• a traves de los suenos - Olga Maria Lopez

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    Logan se incorporo sobresaltado. Por tercera noche consecutiva sonaba con esa hermosa y desconocida chica rubia. Giro la cabeza y el despertador le confirmo que aun faltaban tres horas para que llegara la hora de levantarse, pero sabia que ya no podria volver a dormir. A pesar de ser las cuatro de la manana. Se levanto y fue hacia la ventana de su habitacion. Se escuchaba el mar bravio. Era apenas otono, pero el viento soplaba con fuerza, haciendo que el mar estuviera de esa forma. Se sento en el asiento de la ventana, perdido en sus pensamientos, pero no pudo dejar de notar que en uno de los balcones de la casa del acantilado, habia una figura blanca iluminada por la luna. <>, sonrio ante la manera automatica que habia surgido el apelativo en su mente. Desde luego, no creia que la senorita Relish fuera una hechicera. La magia era mala y no parecia que ella fuera mala. Pero si que existia un halo de misterio ante la joven que habitaba la casa del acantilado. Al desaparecer en el interior de la casa, la figura fantasmal que habia estado mirando, Logan trajo a su mente la imagen de la chica con la que habia sonado. Rostro de porcelana, levemente bronceado; cabello rubio, oscurecido un poco por el sol con un tono miel que armonizaba con los cristalinos ojos azules y labios rojos, sensuales, que daban ganas de mordisquear. El rostro de una perfecta desconocida. Logan suspiro y alcanzo el libro que tenia en la mesa de estudio. Cogio la foto de la chica que estaba entre sus paginas y la observo. Cabello negro brillante, ondulado, una cascada que llegaba hasta el final de la espalda. Los ojos verdes, llenos de secretos; una piel blanca, muy blanca y una sonrisa que no llegaba a los ojos. Eris. Conocia a Eris desde Primaria, pero no se habia fijado en ella hasta ese ano. Ese ano, en el que ambos habian cumplido diecisiete, parecia que ella habia florecido. Logan estudio la foto de nuevo. Deberia estar loco por ella, pero no lo estaba. De hecho, su persistencia lo estaba agobiando. Aun recordaba como habia encontrado la foto entre las paginas del libro de Historia, un par de dias antes. Movio la cabeza. No es que no le atrajera, era un adolescente y Eris era sexy. Pero... no le llegaba a donde suponia que le tenia que llegar. Dejo la foto a un lado y se planteo el preguntar a su padre acerca de los suenos que habia tenido con la desconocida, pero descarto la idea de inmediato. No encontraria la comprension que esperaba en el pastor Evans. Sabia que la receta de su padre seria rezar mas y dedicarse a sus estudios. Su madre tampoco seria de gran ayuda. Gillian Evans hacia todo lo que decia su marido. Jeff e Iris se plegaban mas a las exigencias de sus padres, pero Logan se dejaba llevar mas por sus suenos, cosa que a sus padres no les hacia ninguna gracia. Sus padres desearian que estudiara algo solido; Derecho como Jeff o Medicina. Incluso ser politico, conservador, claro. Pero Logan tenia otras aspiraciones. Adoraba la literatura y la Historia. Era muy perspicaz y le encantaban las ciencias. Todavia no tenia claro que iba a estudiar, pero lo que si sabia era que decepcionaria a sus padres. Se quedo alli, pensando en todo y en nada a la vez, con los luminosos ojos azules de la desconocida llenando su mente, mientras el tiempo pasaba y el dia le ganaba, una vez mas, la batalla a la noche. ******** Viorica se quedo tumbada en la cama, escuchando la tranquila respiracion de su hermana Doina. Eran mellizas pero no podian ser mas diferentes. Ella era alta, con las curvas necesarias, rubia y con los ojos azules de padre. Doina era bajita, regordeta, con el pelo castano y los ojos castanos de madre. Viorica era orgullosa y salvaje. Doina era tranquila y sumisa. Pero a pesar de todo, ambas se amaban por encima de todas las cosas. Aguzando el oido, escucho las respiraciones de su familia dormida. Padre roncaba, mientras que la respiracion de madre era mas ligera. Sus hermanos dormian, Marcel respiraba pesadamente y Petre hacia ruido con los dientes. Moviendose de forma muy lenta, para no despertar a Doina, atisbo por la ventana. Aun era noche cerrada, pero sabia que se acercaba el amanecer. Debia dormirse de nuevo, al dia siguiente le esperaba un dia muy duro, pero sabia que no podria. El rostro del chico desconocido se colaba entre sus suenos y no sabia como impedirlo. Eso la asustaba, porque podia asegurar con toda certeza que jamas habia visto a ese chico en sus dieciseis anos de vida. Intento conjurar en su mente el rostro apuesto de Viktor. Sabia que en Navidad pediria su mano a sus padres, y en la Semana Santa del ano siguiente estarian casados. No podia esperar para empezar su vida en comun con el. Doina se agito en suenos a su lado. La miro antes de quedar tumbada boca arriba en la cama. Y, en vez de ver el apuesto rostro de Viktor, lo que se aparecio ante sus ojos fue el rostro del desconocido: su pelo moreno despeinado y corto, sus ojos verdes chispeantes, que parecian querer contarle un secreto solo a ella, y sus labios, con una sonrisa traviesa en ellos. Se dio media vuelta, dandole la espalda a su hermana. Debia olvidarse de ese chico y centrarse en Viktor. Sabia que ella podia aspirar a lo mejor del pueblo y ese era Viktor Ionescu. Y, en el momento que ella estuviera establecida, sus padres podrian buscar un mejor partido para Doina o Marcel podria pedir por fin la mano de Simona. Melancolicamente, recordo su primera boda. Con trece anos habia sido una novia preciosa, dicho por todos. Constantin tenia veinte anos, pero ella estaba totalmente loca por el, y no le importaba eso. En realidad, era lo habitual, que el marido le sacara varios anos a su esposa. Habian sido felices durante los dos anos que estuvieron casados, y la llegada del pequeno Constantin les habia colmado de felicidad a los dos. Pero todo se torcio cuando su esposo tuvo el accidente en el campo y lo llevaron malherido a la casa. Murio dos semanas despues, sin haber recuperado el conocimiento, sin despedirse de ella, dejandola viuda en casa de sus suegros y con un pequeno que no llegaba a un ano. Entonces fue cuando su hijo enfermo subitamente y siguio a su padre a la tumba, apenas un mes despues

  • López, Olga María - A través de los sueños Versión Kindle

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  • dreamhealer i: el hombre que sana a traves de los sueños

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  • Libros sobre los sueños | UNEbook

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    16 jun 2020 — Según la cual, se puede acceder al inconsciente a través de elementos de experiencias vividas. Y, por supuesto, a través de los sueños, que son ...

  • Los 14 mejores libros sobre los sueños - Lifeder

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    Este libro enseña a penetrar en él. Según el autor, a través de los sueños nos llegan mensajes de nuestro inconsciente que podemos utilizar como guía en nuestra ...

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  • ¿De dónde vienen los sueños? - Alma :: Libros :: Dideco

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    33 Sueños es un viaje a la totalidad del océano interior, ... Es la totalidad de nuestra psique la que nos habla a través de sus locas visiones, ...

  • Breve historia de la Gestapo, Sharon Vilches de Sharon Vilches

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  • Por una rosa de Laura Gallego

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    Laura Gallego, Javier Ruescas y Benito Taibo, tres grandes autores de literatura juvenil, reinterpretan la historia de La Bella y la Bestia en tres historias inolvidables. Por una rosa es una antologia con un diseno muy cuidado e ilustraciones de Mar Blanco. Un libro que es una autentica joya.

  • Los espias del Papa de Eric Frattini

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    A las fuentes que me han prestado una ayuda inestimable y cuyos nombres he preferido que no aparezcan en este libro. A las fuentes que me han prestado una ayuda inestimable y que me han pedido no ser citados en este libro. A Domenec Pastor Petit, el primero y mas importante historiador espanol sobre los servicios de inteligencia. Los de mi generacion han aprendido mucho con su medio centenar de libros sobre la materia. A Giuliana Bullard y Susan Cooper, del Archivo Nacional de Estados Unidos (NARA), por facilitarme el acceso a los documentos <> (IWG). A los miembros de la Comision para el Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en la Republica Argentina (CEANA), Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto. Al padre Piaras Jackson, S.J., del Centro de Comunicacion Jesuita de Dublin. A Siobhan O'Donovan, de la Biblioteca Nacional de Irlanda. A Ugo Carandino, de la Casa San Pio X de Roma. A Alison Weir, por su magnifica documentacion sobre el reinado de Maria Estuardo y su epoca y por sus ricos conocimientos sobre la figura de David Rizzio. A David M. Cheney, por permitirme revisar sus magnificos y bien documentados archivos historicos sobre la jerarquia catolica y la Curia romana. Sin ellos me hubiera sido muy dificil escribir este libro. A Salvador Miranda, de la Florida Internacional University Library, verdadero maestro y experto en la historia del Sacro Colegio Cardenalicio. Sin su documentacion me hubiera sido muy dificil escribir este libro. A la Oficina de Prensa de la CDU, Union Democrata Cristiana de Alemania (Christlich Demokratische Union Deutschlands), por su informacion sobre Josef Muller. Al Institute of Documentation for the Investigation of Nazi War Crimes en Haifa (Israel), por haberme facilitado toda la documentacion relativa a las relaciones del Vaticano con la Alemania nazi, la informacion sobre las relaciones de miembros de la jerarquia vaticana en la evasion de criminales de guerra nazis, asi como los expedientes originales relativos a altos jerarcas nazis que mantuvieron contactos con Pio XII durante la ocupacion de Italia. A Pilar Cortes, mi muy querida editora, por creer en esta historia y en mi. Y por ultimo, y muy en especial, un agradecimiento a todas aquellas personas y organismos que me han puesto trabas, barreras y cortapisas para evitar que este libro fuese como es hoy. Ello me ha permitido agudizar mi sentido de la curiosidad y, por lo tanto, mi investigacion. A t o d o s e l l o s, mi ma s humi l d e y s i nc e r o a gr a d e c i mi e nt o. Una p a r t e d e e s t e l i b r o e s d e t o d o s e l l o s. Nota del autor Hace ya cuatro anos aparecia publicado mi libro La Santa Alianza. Cinco siglos de espionaje vaticano en la editorial Espasa Calpe. En el relataba de forma pormenorizada y documentada las operaciones del servicio de inteligencia papal desde 1566 a 2004, desde el papa Pio V al papa Juan Pablo II. La obra se convirtio rapidamente en un gran exito de ventas, siendo traducida y publicada en otros paises como Portugal, Canada, Francia, Brasil, Polonia, Rusia, Estados Unidos, Australia, o Gran Bretana, Bulgaria, Rumania e Italia. Mas de dos centenares de libros resenados en su bibliografia, 39 archivos consultados y centenares de documentos fueron utilizados para relatar las operaciones de la Santa Alianza desde los tiempos de Felipe II, Isabel de Inglaterra o Enrique IV de Francia a la epoca de Ronald Reagan, Lech Walesa o Juan Pablo II. Aquel era un libro sobre la historia del servicio de espionaje, conocido hoy dia como La Entidad. Esta obra que tienen ahora entre sus manos, LOS ESPIAS DEL PAPA, bien podria ser definida como una segunda parte de la anterior, como una continuacion, una historia de aquellos actores o, mejor dicho, espias desconocidos que jugaron un papel decisivo en esa misma historia, defendiendo los intereses de Roma, del Papa, del catolicismo y del Vaticano a lo largo y ancho de todo el mundo. Este libro relata la vida y avatares de veintiun agentes y jefes del espionaje papal que se convirtieron en la llamada <>, en los soldados de las sombras siempre a las ordenes del Sumo Pontifice de Roma. David Rizzio, Lamberto Macchi, Roberto Ridolfi, Tebaldo Fieschi, Umberto Benigni, Michel d'Herbigny, Gunther Hessner, Nicolas Estorzi, Edouard Gagnon, Carlo Jacobini o Luigi Poggi son algunos de los hombres que operaron bajo el protector manto de la Santa Alianza. Ninguno recibio preparacion alguna en tareas de espionaje, pero todos ellos tuvieron una mejor oportunidad sobre otros espias de paises enemigos de llevar a buen termino las operaciones encomendadas por Roma. Mientras los agentes de la CIA operaban para defender el estilo de vida americano y los agentes del KGB el estilo de vida comunista, los agentes de la Santa Alianza espiaron y operaron siempre en defensa de la fe catolica. Ellos contaban con la proteccion del Sumo Pontifice y la cruz. No son James Bond, ni nada por el estilo, pero para muchos el haber estudiado sus vidas y dejarlas reflejadas en este libro bien podria no solo ayudar a comprender mejor el papel que los Sumos Pontifices jugaron en la historia de Europa, sino tambien a conocer los sacrificios de muchos de estos <> para llevar hasta los mas reconditos confines de la tierra la palabra de Dios, incluso a riesgo de su propia vida en lugares como la Inglaterra protestante, la Francia revolucionaria, la Alemania nazi o la Rusia comunista. Estas son sus historias… ERIC FRATTINI Prologo Anatomia de un <> ?Quien es, realmente, Eric Frattini?, ?que es y que no es? Se le ha podido presentar como <>. Los antropologos susurrarian de el: <>. Por mi parte, yo diria de Frattini que <>, y, a despecho del tiempo que pasa en archivos de Estados Unidos, Gran Bretana, el Vaticano e Israel, nadie alli le ha insinuado metodologias o contactos para desentranar cientos de misterios. Si el lector me lo permite, anadiria que yo se como es, debido a que yo soy algo asi como su doble. Eric Frattini es tal vez el gran heredero de mi casi medio siglo como historiador de los servicios de inteligencia de todo el mundo. Frattini no solo ha sido capaz de adentrarse en la madriguera del MI6 en Londres o de la CIA en Langley (Virginia); en la sede del FBI en Washington o del FSB (Servicio Federal de Seguridad) en Moscu, sino tambien en el corazon de La Entidad, el servicio de inteligencia vaticano. Ya con una obra anterior, La Santa Alianza. Cinco siglos de espionaje vaticano (Espasa Calpe, 2004), que ha sido tambien publicada en Portugal, Francia, Polonia, Rusia, Brasil, Estados Unidos, Canada, Australia, Gran Bretana, el autor nos revelaba la vida y milagros de los superdotados espias de la inteligencia vaticana. Eric Frattini, como uno de los mayores expertos historiadores de los servicios secretos, acaba de traspasar el umbral de algo que a mi, tambien como historiador, se me antojaba como tabu. El autor no es un ente que se nutre de mitos, morbosidades, ni ansias de poder o dinero. En su idiosincrasia no queda espacio para ejercer el arte de epater, palabra francesa para describir una sensacion de desconcierto en el lector, y es que el autor de este libro es un <> nato y puro. No podia ser de otro modo para osar, como el ha hecho, enfrentarse a organizaciones criminales como Al Qaeda o la mafia italiana; a grupos empresariales, como los magnates de la prensa, o al regimen de Saddam Hussein; a grupos politicos como la propia ONU o el Estado Vaticano; o a servicios secretos como la CIA, el KGB, el Mossad o el MI6. Llevado en su afan de conocerlo y abarcarlo todo, algun dia broto ese aguijon afilado que le sirvio para franquear esos altos muros eclesiasticos y encararse con la Curia romana: los agentes secretos papales y sus cinco siglos de operaciones encubiertas. ?Que subyace en los textos de Eric Frattini?; sin duda, el analisis profundo del dolor y la maldad que el poder provoca, y de ahi sus documentadas indagaciones, para comprender y hacer comprender.

  • Amar una sola vez (El corazon de un libertino 2) de Kathia Iblis

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    Llega la segunda entrega de <>. Una historia ambientada en inglaterra de la epoca victoriana que comenzo con Un amor inesperado.

  • Triste Destino El Destino Que Nos Toco de Yume Castro

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    ?Que paso? ?En donde estoy? -me despierto me encuentro tirada en el suelo estoy algo mareada al intentar levantarme me doy cuenta que me encuentro atada. ?Que significa esto? ?Que rallos pasa? No ultimo que recuerdo es que estaba con mis amigas bailando !haaaa! no recuerdo nada mas. -lucho para poder soltar las cuerdas que sujetan mis manos y pies con mucho esfuerzo logro sentarme y llevo la cuerda que ata mis manos a mi boca para tratar de soltarla y sin percatarme que no me encuentra sola en la aquella habitacion. -de pronto escucho un sonido que llama mi atencion. -Observo en silencio y digo: ?Quien esta hay? ?Ya despertaste?-me responde alguien desde la oscuridad en un pequeno susurro. ?Quien es? ?Quien esta hay? Suuuuuu !silencio no grites nos pueden oir! Me llamo Laura y tu. ?Como te llamas? Me llamo marcela. -?Que sucede? ?Porque estamos aqui? ?Quien nos tiene aqui? – No lo se?. Yo desperte aqui al igual que tu y ellos me han tenido aqui encerrada desde entonces – ?Ello? ?Quienes son ellos? -Los hombres que nos trajeron y nos tienen encerradas a las dos aqui – ?Pero por que nosotras? ?Que quieren de nosotras? -!No se yo tambien quisiera saber!- le responde Laura -!Escucha! Parece que se acerca alguien silencio. Dice marcela Mi corazon late tan fuerte que parece que fuera a salirse de mi pecho tengo tanto miedo; que siento que mi cuerpo se paraliza. Escucho pasos que se acercan poco a poco Estan abriendo la puerta! ?Quien es? No logro verle bien la luz de afuera me siega -Y ?Como estan nuestras invitadas? No vallan a intentar nada estupido pues estan bien custodiadas ja ja ja dice elsecuestrador Aqui esta su exquisita comida espero sea de su agrado. – ?Quien eres? ?Por que nos tienes aqui? Le pregunto a ese sujeto -Ja ja tu solo preocupate por comer porque si te enfermas no me servirias para nada voy a soltarles las manos para que puedan comer y ya saben si quieren seguir vivas es mejor que se porten bien. -Senor se lo suplico por favor sueltenos no nos haga dano si nos deja ir no se lo diremos a nadie. Le suplica Laura -Ja ja ja ja tu si que me haces reir, de verdad crees que te soltare. Despues que nos tomanos el trabajo de traerte aqui. Nos dice ese hombre mientras se rie ironicamente – Si es dinero mi papas se lo pueden conseguir solo dejeme llamarlos si por favor. Le digo a ese hombre con esperanza que nos deje ir. -Te equivocas no es el estupido dinero de tus papis el que quiero hay alguien que me pagara mas por ustedes mucho mas solo tengo que traer a otra chica mas y estaremos listos para irnos. – ?Otra persona que persona? ?Por favor digame? Mis padres le pueden conseguir le el dinero solo digame Sueltame sueltame sueltame !Por favor no quiero estar aqui! -Por mas que suplique solo se dio vuelta y se marcho Solo veo como se cierra la puerta frente a mi si poder hacer nada. Laura me dice – ?Que vamos hacer ? Tengo mucho miedo que nos iran hacer porque tenia que pasarme esto, yo no le echo nada a nadie ?Por que? Lo cual yo le respondo que por ahora lo unico que podemos hacer es comer como el dijo – ?como puedes comer? !Es que no te das cuenta lo que esta pasando! Me responde Laura molesta – claro que me doy cuenta pero necesitamos tener fuerzas para escapar no crees! Si no comemos nos vamos a debilitar y por eso tienes que comer. Le respondo tratando de tranquilizarla pues ella esta algo exaltada. si tienes razon y dime ya pensaste la manera de escapar de aqui. Me pregunta Laura -!no! Pero estoy segura que conseguiremos escapar de aqui tenemos que escapar. -si tienes razon ?pero no tienes miedo que le hayan echado algo a la comida? – no lo creo, pues ese hombre dijo que nos necesitaban sanas. -Y dime ?de donde eres? - le pregunto a Laura mientras comemos -Yo vivo en los apartamentos que se llaman las colinas cerca del puente que queda cerca de la avenida ?sabes donde es? – si creo saber donde queda, y ?vives sola? -no. - vivo con mis abuelos mis padres murieron en un accidente cuando yo era pequena eso me dijeron mis abuelos la verdad es que yo no me acuerdos de ellos. Solo se lo que mis abuelos me cuentan de ellos. – lo siento mucho – no tranquila eso ya paso ase mucho y ?tu? – yo vivo con mis padres al sur del centro ja que ironia sali de casa molesta con mis papas porque yo queria que me dejaran tranquila queria salir con mis amigas sin que ellos me molestaran yo les decia que estaban paranoicos porque siempre pensaban que mi iba a pasar algo por estar afuera asta tan tarde ja ahora mirame aqui. -despues de esas ultimas palabras hubo un silencio Laura y yo solo seguimos comiendo en silencio.

  • Seducido (Trilogia Deseo 2) – J. Kenner de J. Kenner

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    Erotismo, sensualidad e intensas emociones se funden para volver a emocionarnos en esta segunda entrega de la trilogia <>, de la aclamada autora de best sellers J. Kenner.

  • Cambiaste mi vida de Vega Manhattan

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    Emma gimio y, lentamente, abrio los ojos. Volvio a cerrarlos con fuerza. Tras resoplar, se removio un poco, notando que se encontraba en la cama. Un segundo intento y consiguio abrirlos. Suspiro. Le dolia la cabeza. Como si se hubiese golpeado con algo. Y es que conocia muy bien la sensacion, no seria la primera vez. Porque si algo definia a Emma, era su torpeza. Eso y que solia vivir en las nubes. Los moratones que siempre lucia eran una clara evidencia de ello. Lo raro era que siguiese con vida y con todos los miembros de su cuerpo en su sitio. Bien... Ella haria un inciso aqui si leyese esto. Porque en su sitio, donde se dice en su sitio... No era eso lo que ella pensaba cuando se miraba al espejo y se ponia a calcular cuanto tendria que ahorrar para operarse los pechos y levantarlos, para hacer lo mismo con el trasero, a ver si de una vez lucia con mas volumen que una maldita tabla de planchar. Y podriamos seguir hasta el infinito, pero no es eso lo que nos interesa conocer. Al menos no ahora. Asi que volviendo a su extrano despertar... --Mierda --refunfuno mientras se incorporaba un poco, apoyandose sobre sus codos. Tras otro suspiro y sin hacer movimientos bruscos, logro sentarse en la cama. Miro alrededor y... --?Donde demonios estoy? --casi exclamo, asustada cuando se dio cuenta de que aquella no era su habitacion. Ni siquiera era su casa. Joder, !que no conocia ese lugar! !?Y ella estaba en una cama?! Porque estaba en una cama, ?verdad? Palpo el objeto donde estaba sentada. Si, era una cama. !?La cama de quien?! Por Dios, Emma, !piensa! Con los ojos moviendose a la velocidad del rayo, observo la estancia de esquina a esquina. Habia algo que le resultaba familiar, pero la verdad era que, en ese momento, no tenia ni idea de donde se encontraba, no recordaba nada. Y su mente parecia no despertar aun para ayudarla a ubicarse. A ver, relajate, ?que es lo ultimo que recuerdas?, se pregunto a si misma. El sonido de una respiracion a su espalda le puso el vello de punta. Su primer instinto fue gritar y pegar un salto, sobre todo cuando al sentir el aire en su espalda, se dio cuenta de que estaba desnuda. En una cama que no era la suya. Iba a entrar en panico. Y con razon. !Porque no se acordaba de nada! Sin saber como se controlo en ese momento, giro la cabeza muy lentamente mientras su cuerpo temblaba. No sabia que pensaba que iba a ver. O a quien. Pero, desde luego, no esperaba "eso". Emma abrio los ojos como platos, dejo caer la mandibula y se tapo la boca con la mano. No podia ser. Aunque claro, ya entendia por que le resultaba familiar ese lugar. Sabia donde estaba, pero !no podia ser! !No precisamente ahi! !No en esas circunstancias! Un ronquido de "eso" y, entre la incredulidad y el susto, fue entonces cuando Emma boto, levantandose como un resorte, con tan mala pata (y nunca mejor dicho) que, al hacerlo, se doblo el tobillo y acabo en el suelo. No se abrio la cabeza de milagro. --!Oh, joder! --exclamo al caer. --Oh, si, nena. A Emma se le corto la respiracion al escuchar a "eso" hablar. Y ni caso hizo al tono ronco de su voz. !Que va! Miro rapidamente hacia la cama mientras, con las manos, intentaba tapar sus zonas intimas y espero unos agonicos segundos, en los que ni respiraba, para verlo aparecer. Porque si habia hablado era porque estaba despierto, ?no? Joder, !y la iba a ver! ?Y que iba a pensar? Pues lo mismo que ella, !no iba a poderse creer que...! --!Ay, Dios mio! --sollozo en un susurro, martirizada. Los recuerdos comenzaban a volver a su mente y era evidente que habia bebido mas de la cuenta. Lo raro era que no hubiese terminado padeciendo un coma etilico porque para terminar con "aquello" en la cama tenia que estar mas que borracha. !Completamente loca! Ni una cosa ni la otra, la verdad. Un poco achispada, pero bien consciente de lo que hacia. Viendo que "eso" no se manifestaba, espero un poco mas, pero nada. "Eso" estaba dormido. Debia hablar en suenos. Por una parte aliviada y por otra maldiciendo mentalmente a los dioses, a la vida, al universo, al karma y a todo lo que podia tener la culpa de aquella locura, comenzo a levantarse. No, sin antes, recoger su ropa. Esa que estaba tirada por el suelo. Como su bolso. ?Y sus bragas? Ah, si, ahi... ?Donde, por el amor de Dios, estaban sus zapatos? Porque no los veia. A la mierda, descalza que me voy, penso. No le paso desapercibido mientras se vestia a toda prisa (bendita la hora en la que eligio un vestido) que "eso" se habia dado la vuelta. Ya no le podia ver la cara, lo cual, en parte, era un alivio. Pero claro, al girarse, la sabana que cubria sus verguenzas delanteras dejo de cumplir su funcion y no cubrian las traseras. Emma gimio. Mas que nada porque... Joder, ?ese culo es real? Oh, si, el recuerdo de haberlo palpado le llego bien nitido. Puso los ojos en blanco por ese desacertado pensamiento y mas por el recuerdo. Sin poder creerse su atontamiento, se termino de colocar el vestido y metio las bragas en el bolso. No pensaba ponerselas de nuevo. !No pienso ponerme otras hasta que me lave con jabon Lagarto!, penso, volviendo a la realidad. Su abuela lo usaba para todo tipo de "emergencias" y aquella lo era, seguro que valia para sus zonas intimas tambien. Porque si aun tenia alguna duda de que ellos dos... Porque no podian... Pero no la tenia porque se estaba acordando de todo... Pues claro que fue que si, el escozor que sentia ahi abajo era un claro indicio de que ellos dos si. Y de que o fueron muchas veces si o debia de tener algo tan perfecto como su culo que escocia la habia dejado. En realidad fueron las dos cosas... Reganandose, de nuevo, a si misma por semejantes pensamientos y empezando a ponerse morada por no respirar en condiciones por el miedo a que "eso" se despertase, se girase y la viese... comenzo a moverse. Camino de espaldas, sin perder de vista a "aquello", quien yacia placidamente y le ensenaba un culo que ya quisiera ella para si. --Bonito lunar... --suspiro, sin poder evitarlo. Mierda, Emma, espabila, se rino a si misma mentalmente cuando su voz la saco de su ensonacion y se dio cuenta de que se habia quedado embobada, otra vez, mirando ese perfecto trasero. Comenzo, otra vez tambien, a moverse. Sin mucha prisa. Cualquiera pensaria que, en un momento asi, lo mejor seria salir corriendo como alma que lleva el diablo. Eso seria lo mas logico y normal para cualquier persona. Que no para Emma. Porque ella se conocia bastante bien y por eso mismo no se dejaba llevar por el panico. Y no era porque no lo sintiese. Lo sentia y muchas mas veces de la que le gustaria ya que su cuerpo solia correr peligro con tanto golpe y con tanta caida. Y por eso mismo tambien sabia que actuar de una manera tan impulsiva la llevaria a nuevos golpes que terminarian por despertar a "eso". Era la explicacion logica y nada tenian que ver esas mas que divinas nalgas. !Claro que no! Por suerte y despues de casi haberse matado al tropezarse con sus tacones y caer de espalda, llego hasta la puerta de la habitacion. Levanto la mano que tenia libre y agarro el picaporte que estaba a su espalda. Ejercio un poco de presion y... --Quiero que te corras. --Dios, no --gimoteo Emma, espantada. No sabia por que exactamente. Si por el miedo a que despertase y la viese alli o por la excitacion que inexplicablemente le producia esa voz ronca, adormilada, sexy... Y tremendamente insoportable. Pero bien que consiguio su objetivo... !No es el tema! Centrate, Emma, !por Dios!, exclamo una voz en su cabeza. A ver si, por una vez, le hacia caso. --Dios no, nena. Yo. Yo hare que te corras. Mas bien que corra..., penso Emma. Que corra tanto que ni Forrest Gump. Y si no fuera por la situacion y por todo lo que se le pasaba por la cabeza, Emma habria puesto, inevitablemente, los ojos en blanco al escuchar algo asi. Sobre todo viniendo de quien venia. Gilipollas. Y ella... No existia un calificativo que la describiese para haber acabado en la cama, desnuda, con "eso". Centrandose de nuevo en marcharse de alli y en terminar con esa pesadilla, consiguio abrir la puerta, salir, cerrarla, girarse y largarse de alli como alma que lleva el diablo. No sin antes caerse por el camino. Si es que no se rompia la crisma porque tenia un angel de la guarda, que si no... Capitulo 2 Horas antes... --?Y que es lo que quieres que haga? Ian hizo un gesto con el dedo a su amigo cuando abrio la puerta de la casa y lo vio para que entrase tras el. Lucas lo siguio tras cerrar la puerta. --?Con un poco te refieres a que firme esa mierda que me pusiste por delante? --continuo Ian, sin cortarse en absoluto. Y es que asi era el. Un hombre sin pelos en la lengua y al que no le gustaba perder el tiempo. Cansado y frustrado, se dejo caer en el sofa donde apenas llevaba cinco minutos antes de que su amigo llegase, coloco los pies, aun con los zapatos puestos encima de la mesa y suspiro--. No, Pedro, no voy a firmar nada. --?Una copa? --pregunto Lucas. Ian asintio con la cabeza. Una para empezar. --?Que por que no? !Porque no me interesa! --exclamo, levantandose del sofa y cogiendo la copa de whisky que le ofrecia Lucas. A la mierda el relax-- Vamos a ver si lo entiendes. He sobrevivido sin tu cliente y seguire haciendolo. Las condiciones de mi empresa son claras y no negociables. Si quiere trabajar conmigo, perfecto. Si no... Tiene a toda la competencia para elegir --bebio un trago y suspiro--. Pues no me querra demasiado cuando no deja de poner trabas, ?no te parece? Joder, que me conoces. Ni siquiera deberias de estar intentado convencerme de algo que sabes que sera imposible --suspiro--. Que no y punto, ya quieras vendermelo como quieras, la respuesta es "No firmo si no es con mis condiciones". En fin --se apreto el puente de la nariz --, es tarde y tengo visita. No, no voy a cambiar de idea. Habla con tu cliente y explicale bien las cosas. Hazle saber con quien trata. Dile que si quiere trabajar con mi empresa, que firme el contrato que se le dio. Si no, que no me haga perder mas el tiempo. Corto la llamada y tiro el movil encima del sofa. --?Un dia dificil? --Nada a lo que no este acostumbrado --le dio otro trago al whisky--. ?Que haces por aqui? ?Va todo bien? --?No habiamos quedado aqui? --?Quedado? --Ian enarco las cejas y se quedo mirando al chico castano que tenia enfrente. Le dio vueltas a la cabeza, ?que se le olvidaba?-- Hostias, !felicidades! Se acerco a su amigo y le dio un fuerte abrazo. --Gracias. Y menos mal que te acordaste --rio. --Lo siento, tio, es que tuve un dia larguisimo. --?Problemas con el negocio? --En realidad no, solo este cliente que me esta tocando la moral. Las condiciones son las que son. Si no te gustan, contrata a otros. Pero nada, el tipo sigue intentando ver hasta donde aguanto. Ian se dedicaba a la importacion y exportacion por via naval y con lo estrictas que eran las leyes, el no se la jugaba. Su empresa se habia consolidado como la mejor por algo. --Bueno, olvida ya el tema. Y duchate rapido que nos estan esperando. --?Esperando? --Joder, tio, ?en serio no padeces de Alzheimer o algo asi? --rio Lucas-- Lara y Emma deben de estar ya en el restaurante. Ian gimio. Todos los anos igual, ?como podia olvidarse? --?Y por que no las dejas alli? Total, ya las tienes muy vistas a las dos. Podemos irnos por nuestra cuenta. --Mmm... --Lucas hizo que se lo pensaba-- Pues porque si hago eso, duermo en el sofa y no me apetece en absoluto. Tengo una cama bastante comoda y el pecho de mi mujer es mejor aun. --Joder, no tienes que ser tan explicito --resoplo Ian y camino hasta su dormitorio. --Entonces deja de decir gilipolleces. ?Habra alguna vez donde asistas a la celebracion de mi cumpleanos sin poner alguna traba? --pregunto, siguiendolo. Ian abrio el ropero y saco un vaquero y una camisa. Informal. Estaba hasta donde del traje de chaqueta. --No --dijo simple y llanamente, respondiendo a la pregunta de Lucas. --Ya lo imaginaba --suspiro este, divertido. Conocia bien a Ian desde hacia anos y poco lo iba a espantar su caracter a esas alturas. --Viene sola. Ian entro en el bano, abrio el grifo de la ducha y se desnudo, ignorando a Lucas. Lo habia escuchado, pero se haria el tonto. Como siempre que se hablaba de Emma. Porque esa mujer era jodidamente insoportable. Y a el no le quedaba mas remedio que aguantarla por su hermano. A ella y a cada novio que traia, porque siempre estaba cambiando. Mira que se veian poco, un par de veces al ano, pero joder, siempre lo sorprendia con un ligue nuevo. Le duraban poco. Normal, si no habia quien la soportase. Con las manos apoyadas en los azulejos, miro hacia abajo. ?Se puede saber en que momento te has puesto asi?, le pregunto a su pene. Y no, no es que soliera hablar con el, no estaba tan zumbado. Pero esa cosa tampoco estaba normal si se endurecia con el simple hecho de escuchar hablar de ella. Siempre le pasaba, nunca lo entendia y, por eso mismo, siempre se ponia de mal humor. De muy mala hostia ya, se dio un rapido enjuague y salio de la ducha cuando eso volvio a ablandarse. Ya tenia el humor jodido para toda la noche. Siempre era culpa de la misma persona. --?Me escuchaste? --Lucas estaba tumbado en la cama, apoyado en el cabecero. Ian salia con la toalla bien enrollada en su cintura. --No. Lucas puso los ojos en blanco. Eso era mentira. Esa cara no la tenia asi, de repente, por nada. Solo Emma era capaz de cabrearlo por el simple hecho de respirar. El sabia que se llevaban a matar, aunque no tenia ni idea de por que. Y tampoco es que le importara. Porque eran su hermana y su mejor amigo, casi hermano, asi que... Que se jodieran, tendrian que soportarse toda la vida. --Entonces te lo repito. --No hace falta. Tengamos la fiesta en paz. Lucas solto una carcajada. --?Sereis capaces alguna vez de eso? No, quiso decir, pero suspiro. Ya eran mayorcitos para seguir soltandose puyas, pero, al menos el, no lo podia evitar. Era verla y le entraban las mil cosas por el cuerpo. Los demonios se apoderaban de el. Sabia que su actitud incomodaba, muchas veces, a Lucas, pero era superior a sus fuerzas. Dejo caer la toalla al suelo y comenzo a vestirse. Iba a ser una noche muy larga. *********************** --Vaya, estas preciosa --Ian abrazo a Lara, hacia dias que no la veia, habia estado hasta arriba de trabajo y ni tiempo habia tenido para molestar a sus amigos y disfrutar de una de sus barbacoas. Lara sonrio, su dulce rostro haciendola lucir mas hermosa aun cuando sonreia. Era una mujer alta, casi de la misma altura que Lucas, su marido. Delgada, guapa. Una mujer natural, nada artificial. Lo que le hacia ganar muchos puntos para Ian. Sobre todo por su caracter y su sentido del humor. Lucia dulce, como si nunca hubiese matado una mosca. Pero nada que ver con la realidad. --Tu hecho un adonis, como siempre --sonrio ella--. ?Todo bien, casanova? Ian rio. Lo de adonis no era para tanto. Y la fama de casanova aun menos, pero era la que le acompanaba y parecia que nunca podria deshacerse de ella. Ian tenia rollos pasajeros, nada mas de un par de noches, tres a lo sumo. A partir de ahi empezaban a dar problemas y el no estaba dispuesto a eso. Habia tenido bastante para toda su vida. Y por si no fuera suficiente, tenia muchas gilipolleces que aguantar mientras sacaba adelante su empresa.

  • LA HIJA DEL BOTICARIO de Julie Klassen

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    Un pasado que nadie quiere contar y una madre que desaparecio. ?Conseguira Lilly desvelar las incognitas de su pasado?
    Mientras Lilly trabaja en la botica de su padre, preparando hierbas y remedios de memoria, nunca deja de pensar en su madre, que les abandono cuando ella era todavia una nina. Todo el mundo en el pueblo murmura sobre lo sucedido, pero nadie le cuenta nada y su padre tampoco habla del asunto.
    Al vivir en un mundo tan pequeno, Lilly no deja de pensar en la vida mas alla de Bedsley Priors, en viajar, en vivir aventuras, en el amor. Y en descubrir que sucedio cuando era nina para que su madre les abandonara.
    Cuando sus tios de Londres se presentan en casa ofreciendole la oportunidad de mudarse a Londres, recibir una educacion esmerada y ser presentada en sociedad, no se lo piensa dos veces. Quiere saber quien fue su madre y que le reserva el futuro a ella. Sin embargo, sera mucho lo que deje atras, aunque no sea consciente. ?Volvera? ?Encontrara a su madre? ?Conocera el amor?

  • Tu el Yin, yo el Yang de M.j. Massey

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    Os puedo asegurar que esta no es una de esas historias en las que el amor es fantastico. No es una historia de <>. Una de esas historias en las que todo el mundo llora mientras le salen corazoncitos de los ojos. No. Esta es una historia de amor real, como la vida misma. Una historia donde conoci a esa parte oscura de mi misma. Le dije hola sin darme cuenta y, cuando menos lo espere, ya no era esa chica de veintiseis anos que empieza a tener exito en la vida. Retrocedi en el tiempo, a la adolescencia, y mi vida se volvio oscura con el. Pero empecemos desde el principio. Empecemos con el momento en el que mi vida, sin yo saberlo, comenzo a quebrarse a mi alrededor.

  • Cuba de Patricio Fernandez

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  • Hasta que puedas quererte solo de Pablo Ramos

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    En noviembre de 1997, bajo el agobio de un domingo caluroso, llegue por primera vez a un grupo de Narcoticos Anonimos. Mi mujer de entonces me acompano casi de la mano hasta la parroquia La Consolata, en La Paternal, y se volvio enseguida para cuidar a nuestro hijo, que habia quedado durmiendo en el departamento, a dos cuadras de alli. Me dio un beso y me deseo buena suerte. Yo me quede en la recepcion, sin entrar del todo al pasillo lateral que conducia a los salones donde se juntaban distintos grupos. No habia ningun cartel y por nada del mundo me habria animado a preguntar. ?Que preguntar: "?Aca reciben drogadictos?"? Ni loco, pense, antes me muero. Para distraerme me puse a mirar la cartelera de actividades de la parroquia, no queria volver temprano a casa y decepcionar nuevamente a mi mujer. Ella estaba contenta, habia averiguado todo y le habian dicho que los grupos de Narcoticos Anonimos eran el mejor lugar para dejar la cocaina. Yo la consumia junto con whisky desde los dieciocho anos, y ya para ese entonces tenia treinta y uno. Estaba cansado, el consumo me habia arrastrado por todos los lugares habidos y por haber, desde hospitales hasta la carcel. Mas de una vez habia estado a punto de perder la vida. Habia perdido trabajos, amigos, matrimonios... Ya casi nadie confiaba en mi y mucho menos me tomaba en serio. Leia los dias de catecismo, las misas a pedido, los horarios de secretaria, y me olvidaba, como me pasa siempre, de que era lo que habia ido a hacer a ese lugar. Recuerdo esa sensacion, ese vacio particular, ese estar a la deriva. De golpe una persona, un hombre de algo mas de cincuenta anos, tostado de lampara, con unas cadenas y unas pulseras enormes de oro enchapado, salio de uno de los salones y al verme se me vino al humo. Me saludo y me pregunto si venia para los grupos. --?Que grupos? --le conteste. --Los de catecismo no, flaco --me dijo el hombre, y largo una carcajada que retumbo en el cuarto de hospital que era y sigue siendo el anexo de esa parroquia. Me rei tambien. El tipo me paso el brazo por los hombros, me condujo a la reunion y me presento como "el recien llegado". No recuerdo su nombre, no recuerdo su voz, ni si era alto, se me hace que si, o si era gordo o flaco. Solo el bronceado y el oro falsos, el tono de las palabras que dijo para compartir su experiencia conmigo en el ritual comun de bienvenida que se les da a todos los que llegan a esa confraternidad por primera vez. Entre y me quede. Junte casi un ano limpio antes de mi primera recaida. Junte casi seis meses limpios antes de la segunda. Y despues necesite de una internacion para poder parar. Junte ocho meses y dieciseis dias en esa internacion, y desde entonces es que no puedo juntar mas de seis o siete semanas sin volver a consumir, sobre todo alcohol. Pero muchas veces volvi a los grupos y cada vez fui recibido sin juicio, con un calmo silencio al contar el dolor absurdo de tropezar siempre con la misma piedra. Los companeros me recordaron que yo me debia respeto, y cuando, avergonzado, contaba mis recaidas, las palabras eran casi siempre las mismas. Que estamos enfermos. Que nos descuidamos un poco y estamos otra vez en el horno. Que esto es solo un dia a la vez. Asi me alentaban a empezar de nuevo. Casi siempre un adicto, un alcoholico, sabe exactamente por que vuelve a consumir. Hasta se podria decir que, en silencio, su mente lo planea y va concediendo terreno a una idea que en principio es un germen, algo pequeno y a priori inofensivo, pero que esta destinado a crecer como una planta, una planta carnivora. Es una idea simple, instalada en la tierra fertil de una mente obsesiva, la mente de un adicto: "Esta vez va a ser distinto". Y la idea crece, logica y coherente. Porque es logico y coherente pensar asi, ya que si otro puede, ?por que no voy a poder yo? Y entonces la planta despliega sus tallos y nace una ilusion: "Todo esta bajo control". Y ese control ilusorio, o esa ilusion de control, despliega tambien sus tallos y sus hojas y se expande hacia todos los aspectos de nuestra vida con una energia ingobernable y letal. Mas o menos rapido segun las personas, segun las circunstancias, pero igual de feroz al final del trayecto: todos los adictos sabemos como empezamos, ninguno de nosotros sabe como ni cuando va a terminar. De esas personas va a hablar este libro, de personas que, como yo, luchan dia a dia para seguir adelante. De los que amanecen agradeciendo sencillamente por el hecho de estar limpios, abstinentes, porque no consumir por veinticuatro horas significa veinticuatro horas de milagros ininterrumpidos. Un adicto que no consume es un numero contra todos los pronosticos, algo fuera de lo normal, una balsa que se mantiene a flote pese a que todo propicia el hundimiento. De aquellas personas y de otras que la enfermedad devasto o que sencillamente quedaron en el camino. De muchos que son mi vida o que pasaron por ella, que supieron mirarme cuando nadie lo hacia. Se me ocurre que algunos de estos retratos, de estas cronicas, podrian tener algun valor para un lector en especial: el lector que se identifique de alguna manera con este sufrimiento. Escribir es, entre otras cosas, civilizar el dolor. Y yo, que alguna vez me senti un deficiente moral, un ser perverso que sufria y hacia sufrir a los demas, un dia escuche con alivio la palabra "enfermedad". Que tenia una enfermedad es lo que escuche; y que la enfermedad podia tratarse, y que el consumo compulsivo podia parar. Jamas habia pensado, hasta ese dia, que la palabra "enfermedad" podia hacerme suspirar de alivio. Y escuche, durante horas y en silencio, a esos companeros que hablaban de tres, cuatro, cinco, diez, quince anos sin drogas ni alcohol. ?Anos sin drogas ni alcohol? La vida sin drogas ni alcohol es imposible, aburrida, sin sentido, mejor morir, mejor seguir igual, mejor sufrir que disfrutar de la vida sin drogas ni alcohol. ?Como es eso? ?Mejor sufrir que disfrutar de la vida sin drogas ni alcohol? Asi de grande es el problema, asi de sutil la locura, asi de oscura la condicion del alma, asi de incurable la enfermedad que doblega al adicto.

  • Los mejores reyes fueron reinas de Vicenta Marquez De La Plata

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    La fascinante historia de siete ilustres monarcas femeninas protagonistas de reinados admirables y periodos de prosperidad y gloria para sus pueblos. Al indagar en el devenir de las principales monarquias pronto se hizo patente que las personalidades seductoras y llamativas y los reinados mas admirables, eficientes y <>, si es que pude usarse ese adjetivo refiriendose a reinados, fueron los de algunas reinas. Ha habido muchas menos reinas que ejerciesen la auctoritas y la potestas, que reyes, sin embargo el resultado de ejercicio de la potestas es abrumador a favor de estas.

  • El show de las marionetas de M.w. Craven

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    Una novela de suspense oscura y repleta de giros brillantes, ideal para los fans de Michael Connelly, Peter James y de la serie de television Luther.
    Bienvenidos a El show de las marionetas.

  • Una sentencia al corazon de Hugo Sanz

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    Lucia es una inspectora de policia, joven y con un futuro prometedor. Asier es un juez capaz de hacer derretir a cualquier mujer a su paso. Tras coincidir una noche, entre ellos estalla algo que va mas alla del amor que sienten hacia sus respectivas profesiones. Sin embargo, el lio que genera un capitulo no cerrado de la vida de uno de ellos los envolvera sin remedio.

  • Franco (Bright Side 3) de Kim Holden

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    “Es mi otra mitad. Por primera vez en mi vida, entiendo que es estar completo.”

  • Cielo infinito (El piso mil 3) de Katharine Mcgee

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    Bienvenidos de nuevo a la ciudad de Nueva York, en el ano 2119. En la glamurosa supertorre de mil plantas que se alza en el corazon de Manhattan, millones de personas llevan una vida en la que los escandalos son los protagonistas. Leda, Watt, Rylin, Avery y Calliope pugnan por evitar que salgan a la luz sus mayores secretos, que amenazan con destruirlo todo y empujar sus idilicas existencias al vacio.

  • Cinco dias para estar contigo de Altea Morgan

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    Inglaterra, 1852
    Cinco anos antes, Tilly y Gabriel estaban enamorados.
    Cinco anos despues, Tilly y Gabriel no se hablan.
    Cinco anos antes, Tilly y Gabriel deberian haberse casado.
    Cinco anos despues, Tilly esta soltera y Gabriel prometido.
    ?Que ocurrio hace cinco anos?
    Para poner su vida en orden, Gabriel le hace una propuesta desesperada: pasar cinco dias con ella.
    Cinco dias juntos para poder desenmaranar el pasado y aceptar el presente.
    Cinco dias que cambiaran sus vidas para siempre.
    Cinco dias para volver a encontrarse.
    Cinco dias para estar contigo.

  • Buscando Esposa de Julia Quinn

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    Londres, cerca de St. George, Hannover Square, Verano de 1827 Sus pulmones estaban en llamas. Gregory Bridgerton estaba corriendo. A traves de las calles de Londres, ignorando las miradas curiosas de los transeuntes, estaba corriendo. Habia un extrano y poderoso ritmo en sus movimientos -uno dos tres cuatro, uno dos tres cuatro- que lo empujaban, impulsandolo a seguir adelante, mientras su mente permanecia enfocada en una sola cosa. La iglesia. Tenia que llegar a la iglesia. Tenia que detener la boda. ?Cuanto tiempo llevaba corriendo? ?Un minuto? ?Cinco? No podia saberlo, no podia concentrarse en otra cosa diferente a su destino. La iglesia. Tenia que llegar a la iglesia. Tendria que haber empezado a las once. Eso. La ceremonia. Eso que jamas debio haber pasado. Pero sin embargo, ella lo habia hecho. Y el tenia que detenerla. Tenia que detenerla a ella. No sabia como lo iba a hacer, y seguramente no sabia por que, pero ella estaba haciendolo, y todo era un error. Ella tenia que saber que estaba en un error. Ella era suya. Ambos se pertenecian. Ella lo sabia. Lo peor de todo, era que ella lo sabia. ?Cuanto tiempo tardaria en desarrollarse una ceremonia? ?Cinco minutos? ?Diez? ?Veinte? Nunca habia prestado atencion antes, seguramente nunca penso en mirar su reloj de principio a fin. Nunca penso que necesitaria esa informacion. Nunca penso que le importaria tanto. ?Cuanto tiempo llevaba corriendo? ?Dos minutos? ?Diez? Giro alrededor de una esquina y se dirigio a Regent Street, grunendo lo que parecia ser un <> cuando tropezo con un caballero respetablemente ataviado, y le tiro su maleta al piso. Normalmente Gregory se habria detenido para ayudar al senor, inclinandose para recoger su maleta, pero no hoy, no esta manana. No ahora. La iglesia. Tenia que llegar a la iglesia. No podia pensar en nada mas. No debia. Debia... !Maldicion! Patino al hacer una parada, cuando un carruaje se detuvo enfrente de el. Descansando las manos en sus caderas -no porque queria, sino porque su desesperado cuerpo se lo exigiaaspiro enormes bocanadas de aire, intentando aliviar la furiosa presion de su pecho, ese horrible ardor, que lo hacia sentir como... El carruaje se movio y el comenzo a correr de nuevo. Ahora estaba cerca. Podia hacerlo. No podian haber pasado mas de cinco minutos desde que habia salido de la casa. Quizas seis. Se sentian como treinta, pero no podian haber pasado mas de siete. Tenia que detener esto. Todo estaba mal. Tenia que detenerlo. Lo detendria. Ya podia ver la iglesia. A lo lejos, su torre gris elevandose hacia el brillante cielo azul. Alguien habia colgado flores en las linderas. No podia decir que clase de flores eran -amarillas y blancas, pero en su mayoria eran amarillas. Se derramaban en el exterior con un abandono temerario, saliendo de los cestos. Lucian alegres, incluso contentas, y todo estaba tan mal. Este no era un dia alegre. No era un evento que debia ser celebrado. Y el lo detendria. Redujo la velocidad solo lo suficiente para poder seguir corriendo sin caerse de bruces, y entonces tiro de la puerta para abrirla, amplia, mas amplia, mientras escuchaba el golpe al chocarse con la pared exterior. Quiza debio haber entrado con un poco mas de silencio, dandose un momento para evaluar la situacion, para darse cuenta lo lejos que habian llegado. La iglesia quedo en silencio. El sacerdote detuvo su parloteo, y cada columna vertebral de cada banco se giro, hasta que todas las caras se volvieron. Hacia el. – No -jadeo Gregory, pero tenia tan poco aliento, que apenas si podia escuchar sus propias palabras. – No -dijo, mas alto esta vez, agarrandose del borde de los bancos mientras avanzaba-. No lo hagas. Ella no dijo nada, pero el la vio. Tenia la boca abierta de la conmocion. Vio como el ramillete de flores se caia de sus manos, y sabia, por Dios que lo sabia, que ella habia dejado de respirar. Se veia tan hermosa. Su cabello dorado parecia capturar la luz, y brillar con un fulgor que lo llenaba de fuerzas. Se enderezo, aun respirando con dificultad, pero ahora podia caminar sin ayuda, y se solto del banco. – No lo hagas -dijo el otra vez, avanzando hacia ella con la gracia furtiva de un hombre que sabe lo que quiere. Que sabe lo que debe ser. Ella aun no hablaba. Nadie lo hizo. Eso era extrano. Trescientos de los entrometidos mas grandes de Londres, estaban en ese edificio, y nadie habia proferido ni una palabra. Nadie podia apartar la vista de el mientras caminaba en medio del pasillo. – Te amo -dijo, justo alli, enfrente de todo el mundo. ?Y a quien le importaba? No podia guardarse ese secreto. No permitiria que se casara con nadie mas, sin asegurarse de que todo el mundo supiera que ella era la duena de su corazon. – Te amo -dijo otra vez, y por el rabillo del ojo pudo ver a su madre y a su hermana, sentadas en un banco, boquiabiertas de la sorpresa. Siguio caminando. Por el pasillo, cada paso era mas seguro, mas confiado. – No lo hagas -dijo, saliendo del pasillo y entrando en el altar-. No te cases con el. – Gregory -susurro ella-. ?Por que haces esto? – Te amo -dijo, porque era lo unico que podia decir. Era lo unico que importaba. Sus ojos brillaron, y el podia ver como contenia el aliento. Ella miro al hombre con el que estaba tratando de casarse. Levanto las cejas cuando el simplemente le contesto con un diminuto encogimiento de hombros, como si le dijera: Esa es tu opcion. Gregory inclino una rodilla. – Casate conmigo -dijo, con su mismisima alma en sus palabras-. Casate conmigo. Contuvo el aliento. La iglesia entera dejo de respirar. Ella fijo los ojos en los suyos. Eran grandes, claros y todo lo que habia pensado que era amable y verdadero. – Casate conmigo -susurro el, una ultima vez. Sus labios temblaron, pero su voz fue clara cuando dijo... Capitulo 1 En el que nuestro heroe se enamora Dos meses antes. A diferencia de la mayoria de los hombres que conoce, Gregory Bridgerton cree en el verdadero amor. Tendria que ser un tonto para no creer en el. Teniendo en cuenta lo siguiente: A su hermano mayor, Anthony. A su hermana mayor, Daphne. A sus otros hermanos, Benedict y Colin, sin mencionar a sus hermanas, Eloise, Francesca, y (aunque no lo crean) Hyacinth, todos -absolutamente todos-estaban completamente enamorados de sus respectivas parejas. A la mayoria de los hombres, ese tipo de cosas solo les produciria un ataque de bilis, pero para Gregory, quien habia nacido con una alegria incomparable, que de vez en cuando (segun su hermana menor) era irritante, eso sencillamente significaba que no tenia otra opcion, mas que creer en lo obvio: El amor existia. Y no era una completa invencion de la imaginacion, disenada para evitar que los poetas murieran de hambre. Podria ser algo que no se podia ver, oler o tocar, pero estaba alli, y era solo cuestion de tiempo antes de que el, tambien, encontrara a la mujer de sus suenos y se estableciera para ser fructifero, se multiplicara y asumiera aficiones como el papel mache y la coleccion de ralladores de nuez moscada. Aunque, si queria ser claro en un punto, que parecia ser bastante necesario para ese concepto tan abstracto, sus suenos no incluian exactamente a una mujer. Bueno, no a una con atributos especificos e identificables. No sabia nada de la mujer que iba a ser suya, la unica que supuestamente transformaria su vida completamente, convirtiendolo en un pilar feliz de aburrimiento y respetabilidad. No sabia si seria bajita o alta, o morena o rubia. Le gustaba pensar que podria ser inteligente y poseer un gran sentido del humor, pero mas alla de eso, ?Como iba a saberlo? Ella podia ser timida o franca. Tal vez le podria gustar cantar. O quizas no. Quizas era una amazona, con un cutis sonrosado por estar demasiado tiempo bajo el sol. No lo sabia. Cuando esa mujer llegara, esa imposible, maravillosa y actualmente inexistente mujer, todo lo que en realidad sabia era que cuando la encontrara... Lo sabria. No sabia como lo sabria; solo sabia que lo sabria. Ocurriria algo muy importante, su mundo se estremeceria, y la vida se alteraria... bueno, en realidad, no iba a llegar susurrando su paso por su existencia. Vendria pleno y poderoso, como una tonelada proverbial de ladrillos. La unica pregunta era cuando. Y mientras tanto, no veia ninguna razon para no pasarla bien mientras se anticipaba a su llegada. Despues de todo, uno no tenia que comportarse como un monje mientras esperaba al verdadero amor. Gregory era, segun todos, un tipico hombre londinense, con una comoda -pero no extravagante-asignacion, tenia muchos amigos, y el suficiente sentido comun para saber cuando debia alejarse de una mesa de juegos. Era considerado lo suficientemente decente para ser tenido en cuenta en el Mercado Matrimonial, puede que no estuviera precisamente a la cabeza (los cuartos hijos nunca llamaban mucho la atencion) y siempre estaba en demanda cuando las matronas de la sociedad, necesitaban a un hombre que llenara los requisitos para ser invitado a un buen numero de fiestas. Lo que hacia que su anteriormente mencionada asignacion, se estirara un poco mas, convirtiendose en un beneficio. Quizas debio haber tenido un poco mas de proposito en su vida. Alguna clase de direccion, o incluso una tarea insignificante que realizar. Pero eso podria esperar, ?no es verdad? Pronto, estaba seguro, todo se aclararia. Sabia que era lo que deseaba hacer, y con quien deseaba hacerlo, y mientras tanto, el tenia... No tenia tiempo. Por lo menos, no en ese preciso momento. Para explicar: Actualmente Gregory estaba sentado en una silla de cuero, una muy comoda por cierto, y no era que realmente tuviera que pensar en el asunto, mas que en el hecho de que la falta de incomodidad conducia a las personas a sonar despiertas, lo que a su vez conducia a no escuchar a su hermano que, debe anotarse, estaba de pie, aproximadamente a un metro de distancia, hablando sobre algo o alguna cosa, casi seguramente relacionada con alguna variacion de las palabras deber y responsabilidad. En realidad, Gregory no le estaba prestando la debida atencion. Raramente lo hacia. Bueno, no, ocasionalmente lo hacia, pero... – ?Gregory? !Gregory! Levanto la mirada, pestaneando. Anthony tenia los brazos cruzados, esa nunca era una buena senal. Anthony era el vizconde Bridgerton, y lo habia sido durante mas de veinte anos. Y mientras que era -Gregory era el primero en insistir-el mejor de los hermanos, tambien hubiera podido ser un excelente senor feudal. – Perdoname por entrometerme en tus pensamientos, de esta manera -dijo Anthony en una voz seca-, pero tu has, quizas -solo quizas- ?escuchado algo de lo que te he dicho? – Diligencia -repitio Gregory como un loro, mientras asentia con lo que juzgaba era un gesto de suficiente gravedad-. Direccion. – En efecto -replico Anthony, y Gregory se felicito a si mismo por lo que claramente habia sido una excelente actuacion-. Es tu ultima oportunidad de que le busques alguna direccion a tu vida. – Por supuesto -murmuro Gregory, principalmente porque no habia cenado, y tenia hambre, y habia escuchado que su cunada estaba sirviendo refrescos en el jardin. Ademas, nunca tenia sentido discutir con Anthony. Nunca. – Debes hacer un cambio. Escoger un nuevo camino. – Claro. -Quizas habia bocadillos. Podia comerse cuarenta de esas ridiculeces cortadas por la mitad. – Gregory. La voz de Anthony tenia ese tono. Aquel que era imposible de describir, pero lo suficientemente facil de reconocer. Y Gregory sabia que era el momento de prestar atencion. – Correcto -dijo, porque de verdad, era notable como una sola silaba podria borrar a una frase apropiada-. Espero unirme al clero. Eso hizo que Anthony se congelara. Muerto, helado, frio. Gregory hizo una pausa para saborear el momento. No le importaba que para ello, hubiera tenido que convertirse en un condenado vicario. – ?Disculpame? -murmuro Anthony finalmente. – No es que tenga muchas opciones -dijo Gregory. Y cuando esas palabras emergieron, comprendio que era la primera vez que las habia dicho. Las hacia mas reales, de algun modo, mas permanentes-. Es el ejercito o el clero -continuo-, y bueno, debo decir esto: Soy una bestia para disparar. Anthony no dijo nada. Todos sabian que tenia razon. Despues de un momento de incomodo silencio, Anthony murmuro: – Hay espadas. – Si, pero con mi suerte, me enviarian a Sudan. -Gregory se estremecio-. No debe ser demasiado terrible, pero en realidad, hace mucho calor. ?Querrias ir? Anthony objeto inmediatamente. – No, claro que no. – Y -agrego Gregory, empezando a disfrutarlo-, esta Madre. Se hizo una pausa. Entonces: – Ella sabe algo de Sudan... ?verdad? – No le gustaria mucho mi partida, y entonces tu, sabes, seras el unico que debera sostener su mano cada vez que se preocupe, o tenga alguna pesadilla horrible sobre... – No digas mas -le interrumpio Anthony. Gregory se permitio reir internamente. Realmente no era justo para su madre, quien, solo para senalar, nunca habia dicho alguna vez que pronosticara el futuro con algo tan tonto como un sueno. Pero si odiaria que el se marchara a Sudan, y Anthony tendria que escucharla cuando se preocupara por eso. Y como Gregory no estaba particularmente deseoso de partir de las orillas nubladas de Inglaterra, el argumento era muy discutible, de cualquier forma. – Correcto -dijo Anthony-. Bien. Estoy feliz, entonces, de que finalmente hayamos podido tener esta conversacion. Gregory le echo un vistazo a su reloj. Anthony se aclaro la garganta, y cuando hablo, se escuchaba un filo de impaciencia en su voz. – Y que hayas pensado finalmente en tu futuro. Gregory sentia que algo se apretaba en la parte de atras de su mandibula. – Solo tengo veintiseis anos -le recordo-. Seguramente soy muy joven como para que tengas que repetirme la palabra finalmente. Anthony simplemente arqueo una ceja.

  • Llamando a las puertas de la revolucion de Karl Marx

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    Los mejores libros jamas escritos.

  • Matar a un ruisenor de Harper Lee

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    Cuando tenia casi trece anos, mi hermano Jem sufrio una grave fractura en el brazo a la altura del codo. Cuando sano y por fin se disiparon sus temores de que nunca podria volver a jugar al futbol americano, en raras ocasiones volvia a acordarse de aquella lesion. El brazo izquierdo le quedo algo mas corto que el derecho; cuando estaba de pie o andaba, el dorso de la mano formaba casi un angulo recto con su cuerpo, y el pulgar estaba paralelo a sus muslos. A el no podria haberle importado menos, con tal de poder pasar y chutar. Cuando transcurrieron anos suficientes para poder verlos en retrospectiva, a veces hablabamos de los acontecimientos que condujeron a su accidente. Yo sostengo que los Ewell fueron quienes lo comenzaron todo, pero Jem, que era cuatro anos mayor que yo, decia que eso habia empezado mucho antes. Dijo que comenzo el verano en que Dill vino a vernos, cuando nos hizo concebir por primera vez la idea de hacer salir a Boo Radley. Yo decia que si el queria tener una amplia perspectiva de lo sucedido, en realidad comenzo con Andrew Jackson. Si el general Jackson no hubiera perseguido a los indios creek arroyo arriba, Simon Finch nunca habria llegado hasta Alabama, y ?donde estariamos nosotros si no lo hubiera hecho? Eramos demasiado mayores como para zanjar la discusion con una pelea, de modo que consultamos a Atticus. Nuestro padre dijo que los dos teniamos razon. Al ser del Sur, era un motivo de verguenza para algunos miembros de la familia que no tuvieramos constancia de que alguno de nuestros antepasados hubiera peleado en la batalla de Hastings. Tan solo teniamos a Simon Finch, un boticario de Cornualles cuya piedad solo se veia superada por su tacaneria. En Inglaterra, a Simon le irritaba la persecucion de aquellos que se autodenominaban metodistas a manos de sus hermanos mas liberales, y ya que Simon se consideraba metodista, cruzo el Atlantico hasta Filadelfia, de ahi a Jamaica, y desde alli a Mobile subiendo hasta Saint Stephens. Teniendo en cuenta las estrictas normas de John Wesley sobre no enriquecerse en los negocios aprovechandose de los demas, Simon se dedico a la practica de la medicina logrando un gran exito; pero en esta empresa era infeliz, pues habia sido tentado a hacer lo que el sabia que no era para la gloria de Dios, como llevar oro y ropas costosas. De modo que Simon, habiendo olvidado lo que su maestro habia dicho sobre la posesion de bienes humanos, compro tres esclavos y con su ayuda establecio una hacienda a las orillas del rio Alabama, a unos sesenta y cinco kilometros mas arriba de Saint Stephens. Regreso a Saint Stephens solamente una vez, para encontrar esposa, y con ella establecio una descendencia con muchas hijas. Simon vivio hasta una edad impresionante y murio rico. Era costumbre de los hombres de la familia quedarse en la hacienda de Simon, Finch's Landing, y ganarse la vida con el algodon. El lugar se sostenia a si mismo. Modesto en comparacion con los imperios que lo rodeaban, Landing producia sin embargo todo lo necesario para la vida excepto hielo, harina de trigo y prendas de vestir, que proporcionaban las embarcaciones fluviales de Mobile. Simon habria considerado con impotente rabia los problemas entre el Norte y el Sur, ya que arrebataron a sus descendientes todo a excepcion de su tierra; sin embargo, la tradicion de vivir en esa hacienda siguio inalterable hasta bien entrado el siglo XX, cuando mi padre, Atticus Finch, fue a Montgomery para aprender Derecho, y su hermano menor fue a Boston para estudiar Medicina. Su hermana Alexandra fue la Finch que se quedo en Landing: se caso con un hombre taciturno que pasaba la mayor parte de su tiempo tumbado en una hamaca al lado del rio preguntandose si sus redes de pesca estarian llenas. Cuando mi padre fue admitido en la abogacia, regreso a Maycomb y comenzo a ejercer. Maycomb, a unos treinta kilometros al este de Finch's Landing, era la capital del condado de Maycomb. La oficina de Atticus en el edificio del juzgado contenia poco mas que una percha para sombreros, una escupidera, un tablero de damas y un impecable Codigo de Alabama. Sus dos primeros clientes fueron las dos ultimas personas a las que ahorcaron en la carcel del condado de Maycomb. Atticus los habia instado a que aceptaran la generosidad del Estado, que les permitiria declararse culpables de homicidio en segundo grado y asi evitar la pena capital, pero ellos eran Haverford, un apellido que en el condado de Maycomb es sinonimo de burro testarudo. Los Haverford habian liquidado al principal herrero de Maycomb por un malentendido que surgio por la supuesta <> de una yegua, fueron lo bastante imprudentes para hacerlo en presencia de tres testigos e insistieron en que <> era una defensa lo bastante buena para cualquiera. Persistieron en declararse no culpables de homicidio en primer grado, de modo que no hubo mucho que Atticus pudiera hacer por sus clientes, a excepcion de estar presente en su partida, una ocasion que fue probablemente el comienzo de la profunda antipatia de mi padre hacia la practica del Derecho Penal. Durante sus cinco primeros anos en Maycomb, Atticus practico mas que cualquier otra cosa la Economia; y durante varios anos desde entonces invirtio sus ganancias en la educacion de su hermano. John Hale Finch era diez anos menor que mi padre, y decidio estudiar Medicina en un momento en que no valia la pena cultivar algodon; pero despues de tener a Jack encauzado, Atticus comenzo a obtener ingresos razonables practicando la abogacia. Le gustaba Maycomb, habia nacido y se habia criado alli; conocia a su gente, ellos le conocian, y debido a los negocios de Simon Finch, Atticus estaba emparentado por sangre o matrimonio con casi todas las familias de la ciudad. Maycomb era una vieja poblacion, pero ademas era una vieja poblacion cansada cuando yo la conoci. En el tiempo lluvioso las calles se convertian en un barrizal rojizo; crecia hierba en las aceras, y el edificio del juzgado parecia combarse sobre la plaza. En cierto modo, hacia mas calor entonces: un perro negro sufria los dias de verano; las flacas mulas enganchadas a los carros espantaban moscas bajo la sofocante sombra de las encinas que habia en la plaza. A las nueve de la manana, los cuellos rigidos de los hombres se veian languidos. Las damas se banaban antes de la tarde, despues de su siesta de las tres, y al atardecer estaban como blandos pastelitos cubiertos de sudor y dulce talco. La gente se movia despacio entonces. Cruzaban la plaza a paso lento, entrando y saliendo de las tiendas que la rodeaban, y se tomaban su tiempo para todo. Un dia tenia veinticuatro horas, pero parecia mas largo. No habia ninguna prisa, ya que no habia ningun lugar adonde ir, nada que comprar y nada de dinero con el cual comprar, nada que ver fuera de los limites del condado de Maycomb. Pero era una epoca de vago optimismo para algunas personas: al condado de Maycomb se le habia dicho recientemente que no tenia nada que temer, solamente a si mismo. Viviamos en la principal calle residencial de la ciudad: Atticus, Jem y yo, ademas de Calpurnia, nuestra cocinera. Jem y yo estabamos contentos con nuestro padre: jugaba con nosotros, nos leia y nos trataba con cortesia. Calpurnia era otra cosa. Toda angulos y huesos, era miope, tambien bizca, y sus manos eran tan anchas como un travesano de cama, y dos veces mas duras. Siempre me estaba ordenando que saliera de la cocina, preguntandome por que no podia comportarme tan bien como Jem aunque sabia que el era mayor, y me llamaba para volver a casa cuando yo no estaba lista para regresar. Nuestras batallas eran epicas y con un final sin variacion. Calpurnia ganaba siempre, principalmente porque Atticus siempre se ponia de su lado. Ella habia estado con nosotros desde que nacio Jem, y yo habia sentido la tirania de su presencia desde que podia recordar. Nuestra madre murio cuando yo tenia dos anos, de modo que nunca senti su ausencia. Ella era una Graham de Montgomery; Atticus la conocio cuando fue elegido por primera vez para la legislatura estatal. Para entonces, el era de mediana edad y ella quince anos mas joven. Jem fue el resultado de su primer ano de matrimonio. Cuatro anos despues naci yo, y dos anos despues nuestra madre murio de un ataque repentino al corazon. Decian que era cosa de familia. Yo no la extranaba, pero creo que Jem si. El la recordaba claramente, y algunas veces en mitad de un juego daba un largo suspiro, y despues se marchaba y jugaba el solo detras de la cochera. Cuando se ponia asi, yo sabia que era mejor no molestarle. Cuando yo tenia casi seis anos y Jem se acercaba a los diez, nuestras fronteras en el verano (al alcance de la voz de Calpurnia) eran la casa de la senora Henry Lafayette Dubose, dos puertas al norte de la nuestra, y la Mansion Radley, a tres puertas al sur. Nunca sentimos la tentacion de traspasarlas. La Mansion Radley estaba habitada por una entidad desconocida, cuya mera descripcion era suficiente para hacer que nos portaramos bien durante dias. La senora Dubose era el mismo demonio. Ese fue el verano en que vino Dill. Una manana temprano, cuando estabamos comenzando nuestros juegos en el patio trasero, Jem y yo oimos algo en la puerta contigua, en el parterre de coles de la senorita Rachel Haverford. Fuimos hasta la malla de alambre para ver si habia un perrito, pues la perra terrier de la senorita Rachel estaba prenada, pero en cambio encontramos a alguien sentado que nos miraba. Sentado, no era mucho mas alto que las coles. Nos quedamos mirando fijamente hasta que el hablo: --Hola. --Hola, tu --contesto Jem amablemente. --Soy Charles Baker Harris --dijo el--. Se leer. --?Y que? --pregunte yo. --Solo pense que os gustaria saber que se leer. Si teneis algo que necesiteis leer, yo puedo hacerlo... --?Cuantos anos tienes? --pregunto Jem--. ?Cuatro y medio? --Voy para siete. --Entonces no es nada --dijo Jem, senalandome con el pulgar --. Aqui Scout lee desde que nacio, y ni siquiera ha comenzado aun la escuela. Pareces muy canijo para tener casi siete anos. --Soy pequeno pero mayor --afirmo el. Jem se aparto el cabello para mirarlo mejor. --?Por que no vienes aqui, Charles Baker Harris? --dijo--. Senor, vaya nombre. --No es mas curioso que el tuyo. Tia Rachel dice que te llamas Jeremy Atticus Finch. Jem fruncio la frente. --Soy lo bastante alto para estar en consonancia con mi nombre --dijo--. Tu nombre no es mas largo que tu. Apuesto a que es un palmo mas largo. --La gente me llama Dill --dijo Dill, intentando pasar por debajo de la valla. --Te ira mejor si pasas por encima en lugar de por debajo -- observe yo--. ?De donde vienes? Dill era de Meridian, Mississippi, e iba a pasar el verano con su tia, la senorita Rachel, y desde entonces pasaria todos los veranos en Maycomb. Su familia era del condado de Maycomb originariamente. Su madre trabajaba para un fotografo en Meridian, habia presentado una fotografia de el a un concurso de ninos guapos, y gano cinco dolares. Le dio el dinero a Dill, quien lo empleo en ir veinte veces al cine. --Aqui no hay exposiciones de fotografia, excepto a veces las de Jesus en el juzgado --dijo Jem--. ?Viste alguna pelicula buena? Dill habia visto Dracula, una revelacion que movio a Jem a mirarle con cierto respeto. --Cuentanosla --le pidio. Dill era un chico muy curioso. Llevaba pantalones cortos azules de lino que se abotonaban a la camisa, su cabello era blanco como la nieve y lo llevaba pegado a la cabeza como si fuera un plumon de pato; era un ano mayor que yo, pero yo le sobrepasaba en altura. Mientras nos relataba la vieja historia, sus ojos azules se iluminaban y se oscurecian; su risa era repentina y feliz, y solia tirarse de un mechon de cabello que caia sobre su frente. Cuando Dill hubo reducido al polvo a Dracula, y Jem dijo que la pelicula parecia mejor que el libro, le pregunte a Dill donde estaba su padre. --No has dicho nada de el. --No tengo ningun padre. --?Esta muerto? --No... --Entonces, si no esta muerto, si lo tienes, ?verdad? Dill se sonrojo y Jem me dijo que me callase, una senal segura de que Dill habia sido estudiado y hallado aceptable. A partir de entonces el verano paso con una diversion constante. La diversion constante era: hacer mejoras a nuestra casa del arbol que descansaba entre dos cinamomos gigantes en el patio trasero, alborotar, recorrer nuestra lista de obras de teatro basadas en las de Oliver Optic, Victor Appleton y Edgar Rice Burroughs. En este asunto teniamos la fortuna de tener a Dill. El representaba los papeles que anteriormente me daban a mi. El mono en Tarzan, el senor Crabtree en The Rover Boys, el senor Damon en Tom Swift. De ese modo llegamos a conocer a Dill como un merlin de bolsillo, cuya cabeza estaba llena de planes excentricos, anhelos extranos y fantasias raras. Pero a finales de agosto nuestro repertorio era aburrido, por haberlo representado incontables veces, y fue entonces cuando Dill nos dio la idea de hacer salir a Boo Radley. La Mansion Radley fascinaba a Dill. A pesar de nuestras advertencias y explicaciones, le atraia como la luna atrae al agua, aunque no mas cerca de la farola de la esquina, a una distancia segura de la puerta de los Radley. Ahi se quedaba, rodeando el grueso poste con un brazo, mirando fijamente y haciendose preguntas. La Mansion Radley hacia una curva cerrada mas alla de nuestra casa. Andando hacia el sur, se pasaba por delante de su porche; la acera daba un giro y estaba en paralelo con la finca. La casa era baja, en otra epoca era blanca y con un ancho porche y persianas verdes, pero hacia mucho tiempo que se habia oscurecido hasta llegar al tono de pizarra gris que la rodeaba. Unas tablas descompuestas por la lluvia caian sobre los aleros del barandal; unos robles mantenian alejados los rayos de sol. Los restos de una cerca guardaban el patio frontal, un patio <> que nunca se barria, donde crecian en abundancia hierbajos y flores silvestres. Dentro de la casa vivia un fantasma maligno. La gente decia que existia, pero Jem y yo nunca lo habiamos visto. La gente decia que salia de noche, cuando se ponia la luna, y miraba por las ventanas. Cuando las azaleas de la gente se helaban en una noche fria, era porque el habia soplado sobre ellas. Cualquier pequeno delito cometido en Maycomb era obra del fantasma. En una ocasion, la ciudad estaba aterrorizada por una serie de macabros acontecimientos nocturnos: encontraban mutilados pollos y animales domesticos; aunque el culpable era Addie el Loco, quien finalmente termino ahogandose en el remolino de aguas de Barker, todos seguian mirando la Mansion Radley, sin estar dispuestos a descartar sus sospechas iniciales. Un negro no pasaria al lado de la Mansion Radley de noche; cruzaria a la acera contraria e iria silbando mientras caminaba. Los terrenos escolares de Maycomb lindaban con la parte trasera del terreno de los Radley; desde el gallinero de los Radley, altos arboles de pacanas dejaban caer su fruto al patio de la escuela, pero los ninos no tocaban ninguna de aquellas nueces: las pacanas de los Radley mataban. Una bola de beisbol que cayera en el patio de los Radley era una bola perdida, y no se hacian preguntas. La desgracia de aquella casa comenzo muchos anos antes de que Jem y yo nacieramos. Los Radley, bien recibidos en cualquier parte de la ciudad, se encerraban en su casa, una predileccion imperdonable en Maycomb. Ellos no iban a la iglesia, que era el entretenimiento principal de Maycomb, sino que rendian culto en su casa; la senora Radley en raras ocasiones llegaba a cruzar la calle para tomar un cafe a media manana con sus vecinas, y sin duda nunca se unio a ningun circulo misionero. La senora Radley caminaba hasta la ciudad a las once y media cada manana y regresaba prontamente a las doce, a veces llevando una bolsa de papel marron que los vecinos suponian que contenia las provisiones de la familia. Yo nunca supe como el viejo senor Radley se ganaba la vida, Jem decia que <>, un termino educado para decir que no hacia nada, pero el senor Radley y su esposa habian vivido alli con sus dos hijos durante tanto tiempo como cualquiera podia recordar. Las persianas y las puertas de la casa de los Radley estaban cerradas los domingos, otra cosa ajena a las costumbres de Maycomb: puertas cerradas significaba solamente enfermedad y tiempo frio. De entre todos los dias, el domingo era dia para las visitas formales por la tarde: las senoras llevaban corse, los hombres llevaban abrigos, los ninos llevaban zapatos. Pero subir los peldanos de la Mansion Radley y decir <> una tarde de domingo era algo que sus vecinos no hacian nunca. La casa de los Radley no tenia puertas de tela metalica. Una vez le pregunte a Atticus si alguna vez tuvo alguna; Atticus dijo que si, pero antes de que yo naciera. Segun la leyenda del barrio, cuando el joven Radley estaba en la adolescencia hizo amistad con algunos de los Cunningham, de Old Sarum, una tribu enorme y confusa que estaba domiciliada en la parte norte del condado, y formaron lo mas parecido a una pandilla que se viera jamas en Maycomb. Hacian muy poca cosa, pero lo bastante para que hablaran de ello por la ciudad y los amonestaran publicamente desde tres pulpitos: merodeaban por la barberia; subian en el autobus hasta Abbottsville los domingos e iban al cine: asistian a bailes en los lugares de juego en el condado al lado del rio: la posada Dew-Drop y Campamento Pesquero: probaban el whisky de contrabando. Nadie en Maycomb tenia las agallas para decirle al senor Radley que su muchacho andaba con malas companias.

  • Regalo Inesperado: Un Amor Para Compartir, Ruby Martinez de Ruby Martinez

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    Hay diferentes tipos de amor, el que les vengo a presentar es uno de los mas puros y verdaderos que pueda existir.
    Todo fue tan inesperado, y aunque los acontecimientos en cierta forma avisaban, nadie lo vio venir. La muerte de Christina Gracia nadie la vio venir. Pero no estaba sola, dentro de ella habitaba una vida que cambiaria por completo el mundo de Eralda, su sobrina.
    Eralda, una joven universitaria apasionada por las letras y la poesia, se ve en la necesidad de truncar sus estudios, pues su fallecida tia la deja como heredera y, sobre todo, encargada de su recien nacida hija Becky.

  • Patitas de arana de Manuela Riobo

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    En las hermosas y verdes tierras del Morrazo, en el pueblo de Meira, hay una pequena casita en la que vive Susan con sus dos hijos pequenos. Ocasionalmente recibe la visita de Bull, un antiguo novio que todavia conserva la facilidad de chantajearla y manejarla de cuando eran pareja.
    Un dia tras una visita medica en un centro hospitalario situado en las afueras de Vigo conoce a Alexio. Este la ayuda en una delicada situacion. A raiz de ese encuentro se inicia entre ellos una singular relacion.
    Alexio, poco a poco se ve envuelto en el dia a dia de Susan, cada vez mas interesado en ella, decide sortear a su lado los crueles y despoticos actos de venganza que Bull llevara a cabo al verse apartado de su vida.

  • Testigo enamorado de Joanna Wayne

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    Despues de testificar contra un asesino de la mafia, la viuda Janice Stevens habia adquirido una nueva identidad. Vivia de manera anonima desde hacia quince anos y habia criado sola a su hija. hasta que Vincent Magilinti aparecio en su casa, quince anos despues, para reclamar lo que era suyo: su hija y el corazon de Janice.

  • Querida Rosaura de Lujan Fraix

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    Rosaura Waner fue una persona que no supo entender la vida. Se entrego a los demas en un ir y venir de situaciones divididas. Amo a su madre Magdalena quien cerceno, desde nina, sus deseos mas queridos; la obligo a ser una mujer y a llevar sobre si las cargas de un adulto. No disfruto de los momentos por hallarse inmersa en un pasado que le dejo secuelas hondas: la muerte temprana de Magdalena y la de su hermano Juan Jose de treinta y cinco anos.
    Rosaura vivio para el dolor, para llorar de la manana a la noche a sus muertos, para velar por su hermano menor, Ruben, hasta el ultimo dia. A Maria, su hija, la cuido como un tesoro que le costo mucho concebir. Sintio terror por su salud porque conocia de memoria el sabor de las ausencias; ahogo su juventud con reclamos absurdos y extendio la doctrina de su madre hasta el final de su historia.
    Segun sus propias palabras amo a un Dios que le arrebato la vida.

  • No puedes ser tu de Sarah Rusell

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    Arranque el coche y casi se tiran los viandantes al suelo, ese tubo de escape ya estaba en las ultimas, pero claro, sin trabajo, apenas me daba mi madre para lo justo y poco mas, demasiado que ese dia me podia permitir el lujo de cogerlo pues tenia un restillo de gasolina. El coche era de mi padre que habia fallecido doce anos atras, para aquellos entonces ya lo tenia desde hacia ocho anos por lo cual, demasiado que siempre se le hacia un arreglo de ultima hora para pasar la ITV y lo bueno era que, un vecino mio que trabaja alli, nos echaba el cable y nos daba el visto bueno pues sabia con la poca pension que se vivia en mi casa. A mi madre solo le quedaron setecientos euros, los unicos ingresos que entraban en el hogar, ya que yo no encontraba trabajo o me duraban dos dias. La casa estaba pagada, por ese lado nos salvabamos, pero vamos, vivir con mi madre era vivir en un constante mal rollo impresionante y es que siempre tenia una cara que le llegaba al suelo y chocabamos bastante. Iba a una entrevista de trabajo para la que no tenia ni cita, pero me habian dicho que estaban buscando limpiadora para las oficinas de una de las mayores firmas de joyas. --?Su nombre y apellido, por favor? --me pregunto la chica de detras del mostrador. --Clara Bronca. --?Como? --Clara Bronca. --A ver, su nombre es... --Clara --resople. --?Y su apellido? --Bronca. B de Barcelona, R de Roma, O de Oviedo... --Ya, ya --negaba con la mano para que me callara mientras ponia mala cara, incredula por mi nombre. !Ni que tuviera yo la culpa de llevar ese San Benito! --?Y a que hora dice que tiene la reunion con Susana? --A las diez --sonrei. --No, no veo aqui ninguna cita, dejeme un momento que vaya a hablar con ella. --Gracias. Mentira cochina, no tenia ninguna reunion con la tal Susana, pero estaba claro que era la unica forma que tenia para llegar a la jefa de limpieza e intentar camelarmela para que me diera el puesto. Eche una visual y volvio, me hizo un gesto para que la siguiera. --???Clara??? --pregunto al verme. --Joder ???Susana??? --!Si! --exclamo emocionada y vino a abrazarme. --No me digas que eres la jefa de limpieza. --Si, desde hace un par de anos --agarraba mis manos. --El tiempo que no llevas con mi primo Ricardo. --Efectivamente --se rio--. Por cierto, perdona, no tenia constancia de esta cita. --Tranquila, ni yo, pero me dijeron que estaban buscando personal y ya sabes --rei. --Le echaste morro... --Volteo los ojos riendose. --Efectivamente. --Sabes que siempre tuve debilidad por ti y que te dare el puesto, pero me tienes que prometer que no la vas a liar. --No, no, pero ya sabes que los fines de semana son sagrados. --Tranquila --se reia negando--, el horario es de lunes a viernes de ocho a dos. --?Y no hay de diez a dos? --!Clara! --se rio. --Esta bien, hare un sacrificio y me levantare mas temprano. --No cambias --me dio un pellizco en la mejilla. --?Y cuando empiezo? --El lunes. --De lujo, asi tengo cuatro dias de descanso hasta entonces. --Que morro tienes. Anda ven, vamos a ir al despacho del asesor para que te prepare el contrato. --?Esta bueno? --Tiene sesenta anos, no esta mal, pero no empieces --me dio una colleja y la segui hasta alli. Tras dos golpecitos en la puerta y escuchar una voz de lo mas varonil, entramos y juro que casi me desmayo. !Madre mia como estaba el asesor! Si ese hombre era abuelo, yo firmaba por llegar a su edad en las mismas condiciones. Que bien llevados los sesenta anos, por Dios. Que yo me esperaba un senor asi bajito, mas bien calvo, regordete, con el traje tan apretado que le podria estallar el boton del ombligo en cualquier momento, y tenia delante a mi propio guardaespaldas, pero literalmente porque el tio era clavadito a Kevin Costner. Mas de metro ochenta, ojos azules, cabello castano con unas cuantas canas y bien apanadito. Vamos, que si yo tuviera veinte anos mas le tiraba los tejos. Un codazo me saco de mis pensamientos, mire a Susana y ahi estaba ella, con ceja arqueada y con la cara de "No la lies, que no te contrato", que me estaba dando hasta miedo. --Senor Perez, veniamos a que le prepare el contrato a la chica nueva para limpieza --le dijo ella. --Ahora mismo. Si me permites tu DNI --lo saque del monedero, se lo entregue y tras leer mis datos le vi contener la risa, y le estaba costando, pero el hombre era un caballero de los pies a la cabeza y no dijo ni pio. Media hora despues sali del despacho con una amplia sonrisa y mas feliz que todas las cosas, ya tenia mi nuevo empleo asi que a partir del lunes tocaba dar el do de pecho, madrugar y dejar aquellas oficinas como los chorros del oro. --Muchas gracias, Susana --dije dandole un abrazo. --Con que seas responsable y no me falles, me doy por satisfecha. --Lo hare, no te preocupes. --Nos vemos el lunes, en el vestuario tendras una taquilla con tu nombre y dentro la bata de limpieza. --Genial. Nos vemos. Lo de limpiar mesas y fregar suelos no era el sueno de mi vida, pero no habia estudiado, no encontraba otra cosa y necesitaba dinero, que con lo que me daba mi madre para salir algun fin de semana, no me llegaba. Subi al coche y por mas que le daba no queria arrancar, asi que espere cinco minutos ahi metida, asandome como un pollo, hasta que al fin me hizo caso. Volvi a casa, pero antes me pase por la panaderia a por una barrita de pan, era la matraca de mi madre, si sales trae pan y si no salia ese dia no comiamos pan. --Ya he vuelto --dije en cuanto entre. Viviamos en una casa baja, con un pequeno jardin delantero, tres habitaciones, salon, cocina y, a Dios gracias, dos cuartos de bano. Bueno, cuarto de bano y aseo, el segundo era el que yo me habia quedado para mi solita, que para algo estaba cerca de mi habitacion. --?Has traido pan? --pregunto ella, a voz en grito, desde la cocina. --Si --conteste cuando llegue a la puerta y lo deje en la mesa. --Vamos a comer en nada, pon la mesa. --Me cambio en dos minutos y voy. Y asi fue, me puse el pantalon corto y la camiseta de tirantes de andar por casa, puse la mesa y la ayude a servir la comida. Como de costumbre, ese rato el silencio era tan solo roto por los cubiertos chocando en los platos, pero es que preferia no hablar para no acabar discutiendo. Cuando acabamos, me puse un cafe, cogi un cigarro y me asome a la ventana del salon para fumarlo tranquila. Tardo poco en echarme la bronca. --No se las veces que te he dicho que lo dejes. --Pues como tropecientas, pero sabes que me da igual. --El mismo vicio que tu padre. --Algo tenia que tener de el, no iba a ser todo tuyo. Y es que me parecia fisicamente a mi madre un monton, pero el caracter era el de mi padre. --Mas valia que hubieras salido a mi en otras cosas. --?Por ejemplo? --pregunte sin mirarla. --En lo trabajadora, que no te dura un puesto mas de dos dias. Yo no se que hice mal contigo, de verdad que no lo se. --Pues si no lo sabes tu... --?Ves? Siempre contestando. Eres como el aceite hija, tienes que quedar por encima. --Papa decia eso mismo de ti. Me acabe el cigarro y el cafe de un trago, cuando iba a la cocina para fregar la taza, volvio a la misma cantinela de todos los dias.

  • Pasaje al nuevo mundo de Tania Juste

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    Una apasionante travesia en un transatlantico a principios del siglo XX decidira el destino de una joven barcelonesa.

  • Tierra sin hombres de Inma Chacon

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    El aguacero descargo sobre el camposanto como si quisiera cobrarse una deuda. Los goterones rebotaban sin interrupcion sobre los paraguas que rodeaban el ataud, resignado a recibir el diluvio soportando el sonido constante de la lluvia al estrellarse contra la tapa. Mientras, los deudos permanecian con la mirada clavada en el hoyo. Ni una sola corona de flores, ni una lagrima, ni un ramo descuidado, ni un suspiro, ni un rezo, ni un gesto de desolacion. Solo el ruido del agua. Y, a lo lejos, el mar, embravecido y triunfante, levantado sobre si mismo para que todos supieran que tambien el habia acudido al entierro. Ninguno de los presentes recordaba haber vivido un temporal semejante. Se habia formado cinco dias atras, cuando el horizonte comenzo a llenarse de nubes que se ennegrecian a medida que se acercaban a tierra y alcanzaban la costa, alimentandose unas a otras, despacio, amenazantes, hasta formar una masa de nubarrones que encapoto el cielo de Cobas y se precipito sobre las colinas donde se desperdigaba la aldea. Desde entonces, no habia dejado de llover. Desde el promontorio donde se encontraba el cementerio se divisaba el monte que albergaba la mina de oro que cambio el destino de Elisa, una mina explotada a cielo abierto en tiempos de los romanos, que permanecio dormida hasta poco antes de la Gran Guerra, cuando una empresa britanica decidio abrir un tunel para acceder a la antigua explotacion, en busca de recursos con que financiar el conflicto que se avecinaba. Las expectativas de la compania fueron tan grandes que comenzo a extenderse por los alrededores, como una plaga invisible, una enfermedad contra la que los lugarenos trataron de protegerse: la contagiosa fiebre del oro. La aldea empezo a llenarse de mineros que alteraron la vida cotidiana de la localidad. Se construyeron casas importantes para los ingenieros --con sus trajes de chaqueta, sus pajaritas y sus sombreros de bombin-- y barracones para los trabajadores, cuyas constantes trifulcas se resolvian con demasiada frecuencia a tiros de pistola que resonaban como el presentimiento de una maldicion. Los ingleses comprendieron enseguida que los beneficios no compensaban los costes y, para alegria de los vecinos, no tardaron en marcharse. Pero aun no se habian apagado los ultimos suspiros de alivio cuando llego una empresa francesa para horadar una nueva galeria desde la mina hasta la orilla del mar. Para lavar los minerales construyeron una estructura de hormigon frente a la playa de Ponzos, que muy pronto se convertiria en la mayor atraccion de la chiquilleria y en lugar prohibido para las mozas casaderas. Elisa no recordaba si aquel laberinto de hormigon llego a funcionar alguna vez, porque la presencia de los franceses en la zona tambien resulto muy breve. Sin embargo, ya fuera producto de su memoria o de su fantasia, se veia a si misma extasiada, mirando como llegaba hasta el lavadero el oro entreverado en la piedra, en vagonetas que se desplazaban por medio de railes, para terminar despues en unas balsas de decantacion donde se separaba el metal noble de las impurezas. Tampoco sabia si era cierto o no, pero ella diria que desde cualquier punto y desde cualquier casa, imponiendose de nuevo como la premonicion de un maleficio, se podia oir el sonido que producian las calderas de vapor al impulsar las ruedas de dos inmensos molinos donde se trituraban las extracciones. Y mientras los parroquianos vivian los ecos de la mina como una amenaza constante, Elisa los escuchaba como el preludio de una emocion desconocida. Con los franceses volvieron las peleas y las pistolas, los escandalos de faldas, los conflictos entre trabajadores y patronos, el alcohol, el juego, el espejismo de la abundancia en las manos de los mineros y el derroche. La fiebre y el delirio. El mal del que habian intentado protegerse los aldeanos. El tiempo habia pasado sobre la mina como un tornado, el antiguo lavadero se encontraba abandonado a su suerte, cubierto de hierbas, envuelto en el mismo manto de agua que rebotaba sin misericordia sobre los paraguas del cementerio y habia convertido el suelo de Cobas en un lodazal. Elisa se miro los zapatos, empapados y hundidos en la tierra que esperaba el cuerpo sin vida del hombre con el que hubiera querido ser feliz. Junto al cumulo de arena que le cubriria para siempre, habia una pila de conchas que ella misma ordeno recoger en la playa de Ponzos para que las colocasen sobre la sepultura. Las mas pequenas irian en los bordes y las grandes sobre el lecho, a modo de un manto que le protegiese de la humedad. El viento desplazaba las rachas de agua de un lado a otro, transformadas en remolinos que acabaron por traspasar la tela de su vestido negro. El rugido era tan fuerte que ni siquiera permitia escuchar el rezo del sacerdote en el ultimo responso. Sin embargo, entre acometida y acometida, Elisa creyo oir el sonido de las campanas que doblaban desde la ermita de la isla de Santa Comba, el lugar donde habia empezado la historia que estaba a punto de enterrar. Antes de que los oficiales cargasen sus palas, mientras el cura pronunciaba el Requiescat in pace, y sin que nadie lo hubiera podido predecir, las nubes comenzaron a abrirse y dejo de llover. Elisa cerro su paraguas, miro hacia arriba y presto atencion a las campanas. !Si, eran las de la ermita! Las mismas que redoblaban en las romerias de cada ultimo domingo de agosto desde que ella tenia memoria. Las que sonaban la tarde en que se comprometio con el hombre mas bueno de la tierra. El que la habia querido toda una vida. El mas dulce y sonriente de la vecindad. Eloy el de las cesteiras, el hijo del tio Mauricio y la tia Juanita. No habia otro, desde el cabo Prior al alto de La Bailadora, que supiera mirar con mas ternura que el, con sus ojos enormes y oscuros, profundos como la bocamina y serenos hasta decir basta. Las mujeres de su familia se habian dedicado, de generacion en generacion, a vender cestos de mimbre en las ferias del concejo. Elisa las habia visto desde su ventana cientos de veces, una detras de otra, desde la zona donde se situaba su casa, las Covarradeiras, hasta perderse de vista en la ladera del monte, cargadas de cestos que transportaban sobre la cabeza atados entre si para formar un solo bulto que superaba con creces el tamano de sus cuerpos. Y a medida que avanzaban aquellas procesionarias por la carretera bordeada de pinos que conducia a Ferrol, se iban incorporando las vendedoras de leche con tres grandes cantaras de zinc cargadas del mismo modo, unidas por las asas, sobre la cabeza, sin mas proteccion que <>, un panuelo enrollado como un pequeno cilindro que actuaba de base para la carga. Cuando era pequena, Elisa solia preguntarse como conseguian aquellas mujeres mantener el equilibrio durante las dos horas que tardaban en cubrir la distancia que las separaba de Ferrol: casi nueve kilometros que tambien harian de vuelta en fila de a uno. Su madre, Rosalia la de las leiteiras, era una de esas mujeres. La hija de un marinero que se pasaba la vida en barcos mercantes y de una mujer enfermiza que aprendio a escribir para que nadie tuviera que leerle las cartas que de vez en cuando le enviaba el marido, y que murio antes de que Rosalia cumpliese los catorce anos, no sin haberle ensenado a equilibrar el peso de las lecheras sobre la cabeza, y a leer y a escribir cuando llegaba la noche. Rosalia se habia casado a los dieciseis anos con Mateo, un mozo de la zona del Priorato que regreso de la emigracion argentina para hacerse cargo de la herencia de sus abuelos, y le dio a Rosalia dos hijas y una vida repleta de ausencias.

  • Lagrimas en la lluvia de Rosa Montero Gayo

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    Estados Unidos de la Tierra, Madrid, 2109, aumenta el numero de muertes de replicantes que enloquecen de repente. La detective Bruna Husky es contratada para descubrir que hay detras de esta ola de locura colectiva en un entorno social cada vez mas inestable. Mientras, una mano anonima transforma el archivo central de documentacion de la Tierra para modificar la Historia de la humanidad.

  • Cuatrojos de Carolina Carbone

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    REMEDIOS CASEROS Trate todo para curar el estres. Contar: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis… Rezar: Dios… !que todo pase de una vez! Comprar: pastillas de magnesio fosforico, y un par de mascaras de ginseng. Tomar: manzanilla, cava y un te loco que tenia valeriana. No paso nada. La cura es no crear monstruos de la nada. CERA Si me sacaras palabras como pelos este si que seria un espectacular mundo. Lampino. No costaria tanto hablar, todos los pelos se van y crecen, pero menos y menos. No callaria, pero jamas, si tu me aseguras: duele menos al hacerlo mas, los poros ceden, los pelos se van sin sentirlos mas. Pues... yo no lo creo. Cada palabra hierve, se pega. No voy a hablar mas. HIPERBOLE Voy desde cero hasta el cielo, con jalada de pelos. No sufro, muero. Disfruto, no puedo. TERAPIA Soy invencible (o eso quiero creer), pero mi peor enemiga tambien. Estoy preocupada porque no quiero hablar con otro sobre problemas que no puedo definir. Soy de lo peor (o eso quiero creer) me averguenza pensar que lo mio no es lo peor. Estoy mejor cuando puedo hablar y vencer las ideas que no me dejan avanzar. NAUSEAS Tengo miedo de fallar, que pena no poder comprar humildad para afrontar la realidad: no tengo que ganar. SIN MEDIDA Necesito unos lentes para ver la locura en toda la gente. Necesito unos lentes para dejar de ver la locura en mi mente. Necesito unos lentes para ver la verdad no estoy sola, de repente. Necesito unos lentes para dejar de ver la verdad, del resto no soy tan diferente. 24/7 Me preguntaste si hoy me quedaba hasta tarde en el trabajo. La pregunta no tenia sentido porque siempre estaba ahi, pensando en lo que hice, no hice y deberia hacer. "Nunca me fui", te respondi. CARTA DE RENUNCIA Dejame ser debil y feliz. Quiero abandonar todo para poder hallarme y darme tiempo para mi. FINAL INFELIZ No hay peor castigo que estar atrapado en tu propio castillo. Es muy dificil escapar cuando tu pelo te acabas de cortar. No te puedes lanzar de una torre asi no mas, te tienes que salvar. ?LE TEMES A LA OSCURIDAD? No, pero cada vez que voy al cine converso con la muerte. Mientras veo superestrellas y galaxias muy, muy lejanas escucho su reclamo: ?Por que te refugias antes de tiempo en la oscuridad? Y yo siempre le repito calmada, antes de ser silenciada por el resto de la sala: "Creo que la pregunta es: ?por que escapo de la realidad?"

  • p53 de Miquel Angel Lopezosa Criado

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    p53. La molecula de la vida

  • Deuda de sangre de Conti Constanzo

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    Cuando Emily claxon recibio la mision mas importante en su carrera como agente jamas imagino que eso la llevaria por un oscuro camino, pero a la vez excitante. Infiltrada dentro de la mafia rusa en Moscu bajo una falsa identidad, descubrira que su primer objetivo de investigacion es solo un espejismo, pues existen cosas mucho mas profundas de las que no pueden observar a simple vista. Sin embargo, sera la mano derecha del vor quien la coloque en una verdadera encrucijada, pues el apuesto y enigmatico ruso no tardara en hacer tambalear sus valores.

  • VIVIDOR de J. S. Scott

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    Nota de la autora: Aunque esta serie esta ligeramente relacionada con la serie La obsesion del multimillonario, se sostiene por si misma y puede empezarse sin leer la serie La obsesion del multimillonario. Sin embargo, habla de un romance torrido con un millonario alfa, asi que salteselo si no le gustan el romance erotico ni el lenguaje explicito.

  • Como Ser Feliz de Eva Woods

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  • La joven que aprendio (A Kind of Magic 2) de S.s.g. Danvers

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    El viaje fue solo el principio.

  • El viaje de Irina de Fernando Dominguez Lopez

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    Ano 1974. Irina Kuznetsova es la secretaria del embajador sovietico en Copenhague. Detras de su aparente vida gris esconde la firme intencion de cambiar el rumbo de la decadente Union Sovietica. Los planes para conseguirlo le exigiran recorrer miles de kilometros hasta el lejano Vladivostok. Quedan pocos dias para que alli se celebre la cumbre de reduccion de armamento nuclear entre los presidentes de las dos potencias mundiales.

  • Controlare tus suenos de John Verdon

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  • La tumba de las ballenas de Elena Puchalt

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    Novela ganadora del I Premio del Certamen Internacional de Novela Negra “Blue Bayou” organizado por Ediciones Rubeo

  • Porque si de Daniel Glattauer

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    Una intriga policiaca por el autor de Contra el viento del norte y Cada siete olas.

  • Invierno en Primavera de

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    Jeyne y Carlos son dos jovenes que intentan ingresar a la Universidad a estudiar literatura, pero la conducta discriminada de parte de una maestra hara desistir las ganas de Jeyne en seguir estudiando.
    Ante ello, Carlos intenta motivar a su amiga, pero el ”infortunio” de Jeyne de saberse embarazada de su novio causa el desprecio y el rechazo total de su familia, llevandola a tomar una terrible decision que marcara para siempre la vida de su amigo.
    Una historia romantica mezclada con el dramatismo, ambientada por el paisaje nocturno del ambiente universitario.
    Una llovizna y un muelle como escenario, haran que el lector quede atrapado desde la primera frase.

  • Un pie en el paraiso de Ron Rash

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    Oconee, condado rural de los Apalaches, principio de los anos cincuenta. Un antiguo territorio cheroqui esta a punto de ser de nuevo arrebatado a sus legitimos pobladores: la compania electrica Carolina Power ha adquirido todas las tierras del valle para construir una presa, un inmenso lago que anegara por igual granjas y cultivos. Sin embargo, una inclemente sequia castiga ese verano y el maiz y el tabaco crujen bajo los pies en los agostados surcos. El sheriff y veterano de guerra Will Alexander es el unico en kilometros a la redonda en haber pisado una universidad, pero ?de que sirve eso si no se es capaz de encontrar un cuerpo? El de Holland Winchester, que no regreso a casa a mediodia y cuya madre oyo un disparo en la propiedad vecina…

  • El espia ingles de Daniel Silva

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    Tumbada sin la parte de arriba del bikini en la cubierta de proa, con una copa en la mano, su piel impecable tostandose al sol, estaba la mujer mas famosa del mundo. Y una cubierta mas abajo, preparando un aperitivo de tartar de atun, pina y pepino, estaba el hombre que iba a matarla.

  • Un fuego azul de Pedro Feijoo

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    Pedro Feijoo ha escrito un libro frenetico, lleno de giros sorprendentes y con un ritmo que deja al lector sin aliento. Una historia poblada por personajes cargados de ira pero tambien de una extrema fragilidad. Una novela negra, muy negra.

  • Misericordia auxiliar (Imperial Radch 3) de Ann Leckie

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    El esperado desenlace de la trilogia superventas del New York Times: <>

  • La mision Ivanovic (La Profesional 7) de Kris Buendia

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    Soy Aleksei Ivanovic Sade, tengo 34 anos, naci en Rusia y soy abogado, analista, empresario filantropo, billonario y muy calculador. Mi cabeza ha tenido muchos precios, pero ninguno que yo no pueda pagar antes de que alguien se atreva siquiera a respirar en mi nuca. Controlo todo lo que tengo incluyendo a las mujeres.
    ?La mafia?

  • El guardian de la muerte (Los guardianes de piedra 2) de Jess Dharma

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    El, ya no era un guerrero de la hermandad, habia perdido su honor, pagaria por ello cada dia de su miserable vida. Ahora cazaba y mataba a los raptores solo, viajaba alli donde oia que existian problemas, y eso haria hasta que los dioses decidieran quitarle esa vida que el no queria vivir. Esos eran los pensamientos de Marius camino de Nueva Orleans, ese era su nuevo destino. Una serie de asesinatos estaban asustando a la poblacion, hablaban sobre ello en todos los noticiarios. Decian que se trataba de un asesino en serie y pensaban que usaba algun tipo de magia vudu ya que los cuerpos estaban secos, parecia que les habian robado el alma… Pero el sabia que se trataba de raptores. Se hizo una promesa, les mataria o moriria en el intento; de las dos formas se cumpliria su deseo.

  • el constructor de muros de Natalia Walsh

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    Tenia poco mas de diez anos cuando lo conoci. Aun puedo percibir el olor a tierra humeda y el sonido de mis zapatos recorriendo el camino hasta su casa, la casa de los Ardwell. Decenas de viviendas georgianas poblaban ambos lados de la calle. Yo las contaba al ritmo de mis pisadas, hechizada por el color ahumado de los edificios. --De prisa, Valery --dijo mi madre. Interrumpi la cuenta--, y recuerda: debes portarte bien. No levantes la voz ni pidas algo si no te lo ofrecen. Se educada y… Mama, que tiraba de mi como solia hacerlo con Paul, nuestro mastin, detuvo la marcha y saco un panuelo de su bolsillo. Me levanto la barbilla y froto mi menton. --?Volvera Paul si me porto bien? --pregunte--. Dime, ?volvera? Sonrei al imaginar a mi amigo brincando por el patio de nuestra casa en Marsella, jadeando como cuando papa le hacia corretear de un lado a otro. --No es el momento, Valery. Y espero no tener que repetirtelo: nada de separarte de nosotras, ni de acariciar animales si los hay, ni de tocar los muebles. Y mucho menos… Clave la mirada en el cielo mientras mama seguia parloteando y tirando de mi con fuerza. Unas enormes nubes negras borboteaban alli arriba y comenzaban a caer las primeras gotas. Escuche refunfunar a mi hermana unos pasos mas adelante. Maldito Edimburgo, decia, maldito y estupido clima. Aunque su pelo seguia liso, no como el mio, Melissa no paraba de tocarselo sin perder de vista el cielo oscuro. Llevaba un vestido negro precioso y el maquillaje impecable. Cuando yo tuviera veinte anos, pense, querria verme como ella. Un zarandeo de mama me devolvio a la realidad. Caminamos durante diez minutos, hasta detenernos junto a una casa algo mas grande que el resto. En total conte tres pisos de piedra ahumada y cuatro enormes ventanales. El jardin frontal consistia en una pequena alfombra de hierba y varios arbustos. En cuanto cruzamos el estrecho camino de piedra que conducia a la puerta mama llamo al timbre. Melissa se sacudio los zapatos y volvio a arreglarse el pelo. Poco despues un hombre vestido de pinguino nos abrio; entonces mama apreto mi mano y me puse muy tiesa. --La senora Ardwell las espera en el salon. Melissa esbozo una sonrisa deslumbrante y siguio a aquel hombre. Yo me deje arrastrar por mama. El techo del hall era altisimo y de el colgaba una lampara de lagrimas que me corto la respiracion. Deje de mirarla al descubrir los mosaicos de las paredes, pero note un empujon que me obligo a seguir. Pronto nos encontramos en una sala de estar de aspecto antiguo, donde aguardaba una mujer mucho mas joven que mama. Tenia la frente amplia y el menton muy marcado, al igual que los pomulos. Tarde un poco en darme cuenta de que el cabello, oscuro y rizado, le colgaba hasta la cintura, y es que iba completamente vestida de negro. Sus ojos me dedicaron un guino. A su lado habia un chico de la edad de Melissa, que saludo a mi hermana con un apreton de manos. Cuando reparo en mi se agacho para besarme. --Pinchas --le dije, frotandome la mejilla. El joven echo a reir. Mas tarde supe que era Robert, el hijo mayor de la senora Ardwell. --Saluda tu tambien a Valery, William. Entonces lo vi. Papa solia decir que nadie recuerda el momento en que aparece la Persona que lo Cambiara Todo, de la misma manera en que se pasa por alto el encuentro con un desconocido. Un apreton de manos, contaba, no es suficiente para leer el futuro. Aquella tarde papa llevaba tres semanas dentro de la caja que unos hombres habian enterrado bajo la hierba del cementerio, y con el sus palabras, por eso mire a William Ardwell creyendo saber quien era. El estaba sentado en el sofa, absorto en un libro. Cuando su hermano mayor le dio una colleja alzo la vista y me escruto durante unos instantes. Gruno, cerro el libro y echo a andar hacia la puerta. Quise ir tras el, pero la mano de mama se me clavo en el hombro. Segui a William con la mirada hasta que desaparecio. Retales Seis noches tardo mama en terminar el vestido que Melissa llevo a casa de los Ardwell, puntada a puntada, con la ayuda de una maquina vieja de coser. Incapaz de dormir, yo la observaba trabajar y me entretenia con los retales que caian al suelo. Cuando viviamos en Marsella, mama solia animarme a disenar vestidos para mis munecas usando la tela que sobraba. Los haciamos por decenas, pero su armario en Edimburgo estaba tan vacio como el mio y alli nadie tenia tiempo para ayudarme con las puntadas. Terminada la noche de faena, mama apagaba la maquina, barria alrededor y los pedacitos de tela iban a parar a la basura. No hubo retales durante nuestra primera semana en Escocia, sin embargo. Hasta el dia en que acompanamos a papa al cementerio mama se nego a salir de la pension. Llegado el momento las tres nos pusimos nuestros mejores vestidos y, mientras caia la lluvia, observamos como dos hombres con la camisa arremangada resoplaban y recubrian de tierra la caja de madera. Nadie salvo el cura dijo una sola palabra. Nadie mas que el nos acompano. Despues de permanecer un rato larguisimo frente a la tierra humeda y revuelta nos invito tomar el te en una salita de los locales parroquiales. --Aun… Aun no puedo creerlo. Mama miraba algun punto en el fondo de la sala, la mano sosteniendo una cucharilla hundida en el azucarero. Me fije en como Melissa la sacudia con disimulo, hasta que solto el cubierto. El cura colmo nuestras tazas de te. --Has vuelto a casa, Ann, a Edimburgo, y tus hijas estan contigo. Los ojos de mi madre empezaron a ponerse vidriosos. Clave los mios en la bandeja de pasteles situada en el centro de la mesa y elegi al azar dos o tres que fueron a parar a mi plato con mas estruendo del necesario. Melissa me pellizco por debajo de la mesa y ahogue un grito. Aunque yo habia intentado no levantar la cabeza del plato, mi mirada se cruzo con la del cura. Era mucho mayor que papa y no sonreia, aunque le caian por encima de las orejas unos mechones pelirrojos parecidos a los de el. --Ann, mirame. --El cura levanto la barbilla de mi madre--. ?Cual es vuestra situacion? Silencio. Pronto ya no quedarian pastas en mi plato, me dije. De un salto baje de la silla y bordee la mesa, hasta alcanzar la bandeja. Melissa no me reprendio cuando me servi casi todas las que quedaban. --En Marsella teniamos el taller --dijo ella--. Habia empleadas, incluso una pequena tienda. Haciamos arreglos, mas que todo. Los meses antes del cierre yo tambien cosia. --?Es suyo el traje que llevas? Todas nos giramos para mirar a Melissa, incluso mama. Mi hermana asintio y se puso de pie. --Bueno, no soy un entendido, pero podria servir. --El cura rodeo los hombros de mama--. Escuchame, Ann. Lo primero sera encontrar un colegio para Valery… Un lugar en el que podais vivir. Melissa te ayudara con el trabajo, y yo te dare algunos contactos. No digo que sea sencillo, pero pondremos los medios y dejaremos que Dios haga el resto. ?Estas dispuesta? Mama murmuro que si. Volvimos a ponernos nuestros abrigos y el cura nos despidio despues de entregarnos una caja muy pesada que apenas pudo sostener con ayuda de Melissa. --Vais a necesitarla… Hay muchos retales que recomponer. De vuelta a la pension, aquella noche, el color volvio al rostro de mama al acariciar la vieja y oxidada maquina de coser. Medidas --El padre McAnthony me ha hablado maravillas de ti. ?Es tuyo ese vestido? La senora Ardwell dejo la taza de te sobre la mesa y senalo el atuendo de mi hermana. Mama asintio; tenia las mejillas rojas. --Es precioso. --Yo... Gracias, senora. --Brenda, Ann, llamame Brenda. Mama se sonrojo aun mas y volvio a asentir. Cuando extendio la mano para alcanzar la tetera a punto estuvo de volcarla. --?Conoce... conoce al padre desde hace muchos anos, Brenda? --!Diria que desde siempre! Oficio mi confirmacion, mi matrimonio y bautizo a los chicos. Nos ha acompanado en algunos momentos dificiles, tambien. --La senora Ardwell agito su larguisima melena--. Pero no hablemos de el, Ann. Me gustaria mucho ver alguno de tus otros trabajos. Llevas anos dedicandote a la costura, ?verdad? --Diria... --Mama esbozo una pequena sonrisa--. Diria que desde siempre. --!Es la mejor! Sus vestidos son los mas bonitos que yo haya visto, solo tiene que mirar el de Melissa. --!Valery! Mama me dedico una mirada dura y yo agache la cabeza. Cuando me atrevi a levantarla, la senora Ardwellreia. --Asi que el vestido mas bonito del mundo. --!Claro que si! --Senora Ardwell, disculpela, no... --empezo mama. --Dime, Valery, ?crees tu que me sentaria bien uno parecido? --Asenti de nuevo y su sonrisa se hizo mayor. Entonces echo la silla hacia atras mientras miraba a mama--. Pues no se hable mas. ?Que te parece si me tomas las medidas, Ann? Mi madre se puso de pie al momento y comenzo a hurgar en su bolso. Melissa apuro el te e indico a la anfitriona que se levantara. --Tardaremos un momento. No sera nada, de verdad, y quedara usted encantada… Se alegrara de habernos hecho venir. Aproveche el revuelo para escabullirme, no sin antes esconder un punado de pastas en mi bolsillo. Solo la senora Ardwell, en pie para que mama le tomara las medidas, noto que salia, y me dedico un guino. Volvi al vestibulo y me asome al salon, donde ya no quedaba nadie. Contemple la majestuosa escalera de madera y aferrada a la barandilla subi un par de peldanos. Dude entre seguir o regresar al salon; luego imagine que William habia tomado ese camino y ascendi uno mas. Al hacerlo, recorde la advertencia de mama: portate bien. Baje los escalones de puntillas y me sente a contemplar la lampara de cristal mientras engullia las pastas. --Melissa, pasame otro alfiler. Eso es, con que anadamos cinco o seis centimetros al bajo es suficiente... ?Y Valery? ?Donde se ha metido esa chiquilla? Corri al salon de te al oir mi nombre y me apresure a regresar a mi asiento. Mama me reprendio con una mueca pero pronto volvio a arrodillarse junto a la senora Ardwell. Su hijo mayor, el chico de la barba pinchuda, entro al poco. Pense que William vendria con el, pero nadie le siguio. --Robert, ?has visto? El padre McAnthony tenia razon. Finalmente Ann cosera un vestido identico al de Melissa, para mi. --Genial, mama. Vi como sus ojos se cruzaban con los de mi hermana y a ella se le escapaba la cinta metrica. Ambos se agacharon para recogerla y entendi por que mama habia sugerido anadir unos centimetros al vestido. Aquella tarde volvimos a casa en taxi, y mi madre insinuo que pronto podria estrenar zapatos nuevos. Melissa resplandecia: como comento, no tardariamos en regresar a la casona. Antes de que la puerta se cerrara detras de nosotras volvi la cabeza en busca de William. El ya no estaba, pero lo estaria. Luto Desde que la senora Ardwell requirio nuestros servicios habia dias en los que ni siquiera pasabamos a que me cambiara despues de clase. Tomabamos el te en, al menos, tres casonas distintas, y solo habia sustitutos para mi uniforme si vivian ninos en alguna de ellas. Mas que un maniqui, yo solia ser objeto de burlas por culpa de mi acento. Terminado el repertorio de vestidos nuevos, que despues vendian, nada mas quedaban las risas de aquellos ninos. Para Melissa, en cambio, cualquier tarde era divertida. Ella parloteaba con los hermanos mayores entre taza y taza de te, mientras mama media y sonreia. Yo era demasiado joven para entender por que nadie se reia de su acento. Una noche, cuando el vestido de la senora Ardwell comenzaba a parecer tal, me acerque a la maquina de coser. --Apartate de la luz, Valery --dijo mi madre. --?Puedo…? --?Es que no me escuchas? --Yo solo… Levanto los ojos de la prenda y senalo una silla proxima. Me sente con las manos sobre la falda hasta que parecio olvidarse de mi presencia. --?Crees que hablo mal en ingles? --pregunte. --Siempre se te ha dado muy bien. ?A que viene eso? --?Y Melissa? ?Habla Melissa mejor que yo? Mama no contesto. --?Tu sabias frances cuando conociste a papa? --insisti. Una vez mas, silencio. Suspire y segui con desinteres el trazo de la aguja, hasta que, incapaz de aguantar un minuto mas sentada, me acerque a la maquina de coser. --Mama, ?por que la senora Ardwell lleva trajes negros? Hice ademan de acariciar el vestido. Mi madre me dio un manotazo y grito que no se me ocurriera poner las manos sobre la tela. --Vuelve a sentarte. !Mas atras! --?Por que negro, mama? El negro es feo y oscuro, ademas se ensucia enseguida… Tironee de su brazo. --Supongo que la senora Ardwell es viuda, y las viudas deben vestir de luto --dijo al final. --?Y por que no haces tu lo mismo? Mama paro la maquina y me miro a los ojos. --Yo tengo que trabajar, Valery. --?Volveremos algun dia a Marsella? Suspiro, me espanto de su taller y siguio cosiendo. La muneca El pago de la senora Ardwell me llego en forma de una muneca Barbie que mama compro en cuanto tuvo su adelanto en la mano. Aquello me hizo pensar que las cosas iban mejor de lo esperado. La prueba definitiva del vestido tuvo lugar dos noches de costura mas tarde. Caminamos las cuatro hasta la casa de la senora Ardwell: mama, Melissa, mi muneca y yo. Aquel dia vimos el sol en Escocia por primera vez, de ahi que nadie echara de menos un taxi. Mucho rato despues, ya en el recibidor en penumbra de la casona, sentia calor en las mejillas. Le pregunte a mi hermana si le ocurria lo mismo, y sus ojos brillantes me contestaron que tambien habia pensado en Marsella. La senora Ardwell nos hizo pasar de inmediato al jardin. --Un dia como este no puede desperdiciarse. !Y en pleno octubre! !Vamos, todos fuera! Melissa, cielo, quitate esa chaqueta. !Me estas dando calor! Mi hermana lo hizo y tambien yo, aunque percibieramos la temperatura como la del mas cruento invierno en Francia. La senora Ardwell comenzo a poner la mesa bajo la pergola. --Lo habia olvidado, ?sabe? --dijo mi madre. --?Te refieres a tratarme de tu, y no de usted, como insistes en hacer? Mama forzo una sonrisa. --Me refiero... me refiero a que aqui tambien sale el sol. La senora Ardwell le froto los hombros. --Pues claro, mujer. El sol sale todos los dias. Todos, aunque haya veces que este detras de las nubes. -- Giro sobre si misma--. !Robert! Hacen falta dos sillas mas. ?Las traes tu? --Volvio a mirar a mama--. No importa donde estemos, Ann. Lo importante es la compania. Mama se quedo parada durante un instante, y luego comenzo a repartir servilletas con gesto ausente. Melissa y Robert aparecieron a los pocos minutos cargados con las sillas que faltaban. Sirvieron te y una generosa racion de pastas. Yo probe unas migas y enseguida me levante de la mesa. La hierba era tan esponjosa como la habia imaginado. Me sente a unos metros de la pergola, lo bastante cerca como para que mama pudiera verme pero lo bastante lejos como para que no me prestara atencion. Cepille el pelo de mi muneca con mimo, pensando en cuantas mas tendria si la senora Ardwell decidia llenar su armario de vestidos nuevos. De vez en cuando levantaba la cabeza en busca de William, pero el no se dejo ver. --... Brenda, no voy a aceptar tanto. --Quiero que lo cojas todo, Ann. --No es justo que... --!No protestes! Mientras los hoteles funcionen todos debemos comer y vestirnos. Hazlo por la nina, y sobre todo por ti. --Yo... --Estoy pensando en un traje de falda y chaqueta; ademas William necesita unos arreglos en su Kilt. Tomatelo como un adelanto. !O un regalo!

  • TODO EN UNA NOCHE (Stage Dive 1) de Kylie Scott

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    DESPERTAR EN LAS VEGAS NUNCA DEBERIA HABER SIDO ASI... AMANECER CASADA CON UNA ESTRELLA DE ROCK PROMETE SER UN VIAJE SALVAJE.
    Los planes de Evelyn Thomas para celebrar su veintiun cumpleanos en Las Vegas eran increibles. Lo mas. Pero en ellos no estaba despertar en el suelo de un cuarto de bano con una resaca peor que la peste negra y junto a un atractivo desconocido semidesnudo y tatuado, ademas de con un diamante en el dedo anular que hubiera asustado al mismisimo King Kong. Si al menos pudiera recordar como sucedio todo…
    Una cosa esta clara: amanecer casada con una estrella del rock promete ser duro.

  • Mi tesoro eres tu de Daniza Mitchell

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    Una atractiva chica llega al pequeno pueblo, no era de extranar que ultimamente se vieran caras nuevas, luego de filtrarse que en algun sitio de este apacible lugar estaba escondida la receta del mejor whisky, pero ella tenia algo enigmatico para el sheriff. Un secreto que ella intentaba esconder lo mejor posible, porque dar vuelta la pagina a algo como su pasado era muy dificil.
    Por su parte el Sheriff era guapo y fuerte, pero tambien, por buenas razones, timido y cauteloso, su corazon sin duda era de oro, pero no se lo confiaba a cualquiera.
    Ambos, de manera natural y extrana, desenvuelven una amistad que crece a cada segundo... la atraccion y los sentimientos se manifiestan y es casi imposible detenerse. Pero sus pasados, sus miedos y sus inseguridades los frenan, pero no se pueden alejar del todo, el amor los encontro, para lastima de ellos no fue el unico y la accion y el suspenso se apoderan de esta historia que te invita a disfrutar de las paginas de esta nueva novela romantica que promete mantenerte cautivo en sus entretenidas paginas.

  • Un amor mas en la ciudad de Daniela Arias

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    Sofia apreto los labios y se dio media vuelta para buscar su telefono en la cartera. Ya sabia lo que Mario iba a decirle. --?Entonces nunca debi haber malinterpretado el hecho de que te quedaras en mi casa casi todos los fines de semana por las ultimos tres meses? !Eso se llama una relacion, Mario! --Mira Sofi, me ha encantado estar contigo pero yo no quiero confundirte mas. Fui claro cuando te conoci aquella primera noche que estuvimos juntos. Yo no quiero romance, solo pasarla bien. --Yo tambien, pero no podemos negar lo que ha pasado aqui. --No, pero creo que tu eliges ponerle subtitulos a mis palabras y a mis acciones, Sofi. Escucha lo que te he dicho y creeme: yo no quiero una relacion ahora. Soy muy joven para formalizar algo. Me encantas, pero yo no estoy entusiasmado como creo que si lo estas tu. --Ok, ok. Yo no quiero nada aqui... Adios Mario. Sofia se le acerco tomandole el cuello y apoyandole los labios en la mejilla, esperanzada en que el proximo viernes por la noche Mario tocaria a su puerta buscando otro fin de semana de diversion. --Adios Sofi, y si me permites decirte algo: yo creo que debajo de la imagen de chica de fiesta que pintas al principio, tu buscas una pareja. Piensalo. Adios. Sofia intento concentrarse en el ruido de los pajaros o en el calor que ese sol invernal le regalaba a su piel, pero tuvo que escuchar lo que este muchacho, cuatro anos mas joven que ella, le decia acerca de sus motivaciones en la vida -- !uff! ?Y este quien se ha creido? ?Un guru? Mientras buscaba un taxi libre, imposible de conseguir esa tarde de domingo, llamo a Catalina para su usual descargo de ruptura amorosa: --!Y de nuevo Cata! Que ya no se lo que les pasa a los hombres, son todos unos cobardes al fin y al cabo. Me ha cortado, !te dije que esto olia mal! --Hola Sofi, Lo siento nena. ?Y como lo has tomado? ?Estas bien? Vente a casa y hablamos, carino. --Si, si. Buscando taxi para ir a tu apartamento. Nos vemos alli. *** Sofia entro, abrazo a Catalina y luego se dirigio a la cocina a buscar su postre favorito. --Este postre ya no se puede llamar "Cata Carrot Cake", se deberia llamar "Le han roto el corazon a Sofia otra vez" --dijo mientras cortaba un largo trozo que seria acompanado con su te de jengibre favorito. --Sirvete todo lo que quieras, lo he preparado ayer y es solo para ti. --Suerte que he hecho los ejercicios de intervalo toda la bendita semana Cata, comere sin culpa. --Pero cuentame, ?que ha pasado? --dijo su amiga mientras le recogia su largo pelo castano para que no se manchara con el pastel. --No te aburrire con detalles, porque esto ya parece guion de novela dramatica de media tarde, pero al final de la conversacion Mario se puso en modo zen y me ha dicho que yo solo aparento buscar fiesta pero que en realidad busco romance. !Pufff! --Sofia se dio media vuelta para mirarla y agrego:-- !Si vuelve el proximo viernes yo sere la maestra zen y debera escucharme! --Parecia muy agradable este tal Mario, lo siento por ti Sofi, ya habra alguien para ti. --Pero Cata, esto es lo que le vine diciendo, que yo no quiero nada, pero tampoco puedo evitar las senales. Todo comienza de fiesta y son ellos los que me indican que quieren mas. Que yo no estoy loca. --Esta bien Sofi, solo manten la mente abierta y reflexiona sobre lo que te ha dicho el y otras personas mas. --?Eres Team Sofia o Team Mario? --Team "ya no le rompen mas el corazon a Sofi" --dijo riendo Cata mientras la abrazaba--. Quedate esta noche en casa, comemos algo rico y abrimos un vino. Manana vas al trabajo directo, carino. --?Y vas a prestarme la falda que heredare el dia que vengas con un crio en el vientre y ya no te entre mas? --dijo Sofia con una sonrisa mientras se tocaba la cola. --Si, ya te he prometido que algun dia esa falda sera mi herencia para ti. !Me haces sentir que soy vieja, Sofia! Las amigas pasaron una noche de risas, vieron una comedia y bailaron algo de musica acorde a una ruptura romantica: la banda sonora de Bridget Jones 2, al borde de la razon. *** Sono el despertador por quinta vez cuando Cata entraba corriendo a la habitacion de invitados para subir las persianas y asi sacar a su amiga de una larga noche de sueno reparador. --Sofi, !es tarde amiga! --le dijo mientras le acariciaba la cabeza para que recobrara la conciencia. --Mmm. !No Mario, no! --No soy Mario, soy Cata !y llegaras tarde a la oficina! --?Que? !Oh no! --dijo Sofia mientras saltaba de la cama hacia el bano. --Ve, ve. Aqui te dejo la falda con algunas remeras para que elijas. ?Llamo a un taxi o iras con el metro? --Metro, metro --balbuceo Sofia con una cantidad excesiva de pasta de diente en la boca. Se vistio pero no pudo recogerse el cabello como hacia siempre. Eligio la remera mas formal y se coloco por debajo de la falda que resaltaba su cintura. Tomo las sandalias bajas que habia traido con ella y corrio a la salida. --Sofi, ?puedes creer que me he quedado sin cafe? !Te lo debo amiga! --Esta bien carino, no te preocupes --le tiro unos besos con la mano y salio en busca del ascensor... Capitulo II Martin y Juana llegaron a la ciudad cansados de cargar valijas y recuerdos. Obligados, despues de un corto funeral, a dejar el pueblo que los habia visto crecer. Su madre se habia dedicado en cuerpo y alma a cuidarlos para que ellos pudieran estudiar. Martin sabia que llegaria el dia en que se fuera de su pequeno pueblo, pero nunca penso que seria en estas circunstancias. El y su hermana solos en la gran ciudad para poder salir adelante. Se sentia muy agradecido por el hecho de que su madre le pagara los cursos online de diseno que ahora deberian rendir sus frutos. Por suerte un tio lejano, Jose, lo contacto con una consultora dedicada al mundo de IT que pudo ayudarlos a conseguir su primer puesto fijo en una empresa dedicada al marketing digital. Cuando bajaron de la camioneta con todas sus posesiones, miraron hacia arriba y se dieron cuenta de que el edificio no tenia fin. Alli arriba simplemente se fundia con el sol. Subieron al piso 17 y abrieron la puerta del apartamento 3. Juana corrio, se apuro a espiar las dos habitaciones disponibles y eligio la que tenia una ventana que dejaba ver algo parecido a una callecita con cafes. A Martin no le importaba, solo queria que se acomodaran las cosas y empezar, de alguna manera, a vivir. Esto era la mudanza para el: empezar a vivir la vida con la que siempre habia fantaseado. Una gran ciudad, cafes, bares, callecitas secretas y un mundo entero por descubrir. --Mi habitacion da a una callecita llena de cafes, hay una bakery justo en la esquina, !ire a ver si tienen cookies y chocolate caliente! --Ok, ve, ?tienes dinero? --Si, si. --Toma un poco mas por las dudas. --Yo no voy a pagar de mas. Martin se arrimo a la ventana y se puso a mirar a la gente que pasaba, apurada, con tazas de alguna bebida caliente que les animara el cuerpo para seguir caminando a pesar del crudo frio invernal. Sentia emocion y al mismo tiempo queria tener la cabeza en frio para poder hacer todo bien. Deberia trabajar, ahorrar, poner a su hermana a estudiar, on line o presencial, los primeros cursos de diseno de indumentaria y luego veria como hacer para juntar el dinero necesario para el instituto de los suenos de Juana, el lugar donde estudiaban los grandes. Y ademas de todo esto, quedaba un poco de espacio para desear un poco de diversion. Aprender a catar cafe, vinos. Ver musica en vivo. Recorrer cada rinconcito de la ciudad. --No encontre en la esquina pero a mitad de cuadra hay una tienda de chocolates que hace su propio chocolate caliente, !huele delicioso! Y encontre cookies con jengibre, las probaremos y si no van ya sabremos que fue un error. Martin rio y le hizo senas para que se sentara en el suelo con el. --Mmmm !muy rico chocolate! --!Si!, a mama le hubiera gustado. --Mama nunca vendria a esta parte del mundo a probar un chocolate caliente --Martin se quedo mirando la taza. --Es verdad... Probar un chocolate que no fuera el de su madre hubiera sido algo cercano a una traicion para Martin mientras vivia en el pueblo, ahora sentia que buscaba un reemplazo para algo que nunca mas sucederia. Su madre jamas volveria a traerle chocolate caliente; a besarle la cabeza y acariciarle el hombro mientras el estudiaba. Martin y Juana ordenaron toda la casa esa misma tarde, porque a Martin no le gustaba el desorden y Juana conocia su mal humor ante el mismo. Esa noche cenaron la pizza favorita de Juana. --!Manana es tu gran dia hermano! ?Tienes nervios? --No lo se. Solo quiero llegar y ver el ambiente. Hay lugares que suelen ser mas pesados, pero he escuchado cosas buenas de esta compania. --Seguro que si, ademas seguro les encantaran tus disenos. --Eso espero. Bueno, limpiemos este desorden y vayamonos a dormir que manana quiero levantarme temprano --Pero recien son las nueve. --!Si! Tardisimo, !y mientras ordenamos la cocina se haran las diez! Manana te despertare a las seis asi puedes ver que cursos online tomaras. --Pero... hermano, !ya casi soy mayor de edad!, ?no crees que puedo elegir mi horario de manana? --Nada de eso Juana, te levantas y empiezas, luego a la tarde cuando vuelva podemos ir a recorrer juntos, pero debemos trabajar duro si queremos quedarnos aqui. Los ahorros no duran toda la vida y siempre es mejor no gastarlos. --!Puff! --Juana se levanto para llevarse los platos a la cocina. Yo lavo, tu ve a descansar. Luego de una ducha, Martin fue a su dormitorio y recordo encender el celular. Tenia mensajes de algunos amigos del pueblo deseandole una vida feliz y un mensaje de voz de Jose, su tio lejano, ofreciendole una bienvenida a la ciudad. Se verian el proximo fin de semana para pasear los tres juntos por algunos puntos de la ciudad. *** Cuando sono la alarma, Martin miraba el techo de la nueva habitacion, con el corazon acelerado y las manos un poco sudadas. Se levanto, se ducho y luego de despertar a su hermana desayunaron juntos. --Te dare la contrasena de mi ordenador y veras desde alli que cursos tomaras --Martin tomo su laptop y la desbloqueo para Juana. --Esta bien, debemos pensar en comprar un ordenador solo para mi. Y tambien necesitare una mesa de corte, tengo espacio en la habitacion asi no la dejamos en la sala. --Si, lo veremos esta semana despues de que elijas curso. --Sabes, es muy triste que mama ya no este aqui, pero estoy contenta de que estemos juntos. Gracias por no dejarme sola en el pueblo. --Jamas te hubiera dejado con la prima Rosita, ella es muy buena pero no es tu familia, yo lo soy. Ademas quiero que estudies duro y seas alguien en la vida. Juana se acerco y lo abrazo. --Me ire, no quiero llegar tarde y no se como me ira con el metro. --!Ten un lindo dia Martin, te quiero! Martin la abrazo con fuerza para que Juana supiera que el tambien la queria... a pesar de que nunca le respondia con palabras. Capitulo III Martin estaba encantado con el hecho de que tan solo habia tardado diecisiete minutos en llegar a la oficina. Aun faltaban algunos minutos para que el reloj marcara las nueve de la manana. Vio una casa de cafe que tenia un pequeno cartel: Tenemos chocolate caliente. "Ya me agrada este lugar", penso. Entro, se coloco en la fila y pidio un chocolate caliente con una cookie. --?Nombre? --dijo el cajero que aparentaba no haber dormido muy bien.

  • Detective que oye boleros de Pancho Madrigal

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    De nino fantaseaba yo mucho con la idea de algun dia convertirme en investigador privado. Detective, se estilaba llamarles entonces. En mis aventuras imaginarias, aunque me llamo Juan Sanchez, me autonombraba Sherlock Bond (Sherlock, por el celebre personaje de las novelas de Conan Doyle, y Bond, por el popular 007 de las novelas de Fleming). Esa ilusion era seguramente alimentada por ciertas peliculas y algunos comics de temas policiacos, y mas tarde, en mi adolescencia, por las novelas negras que acostumbraba leer, de autores como Ellery Queen, Carter Brown, Mickey Spillane... Cuando pasaron los anos y se llego el momento de buscarme una dedicacion formal, remunerada, la severa y mezquina dama dona Fortuna me refrego en la cara que para lo unico que alcanzaban mi anemico intelecto y mi interrumpida formacion academica en la facultad de Letras era para ocuparme como redactor e impresor oficial de segunda en una pequena imprenta de barrio que me contrato, temporalmente, con un sueldo casi humillante. Mi talante indomito jamas se conformo con tal destino. Mientras laboraba ahi, seguia intentando otras posibilidades, para lo cual era frecuente que tuviese que realizar numerosas llamadas telefonicas desde casetas publicas. No las hacia desde mi telefono celular porque resultarian mucho mas costosas. Una tarde de poco trabajo en la imprenta, por simple ociosidad --y tal vez como eco reminiscencial de aquella ilusion juvenil-- me puse a imprimir en una prensita de mano algunas tarjetas de presentacion con la leyenda: Sherlock Bond, investigador privado, y agregue el numero de mi telefono movil. Jamas pense utilizarlas. Las imprimi, repito, por pura ociosidad. A veces usaba el reverso de esas tarjetas para anotar los numeros telefonicos que copiaba de la seccion de ofertas de empleo de los diarios. Varias ocasiones, por descuido, despues de usarlas las dejaba abandonadas en las cabinas telefonicas. A eso atribuyo el que tal vez anduviese rodando alguna que otra por ahi. Mi sorpresa fue enorme cuando una tarde recibi una llamada telefonica en la que se solicitaban mis servicios --mejor dicho, los de Sherlock Bond-- como investigador. Por alguna razon que no se explicar, en ese momento no pude desenganar a mi solicitante --voz masculina, de hombre maduro, educado--. La llamada no era de esta ciudad, Guadalajara; era de Ciudad Guzman, otra ciudad no muy lejana. Le pedi al caballero --a quien llamare Senor Equis-- contactarme de nuevo al dia siguiente, ya que <>. En cuanto colgue el telefono senti que tendria que reflexionar a profundidad sobre la extraordinaria situacion que se me presentaba; tal vez dona Fortuna, que no habia sido muy compasiva conmigo, estaba reconsiderando su despiadada indiferencia hacia mi persona. Cuando quiero pensar con algun detenimiento, necesito aislarme lo mas posible. Eso, en mi minusculo departamento en el barrio de Santa Teresita, no puede ser, pues dia y noche se escuchan escandalosos sonidos de todos los departamentos contiguos: el de arriba, el de abajo, los de los lados y hasta el de espaldas del mio. A todas horas suenan en los aparatos de radio, a elevado volumen, musicas populacheras, partidos de futbol; risas, llantos y gritos de ninos, peleas y discusiones de adultos, arrastrar de muebles, fregar de trastes, y hasta ronquidos y flatulencias. Asi que opte por salir a caminar sin rumbo por las calles del barrio hasta altas horas de la noche. Despues de mucho analizar, decidi que tenia frente a mi la gran oportunidad de realizar mi viejo sueno de la infancia. ?Por que no? Siendo todavia relativamente joven (recien cumplidos los cuarenta), sin grandes obligaciones y sin nadie que dependiese de mi, senti la libertad de poder elegir un oficio a mi gusto; algo diferente, que contribuyera a forjarme una nueva personalidad (tal vez asi pudiera intentar tener una relacion seria, una pareja que... tal vez...). Nunca habia leido en novelas ni visto en filmes cinematograficos que los investigadores mas sagaces se basaran en ortodoxas y complejas tecnicas investigativas aprendidas en academias especializadas para resolver los mas profundos misterios. Ellos todo lo solucionaban apoyandose siempre en intuiciones, presentimientos y espontaneas deducciones, o ayudados por espectaculares rubias que les proporcionaban las informaciones necesarias para llevar a cabo sus empresas sin mayor problema que alguna que otra trompada o porrazo en la nuca. Yo tambien creia poder hacer caso a mis instintos y consideraba tener muy desarrollado el sentido de la intuicion. ?Que podia perder? Tampoco habia visto, en ningun medio, que alguno de esos heroes hubiese tenido que pagar terribles consecuencias por fracasar en alguna de las diligencias que les fueran encomendadas. Esta ultima tranquilizadora consideracion me parecio muy convincente y determinante para mi decision. Al dia siguiente, con puntualidad, a la hora convenida recibi la llamada del caballero solicitando mi respuesta. Le informe que estaba dispuesto a abrir un resquicio en mi <> para atender su caso. Acordamos tratar el asunto personalmente, para lo que yo me trasladaria hasta Ciudad Guzman, en donde el tenia su residencia. Prepare una pequena maleta con algo de ropa, busque una gabardina vieja y destenida que me heredara un tio abuelo (algo grande para mi, lo reconozco, alcanzaba a arrastrar un poco de la parte trasera, pero ya se sabe que el investigador que se respete debe usar gabardina). Despues avise a la imprenta que, por un asunto familiar, estaria ausente unos dias --cosa que mucho le alegro al patron, pues no tendria que pagar mi sueldo de esos dias--. Mas tarde me dirigi a la terminal de autobuses foraneos para abordar uno que me llevara a esa ciudad. Tengo cuatro grandes aficiones y cuatro pequenos lujos: mis aficiones son la lectura de novelas (de todo genero, pero sobre todo, policiacas), las peliculas mexicanas de los anos cuarenta y cincuenta, y los boleros. Y la cuarta (algunos la califican de <>, pero yo me sostengo en <>)... esa creo que a lo largo de mi narracion se hara muy evidente. Mis lujos son un televisor con pantalla de 42 pulgadas y un aparato de video, con una buena coleccion de peliculas mexicanas; un modesto pero bien surtido librero; un aparato para escuchar los varios cientos de compactos con boleros interpretados por trios, duetos, conjuntos y cantantes solistas masculinos y femeninos. Y para cuando no estoy en el departamento, tengo un pequeno aparato digital con audifonos, con mas de mil boleros, que siempre traigo conmigo para disfrutar mi musica en todo momento, con temas interpretados por los cantantes mas representativos del bolero mexicano y cubano (solo los autenticos, nada de modernos). Cada dia, antes de salir del departamento, programo la musica que escuchare durante la jornada. Asi que disfrute mucho cruzar por las lagunas de Zacoalco y de Sayula escuchando a los Hermanos Martinez Gil: El mar y el cielo se ven igual de azules, y en la distancia parece que se unen..., y resolviendo crucigramas, que mas que ser esta una aficion, es una simple mania. No tuve dificultad para encontrar el domicilio. Era una casa grande, aunque de apariencia discreta. Como yo le habia avisado a que hora llegaria, salio a recibirme el Senor Equis, que ya me esperaba. El caballero (un... ?Domingo Soler...?, algo asi), en cuanto me vio entrar con mi gabardina levanto mucho las cejas y se rasco una patilla. Sin duda mi aspecto profesional lo habia sorprendido positivamente. Ya dentro de la casa, por el elegante mobiliario deduje (ya empezaba yo a deducir, funcion indispensable en todo buen investigador) que esta gente estaba en mejores posibilidades economicas de lo que estaban interesados en aparentar. Instalados en el estudio y con sendas tazas de cafe enfrente (el Senor Equis me ofrecio cerveza, pero como no me ofrecio whisky, yo preferi cafe, pues ya se sabe que los investigadores acusamos una marcadisima predileccion por el whisky y el cafe) el me hablo del asunto. El caso era simple: su unico hijo, un adolescente excentrico y reservado llamado Luis X (como llamo al padre), no habia vuelto a casa en varios dias, y habia que encontrarlo. Se temia que hubiese sido secuestrado, aunque aun no se recibia ningun mensaje de sus captores --en caso de que los hubiera--. La familia se resistia a recurrir a las autoridades locales por temor a que los <> (como llamamos nosotros los detectives a los policias...) pueblerinos no supieran manejar el asunto y lo echaran todo a perder, poniendo incluso en riesgo la integridad de la victima. Asi que, confiaban en mi pericia para localizar y rescatar al muchacho o, en su caso, para negociar con los posibles secuestradores. Todo esto fue expresado por el caballero en pocas y muy precisas palabras, con el lexico de quien ha recibido una buena formacion universitaria (otra de mis ya certeras deducciones), aunque cada vez que se dirigia a mi como senor Bond, yo tardaba en reaccionar. Mientras el hablaba, yo ensayaba expresiones y gestos interesantes de investigador, ya frunciendo el ceno, ya rascandome la barbilla con gravedad, ya espantando alguna mosca de mi cafe... Despues de su breve exposicion de los detalles mencionados, el caballero agrego: --Y bien, ahora digame usted cual es la informacion que necesita para iniciar su labor cuanto antes. Estoy a su entera disposicion y mi interes es que no se pierda un solo minuto. Que empiece usted en el acto. Como no supe de momento que datos seria conveniente recabar en estos casos, con aire de suficiencia, le conteste: --No se preocupe, la informacion la consigo yo. Ese es mi oficio. Esta usted frente a un profesional de la indagacion. Debo haberlo impresionado verdaderamente, pues de nuevo alzo las cejas y abrio un tanto la boca. Cuando se repuso, me dijo: --Bueno, pero al menos requerira usted de algun dinero para empezar a moverse. Yo, francamente poco acostumbrado a manejar numerario, hice unas rapidas cuentas mentales y le mencione la cantidad que se me ocurrio. El habra hecho unas cuentas mas razonables, pues me extendio un cheque por el doble de lo que le pedi, y aun me miro con cierto resquemor. De los dos hoteluchos que habia al alcance de mi presupuesto, escogi para alojarme el que me parecio menos lugubre, y para los alimentos encontre una pequena fonda cercana al hotel en la que habia siempre tortillas recien hechas y unas riquisimas salsas de molcajete, y lo principal, la especialidad de la casa: un exquisito pepian y deliciosos tacos tuxpenos. Esa primera noche, ya instalado en el hotel y metido en la cama, intente trazar un plan de accion (<>, decimos los detectives) para, al dia siguiente a primera hora, acometer la tarea; pero no me fue posible. Me lo impidio un gran dolor de cabeza provocado por la docena de cigarrillos que me obligue a consumir al hilo --nunca habia fumado, pero en mi nueva profesion hay que cuidar el aspecto, y el cigarrillo en los labios da mucho tono--. Por lo pronto desisti de seguir practicando el arte de expeler el humo con peliculesco estilo, pero ya lo intentaria mas adelante. Asi que, despues de ver en la tele una pelicula mexicana (Libertad Lamarque y Arturo de Cordoba) simplemente me dormi.

  • El caballero que cayo al mar de H.c. Lewis

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    Desde Robinson Crusoe hasta el naufrago de Garcia Marquez, la literatura esta poblada de personajes que deben sobreponerse a la zozobra de un barco. Pero es probable que no haya otro como Henry Preston Standish -el inolvidable caballero de esta novela-, quien cae al agua por obra y gracia de un paso desafortunado. Mientras el Arabella se pierde en el horizonte, y sin balsa ni isla a la vista, este hombre tiene que afrontar una situacion inesperada: esta solo contra el mar. Con magistral sencillez, Herbert Clyde Lewis lleva el relato a una dimension filosofica: ?que salvar de una vida? El caballero que cayo al mar es una obra maestra que el exceso de oferta del mundo editorial (no el exceso de obras maestras) mantuvo hasta hoy en el olvido. Con esta primera traduccion al castellano, celebramos su rescate.

  • Fingelo de Mia Ford

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    Me recojo los largos rizos oscuros y me preparo para ir a trabajar. El parloteo que me rodea se mezcla en una cacofonia de murmullos. Todo el mundo esta ya borracho y gritan unos sobre otros, por encima de la musica y del zumbido de sus propios oidos. Dios no quiera que te duela la cabeza cuando tienes que trabajar. Llevo casi tres anos trabajando en bares y la escena es siempre la misma. Hay grupos que entran y se relacionan entre si a distancia. Casi puedes adivinar que chico va a hablar con que chica por el grupo de personas con el que han entrado en el bar. Uno de mis juegos favoritos es <> Me doy cuenta de que alguien intenta hablar con otra persona, le hace ojitos o le paga una copa. Entonces, los otros camareros y yo nos inventamos las cosas que se estan diciendo y cuales pueden ser los posibles motivos de ruptura. Las razones por las que no saldran del bar y seguiran su camino hacia la ciudad del amor se vuelven completamente ridiculas. Como si el tuviera una serpiente en la banera y quisiera que ella la alimentara con ratas. Me espera otra larga noche y respiro profundamente antes de salir para comenzar mi turno. Me situo justo en el almacen, desde donde puedo ver a todo el mundo pero ellos no pueden verme y ademas puedo oirlos. Los televisores de pantalla plana de alta definicion se alinean en las paredes reproduciendo el ultimo partido. Nunca hay sonido en los televisores porque no tendria sentido, nadie oiria nada. El bar esta repleto y con todos los empujones que se producen, sabia que era cuestion de tiempo que esto sucediera. --Te voy a matar --grita una marimacho rubia tenida. Es enorme y, a medida que me acerco, pienso en retroceder un poco. Tal vez no sea justo llamarla asi, pero debe medir al menos 1,80 metros y es mas flaca que un palillo. Definitivamente podria acabar conmigo o al menos partirme en dos, sin ponerle demasiado empeno. --Solo tienes que intentarlo --dice una morena bajita, con unos pendientes colgando de sus orejas que deberian hacerla caer. Se que es una famosa de segunda porque esta en el bar todo el tiempo y la he escuchado hablar sin parar de su supuesta fama. La marimacho, efectivamente, la matara si no intervengo. Lo ultimo que quiero es entrometerme en el camino de la marimacho o hacerme notar, pero la mas bajita no me estaba dando muchas opciones. El cuerpo de la mujer alta esta rigido como si pudiera salir vapor de sus orejas y se mezcla de tal forma con todo el vapor y la colonia cara que hay en el aire, que hace que mis ojos lloren. Como se preveia, comienzan los empujones y la gente se aleja de ellas, dispersandose como ratones lejos de la pareja de gatas salvajes. Los transeuntes agravan la situacion dandose la vuelta para mirar, bloqueando mi vista. Despues de dar la vuelta a la barra, me meto en la refriega para intentar separar a las dos mujeres extremadamente borrachas. Sacudo la cabeza hacia Gary, decepcionada. El portero no quiere separar las peleas de chicas. Le preocupa violentar a las mujeres y que le demanden. Deberia preocuparse de que demanden a nuestra jefa. Por eso intervengo. A pesar de todo, me gusta mi trabajo. Eso me permite ser la heroina. No estoy baja de forma, pero tampoco soy la mujer mas fuerte. Con un metro y medio, me mantengo en forma. Ir a yoga un par de veces a la semana vale la pena, al igual que correr, cuando puedo. Quizas eso me ha hecho ser mas atrevida de lo que deberia, porque una vez que me pongo en medio de las mujeres me doy cuenta de que es un error. La marimacho parece medir unos dos metros y la famosilla se gira justo cuando me pongo delante de ella y me mira a los ojos. Las estrellas estallan en torno a mi vision mientras comienza una palpitacion. No es el mas duro de los golpes, pero es suficiente para aturdirme durante un par de segundos. La fuerza de la sacudida me hace salir de la refriega durante un segundo llevandome la mano a la cara. La rubia lanza varios improperios mas tipicos de borrachos. Estoy empezando a cabrearme. Me repongo saltando de nuevo y estirando la mano. La agarro por la cola de caballo y le doy un fuerte tiron. Vale, puede que no este luchando de forma justa, pero a estas alturas me importa una mierda. No puedo permitir que haya un derramamiento de sangre durante mi turno, y a juzgar por la rabia que colorea la cara de la marimacho, existe la posibilidad de que haya uno. Es el tipo de chica que probablemente escribiria REDRUM en el espejo de su bano despues de la ducha. Tiene una mirada en sus ojos que definitivamente me daria miedo si yo fuera la otra chica. Le agarro el pelo y la alejo de la chica alta antes de que las dos acabemos colgadas encima de su enorme cuerpo. Esto seria mas facil si ella cooperara conmigo en lugar de ir en contra, pero dudo que se de cuenta de que estoy tratando de terminar esto lo mas rapido posible. --Regina --le grito a la otra camarera--, ayudame a sacarlas de aqui. Regina me mira con la mirada perdida. Le hago un gesto brusco con la cabeza que parece hacer que se mueva. Con Regina agarrando timidamente a la mas grande, sacamos a las dos mujeres del bar. Nos empujan y tiran de nosotras, pero si lo que necesitan es pelear, pueden resolverlo en la calle. --Mierda --dice Regina--, te ha dado bien en ese ojo. --Desde luego --digo, y toco con un dedo el punto sensible. Me estremezco. Me sorprende que ya se haya hinchado. La adrenalina disminuye dejando pasar al dolor. Por suerte no he sentido el agotamiento antes de mi turno. --?La rubia tenida tiene destreza? --dice riendo. Regina es rubia natural y no es alta como la marimacho, pero definitivamente es varios centimetros mas alta que yo. Pongo los ojos en blanco y hago una mueca de dolor. --No, fue un golpe de suerte. --No me sorprende que Regina encuentre un chiste en medio del desastre. Con suerte o sin ella, duele mucho. Espero que esta noche se tropiece con algo de camino a la cama o que se golpee el dedo del pie con una comoda. Regina se rie. --Con suerte o sin ella, vas a tener un ojo morado. --Regina intenta tocarlo y yo retrocedo, no necesito una presion extra justo en el moraton. Gimoteo. --Perfecto. Dejame ver si puedo taparlo --le digo y entro en el bano. Ya esta empezando a ponerse negro y tengo la sensacion de que se me va a hinchar el ojo. Me dirijo a las taquillas de detras de la barra para buscar algo de maquillaje y ver si puedo salvar mi aspecto. Dependo de las propinas que consigo cada noche para sobrevivir. Va a ser muy dificil atender el bar como una pirata tuerta. Una vez me prestaron dinero para el alquiler, y ese fue un error que me ha perseguido desde entonces. El alquiler se acercaba de nuevo y necesitaba poder ligar con los mejores, no parecer una extra de una pelicula de terror. Por suerte, siempre llevo conmigo suficiente maquillaje para cubrir la cara de seis chicas. Regina volvio para ver como estaba. --El segundo turno esta aqui. George esta entreteniendo al publico un minuto. Me miro en el espejo y aplico un poco de tapa ojeras alrededor de la parte mas oscura del hematoma. Decido aprovechar al maximo un ojo ahumado antes de que se hinche. A este paso, tendre suerte si no me apunalo accidentalmente con el rimel. --Bien, creo que puedo tapar el moraton por esta noche. No te se decir como estara manana. --?Te visitara cierto pretendiente rico esta noche? --pregunta Regina mordiendose una una y apoyandose en las taquillas. Es una mania que tiene, y estoy segura de que ni siquiera sabe que lo esta haciendo. Me estremezco pensando en la piel desgarrada de su cuticula que debe arder cuando pone limones en los chupitos. --Deja de hacer eso --la regano, y entonces una leve sonrisa se dibuja en mi cara--. Y, no estoy segura. Thomas es la mejor parte de mis tardes. Literalmente, lo mejor de mi dia y, sobre todo, cuando tengo que trabajar. Le gusta hacerlo en publico y venir al bar es su cita favorita. Hacia poco que habia descubierto quien era realmente Thomas. Pensaba que solo era un tipo bien vestido que coqueteaba conmigo en el bar. No fue hasta que lo vi en Entertainment Tonight cuando me di cuenta de que era una figura publica. El averguenza a la morena famosilla y hace que mi nucleo tiemble de expectacion. Todavia no entendia muy bien por que era famoso. Habia sido el novio en un reality show. La chica seguia en el programa, pero desde que habian roto, los paparazzi continuaban siguiendolo a el. Tal vez esperaban que volvieran a estar juntos y que se enamoraran en la television. Yo, en fin, no podia soportar ver los antiguos episodios y la mirada en su cara o la forma en que ella lo trato durante ese tiempo. Puede que sea el pasado, pero aun asi me dejaba quemada cuando lo veia, aunque el no fuera mio y todo esto sea por diversion. Diversion es lo que me recuerdo una y otra vez al mirar mi reflejo en el espejo. Ni siquiera suelo ver la television, y me habia enganchado. Regina sigue hablando pero ignoro la mayor parte de lo que dice. --Esta demasiado bueno. No puedo creer que hayas conseguido al ex novio de Rosa Diaz. --Dudo que quiera que se refieran a el como el ex novio de alguien --le digo, y termino los ultimos retoques con mi tapa ojeras. Giro la cabeza de izquierda a derecha. He conseguido disimular parte de las rojeces y, por suerte, no se me ha puesto negro… todavia. Vuelvo a meter el maquillaje en la taquilla y la cierro de golpe. Regina canturrea, alejando mi atencion de la puerta metalica de la taquilla y de mis actuales problemas de alquiler. Miro a Regina y siento que el color me llena las mejillas. --Sin embargo, espero que se pase por aqui esta noche, se acerca mi descanso. --Me abanico rapidamente porque el rubor de mi cara irrita el dolor de mi ojo hinchado. Nunca he conocido a alguien como Thomas. Conoce mis necesidades antes que yo y las satisface de tal manera que nunca me siento insatisfecha despues de estar juntos. Es fantastico siempre. Cada vez es mejor. Es tan caliente y esta tan fuerte que es lo unico en lo que puedo pensar durante horas y horas despues de estar juntos. Cuando volvemos al bar, George esta haciendo sus habituales trucos de exhibicion, lanzando botellas al aire y dando vueltas. Las mujeres se lo comen, aunque el es cien por cien gay. Les muestra su galardonada sonrisa, guinando un ojo a algunas y soplando besos a otras. Se pasea por el bar haciendome reir. Es un provocador, pero mientras den buenas propinas, ?quien soy yo para quejarme? Una vez le pregunte si le molestaba que las mujeres pensaran que era como un enorme bistec al que les encantaria hincarle el diente. <>, fue su respuesta. Las mujeres pueden ser absolutamente intrepidas cuando beben. Apenas puedo creer algunas de las cosas que les he visto hacer. Una senora mayor se tomo unos tres martinis y se quito las bragas para darselas a el. Otra intento hacerle un baile erotico pero se cayo y se torcio la muneca al subir a la barra. Realmente ya no hay nada que me sorprenda. Comprendo el punto de vista de George cuando vuelvo a salir a la barra para sonreir a los clientes y llamarles con nombres de cachorros como <>, <>, <> o algun otro nombre asquerosamente dulce. Un dia, tal vez, tendre una carrera de verdad y no tendre que trabajar tanto. No me malinterpretes, ser una perra de bar, como nos llamamos carinosamente Regina y yo, tiene sus ventajas. He conocido a gente increible, pero mezclar bebidas y lidiar con mierdas como recibir un golpe en el ojo, cansa muy, muy rapido. Mezclar bebidas no es tan facil como mucha gente cree. Hace falta mucha habilidad y concentracion para mezclar la bebida perfecta. A veces se trata de una propina barata al final de la cuenta del bar o de varios billetes de veinte que sirven para comprar el almuerzo para el resto de la semana. Personalmente, me gusta almorzar y hago lo posible por ganarme esos veinte. Thomas no se acercara a pedir una bebida. Entrara por la parte de atras y me mandara un mensaje. Sabe que le reconoceran y no quiere que yo salga en las camaras, ya que solo nos estamos divirtiendo. Alguien que fuera una cazafortunas se ofenderia, pero estoy de acuerdo, solo nos estamos divirtiendo, realmente no hay necesidad de llamar la atencion innecesariamente sobre lo que sea que estemos haciendo. Me gusta mi vida tal y como es, muchas gracias. Bueno, en su mayor parte. Puede que nunca sea mio, no en la forma en que funcionan las relaciones convencionales, pero por ahora, cogere lo que me ofrece y lo disfrutare. --He oido un rumor, gota de amor --me dice uno de los habituales. Se que trabaja para una de las cadenas de entretenimiento que se ocupan de los cotilleos de los famosos. Lo habia escuchado tratando de impresionar a una chica con sus historias de persecucion de famosos. No recordaba cual, ni me importaba, mientras no nos pusiera a Thomas y a mi en la misma columna de cotilleos. --Oh, en serio, ?un rumor sobre que? --pregunte sonriendo mientras me encogia por dentro. ?Gota de amor? ?De verdad? Esta comadreja me eriza la piel y, mas que nada, me encantaria darle un punetazo en el ojo. Mi mano se mueve sosteniendo el vaso alto para un Tom Collins y arreglando mi bandeja para salir corriendo. Sigue parloteando y yo le escucho a medias. Sin embargo, las siguientes palabras que salen de su boca me hacen reflexionar, pero solo brevemente. --Que estas lamiendo algunos de los descuidos de Diaz.