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Pam Miller pisaba la alfombra roja de la gala de los Oscars, con la seguridad de una joven de veintiseis anos que esta a punto de ganar su primera estatuilla como actriz revelacion. Intentando disimular su asombro y su debilidad hacia ciertos actores mucho mas conocidos que ella, que brillaban con luz propia desde hacia anos, posaba sonriente e ilusionada ante las camaras. Al fin, se sentia alguien importante. Una joven bella y esbelta, luciendo uno de los vestidos mas bonitos y elegantes de la gala, tal y como dias despues revistas, diarios y programas televisivos reconocerian. Los periodistas se amontonaban haciendole mil preguntas que ella intentaba responder, con la elegancia de las actrices de otras epocas a las que siempre habia intentado imitar. Miraba a su alrededor, en ocasiones perdida, pero reubicandose cada vez que alguien del equipo de produccion le daba un toquecito en la espalda guiandola hasta su proximo destino. Sin embargo, a pesar de estar rodeada de tanta gente, le faltaba alguien… alguien a quien aun, no habia logrado ver. La autentica responsable de que Pam brillara con luz propia en el lugar con el que habia sonado estar desde que era una nina y todos intentaban quitarle esos pajaritos de la cabeza… Pajaritos… se dijo a si misma sonriendo. Saludaba al resto de actores desde el respeto y la discreta admiracion, reprimiendo sus locas ganas de hacerse una fotografia con cada uno de ellos como si fuera una fan mas. Pero Pam ya no era una fan con aspiraciones y suenos aparentemente imposibles… Pam, habia logrado llegar a lo mas alto… y lo mejor aun estaba por llegar. Cuando Pam vio su rostro en la gran pantalla junto a las otras famosas candidatas, no pudo evitar emocionarse y pensar en lo orgullosos que debian estar sus padres viendo la gala desde casa. Con los nervios a flor de piel, ensayo mentalmente el discurso que daria unos minutos mas tarde, en el caso de que Sandra Bullock dijera su nombre. Y aunque no era religiosa, tambien rezo… por si servia de algo. Todas las estrellas presentes en el teatro Kodak, se levantaron y aplaudieron emocionados al escuchar que Pam Miller era la ganadora de la estatuilla mas ansiada, como mejor actriz revelacion por su memorable papel en la pelicula "Historia de dos almas". Con mucho cuidado de no tropezar con sus altos zapatos de tacon, Pam subio al escenario y entre lagrimas despues de abrazar a Sandra Bullock, como si estuviera dentro del mejor de sus suenos, empezo su discurso intentando por todos los medios detener el temblor de su voz. "Cuando era pequena, siempre sone con estar aqui… brillar con luz propia, ser una estrella como lo sois todos vosotros. Pero no estaria aqui si no fuera por la mujer mas bella que ha pisado la faz de la tierra. Ella sera una estrella eternamente y siempre estara en mi corazon. Se lo debo todo a ella… y a todos los que habeis confiado en mi a lo largo de estos dos ultimos e increibles anos. Gracias… estar aqui es un sueno cumplido". Ella, la mujer mas bella que ha pisado la faz de la tierra, observaba entre las sombras el discurso de su querida Pam. Ella, acostumbrada a ser el centro de todas las miradas en vida, deseo con todas sus fuerzas desde la oculta dimension en la que se encontraba, que Pam tuviera una larga vida repleta de exitos, pero sobre todo… de felicidad. Felicidad por las pequenas cosas que realmente importan. Por los pequenos momentos que con el tiempo, son los mas grandes. Con una de sus bonitas y picaras sonrisas, aun recordadas a traves de innumerables fotografias… con el recuerdo de todos los momentos vividos con Pam y el brillo en su mirada que la caracterizo en vida, Marilyn le lanzo un beso desde la distancia a la nueva actriz revelacion y se fue discretamente entre las sombras… sin ser vista por nadie… sin ser observada. Desapareciendo para siempre de un mundo, que aun la recordaba y la admiraba. -2- LAS DESGRACIAS NUNCA VIENEN SOLAS (DOS ANOS ANTES…) Cientos de actores llegan a Los Angeles cada dia, con un monton de suenos en su mochila y muy pocas probabilidades de triunfar tal y como ya han comprobado los otros cientos de actores que se van. Es por eso quiza, que en el aeropuerto de Los Angeles es imposible que los pasajeros de los vuelos que llegan y los que se van, coincidan. Para que los actores frustrados no contagien su negatividad a los otros tantos, que llegan aun con buena energia y unas enormes ganas de comerse el mundo. Hace dos anos, la joven Pam Miller, fue una de esas actrices valientes que huyo de su pueblecito natal para probar suerte en Los Angeles. Aun sin demasiada formacion actoral, decidio arriesgarse, puesto que en Gettysburg (Pennsylvania), sabia que el pesimismo de sus familiares y amigos la acabarian hundiendo, viendo asi peligrar las ganas de ir tras sus suenos. Su orgullo, le impedia volver y mucho menos suplicar algo de dinero a sus padres, a los que ya de por si les costaba llegar a fin de mes. Pero lo cierto es que a lo largo de esos dos anos, solo habia conseguido un par de desastrosas audiciones para peliculas de serie B, un anuncio de compresas que le arruino la vida, cortometrajes cutres de estudiantes de cine frustrados y un trabajo como camarera seis horas al dia en la hamburgueseria Smashburger. La suerte no parecia acompanar a la buena de Pam, que unicamente era feliz cuando cogia su camara fotografica en busca de las mejores imagenes. Le fascinaba recorrer la ciudad e inmortalizar para siempre expresiones, rostros de desconocidos o simplemente cualquier paisaje que llamara su atencion… especialmente si era de noche y el cielo estaba despejado para poder ver con claridad cada una de las estrellas del firmamento. Aunque cuando llego a Los Angeles, compartio piso durante un tiempo con otros aspirantes a actores demasiado irresponsables y bohemios para su gusto, Pam tuvo la oportunidad de irse a vivir sola a un modesto y diminuto apartamento en la calle South Spring, muy lejos de las grandes y majestuosas mansiones de la ciudad. A duras penas podia pagarlo y encerrarse en casa era para ella estar en una prision solitaria y fea. Nada de su dia a dia resultaba agradable o interesante, ni siquiera habia encontrado a alguien con quien compartir su dia a dia. Hacer amigos en Los Angeles habia resultado mision imposible. Pam habia perdido la ilusion y habia pensado en numerosas ocasiones, tragarse su orgullo y volver a Gettysburg, a pesar de tener que escuchar una y mil veces la odiosa expresion "Ya te lo dijimos". Ese dia seria como cualquier otro, marcado por una deprimente rutina en busca de algo especial que cambiara su vida. Pero "ese algo especial" no aparecia nunca por mucho empeno que pusiera en que asi fuera. El guapo joven que se sentaba a su lado cada manana en el autobus no habia reparado en su presencia, el conductor seguia sin saludarla y al bajar en una parada cercana para ir a trabajar un dia mas a las nueve de la manana a Smashburger, seguia siendo la misma chica rubia de cabello extremadamente largo, desalinada, ojerosa y sin maquillar de siempre. Al entrar por la puerta de la hamburgueseria, su jefa la saludo con un simple gesto de cabeza, sus tres companeros estaban tan desanimados como ella, deseando cambiar el rumbo de sus vidas… y la clientela siempre con prisa, exigia sus hamburguesas y batidos lo mas rapidamente posible. Al salir a las tres de la tarde y bajo un sol abrasador, Pam paseo sin rumbo por la ciudad, acompanada de su inseparable camara fotografica. Los mendigos ademas del cielo estrellado, eran su predileccion. Le encantaba retratarles sin que ellos se percatasen de su discreta presencia. Y aunque ese dia no sucederia nada especial y las cosas empezaron a ponerse feas cuando una paloma dejo caer sus excrementos sobre su chaqueta color verde militar, Pam vio algo que le llamo poderosamente la atencion. En un edificio de la calle Flower habia un cartelito que animaba a los jovenes actores a inscribirse en las prestigiosas clases de interpretacion de Actor's Studio, situada en la Avenida DeLongpre, bastante lejos de donde vivia Pam. Abrio sus grandes ojos azules con curiosidad y al ver el precio de las clases, su mundo se desmorono. Tendria que estar un ano entero sin comer para ahorrar tal cantidad de dinero. Nego con la cabeza inmersa en sus preocupaciones y al recibir la llamada de su agente, diciendole que no querian verla para una audicion de otra pelicula de serie B porque la veian demasiado inexperta y sin nada destacable en su curriculo, volvio a pensar en la posibilidad de volver a Gettysburg. Trabajaria en la granja con su padre… ordenando vacas, montando a caballo, recogiendo huevos, cuidando el huerto… miro hacia el cielo sabiendo que eso, no era lo que queria. ?Pero que mas podia hacer? Al menos tenia un agente. Se llamaba Robert McMan y era lo que se puede decir… un maldito inutil encerrado en un cuartucho sin ventanas y sin el suficiente carisma para hacer que sus jovenes actores sobrevivieran en la ciudad de Los Angeles de su pasion y profesion. Actuar. Cine, television, publicidad… las posibilidades parecian amplias y sin embargo, eran pocos los destinados a ser tocados por la varita magica de la suerte. La mayoria, sobrevivian con sueldos miserables como camareros, ayudantes de cocina o tele operadores a media jornada. Pam dedico la tarde a retocar las fotografias que habia hecho, sin dejar de pensar en la posibilidad de inscribirse en Actor's Studio. Busco informacion sobre el lugar y sus ojos hicieron chiribitas al ver que algunas de las mejores estrellas de todos los tiempos habian pasado por alli. Decidida, llamo a sus padres pidiendoles con reparo la cantidad de dinero que costaban las clases, pero se negaron rotundamente a enviarselo. De nuevo, la suerte le habia dado la espalda. -Lo entiendo, papa… -respondio Pam, mirando el anochecer de Los Angeles por la minuscula ventana del comedor que hacia a su vez de cocina y estudio. El juego de colores era formidable, lo unico bonito que habia visto en ese desastroso y agobiante lunes. -No es que no queramos dartelo. -siguio excusandose el senor Miller. -Simplemente no podemos. Y seguimos pensando que pierdes el tiempo en esa ciudad. ?Cuando vas a volver? -No lo se. -Al menos vendras de vacaciones a casa ?no? -Puede ser… -dijo Pam pensando en los doce miseros dolares que le quedaban en su cuenta bancaria.
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