• Lo que nunca fue, Noelia Hontoria de Noelia Hontoria

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    Al borde de su muerte, Aaron no puede evitar recordar a Amanda y el breve instante de vida que compartieron en Berlin. No era su momento ni su lugar. Descubre una bonita historia de amor de dos almas unidas por siempre por un invisible hilo rojo.
    De la autora del BESTSELLER “La chica de los ojos tristes”, llega la nueva promesa de la novela romantica. Inspirada en “El diario de Noa”, el destino, los errores que pueden no serlo y las siete vidas de un gato, “Lo que nunca fue” participa en el IV Premio Literario de Amazon (Concurso Indie 2017).

  • Lo que nunca fue de Noelia Hontoria

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    "Asi que la vida era esto". Cualquiera que estuviera en mi lugar, se habria tomado aquello de una forma muy diferente. Pero siempre he sido un loco. Un loco bien cuerdo. Un kamikaze de la vida, una persona de las que tienen la piel intacta y el alma llena de cicatrices. Vuelvo a acariciar el sobre color ocre que el doctor me ha entregado hace un par de horas, cuando acudi a su consulta para recoger los resultados de mis controles rutinarios. Con ochenta y siete anos uno ya no esta para descuidarse. Siempre he gozado de una buena salud, por suerte nunca he tenido que pasar por un quirofano ni preocuparme mas alla de tomar un par de Ibuprofenos para el dolor de cabeza o una gripe estacional en el peor de los casos. Pero el tiempo no pasa en balde para nadie. "?Como estara ella?". Y de nuevo, sonrio. Porque ella es de ese tipo de personas que siempre te dibujan una sonrisa en la cara. A pesar de todo. "Maldito viejo loco, ni en esta situacion puedes dejar de pensar en ella. Estas pirado. Siempre lo has estado". Un ataque de tos interrumpe mis pensamientos y escucho como a lo lejos del pasillo, los pasos apresurados de Pablo y Amanda se dirigen hacia mi habitacion. --Abuelo, ?estas bien? --?Ya os ha mandado vuestra madre otra vez para que vengais a vigilarme? Estos chicos son adorables, aunque en cierto modo me molestan tantas atenciones. Nunca me han gustado los protagonismos ni que la gente se preocupe demasiado por mi. Pablo y Amanda son mis nietos, los hijos de mi primogenita Marta. Cuentan con diecisiete anos de edad y lo que a mis ojos es toda una vida por delante. A pesar de ser mellizos, no se parecen en nada, ni en caracter ni en aspecto. Pablo es un buen partido, un chico sensible; Amanda tiene un corazon de oro, pero tambien una alegria innata que le hace parecer algo alocada. Y yo, como abuelo suyo que soy, se que no es solo cosa de la edad. Reconozco en ella ese empuje por vivir que yo mismo sigo teniendo. --?Que te ha dicho el medico, abuelo? ?Todo bien? --Si, todo marcha bien --miento--. Pero no quiero que os preocupeis tanto por mis achaques. Ya sabeis que a este viejo loco tambien le llegara la hora mas temprano que tarde. --No digas eso. Todavia te queda cuerda para rato. ?Que es ese sobre? --Nada, son solamente recetas --me apresuro a guardarlo en el cajon de la comoda de mi habitacion--. Pablo... Amanda... Me acabo de dar cuenta de algo. Nunca os he contado mis batallitas. --!Claro que si! Nos sabemos de memoria tus historias. Como llegaste a Berlin, como triunfaste en la musica, tus viajes, tus premios, todos los famosos que conociste... --Banalidades. Me refiero a que nunca os he hablado de mis batallitas de verdad. Esas historias que, cuando somos jovenes, nos hacen prometernos a nosotros mismos que nunca se las contaremos a nuestros nietos. Lo que realmente importa. Me apetece compartirlo con vosotros. --?Por que ahora? --Bueno, digamos que la lluvia me pone melancolico. Y que no quiero que este secreto se venga conmigo a la tumba. Aunque esta en cada una de las canciones que he compuesto, si. Pero de que sirve esconder un tesoro si no va a haber nadie que se atreva a buscarlo... o peor, que quiera hacerlo. ?Quereis escuchar la historia de amor mas bonita del mundo? Noto que los ojos de mis pequenos se iluminan. Se que en este momento piensan que les voy a hablar de su abuela, la dulce y buena de Claudia. Que ilusos. Y que inocentes. Ojala que conserven esa magia durante muchos anos. La vida todavia no les ha ensenado que las historias de amor mas bonitas son las que no tienen final feliz. Aunque yo prefiero pensar que, sencillamente, no tiene final algo que nunca dejas de sentir. Capitulo 2 Berlin, ano 2.016 "Ten debilidades. Se humano. Pero elige una que merezca la pena". Como cada dia, el S-Bahn de las ocho de la manana llego puntual a las vias de Charlottenburg. Sin embargo, Aaron no se subio en el. A pesar de no ser aleman, ya conocia perfectamente el ritmo de vida del pais tras ocho anos en aquella ciudad que tanto le habia dado. Y sabia que la primera semana de Septiembre, era mejor ganar unas horas de sueno para evitar las aglomeraciones que se formaban en el metro a las ocho. A esa hora, periodistas de medio mundo tomaban la ciudad a golpe de tren en direccion a la parada de Messe Sud para comenzar una jornada de trabajo maratoniana. Charlottenburg, a tan solo dos paradas del destino final, se convertia entonces en un hervidero de asiaticos, americanos, ingleses y algun que otro espanol que intercambiaba miradas complices con Aaron al detectar en el ese innegable aire madrileno que el paso del tiempo y sus nuevas costumbres no habian logrado arrebatarle. El gran evento europeo de la tecnologia, con un impronunciable nombre aleman pero resumido en las siglas IFA, cada ano hacia correr rios de tinta en todo el mundo y la carrera de los periodistas por conseguir las noticias antes que nadie, comenzaba en las estaciones de transporte publico. Por suerte para Aaron, su trabajo le permitia cierta flexibilidad de horarios y, en circunstancias excepcionales como aquella, podia tomarse el lujo de comenzar un par de horas mas tarde. Era musico. Pero de los de verdad. De los que un buen dia lo dejaron todo, absolutamente todo, para buscar una oportunidad. De los que apostaron por su sueno y ganaron. O eso le gustaba pensar a el. Porque con cada decision que tomamos, irremediablemente siempre estamos renunciando a otros caminos, a otras vidas. Podemos pensar que hemos acertado, que todo nos va bien y que hicimos lo correcto. Pero, ?como podemos hacer ese juicio de valor tan a la ligera sin conocer el desenlace que hubiesen tenido las otras alternativas? Una de las ventajas de haber decidido madrugar menos esa semana, es que podia despertarse a la vez que Claudia. El despertador de ambos sono a las ocho y media y Aaron no pudo evitar sonreir al ver a esa dulce mujer que refunfunaba a su lado. Se sentia el hombre mas afortunado del mundo por ser su marido. Claudia le aportaba paz, calma. Claudia era su todo. La queria mas que a nada en el mundo, aunque su mente siguiera volando traviesa cada noche hacia Madrid, buscando en la distancia los brazos de aquella otra mujer que en algun breve instante de la vida fue su complice. Su otro todo. El gran secreto de su vida. Ni siquiera Brad, su mejor amigo, conocia de la existencia de Amanda. Nadie habria entendido su historia. Ni el mismo lo comprendia al principio pero, tras muchas canciones, tras muchas lunas y tras muchas conversaciones consigo mismo frente a una copa de ginebra sin hielo, por fin habia conseguido dejar de sentirse culpable. La eterna batalla mente versus corazon. Hacia ya tiempo que habia decidido rendirse y asumir que nunca lograremos reconciliarlos. Aaron y Claudia intercambiaron un par de sonrisas cargadas del amor y el carino mas sincero que pueden regalarse dos personas. Hacia ya tres anos que habian contraido matrimonio y sus sentimientos seguian latentes, inalterables, identicos a aquella soleada tarde en la que se prometieron amor eterno. Pero Aaron, que le habia escrito mil y una veces al amor, sabia lo efimero que puede ser lo eterno, y al reves. "Los amores eternos son los mas breves", en alguna cancion dedicada a la misma chica de siempre, Aaron habia hecho propia aquella popular cita de Mario Benedetti que refleja esa brecha temporal de la que no solemos ser conscientes. Claudia fue la primera en salir de la cama aquella manana. Al contrario que Aaron, ella si tenia un horario fijo y quedarse dormida o retozar un rato mas entre sabanas no era una opcion. Trabajaba como investigadora en una famosa compania farmaceutica en Berlin y a pesar de lo mucho que le gustaba su trabajo, aun no se habia acostumbrado a la excesiva responsabilidad que conllevaba su puesto. Un despiste inoportuno podria llevarse por delante toda su reputacion y tirar por la borda anos de sacrificio y absoluta dedicacion. Alemana de nacimiento, conocio a aquel musico una noche de Septiembre de hacia ya ocho anos. Claudia le habia estado ensenando la ciudad a su amiga Noa, que vino a visitarla desde Frankfurt y, cuando se dirigian a casa desde la estacion de Hauptbahnhof, al norte de la ciudad y muy cerca de la zona turistica, parar a tomar el ultimo mojito en una carpa provisional instalada con motivo de algunas fiestas, le cambio la vida. Sobre el escenario, un timido espanol con una guitarra y una sensibilidad que nunca antes habia visto, consiguio despertar su curiosidad. Fue mutuo, y aunque lo suyo fue una historia que se fue gestando poco a poco, desde que Claudia se presento a el tras el concierto, no habian dejado de estar nunca juntos. --?Quien es tu musa? --preguntaba siempre Claudia, curiosa ante las letras tan cargadas de sentimientos con las que Aaron siempre volvia a enamorar a propios y extranos. --La vida. Y aunque la respuesta nunca llego a convencerla, con el paso del tiempo acepto que su ya marido, tenia una sensibilidad especial y que realmente era la vida la que le inspiraba a componer como si cada dia le volvieran a romper el corazon. Las letras y las melodias de Aaron siempre reflejaban un halo triste, una historia inacabada, una conexion con algo o alguien que no eran ni por asomo el reflejo de una persona feliz. Porque por encima de todo, Aaron era muy feliz. Aquella manana, Claudia preparo cafe para dos y descorrio las cortinas de aquel viejo apartamento ubicado en la primera planta del numero 27 de Windscheidstrasse. A pesar de suponerse una vivienda antigua por sus altos techos y su estilo arquitectonico, era el hogar perfecto para ambos. En una zona tranquila, pero centrica a la vez, muy cerca de una de las paradas principales de metro y muy bien conectada con el resto de la ciudad, el ambiente del vecindario era exquisito. Supermercados, tiendas y un sinfin de terrazas donde disfrutar de un litro de cerveza alemana mientras las avispas revolotean alrededor, animadas por el olor a cebada, Claudia y Aaron habian hecho de el su nidito de amor. Sin embargo, eran conscientes de que deberian buscar algo mas grande cuando la familia creciera. Les gustaba su apartamento por esa sensacion familiar que les inspiro desde el momento en que lo vieron por primera vez. La cocina no era especialmente grande y a pesar de tener que subir unas escaleras para acceder al cuarto de bano, la unica parte de la casa que incomprensiblemente estaba en las alturas, el gran salon con acceso a una pequena pero acogedora terraza y aquella chimenea dentro de la habitacion de matrimonio, lograron enamorarles desde el primer dia. Poco a poco, habian ido adaptando la decoracion a sus gustos, aunque decidieron mantener ese aire a las viejas glorias berlinesas que hacian de el un apartamento especial. Cuando Aaron por fin salio de la cama, Claudia le ofrecio su cafe recien hecho y un par de tostadas con aceite de oliva y tomate, una de las recetas que habia adoptado de la excelente gastronomia espanola que su marido se habia encargado de darle a conocer. --Gracias carino, pero no me malacostumbres, que al final voy a querer despertarme todos los dias a esta hora solo por tus tostadas. --No seas pelota y ponte en marcha, que vas a llegar hoy tardisimo al estudio y no vas a aprovechar el dia. --Prefiero eso a tener que lidiar con esa marabunta de periodistas en celo. Nunca he comprendido por que llevan siempre esa cara de estresados por la manana y de cansancio absoluto por la noche. Y sin embargo, siguen aprovechando los minutos muertos de viaje en el metro para sacar la tablet y seguir tecleando en lugar de disfrutar de los paisajes. --Estan hechos de otra pasta, como tu, que te puedes pasar noches enteras componiendo. ?Que me dices de eso?

  • La chica de los ojos tristes – Noelia Hontoria de Noelia Hontoria

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    Se preguntaba el gran Joaquin Sabina en una de sus canciones: “?como huir cuando no quedan islas para naufragar?”. Para Adriana, la pequena isla de Malta representa su segunda y ultima oportunidad de recomponer los pedazos en los que se ha roto su vida. Huyendo de un pasado que no deja de atormentarla, una madrugada de Octubre coge su maleta y embarca dispuesta a comenzar de cero. Un todo o nada donde VIVIR, sera siempre su unica meta.

  • La chica de los ojos tristes de Noelia Hontoria

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    Adriana amaba viajar. Desde pequena siempre supo que no queria una vida prefabricada como los demas, ella era especial. Por encima de todas las cosas, deseaba almacenar en su retina paisajes de belleza desmedida, disfrutar de escenas urbanas cotidianas, integrarse en otras culturas desconocidas y atesorar miles, quizas millones de kilometros recorridos. Le gustaba imaginar que llevaba a sus espaldas una mochila magica en la que conservar la esencia de cada paso andado, cada kilometro viajado. Nunca supo bien de quien habia heredado esta pasion. Quizas de su tia preferida, Carla, quien siempre tenia una anecdota que contar de cada ciudad que habia visitado. O tal vez de sus padres, quienes sin saberlo le habian inculcado el deseo de conocer mundo. A pesar de que ambos tenian una coleccion de sellos en el pasaporte mas bien escasa, los dos poseian grandes conocimientos del mundo que nos rodea, cada uno por una razon diferente: la madre de Adriana era una reputada profesora de Geografia, mientras que su padre, cocinero, habia editado sin exito dos libros de recetas internacionales. Sin duda, sus ansias de viajar la habian llevado a vivir los mejores momentos de su vida y si de algo no se arrepentia, era de cada minuto vivido en ciudades que no le pertenecian. Adriana era hija unica, pero nunca fue una nina malcriada. Jamas le falto un capricho ni un regalo bajo el arbol de Navidad, pero tampoco educacion, carino y un castigo cuando lo merecia. Crecio en un hogar sin altibajos, sin problemas economicos ni familiares y paso su adolescencia como cualquier otra joven de su edad: le gustaba tomar cafe con sus amigas los viernes por la tarde, mirar ropa en el centro comercial y, de vez en cuando, salir por la noche a tomar un Malibu con pina en los bares "de mayores". Queria crecer rapido para ser como ellos, saber bailar, no tener toque de queda y no verse en la obligacion de dar explicaciones de con quien andaba o donde iba. Quizas si Adriana hubiese sabido lo que le esperaba unos anos despues de la mayoria de edad, habria deseado que su vida acabara en ese cafe de los viernes por la tarde. Pero por suerte o por desgracia para ella, la vida siguio su curso y Adriana se convirtio en una bella jovencita de pelo negro y ojos miel. Fue a la Universidad, aunque nunca llego a terminar la carrera. La vida le tenia preparado otro destino, eligio otros caminos y paso de ser una adolescente feliz a una marioneta de quien, con capricho, mueve los hilos de nuestra vida. ?Quien decide quien merece vivir una buena vida y quien se ahogara en una existencia marcada por las sombras? ?Somos nosotros los que, con nuestras acciones, marcamos nuestro futuro o realmente existe un destino escrito para cada uno desde el momento en que venimos al mundo? La joven no conocia la respuesta a la pregunta que se repetia todas las noches, pero un buen dia decidio que era el momento de buscar una salida del tren que ya habia descarrilado hace mucho tiempo. Se marcho. Huyo por la ventanilla del servicio de la tripulacion, como los cobardes, atraveso las vias, cambio de estacion e, incluso, de medio de transporte. Habia llegado el momento de romper con todo lo que le ataba a su vida anterior: familia, amigos, ciudades... creo una caja de recuerdos y guardo en ella lo que mas le importaba. Ese tipo de objetos que jamas tendrian valor material en un mercadillo de segunda mano, pero que para ella ahora eran todo su mundo. Con sumo cuidado, selecciono sus fotos preferidas con recelo de no aparecer en ninguna. Cerro la caja y con la llave se hizo un colgante. Creia en el poder de los amuletos y si queria empezar de nuevo, reescribir su historia, iba a necesitar uno. Con sus propias manos cambio su largo pelo negro por una melena rubia a la altura de los hombros y volvio a estudiar, pero esta vez no fueron las aulas de la Universidad las que disfrutaron de su inteligencia: una manana de Enero se matriculo en un curso de TCP, tripulante de cabina de pasajeros o, como lo llamaba el resto del mundo, azafata. Comenzar una nueva vida no fue facil: gestionar la documentacion fue casi mas dificil que encontrar un piso decente y economico en una gran ciudad como Madrid. Queria algo cerca de la Escuela pero con un alquiler acorde a su cuenta bancaria: apenas habia tenido unos meses para ahorrar y los lujos no tenian cabida en su nuevo plan de vida. Tras dos noches durmiendo en un hostal de dudosa reputacion, logro encontrar un habitaculo en un piso modesto pero limpio. Su habitacion estaba decorada en tonos azules y contaba con un mobiliario bastante basico: una cama vieja pero comoda, un escritorio de melanina, un pequeno armario suficiente para su escaso equipaje y un par de cuadros de motivos marineros. Muy a su pesar, tuvo que resignarse a compartir piso con dos chicas de nacionalidad alemana, participantes de un programa de intercambio europeo, con las cuales apenas cruzo una centena de palabras durante todos los meses que duro su estancia. Adriana se escudaba en los obstaculos del idioma para no tener mucha conversacion con sus alegres companeras, pero ella bien sabia que ese no era el motivo real. Era consciente de que su vida ahora se encontraba en una etapa absolutamente temporal, que esto no duraria mucho. Le gustaba Madrid, le hacia sentirse extrana entre un mar de gente, pero no queria pasar aqui el resto de su vida. En ese momento, hacer amistad con las alemanas no entraba entre las prioridades de su nueva vida. Tampoco le interesaba conocer a sus companeros de Escuela. Ocho chicas y tan solo un varon que quedaban cada fin de semana para disfrutar de la noche madrilena. Despues de tres negativas por parte de Adriana, habian dejado de intentar convencerla para salir con ellos. La veian algo rara, taciturna y solitaria. Y no se equivocaban. En ocasiones hablaban de ella a sus espaldas y todos coincidian en que era una chica amable, responsable y con buenas maneras, pero no entendian como alguien tan joven podia tener tan poca vida social. Algunos apostaban a que tendria algun problema psicologico, otros simplemente achacaban su actitud a un posible novio demasiado celoso y absorbente. Fuera lo que fuera lo que marcaba la actitud de Adriana con el mundo, todos estaban de acuerdo en que no era la mejor personalidad para una futura azafata de vuelo. La realidad era bien diferente: sus fantasmas no la dejaban abrirse de nuevo al mundo. Desde que ocurrio aquello que nunca debio suceder, se acostaba cada noche imaginando que todos tenemos una segunda oportunidad y basta un "lo siento" o una explicacion para enmendar todos nuestros actos. Pero al final de cada noche, sus suenos siempre se transformaban en pesadillas. La vida siguio su curso y pocos meses despues abandonaba esa Escuela que le habia dado una nueva oportunidad, esta vez con el titulo bajo el brazo. Contra todo pronostico, Adriana fue la primera de su promocion que consiguio ser seleccionada en una de las entrevistas que la propia Escuela organizaba con algunas companias aereas. A pesar de que su tren descarrilo hacia apenas un ano, habia logrado encender los motores del avion de su nueva vida. Acepto sin dudarlo: ante la oportunidad que se abria delante de ella, ni siquiera reviso las condiciones de su contrato. No le interesaban las cifras mensuales, las horas de trabajo ni el convenio. Solo queria empezar, por fin, su vida. Dicen que nunca es tarde para volver a empezar y Adriana estaba a punto de comenzar el viaje hacia lo que realmente merecia. Un 7 de octubre de 2007, partio de madrugada, con nocturnidad y alevosia. No le hizo falta facturar. En su escasa maleta de mano llevaba un par de kilos de ropa, su documentacion y su caja de recuerdos. Pero lo que mas pesaba no era nada material que pudiera llevar con ella. Su secreto la acompanaba, alla donde fuera, con la carga anadida de saber que jamas iba a poder desprenderse de el. Las horas de espera en el aeropuerto volaron: antes de darse cuenta, la voz metalica que provenia de los altavoces del aeropuerto ya anunciaba la salida de su vuelo. Cogio su equipaje de mano, su secreto y su desesperanza y se puso en la cola de ese conductor de destinos al que vulgarmente llaman avion. Deteniendose un instante, como si quisiera saborear aquel momento, saco de su bolsillo la carta arrugada que habia recibido apenas unos dias antes y comprobo con la pantalla de la sala de embarque que no se habia equivocado de sitio. En ambos lugares rezaba la misma frase. Destino: Aeropuerto de Luqa. Malta.