigmatico personaje que convertira a un empresario de exito, a un magistrado caduco, a un influyente editor y a un timorato profesor de economia en marionetas de un macabro desafio.
    El periodista Juan Valcarcel y la hija del fallecido trataran de esclarecer las circunstancias de su muerte y su relacion con el extrano juego viendose involucrados en una vertiginosa investigacion relacionada con las ciudades de Amsterdam, Londres y Fez y con el mundo de la pintura como desconcertante trasfondo.

  • El cerebro matematico de Stanislas Dehaene

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    ?De donde vienen realmente los numeros y como llegan a nuestra mente? ?Por que algunas personas tienen facilidad para lidiar con ellos y a muchas otras les resulta tan dificil dominarlos? Este libro ofrece respuestas a estas y otras apasionantes preguntas que delinean lo que Stanislas Dehaene llama "el sentido del numero": nuestra capacidad para representar cantidades y, con un poco de esfuerzo y otro de educacion, para entender esos simbolos abstractos, relacionarlos, sumarlos y, con un esfuerzo mas, multiplicarlos o dividirlos. Al igual que la percepcion del color o el reconocimiento de la ubicacion de objetos en el espacio, este sentido !esta instalado en nuestro cerebro!

  • La Cita Millonaria (Cita para Rehacer 1) de Susan Hatler

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    Abigail Apple va con retraso a su cita a ciegas al ser detenida por exceso de velocidad. Por desgracia, al poli <> no le importa que ella llegue tarde y mucho menos que ella tenga el corazon roto debido a que su protectora de perros favorita corra peligro de ser cerrada. Tras ello, acudira a su cita con barro seco en sus tacones, pelo de perro cubriendo su vestido y olor a establo en su pelo. Cuando llega, sin embargo, Abigail se da cuenta de que su cita a ciegas no es otra que el policia que la detuvo.

  • La Reunion de Meghan Hartley

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    !Caliente! !Torrido!

  • El lugar inalcanzable de Claudia Amengual

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    Una novela hermosamente tragica, donde se abordan temas profundos y trascendentes como el amor, el odio, la traicion, enmarcados por el concepto Onettiano de “el alma de los hechos”; es decir, el sentido real de las cosas, mas alla de toda verdad objetiva.

  • El escudo de Hugo de Saray Ramirez

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    El ingenio y la maldad a veces se toman de la mano dando lugar a escenarios terribles; horrorosos eventos de dificil digestion para cualquier individuo cuerdo. Tras crecer entre frustraciones y harto de vivir disfrazado, Hugo fantasea con la idea de conocer a alguien que no le condene por ser un monstruo. Y es entonces cuando, por causas del azar, acaba tropezando con Mijail, un artista que pese a sentirse contrariado con sus obras, representa la violencia en cada cuadro con suma maestria. Conmovido ante tal descubrimiento y sintiendo que al fin ha hallado lo que tanto buscaba, Hugo tratara de lograr su objetivo cueste lo que cueste, incluso si la cordura de un ser humano depende de ello.

  • La belleza del mal de Annie Ward

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    El thriller psicologico mas explosivo y vertiginoso desde La mujer de la ventana.

  • El dilema de Elsa de Begona Gambin

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    Si te atreves a conocer la historia de Elsa y Adam experimentaras una amalgama de sentimientos que no te dejaran impasible.

  • Es facil dejar de fumar, si sabes como de Allen Carr

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    Reconocido mundialmente como el sistema mas eficaz para dejar de fumar, quien sigue el metodo EASYWAY no solo dejara de fumar de inmediato, sino que lo encontrara facil y disfrutara del proceso.
    Funciona para todos, incluso para el fumador empedernido. Cualquiera que siga sus instrucciones se mantendra como no fumador y estara feliz de serlo durante el resto de su vida.

  • Lo mejor que se decir sobre la musica de Robert Walser

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    <>. Para Robert Walser, la musica no fue solo algo bello y autentico, sino tambien algo increiblemente subversivo que, en cuanto distinto al lenguaje, se oponia a la limitacion de las convenciones.

  • Cayendo en el Amor (Los McCarthys de Gansett Island 4) de Marie Force

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    Desde que gano el Premio de la Academia al mejor guion original hace unos anos, la vida personal y profesional de Grant McCarthy se ha desmoronado. Abby, la mujer con la que se suponia que iba a casarse, esta comprometida con otra persona y el ha vuelto a casa, a Gansett Island, para ayudar a llevar el negocio familiar del puerto deportivo mientras que su padre se recupera de una grave lesion que ha sufrido recientemente. Aunque lo unico que Grant quiere es recuperar al amor de su vida, la inoportuna Stephanie, encargada del restaurante del puerto deportivo, sabe como abrirse camino bajo su piel y entre sus sabanas. Cuando la tormenta tropical Hailey aisla a Gansett del continente, Grant sospecha que Stephanie esta ocultando algun asunto espinoso de su pasado. ?Que sera mas importante para el cuando se entere de lo que se trata? ?Recuperar a Abby o ayudar a Stephanie a enmendar un terrible error?

  • Un verano en tu corazon de Norah Carter

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    Hacia un mes que se habia marchado Lucas, yo estaba afrontando una pequena depresion y no habia tenido ningun tipo de noticias por parte de el; eso era predecible, pero pasarlo dia tras dia, era algo dificil de asumir y hacia que me encontrase en ese estado. Los primeros dias fueron los mas dificiles de mi vida, me acostaba y me levantaba llorando como una enana, tenia la sensacion de que me faltaba el aire para respirar, habia momentos que pensaba que habia tocado fondo y que no queria seguir viviendo. Mi hermana me llamaba y notaba que me estaba pasando algo, estaba realmente preocupada e incluso decia que queria venir pronto a verme. La Semana Santa la pase metida en casa y no sali ni para comprar el pan, luego me incorpore al trabajo y era para lo unico que salia de mi hogar, por lo demas me apetecia refugiarme y vivir mi pena sola. Habia adelgazado varios kilos y estaba animicamente por los suelos, precisamente ese jueves tenia cita con mi medico para que valorarse un poco mi estado. Algo me decia que debia de tener una anemia de ordago. Tenia la sensacion de estar mas sola que nunca y en esos momentos fue cuando realmente me partia el alma no tener a mis padres ahi, desde que murieron los habia echado muchisimo de menos, ademas de haberlo pasado francamente mal, pero esa vez estaba que se me iba el alma de no tenerlos. Tras terminar de tomar el cafe, sali hacia el instituto para afrontar la flojera que traia el comenzar la semana, todo el camino me pase recordando, como siempre, cuando Lucas me acompanaba hasta el trabajo; ahora, el hacerlo sola, hacia que fuese todo con mucho desanimo. A la salida me fui a comer con mi companera Patricia, ultimamente habiamos coincidido poco y no habiamos tenido posibilidad de hablar tranquilamente, aunque en los cafes Express que nos tomabamos diariamente la mantenia informada de todo. Gracias a Dios que hablar con ella de vez en cuando hacia que me desahogara al menos un poco y que no me llegase a sentir tan sola, aunque evidentemente cada una teniamos nuestras vidas. -- ?Que tal estas, mi nina? -- Bueno, ahi vamos, sera cuestion de tiempo --dije mientras ibamos andando hacia el restaurante asiatico. -- Deberias de apuntarte a alguna actividad por las tardes, necesitas evadir un poco la cabeza --dijo mientras me agarraba el brazo y lo acariciaba. -- Ahora mismo no estoy para esas cosas, solo me apetece estar tirada en el sofa y no escuchar nada, imagino que todo sera cuestion de tiempo. -- Ese estado en el que te encuentras es el principio de depresion, como ya te dije, y debes rapidamente tratarla, no vayas a faltar el jueves a tu cita con el doctor, pero sobre todo debes de sacar fuerzas y hacer algo mas que estar encerrada en tu casa. -- Claro que ire al medico, imagino que tendran que hacerme pruebas ya que estoy muy debil y no tengo absolutamente nada de fuerzas, el tema de la ansiedad y de la depresion me imagino que comenzaran a tratarlo. -- Me duele tanto verte asi, imagino que cuando pase el tiempo recordaras esta historia como algo dulce que dejara de causar dolor. -- Ese es el problema, que fue tan dulce y bonito que es incomprensible que algo asi tuviese que terminar, jamas pense que el amor tuviese una fecha de caducidad.

  • Siete casas vacias de Samanta Schweblin

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    NOS PERDIMOS --dice mi madre. Frena y se inclina sobre el volante. Sus dedos finos y viejos se agarran al plastico con fuerza. Estamos a mas de media hora de casa, en uno de los barrios residenciales que mas nos gusta. Hay caserones hermosos y amplios, pero las calles son de tierra y estan embarradas porque estuvo lloviendo toda la noche. --?Tenias que parar en medio del barro? ?Como vamos a salir ahora de aca? Abro mi puerta para ver que tan enterradas estan las ruedas. Bastante enterradas, lo suficientemente enterradas. Cierro de un portazo. --?Que es lo que estas haciendo, mama? --?Como que que estoy haciendo? --su estupor parece sincero. Se exactamente que es lo que estamos haciendo, pero acabo de darme cuenta de lo extrano que es. Mi madre no parece entender, pero responde, asi que sabe a que me refiero. --Miramos casas --dice. Parpadea un par de veces, tiene demasiado rimel en las pestanas. --?Miramos casas? --Miramos casas --senala las casas que hay a los lados. Son inmensas. Resplandecen sobre sus lomas de cesped fresco, brillantes por la luz fuerte del atardecer. Mi madre suspira y, sin soltar el volante, recuesta su espalda en el asiento. No va a decir mucho mas. Quiza no sabe que mas decir. Pero esto es exactamente lo que hacemos. Salir a mirar casas. Salir a mirar las casas de los demas. Intentar descifrar eso ahora podria convertirse en la gota que rebalsa el vaso, la confirmacion de como mi madre ha estado tirando a la basura mi tiempo desde que tengo memoria. Mi madre pone primera y, para mi sorpresa, las ruedas resbalan un momento pero logra que el coche salga adelante. Miro hacia atras el cruce, el desastre que dibujamos en la tierra arenosa del camino, y ruego por que ningun cuidador caiga en la cuenta de que hicimos lo mismo ayer, dos cruces mas abajo, y otra vez mas casi llegando a la salida. Seguimos avanzando. Mi madre conduce derecho, sin detenerse frente a ningun caseron. No hace comentarios sobre los cerramientos, las hamacas ni los toldos. No suspira ni tararea ninguna cancion. No toma nota de las direcciones. No me mira. Unas cuadras mas alla las casas se vuelven mas y mas residenciales y las lomas de cesped ya no son tan altas, sino que, sin veredas, delineadas con prolijidad por algun jardinero, parten desde la mismisima calle de tierra y cubren el terreno perfectamente niveladas, como un espejo de agua verde al ras del suelo. Toma hacia la izquierda y avanza unos metros mas. Dice en voz alta, pero para si misma: --Esto no tiene salida. Hay algunas casas mas adelante, luego un bosque se cierra sobre el camino. --Hay mucho barro --digo--, da la vuelta sin parar el coche. Me mira con el entrecejo fruncido. Se arrima al cesped derecho e intenta retomar el camino hacia el otro lado. El resultado es terrible: apenas si acaba de tomar una desdibujada direccion diagonal cuando se encuentra con el cesped de la izquierda, y frena. --Mierda --dice. Acelera y las ruedas resbalan en el barro. Miro hacia atras para estudiar el panorama. Hay un chico en el jardin, casi en el umbral de una casa. Mi madre vuelve a acelerar y logra salir en reversa. Y esto es lo que hace ahora: con el coche marcha atras, cruza la calle, sube al cesped de la casa del chico, y dibuja, de lado a lado, sobre el amplio manto de cesped recien cortado, un semicirculo de doble linea de barro. El coche queda frente a los ventanales de la casa. El chico esta de pie con su camion de plastico, mirandonos absorto. Levanto la mano, en un gesto que intenta ser de disculpas, o de alerta, pero el suelta el camion y entra corriendo a la casa. Mi madre me mira. --Arranca --digo. Las ruedas patinan y el coche no se mueve. --!Despacio, mama! Una mujer aparece tras las cortinas de los ventanales y nos mira por la ventana, mira su jardin. El chico esta junto a ella y nos senala. La cortina vuelve a cerrarse y mi madre hunde mas y mas el coche. La mujer sale de la casa. Quiere llegar hasta nosotras pero no quiere pisar su cesped. Da los primeros pasos sobre el camino de madera barnizada y despues corrige la direccion hacia nosotras pisando casi de puntillas. Mi madre dice mierda otra vez, por lo bajo. Suelta el acelerador y, por fin, suelta tambien el volante. La mujer llega y se inclina hasta la ventanilla para hablarnos. Quiere saber que hacemos en su jardin, y no lo pregunta de buena manera. El chico espia abrazado a una de las columnas de la entrada. Mi madre dice que lo siente, que lo siente muchisimo, y lo dice varias veces. Pero la mujer no parece escucharla. Solo mira su jardin, las ruedas hundidas en el cesped, e insiste en preguntar que hacemos ahi, por que estamos hundidas en su jardin, si entendemos el dano que acabamos de hacer. Asi que se lo explico. Digo que mi madre no sabe conducir en el barro. Que mi madre no esta bien. Y entonces mi madre golpea su frente contra el volante y se queda asi, no se sabe si muerta o paralizada. Su espalda tiembla y empieza a llorar. La mujer me mira. No sabe muy bien que hacer. Sacudo a mi madre. Su frente no se separa del volante y los brazos caen muertos a los lados. Salgo del coche. Vuelvo a disculparme con la mujer. Es alta y rubia, grandota como el chico, y sus ojos, su nariz y su boca estan demasiado juntos para el tamano de su cabeza. Tiene la edad de mi madre. --?Quien va a pagar por esto? --dice. No tengo dinero, pero le digo que vamos a pagar. Que lo siento y que, por supuesto, vamos a pagar. Eso parece calmarla. Vuelve su atencion un momento sobre mi madre, sin olvidarse de su jardin. --Senora, ?se siente bien? ?Que trataba de hacer? Mi madre levanta la cabeza y la mira. --Me siento terrible. Llame a una ambulancia, por favor. La mujer no parece saber si mi madre habla en serio o si le esta tomando el pelo. Por supuesto que habla en serio, aunque la ambulancia no sea necesaria. Le hago a la mujer un gesto negativo que implica esperar, no hacer ningun llamado. La mujer da unos pasos hacia atras, mira el coche viejo y oxidado de mi madre, y a su hijo atonito, un poco mas alla. No quiere que estemos aca, quiere que desaparezcamos pero no sabe como hacerlo. --Por favor --dice mi madre--, ?podria traerme un vaso de agua hasta que llegue la ambulancia? La mujer tarda en moverse, parece no querer dejarnos solas en su jardin.

  • Amor entre espinas de Kristell Alvarez S

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    Carolina recorre los pasillos de la libreria totalmente absorta, anda buscando un libro en particular, tiene mucho tiempo queriendo encontrarlo, pero no ha tenido mucho exito. Tiene ya un rato recorriendo los estantes, primero siguiendo el supuesto orden que hay en cada uno, dejandose llevar por el genero que anuncian en la parte alta de cada estanteria, pero al descubrir titulos en desorden y fuera de contexto, ha decidido hacer una pesquisa mas minuciosa. Esta claro el caos en que estan acomodados, por lo tanto no debe dejar pasillo alguno fuera. Inicia desde el fondo de la libreria, revisando a consciencia cada uno de los estantes, hoy le llego la alarma a su correo electronico de que al fin habian vuelto a surtir esa novela. !Tiene que estar!, piensa con determinacion y sigue mirando titulos de arriba abajo, agachandose, moviendo libros para ver los que estan atras, no tiene la intencion de darse por vencida. --!Carajo! Exclama frustrada, no ha logrado dar con el dichoso libro, el encargado de la famosa libreria le dijo que aun quedaba un ejemplar, pero ni el logra hallarlo. Segun le conto el muchachito, ayer habian llegado los nuevos ejemplares, pero practicamente volaron como pan caliente. ?Por que no vine ayer? Se regana interiormente dejandose caer en el piso frente al pasillo del estante de lo paranormal, con la mirada perdida en el mar infinito de libros delante de ella, donde es muy poco probable que este la novela de Kristen Miller que busca. Sin embargo, pese a ser casi imposible sus ojos se clavan en el azul brillante de una portada: "DESEOS" lee sin dar credito. Ahi, en la ultima fila del estante esta la preciada continuacion de "ETERNOS", al fin lo ha encontrado. Sin levantarse del suelo practicamente gatea hasta el, sin fijarse en nada mas estira la mano para tomarlo cuando ve que de la nada es elevado por unas manos que no son las de ella. Atonita levanta la mirada lentamente hasta encontrarse de frente con un joven que sonrie entusiasmado con el libro en su poder. Carolina lo mira incredula. Ese es libo de chicas, una novela romantica, quiere gritarle al desconocido que la observa divertido, en cambio solo alcanza a balbucear: --Ese libro es mio... El desconocido en automatico lo prende a su pecho y con una sonrisa de medio lado le dice un poco apenado encogiendose de hombros: --Yo lo agarre primero, lo siento. Da media vuelta y sin dilacion practicamente corre hasta la caja. Carolina se levanta de un brinco para seguir al desconocido, ese es su libro, tiene seis meses esperandolo, muriendo por leer la segunda parte de tan maravillosa historia, no va a dejar que se lo arrebaten tan facil. --!Espera, por favor! --practicamente le grita al tipo. El desconocido gira a mirarla, pero no dice nada, sigue caminando hasta llegar a la fila de la caja. Carolina se planta junto a el y poniendo su cara mas dulce le exclama casi rogando: --!Tengo seis meses esperando por ese libro! Y llevo toda la manana buscandolo, pero no estaba en el estante correcto... --Lo se --la interrumpe el tipo--, yo lo he cambiado de lugar ayer que lo encontre, habia dejado mi billetera en el auto y estaban a punto de cerrar, no me daba tiempo de ir por ella. Me dijeron que era el ultimo, asi que lo escondi para venir por el hoy. Carolina lo mira desconcertada. !Lo escondio! ?Que tipo de persona hace eso? Si, ella lo hizo alguna vez, pero es un raton de biblioteca, esta justificado, el no tiene pinta de serlo ni a kilometros. Su aspecto es mas de chico fresa, muy guapo si, con sus intensos ojos verdes que no paran de mirarla con diversion, pero no un devorador de libros. Ladron de libros, si. Lector avido, lo duda. --?Por que? --Se trasluce la incredulidad en su voz-- Tu para que lo quieres, es lectura de chicas. Sabe que esta siendo prejuiciosa y discriminativa, estableciendo etiquetas de genero--algo que de verdad odia y no es nada propio de ella--, pero esta muy frustrada, molesta y a punto de llorar de la desesperacion. Casi nadie entiende eso de ella, de verdad se apasiona con sus libros, son sus mejores amigos. Y nada la puede desesperar mas que no leer la continuacion de alguna historia que la haya cautivado tanto como esta. El chico la mira un poco divertido, al parecer encuentra gracioso que ella lo este acusando de leer libros "para chicas", como si la literatura tuviera genero. --Si te tranquiliza saberlo, el libro no es para mi, es para mi novia. Ella tambien tiene un rato buscandolo. Carolina se queda de una pieza. !Perfecto! Ahora ademas de frustrada, siente envidia, otro de los sentimientos que mas detesta, tanto en ella como en los demas, pero caray, como no hacerlo, jamas nunca uno de sus ex novios tuvo un detalle de ese calibre con ella, ni siquiera le regalaron un libro, mucho menos estar pendiente del que ella estuviera esperando. Lo mira con tristeza y casi a punto de las lagrimas, no solo por el libro que acaba de perder, sino porque le hizo rememorar sus fatidicas relaciones y su recien roto corazon, hace tan solo un mes que su ex tuvo la brillante idea de serle infiel con su vecina, a la que casi consideraba su amiga. --!Chica afortunada! Exclama melancolica y se adelanta hasta la caja para hablar con el encargado de la libreria. Al parecer el sistema de correo electronico no es tan efectivo, por lo que decide dejar su nombre y numero telefonico para que le avisen a penas les llegue nuevos ejemplares de la novela. El sonriente dependiente anota los datos, pero le explica que cree que tardaran un poco en surtirlo. Carolina se encoge de hombros maldiciendo a su suerte. Se gira sobre si misma para salir de la libreria. Sus ojos estan a punto de soltar millones de lagrimas y no quiere hacerlo ahi delante de todos, menos del desconocido que se lleva su libro y quien no le quita la vista de encima, observando curioso su actitud. Seguro piensa como todos, que esta loca por ponerse asi por un "simple libro", como le han dicho antes. Camina un par de cuadras sobre la avenida Juarez, mentando madres por lo bajo por haber venido hasta el centro en balde. Entra en la plaza Juarez para llegar a la calle Independencia donde esta el estacionamiento donde ha dejado su auto. Poco a poco sus anegados ojos dejan salir todo ese llano reprimido, en parte por el libro y en mucho por todos esos malos recuerdos que se soltaron de golpe, los habia tenido un poco reprimidos y salieron en banda para joderle un poco mas, si eso es posible, la existencia. Sus leves sollozos se convierten de a poco en un llanto incontrolable, ni de broma puede manejar asi, por lo que tratando de acomodarse tantito la compostura entra en Cielito querido cafe, una cafeteria muy mexicana que esta al fondo de la plaza. Con voz entrecortada pide un chocolate caliente y un panquecito de nata: Las penas con pan son menos, lee en su mente uno de los muchos letreros pintados por todo el lugar, frases muy mexicanas cargadas de verdad. Armada con su enorme taza y su platito de peltre --un detalle muy original de la cafeteria--, busca la mesa mas solitaria en la terraza del lugar para sentarse a ahogar su tristeza en su chocolate y atragantarse un poco de pan para ver si asi sus penas se alivianan un poco. Carolina picotea el panque con la mirada absorta en la nada. El libro perdido ha pasado a segundo plano, ahora su memoria navega por sus siempre tragicas historias de amor. A sus treinta anos tan solo ha conocido el lado doloroso, a pesar de dar lo mejor de si a sus parejas, al final la han traicionado. ?Por que? ?Por que le toca perder cada vez? Se pregunta y el llanto ahogado vuelve a ella. No lo reprime, lo deja salir sin pudor, aunque quisiera no podria contenerlo, hay demasiada tristeza dentro de ella. Los pocos transeuntes que pasan junto a ella la miran curiosos, pero ni se fija, solo quiere vaciarse por completo para sentirse mejor. Mira sin ver el horizonte, con la vista nublada por las lagrimas y de repente alguien se detiene frente a ella, no lo distingue, tan solo ve una silueta. --?Estas bien? ?Necesitas algo? Le pregunta una voz masculina que le resulta familiar, se seca un poco los ojos para tratar de enfocar y descubre frente a ella al desconocido de la libreria. --He estado mejor --responde con amargura--, pero gracias por preguntar. A pesar de su adusta respuesta el joven jala la silla frente a ella y se sienta. Carolina lo mira desconcertada, sus ojos lanzan interrogantes silenciosas, abre la boca para decir algo, pero la cierra de nuevo. El joven le sonrie comprensivo. --Nadie que este tan triste debe estar solo --responde adivinando sus preguntas--, tal vez quieras hablar o tal vez no, pero me sentare un rato aqui contigo, a veces solo hace falta que alguien nos acompane. Por cierto, me llamo Nicolas. Carolina mira al desconocido, que ahora sabe se llama Nicolas, estupefacta. No da credito a la extrana situacion. Su dia ha pasado de fracasado a bizarro. Al menos ahora esta pensando en otra cosa distinta a su fracasada vida amorosa. --Me robas mi tan esperado libro y ahora quieres consolarme --dice con un dejo de ironia en la voz. --?Estas asi por el libro? --Cuestiona Nicolas perplejo--, si es asi, te juro que te lo doy, ya vere que otra cosa le compro a mi novia. Carolina esboza una media sonrisa girando con la cabeza. Podria aprovechar la situacion, pero su consciencia no la dejaria jamas en paz por quitarle la ilusion a alguien de regalar algo tan especial. --No podria aceptarlo, tu novia seguro va a ser muy feliz cuando se lo des, pero muchas gracias por el ofrecimiento. Yo soy Carolina, por cierto. El suelta el aire un poco aliviado, si bien lo ofrecio porque no soporta ver a alguien asi de triste, en el fondo no queria deshacerse del libro, su novia lo desea tanto y a el no hay nada que lo haga mas feliz que cumplirle sus deseos. --Mucho gusto, Carolina. Y, ?Entonces? ?Por que lloras?--pregunta curioso inclinandose hacia delante en clara senal de atencion. --Por todo y nada. Si, me dio pesar perder el libro, pero ver el esfuerzo que hiciste por darle a algo tan especial a tu novia me hizo recordar que nadie me ha querido de esa manera y, lo que es peor, creo que ni siquiera me han querido o no terminaria siendo siempre traicionada como me acaba de suceder hace tan poco. Suelta sin pestanar y de corrido. No sabe porque, pero se sintio en confianza para soltar esa perorata dramatica que la esta consumiendo desde que salio de la libreria. Nicolas la mira comprensivo, sin dejo alguno de lastima, la hace sentir que entiende por lo que esta pasando. Con dulzura estira su mano y toma la de ella, apretandola en un gesto que le resulta familiar y tranquilizador. --?Quieres hablar de eso? Te haria bien desahogarte.

  • En los negocios y en el placer 2 de Carolina Gattini

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    Me llamo Robert Doyle, llevo un traje italiano a medida que me sienta como un guante y un reloj de oro en mi muneca. Me siento como si fuera un idiota, me siento como si fuera mi hermano, Jonathan Doyle. Todos me miran como si no pudieran creer que estoy aqui, en una enorme sala de reuniones donde los principales accionistas me estudian de arriba abajo, solo les falta el monoculo… Despues de pasar casi dos anos en Tailandia todo esto me parece una broma, o una pesadilla. Pero tengo que defender mi posicion en este mundo cruel donde los negocios son como la presa de un monton de tiburones. Soy un buscador de sensaciones, diagnosticado, he buceado en aguas llenas de tiburones de verdad, pero estas experiencias son demasiado peligrosas. Sinceramente no creo que este hecho para esto, para los negocios, pero no tengo mas remedio. Mi hermano se ha casado y ha decidido “cortarme el grifo”, por lo que ya no podre mantener mi vida tal cual la he conocido. El ha renunciado a seguir en Nueva York y ha dejado todo a mi cargo mientras se divierte con su querida esposa. Nunca he odiado a mi hermano, pero estoy experimentando ciertos sentimientos encontrados… Estas cosas no se le pueden hacer a alguien como yo, no estoy acostumbrado. Lo bueno de ser el hermano pequeno durante mucho tiempo es que nadie espera nada de ti, ese es el trato no escrito en el universo desde el origen de los tiempos. Ademas, no me gustan las responsabilidades, siempre he huido de ellas como de la peste. Tampoco me gusta que me miren todos como si fuera retrasado. A mi derecha tengo una panda de vejestorios que prefiero no describir, a mi izquierda se han sentado los “jovenes”, tal vez en otro universo sean jovenes, en este solo son “menos viejos”. Bueno, y no solo hay accionistas, tambien han venido acompanados de sus abogados, etc. Pero todos y cada uno tienen algo en comun, creen que soy un inutil. Una de las accionistas, en el lado de los vejestorios, me mira como si hubiera matado a uno de sus hijos. Me dan ganas de gritarle que no he cometido ningun crimen. Pero no me dejare intimidar, ni por ella ni por la cuatrojos con pinta de abogaducha reprimida sexualmente que hay sentada tras ella. Al lado de los “jovenes” hay otro especimen que me mira sonriendo, como si estuviera esperando que metiera la pata en cualquier momento. Yo no necesito esto, no lo quiero. Sera mejor que renuncie y llame a mi hermana. Ella se ocupara de estos idiotas. --Disculpen, tengo que hacer una llamada --me limito a decir mientras el poco agradecido publico cuchichea ante mi anuncio. Ya se que esperaban algo mas elocuente tras citarlos a todos con lo dificil que es. Me voy de la sala con toda la dignidad de la que soy capaz y cierro la puerta dejando escapar un suspiro mientras lo hago. --?Senor? --dice Francis, mi secretario. --Llama a mi hermana y citalos manana para que se reunan con ella, y les dices que estoy enfermo. --Su hermana tiene doce anos --me recuerda sin perder la calma, pero mirandome como si hubiera perdido la cabeza. --Si, pero saca muy buenas notas en el colegio, que por cierto es un buen colegio, habla cuatro lenguas perfectamente, y ademas en matematicas es la mejor de su clase, creo que es superdotada. Y lo mas importante: tiene mucho temple, clave para enfrentarse a ese grupo de ahi dentro. ?No crees? --No voy a responder a eso. --He dado una orden y tienes que cumplirla. --No estamos en el ejercito. Ademas, a mi me paga su hermano. --Pues entonces no me llames senor, que me creo que mando. Y tuteame. --?Bob? --Bob suena a perro. Robert esta mejor. --Pues entonces, Robert --remarca mi nombre con un tono agudo--, entra ahi y haz tu trabajo o lo perderemos todos --me ordena ahora levantandose de su silla tras la mesa y cambiando el tono amable por otro mas duro. Suspiro y cierro los ojos, tiene razon… Debo entrar ahi. Aun estoy decidiendome cuando la puerta de esa infernal sala se abre y aparece la cuatrojos que me miraba esperando que hiciera alguna estupidez, bueno, como me miraban todos, pero esta es mas repelente, me recuerda a una companera del colegio que creia saberlo todo. --Tengo una reunion dentro de una hora, ?va a tardar mucho? --me pregunta con una voz demasiado aguda incluso para aquella companera de colegio. --?Megan? --pruebo por si se trata de aquella nina, que ha crecido y ha llegado a mi vida de nuevo para amargarme la existencia en mi etapa adulta con su voz aguda. --No --se limita a responder antes de darse la vuelta frunciendo el ceno. Aun es mas repelente y fea cuando hace ese gesto de desprecio. Francis viene hasta mi y me da una palmadita en la espalda para infundirme valor. Vuelvo a entrar con pasos lentos pero aparentemente decididos y me coloco frente a la mesa, presidiendola en la cabecera. Tengo un monton de carpetas apiladas frente a mi que recuerdo que debia darselas a ellos. Un secretario a mi derecha y otra secretaria a mi izquierda esperan mi orden para entregarselas a cada uno de los accionistas minoritarios que rodean la mesa. Yo les hago un gesto afirmativo con la cabeza y las distribuyen. Tendria que haber hecho esto de las carpetas mucho antes, porque asi se habrian entretenido leyendo y no mirandome. Y ahora que lo pienso, podria haber puesto una pantalla con una proyeccion, asi habria desviado su atencion. Me lo apunto mentalmente para la proxima, aunque preferiria que no hubiera una proxima. --Parece correcto --dice uno del lado de los vejestorios, un abuelo canoso y con gafas de culo de vaso--. Pero el problema que yo veo, y creo que estamos todos de acuerdo en esta mesa, es que no nos fiamos de usted. --Me ofende --digo sobreactuando, colocando mi mano izquierda sobre mi pecho. Veo a la cuatrojos poner los ojos en blanco y a la vieja a su lado negar con la cabeza. --No hemos venido a perder el tiempo --dice otro en el lado de los “jovenes”, parece el tipico chulo de Wall street, no puede llevar mas gomina en la cabeza… --El problema es que tiene la mayoria de acciones --dice una mujer a su lado, esa no lleva gomina, lleva peluca, creo, porque ese pelo tan cardado no es normal. Y por fijarme en todas estas tonterias es por lo que jamas me dedique a los negocios como hizo mi hermano. --Estoy dispuesta a comprar las acciones y ocuparme yo mismo de la empresa --asegura el viejo de las gafas de vaso. --Ya quisiera yo, pero no puedo hacerlo, me temo que tendran que soportarme. Legalmente es como si estuvieramos casados. Nos tenemos que aguantar mutuamente. Se oye un murmullo que empieza a subir de tono. Luego se ponen a discutir unos con otros y yo me siento. La senora sentada con la cuatrojos se levanta para hacerse oir y por alguna razon que desconozco todos se callan. --Como segunda accionista, tengo una propuesta que hacer. Les cito manana a la misma hora. Y la tia se queda tan ancha, recoge su carpeta y se va, seguida de la gafotas. Bueno, y ?yo que hago? ?que pinto aqui? Decido concluir la reunion y todos asienten recogiendo sus cosas al igual que hago yo, un poco incomodo por la situacion. --Francis, ?quien es esa? El me mira frunciendo el ceno sin saber de quien hablo. --La vieja y la gafotas. --Son dos huesos duros, no me atreveria a llamarlas asi. Ni siquiera en privado. Capitulo 1. No, no me llego a acostumbrar a este estilo de vida, ni al trabajo. Levantarme a las 8 es un crimen, me niego. Que celebren esa reunion ellos solos, total yo no pinto nada alli. Me niego a levantarme de la cama, ?que va a pasar si no voy? Van a decidir lo que quieran ellos solos y encima nadie me toma en serio. Apago el despertador y sigo durmiendo. !Que mas da! Ya madrugue ayer y no tengo costumbre. En algun sitio lei que era malo para la salud cardiovascular madrugar tanto… Cuatro horas despues. El sonido insistente y exasperante del telefono me esta matando, estaba sonando con ese sonido y, cuando despierto, descubro que es real. Descuelgo al fin y oigo una voz masculina. --Senor, disculpe, es que hay una senorita que esta subiendo a su piso, no se como ha conseguido la llave, pero como me dijo que nadie le molestara jamas… Y que si a alguien se le ocurriera venir a visitarlo llamara a la policia… --?Y la has llamado? --pregunto bostezando. --No, senor, al tener la llave no podria llamar a la policia. --?Y como es la senorita? ?Esta buena? El conserje se queda en silencio unos segundos. --No creo estar autorizado para emitir un juicio asi, senor. Que hombre tan estricto, podria decirme que si o que no. Todo es tan raro aqui… No me gustan las ciudades. Me despido de el y cuelgo. Mientras estoy estirandome en la cama y bostezando de nuevo antes de decidirme a levantarme, una sombra aparece tras la puerta medio abierta de mi habitacion. Joder, me estoy acojonando. Agarro la manta de plumas y la llevo hasta la barbilla acostado aun en mi cama. Solo falta la musica de una pelicula de terror y creo que me cagaria literalmente encima. Cuando aparece tras la puerta esa mujer suelto un grito de puro horror y ella me mira enfadada acercandose hasta la cama y agarrando la manta para quitarmela de encima. --!No, por favor! --exclamo aterrorizado. Ella niega con la cabeza y yo trago saliva y agarro con mas fuerza la manta. --Estoy desnudo. Ella parece dudar mientras valora las posibilidades. --Te voy a explicar como seran las cosas a partir de ahora --amenaza soltando la manta, al fin debe haber decidido que era mejor no quitarmela y exponerse a la posibilidad de verme desnudo--. Me han nombrado tu administradora en la reunion a la que no has asistido. Tu empresa y mi empleo dependen de que te comportes como un ser humano normal, y yo tengo ordenes de que asi sea. Cada vez me da mas miedo esta mujer. Ahora entiendo por que el conserje no queria emitir un juicio de valor sobre la susodicha. Es la gafotas de la reunion, ahora me acuerdo de ella. Con esa voz aguda… Tan estridente a estas horas de la manana. No he pasado tanto miedo ni cuando estuve en una carcel turca un par de dias, prefiero no recordarlo, pero es que ha sido inevitable tras la imagen de esa mujer. Que ahora que lo pienso, me pregunto si es una mujer o un hombre delgado, aunque tiene el pelo largo, pero no por ello tiene que ser mujer, ?no? Bueno, tal vez me estoy pasando en su descripcion, pero es poquita cosa y muy poco femenina. --Levantate y vistete, te espero en el salon. Tienes cinco minutos --me ordena. ?Esta que se cree? Esta loca si cree que voy a obedecerla… Sin embargo no me da margen de respuesta, porque cuando se me ocurre una respuesta para ella, ya se ha ido. No tardo cinco minutos, tardo uno en ponerme los pantalones y una camisa y presentarme en el salon, donde me espera de pie con su maletin. --No pensaras ir asi a la oficina, ?verdad? --No pienso ir a la oficina, pero si quisiera ir, ?por que no podria ir asi? Ella me mira boquiabierta, creo que se ha quedado sin palabras, y yo sonrio al comprobarlo en su reaccion. Pero no, no se ha quedado sin palabras. --Pues para empezar es ridiculo lo que llevas puesto, esa camisa no tiene botones hasta el ombligo, por no hablar de los pantalones, que creo que es imposible que el ojo humano pueda apreciar mas variedad de colores, ademas de que la gente acabaria preguntandose hasta donde llegan tus partes nobles --dice ruborizandose al final. --Si alguien se preguntara eso se lo podria ensenar --aseguro sonriendo y sosteniendo mis “partes nobles” con la derecha. Creo que ya se su punto debil, parece muy dura, pero no es mas que una ninata que se ruboriza y llama “partes nobles” a mis partes nobles, pienso sonriente--. Ademas, nunca se sabe cuando sera necesario hacer yoga, o incluso cuando sera necesario ensenar hasta donde llega --digo volviendo a poner mi mano en mi entrepierna. --Pues ponte un traje y vamonos, porque no vas a hacer yoga. --Pues solo con verte ya me entran ganas de hacer yoga o algun tipo de metodo para relajarme. ?Te han dicho que eres insufrible alguna vez? --Nadie inteligente --sentencia--. Y ahora ponte algo con lo que te pueda sacar a la calle y no digas mas tonterias, tenemos trabajo que hacer. --Puedo hacer mi trabajo perfectamente sin ti, no acepto lo que se ha acordado en esa reunion. --Si hubieras estado sabrias que si no colaboras se liquidara todo y venderan las acciones, nadie da un centavo por esta empresa ahora mismo, bajo tu responsabilidad. No te queda mas remedio que aceptar mi intervencion o nadie querra hacer negocios con los Doyle. --Odio a mi hermano --me quejo como un nino con una rabieta. Empiezo a lanzar los cojines del sofa a todas partes porque no me puedo librar de esta pesada. Tengo que trabajar con ella por culpa de esos vejestorios y de mi hermano y yo nunca he querido trabajar, y menos con una repelente gafotas como ella. --?Has terminado? --pregunta ella sin moverse de donde ha estado todo el tiempo. Yo miro el sofa y localizo un pequeno cojin. --No --respondo agarrando el cojin y lanzandolo con furia al suelo--. Ahora si. La veo poner los ojos en blanco y negar con la cabeza. Tambien oigo que susurra algo para si cuando me doy la vuelta para hacer lo que me ha dicho. Ha conseguido que me ponga un traje, pero he elegido uno que bien seria digno de un gigolo. El traje es blanco y lo he acompanado de unas gafas de sol doradas. Vamos en su coche, se ha empenado en conducir ella alegando que no se fia de mi. Tambien me ha dicho que vendra a por mi cada manana. Tengo miedo de nuevo. --No pienso perder mi empleo, he trabajado mucho para que un ninato malcriado me arruine la vida. --!Pero si eres tu la que me la esta arruinando! --Llevas arruinandote tu solo desde que naciste. --No, llevo viviendo y siendo feliz desde entonces hasta esta manana, cuando has aparecido en mi habitacion como la nina de la maldicion. Todavia se me ponen los pelos de punta. Ella esta algo tensa, lo noto en que conduce un poco mas deprisa, y ahora tengo mas miedo que antes. --Me daria verguenza ser como tu --dice en un tono bajo, como si hablara para ella misma. --Deberias de refunfunar menos. ?No tienes un novio que te eche un polvo para que te tranquilices? --Esa es la tipica respuesta machista que diria un idiota. --Imaginaba que no tendrias novio… --digo mirando por la ventanilla. --Tu tampoco tienes novia. Y no me extrana… --Pero lo mio es por decision propia, lo tuyo viene impuesto… Solo hay que verte --le espeto con voz burlona negando con la cabeza. La oigo resoplar y acelera al mismo tiempo. Creo que hasta que deje de conducir voy a dejar de burlarme de ella, no vaya a ser que nos matemos. Cuando lleguemos al edificio Doyle seguire…

  • Contigo al fin del mundo de Kattie Black

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    Soy Olimpia. Mi prometido decidio hacerme el mejor regalo de mi vida en el dia de San Valentin: dejarme con un mensaje en el movil. Una cobardia, si, pero en ese momento no sabia la suerte que tenia. La curiosidad me llevo a un bar de carretera donde vivi una de mis mas secretas fantasias, pero ?sabeis que? Nada de aquello fue un sueno.

  • Misterios del alma (Secretos del alma 1) de Victoria Magno

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    Primera entrega de la serie <>.

  • El verano de la lluvia de Maria Herreros

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    El verano de la lluvia es la historia de una busqueda y de diferentes encuentros. Su protagonista, Soledad, vive en la carcel que una madre maltratadora y opresiva ha tejido a su alrededor. La muerte de su progenitora y el descubrimiento de un gran secreto suponen el punto de inflexion que la saca del abismo de su triste vida. Es entonces cuando emprende un viaje que la llevara a reencontrarse con su familia perdida y reconciliarse consigo misma.

  • Suenos en la oscuridad de Andrew Hesber

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    Lucy, aquejada de una alergia mortal al sol, ha pasado toda su vida sumida en la oscuridad. Cuando sus padres la animen a comenzar una nueva vida, ingresara en la Torre Madison, un imponente rascacielos donde cientos de personas con su mismo problema viven sin temor a la luz.Alli conocera a Jake y Lean, dos residentes hacia los que desarrollara sentimientos contradictorios. Junto a ellos descubrira los terribles secretos que se ocultan tras los cristales de la torre, puesto que, en realidad, nada resulta ser como parece.

  • La maquina del tiempo de H. G. Wells

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    La primera gran historia de viajes en el tiempo y una de las grandes novelas de ciencia ficcion de todas las epocas. Una especulacion arriesgada y sumamente aguda no solo en lo cientifico, sino, y especialmente, en lo social y lo politico.

  • Un amor de locos de Hugo Sanz

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    Marina, Marina, mira la tiara de flores que te he comprado para el dia de tu Primera Comunion, ?no es una autentica preciosidad? -Mama, si que es muy bonita, pero ?cuantas veces voy a repetirte que tengo veintiocho anos? -?Veintiocho? Seran ocho, hija mia. Y date prisa que ahora mismo nos vamos para la catequesis. -Mira, mama, por ahi viene papa. ?Por que no te marchas a tomar un cafelito con el y me esperais en el bar para llevarme a la catequesis? -Venga, pero no tardes, ?eh? Que luego te pones a jugar con Celia y se te va el santo al cielo. No se lo que harias sin tu madre-me solto y yo respire lentamente para que no me diera el ataque. Mi madre salio cantando por Ana Belen, concretamente el “mirala, mirala, mirala, mirala, la puerta de Alcala…” y yo pense que de la puerta de Alcala no, pero que de un puente si que me iba a tirar cualquier dia. -Te va a dar el ataque, te va a dar, ?te traigo la bolsa para hiperventilar? -me pregunto Celia. -No, con que me acerques el Ventolin sera suficiente. Esto es una locura, siempre lo mismo… -No te quejes, ya sabes que yo daria la misma vida por tener a mis padres conmigo, que me he quedado mas sola que la una en la vida. Y ahora ni unos padres ni otros, me va a dar el ataque a mi tambien, pero de pena… -No te preocupes que los vamos a encontrar… -?Me lo prometes? -Su carita de necesidad hizo que se me cayera el alma al suelo. -Palabra de Marina. -Que solemne te ha quedado. -Celia hizo un aspaviento de los suyos y yo esboce mi mejor sonrisa. Tenia toda la razon del mundo. Yo no tenia derecho a quejarme o, dicho de otro modo, si yo lo tenia, ella debia colgarse de un pino. Me llamo Marina y mi historia deberia ser de lo mas convencional, claro que debiera serlo no quiere decir que lo fuera. Mejor dicho, lo fue hasta mis veinte anos… Concretamente ocurrio el dia de mi cumpleanos. Mi madre, Susana, vino a recogerme tras haber estado de celebracion con mis amigas. Lo hizo sola, pues mi padre, Alberto, que es policia, estaba de guardia esa noche. Jamas hemos podidos explicarnos como ocurrio. Bueno, no he podido explicarmelo yo, porque mi madre por suerte no recuerda nada de lo sucedido. El caso es que ibamos ambas charlando animadamente mientras ella conducia cuando, salida como de la nada, una motocicleta de gran cilindrada se nos empotro a toda pastilla por la luna delantera. Milagrosamente yo sali casi ilesa a excepcion de una pequena cicatriz en la frente que no se observa a simple vista, pero que si te fijas esta ahi y se da un aire a la de Harry Potter, motivo de mofa eterna para mis amigos. No imaginais las bromitas que he tenido que aguantar al respecto. Por desgracia, lo de mi madre no quedo en una anecdota. sino que fue una total pesadilla, pues la pobre entro en coma y estuvo asi dos meses… Dos eternos meses en los que mi padre, mi hermano Carlos y yo rezamos a todos los santos para que no apartara de nuestro lado a la mujer que hasta entonces fue el faro que alumbro nuestros dias. En contrapartida, la fortuna quiso que mi madre despertara una buena manana. Lo primero que pregunto al verme fue si ya me habian echado el agua bautismal. Recuerdo la cara con la que nos miramos los tres y las risas que nos echamos, felices por haberla recuperado y pensando que aquello era unicamente una laguna de su memoria. Lo malo vino cuando comprobamos que mas que lagunas, en su memoria lo que habia era oceanos completos… A mi madre, sencillamente, le faltaba un tornillo o mejor dicho una caja completa de ellos. No tardamos en darnos cuenta de que la nueva situacion habia llegado para quedarse y que teniamos faena por delante. Hechos como que nos levantara cada manana para ir al colegio, que quisiera ponerme dos trenzas o que se empenara en vestir a mi hermano (que ya estaba estudiando Ingenieria Informatica en la universidad), dieron las siguientes voces de alarma. Por no contar cuando queria venir conmigo y con mis amigas, cogiendo la ropa de mi armario y fotografiandose, poniendo morritos en el bano, antes de coger la puerta para salir de marcha. Mientras, el pobre de mi padre demostraba quererla mas que a su vida y tener mas paciencia que el santo Jobs. Un ano despues de su despertar, los medicos nos dijeron que ya su cabeza habia avanzado todo lo que podia hacerlo y se habia estancado. “?Avanzado?” Yo no sabia si reir por los nervios o llorar como una Magdalena por el percal que teniamos por delante. Y encima Carlos se nos echo una novia llamada Karina (si, si, igualito que los protas de la serie “Cuentame como paso”) y lo que ambos nos contaron es que se iban a vivir a Londres y que alli nos quedabamos mi padre y yo con la papeleta. Permaneci un buen punado de anos viviendo con ellos y echando una manita en todo lo que podia en casa, pero seis meses atras decidi independizarme con Celia, mi socia y amiga. Celia y yo eramos una y carne y ella tambien me habia servido de gran ayuda con mi madre en innumerables ocasiones. No en vano, decia que tambien era la suya, su segunda madre; y eso que ella con lo de las madres y los padres tenia un cacao monumental que ya luego os contare. A resultas de aquella, mis padres ahora vivian solos, pero eso no queria decir que yo no estuviera en contacto permanente con ellos y que no me ocupara de muchos aspectos de su vida domestica. Eso si, mas que nada a modo de supervisora porque de tenerles la casa como los chorros del oro y de que todo funcionara en ella se encargaba Urraca, su chica de servicio. No voy a negarlo, la primera vez que me dijeron que su asistenta se llamaba Urraca, como los dibujitos animados aquellos de “Las urracas parlanchinas” me tire al suelo de risa. Bromas aparte, yo debia besar el suelo por donde pisaba esa chica porque el marron que me habia quitado de encima era del tamano de una catedral. Dicho esto, yo sentia la obligacion de estar al quite, por cualquier cosa que mis padres necesitaran, pero tenia la posibilidad de hacer mi propia vida sin mayores trabas. Convivir con Celia estaba constituyendo toda una experiencia pues, aunque esa petardilla a veces me sacaba de quicio, yo la queria como a una hermana. ?Por que me sacaba de quicio? Por cosas como que solia hablar a voces (debia pensar que todos estabamos sordos); porque tenia la misma memoria que el pez Dory (por lo que no se acordaba nunca de nada de lo que yo le contara); porque tenia mas cara que espalda (y a veces me ponia en el palo por ello) y porque le gustaba un movil mas que a un tonto un lapiz (y a menudo se pasaba horas inmersa en la pantalla y desconectada de todo mundo que no fuera virtual). Aunque comprendo que la he puesto a parir en un momentito, tambien tengo que decir que Celia era la mejor amiga que una pudiera tener y alegre como unas castanuelas… Eso si, aguita tambien con la nina cuando se enfadaba, dado que tenia un caracter que solia decir que no se aguantaba ni ella, claro que yo tambien era de armas tomar. En definitiva, las dos teniamos un fuerte caracter, pero nos complementabamos a la perfeccion, aunque de higos a brevas nos formaramos unas buenas zapatiestas y nos pusieramos finas. Pese a eso, todo hay que decirlo, nunca llegaba la sangre al rio y, es mas, despotricar nos servia para desahogarnos y luego echarnos unas buenas risas a costa de los improperios que soltabamos cuando se nos calentaba el pico. He mencionado antes que, aparte de ser mi querida amiga, Celia era mi socia. Y es que hacia dos anos que ambas nos lanzamos a la colorida y dulce aventura del cupcake y montamos el “Celicioso”. Elegimos este nombre haciendo honor al de Celia, pues fue mi amiga quien siempre tuvo en mente la idea de abrir el negocio y yo quien no tarde en asociarme con ella en cuanto la vi decidida. La verdad es que basto con abrir las puertas de nuestro precioso local, que nos llevo unos meses decorar, para saber que aquel iba a ser un exito rotundo. Y lo fue, hasta el punto de que no descartabamos abrir mas sucursales en otro barrio de nuestra ciudad o contratar personal de refuerzo porque ambas no dabamos ya abasto. No en vano, la nuestra era una de las pastelerias y cafeterias mas cuquis, bonitas y dulces de la ciudad y en ella no solo vendiamos exquisitos cupcakes sino muffins, plumcakes, coconuts, tartas y otro sinfin de productos que hacian las delicias de los mas golosos. Todo esto nos permitia a Celia y a mi disfrutar de una posicion economica desahogada y, aunque ambas teniamos en mente hacer alguna inversion inmobiliaria en el futuro, de momento nos habiamos lanzado al alquiler de un magnifico atico que decoramos a nuestro gusto. El atico estaba a estrenar y sin amueblar, por lo que fue para vernos a la hora de personalizarlo. En mi vida habia tenido mas discusiones con Celia, pareciamos un matrimonio mal avenido. Al final, dividimos la casa por estancias y cada una se encargo de la decoracion de varias de ellas. El resultado, en contra de lo que pudiera pensarse, fue bastante armonioso y las dos estabamos muy satisfechas.

  • Los ingravidos de Valeria Luiselli

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    ?Cuantas vidas y cuantas muertes son posibles en la existencia de una misma persona? Los ingravidos es una novela sobre existencias fantasmales; una evocacion, a la vez melancolica y llena de humor, sobre la imposibilidad del encuentro amoroso y el caracter irrevocable de la perdida. Dos voces componen esta novela. La narradora, una mujer del Mexico contemporaneo, relata sus anos de juventud como editora en Nueva York, en los que el fantasma del poeta Gilberto Owen la perseguia por el metro. Ambos narradores se buscan en el espacio insondable de los trenes subterraneos, donde viajaban en sus respectivos pasados.

  • Como hacer que un conde se arrodille (La comitiva del cortejo 2) de Eleanor Rigby

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    Esperada segunda entrega de la serie <>, iniciada con Como poner a un duque a tus pies.

  • Un oceano de dudas de Laura Flanagan

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    El universo de Winnifred se ha roto en pedazos tras descubrir que Ashton, su novio de toda la vida, le ha sido infiel. Una semana antes de que empiece la universidad, su prima Rachel decide llevarla lejos de Sacramento para que se distraiga y deje de pensar en su ex.
    Melbourne resultara ser el antidoto a todos sus males. Alli, Winnifred conocera a Craig, un chico totalmente opuesto a ella: ligon, inmaduro y con un pequeno secreto. Juntos viviran un viaje de autodescubrimiento en el que cada uno sera un apoyo fundamental para el otro.
    ?Que pasara cuando Fred tenga que regresar a Sacramento? ?Estaran ambos dispuestos a luchar por sus suenos o se dejaran arrastrar por las olas?

  • Prohibido desear a Lucky Royal de Ella Valentine, Emma Winter

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    --Lucky, tengo una buena noticia que darte: hemos encontrado una nueva casa de acogida para ti. Lucky alzo las cejas con curiosidad. Cuando Grace Turner, una de las trabajadoras sociales del centro de acogida en el que se encontraba, le habia pedido que le acompanara hasta su despacho, habia esperado una reprimenda por alguna de sus fechorias, no aquella noticia inesperada. Lucky acababa de cumplir los quince anos y sabia que a partir de cierta edad encontrar una casa de acogida era altamente improbable. Y mas en su caso. Lucky era un chico problematico. Su informe de Servicios Sociales tenia el tamano de la Biblia a causa de todos los expedientes que le habian abierto por su caracter rebelde e indisciplinado, cosa que lo habia llevado a internar en un reformatorio en dos ocasiones. Llevaba seis meses en aquel centro de acogida de Henderson, en el area metropolitana de Las Vegas, y desde el inicio todos los trabajadores con los que habia hablado le habian asegurado lo dificil que seria encontrar a alguien interesado en acogerle. No era algo que le preocupara demasiado, pues Lucky tenia un plan de futuro. Llevaba tiempo pensando en ello, desde que en su ultima casa de acogida el senor Cook decidiera amenazarlo con su rifle de caza cada vez que consideraba que el chico no se portaba de forma correcta. Lucky no confiaba en el sistema, no queria seguir entrando y saliendo de casas donde le trataban como si fuera escoria, y por ello habia tomado una decision. Decision que decidio compartir con Grace. --Quiero pedir la emancipacion --dijo alto y claro, fijando sus ojos azules en los ojos oscuros de la mujer rubia que tenia delante. --?Emanciparte? --Grace arqueo una ceja, sobresaltada--. ?Estas seguro? ?Ya sabes lo que significa eso? Lucky asintio despacio, sin apartar su mirada de ella. --Significa que el Estado de Nevada dejara de tener mi custodia y que sere libre para vivir mi vida como quiera. --Tambien significa que perderas la posibilidad de encontrar una familia que pueda adoptarte. --Ambos sabemos que hace anos que perdi esa posibilidad. --Eso no es cierto. Nunca es tarde para encontrar un hogar. --Gracias por esa frase de autoayuda, pero la verdad es la que es --dijo Lucky sonriendo con tristeza--. Hay personas que no estamos destinadas a encontrar un hogar. Lucky percibio la forma en la que los hombros de Grace se hundieron un poco ante sus palabras. Sabia que sentia compasion por el. Le caia bien Grace. Llevaba diez anos trabajando alli, tratando con chicos y chicas de vidas complicadas como la suya, y, a pesar de todos los quebraderos de cabeza que le daban, no habia perdido la capacidad de sonreir. Muchos otros, en menos tiempo que ella, acababan amargados y abandonaban el trabajo por otro menos exigente. Pocos eran los que llegaban para quedarse. --En todo caso, Lucky, no puedes pedir la emancipacion hasta los dieciseis --le recordo--. Aun falta un ano para eso. Lo sabes, ?no? --Lo se, pero preferiria quedarme en el centro hasta entonces. No veo necesidad de ir a una nueva casa de acogida con gente que, en realidad, solo quiere que me quede con ellos por la retribucion que reciben por ello. Todo el mundo sabia que el sistema de acogida del pais se sustentaba en familias con pocos recursos que, ante la pobreza, decidian ofrecer sus viviendas como casas de acogida para poder vivir del dinero que el Estado les daba a cambio. --Entiendo. Pero debes saber que la persona que va acogerte no responde para nada a ese perfil --La mujer golpeo la carpeta azul marino que tenia frente a ella en la mesa con el dedo indice repetidas veces. Tenia una etiqueta en la tapa con un nombre, pero Lucky no fue capaz de leer lo que ponia en la distancia--. De hecho, esta persona ni siquiera va a recibir ningun beneficio por tu manutencion. Los ojos de Lucky se abrieron de hito en hito. ?Quien en su sano juicio acogia a un chico como el sin pedir nada? --?Y eso por que? --pregunto Lucky, intrigado, arrugando un poco la nariz salpicada de pecas que le daba un aire travieso, a conjunto con un pelo moreno que siempre lucia despeinado. --Bueno, se trata de alguien muy sensibilizado con los chicos como tu. --Sonrio--. Es un viejo conocido de Servicios Sociales y tiene a su cargo a tres chicos mayores que tu. --?Tiene tres chicos acogidos? --No, adoptados. Dos de ellos ya estan en la universidad, pero se de buena tinta que eran igual de conflictivos a tu edad. Lucky miro a Grace con incredulidad. No entendia por que motivo un extrano que ya tenia tres hijos adoptados querria acoger a uno mas. Se le pasaron cosas por la cabeza. Cosas feas. Su vida estaba tan llena de sombras y monstruos que no se le ocurria ningun motivo honesto por el que nadie pudiera ser generoso con alguien como el sin esperar una compensacion. --?Donde esta esa casa? --indago Lucky. --En Las Vegas, muy cerca de aqui. A Lucky le encantaba Las Vegas. De hecho, el habia nacido alli y habia vivido en la ciudad hasta que su madre murio de una sobredosis y su padrastro, que le suministraba la droga, huyo de la casa dejandolo solo y desamparado con el cadaver. Le gustaba la idea de volver a vivir en Las Vegas. Puede que tuviera recuerdos amargos de aquella epoca, pero tambien tenia recuerdos buenos. Las ciudades tienen el poder de condensar todo lo bueno y lo malo que vivimos entre sus calles, y a Lucky le encantaba su ambiente festivo y colorido, las luces de neones de los edificios y lo rapido que parecia ir siempre todo. Henderson estaba a pocos kilometros, cierto, pero no tenia medios para viajar hasta alli. La idea de trasladarse a la ciudad, de pronto, le parecio atractiva. --Se que no has tenido mucha suerte en la vida, algo ironico teniendo en cuenta tu nombre, Lucky, afortunado, pero la suerte siempre puede cambiar --anadio Grace al percibir sus dudas --. Puedo asegurarte que, de todas las opciones posibles, esta --volvio a golpear la carpeta azul con el dedo indice, con avidez-- es una de las mejores, por no decir la mejor. Puede que hasta ahora el sistema no se haya portado muy bien contigo, pero dejame demostrarte que aun quedan buenas personas en este mundo, personas honestas con afan de ayudar. Lucky reflexiono sus palabras. Nada de lo que dijera Grace le haria cambiar su opinion sobre el sistema que llevaba anos sufriendo, pero confiaba en ella. Diablos, Grace era probablemente la unica persona en la que confiaba. Si ella le aseguraba que la persona que pretendia acogerlo era honrada, seguro que no mentia. Ademas, tal como ella le habia dicho no podia emanciparse hasta los dieciseis, le quedaba un ano mas de condena y ese centro no era tampoco santo de su devocion. La comida que servian era basura y tenia problemas con algunos de sus companeros cada dos por tres. No perdia nada por irse de alli un tiempo. Asi que, pese a que la idea seguia sin entusiasmarle, acepto la propuesta de Grace. Esta se alegro muchisimo y le aseguro que no se arrepentiria. Lucky no estaba seguro de ello, pero no dijo nada. Grace le explico los pormenores del traslado, que se efectuaria al dia siguiente, y Lucky se levanto de la silla para marcharse de alli. Al rebasar la mesa se fijo en lo que ponia en la etiqueta de la carpeta azul que Grace tenia frente a ella. Era un nombre: Max Royal. Lucky supuso que seria el nombre de la persona que pretendia acogerle. Horas mas tarde, en la habitacion que compartia con cuatro chicos mas, Lucky metio todas sus pertenencias en una mochila y se tumbo en la cama, con los brazos flexionados y las manos bajo la cabeza, sobre la almohada. En esa posicion, dejo que su imaginacion volara. ?Que clase de persona seria ese Max Royal? A lo mejor tenia una casa decente. O, a lo mejor, incluso, tendria una habitacion para el solo. Sonrio ante esa posibilidad, a pesar de saber que era improbable. Hacia anos que no tenia un dormitorio en exclusiva. Aquella noche Lucky se durmio muy tarde, dejando que un mundo de posibilidades revoloteara por su mente curiosa. Sin embargo, ninguna de ellas se ajustaba ni un poquito a la realidad que le esperaba a su llegada a Las Vegas el dia siguiente. En pocas horas, la vida de Lucky daria una vuelta de 180o. En pocas horas, Lucky conoceria a Max Royal, el hombre que, meses mas tarde, decidiria adoptarlo. En pocas horas, Lucky entraria en su nuevo hogar: uno de los hoteles mas importantes de Las Vegas. En pocas horas, Lucky conoceria a sus tres futuros hermanos, con quienes no tardaria en crear vinculos irrompibles. En pocas horas, Lucky aprenderia que, por primera vez en su vida, haria honor a su nombre: seria afortunado. Tremendamente afortunado. 1 Eve Lucky Royal. !Su jefe era Lucky Royal! De haber sabido que seria su jefe directo, Eve no habria aceptado aquel puesto. Diablos, ?a quien pretendia enganar? Lo cierto era que necesitaba el dinero y, cuando este escaseaba, la dignidad se hundia un poquito. Era dificil mantener segun que decisiones con la necesidad mordisqueandole la nuca. Lo cierto era que el alquiler de la caja de cerillas en la que vivia era elevado y la universidad se comia sus ahorros a un ritmo completamente frenetico. No habia obtenido nota suficiente para la beca y, por lo tanto, tampoco podia optar a quedarse en la residencia de estudiantes, puesto que no podia permitirse los gastos. Vivia en un apartamento compartido con un chico que se pasaba el dia jugando a los videojuegos y no sabia lo que era la limpieza. Su vida, en los ultimos tiempos, se habia vuelto un bucle insostenible: no podia estudiar en aquel lugar porque no conseguia concentrarse del todo y se pasaba las horas limpiando en casas ajenas para ganar lo justo para ir tirando, asi que sus notas habian decaido un poco. Nada preocupante salvo porque habia perdido la oportunidad de ganar una beca un tanto exclusiva. Sus estudios seguian en pie, pero necesitaba dinero. Todo habria sido mejor de haber tenido una familia convencional, pero no conocia a su padre y su madre trabajaba como ama de llaves de una mansion como interna. Se habia criado con ella, pero cuando fue lo bastante mayor los duenos dejaron claro que, si no trabajaba en la casa, no podia vivir en ella. Su madre intento convencerla de que lo hiciera, pero se nego. Detestaba a aquella familia. No podia sacar a su madre de alli, por el momento, pero podia marcharse ella, estudiar, intentar ser alguien y, con suerte, en un futuro, dar a su madre un retiro digno. Sacarla de alli y conseguir que no volviera a servir nunca a nadie. Era lo unico que queria: dar paz y tranquilidad a la unica persona que se lo habia jugado todo por ella una y otra vez. Inspiro aire y lo solto lentamente. Ese era el verdadero motivo por el que no podia negarse a los dos puestos de trabajo que acababa de conseguir como bailarina y organizadora de eventos, aunque su jefe fuera el miserable de Lucky Royal. ?Que por que era miserable? Bueno, no se le ocurria una palabra mejor para describir a alguien que dejaba en la estacada a una mujer embarazada. Eve trago saliva, aunque dudo que fuera bilis. Su padre habia abandonado a su suerte a su madre cuando esta se quedo embarazada, quizas por eso habia llevado tan mal aquella historia. Alyson Stewart era hija de Ryan y Denise Stewart, los jefes directo de su madre. Eve y Alyson tenian la misma edad. Su madre encontro trabajo como limpiadora en aquella casa embarazada de tres meses. Ella contaba que se sintio agradecida de que alguien quisiera darle trabajo estando embarazada asi que acepto sin pensarlo. Entro como interna y estuvo trabajando hasta el octavo mes de embarazo porque Denise, la duena, tambien estaba embarazada de dos meses mas, pero a diferencia de su madre, ella se habia pasado todo el embarazo reposando porque, al parecer, no era facil crear un pequeno y perfecto milagro. Se ve que Eve no tenia nada de milagro y por eso su madre podia limpiar sin descanso aun estando en estado avanzado de embarazo. Estuvo trabajando hasta el octavo mes de gestacion porque, cuando Alyson nacio, el mundo se volvio completamente loco, al parecer, y no importaba que la madre de Eve aun estuviera embarazada: tenia que trabajar para que todo fuera perfecto en el hogar de la pequena Alyson. Eve nacio dos semanas antes de lo previsto asi que su madre, realmente, solo descanso dos semanas embarazada y luego dos semanas cuando pario, porque en cuanto los puntos sanaron y empezo a moverse con cierta celeridad, Ryan y Denise consideraron que, dado que permitian que Eve viviera alli con ella, bien podia volver al trabajo. A consecuencia, Eve crecio en una casa con una nina que tenia su misma edad, pero con todos los privilegios mientras ella apenas rozaba los derechos basicos para vivir dignamente. Soporto durante toda su infancia estudiar en un cuartucho, mientras Alyson tenia una habitacion de estudios y otra de juegos. Alyson recibia una profesora diariamente, pero Eve no empezo el cole hasta que el estado obligo a Tala, su madre, porque los senores Stewart no querian que Alyson y Eve compartiesen estudios. Despues de todo, estaban destinadas a vidas muy distintas, o lo que era lo mismo: Eve jamas podria ser alguien importante. Eve apreto los dientes en la actualidad, aquellos recuerdos dolian demasiado, no tanto por el desprecio constante hacia ella siendo una nina, sino porque imaginaba lo duro que habria sido para su madre no poder darle todo lo que queria y deseaba. Saber que su hija sufria y no poder hacer nada, incluso sentirse inferior. Lo cierto era que Eve se sentia extremadamente orgullosa de su madre: hacia un trabajo durisimo, apenas era recompensada y aun asi aguantaba para darle a ella la mejor vida posible. Quizas por eso, en cuanto tuvo conocimiento decidio salir de aquella casa y dejar de ser una carga para su madre. Habia pasado penurias desde entonces, pero no se lo reconocia nunca a Tala, que vivia preocupada por ella. Habia sacrificado toda su vida por ella, era hora de que Eve estudiara y luchara por un futuro en el que Tala por fin descansara tranquila. ?Y que tenia que ver todo aquello con Lucky Royal? Muy facil, hacia algo mas de un ano que en Las Vegas estallo uno de tantos escandalos. Este, en concreto, Eve lo siguio de cerca porque estaba relacionado con Alyson. Esta y Lucky Royal salieron un tiempo, a juzgar por las fotos de revista en las que se les veia besandose en todos los clubs de lujo de Las Vegas. Segun Alyson, lo suyo era serio, aunque Lucky nunca dijera nada publicamente. Pero debia de serlo, porque Alyson quedo embarazada y Eve no pensaba que fuera tan estupida como para dejarse prenar una noche sin mas. Alyson no era la persona que mejor le caia del mundo, pero era inteligente. Lucky Royal se desentendio por completo de aquel embarazo. Segun le habia contado su madre, la mansion de los Stewart fue un completo caos durante dias. Ryan y Denise amenazaron publicamente a la familia Royal si Lucky no se hacia cargo y este, simplemente, no se pronuncio al respecto. Eso no era tan raro, Lucky Royal era conocido por generar escandalos y no pedir perdon nunca, pero si lo fue que nadie mas en su familia emitiera un comunicado al respecto. Max Royal era un empresario de renombre, admirado y respetado en Las Vegas por todo lo logrado con su cadena de hoteles. El caso fue muy sonado, sobre todo porque Alyson perdio al bebe y, segun Tala, se volvio practicamente loca. Gritaba al servicio mucho mas que de costumbre, tanto como para que se escondieran a su paso y solo salieran a la luz cuando no les quedaba mas remedio. La situacion en la mansion se habia vuelto un tanto insostenible incluso para sus padres, segun le contaba a Eve su madre. Eve pensaba que quizas podia parecer un tanto exagerado, pero tampoco podia imaginar el dolor de perder a un hijo... un hijo no reconocido. Un hijo que, de haber nacido, lo habria hecho como ella: repudiado por su padre. Trago saliva. No, en realidad, a ese bebe no le habria faltado de nada. No habria sabido de que modo se rompe un corazon al oir a su madre llorar cada noche por el deseo de tener un vida mejor. Ese bebe nunca habria pasado todo lo que Tala y ella habian pasado. Y, aun asi, se compadecia de Alyson, porque era caprichosa, egocentrica, mimada y, segun Eve habia comprobado durante su ninez, maliciosa en exceso, pero nadie merecia un desprecio semejante. Mientras miraba el contrato firmado, Eve intentaba controlar sus emociones, pero la sensacion de haberse librado de los Stewart para caer en manos aun peores amenazaba con no dejarla dormir en toda la noche.

  • Derrota al corazon de Emma Weimann

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    Pero eres una mujer. Ese sujeto era uno de los gerentes de la construccion mas repulsivo que Sam habia conocido en su vida. Se separo la camiseta gris del cuerpo y bajo la mirada hacia el sosten. --Si, lo soy. Definitivamente, una mujer. --Volvio a elevar la mirada e ignoro la forma en que el senor Hayes tenso la mandibula--. Vengo a pintar el apartamento de los Wallace. El sujeto clavo la mirada en el calendario. --Pero me dijeron que le habian encargado el trabajo a un Sam Freedman. Sam reprimio las ganas de golpearlo con los altoparlantes llenos de polvo que habia sobre el escritorio. --Sam es el diminutivo de Samantha. Y esa soy yo. Ya se lo explique dos veces. ?Por que no llama a los Wallace y simplemente les pregunta? Reprimio las ganas de gemir. ?Como era posible que un sujeto como ese obtuviera empleo en uno de esos lujosos complejos de apartamentos? El reviso la agenda sobre el escritorio. --No puedo. Estan de vacaciones. --Fruncio el ceno y contemplo la pintura, los pinceles y la escalera que ella habia llevado--. De acuerdo. Te llevare al apartamento. Pero ire a controlarte de vez en cuando. Para que lo sepas. --Al terminar, dejo la sala. Claro. Patan. ?Acaso pensaba que iba a robar aire de un apartamento vacio? Con un gesto negativo de la cabeza, Sam recogio la mayor cantidad de cosas que podia cargar. Las manijas de los baldes se le clavaron en los dedos. Tendria que regresar por la escalera. El senor Hayes se quedo de pie en el pasillo, con los brazos en jarra y un ceno tan fruncido que haria llorar a los ninos. --El elevador de servicio no funciona. Debemos tomar el otro. Intenta pasar lo mas desapercibida posible. Mientras lo seguia por el vestibulo de cielo raso alto, Sam intento ser silenciosa. Ese edificio emanaba una atmosfera de iglesia, construido para impresionar y presumir ante los visitantes. Ciertamente lo habia logrado con ella. Pasaron por una fuente rebosante con escalones acuaticos de pizarra. Sam no queria ni adivinar cuanto habia costado eso. Milagrosamente se las arreglo para meter todas sus cosas en el elevador vidriado; los baldes se plantaron con firmeza entre ella y el senor Hayes, quien le clavo la mirada al tiempo que entrecerraba los ojos. Los segundos parecieron horas. Finalmente, el elevador repico. --Llegamos. --Con desden, la observo luchar para sacar los materiales del elevador. Sam coloco los baldes en el piso. El pasillo estaba vacio. --?Que numero es? --El apartamento siete --escupio el senor Hayes a sus espaldas--. Al fondo del pasillo, la ultima puerta a la derecha. Antes de que Sam pudiera responder, se abrio la puerta a su izquierda. Una mujer con cabello largo y oscuro, vestida con un traje pantalon de un rojo intenso aparecio en el umbral. --Gillian, carino --grito hacia el apartamento--. Apresurate. --Se volvio hacia el senor Hayes--. Detenga el elevador, ?si? --Por supuesto, senora. --Casi se tropieza y cae para asegurarse de presionar el boton del elevador a tiempo. Sam apenas se contuvo de poner los ojos en blanco. El mismo hombre que no habia pensado dos veces dejarle hacer todo el trabajo de carga ahora practicamente se desvivia para asegurarse de que las puertas del elevador permanecieran abiertas para la femme fatale. Siempre lo mismo. Cuando una mujer tenia pechos del tamano de melones, cintura de avispa y cerebro de pajarito, los hombres se volvian locos. Sam sonrio. Bueno, por otro lado... le echo una mirada a la mujer en traje pantalon. De verdad tiene buenos pechos. Una segunda mujer salio del apartamento y cerro la puerta a sus espaldas. --De acuerdo. Estoy lista. --Le echo una mirada a Sam antes de bajar la vista y dirigirse hacia el elevador. Si, asi se deben sentir los insectos cuando los observa una mantis con ojos verdes. --Cielos, esas dos estaban buenas. --El senor Hayes casi se estaba babeando sobre la camisa. Este sujeto realmente es un cliche andante. Sam cruzo los brazos sobre el pecho. --?Tiene las llaves del apartamento? --Si, si, vamos. --Se alejo y la dejo cargando todo de nuevo. Que patan. Esperaba que la dejara sola tan pronto como estuviera instalada con todas sus cosas. Pero primero, probablemente le diria exactamente como debia haber su trabajo. Sam se sento en el suelo y apoyo su espalda protestante contra la pared. Esa noche requeria una ducha larga y caliente. Y una cerveza fria. Y una pizza. Satisfecha, miro las paredes con pintura blanca todavia fresca. Por mucho que le doliera la espalda luego de ocho horas de pintura, habia hecho un buen trabajo. Las dos habitaciones mas pequenas estaban terminadas. Quedaba la habitacion grande, lo que significaba un dia mas de trabajo razonable y bien pago. Los duenos del apartamento habian estado tan contentos con su disponibilidad para comenzar de inmediato que ni siquiera intentaron debatir su tarifa por hora. Eso habia sido una sorpresa agradable. A menudo, las personas adineradas resultaban ser los clientes mas molestos. Fue afortunada de que los duenos del apartamento fueran parientes de una de sus clientas mas antiguas y agradables. La vieja senora Henderson probablemente habia hablado bien de ella y se habia encargado de las negociaciones del pago. Y Sam estaba de acuerdo con eso. Abrio la botella de agua y bebio un sorbo. Trabajar en un edificio como ese era inusual para ella. A menudo eran propiedad de profesionales con sueldos altos y trabajos que demandaban que se quedaran a pasar la noche en la ciudad mientras sus deslumbrantes familias felices vivian sus deslumbrantes vidas felices en una casa no tan pequena en las afueras. Su opinion sobre eso era: trabajos aburridos, vecindarios aburridos, vidas aburridas y mas dinero del que nadie necesitaba. Suspiro. Esa vida bien podria haber sido la suya. El sonido del celular saco a Sam de su cavilacion. --?Si? --Hola, Sam, soy Linda. ?Como estas, guapa? Ag. Un llamado de su amiga y companera de trabajo solia significar mas trabajo o compras compulsivas de cosas que estaban en liquidacion en algun sitio. --Estoy bien. ?Que sucede? --Voy de camino a lo del senor Zimmer para hacer la instalacion electrica. Dime, ?vienes esta noche? !Mierda! --?A la fiesta? --?De que otro evento crees que hablo? Sam se paso una mano por el pelo. Se habia olvidado de la invitacion por completo. --No lo se. Solo tengo dos dias para pintar un apartamento entero. --Ay, vamos, Sam. Me lo debes. Si y me lo recuerdas cada vez que quieres algo. --De acuerdo. Pero no te prometo que me quede mucho tiempo. --Genial. Nos vemos esta noche, maquinita de amor. Sam dejo caer la espalda contra la pared. Mierda. Hasta ahi llego mi agradable noche de relajacion en casa.

  • Taxi de Carlos Zanon

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    <>, le dice Lola a su marido durante el desayuno. El le responde que lo haran por la noche, cuando acabe su jornada en el taxi. Sandino es un hombre melancolico, que duda en regresar a casa porque teme que Lola, harta de sus infidelidades, lo deje. No esta muy seguro de si desea que eso suceda, como tampoco sabe si le gusta ser taxista, si es capaz de querer a alguien o si todo consiste en seguir rodando y chocando, como una bola en una mesa de billar llamada Barcelona.
    Durante siete dias y sus seis noches, Sandino recorre las calles y los barrios como un muneco roto que huye de si mismo, un depredador que deambula sin rumbo fijo, de sitio en sitio, a criterio siempre del cliente, del tedio o de la ocasion de cauterizar la herida de la forma mas carnal. Y mientras dura su particular odisea, en su mente se mezclan y entrelazan las historias de pasajeros, amigos y enemigos, una marana de recuerdos y fantasmas del pasado que dibujan un mapa existencial de su vida, de la vida de la ciudad y de los personajes que la habitan. Tal vez asi, en su fuga hacia la nada, Sandino logre liberarse de sus ataduras, de sus amores espurios y del entorno que lo atenaza para llegar a algun lugar en el que nunca ha estado.
    La fuerza narrativa, el ritmo hipnotico imbuido de ecos musicales y el profundo calado psicologico de Taxi suponen un salto cualitativo en la obra de Carlos Zanon. Los avatares de Sandino configuran un personaje inigualable que permanecera en la memoria de quienes degustan la buena literatura.

  • Ryder de Jess Gr

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    Soy un afortunado. Si, tengo todo lo que cualquiera necesitaria para ser feliz; belleza, fama, mas dinero del que podria gastarme en tres vidas, y un monton de mujeres dispuestas a meterse en mi cama con solo chasquear los dedos. Entonces… ?Por que no soy feliz? Entreno duro para ganar cada combate que peleo, y eso me ha llevado a ser el campeon mundial de artes marciales mixtas. Ese ha sido siempre mi sueno, superar a mi padre, llegar mucho mas lejos que el, pero ahora que lo he conseguido, lo unico que extrano es…

  • Anos de soledad de Soledad Becerril

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    Soledad Becerril fue una de las veintiuna mujeres elegidas diputadas en las elecciones generales de 1977, en un Congreso donde habia 350 escanos; fue la primera mujer nombrada ministra, de Cultura, en un Gobierno de la monarquia parlamentaria en 1981; fue, tambien, la primera mujer elegida alcaldesa de Sevilla, en 1995, ciudad a la que dedica paginas conmovedoras, y la primera mujer defensora del Pueblo, en 2012. Diputada en seis legislaturas, senadora en una, a veces en la oposicion y otras veces con la mayoria ganadora, llego a la politica antes de cumplir los treinta anos con el afan de tomar parte en los hechos y decisiones que permitieron alcanzar la democracia y el deseo de priorizar siempre la transigencia, el dialogo y la concordia. En este libro recoge sus recuerdos de una larga etapa que empieza a comienzos de la decada de 1970 y acaba a mediados de 2017. A lo largo de una gran parte de los anos que rememora, la presencia de la mujer en la vida publica era casi inexistente, por lo que la actividad que llevo a cabo y su figura fueron seguidas con una atencion inusitada y muy critica. Este libro esta dedicado a los jovenes para que valoren como se ha llegado a un Estado democratico y de derecho, y comprendan que este reciente capitulo de nuestra historia es uno de los que acaba bien. Y a las mujeres, que hoy lo tienen todavia dificil, para que el legado y el trabajo de personas como Soledad Becerril valga para que sean tratadas con respeto, igualdad y sin discriminacion.

  • Texas no suena mal de Christian Martins

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    Violet observo el rebelde mosquito que, a pesar del frio, se movia libremente por la habitacion a sus anchas. Febrero acababa de llegar al calendario y penso que aquel pequeno insecto debia de ser un verdadero superviviente si habia superado las peores nevadas. Carlos estiro el brazo sudoroso y lo dejo caer sobre el vientre de ella. Se sintio pegajosa, sucia y asqueada, pero se contuvo y no dijo nada. Sabia que ese "momento de despues" a el le encantaba y, en su justa medida, habia decidido ser tolerante en esos pequenos aspectos. Violet podia ser complicada, si. Pero con Carlos se mordia la lengua y se lo guardaba dentro, lo que la llevaba a aparentar el aspecto externo de una chica --casi-- normal. ?Y por que se mordia la lengua Violet? ?Por que intentaba ser mas permisiva con el de lo que habia sido con el resto de sus parejas? Porque Carlos era el mejor amante que jamas habia tenido. Quizas se debia a la sangre latina que corria por sus venas, o puede que, simplemente, la buena herencia que tenia entre sus piernas hacia que todo fuera mas sencillo. Violet no lo sabia, aunque tampoco le importaba demasiado. Carlos era genial en la cama y con eso, le bastaba. --?Estas feliz conmigo? Despues de hacer el amor, Violet solia salir escopetada a la ducha. Odiaba sentirse sucia y la repugnaba saber que tenia restos de otra persona en su interior. Si, por Carlos hacia un esfuerzo y se quedaba en la cama, abrazada a el, durante varios minutos. Pero solian hacerlo en silencio, no manteniendo una profunda y absurda conversacion. --Claro que si --respondio, como si la duda resultara ofensiva. Aunque, en el fondo, Violet no tenia muy claro que significaba ser feliz. Nunca habia sabido con exactitud que era lo que queria y esperaba en la vida, lo que conllevaba a que, de vez en cuando, padeciera la desagradable sensacion de "estar perdida en el mundo". --Me alegro --respondio Carlos, justo antes de besarla en el hombro desnudo. Violet se obligo a sonreir. --Me voy a la ducha --dijo, incorporandose, cuando considero que ya se habia mantenido un tiempo prudencial junto a el. --No, no... Quedate aqui conmigo un rato mas --suplico, reteniendola--. Me encanta estar aqui, tumbado, junto a ti --mascullo--. Hueles tan bien... Cogio aire profundamente y se obligo a serenarse. Su obsesion por la limpieza la habia enfrentado en mas de una ocasion con sus parejas, y con Carlos estaba aprendiendo a contenerse. Segun su psicologo, aquellos ultimos meses estaba avanzando a pasos agigantados. --Esta bien, pero... ?Podrias traerme un poco de agua? --pregunto, sin borrar esa sonrisa falsa que habia aprendido tan bien a poner--. Estoy sedienta. Violet habia asimilado que nadie la querria tal y como era en realidad, asi que habia pasado al plan b: aparentar. Su psicologo se empenaba en decir que sufria de "filofobia", pero ella estaba convencida de que, en el fondo, no tenia ningun problema. Solo era diferente a los demas, nada mas. Carlos asintio sin dudar y se levanto de la cama. Ella se quedo alli tiraba, observando sus apretadas y firmes nalgas hasta que desaparecieron por detras de la puerta. En ese instante, calculo que tenia unos dos minutos aproximados para levantarse, correr hasta el bano, asearse, lavarse los dientes y volver a la cama. Salto del colchon y, con rapidez, corrio hasta el bano. Se lavo las axilas con agua y jabon mientras se enjugaba la boca con solucion oral. Escucho a Carlos en el exterior y se apresuro a regresar con rapidez al colchon, corriendo. El entro en la habitacion con un vaso de agua en la mano, le dedico una esplendida sonrisa y senalo a Mila, la perrita de Violet. Violet adoraba a su perra y le tenia muchisimo mas aprecio que a la mayoria de las personas de su vida, pero odiaba con toda su alma que se subiera en la cama. Y Carlos lo sabia. Contuvo el aliento mientras se disponia a llamarle la atencion. --Carlos, por favor... Saca a Mila de la habitacion --le pidio con voz pausada, sin alterarse. Su psicologo solia decirle que, en momentos de estres como ese, debia contar hasta diez tranquilamente y recordarse a si misma que no debia exagerar. Si, Carlos habia dejado entrar a Mila en la habitacion, pero... Ya esta. No pasaba nada. Y eso era lo que Violet debia recordar siempre que se inquietaba por algo que en el fondo no tenia ninguna importancia. Carlos solto una risotada mientras se dejaba caer de nuevo en el colchon, junto a ella, antes de propinar un par de palmaditas a la colcha. Mila salto junto a el con agilidad mientras Violet sentia como las pulsaciones se le aceleraban y el ritmo cardiaco se descompensaba. --!Mila, fuera! --grito, pero el can decidio no obedecer a su duena. En lugar de salir, se tumbo sobre ella a lamerle la cara. Violet sintio como la vena de la frente se le empezaba a hinchar mientras las carcajadas de felicidad de Carlos resonaban de fondo. --!Mila, fuera, para! --grito, enfadada y disgustada al mismo tiempo. La sujeto con fuerza del collar y la obligo a descender. Y en ese preciso instante, sintio un bulto en el cuello del animal que, hasta el momento, habia pasado desapercibido. --Pero... que... --murmuro, agachandose junto a su perrita. Se quedo mirando fijamente la cajita que el animal llevaba atada con un cordel a su collar. Alzo la vista hacia Carlos, preguntandose si aquello era cosa suya. El continuaba sonriendo, feliz. Violet cogio aire, tiro del cordel y desato la cajita. Anhelaba con toda su alma sacar a Mila de la habitacion lo antes posible, pero Carlos la miraba tan fijamente que se vio obligada a sonreir y abrir la cajita antes de continuar poniendo en orden su casa y su vida. Rasgo el envoltorio y entreabrio la tapa. Y en ese preciso momento, cuando vio el anillo de pedida en su interior, sintio como sus aceleradas pulsaciones desaparecian. Se quedo petrificada, helada. El corazon le dejo de latir y su cabeza se quedo totalmente en blanco. Solamente era capaz de repetirse una cosa, una y otra vez, en bucle: "otra vez no, por favor". Carlos se bajo de la cama y se arrodillo frente a la joven, mirandola directamente a los ojos. Parecia estar a punto de echarse a llorar. --Violet Ross... Se que tienes panico al compromiso, que tu vida es muy complicada y que odias pensar en el dia de manana. Pero creo que conmigo el manana sera diferente --dijo, procurando buscar las palabras mas sinceras--. Sera un manana que merecera la pena descubrir. Estos ultimos meses a tu lado han sido... !Uf! --resoplo--. Una verdadera montana rusa de emociones, asi que he decidido lanzarme. --?Lan...zar...te? --repitio, boquiabierta, mientras rezaba internamente porque no formulase la tan odiada y aterradora pregunta. --Violet Ross... ?Quieres hacerme el hombre mas feliz del planeta y casarte conmigo? Sintio como sus pulsaciones se reanudaban de forma descontrolada. Podia escuchar retumbando el bombear del corazon en sus oidos. Sonaba como una locomotora. Temblo de pies a cabeza, sin saber que decir, hasta que observo como la sonrisa de felicidad de Carlos se iba esfumando muy lentamente. Violet odiaba el compromiso con toda su alma. Incluso dudaba que fuera capaz de llegar a enamorarse. Pero si algo odiaba de verdad, mas que cualquier otra cosa, era el tener que enfrentarse a una situacion dificil. Los problemas, por alguna razon incomprensible, debia resolverlos de puertas para adentro, en soledad. --Violet... dime algo, por favor --suplico el con la voz rota mientras comenzaba a sentir como el corazon se le hacia anicos. --Si... --murmuro con un hilillo de voz casi inaudible. Le temblaban las piernas y tenia la sensacion de que en cualquier momento se vendria abajo, pero saco fuerzas de su interior y mantuvo la compostura. --Si, Carlos... si --repitio, procurando sonar mas segura y convencida de sus palabras. Y aunque el gesto de su rostro decia algo muy diferente a sus palabras, Carlos solto una risotada estruendosa y se apresuro a coger a Violet para levantarla al vuelo. Mila solto un par de ladridos por el estallido de felicidad que se palpaba en el ambiente, y cuando por fin Carlos volvio a dejar a la chica en el suelo, lo hizo para colocarle el anillo de pedida. Una hora mas tarde, Carlos se marcho de esa casa pensando dos cosas; que el postre de chocolate que Violet habia comido en la cena y que el habia rechazado estaba malo y que, por esa misma razon, la ultima hora se la habia pasado vomitando en el cuarto de bano. Y que estaba prometido con ella. Si, !Carlos y Violet estaban prometidos!

  • Mi bombero dominante de Anastasia Lee

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    Lisa es una bombera que desea comenzar una nueva vida. Luego de romper su compromiso con un hombre que la enganaba, ha decidido concentrarse en su carrera; batallar el fuego y salvar personas. Sin embargo, bajo su fachada fuerte y feminista yacen muchas inseguridades y soledad.
    La noche antes de su primer dia de trabajo en un destacamento nuevo, se emborracha y tiene un torrido encuentro casual con un misterioso hombre de cabello negro y un dragon tatuado en su brazo. A la manana siguiente, ademas de una enorme resaca, Lisa descubre que ese hombre misterioso es Jack, jefe del departamento de bomberos, y su nuevo jefe.
    Su caracter dominante choca con el de Lisa, pero a la vez una potente atraccion les impide trabajar juntos.
    ?Podran Lisa y Jack llegar a un tratado que les permita trabajar juntos? ?o se rendiran a la lujuria? ?y cuando esa lujuria se convierta en amor?

  • Estocolmo de noche de Caridad Bernal Perez

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    Ella no buscaba historias con final feliz, sino ser feliz en su propia historia.

  • La fuente de los siete valles de Felix G. Modrono

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    Pablo Santos regresa a su Logrono natal tras casi dos decadas al servicio del Archivo Secreto del Vaticano, con la mision de recuperar los libros desaparecidos del monasterio de San Millan de la Cogolla. Pronto descubrira que uno de los ejemplares perdidos de la vieja botica benedictina guarda un importante secreto alquimico. Su busqueda le llevara a enfrentarse no solo a su pasado, encarnado en Lucia Garay -su amor de juventud-, sino tambien a un inquietante futuro.

  • Un problema encantador de Catherine Brook

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    Ella solo queria una vida tranquila.
    El solo podia ofrecerle todo lo contrario.
    Cuando su vida amenazo con convertirse en un infierno, Arleth Ritter tomo una decision drastica: huir de su casa y conseguir empleo. Su idea era convertirse en institutriz y ensenar a una nina tranquila las buenas maneras, nunca imagino terminar en una familia de locos, que le traerian mas problemas de los que ya tenia, y mucho menos penso en sentirse atraida por aquel irritable, problematico, y encantador hombre que casi provoca su muerte.
    Richard Allen tenia una reputacion de granuja. Miembro de la “familia problemas” a su lado solo podian acontecer desgracias. Siente una gran curiosidad, y una fuerte atraccion por esa mujer que oculta mas de lo que dice, y se decide a ayudarla, olvidandose de que por su apellido, solo la metera en mas lios.
    ?Sera que Arleth podra salir indemne de la situacion? o por el contrario, el apellido hara de las suyas y ambos terminaran enredados en ese gran lio que la gente llama amor.

  • La bruja negra de Laurie Forest

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    Un libro de fantasia juvenil que ofrece una condena a los prejuicios y a injusticia, al tiempo que ofrece una historia de amor en un entorno escolar a la Harry Potter y con un contexto politico a la Juego de Tronos. Bienvenidos a la Universidad Verpax.

  • Tu, mi debilidad de Jose Rodriguez

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    Zac, un chico huerfano, frio sin aparenta ningun sentimiento tenia problema de agresividad nunca mostro afecto hacia alguien nunca se habia enamorado hasta que en una noche fria se encontro de casualidad a una mujer hermosa que lo hizo cambiar toda su actitud y personalidad digamos que es su debilidad, su gran debilidad. Sin saberlo se enamoro de ella no queria demostrarlo solo por su gran orgullo hasta que un dia cuando se dio cuenta que todo iba a acabar fue donde le confeso todo ahi fue donde toda su vida cambio esa mujer se convirtio en su gran amor y en su debilidad.

  • 4:36 de Anna De Ulibarri

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    Ana Moreno es una joven inteligente, imaginativa y extremadamente sensible que viaja a un pequeno poblado de Mexico para localizar una pintura novohispana como parte de la investigacion de su tesis de historia, ahi, sin embargo, el destino la llevara a descubrir en las ruinas de un convento franciscano, un viejo manuscrito que cambiara el rumbo de su vida...

  • Palabra de meiga, Mara Mornet de Mara Mornet

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    Evelyn es una periodista entregada a su trabajo, responsable de las noticias relacionadas con los sangrientos crimenes que estan asolando las calles de Madrid. Algo extrano esta pasando en la ciudad, y al adentrarse en su investigacion descubrira que las sombras de su historia la persiguen, que nadie es quien dice ser y que ella es la pieza final del siniestro puzle en el que se ha convertido su vida. Con la ayuda de sus colegas y amigas, Sia y Lilith, y de Logan, un misterioso y atractivo detective privado que aparece a cada paso que da, descubrira que solo resolviendo su pasado sera capaz de acabar con el horror que la rodea... aunque el precio a pagar sera demasiado alto. Palabra de meiga es una novela de misterio, pasion y accion en la que Evelyn tendra que luchar contra las oscuras criaturas de la noche si pretende terminar con la terrible maldicion que esta acabando con su presente.

  • El diablo de Milan 2, El diablo en la sombra de Cathryn De Bourgh

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    Varina penso que vivia un sueno, un cuento de hadas del que no queria despertar. La boda sorpresa, el viaje a Paris, y haberse casado con el hombre que amaba, todo era mucho mas de lo que se habia atrevido a sonar. Y en plena luna de miel, recorriendo de la mano las calles parisinas, no queria pensar que en una semana debian regresar a Milan. Solo queria quedarse alli, abrazada a su lado, haciendo el amor durante horas hasta quedarse dormida mientras afuera todo corria como un huracan, ?que importaba? Se levanto con pereza al oir el telefono. Que artefacto tan impertinente e inoportuno. No, no queria atender. El habia apagado su celular para que dejaran de molestarlo todo el tiempo desde Italia y ahora dormia como un liron a su lado. Lucio Valenti. Su antiguo jefe y ahora su marido. Propiedad privada. Prohibido tocar... Pero ese telefono no dejaba de sonar y era su celular. Dejo la cama donde estaba calentita y feliz, lo hizo de muy mala gana y fue a atender. Era su tia por supuesto, ?quien mas seria capaz de llamarla en plena luna de miel? La pobre tia Giuliana todavia estaba en shock al enterarse de que se habia casado con su jefe a quien siempre creyo el rey de los seductores, incapaz de casarse. --?Como estas, Varina? Oh te echo tanto de menos. --Yo tambien tia, ?como estan todos? --Muy bien ?y tu? ?Que tal va todo? ?Cuando volveran? Todo iba muy bien pero si le hubiera contado su luna de miel en detalles pues a su tia le habria dado un ataque. ?Que pregunta era esa? --En una semana por desgracia. Quisiera quedarme para siempre aqui, tal vez me mude algun dia--respondio Varina. --Oh ?eso es verdad? --Si pudiera si, pero todavia no hay nada decidido, Valenti tiene sus empresas en Italia, debe estar alli a veces, reuniones, firmas. Un bodrio. --?Entonces piensas vivir en otro pais mas adelante? --Por supuesto, soy su secretaria perfecta. Mientras hablaba vio que su marido despertaba y la miraba con una sonrisa traviesa. Vaya, ?a quien se le ocurria llamar en su luna de miel y hacer preguntas sobre el futuro? Solo a su tia. --Ven aqui, preciosa--le susurro el abrazandola despacio. Varina le explico a su tia que tenia que cortar el telefono y luego se dejo arrastrar a la cama. --?Con quien hablabas?--pregunto el. --Con mi tia Giuliana, ?quien mas? --?Y que te dijo? --Queria saber como lo estaba pasando pero no le pude contar todo--le explico ella con una sonrisa. --?No?--el se fingio sorprendido. Varina sonrio cuando le quito el neglige de encaje y su minuscula braga para tener una copula rapida mananera como ocurria a veces. --Valenti, aguarda... Su vientre no estaba preparado para engullir esa inmensidad, todavia era estrecha, no entendia bien por que y cuando la penetraba le costaba hacerlo. El atrapo su boca con un beso salvaje. --Tranquila, lo hare muy despacio--le susurro el sin dejar de besarla. Sus labios ahogaron su gemido cuando sintio que la penetraba por completo, sin que quedara un milimetro, suya, tan suya como siempre lo habia sonado... En ocasiones temia que todo fuera un sueno y que un dia despertara sola en una habitacion de hotel pensando que se lo habia inventado todo pero cuando hacian el amor era como despertar de nuevo y que el le dijera al oido: "todo es verdad, esto es un sueno muy real", porque sentir su inmensidad en su cuerpo era sentirse amada, deseada, viva de una forma que desconocia. --Preciosa, eres tan deliciosa, tan dulce--le susurro el. Ella lo abrazo con fuerza y comenzo a moverse a su ritmo, a disfrutar cada embestida salvaje, cada roce de esa virilidad dura e inmensa en su cuerpo. Disfrutaba tanto ese momento y lo deseaba tanto y cuando sentia que la llenaba con su placer y expulsaba su simiente se preguntaba como seria tener un bebe de su amor, un bebe que se pareciera a el. En ocasiones fantaseaba que se quedaba embarazada pero eso la asustaba un poco, sabia que era muy pronto. Ademas se estaban cuidando para evitarlo. De pronto el la miro con sus ojos oscuros y una sonrisa mientras caia sobre ella rendido y satisfecho. --?En que estas pensando, preciosa?--le pregunto. Varina sonrio. --Pensaba que quisiera quedarme en Paris para siempre y no regresar a Milan, porque cuando lo haga temo que... todo haya sido un sueno--le respondio. El la envolvio en sus brazos con mucha fuerza. --No lo es preciosa, es real... vaya, jamas pense que caeria asi en tus garras. Esa confesion la hizo sonreir cuando estaba al borde de las lagrimas. --?En mis garras? --Si, en tus tiernas garras de gatita hermosa y tierna--le dijo el besando sus manos. Varina sonrio. --Yo diria que fue al reves, fui yo quien cai en tu cama y en tus garras--le respondio. El dia recien comenzaban y tenian planeado recorrer los castillos, comer en restaurant exoticos y sacar fotos. Vestidos como turistas no habia fotografos ni nadie cerca curioso mirando, nadie los conocia y ambos pudieron disfrutar tranquilos esos dias en Paris y recorrer los lugares mas bonitos sin ser molestados por fisgones. Al mediodia mientras almorzaban en un restaurant italiano en el corazon de Paris Varina le pregunto que pasaria cuando regresaran. --?Seguire siendo tu secretaria? Esa pregunta parecio sorprender a su esposo. --Me encantaria pero es que las esposas Valenti no trabajan tesoro, no se ve bien que lo hagan. Es por una cuestion de estatus y orgullo. --?Que dices? --Es verdad. Ya te lo dije cuando nos casamos, ?lo has olvidado? --Pero si hay esposas de tus parientes en la empresa--senalo ella. --Algunas si, pero no es lo que yo deseo. --Diablos, ?que hare en todo el dia sin trabajar? Morire de angustia esperandote en casa. --No te preocupes por eso, pronto te hare muchos bebes para que estes ocupada en casa. Ella lo miro espantada. --?Que dices? ?Es broma, verdad? Pero Valenti no sonreia. --No, no lo es... pero hay tiempo para eso, sin prisas. Ademas deja de preocuparte por el futuro, el presente es el unico tiempo que nos pertenece. Tenia razon, no debia ponerse ansiosa con el futuro. Sin embargo no le agrado saber que debia quedarse en casa. ?Que haria en todo el dia? Moriria de aburrimiento esperando su llegada, estaba segura de que habia algo que pudiera hacer... Pero una idea horrible cruzo su mente mientras saboreaba el postre de chocolate. --Entonces ?tomaras otra asistente? Por favor Valenti, no me hagas eso. El sonrio. --?Y por que crees que eso sea tan malo y alarmante? Varina lo miro enfurrunada. --Tu lo sabes bien, no te hagas el tonto. --?Crees que lo se? --Si. Se miraron enfrentados sin decir palabra hasta que el dijo como al pasar mientras bebia un sorbo de agua mineral: --?Es por celos? ?Temes que me sienta tentado por un par de piernas? Preciosa, eso no va a pasar, debes confiar en mi, soy tu marido ahora y prometi serte fiel y lo cumplire. --No es por ti, sabes que en esa oficina habia un monton de gatas en celo al acecho. --Ni tantas, ademas jamas les preste atencion, ?por que lo haria ahora? --Pero yo era tu secretaria, tu asistente y tu espia. ?Crees que ya no vas a necesitarme? Valenti se puso serio. --Siempre voy a necesitarte preciosa pero en casa, esperando mi regreso en la cama, lista para tener sexo--dijo y le dio un beso ardiente. Varina se dejo arrastrar por sus besos y sintio que se moria por hacer el amor otra vez antes de salir de paseo, eran sus ultimos dias en Paris y debian disfrutarlos. --Bueno, creo que deberiamos regresar al hotel, ?tu que piensas?--pregunto el. Ella sonrio con picardia. Por supuesto que queria regresar al hotel. Su esposo pago el restaurant y se marcharon poco despues. A puertas cerradas en su habitacion hicieron el amor sin prisas. Valenti se moria por desnudarla, por hacerlo deprisa pero ella preferia ir despacio. El sexo era un mundo nuevo que descubrir, un mundo de sensaciones que queria disfrutar a pleno pero todavia seguia siendo un poco timida a veces. Para Varina la copula era un ritual maravilloso de ensueno y la desesperaba llegar a ella como en esos momentos. --Lucio, aguarda, ve despacio--le dijo de pronto.

  • Ojos grises de Claudia Barzana

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    Unos ojos que pueden hacer olvidar el fondo negro del pasado. Unos ojos que pueden hacer que el presente se vuelva claro, al alcance de la mano, intenso. Unos ojos que pueden hacer que el futuro brille diafano si se los conquista, si la promesa de deseo y complicidad que tienen se cumple.

  • Sobre cosas que se ven en el cielo de Carl Gustav Jung

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    Sobre cosas que se ven en el cielo, una de las ultimas obras de Jung, es un estudio del rumor visionario sobre los ovnis. <>.

  • Rojo Valentino de Paula B. Hebrard

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    “Rojo Valentino” es una historia situada en la actualidad, contada en primera persona por la protagonista Cecilia Valentino, una mujer soltera de veintinueve anos, frontal, ironica y apasionada, que trabaja en un importante holding de comunicaciones. Constantemente se ve envuelta en relaciones vertiginosas que la llevan a enfrentarse entre su ideal y la realidad en la que vive. Ante ciertos hechos que salen a la luz, la vida de Cecilia dara un vuelco inesperado, cambiando su mirada hacia ciertas personas que creia conocer.

  • La cuna de los dioses, Thomas Quinn Miller de Thomas Quinn Miller

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    En el mundo de Allwyn, los seres humanos estan casi extintos.

  • La Luisi de Angel Sanchidrian

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    Angel Sanchidrian, autor de Sinopsis de Cine, uno de los mayores exitos literarios de 2014, libro editado por Poe Books que en febrero de 2015 alcanzo su quinta edicion, da el gran paso de todo escritor debutante y nos presenta su primera novela. El estilo de Sanchidrian, directo, sencillo, complice con un lector que nunca llego a pensar que el castellano pudiera expresar tantas cosas con palabras y expresiones de las de siempre, se vuelca ahora en las aventuras de la Luisi. La prejubilada de edad indeterminadamente madura, una mujer que ya es mayor pero que tampoco es vieja, la tipica madre o suegra que todos tenemos, cotilla, insistente, ni paleta ni universitaria, ni gorda ni flaca, y que no tiene problemas en taparse la cabeza con una bolsa del Carrefour cuando llueve, llego a ser trending topic en Twitter cuando sanchidrian compartio con el mundo el relato 50 sombras de Luisi. Solo unos dias despues, mas de tres millones y medio de personas expresaron en las redes sociales las sonoras y necesarias risas que habian experimentado con las andanzas sexuales de Luisi con su Manolo. era el adelanto para lo que viene ahora, La Luisi, una novela costumbrista, con cosas que nos pasan a todos en cualquier tiempo y lugar, pero que narradas por la pluma de Sanchidrian llegan al nivel de las mejores comedias del Hollywood dorado. asi que aprietense la tripa, por los dolores de la risa, y preparense a disfrutar con la nueva heroina espanola…

  • El largo camino de Olga de Yolanda Scheuber

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  • La ciudad sentida de Manuel Longares

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    Un juego de ficciones y certezas, originalidad y vanguardia. Una ciudad que alberga un secreto…

  • Sal, Tequila y Limon (Las mujeres Gonzalez 2) de Katy Molina

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    Han pasado seis anos desde de que Pandora, la pequena de las mujeres Gonzalez, diera a luz a su hija Macarena. A pesar de no saber quien es el padre pues se quedo embarazada en una orgia, tira adelante contra viento y marea, sin desmerecer la ayuda constante que recibe de su familia.