• amor complice significado - Cova Galena

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    Erase una vez, una chica que creia en el amor verdadero, en los cuentos de hadas y en los finales felices con confeti de colores y fuegos artificiales. Sabia que su principe azul no llegaria a lomos de un corcel blanco para salvarla de la bruja malvada, ni la despertaria de un sueno eterno con el mas apasionado de los besos; pero estaba segura de que el dia que encontrase al hombre de su vida, lo sabria con una sola mirada, con un solo beso, con un solo gesto. Pobrecita nuestra princesa, pues estaba equivocada y, despues de pasarse anos besando al mismo principe, descubrio que era una rana. Bueno... una rana, lo que se dice un anfibio de ojos saltones, piel humeda y lengua extralarga, puede que sea un poco exagerado. Bastante, diria yo. Pero su radiante sonrisa ya no era capaz de derretirme como si estuviese bajo el insoportable sol del verano y el calor de su mirada, ya no me cobijaba ni protegia del frio helador de un invierno polar. Mi principe ya no endulzaba con chocolate mis desayunos, sino que se me indigestaba como una galleta de Beckelar que se habia quedado abandonada durante anos en un armario de la cocina. Aquella manana, podia haber sido una manana cualquiera en un pequeno palacio en el que una enamorada pareja de la realeza daba rienda suelta a los latidos de su corazon. Pero yo era una princesa mas triste que bella, Marcos ya no era mi amor y la pasion se habia esfumado por una grieta recondita de nuestra relacion. Me sente a los pies de la cama mientras me abotonaba los botones de mi camisa blanca. Una blusa elegante y ridiculamente cara que Marcos, mi apuesto principe, me habia regalado por mi ultimo cumpleanos. !Con lo que me gustaban a mi las tiendas low cost! Pero no era un dia cualquiera. Me sentia como una de esas mujeres cincuentonas que se sientan frente a sus maridos y se quedan en silencio porque no tienen absolutamente nada que decirles, ni siquiera, un reproche. Podia verme convertida en una anciana amargada con cara de uva pasa, porque el desamor le habia quitado las ganas de vivir. No podia seguir asi, aunque... a decir verdad, vivir con un pudiente principe me permitia vestir blusas de marca. Porque... !que delicadeza de tejido, menuda caida tenia la dichosa blusa y con que gracia realzaba mi pecho! Pero no... el mundo con una Angela Channing ya habia tenido suficiente. "Soy una princesa y me merezco pasar toda la vida comiendo perdices junto al hombre de mis suenos” me dije con lagrimas en los ojos. Tic, tac, tic, tac... algo sonaba en el interior de mi mente, pero no podia distinguir si era mi reloj biologico o la dinamita que estaba a punto de hacer saltar mi corazon por los aires. Marcos, el principe mas deseado del baile, habia acabado la carrera un ano antes que yo. El, ademas de guapo y encantador, era un alumno aventajado y aunque yo no era mala estudiante, no habia tenido demasiada prisa por darme de bruces con el mundo laboral. La idea de engrosar las colas del paro no me resultaba demasiado atractiva y queria retrasar el momento de tener que pasar mis mananas con un termo y un libro frente a la oficina de empleo. Una conocida empresa del sector energetico habia arrancado a Marcos de las cuatro paredes de la facultad, y en solo dos anos, el flamante principe ya formaba parte del consejo de administracion. A punto estuvieron de celebrar su fichaje con una fiesta con decenas de cornetas entonando melodias alegres y banderas de llamativos colores ondeando a los cuatro vientos. Siempre habia tenido claro que Marcos triunfaria en el mundo empresarial y lo habia conseguido, incluso, en menos tiempo del que me habia imaginado. Estaba muy orgullosa de el. Se lo merecia, era lo que se dice un crack. Marcos no era un principe tontorron que lo unico que sabia hacer era montar a caballo y desenvainar su espada (aunque esto ultimo lo hacia muy bien, ejem, ejem), sino que era un hombre brillante con un futuro prometedor y un tupe rubio ceniza cual caballero legendario. En cuanto firmo su primer contrato laboral, Marcos me propuso irnos a vivir juntos a un piso mas grande y yo acepte encantada, cargada de ilusion y esperanza, porque tenia ganas de comenzar una nueva etapa de nuestra vida y nuestra relacion a su lado. Era cuestion de tiempo: las perdices llegarian y alimentarian todos y cada uno de nuestros dias. --He encontrado el palacio ideal para mi princesa y nada me haria mas feliz que quisieras compartirlo conmigo --me dijo una noche estrellada, seguramente con otras palabras, mientras cenabamos bajo la luz de las velas. Y a pesar del calor insoportable, de los moquitos y del vino caliente, recordaria aquella noche de verano como una de las mas romanticas de mi existencia. Estaba escrito. Marcos era el amor de mi vida y estabamos predestinados a estar juntos hasta la eternidad. No pude decirle que no. Al ano siguiente, acabe la carrera y comence a trabajar en un puesto bastante mas mediocre que el del ejecutivo de mi novio, primero como becaria y, tres meses despues, con un contrato indefinido aunque poco remunerado. El trabajaba en las Maldivas del mundo laboral, mientras yo me perdia en el triangulo de las Bermudas de mi oscuro futuro profesional. Y todo parecia ir bien, hasta que poco a poco y casi sin darme cuenta, mis sentimientos, y quien sabe si tambien los sentimientos de Marcos, comenzaron a cambiar. Mi vida era como aquel poema de Ruben Dario: <> Ya no quedaba nada del colocon del enamoramiento, ni siquiera de la desenfrenada atraccion sexual de los primeros momentos. Habia estado totalmente enganchada a el, su amor habia sido para mi una droga, pero ya no lo necesitaba para sentirme bien, ni para alcanzar el placer. Aunque sobre este tema tan intimo, mejor que corramos un tupido velo. No mucho tiempo atras habria atravesado oceanos, habria movido montanas y habria luchado contra cualquier ejercito, solo por estar a su lado, pero ya no me quedaban fuerzas ni para nadar, ni para empujar, ni para luchar. Observaba a Marcos durmiendo placidamente sobre la cama y no tenia la sensacion de que todo mi mundo, de que todo lo que realmente importaba, estuviese entre aquellas sabanas. Y me senti terriblemente culpable porque esa indiferencia no habia surgido de la nada, sino que se habia ido creando dia tras dia, cruel y sibilina, en los ultimos anos de nuestra relacion. Y yo, ciega y pasiva, habia permitido que sucediera. Hasta aqui, seguro que pensais que yo, lo que era, era una autentica pava por creer en cuentos de hadas, por no decir una autentica gili... y si, teneis razon. Era demasiado inocente y sonadora, creia en el hombre perfecto y el amor verdadero. Era una ilusa e inmadura que pensaba que su vida era una clasica e infantil novela romantica. Pero me equivoque y aunque tarde en hacerlo, de la noche a la manana, la manzana verde maduro y vi, con toda claridad, el amargo resplandor de la vida real. El cuerpo largo e inerte de Marcos sobre el colchon ya no era capaz de provocarme nada. Meses atras me habria quitado mi blusa de diseno (o mi camiseta de las rebajas) y habria intentado alargar mi despertar con un fugaz momento de pasion. Le habria asaltado en suenos para conseguir un poco de sexo mananero. Habria hecho lo imposible por pegar mi piel a la de mi dulce amor y habria besado cada rincon de su cuerpo de forma canalla, sin haberme importado la hora que marcaban las manecillas del odioso despertador. A el le volvian loco mis impulsos y yo perdia el control viendo los limites de su excitacion. Pero Marcos ya no despertaba mi deseo. Me levante de la cama y fui directa a la cocina con la intencion de desayunar, pero no pude hacerlo, la angustia que sentia me habia quitado el apetito. A algunos el desamor les engorda porque sienten la necesidad de desahogarse con litros de helado y de vodka, pero por suerte, ese no iba a ser mi caso. Ni siquiera el mensaje motivador de mi taza de desayuno fue capaz de darme un chute de animo y energia. "Hoy sera un gran dia", ?a quien demonios se le ocurria escribir en una taza frases salidas de un libro de autoayuda? Deje la taza vacia y limpia sobre la mesa, despues de haber buscado respuestas en su interior, y sin mirar atras, deseando huir de aquellas cuatro paredes entre las que Marcos dormia ajeno a mi tristeza y a mi frustracion, sali de nuestro palacio como si estuviese dejando dentro, una parte de mi que ya no recuperaria jamas. La princesa deseaba huir de su gran castillo hacia un mundo lejano pero sabia que el principe no se merecia semejante agravio. Cuando pise la calle, los intensos rayos del sol me deslumbraron e intentaron llevarme de nuevo a la realidad, una realidad en la que si era conformista y complaciente, todo fluiria a la perfeccion, sin complicaciones ni sobresaltos. Pero tuve la cordura suficiente como para saber que aquello no era lo que queria para mi vida, ese no era mi cuento de hadas, no era el futuro con el que habia sonado. Mi historia de amor debia terminar con un "y fueron felices para siempre", y aquello, distaba mucho de la felicidad. No tenia ni idea de que hacer, ni de que direccion debia tomar; pero estaba segura de que era lo que no queria: continuar en una relacion condenada al fracaso. Busque en mi bolso unas gafas de sol que me ayudasen a ocultarme de la molesta claridad y del mundo, y desee encontrarme dentro una brujula que me guiase y me dijese que camino tenia que seguir, pero !maldicion!, ?por que las mujeres no llevabamos siempre con nosotras un kit de supervivencia para hacer frente a las catastrofes sentimentales? No se... ?una bolsa de papel para hiperventilar, el mapa de la absoluta felicidad, una balsa salvavidas con rumbo al pais de Nunca Jamas y, ya puestos, el Santo Grial? Mi bolso pesaba mas que un saco de cemento y no llevaba dentro nada util. Ademas de ingenua, inocente y romantica era una persona bastante atolondrada. Mi padre, otro romantico de la vida y del amor, siempre decia que mi cara era pura contradiccion. Mis ojos ligeramente caidos, con largas pestanas y unas odiosas bolsas bajo ellos, parecian permanentemente tristes; pero mi boca siempre dibujaba una sonrisa. Nada era capaz de borrar la luna nueva que perfilaba mis labios y odiaba sentirme desgraciada y apenada y ver la tristeza en la gente que me rodeaba. Por eso, siempre me gustaba decir tonterias y buscar la parte positiva del suceso mas infortunado. Pero en aquella ocasion, mi sonrisa me estaba fallando y aunque mi tragedia era una nimiedad en comparacion con las grandes catastrofes que asolan nuestro mundo, el cardiograma de mi corazon estaba totalmente plano, y desee que un medico guapisimo salido de una serie americana viniese a reanimarme. Oh, yo te invoco George Clooney de mis desvelos... Patrick Dempsey, ven a mi, suspire para mis adentros mas profundos. Porque si, tenia novio, ?pero a quien le amarga que un hombre buenorro con bata verde le coloque el desfibrilador sobre el pecho o le haga el boca a boca? Y envuelta en mis alocados pensamientos, por inercia, mis tacones me llevaban hacia AZ Consulting, la empresa en la que trabajaba y que tanto detestaba, mientras que mi corazon queria dar media vuelta y correr en direccion contraria. Desee poder quitarme aquellos incomodos zapatos y tirarlos con fuerza, con la esperanza de que le diesen en la cabeza a mi insoportable jefe, a alguna de mis aburridas companeras de trabajo o incluso, a Marcos. Quiza, despues de un traumatismo en la cabeza, dejaba de ser el pijo estirado y engreido en el que se habia convertido con el paso de los anos. A mi principe se le habia subido el titulo nobiliario a la cabeza. Necesitaba hablar con alguna de mis amigas, una mujer que empatizase con mi desazon, asi que, con manos temblorosas, saque el telefono de mi bolso. Llame a Nuria aunque sabia que no iba a contestar. Era demasiado temprano para ella y, ademas, solia silenciar su telefono para que nadie pudiese despertarla antes de las nueve de la manana. Siempre decia que si debia enterarse de una catastrofe mundial, mejor que estuviese descansada. Despues lo intente con Cloe, necesitaba desahogarme con alguien fuese como fuese. Ella no era la mejor interlocutora del mundo y quizas un perro o un arbol me hiciesen mas caso, pero necesitaba hablar con un ser humano que, por lo menos, emitiese pequenos sonidos que demostrasen que aun seguia detras del telefono, aunque estuviese pensando en que color de barra de labios debia ponerse o si su nuevo abrigo no pegaba con sus zapatos Jimmy Choo favoritos. --Lo siento, carino, me coges en muy mal momento. Estoy a punto de comenzar a grabar. En cuanto acabe te llamo, ?vale? --Me dijo nada mas descolgar el telefono. En aquella ocasion, Cloe, ni siquiera tenia pensado fingir interes. Cualquiera diria que sabia elegir a mis amistades. --No te preocupes, ya hablaremos --conteste decepcionada. --?Estas bien? --?Mi voz habia sonado tan desesperada como para que la propia Cloe hubiese llegado a pensar que me pasaba algo? --Si, estoy bien, de verdad --le menti intentando animar el tono de mi voz para que resultase mas creible. !Menuda actriz se habia perdido Hollywood! Queria desahogarme pero tampoco pretendia darle pena a nadie. Nunca me habia gustado la gente que iba de victima por la vida y yo no seria una de ellas. Siempre me quedaria Andres, la unica persona por la que no habia abandonado mi horrible trabajo, pero sabia que llegar a la oficina y desahogarme con el, no era la mejor alternativa. El era demasiado excesivo para todo y me habria dicho algo como: "La solucion es muy sencilla. Vete a casa y dile a tu novio que ya no le quieres, mueve tu culo hasta aqui y presenta tu renuncia de una punetera vez". Sin embargo, no estaba preparada para sus grandes dosis de realismo y sinceridad. Estaba perdida y necesitaba a alguien que me protegiese y me edulcorase la verdad. Desesperada, guarde el telefono frente a un paso de peatones y mire hacia ambos lados para asegurarme de que no venia ningun coche antes de cruzar, y de pronto, una desagradable sensacion de soledad invadio mi estomago y senti ganas de llorar. Estaba sola y vacia. Unicamente queria tener a mi lado a una persona que me escuchase sin juzgarme, que se preocupase por mi y no tenia a nadie. Tal vez en ese momento estuviese siendo incluso mas excesiva que Andres pero era asi como me sentia. Las lagrimas comenzaron a brotar con timidez a medida que recorria aquel paso de cebra y una mano me agarro con fuerza por el brazo y, casi en volandas, me hizo desandar lo andado. Un superheroe anonimo me habia rescatado de las profundidades pantanosas y oscuras de mi sufrimiento. Como una escena a camara lenta, un hombre con rostro borroso, manos grandes y brazos fuertes, me habia salvado con un elegante pero agil movimiento como si fuese la mismisima Lois Lane. ?Que horrible insecto habria mordido a mi salvador, de que extrano pais provendria o que mutacion genetica habria sufrido? Mi cuento de hadas se habia convertido en una historia fantastica. Y yo ya no era la triste princesa del poema, sino la coprotagonista de una pelicula de hombres con poderes sobrehumanos. !Yuhuuu!, mi vida era un asco, pero ese extrano gesto, surgido de la nada, me habia hecho sentir una chica importante. Asi era yo, una romantica a la que le encantaban los pequenos detalles.

  • cómplice | Definición | Diccionario de la lengua española | RAE

    https://dle.rae.es/c%C3%B3mplice

    1. adj. Que manifiesta o siente solidaridad o camaradería. Un gesto cómplice. 2. m. y f. Participante o asociado en crimen o culpa imputable a dos o más ...

  • el amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice ...

    https://indusan.es/site/ec3845-el-amor-es-un-crimen-que-no-puede-realizarse-sin-c%C3%B3mplice-significado

    01 Nov el amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice significado ... de cada mundo unos libros que nos narran su historia con la princesa.

  • ¿Tienes pareja o compañero de vida? - La Vanguardia

    https://www.lavanguardia.com/vivo/sexo/20200722/482446266695/tienes-pareja-companero-vida.html

    22 jul 2020 — En cambio, un compañero de vida es una relación cómplice y de amor profundo. Todos sabemos que las relaciones de pareja son complejas y ...

  • Los cómplices - Bala Perdida Editorial

    https://balaperdidaeditorial.com/los-complices/

    20 nov 2020 — En la primera definición de la RAE de la palabra “cómplice” aparece ... En el mundo del libro existen a menudo esas complicidades que nos ...

  • Definición y sinónimos de cómplice en el diccionario español

    https://educalingo.com/es/dic-es/complice

    El amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice. Charles Baudelaire. Significado de "cómplice" en el diccionario de español.

  • Julieta García: Amor y erotismo en Del amor y otros demonios ...

    https://webs.ucm.es/info/especulo/numero35/delamor.html

    Importa aclarar aquí que no hay acuerdos definitivos para precisar por completo esta forma de amor y lo que significa en última instancia; aunque existen ...

  • Charles Baudelaire: citas y frases - AlohaCriticón

    https://www.alohacriticon.com/literatura/citas-frases/charles-baudelaire-frases/

    La inspiración llega trabajando cada día. Lo irritante del amor estriba en que se trata de un crimen que requiere un cómplice. Un libro es un jardín, una huerta ...

  • Marinka, una rusa nina vasca de Rodolfo Luna Almeida

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    La sirena del Habana pita dos veces en el muelle de Santurce y la chimenea lanza una fuerte bocanada gris. La nota, grave y sostenida, es la unica musica que hiere el silencio de la despedida. Aferrada a la baranda de cubierta, Marina siente que el alfiler de gancho que prende la tarjeta hexagonal de carton DEPARTAMENTO DE ASISTENCIA SOCIALDELPAIS VASCO – EXPEDICION A LA URSS – No 1391 atraviesa su tapadito, su blusa blanca y va a clavarse en el medio del corazon. Una arana negra y opresora se le instala en el pecho y en el pensamiento. La inocencia de sus diez anos, rasgada sin aviso por la guerra civil, no puede presentir que su vida estara signada por lo que se pierde, lo que naufraga tras la ultima espuma de la estela y queda para siempre en la distancia. Es sabado, 13 de junio de 1937. Va a cumplirse un ano del levantamiento militar contra la Republica, en julio de 1936, frustrado en las principales ciudades de la peninsula pero que ha hecho pie en las provincias mas conservadoras y en los territorios coloniales espanoles de Marruecos, al norte de Africa. Los sublevados confiaban en apoderarse de Madrid y otras ciudades rapidamente y los ha sorprendido una fuerte resistencia popular, de los sindicatos y partidos de izquierda, que han enfrentado a los golpistas con las armas arrebatadas en los cuarteles rebeldes, sobrepasando las vacilaciones del gobierno republicano e incluso las de sus propios dirigentes y han formado milicias obreras por toda Espana. El fracaso inicial del golpe desata la guerra civil. La resistencia popular --particularmente en Cataluna-- deriva en insurreccion, como las de los campesinos y mineros asturianos de 1933 y 1934. Los trabajadores toman el control de numerosas industrias, abandonadas por sus patrones, quienes huyen a la zona controlada por los amotinados. Se colectivizan fabricas, fincas, transportes, el abastecimiento y otros servicios. El orden publico es asegurado por las milicias obreras, asi como el peso del enfrentamiento militar a los golpistas. Ante la crisis del gobierno civil y sus instituciones, el funcionamiento de la vida cotidiana queda en manos de los comites antifascistas, que son el verdadero gobierno en municipios y ciudades. En su lucha contra el alzamiento, los humildes de Espana ven llegada la hora de sacudirse siglos de explotacion e injusticias y arremeten contra los simbolos del poder: el Ejercito, los terratenientes, la Iglesia. Una revolucion social, con foco en Barcelona, atraviesa toda la peninsula. Los alzados, apoyados por las organizaciones paramilitares de la Falange fascista y el Requete carlista, los propietarios de tierras y la Iglesia catolica constituyen gobierno en Burgos y depositan el mando en manos del opaco general Franco luego de la muerte accidental del general Sanjurjo, lider original de los conjurados. En un par de meses, dominan la tercera parte del territorio nacional, una cuna recostada en la frontera con el Portugal fascista de Salazar que va desde Algeciras a La Coruna y que alcanza los Pirineos cortando en dos a la Espana republicana. Al norte queda aislada la franja cantabrica que componen Asturias, Santander, Vizcaya y Guipuzcua. Desde el centro hacia el levante --con Madrid, que tras rechazar varios ataques ha frenado a los sublevados en los suburbios de la ciudad-- el gobierno de la Republica controla Cataluna, Valencia, Murcia, Castilla la Nueva y una parte de Andalucia. La provincia de Vizcaya, bloqueada por mar y por tierra, resiste en el norte la ofensiva del ejercito franquista y es castigada sin piedad por su aviacion que busca destruir fabricas, estaciones, puertos, carreteras y por sobre todo la moral de roca del pueblo vasco. El 26 de abril de 1937, lunes de mercado en Guernica, los modernos bombarderos y cazas de la Legion Condor alemana experimentan las tacticas de bombardeo abierto e indiscriminado de ciudades. Como la Aviacion Legionaria Italiana en Durango un mes antes, en sucesivas oleadas lanzan bombas explosivas e incendiarias y ametrallan a mansalva a la indefensa poblacion que huye al monte para refugiarse. Una conmocion sacude a Euskadi. Su legendaria ciudad, al pie de cuyo roble los lehendakari juran sus fueros, arde entre escombros e incendios. Centenares de muertos y de heridos quedan en las calles. La denuncia de la barbarie recorre el mundo; los atacantes, cinicamente, adjudican la masacre a la propia Republica. En cielo iberico, el fascismo espesa las nubes que dos anos mas tarde descargaran su tormenta belica sobre toda Europa. La guerra, anunciada hace un ano por radio con estremecimiento de rayo, se ha convertido en una lluvia pertinaz, incesante, que permea toda cotidianeidad con su humedad de muerte, empapa la piel, los huesos y las conversaciones, las rutinas y los juegos. Bilbao esta en vigilia ante los bombardeos. Soldados del Euzko Gudarostea --el ejercito vasco-- y milicianos de la anarquista Confederacion Nacional del Trabajo-Federacion Anarquista Iberica (CNT-FAI) y de la socialista Union General de Trabajadores (UGT), cruzan las calles a toda hora hacia un frente cada vez mas cercano; ya se escucha el sordo tronar de la artilleria y los resplandores de las explosiones tras los montes que rodean la ciudad. Los edificios estan protegidos por sacos de arena, las luces reducidas al minimo por las noches. En las paredes, en el tranvia, en el mercado, los carteles convocan a la defensa, llaman a alistarse, a organizar la retaguardia. El bloqueo se hace sentir en la escasez de alimentos y de cualquier insumo. La vida ha cambiado brutalmente para todos los bilbainos, pero los ninos la sufren de manera especial. Muchos tienen al padre, al hermano, combatiendo en el frente. Muchos han quedado huerfanos. Las bombas han sepultado los dias de antes, pareciera que siempre han sido asi, como ahora. En el patio de la escuela, en las aceras del barrio, juegan a la guerra. Se dividen los bandos. Todos quieren estar en el bando republicano. Entonces, para poder armar un bando fascista, se sortea quienes son quienes. Con palos y maderas se improvisan fusiles y pistolas; con hojas de periodicos y cajas de carton, cascos y gorros militares; el empedrado es ya el campo de batalla de Guadalajara, ya el de Jarama, ya el de Madrid. Los vencedores dan paseo a los prisioneros, fusilados sobre las paredes de la escuela o en el muro de San Rafael. La recreacion de las escenas escuchadas en la mesa familiar, en los corrillos de esquina o vividas en estos largos meses, se supera en realismo. En los ultimos paseos, el nino que comanda el peloton de fusilamiento hace brotar cintas rojas cuando da el tiro de gracia al hijo de puta fascista o al sucio rojo, segun sea el caso. En los primeros meses de 1937, con las tropas de Franco cerrando el cerco sobre Bilbao, el gobierno autonomo de Euskadi decide evacuar a los ninos de entre 5 y 14 anos. Protege su futuro frente a los bombardeos cada vez mas frecuentes. Tras la salvaje destruccion de Guernica, el recrudecimiento de los ataques aereos a la capital y con los sublevados a punto de quebrar el Cinturon de Hierro --la linea de fortificaciones que protege Bilbao-- y emplazar sus canones en los cerros para disparar a voluntad sobre la ciudad, el padre de Marina, con el corazon en el puno, finalmente accede al pedido de evacuacion. Poner la vida de sus hijos a resguardo de las bombas pesa mas que separarse de ellos. Primero es Felix, el mayor, quien partio hacia Francia. Ahora es Marina la que prepara su maleta junto a la prima Emilia, la hija mayor de la hermana de su madre, quien ha venido de Asturias a la casa de la calle Zabala 25 piso segundo mano derecha, para ayudar al tio en la crianza de los ninos desde que enviudo hace ya cinco anos. --Te he puesto lo necesario de ropa y algo de comida para el viaje --Emilia intenta que su voz suene lo mas natural posible para no cargar a la nina con eso que le roe el alma desde la partida de Felix. --?Me estas escuchando, Chatilla? Carita ancha y proporcionada, frente limpia, dos gotas de miel que se alargan almendradas bajo unas cejas decididas, nariz pequena --Chatilla--, lacia melena castana peinada al costado con mono. Pequeno y fibroso, pura inquietud, su cuerpo gira y queda de espaldas a la ventana cuyos vidrios estan cruzados con cintas de papel engomado. --Si, Emilia. --Tienes una hogaza de pan, un poco de queso y un huevo duro --sabe que es insuficiente pero es todo lo que ha podido conseguir.-- Se obediente con los maestros y cualquier cosa que te haga falta se la pides a ellos. Tantas veces con su hermano han tenido que tomar el tranvia y llevarle el almuerzo a su padre a la fabrica de amianto donde trabaja. Lo han visto comer en silencio, las manos callosas desanudando el atado, cortando la txistorra con la navaja sobre la rebanada de pan, el humo que sube de la marmita de alubias hacia las pestanas blancas de amianto, el overol engrasado. Y ahora es la prima, que ha hecho de madre para ellos, la que prepara su atado de comida para el viaje. Los delgados dedos de Marina cierran la pequena maleta de carton entelado con refuerzos de cuero y remaches de bronce. Cuando la prima madre y la prima hija ajustan la correa, las manos enciman las manitos en un gesto que ambas quisieran eterno. Las calidas alas de una gallina abrazando el temblor de sus pollitos. --Ya es hora de partir --dice el padre quedamente mientras se pone el saco y se calza la boina; no quiere interrumpir el momento. Bajan los dos pisos por la escalera. Marina desliza su mano sobre la baranda; pareciera llevarse en la palma el recuerdo de la madera o tal vez dejar un rastro de su propio tacto para senalar el regreso. Cuando llegan a la puerta del edificio no mira hacia atras, aprieta fuerte la mano de su prima, el padre carga la maleta y salen. No han caminado una cuadra por Zabala hacia la calle de San Francisco cuando un toque estridente y fatal anuncia el ataque. Saben que cuando suenen las tres sirenas cortas apenas tendran tiempo de correr al refugio calle abajo siguiendo las vias del tren hasta el tunel, antes de que los Heinkel abran sus barrigas celesteblanquecinas pariendo el terror y la muerte. Los bombarderos alemanes e italianos vuelan cada vez mas bajo y a plena luz del dia ante la debil oposicion de la defensa antiaerea y la aviacion republicana. El terror es mayor cuando la ciudad esta en pleno movimiento. La alarma, las corridas, el silencio, el crescendo del ronroneo de los motores, las nubes breves de la artilleria pespunteando el cielo, el aullido de panico de los Stukas lanzados en picada, la jauria desatada de las bombas incendiarias buscando su presa, el aire que hace vacio en los oidos y en el alma, el estallido sordo primero e inmediatamente atronador del impacto, el suelo que tiembla, los olores del miedo, los incendios. Desde hace meses, casi diariamente, el bombardeo repite la misma secuencia. Para Marina cada vez tiene la fuerza de un nacimiento hacia atras. De la muerte a la vida. Del utero de piedra humedo y oscuro del refugio a la sobrevivencia. Entran al tunel al tiempo que la primera bomba impacta alla lejos hacia el lado de los astilleros.

  • Domingo. Relatos cronicas y recuerdos de Natalia Ginzburg

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    Se despierta con una penosa angustia en el corazon. Algo ha terminado definitivamente. Junto a la cama ve su bata de franela roja; la otra, la de flores verdes y azules, la han guardado con la ropa de verano. Es ahora cuando se da cuenta de que ha terminado el verano, que manana empezaran de nuevo las clases. Mientras se lava, una mosca se posa sobre su espalda desnuda. La espanta con rabia. Siente que detesta la mosca, que se detesta a si misma y tambien el sosten de tul rosa que esta tendido en la silla. Afuera llueve a cantaros sobre el jardin tranquilo y sobre los pinos altos. La grava fina del patio delantero parece mas oscura. Anita baja a desayunar: el pelo mal cepillado le da un aire tosco y desalinado. Aun no hay nadie en el comedor, solo la pequena Paola en su trona. Tiene un conejo bordado en el babero. Anita le da un beso, besa sus manos rollizas. <>. Anita inclina la cabeza sobre la taza. Hace un mes que espera y teme que llegue este dia, pero no ha querido pensar en el. <>, lamenta, y se le llenan los ojos de lagrimas. Manana tendra que ir corriendo al colegio con su enorme cartera llena de libros. Ya no tendra tiempo de mirar a su alrededor, de confrontar las cosas y a si misma. Un ansia, un afan continuo: los dias breves, la noche que sobreviene como una amenaza cuando aun no ha terminado los deberes. Las manos manchadas de tinta y en los oidos un zumbido de versos en latin, y la geografia, !esa dichosa geografia! Recorre las habitaciones en busca de un rincon en el que estar a solas y tranquila, pero alla adonde va encuentra escobas, trapos para el polvo, sillas boca abajo y ventanas abiertas. Las mujeres canturrean y hacen un ruido tremendo. <>, repite despacio. ?Donde esconder su tristeza? Al final se encierra en el salon: libros y alfombras, grandes sillones de cuero; en la mesita baja de estilo oriental hay una caja de cerillas coloradas. <>. Filippo, su hermano mayor, ha entrado silenciosamente: fuma una pipa pequena, esta de pie, junto al escritorio. Anita se acerca y el le pone las manos sobre los hombros: le gusta acariciarle el menton liso, redondo, y esas pequenas arrugas que se le forman en la comisura de los labios. Ella le abraza con un placer inconsciente. Siempre que se pelea con todos y corre a llorar a su habitacion, el la sigue y la consuela bromeando un poco con ella, lo que le hace sentir aun mas ira hacia los demas mientras trata de sofocar los sollozos en su hombro. <>, querria decirle, pero no se atreve: en su relacion no hay mas que una timida ternura, disfrazada de bromas y de una ironia amable. <>, le pregunta Filippo despeinandole el pelo de la nuca. Se sientan en el mismo sillon y en el cristal de las vitrinas ven reflejados sus rostros parecidos. Anita sabe que Filippo debe marcharse, que esta noche cogera el tren y que ya tiene preparadas las maletas: va a pasar el ano en el extranjero, en Alemania. Le dice que estudie. <>. Anita no le escucha. Piensa en el invierno, en ese largo invierno sin el... Le toma la mano, una mano rolliza de unas rectangulares y mates, una mano rolliza y masculina. <>, anade Filippo, pero enseguida cambia de tema, tal vez porque se ha emocionado, y Anita deja caer su mano. Se marchara hoy mismo, esta noche, tal vez ni siquiera le de un beso. En su habitacion cerraran las contraventanas y cubriran los muebles con sabanas blancas. --?Como lo prefieres, Grazia, con leche o con limon? Llueve a cantaros en el desolado jardin. El reloj de pendulo da las cinco en la oscuridad. Anita toma el te con su amiga Grazia. --?Lo entiendes, Anita? Para mi habria sido bonito enamorarme de el, pero no podia, ?sabes?, no podia... Anita se quema la lengua con el te hirviendo. Le arranca petalos a los crisantemos marchitos que estan en el jarron de cristal del centro de mesa. --Que triste es este septiembre... Grazia, ?tu has hecho todos los deberes de vacaciones? --?Deberes de vacaciones? No los he hecho, ?que me importa a mi eso? La vieja se pondra hecha una furia, pero ?que me importa a mi?--Asi es Grazia: la vieja no le importa lo mas minimo. Ni siquiera cuando esa misma vieja, la profesora de italiano, escriba una equis azul, de falta, bajo su nombre--. !Tengo cosas mas importantes en las que pensar! Como te estaba diciendo, aquella noche, en la terraza... Anita la escucha con una sensacion de hastio. Grazia, su amiga Grazia, de vez en cuando le resulta tan ajena como una desconocida. Aquellos tres meses de verano han roto la armonia de su amistad. Grazia..., un hombre enamorado de Grazia...; de ella, de Anita, nadie se ha enamorado nunca. Se sacude ese pensamiento con furia. Se pone en pie tan de improviso que Grazia se sobresalta. --?Quieres ver a mi hermanita? En el cuarto de juegos la nodriza cose sentada en el vano de la ventana y la pequena Paola la mira con ojos como platos desde el taburete que esta a sus pies. --Y entonces el reyezuelo partio la tercera nuez y salieron las carrozas y los caballos...-- Anita y Grazia se tumban sobre la alfombra, entre los juguetes desordenados. En mitad del silencio, la voz ronca de la nodriza contando el cuento tiene un tono grave y solemne. La pequena esta tan emocionada que aguanta la respiracion--. Y asi empezo a correr hacia el castillo del ogro... La habitacion es bonita y agradable: las cortinas cuelgan lisas junto a las ventanas, las paredes blancas y sobre las paredes los estampados ingleses, todos iguales, con ninas rubias regordetas y perros peludos con grandes hocicos amables. La nodriza esta sentada en el vano de la ventana con su delantal a cuadros y el perfil de la nina tiene un aire absorto. Anita se siente de pronto tranquila y sencilla: puede que el mundo no sea asi, puede que haya sufrimiento e inmundicia, pero todas esas cosas quedan ahora lejos, muy lejos; el castillo del ogro esta muy lejos. Ha parado de llover. Anita y Grazia salen a la terraza y se asoman al jardin mojado: les llega un aroma vivo y denso de hojas podridas, de tierra, de fruta empapada. Hasta Paola corre afuera: el cuento ha terminado y el reyezuelo se ha casado con su hermosa reinona y todo ha acabado bien. Anita corre al encuentro de su hermanita, la coge en brazos y la besa: que pequena es y que caliente esta, que frescas tiene las manos, es una lastima que chille y se ria y trate de zafarse de ella. --Me gustaria tener una hija--dice Grazia en voz baja--. ?Te acuerdas de cuando hablabamos aqui de esas cosas? !Que miedo nos daban! Y sin embargo es algo simple y natural. Sonrien sin mirarse. Se han hecho mayores de verdad, pueden hablar de su pasado con desprecio y afliccion, igual que los adultos. Y tambien las envuelve una melancolia semejante, calida y vaporosa: no saben si hablar o callarse, sienten que se desata en su corazon un brote de pensamientos confusos y reprimidos. Anita contempla el campo de tenis al fondo del jardin, esta desierto y silencioso, la pista es de color parduzco a causa de la lluvia y le parece estar viendo a Filippo con sus pantalones cortos de franela blanca y la raqueta, le parece estar oyendo su voz alegre en las mananas luminosas. --Que septiembre tan triste... Pero Anita sabe que con el verano y las vacaciones ha acabado tambien algo importante y que algo importante empieza de nuevo manana con las clases. Tal vez Grazia podria entenderlo..., pero no sabe como explicarselo. Callan las dos, las cabezas cerca la una de la otra. Sin duda es muy triste que hasta eso tenga que tener un final, este momento de complicidad, de silencio compartido. Ambas saben que terminara y que ya no volvera nunca, por eso no quieren separarse aun. Frente a ellas solo se extiende una certeza: el colegio, el invierno. Todo lo demas es palpitante, intangible, incierto. !Cuantas cosas pasan en un ano! Es imposible no sentir miedo a enfrentarse a el, sabiendo que hay que recorrerlo en toda su extension. Pero Grazia dice: --Tengo que irme a casa. Y Anita la acompana a la puerta y contempla como se aleja desde el umbral: --Hasta manana. Despues de cenar Filippo llama a Anita y la agarra del brazo: --Acompaname al jardin a hacer una cosa antes de irme... En el jardin los arboles inmoviles parecen custodiar la noche. El aire nocturno, humedo y puro, se puede respirar. Anita piensa: <>. El la estrecha con el brazo para que camine muy cerca, le habla y ella trata de escuchar. --Querida, tienes que estudiar y portarte muy bien con mama. Escribeme de vez en cuando. Y cuentamelo todo, todo, siempre. Su voz, su voz. Que triste va a ser el invierno, la casa sin la voz tranquila y tierna de Filippo. Solo sus manos saben acariciar asi. --Filippo, Filippo. --Y de pronto ella siente que tiene ganas de llorar, que tiene en el corazon un pensamiento inquieto y tonto--. No te vayas, no te vayas--dice, y se abraza a el. Ya sabe que no sirve de nada, que es absurdo, que las maletas ya estan cerradas en el pasillo. Filippo se inclina para besarla y le toma la cara entre las manos. La casa, iluminada y bulliciosa, queda lejos. Estan solos en medio del jardin oscuro. Se besan. Que terrible que algo asi haya sucedido entre ellos, dos hermanos. De pronto Anita siente miedo de si misma, de el: de el que la esta besando como un amante. --Es bonito quererse tanto--dice ella, pero sabe de sobra que no es bonito, que es demasiado, que no conviene quererse de ese modo. La infancia de los dos parece clara, lejana--. Tenemos que volver--anade de golpe, reprimiendo una ultima palabra desconsolada, aferrandose a el y caminando hacia la entrada, donde la luz esta encendida. Cuando pasan los arboles, ya bajo la luz, Anita se vuelve para contemplar el rostro de su hermano: le descubre un gesto serio, sereno, como si no hubiese sucedido nada entre ellos. Tal vez sea cierto que no ha sucedido nada. Entran en casa.

  • Russell en 90 Minutos de Paul Strathern

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    Russell afirmo que fueron tres las pasiones que le dominaron un anhelo de amor, la busqueda de conocimiento y una angustiosa compasion por el sufrimiento humano. Guiaron tanto su vida personal como su quehacer intelectual. Su punto de vista filosofico, profundamente imbuido de la ciencia de su tiempo, estuvo, no obstante, enraizado en la logica y en el empirismo, dedico sus mayores esfuerzos a la epistemologia --la indagacion por el ultimo fundamento de nuestro saber acerca del mundo-- ?Como podemos tener la certeza de que es verdadero lo que pretendemos saber? ?Donde radica la certidumbre en nuestra experiencia del mundo? En Russell en 90 minutos, Paul Strathern presenta un repaso conciso y experto de la vida e ideas de Russell, y explica su influencia en la lucha del hombre por comprender su existencia en el mundo. El libro incluye una seleccion de escritos de Russell, una breve lista de lecturas sugeridas para aquellos que deseen profundizar en su pensamiento, y cronologias que situan a Russell en su epoca y en una sinopsis mas amplia de la filosofia.

  • Mas que amigos, el final 2 de Carolina Salvo

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    Estuve siete dias sin hablar, siete dias odiandome por tomar aquella tortuosa y masoquista decision, y estuve siete dias ignorando los mensajes de Tobias que no dejaban de llegar a mi celular. Siete dias.

  • Encantado de conocerme de Borja Vilaseca

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    Emprende el cambio desde el autoconocimiento.

  • Rescatame de Karla Trier

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    Mary, una maniaca compulsiva con una vida cuadrada es raptada. Al contrario de lo que se pueda pensar, su familia no se toma el asunto en serio.
    Jacob, el hijo de un corrupto obligado a saldar las deudas de su familia para evitar la desgracia familiar, se rebela contra todos y la ayuda a escapar.
    Juntos corren mas de una aventura, pero, la mas importante, el amor.

  • De que vas, princeso de Rosario Martin Martinez

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    Antes de darte a conocer mi historia me presento, mi nombre es Carla. Siempre fui una chica del monton, de esas que solian pasar desapercibidas y que evitaban, a toda costa, ser el centro de atencion. Nunca me ha gustado destacar sobre el resto y siempre me ha dado bastante rabia las personas que se creen el ombligo del mundo o hacen todo lo posible para ser el centro del universo... Me mude a las afueras de la ciudad porque lo que mas me gusta del mundo, y lo considero un autentico privilegio teniendo en cuenta en el mundo frenetico y caotico en el que vivimos, es la tranquilidad, la paz y la calma. Soy de las que se quedan horas observando a la nada en cualquier postura que me permita estar relajada. Soy una chica que detesta el ruido y que necesita que todo este tranquilo y en calma para realizar cualquier cosa, sea lo sea. Aquel pequeno apartamento luminoso era todo cuanto necesitaba para sentirme a gusto. Un edificio bastante antiguo en el que apenas viviamos cinco familias con dos miembros, como maximo, por apartamento. Un bloque de apartamentos de cuatro plantas y un bajo en las que, sin haberlo planificado, viviamos una familia por planta. Todo en calma, un lujo. Vivia sola desde hacia cinco anos, siempre estuve deseando cumplir la mayoria de edad para independizarme. Mis padres eran de esos padres conocidos como "chapados a la antigua", no querian que me relacionara con chicos, tenia hora de llegada cuando ni el sol ni siquiera habia comenzado a ocultarse, tenian control absoluto de todos los pasos que daba fuera de casa, y un largo etcetera que lo unico que conseguia era despertarme mas necesidad de echar a volar lejos de aquella casa. Solo tengo un hermano, Aitor, el no entendia mis prisas por salir de aquella casa que yo consideraba practicamente una prision en la que estaba presa por el unico hecho de haber nacido chica. Mi hermano jamas tuvo hora de llegada, ni recibio aquella charla bochornosa sobre el uso de los condones que recibi yo a los dieciseis (con la posterior advertencia de que ni se me ocurriera tener relaciones sexuales con algun chico). Mis padres habian hecho muchas distinciones entre Aitor y yo y, sinceramente, estaba harta. Llegue incluso a cogerle un poco de mania a mi hermano a pesar de saber perfectamente que el no tenia culpa de nada. La relacion con mis padres no era buena por esas diferencias que hicieron entre Aitor y yo, digamos que un dia me revele y eche a volar. Ellos no entendian como su hija pequena se habia marchado de casa de un dia para otro, a ver como les explicaba que yo no eche a volar de un dia para otro, yo, con sus formas, fui saliendo de aquel hogar, que para mi era una prision, poco a poco y lo ultimo que saque de alli fue mi cuerpo. Estudiaba arquitectura, era algo que me apasionaba, disenar era una de las partes que mas me gustaba de la carrera. Me sentaba en aquel escritorio de madera oscura de una de las habitaciones vacias de mi pequeno apartamento y alli dejaba volar mi imaginacion sobre los planos vacios. Sabia que aquella carrera era larga pero no me importaba porque, cuando haces algo que te apasiona, poco te importa el tiempo que le dediques... Los estudios lo compaginaba con un trabajo a media jornada en una pequena tienda esoterica, la verdad que cuando empece a trabajar alli pense que no era un trabajo que fuese mucho con mi personalidad pero la verdad que poco a poco fui conociendo algunas cosas que rodeaban aquel mundo que me fascinaban como por ejemplo los olores de aquellos inciensos y velas que vendiamos alli. Empece a tener en mi apartamento velas e inciensos que me daban calma con sus olores y que regulaban la energia de mi pequeno apartamento haciendome sentir en el aun mejor. Como ya he dicho, aquel pequeno apartamento a las afueras parecia estar hecho a mi medida; un salon (con un gran ventanal) hacia tambien de recibidor, no tenia muchos muebles solo un sofa de dos plazas, una mesa en la que cinco comensales ya no comerian a gusto y una pequena estanteria horizontal en la que sobre ella estaba el televisor. Aquella estanteria colmada de libros y de velas reflejaban dos de mis grandes vicios. La cocina estaba separada por una barra americana que odiaba con todas mis fuerzas, me parecia una absoluta horterada que no pegaba ni con cola en aquel apartamento antiguo. El bano no era muy grande pero era super bonito: muebles de madera oscura con tiradores envejecidos, una banera de esas que salen en las peliculas de terror con patitas del mismo color que los tiradores de los muebles, un gran espejo que me encantaba (hasta que llegaba el momento de tener que limpiarlo que ya dejaba de encantarme), una ventana que llenaba la estancia de luz y una estanteria con toallas perfectamente dobladas (ya me encargaba yo de ello) y con velas aromaticas que llenaban la estancia de un olor maravilloso a canela. Aquel apartamento solo tenia dos habitaciones, una la usaba como mi dormitorio en el que tenia una cama con un cabecero de forja, un par de mesitas de noche, un armario bastante mas grande de lo que necesitaba y una alfombra de pelo largo marron a juego con las flores de mi colcha y las lineas de las cortinas. El otro dormitorio lo utilizaba para trabajar en los diferentes proyectos que debia ir entregando en la universidad y estaba practicamente vacio, a excepcion de una silla giratoria y un escritorio. Como has podido leer, todo lo que me rodeaba era paz y armonia, pobre de mi que estaba ajena en aquel momento a lo que estaba a punto de llegar a mi vida y que bien podria describirlo como el caos personificado... Capitulo 2 Fin de la calma Era un lunes de julio como cualquier otro, o al menos eso creia yo, que seguia ajena a lo que pasaria. Estaba sentada en el sofa mezclando mi bol de cereales con leche cuando oi un tropel de personas en el descansillo. Extranada y curiosa, practicamente a partes iguales, me asome a la mirilla. No alcanzaba a ver mucho, solo podia ver algunas cajas apiladas y tres o cuatro hombres "organizando", porque poca organizacion veia yo alli, aquel desastre. --!Es aqui! --escuche como grito aquella voz masculina y seguidamente oi abrirse la puerta del apartamento colindante al mio. No alcance a ver al dueno de aquella voz grave pero, el saber que iba a tener vecinos, me angustio bastante. Pense en esas series de television en las que los vecinos son desastrosos y rece porque los recien llegados fueran personas civicas y que, al igual que yo, adoraran la paz y la tranquilidad. Aquellas cajas apiladas sin ton ni son me ponian de los nervios, juro que estuve por salir y ayudarles a organizar semejante caos pero decidi seguir alli, detras de aquella mirilla coronandome como la maruja del edificio. Era consciente de que mi desayuno se enfriaba sobre la mesa pero el chisme me podia, nunca imagine que yo podia llegar a ser tan cotilla. Los hombres salian y entraban ruidosamente del apartamento de al lado, introduciendo dentro de este las cajas que iban arrastrando por el suelo. Algunas, por el ruido que hacian al caer, intui que eran echadas a volar como si de gorriones se trataran. Un autentico desastre lo mirase por donde lo mirase... Llegue a pensar que los verdaderos duenos de aquellas pertenencias metidas en cajas no debian andar cerca porque yo jamas, en la vida, hubiera permitido que tratasen de esa forma cualquier cosa mia. Cansada de mirar por la mirilla y ponerme enferma ante aquel despliegue de poco tacto, me volvi a sentar frente a mi bol de cereales completamente frio y me dispuse a desayunar. La universidad no empezaria hasta septiembre pero yo seguia inmersa en uno de los proyectos que debia presentar a finales de ano porque yo no soy de esos que lo dejan todo para el ultimo dia. Estaba sentada en la silla giratoria que tenia en el cuarto al que yo llamaba "el cuarto del castigo", le puse aquel nombre porque, cuando entraba en el, no sabia a que hora saldria, era como si yo misma me castigara metiendome entre aquellas cuatro paredes que, a pesar de tener un gran ventanal, era la parte mas oscura de todo el apartamento. Tenia sobre el escritorio un gran despliegue de papeles que intentaba colocar de forma ordenada, a pesar de no estar segura al cien por cien de que los estaba colocando bien. Te preguntaras que, siendo tan ordenada como yo era, como es que el orden de aquellos papeles se me resistia, pues bien, en el apartamento colindante aun seguia el ruido incesante de cajas, muebles y decenas de ruidos mas. Pense en golpear la pared, o acercarme directamente a pedirle a los nuevos vecinos que cesaran un poco con los ruidos, pero no queria empezar con mal pie asi que me puse los auriculares y puse a reproducir, de forma aleatoria, mi lista de reproduccion de sonidos de la naturaleza.

  • Por siempre mi chica de Dani Eliott

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    Desde jovenes esa chica se robo mis suspiros, siempre hermosa, inteligente y virtuosa.
    Hoy la vida nos vuelve a juntar, se casa mi mejor amigo y el hermano de ella. Y alli estaba, mas bella que nunca, deslumbrandome, haciendome pecar con cada pensamiento que me nacia hacia ella.
    La deseo, la quiero, sigue siendo ella la que me nubla el pensamiento. Lo que no tenia como advertir era el vernos inmersos en una situacion de miedo y sorpresa, el matrimonio se cancelaba y la intriga nos llevo a tener que estar mas juntos que nunca. Habia que salir de esta... sobrevivir todos juntos.
    Pero cuando las aguas por fin se calman, nuestra historia nos tiene deparado un camino que no esperaba...

  • Tormenta en Summerville (Policias 2) de Elizabeth Betancourt

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    Rick Johnson acaba de llegar a Summerville. Hacia anos que no volvia a su ciudad natal, donde habia pasado toda su infancia.
    En la encantadora y sosegada ciudad esta pasando algo muy turbio. Al principio desaparecian animales y se les encontraba degollados. Ahora, sin embargo, ha ocurrido un asesinato y todos los habitantes de la ciudad estan atemorizados. Una rubia de armas a tomar se implicara en la investigacion. Rick sencillamente no aguanta respirar el mismo aire que la mocosa de Jenny Collins. Su actividad favorita hacia anos era molestarla por su fealdad, pero ahora la muy maldita se habia convertido en una de las mujeres mas hermosas del condado. Ya no era la flacucha y desgarbada nina con aparatos de dientes. No, ahora tenia unas formas en el cuerpo que Rick no paraba de sonar.

  • Derrame mis lagrimas (Por amor 5) de Maria Beatobe

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    Durante el trayecto en taxi, ninguna de las tres cruzo una sola palabra. Lo unico que oi, y con una sensacion de lejania, fue que Cloe le daba la direccion al taxista para decirle donde nos tenia que dejar. Cuando me subi al vehiculo, mis amigas se miraban con incredulidad. Algo debieron de ver u oir, porque ninguna hizo ni una pregunta, lo cual agradeci. No estaba para muchas explicaciones sobre algo que me parecia una jodida pesadilla. Apoye la cabeza en el cristal y, con las manos tapandome el rostro, llore en silencio, en un estado de nervios que no era capaz de controlar. Me faltaba el aire; tenia hasta ganas de vomitar. Pero ?que cono habia pasado ahi fuera? La imagen y la voz de Gael diciendome <> se repetian una y otra vez en mi cabeza, como si fuera un mantra. ?De verdad habia tenido novia durante todo ese tiempo que habiamos estado juntos? ?Habia sido capaz de ser tan cruel? No, seguro que habia alguna otra explicacion. Gael no era asi. Conmigo se habia portado tan bien... !Que cono! !Le habia entregado mi regalo mas preciado! !Mi virginidad! Me enjugue las lagrimas al tiempo que notaba como Noe me ponia la mano en la rodilla. --Tranquila, mi nina --susurro--. Estamos contigo. No pude ni mirarla; me sentia una puta pringada, enganada vilmente por el chico del que estaba enamorada. Habia vuelto a fracasar; primero fue Mora y ahora, Gael. !Pero es que ellos no tenian nada que ver el uno con el otro! Gael era carinoso, romantico y, lo mas importante de todo, me respetaba. Cosa que Mora no hizo en ningun momento. Eran la noche y el dia; entonces, ?por que los dos me la habian jugado? ?Tenia un cartel en la frente que decia <>? De pronto me acorde de la pulsera que me regalo por mi cumpleanos. Aquella de la que colgaba mi inicial. Primero la mire recordando el dia que me la dio y despues, no se de donde saque las fuerzas, me la arranque de la muneca para lanzarla a continuacion al suelo del taxi. Note que mis amigas se sobresaltaban. Me quede mirando la pulsera tal y como quedo, inerte bajo los pies. Y observarla me recordo que, tras regalarmela el dia de mi cumpleanos, nos dimos nuestro primer beso. Los ojos volvieron a inundarseme de lagrimas y mi vision se torno algo borrosa. Volvi a apoyar la cabeza en el cristal y mire como pasaban los coches. Parecia que me hubieran arrancado de cuajo el corazon; sentia hasta el escozor del hueco tan doloroso que me habia dejado. Era una sensacion entre incredulidad y rabia. No podia ser cierto..., !no podia serlo! Mi movil empezo a vibrar dentro del bolso; alguien me llamaba. Lo saque y lo poco que quedaba de mi observo que en la pantalla parpadeaba el nombre de Gael. Me estaba llamando. ?Y todavia tenia el valor de hacerlo? ?Que queria? ?Seguir partiendome en pedacitos? Colgue; si contestaba, entonces si que moriria en vida, y todavia, aunque pareciera increible, me quedaba algo de dignidad. Tenia muchos mensajes sin leer en el movil, suponia que suyos, pero ni me moleste en abrirlos. Busque la opcion de borrarlos y todos desaparecieron de la memoria de mi telefono, pero no de la mia. Tambien habia quince llamadas perdidas; esas si que las mire: todas de el. ?Borrar? Si. Ojala los recuerdos se pudieran resetear en nuestra cabeza de la misma manera; todo seria mas facil. Yo ahora estaria yendo tan contenta a casa de Cloe, y sobre todo, de una sola pieza. Mi corazon se habia quedado en la puerta de su casa. Me lo habia arrancado y ese desgarro era tan doloroso que no sabia si algun dia conseguiria sanarlo. Decidi apagar el telefono, dejar de saber que estaba presente en mi vida. De esa manera creia que una parte de el tambien desapareceria. !Ilusa de mi! Todo habia sido una cruel mentira; no me queria tanto como me decia, !no podia hacerlo! !Estaba con otra chica! Vale que, en teoria, no se habian visto durante el tiempo que estuvo conmigo, pero !hablaria con ella! !Le habria dicho te quiero igual que a mi! !Le habria mandado mensajes igual que a mi! !Habria pensado en ella igual que en mi! El movil de Noe comenzo a sonar. Me sobresalte al oirlo; la mire de soslayo y vi que mi amiga, nada mas ver quien llamaba, colgaba inmediatamente. --?Era el? --susurre con un hilo de voz. --Si, carino, pero tu tranquila --respondio cogiendome de la mano. No habian pasado ni dos minutos cuando la melodia del de Cloe empezo a sonar. No habia que ser muy lista para saber que seria Gael de nuevo. Mi amiga repitio los mismos pasos que Noe. Colgo y se lo guardo. !Maldito cabron! ?Me quieres dejar en paz? Si ya me has jodido a mi, deja a mis amigas tranquilas. ?No te queda claro que no quiero hablar contigo y tienes que intentarlo a traves de mis amigas? Trague saliva y volvi a mirar por la ventanilla del coche. En ese momento nos adelanto a toda velocidad uno igual que el de Gael, !hasta del mismo color! ?Que era eso?, ?una puta broma? Por un instante crei que era el y hasta me incorpore para mirar al conductor, pero no, era una senora quien iba al volante. Y tras verla, exhale todo el aire que habia retenido en los pulmones al ver el coche. 76 El taxi aparco frente al portal de Cloe. Mis amigas sacaron los monederos de sus bolsos y, cuando yo hice lo mismo, Noe puso su mano sobre la mia. --Dejalo, nena. Ya haremos cuentas. En el fondo se lo agradeci, porque en ese momento no era capaz ni de sumar dos mas dos. Estaba aturdida, me escocian los ojos de tanto llorar y la cabeza estaba a punto de estallarme. Habia sido el trayecto mas largo de mi vida. Despues de que pagaran y salieramos del taxi, mis amigas se acercaron a mi con decision y me abrazaron con fuerza. Ese gesto me hizo llorar aun mas. No entendia nada. Estabamos tan bien que ver que de repente todo se habia esfumado me parecia increible. No era justo, joder, no lo era. Cuando entramos en casa de Cloe me fui directa al cuarto de bano. Abri el grifo del agua fria y me la eche sobre la cara varias veces, deteniendo las manos en el rostro. Me mire en el espejo que habia sobre el lavabo y me sorprendio mi propia imagen. Tenia los ojos rojos e hinchadisimos. La inflamacion me bajaba hasta las ojeras. El resto de mi rostro estaba palido. Trague saliva y empece a notar que el estomago se me revolvia y la respiracion se me aceleraba. Tuve que correr hasta el vater, me arrodille y empece a vomitar sin control. Oi que la puerta se abria y que, de pronto, alguien me sujetaba de la frente y me acariciaba la espalda. --Tranquila, carino. Estamos aqui contigo. Por la voz supe que era Cloe. Se arrodillo a mi lado y espero pacientemente a que terminara. Despues de echar todo lo que llevaba dentro, me volvi a lavar la cara y mis amigas me llevaron hasta la cama de Cloe. Estaba desfallecida. --Tumbate, Nai. Descansa --dijo Noe. Me recoste, y entre las dos me quitaron los zapatos y me metieron en la cama mientras me tapaban con una liviana colcha. --Estaremos en el salon. Si necesitas algo, llamanos --susurro Cloe. Las dos salieron de la habitacion y dejaron la puerta entornada. Habian bajado la persiana del todo, por lo que la unica luz que entraba en el cuarto era la que procedia del salon. Cerre los ojos, pero era imposible dormir; no podia parar de llorar. La cabeza me daba vueltas al rememorar la imagen de Gael y Ursula bailando juntos tan joviales. ?Se habrian besado hoy? ?Gael la habria recibido con un beso como los que me daba a mi? ?Se habria acostado con ella antes de ir a la fiesta? !Basta ya, Naira! !Deja de autofustigarte! Lo que haya pasado no lo vas a saber, al menos de momento, asi que intenta descansar. Me di la vuelta hacia la ventana y me acurruque, hecha un ovillo, con la intencion de dormirme. Y, tras un rato con la mirada fija en la nada y las lagrimas campando a sus anchas por mis mejillas, lo consegui. Creo que fue a causa del agotamiento mental por lo que termine cayendo rendida. Me desperte con sobresalto y me incorpore sudorosa y algo desorientada. Todo estaba oscuro. Me costaba respirar; habia tenido una pesadilla horrible, pero por un momento habria jurado que era real. Gael aparecia en casa de Cloe y me pedia perdon entre lagrimas, arrepentido y nervioso. Y cuando me acercaba a el para perdonarle, empezaba a carcajearse al tiempo que la figura de Ursula aparecia a su espalda. Los dos me senalaban riendose como locos. <>, gritaba Gael. Yo intentaba salir de alli, pero las paredes cada vez se acercaban mas a mi y el espacio se hacia cada vez mas pequeno y asfixiante. Gritaba llamando a mis amigas, pero la voz no me salia. ?Que cono habia sido eso? ?No tenia bastante con lo que habia pasado que hasta los suenos tenian que recordarmelo? Encendi la luz de la mesilla y puse los pies en el suelo. Estaba frio, pero al estar en pleno mes de agosto se agradecia. Respire hondo y me levante. Me acerque hasta la cocina y me bebi un vaso de agua fria de la nevera. Mis amigas ya estaban durmiendo. Mire el reloj de la cocina que colgaba sobre la mesa y vi que eran las cuatro y cuarto de la madrugada. No queria volverme a acostar y sonar de nuevo con cosas por el estilo. Cuando me dirigia hacia la terraza para tomar un poco el aire, vi mi bolso colgado en una de las sillas del comedor. Me lo quede mirando. ?Y si cogia el movil y lo encendia? Lo mismo mis padres me llamaban y, si lo tenia apagado, igual se asustaban. Si, claro, Naira. Lo mas probable es que tus padres te llamen a las cuatro de la manana; es lo mas logico. Vale, lo reconozco; queria encenderlo para ver si Gael habia vuelto a intentar contactar conmigo. ?Pero es que era masoca o que? !Lo que tenia que hacer era olvidarme de el e intentar pasar pagina! Pero, claro, no creo que fuera la unica persona en el mundo que, en una situacion como la mia o similar, quisiera ver si la otra parte intentaba por todos los medios saber como estabas. Necesitaba encender el telefono y comprobarlo. ?Locura? Si, pero es que le queria. Y no podia olvidarle de un plumazo. Al fin y al cabo, no habian pasado ni seis horas desde el descubrimiento. Era humana... y estaba enamorada. Saque el movil del bolso y fui a la terraza. !Que calma mas agradable se respiraba a esas horas! Mire nerviosa la pantalla apagada del telefono antes de encenderlo. Pero al final lo hice; lo puse en marcha con el corazon a mil por hora. Mientras se reiniciaba, vi que casi todas las ventanas de los pisos de enfrente tenian las luces apagadas; solo en un par de ellas permanecian encendidas. Me pregunte quien estaria tras esos cristales y que estaria haciendo despierto a esas horas. El movil emitio la musiquita de inicio y teclee la clave de acceso. Volvi a dejar de mirar. Preferia hacerlo cuando estuviera cargado del todo, y no esperar nerviosa observando la pantalla para ver si aparecia alguna llamada o no.

  • My Indian Blood de Dama Beltran

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    Maldito… Esa es la palabra que Gerald Kenston utiliza para describirse.

  • Cuando tu y yo rompimos de Shirin Klaus

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    Ya he vuelto --anuncio Carlos al entrar en la suite. Cerro la puerta tras el y avanzo hacia la zona del salon--. Ha estado genial, !he pescado un atun! !Menuda pieza! Me han echado una foto y me la van a mandar al movil. Vas a alucinar cuando la veas. Al llegar al salon, lo encontro vacio y fruncio el ceno. --?Marisol? No hubo respuesta, pero aun asi siguio hablando mientras caminaba hacia la habitacion. --?Sigues en la cama? Pense que ya estarias mejor. En el dormitorio, no obstante, tampoco habia ni rastro de ella. La cama estaba tan bien hecha que quedaba claro que la habian hecho las limpiadoras a primera hora de la manana. Pero eso no era posible, ?no? Habia colgado el cartel de <> porque Marisol ese dia se encontraba mal y se habia quedado en la cama en lugar de ir a la excursion con el. Una bombillita del color de la traicion se encendio en su cabeza. --Ya veras, ya... yo me trague ese espectaculo de baile tradicional --murmuro mientras se dirigia hacia la ducha. No cabia duda: lo de sentirse mal tan solo habia sido una excusa para no ir de pesca con el. Podia entender que no le entusiasmase mucho la idea de pasarse seis horas en un barco, pero sabia que era importante para el, porque desde pequeno su padre le habia inculcado el amor por aquel deporte. !Ademas, era una actividad muy extendida entre los turistas! !El no era el unico raro! Le habria encantado que compartieran aquello... <> !Que cabrita! Ya se la devolveria, ya... Al terminar de ducharse, se seco y se puso comodo. --?Marisol? --llamo al salir del bano, pero siguio sin recibir respuesta. ?Donde estaria? Busco su movil por la habitacion para ver si le habia enviado algun mensaje, pero no lo encontro. Que extrano, juraria que lo habia dejado cargando en la mesita, pero alli no estaba. Trago saliva al pensar que quiza Marisol lo habia estado usando. ?Y si hallaba aquellos mensajes de la noche anterior? No le habia dado tiempo a borrarlos... No, Marisol no iba a encontrar nada porque su movil estaba protegido con contrasena precisamente para eso. Tenia que estar por ahi, en algun lugar de la suite. ?Tal vez en el salon? Iba a salir del dormitorio cuando algo en el escritorio llamo su atencion. Alli estaba su portatil, que si seguia donde el lo habia dejado esa manana, pero sobre este habia una nota manuscrita y un pendrive. Retrocedio y cogio la nota, donde podia leerse <>. Supuso que era la letra de Marisol, aunque, como no llevaba firma, no estaba seguro. Con las nuevas tecnologias, nunca habia visto su letra. Bueno, no era del todo verdad; tenia que reconocer que Marisol todavia usaba notas escritas a mano para posits, agendas y listas de la compra, pero, como no iban dirigidas a el, nunca se habia parado a mirarlas con detenimiento y, menos todavia, a estudiar su letra. Pero tenia que ser su letra, ?de quien, si no? Dudaba de que algun trabajador del hotel hubiera entrado en la habitacion para dejarle un pendrive y una nota que decia <>. Salvo que hubiese algun acosador rondando por los pasillos del establecimiento, aquello era idea de Marisol. Encendio su ordenador y, mientras este arrancaba, fue hasta el salon y lo registro para ver si daba con el movil, pero nada. De hecho, estaba todo ordenadisimo e impoluto, casi como si la suite estuviera por estrenar. Regreso al dormitorio y se sento delante del portatil con la esperanza de que aquella dichosa memoria USB le diera alguna pista sobre donde estaba Marisol. Tras meter la contrasena, inserto el pincho y se le abrio una carpeta en el ordenador. Contenia un unico archivo, un ejecutable. Lo clico, la pantalla se puso en negro un segundo y despues reaparecio el escritorio y se abrio un reproductor de video que ocupo toda la superficie. --Hola, Carlos. Era ella, hablandole desde la pantalla del portatil. No reconocio el fondo, pero debia de haberlo grabado antes del viaje, pues no estaba tan morena como tras aquellos dias de descanso en la playa. --Si estas viendo esto es porque estoy muerta. ?!!!Como!!!? ?!!!Que!!!? ?!!!Cuando!!!? --Que no, hombre, que es broma. Sigo vivita y coleando. Solto todo el aire que habia retenido en los pulmones sin darse cuenta y le lanzo una mirada furibunda a la Marisol de la pantalla. Ojala las miradas mataran a las versiones ciberneticas de las novias. --Lo siento si te he asustado, era para suavizar un poco el ambiente, porque lo que voy a contarte ahora es un poco... en fin... complicado. Marisol bajo la vista y miro algo que quedaba fuera del encuadre. Carlos se fijo entonces en que estaba sentada en una silla de oficina, ?estaba mirando algo que tenia sobre la mesa? Tal vez un guion, unos apuntes o... Era una cajita de terciopelo y la reconocio en cuanto Marisol la levanto. No necesitaba que la girase para saber que dentro habia un anillo de pedida, pero aun asi los fotogramas mostraron como su novia le daba la vuelta a la caja y le mostraba el contenido. --He encontrado esto. !Madre mia, que pedrusco! --Se rio, nerviosa--. Asi que vas a pedirme que me case contigo... !guau! No se que decir. Bueno, si lo se, pero tendras que esperar para saberlo. Volvio a girar la caja y se quedo mirando el anillo durante varios segundos de silencio. Entonces la dejo sobre la mesa y, segun pudo intuir por los movimientos de sus hombros, la hizo a un lado. --Antes de... antes de dar este paso, tenemos que hablar. No te va a gustar, pero no hay mas remedio. Carlos se devano los sesos pensando en que podria contarle. ?Que seria tan gordo como para decir la temida frase de <>? Quiza si que habia conseguido saltarse la seguridad de su movil y sabia lo de Ana, o tal vez lo habia oido hablar con su socio Luis aquella vez en la que... Un torrente de posibilidades cruzo por su mente en tan solo unos segundos, pero, cuando finalmente Marisol hablo, lo hizo sobre un tema totalmente diferente a los que barajaba. --Bueno, he dicho hablar, pero lo cierto es que lo que quiero hacer es confesarme y he pensado que esta es la mejor forma. Llamame cobarde, pero... es que no puedo hacerlo a la cara. Carlos fruncio el ceno, intrigado. ?Aquello no iba sobre el, sino sobre ella? Entonces podia respirar tranquilo, porque, mientras no fueran sus trapos sucios los que fueran a airearse, el seguia controlando la situacion. --No he sido del todo sincera contigo. ?Recuerdas cuando tu y yo rompimos, cuando pasamos todo un verano separados? Pues no te he dicho la verdad sobre lo que hice. ?Como?, ?iba a hablarle sobre lo que hizo los meses que estuvieron separados? Que mas daba, era historia. --Tu me has contado todo lo que hiciste, que estuviste con... esa. <> debia de ser Ana, pues era la unica de la que Marisol tenia conocimiento (al menos que el supiera), aunque la verdad era que aquel verano habia estado con dos: Ana y una mujer que se le habia puesto en bandeja durante su viaje a Londres. --Yo te explique que no habia estado con nadie, pero no es cierto. Y necesito contartelo porque ahora, sabiendo que vamos a casarnos, me siento tan culpable... Prometimos ser sinceros cuando nos dimos una segunda oportunidad y yo no lo fui. Y ahora me da miedo guardarme este secreto, que nos casemos y que despues salga todo a la luz y no puedas aguantarlo... ?Que se suponia que habia hecho? Si se habia acostado con un tio, era sexo y punto, ?que mas daba? Podia perdonarselo; a fin de cuentas, no le habia sido infiel porque no estaban juntos en aquel momento. Por sus palabras, no obstante, Marisol parecia creer que habia hecho algo terrible, como si hubiera matado a alguien. Marisol tomo aire en la pantalla y despues dijo: --No se si habras intentado darle al <> para detener el video, pero, si no lo has hecho, te informo de que no puedes hacerlo. Tu ordenador estara bloqueado hasta que se termine de reproducir esta grabacion. Lo siento, carino, pero de verdad que necesito que visiones esto hasta el final. No podre darte el <> con la conciencia tranquila hasta que lo veas, hasta que lo sepas todo. Si despues de esto deseas que rompamos, lo entendere, pero mejor ahora que dentro de unos anos. Carlos probo a pausar la reproduccion, pero, tal como Marisol habia afirmado, el ordenador no reaccionaba y el video seguia reproduciendose. Ni tan siquiera podia minimizar la pantalla. Pero ?que narices...? --Cuando rompiste conmigo, me cabree mucho contigo, y mas cuando supe que lo hacias porque tenias a otra. Pense en un millon de cosas que podia hacer para que me lo pagaras, pero no me atrevi a nada. Fue entonces cuando me entere de que no solo tenias ya a otra, sino que, ademas, la habias estado teniendo desde hacia meses. !Meses! Me enfade como nunca en mi vida y quise devolvertela. Queria recuperar todos esos meses perdidos en los que yo solo estaba contigo mientras tu te tirabas a otra. >>Use tu tarjeta de credito para reservar un viaje a Ibiza. Segun habia oido, era el lugar perfecto para perder la cabeza y !madre mia si lo es! Nada mas registrarme en el hotel, la recepcionista me informo de un servicio exclusivo que ofrecia el establecimiento: una aplicacion para ligar. Como Tinder, Meeting y otras aplicaciones parecidas, solo que con los clientes del hotel. Como vio que me hospedaba sola, supuso que era la clienta perfecta. Bastaba con meter una foto, intereses, gustos y cosas asi, y podias ver a otros huespedes que tambien estaban solteros y buscaban... ?una relacion? Eso suena demasiado serio. Lo cierto es que lo que buscabamos todos los que nos inscribiamos era sexo. Basicamente. Con unas copas antes, un baile en la pool party para amenizar la tarde... pero, al acabar la cita, lo importante era follar. >>Fui una promiscua, Carlos. Perdi totalmente la cabeza. Y necesito que me perdones, a u n q u e , p a r a e s o , a n t e s t e n g o q u e c o n t a r t e m i s p e c a d o s.

  • La Guarida de Jaime Blanch

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    Una figura avanzaba con paso tranquilo por la avenida, apenas iluminada por las farolas recien encendidas. A derecha e izquierda, se alzaban en silencio refinadas casas. Todo estaba en calma. El hombre consulto su reloj y, luego, miro a lo alto. Soplaba una suave brisa y el cielo estaba cerrado por nubes bajas. La temprana luna no le descubriria. Mejor asi. Incluso si alguien llegara a fijarse en el seria muy improbable que luego recordara sus rasgos. Justo al pensarlo, se cruzo con una pareja que se alejo trotando, con un perro que les seguia. Pasaron a su lado sin ni siquiera echarle un vistazo, como si fuera un fantasma. Camino cien metros mas y se paro frente a la entrada de la finca. A traves de la verja se vislumbraba una gran extension de cuidado cesped, flanqueada a la derecha por una piscina y a la izquierda por una cochera en la que se veia el BMW de su dueno. Contemplo el edificio con detenimiento y distinguio luz en una de las ventanas del segundo piso. Sin duda, el viejo debia estar leyendo comodamente en su biblioteca. Se alejo unos pasos y examino la verja. Su parte inferior era un muro que imitaba la piedra natural, pero a partir del metro y medio de altura estaba hecha de estilizadas barras negras verticales, que ascendian hasta los dos metros. Era muy elegante, se dijo, pero facil de saltar. Miro a ambos lados y, no viendo a nadie, trepo con agiles movimientos y se dejo caer al otro lado. Una vez dentro del recinto, camino con tranquilidad hacia la puerta principal. Sabia de sobra que el doctor nunca habia querido recurrir a camaras ni sensores, confiando ciegamente en la seguridad privada de la urbanizacion. Se acerco hasta la puerta de la casa y movio el pomo. Este giro en silencio. No pudo evitar sonreir. El viejo siempre tan confiado. Como de costumbre, no echaria la cerradura hasta la hora de dormir. Dejo la puerta entreabierta y avanzo por el amplio recibidor. Frente a el, las escaleras daban acceso al piso superior; a la derecha se situaba la cocina con una despensa y una pequena habitacion, destinada a los sirvientes que nunca hubo en la casa; y a la izquierda, se distinguia un amplio comedor y otra habitacion mas. En ese momento oyo voces arriba y se sobresalto. Se suponia que el doctor estaba solo. Subio en silencio y se acerco sigiloso a la puerta de la biblioteca. El hombre hablaba con alguien, pero enseguida cayo en la cuenta de que estaba usando el telefono. Se disponia a bajar cuando algo de la conversacion le detuvo. --Manana vendra a verme ese antiguo alumno del que le hable, Lucas Drusell. (...) --Si, le dare los tres cuadernos, ademas del escrito que ahora mismo he terminado, en el que lo explico todo. (...) --Si, eso es. Es diferente del que tengo preparado para entregar a la policia. Tambien ese lo acabo de terminar. (...) --No. Tengo mis motivos para pensar que el puede ser una pieza importante para resolver este asunto. (...) --No estoy seguro de que se acuerde de mi, pero no importa. Estoy convencido de el se ha visto afectado, aunque todavia no lo sabe. Una vez se lo explique todo, nos ayudara. Drusell sera una pieza clave para contrastar todas mis afirmaciones y proporcionar mayor validez a mis argumentos, una vez nos decidamos a entregarselo todo a las autoridades. Pero primero debo ganarme su confianza antes de contarle toda la verdad; sera duro para el. Hay que acabar con todo esto, lo que hacen alli no tiene nombre. El intruso noto como la ira aumentaba en su interior y sintio deseos de matar con sus propias manos al anciano. Tal y como imaginaba, se habia ido de la lengua y lo que habia oido seguramente no seria mas que la punta del iceberg. Cerro los punos con fuerza y respiro varias veces hasta que consiguio calmarse. Aunque sabia que nunca podrian encontrar pruebas que lo involucraran, tenia que parecer un accidente, y utilizar un poco de gasolina era algo muy distinto de abrirle la cabeza con un hacha. No obstante, habia conseguido una informacion muy util. <>: no debia olvidar ese nombre. Se felicito en su interior por encontrarse alli en aquel instante y se dispuso a terminar su cometido. En una de las paredes del salon, una timida lumbre crepitaba en la chimenea. Era mas de lo que necesitaba. Esparcio pequenos troncos de la lenera alrededor del hogar, mientras miraba a su alrededor con aprobacion: paredes forradas de listones de pino, una gran mesa de roble, todo el suelo alfombrado... El viejo iba a tener una pira funeraria impresionante. De su mochila extrajo un pequeno bote de gasolina. Esparcio el combustible por la alfombra y golpeo una de las brasas con un tronco. Esta salto de la chimenea y en un instante, toda la alfombra prendio. La figura abandono la casa y cerro la puerta con cuidado tras de si. Rodeo la pared hasta situarse bajo la ventana de la biblioteca y alli dejo un pequeno objeto con cuidado. Desanduvo el camino hecho y al cabo de unos instantes ya estaba fuera de la propiedad. Jose Antonio Brull colgo el viejo telefono, colocandolo sobre el interruptor de gancho, y se sento en el comodo sillon que utilizaba para leer. La biblioteca constituia para el su recinto sagrado. Era la sala mas grande de la casa. Cuando adquirio la vivienda, reformo esa habitacion, tirando varios tabiques para dejar espacio a su amplia coleccion. Asi, las cuatro paredes estaban adornadas con elegantes estanterias repletas de libros cuidadosamente ordenados. En un lugar accesible conservaba, ademas, los cuadernos en los que, durante su dilatada carrera profesional como psiquiatra, habia ido anotando la evolucion de los enfermos tratados por el. Durante unos minutos estuvo sentado, sin hacer nada, pensando en la reunion del dia siguiente. Su antiguo alumno no habia confirmado su asistencia, ni la recepcion de la carta, pero estaba seguro de que acudiria. No sabia por que tenia esa certeza, como si lo conociera de siempre, a pesar de que habian hablado en contadas ocasiones. De pronto, tuvo la sensacion de no estar solo. Percibio en su cuerpo un estremecimiento que le resultaba familiar

  • El lugar inalcanzable de Claudia Amengual

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    Una novela hermosamente tragica, donde se abordan temas profundos y trascendentes como el amor, el odio, la traicion, enmarcados por el concepto Onettiano de “el alma de los hechos”; es decir, el sentido real de las cosas, mas alla de toda verdad objetiva.

  • Tu no llegaste tarde de Corin Tellado

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    P CAPITULO PRIMERO ero, bueno, bueno, tanta prisa... ?No podias haber esperado a la noche? Con la de trabajo que yo tengo... Lo entiendes, ?no, Minou? De repente, llega Mac por la Facultad, y me dice: <>. Tenia una reunion con dos profesores. Tu sabes que debemos dar el pecho, porque de lo contrario... Minou levanto la cabeza rogando silencio. Pero Peter Aubert no era de los que se callaban facilmente. --?Alguna buena noticia? Bueno, por la noche era bastante pronto. Mira, Minou, tu sabes que si nos callamos, nada conseguiremos jamas. ?Quien crees que capitanea a esos? Yo. Nadie mas que yo. Sin mi --hizo un gesto desdenoso-- no son nada. Yo, siempre digo: <>. Te das cuenta, ?verdad? --Si, Peter. Pero si yo quise verte ahora, es porque te necesito mucho. Peter hincho el pecho. Miro a un lado y a otro. En aquel cafe de un barrio de Montmartre apenas si a aquella hora habia dos o tres personas, que no se fijaban en ellos para nada. Minou Fonteyn vestia una zamarra de tela oscura, forrada a cuadros. Una capucha caida; calzaba altas botas y bajo el brazo apretaba unos libros de texto. Tenia el pelo castano claro, lacio, cayendo en suaves crenchas hacia la cara. Los ojos negros, inmensos, enturbiados en aquel instante por una expresion de angustia. Peter Aubert, apenas si se fijo en aquella angustia. El, en aquel instante, estaba haciendo teatro, pero Minou aun no se habia percatado de ello. --Yo no se que pasa --rio Peter, divertido--. Todo el mundo me necesita. Pero tu, vida mia, ya sabes donde me tienes. ?Miedo? ?Quien habla de miedo, estando yo aqui? ?No me has visto siempre quitar todos los obstaculos? ?Cuando nos conocimos? De eso hace mas de dos anos, ?no? ?Has tenido queja de mi? --No, Peter. Por eso te busco ahora. Ayer no te vi. --?Si? !Claro, claro! Estuve muy ocupado. --?No podemos ir a nuestro cuarto? Peter miro el reloj. Era un chico bastante alto, rubio, de largos cabellos. Vestia un pantalon de pana negro, un jersey del mismo color, de cuello de cisne, y, sobre todo esto, una pelliza casi blanca, forrada a cuadros como la de Minou, si bien la de el no tenia capucha y le llegaba apenas a las rodillas. Desabrocho un poco la pelliza y busco una cajetilla. --Mira, ?ves esto? --Cigarrillos. --Los he comprado con los ultimos francos. No puedo darte dinero. ?Te haces cargo? --No te pido dinero, Peter. Este respiro. --No obstante, dentro de unos dias te lo dare. Cobro las clases. Me revientan esos hijos de papa a quienes doy clases todos los dias, pero... --se alzo de hombros--. Yo te aseguro que un dia sere uno de los mejores periodistas de Francia, aparte de todo lo que hare para la television y la radio. Me gusta mi carrera, Minou. Cuando me licencie en Filosofia y Letras, tu seras mi secretaria. Pero te aseguro de que solo en casa, ?eh? Nada de que tu trabajes. Minou se agito. Ella no habia ido a buscar a Peter a aquel cafe, para hablarle de sus respectivas carreras. Ya sabia que Peter era muy listo y que un dia, los dos formarian una gran familia, pero entretanto..., habia que solucionar aquello. --?Que te parece si te fueras al cuarto? Eso es --se restrego las manos satisfecho--. Podiamos vernos alli por la noche. Tu estudia mientras yo llego. ?Te parece bien? La empujaba blandamente hacia la salida. Minou no deseaba marcharse. Tenia que decirle aquello a Peter. Ademas, se vio negra para encontrar a Mac y decirle: <>. Y alli estaba. Pero, por lo visto, Peter estaba tremendamente liado con el asunto de la Facultad de Filosofia y sus profesores. --Te digo que deben de hacernos caso. Nunca me meti en esto. Pero todos los companeros me buscaron a mi para dar la cara, y es lo que pienso hacer. ?Iras para el cuarto? Come algo antes de ir. ?Me entiendes? Aqui cerca tienes un autoservicio. Despues hablaremos. Ya te contare..., cuando llegue. --Peter... --Tu, tranquila, mujer. ?No estoy a tu lado? ?No te amo? Pues entonces... La vida es bella, Minou. ?Por que esos temores? ?No me ves a mi? Le admiraba profundamente por eso. Peter era decidido; a su lado nadie se aburria. Y todos los que dependian de el, podian vivir seguros. --?Me has oido, carino? Estas guapisima esta tarde. ?Que te parece si me permitieras decirtelo dentro de cuatro horas en nuestro cuarto? --Esta bien --se resigno--. Pero no faltes. La miro cegador. --?Cuando falto yo? --Esta bien, esta bien. Te espero alli. Peter la beso en la nariz y echo a correr abrochandose la pelliza. Minou apreto su zamarra contra el pecho y miro el reloj. Tenia tiempo. Irse al cuarto en aquel instante era... como morirse un poco mas. No. Tenia tiempo de pasar por casa de Maggy Font. Cierto que Maggy vivia al otro extremo de Paris, pero..., ?no tenia un subterraneo que en menos de media hora la dejaba ante el apartamento de su amiga? Necesitaba ver a Maggy, necesitaba decirselo todo. * * * No contesto nadie a la energica pulsacion del timbre. Quedose pegada a la pared del rellano y contemplo absorta cuanto la rodeaba. Maggy vivia casi bien. Trabajaba mucho, es cierto, pero... Merecia la pena trabajar tanto. Claro que Maggy y ella eran distintas. Mientras Maggy dejaba la carrera, apenas llegada al tercer ano, y se dedicaba a escribir para una revista frivola, ella picaba mas alto. Sufrir privaciones, comer mal. Vestir de cualquier manera y adorar a Peter... Pero terminaria la carrera. No era tan facil. Apenas si tenia dieciocho anos y cursaba el segundo de Filosofia y Letras. Por nada del mundo dejaria la carrera. Pero..., aquello..., ?no era una terrible contrariedad? Oyo el zumbido del ascensor y casi, en seguida, la detencion de aquel, y la fragil figura de Maggy, cargada con una bolsa de comida. --!Minou...!, ?tu aqui? --miro en torno--. ?Donde has dejado a Peter? --Esta en una reunion. Yo he venido... --Ya te veo. Le envio un beso con la punta de los dedos, y, oprimiendo la bolsa contra la barbilla, empezo a buscar las llaves en el bolso. --No las encuentro. ?Sabes que siempre me ocurre asi? ?Quieres ayudarme? Que me cae el bolso. Oh... El bolso, en efecto, cayo al suelo, pero su contenido no se desparramo. --Busca la llave y abre, Minou. Esta lo hizo asi. --Aqui esta --murmuro. --Abre la puerta. ?Que milagro por aqui? Desde que deje la carrera te vi dos o tres veces, y eso cuando yo decido ir por Montmartre. Tu no te acercas aqui ni por recomendacion. --Los estudios son duros. --Ciertamente. Por eso lo deje yo. --Pasa --dijo Minou, franqueando la puerta--. ?Tienes algo nuevo? Maggy rio y fue a depositar la bolsa de la compra en una silla. --Puaf, que frio hace y que sofocada estoy yo. ?Pasaras aqui las Navidades? ?O te iras con tus tios? --Creo que me quedare aqui. Me pasa algo... Maggy empujo la puerta y con un gesto senalo el pasillo. --Vamos dentro. ?Quieres tomar algo? ?Te, cafe? --He tomado un cafe con Peter hace poco mas de media hora. --?Que tal tus cosas con el? Ya estaban en el interior de la salita. Maggy apreto el conmutador de la luz y respiro. --Me he cansado. Pero dos veces por semana, no tengo mas remedio que salir de compras. Lo meto todo en el frigorifico, y, !hala!, a vivir tranquila --se echo a reir al tiempo de desplomarse en una butaca--. ?No te sientas? Me cuesta mucho comer por ahi. Las comidas del mediodia las hago en la redaccion de la revista. Oye, ?sabes que aquello marcha muy bien? Si quisieras dejar la carrera, te daria trabajo. Llevo toda la seccion de modas, cocina, labores. Ya se que no soy licenciada, Minou. Ya se que tu picas mas alto. Pero... --se alzo de hombros--, hay que vivir, ?no? De suenos..., no se vive.

  • Quiero respirar de Chary Ca

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    Cuando Daniel lleva a su sobrino al hospital con un problema respiratorio, nunca penso que seria el quien acabaria necesitando ayuda para poder respirar . Amanda, una pediatra que huye de su anterior relacion, una relacion toxica cuyos escabrosos detalles comienzan a ver la luz. Ella esta dispuesta a dedicar se a vivir su vida disfrutando de sus amigas y su trabajo. Pero Daniel aparece en su consulta y pone su mundo del reves. Ella sera el oxigeno que el necesita para volver a respirar y el sera el unico hombre que pueda curar sus heridas. Aprenderan que el amor es como las mariposas, que si no lo persigues acaba volviendo a ti. QUIERO RESPIRAR una novela que te ensenara que en el amor, para poder respirar se necesitan ser dos.

  • Pais zombra de Pedro Suarez Ochoa

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    El 91% de la humanidad ha sido exterminada, el 9 % restante mantiene una guerra contra una nueva especie que se ha erigido como la especie dominante, una especie que cada vez se organiza mas y que ha creado el comienzo de una nueva era.

  • La cabana junto al lago (Stillhouse Lake 1) de Rachel Caine

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    Creyo estar a salvo, pero el mal volvio a llamar a su puerta.

  • Ayudame a recordar (Amores inesperados 3) de Tamara Bueno

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    Perdida y encuentro.
    Duelo y comienzo... o ?tal vez es al contrario?
    Spencer y Gabriela. Dos mundos, dos ajenos que se hallan el uno al otro en un momento... complicado.

  • Mientras me quieras de Charo Gabarro

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    Elise, una mujer sin suenos demasiados pretenciosos, conoce Paris en su luna de miel. Alli encuentra una ciudad de la que enamorarse y descubre un futuro con el que no se atrevio a sonar. Marcel, un exitoso empresario parisino con el corazon blindado, se cruza de pronto en su camino. Entre ellos comienza una historia de amor, desconfianza, sexo y celos. en la que la eterna lucha entre la cabeza y el corazon no da tregua.

  • Del color del musgo humedo de Ana Teresa Cue

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    Del color del musgo humedo
    Un libro que lo tiene todo. Un placer para
    los amantes de la buena literatura.
    Ana Suarez Cue se revela como una
    novelista magistral, una narradora de la
    accion, pero tambien de los sentimientos
    y las emociones, que trascienden el
    mundo cotidiano que rodea a Martina,
    la protagonista.
    'Del color del musgo humedo' es una
    grata sorpresa dentro del panorama literario
    en castellano. Un libro a la altura
    de los mejores maestros, una novela
    redonda, de esas que rara vez caen en
    nuestras manos.
    Para quedarse pegados al sillon

  • Manos arriba (Enredos con la ley 2) de Ruth M. Lerga

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    O sea, que lo mejor para los desenganos es tirarme a un desconocido un sabado por la noche con una copa de mas, ?no? --Aitana intentaba hacerse oir por encima de la musica pero sin que las escucharan los de la mesa de al lado. --!Exacto! Isabel, amiga desde la facultad de Medicina y de las pocas personas con las que no habia perdido el contacto al marcharse de Valencia diez anos antes, la habia invitado a ir <> a los dos dias de regresar a su ciudad natal. Habian sido tremendas durante sus salidas universitarias. --?Y le pregunto como se llama?, ?o no es necesario? --le siguio la broma, porque esperaba que estuviera de cachondeo y no hablando en serio. --Si quieres, hazlo, !pero no le digas tu nombre! Ni lo lleves a tu casa, tampoco. <>, corroboro, dado que todavia no habia acabado de instalarse. Una empresa de mudanza habia llevado los muebles y cajas llenas de objetos y ropa, pero aun habia muchas cosas que colocar, y mas todavia de las que deshacerse. --?Que tiene de malo mi nombre? Despues de treinta y ocho anos le he cogido carino. Y Aitana es una sierra preciosa, ademas. --Ni nombre ni direccion, hazme caso. Cuando entres en su casa enviame la ubicacion para que sepa donde estas. Y que no se te olvide avisarme al salir. ?O eres de las que se queda a dormir? --?A dormir con un desconocido sin tener ni siquiera una muda para ducharse a la manana siguiente? Antes muerta--. No me pongas esa cara, no puedes haber olvidado todo lo que te ensene. En fin, si a las once de la manana no tengo noticias tuyas sabre donde comenzar a buscar, al menos. Aquella conversacion se estaba poniendo demasiado seria. --Isa, no flotes. ?Acaso tu te has acostado alguna vez con un completo desconocido? Sacudio la otra la mano izquierda, como restandole importancia a su inexperiencia, mientras con la derecha cogia su mojito y le daba un sorbo. --!No, claro que no!, pero yo soy medico, estoy en urgencias. No te imaginas lo que me encuentro los sabados y los domingos por la manana si estoy de guardia. Se te van las ganas de tener sexo anonimo. La tranquilizo saber que, a pesar de todas las locuras de juventud, su companera de correrias seguia siendo prudente. Le respondio con la misma cantinela: --Pues si tu ves cosas de escandalo en urgencias, !imagina lo que me puedo encontrar yo!, que soy medico forense --fue su replica medio en broma medio en serio. Su amiga casi escupio su trago. --Eres una cortarrollos, Aitana. ?Que probabilidades hay de que te maten por ir a pegar un polvo con un desconocido? --Desconozco las estadisticas de aqui --encogio el hombro derecho--, pero te aseguro que a nivel nacional no son alentadoras. De todas formas, no hay que ser un genio de las matematicas para saber que solo necesitas una vez para que ocurra. Es como lo de coger una enfermedad de transmision sexual o quedarse embarazada. Isabel se levanto, seria. --Con esa actitud moriras sin volver a follar, lo sabes ?verdad? --Rieron las dos--. Voy a la barra a por otro par. ?Era Tankeray con Fever-Tree? --Tankeray Rangpur con Fever-Tree --especifico. Ambas tenian gustos caros cuyas nominas no podian cubrir. Y tambien padres con dinero. El atico al que Aitana se habia trasladado, en una calle peatonal al lado de la Bolsa de Valencia, fue de su abuela. Su familia lo habia reformado tres anos antes, cuando aquella murio. Tambien el coche que llevaba estaba por encima de sus posibilidades: fueron sus padres quienes se lo compraron cuando tuvo un accidente de coche leve, argumentando que con un todoterreno como aquel no habria sufrido ni un rasguno y que hacia demasiada carretera, yendo y viniendo desde Salamanca tan a menudo. Habian pasado siete meses desde aquello. Ya habia pedido el traslado al Ministerio del Interior cuatro meses antes, al romper con Carlos, y, por fin, le habian concedido Valencia. Habria quien se avergonzaria de su dinero o quien, por el contrario, presumiria; ella simplemente agradecia haber nacido en el seno de una familia adinerada que le habia permitido estudiar lo que quiso y, sobre todo, no haber tenido que compartir piso durante la residencia. Apuro de un trago largo su gin-tonic y lo dejo en la mesa, volviendose a otear la pista. La alegre salsa sonaba en el local y un monton de parejas se movian a su son. Bailaban bien, era un lugar habitual para sociales[1]. Habia tomado clases de salsa, bachata y kizomba con Carlos, prescripcion de su terapeuta de parejas para intentar salvar una relacion que se hundia inexorablemente. No funciono, pero le cogio el gusto al estilo. Adoraba bailar, habia hecho anos de ballet de nina. Para su suerte, Isabel compartia su aficion, habia ido a una academia en la ciudad y era quien habia elegido donde ir esa noche. Regreso su amiga con sendas copas. --Deberiamos entrar alli. --Senalo el centro de la discoteca--. Hemos venido a eso, ?no? --Primero bebamos y elijamos victima --bromeo una vez mas, guinandole el ojo. Despues de diez minutos alguien en la pista llamo su atencion. Sonaba una bachata y un hombre bailaba con una chica inexperta, a juzgar por la inseguridad de sus movimientos. Observo con mas atencion: era el quien le hacia los adornos, le llevaba los brazos e, incluso, rotaba su cintura en los momentos lentos. Ella se limitaba a hacer el paso basico y dejarse llevar, o lo intentaba. <>, reconocio para si. Estaba convencida de que podria hacer bailar a un palo. Paso toda la cancion, cuya letra prefirio ignorar, fascinada viendo como la manejaba. En su mente imaginaba como hubiera ella ejecutado alguna figura o la corregia si erraba en el pie de salida. Le sorprendio la paciencia de el tanto como su habilidad para adaptarse a sus fallos. En cuanto la cancion termino se dieron dos besos y se separaron, cada cual en busca de nueva compania, ella con una sonrisa radiante. Que te hicieran bailar cuando no sabias era una experiencia reconfortante. Vio alejarse unos hombros anchos, una espalda amplia y un trasero fantastico. --Diria que ya has elegido, Aitana. Y esta buenisimo, te lo reconozco. Aparto la vista del cuerpazo de mas de metro ochenta que se alejaba y se volvio a Isabel, asombrada. --?Lo has visto bailar? --?A quien, a Alberto? Un monton de veces, es un asiduo. --?Has bailado con el? --Claro. La miro con ojo critico. --?No te lo habras montado con el, por un casual? Le molestaba pensarlo. No se acostaban con los ligues de la otra, era una norma que dejaron bien clara cuando comenzaron a salir juntas de marcha. Habia hombres suficientes, no hacia falta darles pie a comparaciones y vaciladas de crios inmaduros. --No, todo tuyo. --No es que fuera a acostarse con el, claro... o no de entrada... pero le encanto saber que no le estaba vetado--. Y deja de mirarlo como si fuera un bistec, al final se va a molestar. Roja, giro la cabeza. En efecto, se lo estaba comiendo con los ojos. --Tienes razon, pero... ?tu lo has visto bien? --Moreno, ojos negros, labios carnosos, uno ochenta y cinco de altura y unos ochenta kilos de puro musculo. No, no lo he visto en mi vida, !no te jode! Tendria que estar ciega. Yo y todas las mujeres de la sala. Se acabo el cubata, se cambio los zapatos por los de baile, amarillos con pequenos cristales cosidos que brillaban conforme se movia, y se puso en pie. --Voy a ver si muevo el culito un poco, ?vienes? ?Segura? Vale, pues vigila las cosas hasta que te canses de beber. Camino sola hasta la pista y se quedo en un lado, esperando a que la balada terminase. A partir de ese momento no dejo de bailar, cambiando de pareja en cada cancion. Una hora despues necesitaba un respiro, asi que se acerco primero a la barra a por un par de bebidas y despues a la barandilla que separaba la pista de la zona de mesas, solo para vips --su amiga conocia al organizador de aquella velada, que se celebraba una vez al mes en un lugar distinto--, elevada un par de escalones y separada por la balaustrada de metal, y pidio por senas a Isabel que cogiera la suya. Dio un trago a su gin-tonic y cogio aire despacio, recuperando la respiracion despues de la ultima salsa rapida. Supo que el guaperas estaba detras de ella porque su amiga comenzo a hacer muecas, era eso o que le estuviera dando un sincope. Y malditas las ganas que tenia de colocarla en horizontal y montar un numerito. --No iras a decirme que ya no vas a bailar mas, por favor. --El <> habia sido una mera formalidad, la voz sensual; no pedia aunque no exigia--. Me romperias el corazon --termino con voz divertida. Se giro a el con una sonrisa. Su voz habia hecho que se le acelerara el pulso, como cuando era una adolescente. El alcohol, tres cubatas despues de meses sin beber, le robo la verguenza. --Si no te importa bailar con alguien que va un pelin achispada, adelante. Tomo la mano que le tendia y se colocaron al fondo, en la zona mas oscura. Como no se calmara, la que iba a colapsar seria ella.

  • El hijo de todos de Louise Erdrich

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    Dakota del Norte, verano de 1999. Landreaux Iron dispara a un ciervo en la linde de su propiedad pero, al acercarse, descubre que ha abatido al hijo de sus vecinos: Dusty Ravich, de cinco anos de edad y mejor amigo de su propio hijo, LaRose. Las dos familias han estado siempre muy unidas y los ninos practicamente se han criado juntos. Landreaux, horrorizado ante lo sucedido, busca consejo en las visiones y ritos de sus antepasado indios, quienes le descubriran una manera de reparar en parte el mal causado. Al dia siguiente, junto con su esposa Emmaline, entregaran al pequeno a los desconsolados padres de Dusty: <>. LaRose se convierte asi en la piedra angular que mantiene en pie a ambas familias, permitiendo que su dolor comience lentamente a remitir. Pero la subita intervencion de un extrano, vendra a poner en peligro el fragil equilibrio alcanzado…
    Con una prosa desgarradora, la nueva novela de Louise Erdrich examina con gelida belleza las insondables consecuencias de una tragedia cotidiana. A traves de una intensa historia de duelo y redencion, la autora propone un personal acercamiento a temas universales como el poder curativo del amor o la insaciable necesidad de consuelo que todos los seres humanos necesitan.

  • Temas de conversacion de Miranda Popkey

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    Desde la orilla, el mar se ve en tres pedazos, como una pintura abstracta que se mueve suavemente. Junto a la arena es un liquido color verde palido de un lago fertil. Luego viene una franja aguamarina, el color que una imagina al leer la palabra: agua marina, agua del mar. Finalmente, un azul intenso, el color de un pigmento, como pintura fresca que brota de un tubo metalico. Sylvia Plath escribio en su diario el mes que conocio a Ted Hughes, ese mismo dia, no, el dia antes: <>. Pasemos por alto la nieve, los arboles negros. El mar estaba de ese color, el color de que palabra azul. Aquel verano estaba leyendo los diarios de Plath porque tenia veintiun anos y las sensaciones me tenian loca, estaba ebria de ellas. Y, para la clase de persona que va derecha de una licenciatura en Literatura Inglesa a un posgrado de esa misma materia (o sea, para mi), los Diarios de Sylvia Plath, 1950-1962, reeditados aquel ano en su version integra, cuentan como lectura placentera. Se conocieron, me refiero a Sylvia y Ted, en febrero, y se casaron en junio, el 16, el Bloomsday, el dia del Leopold Bloom de Joyce. Fue premeditado. Premeditado y los delato bastante; me refiero a que revelaba que no deberian haberlo hecho, lo de casarse. No era mas que simbolismo juvenil. O uno de ellos, al menos. Una de las cosas que te delatan en la vida. Eso pasaba en Otranto, yo estaba alli, en agosto. El mar se veia de tres tonos de lo que podria llamarse azul y yo estaba de vacaciones y no lo estaba. Los padres de Camila eran psicoanalistas argentinos y yo estaba de vacaciones en el sentido de que habian pagado mi vuelo de Nueva York a Londres y de Londres a Roma y de Roma a Brindisi y el tren de Brindisi a Otranto y tambien el complejo turistico en el que nos alojabamos, desparramado por una ladera en terrazas y bancales, con muros de ladrillo y todo incluido, de modo que en teoria yo podia pedir, desde las tumbonas de listones de madera pintadas de blanco, cuantas bebidas quisiera. Aunque en la practica no podia hacer eso porque la razon por la que me habian pagado los vuelos, el tren y la habitacion, la razon por la que estaba siquiera con Camila y sus padres, era que Camila tenia unos hermanos gemelos de siete anos y era tarea mia ocuparme de ellos. Matteo y Tomas: Tomas era mas menudo y rubio, y a Matteo, con su torso bronceado y el pelo oscuro y rizado, lo confundian todo el rato con un lugareno. Por el nombre tambien, claro; el padre de Artemisia era italiano, de ahi que lo pronunciaran asi. Vivian en el Upper West Side, y Artemisia y los ninos y el marido, Pablo, eran de <> argentino. Camila y yo eramos amigas, un punto mas en la columna de las vacaciones. Las primeras dos semanas fueron las mas duras. Los gemelos tenian una ninera en Nueva York, tambien argentina, y coincidia que agosto era su mes de vacaciones, y conmigo, al principio, se habian amotinado, como suelen hacer los ninos cuando se les somete a una nueva autoridad. No podrian haber sabido con exactitud por que era reacia a salir corriendo de su habitacion hacia la de sus padres, para comprobar una vez mas que era lo que supuestamente debian o no debian comer y ver en la tele, hasta que hora se suponia que podian quedarse levantados o no, pero sin duda captaron esa reticencia mia, la enormidad de mi aprension. Artemisia solo me habia dado unas pautas generales (que no se pasen con las golosinas, y no le quites ojo a tu vino, porque intentaran echarse un poco en su Coca-Cola), y una mujer que no fuera yo lo habria entendido como una licencia, una mujer distinta habria sabido, por como se maquillaba los ojos Artemisia, por los vestidos largos y sueltos, sin mangas, que llevaba, por las pulseras que acumulaba en su brazo delgado y bronceado, por las gafas de sol y los panuelos, por el hecho de que Pablo solo me hubiera hablado directamente en tres ocasiones y nunca sobre los ninos, que poner normas era cosa mia. Pero yo era una chica insegura, andaba corta de determinacion y autoestima, y deseaba gustarles a Artemisia y Pablo, a Artemisia en particular, porque enseguida me resulto evidente, por los vestidos sueltos y las pulseras y tambien por la forma en que Pablo inclinaba la cabeza cuando hablaba conmigo, de modo que sus ojos, porque ya era bajo de por si, no miraban exactamente mi cara, que la aprobacion de ella seria la mas dificil de conseguir. Aquellas primeras semanas las pase con el temor de que Tomas y Matteo, al que llamabamos Teo, de modo que eran Tom y Teo, con la <> de Tom cerrada para que no sonase en absoluto como una abreviatura del Thomas americano, fueran corriendo a sus padres con el cuento de que la nueva ninera era horrorosa y pidieran que la echaran. Como si estuviera en alguna imitacion de una novela de Henry James, algun remedo de adaptacion hecha por la productora Merchant Ivory. Y asi transcurrio la primera semana, en la que yo trataba de negarles una golosina por aqui o un privilegio por alla y ellos se quejaban y yo cedia de inmediato, en la que les compraba bomboloni por la manana y cornetti por la tarde y conseguia que no tuviesen apetito para la cena a las ocho y ellos pedian quedarse levantados hasta la pelicula de las once y cuarto de la noche en Retequattro, y se quejaban diciendo <>, y fue asi como Tom y Teo se quedaron dormidos viendo Instinto basico y yo pense que, bueno, seguro que la habian recortado para esa emision y que por supuesto estaba doblada y que en realidad hasta que punto entendian ellos el italiano, por mucho que tuvieran un abuelo y parientes maternos que lo hablaran fluido. Como si el problema fuera la lengua. Eso si, no le quite ojo al vino. La segunda semana fue peor porque ya estaban cansados de conseguir lo que quisieran, y el deseo, en esos casos, no consiste tan solo en conseguir lo que uno quiere sino en sentir que te has salido con la tuya al conseguir lo que querias, de modo que entonces empezaron a dar problemas de verdad, problemas del tipo <>, motivo por el cual, en la velada de la decima noche, me encontre chillando, gritandole realmente por primera vez a Teo para que dejara de usar el cuchillo dentado de la cena con el fin de sacarle las plumas a un cojin. Respondio de maravilla: dejo de hacerlo al instante y solo lloro un poquito, se comio sus frutti di mare en silencio, no pidio despues un helado ni profiteroles con chocolate. Y todo el tiempo tenia los ojos muy abiertos y una leve sonrisa en los labios rosados y humedos, con la esperanza de recibir a cambio tambien una sonrisa, un gesto de aprobacion con la cabeza. Es cierto lo que dicen algunos: los ninos ansian en realidad que les pongan limites. Con ese <> me refiero a Artemisia. El dia anterior al incidente del cuchillo dentado, a primera hora de la tarde, cuando los ninos, ebrios de sol tras la manana en la playa, dormian con los diminutos banadores Speedo llenos de arena, espatarrados, respirando profundamente y babeando, yo habia llamado a la puerta de Artemisia. Pasa, dijo, y abri la puerta y me la encontre en biquini. Pasa, repitio, porque yo todavia no habia cruzado el umbral. Entre en la habitacion y Artemisia se volvio de espaldas a mi y se inclino para desatarse los nudos de tela en la nuca y la columna vertebral que sujetaban la parte de arriba. Cierra la puerta, me dijo. Eso hice, y cuando me di la vuelta, estaba frente a mi. Tenia los pechos grandes y algo caidos, llenos de pecas, con los pezones del color de las nueces, tostados y arrugados como ellas, y que sugerian una textura similar. No digo estas cosas con animo de criticar. Sus pezones no senalaban hacia abajo sino al frente. Todo eso lo capte en un segundo, o medio, y luego mis ojos se clavaron en los suyos. Le dije que tenia dudas acerca de la disciplina, queria saber como solia ella imponer disciplina a los ninos. Los gemelos, dijo Artemisia, ansian que les pongan limites. Les pasa a todos los ninos. Los limites concretos importan menos que el hecho de que existan. Diles lo que no deben hacer, continuo Artemisia, y cuando lo hagan de todas formas --y aqui se encogio de hombros--, castigalos. Al encogerse de hombros, sus pechos se elevaron y luego volvieron a bajar. Tenia las manos en las caderas y sus dedos enmarcaban una suave plenitud, que no acababa de ser redondez sino una especie de exhalacion, la unica prueba manifiesta en su cuerpo de que habia estado embarazada y dado a luz dos veces. Tenia los pies separados a la misma distancia que los hombros, y los muslos, tambien pecosos, no llegaban a tocarse. ?Castigarlos?, pregunte. La miraba solo a la cara. Si, dijo, un <>, dejarlos sin postre, esa clase de escarmientos. Volvio a encogerse de hombros. Aunque sospecho que no tendras que llegar tan lejos si levantas la voz. Sonrio. Son unos chicos medrosos. Tienen muchas ganas de complacer. Se inclino y vi que empezaba a quitarse tambien la parte de abajo del biquini, asi que asenti deprisa con la cabeza, me di la vuelta, sali y cerre la puerta, olvidando darle las gracias por el consejo que me habia dado, olvidando incluso darme por enterada. Y asi llego la tercera semana y los ninos se habian acostumbrado a mi y yo a ellos, como ejercitos enemigos que la manana de Navidad firman un armisticio e intercambian regalos: un cono alla vaniglia a cambio de tres cuartos de hora jugando en la arena, y nada de nadar, que vuestra ninera quiere leer un poco. Los vigilaba desde mi tumbona, un par de dias despues, cuando una sombra me cruzo las piernas. Has puesto limites, ?no? La voz pertenecia a Artemisia. Les dices que pueden jugar en la orilla, pero no nadar, y hacen justo lo que tu quieres. Asenti con la cabeza. Teo estaba salpicando a Tom, y este se daba la vuelta para echar a correr. Que vuestros pies pisen la arena, les habia dicho. Quedaos donde pueda veros. Artemisia se inclino y su sombra recorrio mi cuerpo. Sylvia Plath, dijo, leyendo el lomo del libro que yo habia dejado boca abajo sobre mis rodillas. No es muy buena poeta, comento, pero si una persona interesante.

  • La traicion del Alur de J .b. Caplan

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    Londres dormia profundamente en una noche humeda y triste. La luna desprendia un extrano color carmesi, aquello desde luego no podia significar nada bueno. Era el color de la sangre el que banaba las calles de la capital britanica. El Mercedes SLK atravesaba de forma sigilosa la avenida, con cautela, con miedo a llegar a su destino, pues una vez lo alcanzase, se iniciarian una serie de acontecimientos de gran trascendencia para el mundo. Quiza de tal importancia que el propio mundo como lo conocemos podria dejar de existir. El coche fue reduciendo la marcha hasta quedar detenido junto a la entrada principal de la mansion. El chofer descendio dispuesto a abrir la puerta trasera del vehiculo. Cuando lo hizo, no se atrevio a mirar a la cara de su pasajero. Observo como unas grandes botas con punta de metal se estrellaban contra el suelo y quedo impresionado, una vez mas, ante la envergadura del hombre. Le vio marcharse en la oscuridad y atravesar la verja del recinto. Como una sombra que se funde en las tinieblas. Cerro la puerta, se sento en su asiento y puso la radio. Intento relajarse pero estaba demasiado nervioso. Aquel hombre le daba mala espina, casi tanto como su jefe, el senor Ditrov. Todas las emisoras comentaban la misma noticia. Un multimillonario famoso por sus donaciones a la caridad y sus proyectos para salvar el medio ambiente habia amanecido muerto. Asesinado en su propia casa, mientras dormia. El chofer cerro los ojos dispuesto a descansar un rato, sus ordenes eran claras, llevar al senor Nattan a la mansion y esperar hasta que el encuentro hubiera acabado para poder llevarle de regreso a su hotel. Nattan se detuvo un instante frente a la verja de forja. La agarro con la diestra y sintio el frio penetrar a traves de su piel. Caras deformes de angeles de hierro le devolvieron la mirada. Empujo el enrejado y se perdio en la noche. El camino hasta la casa serpenteaba de forma sinuosa bordeado por un bosque denso de encinas, como un rio que se pierde en mitad de la jungla, escondiendo en cada recodo misterios y bestias arcanas capaces de acabar con la existencia de un simple mortal en una sola mirada. La tenue luz que desprendia la luna era absorbida por las copas de los arboles. Apenas un par de farolas alumbraban el camino. Su luz titilaba al son del viento, creando sombras de figuras fantasmagoricas sobre el asfalto, mientras, la niebla comenzaba su suave danza sobre las crestas de los arboles y descendia hacia la senda con la amenaza de absorberlo todo. Cualquier persona normal hubiera dado la vuelta solo con contemplar semejante paisaje, con la certeza de que aquella mansion estaba embrujada, o que algun demonio del averno habia decidido hacer de ella su morada. Pero Nattan no era una persona normal. Sonrio ante la estampa y siguio la senda. Tras el ultimo giro del camino se encontro frente a la entrada principal. Una fuente le saludo en la distancia. De entre las aguas surgia una espada que apuntaba al cielo. Una garra mitad humana mitad animal la asia por la empunadura. Tres escalones de marmol daban acceso a la puerta de la casa. A ambos lados dos guerreros de piedra caliza protegian la entrada. Con las cabezas giradas en direccion al paso, escudrinaban al ser que se atrevia a internarse en sus dominios. El paso del tiempo y las inclemencias del clima habian convertido sus blancas formas en piedra gris erosionada, dandoles un aspecto mas amenazador, si es que aquello era posible. Sus brazos extendidos de forma horizontal apuntaban hacia la puerta, en un acto entre la burla y la invitacion. Sus ojos inertes parecian haber sido testigos del paso de los siglos, de los seres que penetraban en aquel reino de muerte y de las sentencias que en el interior de la heredad se pronunciaban. Espero frente a la puerta pese a que sabia que estaria abierta. Fijo su atencion sobre un pequeno llamador de metal. Se trataba de un triangulo equilatero atravesado por una franja desde la mitad de su lado izquierdo hasta el vertice derecho, separando la imagen en dos triangulos mas pequenos pero del mismo tamano. Equilibrados. Golpeo dos veces y la puerta se abrio. --Bienvenido senor Nattan. Un mayordomo que daba la impresion de ser mas viejo que la propia casa le hizo una reverencia y le invito a pasar. Vestia con un traje negro su enjuto cuerpo. Parecia sacado de una novela de Charles Dickens del siglo XIX. Su tez era afilada y denotaba su avanzada edad. Dos ojos grises y trasparentes, carentes de vida, adornaban su rostro. --El senor Ditrov le espera en la biblioteca. Acompaneme si tiene usted la bondad --dijo el sirviente. No era la primera vez que visitaba al viejo en su casa y aun asi quedo impresionado, una vez mas, por la grandeza de la misma. Mirase donde mirase solo podia ver obras de arte de todos los tiempos y lugares. Mascaras funerarias de origen prehelenico rescatadas de la antigua Troya, convivian con armaduras completas de la baja edad media. Escudos de grandes batallas plagados de magulladuras se podian observar por toda la estancia, haciendo asi honor a los hombres que antes o despues habian perdido la vida tras ellos. Las armas de filo eran las verdaderas protagonistas de aquella coleccion. Armeros repletos de espadas poblaban los rincones del macabro salon. Convivian entre ellas como si sus origenes dispares solo hubieran sido una cuestion temporal. Entre algunas de aquellas <>, Nattan pudo contemplar cimitarras arabes, kalis orientales, catanas de la dinastia Song o incluso una maravillosa claymore de las tierras altas de Escocia. Pero sin duda habia una pieza a la que el viejo tenia especial carino, estaba justo en la mitad de la sala y disponia de una vitrina para si sola. Una daga curvada se mostraba orgullosa tras su prision de cristal. Su mango era de marfil rematado con joyas preciosas. Sobre la empunadura el mismo simbolo de la puerta. El emblema de una orden antigua, quiza tanto como la propia humanidad. Estaba tan ensimismado en la coleccion que cuando Nattan se quiso dar cuenta el ciego mayordomo se habia perdido entre las sombras. Apreto el paso y se dirigio a la biblioteca. Se aproximo a la puerta y recordo como el viejo habia cambiado en los ultimos doscientos anos. Como la oscuridad habia inundado su corazon y su parte humana habia desaparecido para siempre. No es facil portar el destino del mundo sobre los hombros y saber que de tus decisiones depende todo cuando se conoce. Nattan sintio un escalofrio y por primera vez en muchos anos se sintio vulnerable. Sin embargo el solo era un soldado. No tenia porque cuestionar las ordenes de su maestro. Su unica mision era acatarlas por el bien de la orden. Dos grandes hojas de madera maciza le separaban del viejo. Las aparto con ambas manos y penetro en la sala. La luz lo inundo todo. A su espalda pudo escuchar el ruido seco que produjo la puerta al cerrarse tras el, como si de un lamento o una despedida se tratara. La biblioteca no era menos impresionante que el resto de la casa. Miles de tomos le saludaron desde sus estantes escritos en todas las lenguas conocidas. Compendios de todo el saber almacenados durante siglos y seleccionados de forma escrupulosa. Se maravillo ante la vision. Estanterias de formas imposibles ascendian hasta el infinito como serpientes que atrapan en su regazo las presas que ya nunca han de ver la luz. Su mirada seguia los trazos de las prodigiosas estructuras de madera cuando se poso sobre el mural del techo. No pudo evitar abrir la boca en senal de asombro y de respeto. En el se revelaba el verdadero comienzo del mundo. Los dos grandes dioses, representados como angeles alados, dirigian a sus tropas en la batalla que daria lugar a la vida. Las huestes chocaban de forma brutal y el fuego creaba los continentes sobre la tierra. De enormes simas manaban como una plaga miles de pequenos humanos que se unian a la contienda defendiendo alguno de los dos bandos, de tal forma que en ambos lados el numero de guerreros era el mismo. En el centro de la imagen dos sombras blandian dagas manchadas en sangre y sobre sus pies, decapitados, angeles de ambos ejercitos. Estaba tan absorto en sus pensamientos que por un momento casi olvido el motivo de su visita. Escucho unos pasos y supo que el ruido habia sido intencionado. Se giro para enfrentar la mirada perniciosa del hombre que esperaba a su espalda. Apoyo la rodilla sobre el suelo, inclino la cabeza en senal de respeto y espero el permiso necesario para mirar al lider de su orden. Sintio un ligero roce sobre su hombro, se incorporo y saludo a su maestro con una leve inclinacion de cabeza. Ante el se mostro un hombre normal, no debia aparentar mas de cuarenta anos. Vestia un traje oscuro con chaleco y una camisa blanca de seda. Sus ojos eran negros como la noche y sus facciones duras y afiladas. Tenia una mirada infinita que solo acrecentaba el aura tetrica que parecia envolverlo. Un aura que destilaba perdicion y sabiduria. Un aura fermentada en la oscuridad desde hacia ocho siglos. Sobre sus manos portaba un antiguo grimorio escrito en una lengua perdida. Las tapas eran de cuero curtido, grabadas en oro con runas de una religion olvidada. Con una delicadeza casi mistica, Ditrov cerro el libro y lo apoyo en su regazo. --Maestro, todo ha salido segun lo previsto --dijo Nattan a modo de saludo. --Es la hora de comenzar aquello para lo que nos hemos estado preparando, esta guerra en la que llevamos inmersos tantos siglos debe llegar a su fin. La balanza ha perdido su equilibrio --contesto el maestro. Mantuvo una pausa teatral, observando la reaccion de su predilecto. Con un gesto de la mano libre le invito a acompanarle junto al ventanal de la biblioteca. Desde alli se veia el camino de la casa y la funebre fuente del jardin. Pasaron apenas dos minutos en silencio, pero a Nattan se le hicieron eternos. --Desde el principio de los tiempos hemos combatido fieles a los juramentos de la orden. Hemos mantenido el equilibrio y hemos acabado con quien ha osado pervertirlo. Sin embargo ahora debemos tomar partido para una vez mas cumplir con nuestra promesa. Las batallas cada vez son mas frecuentes y las consecuencias mucho mas catastroficas. Los humanos han ideado en apenas dos siglos armas capaces de acabar con toda la existencia. Por eso debemos iniciar la purga de la vida. La unica forma de volver al equilibrio es acabar con cuanto existe, sumir al mundo en la oscuridad para poder ver la luz nuevamente. Una luz mas radiante, mas bella. Sin esa plaga que asola el mundo, esas marionetas al servicio de dos dioses aburridos que llevan demasiado tiempo disputando una partida. Es hora de acabar con todo, el mundo debe sumirse en el mas profundo de los infiernos para que de sus cenizas nazca una nueva esperanza. Una sonrisa desprovista de sentimientos se dibujo en los labios del maestro. --Se que estamos preparados, pero sin embargo antes de empezar hay algo que aun debes hacer --continuo Ditrov. Se giro hacia su aprendiz y le miro directamente a los ojos. --He consultado el libro de la sangre y he visto el destino --dijo mientras palpaba el grimorio con una delicada caricia--. En nuestro camino se interpone uno de los nuestros. El cuarto nos ha traicionado. Su lealtad se ha visto comprometida y ha dado la espalda a la hermandad y a sus obligaciones. Evans debe morir. Nattan trago saliva y sintio como el mundo se le venia encima. ?Acabar con uno de los ocho? En toda la historia de la orden nunca habia sucedido. Ditrov, regocijandose en la duda que habia despertado en su interlocutor, continuo con su explicacion: --Evans siempre ha sido especial, con el paso del tiempo se ha convertido en una pieza clave para nosotros. Sin embargo no podra entender el nuevo rumbo que han tomado los acontecimientos. Su fidelidad a la orden es evidente, sin embargo su corazon humano le hace terriblemente vulnerable. Llegara el momento en que no podra cumplir con sus objetivos y se volvera contra nosotros. Por eso debemos erradicar el problema de raiz. Se ha vuelto demasiado fuerte y puede suponer un grave problema. --Asi sera maestro. Un hilo de voz fue cuanto salio de la garganta de Nattan. --?Es duda acaso lo que leo en tus ojos Nattan? Nattan nunca cuestionaria las palabras de su lider ni los designios del libro sagrado. Eso supondria cuestionarse la propia razon de su existencia. El viejo, en otras muchas ocasiones, habia visto el futuro y siempre los habia guiado con mano de hierro por el camino correcto. El era la orden y la orden lo era todo para el. Recuperando el aplomo que habia perdido nada mas entrar a la mansion, se llevo la mano al pecho y convencido de sus palabras respondio: --La orden tiene mi vida a su servicio y la palabra del maestro es la ley. El cuarto sera eliminado. --Quiza esa vida que con tanta seguridad empenas te sea pronto requerida. Nattan no sintio miedo ante la amenaza, porque el no podia sentir. Aun asi, como un acto reflejo de su vida anterior, trago saliva y abandono la mansion. El golpe de una puerta al cerrarse sobresalto al chofer. De forma instintiva observo el espejo interior del vehiculo. Dos ojos rojos como las brasas de una hoguera se posaron en el. Aparto la mirada aterrado y arranco el Mercedes. Pocos instantes despues la estela del coche se perdio en mitad de la noche. En su interior un guerrero atormentado planeaba de forma minuciosa como acabar con aquel nino al que habia salvado tantos siglos atras. Un nino al que acogio como a su propio hijo y al que forjo como uno de los asesinos mas letales de cuantos habia conocido el mundo. Nattan tuvo muy claro en aquel momento, que si su alma no estuviera muerta desde hace tantos anos hubiera llorado. Incluso creyo la ilusion de que una lagrima negra como su interior se deslizaba sigilosa a traves de su mejilla.

  • Besame y vente conmigo de Olivia Ardey

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    BESAME Y VENTE CONMIGO
    Alvaro, Celia y Nico, tres amigos que lo compartieron todo de ninos, se reunen en el funeral de un pariente millonario que, !oh, sorpresa!, les ha dejado en herencia su bodega centenaria y sus valiosos vinedos en el Bajo Aragon.
    Sin embargo, el testamento contiene una trampa: el primero que se case lo heredara todo. ?Quien lograra hacerse con el patrimonio? Una carrera contrarreloj hacia el matrimonio, una escapada a Las Vegas, secretos, malentendidos, y el hallazgo de un tesoro inesperado, haran que cada uno de los protagonistas acabe encontrando lo que mas desea... aunque ni ellos mismos lo sepan.

  • Almas de luna, Mara Oliver de Mara Oliver

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    En Fronda, los ninos duermen en los tejados y toman la luna para convertirse en lobos; las ninas suenan con el cambio, pero ninguna lo ha conseguido en los ultimos cincuenta anos… hasta ahora.
    Todo esta a punto de cambiar, los hijos del alfa cortejan a la nieta de los omega y hasta los mestizos olvidan la pena de muerte y se atreven a regresar, pero la unica hembra fertil de la manada no desea cumplir con las tradiciones y desposarse en un triple enlace, ella luchara por su primer amor, su libertad y la vida de los que mas quiere.
    Una hembra para tres machos alfa, dos hermanos destinados a enfrentarse y el fantasma de un gran amor entretejen los multiples hilos de este romance de lobos, pasiones, profecias y venganzas.
    Bienvenidos a Fronda, bosque de sombras y corazones robados.

  • Me guardas el secreto de Larru

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    Cuando el unico miedo que sintio de verdad fue el vacio, el silencio, la invisible soledad, a lo que se aferro fue a su hogar y alli regreso. Como un fantasma para la eternidad. Durante mucho tiempo, Don Gonzalo Gomez de Butron, maldijo su muerte que le habia convertido en un espectro errante entre las paredes de las que antano, habia sido dueno y senor. Sin embargo, su orgullo le impedia abandonar aquel sitio, su hogar, porque el era el legitimo propietario, habia pertenecido a su familia siempre. Ademas, un alma guerrera y violenta como el, estaba condenada para la eternidad, por toda la sangre derramada que habia perpetrado, su muerte y derrota suponia el dictamen de Dios. Sucedieron anos, lustros, decadas, siglos y todo a su alrededor cambiaba, excepto el. El lugar fue remodelado, obra de la que quedo gratamente impresionado. y que, aunque no hubiera sido asi, se hubiera resignado como al resto de las cosas. Ya nada estaba en sus manos, bajo su poder, su existencia se habia transformado insignificante y carente de sentido. Hasta la noche que aparecio aquel hombre por el castillo de Butron. Llevaba aquellas vestimentas negras como habia visto en otros con anterioridad sin embargo, irradiaba mas luz que cualquiera de las otras personas y ese influjo provoco que se fijara en el. Caminaba con aplomo y mostraba el semblante de quien poseia linaje, empezo a seguirle con cautela y tratando de averiguar mas detalles de el. No en vano, el era el Senor de Butron y debia conocer a quien entrara en su territorio. Un dia confirmo sus suposiciones cuando le vio quitarse el ropaje oscuro y descubrir que llevaba dibujado un lobo a la altura del corazon. Como los que mostraba el escudo de armas de los Butron. Trato de llamar su atencion, gritandole con voz tosca y grave un “eh” que murio como eco en el vacio. En otra ocasion, intento hacerle caer en una especie de zancadilla y le traspaso en su invisibilidad. Pero hubo una vez, que aquel hombre por fin le descubrio y ocurrio cuando vio el reflejo de su espectro en un espejo. Sabia que le habia visto, por como sus ojos le escrutaron y la sorpresa que mostro su rostro al girarse y no encontrar a nadie detras de el. CAPITULO 1 El monumental Castillo de Butron, ahora lugar de visita turistica, a esas horas tan tempranas estaba desierto o casi, la unica persona que deambulaba por sus antiguos corredores era Urtzi Garai, uno de los vigilantes del sitio, que terminaba en poco menos de media hora su turno de la noche. Tras cruzar la ultima puerta antes de llegar al puesto de mando, se asomo por una de las ventanas y vio que su companera estaba aparcando. La contemplo mientras salia de su viejo Renault Megane y atravesaba el patio direccion a la puerta de entrada. Debia reconocer que era guapa, le recordaba a Angelina Jolie, pero era antipatica o timida, no sabria definirla. Desde el primer dia que empezaron a trabajar alli, Maialen llegaba a su turno, intercambiaban un saludo de cortesia, Urtzi le comentaba si habia ocurrido algun incidente y nada mas. Luego el se marchaba y hasta el dia siguiente. Urtzi continuo hasta el despacho para hacer el informe nocturno y esperar que llegara ella. Una vez hecho el trabajo rutinario, penso en lo a gusto que iba a ser meterse al fin en la cama, ultimamente no dormia muchas horas y estaba muy cansado. Cerro los ojos por unos instantes hasta que un golpe en el hombro le hizo abrirlos de golpe. Maialen le miraba con cara de burla, frente a frente. --?Asi es como trabajas tu? Asi que luego tenemos una fama… --le espeto Maialen. --Perdona --dijo y anadio mirando su reloj--. Pero mi turno ha acabado hace un par de minutos. Ella se limito a mirarlo de arriba abajo, le dio la espalda e inicio sesion en el ordenador. Urtzi gruno y la observo por detras. Tenia unas curvas muy bien delineadas, si no fuera tan borde… Esta vez el le toco un hombro: --Para la proxima vez, despiertame con un poquitin mas de suavidad. Maialen se quedo perpleja. Sus ojos negros le miraron con inquisicion y ella se percato de que su companero moreno y de pelo corto era realmente atractivo. Urtzi tambien la escruto con la mirada. Estaban casi a la misma altura, los ojos de ella centelleaban, los tenia tan abiertos que parecian querer salir de sus orbitas. --?Crees que podras? --insistio con sonrisa burlona. --?A que te refieres? --se callo unos segundos y anadio--. ?Tal vez con un beso en los labios cual princesa de cuento? Urtzi se sonrio, despues de todo la chica tenia chispa. --No creo que te atrevieras. Maialen se rio y con un movimiento rapido, le cogio por los brazos y le planto sus labios en los de el. Tardo unos instantes en separarse. --Bueno, ahora ya sabes que si, princesa --advirtio ella. Urtzi se habia quedado sin habla y ella sonreia ampliamente. --En todo caso, principe, ?no? La chica asintio. El se acerco a ella con lentitud notando como a ella se le aceleraba la respiracion. Ella estaba desconcertada, eso le gusto. y se acerco aun mas, como si fuera a besarla el esta vez. --Hasta manana, princesa, aqui te quedas en el castillo encantado. --?Tiene fantasmas? Urtzi se aparto de ella un poco y tardo unos segundos en contestar: --Nunca se sabe… Maialen se separo del todo de el y se sento delante del ordenador. Urtzi comprobo que ella estaba roja y se marcho contento al vestuario. Su companera no era tan arisca como aparentaba.

  • Kalopsia de M. Sallow

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    Desearia poder resumir todo lo que me sucedio alrededor de los trece anos pero eso seria imposible, solo se que me fragmente en algun momento durante ese tiempo, se que mi cabeza se volvio un caos y que me volvi una criatura completamente diferente a lo que era. Existen personas que cambian nuestro mundo con solo aparecer en nuestras vidas, eso fue lo que me sucedio. Su presencia era tan atrayente y llamativa que inevitablemente me arrastro hacia si, me enseno lo que es la maldad, la sociedad, el dolor, el miedo y el abandono. Todo cambio y solo necesito mirarme unos segundos a los ojos.

  • Desmadre en Escocia de Dylan Martins

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    Esta es la historia de seis hermanas, seis mujeres que, siendo unas ninas, crecieron unicamente con el amor y el carino de Ines, su madre. El amor llego a Ines, cuando menos lo esperaba, de la mano de un misterioso escoces que la colmaba de atenciones. Con el tiempo, ese amor dio sus frutos, y nacieron las trillizas Carmen, Silvia y Ana. La pareja estaba feliz, el amado de Ines, era un padre atento y carinoso, pero sus viajes y largas estancias en su Escocia natal, lo mantenian separado de sus chicas. Con el paso de los anos, el amor entre ambos seguia vivo como el primer dia. Ines se sentia la mujer mas feliz del mundo y esa felicidad se vio aumentada cuando, a los cinco anos de nacer las trillizas, llegaron a la familia Mila y Laura, dos mellizas que duplicaron la alegria para ambos padres. Su escoces, el amor de su vida, era el mejor padre del mundo y, aunque siguiera viajando a sus tierras, no desatendia a sus chicas y a la vuelta las colmaba de regalos, besos y abrazos de esos que, para Ines, siempre fueron tan valiosos. Contaban las trillizas con ocho anos, y las mellizas con tres, cuando llego una nueva bendicion para todos. La pequena Lourdes, se convirtio en la munequita de sus hermanas y en el ojito derecho de Ines. Siempre se ha dicho que los hijos llegan con un pan debajo del brazo, pero, para Ines, la llegada de Lourdes, venia acompanada de una amarga verdad que nunca supo. Un secreto que, tras varios anos, finalmente vio la luz... Los viajes, las largas estancias en Escocia, esas ausencias de su gran amor en aquellas tierras lejanas, no eran por cuestiones de trabajo, como ella pensaba, sino porque alli tenia otra familia. Ines, con el corazon roto en pedazos y con todo el dolor del mundo, tomo la decision que mas le habia costado en la vida, dejar al hombre que tanto amaba y al que, bien sabia ella, jamas podria olvidar. El, no es que luchara mucho por su querida Ines, como solia llamarla, sino que decidio que aquello era lo mejor y dejando Espana, regreso definitivamente a Escocia, para no volver. A pesar de que ninguno quisiera saber del otro nunca mas, el, como el buen padre que habia sido, no dejo ni un solo mes de mandarle dinero para sus hijas, pues eran suyas tambien, aunque las hubiera dejado. Las mas mayores preguntaban siempre cuando regresaria su padre, pues, aunque estaban acostumbradas a sus ausencias, siempre regresaba y les daba el carino que nunca les falto. Pero ese hombre, ese padre al que tanto querian, nunca regreso, por lo que la pequena Lourdes, ni siquiera lo conocio, solo supo que existia, que vivia en Escocia y que las habia dejado a todas por su tierra natal. Las seis hermanas crecieron sin el, tan solo viendo aquellas viejas fotos que su madre conservaba, recuerdos de un amor tan grande como nunca mas sintio otro, y es que Ines, desde que el escoces se marchara, vivio por y para sus ninas. Con el paso de los anos todas se fueron olvidando de ese hombre que les dio la vida, hasta que la desgracia volvio pisando fuerte con la muerte de su adorada madre. Unas palabras dichas en su lecho de muerte, fueron el detonante para todo lo que estaba por llegarles. --Me entere que vuestro padre murio --fue la confesion de Ines que, con lagrimas en lo ojos, recordo a ese hombre al que tanto habia amado--. Tenia dos hijos, vuestros hermanos, Sloan y Sim, de vuestra edad --senalo a sus tres hijas mayores, las trillizas Carmen, Silvia y Ana--. Teneis que hacer lo posible por conocerlos, ni ellos, ni vosotras sois culpables de los actos de vuestro padre, ademas, sabeis que siempre mando dinero para ayudarme a sacaros adelante, se que os queria, aunque a mi me dejara. Hijas, estoy segura que, siendo como era, algo en herencia os dejaria. Las seis se miraron y, cuando Ines cerro los ojos, partiendo asi al lugar en el que volveria a encontrarse con su gran amor, todas decidieron cumplir con esa ultima voluntad de su madre. Conocer a sus hermanos. Y asi fue como, mi mejor amiga, Lourdes, me pidio que, como buena abogada que me consideraba, investigara lo necesario sobre su padre y esos dos hermanos de los que acababan de saber su existencia. En el bufete en el que trabajaba con mi hermano Enrique, comente el caso de mis amigas y empece a investigar tal como me habian pedido. Mi hermano me ayudo bastante y eso fue lo que hizo que, en cosa de un ano, ya tuviera todo atado y bien atado. Papeleos, negociaciones, mas papeleos, conversaciones y alguna que otra amenaza, y, por fin pude darles una respuesta a las chicas. Los mellizos Sloan y Sim, habian accedido a dejar que todas nos alojaramos en sus tierras, alli en Escocia para llevar a cabo las negociaciones y que las seis tuvieran las mismas posibilidades que ellos a reclamar todo lo que su padre hubiera dejado en herencia y fuera repartido, en su justa medida, en ocho partes, una para cada hijo del difunto. Asi que, aqui me veia con las seis hermanas, a quienes a veces y de modo carinoso las llamaba, mis mujercitas, por aquella famosa pelicula de cuatro hermanas y servidora, Carlota, la abogada, preparando un viaje a Escocia que, sin que ninguna de nosotras lo supiera, nos cambiaria la vida. Si era para bien o para mal, no podria deciros, por lo que os invito a seguir leyendo y descubrir que, cuando se juntan siete amigas para hacer un viaje a un lugar que tantas veces han querido visitar, las risas, las locuras y algun que otro desmadre, estan mas que asegurados. ?Nos acompanais en esta divertida y alocada aventura? Mis mujercitas y yo, prometemos ser buenas... O tal vez no.

  • Vendida como Mercancia de Brenna Day

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    Esperaba a su principe azul
    Pero su padre la vendio como una vil mercancia...
    al hombre mas sexy y peligroso de todos

  • Alguien como tu de Myrian Gonzalez Britos

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  • Necesito que me odies de Josh Alfredo

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    Me detengo en la casa y respiro hondo. Se ve exactamente igual que en las imagenes, un edificio cuadrado gris. Nada de eso es atractivo, pero esto es lo mejor que pude encontrar. Tampoco queria juzgar un libro por su portada, o en este escenario el edificio por su exterior. No fui aceptado en mi primera preferencia universitaria, ni en la segunda, ni siquiera en la tercera. Se que tiene todo que ver con mis bajas calificaciones y la falta de asistencia. La unica universidad que me dio una oferta fue Westshore, mi cuarta y ultima preferencia. Son dos horas de mi ciudad natal. No es que sea estupido o no pueda lograr mejores resultados. Fui el mejor estudiante de mi clase antes de que el universo decidiera arruinarme. Despues de eso, no me importo. Fue mi padre quien me convencio de salir de la ciudad y comenzar de nuevo. Es mas facil decirlo que hacerlo. Los dos sabiamos que, si me quedaba en esa ciudad, nunca dejaria de culparme por la muerte de mi madre. Es como si los ultimos dos anos de mi vida fueran borrosos. Hago todo lo posible para bloquear los recuerdos dolorosos, pero todavia me encuentro llorando en silencio en mi almohada de vez en cuando. La extrano mucho. La universidad comienza el lunes y solo decidi que iba a asistir hace una semana. No pude conseguir un dormitorio en tan poco tiempo; Estaban todos llenos. Tampoco me puedo permitir alquilar un departamento por mi cuenta, asi que me encontre mirando anuncios en la pagina de Facebook de la universidad. Me acerco a la puerta principal, todavia no llevo mis maletas por si esta es la casa equivocada, pero estoy seguro de que no lo es. Una pequena nina de cabello castano abre la puerta y recuerdo que se llama Olivia. Hemos estado hablando sobre mensajes de texto durante unos dias y es bueno ponerle una cara a un nombre. Rezo para que esto no fuera una especie de casa de fraternidad. “Eres Carlotta, ?verdad?” ella pregunta con una sonrisa y me estremezco al escuchar mi nombre. No es que no me guste mi nombre completo, sino la unica persona que solia llamarme que ahora esta muerta. Entonces, supongo que se podria decir que preferiria no escucharlo. “Calla”, la corrijo y me obligo a sonreir para no parecer grosera. “Genial, llamame Liv”, dice ella. Sus rizos rebotan sobre sus hombros con cada movimiento. “?Necesitas ayuda con tus maletas?” Ella continua. Ella se ve bien. “Si, claro”, estoy de acuerdo. Por lo que me dijo por mensaje de texto, mi habitacion estaria arriba, al otro lado del pasillo. Afortunadamente, la habitacion ya esta amueblada con lo basico, como una cama y un escritorio, pero tuve que traer ropa y libros de casa que me durarian todo un ano universitario. “!Zach!” Ella llama y un chico alto y rubio aparece detras de ella. El planta un beso en su mejilla y Olivia se rie. “Este es mi novio Zach”, dice ella, y el me sonrie. “Zach, este es nuestro nuevo companero de casa, Calla. Se amable”, advierte, y lo veo poner los ojos en blanco. “Siempre soy amable, ?por quien me tomas?” Zach pregunta en broma y vuelve su atencion hacia mi. “Es un placer conocerte, Calla”, extiende una mano como un caballero. Lo tomo y el me da un ligero apreton antes de soltarlo y envolver sus brazos alrededor de Olivia. Olivia y Zach parecen una linda pareja y, por alguna razon, mis pensamientos parecen correr hacia Asher. Mi ex novio, que tambien asiste a la misma universidad que yo este ano. Rompimos hace unos meses. Queria ser despreocupado y soltero para la universidad. No lo culpo, pero todavia hay una parte de mi que desea que las cosas fueran diferentes. El es una de las pocas personas que estuvieron alli para mi a traves de la muerte de mi madre. Tal vez eso fue una gran parte de por que nos separamos. Empuje a todos lejos. Queria estar solo, todo el tiempo. Como que de alguna manera eso arreglaria todo. Sabia que me estaba castigando, pero eso de alguna manera me hizo sentir mejor. Entro con una caja en los brazos y miro a mi alrededor. Los suelos son de madera y frio. Al instante me encuentro esperando que este lugar tenga calefaccion. El unico compromiso con la comodidad es la vieja alfombra peluda en la sala de estar y eso tambien ha visto dias mejores. Sin embargo, para mi sorpresa, de alguna manera parece hogareno. “?Son solo ustedes dos? ?El anuncio decia tres companeros de casa?” Pregunto, por pura curiosidad. “Tambien esta Ace. El no estara aqui hasta el lunes”, dice ella. “Por lo general se mantiene solo, su habitacion esta aqui abajo”, senala a la puerta en la esquina lejos de todo. “Estoy tan contento de que estes aqui, no me podria imaginar vivir solo con ninos”. Liv arrugo la nariz con disgusto y solte una pequena carcajada. Despues de que me ayudan a llevar mis cosas a mi habitacion, me dan una llave de la casa y me explican algunas cosas. Compartire un bano con ellos, esta frente a mi habitacion. Puedo traer a cualquiera mientras no sean chicos del Ashworth Collage, aparentemente, son el enemigo. No entiendo, pero estoy de acuerdo de todos modos, porque de todos modos no voy a traer a ningun tipo aqui. Eso definitivamente no esta en mi lista de tareas pendientes. Liv se va para dejarme acomodarme y dice si necesito algo para hacerle saber. Puedo decir que nos llevaremos bien y espero que todos por aqui sean tan amables como ella. Mi habitacion es mucho mas grande de lo que esperaba y me alegro de haber encontrado este lugar. Mis companeros de casa parecen normales e incluso podria hacer buenos amigos aqui. Desempaco mi ropa colocando lo que necesita colgar en el armario y el resto en la comoda pequena. Coloco mis libros en el suelo cerca del pequeno escritorio y suspiro. No se como seria la universidad y eso me pone un poco nervioso. Echo un vistazo por la ventana y me pregunto de quien era esta casa y por que querrian alquilarla a estudiantes universitarios. La vista desde mi habitacion es algo magica, siempre me encanto el otono y esa fue una de las pocas cosas que aun no ha cambiado. El aire es fresco, justo como me gusta, pero los arboles estan en llamas. Sonrio ante el infierno cerca de mi ventana y recuerdo como mi madre siempre me reganaba por traer hojas a la casa. Haria cualquier cosa por volver a escuchar su voz y verla. Ella no merecia lo que le sucedio y todo fue mi culpa.

  • Fuego en la oscuridad de Heather Graham

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    La perfecta vida de Alexandra McCord habia comenzado a derrumbarse desde que se habia encontrado con el cadaver de una mujer y el paraiso de Moon Bay se habia convertido en una pesadilla. Todas las pruebas que encontraba parecian apuntar como culpable a algun habitante de la isla… y a ella como la proxima victima. Pero ?quien podia ser el asesino? ?Y por que David Denhem, su ex marido, a quien llevaba mas de un ano sin ver, habia elegido precisamente aquel momento para volver a aparecer en su vida?

  • Consejos de Amor de Elizabeth Harbison

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    -Nuestra invitada de hoy es Leticia Bancroft, autora del controvertido libro: Como seducir al hombre de tus suenos. Leticia, hablame de la acogida que ha tenido tu libro. -Hara que las mujeres retrocedan cincuenta anos -le dijo Bonnie Vaness a la television, secandose la nariz con un panuelo de papel-. Obviamente, tendra una gran acogida -aparto la manta, buscando el mando a distancia de la television, pero solo encontro panuelos de papel. Todos los anos, en noviembre, pillaba un resfriado monumental. Habia gastado cuatro cajas de panuelos en los ultimos tres dias. -En mi opinion -dijo Leticia-, la reaccion al libro ha sido fantastica. Pero vamos a pedir a algunas de las mujeres del publico que hablen de el. El publico irrumpio en un aplauso. Bonnie maldijo entre dientes y aparto los cojines, buscando el mando. -La verdad, no crei que fuera a funcionar -decia en ese momento una mujer con un aspecto muy normal. Parecia avergonzada de hablar ante un microfono. Bonnie dejo de buscar el mando y miro la pantalla. -Cuando oi hablar del libro, me ofendi. Pense que haria que las mujeres retrocedieran cincuenta anos... -!Exacto! -grito Bonnie. -... pero, por otra parte, ser yo misma tampoco me estaba llevando a ningun sitio. Asi que decidi leer el libro de Leticia. Me disfrace y fui a comprarlo a una libreria de otro pueblo -el publico solto una carcajada. Bonnie estornudo. -Mi historial sentimental era pesimo. Muchos novios y muchas rupturas. Llegue a pensar que no encontraria al tipo de hombre que queria, y tendria que conformarme con menos. Pero lo encontre. Y el ni siquiera se fijaba en mi. Bonnie se irguio en el sofa. Esa mujer podria ser ella. Un monton de novios desastrosos y horribles rupturas, miedo a tener que conformarse o quedarse sola. Despues, eso era lo peor, habia encontrado al hombre de sus suenos y el ni siquiera sabia que existia. -Pero este libro... -hizo una pausa y siguio emocionada-. Este libro me dio ideas para atraer su atencion. Tecnicas practicas, no un monton de filosofia. Casi sin darme cuenta, el hombre que no me habia mirado durante seis meses, me pidio que saliera con el. -Cuentales lo demas -intervino Leticia con entusiasmo. Miro al publico-. !Os va a encantar! -!Nos casamos la semana que viene! -la mujer mostro la mano izquierda, y un bonito anillo de diamantes. El publico grito entusiasmado e irrumpio en un largo aplauso. Bonnie apunto el nombre del libro. 1 Los hombres son criaturas muy visuales. Descubre sus colores favoritos y utilizalos. Se sentira comodo y tranquilo en tu presencia, sin saber por que. Ese es el primer paso de nuestro Plan de Seduccion. Recuerda, el color tiene mucha fuerza; vistete con sus colores favoritos y evita los que no le gusten. Una asociacion desagradable con el color de tu ropa puede llevarlo a evitarte, en vez de adorarte. Como seducir al hombre de tus suenos, Leticia Bancroft. -?Vas a entrar en el ejercito, o algo asi? Bonnie Vaness, que cerraba la puerta de su apartamento, se volvio y miro con impaciencia a Dalton Price, el encargado del edificio. -?Que quieres decir? -Ese traje que llevas. Es la tercera cosa verde y fea que te pones esta semana. Bonnie toco automaticamente el nuevo traje verde oliva que habia comprado en una boutique de Quince Street. Le habia costado media semana de sueldo. -La verdad es que serias buen soldado -siguio el-. Con un genio como el tuyo... -Callate, Dalton. -Eh, solo digo... -el se rio. -Se lo que dices. Que tengo un aspecto horrible. Gracias. -?Yo he dicho eso? -Dalton encogio los hombros-. No, senorita. No eres tu, es el traje. Pense que te gustaria oir una opinion objetiva, antes de salir al mundo vestida asi. Ella no lo miro. No queria que se diera cuenta de que le estaba poniendo los nervios de punta. Dalton Price llevaba poniendola nerviosa desde segundo de primaria, cuando iban juntos al colegio, en Tappen, Nueva Jersey. El la oyo llamar <> a la profesora, accidentalmente. La atormento durante anos por eso, y por todos los errores que tuve la desgracia de cometer en su presencia. -?No tienes nada mejor que hacer que criticar mi ropa? -pregunto ella, consciente de que quiza Dalton tenia razon. Cuando se probo el traje, se habia dicho que el tinte verdoso que veia en su rostro se debia a la luz de los fluorescentes; pero empezaba a pensar que era el reflejo de la tela verde oliva. -?No tienes algun lavabo atascado que arreglar? -le pregunto. No queria que Dalton notara sus dudas. En el fondo, sentia curiosidad por el trabajo de Dalton. Diez anos antes, Dalton se habia marchado a una universidad del oeste. En el pueblo se rumoreaba que habia tenido mucho exito, que se habia hecho asesor financiero y se habia casado con una actriz. Pero Dalton habia regresado cuatro meses antes, divorciado y con una nina casi adolescente. Lo mas extrano era que no trabajaba como asesor financiero, sino como encargado de un edificio, antiguo y agradable, pero nada lujoso. Bonnie se preguntaba si realmente habia tenido exito o si los rumores eran fantasias de su madre. Al principio habia sido cordial con el, pero a los dos dias de llegar, Dalton empezo a tratarla con la impertinencia de antano, y ella hizo lo propio. Algunas cosas no cambiaban nunca. El clavo en ella sus ojos azules. Unos ojos que, como sabia bien, conseguian que las mujeres se derritieran a sus pies. A ella la irritaban. -Arreglo todo lo que necesita ser arreglado -dijo el, contestando a la pregunta. -?Si? -ella guardo las llaves en el bolso-. Entonces arregla mi ducha. Lleva goteando desde que Carter era presidente. -?Que Carter? -pregunto el. Bonnie lo miro boquiabierta, justo cuando Dalton esbozaba una sonrisa ironica-. Chica, siempre picas, es increible. -De eso nada, solo... -se detuvo. Era verdad. El le tomaba el pelo una y otra vez, siempre con exito. -?No tienes que ir al autobus? -pregunto el, interrumpiendo sus pensamientos. -!Uy! Si -la presencia de Dalton la desconcertaba-. Paula esta esperando abajo. Me matara si perdemos el autobus por perder el tiempo discutiendo contigo. -Estare aqui cuando vuelvas -sonrio y saco una llave inglesa del bolsillo-. Puedes gritarme despues. Entretanto, voy a arreglar el grifo de la senora Neuhouse. -?Y mi ducha...? -Esta en la lista -dijo el por encima del hombro, alejandose. -Me gustaria ver esa lista. -Pasa por mi casa esta noche. Te la ensenare. La guardo debajo de la almohada. -Limitate a arreglar la ducha, ?vale? -a ella le costaba creer que conquistase a las mujeres con frases tan manidas. Bonnie suponia que se fijaban en su atractivo fisico y no se preocupaban de mas. Eran idiotas. -!Papa! -una chica de pelo rubio dorado doblo la esquina corriendo-. !Espera! !Papa! Era Elissa, su hija de nueve anos. Bonnie no pudo evitar detenerse a observarlos juntos. La nina le gusto desde el momento en que la vio, pero tambien la cautivaba la relacion entre padre e hija. El padre de Bonnie habia muerto en un accidente de trafico cuando ella era muy pequena, y no tenia recuerdos de el. Dalton Price tenia muchos fallos, pero Bonnie admiraba su actitud paternal. -Pense que la senora Malone ya te habia llevado al colegio -dijo el, con una ternura que siempre emocionaba a Bonnie. Nelly Malone era una anciana que vivia en el edificio. Era casi como una abuela para Elissa y le encantaba pasar tiempo con ella. -He vuelto a olvidarme el dinero de la comida -dijo Elissa. -Ah, bueno -se metio la mano en el bolsillo y saco un billete de dolar-. ?Basta con esto? -Papi, solo la comida cuesta un dolar sesenta, ya lo sabes. Y el postre es aparte -movio la cabeza, pero sonrio-. Deberias abrir una cuenta en el colegio, igual que hacen casi todos los ninos. -No tienes por que empezar a vivir a credito tan joven -saco otros dos dolares, se los dio y le revolvio el pelo-. Ahi tienes, nena. Comprate un helado de postre. -!Bien! !Gracias! -rodeo su cuello con los brazos, le dio un beso y despues bajo corriendo las escaleras.

  • Maldita Suerte de Susana Aragon

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    Rebeca es una estudiante de arquitectura que trabaja como camarera en un local dedicado al baile de salon. Ha huido del amor durante mucho tiempo, de la idea que representa estar enamorada. Esto cambia cuando el egocentrico, chulo e insoportablemente irresistible dueno de Arquitecturas Torres entra en su clase una manana, provocando una lucha en su interior que pondran a prueba algunos de los principios con los que cada uno rige su vida.

  • Una locura de vida de Eva Ramirez

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    La vida de Lara era de todo menos aburrida, como creia el mundo. Era una mujer creativa, una escritora con un circulo social no muy normal y que se enamora de un mujeriego que la pondra al limite. Una historia que rompe las reglas y que no olvidaras.

  • El Alfiletero estampado de Ayarit Gallardo

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    De nina, recuerdo como todos los dias al salir de la escuela, salia corriendo por las calles de mi pueblo para ir a sentarme en la Fuente de Aretusa. Sonaba que los papiros eran grandes cabezas despeinadas de musicos de una orquesta y que yo era una afamada soprano que estaba a punto de hacer estallar la vieja estatua con mi aguda voz. Imaginaba ver a Alfeo fundiendose en las aguas de Aretusa, tal cual como cuenta su mito, para muchos una violacion para la que queria permanecer virgen, para mi; una manera increible y osada de como consumar el amor de cualquier manera. Mi nombre es Tarcila, si asi como lo oyen, un nombre nada comun para una mujer nada comun, asi soy yo. Mi madre, proveniente de una familia noble de Siracusa, cuna de Arquimedes, me lo coloco en honor a mi abuela para recordarla cada vez que lo pronunciara, ya que quedo huerfana siendo una nina. En una isla tan pequena como Ortigia, todos querian y respetaban a mi madre, que era una de las pocas maestras del pueblo, lleno de pescadores y costureras analfabetas que sonaban en secreto que sus hijos tuvieran otro destino, pues en publico se enorgullecian que siguieran sus pasos. Era impensable imaginar para la epoca, como siendo huerfana, criada por sus hermanas inexpertas solo unos anos mayores que ella, pudo destacar entre tantas licenciandose como maestra en la Universidad de Catania, donde iba a estudiar todos los dias desde Ortigia en carreta. A mi padre, un apuesto y gallardo romano, lo conocio en el Teatro Massimo Bellini, cuna de la Opera en Catania, lugar que a el le encantaba frecuentar, pues aunque era constructor, su pasion por la opera y sus dotes de tenor, lo mantenia siempre cerca del escenario. Alli ocurrio la magia. La severa senorita maestra, pasados sus treinta y tantos, la que conservaba su virtud cual Aretusa, encontro el amor en aquel romano con porte de gladiador, que tal como Alfeo, lucho por fundirse en ella hasta su ultimo aliento. Mi amado padre. De el herede el gusto por la buena musica, mi voz prodigiosa y mi capacidad para sonar alto y sin limites. De mi amada madre, mi gusto por las bellas artes y por todo lo hermoso, la creatividad y la sobriedad al actuar. De su amor nacimos dos hijos, mi hermano Vittorio, en homenaje a Vittorio Emmanuelle II de Italia y yo, la estrambotica Tarcila, como mi abuela siracusana. Estrambotica fisicamente, si, asi me consideraba, ya que desde pequena era enorme, asi como les dije que mi padre parecia un gladiador, asi me veia yo, mucho mas alta y robusta que las demas ninas del pueblo, pero lo que mas aun me caracteriza con ese adjetivo es mi personalidad. Mis ojos de un hermosos color miel, pero nunca comparables al verde jade cambiante de mi madre, quien tiene una mirada tan enigmatica, que puedes ver todas las tonalidades de verde existentes segun su temperamento, y vaya que conozco todos sus colores. Mi hermano Vittorio y yo crecimos cual gemelos, ya que tan solo nos llevamos un ano. Nos adoramos con locura, pero sin decir una palabra, como hermanos crecimos entre juegos, discusiones, acusaciones y complicidades. El siempre estaba acompanando a mi padre en todo momento, aunque preferia estar pegado a las faldas de mi madre, mientras que yo, por ser nina, siempre debia estar aferrada al lazo de su delantal. Sonaba con los dias en los que mi padre silbaba desde su Giulietta rojo del 54 encendido para llevarme a Catania con sus amigos. Era nuestro dia y nuestro paseo, pues, aunque ibamos los cuatro, yo sentia que era el dia de nosotros dos unidos por la musica. Con papa impaciente en el carro, comenzaba la carrera contra el tiempo de mama. Acicalar a dos ninos pequenos que solo querian salir corriendo a pasear, mientras ella se empenaba en dejar nuestra piel brillando con una esponja, tallandonos en la vieja tina de madera, para luego vestirnos con nuestros mejores trajes. Recuerdo las rodillas de mi hermano, tratando de esconderse bajo el pantalon corto, pues siempre estaban llenos de moretones o heridas producto de sus travesuras. A mi siempre me ponian vestidos enormes, llenos de vuelos lazos y bordados, que mi mama mandaba a hacer especialmente a mano por una costurera en Taormina, no solo porque eran los mas bellos, sino porque no habian vestidos lindos para ninas de mi tamano y proporciones. Al llegar el momento de peinarme era todo un suplicio, pues mis cabellos dorados pero rebeldes como yo, eran siempre domados a la fuerza con el cepillo de metal y el brazo fuerte de mi madre, quien hacia magia para estirarlos a la altura de mis orejas, dividirlos en dos monos y hacer un par de roscas rematadas con un lazo Imaginaran a esta pobre nina con los ojos achinados a juro con lagrimas entre el dolor de cabeza constante y el apreton, pero eso si, siempre impecable, como una verdadera princesa siracusana. Todo este ritual transcurria entre corneteos incesantes, silbidos exasperados y gritos enardecidos de mi padre, quien impaciente en su Giulietta amenazaba siempre con dejarnos. Asi magistralmente comenzabamos mi hermano y yo a lloriquear a todo pulmon para apurar a mi madre, quien con sus refinados modales, no salia de casa hasta estar impoluta, orgullosa con sus dos hijos de la mano. Muchas veces la gente del pueblo se reia al ver a mi madre corriendo con nosotros para alcanzar el carro de papa cuando cansado de esperar lo ponia en marcha. Esos dias debia terminar de maquillarse y quitarse los rollos para el cabello en el camino a Catania. Eso si, antes de pasar el Ponte Nuovo, ya era toda una esfinge dorada. Por sus modales refinados, la gente que no la conocia creia que era francesa o inglesa. Jamas imaginaban que era de Ortigia, ni siquiera de Catania donde se formo, porque seas de Siracusa, Taormina o simplemente siciliano, lo bullicioso para un italiano se lleva en la sangre. Pero ella no. Mi madre era una mujer muy discreta y silenciosa, de profunda formacion religiosa. Aprendio a pintar como cualquier maestro renacentista y como buena italiana, su amor por la cocina era insuperable, solo que tenia una manera muy delicada y particular de preparar todo, que la diferenciaba de las demas mujeres del pueblo, que habian heredado las recetas ancestrales de sus nonas. Mi padre, tambien era un experto en la cocina y verlo cocinar era todo un espectaculo, pues mientras lo hacia, parecia estar excavando en una cantera romana. Mi madre con las manos en la cabeza, sentada de espaldas en la mesa del comedor, sin poder hacer nada mas que pensar que papa estaba demoliendo la cocina y mi hermano y yo nos divertiamos viendolo hacha en mano, como un gran lenador para deshuesar algun ave o descamar un pescado Eso si, al preparar sus grandes banquetes, quedabamos retozando de alegria. Solo mi pobre madre se levantaba de la mesa, mientras nosotros canturreabamos una cancion con el, para ir a poner orden en su mas preciado rincon: la cocina. Recuerdo cuando una de esas veces sentados frente a la mesa, me senti tan en confianza que les exprese a todos mi deseo de ser parte de un mariachi mexicano cuando fuera grande. Esa musica siempre estuvo presente en nuestro hogar, ya que papa aun sin entender lo que decian las canciones en espanol, nos enseno a admirar a los grandes cantantes de la epoca de oro mexicana. Yo muy emocionada infle mi pecho, dispuesta a entonar una de esas tonadas, cuando mi hermano, con su risa unica y particular comenzo a burlarse de mi deseo, diciendo que solo podia servir para cargar el guitarron, una guitarra mexicana enorme que hace la funcion de bajo. Correteos por toda la mesa hasta que pude alcanzarlo y en un intento de imitar las lecciones de lucha que papa nos habia ensenado, le salte encima y le saque el aire como a un globo desinflandose. Todavia hoy en dia nos reimos al recordar el hecho, sobre todo, los golpes que nos dio mi madre con la paleta de madera de la cocina, con la que preparaba sus divinas recetas, pero tambien nos ajusticiaba de vez en cuando. Despues de este dia, decidi aferrarme mas a mi sueno de ser cantante, solo que no volvi a contarle a nadie mis deseos, por lo menos no hasta que pudiera cristalizarlos. Cuando cumpli 12 anos, mi madre me regalo el obsequio que cambiaria mi perspectiva, al que me engancharia de por vida de una manera fantastica, el que me hizo dejar de pensar como nina, para usar mi imaginacion de mujer. Mi madre me regalo un alfiletero estampado Si, como lo leen, un alfiletero, pero no cualquiera. Uno hecho con un tela magnifica llena de hermosas flores negras brocadas, lo que hacian parecer relieve, uno enormes ojos azules hechos de boton y un cabello lleno de fibras doradas de un cordon deshilachado. Se me olvido agregar que mi alfiletero era un muneco, si un muneco hecho con retazos de tela por mi mama, para que yo colocara alfileres y agujas mientras aprendia a coser y a bordar Para mi con mi extrana personalidad, resulto ser practicamente un objeto de culto, pues mientras las otras ninas jugaban con sus tontas munequitas de trapo insulsas, yo tenia el poder de imaginar que ese muneco tomaba vida, que esas flores formaban parte de su piel y que las agujas y alfileres con que lo traspasaba, era parte de su indumentaria diaria. Ese era mi hombre ideal, asi noche tras noche formaba en mi mente cada detalle de su piel, de sus facciones, de nuestro primer encuentro, de como reconocerlo al verlo a los ojos y de como me reconoceria sin siquiera conocerme. Pero como no iba a saber de mi, si desde que llego a mis manos, esta a mi lado perpetuamente, como el amor eterno, ese que te acompanara para siempre. Mis amigas se burlan de mi, pues lo ven como un muneco sucio, desgrenado y feo, con el que no puedo jugar, porque solo es un alfiletero, pero para mi es mucho mas que eso. Es y sera toda mi vida, pues mi historia gira a traves de sus azules ojos de boton, que me miran tan profundamente, haciendome estremecer al sentir su rasposa barba al ras, cuando lo froto sobre mi rostro. Su retorcida sonrisa dibujada, me muestra una dentadura perfecta que brilla a la luz de la luna que atraviesa los barrotes de mi ventana. Sus alfileres llenos de bolitas de colores cada dia cambian de posicion, como si se llenara aun mas de ellos. Me imagino perforando cada centimetro de su piel con ellos. Se los dije. Soy extravagante y en mi familia nadie podia entenderlo. Por eso debia callar. Jamas nadie podia enterarse de mi amor por mi alfiletero. Para muchos rayaria en lo enfermo, en lo perverso. Para mi solo era eso: el mas puro y verdadero amor hecho alfiletero. Estando en mis clases de literatura, volaba con la imaginacion ante cada historia que leia la profesora, imaginando que los dos protagonizabamos las sagas mas romanticas o tragicas, pues se que el amor no todo es color de rosa, pero al estar a su lado, con seguridad, la historia sin importar su final, realmente no tendria fin alguno, pues siempre al ponerle un nuevo alfiler la podria comenzar a narrar de nuevo. Cuando toco irme a estudiar a la universidad, le di un buen bano, porque el pobre con los anos habia perdido un poco de color, le remarque los bordados de la tela para que tomaran mas vida sus tatuajes, cambie las hebras destenidas de su cabello, por un estambre dorado, al que le hice una larga cola, pues sonaba con acariciar esa lacia melena. Coloque en sus manos un pequeno violin de madera que mi padre me habia tallado y lo fije a un brazalete de cuero negro, para que fuera mi companero en esta nueva etapa. Antes de emprender mi viaje, mi madre muy devota de la virgen de las lagrimas, me llevo a su santuario en Siracusa. Fue un momento hermoso, pues compartimos como nunca el amor de madre e hija. Su severidad no le permitia llorar ante mi part,

  • Surnormal profundo de Manu Sanchez

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  • Enamorados en Paris de Tomas Jimenez Eyto

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    Un viaje a la ciudad del amor que pone a prueba a la pareja donde los peligros y las amenazas siguen acechando. Un angel guardian y un matrimonio de policias italianos velaran por su seguridad. ?Podran librarse de los continuos avatares de la vida en completa felicidad?

  • Evan (Los tres mosqueteros 2) de Sofia Ortega Medina

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    Habia una vez tres hermanos medicos a quienes llamaban <> porque eran inseparables, porque se cubrian las espaldas, porque adonde iba uno los otros lo seguian y, sobre todo, porque los tres eran irresistibles…
    Evan, el mediano, era el seductor, el divertido, el que derretia al sonreir… hasta que el cuento cambio y fue la Bella Durmiente la que desperto a su guerrero…
    SEGUNDA ENTREGA DE “LOS TRES MOSQUETEROS”

  • Mi mundo en tus ojos de Abril Camino

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    Una gran novela New Adult, emocionante, original y con personajes complejos y profundos, que adoraras en seguida y recordaras mucho tiempo despues de su lectura. Primera novela publicada de una de las autoras de romantica mas exitosas en Amazon. Mi mundo en tus ojos es una novela romantica y desgarradora, con una trama y unos personajes absolutamente impactantes. ?Que ocurre cuando dos personas rotas se encuentran en el punto perfecto del camino? La vida de Summer se hizo pedazos cuando solo tenia cinco anos. Sobrevivio al infierno, pero nadie la enseno a vivir. Hasta que llego a la universidad, conocio a un chico con los ojos color turquesa y vio su mundo en ellos. Logan sabe, en cuanto conoce a Summer, que esta tan destrozada como el. Y, entre musica de los sesenta, charlas de madrugada, paseos en moto, nubes de golosina y tatuajes que cuentan la historia de una vida, se convierten en el pegamento de los anicos del otro. Hasta que el pasado es mas fuerte que ellos. Sus vidas saltan por los aires. Y vuelven a estar rotos.

  • Dulce animal de compania de Triunfo Arciniegas

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    Una apasionante novela sobre la delgada linea que separa el amor del deseo.

  • Entre el cielo y el infierno de Mercedes Perles Ortola

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    ?Que harias si el destino fuera tan cruel y despiadado que pusiera en tu camino a la unica persona de la que no te deberias enamorar? Y si supieras que el unico camino que tienes para separarte y protegerla es el mas macabro a elegir, porque eres incapaz de alejarte y de dejar de amarla mas alla de todo lo posible o lo imposible, ?que harias?

  • Contigo, una y otra vez de Cesar Poetry

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    Cesar Poetry presenta una novela sensible y elegante sobre el amor, la soledad y la felicidad, acompanada de las bellas ilustraciones de Ana Santos.

  • Me he despertado pensando en ti de Elisabet Masip

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    Martina, Daniela, Carlota y Nora son cuatro jovenes, amigas desde la infancia, que empiezan un nuevo y esperado momento en sus vidas: su etapa universitaria. Mientras Martina y Daniela dejaran el pueblo y se instalaran en la ciudad compartiendo piso con el hermano de Nora y con un companero inesperado y muy atractivo (con todo lo que implica empezar a compartir piso con gente joven... !risas y fiestas aseguradas!); Carlota y Nora han decidido mudarse a la capital, viviendo este nuevo periodo en una residencia de estudiantes (rodeadas de chicos guapos, jovenes y que duermen a escasos metros de ellas), en la que tendran que hacer frente a un oscuro suceso que no las dejara indiferentes y que las mantendra en vilo hasta conseguir hacer justicia, ya que encontrar todas las piezas del puzle para solucionar el caso no sera nada sencillo.

  • Agua verde, cielo verde de Mavis Gallant

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    Venecia, Cannes y Paris componen el falsamente glamouroso escenario de la vida de Florence McCarthy Harris, una muchacha americana que pasa su juventud viajando por Europa y viviendo de la caridad de los familiares de la mano de su madre, Bonnie, que, a causa de su divorcio, no podia soportar ya seguir viviendo en America. Mientras asistimos al atribulado descenso a la locura de Flor, seran cuatro las voces que, a modo de un cuadro cubista, se superpondran y revelaran la realidad fracturada de una joven que es arrastrada por su madre a una vida de movimiento constante en un continente desconocido. Una novela sobre la naturaleza humana que, enmarcada en una enfermiza relacion maternofilial, trata con gran delicadeza sobre la necesidad de un hogar y la fragilidad que supone el desarraigo.

  • Vosotros sereis mi vida (Corazones heridos 3) de Towanda Richardson

    https://gigalibros.com/vosotros-sereis-mi-vida-corazones-heridos-3.html

    Alex y Emma llevan juntos toda una vida. Enamorados casi desde ninos, cumplen en San Francisco todos sus suenos. Hasta que, pocas horas despues de graduarse en la universidad, y con todo listo para empezar su nueva vida, Alex le rompe el corazon a Emma. Ella solo encuentra consuelo en los brazos de Sam, un buen amigo de ambos, al que acude porque el dolor es tan fuerte que no puede soportarlo sola.

  • Azul Infinito de Enrique Panao Guarino

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    ?Puede alguien morir mientras sigue vivo?Diego, gaditano de nacimiento, sabe que si es posible. Un acontecimiento traumatico le cambio la vida, tanto que mas que vivo, vive muerto desde entonces.”Mi muerte acontecio el 15 de febrero de 1990. Aquel dia, este que escribe todavia no habia cumplido los treinta y dos anos.

  • Tenia que encontrarte de Gema Samaro

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    Julia conduce de regreso a casa despues de otra cita frustrada con su novio, cuando de repente a un lado de la carretera aparece una avioneta destrozada de la que sale un piloto de impresion que parece sano y salvo.
    Con todo, Julia acude a su rescate si bien el tio parece un tanto confundido.
    Ella lo achaca a la conmocion por el golpe, pero el aviador que se llama Sergio Minaya afirma que esta perfectamente. Solo hay un “pequeno” problema: asegura que es un rico empresario venido de otra epoca y tiene pruebas tan contundentes para demostrar que ha viajado en el tiempo, que a Julia no le queda mas remedio que llevarselo a su casa enana y que sea lo que tenga que ser.
    Total, que importa un descarriado mas si ya tiene acogidos a su gato Amante Bandido, a su amigo Gonzalo, a su hermana Alma y a su sobrino adolescente Mateo.
    Sergio se instala en esa casa diminuta convencido de que sera por muy poco tiempo, pero enseguida empieza a sentir demasiado por Julia y ahi es cuando todo se enreda de verdad…
    ?Podra el amor superar todas las barreras, incluso la del tiempo?

  • El libro negro del orgasmo femenino, Jeen Jenkins [PDF] de Jeen Jenkins

    https://gigalibros.com/el-libro-negro-del-orgasmo-femenino-jeen-jenkins-pdf.html

    Usted y yo sabemos que el sexo y el climax del orgasmo- ambos en bases regulares – son un elemento importante, no fundamental, que forma parte de un ambiente sano y una vida normal. Eso es porque tener un orgasmo libera un poderoso coctel que, entre otras cosas.

  • Las cuatro estaciones II. Otono e invierno de Stephen King

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    Dos terrorificas historias que confirman a Stephen King como un maestro indiscutido en reflejar esa barrera invisible donde se traspasan los limites de la razon, la moral o el bien para dejar paso al instinto mas primitivo, donde el hombre da rienda suelta a las pasiones mas inconfesables e inquietantes, pero no por ello menos reales.