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Lydia C. Ramirez
Senti el golpe de su mano contra mi mejilla, aunque me esperaba algo parecido, me sorprendio igualmente que lo hiciera, ya que esperarlo no lo hizo menos doloroso, por lo que me cai al suelo de golpe. Mire a mi padre desde el suelo con los ojos llorosos, pero el hizo caso omiso a las lagrimas que luchaban por salir de mis ojos, darme cuenta de ese echo hizo secar mis ojos como si fuera cosa de magia. --Quiero que te largues de mi casa-- me ordeno bajando la mano que aun tenia levantada tras el golpe-- Eres una verguenza para mi. Mire a mi madre que estaba en un rincon como si esa historia no fuera con ella, ni siquiera se digno a mirarme, lo cierto era que nunca habia sido una mujer que se enfrentara a las decisiones de su marido, por lo que no me sorprendio que no dijera nada, es mas yo habria sido la primera en sorprenderme si hubiera ocurrido lo contrario. Jamas trataria a un hijo mio como ellos me estaban tratando... Senti como se formaba un sentimiento frio en mi interior, no queria seguir alli... Posiblemente tenia razon yo era una verguenza, pero no por los motivos que el decia... Yo tampoco queria continuar alli, asi que me levante del suelo y fui a mi habitacion para hacer la maleta. Una hora despues me encontraba a la salida del pueblo haciendo autostop, consegui que una pareja me llevara a la ciudad y observe desde la ventana como ese infierno se hacia mas y mas pequeno... <
> Aunque en ese momento no sabia cuando, ni... como. El Viaje Me desperte con los golpes constantes de mi madre en mi puerta, ella era mi mejor amiga y mi unica familia, pero lo cierto es que nunca habia necesitado a nadie mas aparte de ella, nunca me habia planteado la posibilidad de que mi vida hubiese sido mejor de tener un padre, una familia mas extensa... Por lo menos eso creia en ese momento. --Caitlin, cielo-- dijo entrando y subiendo las persianas, haciendo que toda la luz del sol penetrara en mi habitacion, mientras yo arrugaba la cara en senal de protesta-- Si no empiezas a vestirte, llegaremos tarde. Asenti lentamente haciendo ruidos de queja y la escuche reirse mientras salia de mi habitacion. Tarde unos minutos en levantarme mientras miraba a mi alrededor, la habitacion blanca, con tonos azules claros, habia un escritorio en madera blanca tambien, una comoda y una mesita en el mismo material. Habia veces que me paraba a mirar todo aquello y me decia a mi misma que todo era demasiado blanco, aseptico... Aunque, a decir verdad, algo si desentonaba en toda aquella nube blanca... mi colcha con el simbolo de la paz formado por distintos estampados de colores diferentes, yo misma la habia comprado en una tienda, pase por delante del escaparate la vi y no pude evitar comprarla, era necesario un poco de color en la habitacion, queria hacerla un poco mas personal. Me levante de la cama y casi me tropiezo con la maleta abierta que estaba en el suelo, la aparte de una patada y cogi la ropa que tenia preparada en una silla, me la lleve conmigo al bano y me duche. Cuando sali un rato despues, con la toalla en la cabeza fui directamente a la cocina a por un vaso de zumo de naranja. Por el arco de la cocina que daba al salon vi a mi madre leyendo una carta con los ojos llorosos. --?Que pasa? ?Que dice? -- le pregunte preocupada haciendola sobresaltarse. --No, nada, no te habia visto-- me dijo mientras volvia a meter la carta en el sobre y lo guardaba en una cesta que habia encima de la mesa-- En realidad no estaba leyendola, estaba pensando en otra cosa. --Parecias como… triste-- le dije sentandome a su lado. --Es porque mi nina se hace mayor-- me dijo sonriendo. Lo que quiere decir es que nos vamos de viaje el fin de semana a un spa para celebrar mi veintitres cumpleanos, ademas ya era toda una mujer pero estaba segura de que para mi madre siempre seria su nina, es mas a mi me hacia ilusion seguir siendolo, no me sentia preparada para enfrentarme al mundo yo sola. Le pase el brazo por los hombros y le di un beso en la mejilla. --Pero vamos a celebrarlo-- le dije sonriendo-- Y sera uno de los mejores dias de nuestras vidas. Mire a sus ojos marrones claros y algo dentro de mi me dijo que mi cumpleanos no era el unico motivo que la habia puesto tan triste... Aunque... ?Por que darle mas vueltas a todo aquello? Mi madre nunca me habia enganado, siempre habia dicho la verdad, pensandolo bien ella siempre habia estado junto a mi, lo cierto es que siempre estabamos juntas, algo que no me importaba, ella era mi mejor amiga tambien. El motivo era bastante sencillo o quiza no tanto, porque cuando yo tenia veinte anos mis padres y yo tuvimos un accidente, en el que mi padre fallecio y yo resulte gravemente herida. Durante esos dias en los que me movia en la semiinconsciencia, mi mente fue capaz de darse cuenta de trozos de conversaciones entre mi madre y su mejor amiga, Rebecca (a la que yo llamo Tia Becca), luego me dio la sensacion de que mi madre dejo de visitarme bastante tiempo, pero como en esos dias estuve casi todo el tiempo sedada no podria decir con exactitud si fue de verdad asi. Cuando desperte no era capaz de recordar nada anterior a ese momento, vi la mirada de mi madre y luego comenzo a contarme lo que habia sucedido, los siguientes meses fueron bastantes complicados, ya que era incapaz de recordar nada, asi que como no conseguia llenar esos huecos, ella fue ayudandome contandome pequenos trozos de nuestra historia, lo que hizo que aquello pasara mas rapidamente. Con todo ese lio de mi enfermedad su obsesion por mi se elevo al cubo y hasta no me dejaba encargarme de las tomas de mis pastillas, ya que ni yo misma recordaba, obviamente, que estaba enferma del corazon, pero comprendia porque lo hacia por lo que, cuando aun habia veces que me lo recordaba, yo la miraba sonriendo y obedecia como si fuera una nina pequena. --Pero date prisa, Caitlin-- me hizo levantarme del sofa y yo fui a peinarme al bano. Me quite la toalla de la cabeza y me mire al espejo, no era la primera vez que pensaba lo diferentes que eramos mi madre y yo, ni siquiera me parecia a mi padre, me daba pena no recordarle y habia visto fotos, pero cuando le pregunte a ella me dijo un poco nerviosa que su madre era como yo, por lo que el tema quedo zanjado. Mi madre era pelirroja, pero de una tonalidad mas castana, era obvio que el sol habia aclarado su cabello, tenia los ojos marrones, una nariz pequena y una sonrisa perenne en el rostro, era alta y delgada, era joven, asi que asumi que quiza ella no se llevaba bien con sus padres porque fui un accidente adolescente, de todas formas, nunca me habia atrevido a preguntar, ya que ella no hablaba casi nada de su familia. Yo por el contrario era mas bajita, rubia de un tono muy claro, casi platino, mis ojos eran de color azul claro siempre estaba palida, muchas veces me encontraba deseando haber nacido mas parecida a mi madre, ella se bronceaba muy facilmente, sin embargo, si yo me ponia mas de dos horas al sol, el unico color que cogia era un dramatico rojo cangrejo. Mientras me peinaba, vino a mi mente un recuerdo de cuando tenia doce anos, no recordaba ni como salio el tema de conversacion, solo sabia que debia llevar un pastel al colegio y decidi hacer, junto con mi madre, un pastel de calabaza, ademas ni siquiera recordaba bien la escena, simplemente recordaba la voz de mi madre diciendo: <<--?Donde aprendiste a hacerlo? -- le pregunte inocentemente, metiendo la punta del dedo en el bol de la masa. --No hagas eso, calabaza-- me regano sonriendo-- Me lo enseno mi madre, aunque mejore la receta un poco. --Esta rico-- dije disfrutando del sabor de la masa. --Dicen que es el mejor de todo Texas-- suspiro cerrando los ojos-- Aunque no es cierto, todavia necesita mejorar.>> Movi la cabeza de un lado a otro despejando mi mente. << ?Porque he recordado eso ahora?>> me pregunte poniendome un pasador en el pelo. Me convenci de que el recuerdo no tenia importancia, negue con la cabeza y lo aparque en al fondo de mi mente, ya tendria tiempo de analizarlo despues. Me tome la pastilla para el corazon y sali del bano. Mi madre ya me esperaba impaciente en la puerta, asi que cuando me uni a ella, ambas salimos y emprendimos nuestro viaje. Al principio, nos dedicamos a hablar de todo un poco, luego cantamos algunas canciones de la radio y nos reimos un poco de nuestra nefasta hipotetica carrera como cantantes, no sobresaldriamos en ese mundillo, yo lo tenia asumido. Ademas mi madre tenia suficiente con su profesion y era muy buena en ella, era una gran abogada, casi siempre ganaba los casos que le asignaban, me conto levemente lo dificil que habia sido para ella cuidarme y estudiar a la vez, porque tuvo que dejar los estudios cuando naci y luego cuando enferme con seis anos del corazon, para retomarlos y terminarlos por fin cuatro anos despues de aquello. En esa epoca, ella tenia dos trabajos para pagar mis medicinas y costear su carrera, ademas mi padre tambien trabajaba en dos sitios a la vez para poder pagar sus propios estudios y mantenernos, pero lo mejor de todo habia sido que jamas faltaron a mis recitales o teatros escolares, sonrei mirando por la ventana. Sin darme cuenta me quede dormida y me desperte cuando habiamos parado en el parking. --Vamos, despierta dormilona, ya estamos aqui-- me dijo mientras me tocaba el brazo para sacudirme levemente. Sonrei sin abrir los ojos y musite: --Si no condujeras como una senora mayor, no me habria dormido-- la escuche reirse y ambas salimos del coche. Nos registramos en recepcion y nada mas dejar las maletas cogi mi traje de bano y me cambie para ir a la piscina climatizada. El spa tenia un aire oriental muy relajante, daba a una playa privada que solo podian utilizar los clientes del lugar, era un sitio donde todo el mundo acudia para relajarse y disfrutar, alli no habia cabida para preocupaciones, eso quedaba a dos horas de aqui, en la ciudad de Tallahassee, Florida, donde nosotras viviamos… Fue el mejor fin de semana de mi vida en verdad, con todos aquellos cuidados, mascarillas, banos, masajes… Me senti una princesa, ademas tenia la mejor compania del mundo, lo cierto es que no se me ocurria un sitio mejor donde estar, suspire relajada mientras tomabamos el sol. Por eso me dio tanta pena que el fin de semana terminara, habia cogido un poco de color, pero mi madre se habia puesto morenisima. --Vas a ligar con algun abogado-- dije sonriendo montandome en el coche. --Callate, Caitlin -- me regano poniendose el cinturon y arrancando el coche. --Pero a mi no me importaria-- no me miro, pero la vi enarcar una ceja-- Es cierto, me gustaria que tu… Te enamoraras y eso, ya sabes-- conteste mirando por la ventana. --?Estas segura de que quieres hablar de hombres conmigo? -- pregunto sonriendo. --No, bueno, no se… Yo… ?Todavia estas enamorada de papa? -- sabia que era un tema doloroso para ella. --Aun no estoy preparada para tener esa conversacion… ?me entiendes? Asenti y mire por la ventana. --No importa-- y era cierto, no importaba. Mire por la ventana y en lo que duro un parpadeo se desato el comienzo de una pesadilla. Al abrir los ojos me di cuenta de que no estaba en una situacion normal, por lo que mi cabeza fue capaz de repasar los acontecimientos como si pasaran lentamente ante mis ojos. Lo primero que vi fue un gran camion que parecia haber perdido el control y se dirigia sin piedad hacia nuestro coche, bueno en realidad se estrellaria frontalmente contra nosotras, sabia que no habria posibilidades para ninguna, por el otro lado habia un acantilado, asi que no habia nada que hacer. Mire a mi madre y por decimas de segundo ella me miro a mi, suspire y vi que ella pego un volantazo en direccion al acantilado. <> pense mientras solo era capaz de escuchar el latir de mi corazon en el oido. A partir de ahi todo sucedio muy deprisa escuche al camion estrellarse contra otros coches que habia detras nuestra y tambien note un fuerte tiron hacia delante y luego hacia atras porque mi madre coloco el brazo delante de mi. Abri los ojos respirando entrecortadamente y mire a mi madre que tenia unos los ojos abiertos por el miedo. --Mama…-- susurre mirando hacia delante y sintiendo como se balanceaba el coche hacia el lado de mi madre. --Ssh… Caitlin, escuchame-- contesto ella susurrando, como si el mas minimo ruido pudiera hacer que el coche cayera-- No te muevas, tienes que hacerme caso, solo recuerda que te quiero y quiero que vayas a Landonville. --No, yo me quedo aqui contigo-- le conteste, sin hacer caso a lo que me estaba diciendo, no era tonta, sabia que mi peso era lo que mantenia equilibrado el coche, si yo me bajaba… --No puedes, Caitlin, hazme caso, sal de coche-- me suplico ella medio reganandome. --?Y tu? -- le pregunte llorando. --Saldre detras-- me prometio ella. Un hombre se acerco a nosotras y hablo por el cristal roto de mi puerta. --Ayude a mi hija a salir, por favor-- le suplico mi madre quitandome el cinturon. Negue con la cabeza agarrandola de la mano, ella miro al hombre y el, que era mas fuerte que yo, me agarro por las axilas y me saco del coche por la ventana. El perdio el equilibrio y ambos caimos al suelo, escuche el sonido del coche cediendo hacia abajo para finalmente caer ante mis ojos dando vueltas imposibles y mortales, para llegar al suelo y explotar. --!Mama! !Mama! -- grite llorando mientras el senor intentaba apartarme de alli. --Cielo, es mejor que no mires-- me dijo el abrazandome. --Pero tenemos que bajar a ayudarla-- intente deshacerme de su abrazo y finalmente lo logre. Volvi a mirar hacia abajo y luego al cielo cayendo de rodillas al suelo, el caos se desataba tras de mi, posiblemente habria muchos muertos y heridos, pero lo mas importante para mi en esos momentos era rezar y suplicar por un milagro que yo ya sabia que era imposible.
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