• Todo Mortal de Ana Belen , Rodriguez Patino

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    ?Que pasaria si supieras que alguien ha atravesado el pais, desde Asturias a Sevilla, buscando la solucion a una extrana dolencia? ?Y si conocieras los misterios de personas que dicen ser quienes no son en realidad? ?Que ocurriria si te enteraras de los oscuros secretos que esconde el hombre al que amas? ?Y si otras casas, y tu propia ciudad, tambien los guardaran? Descubrelo en esta novela de destinos que se cruzan, y sobre el valor de las palabras y el poder ancestral de los libros, que gano el Primer Premio de Narrativa Mujer al Viento 2015 (Ayt. Torrejon de Ardoz, Madrid).
    Poesia, coleccionismo, supersticion y ciencia en la Sevilla magica del siglo XIX, con un adolescente Gustavo Adolfo Becquer como testigo de excepcion de una epoca tan fascinante como misteriosa

  • Bosque Negro de B. J. Castillo

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    Hannah convence a sus amigos de acompanarla a una inolvidable aventura en el sombrio y enigmatico Black Wood. Si bien, para conseguirlo tuvo que guardar silencio sobre el aciago pasado del bosque. Una vez en el, no tardan en descubrir que no estan solos, y que sus vidas corren peligro. Entretanto, Jeff Harcourt, detective de la policia de Salem, Oregon, debera investigar el desvanecimiento de seis jovenes dentro de los limites de Black Wood, que goza de una siniestra reputacion como escenario de misteriosas desapariciones y asesinatos que jamas fueron resueltos.

  • En la casa del guarda de Julie Klassen

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    ?Por que habria una dama de esconderse en una casa llena de secretos?
    La senorita Mariah Aubrey desaparece tras un escandalo y se esconde en la casa abandonada de un guarda, en los confines de la hacienda de un pariente. Para ganarse la vida y pagar a su leal sirvienta, Mariah se dedica a lo unico que sabe hacer: escribir novelas.
    El capitan Matthew Bryant, que acaba de volver de la guerra rico y condecorado, alquila una enorme hacienda a un noble empobrecido, decidido a demostrarle a la bella mujer a la que un dia amo y lo rechazo que se equivocaba, y de que manera.
    Al visitar la propiedad, descubre la vieja casa de un guarda y le sorprende encontrar en ella a una joven de cuya identidad no sabe nada, ni tampoco de su pasado. Sin embargo, cuanto mas sabe de ella mas se da cuenta que debe alejarse de alli. Enamorarse de una mujer a la que ha rechazado la buena sociedad no serviria mas que para arruinar sus planes. Ademas, la propia casa alberga sus secretos. ?Podran Mariah y el capitan Bryant descubrirlos antes de que el astuto heredero de la propiedad los entierre para siempre?

  • Dos historias nada decentes de Alan Bennett

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    La senora Donaldson es una viuda reciente, de cincuenta y cinco anos, con una hija casada, puritana e insoportablemente convencional que pretende que su madre viva reverenciando la memoria de un difunto marido muy aburrido. Aburrimiento contra el que la senora Donaldson no se rebelaba, y ni siquiera cuestionaba, educada en la firme creencia de que ser y hacer lo que se espera de nosotros son los pilares de la cotidiana felicidad. O conformidad. Pero ahora su vida comienza a cambiar. Ha conseguido un trabajo en un hospital: actua interpretando a pacientes, con sus correspondientes enfermedades, para ilustrar las clases del doctor Ballantyne. Y, de interpretacion en interpretacion, la senora Donaldson comienza a descubrir pliegues y honduras que ignoraba de si misma. Tambien ha alquilado una habitacion a una pareja de estudiantes que le proponen un pago en especies para saldar lo que le deben: le ofreceran un espectaculo porno solo para sus ojos.

  • Amor a distancia de Tania Alcala

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    Estar enamorado conlleva que un conjunto de emociones y sentimientos salga a flote. Es esa sensacion de necesitar ver, abrazar, sentir y tocar a la persona que tanto amas. Sientes que el reloj se detiene y junto a el, el mundo. Y en ese instante solo piensas en esa persona que te hace tocar las estrellas. Pero ?que sucede cuando ese ser que tanto amas esta a muchos kilometros de ti? ?Sigue siendo lo mismo? ?Seran lo suficientemente intrepidos y capaces de mantener la relacion?Paulo Coelho dice: <><<--Somos como el yin yang. --Me observo fijamente a traves de la camara de su computadora.--?Blanco y negro? --Enarque una ceja y rei--. Somos como el yin yang pues nos complementamos, me das el equilibrio que sonaba encontrar… --hizo una pausa corta--... Basura… Me refiero a que estamos muy… Unidos a pesar de…--La distancia --lo interrumpi. Suspire pesadamente mientras asentia--. Te amo, y los kilometros no podran con este sentimiento.>>

  • Ocurre que a veces (Todas para una 3) de Mayte Pascual

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    Como en El que faltaba y Si yo te contara, Cloe, Nel, Sofia y Anais pasaran por situaciones imprevistas en las que, una vez mas, pondran a prueba su eterna amistad.

  • Carlota en las alturas de Mercedes Alonso

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  • El nombre del canalla de Adriana Hartwig

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    En medio de los susurros de un pasado que, como un fantasma, se niega a
    morir del todo, se esconde un nombre. Otro, canalla, que invoca a un
    alguien aborrecido, lo reemplaza. ?Quien es el hombre que se esconde
    detras de ese otro sin escrupulos, vacio de sentimiento, que se hace
    llamar Dante Rivera?

  • Lento regreso de Peter Handke

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    Peter Handke (1942) es uno de los escritores actuales mas importantes, polemicos y populares en lengua alemana. Sus obras suelen gravitar en torno a las dificultades en la comunicacion humana, la soledad o sus consecuencias, con un estilo original que no renuncia nunca al compromiso con la literatura. Situada, como ” Carta breve para un largo adios ” , en el continente americano, la novela consigna la particular relacion de Valentin Sorger (un centroeuropeo alli desplazado) con el espacio y la multiplicidad de formas que adopta. Esta relacion espacial, densa, con las masas y los volumenes de la materia y de los objetos que lo rodean parece determinar, como obedeciendo a una implicita formula fisica, el ” lento regreso ” del protagonista a su continente de origen.

  • Aroma de azafran de Almudena Navarro Cuartero

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    Aroma de azafran es una apasionante novela costumbrista con tintes de novela policiaca, ambientada en pequeno pueblo manchego a finales del siglo XIX.

  • Silencioso destino de B. E. Raya

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    Cuenta una leyenda que las personas destinadas a conocerse estan conectadas por un hilo rojo invisible. Este hilo nunca desaparece y permanece constantemente atado a sus dedos, a pesar del tiempo y la distancia. Hikaru Kiyomizu proviene de una familia japonesa encargada de cuidar el templo del Dios Musubi, ademas de que se les han asignado ciertos dones y poderes para poder resguardar y ayudar a aquellos que desean encontrar a su alma gemela, esos poderes para Hikaru son una maldicion, no desea saber nada del hilo rojo, ni de parejas predestinadas y mucho menos encontrar a su alma gemela.

  • Desesperada (Novias 2) de Eva Alexander

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    Ni la mitad. Estaba recorriendo la carretera que me llevaba a mi ciudad natal y no sentia ni la mitad de la felicidad que deberia sentir, esa felicidad que era un sueno para mi. Mi primer recuerdo era de la entrada a la ciudad, el camino rodeado de arboles verdes y altos hasta el cielo. Recuerdo que iba sentada en el asiento de atras sosteniendo un muneco de Mickey Mouse, mirando por la ventanilla del coche y escuchando a mis padres hablar. Se por lo que me contaron mis padres y por las fotos que llenaban cada pared de nuestra casa que ese dia volviamos de Disneyland, que me llevaron para celebrar mi tercer cumpleanos, pero lo unico que yo recuerdo es que estaba muy feliz, que mientras el coche iba por esa carretera era la nina mas feliz del mundo. Mi madre decia que era porque era la primera vez que salia de la ciudad y que nada se puede comparar con la felicidad de volver a casa. No digo que no tenia razon, pero no he vuelto a sentir esa felicidad, ni ahora ni en las otras veces que he vuelto a casa. Tal vez tiene algo que ver con el hecho de que mis padres ya no estan. ?Tal vez? Seguro que si. Estaba volviendo a casa, mejor dicho, estaba corriendo de vuelta a casa. He conseguido hacer un desastre de mi vida y todo por buscar esa felicidad que ahora me doy cuenta de que no existe para mi. Anos y anos de busqueda para nada, tiempo perdido, esfuerzo y lagrimas en vano. El nunca llego. El, el hombre que me haria tan feliz como mi padre hizo a mi madre. Se que estas pensando, que estoy persiguiendo un sueno que no es mio, que si algo fue bueno para mi madre no necesariamente sera bueno para mi. Que estoy buscando algo para sentirme cerca de ellos, de tenerlos a mi lado a pesar de que llevan veinte anos muertos. Deberia saber mejor que eso, ?verdad? Al fin y al cabo, soy psicologa, se todo lo que hay que saber sobre traumas. !Dios! A cualquier paciente le diria que deberia olvidar el pasado, le ayudaria a encontrar algo mas en que centrar su atencion. Pero ?lo hago? No, yo sigo adelante con la busqueda de ese hombre sin importar las consecuencias y eso es lo que me ha llevado a este momento, a volver a casa llorando. Abandone mi consulta, mis pacientes, mis amigos, para ir a casa a llorar, a curar mis heridas. Lo que no sabia era si iba a conseguirlo, nunca en mi vida estuve tan herida, tan humillada y avergonzada. Nunca senti ese dolor tan atroz en mi corazon. La ultima vez que pase por algo parecido consegui sobrevivir aqui, en casa, tuve ayuda, mucha, y por eso estaba volviendo. Kent Village, mi ciudad natal, la ciudad de mis padres, la ciudad donde nacieron mis abuelos y bisabuelos. Un pueblo pequeno en la montana rodeado de bosques, donde la gente vivia tranquila y eso era justo lo que necesitaba. Soledad, tranquilidad. Queria ir a pasear por el bosque, respirar el aire fresco y aclarar mi mente. Queria poner orden en mi vida y este era el lugar perfecto. Poco despues de entrar en el pueblo gire a la derecha echando un vistazo a la senal oculta por las ramas de los arboles. Mountain Lounge. !Dios! Mi padre era el mejor del mundo, pero ahi habia fallado y mira que no era muy dificil encontrar un buen nombre para las cabanas. No se como hizo para encontrar clientes, pero lo consiguio. Las cabanas estaban siempre reservadas, invierno y verano, los huespedes llegaban para pasar un buen rato. No habia mucho que ver excepto la montana, pero me imagino que eso era lo que ellos buscaban. Soledad, tranquilidad. Se notaba la falta de cuidados y no solo en los hierbajos que rodeaban el camino, el propio camino era un desastre. Mi pequeno hibrido Lexus de color rojo solido era perfecto para la ciudad, para la montana no tanto y solo de pensar en la factura del taller mecanico me entraba un ataque de panico. Habia ahorrado durante mucho tiempo para comprarme el coche y no pense que un dia iba a tener que hacer un viaje en la montana por caminos llenos de rocas, baches y socavones que iban a destrozarlo. Era mi culpa por haber salido corriendo de la ciudad y no pensar en el coche, pero la verdad es que no pense en nada mas que no fue correr. Correr de mi vida. Correr de esa mirada que veia cada vez que cerraba los ojos. Correr de esa palabra pronunciada con tanto asco. Desesperada. Ahora tampoco era un buen momento para pensar en lo que me hizo coger el coche y venir aqui, tenia que concentrarme en llegar a las cabanas con el coche de una sola pieza. Muchos minutos despues llegue al claro que debia ser el aparcamiento, pero en cambio era solo un mar de hierbajos. Ni loca iba a dejar a mi precioso coche ahi asi que segui adelante y me detuve delante de la fuente. Justo enfrente estaba la cabana principal y a los lados las otras cabanas. Tres a la izquierda, tres a la derecha y otras cuatro detras de estas. Todas formaban un circulo y en el medio estaba la fuente, una que habia construido mi madre con piedras que recogio en el rio que bajaba de la montana t corria detras de la propiedad. Tenia una forma extrana, piedra sobre piedra con el agua saliendo de un lugar que no podia ver, y de pequena pasaba horas mirando e intentando averiguar que era. A veces me parecia que era un elefante, otras que era una nube. Cuando estaba convencida de que habia conseguido dar con la forma justa iba corriendo a contarle a mi madre y ella me abraza riendo, diciendo que debia intentar una vez mas. Nunca averigue lo que mi madre quiso construir y tal vez no esta mal, tal vez es asi como debe ser, tal vez deberia pasar el resto de mi vida sentada en el porche intentando descifrar el misterio de la fuente. Las cabanas estaban en mal estado y no queria imaginarme como estaban en el interior, con el exterior tenia suficiente. Pintura que una vez fue blanca ahora estaba gris ahi donde quedaba algo, algunas ventanas estaban rotas, el techo de la cabana Rosa tenia un agujero. Si, cabana Rosa. Mi padre nombro el establecimiento y mi madre las cabanas. Rosa, Blanca, Roja, Azul, Verde, Morada, Gris, Violeta, Amarillo y Turquesa. La verdad es que mis padres hicieron muchas cosas que ahora me cuesta entender, mira que hicieron con los nombres con lo facil que hubiera sido poner numeros como en los hoteles. Baje del coche y al poner el pie en el suelo maldije. Mis sandalias eran tan ideales para este sitio igual que el Lexus para un camino de montana. Salir corriendo no fue una buena idea y ahora me tocaba pagar el precio. Maldije entre dientes mientras caminaba y sentia los tacones hundiendose en el barro, mientras la hierba raspaba mis tobillos. Me sente en el pequeno banco que estaba enfrente de la fuente y mire la cabana principal. Mi casa. Yo naci ahi, mi madre se puso de parto durante la nevada mas horrible de ese invierno y sobrevivi gracias a que mi abuela estaba de visita y ayudo a mi madre. Creci ahi, dije mis primeras palabras, di mis primeros pasos, hice muchas cosas y me faltaban muchas por hacer. Este sitio siempre fue mi lugar feliz y ahora solo era uno abandonado, deteriorado por el tiempo y por el dolor. Veinte anos cambian un lugar, cambian a las personas. Cerre los ojos y recorde como estaba antes. Las cabanas blancas, las flores de todos los colores brillando en tiestos en cada porche. El sonido del hacha de mi padre cortando los troncos para la chimenea. El olor a galletas que estaba horneando mi madre. Las risas de los ninos que llegaron por la manana con sus padres y se hospedaban en la cabana Blanca. No habia soledad o tranquilidad, solo ruido, risas y felicidad. Lo queria para mi, lo busque sin encontrarlo durante los ultimos diez anos de mi vida y empiezo a creer que lo estuve buscando en el lugar equivocado. Abri los ojos mientras una idea se formaba en mi cabeza, pero no tuve tiempo para dejarla fluir. El sonido de un coche llego y aun despues de tantos anos reconoceria ese motor entre miles. Era un milagro que todavia estuviera funcionando y tambien era un milagro que la persona que lo estaba conduciendo pudiera hacerlo. Me quede quieta mientras aparcaba el coche, mientras bajaba y caminaba hacia mi y solo cuando se detuvo detras de mi me levante. --Hola, abuela --dije sonriendo. --Hija. Eso fue todo, una sola palabra y las lagrimas empezaron a salir a una velocidad increible como si el tono de la abuela fue la senal de que podrian comenzar. --Hija --repitio la abuela mientras yo le rodeaba los hombros con los brazos y la abrazaba con fuerza. Llore recordando la ultima vez que lo hice en los brazos de ella. Fue hace veinte anos cuando la policia llamo a la puerta y dijo que mis padres habian fallecido en un accidente de coche. El ultimo fin de semana de cada mes era para mis padres, era su ritual, su tiempo de enamorados como lo llamaba mi padre y el accidente ocurrio justo cuando volvian de uno de esos fines de semana. Nunca supe a donde iban, si iban en coche o en avion, y no me importaba ya que ellos volvian felices. Yo pasaba esos dias con los abuelos y hacia todo lo que mis padres me prohibian. Era feliz hasta ese dia, cuando mi padre ignoro los avisos de tormenta y condujo a casa, bueno, debido a la falta de visibilidad y a la carretera mojada condujo hacia un barranco. Cayeron, el coche exploto, se incendio y no quedo nada para enterrar. Me quede huerfana a los diez anos y gracias a mis abuelos, los padres de mi madre, he sobrevivido. Estaba en su casa cuando me dijeron sobre mis padres y es ahi donde me quede hasta que me fui a la universidad. Nunca mas volvi a casa. Dos dias despues del funeral la abuela quiso llevarme a casa para recoger algo de ropa y en cuanto tomo el camino que llevaba a las cabanas empece a llorar y a gritar. Paso lo mismo semanas despues, meses despues, hasta que entendieron que no podia, que no queria volver a este lugar que habia sido mi hogar. Ya no lo era, lo que lo convertia en mi hogar eran mis padres y ellos ya no estaban ahi asi que no tenia sentido volver. Los abuelos respetaron mi decision, no vendieron la casa, no la cuidaron, no la tocaron, la dejaron como estaba que fue lo que yo les pedi. Hasta cuando llego el momento de enfrentar al pasado, de olvidar y de darle una oportunidad al futuro, de darme la oportunidad de ser feliz sin la necesidad de tener lo que ellos tenian. Sin amor. La abuela sintiendo que mi crisis habia terminado rompio el abrazo y en esos dos segundos que tarde en bajar mis brazos ella consiguio sacar un panuelo que me entrego. Blanco, planchado, doblado perfectamente y con sus iniciales bordadas. C.A.K. Caroline Anne Kent, mi abuela que a sus ochenta anos tenia una mirada que expresaba vitalidad, confianza y optimismo y eso es algo que yo no habia heredado. La confianza la tenia, bueno, en mi vida profesional si, en lo de privado no tanto. ?El optimismo? Nunca lo tuve y con cada paciente que no conseguia ayudar me iba mas hacia el lado oscuro, ese en el que no habia esperanza. --Has vuelto --dijo la abuela. --Si --asenti limpiando mi rostro con el panuelo que olia a vainilla. --Vamos a devolverle la gloria a este lugar --dijo ella mirando hacia las cabanas. ?Como diablos sabia que habia vuelto para hacer justo eso cuando ni yo misma no lo sabia hasta hace poco? La mire con los ojos entrecerrados y ella me atrapo. Se acerco, levanto la mano y acaricio mi mejilla. Sus ojos azules, y los de mi madre, brillaban con una emocion desconocida mientras que sus labios esbozaban una pequena sonrisa ensenando sus dientes perfectos. Ochenta anos y tenia la dentadura perfecta, el cutis de una mujer de sesenta y el cabello blanco, pero ni una de esas cosas delataban su verdadera edad. Para cualquiera podria pasar por una mujer mucho mas joven y mas de una vez me pregunte como lo hizo. Como sobrevivio a una infancia dificil, a la perdida de dos bebes, a la muerte de la unica hija que le quedaba y finalmente a perder al que fue su amor durante mas de cincuenta anos, el abuelo.--Este es tu lugar, Jane, siempre lo fue. Solo tenias que darte cuenta tu misma --declaro la abuela antes de darse la vuelta y caminar hacia la casa principal. Me quede mirandola, extranada por la agilidad de sus pasos. Parecia que estaba flotando, su chaqueta de punto que le llegaba hasta los tobillos pareciendo la capa de un superheroe. Malva, su chaqueta era de color malva igual que la falda y la camisa. El pequeno sombrero era blanco como el cabello que le caia poco por debajo de los hombros. Seguramente olvido que tenia cita en la peluqueria para cortarlo, a la abuela le gustaba el mismo corte desde hace mas de cincuenta anos. Corte bob a la altura de la mandibula y le sentaba tan bien que hace anos se lo robe, ahora era mi corte de cabello y la unica diferencia era que mi color era castano, un castano normal y aburrido. La abuela llego a la puerta y empezo a buscar en sus bolsillos, en los de la chaqueta, en los de la falda. Nada, la llave no estaba. Sonrei acercandome al pillar del porche, el de la izquierda donde justo a metro y medio de altura habia un escondite. Mi padre hizo un agujero en la madera y ahi guardaba la llave de repuesto, mejor dicho, las llaves. Veras, la abuela es muy olvidadiza en cuanto a las llaves y no es de ahora que ya tiene ochenta anos, no. Eso le viene de muy joven, es alguna mierda genetica que heredo mi madre y luego yo. Mi padre, harto de volver de donde estaba para abrirle la puerta a mi madre cada vez que ella olvidaba las llaves tuvo la idea de esconder algunas. Llaves, muchas llaves. Es extrano como funciona la mente humana, mi madre recordaba cada lugar en las que estaban escondidas, pero nunca recordaba coger la llave cuando salia de casa. A mi me pasa algo parecido, tanto que tengo al cerrajero en la lista de contactos favoritos. Intente todo lo posible, poner una nota en la puerta para verla antes de salir, colgarla de una cadena a mi cuello como los ninos, hice cincuenta copias y las guarde en todos mis bolsos. ?Y sabes que? Pues que en vez de mirar hacia la puerta y ver la nota yo miraba mis zapatos, la cadena me la quitaba cuando llegaba a casa y olvidaba ponerla de nuevo, las cincuenta llaves se acabaron un dia y olvide hacer otras copias. Al final renuncie y puse una cerradura electronica ya que el codigo nunca se me olvidaba. La parte mala es que no es muy barata y para reemplazar todas las cerraduras de las cabanas iba a salir muy caro, tanto que no podia permitirmelo. Voy a tener que seguir el ejemplo de mi padre y encontrar nuevos lugares para guardar llaves fuera de la casa. Recordar hacer copias tambien era buena idea. Menos mal que no hay muchos robos en el pueblo que si no los ladrones tendrian una manera muy facil de entrar a mi casa. --Jane, la puerta se ve muy floja. ?Por que no le das una patada a ver si la abres? -- pregunto la abuela. Mire la puerta despues de recoger la llave de su escondite y muy floja no parecia, la verdad es que la madera se veia muy solida. Y sucia, me arme de valor mientras miraba las telas de aranas y buscaba a esos bichos que me provocaban un miedo atroz. --?Por que romper la puerta si tengo una llave? --pregunte acercandome. --Esta es mi chica. --Sonrio la abuela. Meti la llave en la cerradura y la gire, la puerta se abrio haciendo un ruido espeluznante y juro que casi espere ver una arana gigante en la casa. Pero no, el sonido era algo normal en una puerta que llevaba veinte anos cerrada. Tal vez deberia reconsiderar mi decision. Tal vez. Segui a la abuela dentro, pero mientras ella iba hacia la cocina Dios sabe porque, yo me quede en la entrada. Justo delante estaba el escritorio que usaba mi madre para todo relacionado con las cabanas. Encima estaba el ordenador y la agenda de mi madre con su boligrafo favorito. Detras, en la pared, estaba el armario de las llaves con llaveros coloridos para saber a que cabana pertenecia. Amaba ese rincon, de pequena me sentaba ahi y me imaginaba que era mayor, que este era mi negocio. Pero lo que mas amaba era la agenda de mi madre, que no se porque razon encontraba tan fascinante. Me acerque al escritorio e ignorando el polvo cogi la agenda y la abri. Nombres, fechas, numeros de telefonos. Mi madre nunca me dejo tocarla y creia que ahi escondia secretos oscuros, pero lo unico que habia era la lista de clientes y las citas de mi madre. Jueves, diez de la manana, peluqueria. Viernes, ocho de la tarde, cena en el CP. Sabado, diez de la noche, CP con FP. Esas eran las ultimas notas de mi madre, las ultimas citas que hizo y de repente ya no quise recordar. Cerre la agenda y la deje en el mismo lugar. Limpie el sudor de mis manos en el vestido veraniego que llevaba y camine hacia el salon. Era el lugar en el que mas tiempo pasabamos como familia, fue mi lugar favorito, pero ahora solo podia sentirme agobiada. Las paredes de un marron extrano, las estanterias que cubrian todas las paredes de la habitacion, los muebles grandes y feos, los objetos que llenaban cada superficie. Me estaba ahogando, la habitacion parecia que me queria ahogar y tuve que dar media vuelta e ir a buscar a la abuela. La encontre en la cocina. Limpiando. --?Abuela? --Coge un trapo y ayudame --dijo ella. Despues de seis horas de conducir sin una sola parada para comer o ir al servicio, lo que menos me apetecia era limpiar suciedad de veinte anos. Estaba mirando los trapos y buscando la manera de convencer a la abuela de que esto era una mala idea cuando ella se dio la vuelta, puso las manos en las caderas y me miro. --?Vas a limpiar o vamos a casa y me cuentas sobre lo que te ha traido de vuelta a casa? --pregunto la abuela. Suspirando di un paso hacia la mesa y cogi un trapo. --Voy a limpiar --murmure. --Lo sabia. Claro que lo hacia, ella lo sabia todo y antes de darme cuenta iba a saber la razon de mi vuelta, pero no ahora. Lo que importaba en ese mismo instante era pasar tiempo con la abuela en lo que fue mi casa durante los primeros anos de mi vida y lo que esperaba que iba a ser mi hogar hasta el fin de mis dias.

  • 99 Mentiras de Sonia Pasamar

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    Brenda nunca habria podido imaginar que una linea muy delgada separaba su dia a dia del trepidante destino que se le presento una fria tarde de Lluvia. Un encuentro con un elegante personaje precipitara una escalada de mentiras que la llevaran a un cambio radical en su vida. Su trabajo y su pasion por la ciencia preservaran un tiempo mas la vida en el planeta.
    Espionaje, agentes encubiertos, guerra bacteriologica, asesinatos a sangre fria y una compleja conspiracion --de la que la protagonista no se podra escapar facilmente-- son algunos de los ingredientes de un coctel de emociones en el que se entremezclan amor, odio y venganza.

  • La historia secreta del mundo de Jonathan Black

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    Jonathan Black ofrece una guia de las ensenanzas de las antiguas escuelas mistericas, conservadas a lo largo de los siglos gracias a sociedades secretas. Este conocimiento, propone una version alternativa de la historia de la humanidad que contesta preguntas a las que la ciencia no consigue dar respuesta. El mundo que nos rodea, la literatura, los nombres de los dias de la semana y los cuentos infantiles encierran una filosofia secreta. Este libro nos da las claves para interpretarla.

  • Despues de la caida de Dennis Lehane

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    Despues de triunfar con la serie de los inolvidables detectives bostonianos Kenzie y Gennaro, de recibir el aplauso unanime por la tension dramatica y lirica de Mystic River y haberse consagrado con su trilogia historica criminal de Joe Coughlin, Dennis Lehane nos sorprende con una trama de suspense psicologico. Un thriller intenso y emotivo que corta la respiracion y nos obliga a suponer y deducir pagina tras pagina hasta el final.

  • Arte y Venganza (Arte y placer 2) de Kris Buendia

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    Eva no sabia que tenia que pagar un precio tan caro cuando se enamoro de Miller. Y Miller no sabia que tenia que ajustar cuentas cuando su peor enemigo regresara a acecharlos. Ahora tendria que trazar el plan perfecto para mantener a Eva a salvo, aunque eso le cueste su relacion con Eva y hasta su propia vida.

  • Retratos Turbios de Carlos Eduardo Zavaleta

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    Retratos turbios adviene como el mayor esfuerzo “totalizador” efectuado por Zavaleta hasta el momento. Su integrador diseno congrega multiples connotaciones sociales, politicas, geograficas, psicologicas, etc., por medio del contrapunto de los personajes. En el caso de los protagonistas, los primos hermanos Tono e Ismael, el juego de oposiciones se erige como la verdadera trama de la novela. Una rivalidad de polos complementarios que pugna entre si, sin arribar a una sintesis autentica, solo a nexos falsos, impuestos, turbios. Sumese a este duelo central (Zavaleta admira El duelo de Joseph Conrad), la contrastante red que hilvanan Monica, Martha, Maruja y Melisa -todas con la inicial M-, tendiendo una luz poliedrica sobre el personaje vertebrador Tono. Sobre su comportamiento turbio con su mayor destinatario, el verdugo-victima Ismael, resultaria arduo detallar todas las connotaciones movilizadas por Retratos Turbios, en la medida que desfilan el civil y el militar, la costa y la sierra, la pobreza y el arribismo, la migracion dentro y fuera del pais, la autenticidad y la hipocresia, la sensatez y la pasion, el desprecio y la envidia, la inteligencia y la fuerza bruta, la rebeldia y el sometimiento, la necesidad de cambio y la defensa del orden existente, etc.

  • Sigilo de Ismael Martinez Biurrun

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    Fede ha sido contratado para vigilar las obras de un rascacielos condenado a demolicion por fallo estructural, cuando alguien se presenta con una oferta insolita: recibira una gran suma de dinero si deja que ciertas personas suban a la azotea la proxima medianoche. La suerte quiza este a punto de cambiar para una familia ensombrecida por la tragedia; en una remota autopista, su hermano Andres agota el ultimo cartucho de desesperacion tratando de extorsionar a un empresario, mientras la madre de ambos busca ayuda para liberarse de los fantasmas que la atormentan. El pasado de los tres regresa encarnado en un hombre llamado Coppel, nucleo oscuro donde confluyen todas las grietas de esta familia.

  • Las lanzas (La senda de los Tercios 1) de Fernando Martinez Lainez

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    Fernando Martinez Lainez novela en esta serie la historia de uno de los ejercitos mas importantes de todos los tiempos: los Tercios de Flandes, un ejercito que marco un hito en la historia militar universal.

  • Por ti, por mi, por ellos… de Freya Asgard

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    No puedo detenerme. Debo seguir huyendo. De eso depende mi vida. Fui traicionado por mi companero y ahora debo escapar. --!Mierda! --resoplo desesperado, y con espanto veo que el camino se termina; sin darme cuenta, me habia metido a un pasaje sin salida. Miro hacia todas partes en busca deun lugar seguro. No me queda tiempo. Apenas tengo unos pocos minutos de ventaja sobre mis perseguidores. No lo pienso dos veces y me encaramo a la pared que tengo enfrente. Si no hay un buen escondite en el patio, tomare rehenes. No me queda opcion. --Mierda, mierda, mierda --protesto en voz baja. Todo el mundo tiene cachureos en sus patios, muebles, cajas, escombros… juguetes. Menos en esta casa en la que se me ocurrio meterme. Nada. Ni un solo papel. Nada. !Vieja conche…! No, no dije la palabra. Mi padre me enseno a respetar a las mujeres y por el es que siempre cumpliria la promesa que me hizo hacer de nunca faltarles el respeto. Los seis metros de largo y los cuatro de ancho no me dan mucha seguridad, la puerta trasera de la casa esta abierta y aprovecho de entrar. Si no puedo esconderme, intentare escapar por el frente. O la duena de casa tendra que ser secuestrada. Asi de simple. No permitire que me cacen ahora que estoy tan cerca de la verdad. La musica en un pequeno reproductor es lo unico que da senales de vida. Desde el umbral puedo ver la casa completa. Al menos el primer piso. Todo esta en un solo lugar. Es una vivienda basica del Estado donde living, comedor, cocina y bano se amontonan en dieciseis metros cuadrados. La puerta del bano se abre y yo me parapeto tras la pared que divide el bano de la cocina. La mujer no me ve, sube al segundo piso, corriendo, envuelta en una toalla. Tengo un poco de tiempo para salir de esa casa sin que me vea. Ella al menos. Me dirijo a la puerta de calle pero, antes de abrirla, las luces de la torreta del auto de Rolando Meneses me detienen. Esta afuera. Esperando por mi. !Malditos traicioneros y vendidos! Me devuelvo y entro al bano, que sigue con la puerta abierta, al sentir los pasos de la mujer que se acercan a la escalera. No tengo opcion. Tendre que tomarla como rehen. Al exacto momento en el que ella pasa por la puerta del bano, salgo, la tomo por asalto y la arrincono contra la pared. Le cubro la boca con una mano, le sujeto el cuerpo de la cintura y le aprisiono ambas munecas con la otra. Alzo mis ojos a su cara y, por poco, la dejo escapar. Su rostro y sus ojos horrorizados son iguales a otros que conoci hace unos tres anos, solo que estos son marrones y los otros eran de un extrano violeta. --No grite, no le quiero hacer dano --aseguro con la voz mas suave que puedo imprimir. Es verdad, no quiero lastimarla, solo quiero un lugar seguro donde esconderme hasta que pueda salir y escapar. Ella asiente con la cabeza. --?Con quien vives? --interrogo y suelto un poco mi mano para que me conteste. Ella no contesta, dos gruesas lagrimas corren por sus mejillas y mojan mi mano. Su terror es evidente. --No te preocupes, no te voy a lastimar, tampoco quiero hacerle dano a tu familia, solo quiero estar seguro que nadie dara mi ubicacion. Mi corazon late desbocado ante esa mujer que me recuerda demasiado un pasado que esperaba volviera un poco despues. No ahora. --?Con quien vives? --repito. --Sola --contesta en un hilo de voz. --?Seguro? ?No hay un marido? ?Hijos? --No. --Espero que no me mientas. --Vivo sola y usted deberia saberlo bien --espeta casi molesta. Ya no llora. Su frente tiene dos arrugas de enojo, sus cejas estan casi juntas; sus ojos, entrecerrados, emiten miedo y odio; sus mejillas, palidas, me demuestran lo atemorizada que esta; sus labios los siento en mi palma, humedos, cerrados, y su menton tiene un leve temblor que me provoca culpa. Terminada esta inspeccion a su rostro, ella baja la vista. La dejo libre. Algo me dice que no escapara de mi. --Usted me quito a mis hijos --me refriega en la cara, intenta no demostrar su miedo, lo que no logra. Yo le doy la espalda y cierro los ojos. Si, no me habia equivocado, esta mujer es Paola Donoso. --?Yo te los quite? --pregunto con recelo a la respuesta, no quiero admitir que se muy bien quien es ella. Abro los ojos y ella esta justo frente a mi, eleva su menton para enfrentarme. Si se colocara de puntillas, quizas su rostro quedaria cerca del mio, sin embargo, su cabeza quedaba justo debajo de mi cara. --Si, mi ex esposo, un tipo con mucho dinero y poder, me acuso de abuso y usted, como detective, lo corroboro y se llevo a mis ninos con el, dejandome como a un perro atada a una silla --declara con lujo de detalle --Estas distinta --admito sin querer recordar ese instante. --Usted tambien, no lo reconoci enseguida. Aparta su mirada de mi y se voltea. Viste tan solo una polera larga y pantuflas y puedo apostar que no lleva ropa interior. --Las cosas han cambiado, vengo huyendo de la policia --explico para olvidar el curso de mis pensamientos. --?Y eso? --pregunta interesada y gira su cabeza para mirarme. --Fui traicionado --respondo encogiendome de hombros como si gran cosa--. Te queda bien el pelo corto, ?que le paso a tus ojos? --pregunto y me siento a la mesa, no soy capaz de mantenerme en pie. Estoy cansado, agotado de seguir huyendo y, encima, por haber venido a dar, precisamente, a este lugar. --?Por que se vino a meter aqui? --Ella se sienta ante mi y clava su mirada de odio en mi--. ?Usted cree que me interesa salvarlo de alguien? Usted se vendio y me arrebato a mis ninos, ?cree que tengo algo que perder? ?Sabe cuantas veces he deseado morir y no he sido capaz de hacerlo? Si usted lo hiciera por mi, juro que se lo agradeceria. Su voz natural e intensa me hace sentir una punzada de lastima por ella. Le habia hecho dano, mucho, y estoy seguro que nunca ella creera que ese fue el punto de partida para lo que hoy estoy viviendo. Quise arreglar ese entuerto y por ello fui traicionado por lo que ahora estoy huyendo como un delincuente cualquiera cuando hasta hace unos dias era el comisario de mi division: Crimen organizado. Una verdadera ironia. El timbre nos sobresalta, sobre todo a mi. Ella aguanta el aire, yo la miro con desconfianza, ?esperaba a alguien y no me habia dicho? --Debe ser alguna vecina --me indica con voz temblorosa. --No le digas a nadie que estoy aqui --advierto, estoy seguro que podria ponerme en evidencia en el momento en que lo quisiera, no le habia mostrado un arma ni tampoco la habia amenazado, no en un sentido formal. Paola alza el menton, al parecer es un gesto caracteristico de ella, y sale a abrir; yo me escondo tras la puerta, al menos asi puedo amedrentar un poco a la duena de casa. --Dona Berta, ?como esta? ?Paso algo? --saluda con voz demasiado alta antes de salir hasta la reja. --Ando de pasadita, vecina --responde una mujer de voz madura, una voz que me recuerda a mi antigua entrenadora--, le venia a decir que anda un delincuente por aca, lo mostraron en las noticias y como se que usted no ve television --censura la vecina--, le vine a avisar, ademas usted siempre pasa con la puerta del patio abierta… Digo, para que cierre todo, dicen que es muy peligroso y la policia esta por llegar, revisaran todas las casas, para que este atenta y no la pille de sorpresa. --Gracias, dona Berta, voy a cerrar todo enseguida --responde con un leve temblor en su voz. --La gente anda muy mala en estos dias, hay tanto delincuente suelto, aunque los peores son los de cuello y corbata, ?no? Con esos si hay que tener cuidado. El silencio se torna incomodo. Quiero salir, quizas Paola me delato y ahora vienen por mi. --Nos vemos, dona Berta, gracias. --Cuidese y recuerde que van a pasar por todas las casas. Molesto silencio otra vez. La puerta se abre despacio. Yo cierro los ojos. Espero. El sonido del cerrojo me obliga a volver a la realidad. Paola me esta observando, en su rostro hay confusion. Yo hago un gesto, no quiero demostrar lo vulnerable que soy en esta situacion. Aunque la haya acorralado y la haya amenazado, seria incapaz de lastimarla. --Creo que llego algo tarde la recomendacion --comenta de mal modo. --Gracias --respondo laconico. --No lo hice por usted, lo hice por ella, tiene familia y aunque es la vecina “copuchenta” del barrio, la que riega todas las noticias, es muy querida pues siempre lo hace por la preocupacion por los demas. Como ahora. No podia permitir que la secuestrara igual que a mi. No digo nada. No se que decir. Ella avanza hasta la cocina, yo me quedo alli, inmovil. Me siento fuera de lugar, quiero irme, esa es la verdad, estar aqui con ella no me sienta nada bien. Un ruido llama mi atencion: el hervidor electrico. Me acerco y me siento en la mesa, observandola. Ella se mueve presta buscando todos los utensilios y materiales para cocinar. --Si estuviera secuestrada, como dice, no podria estar haciendo eso --expongo con calma. --A usted mismo le va a dar hambre en un rato mas --responde de mal modo. --Pareces mas enojada que asustada. --No estoy asustada, usted no me intimida. --Estas enojada entonces. --?Y que quiere? Tengo que proteger y alimentar al hombre que me robo a mis hijos, ?le parece poco?

  • Los Crimenes del Misteri de Pablo Poveda

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  • ?Te acuerdas de mi? de Martina Minkoff

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    Lila regresa a Espana tras estudiar la carrera en una universidad norteamericana. Ha cambiado mucho: ya no es la jovencita timida y acomplejada a la que dejaron plantada en la fiesta de fin de curso del instituto. ?La reconocera Javi, el mismo que le rompio el corazon en la pista de baile, hace mas de diez anos?

  • Los huespedes de pago de Sarah Waters

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    Londres, 1922. La sociedad esta en pleno proceso de cambio y las consecuencias de la Primera Guerra Mundial siguen muy presentes. A Frances Wray la contienda le arrebato a sus dos hermanos, y ahora vive con su madre viuda en una mansion de una zona residencial a las afueras de Londres. Madre e hija, de clase alta, pasan apuros economicos, y, para aliviarlos, deciden alquilar parte de su residencia a unos huespedes de pago.

  • El Diablo le da ojos a quien no ve de Juan Jesus Urbano Martinez

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    El ambiente festivo reina en la romeria de San Bernabe. Cientos de personas inician su ascension hacia la ermita del santo cuando una grotesca escena detiene a la comitiva entre los gritos ahogados de los asistentes. Martin Vilches, un inspector de policia que lucha contra sus adicciones, es asignado al caso por peticion expresa de su jefe. Lo que parece un claro ajuste de cuentas se acaba convirtiendo en un crimen ritual meticulosamente preparado por un brutal asesino. Vilches debera buscar la manera de atraparlo adentrandose en un submundo donde la adoracion al Diablo es la unica salvacion.

  • Lluvia fina de Luis Landero

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    Tras mucho tiempo sin apenas verse ni tratarse, Gabriel decide llamar a sus hermanas y reunir a toda la familia para celebrar el 80 cumpleanos de la madre y tratar asi de reparar los viejos rencores que cada cual guarda en su corazon, y que los han distanciado durante tantos anos. Aurora, dulce y ecuanime, la confidente de todos y la unica que sabe hasta que punto los demonios del pasado siguen tan vivos como siempre, trata de disuadirlo, porque teme que el intento de reconciliacion agrave fatalmente los conflictos hasta ahora reprimidos.

  • Salamanca misteriosa de Alvaro Anula Pulido

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    Salamanca guarda en su ciudad y provincia grandes misterios y secretos que permanecen ocultos a los ojos de la mayoria de ciudadanos, que no se atreven a cruzar la delgada barrera que separa lo real de lo imposible. Cuevas donde impartio clases el mismisimo Diablo, simbolos hermeticos en los grandes edificios salmantinos, fenomenos paranormales y sucesos extranos, enigmaticos objetos voladores en el cielo, apariciones marianas y milagros… Salamanca es uno de los lugares de la Espana Magica que cualquier amante de lo desconocido debe visitar por lo menos una vez en vida como los musulmanes hacen con La Meca.

  • Todas somos Blancanieves de Mercedes Silvestre Segovia

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    Todas las noches terminan con un bello amanecer, disfrutarlo depende de ti.

  • La maldicion de Anne (Las hermanas Moore 1) de Dama Beltran

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    Desde que nacio, Anne es la portadora de una maldicion.
    Su bisabuela Jovenka maldijo a sus padres cuando estos se negaron a renunciar a su amor.
    Dos prometidos, los dos muertos. Asi ocurrira cada vez que intente casarse. La unica forma de romper el hechizo es encontrar a un hombre con sangre zingara, pero Anne ha decidido rechazar esa idea y solo quiere desarrollar su don y vivir de el.
    Por ese motivo anhela ir a Paris, lugar donde cree que encontrara su ansiada libertad.
    Sin embargo, la unica persona que ha encontrado su padre para embarcarla lo antes posible se niega a hacerlo y le propone un trato a cambio.
    Sin posibilidad de negarse, Anne acepta y todo su mundo cambia de una suave brisa a un devastador tornado.
    Logan Bennett, vizconde de Devon, hace que las emociones que enterro en el pasado aparezcan desde el primer momento en el que cruzan sus miradas.

  • Rebeldes, ni putas ni sumisas de Gemma Lienas

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  • Sonata de Amor de Isabel Acuna

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    Desde que David Foster, estudiante de ultimo ano de medicina, escucho tocar el piano a la bella y talentosa Catherine Watson, ha estado prendado de ella. Tras el concierto, decide invitarla a salir junto a su mejor amigo Mark Spencer. Todo parecia ir muy bien, hasta que un terrible malentendido se cruza entre los dos, rompiendo la magia de la incipiente atraccion y llevandolos por rumbos distintos.

  • Juego Cerebral. La Cofradia del Conejo de Jose Miguel Vasquez Gonzalez

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    Peter Mark-Hodges, exitoso escritor, siente que su vida da un vuelco fatal al recibir la noticia de que tiene un tumor cerebral inoperable. Ni en sus tramas mas escalofriantes se le hubiera ocurrido tal situacion. Su hijo Jake, el centro de su vida, de apenas 10 anos, depende emocional y economicamente de el. Tras una riesgosa operacion, Peter sobrevive pero nuevamente la vida le da sorpresas. Su cerebro le empieza a jugar malas pasadas. Con la extirpacion del tumor, recibe el extrano don de transformar lo que escribe en realidad, convirtiendose en el blanco de poderosos grupos, que ven en el la oportunidad de controlar el mundo.

  • Ahora llega el silencio de Alvaro Colomer

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    Solo hay dos opciones: rendirse o luchar.

  • El secreto oscuro de la carta de Ariel Omer

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    ?Cuantos de nosotros no nos hemos enamorado? ?Cuantos de nosotros no hemos escuchado una historia y no le hemos dado la minima importancia?

  • Cien anos de soledad (edicion ilustrada) de Gabriel Garcia Marquez

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    En ocasion del 50 aniversario de la publicacion de Cien anos de soledad, llega una edicion con ilustraciones ineditas de la artista chilena Luisa Rivera y con una tipografia creada por el hijo del autor, Gonzalo Garcia Barcha.

  • Un lugar para nosotros, Harriet Evans de Harriet Evans

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    < Habra un anuncio importante.
    Les pedimos por favor que vengan.
    Coctel con los amigos el 23 de noviembre a las 19:00 horas.
    Almuerzo solo para la familia a las 13:00 horas del 24 de noviembre.
    Winterfold, Winter Stoke, Somerset
    Rogamos confirmen su asistencia.>>

  • Tiempo de estrellas de Anna Casanovas , Nora Roberts

    https://gigalibros.com/tiempo-de-estrellas.html

  • Entre llamas te volvi a encontrar de Alexa Blanco

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    Margarita tenia seis anos cuando Alex, un nino marcado por un tragico suceso familiar, llego a su colegio.Tras convertirse en amigos inseparables, Alex se fue a vivir lejos.
    19 anos despues, la vida de Margarita dara un vuelco inesperado a raiz de un incendio en su edificio.
    Y las consecuencias… Tendras que leer su historia para saberlas.

  • Una corte de llamas plateadas de Sarah J. Maas

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    El agua negra que le pellizcaba los talones estaba helada. No como la mordedura del frio invernal, ni siquiera el ardor del hielo solido, sino algo mas frio. Mas profundo. El frio de los huecos entre las estrellas, el frio de un mundo anterior a la luz. El frio del infierno, el verdadero infierno, se dio cuenta mientras luchaba contra las fuertes manos que trataban de empujarla dentro del caldero. El verdadero infierno, porque era Elain la que yacia en el suelo de piedra con el hombre Fae de pelo rojo y un solo ojo que se cernia sobre ella. Porque esas orejas puntiagudas se clavaban en el cabello marron dorado de su hermana, y un brillo inmortal irradiaba de la piel blanca de Elain. Un verdadero infierno, peor que las profundidades de tinta a pocos centimetros de sus pies. Sumerjanla, ordeno el rey Fae de rostro duro. Y el sonido de esa voz, la voz del macho que habia hecho esto a Elain… Ella sabia que iba a entrar en el Caldero. Sabia que perderia esta lucha. Sabia que nadie vendria a salvarla: ni la sollozante Feyre, ni el antiguo amante de Feyre amordazado, ni su devastado nuevo companero. Ni Cassian, roto y ensangrentado en el suelo. El guerrero seguia intentando levantarse con brazos temblorosos. Para alcanzarla. El Rey de Hybern… el habia hecho esto. A Elain. A Cassian. Y a ella. El agua helada mordio las plantas de sus pies. Fue un beso de veneno, una muerte tan permanente que cada centimetro de ella rugio en desafio. Iba a entrar, pero no lo haria con suavidad. El agua se aferro a sus tobillos con garras fantasma, tirando de ella hacia abajo. Se retorcio, arrancando el brazo del guardia que la sujetaba. Y Nesta Archeron senalo. Un dedo… al Rey de Hybern. Una promesa de muerte. Un objetivo marcado. Unas manos la empujaron hacia las garras del agua que la esperaban. Nesta se rio del miedo que aparecio en los ojos del rey justo antes de que el agua la devorara entera. En el principio y en el final habia oscuridad y nada mas No sintio el frio mientras se hundia en un mar que no tenia fondo, ni horizonte, ni superficie. Pero sintio el ardor. La inmortalidad no era una juventud serena. Era fuego. Era mineral fundido que se vertia en sus venas, hirviendo su sangre humana hasta que no era mas que vapor, forjando sus fragiles huesos hasta que eran acero fresco. Y cuando abrio la boca para gritar, cuando el dolor la partio en dos, no hubo ningun sonido. En este lugar no habia mas que oscuridad, agonia y poder… Ellos pagarian. Todos ellos. Empezando por este Caldero. Empezando ahora. Ella desgarro la oscuridad con garras y dientes. Rasgo, hendio y destrozo. Y la oscura eternidad a su alrededor se estremecio. Se agito. Se agito. Ella se rio cuando retrocedio. Se rio de la bocanada de poder en bruto que arranco y trago entera; se rio de los punados de eternidad que introdujo en su corazon, en sus venas. El Caldero lucho como un pajaro bajo la pata de un gato. Se negaba a ceder. Todo lo que le habia robado a ella, a Elain, se lo quitaria ella. Envueltos en la negra eternidad, Nesta y el Caldero se enroscaron, ardiendo en la oscuridad como una estrella recien nacida. Primera Parte: Aprendiz Capitulo 1 Cassian levanto el puno hacia la puerta verde del tenue pasillo y dudo. Habia abatido a mas enemigos de los que le importaba contar, habia estado de rodillas en la sangre en innumerables campos de batalla y habia seguido luchando, habia tomado decisiones que le costaron la vida de guerreros expertos, habia sido un general, un soldado y un asesino, y sin embargo … aqui estaba, bajando el puno. Dudando. El edificio en el lado norte del rio Sidra necesitaba pintura nueva. Y suelos nuevos, las tablas que crujian bajo sus botas al subir los dos pisos habian sido una indicacion. Pero al menos estaba limpio. Definitivamente sombrio para los estandares de Velaris, pero a decir verdad la propia ciudad no tenia barrios bajos, y eso no era decir mucho. Habia visto y permanecido en lugares mucho peores. Sin embargo, nunca entendio por que Nesta insistia en vivir alli. Entendia por que no se alojaba en la Casa del Viento: estaba demasiado lejos de la ciudad, y no podia volar ni tamizarse, lo que significaba tener que lidiar con los diez mil escalones de subida y bajada. Pero ?por que vivir en este basurero, cuando la casa de la ciudad estaba vacia? Desde que Feyre y Rhys habian terminado la construccion de la casa del rio, la casa de la ciudad habia quedado abierta a cualquiera de sus amigos que la necesitara o quisiera. Sabia de hecho, que Feyre habia ofrecido a Nesta una habitacion alli… y habia sido rechazada. Fruncio el ceno ante la pintura desgastada de la puerta. Ningun sonido se filtraba a traves del gran hueco que habia entre la puerta y el suelo, lo suficientemente ancho como para que incluso las ratas mas gordas pudieran pasar por el; no habia olores frescos en el estrecho pasillo. Tal vez tuviera suerte y ella estuviera fuera, tal vez durmiendo bajo la barra de cualquier taberna de mala muerte, que hubiera frecuentado la noche anterior. Aunque eso podria ser peor, ya que tendria que buscarla alli. Cassian volvio a levantar el puno, el rojo de su Sifon parpadeando en las antiguas luces de los focos colocados en el techo. Cobarde. Ten las malditas pelotas. Cassian golpeo una vez. Dos veces. Silencio. Cassian casi suspiro de alivio en voz alta. Gracias a la maldita Madre… Unos pasos cortos y precisos sonaron desde el otro lado de la puerta. Cada paso mas enfadado que el anterior. Plego las alas, cuadrando los hombros mientras separaba los pies. Una postura de lucha tradicional, que le fue inculcada durante sus anos de entrenamiento, ya era casi un recordatorio muscular. No se atrevio a considerar por que el sonido de esos pasos hizo que su cuerpo tomara esa posicion. El chasquido que produjo al abrir cada uno de sus cuatro candados bien podria haber sido el golpe de un tambor de guerra. Cassian repaso la lista de cosas que debia decir, como Feyre le habia sugerido que las dijera. La puerta se abrio de un tiron, el pomo giro con tanta fuerza que Cassian se pregunto si ella lo estaba imaginando como si fuera su cuello. Nesta Archeron ya tenia el ceno fruncido. Pero alli estaba. Tenia un aspecto infernal. --?Que quieres? --Ella no abrio la puerta mas alla de un palmo. ?Cuando la habia visto por ultima vez? ?En la fiesta de fin de verano que fue en la barcaza en el Sidra el mes pasado? No tenia tan mal aspecto. Aunque supuso que una noche tratando de ahogarse en vino y licor nunca deja a nadie con un aspecto particularmente bien a la manana siguiente. Especialmente en… --Son las siete de la manana --continuo ella, mirandolo con esa mirada azul grisacea que siempre encendia su temperamento. Llevaba solo una camisa de hombre. Cassian apoyo una mano en el marco de la puerta y le dedico una media sonrisa que sabia que sacaba sus garras. --?Una noche dura? Un ano, en realidad. Su hermoso rostro estaba palido, mucho mas delgado de lo que habia sido antes de la guerra con Hybern, sus labios sin sangre, y esos ojos… frios y afilados, como una manana de invierno en las montanas. Ninguna alegria, ninguna risa, en ningun plano de ella. Hizo ademan de cerrar la puerta con la mano. El metio su bota en el hueco antes de que ella pudiera romperle los dedos. Sus fosas nasales se expandieron ligeramente. --Feyre te quiere en la casa. --?En cual? --dijo Nesta, frunciendo el ceno ante la bota que habia metido en la puerta--. Tiene cinco. Reprimio su respuesta. Ese no era el campo de batalla y el no era su oponente. Su trabajo consistia en llevarla al lugar asignado. Y luego rezar que la hermosa casa a la que Feyre y Rhys acababan de mudarse no fuera reducida a escombros. --La nueva. --?Por que mi hermana no me vino a buscar ella misma? El conocia ese brillo sospechoso en sus ojos, la ligera rigidez de su espalda. Sus propios instintos surgieron para enfrentarse a su desafio, para empujar y descubrir lo que podria pasar. Desde el solsticio de invierno, solo habian intercambiado unas cuantas palabras. La mayor parte habia sido en la fiesta de la barcaza el mes pasado. Habian consistido en: Muevete. Hola, Nes. Muevete. Con gusto. Despues de meses y meses de nada, de apenas verla, eso habia sido todo. Ni siquiera habia entendido por que se habia presentado a la fiesta, especialmente cuando sabia que estaria atrapada en el agua con ellos durante horas. Amren probablemente merecia el credito por la rara aparicion, debido a cualquier influencia que la mujer tuviera sobre Nesta. Pero, al final de esa noche, Nesta habia estaba al frente de la fila para salir del barco, con los brazos apretados alrededor de si misma, y Amren habia estado melancolica en el otro extremo, casi temblando de rabia y repulsion. Nadie habia preguntado que habia pasado entre ellas, ni siquiera Feyre. El barco habia atracado, y Nesta practicamente habia salido corriendo, y nadie habia hablado con ella desde entonces. Hasta este dia. Hasta esta conversacion, que se sentia como la mas larga que habian tenido desde las batallas contra Hybern. Cassian dijo por fin--: Feyre es una Alta Lady. Esta ocupada dirigiendo la Corte Oscura. Nesta ladeo la cabeza, con el cabello castano dorado deslizandose sobre un hombro huesudo. En cualquier otra persona, el movimiento habria sido contemplativo. En ella, era la advertencia de un depredador, que evaluaba a su presa. --Y mi hermana --dijo con esa voz plana que se negaba a dar cualquier senal de emocion--, ?considero necesaria mi presencia inmediata? --Sabia que probablemente necesitarias asearte, y queria darte tiempo. Te espera a las nueve. Espero la explosion mientras ella hacia las cuentas. Sus ojos se iluminaron. --?Parece que necesito dos horas para ponerme presentable? El aprovecho la invitacion para observarla: largas piernas desnudas, un elegante barrido de caderas, una cintura fina – demasiado fina- y unos pechos llenos y apetecibles que no encajaban con los nuevos y afilados angulos de su cuerpo. En cualquier otra mujer, esos magnificos pechos habrian sido motivo suficiente para que el comenzara a cortejarla en el momento en que la conociera. Pero desde el instante en que conocio a Nesta, el frio fuego de sus ojos habia sido una tentacion de otro tipo. Y ya que era una Alta Fae, toda la dominacion y agresion inherentes -y una actitud de mierda- hacia que la evitara en la medida de lo posible. Especialmente con lo que habia pasado durante y despues de la guerra contra Hybern. Ella habia dejado mas que claro sus sentimientos hacia el. Cassian dijo por fin--: Parece que te vendrian bien unas cuantas comidas abundantes, un bano y ropa de verdad. Nesta puso los ojos en blanco, pero se toco el dobladillo de la camisa. Cassian anadio--: Echa a ese desgraciado, aseate y te traere un te. Sus cejas se alzaron una fraccion de pulgada. El le dedico una sonrisa torcida. --?Crees que no puedo escuchar a ese macho en tu dormitorio, tratando de ponerse la ropa en silencio y escabullirse por la ventana? Como si se tratara de una respuesta, un ruido sordo llego desde el dormitorio. Nesta siseo. --Volvere dentro de una hora para ver como van las cosas. -- Cassian puso suficiente mordacidad detras de las palabras que hasta sus soldados sabrian que no debian presionarlo, que requeria siete sifones para mantener su magia bajo control por una buena razon. Pero Nesta no volaba en sus legiones, no luchaba bajo su mando, y ciertamente no parecia recordar que tenia mas de quinientos anos y... --No te molestes. Llegare a tiempo. Se aparto de la jamba de la puerta, agitando ligeramente las alas mientras retrocedia unos pasos. --Eso no es lo que se me pidio. Tengo que acompanarte de una puerta a otra. Su rostro se tenso. --Ve a posarte en una chimenea. Esbozo una reverencia, sin atreverse a quitarle los ojos de encima. Ella habia salido del Caldero con… regalos. Regalos considerables, oscuros. Pero nadie habia visto ni sentido ninguna senal de ellos desde la ultima batalla con Hybern, desde que Amren habia destrozado el Caldero y Feyre y Rhys habian logrado arreglarlo de la misma forma. Tampoco Elain habia revelado ningun indicio de sus habilidades videntes desde entonces. Pero si el poder de Nesta seguia siendo capaz de arrasar campos de batalla… Cassian sabia que no debia hacerse vulnerable a otro depredador. --?Quieres tu te con leche o con limon? Le cerro la puerta en la cara. Luego cerro cada una de las cuatro cerraduras. Silbando para si mismo y preguntandose si ese pobre bastardo dentro del apartamento huiria de hecho por la ventana -mas que nada para escapar de ella- Cassian recorrio el tenue pasillo y fue a buscar algo de comida. Ese dia necesitaria sustento. Especialmente cuando Nesta supiera precisamente por que su hermana la habia convocado. Nesta Archeron no sabia el nombre del macho en su apartamento. Busco en su memoria empapada de vino mientras regresaba al dormitorio, esquivando montones de libros y montones de ropa, recordando miradas en la taberna, el encuentro humedo y caliente de sus bocas, el sudor cubriendola mientras lo montaba hasta que el placer y la bebida la enviaron al bendito olvido, pero no recordaba su nombre. El macho ya se habia asomado a la ventana, con Cassian sin duda acechando en la calle de abajo para presenciar su espectacular y patetica salida, cuando Nesta llego a la tenue y estrecha habitacion. La cama con postes de laton estaba desarreglada, las sabanas medio derramadas sobre el chirriante e irregular suelo de madera, y la ventana agrietada golpeaba contra la pared con sus bisagras sueltas. El hombre se giro hacia ella. Era guapo, como lo eran la mayoria de los machos Altos Fae. Un poco mas delgado de lo que a ella le gustaban, practicamente un nino comparado con la imponente masa de musculos que acababa de llenar su puerta. Se estremecio cuando ella entro y vio su expresion de dolor al ver lo que llevaba puesto. --Yo… Esa es ... Nesta se quito la camisa, dejando solo la piel desnuda a su paso. Sus ojos se abrieron de par en par, pero el olor de su miedo permanecio, no el miedo a ella, sino al macho que habia escuchado en la puerta principal. Cuando recordo quien era su hermana. Quien era el companero de su hermana. Quienes eran los amigos de su hermana. Como si algo de eso significara algo. ?A que oleria su miedo si se enterara de que ella lo habia utilizado, se habia acostado con el, para mantenerse a raya? Para calmar esa oscuridad que se retorcia en su interior desde el momento en que salio del Caldero. El sexo, la musica y la bebida, que habia practicado ese ultimo ano, ayudaban. No del todo, pero impedia que el poder se desbordara. Incluso si ella todavia podia sentir que corria por su sangre, enroscado en sus huesos. Le arrojo la camisa blanca. --Ya puedes usar la puerta principal. Se colgo la camisa por encima de la cabeza. --Yo… ?Sigue…? --Su mirada seguia en los pechos de ella, que se asomaban contra el frio de la manana; su piel desnuda. El vertice de sus muslos. --Adios --Nesta entro en el cuarto de bano oxidado y agujereado, adjunto a su dormitorio. Al menos el lugar tenia agua corriente caliente. A veces, Feyre y Elain habian intentado convencerla de que se mudara. Ella siempre ignoraba sus consejos. Al igual que ignoraria lo que le dijeran ese dia. Sabia que Feyre planeaba una reprimenda. Quizas algo relacionado con el hecho de que Nesta habia firmado la escandalosa cuenta de la noche anterior en la taberna a la cuenta bancaria de su hermana. Nesta resoplo y giro la manilla de la banera. El metal estaba helado al tacto y el agua chisporroteo, para luego rociar la banera agrietada y manchada. Esa era su residencia. Sin sirvientes, sin ojos vigilando y juzgando cada movimiento, sin compania a menos que ella los invitara. O a menos que los entrometidos guerreros indiscretos hicieran su asunto para pasar por alli. El agua tardo cinco minutos en calentarse lo suficiente como para empezar a llenar la banera. Habia habido algunos dias en el ultimo ano en los que ni siquiera se habia molestado en tomarse el tiempo. Algunos dias en los que se habia metido en el agua helada, sin sentir su mordida, sino la de las oscuras profundidades del Caldero mientras la devoraba por completo. Mientras le arrancaba su humanidad, su mortalidad, y la convertia en esto. Le habia costado meses luchar contra el panico que tensaba su cuerpo y que hacia que sus huesos temblaran por estar sumergidos. Pero se habia obligado a enfrentarse a ello. Habia aprendido a sentarse en el agua helada, con nauseas y temblores, con los dientes apretados; se habia negado a moverse hasta que su cuerpo reconocio que estaba en una banera y no en el Caldero, que estaba en su apartamento y no en el castillo de piedra al otro lado del mar, que estaba viva, inmortal. Aunque su padre no lo estaba. No, su padre era cenizas en el viento, su existencia marcada solo por una lapida en una colina a las afueras de esta ciudad. O eso le habian dicho sus hermanas. Te ame desde el primer momento en que te tuve en mis brazos, le habia dicho su padre en esos ultimos momentos juntos. No pongas tus sucias manos sobre mi hija. Esas habian sido sus palabras finales, escupidas al Rey de Hybern. Su padre habia desperdiciado esas palabras finales en ese gusano de rey. Su padre. El hombre que nunca habia luchado por sus hijas, no hasta el final. Cuando habia ido a salvarlas, a salvar a los humanos y a los Fae, si, pero sobre todo, a sus hijas. A ella. Un gran y estupido desperdicio. Un poder oscuro e impio fluyo a traves de ella, y no fue suficiente para evitar que el Rey de Hybern le rompiera el cuello. Ella habia odiado a su padre, lo odiaba profundamente, y sin embargo el la habia amado, por alguna razon inexplicable. No lo suficiente como para intentar librarlos de la pobreza o evitar que se murieran de hambre. Pero de alguna manera habia sido suficiente para que el levantara un ejercito en el continente. Para llevar a la batalla un barco que llevaba su nombre. Todavia habia odiado a su padre en esos ultimos momentos. Y entonces su cuello se habia quebrado, sus ojos no estaban llenos de miedo mientras moria, sino de ese tonto amor por ella. Eso era lo que habia perdurado: la mirada de sus ojos. El resentimiento en su corazon mientras el moria por ella. Habia quedado en su memoria, royendo en ella como el poder que habia enterrado en lo mas profundo, corriendo desenfrenadamente por su cabeza hasta que ningun bano helado pudo adormecerlo. Podria haberlo salvado. Fue culpa del Rey de Hybern. Lo sabia. Pero tambien era suya. Asi como fue su culpa que Elain fuera capturada por el Caldero despues de que Nesta lo espiara con ese escrutinio, era su culpa que Hybern hubiera hecho cosas tan terribles, cosas para cazarla a ella y a su hermana como a un ciervo. Algunos dias, el miedo y el panico encerraban el cuerpo de Nesta tan fuerte que nada le permitia respirar. Nada podia impedir que el horrible poder empezara a surgir, a surgir, a surgir en ella. Nada mas alla de la musica de aquellas tabernas, las partidas de cartas con desconocidos, las interminables botellas de vino y el sexo que no la hacia sentir nada, pero que le ofrecia un momento de liberacion en medio del rugido de su interior. Nesta termino de lavarse el sudor y otros restos de la noche anterior. El sexo no habia sido malo; habia tenido mejores, pero tambien mucho peores. Incluso la inmortalidad no era suficiente para que algunos machos dominaran el arte del dormitorio. Asi que se habia ensenado a si misma lo que le gustaba. Consiguio un te anticonceptivo mensual en un boticario local, y luego habia traido a ese primer macho aqui. El no tenia ni idea de que su virginidad habia estado intacta hasta que vio la sangre manchada en las sabanas. Su rostro se habia tensado con desagrado, y luego un atisbo de temor de que ella pudiera informar a su hermana que su primer companero de cama no la habia dejado satisfecha o informarle al insufrible companero de su hermana. Nesta no se habia molestado en decirle que evitaba a ambos a toda costa. Especialmente a este ultimo. Estos dias, Rhysand parecia alegrarse con hacer lo mismo. Despues de la guerra con Hybern, Rhysand le habia ofrecido trabajos. Puestos en su corte. Ella no los queria. Eran ofrendas de lastima, intentos de conseguir que formara parte de la vida de Feyre, que tuviera un empleo remunerado. Pero el Alto Lord nunca le habia agradado. Sus conversaciones eran friamente civilizadas en el mejor de los casos. Ella nunca le dijo que las razones por las que la odiaba eran las mismas razones por las que ella vivia alli. A veces tomaba banos con agua fria. Otros dias se olvidaba de comer. No soportaba el crujido y el chasquido de la chimenea. Y se ahogaba en vino, musica y placer cada noche. Cada cosa maldita que Rhysand pensaba de ella era cierta y ella lo sabia mucho antes de que el hubiera seguido su puerta. Cualquier ofrenda que Rhysand le lanzara fue hecha unicamente por amor a Feyre. Mejor pasar su tiempo de la manera que ella deseaba. Ellos seguian pagando por ella, despues de todo. La llamada a la puerta hizo temblar todo el apartamento.

  • Como Ninguno Seduciendo de Sophie Kiss

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    El dia comienza con una taza de cafe, unas tostadas mientras revisa su portatil, mirando sus redes sociales, su emprendimiento en internet, es independiente economicamente, Iban es un chico sensible, no le da explicaciones a nadie.

  • Cuando te conoci de Maria Buga

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    Si algo odiaba Renata Palacios era que se salieran sus asuntos de control. Un par de anos lidiando con un “fantasma” la tenia agotada. ?Suponia aquel receso en su vida una verdadera ayuda? Bueno, que ni para tomarse un respiro. Lo que no entraba en sus planes, ni en los mentales ni en los escritos, era el conocer a un cinico sujeto “Dios de los besos” que de pretender enamorarse algun dia, podria personificar la antitesis de sus ideales y expectativas: el apuesto y afamado Maximiliano Renteria.
    El pasado que no la deja vivir la alcanza para mezclarse con su presente, pero, ?muerto el perro se acabaria la rabia?. Quizas, ni asi.
    Maximiliano, desinteresado como es, no sabra contra que lucha.
    Renata se resistira a emprender batalla alguna.

  • Caden 1 de Natalia Diaz

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    Todo nino nace total y rotundamente indefenso y es el deber de sus padres, protegerles de las inclemencias del mundo al que llegaron. Se puede argumentar que el mayor vinculo de amor y de proteccion es el de la madre a su hijo, pero desafortunadamente para Caden; ese vinculo nunca existio. Desde nino sufrio el rechazo de la sociedad y el de quien fuera su madre, quien lo mantuvo aislado y escondido la gran mayoria de su vida. Justo cuando Caden comenzaba a resignarse a pasar el resto de su existencia en sufrimiento; llega una persona que marcaria el resto de su vida. Ese “Angel”, como Caden lo veia, le hizo sentir amor y comprension; por primera vez en su miserable existencia sentia que alguien se preocupaba por el. A lo largo de su relacion con su “angel”; Caden descubrira que las apariencias enganan y que los peores y mas daninos demonios, suelen disfrazarse de angeles de luz.

  • La formula de la felicidad de Alvaro Asensio

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    Mi unica y poderosa motivacion para escribir este libro es guiarte en tu camino hacia la felicidad. Todos queremos ser felices. Tu tambien lo deseas. Y si estas leyendo este libro, lo mas probable es porque te sientas incompleto, con un vacio en tu corazon. Algo te falta. Y te entiendo, porque asi tambien me sentia en una etapa de mi vida. Llegue a pensar que la felicidad era imposible de alcanzar. Que era algo intermitente. Que un dia te sentias bien y luego venia el bajon. Y eso era lo normal. Y que todas las personas sienten lo mismo. Hasta que descubri que estaba totalmente equivocado. Y quizas tu tambien hayas pensado lo mismo. Pues te aseguro que si existe una formula para la felicidad. Yo la descubri y quiero compartirla contigo. Es cierto que muchas personas viven amargadas e infelices. Y lo que es peor, es un estado de apatia ante la vida. Pero eso no quiere decir que sea una regla que aplique para todos. Tu puedes salirte del rebano y ser diferente, porque la felicidad esta al alcance de todos. Aun no lo sabes, pero a medida que sigas leyendo este libro lo entenderas mejor. !Que sensacion tan placentera la de ser feliz! Amaneces cada dia con ganas de comenzar el dia, de luchar por tus suenos, de amar a tu familia y amigos. Despiertas con hambre de vivir, de descubrir cosas nuevas, de experimentar algo inedito. Cuando veo hacia el pasado y recuerdo como me sentia, me parece mentira que esa personas era yo. No me parezco en nada. Debo reconocerlo, antes era una persona amargada, triste, pesimista, cabizbaja, gris. No se como alguien queria estar conmigo. Pero eso cambio. Ahora, finalmente, puedo decir que soy una persona feliz, llena de paz. Me siento libre para expresar quien soy, para demostrar mis talentos, para hacer lo que quiero hacer y decir lo que quiero decir, sin importar lo que otros piensen. Libre para seguir a mi corazon. Y quiero que tu tambien te sientas asi. ?Has escuchado que hay libros que te cambian la vida? Pues este libro te ayudara a ser la persona que siempre has sonado. Y no se trata de un libro magico, ni de brujeria. Nada de eso. Necesito de tu interes y de tu compromiso para poner en practica el secreto que te sera revelado. Te sorprendera lo facil que es de aplicarlo. Incluso te preguntaras por que no lo habias practicado antes, si esta al alcance de todos. Pero solo voltearemos hacia el pasado para no repetir los errores que te llevaron al estado actual en el que te encuentras, y en el que no quieres continuar. Lo que encontraras en este libro sera una oportunidad para darle un vuelco a tu destino para siempre, para que finalmente abraces la esencia de tu alma y de quien eres en realidad. Tan solo imagina esa deliciosa sensacion de despertar cada dia con una sonrisa en el rostro y lleno de energia para perseguir tus suenos mas hermosos. Asi despierto yo cada manana. Finalmente encontre la formula de la felicidad, esa que tanto habia buscado. Y ahora quiero compartirla contigo. Y si te preguntas porque tanto interes en tu felicidad. La respuesta es simple: porque quiero y sueno con un mundo mejor. Y el cambio comienza en el corazon. Muchos creen que la responsabilidad del cambio esta en los politicos. Pero aunque las autoridades tienen mucho poder para cambiar ciertas cosas en la sociedad, ellos jamas podran acercarte a la felicidad que tanto anhelas. Eso depende de ti. Antes pensaba que mi felicidad llegaria con otra persona. Con una esplendida pareja, por ejemplo. Pero estaba equivocado. La felicidad es una experiencia personal. Algo que todos debemos alcanzar por nosotros mismos. Pero lo mejor de todo es que todas las respuestas las tienes dentro de ti y te voy a ayudar a encontrarlas. Si cambia la persona, cambia el mundo. Y confio en ti, creo en todo el potencial que tienes guardado en tu ser y que estas muy cerca de descubrir.

  • Cinco Panes De Cebada de Lucia Baquedano Azcona

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    Muriel, una joven de veintiun anos, se dirige a su primer puesto como maestra, en un pueblo del Pirineo navarro. Pero adaptarse es de trabajo dificil porque la cultura de la gente de este pueblo es diferente de la suya. A Muriel le parece que el pueblo tiene una mentalidad muy cerrada. Muriel aspiraba a mas… Sin embargo, el carino de la gente y le hara cambiar de opinion y aparecera un nuevo objetivo que cumplir en su vida.

  • El monje de Moka de Dave Eggers

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  • Vestida de corto de Marie Gauthier

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    Cuando llego, la casa estaba vacia. Felix entro rapido, con la bolsa al hombro. A partir de entonces, tendria que comer, dormir y vivir ahi, a pesar de que no conocia a nadie en la casa. Subio sus cosas al piso de arriba, tal como el hombre le habia indicado, y al bajar se detuvo en mitad de la escalera. Las paredes, los ruidos, le resultaban extranos. Pero aun se oia el motor del coche en el patio. Su madre, antes de marcharse, se habia puesto a hablar con el hombre. Pero nada importante estaba en juego ahi fuera. Solo un par de manos que se estrechaban. Lo importante era que el coche iba a arrancar de nuevo. A decir verdad, Felix y su madre no se habian despedido. Ella ya nunca lo perseguia para darle un beso. Ya no hacian esas cosas. Ni siquiera lo buscaba con la mirada. Habian llegado a buen puerto y todo estaba bien. Ella se habia entretenido hablando un poco y luego Felix habia oido el portazo al salir. Se sentia un poco perdido porque nunca habia estado en ese pueblo. Pero si lo habian dejado alli, ya vendria alguien a buscarlo. Unos dias antes, le habian pedido que rellenara unos formularios y le habian dado esperanzas sobre su futuro. En todo caso, las compras con su madre, los dias de lluvia y los largos ratos de espera dentro del coche en el aparcamiento de los grandes almacenes habian terminado. Seguro que esa especie de desazon acabaria desapareciendo. Nunca mas tendria que avergonzarse de ella. La precipitada huida de su madre habia barrido de golpe la casa familiar llena de ninos. Al fin podria respirar. Una vez hubo aplastado la colilla con el pie, el hombre del patio le dijo que regresaria mas tarde para ocuparse de el. Vio como una chica alta de cabello claro y despeinado pasaba por delante sin decir palabra. Poco despues, volvio donde estaba el y le enseno la cocina; el salon, con el sombrio aparador; la mesa rustica; el sofa de terciopelo raido. En el piso de arriba solo habia habitaciones contiguas, un bano y un aseo. Antes de escabullirse, en el pasillo de arriba, le dijo: --Me llamo Gil. --Felix penso que podria vivir bajo el nuevo techo, sentirse a gusto en aquella casa extrana, olvidar la suya, olvidar a sus padres. Seria una visita sin identidad, procedente de ninguna parte y con una bolsa y un papel en el bolsillo como unico equipaje. Aprovecharia el hecho de no tener ya pasado alguno. Su vida comenzaria a partir de ahora. Queria salir de la infancia, alejarse de aquellos a quienes habia conocido hasta entonces, deshacer los vinculos. El hombre, que apenas habia intercambiado unas palabras con su madre, no le habia preguntado gran cosa, ni siquiera con el paso de los dias. Tenia la cara redonda, el cabello abundante y los ojos claros. De pie en la cocina, el ancho cinturon de cuero le cenia el polo al vientre. Llevaba un pantalon marron y una chaqueta de tela gruesa color tabaco. Era musculoso, un poco recio y tenia la mirada dulce y brumosa. Sonreia de buena gana. Despues de comer, se fumaba un Gitanes Mais y la colilla se le iba moviendo de un lado a otro del labio inferior mientras farfullaba trozos de frases entre calada y calada. Se servia a voluntad en una copa vino blanco que bebia de dos tragos, antes de enjuagarla con el dorso del dedo y colocarla en el escurridor. Felix se quedaba mirando fijamente la colilla porque esperaba alguna indicacion sobre el trabajo que tenia que hacer. Quiza deberia intuir alguna instruccion en aquellos balbuceos. Apoyado en la pared, el senor de la colilla exhalaba el humo haciendo anillos hasta que, por fin, aplastaba el cigarrillo en el cenicero de cristal que habia en un rincon del aparador. En la cabeza de Felix, todo estaba un poco confuso. Lo habian metido alli porque no sabian muy bien que hacer con ese cuerpo torpe de adolescente. Todo el mundo opinaba que estaba hecho para el exterior. La orientadora le habia sugerido que hiciera unas practicas como aprendiz. Por eso Felix se encontraba en casa de esa gente. Iba a descubrir el trabajo al aire libre. Se suponia que el tipo de la colilla le iba a ensenar un oficio. Al principio, lo que mas le ensenaba era el bar. Por la manana se pasaban un rato, y ya entrada la tarde, se quedaban mas tiempo. Habia momentos divertidos con algo de emocion: los parroquianos, las copas, la alegria de estar juntos. Dentro hacia un calor sofocante. El alcohol que iba llegando cambiaria las cosas, traeria algo nuevo. Los hombres del mostrador no dejaban de bromear, siempre estaban abrazandose y diciendo cosas que solo ellos comprendian. Borborigmos. Imposible saber si se trataba de algo verdaderamente importante. Si versaba sobre la vida o el pueblo, si concernia al aprendiz. Felix se preguntaba si realmente estaba alli para aprender algo. Esas misas en voz baja en la barra del bar lo sumian en la duda. Quiza, simplemente, lo estaban poniendo a prueba. No parecia nada serio. Los hombres se reian de el porque aun parecia un nino. Pero el tambien se reia, incluso de las bromas mas inciertas. Como sabia que el vino lo tumbaba, fingia. Apenas mojaba los labios al llevarse el vaso a la boca. Le gustaba. Quiza su futuro consistia en eso, en beber vino blanco en el bar. Al subir a la camioneta, el senor de la colilla le pedia que se sentara a su derecha y le repetia que deseaba ensenarle el oficio. De hecho, le ordenaba que quitara las flores marchitas del monumento a los caidos, que barriera los escalones del ayuntamiento, que llevara de aqui para alla unos bidones grasientos que olian a gasolina. Despues de dar las instrucciones, el senor de la colilla se dormia en un banco. Pero eso, con la gorra puesta, no se veia. Felix ignoraba cuanto tiempo iba a permanecer lejos de sus padres. No habia nada previsto para su regreso. Habia aterrizado en esa casa solo parcialmente ocupada, al fondo de cuyo pasillo habia una puerta, y detras, un gran vacio. Y esa gente no hacia nada al respecto. Quiza una antigua granja se abria hacia el patio. Las casas viejas suelen conservar trazas algo dudosas, como esas manchas de aceite en las paredes, que dejan entrever vidas pasadas y mas bien inquietantes. Senales de peleas, cosas vagamente siniestras. En el techo habia una marca de sangre de un color desvaido por el tiempo, justo encima de la cabeza de Felix. Ahi es donde viven los fantasmas, donde luchan cada noche a lamparazos de petroleo. Felix dormia contra ese vacio, sin saber lo que habia dentro. De madrugada, las vigas crujian, la piedra rechinaba. Pero de algun modo, la casa, vasta, maciza e inmensa, se enfrentaba a todo eso. Felix nunca habia dormido en un sitio tan grande. No sabia muy bien donde estaba. Una manana temprano, mientras esperaba al senor de la colilla sin saber por cuanto tiempo, abrio la nevera para ver lo que habia dentro. Se sintio tentado por las natillas, pero supo resistir. Frente a la ventana pasaban camiones volquete cargados de gravilla. --De la empresa del Emilio --habia dicho el senor de la colilla. Hacian un ruido terrible durante todo el dia. A Felix le entraron ganas de volver a su habitacion. Como estaba en calcetines, resbalo en el suelo de madera barnizado, erro el escalon y la escalera se puso a gemir. Acto seguido aparecio el perro. La chica se lo habia presentado como una mezcla de no se sabia muy bien que. Felix se entendia bien con los perros, uno siempre puede entenderse bien con un perro. Dodo lo miraba con unos ojos negros y humedos. Habria agradecido que alguien lo sacara. Pero Felix no tenia ninguna intencion de pasearlo, de enfrentarse a la luz que ya a esa hora resultaba asfixiante, asi que lo puso a correr por el interior de la casa. Lo pico, lo excito, le metio un calcetin hecho una bola en la garganta, luego lo retiro, se lo lanzo. Intentaba que se pusiera agresivo, pero el perro retomaba su aire sumiso con una gran rapidez. Al bostezar, mostraba unos dientes blancos y desprendia un olor a croquetas. Era un pedazo de pan. Felix podia lanzarle cualquier cosa. Despues de jugar, se tumbaron en la cama. El perro se enrosco como si fuera un gato. Felix, tambien. Gil era un poco mayor que el. No paraba ni un instante. Salia, volvia a entrar dando portazos. Podia desplazarse con los ojos cerrados. Se ocupaba de todos los quehaceres de la casa, pero no hablaba mucho. Se apartaba el cabello de la cara y se lo ponia detras de la oreja con un pequeno mohin. Tenia los ojos azules, las piernas finas. Felix nunca habia visto unas piernas tan bonitas. Tenia una manera muy suya de moverse, recta y agil a un tiempo, pero con algo mas que latia ahi, enmaranado. Felix imaginaba su cuerpo bajo la ropa y, mientras ella ponia agua a hervir para la pasta, se preguntaba que aspecto tendria en la banera. El cuarto de bano era humedo, caluroso, olia bien despues de que ella saliera. Por la noche oia como ella subia la escalera, acariciaba al perro, se acostaba. No era el vino blanco del bar, ni la tierra en los zapatos, ni el monumento a los caidos que limpiaba una y otra vez lo que le gustaba a Felix. Era otra cosa. Le gustaba escuchar las idas y venidas de la chica con el perro detras, resoplando con la boca abierta. Felix se preguntaba si regresaria pronto, despeinada, si lo aceptaria en la casa. Hoy hacia fresco, a pesar del calor que hacia fuera. La aguja pequena y la grande estaban a punto de moverse, ya se acercaba la hora de la comida. Al volver, Gil solia descalzarse para ponerse unas alpargatas de un rojo descolorido. Tambien le gustaba ir descalza. A Felix le encantaba el susurro de sus pasos sobre la madera, sobre las baldosas. La contemplaba desde un peldano de la escalera, sentado con los brazos cruzados. De repente, la tenia delante. Con los ojos clavados en los suyos. Felix se sentia desamparado. La mirada de esa chica tenia algo. Nunca sabia que estaba mirando exactamente: la ropa de trabajo, las botas, las manos. Ella nunca preguntaba nada, no decia nada. Al parecer, con su actitud le otorgaba un lugar en la casa. Luego, con gran rapidez, subia a su habitacion para volver a bajar al cabo de un momento. Esa agitacion demostraba que estaba enredada en cosas mas importantes. Al principio, como Gil se ponia una blusa clara, Felix creyo que aun iba a la escuela. Pero no llevaba cartera ni se dirigia hacia la parada del autobus. Caminaba con seguridad por mitad de la calle. Tenia, sin duda, una vida fuera de la casa. Le debian de ocurrir un monton de cosas durante el dia porque por la tarde el atuendo de colegiala ya no tenia la frescura que Felix advertia por las mananas. La blusa, ligeramente arrugada, nada tenia ya de uniforme. Y cuando Gil volvia a bajar de su habitacion, aparecia emperifollada con baratijas, brazaletes y lazos de colores, sombra de ojos y pintalabios. Felix se preguntaba si iba a salir, si regresaria tarde. La presencia del sofa, de aspecto macizo, lo tranquilizaba. En realidad, trabajaba en el super que habia al final de la calle de los comercios. Por la manana, entraba temprano. El jefe le habia pedido que llevara zapatos blancos para trabajar, asi que se habia comprado unos Scholl en la farmacia. El modelo de zueco playero le habia encantado. Le dijeron que eran buenos para el calor y para la gente que pasaba muchas horas de pie. El encargado le exigia que los llevara siempre muy limpios. Con aquella blusa del super, demasiado grande para ella, Gil estaba muy guapa. Hacia bien su trabajo, la limpieza, todo lo que le pedian. Pasaba la fregona por el suelo de la tienda, ordenaba los pasillos, mantenia muy limpia la caja registradora. Sabia teclear y dar el cambio, pero era el encargado quien se ocupaba de cobrar. En cuanto a ella, con tal de que fuera guapa y pulida, con tal de que limpiara bien y llegara puntual, ya era suficiente. El tiempo pasaba rapido ordenando. Solo cuando llegaba la afluencia de clientes del mediodia se daba cuenta de la hora que era ya. Antes de cerrar, el jefe la hacia pasar primero y despues echaba la llave. Le decia: --Hasta luego. --Alli no se quitaba la blusa, en la que llevaba cosida la etiqueta de la tienda. Lo hacia despues, para ponerse el delantal antes de meterse en la cocina, puesto que era la unica mujer de la casa. Regresaba a preparar la comida, siempre cocinaba ella. No reparaba en las largas jornadas. No conocia el cansancio. Ahora Felix ya sabia adonde iba. La veia marcharse por la manana, volver a mediodia, marcharse de nuevo y regresar por la tarde. Siempre era lo mismo, para aquellos que se fijaban. El encargado lleva una camisa blanca de manga corta, tiene brazos gruesos de hombre, manos de hombre. Un cuello esbelto. Un cinturon de cuero negro le cine el pantalon de pinzas, bien planchado, de color beis claro, que moldea unas nalgas lisas como tablas y se abre en unos zapatos de punta lustrados a la perfeccion. Bellos y elegantes zapatos que rechinan sobre las baldosas del suelo de la tienda. Los pelos de las manos le llegan hasta las munecas. En la mano izquierda, lleva un reloj; en la derecha, una pulsera de plata grabada con la inscripcion <>. Cuando levanta un poco el brazo, se le ve la piel blanca y carnosa de las axilas. Cuando va a alcanzar algo de un estante de los de arriba, por la camisa entreabierta se adivina una mata de pelo que forma una especie de agujero negro. De cerca huele a desodorante, y mas de cerca, a sudor. El encargado tiene el cabello brillante, el cuerpo nervudo, solido. Nada sobresale. Los musculos pectorales, un poco marcados, revisten importancia a la camisa. En el cuello lleva una cadena a juego con la pulsera. Los dos botones desabrochados de la camisa confirman una actitud desenvuelta. Siempre adopta la misma postura, con las manos en las caderas, para supervisar la tienda, vigilar los pasillos, hablar con los clientes, con su empleada. Pero cuando se siente observado, baja los brazos. Su despacho esta encima de la carniceria, protegido por un cristal que da al supermercado. Alli se mira a menudo. Tambien en la vitrina del aparador de las pilas, o en el pequeno espejo resquebrajado que cuelga de la pared del almacen. Por si hay que alisar un mechon, asegurarse del brillo de los ojos negros, de la linea del bigote. Quiere que todo este ordenado, sin falta. Hay que mantener ese cuerpo, esa tienda. Tiene cuadernos, registros, un ordenador. La boca fina y larga se le humedece cuando habla con los clientes, los proveedores, los repartidores. Almacena la mercancia, organiza las promociones, procura que todo resulte atractivo, fresco. Un vistazo de reojo a la vitrina y ya esta disponible, concentrado. La cantidad de articulos, el tintineo de la pulsera, el suelo fregado con lejia, el ventanal, el pantalon, la camisa de manga corta son, para Gil, algo magico. Poseen algo inmutable, reconfortante. Aunque Gil seguia viendo el autobus escolar en la parada, lleno de chicas con falda, ya no se montaba en el. Habia empezado a trabajar y descubierto cierta realidad al mirar unas revistas que habia birlado en un cobertizo. La ausencia de ropa la habia llevado a conocer la libertad de los cuerpos. De noche, muy tarde, habia puesto la television para observar a los animales en la naturaleza. Queria saber como era y lo habia visto. Las escenas mas brutales no la habian amedrentado. Un perro y una perra habian pasado por delante de sus narices enganchados, como perdidos, aullando lo mucho que les dolia el vientre. Caminaban aturdidos, de lado, sin saber adonde ir. Gil queria comprender que era eso, estar preparada, sumergirse en ese dolor, experimentarlo. A pesar de la paciencia que empleo en espiar, lo unico que alcanzo a oir fueron gritos y gemidos. La gente no se deja ver. A ella no le habria importado que la vieran. Le habria gustado tanto sorprender a una pareja al fondo de un granero lleno de heno... Desde luego, podia imaginar facilmente el vaiven de las nalgas. Las revistas y las peliculas, con sus mujeres desnudas, sus excentricos atuendos, sus posturas eroticas, le habian dado informacion, habian cambiado un poco el semblante de su propio mundo. Esas imagenes, en realidad, eran mucho mas violentas que la vision de los animales copulando. Sin embargo, en aquellas fotos no habia sufrimiento. Cuerpos desnudos que llenaban paginas y paginas de revistas, se agitaban en la television, pero, a fin de cuentas, todo quedaba interrumpido. Las revistas se cerraban, la pelicula terminaba, alguien entraba en la habitacion. Se instauraba entonces un tiempo muerto, algo insaciable, inalcanzable. Pero Gil habia podido ver como era. A ella no la enganaban ni los animales, ni las revistas, ni la television.

  • El conspirador de Humphrey Slater

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    Todos guardamos secretos. Harriet, una joven inglesa candida e inocente que acaba de casarse con un comandante de la Guardia de Granaderos mucho mayor que ella, Desmond Ferneaux-Lighfoot, esta a punto de descubrirlo.Obnubilada por la prestancia y la inteligencia del hombre con el que ha decidido compartir su vida, unas extranas postales que llegan a su casa sin remitente ni texto seran la senal de alarma, el preludio de un peligroso juego del que Harriet ignora las normas, pero al que se ve abocada sin remedio. Sera entonces cuando conozca el verdadero rostro de su esposo…Fallecido en Espana en 1958, Slater nos dejo como legado este magistral relato acerca de la lealtad y la traicion, escrito en una prosa ironica y mordaz.

  • Mariposa de Yusra Mardini

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    La increible e inspiradora historia de una joven extraordinaria.

  • Matar cabrones de Fernando Mansilla

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    Matar cabrones es la novela postuma de Fernando Mansilla, artista por excelencia de la escena independiente sevillana. A su legado en musica, teatro y literatura, anade esta brutal novela en la que estaba trabajando en el momento de su fallecimiento.

  • La desaparicion de Josef Mengel de Olivier Guez

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    Desde 1949, ano en que llego clandestinamente a Argentina, y hasta su muerte en 1979, Josef Mengele, bajo otros nombres (pero por un tiempo con el suyo), se escondio, o vivio <>, en Argentina, Paraguay y Brasil. Sostenido economica y moralmente por su familia desde Alemania o por oportunos <> filonazis, y protegido por Peron y Stroessner (entre otros), el medico que en Auschwitz cometio atrocidades sinnumero nunca fue detenido ni juzgado, a pesar de que lo buscaban el Mosad y Simon Wisenthal. Soberbio, vanidoso y convencido hasta el final de haberse sacrificado por Alemania y la humanidad, el llamado Angel de la Muerte trato de llevar una vida corriente (casarse, tener hijos, trabajar), e incluso regreso en dos ocasiones a Europa, hasta que se convirtio en un claustrofobico prisionero de sus propias esperanzas.
    El relato frio, preciso y esclarecedor de sus pasos hasta el fin de sus dias, y de todas las complicidades personales y politicas que explican por que nunca pago por sus crimenes, dibuja un retrato muy dificil de olvidar.

  • Cuando una mujer perdona (Gillander’s Whisky 2) de Eleanor Rigby

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    Llega la segunda entrega de la trilogia <> de Eleanor Rigby.
    Una nueva serie que tiene de todo: amor, intriga y mucha mucha pasion, ambientada en la regencia inglesa.

  • Lectura facil de Cristina Morales

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    Son cuatro: Nati, Patri, Marga y Angels. Son parientas, tienen diversos grados de lo que la Administracion y la medicina consideran <> y comparten un piso tutelado. Han pasado buena parte de sus vidas en RUDIS y CRUDIS (residencias urbanas y rurales para personas con discapacidad intelectual). Pero ante todo son mujeres con una extraordinaria capacidad para enfrentarse a las condiciones de dominacion que les ha tocado sufrir.

  • Cartas a Middleton de Patricia Garcia Ferrer

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    No puedo creer que Lady Middleton sea lo unico que os interese leer del periodico del pueblo --dijo Margaret Westworth mientras arrojaba indignada el trozo de papel sobre la mesa del comedor--. No hay nada con cierta seriedad en sus comentarios que deba tenerse en cuenta. --?Lady Middleton regresa con noticias? --la menor de las hermanas Westworth se levanto de la mesa con energia para recuperar la hoja en la que se recogian los suculentos y recien publicados cotilleos. A su paso, movio con impetu el mantel de la mesa arrojando algunos panecillos que tanto cuidado y esmero se disponian en torre sobre una de las bandejas. Los vasos casi derramaron su contenido y Margaret, conocedora de la energia de su hermana, agarro con fuerza la mesa para evitar que ellas no fueran detras de aquel gran terremoto. --Insultan nuestra inteligencia. --la indignacion de la mayor de las hermanas crecia por momentos ante el entusiasmo del resto de miembros de la familia. No podia creerse como aquellas palabras tan hirientes sobre su persona podian interesar tanto. --Hermana, estos panfletos no estan escritos para las mujeres --dijo Rose Westworth mientras aireaba por encima de la cabeza la octavilla de Middleton orgullosa de ser la mayor seguidora de aquella seccion del periodico local -- Economia, venta de ganado y tierras… Carece de interes. Sin embargo, la seccion de Lady… --Si todos supieran quien es Lady Middleton, sus comentarios atrevidos y sin pudor carecerian de interes, ?no crees? --Margaret sembro la duda y la reflexion entre sus hermanas que con rapidez se miraron la una a la otra y regresaron a las palabras avispadas y mordaces--. Ninguna mujer en su sano juicio deberia disponer de tiempo para rumores sin fundamento. Margaret era, para su desgracia, la mas sensata de las tres hijas del senor Westworth. Durante anos habia cultivado su mente a traves del poder de la palabra en libros y cartas. Era capaz de tratar la mayoria de los temas que pudieran interesar a caballeros y entablar con ellos conversaciones con criterio. Sin embargo, carecia de algunas, o muchas, de las habilidades sociales requeridas para una dama. Jamas habia pretendido serlo y a pesar de que la misteriosa Senora Middleton pusiera todo su empeno en dejar en evidencia sus carencias y su falta de interes por capturar un marido, ella se mantendria fiel a sus creencias. --Estas enfadada porque la autora de estas lineas siempre encuentra un momento para criticarte. --sugirio la mediana de las hermanas con un ligero tono altivo. Todas las mananas, cuando llegaba la temporada social, se repetian una y otra vez las mismas escenas en el desayuno y Grace estaba cansada de que su hermana les sermoneara con su falta de prudencia al creer aquellas palabras. --No seas necia, Grace --la insinuacion del interes de Margaret en figurar en las paginas de sociedad era una broma entre hermanas que bien sabian que era disparatada, pues la mayor de las hermanas deseaba acaparar la atencion de la lengua viperina de esa mujer tanto como los adulteros necesitaban ser reconocidos. --?Y en que deseas que invirtamos nuestro tiempo, querida hermana? --pregunto con sorna Rose mientras se llevaba con delicadeza refinada la taza de te a la boca provocando la risa de Grace y agrandando la frustracion de Margaret--. Esto es Middleton, no ocurre nada emocionante en Middleton. Nunca --dramatizo la pequena de la familia. Rose era un espiritu libre con ganas de volar lejos de las cuatro fincas del condado, pero jamas, en sus dieciocho anos de vida habia puesto un pie mas alla de las tierras de Robert Pulman. Para ella, Lady Middleton era un soplo de aire fresco. Es posible que para su tierna edad conociera los secretos de la mayoria de los lugarenos de Middleton y de algunos que procedian de mas alla de las fronteras del pueblo. --En el fondo la admiras. Admitelo --insistio Grace mirando a su hermana mayor. --?Admitir que me interesan los cotilleos de este pueblo? --el color en el rostro de Margaret comenzo a cambiar de un color palido a otro propio de una persona con pocas ganas de seguir hablando de forma decente. --Si te hubieras casado el ano pasado con el senor Martin tendriamos la posibilidad de encontrar entretenimiento en los actos sociales y recreacion con otras conversaciones. Sin embargo, estamos obligadas a perder otra temporada. --critico Grace. --?Ahora la culpa es mia? --cuestiono enfurecida Margaret mientras no dejaba de observar a sus hermanas. La discusion entre las hermanas habia alcanzado un nivel de tension alarmante. El cuello estirado de Margaret dejaba paso a un rostro tomado por el color carmesi. La provocacion de sus hermanas menores habia dado sus frutos porque el enfado de Margaret era evidente. --Si. -- gritaron las dos hermanas a coro divertidas. Rose y Grace quedaron durante un segundo en silencio tras comprobar la falta de gracia que habian tratado de transmitir a su hermana. Las dos miraron fijamente a Margaret y por la tension de su cuerpo interpretaron que la mayor de ellas estaba a punto de estallar. Quiza habian sido demasiado duras con su hermana mayor. Justo en ese instante, Margaret rompio el silencio con una gran carcajada y sus hermanas le siguieron. --Sin duda, Lady Middleton tiene la capacidad de enterarse de todos los secretos intimos de la sociedad de Middleton y por ello la admiro. --confeso Rose mientras se terminaba su enfriada taza de te. --Rose, querida, deberias admirar a personas que hayan aportado algo mas interesante al mundo y no una retahila de chismes y suposiciones sobre amorios. --Margaret censuro el comportamiento y las aficiones poco profundas de su hermana. --Deja que la pobre se encapriche y obsesione con aquello que le haga feliz, tampoco hay muchos entretenimientos que digamos en que ocupar nuestro tiempo. --sugirio Grace ante la critica que Margaret habia hecho sobre el comportamiento de Rose. --Algun dia averiguare quien es Lady Middleton. --prometio de forma solemne la pequena de la familia Westworth. Era tenaz y constante en aquellas cosas que cautivaban su interes asi que, sin duda, alcanzaria el exito. Con esta firme promesa pronunciada por Rose y terminado el desayuno, todas se retiraron a sus quehaceres. Rose salio al jardin para recolectar el fruto del escaramujo, que tenia las ramas demasiado salvajes, con el fin de que la cocinera de la residencia preparara unas deliciosas mermeladas. Grace retomo la lectura de "La dama de las camelias", novela romantica que su tia le habia regalado semanas atras. Y Margaret se retiro a su dormitorio. Tras la muerte de la senora de la casa hacia unos anos a causa de unas graves fiebres, la joven Margaret se habia visto obligada a representar a la familia en sociedad. Para ella, sin embargo, era mas un castigo que una bendicion. Lejos de encontrar placer en los bailes de salon, en los trajes voluminosos o en los juegos de seduccion con los abanicos, la mayor de las hermanas Westworth solo deseaba pasar una temporada mas sin ser el foco de atencion de miradas lascivas. A pesar de sus duros intentos por no acaparar miradas, su tez palida y su larga melena oscura siempre eran comentadas en cada reunion social, su compania solicitada en cada baile y sus palabras halagadas en cada conversacion. Las madres de todos los jovenes caballeros en edad casadera adoraban su posicion social, su fortuna y, por supuesto, la sensualidad con la que su cadera y sus pechos acompanaban un lindo rostro. Los mayores de otras familias agradecian la sabiduria y la formalidad de la joven pues podia equiparar en confianza y seguridad a cualquier varon. Los jovenes solteros ansiaban y rechazaban al mismo tiempo sus comentarios toscos y mordaces hacia su genero. Tachable comportamiento para cualquier joven de buena familia y reputacion que deseara contraer nupcias en cualquier circulo social. Pero era su comportamiento desafiante lo que la convertia en una joven tan atractiva para los apuestos jovenes que cada semana trataban de acercarse a su padre para ganarse su favor. Sin embargo, y muy a pesar de las intenciones de la tia de Margaret, de su querido padre y de su difunta madre, Margaret Westworth no deseaba encontrar un esposo. No deseaba entregar su vida a ninguna persona que no mereciera su corazon y por ello esperaria el momento adecuado, aunque con ello privara a sus hermanas de la posibilidad de entrar en sociedad y de encontrar alivio y divertimento en los encuentros sociales. En apenas unos dias daria comienzo la nueva temporada social y las jovenes de todo el condado encargarian nuevos vestidos, zapatos y cintas para decorar sus cuerpos con el fin de agradar las vistas de los interesados. Y alli estaba Margaret Westworth, sentada en la cama de su ostentoso dormitorio mirando a traves de la ventana con una pulcra carta en la mano y preguntandose por que debia seguir esperando.