• Agathe de Anne Cathrine Bomann

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    Me hallaba sentado en el salon mirando por la ventana cuando ocurrio. Sobre la alfombra, el sol de primavera formaba cuatro cuadrados escalonados y se desplazaba lenta pero decididamente por encima de mis pies. Junto a mi descansaba una primera edicion sin abrir de La nausee que desde hacia anos intentaba empezar. Las piernas de ella eran flacas y palidas, y me sorprendio que la hubiesen dejado salir con tan solo un vestido en epoca tan temprana del ano. Habia dibujado en la calle las ventanas de una rayuela y saltaba muy concentrada, primero sobre una pierna, despues sobre ambas, para cambiar de nuevo. Llevaba el pelo recogido en dos coletas, tendria unos siete anos y vivia mas arriba de la calle, en el numero cuatro, con su madre y una hermana mayor. En este punto podria pensarse que yo era una especie de ejemplar unico que filosofaba sentado a la ventana todo el dia, contemplando cosas de mayor enjundia que el tejo de la rayuela y el recorrido del sol por el suelo. Pues no. La verdad era que yo me sentaba ahi porque no tenia nada mejor que hacer, y tambien a causa de esa especie de vitalidad afirmativa de aquellas exclamaciones triunfantes que en ciertas ocasiones penetraban en mi cuando la nina habia ejecutado una combinacion de saltos especialmente dificil. En un momento dado me levante para prepararme una taza de te y al volver a mi puesto vi que ella no estaba. Seguro que se le habria ocurrido otro juego mas divertido, pense; ambas, piedra y tiza, habian quedado en medio de la calle. Y entonces ocurrio. Acababa de colocar la taza en el alfeizar de la ventana para que se enfriara y extender la mantita sobre mis rodillas cuando vi caer algo en los margenes de mi campo de vision. Al mismo tiempo que un grito estridente me alcanzaba, logre poner de nuevo en pie mi cuerpo rigido y me aproxime a la ventana todo lo que pude. Ella yacia a la derecha, un poco mas abajo de la calle, al pie de un arbol donde comienza el sendero que conduce al lago. Sentado arriba, sobre una de las ramas, atisbe un gato que hacia oscilar la cola. Debajo, la nina se habia incorporado hasta sentarse con la espalda apoyada en el tronco mientras se agarraba un tobillo gimiendo entre hipidos. Retire mi cabeza. ?Debia ir con ella? Yo no habia hablado con un nino desde que era uno de ellos, y eso no cuenta. Pero ?no le causaria mayor disgusto que de pronto apareciese un hombre a quien no conocia para intentar consolarla? Eche otro vistazo furtivo afuera; seguia sentada en la hierba con el rostro lloroso alzado y la mirada puesta calle arriba mas alla de mi casa. Mejor seria que nadie me viese. ?Acaso no es doctor?, comentarian entre si, ?y que hace entonces ahi parado mirando? De manera que me lleve la taza de te para ir a sentarme frente a la mesa de la cocina. Pero aunque me repetia a mi mismo que dentro de un momento la nina se levantaria e iria cojeando hasta su casa sin mayor problema, permaneci sentado igual que un profugo en mi propia cocina mientras pasaban las horas. El te se enfrio y enturbio, y la oscuridad cayo antes de que por fin me escabullese de vuelta al salon y medio oculto tras la cortina escrutase la calle abajo. Por supuesto ella ya no estaba. RASTRO Desde que la contrate, Madame Surrugue me recibia cada manana de la misma manera. Dia tras dia aparecia sentada tras el gran escritorio de caoba como una reina en su trono y cuando yo entraba por la puerta descendia de el para tomar mi baston y mi abrigo mientras yo dejaba el sombrero en el estante por encima de la hilera de perchas. Entretanto, ella me ponia al corriente de la agenda del dia y al final me entregaba una pila de historiales, que el resto del tiempo permanecian pulcramente archivados en una enorme estanteria modular detras del escritorio. Intercambiabamos algunas palabras mas y despues no volviamos a vernos por lo general antes de la una menos cuarto, momento en el que me ausentaba del despacho para comer en un restaurante mediocre de los alrededores. Al regresar la encontraba siempre sentada exactamente igual que la habia dejado, y a veces me daba por pensar si ella comeria. Yo no detectaba olor a comida y jamas vi nada parecido a una miga debajo de su escritorio. ?Realmente Madame Surrugue no necesitaria alimentarse para vivir? Aquella manana me conto que una mujer alemana habia telefoneado con el fin de pasar mas tarde a pedir cita. <> <>, dije categorico, <> <> Madame Surrugue me dirigio una mirada interrogativa, pero yo sacudi la cabeza. <> Cuando llegue el dia de mi retiro habre ejercido cerca de medio siglo, tiempo mas que suficiente. Lo ultimo que necesitaba era una nueva paciente. Madame Surrugue continuo mirandome todavia un momento, aunque luego prosiguio su repaso de la jornada sin insistir en el tema. <>, dije, y tome de ella la pila de historiales para dirigirme despues a mi despacho. Se hallaba al fondo, en el extremo opuesto de la amplia antesala donde reinaba Madame Surrugue y los pacientes se sentaban a esperar su turno. De ese modo no me distraian durante mi trabajo ni el repiqueteo de la maquina de mi secretaria ni las posibles conversaciones entre los pacientes y ella. Mi primera paciente, una mujer adusta de nombre Madame Gainsbourg, precisamente acababa de llegar y sentada hojeaba una de las revistas que Madame Surrugue traia de vez en cuando. Exhale un profundo suspiro y me recorde a mi mismo que despues de ella solo me quedarian setecientas cincuenta y tres conversaciones mas. La jornada transcurrio sin puntos de inflexion hasta que regrese al despacho despues del almuerzo. Entonces estuve a punto de chocar con una mujer morena, de palidez mortal, parada justo detras de la puerta de entrada, y me disculpe por la torpeza. La mujer era llamativamente delgada y tenia unos ojos enormes en su rostro afilado. <>, dijo, y se adentro en la sala. <> Hablaba con un inconfundible acento y comprendi que debia de tratarse de la mujer alemana. Apretaba contra su pecho una carpeta con el logotipo de Saint Stephane. <>, respondi, sin embargo la mujer dio de inmediato un paso hacia delante y me dijo con encarecimiento: <> De manera instintiva retrocedi. Sus ojos pardos brillaban como si tuviese fiebre y la mirada era tan intensa que me sentia como si me hubiera agarrado un brazo. Sin duda alguna habria que batallar para librarse de ella otra vez, y yo no disponia de tiempo ni fuerzas en ese momento. Hice un gesto en direccion a Madame Surrugue intentando esbozar una sonrisa amable. <>, dije, y bordee a la mujer de soslayo, <> Madame Surrugue tenia la culpa de que a la mujer se le hubiese ocurrido aparecer por alli, asi que ahora lo propio era que ella misma la rechazara de nuevo. Me escabulli pasando junto a la mujer, que por fortuna me acompano hasta el escritorio, y alli la deje delante de Madame Surrugue con una mirada elocuente. Mi secretaria alzo la ceja izquierda unos milimetros. <>, le solicite, movi la cabeza rigido en senal de despedida y me apresure al refugio de mi despacho. Sin embargo, la imagen de la mujer palida permanecio en mi, y el resto de la jornada senti como si el rastro de su perfume hubiese quedado flotando en el aire y formara remolinos igual que el polvo cada vez que yo abria mi puerta. RUIDO El tiempo corria a traves de mi igual que agua por un filtro oxidado que a nadie le apeteciera cambiar. Era una tarde lluviosa de color plomizo. Habia hablado ya con siete pacientes sin involucrarme lo mas minimo y solo me faltaba una antes de que pudiese irme a casa. Antes de acompanar a Madame Almeida al interior del despacho, eche un vistazo a mi secretaria. Estaba sentada en completa quietud frente al ordenado escritorio mirando fijamente la mesa. El flexo arrojaba su sombra fosilizada sobre la pared detras de ella, y parecia tan abatida que por un instante considere si debia decirle algo. Pero ?que? En lugar de ello cerre la puerta tras de mi y me volvi hacia la paciente. Madame Almeida, que me sacaba casi una cabeza, circunstancia por la que siempre causaba bastante impresion, se desembarazo del paraguas y el chubasquero con freneticos movimientos y se sento en el divan. Aliso su falda color vomito y me lanzo una mirada de reproche a traves de las gafitas que guardaban el equilibrio al borde de su nariz ganchuda. <>, declaro, y se recosto en el divan. <> Madame Almeida siempre se enervaba, en ningun momento de su existencia tenia un periodo bueno. No parecia que la terapia le sirviera de nada en absoluto, y sin embargo acudia fielmente con paso firme dos veces por semana y me reganaba. Hasta la idea de que su vida pudiese mejorar parecia alterarla, y hablando con sinceridad no era facil entender por que ella seguia viniendo. Normalmente dejaba que hablase, aunque de vez en cuando intercalaba un comentario o probaba a hacer una interpretacion, que ella ignoraba por completo. <<… y entonces ella dijo que yo le debia tres francos de la semana pasada, !habrase visto semejante descaro! Eso me llego al alma y estuve a punto de marearme justo ahi en mitad de la tienda, pero entonces le dije a mi vez…>> Muchos anos de entrenamiento me permitian emitir un murmullo en los momentos adecuados sin necesidad de escuchar verdaderamente, y con algo de suerte no llegaba a enterarme de una palabra antes de que se fuera. Mire hacia abajo y vi que habia atravesado el papel con la punta del lapiz de pura frustracion. Entonces comence una de mis caricaturas de aves. <>, dijo casi a voz en grito Madame Almeida. Fuera llovia con tal violencia en ese instante que no era posible ver a traves de las ventanas nada mas que contornos imprecisos y, por desgracia, los golpes de las gotas contra los cristales no hacian sino animar a mi paciente a hablar a un volumen todavia mayor de lo habitual. Por lo visto estaba destinado a soportar trivialidades, pense resignado mientras me fijaba en una zona de su coronilla que aparecia sospechosamente rala. Me regocijo el hecho de que pudiera estar quedandose calva y que en tal caso yo lo hubiese sabido mucho antes que ella. De inmediato anadi aquel detalle a mi dibujo. Me imaginaba el dia en que viese un destello de si misma desde atras capturado entre un espejo y un cristal, como sus gruesos dedos palparian febriles el lugar, apartando el pelo para dejar al descubierto el cuero cabelludo mientras gritaba: <> Y asi, de un modo u otro, transcurrio otra hora de mi vida. Madame Almeida me agradecio la sesion y sujete la puerta para que pasase mientras daba la vuelta al bloc cuidadosamente para que no viera el avestruz calvo. Faltaban seiscientas ochenta y ocho conversaciones. En ese preciso instante, seiscientas ochenta y ocho me parecian una barbaridad.

  • El mal camino de Mikel Santiago

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    Tras convertirse en un fenomeno internacional con La ultima noche en Tremore Beach, Mikel Santiago se consagra definitivamente como un maestro de la intriga con su segunda novela, aun mas adictiva y llena de suspense que la anterior.

  • Carol de Patricia Highsmith

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    Claire Morgan, una autora desconocida y que eligio permanecer en el mas absoluto anonimato, publico en 1952 una novela, El precio de la sal, notablemente audaz para la epoca. Los criticos trataron el libro con una mezcla de desconcierto y respeto, pero el exito de publico fue inmediato, y se vendieron mas de un millon de ejemplares de la edicion de bolsillo. La novela no volvio a editarse, y ahora reaparece con el titulo Carol, que originalmente le habia dado su autora, y firmada por esta con su verdadero nombre.

  • Cuando encuentres el amor verdadero de Mara Brent

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    Ana tiene 22 anos y vive con su padre, su hermano y Carmen, una cocinera que es casi como su madre. Desde muy joven ha tenido que hacerse cargo de la casa familiar, cuyos gastos casi no pueden afrontar ya que estan al borde de la ruina.
    Su unica ilusion es Roberto, su mejor amigo junto con Paula y de quien esta enamorada. Pero sera traicionada por ambos.
    “asi que aunque yo le gustase mas que Paula era su ambicion la que elegia”
    Su vida cambiara radicalmente y encontrara el amor verdadero, pero la traicion y los celos empanaran su felicidad.
    Este libro trata de una historia de amor actual, y de los vaivenes a los que se enfrenta la relacion.
    El unico detalle autobiografico, aunque parezca increible, es el de la nina que mete los pies en el estanque (yo en Barcelona, visitando a una tia).
    Inicialmente publique un eBook con la primera parte (la mitad aproximadamente), y ahora en el libro y en el eBook he aunado las dos partes.
    Espero que os guste,

  • Eres mio de Lina Perozo Altamar

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    Pandora Corneille, es una mujer aparentemente normal que llega hasta una afamada galeria de arte en la ciudad de Nueva York, para ocupar el puesto de restauradora. Con el fin de recuperar lo que considera suyo, sin importar el precio que debera pagar.

  • Parecia una buena idea de Kylie Scott

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  • Relatos de mar y tierra de Alvaro Mutis

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    Nadie como Alvaro Mutis ha conjugado tan genuinamente en prosa la infusion de vida, el dandismo, la precision intelectual y los mas oscuros sabores de la lirica.

  • La sombra de Magui aun esta en el jardin de Sylvia Lagarda-mata

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    Marc, historiador y profesor, empieza a interesarse por lo que el llama <>: la desaparicion de Magui Viladalba, la hermana de su bisabuela, en la casa familiar de Barcelona la verbena de San Juan de 1919. Ahora que todos los testigos de la tragedia estan muertos, solo los difusos recuerdos de su abuela Marga y el libro que su tatarabuelo escribio pueden acercar a Marc a la resolucion del caso.

  • Objetivo Cupcake perfecto – Alma Obregon de

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    La bloguera de reposteria de moda en nuestro pais, Alma Obregon, desvela sus mejores recetas de cupcakes en este libro de cocina delicioso e innovador.

  • Una virgen imprudente de Ida Simons

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    El redescubrimiento de un gran clasico.

  • Donde Quieras de Zoe Hanley

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    ?Ana? ?Que pasa? ?Va todo bien? --respondi al movil automaticamente, apenas habia abierto un ojo para mirar la pantalla. --!!Feliz ano nuevo, hermanita!! --su grito termino de despertarme. --?Tienes resaca? --No, no. !Feliz ano, Anita! Estaba demasiado desorientada. Mire el despertador: las ocho. Apenas llevaba cuatro horas en la cama… y Sergio no estaba. Como siempre. Pero… ?cuando dormia? --?Que haces despierta tan pronto, Ana? --Todavia no me he acostado. Bueno, acostarme… me he acostado, pero sabes que me gusta despertarme en mi cama… --sutil como solo mi hermanita pequena sabia ser. --Bueno, me alegro de que hayas tenido una buena salida y entrada de ano… --no pude evitar hacer el chiste facil y la oi reirse al otro lado del auricular. --Ya, ya… seguro que la tuya tampoco ha estado nada mal. Con un novio con el tuyo, hasta yo me plantearia seriamente la monogamia. --No es mi novio. Solo es… ?Mi chico? ?Mi amante? ?Mi amigo… que se enfada cuando le llamo amigo? Era demasiado confuso. Mi Amo, lo unico que sabia y lo unico que no podia decir. --Eso, Clari, ?que es? --odiaba cuando mi hermana actuaba como la voz de mi conciencia. --No lo se. Y no me llames asi que sabes que no lo soporto. Solo no es mi novio y punto. --Veo que ni siquiera el ha conseguido quitarte el mal humor de por las mananas. Pero Clara, si estais viviendo juntos… --Solo me estoy quedando en su casa unos dias. --Ya, en una casa que ha buscado solo para estar cerca de ti. --Ana, eso no es asi exactamente. --Entonces ?como es? ?Como llamas a un chico con el que vives, que cambia de ciudad para estar contigo, que corre a presentarse a tu familia? Pero si solo le falto arrodillarse y pedirle tu mano a papa. --Ana, Sergio no… --?Por que estas tan cerrada? Hay algo que no me estas contando. ?Esta casado? --No, no esta casado --o al menos eso creia. Tampoco se lo habia preguntado directamente… --Es solo que no… no se lo que quiere. --?Que quieres decir? --Me confunde, mucho. --Por favor Clara, pareces nueva. Vale que has tenido novio desde hace ?cuantos? ?cien anos? y no estas acostumbrada a jugar. Pero tienes que echarle ovarios y dejarle las cosas claras. Tu pones las reglas. Lo importante aqui es lo que tu quieras. ?Que quieres tu? --Ana, no es tan facil… --Clara, ese chico esta loco por ti. ?Que mas tiene que hacer para que te des cuenta? No se lo que esta pasando pero si sigues su juego solo conseguiras que te haga dano. ?Quieres que te diga lo que va a pasar? Voy a leerte el futuro. Te vas a enamorar de el y despues, cuando tenga que volver a Alemania, ?que vas a hacer? Mi hermanita pequena dandome consejos amorosos, y lo peor era que, para no tener ni idea de lo que estaba hablando, estaba acertando de pleno… para un chico normal. Sin embargo, la simple idea de "echarle ovarios y dejarle las cosas claras" a Sergio, no podia menos que hacerme temblar. --Llamarte, al menos siempre podras contarme tu ultimo rollo. Ahora, cuentamelo todo sobre el chico de anoche – o – --Clara, ven aqui --me acerque a el y, en un solo movimiento, me sento encima de sus piernas y su mano derecha se perdio por debajo de mi camison de hilo blanco. --Quiero oirlo ahora --ni siquiera sabia a que se referia. Cerro el portatil y lo aparto descuidadamente a un lado. Despues de la desesperante aunque divertida conversacion con mi hermana, habia bajado a su despacho. No sabia el tiempo que podia llevar enfrascado en lo que estuviera trabajando pero, fuera lo que fuera, no habia terminado. Me habia prometido todo el dia para mi en cuanto acabara, y decidi que era el momento perfecto para dedicarme un poco de tiempo a mi misma. Me habia preparado un cappuccino y, mientras me deleitaba observando las gotas de lluvia caer en la terraza, me sente en la cama para devolver todas las llamadas perdidas y mensajes de familia y amigos felicitando el ano. La conversacion con mi madre habia sido la mas agotadora con diferencia. Cuando se ponia en modo interrogatorio era imposible, daba igual los anos de entrenamiento que llevara, ella siempre tendria mas horas de vuelo que yo. Y aun asi sus esfuerzos por sonsacarme cualquier detalle sobre como avanzaban las cosas con Sergio eran en vano, ni siquiera yo tenia respuestas. Tampoco era el momento para pensarlo. Del que no habia vuelto a tener noticias era de Killian. Me sentia muy mal por la forma en que habiamos terminado, pero me extranaba que no se hubiera puesto en contacto conmigo, al menos para pedirme perdon. Se me paso por la cabeza llamar a alguno de sus amigos para saber como estaba, pero descarte la idea inmediatamente. Estaba echada en la cama leyendo un libro en la tablet mientras escuchaba la playlist de Marlango, cuando me interrumpio una llamada perdida. Sergio. Y aunque no sabia lo que significaba, habia conseguido despertar mi curiosidad. No llegue a entrar en su despacho, solo me asome por la puerta. Estaba imponente en su sillon detras del escritorio, y mas, ataviado como estaba, solo con unos pantalones de pijama. --?Que deseas oir, mi Amo? Empezo a acariciarme y fue instantaneo, mi cuerpo se relajo sobre su pecho desnudo. Sentia su piel caliente en mi espalda, incluso en la mitad inferior cubierta por la fina tela del camison. Sus dedos se movian dulces alrededor de mi sexo, despertando el deseo muy lentamente. Respondi al segundo, humedeciendome para el. Mi cuerpo habia aprendido a reaccionar a su contacto exactamente como el queria en cada momento. --El otro dia, cuando salimos a comer, no contestaste mi pregunta. Quiero que lo hagas ahora. No voy a poder concentrarme hasta que lo oiga. Me quede blanca. Sabia perfectamente a que pregunta se referia. Me la habia hecho dos dias antes y albergaba la esperanza de que se le hubiera olvidado. Pero no lo habia hecho, y si no le habia importado esperar hasta ahora para repetirla, era porque sabia la respuesta. --Parece que necesitas que te refresque la memoria, preciosa. Silencio. --?Por que sigues aqui si sabes lo cruel que puedo llegar a ser? --un escalofrio me recorrio como la primera vez que me la hizo. Seguia muda. --Dejame que lo ponga con otras palabras, -- su nariz retiro el pelo de mi oreja, para que sus susurros no encontraran ningun obstaculo --?por que sigues a mi lado aun sabiendo que lo que te he hecho hasta ahora no es nada comparado con lo que puedo llegar a hacerte? Era como un depredador acechando a su presa. Sabia perfectamente lo que queria y no me iba a soltar hasta que lo obtuviera. Mi sexo se mojo aun mas de lo que estaba, y esta vez sabia que la culpa no era solo de sus dedos. --Contesta. Quiero oirlo ahora --repitio. --No lo se, mi Amo. --No. Lo sabes perfectamente. Sus labios se movian en mi hombro mientras su mano izquierda recorria la curva de mi escote, adentrandose timidamente solo para volver a salir. La piel de todo mi cuerpo se erizo. Se sonrio al comprobarlo. --Mi Amo… si lo sabes, ?por que quieres que lo diga? --Ya te lo dije, me encanta oirtelo y hoy te lo voy a sacar, aunque tenga que arrancarlo de tus labios. Me da igual lo que me cueste. Su mano izquierda avanzo por el escote del camison y abarco mi pecho derecho cubriendolo con su palma. Aparto la tela de su alrededor hasta dejar que asomara por encima. Despues repitio la operacion con el izquierdo. Temi por la fragil tela, adoraba ese camison, y sobre todo, como reaccionaba cada vez que me veia con el. Ignoro mis pezones, que se habian puesto duros como respuesta, y siguio recorriendome despacio. Su mano derecha, abajo, seguia rodeandome, evitandome. Sus dedos se desviaban por la parte inferior de mi vientre, mis ingles, o el perineo, causando que toda mi vagina se empapara por la anticipacion. Podia imaginarme su estrategia, dejarme con tantas ganas de el que estuviera dispuesta a cualquier cosa con tal de que me tocara. --?Piensas torturarme, mi Amo? --No, todo lo contrario, preciosa. Pienso darte tanto placer que no podras evitar gritarmelo. !Dios! Eso si era crear expectativas. Me inunde con sus palabras, porque tenia el convencimiento de que iba a pasar exactamente como el auguraba. Acabaria haciendo lo que el quisiera, no me cabia la menor duda. Solo podia retrasarlo, pero iba a disfrutar el proceso… De un manotazo, despejo el escritorio de papeles, que cayeron al suelo desordenados. Me levanto y me tendio sobre la mesa. Sus manos se colaron por debajo del camison, subiendo por mis caderas. Me agarro y me acerco deslizandome sobre la madera hasta chocar con su pelvis. Levante mi cabeza para reclamarle un beso, pero su mano en mi pecho me retuvo. Mi atencion se poso despues en el bulto que tiraba de la tela de sus pantalones, que se alzaba como un tronco robusto, largo y grueso. Solo adivinarla me hacia temblar. La necesitaba. Intente alcanzarla con mi pie, aunque sabia de antemano que no me lo iba a consentir.

  • Un mundo lleno de futuro de Leila Guerriero

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    "Hay aqui diez historias relacionadas con, entre otras cosas, la innovacion, la educacion, la ciencia y la tecnologia en America Latina, contadas por algunos de los mejores periodistas de la region con el pulso narrativo de las grandes cronicas; historias de gente que lo pasa bien, mal y peor, intentando curar lo que parece incurable, llevar agua donde no la hay, educacion donde tampoco, haciendo brotar tecnologia en sitios impensados. Historias que hablan de las cosas extraordinarias que le pasan a la gente comun y de las cosas comunes que hace la gente extraordinaria (...)

  • Dragon dorado de Sophie Saint Rose

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    Lady Camille, temiendo por su vida, huyo de casa para no acabar como su madre y desamparada por las calles de Londres, encuentra un buen amigo que le ensena como sobrevivir. Pero por su culpa esta a punto de perderle y solo se le ocurre una solucion. Buscar al hombre mas influyente y temido de Londres para que le eche una mano, pero desgraciadamente se ha vuelto decente. Su destino esta a punto de cambiar. de nuevo.

  • Trilogia de los anos oscuros de Rosa Ribas

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    Alli estaba Mariona. Blanca, rubia, carnosa y muerta. Como un huron enjaulado, Abel Mendoza iba de un lado a otro del monstruoso escritorio levantando pequenas nubes de polvo al revolver pilas de papeles que no habian sido tocados desde hacia meses. Se volvio hacia los estantes llenos de libros de medicina. Las manos parecian haber cobrado vida propia y se movian enajenadas sacando libros, recogiendo algunos de los caidos al suelo, cerrando los cajones abiertos y abriendo los cerrados. Finalmente encontro lo que buscaba. En ese momento, con un golpe involuntario del dorso de la mano izquierda, tiro al suelo una calavera de plastico, la mitad de la cual estaba recubierta de musculos y tenia un ojo; la otra, solo tenia los huesos pelados. Las calaveras siempre sonrien, incluso cuando caen al suelo y el impacto hace saltar el globo ocular, que huye dando botecitos como una pelota de ping-pong hacia el cuerpo yaciente. Levanto la calavera y, a pesar del nerviosismo, o tal vez por ello, no pudo evitar corresponder a su sonrisa. Entonces, el ojo de plastico golpeo el tacon del unico zapato que llevaba la muerta. Ese sonido seco y hueco desato el panico definitivo. Abel Mendoza abandono la habitacion y salio huyendo por la misma puerta que habia abierto con una ganzua hacia unos minutos. 1 --Han asesinado a Mariona Sobrerroca. Goyanes sonaba neutro, profesional, como siempre. Joaquin Grau se cambio de mano el pesado auricular negro del telefono para poder frotarse la sien derecha. El dolor de cabeza que tenia desde que se habia levantado le habia dado un zarpazo en el momento en que el comisario le comunico la noticia. Ignorante de ese efecto, la voz al otro lado de la linea seguia hablando. --La encontro muerta su criada esta manana, al volver despues de pasar el fin de semana con unos familiares en Manresa. La casa estaba patas arriba, seguramente un robo. El dolor de cabeza se hizo mas intenso. Grau estiro el brazo para acercar el vaso de agua que su secretaria le habia dejado sobre la mesa, cogio un sobrecito de analgesico, se lo metio entre los dientes y lo abrio de un tiron. Echo el contenido en el agua y lo removio con la cucharilla sin hacer ruido. Se lo bebio de un trago y despues interrumpio a su interlocutor: --?Quien va a llevar el caso? --Se lo he dado a Burguillos. --No. No me convence. Al otro lado del telefono se oyo un resoplido. Grau lo ignoro y le ordeno: --Quiero a Castro en ese asunto. --?Castro? --Si, Castro. Es el mejor que teneis. Goyanes no podia mas que asentir. --Esta bien --concedio, pero sonaba contrariado. El fiscal reacciono con irritacion. --Y espero resultados pronto. En un mes tenemos aqui el Congreso Eucaristico y quiero la ciudad limpia. ?Queda claro? --Clarisimo. Tras colgar el telefono, analizo la conversacion. Habia tomado la decision correcta. Castro era uno de los inspectores mas capaces de la Brigada de Investigacion Criminal, por no decir el mas capaz. Y le era absolutamente leal. De Goyanes no estaba tan seguro, porque, aunque en esta ocasion el comisario de la Brigada de Investigacion Criminal le habia mostrado una vez mas el grado necesario de sumision, desde hacia un tiempo Grau no estaba seguro de poder fiarse de Goyanes y de sus hombres mas proximos, como el inspector Burguillos. Su puesto en la fiscalia de momento no se tambaleaba. De momento. Pero era consciente de que sus enemigos eran muchos, cada vez mas. Ademas eran astutos. Los sabia capaces de esperar escondidos en las sombras hasta ver llegar una ocasion propicia. Tenia que estar atento. Goyanes obedecia, pero lo habia notado aun mas distante de lo que era habitual en el. ?O eran imaginaciones suyas? Tenia que estar atento, en guardia, como siempre. El leon que da el primer zarpazo suele ser el ganador. Implacable, asi le gustaba definirse a si mismo. Como en la guerra, cuando era juez militar, cargo donde destaco por su capacidad y prontitud a la hora de dictar sentencias de muerte. Por eso, cuando despues de la guerra el Regimen designo personas de confianza para la nueva Administracion de Justicia, lo nombraron fiscal en Barcelona. La labor empezada en la guerra no habia terminado, aun quedaba mucho por hacer. El seguia siendo implacable. Se recosto en el asiento y miro la pila de cartas sobre su mesa. Nunca habia permitido que las abriera su secretaria, del mismo modo en que no habia dado pie a la mas minima aproximacion. Si bien el se habia informado bien sobre quien era la persona a su servicio, ella no sabia absolutamente nada que no tuviera que saber sobre su jefe. Ni ella ni nadie. No entenderia nunca la necesidad de las personas de contar historias personales a los demas, de abrir gratuitamente flancos de ataque al enemigo. Su vista seguia clavada en los sobres intactos. Aun experimentaba un ligero malestar al encontrar la correspondencia diaria encima del escritorio. Despues de la huelga de usuarios del tranvia de la primavera del ano pasado, durante varias semanas habia abierto las cartas con algo de temor. El boicot de la poblacion a la subida de los billetes del transporte publico y la huelga general que siguio habian costado muchas cabezas. En primer lugar, la del gobernador civil de Barcelona, a quien siguio de inmediato la del alcalde. Dos funcionarios de la Falange acabaron en la carcel porque no mostraron excesivo entusiasmo por enviar sus unidades a llenar los tranvias para acabar la huelga. Otros falangistas de la vieja guardia habian perdido tambien sus puestos. Nadie podia estar seguro de conservar su posicion. Cogio al azar una de las cartas, un sobre de papel bueno que desgarro con un golpe seco del abrecartas con empunadura de acero. Era una invitacion a una recepcion oficial. Por supuesto que iria, aunque solo fuera para no darles oportunidad de murmuraciones e intrigas a sus espaldas. Si, estaba en guardia. Y ahora el asesinato de la Sobrerroca. Mariona Sobrerroca muerta. La habia conocido y tratado en eventos sociales; tambien a su marido, ya fallecido, el doctor Jeronimo Garmendia. !Que vueltas da la vida! En dos anos la magnifica mansion en el Tibidabo habia quedado deshabitada. Asi de rapido los habia alcanzado la guadana de la muerte. <> penso. <>. Para ambos solo habia una solucion, mantener la cabeza fria. La muerte de Mariona Sobrerroca solo significaba trabajo, era un caso, una investigacion policial. Que implicaba tambien husmear entre la burguesia barcelonesa. Eso, por una parte, podria ser complicado. A saber con que se iban a encontrar. Siempre que se investigaba un asunto, daba lo mismo donde, salian a la luz trapos sucios. Era como trabajar de pocero, siempre se acababa sacando mierda. Y a esta gente, como a cualquiera, no le gustaba que se mirara en sus cloacas y, dado que estaban bien relacionados, habia que tratarlos con guantes de seda, porque enseguida hacian llegar sus quejas y, sobre todo, sabian a quien hacerselas llegar. Despues habria que esperar que los resultados de la investigacion fueran satisfactorios. Quiza, como en otras ocasiones, habria que ocultar un par de cosas, y no estaba muy seguro de que un asunto de esas caracteristicas le fuera a reportar apariciones publicas destacables. ?O tal vez si? Cogio el telefono y marco el numero de Goyanes. Le dijo lo que queria sin preambulos: --Quiero que este caso reciba un tratamiento prioritario en la prensa. --?Por que? --Porque es importante mostrar al mundo que en este pais el crimen se persigue y castiga de forma eficaz. Si Goyanes creia o no esas frases tomadas del discurso oficial, le daba lo mismo. Grau sabia que tenian la propiedad de ser incontestables. --?Que quiere decir prioritario? --quiso saber el comisario. --Que se lo vamos a dar en exclusiva a un periodico, a La Vanguardia. --?A esos? ?Por que precisamente a ellos? Recuerde lo que paso con la informacion del caso Broto... --Justo por eso. Esta vez, como unica fuente oficial, no podran ponerse a especular. Esta conversacion fue aun mas breve que la primera. Despues echo la cabeza hacia atras y cerro los ojos con la esperanza de mitigar algo el dolor, que ahora se hacia sentir como una pulsacion en los oidos. Por otra parte, se dijo, recuperando el hilo de pensamiento que habia interrumpido para llamar al comisario, era muy probable que gracias a las pesquisas llegara a sus manos alguna que otra informacion interesante que se ocuparia bien de conservar y usar cuando fuera menester. Quiza incluso obtuviera informaciones que podrian ayudarle a resolver algunos de sus pequenos problemas. Empezo a notar un ligero alivio. 2 A las nueve de la manana, mientras contemplaba con ojos adormilados la taza de cafe medio vacia, Ana Marti oyo el telefono en la escalera. El aparato estaba en un hueco, debajo del primer tramo, metido en un cajon con una puerta de rejilla cerrada con un candado. La llave solo la tenian Teresina Sauret, la portera, y los Serrahima, los vecinos del principal, que eran los duenos del edificio. Cuando el telefono sonaba, la portera lo cogia y se encargaba de avisar al vecino a quien iba dirigida la llamada. Si le apetecia, porque a veces no le venia en gana. Las propinas o los aguinaldos de Navidad, tanto la expectativa de recibirlos como la generosidad con que se hubieran presentado, la animaban a subir las escaleras. Ese dia seguramente la posibilidad de reclamar los dos meses de alquiler que debia Ana le concedio mas agilidad a sus piernas y poco despues de que el sonido estridente del aparato la hubiera sacado de su piso, la portera ya habia subido hasta el tercero, que con el principal era un cuarto, y aporreaba la puerta. --Senorita Marti, telefono. Abrio. Teresina Sauret, plantada en mitad de la puerta, le bloqueaba la salida. Por el espacio que no cubria su cuerpo rechoncho embutido en una bata de felpa entro un aire frio y humedo. Ana estiro la mano para coger el abrigo, por si la llamada era larga, y las llaves para cerrar e impedir miradas curiosas de la portera. Esta debio de pensar que buscaba el dinero y se hizo a un lado. Ana aprovecho el hueco para salir del piso y cerrar la puerta. Dejo a la portera a pocos centimetros de la madera con la cara a la altura de la mirilla de bronce redonda como un ojo de buey. Las de las otras tres puertas brillaban a la luz de la bombilla que colgaba desnuda del techo del rellano. No habia lamparas en los pasillos de las plantas de alquiler, solo en la entrada del edificio y en el principal, para las visitas de los Serrahima; que los inquilinos de los pisos de alquiler no las tuvieran y lo que estos pudieran opinar traia sin cuidado a los duenos de la casa. La portera mascullo algo; no seria ni bonito ni agradable, pero Teresina Sauret tomaba la precaucion de no decirlo demasiado alto para que si alguien en la casa lo escuchaba no lo entendiera y, con todo, a ella, a la morosa, le bastara percibir el tono para entender el mensaje. Mientras tanto, Ana bajo corriendo las escaleras, llego al hueco y cogio el pesado auricular de baquelita que la portera habia dejado apoyado en la caja. --?Diga? --?Aneta? Era Mateo Sanvisens, jefe de redaccion de La Vanguardia. --?Conoces a Mariona Sobrerroca? ?Como no iba a conocerla? Llevaba casi dos anos escribiendo notitas de sociedad, a la fuerza tenia que conocerla. Viuda de un medico de postin, pubilla de un antiguo linaje catalan, era parte del elenco fijo en todas las fiestas importantes de la ciudad. --Claro --respondio. Despues de separarse de la puerta, Teresina Sauret habia iniciado el descenso y ralentizaba el paso para poder captar parte de la conversacion. Los pies se acercaban con una lentitud exasperante. --Pues ya no la conoces, la conocias. --?Y eso? --Esta muerta. --Y necesitais la necrologica para manana... --empezo a decir. Las lineas del texto ya se escribian en su cabeza, <>. Sanvisens le arranco de un golpe la maquina de escribir de la cabeza. --Aneta, hermosa, ?eres boba o te has atontado de ir demasiado al Liceo? ?Crees que te llamaria yo para una necrologica? Llevaba suficiente tiempo tambien haciendo de negro para el periodico como para saber cuando no habia que responder a la preguntas de Sanvisens. Aprovecho el silencio para despedirse con una inclinacion de la cabeza de la portera, quien por fin habia logrado alcanzar el ultimo peldano. Teresina Sauret se metio en su casa. El roce de sus zapatillas se detuvo, como era de esperar, justo detras de la puerta. --La han asesinado. Sobresalto a la portera con la exclamacion que se le escapo al escuchar estas palabras, porque se oyo un golpe en la puerta. <>, penso Ana. --Me gustaria que siguieras el asunto. ?Quieres? Se le acumularon muchas preguntas. ?Por que yo? ?Por que no lo hace Carlos Belda? ?Que dice la policia? ?Que quieres que haga? ?Por que yo? Se le acumularon tantas preguntas que solo dijo: --Si. Mateo Sanvisens le pidio que fuera de inmediato a la redaccion. Colgo. Subio a zancadas hasta su piso, se puso unos zapatos de calle, cogio el bolso y se lanzo escaleras abajo. Teresina Sauret estaba cerrando la puertecilla del telefono. --!Que modos! !Vaya carreras! --escucho mientras salia corriendo a la calle en direccion a la Ronda. Paso de largo sin mirar la pintada que habia estampado el rostro de Jose Antonio sobre unas letras de molde que proclamaban <>, contra cuyo vandalismo nadie se habia atrevido a protestar por temor a significarse. Como no venia ningun tranvia en direccion a la plaza de la Universidad, prefirio no esperar e ir a pie. Camino tan rauda hasta la calle Pelayo, que pronto dejo de notar el fresco en las piernas. En la redaccion del periodico esperaba que Sanvisens diera respuesta a sus preguntas. Tal vez incluso a la pregunta de por que la habia llamado a ella y no a Carlos Belda, que era quien siempre se encargaba de las noticias de sucesos. --Carlos esta enfermo. Estara de baja por lo menos una semana, si no dos --le dijo Sanvisens despues de saludarla y mirar el reloj como si hubiera cronometrado el tiempo desde la llamada. Solo por cortesia, ella pregunto: --?Que tiene? --Unas purgaciones. Se las han tratado con penicilina y le ha hecho reaccion. --Igual lo que estaba mal era la penicilina. No hubiera sido algo tan extrano. Habia mas de un caso de penicilina y de otros medicamentos adulterados que habian dejado un rastro de muertos y enfermos cronicos. Adulterar penicilina estaba penado con la muerte. Tambien se castigaba hacerlo con el pan o con la leche. Pero se hacia. --Igual si --dijo el redactor jefe.

  • El cazador de vampiros de Eveline Burton

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    Adrian es un cazador de vampiros. Asi, como suena. No ha conocido otra vida, no sabe nada de sus antepasados. Solo sabe lo que ha vivido. Desconoce cual es su verdadero destino. Le ayuda un sacerdote, cuya alma, el esta seguro que se encuentra condenada al infierno, pues dan muerte a los vampiros que arrasan las aldeas y las ciudades.

  • Memoria herida de Daniel Hernandez Chambers

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    Imagina un dispositivo que te permitiera guardar tus recuerdos y revivirlos cuantas veces quieras. Ahora imagina que alguien pueda robarte esos recuerdos y descubrir que eres culpable del mayor crimen jamas cometido.

  • El paraiso de las mil islas de Elena Clarke

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    Una mujer. Un viaje a un paraiso de playas virgenes. Una historia de amor prohibida.

  • Un asesino en tu sombra de Ana Lena Rivera

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    Gracia San Sebastian, investigadora de fraudes financieros, se ve envuelta en la desaparicion de Imelda, una joven psicologa a la que encuentran muerta pocos dias despues en las vias del tren. El marido, artificiero de la Guardia Civil y principal sospechoso, le pide ayuda para descubrir al asesino de su mujer. Junto a su amigo Rafa Miralles, comisario de la policia de Oviedo, Gracia empezara una investigacion que la llevara a la caza de un asesino por varias capitales europeas. Al mismo tiempo, la vida de Gracia se desmorona. La relacion con Jorge, su marido, pasa por un mal momento, y su reputacion como investigadora esta en entredicho tras acusar a un funcionario con esclerosis multiple de fingir su enfermedad para competir en la modalidad mas extrema del triatlon, el Ironman.

  • En el corazon de Londres de Emma Ulloa

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    ?VIAJARIAS A OTRO PAIS PARA SALVAR AL AMOR DE TU VIDA? ?TENDRIAS EL CORAJE SUFICIENTE PARA DECLARARLE TU AMOR?

  • Prometo no amarte hasta que el pacto nos separe de Vega Manhattan

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    Dina abrio uno de sus ojos y miro el movil que habia cogido a ciegas, tanteando sobre la mesilla de noche. Las seis de la manana, no habia sonado antes de tiempo, aunque a ella le pareciese asi. Gimio a la vez que metio la cabeza bajo la almohada. Ultimamente parecia que las noches eran demasiado cortas, se pasaban en un plis plas. A veces ni tiempo le daba a abrir los ojos cuando la dichosa alarma estaba sonando. Saco la cabeza de su escondite, abrio los ojos y miro a traves de la ventana de su habitacion. Aun no habia amanecido. Pero su dia ya deberia haber comenzado. Dia que no contaba con las horas suficientes, asi que no podia permitirse el lujo de quedarse en la cama ni un minuto mas. Y a veces, muchas en realidad, le gustaria hacerlo. Ser como esas personas que ponian la alarma a una hora y la iban retrasando cada cinco minutos para disfrutar del momento. A este paso ni cuando seas vieja. Pues seguramente no. Seria una anciana que aun estaria con doble o triple trabajo para pagar deudas, pero era lo que le tocaba. Habia gente que nacia con estrella y otras personas estrelladas. Ella habia nacido ya estampada y hecha una tortilla en el suelo. En fin... Se levanto rapidamente y un alarido salio de su garganta cuando al salir del dormitorio se golpeo el dedo pequeno del pie, haciendo que se doblase en una postura antinatural. --!Me cago en...! (Piiiii) !Hijo de...! (Piiiii) !Todos tus...! (Piiiiiiiiiiiiiiii) Mejor ni escribo lo que dijo que hay gente muy susceptible por aqui y despues todo son problemas y criticas estilo "que vulgar" y cosas asi. Y como que no me apetece porque yo cuento historias para reirnos y para que disfrutemos. Para problemas ya estaba Dina. Que por si no tuviera nada encima, la pobre estaba saltando a la pata coja. Como diria mi abuela, "dobladita de dolo'". Muy de mi tierra la expresion. --!Tu... (piiiiiiiiiiiii) madre! Vale, pense que habia terminado… Desde ese momento en que se levanto, nunca mejor dicho, con mal pie, ya se presagiaba un mal dia. --Veras el dia de mierda que voy a tener --gimio unos minutos mas tarde cuando la cafetera expres medio exploto y el contenido de la capsula de cafe llego hasta el techo. Adonde Dina miro de malos modos, acordandose de todos los dioses habidos y por haber. Y por si tener que comprar una cafetera nueva no fuera poco, tendria que ver si lo de que no le hubiese llegado el agua caliente al bano la noche anterior era un problema que necesitase de un fontanero o solo era algo puntual que se arreglaba solo. Si era lo segundo, que solia pasar muchas veces ya que solo ocurria por joder un rato, bien. Pero si era lo primero... Iba a tener que plantearse, y ya en serio, el vender alguno de sus organos no vitales. Empezaria por el primero que apunto en la lista. Y si, tenia una lista sobre ello, asi de mal le iban las finanzas. Asi de preocupante era el asunto. Pero tenia que seguir, si o si. Como fuera. Por la mujer a la que le estaba cogiendo la mano en ese momento, tras sentarse a su lado, en la cama. Dina suspiro tras apretar el agarre a la anciana. Solo por ese momento merecia cualquier pena. --Buenos dias --sonrio y miro a esos cansados y tristes ojos azules. La anciana miro a Dina con curiosidad, su ceno fruncido. --?Quien eres? --pregunto, con voz somnolienta. --Tu nieta --sonrio Dina haciendo, como siempre, un esfuerzo para que no se le notase la tristeza que sentia cada vez que su abuela no la recordaba. Era una parte dura de su enfermedad, una entre tantas. --Ah... --la anciana asintio con la cabeza, como si con eso ya no tuviese lagunas, pero en sus ojos podia verse que no la reconocia. --Con la lata que te he dado siempre, como para que no me reconozcas. --No digas eso --le dio un cate a la mano de Dina--. Si has sido muy buena --sus despobladas y casi inexistentes cejas, unidas. --Ah, ?si? --esa vez, Dina sonrio de verdad. Por esos momentos en los que su abuela recordaba algun pequeno detalle, merecia la pena todo lo demas. --Si. Un poco cabezota y con un... ?Como se dice eso? --?El que? --Cuando... --la anciana refunfuno al ver que no podia explicarse-- Cuando alguien se enfada. --Ah, enfadado. --No --dijo enfadada ella, haciendo sonreir a su nieta. --?Cabreado? --la anciana la seguia mirando de mala manera, esa palabra tampoco era-- ?Enfurrunado? --Que no, cono --solto su abuela. Dina solto una carcajada. --Mucho genio tienes tu --rio la nieta. --Me parezco a mi madre, ?conoces a mi madre? A veces viene a verme. --Ah, ?si? Tocaba conversacion sobre fantasmas que venian a visitarla. --Si y tiene un genio de los mil demonios, pero no es mala. Como tu. Que vaya caracter, pero eres una santa. --No todos piensan igual, abuela --rio Dina, divertida. --!Que sabran ellos! --refunfuno la abuela-- Si te conocieran de verdad, pensarian diferente --miro a Dina fijamente--. ?Como me dijiste que te llamabas? Dina suspiro, pero mantuvo la sonrisa. Asi eran las cosas con su abuela. Eso y pasar de un tema a otro sin sentido. Y tener paciencia mientras organizaba las palabras en su mente y terminaba una frase. Eso y tantas cosas mas. --Dina, abuela. Soy Dina. --Ah... Dina --asintio un poco con la cabeza--. A tu madre siempre le gusto ese nombre --pues si, asi era--. ?Yo conozco a tu madre? --La pariste tu, si no la conoces... --?Y dolio? --Segun siempre me habeis contado, un poco mas y se te cae sola --rio Dina.

  • El secreto mejor guardado de Jackson de Towanda Richardson

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    Tiffany bajo del taxi con una mueca de fastidio. El calor de agosto en Kentucky deberia haberla hecho desistir de llevar aquella ropa, pero hacia anos que Tiffany se vestia cada manana por pura intuicion y que no le importaban ni las opiniones ajenas, ni la incomodidad ni la temperatura reinante en el ambiente. Claro que Tiffany no sabia que aquel dia, su primer dia de trabajo, iba a estar presidido por una ola de calor y por un taxista negligente que no habia revisado a tiempo el sistema de aire acondicionado del coche. Cuando ya estaba a punto de olvidarlo sobre la tapiceria del asiento trasero, tomo su maletin de cuero por el asa y lo transporto (casi casi lo arrastro) hasta la garita donde le habian comunicado que debia presentarse aquel diez de agosto, a las nueve en punto de la manana. La garita de acceso a la carcel de Westmoore Fields, el penal de maxima seguridad del estado. Tiffany habia acabado su carrera de Literatura Inglesa, con no poco esfuerzo, un par de meses antes. Los estudios nunca habian sido lo suyo, pero en su casa eran el peaje innegociable para que sus padres siguieran pasandole una asignacion mensual que le permitia hacer lo que a ella mas le gustaba: comprar. Libros y ropa, fundamentalmente, aunque no hacia ascos a perfumes, maquillajes, muebles y, en general, cualquier objeto disponible en alguna seccion de unos grandes almacenes. Se habia decidido por estudiar Literatura porque leer era una de las pocas actividades que la apasionaba. Desde nina, se habia refugiado en los libros de la sensacion de abandono que los continuos viajes de sus padres le provocaban. Su familia poseia empresas a lo largo y ancho del pais, y los senores Thownsend pasaban demasiado tiempo ocupandose de asistir en ellas a reuniones de los diferentes consejos de administracion, y demasiado poco pendientes de su unica hija. Tiffany habia crecido para ser guapa y casarse bien. Asi, literalmente, se lo habia dicho su padre al cumplir dieciseis anos, durante la gran fiesta de celebracion que habian dado en la mansion de la familia en Newport, que mas bien era la gran fiesta de presentacion de Tiffany en el mercado matrimonial de la costa este. Y, bueno, ella habia cumplido mas o menos bien en lo de ser guapa -la falsa modestia servia de poco cuando la genetica habia sido tan generosa-, pero podia considerarse un completo fracaso en lo del matrimonio. Acababa de cumplir veinticuatro anos y sus experiencias con los hombres se reducian a tres novios, hijos perfectos de los amigos perfectos de sus padres perfectos, a los que habia dejado antes de sentir la tentacion de tirarse por una ventana presa del aburrimiento que le provocaban. Eran buenos chicos, eso estaba fuera de toda duda, pero no eran para ella. Tiffany sonaba con un hombre de verdad, uno que hiciera que la piel le temblara desde el cuero cabelludo hasta las puntas de los dedos de los pies. Un hombre que la hiciera sentir mujer, hermosa, fascinante... sexual. De esa otra faceta, preferia no hablar. Habia probado lo del sexo esporadico durante su estancia en Yale, pero habia conseguido el mismo conteo de orgasmos que en toda la experiencia anterior con sus novios: cero. No se podia caer mas bajo. Cuando acabo la carrera, Tiffany tuvo que tomar una decision crucial. Sus padres se lo habian dejado muy claro: en el momento en que se licenciara, debia elegir entre ser mantenida por un marido o ser autosuficiente. Ellos le cortaban el grifo, indignados con que hubiera puesto mas empeno en acabar la carrera, cuando todos sabian que los estudios no eran lo suyo, que en buscar un buen partido que los hiciera abuelos, jugara al golf con su padre y le ofreciera un nivel de vida similar a aquel al que estaba acostumbrada desde la cuna. Contra todo pronostico, Tiffany dijo que trabajaria. Que le cortaran el grifo, que ella se buscaria la forma de salir adelante. Que no queria casarse todavia, entre otras cosas, porque aun no habia encontrado al hombre que hiciera que los pelos de la nuca se le erizaran solo con mirarla fijamente. Al fin y al cabo, solo tenia veinticuatro anos. No habia prisa en la busqueda. Tiffany podia parecer una valiente, pero lo cierto fue que temblo tanto cuando comunico a sus padres su decision que tuvo que agarrar su telefono ultimo modelo con las dos manos para evitar que se le cayera al suelo. Recordo entonces que, si se rompia en mil pedazos, seria ella quien tendria que pagar un sustituto, y que su nula experiencia laboral no le proporcionaria un trabajo en el que se pudiera permitir grandes alardes. Lo cierto es que Tiffany habia sido tan valiente porque pensaba que sus padres no aceptarian. Que su padre le daria una prorroga a su nina bonita o que su madre le suplicaria al cabeza de familia que no obligara a su hija a hacer algo tan indigno para una mujer como trabajar duro. Habia una manicura que conservar y el posible futuro de Tiffany tirando hamburguesas sobre la plancha de un McDonald's no era la mejor receta para ello. Pero sus padres se habian mantenido firmes en la promesa, y la siguiente vez que Tiffany acudio a su centro comercial favorito, la tarjeta de credito aparecio como denegada en la caja. Y entro en panico, claro. Le quedaban cuatrocientos veintisiete dolares en efectivo, de los quinientos que habia tenido la suerte de retirar unos dias antes, porque siempre le gustaba tener algo de dinero suelto en casa. Aquel dia, Tiffany salio corriendo de la residencia universitaria en la que vivia desde hacia seis anos y se encontro en su buzon la carta que le comunicaba que le quedaban dieciocho dias de estancia pagada. El once de agosto, como muy tarde, debia abandonar su habitacion o abonar ella misma los dos mil seiscientos dolares que costaba el alquiler cada mes. El motivo por el que habia abandonado su habitacion con prisas se incremento. Tenia que hablar con el profesor McMillan. El era el unico profesor de toda la facultad que siempre habia mostrado interes en que ella se aplicara en los estudios, y sabia que la ayudaria a orientar su vida laboral. Entro en su despacho tan despeinada que su madre se habria horrorizado ante la idea de que presentara ese aspecto delante de un profesor. Pero su madre no estaba alli, ni tampoco al otro lado de su cuenta corriente, asi que mostrar aspecto desesperado quiza incluso la ayudara. El profesor McMillan la miro de arriba abajo, probablemente poco acostumbrado a que Tiffany no mantuviera su fachada impecable y sus modales exquisitos, y le pregunto que hacia alli. Dos horas, unos tres litros de lagrimas y dos tazas de te verde despues, Tiffany salia del edificio de la facultad de Literatura con un trabajo bajo el brazo. Seria la profesora de alfabetizacion del modulo de presos de nivel uno de la carcel de maxima seguridad de Westmoore Fields. Que Dios la cogiera confesada. No es que aquel fuera el trabajo de sus suenos. Incluso la idea de servir cafes en Starbucks a todos aquellos companeros que, sin duda, a partir de ese momento la mirarian por encima del hombro le parecia mejor que entrar en una carcel a dar clase a unos tipos que, para empezar, le daban un miedo atroz. Pero el profesor habia conseguido convencerla apelando a su autoestima, que no era una maravilla precisamente, y al hecho de que el trabajo estaba bastante mejor pagado que cualquier otro que Tiffany pudiera conseguir con su expediente academico raspadito y su experiencia laboral, que se resumia en cero dias trabajados en toda su vida. Los mismos que orgasmos disfrutados, por cierto

  • La granja de Joanne Ramos

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    Una distopia feminista que visibiliza la otredad y hara tambalear los cimientos del hiperpatriarcado.

  • El lugar prohibido de Susanne Jansson

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    Un thriller internacional que apelara a las lectoras de Dolores Redondo y Eva G. Saez de Urturi.

  • Mi error fue buscarte en otros brazos. Parte 2 de Moruena Estringana

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  • Volver a empezar 1 de Kris O'coneill

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    ESTA HISTORIA FORMA PARTE DE UNA TRILOGIA; SIN EMBARGO, ES AUTOCONCLUSIVA DADO QUE SON PROTAGONISTAS DIFERENTES. Muchas veces creemos que lo que tenemos es justamente nuestro futuro, nos aferramos a ello como ancla y si un dia eso nos llega a faltar, el mundo se detiene sin poder dar marcha atras. Eso fue lo que le sucedio a Mia, su vida estaba planeada, su futuro asegurado, pero algo paso y su unica opcion sera empezar de nuevo… Tras despertar de un sueno, Mia, tendra que enfrentarse a su nueva vida, palpar el dolor, aprender a vivir la pasion y finalmente encontrar el amor. Dos hombres, dos historias de amor y una mujer con una vida que jamas imagino… “Volver a empezar” es una historia para llorar, reir y amar, donde las segundas oportunidades existen cuando decides vivir…

  • Atrapame 1 de Anna Zaires

    https://gigalibros.com/atrapame-1.html

    Es mi enemigo…. y mi mision.

  • Curcuma Azul de Halo Summer

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    --!Pues si que eres rara! --dice mi hada madrina--. Cualquier muchacha en tu situacion estaria contentisima de poder ir a un baile. Y mas aun si tiene la oportunidad de enamorarse y huir de su miseria.

  • El enemigo conoce el sistema de Marta Peirano

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    Todo lo que no quieres pero necesitas saber sobre el poder, la economia, la sociedad y las telecomunicaciones en la era de la informacion.

  • Tormenta (Jeremy Logan 1) de Lincoln Child

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    Una trepidante novela techno-thriller en la que la ciencia puntera se confunde con las pesadillas mas siniestras… y quizas no totalmente imposibles. Un caso que solo podra resolver el profesor de Historia Medieval de la Universidad de Yale y enigmatologo Jeremy Logan.

  • Un lugar para mi de Melissa De La Cruz

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    Parece que estoy entre dos tierras, como si todo lo que hubiera hecho hasta ahora fuera una mentira. Como si me estuviera rompiendo, destrozandome. ?Quien soy? ?A donde pertenezco?
    Jasmine de los Santos siempre ha hecho lo que se esperaba de ella. Guapa y popular, ha estudiado duro, haciendo que sus padres, inmigrantes filipinos, se sientan orgullosos, y esta lista para recibir las recompensas en forma de una beca universitaria completa.
    Y entonces, todo se rompe. Una invitacion a un premio escolar nacional obliga a sus padres a revelar la verdad: sus visas expiraron hace anos. Toda su familia son ilegales. Eso significa que no hay beca, tal vez ni siquiera universidad y, sobre todo, una amenaza real de deportacion.
    Por primera vez, Jasmine se rebela, probando todas las cosas de adolescentes que nunca ha tenido tiempo de hacer. Mientras intenta darle sentido a su nuevo mundo, aparece Royce Blakely, el encantador hijo de un congresista, poniendolo patas arriba.
    Jasmine no tiene ni idea de donde encaja --si es que lo hace--, en el sueno americano. Todo lo que sabe es que no va a darse por vencida. Porque cuando las reglas con las que has vivido ya no valen, lo unico que puedes hacer es inventarte las tuyas propias.

  • Las intrigas de la fama 2 de Mercedes Franco

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    Carolina comienza su nueva carrera con exito, ya que ha logrado captar la atencion de todos los medios y tambien de Armando Lugo.

  • Hay amores para toda la vida (Rendicion 2) de Lina Perozo Altamar

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    Alessandro da el salto de fe que Samantha le pidio anos atras, confiando solamente en el amor plasmado en las paginas de su historia, se marcha a America con la esperanza de recuperar a la mujer que ama y tener una vida junto a ella.
    Samantha sentira como todo su mundo se pone de cabeza nuevamente, debera decidir entre quedarse con la vida organizada, calmada y predecible, que le ofrece el hombre a su lado o apostarlo todo y lanzarse a vivir junto a Alessandro, ese amor intenso que el le brindo y no ha logrado olvidar.
    Despues de casi cuatro anos volveran a estar frente a frente, luego de aquella dolorosa separacion donde las dudas y el orgullo hablaron por ellos, el destino juega sus cartas una vez mas llevandolos al mismo lugar que fue testigo de su rendicion. Sin embargo, el paraiso no sera exclusivamente suyo esta vez y deberan enfrentar situaciones que los pondran a prueba, descubriendo cuanto han madurado en ese tiempo separados.
    Rendicion: Hay amores para toda la vida, nos llevara a revivir el amor de Alessandro y Samantha, quienes esta vez estaran acompanados de nuevos personajes que entraran a escena, y cada uno sera una ficha que juegue a su favor o en contra. Historias paralelas donde cada personaje buscara el amor, el equilibrio y el complemento que se necesita para ser feliz, y al final cada uno encontrara el camino que escoja en la vida.

  • Algo mas que una dama (Familia Marston 1) de Christine Cross

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  • Redencion (En los ojos de Van Gogh 3) de Betzacosta

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    Tercera y ultima entrega de la trilogia romantica <>, en la que asistiremos a la apasionante historia de amor entre Oliver y Samantha.

  • Lejos de aqui de Eduardo Fuembuena

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    Ano 1978. JOSE MANZANO, un chaval de la UVA de Vallecas, sumiso y fantasioso, se ofrece a la salida de unos billares del centro de Madrid. Lo recoge ELOY DE LA IGLESIA, rara avis, vasco, homosexual, comunista y el cineasta mas comercial del momento. Eloy queda fascinado con Jose, se lo lleva a vivir a su apartamento y lo elige como protagonista de “Navajeros”, exponente del nuevo cine coyuntural sobre la situacion de la juventud espanola en una apenas estrenada Espana constitucional. Eloy modela a la medida de sus deseos a Jose Luis Manzano, el actor, imagen del lumpen, del quinqui y del delincuente juvenil. Para los chicos de barrio el es el Jaro, su heroe, un rebelde con causa. Manzano se convierte en un icono de esa Espana que De la Iglesia codifica, presentando sus claroscuros, en cinco peliculas, las mas valientes de su tiempo. Sin embargo, Jose resulta un chico contradictorio e infeliz, que sobrevive entre las apariencias reales y ficticias, en busca de un lugar en el que poder ser lo mejor que intuye de si mismo.

  • La cura del amor de Moruena Estringana

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    Zach esta deseando enamorarse, aunque su fama de mujeriego haga pensar lo contrario. El no tiene la culpa de que nunca, ninguna mujer haya hecho saltar en el esa chispa a la que algunos llaman amor. Es posible que no exista nadie destinado para el… O eso creia hasta que conocio a la peculiar Valentina. Valentina acaba de romper con su novio de la peor manera posible, el ha traicionado su confianza. Esta tremendamente dolida, odia haberse enamorado de ese cretino, no soportar ese dolor en el pecho… Lo que ella ignora es que Zach esta dispuesto a todo para ser la cura de su amor.

  • Cautivada por el vizconde de Emily Windsor

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    Lucy recupero la conciencia con un sollozo y trato de abrir los ojos. Los pesados parpados no se levantaron, sometidos por la palpitante cabeza. No percibio luz en la alcoba y trato de alzar las manos para frotar el dolor. Pero estas no se movieron. Una punzada le apunalo las munecas. Entonces se dio cuenta de que las tenia atadas a la espalda, no con demasiada fuerza, sino de tal manera que no podia girarlas. Esa rigida posicion habia conseguido que se le entumecieran los dedos. Se lamio los labios resecos y lucho de nuevo por abrir los ojos. El panico, que le surgio desde dentro, la ayudo a elevar los perezosos parpados. Basto una oscura y suave penumbra, filtrada por una ventana, para que Lucy pudiera discernir que se hallaba en un gran dormitorio; un fuego brillaba suavemente en una esquina. Era a mediados de mayo, pero habia vuelto a ser un amargo invierno y el frio aun persistia en primavera. Las llamas ayudaban a calentar aquel lugar de aspecto bastante decrepito, aunque no conseguian reducir la humedad de la atmosfera. Las desnudas paredes, llenas de manchas, hacian que la habitacion fuese opresiva. Unos grandes muebles oscuros se alineaban en los laterales. Parecia estar acostada en una recargada cama con dosel, que, a pesar de la impresion general de abandono y humedad, vestia unas sabanas de lino que olian frescas y lucian secas. Viendo que no habia ninguna amenaza inmediata, Lucy intento sentarse; dando a las pobres manos un poco de la libertad, que tanto necesitaban. Cerro los ojos nuevamente para evocar lo que podia recordar. Lluvia. Habia estado lloviendo. Dejo a la modista y el lacayo se apresuro, mas que ella, hacia el carruaje para que no se mojasen los paquetes. Colette de Montmarron, la duena francesa, comento algo respecto a como, en ocasiones, sus grandes creaciones se empapaban. Decidio no esperar a que el sirviente volviera con el paraguas y salio corriendo de la tienda, cuando, de repente, unos brazos la agarraron por un costado. En el momento en el que se encontraba a punto de gritar, una palma grande y carnosa le cubrio la boca y se sintio lanzada al interior de otro coche. Tan pronto como se sento en el solido asiento trato de huir por la puerta opuesta, pero una mano robusta la sujeto con fuerza por el hombro arrojandola lejos de su objetivo. Golpeo con la cabeza el panel lateral del carruaje. Sintio un gran dolor y malestar, y, por un momento, el mundo quedo en blanco antes de caer envuelta en la oscuridad. Se batio en contra de esa sensacion, y abrio la boca para chillar, mientras golpeaba el aire y rasgaba con las unas afiladas todo aquello que encontraba. Escucho un debil grunido como unica respuesta, antes de ser empujada hacia atras en el asiento, y, una vez mas, se golpeo la parte trasera de la cabeza. Le colocaron una tela aspera y maloliente sobre los labios para detenerle los alaridos, y el cuerpo de la muchacha finalmente cedio en aquel combate contra las tinieblas. No recordaba mas... Lucy no estaba completamente segura de que debia hacer entonces, considerando que nunca antes habia sido secuestrada. Los pensamientos le daban vueltas y la mente le vagaba a la deriva. Se sugirio a si misma la idea irracional de que quizas sonaba. Especialmente, porque acababa de leer una novela espeluznante de Mrs Whittaker, en la cual una deslucida heroina se veia involucrada en un secuestro pirata. Esa heroina, sin embargo, recupero la conciencia en un barco decadente rumbo a Jamaica y no en un cuarto, viejo y desnudo, que olia a moho y hollin humedo. Ademas, tampoco habia senales de un heroe de tez y pelo moreno. Incluso uno palido y rubio hubiese sido suficiente. Se imagino al vizconde de Danbury, el caballero que la estuvo cortejando el mes anterior, ya que con certeza seria un apuesto adalid. Aunque, para ser sinceros, con el cabello negro como el carbon y los ojos tan profundos como la misma oscuridad, correspondia mejor en el papel de pirata. Era facil imaginarselo con el machete en alto, la camisa abierta por el cuello, la garganta desnuda y... El relincho de un caballo sobresalto a Lucy y le hizo abrir los ojos de par en par. No era un sueno, se dio cuenta, y eso no era una novela. Las paredes de la pieza se encogieron. ?Quien la habia secuestrado y por que? ?Querrian hacerle dano? El terror se apodero de ella y la respiracion se le torno superficial. ?Querrian asesinarla? -Tranquilizate, Lucy -susurro, tratando de calmar la rapida respiracion. Pero la vision se le expandio de manera incontrolada, causandole el efecto contrario en el aliento. El pecho la oprimia. Necesitaba pensar en otra cosa para serenar la mente. <>, se ordeno a si misma. Lord Danbury... Dejo escapar un largo y lento suspiro. Lord Danbury -o Jasper, como a ella le gustaba llamarle en privado, solo para ella- probablemente se estaba preparando para asistir al baile de etiqueta de Thornwood. Indudablemente, alli hallaria a muchas jovenes guapas para acompanarlo y flirtear con el. No, ella nego abruptamente. Era injusto etiquetarlo como un casanova ya que el habia estado muy atento en los ultimos meses. La respiracion comenzo a equilibrarse y obligo a sus pensamientos a continuar fluyendo, por mas triviales que fuesen. Jasper habia sido tan amable, de hecho, que ella a veces no podia creer en la suerte que tenia. Esa percepcion le provocaba una timidez no deseada ante la presencia del vizconde. Despues de todo era simplemente la hija de un baronet, un titulo que poseia ahora su hermano. Ademas, Lucy solo se creia hermosa de forma aceptable. Ella, ciertamente, no era una gran belleza; pero si tenia unos enormes ojos azules. Sus otras caracteristicas las consideraba normales, incluso aburridas. En el estado de animo mas optimista describiria el tono de su melena como castano claro en vez de pardo, un color mas preciso. No era toda de una misma tonalidad, mas bien una mezcla de rubio y marron que se aclaraba u oscurecia en funcion de la estacion. Ni rolliza ni delgada, tenia, eso si, un pecho bastante abundante para la moda corriente; la mirada de Jasper siempre parecia detenerse alli placenteramente, causando en ella un escalofrio que le recorria hacia abajo la espina dorsal. Quizas, la tendencia del momento no afectaba las inclinaciones personales de ese hombre. Mientras se retorcia, para sentarse aun mejor en la cama, Lucy se dio cuenta de que la distraccion la estaba ayudando. La nerviosa respiracion habia disminuido y los latidos del corazon eran mas o menos normales, es decir, normales para una persona recien secuestrada. Pronto veria a Jasper de nuevo. En ese momento solo la ira la invadia. En realidad, ella no era una pusilanime como para acobardarse en una esquina ante sus captores. Debia haber una salida. A juzgar por la triste luz de la tarde, penso que deberian ser alrededor de las siete. Feliz de no tener las piernas atadas, se deslizo hacia un lado de la cama y dejo caer los pies al suelo. Se dio cuenta de que el secuestrador le habia quitado los botines, que extrano. Lucy odiaba el calzado. No importaba cuanto tiempo tardase el zapatero en confeccionarlo, siempre se sentia incomoda. Para ella, caminar con medias, o, mejor aun, con los pies descalzos, era un placer incuestionable. Los botines, los podia ver, se hallaban en el otro extremo de la camara cuidadosamente colocados debajo de un divan descolorido. -Mmm, un secuestrador al que no le gusta el calzado sobre las sabanas limpias. Entonces no es, ni un ser descuidado, ni un villano cualquiera -murmuro, levantandose de la cama. Deambular alrededor del aposento resulto ser una perdida de tiempo: tan solo le produjo algun estornudo, provocado por el polvo, y el conocimiento de que al dueno de todo aquello le gustaba leer sobre extranas razas de cerdo. Descubrio un espejo mugriento, aunque, con las manos sujetas, no podia hacer nada con los cabellos; que, en ese momento, soltados de las horquillas, le caian en cascada por la espalda en un torrente de bucles bastante lacios. Una mancha oscura le cubria la frente y el vestido de paseo, color limon, se encontraba arrugado y sucio. -Realmente no deberias preocuparte por tu apariencia -le reprendio su reflejo-. El peinado es ahora el menor de tus problemas. De repente, unas voces masculinas sonaron desde fuera, cada vez mas cerca. Si esa alcoba era el destino previsto de quienesquiera que fuesen, posiblemente podria enterarse de lo que estaba sucediendo si ellos la creian dormida; por lo que corrio hacia la cama y se lanzo sobre ella. El colchon se hundio bajo la apresurada llegada y levanto una nube de polvo. El pelo le cubrio el rostro y lo unico que pudo hacer fue escupir aquellos que se le introdujeron en la boca, mantener inmoviles los miembros y esperar. La llave giro y la puerta se abrio con un crujido. Lucy sintio como si los latidos acelerados de su corazon hiciesen eco en toda la habitacion. Se materializaron la luz tras sus parpados, asi como unos pasos viniendo hacia ella. Trato de mantener la respiracion profunda y lenta, aunque el mundo se le evaporaba sabiendo que unos extranos la observaban desde arriba. Una mano le aparto suavemente el cabello hacia atras. Casi se estremecio. Habria esperado un fuerte pellizco, o una bofetada para despertarla, pero los dedos eran afectuosos mientras le acariciaban parte de la cara, retirandole mas mechones de las mejillas ardientes. La mano siguio el flujo de los cabellos, cuello abajo, hacia el hombro, y los dedos se deslizaron perezosamente sobre los tirabuzones, suaves y enredados, antes de posarse en el pecho. Lucy, desesperadamente, mantuvo el aliento. No es que ya no tuviese miedo. Sencillamente sintio una expectacion, casi placentera, sobre a donde irian a parar aquellos delicados dedos merodeadores. Escucho la fuerte exhalacion de otro individuo y percibio la retirada brusca de las manos. -?Era necesario golpearla? -pregunto una voz profunda y fuerte-. Esta sonrojada y respira con rapidez. -!Uf! Era igual que un gato en el infierno, casi me arana los ojos. Y no es que yo la golpeara exactamente, solo le di un empujon y quedo sin conciencia. Dejala hasta manana, estara bien - contesto el otro varon, mostrando bastante indiferencia hacia Lucy. -!Por el amor de Dios! ?Y que pasaria si ella enfermase mientras esta inconsciente? !Maldita sea, aqui tampoco hay agua! -?Para que? -respondio-. Las manos de la nina estan atadas. Siguio un comentario muy grosero, algo que ella habia escuchado en palabras de su hermano cuando estaba de mal humor... o con unas copas de mas. Suavemente se sintio girada hacia un lado y se esforzo por mantener el cuerpo flacido. Pero no pudo detener un leve quejido de dolor, que se le escapo, mientras le liberaba las manos rigidas. Otra maldicion salio de la boca del hombre mientras la colocaba en una posicion mas comoda. Debia estar preparada para patearlo y huir. Aunque entonces tendria que lidiar tambien con el otro majadero, que habia demostrado menor interes por su bienestar. Lucy tampoco podria contener demasiado tiempo esa apariencia agradable, ni la falsa inconsciencia, mientras ese personaje la atendia. Este le frotaba las manos heladas. Persistia en la zona dolorida, alli donde la cuerda le habia rodeado las munecas. Despues le asento dulcemente las manos sobre la cama. -Bill, ve a por un poco de agua -ordeno la voz profunda. El patan llamado Bill gruno, y luego escucho unos pasos que se alejaban. Era la oportunidad de escapar. Repentinamente sintio como el otro hombre se inclinaba y le posaba una calida y callosa mano en el cuello. !Oh, Dios! El solo pretendia ser amable y, ahora que el despreocupado Bill se habia ido, la iba a estrangular. Pero no. La mano se movio buscandole el pulso en la garganta, presionando suavemente con los dedos. El corazon se le acelero y los ojos le parpadearon imperceptiblemente. Seguramente el ya debia saber que ella estaba despierta, sin embargo, los dedos siguieron vagando. Se movieron hacia arriba, pasando por la oreja, la mejilla y deteniendose al final sobre la frente, donde el hombre oprimio la palma buscando cualquier signo de fiebre. Finalmente, ella lo sintio escorarse aun mas cerca; la camisa de lino crujio y otra vez aquella sensacion horrible, aunque innegablemente placentera, la envolvio. Podia oir la ruda respiracion, y notar el calido aliento y el perfume de sandalo impregnandole los sentidos. La familiaridad se apodero de Lucy. Ese perfume. Ella conocia ese perfume. Incluso la voz le parecia ahora familiar. Sintio que la persona se le acercaba mas y el cuerpo se le tenso involuntariamente. <>, se repitio para si misma.

  • Una historia de chicos guapos y un monton de zapatos de Cristina Prada

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    Lauren llega al aeropuerto JFK con las ideas muy claras. Sabe lo que quiere, pero tambien esta completamente convencida de que hay dos obstaculos demasiado guapos que le estan impidiendo dar el salto hacia la vida que quiere tener. Uno es Bentley, el editor de la revista Spaces, dentro del imperio del Riley Group. El otro es James, su novio de la facultad y su mejor amigo.

  • La Historia de Nahla (Hermanas Sfeir) de Bella Hayes

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    Nahla Sfeir es una chica arabe, quien a los doce anos es comprometida por su padre para casarse con un importante jeque cuarenta anos mayor que ella; mientras su prometido espera que cumpla la edad reglamentaria para casarse, es separada de su familia y enviada a un exclusivo internado para senoritas en Europa; una semana antes de su matrimonio conoce a Jake Steel, un joven de veintitres anos del cual se enamora; decide pasar una noche con el, con la esperanza de que se convierta en un para siempre y huir de una boda no deseada; descubierta por su padre, es obligada a abandonar su hogar; a los diecisiete anos sola y embarazada debe aprender a sobrevivir.
    Jake es sorprendido con la noticia de que es padre; sin saberlo, tiene una familia y ahora que la ha descubierto esta decidido a conservarla; hasta que el pasado de Nahla vuelve para reclamarla y llevarla a ella y a su hija de regreso a Arabia Saudi.

  • La luz azul de Yokohama de Nicolas Obregon

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    Recien destinado a la Unidad de Homicidios de la Policia Metropolitana de Tokio, el inspector Kosuke Iwata se hace cargo de un caso tan perturbador como complejo: una familia de cuatro miembros ha sido asesinada despiadadamente en su propia casa el dia de San Valentin. Y lo mas desconcertante es que el autor del brutal homicidio ha dejado unas cuantas pistas para los investigadores. Iwata, que cuenta con la ayuda de la joven policia Noriko Sakai, no deja de preguntarse por los extranos elementos ceremoniales de esa terrible tragedia, que apuntan a un sacrificio ritual, y que fue lo que llevo al afamado Hideo Akashi, el anterior investigador, a suicidarse saltando desde el emblematico Puente del Arcoiris al poco de empezar las pesquisas.

  • La guerra de la polvora ( Temerario 3 ), Naomi Novik de Naomi Novik

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  • Motivos personales de Javier Maura

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    Estamos en diciembre de 1972 y la muerte de Franco es percibida por todos como cercana. El Servicio de Inteligencia Militar detecta una conspiracion para eliminar a su recien nombrado sucesor, Juan Carlos de Borbon.
    Un escritor pasado de moda pretende publicar su ultima novela en la editorial del Regimen. Su proximidad a conocidos ultraderechistas y su relevancia social le convierten en candidato ideal para infiltrarse en la conspiracion.
    Mientras tanto, ETA prepara el secuestro de Carrero Blanco y el FRAP debuta como grupo terrorista.
    En un ambiente de secretismo politico y convulsion social, los participantes en esta partida intentan alcanzar sus ambiciones, unos tratando de conservar sus privilegios y otros de cambiar la Historia.

  • Una muerte merecida de Peter Swanson

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    Matar es facil, cualquiera puede hacerlo. Pasa constantemente, en un arrebato de furia la mujer mata al marido o viceversa.
    Pero matar sin que te pillen, eso es lo realmente dificil. Por suerte, Lily cree haber encontrado la solucion.
    Sin cuerpo no hay asesinato. Sin cuerpo, un muerto se convierte en un desaparecido.
    No es que Lily encuentre placer en ello, aunque tampoco siente remordimientos; hay personas en el mundo que merecen morir y hay asesinos que merecen salirse con la suya. Asi de simple, piensa en la gente que muere en un huracan, solo que el huracan que encontraran Ted, el marido, Miranda, la mujer, y Brad, el amante, se llama Lily.
    ?Crees que puedes entender a un asesino? Cuidado, Lily puede acabar convenciendote.

  • Un deseo con nombre de mujer de Melchor Riol Horta

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  • Amor a primera vista, llama al oculista de P. Z. Reizin

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    Cuando Tom y Jen, dos corazones solitarios, se conocen gracias a un misterioso correo electronico, no saben que su Cupido particular es un robot.
    Jen se pasa el dia hablando con Aiden, una inteligencia artificial a quien esta ayudando a actuar de forma mas humana.
    Tom es un divorciado de Londres que persigue su sueno de ser escritor tras vender su agencia de publicidad. Ama su nueva vida, pero sigue buscando a la mujer de sus suenos.
    ?Puede un robot descubrir la inteligencia emocional y ayudar a Jen a encontrar el amor verdadero?

  • Solo una noche (Por Siempre) de Moruena Estringana

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    Violeta era una nina muy carinosa y despierta. No habia dia que no deseara que sus padres regresaran del trabajo para verlos, pero siempre tenian algo mejor que hacer. Un beso, una caricia y se metian en sus despachos. Violeta se canso de mendigar amor. Se metio en muchos lios para llamar su atencion sin conseguir nada. Ni siquiera un fuerte castigo donde dejaran claro que le importaba. Por sus trabajos no paraban de cambiarse de ciudad. A Violeta le costaba hacer amigos y con los novios era demasiado permisiva porque buscaba algo que no encontraba en casa. Les daba todo sin pedir nada y eso la convertia siempre en la facilona de la clase. Un mote que odiaba. En la universidad las cosas mejoraron. Decidio estudiar Psicologia porque era buena analizando a la gente, aunque penosa haciendolo con ella. Su forma de ser la acercaba a tios que solo querian rollos pasajeros y la alejaba de las mujeres porque la veian competencia. Entonces en un master encontro a alguien tan rota como ella, tan perdida como ella... Encontro a Delia. Su amistad era nueva para ella, algo real a lo que aferrarse, y por eso, cuando Delia se marcho de su vida, supo que entre seguir a unos padres que la ignoraban o a una amiga que la entendia, se quedaba con esa fuerte amistad que esperaba que nada rompiera porque Violeta estaba cansada de mendigar amor desde que nacio. Capitulo 1 Violeta --!Que romantico! Delia ha venido a mi casa, la que antes fue la suya, para contarme la pedida de mano que le hizo ayer Chris en el baile de primavera del orfanato. Delia y Chris se quieren desde hace media vida, pero no ha sido hasta hace dos anos que decidieron empezar su historia de amor. Chris es musico y cantante, y por eso Delia pasa mucho tiempo sola mientras el trabaja. Son perfectos el uno para el otro y yo los quiero a los dos. --Ha sido maravilloso. --Mira su precioso anillo. --Me alegro mucho por ti. ?Se lo has contado a Ryan? --Esperaba que estuviera aqui, pero ya veo que pasa fuera otra noche. --Esta conociendo a otra nueva chica... Se cansara de ella pronto, como siempre. --Pues como tu, que no consigues centrarte en uno solo. --?Para que centrarme en un solo tio cuando existe Tinder? --Sonrie--. Por regla general los tios saben darse placer, pero no darnos placer a nosotras, y tras mucho buscar, he llegado a esta aplicacion. Si me acuesto con uno egoista pienso: ?Lo tengo que educar para que sea mejor o pruebo con otro? Al final siempre pruebo con otro. Me cansa ser profesora en la cama. --?Y has encontrado alguno bueno? --No, pero oye, estoy haciendo un estudio sobre el dano que hace el porno en nuestros encuentros de cama. Al menos el porno para hombres. Es mas para pasar el rato. --Me creo lo de tu estudio. ?Y que tal en el trabajo? --Bien, me pagan por ayudar a los trabajadores si tienen un mal dia. Me han contratado en una empresa para estar ahi por si alguno de sus trabajadores llega con ansiedad o con depresion para levantarles el animo y ayudarles. Por consiguiente, me conozco todos los chismes de la empresa porque no vienen a contarme que estan mal, sino que vienen siempre a quejarse de alguien y asi evitar lanzar su furia sobre esa persona en publico. Me llamo a mi misma el saco de boxeo, pero, por suerte, nadie me golpea fisicamente. Nadie quiere que le diga que pienso o mi opinion para solucionar el problema. --Me alegro. ?Quieres salir a tomar algo? --?Tienes la noche libre? --Chris se ha marchado para ir a un concierto, pero por suerte en una semana regresara. --Me alegra mucho que se haya relajado y ahora no tenga que pasar tanto tiempo fuera. --La verdad es que si. --?Y que tal es vivir en tu nueva casa? --Esta genial, salvo cuando estoy sola y no has respondido a mi pregunta. --Me niego a creer que tus hermanos te dejen sola mucho tiempo. Les encanta pasar tiempo contigo en tu casa. --Si. ?Se puede saber por que no respondes? --Tengo una cita de Tinder... y mejor que vaya sola. --Ah..., vale. Es normal. --Si quieres la cancelo. --No. Vete. ?Lo vas a traer aqui? --No, eso nunca. Mi dormitorio es sagrado y paso de ensuciarlo con un idiota que tal vez ni sepa follar. --Vale, pues me quedo aqui. Te gorroneo la nevera y me pongo una peli.--Genial --Le doy un beso a mi pelirroja preferida--, pero ahora ayudame con la ropa. Quiero estar impresionante. --Eres impresionante. --Lo se. Me ayuda con la ropa y una vez lista me marcho a donde he quedado con mi cita, en un pub no muy lejos de mi piso. Al llegar hay cola. Me molesta mucho hacer colas. Las considero una perdida de tiempo. La gente no te devuelve el tiempo perdido. En vez de pagar a los del pub por entrar, me deberian pagar ellos a mi por regalarles mi tiempo en esta cola. Un tiempo que no recuperare nunca... Siento que me estoy rayando por los nervios. Siempre me pasa cuando quedo con un tio. Digo que no espero nada, pero en realidad lo quiero todo. Algo que no ha llegado a mis veintisiete anos. Llego a la puerta y busco el carnet, cosa que deberia tener ya preparada. Lo saco y se lo tiendo al de la puerta. Me deja pasar tras pagar la entrada que corresponde a una consumicion gratis. Entro y busco a mi cita. No tardo en verlo en la barra. Esta muy bueno, como ya sabia, pero los filtros le han ayudado a estar mejor. Siempre me pasa. Me hago una idea al ver su foto y luego en persona cambia. En mi foto salgo en pijama y tomando una copa de vino. Sin maquillar ni nada. Me hice muchas... bueno..., Ryan me ayudo a hacerme muchas y, al final, cansada de que ninguna me gustara, me puse el pijama y me tome una copa de vino. Me hizo esa foto y me encanto porque estaba relajada y porque pense que con poco mejoraba en las citas. Al verme agranda los ojos. Le gusta lo que ve y no quiere ni darme conversacion. Vale que se que estas citas es para encontrar sexo gratis, pero siempre espero una charla, una conquista... Unos besos dulces... Al final nos vamos hacia su coche. Lo aparca en un callejon y sin mas me besa con rudeza; que en menos de tres minutos lo tenga dentro de mi, ya ni me sorprende, y que acabe en menos, tampoco. Me besa al acabar y dice: --Ha sido maravilloso. --Para ti, si, pero para mi ha sido una mierda. Pero oye, gracias por recordarme una vez mas que busco un puto unicornio en un mundo sin magia. Salgo del vehiculo y me marcho sintiendome sucia. No deberia. Yo he buscado esto y tristemente sabia lo que pasaria: se acabaria la magia, la emocion de ver como era mi cita y tendria que lidiar con un polvo rapido, y horrible. Perdi la virginidad con quince anos. Llevo doce anos lidiando con encuentros sexuales que siempre me dejan vacia y sucia. Llego a casa. Delia esta viendo una pelicula y al verme agranda los ojos. --?Ya? --Y porque he tardado en llegar a casa. El capullo solo necesito seis minutos... o menos. --Lo siento. --No pasa nada. Es lo mismo de siempre, pero con otro nombre y otra cara.Me marcho y me doy una ducha de esas que parece que deseas quitarte la piel. Cuando ya no me queda ni rastro del perfume barato de mi cita, me marcho a buscar a Delia. Me siento a su lado y esta me abraza. Ella siempre sabe lo que necesito. Es mas que una amiga. Es la hermana que nunca he tenido. Cuando Ryan llega, se sienta a nuestro lado y nos quedamos los tres en silencio viendo la tele. Son mi familia, porque la de verdad, desde que me fui de casa, ya ni se molestan en fingir que se preocupan por mi. Solo preguntan si necesito mas dinero en la cuenta. Capitulo 2 Violeta Entro en mi nuevo gimnasio. Lo han abierto hace poco. Tiene muy buena pinta, y habia una oferta de inauguracion. En verdad, no me encanta el deporte, pero me gusta ir al gimnasio para disfrutar de las vistas y a veces hasta se liga. Ya me he repuesto de mi cita del otro dia. Es mejor pasar pagina, pensar que un dia encontrare a alguien que me mire a mi y no me vea solo como un juguete sexual. Claro que tal vez para eso deberia dejar de mirar Tinder y ligar de la manera tradicional... si es que ahora en estos tiempos existe una. De mi trabajo todos los tios son mayores de cuarenta y alguno hay sexi... pero casado. Y no, los comprometidos estan vetados. Ni mirarlos. De mis amigos, Ryan y yo nos acostamos borrachos y ni me acuerdo si fue bien o no. El tampoco se acuerda, y lo preferimos asi. Somos buenos amigos. Y sus amigos... son companeros de trabajo y estan todos comprometidos. Asi que tampoco puedo usar esa via de ligoteo. Es por ello que sera mejor que deje para mas tarde decidir que hacer con mi vida y me centre en admirar las vistas. Salgo del vestuario con unas mallas rosas fosforito y una camiseta de tirantes amarilla tambien fosforita. Me gusta que se me vea bien, pero ademas me encanta el color. Llenar mi vida de alegria. Voy a la zona de pesas bailando con la musica que hay puesta. El sitio esta muy chulo y limpio; lo que le gustaria a Delia. Me fijo en varios culturistas. Hay uno de espaldas con un culo impresionante que hace que me detenga, hasta que me doy cuenta de que estoy admirando su culo con demasiado descaro y me pongo a hacer ejercicio. Se levanta y su espalda es amplia y maravillosa. Hay muchos igual de guapos, pero este chico moreno me atrae como ningun otro. Estoy deseando que se de la vuelta, para confirmar si es o no un chico gamba, de esos que tienen una cara dificil de mirar. Se gira y de la impresion se me cae la pesa en el pie. Grito de dolor. --?Violeta? --dice Arnol acercandose. Arnol era el guardaespaldas de Chris hace unos anos, y por eso lo conozco. Claro que es tan profesional que por mucho que pase infinidad de veces por su lado, nunca me hizo caso. Desde hace tiempo dejo su trabajo y va por libre. Se acerca y trato de mover el pie, pero me duele. --Me he roto el pie. Me voy a quedar coja... --Coja no se, pero con esa ropa a mas de uno lo dejas ciego --me indica para animarme. Luego me alza entre sus brazos con una facilidad que me sorprende. No tengo un cuerpo esqueletico. Poseo unas preciosas curvas gracias a que paso de controlar lo que como. No me voy a quejar. Miro a Arnol de cerca. Lleva el pelo moreno revuelto. Sus ojos marrones son mas increibles de cerca, ya que me fijo en las motas doradas que hay en ellos. Son mas claros de lo que esperaba. Y su cara... su cara es perfecta. Este hombre ha sido muchas veces el dueno de mis fantasias sexuales. Hace casi tres anos que no lo veo y esta mucho mas guapo de lo que recordaba y mucho mas bueno. Entramos en una pequena sala de enfermeria. Me deja en una camilla y me quita la zapatilla para ver si tengo algo roto. Pienso que se mueve como Pedro por su casa, pero ahora mismo estoy tan sorprendida, que no trato de buscarle una explicacion a su forma de actuar. Lo acabare descubriendo. --?Sabes de medicina? --pregunto al ver como me toca. Se nota que sabe lo que hace. --Hice un curso de enfermeria hace anos. --Ahh... si... olvidaba que eres un viejo. --Alza una ceja sorprendido al escucharme. Por lo que recuerdo, actualmente tiene treinta y tres anos. --Si tu lo dices. --Me mira con una medio sonrisa--. No tienes nada roto, pero te va a salir un moraton. Por suerte tus pesas eran de un kilo cada una.--Soy una chica lista. --Me mira sin decir nada mientras busca una venda--. No sabia que habias vuelto. --Si, he venido hace poco para trabajar con mi amigo en el gimnasio. --?Ya no quieres proteger a nadie? Me empieza a vendar el pie sin mirarme. --Me he cansado de dar mi vida por otros. --Pero Chris es tu amigo. --Si, pero necesito una vida donde no implique que me puedan meter un tiro. --La verdad es que seria una lastima... --me observa--, porque es triste que la gente muera. Alza la ceja. --Entonces, ?te gusta el deporte? Hace anos no tenias mucho fondo fisico. --En verdad, no me gusta mucho, pero me encantan las vistas. --Sonrie por mi espontaneidad--. Las tuyas incluidas. --Mirar es gratis. Esto ya esta. Trata de caminar. Me bajo y ando. Me duele un poco, pero es soportable. --Si llego a ir descalza, hubiera sido peor. --Si, la proxima vez mira sin ponerte en peligro. --Por regla general lo tengo controlado, pero no esperaba encontrarte. --Es la primera vez que alguien se rompe el pie por mi --dice con tono jocoso--. Es mejor que descanse por hoy. --No, mejor me siento en la cafeteria a disfrutar de las vistas. --Ten cuidado. No ciegues a nadie con tu ropa. --Hay que poner color a la vida --le indico y salimos de la enfermeria --. Me ha gustado encontrarte. Tu culo sigue siendo el mejor que he visto en mucho tiempo. Se rie. --No has cambiado --me dice antes de irse, y no se si esto es algo bueno o no. A la gran mayoria de la gente mi sinceridad la encuentra agresiva. Mejor no pensar asi. Me marcho a la cafeteria con una sonrisa en la cara, una que hace mucho no lucia.

  • Dejame amarte (Dejame amarte 3) de Norah Carter, Monika Hoff

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    Por fin estaba en Dubai, me centre en disfrutar al maximo de esa experiencia, en aquel pais, junto con uno de los hombres mas ricos del mundo. Despues de lo que habia pasado con Brian, me apetecia vivir cada oportunidad que me pusiese la vida por delante. Me sentia extrana en ese coche de lujo sentada en el sillon de atras, el iba sentado junto a mi, delante iba el chofer y uno de seguridad, por supuesto ibamos escoltados por dos coches delante y dos detras, el dispositivo de seguridad que llevaba era impresionante. En el camino pude observar la cantidad de rascacielos y lujo que derrochaba esa gran ciudad. Llegamos a un muelle privado donde aparcaron los coches y me guiaron hasta un yate impresionante donde invitaron a montarme para continuar nuestro trayecto al que rapidamente descubri que era una isla privada a pocos kilometros de la costa. En el yate nos sirvieron un champagne que solo la botella anunciaba que posiblemente seria mas cara que lo que costaba mi casa, el sabor era indescriptible, no recordaba haber tomado en mi vida uno con un sabor tan fino y delicado. Cuando nos situamos frente a la isla y pude ver todo ese complejo privado que tenia, por poco me da un desmayo, sin duda era para quedarse ahi a vivir toda una vida, el color del mar era uno de los mas atractivos que habia conocido. Entramos a la villa de lujo con una superficie habitable de mas de 1.500 metros por planta, pude comprobar que tenia ocho dormitorios con sus cuartos de banos, una terraza en cada nivel, ascensor, un salon, cocina impresionante y una piscina frente al mar que sin duda era la mas bonita que habia visto en mi vida. Mi cara era de tonta total, el sonreia al mirarme, unos jardines de lujo hacian que todo aquello fuese todavia mas lujoso y extravagante, a los alrededores veinte villas pequenitas que servian de alojamiento para las personas que invitase. Solte las maletas en aquella habitacion que podia medir unos 100 metros cuadrados tranquilamente y coloque todo lo que llevaba. Me puse un banador muy elegante y por encima me tire un vestido tipo arabe de mangas por el codo y por encima de las rodillas, muy elegante pero playero a la vez. Baje hacia abajo y ahi estaba el, en la terraza, con su banador y tomando una copa mientras me esperaba, pude comprobar que tenia un cuerpo impresionante, se notaba que lo trabajaba mucho, el moreno lo hacia mas atractivo y seductor aun. -- Estas preciosa, no sabes cuanto me alegro de que hayas aceptado mi invitacion --dijo mientras me entregaba una copa de vino. -- Me ha venido muy bien hacer este lapsus en mi vida, gracias por pensar en mi para este viaje. -- Manana por la manana iremos al centro comercial mas importante de la ciudad para que escojas el vestido que quieras, no te habia dicho que pasado manana hare una fiesta exclusiva en esta isla y vendran invitados muy especiales y exclusivos, se alojaran aqui durante unos dias. -- !Que verguenza! No se si estare al nivel. ?Como me has hecho esto? --esboce una sonrisa. -- Por supuesto que estaras y estas al nivel, no invito a permanecer unos dias de mi vida a cualquiera, manana compraremos el vestido, podras escoger el que mas te apetezca y que mejor creas que te sienta, quiero que estes deslumbrante --hizo un guino de ojo. -- Esta bien, te agradezco mucho que hayas pensado en mi para disfrutar de esta fiesta y estancia, que no esta al alcance de cualquiera. -- Vuelvo a repetirte que no eres cualquiera --agarro mi mano y la acaricio suavemente. -- Me halaga que asi sea, la verdad que estar en un lugar asi, es algo para recordar toda la vida, y tener la posibilidad de disfrutarlo te da una sensacion que sabes que sera unica. -- Pues te puedes quedar aqui y fijar tu residencia, eso si, tendras que aguantarme aqui contigo --guino de nuevo su ojo. -- ?Me estas haciendo una proposicion? -- Pues claro, tienes tiempo para pensarlo --sonrio mientras levantaba su copa. -- Entonces, si acepto, tendre que ver como pones a cada una de tus mujeres en uno de los bungalos exteriores, ?verdad? --fui directa a la yugular. -- Si tu te quedases, serias mi unica mujer, renunciaria al resto de ellas --dijo mientras daba un sorbo a su copa. -- Me lo estas poniendo muy facil, algun truco tiene que haber. -- Ninguno, Paola, te ofrezco todo lo que tengo para ti sola, desde el momento en que te vi sabia que serias lo unico que desearia y no podria comprar en la vida. -- Al final me lo voy a creer --dije mientras me metia en la piscina ya que el calor de ese lugar era asfixiante. -- Me encantaria verte con un traje rojo para esta noche, debe quedarte espectacular ese color. -- Me gusta, lo veo lo bastante elegante para una ocasion como esta. -- Pues buscaremos el traje rojo mas bonito de todo Dubai. -- Menos mal que vas a pagar tu, porque solo el nombre de esta ciudad indica que el mejor traje no debe de bajar de cinco ceros. -- Ese no es el problema, quiero que con lo que compremos te sientas a gusto y resplandeciente. -- Yo la verdad que con cualquier trapito estoy mona --dije bromeando. -- De eso soy testigo --dijo riendo. Salir de la piscina y me fui directa para el mar, tenia ante mi la mejor playa privada que jamas hubiese imaginado poder pisar, me meti en el agua y me zambulli, al salir ya lo tenia frente a mi con una sonrisa en los labios y rodeandome con sus brazos. Nos quedamos mirandonos unos segundos hasta que nuestros labios se encontraron y comenzaron a juntarse de la manera mas dulce que jamas pude imaginar de ese hombre. Al separarnos me regalo una sonrisa que advertia lo feliz que le habia hecho ese momento, la verdad que a mi tampoco me habia disgustado, es mas, me habia dejado con muy buen sabor de boca. Salimos hacia fuera y nos tumbamos en una de esas tumbonas balinesas que habian repartido alrededor de toda la orilla de la playa, rapidamente teniamos un chico del servicio preguntandonos que queriamos tomar, mando a pedir una botella de vino, ya veia como habia dos chicos preparando una parrillada de marisco en una de las barbacoas que habia alrededor del jardin. -- Es una de las veces que mas bonito veo el mar, debe ser por la belleza que tu has traido a este lugar. -- Que exagerado eres --puse ojos en blanco. -- Sabes que es cierto lo que digo, ?te apetece que nos traigan la cena aqui o nos vamos al jardin? -- A mi me da igual, pero aqui se esta de escandalo, no me importaria seguir disfrutando de este momento. -- Sus deseos son ordenes para mi --hizo un gesto a uno de los del servicio para que nos preparase una mesa en aquel lugar. -- Debe ser alucinante vivir en un mundo donde todo lo que quieras lo tienes al instante. -- Vente a instalarse aqui y compruebalo por ti misma --puso cara de interesante mientras acariciaba mi rodilla. -- Al final me lo voy a tener que pensar --dije mirandole fijamente a los ojos aunque ni se me pasaba por la cabeza plantearmelo. -- Tienes toda la semana para hacerlo, esperare la respuesta impaciente. -- En una semana no puedo decidir toda una vida --recorde lo bien que habia dejado mi estado en la Toscana gracias al anillo que me habia regalado Brian de un regalo que le hizo mi jeque. -- Dejame amarte y veras lo facil que es pensar todo. Me entro una suave risa . -- Tengo una semana para hacerlo. -- Eso lo se, desde el momento que aceptaste venir por esos dias conmigo. -- Bueno de todas formas yo no tengo que trabajar y me puedo quedar unos dias mas, lo digo por si me dejas disfrutar de esto el tiempo que necesite, luego cuando me aburra... !aqui te quedas! --solte bromeando. -- Bueno, tambien me puede valer por si necesito algunos dias mas para conquistar tu corazon. Se me caia la baba con las cosas que me decia ya que cualquier mujer desearia que un hombre de esas caracteristicas estuviese babeando por ella, cada palabra que me decia era con un carino y un derroche de amor impresionante, me puse a pensar que la vida se habia encaprichado en ponerme una serie de hombres ricos en mi camino, pero ese era muy gracioso ya que todas mis bromas las entendia perfectamente y me las seguia sin darle importancia a lo que le estaba diciendo. Me daban ganas de contarle al jeque lo del anillo y que lo habia vendido, seguramente el se lo iba a tomar bien, incluso se alegraria de que hubiese caido en mis manos, lo que no estaba segura era de que le gustara enterarse de la relacion que habia tenido con Brian, asi que por ahora no se lo contaria, pero conociendome... poco me faltaba para contarselo. Nos pusieron una mesa entre las dos tumbonas y justo a la altura para estar comodos, un precioso mantel blanco sobre ella, con una mariscada, todo estaba cuidado hasta el minimo detalle, la cuberteria era la mas fina que habia visto en mi vida. Ya estaba viendo como el jeque iba a coger los cubiertos para comer la langosta que ya estaba abierta y preparada, lo mire muerta de risa y le dije que conmigo se dejase de tanto protocolo, que yo me la iba a zampar con los dedos, le hizo mucha gracia y me dijo que adelante. -- Cuentame sobre tu vida --le pedi mientras me limpiaba las manos con la tipica toallita de limon. -- ?Que quieres saber? -- No se, como es esto de ser jeque. No creo que sea tan facil como parece. -- La verdad es que no --fruncio el ceno. -- Pues eso --bebi de mi copa de vino--, cuentame un poco. -- A veces la gente piensa que por tener dinero todo es sencillo y no es asi --se apoyo en el respaldo de la silla y me miro fijamente a los ojos--. Tenemos problemas, como todos, pero claro que el dinero ayuda. -- Eso seguro --esa parte la entendia--. ?Que es lo mas dificil? -- Los amigos. -- ?Tener amigos es dificil? -- Tener amigos no, pero ese es el problema --bebio un poco de su copa y la puso de nuevo sobre la mesa--. Cuando estas en una situacion tan privilegiada como la mia, no tienes mas remedio que ser siempre desconfiado. La gente siempre se ha acercado a mi por mi posicion social, si podemos decirlo asi, o por mi dinero. Me quede mirandolo mientras llegaba a entenderlo. -- ?Y como los diferencias? -- No lo haces, a veces te guias por tu instinto, otras veces por no tienes mas que desilusionarte --se encogio de hombros. -- Y te hace ser mas desconfiado, supongo. -- Si, claro. Pero confio mucho en mi sexto sentido. Esto no es nuevo para mi asi que ya tengo experiencia. -- ?Y que te dice tu sexto sentido conmigo? --quise pegarme nada mas decir la pregunta en voz alta, no podia mantener la boca cerrada nunca. Esbozo una sonrisa sesgada y me miro con la diversion brillando en sus ojos. -- No creo que te guste saberlo. -- Y tanto que me gusta. Bueno, tal vez no me gusta --reconoci--, pero soy una alcahueta de primera, asi que lo quiero saber. -- No te adelantes a los acontecimientos, Paola, deja que la vida decida. Lo mire durante largo rato, esa frase me era demasiado conocida. -- No puedes pedirme que no lo haga. Soy una alcahueta de primera --al final acabe riendo y el conmigo pero era cierto, era demasiado curiosa para mi propio bien. -- Quizas un poco mas adelante te lo cuente --me guino un ojo--. Ahora disfrutemos del tiempo que estaremos juntos y ya veremos que nos trae el futuro. -- Ya veremos si aciertas o no --lo mire a los ojos mientras volvia a beber. -- Brindo por eso --levanto la copa y yo hice lo mismo. La comida fue bastante divertida. La verdad era que no tenia nada que ver con la impresion de seriedad que daba. Era un hombre bastante divertido, al menos conmigo era asi, y, sobre todo, atento. Me sentia bien con el y eso me daba un poco de miedo. Pero estaba dispuesta a vivir el dia a dia y no pensar en nada mas. Estuvimos de nuevo disfrutando del sol durante un par de horas mas y luego volvimos a darnos una ducha. Estuve mas tiempo de la cuenta en la banera, pero me habia preparado un perfecto bano con sales aromaticas y relajantes y queria disfrutarlo al maximo. Habiamos quedado en que tendria la tarde libre para descansar o hacer lo que quisiera ya que el tenia asuntos de negocios que arreglar y asi yo podria descansar un rato, y que nos veriamos a la hora de la cena. -- Quiero verte espectacular --me dijo antes de despedirse de mi en la puerta de la habitacion y marcharse. Me decidi por una falda cenida negra y de talle alto que llevaba, la habia comprado especialmente para ese viaje, y una blusa de seda blanca. Se transparentaba demasiado asi que use ropa interior blanca tambien. No sabia si le gustaria que se viera mas de la cuenta teniendo en cuenta el personal de servicio. Me mire en el espejo y no vi nada del otro mundo o que pudiera ofenderle asi que me encogi de hombros y segui arreglandome. Media hora mas tarde entre al salon. Estaba sirviendose una copa y yo me quede en la puerta contemplandolo. -- Me alegra que ya estes aqui --dijo sin tan siquiera darse la vuelta. -- Espero no llegar tarde. -- Tampoco tendrias que disculparte, esperaria el tiempo que fuese necesario. Me gusto ese comentario y sonrei.

  • Sexo. cuando y por que de Jesus Maria Silva

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    <> (Sagrada Congregacion para la Educacion Catolica, <>, 106). Efectivamente, es urgente abordar un tema sobre el que durante muchos anos ha caido un pesado silencio: la afectividad y la sexualidad de nuestros adolescentes y jovenes, que muchas veces ahora esta en manos de quienes no tienen un verdadero interes en su felicidad ni en su salud. Desde la revolucion sexual, se han potenciado unas voces y se han acallado otras. Es hora de romper ese silencio, y es algo que algunos llevamos ya bastante tiempo haciendo, convencidos de que es necesario proponer otro modo de ver la sexualidad mas humano, mas pleno, mas adecuado. Aunque eso haga que a algunos les escueza, porque preferirian una Iglesia callada y encerrada en si misma. Sin embargo, el Santo Padre ya nos recordo que no debe ser ese nuestro estilo: <> (EG 49). Este libro tiene la virtud de romper ese silencio y de aportar una mirada humana y cristiana sobre la sexualidad, apropiada a lo que esta es, y enfocada a la mayor felicidad y plenitud de la persona humana. No es un libro lleno de moralismos, ni tampoco carente de rigor: en el puedes encontrar razones convincentes a favor de una sexualidad vivida <>. Su lenguaje es facil y desenfadado, y no evita ningun tema, por escabroso que sea. Y, al mismo tiempo que propone una comprension de nuestra debilidad desde la infinita Misericordia de Dios, propone con la misma fuerza la verdad de todo lo que estamos llamados a vivir, sin recortarlo ni <>. Por ello, creo sinceramente que puede aportar mucha luz tanto a los adolescentes y jovenes, como a los matrimonios, a los padres y a los formadores que no quieren conformarse con la propuesta reductiva de la sexualidad que se nos ofrece hoy desde el pensamiento unico. Existe un modo alternativo de vivir, y esa es la mayor luz que los cristianos podemos ofrecer al mundo de hoy, un modo de vivir orientado por la Palabra de Cristo y por el sentido comun. Te invito a que leas este libro con el corazon y la mente abiertos, porque te aseguro que tiene mucho que ofrecerte para tener una vision mas completa sobre el misterio del amor y de la sexualidad. Eso si, como dice el mismo autor, es un libro que invita a nadar a contracorriente. Vas a encontrar en el un modo verdadero de vivir, que no es facil, pero merece la pena. Como dije hace un tiempo en mi cuenta de Twitter: <>. Eso es lo que te ofrece este libro: un ideal verdadero. Rezo para que te ayude a redescubrir el sentido profundo que Dios ha querido para nuestra sexualidad, de modo que pueda convertirse para ti en una fuente de autentica plenitud. + Jose Ignacio Munilla Aguirre Obispo de San Sebastian PARA ABRIR BOCA Hace doce anos salio una parodia en forma de cancion que se llamaba <>, creada por el grupo ficticio The Happiness para una campana publicitaria para MTV. En esa cancion, que aun se puede ver en YouTube, dos chicos y dos chicas cantaban: <>. Con estas y otras frases, y con su forma de vestir trasnochada y tradicional, se burlaban de la idea de mantenerse virgen hasta el matrimonio. El mensaje del video es claro: quien espera hasta el matrimonio es un pringao retrogrado y de otra epoca que no sabe lo que se pierde. La mayor parte del video transcurre en una pradera verde, intercalando escenas de uno de los jovenes dando una flor a su chica, o de otro de los jovenes aconsejando a una pareja que se esta besando: <>. En el video no se menciona ni aparece la mas minima alusion al cristianismo, pero resulta bastante evidente, ya que no existen muchos grupos <> que defiendan la pureza y la virginidad hasta el matrimonio fuera del cristianismo, al menos que yo sepa. Por desgracia, esta imagen patetica es la que ha quedado de la idea de la pureza y de la virginidad hasta el matrimonio. Los jovenes que quereis vivir este ideal estais en medio de un mundo que no entiende esta idea, que no la respeta y la ridiculiza. Por descontado, si le planteas a un joven no creyente el tema, lo mas probable es que piense que le estas tomando el pelo, o que se eche a reir. Incluso muchos jovenes creyentes quiza no esteis de acuerdo con este ideal, o penseis que ya ha quedado atras y que la Iglesia ha dejado de ensenar esas cosas. Recuerdo a una chica que queria permanecer virgen hasta el matrimonio y que salia con un chico que queria tener relaciones. Esto suponia un tema de discusion para la pareja. En una ocasion, el le conto a la chica que habia tenido que decir en su grupo de amigos que se habia acostado con ella para no quedar como un idiota... Porque, evidentemente, si llega a contar que no se habia acostado con ella, o que ella queria permanecer virgen hasta el dia de su boda, ?que iban a pensar de el? Se burlarian, se reirian de el, se convertiria en la mofa del grupo. ?Y ella? Quedaria como una puritana, una estrecha, una rara. EN TAL AMBIENTE, ?TIENE SENTIDO QUE SE ESCRIBA UN LIBRO COMO ESTE? A lo largo de mi vida, he propuesto abiertamente este ideal a aquellos jovenes con los que me he ido encontrando, sin recortarlo ni rebajarlo, mostrandolo en toda su fuerza y su integridad. Y, cuando lo he presentado con motivos, con un amor sincero y con toda claridad, no ha generado rechazo ni burla, sino mas bien sorpresa y admiracion. No todos lo han asumido, y, de entre los que si lo han hecho, algunos han caido por el camino en un momento de descuido, enfriamiento o tentacion. Para ellos he escrito el libro Virginidad 2.0 Recuperar la inocencia[1]. Pero todos, todos, han visto la coherencia y la belleza de una perspectiva sobre la sexualidad diferente a la que se nos impone desde los medios de comunicacion, redes sociales, libros, canciones, peliculas... Todos han reconocido esa belleza, incluso aunque pensaran que no era para ellos o no se vieran capaces de vivirla. Muchos me pedian razones para esperar, que les explicase mas hondamente los porques; querian saber <>, que sentido tenian ciertas cosas... En todos latia lo mismo: curiosidad hacia algo tan atractivo y tan bello como es la sexualidad, y miedo a perderse algo genial aguantandose para nada. Tambien me he encontrado con jovenes --y no tan jovenes-- que habian vivido una vida desordenada sexualmente, o que simplemente habian mantenido relaciones sexuales, y que despues se habian dado cuenta del verdadero significado de la sexualidad, y habian decidido empezar a vivir la castidad. Cuando me han escuchado hablar del tema, muchos me han dicho con tristeza: <>. Y lo decian porque experimentaban las consecuencias negativas de no haberse guardado, mientras asentian con la cabeza durante las charlas, cuando yo iba explicando los motivos por los que el ser humano ha sido creado para vivir la pureza y permanecer virgen hasta el matrimonio. Despues de estas experiencias, debo cambiar la pregunta: ?COMO NO ESCRIBIR UN LIBRO COMO ESTE? Nuestra sociedad se caracteriza por que muchas veces solo se publicita lo que la gente quiere oir o lo que se quiere que la gente piense. Pero, en mi trabajo con jovenes, me he dado cuenta de que faltan referentes y testigos que digan la verdad, aunque puedan ser tomados por locos, intolerantes o trasnochados. La verdad nunca pasa de moda. Y la verdad sobre el hombre, menos todavia. No quisiera que fuese un libro solo para creyentes. Las razones por las que estamos llamados a vivir la pureza y permanecer virgenes hasta el matrimonio estan inscritas en nuestra naturaleza; no brotan de una moral religiosa. Por eso espero que, incluso si no eres creyente, este libro pueda ayudarte a ver las cosas de una manera distinta a la opinion mayoritaria de nuestro mundo. No obstante, escribo sobre todo porque jovenes creyentes me habeis pedido motivos por los que nuestra fe nos dice que permanezcamos virgenes hasta el matrimonio: porque no lo entendeis, porque os cuesta, o porque intuis la belleza y la verdad de esta propuesta, pero no la sabeis explicar. Este libro no brota de la reflexion de un cura en su despacho, sino de la experiencia de cientos de conversaciones con jovenes, de confesiones, de charlas y conferencias en colegios mayores, grupos de jovenes y matrimonios; de recoger las lagrimas vertidas de tantos corazones heridos que han experimentado la tristeza de perder algo que no va a volver, al mismo tiempo que la misericordia de un Dios que lo perdona todo. Y brota sobre todo del amor; del amor que siento hacia vosotros, los jovenes, que muchas veces andais tan despistados o sin referentes en medio de un mundo que intenta atraeros con cantos de sirena; del amor hacia Dios, que nos llama tiernamente a realizar su voluntad en nuestras vidas, que es lo mejor para nosotros; del amor a la verdad, que tan en crisis esta hoy; y del amor al Amor, en toda su fuerza y su belleza.

  • Un amor inolvidable de Noelia Jimenez Sanguesa

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    Por fin ha llegado el momento de irnos de vacaciones, llevo nueve meses esperando este dia y no puedo estar mas emocionada. Este ultimo ano en la Universidad ha sido realmente complicado y, aunque ya he cumplido una de mis metas, me ha costado sudor y lagrimas. Sobre todo lagrimas. Realmente llegue a pensar que no superaria los ultimos examenes y tendria que rendirme por primera vez en mi vida. Cuando decidi entrar en la carrera de criminologia, no pense que todo seria tan dificil y rebuscado. ?Y que iba a hacer? ?Dejar la carrera en el primer semestre y buscar otras opciones? Al fin y al cabo, es lo que siempre habia querido hacer. Asi que ahora, cuando por fin he terminado y puedo decir que soy licenciada en criminologia, voy a pasarme el verano tumbada a la bartola en una hamaca de la playa de Aiguablava, en Begur. Al terminar de hacer la maleta, recojo todas mis cosas. Pasar dos meses en la casa que mis padres tienen en ese precioso pueblo requiere que todo mi armario, a excepcion de la ropa de invierno, me acompane. Corro hacia la entrada realmente emocionada, sonando con los dos meses de relax que me esperan, pero el nerviosismo de mi madre me hace saber que algo esta tramando y se que me va a influir directamente. Ella es asi, hace sus planes y los demas tenemos que adaptarnos a ellos nos guste o no. --?Que has hecho esta vez? --pregunto mientras dejo que mi padre coja mi gran maleta y mi bolso de viaje para terminar de cargarlo todo y asi poder cerrar el maletero de una vez por todas. Se le ve tan ansioso como a mi por emprender el viaje que nos llevara a nuestro paradisiaco destino. --La tia Amanda me ha comentado que necesita camareras para su catering ya que se va a celebrar una gran boda con mas de mil asistentes uno de estos fines de semana. Tu prima se ha ofrecido a ayudarla y me ha preguntado si podrias echarle una mano tu tambien --dice mientras retuerce entre sus manos un panuelo. La miro molesta. Sabe cuanto odio estar rodeada de demasiada gente y que me cambien los planes que he ideado con mucha paciencia y ganas--. No sabia como decirle que no y... --?Es solo un fin de semana? --pregunto interrumpiendola, lo ultimo que quiero es que se sienta mal por ofrecerse a ayudar a su hermana. --Si, solo sera para los preparativos de la boda y la celebracion --dice mientras una gran sonrisa ilumina su rostro. Siempre intenta que me integre un poco mas. El problema es que no creo que me cueste integrarme, sencillamente no quiero hacerlo. Tengo mis amigos y, con ellos, tengo mas que suficiente. Nunca me ha gustado ser el centro de atencion y no se muy bien por que, pero siempre lo acabo siendo. Ademas, tenia planeado pasarme el dia entero en la playa con un libro en una mano y un mojito en la otra. Menos mal que sera solo un fin de semana. --Esta bien --contesto mientras aprieto su mano con carino, demostrandole que no me importa que me haya robado un par de dias de mi tan ansiado verano. --Gracias carino --dice y se gira hacia el interior del piso, cogiendo aire--. !Veronica! --grita a todo pulmon, hubiese sido conveniente haberme alejado un poco de ella--. Sal ya de una maldita vez y subete al coche. Veronica es mi hermana. Tiene dieciseis anos y esta en la edad del pavo real. Porque si, ella supera con creces a un pavo normal y corriente. Ha terminado la ESO y, aunque hemos tenido que pelear con ella y estar detras todo el dia para que estudiase e hiciese las tareas a tiempo, lo ha hecho con muy buenas notas. Es dificil aguantarla con la diferencia de edad, aunque no sea mucha puesto que yo tengo veintidos. A pesar de que sea la persona mas pesada del mundo y de que se pase el dia enganchada al movil hablando con su novio, si, tiene novio y aqui una servidora sigue a dos velas, la quiero con locura y no se que haria sin ella. Es verdad eso que dicen de que del amor al odio hay un paso. Nosotras nos pasamos el dia cruzando de un lado al otro. --!Ya voy hija mia!, hay que ver lo pesada que te pones cuando quieres --dice Vero sin levantar la vista del movil. --Cualquier dia, tendremos el gran privilegio de ver como te rompes los dientes contra una farola --dice mi madre mientras nos empuja levemente para que salgamos de casa y asi poder cerrar. Con una sonora carcajada por mi parte y el grito ahogado de mi hermana, las tres nos dirigimos al coche donde mi padre ya se ha preparado para conducir. Nos mira a las tres mientras subimos y niega levemente con la cabeza antes de poner el coche en marcha, no se como puede aguantarnos. Si yo fuese el, mas de una vez hubiese corrido hacia la libertad. El camino se hace ameno con las bromas de mi madre contra mi hermana, le encanta picarla y a mi que lo haga. Puedo reirme a su costa sin ser la responsable, por lo tanto, nunca salgo mal parada. El viaje no dura mas de hora y media, puesto que Begur no esta nada lejos de Barcelona. Esa es una de las razones por las que me gusta tanto pasar alli los veranos, no suelo tener problemas para ver a mis amistades mas cercanas y no me paso el tiempo metida en casa sin hacer nada. Quizas es algo contradictorio, pero no es lo mismo no querer llamar la atencion que no querer salir de casa. Soy un poco rara, pero tengo mis limites y no estoy preparada para rebasarlos. --Carino --me dice mi madre cuando hemos dejado todas las bolsas en el comedor de la casa--. ?Te importa acercarte a ver a tu tia Amanda? Asi podra explicarte todo el tema de la boda. --Claro, no hay problema mami --digo mientras le doy un beso en la mejilla, dispuesta a irme. Justo antes de salir por la puerta, me doy cuenta de la sonrisa que asoma entre sus labios al oirme llamarla de esa manera. Nunca he dejado de hacerlo, pero supongo que ver como poco a poco me voy alejando de ella le hace estar algo triste. He enviado mi curriculum y mi expediente academico a uno de los mejores centros de criminologia del pais y se encuentra en Madrid. Espero y deseo con todas mis fuerzas que me acepten y poder empezar a vivir la vida por la que tanto he peleado. Aunque me duela alejarme de mi madre, considero que es algo que tengo que hacer para seguir adelante. Por suerte, aun tiene a mi hermana para reir a su costa. En menos de diez minutos me encuentro frente a la puerta de mi tia ya que nuestras casas no estan muy alejadas. Al abrir, se echa sobre mis brazos y me llena la cara de besos. Supongo que un ano sin haber visto a su sobrina, le da derecho a ello. Desde que tengo uso de razon, mi tia Amanda ha sido como una segunda madre para mi. Aunque Carol, mi prima, es un ano mayor que yo, siempre hemos estado muy unidas y la mayor parte de los veranos, a excepcion de los que se iban fuera de vacaciones, los pasaba junto a ellas. Por detras, asoma Carol que viene a saludarme tambien con efusividad.

  • Preterito imperfecto de Nieves Concostrina

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    Este nuevo libro de Nieves Concostrina empieza en el Ano de la Pera y llega a nuestros tiempos, pasando, como no, por Fernando VII.

  • El Sendero Del Dragon de K. Spencer

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    La tarde presentaba un aire plomizo que se pegaba a las nubes, convirtiendolas en masas gigantescas que caerian de un momento a otro sobre la faz de la Tierra aplastando todo vestigio de vida de un plumazo. La ciudad convivia con la agitacion propia de cada tarde: vehiculos que desfilaban en una y otra direccion, llevando y trayendo gente sin parar por las principales avenidas que parecian un circuito infinito de carreras. Manipulados por alguna voluntad que jugase con un mando a distancia, a la que le gustara jugar con los humanos y ver hasta donde son capaces de soportar entre tanto estres e insufrible rutina. En los suburbios se respiraba, sin embargo, el esperpentico lado trasero de ese espejo donde todo parecia brillar y resultar consumible, apetecible. Alli, en construcciones extremadamente humildes y pesimas en habitabilidad, se ve a quienes no pueden acceder a la voragine empresarial, financiera, y glamurosa de Detroit. Y es en esas condiciones --muchas veces miserables-- donde se encuentran, entre quienes acaban como carne de canon de la delincuencia, las verdaderas perlas de la ciudad, pues han sabido apartarse de ese margen de vertigo en medio de la adversidad conservando un minimo de dignidad humana. En algunos centros educativos, como el que tiene a Pamela como profesora, parece que se producen milagros, que se intenta llevar a cabo una nueva integracion de jovenes de esos suburbios para ofrecerles algo mejor que no sea delinquir, drogarse, o entrar en negocios clandestinos. Pero puede que algo oscuro se este fraguando en esas altruistas intenciones. Algunos de esos jovenes estan empezando a demostrar un nivel de vida demasiado alto para lo que se pueden permitir. Estamos hablando de chicos con 16 anos que, aunque a duras penas pueden sus familias pagar el suministro de luz en sus casas, ellos llevan al instituto demasiado dinero en sus bolsillos... y eso esta empezando a ser demasiado sospechoso. Pues ni sus padres estan al corriente de donde viene esa fuente de ingresos. Y aqui comienza esta historia, en esa tarde en la que nuestra profesora va a tener una extrana visita... Pamela seguia en su despacho, rodeada de dossiers por corregir. Todos en el instituto habian marchado ya, pero ella se quedo para estudiar un caso especialmente particular: el de su alumno mas problematico, tratando de comprobar si la ayuda recibida por parte del equipo psicopedagogico habia surtido efecto, o no, en sus avances academicos. Tampoco queria que ese muchacho cayera --como los otros-- en esa red que seguramente estaria poniendole el cebo hasta que picara. Tenia obsesion por conseguir mejoras en todos sus alumnos, hasta el punto de sacrificar su vida privada, entregandose por completo a su labor como tutora. Y aun mas ahora que sentia que podria desenmascarar toda una mafia que quizas se aprovechaba de algunos de sus alumnos. Despues, seria ya demasiado tarde, todo se desvaneceria como la niebla al amanecer. El instituto cerraria sus puertas el curso siguiente. La arquidiocesis tenia problemas financieros y decidio vender colegios para salir a flote. Solo los seleccionados profesores pasarian --desde su entonces central ubicacion-- al nuevo edificio: en el ala superior oeste de la ciudad. Por ello, se dejaba el alma en su particular investigacion, ademas de ser una perfecta educadora. En el dossier de ese muchacho, llamado Oliver, figuraban los ejercicios de la semana, todos ellos llenos de garabatos y tachaduras, haciendo que la frustracion se apoderara cada vez mas de Pamela, agotada tras una jornada intensa de valoraciones del segundo trimestre. Se echo las manos a la cara, intentando apaciguar la sensacion de impotencia que la estaba invadiendo. ?Como podia hacer para que ese atormentado estudiante se tomara en serio las clases? Sabia de sus problemas personales. Practicamente, se habia criado solo, en ausencia de los grandes pilares paternales, que desaparecian continuamente de su atormentada vida. Abrio el cajon de la derecha y saco una caja de aspirinas. Le dolia mucho la cabeza y no le hacia gracia tener que conducir hasta su casa con un nuevo episodio de migrana que le impidiera siquiera manejar su vehiculo. Dio un sorbo del cafe que le quedaba ya frio en la taza para tragar la pastilla, cerrando los ojos, como de costumbre. Permanecio asi unos instantes, entrando en un estado de relajacion que le hacia falta para olvidar todos sus problemas, todos sus pesares. Para concentrarse en algo mas placentero, cogio entre sus manos el colgante que llevaba puesto: una cadena de plata con un espejito enmarcado. Se miro a traves de el buscando el reflejo de todo lo que ese objeto representaba. Aparto unos mechones del flequillo para ver mejor sus ojos…tal y como le habian indicado en un extrano grupo de amistades que hacia muy poco habia conocido en internet. De repente, sintio como si alguien estuviese detras de su espalda. Una corriente de panico atraveso su cuerpo, dejandola inmovil, quizas para congelar ese momento y que no avanzase, tratando de considerarlo una alucinacion. Pero no lo era. Alguien, con extranas intenciones, habia entrado en su despacho. En silencio, sin que ella se diera cuenta. Iba vestido de negro, con una capucha que ocultaba su cabeza; y su rostro, tras una mascara. Acto seguido, unas manos frias rodearon su cuello. Una voz masculina, llena de tension, pronuncio: --No te des la vuelta o te mato. Quedate quieta y escuchame bien --un tipo le ordenaba mientras pasaba la hoja de un cuchillo por delante de su cara a la vez que con el otro brazo la sujetaba contra su cuerpo. Pamela, desde su asiento, sin poder moverse apenas, con el corazon a todo galope, queria girarse para ver su rostro, pero sus ojos no pudieron ver mas que una masa oscura, una capucha y la mascara blanca, que sonreia igual que un nino ante su tarta de cumpleanos, y que cubria toda la cara del misterioso intruso. --He dicho que no te gires --insistio el asaltante, con la voz amortiguada por la careta, y siguio--: Y ahora quiero que grabes esto en tu puta cabeza: !Deja en paz a Oliver, o tendras que lamentarlo! --?Oliver? Yo solo quiero ayudarle --dijo temblorosa Pamela, a punto de darle un infarto. --Se lo que estas haciendo. Te lo advierto. Deja de meterte en su vida --ordeno el tipo--. No juegues a salvar vidas. ?Te ha quedado claro? --No se a que se refiere. Soy su tutora, nada mas --intento justificarse Pamela. --la hoja del cuchillo iba dando vueltas, como si el agresor quisiera deslumbrarla con el brillo de su acero. --Si que lo sabes, senorita Pamela, lo sabes perfectamente. Y como sigas metiendo tus narices en todo lo que haga o diga Oliver, te puede ocurrir una verdadera desgracia. Y seria una pena. Tanto trabajar para acabar pasto de las ratas --sentencio el cinico extrano, con un tono realmente siniestro. Las manos de ese individuo rozaron las mejillas de la tutora, estremecida al maximo, la cual esparcio una lagrima que recorria su cara como si fuera puro acido. Despues, bajaron por su cuello y presionaron un poco. Ella intento tragar saliva, notando sus gruesos dedos, que le parecian mortalmente repudiables. El intruso enmascarado retiro sus manos del cuello de Pamela, bajando aun mas hacia sus pechos, pero se detuvo. Pamela emitio un quejido, queria desembarazarse de esas manos, apartandolas con las suyas, y eso provoco que el atacante se exasperara y continuara con su advertencia. --Dejeme, por favor. Hare lo que me dice. Pero dejeme. --suplicaba Pamela, viendo que podria acabar agredida en su intimidad, en manos de ese hombre que, por su voz, estaba deseando hacer dano y disfrutar con ello. --Espero que todo se solucione por las buenas. A ver, ?te ha quedado suficientemente claro lo que no debes hacer? --exigio el, alzando el cuchillo para indicar que se levantara. Ella tenia casi inmovilizadas las piernas. Era como si el cerebro la ordenase quedarse asi, quieta, esperando que --de alguna manera-- esa orden fuera enseguida anulada, y, mientras, las neuronas trabajasen en inteligentes sinapsis para convencer al agresor de que lo que queria hacer con ella no podia ser, que eso no estaba bien. Que el minimo resquicio de conciencia y humanidad que le quedara en su cabeza le hicieran desistir en su empeno por dejarle una marca de espanto de por vida. --Ya le he dicho que lo he entendido, y que no intervendre mas en cuanto a Oliver. Ahora dejeme ya, por favor. Vendra enseguida el conserje. --concluyo Pamela, mintiendo, ya que no quedaba nadie en todo el instituto. Solo estaba ella. Y el asaltante, claro. --Mentirosa. ?Te crees que soy idiota? Se muchas cosas de este instituto. Y tambien sobre ti -- dejo bien claro ese tipo que estaba al corriente de los movimientos del centro, y que no se andaba con rodeos. Iba en serio. --Esta bien. No le miento. Puede que haya salido, pero el conserje suele quedarse hasta tarde supervisando el trabajo de las limpiadoras --se excuso Pamela. Su mente no paraba de buscar pruebas para no sentirse desamparada. Pero la realidad era que asi lo estaba. Estaba completamente a merced de ese hombre, cuya mascara le producia, ahora que se habia levantado y podia verle de soslayo, verdadero terror. --Date la vuelta --le exigio mirandola, como si estuviera mordiendola con sus ojos afilados. --No hagas algo de lo que te puedas arrepentir. --?Arrepentirme? Eso se lo dejo para las santurronas como tu, que van de Madres Teresa de Calcuta por la vida. Pero no te preocupes, haga lo que haga, iras derechita al cielo. Te lo has ganado --la asusto al limite. Pamela se iba acercando a la pared con gran nerviosismo. Solo la idea de sentir el filo de ese cuchillo por su fina piel, la dejaba en estado de shock… Porque, aunque saliera viva de alli, ya no seria lo mismo. Habia caido en un pozo del que no se puede salir mas que cuando en este se deja caer una cuerda por la que subir. Y alli no habia ni Dios ni cuerda alguna. El hombre seguia mirandola, y a la vez iba haciendo saltar el cuchillo para sujetar su mango en cada vuelta al aire que lo lanzaba, a escasos centimetros de su mano, pero de vez en cuando la apuntaba como si se lo fuera a lanzar de un momento a otro. --No me mate, por Dios. Hare todo lo que me diga, sin decirselo a nadie. Y deje de apuntarme con el cuchillo. Me esta dando algo. No me haga sufrir, por favor. Yo no he hecho nada, y si le molesta que me preocupe por Oliver, desde ahora dejare de hacerlo. Se lo juro --confesaba presa del panico, espantada de pies a cabeza. --Venga, dejate de suplicas. No te voy a matar, solo quiero que sepas de lo que soy capaz -- volvia a recordarle su falta de escrupulos. --Perfecto, senorita --murmuro el, con un tono de conformidad--. Tiene un cuello precioso. Fragil, delicado... --?Le gusta asustar a las mujeres? Pues que sepa que lo esta consiguiendo. Asi que dese por satisfecho. --Ella se oponia por dentro a atacarle verbalmente. Pero tenia delante al mismisimo diablo, con la intencion de pasar el filo de la hoja de ese cuchillo por su delicada piel si es que le incitaba a ello, y aunque lo intentara, sabia que no podia huir de esa situacion. --Esta bien, senorita. Date la vuelta y quedate ahi hasta que me haya ido, ?entendido? Ella vio salir el sol en ese momento. Se giro y se puso contra la pared, apretando su cuerpo con sus manos, como si se abrazara recuperando su vuelta a la vida, dejando atras, literalmente, al terror y a la muerte. Y ese individuo, tal como habia entrado por la ventana, desaparecio subitamente, en silencio y el aire de la calle entro y lleno los pulmones de Pamela, como si acabara de nacer. Ella se dirigio, tras unos segundos, hacia la ventana que, en un primer piso, era facilmente accesible, al poder ser escalada la pared de ladrillos de la fachada con la soltura propia de una persona atletica. Juraria que tenia la ventana cerrada antes de que ese tipo entrara, pero quizas una de las hojas de la ventana quedara sin ajustar. Se asomo pero no vio a nadie, era evidente que ese hombre habia torcido a la derecha. Justamente, su despacho estaba ubicado hacia la esquina del edificio. Cogio sus cosas: su bolso, su abrigo y se tapo por delante con una mano. Abrio la puerta del despacho y se dirigio por el pasillo hacia la salida del centro, pasando por las clases en las que retumbaban sus tacones al estar con las puertas abiertas en medio de aquel vacio que hacia eco. Ya en la puerta, metio la llave que no acababa de centrar y salio apresuradamente del instituto, dirigiendose a su coche, que estaba estacionado en el aparcamiento, a unos diez metros. Busco sus llaves en el bolso, y se le iban cayendo cosas con los nervios, como recibos de los supermercados y algun que otro pintalabios, se agacho a recogerlas mientras maldecia por no haberse ido, como todos, a la hora del cierre del centro. Encontro por fin el llavero con la inicial P, apreto el boton del mando y, antes de sentir el clic de apertura de puertas, acciono la maneta de la puerta, lo que bloqueo el sistema y hubo de esperar para volver a activar el sistema de apertura: cosa que acabo por desquiciarla en su intento por escapar de alli lo antes posible. Mientras tanto, uno de sus pechos se habia salido con los movimientos. Al verse asi, expuesta a las miradas de quienes en ese momento pasaban por alli, y darle igual si habian visto o no su semi desnudez, no escucho o no lo quiso hacer, los comentarios de esas personas que la miraban: <>. Eso si, ganas le dieron de decirles lo que le acababa de pasar. <>, penso. Se sento, cerro las puertas, bloqueandolas, puso la llave en la toma de contacto y la giro para arrancar. Nada, no arrancaba. Siguio intentandolo, una y otra vez pero lo que en realidad estaba haciendo era ahogar el motor. Ya no pudo mas, se estiro sobre el volante, apoyando los brazos contra su frente, descargando en el llanto toda la tension, todo el miedo que se habia aduenado de su cuerpo dejandola incapaz ni siquiera a reaccionar. Un golpe seco en la ventanilla de alguien que se habria acercado a su coche, hizo que cesara el llanto y se preparara para lo peor, abriendo de golpe los ojos --ya desorbitados de tanta angustia --, echandose hacia el asiento del copiloto, tratando de evitar ser de nuevo violentada por el misterioso agresor. Con las manos protegiendo su cara, a traves de los dedos trato de ver, muerta de panico, lo que le esperaba; cuando una voz amable resono como las campanas de un despertador de pesadillas, pues no parecia ser el agresor que en su despacho la violento, y algo le decia en su interior que podria confiar en quien estuviera ahi fuera picando a la ventana de su coche. Una cara amable de un hombre de mediana edad se asomaba para ofrecerle ayuda. --!Hola! !Tranquila, solo queria ayudarla! He visto que tenia dificultades para arrancar su vehiculo. ?Esta usted bien? -le dijo, mostrando su mejor voluntad para sacarla del apuro. --!Ah!…Si, gracias, es que me asuste pensando que se trataba de otra persona. !Por favor, ayudeme! !Alguien ha intentado matarme! --le respondio, soltando el lastre de desconfianza del que estaba poseida. Desbloqueo las puertas para poder salir, pues veia por la cara de incertidumbre que ese hombre no escuchaba nada a traves del cristal de la ventana, aunque ella si pudo escucharle, dado que su tono era lo suficientemente alto para conocer su bienintencionado proposito. El hombre acompano la puerta hasta abrirla del todo, facilitando que Pamela fuera socorrida. --!Dios mio! !Gracias que ha aparecido usted! !Casi me matan ahora mismo en el instituto! Y siguio desahogandose: --!El coche no arrancaba, y ...! Entonces, un mar de lagrimas inundo sus ojos, ahogando sus palabras. --!No se altere, tranquila! Llamaremos a la policia. Ahora respire y deje que ellos se ocupen. --!No! !La policia no! --interrumpio Pamela horrorizada ante la idea de "molestar" con su declaracion al misterioso asaltante, que seguro no tendria escrupulos en acabar con ella en cualquier momento, en el instante mas inesperado. --Bueno, esta bien, pero al menos deje que la lleve a tomar una tila, ahi mismo --propuso, senalando el bar que se veia al otro lado de la carretera. --!Esta bien! !Gracias! Sera lo mejor --reconocio Pamela mirando hacia los lados intentando identificar a su agresor en toda persona que deambulaba por esas calles. Se fijo, algo mas detenidamente, en su "angel de la guardia". Era todo un gentleman: por su exquisita forma de vestir y ademanes corteses, propios de un ejecutivo que esta acostumbrado a llevar su imagen siempre impecable, asi como la actitud: inspiraba confianza, la que requiere alguien que debe defender la representacion de una gran firma empresarial. Su cabello estaba cortado en un estilo jovial, con esa graciosa caida de flequillo que invitaba a desordenarlo, como cuando tocamos la cabeza de un nino mostrando afecto revolviendo su pelo. El corte y la calidad de su traje bien podrian ser de los mejores modistos italianos, a la vanguardia de la elegancia y la comodidad. Pamela cerro el coche cogiendose del brazo de ese amable desconocido, pues le faltaban las fuerzas con todas las angustias que acababa de sufrir. --Me llamo Alexander Stone, he venido a Detroit unos dias para firmar un acuerdo con una sucursal de nuestra compania. La Central esta en Paris, donde resido habitualmente, aunque mi origen es britanico. --Su presentacion no podia ser mas "glamurosa". Solo oir "Paris" parece que las neuronas aplican una transmision de sensualidad y elegancia en todo aquel que pronuncia esa palabra..."Paris", esa ciudad que representa la esencia del romanticismo y la exquisitez. --!Vaya! !Alli me querria ir ahora mismo, para olvidarme de todo lo que me ha pasado! --!Nunca se sabe!… dijo el galante ejecutivo, que, mirandola a los ojos, arqueo una ceja como si del Arco del Triunfo se tratara... Caminaron hasta la cafeteria "Chance" donde una pareja solitaria, al fondo, se confesaba en un cuchicheo divertido. --?Que deseas tomar? --le pregunto el empresario a la tutora, que no cesaba de mirar a la pareja para ver si se daba la vuelta el chico y poder comprobar si se trataba del "sospechoso". --!No temas! --la calmo Alexander--. No estara aqui... ese individuo debe estar bien lejos ya. Cuentame, ?que te ocurrio? Pamela conto con todo detalle el suceso ocurrido en su despacho: el asalto, la amenaza (que quedo grabada en la memoria de los miedos que jamas se olvidan), las sensaciones de impotencia injustas que devoraron esos interminables segundos... haciendo que Alexander cada vez expresara mas preocupacion en su rostro. La apariencia amable de Alexander se fue convirtiendo en rabia contenida. Hasta sus manos, antes acogedoras, ahora se cerraban en vengativos punos dispuestos a hacer justicia. El ceno fruncido y los labios apretados siguieron a un golpe seco en la mesa con su mano, haciendo sonar uno de los gemelos de su camisa. --!Ese malnacido no deberia seguir asustando asi a ninguna mujer y menos a usted, que se ha preocupado tanto por todo alumno conflictivo! La tarde se iba cerrando en una oscura noche, que invadio de repente la atmosfera con voluminosas nubes de un gris cercano al negro, en su avance al centro de Detroit. Una mujer y su hijo corrian por la calle tratando de huir de la tormenta que se avecinaba. No se esperaba este cambio de tiempo tan brusco en un dia de lo mas soleado, propio de mediados de abril, en plena primavera. --Deberia ir ya hacia el vehiculo, pronto se desatara la tormenta y no se podra conducir --dijo Pamela algo asustada, comenzando a poner los pies en el suelo y seguir dirigiendose a su rutina diaria. --No utilizo aqui el coche, me desplazo en taxi, es mas comodo. ?No le importaria llevarme unas calles mas alla? No tengo ninguna prisa en llegar al hotel --dijo Alexander, intentando estar mas tiempo con ella. Pamela le miro y por su mente se cruzaron pensamientos enfrentados: por una parte, se sentia halagada de tal peticion; por otra, aparecian miedos ante los numerosos crimenes que habia visto en las series policiacas. No se consideraba una rompecorazones ni una Dulcinea para nadie, pero siempre guardaba un aspecto delicadamente femenino que, sin saberlo, causaba una especial atraccion a algun que otro companero del centro. Podria contemplar la posibilidad de que ese hombre quisiera tener un affaire con ella, pues es lo que muchos hombres de negocios hacen cuando salen de su guarida y prueban a soltar una cana al aire. Pero, en cuanto penso en todas sus responsabilidades, dio carpetazo a cualquier tentacion al respecto: en cuando llegara a casa tendria que dar de comer al gato, o este daria la serenata a todo el vecindario; poner la lavadora, darse una ducha, cenar algo y preparar la comida del dia siguiente. Siempre se llevaba un tapper al centro para comer alli, pues seguia una dieta estricta para mantener la figura. Ensaladas, tofu o seitan, hamburguesas vegetales y sobre todo fruta para ir calmando el apetito entre horas.

  • La chispa del amor de Beatriz Lozada

    https://gigalibros.com/la-chispa-del-amor.html

    Lucha por aquello que quieres. Los protagonistas de estas incribles historias lo hicieron y, como podras descubrir, cuando se ama con fuerza, se gana la batalla.