• En mis suenos de Rose B. Loren

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    Aanisa Salek es la directora de una multinacional del petroleo con sede en Valencia. Durante varios meses y debido a su estresante ritmo de vida, cada noche se despierta sobresaltada, siempre con un mismo y perturbador sueno. En el aparece un hombre al que no reconoce, solo recuerda sus preciosos ojos verdes, su penetrante mirada y despues. un destino incierto.

  • !Se busca novia! Para mi ex de Kris Buendia

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    Gabriel Wylde: Rico, filantropo, guapo y encantador. para su mala suerte, soltero. Ahora que se ha divorciado no podra tomar el mando de la empresa de construccion de su padre.
    La unica solucion es casarse de nuevo.

  • Diamante negro (Obsidiana 2) de Victoria Quinn

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    Se que no voy a cambiar nunca.
    Naci en la oscuridad y ahi es exactamente donde me quedare.
    Rome es dulce, amable y vainilla.
    Pero yo cambiare todo eso.
    Le mostrare quien soy de verdad.
    Y le pondre ese diamante negro en el dedo.

  • Yo, Farinelli, el capon de Jesus Ruiz Mantilla

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    En el invierno de 1780, Farinelli, el castrato mas famoso de su tiempo, decide dejar constancia con la pluma y sobre el papel de todo cuanto ha aprendido, de todo cuanto ha vivido, de todo cuanto ha amado. A sus 75 anos, retirado en su villa de Bolonia, rememora sus inicios, sus maestros, sus amores y desamores, y sobre todo sus horas de gloria en los teatros de Europa entera, cuando la gente desfallecia de emocion ante el simple sonido de su voz. Pero donde colmo todos sus suenos fue en Espana, donde llego de la mano de la reina Isabel de Farnesio para curar la melancolia que habia anulado la voluntad del rey Felipe V.

  • Amarte es mas que mi destino de Gabriela Lo Curto

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    Giovanna Donati no sera la tipica dulcinea que espera con paciencia por un valiente caballero; las huellas de un oscuro pasado la han convertido en una mujer decidida, deslenguada e impredecible que, cuando se trata del genero masculino, toma lo que le gusta, le da un mordisco y deshecha lo que queda, sin remordimientos.

  • Tantos dias felices de Laurie Colwin

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    Guido y Vincent son amigos desde ninos, estudian en Cambridge (Massachusetts) y comparten suenos: Guido quiere escribir poesia y a Vincent le gustaria ganar el Premio Nobel de Fisica. Cuando Guido se encuentra con la extravagante Holly a la salida de un museo se enamora perdidamente de ella, pero presiente que no tendran una relacion facil. Vincent, mas abierto y alegre, conoce a Misty en el trabajo y, aunque ella es una misantropa terrible, estaria dispuesto a darlo todo por salir con ella.

  • ?Nunca? Jamas de Sophie Saint Rose

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    Sharon Morris estaba dispuesta a realizar su nuevo trabajo eficientemente, pero el caracter de su jefe dejaba bastante que desear. Pero cuando Evan Weixler le salvo la vida y tuvo que depender de el, acabo perdiendo su corazon y se dio cuenta que tendria que amoldarse a sus deseos si queria que funcionara su relacion. No sabia si seria capaz de hacerlo.

  • La Marquesa de Connemara de J.f. Morgan

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    Francia, 1851.

  • La huida de Jim Thompson

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    El atraco al banco ha salido a la perfeccion. La traicion a su peligroso socio, tambien. Ahora, a Doc McCoy solo le queda planificar la huida con su esposa Carol hacia el otro lado de la frontera. Ya no hay tiempo de mirar atras: al final del camino les espera el cielo o el infierno.

  • El desconocido (Solo una noche 1), Kyra Davis de Kyra Davis

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    Primera parte de <>, la trilogia erotica superventas que te sumergira en una pasion irresistible.

  • Seis hermanas. Los anos de la inocencia de Rebeca Tabales

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    Elisa Torrealba llega a Madrid la primavera de 1880. Ella y su hermana quedan huerfanas y se instalan en la sombria casa solariega de sus tios, un matrimonio severo. Elisa mira con curiosidad y espiritu critico todo cuanto ocurre a su alrededor, le cuesta mantener las formas y comportarse como una senorita, pero quiere hacerse un sitio en ese nuevo y complicado mundo, y sabe ser encantadora, cuando quiere. Las Torrealba son un misterio para la aristocracia madrilena, su dote, su caracter y su reputacion preocupan e interesan a los cotillas, y tambien a algunos hombres. Fernando y Ricardo Silva, herederos de la fabrica de Tejidos
    Silva, jovenes, nuevos ricos y solteros deseados, representan lo mejor y lo peor del Madrid del fi n de siglo en todas sus formas. La tradicion y la transgresion, la ciencia y el juego, la razon y el instinto, la prudencia y la pasion son los escenarios en que compiten. Elisa entrara en sus vidas y forzara una lucha aun mas grande. Por primera vez Ricardo se aburre de su vida nocturna de calavera y suena con encontrar un amor que de verdad lo cambie, mientras que Fernando duda de su compromiso con la hermosa y convencional Catalina Hinojosa. De fondo estan las vidas de los criados, los pequenos empleados y la burguesia emergente de la revolucion industrial, la aristocracia madrilena con sus tertulias, sus paseos en carretela por el Retiro, los bailes, las verbenas, la elegancia y la decadencia de un tiempo de inocencia que nunca volvera.

  • Dos veces Carmen, Catalina Conde de Catalina Conde

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  • Las hijas del Capitan de Maria Duenas

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    Nueva York, 1936. La pequena casa de comidas El Capitan arranca su andadura en la calle Catorce, uno de los enclaves de la colonia espanola que por entonces reside en la ciudad. La muerte accidental de su dueno, el tarambana Emilio Arenas, obliga a sus indomables hijas veinteaneras a tomar las riendas del negocio mientras en los tribunales se resuelve el cobro de una prometedora indemnizacion. Abatidas y acosadas por la urgente necesidad de sobrevivir, las temperamentales Victoria, Mona y Luz Arenas se abriran paso entre rascacielos, compatriotas, adversidades y amores, decididas a convertir un sueno en realidad.

  • Ya no se quien eres de Ali Knight

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    La noche en que su marido llega a casa, borracho y cubierto de sangre, la vida perfecta de Kate Forman cambiara para siempre.

  • Henry Townsend conde de Hamilton (Los Townsend 2) de Nunila De Mendoza

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  • Cinco dias que estremecieron al mundo de Nicholas Best

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    Pocos episodios han conmocionado mas al mundo que los cinco dias que, a finales de abril de 1945, se iniciaron con el asesinato de Mussolini y terminaron con la noticia de que Hitler se habia suicidado en su bunker de Berlin. Toda clase de personas, algunas famosas en aquel momento, otras, en un futuro, han recordado exactamente donde estaban y que hacian esos dias: el futuro papa Benedicto habia desertado de la Wehrmacht, Audrey Hepburn estaba en Holanda, feliz por haber escapado a su encierro en un burdel de la Wehrmacht, Roman Polanski vivia practicamente como un nino salvaje por las calles de Cracovia,

  • Derrota al corazon de Emma Weimann

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    Pero eres una mujer. Ese sujeto era uno de los gerentes de la construccion mas repulsivo que Sam habia conocido en su vida. Se separo la camiseta gris del cuerpo y bajo la mirada hacia el sosten. --Si, lo soy. Definitivamente, una mujer. --Volvio a elevar la mirada e ignoro la forma en que el senor Hayes tenso la mandibula--. Vengo a pintar el apartamento de los Wallace. El sujeto clavo la mirada en el calendario. --Pero me dijeron que le habian encargado el trabajo a un Sam Freedman. Sam reprimio las ganas de golpearlo con los altoparlantes llenos de polvo que habia sobre el escritorio. --Sam es el diminutivo de Samantha. Y esa soy yo. Ya se lo explique dos veces. ?Por que no llama a los Wallace y simplemente les pregunta? Reprimio las ganas de gemir. ?Como era posible que un sujeto como ese obtuviera empleo en uno de esos lujosos complejos de apartamentos? El reviso la agenda sobre el escritorio. --No puedo. Estan de vacaciones. --Fruncio el ceno y contemplo la pintura, los pinceles y la escalera que ella habia llevado--. De acuerdo. Te llevare al apartamento. Pero ire a controlarte de vez en cuando. Para que lo sepas. --Al terminar, dejo la sala. Claro. Patan. ?Acaso pensaba que iba a robar aire de un apartamento vacio? Con un gesto negativo de la cabeza, Sam recogio la mayor cantidad de cosas que podia cargar. Las manijas de los baldes se le clavaron en los dedos. Tendria que regresar por la escalera. El senor Hayes se quedo de pie en el pasillo, con los brazos en jarra y un ceno tan fruncido que haria llorar a los ninos. --El elevador de servicio no funciona. Debemos tomar el otro. Intenta pasar lo mas desapercibida posible. Mientras lo seguia por el vestibulo de cielo raso alto, Sam intento ser silenciosa. Ese edificio emanaba una atmosfera de iglesia, construido para impresionar y presumir ante los visitantes. Ciertamente lo habia logrado con ella. Pasaron por una fuente rebosante con escalones acuaticos de pizarra. Sam no queria ni adivinar cuanto habia costado eso. Milagrosamente se las arreglo para meter todas sus cosas en el elevador vidriado; los baldes se plantaron con firmeza entre ella y el senor Hayes, quien le clavo la mirada al tiempo que entrecerraba los ojos. Los segundos parecieron horas. Finalmente, el elevador repico. --Llegamos. --Con desden, la observo luchar para sacar los materiales del elevador. Sam coloco los baldes en el piso. El pasillo estaba vacio. --?Que numero es? --El apartamento siete --escupio el senor Hayes a sus espaldas--. Al fondo del pasillo, la ultima puerta a la derecha. Antes de que Sam pudiera responder, se abrio la puerta a su izquierda. Una mujer con cabello largo y oscuro, vestida con un traje pantalon de un rojo intenso aparecio en el umbral. --Gillian, carino --grito hacia el apartamento--. Apresurate. --Se volvio hacia el senor Hayes--. Detenga el elevador, ?si? --Por supuesto, senora. --Casi se tropieza y cae para asegurarse de presionar el boton del elevador a tiempo. Sam apenas se contuvo de poner los ojos en blanco. El mismo hombre que no habia pensado dos veces dejarle hacer todo el trabajo de carga ahora practicamente se desvivia para asegurarse de que las puertas del elevador permanecieran abiertas para la femme fatale. Siempre lo mismo. Cuando una mujer tenia pechos del tamano de melones, cintura de avispa y cerebro de pajarito, los hombres se volvian locos. Sam sonrio. Bueno, por otro lado... le echo una mirada a la mujer en traje pantalon. De verdad tiene buenos pechos. Una segunda mujer salio del apartamento y cerro la puerta a sus espaldas. --De acuerdo. Estoy lista. --Le echo una mirada a Sam antes de bajar la vista y dirigirse hacia el elevador. Si, asi se deben sentir los insectos cuando los observa una mantis con ojos verdes. --Cielos, esas dos estaban buenas. --El senor Hayes casi se estaba babeando sobre la camisa. Este sujeto realmente es un cliche andante. Sam cruzo los brazos sobre el pecho. --?Tiene las llaves del apartamento? --Si, si, vamos. --Se alejo y la dejo cargando todo de nuevo. Que patan. Esperaba que la dejara sola tan pronto como estuviera instalada con todas sus cosas. Pero primero, probablemente le diria exactamente como debia haber su trabajo. Sam se sento en el suelo y apoyo su espalda protestante contra la pared. Esa noche requeria una ducha larga y caliente. Y una cerveza fria. Y una pizza. Satisfecha, miro las paredes con pintura blanca todavia fresca. Por mucho que le doliera la espalda luego de ocho horas de pintura, habia hecho un buen trabajo. Las dos habitaciones mas pequenas estaban terminadas. Quedaba la habitacion grande, lo que significaba un dia mas de trabajo razonable y bien pago. Los duenos del apartamento habian estado tan contentos con su disponibilidad para comenzar de inmediato que ni siquiera intentaron debatir su tarifa por hora. Eso habia sido una sorpresa agradable. A menudo, las personas adineradas resultaban ser los clientes mas molestos. Fue afortunada de que los duenos del apartamento fueran parientes de una de sus clientas mas antiguas y agradables. La vieja senora Henderson probablemente habia hablado bien de ella y se habia encargado de las negociaciones del pago. Y Sam estaba de acuerdo con eso. Abrio la botella de agua y bebio un sorbo. Trabajar en un edificio como ese era inusual para ella. A menudo eran propiedad de profesionales con sueldos altos y trabajos que demandaban que se quedaran a pasar la noche en la ciudad mientras sus deslumbrantes familias felices vivian sus deslumbrantes vidas felices en una casa no tan pequena en las afueras. Su opinion sobre eso era: trabajos aburridos, vecindarios aburridos, vidas aburridas y mas dinero del que nadie necesitaba. Suspiro. Esa vida bien podria haber sido la suya. El sonido del celular saco a Sam de su cavilacion. --?Si? --Hola, Sam, soy Linda. ?Como estas, guapa? Ag. Un llamado de su amiga y companera de trabajo solia significar mas trabajo o compras compulsivas de cosas que estaban en liquidacion en algun sitio. --Estoy bien. ?Que sucede? --Voy de camino a lo del senor Zimmer para hacer la instalacion electrica. Dime, ?vienes esta noche? !Mierda! --?A la fiesta? --?De que otro evento crees que hablo? Sam se paso una mano por el pelo. Se habia olvidado de la invitacion por completo. --No lo se. Solo tengo dos dias para pintar un apartamento entero. --Ay, vamos, Sam. Me lo debes. Si y me lo recuerdas cada vez que quieres algo. --De acuerdo. Pero no te prometo que me quede mucho tiempo. --Genial. Nos vemos esta noche, maquinita de amor. Sam dejo caer la espalda contra la pared. Mierda. Hasta ahi llego mi agradable noche de relajacion en casa.

  • El juego serio de Hjalmar Soderberg

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    El juego serio, publicada en Suecia en 1912 casualmente el ano de la muerte de otro de los grandes escritores del pais, Strindberg, es una de las cimas narrativas de Hjalmar Soderberg, una bellisima y amarga historia de amor ambientada en la Estocolmo de finales del siglo xix y principios del xx, ciudad magistralmente evocada en la novela. La travesia de la pareja de amantes protagonista, Arvid Stjarnblom y Lydia Stille, por el anhelo, el desamparo, la traicion, el adulterio y la renuncia a lo largo de los anos, tine de fatalismo estas paginas deslumbrantes que parecen plasmar con brillantez una de las citas mas conocidas del autor: <>.

  • El arte del engano de Daniel Tubau

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    Una cuidada edicion que ofrece la mas completa panoramica del arte de la estrategia china publicada hasta la fecha.

  • Maria en las Highlands (Las Highlands 4) de Jana Westwood

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    Julia ayudo a Maria a deshacerse de los muebles y de todo lo que ya no iba a necesitar y a mudarse de nuevo a casa de sus padres. De ese modo, ellos tendrian todas sus cosas y no habria ningun mal trago que pasar teniendo que vaciar armarios. Despues regreso a Escocia, donde quedaron en verse una semana mas tarde. Maria se despidio de sus alumnos y de sus companeras como si se fuese de vacaciones y dedico todo el tiempo que le quedaba a estar con sus padres. Fueron al cine, al teatro, pasearon por la ciudad, cenaron en ese restaurante al que siempre decian que irian y con el que nunca cumplian. Su madre se empeno en que la ayudase a recortar el papel que pondria en la mesa del arbol de Navidad, algo que siempre habia hecho Maria. Y tambien insistio en prepararle la cena que hacia cada Nochebuena porque todos los platos eran sus favoritos, incluida la tarta de turron para la que nunca quedaba sitio y que solian comerse, la manana de Navidad, despues de abrir los regalos. --Este ano tu madre y yo habiamos pensado regalarte un coche --dijo su padre acariciandole el cabello mientras veian un capitulo de Juego de Tronos que habian visto cinco veces por lo menos. Maria se incorporo y lo miro con expresion de sorpresa. --?En serio? Su padre le hizo un gesto para que bajase la voz senalando a su madre, que se habia quedado dormida hecha un ovillo en el sillon. Ella sonrio con ternura y asintio. --?En serio pensabais comprarme un coche? --Bajo la voz. --Y tan en serio --respondio su madre sin abrir los ojos--. No estoy dormida, solo he cerrado los ojos porque estoy muy cansada. --Ya te he dicho que ese ruido era del motor de un coche. --Pedro miro a su hija y se aguanto la risa. Antonia abrio los ojos y los miro a ambos. --?Estas insinuando que yo ronco? --pregunto con mirada asesina. --?Yo? !No! --exclamo su marido--. !Dios me libre! Maria volvio a tumbarse apoyando la cabeza en la pierna de su padre y mirando al pobre John Nieve, al que se le habia quedado cara de acelga despues de que lo mataran. --?Cual habriais elegido? --pregunto. --Un Toyota Auris hibrido. No le gustaba volar. Nunca le habia gustado. Sin embargo, curiosamente, los nuevos acontecimientos habian hecho que perdiese por completo el miedo. Maria arrastro su maleta por el suelo de la terminal con la mirada serena y el corazon profundamente triste. Sus padres la habian acompanado y a duras penas habia conseguido separarse de ellos. La noche anterior se hicieron la firme promesa de no llorar. Los tres. Pero ninguno habia sido capaz de cumplirla. Se sento en una de las filas de bancos a esperar que las pantallas le mostrasen su puerta de embarque y se entretuvo observando a los viajeros que esperaban como ella. Habia todo tipo de gente: familias con ninos, parejas, personas solas… ?Que pensarian aquellos desconocidos si supiesen el tipo de viaje que haria ella en algun momento del futuro proximo? Sonrio burlona, probablemente llamarian a la tele. O a los loqueros. ?Habia algun telefono de loqueros? Y, si lo hubiese, ?que se diria? Hola, llamo para denunciar a una loca que habla de viajar al siglo dieciocho… Despues de dormitar con el codo apoyado en el respaldo del asiento, sosteniendo la cabeza con su mano, de un paquete de palitos de pan con pipas, una visita al lavabo y dos partidas al Candy Crush, llego el momento de embarcar. Espero a que todo el mundo estuviera colocado en la fila y se puso al final, no tenia ganas de estar pendiente de tonterias. --?Escocesa o espanola? --le pregunto un pelirrojo con marcado acento. --Espanola --dijo ella. --?Es la primera vez que viajas a mi pais? --No, tengo amigos alli. El chico se quedo a su lado y Maria se sintio incomoda. Estaba claro que el tenia ganas de socializar. --?Y tu? ?Vuelves a casa? --Si, he estado viviendo un ano aqui en Barcelona. Soy musico. Maria sonrio, era la profesion que le pegaba. --Me llamo Michael, por cierto. --Yo soy Maria. Michael se inclino para darle un par de besos en la mejilla y Maria hizo lo propio. --Los espanoles os dais dos besos --hablo el con aquel divertido acento y una enorme sonrisa--. Tuve que acostumbrarme porque nosotros solo damos uno. --Lo se. Tuve una clase con mis alumnos sobre los saludos en el mundo. Soy maestra de primaria --explico al tiempo que mostraba el DNI y la tarjeta de embarque a la asistente de vuelo para que la dejase pasar. Se sintio obligada a esperar al escoces y siguieron juntos hasta la entrada del avion, hablando de sus respectivas profesiones. --Yo soy guitarrista --explico el. --Oh, que bien. Electrica, supongo. --Si, electrica. Me contratan grupos o solistas que necesitan banda. No toco solo. --Que curioso, nunca habia pensado en ello, pero es logico, los cantantes necesitan alguien que toque la musica, claro. --Bienvenidos. --Los recibio otra asistente de vuelo. --?Que asiento tienes? --pregunto Michael mirando hacia su tarjeta. Maria se la mostro y el sonrio. --Estamos en la misma fila, pero con un asiento en medio. Cuando llegaron a su lugar habia un hombre sentado en el centro que se levanto para dejar pasar a Maria hasta la ventanilla. --?Le importaria cambiarme el sitio? --pidio Michael mostrandole su tarjeta. El hombre fruncio el ceno y miro a la joven dando por hecho que iban juntos. Finalmente, acepto y dejo que el escoces ocupara su asiento. El viaje fue mucho mas agradable de lo que Maria esperaba. Michael resulto ser un companero de vuelo divertido y con una conversacion de lo mas entretenida. Tenia muchas anecdotas que contar sobre sus experiencias musicales, conocia a muchos famosos y no era de esos que se daba importancia por ello. Ademas, se mostro interesado en el trabajo de Maria, recordo a algunos de sus profesores con mucho carino, aunque tambien tuvo palabras menos agradables para otros. Maria se sentia comoda con el y disfruto de su compania. A mitad de la conversacion la espanola se ofrecio a seguirla en ingles. --Lo hablo bastante bien --dijo en su idioma--. Las chicas y yo nos apuntamos a un curso intensivo hace anos y nos hicieron inmersion linguistica. Ya sabes, poner el movil, el ordenador y cualquier otro artilugio en ingles. --Si, si, asi lo hice yo con el espanol. Es el unico modo que funciona, creo. Ok, hablaremos en ingles y asi cuando lleguemos ya estaras <> --sonrio. Cuando bajaron del avion se despidieron antes de salir del aeropuerto. Michael se quedaba en Edimburgo y a Maria debian estar esperandola para ir hasta Forthland. El escoces le dio su telefono. --Me ha gustado mucho conocerte, Maria --dijo despues de darle dos besos--. Me encantaria volver a verte. La espanola sonrio afable y asintio con la cabeza. --A mi tambien. El escoces la saludo con la mano antes de desaparecer a traves de las puertas y ella le devolvio el saludo con una extrana sensacion. --Me voy muy lejos --susurro--, no creo que volvamos a vernos. Julia y Cristina la esperaban apoyadas en el coche y en cuanto la vieron aparecer corrieron a abrazarla. --!Que ganas tenia de verte! ?Estas bien? --pregunto Cristina escudrinandola con atencion. --Estoy bien. --Beso a sus dos amigas--. He conocido a un escoces en el vuelo. Se llama Michael y es musico. --Eres increible --dijo Cristina desde la parte de atras del vehiculo--. Te ligas a un escoces precisamente ahora. --No me he ligado a nadie --respondio Maria mirandola por el espejo que habia en el parasol abatible--. Hemos hecho amistad, nada mas. --Ya, ya. --Cristina no parecia muy convencida. --?Tu no vas a meterte conmigo? --Miraba a Julia, que no apartaba la vista de la carretera. --?Musico? ?Ya le has dicho que la unica musica que escuchas es country y que tu grupo favorito es Jarabe de palo? Ya te digo que se habria cambiado de asiento, !pero para irse al fondo del avion! Maria sonrio aliviada, no queria que la tratasen con cuidado. --?Que tal tus padres? --pregunto Julia. --Fatal --susurro, mirando por la ventanilla--. Hemos pasado juntos unos dias maravillosos. He tratado de hacer cosas con ellos que pudiesen recordar... ?Os acordais de que mi madre siempre decia que queria aprender a hacer cupcakes? --Si --afirmo Cristina--, despues de ver aquella pelicula romantica en la que la chica era pastelera. --Pues compre todos los utensilios que se venden para ese menester y nos pasamos una tarde haciendo pastelitos de todos los sabores que os podais imaginar. Mi padre se puso fino. Despues de recordar eso se quedo pensativa. Julia la miraba a cada momento tratando de averiguar si se iba a poner a llorar. Cristina le hizo un gesto desde el espejo retrovisor para que dejara de analizar cada uno de sus gestos. Habian hablado mucho sobre lo que iban a hacer y como se iban a comportar, y las dos sabian que lo mejor era dejarle espacio a sus emociones para que se manifestasen como ella necesitase en cada momento. --Nada de atosigarla --vocalizo Cris sin emitir sonido. --Yo tambien te veo, Cris --aviso Maria con tono cansado--. No voy a hacerme pedacitos, tranquilas, chicas. Rosario las estaba esperando con el corazon encogido y cuando vio a Maria las dos se abrazaron sin decir nada dejando que el calor de su carino hablase por ellas. Despues la anciana la cogio de la cintura y las dos juntas fueron hasta el salon y se sentaron en el sofa. Julia llevo la maleta a la habitacion que le habian preparado y Cristina acerco una silla y se sento frente a ellas. --Te vamos a mimar mucho, que lo sepas --dijo Rosario--. Y tu tienes que dejarnos hacerlo. --No teneis que mimarme. Me arrugare como una pasa si lo haceis. Julia cogio otra silla para sentarse junto a ellas y miro a su amiga con franqueza. --Ninguna sabemos como afrontar esto, no intentes hacernos creer que tu si. Estamos aterradas, enfadadas, tristes y preocupadas. Llamemos a las cosas por su nombre. --Tienes razon --reconocio Maria despues de un silencio sepulcral--. Lo mejor es hablar de todo sin miedo. Decir lo que pensemos sin andar con pies de plomo. Empezare yo: estoy muerta de miedo. No se como voy a enfrentarme a esto, pero no dejo de decirme que mi... nieto --titubeo--. Mejor lo llamare Rowell. --Si, mejor --reconocio Cristina. --Bien, pues no dejo de decirme que Rowell sabe que me va a ir bien y que no debo estar asustada. Conocere a ese... James y me enamorare de el. Vere a Laura y aprendere a vivir en un siglo en el que no existe la luz electrica ni los moviles ni los ordenadores... --Ni los tampones --dijo Cristina--. ?Que? ?Os pensais que no le importara mas eso que un iPhone? --Ya te digo yo que le importara muchisimo mas --aseguro Rosario. --Eso me lleva a darme cuenta de que debo aprender muchas cosas. Cosas que me ayuden cuando este alli. Por ejemplo, como hacerme una compresa con lo que podre conseguir, que supongo que sera algodon y poco mas. --Deberas hacerlas con panos --intervino Rosario--. Yo puedo ensenarte a eso. Y tambien te ensenare a coser y a lavar la ropa a mano. --Rowell quiere hablar contigo --interrumpio Cristina--. Para el todo esto es... --Lo imagino, Cris. No quiero ni pensar lo solo y angustiado que debe haber vivido todos estos anos. Yo tambien quiero conocerlo. --Esta en la taberna, esperando. ?Quieres que vayamos ahora? Maria asintio. Desde que habia descubierto lo que le iba a ocurrir ese era el momento que mas ansiaba. Conocer a Rowell Done. --Id vosotras --dijo Rosario--. Esta noche me explicais como ha ido. La maestra cogio a la anciana de las manos. --Manana empezamos con esas clases, Rosario --aseguro y despues la abrazo. Rowell se puso de pie para recibirla. La taberna estaba llena de gente, asi que Evan les ofrecio el cuartito que utilizaban de despacho y que Julia habia arreglado hasta convertirlo en un lugar agradable y sin trastos. Los dejaron solos y durante un rato se quedaron de pie, mirandose, analizando sus facciones y preguntandose toda clase de cosas. --Eres muy guapo --dijo Maria sonriendo. --Tu tambien. Y muy joven. Se notaba la emocion que el escoces estaba tratando de mantener contenida. --Todo esto ha debido de ser muy dificil para ti --empezo la espanola. --?Puedo...? --Dio un paso hacia ella. Era tan pequena como la recordaba y sus ojos tenian el mismo brillo de bondad con el que siempre lo miraba--. ?Crees que podria abrazarte? Maria extendio los brazos al tiempo que asentia y de repente se vio rodeada por aquel hombreton, demasiado grande y demasiado fuerte, que la abrazo con tal ternura que la emociono. Permanecieron asi unos segundos y cuando Rowell se aparto tenia los ojos llenos de lagrimas. --Gracias. --Sorbio por la nariz y recupero la compostura. --No tienes que agradecerme nada. No todos los dias conoce una a su nieto sin ni siquiera haber tenido hijos. --Se rio divertida y consiguio arrancarle una sonrisa--. Sentemonos, me parece que esta conversacion va a ser muy larga.

  • Infiernos de pasion (Los Kinsberly 3) de Evelin Mordan

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    Una historia donde el perdon no existe, pero el amor si.

  • El llanto de los elefantes de Genoveva Casanova

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    Un desafortunado dia, la rama de un arbol se vencio ante el peso de los elefantes, haciendoles caer sobre los discipulos de un asceta que se encontraba atendiendo sus lecciones debajo de su sombra. Para evitar seguir haciendo dano a los demas habitantes del mundo, los elefantes decidieron desprenderse de sus alas y bajar a vivir a la tierra. Millones de alas cayeron lentamente del cielo, formando asi los majestuosos Montes Himalaya. Desde entonces, los elefantes caminan entre los hombres y demas seres que pueblan este mundo, siendo venerados como deidades, y al mismo tiempo encadenados y forzados a vivir a merced de los caprichos del hombre. Con sus rostros pintados de colores y sus patas sujetas con enormes grilletes oxidados, los elefantes viven resignados. Y cuando las nubes no vienen en mucho tiempo y ellos se permiten anorar aquellos tiempos en que eran libres y volaban muy alto, muy alto, atravesando el viento azul... los elefantes lloran. PARTE I Cuando el timbre sono eran las 12:37. Lo sabe porque siempre mira el reloj en cada acontecimiento del dia. Tiene esa costumbre desde los dias de agenda apretada en sus viajes por la India. Cada vez que alguien entraba en el piso, o que sonaba el telefono, o que pasaba por la calle el afilador de cuchillos, el miraba su reloj, como para cerciorarse de que efectivamente el tiempo seguia transcurriendo y que el mundo seguia funcionando. Era un dia soleado, de una primavera recien comenzada. Como hacia calor habia decidido ponerse unos pantalones color beis comodos y un polo azul oscuro de manga corta. No llevaba zapatos. Siempre estaba descalzo en casa. Al igual que ella, nunca habia soportado bien tener los pies cubiertos. Desde la ventana se veian las copas de los arboles del parque que estaba cruzando la calle, de un verde traslucido que decoraba el bosque como si a las hojas les hubiesen sido esparcidas millones de espejos minusculos. El balcon principal estaba abierto, y entraba con facilidad el sonido del saxofon que animaba las terrazas de los restaurantes de la calle. En ese momento sonaba la melodia de una de sus canciones de jazz favoritas: A case of you. En la cocina, la mujer de la limpieza recogia los cubos y las fregonas que acababa de utilizar para el suelo de madera antigua que tenia en su piso de Paris. Vestia un sari[1] azul marino, con bordados de hilo dorado en los extremos de la tela. Las mujeres indias encuentran dificil dejar de usar la ropa tradicional cuando se trasladan a vivir a Europa o a America. Ella tambien era asi. Trenzaba su pelo con aceite de almendras mezclandolo con unas gotas de sandalo, y colocando algunas flores de jazmin entrelazadas, como le enseno su madre a hacer cuando era pequena y vivia en Chennai[2]. Aunque en esta ciudad el jazmin solo se conseguia durante algunas temporadas. El se encontraba enfrente del mueble chino de madera que decoraba el recibidor, revisando el correo que acababa de llegar. Guardo las llaves de su casa dentro del cajon de la derecha y se dirigio a la entrada. Abrio la puerta el mismo, cosa que nunca habria hecho si no hubiera estado el tan cerca de la puerta, y la muchacha de servicio tan lejos. Pero siendo esta la situacion, lo considero un detalle. De cualquier manera, en Francia no hacia falta ser tan precavido. --Monsieur Rohan Seth? J'ai un package pour vous. Si vous plait, signe ici...[3] Un senor bajito, delgado y con un bigote entrecano, que traicionaba la edad que intentaba aparentar el intenso tinte de su pelo, se encontraba de pie en el descansillo, con una bolsa gris al hombro y un paquete en la mano derecha. Busco en su bolsa y saco un boligrafo y unos documentos, que son los tipicos tramites para una entrega de paqueteria. Asi que firmo en la parte de abajo del papel, en lo que considero el espacio logico para la firma, pues en todos estos anos, desde aquel primer viaje a Paris, habia aprendido muy pocas palabras en frances, y decididamente no lo suficiente como para leer un documento. --Merci, monsieur. Bon journee[4] --dijo el hombre mientras le entregaba el paquete en la mano y le daba la espalda para presionar el boton del ascensor. Cerro la puerta sin prisa, con cierta pesadumbre que permite la edad, y con el paquete en la mano camino hasta su despacho. Junto a la ventana que daba al parque habia instalado su escritorio, atiborrado de libros y papeles desordenados. Le gustaba contemplar las vistas cuando se sentaba a leer o a revisar el correo. A veces se sentaba ahi solo para contemplar el atardecer y sentirse acompanado por las palabras que encerraban todos aquellos libros. Cada uno era una conversacion larguisima con la vida, un secreto muy suyo. Se acerco a la mesa para coger el abrecartas de plata con la figura de elefante que habia traido con el desde Delhi y que habia pertenecido a su padre. Lo clavo en el papel amarillo acolchado y rasgo con descuido el envoltorio, de la misma manera que habia visto a su padre abrir cientos de cartas durante sus anos en la politica. Con la misma autoridad. Fue entonces cuando se encontro sujetando aquel libro con sus manos rugosas y gastadas. Con todo lo que habian tocado sus manos, parecia que sus dedos estaban a punto de fallarle. De pronto, tenia en ellas un libro cuyas letras de la caratula le dolian en los ojos. Letras doradas impresas a relieve sobre el cuero de color marron que cubria la dura pasta, como viejas cicatrices recien reveladas sobre su piel india. Aquel libro le gritaba y lo amarraba. Parecia arrancarle el aire mientras las agujas de su reloj comenzaban a girar enloquecidamente, retrocediendo hasta el momento en donde empezo todo, con las primeras palabras, en la primera pagina... mucho, mucho tiempo atras. CAPITULO 1 Cuando uno se sienta delante de una hoja en blanco, dispuesto a escribir, como estoy yo ahora, solo surge una pregunta: si tuviera que contar la historia de mi vida, ?como empezaria? ?Por donde? ?Como puedo hacer sentir esto, que es tan mio, a otra persona? ?Como doy mis ojos para que alguien pueda ver a traves de ellos todo lo que he visto yo? Todos los dias, todos los anos, todo el tiempo que ha transcurrido... ?como se da todo eso? Por cada segundo, una imagen y un sentimiento... Demasiado. No estoy al final de mi vida, en mi vejez, sentada en mi casa donde solo quedan fotos viejas y ecos de palabras habladas muchos anos atras. No. Soy bastante joven aun. No tengo tantas canas como tormentas colgando de la cabeza. Pero cuando acabe todo esto, espero poder irme habiendo roto cadenas, habiendo soltado alguna que otra alma de la infinitud del silencio. El silencio... Naci el 28 de octubre de 1970 en el Hospital de Nuestra Senora del Rosario de Madrid. Era una tarde fria y lluviosa de otono. Las enfermeras iban y venian con sus cofias blancas, vestidas con sus uniformes tan femeninos, hablando sin parar cosas de las que mi madre no conseguia entender ni una pizca. Llevaba poco tiempo en Espana, desde que se caso con mi padre un ano atras, pero en realidad nunca tuvo interes en aprender a hablar espanol. Como si su relacion con este pais y su gente fuera meramente circunstancial. Se habia criado en una preciosa finca en el sur de Alemania donde sus hermanas y ella recibian una estricta educacion de acuerdo con lo acostumbrado por las familias nobles de la epoca. Clases de ingles, frances, historia, geografia, matematicas, literatura y piano llenaban sus dias de infancia. Al morir mi abuelo, mi madre heredo el titulo de baronesa. No era uno de los mas importantes que tenia, pero ella era la cuarta de cinco hijas, por lo que era bastante logica esa designacion. Habia visto nacer a su hermana menor, la tia Birgit, en aquel palacete de campo con el enorme reloj de la torre y rodeado de campos de trigo, pero no recordaba tanto alboroto.

  • Asistente personal de Wilson Tovar

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    James McGregor, director ejecutivo de McGregor Industries, fallecio ayer por la noche despues de una larga batalla contra el cancer. James McGregor, de 63 anos...” Elizabeth apago la television, no podia soportar escuchar esto… Ella habia estado alli cuando sucedio, no necesitaba que se repitiera. Se sirvio otro vaso de whisky y se lo llevo a la boca con la intencion de tirarlo de una vez. Por un segundo vacilo, dudando si esta forma de duelo era una buena idea… Levanto el vaso y miro el liquido naranja que habia dentro. Suspirando al recordar la primera vez que habia bebido whisky. Habia sido con el Sr. McGregor, acababa de cerrar un trato comercial y buscaba celebrar. Abriendo el globo terraqueo en su oficina, saco una botella de whisky de 20 anos y dos vasos. Sin preguntarle si bebia algo, le sirvio un vaso. Ella se sento alli sin saber como responder cuando se lo entrego. “No se si bebes. Y no te preguntare, pero por favor brinda conmigo por el trato”. Dijo con una sonrisa amable. Ella se rio entre dientes pensando en eso. Recordando la sensacion de ardor mientras se deslizaba por su garganta haciendola toser. Desde ese momento, no habia tocado el material, hasta ahora. Agacho la cabeza y tiro el whisky por el desague de la cocina antes de irse a la cama. Una semana despues de la muerte de James McGregor, su hijo entro en su oficina. James Jr. Era un hombre bastante intimidante a su altura de 64. Entro en el edificio con su traje Armani y cruzo el pasillo a grandes zancadas. En el segundo en que su pie toco el suelo de marmol, todos se quedaron en silencio. Porque no habian visto a James Jr. en este mismo edificio en casi tres anos. La secretaria que estaba sentada detras del mostrador cogio el telefono nerviosamente y dijo: “Esta aqui”. La gente se separo mientras se dirigia al ascensor y lo subia hasta el ultimo piso. Sintio poca o ninguna emocion al salir del ascensor. En este punto, estaba solo, lejos de todas las miradas. Echo un vistazo a su alrededor, asimilando todo lo que habia cambiado. La ultima vez que estuvo aqui no habia pinturas, ni flores y, en general, no habia decoracion. Paso junto al escritorio vacio del asistente personal, notando el hecho de que estaba vacio. Habia oido hablar de la llamada asistente personal “perfecta” y esperaba que estuviera sentada alli. Cuando entro en la oficina de su padre e inmediatamente tomo el telefono. “Ven aqui, ahora”, le dijo a la secretaria del otro lado y de la linea. Natalie habia tenido miedo desde el momento en que lo vio que esto sucederia. De hecho, habia estado asustada desde el momento en que escucho que el vendria a la oficina. Habia trabajado en McGregor Industries durante los ultimos cinco anos como secretaria y en esos cinco anos habia conocido a James Jr. tres veces. La primera vez fue despues de haber trabajado alli solo durante un mes. Habia estado de fiesta en ese momento y habian aparecido fotografias en las noticias. Su padre no estaba particularmente complacido con sus acciones y lo maldijo frente a toda la oficina. La segunda vez fue mas de un ano despues, pudo ver que el habia cambiado. En lugar de sus habituales jeans y chaqueta de cuero, llevaba un chaleco con pantalones a juego. De hecho, le habian peinado el pelo y le habia desaparecido la barba incipiente. Esta vez el encuentro con su padre fue diferente. Hablaban mas como jefe y empleado que como padre e hijo. La ultima y ultima vez que lo vio fue hace poco menos de tres anos. Esta vez llevaba un traje completo. Tuvo una discusion con su padre cuando salio furioso del edificio, nadie sabia realmente de que se trataba la discusion, todo lo que sabian era que despues de eso, nunca volvio a visitar a su padre en el trabajo. Ahora estaba de vuelta otra vez. En el segundo en que lo vio entrar, supo lo que tenia que hacer. Tenia que decirle a Elizabeth que se fuera, y lo hizo. Pero tambien sabia que el querria saber donde estaba Elizabeth. Subio corriendo al ascensor y lo subio al ultimo piso. Durante el viaje, se aseguro de alisarse el vestido y arreglarse el cabello antes de que se lo quitara con calma. Casi conteniendo la respiracion, se acerco al hombre que se encontraba actualmente en la oficina de su antiguo jefe. “?Usted llamo?” Dijo de pie en la puerta que se abria. James se dio la vuelta para mirar a la mujer rubia. “?Donde esta ella?” Capitulo 1 Eran las 7 en punto cuando Elizabeth entro en la oficina. Sonriendo para si misma mientras caminaba hacia su escritorio. Casi todos los dias durante los ultimos tres anos habia entrado en esta oficina exactamente una hora antes que su jefe. Hoy, sin embargo, no sabia si veria a su ‘jefe’ en una hora. Sr. McGregor Jr. fue bastante impredecible. Ayer lo habia evitado a proposito, sintiendo que su primera vez de regreso a la oficina deberia ser sin ella. Solo habia conocido al chico una vez. Habia sido en su primer mes trabajando alli y, con toda honestidad, realmente no queria que se lo recordaran. Cerrando los ojos como para deshacerse de ese viejo recuerdo. Aunque solo conocio al chico una vez, habia leido lo suficiente sobre el como para sentir que lo conocia. De vez en cuando aparecia en una de esas revistas de chismes, siendo un idiota como de costumbre. Incluso la forma en que habia tratado a su propio padre le decia que no era bueno. Una vez que los abrio, miro el reloj y noto que eran las 7:10 am, lo que significaba que tendria que empezar. Eran las ocho en punto cuando McGregor salio del ascensor. Sus fosas nasales se llenaron de inmediato con el olor a cafe recien hecho. Miro a su alrededor tratando de localizar a la persona que lo habia elaborado, pero no encontro a nadie alli. Camino hacia la oficina y se sento detras del escritorio. Sobre la mesa del escritorio habia una taza de cafe y justo enfrente de el habia una nota. Estimado Sr. McGregor, Se espera que este en una reunion hoy en el tercer piso a las 9 en punto. Antes de eso, debera leer el documento que se encuentra a su derecha. (Miro a su derecha y vio un papel alli.) Despues de eso, tiene una cita para almorzar en el Pompadour. En cuanto a la tarde, la lectura de la ultima voluntad y testamento del Sr. McGregor se hara a las 3 pm. Saldre hoy ocupandome de varios deseos del Sr. McGregor sr. En caso de que me necesite, llame o envie un mensaje de texto al numero que figura en el reverso de este documento. Atentamente, Elizabeth Waverton PD. El cafe se hizo a las 7:57, negro sin azucar. Se burlo dando la vuelta al papel. ?Quien diablos se cree que es? Como se dice en la carta, habia un numero de telefono escrito alli, rapidamente saco su telefono e ingreso el numero. Por un momento quiso llamarla, pero luego decidio no hacerlo, en cambio, guardo el numero en su telefono y comenzo a leer el periodico. Eran alrededor de las once cuando James abandono la reunion. Sabia que despues de eso se suponia que debia ir a almorzar, pero ella no habia escrito. Asi que decidio llamarla. Tomo el ascensor hasta el ultimo piso y estaba a punto de llamar cuando la puerta se abrio y vio a una joven de cabello castano rojizo sentada detras del escritorio. Al principio penso que lo estaban ignorando cuando vio que ella estaba hablando por telefono. “Sr. Scanlon, con el debido respeto, esto fue arreglado hace meses”, dijo en un tono enojado. “No me importa, el Sr. McGregor quiere el rojo”. James la miro sorprendido por su tono de voz. Cuando la vio por primera vez, le habia parecido diferente de alguna manera, no fragil, pero tampoco como era ahora. La mujer vestia un body de color verde oscuro que supuso terminaria justo por encima de la rodilla. Llevaba pequenos pendientes de perlas y un delicado reloj en la muneca. Su cabello castano rojizo habia sido recogido en un pulcro mono en la parte superior de su cabeza. Llevaba lapiz labial rojo que parecia ser el adecuado para ella y el resto del maquillaje. Este sin duda tenia que ser la asistente personal ‘perfecta’. Siempre habia oido hablar mucho de ella a todo el mundo. La mayoria de las personas que tenian negocios con su padre, o amigos de el, conocian a la joven y todos la adoraban. Segun el mejor amigo de su padre, podia hacer una reserva en cualquier restaurante, incluso si estaba lleno. Otro de sus amigos le dijo una vez que ella podia hablar cuatro idiomas. No sabia si creia todo lo que decian sobre ella, pero ella sabia que incluso la competencia la amaba por completo. No fue hasta que estuvo de pie frente a el que se dio cuenta de que habia terminado su llamada telefonica. “Buenos dias senor.” Ella comenzo sin emocion, ni siquiera una sonrisa en su rostro. “Su cafe esta en su escritorio al igual que una copia de su horario para manana”. Dijo mientras los dos caminaban hacia su oficina. Por un momento escucho atentamente viendo de que estaba hecha, pero pronto tuvo suficiente. “?Donde estabas ayer?” Dijo interrumpiendola. “?Le ruego me disculpe?” Dijo frunciendo el ceno. “Solo pregunto esto una vez mas, ?donde estabas ayer?” Dijo constantemente enojandose. “Tuve un dia personal”. Ella respondio enderezandose. “?Un dia personal?” Se burlo, “Eres un asistente personal, ellos no tienen dias personales. Se supone que debes estar aqui en cada llamada”. “Sr. McGregor, no soy un perro faldero”. Dijo que su tono cambio ligeramente. “O creo que eso es exactamente lo que eres” comenzo, pero fue interrumpido por Elizabeth muy enojada. “!No soy un perro faldero! Y no soy su asistente personal. No sere, ni ahora ni nunca sere Tu asistente. Ya entregue hace dos semanas mi renuncia”. “?Hiciste que?” Dijo luciendo amenazador. “Me escuchaste. Al final de la semana, me ire, no te preocupes”. Dijo enderezandose el vestido. “Ahora, para volver al asunto actual. El trato con Young se ha resuelto y el Sr. Young lo ha invitado a cenar manana por la noche. En cuanto a la gala, la mayoria de las cosas estan preparadas, necesito su opinion sobre el arreglo de la reunion. Pero aparte de eso, todo esta hecho". Con eso ella comenzo a alejarse solo para darse la vuelta y decir: “Ah, y tu reserva para el almuerzo es a la 1 en punto”. Capitulo 2 James no tenia idea de como habia sabido que el Pompadour era su restaurante favorito. Tampoco sabia como se las habia arreglado para conseguirle una reserva para el almuerzo. El tampoco tenia ni idea de como sabia ella la forma en que le gustaba su cafe. Nunca habia conocido a la chica. Actualmente estaba sentado en una mesa para uno en el Pompadour esperando su almuerzo. Una parte de el todavia estaba furioso por su presentacion anterior a la Sra. Waverton. ?De donde saco ella los nervios para hablarle asi? “?Escuchaste sobre Elizabeth Waverton?” De repente escucho decir a una anciana en una mesa detras de el. “?Que quieres decir con Elenor?” Pregunto la otra dama. La curiosidad saco lo mejor de James cuando comenzo a escuchar la conversacion. “Se rumorea que va a dejar su trabajo”. Dijo Elenor. “Oh querida… Ella fue una de las mejores cosas que le ha pasado a esa empresa”. “Lo se, pero aparentemente ella no quiere trabajar para el nuevo CEO”. Ella continuo. “?Pero como llego a trabajar alli en primer lugar?” Dijo la dama que no era Elenor. “Ah, ahora que mi amigo es una historia interesante”. Elenor se rio. "Fue hace unos tres anos cuando la joven Elizabeth Waverton entro en el edificio de McGregor. En ese momento yo todavia trabajaba como la senora del cafe, llevandoselo al senor McGregor en persona. Yo estaba en el vestibulo cuando entro. Esa pobre chica parecia desesperadamente perdida mientras caminaba hacia la recepcion. Detras, sentada Natalie, por supuesto, le dijo que su entrevista de trabajo seria en el ultimo piso. Ahora Elizabeth nunca tuvo nada que ver con los negocios, ella era, oh, no se, algun tipo de cosa que no tenia nada que ver con lo corporativo. Subio a la oficina del Sr. McGregor para un trabajo totalmente diferente al que termino. Aparentemente no habia otro trabajo para ella y el Sr. McGregor dijo que necesitaba un asistente personal. Ella le dijo que no estaba hecha para esa profesion. Pero necesitaba tanto uno que le dijo que le pagaria el doble. Elenor se rio de eso. “Asi que fue entonces cuando nacio la asistente ‘perfecta'”, dijo la otra dama mientras tomaba un sorbo de te. “Oh, Dios, no querida, pasaron meses para que eso sucediera. Al principio, la pobrecita era terriblemente torpe. Nada parecia ir bien, ni se vestia y se veia como ahora. No se como”. Eso paso.” Dijo Elenor. Extrano, penso James, asi que ella no queria ser asistente personal en primer lugar… Todavia no le gustaba su actitud en absoluto. Faltaban cinco minutos para las tres cuando Elizabeth entro en la oficina del abogado del difunto Sr. McGregor. El anciano canoso levanto la vista de su escritorio y dijo: “Un poco demasiado temprano como siempre, Sra. Waverton”. Con una risa al final que se convirtio en tos. “Temprano como siempre, Sr. Jacobi.” Dijo sonriendo mientras caminaba hacia el hombre. “?Necesita ayuda con eso, senor?” Senalo la carpeta grande que estaba sobre el escritorio. “No, no, no querida, ?que clase de caballero te haria llevar eso?” Dijo dandole una sonrisa amable. Juntos hablaron y se dirigieron a la sala de conferencias mas grande donde se leeria el testamento. Fue cuando entraron cuando alguien se aclaro la garganta.

  • Controlare tus suenos de John Verdon

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  • Amor escarchado de Eva M. Soler , Idoia Amo

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    Alexander Green es un joven cirujano plastico que vive en Los Angeles, entre fiestas y surf, hasta que es testigo de un crimen que lo obliga a entrar en proteccion de testigos. Para su asombro, es enviado a Sutton, un pequeno pueblo de Alaska, todo lo contrario a lo que esta acostumbrado. Un lugar tan lejano como el corazon de la jefa de policia local, Rylee Scott, una treintanera que ha renunciado al amor, y que pronto despertara el interes de Alex. Romance, comedia y nieve, juntos en una sola historia…

  • Rosario Tijeras de Jorge Franco

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    Una de las novelas mas importantes de los ultimos tiempos en Colombia.

  • Amore se escribe con licor de limon de Olivia Ardey

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    Daniela accede a viajar hasta Italia para asistir al entierro de su abuela, una mujer agria y resentida que corto toda relacion con su padre el dia que este decidio casarse con una extranjera. La intencion de Daniela es regresar cuanto antes, pero la lectura del testamento lo cambia todo.
    En Napoles sufre el rechazo de su familia. La unica hermana de su padre la desprecia y Rocco, el yerno de esta, no piensa perder el control de la empresa heladera de los Barone. Pero Daniela no se achanta ante tanta inquina y decide luchar por lo que es suyo.
    Rocco Santoro acumula mucha amargura desde el accidente en el que murio su mujer. Daniela, por su parte, acaba de salir de un noviazgo desastroso y lo ultimo que le conviene es fijarse en ese rival de boca sexy y mirada hostil.
    Viejas afrentas familiares y el peso de la culpa incitan una lucha de voluntades en una romantica ciudad donde es dificil frenar al corazon.

  • Una vida entre te y galletas (Bakerville’s stories 1) de Daniela Villa

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    Un verano de escaramuzas de amor y baile en sociedad para la joven condesa de Hastings

  • Para siempre de Amaya Felices

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    La nieve caia pesada, amontonandose sobre las lapidas. La fantasmal luna de invierno tocaba con sus palidos rayos los copos estrellados, haciendolos brillar como si fueran el halito que se escapaba de los labios del hombre que, de rodillas, lloraba ante una tumba. Su abrigo, negro y largo, medio cubierto por la ausencia de color que imperaba en el paisaje, bajaba como una pesada mortaja desde sus anchos hombros hasta tocar el suelo, abrazando a aquella tierra que cubria a los muertos. Su rostro estaba inclinado contra el suelo y unos agujeros en la nieve, provocados por el calido fluido vital que destilaban sus ojos, evidenciaban tanto o mas que sus hombros agarrotados el dolor que lo recorria. En la piedra que coronaba la sepultura, el manto blanco tan solo dejaba ver un nombre y el inicio de una fecha: Maria... 19...; asi como el esbozo tallado de los rasgos de lo que debio de ser una joven hermosa. En las sombras de la noche, en el cementerio de aquel pequeno pueblo espanol medio olvidado por sus habitantes, la mujer que portaba un ramo de rosas no vio al hombre que sufria en su homenaje silencioso. Ocupada con sus propios pensamientos e intentando localizar una estela en concreto, no se dio cuenta de la inmovil figura arrodillada hasta que choco contra ella. Sacudida de repente de sus recuerdos, se mordio los labios para callar la maldicion que pugnaba por escaparse de estos. --?Lo siento? ?Le he hecho dano? --se intereso algo preocupada. Una cabeza de cortos y rizados cabellos negros se alzo hacia ella, unos ojos de un tono tan oscuro como el dolor con el que la miraban la dejaron casi sin aliento. No se lo esperaba. --?Eres real? --susurro el. Su voz era profunda y habia algo, aparte de la oscura influencia del lugar en el que estaban, que hizo que la mujer se estremeciera, como si el desconocido no perteneciera a este mundo. --?Que? --se sorprendio la mujer. Era la noche de todos los Santos, de acuerdo, pero ella, con su moderno corte de pelo rubio, su abrigo rojo y sus zapatos negros de tacon no tenia aspecto de no ser de carne y hueso. Siempre le habian dicho que era una mujer de aspecto fragil mas nunca la habian confundido antes con una aparicion. Si es que era eso lo que le acababan de preguntar. --Perdone... --comenzo a levantarse el--, me ha sobresaltado apareciendo asi, como de la nada. --Se sacudio la nieve de los vaqueros y la miro. Los huecos de sus lagrimas habian quedado cubiertos de blanco--. Sobre todo ahora que acababa de invocarla... --murmuro en voz baja las ultimas palabras. --?Disculpe? --Nada, cosas mias --esbozo una sonrisa triste--. ?Busca a alguien? Quiza pueda ayudarla. La chica de cabellos claros se lo quedo mirando, con un dedo dubitativo en su barbilla, como si estuviera intentando dilucidar si era cuerdo entablar una conversacion con un extrano mas alla de la medianoche. Estuvo a punto de decirle que no pero, por mas que no consiguiera acordarse de que, era como si lo conociera de algo. Sacudio la cabeza para librarse de semejantes ideas y decidio que podia confiar en que no iba a intentar robarle. --Se que no son horas, pero he llegado hace poco al pueblo y no queria irme a dormir sin visitar su tumba. --?Senorita? --pregunto dubitativo y continuo ante el cabeceo afirmativo de esta--, imagino que usted tiene muy claro a quien se refiere pero me temo que si no me dice algo mas no voy a poder ayudarla. La mujer se sonrojo ante la torpe omision que acababa de cometer. Fue refrescante para ella pues no solia hacerlo, no desde hacia mucho. --Mi abuela, la tumba de mi abuela. Mis padres y yo nos mudamos a Francia y no habia estado aqui desde que era nina. O al menos desde que ella... --su voz se apago hasta convertirse en un susurro. Pero el hombre, si bien recogio esa nota quebrada, se quedo con el dato de Francia. Lo asimilo, haciendolo encajar con el acento que acompanaba a la manera musical en que ella hablaba. Si no fuera porque sabia que era imposible al verla ante el, con esos mismos rasgos a los que habia suplicado, maldecido y pedido perdon una y otra vez, juraria que el fantasma de su amada se habia hecho carne en esa noche donde los espiritus eran mas fuertes. Si no fuera posible... creeria que estaba otra vez viendo su delicado rostro. Y mientras el hombre intentaba no pensar en ello, en el breve silencio que habia caido entre los dos, la mujer habia olvidado por unos instantes sus propios problemas, atraida como la luz a un agujero negro por la profundidad que percibia bullendo tras los intensos ojos de aquel extrano. (?Habia estado llorando? No es que hoy en dia eso fuera algo tan raro como antano, pero aun asi ella no podia evitar desear saber la respuesta a que podia haberle hecho tanto dano. Y no deberia, pues la vida le habia ensenado a no interesarse por nadie). Al final, la voz masculina rompio el silencio, con fuerza, como obligandoles a ambos a recordar donde estaban. --Si me dice la fecha de la muerte, podemos intentar buscarla. El cementerio no es pequeno pero ha ido creciendo de manera radial, con lo que no creo que sea muy dificil hallarla. --Mire, esto es una locura. --La mujer solto una risa nerviosa, como si se lo hubiera pensado mejor--. Mejor me voy y vuelvo manana. Le otorgo una sonrisa simpatica y comenzo a girarse. --Espere, ni siquiera se su nombre. --Agarro la manga de su abrigo; fuera ella o no, no queria que se marchara. Ella lo miro algo preocupada y tiro para soltarse. A continuacion echo a andar a paso vivo hacia la salida del cementerio. Cambio de opinion a medio camino, atraida como se sentia por ese extrano que parecia recordarle a alguien y se paro un instante, justo el necesario para responderle. --Maria, me llamo Maria. La brisa que se levanto con sus palabras ahogo el eco de sus pisadas. La nieve comenzo a arremolinarse con fuerza y el hombre se giro otra vez hacia la lapida que habia ido a visitar. Sus labios se abrieron y pronunciaron su nombre (Maria...) con la devocion de un rezo, la rabia de una maldicion y la certeza del que se sabe condenado. Bajo sus pies, quedaron aplastados los huecos que sus anteriores lagrimas habian horadado en el blanco suelo. Y los recuerdos fluyeron otra vez, reanimados por ese delicado rostro, sumergiendole en la oscuridad de otra noche de todos los Santos, una acaecida tiempo atras. --Vamos, date prisa --apremio en voz baja el joven a la muchacha que se estaba escabullendo por el jardin de la casona de sus padres. --Shhh, que nos van a oir. Maria acabo de cruzar sendero que la separaba de su amado, entreabrio la puerta de la verja y salio al camino. Mientras esta se cerraba a sus espaldas con un ruido metalico, ella se abrazo a Pedro, dejando caer el hatillo que llevaba entre las manos. --Has venido... --Te lo habia prometido, como no iba a venir si no deseo mas que pasar el resto de mi vida a tu lado. --Vas a perder tu trabajo por fugarte conmigo. --Y tu, tu herencia y tu posicion. --La tomo con dulzura de los hombros y la separo un poco de si, no porque lo deseara sino para poder ver sus ojos, esos enormes ojos verdes de hechicera--. Perdoname por preguntarte otra vez, no es mi intencion dudar de ti, pero necesito recordarte que todavia estas a tiempo: ?seguro que quieres continuar? --Si, Pedro, si que quiero. Y vayamonos antes de que las criadas o los hombres de mi padre se den cuenta de que pasa algo. Los ojos de el se iluminaron de alegria. No habia podido evitar contener el aliento, ni aun en el impetuoso ardor de la juventud concebia que la bella Maria fuera a abandonarlo todo para ser su esposa. Se casarian en ano nuevo, el mismo dia en el que estaba planeada la boda de su amada con otro hombre, uno con varias haciendas. Acerco los labios a los de ella para robarle un beso, no por breve menos apasionado y, tras ayudarla a subir a la grupa de su caballo, emprendieron ambos el camino hacia su nueva vida. El problema llego con la madrugada y los lobos. Se acercaron raudos, silenciosos, sin avisar; como sombras oscuras entre los copos de nieve que conseguian atravesar los arboles. Los amantes, que habia tomado el camino del bosque, se habian parado a descansar en un claro tras considerar que ya estaban lo suficientemente lejos del pueblo. Pese al frio, estaban tapados con mantas. La nevada y el miedo a ser detectados habian impedido que encendieran un fuego. Y cuando llegaron las bestias, la espada de Pedro no fue suficiente: el fue herido pero ella... ella cayo con una fea mordedura en el vientre, una que el no pudo impedir por mas que intento colocarse entre los lobos y su prometida. Corrio la sangre, animal y humana. El invierno estaba siendo especialmente frio y los lobos estaban debilitados por el hambre pero aun asi eran tres y Pedro, por muy buen espadachin que fuera, solo uno. Cuando la loba consiguio rodear su acero y alcanzar a Maria, apoyada asustada contra el tronco de un arbol, el, en medio de un alarido salvaje, dejo su espalda descubierta para socorrerla. Acabo con la bestia en medio de un arrebato de desesperada furia; los otros lobos aprovecharon para herirlo por detras. Despues, ignorando el dolor, se giro para seguir luchando por sus vidas, cuando todo lo que deseaba era comprobar si la herida de Maria era tan mala como le habia parecido. Pasaron interminables minutos hasta que acabo con el ultimo de sus enemigos y pudo inclinarse sobre esta. El mordisco era terrible, una boca sangrante abierta en su vientre. Y ella habia perdido ya tantas fuerzas... Rasgo el hatillo que la mujer habia portado y la tela blanca del vestido que habia dentro, un trozo de la cual uso para presionar la herida. Petalos rojos brotaron en la tela, expandiendose, como burlandose del invierno, de la fria inmutabilidad que seguia cayendo del cielo. --Aguanta, Maria, aguanta. No puedes dejarme.

  • Cosas que nunca dijimos de Nick Alexander

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    Todo el amor que ella le dio, todos los secretos que no le conto

  • Un don un tanto molesto (+qav 2) de M. N. Mera

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    Segunda parte de la saga familiar "Mas q. un amor de verano (+qav)"
    Maria
    De una manera u otra, y aunque no lo hubiera buscado, siempre habia estado unida a la muerte, por ello desde hacia un par de anos trabajaba en una funeraria. Mis companeros de trabajo enseguida se habian dado cuenta de los beneficios de tener una licenciada en bellas artes trabajando con ellos; yo era capaz de llevar a cabo cosas que ellos no sabian hacer y que ni siquiera les gustaban, por eso siempre me reservaban los casos mas complejos. Como el que tenia en ese momento entre manos. Aunque... ?Que estaba sucediendo? ?Seria otra sorpresa de mi don?

  • Conjuro de luz de V.e. Schwab

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    Vivi lo que el destino les depara a tus amados heroes. y enemigos.
    El equilibrio de poder finalmente se ha roto. La precaria estabilidad entre los Londres finalmente ha llegado a su punto de quiebre. La oscuridad ha proyectado sus sombras sobre el Imperio Maresh, alguna vez vibrante con la vivacidad roja de la magia. ?Aprovechara otro Londres para resurgir?
    ?Quien caera? Kell, que creyo ser el ultimo Antari vivo, comienza a flaquear bajo la presion de lealtades rivales. Frente a la tragedia, ?podra sobrevivir Arnes?
    ?Quien se alzara? Lila Bard, alguna vez una ladrona comun -pero jamas corriente-, ha sobrevivido y se ha vuelto cada vez mas fuerte al atravesar una serie de combates magicos. Pero ahora debera aprender a controlar la magia, antes de que esta pueda consumirla. Mientras tanto, el desprestigiado capitan del Aguja Nocturna, Alucard Emery, reune a su tripulacion y juntos emprenden una carrera contra el tiempo para conseguir lo imposible.
    ?Quien tomara el control? Ademas, un viejo enemigo regresa a reclamar la corona, mientras un heroe caido intenta salvar a un mundo de la descomposicion.

  • Una noche y nada mas, Whitney G de Whitney G

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  • Un vodka para Vero y que la ayude el del tercero de Ana Alvarez

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    Me llamo Veronica Ramirez y esta noche de Halloween, mientras todos se divierten a mi alrededor, yo me he sentado en un parque abatida y sola. Y sin un euro. Hace una noche esplendida, la gente se ha echado a la calle, por lo que pocas pizzas he tenido que repartir. A pesar del ridiculo disfraz de bruja que mi jefa me ha obligado a ponerme, nadie me ha dado una misera propina. Son las once y no tengo con quien ir de fiesta, de modo que despues de terminar el reparto me he sentado en un banco a mirar como se divierten los demas. He tenido un dia nefasto y no me apetece ir a casa. Aquella manana fui, por enesima vez en mi vida, a una entrevista de trabajo y, como todas las demas, sin ningun resultado. Porque desde hace anos tengo un problema con los hombres. Cuando debo hablar con alguno, a los pocos minutos lo veo sin ropa. Sin ninguna ropa. Entonces mi lengua se traba, tartamudeo, sudo, y parezco la mayor gilipollas del mundo. En esta ocasion habia hecho una de las peores entrevistas de trabajo de mi vida y os aseguro que he hecho muchas y malas. Desde el primer momento imagine en pelotas a aquel senor que, no se muy bien por que, mi mente decidio ver como una bolita redonda cubierta de pelo espeso desde el cuello a los talones. Eso me hizo tartamudear mas de la cuenta. Mi posible jefe, aunque ya tenia claro desde el primer momento que no iba a serlo, me pregunto algo sobre que programas informaticos dominaba y yo solo podia pensar en sus pelotas velludas. Y en si tambien tendria pelo entre los dedos de los pies. Respondi con el nombre de una crema depilatoria, los nervios me hicieron cometer un lapsus por la asociacion de ideas. Lo arregle anadiendo: <>. Incapaz de soportar el bochorno de mi nueva metedura de pata, me levante disculpandome lo mejor que pude, para salir corriendo a continuacion como alma que lleva el diablo. Por eso sobrevivo a duras penas repartiendo pizzas a domicilio los fines de semana, cuidando ninos cuando surge la ocasion y probando juguetes eroticos para una conocida marca de venta online. ?Que como llegue a eso? Muy facil. A pesar de que mi contacto carnal con hombres es nulo, soy apasionada y me gusta el sexo. Empece a usar consoladores y otros artilugios semejantes a los veinticinco anos, cuando me vine a Madrid buscando el empleo de mi vida. Despues solia dejar un comentario en la web y al parecer eran tan detallados que me contactaron para ofrecerme probar sus nuevos aparatos antes de ponerlos a la venta, a cambio de una cantidad de dinero bastante aceptable. Consegui matar dos pajaros de un tiro: ganar un sobresueldo y que los juguetes me salieran gratis. En consecuencia, no hay cacharrito que haya salido al mercado en el ultimo ano que no haya pasado por mis manos... ejem... y otras partes. Esa es mi desastrosa vida, la que me ha llevado esta noche de Halloween a sentarme en un banco, mas sola que la una. De pronto unas voces alteradas a mi alrededor me sacaron de mis negros pensamientos. Alce la mirada y vi a tres senoras disfrazadas en el interior de un comercio chino, de esos en los que venden de todo, desde pilas para la linterna hasta alcohol de diversa graduacion. Una vestida de angelito, con sus alitas y todo desplegadas en la espalda, un traje mas apropiado para Navidad que para la noche mas terrorifica del ano. Otra de Annabelle, con el vestido blanco arrugado y cubierto de maquillaje y algo que parecia... ?vomito? Una tercera llevaba un minidisfraz ajustadisimo de bombera sexi. Parecia que mas que apagar fuegos, los quisiera encender. Las tres discutian justo en la puerta de salida del comercio, agarradas a una botella de algo que tenia una etiqueta con un dragon. El dueno del comercio, un chino de mediana edad, trataba de poner paz entre ellas. --Vodka Ming siete euros. Ultima botella --dijo a las tres mujeres que forcejeaban agarrando la bebida. --Yo la vi primero --grito Annabelle con voz estridente y un poco histerica mientras sujetaba el gollete con una mano y con la otra balanceaba una bolsa de esas reutilizables que se compran en los supermercados por cincuenta centimos y cuyo contenido no llegaba a vislumbrar. --Yo la necesito mas --respondio el angelito. --Chino Juan es mi amigo y mi vecino. El vodka es para mi. --La bombera incendiaria tiro de la botella con el consiguiente riesgo de que acabara en el suelo. El angelito se tambaleo para no soltarla y engancho una de las alas en una estanteria llena de cacerolas, que cayeron con un ruido metalico. --Suficiente para tres. No pelea. Bolsa plastico cinco centimos --afirmo el dependiente mostrando una bolsa blanca y anodina con la esperanza de que se fueran antes de que le destrozaran la tienda--. ?Quiere bolsa? Las mujeres se miraron. --?Y si la compartimos? Yo necesito un trago con urgencia y no hay nada mas abierto --dijo Annabelle --Vale. --O sea, ?pensais que yo voy a beber de la misma botella que unas desconocidas? --Angelito puso cara de asco--. Ni muerta. --Chino Juan tiene vasos de chupito desechables --respondio la bombera--. ?Verdad? --Chino Juan tiene todo. Bolsa de seis, un euro. --De acuerdo, traelos. --Todo ocho euros cinco centimos. Dos setenta por senora. --Yo no traigo dinero --se excuso la bombera alzando las manos--. ?Donde quieres que lo guarde? Te pago mi parte manana, que hay confianza. En efecto, una simple moneda se notaria bajo el vestido. --Yo tampoco llevo efectivo. ?La Visa oro vale? --Yo si tengo --exclamo Annabelle sacando un monedero de un bolsillo escondido en el lateral de la falda. --Vodka para senora que paga --sentencio el chino Juan imperterrito. Las voces se alzaron de nuevo y mantuvieron mi atencion. La bombera golpeo con el trasero unas alfombras que tambien rodaron de la estanteria. Aquello era mucho mas divertido que el truco o trato. Tres manos tirando de una botella a punto de estrellarse contra el suelo. El dependiente oriental, con filosofia, sujetando la bolsa de plastico y yo tratando de no reirme. A mi lado en el banco se sento una chica disfrazada de unicornio y se sumo al espectaculo. --?Quien crees que ganara? --me pregunto. --El chino, que cobrara su botella, aunque este rota. Annabelle tendio un billete de diez euros y agarro la bebida. --La compartire con vosotras. Esta noche necesito hablar con alguien y si es desconocida y esta borracha, mucho mejor. Salieron a la plaza y se sentaron en un banco frente al mio, que ahora compartia con un unicornio. Ambas seguimos atentamente la conversacion de las tres mujeres, que abrieron la botella y llenaron los pequenos vasos de plastico hasta el borde. --!Ufff! Esto debe tener dos grados menos que el aguarras --dijo el angelito con una mueca, olfateando el liquido incoloro. Pero trago. --No seas exquisita, es alcohol y, al menos yo, lo necesito. --Annabelle se bebio medio vaso de golpe. A juzgar por la mueca, debio quemarse hasta el higado. --Por muy malo que sea lo que te ocurre no sera peor que lo mio --dijo la bombera. --Yo os gano, seguro --afirmo el angelito terminando de un trago el contenido de su vaso--. Estaba en la fiesta de Halloween del coro... --?Un coro? --pregunto la bombera con una mueca--. ?De esos que hacen gorgoritos? --Uno de la parroquia, de canto gregoriano, en el que participo desde hace anos. Y me ha llamado mi madre. Me lo estaba pasando genial, con los chicos y eso, cantando el Ave Maria. --?El Ave Maria en la noche de los muertos? --El Miserere me da como grima. Suena a... difunto. --Y te llamo tu mami para decirte que se habia muerto --insinuo Annabelle. --!Ojala! Solo me dijo que se habia roto un tobillo. --?Los muertos hablan por telefono, zumbada? ?Cuantas copas llevas ya, tronca? --Solo unos vasitos de anis del mono. Si, es lo que suelo beber, guapi, ?que pasa? --Nada, aqui cada una que beba lo que quiera.

  • La familia del Prado de Juan Eslava Galan

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    El Museo del Prado no es solamente la mejor pinacoteca del mundo; es tambien el album familiar de las dinastias espanolas, los Austrias y los Borbones, que han regido los destinos de
    Espana desde hace cinco siglos. En este libro, Juan Eslava Galan, con su inconfundible estilo ameno y riguroso, nos propone un recorrido por el museo, del mismo modo que repasamos nuestro album familiar contando quien fue cada persona. Pero no se trata en esta ocasion de una historia de nuestro pais, sino de una historia del dia a dia de sus protagonistas: de sus reyes, esposas e hijos, pero tambien de personajes ilustres, pintores, amantes y plebeyos.
    Y de los episodios mas emocionantes, las anecdotas mas divertidas y los secretos mejor guardados que se esconden tras los cuadros.

  • Philip Trent Y El Caso Trent de E. C. Bentley

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    Quiza por casualidad o por obra del destino, el artista y detective aficionado Philip Trent se ve envuelto en la muerte del filantropo James Randolph, pues tras recibir el encargo de pintar su retrato, ha sido la ultima persona, aparte del asesino, en verlo con vida. Pero este es solo uno de los varios hilos que conectan a Trent con el suceso: su querido inspector Bligh esta a cargo del caso y, ademas, otro viejo amigo suyo lo deja perplejo al confesarse culpable del crimen. La desaparicion de una actriz y otros dos asesinatos anadiran aun mas misterio a un laberinto de elaboradas intrigas que pondran a prueba las capacidades deductivas del siempre inquieto y perspicaz protagonista. Hubo que aguardar veintitres anos desde la aparicion de El ultimo caso de Philip Trent (1913), uno de los clasicos de la ficcion detectivesca mas famosos de todos los tiempos, para que esta segunda novela de Bentley, escrita en colaboracion con H. Warner Allen, viera la luz. La espera, sin duda alguna, merecio sobradamente la pena.

  • Espadas de deseo (Templarios 2) de Kaera Nox

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    Este libro, para mi, ha sido especialmente dificil de escribir. No por la trama (que tambien), sino porque la vida a veces se empena en ponerte la zancadilla una y otra vez. Lo cierto es que Espadas de Deseo deberia haber visto la luz hace mucho, mas de un ano, de hecho. Pero, como suele decirse: <>. Se que no ha sido un ano facil para casi nadie, la COVID-19 se ha encargado de hacernos ver que nunca se puede dar nada por supuesto. Pero para mi ha sido la gota. Mi ano ya se habia torcido mucho antes. Esperaba que despues de un ultimo trimestre del 2019 nefasto, el 2020 me trajera algo mejor. Se me olvidaba que las cosas siempre pueden ir a peor. Perder a mi padre de una forma tan inesperada por culpa del maldito virus sin poder acompanarlo ni despedirnos de el ha sido duro, mucho. Pero el me enseno que la vida sigue, aunque duela, y que hay que seguir luchando. ?Por que os cuento todo esto? Por dos razones. La primera, porque quiero pediros disculpas por la espera. Se que sois muchos los que esperabais con ganas esta segunda entrega de templarios y lamento que se haya alargado tanto. De verdad. La segunda es daros las gracias. Por seguir ahi, por vuestra comprension, por el apoyo y por no dejar de leerme. GRACIAS, de corazon, porque sin vosotros probablemente me habria resultado aun mas dificil sentarme a escribir para terminar esta historia. Y sin mas, os dejo con ellos. Con mis templarios. Esos a los que llevais tanto esperando. Espero que disfruteis de la historia de Jacques y Eva tanto como de la anterior y hare lo posible porque la espera para el siguiente no sea demasiado larga. Deseo Oculto Jacques bajo de un salto del helicoptero. Podia sentir la sangre palpitando en sus venas al ritmo de las aspas. El estres y la emocion de la lucha aun bullian en su interior como si no hubiera dejado todavia el campo de batalla. Y todo por su culpa. Podia llamarlo cabreo o quizas fuera preocupacion, pero la imagen de Dalman, con una herida en su costado de la que manaba sangre a borbotones, rechazando su ayuda y desapareciendo del lugar acompanado de Barthelemy no le ayudaba precisamente a calmarse. Aquello ya habia ido demasiado lejos. --Bajad al salon, curare vuestras heridas por orden de gravedad --gruno sin mirar a ninguno de sus companeros. Engullo la distancia que lo separaba de la puerta de acceso a la mansion en rapidas zancadas, mientras en su cabeza iba construyendose el enorme rapapolvo que planeaba soltarle al joven. El era su superior, el segundo al mando y, como tal, sus ordenes debian ser obedecidas. Vale que quizas la relacion que mantenia con Dalman no era la mas... ?que? ?Cordial?, ?sana? Bufo ante sus propios pensamientos mientras bajaba las escaleras metalicas que le llevarian al tercer piso de la mansion. Ni siquiera sabia que era el para Dalman. Probablemente no le consideraba un amigo, de hecho, estaba seguro de eso. Despues de todo, el se habia encargado de mantener las distancias entre ambos. Rechazo cada contacto, cada intento de aproximacion, cada instante de cercania con el joven y ahora, todas esas decisiones habian vuelto para morderle el trasero. Era cierto que durante el viaje la mayoria de sus heridas habian comenzado a sanar a un ritmo bastante rapido y suponia que con la de Dalman habria pasado lo mismo, pero estaba sangrando tanto... !Joder! El recuerdo de cada una de las veces que habia intentado ayudarle cuando estaba herido volvio a su mente. Aquello no era nuevo. Tal vez ahora curasen mas rapido y fueran mas fuertes y resistentes, pero, ahora que lo pensaba, ni siquiera cuando fue herido en batalla luchando contra los infieles permitio que nadie le atendiera. Ese pensamiento le calmo durante dos segundos completos, hasta que recordo que un par de dias atras habia necesitado ayuda y no habia acudido a el. Su hermano de armas, su superior. Prefirio ir en busca de Aby, una mujer, alguien a quien acababa de conocer, antes que a el. !Que era medico, joder! --!Te he dicho que te sientes y te estes quieto de una puta vez! El exabrupto que llego a sus oidos en cuanto puso un pie en el salon lo saco de golpe de sus pensamientos. Chloe manoteaba sobre el pecho de Bart intentando retirarle la camiseta, mientras el templario se resistia como podia. --!Que me quites las manos de encima, bruja! !No permitire que uses ninguno de tus hechizos sobre mi! --?Hechizos? !Pero seras alcornoque! --Chloe bufo audiblemente y clavo el dedo indice en el pecho de Bart--. Te lo voy a repetir una vez mas, capullo: Soy medico y necesito ver la herida de tu pecho para valorarla y saber si necesita puntos. Te aseguro que si no fuera por eso no te tocaria ni con un palo, pedazo de gilipollas. La ultima afirmacion debio aturdir un poco a Bart, porque la chica empujo una vez mas y el templario cayo sentado en el sofa a su espalda. --Ahora, quitate la camiseta de una puta vez. --?Que esta pasando aqui? --La voz de Philippe hizo que tanto Chloe como Bart se giraran hacia ellos arruinando su diversion. --!Jacques! !Bien! Dile a esta loca que me quite las manos de encima. No necesito que nadie me revise ninguna herida. --Vamos, hermano, no me diras que no eres capaz de librarte de una pequena mujer tu solo. --Philippe no pudo evitar bromear al ver el rostro enfadado de su hermano mayor. --No dano a mujeres --respondio sin apartar la vista de la chica frente a el--, por mucho que lo esten pidiendo a gritos. --!Solo intento ayudarte, maldito capullo! Asi que soy lo bastante buena para salvarle la vida a Dalman, pero no para curarte un aranazo a ti, ?no? --Chloe fulminaba a Bart con la mirada. Sus ojos destilaban furia. Hacia menos de una hora que habia tenido que curar una herida mortal del pecho de Dalman con un botiquin basico y el muy capullo seguia sin fiarse de ella. Mantuvo los brazos cruzados en su pecho y su pie golpeo repetidamente contra el suelo de marmol del salon--. !Eres un jodido cabron! ?Salvarle la vida a Dalman? ?Su vida habia corrido peligro? Jacques decidio que necesitaba algunas explicaciones. Urgentemente. --Explicate. --Clavo sus ojos en los de la rubia con un rictus serio--. ?Que le has hecho a Dalman? --?Que que le he...? !Salvarle la vida! ?Te parece poco? --Chloe se obligo a respirar hondo y calmarse. Aquellos hombres eran imposibles--. Aqui el capullo mayor del reino --explico senalando a Bart que la miraba atonito-- y Dalman aparecieron en el museo. El listo este empezo a insultarme que, si fuera vosotros, en mi opinion profesional, lo enviaria a un curso de control de la ira o a uno de "Como no ser un capullo en tres pasos". Aunque no se si con tres pasos tendra suficiente... --Me encanta esta chica --dijo Rodrigo entre risas ganandose la mirada furiosa de Philippe y Bart--. ?Que? Verla poner a Bart en su sitio es lo mas divertido que he visto en semanas. --Al grano, Chloe, por favor. ?Dalman? --pregunto Jacques intentando mantener la calma, mientras apretaba los punos y se recordaba a si mismo que a Guillaume no le gustaria que danase a la mejor amiga de Aby. --Si dejais de interrumpirme... --Si, la chica estaba tentando su suerte--. Como iba diciendo, este me distrajo y cuando me di cuenta, Dalman estaba a punto de desmayarse. Tenia una herida muy fea en el costado derecho, debajo del pecho. Insisti en llamar a una ambulancia, pero aqui los dos zoquetes se negaron a ello. Asi que le atendi con el botiquin que guardo en el despacho. Limpie la herida, era profunda, pero no parecia haber afectado a ningun organo interno, asi que la cosi y le puse un vendaje. Volvi a insistir en que fueran a un hospital. Tengo la carrera de medicina, pero no rayos x en los ojos --anadio mirando de nuevo a Bart con furia--. El caso es que Dalman parecio estabilizarse, no tiene fiebre y sus constantes son buenas, asi que lo dejamos durmiendo en su habitacion. --?Eres medico? --Jacques la miro incredulo--. Pense que trabajabas con Aby. --Tambien tengo la carrera de Historia --repuso con un encogimiento de hombros--. Y ahora... ?alguien va a decirme de que guerra habeis salido? Por la cantidad de sangre que estais dejando en el suelo cualquiera diria que os habeis peleado con una manada de osos salvajes. Jacques siguio la mirada de Chloe, que recorria uno a uno a sus ensangrentados companeros, y se percato de que ya era hora de ponerse en marcha. Pero antes... --Quiero un informe completo del estado de Dalman, puedes echarme una mano mientras me lo das --exigio al tiempo que ayudaba a Prax a sentarse. --Vaya, no se si darte las gracias por darme permiso o mandarte a la mierda --repuso la chica entre dientes antes de acercarse al sofa en el que estaban dejando al herido. El brazo derecho de Prax colgaba peligrosamente de su hombro. Habia recibido un buen tajo que a punto estuvo de amputarle el miembro y, aunque durante el viaje empezo a curarse, su aspecto aun era preocupante. --Deberiamos llevarlo a un hospital --insistio Chloe mientras ayudaba a Jacques a retirar trozos de tela y limpiar la zona. --Nada de hospitales --gruno Prax. --Ya lo has oido --anadio Jacques--. Ayuda o apartate, tu decides. --Hombres --bufo resignada antes de empezar a preparar lo necesario para volver a unirle el brazo. Si se pensaban que iban a conseguir amilanarla iban listos. Su padre era el rey de los hombres prepotentes, mandones y egocentricos y no habia podido con ella. El hombre que consiguiera hacer que Chloe Favre diera un paso atras aun no habia nacido. La adrenalina comenzaba a abandonar su cuerpo dando paso al cansancio. La mayoria de las heridas ya estaban curadas. Chloe se habia encargado de ellas una vez que Prax estuvo lo bastante estable como para que Jacques pudiera hacerse cargo solo. Bart habia continuado negandose a permitir que la chica le atendiera, insistiendo en que podia esperar a que el terminara. Al menos hasta que Rodrigo, con una sonrisa picara, se bajo los pantalones dejando a la vista una herida cerca de su ingle y se ofrecio voluntario para recibir las atenciones de la <>. Sus palabras. El grunido de Barthelemy resono en el salon y mas de uno, incluido Jacques, tuvo que esforzarse en reprimir la carcajada. Rodrigo ni siquiera intento disimularla y dejo que Martha, el ama de llaves, se encargara de su herida sin parar de reirse mientras Chloe, por fin, atendia la que Bart tenia en su pecho. Eran como ninos. Y cuanto los habia echado de menos sin siquiera saberlo. Acababa de terminar de coser un tajo bastante feo en el otro brazo de Prax, cuando las puertas que daban al jardin se abrieron de golpe. Un hombre de aspecto femenino cruzo a traves de ellas y corrio hacia Rodrigo, que acababa de volver de ducharse, lanzandose a sus brazos. El templario lo miro sorprendido y solto la toalla con la que se estaba secando el pelo, justo a tiempo para agarrar al chico cuando este salto en el aire y envolvio las piernas alrededor de sus caderas. --!Hola, amor! ?Me echabas de menos? --exclamo con voz chillona, mientras se aferraba a su cuerpo con brazos y piernas. --?Que haces aqui, Ben? --Rodrigo intento deshacerse del apretado agarre del chico sin mucho exito--. Pense que te habia dejado claro que no queria volver a verte. --!Oh, vamos, amor! !Se que no hablabas en serio! El chico ataco la boca de Rodrigo ignorando los intentos de este de alejarlo de su cuerpo y, en aquel momento, viendo como su companero era devorado con pasion por los labios de otro hombre, los pensamientos de Jacques vagaron hacia Dalman. ?Como se sentiria su boca? ?A que sabrian sus besos? No era un mojigato. Estaban en el siglo XXI. Las relaciones entre personas del mismo sexo ya no eran un tabu. Nunca debieron serlo. ?Cual era el problema? Tal vez el hecho de que nunca, jamas, en sus mas de setecientos anos de vida se habia sentido atraido por otro hombre. Salvo por el. Dalman. ?Y que mas daba? Habian pasado mas de siete siglos y aquel muchacho seguia hechizandolo del mismo modo que lo hacia cuando se conocieron. Le atraia irremediablemente, como un canto de sirena. Entonces tenia sentido que mantuvieran las distancias. Eran otros tiempos, otra epoca, su vida estaba dedicada a la fe. Tenian voto de pobreza, obediencia y castidad y, por si eso no fuera suficiente, la sodomia era causa de excomunion. Habia nacido para ser templario. Le educaron y criaron para ello. Su unico objetivo en la vida, la razon de su existencia, el destino hacia el que se encaminaron cada uno de sus pasos desde su nacimiento. Era todo lo que tenia, todo lo que conocia, todo lo que alguna vez habia querido. Hasta que llego Dalman. Pero en los siglos en los que habia estado vagando, sin memoria, sin recuerdos, olvido todo lo que se suponia que debio ser y, con la mente abierta y una eternidad por delante, descubrio, conocio, aprendio y vivio lo suficiente como para ser capaz de poner las cosas en perspectiva. Entonces... ?por que habia seguido apartandolo cuando se volvieron a encontrar? La respuesta era tan simple como patetica. Miedo. Uno que no iba a permitir que siguiera interponiendose. Como un automata, abandono la habitacion y subio las escaleras. Ni siquiera habia podido ir a verlo desde que habian llegado. Tuvo que resistir sus ganas de saber en que estado se encontraba y conformarse con recibir un informe detallado por parte de Chloe. Fue una sorpresa descubrir que tenia conocimientos medicos y tambien un alivio que hubiera estado alli para encargarse de Dalman. Aunque, una vez mas, algo parecido a los celos o, tal vez, a una envidia malsana, asomo a su mente. De nuevo, habia preferido ser atendido por una mujer extrana, una desconocida, antes de permitir que fuera Jacques quien pusiera sus manos sobre el. Llamo a la puerta sin obtener respuesta. La preocupacion por si su estado habia empeorado se mezclo con la rabia que bullia en su interior por sentirse rechazado; ambas hicieron que entrara en la habitacion y el sonido del agua lo llevo hasta el bano. Nada lo habia preparado para lo que encontro alli.

  • La Isla Inaccesible de David Rotger Llinas

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    Madrugada del dia 26 de junio de 1582. Grupo de islas Terceras, a seis leguas al sur de la isla de San Miguel. Desde la tarde del dia 22, las escaramuzas entre la flota espanola, bajo el mando del almirante Alvaro de Bazan, y la corsaria francesa a las ordenes del condotiero Felipe Strozzi, han sido continuas y ambas escuadras se vigilan desconfiadas.

  • El nombre del viento (Cronica del asesino de reyes 1) de Patrick Rothfuss

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    Atipica, profunda y sincera, El nombre del viento es una novela de aventuras, de historias dentro de otras historias, de misterio, de amistad, de amor, de magia y de superacion.

  • Con olor a tinta corriente de Magdalena Zapata

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    Con olor a tinta corriente, retrata los abandonos mas profundos, los amores desviados, la forma mas cotidiana en que los seres humanos se dejan llevar por lo primitivo de sus sentimientos. Por los deseos irrefrenables, el olor de la tinta corriente y lo mejor, por una maravillosa piel sin estrenar.

  • El instante preciso en que los destinos se cruzan de Angelique Barberat

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  • Quijote de Salman Rushdie

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    Inspirado por la obra de Cervantes, Sam DuChamp, un escritor mediocre de thrillers de espias, crea el personaje de Quijote, un viajante de productos farmaceuticos que vive obsesionado con la television y que esta enamorado platonicamente de una estrella de la pequena pantalla. Junto con su hijo (imaginario) Sancho, Quijote se embarca en una aventura a traves de Estados Unidos para probar que es merecedor de la mano de su doncella, enfrentandose a todo tipo de peligros, desde ciberespias rusos hasta racistas violentos, e incluso a la amenaza del fin del mundo.

  • Los senores del tiempo (La ciudad blanca 3) de Eva Garcia Saenz , Eva Garcia Saenz De Urturi

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    Vitoria, 2019. Los senores del tiempo, una epica novela historica ambientada en el medievo, se publica con gran exito bajo un misterioso pseudonimo: Diego Veilaz.

  • La chica danesa de David Ebershoff

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    Copenhague, en 1925. Greta y Einar son una pareja de jovenes pintores. Ella es conocida, sobre todo, por sus delicados, sugestivos retratos de mujeres. Pero aquella tarde, la modelo no ha venido. Y Greta le pregunta a Einar si por una vez, para que ella pueda terminar la parte de abajo de un cuadro, el se pondria un par de medias de seda, se calzaria unos zapatos de tacon, acaso tambien un vestido que le permitiera acabar de pintar los pliegues de la falda. Einar acepta, y el instante en que la seda del vestido se desliza por su cuerpo supone una revelacion, el momento de la sensacion mas verdadera, como cuando se sumerge en el mar en verano. Pero el oceano de esta zambullida, que ya no tendra vuelta atras, es un mundo de suenos, el sueno por ser Otro. Y asi, acompanado por Greta -porque ambos habitan ese oscuro espacio secreto entre dos personas que constituye un matrimonio-, Einar recorrera un arduo camino al final del cual se encuentra una mujer llamada Lily Elbe, que fue Einar, y que ahora es una chica danesa.

  • Eres mi armonia (Ironias del destino 2) de Minerva Mcarn

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    Susana Suarez ha peleado con unas y dientes para conseguir labrarse una carrera en el mundo de la opera. Cuando, por culpa de un bochornoso incidente, se ve obligada a dejar aparcado su sueno, decide volver a casa para reponerse y decidir que hacer con el resto de su vida.
    Tomas ha sido su vecino, amigo y confidente durante gran parte de su ninez. Sus destinos se han separado en los ultimos anos y cada uno ha seguido con su vida. Ahora Susana ha vuelto e, ironias del destino, sus caminos se cruzaran y les llevaran a transitar por senderos paralelos.

  • La peregrina de Aton de Luis Melgar

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    Salve, oh Aton, tu que apareces resplandeciente en el cielo! !Salve, tu que has creado toda la vida! Al alzarte sobre el Oriente llenas los paises con tu perfeccion. Cuando ocultas tu faz, el universo se sumerge en las tinieblas y la muerte. Los hombres duermen en sus moradas con la cabeza tapada y ninguno puede ver a su hermano. El mundo yace en silencio, pero tu vives en el Pais de Occidente. Aton, tu y solo tu gobiernas sobre el Amenti. Yo, Mutnodjemet, esclava, sacerdotisa, prostituta y reina, te conozco y conozco tu nombre. Aunque durante anos haya practicado tu fe en secreto y mis creencias hayan permanecido ocultas para los hombres, nunca deje de adorarte. Hoy me postro ante ti para pedir clemencia, pues se que mi muerte esta proxima y temo tu veredicto sobre las acciones que he emprendido a lo largo de mi vida. No cometi iniquidad contra los hombres. No perpetre pecados en tu morada. No hice pasar hambre, salvo persiguiendo un bien superior. No hice dano a nadie y, si lo hice, la intencion de mi corazon era pura. No hice llorar. A proposito, nunca hice llorar a nadie. No, no mate. Bien sabes que tuve el motivo y la oportunidad, pero elegi no matarlo. Te suplico, oh Aton, que me permitas entrar en el Reino de Occidente, que me reciban con gritos de alborozo los espiritus bienaventurados y que a su lado me concedan un puesto. Aton, tu que eres al tiempo padre y madre, apiadate de mi y aceptame en la Duat, el pais de los muertos, a semejanza de los habitantes de la luz, y permiteme tambien salir a la luz del dia para pasear entre los vivos sobre la tierra, y hacer todo lo que pueda desear. Te pido que, en tu reino, me concedas reunirme con mi hermana. La que debe ser olvidada. La traidora, la hereje, la usurpadora. La que siempre me protegio y a la que yo no supe salvar de la muerte. Nefertiti. Mi hermana y yo hemos tenido tantos nombres que no se por cual de todos se nos reconocera en el mas alla. Mucho antes de que en Egipto la bautizaran como Nefertiti, mi hermana se llamaba Henti. Toda mi familia contaba que nacio siendo un bebe precioso, ni siquiera se vio amoratada y desfigurada por el parto como tantos recien nacidos. Conservo esa extraordinaria hermosura durante toda su existencia. En cuanto a mi, al nacer, mis padres me impusieron un nombre de varon debido al miembro que pendia entre mis piernas, aunque desde muy nina di senales de mi autentica naturaleza. Para empezar, tenia una obsesion absoluta con mi hermana Henti. La admiraba y la adoraba casi como si fuera una diosa. Ella representaba todo lo que yo queria ser: era guapa, elegante, delicada, femenina. Frente a mi pelo negro y fosco, su cabello castano tenia reflejos cobrizos y, aunque era mas bien liso, terminaban en unos bucles que enmarcaban su rostro como la mas perfecta obra de arte. Tenia los labios carnosos, la piel dorada y sonrosada y los ojos grandes y separados. Su nariz era recta y fina. Recuerdo, siendo una nina, que a menudo rezaba a los dioses y les pedia que me convirtieran en ella. Habia mas indicios. Tenia la costumbre de ponerme en cuclillas para orinar en vez de hacerlo de pie como los otros ninos. Odiaba estar desnuda y, cuando por fuerza tenia que quitarme la ropa para lavarme o para ponerme una muda limpia, juntaba mucho las piernas y escondia mi miembro tras ellas para no tener que verlo. Esa parte de mi cuerpo siempre me ha causado profundo desagrado. Cuando saliamos a la calle para jugar yo nunca me unia al grupo de los ninos ni disfrutaba dandole patadas a la pelota de madera con que jugaban, sino que me quedaba con Henti y con sus amigas. Nuestro entretenimiento favorito en aquella epoca era un juego que llamabamos <>. Henti, por supuesto, representaba siempre el papel de gran reina y las demas teniamos que hacer de damas y sirvientas y atenderla en todo lo que nos pedia. Recuerdo que, una tarde, cuando yo tenia cuatro anos y Henti seis, una de las ninas mayores de nuestro grupo protesto por el hecho de que yo estuviera con ellas. --!Tu hermano no deberia estar con nosotras! Es un nino y tendria que jugar con los otros ninos. Si se queda aqui y escucha nuestros secretos, se los contara a los otros muchachos y todos se reiran de nosotras. --No es mi hermano, tonta. Es mi hermana. ?No ves que es una nina? --!Henti esta mintiendo, Henti esta mintiendo! --Dinos, ?eres un nino o una nina? --!Eso, que lo diga! Tuve un momento de confusion. Nunca habia pensado en esos terminos. Hasta entonces me habia limitado a actuar con la naturalidad de la infancia sin reflexionar en lo que ello significaba. Pero al cabo de unos instantes, alce la cabeza y respondi con orgullo. --!Soy una nina! --?Ah, si? ?Y como te llamas? Porque las ninas tienen nombre de nina. --Me llamo Iltani --respondi. Iltani era el nombre de una prima lejana de mi madre, una mujer a la que apenas conocia y que no me inspiraba particular admiracion, pero el nombre me vino a mi cabeza como si fuera algo evidente, casi natural. --Iltani, creo que es hora de que nos vayamos ya a casa --me dijo Henti--. Vamos, hermana. Desde entonces, el nombre de Iltani me despierta una sensacion calida en el vientre. Me inspira serenidad, me hace sonreir. Mutnodjemet, en cambio, es un nombre severo, altivo, propio de una dama de la corte. Igual que el de Nefertiti. Todo era mas sencillo cuando eramos tan solo Henti e Iltani, hermanas inseparables, gemelas del corazon. Aquella misma tarde, al llegar a casa, aprovechamos que nuestros padres no estaban para deslizarnos en su dormitorio y jugar a ponernos los vestidos de nuestra madre, a calzarnos sus sandalias y a agrandarnos los ojos con kohl. Ambas estabamos tan excitadas con nuestro descubrimiento que necesitabamos escenificarlo de algun modo, hacerlo realidad, demostrarnos a nosotras mismas que estabamos en lo cierto. Lo que comenzo como un juego termino por convertirse en una costumbre. Despues del incidente con la nina que me acuso de ser un varon, los demas no dejaron de meterse conmigo. Ninos y ninas por igual me senalaban con el dedo y me llamaban abominacion, monstruo y cosas peores. Henti siempre me defendia y, al final, acababamos por jugar las dos solas a nuestro juego de la emperatriz, en el cual yo siempre hacia de dama. Cuando regresabamos a casa por la tarde, nos encerrabamos en la habitacion para ponernos los vestidos de nuestra madre y maquillarnos con sus pinturas. En una ocasion, cuando llevabamos ya varias lunas con el mismo ritual, mi madre volvio antes de tiempo y nos descubrio en el preciso instante en que Henti me probaba su traje de novia que, aunque me quedaba grande, me habia cautivado por la suavidad de la tela y lo fino de los bordados. Se nos quedo mirando sin hablar durante varios instantes antes de lanzar un hondo suspiro y acercarse a nosotras. --Henti, por favor, no juegues a disfrazar a tu hermano porque se nos va a amanerar y los otros ninos se reiran de el. --Mama, pero yo no estoy disfrazada... --comence yo a protestar, pero Henti me tapo la boca y termino por mi. --Lo siento, no volvera a ocurrir. --Eso espero. Con estas cosas no se juega. Mi madre me quito el vestido, me lavo la cara para quitarme los restos de kohl y continuo con las tareas del dia. Cuando nos quedamos un instante a solas, Henti me susurro al oido: --Iltani, creo que sera mejor que guardemos tu verdadero nombre en secreto. Madre y padre no lo entenderian. Cuando estes conmigo puedes ser como eres, pero cuando estes frente a ellos, actua como si fueras un nino, ?de acuerdo? La idea de poder vestirme y comportarme a mi gusto solo cuando estuviera a solas con ella no me causaba especial ansiedad, mas bien el contrario, hacia que todo aquello fuese aun mas especial, de modo que acepte. A partir de ese momento tuvimos mas cuidado para que nuestros padres no nos descubrieran. Conforme mi hermana se fue haciendo un poco mayor, ya no fue necesario recurrir a las pinturas ni a los vestidos de mi madre, ya que Henti tenia los suyos propios y era feliz de compartirlos conmigo. Asi pasaron los anos, entre emperatrices imaginarias, vestidos demasiado grandes y sandalias que se me salian de los pies, hasta el dia en que todo cambio para siempre. Me pregunto que hubiera ocurrido si los dioses no hubieran tenido previsto un destino tan diferente para nosotras. Cual habria sido mi historia si el rey Suppiluliuma de Hatti no le hubiera declarado la guerra a nuestro soberano, Tushratta de Mitanni. Quiza hubiera terminado por contarle a mi madre quien era yo en realidad. Quiza ella hubiese hablado con mi padre y ambos me hubieran aceptado y amado. O quiza no, quiza me hubiesen expulsado de la casa y mi vida hubiera acabado siendo exactamente la misma porque, en definitiva, el destino de hombres y mujeres esta previsto por Aton y escrito en las estrellas desde mucho antes de nuestro nacimiento. El dia en que todo cambio yo tenia ya ocho anos y Henti, diez. Nuestro padre no estaba en casa. El era artesano, del tipo que hacen esculturas y grabados y hasta frescos en las paredes. Habia salido por trabajo y nuestra madre estaba en casa afanada con la cocina. No nos adornabamos con pulseras de oro ni poseiamos esclavos que nos sirvieran, pero tampoco pasabamos hambre ni penalidad alguna. Teniamos el privilegio de vivir en la capital del reino y nuestra casa contaba con un pequeno patio y un dormitorio separado para Henti y para mi. Mi hermana y yo jugabamos en nuestra habitacion. Sabiamos que mi madre no entraria, asi que, como tantas otras veces, yo me habia puesto una de sus tunicas, que aun me quedaba un poco grande, y ambas jugabamos a imitar una danza que habiamos visto representar en la plaza unos dias atras. Primero fue el ruido, como si la casa se desplomara sobre nuestras cabezas. Henti y yo dejamos de reir y detuvimos nuestros juegos. A lo largo de los anos he revivido muchas veces este momento en mi memoria, y creo estar segura de que el estruendo lo provocaron los soldados hititas cuando derribaron la puerta y entraron en la casa como langostas, arramplando con todo lo que encontraban. En aquel momento no supe que ocurria, pero fui lo bastante consciente como para sentir miedo y, al mismo tiempo, obligarme a no llorar. Tampoco podia toser. Ni siquiera me atrevia a respirar. Enseguida empece a escuchar los gritos. Aullidos de guerra de los hititas, por descontado, pero tambien algo mucho mas desgarrador para mi. Eran los alaridos de dolor de mi madre. Corri a esconderme entre los jergones de nuestras camas. Henti vino hacia mi, me abrazo y comenzo a susurrar unas palabras apenas inteligibles: --Shaushka de Ninive, protegenos, no permitas que a mi hermana y a mi nos suceda nada malo. A pesar del panico que sentia, en aquel momento sonrei, hasta me olvide de lo que estaba sucediendo. Solo pense que Henti se habia referido a mi como su hermana. El instante de felicidad paso enseguida, cuando volvimos a escuchar a nuestra madre llorar y pedir clemencia. Pense que ibamos a morir. Los soldados grunian como animales, jadeaban y gemian mientras los quejidos de mi madre iban perdiendo fuerza hasta que, al fin, se apagaron. Despues se hizo el silencio. Un silencio opresivo, angustioso. Los gritos habian terminado, pero yo aun podia escucharlos como un eco dentro de mi cabeza. Sin moverme de mi escondite, me atrevi a entreabrir los ojos. Aunque era pleno dia y el sol brillaba alto en el cielo, por las ventanas entraba un brillo anaranjado. Olia a humo y a madera quemada. La boca me sabia a ceniza, a polvo y a sangre. Creo que me habia mordido sin darme cuenta. Mire a mi hermana y ella me hizo un gesto para que esperaramos. Aguce el oido, tratando de averiguar si quedaba alguien en la casa... o quiza esperando que alguien viniera a decirnos que estabamos a salvo, que los invasores se habian ido y ya era seguro salir de nuestro escondite. Esperaba que alguien nos rescatara, pero ese alguien no llegaba. Estabamos solas. Senti como las lagrimas caian en silencio por mis mejillas. Tome una bocanada de aire, pero el humo me provoco un acceso de tos. Henti me sujeto los hombros hasta que logre contenerme, despues me limpio los ojos y me ayudo a ponerme en pie. --Vamos --me dijo--. No estamos seguras aqui. Nos dimos la mano y salimos de la habitacion de puntillas, mirando a un lado y a otro como el gato que esquiva al perro guardian. El pequeno patio central, donde teniamos el aljibe para recoger el agua de la lluvia y donde mi padre habia plantado dos palmeras y un sicomoro, estaba lleno de muebles destrozados, telas rasgadas, frascos de perfume y peines rotos. Tuve que taparme la boca para no gritar cuando reconoci entre aquel desastre el cuerpo sin vida de mi madre. En aquel momento me negue a admitir que se tratara de ella. Mi madre era alta y hermosa, con el porte distinguido y una apariencia siempre impecable. Supongo que Henti ha heredado de ella su belleza. Sin embargo, la mujer que tenia frente a mi era un amasijo de carne sanguinolenta. Su rostro destrozado me ha perseguido en mis pesadillas desde entonces. En mi sueno puedo ver lo que le hacen los hititas. Veo como le arrancan la ropa a jirones para poder gozar de ella uno tras otro. Mientras un soldado abusa de ella otro la golpea, una y otra vez, uno tras otro, hasta que la dejan inconsciente, con el cuerpo mancillado y los rasgos desfigurados. Planean dejarla morir asi, pero uno de ellos, mas misericordioso que sus companeros, pone fin a su vida con un tajo de su espada en el cuello. Incluso ahora que soy vieja, en ocasiones me despierto humeda de sudor, en medio de la noche, con ese sueno fresco en la memoria. Empezo a temblarme la mandibula. Todo me daba vueltas y la boca se me lleno de saliva. Estaba a punto de vomitar. Solte a mi hermana e hice amago de sentarme en el suelo, pero ella tiro de mi y me zarandeo. --!Iltani! No podemos quedarnos aqui. Cuando los soldados acaben de saquear la ciudad, regresaran para llevarse a los supervivientes como esclavos. --?Mama...? --gimotee.

  • Las rosas de Stalin de Monika Zgustova

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    Mi nombre es Svetlana Alliluyeva. Naci el 28 de febrero de 1926. Mi padre murio en 1953. Se llamaba Yosif Stalin.’ Svetlana Alliluyeva fue la hija unica del dictador sovietico. Y su destino parecio reunir las peores catastrofes. Su madre se suicido cuando Svetlana tenia seis anos, harta de la convivencia con su esposo. A los dieciseis Svetlana se enamoro de un cineasta judio, a quien su padre envio al gulag. Mas tarde, en 1963, se enamoro de nuevo, en esta ocasion de un intelectual de izquierdas hindu, y cuando el murio Svetlana quiso llevar sus cenizas a la India. Una vez alli, solicito asilo politico a traves de la embajada de Estados Unidos.

  • Una pareja casi perfecta de Marian Keyes

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  • Yo queria ser actriz, no puta de Ivonne Vivier

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    Sonya es una joven timida, duena de una belleza y sensualidad indiscutibles con la que intenta lidiar desde pequena, ademas de con su vida por momentos miserable. Cuando se ve catapultada en un santiamen a la fama por su nueva profesion de actriz, encuentra desafios y una exposicion que nunca imagino. Se ve envuelta en actividades desconocidas y atrapantes de las que no sabe como salir ilesa.
    Por desgracia, vuelve a confirmar que su belleza no es un regalo, sino una trampa que le abrio muchas puertas, si, aunque algunas deberian de haberse quedado cerradas.
    Los cambios de su vida se fueron sucediendo sin proponerselos, salvo el mas drastico, con el que dejara a todos sorprendidos y preguntandose que ha pasado.

  • Un jardin al norte de Boris Izaguirre

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    Inglaterra (condado de Kent), albores del siglo XX, los padres de la pequena Rosalinda se separan y ella es enviada a un internado, Saint Mary Rose. Desde ese momento solo vera a su madre en los pocos dias de vacaciones. Su padre se ha instalado en la India, oficialmente como agregado comercial, aunque en realidad ejerce como espia.Cuando, en la adolescencia, Rosalinda se reencuentra con su progenitor, se enamora del halo de exotismo que este desprende y le acompana de vuelta al pais asiatico, donde se iniciara en el espionaje de la mano del superior de su padre, Mr. Higgs. En la India contraera matrimonio con un hombre mayor que ella, Mr. Peter Fox, que la deslumbra pero que la abandona al poco cuando su salud flaquea.De vuelta al Viejo Continente, es enviada a Alemania para recabar informacion sobre el nacionalsocialismo de Hitler. Alli, un hombre, tambien bastante mayor que ella, y en este caso espanol, Juan Luis Beigbeder,la vuelve a enamorar por su inteligencia, cultura y modales. Siempre en la encrucijada entre el amor y la obligacion hacia su pais, Rosalinda se traslada a Tanger, centro internacional de intrigas politicas y economicas de la epoca, donde el espionaje y la pasion hacia Juan Luis Beigbeder lucharan por ser lo mas importante en su vida en los confusos y dramaticos dias de la guerra civil espanola y en los anteriores a la Segunda Guerra Mundial.

  • Dejame sonar contigo de Dina Reed

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    Harry Drake, el atractivo hombre de negocios al que todo el mundo teme, acaba de heredar el imperio billonario de su padre y esta a punto de casarse con Melissa, su novia de toda la vida.
    Sin embargo, todo se pone del reves con la llegada de Caroline Musset, su nueva asistente personal.
    Caroline es la sobrina de la antigua secretaria de su padre, se supone que es alguien de confianza, con un expediente academico brillante y con preparacion mas que de sobra para el puesto, pero para Harry esa chica que ha llegado a su vida es sobre todo un incordio.
    Caroline dice siempre lo que piensa, se mete donde no la llaman, es caotica, tozuda, intuitiva, impuntual, alocada y ademas tiene un fisico explosivo por el que empieza a sentir una absurda atraccion.
    En fin que Caroline es la persona que menos necesita en su empresa, si bien ella no esta dispuesta a perder el trabajo y va a empenarse a fondo en demostrarle a su jefe que es imprescindible.
    Y tanto empeno le pone que, inesperadamente, Harry Drake comienza a colarse en sus suenos...
    Y es que Harry ademas de poderoso, enigmatico, carismatico y duro, es sumamente sexy, pero sobre todo inalcanzable...

  • No puedo pedir mas de Sophie Saint Rose

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    Cindy estaba encantada de trabajar para Malcom Halifax. Era su mano derecha y se compenetraban muy bien, aunque el tenia un caracter reservado. Algunos dirian que era malhumorado y un ser sin sentimientos, pero Cindy estaba segura de esos estupidos estaban equivocados. Hasta que un dia se dio cuenta de que su maldita empresa era lo primero y que no la apreciaba en absoluto. ?Como podia haberse equivocado tanto?