Ver todos los libros de: Olivia Kiss
Amber quiso gritar de frustracion cuando escucho que su hermano soltaba un suspiro largo y daba un paso hacia atras alejandose del capo abierto del coche. El nego con la cabeza, cruzado de brazos y con una arruga surcando su frente. --No entiendo que es lo que le pasa. --?Estas seguro? Vuelve a mirarlo. --Amber, es la tercera vez que lo hago y no veo nada raro que provoque que el coche se caliente --explico su hermano James tras bajar el capo con el brazo y cerrarlo--. Lo siento. Tendras que ir al mecanico del pueblo, no sera para tanto ?no? Casi como quitarme los ojos con una cucharita de cafe, penso. Y luego se corrigio a si misma en lo referente a los ojos porque lo cierto era que, Ezra, el unico mecanico de Sound River, era un imbecil de primera, si, pero no podia negarse que alegrase la vista de cualquiera. Amber hubiese pagado a cambio de que fuese un hombre sudoroso y poco atractivo, pero, en cambio, tendria que enfrentarse a el, con su interesante rostro y sus increibles ojos azules. La cuestion era que Ezra la odiaba. ?Por que? Pues porque una manana de otono, cuando ella salia de la cafeteria que siempre frecuentaba con sus amigas y que estaba enfrente del taller, habia tropezado y le habia tirado encima el cafe con leche tamano gigante que llevaba en la mano. Desde entonces, el le habia hecho la cruz. Hasta el punto de que, unas semanas atras, en la puerta de esa misma cafeteria cuando ella le pidio explicaciones por la cara de malas pulgas que le dedicaba cada vez que se cruzaban, el habia decidido pagarle con la misma moneda y recrear el episodio en el que se habian conocido, esa vez con ella en el papel de chica que recibe un chorro de cafe en la cabeza. La experiencia no habia sido agradable, no, y Amber temblaba de rabia solo de pensar en Ezra, algo que, remontandonos al punto de partida, significaba que era un problema que el unico que la pudiese ayudar a arreglar su coche fuese precisamente el tipo que mas parecia detestarla. --Esta bien. Si no hay mas remedio, lo llevare --dijo resignada. --No tardes. --James alzo una ceja en alto--. Me preocupa que vayas con ese trasto en malas condiciones, ?quien sabe lo que podria ocurrir? --No exageres --concluyo mientras los dos se dirigian hacia el rancho por el sendero que conducia hasta la entrada. Al llegar, se despidieron en el pasillo cuando James dijo que iria a darse una ducha y Amber entro en la cocina y busco algo para picar. Ella siempre tenia un hambre voraz. Por suerte, era de constitucion delgada y, ademas, una persona muy nerviosa que no solia parar quieta casi nunca; gracias a eso, seguia manteniendose en forma. Ese dia, tras abrir varios armarios y no encontrar nada interesante, puso un par de tostadas a calentar y saco un bote de mermelada de fresa casera antes de sentarse en la mesa de la cocina. Katie entro en la estancia. Junto a Hollie, era su mejor amiga y un apoyo incondicional. Las tres se habian conocido siendo unas ninas y, llegados a aquel punto, no tenian secretos entre ellas. Como la confianza daba asco, Amber ni se inmuto cuando Katie le quito una de sus tostadas y se sento en la mesa a su lado. La senalo con la cabeza. --Tu maravilloso novio no ha encontrado el problema del coche --se quejo Amber--. Ten hermanos para esto. Katie sonrio y se unto la tostada con mermelada. --Bueno, no puede ser perfecto en todo. --?Que insinuas? --pregunto Amber. --Que ya es perfecto en muchas otras... cosas. --Oh, !por favor! !Es mi hermano! Nada de detalles sobre lo que sea que haceis en el dormitorio todas las noches. Suficiente tengo con vivir bajo el mismo techo que vosotros. --No digas tonterias --dijo Katie. --No lo son. Algun dia tendre que mudarme. --!Eso no es cierto! El rancho es de los dos y no tienes que irte a ninguna parte. Amber lo sabia. Antes de morir, su padre, les habia dejado a ella y a su hermano el rancho de la familia Faith en igualdad de condiciones. A dia de hoy, James se ocupaba del ganado y de las tareas externas, y ella llevaba las cuentas y la parte administrativa. Sin embargo, desde que la relacion entre James y Katie se habia consolidado y ella se habia mudado alli, Amber no dejaba de pensar en que, algun dia, tendria que irse. Y no por ellos, que probablemente no la dejarian escapar jamas, teniendo en cuenta que el la adoraba y que Katie era una de sus mejores amigas, sino por ella misma. De repente, Amber habia empezado a pensar en la posibilidad de tener su propia familia y su propia casa; poder decorarla a su gusto, marcar sus normas, pasearse a sus anchas vestida con una camiseta y ropa interior o darse un bano de espuma con la puerta del servicio abierta de par en par para poder escuchar mientras la musica que sonaria desde la habitacion de al lado. Lo cierto era que, verlos a ellos, tan acaramelados y felices, habia despertado en Amber esos deseos que nunca antes se habia planteado. ?El problema? No habia chico. Ningun chico. Aunque, por otra parte, bien podria mudarse sola. Por alguna razon, desde nina, siempre se habia imaginado a si misma haciendolo cuando encontrase al hombre de su vida y, entre ambos, buscasen una propiedad que fuese al gusto de los dos. Desde hacia unos anos, ese ideal de pelicula se iba convirtiendo en una escena menos clara. Para empezar, porque en Sound River, el pequeno pueblo donde habia nacido y en el que seguia viviendo, no existian tios que valiesen la pena. --Tendre que ir al taller ahora luego --dijo con un suspiro. --?Al de Ezra? Te deseo suerte --bromeo Katie, pero, en realidad, lo decia completamente en serio. Ahogo una risita antes de darle un mordisco a su tostada. 2 Sorprendido, Ezra alzo la cabeza cuando vio el coche que entraba en su taller y, aun mas importante, a la chica que lo conducia. Amber Faith. Fruncio el ceno de inmediato y se limpio las manos con un trapo antes de animarse a ir a su encuentro. Ella bajo del coche y cerro la puerta con un golpe seco. Los dos se miraron en silencio unos segundos hasta que Amber se atrevio a romper la tension del momento. --Mi coche se calienta --se limito a decir. --Que bien. Enhorabuena. --Necesito que lo arregles. Ezra le mostro una sonrisa pretenciosa y se apoyo en el capo de otro coche que tenia en el taller. La miro de los pies a la cabeza. El verano habia llegado a Sound River y ella vestia unos pantalones cortos y un top con escote de corazon y de color rojo que hacia juego con las sandalias llenas de piedrecitas. El torcio el gesto. --Prueba a cambiar el tono mientras me lo voy pensando. --?Que tono? --replico impaciente. --Ese necesito que lo arregles como si trabajase para ti. --Trabajas para mi. Pienso pagarte --matizo. El alzo una ceja y se cruzo de brazos. Cuando lo hizo, Amber intento en vano no fijarse en la piel bronceada y en la camiseta negra de tirantes que vestia y se ajustaba a su torso, revelando que estaba mas en forma de lo que ella deseaba admitir. --Te estas equivocando. Este es mi taller, asi que yo decido que trabajo acepto. Dame una buena razon para no pedirte que te largues por donde has venido. --?Ser un buen mecanico? Por ejemplo. --No me convence. Prueba otra mas. --?No comportarte como un idiota? --Estas perdiendo puntos, carino. --Vale, ?sabes que? Tu ganas. Adios. Ezra la miro divertido y avanzo hasta ella para cogerla de la muneca antes de que pudiese subir al coche. La solto de inmediato. ?Que habia sido eso? Casi podia ver las chispas saltando a su alrededor y no le gustaba, no, no le gustaba en absoluto... --Dejame echarle un vistazo --dijo secamente. --De acuerdo, si insistes... --Ella sonrio. El abrio el capo del vehiculo y lo observo con detenimiento mientras ella seguia parada a su lado. Encendio el vehiculo un par de veces y reviso algunos cables. --Vuelve a contarme lo que le ocurre. --Se calienta --repitio Amber--. Y cuando eso pasa, se para de repente. Me ocurre cada dos o tres dias; voy conduciendo y, pum, deja de funcionar. Ezra la miro por encima del hombro. --?Y luego arranca otra vez? --Si. Dejo pasar unos minutos para que se enfrie y vuelvo a encenderlo. --?El indicador de la temperatura te avisa? --Veo como sube la aguja, si. El alzo los brazos y bajo el capo del coche para cerrarlo. Volvio a limpiarse las manos y se giro con lentitud hacia ella, que seguia parada en medio del taller. --Lo arreglare. Dame una semana. Amber pestaneo varias veces, confundida. --?!Una semana!? !Necesito el coche! Ezra senalo el taller con la cabeza. --Carino, se que crees que eres muy especial, pero como puedes ver hay otros clientes que llegaron antes que tu y yo solo tengo dos manos. --Su mirada se volvio de repente intensa y picara--. Se usarlas muy bien, pero no hago milagros. --Cuatro dias --negocio. --No. Tendras que respetar el turno. Amber apreto los punos y noto como se le disparaban las pulsaciones por culpa de los nervios. Podia ver en la mirada de el que la estaba retando y que, aunque era cierto que habia mas coches en el taller, probablemente podria hacerlo antes; sus ojos azules y llenos de diversion le decian que estaba disfrutando del momento y, por alguna razon, a ella le sacaba de quicio el y esa costumbre de ir por ahi con actitud de perdonavidas, como si el mundo estuviese a sus pies y tuviese derecho a odiarla sin razones. Por eso, termino negando con la cabeza. --No te preocupes. Ya encontrare a alguien que sepa usar las manos aun mejor y mas rapido que tu --se burlo haciendo alusion a su comentario, que habia sonado como una provocacion-- . Gracias por tu tiempo. --Creeme que te hago un favor cuando te digo que te estas equivocando. --?Puedes devolverme las llaves? --pidio. --Claro. --Se las dio y luego le abrio la puerta del coche con una expresion burlona como si fuese un perfecto caballero. Ella lo ignoro y subio al vehiculo--. Suerte. --!Lo mismo te digo! !Ups, no! Miento.
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