• Secretos imperfectos (Serie Bergman 1), Michael Hjorth de Michael Hjorth

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  • Guardando las distancias de Iria Blake

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    Lucia esta cansada de su vida anodina junto a su novio.
    Lucia quiere romper con todo y empezar de nuevo.
    Lucia conoce a Liam y comete una locura.
    Pero, ?que es la vida si no hacemos locuras una sola vez?
    ?Que pasaria si, por un flechazo, te cambias hasta de pais para seguir al hombre de tu vida?
    Porque hay decisiones que, aunque sean precipitadas, pueden marcar tu destino.

  • Cuando Cupido mete la pata de Nisha Scail

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    Cup observo como el sol despertaba elevandose en el horizonte, la tranquilidad de la manana, el canto de los primeros pajaros y el suave viento meciendo las copas de los arboles lo hizo sonreir. Este era el dia que esperaba ano tras ano, en el que daba comienzo su tarea y al mismo tiempo ponia punto y final, un trabajo eterno para un ser inmortal, pero uno del que disfrutaba como solo el dios del amor podia hacerlo. --Dios, haces que los demas quedemos a la altura del betun levantandote antes de que salga el sol. El saludo llego desde sus espaldas, sonrio interiormente y se giro para ver al hombre que llevaba el camping en el que llevaba un par de anos viviendo. Eros llevaba una taza de humeante cafe en las manos, a juzgar por su aspecto, el retirado Ranger no parecia de muy buen humor. --No te preocupes, dudo que nadie mas, exceptuandote a ti, este despierto a estas horas de la manana y menos en esta parte del pais --replico con tono jocoso--. Somos los unicos que nos despertamos al mismo tiempo que las gallinas. --Habla por ti, Cup, yo todavia estoy intentando quitarme las leganas. Sonrio. Eros era el gerente del camping The Woods, una serie de cabanas de madera destinadas al turismo rural, perfectas para aquellos que necesitaban escapar del mundanal ruido y las bulliciosas ciudades o, como hoy, para celebrar una romantica noche o largo fin de semana. --Sera mejor que empiece a hacer cafe para los demas, hoy va a ser un dia movidito -- continuo con una mueca, giro sobre sus talones y volvio a entrar en la cabana principal, el centro del camping y donde se encontraba el comedor, la cocina, el salon comun y las dependencias privadas del hombre. --No tienes idea de cuanto --replico en voz baja, mas para si mismo que para el. Las reservas para ese dia estaban completas, algunos de los campistas ya estaban alli y otros llegarian a lo largo de la manana, al final del dia, el complejo estaria lleno. Se llevo la mano al bolsillo trasero del pantalon y extrajo el cuaderno con solapas de color rojo. --Hora de ponerse a trabajar --murmuro abriendo el cuaderno y empezando a revisar sus paginas--. Veamos... tu no... tu tampoco... todavia no ha llegado tu momento… Repaso una a una cada pagina haciendo pequenas anotaciones aqui y alla con una pluma en forma de flecha dorada hasta encontrar lo que buscaba. --Ah, si. Aqui estas --golpeo un par de veces el papel--. Bien, bien... todo va segun lo planeado. Cerro el cuaderno satisfecho y lo devolvio al lugar de donde lo habia sacado. Tenia una larga jornada de trabajo por delante, una fiesta que organizar y un pellizco de romanticismo y deseo que esparcir por el camping. Solo esperaba que este ano algo de eso cayese tambien sobre Eros, ese hombre ya habia pasado bastante tiempo solo. CAPITULO 1 El silencio se rompio por la insistente y repetitiva melodia del despertador. Valentina odiaba aquel sonido que aguijoneaba la conciencia y obligaba hasta al mas dormido de los mortales a abandonar la calidez del lecho para enfrentarse a un nuevo dia. Se revolvio en la cama, refunfunando, deseando con todas sus fuerzas que aquel maldito cacharro se quedase sin pila, o mejor aun, estallara en pedacitos. No funciono, la melodia continuaba abriendose paso con abrumadora insistencia en su cabeza. Con un suspiro de rendicion, deslizo el brazo por debajo de las mantas y palpo a ciegas hasta encontrar el interruptor de la lampara de noche. La luz rosada que emitia despejo la oscuridad del dormitorio. Abrio un ojo a modo de prueba y volvio a cerrarlo inmediatamente ante la molesta claridad antes de suspirar y volver a intentarlo. Enfoco hasta conseguir leer la hora en el reloj digital que seguia vibrando sobre la mesilla. --Mierda. --mascullo, su voz pastosa por el sueno. Tenia que levantarse, le esperaba por delante un viaje en coche de lo mas estresante. ?En que momento se le habia ocurrido la brillante idea de ayudar a su madre con las entregas de la tienda online? !Y el catorce de febrero, nada mas y nada menos! En serio, ?quien diablos queria salir a la carretera, hacer un monton de kilometros para entregar una caja de San Valentin? Charleen Vishow era como la version femenina de Cupido cualquier mes del ano, pero en este era incluso peor y eso hacia que se le pusieran los pelos de punta. La semana anterior la habia llamado para pedirle que le echase una mano con las entregas, la ultima de las cuales tenia que entregar hoy. La dichosa caja tenia que ser entregada en Bear River, un pequeno pueblo a las afueras, tan a las afueras que le llevaria mas de seis horas llegar conduciendo. --Gracias por el palizon que voy a tener que pegarme, mama. Suspiro, hizo las mantas a un lado y se levanto de la cama. La luz del sol habia empezado ya a filtrarse por las rendijas de la persiana que habia quedado mal cerrada, lo cual era toda una novedad ya que la ultima semana habia llovido para llenar un lago y el sol apenas se habia dejado ver entre las nubes. Hoy, sin embargo, la manana presentaba un aspecto diferente. Tras levantarla y abrir la ventana para que entrase un poco de aire fresco, confirmo lo que podria llegar a ser un buen dia si las nubes llegaban a despejarse completamente. --Hora de darse una ducha y espabilarse --murmuro estirandose, le dio la espalda a la ventana y cruzo la habitacion para meterse en el bano y empezar su jornada. Le habria gustado quedarse en casa, abrir el frigorifico, coger un helado y pasarse todo el dia viendo peliculas, pero habia tenido que elegir entre hacerle ese favor a su madre o pasarse el dia envolviendo ramos de rosas en su floristeria; el encargo de su progenitora prometia ser menos vomitivo. No. No le gustaba San Valentin. Demasiado rojo, demasiados corazones y demasiado azucar, era como si la gente solo recordase ese dia que existia el amor y sintiesen unas ganas irrefrenables de restregarles su felicidad a todos en la cara. Consumismo puro y duro, eso era lo que era el catorce de febrero. Una excusa para comprar y gastar, esa fecha que no se olvidaba como los cumpleanos y los aniversarios y en los que, si no recibias una punetera flor o unos chocolates, eras practicamente una apestada. Amor. Oh si. A ella tambien le habria gustado creer en el amor, sentir ese cosquilleo en el estomago y soltar corazoncitos por los ojos, pero a lo largo de sus treinta y seis anos de vida, habia llegado a la conclusion de que Cupido ni siquiera conocia su direccion. Asi que, ?cual era el mejor sustituto del amor? El sexo. Que se olvidasen del chocolate, una sesion de cama podia arreglarle la noche a una chica, sobre todo si dicha sesion era con el companero adecuado. --Una pena que Keith no este en la ciudad --murmuro pensando en el abogado que habia conocido un par de meses atras y con el que solia salir muy de vez en cuando a tomarse algo. Su relacion se basaba en <>. Quien pensara que una mujer no podia tener la iniciativa en el sexo, era gilipollas. ?Donde decia que el hombre era el unico que podia salir a divertirse sin ser pisoteado despues? Su vision de las relaciones personales estaba bastante tocada, lo sabia, pero la culpa la tenia en gran medida la educacion liberal de su madre y los fallidos amorios que habia tenido a lo largo de su vida. Si, Cupido se habia olvidado completamente de ella. Termino de ducharse en tiempo record, se envolvio en una toalla y salio secandose el pelo con otra. Limpio el espejo con una pasada de la mano e hizo una mueca al ver su aspecto. --No. Ni el mejor de los estilistas va a poder arreglar esto. Llevaba el pelo casi a la altura de los hombros, cortado en lo que en algun momento habian sido dos capas, un color a caballo entre su natural color zanahoria y los reflejos que todavia le quedaban del ultimo cobrizo que se habia aplicado. --Semana que viene, a la peluqueria --se recordo. Suspiro y se apresuro en darle unas ultimas pasadas con la toalla para reemplazarla por el aire caliente del secador. El tiempo jugaba en su contra, los minutos parecian pasar mas rapido de lo normal, pero siempre era asi cuando se tenia prisa. Su estomago rugio recordandole que todavia no habia desayunado y si no se daba prisa en enfundarse la falda, la blusa y las botas para salir disparada hacia la cocina, seguiria rugiendo hasta que pudiese parar para comer

  • Dame un ano de tu vida de Maria Border

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  • Narcisista, Sociopata e Irresistible de Jorge Borges

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    Arthur Robbins era un gigante.
    Metro noventa, musculado.
    Tatuado, sexy, descarado.
    Y un narcisista patologico.

  • La Herencia Secreta de Edgar Alberto Rojas

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  • Un amor de otra galaxia de Patricia Robledo Sanchez

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    Novela de ficcion romantico-erotica. Nos cuenta el exodo de una parte privilegiada de la humanidad, en busca de un planeta donde sobrevivir, a causa de la destruccion de la Tierra. Jane, una periodista muy audaz y Jack, el piloto, viviran una torrida relacion a bordo de la nave que se vera truncada por los acontecimientos. Nuestra protagonista descubrira los planes ocultos de los humanos poderosos, pero no podra evitar el desastre que se les avecina. Wine es uno de los seres alienigenas que recibira a los humanos y que se interpondra entre Jane y Jack, formando un triangulo amoroso con un impredecible final, tanto para ellos tres como para el resto de los humanos.

  • Petit Paris de Justo Navarro

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    Paris, marzo de 1943: Alemania e Italia estan perdiendo la guerra. Despues de la invasion angloamericana del norte de Africa y la rendicion en Stalingrado del mariscal de campo Paulus, se respira la hecatombe militar nazi-fascista, el inminente desembarco de los aliados en Europa. Veinte anos antes de resolver los crimenes sobre los que giraba Gran Granada, el comisario Polo se encuentra por accidente en Paris, temeroso de no poder acabar nunca un viaje que solo iba a durar unos dias. En tiempos de guerra no es raro que lo previsto como una excursion de setenta y dos horas se dilate meses, anos o decadas, o se convierta en el exilio eterno.

  • La ley de los justos de Chufo Llorens

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    En la Barcelona modernista germina una historia de amor entre dos jovenes de clases sociales distintas. Una gran novela historica de pasion, ideales y venganza.

  • Secretos a voces de Alice Munro

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    Un libro que reune ocho relatos de la Premio Nobel de Literatura 2013 Alice Munro.

  • Entre llamas te volvi a encontrar de Alexa Blanco

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    Margarita tenia seis anos cuando Alex, un nino marcado por un tragico suceso familiar, llego a su colegio.Tras convertirse en amigos inseparables, Alex se fue a vivir lejos.
    19 anos despues, la vida de Margarita dara un vuelco inesperado a raiz de un incendio en su edificio.
    Y las consecuencias… Tendras que leer su historia para saberlas.

  • El que viene por detras de Claudio Hernandez

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    Stevie en su inocencia creia que su mama estaba con Dios hasta que vio a un extrano crio en su ventana. Despues habia una la leyenda de la que todo el mundo silenciaba, y Jeffrey, su padre le revela algo… Aunque no le conto todo, pero entonces el pequeno vio a su vecino suspendido en el techo… Y estaba el: el que viene por detras. El circulo de trigo tampoco estaba blancuzco en Navidad cuando la nieve caia como piedras. ?Que secreto hay detras de todo?

  • Atrevete a ser tu maestro de Suzanne Powell

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    Este libro recuerda al lector que la mente es solo una parte de nosotros, le invita a dejarla atras y a que abandone la ilusion de lo inalcanzable. Todo siempre se resuelve si dejamos que las leyes universales fluyan con naturalidad. Volver a ser un nino, tomarse la vida con humor, y confiar en la sabiduria interna son las claves para alcanzar el estado de paz y calma donde solo hay que vivir y despreocuparse de todo.

  • Darien. El Imperio de sal de C.f. Iggulden , Conn Iggulden

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    La ciudad de Darien se encuentra en el corazon de un imperio a punto de extinguirse. Doce familias mantienen el orden gracias al control del monarca, a las alianzas y a las intrigas, aferrandose a una paz voluble que se desmorona. Los habitantes de la ciudad
    soportan una realidad que no pueden cambiar.
    Sin embargo, viejas disputas desembocan en un complot para matar al rey, una conspiracion que convocara a seis forasteros a la ciudad: Elias Post, un cazador, Tellius, un viejo espadachin expulsado de su hogar, Arthur, un nino que no habla, Daw Threefold, un chancero y jugador, Vic Deeds, mercenario sin remordimientos, y Nancy, una chica cuyo talento podria ser la ruina de todos.
    Su llegada a las murallas de la ciudad con el ocaso desatara una serie de acontecimientos explosivos. Antes de que el sol vuelva a levantarse, juntos forjaran el destino del Imperio de sal.

  • Enemiga por accidente (California Beach 2) de Olivia Kiss

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    Claire le declaro la guerra a Thomas una noche en la que sus caminos se cruzaron en el California Beach. Un choque casual los convirtio en enemigos no solo en la intimidad, sino tambien de forma publica. Se odian y evitan verse por encima de todas las cosas.
    Sin embargo, sus mejores amigos van a casarse y han decidido que ellos oficien la ceremonia.
    Juntos.
    Un punado de encuentros, un discurso que preparar, unos cuantos secretos y una tension sexual no resuelta conseguiran que, finalmente, todo estalle por los aires.
    ?Podran Claire y Thomas ser algo mas que enemigos por accidente?

  • Desde la otra Orilla de Patricia Alcantud Obregon

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    ?Hasta donde llegarias por amor? ?Y por desamor? ?Cual es el limite que indica que ha llegado el momento de decir adios?
    Todo eso se pregunta Irene, sin poder encontrar las respuestas. Ella, una chica joven como cualquier otra, vive sumida en una rutina que, poco a poco, esta acabando con su ilusion. A pesar de llevar anos viviendo con su pareja, no consigue sentir esa palabra que muchos llaman felicidad.
    Ella es consciente de que el refran que tantas veces ha escuchado: No hay mayor soledad que la que se siente aun teniendo compania, es cierto; por eso sabe que ha llegado el momento de dar un giro a su vida y romper con todo lo que conocia hasta entonces.
    Irene se siente sola, incompleta y perdida en este mundo que no se detiene nunca. hasta que conoce a Dani. Por destino o por casualidad, este chico moreno de ojos oscuros llega a su vida justo cuando mas lo necesita. Asi, sin esperarlo, casi sin darse cuenta, se va enamorando como nunca antes lo habia hecho. Pero. siempre hay un pero; y esta vez ese pero es que a Dani y a ella los separan muchos kilometros de distancia.
    ?Podra su amor salvar esa barrera? ?Es conveniente abandonar el pasado y lanzarse a vivir un futuro incierto? ?Sera capaz de dejar todo atras y arriesgarse a vivir el verdadero amor, por mucho que este duela?
    Eso. solo lo descubriras leyendo esta historia.

  • Tu tambien puedes tener un cuerpo como el mio de Alexandra Kleeman

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    La singular primera novela de Alexandra Kleeman es un cruce sorprendente y a ratos inquietante entre La subasta del lote 49 de Thomas Pynchon y Ruido blanco de Don DeLillo.

  • Como los pajaros aman el aire de Martin Casariego

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    En el barrio algunos nos llamaban el fotografo y la modelo. Es cierto que le hice bastantes fotografias, y que la mayoria fueron de la clase que imaginaban quienes apenas nos conocian mas que de vista, pero las que verdaderamente me interesaron no eran asi. Escogi vivir en aquella zona deteriorada y multicolor no solo por el precio de los alquileres, sino tambien por cortar en seco con mi pasado. Habia llevado durante mucho tiempo una vida de plastico. Ahora, de querer ser lo que parecia, habia pasado a preferir parecer lo que era; de hablar a los demas, a hablarme a mi mismo. Alli no me encontraria jamas a mi antigua esposa, ni a mis antiguos amigos (por llamarlos de alguna manera), ni, desde luego, a los companeros de mi anterior trabajo, que habia cambiado por uno mas tranquilo, aunque mucho peor pagado. El apartamento tenia unos treinta metros cuadrados, mas el dormitorio de la planta alta, abuhardillado. En el, cuando terminaba de subir la escalera, debia agacharme. Un ojo de buey, en la pared a la que estaba arrimada la cama, proporcionaba una amplia vista de una parte de Madrid, un Madrid sin rascacielos que semejaba un inmenso pueblo cubierto por una lluvia de tejas y vigilado por un ejercito de antenas. Lo que le daba vida a mi pequeno piso era una terracita rectangular abierta en el tejado. Si me encaramaba al borde de este, la vista de Madrid se perdia en el horizonte. Nunca habia estado en Argel, pero la primera vez que me sente alli pense, sin saber realmente por que, en aquella ciudad. Quiza me recordara alguna imagen de La batalla de Argel, que habia visto en el Griffith. Veia las tejas, la ropa tendida, una bandera pirata en el tejado de enfrente, a la que la brisa hacia flamear, las plantas y macetas, y me sentia en paz. En el tiempo de dolor y soledad comprendido entre mi separacion y la enfermedad y muerte de Gafas habia aprendido a querer mi barrio. Una noche me entretuve, callejeando hacia casa, en hacer una relacion de lo que iba distinguiendo en el suelo, desde vomitos y latas hasta preservativos y excrementos, y lo encontre casi arqueologicamente instructivo, en lugar de asqueroso, sin mas. Me gustaban sus calles, una libreria-cafe, atestada de libros, en la que a veces compraba una novela y tomaba algo en una mesa a la entrada, ciertos bares y cafes, como el Nuevo Cafe Barbieri, con sus espejos y mesas de marmol y sillas de madera y columnas de hierro fundido y canapes de terciopelo rojo, en la esquina de Primavera y Ave Maria. Ya ni siquiera me repugnaba tanto el hedor a orines de la calle Primavera, apreciaba tener tan a mano la Filmoteca, o encontrarme en la calle Salitre con el club de fumadores de marihuana con la hoja de marihuana de metal colgada de la fachada, a modo de reclamo o anuncio medieval. Ademas de espanol, se oia hablar chino, indio, arabe, rumano, diversas lenguas africanas que no identificaba. Habia mudanzas y pequenas obras constantemente, negocios que abrian y cerraban, y a todo lo envolvia un pano de provisionalidad. De unos anos para aca los robos proliferaban, aunque ultimamente habian descendido gracias, en parte, a las camaras instaladas en muchas esquinas. Salia del metro y bajaba hacia la plaza por la calle del Ave Maria, donde, fantaseaba, mas de uno habia rezado sus ultimas oraciones, o por la del Olivar, si tenia ganas de variar un poco, entre restaurantes asiaticos, tiendas de chinos, locutorios, verdulerias con especias y frutas exoticas, y a menudo me cruzaba con algun borracho que insultaba a voces a alguien, real o imaginario, o con un loco que pregonaba su suerte por haber conocido en persona a Dios. Pensaba entonces que estaba donde debia estar. Lo cual no era, sin embargo, ni un consuelo ni una alegria.

  • Dia de Gayle Wilson

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    ?Duncan? Habia recibido la llamada en el telefono movil, lo que significaba que la voz que estaba oyendo era la de una amiga, no una clienta. Sin embargo, dentro del exclusivo circulo de los que Duncan Culhane consideraba sus amigos, aquella era la ultima voz que esperaba oir. No habia ni una docena de personas que supieran aquel numero, y la mujer que acababa de decir su nombre no era una de ellas. Y no porque no hubiera querido darselo. En realidad, habria estado dispuesto a darle cualquier cosa que ella le pidiera. Pero ella nunca le habia pedido nada. Y aunque habian pasado cinco anos desde la ultima vez que habia oido su voz, no habia cambiado en absoluto el efecto que tenia sobre el. Incluso en aquel momento, despues del tiempo pasado, sintio un intenso calor en sus genitales. Era el resultado de un deseo que no habia confesado jamas. Y menos a ella. --?Andrea? Le encanto la firmeza de su voz. Y especialmente el haber sido capaz de imprimir una ligera vacilacion a su tono, como si no estuviera seguro de que fuera ella. Aunque habria reconocido su voz en una habitacion a oscuras y rodeado de miles de mujeres. El era capaz de distinguir su presencia haciendo lo que hacia cada vez que estaba cerca de ella. Le bastaria con respirar el aire que la rodeaba y llenarse de la sutil fragancia de su piel, como habia hecho cada vez que le besaba la mano o la mejilla. Jamas habia habido otro contacto fisico entre ellos, Andrea habia sido la esposa de su mejor amigo, de modo que no le habia quedado otra opcion que guardar las distancias. Y probablemente era mas necesario continuar manteniendolas despues de que Paul Sorrenson hubiera muerto. --Griff me sugirio que te llamara. Espero haber hecho bien. Deberia haberselo imaginado, penso Duncan, mientras se reclinaba en el sillon de cuero. Andrea nunca lo habria llamado por iniciativa propia. Deberia haberlo sabido antes de permitirse sentir aquella fuerte excitacion. --Claro que has hecho bien. Me alegro mucho de oirte. Hace mucho tiempo que no hablamos. Se produjo un pequeno y tenso silencio, como si Andrea estuviera intentando encontrar una respuesta. --Tengo un problema, Duncan. Y esa era la razon por la que Griff le habia sugerido que se pusiera en contacto con el, por supuesto. Cualquiera que buscara los servicios de Phoenix Brotherhood normalmente lo hacia a traves de un intermediario. Pero como Paul Sorrenson habia sido miembro del grupo antiterrorista de elite que Griff Cabot habia formado en la CIA, Andrea tenia acceso inmediato a ellos. Los miembros de Phoenix eran, al igual que el propio Duncan, antiguos agentes que trabajaban para una organizacion privada creada por Cabot despues de que la CIA disolviera el Equipo de Seguridad Exterior. La agencia habia decidido que, una vez acabada la Guerra Fria, nadie utilizaria sus servicios. Pero aunque el gobierno declarara que ya no necesitaba de sus habilidades, al parecer habia multitud de personas que las encontraban valiosas a juzgar por los dividendos que compartian. --?Que clase de problema? --pregunto, al tiempo que intentaba atemperar la respuesta emocional que la voz de Andrea evocaba. Agarraba el telefono con la mano derecha, una obra de arte hecha con plastico y sistemas electronicos y cubierta de piel sintetica, de la que sus creadores estaban mas que orgullosos. Con la otra mano, eligio un boligrafo de los que tenia en el escritorio. Nunca habia llegado a dominar el arte de escribir con la mano izquierda, al menos no tan bien como le habria gustado. Pero aun asi, normalmente era capaz de descifrar las notas que el mismo garabateaba sobre los casos que le eran asignados. Normalmente. --Es algo que tiene que ver con mis abuelos --contesto Andrea. El boligrafo caminaba vacilante sobre el papel mientras Duncan digeria aquella informacion. Teniendo en cuenta que Andrea debia de tener unos treinta y cinco anos, sus abuelos, como poco, tendrian mas de ochenta. --?Han tenido algun problema serio? --En realidad no es un problema. Es un asunto un poco complicado. A lo mejor no te apetece ocuparte de el. Griff me ha dicho que estabas en San Francisco... --vacilo un instante--. He pensado que podriamos vernos en alguna parte y hablar. La sugerencia quedo flotando entre ellos durante algunos segundos, provocando la misma clase de calor que minutos antes envolvia el cuerpo de Duncan. Aquella vez, la sensacion se unia a un cierto toque de ansiedad, incluso quiza de tristeza. Sentimientos que Duncan creia haber dejado tras el mucho tiempo atras. Quiza fue esa la razon por la que se mostro de acuerdo. Eso y el hecho de que si no hubiera sido por Paul Sorrenson el no estaria alli. --Por supuesto --contesto Duncan, sintiendo como aumentaba su tristeza--. Dime donde y cuando.

  • El Hitita de David Lopez

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    Criado en la fabulosa ciudad de Taruisa, terreno disputado entre aqueos e hititas, el joven Muwassili pronto descubrira el significado de la guerra, del destierro, de la soledad y del amargo fruto del favor y el desden de los mismos dioses. En su periplo habra de conocer reyes a los que no respeta, usurpadores a los que ama como a hermanos, camaradas de armas, enemigos acerrimos y toda suerte de personajes en la convulsa Anatolia antes del colapso de los reinos de la Edad del Bronce.

  • En la piel de una yihadista de Anna Erelle

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    El testimonio de una joven occidental captada por el estado islamico.

  • Con sabor a ti de Norah Carter

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    Cuando ella se desperto aquel dia, no pensaba que su vida iba a cambiar de la forma en que lo hizo. Marcos dormia a su lado, al lado de Sara, que tenia que dejar la cama para ir al trabajo. Que rabia. Dejar a Marcos, a su chico, al que conocio hace unos anos en la fiesta de Paloma. Pero Marcos no dormia. Se habia levantado varias veces a lo largo de la noche. Estaba intranquilo. Sara no sabia nada del asunto que parecia preocupar a su marido, pero es cierto que lo notaba un poco mas nervioso que otras veces. Sara suponia que era el exceso de trabajo en el taller o algunos impagos por parte de algunos clientes. No era la primera vez que Marcos le habia hablado de esa clase de problemas en el negocio. Llovia afuera y la calle gris se fundia con una bruma blanca. Sara tomo aire y se dirigio a la cocina. Un cafe. La misma marca. Un aroma seco y aspero. Estaba amoldandose a la nueva vida que habia elegido, saboreandola, disfrutandola, a pesar de todos los imprevistos en los que se habian visto envueltos a raiz del comienzo de esta nueva relacion, pero era feliz y tenia claro lo que queria. Era una mujer con ideas contundentes. A pesar de todo lo que habia tenido que lidiar para estar con Marcos, ella se levantaba feliz, creia en lo que hacia, sabia que, gracias a sus esfuerzos, podrian sacar esa vida que habian sonado juntos en tan poco tiempo, no le hacia falta mucho para disfrutar de aquella relacion. Era feliz con llegar dignamente a final de mes junto al hombre al que habia elegido Marcos se dio la vuelta en la cama y, cuando, con los ojos cerrados, quiso abrazar a Sara, descubrio que ella ya no estaba. Una sonrisa quebrada de insatisfaccion se dibujo en su cara, pero esa sensacion de desamparo no le impidio seguir durmiendo. Sabia que Sara tenia que trabajar temprano. Que los turnos en el supermercado son rigurosos. La empresa no disculpaba jamas los retrasos injustificados. Pero a el le hubiese encantado que ella estuviese en estos momentos a su lado. Le gustaba sentir su piel cerca de el, le gustaba abrazarla y mimarla, la veia como su nina, la nina de sus ojos. La lluvia golpeaba en la ventana y Sara sorbio de su cafe caliente, y se sintio de repente mas reconfortada. Aun recuerda esa noche en la que le presentaron a Marcos. La discoteca estaba llena de jovenes estudiantes que habian terminado el curso. Marcos se encontraba rodeado de sus amigos del trabajo y ella, que habia olvidado su bolso en la barra, se lo encontro cara a cara. Fue un flechazo. Ella no supo que decir, pero Marcos dejo a sus amigos y se presento formalmente. – Hola, me llamo Marcos. Te he confundido con alguien, perdona. Bendito error, penso. Se habia quedado impactada por ese chico. – No te preocupes. Encantada. Yo soy Sara. Me habia dejado el bolso aqui mismo. Dentro, llevo todas las tarjetas y mi movil. Menos mal que no lo he perdido. – Bueno, siento haberte molestado. No era mi intencion – dijo Marcos, avergonzado. – No te preocupes. Estas cosas suelen pasar. Soy una chica corriente. Es facil confundirme. – De corriente, nada. Eres muy guapa. Creo que me he fijado en ti por eso. – Claro. Eso se los dira a todas, ?verdad? – contesto Sara, sonrojada. – Que va. Soy un ligon patetico - anadio Marcos con una sonrisa burlona. De repente, lo llamaron sus amigos y el chico se despidio con dos besos y Sara se quedo pensativa, tocada seguramente por la espontaneidad de aquel joven, al que no conocia de nada, al que no volveria a ver jamas. O quiza si. Pero el destino siempre tiene la capacidad de sorprendernos y, ahora, despues de tres anos de matrimonio, Sara se despertaba junto a el cada manana. No paro de pensar de la forma que la habia enamorado, fue todo un flechazo, demasiado rapido, demasiado bonito a pesar de todo lo que les habia costado esta relacion. Eran posiblemente dos seres felices, dos seres que se tenian uno al otro, que se miraban como dos extranos para amarse todas las noches. Eran apasionados y quiza esa cualidad fuese una de las que hizo que los dos decidieran vivir juntos, tener la absoluta libertad para yacer uno junto al otro siempre que quisieran, sin depender de citas previas como si fuesen todavia unos quinceaneros. La lluvia golpeaba en la ventana y Sara volvio a sorber de su cafe. El sabor aspero en el paladar le hizo recordar, mientras la luz alumbraba los objetos de la cocina, que otra noche en la misma discoteca se buscaron y que, al principio, la relacion no fue facil. Los padres de Sara no miraron con buenos ojos a Marcos, porque no era el tipo de novio que querian para su hija, que no habia acabado sus estudios de Derecho.

  • Dia de San Valentin de. 3 de Lisa Aidan

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    Ya los conoces, son ellos, los protagonistas de Loco por Becca, de Corazon de Repuesto y de Y ahora, ?que? la novela corta que esta incluida en el libro: Glups! Es Navidad
    Adentrate en las vidas de Becca, Allie, Alex y demas personajes. Conoce que sucedio despues de su historia, viviendo con ellos su primer dia de los enamorados en Dia de San Valentin de. 3
    ?Fueron felices despues de la novela?

  • Cuando el destino nos encuentre de Pat Casala

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    Cuando nuestro corazon esta roto buscamos formas de recomponerlo o no hallaremos el rumbo de regreso a la felicidad perdida. Quizas a veces el destino solo es caprichoso, pero siempre acaba encontrandonos.

  • La simpatica pero dramatica historia de Laura Maria Garcia Rodriguez de G. Z. Escribano

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    La historia de Laura Maria Garcia Rodriguez podria calificarse como simpatica, como dramatica, como agridulce, como tragicomica…o como se quiera. De lo que no cabe duda, es de que se trata de una historia que merece la pena contarse por lo variopinto de sus vivencias: tiene episodios tan peculiares como una inoportuna primera menstruacion; un comico incidente con un quinceanero en calzoncillos; o volar por los aires en un ring de boxeo. La muchacha nacio una fria manana de finales de verano --que hasta para eso fue peculiar-- y desde el dia de su nacimiento estuvo marcada por infinidad de avatares. Mejor dicho, desde el segundo dia, que fue cuando su progenitor, el senor Garcia, fue a inscribirla en el Registro Civil de su pequena ciudad de provincias. El deseo de su madre era que se llamara Laura; un nombre nuevo en una familia donde hasta ese momento predominaban denominativos mas clasicos como Maria, Carmen, Antonia o incluso Isidra. Laura, como nombre, no es que fuera toda una revolucion, pero a su madre le parecio candido y novedoso. En cambio, a su santo padre se le metio en la sesera que seria un nombre muy soso y demasiado moderno. Por ello decidio anadirle como segundo apelativo el de su bendita madre, el de la abuela paterna de la criatura, vaya. --Laura Maria Garcia Rodriguez. Fue lo que el padre dijo al funcionario del registro, y asi se quedo la muchacha. Nombre que solo sirvio para que la llamaran de decenas de maneras a lo largo de toda su vida: Laura, Maria, Marila, Lauma, LauraMari, etc. Y eso que ella siempre insistia en un simple Laura. Por lo que respecta a su infancia, puede decirse que fue relativamente feliz. No obstante estuvo salpicada por los agravios que su padre cometia contra su madre. No es que el senor Garcia maltratara a la senora Rodriguez, al menos fisicamente. Sin embargo, su escaso sentido del amor dinamito el ideal de familia que la madre esperaba. El trabajaba en la fabrica de embutidos mas grande de toda la provincia, y una de las mas grandes del pais. Todo un orgullo para su pequena ciudad. Y cuando terminaba de trabajar las diez horas reglamentarias, preferia irse al bar antes que pasar tiempo con ellas dos. A la senora Rodriguez le hubiera gustado darle un hermano o hermana a Laura, pero el senor Garcia no estuvo muy por la labor. <<--A no ser que quieras que coman siempre morcilla, no podremos alimentarlos bien>>. El interes por compartir sabanas con su mujer se diluyo con el tiempo, y Laura se quedo como hija unica. Esto y que el senor Garcia estaba mas tiempo fuera de casa que dentro, hicieron que Laura y la senora Rodriguez tuvieran una relacion muy proxima. Al menos hasta que la nina llego a la preadolescencia. Era una muchacha bastante solitaria. Aunque tenia amigas/companeras en el colegio, apenas quedaba con ellas fuera de las horas lectivas. A su casa acudieron como mucho dos companeras, Amalia y Anabel, a realizar alguna que otra tarea colectiva. Y todo esto ya con diez anos. Precisamente estos diez anos supusieron un punto de inflexion en su vida. Un chiquillo del colegio, Agustin, empezo a interesarse por ella. Todo lo que un nino de diez anos puede interesarse por otra nina. Se sentaban juntos en pupitres contiguos en el aula, y el se las ingeniaba para pasarle notitas de ?amor? En una excursion a un bosque a las afueras de la ciudad, Agustin se las arreglo para quedarse rezagado y poco a poco fue tirando de las manos de Laura que, curiosa, se dejo llevar. Acabaron bajo un enorme alcornoque con Laura recostada sobre el muchacho. El intento besarla y ella al principio rehuso. <<--No por favor, ?que haces?>> Agustin no se dio por vencido y a reganadientes Laura se dejo besar. Si es que a eso se le podia llamar besos, porque mas que nada eran como cabezazos con los morros. El silbato y los gritos de los profesores los sacaron de su <>. Agustin insistio en quedar con Laura fuera del colegio. <<--Los viernes por la tarde, por favor. >> Pero Laura no se mostro dispuesta. No es que le asqueara el contacto humano, pero el minimo intercambio de saliva con el chico no fue de su agrado. Y ademas estaba la catequesis, donde se hablaba del matrimonio como unico elemento valido para el amor, y por ende, para el amor carnal entre hombres y mujeres. Pasadas dos semanas de esos besuqueos/cabezazos tocaba confesarse para tomar la primera comunion. Ese sacramento en el que tanta vehemencia habia puesto su padre que recibiera. Bajo la madera del confesionario, tenia una cita con don Angel, el parroco de su barrio. Un senor que se pasaba muy de vez en cuando por las clases de catequesis y que era casi un desconocido para los futuros comulgantes. Cuando le conto al cura el incidente con Agustin, este puso un interes inusitado en los detalles. --?Te toco los pechos hija mia? --No padre, no. --?Te toco el trasero? --No por favor, no me pregunte eso. Al sacerdote parece ser que se le olvido el voto de castidad: deslizo sus asperas manos sobre el muslo de la muchacha, bastante mas arriba de la rodilla, hasta casi llegar a su entrepierna. --?Te toco aqui? Laura pego tal brinco que se golpeo en la cabeza con el techo de madera del confesionario. ?Resultado? Un buen chichon y un manantial de lagrimas con el que llego a casa. Su padre --como no podia ser de otra manera-- no la creyo, pero su madre intercedio por ella. --?Pero como se va a inventar la nina esto, hombre de Dios? --Yo que se, no querra hacer la comunion. ?No ves que esta siempre en su mundo? --Haz el favor de apoyar a la unica hija que tienes y ve a pedirle explicaciones al cura ese. --?Yo? No quiero problemas con la Iglesia que luego nos ponen una cruz en todos lados. !Pues que no haga la comunion, eso que nos ahorramos! Asi que no hubo comunion que valiese, pero tampoco hubo convite ni viaje a la capital a conocer el Parque de Atracciones. Ni la propia comunion ni la fiesta es que le hicieran especial ilusion a Laura, pero si queria viajar en tren a la capital y montarse en las atracciones que habia visto por television. El berrinche fue apocaliptico. Ademas el <> de Agustin fue contando mentiras por todo el colegio, que se sumaron a los rumores procedentes de la parroquia. No la crucificaron, pero como habia anticipado su padre, si que le pusieron la cruz. Sus ?amigas? empezaron a cuchichear y a darle la espalda. Con esa edad ella no es que fuera del todo consciente de lo que la rodeaba, pero si lo suficiente para volverse aun mas introvertida. Paso el verano enfrascada en lecturas de poemas. Acababa de descubrir a Becquer y Espronceda, y eso mitigo su soledad, ya que su madre se distancio de ella, o ella de su madre. Nunca lo supo. Lo que le ocurrio al siguiente curso, al poco de cumplir los once anos, fue algo que jamas se le borraria de la memoria. Su paso de nina a mujer. La no deseada le llego quiza en uno de los peores momentos posibles. Corrian las once de la manana de un frio dia de invierno y Laura recitaba entusiasmada un poema de Lorca. Una tarea encomendada por Arturo, su amado profesor de Lengua, que ella realizaba con devocion, vestida con su falda reglamentaria. !Que no quiero verla! Dile a la luna que venga, que no quiero ver la sangre De Ignacio sobre la arena !Que no quiero verla! La luna de par en par… No fue la sangre del tal Ignacio la que vio, sino la de su primera menstruacion entre sus zapatos, sobre el suelo del altillo de la clase. La carcajada y burla por parte de sus companeros fue excesiva. El hecho de coincidir con la declamacion sobre la sangre que Lorca escribio en la poesia, contribuyo a ello. Agustin fue uno de los que mas se cebo. Aunque incluso las que habian sido sus amigas hasta hacia poco tiempo, se rieron de ella. Laura no pudo articular palabra. Ni siquiera derramo una lagrima. Tan solo apoyo su espalda sobre la pizarra y trato de cruzar las piernas --ilusa-- para intentar disimular la catastrofe. Su amado profesor fue el unico que mostro algo de empatia. Y solo algo porque en lugar de pedir a los demas que detuvieran la burla, se limito a decir que se podia marchar a casa. Laura ni siquiera paro a recoger su mochila y su abrigo. Ni tampoco cayo en pasarse por el bano del colegio a intentar disimular el estropicio. Recorrio las gelidas calles de la ciudad humillada ante las atonitas miradas de los transeuntes, que parecian ver a un extraterrestre en lugar de a una nina indefensa. Porque al fin y al cabo seguia siendo una nina. Cuando llego a casa estuvo mas de una hora en la banera sin parar de enjabonarse con una aspera esponja. El rozar del rugoso tejido sobre su epidermis hacia el intento de limpiar la verguenza y la humillacion que sentia. Su madre trato de consolarla sin exito. --Asi tienes una anecdota que contar a tus nietas, mujer. No es que fuera algo agradable para contar a tu descendencia, pero la senora Rodriguez tampoco era una experta terapeuta, ni una buena amiga tampoco. No acudio a clase el resto de la semana. Una de sus companeras, Amalia --la que menos se rio--, le llevo la mochila y las tareas a casa los dos dias siguientes; dias en los que a Laura le costo levantar un pie de la cama. Cuando Amalia le dio los libros a Laura, esta se lo agradecio con la cabeza gacha y Amalia tampoco hizo mucho por empatizar con ella. El incidente hizo que se convirtiera en mas introvertida si cabe. Aunque quiza marco lo que fue su futuro, ya que se refugio, aun mas, en los libros.

  • La Sorpresa del Marques (Caballeros 2) de Dama Beltran

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    Roger Bennett, el futuro marques de Riderland, se define a si mismo como un caballero dispuesto a ayudar a las pobres infelices carentes de placeres sexuales. Le gusta tanto su vida que desea continuar asi hasta el final de sus dias. Sin embargo, una persona truncara esa vida de libertinaje que tanto ansia mantener.
    Resignado por tener que vivir con una esposa a la que no conoce ni ama, decide enfrentarse con entereza a su futuro. Aunque cuando sus azulados ojos se clavan en Evelyn, descubre que todo aquello que deseo se ha evaporado. Pero el amor hay que trabajarlo y para un hombre al que le ha sido facil romper corazones, le resultara increible ver como el suyo se hace anicos como el cristal.

  • Mi nombre es Violeta de Santi Anaya

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    Violeta es la chica nueva del instituto. Sus nuevos companeros no conocen nada de su pasado. Y eso ya le va bien. Porque significa que nadie sabe que hasta los cinco anos fue Nacho y todo el mundo la trato como aquello que no era: un nino. Sin embargo, todo eso se vuelve un problema cuando Violeta conoce a Andres. Por primera vez le gusta un chico y siente que tiene que explicarle la verdad. Pero cada vez que lo intenta es incapaz porque tiene miedo de que salga corriendo lejos de ella.

  • La estrella prohibida de Maria Border

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    Barbara y Yago se conocen desde que eran ninos. Durante la adolescencia compartieron travesuras, y una incipiente tension sexual nacio entre los dos. Pero con los anos todo cambio, y esa amistad tierna y complice tomo la forma de una historia de amor que cambiara sus vidas para siempre.

  • Amos y Mazmorras III de Lena Valenti

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    Desde que el agente de la SVR Markus Lebedev y la agente del FBI Leslie Connelly se encontraron en las Islas Virgenes en la mision de Amos y Mazmorras, una cosa quedo patente: la tension sexual y el deseo les iba a matar. Ahora deberan trabajar juntos para llegar hasta la raiz de las bandas rusas de trata de blancas. Su nue va mision en los Reinos Olvidados pondra en riesgo su profesionalidad, su conciencia y los valores de cada uno, en un caso, dividido en dos partes, en el que arriesgar el corazon puede suponer perderlo para siempre.

  • Una cancion de amor de Mercedes Alonso

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    --No importa lo que te pongas. Los tios son muy basicos y van a lo que van, asi que elige cualquier cosa y no te compliques mas --le digo a Paola mientras saca un vestido tras otro del armario. --Tus comentarios no me ayudan en absoluto --me regana ella. --Te estoy ayudando, solo digo que escojas un vestido al azar y te lo pongas. --A veces creo que eres mi peor enemiga en lugar de mi mejor amiga. He conseguido que Paola se enfade, aunque, para ser sincera, no entiendo el porque. Si no fuese su mejor amiga, algo que ella acaba de poner en duda, no estaria aqui tras una llamada desesperada pidiendome que viniera inmediatamente a su casa. Yo tambien tengo una cita esta noche y, en lugar de estar preparandome para ella, estoy ayudandola a elegir algo que ponerse para su cita. --Solo he dicho algo que es evidente, Daniel estara mas interesado en lo que hay debajo de la ropa que en lo que lleves puesto encima --repito--. Ademas, eres guapisima, no necesitas ningun artificio para parecer lo que ya eres. El rostro de Paola se relaja, pero solo un poco. Mis palabras parecen haber funcionado, pero si quiero que deje de estar enfadada tendre que esforzarme un poco mas. Sin embargo, no he mentido, Paola es una de las mujeres mas guapas que he conocido, de esas pocas afortunadas que no necesitan nada para lucir espectaculares y cuya belleza, las malas lenguas, atribuyen a la cirugia estetica. No es demasiado alta, pero tiene una bonita figura sobre la que un saco de patatas luce como un modelo del mejor de los disenadores. Ojos azules, pelo largo, sedoso y rubio, labios carnosos y, para rematar, una bonita y pequena nariz. Una autentica munequita con cara de angel a cuyo paso nadie se resiste a volver la cabeza. --Esta bien, el verde --digo cogiendo un vestido del monton que ha sacado del armario--. Es sexy y el verde es tu color. --?De verdad lo crees? --Estoy segura --afirmo--. Ademas, no parece dificil de quitar --digo cogiendolo por los tirantes y mirandolo desde todos los angulos. --!Trae aqui! --me ordena arrancandome el vestido de las manos. --?Que pasa ahora? --Lo que pasa es que no te tomas esto en serio y es importante para mi. Daniel me gusta, me gusta mucho, es nuestra decima cita y aun no ha habido sexo. Me respeta y eso me gusta aun mas, porque no busco una relacion de una noche. --Vale, creo que lo he entendido. Daniel te gusta y tu le gustas a el. No quieres una relacion de una noche, pero ya habeis salido unas diez veces, asi que, ?que me he perdido? --No te has perdido nada, no te hagas la tonta. Se que no crees en las relaciones duraderas desde que tu y... --No quiero que pronuncies ese nombre --la interrumpo--. En cuanto a que no te tomo en serio, eso no es cierto, estoy aqui contigo, ayudandote a elegir un vestido para tu cita. --Sera mejor que te vayas --dice comenzando a guardar la ropa en el armario. --?Por que? Sinceramente, no entiendo por que me pides que me vaya si hace tan solo un rato me has pedido que viniera. --No quiero que me ayudes. Me parece perfecto que no creas en el amor, pero deberias entender que yo si, al igual que millones de personas en el mundo. --De acuerdo, si eso es lo que quieres, me voy --le digo poniendome en pie y cogiendo el bolso que he dejado sobre la cama. --Rebeca --me llama Paola cuando estoy saliendo por la puerta de su habitacion. --?Que quieres ahora? --pregunto mirandola con cara de pocos amigos. Estoy molesta con ella por sus comentarios y empieza a cansarme que achaque todo lo que me pasa a una mala experiencia sentimental del pasado. --No puedes seguir viviendo asi --responde. --?Ahora tambien vas a meterte con mi forma de vida? --Te estas convirtiendo en una persona frivola y vacia. Se lo mal que lo pasaste cuando Lucas te dejo y lo mucho que te esta costando olvidarle, pero deberias intentarlo. Tu media naranja existe, esta en alguna parte y solo tienes que encontrarla. --Si, claro. La buscare manana si tengo un rato libre, pero ahora voy a prepararme para mi cita. No necesito amor, pero ya sabes que no he renunciado al sexo --le digo a Paola guinandole un ojo, y veo como ella pone los ojos en blanco. En cuanto salgo de la casa de mi amiga borro la sonrisa de mi rostro y bajo corriendo las escaleras de los dos pisos que me separan de la calle. Cuando llego abajo me falta el aire y apenas puedo respirar. Aspiro profundamente varias veces, hasta que mi respiracion se normaliza y empiezo a sentirme un poco mejor. Cruzo la calle para ir en busca del coche que he dejado aparcado en la acera de enfrente. Paola vive en la zona nueva de Segovia, en un edificio de dos plantas de reciente construccion, y el aparcamiento no supone ningun problema, al contrario de lo que sucede en el centro de la ciudad, que es donde yo vivo. Me subo al coche y busco la botella de agua que siempre llevo en el bolso. Bebo despacio, tengo la boca y la garganta secas, y me cuesta tragar. Siempre me sucede lo mismo cuando el pasado regresa y el dolor que senti hace anos vuelve a golpearme con fuerza. Pero soy incapaz de evitarlo. Arranco el coche y pongo la musica a tope. La cancion Stereo Hearts de Gym Class Heroes comienza a sonar y yo canto. Canto cada vez mas alto, hasta que la musica invade mi mente por completo y no hay sitio para nada mas. Una nueva cita, otra noche de sexo, otro dia lejos de sus brazos. Capitulo 2 Luciernagas en nuestras manos --Estas estupenda esta noche --dice Alex mientras me toma por la cintura y me besa. En cuanto nuestros labios se rozan abro la boca y noto como su lengua busca con avidez la mia. Acabamos de salir del restaurante en el que hemos cenado y ya en el exterior, lejos de las miradas curiosas y tras pasar la mayor parte de la velada intercambiando caricias por debajo de la mesa, solo puedo pensar en una noche de sexo de esas que consiguen transportarme hasta un lugar donde los unicos protagonistas somos mi amante de turno y yo misma. Alex me da la mano y tira de mi. Le sigo expectante hasta su coche, el me abre la puerta con galanteria y subo despacio, aprovechando nuestra cercania para rozar su cuerpo con el mio. Le oigo respirar profundamente y me vuelvo hacia el para guinarle un ojo con picardia. Nada mas poner el coche en marcha y sacarlo del aparcamiento, coloca su mano derecha sobre mi muslo izquierdo. Me acaricia con suavidad para despues deslizar la mano hacia arriba, hasta rozar el encaje de mis bragas. De mi garganta se escapa un gemido ronco y profundo, cierro los ojos y echo hacia atras la cabeza disfrutando de ese contacto que consigue excitarme. --Me vuelves loco --susurra Alex mientras sus dedos se cuelan por debajo de mis bragas alcanzando mi sexo--. Si vuelves a gemir de ese modo no tendre mas remedio que parar el coche y hacerte mia. --Y si tu sigues acariciandome asi, sere yo quien te pida que detengas el coche y me hagas tuya. Alex suelta una sonora carcajada que resuena en el reducido espacio interior del vehiculo y me giro hacia el para mirarle. Su perfil se recorta contra la luz de la luna llena y es simplemente perfecto. Su pelo, espeso y negro, luce algo despeinado a estas horas de la noche y la incipiente barba le da un aire canalla que le sienta de maravilla. Tiene los ojos tan oscuros como la noche y tan profundos que te atrapan en ellos con solo mirarle. Es alto, algo desgarbado y extremadamente atractivo. --?Por que te ries? --le pregunto. --Tu siempre consigues hacerme reir --dice mirandome a los ojos al mismo tiempo que sus dedos se abren paso hacia mi interior. No lo esperaba y grito por la sorpresa, el dolor y el placer que ese movimiento me proporciona. --Antes era una amenaza, ahora es un hecho --dice girando repentinamente a la derecha, por un camino de tierra que conduce al interior de un pinar. Conduce durante un par de minutos y despues detiene el coche abruptamente, se quita el cinturon de seguridad y hace lo mismo con el mio. --Ven aqui --me pide, y me ayuda a colocarme a horcajadas sobre el--. Me encanta tu olor, tu sabor y tu tacto. Eres como una droga para cada uno de mis sentidos. Desliza los tirantes de mi vestido por los brazos y tira de la tela hacia abajo, dejando el sujetador a la vista. Sus manos y su lengua se cuelan bajo el delicado encaje haciendome suspirar, y me aprieto contra su cuerpo deseando sentirle dentro de mi.

  • La sinagoga del agua de Pablo De Aguilar Gonzalez

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    1391, durante el pogromo, los cristianos atacan la sinagoga donde un judio esconde a su hijo David, recien nacido, junto a su hermano.
    Epoca actual, en Ubeda donde unas excavaciones encuentran restos de aquella sinagoga destruida.

  • Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe

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    Edgar Allan Poe (1809-1849) es, sin duda, uno de los maestros del relato corto, genero del que fue pionero. Celebre por sus historias de terror y misterio, Poe supo dar vida y expresion a las regiones mas oscuras y turbulentas del alma humana. Narraciones extraordinarias reune una seleccion de sus mejores cuentos y varios de sus maravillosos poemas. Las ilustraciones han sido creadas expresamente para esta edicion.

  • Tu, mi destino de Elizabeth Betancourt

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    Ashlyn acaba de recibir una carta donde se dice que ha heredado una casa en Alabama. Le viene estupendamente sobre todo porque acaban de despedirla de su trabajo como quimica cosmetica y esta a punto de vivir en un callejon.Ilusionada por esta nueva aventura, emprende el viaje sin saber que se encontrara con muchos secretos familiares y un pueblo dirigido por el sheriff Lorcan Foster que intentara impedir que la mujer se quede en Fairhope por todos los medio posibles, incluso poniendo a todos los habitantes de la pequena ciudad, en su contra.

  • Andrea, mi otra yo – Mauro Pavon Martinez de Mauro Pavon Martinez

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    Una mujer tranquila, con pocos amigos, sin emociones en su vida, conoce a un joven que le ofrece amor incondicional pero que descubre en ella una faceta sexual que ni la misma Andrea sabia que vivia en su interior, asi nuestra protagonista se adentra en el mundo del sexo duro, explicito y sin tabues, mientras conoce a otro hombre que la hara dudar en el amor y le dara un giro inesperado a su cotidiana vida.
    No solo en las grandes ciudades del mundo se desarrollan historias interesantes, tambien en las pequenas y que muchas veces no figuran en la memoria de los lectores, el lugar, Puebla ciudad colonial con leyendas, mitos, y muchas realidades que se mezclan con la fantasia..

  • Recuerdame (You make me feel 2) de Kathalee Trueba

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    "Alena tuvo que tomar una decision.
    Su futuro, el de Milenka, Eithan y Christopher dependian de ella.
    Mientras cada uno asume las consecuencias de dicha eleccion y aprenden a vivir con ello, los recuerdos, los nuevos retos y la duda llaman a su puerta.
    El pasado no siempre se queda atras ".

  • Cuando el final se acerca de Kathryn Mannix

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    <>. Sunday Times <>. The Times <>. The Observer Cuando el final se acerca explora el gran tabu de nuestra sociedad y la unica certeza que todos compartimos: la muerte. Kathryn Mannix, doctora pionera y especialista en cuidados paliativos, nos ofrece respuestas a las preguntas mas intimas en torno al proceso de la muerte, y lo hace con una delicadeza y sinceridad que conmueven. A traves de una serie de relatos tomados de su experiencia clinica, en las cuatro decadas que lleva ejerciendo como medico, la autora expone que enfrentarse a la muerte de manera clara y abierta, con serenidad y conocimiento, encierra un gran poder terapeutico. Las historias que incluye esta obra nos muestran como los que van a morir se aferran a los que se quedan; no porque estos sean mas valientes, o personas fuera de lo comun, sino porque eso es lo que hacemos los seres humanos. Estos testimonios nos guian para saber como actuar en los momentos mas dificiles. Algunos son conmovedores, otros son tragicos, a veces son incluso divertidos, y siempre entranan sabiduria. Este es un libro necesario para todos: para los que estamos afligidos o pasando por un duelo, para los enfermos y tambien para los que estamos sanos. Al leerlo, estaremos todos mejor preparados para la vida, y tambien para la muerte.

  • Por y para siempre (La Posada de Sunset Harbor 2) de Sophie Love

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    --Buenos dias. Emily se estiro y abrio los ojos. La imagen que le dio la bienvenida era la mas hermosa que hubiese podido imaginar: Daniel, rodeado por las limpias sabanas blancas y con el halo de la luz matutina besandole el cabello revuelto. Inspiro una bocanada de aire profunda y satisfecha, preguntandose como habia podido alinearse su vida de un modo tan perfecto. Parecia que el destino, tras tantos anos de dificultades, por fin habia decidido darle un respiro. --Buenos dias. --Le devolvio la sonrisa con un bostezo. Volvio a acurrucarse bajo las sabanas, sintiendose comoda, abrigada y mas relajada de lo que lo habia estado nunca. La calma silenciosa de las mananas en Sunset Harbor contrastaban drasticamente con el ajetreo de su antigua vida en Nueva York. Podria llegar a acostumbrarse a aquello: al sonido de las olas rompiendo a lo lejos, al olor del oceano, a tener a un hombre atractivo tumbado junto a ella en la cama. Se levanto y fue hacia las puertas cristaleras que daban al balcon, abriendolas para poder sentir la calidez del sol en la piel. El oceano destellaba en la distancia, y los rayos de luz iluminaron el dormitorio principal que tenia a la espalda. A su llegada, hacia seis meses, habia sido un desastre lleno de polvo, pero ahora era una ensenada de tranquilidad de paredes y sabanas blancas, alfombra suave, una preciosa cama con dosel y mesitas de noche antiguas cuidadosamente restauradas. En aquel momento, con el sol dandole en la cara, Emily sintio que por una vez todo era perfecto. --?Estas lista para tu gran dia? --dijo Daniel desde la cama. Emily fruncio el ceno, con la cabeza todavia demasiado embotada por el sueno como para comprenderle. --?Mi gran dia? Daniel sonrio con suficiencia. --Tu primer cliente, ?recuerdas? A los pensamientos de Emily le hicieron falta un segundo para caer en la cuenta, pero enseguida recordo que tenia a su primer cliente, el senor Kapowski, durmiendo en la habitacion al final del pasillo. La casa que se habia pasado seis meses restaurando habia pasado de ser un hogar a un negocio, y aquello significaba que tenia que preparar un desayuno. --?Que hora es? --pregunto. --Las ocho --contesto Daniel. Emily se quedo paralizada. --?Las ocho? --Si. --!No! !Me he quedado dormida! --exclamo, volviendo a entrar a la carrera al dormitorio desde el balcon. Cogio el reloj despertador y lo agito con furia--. !Se suponia que tenias que despertarme a las seis, maldito cacharro! Lo volvio a dejar con un golpe sobre la mesita de noche y despues se apresuro hacia la comoda en busca de algo de ropa, lanzando sueteres y pantalones por todas partes. Nada le parecia lo bastante profesional.; habia tirado a la oficina toda la ropa que habia tenido para la oficina de su antigua vida en Nueva York, y ahora todo lo que tenia era ropa practica. --Tranquila --rio Daniel entre dientes desde la cama--. No pasa nada. --?Como que no pasa nada? --gimoteo Emily, saltando a la pata coja mientras se ponia unos pantalones--. !El desayuno empezaba a las siete! --Y solo hacen falta cinco minutos para escalfar un huevo --anadio Daniel. Emily se quedo paralizada alli donde estaba, medio vestida y con cara de haber visto a un fantasma. --?Crees que querra huevos escalfados? !No tengo ni idea de como escalfar un huevo! En lugar de tranquilizarla, las palabras de Daniel solo sirvieron para hundirla todavia mas en el panico. Arranco un arrugado sueter liliaceo del cajon y se lo paso con la cabeza, consiguiendo que la electricidad estatica le encrespase el cabello al instante. --?Donde esta mi mascara de pestanas? --pregunto, corriendo de un lado al otro--. ?Y podrias dejar de reirte de mi? --anadio, dirigiendo una mirada enfurecida a Daniel--. Esto no es divertido. Tengo a un huesped. !A un huesped que paga! Y no tengo mas que zapatillas de deporte que ponerme. ?Por que tire todos los tacones? Las risitas ahogadas de Daniel se convirtieron en carcajadas. --No me rio de ti --consiguio decir--. Me rio porque soy feliz. Porque estar contigo me hace feliz. Emily hizo una pausa; aquellas palabras tocaron algo en lo profundo de su ser. Lo miro, alli tumbado de manera languida como si fuera un Dios en su cama. Daniel tenia una cara con la que no se podia estar enfadada mucho tiempo. Daniel aparto la vista. Aunque Emily ya estaba acostumbrada a que Daniel se encerrase en si mismo cuando demostraba demasiado lo que sentia, aquello seguia poniendola nerviosa. Los propios sentimientos de Emily eran tan evidentes que era como si fuera trasparente. No le cabia duda de que siempre llevaba el corazon en la mano. Pero a veces Daniel la hacia sentirse perdida. Con el nunca estaba segura, y aquello le recordaba de manera casi dolorosa a sus relaciones anteriores y a la falta de estabilidad que habia sentido en ellas, como si estuviese de pie en la cubierta de un barco que se balancease sobre el mar y nunca fuese a acostumbrarse al balanceo. No queria que aquella historia se repitiese con Daniel, queria que con el fuese distinto. Pero la experiencia le habia ensenado que en la vida es muy raro conseguir lo que se desea. Volvio a girarse hacia la comoda, ahora en silencio, y se puso unos pequenos pendientes de plata. --Tendra que servir --dijo, desviando la mirada del reflejo de Daniel en el espejo para mirarse a si misma, y su expresion paso de ser la de una chica llena de panico a la de una mujer de negocios decidida. Salio con paso firme del dormitorio y se lo encontro todo sumido en el silencio. El pasillo del segundo piso era ahora imponente, con unas preciosas lamparas de pared y una arana en el techo que atrapaba la luz del sol matutino y la reflejaba en todas partes. El suelo de madera se habia pulido hasta la perfeccion, anadiendo un toque rustico pero glamuroso. Emily miro hacia la puerta que habia al final de dicho pasillo, la puerta de la habitacion que previamente habia pertenecido a Charlotte y a ella. Restaurar aquella habitacion habia sido lo mas dificil de todo, puesto que para ella habia sido como borrar a su hermana. Pero todas las cosas de Charlotte estaban ordenadas con cuidado en un rincon especial del atico, y Serena, amiga de Emily y artista local, habia creado algunas obras de arte asombrosas con la ropa de su hermana. Aun asi, seguia sintiendo un cosquilleo en el estomago al saber que habia un desconocido durmiendo al otro lado de aquella puerta, un desconocido al que ahora tenia que servirle el desayuno. En sus fantasias de convertir la casa en un hostal nunca habia llegado a imaginar como seria realmente, que aspecto tendria ni como se sentiria al respecto. De repente le parecia que no estaba preparada en lo mas minimo, como si fuera una nina jugando a ser adulta. Recorrio el pasillo hacia las escaleras asegurandose de hacer el minimo ruido posible. La nueva alfombra color crema era esponjosa bajo sus pies, y no pudo evitar mirarla con adoracion. La transformacion de la casa habia sido una autentica maravilla que contemplar. Todavia quedaba trabajo por hacer: el tercer piso en concreto era un completo desastre, con habitaciones en las que todavia ni habia entrado, y aquello sin mencionar los demas edificios de la propiedad que contenian una piscina abandonada y todo un ejercito de cajas que organizar. Pero lo que habia conseguido hasta el momento con una pequena ayuda de la amable gente de Sunset Harbor todavia le sorprendia. La casa le parecia ahora una amiga, una que todavia tenia secretos que compartir. De hecho, habia una llave en concreto que estaba demostrando ser todo un misterio; no importaba lo que intentase Emily, no conseguia encontrar que era lo que abria. Lo habia comprobado todo, desde los cajones de los escritorios hasta las puertas de los armarios, pero todavia no lo habia encontrado. Bajo la larga escalera que ahora contaba con unas barandillas pulidas y relucientes, la esponjosa alfombra de aspecto resplandeciente y los afianzadores de cobre que destacaban los colores a la perfeccion. Pero mientras bajaba admirandolo todo, se percato de que habia una mancha en la alfombra: una huella de barro desdibujada. Era claramente la huella de la bota de un hombre. Se detuvo en el ultimo escalon. <>, penso. Pero entonces noto que la huella se alejaba de ella, dirigiendose hacia la puerta principal, lo que significaba que la persona habia bajado las escaleras. Y si Daniel seguia en la cama, entonces aquella huella solo podia pertenecer a su huesped, el senor Kapowski. Emily se apresuro hacia la puerta y la abrio a toda prisa. El senor Kapowski habia llegado con su coche el dia anterior por el camino de entrada recien pavimentado y habia aparcado justo alli. El coche ya no estaba. Emily no se lo podia creer. Se habia ido. CAPITULO DOS Llena de panico, volvio a entrar corriendo en la casa. --!Daniel! --grito desde el pie de las escaleras--. !El senor Kapowski se ha ido! !Se ha ido porque no me he levantado a tiempo de prepararle el desayuno! Daniel aparecio en lo alto de las escaleras cubierto unicamente con unos pantalones de pijama, dejando al descubierto los hombros anchos y el pecho musculoso. Su cabello estaba enmaranado, lo que le daba el aspecto de un estudiante que se hubiese levantado con prisas. --Seguramente tan solo haya ido a Joe's --repuso, bajando las escaleras hacia Emily al trote--. Mencionaste lo buenos que son sus gofres, ?recuerdas? --!Pero se supone que yo le tengo que preparar el desayuno! --exclamo Emily--. El hostal es un B&B, de bed and breakfast, alojamiento y desayuno, no un B de bed a secas! Daniel llego al pie de los escalones y la tomo entre sus brazos, abrazandola suavemente por la cintura. --Quizas no se haya dado cuenta de lo que significa la segunda B. Quizas creia que significaba <>. O banana --bromeo. Le dio un beso en el cuello, pero Emily lo aparto agitando la mano y se escabullo de su abrazo. --!Daniel, deja de hacer el tonto! --espeto--. Esto es serio. Es mi primer huesped y no me he despertado a tiempo de hacerle el desayuno. Daniel sacudio la cabeza y puso los ojos en blanco con afecto. --No es para tanto. Habra bajado a desayunar junto al oceano en lugar de eso. Esta de vacaciones, ?te acuerdas? --Pero desde mi porche se ve el oceano --tartamudeo Emily con una voz que empezaba a fallarle. Se dejo caer sentada en el ultimo escalon sintiendose pequena, como una nina que hubieran castigado a sentarse alli, y dejo caer la cabeza entre las manos--. Soy una anfitriona horrible. Daniel le froto los hombros. --Eso no es verdad. Simplemente todavia no le has cogido el ritmo. Todo es nuevo y extrano, pero lo estas haciendo bien. ?Vale? Dijo aquella ultima palabra con firmeza, casi con paternalismo, y Emily no pudo evitar sentirse reconfortada. Alzo la mirada hacia el. --?Quieres que te escalfe a ti un huevo al menos? --pregunto. --Eso seria un detalle --dijo Daniel con una sonrisa. Tomo el rostro de Emily entre las manos y le dio un beso en los labios. Fueron juntos a la cocina y el sonido de la puerta abriendose desperto a Mogsy y a su cachorro, Lluvia, de su duermevela en el lavadero que habia justo al otro lado de la puerta tipo granero. Emily sabia que mantener a los perros fuera de la cocina y de cualquier otra parte de la casa que necesitase para el negocio del hostal era un deber absoluto si no queria que le cerrasen el negocio al instante por higiene y salubridad, pero se sentia mal por confinar a los perros a un espacio tan pequeno de la casa. Se recordo a si misma que era una situacion temporal; ya habia conseguido que cuatro de los cinco cachorros de Mogsy fuesen adoptados por amigos del pueblo, pero Lluvia, el mas pequeno de la camada, era mas dificil de colocar, y nadie parecia ni remotamente interesado en aceptar a la madre. A fin de cuentas era, siendo amables, una perra callejera bastante fea. Tras llevar a los perros fuera y darles de comer, Emily volvio a la cocina. Mientras tanto Daniel habia logrado salir un momento al jardin para recoger los huevos que habian puesto aquella manana las gallinas Lola y Lolly, y habia preparado una jarra de cafe. Emily acepto una taza agradecida y aspiro el aroma antes de acercarse a los fogones Arga, otra de las reliquias de su padre que habia restaurado, y se puso a practicar el arte de escalfar huevos. De entre todas las habitaciones de la casa, la cocina era su preferida. Aquel pobre espacio habia sido victima del tiempo y el abandono a su llegada, y despues los habia asaltado una tormenta que habia provocado mas danos, y despues la tostadora se habia fundido y habia provocado un incendio. El dano por el humo habia sido mas destructor que el fuego en si: las llamas tan solo habian alcanzado un estante y consumido algunos libros de cocina, pero el humo habia conseguido filtrarse por todos los huecos y resquicios, dejando tras de si manchas negras y el olor de plastico quemado en todo lo que habia tocado. En tan solo seis meses, a aquella habitacion le habia pasado todo lo malo que podia pasarle. Pero tras algunas noches de trabajo duro, por fin habia sido restaurada por tercera vez y tenia un aspecto encantador con su frigorifico retro y su original palangana blanca victoriana Belfast, ademas de sus encimeras de marmol negro. --Resulta --dijo Emily, sirviendo su quinto intento de huevo escalfado en el plato de Daniel--, que no soy una cocinera tan mala despues de todo. --?Ves? --dijo Daniel, cortando la clara del huevo y dejando que la yema dorada cayese sobre la tostada--. Ya te lo habia dicho. Tienes que escucharme mas a menudo. Emily sonrio, disfrutando del humor amable de Daniel. Ben, su ex, nunca la habia hecho reir como lo hacia Daniel, y tampoco habia podido reconfortarla nunca en sus momentos de panico. Con Daniel era como si nada fuera nunca demasiado complicado para hacerle frente. No importaba si se trataba de una tormenta o un incendio, Daniel siempre le hacia sentir que todo iba bien, que podia arreglarse. Su estabilidad era uno de sus rasgos mas atractivos; podia calmarla y tranquilizarla del mismo modo en que la tranquilizaba el oceano. Pero aun asi Emily nunca estaba segura de que opinaba Daniel, de si sentia lo mismo que ella. Tenia la impresion de que su relacion era como la marea, y al igual que esta, no podian controlarla por mucho que lo intentasen.

  • La invasion de las tinieblas (Condenados 3) de Glenn Cooper

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    Historia, intriga, accion y aventura se aunan en La invasion de las tinieblas, la ultima entrega de una fantasia apocaliptica imaginada por Glenn Cooper, el mago del thriller historico.

  • El sindrome de Wendy, Lucy Morton de Lucy Morton

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  • El ultimo akelarre – Ibon Martin de Ibon Martin

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    Bilbao se prepara para una noche festiva cuando un macabro asesinato atrae todas las miradas hacia la imponente chimenea del parque de Etxebarria. Un joven estudiante de la Universidad de Deusto pende envuelto en llamas de su vieja estructura de ladrillo. La eleccion del momento y el lugar apunta a un crimen ritual. La escritora Leire Altuna y la ertzaina Ane Cestero dirigiran una investigacion en la que se enfrentaran a grupos neonazis, sectas destructivas y demoledoras intrigas familiares.

  • Dibujando una vida de Fanny Vega

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    Lo que Diego mas ama es dibujar, algo innato en el pero que su padre odiaba. Su infancia y la de su hermana no fue facil y los marco de por vida.
    Un hombre inseguro, con miedos e inseguridades que jamas pudo decirle a la mujer que amaba lo que sentia, resignandose a amarla en silencio.
    Hasta que un beso entre ellos lo cambia todo.

  • Mujeres en pie de guerra de Susana Koska

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  • Un ramo de violetas de Andrea Munoz Majarrez

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    Una historia de amor llena de secretos, ambientada en el Madrid del siglo XIX.

  • Las chicas de la bahia de Susan Mallery

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    Nicole Lord queria ser una buena esposa, pero habia una gran diferencia entre apoyar a su marido y mantenerlo. El habia dejado el trabajo para escribir un guion de cine que ella no habia visto nunca. Ni siquiera ayudaba a cuidar de su hijo y era ella quien tenia que ocuparse de la casa y trabajar a jornada completa.

  • El bidon de leche de Alex Divaro

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    La leche se usa para acompanar el cafe, el te y el cereal. Podria decirse que es uno de los alimentos mas aburridos que existen, algo asi como la vida de Bel, monotona e invariable. Sin embargo, algo tan simple como este producto lacteo, en un dia de compra, termina siendo el hilo conductor entre ella y el senor Barba, un hombre atractivo que la ayuda a darle un vuelco a su existencia y a eso que le pasa en la cama…

  • Mientras dure el verano de Jessa Lacey

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    Ariadna no era consciente de que ese verano y esa familia iban a poner su mundo patas arriba. Su nuevo y extravagante trabajo no era ni mas ni menos que el de fingir ser una sobrina lejana de la familia para conseguir controlar y vigilar al hijo de los Walker que ya no sabian que mas hacer para que su hijo no dejase echar a perder mas su vida entre fiestas, mujeres y malas companias y que ademas que poco se responsabilizaba del negocio familiar.

  • Te elegi eternamente (Por amor 10) de Maria Beatobe

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    A Naira y Gael se les ha complicado el fin de semana, debido a la inesperada noticia que reciben a su vuelta. Y es que, para Naira, las cosas perfectas siempre acababan estropeandose por algun motivo.

  • Experimentos Con Seres Humanos de Carlos Schilling

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    Un arte simple Cuando tenia 13 anos me gustaba dibujar cruces esvasticas en los cuadernos borradores. Cruces esvasticas y variaciones de las mascaras de Kiss. Empezaba desde la ultima pagina y avanzaba en sentido contrario hasta que los dibujos se superponian a los deberes escolares. La coincidencia siempre era extrana. Una levisima sensacion de mareo, un parpadeo desorientado, una busqueda en el vacio. Cuando me quedaba sin espacio para las cruces, levantaba los ojos del cuaderno, miraba alrededor con desconfianza, veia mis companeros, veia las paredes pintadas a la cal, veia los ventanales que daban a un patio interior y, como si mirara desde la Luna, recien entonces me daba cuenta de que estaba en un aula del Liceo Militar. No se si dibujar en las horas de clase era una forma de distraccion o de concentracion en mi rutina de estudiante. Por lo que recuerdo de las isobaras y las isotermas tacharia la segunda opcion en Geografia. Pero como puedo recitar los nombres de los reyes de Francia desde el primer Ludovico hasta el ultimo Luis, deberia elegir la respuesta contraria en Historia. La verdad es que dibujaba sin pensar en el sentido de lo que estaba dibujando. No habia ninguna conexion entre mi cabeza y la mano que sostenia la birome. A los 7 anos, eran cohetes espaciales; a los 10, animales fantasticos, y a los 13, cruces nazis. Me gustaba verlas multiplicarse sobre el papel, una al lado de otra, como si expresaran en terminos simbolicos en vez de porcentuales el avance de una infeccion o una enfermedad mental. Un dato relevante es que dibujaba mas en el Liceo que en mi casa de Los Juncales. Cuando volvia a mi pueblo, los fines de semana, me olvidaba de las esvasticas y me dedicaba a las mascaras de Kiss. Era un acto de exclusion voluntaria. Me encerraba en una pieza para no ser acusado de perturbar la salud auditiva de los Staub y me aislaba del mundo toda una tarde. Siempre que encendia el tocadiscos, el efecto se repetia: los papeles se llenaban de dibujos espectrales. Una vez que logre imitar los rasgos del Gato, el Hombre del Espacio, el Chico Estrella y el Diablo, empece a introducir variaciones en los modelos originales. Al principio se reducian a minimos detalles, tan sutiles que nadie los hubiera notado en un juego de las cinco diferencias. Pero los minimos detalles conducen a los maximos detalles. En poco tiempo, ya estaba disenando mi propia serie de mascaras inspiradas en bestias provenientes de la zoologia, la mitologia o la astrologia. Una sola cosa me frustraba: no podia superar el grado de malignidad de la mascara del Diablo. Intentaba con vampiros, zombies y calaveras, pero la comparacion siempre me decepcionaba. La ventaja de las esvasticas era la simplicidad. Dos trazos que al cruzarse adquirian una potencia negativa incomparable. Parecian perfectas desde el principio. Se completaban a si mismas y a la vez no se terminaban nunca. Yo queria seguir dibujandolas hasta llenar mil cuadernos. Mil anos de cuadernos. La eternidad del Reich se cumplia en sus formas. Generaban una inercia en mi mano, una continuidad infinita. Y aunque no tuvieran significados podian significar cualquier cosa. Por ejemplo: cruces en un cementerio. Si las proyectaba en tres dimensiones formaban largas filas que se dilataban mas alla del horizonte. Hay que tener en cuenta que un espacio importante de mi vida lo ocupaban las fantasias funebres. Estaba pensando en las malas decisiones militares de Hitler (corregia la invasion a Rusia o alargaba los tiempos de prueba de los cohetes V2) y de pronto se moria mi madre. No es que imaginara una enfermedad fulminante, un accidente fatal o un asesinato, ni que abundara en detalles concretos sobre los huesos quebrados o los organos lesionados, nunca veia la cara desfigurada o el cuerpo tapado con una sabana, lo unico que registraba era la ausencia, el resultado final, la conclusion: no tenia madre. Ya no existia. Pero ni siquiera podia llorarla, ni siquiera podia velarla, porque junto con mi madre enseguida se moria mi padre, difuminado, borrado, chupado por el vacio, disuelto en el aire, y tambien era un muerto sin cadaver, una entidad imposible, un hueco mental. No quedaba nada. Ni polvo. Ni ceniza. Ni una losa con su nombre y apellido. Yo me convertia en un huerfano. Un hijo de nadie. Mis principales lazos de sangre se cortaban de un solo golpe, sin causarme dolor fisico, tras una especie de amputacion perfecta de la que solo sentia la accion de la anestesia total. Si habia algo saludable en las desapariciones de mis padres era que no me daban tiempo a reaccionar. Las muertes continuaban a un ritmo cada vez mas urgente. Moria mi hermano, morian mis primas y mis primos, morian mis tias y mis tios, moria mi abuela, morian mis parientes cercanos y lejanos, todos victimas de muertes limpias, muertes no anticipadas por ninguna enfermedad. No habia nada entre el momento en que aun respiraban y el momento en que dejaban de respirar. Sucedia tan rapido que ya no tenia familia. La habia exterminado. Yo era el ultimo de los Staub. Sin embargo, como la gente seguia muriendo, ser el ultimo Staub implicaba ser la ultima persona del planeta. Todos estaban enterrados bajo las cruces que yo mismo habia dibujado. Muchos anos despues hice el ejercicio de descomponer la esvastica en sus dos trazos principales. Es una operacion de exorcismo grafico. Por un lado, en el eje vertical, se obtiene una S, inclinada y rigida, absolutamente inofensiva, una letra tan sola y aislada que parece sentirse excluida del abecedario. Por otro lado, en el eje horizontal, surge una linea quebrada que evoca el minimo segmento reconocible de una escalera descendente. Asi dividida, sin un punto de union, sin un nucleo que la fije, la esvastica carece de poder, se desequilibra, se descompone, gira en falso, deja de presionar sobre si misma, como si le faltara una tuerca y un tornillo, y lo que quedan son dos partes incongruentes de una pinza desarmada. Mas o menos en la misma epoca descubri que la inicial de mi apellido tambien conectaba simbolos que yo siempre habia considerado distantes: la insignia de las SS con la doble S del logo de Kiss. Tengo un album editado en Alemania. En su cubierta salta a la vista una alteracion tipografica comparable a mi descomposicion de la esvastica: las S son transformadas en Z invertidas, como si despues de atravesar un espejo hubieran aparecido en un mundo al reves. A veces siento que entre el Lucas Staub que soy ahora y el Lucas Staub que era a los 13 anos, se interpone el mismo espejo. Pero antes de volver a la version adolescente de mi mismo, quisiera detenerme un instante en los sentimientos que me provoca hoy la cruz gamada. Siempre que pienso en ella no puedo separarla del circulo blanco que la rodea en la bandera del partido nacionalsocialista obrero aleman. Es una bandera roja, obsesivamente simetrica, bellisima, con esa belleza que resulta de la combinacion de colores que evocan la sangre, la muerte y la pureza. Desde un punto de vista estetico, es la obra mas perenne de Hitler. ?Cuantas horas de su vida paso disenando esa bandera? ?Cuantas variantes descarto hasta encontrar la definitiva? ?Cuantas veces volvio a dibujarla solo para confirmar que era perfecta? Ahora su silueta inclinada sobre los papeles se superpone a otra silueta que ya he presentado al comienzo de esta historia. La diferencia es que yo no le mostraba a nadie mis dibujos en el Liceo. Me sentaba al lado del mas estupido o el mas estudioso de la clase (que a veces coincidian en la misma persona) y asi evitaba las miradas oblicuas y las preguntas directas. Cuando por azar un companero descubria el contenido de los cuadernos, no le daba tiempo a reaccionar, lo agarraba de un brazo, lo atraia con fuerza hacia mi pecho y le preguntaba al oido: --?De que signo sos? A cada figura del Horoscopo le correspondia un castigo especial. Si la victima contestaba: --Tauro. La sentencia era: --Vas a chillar como un ternero. Si contestaba: --Escorpio. --Vas a tragarte tu propia meada. Esa ciencia de disuasion astrologica habia sido elaborada en las horas de ocio mientras mi mano dibujaba desconectada de mi mente y todas mis ideas se volvian funebres. No siempre daba buenos resultados, aunque sirvio para espantar a mas de un curioso. El cuerpo ya crecido, las unas largas y el mal aliento combinados con las cruces esvasticas y las mascaras de Kiss me investian de un halo de demencia satanica. Era otra persona cuando me enojaba. Era un animal. Nada en el ecosistema masculino del Liceo podia oponerse a mi involucion. No digo que mis companeros me tuvieran miedo. Solo me clasificaban como un especimen desconocido. Nunca me acusaron de nazi en la cara. Sin embargo yo estaba convencido de que Alemania habria ganado la guerra si Hitler no hubiera invadido Rusia en invierno y si hubiera esperado el desarrollo de los cohetes V2. 2. El viaje secreto No puedo decirle abuelo al padre de mi padre. Nunca lo conoci. Murio dos anos antes de que yo naciera. Se llamaba Adolfo Rodolfo Staub. Comparto su apellido y su primer nombre, pero no nos parecemos en nada. Tengo otros ojos. Tengo otra cara. Cuando murio, a los 60 anos, mi abuelo conservaba todo el pelo en su cabeza, en cambio yo empece a raparme antes de cumplir 30. El padre de mi padre era ingeniero. Ingeniero mecanico. Ademas de algunas fotos en blanco y negro, donde siempre aparece peinado hacia atras y vestido con camisas de mangas cortas abotonadas hasta el cuello, solo queda de el un cuaderno de anotaciones. No es un diario intimo, sino el borrador de un ingeniero, escrito con la caligrafia mas perfecta que he visto en un hombre, letras simples y claras, sin adornos, tan geometricas que se adaptan a las coordenadas del papel cuadriculado como si fueran insectos modelados por una mente divina. Tambien hay numeros, formulas, ecuaciones y diagramas que representan el funcionamiento de los motores de combustion interna. Mi abuelo era un experto en el tema, una autoridad internacional, y entre sus invenciones patentadas figura un motor que transforma el movimiento circular uniforme en movimiento rectilineo alterno. Los planos de ese motor estan enmarcados y expuestos junto a las fotos de nuestros antepasados. Lo mas interesante que contiene el cuaderno es un recorte de diario, fechado en 1941 y titulado Alemania desarrolla una peligrosa arma secreta. El arma era el cohete A1, un prototipo de los misiles V2 que caerian sobre Londres en 1944. El jefe del proyecto era el mismo ingeniero que lanzaria el Apolo 11 a la Luna. Nunca me importo lo que hacian los otros chicos de mi edad. Supongo que volaban con un puno alzado, reptaban por las paredes o proyectaban sombras con forma de murcielago. Mi hermano y yo, en cambio, experimentabamos una gama de mutaciones mucho mas amplia. Podiamos ser cualquier cosa viva o muerta. Podiamos dividirnos y multiplicarnos. Podiamos volvernos naturales o sobrenaturales. Nos escoltaban legiones de criaturas extranas, muchas de las cuales dibuje en mis cuadernos antes de especializarme en cruces esvasticas y mascaras de Kiss. Hubo una fase de nuestra infancia en la que Claus se creia extraterrestre y pensaba que los astronautas lo habian traido de un planeta desconocido del sistema solar. Miraba las estrellas como alguien que busca su mundo perdido. Inspirados en la moda de los cohetes, disenamos nuestras propias naves e intentamos ponerlas en orbita. La estratosfera nos parecia tan cerca que pretendiamos alcanzarla con una tabla de planchar propulsada por aerosoles o con una palangana alimentada con alcohol etilico. Claus no era el unico que tenia una relacion intima con el cielo. Mi prima Luciana Sismondi, por ejemplo, nacio el mismo dia en que el hombre llego a la Luna. Pero esa es otra historia. La cito solo para exponer la clase de relaciones que nos unian con las expediciones espaciales. No importaba cuanta sangre prusiana o piamontesa corriera por nuestras venas, descendiamos de las nebulosas. Nuestra estirpe se remontaba a la via lactea. No es raro que uno de los maximos heroes de los Staub fuera Wernher von Braun, el ingeniero de la V2 y del Saturno 5. El hombre que deposito a Armstrong, Aldrin y Collins en el Mar de la Tranquilidad. El nombre completo de Von Braun suena como una declaracion jurada de sus ambiciones: Wernher Magnus Maximilian Freiherr von Braun. Era grande mucho antes de mirar hacia arriba por primera vez. Claus y yo nos sentiamos reflejados en sus aventuras juveniles. Wernher y su hermano tambien habian lanzado una nave espacial domestica cuando eran chicos. En vez de una tabla de planchar o una palangana, utilizaron un carro de madera. El material de ignicion y propulsion consistio en media docena de bengalas, las mas grandes que encontraron en el mercado de fuegos artificiales. Ataron la carga en la parte trasera del carro, que estaba montado en una rampa, y prendieron las seis mechas al mismo tiempo. El carro salio disparado a toda velocidad seguido por una larga cola de fuego, como si fuera un cometa (dicho con la misma imagen que emplea Von Braun en sus memorias). Una vez que los cohetes se quemaron, tras dejar una estela de chispas a su paso y emitir una especie de trueno final, la improvisada nave quedo suspendida en el aire durante un momento deliciosamente antigravitatorio, despues sintio la resistencia de la atmosfera, se desvio de su trayectoria vertical y empezo a caer hacia la Tierra. Tras el impacto lo unico que quedo del carro fueron las ruedas. Von Braun no las interpreta como un simbolo, y yo deberia imitarlo, pero las veo rodar en mi mente y las figuras que trazan me recuerdan el principio rotatorio de las cruces esvasticas. La aventura termina con Wernher y su hermano detenidos por la policia y llevados ante su padre que era ministro de Agricultura de Alemania. ?Los habra retado o felicitado? Da igual. Estoy convencido de que no habia premios ni castigos para Von Braun mas que llegar adonde queria llegar, a la Luna, y por eso era el mismo chico, ahora con cuerpo de hombre, el que caminaba por los pasillos subterraneos de los laboratorios de Peenemunde, con la cabeza desbordada de calculos de balistica y formulas de combustion controlada, porque antes de la Luna, naturalmente, estaba Londres, y habia miles de personas con estrellas bordadas en los brazaletes dispuestas a trabajar dia y noche para que, una vez aniquilado Londres, la Luna fuera posible. Mi padre nos contaba que su padre habia mantenido una amistad epistolar con Von Braun desde antes de la guerra. No se por que razon el recorte del diario doblado dentro del cuaderno de anotaciones era para mi un testimonio indudable de esa amistad. Sin embargo el relato de mi padre no se agotaba en las cartas. Incluia un episodio digno de figurar en una novela de espionaje: Von Braun, Wernher von Braun, el pionero de la astronautica, el ingeniero mas respetado del siglo XX, el cientifico salvado del juicio de Nuremberg por los norteamericanos, habia visitado de incognito a mi abuelo a mediados de la decada de 1950. En plena guerra fria, durante los anos de la carrera espacial entre los Estados Unidos y la Union Sovietica, ese viaje era una proeza, un peligroso capricho que solo podia permitirse un genio. Von Braun se exponia a que lo raptara una celula de espias comunistas o a que lo ajusticiara un escuadron de judios insensibles al progreso tecnologico. Claus y yo suponiamos que habia viajado de Buenos Aires a Los Juncales por caminos de tierra secundarios, a bordo de un auto negro y enorme parecido a un coche funebre, custodiado por personal de los servicios secretos de varios paises occidentales. La falta de informacion no nos impedia retroceder hasta el principio del trayecto y postular la partida desde un aerodromo clandestino de los Estados Unidos. Era el unico pasajero de un avion camuflado cuyo vuelo dibujabamos con una linea de puntos sobre un mapa del continente. No pasaba por la aduana. No mostraba su pasaporte. Y usaba anteojos oscuros para ocultar su cara. El exceso de detalles imaginarios formaba una niebla perfectamente adecuada a las nubes de polvo que levantaba la limusina de Von Braun mientras avanzaba por nuestras subrutas nacionales. Mi padre nunca mencionaba detalles especificos de ese encuentro que en la historia de Los Juncales equivalia a la visita de un Papa. Simplemente contaba que Von Braun habia almorzado con mi abuelo en la casa familiar y que se habian entendido un poco en ingles, un poco en aleman y otro poco en espanol. No recordaba ni una sola palabra de la conversacion, aunque todo indicaba que habia estado presente y que la habia escuchado con la misma devocion con que nosotros lo escuchabamos a el. Describia a Von Braun como un hombre alto y delgado, de ojos celestes y cabello canoso, que aparentaba ser mas viejo de lo que era porque usaba un traje gris y una corbata oscura. La narracion de la famosa visita siempre degeneraba en una intrincada reflexion sobre la convergencia de la matematica, la fisica de expansion de gases y la quimica en la tecnologia astronautica. Cuando se entero de que Claus queria escribir un relato sobre ese episodio para que su hijo y los futuros descendientes de los Staub conocieran la historia, mi padre lo llamo por telefono y le dijo que la persona que se habia encontrado con su padre era Wernher von Braun, si, Wernher von Braun, pero no el verdadero Wernher von Braun. Se llamaba igual, Wer-nher-von-Bra-un, era ingeniero tambien, solo que no trabajaba para la N.A.S.A sino para la Otto Deutz, la fabrica de tractores y maquinas agricolas. Mi abuelo Adolfo le mandaba cartas a Alemania para conocer detalles de los motores de combustion interna. Escribia en espanol y Von Braun le contestaba en aleman. Cuando el gobierno argentino decidio nacionalizar las corporaciones extranjeras, este Von Braun viajo al pais y visito a mi abuelo en Los Juncales. Segun mi padre, era un hombre de estatura mediana, morrudo y cuadrado, como los tipicos alemanes del sur que visten trajes tiroleses, usan sombreros con plumas y tienen la nariz colorada, lo que en terminos anatomicos significaba que no se parecia en nada al esbelto inventor de los cohetes espaciales. Sin embargo, desde ese dia, mi padre empezo a decir que Wernher von Braun habia viajado de incognito a Los Juncales para ver a su padre. Era su mitologia personal, su conexion directa con las constelaciones. Tantas veces lo conto que al final termino creyendoselo el mismo.

  • Rojo Valentino de Paula B. Hebrard

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    “Rojo Valentino” es una historia situada en la actualidad, contada en primera persona por la protagonista Cecilia Valentino, una mujer soltera de veintinueve anos, frontal, ironica y apasionada, que trabaja en un importante holding de comunicaciones. Constantemente se ve envuelta en relaciones vertiginosas que la llevan a enfrentarse entre su ideal y la realidad en la que vive. Ante ciertos hechos que salen a la luz, la vida de Cecilia dara un vuelco inesperado, cambiando su mirada hacia ciertas personas que creia conocer.

  • El Ultimo Baile de Mary Higgins Clark

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  • Raine de Margotte Channing

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    --Dame un poco de agua, hija. --Raine cogio la copa y ayudo a su padre a que se incorporara en la cama para que pudiera beber. Durante los pocos meses que llevaba enfermo, se habia acostumbrado a anticiparse a sus necesidades sin dejar que nadie mas que ella lo cuidara. Queria estar con el todo el tiempo posible, hasta el final. Despues de beber un par de sorbos, Valar aparto la cara, cansado, y se tumbo de nuevo con los ojos cerrados. Su cuerpo, que meses antes era el de un hombre maduro, sano y fuerte, en poco tiempo se habia convertido en el de un anciano enflaquecido que parecia mantenerse con vida solo gracias a su fuerza de voluntad. Habia amanecido respirando de forma debil y superficial, senal, segun el sanador de la aldea de que le quedaba poco tiempo y, aunque ella se habia asegurado de que su padre no escuchara su diagnostico, el sabia que se estaba muriendo. Ahora, Raine estaba sentada en la cama junto a el, mirandolo, esperando pacientemente a que abriera los ojos. Era una muchacha alta y esbelta, con una hermosa mata de pelo negro heredado de su madre que solia mantener sujeto en una trenza, y unos inteligentes ojos dorados que ahora se veian inusualmente tristes. Algo recuperado, Valar cogio la mano derecha de su hija y la beso, poniendola luego sobre su corazon, como habia hecho tantas veces con la de su querida esposa. Su voz estaba tan debilitada, tan diferente a lo fuerte que habia sido siempre, que solo escucharla hacia que Raine temblara por dentro. --Has sido la mayor felicidad que me ha concedido la vida, aparte del amor de mi querida Agneta, tu madre. Y no hubiera podido estar mas orgulloso de ningun hijo. --Raine sentia como las lagrimas acudian a sus ojos, a pesar de que se habia prometido no llorar delante de el y Valar sonrio, orgulloso--. Llorar es bueno, al menos eso decia tu madre. Aunque reconozco que yo no le hice mucho caso en eso --bromeo, luego le dio un ataque de tos, sorprendiendola con lo que le dijo cuando se le paso--. Recuerda siempre que, solo cuando un berserker ama de verdad, sus ojos cambiaran volviendose incandescentes, como si detras de ellos ardiera un fuego abrasador. --Volvio a callarse, cansado. Ella lo escucho sin decirle que habia decidido tiempo atras que jamas tomaria como esposo a un berserker, a pesar de que Valar lo era y Raine lo adoraba. --Padre, ?por que siempre besabas la mano derecha de madre y la ponias luego sobre tu pecho, como acabas de hacer con la mia? --El la miro con carino. --Es el gesto que tienen los berserkers para mostrar a sus seres queridos que tienen su corazon en las manos. Raine no pudo resistirlo mas y se echo en brazos de su padre llorando silenciosamente y el intento abrazarla, pero estaba demasiado debil, por lo que dejo caer los brazos sobre la cama con un suspiro. Con paciencia, espero a que su pequena se recuperara, aunque sentia que no le quedaba tiempo y no podia marcharse sin asegurarse de que ella haria lo que le habia pedido. Era muy importante. --Hija, ?recuerdas lo que tienes que hacer cuando yo muera? --Ella asintio limpiandose las lagrimas y reprochandose el no haberse mantenido serena delante de el, tal y como se habia prometido a si misma. --Lo siento, padre. --El la miraba, triste. --No, hija, ya se lo dificil que es esto para ti. Recuerda lo que siempre te he dicho: que lo mas importante en la vida no se puede comprar, y que tienes que buscar lo que las personas llevan dentro de si. No te fies de las apariencias. Ella lo miro extranada. --?A que te refieres? --Valar la miro algo preocupado porque su hija era, aunque ella misma no se diera cuenta, demasiado inocente para algunas cosas. Se habia convertido en una mujer tan bella que seducia a los hombres sin percatarse, y no era consciente de ello. --Morten te pretendera cuando yo me haya ido. No lo hace ahora porque sabe lo que opino de el, pero, cuando yo no este, estoy seguro de que intentara acercarse a ti. --?Morten? --Raine abrio los ojos desmesuradamente--, pero si esta viviendo con la hija de un comerciante rico, ?no lo recuerdas?, nos lo dijo Ivarr cuando volvio de Stavanger de vender los quesos. Morten era un joven guerrero, mayor que ella, que habia vivido en la granja durante dos anos para que Valar le ensenara a luchar. La ultima vez que lo habian visto, hacia tres anos, el debia tener veinticinco anos y ella dieciseis. --!Eres tan inocente!, aun eres una nina en muchos aspectos. --Su padre movio la cabeza con tristeza por no poder seguir protegiendola durante un tiempo mas. --Padre, ya tengo diecinueve anos --contesto carinosamente-- y se luchar, gracias a ti, tan bien como cualquier hombre. --Su padre no pudo ocultar el orgullo que sentia por ella ya que, aunque nunca lo hubiera imaginado, habia resultado ser su mejor alumna. --Estoy de acuerdo. No en vano te ha ensenado el mejor maestro que se puede encontrar en todo el reino --bromeo. --O sea, tu. --Eso mismo. --Otro ataque de tos hizo que se le quitaran las ganas de bromear y cuando se calmo, minutos despues, se quedo dormido. Pero no volvio a despertarse. La melena negra de Raine brillaba gloriosamente bajo el sol enmarcando su cara palida, pero bellisima incluso en esa situacion. En honor a su padre se lo habia dejado suelto y se habia puesto su mejor vestido blanco, el color que habia que llevar en las ceremonias funerarias. A su lado estaban sus queridos Ivarr y Sif, sus mejores amigos. A el se lo habia encontrado Valar anos atras, sin familia y sin hogar y a Sif la habia comprado, siendo una nina, al dueno de una taberna, cuando vio que le pegaba. Al ver que los sepultureros bajaban el cadaver al hoyo donde reposaria el cuerpo de su padre, Raine se tambaleo, pero Ivarr, que estaba a su lado, la sujeto a tiempo por la cintura. Ella se sentia extranamente ajena a todo, como si aquello le estuviera pasando a otra persona. --?Te encuentras bien? --intento tranquilizarla con un murmullo y volvio a mirar el agujero donde todavia podia ver el cadaver de su padre que habian amortajado las ancianas del pueblo, aunque al principio se habian resistido a hacerlo porque iba a ser enterrado y no quemado como era la costumbre. Ivarr quiso llevarsela a casa cuando empezaron a echar en la tumba las hierbas aromaticas que precedian a la tierra y las piedras, pero ella se nego, decidida a quedarse hasta el final. Se lo debia. Su padre habia hecho mucho mas que eso por ella, habia vivido anos sin su madre y sin querer hacerlo, solo porque Raine no creciera sin ninguno de sus padres. Asi que aguanto de pie, mientras sentia que un trozo de su corazon se quedaria siempre con el en esa tumba, fria y oscura. Cuando todo acabo, Ivarr se encargo de pagar a los sepultureros que habian cavado la tumba junto a la de la madre de Raine, mientras Sif tiraba de ella hacia la carreta en la que habian venido y en la que tambien transportaron el cadaver de Valar. --Vamos, Raine. --Me gustaria quedarme un poco mas y ver el mar desde los acantilados. --Su mirada se desviaba hacia alli, estaban solo unos metros mas alla de las tumbas, pero Sif no la dejo ir, preocupada porque estaba demasiado palida y apatica y llevaba varios dias sin dormir. Necesitaba descansar. Ivarr y ella lo habian hablado y si no se acostaba cuando la llevaran a la granja, le harian beber alguna cosa para obligarla a dormir, aunque no quisiera. La prueba de que no estaba bien fue que se dejo llevar por la pequena Sif a la que sacaba mas de una cabeza, hasta la carreta sin quejarse y tampoco rechisto cuando la ayudo a subir. Sentadas, esperaron a Ivarr, que aparecio poco despues. Sif habia sentado a Raine para que fuera delante con Ivarr y ella lo hizo atras, como hacia siempre dada su condicion de sirvienta. Y de esa manera, recorrieron el camino de vuelta a casa. Al final no hizo falta que la convencieran para que descansara porque se quedo dormida en la carreta, sobre el hombro de Ivarr. Cuando llegaron a la casa, el la cogio en brazos y la llevo a su habitacion, y se marcho para que Sif la metiera en la cama. Cuando entro en el salon que habia construido Valar para su familia muchos anos atras con sus propias manos, miro triste, a su alrededor, porque el tambien habia perdido al hombre que habia sido un padre para el desde hacia mas de diez anos. Valar lo habia encontrado tirado en un camino cuando volvia de una de las guerras en las que habia luchado con el ejercito del rey, muy lejos de alli, hambriento, helado de frio y abrazado a la espada de su difunto padre, buscando a alguien que lo ensenara a pelear. Valar, despues de hablar con el, le dijo que no le ensenaria a pelear, pero que necesitaba a un muchacho como el que le ayudara en las tareas de la granja. Con el tiempo se dio cuenta de que nunca habia necesitado a nadie porque la granja era pequena y Valar se bastaba para realizar el trabajo, pero fue la manera que se le ocurrio para ayudar a un muchacho de quince anos que andaba perdido por los caminos, y que no tenia ningun hogar al que volver. --Creo que dormira bastantes horas. --Ivarr miro a la querida Sif, que se estaba limpiando algunas lagrimas que debia haber aguantado hasta salir de la habitacion de Raine. Era bajita y pelirroja y resultaba bastante extrano verla llorar porque siempre tenia una sonrisa en los labios. Su pregunta hizo que volviera a la realidad. --?Que vas a hacer ahora? --Mientras hablaba con el, le acerco un poco de la comida fria que habia dejado preparada esa manana, sabiendo que hoy todos tendrian hambre, ya que el dia anterior ninguno de los tres habia probado bocado. El cogio un trozo de carne con los dedos y se encogio de hombros antes de contestar. --No lo se. Ahora no puedo marcharme. --Sif se mordio el labio inferior, intentando hacerse el suficiente dano para no ceder a las lagrimas. --Lo se. --?Sabes que va a hacer ella? --Senalo con la barbilla la habitacion de la mujer de la que siempre habia creido estar enamorado, pero, desde hacia unos meses habia empezado a dudar de esa certeza y decidio marcharse lejos durante una temporada, hasta estar seguro de lo que sentia. Claro que ahora no podia irse. --No, no hemos hablado sobre eso. No creo que lo haya pensado todavia. --Pero tu la conoces mejor que nadie, incluso mejor que su padre, ?que crees que hara?, ?se quedara en la granja? --Ante su insistencia, Sif ladeo la cabeza y lo miro con unos sagaces ojos grises, pequenos y redondos. --No lo se, no creo que ni ella misma lo sepa. Pero estoy segura de una cosa: que lo primero que hara sera cumplir la promesa que le hizo a Valar: ir unos dias a casa de su amigo, el que trabaja en la catedral de Stavanger. Tiene algo que ver con su herencia, al parecer, Valar lo dejo todo dispuesto para que no tuviera mas remedio que ir alli. --Puedo acompanarla. --Sif lo miro apenada y, aunque no dijo nada, su silencio fue suficiente y al ver su rostro, el mismo se contesto--: Pero ella no querra que lo haga. --No. Ya la conoces, ni siquiera quiere que yo la acompane. Creo que necesita estar un tiempo sola. Estos ultimos meses en los que su padre ha estado enfermo han sido muy duros para ella. Ha tenido que ver como se iba convirtiendo en la sombra de lo que habia sido. --Respiro hondo porque no podia derrumbarse, Raine la necesitaba entera. Cuando se fuera de viaje, podria llorar a gusto, pero mientras tanto, no. --Eres la mejor amiga que podria tener --Ivarr repitio lo que le habia dicho muchas veces antes. Sif intento observar a Ivarr objetivamente, a pesar de sus sentimientos por el. Era un hombre musculoso gracias al trabajo en la granja y al entrenamiento al que lo habia sometido Valar durante anos, porque finalmente habia cedido y lo habia entrenado. Y para ella era muy atractivo, alto, rubio y con unos chispeantes ojos verdes. Tambien era muy reservado, tanto, que con la unica con la que se sinceraba del todo era con Sif. Lo triste era que ella estaba enamorada de el como una loca desde que lo conocio, siendo una nina, aunque ahora sabia que nunca habria nada entre los dos. Ivarr, ignorante de los pensamientos de ella, decidio preguntarle algo sobre lo que tenia mucha curiosidad. --Raine no me ha dicho que paso la noche de la muerte de Valar. Sif respiro hondo para poder hablar: --Dice que estuvo hablando como si supiera que ya no le quedaba tiempo, dandole todo tipo de consejos sobre la vida. Le dijo que estaba muy orgulloso de ella y que solo le pedia una cosa: que fuera feliz. Tambien le recordo lo que tenia que hacer cuando muriera. --Ivarr admiraba la fortaleza que siempre habia mostrado Valar. --Ningun padre habla asi a su hija. --Tampoco ninguno le ensena a pelear con todas las armas conocidas, pero es que ningun otro padre es el guerrero mas famoso que ha tenido nuestro ejercito. --Cierto. Era un hombre extraordinario y su hija tambien lo es. --Valar siempre decia que Raine estaba llamada a hacer grandes cosas, pero que el solo deseaba que ella encontrara a la persona que la complementara, como a el le habia ocurrido con su madre. --A pesar de la fama que tienen los berserkers de que siempre mueren jovenes, ha muerto con una edad avanzada. --Sif lo miro con el ceno fruncido y el levanto las manos en son de paz. --!Eh!, que no lo critico, !sabes que yo lo queria como a un padre!, solo digo que, segun se cuenta, casi todos los berserkers suelen morir jovenes y locos. --Ya. --Sabia perfectamente que Ivarr lo queria, pero, a veces, tenia la sensacion de que no aceptaba del todo su naturaleza como berserker. --El no eligio ser un berserker --le regano y el inclino la cabeza, reconociendo su error. --Lo se. La isla cada vez le parecia mas pequena y llevaba tiempo sintiendo que la oscuridad crecia dentro de el, y no queria que nadie mas que el se viera afectado por su locura. Desde fuera, sin embargo, cualquiera que lo mirara solo veria a un hombre grande y musculoso, un gigante de casi dos metros de pelo y ojos oscuros, que disfrutaba observando como las olas lamian la playa. Estuvo casi media hora inmovil, mirando el mar, sin decidirse a volver a la casa que compartian los siete berserkers, los unicos habitantes de la isla. De repente noto una mano en el hombro que sabia a quien pertenecia, porque no habia perdido la vieja costumbre adquirida en el ejercito de estar siempre en guardia. --Llevas aqui mucho tiempo. Se dio la vuelta para mirar a su amigo a la cara. Hacia semanas que habia notado que Lars estaba preocupado por el, pero no podia hacer nada por evitarlo. --Solo estaba mirando el mar. --Lars sonrio ironicamente, lo que arrugo de manera siniestra la mitad quemada de su rostro, que provocaba un escalofrio en la mayoria de la gente cuando la veia. Lars habia sido un hombre extraordinariamente apuesto, pero, cuando se le quemo la cara, su vida cambio. Hasta que encontraron la isla, Wulf y el habian recorrido muchos pueblos sin encontrar un lugar donde vivir, por la reaccion de la gente al ver su rostro. --Yo pensaba que, a estas alturas, lo tendrias muy visto. --?Ya lo tienes todo preparado? --Wulf estaba deseando que se marchara, precisamente porque era la persona que mejor lo conocia. --Si te refieres a las dos arpas, si. Las he envuelto con panos como hago siempre, para que no se danen durante el viaje. Manana viene el barco que las llevara a la costa y Ragnar va a dejar una carreta en la playa para que pueda entregarlas en la ciudad. Ragnar era el jarl de toda la region. Era un berserker que habia luchado en el ejercito junto a ellos, y que habia cedido la isla con la idea de crear un refugio para todos los berserkers que no tuvieran otro lugar adonde ir. Wulf seguia mirando las olas como si estuviera hipnotizado por ellas, y Lars se canso de esperar que le prestara atencion. --Y, hablando de eso... si ya has mirado suficiente rato el mar, me gustaria hablar contigo. -- Lars tenia que llevar dos arpas que acababa de terminar de fabricar. Habia demostrado ser un gran artesano elaborando y tocando el arpa vikinga y tenia encargos de diferentes lugares del reino, incluso de otros paises. Wulf contesto a su amigo volviendose para mirarlo fijamente, sin saber que esperar. Con Lars nunca se sabia, pero no le daba buena espina, por lo que intento distraerlo. --Imagino, al ver lo parlanchin que estas, que hoy tampoco tienes jaquecas y me alegro por ello, amigo. --La sanadora Olisse, la mujer de Aren, otro amigo soldado, habia conseguido curarle los fuertes dolores de cabeza que padecia y que no lo dejaban dormir, pero Lars no tenia ganas de hablar acerca de eso. Estaba demasiado preocupado por su amigo y no iba a dejar que lo apartara de su objetivo. --Quiero pedirte un favor. Que vayas en mi lugar. --Wulf lo miro, muy sorprendido. --?Por que?, nunca has dejado que nadie mas que tu entregue tus arpas. --Porque necesitas salir de la isla mas que yo. --?Que dices? --Como no supo que responder, utilizo el argumento que solia funcionarle habitualmente--: Aunque fuera asi, no puedo marcharme. Tengo un compromiso con Ragnar y con todos los que estais aqui. --Lars se acerco de nuevo a el y le puso la mano derecha en el hombro, decidido a sincerarse. --Wulf, siento el vacio en tu interior y he visto como te alejas cada vez mas de mi, y de todos. Te confieso que te he seguido alguna vez cuando sales de madrugada para observar el mar, como estabas haciendo hace un momento, y temo por ti. --Los ojos azules de Lars lo miraron con carino, algo que reservaba a muy pocas personas. Para aligerar el momento, le dio un golpe amistoso en la espalda--. !Vamos, di que si!, asi podras ver a Otkala, hace mucho que no vas a visitarla, ?verdad? --No te preocupes tanto por mis asuntos --bromeo, aunque solo a medias--, estoy bien, hermano. Ademas, se cuanta ilusion te hacia ver como colocaban las arpas en la catedral, !pero si llevas semanas hablando sobre eso! --Lars se encogio de hombros, quitandole importancia--. No puedo robarte ese momento. --No me estas quitando nada, porque te lo ofrezco yo. En cuanto a tu trabajo dirigiendo todo esto, te sustituire yo. No te preocupes. --Wulf se rio hasta que vio que lo miraba muy serio y con los brazos cruzados, entonces, carraspeo y dejo de reirse. --Perdona, pero creia que era una broma. --Pues no, he decidido sustituirte hasta que vuelvas. Vamos, confia en mi, ?que puede ir mal? --Los dos sonrieron divertidos porque con tantos berserkers juntos, todo podia irse a pique en un momento. --Te lo agradezco, pero no es necesario. En otra ocasion, quizas. --Viendo que no iba a ceder, Lars decidio ser totalmente sincero. --Wulf, no me hagas decir en voz alta lo que se que estas pensando cada vez que miras el mar. --Su amigo se separo bruscamente de su lado y le dio la espalda, volviendo a la misma posicion que tenia antes, cuando lo habia encontrado. --!Maldita sea, Lars!, !no te metas en mi vida! --mascullo entre dientes sin mirarlo--. !Tengo derecho a tener algo de intimidad, ademas, cualquiera de nosotros al que le preguntes ha tenido un momento malo y no pasa nada! --Ya, pero en ti cada vez son mas frecuentes y eso es por algo, los dos lo sabemos --esta vez la voz de Wulf le provoco un escalofrio. --Esta bien --de nuevo se volvio hacia el, y en sus ojos Lars pudo ver el tormento que sentia --, cada dia noto avanzar la oscuridad, pero yo no permitire que controle mi mente hasta volverme loco y haceros dano a cualquiera de vosotros. --Lo miro--. Y tu harias lo mismo. --Es verdad, por eso creo que tienes que entregar tu las arpas y yo debo quedarme aqui. Te vendra bien y solo seran un par de dias. --No. --Si. Cuando empezaban asi, ninguno de los dos solia ganar, pero en esta ocasion Lars no cedio, manteniendose firme y Wulf, al final, no pudo negarse a hacer lo que le pedia, porque nunca podria olvidar que la horrible cicatriz que deformaba la mitad del rostro de su amigo, la tenia porque recibio en su lugar un caldero de aceite hirviendo. Cuando intentaban conquistar un castillo luchando en el ejercito del rey, Lars se puso delante de el para protegerlo y, por ese acto de valentia y amistad, siempre tendria la cara desfigurada. El favor que le estaba pidiendo de que entregara las arpas en su lugar, no era nada a cambio, de modo que acepto.

  • El juicio de Adolf Hitler de David King

    https://gigalibros.com/el-juicio-de-adolf-hitler.html

    La tarde del 8 de noviembre de 1923, un Adolf Hitler de 34 anos irrumpio en una de las mayores cervecerias de Munich, disparo su pistola al aire y proclamo la revolucion. Comenzaba asi el llamado Putsch de Munich, por el que fueron procesados y condenados a prision Hitler y otros dirigentes nazis. Su carrera politica parecia acabada. Este ensayo cuenta la verdadera historia del proceso judicial que cayo sobre Hitler y otros companeros. Periodistas de todo el mundo aterrizaron en Munich para cubrir un espectaculo sensacional que duro cuatro semanas. Tras el juicio, cumplio solo nueve meses de los cinco anos a los que habia sido condenado. Y lo que es mas importante, Hitler supo transformar el intento fallido de golpe de Estado en una victoria: fue este el juicio que puso a Hitler en primer plano, dotandolo de una posicion sin precedentes para desarrollar su demagogia y colocandolo en el camino al poder.